Subido por isabel.linoy

el enrejado y la vid

Anuncio
Lo que la gente está diciendo acerca de
E l enrejado y la vid
Lo que Col y Tony describen aquí es precisamente lo que por años
he tratado de hacer en mi propia vida y en nuestra congregación.
Según este libro, los cristianos deben ser discípulos que hagan
discípulos, y la misión de los pastores es prepararlos para lograrlo.
¡Magnífico! Está bien escrito, se usan excelentes ejemplos y
contiene muchos consejos prácticos, pero lo más importante es
que está lleno de sabiduría bíblica, pues al elaborarlo los autores
prestaron mucha atención a lo que dice la Biblia. Entre los libros
que he leído, éste es el que más nos dirige hacia la verdadera
naturaleza del ministerio pastoral.
M ark Dever
Pastor Principal de la Iglesia Bautista Capítol Hiíl, en Washington D.C.,
Estados Unidos
¡Me encanta que hayan escrito este libro! Lo que Dios ha hecho
en Sidney, Australia, estas últimas décadas es nada menos
que sobrenatural, y desde hace tiempo aquí en Sudáfrica nos
hemos beneficiado de lo que está sucediendo allá. El modelo
de ministerio presentado en este libro ha dejado una huella
indeleble en mi propio ministerio y ha sido de incalculable valor
para la iglesia a la que pertenezco. La perspectiva presentada en
este libro no sólo ha producido un gran impacto en muchas de
nuestras iglesias, sino que ha cambiado nuestro pensamiento,
planificación y estrategia a nivel regional. Agradecemos a Col y a
Tony por habernos presentado por escrito una cultura ministerial
bíblicamente pragmática, profundamente teológica y, sobre todo,
apasionadamente preocupada por los que están perdidos.
Grant Retief
Pastor Principal de Christ Church, en Umhlanga, Sudáfrica
Este libro tiene la habilidad de comprender la confusión por la
que pasa todo pastor cuando olvida el objetivo central que Jesús
tenía para el ministerio, en resumen: hacer discípulos que hacen
discípulos. Pero no deja al pastor en su nube de desesperación; el
libro le aporta el coraje para comenzar a confiar en la estrategia de
su Maestro. Y, ¡cómo no va a animarlo, si su estrategia le permitió
alcanzar a países tan lejanos como el mío!
Cristóbal Cerón
Coordinador General del Sistema de EntrenamientoMinisterial“Gimnasio”,
en Chile
Durante más de veinte años he visto cómo las ideas expuestas en
este excelente libro se han desarrollado, puesto a prueba y mejorado
en el ministerio activo del evangelio. Algunas son de ese tipo de
ideas que van en contra de toda lógica pero que, una vez que te
topas con ellas y las aceptas, te asombras de no haber pensado
siempre de ese modo.
Phillip D . Jensen
Pastor Principal de la Catedral de St. Andrews, en Sidney, Australia
Si pudiera poner un solo libro en las manos de cada persona que
hoy se prepara para el ministerio, éste sería: El enrejado y la vid.
Marshall y Payne sacan ventaja de décadas de experiencia en una
de las grandes ciudades del mundo, con la esperanza de estimular
la expansión del evangelio en toda la tierra. Este libro también
ayudará a aquellos pastores que en ocasiones se preguntan: "¿Qué
se supone que yo debo hacer?". Al terminar de leerlo, me sentí
entusiasta, lleno de energía, fortalecido en mi vocación y mejor
preparado para dar frutos para Cristo. De hecho, es tan bueno,
que deseo que todos los líderes y guías pastorales de nuestra iglesia
lo lean.
David Helm
Pastor de la Iglesia HolyTrinity, en Chicago, Illinois, Estados Unidos
Es imposible leer El enrejado y la vid sin que tus más preciadas
creencias sobre el ministerio se vean profundamente cuestionadas.
En tus manos tienes una reevaluación del ministerio
cristiano que glorifica a Dios y que está completamente basado
en las Escrituras. En este libro se corrige el error que significa ser
un cristiano sin un corazón misionero y se identifica la enorme
cantidad de estructuras que se dan en el ministerio y que se deben
más al pragmatismo cultural que a la Biblia. Pero, por sobre todo,
nos inspira para servir a la Iglesia de Dios, la cual él obtuvo con su
propia sangre.
Richard Chin
Director Nacional de la Comunidad Australiana de Estudiantes Evangélicos,
en Sidney, Australia (movimiento que forma parte de la Comunidad
internacional de estudiantes evangélicos)
Dios forja pastores en el contexto de la iglesia local porque ahí es
donde mejor aprenden, se forman y se preparan. El enrejadoy la vid
es una guía excepcional para prepararlos, extraída de un ministerio
profundamente comprometido con recuperar la verdad bíblica y la
causa del evangelio; por eso la sabiduría contenida en este libro es
invaluable. Aconsejo tener a mano varios ejemplares, para regalar a
otros o consultar en todo momento. ¡Sáquenle provecho!
R. Albert Mohler, Jr.
Presidente del Seminario Teológico Bautista del Sur, en Louisville, Kentucky,
Estados Unidos
En el feliz resurgimiento producido en el mundo angloparlante, de
iglesias sólidas y centradas en el evangelio, la mayor necesidad es
pensar con sabiduría y bases bíblicas en la manera en que vivimos
y ministramos juntos en nuestras congregaciones. Todo tipo de
personas nos ofrecen sus opiniones sobre cómo debemos cubrir esa
necesidad en esta era de reforma. Además, algunos, si no muchos
de ellos, se dan cuenta de las debilidades, tanto del ministerio como
de la metodología de estos últimos cincuenta años, pero sus recetas
para mejorarlas no están a la altura de los estándares impuestos
por las Escrituras y la sabiduría. Sí, está bien que reconsideremos
lo que debemos hacer y ser como iglesia, pero hagámoslo con
bases bíblicas, utilizando la sabiduría del discernimiento bíblico
y la experiencia pastoral. Por eso, me alegra anunciar que cuento
con otros interlocutores con quienes conversar mientras, bajo la
autoridad de Dios y de las Escrituras, me hago preguntas sobre la
estructura y ministerio de mi congregación: "¿Por qué hacemos
lo que estamos haciendo? ¿Nos estamos concentrando en lo
correcto? ¿Es el evangelio el punto central de lo que hacemos?
¿Estamos haciendo discípulos? ¿Estamos ,administrando' en vez
de ministrando? ¿Es la Biblia la que le da forma a nuestra vida en
común y a nuestra misión?", y aún más. Y mientras me hago estas
preguntas, este profundo libro escrito por Colín Marshall y Tony
Payne me ayuda, me anima, me corrige y me lleva a actuar con
humildad, tanto, que no puedo más que recomendárselo.
Ligón Duncan
Pastor Principal de la Primera Iglesia Presbiteriana, en Jackson, Mississippi,
Estados Unidos (anterior Moderador de la Asamblea General de la Iglesia
Presbiteriana en America)
El enrejado y la vid es lectura obligada para todo ministro del
evangelio. Los principios presentados en este libro revolucionarán
la forma en que muchos de nosotros ministramos, y nos ayudarán
a cultivar y alentar a la próxima generación de trabajadores del
evangelio. Con frecuencia nos estancamos, construyendo y
manteniendo nuestro "enrejado" (estructura ministerial), y
olvidamos que el ministerio cristiano tiene que ver con la "vid", la
gente. Gracias por este claro enfoque, centrado en la Biblia, de la
tarea más importante del mundo.
Ainsley Poulos
Integrante del Ministerio para la preparación de mujeres (Equip), en Sidney, Australia
El enrejado y la vid es un libro peligroso de leer. Destruye
preciados y amados ídolos, como los siguientes: "Si tenemos
la visión y la misión adecuadas, la gente vendrá... si tenemos
buenas vibras, se acercarán a nosotros... con tener un buen
grupo musical,... con un buen lugar de reunión...".
El enrejado y la vid le recuerda a la iglesia que Jesús dice
exactamente lo contrario. Jesús nos dice que hemos de ser buenos
comisionarios y que debemos ir y "haced discípulos de todas
las naciones". El enrejado y la vid es el mejor libro que he leído
respecto a movilizar a todos los cristianos para que sean buenos
comisionarios. Hará que los que buscan la iglesia ideal se
conviertan en siervos; los consumidores, en productores; y los
discípulos, en hacedores de discípulos.
Ben Pfahlert
Director del Ministry Training Strategy (MTS/SEM: Sistema de
Entrenamiento Ministerial), en Sidney, Australia
Este inspirador nuevo libro sobre cómo capacitar bíblicamente,
pondrá en duda algunas de nuestras atesoradas metodologías; sin
embargo, Tony y Col logran criticar y desestabilizar prejuicios con
mucha comprensión y solidaridad. Sus comentarios son juiciosos
y no están hechos de manera sentenciosa. Cada página vibra
de deseo por lograr la expansión del evangelio y la madurez de
cada iglesia. No se trata de una obra escrita por pragmáticos que
buscan soluciones rápidas, ni por teólogos de escritorio, sino que
es el producto de treinta años de práctica y reflexiones efectivas
y misioneras; merece ser leída y discutida por quienes realmente
se interesan en lograr que todos en la iglesia participen en el
ministerio de la misma. ¡Será un texto obligatorio en el Instituto
Bíblico de Victoria!
Michael Raiter
Director del Instituto Bíblico de Victoria, en Australia
EL ENREJADO
Y LA VID
Una visión que transformará tu iglesia:
discípulos que hacen discípulos
Colin Marshall y
Tony Payne
TORRENTES DE VIDA
El Enrejado y la Vid
Colín Marshall and Tony Payne
© 2 0 10 Torrentes de Vida
Prim era edición: 2 0 10
Torrentes de Vida
C o rre o electrónico: info@ editorialtv.org
Página w eb: w w w .editorialtv.org
Esta obra fue publicada originalm ente en inglés con el título:
The Trellis and the Vine por M atthias Media.
© 2009 Matthias Media
Matthias M edia
C o rreo electrónico: info@ m atthiasm edia.com .au
Página W eb : w w w .m atthiasm edia.com .au
Matthias M edia (E E .U U .)
C o rreo electrónico: sales@ m atthiasm edia.com
Página W e b : w w w .m atthiasm edia.com
Traducción: Anabella Rivas Rendel
Edición: Elsa Galán de Poceros para picaó
Diseño interior: Lankshear Design Pty Ltd
Diseño de portada: Pablo Sazo Canales
ISB N : 978-0-9806293-4-7
Im preso en Colom bia
Todos los derechos reservados. C on excepción de lo perm itido en la Ley de
D erechos de A utor, no se perm ite la reproducción parcial ni total de esta
publicación, por ningún m edio ni de ninguna forma,
sin previa autorización de la casa editorial.
Las citas bíblicas fueron tomadas de la
N U E V A B IB L IA L A T IN O A M E R IC A N A D E H O Y
Copyright © 2005 por The Lockm an Foundation.
Usadas con perm iso. w w w .N B L H .o rg
CONTENIDO
Capítulo 1
El enrejado y la vid............................................................
¡3
Capítulo 2
Nuevo enfoque al m inisterio...........................................
23
Capítulo 3
¡Dios, ¿qué estás haciendo?!.............................................
yj
Capítulo 4
Todos los cristianos deben ser viñadores.......................
49
Capítulo 5
¿Culpa o gracia?.................................................................
y¡
Capítulo 6
La esencia de la capacitación...........................................
79
Capítulo 7
La capacitación y el crecimientodel evangelio................ 93
Capítulo 8
¿Por qué el sermón del domingo es necesario
pero no suficiente?.................................................................¡0 5
Capítulo 9
Multiplicar el crecimiento del evangelio
al capacitar a los colaboradores.......................................... !2 5
Capítulo 10 Personas a quienes vale la pena observar......................... 147
Capítulo 11 Aprendizaje en el ministerio.............................................. 167
Capítulo 12 Para empezar......................................................................... 177
Apéndice 1 Preguntas frecuentes............................................................ 197
Apéndice 2 Colín Marshall conversa con Phillip Jensen
sobre la capacitación de S E M ............................................ 215
Sobre los autores
Colín Marshall ha pasado los últimos 30 años preparando
a hombres y mujeres en el ministerio del evangelio, dentro del
contexto universitario y de la iglesia local. Se graduó en Moore
Theological College, en Sidney, Australia. Es el autor de Growth
Groups (Grupos para el crecimiento), un curso de entrenamiento
para líderes de grupos pequeños, y de Passing the Baton (Pasa
el testigo/Pasa la estafeta), un manual para el aprendizaje
del ministerio. Hasta el 2006, fue director del Sistema de
Entrenamiento Ministerial (SEM) y ahora dirige Cultivadores de
la Vid, un nuevo ministerio de entrenamiento dirigido a ayudar a
pastores y a otros líderes de la iglesia a implementar los principios
que encontramos en este libro (verwww.vinegrowers.com).
Tony Payne se ha dedicado durante más de 20 años a escribir
y a editar textos cristianos, por ser Director de la Editorial de
Matthias Media. Se graduó en Moore Theological College, en
Sidney, Australia. Es autor y co-autor de muchos libros exitosos
de material diverso, entre los cuales están: Dos Formas de Vivir: la
decisión que todos enfrentamos, Guidance and the Voice of God (La
guía y la voz de Dios), Prayer and the Voice of God (La oración y
la voz de Dios), y Six Steps to Reading Your Bible (Seis pasos para
leer su Biblia).
Agradecimientos
Col y yo hemos estado escribiendo este libro durante la gran parte
de nuestros últimos 25 años, la mayoría del tiempo sin darnos
cuenta, ya que lo que aquí exponemos es lo que hemos llegado
a concebir como ministerio cristiano, y es lo que ha motivado y
le ha dado forma a lo que nos hemos pasado haciendo durante
toda nuestra vida. En el caso de Col, eso ha significado fundar y
dirigir un organismo de capacitación dedicado a preparar a gente
que trabaje para extender el evangelio, el cual se llama "Ministry
Training Strategy", MTS, (Sistema de Entrenamiento Ministerial,
SEM); y en mi caso, ha significado fundar y dirigir un ministerio
editorial dedicado a producir material de apoyo para ese ministerio
evangelístico: Matthias Media.
Es imposible enumerar en tan breve espacio el ejército de
amigos, familiares, colegas y compañeros que nos han enseñado,
moldeado y apoyado a lo largo de todos estos años. Pero es necesario
mencionar que nada de eso habría sido posible sin la extraordinaria
influencia y amistad de Phillip Jensen, quien siempre ha estado
a nuestro lado, enseñándonos y moldeándonos profundamente,
y quien ha jugado un papel decisivo en la formación de MTS y
de Matthias Media. Tampoco es posible imaginar haber escrito
este libro sin la amistad, apoyo y duro trabajo de Ian Carmichael,
Marty Sweeney, Archie Poulos, Paddy Benn, John Dykes, Simón
Pillar, Laurie Scandrett, Robert Tong, Tony Willis, David
Glinatsis, Kathryn Thompson, John McConville, Hans Norved,
Ben Pfahlert, y una larga lista de personas. Muchos de estos amigos
han trabajado con ahínco para proporcionar el enrejado de nuestra
vid. Agradecemos también de manera especial a Gordon Cheng,
quien trabajó largo tiempo y se esforzó mucho para ayudar a que
este proyecto se hiciera realidad.
A la vez de agradecer a los amigos y compañeros que le dieron
forma a este libro, quiero recalcar que este material es más obra
de Col que mía. En las siguientes páginas hablamos mucho sobre
trabajar cerca de las personas, discipularlas, ayudarlas a crecer y a
florecer en el ministerio, y permanecer a su lado durante el largo
trayecto que les toca recorrer. Y eso es precisamente lo que Col
ha estado haciendo conmigo durante los últimos treinta y tantos
años. Y aunque ahora tengo el privilegio de colaborar junto a Col
como hermano y colega (y sé que él está muy agradecido conmigo
por haber sido el artífice de las palabras que se han expuesto aquí),
quiero dejar en claro que la mayor parte de las ideas que encontrarán
a continuación, son ahora mías porque primero fueron suyas.
Por último, queremos agradecer a nuestras familias y, en forma
especial, a las devotas esposas con que Dios nos ha bendecido:
Jacquie, esposa de Col, y a mi Ali. No hay forma de expresar lo que
significan para nosotros el amor y el aliento que ambas nos han
dado, además de sus palabras y su ejemplo.
Tony Payne, agosto 2009
Capítulo 1
El enrejado y la vid
En nuestro jardín hay dos enrejados.
El que está sujeto al muro del fondo del garaje es un hermoso
conjunto de tiras de lámina flexible que se cruzan entre sí, conocido
como entramado. Ojalá pudiera decir que yo mismo lo hice, pero
no es así. Es resistente y seguro, y su diseño fue cuidadosamente
pensado; además, su pintura color verde se ha ido renovando con
el tiempo. Sólo le hace falta una cosa: una vid.
Me imagino que alguna vez hubo allí una vid, a menos que la
construcción del enrejado haya sido una de esas obras artesanales
que tardan tanto en hacerse que, al final, nadie se preocupa de
plantar algo que crezca adosado a ella. Ciertamente alguien se tomó
la molestia y el tiempo de hacerlo. Es casi una obra de arte. Pero si
alguna vez hubo una vid creciendo en este hermoso enrejado, ya
no quedan restos de ella.
El otro enrejado se apoya contra el cerco del costado y apenas
se asoma detrás de un florido jazmín, que me hace pensar en la vid
que podría estar creciendo ahí. Con un poco de fertilizante y riego
ocasional, el jazmín no deja de dar nuevos brotes, trepando de lado a
lado, hacia arriba y por encima del cerco, desplegando sus delicadas
flores blancas a medida que se acerca el calor de la primavera. De
vez en cuando hay que podarlo y también sacar las malezas que
crecen en su base. Un par de veces he tenido también que rociarlo
con insecticida para evitar que las orugas se den un banquete con
sus jugosas hojas verdes. Pero el jazmín sigue creciendo.
14
EL ENREJADO Y LA VID
Es difícil saber en qué estado se encuentra el enrejado detrás
del jazmín, pero en las pocas áreas en que aún es visible, se puede
ver que hace tiempo que no ha recibido una mano de pintura. En
un extremo, los insistentes dedos del jazmín lo han separado del
muro, y aunque más de una vez he tratado de volverlo a su sitio, es
inútil. El jazmín se ha apoderado de él. Sé que a la larga tendré que
hacer algo al respecto, porque algún día el peso del jazmín hará que
el enrejado se despegue por completo del muro y todo terminará
en el suelo.
Ante esta posibilidad, varias veces he pensado en sacar un
tallo o un renuevo de la planta para ver si crece en el hermoso pero
vacío enrejado del garaje; pero no lo he hecho porque taparlo sería
una lástima.
El trabajo en el enrejado absorbe y se apodera de todo
Al observar los dos enrejados, sentado en el corredor de atrás, más
de una vez he pensado que las iglesias son una combinación de
enrejado y vid. La tarea fundamental de todo ministerio cristiano
es la de predicar el evangelio de Jesucristo en el poder del Espíritu
Santo, cuidando que la gente se convierta, cambie y alcance una
mayor madurez en ese evangelio. Este trabajo es como plantar,
regar, fertilizar y cuidar una planta.
Y así como hace falta algún tipo de estructura para que la
planta pueda crecer en ella, así también los ministerios cristianos
necesitan cierta estructura y soporte. Tal vez no haga falta mucho,
pero al menos necesitamos un lugar donde reunirnos, algunas
biblias para leer, y ciertas estructuras básicas de liderazgo dentro
de nuestro grupo. Todas las iglesias, comunidades o ministerios
cristianos tienen algún tipo de enrejado que les da forma y le
presta apoyo a la obra. A medida que el ministerio crece, el
enrejado también necesita recibir atención. A medida que la
1: EL ENREJADO Y LA VID
15
vid crece, la administración, las finanzas, la infraestructura, la
organización y el gobierno se vuelven cada vez más importantes y
más complejos. En este sentido, es invaluable contar con buenos
trabajadores que se dediquen al enrejado; y todos los ministerios
en crecimiento los necesitan.
¿En qué estado se encuentran el enrejado y la vid en
tu iglesia?
Quizás el enrejado ha pasado a ser más importante que la
vid; hay comités, estructuras, programas, actividades y obras para
recaudar fondos, y mucha gente trabaja para que todo ello siga
funcionando, pero sólo unos pocos se ocupan de la tarea de hacer
que la vid crezca. De hecho, quizás la única vez que efectivamente
se trabaja para cultivar la vid es en el culto del domingo y, en tal
ocasión, el único que lo hace es el pastor mientras da su sermón.
Si tu iglesia es así, entonces lo más probable es que la vid se
vea un tanto cansada. Las hojas no están muy verdes, las flores son
poco abundantes y ya ha pasado un buen tiempo desde la última
vez que se vieron brotes. El pastor sigue trabajando valientemente,
sintiéndose agotado, desvalorado y un tanto desalentado porque
el fiel trabajo que cada domingo le dedica a su vid no parece dar
mucho fruto. De hecho, a menudo siente que le gustaría hacer
más por ayudar y alentar a otros a involucrarse en el trabajo que la
vid demanda, es decir, en el trabajo de regar, plantar y ayudar a las
personas a crecer en Cristo. Pero la triste verdad es que la mayor
parte de la organización del trabajo dedicado al enrejado también
parece recaer en él: listados, asuntos referentes a la propiedad y el
edificio, comités, finanzas, presupuestos, supervisión de la oficina
de la iglesia, planificación y realización de eventos. Simplemente
no le alcanza el tiempo.
Y eso es lo que sucede con el trabajo en el enrejado: tiende
a absorber el tiempo que debería dedicarse a la vid. Tal vez sea
16
EL ENREJADO Y LA VID
porque encargarse del enrejado es más fácil y menos amenazador
a nivel personal. Ocuparse de la vid es de persona a persona y
requiere de mucha oración. Nos exige depender de Dios y abrir
la boca para hablar de su Palabra con otra persona. Por naturaleza
(es decir, por nuestra naturaleza pecadora) rehuimos este tipo de
cosas. ¿Qué preferirías hacer: ir a la iglesia a una tarde de limpieza y
barrer unas cuantas hojas, o compartir el evangelio con tu vecino?
¿Qué es más fácil: tener una reunión de negocios para hablar
sobre el estado de la alfombra en la iglesia, o tener una complicada
reunión personal en la que tienes que reprender a un amigo por
su conducta pecaminosa?
Además, el trabajo en el enrejado sobresale más que el
dedicado a la vid. Es más visible y estructural. Podemos apuntar
a algo tangible, como un comité, un evento, un programa, un
presupuesto, una infraestructura, y decir que hemos logrado algo.
Pero podemos construir nuestro enrejado hasta el cielo, esperando
hacernos de un nombre, y lograr muy poco crecimiento en la vid.
Este enfoque en el enrejado, tan común en muchas
iglesias, proviene de una visión institucional del ministerio
cristiano. No es raro que haya iglesias, organizaciones cristianas
y denominaciones que terminan totalmente dedicadas a
mantener su institución. Sé de una iglesia que tiene 23 diferentes
organizaciones y estructuras funcionando semanalmente, y todas
ellas aparecen listadas en el boletín semanal. Todas esas distintas
actividades comenzaron en algún momento como buenas ideas
para promover el crecimiento de la vida de la iglesia y, sin duda
alguna, consiguen que muchas personas vengan al lugar de
reunión durante la semana a hacer muchas cosas. Pero, ¿cuánto
trabajo se está haciendo realmente con la vid? ¿Cuántas personas
están escuchando la voz de Dios y, por medio del poder de su
Espíritu, están creciendo en conocimiento y en santidad? En esta
iglesia en particular, la respuesta es: muy pocas.
1: EL ENREJADO Y LA VID
17
Cualquiera que sea la razón, no hay duda de que en muchas
de nuestras iglesias solemos dar más importancia a mantener y
mejorar el enrejado que a cuidar de la vid; organizamos reuniones,
conservamos edificios, participamos en comités, nombramos
funcionarios y nos ocupamos de ellos, administramos y recaudamos
dinero; y, por lo general, hacemos todo lo que la denominación
exige que se haga.
Pero, por alguna razón, eso tiende a suceder cuando
envejecemos. Empezamos a cansarnos de trabajar en la vid,
y tomamos cada vez más responsabilidades dentro de la
organización. Y a veces, paradójicamente, puede ocurrir cuando
los demás nos consideran exitosos en la tarea de cultivar la vid, de
manera que dejamos de hacer este trabajo para comenzar a decirles
a los demás cómo se hace.
Pero una vez que nos detenemos a analizar la comisión que
nos dio Dios a todos nosotros como miembros de su pueblo, la
cosa se pone peor. La parábola del enrejado y la vid no es sólo
una representación de las dificultades de nuestra propia iglesia
local; representa también la manera en que se ha desarrollado el
evangelio en nuestra calle, barrio, ciudad y mundo.
La vid y la comisión
En 1792, un joven llamado William Carey publicó un
folleto titulado: "Una investigación con respecto a la obligación de
los cristianos de usar medios para la conversión de los paganos"En
.
él, Carey rebatía la opinión general de la época respecto a que la
Gran Comisión de Mateo 28 había sido cumplida por los primeros
apóstoles y no se aplicaba a la Iglesia de las generaciones siguientes.
Para Carey, eso era renunciar a nuestra responsabilidad. Carey
consideraba que la Gran Comisión era un deber y un privilegio
para todas las generaciones, y así fue como empezó el movimiento
misionero moderno.
18
EL ENREJADO Y LA VID
Para la mayoría de nosotros, eso ya no es objeto de
controversia. Tenemos claro que debemos enviar misioneros a
todos los confines de la tierra con la mira de alcanzar a todo el
mundo para Cristo. Pero, ¿es eso realmente lo que nos pide Mateo
28 que hagamos? ¿Acaso la comisión también se aplica a nuestra
propia iglesia, y a todos los discípulos cristianos? Estos célebres
versículos merecen ser analizados más a fondo.
Cuando los abrumados discípulos vieron a Jesús resucitado en
el monte en Galilea, cayeron de rodillas ante él, sintiendo en sus
corazones una mezcla de asombro y duda. Y cuando Jesús se acercó
a hablarles, sus palabras no ayudaron a calmarlos.
Les dijo: "Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la
tierra" (Mat 28:18). Esta sorprendente afirmación nos recuerda a
Daniel 7, donde leemos que alguien "como un hijo de hombre",
llega a la presencia del Anciano de días y recibe "dominio, gloria
y reino (soberanía), para que todos los pueblos, naciones y
lenguas le sirvieran" (Dan 7:13-14).
Lo que Jesús les estaba diciendo a sus discípulos es "ése soy
yo", algo que los discípulos ya habían visto por sí mismos durante
los últimos tres años. Jesús había caminado entre ellos como el
poderoso hijo del hombre, sanando enfermos, resucitando
muertos, enseñando con autoridad, perdonando pecados y
diciendo cosas como ésta:
"Pero cuando el hijo del hombre venga en su gloria, y todos
los ángeles con él, entonces él se sentará en el trono de su
gloria; y serán reunidas delante de él todas las naciones; y
separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de
los cabritos". (Mat 25:31-32)
Y en ese momento, ante la presencia del hijo del hombre, junto
al monte en Galilea, estaban siendo testigos del cumplimiento
1: EL ENREJADO Y LA VID
19
de la visión de Daniel. Ese era el Hombre ante quien se
inclinarían los pueblos de todas las lenguas y naciones.
Es con base en esta autoridad única, suprema y mundial
del resucitado hijo del hombre, que Jesús comisiona a sus
discípulos a hacer discípulos a todas las naciones. A veces nuestras
traducciones dan la impresión de que el énfasis de esta orden se
encuentra en el "vayan", pero el verbo principal de esta oración
es "hagan discípulos", apoyado por dos gerundios subordinados:
bautizándolos y enseñándoles.
Para hacer discípulos hay que hacerlo de dos maneras:
"bautizándolos" y "enseñándoles". Sin importar qué otro
significado pudiera tener el bautizo, aquí se refiere a enseñar a los
discípulos a arrepentirse y a someterse a la autoridad de Jesús, el
Señor reinante del mundo.
Los discípulos deben enseñar de la misma manera en que
Jesús lo hizo con ellos. El fue su "maestro" (ver Mat 12:38; 19:16;
22:16,24,36; 26:18), y conforme les fue enseñando, ellos crecían
en conocimiento y entendimiento. Ahora es a los discípulos a
quienes les corresponde hacer nuevos discípulos, enseñándoles
a obedecer los mandatos de su Maestro. Esta tarea de hacer
discípulos mediante la enseñanza equivale a la tarea de predicar el
evangelio que menciona Lucas en su relato de la comisión, donde
Jesús dice: "y que en su nombre se predicará el arrepentimiento
para el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando
desde Jerusalén" (Luc 24:47).
Pero, ¿qué hay del "vayan" ("Id" en otras versiones)?
Tradicionalmente, (o al menos después de Carey), se ha interpretado
como un mandato a hacer misiones, una orden de enviar al mundo
a trabajadores del evangelio; sin embargo, eso podría llevar a las
iglesias locales a pensar que, con el hecho de enviar al extranjero
dinero (y misioneros), están obedeciendo la Gran Comisión. Pero
20
EL ENREJADO Y LA VID
el énfasis no está en el "vayan". De hecho, una mejor traducción
sería "cuando vayan" o "al ir". La comisión no trata esencialmente
de evangelizar por ahí en algún otro país. Es más bien una comisión
que hace de la tarea de hacer discípulos algo que toda iglesiay discípulo
cristiano debería hacer normalmentey de manera prioritaria.
La autoridad de Jesús no tiene límites de ningún tipo. El es
Amo y Señor de mi calle, mis vecinos, mi barrio, mis colegas de
trabajo, mi familia, mi ciudad, mi país, y, sí, de todo el mundo.
Nadie podría desear que se deje de enviar misioneros a predicar el
evangelio en lugares donde éste aún no se conoce, pero también
deberíamos asegurarnos de que la tarea de hacer discípulos sea
nuestra principal labor en nuestro hogar, nuestro vecindario y
nuestra iglesia.
Cuando Jesús dice en Mateo 28:19 "hagan discípulos", no
sólo les estaba hablando a los apóstoles que estuvieron junto a él
durante su última aparición, después de resucitar. A los primeros
discípulos se les instruyó que hicieran discípulos. Y como estos
recientes discípulos estaban sujetos a la soberanía universal de
Cristo, y debían obedecer todo lo que Jesús había enseñado,
tenían las mismas obligaciones que los primeros doce en cuanto
a continuar la labor de anunciar la soberanía de Cristo; y también
los que escuchaban a esos últimos; y así, "hasta el fin del mundo (la
consumación de los tiempos)".
Don Carson concluye que " l mandato está dirigido al menos
a los Once, pero a los Once en su rol de discípulos (v. 16). Por lo
tanto, constituyen un modelo a seguir por todos los discípulos...
todos los discípulos de Jesús tienen la obligación de hacer que otros
se conviertan en lo que ellos son: discípulos de Jesucristo".1
1
D. A. Carson, "Mateo" , en The Expositor’s Bible Commentary, vol. 8, editado por
Frank E. Gaebelein. Zondervan, Grand Rapids, 1984, pag. 596.
1: EL ENREJADO Y LA VID
21
Ser discípulo es ser llamado a hacer otros discípulos. Claro
está que cada cristiano recibe y ejerce distintos dones y ministerios
(en los siguientes capítulos profundizaremos sobre este tema).
Pero como todos somos discípulos de Cristo y tenemos con él una
relación de maestro-alumno, de señor y seguidor, todos somos
hacedores de discípulos.
En consecuencia, el objetivo del ministerio cristiano es muy
simple y, en cierto sentido, puede ser medido: ¿estamos haciendo
y formando verdaderos discípulos de Cristo? Las iglesias siempre
tienden hacia el institucionalismo y la secularización, así que la
preservación de programas y estructuras tradicionales se convierte
en el punto focal, perdiéndose de vista el objetivo de hacer
discípulos. El mandato de discipular nos entrega un referente con
el cual medir si nuestra iglesia está involucrada o no en la misión
de Cristo. ¿Estamos haciendo verdaderos discípulos de Jesucristo?
Nuestro objetivo no es hacer miembros para la iglesia o para nuestra
institución, sino verdaderos discípulos de Jesús.
O, para volver a nuestra parábola, nuestro objetivo es hacer
crecer la vid, no el enrejado.
Con el ejemplo del enrejado y la vid se pueden plantear las
dudas fundamentales del ministerio cristiano:
•
•
•
•
¿Cuál es el objetivo de la vid?
¿Cómo crece la vid?
¿Qué relación tiene la vid con mi iglesia?
¿Cuál trabajo tiene que ver con la vid y cuál con el enrejado,
y cómo podemos reconocer la diferencia?
• ¿Qué papel debe realizar cada persona en el crecimiento
de la vid?
22
EL ENREJADO Y LA VID
• ¿Cómo podemos hacer que más personas se involucren en
la tarea de ocuparse de la vid?
• ¿Cuál es la relación que debería existir entre el enrejado y
la vid?
En los siguientes capítulos plantearemos que existe una necesidad
urgente de responder estas preguntas, porque reina la confusión al
respecto. Todos quieren que sus iglesias crezcan, pero la mayoría
de la gente no tiene claro cómo y dónde empezar. Hay todo un
ir y venir de "expertos" en la materia que prometen hacer crecer a
la iglesia; distintos métodos de ministrar que, al igual que la ropa
femenina, un día están de moda y al otro no. Vamos de una técnica
novedosa a otra, esperando que (por fin) esta sí sea "el secreto para
el éxito".
Incluso aquellos reverentes y fieles pastores que evitan
las modas pasajeras e innovadoras se sienten confundidos,
muy especialmente entre lo que la Biblia muestra que es el
ministerio cristiano, y lo que éste ha llegado a ser en la tradición
o denominación particular a la cual pertenecen. Todos somos
esclavos de nuestras tradiciones y ellas influyen en nosotros más de
lo que nos damos cuenta. No siempre el hecho de tener tradiciones
y de practicarlas por largo tiempo significa que terminamos
abrigando algún terrible error; pero, por lo general, nos desvían
de concentrarnos en nuestra principal tarea y misión, que es la de
hacer discípulos. Nos acostumbramos tanto a realizar las cosas de
cierto modo (lo que al principio suele ser por buenas razones), que
dejamos de lado y olvidamos los elementos importantes, siendo
nosotros los perjudicados. Perdemos el equilibrio, y después nos
preguntamos por qué andamos en círculos.
Capítulo 2
Nuevo enfoque al ministerio
A lo largo de este libro plantearemos que en la actualidad la mayoría
de las iglesias cristianas necesitan efectuar una reevaluación radical
acerca de lo que realmente es el ministerio cristiano: sus metas
y objetivos, cómo marcha y qué papel jugamos cada uno de los
creyentes en el ejercicio del mismo. En los siguientes capítulos (en
especial en los capítulos 3 al 5), escudriñaremos las Escrituras con el
objeto de establecer las bases de este replanteamiento, y argumentar
por qué es tan necesario y urgente cambiar nuestro enfoque.
Pero antes de ir a los detalles, nosparece conveniente mostrarles
hacia dónde vamos. Nuestro argumento es que las estructuras
no hacen crecer el ministerio, así como los enrejados no hacen
crecer las vides, y que la mayoría de las iglesias necesitan hacer
un cambio deliberado: dejar de erigir y mantener estructuras, y
dedicarse a formar personas que sean discípulos de Cristo hacedores
de discípulos de Cristo.
Eso puede requerir de algunos cambios de mentalidad
radicales que pueden ser dolorosos. Los siguientes son algunos
ejemplos de los cambios que probablemente necesitamos hacer a
la que hasta hoy ha sido nuestra perspectiva. Cada uno de ellos
aborda algún aspecto diferente del pensamiento estructurado
que inhibe el ministerio de las personas. Y, una vez que hagamos
la transición, se nos abrirá un nuevo panorama de lo que es el
ministerio cristiano y cómo alcanzar los objetivos.
24
EL ENREJADO Y LA VID
1. Enfocarnos en las personas, en vez de llevar a cabo
programas
Cuando se planifica el ministerio para el año siguiente
(considerando aquí el término ministerio como el conjunto de
actividades que se realizan dentro de la iglesia para alcanzar los
objetivos), hay dos maneras posibles de hacerlo. Una de ellas es
considerar los programas que ya existen en la iglesia (como las
asambleas de los domingos, el grupo de jóvenes, las actividades
con los niños, los grupos de estudio bíblico, etcétera) para luego
definir cómo mantenerlos y mejorarlos. La otra manera consiste
en enfocar los planes a la gente que asiste a la iglesia, sin ningún
programa o estructura en mente, y pensar en quiénes son estas
personas que Dios te ha dado, cómo puedes ayudarlas a ser
cristianos más maduros y cómo sacar provecho de sus dones y de
las oportunidades que a ellos les llegan.
Se trata de un cambio de mentalidad revolucionario: cuando
pensamos en nuestra gente, nuestro foco de atención cambia;
ellos pasan a ocupar el primer lugar y construimos los ministerios
alrededor de ellos (considerando aquí el término ministerio como
la actividad específica necesaria para discipular a cierto tipo
de personas). Al hacer eso, puede ser que descubramos que hay
programas que ya no cumplen ningún propósito valioso, o que
ya no son viables porque las personas que alguna vez los hicieron
funcionar ya no están disponibles. Entonces, el programa en
cuestión se puede eliminar. Eso puede resultar doloroso para
quienes se han encariñado con ellos (¡hay que tener agallas para
dispararle a un caballo que se está muriendo!), pero a medida que
preparas a los miembros de tu congregación a usar sus diversos
dones y oportunidades, comenzarán a surgir nuevos ministerios.
2: NUEVO ENFOQUE AL MINISTERIO
2.
25
Preparar a las personas, en vez de llevar a cabo eventos
Con frecuencia, las iglesias suelen evangelizar realizando diferentes
actividades para proclamar el evangelio: reuniones en la iglesia,
planes para invitados, juntas misioneras, desayunos para mujeres,
cenas para hombres, y muchas otras acciones igualmente creativas.
Y para demostrar lo exitosas que son, realizan estos eventos cada
vez más.
Desgraciadamente, en cierto aspecto, esta táctica no
funciona. En esta época post-cristiana y secular, la mayoría de
los no creyentes jamás participarán en nuestras actividades. De
hecho, hasta la participación de los propios miembros de nuestras
iglesias es escasa. La "táctica de los eventos" depende en parte del
atractivo y de los dones de algún orador invitado, lo cual significa
que todo lo que queramos hacer dependerá de la disponibilidad
de dicha persona. Y llega un momento en que, para el pastor de
la iglesia, y para ciertos miembros laicos, organizar y llevar a cabo
eventos puede terminar acaparando sus vidas; todo su tiempo
lo dedican a lograr que la gente asista a distintas actividades. A
pesar del trabajo que involucra, en ciertos aspectos, las actividades
son una táctica de centralización: son convenientes y sencillas
de controlar por el organizador/monitor, pero requiere que los
no creyentes vengan a nosotros en nuestros propios términos.
Al final, la técnica de las actividades nos distrae de la tarea de
capacitar a otros y evangelizar.
Si queremos que nuestra estrategia tenga como centro a las
personas, debemos concentrarnos en la capacitación, aumentando
con ello el número y la efectividad de los comunicadores del
evangelio (personas que pueden comunicar las buenas nuevas
tanto en conversaciones personales como en lugares públicos).
26
EL ENREJADO Y LA VID
Este tipo de estrategia implica identificar y preparar a más
oradores, aumentando así la cantidad, variedad y efectividad de
las actividades organizadas. Además, puedes usar las actividades
para capacitar a tus trabajadores. Si a todos los miembros de tu
congregación se les da la oportunidad de recibir capacitación en el
evangelismo, aumentará la cantidad de no creyentes que asistan a
nuestros eventos.
Pero debe quedar claro que esta estrategia es caótica e
incómoda. Capacitar evangelistas es lento. Y también toma
tiempo para que los nuevos evangelistas construyan sus propios
ministerios mientras van predicando la Palabra. Significará que
tendremos que renunciar al control de nuestros programas porque,
al irse predicando el evangelio, Cristo irá reuniendo a su gente en
todo tipo de comunidades que no siempre encajarán con nuestras
ordenadas estructuras.
3.
Desarrollar a las personas, en vez de usarlas
Son los voluntarios los que sostienen y extienden los programas
de la iglesia. Sujetos a Dios, los voluntarios son el alma de
nuestras iglesias: invierten sus tardes y fines de semana en
reuniones dominicales, trabajando con niños o con grupos de
jóvenes, en estudios bíblicos, comités, cuidando la propiedad de
la iglesia, etc. El riesgo de tener voluntarios tan dispuestos es que
terminamos usándolos y explotándolos, y olvidamos capacitarlos.
Entonces terminan agotados, su ministerio se ve acortado y nos
encontramos con que no logramos desarrollar sus vidas cristianas
ni su potencial para el ministerio. En vez de usar a nuestros
voluntarios, deberíamos pensar en cómo alentarlos y ayudarlos
a aumentar su conocimiento de Cristo y su amor por él, pues
el servicio es producto del crecimiento como cristianos, y por el
contrario, no hay crecimiento a partir del servicio.
2: NUEVO ENFOQUE AL MINISTERIO
27
Por ejemplo, un matrimonio que conozco, muy comprometido
y entusiasta, sirvió fielmente como monitor de estudios bíblicos
por seis años consecutivos, mientras cumplía también con muchos
otros compromisos de trabajo y estudio. Al séptimo año, alentados
por su pastor, se tomaron un período sabático; dejaron de dirigir
estudios bíblicos para renovarse, para simplemente pertenecer a un
grupo y recargar sus baterías. Después de un año, retomaron sus
funciones de liderazgo.
Es necesario que nos preocupemos por las personas y las
ayudemos a florecer y acrecer en el ministerio, no debemos matarlos
trabajando para que nuestros programas sigan funcionando.
4.
Capacitar a nuevos trabajadores, en vez de llenar
vacantes
Una de las presiones más apremiantes que sufrimos los pastores es la
de llenar las vacantes que dejan los líderes que abandonan nuestros
programas. Pero si sólo nos concentramos en llenar esas vacantes,
jamás saldremos de la modalidad de mantenimiento: simplemente
estamos manteniendo a flote los ministerios existentes, en vez de
diversificarnos y crear otros nuevos.
Deberíamos comenzar con las personas que Dios nos ha dado,
no con nuestros programas. Debemos considerar a cada una de ellas
como un regalo de Cristo para nuestra congregación y prepararlas
como corresponde para el ministerio. Entonces, en vez de pensar:
"¿Quién puede llenar esta vacante en nuestro personal?", quizás
deberíamos preguntarnos: "¿Qué ministerio podría llevar a cabo
este miembro de la congregación?".
Podríamos mencionar innumerables ejemplos de casos que
hemos visto en los cuales se ha dado o no se ha dado esta situación.
Tomemos por ejemplo, el caso de Sara, una deportista de élite que
se convirtió cuando era adulta gracias a un ministerio dirigido a
28
EL ENREJADO Y LA VID
deportistas. A ella se le hizo un buen seguimiento en su fe, gracias
a la cual llegó a establecerse sólidamente; además, su iglesia le
proporcionó un ambiente sólido y edificante. Más aún, Sara sentía
pasión por Cristo y por el evangelismo y contaba con muchos
amigos, compañeros de equipo y conocidos que no eran creyentes
y con quienes habría podido compartir el evangelio; sin embargo,
en vez de prepararla y alentarla para llevar a cabo este ministerio
evangelista, la iglesia la instó a convertirse en miembro del comité
administrativo, pues había una vacante y una necesidad que llenar.
Y Sara, muy dispuesta, ahí se quedó, sirviendo con entusiasmo. La
iglesia estaba llenando una vacante, pero no estaba construyendo
un ministerio usando los dones de las personas y las oportunidades
que les llegaban.
Un ejemplo más positivo fue David, un joven que sufría de
esquizofrenia. Él era muy inteligente y capaz, y amaba al Señor,
pero su enfermedad no le permitía participar en casi ningún tipo
de ministerio. No contaba con la estabilidad mental ni la energía
para dirigir estudios bíblicos o para hacer seguimiento a los recién
conversos, ni tampoco para contribuir con otros programas o
actividades de su iglesia. Sin embargo, en sus períodos de lucidez
y buen juicio, David tenía un enorme potencial para evangelizar y
ministrar entre sus muchos amigos y contactos que también sufrían
de algún desorden mental o emocional. Su pastor lo preparó y lo
alentó en este ministerio, e hizo que otros amigos cristianos lo
apoyaran y lo ayudaran en la etapa de seguimiento de los conversos.
Este es un maravilloso ejemplo de un pastor que vio el potencial
para el ministerio de una persona especial, y lo ayudó y lo capacitó
para hacer discípulos.
Si empezamos a ver las cosas desde esta perspectiva, se nos
abrirán nuevas áreas de ministerio que giren alrededor de los
particulares dones y oportunidades de nuestros miembros. En vez
2: NUEVO ENFOQUE AL MINISTERIO
29
de usar a uno de nuestros miembros para llenar una vacante en
un comité, quizás él podría comenzar algún ministerio dirigido
a su comunidad étnica o un grupo de estudio bíblico en su lugar
de trabajo. Además, concentrarnos en las personas nos ayudará a
descubrir y a preparar a potenciales candidatos para el ministerio de
la Palabra de tiempo completo (en los capítulos 9 y 10 volveremos
a hablar de eso).
5. Ayudar a las personas a avanzar, en vez de solucionar
problemas
Un sentimiento en común entre los cristianos es que sólo oran
por ellos y los visitan cuando están enfermos o cesantes. Sabemos
que en nuestras iglesias siempre hay personas con problemas: el
pueblo de Dios tiene muchas necesidades, al igual que el resto de
la población. Y nosotros, como ministros de Cristo, debemos amar
y aceptar a todas las personas, cualesquiera sean sus necesidades y
situaciones individuales, sin dar por concluido sus problemas con
palabras fáciles (Sant 2:14-17).
