De los pájaros y sus nombres: algunas definiciones. Pensamiento Científico En el relato de Feynman aparecen tres capacidades fundamentales del pensamiento científico: • La de hacernos preguntas sobre cosas que no conocemos y nos resultan intrigantes. • La búsqueda imaginativa de posibles explicaciones. • La planificación (también imaginativa) de maneras de responder esas preguntas que nos planteamos. El equipo liderado por Richard Duschl (2007), en un profundo análisis de la educación en ciencias desde el jardín de infantes, que lleva por título Taking science to school (llevar la ciencia a la escuela), identifica cuatro capacidades que considera fundamentales: Conocer, usar e interpretar explicaciones científicas del mundo natural. Generar y evaluar evidencia y explicaciones científicas. Entender la naturaleza y el proceso de desarrollo del conocimiento científico. Participar productivamente en las prácticas y el discurso científico. “Cognición situada”, que enfatiza que el pensamiento siempre sucede en contexto, pensar científicamente implica la capacidad de participar de una serie de prácticas culturales particulares de las ciencias, que conllevan modos propios de construir conocimiento, de comunicarlo, de debatir y de colaborar (Brown et al, 1989; Gellon et al, 2006). “Hábitos de la mente” a estas capacidades y prácticas, porque se trata de aprendizajes que se construyen de manera paulatina, que se van arraigando en nosotros y que, poco a poco, se conforman como una lente para ver y pensar sobre el mundo, como un hábito que nos constituye. La educadora escocesa Wynne Harlen (2008), referente mundial en la enseñanza de las ciencias, hace una síntesis excelente de los componentes racionales y emocionales del pensamiento científico. En sus palabras, el pensamiento científico podría resumirse en: La capacidad de sostener y desarrollar la curiosidad y un sentido de la maravilla sobre el mundo que nos rodea. El acceso a modos de pensar y razonar basados en evidencia y razonamiento cuidadoso. La satisfacción de encontrar respuestas por uno mismo a preguntas por medio de la actividad mental y física propia. La flexibilidad en el pensamiento y el respeto por la evidencia. El deseo y la capacidad de seguir aprendiendo. Pensamiento Tecnológico El pensamiento tecnológico comparte con el científico una mirada preguntona y curiosa acerca del mundo, la planificación de estrategias para responder preguntas, la búsqueda de evidencias, la creatividad y el pensamiento analítico, pero tiene una diferencia importante con él. En ciencias, de lo que se trata es de conocer cosas que no sabemos acerca de cómo funciona el mundo, de responder preguntas que nos dan intriga, de buscar respuestas para entender mejor lo que sucede. En tecnología, si bien esta mirada investigadora está presente, el objetivo principal no es comprender, sino resolver problemas (Mioduser, 2009). ¿Porqué son importantes? Empecemos con el primero: el aprendizaje de las ciencias (y, podemos incluir, de la tecnología) para el bienestar social. Al mismo tiempo, los avances en ciencia y tecnología también aparecen como una eventual plataforma para que ese desarrollo sea equitativo y sustentable, una meta global que en la actualidad parece bastante lejana. Estar científicamente alfabetizado es indispensable para comprender, juzgar y tomar decisiones con respecto a cuestiones individuales y colectivas, así como participar de la vida comunitaria. El desarrollo del pensamiento científico y tecnológico en la infancia tiene, entonces, como objetivo secundario (pero no por ello poco importante), despertar en niños (y luego en los jóvenes) vocaciones en las que las ciencias y la tecnología cumplan un papel protagónico. El segundo porque se debe en gran parte del sentido de la formación del pensamiento científico y tecnológico tiene que ver con el desarrollo de una actitud ante la vida, una manera de ver, entender y pararse frente al mundo que valore y potencie la curiosidad, la libertad de pensamiento, la honestidad intelectual y la posibilidad de colaborar y crear con otros creativamente. ¿Y porqué el foco en la primera infancia? La infancia es una etapa clave, fundante, imprescindible en la experiencia educativa de los niños. Se trata de años que inciden con fuerza en la trayectoria que los chicos van a recorrer a lo largo de sus vidas.