¡NO LO HARÉ POR TI! UNA BOFETADA CONVERSACIONAL QUE CAMBIARÁ TU ACTITUD HACIA LA VIDA Y EL ÉXITO Actitud mental, patrones de pensamiento y dialogo interno como clave del éxito Steve Allen D. Edición 1.0 – Febrero, 2018 Publicado por Steve Allen en CreateSpace ISBN: 978-1985579774 Copyright © 2018 por Steve Allen Descubra otros títulos del autor en www.amazon.com/author/pnl Todos los derechos reservados, incluyendo los derechos de reproducción total o parcial en cualquier forma. Como muestra de aprecio a mis lectores, tengo un gran recurso para ti: <<Haz clic aquí para descargar GRATIS el libro “Técnicas rápidas de PNL para transformar su vida en 7 días”>> El objetivo de este libro es enseñarle los patrones básicos de la Programación Neurolingüística (PNL) que le permitirán cambiar su vida en una semana. Están organizados de manera tal que podrá dominar un patrón al día, avanzando desde lo más básico a lo más complejo. Recuerde que todo comportamiento humano es el resultado del estado en que nos hallamos, y nuestros estados los crean nuestras representaciones internas, es decir, las cosas que imaginamos, que nos decimos a nosotros mismos, etc. Con las técnicas de PNL que aprenderá en este libro podrá dirigir su cerebro y su vida de la misma forma que un director de cine dirige una película. <<Haz clic aquí para descargar GRATIS el libro “Técnicas rápidas de PNL para transformar su vida en 7 días”>> Tabla de contenido Introducción Comencemos por el principio ¿De qué se trata todo esto? Cómo usar este libro Diálogo interno: La diferencia entre el éxito y la falla Cambia la manera cómo empiezas el día Tienes la vida que has elegido Cambia tu vida cambiando tus acciones Protégete de los mensajes negativos Te estás ganando la vida que tienes Las experiencias negativas se propagan Agradece por quién eres y por las bellezas del universo Eres un adicto a la certidumbre A partir de ahora Introducción ¿Alguna vez te has sentido como un hámster en una rueda, corriendo furiosamente por la vida, pero sin llegar a ninguna parte? Me he dedicado por más de 10 años a la observación del comportamiento humano y he encontrado que de todas las cualidades que caracterizan a la persona de éxito, la más importante son sus patrones de pensamiento. Hace algún tiempo leía como varias investigaciones realizadas por prestigiosas instituciones como la Universidad de Harvard, la Fundación Carnegie y Stanford Research Institute demostraron que solo un 15% de las razones por las cuales una persona triunfa en su vida personal y profesional tienen que ver con sus habilidades técnicas y sus conocimientos profesionales, mientras que el otro 85% tiene que ver con sus patrones de pensamiento, su nivel de motivación y su capacidad para ponerse en acción. Solo basta con pensar un poco para darse cuenta de una triste realidad. La mayoría de nosotros vamos a la escuela, al colegio, a la universidad y estudiamos 20 años o más para perfeccionar algo que, de acuerdo a estas investigaciones, apenas es responsable por un 15% de nuestro éxito e ignoramos todo aquello que es responsable del 85% de nuestro éxito. Damos por hecho que el éxito es una de esas cosas con las que se nace o no se nace, y no hay nada que podamos hacer al respecto, pero no hay nada más equivocado que esta impresión. Este pequeño libro llegó a ti por un motivo, y es que el universo te quiere dar una bofetada conversacional para despertarte a tu verdadero potencial, para liberarte, para salir de la rueda de hámster y entrar espectacularmente en tu vida. No solo te mostraré que es un error pensar que tus patrones de pensamiento son un rasgo inmutable de tu personalidad, sino que compartiré contigo mis estrategias de pensamiento para que puedas comenzar a desarrollar desde este preciso momento una actitud mental que te llevará al éxito. Comencemos por el principio Hay dos tipos de conversaciones en las que te involucras todos los días: Hablar con los demás y hablar contigo mismo. Puedes ser uno de los que insiste “¡Yo no hablo conmigo mismo!”, pero, de hecho, la mayoría de las conversaciones que tienes las “disfrutas” en la soledad y privacidad de tu mente. No importa si eres introvertido o extrovertido, creativo o práctico, igualmente pasas gran parte de tu tiempo hablando contigo. Lo haces mientras haces ejercicio, trabajas, comes, lees, escribes, caminas, lloras, discutes, negocias, planeas, meditas, tienes relaciones sexuales (contigo y con los demás). Incluso lo haces mientras duermes. Lo estás haciendo ahora mismo. Lo último en psicología y neurociencia le da peso a la idea de que el tipo de conversación que tienes contigo mismo tiene un profundo impacto en la calidad de tu vida. El profesor Will Hart de la Universidad de Alabama en EE.UU., llevó a cabo varios experimentos en los que los participantes recordaron o experimentaron un evento positivo, negativo o neutral. En sus experimentos descubrió que las personas se sentían más positivas o más negativas dependiendo de cómo describían un mismo evento, es decir, el lenguaje que usas para describir tus circunstancias determina cómo ves, experimentas y participas en ellas, y también afecta dramáticamente la forma en que lidias con la vida y enfrentas los problemas. Los estudios han demostrado continuamente que las conversaciones internas positivas pueden mejorar dramáticamente el estado de ánimo, pueden aumentar la confianza, aumentar la productividad y mucho más. Como lo sugieren los estudios del profesor Hart, el diálogo interno y los patrones de pensamientos pueden ser uno de los componentes clave de una vida feliz y exitosa. La mala noticia es que lo contrario también es cierto. El diálogo interno negativo no solo nos pone de mal humor, sino que también nos puede hacer sentir impotentes. Los pensamientos incorrectos pueden hacer que los pequeños problemas parezcan más grandes e incluso pueden crear problemas donde antes no existían. Con todo esto en mente, aclaremos una cosa. Aunque este es un libro sobre cómo usar tu mente para mejorar tu vida, no te pediré que te digas a ti mismo que eres un tigre como una forma de liberar a tu animal interior. En primer lugar, no eres un tigre y, en segundo lugar, bueno, no eres un tigre. Eso puede funcionar para algunas personas, pero soy demasiado pragmático para eso. Este libro está diseñado para brindarte un auténtico y genuino impulso que te lleve hacia los niveles más altos de tu verdadero potencial. ¿De qué se trata todo esto? Hace mucho tiempo decidí que en mi vida no habría lugar para actitudes negativas y mi vida literalmente cambió, pero no me malentiendas. Controlar tus pensamientos negativos no quiere decir que nunca experimentes problemas, que nunca tengas días en que prefieras no haberte levantado, o que nunca tengas accidentes o imprevistos que echen a perder tus planes. Lo que quiere decir es que aceptas que siempre estás en control del estado mental que estás experimentando y que no permites que incidentes pasajeros determinen la actitud que vas a tener durante el resto de tu día y las acciones que vas a tomar. Las cosas no siempre salen como las hemos planeado, sin importar cuanto nos hayamos esforzado y que tan preparados creamos estar, y es precisamente en estas situaciones cuando tus patrones de pensamiento se convierten en un factor determinante. ¿Qué hacer en aquellas situaciones cuando las cosas no salen tal y como esperábamos? Podemos responder positivamente o reaccionar negativamente. Es así de simple. No hay más opciones y la elección que tomemos determina si nos elevamos por encima de nuestras circunstancias o si nos dejamos aplastar por ellas. Es importante comprender que no existe nada mágico en relación a los pensamientos y tu realidad. Los pensamientos adecuados no solucionarán de manera milagrosa los problemas u obstáculos que puedas estar enfrentando. Uno de los errores más promulgados cuando se habla