No es nuestro propósito generar en el ministerio un ambiente
en el que la única manera en que las personas puedan relacionarse
entre sí sea discutiendo sus problemas, ya que, si el ministerio en
nuestras iglesias se basa en reaccionar a los problemas que plantean
las personas, habrá muchos que no serán atendidos porque son más
reservados para compartir sus problemas. Nuestro objetivo debe
ser ayudar a las personas a llevar vidas santas y a conocer a Dios,
ya sea que estén enfrentando problemas o no. Es por esta razón
que proclamamos a Cristo, "amonestando a todos los hombres, y
enseñando a todos los hombres con toda sabiduría, a fin de poder
presentar a todo hombre perfecto en Cristo" (Col 1:28).
Entonces, debes preguntarte si tu ministerio es reactivo o
proactivo. Si por lo general reaccionas a los problemas de las
30
EL ENREJADO Y LA VID
personas, no te quedarán energías para actuar proactivamente,
preparando a tu gente y generando nuevos trabajos. Si tu
enfoque en el ministerio está basado en los problemas de
tu congregación, las personas con necesidades más críticas
dominarán tus programas, y esas necesidades te consumirán y
agotarán, reduciendo la efectividad de tus otros ministerios.
6.
Desarrollar liderazgo de equipo, en vez de aferrarse a los
pastores ordenados
Las denominaciones hacen muy bien en ordenar o acreditar
pastores que sean guías fieles del rebaño de Cristo; sin embargo,
la práctica de la ordenación dificulta en varios sentidos la
preparación para el ministerio en las iglesias. En primer lugar,
si los únicos pastores "verdaderos" son aquellos ordenados por
la denominación, nuestras iglesias no tendrán ningún incentivo
para alentar a otros, que no son ordenados, a poner a prueba sus
dones de predicación y enseñanza. En segundo lugar, si la política
imperante se limita a buscar pastores para las iglesias donde se
producen vacantes, ¿por qué buscar evangelistas y fundadores
de iglesias que podrían desarrollar nuevas obras? En tercer lugar,
al seleccionar a las personas que vamos a preparar, tenderemos
a escoger a aquellas que más se ajustan al molde de un pastor
ordenado, ignorando el hecho de que algunas personas con
dones pueden no adaptarse a los ministerios tradicionales, y que
dichos dones bien podrían llevarlos a abrir nuevos campos para
el evangelio fuera de las existentes estructuras denominacionales.
El pensamiento generalizado es que quien debe ejercer todos
los ministerios públicos de palabra y sacramento, visitas pastorales,
evangelismo, clases de religión en la escuela y otros, es el pastor
ordenado de una iglesia. Pero si nuestro objetivo es concentrarnos
en capacitar a otros, eso implica ministrar en equipo. A menudo
2: NUEVO ENFOQUE AL MINISTERIO
31
los miembros de la iglesia se oponen a ministrar en equipo por
diversas razones. En primer lugar, la capacitación pudiera parecer
elitista, pues sólo unos pocos son escogidos. En segundo lugar,
algunos cristianos sólo aceptan que sea un "verdadero" pastor el
que predique o visite a la gente, y les molesta que este lugar lo
ocupe un principiante o pastor laico. Por último, el tiempo que el
pastor ocupa capacitando al equipo a menudo es visto como una
distracción de sus deberes pastorales. No obstante, los beneficios de
ministrar en equipo son muchos, así es que valdría la pena liberar a
nuestros pastores para que tengan el tiempo y el espacio de hacerse
de un equipo.
7.
Forjar sociedades pastorales, en vez de concentrarse en
la estructura política de la iglesia
Es común, que los temas concernientes al gobierno de las iglesias
ocupen un lugar predominante en el ministerio local. En cierto
aspecto, eso es de esperar, porque todas las denominaciones se
definen en parte por la manera en que conciben el gobierno de
la iglesia, y es importante que una iglesia sea fiel a su herencia
evangélica; sin embargo, comprometerse de manera intransigente
con una estructura política en particular puede destruir la tarea de
capacitar a otros. Las iglesias podrían terminar pasando demasiado
tiempo discutiendo asuntos como: "¿Qué lugar les corresponde a
los pastores aprendices y a los equipos de cada ministerio en
nuestras estructuras? ¿Podrían ser incluidos entre los ancianos,
diáconos, pastores o miembros del comité de la iglesia?". Es
probable que sea más beneficioso pensar en estas cosas en términos
de asociaciones por cada ministerio en vez de estructuras políticas.
Otra perspectiva es que los miembros del consejo y líderes de
la congregación primero deberían participar activamente en la tarea
de cultivar la vid, antes de pensar siquiera en entregarles la tarea de
32
EL ENREJADO Y LA VID
supervisar. Deberían ser del tipo de personas que leen la Biblia con
otra persona y comparten su fe en Cristo con sus vecinos.
8. Establecer sistemas locales de capacitación, en vez de
depender de otras instituciones dedicadas a ella
El hecho de contar con un grupo de pastores calificados y eruditos
que proporcionen una rigurosa capacitación teológica y académica
en algún instituto es una excelente estrategia. Esta clase de
preparación es esencial, tanto para los pastores laicos como para los
ordenados. Pero no se puede esperar que un instituto proporcione
un nivel de capacitación que abarque el carácter, la convicción y
la habilidad que los pastores y los colaboradores requieren. Gran
parte de esta preparación debería recibirse trabajando directamente
en la iglesia. Entonces, lo ideal es que la educación en los institutos
y la capacitación en las iglesias vayan de la mano. Puede ser que no
siempre sea posible hacer ambas cosas a la vez. Por ejemplo, en el
lugar donde vivimos es normal que antes de la educación teológica
formal se haga un aprendizaje en el ministerio, y después de ella se
haga una formación mientras trabajan. (Para mayor información
respecto al aprendizaje en el ministerio local, ver el capítulo 11.)
Hay también muchas oportunidades para que las iglesias
integren en sus programas regulares de entrenamiento y formación,
programas formales o externos de capacitación, participando por
ejemplo en programas a distancia que enseñen teología y otras
materias a laicos.
9.
Apuntar a una expansión a largo plazo, en vez de
concentramos en las presiones inmediatas
Solemos agotarnos tratando de mantener en funcionamiento
nuestros programas. Lo urgente pasa por encima de lo importante,
y todos sienten que sus cosas tienen prioridad sobre las del resto.
2: NUEVO ENFOQUE AL MINISTERIO
33
Sabemos que la capacitación de líderes nos ayudará a mantener
y a extender cada ministerio, pero el sólo hecho de mantener
funcionando los engranajes consume todas nuestras energías.
Pero, si dejamos de enfocarnos en nuestras presiones inmediatas
y nos concentramos en lograr una expansión a largo plazo, todas
las presiones que nos toca enfrentar se harán menos urgentes y
hasta podrían desaparecer.
10. Ocuparse del ministerio, en vez de en la administración
Es cierto que los pastores deben ser administradores responsables
de los recursos que están a su cargo y, por lo tanto, siempre tendrán
algunas tareas administrativas que llevar a cabo. Pero la trampa
está en que se ven atrapados por dichas tareas que le restan fuerza
a los ministerios de enseñanza y entrenamiento. ¿Cuántas horas a
la semana le dedica tu pastor a participar en comités, administrar
las propiedades de la iglesia, manejar los negocios de la misma u
organizar programas? ¿Podrías preparar a otros para que se hagan
cargo de parte de estas labores? ¿Se podría liberar a tu pastor de
algunas de sus responsabilidades administrativas para que pueda
dedicarle tiempo a capacitar a uno o dos nuevos líderes?1
11. Buscar el crecimiento del evangelio, en vez del
crecimiento de la iglesia
Una vez que hemos gastado tiempo y recursos capacitando a
nuestros líderes, de inmediato tememos perderlos; no obstante,
uno de nuestros objetivos al capacitar personas debería ser el alentar
a algunas de ellas a iniciar estudios formales en teología para que
puedan llegar a ser pastores o misioneros. Debemos exportar gente
capacitada, en vez de acumularla. En el caso de una iglesia con
pocos recursos, eso puede ser muy difícil. Incluso en las iglesias
que cuentan con muchos líderes, la constante rotación y continua
34
EL ENREJADO Y LA VID
capacitación resultan ser muy exigentes. Pero nuestra visión de la
obra del evangelio debería ser global y local a la vez: el objetivo no
es el crecimiento de la iglesia (en el sentido de que nuestra iglesia
local aumente en miembros, presupuesto, sedes y reputación), sino
el crecimiento del evangelio. Si preparamos y enviamos trabajadores
a nuevos campos (tanto a nivel local como global), puede suceder
que nuestro ministerio local no crezca en número, pero el evangelio
avanzará gracias a estos nuevos ministros de la Palabra.
Para mostrar lo que significan en la práctica estas nuevas
formas de ver las cosas, daré un solo ejemplo que va al meollo de
la cuestión.
Imagínate que cierto cristiano, firme en su fe, se acercara a
ti un domingo después del culto y te dijera: "Mira, me gustaría
involucrarme más en la iglesia y contribuir en algo, pero siento que
no tengo nada que aportar. No estoy entre los elegidos; nadie me
pide que participe en algún comité o que dirija estudios bíblicos.
¿Qué puedo hacer?".
¿Cuál seria tu primer pensamiento o qué sería lo primero que
dirías? ¿Te pondrías a pensar en alguna actividad o programa que
esté a punto de comenzar y en el cual él pudiera ser de ayuda?
¿Alguna tarea que se necesite hacer? ¿Algún ministerio donde
pueda participar o al cual apoyar?
Así solemos pensar en lo que respecta a la participación de los
miembros de la iglesia en la vida de la congregación, en términos de
tareas y roles: ser acomodadores, guías de estudio bíblico, maestros
de escuela dominical, tesoreros, miembros del consejo, músicos,
directores corales, los que cuentan el dinero de la ofrenda, etc. La
reacción que esta manera de ver las cosas genera en los miembros
2: NUEVO ENFOQUE AL MINISTERIO
35
de la congregación es evidente: si todas las tareas y roles están
ocupados, entonces no hay nada que yo pueda hacer en mi iglesia.
No soy más que un pasajero. Me limitaré a esperar hasta que me
pidan que "haga algo". Eso mismo ocurre con el equipo pastoral:
involucrar activamente a la gente en la iglesia implica encontrarle
alguna tarea que hacer. De hecho, los expertos en el crecimiento de
la iglesia dicen que es fundamental entregarle una tarea a la persona
dentro de los primeros seis meses de incorporarse en una iglesia
para que se sienta parte de ella.
Mas, si el verdadero trabajo de Dios es trabajar con la gente,
llevar con oración su Palabra de una persona a otra, entonces no
es verdad que los trabajos estén todos tomados. Las oportunidades
que tienen los cristianos para ministrar de manera personal a otros
son ilimitadas.
Así es que, a ese amigo que te preguntó, podrías contestarle:
"¿Ves a ese señor que está sentado allí solo? Es el marido de Julia.
Está al margen de las cosas aquí. De hecho, no estoy seguro si ya
cruzó la línea y se convirtió. ¿Qué te parece si te lo presento y te
pones de acuerdo con él para desayunar juntos cada quince días y
leer la Biblia? O, ¿ves ese matrimonio que está allí? Los dos acaban
de convertirse y realmente necesitan que alguien los aliente y sea
su tutor. ¿Por qué tú y tu esposa no los invitan, se conocen y se
organizan para leer la Biblia y orar juntos una vez al mes? Y si
todavía te queda tiempo, y quieres aportar aún más, comienza a
orar por los que viven en tu calle, e invítalos a todos después a una
barbacoa en tu casa. Ese es el primer paso para llegar a hablarles
sobre el evangelio, o para invitarlos a alguna actividad".
Claro está que lo más probable es que te diga luego: "¡Pero no sé
cómo hacerlo! No sé si sabría qué decir o por dónde comenzar".
A lo cual responderás: "No te preocupes. Reunámonos los dos
primero, y yo te enseñaré".
36
EL ENREJADO Y LA VID
Ahora bien, si estás leyendo este libro y eres pastor, lo que
podrías estar pensando en este momento sería algo como: "Muy
bien. Ahora sí que estoy seguro de que estas personas están fuera
de la realidad. En su mundo de fantasía se supone que tengo
tiempo suficiente como para reunirme individualmente con
todos los miembros de mi congregación, prepararlos y ser su tutor
personal, para que después puedan ministrar individualmente a
otros. ¿Acaso no han visto mi agenda? ¿Tienen acaso alguna idea
de las presiones a las que estoy sujeto? Si es a eso a lo que se
refieren cuando hablan de generar un cambio en nuestro modo de
pensar, ¡a mí me suena más a que quieren volvernos locos!".
Bueno, es cierto que no hemos visto tu agenda, pero si se
parece a la de la mayoría de los pastores, entonces conocemos muy
bien las presiones que estás experimentando y, llegado el momento,
llegaremos al meollo de cómo se desarrollan estos cambios de
pensamiento en la vida diaria de la iglesia real.
Pero primero hay algunas tareas bíblicas fundamentales que
realizar. Para comprender las bases bíblicas que fundamentan
este cambio de enfoque, que prioriza a las personas por sobre las
estructuras, tendremos que retroceder y revisar nuestras creencias
respecto a lo que hace Dios en nuestro mundo, cómo lo hace, a
quiénes usa para hacerlo y qué significa todo ello para el discipulado
y el ministerio cristianos.
Capítulo 3
¡Dios, ¿qué estás haciendo?!
En esos momentos de soledad en que te sinceras contigo mismo
y con Dios, ¿un pensamiento así ha cruzado alguna vez por
tu cabeza?
¡Dios, ¿qué estás haciendo?!
Sabemos que eres fuerte, poderoso y majestuoso, y que
gobiernas sobre todas las cosas. Tú sostienes al mundo en tu
mano.
Pero, ¿por cuánto tiempo vas a permitir que sigamos así?
Te rogamos que nos hagas crecer, que nos des fuerza, que
las cosas vayan bien. Ya sabes cómo son las cosas. La cantidad
de miembros se ha estancado, estamos desmotivados y el
manejo del dinero es un caos.
Damos risa. Todo el mundo se burla de nosotros.
Cada error o escándalo, real o imaginario, es sacado a
relucir por los sabelotodo de los medios de comunicación,
esos que usan modernos lentes con gruesas monturas y cuyas
opiniones son siempre "correctas".
¿Acaso estás enojado con nosotros? ¿Cuándo vas a hacer
algo para que todo cambie?
No olvides que fue tu idea. Para empezar, tú plantaste
la vid: limpiaste el terreno para que creciera en el patio de
atrás, cavaste un hoyo, instalaste el enrejado; y florecimos.
Pero, ¡míranos ahora! Nos están comiendo vivos.
38
EL ENREJADO Y LA VID
Oh Dios de los ejércitos, restáuranos; haz resplandecer
tu rostro sobre nosotros, y seremos salvos.
Aparte de las dos últimas oraciones, que son una cita exacta, el
resto de este pequeño estallido emocional es una paráfrasis de
Salmos 80, un salmo que se escribió en una época en que Israel
sentía lo mismo que muchas iglesias de hoy en día. Los días en que
se manifestaba el poder de Dios, la redención y la victoria parecían
haber quedado atrás. Es más, la aprobación de Dios, su rostro
resplandeciendo sobre ellos, estaba preocupantemente ausente.
Dios parecía actuar como un padre decepcionado que, después de
ver cómo su caprichoso hijo lo avergüenza y lo humilla una y otra
vez, simplemente se aparta, demasiado horrorizado y desconsolado
para seguir viendo lo que ocurre.
Incluso hoy en día, es probable que estemos sintiendo o
diciendo esas mismas palabras. Nuestras iglesias flaquean y
tropiezan. El crecimiento que tienen es lento, inexistente o (para
usar un maravilloso eufemismo moderno) "negativo". Avanzamos
sin mayores novedades en nuestros ministerios; con un entusiasmo
que crece y decrece; pero la verdadera acción parece estar siempre
en otro sitio, ya sea en otro movimiento cristiano o en cualquier
otra parte del mundo. Se eligen presidentes y primeros ministros,
se ganan y se pierden trofeos, millones de personas ven telenovelas;
y una vez que todas las noticias "dignas de ser impresas" son
leídas, nada se dice de lo que ocurre en nuestra pequeña iglesia.
No somos noticia. Cuando un matrimonio pasa frente a nuestra
iglesia un domingo por la mañana, mientras va de camino al
parque con su perro, y escucha los sonidos apenas perceptibles
de nuestros cánticos, ¿qué piensa? "¡Vaya, en este lugar está toda
la acción!" Sospecho que no. Lo más probable es que piensen:
"Pobre gente, están tan desorientados" o, "¡qué pintoresco!" o,
3: ¡DIOS, ¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?!
39
"creía que la gente ya no hacía eso", o cualquier otro pensamiento
desdeñoso por el estilo.
Aunque las iglesias modernas (al menos en el occidente) no
estén siendo directamente asediadas como en la época de Israel,
ciertamente aún nos preguntamos ¿qué está haciendo Dios en el
mundo? ¿Nos sigue escuchando? ¿Va a hacer algo? Creía que él
era el Amo y Señor de todo lo creado; si es así, entonces, ¿cuál es
su plan?
Muchos de los salmos sondean estas profundidades. Pero el
salmo 80 tiene la particularidad de explorar estas ideas, utilizando
la imagen de Israel: la vid de Dios.
O h D ios de los ejércitos, restáuranos;
H az resplandecer tu rostro sobre nosotros, y seremos salvos.
Tú removiste una vid de Egipto;
Expulsaste las naciones y plantaste la vid.
Lim piaste el terreno delante de ella;
Echó profundas raíces y llenó la tierra.
Los montes fueron cubiertos con su som bra,
Y los cedros de D ios con sus ramas.
Extendía sus ramas hasta el mar
Y sus renuevos hasta el río.
¿Por qué has derribado sus vallados,
D e m odo que la vendim ian todos los que pasan de camino?
El puerco montés la devora,
Y de ella se alimenta todo lo que se mueve en el campo.
(Sal 80:7-13)
Aquí nos vemos sumergidos en medio de una historia que se ha
ido desarrollando desde antes que siquiera existieran las vides
o, incluso, desde antes que siquiera hubiera tierra donde poder
plantarlas. Es la historia de lo que está haciendo Dios realmente
en el planeta Tierra. Comienza con su plan de crear todas las cosas
por y para su Hijo, y termina en un nuevo cielo y una nueva tierra,
40
EL ENREJADO Y LA VID
poblada por un nuevo y resucitado pueblo de Dios, dentro del cual
todos están unidos a Jesucristo.
Pero aquí, en el salmo 80, todo pende de un hilo. Después
del desastre de la Caída, y del castigo del Diluvio, y de Babel, el
plan de Dios fue reunir a personas de todas las naciones para que
fueran su pueblo, forjándose una nación en particular a partir de
los descendientes de Abraham: Israel. Con el paso de los siglos, este
plan comenzó a desarrollarse. La nación creció como una planta
joven y vigorosa y, a pesar de sufrir la esclavitud en Egipto, Dios la
rescató, expulsó naciones a su paso, y la plantó en el terreno que
había preparado para ella.
Pero en el momento histórico del salmo, todo el proyecto
estaba al borde del fracaso. Los muros del viñedo habían sido
destruidos, y todos los que entraban en él, incluyendo a los seres
con colmillos y colas enroscadas, se aprovechaban y arrancaban las
uvas. Si extendemos un poco más la metáfora, incluso la propia
vid estaba enferma, infectada con desobediencia, infidelidad y
adoración a falsos dioses.
Y es en ese momento, cuando la historia de los planes de
Dios está por los suelos, cuando el salmista ruega por misericordia
y salvación. Es también en ese momento cuando los profetas
hablan de parte de Dios, advirtiendo que primeramente se juzgará
el pecado de Israel, pero también publican que Dios ofrece una
promesa de misericordia, rescate y restauración que se hará realidad
en el tiempo y del modo en que él decida hacerlo.
Lo que los profetas sabían y lo que desconocían
Los profetas expresan de distintas maneras estos dos temas
paralelos del juicio y la misericordia, pero como ya empezamos
a usar la imagen del enrejado y la vid, continuaremos con ella.
El profeta Oseas condenó a Israel por ser una vid lujuriosa,
3: ¡DIOS, ¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?!
41
falsa y maldita, pero también profetizó que Dios la haría
florecer de nuevo:
Israel es un viñedo frondoso,
Dando fruto para sí mismo.
Según la abundancia de su fruto,
Así multiplicaba los altares;
Cuanto más rica era su tierra,
Más hermosos hacían sus pilares sagrados.
Su corazón es infiel;
Ahora serán hallados culpables;
El Señor derribará sus altares
Y destruirá sus pilares sagrados. (Os 10:1-2)
Yo sanaré su apostasía,
Los amaré generosamente,
Pues mi ira se ha apartado de ellos.
Seré como rocío para Israel;
Florecerá como lirio,
Y extenderá sus raíces como los cedros del Líbano.
Brotarán sus renuevos,
Y será su esplendor como el del olivo,
Y su fragancia como la de los cedros del Líbano.
Los que moran a su sombra,
Cultivarán de nuevo el trigo
Y florecerán como la vid.
Su fama será como la del vino del Líbano. (Os 14:4-7)
A simple vista parecía que todo era pecado, incumplimiento y
juicio; sin embargo, los profetas prometían que, al igual que el ave
fénix, Israel resurgiría gracias al poder revitalizador de su Dios. La
vid volvería a florecer hasta convertirse en una hermosa planta, que
sería conocida en todo el mundo. Pero, para alcanzar esas glorias,
tendrían que sufrir y ser castigados. No hay manera de esquivar las
consecuencias del pecado. De algún modo, en un tiempo futuro,
42
EL ENREJADO Y LA VID
Dios haría transitar a su pueblo por su juicio, hasta que llegara al
otro lado, donde brilla el sol de su salvación.
Todas las promesas de Dios son "sí" y "amén" en Jesucristo
(2 Cor 1:20), y ésta no es la excepción. El apóstol Pedro habló del
cumplimiento de la promesa profética en su primera carta a los
descendientes de Israel que se encontraban dispersos por todo el
mundo antiguo, a "los elegidos, extranjeros dispersos". En uno de
los más gloriosos párrafos de todo el Nuevo Testamento, escribió:
Los profetas que profetizaron de la gracia que vendría
a ustedes, diligentemente inquirieron y averiguaron,
procurando saber qué persona o tiempo indicaba el Espíritu
de Cristo dentro de ellos, al predecir los sufrimientos de
Cristo y las glorias que seguirían. A ellos les fue revelado
que no se servían a sí mismos, sino a ustedes, en estas cosas
que ahora les han sido anunciadas mediante los que les
predicaron el evangelio (les anunciaron las buenas nuevas)
por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas a las cuales los
ángeles anhelan mirar. (1 Ped 1:10-12)
Pocas veces se ha visto poner en tan pocas palabras el continuo
teológico temporal y espacial. Empieza cuando los profetas hablan
de la misericordiosa salvación que habría de revelarse, aunque
aún no son capaces de comprender cuándo vendría y quién la
haría efectiva. Termina cuando los ángeles ansian contemplar el
extraordinario cumplimiento de la promesa profética.
Lo que los profetas sí sabían era que, para alcanzar esa
gloria, el Cristo de Dios tendría que sufrir; lo cual es esperable,
si reflexionamos en ello. El mensaje que Dios le envió a Israel
por medio de los profetas siempre fue el mismo: sufrirán mucho
a causa del pecado, pero la gloria y la restauración les estarán
esperando cuando lleguen al otro lado. Cuando el Cristo vino a
ocupar el lugar de Israel, a ser Israel, ¿qué otra cosa podría esperarse,
3: ;DIOS, ¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?!
43
mas que sufriera el juicio del pecado antes de ser reivindicado
y glorificado?
Si nos vamos adelante varios cientos de años, podemos ver
que es precisamente lo que hizo Cristo, sufrir y morir a causa del
pecado, para después resucitar y subir triunfante al lugar glorioso.
Y por eso, les dice Pedro a sus lectores, están en mejor posición que
los profetas de antaño o los ángeles en el cielo, porque no sólo se
ha cumplido la promesa, sino que también les ha sido claramente
revelada por "los que les predicaron el evangelio por medio del
Espíritu Santo enviado del cielo".
¿Qué significa eso? La predicación de las buenas nuevas es lo
suficientemente clara. Unos evangelistas les habían predicado el
evangelio: que Jesús había muerto por el pecado y había resucitado
para ir a la gloria, y por lo cual debían arrepentirse y creer en él. Pero
esos evangelistas hicieron su trabajo "por medio del Espíritu Santo
enviado del cielo"; porque en ese momento, en cierto sentido, el
Espíritu Santo estaba siendo un evangelista. Así como el Espíritu
de Cristo obraba en los profetas, así también el mismo Espíritu
obraba en y por medio de los evangelistas, que es lo mismo que
decir que el Espíritu les entregó el mensaje apostólico para que lo
dieran a conocer, y les dio la valentía para hacerlo, y además obró en
los corazones de sus oyentes para generar en ellos una respuesta.
Los lectores de Pedro habían experimentado esa respuesta.
Habían nacido de nuevo a una esperanza viva (1:3); habían
renacido de una semilla eterna y no perecible, es decir, de la
palabra viva y perdurable de Dios, que es el evangelio que les fue
predicado (1:23-25).
De este extraordinario párrafo en 1 Pedro surge una imagen
fabulosa. Para cumplir su plan hecho en la antigüedad, Dios
nos trajo la salvación por medio de su Cristo, al cual envió para
que primero sufriera y después experimentara la gloria. Ahora le
44
EL ENREJADO Y LA VID
anuncia al mundo esta trascendental buena nueva por medio de
su Espíritu Santo, el que obra a través de los evangelistas humanos
y, por medio de este método, salva a personas y las hace renacer,
otorgándoles una herencia eterna, inquebrantable e incorruptible
en su reino eterno.
Lo que Dios está haciendo ahora
Es precisamente lo que está haciendo ahora Dios en el mundo:
predicando el evangelio en el poder del Espíritu Santo, para
la salvación de las almas. Este es su programa, es su agenda, su
prioridad, su centro, su proyecto o cualquier otra metáfora
relacionada al mundo de los negocios que se quiera utilizar. Y a
través de este programa, está reuniendo para sí a un nuevo pueblo,
cuyo centro es Cristo; es decir, está haciendo crecer de manera lenta
y constante una profusión de hojas en la gran vid de su reino.
Eso es lo que vemos en Hechos. Aunque a este libro lo
llamamos Los Hechos de los Apóstoles, un mejor nombre sería
"Los Hechos de la palabra y del Espíritu de Dios por medio de
los Apóstoles", porque eso es realmente lo que sucede. La tarea
apostólica consiste en predicar, dar testimonio, proclamar la
palabra y, todo ello, gracias al poder y a la ayuda del Espíritu de
Dios. Los apóstoles dan cuenta de esta prioridad en Hechos 6,
cuando señalan cuán decididos están a dedicarse a "la oración y al
ministerio de la palabra".
Luego, en cuatro ocasiones se nos dice en Hechos que
"la palabra de Dios" (o del Señor) crecía, se multiplicaba y se
extendía casi como si tuviera vida propia. Y en cada etapa de
este crecimiento, el Espíritu estaba allí presente, otorgándoles a
los predicadores valentía y poder para hablar; y a los que oían,
fe y una nueva vida; tal como ocurrió con la muy significativa
3: ;DIOS, ¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?!
45
conversión de Cornelio y su casa, en Hechos 10, donde el
Espíritu Santo descendió "sobre todos los que escuchaban el
mensaje" mientras Pedro hablaba. Es interesante la manera en
que Pedro describe más adelante estos acontecimientos cuando,
en Hechos 11 y estando en Jerusalén, relata lo ocurrido. Al
terminar Pedro de hablar, hasta a los defensores de la circuncisión
no les quedó más remedio que glorificar a Dios y decir: "Así que
también a los gentiles ha concedido Dios el arrepentimiento
que conduce a la vida". La salvación y la vida nueva son posibles
gracias a la predicación de la palabra, pero sólo si Dios concede
arrepentimiento, sólo si el Espíritu Santo desciende sobre los
que escuchan la palabra y, como respuesta a ella, sus corazones
muertos vuelven a la vida.
Pablo describe de modo muy similar el avance que tuvo
el evangelio entre los colosenses. Epafras les había predicado la
palabra de la verdad, y Pablo agradece a Dios porque al escucharla
ellos respondieron con fe. Y, tal como ocurre en Hechos, Pablo pasa
a describir el evangelio como algo que tiene vida propia, se mueve
y crece: "...el evangelio que ha llegado hasta ustedes. Así como en
todo el mundo está dando fruto constantemente y creciendo, así
lo ha estado haciendo también en ustedes, desde el día que oyeron
y comprendieron la gracia de Dios en verdad" (Col 1:5-6).
El evangelio se extiende, propaga, brota, florece y da fruto en
todo el mundo. La gente lo oye y, gracias a la misericordia divina,
responde y es salvada. Pero eso no es todo. Una vez que se planta
el evangelio en la vida de alguien, éste echa raíces y sigue creciendo
en su interior. La vida de esa persona da fruto, y crece en amor,
santidad, conocimiento y sabiduría espiritual, y vive de manera
digna a su llamado, complaciendo plenamente al Padre, y dando
fruto en toda buena obra (Col 1:9-10; 2:6-7).
46
EL ENREJADO Y LA VID
En la actualidad hablamos mucho del crecimiento de la Iglesia.
Y cuando pensamos en nuestra falta de crecimiento, estamos
pensando en la falta de crecimiento de nuestra congregación
en particular: estancamiento o disminución en la cantidad de
miembros, una precaria situación financiera y, tal vez, inminentes
problemas concernientes a bienes inmuebles de nuestra iglesia.
Pero es interesante notar cuán poco se habla en el Nuevo
Testamento del crecimiento de la Iglesia, a diferencia de las
muchas veces que se menciona el "crecimiento del evangelio" o
del incremento de la "palabra". Y es que lo más importante es
el avance de la Palabra de Dios que, con la ayuda del Espíritu,
se abre camino en el mundo según el plan divino. Volviendo a
nuestra metáfora de la vid, esta última representa a la Palabra
que, facultada por el Espíritu, crece y se extiende por el mundo,
liberando a la gente del reino de la oscuridad para llevarla al
luminoso reino del amado Hijo de Dios, para luego dar fruto
en sus vidas a medida que aumenta su conocimiento de Dios y
de su amor. La vid es Jesús, y cuando nos injertan en él, damos
fruto (Juan 15:1-11).
Por supuesto, como resultado de ello las congregaciones
individuales crecen y se edifican. Pero el énfasis no está puesto
en el crecimiento de las congregaciones como estructuras, en
cantidad de miembros, finanzas y éxito, sino en el crecimiento
del evangelio, a medida que éste es dado a conocer una y otra
vez mediante el poder del Espíritu Santo. De hecho, hasta donde
sabemos, las congregaciones en el Nuevo Testamento solían
ser grupos pequeños que se reunían en casas. A simple vista no
parecían ser mayor cosa, y su infraestructura era mínima. Pero
Dios continuó llevando gente a ellas a través del evangelio. O, para
decirlo de otro modo, Cristo continuó haciendo lo que dijo que
haría en Mateo 16; continuó construyendo su Iglesia.
3: ¡DIOS, ¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?!
47
Tres cosas que podemos deducir
Es posible que no estés acostumbrado a pensar en estos mismos
términos en la obra que Dios hace en el mundo, pero confío
en que puedas darte cuenta de cuáles son sus implicaciones.
Hay varias de ellas, y las iremos desentrañando en los siguientes
capítulos. Por ahora, analizaremos tres importantes deducciones
que se desprenden de este concepto de los propósitos de Dios para
el mundo.
La primera y más evidente es que, si eso es lo que está haciendo
Dios realmente en nuestro mundo, entonces ya es tiempo de
despedirnos de nuestras pequeñas y egoístas ambiciones, para
entregarnos a la causa de Cristo y de su evangelio. Dios tiene un
plan que decidirá el destino de cada persona y nación en el mundo,
y este plan se expone, en este libro también, mediante la predicación
del evangelio de Cristo y el derramamiento del Espíritu Santo.
¿Qué cosa puede ser de mayor importancia para nuestro mundo
que hacer eso? Es más importante que nuestro trabajo, nuestra
familia, nuestros pasatiempos y, sí, es incluso más importante que
la comodidad y seguridad que nos ofrece la vida en nuestra iglesia.
Debemos recuperar el radicalismo de las palabras que le dijo Jesús
al joven que quería regresar a sepultar a su padre: "Deja que los
muertos entierren a sus muertos... pero tú, ve y anuncia por todas
partes el reino de Dios" (Luc 9:60).
Lo segundo que podemos deducir es que el crecimiento que
espera Dios que ocurra en nuestro mundo es un crecimiento que
se da dentro de las personas. Él obra a través de su Palabra y de su
Espíritu para atraer a la gente hacia su reino, para verlas nacer de
nuevo como nuevas criaturas, y verlas madurar y dar fruto como
siervos de Cristo. Cualquier otra señal de vida y de crecimiento
que pudiéramos buscar en nuestras congregaciones: participación,
actividades, gente que llega por primera vez, finanzas, cantidad
48
EL ENREJADO Y LA VID
de servidores, edificios, etcétera, no es importante; el único
crecimiento importante en los planes de Dios es el de los creyentes.
Eso es lo que realmente significa la vid en crecimiento: creyentes
que en forma individual han nacido de nuevo, que están injertados
en Cristo por medio de su Palabra y de su Espíritu, y que se reúnen
entre sí para edificarse mutuamente en comunión.
La tercera deducción es que este crecimiento interior sólo se
produce gracias al poder del Espíritu de Dios, que aplica la Palabra
divina en los corazones. Así es como las personas se convierten, y
así es como se hacen más maduras en Cristo. Nosotros plantamos y
regamos, pero Dios genera el crecimiento. Nosotros compartimos
su Palabra con alguien, y el Espíritu provoca una respuesta.
Eso puede ocurrir de manera individual, en grupos pequeños y
en grandes multitudes. Puede suceder en una conversación con
el vecino, en una cena, durante un cafecito en la iglesia, en un
púlpito o en un patio. Puede ser en una exposición formal o en
un estudio de un pasaje bíblico, o simplemente cuando alguien
comparte alguna verdad basada en las Escrituras, sin siquiera
referirse a la Biblia.
A pesar de la casi ilimitada cantidad de contextos en los cuales
puede ocurrir, siempre pasa lo mismo: un cristiano comparte una
verdad de la Palabra de Dios con alguien más, orando para que
Dios haga que esa Palabra dé fruto por medio de la obra interna
del Espíritu.
En eso consiste el trabajo en la vid. Todo lo demás constituye
el enrejado.
( Capítulo 4
Todos los cristianos deben ser
viñadores
En el capítulo anterior presentamos una idea sencilla pero
profunda: que la obra que está haciendo Dios en el mundo, en
estos últimos días, que se extienden entre la primera y segunda
venida de Cristo, es la de reunir personas para su reino por medio
de la proclamación del evangelio acompañada de oración. Dios
está cultivando su vid por medio de su Palabra y de su Espíritu.
La mayoría de los cristianos evangélicos no dudarían en estar
de acuerdo con estas ideas. Es cierto, dirían: el crecimiento cristiano
se produce porque Dios lo hace posible a través de su Palabra y
por el poder vivificante de su Espíritu. Es cierto, dirían también:
eso significa que las dos actividades fundamentales del ministerio
cristiano son la proclamación (dar a conocer la Palabra) y la oración
(pedirle a Dios que derrame su Espíritu para que su Palabra sea
eficaz en los corazones de la gente).
Pero donde las cosas se complican es al intentar que en nuestras
Iglesias se lleven a la acción estas cosas que a todos les parecen
fundamentales. En especial, ¿cuál debería ser nuestro concepto del
ministerio para todos los cristianos, en contraste con el ministerio
de los pastores, maestros y evangelistas designados? ¿Cuál es el
ministerio de los muchos, y cómo se relaciona con el ministerio
de los pocos?
50
EL ENREJADO Y LA VID
O, para decirlo más claramente, ¿quién se ocupa realmente de
cultivar la vid?. ¿Es principalmente tarea de los pastores, maestros
y evangelistas el cuidar y hacer crecer la vid por medio de su
ministerio de la Palabra? ¿O la principal contribución del resto de
la congregación es la de apoyar y ayudar en esta tarea manteniendo
y fortaleciendo el enrejado? ¿Acaso tienen todos los cristianos un
papel que desempeñar en el cultivo de la vid?
No son preguntas sencillas, y en la historia del cristianismo
se han ofrecido distintas respuestas a ellas. Ya desde la Reforma,
que insistía en el sacerdocio de todos los creyentes, los
cristianos han adoptado diferentes modelos y tradiciones de
ministerio, algunos en los que el líder o pastor ocupa un lugar
tan central y predominante que la congregación no es más que
una mera espectadora, y otros en que el anti-clericalismo ha
llegado al extremo de abolir por completo el rol del 'pastor' o
,supervisor/obispo’.
¿Qué dice la Biblia al respecto?
L a confesión de los discípulos
Para empezar, la Biblia dice que Jesús no tiene dos clases de
discípulos: los que dejan atrás sus vidas para servirle, y los que no lo
hacen. El llamamiento al discipulado es el mismo para todos. Jesús
dice: "Si alguien quiere venir conmigo, niéguese a sí mismo, tome
su cruz, y sígame. Porque el que quiera salvar su vida (su alma), la
perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio,
la salvará" (Mar 8:34-35). No hay dos clases de discípulos, los
comprometidos, que realmente sirven a Jesús y a su evangelio, y
el resto. Ser un discípulo es ser esclavo de Cristo y confesar su
nombre delante de los demás; "todo el que me confiese delante
de los hombres, yo también lo confesaré delante de mi Padre que
está en los cielos. Pero cualquiera que me niegue delante de los
4: TODOS LOS CRISTIANOS DEBEN SER VIÑADORES
51
hombres, yo también lo negaré delante de mi Padre que está en los
cielos" (Mat 10:32-33‫)־‬.
Entonces, el llamado a ser un discípulo es un llamado a
confesar nuestra lealtad a Jesús ante un mundo hostil; a servirle a
él y a su misión, cueste lo que cueste. No te molestes en asistir al
funeral de tu padre, le dice Jesús a alguien que le pregunta: "Deja
que los muertos entierren a sus muertos... pero tú, ve y anuncia
por todas partes el reino de Dios" (Luc 9:60).
Es decir, la Gran Comisión no está dirigida sólo a los once. Es
el programa a seguir para todos los discípulos. Ser un discípulo es
ser un hacedor de discípulos.
El carácter radical de esta orden a menudo parece estar
muy lejos de nuestros hábitos y costumbres cristianas normales.
Vamos a la iglesia, donde cantamos unas canciones, tratamos de
concentrarnos en las oraciones y escuchamos un sermón. Después,
conversamos con la gente, y regresamos a casa a comenzar una
semana normal de trabajo, estudio o de lo que sea que hagamos,
para volver a la semana siguiente. Es probable que durante la
semana leamos la Biblia y oremos, o que incluso participemos en
algún grupo de estudio bíblico. Pero, ¿si alguien nos viera desde
afuera, diría acaso: "Mira, esa persona dejó atrás su vida para
dedicarse a Jesucristo y a su misión"?
Al observar en el libro de los Hechos a los primeros discípulos,
vemos como ponían en práctica esta confesión y lealtad a pesar de
ser objeto de persecución y oposición. Aunque no hay ninguna
duda de que el rol de los apóstoles fue fundamental, dando
testimonio de Jesús, enseñando y predicando, ellos no fueron los
únicos en confesar su fe públicamente. Tal como se deja en claro en
la magnifica oración de Hechos 4, en la que los discípulos le piden
a Dios que les dé valentía, todos los primeros discípulos cristianos
52
EL ENREJADO Y LA VID
se consideraban a sí mismos "siervos" de Jesús, y a todos se les dio
el Espíritu Santo para hablar en su nombre:
Ahora, Señor, considera sus amenazas, y permite que tus
siervos hablen tu palabra con toda confianza, mientras
extiendes tu mano para que se hagan curaciones, señales
y prodigios mediante el nombre de tu santo siervo Jesús.
Después que oraron, el lugar donde estaban reunidos
tembló, y todos fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban
la palabra de Dios con valor. (Hech 4:29-31)
El hecho de que en el capítulo 4 leamos que todos los discípulos
hablaban sin temor en el nombre deJesús, no debería sorprendernos,
ya que eso fue anunciado en Hechos 2. Cuando el Espíritu desciende
de manera tan dramática sobre los discípulos, lo hace sobre todos
ellos, y todos empiezan a proclamar "las maravillas de Dios", como
dice el versículo 11.
Según Pedro, eso simplemente es lo que el profeta Joel
había dicho que sucedería. En los "últimos días", dice Joel,
cuando el Espíritu de Dios sea derramado sobre toda carne,
todos profetizarán: jóvenes y viejos, hombres y mujeres, incluso
los sirvientes de la casa; todos proclamarán la palabra del Señor
(Hech 2:16-18). Todos darán testimonio a Jesús, porque "el
testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía" (Apoc 19:10).
Este patrón se repite en el resto del Nuevo Testamento. Es cierto
que se habla de líderes, maestros, ancianos, supervisores, pastores
y evangelistas, personas con roles directivos y responsabilidades
específicas en la proclamación de la Palabra de Dios y en el
pastoreo de su pueblo, pero constantemente se hace referencia en
paralelo al "ministerio de la palabra" de cada uno de los cristianos.
Proclamar la Palabra de Dios para el crecimiento de la vid no
es tarea sólo de unos pocos, sino que es tarea de todos. Veamos
algunos ejemplos de eso.
4: TODOS LOS CRISTIANOS DEBEN SER VIÑADORES
53
Compartir la Palabra unos con otros
En Efesios 4, Pablo enumera los dones que el Cristo ascendido
Ir ha entregado a la Iglesia: apóstoles, profetas, evangelistas,
maestros y pastores.1 E igualmente dice que estos ministerios
fundamentales de la Palabra cumplen la función de "capacitar
a los santos para la obra del ministerio" o como dice la Nueva
Versión Internacional: "capacitar al pueblo de Dios para la obra
de servicio". Significativamente, en traducciones más antiguas hay
una coma entre "perfeccionar a los santos" y "para las obras del
ministerio", queriendo decir que las tareas que debían desempeñar
los ministros de la Palabra eran las de perfeccionar a los santos y las
obras del ministerio. Entonces, su ministerio incluía capacitar al
pueblo de Dios, pero no significaba que debían capacitarlo para el
ministerio que el propio pueblo de Dios habría de ejercer.
Existen buenas razones para pensar que estas traducciones
más antiguas son más acertadas; sin embargo, al observar los
versículos que le siguen, vemos que, para efectos de nuestra
investigación, eso no tiene mayor importancia. Pablo procede a
decir que el objetivo de todo este ministerio (quien sea que lo
ejerza) es la edificación del cuerpo de Cristo, para que alcance una
madurez unificada y con sana doctrina. No debemos dejarnos
zarandear de un lado a otro por los vientos de cualquier doctrina:
"Más bien, al hablar la verdad en amor, creceremos en todos los
aspectos en aquél que es la cabeza, es decir, Cristo, de quien todo
el cuerpo, estando bien ajustado y unido por la cohesión que las
coyunturas proveen, conforme al funcionamiento adecuado de1
1
C abe destacar que los dones que se mencionan en Efesios 4 se refieren a los
ministros de Cristo que edifican la Iglesia. En otras partes de la Biblia, como
en Rom 12, 1 Cor 12 y 14, y 1 Ped 4, los dones se refieren a la gracia que, por
medio del Espíritu, cada creyente recibe de Cristo para edificar su cuerpo, que es
la Iglesia. En ambos casos, el énfasis está puesto en el hecho de que sólo Cristo es
la fuente de salvación y crecimiento en la Iglesia.
54
EL ENREJADO Y LA VID
cada miembro, produce el crecimiento del cuerpo para su propia
edificación en amor" (Ef 4:15-16).
La imagen que se nos muestra aquí es que todas las partes del
cuerpo cumplen su propia función, cada una trabajando con las
demás para el crecimiento del cuerpo; sin embargo, las diferentes
partes del cuerpo, aunque realizan diversas funciones, tienen algo
en común: "hablar la verdad en amor". Cada uno puede actuar de
diferentes maneras, en distintos contextos y con diferentes niveles
de efectividad, pero la metodología básica para el crecimiento del
cuerpo consiste en que todos los miembros hablen "la verdad en
amor" unos con otros.
Al leer el capítulo 5 de Efesios nos encontramos con una
imagen similar. Pablo los exhorta a ser "llenos del Espíritu", en
vez de emborracharse con vino, para que al hablar unos con otros,
lo hagan "con salmos, himnos y cantos espirituales", a diferencia
del tipo de lenguaje y de canciones que el consumo excesivo de
vino suele producir. La obra del Espíritu que moraba dentro de
ellos haría que los efesios se comunicaran entre sí con un lenguaje
espiritual, a través del canto.
Pero no sólo sería mediante el canto. Unos cuantos versículos
más adelante, en Efesios 6:4, se insta a los padres a criar a sus hijos
enseñándoles sobre el Señor. La enseñanza dentro de la familia es
un ministerio fundamental de la Palabra y es ejercida por todos los
padres (y madres). Los requisitos que deben cumplir los ancianos
en la iglesia (en 1Tim 3 y Tito 1) dan por hecho que todo padre de
familia devoto enseña la Palabra de Dios a su familia.
En Colosenses 3, leemos algo similar: "Que la palabra de
Cristo habite en abundancia en ustedes, con toda sabiduría
enseñándose y amonestándose unos a otros con salmos, himnos
y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias
en sus corazones" (Col 3:16). Aquí habla de que, la que habita
4: TODOS LOS CRISTIANOS DEBEN SER VIÑADORES
55
en medio de ellos, es la palabra de Cristo, no menciona al
Espíritu, ¡lo cual no debe sorprendernos!, pues el resultado es el
mismo: se produce que hablen entre sí con un lenguaje reverente
y alentador, enseñándose y amonestándose.
