Subido por Juan Amado Cárdenas Huarcaya

00004-2021-AI - JURISPRUDENCIA

Anuncio
Pleno. Sentencia 910/2021
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 1
Expediente 00004-2021-PI/TC
RAZÓN DE RELATORÍA
En la sesión de Pleno del Tribunal Constitucional, de fecha 28 de octubre
de 2021, se reunieron los magistrados Ledesma Narváez, Ferrero Costa,
Miranda Canales, Blume Fortini, Sardón de Taboada y Espinosa-Saldaña
Barrera a efectos de pronunciarse sobre la demanda de inconstitucionalidad
que dio origen al Expediente 00004-2021-PI/TC.
La votación fue la siguiente:
⎯ Los magistrados Ledesma (con fundamento de voto), Ferrero,
Miranda y Espinosa-Saldaña (ponente) votaron por declarar: i)
fundada la demanda de inconstitucionalidad interpuesta en lo referido
a la vulneración o amenaza de vulneración de los derechos a la vida,
a la integridad y a la salud; así como en lo relacionado a la violación
del derecho al medio ambiente sano y equilibrado y a los derechos de
los consumidores y usuarios; ii) carece de objeto que, en función de
sus competencias, este Tribunal se pronuncie sobre la
constitucionalidad o inconstitucionalidad de un proyecto de norma;
iii) infundada la demanda en lo referido a una supuesta
inconstitucionalidad de forma y iv) exhortar al Congreso de la
República.
⎯ Los magistrados Blume y Sardón votaron por declarar infundada la
demanda.
Estando a la votación descrita, y al no haberse alcanzado cinco votos
conformes para declarar la inconstitucionalidad de la disposición legal
impugnada, corresponde declarar INFUNDADA la demanda, conforme a
lo previsto en el artículo 107 del Nuevo Código Procesal Constitucional y
en el artículo 5, segundo párrafo, de la Ley Orgánica del Tribunal
Constitucional.
La Secretaría del Pleno deja constancia de que la presente razón encabeza
los votos antes referidos, y que los magistrados intervinientes en el Pleno
firman digitalmente al pie de esta razón en señal de conformidad.
Flavio Reátegui Apaza
Secretario Relator
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
SARDÓN DE TABOADA
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 2
VOTO DE LOS MAGISTRADOS LEDESMA NARVÁEZ, FERRERO
COSTA, MIRANDA CANALES Y ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
TABLA DE CONTENIDOS
Norma impugnada
Parámetro de control
Constitución:
Ley 31096, “Ley que precisa los alcances
de la Ley 28972, Ley que establece la
formalización del transporte terrestre de
pasajeros en automóviles colectivos”
-Artículo 1
-Artículo 2, inciso 1 y 22
-Artículo 7
-Artículo 65
-Artículo 66
-Artículo 67
-Artículo 68
-Artículo 69
I. ANTECEDENTES
A. PETITORIO CONSTITUCIONAL
B. ARGUMENTOS DE LAS PARTES
B-1. DEMANDA
B-2. CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA
C. INTERVENCIÓN DE TERCEROS
II. FUNDAMENTOS
§1. DELIMITACIÓN DE LA CONTROVERSIA CONSTITUCIONAL
§2. SOBRE LOS PRESUNTOS VICIOS DE INCONSTITUCIONALIDAD FORMAL
§3. SOBRE LOS PRESUNTOS VICIOS DE INCONSTITUCIONALIDAD MATERIAL
3.1. SOBRE
LA ALEGADA VULNERACIÓN DE LOS DERECHOS A LA VIDA , A LA
INTEGRIDAD Y A LA SALUD
3.2. SOBRE
LA PRESUNTA
CONSUMIDORES Y USUARIOS
III. FALLO
VULNERACIÓN
DE
LOS
DERECHOS
DE
LOS
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 3
I. ANTECEDENTES
A. PETITORIO CONSTITUCIONAL
Con fecha 9 de febrero de 2021, el Procurador Público Especializado en Materia
Constitucional, representando al Gobierno o Poder Ejecutivo, interpone demanda de
inconstitucionalidad contra la totalidad de la Ley 31096, “Ley que precisa los alcances de
la Ley 28972, Ley que establece la formalización del transporte terrestre de pasajeros en
automóviles colectivos”, solicitando que este Tribunal declare su inconstitucionalidad por
razones de forma y de fondo.
Por su parte, con fecha 26 de marzo de 2021, el Congreso de la República contestó la
demanda contradiciendo en todos sus extremos y solicitando que se declare infundada.
B. ARGUMENTOS DE LAS PARTES
Las partes postulan una serie de argumentos sobre la constitucionalidad de la ley
impugnada que, a manera de resumen, se presentan a continuación:
B-1. DEMANDA
Los argumentos expuestos en la demanda son los siguientes:
-
El Procurador Público Especializado del Poder Ejecutivo o Gobierno sostiene que
la Ley 31096 es inconstitucional en su totalidad por haber incurrido en vicios de
forma, y por vulnerar diversos principios, reglas y valores constitucionales.
-
Con relación a lo primero (vicios de forma, o de procedimiento, órganos
competentes o de plazos), el demandante indica que la norma impugnada fue
expedida sin la suficiente deliberación que el procedimiento de aprobación de una
Ley requiere, de conformidad con lo desarrollado en la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional.
-
En cuanto al cuestionamiento del trámite legislativo realizado para la expedición
de la Ley 31096, el recurrente advierte que, pese a las opiniones desfavorables
emitidas en los informes del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (en
adelante MTC) y de otras entidades públicas y privadas, el Congreso decidió
aprobar dicha propuesta normativa, la misma que posteriormente fue observada
por el Ejecutivo sin mayor éxito. Sin embargo, con fecha 11 de diciembre de 2020,
el Congreso aprobó por insistencia la norma impugnada.
-
Por ello, el procurador de la parte demandante concluye que dicho proceso
legislativo careció de una adecuada deliberación, toda vez que los informes
técnicos brindados por entidades especializadas en la materia no fueron lo
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 4
suficientemente analizados ni tomados en consideración por el legislador al
momento de establecer en la Ley los aspectos técnicos para la prestación del
servicio público de transporte terrestre de personas.
-
Con respecto a lo segundo, el demandante refiere, en primer lugar, que la norma
cuestionada, lejos de precisar los alcances de la Ley 28972, “Ley que establece la
formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos”,
crea en realidad un procedimiento especial de formalización, que difiere de lo
regulado por las leyes y reglamentos específicos en relación con los requisitos y
condiciones para prestar el servicio de transporte público.
-
Adicionalmente, el demandante señala que la Ley 28972 agotó sus efectos en
octubre de 2015, pues, como se advierte de su propio texto, su aplicación se
circunscribía a lo establecido en los reglamentos nacionales, tanto en relación con
las condiciones y requisitos técnicos como en los plazos (tres años, prorrogable a
tres más). Por ende, sostiene que no resulta jurídicamente posible que la Ley
31096 precise y amplíe el plazo del procedimiento de formalización de vehículos
con categoría M1 y M2 previsto en una ley que ya agotó sus efectos.
-
Respecto a los cuestionamiento por razones de fondo, o de contenido y objetivo
de la pretensión buscada, el demandante sostiene que dicha regulación permite
que vehículos con categoría M1 y M2 que no cuentan con los requisitos técnicos
necesarios y estándares mínimos de seguridad, realicen el servicio de transporte
terrestre de personas a nivel nacional, regional y local, con lo cual se afecta la
dignidad humana, la vida e integridad personal, el derecho a la salud, a la
protección de usuarios y el derecho al medio ambiente equilibrado y adecuado.
-
En ese sentido, el demandante señala que los vehículos con categorías M1 y M2
no son eficientes para el servicio de transporte de personas, dada la pequeña
capacidad que tienen para transportar pasajeros, en comparación con la capacidad
que tienen los vehículos de categoría M3. Por ello, indican que para poder
movilizar la misma cantidad de pasajeros en un vehículo con categoría M3, se
necesitaría contar con un mayor número de vehículos con categorías M1 y M2,
generando de este modo un incremento del parque automotor, con una mayor
congestión vehicular y contaminación ambiental.
-
Asimismo, el demandante afirma que los vehículos M1, en comparación con los
vehículos de categoría M3, incurren en un mayor número de faltas y accidentes
de tránsito que traen consigo una alta cifra de muertes y lesiones. Esto, según el
demandante, se produce por cuanto los primeros no han sido diseñados con las
características técnicas adecuadas para el servicio de transporte previsto en la Ley,
tales como contar con ciertas dimensiones, cierto sistema de frenos, luces, entre
otros.
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 5
-
Por otro lado, el demandante indica que, además de lo previamente señalado, el
servicio de transporte en vehículos M1 y M2 incentiva la informalidad, dado que
incumplen las normas técnicas y legales aplicables. Por tal razón, el demandante
detalla que, de conformidad con el Informe 27-2021-MTC/18.01, entre el año
2013 y 2019 estos vehículos ocasionaron el mayor número de accidentes.
-
Al respecto, señala que el MTC indicó que la participación de los vehículos de
categoría M1 en los accidentes de tránsito se incrementó en comparación con los
vehículos de otras categorías. Tal es así que para el periodo 2013-2015, estos
vehículos registraron una participación promedio del 26% del total de accidentes,
mientras que en el periodo comprendido entre el 2016 y 2019 se registró una
participación promedio del 30% del total de accidentes.
-
Por tales consideraciones, el demandante sostiene que los vehículos de las
categorías M1 y M2 no cumplen con los estándares de seguridad y eficiencia
requeridos para el transporte interprovincial de pasajeros y que, más bien, ponen
gravemente en riesgo los derechos a la vida, integridad y salud de los usuarios al
ser responsables de un alto índice de accidentes. Por ello, lo dispuesto por la ley
cuestionada es incompatible con la obligación que tiene el Estado de adoptar
medidas para conservar salud de las personas y prevenir accidentes que la
amenacen.
-
En cuanto a la protección de los usuarios, el demandante señala que el artículo 65
de la Constitución consagra el deber del Estado de proteger a los consumidores y
usuarios, debiendo adoptar medidas para garantizar la idoneidad de los servicios
que reciben, tales como procurar que dichos servicios recibidos no afecten la
salud, seguridad, vida e integridad personal.
-
De modo particular, el demandante advierte que en la Sentencia 7339-2006PA/TC, fundamento 64, el Tribunal Constitucional resolvió que “la actividad del
Estado en materia de transporte y tránsito terrestre se orienta a la satisfacción de
las necesidades e intereses de los usuarios y procura el resguardo y cuidado de las
condiciones de seguridad y la vida misma”.
-
De la misma manera, el recurrente señala que la Ley 27181, Ley General de
Transporte y Tránsito Terrestre (en adelante LGTTT) y los reglamentos
nacionales establecen que el transporte terrestre tiene como finalidad la seguridad
y salud de los usuarios, así como garantizar servicios de transporte eficientes en
términos ambientales y en el uso de las redes viales, evitando con ello una mayor
congestión vehicular.
-
Menciona también que, en contraposición a los vehículos de categoría M1 y M2,
los vehículos de categoría M3 pueden realizar la misma labor de manera eficiente
y con adecuados estándares de seguridad, garantizando así la protección de la vida
e integridad de los usuarios. Por consiguiente, el demandante sostiene que la ley
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 6
cuestionada es incompatible con la obligación del Estado de garantizar seguridad
y salud a los usuarios, contraviniendo de tal modo el artículo 65 de la
Constitución.
-
Adicionalmente, el demandante sostiene que la ley cuestionada vulnera el derecho
a un ambiente equilibrado y adecuado, toda vez que permite que los vehículos de
categoría M1 y M2, cuya capacidad es más reducida en comparación con otros,
realicen el servicio de transporte público de personas, originando así la existencia
de un mayor número de este tipo de vehículos y con ello mayor contaminación
ambiental y congestión vehicular.
-
Además, añade que del contenido del derecho fundamental a gozar de un medio
ambiente equilibrado y adecuado, se desprenden los principios de conservación,
prevención y restauración, así como un conjunto de obligaciones constitucionales
que el Estado debe cumplir, y que se encuentran recogidas también en la Ley
28611, Ley General del Ambiente (en adelante LGA).
-
Asimismo, indica el demandante que la LGTTT establece como una de sus
finalidades la protección del ambiente y la promoción de servicios de transportes
más eficientes en términos ambientales.
-
En suma, el demandante concluye que la ley objeto de control es incompatible con
la obligación del Estado de adoptar medidas encaminadas a la preservación del
medio ambiente y de asegurar que la actividad económica sea compatible con la
protección del derecho a un ambiente equilibrado y adecuado.
-
Por todo lo expuesto, el Gobierno o Poder Ejecutivo solicita a este Tribunal que
declare la inconstitucionalidad de la Ley 31096 en su totalidad.
B-2. CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA
Los argumentos expuestos en la contestación de la demanda son los siguientes:
-
El apoderado especial del Congreso de la República sostiene que todas las etapas
del procedimiento legislativo que dieron origen a la Ley 31096, se han
desarrollado de acuerdo a lo establecido en la Constitución y en el Reglamento
del Congreso, por lo que no es posible sostener que dicha ley ha incurrido en una
inconstitucionalidad por la forma.
-
Añade que, al contrario de lo que se sostiene en la demanda, la Ley 31096 ha
tenido una prolongada deliberación; su emisión ha sido fruto de un debate público
en diversas instancias, con un constante intercambio de argumentos, interviniendo
una serie de actores con los datos necesarios para emitir una opinión informada,
que ha llevado a dictar una ley orientada al bien público.
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 7
-
Precisa que la exigencia de un nivel de deliberación en el procedimiento
legislativo no implica que el Congreso se encuentra obligado a coincidir con las
observaciones planteadas por el Poder Ejecutivo, por lo que la aprobación de la
insistencia no atenta contra el principio de separación de poderes.
-
Sostiene que, de acuerdo al principio de conservación de la ley y al principio in
dubio pro legislatore democrático, en un proceso de inconstitucionalidad se debe
verificar si el enunciado legal cuestionado tiene por lo menos una interpretación
que sea conforme a la Constitución. Dicho criterio ha sido adoptado en reiterada
jurisprudencia por el Tribunal Constitucional.
