SEMINARIO DE DESGRAVAMEN SEGUN LOS ACUERDOS INTERNACIONALES PROFESOR: JOSE LUIS ESCARSEGA CASTRO ALUMNA: TEMA: Semana 7. INTRODUCCIÓN El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que entró en vigor en 1994, es reemplazado por un nuevo Acuerdo Comercial llamado Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, T-MEC, el cual pretende la integración comercial en América del Norte. El T-MEC moderniza el Acuerdo conforme a los paradigmas del siglo XXI, y se propone apoyar y diversificar el comercio de bienes y servicios, además de facilitar una competencia justa eliminando los obstáculos técnicos, económicos y sociales que retrasan el comercio y permitan acceder a mercados más abiertos con el propósito de lograr el crecimiento regional. Así mismo, busca agilizar los procesos aduaneros para que éstos sean más eficientes, oportunos y transparentes, y económicos asegurando tanto la calidad de las mercancías como la seguridad sanitaria de los productos. El T-MEC contiene 34 Capítulos; de los cuales el Capítulo 24 hace referencia al Medio Ambiente, mismo que se comenta enseguida. Capítulo 24 Medio Ambiente Los tres países que forman el Tratado reconocen la problemática ambiental actual y la importancia de conservar, proteger y mejorar el medio ambiente, así como el uso y manejo sustentable de los recursos naturales, ya sean suelos, bosques, mares, fauna y flora, entre otros recursos dentro de sus territorios. Por ello, busca reforzar las políticas de protección ambiental en un contexto de libre comercio con la incorporación del Capítulo 24 Medio Ambiente; para ello la modernización del Acuerdo de Cooperación Ambiental de América del Norte (ACAAN) firmado en 1993 (1), será reemplazado por el Acuerdo de Cooperación Ambiental (ACA), dentro del cual se mantiene la estructura institucional de la Comisión para la Cooperación Ambiental (CCA) y del Proceso de Peticiones sobre la aplicación de la legislación ambiental (Proceso SEM, por su acrónimo en inglés). (GONZALEZ Y ORRANTIA, 2006) T- MEC T-MEC son las siglas del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá firmado el 30 de noviembre del 2018 en la Cumbre de Líderes del G20 en Buenos Aires, Argentina. Tras esta fecha, cada uno de los países involucrados aplicó los procesos legislativos correspondientes para proceder con su ratificación. El primer país a ratificar el acuerdo fue México, en junio del 2019 y después lo hicieron Estados Unidos y Canadá. A partir de esta fecha ha sido necesario seguir los procedimientos legales y reglamentarios correspondientes para determinar cuándo entraría en vigor el tratado. El 24 de abril de este año, Estados Unidos fue el último de los tres países a notificar que había completado los procedimientos necesarios para que el acuerdo entre en vigencia. Fue así que se determinó el 1ero de julio del 2020 como la fecha en la que el T-MEC entrará en vigor. El T-MEC continúa enfocado en el mismo objetivo que su antecesor, no obstante, las disposiciones modifican parcialmente el tratado anterior. A continuación, verás un ejemplo de los cambios que se presentan. INDUSTRIA AUTOMOTRIZ Con el objetivo de que los automóviles permanezcan libres de aranceles, el 75% de sus componentes deberá ser producidos en cualquiera de los tres países. En el antiguo TLCAN se requería que el 62,5% se fabricara en los países del tratado. Este cambio permitirá un negocio automotriz aún más competitivo para los países involucrados. MERCADO LÁCTEO CANADIENSE En el acuerdo anterior, Canadá limitaba la importación de leche y derivados que podían entrar provenientes de Estados Unidos. Sin embargo, el T-MEC permitirá que se abra una parte del mercado lácteo. Siendo así, Canadá aumentará las cuotas de ingreso de productos estadounidenses a su mercado. Productos lácteos y avícolas podrán ingresar en mayor cantidad a Canadá. Así mismo, Estados Unidos permitirá el ingreso de otros productos lácteos, derivados del maní y azúcar de origen canadiense. CADUCIDAD Tras muchas negociaciones en el T-MEC se llegó a un acuerdo. El pacto comercial tendrá una duración de 16 años y si después de este periodo sus integrantes deciden extenderlo, podrán hacerlo. Durante este lapso, los tres