En términos gramaticales, es difícil saber si el canto
es la manera que usan para enseñarse y amonestarse, o si es
otro resultado de que la palabra de Cristo habita en ellos en
abundancia. En todo caso, no tiene mayor importancia. Lo
importante es que todos los colosenses deben enseñarse y
amonestarse mutuamente.
Romanos 15:14 también hace referencia a que los cristianos
se instruyen y aconsejan mutuamente: "En cuanto a ustedes,
hermanos míos, yo mismo estoy también convencido de que
ustedes están llenos de bondad, llenos de todo conocimiento y
capaces también de amonestarse los unos a los otros".
En dos ocasiones el escritor a los Hebreos plantea eso mismo.
En primer lugar, en el capítulo 3, dice:
Tengan cuidado, hermanos, no sea que en alguno de ustedes
haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse del
Dios vivo. Antes, exhórtense los unos a los otros cada día,
mientras todavía se dice: "Hoy"; no1sea que alguno de ustedes
sea endurecido por el engaño del pecado. (Heb 3:12-13)
Esa amonestación sólo puede significar que Dios quiere que
todos los cristianos se hablen entre sí con frecuencia, instándose
y alentándose a permanecer con Cristo. En el capítulo 10
vuelve a referirse a lo mismo en uno de los pocos versículos
del Nuevo Testamento en que se les dice a los cristianos que
"asistan a la iglesia":
Consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a
las buenas obras, no dejando de congregarnos, como algunos
56
EL ENREJADO Y LA VID
tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y
mucho más al ver que el día se acerca. (Heb 10:24-25)
El escritor nos dice que es muy importante congregarse para
alentarse mutuamente; para estimularse a amar y a realizar
buenas obras mientras se espera la llegada del día de Cristo. Y
es difícil pensar que pueda ocurrir si no abrimos nuestras bocas
para hablarnos.
Pero, de todas las veces que en el Nuevo Testamento se aborda
el tema del ministerio de los pocos y de los muchos, la más clara
alusión, y la más útil, es la primera carta de Pablo a los corintios,
tan talentosos, pero arrogantes, divididos y propensos al pecado.
Los corintios estaban teniendo verdaderos problemas, tanto
respecto a la naturaleza del liderazgo como a la manera en que
cada miembro debía contribuir a la edificación de la congregación.
Y ambos casos tenían la misma raíz: se notaba que sobrestimaban
a los distintos líderes, pues se produjeron divisiones en la
congregación por querer seguir a un líder en especial; y también se
sobrestimaban a sí mismos y sus dones, por lo cual sus reuniones se
habían convertido en un caótico ejercicio en el arte de aventajar a
los demás, ya que lo único que les interesaba era "usar sus dones",
en vez de animar al resto.
Pablo aborda el problema del liderazgo en 1 Corintios 1-4.
Básicamente, su mensaje es que el evangelio del Cristo crucificado
es el modelo de liderazgo cristiano a seguir en el ministerio. Se
trata de un ministerio que es ejercido con aparente debilidad e
insensatez pero que, gracias al Espíritu de Dios, trae la salvación.
Pablo y Apolos no son más que la mano de obra en el campo de
Dios. Es Dios el que da el crecimiento, de modo que es absurdo
que se produzcan divisiones a causa de las cualidades que pudieran
poseer los diferentes líderes.
4: TODOS LOS CRISTIANOS DEBEN SER VIÑADORES
57
En los capítulos 11 - 14, Pablo aborda el tema de cómo
se deben conducir cuando se reúnan como congregación y la
contribución que le corresponde a cada uno de los miembros.
Como ya sabemos, por largo tiempo se ha discutido respecto
a muchos de los detalles de estos capítulos (que tienen que ver
con el carácter de los dones milagrosos y el hablar en lenguas,
sin mencionar las reglas para cubrirse la cabeza, en el capítulo
11, y el lugar de las mujeres en el ministerio); sin embargo, en lo
que incumbe a nuestra investigación sobre "el ministerio de los
muchos", tenemos claro cuáles son los puntos más importantes, y
podemos resumirlos del siguiente modo:
•
El capítulo 11 prevé que tanto los hombres como las
mujeres orarán y profetizarán de manera habitual durante las
reuniones.2
•
El capítulo 12 hace hincapié en que, aun cuando existen
diversos dones y ministerios, todos somos miembros de un
solo cuerpo en Jesucristo.
•
El capítulo 13 nos entrega el único criterio para ejercer
estos dones: el amor. Cada uno de nosotros debe hacer su
propia contribución, no para beneficio propio, sino para el
bien de otros.
Y según lo que leemos en el capítulo 14, eso significa que debemos
buscar y ejercer los dones que sean de mayor beneficio para los
demás, es decir, aquellos que edifican a la congregación. La profecíaI
2
No podemos profundizar aquí sobre la tan a menudo controversial cuestión de
los ministerios de hombres y mujeres dentro de las congregaciones; sin embargo,
asi como el Nuevo Testamento prevé la participación y ministerio de la Palabra
de todos los cristianos, manteniendo el rol de liderazgo en manos de los pastores,
maestros y miembros del consejo, también prevé un tipo de ministerio de la
Palabra para las mujeres en la congregación (p. ej., 1 Cor 11:4-5), preservando a la
vez un rol único de enseñanza y liderazgo para los hombres (ver 1 Cor 14:33-35‫;־‬
1 Tim 2:11-12).
58
EL ENREJADO Y LA VID
i
obtiene los mayores puntos (por encima de hablar en lenguas, por
ejemplo) porque consiste en palabras inteligibles y edificantes.
El versículo que resume esta idea es 14:26:
¿Qué hay que hacer, pues, hermanos? Cuando se reúnan,
cada cual aporte salmo, enseñanza, revelación, lenguas o
interpretación. Que todo se haga para edificación.
Vale la pena leer detenidamente estos capítulos porque
capturan muy bien tanto la singularidad como la diversidad
del ministerio de cada miembro de la congregación. No todos
somos iguales. No todos son "maestros" o "profetas", y la
forma en que alentamos o edificamos al resto depende de los
dones que Dios nos ha dado. Pero todos deberíamos perseguir
el mismo objetivo, que es edificar a la congregación en amor.
Para edificarla, debemos hablar (de manera inteligible), ya sea
ofreciendo una exhortación, un himno, una revelación, un
mensaje en lenguas con su correspondiente interpretación, o
una profecía.
Podemos tener distintas maneras de edificar, pero todos somos
edificadores. No todos tenemos la misma función, pero a todos se
nos insta a abundar "en la obra del Señor, sabiendo que su trabajo
en el Señor no es en vano" (1 Cor 15:58). De manera interesante,
unos cuantos versículos más adelante Pablo usa esta misma frase
para describir su ministerio y el de Timoteo: "Si llega Timoteo,
vean que esté entre ustedes sin temor, pues él hace la obra del Señor
lo mismo que yo" (1 Cor 16:10).
Gracias a que son discípulos de Jesús y están llenos del Espíritu
Santo del nuevo pacto, todos los cristianos tienen el privilegio,
gozo y responsabilidad de involucrarse en la obra que Dios está
haciendo en nuestro mundo, la "obra del Señor". Y la manera
4: TODOS LOS CRISTIANOS DEBEN SER VIÑADORES
59
fundamental de hacer eso es hablando la verdad de Dios a los
demás, contando con la ayuda del Espíritu Santo.
Todos los cristianos deben ser misioneros
La mayoría de las referencias que hemos visto en las epístolas se
refieren a cómo los cristianos hablan entre ellos la verdad de la
Palabra de Dios. Pero, ¿qué hay acerca de hablar la Palabra con los
que no son cristianos?
Es un tanto sorprendente que en el Nuevo Testamento
Man relativamente pocas las veces que se exhorta a los creyentes
comunes y corrientes a hablar del evangelio con otros; las razones
han sido largamente discutidas por los eruditos y los estudiosos
de las misiones. Una posible respuesta se encuentra en la realidad
de que el evangelio avanzaba sin parar de una región a otra,
entrando con mucha fuerza en la sociedad del primer siglo,
salvando individuos y formando comunidades cristianas. Los
primeros cristianos se vieron inevitablemente envueltos en este
movimiento dinámico e inspirado por el Espíritu y no habrían
podido evitar el "evangelismo", aunque lo hubiesen querido. Si
alguien alzaba la cabeza como convertido a Cristo, fuera judío,
gentil temeroso de Dios o pagano, corría el riesgo de que se la
cortaran. O, al menos se le pediría que explicara el motivo de su
nueva esperanza (ver 1 Ped 3:13-16).
Un buen ejemplo, son los nuevos discípulos en Tesalónica.
A ellos, el evangelio no les había llegado simplemente a través
de palabras humanas, sino con poder y con plena convicción
(1 Tes 1:5). Se habían convertido en imitadores de Pablo y del
Señor Jesús en el sentido de que habían aceptado el mensaje de
verdad con gozo inspirado por el Espíritu, a pesar de la persecución.
Además, estos nuevos conversos se habían convertido en misioneros
sin haberse unido siquiera a una agencia misionera:
60
EL ENREJADO Y LA VID
Y ustedes llegaron a ser imitadores de nosotros y del Señor,
habiendo recibido la palabra, en medio de mucha tribulación,
con el gozo del Espíritu Santo, de tal manera que llegaron a
ser un ejemplo para todos los creyentes en Macedonia y en
Acaya. Porque saliendo de ustedes, la palabra del Señor se ha
escuchado, no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también
por todas partes la fe de ustedes en Dios se ha divulgado, de
modo que nosotros no tenemos necesidad de decir nada.
Pues ellos mismos cuentan acerca de nosotros, de la acogida
que tuvimos por parte de ustedes, y de cómo se convirtieron
de los ídolos a Dios para servir al Dios vivo y verdadero, y
esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de entre los
muertos, es decir, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.
(1 Tes 1:6-10)
El evangelio había transformado de tal modo su cosmovisión, y
el Espíritu Santo los había animado a tal grado que, a partir de
ellos, la palabra del Señor fixe "proclamada" tanto a nivel local
como hacia otras entidades. La palabra griega utilizada aquí,
exéjetai (echchtai), transmite la idea de que la palabra de Dios
resonaba en ellos hacia los demás, como si hiera una campana. No
les era posible guardarse el mensaje, aun cuando en ese momento
sus relaciones con los demás eran muy difíciles. Dondequiera que
Pablo iba, oía cómo los tesalonicenses habían aceptado el evangelio,
convirtiéndose al Dios vivo y verdadero.
Para algunos comentaristas de la Biblia, no es posible que
estos nuevos cristianos hayan actuado como misioneros y, por lo
tanto, sostienen que lo que se divulgó hacia otras naciones fueron
las noticias de su conversión. Pero eso no es lo que dice el texto;
había sido la propia palabra de Dios la que resonó en ellos y hacia
los demás. Como sea, ambas cosas van de la mano, ya que no es
4: TODOS LOS CRISTIANOS DEBEN SER VIÑADORES
61
posible que la noticia se haya divulgado sin que también se haya
comunicado el contenido del evangelio.
Lo que quiero decir es que era inevitable y natural que estos
nuevos conversos, cuya vida religiosa y social había cambiado por
completo, hablaran con otros sobre el evangelio que los había
transformado. No hubiese sido necesariopedirles que evangelizaran.
¿Cómo habrían podido evitar explicar lo que les había sucedido, ya
juera en el mercado o en una fiesta?
Todo eso nos lleva a un pasaje fundamental para lo que estamos
(rulando aquí:
Entonces, ya sea que coman, que beban, o que hagan
cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios.
No sean motivo de tropiezo ni a judíos, ni a griegos, ni a
la iglesia de Dios; así como también yo procuro agradar a
todos en todo, no buscando mi propio beneficio, sino el de
muchos, para que sean salvos. Sean imitadores de mí, como
también yo lo soy de Cristo. (1 Cor 10:31 - 11:1)
Convertirse en cristiano en el Corinto del siglo primero implicaba
un dilema social, ya que había que decidir a qué cenas asistir,
por el tipo de invitados y la comida que podía haber en ellas.
A diferencia de nuestras sociedades occidentales modernas
(pero igual que en otras culturas en el mundo moderno actual),
las comidas y las costumbres religiosas estaban integralmente
relacionadas. Entonces, ¿qué debían hacer los cristianos respecto a
Comer alimento "sacrificado a los ídolos" (1 Cor 8:1)? El hermano
"débil" piensa que es pecado (8:7-8). Pablo sabía que era libre de
comer carne ofrecida a los ídolos porque hay un solo Dios y un
solo Señor, pero no hacía uso de su libertad para evitar ser piedra
de tropiezo para otros (8:4-13).
Hacer uso de nuestra libertad cristiana es el gran tema de estos
capítulos. Pablo sabía que era libre, pero con toda intención se
62
EL ENREJADO Y LA VID
volvía esclavo de todos, fueran judíos, gentiles o cristianos "débiles"
(1 Cor 9:19-23). Pero, ¿por qué restringía su libertad y renunciaba
a sus derechos? Su objetivo era "ganar al mayor número posible"
(v. 19), salvar "a algunos" (v. 22), "por amor del evangelio" (v. 23).
El objetivo de su flexibilidad social era la salvación de otros.
Cabe destacar que, en Corinto, Pablo llamó a creyentes
comunes y corrientes a que fueran imitadores suyos, tal como él lo
era de Cristo. Y es que no se trata de imitar en un sentido general,
sino en buscar activamente la salvación de otros. No deben buscar
su propio beneficio dijo, "sino el de los demás, para que sean
salvos" (10:33). En cuanto a las decisiones que se deben tomar
respecto a qué comer y qué beber, como en todo lo demás, el
objetivo es la gloria de Dios (v. 31). No debemos ser motivo para
que otro tropiece en su fe, ya sea judío, gentil o algún hermano
(débil) que forme parte de la Iglesia de Dios (v. 32). Aunque
las responsabilidades y actividades misioneras de los corintios
eran diferentes a las de Pablo, las vidas de ambos debían estar
orientadas en la misma dirección. Al buscar la salvación de otros,
el principal objetivo de todos debía ser la gloria de Dios.
Un cristiano sin un corazón misionero no es un verdadero
cristiano. Este corazón misionero lo mostramos de diferentes
formas: orando por los que están perdidos, preocupándonos
de que nuestra conducta no ofenda a nadie, conversando del
evangelio con amigos (¡en una cena con invitados!), y haciendo
todo lo posible por salvar a algunos. Aunque somos libres, somos
esclavos sin derechos (ver 2 Cor 4:5; Fil 2:7).
Hay otros pasajes importantes que nos revelan el corazón
misionero que debemos tener y las actividades que en ese campo
deben ser realizadas por discípulos comunes y corrientes.
Los discípulos son llamados a tener un estilo de vida distintivo,
como "sal de la tierra", que se caracterice por buenas obras y
4: TODOS LOS CRISTIANOS DEBEN SER VIÑADORES
63
rectitud. Al vivir de este modo, somos como luces que brillan en el
inundo, atrayendo alabanzas, no hacia nosotros, sino hacia Dios,
nuestro Padre (Mat 5:13-16). Somos llamados a orar para que
el evangelio sea proclamado sin temor en el mundo (Col 4:2-3).
Cuando conversamos con gente ajena a nuestra fe, debemos
hacerlo de manera cortés, pero provocativa, respondiendo
apropiadamente a las preguntas que nuestra forma de vivir
provoque (Col 4:56‫)־‬. La sana doctrina del evangelio produce un
estilo de vida cristiano radical que no da lugar a calumnias y que
hace que la enseñanza del evangelio sea atractiva para el mundo
(Tito 2:1-10). Al igual que Israel (el pueblo escogido de Dios),
los cristianos deben dar a conocer a Dios a las naciones, en forma
tanto colectiva como individual, declarando sus misericordias
en el evangelio y llevando vidas santas (1 Ped 2:9-12; 3:1-2).
Incluso en medio de la persecución, los creyentes deben rendirse
a la soberanía de Cristo y, con gentileza, defender la esperanza
que tenemos en el evangelio (1 Ped 3:15).
Debemos concluir que un cristiano que no sienta pasión por
los que están perdidos necesita urgentemente auto-examinarse
y arrepentirse. Hasta los ateos lo saben. Penn Jillette es un ateo
declarado a quien le gusta expresar sus opiniones, y forma parte
del famoso dúo norteamericano de cómicos-ilusionistas Penn y
Teller. Respecto a su experiencia de ser evangelizado por un cortés
e imponente sujeto, comentó:
...Com o ya sabrán, siempre he dicho que no respeto a
las personas que no hacen proselitismo. No me merecen
ningún respeto. Si crees que existen el cielo y el infierno, y
que la gente podría estar yéndose al infierno, o perdiéndose
de la vida eterna, o lo que sea, y crees que no vale la pena
decírselos porque sería socialmente incómodo... ¿no crees
que tendrías que odiar a alguien para no querer convertirlo?
64
EL ENREJADO Y LA VID
¿Cuánto tendrías que odiar a alguien para que, a pesar de
que creyeras en la vida eterna, no lo trataras de convencer?
O sea, si yo creyera sin ninguna sombra de dudas que un
camión viene hacia ti, y tú no lo creyeras, y ese camión está a
punto de atropellarte, en algún momento te empujaría para
que lo evitaras. Y la salvación es todavía más importante... 3
Cuando sea, como sea y a quien sea
El Nuevo Testamento prevé que todos los discípulos cristianos
compartirán con oración la Palabra de Dios y en un sinnúmero
de maneras y contextos.
En cada contexto, el mensaje es esencialmente el mismo,
pues no llegamos a conocer a Dios por medio de la palabra del
evangelio, y luego utilizamos un mensaje básicamente diferente
para alentarnos mutuamente como creyentes, pues es lo mismo
que provoca nuestra conversión y además nos hace crecer, dando
fruto de santidad: es " la Palabra de Dios"; es decir, el mensaje
que nos ha sido revelado en y a través de Cristo y por medio de
su Espíritu. Por medio de la Palabra y del Espíritu, conforme
escuchamos la verdad de Dios y ésta se hace efectiva en nuestros
corazones, gracias a la obra del Espíritu, la vid crece, tanto en
cantidad de hojas, como en su calidad y madurez.
Eso ocurre cuando nos congregamos, pero también cuando
los cristianos comparten día a día la verdad unos con otros y
se alientan a permanecer fuertes (Ef 4:25; Heb 3:13); y en los
hogares, cuando los padres crían a sus hijos en la disciplina
e instrucción del Señor (Ef 6:4); y en cualquier lugar del
mundo, cuando simplemente proclamamos las excelencias
de Cristo ante las naciones (1 Ped 2:9), o cuando tenemos
3
http ://www. youtube. com/watch?v= fa9J E _Z VL8 8
4: TODOS LOS CRISTIANOS DEBEN SER VIÑADORES
65
conversaciones amenas y sazonadas como con sal, con personas
que no son creyentes (Col 4:56‫)־‬, o cuando respondemos con
amabilidad y respeto si nos preguntan por la esperanza cristiana
( 1 Ped 3:15-16).
Hagamos ahora una breve pausa para analizar lo que significa
eso en la práctica. A continuación les ofrezco de manera preliminar
diez estrategias con las cuales un cristiano puede "hablar la verdad
en amor" con otra persona y en el nombre de Cristo, participando
así en la gran obra que lleva a cabo Dios en el mundo:
•
Pedro le pregunta a su compañero de trabajo: Jaime, ¿qué
hiciste el fin de semana?, y éste le contesta que escuchó un
excelente sermón en su iglesia que le ayudó a entender por
primera vez el verdadero problema que había en el mundo.
Cuando Pedro le pide más detalles, Jaim e le explica que el
pecado y el juicio de Dios son la razón de los problemas de
nuestro mundo. Y después, Jaime se pone a orar por Pedro
para que se produzcan más oportunidades de compartir este
mensaje y para que su corazón esté dispuesto a recibirlo.
•
El hijo adolescente de Sara está teniendo serios problemas
en su escuela y, mientras una noche ambos conversan sobre
el tema, ella le asegura que Dios es más poderoso y más fiel
que cualquier amigo; y ora con él.
•
Mario conversa con Jorge después del culto dominical,
y comparte con él sobre cuánto lo alentó ese día cierto
versículo bíblico.
•
Miguel se reúne cada quince días a desayunar con su
amigo Esteban, quien lleva poco tiempo como cristiano,
y aprovechan esos momentos para estudiar un curso para
principiantes sobre cómo vivir la vida cristiana.
•
Andrea está preocupada por su amiga Débora, quien
lucha contra su ansiedad y ha faltado mucho a la iglesia
EL ENREJADO Y LA VID
66
últimamente. Andrea le escribe una breve carta en la cual
le da aliento, cita algunos versículos bíblicos y le ofrece
reunirse con ella para orar.
•
Guillermo asiste cada semana a un grupo de estudio bíblico
en la casa de José, junto a otras seis personas. Antes de ir se
asegura de haber leído el pasaje y reflexionado en él, y ora
para que Dios lo ayude a decir cosas ciertas y estimulantes
durante la reunión.
•
Irene es una persona mayor y le es difícil salir de su casa,
pero cada dos días llama por teléfono a su amiga Josefa, le
comparte el pasaje de la Biblia que leyó esa mañana y ora
con ella por teléfono.
•
Clara lleva meses orando por su amiga Cecilia, y por fin la
invita a una jornada evangelística en su iglesia. Mientras
conducen de regreso a casa, Clara conversa con Cecilia
sobre el mensaje que escucharon y hace todo lo posible por
responder a sus preguntas.
•
Roberto reorganiza su horario en el trabajo para poder
tomarse libre los miércoles por la mañana para enseñar
religión en la escuela primaria local. Y él y su esposa se
quedan ahí durante varios años, generando un gran impacto
en las vidas de los maestros y alumnos de su escuela.
•
En la iglesia de Felipe dedican varios minutos durante el
culto del domingo para que un miembro de la congregación
dé algún testimonio u ofrezca alguna palabra de aliento a
la congregación. Este domingo le toca a Felipe, y comparte
con la congregación cómo Efesios 5 le ayudó a transformar
su matrimonio.
Hemos cambiado un tanto los nombres y los detalles, pero estos
son verdaderos ejemplos de cristianos que con oración llevan la
4: TODOS LOS CRISTIANOS DEBEN SER VIÑADORES
67
verdad de Dios a otras personas. Se puede hacer en casa, en el
trabajo, conversando en la calle con los vecinos, en la iglesia, en
grupos pequeños, en una cafetería, en cualquier lugar. Pero lo
importante es que se haga, porque ésta es la "obra del Señor"; ésta
es la Gran Comisión puesta en acción; éste es el trabajo que todos
los cristianos pueden y deben hacer para cultivar la vid.
Para aquellos que les gusta pensar de manera más sistemática,
les presento a continuación otra manera de visualizar las distintas
estrategias en las que los cristianos pueden involucrarse con
oración en la tarea de llevar la Palabra de Dios a otros. Todos
nosotros existimos en tres esferas o contextos de vida: nuestra vida
familiar; nuestra interacción con los amigos, colegas, vecinos y la
comunidad en general; y nuestra comunión con el pueblo de Dios
en nuestras congregaciones. ¿Cómo podemos llegar a compartir la
verdad de la Palabra de Dios en cada uno de estos contextos?
-
Hogar
De manera
personal
Congregación
• Leer la Biblia
• Ayudara consolidar
y orar con los
en su fe a un cristiano
niños.
recién convertido
(con estudios bíblicos
• Leer la Biblia y
orar con el o la
para principiantes,
cónyuge.
etc.).
• Escribir cartas • Leer la Biblia y orar
con otra persona.
al resto de la
familia.
• Ejercer el ministerio
• Aplicar la
de los laicos, también
Biblia en
llamado "ministerio
desde los asientos de
nuestras
la iglesia"; es decir,
conversaciones
diarias.
hablar con la gente
que se sienta a tu lado
y animarla.
• Apoyar a los recién
llegados a nuestra
iglesia y con las
visitas.
Comunidad
• Invitar gente
a actividades
evangelísticas.
• Regalar libros,
folletos y
sermones.
• Hablar de tu
testimonio
personal.
• Hacer
evangelismo
instantáneo.
• Evangelizara los
amigos.
• En conversaciones
de pasillo
(responder
preguntas
comunes).
68
EL ENREJADO Y LA VID
En grupos
pequeños
• Leer y orar con
la familia.
• Reunirse en grupos
pequeños para orar y
estudiar la Biblia.
• Enseñar en la escuela
dominical o en el
grupo de jóvenes.
• Participar en grupos
de damas o de
varones.
• Hacer
evangelismo
dirigido a grupos
pequeños
(cursos, etc.).
• Enseñar religión,
moral o civismo
en las escuelas.
En grupos
grandes
• Introducir
contenidos
cristianos en
cumpleaños
y reuniones
familiares
(ej., compartir
un versículo
bíblico y orar).
• Predicar de manera
ocasional.
• Dar un testimonio y/o
aliento.
• Dirigir las canciones
en la iglesia.
• Leer la Biblia.
• Dar una charla
o testimonio
evangelístico
(ej., durante un
desayuno de
mujeres o una
cena de varones).
Dicho de otro modo, a lo que nos estamos refiriendo aquí es a
un movimiento dedicado a la lectura de la Biblia, en las familias,
las iglesias, los vecindarios, los lugares de trabajo, en todas partes.
Imagínate cómo sería si todos los cristianos participaran en una
red en la que se lee la Biblia con regularidad y como parte normal
de su discipulado. Que no sólo escudriñaran la Palabra de manera
individual, sino que la leyeran con sus hijos antes de irse a dormir,
con sus cónyuges mientras desayunan, con un colega no cristiano
mientras almuerzan juntos una vez a la semana en el trabajo, con
un cristiano recién convertido para animarse mutuamente cada
quince días, y con un amigo cristiano maduro en su fe, también
para darse aliento mutuo cada quince días.
Sería una complicada y enredada red de relaciones personales,
oración y lecturas bíblicas, más parecida a un movimiento que
a un programa; aunque, vista desde otra perspectiva, sería
profundamente sencilla y estaría al alcance de todos.
¡Qué idea tan fantástica! Además, no es ni controvertida ni
extravagante. A la mayoría de los pastores les encantaría que sus
4: TODOS LOS CRISTIANOS DEBEN SER VIÑADORES
69
congregaciones se involucraran en un ministerio de lectura diaria
de la Biblia como éste. ¿Quién podría estar en contra de algo así?
No es tan sencillo. Si nos detenemos a reflexionar en lo que
significa esta visión en la cual cada cristiano trabaja en el cultivo
de la vid, muchas de las suposiciones más defendidas respecto a
la iglesia, el ministerio, el evangelismo y la vida en congregación
pueden quedar en tela de juicio.
Para empezar, tira drásticamente por tierra muchas de las
diferencias que tradicionalmente se hacen entre el "clero" y los
"laicos". Muchos de nosotros ministramos en contextos donde
implícitamente (¡e incluso explícitamente!) se supone que es
tarea del pastor el edificar la iglesia, y es tarea de los miembros
recibir dicho ministerio y apoyarlo, involucrándose en una serie
de tareas y roles como contar el dinero de la ofrenda, organizar
el té mañanero, servir de acomodadores, participar en comités,
etcétera. Pero es el pastor (o el equipo pastoral) quien lleva adelante
la tarea de cultivar la vid, y el resto de nosotros hacemos lo que
podemos para mantener el enrejado, principalmente cooperando
con dinero.
La visión que ofrece el Nuevo Testamento sobre el ministerio
es muy diferente. Es cierto que los pastores y los ancianos
tienen un rol principal en el cultivo de la vid (en la oración y
la proclamación), y son responsables de proteger y enseñar la
Palabra y de mantener el nivel de excelencia de la sana doctrina.
Pero uno de los efectos de este rol es capacitar a los miembros
y permitirles también trabajar en el cultivo de la vid. Ya vimos
un ejemplo en Efesios donde, como resultado del ministerio de
los pastores y maestros, toda la congregación tenía que "hablar la
verdad en amor". En la carta de Pablo a Tito vemos también otro
interesante ejemplo de lo mismo, donde se dice que todo anciano
"debe retener la palabra fiel que es conforme a la enseñanza, para
que sea capaz también de exhortar con sana doctrina y refutar a
70
EL ENREJADO Y LA VID
los que contradicen" (Tito 1:9). Gracias a la enseñanza de esta
sana doctrina la congregación aprenderá a alentarse y a capacitarse
mutuamente, como las ancianas mencionadas en el capítulo 2, que
debían enseñar "lo bueno, para que puedan instruir a las jóvenes a
que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos" (Tito 2:3-4).
Dicho de otro modo, todos participamos en "la obra del
Señor" (1 Cor 15:58). Todos ayudamos a hacer que la vid crezca,
compartiendo la Palabra con oración en todo momento y del
modo que podamos hacerlo. Lutero, con su reconocida agudeza,
lo expresó del siguiente modo:
El ministerio de la Palabra nos pertenece a todos.
Evidentemente, atar y desatar no es más que proclamar y
aplicar el evangelio. Porque, ¿qué es desatar, sino anunciar el
perdón de los pecados ante Dios? ¿Qué es atar, sino retirar el
evangelio y declarar la retención de los pecados? Ya sea que
ellos (es decir, la Iglesia Católica Romana) lo deseen o no,
deben reconocer que las llaves son el ejercicio del ministerio
de la Palabra y son propiedad de todos los cristianos.4
¿Te parece todo demasiado radical? ¿Es acaso una tarea demasiado
agotadora para los agobiados cristianos que conoces? ¿O
simplemente te parece demasiado difícil convencer a la gente para
que viva actuando así?
Necesitamos analizar aún más cuáles son las características
propias de la vida cristiana normal.
4
Martín Lutero, "Concerning the Ministry" (Sobre el ministerio), dentro de
"Luth er’s Works" (Las obras de Lutero), Vol 40, "Church an d M inistry I I " (Iglesia
y ministerio II). Ed. Conrad Bergendoff y Helmut T. Lehmann, Muhlenberg
Press, Filadelfia, 1958, pág. 27. La mención a las "llaves" y, de hecho, toda la cita
se refiere a Mateo 16:19: "Yo te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates
en la tierra, será atado en los cielos; y todo lo que desates en la tierra, será desatado
en los cielos".
Capítulo 5
¿Culpa o gracia?
Hasta aquí hemos sostenido que todos los cristianos son viñadores;
que todos son partícipes en "la obra del Señor". En los capítulos
siguientes, exploraremos el importante papel que tienen los pastores
y los líderes en la tarea de capacitar y alentar a los miembros de
su congregación como colaboradores suyos en este trabajo; sin
embargo, antes convendría hacer una pausa para analizar algunas
dudas que se suelen presentar.
Con frecuencia nos preguntan si es verdad que la vida cristiana
incluye el hacer discípulos. Y si es así, entonces ¿qué pasa con
aquellos que apenas logran sostener su fe en Cristo? ¿Está bien que
los hagamos sentir mal porque no salen a compartir el evangelio, ni
alientan a otros en la fe, ni están 'capacitándose en el ministerio'?
¿Estamos haciendo que los cristianos promedio se sientan culpables?
O, peor todavía, ¿no corremos el riesgo de crear una nueva especie
de legalismo, donde 'participar en la tarea de hacer discípulos' se
convierta en una norma a cumplir para lograr la aprobación de tu
pastor (si no de Dios)? ¿Terminamos acaso creando dos clases de
cristianos: los 'comprometidos' y el resto?
Estas preguntas son legítimas e importantes, y tienen que ver
con el gran planteamiento que nos hacemos respecto a cómo es la
vida cristiana de todos los días. No hay mejor manera de responder
que remitiéndonos a la extraordinaria carta que desde la cárcel
envía Pablo a los filipenses.
EL ENREJADO Y LA VID
Compañeros en el evangelio de la gracia
Pablo les escribió esta carta a los cristianos que se encontraban
en Filipo, mientras disfrutaba de la 'hospitalidad' de las
autoridades romanas: se hallaba en prisión, probablemente en
Roma, y enfrentaba la real posibilidad de ser ejecutado por haber
osado predicar a Cristo como el rey verdadero, en vez de Cesar
(1:13-14,21).
¿Cómo reaccionarías si tu pastor estuviera preso por haber
predicado que Cristo es el único Dios verdadero? Quizás lo negarías
por vergüenza o por temor a lo que pudieras perder. Si alguien te
preguntara, tal vez contestarías: "La verdad es que no lo conozco
muy bien. Sólo he estado unas pocas veces en su iglesia. Siempre
me pareció un poco extremista".
O a lo mejor encontrarías las fuerzas para solidarizarte con
él, enviándole regalos, orando por él, aceptando la persecución
de las autoridades y predicando con valentía el mismo mensaje
de Cristo. Y también pudiera ser que dijeras algo como: "Sí,
mi pastor está en la cárcel por predicar a Cristo. Y, si quieren,
pueden venir y encerrarme a mí también, porque no voy a dejar
de confesar la verdad: que Jesucristo es nuestro Señor, que resucitó
de los muertos".
¿Qué harías tú?
La carta de Pablo empieza con una oración de gran gozo
porque los filipenses habían sido solidarios con él en el evangelio
"desde el primer día hasta ahora". Los filipenses no negaron a
su encarcelado apóstol, ni lo abandonaron; permanecieron a su
lado. La palabra que utiliza una y otra vez Pablo en esta carta
para describir esta solidaridad es ,participación'. En griego el
término es koinonía (k o i v w v í q ) que por lo general se traduce
como ,comunión'.
5: ;CULPA O GRACIA?
73
La comunión que los filipenses compartían con Pablo no era
una taza de té después del culto, ni una agradable tarde de estudio
bíblico. Los filipenses y Pablo eran copartícipes de la gracia de Dios
por medio de Jesucristo (1:7). Al igual que Pablo, ellos anhelaban
que llegara el día de Cristo, cuando por medio de su muerte y
resurrección serían considerados puros e irreprochables, y llenos del
fruto de justicia ( 1 : 9 1 0 ‫ ־‬11; 3:8 ‫) ־‬. Dios mismo había comenzado la
buena obra en ellos, y él la perfeccionaría (1:6).
La comunión que compartían los filipenses en el evangelio
no era para asegurarse de quedar bien ante Dios. Si alguien tenía
razones para vanagloriarse ante Dios y declararse justo, ése era
Pablo, era un "hebreo de hebreos" (3:5). Pero el evangelio que él
predicaba consideraba patético todo esfuerzo humano por alcanzar
la justicia.
Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como
perdida por amor de Cristo. Y aún más, yo estimo como
pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de
conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo he perdido todo,
y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo, y ser
hallado en él, no teniendo mi propia justicia derivada de la
ley, sino la que es por la fe en Cristo, la justicia que procede
de Dios sobre la base de la fe... (Fil 3:7-9)
liste es el evangelio que los filipenses habían oído y, por la gracia de
Dios, creído. Era un evangelio sobre un Cristo sufriente que moría
y resucitaba para traer justicia y salvación a su pueblo. Aceptar
este evangelio significaba estar dispuesto a sufrir como el mismo
Cristo. En realidad, Pablo usa términos aún más poderosos. Dice
t]ue defender el evangelio, y ser llamado a sufrir por Cristo, es en sí
mismo un don de la gracia divina:
Es justo que yo sienta esto acerca de todos ustedes, porque
los llevo en el corazón, pues tanto en mis prisiones como en
74
EL ENREJADO Y LA VID
la defensa y confirmación del evangelio, todos ustedes son
5: ¿CULPA O GRACIA?
75
les ha concedido por amor de Cristo, no sólo creer en él,
de esta ciudadanía y permanecer unidos como un solo ejército,
luchando por este rey en defensa de su honor y su gloria.
Los creyentes comunes y corrientes de Filipo no eran
ciudadanos de segunda categoría, y tampoco eran un equipo de
apoyo ubicado detrás de la línea de frente. Debían unirse y luchar
"por la fe del evangelio", sin sorprenderse por los conflictos y
luchas que habrían de venir, y sin sentir temor de sus adversarios.
Y al hacerlo, se hacían parte del mismo conflicto y lucha que Pablo
había vivido y que aún seguía experimentando; unidos con él en su
sufrimiento y en la "defensa y confirmación del evangelio" (1:7);
compañeros de Pablo y entre sí.
Esta es la razón de por qué es tan importante la unidad en
una congregación, y por qué las quejas, el mal humor y la discordia
no deben tener lugar en ella. El maravilloso pasaje que habla de la
humildad y altruismo de Cristo, en el capítulo 2, es, en contexto,
un llamado a los filipenses a dejar de lado su egoísmo y mezquinas
rivalidades, para así poder luchar juntos en beneficio del evangelio,
brillando cual faros en la corrupta sociedad que los rodeaba:
sino también sufrir por él, teniendo el mismo conflicto que
Hagan todas las cosas sin murmuraciones ni discusiones,
vieron en mí, y que ahora oyen que está en mí. (Fil 1:27-30)
para que sean irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin
El término griego de donde viene la palabra "compórtense",
en el versículo 27, significa "vivir como ciudadanos". En 3:20
encontramos este mismo término en forma de sustantivo:
"Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también
ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo...".
Los filipenses sabían muy bien que eran una colonia romana,
con todos los privilegios y derechos de ser plenos ciudadanos
del Imperio. Pero Pablo les recuerda que su rey no es César y
que tampoco son ciudadanos romanos; su rey es Jesucristo y su
ciudadanía está en los cielos. Por lo tanto, deben llevar vidas dignas
tacha en medio de una generación torcida y perversa, en
participantes conmigo de la gracia. (Fil 1:7)
Porque a ustedes se les ha concedido por amor de Cristo, no
sólo creer en él, sino también sufrir por él. (Fil 1:29)
Entonces, Pablo llama a los cristianos comunes y corrientes de
Filipo a permanecer fuertes en su comunión en el evangelio y a
seguir defendiendo a Cristo ante enemigos y perseguidores. Dice
Pablo que vivir de este modo es sencillamente llevar una vida digna
del propio evangelio:
Solamente compórtense de una manera digna del evangelio
de Cristo, de modo que ya sea que vaya a verlos, o que
permanezca ausente, pueda oír que ustedes están firmes
en un mismo espíritu, luchando unánimes por la fe del
evangelio. De ninguna manera estén atemorizados por sus
adversarios, lo cual es señal de perdición para ellos, pero de
salvación para ustedes, y esto, de Dios. Porque a ustedes se
medio de la cual ustedes resplandecen como luminares en
el mundo, sosteniendo firmemente la palabra de vida, a fin
de que yo tenga motivo para gloriarme en el día de Cristo,
ya que no habré corrido en vano ni habré trabajado en vano.
(Fil 2:14-16)
Los estudiosos no logran ponerse de acuerdo respecto a si, en
el versículo 16, la expresión correcta es 'manteniendo en alto'
o 'sosteniendo firmemente'. La primera implica una postura
evangelista cuya mirada está dirigida hacia el exterior, en tanto
76
EL ENREJADO Y LA VID
que la segunda se refiere más a su propia perseverancia en la fe.
Es difícil imaginarse a los filipenses creando problemas por tal
diferenciación. Para ellos, 'sosteniendo firmemente' al evangelio
como compañeros de Pablo, inevitablemente significaba luchar con
él por el evangelio y aceptar el sufrimiento que esa lucha siempre
traía consigo. Significaba permanecer junto a su encarcelado apóstol
y hablar en "defensa y confirmación del evangelio".
Pablo menciona a Timoteo y a Epafrodito como dos grandes
ejemplos a imitar por los filipenses. El modo en que Timoteo se
preocupa por los demás, en vez de por sí mismo, no tiene igual
(2:20-21). Para él, los intereses de Jesús están primero, y sirve
junto a Pablo como un hijo lo haría, ayudando en los asuntos de su
familia. Epafrodito es un filipense al cual Pablo se refiere como "mi
hermano, colaborador y compañero de lucha, quien también es su
mensajero y servidor para mis necesidades. Porque él los extrañaba
a todos, y estaba angustiado porque ustedes habían oído que se
había enfermado" (2:25-26).
¿Te fijaste? Epafrodito no estaba preocupado por estar enfermo,
sino porque los demás habían sabido de su enfermedad. ¿Cuántos
de nosotros podemos decir que tenemos esta misma actitud cuando
estamos enfermos?
El compañerismo cristiano habitual
Según Pablo, en la vida cristiana lo habitual es que exista
compañerismo en el evangelio. Esta frase significa permanecer
juntos en el evangelio, o sea, decididos a vivir como ciudadanos
del cielo en medio de nuestra generación corrupta, anhelando
la defensa y proclamación del evangelio, luchando por ello y
soportando con valentía los conflictos, luchas y persecuciones que
inevitablemente sobrevendrán después.
5: ¿CULPA O GRACIA?
77
La forma de demostrar este compañerismo es bastante variada.
Vemos a los filipenses orar por Pablo (1:19), hacerse partícipes de
sus problemas, enviándole ayuda en dinero (4:14-19); a filipenses
como Epafrodita, Evodia, Síntique y Clemente formando parte del
grupo de colaboradores de Pablo; y vemos cómo son llamados a
imitar a Pablo para luchar por el evangelio a pesar de la oposición
de los suyos y de la hostilidad de los demás (3:17 - 4:1).
El evangelio en sí exige que permanezcamos junto a nuestros
líderes y predicadores, en profunda unidad, trabajo en equipo y
solidaridad; no debido a sus personalidades o dones, sino porque
somos compañeros en el evangelio de Jesucristo. No hay dos clases
de cristianos: los que son compañeros y los espectadores. Todos
debemos participar por igual.
Cierta iglesia que conocemos trató de expresar esta idea
cambiando el término 'miembros' de la congregación por
'compañeros'. Y es que en nuestra sociedad, cuando uno pasa a ser
'miembro' de algo, podría dar la idea de pasividad y consumismo.
Cuando me uno a un club, espero recibir ciertos beneficios. En
cambio, cuando hablamos en términos de 'compañerismo', lo
primero que viene a la mente es que se espera de nosotros que
participemos de manera activa, que seamos compañeros en una
gran iniciativa: la misión evangelizadora de Cristo.
En el Filipo del primer siglo, no había dudas de lo que
dio significaba. Implicaba estar dispuesto a comprometerse
públicamente con una secta nueva en la que nadie confiaba y
cuyos líderes eran enviados a prisión; significaba estar decididos a
permanecer junto a sus hermanos, pasara lo que pasara, y luchar por
el evangelio; significaba también comprometerse con sus hermanos
y hermanas en Cristo, olvidándose de uno mismo.
¡Nada de esto constituía un programa de buenas obras para
lograr entrar al cielo! De hecho, los legalistas, que pretendían poner
78
EL ENREJADO Y LA VID
su confianza en la carne, eran el enemigo. Pero la inmensurable
gracia gratuita de Dios que vino a ellos por medio de su fe en Cristo,
no era un permiso para llevar vidas fáciles y cómodas, con un toque
de espiritualidad como acompañamiento; sino que constituía más
bien un pasaporte para lograr una nueva ciudadanía de sufrimiento
y lucha, codo a codo, en defensa del evangelio.
Pablo era su líder, ejemplo y compañero de armas en esta lucha.
Y este es también el patrón que se repite en el resto del Nuevo
Testamento. Los líderes, pastores y ancianos son responsables de
enseñar, advertir, amonestar y alentar. Son maestros de obras y
organizadores, guardianes y movilizadores, maestros y modelos.
Ellos proveen las condiciones bajo las cuales el resto de los
compañeros en el evangelio pueden también participar en la tarea
de cultivar la vid: compartiendo la verdad de Dios con otros.
No obstante, en el fondo, los pastores y ancianos no son más
que compañeros. No poseen una esencia o un estatus distinto y, en
realidad, su tarea no es como si ellos fueran los 'jugadores' de verdad,
y los demás de la congregación fueran los espectadores o el equipo
de apoyo. Los pastores o ancianos son aquellos que se ocupan de la
vid, a los que se les ha dado la responsabilidad de cuidar de la gente
y capacitarla para trabajar juntos en el evangelio.
Lo que hemos visto, inevitablemente, nos lleva al tema de
la 'capacitación'.
Capítulo 6
La esencia de la capacitación
Hay dos categorías en las que los lectores de este libro podrían caer.
Hay algunos para los que la palabra 'capacitación' está de moda en
el ministerio. Creen saber lo que significa y, por consiguiente, están
a favor, en contra, o simplemente cansados de escuchar sobre ella.
Habrá otros para quienes la 'capacitación' es algo que se hace
en un instituto teológico o en un seminario, pero que nunca han
pensado que es una actividad que la iglesia local debería realizar.
En beneficio de ambos grupos, y de todos los demás,
detengámonos a analizar qué es realmente la 'capacitación' en la
vida cristiana y el ministerio.
¿En qué consiste la capacitación o entrenamiento?
Una dificultad siempre presente al analizar el tema de la
'capacitación' (y muchos otros) es que dicha palabra tiene
connotaciones que no siempre tienen que ver con la forma en
que dicha palabra es utilizada en la Biblia.
En nuestro idioma actual, el término 'capacitación', o
'entrenamiento' tiene que ver con hacerse apto en algún ejercicio,
arte o profesión. Mediante una combinación de instrucción,
observación, práctica y disciplina, el 'aprendiz' aprende a hacer
bien algo, ya sea correr en carreras de vallas o convertirse en
soldado. En nuestro mundo, la 'capacitación' suele estar orientada
80
EL ENREJADO Y LA VID
a realizar alguna tarea, centrada en los procesos, mediante la cual
las cosas se llevan a cabo. Pone énfasis en respuestas uniformes
y predecibles que se aprenden y se refuerzan a través de la
práctica. Cuando tenemos 'capacitación en el lugar de trabajo'
esperamos que algún aspecto de nuestro rol alcance un nuevo
nivel de competencia.
La capacitación en el ministerio también puede ser eso:
proporcionar conocimientos y enseñar cómo mejorar las
habilidades que sirvan para que los cristianos puedan aprender
a hacer ciertas cosas. Además, muchas iglesias tienen 'cursos de
capacitación' que ayudan a la gente a ser más competente al leer
la Biblia, al compartir su fe con otros, recibir en la iglesia a las
visitas, liderar grupos pequeños, etcétera.