-
Sostiene que en la Sentencia 0021-2012-PI/TC y acumulados, el Tribunal
Constitucional declaró infundada la demanda en un extremo respecto al artículo
18.1.d de la Ley 29944, debido a que de dicha disposición se desprendía un sentido
interpretativo conforme a la Constitución.
-
Asimismo, agrega que en la Sentencia 0001-2014-PI/TC, el Tribunal
Constitucional declaró infundada la demanda en un extremo respecto al artículo
5, inciso 11 del Decreto Legislativo 1147, toda vez que de dicha disposición se
desprendía un sentido interpretativo conforme a la Constitución.
-
Argumenta que en la Sentencia 0001-2018-PI/TC, el Tribunal Constitucional
declaró infundada la demanda en un extremo respecto al artículo 1 de la
Resolución Legislativa 003-2017-2018-CR, por cuanto de dicha disposición se
desprendía un sentido interpretativo conforme a la Constitución.
-
De igual forma, resalta que en la Sentencia 0020-2015-PI/TC el Tribunal
Constitucional declaró infundada la demanda en un extremo respecto al artículo 1
de la Ley 29622, ya que de dicha disposición se desprendía un sentido
interpretativo conforme a la Constitución.
-
Alega que en la Sentencia 0028-2018-PI/TC, este Tribunal declaró infundada la
demanda, debido a que estableció una interpretación conforme a la Constitución
de la ordenanza impugnada.
-
Añade que dicho criterio se reflejó además en la Sentencia 0022-2015-PI/TC. En
el aludido caso, el Tribunal Constitucional declaró infundada la demanda en un
extremo respecto al artículo 6 de la Ley 30003, debido a que de dicha disposición
se desprendía un sentido interpretativo conforme a la Constitución.
-
Por ello, el apoderado del Congreso de la República alega que, sobre la base del
principio de conservación de la ley, en diversos procesos de inconstitucionalidad
el Tribunal Constitucional ha desestimado las demandas contra aquellas
disposiciones con rango de ley que tenían un sentido interpretativo conforme con
la Constitución.
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 8
-
Concluye que, en virtud de los principios de conservación de la ley y de in dubio
pro legislatore democrático, en el presente proceso de inconstitucionalidad se
debe declarar infundada la demanda, pues las disposiciones impugnadas de la Ley
31096 tienen por lo menos una interpretación que resulta conforme con la
Constitución.
-
Al respecto, enfatiza que, a través del establecimiento de condiciones y requisitos
técnicos, se persigue garantizar que la Ley 31096 y su reglamento no atenten
contra la defensa de la persona y su dignidad, los derechos a la vida, integridad
personal y la salud, la obligación de protección a los usuarios y el derecho a un
ambiente equilibrado y adecuado.
-
Refiere que los fundamentos del Gobierno o Poder Ejecutivo han sido
desvirtuados por la propuesta normativa presentada por este poder del Estado.
Alega que, siguiendo una interpretación conforme a la Constitución de la Ley
31096, el Gobierno o Poder Ejecutivo, a través del Ministerio de Transportes y
Comunicaciones, ofrece un proyecto de Reglamento de la ley impugnada que
desarrolla el servicio temporal de transporte terrestre de pasajeros en automóvil
colectivo, contemplando una serie de condiciones técnicas y legales para su
acceso y permanencia, condiciones técnicas y obligaciones para los conductores,
condiciones y obligaciones de operación para el transportista.
-
Añade que en dicho proyecto de reglamento, el Gobierno o Poder Ejecutivo ha
desarrollado las condiciones para la autorización y habilitación de vehículos y
conductores, así como un régimen de infracciones y sanciones y un régimen de
adecuación a la ley, que sí permite cumplir con estándares de seguridad que
prevengan los accidentes de tránsito, que elimina el alto riesgo para los usuarios
del servicio, y promueve la formalización del servicio, garantizando su prestación
en condiciones de seguridad, calidad y conservación del ambiente.
-
Por otro lado, sostiene que la Ley 31096 no está ampliando el plazo del
procedimiento de formalización de vehículos con categoría M1 y M2 previsto en
la Ley 28972, Ley que establece la formalización del transporte terrestre de
pasajeros en automóviles colectivos. Esta ley estableció un proceso de
formalización bajo una serie de parámetros, condiciones y lineamientos, que se
desarrollaron conforme a dicha ley y a sus disposiciones reglamentarias.
-
Argumenta que, el nuevo proceso de formalización, establecido por la Ley 31096,
tiene un plazo de adecuación para aquellas personas jurídicas autorizadas por el
anterior proceso de formalización de la Ley 28972 para el servicio de transporte
terrestre de pasajeros en automóviles colectivos.
-
El apoderado especial de la parte demandada alega que este nuevo proceso de
formalización establecido por la Ley 31096 hace referencia a la Ley 28972,
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 9
únicamente con el objeto de precisar o aclarar que este proceso de formalización
incluye a los automóviles colectivos de la clasificación vehicular M1 con
carrocería sedán o station wagon (artículo 1), así como a los de la clasificación
vehicular M2 (artículo 2) para la prestación del servicio de transporte terrestre de
pasajeros en los ámbitos nacional, interprovincial e interdistrital.
-
Por ello, para el Congreso de la República, queda demostrado que la Ley 31096
no ha ampliado el plazo del procedimiento de formalización de vehículos con
categoría M1 y M2 previsto en la Ley 28972, sino que está contemplando un
nuevo procedimiento de formalización bajo nuevos parámetros y plazos, en el
marco de lo que establece la propia ley y su desarrollo por reglamento, para las
condiciones técnicas y de seguridad correspondientes, conforme lo ordena el
último párrafo del artículo 30, anteriormente citado, y la Disposición
Complementaria Primera.
C. INTERVENCIÓN DE TERCEROS
Mediante el auto de fecha 23 de marzo de 2021, este Tribunal admitió la
intervención de la Federación de Autos Colectivos del Perú en calidad de tercero.
Asimismo, a través del auto de fecha 30 de marzo de 2021, se admitió la
intervención de la Federación de Transportistas Asociados Servicio Rápido Macro
Región Sur – Fetramar, en calidad de tercero.
D. PEDIDOS DE INFORME
Mediante Oficio N° D-000210-2021-ATU/GG, de fecha 27 de abril de 2021, la
Autoridad de Transporte Urbano (ATU) respondió al pedido de información efectuado
por el Tribunal Constitucional, a través de Decreto de fecha 6 de abril. A tales efectos, la
ATU remitió el Memorando N° D-000081-2021-ATU/DIR, suscrito por la Dirección de
Integración de Transporte Urbano y Recaudo, junto con el Informe N° D-000028-2021ATU/DIR-SR, elaborado por la Subdirección de Regulación. Adjuntó, asimismo, el
Anuario Estadístico Policial 2020, a efectos de dar luces sobre la información solicitada.
Mediante escrito de fecha 30 de abril de 2021, la Procuraduría Pública
Especializada en Materia Constitucional absolvió el traslado de la documentación
remitida por la ATU y adjuntó el Informe Conjunto N° 6-2020-ATU/DIR-SR-SP.
Mediante escrito de fecha 3 de mayo de 2021 la Procuraduría Pública del
Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) se apersonó al proceso y atendió al
pedido de información que solicitó el Tribunal Constitucional mediante Decreto de fecha
6 de abril. A estos efectos, el MTC adjuntó el Informe N° 0040-2021-MTC/18.04, de
fecha 19 de abril de 2021, elaborado por la Dirección de Seguridad Vial del referido
ministerio.
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 10
II. FUNDAMENTOS
§1. DELIMITACIÓN DE LA PRESENTE CONTROVERSIA
1. En el presente caso, el Gobierno o el Poder Ejecutivo cuestiona la
constitucionalidad de la Ley 31096, “Ley que precisa los alcances de la Ley
28972, Ley que establece la formalización del transporte terrestre de pasajeros en
automóviles colectivos”, por considerar que ha incurrido en vicios de
inconstitucionalidad de forma y de fondo. Dicha Ley establece lo siguiente:
Artículo 1. Precisión de la formalización de automóviles colectivos
Precísase que los automóviles colectivos a los que se refiere la Ley 28972, Ley que
establece la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles
colectivos, son los de la clasificación vehicular M1, con carrocería sedán o station
wagon, establecida por el Decreto Supremo 058-2003-MTC.
Artículo 2. Inclusión vehicular
Inclúyense en los alcances de la presente ley a aquellas unidades de clasificación
M2, para zonas rural y urbana establecida por el Decreto Supremo 058-2003-MTC,
vehículos con más de ocho plazas, excluida la del conductor, cuya masa máxima
no supere las cinco (5) toneladas, diseñados y fabricados para transporte de
pasajeros.
Artículo 3. Autorizaciones
El Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) autoriza el servicio de
transporte terrestre de pasajeros en automóvil colectivo de ámbito nacional e
interregional, entre ciudades de provincias ubicadas en distintas regiones.
Los gobiernos regionales y locales autorizan el servicio de transporte terrestre de
personas en automóvil colectivo de ámbito interprovincial e interdistrital, entre
provincias y distritos ubicados en una misma región, según corresponda.
Los vehículos de clasificación M1 y M2 autorizados para prestar el servicio de
transporte terrestre de pasajeros en automóvil colectivo deben cumplir con las
condiciones técnicas y de seguridad que se establezcan en el reglamento de la
presente ley y por las autoridades competentes.
DISPOSICIONES COMPLEMENTARIAS
Primera. El Poder Ejecutivo, en el plazo de treinta (30) días calendario,
reglamenta la presente ley, sin distorsionar el espíritu de la misma y bajo
responsabilidad funcional.
Segunda. La Superintendencia de Transporte Terrestre de Pasajeros, Carga y
Mercancías (SUTRAN) administra, publica y actualiza el registro oficial de
empresas que, a nivel nacional, prestan el servicio de transporte terrestre de
pasajeros en automóvil colectivo que utilizan vehículos de clasificación M1 y M2.
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 11
Una vez empadronados las empresas y sus vehículos a que se refiere el párrafo
precedente, no se podrá incrementar el número de vehículos señalados a efectos de
la habilitación vehicular inicial correspondiente.
Tercera. Para garantizar la seguridad de los pasajeros en el servicio de transporte
terrestre en automóvil colectivo en vehículos de clasificación M1 y M2, las
autoridades nacionales, regionales y locales, por intermedio de sus unidades u
organismos de fiscalización como la Superintendencia de Transporte Terrestre de
Personas, Carga y Mercancías (SUTRAN), las gerencias de transporte urbano
(GTU) o quien haga sus veces y la Policía Nacional del Perú (PNP), implementan
procedimientos de vigilancia y control electrónico, según sus funciones y
competencias contenidas en la Ley 27181, Ley General de Transporte y Tránsito
Terrestre.
Cuarta. Las personas jurídicas autorizadas para el servicio de transporte terrestre
de personas en automóviles colectivos de ámbito nacional, regional, provincial
tendrán un plazo de seis (6) meses, a partir de la publicación del reglamento de la
presente ley, para adecuarse a las nuevas disposiciones legales emitidas por la
presente ley y la autoridad competente, según corresponda.
Quinta. La presente ley tiene una vigencia de cuatro (4) años, prorrogables por un
plazo máximo de tres (3) años, solo si al vencimiento del plazo original, el
Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) o la autoridad competente
emite opinión positiva respecto a la prórroga para cubrir el déficit del servicio de
pasajeros interregional e interprovincial, señalando el plazo y el número de
vehículos necesarios para dicho fin.
Sexta. Para los efectos de la presente ley, quedan excluidas las circunscripciones
de Lima Metropolitana y la Provincia Constitucional del Callao.
DISPOSICIÓN TRANSITORIA FINAL
Única. Condiciones de bioseguridad
La prestación del servicio de transporte terrestre de pasajeros en automóvil
colectivo debe realizarse cumpliendo los lineamientos de bioseguridad ante el
COVID-19 emitidos por el Ministerio de Salud (MINSA), los protocolos sanitarios
sectoriales emitidos por el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) y
con los planes de vigilancia y control del COVID-19, en tanto se encuentren
vigentes.
2. Al respecto, cabe precisar que a la fecha aún no se ha expedido el reglamento de
la ley impugnada. Únicamente, con fecha 22 de enero de 2021, a través de la
Resolución Ministerial 029-2021-MTC-01.02 se ha dispuesto la publicación del
proyecto de Decreto Supremo que aprueba el Reglamento del Servicio Temporal
de Transporte Terrestre de Pasajeros en Automóvil Colectivo, a fin de recibir las
observaciones, comentarios y aportes de las entidades públicas, privadas y de la
ciudadanía en general durante los 15 días hábiles siguientes a su publicación (que
se llevó a cabo, efectivamente, el 24 de enero de 2021).
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 12
3. Ahora bien, si bien se advierte que se ha superado el referido plazo para recibir
opiniones respecto al reglamento propuesto, el mismo no ha tenido mayor avance.
Sin perjuicio de lo señalado, queda claro que esta publicación no tiene carácter
vinculante alguno.
4. A continuación, este Tribunal analizará si la ley impugnada ha incurrido en los
alegados vicios de inconstitucionalidad formal (sobre procedimiento, órgano
competente y plazo, por lo menos) y de fondo (sobre el objeto y el contenido de
la pretensión o pretensiones invocadas).
§2. SOBRE LOS ALEGADOS VICIOS DE INCONSTITUCIONALIDAD FORMAL (DE TRÁMITE,
ÓRGANO COMPETENTE O PLAZO) Y DÉFICITS DE DELIBERACIÓN
5. La parte demandante sostiene que la Ley 31096 fue expedida sin la suficiente
deliberación que el procedimiento de aprobación de una ley requiere, según lo
indicado en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional.
6. Por su parte, el apoderado del Congreso de la República ha manifestado que de una
revisión detallada de las etapas del procedimiento legislativo que dieron origen a la
Ley 31096, se desprende que estas se han desarrollado de acuerdo a lo establecido
en la Constitución y en el Reglamento del Congreso, por lo que no es posible
sostener que dicha ley ha incurrido en una inconstitucionalidad por la forma.
