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Tema 1. Fe y revelación

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TEMA 1: FE Y REVELACIÓN.
1.1. ¿Qué es creer?
Según San Agustín, creer se referirá a tres dimensiones:
Creer en Dios (entregarse a él, confiarle el sentido de la vida, contar con él, poner en él nuestra
vida, como R a una alianza que él nos da)
Creer a Dios a su palabra.
Creer que en su existencia.
En resumen, creer significa sentirse seguro en Dios, confiar en él, contar con él y basar la vida
en él.
1.2. Qué significa creer
La fe es la respuesta y la entrega total del hombre a Dios que se revela (catecismo)
La fe es una relación de alianza entre Dios y su pueblo, unilateral al principio, Dios es quien lo
hace todo, para volver bilateral, pq se mantiene con un dialogo constante, en el que el pueblo
de Dios responde a Dios otorgándoles su fe y viviendo según su Ley. La fe es siempre una
respuesta a una iniciativa de alianza.
Creer y saber se oponen, lo que se sabe no deja lugar a dudas mientras que lo que se cree se
fundamenta en un “convicción íntima” que deja lugar a dudas. Pero, si tenemos en cuenta
nuestro día a día, “creer” es algo cotidiano e imprescindible. (Conducir-> creo y tengo fe en que
los demás respetaran las normas). Nuestros conocimientos son fruto de la recepción del saber
de los demás, y no podemos vivir sin creer lo que los demás dicen, ya que la confianza es la base
de la sociedad. Por tanto, fe y saber se combinan y relacionan, son diferentes, pero no opuestas
(tomar decisiones diarias sobre nuestra vida)
Creer no es una actitud exclusivamente religiosa sino es un acto esencial de la condición
humana, ya que intervienen en nuestra vida independientemente del creer propiamente
religioso como, por ejemplo, en la investigación científica (hipótesis-> creencia-> experimento
para certificar la creencia). También se da en las relaciones humanas, no podemos vivir en
sociedad sino tenemos fe en los otros. No se puede amar sin fe en el otro (matrimonio entre fe,
esperanza y amor). A su vez, creemos en valores (el bien y el mal), que son una utopía sobre la
manera como debemos vivir, pero todo valor que determina nuestra vida es un acto de fe. En el
momento que entendemos, juzgamos y damos sentidos a los conocimientos estamos en el
orden de creer.
Creer religioso.
La fe religiosa es la confianza total del hombre en un Dios con el que se ha encontrado
personalmente.
El primer gran testigo de la fe es Abraham. La Alianza con Abraham va precedida de una llamada.
La iniciativa proviene únicamente de Dios. Abraham cree - es decir, acepta enteramente la
palabra de Dios- y se pone en camino siguiendo la indicación divina (Génesis 12, 1-3; 15,6).
Para el Antiguo Testamento, creer es apoyarse en Dios (Génesis 15,6; Éxodo 14,31; Número
14,11), entregarse a la palabra salvadora de Dios (Abraham se fía sin reserva de la promesa de
Dios).
En el Nuevo Testamento, la fe significa:

Responder a sus exceptivas.

Confiar en Él, presente en las palabras y la acción de Jesús.

Entrega y obediencia a Dios.

Adhesión al proyecto de Jesús.

Asentimiento a su mensaje. Creer que:
o
Jesús es el Hijo de Dios vivo.
o
Creer lo que dice Jesús.
A través de su humanidad, Jesús nos pide un acto de fe en Dios. La fe es una respuesta a una
llamada. El creyente responde a esta apelación y pone su confianza en Dios y en su palabra.
La primera expresión de la fe no es tanto “yo creo que…”, sino “yo creo en ti”.
1.3. Fe y libertad.
Al hablar de la libertad de la fe, conviene distinguir entre la libertad de maniobra y la
libertad creativa. Cuando alguien me comunica un dato que no puedo comprobar por mi cuenta,
tengo en principio libertad para aceptarlo o no. Si tengo confianza en dicha persona, me inclino
a creerla. En caso de carecer de tal confianza, opto por no creerla. Tengo libertad para aceptar
o rechazar un dato referente a realidades propias del nivel 1. La libertad que ejercito aquí es
mera libertad de maniobra (tienen que ver con la libertad que satisface nuestras necesidades).
Puede ser que lo que se me comunica sea un hecho que afecta a mi vida y puedo asumirlo
activamente. Aristóteles escribió en su tiempo que “la amistad es lo más necesario de la vida,
pero la verdadera amistad solo es posible entre personas virtuosas”. Es posible que acepte tal
afirmación, referente a realidades y actitudes propias del nivel 2, debido al prestigio del sabio
griego y procure cumplir las condiciones de la amistad, ejercitando las virtudes, actividades
propias del nivel 2. Un día y otro iré comprobando que tenía razón el gran maestro, y mi creencia
primera en la veracidad de su afirmación se vaya convirtiendo en certeza y convicción por mi
parte. La libertad que pongo aquí en juego es “libertad creativa” o “libertad interior” (libertad
que va más allá de nuestras necesidades y lleva a unos valores superiores).
La fe desarrolla la libertad creativa y merma la libertad de maniobra. Para que exista fe
tiene que haber libertad, y la libertad que se da cuando hay fe es la libertad creativa. La fe es
cierta y libre. Pero parece haber una contradicción en ambas. Cuanto más cierta es una realidad
menos libre parece ser. Y cuanto más proclamada la fe como libre más incierta parece.
La defensa de la libertad religiosa, tal como la entiende el Concilio Vaticano II, no implica la
aceptación de que todas las religiones sean equivalentes, por cuanto su valor depende de la
forma de pensar de cada persona (esta sería la posición relativista). Entraña el reconocimiento
del derecho que alberga cada persona a orientar su vida respecto a las cuestiones últimas (el
sentido de la vida, la existencia de Dios, la creación del mundo…) según su leal saber y entender.
1.4. La fe, don de Dios.
La fe es un don de Dios, porque solo Dios puede hablarnos de Dios. Yo puedo pedir la fe y la
recibo, pero no la consigo. Es fruto de un “hambre” y la recibo.
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