de los pensamientos y la realidad, es la creencia de que los pensamientos por sí solos te permitirán lograr cualquier cosa que desees. Permíteme decir que eso es totalmente absurdo. Por más positiva que sea mi actitud en este momento, es muy improbable que pueda operar ahora mismo a alguien que esté sufriendo de apendicitis y lograr que sobreviva a la operación. Una mentalidad adecuada no te convertirá en el más rápido, ni en el más inteligente, ni en el más fuerte, pero sí te dará la oportunidad de aprovechar al máximo tu potencial y obtener los mejores resultados al utilizar más eficazmente tus habilidades. También te ayudará a evitar que las cosas sobre las cuales no tienes ningún control te afecten negativamente. Por lo tanto, lo verdaderamente importante es comprender que los patrones de pensamiento que usemos frente a cada situación determinarán nuestros sentimientos y nuestras acciones. Entonces, una vez aclarado que no intentaré vender magia, te invito a tomar asiento en primera fila como mi invitado de honor mientras te guío a través de este viaje de descubrimiento sobre tu pensamiento, tu actitud mental y el éxito. Cómo usar este libro En este libro encontrarás mi selección de estrategias de pensamiento cuidadosamente elegidas para potenciar, animar y elevar tu nivel de motivación para que tomes medidas en tu vida cotidiana. También verás algunas citas de figuras históricas, filósofos y fragmentos de hallazgos científicos que fueron incluidos para dar peso a los conceptos presentados. Sin embargo, la única forma real de leer e interactuar con este libro es explorarlo por ti mismo y probando lo que estoy diciendo. Tómate el tiempo para pensar, reflexionar y experimentar. Si tomas las siguientes páginas como un experimento personal en lugar de una evaluación de contenido, puedes terminar experimentando el ejercicio más radical con el que hayas cambiado tu vida. Algunas de las cosas que diré te confrontarán, molestarán y sacudirán. Eso está bien, pero olvídate de tu incomodidad por un momento, sigue leyendo y te aseguro que todo se unirá al final. Espero que este libro te ayude a comprender la complejidad y el poder de los pensamientos, la actitud mental y el dialogo interno. Ahora te pido que te sumerjas en las siguientes páginas, las comprendas y desates esa nueva versión de ti que el mundo aún no ha visto. Diálogo interno: La diferencia entre el éxito y la falla “Si las emociones humanas son producidas en gran parte por el pensamiento, entonces uno puede cambiar los propios sentimientos controlando los pensamientos al cambiar las oraciones internalizadas.” Albert Ellis Albert Ellis es uno de los antepasados de la psicología moderna y descubrió que la forma en que pensamos y hablamos sobre nuestras experiencias cambia la forma en que nos sentimos acerca de ellas. Ellis también descubrió que la forma en que pensamos, a menudo puede ser completamente irracional y desproporcionada. Considera cuántas veces te has dicho algo como: “Fui tan estúpido”, “Siempre estropeo las cosas”, “Mi vida se acabó”, o “Esto es lo peor que me ha pasado en la vida.” La forma en la que nos expresamos no solo nos afecta en el instante, sino que, como veremos en los siguientes capítulos, puede filtrarse en nuestro subconsciente y cambiar nuestros pensamientos y nuestro comportamiento a largo plazo. La forma en que nos hablamos da forma instantáneamente a cómo percibimos la vida, y esa misma percepción impacta directamente en nuestro comportamiento. Si a veces hablas de lo “injusta” que es la vida, comenzarás a actuar según ese punto de vista, percibiendo desaires donde no existen o, como lo han demostrado los estudios, poniendo menos esfuerzo en tu trabajo porque ya has determinado que no lograrás nada y la percepción injusta se convertirá rápidamente en tu realidad. Marco Aurelio, el filósofo convertido en emperador romano, dijo: “Esta es la regla que debes recordar en el futuro cuando cualquier cosa te tiente a sentirte amargado: 'Esto no es una desgracia, sino un portador de buena fortuna'.” Por lo tanto, tenemos el poder determinar cómo pensamos y hablamos sobre nuestros problemas. Pueden ser una molestia o pueden ser un peldaño, pueden detenernos o pueden elevarnos. ¿Qué tan dispuesto estás a considerar que tu vida es como es, no por el peso de tus circunstancias, sino por el peso de la conversación interna que mantienes? ¿Qué tan dispuesto estás a considerar que lo que crees que puedes y que no puedes hacer está más influenciado por tus respuestas subconscientes que la realidad misma de la vida? Recuerda lo siguiente: No importa cuán difíciles, desafiantes o apremiantes sean las circunstancias de tu vida, la forma en que interpretes esas circunstancias tendrá la mayor influencia en cómo se manifiestan. La respuesta está dentro de ti. Crea la realidad en la que quieres vivir iniciando el proceso de tener el tipo de dialogo interno y patrones de pensamiento que den forma a esa realidad. El dialogo interno es una forma de programar y reprogramar tu mente, y lo triste es que, en una persona promedio, el 80% de ese diálogo interno es negativo y pesimista. Es nuestro propio dialogo interno el que nos está limitando para alcanzar nuestro verdadero potencial y está evitando que alcancemos nuestros sueños. Nos encargamos de sabotear nuestro propio éxito. En este mismo momento hay cientos de estudiantes que se están presentando a un examen con la seguridad de que reprobarán, personas que se están presentando a entrevistas de trabajo con la absoluta certeza de que no serán aceptados, vendedores que visitan a sus clientes para presentarles su producto, pero inconscientemente van con la plena seguridad de que serán rechazados. Lo peor de todo es que las personas que nos rodean muchas veces se encargan de reforzar esas perspectivas negativas. Tu actitud es influenciada por todo aquello en lo que decides enfocarte y generalmente aquello en lo que terminas enfocándote es el resultado de tu diálogo interno, el cual no es más que una evaluación constante de todo aquello que está ocurriendo a tu alrededor. ¿Y cómo hacemos esta evaluación? Pues haciendo preguntas: - “¿Qué quiere decir esto para mí?” - “¿Qué debo hacer?” “¿Por qué me pasa a mí?” “¿Cómo debo responder?” Tu mente busca constantemente respuestas a las preguntas que le haces, y siempre te dará respuestas, aunque no estén basadas en algo real. Para cualquier pregunta que le hagas, tu cerebro siempre te entregará una respuesta. Para ello buscará en los archivos de la mente subconsciente, y si no encuentra esos argumentos, simplemente fabricará una respuesta. ¿Qué quiero decir con eso? Quiero decir que la clave para un dialogo interno constructivo está en las preguntas que te haces. Por ejemplo, si después de cometer un pequeño error te haces una pregunta como “¿Por qué siempre me pasan estas cosas a mí?”, entonces tu cerebro se enfocará en la tarea de buscar una respuesta en los archivos de tu mente subconsciente. Buscará todo lo que otras personas te hayan dicho a ese respecto, lo que tú te hayas dicho, lo que hayas leído, lo que hayas visto en televisión o hayas escuchado y te dará una respuesta. Tal vez la respuesta que obtendrás será algo como “Esto siempre te pasa porque no sirves para nada”, y lo único que habrás logrado con esa pregunta es que ahora te sientas peor. Lo cierto es que esta respuesta no solo te ayudará a crear una actitud negativa, sino que también estarás reforzando una creencia errada sobre tus propias habilidades. Las respuestas que te entrega tu cerebro, sean ciertas o erradas, comienzan a crear sentimientos y emociones negativas que simplemente son el resultado de formular las preguntas equivocadas. Es así de simple. Si formulamos una pregunta estúpida, seguramente recibiremos una respuesta igualmente estúpida. Por un momento piensa en preguntas como: - “¿Por qué será que esto siempre me sucede a