7. Al respecto, este Tribunal ha señalado en la Sentencia 0020-2005-PI/TC y 00212015-P1/TC [acumulados] (fundamento 22), que una norma incurre en una
infracción constitucional “de forma” en tres supuestos:
a. Cuando se produce el quebrantamiento del procedimiento legislativo
previsto en la Constitución para su aprobación;
b. Cuando se ha ocupado de una materia que la Constitución directamente ha
reservado a otra específica fuente formal del derecho; y
c. Cuando es expedida por un órgano que, constitucionalmente, resulta
incompetente para hacerlo.
8. Siendo ello así, este Tribunal advierte que la presunta infracción constitucional
por la forma en la que habría incurrido el Congreso de la República sería la
correspondiente al primer supuesto antes mencionado, esto es, cuando se produce
el quebrantamiento del procedimiento legislativo previsto en la Constitución para
la aprobación de la norma cuestionada.
9. Como ha expresado este Tribunal, si bien el desarrollo de la función legislativa
permite un considerable nivel de discrecionalidad, esto no implica que puedan
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 13
dejar de observarse las pautas que emanan de la Constitución y del Reglamento
del Congreso, pues ello ingresaría en el ámbito de lo constitucionalmente
prohibido (Sentencia 00015-2012-PI/TC, fundamento 4).
10. Ello significa que el procedimiento parlamentario cuenta con un considerable
margen de acción, pero no puede ser contrario a las obligaciones que emanan de
la Constitución o de las normas que conforman el “bloque de constitucionalidad”
o que constituyen “normas interpuestas”, que regulan materia constitucional por
mandato de la propia Carta Fundamental.
11. En el presente caso, el bloque de constitucionalidad está compuesto por los
artículos 102 y 105 de la Constitución y los artículos del Reglamento del Congreso
de la República que regulan el procedimiento legislativo.
12. Sin embargo, en el presente caso, los cuestionamientos a la Ley 31096 se centran,
antes que en un problema relacionado con incumplir con el íter legislativo
previsto, en que presuntamente la legislación cuestionada fue aprobada con una
deficiente deliberación, puesto que aunque el MTC y otras entidades públicas y
privadas remitieron información respecto a que el servicio de transporte de
personas en automóviles colectivos M1 y M2 no respondía a estándares mínimos
de seguridad y eficiencia, dicha información no fue suficientemente analizada ni
tomada en consideración por el legislador al momento de aprobar la ley, sin
analizar cómo impactaría en el ámbito de los derechos fundamentales a la vida, a
la integridad personal, a la salud, a la protección de los usuarios y al medio
ambiente.
13. Es decir, los cuestionamientos en el presente caso no se centran en el eventual
incumplimiento de alguna de las etapas del procedimiento de aprobación de una
ley según lo establecido por el Reglamento del Congreso, como la determinación
de la Comisión que debía dictaminar los proyectos de ley, el incumplimiento del
mínimo de votos necesarios para dicha aprobación, o la realización injustificada
de exoneraciones aprobadas por la Junta de Portavoces en el trámite de dicho
procedimiento, sino que, a criterio del demandante, se habría incurrido en una
insuficiente deliberación derivada de que no se tomaron en cuenta los argumentos
planteados por el Gobierno o Poder Ejecutivo conforme se destaca en el
fundamento previo.
14. Al respecto, es necesario tener en cuenta que, en efecto, hay casos en los que el
Congreso puede haber seguido el íter procedimental previsto para la aprobación
de una ley y, sin embargo, puede no haberse dado una deliberación mínima, que
permita afirmar que la ley es constitucional. En este sentido, con base en la
jurisprudencia de este Tribunal, en muchas ocasiones es insuficiente realizar tan
solo un análisis de “forma” y otro de “fondo” como las únicas opciones posibles
a efectos de evaluar la constitucionalidad de una determinada disposición. En
efecto, este Tribunal ha acogido la posibilidad de evaluar específicamente la
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 14
existencia de déficits de deliberación y reflexión (cfr., entre otros, los análisis
contenidos en las Sentencias 00006-2018-AI, fundamento 17 y ss.; 00012-2018AI, fundamento 14 y ss.; 00020-2019-AI, fundamentos 44-58), los cuales, más
aún en un sistema de Congreso unicameral como el peruano, no podrían ser
considerados tan solo como vicios “de forma”, es decir, como un mero
incumplimiento de previsiones procedimentales o de las tramitaciones formales.
15. Por el contrario, estos déficits constituyen graves infracciones que contravienen
el principio democrático consagrado en la Constitución. En efecto, este principio
se encuentra expresamente reconocido en los artículos 3 y 43 de la Constitución.
Entre sus contenidos o subprincipios se encuentran, entre otros, el principio
mayoritario (o de respeto a la decisión o al gobierno de las mayorías); el principio
pluralista (que se alude, entre otras posibilidades, a la representación
proporcional, a la desconcentración del poder o a la prohibición de regímenes de
partido único, etc.); el principio de respeto a las minorías (o de “respeto a los
derechos de las minorías”, el cual representa un límite de innegable relevancia
para el principio mayoritario y es lo que suele llamarse como “democracia
sustantiva”); el principio de alternancia (referido al aseguramiento de elecciones
periódicas o de régimen competitivo de elecciones, por ejemplo); y el principio
deliberativo (que implica que la democracia va más allá del “momento del voto”,
sino que es una “cultura” o “forma de vida”, lo cual involucra la discusión abierta
e inclusiva de los asuntos públicos, la necesidad de ofrecer razones y espacios de
deliberación o reflexión para la toma de decisiones, la existencia de mecanismos
de fiscalización y control del poder, etc.).
16. Volviendo entonces al sustento y alcances de los vicios deliberativos, estos se
encuentran relacionados directamente con, precisamente, el componente
deliberativo del principio democrático. Tales vicios, por ende, solo podrían ser
considerados como “formales” desde concepciones ritualistas o mayoritaristas de
democracia, conforme a las cuales la democracia equivale a la imposición de la
voluntad política de las mayorías, siguiendo las formalidades previstas al respecto,
pero sin necesidad de ofrecer razones o de argumentar, ni de generar espacios de
discusión o de intercambio de ideas, ni de contar con mecanismos de reflexión o
de revisión de lo que se decide (en este sentido, se tratarían de concepciones que
solo atienden al “principio de mayoría”).
17. Efectivamente, para las concepciones mayoritaristas de democracia tan solo
bastaría con tener los votos suficientes para tomar una decisión. Sin embargo, por
el contrario, en el marco del Estado Constitucional contemporáneo, la legitimidad
de las decisiones públicas se entiende basada en las razones que se ofrecen a favor
de estas y no en la sola imposición del poder. Por ende, incluso bien puede y hasta
corresponde hablar ahora de un “giro argumentativo” o “deliberativo” en la
concepción de la democracia.
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 15
18. Este giro, por cierto, se encuentra directamente relacionado, entre otros factores,
al principio constitucional de interdicción de la arbitrariedad, el cual ha sido
ampliamente desarrollado y aplicado en la jurisprudencia de este Tribunal
Constitucional (Sentencias 00090-2004-AA, fundamento 12; 03864-2014-PA,
fundamento 32; 4101-2017-PA, fundamento 20; 5811-2015-HC, fundamento 42;
06167-2005-HC, fundamento 30; 01803-2004-AA, fundamentos 12-14), y
también con las previsiones constitucionales que señalan que la persona humana
es el fundamento y el límite último para el poder político (artículo 1 de la
Constitución); o con las prescripciones constitucionales que resaltan la naturaleza
limitada del poder político (artículo 45 de la Constitución). En efecto, y de lo
anterior, se desprende con claridad que, en el marco del Estado Constitucional, el
poder político no puede actuar de manera arbitraria, sino que tiene el deber de
motivar o justificar sus decisiones, y no puede simplemente imponerlas.
19. En el sentido expuesto, es claro que motivar significa dar razones, es decir,
argumentar. Y argumentar implica, asimismo, deliberar o, lo que es igual, la
posibilidad de intercambiar razones o argumentos relacionados con la decisión
que va a tomar. Estas razones que deben brindarse, por cierto, se encuentran
relacionadas con la “legitimidad” de los actos de poder, elemento importante y
hoy imprescindible, el cual va más allá de la aislada “legalidad” o la “autoridad
formal”. Así, es claro que, en el marco del constitucionalismo contemporáneo, los
actos estatales –como lo es la aprobación de una ley o de una resolución
legislativa– deben ser “legales”, pero deben también ser “legítimos”. Deben
emanar de una autoridad competente, y a la vez, encontrarse justificados.
20. En este sentido, además, en un pronunciamiento más bien reciente, este Tribunal
ha destacado la importancia de la deliberación en el marco de los procesos de toma
de decisiones y, en particular, de la toma de decisiones en el seno del Congreso
de la República. Así, en la Sentencia 00006-2017-PI (en la que se declaró
inconstitucional la llamada “Ley Antitransfuguismo”), se sostuvo que:
“3. La democracia representativa, que se presenta en un contexto de pluralismo,
contrasta con la noción del liberalismo decimonónico, el cual enfatiza la
dimensión homogénea de las sociedades. Este pluralismo ideológico, social,
cultural y económico, que es la suma de intereses particulares, debe ser traducido
en planteamientos políticos y jurídicos que puedan reflejarse en actuaciones
estatales, a fin de hacerlos compatibles con los valores constitucionales. Para ello,
es necesario un proceso de deliberación que permita tomar en cuenta esta mixtura
de ideas y su compatibilidad con la Constitución.
4. Uno de los espacios idóneos y predominantes para materializar dicho proceso
de deliberación es el Congreso. En efecto, este es un auténtico órgano
deliberante. Es el espacio donde se resuelven las tensiones y desacuerdos que
surgen de la propia realidad plural que determina y enmarca las relaciones
jurídicas y políticas. No obstante, el proceso deliberativo no debe ser confundido
con las actividades que pretenden dar apariencia de deliberación. Y es que
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 16
aquellos procesos en los que solo se enfatice el proceso de contabilizar votos
distan mucho de ser procesos deliberativos. La cuantificación de votos ha de ser,
en todo caso, el resultado de las deliberaciones, en donde sean las razones de
peso las que precedan al conteo de votos, de manera que dicho elemento no sea
el determinante, sino las razones que se encuentran detrás de los mismos. Esta
clase de deliberaciones, y no los votos en sí, son los que brindan legitimidad a
una decisión y a la entidad que las emite.
5. Ahora bien, el proceso de deliberación sirve para el intercambio de
información, así como colabora en la toma de decisiones. Sin embargo, ello no
supone que mediante la deliberación se alcance necesariamente un contexto de
certidumbre, pues en ocasiones las decisiones políticas son tomadas con
diferentes grados de discrecionalidad. De este modo, la deliberación se erige
como un proceso indispensable para poder enriquecer el debate no solo en
cuanto a lo referido a la información que se pueda brindar, sino también en cuanto
a perspectivas y enfoques. Y es que es la calidad del proceso deliberativo la que
legitima la función legislativa, de ahí que se afirme que una norma jurídica se
legitima como resultado de la deliberación general y no de la voluntad general”
(cursivas agregadas).
21. De este modo, es claro que la legitimidad, e incluso la condición democrática de
las decisiones políticas, y en especial de las legislativas, depende de que hayan
sido producto de un intercambio de razones públicas encaminadas a conformar
una decisión, y no de la pura imposición de la voluntad de las autoridades.
22. Como se hace evidente, y en relación a lo involucrado con los vicios referidos a
la falta de suficiente deliberación en el marco de la aprobación de una ley,
resultaría demasiado restrictivo analizar únicamente si se han respetado los
procedimientos de exoneración previstos formalmente. Ello significa no entender
que la finalidad de dichos procedimientos es, ante todo, permitir la discusión de
ideas, el debate técnico de las propuestas y la revisión reflexiva de las decisiones
que se toman.
23. A mayor abundamiento, además de los indicados casos analizados en nuestro país,
este tipo de inconstitucionalidad debido a déficits deliberativos ya ha sido objeto
de aplicación o desarrollo en países tan cercanos como Argentina o Colombia. En
Argentina, por ejemplo, la Corte Suprema de la Nación ha determinado la
inconstitucionalidad de algunas normas legales en mérito a que en su
configuración no se permitió la participación de quienes se verían perjudicados
por la medida aprobada (v. gr. “caso CEPIS y otros c. Ministerio de Energía y
Minería”, de 18 de agosto de 2016). En Colombia, por su parte, la Corte
Constitucional, en diversas causas, ha incluido a los déficits en la deliberación
como vicios en la formación de la ley, lo cual permite declarar como
inconstitucionales a aquellas leyes que han sido insuficientemente debatidas (cfr.
las Sentencias C-537/12, C-740/13, C-726/15).
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 17
24. En el caso concreto, encontramos que, de la revisión del Expediente Virtual de la
Ley 310961, se advierte que dicha ley contó con un dictamen favorable, emitido
por la Comisión de Transportes y Comunicaciones, que aprobó por unanimidad
los proyectos de ley correspondientes (Proyectos de Ley 1170/2016-CR,
1367/2016-CR, 1404/2016-CR y 1416/2016-CR) con fecha 20 de junio de 2017.
25. En el dictamen de fecha 11 de julio de 2017 se dio cuenta que el MTC remitió su
Informe 441-2017-CTC/CR, fechado el 25 de mayo 2017 donde señalaba que:
“[E]l Poder Ejecutivo busca lograr una formalización del transporte de personas
en automóvil colectivo, mediante la sustitución de manera progresiva por
vehículos de mayor capacidad y tonelaje. En tal sentido a través del RENAT, se
establecieron parámetros para que se brinde un servicio en adecuadas
condiciones de seguridad y calidad, lo cual no constituye en caso alguno una
vulneración a la Ley 28172, Ley General de Transporte y Tránsito Terrestre”
(Página 16)2.
26. Evidentemente, la alegación desarrollada por el Gobierno o Poder Ejecutivo, en
el sentido de que el Congreso de la República no tomó en cuenta las opiniones
técnicas remitidas no es exacta. En este orden de ideas, debe quedar claro que
tomar una opinión en cuenta implica conocerlo y merituarlo debidamente, lo que
no implica necesariamente compartir sus conclusiones, como si dicha opinión
tuviera un alcance vinculante.