países deberán reunirse cada 6 años para realizar un análisis de su evolución. Esta es solo una parte de los cambios del USMCA, entre los cuales también incluyen modificaciones en el sector laboral, tecnología, farmacéutica, medio ambiente, economía, entre otros. BENEFICIOS Los beneficios que el T-MEC ofrece a México pueden notarse incluso antes de que haya entrado en vigor. Una mayor estabilidad que se refleja en una tasa de cambio más estable es solo uno de los efectos más evidentes de este acuerdo. Otro beneficio es la reforma laboral que México tuvo que realizar para cumplir con los requerimientos del tratado, favoreciendo a millones de trabajadores por todo el país. El T-MEC nos da acceso preferencial a uno de los mercados más poderosos. Algo que fomenta la inversión extranjera y el comercio exterior, propiciando, consecuentemente, una mayor tasa de ocupación laboral y colaborando con el desarrollo del país. Además, el USMCA iguala las condiciones entre México, Estados Unidos y Canadá ante posibles disputas comerciales que puedan surgir. Esto trae mayores oportunidades para el país en diferentes ámbitos. El T-MEC brinda la oportunidad para que la región pueda ser cada vez más competitiva y esperamos que continúe contribuyendo con el crecimiento de América del Norte, así como lo hizo su antecesor. otros beneficios potenciales del T-MEC México necesita hacer el trabajo pesado: hoy se necesitan cambios en diversas regulaciones y procedimientos que, en ciertos casos, constituyen un cambio radical respecto a las políticas actuales. Uno de los principales pendientes es el mercado laboral, donde se requiere implementar los cambios en legislación que garanticen, entre otras cosas, un mejor cumplimiento de los derechos laborales, mayores libertades de asociación y capacidades de negociación colectiva para los trabajadores mexicanos. Por otra parte, el T-MEC estipula que el mercado energético debe ser abierto y con libre competencia, con penalizaciones potenciales en caso contrario. El gobierno federal ha llevado a cabo diversas acciones que ponen en riesgo el cumplimiento de esta condición, como la iniciativa de reforma al sistema eléctrico nacional que buscaba dar prioridad a la CFE por encima de otros productores. Un cumplimiento adecuado del Tratado se vuelve imposible si el gobierno no hace lo necesario para garantizar la apertura y la competencia en todos los sectores. Más allá de la implementación correcta del T-MEC, existen otros factores fundamentales para aprovechar al máximo las nuevas posibilidades que ofrece. Sin un ambiente propicio que garantice el cumplimiento de las normas y los contratos, la atracción de nuevos proyectos de inversión parece improbable; sin el respeto a la autonomía de instituciones y organismos reguladores, no hay tratado que saque a un país de una crisis. (GONZALEZ Y ORRANTIA, 2006) SECTOR AGROPECUARIO Y LOS SUBSIDIOS La profundización de la globalización en la agricultura mexicana, a partir de la década de los ochenta y hasta la actualidad, coincidió con la transición del anterior modelo de acumulación basado en la industrialización por sustitución de importaciones al de industrialización orientada a las exportaciones, modelo en el que se impuso la “maquila”. Las “políticas de ajuste estructural” implementadas durante la década de los noventa, que comprendieron la severa reducción de la participación del Estado en la promoción del desarrollo económico en general y del agrícola en particular, junto con la liberalización de la economía y la apertura comercial con la firma del TLCAN, así como con la reforma agraria mediante la modificación al artículo 27 constitucional permitieron institucionalizar dicho modelo ex portador. En cuanto al TLCAN, en su capítulo VII correspondiente al sector agropecuario, se señaló que los países buscaban, en general, mejorar el comercio libre de los productos. En este sentido, en México el proceso de apertura comercial de productos agropecuarios se inició con la sustitución de permisos previos por aranceles; posteriormente, se prosiguió con la reducción de los niveles arancelarios y la eliminación de los precios oficiales de importación; finalmente, se estableció