mí?” “¿Por qué será que se me hace tan difícil aprender algo nuevo?” “¿Por qué será que tengo tan mala suerte?” “¿Por qué será que soy tan feo o tan gordo?” Ahora analiza las respuestas que obtienes. La calidad de vida que estás experimentando depende de la calidad de las preguntas que te estás haciendo. Por ejemplo, examinemos la pregunta “¿Por qué será que soy tan gordo?” Hazlo con cuidado, porque esta pregunta garantiza que permanecerás gordo siempre. En esta pregunta está implícita la idea de que tu gordura es quién eres. La pregunta dice que eres tu gordura y que no se trata de algo circunstancial, sino que es parte de tu naturaleza. Probablemente tu cerebro responderá con algo como “Eres así de gordo porque eres un perezoso que come continuamente y no tienes ningún control.” ¿Cómo te hace sentir esta respuesta? Así sea verdad ¿Te hace sentir mejor o peor? ¿Te provee alguna estrategia que te ayude a solucionar tu problema y a tomar control de la situación? O por el contrario ¿Te hace sentir incapaz? Siguiendo con el ejemplo, si realmente quisieras perder peso, una mejor pregunta sería “¿Qué puedo hacer para adelgazar y llegar a mi peso ideal empezando ahora mismo?” En esta pregunta también hay algo implícito, y es que efectivamente es posible adelgazar comenzando hoy mismo y que no eres tu gordura. Lo que te quiero mostrar es que si haces mejores preguntas obtendrás mejores respuestas. Asegúrate que tus preguntas vayan orientadas a buscar los recursos que ya se encuentran dentro de ti y que te puedan ayudar a solucionar la situación estás enfrentando. Por ejemplo, la pregunta “¿Seré capaz de hacer esto?”, es una pregunta que lleva implícito un sentimiento de duda e inseguridad, y ese sentimiento de duda te mantendrá en un estado en el cual no podrás obtener el máximo de tu potencial. Si preguntas con dudas solo obtendrás respuestas que justifiquen esa duda, así que encárgate de hacer preguntas que te empoderen. Desde ahora en adelante haz preguntas como: “¿Qué puedo aprender de este revés?” “¿Qué puedo obtener de esta situación para que me ayude a crear una mejor vida?” “¿Cómo puedo utilizar esta caída para crear más poder en mi vida?” - Es tu responsabilidad buscar mejores preguntas para obtener mejores respuestas. Ahora toma unos minutos para identificar 5 preguntas que sueles hacerte durante las mañanas y que generalmente dictaminan como te sentirás a lo largo de todo el día. Luego identifica las correspondientes preguntas y respuestas que vas a usar de ahora en adelante en reemplazo a esas preguntas. Este es un poderoso ejercicio de cambio y si no lo haces, no hay problema, nada sucederá, pero seguirás obteniendo los mismos resultados de siempre. Observa que no necesariamente puedes identificar preguntas, sino que este proceso también funciona si identificas ideas negativas, por ejemplo, en vez de pensar “Otra vez a trabajar” o “La misma rutina de siempre”, pregúntate: “¿Qué puedo hacer hoy que haga mi vida mejor de lo que es?” “¿Qué puedo hacer hoy que lleve a mi empresa a nuevos niveles de productividad?” “¿Qué puedo hacer hoy para conectarme aún más profundamente con mi familia?” - Ahora escucha a tu mente darte las respuestas y toma nota para poder poner estas respuestas en práctica. Te aseguro que verás un cambio dramático en tu vida. Toma esta decisión hoy mismo. Este puede ser tu primer paso para un gran cambio, y lo mejor es que puedes comenzar justo en este momento. A partir de ahora, en lugar de salir de casa por las mañanas con cientos de razones para tener un día miserable, o un día aburrido e improductivo, date a la tarea de buscar todos posibles los argumentos para tener un día exitoso y para tener hoy mismo el mejor día de tu vida. Importante: A lo largo del libro verás que hago referencia a las mañanas o a los primeros momentos del día, ya que es un momento clave para decidir cómo vivirás y experimentarás la jornada que tienes por delante. En el siguiente capítulo comprenderás mejor a lo que me refiero. Cambia la manera cómo empiezas el día La manera en que decides empezar tu día determina en gran medida la clase de día que tendrás por delante, y la importancia de este patrón mental radica en el impacto que tiene en nuestro comportamiento global. Todo pensamiento o comportamiento programa tu mente subconsciente, por lo que debes preguntarte de qué forma tu manera de levantarte por las mañanas está programando tu mente, qué hábitos está creando y qué ideas o creencias está anclando en tu subconsciente. Muchos de nosotros, sin intención, comenzamos a programar nuestra mente con mensajes negativos desde el preciso instante en que abrimos los ojos. Te puede parecer un tema ligero, pero la manera en que te levantas no solo afecta al resto del día, sino que poco a poco reafirma el tipo de motivación dominante que controla tu vida. ¿Qué quiero decir con “tipo de motivación dominante”? En varios de mis libros he mencionado el hecho de que las personas siempre buscan moverse hacia aquello que les pueda producir placer y buscan alejarse de aquello que les pueda producir dolor. Estos dos tipos de motivación, movernos hacia lo que queremos o alejarnos de lo que odiamos, no solo funcionan en direcciones opuestas, sino que también producen resultados totalmente diferentes. Veamos un ejemplo: Imaginemos que cuando suena el despertador tienes la costumbre de oprimir el botón que te permite dormir 5 minutos más y, cuando vuelve a sonar, tu mente subconsciente te dice “Bueno, ya es hora de levantarse” y te comienza a mostrar imágenes de las consecuencias negativas que pueden ocurrir si no te levantas: Tendrás que vestirte de prisa, quizás no podrás desayunar y tendrás que conducir a exceso de velocidad. Sin embargo, en ese momento decides dormir otros 5 minutos más y le vuelves a dar al botón. 5 minutos más tarde tu mente entra en estado de alerta y dice “¡Tienes que levantarte ya, o llegarás tarde al trabajo!”. Ahora las imágenes son de tu jefe enojado llamando tu atención, o tus clientes desesperados y furiosos por tu tardanza. Sin embargo, piensas “No. Hoy no hay tanto tráfico y me iré sin desayunar.” y duermes otros 5 minutos. Cuando suena nuevamente el despertador, tu mente ha entrado en un estado de alarma y te dice “Tienes que levantarte ahora mismo o serás sancionado, recuerda que ya has llegado tarde varias veces y, si sigues así, perderás el empleo.” Finalmente, solo te levantas cuando te visualizas perdiendo el trabajo, porque esa imagen te muestra una realidad que puede producir mucho dolor en tu vida, y tu mente hará lo necesario para evitar o alejarse de ese dolor. El ejemplo anterior es un caso típico de las personas cuya motivación dominante está en alejarse del dolor, pero ¿Cuál es el problema con este tipo de motivación? El problema está en que si lo único que logra que te levantes son las consecuencias negativas, es muy posible que tu mente actúe de la misma manera en otras áreas de tu vida, es decir, te conviertes en una persona reactiva y solo esperas hasta el último minuto para tomar acción. Por ejemplo, es posible que, aunque sepas que debes mejorar la comunicación con tu pareja, no le prestes atención hasta que veas que está a punto de abandonarte, o es posible que te conviertas en el tipo de persona que no se preocupa de sus finanzas sino hasta cuando ves que estás a punto de caer en la banca rota. Si solo reaccionas para evitar el dolor masivo asociado con una situación, probablemente serás una de esas personas que no intentará mejorar su situación personal o profesional hasta que el posible dolor de las consecuencias le resulte insoportable. Eso es vivir una vida reactiva y ese comportamiento inconsciente lo programas en tu mente cada vez que oprimes el botón de 5 minutos más. No pienses que estoy exagerando. Muchos de los malos hábitos que las personas adquieren comienzan como comportamientos aparentemente sin