Normas sanitarias: Colombia está atrasada y sin recursos http://www.portafolio.com.co/port_secc_online/porta_econ_online/2005-0225/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR_PORTA-1987510.html Al país ‘le cogió la noche’ en la regulación, ejecución e implementación de controles de sanidad agropecuaria con miras al TLC. Los nuevos productos agropecuarios que Colombia intente exportar a Estados Unidos, una vez entre en vigencia el Tratado de Libre Comercio, no podrán ingresar a ese país antes de tres o cuatro años. Es más, el problema no es solamente de exportaciones. En algunos casos, Colombia no cuenta con las herramientas científicas y técnicas para impedir el acceso de algunos productos y alimentos de Estados Unidos, porque no está en capacidad de demostrar que esas importaciones ponen en riesgo la sanidad animal y vegetal o que causan daño a la salud humana. La razón: el país está atrasado en el cumplimiento de las normas fito y zoosanitarias y en las disposiciones que rigen el tratamiento del producto final para la obtención del certificado de inocuidad de alimentos que exigen las autoridades estadounidenses. Esta situación va en contravía no solamente de las exportaciones sino de las importaciones, por el riesgo de ingreso de enfermedades o plagas, tales como las 'vacas locas'. La fallas no se pueden atribuir únicamente al Estado, por falta de equipos, insuficiencia de personal, inexistencia de redes de información, modernización de laboratorios, cubrimiento de la red de vigilancia, estructuración y actualización de normas, sino también a la falta de conciencia y de conocimiento del sector privado sobre las normas sanitarias que deben cumplir no los productos de exportación y los de importación. De acuerdo con un estudio sobre las medidas sanitarias y fitosanitarias de la Organización Mundial del Comercio, OMC, publicado recientemente en la revista de la Federación Nacional de Avicultores (Fenavi) en el que se analiza el caso de Colombia, el país tiene dificultades en aspectos regulatorios, tecnológicos y de soporte institucional. Además, los productores y las autoridades sanitarias solamente se han preocupado por la sanidad y vegetal, dándole menor relevancia a las normas de inocuidad de alimentos, que implica la comercialización de productos al consumidor final sin riesgo de causar daño. El informe revela que el país carece de un sistema nacional integrado para la inspección y control de la inocuidad de alimentos que involucre las importaciones, las exportaciones y la vigilancia epidemiológica de las enfermedades transmitidas por alimentos. "En inocuidad de alimentos, la capacidad de diagnóstico del país se encuentra soportada en el laboratorio de referencia del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos, Invima y en 23 laboratorios distribuidos por el país, pero el primero de ellos no cuenta con una planta física adecuada, recursos ni personal suficiente. Situación similar se presenta con los laboratorios, donde solamente tres o cuatro pueden ser considerados como adecuados" señala el estudio. Sin embargo, para la Sociedad de Agricultores de Colombia, SAC, estos argumentos hacen parte de las barreras no arancelarias que Estados Unidos aplica a sus productos para restringir el acceso a ese mercado, entre las que se cuentan la discriminación entre naciones y las condiciones fito y zoosanitarias, tales como inspección y certificación de plantas de sacrificio y procesamiento. Una de las críticas puntuales al sistema de sanidad colombiano es que no existen programas nacionales de vigilancia y control de residuos de alimentos. Aunque se realizan acciones aisladas, el país no ha armonizado la normativa sobre límites máximos y no se cuenta con tecnología de punta para el desarrollo de los exámenes. Las debilidades son de tal magnitud que al interior del Gobierno se reconocen las dificultades económicas y técnicas para la implementación en el corto o el mediano plazo un Sistema Nacional de Sanidad Agropecuaria y de inocuidad de alimentos que permita sobreponerse a las barreras no arancelarias establecidas por el gobierno estadounidense, y que tal como lo han señalado los negociadores de ese país, no serán levantadas con la firma del Tratado. A ello se suma la obligación de cumplir con la Ley de Bioterrorismo, que entró en vigencia en enero pasado. Uno de los aspectos más preocupantes es la falta de coordinación entre las entidades encargadas de la sanidad animal y vegetal (el Ministerio de Agricultura y el ICA) y las que se encargan de proteger la salud humana y la inocuidad de los alimentos, (el Ministerio de Protección Social, el Invima y las secretarías de Salud departamental y municipal). Según el estudio de la OMC, aunque el Servicio Nacional de Sanidad Animal de Colombia cumple con los soportes básicos respecto a algunos procedimientos del Acuerdo de Medidas Fitosanitarias, es necesario reglamentar aspectos puntuales como los mecanismos para vigilancia sanitaria, control cuarentenario y certificación de plantas procesadoras para exportación, acordes con las nuevas exigencias comerciales. El informe de la OMC, señala que Colombia tiene personal técnico capacitado para reglamentar las medidas de control, pero evidencia dificultades en la ejecución de las acciones de vigilancia sanitaria, el diagnóstico, la prevención de enfermedades exóticas y la inspección cuarentenaria. Respecto a la sanidad vegetal, el estudio afirma que