27. Por otro lado, se aprecia, también, que en dicho dictamen se dio cuenta de los
informes elaborados por el Gobierno Regional de Piura, la Asociación Automotriz
del Perú, el Consejo Nacional de Transporte Terrestre, y la Municipalidad
Metropolitana de Lima, entre otros.
28. Dicho texto fue puesto a debate con fecha 7 de diciembre de 2017, resultando un
nuevo texto sustitutorio aprobado con 49 votos a favor, 15 en contra y 9
abstenciones, luego de lo cual el texto quedo pendiente de una segunda votación.
29. Luego, y con motivo de diversos pedidos para la priorización del debate de dicho
texto, el dictamen fue sometido a una nueva votación el 14 de mayo de 2020. Así
pues, un nuevo texto sustitutorio fue sometido a votación, logrando 115 votos a
favor, 04 en contra y 10 abstenciones.
1
Cfr. Portal del Congreso de la República
http://www2.congreso.gob.pe/sicr/tradocestproc/Expvirt_2011.nsf/visbusqptramdoc1621/01416?opendoc
ument Consulta realizada: 29 de marzo de 2021.
2
Cfr. Portal del Congreso de la República
https://leyes.congreso.gob.pe/Documentos/2016_2021/Dictamenes/Proyectos_de_Ley/01170DC23MAY2
0170711.PDF Consulta realizada: 29 de marzo de 2021.
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 18
30. Posteriormente, con fecha 20 de mayo se envió la autógrafa de la ley al Presidente
de la República, quien la observaría y sería derivada nuevamente a la Comisión
de Transportes y Comunicaciones del Congreso de la República, que emitiría un
dictamen de insistencia que finalmente sería aprobado por el Pleno el 11 de
diciembre de 2020, con 81 votos a favor, 7 en contra y 10 abstenciones. En dicho
dictamen de insistencia se dio cuenta nuevamente de las opiniones recibidas por
diversas entidades públicas y privadas, entre ellas, del MTC.
31. Así pues, este Tribunal aprecia que el legislador tuvo en consideración los
informes remitidos por dichas entidades, entre ellas, el Informe 441-2017CTC/CR de fecha 25 de mayo 2017 del MTC, sin embargo, se apartó de la
posición expresada por el Gobierno o Poder Ejecutivo.
32. Desde luego, en el ámbito de sus competencias, la autoridad del legislador no se
encuentra condicionada por las opiniones que pudiera expresar el Gobierno o
Poder Ejecutivo en el trámite de aprobación de la ley. Si bien es cierto que, en el
marco de la más amplia y robusta deliberación, resulta importante que se tomen
en cuenta las opiniones recibidas que se relacionen con la materia abordada por el
legislador, lo cierto es que en virtud de la libre configuración de la ley que le
asiste, este orienta su actuación según su propio criterio de oportunidad y
conveniencia, con el límite de no quebrantar ni menoscabar los principios, reglas
y valores constitucionales.
33. Por todo lo expuesto, este Tribunal no advierte que exista un vicio de
inconstitucionalidad formal o que haya existido un déficit de deliberación en la
aprobación de la Ley 31906. Antes bien, este Tribunal toma en cuenta que dicha
ley fue discutida en diversas instancias del procedimiento parlamentario y que, en
todo caso, corresponde al legislador, según su criterio de oportunidad y
conveniencia, en el marco de la Constitución, determinar la configuración de la
ley.
34. De otro lado, respecto al alegato de la parte demandante referido a que la
cuestionada la Ley 31096 precisa y amplía el plazo del procedimiento de
formalización de vehículos con categoría M1 y M2 previsto en la Ley 28972, que
ya agotó sus efectos, este Tribunal advierte que, más allá de la denominación de
la citada Ley 31096, en puridad establece un nuevo procedimiento para autorizar
el transporte de personas en auto colectivo, sin que ello guarde relación con las
disposiciones de la derogada Ley 28972.
35. En efecto, ello se infiere de las disposiciones del pre proyecto de reglamento de la
Ley 31096 publicado por el MTC (Resolución Ministerial 029-2021-MTC/01.02),
en el que claramente se establece un nuevo régimen especial para la autorización,
habilitación vehicular, condiciones de acceso y permanencia, infracciones y
sanciones, entre otros, correspondientes al uso de vehículos de las categorías M1
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 19
y M2 como taxis colectivos.3 De modo que no es cierto que se pretenda mantener
un régimen ya derogado.
36. Por tales consideraciones, corresponde desestimar la demanda en estos extremos.
§3. SOBRE
LOS PRESUNTOS VICIOS DE INCONSTITUCIONALIDAD MATERIAL
CONTENIDO Y EL OBJETIVO DE LA PRETENSIÓN)
(EN
EL
37. El Gobierno o Poder Ejecutivo alega que la ley cuestionada ha vulnerado el
principio-derecho de dignidad, los derechos a la vida, a la integridad personal y a
la salud, así como los derechos de los consumidores y usuarios y el derecho al
medio ambiente sano y equilibrado.
38. En relación con ello, la parte demandante sostiene que la Ley 31096 es
inconstitucional, por cuanto dispone un procedimiento de formalización para que
los vehículos de las categorías M1 y M2 presten el servicio de transporte público
terrestre de personas a nivel nacional, regional y local, a pesar de que no cumplen
los requisitos técnicos necesarios y estándares mínimos de seguridad.
39. Por su parte, el Congreso de la República sostiene que la regulación contenida en
la Ley 31096, resulta compatible con diversos principios y bienes
constitucionales. Por ello, alega que los argumentos del demandante deben ser
desestimados.
40. En específico, alega que los fundamentos del Poder Ejecutivo han sido
desvirtuados por la propuesta normativa presentada por este poder del Estado, a
través de la Resolución Ministerial 029-2021-MTC/01.02 (Proyecto de Decreto
Supremo que aprueba el Reglamento del Servicio Temporal de Transporte de
Pasajeros de Automóvil Colectivo).
41. Añade que, precisamente, siguiendo una interpretación conforme a la
Constitución de la Ley 31096, el Poder Ejecutivo, a través del Ministerio de
Transportes y Comunicaciones, ofrece un proyecto de Reglamento de la ley
impugnada que desarrolla el servicio temporal de transporte terrestre de pasajeros
en automóvil colectivo, contemplando una serie de condiciones técnicas y legales
para su acceso y permanencia, condiciones técnicas y obligaciones para los
conductores, condiciones y obligaciones de operación para el transportista, en
pleno respeto a los derechos fundamentales consagrados en la Constitución. Sin
embargo, justo es alegar que estamos refiriéndonos a un proyecto, sin mayor
efecto vinculante, y que, como es de conocimiento general, no es pasible de ser
analizado mediante una interpretación vinculante conforme a la Constitución,
labor que es la que corresponde a un Tribunal Constitucional como el nuestro.
3
Información disponible en:
https://cdn.www.gob.pe/uploads/document/file/1581293/Proyecto%20de%20Decreto%20Supremo.pdf
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 20
3.1. SOBRE
LA ALEGADA VULNERACIÓN O AMENAZA DE VULNERACIÓN DE LOS
DERECHOS A LA VIDA, A LA INTEGRIDAD Y A LA SALUD
42. La parte demandante alega que la ley impugnada vulnera los derechos a la vida, a
la integridad y a la salud, reconocidos, respectivamente, en los artículos 2.1 y 7
de la Constitución.
43. El artículo 2.1 establece que toda persona tiene derecho: “A la vida, a su identidad,
a su integridad moral, psíquica y física y a su desarrollo y bienestar…”. A su vez,
el artículo 7 reconoce que: “Todos tienen derecho a la protección de su salud, la
del medio familiar y la de la comunidad, así como el deber de contribuir a su
promoción y defensa (…)”.
44. En concreto, el demandante señala que la ley cuestionada vulnera el derecho a la
salud y, como consecuencia de ello, vulnera también el derecho a la vida e
integridad personal. Así, para el demandante dicha ley es incompatible con las
obligaciones del Estado de adoptar medidas para: i) prevenir una disminución del
estado de salud de la persona; y, ii) para que ésta pueda conservar un adecuado
estado de salud.
45. Al respecto, alega que el servicio de transporte de personas en vehículos M1 y M2
genera un alto número de accidentes de tránsito, lo que está en permanente
aumento, ocasionando a su vez altos índices de muertes y lesiones. Así pues,
sostiene que tales vehículos no han sido diseñados para prestar el servicio de
transporte establecido en la ley impugnada al no cumplir con los estándares
mínimos de seguridad y eficiencia que permitan prevenir los accidentes de
tránsito, generando un riesgo -al que se aúna la informalidad- para quienes hacen
uso de dicho servicio. Menciona por ejemplo que tales vehículos carecen de un
sistema de suspensión, frenos y luces para prestar adecuadamente dicho servicio.
46. Con relación a la vulneración del derecho a la salud y sus implicaciones en la
vulneración del derecho a la vida e integridad personal, según lo alegado por el
demandante, este Tribunal estima pertinente precisar que si bien los derechos
fundamentales son interdependientes, lo que en el caso del derecho a la vida,
integridad y salud es mucho más evidente, aunque justo es reconocer que la
vulneración de uno de estos derechos no implica per se la vulneración de los otros
con los cuales aquel se encuentra estrechamente relacionado.
47. En efecto, cada derecho fundamental tiene un contenido constitucionalmente
protegido, el cual constituye el canon a partir del cual se examina, en cada caso,
si una determina medida legal resulta lesiva o no de dicho derecho.
48. Sin embargo, existen ciertos casos en los cuales efectivamente la vulneración o la
amenaza de vulneración de un derecho fundamental repercute negativamente en
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 21
el ejercicio de otro derecho fundamental. Así pues, este Tribunal ha reiterado en
su jurisprudencia que el menoscabo de la salud puede afectar el derecho la vida,
pues existe una “relación intrínseca del derecho a la salud con el derecho
fundamental a la vida” (Sentencia 330-2004-PA/TC, fundamento 43).
49. Asimismo, este Tribunal ha sostenido que el derecho a la vida no sólo actúa como
un límite a la actuación estatal, sino que, además, constituye un fin que debe guiar
las obligaciones de hacer del Estado.
50. A su vez, en cuanto al derecho a la integridad personal, este se encuentra
relacionado directamente con el derecho a la salud.
51. Precisamente, existe una innegable relación entre el derecho a la integridad y el
derecho a la salud. Así pues, el derecho a la integridad tiene implicaciones en el
derecho a la salud, en la medida que tiene como objeto el normal
desenvolvimiento de las funciones vitales de la persona, entre ellas. Ello
constituye una condición indispensable para el desarrollo de la persona, y deviene
a su vez, un medio fundamental para su bienestar individual y colectivo (Sentencia
0230-2017-PHC/TC, fundamento 19).
52. Más allá de ello, este Tribunal advierte que los demandantes han centrado sus
cuestionamientos en la vulneración del derecho a la salud. Al respecto, el artículo
7 de la Constitución Política reconoce el derecho fundamental a la salud, la del
medio familiar y la de la comunidad, cuyo contenido y alcance debe ser
interpretado según las exigencias provenientes del artículo 1 de la Norma
Fundamental, en consonancia también con lo establecido en otras disposiciones
constitucionales, como los artículos 9 y 2.1 de dicho texto constitucional.
53. Este Tribunal ha indicado que, desde una perspectiva subjetiva, el derecho a la
salud implica la facultad que tiene toda persona de realizar acciones con miras a
la conservación de un estado de normalidad orgánica funcional, tanto física como
mental, así como de prevenir las posibles vulneraciones o amenazas de
vulneraciones a su salud y de restituir dicho estado de normalidad ante una
situación de perturbación (Sentencia 02480-2008-PA/TC, fundamento 6;
Sentencia 7231-2005-PA/TC, fundamento 1, entre otras).
54. Asimismo, corresponde tomar en cuenta la dimensión de libertad del derecho a la
salud en cuanto garantiza que las personas puedan alcanzar y preservar un estado
de plenitud física, psíquica y social. Por ende, el Estado debe efectuar acciones de
prevención, conservación y restablecimiento de la salud, con la finalidad de que
todas las personas disfruten del más alto nivel de bienestar integral, que
comprende el aspecto físico, mental y social (Sentencia 02480-2008-PA/TC,
fundamento 6).
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 22
55. A su vez, y con respecto de la dimensión prestacional del derecho a la salud, este
Tribunal ha sostenido en su jurisprudencia que satisfacer este derecho requiere de
intervenciones profesionales especializadas, que como lo prevé el artículo 11 de la
Constitución, pueden brindarse a través de entidades públicas, privadas o mixtas,
lo que no enerva su consideración como derecho fundamental (Sentencia 034262008-HC/TC, fundamento 6).
56. Debe tomarse en cuenta que el derecho a la salud no solo tiene un cariz subjetivo,
sino también objetivo. Así pues, desde esta última perspectiva, este derecho exige
que el Estado realice acciones de prevención, conservación y restablecimiento, a
fin de que las personas disfruten del más alto nivel de bienestar físico y mental,
para lo cual debe invertir en la modernización y fortalecimiento de todas las
instituciones encargadas de la prestación del servicio de salud y, en ese sentido,
adoptar políticas, planes y programas (Sentencia 2945-2003-AA/TC, fundamento
28; Sentencia 03426-2008-HC, fundamento 7, entre otras).
57. Asimismo, puede considerarse que, como ocurre con otros derechos
fundamentales, la salud tiene una naturaleza jurídica binaria: es un derecho
fundamental, pero también un servicio público de tipo asistencial, que requiere
para su efectividad de normas presupuestales, procedimentales y de organización
que hagan viable su eficacia en la práctica, de manera tal que todas las
prestaciones requeridas por una persona en determinada condición de salud sean
garantizadas de modo célere, oportuno, eficaz y eficiente (Sentencia 02480-2008PA/TC, fundamento 7).
58. A partir de ello, el Estado debe adoptar todas las medidas necesarias para que,
atendiendo a los principios de continuidad en la prestación, eficacia, eficiencia,
solidaridad y progresividad, se efectivice el acceso al servicio de salud por los
ciudadanos, sin discriminación (Sentencia 03426-2008-HC, fundamento 9).