importancia, así que es crucial que prestes atención a esto. Veamos el caso contrario. Cuando suena el reloj te levantas con entusiasmo y piensas en las oportunidades que tendrás ese día, y el placer que estos logros te producirán. Si te dices a ti mismo “Hoy será el mejor día de mi vida” o “Hoy haré algo para acercarme a los objetivos que me he propuesto”, no solo estarás empezando el día de una mejor manera, sino que comenzarás a adquirir una motivación impulsada por acercarte hacia aquello que te pueda producir placer y, definitivamente, esta es una manera mucho más proactiva de vivir la vida. Trabaja conscientemente para lograr que tu motivación sea el moverte hacia las buenas consecuencias que vendrán como resultado de tomar acción inmediata, y no simplemente actuar motivado por evitar las malas consecuencias de tu falta de acción. Como veremos en capítulos posteriores, esta actitud proactiva es fundamental para tomar acción, y la acción es la única manera de generar los resultados que deseas y de salir de la rueda de hámster en la que te encuentras. De ahora en adelante, comprométete a cambiar la manera cómo te levantas. Piensa en algo distinto. Piensa en tus objetivos para crear el nivel de entusiasmo que te permita hacer de tu día un evento extraordinario. Mañana cuando abras los ojos, estarás empezando a tomar control de tu día en lugar de permitir que tu día te controle. Serás tú quién determine la clase de día que deseas tener, y no el clima, ni cuantas horas dormiste, ni el tráfico que puedas encontrar camino al trabajo. A partir de ahora tú tienes el control. Te desafío a hacerlo por una semana. No tienes nada que perder y sí mucho que ganar. No existe mejor motivación y mejor manera de empezar el día que examinar tus sueños y metas, y saber que este día que estás a punto de comenzar te puede llevar un paso más cerca de la realización de esos sueños. La siguiente idea tal vez te parecerá absurda, pero te pido que suspendas tus juicios hasta que hayas acabado de leer el capítulo: Nunca juzgues el día por el clima. Aunque pueda parecer ridículo, la verdad es que muchas personas tienen el asombroso poder de mirar por la ventana, examinar las condiciones climáticas y determinar con gran precisión la clase de día que tendrán. Lo curioso es que, en la gran mayoría de las ocasiones, estas personas están en lo correcto, pero no porque exista una relación directa entre las condiciones climáticas y nuestra actitud o nuestro rendimiento, sino porque estas personas han permitido que algo sobre lo cual no tienen absolutamente ningún control afecte su actitud. Lamentablemente, es muy común saludar a alguien diciendo “Buenos días, ¿Cómo estás?” y recibir respuestas como “¿Te parece bueno con este clima tan nublado?” o “Con este calor presiento que vamos a tener un día horrible”. Abraham Lincoln con solía decir “Toda persona es tan feliz como se propone serlo”, y si tú te has propuesto ser feliz sólo en los días soleados, así será. Lo peor es que no solo permitimos que un mal clima arruine nuestro día, sino que muchas personas permiten que ese día lluvioso les persiga y contamine todas las áreas de su vida. Si lo que puedes obtener del día depende solamente del clima, vas a tener una vida muy poco productiva. Cada día tienes la oportunidad de hacerlo un día extraordinario o simplemente un día más. Todo depende de en qué decidas enfocar tu atención. Si en lugar de salir de casa en la mañana y enfocarte en las nubes amenazantes, te enfocas en lo positivo, en tus metas, en tus sueños y en tus logros, probablemente tendrás un gran día y una gran vida. Cada día puedes optar por concentrarte en aquellas cosas que sabes que te producirán felicidad, entusiasmo y sentimientos positivos, o también tienes una segunda opción. Ahora, no sé por qué alguien en su sano juicio decidiría por esta segunda opción, pero lo cierto es que si lo que deseas es sentirte deprimido, infeliz, triste y derrotado, te aseguro que también podrás encontrar cosas y eventos en los cuales enfocar tu atención que te harán sentir de esa manera. Es sorprendente ver que hay personas que han programado su mente para que solo encuentre estos eventos para hacerlas sentir deprimidas, derrotadas y débiles. Tal vez conozcas algunas de estas personas a quienes les dices: “Que hermoso día para ir a la playa” y responden “Sí, pero no celebres todavía porque con seguridad llueve más tarde.” “Que hijo tan inteligente tienes. Es un genio para las ciencias y las matemáticas” y responden “Sí, pero tiene muchos problemas con la ortografía.” - - “Que bien te ves” y responden “Pero no sabes lo mal que me he sentido últimamente.” Lo peor de todo es que estas personas no solo enfocan sus mentes en sus debilidades o en sus errores, sino que hacen un zoom con la cámara mental de su subconsciente, toman este evento y lo utilizan para llenar toda la pantalla de su mente. Les dan proporciones gigantescas a cosas triviales. Si un día experimentan un tropiezo y, sin importar todos los logros que hayan podido obtener, dicen cosas como: “¿Por qué será que a mí todo me sale mal?” O si su pareja olvida agradecerle por algún favor especial dicen algo como “nadie aprecia lo que hago” o “nunca recibo un agradecimiento”. De repente, ese evento se convirtió en su todo y es cuando comienzan a decir cosas como “soy un fracasado” basado quizás en un único evento que acaba de ocurrir y sin tomar en cuenta todo lo demás que hayan podido lograr en las demás áreas de su vida. ¿En qué momento comenzamos a hacer este tipo de generalizaciones? Como lo sugiere el título de este capítulo, para muchas personas esta actitud comienza cuando se asoman por la ventana en la mañana, observan el cielo nublado y se dicen a sí mismas “Hoy será uno de esos días en que es mejor no levantarse”. Entonces, observa la importancia de este patrón de pensamiento, comienza tus mañanas pensando en qué harás para alcanzar tus objetivos y metas, y no juzgues el día por el clima, porque las repercusiones serán mucho más amplias que solo el clima. Aplicar este patrón de pensamiento es una simple decisión, y como veremos en el siguiente capítulo, gracias a las decisiones que has tomado estás viviendo la vida que has elegido vivir. Tienes la vida que has elegido Tienes la vida que estás dispuesto a soportar. Piénsalo. ¿Cuáles son esos problemas terribles y oscuros que estropean la felicidad de tu vida, que de otro modo sería una bendición? ¿Odias tu trabajo? ¿Estás en una mala relación? ¿Estás con sobrepeso? Bien, consigue un nuevo trabajo, termina esa relación, cambia tu dieta y ejercicio, o encuentra la ayuda que necesitas. Parece simple, ¿No? Incluso en aquellas cosas en las que aparentemente no tienes derecho de opinión, como la muerte de un ser querido o la pérdida de tu negocio, tienes mucho que decir sobre la forma en que decides vivir tu vida después de esos eventos. Si no estás dispuesto a tomar las medidas para cambiar tu situación, es decir, si estás dispuesto a soportar tu situación actual, entonces, te guste o no, esa es la vida que has elegido. Antes de pensar “pero ...”, permíteme decir una cosa más: Al defender tus circunstancias, en realidad estás invirtiendo tu energía para estar donde estás. Renuncia a los “peros”, ya que son exceso de equipaje para un viaje que requiere viajar ligero. “Las circunstancias no hacen al hombre, solo lo revelan” - Epicteto Como sugiere Epicteto, la verdadera medida de quién eres no se encuentra en tus circunstancias, sino en la forma en que respondes a ellas. Para comenzar este nuevo proceso, primero debes: - Dejar de culpar a la suerte. Dejar de culpar a otras personas. Dejar de culpar a influencias o circunstancias externas. Dejar de culpar a tu infancia o al barrio. Este concepto es fundamental para todo lo que viene en las siguientes páginas. Incluso culparte a ti mismo es totalmente inútil. Por supuesto, te enfrentarás a situaciones que aparentemente no puedes controlar, incluso puedes enfrentar circunstancias trágicas, como discapacidad, enfermedad o la muerte de un ser querido, pero siempre hay algo que puedes hacer para impactar esas circunstancias, incluso si las has tenido durante años y todavía no puedes ver el camino. Pero primero, debes estar dispuesto. Primero debes aceptar que, si bien hay cosas que han sucedido en tu vida en las que no has podido opinar, eres 100% responsable de lo que decides hacer con tu vida después de esos eventos. Siempre, cada vez y sin excusas. Créeme, te escucho diciendo “Estoy dispuesto a hacerlo, pero ...”