un proceso gradual de desgravación para un pequeño grupo de productos donde se consideraban cadenas agrícolas y agroindustriales, en las cuales los productores mexicanos enfrentaban graves dificultades para mejorar el nivel competitivo en el corto o mediano plazo, como: maíz, frijol, leche en polvo, pollo, cebada, grasas animales y papa (DECRETO DE PROMULGACIÓN, 1993). La justificación del gobierno de México para firmar este tratado era que representaba una gran oportunidad histórica, una “jugada estratégica” que crearía las condiciones para que el país saltara al primer mundo, pero, a más de dos décadas de esta negociación, la mayoría de los autores coincide en que dicha situación no se alcanzó. No sólo respecto de los principales indicadores macroeconómicos, sino también en lo referente a los indicadores del sector agrícola. Tras más de 20 años de este modelo económico neoliberal sobre la agricultura mexicana, los resultados se señalan brevemente a continuación. MEDIDAS FITOSANITARIAS El Capítulo 9 sobre Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (MSF) busca fortalecer la inspección y las medidas sanitarias de los productos alimenticios y agroindustriales, importados y exportados entre las economías de América del Norte. Para México representa un gran reto, ya que contiene elementos que van más allá de las disposiciones enmarcadas por la Organización Mundial del Comercio (OMC), debido a que incluye medidas que se tienen que considerar entre los tres países al momento de desarrollar las medidas nacionales en el tema de sanidad animal y vegetal. El Capítulo 9 se compone de 20 artículos de los cuales destacan los siguientes por su contenido: - Artículo 9.1 Definiciones, Permite una mejor interpretación sobre las revisiones a la importación, la autoridad competente, manejo del riesgo, controversias y referencias. - Artículo 9.6 Ciencia y Análisis de Riesgo, Cada una de las partes del Tratado establecerá el nivel adecuado de protección siempre y cuando la medida no perjudique la sanidad animal y vegetal de los países, así como el comercio. - Artículo 9.8 Adaptación a las Condiciones Regionales, con Inclusión de las Zonas Libres de Plagas o Enfermedades y las Zonas de Escasa Prevalencia de Plagas o Enfermedades, El reconocimiento de zonas libres de plagas o enfermedades tendrá que ser reconocida entre los países que integran el Tratado considerando al Comité de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias. -Artículo 9.9 Equivalencia, Los tres países deben aplicar un reconocimiento de la equivalencia o compatibilidad en las MSF, siempre y cuando tomen en cuenta un nivel apropiado de protección sanitaria y fitosanitaria en su país, lo que implica considerar las medidas aplicadas en cada país para implementar sus propias medidas. - Artículo 9.10 Auditorías, Se podrán realizar auditorías para determinar y verificar el cumplimiento de los requisitos sanitarios y fitosanitarios, sin embargo, antes de iniciar una auditoria se deben de explicar las razones, el objeto y el ámbito de la auditoría a realizar. - Artículo 9.11 Revisiones a la Importación, El país importador podrá realizar inspecciones para verificar el cumplimiento de las MSF y, en su caso si así lo considera determinará sí, es necesario realizar revisiones periódicas. - Artículo 9.12 Certificación, Para imponer un requisito de certificación sanitaria o fitosanitaria deberán asegurarse que al menos una de las siguientes condiciones se cumpla: A) el requisito de certificación se base en normas internacionales relevantes y/o B) el certificado es adecuado para preservar la vida y salud de las personas y los animales o la preservación de los vegetales en cuestión. - Artículo 9.13 Transparencia y 9.15 Intercambio de Información, Señala la posibilidad de compartir información por medios electrónicos sobre las medidas sanitarias y fitosanitarias de manera continua, además de publicar los proyectos de medidas sanitarias y fitosanitarias para que sean comentadas entre las partes y éstas se basen en evidencias científicas. (ALCANCES Y BENEFICIOS DEL T-MEC, 2020) - Artículo 9.20 Solución de Controversias, Disposición que permite la solución de controversias que involucre