Subido por Claudio Molina

Libro de Job

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Libro de Job
Job (hebreo ‫בּיִא‬,
‫ ֹו‬Iyov) es un libro bíblico, más en concreto del Tanaj judío y
del Antiguo Testamento cristiano.
En el Tanaj hebreo figura entre los Ketuvim (Escritos), ubicado entre los
Proverbios y los Cantares.
En el cristianismo figura como el primero de los Libros Sapienciales:
• En el canon católico se ubica entre II Macabeos y el Libro de los Salmos.
• En el canon ortodoxo, nestoriano y miafisita (ortodoxo oriental), se
ubica entre IV Macabeos y los Salmos.
• En el canon protestante se encuentra entre el Libro de Ester y los
Salmos.
Autor y datación
Su autoría es desconocida, aunque la tradición lo atribuye a Moisés. Según la
tradición, Moisés pudo conocer la historia de Job durante su huida del Bajo
Egipto. Si este fuera el caso, Job era un habitante de la península arábiga,
situada al este del imperio.
Aunque algunos de estos especialistas datan el libro entre el año 500 a. C. y
el año 250 a. C., su cita en antiguos manuscritos judíos descartan tal opción.
Popularmente se considera que este fue escrito alrededor del año 500 a. C.
Dada la perfección formal del escrito se piensa normalmente en la época de
oro de la literatura judía, es decir, entre los siglos X y VIII antes de Cristo.
Charles Pfeiffer, tomando en cuenta los arameísmos presentes en el texto lo
data con posterioridad, es decir, hacia el final de la monarquía judía.
Por otro lado, la problemática tratada habla de una datación incluso
posterior, por lo menos tras las deportaciones y en tiempos del profeta
Malaquías: entre el 538 y el 330 a. C.
El autor es anónimo, pero de gran finura religiosa y conocimientos. El
apéndice que añade la traducción de los LXX afirma que Job vive en Uz, entre
los confines de Idumea y Arabia.
Aun cuando la temática del libro es unitaria, hay diversos indicios de una
composición más compleja, como por ejemplo, la variación en el uso de los
nombres divinos (Yahveh, Saddai, Eloah, Elohím). Sin embargo, se mantiene
a lo largo de la obra el uso coherente (por ejemplo, Job solo usa una vez el
nombre “Yahveh” en el prólogo y en una expresión corriente). Al parecer las
arengas de Elihú resultan ser añadidos debido a su forma de razonamiento y
a que el discurso anterior y posterior ni siquiera lo toman en cuenta.
Temática
Es evidentemente el sufrimiento del inocente Job. Ya desde la más remota
Antigüedad los pensadores se han enredado en el espinoso problema del
hombre bueno que sufre y del malo feliz. Incluso Platón se preocupó del
asunto y le dio una formulación precisa, aunque sin encontrarle una solución
que no chocara contra la filosofía y la moral.
Varios mitos griegos se refieren a temas parecidos: Prometeo es culpable,
pero la enormidad de su castigo lo rebela; Edipo Rey sufre el castigo de los
dioses por un pecado que él no era consciente de estar cometiendo; Hércules
no ha pecado, pero los puños de los dioses terminan por aplastarlo.
Argumento
Dios le pregunta a Satanás si ha reparado en su siervo Job, a lo que éste le
contesta que sí, y que si es fiel es porque ha sido bendecido, beneficiado por
él. Como respuesta Dios le permite hacer con Job lo que quiera para
demostrar su fe. Satanás mata a sus ovejas, a sus mozos y a sus hijos, y le
envía llagas dolorosas, pero la fe de Job sigue inquebrantable - actitud que
no entiende su mujer, que dirá: “maldice a Dios y muérete”1-.
