Claves: desigualdad, FAO, hambre, malnutrición, pobreza En el

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Claves: desigualdad, FAO, hambre, malnutrición, pobreza
En el mundo existen 842 millones de personas que padecen hambre. En
Latinoamérica -aun cuando la escasez de alimentos no es considerada un riesgola Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
(FAO, por sus siglas en inglés) estima que 47 millones de personas están subalimentadas. Estas cifras representan una disminución con respecto a la medición
anterior del 2008-2010, donde 878 millones era la cifra global y 50 millones la
regional. En los últimos 20 años, el número de latinoamericanos hambrientos
decreció de 66 a 47 millones (de 14,7% a 7,9%). Los países con índice más alto
de sub-alimentación son Haití (49,8%), Guatemala (30,5%), Paraguay (22,3%),
Nicaragua (21,7%) y Bolivia (21,3%).
La producción agrícola supera ampliamente el crecimiento poblacional y la
demanda en América Latina y el Caribe. La disponibilidad calórica por persona por
día es de 3.000 cuando en el mundo el promedio es de 2.840. La región es uno de
los actores más importantes en la producción mundial de productos como el café
(59%), la soja (54%), el azúcar (36%), la carne vacuna (30%), el maíz (14%) y
lácteos (10%). La tendencia del crecimiento de la producción agrícola ha sido
positiva en los últimos 30 años y los pronósticos para esta temporada también lo
son. Entre los grandes productores se encuentran Argentina, Brasil y México.
De acuerdo a la publicación Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional
de América Latina y el Caribe edición 2013, 16 de los 38 países que han logrado
alcanzar la Meta 1C de los Objetivos del Milenio (reducir a la mitad, entre 1990 y
2015, el número de personas que padecen hambre) corresponden a América
Latina y el Caribe. Estos países son: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Guyana,
Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Perú, Venezuela, Barbados, Cuba,
Domínica, República Dominicana y San Vicente y Granadinas. En América Central
y México, la mayoría de los países están avanzando hacia la meta, con excepción
de Guatemala y Costa Rica donde ha habido un incremento de subalimentación
(de 13,6% en el primero y 3,2% en el segundo). En el Caribe, Granada es el único
país que no avanza hacia la meta. Por otro lado, la sub-alimentación ha sido
prácticamente erradicada en Domínica y Barbados. En Sudamérica, solo
Paraguay muestra retrocesos mientras que Perú y Guyana muestran avances
importantes.
Se podría afirmar que en América Latina y el Caribe el hambre no es un problema
de producción, sino de acceso a alimentos. Por esto, la seguridad alimentaria está
relacionada a la superación de la pobreza y la desigualdad; a la capacidad de una
familia de cubrir los gastos de una alimentación adecuada. Además de los
ingresos, influye también el precio de los alimentos porque afecta directamente en
el poder adquisitivo de una familia. En el 2012, se observó en la región una
relativa estabilidad de precios de alimentos con una leve inestabilidad en el primer
trimestre del 2013 cuando la inflación alimentaria alcanzó el 5,2%. Por otra parte,
no debemos olvidar también que el acceso a alimentos de calidad debe ir
acompañado de acceso a agua potable, lo que condena irremediablemente a
muchos de nuestros compatriotas latinoamericanos al subdesarrollo.
En la década del 2000, la región experimentó crecimiento económico y logró
incrementar empleos e ingresos. Estima la CEPAL que entre 1990 y 2011, la
población en situación de pobreza se redujo de 48% a 29% y la población en
situación de pobreza extrema bajó del 23% al 12%. Se espera que el crecimiento
en este 2014 supere el 4%. Sin embargo, crecimiento económico no significa
disminución de la desigualdad y el hambre.
La sub-alimentación no es el único problema a considerar cuando hablamos de la
crisis de alimentos. La doble carga de la malnutrición ocurre generalmente cuando
cambia la dieta de la población por el aumento de la oferta de alimentos
procesados y altos en azúcares, grasas y sal y disminuye el consumo de
alimentos saludables. Durante este proceso, conocido como transición nutricional,
coexisten la desnutrición y carencia de micronutrientes con el sobrepeso y la
obesidad. En el 2010, se calculaba que 3.8 millones de niños menores a 5 años
eran obesos y 23% de la población adulta. Entonces no solo existe la malnutrición
por déficit sino también por malnutrición de las madres, inadecuada prácticas de
lactancia materna y por exceso de consumo de alimentos pobres en nutrientes.