cuestiones científicas o técnicas para las cuales se deberá solicitar asesoramiento de expertos en la materia. REGLAS DE ORIGEN Del TLCAN al T-MEC, la Secretaría de Economía ha dado a conocer mediante diversos documentos las modificaciones específicamente relacionadas a los temas siguientes: De Minimis: En el T-MEC se actualizó la disposición sobre De Minimis a fin de incrementar el porcentaje actual, pero sin exceder el 10%, en concordancia con el establecido con el resto de los socios comerciales. Acuicultura: se reconoce que los peces obtenidos de la acuicultura en la región se consideran originarios. Juegos o Surtidos: se incorporaron disposiciones nuevas relacionadas a juegos y surtidos con el fin de asegurar el cumplimiento del origen. Bienes Remanufacturados: se reconoce el carácter de originario a los materiales, partes o componentes que fueron recuperados y sometidos a desensamble para su posterior remanufacturación. Cláusula sobre “acumulación”: se reconocen como originarios los materiales de los países signatarios y los procesos realizados en cualquiera de sus territorios, con el objetivo de fortalecer cadenas de valor. Entre los cambios más destacados en el Protocolo Modificatorio del T-MEC se encuentran aquellos que involucran las reglas de origen del sector automotriz. Acero. El T-MEC establece que, para que los vehículos de pasajeros, camiones ligeros y camiones pesados puedan ser considerados originarios de la región se requiere que un 70% de las compras en acero y aluminio se realicen a empresas armadores originarias de América del Norte. Con el protocolo modificatorio, a partir del séptimo año de la entrada en vigor del Tratado, para que este porcentaje pueda ser considerado como originario, deberá ser elaborado desde su fundición inicial hasta el final de su proceso de producción, en América del Norte. Aluminio. A diez años después de la entrada en vigor del T-MEC, los países firmantes valorarán los requisitos que sean de su interés para que se considere como originario. Como podemos ver las reglas de origen impactan en todos los niveles de la cadena productiva, desde el proveedor de materia prima hasta el agente aduanal que realiza la importación o exportación. (ALCANCES Y BENEFICIOS DEL T-MEC, 2020) Ante estos cambios es importante estar bien asesorado para aprovechar los beneficios del T-MEC o bien, poder medir los impactos que pudieran tener en las empresas. SALVAGUARDIAS La experiencia de los bloques económicos, término que define una agrupación de países en su operación comercial e incluso fiscal y monetaria, constituyen uno de los ejercicios económicos y hasta políticos más complejos en la historia de la humanidad, al menos de integración económica en tiempos de paz. Ahí se ubica el caso de la integración que experimentamos hace ya más de un cuarto de siglo en América del Norte, entre Canadá, México y EU. (PIEDRAS, 2019) En su más reciente capítulo, ha transcurrido más de un año desde la firma del T-MEC, evolución del pretérito Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en su actual renegociación, que sigue en proceso de ratificación por los órganos legislativos de todos los países signantes y es previsible que ésta se materialice en breve. En materia de telecomunicaciones, no se realizaron modificaciones significativas al acuerdo firmado el año pasado, que incluye ya mecanismos procompetitivos homogéneos para la subregión. El clausulado del T-MEC en su capítulo 18 refiere que los tres países del acuerdo deberán asegurar que cualquier empresa de otro país pueda comprar, arrendar y conectar una terminal u otro equipo que interactúe con una red pública de telecomunicaciones, así como proporcionar servicios a usuarios finales a través de circuitos propios o arrendados. Asimismo, cada país deberá establecer medidas encaminadas a prevenir que los proveedores de servicios públicos de telecomunicaciones participen o continúen realizando prácticas anticompetitivas. Esto último, alineado a los principios y reglas de promoción de la competencia abierta, justa y sin distorsiones definidos por la Organización Mundial de Comercio (OMC), como cimiento del sistema multilateral de comercio. Así, se