el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) tiene facultades legales para autorizar o acreditar la ejecución de algunas funciones, pero no se han definido los procedimientos ni se han reglamentado. "En inocuidad de alimentos, la normativa colombiana es obsoleta, pues en su mayoría fue expedida en los años 40 y no está armonizada con el Código Alimentario mundial". En lo que tiene que ver con el sistema de diagnóstico, el ICA cuenta con profesionales capacitados pero no hay relevo generacional que supla a quienes se retiran al obtener la pensión o se vinculan con empresas privadas. De los 27 centros de diagnóstico animal que tiene el ICA, 18 tienen algún grado de deficiencia en los equipos y no hay planes de adecuación o reposición para su modernización. Algo similar sucede con los 16 laboratorios de diagnóstico vegetal. "Los centros de diagnóstico veterinario carecen de una red nacional sistematizada de comunicaciones que permita el seguimiento epidemiológico a los diagnósticos". Tampoco hay un sistema de comunicación entre las oficinas de vigilancia epidemiológica regional y el nivel central (como en puertos, aeropuertos y zonas fronterizas), indispensables para el principio de armonización de la información en el ámbito internacional. Otra de las fallas es que los sistemas de vigilancia epidemiológica para la salud humana y el que maneja el ICA no se encuentran armonizados en aspectos como enfermedades de los animales que se transmiten a las personas (zoonosis) y la inocuidad de los alimentos. El país no cuenta con un centro cuarentenario para animales de importación y exportación. Las cuarentenas de los animales vivos que ingresan al país se realizan en fincas y es débil el seguimiento por falta de personal. Tampoco lo hay para capacitación y actualización. De la misma manera, el ICA carece de centros de cuarentena en los principales puntos de ingreso al país de productos vegetales. El que existe en la Costa Norte es insuficiente para dar cobertura nacional. Según el informe, aunque se han adoptado las listas de requisitos fitosanitarios para productos de importación, éstos no están sustentados en análisis de riesgo de plagas. Pese a que el personal del ICA para análisis de riesgo de plagas está capacitado para realizar el trabajo, el número de técnicos es insuficiente frente a las solicitudes de los países importadores, falta infraestructura de soporte (computadores, acceso a bases de datos internacionales y software). Exportar carne a E.U., una posibilidad aún lejana Aunque Colombia ha dado pasos importantes en la erradicación de la aftosa y cerca de la mitad del territorio está certificado como libre de la enfermedad, con vacunación, aún falta mucho para que la carne de res colombiana llegue al mercado de Estados Unidos, aún si se logra conseguir el acceso una vez se firme el TLC. "Hay que ser claros. Una vez Estados Unidos acepte recibir carne proveniente de la zona norte de Colombia, por ser libre de aftosa, al día siguiente no vamos a iniciar las exportaciones porque después viene un proceso de certificación sanitaria y de inocuidad de alimentos que puede durar entre dos y cuatro años", aseguró el jefe negociador de Colombia ante el TLC, Hernando José Gómez, durante el Congreso de Fedegán realizado a finales del año pasado en Cartagena. "Sobre inocuidad estamos buscando un reconocimiento de la equivalencia en términos del sistema sanitario colombiano de inspección y certificación, la eliminación de restricciones cuantitativas y la agilización de los trámites de certificación", puntualizó el funcionario. Y es que no se trata solamente de certificar que la ganadería colombiana está libre de aftosa sino de certificar que el producto final, la carne, no ofrece riesgo para el consumo humano, lo cual debe contar con el respectivo soporte técnico, que va desde el control de residuos y medicamentos contaminantes hasta la identificación total del animal, a través del sistema de trazabilidad. Según Jaime Saavedra, subdirector operativo de Fedegán, para garantizar la inocuidad de los alimentos Colombia requiere de un sistema nacional y de la adopción de unos protocolos que deben aplicarse progresivamente por el Invima, que es la entidad certificadora nacional. Así mismo, es necesario reglamentar la trazabilidad, mecanismo que les da tranquilidad a las personas sobre el producto que están consumiendo y permite llegar al fondo de un problema sanitario, si llegare a presentarse, en menos de dos días. Los ganaderos colombianos no solamente son conscientes de estas limitaciones sino del interés que Estados Unidos tiene por la conquista del mercado Latinoamericano, en lo que respecta a productos de despojo, es decir aquellas partes de los bovinos que no interesan a los consumidores estadounidenses. La amenaza no es solamente en materia comercial, sino sanitaria, pues Colombia es un país libre de la enfermedad de la 'vacas locas', mientras que en E.U. sigue alerta por la parición de varios casos que ya fueron controlados. Enfermedades y plagas En el área pecuaria, las enfermedades más comunes en Colombia son: aftosa, brucelosis, rabia, tuberculosis, encefalitis equina, cólera porcina, salmonelosis, new castle, gumboro, merek, micoplasmosis y butulismo. En el sector agrícola las más conocidas son: sigatoca del plátano. Mosca de las frutas, broca y roya del café, roya blanca del pompón y del crisantemo, polilla guatemalteca de la papa y el chiche de los pastos.