Todo eso es beneficioso y útil, pero no constituye la esencia
de la 'capacitación', al menos no en la forma en que la Biblia
la concibe. En el Nuevo Testamento, el entrenamiento o
capacitación tiene mucho más que ver con la forma de pensar
y la vida cristiana, que con aprender ciertas habilidades o
competencias. Esto se hace evidente en las epístolas pastorales
por las distintas palabras que se usan para traducir este término.
Impartiendo doctrinay vida
En 1 Timoteo 4:7, por ejemplo, encontramos la siguiente
instrucción de Pablo: "Nada tengas que ver con las fábulas
profanas propias de viejas. Más bien disciplínate a ti mismo para
la piedad". La palabra griega aquí es gumnadze (γύμναζε), que
originalmente se usaba en relación al deporte y las competencias.
Como pastor cristiano, Timoteo debía aplicar esta metáfora del
entrenamiento deportivo a su vida y a su carácter para que él y
sus oyentes pudieran avanzar hacia la madurez y la justicia. En
Hebreos, volvemos a encontramos con este término griego, usado
6: LA ESENCIA DE LA CAPACITACIÓN
81
del mismo modo: "...el alimento sólido es para los adultos, los
cuales por la práctica tienen los sentidos ejercitados para discernir
el bien y el mal" (Heb 5:14). En contraste, el corazón de los falsos
maestros es "ejercitado en la avaricia" (2 Ped 2:14). El énfasis aquí
está puesto en que la enseñanza y el ejemplo deben servir para
alcanzar un tipo de vida en particular, no se menciona nada de
alguna habilidad o competencia.
En 2 Timoteo 3:16, la palabra griega paideia (paideia), se
traduce como 'instruir': "Toda Escritura es inspirada por Dios y
útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en
justicia". Y es la misma palabra que se usa para referirse a enseñar
con la intención de formar patrones de conducta adecuados (en
este caso, la justicia). Es el mismo tipo de instrucción que un
padre ejerce sobre un hijo para moldear su carácter, ya sea nuestro
Padre Dios, quien nos disciplina por nuestro bien (Heb 12:5,7),
o nuestro padre humano que busca instruirnos en los caminos
del Señor (Ef 6:4).
En el versículo que le sigue (2 Tim 3:17), el concepto de
capacitación o entrenamiento es llevado un paso más adelante.
Al ser 'instruido' o'capacitado' en la justicia, el hombre de Dios
se vuelve competente o hábil gracias a las Escrituras, las cuales lo
preparan para toda buena obra. Es la 'capacitación' en la justicia
la que nos hace ser competentes, pero no se trata de tener alguna
habilidad en particular, como ser capaz de enseñar con claridad, o
de dirigir un grupo pequeño, o lo que sea, sino que tiene que ver
con tener un carácter o una conducta basados en la sana doctrina
de las Escrituras.
La sana doctrina es un elemento esencial. En las epístolas
pastorales se va entregando un testigo (una estafeta), como en una
carrera de relevos, y ese testigo es el propio evangelio. Dios le confía
el evangelio a Pablo (1 Tim 1:11-12), quien a su vez se lo entrega a
82
6: LA ESENCIA DE LA CAPACITACIÓN
EL ENREJADO Y LA VID
Timoteo (1 Tim 1:18-19; 6:11-14,20-21). Después, Pablo quiere
que Timoteo haga lo mismo: que aquello que él le ha entregado,
Timoteo lo confíe a otros fieles que a su vez sean capaces de enseñar
a otros (2 Tim 2:2).
La esencia de la capacitación no es ejercitar una habilidad, sino
impartir la sana doctrina. Pablo usa el término 'ejercitar' o 'capacitar'
para referirse a un proceso que dura toda la vida, mediante el cual
Timoteo y su congregación aprenden por medio de las Escrituras a
rechazar toda falsa religión y a conformar sus corazones y sus vidas
a la sana doctrina. Un buen entrenamiento bíblico da por resultado
una vida santa basada en una enseñanza sana y sanadora.
Relación e im itación
La transferencia del tesoro del evangelio, sin embargo, no es
un ejercicio educativo carente de sensibilidad, sino que es
profunda e innegablemente basada en relaciones humanas. Al
observar la relación que tenían Pablo y Timoteo, de inmediato
se hace evidente que en la capacitación de este último hubo
mucho más que una simple transferencia de habilidades o
información. En varias ocasiones Pablo describe a Timoteo
con mucho cariño, llamándolo hijo o hijo amado (1 Cor 4:17;
Fil 2:22; 1 Tim 1:2,18; 2 Tim 1:2), hijo en la fe y copartícipe
de la gracia (1 Tim 1:2; 2 Tim 1:2; 2:1). Existe casi una plena
certeza de que la conversión de Timoteo se produjo gracias al
ministerio de Pablo (Hech 14:6-23; 16:1-3), convirtiéndose en
un apreciado colaborador en la misión evangelizadora ("a nadie
más tengo del mismo sentir", Fil 2:20), a quien Pablo confió la
misión de ir como su mensajero a las demás iglesias (Fil 2:19-20;
1 Tes 3:1-5).
Esta cercana relación fue un vehículo para uno de los
elementos clave en la capacitación de Timoteo: la imitación.
83
"Tú has seguido mi enseñanza, mi conducta, propósito, fe,
paciencia, amor, perseverancia, mis persecuciones, sufrimientos,
como los que me acaecieron en Antioquía, en Iconio y en Listra.
¡Qué persecuciones sufrí! Y de todas ellas me libró el Señor"
(2 Tim 3:10-11).
Pablo le transfirió a Timoteo no solamente el tesoro del
evangelio, sino una forma de vivir. Y, a su vez, Timoteo habría
de ser un ejemplo para los demás de esta forma de vivir según
el evangelio: "No permitas que nadie menosprecie tu juventud,
sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y
pureza" (1 Tim 4:12). Pablo le ofreció un consejo similar a Tito,
otro de sus protegidos: "Muéstrate en todo como ejemplo de
buenas obras, con pureza de doctrina, con dignidad, con palabra
sana e irreprochable, a fin de que el adversario se avergüence al no
tener nada malo que decir de nosotros" (Tito 2:7-8). Nótese que
la conducta y enseñanza ejemplares de Tito también repercuten
en Pablo ("no tener nada malo que decir de nosotros"), porque su
enseñanza y su conducta no son más que una imitación de Pablo.
Esta metodología de ser un modelo, ejemplo, alguien a quien
imitar, era parte esencial del ministerio de Pablo:
Hermanos, sean imitadores míos, y observen a los que andan
según el ejemplo que tienen en nosotros. (Fil 3:17)
No
les escribo esto para avergonzarlos, sino para
amonestarlos como a hijos míos amados. Porque aunque
ustedes tengan innumerables maestros en Cristo, sin
embargo no tienen muchos padres; pues en Cristo Jesús
yo los engendré por medio del evangelio. Por tanto, los
exhorto: sean imitadores míos. Por esta razón les he enviado
a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor. El les
recordará mis caminos, los caminos en Cristo, tal como yo
enseño en todas partes, en cada iglesia. (1 Cor 4:14-17)
84
EL ENREJADO Y LA VID
No sean motivo de tropiezo ni a judíos, ni a griegos, ni a
la iglesia de Dios; así como también yo procuro agradar a
todos en todo, no buscando mi propio beneficio, sino el de
muchos, para que sean salvos. Sean imitadores de mí, como
también yo lo soy de Cristo. (1 Cor 10:32 - 11:1)
Sabemos, hermanos amados de Dios, de la elección de
ustedes, porque nuestro evangelio no vino a ustedes
solamente en palabras, sino también en poder y en el
Espíritu Santo y con plena convicción; como saben qué
clase de personas demostramos ser entre ustedes por el
amor que les tenemos. Y ustedes llegaron a ser imitadores
de nosotros y del Señor, habiendo recibido la palabra, en
medio de mucha tribulación, con el gozo del Espíritu Santo,
de tal manera que llegaron a ser un ejemplo para todos los
creyentes en Macedonia y en Acaya. (1 Tes 1:4-7)
La cadena de imitación parte del mismo Señor Jesús, a quien copia
Pablo, y pasa a Timoteo (quien imita a Pablo y les recuerda a otros
la forma de actuar de éste), hasta llegar a los creyentes, quienes se
convierten en "imitadores de nosotros y del Señor".
Es importante hacer hincapié en el hecho de que Pablo no
sólo desea que imiten su doctrina, sino también su forma de vivir.
Pablo jamás separa la ética y la doctrina, porque una correcta
interpretación del evangelio siempre trae consigo un cambio en
la forma de vivir. Aunque estas palabras podrían hacernos sentir
avergonzados, ya sea por humildad o porque conocemos muy bien
la pobreza de nuestro ejemplo, Pablo no mostraba vergüenza ni
por él ni por sus colaboradores. El instaba a Timoteo y a los demás
a unírsele y ser ejemplo para los creyentes, e instaba a los creyentes
a seguir dicho ejemplo.
6: LA ESENCIA DE LA CAPACITACIÓN
85
No obstante, debemos recordar qué tipo de ejemplo era
el que daba Pablo al imitar a Jesús. El suyo era un ejemplo de
aceptación, tanto de la enemistad y el rechazo de la sociedad,
como del camino de autosacrificio, sufrimiento y malos tratos
que es necesario soportar por los demás. Tal como sostiene
Edwin Judge, el tipo de imitación que exigía Pablo iba contra la
tendencia cultural de la época. No consistía en seguir ciertas reglas
éticas de moda o tradiciones, imitando a su maestro espiritual,
sino en dar la vida por los demás. "Este llamado a sacrificar los
intereses personales por un objetivo superior era una inversión
desconcertante de la ética perfeccionada por los griegos".1
Pablo llamaba a sus congregaciones a sufrir con él por la
misión de Cristo y a buscar la salvación de otros, renunciando a
sus propios derechos. Su ambición de salvar a otros también debía
ser la ambición de ellos.
Nos guste o no, siempre somos un ejemplo para los que
enseñamos o capacitamos. No podemos dejar de ser un ejemplo.
Una de las tareas fundamentales de los pastores y ancianos es
estructurar sus vidas de tal forma, que puedan ser para los
demás un ejemplo de lo que agrada a Dios, motivo por el cual la
mayoría de los requisitos para los ancianos que se establecen en
la Biblia, como por ejemplo en 1 Timoteo 3 y Tito 1, tienen que
ver con su carácter y con su estilo de vida. No es que debamos
ser modelos de perfección, ya que eso es imposible. Pero,
como le dice Pablo a Timoteo: "Sé diligente en estos asuntos;*
!
E. A. Judge, 'The Teacher as Moral Exemplar in Paul and in the Inscriptions
o f Ephesus' (El maestro como ejemplo moral en Pablo y en las inscripciones
de Efeso), dentro del libro In the Fullness o f Time: B ib lical Studies in H onour o f
Archbishop D on ald Robinson (En la plenitud de los tiempos: estudios bíblicos en
honor al arzobispo Donald Robinson), editado por D . Peterson y J. Pryor, Anzea,
Homebush West, Nueva Gales del Sur, 1992, pág. 199.
86
EL ENREJADO Y LA VID
entrégate de lleno a ellos, de modo que todos puedan ver que
estás progresando" (1 Tim 4:15, N V I). Debemos ser un ejemplo
de lucha por alcanzar la santidad; no, por supuesto, de haber
alcanzado la santidad perfecta (Heb 12:14). En realidad, en el
fondo, nuestro ejemplo consiste en imitar el camino de la cruz.
No intentamos crear clones ni un culto a la personalidad, sino
que buscamos seguir su ejemplo, perseverando a pesar de las
pruebas y la persecución. Si el maestro sufre, también lo hace
el alumno.
Lo importante aquí es que la capacitación no puede ser sino
por medio de las relaciones personales. No puede hacerse en
una sala de clases a través de una transferencia supuestamente
neutra de información. El instructor requiere que su aprendiz
no sólo adopte su enseñanza, sino también la forma de vivir que
forzosamente fluye de dicha enseñanza. En otras palabras, el
instructor debe hacer lo que Pablo le dice a Timoteo:
Ten cuidado de ti mismo y de la enseñanza. Persevera en
estas cosas, porque haciéndolo asegurarás la salvación tanto
para ti mismo como para los que te escuchan. (1 Tim 4:16)
Form ar como lo hacen los padres
Para resumir, podemos decir que el modelo de capacitación en el
ministerio que ocupa Pablo se parece mucho a lo que hacen los
padres con sus hijos:
• Comienza cuando una persona es el instrumento que lleva
a otra a experimentar un nuevo nacimiento.
• Es un proceso a largo plazo y hecho con amor.
• Implica transmitir conocimientos, sabiduría e
instrucciones prácticas.
6: LA ESENCIA DE LA CAPACITACION
87
• Involucra imitar y seguir un ejemplo.
• No sólo forma creencias y habilidades, sino también
carácter y estilo de vida.
Cuando hablamos de capacitación, esta metáfora resulta ser muy
útil. Formar a otros es como criar hijos. Es amar a otro lo suficiente
como para desear verlo crecer y florecer; y es estar dispuesto a
trabajar fielmente y a largo plazo, hasta lograr (con la misericordia
divina) que ello ocurra.
Se aprende por imitación y por instrucción; sin embargo,
la mejor capacitación suele darse por osmosis. La naturaleza
relacional de la capacitación da por resultado que, por osmosis,
los aprendices terminen pareciéndose a sus maestros, tal como los
hijos se parecen a sus padres.
En la capacitación relacional (la que resulta de la relación
directa maestro-aprendiz), los corazones del maestro y del
aprendiz se ven expuestos. Cuando entrenamos a ministros de
la Palabra de Cristo, los avances no se miden simplemente por
el éxito en el desempeño de tareas, sino por la integridad de sus
corazones. ¿Ama realmente el aprendiz a Dios y a su prójimo? ¿Se
somete de verdad a la Palabra de Cristo? Las palabras y acciones
espontáneas del aprendiz ponen al descubierto su corazón: lo
bueno, lo malo y lo feo, así que el tira y afloja de la vida y del
ministerio, la relación se profundiza, y el maestro llega a conocer
más profundamente el carácter del aprendiz.
Igualmente, los aprendices necesitan conocer el corazón de
sus maestros: sus pecados y confesiones, sus temores y su fe, su
visión y su realidad, sus éxitos y fracasos. La vida y el ministerio
del maestro son un modelo para el aprendiz, no de perfección,
sino de deseos de agradar a Dios en envases terrenales. Por eso
es necesario que compartamos nuestras vidas de manera sincera
y abierta.
EL ENREJADO Y LA VID
El lugar donde con mayor claridad podemos ver eso es en
el hogar. En su casa, el maestro deja de ser el cristiano público',
el líder pastoral. La fachada se desploma, para convertirse en lo
que realmente es, el marido que ríe con su mujer, el padre que
reprende a la hija que no quiere comer, el cocinero que disfruta de
su lado creativo, el dueño de casa que repara el caño del agua, el
hombre agotado que ve la TV con la mirada vacía. Experimenta
la vida en el Espíritu en el contexto más difícil de todos. Del
mismo modo, cuando un maestro inteligente va a la casa de un
aprendiz, también se preocupa de observar cómo éste escucha con
respeto a su esposa, o ignora a sus hijos, o espera ser atendido, o
no puede relajarse. Todo eso es importante y, más adelante, deberá
ser motivo de reflexión y análisis.
Dicho lo cual, es importante mencionar que también
la capacitación formal es un complemento muy valioso, e
irremplazable, de la capacitación relacional. Es cierto que hay
maestros poco comunes que intuitivamente pueden juzgar lo que
es necesario para el desarrollo de cada aprendiz, y proporcionárselo
improvisadamente. Es posible que este maestro intuitivo no
necesite preocuparse de contar con un programa formal de
capacitación; así de innata es para él la formación. Pero la mayoría
de nosotros no somos maestros con tan brillante intuición; e
incluso, quienes sí lo son, a menudo no logran proporcionar
una formación integral, pues no tienen idea de qué temas fueron
cubiertos y cuáles no.
Por lo cual, los programas formales de capacitación no son
incompatibles con la capacitación relaciona!. Si el maestro se ha
comprometido a utilizar el enfoque relacional, los programas de
capacitación realzan la capacitación personal, en vez de restarle
méritos. De hecho, las sesiones o programas de capacitación formal
son otra oportunidad para el maestro de ver a su aprendiz en
6: LA ESENCIA DE LA CAPACITACIÓN
89
acción: relacionándose con la gente, participando, completando
tareas establecidas, etc.
Todo lo anterior nos lleva a preguntarnos cuál es el lugar que
ocupan las habilidades y los cursos en la capacitación.
¿Qué lugar ocupan las habilidades, cursos y programas?
Cuando ya se puso el énfasis bíblico en el lugar correcto, y se han
formado la mente, el corazón y el carácter por medio de la Palabra
de Dios, es el momento en que podemos hablar sobre el lugar
que ocupan las habilidades o competencias en la capacitación.
La Biblia sí habla de habilidades prácticas. Por ejemplo, todos
los cristianos deben estar "preparados para presentar defensa ante
todo el que les demanda razón de la esperanza que hay en ustedes"
(1 Ped 3:15), y deben considerar "cómo estimularnos unos a
otros al amor y a las buenas obras" (Heb 10:24). Otro elemento
fundamental es que algunos tengan la habilidad de enseñar,
como por ejemplo, los obispos en 1 Timoteo 3:2 y Tito 1:9,
o los "hombres fieles" en 2 Timoteo 2:2. También leemos que
algunos tienen el don de ,dirigir', en Romanos 12:8 (ver, los que
,gobiernan' en 1 Tim 3:4).
Las habilidades y competencias son importantes. De
hecho, son necesarias para comunicar el mensaje del evangelio,
pastorear al pueblo de Dios y dirigir a la iglesia; sin embargo,
las habilidades nunca deben estar separadas del evangelio, de
la verdad de la sana doctrina y del carácter santo acorde a ella.
Desgraciadamente, es fácil dejarse llevar por las 'capacidades',
pensando que basta con tener las habilidades y técnicas apropiadas
para que todo resulte bien y el crecimiento sea cosa segura; es fácil
concentrarse en las habilidades como un fin en sí mismas, y poner
demasiada confianza en ellas.
90
EL ENREJADO Y LA VID
Pero, si permitimos que el evangelio ocupe el lugar principal
y central, entonces, el hecho de aprender a hacer las cosas con
mayor efectividad simplemente será una forma de servir a
Cristo y a los demás; que por supuesto agrada a Dios. Así, por
ejemplo, podríamos desear ser mejores maestros de la Biblia; no
para nuestra propia gloria ni porque erradamente confiemos en
nuestra propia importancia, sino simplemente porque deseamos
comunicar a los demás, con mayor claridad y peso, el mensaje
transformador de la Biblia. Lo mismo se aplica a nuestros planes
de preparar a otros en alguna habilidad en particular.
Una manera útil de resumir el carácter y el objetivo de la
capacitación es mediante las siguientes palabras. Las tres comienzan
con la letra c. Nuestro deseo es que, a través de la relación personal,
la oración, la enseñanza, el ejemplo que vean y la enseñanza práctica,
las personas puedan crecer en:
•
Convicción: que puedan conocer a Dios y entender lo
que dice la Biblia.
• Carácter: que se forme en ellas el carácter y el estilo de
vida santo que caracteriza a la sana doctrina.
• Capacidad: que desarrollen la habilidad de compartir la
Palabra de Dios a otros, orando, y de diferentes maneras.
Una vez que nos armamos de una perspectiva más bíblica de lo
que significa 'capacitar', estamos preparados para hacer uso de
la gran variedad de cursos de capacitación y recursos disponibles
actualmente. Si recordamos que la capacitación es una actividad
ineludiblemente personal y de relaciones humanas, que involucra
enseñar y dar ejemplo con una sana doctrina, que implica además
un estilo de vida y la habilidad para servir a otros, entonces
podemos decir que sí es útil contar con estructuras para capacitar,
las cuales pueden ser programas formales de capacitación, como
6: LA ESENCIA DE LA CAPACITACIÓN
91
el curso de dos años desarrollado por el Sistema de Entrenamiento
Ministerial (SEM; más sobre eso en el capítulo 11).
Los programas y cursos pueden servir como un excelente
marco para la capacitación, siempre y cuando las estructuras y
recursos proporcionados no reemplacen la capacitación personal
y el dar ejemplo. Es fácil creer que es tan sencillo como 'hacer
el curso o programa'; proponiendo a los grupos pequeños a que
lo hagan, o enviando una invitación general para que quien esté
interesado se inscriba; y, una vez que se ha hecho el curso con
uno o varios grupos, poder darse palmaditas en la espalda por
haber logrado una 'capacitación' (y no cabe la menor duda de
que trabajar así será de gran ayuda para quienes lo estudien);
sin embargo, para realmente ayudar a los cristianos de nuestra
congregación a que se conviertan en personas capaces de ministrar
a otros, se necesita más que un curso. Requieren del ejemplo, de
ver cómo se hace; y necesitan, con enseñanza personal, tutoría y
oración abordar las temáticas espirituales que les permiten llegar
a ser capaces de ministrar a otros. Esto toma tiempo y precisa de
atención personalizada, antes, durante y después de haber realizado
cualquier tipo de capacitación estructurada.
¿Cómo se puede hacer posible en la realidad de un pastor
atareado, con las características de su propia congregación? En los
siguientes capítulos nos ocuparemos de este asunto, pero antes,
debemos seguir preparando el terreno.
Capítulo 7
La capacitación y el crecimiento del
evangelio
El concepto bíblico de capacitación que hemos estado analizando
hasta el momento supone que el trabajo evangelizador es una
'Industria en crecimiento', que cuando se predica el evangelio, y el
Espíritu hace su obra, entonces se produce un ,crecimiento'.
Esta idea aparece en el cariñoso saludo de Pablo a los
colosenses:
Damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
orando siempre por ustedes, pues hemos oído de su fe en
Cristo Jesús y del amor que tienen por todos los santos, a
causa de la esperanza reservada para ustedes en los cielos. De
esta esperanza ustedes oyeron antes en la palabra de verdad,
el evangelio que ha llegado hasta ustedes. Así como en todo
el mundo está dando fruto constantemente y creciendo, así
lo ha estado haciendo también en ustedes, desde el día que
oyeron y comprendieron la gracia de Dios en verdad.
(Col 1:3-6)
El crecimiento al que se refiere Pablo aquí parece tener dos
aspectos. En un sentido, el evangelio crece en todo el mundo
como una vid cuyas ramas no dejan de trepar por el muro, pasando
por encima del mismo hasta llegar al patio del vecino. Gracias al
noble Epafras, el evangelio llegó incluso a Colosas, donde Pablo
jamás había estado, y echó raíces.
94
EL ENREJADO Y LA VID
Pero también crece en otro sentido, en las vidas de las personas.
Allí donde se enseña la "palabra de verdad" y ésta es recibida con
fe, hay fruto: la gente cambia. Es transferida de un reino a otro (tal
como dice Pablo en el versículo 13). Comienzan a tener fe en Cristo
Jesús, a amar a todos los hermanos en la fe, y a anhelar su herencia
celestial. Sus prioridades cambian, su cosmovisión cambia, y poco
a poco sus vidas son rehechas a la imagen del Hijo de Dios. Esto es
lo que pide Pablo en sus oraciones que siga sucediendo en la vida
de los colosenses: "Por esta razón, también nosotros, desde el día
que lo supimos, no hemos cesado de orar por ustedes, pidiendo
que sean llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría
y comprensión espiritual, para que anden como es digno del Señor,
haciendo en todo, lo que le agrada, dando fruto en toda buena
obra y creciendo en el conocimiento de Dios" (Col 1:9-10).
No hay nada escandaloso ni revolucionario en estas ideas.
Está en la naturaleza del evangelio producir crecimiento, y todos
lo sabemos; sin embargo, es importante recalcar tres puntos que se
desprenden de esta simple idea.
En primer lugar, el crecimiento del evangelio se da en las vidas
de las personas, no en las estructuras de la iglesia. O, para decirlo
en los mismos términos de mi metáfora inicial, el crecimiento del
enrejado no implica el crecimiento de la vid. Podemos aumentar
la cantidad de programas, eventos, comités y otras actividades
en las que nuestra iglesia está involucrada; podemos agrandar
o modernizar nuestros edificios; podemos replantear nuestras
reuniones regulares para comunicarnos con nuestra cultura de
una manera más atractiva y eficaz; podemos felicitarnos a nosotros
mismos porque los números van en aumento, y está bien, ¡todo eso
es bueno! Pero si las personas no están creciendo en conocimiento
de la voluntad de Dios, de modo de que su comportamiento sea
7: LA CAPACITACIÓN Y EL CRECIMIENTO DEL EVANGELIO
95
digno del Señor, buscando agradarle en todo y dando fruto en toda
buena obra, entonces no podemos decir que hay crecimiento.
Aunque hay muchas maneras de hacer que más personas
asistan a la iglesia, y de hecho, algunas de las iglesias más
concurridas del mundo son las menos fieles al evangelio y a la
Biblia, la misma Biblia nos advierte que la gente se congregará
donde sea que haya alguien dispuesto a decirle lo que quiere
escuchar (2 Tim 4:3-4). El crecimiento numérico o estructural no
es necesariamente un indicador de crecimiento del evangelio (la
verdad es que el fracaso en los números tampoco es un indicador
de crecimiento del evangelio; no queremos dar a entender que
en las iglesias pequeñas se promueve un mayor crecimiento del
evangelio que en las más concurridas).
En segundo lugar, significa que debemos estar dispuestos a
dejar ir a algunas personas de nuestra propia congregación, si es lo
más conveniente para el crecimiento del evangelio. Debemos estar
dispuestos a enviar a nuestros miembros a otros lugares, para que
el evangelio también crezca allí. Y una advertencia: así ocurrirá si
tomamos en serio el crecimiento del evangelio y la capacitación. Si
les dedicamos tiempo a las personas, si actuamos como sus tutores
y las capacitamos, con frecuencia veremos que algunos de nuestros
mejores aprendices, en quienes hemos invertido muchísimas horas,
nos abandonarán. Se irán a trabajar como misioneros, se irán a
otra parte de la ciudad para unirse a un equipo dedicado a iniciar
iglesias, se irán a trabajar a otra región del país donde la necesidad
del evangelio sea mayor, o continuarán capacitándose, tal vez en un
instituto teológico o seminario lejano. Estar comprometido con el
crecimiento del evangelio implica capacitar a las personas para que
vayan madurando en su fe, no para el beneficio de nuestras propias
iglesias o comunidades, sino para el beneficio del reino de Cristo.
96
EL ENREJADO Y LA VID
En tercer lugar, donde este concepto del 'crecimiento del
evangelio’ repercute con mayor fuerza es en la forma en que
pensamos respecto a las personas. No las vemos como si fueran
piezas en nuestro mecanismo, ni como recursos para nuestros
proyectos, sino como individuos con su propio nivel de crecimiento
en el evangelio. Y nuestro objetivo para cada una de ellas es que se
desarrollen, que avancen, que sigan un paso adelante de donde se
encuentran ahora.
Analicemos esta idea con más detalle.
Etapas en el crecimiento del evangelio
En términos generales, hay cuatro etapas básicas de crecimiento del
evangelio en la vida de las personas, y son:
• Acercamiento
• Seguimiento
• Crecimiento
• Capacitación
En la etapa de acercamiento, la persona por primera vez entra
en contacto con la Palabra de la verdad. Puede ser que en un
principio ocurra gracias a una conversación sobre algún asunto
relacionado con sus vidas o con el mundo. Pero de algún modo,
en cierto contexto (amplio o reducido), alguien les explica el
evangelio. La semilla echa raíces; y en el momento que Dios
determina y por obra de su Espíritu, da fruto.
Cuando alguien responde al mensaje del evangelio y pone su fe
en Cristo, se hace necesario hacer algún tipo de seguimiento inicial
para afirmarlo en su fe y enseñarle lo básico. Dependiendo de su
formación y circunstancias, esta etapa inicial de llegar a ser firme en
la fe, podría demorar de unos cuantos meses a varios años; pero sin
importar el tiempo que tarde, es esencial que alguien permanezca
a su lado, enseñándole, preocupándose y orando por él.
7: LA CAPACITACIÓN Y EL CRECIMIENTO DEL EVANGELIO
|
97
Luego sigue el proceso de crecimiento como discípulo
cristiano, el cual dura toda la vida e implica crecer en el
conocimiento de Dios y en el carácter que agrada a Dios, carácter
que fluye de dicho conocimiento. Este proceso de crecimiento
no es nada fácil. Es un camino recto y angosto, como el que
siguió Cristiano en el libro El Progreso del Peregrino (trata del
viaje de Cristiano por la vida, buscando salvación), uno lleno de
montes, valles, enemigos y elementos que buscaban desviar su
camino. Varias veces durante su caminar los cristianos se verán
enfrentados a problemas y necesitarán ayuda, consejo y oración.
Podría ser alguna enfermedad o prueba, algún pecado en particular
que esté comenzando a sobrepasarlos; o una temporada de
debilidad o aridez espiritual que requiera atención. En todas estas
circunstancias, tanto en los buenos como en los malos momentos,
la fórmula para crecer es la misma: el ministerio de la Palabra y
del Espíritu. El crecimiento proviene de escuchar la Palabra de
Dios, compartirla y aplicarla a la vida diaria, orando, mientras el
Espíritu efectúa su obra en el interior de cada persona.
La cuarta etapa, la capacitación o discipulado, no es secuencial,
como si sucediera después de que el crecimiento hubiera terminado
(lo cual nunca ocurriría, ya que nunca dejamos de crecer). En
realidad, la etapa de 'capacitación' es parte del crecimiento
cristiano, porque la madurez cristiana no es individual ni
egocéntrica, como si hubiésemos alcanzado el punto máximo de
santidad por el hecho de dedicarle una hora diaria a la reflexión
de la Palabra. Crecer como Cristo, es crecer en amor y en el deseo
de servir y ministrar a otros, lo cual hacemos toda la vida, pero
cuando usamos la palabra 'capacitar'lo hacemos para describir el
crecimiento que seproduce en los creyentes en su convicción, carácter
y capacidad, que les permite ministrar a otros con amor y llevarles
la Palabra de Dios, ya sea a los no creyentes durante la etapa de
98
EL ENREJADO Y LA VID
acercamiento, a los nuevos cristianos durante el seguimiento, o a
todos los demás cristianos durante elproceso de crecimiento diario. Si
cada cristiano es un potencial viñador (ver el capítulo 4), entonces
la 'capacitación' es aquella etapa en el crecimiento del cristiano
en la cual las personas reciben la preparación, la motivación,
los recursos y el aliento necesarios para llevar a cabo tal labor.
Es aquella etapa en la cual su crecimiento a nivel de convicción
(creencias), carácter (santidad) y competencias (habilidades) está
aumentando, hasta llegar al punto de poder ministrar a otros con
mayor eficacia.
EL PROCESO DE CRECIMIENTO EN EL EVANGELIO
7: LA CAPACITACIÓN Y EL CRECIMIENTO DEL EVANGELIO
99
La segunda es que preparar a los cristianos como viñadores
no consiste simplemente en ejercitar ciertas habilidades y
destrezas (como acabamos de ver). El discipulado cristiano está
relacionado con la sana doctrina y una vida de santidad, de
modo que capacitar o equipar a alguien para ministrar a otros
implica prepararlo y proveerlo de santidad y de buen juicio,
y no sólo de un conjunto de habilidades; porque así es como
ellos ministrarán a otros posteriormente. Por ejemplo, para que
un cristiano maduro pueda hacerle seguimiento a un nuevo
creyente, no sólo necesita saber cómo llevar a cabo una serie
completa de estudios bíblicos básicos, también debe ser capaz de
ser un modelo de fe y de vida cristiana.
Con la mente puesta en las personas
Ahora bien, hay dos cosas importantísimas que debemos recordar.
La primera de ellas es que, aunque todos los cristianos pueden
y deben ser preparados para trabajar en el cultivo de la vid, no
todos tienen los dones necesarios para ministrar de la misma
manera o con el mismo alcance. Algunos serán predicadores o
maestros, otros podrán ser guías de estudios bíblicos, otros serán
muy buenos para contactar a los no creyentes y responder a sus
dudas, otros preferirán reunirse individualmente con los nuevos
creyentes y hacerles seguimiento, y también están los que en su
calidad de padres y madres enseñarán a sus hijos. Hay miles de
contextos y oportunidades para trabajar en la vid, y Dios le ha
dado a cada cristiano un papel que desempeñar.
Una de las enormes ventajas de concebir el crecimiento cristiano
en etapas, como las que acabamos de ver, es que nos ayuda a
pensar en las personas, orar por ellas y ministrarlas de acuerdo a
la posición en la que se encuentran. Entonces, si el crecimiento
del evangelio realmente ocurre a nivel individual en la vida de
cada creyente, ¿cómo podemos ayudarlos a avanzar? ¿Cómo
podemos hacer que la Palabra de Dios tenga aplicación en las
vidas de cada uno de ellos?
La siguiente es una pequeña herramienta diagnóstica que
nos ayudará a pensar en las personas. Haz un listado de siete
personas que conozcas, tanto no creyentes como creyentes de tu
iglesia. ¿En qué etapa se encuentra cada uno en lo que respecta
a su crecimiento del evangelio? Veamos si podemos visualizarlo
delineando las diferentes etapas de 'crecimiento del evangelio'.1
I
Esta tabla diagnóstica o de planificación la robamos y adaptamos descaradamente
del excelente librillo escrito por Peter Bolt, "M ission M in ded' (Matthias Media,
Sidney, 2000).
100
7: LA CAPACITACIÓN Y EL CRECIMIENTO DEL EVANGELIO
EL ENREJADO Y LA VID
Acercamiento
Seguimiento
Ha
Plantea
escuchado
inquietudes
el evangelio
Roberto
Específico
•
•
•
Bernardo
•
Teresa
•
Daniel
Sara
Capacitación
Necesita
Sólido General
ayuda
Josefina
Marcos
Crecimiento
•
•
Como verán, hemos subdividido la mayoría de las etapas para
facilitar el análisis de las situaciones.
Roberto, por ejemplo, aún no es cristiano. Definitivamente se
encuentra en la etapa de acercamiento, pero en tus conversaciones
con él aún no has llegado a compartirle el evangelio. Hasta el
momento, te ha manifestado varias inquietudes relacionadas con
Dios, la fe y la Biblia, pero está en los primeros días. En cambio
Marcos vino de invitado a un culto en la iglesia y escuchó una
clara explicación del evangelio. Aún no se ha convertido, pero
lleva más camino avanzado que Roberto.
Igualmente, en la etapa de crecimiento podrás ver que
Josefina está en la categoría de 'necesita ayuda', en tanto
que Bernardo se muestra 'sólido'. Ambos han sido cristianos
durante varios años y ninguno de ellos necesita que se le haga
seguimiento inicial. Pero Josefina está pasando por un momento
muy difícil: su marido, que no es creyente, es adicto al juego y ella
está luchando para criar a sus hijos adolescentes prácticamente
sola. Su fe siempre ha sido sólida, pero últimamente se está
sintiendo amargada y enojada con Dios y ya no asiste con la
misma regularidad a la iglesia y a su grupo de estudio bíblico.
Josefina necesita ayuda de verdad. Necesita que alguien (o más
101
de alguien) la acompañe, se preocupe por ella, ore con ella y
la aliente, usando pasajes de la Biblia, para que pueda seguir
adelante, etcétera. Bernardo, por otra parte, va avanzando
relativamente bien. Evidentemente, no todo le es tan fácil pero,
por ahora, su avance en el Señor es bueno y firme.
Ahora bien, no se trata de simples categorías del tipo blanco o
negro, ni tampoco son estrictamente secuenciales. Casi todos los
cristianos entran y salen de la categoría 'necesita ayuda' en distintos
momentos de su vida. Al año siguiente, podría ser Bernardo el
que esté pasando por dificultades. Pero para efectos de visualizar
lo que cada uno de ellos necesita en ese momento para poder
crecer en el evangelio, es importante hacer una diferenciación.
En la etapa de capacitación nos encontramos además con
un par de subcategorías muy útiles: general y específica. La
primera de ellas se refiere a la preparación o discipulado que
todos los cristianos necesitan; y la segunda, a la necesaria para
llevar a cabo ciertos ministerios en particular. Por ejemplo,
Daniel es un cristiano firme y maduro que está aprendiendo a
comprender y a compartir su fe con sus colegas de trabajo no
creyentes. Esta es la capacitación general; es algo que todos los
cristianos deberían saber hacer. En cambio Sara, es una mujer
muy capaz y cariñosa y posee gran habilidad para explicar con
claridad la Biblia. Actualmente está siendo preparada para dirigir
uno de los grupos de estudio bíblico femeninos que se reúnen los
martes en la mañana.
No utilizamos este tipo de herramientas con el objeto de
convertir al ministerio cristiano en una serie de listados, sino para
que nos ayuden a enfocarnos en las personas, porque el ministerio
tiene que ver con personas, no con programas. Si nunca pensamos
de manera individual en las personas, sí no averiguamos en qué
situación se encuentran, ni de qué manera necesitan crecer, y
en qué área en particular, estaremos ministrando al azar y de
102
EL ENREJADO Y LA VID
manera dispersa. Es como si un doctor se dijera lo siguiente:
"Me complica demasiado atender y diagnosticar de manera
individual a cada uno de mis pacientes, aparte de que me ocupa
demasiado tiempo. En vez de ello, voy a reunirlos a todos una vez
a la semana y les recetaré el mismo medicamento. Cada semana
iré cambiando la medicina para que todos puedan recibir al
menos algún tipo de beneficio. Este método es más eficiente y
fácil de manejar".
Puede ser que algunos lectores estén sospechando que lo que
decimos está comenzando a sonar demasiado anti-iglesia y anti­
sermón, y cuando vean el título del capítulo 8 ('¿Por qué el sermón
del domingo es necesario pero no suficiente?') sus sospechas podrían
aumentar. Cuando lleguemos a dicho capítulo analizaremos en
más detalle esos temas. Por ahora, podemos adelantarles que somos
pro-iglesia y que creemos que el sermón es una forma esencial,
valiosa y altamente eficaz de ministrar la Palabra de Dios, pero
no es la única manera de hacer crecer el evangelio. Si cultivar la
vid tiene que ver con cultivar personas, necesitamos ayudarlas a
crecer de manera individual, empezando por el nivel en el que se
encuentran en ese momento. Y ambos ministerios son necesarios,
tanto este ministerio personal y aparentemente ineficiente, como
el que se lleva a cabo en grupos más grandes y que parece más
eficiente. Pero veamos cómo Pablo prevé el tipo de ministerio
personalizado, en 1 Tesalonicenses 5:
Pero les rogamos hermanos, que reconozcan a los que con
diligencia trabajan entre ustedes, y los dirigen en el Señor
y los instruyen, y que los tengan en muy alta estima con
amor, por causa de su trabajo. Vivan en paz los unos con
los otros. Les exhortamos, hermanos, a que amonesten a los
indisciplinados, animen a los desalentados, sostengan a los
débiles y sean pacientes con todos. (1 Tes 5:12-14)
7: LA CAPACITACIÓN Y EL CRECIMIENTO DEL EVANGELIO
103
Los líderes trabajan duro en su importantísimo papel y, por
ello, merecen todo nuestro respeto. Pero los 'hermanos' también
tienen un papel igualmente importante que desempeñar:
ministrar en las diversas situaciones que cada cristiano debe
enfrentar durante su vida.
Otro enorme beneficio que surge de usar una herramienta
diagnóstica como la anterior es que nos ayuda a visualizar
cuál será la siguiente necesidad de las personas, y que siempre
consiste en avanzar un paso más hacia la derecha de la tabla.
Lo que Josefina necesita más adelante, después de recibir ayuda,
es obtener (o recuperar) firmeza y estabilidad en su fe. Lo que
Bernardo con su sólida fe necesita, es recibir aliento y preparación
para comenzar a ministrar a otros, en vez de seguir creciendo
en su propio mundo feliz. Lo que Roberto necesita después de
satisfacer sus inquietudes es dejar de discutir temas generales
respecto a Dios o el cristianismo, y escuchar el evangelio.
A propósito, si eres pastor de alguna iglesia, esta herramienta
también te ayudará a ver dónde hay vacíos, agujeros y necesidades
que resolver. En una iglesia con un buen 'crecimiento del
evangelio', debería haber una buena cantidad de personas que
pertenezcan a cada una de estas categorías. Si haces un listado de
todas las personas que conoces, tanto dentro de tu congregación
como al margen de ella, pronto te darás cuenta de dónde están
los desafíos. Si hay muy pocas personas en la categoría de
acercamiento, entonces tu iglesia no está haciendo lo suficiente
para contactarse con los no creyentes para hablarles del evangelio.
Ahora bien, si hay muchos en esta categoría, pero casi ninguno
en la categoría de seguimiento, entonces lo más probable es
que estás llevando a cabo muchas actividades y programas
para contactarte con la gente, pero no estás compartiendo lo
suficiente el evangelio, con oración, como para que estas personas
104
EL ENREJADO Y LA VID
se conviertan y necesiten pasar a la etapa de seguimiento. Y lo
mismo se aplica al resto.
Capítulo 8
LA CAPACITACIÓN ES EL MOTOR QUE HACE POSIBLE EL
crecimiento del evangelio. Y para que haya más crecimiento
del evangelio, es necesario capacitar a más cristianos maduros y
reverentes para la obra en la vid; es decir que hay que preparar,
dotar y alentar a más personas para que, con oración, compartan
la Palabra con otros, ya sea en actividades de acercamiento, de
seguimiento o de apoyo para el crecimiento de algún cristiano.
Por desgracia, la mayoría de las iglesias y la mayor parte
de los pastores casi no se ocupan de capacitar. En términos
generales, se considera que es el pastor a quién le corresponde la
tarea de hacer crecer el evangelio, y como eso es prácticamente
algo imposible de hacer a nivel individual o personal, se hace a
nivel general y en masa. Y al poco tiempo, la administración y
la organización de actividades, grupos, reuniones y estructuras
ocupan todo el tiempo del pastor y la agenda semanal de los
miembros de la iglesia.
Hay otra manera de hacerlo, pero antes de ahondar en lo
que implica en la práctica el ministerio de la capacitación, es
tiempo de hacer una pausa y abordar algunos de los temas que
sin duda se han estado anidando en las mentes de algunos de
nuestros lectores.
¿Por qué el sermón del dom ingo es
necesario pero no suficiente?
Hemos llegado a un punto en nuestro tema en el que es necesario
hacer una pausa y analizar en mayor detalle de qué manera el
modelo de capacitación y crecimiento que aquí proponernos
choca con la realidad de las estructuras, modelos y prácticas de
nuestras iglesias actuales. Porque sí que choca. El mayor obstáculo
que se presenta para replantear y reformular nuestros ministerios
es, principalmente, la inercia de las tradiciones, tanto de las que se
han mantenido por mucho tiempo en nuestras denominaciones
o en nuestras reuniones, como de las más recientes innovaciones
reconocidas como "movimiento para el crecimiento de la iglesia",
ya que se han convertido en una especie de convencionalismo
tácito en varias iglesias evangélicas.
A su debido tiempo abordaremos la propuesta un tanto
alarmante contenida en el título de este capítulo, pues primero
analizaremos dos enfoques del ministerio pastoral muy comunes
hoy en día, para contrastarlos con el enfoque de este libro. Claro
está que estos dos enfoques son estereotipos y no reflejan la realidad
multifacética del ministerio en toda su variedad, pero esperamos
que puedas reconocer las estructuras y tendencias que se reflejan
en estas descripciones, y te sirvan de base para efectuar los cambios
que tu propia situación requiera.
Existen tres enfoques o énfasis que deseamos examinar, y que
llamaremos:
106
EL ENREJADO Y LA VID
• El pastor como clérigo proveedor de servicios.
• El pastor como gerente general.
• El pastor como capacitador.
El pastor como clérigo proveedor de servicios
Según este concepto de la vida y el ministerio en la iglesia, la tarea
del pastor es la de cuidar y alimentar a la congregación. En este
sentido, es un clérigo profesional (ya sea que lo llamemos "clérigo"
o no), y tanto el pastor mismo como la congregación esperan que
se le pague por llevar a cabo ciertas funciones fundamentales:
• Alimentar al rebaño mediante sus sermones dominicales y
la administración de los sacramentos.
• Organizar y llevar a cabo el culto del domingo, que
es considerado como un tiempo de adoración para la
congregación.
• Llevar a cabo diversos servicios ocasionales con diferentes
propósitos: bautismos, bodas y, tal vez, eventos especiales
para invitados.
• Aconsejar individualmente a los miembros de la
congregación, en especial en momentos de crisis.
Este es el clásico modelo evangélico reformado de lo que hace un
pastor ordenado para pastorear a las ovejas que Cristo le dio. Y este
modelo tiene bastante fortalezas, por ejemplo:
• Coloca a la predicación regular de la Palabra en el lugar que
le corresponde, es decir, en el centro del ministerio.
• Reúne a la congregación para que los domingos oren,
alaben y escuchen juntos la prédica como una sola familia.
• Los cultos ocasionales son una oportunidad para acercarse
a la comunidad no creyente.
• El pastor se ocupa de su congregación en tiempos de
crisis.
8: EL SER M Ó N D E L D O M IN G O
107
No obstante, este enfoque tiene también desventajas muy reales
(y evidentes). Para empezar, el ministerio que se lleva a cabo en
la congregación se ve limitado por los dones y la capacidad del
pastor: depende de su eficacia para predicar y de la cantidad
de personas que puede conocer y aconsejar individualmente.
En este modelo, se hace muy difícil que la congregación pueda
crecer más allá de cierta cantidad (por lo general entre 100 y 150
miembros regulares).