Aun cuando los índices de desnutrición infantil han bajado considerablemente, en
nuestra región 1,9 millones de niños aun la padecían en 2012.
El camino trazado por varios países de América Latina y el Caribe que han logrado
avances significativos en la reducción de la subalimentación de su población
ofrece aprendizajes a los que todavía les queda un trecho que recorrer. Los
“enfoques de doble vía”, que combinan medidas de corto plazo con programas de
largo plazo, han obtenido resultado efectivos.
Como medidas de corto plazo, 21 países de la región han implementado
programas de transferencias condicionadas que juntos apoyan a más de 113
millones de personas (aproximadamente 20% de la población regional). También
se han implementado programas de alimentación escolar que en el periodo 20052012 alcanzaron a 67 millones de niños en 16 países[1] de la región. Se estima
que estos 16 países en el mismo periodo invirtieron un promedio de más de USD
2.000 millones anuales.
La instauración de políticas públicas que promuevan programas de apoyo a la
agricultura familiar y fortalezcan el empleo rural son algunas de las medidas
tomadas a largo plazo. La agricultura familiar es particularmente importante en
Centroamérica donde genera la mitad del valor de la producción agrícola (58% en
Panamá, 56% en Honduras, 49% en Nicaragua y Guatemala, entre otros). Se
estima que la población rural económicamente activa de América Latina y el
Caribe es de aproximadamente 52 millones de personas. Mejorando el mercado
de trabajo rural, adecuando las normativas, mejorando las condiciones y
aumentando los salarios mínimos se impactaría de gran manera a las poblaciones
rurales en situación de pobreza, calculada entre 30-70% de la población rural en la
mayoría de los países.
A estas medidas deberíamos sumar el doble desafío de combatir las viejas
creencias que nos empujan a sobre-alimentarnos y las nuevas tendencias que nos
presionan para consumir alimentos elaborados (ricos en grasas y azucares;
pobres en minerales y vitaminas) en detrimento de aquellos de origen natural.
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[1] Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala,
Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela.
Glosario
Desnutrición: Resultado de una reducida ingestión alimentaria en un período
prolongado de tiempo y/o de la absorción deficiente de los nutrientes consumidos.
Generalmente asociada a una carencia de energía (o de proteínas y energía),
aunque también puede estar relacionada a carencias de vitaminas y minerales.
Desnutrición global: Indicador de la proporción de niños menores de 5 años cuyo
peso es bajo relativo a su edad. En particular la medición establece que esta
condición es moderada cuando el peso es inferior a 2 desviaciones estándar de la
mediana de la población, y es severa cuando se encuentra por debajo de las tres
desviaciones estándar de la mediana.
desnutrición crónica: Indicador que relaciona la talla con la edad, y se utiliza
principalmente para establecer la desnutrición infantil en niños menores de 5 años.
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Subalimentación o hambre: Estado en que la ingestión alimentaria regular no
llega a cubrir las necesidades energéticas mínimas. La necesidad mínima diaria
de energía es de unas 1.800 kcal por persona. La necesidad exacta viene
determinada por la edad, tamaño corporal, nivel de actividad y condiciones
fisiológicas como enfermedades, infecciones, embarazo o lactancia.
Malnutrición: Término amplio usado para una serie de condiciones que dificultan
la buena salud. Causada por una ingestión alimentaria inadecuada o
desequilibrada o por una absorción deficiente de los nutrientes consumidos. Se
refiere tanto a la desnutrición (privación de alimentos) como a la sobrealimentación
(consumo excesivo de alimentos en relación a las necesidades energéticas).
Sobrepeso se define para menores de 5 años como el peso para la longitud/talla
por encima de 2 desviaciones estándares (DE) de la mediana de la población de
referencia.
Obesidad se define para menores de 5 años como el peso para la talla/longitud
por encima de 3 DE de la mediana de la población de referencia.
Seguridad alimentaria: Existe cuando todas las personas tienen en todo
momento acceso físico, económico y social a suficientes alimentos inocuos y
nutritivos que satisfagan sus necesidades alimentarias para desarrollar una vida
activa y sana.
Inseguridad alimentaria: Se da cuando las personas carecen de acceso a una
cantidad suficiente de alimentos inocuos y nutritivos, y por tanto no se están
alimentando de forma adecuada para desarrollar una vida activa y sana. Puede
deberse a la falta de disponibilidad de alimentos, al insuficiente poder adquisitivo,
o a un uso inadecuado de los alimentos a nivel familiar.
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