. Cada vez que agregas el “pero” al final de esa declaración, te conviertes en una víctima. “El destino lidera los dispuestos y arrastra a los reacios.” - Seneca O controlas tu destino o tu destino te controlará. La vida no se detendrá por tus pausas y postergaciones. No se detendrá por tu confusión o miedo. Continuará sin ti. Ya sea que juegues una parte activa o no, el espectáculo continuará. Antes de continuar, hazte la pregunta: “¿Estoy dispuesto?”. Esa pregunta exige una respuesta. No puedes simplemente dejarla en la nada del universo. “¿Estoy dispuesto?” Busca una respuesta en tu corazón. - ¿Estoy dispuesto a ir al gimnasio? ¿Estoy dispuesto a trabajar en ese proyecto que he pospuesto? ¿Estoy dispuesto a enfrentar mis miedos sociales? ¿Estoy dispuesto a pedir un aumento de sueldo o a dejar este empleo? ¿Estoy dispuesto a seguir en un trabajo que odio? En resumen, ¿Estás dispuesto a dejar de vivir la vida que tienes y comenzar a vivir la vida que estás buscando? A menudo nos etiquetamos como procrastinadores o perezosos o desmotivados, cuando en realidad, simplemente no estamos dispuestos a hacer lo que se necesita para tener la vida que queremos. El famoso filósofo y politólogo Nicolás Maquiavelo dijo una vez: “Donde la disposición es grande, las dificultades no pueden ser grandes.” Considera eso por un segundo. No importa a lo que te enfrentes en la vida o qué obstáculo estés tratando de superar. Si estás dispuesto a generar ese estado de buena voluntad, será tu puerta de acceso para hacer el esfuerzo, dar los pasos, lidiar con los reveses, y finalmente crear el progreso y el cambio que estás buscando en tu vida. Te pregunto nuevamente: ¿Estás dispuesto? Tal vez, de hecho, no estás dispuesto. En muchos casos, esa puede ser la mejor respuesta que puedes dar. Algunas veces, declarar tu falta de voluntad puede ser tan poderoso como declarar voluntad. ¿Estás dispuesto a vivir con un cuerpo que no es saludable? No. ¿Estás dispuesto a seguir viviendo de cheque a cheque? No. ¿Estás dispuesto a aguantar relaciones insostenibles? No. La falta de disposición también proporciona un acceso para tomar una acción urgente a tu situación. Solo cuando no estés dispuesto a continuar sintiéndote insatisfecho, harás el esfuerzo necesario para realizar un cambio. Solo cuando ya no estés dispuesto a aguantar más tonterías, tomarás tu pala y comenzarás a cavar. A veces no hay mayor motivación para cambiar que la falta de voluntad para hacer “esto” por más tiempo. ¿Cuál funciona para ti? A veces no importa lo que te preguntes o cuántas veces lo hayas intentado, simplemente no puedes reunir la disposición suficiente para cambiar nada. Al final de todo, puede que tengas que enfrentar la fría realidad de que tu única disposición ha sido permanecer igual. No has querido cambiar tu vida y en algún lugar de tu corazón sientes que está bien vivir de esta manera. ¡Vamos! de haber querido cambiar, ya lo hubieras hecho. Debes tener cierta tolerancia para que tu vida sea así y eso está bien. Reconocer directamente que tomaste la decisión de quedarte donde estás puede ser tan poderoso como la decisión de cambiar. ¿Por qué? Porque a veces reconocer que de voluntad propia te pusiste en un lugar donde no estás satisfecho, es a menudo todo el impulso que necesitas para saber que ahora puedes hacer un cambio real y duradero. Tienes que hacer esto sin culparte y sin convertirte en una víctima de tu carácter. En el momento en que te das cuenta de que cognitiva y sistemáticamente te pusiste aquí, cognitiva y sistemáticamente puedes salir. El hecho de reconocer y hacer frente a tu falta de voluntad para cambiar, puede crear una franja de luz de motivación. En algunos casos el problema está en que nuestros objetivos simplemente no están conectados a nuestra realidad. Por ejemplo, probablemente a todos nos gustaría a ser inmensamente ricos, pero, ¿Estás dispuesto a hacer lo que se necesita para ganar esa cantidad de dinero? ¿Está dispuesto a trabajar 60, 70, 80 horas semanales, o dejar de tomar vacaciones para hacer el trabajo que hay que hacer? ¿Estás dispuesto a asumir más responsabilidad y, sobre todo, a arriesgarlo todo? Si realmente quieres estas cosas, entonces ¡Ve por ellas! Comienza hoy, diseña tu estrategia, enfrenta tu realidad y, lo más importante, toma las acciones necesarias. Sin embargo, si no estás dispuesto a trabajar 10 o 20 horas extra a la semana y a aumentar tus responsabilidades, entonces deja de fingir. Hacer frente a tu falta de voluntad para asumir cierto tipo de acciones te dará mucha más capacidad de amar la vida que tienes y de crear algo de espacio para comenzar a luchar por las otras cosas que sí quieres. Cuando empiezas a ver el mundo a través del lente de lo que estás dispuesto y no estás dispuesto a hacer, en lugar de lo que crees que quieres y no quieres, las cosas empiezan a ser mucho más claras. En lugar de perder tiempo preocupándote por las cosas que otras personas tienen, podrás empezar a centrarte en lo que realmente importante para ti. Te darás cuenta de que una vez que reemplazas la envidia y el deseo con la voluntad de cambiar, las cosas comienzan a tomar forma. Cuando entendemos lo que verdaderamente estamos dispuestos a hacer, tomamos de nuevo el control sobre los pensamientos y sentimientos que dirigen nuestro comportamiento. Tienes la capacidad de determinar conscientemente cuál es tu verdad. Ya no tendrás pensamientos del tipo “Soy un fracaso porque estoy sepultado en deudas”. Eres y siempre has sido el dueño de tus opciones. Una vez que encuadras los obstáculos como una cuestión de “voluntad” y “disposición”, en lugar de culpar a las circunstancias, puedes romper las barreras autoimpuestas que te están deteniendo. Te darás cuenta de que cuando estás dispuesto a hacer lo necesario, no importa nada más, pero es vital que, una vez superado el drama del pasado, debes comenzar a moverte, debes tomar las acciones necesarias. Sólo así conseguirás salir del remolino emocional y a experimentar nuevos resultados, y es sobre esto que hablaremos en el siguiente capítulo: El poder de tus acciones, o falta de ellas. Cambia tu vida cambiando tus acciones Imagina esto: Estás en el trabajo, tienes algo que terminar, pero sientes que no estás en tu día más productivo. Echas un vistazo al reloj, las 10:34. “Ah, bueno, al menos no falta mucho tiempo para el almuerzo.” “Hmm, ¿Qué voy a comer hoy? Oh, me gustaría probar ese nuevo restaurant. Mi compañero dijo que es muy bueno, pero antes debería averiguar si se ajusta a mi presupuesto...” De repente te vuelves a la realidad y te encuentras mirando el cursor parpadeante en la pantalla del ordenador. “Oh, soy muy malo en esto. Hoy no es mi mejor día. Necesito un poco de energía.” Antes de que lo sepas, has abierto el navegador de internet y estás mirando uno de tus sitios favoritos para perder el tiempo: Facebook. “Veamos si hay algo interesante…” Regresas a dar un vistazo rápido a la realidad. Revisas tu correo electrónico. Un mensaje de la compañía de tu tarjeta de crédito. “Estoy tan endeudado. Nunca podré salir de este lío.” Luego ves una notificación de ese sitio de citas en línea al que te suscribiste hace unas semanas. “Nunca voy a encontrar a alguien. Mi vida amorosa es un desastre. Tal