Quizás la mayor desventaja de este punto de vista sobre el
ministerio sea que se alimenta de la cultura de "consumismo"
que ya reina en nuestra cultura, fomentándola. Va de acuerdo
de manera perfecta con el espíritu de nuestra época, en la cual
pagamos a profesionales entrenados para que lo hagan todo
por nosotros, en lugar de hacerlo nosotros mismos, ya sea lavar
nuestro auto, planchar nuestras camisas o sacar a pasear al perro.
Existe una tendencia a reducir la vida y la comunión cristianas a
una hora y cuarto los domingos por la mañana, relacionándonos
muy poco o nada con los demás; y son muy pocos los ministerios
que son llevados a cabo por la propia congregación. En este tipo
de iglesia, se hace muy fácil que la congregación piense en su
iglesia casi completamente en términos de "qué provecho saco yo
de ella", cayendo así en críticas y quejas cuando las cosas no les
parecen bien.
Incluso la buena práctica del consejo pastoral puede llegar
a convertirse en una práctica en la cual lo importante soy "yo",
entonces se enojan cuando, en vez de recibir la visita del pastor,
son visitados por su asistente: "El pastor lo envió porque no quiso
tomarse la molestia de venir él en persona".
Ninguna de estas cosas es por completo culpa del
"consumidor". A pesar de todas sus fortalezas históricas, el
enfoque del pastor como clérigo profesional les dice con toda
claridad a los miembros de la iglesia que su función es la de
108
EL ENREJADO Y LA VID
recibir, en vez de ser la de dar. Como modelo, tiende a producir
consumidores espirituales en vez de discípulos activos de Cristo,
y suele quedarse estancado en modo de mantenimiento. En
este modelo, los miembros individuales de la congregación y
la iglesia en general, colocan al evangelismo al final de la lista
de prioridades.
En muchos aspectos, este concepto del ministerio pastoral
refleja la cultura y las normas de un mundo diferente, del
mundo de las naciones cristianizadas de los siglos XVI y XVII, en
el que toda la comunidad iba a la iglesia, y donde el pastor era
uno de los pocos que contaba con la suficiente educación para
poder enseñar.
El pastor como gerente general
En muchos aspectos, el "movimiento para el crecimiento de la
iglesia" de los años 70 y 80 fue una respuesta directa al concepto
evangélico-reformado tradicional de la vida en la iglesia y del
ministerio. La gente se dio cuenta de algunas de las desventajas
que mencionamos con anterioridad y comenzó a abordarlas.
En términos bastante generales, se produjeron varios cambios
fundamentales:
• El pastor seguía siendo un clérigo profesional, pero ahora
su papel fundamental era, el de dirigir a la congregación
como una organización con metas definidas. Seguía siendo
un predicador y un proveedor de servicios pastorales, pero
también era un líder gerencial responsable de hacer que
estas cosas ocurrieran a una escala más grande. Para hacer
posible el crecimiento, el pastor tenía que aprender la
diferencia entre ser un comerciante que maneja su propia
tienda o dirigir una tienda departamental con mucho
personal y una gran variedad de servicios.
8: EL SERMÓN DEL DOMINGO
109
El domingo pasó a enfocarse en la tarea de "atraer a
la comunidad", con el tipo de música, decoración y
predicación que fuera atractiva para las visitas y recién
llegados. Para que la iglesia creciera, sus "vitrinas" debían
ser mucho más atractivas para el "mercado objetivo".
Aunque suena de muy mal gusto expresado de este modo,
para muchas iglesias se trataba de un enfoque centrado
profundamente en el evangelio. Se originaba en un deseo
puro de eliminar todo obstáculo cultural innecesario que
no permitiera escuchar la Palabra de Dios, y asegurarse de
que lo único raro, ofensivo o extraño en la iglesia fuera el
propio evangelio.
En vez de cultos ocasionales, el "movimiento para
el crecimiento de la iglesia" produjo una revolución
de programas y eventos, tanto para los miembros de
la iglesia como para la comunidad en general, desde
cursos y programas evangelísticos, hasta actividades de
acercamiento diseñadas para alcanzar a la familia o amigos
no cristianos de los miembros de la congregación, además
de seminarios y programas para ayudar a los miembros de
la congregación en diferentes aspectos de sus vidas (cómo
criar a los hijos, cómo lidiar con la depresión, etc.).
En una iglesia que cuenta con 500 miembros (en vez
de 150), ¿cómo es posible conocer a cada miembro de
manera individual, ocuparse y orar por ellos y ayudarlos en
momentos de crisis? En términos logísticos, era imposible
que el equipo pastoral (y mucho menos el pastor principal)
pudiera aconsejar individualmente a cada uno de ellos,
en especial dada la gama de programas y actividades
adicionales que se llevaban a cabo. Como respuesta a ello
surgieron los grupos que se reúnen en distintas casas, en
110
8: EL SERMÓN DEL DOMINGO
EL ENREJADO Y LA VID
los que cada miembro puede relacionarse individualmente
con otros hermanos, darse a conocer y recibir su ayuda.
Una de las principales fortalezas y ventajas de la postura que aboga
por el crecimiento de la iglesia es que promueve la participación de
la congregación. Este es uno de los conceptos fundamentales de este
movimiento: si se quiere que alguien se una a nuestra congregación
y se sienta parte de ella, tiene que haber alguna actividad en la cual
pueda participar. Las investigaciones a este respecto nos decían que
si le encontramos a alguien una función o papel que desempeñar
en algún ministerio dentro de los primeros seis meses de haber
ingresado a nuestra iglesia, las posibilidades de retener a esa persona
como miembro a largo plazo aumentan considerablemente.
Otra de las principales fortalezas del "movimiento por el
crecimiento de la iglesia" es que reconoce el hecho de que, para que
una congregación crezca en número, hace falta trabajar más en el
enrejado. Supuestamente, el pastor tiene que pasar menos tiempo
"en el negocio" y más tiempo "organizando el negocio". Esta
no es más que una función propia del crecimiento y del cambio
organizacionales; y el pensamiento orientado al "crecimiento de
la iglesia" ha ayudado a muchos pastores a enfrentar estos desafíos
"producto" más atractivo e interesante para un mayor número
de personas, pero no siempre se consigue con ello un ministerio
más fuerte de la Palabra aunada a la oración, que es lo que da
como consecuencia el verdadero crecimiento espiritual. Sí, son
muchas las personas que participan en la iglesia y que reciben
apoyo y ayuda, pero ¿están creciendo como discípulos, al igual
que en su misión?
Hace poco, la Iglesia Willow Creek Community, de los
Estados Unidos, descubrió lo mismo, luego de estar 20 años al
frente del "movimiento para el crecimiento de la iglesia". Al analizar
detalladamente a los miembros que la componían, el personal de
esta iglesia descubrió que, a pesar de dirigir una de las iglesias más
logradas y mejor organizadas de Estados Unidos, con fabulosas
estructuras, música y obras teatrales de excelente calidad, además
de un impresionante grado de participación de sus miembros en
todo tipo de grupos pequeños y actividades, no existía en ellos un
crecimiento espiritual personal como discípulos.1
Para presentar ambos enfoques, podemos utilizar la siguiente
tabla:
El pastor como
clérigo
El pastor como
gerente general
El pastor es...
predicador y
proveedor de
servicios
predicador y
gerente
El domingo es...
para realizar un
culto de adoración
una reunión para
atraer gente
del liderazgo.
Sin duda alguna, hay muchas iglesias que estos últimos 30 años
han crecido aplicando con éxito los principios del "crecimiento de
la iglesia". H a permitido que las iglesias crezcan hasta tener más
de 150 miembros y ha promovido una participación más activa
de sus miembros en diversos grupos, actividades y programas de
las mismas.
La desventaja es que, a pesar del crecimiento en miembros
y en participación, muchas de las iglesias que forman parte de
este movimiento también han aceptado las hipótesis consumistas
de nuestra sociedad, pues su éxito se debe a la entrega de un
Ill
1
Ver G . Hawkins y C . Parkinson, Reveal: Where are you? (Una revelación: ¿Dónde
te encuentras?), Willow Creek Resources, Chicago, 2007.
112
8: EL SERMÓN DEL DOMINGO
EL ENREJADO Y LA VID
Los demás días
son...
para realizar cultos
ocasionales
para realizar toda una
gama de eventos
y programas
El cuidado
pastoral se
ejerce...
aconsejando y
visitando
La iglesia es
como...
un pequeño
negocio con un solo
Tiende a
producir...
en grupos
pequeños
empleado
una tienda
departamental con
mucho personal
consumidores que
quieren mantener las
cosas como estaban
consumidores que
quieren hacer crecer
la iglesia
otros. Así, nuestras congregaciones se convertirán en centros de
capacitación donde se prepara y se enseña a las personas a ser
discípulos de Cristo, las que, a su vez, también buscarán hacer
otros discípulos.
•
los ministerios, su tarea es enseñar y preparar a los miembros
de su congregación, con sus palabras y dando ejemplo con
su vida, para que se conviertan en discípulos de Jesús y
hacedores de discípulos. En este modelo, la diferencia
entre lo clerical y lo laico desaparece de manera drástica.
Ya no se trata del pastor y de los que son pastoreados, sino
del pastor y de aquellos que trabajan colaborando con él
Hasta aquí, y tomando como base la Biblia, hemos sostenido que:
de las personas.
Todos los cristianos tienen el privilegio y la responsabilidad
en todo tipo de ministerios de la Palabra.
Cuando incorporamos este concepto de la capacitación,
lo que hacemos en el culto del domingo adquiere un
mayor realce, ya que lleva el enfoque de que los asistentes
adquieran madurez en el evangelio y a que la iglesia
de compartir la Palabra de Dios unos a otros y a los no
vaya creciendo. De esta manera, preparamos a todos
creyentes, orando, ya que ésa es la manera por medio de la
para que sean colaboradores y siervos, no espectadores
o consumidores. La congregación se convierte en una
reunión de discípulos que hacen discípulos en la presencia
de su Señor, reuniéndose con él, escuchando su Palabra,
El verdadero crecimiento espiritual sólo se produce cuando
el Espíritu Santo aplica la Palabra de Dios en los corazones
•
Según este concepto, el pastor es un predicador que
ora, moldea y hace funcionar todo el ministerio a través
de su predicación bíblica y expositiva; hecho esencial y
fundamental. Pero, lo que es más decisivo aún, el pastor
es también un capacitador. Su tarea no consiste sólo en
proporcionar servicios espirituales, o en llevar a cabo todos
El pastor como capacitador
•
113
cual Dios provee este crecimiento.
Si estas dos propuestas fundamentales son ciertas, entonces
necesitamos hacernos otra imagen mental de la vida en la iglesia y
del ministerio pastoral, una en la cual el compartir con oración la
Palabra de Dios ocupe un lugar primordial, y donde los cristianos
sean preparados y equipados para ministrar la Palabra de Dios a
•
respondiéndole con arrepentimiento, adoración y fe, y
discipulándose mutuamente. El punto de reunión de la
congregación se convierte no sólo en un escenario para
114
EL ENREJADO Y LA VID
8: EL SERMÓN DEL DOMINGO
llevar a cabo el ministerio (el lugar donde se comparte
la Palabra con oración), sino que también constituye un
estímulo y un impulso para la adoración y el ministerio de
cada discípulo durante la semana.
• Cuando el pastor es un capacitador, se concentra en hacer
que las personas se ministren unas a otras, en tanto que las
estructuras, programas y eventos dejan de ser el centro. El
evangelismo se produce cuando los discípulos se conectan
con la gente que los rodea: en sus casas, con sus familiares,
en la calle, sus lugares de trabajo, sus escuelas, etcétera. Los
eventos y programas, además de los cultos para invitados,
siguen siendo útiles para concentrar los esfuerzos de las
personas y son una buena oportunidad para invitar a
nuestros amigos, pero el verdadero trabajo de evangelismo
con oración ocurre cuando los propios discípulos lo
hacen. Retomando el ejemplo del capítulo anterior, sucede
cuando Daniel se da el tiempo de conocer a Roberto, para
luego ofrecerse a leer con él uno de los evangelios.
• En esta propuesta, el cuidado pastoral también se basa
en la preparación de discípulos que se ocupen de otros
cristianos y los discipulen. Una manera de hacerlo es
utilizando la estructura de los grupos pequeños, pero la
estructura por sí misma no lo consigue. Nuestro objetivo
no puede ser simplemente conseguir que las personas
participen en estos grupos. Si no se prepara y enseña a
los cristianos a reunirse unos con otros, a leer la Biblia
y a orar juntos, a alentarse y a estimularse mutuamente
para amar y hacer buenas obras, la estructura del grupo
pequeño no servirá para generar crecimiento espiritual.
Cuando las personas participan en grupos pequeños tienen
la oportunidad de conocerse, sienten que forman parte de
115
una fraternidad o comunidad, desarrollan lazos de amistad
y, como resultado de ello, asisten con mayor regularidad a
la iglesia y participan más en ella; pero ninguna de estas
cosas equivale a crecer en el evangelio. Gran parte de la
tarea de la congregación de alentar y discipular a otros
puede fácilmente llevarse a cabo de manera individual,
sin que haya necesidad de participar en algún grupo
pequeño estructurado.2
Para contrastar el enfoque del "pastor como capacitador" con
nuestros otros dos modelos, veamos la siguiente tabla:
El pastor es...
El pastor
como clérigo
El pastor
como gerente
general
El pastor
como
capacitador
predicador y
predicador y
predicador y
proveedor de
gerente
capacitador
servicios
El domingo
un culto de
una reunión
una reunión
es...
adoración
para atraer
de discípulos
gente
que adoran a
su Señor
Los demás
para realizar
para realizar
para que los
días son...
cultos
toda una gama
discípulos
ocasionales
de eventos y
intenten
programas
hacer
discípulos
2
Para profundizar más sobre los grupos pequeños y la forma en que pueden
ser vehículos positivos para el crecimiento del evangelio, ver el libro de Colín
Marshall, "Grow th Groups" (Grupos para el crecimiento), Matthias Media,
Sydney, 1995.
116
8: EL SERMÓN DEL DOMINGO
EL ENREJADO Y LA VID
El cuidado
pastoral se
ejerce...
aconsejando y
visitando
en grupos
pequeños
conforme
las personas
ministran a
otras
La iglesia es
como...
Tiende a
producir...
un pequeño
negocio con un
solo empleado
consumidores
que quieren
mantener las
cosas como
117
Para algunos de nuestros lectores estas palabras pudieran sonar
a herejía y, en cierto sentido, esperamos que generen cierto
impacto. ¿Acaso lo que pretendemos aquí es menospreciar la
predicación? ¿Será verdad que los devotos y fieles sermones
expositivos acompañados de oración, son lo único que se requiere
para edificar la iglesia de Cristo? ¿No?
una tienda
departamental
con mucho
personal
un equipo
con un activo
capitán/
entrenador
consumidores
que quieren
hacer crecer la
iglesia
discípulos
la predicación de exposiciones bíblicas poderosas, fieles y
convincentes es absolutamente necesaria para la vida y crecimiento
de nuestras congregaciones. Una predicación débil e inadecuada
dispuestos
a ser
misioneros
debilita a nuestras iglesias. Tal como dice el dicho: "los sermones
pequeños producen cristianos pequeños". En cambio, una
predicación pública que es clara, enérgica y poderosa constituye el
estaban
En caso de haberlas olvidado, vale la pena repetir ahora las
advertencias que hicimos al principio de este capítulo. Por
supuesto que en esta exposición estamos hablando de hombres
de paja y estereotipos, ya que ninguna iglesia en particular puede
ser un ejemplo perfecto de cualquiera de estos puntos de vista
o énfasis; existen muchísimas variaciones. De hecho, si observas
tu propia congregación quizá verás que en ella se da una extraña
mezcla de dos o más de ellos.
De todas formas, como ejercicio mental, delinear estos tres
puntos de vista resulta ser muy útil, pues podemos reconocer las
Es cierto que necesitamos de los sermones, pero no son
lo único necesario. Seamos totalmente claros al respecto:
cimiento sobre el cual se construyen todos los demás ministerios
en la congregación. El sermón es un llamamiento para reanimar a
la congregación. Es el momento en que la congregación se reúne
para recibir el alimento de la Palabra de Dios, para ser desafiada,
consolada y edificada. El ministerio de la predicación pública es
como una estructura que marca la pauta y define el programa de
todos los demás ministerios de la Palabra existentes. ¡No queremos
que se vea disminuido el énfasis en la predicación o que se dediquen
menos esfuerzos en ella! Por el contrario, deseamos que existan
más maestros de la Biblia, reverentes y talentosos, que enciendan a
las congregaciones con el poder de la Palabra predicada.
Decir que los sermones (como exposiciones bíblicas durante
distintas tendencias y tradiciones, al igual que las consecuencias.
el culto del domingo) son necesarios pero no suficientes, es
sencillamente hacer hincapié en la verdad teológica de que
El sermón insuficiente
lo suficiente aquí es la palabra del evangelio, y no la forma en
particular en que ésta es entregada. Podemos decir que compartir
Tal vez el mejor modo de enfocar el tema en este capítulo es señalar
que los sermones dominicales son necesarios pero insuficientes.
la palabra del evangelio en el poder del Espíritu es totalmente
118
EL ENREJADO Y LA VID
suficiente, pero que la forma de compartirla en un sermón de 25
minutos, no lo es.
Afirmamos que no es suficiente porque el Nuevo Testamento
nos obliga a hacerlo. Como ya vimos, Dios espera que todos los
cristianos hagan discípulos compartiendo su Palabra y orando, de
la forma y hasta donde sus dones y circunstancias lo permitan.
Si Dios ha dotado a todos los miembros de la congregación de
la habilidad de ayudar a formar discípulos, ¿por qué hemos de
silenciar la contribución de todos en favor de la de uno solo (el
pastor), y pensar que eso es suficiente o aceptable?
En su excelente libro sobre la predicación, Speaking God's
Words, Peter Adam realiza un detallado estudio de los ministerios
de la Palabra en el Nuevo Testamento, además de hacer una
reflexión sobre las prácticas de Juan Calvino, de Richard Baxter
y de los ministerios que existen hoy en día en nuestras iglesias. Y
Adam concluye que:
...si bien la predicación... es una forma de ministerio de la
8: EL SERMÓN DEL DOMINGO
119
Pero, como él señala, la predicación del domingo no es la única
manera de edificar el cuerpo:
Aunque los individuos pueden ser edificados como miembros
de la congregación, también podrían existir otras áreas en las
cuales necesitan ser corregidos e instruidos en justicia, lo que
no es posible a través del sermón del domingo porque éste,
por naturaleza, tiene una aplicación más general.5
¿Quiere decir, entonces, que además de un sermón de 25 minutos,
deberíamos tener 50 testimonios de un minuto por parte de la
congregación?
Aunque esto haría que los domingos por la mañana fueran
fascinantes y alentadores (aunque un tanto prolongados), no es lo
que proponemos aquí, porque la acción no se circunscribe sólo al
domingo. Richard Baxter, uno de los más importantes ministros
del evangelio, que caminó firme en nuestra herencia evangélica
reformada por la Biblia, lo sabía muy bien. Veamos qué dijo.
Palabra, hay muchas otras formas que se ven reflejadas en
la Biblia y en la vida de la iglesia cristiana contemporánea.
El ejemplo de Richard Baxter
Es importante comprender este punto con toda claridad, de
El nombre de Richard Baxter siempre se asocia a su obra
clásica, El Pastor Reformado. De manera interesante, al hablar
de "reformado", Baxter no se refiere a ningún estilo de doctrina
en particular (aunque su teología, un tanto idiosincrásica,
ciertamente era reformada en ese sentido), sino que más bien se
refiere a un ministerio renovado y rebosante de energía, fervor y
propósito. "Si Dios reformara a los ministros", escribió Baxter,
" y los avivara para cumplir celosa y fielmente con sus deberes,
entonces, ciertamente el pueblo sería reformado y despertado".6
lo contrario estaríamos haciendo que la predicación cargue
con un peso que no es capaz de soportar; es decir, el peso de
hacer todo lo que la Biblia espera que hagan cada una de las
distintas formas de ministerio de la Palabra.3
Luego, Adam procede a definir la predicación como "la
explicación y aplicación de la Palabra a la congregación de Cristo,
con el objeto de prepararla colectivamente para el servicio, la
unidad en la fe, la madurez, el crecimiento y la edificación".4
3
4
Peter Adam, Speaking G od’s Words: A P ractical Theology o f Preaching, (Hablar las
palabras de Dios: una teología práctica sobre la predicación) IVP, Leicester, 1996,
pág. 5 6 ..
Adam, p. 71.
5
Adam, pág. 71.
6
Richard Baxter, una versión resumida de E l Pastor Reformado en el sitio web
www.iglesiareformada.com/Baxter_el_pastor_refdrmado.pdf, pág 2.
120
8: EL SERMÓN DEL DOMINGO
EL ENREJADO Y LA VID
El extraordinario ministerio de Baxter entre las 800 familias
del pueblo de Kidderminster comenzó en 1647, transformando
por completo a la comunidad. Desarrolló una estrategia especial
para el ministerio pastoral durante el caótico vacío de autoridad y
disciplina eclesiásticas producido después de la Guerra Civil inglesa,
y como consecuencia del fracaso de las reformas de Westminster.
Baxter deseaba asegurarse de que cada feligrés comprendiera
los principios básicos de la fe y de la vida en santidad, por ello
en su libro El Pastor Reformado, publicado en 1656, exhortaba
extensamente a sus colegas pastores a que sus ministerios no
fueran sólo formales, sino también personales y orientados hacia
su comunidad.
La principal motivación de Baxter para hacer este llamado
a efectuar esta reforma en el ministerio y en la vida de la iglesia
era la salvación de las almas: "Nuestro propósito es defender
al mundo; salvarlo de la maldición de Dios; perfeccionar a la
creación; alcanzar los objetivos de la muerte de Cristo; salvarnos
de la condenación, a nosotros y a los demás; vencer al diablo y
destruir su reino; establecer el reino de Cristo; y esforzanos por
alcanzar el reino de gloria, y ayudar a otros a lograrlo".7
Cada sección de este libro está impregnada de este primordial
y desafiante reto a convertir almas, ya sea refiriéndose a las áreas
que el pastor descuida de sí mismo o de su congregación. Según
Baxter, ésta era la verdadera causa y prioridad para efectuar una
reforma en la iglesia. Y no era posible llevarla a cabo con simples
cambios estructurales.
proscribiendo
unas
cuantas
ceremonias,
cambiando
algunas vestiduras, gestos y formas? ¡Claro que no, señores!
Nuestra responsabilidad es la conversión y salvación de
almas. Es lo que principalmente se necesita reformar, lo
que más beneficios trae, y lo que más ayuda a la salvación
de las personas.8
Baxter afirmaba que para poder reformar el ministerio de
modo que su principal objetivo sea la conversión de las almas,
los pastores tienen que dedicarle mucho tiempo a la "tarea de
enseñar individualmente e instruir al rebaño". Para él, el trabajo
personalizado es irremplazable porque ‘la mejor oportunidad para
aplicar la verdad a sus corazones, es cuando hablamos directamente
a la necesidad de cada uno de ellos y le decimos al pecador: "¡Tú
eres aquel hombre!"9 Según Baxter, la predicación pública no
es suficiente. De hecho, llega al punto de expresar: "No tengo
dudas en afirmar que la confesión auricular papal es una novedad
pecaminosa... ¡pero nuestra negligencia en la enseñanza personal
es mucho peor!"10 Como Baxter compartía en forma personal,
pudo descubrir a aquellos que:
...m e han oído durante ocho o diez años, y no saben si
Cristo es Dios u hombre; y se maravillan cuando les cuento
la historia de su nacimiento, de su vida y de su muerte como
si no la conocieran... he descubierto que algunos ignorantes,
que por largo tiempo han escuchado sin sacar ningún
provecho, alcanzan más conocimiento y remordimiento
tras media hora de hablar personalmente con ellos, que
Recuerdo muy bien los tiempos cuando con todo fervor
después de diez años de escucharme predicar en público. Sé
buscaba reformas en asuntos ceremoniales... ¡Ay de
mí! ¿Acaso creemos que podemos generar reformas
7
Richard Baxter, The Reform edPastor (El pastor reformado), 5o edición, Banner o f
Truth, Londres 1974, pág. 112.
121
8
Richard Baxter, The Reformed Pastor, pag. 211.
9 R ichard Baxter The Reformed Pastor, pag. 175.
10 Richard Baxter, The Reformed Pastor, pags. 179-180.
122
EL ENREJADO Y LA VID
que predicar el evangelio de manera pública es un excelente
recurso, porque podemos hablarles a muchos a la vez. Pero,
por lo general, es mucho más efectivo predicarlo en privado
a cada pecador.11
También escribió:
Lo que el pastor hace en el púlpito constituye una mínima
parte de su tarea... La gran tarea consiste en las visitas
diarias de casa en casa, viendo cómo viven, examinando qué
beneficio obtienen de la predicación pública, dirigiéndolos
a cumplir las responsabilidades con sus familias, y también
preparándolos para la muerte.*12
Baxter trabajó duro para convencer a otros de la necesidad
de realizar este tipo de reforma en el ministerio. Conformó la
Asociación de Worcester con el objeto de promover dicha causa,
cuyos miembros se comprometían a conocer individualmente a
cada persona bajo su cargo, tarea nada fácil incluso ahora, y que
en aquellos tiempos era considerada revolucionaria.
Lamentablemente, el ejemplo de Baxter fue "aclamado por
todos, seguido sólo por unos pocos y, por último, en la mayoría
de los casos, simplemente desechado...".13 Ciertamente, no
son muchos los pastores que hoy en día siguen sus pasos, aun
cuando quizás leyeron The ReformedPastor (El Pastor Reformado)
mientras estuvieron en el seminario, asintiendo con la cabeza en
señal de aprobación. El concepto de un ministerio personal a la
1l Richard Baxter, The Reform ed Pastor, pág. 196.
12 Baxter, The Sain ts’ Everlasting Rest (El descanso eterno de los santos), sig. A4,
citado en Reform ation Pastors: R ichard B axter an d the Id eal o f the Reformed
Pastor (Pastores de la Reforma: Richard Baxter y el ideal del pastor reformado),
Paternoster, Milton Keynes, 2004, pág. 177.
13 Black, Reform ation Pastors (Pastores de la Reforma), pág. 105.
8: EL SERMÓN DEL DOMINGO
123
par de un ministerio de la predicación es admirable y es difícil
discrepar con él. Además, es completamente bíblico. Pablo les
dice a los ancianos en Efesios: "no rehuí declararles a ustedes
nada que fuera útil, y de enseñarles públicamente y de casa en
casa" (Hech 20:20). El lugar indicado para el ministerio de la
Palabra tiene necesariamente que ser público, pero también es
inevitablemente personal y doméstico. Según Baxter, ésta es la
única manera de poder cumplir con la poderosa exhortación que
les hace Pablo a estos mismos ancianos: "Tengan cuidado de sí
mismos y de toda la congregación, en medio de la cual el Espíritu
Santo les ha hecho obispos para pastorear la iglesia de Dios, la
cual él compró con su propia sangre" (Hech 20:28).
Dado que nuestro contexto es sin duda muy diferente al de
Baxter, tanto en términos culturales como políticos, sociales y
educacionales, ¿qué aportes ofrecen sus ideas a nuestro concepto
actual del ministerio? Hay cuatro desafíos fundamentales:
• El evangelismo es el punto central del ministerio pastoral.
Este ministerio no sólo abarca abordar crisis o problemas
inmediatos, ocuparse de hacer crecer los números y de
reformar las estructuras, también implica, y es lo más
importante, preparar almas para la muerte.
• Los pastores no tienen por qué estar atados a estructuras
tradicionales, pueden utilizar cualquier "medio" (para
usar los términos de Baxter) disponible para llamar a la
gente al arrepentimiento y la salvación; lo que para Baxter
implicaba soltar las ataduras del púlpito y llegar hasta la
casa de las personas a enseñarles y exhortarlas.
• No sólo hay que enfocarse en lo que se está enseñando,
sino también en lo que las personas están aprendiendo
y aplicando.
124
EL ENREJADO Y LA VID
• Se puede implementar mejor la visión de Baxter
sobre la instrucción personal en esta época en que la
educación está al alcance de todos, incluso hay más
oportunidades ahora.
• En muchas partes del mundo encontramos laicos con un
alto nivel de educación que no sólo pueden aprender bien,
sino que también tienen la habilidad para enseñar a otros.
El discipulado personal casa a casa no sólo ha de ser tarea
del pastor, sino también de discipuladores preparados
por él.
Uno de los primeros pasos para aplicar estos desafíos es llevar a
cabo un honesto estudio de todos los programas, actividades y
estructuras de tu congregación, y evaluarlos en base al criterio
del crecimiento del evangelio. ¿Cuántos siguen siendo buenos
vehículos de acercamiento a la comunidad, de seguimiento,
crecimiento o capacitación? ¿Hay algunos duplicados? ¿Hay
estructuras o actividades regulares que ya han dejado de ser
útiles? Decirle "sí" a un ministerio más personal casi siempre
implica tener que decirle "no" a otra cosa.
No obstante, incluso si liberamos nuestra agenda diaria
para contar con más tiempo para "trabajar con las personas",
igualmente nos veremos inundados de trabajo. Por eso
necesitamos contar con colaboradores.
Capítulo 9
Multiplicar el crecimiento del evangelio
al capacitar a los colaboradores
Ahora, volvamos a nuestro inspirado pero agobiado pastor, quien
quiere convertir a su iglesia en un centro de capacitación y equipar
a su congregación para que sean "viñadores", pero al mismo tiempo
está inundado de trabajo: sermones, comités, crisis pastorales,
y todo lo demás. Tiene a su cargo a 130 personas, entre las que
asisten regularmente a su iglesia, contactos diversos y personas al
margen de la misma, y se ha tomado el tiempo de hacer un listado
de todos y de evaluar el lugar en que se encuentra cada uno dentro
del proceso de "crecimiento del evangelio".
El problema es que casi no le queda tiempo para ocuparse de
10 de ellos, mucho menos de los 130. ¿Cómo va a poder ministrar
individualmente a tal cantidad de personas? ¿Cómo va a lograr
capacitarlos para "trabajar en la vid"?
Analicemos su problema utilizando a las siete personas
imaginarias de la tabla de "crecimiento en el evangelio" del
capítulo 7.
126
9. MULTIPLICAR EL CRECIMIENTO DEL EVANGELIO
EL ENREJADO Y LA VID
Acercamiento
Seguimiento Crecimiento
Ha
Plantea
escuchado
inquietudes
el evangelio
Roberto
Necesita
ayuda Sólido General
•
•
Bernardo
•
Teresa
Daniel
Sara
Específica
•
Josefina
Marcos
Capacitación
•
•
•
Ahora bien, digamos que nuestro pastor sólo tiene tiempo para
reunirse con dos de ellos de manera personal. ¿Con quiénes
debería reunirse?
Podríamos decir que con Josefina (porque realmente necesita
ayuda) y con Roberto (porque de verdad necesita escuchar el
evangelio). Pero también podría ser con Marcos (porque está
a punto de cruzar la línea para convertirse en cristiano) y con
Teresa (porque ya cruzó la línea y necesita urgentemente que se
le haga seguimiento). Con esto, nuestros cristianos más maduros
(Bernardo, Daniel y Sara) se quedan sin recibir ningún aporte
del pastor, pero como ya son bastante sólidos en su fe, se da por
sentado que podrán arreglárselas.
No obstante, en la agenda sólo tiene espacio para dos personas.
Entonces, ¿quiénes serán? Al final, lo más probable es que la mayoría
de los pastores terminen escogiendo a Teresa y Josefina, porque
ambas son cristianas y miembros de la congregación y pudieran
sentir que tienen una obligación especial con ellas. Tendrán que
dejar para más adelante a Roberto y a Marcos (los no creyentes).
En cierto sentido, este tipo de decisiones sencillamente nos
hacen depender de la soberanía de Dios. Todo el ministerio cristiano
| 127
es así. Hay más personas de las que somos capaces de atender. No
todo depende de nosotros, ¡alabado sea Dios!
Pero, con el objeto de que el pastor pueda sacarles el mayor
provecho a su tiempo y energías, maximizando las posibilidades de
hacer crecer el evangelio, a quienes debería dedicarle su tiempo es a
Daniel y a Sara, seguidos muy de cerca por Bernardo.
Como recordarás, Daniel ya se está capacitando para compartir
el evangelio con otros. Si nuestro pastor le dedica algún tiempo,
ayudándolo y sirviéndole como tutor en esta tarea, entonces podrá
alentar a Daniel a que ore por Roberto y Marcos (dos no creyentes)
y se reúna con ellos para, por ejemplo, hacer juntos algunos estudios
bíblicos evangelísticos.
Sara posee el corazón y los dones necesarios; lo único que
necesita es un poco de aliento, enseñanza y tutoría personalizadas
para poder acercarse a Josefina y animarla, como también para
hacerle algún seguimiento básico a Teresa.
Entonces, al dedicarle tiempo a Daniel y a Sara, nuestro
ocupado pastor también ha ministrado (por intermedio de ellos)
a los cuatro más. Con esto, el próximo en la lista para recibir
capacitación es Bernardo.
Hay que decir que esto va en contra de la intuición. Nuestro
primer instinto es ir directo a los que necesitan más ayuda, y,
por supuesto, como pastores, siempre habrá momentos en que
tendremos que dejar atrás a los 99 para ir tras uno solo. Habrá
emergencias y problemas pastorales que no podremos dejar
de resolver.
Pero si ocupamos todo nuestro tiempo en quienes necesitan
ayuda, los cristianos estables se irán estancando y nunca recibirán
capacitación para ministrar a otros, los no creyentes se quedarán sin
ser evangelizados y muy pronto surgirá dentro de la congregación
una regla general: si quieres contar con el tiempo y la atención del
128
EL ENREJADO Y LA VID
pastor, búscate un problema. Entonces, en vez de que el ministerio
se enfoque en el evangelio y en que la congregación crezca en
santidad, se dirige a solucionar problemas y a aconsejar.
Y, con el paso del tiempo, la vid se seca.
Pablo y su "banda de hermanos"
Evidentemente, no somos los primeros en sugerir que el ministerio
cristiano es un trabajo que se hace en equipo. El mismo apóstol
Pablo contaba con una red de colegas y colaboradores que
trabajaban con él en su ministerio. En el Nuevo Testamento hay
alrededor de 100 nombres de personas relacionadas con Pablo, de
los cuales, unos 36 podrían ser considerados compañeros cercanos
y colaboradores. Pablo usa dos nombres en particular para referirse
a ellos: colaboradores o compañeros de trabajo (sunergoi) y
servidores (diakonoi).
Sin pretender reproducir exactamente el patrón establecido
por Pablo, ¿qué podemos aprender de su ejemplo? Analicemos
cada uno de estos dos títulos o apelativos.
9. MULTIPLICAR EL CRECIMIENTO DEL EVANGELIO
| 129
"nuestro hermano y colaborador de Dios" (1 Tes 3:2). El noble
Epafrodito es un "hermano, colaborador; y compañero de lucha"
(Fil 2:25). Además, leemos que Pablo quiere que Evodia y Síntique
se pongan de acuerdo en sus desavenencias, cualesquiera que éstas
sean, porque ambas "han compartido m;is luchas en la causa del
evangelio, junto con Clemente y los demás colaboradores míos,
cuyos nombres están en el Libro de la Vida" (Fil 4:2-3).
El ministerio de Pablo era colaborativo. Poseía también un
aspecto de hermandad y de unidad que provenía del hecho en
común de que todos ellos eran colaboradores, no sólo de ellos
mismos, sino también de Dios.
¿Qué es, pues, Apolos? ¿Y qué es Pablo? Servidores
mediante los cuales ustedes han creído, según el Señor dio
oportunidad a cada uno. Yo planté, Apolos regó, pero Dios
ha dado el crecimiento. Así que ni el que planta ni el que
riega es algo, sino Dios, que da el crecimiento. Ahora bien,
el que planta y el que riega son una misma cosa, pero cada
uno recibirá su propia recompensa conforme a su propio
trabajo. Porque nosotros somos colaboradores en lá labor de
Compañeros de trabajo o colaboradores
Pablo suele referirse a sí mismo como un colaborador de Cristo que
trabaja duro y se esfuerza en la obra que el Señor le encomendó
hacer (ver p. ej., 1 Cor 3:8-9; 16:10; Fil 1:22; Col 1:29). Al
describir el resultado de su ministerio, como por ejemplo la iglesia
en Corinto, dice "mi obra en el Señor" (1 Cor 9:1).
Entonces, es natural que Pablo se refiera a los que trabajan
junto a él llamándolos sunergoi, es decir, colaboradores o
compañeros de trabajo. En Romanos 16, se describe a Priscila
y a Aquila como sus "colaboradores en Cristo Jesús", a Urbano
como un "colaborador en Cristo" y a Timoteo simplemente como
"mi colaborador". En otros pasajes, a Timoteo también le llama
Dios, y ustedes son el campo de cultivo de Dios, el edificio
de Dios. (1 Cor 3:5-9)
Su mutua condición de colaboradores de Dios los dignifica y los
hace ser humildes a la vez. Están trabajando junto a Dios en su
gran tarea para el mundo; y, sin embargo, no son nada, porque es
Dios el que produce el crecimiento.
Servidores (Ministros)
Pablo también utiliza el lenguaje del "ministerio" para referirse a
los colaboradores que trabajan junto a él y que también actúan
en su nombre. Pablo y Apolo son dos de sus colaboradores; pero
130
EL ENREJADO Y LA VID
también son "servidores" (o "ministros", diakonoi en griego), a
quienes Dios les asignó su ministerio (1 Cor 3:5). Más adelante
en la Carta a los Corintios, se describe en similares términos a la
familia de Estéfanas:
Los exhorto, hermanos (ya conocen a los de la casa de
Estéfanas, que fueron los primeros convertidos de Acaya, y
que se han dedicado al servicio de los santos), que también
ustedes estén en sujeción a los que son como ellos, y a todo
el que ayuda y trabaja en la obra. Y me regocijo por la venida
de Estéfanas, de Fortunato y de Acaico, pues ellos han
suplido lo que faltaba de parte de ustedes. Porque ellos han
recreado mi espíritu y el de ustedes. Por tanto, reconozcan a
tales personas. (1 Cor 16:15-18)
Qué hermosa imagen de trabajo y aliento mutuos. Estos primeros
conversos no sólo se unieron a Pablo para trabajar por el evangelio,
sino que también viajaron para reunirse con él para ayudar a los
corintios y para reanimar el espíritu de Pablo.
En Colosenses nos encontramos con Epafras, "amado
consiervo quien es fiel servidor de Cristo"; quien en un principio
enseñó a los colosenses la palabra del evangelio; y después lo
encontramos esforzándose en orar por ellos (Col 1:7; 4:12). Este
es el mismo evangelio "del cual yo, Pablo, fui hecho ministro
(servidor)" (Col 1:23).
Y así podríamos seguir. EstáTíquico, "fiel ministro (diakonos)
en el Señor" (Ef 6:21; Col 4:7), y Arquipo, a quien se exhorta
a cuidar "el ministerio que has recibido del Señor" (Col 4:17),
por no mencionar a Timoteo, a quien se le confía el ministerio
del evangelio (1 Tím 1:18), y se le exhorta a ser un buen ministro
de Cristo, dedicándose en todo momento a predicar y a enseñar
(1 Tim 4:6,13), aun cuando fuera mal aceptado (2 Tim 4:1-5).
9. MULTIPLICAR EL CRECIMIENTO DEL EVANGELIO
| 131
Al analizar el ministerio de los colaboradores de Pablo, hay dos
temas que saltan a la vista. En primer lugar, aunque a veces actúan
como "ministros de Pablo", es decir, como sus representantes ante
las demás iglesias, también son ministros de Cristo. Ellos están
haciendo la obra del Señor y cumpliendo con sus mandatos, no
sólo los de Pablo. En segundo lugar, el ministerio que llevan a
cabo no tiene que ver con prestar algún servicio o asistencia, sino
que es un ministerio relacionado con la difusión de la Palabra y la
edificación de la Iglesia.
Repercusiones
No debería sorprendernos que Pablo reuniera a un equipo a su
alrededor para la causa del evangelio, ya que su concepto de lo que
era la Iglesia lo habría llevado a hacerlo. Pablo valoraba los distintos
dones de gracia que entregaba el Espíritu para la edificación
del cuerpo de Cristo y, por consiguiente, trabajaba con varios
colaboradores que cumplían diversos roles, desde predicadores,
escribas y mensajeros hasta guerreros en la oración. Por supuesto,
algunos de los colaboradores de Pablo eran más cercanos y más
permanentes que otros, pero él los trataba a todos como hermanos
y colaboradores. Pablo no tenía discípulos, porque sólo hay un
Maestro. Las mujeres también participaban en el equipo de Pablo,
ofreciendo lugar en sus hogares para que las iglesias pudieran
reunirse, proporcionando ayuda (como Febe en Rom 16:1-2), y
luchando a su lado para el avance del evangelio.
Esfácil ver que harían falta muy buenas razones para no adoptar
la metodología de Pablo de ministrar en equipo. En términos
teológicos, es una expresión del carácter de la Iglesia: un cuerpo
que consta de muchas partes. Desde el punto de vista práctico y
estratégico, proporciona apoyo y renovación, se comparte la carga
y se multiplica la eficacia del trabajo en el evangelio.
132
EL ENREJADO Y LA VID
Por supuesto, gran parte de la misión de Pablo era itinerante
y muchos de sus colaboradores participaban en su ministerio
evangelizando y estableciendo nuevas iglesias, pero algunos eran
también líderes y pastores de iglesias. Y en este último caso, el patrón
también parece ser la pluralidad en vez de la singularidad, pues
podía ser, tanto un equipo de ancianos/obispos que trabajaban en
una sola iglesia, como un colegio de ancianos que estaba asociado
a un grupo de iglesias que se reunían en casas.
Fácilmente podemos llegar a la conclusión de que tanto la
misión itinerante como la obra en la congregación local eran el
resultado de un trabajo en equipo. Pero, por alguna razón, hay
muchas iglesias que han perdido esta perspectiva, incluso aquellas
cuya historia y tradición ponen énfasis en la existencia de una
pluralidad de ancianos. Con el paso del tiempo, el modelo de un
único pastor ordenado que trabaja solo para pastorear una iglesia se
ha convertido en la norma, aun cuando es muy diferente al patrón
normal de ministerio establecido en el Nuevo Testamento.
Ahora, antes de distraernos en antiguas discusiones respecto
a la política y el gobierno de la iglesia, debemos enfatizar que no
es a eso a lo que nos referimos aquí. Sé que hay muchos pastores
anglicanos que reúnen sólidos equipos para el ministerio, así
como también hay muchos pastores presbiterianos que trabajan
prácticamente solos, y viceversa, pero el principio fundamental
es que un pastor no puede ni debe intentar la tarea de ministrar
a una congregación sin la ayuda de otros. Necesitamos contar
con colaboradores.
En otras palabras, necesitamos a personas como Daniel, Sara
y Bernardo (de nuestro ejemplo anterior), personas firmemente
convertidas, cuya madurez cristiana les permita trabajar a nuestro
lado en las obras de evangelismo, seguimiento, crecimiento
y capacitación de otros. Hay muchas actividades donde los
9. MULTIPLICAR EL CRECIMIENTO DEL EVANGELIO
| 133
colaboradores pueden participar, ya sea haciéndolas ellos mismos,
o preparando y alentado a otros para hacerlas:
• realizando evangelismo personal y capacitando a otros para
compartir el evangelio;
• dirigiendo grupos pequeños y supervisando una red de
grupos pequeños;
• haciéndole seguimiento a nuevos cristianos y capacitando a
otros para que hagan lo mismo;
• dirigiendo grupos de jóvenes y capacitando a la próxima
generación de líderes de jóvenes;
• reuniéndose personalmente con la gente, y capacitando a
otros para que hagan lo mismo.
Puede ser que la congregación termine pagándole a algunos de
estos colaboradores para que trabajen en estos ministerios, ya
sea de tiempo completo o parcial, en tanto que otros trabajarán
fuera de la iglesia para ganarse la vida. Algunos serán oficialmente
reconocidos en tus estructuras congregacionales (convirtiéndose
en ancianos, por ejemplo); otros no. Otros serán oficialmente
reconocidos por tu denominación (es decir, serán 'ordenados'); la
gran mayoría no.
Sin importar las estructuras, títulos o reconocimientos, el
principio es sencillo: la mejor forma de construir una congregación
llena de discípulos que hacen discípulos, es reunir y capacitar a
un grupo de colaboradores que trabajen directamente contigo.
Cuando estás solo, con 120 o más personas que necesitan ser
evangelizadas, que se les haga seguimiento, se les alimente y capacite,
es simplemente imposible lograrlo, en especial considerando todas
las estructuras, reuniones, comisiones, programas y actividades que
la vida de la iglesia parece generar.
Pero, ¿qué pasaría si empezaras con sólo diez potenciales
colaboradores en el evangelio, reuniéndote regularmente con
134
EL ENREJADO Y LA VID
ellos, capacitándolos y entusiasmándolos sobre las posibilidades
de ministrar juntos? Si durante un año lo único que haces es
reunir a tus colaboradores cada semana en alguna sala para orar
por la congregación, analizar las Escrituras, discutir sobre teología,
confesarse mutuamente los pecados y capacitarlos en diferentes
áreas del ministerio, al finalizar ese año, tendrás un equipo de
colaboradores unido, dispuesto, con gran determinación y listo
para trabajar contigo firmemente en el ministerio.
Durante varios años Bruce Hall ha estado haciendo algo similar
en la iglesia de San Pablo, ubicada en Carlingford, al noroeste de
Sidney, Australia. Lo siguiente es lo que nos comparte de lo que
hace en las reuniones con sus colaboradores laicos:
Las iglesias no hacen discípulos; los discípulos son los que
hacen discípulos (Mat 28:19-20). El principio que sigo
con mis trabajadores laicos es el siguiente: si no estamos
sintonizados a nivel espiritual, entonces tampoco lo estaremos
en el ministerio. Por lo cual:1
1.