A continuación, Job establece tres diálogos con tres amigos (Elifaz, Bilad y
Sofar) en los que éstos tratan de justificar los actos de Dios, sostienen que
un hombre no puede llevar la razón frente a Dios y que quizá Job haya hecho
algo malo y le aconsejan que se mantenga puro y tienda sus manos hacia él,
ya que Dios es justo. A todo esto, contesta Job diciendo que “Dios acaba con
inocentes y culpables (…) deja la tierra en poder de los malvados y venda los
ojos a sus gobernantes”,2 acusa a Dios de no responder a su grito de auxilio
y de enriquecer a los malvados. Job pide a Dios que le revele su falta, que
desea discutir con él. Elihú, enfadado con los otros tres hombres porque al
no haber conseguido responder a Job habían dejado a Dios como culpable,
defenderá a Dios deslegitimando las quejas de Job. Tras esto aparece Dios,
quien a través de una serie de interrogaciones retóricas le hace ver a Job que
no sabe nada para concluir diciendo “Cuanto hay bajo el cielo es mío”.3 Job
reconoce haber hablado sin entender de maravillas que superan a su
comprensión y se arrepiente. Dios deja traslucir su enfado hacia los cuatro
hombres que no han hablado rectamente de él y en cuanto a Job restituye y
aumenta sus bienes, dándole una vida larga y próspera.
Género literario y estilo
Según Joaquín González Echegaray, Job pertenecería a los libros sapienciales
más antiguos, al igual que Proverbios y Eclesiastés. Estos tres libros se
caracterizarían por "su escasa atención al culto oficial, su carencia de espíritu
nacionalista y su orientación más hacia el individuo, la naturaleza del mundo
y el modo de vivir satisfactoriamente que hacia el conjunto del pueblo, la
historia de Israel y las relaciones personales entre el creyente y Dios".4
Añade que Job "utiliza la narración en prosa, interrumpida por un largo
diálogo en verso".4
Estructura
Consta de un inicio y un final bastante breves en prosa. El grueso del libro (es
decir, del capítulo 3 al 42) es un poema. El poema a su vez se divide en los
tres discursos de los amigos de Job (Elifaz, Bildad y Zofar) con sus
correspondientes réplicas. Sigue luego otro discurso, esta vez de Elihú y los
dos de Yahveh.
El libro de Job consta de cinco secciones bien diferenciadas:
• Un prólogo en prosa (capítulos 1 y 2)
• Una serie de discursos dramáticos que tienen lugar entre Job y tres de
sus amigos, Elifaz, Bildad y Zofar (caps. 3-31)
• Un diálogo entre Job y Elihú, un cuarto amigo (caps. 32-37)
• Discursos de Dios "desde el seno de la tempestad" (caps. 38-41)
• Un breve epílogo en prosa (cap. 42).
El problema de la retribución en el libro de Job
Las argumentaciones de Elifaz tienen los siguientes pasos: el inocente no
puede morir, el pecado es siempre castigado, Dios ve faltas en todos (incluido
Job). El castigo que Job recibe es por tanto, correctivo. Las de Bildad hablan
de la diversa suerte que espera al justo y al inicuo. Y las de Zofar van por el
mismo lado de las faltas que son castigadas incluso si son inconscientes (cf.
Jb 11, 5-12).
Job se defiende afirmando continuamente su inocencia. Sin embargo, llega a
afirmar una cierta arbitrariedad que dirigiría la actuación de Dios y a la que
no hay manera de oponerse.
Elihú por su parte afirma que Dios prueba a los justos con sufrimientos para
educarlos y forzar en ellos el clamor confiado en Dios salvador.
La respuesta de Yahveh da a entender que no entra en el debate
precisamente por su trascendencia. Se sabe que hay una respuesta pero Dios
no la ha revelado todavía y muestra ante todo la sabiduría de su creación
como prueba de que ninguna arbitrariedad hay en su actuar sino un designio
misterioso que en su momento se dará a conocer.
Problemas filosóficos y teológicos planteados
El Diablo cubre de pústulas a Job (de William Blake).
Desde el punto de vista de la mentalidad judía, el problema que ofrece el
libro de Job es complicadísimo. Para el judío, todo el Bien y todo el Mal
proviene de Dios, porque Él ha creado todo. Dios, al mismo tiempo, es
completamente justo y observa una moralidad completa. ¿Cómo es posible
que someta a Job a la aparente injusticia que se narra en el libro?
Correspondió, entonces, estudiar la forma en que Dios opera Su justicia. La
respuesta de los libros bíblicos es que:
1. Dios ejerce la justicia en el mundo real, y
2. Dios ejerce la justicia en forma colectiva.
En tiempos antiguos, los hebreos no creían en una vida de ultratumba, y por
lo tanto tampoco en premios o castigos después de la muerte. Estos
conceptos se presentan por primera vez en los deuterocanónicos Macabeos
y en el Libro de Sabiduría. Si bien los fallecidos gozan en el Sheol de una
especie de "semivida", en el Infierno de los antiguos judíos no se
discriminaba a los buenos de los malos. Dios, por lo tanto, manifiesta su
justicia en este mundo.