incluyen términos y condiciones a los que deben sujetarse los operadores incumbentes, principales o dominantes en la provisión de servicios mayoristas a sus competidores. El T-MEC y el Corpus Regulatorio. El T-MEC mandata otorgar a los organismos reguladores sectoriales de cada país la autoridad, independencia e imparcialidad para requerir que un proveedor importante en su territorio ofrezca acceso a proveedores de servicios públicos de telecomunicaciones a elementos de red en términos y condiciones, a tarifas orientadas a los costos que sean razonables, no discriminatorias y transparentes para las empresas contratantes. A pesar de que varias de las cláusulas referidas ya cuentan con sus respectivas contrapartes en la normatividad mexicana, al tratarse de un acuerdo supranacional que tiene la máxima jerarquía al mismo nivel que la Constitución y las leyes federales, las provisiones incorporadas constituyen formas de aprisionamiento (lock-ins) o salvaguardas en favor de la competencia efectiva en el sector de telecomunicaciones. Las disposiciones relativas a la provisión de servicios mayoristas que debe cumplir el operador incumbente para sus competidores constituyen un mecanismo que busca asegurar la implementación y cumplimiento eficaces de las medidas de regulación asimétricas emprendidas en el ámbito nacional. Sigue siendo en México una asignatura pendiente la supervisión a su aplicación. Con la convergencia tecnológica, convergen los mercados de la conectividad, pero, para ellos requieren también de la convergencia regulatoria y, consecuentemente, de las condiciones de competencia efectiva. (PIEDRAS, 2019) El T-MEC abre una nueva ventana de oportunidad para alcanzar, de una vez por todas, condiciones equitativas en la provisión de servicios de telecomunicaciones de nuestro país, a niveles similares de aquellos de EU y Canadá. PRÁCTICAS DESLEALES DE COMERCIO INTERNACIONAL En los estados unidos de américa, las decisiones sobre dumping y subsidios las toma la administración de comercio internacional del departamento de comercio, mientras que la comisión de comercio internacional de los estados unidos lleva a cabo investigaciones de daños. En México, es la unidad de prácticas comerciales internacionales de la secretaría de economía la que juzga sobre dumping/subsidios y daños. estas agencias se llaman agencias de investigación. Las determinaciones de dumping, subsidio y daño por parte de las autoridades investigadoras también pueden ser apeladas ante el tribunal federal de Canadá en Canadá, el tribunal de comercio internacional en los estados unidos y el tribunal fiscal federal en México. NORMAS TÉCNICAS La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, junto con diversos ordenamientos jurídicos que de ella emanan destacadamente la Ley sobre la Celebración de Tratados y la Ley sobre la Aprobación de Tratados Internacionales en Materia Económica establecen claramente los procedimientos internos que los Poderes de la Unión deben cumplir a fin de que el Estado mexicano pueda asumir compromisos internacionales con otros Estados u organismos multilaterales. La existencia de todos estos ordenamientos descansa en la necesidad de que, cuando el Estado mexicano vaya a asumir compromisos internacionales, lo haga después de que todas las implicaciones internas de dichos compromisos hayan sido evaluadas de forma rigurosa, discutidas y sometidas al control constitucional que el Poder Legislativo – y específicamente el Senado de la República está facultado para ejercer sobre la conducción que el Poder Ejecutivo lleva a cabo en materia de política internacional. Puesto que uno de los principios consuetudinarios del derecho internacional es que un Estado no puede alegar deficiencias en el derecho interno para el incumplimiento de obligaciones que ha contraído en el ámbito internacional, es importante que el corpus jurídico nacional garantice que el Estado sólo asuma una obligación internacional cuando ésta ha sido sometida a los controles democráticos y técnicos referidos. Estas consideraciones adquieren particular importancia en el contexto de la reciente negociación y próxima firma, por parte de los Ejecutivos de México, Estados Unidos