Escojo a algunos hombres para reunirme con ellos todas
las semanas, de 6:30 a 7:30 am.
2.
Solía hacerlo los martes, miércoles y jueves, pero ahora
sólo lo hago los martes.
3.
Luego dirijo una reunión de media hora, donde
simplemente leo alguna sección de la Biblia, da lo mismo
cualquier parte. La comento y los invito a hacer sus
propios comentarios y a aplicar lo leído a nuestras vidas.
Termino con 15 minutos de oración.
4.
Siempre nos enfocamos a analizar cómo estamos con
respecto a nuestro evangelismo y, a veces, sólo oramos (en
vez de leer las Escrituras).
9. MULTIPLICAR EL CRECIMIENTO DEL EVANGELIO
135
5. Siempre voy acompañado de mis coadjutores (ancianos),
y procuro que en cada grupo haya alrededor de 8 o 10.
En qué ha repercutido:
1. La mayoría de los que pertenecen a la administración
(coadjutores y miembros del consejo) ya me han
acompañado en mis reuniones con estos grupos.
2. La mayoría de los demás pastores que trabajan aquí
conducen grupos similares, lo cual nos muestra que la
mayoría de los líderes de grupo han participado en estas
reuniones matutinas.
3. Los que participan en estos grupos son testigos de mis
debilidades y fortalezas; me escuchan orar, me ven leer
la Biblia y hablar sobre las cosas que me apasionan y mis
perspectivas teológicas.
4. Casi no se producen tensiones cuando discutimos sobre
asuntos de la iglesia o futuras orientaciones, gracias a que
nos reunimos a orar en las mañanas.
5. Las funciones ministeriales que ocupan son las de pastores
laicos (junto al pastor de la congregación), líderes de grupos
en casa, ancianos, miembros del consejo y, prácticamente,
todas las demás.
Cómo elegir a nuestros colaboradores
En un sentido, los criterios para seleccionar a nuestros colaboradores
son evidentes. Es necesario que sean personas con un corazón
entregado a Dios y con hambre de aprender y crecer. Deben haberse
convertido plenamente, ser cristianos que estén avanzando en su
vida cristiana y cuenten con la fidelidad y potencial para ministrar
a otros. Es lo que dice 2 Timoteo 2:2: "Y lo que has oído de mí en
la presencia de muchos testigos, eso encarga a hombres fieles que
sean capaces de enseñar también a otros".
136
EL ENREJADO Y LA VID
No obstante, es fácil cometer errores al reclutar colaboradores.
Los siguientes son algunos errores que debemos evitar:
• Ceder en creencias y valores fundamentales: Por ejemplo,
hay una persona en tu congregación que ha sido cristiana
por algún tiempo, es una persona cálida y sincera, y sus
dones y capacidades son evidentes, pero piensa muy
distinto en algunas áreas importantes de la teología.
Pudiera ser que tuviera una visión demasiado carismática
de la obra del Espíritu, o un concepto más liberal de la
autoridad de las Escrituras. Aceptar a este tipo de persona
como colaborador es prácticamente garantizar que ocurran
divisiones y problemas en el ministerio. Uno debe poder
contar con que el colaborador manejará correctamente la
Palabra de verdad; es necesario que podamos confiarle la
tarea de enseñar a otros.
• Dejarse impresionar por las apariencias, en vez de ir a
la esencia. Es fácil dejarse deslumbrar por esas personas
entusiastas que cuentan con una personalidad sociable,
con habilidades y carisma para guiar a otros, pero mucho
más importante es buscar a alguien que de verdad ame
y obedezca a Cristo, que lleve una vida de santidad y
disciplina, cuya vida familiar sea ejemplar y que sea un
servidor de corazón.
• No tomar en cuenta su historial: ¿Esa persona está
sirviendo, aun cuando no tiene un cargo formal? ¿Lo
respetan los demás como discípulo devoto de Cristo? Es
necesario tomarlo en cuenta porque, si no son servidores de
corazón ahora, ¿estarán listos para guiar a otros?
• Escoger a los que no son buenos para relacionarse con
la gente: ¿La persona que tienes en mente es socialmente
torpe, dominante o enojona? ¿Pone nerviosa a la gente?
9. MULTIPLICAR EL CRECIMIENTO DEL EVANGELIO
137
¿Tiene buen sentido del humor? El ministerio cristiano
se basa en saber relacionarse con otros, y algunas personas
claramente no tienen ese don.
• Reclutar en un momento de desesperación: La carga del
ministerio a veces es tan pesada que te sentirás tentado a
reclutar a cualquiera como colaborador con tal de alivianarte
la carga. Es un gran error. Es mucho mejor que tu grupo
siga siendo pequeño, hermético, unido y eficaz, antes que
llevar a bordo a gente que no esté preparada o no sea la
adecuada.
• Elegir a los que no se dejan enseñar: Algunas personas son
doctrinarias y dogmáticas, y no están dispuestas a pensar, a
cambiar o a crecer. Necesitas personas que tengan hambre
de la verdad, que tiemblen ante la Palabra de Dios y que
deseen que sus vidas cumplan con las Escrituras.
• Escoger a personas que concuerdan en todo con nosotros:
Es tentador reclutar a personas que nos admiran y nos
apoyan, y que nos hacen sentir bien porque siempre
parecen estar de acuerdo con nosotros, pero tal vez no sean
las personas adecuadas.
• Pedir voluntarios: Reclutar colaboradores no es lo mismo
que pedirle a un grupo de personas que te ayude a
ordenar las sillas en la iglesia. Es algo que requiere de una
invitación personal, precedida de un análisis detenido y de
mucha oración.
Y aquí terminamos con lo que no debemos hacer; vayamos ahora a
lo que sí debemos hacer.
Consejos para capacitar a los colaboradores
Una vez que hemos seleccionado a nuestros candidatos y
hablamos con ellos (ya sea individualmente o como grupo),
138
EL ENREJADO Y LA VID
¿cómo les presentamos la tarea que deben llevar a cabo? ¿A qué los
estamos invitando?
Básicamente, lo que les estamos pidiendo es que renuncien a sus
propias vidas y las pongan al servicio de Cristo. En otras palabras,
simplemente los estamos invitando a ser discípulos. ¡Y debemos
dejar perfectamente en claro cuán importante es! No estamos
pidiéndoles que contribuyan con un club del cual da la casualidad
que forman parte, como si estuviésemos tratando de encontrar a
alguien que durante un año pueda cumplir la función de secretario
en el equipo de fútbol infantil de la comunidad. Nuestra invitación
es a que formen parte de la obra más importante del mundo, la
obra que está haciendo Dios de reunir gente para su reino a través
de la proclamación reverente del evangelio de su Hijo. Los estamos
invitando a que formen parte de una causa a la cual vale la pena
que le entreguen sus vidas, y debemos presentarles esta visión a
nuestros potenciales colaboradores en toda su gloria y grandeza.
Y, también es importante señalarles cuáles son las metas y
objetivos específicos de los siguientes 12 meses. La visión puede ser
tan grande como el cielo y la tierra, pero los pasos que hemos de
dar para avanzar en el camino deben ser visibles y alcanzables.
Debes darles una clara explicación de cuánto tiempo tendrán
que dedicarle a esta tarea, qué preparación es necesaria, qué
capacitación recibirán y qué ministerios podrían resultar de ella.
Por ejemplo, podrías hacer una reunión de equipo cada
quince días, de 2 horas, con seis personas de tu congregación que
crees que cuentan con el potencial para ser tus colaboradores. Esas
2 horas podrías estructurarlas del siguiente modo:
9. M ULTIPLICAR EL C R EC IM IEN TO D EL EVANGELIO
ACTIVIDAD
139
D U R A C IÓ N
Estudio bíblico: Dirígelo tú o uno de los 30 minutos
miembros del equipo. Podrías usar este tiempo
en enseñarles a dirigir discusiones grupales sobre
la Biblia, primero dando tú mismo el ejemplo y
luego ofreciéndoles la oportunidad a otros para
que lo hagan.
Oración: Oren de acuerdo al mensaje de la Biblia
que acaban de ver, y por diferentes aspectos del
ministerio.
10 minutos
Trabajo con la gente: Habla sobre las necesidades 20 minutos
pastorales y la situación particular de algunas
personas de la congregación; y sobre aquellas
personas a las que el equipo ya está ministrando
o que podría ministrar. Es necesario acordar y
respetar ciertos principios de confidencialidad;
pero hablar en conjunto sobre cómo ministrar
a personas reales y ayudarlas a crecer es un
aspecto muy poderoso de la capacitación para el
ministerio.
Oración: Oren por las personas de tu
congregación y menciona sus nombres.
15 minutos
Revisión de actividades: Hablasobre los diferentes
eventos o programas, como por ejemplo la
reunión del domingo pasado. ¿Tuvieron efecto?
¿Por qué sí/por qué no? ¿Qué aspectos se pueden
mejorar y cómo? Hacer esta revisión no sólo
produce mejoras, sino que también le enseña al
equipo a analizar el ministerio.
15 minutos
140
EL ENREJADO Y LA VID
Capacitación: Se trata de realizar una
capacitación dirigida a las convicciones,
carácter y competencias de cada colaborador.
9. MULTIPLICAR EL CRECIMIENTO DEL EVANGELIO
30 minutos
Se podría abordar algún tema teológico (p. ej.,
la importancia teológica de la resurrección), o
analizar algún aspecto del carácter santo (p. ej.,
de qué modo somos tentados por la avaricia),
o enseñar alguna habilidad ministerial en
particular (p. ej., cómo conducir grupos
pequeños, o cómo leer la Biblia con alguien
más de manera individual).
Y podrías plantearles lo que esperas de ellos durante el año:
•
que asistan a todas las reuniones de equipo del año;
•
que dispongan de una hora para hacer tareas o para
prepararse para cada reunión;
que estén dispuestos a comenzar reuniones individuales
con al menos una persona durante la segunda mitad del
año.
•
También podrías explicarles tus expectativas en cuanto a sus
convicciones, carácter y competencias, por ejemplo:
•
•
•
Convicción: Comprender mejor lo que significa la cruz de
Cristo, la Trinidad y cuál es el propósito de reunirse.
Carácter: Establecer (o restablecer) la disciplina de la
oración y la lectura bíblica.
Competencias: Capacitar a cada persona para que pueda
reunirse individualmente con otras a leer la Biblia.
Estos son sólo algunos ejemplos, pues esperamos que por sí
mismo éste sea un principio evidente; es decir, si vamos a pedirles
a otros que trabajen con nosotros en el ministerio, entonces
141
tenemos que entusiasmarlos con la magnitud de lo que estamos
haciendo (el principio es ¡hacemos discípulos para Cristo!) y
establecer metas y expectativas claras, realistas y alcanzables
respecto a su capacitación.
Colaboradores, viñadores y el panorama completo
Resumamos lo que hemos visto hasta ahora.
1.
¿Qué está haciendo Dios en el mundo? Está llamando a la
gente a formar parte de su reino, a través de la predicación
del evangelio con la ayuda del Espíritu Santo. Está cultivando
una gran vid mundial, que es Cristo y las personas que están
en él.
2. Todo aquel que por gracia divina se convierte en un
discípulo de Cristo no sólo forma parte de la vid, sino que
también trabaja en ella, hace discípulos y es colaborador en
el evangelio. Aunque sólo algunos cristianos poseen dones
particulares y responsabilidades para enseñar y supervisar, a
todos los cristianos les corresponde permanecer en oración y
compartirse la Palabra de verdad unos a otros y a los demás.
3. La capacitación a que nos referimos es al proceso de formación
de cristianos maduros para trabajar en la vid; es decir, a formar
cristianos lo suficientemente maduros en su fe, que busquen
oportunidades para servir a otros, compartiendo con ellos
la verdad divina. Este es nuestro objetivo al trabajar con las
personas. No sólo involucra que crezcan en habilidades y
competencias ministeriales, sino también en convicciones
(entendimiento) y en carácter (santidad). Este es un aspecto
fundamental de la vida de la iglesia, y podría significar un
cambio en nuestra forma de concebir la iglesia (en especial en
lo que respecta a nuestra dependencia de los sermones como
el único medio de lograr crecimiento).
142
4.
9. MULTIPLICAR EL CRECIMIENTO DEL EVANGELIO
EL ENREJADO Y LA VID
La capacitación (entendida de ese modo) es el motor para
143
Figura 1
el crecimiento de la iglesia, porque las personas pasan de ser
ajenas al cristianismo, e inconversas, a ser nuevos cristianos;
a quienes se les hace seguimiento para que se conviertan en
cristianos maduros y estables; los que a su vez serán capacitados
y movidos a guiar a otros a lo largo del propio proceso de
crecimiento en el evangelio que estos últimos tengan. Y así,
sucesivamente.
5.
Reclutar y capacitar a un grupo pequeño de colaboradores
es el primer paso, para después ir reclutando y capacitando
para ser viñadores a todos los demás cristianos. No puedes
ministrar y capacitar de manera personal a 130 personas,
pero sí puedes empezar con diez; y esos diez pueden trabajar
a tu lado, no sólo ministrando individualmente a otros, sino
también capacitándolos, para que ellos a su vez ministren a
otros. Dicho de otro modo, los colaboradores no pertenecen
a una categoría aparte, sólo son un grupo de potenciales
"viñadores", que cuentan con ciertos dones y trabajan a tu
lado para que las cosas se sigan dando. Tener colaboradores es
multiplicar el ministerio a través de la capacitación personal,
una de las cosas que más necesita la iglesia contemporánea.
Digamos, por ejemplo, que tenemos a muchas personas para
ministrar: no creyentes, nuevos cristianos y cristianos necesitados
de recibir ayuda. Queremos que todos ellos avancen y crezcan
en el evangelio, y que también, al final, todos terminen siendo
discípulos que hacen discípulos (o "viñadores"). En muchas
iglesias, la cantidad de "hacedores de discípulos" es muy pequeña.
Bien podría ser sólo el pastor y su asistente, más un par de laicos
muy entusiastas. En este caso, se vería así:
El camino hacia el crecimiento, y no sólo en términos numéricos
sino de un verdadero crecimiento espiritual "evangélico", comienza
capacitando a las personas para que hagan discípulos; eligiendo a
algunos de los cristianos más maduros y entusiasmándolos con la
visión que fundamenta la tarea de hacer discípulos, o sea, eligiendo a
los que en este capítulo hemos llamado "colaboradores". Entonces,
la situación comienza a verse del siguiente modo:
Figura 2
144Í
EL ENREJADO Y LA VID
Ahora tú, como pastor, ya no estás haciendo todo el trabajo que
involucra el ministerio. Estás capacitando a otros para que trabajen
contigo, empezando con sólo unos cuantos; sin embargo, a la
larga, el objetivo es "convertir" a todos los discípulos en "hacedores
de discípulos", capacitar a todos los cristianos que se reúnen en
tu iglesia como "viñadores"; personas con convicción, carácter y
competencias para ministrar a otros. Así, la cantidad de trabajadores
y d e ministerios irá aumentando en la medida en que un número
creciente de personas comience a compartir el mensaje de la Biblia
con otros, de diferentes maneras, a gran y a menor escala, formal e
informalmente, en el hogar, en el trabajo, en la iglesia, en pequeños
grupos y de manera individual.
Ah ora la situación se ve así:
Figura 3
9. MULTIPLICAR EL CRECIMIENTO DEL EVANGELIO
| 145
No pretendemos crear una especie de ordenamiento aquí,
como si tuvieran que empezar a usar etiquetas y uniformes
según si son "cristianos estables", "trabajadores regulares en la
vid", "colaboradores” o "pastores". El ministerio no tiene un
orden específico porque involucra a personas reales. Algunas
de las personas que escojas como colaboradores terminarán
renunciando o no se darán cuenta de su potencial. Otros, con los
que no trabajaste desde un principio, llegarán con gran fuerza, y
rápidamente llegarán a formar parte del equipo principal. Con
el paso del tiempo, la línea que separa a los "colaboradores" de
los "viñadores" se irá desvaneciendo, porque estarás capacitando
a un porcentaje cada vez más creciente de cristianos estables de
tu congregación para que se conviertan en trabajadores en la vid.
Y en la medida en que cada vez mas cristianos sean capacitados
para ministrar a otros, la cantidad y la variedad de ministerios más
pronto se escapará de tus manos, porque ellos mismos comenzarán
a iniciar cosas, a tomar la iniciativa, a reunirse con otros, a tener
nuevas ideas. El crecimiento es así. Crea una especie de caos,
como una vid que constantemente crece más allá del enrejado,
haciendo que sus ramas crezcan en todas direcciones.
Hay un aspecto de este crecimiento que aún no hemos
En otras palabras, elegir anticipadamente a algunos colaboradores es
el primer paso para crear una creciente comunidad de trabajadores
de todo tipo. Algunos de ellos trabajarán muy cerca de ti hasta
que llegue el momento en que ellos mismos se conviertan en
capacitadores. Y no sólo harán el trabajo, sino que también guiarán
y capacitarán a otros "viñadores".
abordado. En la Figura 3 vemos a un grupo creciente de personas
que es ministrada porque cada vez hay más personas capacitadas
para trabajar en la vid. No obstante, aún hay un solo pastor
dirigiéndolo todo y sosteniéndolo. Si la voluntad de Dios es que
todo siga creciendo, entonces necesitaremos más pastores, más
supervisores y más líderes.
¿De dónde van a salir?
Capítulo 10
Personas a quienes vale la pena
observar
¿De dónde provienen los pastores y demás "trabajadores oficiales
del evangelio"?
La respuesta tradicional, que es una muy buena respuesta,
es que son llamados y levantados por Dios. Jesús des dice a sus
discípulos: "nieguen, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe
obreros a su cosecha" (Luc 10:2). Los evangelistas, pastores y
maestros son dones del Cristo ascendido a su Iglesia (Ef 4:10-12).
No obstante, decir que es Dios quien proporciona a los
pastores no nos ayuda mucho a conocer cuál es la; participación
humana en este proceso. Por ejemplo, podemos afirmar que las
personas sólo se convierten en cristianas porque Dios obra en
sus corazones, y eso no implica que la evangelizáción sea una
pérdida de tiempo. Por el contrario, es precisamente gracias a la
evangelización con oración que Dios, en su gracia, i convierte a la
gente y la hace nacer de nuevo.
La acción divina y la acción humana no son excluyentes,
como cuando decidimos quién va a realizar: la acción de lavar los
platos esta noche. Dios obra en nuestro mundo, pero no es una
de sus creaturas. El es el Creador, y su manera característica de
operar es trabajar en sus criaturas, y a través de ellas, para lograr
sus propósitos. Pablo dijo: "Yo planté, Apolos regó, pero Dios ha
dado el crecimiento" (1 Cor 3:6).
148
EL ENREJADO Y LA VID
Entonces, una mejor manera de plantear nuestra pregunta es
la siguiente: ¿Por qué medio, o por medio de quién, Dios llama y
levanta a la nueva generación de pastores y evangelistas?
Lo que exponemos en este capítulo es que lo hace usando a
pastores que se dedican activamente a reclutar a personas idóneas
dentro de sus iglesias y a desafiarlas a pasar sus vidas trabajando
para el evangelio. Es, haciendo lo que Pablo instó a Timoteo a
hacer: "...lo que has oído de mí en la presencia de muchos
testigos, eso encarga a hombres fieles que sean capaces de enseñar
también a otros" (2 Tim 2:2). En su comentario sobre este pasaje,
Broughton Knox dice:
Cabe recordar que es el deber de los ministros en la
congregación el cuidar del bienestar espiritual de ella; y
una de las áreas primarias del cuidado es la continuación
del ministerio de la Palabra de Dios al interior de la
congregación. Por ello Pablo le recordó a Timoteo que en
su deber ministerial se incluía el observar que el ministerio
de la Palabra de Dios continuara de modo eficaz. Tal
como él había recibido la verdad por medio de Pablo y
sus compañeros, debía transmitirla a hombres fieles que
10: PERSONAS A QUIENES VALE LA PENA OBSERVAR
Sin importar por qué, a la mayoría de nosotros nos cuesta
desafiar a otros para que trabajen de tiempo completo en el
evangelio. Antes de avanzar en este tema, debemos abordar
algunas preguntas u objeciones habituales con respecto a la idea
de "reclutar para el ministerio".
Cuatro preguntas habituales
Pregunta 1: Si todos los creyentes son llamados a servir, ¿por
qué se llama a algunos a ser "pastores"?
La palabra "llamar" constituye un verdadero problema. Estamos
acostumbrados a pensar que el "llamado al ministerio" es una
especie de experiencia individual y mística por medio de la cual las
personas llegan al convencimiento de que Dios quiere que ingresen
al pastorado.
Pero, al observar el Nuevo Testamento, encontramos que este
término no es utilizado en ese sentido. Casi siempre se le usa para
describir la manera en que Dios, en su gracia, "llama" o convoca
a las personas para que lo sigan o se arrepientan, con todos los
privilegios y responsabilidades que implica. A continuación
encontrarás una selección representativa de algunos versículos:
fueran capaces de enseñarla asimismo a otros (2 Tim 2:2):
cuatro generaciones de sucesión apostólica en la palabra de
Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas
los apóstoles.1
cooperan para bien, esto es, para los que son llamados
Hoy en día, hay muchos casos en que esta tarea de levantar la
siguiente generación queda en manos de "otros". Se considera la
tarea de la denominación o del seminario. O quizás pensamos que
es Dios quien tiene la tarea de instalar la idea en los corazones de
las personas, sin contar con ninguna intervención externa.
1
D.B. Knox, Sent by Jesus: Som e aspeets o f C hristian m inistry today (Enviados
por Jesús: Algunos Aspectos del Ministerio Cristiano Hoy), Banner o f Truth,
Edimburgo, 1992, pág. 14
149
conforme a su propósito. Porque a los que de antemano
conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a
la imagen de su Hijo, para que El sea el primogénito entre
muchos hermanos. A los que predestinó, a ésos también
llam ó. A los que llam ó, a ésos también justificó. A los que
justificó, a ésos también glorificó. (Rom 8:28-30)
El nos ha salvado y nos ha llamado con un llamamiento
santo, no según nuestras obras, sino su propósito y según la
150
EL ENREJADO Y LA VID
gracia que nos fue dada en Cristo Jesús desde la eternidad.
(2 Tim 1:9)
...que los ojos de su corazón les sean iluminados, para
que sepan cuál es la esperanza de su llamamiento, cuáles
son las riquezas de la gloria de su herencia en los santos.
(Ef 1:18)
—prosigo hada la meta para obtener el premio del supremo
llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Fil 3:14)
Fiel es Dios, por medio de quien fueron llamados a
la comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
(1 Cor 1:9)
Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación
santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de
que anuncien las virtudes de aquel que los llamó de las
tinieblas a su luz admirable. (1 Ped 2:9)
Yo, pues, prisionero del Señor, les ruego que ustedes vivan
de una manera digna de la vocación con que han sido
llamados. (E f4 :l)
Que la paz de Cristo reine en sus corazones, a la cual
en verdad fueron llamados en un solo cuerpo, y sean
agradecidos. (Col 3:15)
Con este fin también nosotros oramos siempre por
ustedes, para que nuestro Dios los considere dignos de su
llamamiento y cumpla todo deseo de bondad y la obra de
fe con poder. (2 Tes 1:11)
La Biblia no habla de personas que son "llamadas" a ser doctores,
abogados, misioneros o pastores. Dios nos llama para que
10: PERSONAS A QUIENES VALE LA PENA OBSERVAR
151
vayamos a él, para que seamos cristianos. Nuestra "vocación"
(que proviene de la palabra latina "llamar") es ser discípulos de
Cristo y obedecer todo lo que él ordenó, incluyendo el mandato
de hacer discípulos a todas las naciones. En ese sentido, todos
los cristianos son "ministros", llamados y comisionados por Dios
para renunciar a sus propias vidas y servirle, para caminar a su
lado en santidad y justicia, y para hablar la verdad con amor cada
vez que puedan, y de la manera posible.
No obstante, aun cuando en este libro el énfasis está puesto
en el "ministerio de los muchos", no es nuestro objetivo restarle
validez al "ministerio de los pocos", sino crear las condiciones
bajo las cuales este último también pueda prosperar. Cuando
capacitamos discípulos para que se conviertan en discipuladores,
inevitablemente nos encontramos con personas devotas y
talentosas que poseen el potencial de ser líderes en el ministerio, de
recibir el privilegio y la responsabilidad de ejercer la mayordomía
al ser nombrados para predicar el evangelio y guiar al pueblo
de Dios.
Las dos categorías principales en que se dividen
estos "nombrados" en el Nuevo Testamento son: una, los
ancianos/pastores/obispos que están a cargo; de enseñar y guiar
congregaciones; y otra, los miembros del equipo evangélico
apostólico de Pablo, o sea, los "colaboradores" y "ministros" que
trabajan para la difusión del evangelio. Estas categorías no son
estrictas, como si los pastores no tuvieran también que evangelizar
(ver 2 Tim 4:5, donde a Timoteo se le dice "haz el trabajo de
un evangelista"), o como si Pablo, el evangelista, no se hubiese
dedicado también a edificar a los cristianos que se convirtieron a
través de su ministerio. Al final, la diferencia entre "evangelizar"
y "pastorear" es borrosa.
152 |
EL ENREJADO Y LA VID
De hecho, uno de nuestros problemas cuando pensamos
y hablamos de todo ese tema es precisamente éste, ¡que todo
parezca ser tan borroso! Además, la norma occidental de contar
con un pastor o clérigo profesional que recibe un sueldo por su
labor no siempre se cumple. Se nos dificulta hablar con el mismo
lenguaje de la Biblia, no sólo por la manera a menudo confusa e
inconsistente en que dicho lenguaje ha sido utilizado a lo largo de
la historia de la Iglesia, sino también porque la propia Biblia no se
molesta en entregar etiquetas precisas. Veamos, por ejemplo, las
siguientes diferencias:
• Todos los cristianos deben enseñarse unos a otros
(Col 3:16), aunque no todos son maestros (1 Cor 12:29;
Sant 3:1).
• Todos los cristianos deben "ministrarse" unos a otros
(1 Ped 4:10-11), aunque sólo algunos son nombrados
como "ministros" (o "diáconos", o "servidores",
dependiendo de cómo se traduzca en tu Biblia
1 Tim 3:8-13; nótese que Pablo llama "servidores" a los
miembros de su equipo).
• Todos los cristianos deben estar trabajando y creciendo
siempre en la obra del Señor (1 Cor 15:58), aunque,
de acuerdo a lo que explica Pablo, él y Apolos sólo son
"colaboradores" que realizan su labor entre los corintios
para el crecimiento de éstos (1 Cor 3:5-9).
• Todos los cristianos deben hacer discípulos y hablar con los
demás sobre Cristo (Mat 28:19; 1 Ped 3:15), aunque sólo a
algunos se los llama "evangelistas" (Ef 4:11).
En cada caso hay, tanto continuidad como discontinuidad. A
todos nos corresponde lo mismo, aunque algunos tienen un
10: PERSONAS A QUIENES VALE LA PENA OBSERVAR
153
papel especial. Y cuando tratamos de descubrir por qué ciertos
roles son tan especiales en el Nuevo Testamento, encontramos
que no se debe a que sean de tiempo completo, en vez de ser
de tiempo parcial; ni a que sean remunerados o no (los roles no
remunerados son una realidad que los pastores de los países en
desarrollo entienden muy bien). Tampoco es porque algunas
personas pertenezcan a una clase sacerdotal especial, mientras que
otras no; ni siquiera porque algunas, posean ciertos talentos que
otras no poseen. Todos los dones contribuyen a la edificación de
las congregaciones que pertencen a Cristo.
La clave parece estar en que algunas personas son nombradas,
reconocidas o elegidas, por sus convicciones, carácter y
competencias, para encomendarles la responsabilidad de llevar
a cabo ciertos ministerios bajo la autoridad divina. Dicha
encomienda pasa por una deliberación y decisión humanas,
pero continúa siendo una encomienda solemne y divina; una
mayordomía o administración de la cual somos responsables
ante Dios (ver 1 Cor 4:1-5). No es como si informalmente
decidiéramos por nuestra cuenta qué carrera seguir, para luego,
si las cosas se ponen difíciles o dejan de ser convenientes, con la
misma informalidad la pudiéramos dejar a un lado para hacer otra
cosa. Cabe hacer notar la seriedad con que Pablo le encomienda a
Timoteo que continúe con su ministerio, en 1 Timoteo 4.
Quizás, para mayor conveniencia y claridad, a estos servidores
deberíamos llamarlos "trabajadores reconocidos del evangelio";
reconocidos, no porque sean más espirituales o cercanos a Dios,
ni porque tengan poderes especiales, sino reconocidos y elegidos
por otros ancianos y líderes para llevar a cabo un roí particular de
mayordomía; como el capitán de un equipo o la junta de directores
de una empresa.
Y de aquí se desprende una segunda pregunta.
154
10: PERSONAS A QUIENES VALE LA PENA OBSERVAR | 155
EL ENREJADO Y LA VID
Pregunta 2: ¿No deberíamos esperar a que las personas
"sientan el llamado", en vez de instarlas a trabajar de
tiempo completo en el evangelio?
Se ha vuelto costumbre que el factor determinante para que
las personas se ofrezcan para trabajar de tiempo completo en el
ministerio cristiano sea sentir un "llamado" (en el sentido personal
y subjetivo de la palabra) a hacerlo. Quizás sea nostalgia por la
dramática comisión personal experimentada por Moisés ante la
zarza ardiente, o por Elias en el templo; o tal vez se deba a que
preferimos que nuestra decisión de ministrar no provenga de
nosotros mismos, sino de un llamado divino. Pero cualquiera que
sea la razón, es normal que esperemos que la persona nos exprese:
"sentí el llamado al ministerio" o "creo que Dios me está llamando
para ser misionero", antes de empezar a evaluar su idoneidad.
Pero la Biblia no se expresa en esos términos. Por más que
busquemos, no encontramos ningún ejemplo o concepto de un
llamado interior al ministerio. A algunos, Dios los llama de forma
directa y espectacular (como a Moisés y a Elías), pero no tiene nada
que ver con percibir algún sentimiento interior.
Prácticamente, en todo el Nuevo Testamento, son otros
ancianos, líderes o pastores los que reconocen o "designan" a
trabajadores para el evangelio. Así como en cierto modo fueron
los ancianos los que comisionaron a Timoteo (1 Tim 4:14), así
también él habría de confiar el evangelio a otros líderes dignos de
confianza que continuarían con la obra (2 Tim 2:2). Del mismo
modo, Pablo le dio a Tito la responsabilidad de ministrar en Creta
y, con el tiempo, Tito habría de designar a ancianos/obispos en
todos los pueblos que visitaba (Tito 1:5-9).
Quizás en este sentido sea correcto decir que las personas
son "llamadas" por Dios para tener ciertos ministerios o
responsabilidades en particular, siempre que reconozcamos que
este "llamado" pasa por la intermediación de pastores reconocidos.
Lutero lo expresa del siguiente modo:
Dios los llama de dos maneras: usando un medio o sin medio
alguno. Dios hoy llama a todos al ministerio de su Palabra,
no directamente él mismo, sino usando otros medios, es
decir, por medio del hombre; sin embargo, los apóstoles
sí fueron llamados directamente por Cristo, tal como
los profetas de ayer fueron llamados por Dios mismo.
Después, los apóstoles llamaron a sus discípulos, así
como Pablo llamó a Timoteo, a Tito, etc. Estos hombres
llamaron a obispos (como en Tito 1:5ss); y los obispos,
a sus sucesores; hasta nuestros días; y así hasta el fin del
tiempo. Estos son llamamientos por intermediarios, ya
que son del hombre.2
No debemos sentarnos a esperar hasta que la gente "sienta el
llamado" a trabajar en el evangelio, como tampoco podemos
sentarnos a esperar hasta que se conviertan en discípulos de
Cristo. Debemos ser proactivos al buscar, desafiando y poniendo a
prueba a personas idóneas que puedan ser designadas: para la obra
del evangelio.
Pregunta 3: ¿Podemos participar en la "obra del evangelio" sin
ser remunerados?
Hasta aquí hemos dicho que las personas deben ser escogidas o
comisionadas para predicar el evangelio y pastorear al pueblo de
Dios. Tradicionalmente, diríamos que tales personas son llamadas
a la obra misionera o a ser ordenados para el ministerio, lo que
2
Martín Lutero, Luther's Works (Las obras de Lutero), Edición !norteamericana,
vol. 26, Lectures on G alatians, ed. J. Pelikan, Concordia, San Luís, 1963 (1535),
citado en R. Paul Stevens, The Six Other D ays (Los otros seis días), Eerdmans,
Grand Rapids, 2000 (1999), págs. 154-155.
156
EL ENREJADO Y LA VID
en muchas iglesias occidentales serían cargos de tiempo completo
remunerados con las ofrendas del pueblo de Dios.
No obstante, la forma de pago y la cantidad de horas
trabajadas durante la semana no son factores determinantes. En
el Nuevo Testamento no hay muchos ejemplos de un "ministerio
remunerado y de tiempo completo", a excepción del de Pablo en
algunas etapas de su misión, pues, por ejemplo en Corinto, trabajó
elaborando tiendas, con Priscila y Aquila; pero luego, cuando Silas
y Timoteo llegaron de Macedonia (probablemente con ayuda
monetaria de los macedonios; ver Hech 18:1-5), "comenzó a
dedicarse por completo a la... palabra". Tres años estuvo en Éfeso,
enseñando diariamente en el anfiteatro de Tirano: "...por tres años,
de noche y de día, no cesé de amonestar a cada uno con lágrimas";
sin embargo, en ese tiempo Pablo seguía trabajando con sus propias
manos para satisfacer sus necesidades (Hech 20:31-34; ver 19:9).
De todos modos, la Biblia sí declara que los que predican el
evangelio deberían ganarse la vida con esta tarea (1 Cor 9:1-12;
Gál 6:6). Aun cuando comencemos nuestro ministerio
manteniéndonos económicamente con nuestros propios medios,
está bien que el pueblo de Dios provea con dinero a sus misioneros
y maestros, al menos en parte. Dentro de este marco, son varias
las posibilidades: trabajar a tiempo parcial y ministrar (como
Pablo y su fabricación de tiendas); recibir apoyo económico de
amigos cristianos; trabajar de tiempo completo en el ministerio,
recibiendo remuneración de parte de una congregación, una
denominación o una organización de apoyo a la iglesia; etc. En
gran medida, depende de las costumbres o medios económicos de
la sociedad que rodea al que participa en "la obra del evangelio".
En último término, por lo general se trata de una decisión
pragmática; pero es obvio que si podemos ministrar de tiempo
completo con la ayuda económica de otros, tendremos más tiempo
10: PERSONAS A QUIENES VALE LA PENA OBSERVAR | 157
y energía para dedicarnos a la oración y a la Palabra de Dios. El
"fabricar tiendas" tiene un cierto aire de romanticismo que, por
lo general, no es compartido por quienes lo tienen que hacer. Es
frustrante y difícil conjugar el exigente trabajo de pastorear una
congregación con la rutina diaria del trabajo secular. Por eso creo
que, en lo posible, deberíamos facilitar los ministerios de tiempo
completo, sobre todo porque por lo general hacen que se genere
más trabajo en el evangelio.
Broughton Knox lo expone del siguiente modo:
Si analizamos el carácter de la religión cristiana veremos
que siempre habrá un lugar para el ministerio de tiempo
completo de la Palabra de Dios. La religión cristiana es
una religión de fe en Cristo el Señor. La fe se diferencia de
la superstición porque se basa en la verdad, y se diferencia
de la imprudencia porque se basa en el conocimiento
de la verdad. Todo ello depende de contar con una
auténtica enseñanza, ya que no nacemos conociendo la
verdad. Además, el cristianismo es una religión que tiene
que ver con una relación personal, que es la comunión.
La comunión sólo proviene de escuchar y responder a una
palabra dicha. Dios se relaciona con nosotros hablando
a través de su Palabra y nosotros nos relacionamos con
él respondiendo a dicha Palabra. Entonces, es evidente
que un ministerio que comunica y deja en claro la verdad
sobre Dios, que comunica la Palabra de Dios a la mente
y, por ende, a la conciencia del oyente, es un fundamento
esencial del cristianismo. Si este ministerio desapareciera,
también lo haría el cristianismo.
A esta misma conclusión podríamos llegar si lo vemos
desde un punto de vista un tanto diferente. Jesucristo
es Señor, pero no puede ejercer ninguna soberanía
158
EL ENREJADO Y LA VID
y no puede obtener la obediencia de los cristianos si
no conocen lo que él piensa, en especial en lo que
respecta a las circunstancias que están viviendo. Una
vez más podemos ver que se requiere de un ministerio
de enseñanza que entienda la mentalidad de Cristo y
cómo ésta se aplica a las circunstancias modernas; y que,
además, acompañe esta enseñanza con exhortaciones
y amonestaciones dirigidas a la conciencia del oyente.
El ministerio de enseñanza y predicación cristianas es
una ocupación para toda la vida porque no es posible
enseñar sin primero prepararse para ello, y la preparación
toma tiempo. C om o nunca antes, en esta generación
es mucho más necesario que los maestros cristianos se
dediquen a prepararse y a estudiar la Palabra de Dios y
su relevancia.3
Las palabras de Knox: "si este ministerio desapareciera, también
lo haría el cristianismo", no son una exageración retórica. Es la
conclusión a la que llegó luego de reflexionar sobre el carácter de
las Escrituras y observar lo que sucede en las iglesias cuando, por
una razón u otra, se deja de ejercer este ministerio de enseñanza.
Pregunta 4: ¿Se considera como inferiores a las personas que
permanecen en sus trabajos seculares?
Esta es una pregunta complicada: ¿El hecho de llamar a algunos
al "ministerio" da lugar a dos clases de cristianos, los especiales
y dotados que aspiran al noble llamado de llevar a cabo un
ministerio de tiempo completo, y el resto de la plebe, relegada a
tener un trabajo con el cual ayudar económicamente a los que son
3
D.B. Knox, D . Broughton Knox Selected Works (Obras seleccionadas de D.
Broughton Knox), vol 2. Church an dM in istry (Iglesia y ministerio), editado por
Kirsten Birkett, Matthias Media, Sydney, 2003, págs. 213-214).
10: PERSONAS A QUIENES VALE LA PENA OBSERVAR
159
especiales? Si alguien no cuenta con los dones o las oportunidades
para tener un "trabajo reconocido en el evangelio", ¿está condenado
a una existencia de segunda categoría? Al otorgarle un lugar de
importancia al trabajo de tiempo completo en el evangelio,
¿estamos diciendo (o dando a entender) que el trabajo secular
cotidiano es inferior o menos importante?
Estas preguntas surgen cada vez que desafiamos a las personas
a dejar de lado sus carreras seculares y sus ambiciones para
dedicarse a la obra del evangelio. En parte se debe a que existe
un concepto equivocado de la naturaleza del ministerio y del rol
que les corresponde a todos los cristianos de hacer discípulos;
y muchas veces, del tipo de trabajo que se realiza en el mundo
creado por Dios. No es materia de este capítulo bosquejar una
teología bíblica del trabajo, pero los siguientes puntos resumidos
te resultarán útiles.
• El trabajo es una característica buena y fundamental de
nuestra condición humana en el mundo de Dios. Desde
sus inicios, la humanidad fue puesta en el huerto para
trabajar en él y mantenerlo.
• Desde la Caída, el trabajo es maldito y frustrante (¡no
lo sabremos nosotros!), pero sigue siendo bueno, valioso
y necesario.
• A los cristianos se les motiva a trabajar, no sólo por el
lugar que ocupa el trabajo en la creación, sino también
porque éste (al igual que cualquier otro aspecto de la
vida) es un escenario donde podemos servir a Cristo.
Tal como dice Pablo a los colosenses, "todo lo que hagan
de palabra o de hecho, háganlo todo en el nombre del
Señor Jesús, dando gracias por medio de Él a Dios el
Padre" (Col 3:17).
160
EL ENREJADO Y LA VID
• En el fondo, cada vez que hacemos un trabajo, lo
hacemos para Cristo. Como dice Pablo más adelante,
en Colosenses 3, hagan todo "de corazón, como para el
Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor
recibirán la recompensa de la herencia. Es a Cristo el
Señor a quien sirven" (Col 3:23-24)
• En nuestra calidad de cristianos, no trabajamos para
sentirnos realizados, o para ganar fama o prestigio. No
trabajamos para nosotros, sino para otros, para servirles;
para no ser una carga para ellos y para poder compartirles
(Ef 4:28; 1 Tim 5:8).
• En consecuencia, el trabajo secular es muy valioso y
significativo. Pero como toda cosa buena, puede llegar a
convertirse en un ídolo al cual recurrimos para sentirnos
importantes y valiosos.
• Debemos recordar que sólo el trabajo hecho por Cristo
redime a la humanidad. Por muy útil que sea el trabajo
secular en nuestro mundo, nunca podrá salvarnos ni
construir el reino de Dios. Eso sólo sucede (como vimos
en el cap. 3) mediante la predicación del evangelio con la
ayuda del Espíritu Santo.
Cuando desafiamos a otros a formar parte del ministerio del
evangelio, hay dos errores que solemos cometer. El primero de ellos
es crear dos clases de cristianos: los que realmente trabajan para el
Señor y buscan proclamar su reino (los "trabajadores reconocidos
del evangelio"), y el resto. En este modelo, hacer discípulos es
como las carreras de autos de la Fórmula 1. Hay un solo conductor,
y el resto de las personas involucradas contribuyen en la carrera
en un segundo plano; son los que trabajan como mecánicos en
los boxes o pits (sitios donde arreglan velozmente el carro durante
la carrera), los que ayudan a financiar el equipo, o los que buscan
10: PERSONAS A QUIENES VALE LA PENA OBSERVAR
161
a los patrocinadores y se encargan de los logotipos que van a ir
adheridos al vehículo. Pero ninguno como el conductor, él es la
súper estrella y el centro de atención, en tanto que el resto de los
miembros del equipo permanecen en las sombras; ellos sí tendrían
razón para sentirse ciudadanos de segunda clase.
Como ya vimos, no es así como la Biblia presenta el trabajo
en el evangelio. Aquí no hay dos clases de discípulos, todos somos
discípulos y hacedores de discípulos a la vez. Todos los cristianos
son llamados a negarse a sí mismos, tomar su cruz y seguir a Jesús
hasta la muerte; a renunciar a sus vidas para honrarle y servirle. Se
parece más a lo que sucede en un equipo de fútbol, donde cada
uno hace lo posible para hacer avanzar la pelota por el campo de
juego. Hay estrellas y capitanes pero, por sobre todo, todos son
jugadores. Tan es así que, en muchos equipos, no siempre el capitán
es el mejor jugador o el que más contribuye en el partido.
El segundo error que solemos cometer es reaccionar al error
anterior eliminando la diferencia: que existe entre el trabajo en
el evangelio y los demás trabajos. Se dice que el trabajo secular
es "espiritual", y que se usa para establecer el reino de Dios en
este mundo. Al hablar de esa manera, se piensa que si somos
mejores doctores, abogados, hombres de negocios o ingenieros
computacionales (aunque no sé por qué nunca se habla de ser
mejores recolectores de basura o cuidadores de vehículos en un
estacionamiento), estamos ayudando a "redimir la cultura',
refiriéndose a rescatar esa cultura de trabajo, del paganismo,
contribuyendo así con el crecimiento del reino de Dios. De
acuerdo a este pensamiento, no deberíamos pedirle a nadie que
deje su trabajo secular, sino más bien alentarlos a permanecer
en él para la gloria de Dios.
No obstante, éste también es un error. El trabajo en el
evangelio es particularmente importante en los planes que Dios
162
EL ENREJADO Y LA VID
tiene para el mundo. No podemos hacer discípulos para Cristo
construyendo mejores puentes o edificios, pero sí compartiendo
con oración la Palabra de Dios con otros. Y éste es el deber, gozo y
privilegio de todo discípulo, cualesquiera que sean las circunstancias
de sus vidas. El trabajo secular es valioso y bueno, y no debe
ser despreciado ni mirado en menos, pero no es el centro ni el
propósito de nuestras vidas, y tampoco es el medio a través del
cual Dios salvará al mundo. Mi principal identidad como cristiano
no es ser un buen contador o un excelente carpintero, sino ser
un discípulo que hace discípulos del Señor Jesucristo. Y no tiene
ninguna importancia si para ganarme la vida como discípulo
que hace discípulos trabajo con mis manos o dependo del apoyo
económico de otros porque las exigencias propias del tipo de
discipulado que hago así lo ameritan. Lo importante es que todos
somos hacedores de discípulos.
Personas a quienes vale la pena observar
En efecto, lo que estamos diciendo es que debemos ser
cazatalentos. Si la actual generación de pastores y ministros es
responsable de llamar, escoger y apartar a la próxima generación,
debemos estar en una búsqueda permanente de personas que
cuenten con dones e integridad para predicar la Palabra y pastorear
al pueblo de Dios. Y en nuestras iglesias hay personas con talentos
increíbles para el ministerio: personas con extraordinarios dones
para liderar, comunicar y administrar; personas con visión,
energía, inteligencia y espíritu emprendedor; personas sociables
que pueden entender y articular ideas de manera persuasiva. Si
estas personas son también siervas devotas de Cristo y anhelan
su reino, entonces ¿por qué no reclutarlas para formar parte del
"reconocido ministerio del evangelio"?
10: PERSONAS A QUIENES VALE LA PENA OBSERVAR
163
Puede ser que en este momento sintamos una cierta
ambivalencia teológica. Reclutar de manera activa a personas
talentosas suena muy mundano y grosero. ¿No deberíamos
simplemente confiar en que Cristo, el Rey ascendido, levantará a
estas personas en su debido tiempo?