Por otra parte, la convicción de que la deidad ejerce la justicia sobre toda la
comunidad deriva naturalmente de la estructura social de clanes que
dominaba la vida de los judíos primitivos. También reside aquí la fuerte
solidaridad que aglutina a los judíos (sufren juntos las penas y disfrutan
juntos la bonanza). Todos los libros sagrados obedecen a esta filosofía, que
es muy visible en el Deuteronomio, en Josué, en Jueces, Samuel y en I Reyes.
Recién en Ezequiel aparece entre los israelitas el concepto de
responsabilidades, premios y castigos individuales.
El problema, pues, se convierte en insoluble desde el punto de vista de Job.
No está sufriendo por los pecados de los antepasados (una forma primitiva
de pecado original) ni por los de sus amigos y vecinos. El diálogo con sus
consoladores tiende a ignorar incluso la intervención demoníaca en sus
penas.
El teólogo judío antiguo trató de justificar los inexplicables sufrimientos de
Job a través de algún pecado ya olvidado o de faltas ocultas y nunca relatadas
en el libro. Desde un punto de vista más moderno, se retorna a la acción
maléfica del Diablo y al concepto del libre albedrío, condición necesaria para
que se consume la alianza de Dios con Su pueblo. Si el Demonio no existiese,
el Hombre no podría elegir entre el Bien y el Mal (que Job elige parcialmente
al increpar a Dios por su dolor).
Por estas y otras complejidades, Job ha sido llamado "el libro más difícil del
Antiguo Testamento".
Obras parecidas a Job
El tema de Job (el justo que sufre injustamente) fue muy frecuentado
posteriormente en la época asiria, babilónica y persa. Las culturas
babilónicas, por ejemplo, cuentan la historia de un rey el cual perdió todas
sus posesiones y se enfermó. Rogando piadosamente al dios Marduk, el
soberano consiguió que se le restituyeran el trono y la salud. Como se ve,
este episodio es muy parecido al de Job.
El Asiriólogo Samuel Noah Kramer en su libro History Begins at Sumer: ThirtyNine "Firsts" in Recorded History. (1956), hace una traducción de un texto
sumerio en donde demuestra un gran paralelismo con la historia bíblica de
Job. El Profesor Kramer apunta que la versión hebrea tiene influencia y
deriva, de alguna manera, de la versión predecesora Sumeria.
Relaciones con otros libros
Este libro está claramente relacionado con Proverbios y el Eclesiastés. Al leer
primero Proverbios y después a Job, se ve que el primero transmite
enseñanzas basadas en la pura observación empírica, mientras que el
segundo contiene una grave reflexión que desconfía de las soluciones fáciles
o de las verdades evidentes. El Eclesiastés es incluso más escéptico. El dolor
y el sufrimiento como instrumentos de redención reaparecen en el Libro de
Daniel (Daniel 12:1-3) y en Sabiduría 2:5.
Entre las enseñanzas que la lectura del libro de Job nos deja es la honestidad
con que Job analizaba su situación, seguro de que Dios miraba el corazón por
sobre todas las cosas. Otra enseñanza del libro de Job es que se puede
mantener la fe incluso en los momentos más penosos y en las circunstancias
más injustas, porque eso es lo que Dios espera de nosotros. El autor bíblico
no pudo profundizar más en la solución del problema porque no disponía de
las teorías de premios y castigos en otra vida, que sólo llegarían más
adelante.
Por otra parte, el Nuevo Testamento también responde a las angustiosas
quejas de Job con dos versículos de San Pablo: Rm. 8:18 y Col. 1:24. En uno
se afirma que los sufrimientos, por grandes que sean, palidecerán ante la
gloria de la vida eterna y el otro dice que las penas del Hombre no son nada
en comparación con los dolores que sufrió Cristo.
Además, pueden destacarse las "versiones" realizada por Goethe en su
Fausto y la novela Diario de Job de Fernando Savater (1983).
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