vez no sirvo para estar con alguien.” Alguien pasa junto a tu escritorio y comienzas a golpear frenéticamente el teclado fingiendo estar muy ocupado. “Uf, ¡Eso estuvo cerca!” Miras el reloj de nuevo, las 11:13. Otra media hora desperdiciada. “Realmente debería ponerme a trabajar... pero lo haré después de...” ¿Esto te suena familiar? Tal vez no trabajas en una oficina, pero puedes reconocer esa sensación de temor cuando te enfrentas a algo que no quieres hacer. Prefieres hacer cualquier cosa, o incluso hacer nada, en vez de hacer la tarea en cuestión. Finalmente, esa lista de “tareas por hacer” rápidamente se convierte en una lista de “tareas que no quiero hacer.” La verdad es que todos hacemos esto de vez en cuando. Incluso las personas más productivas y exitosas tienen este tipo de pensamientos. Entonces, ¿Qué es lo que separa a las personas de éxito del resto? Ellos entienden (conscientemente o no) algo muy simple: Las cosas que piensan y las que hacen no siempre tienen que estar alineadas. No eres tus pensamientos. No te defines por lo que hay dentro de la cabeza. Eso es una mentira. Eres lo que haces. Eres tus acciones. No se trata de que las personas de alto desempeño nunca duden de sí mismas o nunca tengan el deseo de posponer o evitar una situación en particular. Tampoco es que siempre quieran hacer lo que deberían hacer. Las personas de éxito simplemente se enfocan y actúan, pase lo que pase. Sería genial si pudiéramos simplemente decidir no tener nunca un pensamiento negativo, pero eso no es una expectativa realista. No importa cuánto te esfuerces, inevitablemente vas a tener algún pensamiento negativo ocasional, tal vez todos los días o tal vez cientos de veces al día. Vas a tener días en los que no desearás salir de la cama, en los que no quieres ir a trabajar, en los que no te quieres hacer cargo de tus responsabilidades, pero igualmente lo harás. Ya lo haces. Todos los días te involucras en actividades que realmente no quieres hacer, y esa es una buena noticia: Eso significa que ya tienes un músculo entrenado para actuar sin importar los pensamientos negativos. La única forma de cambiar tu vida es mediante la acción y no por “pensar en hacer”. Los pensamientos sin acciones son sólo eso, pensamientos. Tus pensamientos negativos sobre ti mismo, sobre otras personas, o sobre tus circunstancias no tendrán ningún impacto en tu éxito, siempre y cuando los dejes donde están. La mejor manera de cambiar tu forma de pensar es haciendo lo que tienes que hacer. Sabemos que tus pensamientos pueden convertirse en tu realidad, y cuando tu realidad es actuar sobre las cosas que son tu mejor interés, tus pensamientos cambiarán para coincidir. Piensa en esto: Tus pensamientos (y los sentimientos resultantes) no siempre están alineados con lo que es el mejor interés de tu vida (tu salud, tus finanzas, o tu potencial) y muchas veces esos mismos pensamientos y sentimientos te están alejando de tu potencial. Si te dejas controlar por tus pensamientos, cosas como la duda, el miedo, la procrastinación o la frustración gobernarán tu día en lugar de la clase de acción positiva que realmente te impulsará hacia adelante. Si siempre atacas la tarea en cuestión sin dudar, ¿Qué pensarás la próxima vez que tengas algo importante que hacer? Comenzarás a actuar instintivamente con independencia de los pensamientos negativos. ¿Has notado que cuando estás totalmente inmerso en algo, todos tus problemas o conversaciones negativas parecen desaparecer? Cuando estás cognitivamente y genuinamente comprometido en una práctica o proyecto, la charla interna se hace más y más silenciosa. Recuerda: Tus pensamientos pueden convertirse en tu realidad, pero solamente a través de tus acciones. La próxima vez que estés sintiendo o experimentando cualquier tipo de pensamiento negativo, pasa de inmediato a la acción. Actúa según tu mejor interés con independencia del pensamiento. “La inacción genera dudas y miedos. La acción genera confianza y coraje. Si quieres vencer el miedo, no te sientes en casa a pensar en ello. Sal y busca algo que hacer.” - Dale Carnegie Cuando elegimos la acción en lugar de la inacción, cuando actuamos más allá de nuestros pensamientos automáticos, comenzamos a olvidarnos de las cosas que nos molestan. En pocas palabras, cuando actuamos, simplemente no tenemos tiempo para nada más. Es difícil concentrarse en tus preocupaciones cuando estás ocupado haciendo las cosas. Todo es cuestión de impulso. Una vez que hayas comenzado, será más fácil mantenerte en movimiento, pero tienes que poner tu llave en la ignición y poner el coche en marcha por primera vez. Si quieres llegar a donde vas, tendrás que tomar el volante, tendrás que doblar en las curvas y pisar duro el pedal del acelerador, estés listo o no. Ahora te pido que hagas algo diferente a lo que normalmente haces. Quiero que te comportes de una manera independiente de tus pensamientos negativos típicos o improductivos. No esperes a que llegue el estado de ánimo perfecto. Simplemente actúa. Deja a un lado tus pensamientos negativos y comienza a moverte hacia donde sabes que tienes que ir. Cambia tu vida cambiando tus acciones. Esa es la única manera. Piensa en las personas más grandes que conocemos en la historia. ¿Crees que Gandhi, Abraham Lincoln, Nikola Tesla o Steve Jobs despertaron todos los días en el estado de ánimo perfecto viendo “todo de color rosa”? ¡NO! Eran sacudidos por la misma clase de pensamientos negativos que tú, pero actuaron de todos modos y, si no hubieran tomado medidas, nunca habríamos sido testigos de su grandeza o sabiduría. La vida es ahora y nunca tendrás un mejor momento para tomar acción que este. Con el tiempo tendrás pensamientos más positivos, pero por ahora no conseguirás nada estando allí sentado. Podrías ser la persona más inteligente del mundo, pero eso no significa nada si no tomas medidas. Cambia tu vida cambiando tus acciones. Protégete de los mensajes negativos En el capítulo anterior hablamos del poder de las acciones sobre los pensamientos, sin embargo, eso no quiere decir que los pensamientos no sean importantes. Sigue siendo fundamental aprender a controlar tus pensamientos negativos, y la mejor forma de hacerlo es controlando los mensajes negativos que recibes, y eso es lo que veremos a continuación. He leído sobre el secreto del éxito en muchos libros. También lo he oído de labios de grandes triunfadores, y ese gran secreto puede ser resumido en estas simples palabras: “Te convertirás en todo aquello que piensas constantemente.” Como vimos en el capítulo anterior, la acción es el catalizador que convierte los sueños en realidad, pero son los pensamientos que guardas en tu mente los que influyen en tus decisiones a corto y largo plazo. Eso es todo, es así de simple. Es tan simple que es inconcebible que muchos de nosotros nunca lo descubramos. Todo lo que entra a tu mente a través de los sentidos, de manera consciente o inconsciente, queda grabado en ella para siempre e influye en tus sentimientos, acciones y resultados. Toda acción está precedida por un pensamiento, y todo pensamiento es el resultado de aquello que entra y encuentra cabida en tu mente. Es por esa razón que si logras controlar lo que entra en tu mente a través de lo que lees, escuchas en la radio, o lo que ves en la televisión, podrás tener un mayor control de tus pensamientos y tus acciones. No estoy sugiriendo que debes bloquear la realidad que te rodea o que debas ser ignorante de los problemas que existen a tu alrededor. Lo que estoy diciendo es que no hay necesidad de bombardear tu mente con altas dosis de información negativa para sentir que eres consciente de los problemas que aquejan al mundo. Eso es innecesario. Por ejemplo, no es necesario que lo primero que hagas cuando te levantas por la mañana sea leer las noticias negativas que inundan la gran mayoría de los periódicos. Tampoco necesitas