Tal vez parezca extraño que recurramos a la soberanía de Dios
o de Cristo en algunas ocasiones, y en otras no. Pero podemos ver
que no dejamos de evangelizar o de enseñar la Palabra sólo porque
confiamos en que el Dios soberano hará su obra en los corazones de
las personas; ni dejamos de orar sólo porque los propósitos divinos
son perfectos y no podemos impedirlos. De la misma manera,
no tenemos por qué dejar de alentar a otros a servir a Cristo y
a participar en la iglesia, aun cuando sabemos que sólo Cristo es
el que finalmente edificará su Iglesia. Las acciones de Dios y las
nuestras no son mutuamente excluyentes. Hablamos, servimos,
oramos y trabajamos, sabiendo que Dios trabajará en todas esas
cosas, y a través de ellas, para hacer posible el crecimiento.
Igual ocurre con la preparación de una siguiente generación.
Sabemos que el Señor de las cosechas levantará trabajadores, pero
no por eso vamos a dejar de orar pidiéndole que lo haga, ni a
dejar de reclutar activamente a personas devotas y dotadas cuando
las encontramos.
¿Qué clase de personas debemos buscar? En las epístolas
pastorales leemos que para elegir ancianos, obispos y diáconos
debemos buscar a personas:
• fieles en su compromiso y que entiendan la Palabra
de Dios;
• con una reputación, ejemplo y devoción intachables;
• que posean el don de enseñar a otros;
• y demuestren tener la capacidad de guiar y administrar a
su familia.
164
EL ENREJADO Y LA VID
A este listado básico podríamos añadirle otras cualidades y
características que suelen acompañar a las personas que tienen los
dones y el potencial para ser trabajadores del evangelio:
• comunicadores que usan el lenguaje y la persuasión para
ganarse la vida (p. ej., vendedores, maestros, agentes de
bienes raíces o abogados);
• emprendedores que poseen el empuje y la inteligencia para
reconocer oportunidades y comenzar algo nuevo;
• líderes natos que influencian e inspiran a otros simplemente
por la integridad y fuerza de sus características;
• personas académicamente dotadas que podrían aplicar su
intelecto a la teología, la enseñanza y el liderazgo, y para
generar estrategias;
• personas con el potencial para alcanzar a ciertos grupos
en particular, en nuestra comunidad o en el extranjero,
debido al grupo étnico al que pertenecen, a sus
habilidades para hablar otros idiomas, a sus antecedentes
laborales o a su lugar de origen.
Al trabajar con la gente en nuestras congregaciones, debemos estar
buscando siempre a personas que cuenten con estas cualidades, o
con el potencial para desarrollarlas. Son las "personas a quienes
vale la pena observar", los potenciales trabajadores del evangelio
de la próxima generación. Si te encuentras con alguien así en tu
congregación, hazte algunas de las siguientes preguntas:
• ¿Se ha convertido de verdad, y es capaz de transmitir esa fe
en Cristo?
• ¿Lee y hace preguntas sobre la Biblia y sobre teología?
• ¿Aplica fielmente la Biblia a su forma de pensar y a su
vida?
• ¿Es humilde y se deja enseñar?
10: PERSONAS A QUIENES VALE LA PENA OBSERVAR
165
• ¿Es fiel y digno de confianza?
• ¿Hay algún pecado suyo, presente o pasado, que podría
deshonrar el nombre de Cristo?
• ¿Sirve a los demás sin que nadie se lo pida?
• ¿Trabaja evangelizando?
• ¿Es un comunicador nato?
• ¿Muestra liderazgo en su escuela, trabajo o en sus actividades
deportivas?
• ¿Hay otros que lo sigan a causa de su ministerio?
• ¿Las personas responden de manera positiva a; su
ministerio?
• ¿Lleva una buena vida familiar?
• ¿Se relaciona bien con los demás?
• ¿Está su cónyuge comprometido(a) también con el
ministerio?
• ¿Es emocionalmente estable y resistente? ¿Será capaz de
enfrentar la crítica, la decepción y el fracaso?
La persona que cumple con estas características tiene el potencial
para convertirse en "trabajador reconocido del evangelio", y una
de las maneras más útiles de avanzar en este camino es siendo un
"aprendiz del ministerio".
Capítulo 11
Aprendizaje en el m inisterio
¿Qué ocurre en la etapa intermedia, después de haber
demostrado poseer el potencial para ser elegido para tener
ciertas responsabilidades en el trabajo del evangelio, y antes de
llegar a ese punto (como misionero, evangelista o pastor en una
congregación, por ejemplo)? Normalmente diríamos que hay que
ir al seminario o a un instituto teológico. No obstante, cada vez
más iglesias y candidatos al ministerio están haciendo uso de un
paso intermedio, una capacitación en servicio, llamada también
"aprendizaje en el ministerio", que viene antes de la educación
teológica formal y que pone a prueba, capacita y desarrolla a
personas en el camino hacia el ministerio de tiempo completo.
Una organización por la cual ambos autores sentimos mucho
afecto, el Sistema de Entrenamiento Ministerial (conocida como
SEM, por sus siglas en español, y también corno MTS, por sus
siglas en inglés), se ha dedicado los últimos 20 años a ayudar a las
iglesias a establecer programas de aprendizaje de 2 años de duración
en toda Australia, con filiales en Canadá, Gran Bretaña, Francia, la
República de Irlanda, Irlanda del Norte, Singapur, Nueva Zelandia,
Taiwán, Japón, Chile y Sudáfrica. La idea principal es reclutar
a esas "personas que vale la pena observar" para que participen
en un programa de 2 años, donde se meten de lleno a trabajar
en una iglesia o en otro tipo de ministerio cristiano. Durante
este proceso se ponen a prueba y se desarrollan sus convicciones,
168
carácter y competencias. Sirve mucho porque, bajo la supervisión
de un pastor con experiencia, captan la naturaleza y el ritmo del
ministerio cristiano, aprendiendo valiosas lecciones y habilidades,
y poniendo a prueba su idoneidad para trabajar a largo plazo en el
evangelio.
El programa de aprendizaje de SEM empezó en 1979, cuando
PhillipJensen comenzó a capacitar a unos pocos entusiastas y hábiles
graduados universitarios que amaban a Dios. En ese entonces, no
tenían una visión a largo plazo ni planes de expansión. Pero desde
1979, más de 1200 aprendices de SEM se han capacitado, sirviendo
en iglesias y ministerios universitarios a lo largo de Australia. De
ellos, más de 200 están actualmente realizando estudios en teología
en distintas universidades, y otros 400 hombres y mujeres han
terminado sus estudios formales y se encuentran ahora sirviendo
en todo el mundo como trabajadores de tiempo completo en el
ministerio.1
Una de las preguntas más frecuentes que nos hacen es: ¿Para
qué tomarse la molestia departicipar en un programa de aprendizaje
como ése, si nuestros aprendices también serán enviados después
a realizar estudios teológicos formales? ¿Qué aporte significativo
obtienen con este proceso de aprendizaje, ya que para los candidatos
al ministerio es un gran sacrificio capacitarse durante dos años
más; y también para los pastores e iglesias es pesado sostenerlos
económicamente y fungir como tutores de los aprendices que, por
lo general, son novatos y aún no han sido puestos a prueba?
¿Qué beneficios hemos visto que han recibido los que pasan
por este periodo de aprendizaje? Los siguientes son algunos puntos
a considerar.
1
11: APRENDIZAJE EN EL MINISTERIO
EL ENREJADO Y LA VID
En el apéndice 2 leerás una fascinante entrevista que le realizó Colin Marshall a
Phillip Jensen sobre la capacitación de SEM .
169
1. Los aprendices aprenden a integrar la Palabra a su vida
mientras realizan la práctica ministerial
En la sala de clases, el énfasis está puesto en impartir y procesar
información, y no siempre queda inmediatamente claro de
qué modo la Palabra le da forma a cada aspecto de la vida y del
ministerio. Existe en clases un inevitable y muy apropiado nivel de
abstracción. En cambio, en el programa de aprendizaje, el maestro
y el aprendiz estudian juntos las Escrituras semana tras semana,
analizando de qué manera se aplican éstas a los temas pastorales,
a las modas teológicas y a los planes ministeriales. El aprendiz
aprende a pensar en todas las cosas de la vida diaria desde un punto
de vista bíblico y teológico, y su capacitador lo ayuda a llevarlo a
la práctica.
2.
Los aprendices ponen a prueba su carácter
Un pastor que trabaja muy de cerca con un aprendiz puede ver
cosas que no se pueden advertir en el contexto de sala de clases.
Las presiones y dificultades del ministerio ponen al descubierto
la brecha que existe entre las apariencias y la realidad, revelando
a la persona tal cual es: sus verdaderas motivaciones, su capacidad
de amar y perdonar, las cicatrices y heridas de su pasado, etc. Un
buen maestro puede formar en el joven pastor el carácter que Dios
quiere, por medio de la Palabra, la oración, la responsabilidad y
el ejemplo.
3.
Los aprendices logran entender que el ministerio tiene
que ver con personas, no con programas
Sabemos que el ministerio tiene que ver con transformar personas
y construir comunidades de fieles a través del evangelio, por eso,
un programa de aprendizaje consiste en pasar dos años trabajando
con personas: reuniéndose con no creyentes, discipulando a nuevos
170
creyentes, capacitando a líderes de jóvenes, dirigiendo grupos
pequeños, alentando a los que pasan por dificultades. Nuestro
objetivo es que los aprendices pasen 20 horas semanales ministrando
individualmente a las personas, con sus biblias abiertas. De este
modo aprenden de primera mano que el ministerio tiene que ver
con personas, no con estructuras.
4.
Los aprendices reciben una buena preparación para
continuar estudios teológicos formales
Durante los dos años que pasan en el ministerio, son muchos los
temas bíblicos y teológicos que surgen y que son analizados en
el mismo contexto del evangelismo y la edificación de la Iglesia,
razón por la cual, cuando terminan este tiempo de aprendizaje,
ansian tener la oportunidad de profundizar sus estudios, para seguir
analizando, ahora con mayor rigurosidad, esos temas. Pero después
de esos dos años habrá una gran diferencia: lo que los motive a
seguir estudiando no será el hecho de aprobar exámenes, sino el de
prepararse para el ministerio y para la vida.
5.
11: A P R E N D IZ A JE E N E L M IN IST E R IO
EL ENREJADO Y LA VID
Los aprendices conocen el ministerio en el mundo real
Uno de los problemas de aprender en la sala de clases es que al
alumno no le es necesario apropiarse de las ideas que le están
enseñando de la misma forma en que lo tiene que hacer cuando
habla desde el pulpito o cuando lleva a cabo un ministerio pastoral
personalizado. En la sala de clases su aprendizaje está desligado de
su vida diaria y de su ministerio. Es probable que aprenda unos
diez conceptos diferentes sobre la expiación o propiciación, pero
sólo para aprobar sus exámenes, no para aprender profundamente
la importancia de las diferencias que existen entre ellos. Pero
cuando el aprendiz vive la experiencia de enseñarles la verdad a
otros, es cuando realmente alcanza a comprender la importancia
de capacitarse en teología.
171
Otro problema de la capacitación puramente académica es
que es útil para ciertos tipos de personas (p. ej., para los que les
gusta leer, pensar, analizar y escribir). No obstante, a algunos de
nuestros mejores evangelistas y fundadores de iglesias se les haría
difícil aprender en sala de clases. A estas personas Ies sienta mejor
un contexto en el cual poco a poco van siendo instruidos, mientras
conversan, predican y construyen ministerios. En el mundo
académico serían considerados como fracasados.
6.
Los aprendices captan cómo capacitar a otros para que
el ministerio se multiplique
Debido a que los aprendices tuvieron la experiencia de ser formados
para la vida y para el ministerio personalmente por otros, absorben
mejor lo que llamamos "la mentalidad de capacitación". Si sólo
aprenden en el salón de clases, muchos no captan la idea de
capacitar en el ministerio a otros; en cambio, los que son formados
durante su propio servicio, cuando en el futuro tienen a cargo un
ministerio o sus propias iglesias, forman a sus colaboradores y crean
equipos. Los que fueron capacitados mientras fueron aprendices,
de manera instintiva tienden a buscar aprendices.
7.
Los aprendices experimentan el evangelismo y el
ministerio emprendedor
El programa de aprendizaje también es una oportunidad para
pensar en el ministerio en términos estratégicos y creativos,
pues en nuestro contexto misionero post-cristiano,2 pluralista3 y
multicultural,4 muchos pastores ya no tienen congregantes que se
sientan en sus bancas esperando el sermón del domingo. Por eso,
2
Una sociedad donde los valores cristianos han dejado de tenet autoridad.
3
La posición que defiende que todas las religiones son caminos útiles para llegar a
Dios o a la salvación.
4
La convivencia entre diversas culturas o religiones.
172
EL ENREJADO Y LA VID
mientras están en el programa, los aprendices pueden experimentar
con nuevas estrategias para llegar a la gente y tomar la iniciativa
para empezar nuevos grupos y programas.
En muchos sentidos, SEM es la puesta en práctica de las palabras
de Pablo a Timoteo: "Y lo que has oído de mí en la presencia de
muchos testigos, eso encarga a hombres fieles que sean capaces
de enseñar también a otros" (2 Tim 2:2). A medida que Pablo se
acercaba a su fin, más sabía que la continuidad de la proclamación
fiel del evangelio no depende de la escritura de confesiones
doctrinales, ni de la creación de estructuras institucionales (aunque
éstas, a su manera, son importantes). El evangelio sólo puede ser
protegido y difundido si se transfiere de una mano fiel a otra,
conforme cada generación de predicadores fieles entrega su sagrada
responsabilidad a la siguiente generación, la que a su vez enseña y
capacita a otros.
SEM se dedica a entregarle el testigo (la estafeta) del evangelio
a la siguiente generación de corredores. El manual de SEM sobre el
sistema de aprendizaje en el ministerio, llamado Passing the Baton
(Entregar el testigo/Entregar la estafeta), posee mucha información
sobre lo que estos programas de capacitación de dos años pueden
lograr, sobre cómo establecerlos y llevarlos a cabo, cómo reclutar
y capacitar aprendices, etc., por eso no repetiremos aquí toda esa
información.
Ahora, es importante que nos detengamos a ver hasta qué
etapa hemos llegado en el ciclo de capacitación y crecimiento.
Como recordarás, comenzamos diciendo que todos los cristianos
deberían ser capacitados para convertirse en discípulos hacedores
de discípulos, así como capacitados en el conocimiento de Dios
(convicciones), en su santidad (carácter) y en su habilidad para
11: APRENDIZAJE EN EL MINISTERIO
173
servir y ministrar a otros (competencias). Seguramente también
recuerdas que sugerimos que para comenzar a hacerlo había que
elegir sólo a una pequeña cantidad de potenciales colaboradores y
empezar a capacitarlos, esperando que algunos de ellos pudieran
capacitar a otros a su vez. Y que, a medida que este ciclo de
capacitación continúa, comienza a formarse una plantilla de
discipuladores: personas que trabajan junto a ti para ayudar a
otros a "hacer crecer el evangelio".
También vimos que si continúas discipulando y capacitando,
empiezas a notar que hay ciertas personas con verdadero potencial
para el ministerio; personas a quienes vale la pena observar.
A ellas invitas y reclutas para que sean la nueva generación de
"trabajadores reconocidos del evangelio", quienes ingresan primero
a un programa de aprendizaje en el ministerio, y luego asisten a
un instituto bíblico o teológico y, entonces, se meten de lleno en
el ministerio y comienzan a capacitar discípulos... y así, el ciclo
comienza de nuevo.
Al menos, así funciona en teoría. Claro que en la realidad, tiende a
ser menos ordenado y menos fácil de graficar. Algunos aprendices
174
EL ENREJADO Y LA VID
en el ministerio nunca asisten a un instituto teológico; su periodo
de dos años los ayuda a darse cuenta (o a sus maestros) de que no
tienen el carácter o las competencias necesarias para trabajar en el
ministerio reconocido. En tanto que, para los que sí asisten a algún
instituto teológico, hay una enorme variedad de oportunidades
ministeriales que los esperan al finalizar, desde convertirse en
misioneros en otros países, hasta pastorear una congregación, o
volver al trabajo secular y trabajar como colaboradores voluntarios
en levantar alguna nueva iglesia.
También se desordena porque a veces reclutamos a las
personas equivocadas. Hay varios errores que se suelen cometer al
escogerlos:
• Sólo reclutamos a quienes se parecen a nosotros, a
personas que coinciden con nuestra personalidad o estilo
de ministerio.
• Pasamos por alto a los inconformistas o revolucionarios, que
son más difíciles de capacitar pero que podrían evangelizar
países completos.
• No les prestamos atención a las personas creativas o
intuitivas, que no tienen capacidades administrativas,
aunque podrían alcanzar a otros de maneras en las que no
hemos pensado.
• Reclutamos a jóvenes superestrellas, sociables y que se
destacan del resto, en vez de enrolar a personas de verdadero
carácter y espiritualidad.
• Buscamos a la gente adecuada para un tipo de ministerio
conforme al que tradicionalmente existe en nuestra
denominación, en vez de comenzar con una persona
devota y talentosa y, a partir de ella, preguntarnos qué tipo
de ministerio podemos desarrollar.
11: APRENDIZAJE EN EL MINISTERIO
175
• No permitimos que las personas se salgan de la casilla en
la que las hemos catalogado; no dejamos de lado nuestra
primera impresión de ellas.
• Esperamos demasiado tiempo antes de llamar a alguien
al servicio y, entretanto, esa persona toma decisiones
familiares o laborales que le imposibilitan cualquier opción
en el ministerio.
Quienquiera que sea la persona que reclutes, hay una difícil
verdad que enfrentar: llamar a ciertas personas para el ministerio,
capacitarlas como aprendices, y enviarlas a algún instituto bíblico,
significará que con toda certeza cada vez que lo hagas tendrás
que despedirte de los miembros más estables y dotados de tu
congregación. Este es un desafío para ti. ¿Qué te interesa más: el
crecimiento de tu propia congregación, o el crecimiento del reino
de Dios? ¿Estás comprometido con el crecimiento de tu iglesia o
con el crecimiento del evangelio? ¿Quieres más personas asistiendo
a tu iglesia ahora, o más trabajadores para la cosecha durante los
próximos 50 años?
En teoría, es fácil responder correctamente, pero la fe sin obras
es una fe muerta. Cuando sin cesar empujamos a nuestros mejores
y más inteligentes jóvenes para que salgan de nuestra iglesia y se
enrolen en el trabajo en el evangelio, demostramos nuestra confianza
en el poder de este último y en el reino mundial de Cristo.
Lo maravilloso que tiene la generosidad, es que Dios la
ama y la bendice. Según nuestra experiencia, las iglesias que no
intentan aferrarse a su gente, sino que continuamente la capacitan
y, con toda generosidad, la exportan para que siga capacitándose y
ministrando en otros lugares, son las iglesias que Dios llena cada
vez más de personas nuevas para capacitar.
La mentalidad de capacitación es un motor de crecimiento y
dinamismo. Multiplica el ministerio porque multiplica ministros. Y
176
EL ENREJADO Y LA VID
continuamente genera y desarrolla discípulos que hacen discípulos,
tanto dentro de nuestras congregaciones como en el resto del
mundo, para la gloria del Señor Jesús, cuya autoridad se extiende
sobre todo el mundo y hasta el fin de los tiempos.
Capítulo 12
Para empezar
Empezamos, pareciera que hace tiempo ya, con una vid, un
enrejado y la Gran Comisión. Y desde el principio prometimos que
no ofreceríamos ninguna técnica novedosa, ni truco, ni ningún
camino garantizado hacia el éxito y el estrellato en el ministerio.
No ofrecimos nada complicado porque, en realidad, el
ministerio cristiano no es complicado. No es más que hacer y
alimentar a verdaderos seguidores del Señor Jesucristo, a través
de la predicación de la Palabra de Dios, junto con oración, en el
poder del Espíritu Santo. Es hacer discípulos.
No es algo difícil de entender, ni tampoco de hacer, a menos,
claro está, que seas un pecador viviendo en un mundo de pecado.
Pero la engañosamente sencilla tarea de hacer discípulos se vuelve
exigente, frustrante y difícil en nuestro mundo, no porque sea
muy difícil de comprender, sino porque es una tarea en la que es
difícil perseverar.
Es por esta razón que nos embobamos ante los nuevos expertos
del ministerio que afirman que, sin fallar, logran crear iglesias de
al menos 5,000 miembros a partir de la nada, y que cuentan con
métodos infalibles para hacer crecer tu iglesia hasta ser como la
de ellos. Cada cinco o diez años aparece una nueva moda que
varía cada vez. Bien podría ser el modelo de culto centrado en
los inconversos, o el modelo de una vida con propósito, o el
modelo de participación misionera y cultural, o cualquiera que
sea la novedad del momento. Todas estas metodologías tienen
178
cosas buenas, pero igual todas ellas equivocan el objetivo, porque
nuestra meta no es hacer crecer iglesias, sino hacer discípulos.
Los siguientes postulados son parte esencial de nuestro
pensar:
1. Nuestro objetivo es hacer discípulos
El objetivo del ministerio cristiano no es hacer que más personas
asistan a la iglesia el domingo, ni aumentar las membresías o
hacer que más personas participen en los grupos pequeños;
tampoco es aumentar el presupuesto; ¡por muy importantes y
valiosas que todas estas cosas sean! El objetivo principal es hacer
discípulos que hagan más discípulos para la gloria de Dios.
Queremos ver que las personas se conviertan y dejen de estar
muertas en sus transgresiones, para tener vida en Cristo; y que,
una vez convertidas, se les haga seguimiento y se establezcan
como discípulos maduros de Jesús; y, conforme se establecen, se
les capacite en conocimiento, santidad y habilidades, para que
ellas a su vez hagan discípulos.
Esta es la Gran Comisión: hacer discípulos. Lo que caracteriza
a una iglesia próspera es el hecho de formar verdaderos discípulos
que a su vez hacen discípulos de Cristo.
2.
12: PARA EMPEZAR
EL ENREJADO Y LA VID
Las iglesias tienden a institucionalizar, tal como las
chispas tienden a volar
Las iglesias inevitablemente se van inclinando hacia la
institucionalización y la secularización. Llega un punto donde el
centro de interés ya no es la vid, sino el enrejado; donde en vez de
ocuparse de que las personas crezcan como discípulos, se dedican
a organizar y a mantener actividades y programas. Y los pastores,
empezamos a pensar sólo en términos estructurales y corporativos.
Nos desgastamos pensando en cómo hacer que la gente participe
en los grupos, en aumentar la asistencia a diversos programas,
179
organizar eventos para atraer personas, etc. Dejamos de pensar
en las personas, de orar por ellas, de preocuparnos por conocer
cuál es su crecimiento espiritual, porque nos dedicamos a hacer
funcionar toda una serie de actividades grupales, cuyo nivel de
asistencia (suponemos) sería equiparable al crecimiento existente
en los discípulos.
Pero asistir a grupos y actividades no produce crecimiento en
el discipulado, así como tampoco el hecho de escuchar el Sermón
del Monte convertía a alguien en discípulo de Jesús. Muchos
de los que andaban junto a Jesús y que lo siguieron en distintas
ocasiones, no eran discípulos de verdad. Las multitudes iban tras él
por muchas razones, pero con la misma facilidad se alejaban de él.
3.
El centro del discipulado es enseñar con oración
La palabra "discípulo" significa, principalmente, "estudiante" o
"alumno". Y nos convertimos en discípulos y crecemos como
tales: escuchando y aprendiendo la Palabra de Cristo, el evangelio,
mientras el Espíritu Santo aplica esa verdad en nuestros corazones.
La esencia del "trabajo en la vid" es que una persona comparta,
apoyándose en oración y con la ayuda del Espíritu Santo,
el mensaje de la Biblia con otra persona (o con más de una).
Claro está que existen varias estructuras, actividades, eventos y
programas que proveen un contexto para poder compartir con
oración este mensaje, pero si no lo compartimos, entonces todo
es enrejado y nada es vid.
4.
El objetivo de todo el ministerio, no sólo de la obra
personalizada, es criar discípulos
No existe un solo contexto o estructura para el discipulado. En
algunos lugares, el "movimiento de discipulado" se ha apoderado
del lenguaje del discipulado para dar a entender que la verdadera
manera de hacer discípulos es mediante las tutorías individuales,
180
y que las reuniones en la iglesia, los grupos pequeños y otras
reuniones corporativas, no sirven; sin embargo, el objetivo de
todo el ministerio, en todas sus formas, es hacer discípulos. Este
debería ser el propósito del sermón del domingo, como también
el de ese grupo pequeño que se congrega los martes por la noche,
o el del grupo de hombres que se junta a cenar una vez al mes, así
como también el de la reunión informal entre amigos cristianos de
los domingos por la tarde.
Pero, al parecer, la moda cambia. Mientras escribimos al
respecto, el problema que existe en la mayoría de las iglesias que
conocemos es que prácticamente no se está realizando suficiente
trabajo individualizado. Las actividades estructuradas y los eventos
grupales han tomado la delantera, y los que forman parte del
equipo pastoral ocupan su tiempo organizando y administrando,
en vez de buscar, discipular y capacitar a las personas; pasan
poco tiempo trabajando con individuos y capacitándolos; y esos
individuos, a su vez, pasan poco tiempo reuniéndose con otros
individuos y capacitándolos. El centro de atención ya no está en
los individuos y en su crecimiento como discípulos, sino en las
actividades y eventos, y en aumentar la cantidad de asistentes
a ellos.
5.
12: PARA EMPEZAR
EL ENREJADO Y LA VID
Ser un discípulo es ser un hacedor de discípulos
Jesús les dio a sus discípulos la visión de hacer discípulos en todo el
mundo. Ningún rincón de la creación es zona prohibida, y ningún
discípulo está eximido de este trabajo.
Es natural que el carácter radical de este desafío nos haga
retroceder temerosos, pues reemplaza nuestra cómoda y acogedora
visión de la "agradable vida cristiana", con un llamado a todos los
cristianos a dedicar sus vidas a hacer discípulos para Jesús.
| 181
"Hacer discípulos" es una frase muy útil para resumir este
radical llamado, porque involucra ir con la palabra a los no
creyentes y también alentar a nuestros hermanos en la fe a crecer
a la imagen de Cristo. Como dice Mateo 28, "hacer discípulos"
es bautizar a las personas en Cristo, enseñándolas a obedecer
todo lo que Jesús ordenó. Entonces, "hacer discípulos" tiene
que ver con un inmenso ámbito de relaciones, conversaciones
y actividades; involucra todo, desde predicar un sermón hasta
enseñar en la escuela dominical; desde conversar con un vecino
no creyente por encima del cerco de la casa, hasta escribirle una
nota de aliento a un amigo cristiano; desde invitar a un miembro
de la familia a escuchar el evangelio en algún evento en la iglesia,
hasta reunirse individualmente con algún hermano creyente para
estudiar la Palabra; desde leerle la Biblia a tus hijos, hasta hacer
algún comentario cristiano mientras tomas el café con tus ¿olegas
de trabajo.
6.
Los hacedores de discípulos necesitan ser capacitados y
equipados en convicción, carácter y competencias
Si esta visión de hacer discípulos es correcta, entonces parte
integral de este proceso es la enseñanza y capacitación de cada
discípulo para que pueda hacer discípulos. Esta capacitación
no consiste sólo en impartir ciertas habilidades o técnicas, sino
que involucra cuidar y enseñar a la persona en lo que respecta
a su entendimiento y conocimiento (convicciones), su santidad
y forma de vivir (carácter), y en sus habilidades y experiencia
práctica ministrando a otros (competencias).
Este tipo de capacitación se asemeja más a: una relación padre
e hijo que a la relación que se da en una sala de clases, por eso
es relacional y personal, y el ejemplo y la imitación son parte de
182
EL ENREJADO Y LA VID
ella. En el caso de la mayoría de las congregaciones y ministerios,
para que logren concebir de este modo la capacitación, será
necesario que cambien de forma de pensar en varios aspectos del
ministerio: en lugar de realizar programas y eventos, deberán darle
prioridad a capacitar a las personas; en vez de usar a las personas,
deberán hacerlas crecer; en vez de mantener estructuras, deberán
capacitar a nuevos hacedores de discípulos.
7.
H ay sólo un tipo de discípulos, sin im portar qué roles
o responsabilidades desempeñen
Todos los cristianos deben ser discipuladores y ocuparse de
"cultivar la vid" cada vez que puedan, y de la forma en que puedan.
No obstante, a pesar de la variedad de dones y roles que cada
cristiano posee en esta tarea, algunos tienen la responsabilidad
particular, como pastores, obispos y ancianos, de enseñar, advertir,
amonestar o alentar. Ellos son los encargados y organizadores de
la visión discipuladora de Cristo, los guardianes y gestores, los
maestros y ejemplos a seguir. Los pastores, ancianos y demás
líderes proveen las condiciones bajo las cuales el resto de la
congregación puede poner manos a la obra en el cultivo de la vid,
compartiendo, con oración, la verdad de Dios con otros.
En el fondo, todos los pastores y ancianos no son más que
jugadores dentro de un gran equipo. Su esencia o estatus no es
distinto al del resto y su tarea tampoco es fundamentalmente
diferente; no son ellos los jugadores, y el resto de la congregación
espectadores o equipo de apoyo; simplemente, los pastores
o ancianos son aquellos viñadores a los que se les ha dado la
responsabilidad particular de ocuparse de la gente y capacitarla,
para que sean a su vez discipuladores.
12: PARA EMPEZAR
8.
183
L a Gran Com isión, con su mandato a hacer discípulos,
debería hacemos reflexionar en nuestro concepto de
las reuniones dominicales y del lugar que debería
ocupar la capacitación en la vida de una congregación
¿Qué impide que la visión de Cristo de hacer discípulos se
haga realidad en las congregaciones cristianas? En la mayoría
de los casos, no es la falta de personas para capacitar, o de
no creyentes que convertir, sino de los agobiantes patrones y
tradiciones propios de la iglesia. Estos obstáculos pueden ser
denominacionales y estar arraigados en el tiempo; o pueden
ser el resultado de haber adoptado alguna de las últimas modas
para impulsar el crecimiento de la iglesia. También pueden
ser obstáculos en la mente del pastor, o en la mente de la
congregación o, lo más probable, en la de ambos.
Si la meta de la totalidad de nuestro ministerio es hacer
discípulos, entonces muchas iglesias (y sus pastores) deberán
reflexionar en los objetivos que pretenden alcanzar al reunirse
cada domingo, y en cómo se relacionan con otras actividades
ministeriales durante el resto de la semana, lo cual puede significar
iniciar cosas nuevas, pero por lo general implica darle término
a las estructuras o programas que ya no sirven para alcanzar el
objetivo de hacer discípulos. Podría requerir de eliminar algunas
de las actividades o eventos regulares para que los miembros de
la congregación tengan más tiempo para hacer discípulos, como
visitar a sus amigos no creyentes, reunirse de manera individual
con los recién llegados a la iglesia, etc. Y podría hasta llevar a una
revolución en la forma en que el personal que trabaja en la iglesia
conciba su ministerio, ya no como proveedores de servicios o
gerentes, sino como capacitadores.
184
12: PARA EMPEZAR
EL ENREJADO Y LA VID
185
L a capacitación casi siempre empieza desde abajo y
crece con la multiplicación de los trabajadores
10. Debemos desafiar y reclutar a la nueva generación de
pastores, maestros y evangelistas
La capacitación siempre nos hace sentirnos tentados a iniciar
algún nuevo programa, a llevar a cabo una multitud de cursos de
capacitación y hacer que la mayor cantidad de miembros de la
congregación participen en ellos, pero lo que hacemos con esto
es llevar nuestra mentalidad estructural, gerencial y orientada
a realizar eventos, a la tarea de la capacitación, intentando ver
cómo hacer para capacitar a gran escala y de manera eficiente.
Pero ya no es posible capacitar de esta manera, como tampoco es
posible con este método funcionar como un padre. La capacitación
es personal y relacional y, además, toma tiempo. Implica no sólo
compartir habilidades, sino también conocimientos y carácter.
Involucra imitación y ejemplo. Los cursos de capacitación y demás
recursos son herramientas útiles para ayudarnos en esta tarea, pues
pueden hacernos ahorrar mucho tiempo (porque no nos toca
crear ni perfeccionar los contenidos de capacitación) y ofrecen
excelentes marcos dentro de los cuales llevar a cabo la tarea personal
y relacional de capacitación, pero esta tarea debe comenzar con las
personas, concentrándose en ellas, no en los programas.
En otras palabras, si queremos comenzar a capacitar
discípulos para que se conviertan en discipuladores, necesitamos
construir una red de ministerio personal en la cual unas personas
capacitan a otras. Y esto sólo puede hacerse si primero elegimos
a un grupo de posibles candidatos y empezamos a capacitarlos
como colaboradores. Este grupo trabajará contigo; y, con el paso
del tiempo, ellos mismos se convertirán en capacitadores de otros
colaboradores. Algunos de tus colaboradores alcanzarán todo su
potencial y se convertirán en provechosos compañeros de trabajo
y discipuladores; otros no, y no es posible evitar que no ocurra.
Construir un ministerio basado en personas, y no en programas,
siempre requiere de mucho tiempo y es difícil de realizar.
Cuando el motor de la capacitación comience a calentarse y las
personas de tu congregación sean llamadas a ministrar a otras,
irán asomando algunas "personas a quienes vale la pena observar"
(PVPO): personas con gran convicción, carácter y competencias.
Estas PVPO son los potenciales "trabajadores reconocidos del
evangelio" de la próxima generación. Y si eres pastor o anciano,
una de las responsabilidades que Dios te ha dado es reconocer,
cuidar, capacitar y confiarle el evangelio a estos "hombres fieles que
sean capaces de enseñar también a otros" (2 Tim 2:2).
Para muchas iglesias, el tener un programa de aprendizaje en
el ministerio ha resultado ser un modo muy eficaz de promover
este proceso (como el desarrollado y sostenido por el Sistema de
Entrenamiento Ministerial).
9.
Para empezar
Esperamos que después de leer este libro tu mente haya
comenzado a bullir con ideas y desafíos para el ministerio en el que
estás involucrado; no obstante, por lo general es difícil traducir
tal ebullición mental a objetivos concretos o acciones.
Para ayudarte a pensar y a planificar, a continuación te damos
sólo un posible plan para que comiences a reformular tu ministerio
de modo que su centro sean las personas y la capacitación, y no los
programas y eventos.
Paso 1: Establece qué camino seguirás en la reunión del
domingo
Si quieres cambiar la cultura de tu congregación en dirección
al discipulado y la capacitación, entonces será necesario que tus
reuniones del domingo se dirijan en esta nueva dirección.
186
EL ENREJADO Y LA VID
Así, por ejemplo, podrías predicar una serie de sermones
titulados "¿Qué es el crecimiento del evangelio?", o sobre "Los
discípulos y el hacer discípulos". Podrías exponer la visión bíblica de
la Gran Comisión y cómo esta conduce a la creación de discípulos
que hacen discípulos.
Pero, especialmente, cada vez que hagas tu exposición de
las Escrituras:
• muestra cómo el evangelio de gracia da lugar a una vida de
alabanza y sacrificio por Cristo;
• entusiasma a la congregación con el gran propósito divino
de hacer discípulos y de construir una comunidad de
discípulos bajo la soberanía de Cristo;
• llama a la congregación a un discipulado radical;
• hazles ver que lo que se enseña desde el pulpito es también
lo que se espera que ellos enseñen a otros (podrías
entregarles resúmenes o preguntas para analizar en sus
ministerios personales);
• predica de manera tal que puedas ayudar a la congregación
a aprender por sí misma a leer y a hablar sobre la
Biblia; muéstrales cómo sacas tus conclusiones a partir
del texto;
• aborda temas apologéticos y pastorales que no sólo resulten
útiles para los presentes, sino también para los que ellos
alcancen a través de su ministerio personal.
No es sólo el sermón el que establece el camino a seguir y da
inicio al cambio en la cultura congregacional. En las reuniones de
tu iglesia haz pasar adelante a los miembros para que compartan
con el resto sobre los ministerios en los que están participando.
No uses solamente las historias de las superestrellas o las que
han resultado ser exitosas; provee ejemplos de personas que han
asumido el riesgo de intentar algo nuevo.
12: PARA EMPEZAR
187
Esto también se aplica a los motivos de oración durante
nuestras reuniones. Oren con regularidad con la congregación por
los diferentes ministerios de sus miembros.
Otra manera de hacer que la congregación adquiera una
cultura orientada a la capacitación es incluyendo esta cultura
en las cosas en que cada miembro contribuye en las asambleas.
Capacita a los que sirven en estas reuniones y retroaliméntalos en
distintas áreas: música, lectura de la Biblia, oración, entrega de
testimonios, bienvenida a los recién llegados, etc.
Paso 2: Trabaja muy de cerca con tus ancianos o tu consejo
Para que puedas construir en tu congregación una mentalidad
orientada al discipulado y a la capacitación, evidentemente
es esencial que los ancianos y líderes de la misma participen
plenamente en el análisis, la planificación y la toma de decisiones.
Veamos el siguiente ejemplo de cómo se puede hacer esto:
Cuando introdujimos el Sistema de Entrenamiento
Ministerial en las Iglesias Cristianas Reformadas de Australia
(CRCA por sus siglas en inglés), tuvimos que considerar
que en estas iglesias cada congregación está gobernada por
un sistema de ancianos. Todas las decisiones respecto a la
vida y la dirección de la iglesia las toman los ancianos que
conforman el consejo de la iglesia.
De manera que, cuando Colin Marshall me invitó a
unirme a su curso sobre el Arte de Capacitar en el Ministerio
(precursor de este libro), supe que también debía incluir a mi
equipo de ancianos. Le pedí permiso a Colin para fotocopiar
las lecturas y entregárselas a los ancianos. Este material se
convirtió en lectura obligada antes de cada reunión del
consejo de la iglesia, para luego analizarla durante la primera
media hora de la misma. Durante todo ese año seguimos
188
EL ENREJADO Y LA VID
este procedimiento, de modo que cuando terminé el curso,
el consejo también había leído todo el material.
Una vez finalizado el curso, entusiasta por ponerlo en
práctica, les pedí su opinión. Todos estuvieron de acuerdo
en que debíamos incluirlo en nuestro quehacer como iglesia.
Lo importante aquí, es que, antes de dar el curso, ellos me
acompañaron durante todo ese año, y así tuvieron tiempo
de asimilar todas las nuevas ideas, reflexionar sobre el curso
y hacerlo suyo, de manera que al final del año, cuando les
pregunté: "¿Lo hacemos?", todos estuvieron de acuerdo.
Es muy importante que les des a tus líderes tiempo para
procesar las cosas, aceptarlas y hacerlas suyas. Te lo digo,
porque mis colegas no siguieron los mismos pasos que
seguí yo y, cuando se lo plantearon a los consejos de sus
iglesias, muchos encontraron resistencia a estas "nuevas
ideas". Varios colegas me pidieron que conversara con sus
ancianos, así es que en cada una de sus iglesias pasé una
tarde haciendo talleres sobre los conceptos principales de la
capacitación en el ministerio. Fue reconfortante ver cómo a
algunos de los miembros más antiguos "se les hizo la luz",
y luego fueron donde su pastor a alentarlo a iniciar un
programa de capacitación en su propia iglesia.
En las CRCA es necesario estar repitiendo este proceso
con los ancianos, ya que sólo duran tres años en su cargo.
En mi caso, capacito a todos mis nuevos ancianos durante
seis meses. Este proceso de capacitación y los cuatro talleres
en los que explicamos qué es SEM y cómo funciona, hacen
que cuando llegue el momento de su admisión como
líderes de la iglesia, ya su mentalidad esté orientada a la
capacitación. Cuando los ancianos ven cómo se prepara
a los jóvenes para predicar, cómo se capacita a los líderes
12: PARA EMPEZAR
189
que dirigen estudios bíblicos y cómo un aprendiz aprende
las habilidades del ministerio, logran darse cuenta de que
somos una iglesia dedicada a la capacitación; podríamos decir
que ésta forma parte ahora de nuestro ADN. Lo importante
aquí es crear una mentalidad: "Así es como hacemos iglesia".
Significa ser fieles al mandato de "hacer discípulos" y de
"capacitar a los santos para la obra del ministerio". Esto es lo
que debemos hacer si queremos contar ahora y en el futuro
con pastores, evangelistas y líderes de la iglesia.
Una estrategia que resulta muy útil es incorporar en la agenda de
las reuniones del consejo de la iglesia algún tipo de capacitación
regular y "charla ministerial", ya que con el tiempo logra
consolidar la unidad del equipo de ancianos, convirtiéndolos
en colaboradores en el evangelio, en vez de ser un consejo de
reguladores y contadores. Las decisiones se toman bajo la
perspectiva del crecimiento del evangelio.
A la larga, iremos creando la expectativa de que ser anciano
o miembro del consejero pastoral también significa participar
en un ministerio personal de la Palabra, visitando a los recién
llegados, reuniéndose individualmente con otros o siendo
tutores de personas que pudieran llegar a ser líderes en el futuro.
El objetivo general es fomentar la unidad, en base a la tarea en
común que todos ellos comparten en la obra del evangelio.
Paso 3: Empieza a formar un nuevo equipo de colaboradores
El principio es el siguiente: haz una obra profunda en las vidas de
pocas personas.
Este es tu grupo de hermanos y hermanas que estarían
dispuestos a morir juntos por el evangelio; aquellos con quienes
compartirás tu vida y ministerio en la esperanza de que aprenderán
a evangelizar, enseñar y capacitar a otros.
190
EL ENREJADO Y LA VID
Fíjate que estamos hablando de un nuevo equipo. No pienses
solamente en aquellos que ya están sirviendo en ministerios o en
comités. Escoge una mezcla de líderes actuales y futuros alrededor
de los cuales te gustaría construir el ministerio durante los
siguientes cinco años.
Recuerda que no estás preparando a las personas para llenar
los huecos que pudieran haber en los programas de tu iglesia, sino
a colaboradores alrededor de los cuales construirás el ministerio
según los dones y posibilidades de cada uno. Algunas de estas
personas iniciarán nuevos ministerios enfocados a acercarse a
las personas o a cuidar su crecimiento cristiano, cosas que ni tú
ni ellos han imaginado aún, o que ni siquiera han pensado que
son posibles.
Podemos capacitar a este equipo de colaboradores mediante
reuniones individuales, reuniones grupales o, por lo general, con
una mezcla de ambas, donde se incluyan también nuestras ya
mencionadas tres Cs (convicción, carácter y competencias). Te
recuerdo que en el capítulo 9 es donde encuentras más ideas sobre
cómo capacitar a un equipo de colaboradores.
Paso 4: Decide con tus colaboradores qué harán para hacer
crecer el discipulado de acuerdo a tu caso particular
Ya estás capacitando a un equipo de colaboradores, pero ahora
piensa, ¿qué van a hacer para hacer crecer el discipulado de
acuerdo a las características que tiene este equipo? ¿Cómo van
a multiplicarlo? Evidentemente, no existe una sola respuesta
correcta, porque en gran medida depende de los dones y
circunstancias de tus colaboradores y del contexto de la iglesia
o ministerio en el cual estás trabajando. La siguiente es sólo una
idea para inspirarte.
12: PARA EMPEZAR
191
Es probable que en tu congregación ya exista una red de
grupos de estudios bíblicos que funciona bastante bien, pero
tu verdadero desafío es ayudar a los nuevos (sean cristianos o
no) a encaminarse en la vida congregacional y ser discipulados.
Entonces, trabaja con tus colaboradores en un ministerio de
visitas y seguimiento dirigido especialmente a los recién llegados.
El objetivo es que cada recién llegado o visitante que llega a la
iglesia reciba una visita personalizada en sus hogares, para luego
hacerles un seguimiento durante varios meses, hasta que llegue el
momento en que estén participando felices y seguros en un grupo
pequeño (que es cuando el líder del grupo toma la responsabilidad
de discipulados). Tus colaboradores serán los primeros en hacer
posible este proceso de integración. Ellos te acompañarán a visitar
a los recién llegados y, mientras, puedes aprovechar y capacitarlos
para que aprendan a evaluar en qué nivel se encuentra alguien
en su "crecimiento en el evangelio". Cada colaborador podría
hacerse cargo personalmente de dos o tres recién llegados en un
periodo de tres meses: reuniéndose varias veces con cada uno,
evangelizándolos si no son creyentes, leyendo la Biblia y orando
con ellos, explicándoles la visión de la iglesia y cómo participar en
ella, invitándolos a almorzar para presentarlos a otros miembros
de la congregación, llamándoles cuando no asistan a la iglesia para
ver cómo les está yendo, y encargándose de que se unan a algún
grupo pequeño.
Hay muchísimas opciones a las que tus colaboradores pueden
recurrir y que los ayudarán en sus reuniones con los recién llegados
para ministrarlos individualmente. Una buena herramienta son
los estudios bíblicos; pueden usarlos para analizar el evangelio con
alguien, de manera personal, o para enseñarle los fundamentos de
la vida y la fe cristianas, o simplemente pueden ponerse a leer la
Biblia con esa persona nueva. Hay también excelente material de
192
EL ENREJADO Y LA VID
diversos tipos para ayudarte a capacitar a tus colaboradores en las
habilidades que requiere el ministerio.
Ahora bien, la idea que exponemos en este libro sólo
funcionará a largo plazo si los grupos pequeños están
funcionando bien, en especial si los líderes grupales han sido
capacitados para verse a sí mismos, no como meros facilitadores
u organizadores, sino también como discipuladores de primera
línea y "minipastores" de las personas de su grupo. Puede ser que
tu próxima prioridad sea ocuparte de capacitar a los líderes de los
grupos en esta dirección.
Paso 5: Lleva a cabo algunos programas de capacitación
Aunque hasta aquí hemos enfatizado la necesidad de capacitar
a nuestros colaboradores por medio de relacionarnos con ellos
de manera personal (en vez de simplemente hacerlos tomar un
curso de tres semanas), no estamos afirmando que los programas
de capacitación ya estructurados y listos para ser implementados
sean obsoletos, por el contrario, siguen teniendo muchas ventajas.