59. Así pues, como ha sostenido este Tribunal en su jurisprudencia, la salud como
servicio público garantiza que las prestaciones sean ofrecidas de modo
ininterrumpido, constante e integral debido a que está de por medio la protección
de derechos fundamentales, como la dignidad humana, la vida, la integridad, entre
otros (Sentencia 02480-2008-PA/TC, fundamento 8). Asimismo, este órgano de
control de la Constitución ha precisado que la prestación del servicio de salud en
condiciones de igualdad y calidad está íntimamente ligada a los fines del Estado
social y democrático de derecho, en cuyo centro se ubica la defensa de la persona
humana y el respeto de su dignidad (artículos 1, 3 y 43 de la Constitución).
60. Al respecto, el artículo 9 de la Constitución ha establecido que corresponde al
Estado determinar la política nacional de salud a través del Gobierno o Poder
Ejecutivo, lo que incluye el diseño, supervisión y ejecución de políticas públicas
que tengan como finalidad optimizar el ejercicio del derecho fundamental a la
salud.
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 23
61. Ahora bien, en el presente caso, este Tribunal advierte del contenido normativo
del artículo 1 de la Ley 31096 que esta tiene como finalidad precisar que los
automóviles colectivos a los que se refiere la Ley 28972, “Ley que establece la
formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos”,
corresponden a la clasificación vehicular M1, con carrocería sedán o station
wagon, según lo establecido por el Decreto Supremo 0058-2003-MTC.
62. Asimismo, según el artículo 2 de la ley impugnada, se encuentran bajo los
alcances de la misma los vehículos de la clasificación M2, para las zonas rurales
y urbanas, de acuerdo a lo establecido por el Decreto Supremo 058-2003-MTC,
vehículos con más de ocho plazas, excluida la del conductor, cuya masa máxima
no supere las cinco toneladas, diseñados y fabricados para transporte de pasajeros.
63. A efectos de poder determinar si la regulación cuestionada, que habilita para
realizar el transporte de pasajeros a los vehículos de clasificación M1 y M2, ponen
en riesgo los ya referidos derechos a la vida, a la integridad física y a la salud, es
menester hacer referencia a la información existente sobre el verdadero grado de
siniestralidad que, en los hechos, se ha reportado en los años o meses recientes.
64. En primer lugar, se encuentra que casi la mitad de todos los accidentes de tránsito
en el país ocurren, precisamente, con los vehículos de la clasificación M1 y M2.
En efecto, conforme a la información recopilada y sistematizada en el “Anuario
Estadístico Policial 2020” (páginas 110-120), se encuentra que los accidentes
ocurridos por vehículos automóviles (28,474, que corresponde al 36.26% del
total), station wagon (3,842, que corresponde al 4.89% del total) y camionetas
rurales (3,996, que corresponde al 5.09% del total), constituye el 46.24% del
universo total de accidentes.
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 24
65. Otra información relevante a estos efectos está relacionada, por ejemplo, a la
manera en que se conduce y al tipo de licencia con la que cuentan los conductores
en los accidentes. De este modo, se encuentra que las principales causas de
accidentes de tránsito en el año 2020 han sido las de “imprudencia del conductor”
(29.86%) y “exceso de velocidad” (26.89%) (“Anuario Estadístico Policial 2020”,
páginas 215-216). Asimismo, se tiene que los involucrados en los accidentes
cuentan con licencias particulares4 (32,569) o carecen de licencia (8,473), que
sumados son un poco más del 56% de un total de 78,518 accidentes de tránsito
(“Anuario Estadístico Policial 2020”, páginas 215-216).
66. En este sentido, es claro que la relación entre el tipo de vehículo, la modalidad de
conducción temeraria o imprudente, y la informalidad y diversas formas de
trasgresión a la ley son un cóctel peligroso cuando se tiene en cuenta la
siniestralidad que todo ello en conjunto tendería a lograr.
67. Aunado a lo anterior, se encuentra que, incluso pese a las restricciones vehiculares
debido a las restricciones de circulación ante la propagación de la COVID-19, se
encuentra que el año 2020 hubo en el país 38,447 personas heridas y 2,159
personas muertas únicamente por accidentes de tránsito, mientras que el año
anterior, 2019, hubo 93,299 víctimas no fatales, 63,958 heridos y 3,110 víctimas
mortales5.
4
Habilitados para conducir vehículos de la categoría M1.
POLICIA NACIONAL DEL PERÚ “Anuario Estadístico Policial 2020”, página 128. Además:
INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA DE INFORMÁTICA - INEI, “Denuncias de accidentes de
5
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 25
68. Además de lo mencionado, como ha sido relevado en el Informe Conjunto N° 62020-ATU/DIR-SR-SP, es necesario destacar que: “los vehículos que
actualmente operan de manera informal como taxi colectivo no son una respuesta
per se para usuarios/personas con movilidad reducida (en adelante, PMR) en tanto
no son necesariamente vehículos propiamente habilitados para un servicio
especial para PMR’s”. En efecto, resulta evidente que los vehículos M1 y M2 no
se encuentran acondicionados, y en algunos casos las unidades nunca podrían
acondicionarse debidamente para garantizar el transporte público seguro y
accesible para las personas con movilidad reducida.
69. Preocupa, además, a este Tribunal Constitucional, que luego de la dación de la
citada Ley 31096, la siniestralidad con estos vehículos se mantenga. Así, de
acuerdo al Reporte Estadístico 8-2021 de la Gerencia de Estudios y Normas de la
Superintendencia de Transporte Terrestre de Personas, Carga y Mercancías
(Sutran), de enero a junio de 20216 se tiene la siguiente data:
• Se registraron 2,607 accidentes de tránsito ocurridos en carreteras (nacionales
y departamentales), lo que significó un incremento de alrededor del 47.20%
respecto del mismo período del 2020.
• A causa de los accidentes de tránsito ocurridos en carreteras del país, 432
personas fallecieron, esto significó, respecto al mismo periodo del 2020, un
incremento aproximado del 30.91%.
• Los heridos a consecuencia de la ocurrencia de accidentes de tránsito en
carreteras alcanzaron la cifra de 3,168 personas, lo que representó un
incremento aproximado del 15.75% en contraste con el mismo período del
2020.
• Se identificaron 3,986 vehículos que participaron en accidentes de tránsito
ocurridos en carreteras. Del total de vehículos, los vehículos de carga tienen
una alta presencia en accidentes de tránsito (1,473, equivalente al 37%)
seguidos de vehículos auto y pick up (1,456, equivalente al 37%), mientras que,
los buses tienen una menor participación en accidentes de tránsito (4%). Dentro
del segundo grupo mencionado se encuentran, sin duda alguna, los vehículos
de las categorías M1 y M2.
tránsito no fatales por tipo, según departamento” y “Víctimas de accidentes de tránsito fatales, según
departamento”, en: https://www.inei.gob.pe/estadisticas/indice-tematico/traffic-accidents/ [Consultado
16/05/2021]
6
Información disponible en: https://www.gob.pe/institucion/sutran/informes-publicaciones/2154099reporte-estadistico-n-008-2021 (consultado el 19 de setiembre de 2021).
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 26
• Del total de accidentes, en el 76% de los choques participaron autos, pick up,
vehículos de carga y otros vehículos; en el 79% de los despistes y volcaduras
participaron autos, pick up y vehículos de carga, y; en el 43% de los atropellos
participaron autos, pick up y vehículos de carga. En consecuencia, los autos y
pick up estuvieron involucrados en todas las modalidades de accidentes.
70. Finalmente, la Defensoría del Pueblo, ante la emisión de la autógrafa de la citada
Ley 31096 al Poder Ejecutivo, con fecha 30 de mayo de 2020 expresó su
preocupación por la misma, dado que la formalización de autos colectivos para el
transporte de pasajeros no respetaría la distancia social para frenar el COVID-19.
En ese sentido, expresó lo siguiente:
La Defensoría del Pueblo pidió a los gobiernos nacional, regionales y locales
evitar que el transporte urbano, interurbano e interprovincial se convierta en
el nuevo foco de propagación del COVID-19, por lo que solicitó a todas las
autoridades del país impedir que aumente el uso de colectivos en zonas donde
existe una oferta de vehículos de mayor tamaño, como los buses, para brindar
estos servicios.
Por ello, la entidad expresó su preocupación por la autógrafa que autoriza el
trasporte en autos colectivos en las regiones del país, salvo Lima y Callao, sin
distinguir el tipo de rutas y lugares en donde ya existe oferta de transporte
público con vehículos apropiados para cautelar la salud pública y la seguridad
vial, lo que podría generar, en diversas ciudades, una mayor congestión y otras
externalidades ambientales, económicas y sociales (…).7
7
Noticia disponible en: https://www.defensoria.gob.pe/defensoria-del-pueblo-transporte-publico-no-debeser-el-nuevo-foco-de-contagio-del-covid-19/ (consulta el 19 de setiembre de 2021).
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 27
71. Al respecto, con base en todo lo indicado, este Tribunal advierte que, con respecto
a las disposiciones que habilitan el transporte de pasajeros en vehículos de las
clasificaciones M1 y M2, conforme a lo dispuesto en los artículos 1 y 2 de la
legislación cuestionada, es posible concluir que:
a. La ley impugnada ha habilitado que autos no preparados para ello, brinden
el servicio de transporte terrestre de pasajeros en automóvil colectivo, lo
cual, conforme a lo expuesto supra, coloca en grave riesgo la vida,
integridad física y salud de los usuarios, transeúntes y otros conductores.
Ello, conforme se ha indicado en diversos informes técnicos que han sido
recogidos en la presente sentencia.
b. Además de lo indicado, es necesario resaltar que esta regulación no podría
ser corregida en su carácter lesivo tan solo a través de la reglamentación
que le corresponde Gobierno, en la medida que un límite para el desarrollo
reglamentario es precisamente el contenido de la ley. De esta manera, es
evidente que un reglamento no podría transformar una ley inconstitucional
en una constitucional.
72. De otro lado, llama la atención a este Tribunal Constitucional que, dentro del
Dictamen de la Comisión de Transportes y Comunicaciones del Congreso de la
República de fecha 11 de julio de 2017, se señale como una razón para la
aprobación de la ley cuestionada que “(…) es una realidad social que dichos
vehículos forman parte del servicio de pasajeros a nivel interdistrital,
interprovincial e interregional pero por una falta de normatividad y
reglamentación adecuada, actúan en la informalidad del transporte público”.
73. Al respecto, dicha respuesta no puede ser de recibo en un Estado Constitucional
como el nuestro. Y es que, no porque alguna situación, conducta o hecho ocurre
con cierta frecuencia en la sociedad necesariamente debe ser autorizada y
normalizada. Bajo dicha lógica, diversos actos ilícitos dada la frecuencia de su
comisión tendrían que dejar de ser sancionados para pasar a ser permitidos, lo que
constituye un absurdo. Antes bien, cualquier conducta o actividad que pretenda
ser regularizada vía legislativa debe estar acorde con el plexo de derechos, valores
y principios garantizados por nuestra Norma Fundamental.
74. De igual forma, los argumentos que pretenden legitimar la circulación de los autos
colectivos al amparo del derecho al trabajo o a la libertad de empresa también
desconocen que dichos atributos no son absolutos y que, por en contrario, deben
ser limitados en contextos en los cuales el derecho a la vida se pone en evidente
riesgo. En esa medida, es aplicable al presente caso, mutatis mutandis, el criterio
establecido en la sentencia recaída en el Expediente 07320-2005-PA/TC,
fundamento 73 (caso “Buses-camión”) en los siguientes términos:
(…) si bien es cierto, los individuos y las empresas gozan de un ámbito de
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 28
libertad para actuar en el mercado -recuérdese que conforme al artículo 58° de
la Constitución, la iniciativa privada es libre-, sin embargo, ello no quiere decir
que dicha libertad sea absoluta, pues también existe la certeza de que debe
existir un Estado que mantiene una función supervisora y correctiva o
reguladora. En tal sentido, este Tribunal estima que, - ante los hechos que son
de conocimiento de la opinión pública, respecto de los peligros que representa
el servicio de transporte de pasajeros en ómnibus carrozados sobre chasis de
camión, y los innumerables accidentes ocurridos- en materia de transporte el
Estado cuenta con un mayor campo de actuación, en la medida que de por medio
se encuentran otros valores constitucionales superiores como la seguridad, la
integridad y, por último, el derecho a la vida misma, el cual resulta ser de
primerísimo orden e importancia, pues es el primer derecho de la persona
humana reconocido por la Ley Fundamental.
75. En mérito a lo expuesto, la demanda debe declararse fundada en este extremo.
3.2. SOBRE
LA VULNERACIÓN DE LOS DERECHOS DE LOS CONSUMIDORES Y
USUARIOS
76. El demandante alega también que la ley impugnada vulnera el artículo 65 de la
Constitución, relativo a la protección constitucional de los usuarios, en el caso
concreto de los usuarios de los servicios de transportes. Al respecto, el
demandante reitera que la norma cuestionada no cumple con los estándares
mínimos de seguridad, lo que se expresa en el alto índice de accidentes, muertes
y lesiones relacionados con los automóviles colectivos.
77. De esta forma, no solamente existiría un alto riesgo para la seguridad y salud del
usuario de este servicio, sino que el propio servicio no sería eficiente por generar
mayor congestión vehicular y mayor contaminación. En cambio, añade, que los
vehículos M3 pueden realizar la misma función, de forma segura y más eficiente,
lo que no ha sido considerado por la ley impugnada que promueve que se preste
el servicio de transporte terrestre de personas a través de vehículos M1 y M2 que,
en estricto, no son aptos para el desarrollo de dicha actividad.
78. Con relación a ello, el artículo 65 de la Constitución ha dispuesto que: “El Estado
defiende el interés de los consumidores y usuarios. Para tal efecto garantiza el
derecho a la información sobre los bienes y servicios que se encuentran a su
disposición en el mercado. Asimismo, vela, en particular, por la salud y la
seguridad de la población”.
79. Al respecto, este Tribunal en varias oportunidades se ha pronunciado en relación
con el contenido y alcances de lo establecido en dicho artículo constitucional
(Sentencias 0008-2003-AI/TC, 3315-2004-AA/TC, 01865-2010-PI/TC, entre
otras). En ellas, el Tribunal ha desarrollado una definición de consumidor y
usuario, en el sentido de que estos devienen en el fin de toda actividad económica
o quienes concluyen el círculo económico satisfaciendo sus necesidades y
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 29
acrecentando su bienestar a través de la utilización de los productos y servicios
ofertados en el mercado.