escuchar noticias negativas antes de desayunar o camino al trabajo. Tampoco es necesario llegar a casa en la noche y descansar mirando 2 o 3 noticieros solo para sentir que estás informado de la realidad del mundo. Te digo esto porque yo era una de las personas que solía creer que era vital estar constantemente informado de todas las tragedias que ocurrían en el mundo, hasta que caí en la cuenta que, no solo era innecesario, sino que era contraproducente y devastador. Quiero que entiendas que todo lo que entra en tu mente afecta y moldea tu actitud y tus pensamientos, pero quizás tu problema no sean las noticias, sino las telenovelas, igualmente contraproducentes. Las telenovelas forman creencias sutilmente y moldean los valores de quienes la miran. Otras personas son asiduos lectores del horóscopo, o del tarot, o de las líneas de la mano. Podrías decir “Ah, pero la verdad yo no creo en eso y solo lo hago para distraerme o por curiosidad”, pero son estos mensajes a los que no les prestamos mucha atención, y que incluso los aceptamos con cierto humor, los que moldean nuestras creencias, valores y determinan nuestras decisiones. Te sugiero que desde hoy comiences a prestar más atención al tipo de información que estás permitiendo que llegue a tu mente, y comiences a reemplazar la información negativa por información que te ayude a desarrollar una visión positiva del mundo y que te ayude a afianzar las cualidades triunfadoras que existen en tu interior. ¿Cómo puedes comenzar a tomar control de la clase de información que está llegando a tu mente? Es muy simple. Comienza por evaluar la calidad, los valores y el nivel de éxito de las fuentes de las que proviene dicha información. Esto es lo que se conoce como el proceso de asociación y funciona así: Eres el resultado de todo aquello con lo cual te asocias. En otras palabras, si quieres aprender a beber, entonces ve a una cantina, busca al mejor borracho que frecuente ese bar y asóciate con él, hazlo tu amigo y aprende. Es solo cuestión de tiempo para que termines igual que él. Ese es el proceso de asociación. Hay un par de dichos muy sabios que me recuerdan este principio: “Al que vive entre la miel, algo se le pega” y “Dime con quién andas y te diré quién eres.” Si deseas aprender a tener éxito y triunfar en la vida, entonces debes asociarte con ideas y con personas de éxito. No puedes asociarte con perdedores, con malas ideas o alimentar tu mente con basura y esperar que cosas buenas salgan de ella. ¿Quieres triunfar? La única manera de hacerlo es asociando tu mente con ideas de éxito y es tu responsabilidad buscar las fuentes que te provean con estas ideas de éxito. Hay cuatro factores que influyen en tu actitud, y de una u otra manera determinaran la clase de persona en la cual te convertirás. Estos son: Los libros que leas, los audios que escuches, los videos que veas y la clase de personas con las cuales te asocies. Estos cuatro factores juegan un papel decisivo en si logras alcanzar tus metas o no. Se estima que en el mundo occidental pasamos 500 horas al año trasladándonos hacia nuestros trabajos. Imagina si usas esas 500 horas para alimentar tu mente con ideas de éxito en lugar de utilizarlas para escuchar noticias o para quejarte del tráfico. Piensa en el cambio que podrías experimentar en tu vida. Asóciate con triunfadores, con personas que saben para donde van, con personas que apoyen tu decisión de triunfar y que saquen a relucir lo mejor de ti. Evita a las personas que disfrutan criticar, evita a los pesimistas y ten cuidado con los charlatanes y los mentirosos, aléjate de las personas que viven de los chismes y, sobre todo, cuídate de los ladrones de sueños. Piensa en cuantas veces has compartido de manera entusiasta con un amigo, un colega o un familiar, una idea o una resolución que hayas tomado y has escuchado frases como estas: - “Mira, te diré esto porque soy tu amigo.” “No hombre, se realista.” “Sabes, te daré una crítica constructiva porque te estimo.” “Es mejor que lo escuches de mí y no de otra persona.” “¿¡Qué harás que!?” “Hombre, bájate de esa nube.” ¿Has recibido este tipo de comentarios? Y por lo general, lo que viene después de todos esos comentarios es que nos dicen todo lo que saldrá mal, nos comparten una frase funesta en la cual hemos perdido todo y nos encontramos hundidos en la miseria y, de repente, sin darnos cuenta hemos permitido que esta persona, tal vez sin malas intenciones, pero que no tiene toda la información o que no posee la misma entrega por esa meta que nosotros, apague el fuego que crecía en nuestro interior. He visto que esto les ocurre a muchas personas, una y otra vez. Muchas personas renuncian a sus sueños simplemente porque permitieron que otras personas le robaran esos sueños. Recuerda, la responsabilidad de cuidar la clase de información que llega a tu mente es tuya. Acepta tu responsabilidad ahora mismo y examina la información con la que estás alimentando tu mente. En el siguiente capítulo te mostraré que no sólo eres responsable por la información que pones en tu cabeza, sino por cada uno de los resultados que generas, “positivos” o “negativos”, y siempre estás consiguiendo los resultados que deseas. Eres un ganador, para bien o para mal. Te estás ganando la vida que tienes ¿Si te dijera que aun cuando piensas que estás “perdiendo” en la vida, en realidad estás “ganando” y todo lo que sucede es realmente una victoria? Es verdad. Y eso no es sólo una jerigonza de autoayuda. Eres un campeón. Has alcanzado objetivo tras objetivo y tienes un récord invicto. Todo lo que te propones se hace realidad. Probablemente estés empezando a pensar que he perdido la cabeza. Tal vez estás convencido de que estoy hablando con otra persona, con cualquier persona, pero no contigo. Me explicaré antes de que termines por cerrar este libro. Imagina el siguiente escenario: Sientes que toda la vida has estado buscando el amor. Has estado buscando a esa persona especial con la que compartir tu vida. Sin embargo, hasta el momento, eso no ha sucedido (Recuerda que este es un ejemplo y puedes utilizar cualquier área de tu propia vida en la que te sientas atrapado en un ciclo). Has conocido algunas personas, has tenido algunas relaciones, pero todas terminaron en más o menos poco tiempo. Tu sueño nunca se materializó. El cuento de hadas inevitablemente llegó a su fin, y a menudo, es un fin con el que estás muy familiarizado. Después de un tiempo, comienzas a perder la esperanza. Te empiezas a preguntar si alguna vez encontrarás a la persona de tus sueños. ¿Tal vez no estás hecho para mantener una relación? “¿Alguien alguna vez me querrá?” “¿Por qué tengo tan mala suerte?” “¿Por qué siempre atraigo al mismo tipo de persona?” Si miras hacia atrás, verás que las historias de tus relaciones son siempre iguales, excepto que tienen diferentes personajes. Entonces, un día, te encuentras con alguien, salen algunas veces y te das cuenta de que disfrutan de estar juntos. Las cosas están saliendo muy bien, y así pasan semanas y meses. Con el tiempo llega el día en que te sientes enamorado, pero comienzas a preguntarte “¿Será la persona correcta?”