y Canadá, del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), instrumento que en los hechos sustituirá al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), vigente entre los tres países desde el 1º de enero de 1994. Resultado de un proceso de negociación que duró poco más de un año, el T-MEC tiene el objetivo de modernizar el marco jurídico que regula el comercio en la región de América del Norte, así como modificar algunos de los aspectos del tratado original para responder a los desafíos que la coyuntura internacional impone al comercio global. Es pertinente mencionar que este instrumento no tiene el mismo carácter jurídico dentro del derecho interno mexicano y el derecho interno estadounidense. Mientras que, en México, y como lo dice su nombre, se trata de un “tratado” según la definición implícita en el artículo 76 constitucional; en Estados Unidos el instrumento lleva el nombre en inglés de United States, México y Canada Agreement (USMCA), lo que quiere decir que ostenta el carácter de “acuerdo” (agreement) y no de “tratado” (treaty). Esto significa que, en contraste con los tratados, para cuya aprobación la Constitución estadounidense exige los votos de dos terceras partes del Senado, el acuerdo comercial constituye lo que en el orden jurídico estadounidense se llama “Acuerdo Ejecutivo-Legislativo”. Este tipo de instrumentos deben ser aprobados por una mayoría simple en ambas Cámaras del Congreso. Aunque en última instancia los procedimientos del derecho interno en Estados Unidos son irrelevantes para la forma en la que México procesa el instrumento internacional de manera interna, es necesario tener presentes estas diferencias en virtud de que hay escenarios donde sí pueden tener impacto en la forma en que Estados Unidos concibe sus obligaciones internacionales asumidas en tratados comerciales, y por tanto en la forma en cómo se comporta con respecto a México. El TLCAN original, de hecho, es un ejemplo ilustrativo de por qué es necesario tener presentes las consideraciones del derecho interno estadounidense al momento de analizar a detalle los contenidos del T-MEC y cómo su interpretación en el país vecino puede tener un impacto para las relaciones comerciales bilaterales. Antes de referir el caso específico, es necesario revisar así sea de forma somera la forma en que un instrumento como el T-MEC (o en su momento el TLCAN) se concibe en el derecho interno estadounidense. De entrada, ya se dijo que la Constitución estadounidense contempla los “tratados” de manera similar a como lo hace la Constitución mexicana. Sin embargo, en Estados Unidos también se contempla la existencia de otros instrumentos que pueden ser fuentes de obligaciones internacionales para ese país. Unos son los “Acuerdos Ejecutivo Legislativo” tal es el caso del T-MEC y del TLCAN; mientras que otros son los “Acuerdos Ejecutivos”. Los primeros son resultantes de las facultades que el Congreso otorga al Presidente, mediante una ley ex profeso, para negociar un instrumento internacional. Para efectos de negociaciones comerciales, el Congreso aprueba leyes llamadas Autoridad de Promoción Comercial (TPA, por sus siglas en inglés; a veces también conocida como fast-track) mediante las cuales establece objetivos de la negociación y un calendario temporal estricto dentro del cual el presidente debe concluir las negociaciones. Una vez concluidas, ambas Cámaras del Congreso analizan y votan el acuerdo resultante, sin posibilidad de realizarle en enmiendas. Los “Acuerdos Ejecutivos”, por su parte, son negociaciones que el presidente lleva a cabo de manera discrecional y cuyos resultados no está obligado a someter a aprobación del Congreso. El ámbito y alcance de estos acuerdos no está claramente normado en la legislación estadounidense, de modo que su regulación práctica responde al funcionamiento del sistema de pesos y contrapesos y al margen de discrecionalidad que a partir de este pueda conseguir el presidente para sí. Cuando el TLCAN original se negoció a principios de la década de los noventa, su proceso de evaluación y aprobación en el Congreso de Estados Unidos se vio atravesado por la elección presidencial de 1992, en la cual el presidente