80. Así pues, este órgano de control de la constitución entiende que la protección
especial que se le debe al consumidor alcanza a la persona natural o jurídica que
en virtud de un acto jurídico oneroso adquiere, utiliza o disfruta de determinados
productos (como consumidor) o servicios (como usuario) que previamente han
sido ofrecidos en el mercado.
81. A mayor abundamiento, según el artículo IV del Código del Consumidor, son
consumidores y usuarios:
1.1. Las personas naturales o jurídicas que adquieren, utilizan o disfrutan como
destinatarios finales productos o servicios materiales e inmateriales, en beneficio
propio o de su grupo familiar o social, actuando así en un ámbito ajeno a una
actividad empresarial o profesional. No se considera consumidor para efectos de
este Código a quien adquiere, utiliza o disfruta de un producto o servicio
normalmente destinado para los fines de su actividad como proveedor.
1.2 Los microempresarios que evidencien una situación de asimetría informativa
con el proveedor respecto de aquellos productos o servicios que no formen parte
del giro propio del negocio.
1.3 En caso de duda sobre el destino final de determinado producto o servicio,
se califica como consumidor a quien lo adquiere, usa o disfruta.
82. Así pues, se advierte que la condición de consumidor o usuario no es asignable a
cualquier individuo o ente, sino a aquel vinculado a los agentes proveedores en el
marco de las relaciones jurídicas generadas por el mercado.
83. Por otro lado, según dicho artículo, en su inciso 2, son proveedores:
2. Las personas naturales o jurídicas, de derecho público o privado, que de manera
habitual fabrican, elaboran, manipulan, acondicionan, mezclan, envasan, almacenan,
preparan, expenden, suministran productos o prestan servicios de cualquier naturaleza a
los consumidores. En forma enunciativa y no limitativa se considera proveedores a:
1. Distribuidores o comerciantes.- Las personas naturales o jurídicas que venden o
proveen de otra forma al por mayor, al por menor, productos o servicios destinados
finalmente a los consumidores, aun cuando ello no se desarrolle en establecimientos
abiertos al público. Código de Protección y Defensa del Consumidor.
2. Productores o fabricantes. - Las personas naturales o jurídicas que producen, extraen,
industrializan o transforman bienes intermedios o finales para su provisión a los
consumidores.
3. Importadores.- Las personas naturales o jurídicas que importan productos para su venta
o provisión en otra forma en el territorio nacional.
4. Prestadores.- Las personas naturales o jurídicas que prestan servicios a los
consumidores
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 30
84. Así pues, y como ha sostenido este Tribunal en su jurisprudencia, el proveedor
sería aquella persona natural o jurídica que, habitual o periódicamente, ofrece,
distribuye, vende, arrienda o concede el uso o disfrute de productos y servicios, a
diferencia de los consumidores y usuarios, quienes reciben el mismo trato tuitivo
que la Constitución les reconoce, según el artículo 65 antes mencionado, a través
de: a) un principio rector para la actuación del Estado; y, de b) un derecho personal
y subjetivo.
85. En el primer ámbito, el artículo 65 de la Constitución expone una pauta basilar
destinada a orientar y fundamentar la actuación del Estado respecto a cualquier
actividad económica, con miras a la defensa de los intereses de los consumidores
y usuarios.
86. En el segundo ámbito, como derecho constitucional, el artículo 65 de la
Constitución reconoce la facultad de acción defensiva que asiste a los
consumidores y usuarios en los casos de transgresión o desconocimiento de sus
legítimos intereses; es decir, reconoce y apoya el atributo de exigir al Estado una
actuación determinada cuando se produzca alguna forma de amenaza o afectación
efectiva de los derechos del consumidor o del usuario, incluyendo la capacidad de
acción contra el propio proveedor.
87. Ahora bien, este Tribunal también ha tenido ocasión de desarrollar los principios
jurídicos que sustentan lo dispuesto en el artículo 65 de la Constitución, en los
términos antes señalados. Dichos principios, sin ánimo de exhaustividad, son:
a)
El principio pro consumidor, que plantea la acción tuitiva del Estado a favor
de los consumidores y usuarios en razón de las objetivables desventajas y
asimetrías fácticas que surgen en sus relaciones jurídicas con los proveedores de
productos y servicios.
b)
El principio de proscripción del abuso del derecho, que plantea que el Estado
combate toda forma de actividad comercial derivada de prácticas y modalidades
contractuales perversas que afectan el legítimo interés de los consumidores y
usuarios.
c)
El principio de isonomía real, que plantea que las relaciones comerciales
entre los proveedores y los consumidores y usuarios debe establecerse en función
de trato igual a los iguales y trato desigual a los desiguales.
d) El principio restitutio in íntegrum, que plantea que el Estado resguarde el
resarcimiento por los daños causados por el proveedor a los consumidores o
usuarios en el marco de una relación comercial.
e)
El principio de transparencia, que plantea que el Estado asegure que los
proveedores generen una plena accesibilidad de información a los consumidores y
usuarios, acerca de los productos y servicios que les ofertan.
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 31
f)
El principio de veracidad, que plantea que el Estado asegure la autoridad y
realidad absoluta de la información que el proveedor transmite a los consumidores
y usuarios en relación con las calidades, propiedades o características de los
productos y servicios que las ofertan.
g)
El principio in dubio pro consumidor, que plantea que los operadores
administrativos o jurisdiccionales del Estado realicen una interpretación de las
normas legales en términos favorables al consumidor o usuarios en caso de duda
insalvable sobre el sentido de las mismas. En puridad, alude a una proyección del
principio pro consumidor.
h)
El principio pro asociativo, que plantea que se facilite la creación y actuación
de asociaciones de consumidores o usuarios, a efectos de que estos puedan
defender corporativamente sus intereses (Sentencia 1865-2010-AA/TC,
fundamento 15).
88. Asimismo, del artículo 65 de la Constitución se desprenden, entre otras, dos
importantes obligaciones para el Estado: en primer lugar, este debe garantizar el
derecho a la información sobre los bienes y servicios que están disponibles en el
mercado (ello implica la consignación de datos veraces, suficientes, apropiados y
fácilmente accesibles). En segundo término, el Estado también debe velar por la
salud y la seguridad de las personas en su condición de consumidores o usuarios
(ello implica que se asegure que los productos y servicios ofertados en el mercado
deben ser tales que, utilizados en condiciones normales o previsibles, no pongan
en peligro la salud y seguridad de los consumidores o usuarios).
89. Esta obligación constituye, qué duda cabe, un contenido de carácter prestacional
por parte del Estado, tal cual como ocurre con otros derechos fundamentales, que
requieren de un quehacer positivo por parte del Estado (por ejemplo, los derechos
sociales, los derechos de protección, los derechos de organización y
procedimiento, etc.). En el caso de los derechos de los consumidores y usuarios,
además, estamos ante una manifestación del principio favor débilis, que aparece
en cuando se requiere resolver una cuestión iusfundamental en la que aparece una
persona en una situación de desventaja, vulnerabilidad, desigualdad, pobreza, etc.,
y que requiere de un tratamiento especialmente tuitivo por parte del Estado8.
90. Al respecto, encontramos que en el caso de los consumidores y usuarios el
Tribunal Constitucional ha señalado claramente que “[d]efiende el interés de los
consumidores y usuarios como consecuencia de las relaciones asimétricas con el
8
De hecho, resulta evidente que en los últimos años la jurisprudencia del Tribunal Constitucional a través
de la que se protege especialmente a las personas en situación de pobreza o vulnerabilidad, que forman
parte de una minoría, que se encuentran en situación de desventaja estructural o discriminación múltiple, o
que forman parte de los llamados “sujetos merecedores de una especial protección constitucional”, entre
otras posibilidades, ha ido en aumento y se viene consolidando los criterios y mecanismos para su efectiva
protección.
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 32
poder fáctico de las empresas proveedoras”, Sentencia 0018-2003-AI), asimismo
que, si les entiende que “los destinatarios finales de los bienes y servicios que
proveen las empresas son inobjetablemente los consumidores”, de ello se deriva
que “las controversias generadas entre ellas y que incidan en dichos
protagonistas, deben ser enfocadas en dirección a la defensa o protección que la
propia norma fundamental se encarga de reconocer” (Sentencia 03315-2004-AA,
fundamento 21).
91. Como ha sido desarrollado en la jurisprudencia constitucional y supranacional, los
derechos prestacionales, y en este caso los derechos dirigidos a la protección de
la parte débil de una relación de consumo están caracterizados por su carácter
progresivo, y en especial, por las garantías de no regresividad y de protección
hasta el máximo de los recursos disponibles.
92. Así, en la sentencia recaída en el Expediente 00020-2012-PI/TC (caso Ley de
Reforma Magisterial 2), este Tribunal, en el extremo en el que se cuestionaba la
reducción de la remuneración no consensuada de los trabajadores por parte del
empleador, analizó dicha medida a la luz del principio de progresividad en los
siguientes términos:
(...)
45. La reducción de la remuneración no consensuada no implica una
vulneración del principio de progresividad (o de no regresividad) de los
derechos sociales. Este principio supone que las medidas que debe adoptar el
Estado con referencia a la plena efectividad de dichos derechos no pueden ser
"regresivas", esto es, no pueden ser medidas que generen un estado de cosas
o una situación que sea más perjudicial que la que se encuentre efectivamente
establecida. Sin embargo, este principio tampoco supone la absoluta
imposibilidad de limitar los avances efectuados por el Estado en materia de
derechos sociales, siempre que existan razones de interés general que así lo
justifiquen.
(...)
47. Así las cosas, la reducción de la remuneración no contraviene el principio
de no regresividad de los derechos sociales, siempre y cuando existan razones
de interés social que lo justifiquen o, lo que es lo mismo, siempre que exista
causa objetiva o legal que la justifique y que, además, se trate de una medida
extraordinaria, coyuntural y de eficacia limitada en el tiempo (...)
93. En el presente caso, este Tribunal advierte que la regulación cuestionada resulta
ser regresiva en materia de la tutela que le corresponde a los consumidores y
usuarios, y en especial de sus derechos a la salud y la seguridad, mencionados de
manera expresa en el artículo 65 de la Constitución. Por cierto, el carácter
abiertamente regresivo de la medida no estuvo orientada a satisfacer otros
derechos sociales y no se alegó que había otra opción posible por lo cual no resulta
en ninguna medida como justificado o razonable (cfr. las Observaciones
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 33
Generales 13 al 18, aprobadas por el Comité de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales de la Organización de Naciones Unidas).
94. Así considerado, lo cuestionado por el demandante trasgrede directamente las
obligaciones del Estado que se desprenden del artículo 65 de la Norma
Fundamental en materia de tutela de los derechos de los consumidores y usuarios,
por lo cual, a partir de las consideraciones aquí existentes, también este extremo
de la demanda debe ser estimado.
3.3. SOBRE
LA VULNERACIÓN DEL DERECHO AL MEDIO AMBIENTE SANO Y
EQUILIBRADO
95. En reiterada jurisprudencia, este Tribunal ha establecido que el contenido
constitucionalmente protegido del derecho fundamental a un medio ambiente
equilibrado y adecuado para el desarrollo de la persona está compuesto por los
siguientes elementos:
a. el derecho a gozar de ese medio ambiente; y
b. el derecho a que ese medio ambiente se preserve.
96. El derecho a gozar de un medio ambiente equilibrado y adecuado, comporta la
facultad de las personas de poder disfrutar de un medio ambiente en el que sus
elementos se desarrollan e interrelacionan de manera natural y armónica; y, en el
caso de que el hombre intervenga, no debe suponer una alteración sustantiva de la
interrelación que existe entre los elementos del medio ambiente. Esto supone, por
lo tanto, el disfrute no de cualquier entorno, sino especialmente del adecuado para
el desarrollo de la persona y de su dignidad (artículo 1 de la Constitución). De lo
contrario, su goce se vería frustrado y el derecho quedaría, así, carente de
contenido.
97. Por otra parte, el derecho a la preservación de un medio ambiente sano y
equilibrado entraña obligaciones ineludibles, para los poderes públicos, de
mantener los bienes ambientales en las condiciones adecuadas para su disfrute. A
criterio de este Tribunal, tal obligación alcanza también a los particulares, y con
mayor razón a aquellos cuyas actividades económicas inciden o pueden incidir,
directa o indirectamente, en el medio ambiente.
98. Así, este derecho, en su dimensión prestacional, impone al Estado tareas u
obligaciones destinadas a conservar el medio ambiente sano y equilibrado, las
cuales se traducen, a su vez, en un haz de posibilidades. Como es sabido, esta
dimensión no solo supone tareas de conservación, sino también de prevención de
daños de ese ambiente equilibrado y adecuado para el desarrollo de una vida
digna.
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 34
99. De esta manera, la protección del medio ambiente sano y adecuado no solo es una
cuestión de reparación frente a daños ocasionados, sino, y de manera
especialmente relevante, de prevención de que ellos sucedan. De este modo, la
protección del medio ambiente puede hacerse efectiva desde la previsión de
medidas reactivas que hagan frente a los daños que ya se han producido, pasando
por medidas que hagan frente a riesgos conocidos antes de que se produzcan
(prevención), hasta medidas que prevean y eviten amenazas de daños
desconocidos o inciertos (precaución).
100. Ahora bien, luego de garantizar un derecho subjetivo de toda persona de
desenvolverse en un ambiente sano y equilibrado desarrolla lo que se ha
denominado como "Constitución ecológica".
101. Así, desde una perspectiva objetiva, el Estado tiene el deber de efectivizar la plena
vigencia de este derecho estableciendo mecanismos adecuados para garantizar su
efectividad y defensa en caso de transgresión. A ello se refieren los artículos
incorporados en el capítulo segundo del título tercero de la Norma Fundamental.
102. El artículo 66 de la Constitución ha establecido en materia de ambiente y recursos
naturales que:
a. Los recursos naturales son patrimonio de la Nación; y,
b. El Estado es soberano en su aprovechamiento; y,
c. Por ley orgánica se fijan las condiciones de su utilización y de su otorgamiento
a particulares.