No sólo proporcionan un nivel de estructura formal que puede
mejorar la calidad de la capacitación, sino que también pueden
funcionar como un primer paso para identificar a las personas que
son idóneas para darles mayores responsabilidades y para recibir
una capacitación personal más intensiva.
Por ejemplo, podrías alentar a todos tus grupos pequeños a
que, en el tiempo que normalmente usan para reunirse, hagan un
curso de capacitación sobre el evangelismo personal, tal como Six
Steps to TalkingAbout Jesús (Seis pasos para hablar sobre Jesús), o
Dos Formas de Vivir: la decisión que todos enfrentamos. Esto hará que
todos los miembros del grupo alcancen un grado de habilidad y
confianza básico que les permitirá hablar sobre su fe, sin importar su
12: PARA EMPEZAR
193
situación ni el nivel de sus dones, ¡y es algo que todo discípulo debe
tener! Y, además, cuando desarrollas un curso así, por lo general
descubres a personas que realmente son buenas para evangelizar,
y que están listas para recibir una mayor capacitación y ministerio
en dicha área.
Paso 6: Estar pendiente de las "personas a quienes vale la pena
observar"
Aunque aumente la cantidad de personas que :estén siendo
capacitadas y las que ya estén trabajando en el ministerio, tú
permanece pendiente de las personas con verdadero potencial.
Invita a una o dos de ellas a realizar un programa de aprendizaje
de dos años en el ministerio (para los que saben inglés, en el libro
Passing the Baton podrán encontrar todos los detalles sobre cómo
establecer y llevar a cabo este tipo de programa).
El objetivo a largo plazo podría ser lograr que estos
aprendices se capaciten formalmente para que luego regresen
a la congregación a trabajar contigo, o vayan a plantar una
nueva congregación con tu apoyo. El tipo de ministerio del cual
hablamos aquí siempre genera más ministerios. A medida que más
y más personas son capacitadas como hacedores de discípulos,
son más las personas que son contactadas, evangelizadas y/
o a las que se les da seguimiento. Poco a poco, la cantidad de
trabajo dedicado a las personas se multiplica y en el mismo grado
aumenta la necesidad de pastores, líderes, obispos y ancianos.
Por consiguiente, la cantidad de personal remunerado en tu
iglesia debe aumentar para dar abasto con la creciente cantidad
de personas que necesitan ser dirigidas y pastoreadas.
194
EL ENREJADO Y LA VID
NO OLVIDES QUE ÉSTAS NO SON MAS QUE ALGUNAS IDEAS SOBRE
cómo comenzar a actuar. Tu ministerio y tu propio contexto
generarán sus propias variaciones y desafíos.
Cuando empieces a introducir estos conceptos en tu
congregación, preocúpate de seguir predicando el evangelio del
perdón gratuito a través de Jesús y de la vida de gozosa obediencia
que fluye del mismo. Sigue sosteniendo en alto la muerte y
resurrección de Cristo, y continúa orando por tu congregación.
La motivación para que sirvan y sean capacitados provendrá del
evangelio y de la profunda obra del Espíritu en sus corazones.
No se motivarán porque les repitas una y otra vez la necesidad
de capacitarse, acosándolos hasta que, por fin, se apunten en
el programa. Es por gracia, no por culpa. No conviertas a la
capacitación en la nueva prueba del verdadero discipulado.
No obstante, las posibilidades que existen en la mayoría de las
congregaciones para capacitar y generar crecimiento son ilimitadas
e ilimitadamente apasionantes. Lo importante es que analices por
tu cuenta cuáles son los posibles cambios radicales que necesitas
hacer. Para ayudarte, y como una manera útil de terminar, hagamos
un pequeño experimento mental.
Imagina que...
Mientras lees esto, los titulares de los periódicos del mundo
anuncian las primeras temibles señales de una pandemia de
gripe porcina. Imagínate que esa pandemia está azotando la
región del mundo donde vives y que el gobierno, por razones
de salud y seguridad públicas, prohibió todas las reuniones
públicas de más de tres personas. Digamos, también que, a causa
de una combinación catastrófica de circunstancias locales, esta
prohibición se mantuvo por 18 meses.
12: PARA EMPEZAR
195
¿Cómo podría seguir funcionando tu congregación de 120
miembros, si no se pueden hacer ningún tipo de reuniones en la
iglesia y tampoco pueden reunirse en grupos en las casas (a menos
que sean en grupos de tres personas)?
Si tú fueras el pastor, ¿qué harías?
Podrías enviarles cartas y correos electrónicos con regularidad.
Llamarlos por teléfono e, incluso, comunicarte con ellos mediante
Ipod. Pero, ¿cómo se podrían llevar a cabo las funciones de
enseñanza, predicación y pastoreo? ¿Cómo podría alentarse a la
congregación a perseverar en amor y buenas obras, en especial ante
tan difíciles circunstancias? ¿Y qué sucedería con el evangelismo?
¿Cómo se podría alcanzar a otras personas, contactarlas y hacerles
seguimiento? No podría haber cenas de varones, ni reuniones a la
hora del café, ni cursos evangelísticos, ni reuniones de extensión.
Nada.
Claro que podrías volver a la antigua práctica de visitar a tu
congregación casa por casa, y comenzar a tocar las puertas de la
comunidad para contactar a nuevas personas. Pero en tu calidad de
pastor, ¿crees que podrías enseñar y reunirte con cada uno de los 120
adultos de tu congregación, sin mencionar a los niños? Y ni hablar
de lo que significaría ir a tocar puertas en la zona residencial, o de
hacerles seguimiento a los contactos que habías logrado hacer.
No, para poder hacer eso necesitarías ayuda. Lo que sí podrías
hacer es comenzar con diez de tus cristianos más maduros y, durante
los dos primeros meses, reunirte periódicamente con dos a la vez
(al mismo tiempo que sigues en contacto con el resto a través del
correo electrónico y el teléfono). A estos diez los capacitarías para
leer la Biblia y orar con una o dos personas más, y con los hijos de
éstas. En consecuencia, esos diez cristianos maduros tendrían una
doble tarea: "pastorear" a sus esposas y familias, orando y leyendo
regularmente la Biblia, y reunirse cada uno con cuatro hombres a
196
EL ENREJADO Y LA VID
los cuales puedan capacitar y alentar a hacer lo mismo. Suponiendo
que el 80% de tu congregación estuviera casada, entonces por
medio de los diez primeros hombres, y de los que posteriormente
ellos capacitaron, la mayoría de los adultos casados estarían siendo
alentados regularmente por la palabra de la Biblia.
Mientras esto está ocurriendo (y tú sigues ofreciendo apoyo a
través del correo y del teléfono), podrías escoger a otro grupo para
capacitarlo personalmente; personas que pudieran reunirse con los
solteros, o con personas que pudieran servir para evangelizar puerta
a puerta o para darle seguimiento a los nuevos contactos.
Habría mucho contacto personal y muchas reuniones
individuales que hacer. Pero recuerda que no habría cultos que
dirigir, ni comités, ni consejo parroquial, ni seminarios, ni grupos
que se reúnen en casas, ni grupos de trabajo; en realidad, no habría
actividades ni eventos de ninguna clase que organizar o administrar,
o para los cuales buscar apoyo, o a los cuales asistir. Lo único que
habría que hacer sería enseñarlos y discipulados personalmente; y
ellos capacitarían a su vez a otros para que sean discipuladores.
Ahora bien, después de 18 meses, una vez que la prohibición
se levantara y pudieras recomenzar las reuniones de los domingos
y todas las demás reuniones y actividades propias de la vida de la
iglesia, ¿qué harías de manera diferente?
Apéndice 1
Preguntas frecuentes
A lo largo de los años hemos compartido estas ideas con muchas
personas y dentro de las preguntas que nos han hecho, las que más
se repiten son las siguientes:
1. Dices que todos los cristianos son llamados a ser
viñadores y a ser "discípulos que hacen discípulos". No
soy muy bueno para enseñar ni para hablar y siento que
no sé mucho sobre la Biblia. ¿Cómo puedo cumplir con
ese llamado del cual me hablas?
Quizás la mejor manera de responder esta pregunta sea
contando una conversación que hace poco tiempo tuve con unos
amigos cristianos que se dedican a las ventas; uno de ellos vende
propiedades y el otro, software.
Empecé contándoles que a veces me parece difícil conversar
sobre temas cristianos, en especial con quienes no son creyentes
porque, a diferencia de ellos, no tengo la personalidad de un
"vendedor". Entonces uno de ellos me paró en seco.
"No", me dijo, "tú no entiendes cómo funcionan las ventas".
"No tienen nada que ver con un tipo de personalidad en particular
ni con tener mucha labia. Hay muchos individuos que trabajan
para mí que creen ser magníficos vendedores por el hecho de ser
persuasivos y ambiciosos, pero en realidad, no son los mejores
vendedores. La chica que más ingresos nos genera es mucho más
relajada que ellos, pero es auténtica. Transmite verdadero interés y
sinceridad. Se acerca a las personas, las comprende y las escucha,
198
EL ENREJADO Y LA VID
y luego trabaja con ahínco para ayudarlos a conseguir lo que
quieren. Ella nos está trayendo utilidades, pero si le preguntas, te
dirá que no cree ser una vendedora innata".
"Lo que realmente importa es amar el producto, conocerlo
bien, interesarte por las personas y buscar su satisfacción. Si
realmente crees en tu producto, lo venderás".
En este momento, mi otro amigo vendedor se sumó a la
conversación:
"Es cierto. Puedes tener a alguien que conoce los detalles
técnicos del producto a la perfección, pero que no siente pasión
por él, ni empatia ni habilidad para relacionarse con la gente y
escucharla. Saber escuchar es parte importantísima de las ventas".
La lección que sacamos aquí es que, aunque todos tenemos
diferentes dones y habilidades, el factor más importante es el
amor que sentimos por el mensaje de Dios y por las personas
que nos rodean y que necesitan escucharlo. Puede ser que no seas
de las personas que vayan a predicar a grandes multitudes, o que
dirija grupos de estudio bíblico, pero si realmente anhelas ver
que las personas se conviertan en discípulos de Jesús, entonces
encontrarás cómo hacerlo con los dones que Dios te ha dado,
como David, el joven con esquizofrenia que mencionamos en
el capítulo 2.
2.
Soy pastor y me convence tu argumento de que, a
largo plazo, capacitar a las personas no sólo edificará
el ministerio, sino que también me dará más tiempo,
¡pero ahora no tengo tiempo para nada! ¿Cómo puedo
empezar a hacerlo?
Lo primero que debemos entender es que, en realidad, "capacitar"
implica un cambio de mentalidad y no simplemente nuevas
responsabilidades o tareas. Capacitar es, en su mayor parte, una
Apéndice 1: PREGUNTAS FRECUENTES
199
actividad de relaciones interpersonales que se lleva a cabo en el
lugar de trabajo. Es algo que impregna cada uno de los distintos
aspectos de tu ministerio; no es un programa adicional añadido en
tu calendario.
Entonces, cuando vayas a visitar a un recién llegado o
a un miembro de tu congregación, hazte acompañar por
alguien. Cuando prepares tus sermones, ocupa parte del tiempo
hablando de los temas a tratar con algún colaborador (¡y eso
también te ayudará a tí!). Cada vez que puedas, incluye a otros
en las cosas que estás haciendo y capacítalos mientras lo haces.
Déjalos que puedan verte en acción, que conozcan tu forma de
pensar y de reaccionar y la forma en que aplicas la Biblia a tus
tareas inmediatas.
En segundo lugar, haz una revisión sincera y honesta de la
manera en que ocupas tu tiempo. ¿Cuáles son las actividades,
programas y prioridades que no te dejan dedicarle tiempo a la
capacitación? ¿Existen buenas razones para que tengan prioridad
sobre la capacitación? ¿O acaso esas razones son producto de
motivaciones equivocadas, como por ejemplo, porque deseas
cumplir con las expectativas de los miembros de la congregación,
o porque antes de predicar te sientes demasiado ansioso (lo que
produce una excesiva preparación), o porque tienes miedo de no
cumplir con algún plazo, por inseguridades personales, etc.?
En tercer lugar, adopta una visión a largo: plazo. Tal vez
parezca que ahora no tienes tiempo para capacitar porque tienes
una excesiva carga de trabajo, pero si no lo haces; nunca podrás
librarte de esta carga de trabajo. Sientes que tienes demasiadas
cosas que hacer y que no te quéda tiempo para: capacitar, por
eso no lo haces, pero es porque no estás levantando ayudantes
y colaboradores que puedan trabajar contigo en el ministerio, y
entonces sigues soportando solo esa carga de trabajo y de estrés, lo
200
EL ENREJADO Y LA VID
Apéndice 1: PREGUNTAS FRECUENTES
cual con el tiempo termina por agotarte. Terminas siendo víctima
de una planificación y forma de vivir reactivas y a corto plazo.
En cuarto lugar, acostúmbrate a decir "No" y a caer mal por
esta razón. En la mayoría de las situaciones, decir "Sí" a una mayor
capacitación inevitablemente significará decirle "No" a otra cosa.
Y, como resultado de tus decisiones, serás objeto de la antipatía y
del rechazo de algunos de los tuyos, o de las autoridades religiosas,
o incluso de ambos. Puede ser que haya personas que incluso
abandonen tu iglesia; y será difícil, pero inevitable; no todos
compartirán las mismas prioridades del evangelio. No obstante,
conviene a este respecto desarrollar un conjunto de prioridades,
hacerlas públicas y trabajar duro para conseguir que los ancianos o
el consejo de tu iglesia te acompañen en este proceso (lee el paso 2
del punto "Para empezar", en el cap. 12).
De más está decir que el objetivo no es caerles mal a los demás
ni hacer que las personas se vayan de nuestras iglesias. Cuando
algo así ocurre, siempre debemos revisar nuestras motivaciones,
acciones, prioridades y forma de presentarlas. Aunque a veces es
necesario permitir que así ocurra, para que las prioridades correctas
puedan prosperar; sin embargo, aún cuando nuestras prioridades
sean las correctas, cuando decimos "No" a ciertas personas y cosas,
no caemos bien.
201
• ¿Conocen los líderes de estudios bíblicos de tu iglesia
lo que significa pastorear y guiar a las personas en sus
grupos?
• ¿Están tus líderes orientados a la capacitación, es decir,
buscan generar y capacitar ellos mismos a más líderes?
• ¿Todos los de tu iglesia saben compartir de manera
elemental la verdad del cristianismo?
• ¿Todos saben alentar a otros usando la Palabra de Dios?
• ¿Todos los de tu iglesia entienden lo que significa servir a
Jesús y poner en práctica la fe en la vida diaria?
• ¿Cuentas con un grupo de personas que puede enseñar un
estudio bíblico y comunicar el sentido del texto?
• ¿Hay algún grupo de personas que entiende cuáles
son las prioridades de la iglesia y que pueden capacitar
eficazmente a otros en dichas prioridades?
• ¿Estás identificando, reclutando y capacitando a los
que tienen el don de evangelizar ("misioneros laicos"),
y los estás motivando a salir con el evangelio hacia tu
comunidad?
• ¿Se está formando en tu iglesia la siguiente generación
de trabajadores en el evangelio? ¿Están surgiendo en ella
nuevos "talentos para el ministerio"?
3. Ya cuento con líderes en mi iglesia. ¿Debo igualmente
emplear el modelo del pastor como capacitador?
4:
Varios pastores con los que suelo conversar suponen que están
capacitando porque llevan a cabo ciertos programas o tienen
funcionando algunos grupos pequeños. Aunque hasta cierto punto
puede ser verdad, valdría la pena evaluar tus actuales prácticas con
algunas preguntas de diagnóstico como las siguientes:
• ¿Existe en tu congregación la cultura de hacer discípulos a
nivel individual?
Es importante que puedas entregar un breve resumen de lo que
tú, como iglesia o como líder, estás haciendo. Como hemos estado
diciendo en todo el libro, queremos que todas las personas sean
discípulos que hagan discípulos de Cristo. Y deberás expresarlo
de la manera y en los términos qué funcionen en tu propio
contexto, pero igualmente conviene trabajar con tus líderes más
importantes para elaborar una declaración que concentre tus
¿Cómo puedo hacer que los demás se sientan cautivados
con la capacitación en el ministerio?
202
Apéndice 1: PREGUNTAS FRECUENTES
EL ENREJADO Y LA VID
profesión; y, como no es ésa la profesión que él desempeña,
entonces no es parte de su rol como cristiano. Quizás para
el pastor sea una situación lamentable, pero debería ver la
responsabilidad que él mismo tiene ante esa conducta de
los miembros de su congregación. En muchos lugares, el
ministerio está completamente centralizado y controlado
por los pastores y/o ancianos; en parte, porque les gusta
que sea así. Ellos tienen el control. Las cosas se hacen en
cierto orden y de manera predecible. Y es emocionante
movilizar y liberar a la congregación para que trabaje en el
ministerio, pero es inevitable que al hacerlo se produzcan
desorden y caos.
objetivos. Quizás después de trabajar cerca de tus ancianos o del
consejo por más de un año, podrías iniciar la tarea conjunta de
reformular la visión o misión de la congregación de manera de
manifestar un cambio de dirección.
Por ejemplo, Matthias Media acaba de reformular su
declaración de objetivos del siguiente modo:
Deseamos convencer a todos los cristianos de la verdad
de los propósitos divinos en Jesucristo tal como han sido
revelados en la Biblia, y proporcionarles recursos de alta
calidad, de manera que por medio de la obra del Espíritu
Santo puedan:
• entregar sus vidas a honrar y servir a Cristo en santidad
diaria y en las decisiones que tomen;
• orar constantemente en el nombre de Cristo por
prosperidad y crecimiento del evangelio;
• compartir la Palabra bíblica transformadora de vida cada
vez que puedan y como puedan hacerlo, en el hogar, en la
comunidad donde viven y en el mundo entero.
•
¿Por qué las personas no se quieren comprometer?
La razón que dan la mayoría de pastores y líderes para no capacitar
en sus iglesias es, probablemente, la falta de compromiso de los
miembros de la misma.
Lamentablemente, no existe una solución sencilla para esta
situación. Se trata en el fondo de una enfermedad espiritual,
aunque hay varios factores culturales, teológicos e históricos que
contribuyen a su crecimiento y virulencia:
• La profesionalización del ministerio: En muchas iglesias,
el cristiano promedio cree que el ministerio es una
Una
visión
"clericalizada"
del
ministerio:
Hay
denominaciones en las que esta visión es más acentuada
que en otras, pero en todas está presente. La ordenación es
una unción especial, de una persona especial, para llevar a
cabo un trabajo especial, de modo que los laicos tienden
a dejar que sean los clérigos, el personal ordenado de la
iglesia, los que lleven adelante el ministerio.
• Un ministerio especializado: En su libro La Iglesia
Deliberante, Mark Dever da razones en contra de que
existan en el ministerio cargos especializados, porque
privan a la congregación de poder participar en ellos.1 Si
existe un pastor para los jóvenes, entonces este ministerio
deja de pertenecerle a los padres de los jóvenes (quienes
deberían tenerlo) y pasa a corresponderle a dicho pastor.
La estructura desincentiva a las personas a involucrarse.
¿Cómo adaptarías esta declaración para expresar tus objetivos en
el ministerio?
5.
| 203
•
Inmadurez espiritual: Algo que revela la madurez cristiana
es desear servir a otros, cada día más. Mientras más
nos parecemos a Jesús, más queremos vivir sirviendo y
1
M. Dever, L a Iglesia D eliberante, Faro de Gracia, págs. 177-189
EL ENREJADO Y LA VID
amando a los demás. Si las personas de tu congregación
no desean servir, entonces ¿cuán eficazmente están siendo
enseñados y discipulados? ¿Qué tan bien y con cuánta
claridad se está predicando el evangelio? ¿Saben que dar
sus vidas por otros es parte integrante de ser un cristiano?
Posiblemente sea tiempo de volver a los fundamentos y
de poner a prueba la solidez de su compromiso con Jesús
como su Señor. Tal vez sea tiempo de orar para que Dios,
por medio de su Espíritu, haga una obra profunda en las
vidas de tus congregantes, para que deseen vivir con un
espíritu de sacrificio.
No pasar tiempo con las personas adecuadas: Cuando
intentamos capacitar o discipular, tendemos a incluir a
todas las personas. Además, tendemos a pasar gran parte
de nuestro tiempo con los que tienen alguna necesidad,
como los que recién se integran a nuestra iglesia, los
enfermos o los que están afligidos. Todas estas personas
son importantes, pero no son las personas ideales en
quienes invertir al principio. En vez de ello, escoge a
personas, aunque sea a una sola, que deseen crecer; y
empieza con ellas.
La gente adecuada en el lugar incorrecto: Es probable
que las personas a las que te gustaría empezar a capacitar,
y con las cuales trabajar, ya estén abrumadas de trabajo
en distintos comités y otras actividades dedicadas al
"enrejado". Para que puedan dedicarle tiempo y energía
a la capacitación ¡será necesario que las saques de esas
estructuras, o incluso que desarmes las estructuras!
Dones espirituales: Las personas tienden a hacer sólo
aquellas cosas para las cuales sienten que tienen algún
don. En la década de los 90, los "inventarios de dones
espirituales" estaban muy de moda en las iglesias. Pero
Apéndice 1: PREGUNTAS FRECUENTES
205
hacer que todos hagan un inventario de sus dones no ha
servido de nada para solucionar el problema 80/20 (80%
del trabajo es hecho por el 20% de las personas). ¿Por qué
no ha servido? Porque el problema principal no es que
las personas no sepan cuáles son sus dones espirituales, el
problema es que no están motivadas a servir y tampoco
comprenden el ministerio.
Otra cosa que podemos hacer para motivar la participación en la
capacitación es promover una visión actual. Es decir que, en vez de
simplemente decir: "¿A quién le gustaría venir a capacitarse para
ministrar a los niños?", podrías plantearles la posibilidad de formar
un nuevo club infantil o algún ministerio en las escuelas locales.
Cuando las personas se sientan atraídas por la idea de este nuevo
ministerio, quieran participar y, de hecho, comiencen a participar,
estarán ansiosos por capacitarse. Si tienen que enfrentarse a un
grupo de adolescentes cada semana para enseñarles la Biblia, lo
más probable es que estarán deseosos de recibir ayuda y de ser
capacitados, equipados y guiados de cualquier modo posible.
Y es que un líder sólo necesita tener visión, no necesita ser
obligado.
6.
En la sección ,,Para empezar" (capítulo 12), me cuesta
mucho pasar del paso 3; es decir, cuento con algunas
personas a las que sería posible comenzar a capacitar
como colaboradores, pero, ¿cómo las convenzo de que
su participación es importante? ¿Cómo los entusiasmo a
capacitarse para ministrar a otros?
¿Cómo se produce esta transformación personal que hace que
los corazones de la gente ardan en deseos de servir a Cristo y a
los demás? ¿Cómo pueden las personas dejar de vivir de manera
egoísta y mundana (incluso siendo cristianos), para servir a los
206
Apéndice 1: PREGUNTAS FRECUENTES
EL ENREJADO Y LA VID
207
demás, buscando los intereses de otros, y con las mentes puestas
en el cielo?
Sólo puede ser posible gracias a la obra milagrosa de Dios en
sus vidas, a medida que usa a su Espíritu para aplicar la Palabra a
sus corazones.
¿De qué manera participamos en la obra de Dios?
• Orando constantemente y de corazón por nuestra
congregación, para que Dios reblandezca sus corazones.
• Enseñándoles la Palabra de Dios y cómo aplicarla a
sus vidas, desde el púlpito, en grupos más pequeños e
individualmente. Una manera de hacerlo sería ocupando
el material de los primeros capítulos de este libro (en
especial los capítulos 1 al 6) para analizarlos junto con
un grupo clave de personas. Si lo deseas, toma nuestras
ideas y conviértelas en estudios bíblicos o sermones (¡no
nos importa!). También podrías examinar el libro capítulo
por capítulo, escudriñando cada uno y preparando de ahí
estudios bíblicos.
• Mostrándoles lo que significa servir a otros, haciendo que
nos acompañen a hacer diferentes cosas en el ministerio.
Cuando vayas de puerta en puerta entregando la Palabra,
o vayas a visitar a alguien, hazte acompañar por uno de tus
aprendices, o pídeles que te acompañen cuando hagas un
estudio bíblico con alguien recién convertido.
• Perseverando pacientemente. A menudo, todo esto toma
tiempo, dependiendo de cuán maduros y santos son los
miembros de tu congregación.
personas se transformará y querrán dedicarse a discipular y a
servir a otros. Entonces, ¿por qué es necesaria esta otra cosa
llamada "capacitación"?
La respuesta es que la "capacitación" no es una cosa separada,
sino el efecto de la proclamación fiel de la Palabra acompañada
de oración, como se evidencia en la vida de las personas.
La capacitación no tiene que ver con sólo desarrollar ciertas
habilidades, es un ministerio de la Palabra que hace crecer a la
persona, tanto en convicción y carácter como en competencias.
El verdadero poder de la capacitación no está en el método ni
en la estrategia, sino en la manera en que la Palabra de Dios y el
Espíritu obran en las vidas de las personas.
Dicho de otro modo, la "capacitación" es el ejercicio del
ministerio pastoral antes de la crisis. Es lo que haces con cada uno
de los miembros de tu congregación para hacerlos crecer y alcanzar
la madurez cuando no estás atendiéndolos y ocupándote de ellos
en su dolor, enfermedad y problemas familiares.
Esta nueva mentalidad orientada a la "capacitación" también
influye en la forma en que las personas escuchan tus enseñanzas y
aprenden de ellas. Si en tu iglesia los acostumbras a pensar que cada
cristiano no es sólo un oyente sino también un orador, entonces su
forma de escucharte cambia. No hay nada como tener que explicar
el evangelio, para sentir el deseo de aprender lo que es.
7.
Si el objetivo es capacitar discípulos de Jesús que sean
díscipuladores, entonces el objetivo es capacitar a personas que
se amen unas a otras tal como Cristo lo ordenó. Según nuestra
experiencia, las iglesias con una sólida cultura orientada a la
¿Por qué, junto con la predicación fiel y el ministerio
pastoral, también es necesaria la "capacitación"?
Solemos pensar, con mucha razón, que si predicamos fielmente
la Palabra y la acompañamos con oración, el corazón de las
8.
¿Qué hay de la importancia de la comunidad cristiana?
¿Todo esto que se dice sobre la "capacitación" no es más
bien a nivel individual?
208
EL ENREJADO Y LA VID
capacitación (según nuestra definición) terminan construyendo
comunidades cristianas sólidas, honestas y llenas de amor. Los
que forman parte de esas comunidades ya no se consideran a sí
mismos consumidores o espectadores, sino siervos que desean el
crecimiento de los demás.
Aunque la capacitación comienza a pequeña escala y se
concentra en el individuo y en lo que cada uno necesita para crecer,
da como resultado un estallido de amor que impacta lo que está a
su alrededor.
Otra cosa que suele suceder es que las personas "captan" la
visión del ministerio y de la capacitación y comienzan a hablar
con otros de su fe y a desarrollar nuevos ministerios alrededor de
sus propios dones y circunstancias. Además, se desarrollan nuevas
comunidades pequeñas de creyentes, ya sea como subgrupos dentro
de una congregación o al plantar nuevas iglesias.
9.
¿Qué lugar ocupan los grupos pequeños en tu concepto
de capacitación?
En la actualidad, hay muchos lugares en que las redes de grupos
pequeños constituyen los "enrejados" de la vida de la iglesia; es
una estructura que permite que los cristianos puedan reunirse
para alentarse mutuamente fundamentados en la Biblia, y orar
unos por otros.
No obstante, hay pastores que tienen buenas razones para no
estar muy convencidos del valor de los grupos pequeños. Si no se
sabe conducirlos y ejecutar bien, pueden convertirse en estructuras
ineficaces e incluso peligrosas que la gente ocupa para reunirse a
compartir su ignorancia. Y es frecuente que no cuenten con una
verdadera supervisión pastoral.
Sin capacitación., el delegar el ministerio y la responsabilidad
ministerial a una estructura de grupos pequeños es renunciar a la
Apéndice !:PREGUNTAS FRECUENTES
209
mayordomía pastoral. Los grupos pequeños pueden ser vehículos
muy eficaces para el ministerio, pero solamente si capacitamos
líderes que tengan un sólido conocimiento de la doctrina, un
carácter santo y la habilidad de entender y enseñar la Biblia
mediante discusiones grupales.
Debido a que muchas iglesias no capacitan de manera
adecuada a su gente y, en consecuencia, no producen la clase
de viñadores que pueden dirigir grupos pequeños eficaces, el
liderazgo y la enseñanza suelen estar centralizados en el o los
pastores ordenados o, incluso, en algunos ancianos laicos. Esto
protege el evangelio, pero no multiplica el ministerio.
Los grupos pequeños pueden ser estructuras muy útiles para
capacitar en ellas. Si el líder del grupo no se considera a sí mismo
un facilitador o presidente, sino un capacitador, los objetivos y la
dinámica del grupo cambian por completo. El líder llega a tener
el mismo objetivo que el del ministerio en general: no sólo hacer
discípulos, sino hacer discípulos que hacen discípulos.
10. ¿Cómo se relaciona tu propuesta sobre el ministerio
y el crecimiento, con fundar o plantar iglesias? ¿No es
plantar nuevas congregaciones una estrategia clave en el
crecimiento del evangelio?
En muchos aspectos, la metáfora de "el enrejado y la vid" nos
ayuda a comprender y aclarar la utilidad e importancia de plantar
iglesias. Pero también nos alerta de ciertos peligros.
En términos metafóricos, podríamos decir que si en un
extremo de nuestro patio tenemos un enrejado con una vid que se
desarrolla rápidamente, y quisiéramos que creciera también al otro
extremo, habría dos maneras de hacerlo.
Podríamos regar, podar y cultivar la vid y, al mismo tiempo,
mantener y hacer crecer el enrejado, hasta que con el tiempo la
210
EL ENREJADO Y LA VID
vid crezca por todo el cerco trasero hasta el otro extremo del patio;
en este caso, podríamos decir que estamos ante una mega vid.
O podríamos construir un nuevo enrejado al otro lado del patio,
sacar un esqueje de la vid original y empezar desde el principio.
Ambos enfoques son legítimos, y decidir cuál de ellos utilizar
depende de varios factores (entre ellos, de la habilidad del liderazgo
para hacer crecer una congregación ya grande y mantenerla
cohesionada). No obstante, muchas iglesias han descubierto que
fundar nuevas congregaciones en nuevos contextos, ubicaciones
y épocas, o con nuevos énfasis y estilos, ha sido una verdadera
ayuda para el crecimiento de la vid. Hacer que una vid de 30 ó 40
miembros crezca hasta tener 120, suele ser más fácil, en términos de
las complejidades del enrejado, que hacerla crecer de 120 a 200.
Pero, si la vid no es sana, el hecho de plantar en otro lugar
un nuevo enrejado con su respectiva vid, no ayuda al crecimiento.
Este simple acto de transplante no genera crecimiento del
evangelio; es decir, evangelización, conversión y crecimiento
de discípulos de Jesucristo que hacen discípulos. Pero si en una
congregación hay crecimiento del evangelio y colocas a algunas de
esas personas en otro lugar, es muy probable que también crezcan
y se multipliquen allí con renovado entusiasmo.
Dicho de otro modo, a veces el entusiasmo por plantar iglesias
hace que las personas crean que el simple hecho de construir un
nuevo enrejado en otro sitio dará por resultado una vid nueva,
sana y en constante crecimiento. Pero el elemento fundamental de
plantar iglesias no es la calidad o ubicación del enrejado, sino la
calidad de las personas, los viñadores que dan inicio a esta nueva
obra. De nuevo, todo se remite a cuán bien estamos capacitando a
nuestros fieles para que se conviertan en discipuladores.
Para muchos, fundar iglesias implica erigir un enrejado con
características familiares y reconocibles: un edificio, un pastor
Apéndice 1: PREGUNTAS FRECUENTES
211
ordenado, una constitución, etc. Pero si comprendemos que la
clave está en el trabajo en la vid, entonces podemos ser flexibles
en cuanto al tipo de enrejado que se requiere para plantar una
nueva vid en este nuevo lugar. Por ejemplo, podemos empezar con
un grupo de cristianos que se reúnen en una sala sin un pastor
ordenado que los dirija.
Cualquiera sea el enfoque que elijamos, lo esencial es capacitar
a las personas para que trabajen en la vid. Necesitamos formar
equipos de discípulos que se ocupen del ministerio de la Palabra
con la ayuda del Espíritu Santo. Necesitamos que este ministerio
esté construido alrededor de las personas, no de las estructuras.
11. ¿Está tu enfoque del ministerio en contra de las grandes
iglesias? ¿Lo que estás diciendo es que la iglesia "ideal"
es aquella donde hay un pastor que capacita y cuya
congregación no supera los 120 miembros?
Por supuesto que no. Los principios del ministerio que esbozamos
aquí son (según lo que sostenemos) los principios que establece la
Biblia para hacer discípulos de todas las naciones. Se aplican tanto a
los grupos de estudio bíblico que sólo cuentan con ocho miembros,
como a las mega iglesias de 2.000 miembros. O sea, el objetivo
del ministerio en general es ver que las personas se conviertan
en discípulos de Cristo santos y maduros, y qué, imitando a su
Señor, anhelen alcanzar y servir a otros para convertirlos también
en discípulos. Capacitar discípulos en convicción, carácter y
competencias debería ser el centro del ministerio cristiano en
su totalidad, sin importar el tamaño de la comunidad ni de sus
estructuras.
Por ejemplo, conocemos a un pastor que; actualmente se
esfuerza por hacer crecer su congregación de 500 a 1000 miembros.
Tiene que lidiar con problemas organizacionales y estructurales
212
EL ENREJADO Y LA VID
(problemas con el "enrejado"); además, las habilidades de
liderazgo y de manejo de personas que requiere no son las mismas
que si estuviera pastoreando una iglesia de 80 personas. Él sabe
que necesita ocuparse del "enrejado", y no sólo de la "vid". No
obstante, este pastor en particular también sabe que su meta no
es simplemente conseguir otras 500 personas que vayan a sentarse
dentro de su edificio (¡algo que podría lograr de varias maneras!),
sino hacer 500 discípulos más de Jesús. Y sabe que no podrá
encontrar, reunir y enseñar a esos nuevos discípulos por sí solo.
Sólo podrá lograrlo si, con la ayuda de Dios, continúa capacitando
a su congregación para que trabaje a su lado en actividades de
acercamiento a la comunidad, seguimiento, crecimiento y
capacitación. En otras palabras, conformar una congregación de
muchos miembros no sólo requiere de un liderazgo capaz y hábil,
sino también de un compromiso inquebrantable de capacitar a un
ejército de colaboradores. Requiere del compromiso aún mayor de
hacer que las personas sean el centro, y no los programas.
Hay que reconocer que no todos tienen las capacidades de
liderazgo ni la personalidad para construir y liderar una iglesia
con muchos miembros. Pero nuestra filosofía del ministerio es
que debemos apoyar, alentar y defender a quienes sí cuentan con
estas características. El ministerio debe construirse alrededor de las
personas y de sus dones. Si alguien tiene los dones necesarios para
construir una inmensa e importante obra evangélica, ofrezcámosle
toda nuestra ayuda y capacitación para que pueda hacerlo.
A este respecto quisiera mencionar que uno de nuestros
capacitadores de SEM decidió capacitar y enviar a 30 de sus
mejores líderes a trabajar en el ministerio del evangelio alrededor
del mundo. Con ello no construyó ninguna mega iglesia. Esos
30 líderes están sirviendo ahora como pastores, fundadores de
iglesias, misioneros y maestros de teología. Si se hubiese quedado
Apéndice 1: PREGUNTAS FRECUENTES
| 213
con todos ellos, quién sabe cuán grande sería su iglesia ahora, pero
al cederlos de manera intencionada y generosa, el evangelio ha
podido avanzar en muchos frentes. La decisión estratégica que
debemos tomar es: hacer crecer nuestras propias iglesias o hacer
crecer el evangelio más allá de nuestra obra local. Claro está que
podemos hacer ambas cosas a la vez. Pero no debemos pensar que
las iglesias de mayor tamaño son las únicas indicativas del avance
del evangelio.
12. Soy pastor y gran parte de mi labor consiste en ocuparme
de los que sufren, de los enfermos y los necesitados.
D e acuerdo a lo que explicas en los capítulos 8 y 9,
¿realmente estás sugiriendo que debo dejar esa labor?
Claro que no. Los miembros de nuestra congregación que sufren
y están enfermos necesitan de nuestro cuidado. Lo que decimos es
que no son los únicos que necesitan de tu tiempo y de tu servicio.
Si de verdad quieres cuidar de ellos y ver un real crecimiento del
evangelio, entonces lo lógico es que capacites y movilices a los
cristianos santos y maduros de tu congregación para que ellos se
hagan cargo de hacer parte de esa labor.
Para ello, tal vez sea necesario que como pastor debas tomar
ciertas decisiones complejas, por eso debes pedirle a Dios que te
dé sabiduría. Siempre habrá crisis y necesidades que sencillamente
necesitan ser atendidas por el propio pastor. Pero tu responsabilidad
como pastor es "alimentar a las ovejas", a todas ellas. Si las ovejas
enfermas absorben todo tu tiempo y tus energías, entonces no
sólo las más fuertes se quedarán sin alimento, ¡sino que podrían
terminar yéndose a otro lado!
214
EL ENREJADO Y LA VID
13. Si alentamos a las personas a iniciar sus propios
ministerios, haciendo uso de sus dones y oportunidades,
¿no será un poco caótico y desordenado?
Sí, ¿pero cuál es el problema?
La verdad es que muchos de nosotros somos demasiado
controladores; nos gusta ver todo ordenado y bajo control.
En el ministerio de las personas, es inevitable que haya algo
de desorden.
No obstante, el tipo de control que sí necesitamos es el control
de la sana doctrina y del carácter santo. Podemos lidiar fácilmente
con el caos administrativo y organizacional, pero el verdadero
daño lo produce el caos del pecado o de la falsa enseñanza. Por
ello es tan importante capacitar a las personas en convicción,
carácter y competencias, para que los ministerios en los que estén
involucrados agraden a Dios y estén basados en la Biblia.
Apéndice 2
C olín M arshall conversa con Phillip
Jensen sobre la capacitación de SEM
CM: ¿Podemos decir que SEM es un sistema o un plan de
estudio?
PJ: Seguir un plan de estudio solamente, nunca ha funcionado
para mí, porque creo que la forma de aprender, así cómo
la de hacer el ministerio, sí se enseña, pero más que nada se
capta. Quizás influye mi personalidad, como influye en todos,
pero prefiero un acercamiento más espontáneo al proceso de
capacitación de los colaboradores.
Lo que un individuo necesita escuchar no es lo mismo
que necesita otro. Si algo me entusiasma, soy capaz también de
entusiasmar a otros y, por lo general, me entusiasman las ideas
nuevas o las más actuales; y me interesa oír acerca de las cosas con
las que estoy luchando. En SEM, estamos capacitando oficiales
en vez de soldados, así es que debemos capacitad sobre la base de
principios en vez de procedimientos. Entonces no importa de qué
tema estemos hablando, lo importante es tener claro el principio
que respalda ese tema. Y más tarde, cuando nuestros aprendices
enfrenten diferentes temas, podrán aplicar esos principios. Por eso
estoy más que dispuesto a hablar de lo que ellos quieran.
CM: ¿Puedes darnos un ejemplo de algo que hayas hablado esta
semana con tus aprendices?
216
EL ENREJADO Y LA VID
PJ: Esta semana leí algo sobre criar a los hijos, y las guarderías
o estancias infantiles, esos lugares donde los padres que trabajan
dejan a sus hijos desde bebés. Criar a nuestros hijos como cristianos
y ministros es un asunto permanente. Uno de mis principios es no
seguir las modas imperantes respecto a la crianza de los hijos, y otro
principio es no leer demasiados libros sobre este tema, porque sólo
dan lugar a mayor confusión. Lo que hago es que, cuando me topo
con algo, por ejemplo en este caso, sobre la crianza de los niños,
lanzo la pregunta: ¿Qué dice la Biblia al respecto?
CM: Entonces simplemente te encontraste con este artículo en
un periódico y lo convertiste en material para tu capacitación. El
artículo te provocó una reacción intensa y motivaste tanto a tus
aprendices, que se entusiasmaron con el tema durante una de tus
reuniones. Pero, ¿cómo sabes que has abarcado todos los temas
durante los dos años que dura SEM?
PJ: No los he abarcado todos.
CM: ¿Y no quedan brechas sin cubrir?
PJ: Sí y no. Si nunca fue tu intención abarcar todos los temas,
no hay en realidad ninguna brecha. La capacitación es algo que
dura toda la vida; tienes que aprender a pensar, a racionalizar. No
puedes aprender a pensar con un programa de estudio cerrado. La
idea es aprender a ver el mundo a través del lente de la Biblia.
CM: Entonces, empiezas con cualquier tema y los haces pensar en
él desde la perspectiva bíblica.
PJ: Sí. Necesitan ver el mundo desde el punto de vista del evangelio
y del ministerio del evangelio, y después irse a estudiar al instituto
teológico con esta mentalidad. Por lo tanto, no necesito prepararles
un curso sobre la historia de la Iglesia, pero sí me interesa que
entiendan quiénes son los buenos y los malos, y la manera en que
la historia nos ha moldeado para ser como somos. Entonces, me
Apéndice 2: COLIN MARSHALL CONVERSA
217
basta con mostrarles el panorama general, sabiendo que los detalles
los aprenderán más adelante en el instituto.
CM: Entonces las fechas para ti no tienen mayor importancia.
PJ: No. Pero sí me interesa, por ejemplo, que los ingenieros deseen
aprender historia y que abran sus mentes, porque el cristianismo
es muy histórico.
CM: Pero cuando los pastores empiezan a capacitar a alguien
como aprendiz de SEM, puede ser que no tengan tu misma
habilidad de empezar con un tema y convertirlo en una sesión
de capacitación. O qué piensas tú, ¿cualquiera puede aprender a
hacerlo? ¿No crees que hay capacitadores que sólo pueden enseñar
por medio de un programa de estudio?
PJ: Creo que cada quien es como es. Tus aprendices llegarán a ser
como tú eres, cualquiera que sea tu forma de ser. Todos somos
diferentes. A los capacitadores y a los aprendices les apasionan
distintas cosas. Así, por ejemplo, lo que apasiona a ciertos
capacitadores es la teología reformada y, por lo tanto, enseñarán
a sus aprendices basándose en la Teología Sistemática de Louis
Berkhof. Y está bien que lo hagan. Las ovejas siempre terminarán
siendo como su pastor. Entonces habrá aprendices que al terminar
su capacitación tendrán esa forma de ser. En mi caso, si empezara
a trabajar con la obra de Berkhof, a los tres capítulos ya estaría
perdido, o me habría olvidado de todo, o...
CM: ...querrías escribirlo de nuevo.
PJ: Supongo que sí. Entonces, significa que de mi capacitación
saldrá un montón de "cabezas de chorlito", ¡personas incapaces de
concentrarse más de dos minutos en un tema!
CM: Entonces, si el método exacto no importa mucho y tampoco
la personalidad del capacitador, ¿qué es lo que importa al capacitar
a un aprendiz que más adelante ingresará al instituto de teología?
218
EL ENREJADO Y LA VID
PJ: En realidad, lo que hacemos es reproducirnos a nosotros
mismos. De manera que debes asegurarte de que la parte de ti
que reproduces sea la parte que importa. Tienes que reproducir
el evangelio, tienes que reproducir la santidad. En mi opinión, la
libertad cristiana es muy importante. Creo que para poder entender
correctamente el evangelio es necesario comprender primero
la libertad cristiana. Entonces, no busco que mis aprendices se
parezcan a mí en lo que respecta a mis gustos o aficiones, o a hacer
las cosas como yo las hago. Lo que busco es que se parezcan a mí
en el evangelio y en santidad.
CM: Siempre me pareció muy liberador que nos enseñaras a
ministrar usando nuestras propias personalidades.
PJ: Así es, no tienes que ser como Phillip Jensen. Eso sería
terrible.
CM: Sí, estoy de acuerdo contigo, ¡terrible!
PJ: Discúlpame. Pero tengo que soportar esta personalidad todo
el tiempo. Ver pequeñas versiones mías por todas partes sería una
experiencia espantosa, no sólo para el mundo, sino también para
mí. Quiero que Tim Thorbum sea el mejor Tim Thorburn posible,
y que Peter Blowes sea el mejor Peter Blowes posible.1Y es por
esa razón (creo que me estoy justificando) que quiero que sean
ellos los que me digan qué temas quieren abordar, y no que sea
yo quien les diga en qué pensar o cómo hacer las cosas. Es por eso
que no quiero tener un programa de estudio o currículo que les
diga qué es lo que tienen que hacer. Aunque creo que hay personas
que podrían ser excelentes maestros curriculares y a quienes este
sistema les sería de gran ayuda.
CM: ¿Crees que la enseñanza programada o curricular produce
oficiales?
1
Tim y Peter fueron unos de los primeros aprendices de Phillip.
Apéndice 2: COLIN MARSHALL CONVERSA
| 219
PJ: Cada vez menos. A los soldados se les capacita mediante un
manual. Mi colega Mark Charleston, que estuvo en el ejército, me
cuenta que hoy en día existen dos tipos de infantería: la infantería
propiamente y las fuerzas aéreas especiales (SAS por sus siglas en
inglés). A la infantería se le ubica en el campo de batalla y se le
dice dónde se encuentra el enemigo y cómo proceder. A las fuerzas
especiales se les lanza en algún punto del campo de batalla y se
les dice que el enemigo se encuentra en alguna parte, dentro de
un radio de 360 grados, y se les desea la mejor de las suertes. La
capacitación sin manuales sería el mejor método para las fuerzas
especiales, pero puede ser un tanto confuso para quien necesite
un procedimiento de infantería, es decir, alguien que necesita un
sistema para proceder. Creo que yo no sería la persona indicada
para capacitar a los que no son de las fuerzas especiales.
Descargar