George H.W. Bush – quien tuteló la negociación del TLCAN en Estados Unidos perdió la reelección frente al demócrata William J. Clinton, que en su campaña se opuso vehementemente a la suscripción de un tratado comercial con México. Una vez en la Casa Blanca, el presidente Clinton volvió a la mesa de negociaciones con sus pares canadiense y mexicano para buscar compromisos adicionales en materia de medio ambiente y asuntos laborales con los cuales pretendía convencer a los demócratas en el Congreso de respaldar al TLCAN. El resultado más conocido de estas negociaciones ulteriores fueron los llamados “acuerdos paralelos”: el Acuerdo de Cooperación Ambiental de América del Norte (ACAAN) y el Acuerdo de Cooperación Laboral en América del Norte (ACLAN). Sin embargo, cuando el presidente Clinton sometió formalmente al Congreso de Estados Unidos el TLCAN para su aprobación, lo hizo mediante dos “paquetes” distintos: el primero con el texto legal del tratado norteamericano y la legislación de implementación que exige el orden jurídico estadounidense; y el segundo con los “acuerdos paralelos” sobre cooperación ambiental y laboral, así como con documentos adicionales de naturaleza informativa. (NORMAS TÉCNICAS, s. f.) Mientras que el primer paquete fue procesado como un “Acuerdo EjecutivoLegislativo” (y debió ser aprobado por mayoría simple en ambas Cámaras), el segundo se presentó al Congreso como “Acuerdos Ejecutivos”, que no requerían de aprobación legislativa alguna, sino que sólo se entregaban con intenciones informativas. CONCLUSIÓN Los efectos anteriores podrían quedar cortos ante los ajustes que se han realizado y aceptado tripartitamente en el nuevo TMEC. Si bien algunos de los cambios en las políticas son necesarios y positivos para modernizar en sí el tratado, el resultado final agudizará, en un sentido o en otro, todos los factores que afectan al desarrollo del sector agrícola mexicano. Lo anterior podría mitigarse a menos que en el corto plazo se continúen fortaleciendo las acciones emprendidas en materia de un mayor fomento agrícola y de rescate de la autosuficiencia alimentaria, ya que se ha vuelto un asunto prioritario para México. En el mediano plazo se debe impulsar una estrategia de desarrollo agrícola auto centrada, con carácter propio e independiente, que supedite los vínculos trasnacionales a las necesidades del desarrollo interno, y que ataque las causas no sólo los efectos- de la profunda crisis agrícola. Para la aplicación de esta estrategia es necesario, por supuesto, un cambio en la correlación de fuerzas en favor de la democratización de las relaciones de propiedad y de producción en el campo (de la estructura latifundio minifundista). El objetivo sería estimular principalmente la producción de alimentos básicos mediante un nuevo reparto de tierras (de temporal y de riego), junto con la reformulación de los subsidios y créditos agrícolas por medio del aumento de la inversión pública en el desarrollo rural. De igual forma, debe impulsarse la industria rural artesanal y articularse con las necesidades tecnológicas de la producción agrícola para que ayude a mejorar los aperos agrícolas tradicionales y la infraestructura, y además fabrique tecnología nueva, factores necesarios para la modernización del campo. Dicha estrategia debe sustentarse en la asesoría constante a los productores y los campesinos por parte de las universidades y los centros de investigación existentes en el país, apoyados en general por el Estado, los cuales deben involucrarse en hacer investigación y obtener resultados a fin de llevarlos a la práctica. Este tipo de actividades rurales no sólo repercuten en el desarrollo de la producción en el campo, sino que también combaten el desempleo, una de las causas de la migración. Frente a los problemas ecológicos, es necesario fomentar y consolidar prácticas agroecológicas que aumenten la productividad sin dañar la naturaleza ni a la población. Por ello, es importante reconocer que existen otras formas de tecnología agrícola que no involucran la manipulación transgenética ni química y que deberían ser reimpulsadas, como la llamada agricultura orgánica, sustentable, agroecología o campesina familiar.