103.Asimismo, en los artículos 67 y 68 de la Constitución, respectivamente, se ha
dispuesto que el Estado determina la política nacional del ambiente promoviendo
el uso sostenible de los recursos y la conservación de la diversidad biológica y de
las áreas naturales protegidas. Por último, en el artículo 69 el constituyente fijó el
deber del Estado de promover el desarrollo sostenible de la Amazonía con una
regulación adecuada.
104. Este Tribunal Constitucional tiene resuelto que podría hablarse de una auténtica
“Constitución Ecológica” que no es otra cosa que el conjunto de disposiciones de
nuestra Constitución que fijan las relaciones entre el individuo, la sociedad y
el medio ambiente y, citando a la Corte Constitucional de Colombia sostuvo que
ésta tiene una triple dimensión:
a. Como principio que irradia todo el orden jurídico puesto que es obligación del Estado
proteger las riquezas naturales de la Nación;
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 35
b. Como derecho de todas las personas a gozar de un ambiente sano, derecho
constitucional que es exigible por diversas vías judiciales; y
c. Como conjunto de obligaciones impuestas a las autoridades y a los particulares en su
calidad de contribuyentes sociales (Sentencia 3610-2008-PA/TC, Fundamentos 33 y
34).
105.Asimismo, se ha sostenido en diversas oportunidades que el Estado debe velar por
la conservación y debida protección del derecho a un medio ambiente equilibrado
y adecuado, procurando que el desarrollo económico y social sea compatible con
las políticas que buscan salvaguardar las riquezas naturales y el medio ambiente
de la Nación.
106. En el presente caso, el demandante sostiene que la prestación del servicio de
transporte terrestre de personas en automóviles colectivos (M1 y M2) no es
eficiente ni ambientalmente sostenible, sino que genera mayores externalidades
negativas sobre el medio ambiente, como se aprecia de los informes técnicos que
acompaña en la demanda, como es el caso del Informe 27-2021-MTC/18.01.
107. En informes técnicos que acompañan a la demanda (como el Informe número 272021-MTC/18.01), se señala con toda claridad que realizar el transporte público
de personas en vehículos M1 y M2 (automóvil colectivo) no es eficiente ni
ambientalmente sostenible, sino que genera mayores externalidades negativas
sobre el medio ambiente (p. 29).
108. Asimismo, conforme ha sido mencionado supra, los deberes prestacionales en
materia de tutela del derecho al ambiente tienen, indiscutiblemente, un carácter
progresivo, por lo que se encuentra beneficiado por la garantía de no regresividad.
En este caso, tampoco se ha ofrecido una argumentación suficiente que inhiba
excepcionalmente al Estado de cumplir con este deber iusfundamental, por lo que
se ha transgredido el derecho al ambiente sano.
109. Siendo así, es evidente que ley impugnada es pues incompatible con la obligación
estatal de tomar medidas destinadas a la conversación del medio ambiente y
garantizar que la actividad económica pueda compatibilizar con la tutela del
derecho a un ambiente equilibrado y adecuado, sin regresiones arbitrarias. En este
orden de ideas, este extremo de la demanda también debe ser estimado.
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 36
110. Sin perjuicio de lo expuesto, este Tribunal Constitucional considera que no puede
soslayarse el hecho real de que existen ciertos lugares en el país en los que hay
ausencia o insuficiencia de oferta del servicio de transporte de pasajeros en
vehículos de la categoría M3, con lo cual, al prohibirse de manera absoluta la
prestación de dicho servicio a través de automóviles de categorías M1 y M2, se
dificultaría el acceso a las comunicaciones y el intercambio en dichos lugares,
hecho que, a su vez, alteraría las relaciones sociales y económicas y se generaría
un problema social.
111. Al respecto, este Tribunal en la sentencia recaída en el Expediente 00025-2005AI/TC, señaló que no se puede pasar por alto las consecuencias que sus decisiones
podrían ocasionar en el ámbito de los derechos e intereses de las personas
(fundamento 107). Para ello reconoció un principio básico que debe estar presente
en el análisis de los diferentes casos que se sometan a su jurisdicción y que
concluyen finalmente con un fallo.
112. En efecto, el principio de previsibilidad de las consecuencias de una sentencia
constitucional impone al Tribunal disponer que se adopten determinadas medidas
para el tratamiento de una consecuencia ocasionada por la sentencia
constitucional, así como los principios o parámetros que han de regirlas
(fundamento 108).
113. En el presente caso, la declaración de inconstitucionalidad de la norma impugnada
plantea el problema de qué hacer frente a la inexistencia o insuficiencia de oferta
de vehículos que prestan el servicio de transporte de categoría M3 en
determinados lugares del país. De ahí que resulte necesario que el Estado, a través
del Legislador, prevea dicha situación, afronte la problemática social antes
señalada y regule dicho escenario otorgando soluciones concretas a quienes
pueden verse perjudicados y perjudicadas.
114. La competencia legislativa atribuida al Congreso de la República en materia de
transporte, incluso para legislar sobre la situación antes descrita, no significa que
lo pueda ejercitar vulnerando derechos fundamentales, valores, bienes y
principios constitucionales tal y como se ha valorado y determinado en el presente
caso, sino que en su actuar deberá ponderar sobre otros hechos que puedan
minimizar en la mayor medida posible el riesgo latente que implicaría la
prestación del servicio de transporte a través, de por ejemplo, los automóviles de
categoría M1 y M2, quizás, únicos medios de transporte que puedan garantizar el
acceso a lugares del interior del país en los que no exista oferta del referido
servicio o, que por las circunstancias de los caminos y rutas, no sea posible el
despliegue de vehículos de categoría M3.
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 37
115. Para ello cuenta con adecuadas herramientas como la información del Sistema
Nacional de Carreteras (SINAC) del Ministerio de Transporte y Comunicaciones
(MTC) que incluye los mapas viales y estos, a su vez, muestran información sobre
las rutas viales del Sistema Nacional de Carreteras, puentes, ríos, ciudades,
centros poblados y otros puntos de interés y referencia por donde atraviesan las
diferentes rutas del país y el Registro Nacional de Carreteras (RENAC) como
instrumento de gestión de carácter oficial en el cual se inscriben las vías del
Sistema Nacional de Carreteras, cuya descripción incluye a la Red Vial Nacional,
la Red Vial Departamental y la Red Vial Vecinal o Rural.
116. Esto último resulta importante en la medida en que en la evaluación y análisis del
problema que se describe en los fundamentos precedentes, es necesario
determinar la viabilidad de la prestación del servicio de transporte de pasajeros a
través de las categorías M1 y M2 en los lugares en los que no exista oferta de
dicho servicio a través otras categorías o, dicho en otras palabras, ubicar otros
mecanismos que procuren el traslado de las personas de centros poblados a las
provincias de las diferentes regiones por ejemplo. En dicho análisis se debe
considerar las condiciones de las carreteras, la naturaleza y las características de
cada una de las vías, esto es, el tipo de redes viales que tenemos en el país, pues
no son lo mismo las características e implicancias que distinguen a las carreteras
nacionales de la Red Vial Nacional por ejemplo, con las de las redes viales
departamentales y vecinales o rurales o, de la extensión que existiría para trasladar
personas entre ciudades o centros poblados pertenecientes a diferentes regiones
que trasladarlos entre ciudades o centros poblados de provincias diferentes dentro
de una misma región o de un distrito hacia otro dentro de una misma provincia,
así también se debe considerar las condiciones de los autos que prestarían el
servicio y el récord y situación de los choferes.
117. Ello supone que se viabilice una labor de cooperación entre ambos poderes del
Estado, Legislativo y Ejecutivo, a fin de afrontar las implicancias que conlleva la
existencia de un problema social como es la ausencia o insuficiencia de oferta del
servicio de transporte de pasajeros a través de vehículos de categoría M3 en
determinados lugares del país.
118. En esa misma línea, se deberá ponderar los derechos y valores que pudiesen
confrontarse teniendo presente los peligros existentes hacia los derechos a la vida,
la salud, la integridad física, así como al derecho a gozar de un medio ambiente
sano, derechos que inciden directamente en la delimitación de todo desarrollo
legislativo y normativo en general.
119. Por ello, se exhorta al Congreso de la República a que regule dicha situación bajo
los parámetros de las normas constitucionales y atendiendo a criterios de
razonabilidad y proporcionalidad.
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 38
III. FALLO
Por estas consideraciones, y con el fundamento de voto de la magistrada Ledesma
Narváez, nuestro voto es por lo siguiente:
1. Declarar FUNDADA la demanda de inconstitucionalidad interpuesta en lo referido a
la vulneración o amenaza de vulneración de los derechos a la vida, a la integridad y a
la salud; así como en lo relacionado a la violación del derecho al medio ambiente sano
y equilibrado y a los derechos de los consumidores y usuarios.
2. Declarar que CARECE DE OBJETO que, en función de sus competencias, este
Tribunal se pronuncie sobre la constitucionalidad o inconstitucionalidad de un
proyecto de norma.
3. Declarar INFUNDADA la demanda en lo referido a una supuesta inconstitucionalidad
de forma (procedimiento, órgano competente y plazo).
4. EXHORTAR al Congreso de la República, dentro de sus atribuciones
constitucionales, a fin de que regule la situación de insuficiencia o inexistencia de la
prestación del servicio de transporte colectivo a través de vehículos de categoría M3
en determinados lugares del país, para ello previamente deberá determinar la
identificación de dichos escenarios, para luego determinar la viabilidad de la
prestación del servicio de transporte de pasajeros a través de las categorías M1 y M2
en los lugares en los que no exista oferta considerando: el tipo de redes viales que
tenemos, las condiciones de las carreteras, las condiciones de los autos que prestarían
el servicio y el récord y situación de los choferes; todo ello en una labor de cooperación
con el Ejecutivo.
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
PONENTE ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 39
FUNDAMENTO DE VOTO DE LA MAGISTRADA LEDESMA NARVÁEZ
Los derechos no se rigen por la ley de la
oferta y la demanda, ni se canjean en los
diferentes populismos. No se puede comprar
la vida, la salud ni la dignidad de los
usuarios del transporte público.
La mano invisible del mercado, que en
realidad nunca es invisible, no asegura el
bienestar colectivo ni desaparece las
inequidades.
Precisamente, este es un caso, que gira entre
el poder de las empresas y el de los sufridos
usuarios del transporte público.
El presente caso constitucional es uno que merece ser analizado minuciosamente por
instituciones públicas y privadas, por la opinión pública, pero sobre todo por los
ciudadanos y ciudadanas de nuestro país.
Detrás de la aquí impugnada Ley 31096 (que precisa los alcances de la Ley 28972, que a
su vez establece la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles
colectivos), existe un conflicto entre derechos: el derecho al trabajo de los transportistas
informales en automóviles colectivos versus los derechos a la salud, a la vida, al medio
ambiente y a contar con servicios públicos de calidad de los usuarios y usuarias del
transporte público.
Lamentablemente el Legislador optó por el derecho al trabajo de dichos transportistas
informales. Y digo esto, pues siendo importante tal derecho al trabajo, no podía ser
protegido aplastando los referidos derechos de los usuarios.
La citada Ley 31096 fue publicada en el diario oficial El Peruano, el 24 de diciembre de
2020, pocos meses antes de las elecciones generales para Presidente y congresistas en el
Perú. Si bien de ello se podría desprender una finalidad populista del legislador o el
triunfo de posturas libertarias (más libertad y menos Estado, confiando en la “mano
invisible del mercado”), no cabe duda de que las consecuencias ya se aprecian y se
apreciarán más con el incremento de los accidentes de tránsito generados por dichos
automóviles colectivos, tal como ha dejado ver la ponencia.
Si ello ya es grave, lo es más que 2 magistrados hayan legitimado dicha ley al votar a
favor de su constitucionalidad. De este modo, pese a que 4 magistrados del Tribunal
Constitucional estimamos que la Ley 31096 es inconstitucional, no se logró llegar a 5
votos conformes para declarar la inconstitucionalidad de esta ley, tal como lo exige el
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 40
artículo 5 de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional y así expulsarla del
ordenamiento jurídico. Uno de los argumentos principales de los 2 votos fue que dichos
transportistas tienen derecho al trabajo.
Al respecto, considero que el argumento que afirma que la Ley 31096 es constitucional
porque protege el derecho al trabajo es un argumento falaz. Nadie se opone a que se deba
proteger el derecho al trabajo de todos los peruanos y peruanas. A lo que nos oponemos
a la forma de proteger el derecho al trabajo. Y la forma elegida por el legislador es la peor
de todas pues se hace con clara vulneración de la salud y vida de las personas. Se deja
lado el artículo 1 de la Constitución que establece que “la defensa de la persona humana
y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado”.
A los argumentos expuestos en la ponencia, a favor de declarar la inconstitucionalidad de
la Ley 31096 (posición que al final no venció), estimo que deben agregarse dos:
1) La imposibilidad de equiparar el diseño del vehículo de categoría M3 (bus) con el
vehículo de categoría M1 (auto colectivo). Éste último no está diseñado para brindar el
servicio público de transporte nacional y regional. Sin embargo, eso no parece interesarle
ni al legislador; y,
2) La importancia de la teoría del riesgo en el ordenamiento jurídico peruano y el
favorecimiento de la situación de los usuarios de transporte público frente al creciente
riesgo para su vida y seguridad personal por el incremento del parque automotor
1) La imposibilidad de equiparar el diseño del vehículo de categoría M3 (bus) con el
vehículo de categoría M1 (auto colectivo)
1. La ponencia (que sólo logró 4 votos) ha sostenido la Ley 31096 es inconstitucional
porque permite que vehículos con categoría M1 (autos colectivos) que no poseen
los requisitos técnicos necesarios y estándares mínimos de seguridad para realizar
el servicio de transporte público de personas a nivel nacional, regional y local, lo
que amenaza y vulnera los derechos a la vida e integridad personal, a la salud y al
medio ambiente equilibrado y adecuado.
