¿El inicio del fin? Las montañas nos alcanzan Hace 25 años, en el 2025 empezaban a suceder ciertos acontecimientos en México, pero no solamente de este lado del mundo, estos sucesos aparecieron en todo el planeta, en cada rincón y de diferente manera, la sorpresa, el horror y la desesperación que se vivió al principio de todo fue como si algo se rompiera en la sociedad, en los lazos mundiales que se habían pactado hace mucho, mucho antes de que se amontonaran las montañas de basura en las zonas periféricas de las ciudades y que los olores de la suciedad, en conjunto con los de la creciente era de consumismo desmedido se colaran por alguna ventana abierta de alguien despistado que había olvidado cerrarla, las cosas venían desde más atrás y de políticas flojas, de individuos hiperindividualizados con ánimos del consumo de lo novedoso… novedoso, pero desechable. Así fue como se dio rienda suelta a la ola de hechos que se han vivido a lo largo de 25 años, aprendiendo a sobrevivir en un nuevo mundo, un mundo más salvaje, que no tiene comparación a nuestra existencia anterior, una existencia en la que se gozaba de pequeñas comodidades, de momentos de felicidad y no de una constante adrenalina por no morir, que sube por las vértebras hasta llegar al cuello como un pinchazo. El lustro del 2020 A partir del año 2020 comenzaron a hacerse más latentes los cambios climáticos, se podía percibir en el cuerpo, en la respiración y en las enfermedades. El calentamiento global empezaba a derretir los polos, de ahí salían enfermedades sepultadas, esperando desde siglos atrás emerger de su interminable sepultura helada. Empezaron pandemias consecutivas, se confió demasiado en el desarrollo científico y en las tecnologías que iban controlando los brotes; a la única que se le puso mucha atención y cuidado social fue a la primera de ellas, que inicio ese mismo año 2020, pero a la medida que fueron apareciendo más pandemias, también la costumbre se imprimió en el interior de cada persona, la responsabilidad cambio a indiferencia durante 5 años seguidos. La discusión política que años atrás estaba con tanto ímpetu para el control de las grandes industrias que ocasionaban grandes cambios al medio ambiente, cada vez era más apaciguada, fue mejor seguir produciendo en masa y seguir estrategias de marketing para transformar todo en un producto, para el consumo desmedido, que en el 2025 dio un golpe directo en las narices a las periferias de las ciudades. El decenio del 2025 Este año comenzaron a llevar los desechos de las ciudades a las periferias, dañando la salud de millones de personas que residían ahí. Al principio no eran más que montoncitos, había basureros específicos, con los que la gente se sentía incomoda, pero no trasgredida porque no sé sabía que esa basura no solo era de los habitantes de esos espacios, sino que también de las ciudades próximas. La Ciudad de México, se trasformó totalmente en la cuna de las clases acomodadas, expulsando a todas las clases bajas, empezaba a dejar toneladas de desechos que aún podían controlar en los basureros, pero llegado el 2030 las periferias ya empezaban a resentir el consumo incontrolado de la ciudad, sentía los estragos de los olores, el humo que iniciaban para acabar con las crestas de las montañas de basura que se fue acumulando tan lentamente que las personas casi no lo notaban, porque sus ocupaciones en los trabajos explotadores de la ciudad los aprisionaban en cuerpos constantemente cansados como para hacer algo. Para el 2033, todo lo generado se intentaba quemar como una medida rápida para deshacerse de ella, pero afecto terriblemente las vías respiratorias de las personas que vivían en la zona, empezaron a morir los habitantes en lapsos tan cortos, casi en un pestañeo y el centro de la ciudad empezó a quedarse sin la fuerza de trabajo que necesitaban para sus comodidades, en consecuencia se vivió una recesión económica, no solo por esto, sino que en el mundo acontecían desastres naturales muy graves, terremotos, explosiones volcánicas, sunamis, etc. Arrasaban con gran parte de infraestructura y de su población. Ahí fue cuando los lazos mundiales se empezaron a romper, ya no era sostenible. De unos cuantos días a otros, la incomunicación y el caos era lo que reinaba en el mundo. En el trascurso hacia el 2035, se intentaron planes de supervivencia que fracasaron rotundamente por la desorganización y por la exclusión entre población. ¿El final? Para el año 2035 inicio una sequía en todo el globo terráqueo, y México no fue una excepción. El agua poco a poco se empezó a agotar en los primeros 5 años, la población se había reducido tan dramáticamente, que por eso no se acabó de inmediato el agua potable, las personas se empezaron a desplazar de manera constante a partir del 2040, buscando riachuelos, lagunas, ríos por los estados de la República, las montañas de basura habían quedado en las orillas de las ciudades inhabitadas, lo que antes habían sido grandes bosques y selvas, ahora solo eran ramas marchitas al punto del colapso. Se viajaba en grupos, estos formaban comunidades al borde de algún lago medio seco, en donde se necesitaba trabajar constantemente para poder sobrevivir y aún la incertidumbre de la vida estaba respirando en la oreja. La situación se empezaba a ver insostenible a las orillas de los lagos para el 2045, se escuchaban rumores de las playas, de ingeniosas herramientas para trasformar esa agua salada en agua dulce, muchos grupos salieron a buscar la tan reconfortante y atesorada agua. En las playas la sorpresa, claramente si era el poder encontrar agua dulce por los procesos para trasformar la espumeante agua salina, pero también que las orillas cada vez se hacían más largas y el trabajo para sobrevivir era aún más pesado, pero se podía sobrevivir. Ahora 5 años después, las cosas se vuelven aún más complicadas, cada vez se han tenido que ir recorriendo frecuentemente los asentamientos, para no alejarse tanto del agua. En ocasiones hay momentos de curiosidad y pequeños grupos van a buscar algún tipo de riachuelo, pero hasta ahora no se ha encontrado, a veces encuentran joyas, pero esas banalidades han quedado en una vida distante, ya casi no se recuerdan las montañas de basura, aquí no se generan, la arena cubre cualquier desecho humano. De un lado de se ven montañas de arena y nada más que eso, del otro se ve el agua espumosa que pega con algunas rocas, un mar basto que en las vidas pasadas se disfrutaba ver. ¿Por qué escribo esto? En realidad, es una distracción de la pesadez de este mundo tan desolado, quizá, con muchas esperanzas albergadas algún día alguien pueda leer esto, cuando vuelva a haber agua -si es que llega ese día- por lo pronto podré seguir soñando despierta que ese día está próximo, que puedo llenarme la barriga de agua dulce y saciar mi lengua reseca, que se humedezcan mis ojos para llorarle al cielo.