2. Los vehículos M1 (autos colectivos), en comparación con los vehículos de
categoría M3 (buses), generan un mayor número de faltas y accidentes de tránsito
que traen consigo una alta cifra de muertes y lesiones pues no han sido diseñados
con las características técnicas adecuadas para el servicio de transporte previsto
en la Ley, tales como contar con ciertas dimensiones, cierto sistema de frenos,
luces, entre otros, como veremos a continuación (fojas 84 a 86 del expediente del
Tribunal Constitucional):
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 41
3. No hace falta ser un perito para darse cuenta que la Ley 31096, al permitir que
vehículos M1 (autos colectivos), brinden el servicio público de transporte, cuando
en realidad este debería ser brindado por vehículos de categoría M3 (buses), está
poniendo en grave peligro a todos los usuarios de dicho servicio público.
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 42
2) La teoría del riesgo en el ordenamiento jurídico peruano y el favorecimiento de
la situación de los usuarios de transporte público frente al creciente riesgo para
su vida y seguridad personal por el incremento del parque automotor
4. El artículo 1970 del Código Civil establece que
Aquel que mediante un bien riesgoso o peligroso, o por el ejercicio de una
actividad riesgosa o peligrosa, causa daño a otro está obligado a repararlo.
5. A su turno, el artículo 29 de la Ley 27181 – Ley General de Transporte y Tránsito
Terrestre, señala que
La responsabilidad civil derivada de los accidentes de tránsito causados por
vehículos automotores es objetiva, de conformidad con lo establecido en el
Código Civil. El conductor, el propietario del vehículo y, de ser el caso, el
prestador del servicio de transporte terrestre, son solidariamente
responsables por los daños y perjuicios causados. La regla anterior no se
aplica a los propietarios que arriendan su vehículo bajo un contrato de
arrendamiento financiero, siempre que hayan hecho entrega del vehículo al
arrendatario.
La misma ley, en su artículo 30 establece que:
30.1 Todo vehículo automotor que circule en el territorio de la República
debe contar con una póliza de seguros vigente del Seguro Obligatorio de
Accidentes de Tránsito - SOAT o certificados contra accidentes de tránsito
- CAT, que contengan términos equivalentes, condiciones semejantes o
mayores coberturas ofertadas que el SOAT vigente, en cuyo caso las
asociaciones de fondos regionales o provinciales contra accidentes de
tránsito - AFOCAT entregarán el certificado; y además el distintivo que
acredita la vigencia del mismo, y serán destinados exclusivamente a
vehículos de transporte provincial de personas, urbano e interurbano,
incluyendo el transporte especial de personas en mototaxis que presten
servicios al interior de la región o provincia, que sólo tendrán validez dentro
de la respectiva circunscripción de funcionamiento. […]
30.2 El SOAT y el CAT cubren a todas las personas, sean ocupantes o
terceros no ocupantes que sufran lesiones o muerte, como producto de un
accidente de tránsito.
30.3 Lo dispuesto en los numerales precedentes no enerva la obligatoriedad
de contar con los seguros especiales que establezcan los reglamentos
correspondientes para el transporte público, según la naturaleza del servicio.
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 43
6. De las disposiciones citadas supra se puede apreciar que para la responsabilidad
derivada de los accidentes de tránsito nuestro ordenamiento jurídico ha asumido
la teoría del riesgo que, como lo señala la Corte Suprema “[…] se sustenta en el
principio de que aquel que a sabiendas se beneficia con el desarrollo de una
actividad riesgosa o con el uso de un bien igualmente riesgoso o peligros, debe
asumir los costos del perjuicio que ocasiona” (fundamento cuarto de la Casación
418-2014 Huaura).
7. Así pues, con base en la responsabilidad objetiva, dichas disposiciones trasladan
al conductor del vehículo automotor, al propietario del mismo y al prestador del
servicio de transporte, la carga de resarcir los daños que puedan causarse con el
uso de dicho bien; más aún, se dispone que tanto el propietario del vehículo como
el prestador del servicio de transportes asumen la obligación de prestar las
garantías frente a la eventualidad de la generación daños en un accidente de
tránsito, a través del SOAT.
8. De lo que se trata, pues, es que el transportista asuma la responsabilidad y las
garantías frente eventuales daños que puedan sufrir los pasajeros o usuarios, que
por la necesidad de trasladarse haga uso de las unidades de transporte púbico, no
solo porque se trata de bienes que por sí mismos ya genera un riesgo, sino también
porque son utilizados para una actividad riesgosa que le genera beneficios
económicos al transportista.
9. Este no es un tema nuevo para el Tribunal Constitucional, que ya ha tenido
oportunidad de pronunciarse sobre la responsabilidad derivada de los accidentes
de tránsito confirmando la constitucionalidad de la responsabilidad objetiva. En
efecto, en la sentencia emitida en el Expediente 0001-2005-PI, señaló que
22.- En los últimos años es evidente el incremento de vehículos de transporte público y
privado, con el consiguiente crecimiento desmedido del parque automotor, lo cual
implica muchos riesgos para la vida, la integridad y la salud de los usuarios,
acrecentándose la posibilidad de sufrir daños. Por tales razones es que resultó conveniente
favorecer la situación de las víctimas, estableciéndose un supuesto de responsabilidad
civil extracontractual basado en la noción de riesgo creado consagrada en el numeral
1970º del Código Civil.
23. La noción de riesgo creado alude a la idea de que todos los bienes que se utilizan en
la vida moderna para la satisfacción de las necesidades suponen un riesgo común u
ordinario; empero, también hay actividades que suponen un riesgo adicional, como es el
caso de los vehículos automotores, para lo cual no es necesario examinar la culpabilidad
del autor, pues bastará con acreditarse el daño causado, la relación de causalidad y que se
ha tratado de un daño producido mediante un bien o actividad riesgosa.
…
25. Consecuentemente, el Tribunal Constitucional estima que el artículo 29º de la Ley
N.º 27181, que establece que la responsabilidad civil derivada de los accidentes de
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 44
tránsito causados por vehículos automotores es objetiva, conforme al Código Civil, no
resulta inconstitucional toda vez que […] en nuestro ordenamiento jurídico subsisten dos
criterios de responsabilidad civil –objetivo y subjetivo– bajo los cuales se genera el
resarcimiento de los daños ocasionados, siendo incluso que de no haberse efectuado dicha
mención en el cuestionado artículo 29º, y por el sólo hecho de encontrarnos frente al uso
de un bien riesgoso (vehículos automotores), opera en forma automática el criterio de
responsabilidad objetiva consagrado en el artículo 1970º del Código Civil frente al
perjudicado, a fin de lograr el resarcimiento correspondiente de acuerdo al daño causado.
10. Se aprecia, entonces, que en nuestro ordenamiento jurídico y en la jurisprudencia
se ha tenido una clara intención de afianzar la teoría del riesgo en aras de favorecer
la situación de los usuarios de transporte público frente al creciente riesgo para su
vida y su seguridad personal por el incremento del parque automotor. Es más, el
artículo 3 de la Ley 27181, dispone que la acción estatal en materia de transporte
y tránsito terrestre se orienta a la satisfacción de las necesidades de los usuarios y
al resguardo de sus condiciones de seguridad y salud, así como a la protección del
ambiente y la comunidad en su conjunto.
11. Siendo ello así y estando a las alarmantes cifras de accidentes de tránsito en
nuestro país, con el alto costo en vidas humanas y bienes materiales, no encuentro
justificación para relativizar la teoría objetiva de la responsabilidad derivada del
uso de un bien riesgoso o peligroso o del ejercicio de una actividad riesgosa o
peligrosa, como lo es transporte público, autorizando la formalización del
transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos usando unidades de la
clasificación vehicular M1 y M2, que son unidades que transporte que no solo no
cumplen con los estándares mínimos de seguridad para un trasporte que garantice
su integridad física y su vida, sino que muchas de esas unidades ni siquiera podrán
adaptarse para esos fines, generando así una relación de desequilibrio en el
mercado, entre el transportista que presta el servicio sin mayores garantías y el
usuario que debido a la necesidad de trasladarse de un lugar a otro se ve obligado
a hacer uso de dicha unidades arriesgando su vida y su integridad física.
12. Termino estos argumentos, llamando a la reflexión de todos aquellos ciudadanos
de “a pie” que tienen que sufrir el riesgo y el peligro que significa no tener un
vehículo privado y por ello recurrir a este sistema de transporte público. Me
pregunto si alguno de los jueces que firmamos esta sentencia, venimos utilizando
este transporte público, en este último tiempo.
Posiblemente dirán que mi pregunta no es pertinente porque se trata de un proceso
de discusión en abstracto que no requiere una concretización del caso; pero, más
allá de ello, no concibo que en el análisis de esta regla jurídica no se contemple ni
responda a una realidad, a una necesidad social; menos que bajo una lógica de
“justicia constitucional” la dignidad y la vida del ser humano, no pueda tener -por
lo menos- un mínimo de preponderancia frente a la voracidad del mercado. Esa
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 45
lógica es la que se acaba de consagrar, en esta sentencia, con los votos de dos
magistrados de este Pleno.
S.
LEDESMA NARVÁEZ
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 46
VOTO SINGULAR DEL MAGISTRADO ERNESTO BLUME FORTINI
Me adhiero al voto singular del magistrado Sardón de Taboada por los fundamentos que
en él se expresan y a los cuales me remito como parte del presente voto. En tal sentido,
mi voto es porque se declare INFUNDADA la demanda interpuesta contra la Ley 31096.
S.
BLUME FORTINI
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 47
VOTO SINGULAR DEL MAGISTRADO SARDÓN DE TABOADA
a demanda pretende la inconstitucionalidad de la Ley 31096, que “precisa los
alcances de la Ley 28972, Ley que establece la formalización del transporte
terrestre de pasajeros en automóviles colectivos”. La parte demandante alega que
no se consideró la opinión desfavorable del Ministerio de Transportes y Comunicaciones
(MTC). Asimismo, refiere que el uso de los vehículos de las categorías M1 y M2 para el
transporte de personas uso causa congestión vehicular y contaminación ambiental; y es
peligroso, ya que dichos vehículos incurren en mayor número de accidentes.
L
Ahora bien, la Constitución establece que el órgano competente para legislar es el
Congreso de la República. No dice que la opinión del MTC vincule al Congreso. Dentro
de su autonomía, al Congreso le corresponde fijar las reglas y procedimientos para la
formación, deliberación, aprobación y promulgación de las leyes, sujetándose solo a la
Constitución. En este caso, tales disposiciones no han sido transgredidas.
El servicio de colectivo que ofrecen automóviles y camionetas responde a una demanda
no satisfecha por el transporte público. Ante las deficiencias de este, los ciudadanos
buscan alternativas para movilizarse. En todo caso, la ley no permite que dicho servicio
sea prestado por cualquier persona que posea un vehículo de las citadas categorías. Su
artículo 3 establece que los vehículos de las categorías M1 y M2 que quieran prestar el
servicio de transporte nacional, interregional, regional o local deberán contar con la
respectiva autorización, debiendo cumplir “con las condiciones técnicas y de seguridad
que se establezcan en el reglamento de la presente ley y por las autoridades competentes”
(énfasis añadido).
Evidentemente, dicho uso causa una mayor congestión vehicular, pero la manera de
aliviar esta no es afectando la iniciativa privada para satisfacer una demanda existente en
el mercado. Existen opciones más conducentes y alineadas con la Constitución. Además
de mejorar el transporte público, se puede recurrir a las tasas de congestión vehicular
contempladas en el numeral 7.2 de la Ley General de Transporte y Tránsito Terrestre.
Esta norma dice:
Con el fin de inducir racionalidad en las decisiones de uso de la infraestructura vial, el Estado
procura que los costos asociados a la escasez de espacio vial se transfieran mediante el cobro
de tasas a quienes generan la congestión vehicular.
Por otro lado, según la demanda, los automóviles de la categoría M1 habrían estado
involucrados en el 31% de accidentes fatales durante el año 2019, mientras que los
ómnibus solo en el 8%. Sin embargo, conforme al Anuario Estadístico 2019 del
Ministerio de Transporte y Comunicaciones:
La evolución de la población, la creación de nuevas ciudades más recursos y opciones desde
educación, entretenimiento, gastronomía, trámites, las necesidades de la gran industria
debido a la reactivación de proyectos de inversión y el despegue económico de algunas
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 48
regiones, son factores que impulsan el incremento del parque automotor, llegando a finales
del año 2019 a más de 3 millones de vehículos, repartidos en un 85% de vehículos livianos
de uso familiar o de taxis como el Automóvil, Station wagon, Camionetas (Pick Up, Panel y
Rural) y el restante 15,0% en unidades pesadas o comerciales como el Camión, Ómnibus,
Remolcadores, Remolque y Semiremolque (p. 119) (énfasis añadido).
El Anuario Estadístico 2020 del Ministerio de Transporte y Comunicaciones, refiere que
el parque automotor era de 3’070,704 vehículos, que pertenecían a las siguientes
categorías:
Vehículos
Cantidad
Porcentaje
Automóviles
1’295,519
42.2% (M1)
Station Wagon
539,881
17.9% (M1)
Camionetas
789,918
25.7%
Camiones
221,891
7.2%
Ómnibus
98,253
3.2%
Remolques
49,092
1.2%
Semirremolques
76,150
2.5%
Data: Anuario Estadístico 2020 MTC; Elaboración: propia
Por su parte, el Anuario Estadístico Policial 2020 —citado por el Procurador Público
Especializado en Materia Constitucional—, refiere que en el mismo año se produjeron
78,518 accidentes de tránsito, que involucraron a los siguientes tipos de vehículos:
Vehículos
Cantidad
Porcentaje
Automóviles
28,518
36.6% (M1)
Moto
13,040
16.61%
Motocar
7,014
8.93%
Camioneta pick up
5,538
7.05%
Camioneta Rural
3,996
5.09%
Station wagon
3,842
4.89% (M1)
Ómnibus
3,301
4.20%
Data: Anuario Estadístico Policial 2020; Elaboración: propia
Así, no es cierto que los automóviles sean más peligrosos que los ómnibus. De cada 23
ómnibus, uno participó en un accidente de tránsito; en cambio, de cada 45 automóviles,
Caso de la formalización del transporte terrestre de pasajeros en automóviles colectivos | 49
uno lo hizo 1; finalmente, de cada 141 station wagon, solo una estuvo involucrada en un
accidente.
Por estas razones, consideramos que la demanda debe ser declarada INFUNDADA.
S.
SARDÓN DE TABOADA
Descargar