. La felicidad y la emoción son vigorizantes. Sin embargo, en algún momento las oscuras nubes de la duda comienzan a rondar en tu cabeza. Todo inicia con pequeñas dudas que crecen lentamente hasta que, finalmente, se desata la tormenta. Inmediatamente “el amor” comienza a derrumbarse. Las cosas más pequeñas adquieren proporciones enormes. La química se evapora lentamente hasta que la relación es un desierto árido y seco, hasta que pronto deciden terminar la relación y quedas con el corazón destruido. “Uff. No otra vez”. Estás herido, aplastado, pero de alguna manera estás seguro de que algún día las cosas saldrán bien. Algún día. Sin embargo, no te estás dando cuenta de que las cosas efectivamente salieron bien. A pesar de que puedas verlo y sentirlo como una pérdida, es, de hecho, una rotunda y gloriosa victoria. ¡Hurra! La verdad es que te estás ganando la vida que tienes. “¿Qué pasa si no quiero esta vida?” No importa, esta es la vida que te estás ganando. ¿Cómo puedo llamar a una relación fallida una victoria? Bueno, no te diré lo mismo que los cientos de memes de internet que te dicen lo grande y perfecto que eres y que el resto del mundo es el problema. No. ¿Has pensado que tal vez lo único que te motiva es probar la idea de que nadie te amará? Te concentraste en ver y exagerar problemas donde aparentemente no había ninguno. Estabas convencido de que no eras digno de una relación exitosa, por lo que de forma sistemática te dispusiste a probarlo y tuviste éxito. ¡Felicitaciones! Es posible que el ejemplo anterior no te represente. Tal vez estés felizmente casado con el amor de tu vida, pero mira en tu propia realidad y busca en las partes de tu vida donde tienes más dificultades y donde parece que siempre estás perdiendo. Nuestros pensamientos son tan poderosos que están constantemente empujándonos hacia nuestros objetivos, incluso cuando no nos damos cuenta de cuáles son esos objetivos en realidad. Tu cerebro está conectado para ganar y siempre lo hace. Esto no sólo se aplica a tus relaciones. Esta misma dinámica está en juego en tu carrera, tu condición física, tus finanzas, y en todo lo que haces. Estás conectado mentalmente para ganar y el problema viene cuando lo que realmente quieres en un nivel subconsciente es diferente de lo que crees que quieres. En su investigación, el Dr. Bruce Lipton, científico y biólogo celular conocido por su teoría de que los genes y el ADN pueden ser manipulados por las creencias, encontró que el 95% de lo que hacemos en nuestro día a día es controlado por nuestro subconsciente. Piensa en eso por un momento. Eso significa que de todas las cosas que dices o haces, sólo una pequeña fracción las dices o haces con un verdadero sentido de la voluntad. El camino que sigues por la vida es trazado por tus pensamientos más profundos y tu cerebro está constantemente empujando a lo largo de ese camino, ya sea que conscientemente lo quieras tomar o no. ¿No puedes aumentar tus ingresos? ¿No puedes bajar de peso? ¿Has considerado las creencias subconscientes y ocultas sobre tus ingresos y tu peso que puedan estar dirigiendo tus acciones (o falta de acción)? Estas creencias subconscientes te relacionan automáticamente como perteneciente a una determinada clase económica, a una determinada condición física y las acciones impulsadas por estas creencias subconscientes sirven para mantenerte en tu lugar. Vivimos en dominios o mundos. Digamos que ganas 30 mil dólares al año. Eso es un dominio y toda la planificación y estrategias que piensas son parte de ese dominio. Lo creas o no, no necesariamente es más difícil ganar 60 mil dólares al año que ganar 30 mil. Puedes pensar que lo es, pero créeme, no lo es. Si bien es importante identificar en qué estás trabajando y si estás siendo productivo, a veces solo es cuestión de entrar en otro dominio. ¿Cómo se hace? En primer lugar, tienes que descubrir y comprender las formas en que tú mismo te has limitado y las conclusiones a las que has llegado sobre ti mismo, sobre los demás y sobre la vida misma. Estas conclusiones son el límite de tu potencial y sólo cuando hayas superado estas conclusiones podrás experimentar una vida fuera de tus límites actuales. El punto que quiero que comprendas es que estás ganando en todos los dominios que estás jugando, y ahora llegó el momento de mirarte al espejo para saber de dónde exactamente están viniendo tus victorias. Mira tus áreas problemáticas. ¿En qué área de tu vida estás teniendo más dificultades? ¿Es tu carrera? ¿Es un hábito negativo? ¿Es tu dieta? Tal vez estás postergando constantemente el trabajo hasta el último minuto y esperas hasta que la presión por un proyecto inconcluso se hace insoportable. Siempre estamos ganando para demostrar algo. En el caso anterior, estas ganando para demostrar que no tienes tiempo suficiente, o que eres un procrastinador, o un perdedor por hacer las cosas en el último minuto. O tal vez sea otra cosa. La clave aquí es auto cuestionarse y mirar tus acciones. “¿Cuál es el verdadero objetivo de todo lo que hago o no hago?” “¿En qué tendré razón cuando todo esté dicho y hecho?” Al igual que en el ejemplo anterior sobre las relaciones románticas, tenemos ciertas creencias sobre nosotros mismos o la vida en general, y nuestra mente se enfoca en probarlas a través de nuestras acciones cotidianas. Ahora haz girar los engranajes en tu cabeza y piensa ¿Qué es lo que quieres probar? “No soy digno de amor”, “No soy inteligente”, “Soy un fracaso”, “No soy tan capaz como solía ser”. Con este tipo de pensamientos repetitivos alojados en tu mente subconsciente no es de extrañar que seas un maestro en demostrarlos consistentemente ¿Estás de acuerdo? Para tener éxito en algo de manera más positiva, tendrías que demostrar que esas creencias tan firmemente arraigadas en tu mente están ¡Equivocadas! Y eso sería una sacudida de suelo casi imposible de soportar. De hecho, sería desestabilizar los cimientos mismos de la persona en que te has convertido. Date un tiempo para la introspección. Esto es algo que no puedo hacer por ti. Si es necesario, escribe los patrones que vas descubriendo. Une las piezas del rompecabezas. Busca y conecta las diferentes situaciones que entran en juego en tu vida. Toma nota de las veces que rompiste tu promesa de dieta, de ahorrar dinero, o de decir lo que piensas. Recuerda cuántos días te has saltado el gimnasio. Elije uno y ve si puedes descubrir tus “victorias.” Cualquiera que sea el dominio en que estés ganando, comenzarás a darte cuenta de algo: Eres muy bueno en eso. Una vez que te hayas tomado el tiempo para analizar tu propia vida a través de esta nueva lente, comenzarás a ver que lo que digo es cierto y que realmente estás conectado para ganar. Realmente puedes lograr (y lo haces) todas las cosas que te propones. En este momento, tu mente es insuperable cuando se trata de demostrar que no eres digno de amor, que eres perezoso, que siempre vas a estar fuera de forma o que no tienes dinero, pero ahora sólo tienes que apuntar en la dirección correcta para que puedas ganar en algo que elijas conscientemente. Recuerda, cuando explores y descubras qué es en lo que realmente has estado ganando, no se trata de luchar o resistirse a esos pensamientos y acciones, sino más bien, se trata de cambiar de dirección fijándote nuevos objetivos y resultados. Este es el tipo de trabajo que eleva tu conciencia y te envía señales de alerta cuando te estás saliendo de curso. La comprensión de tus patrones de pensamiento es la mejor forma de alterar tus pensamientos más profundos. En capítulos anteriores ya hemos hablado sobre el efecto devastador que tienen las actitudes negativas, ya que se propagan a todas las actividades de tu vida, y lo mismo ocurre con las experiencias negativas. Sobre eso hablaremos en el siguiente capítulo. Las experiencias negativas se propagan Siempre hay momentos en la vida cuando nos sentimos un poco derrotados. Te podrías estar enfrentando a un gran problema: Fuiste despedido, tu pareja pidió el divorcio, destrozaste tu coche, o tal vez las tres cosas al mismo tiempo. O podría ser algo menos grave: Manchaste tu camisa favorita, tu perro utiliza tus zapatos como juguete, no dormiste bien anoche, o quemaste la cena. La cuestión es que, sea cual sea, las experiencias negativas se propagan, al igual que una sustancia química tóxica. Esas experiencias se filtran en todos los aspectos de nuestras vidas. Por ejemplo, si estás teniendo problemas financieros, consciente o inconscientemente estás llevando la tensión a la cena, lo que significa que no disfrutas de tu comida, comienzas a sentirte alejado de tu familia, sientes resentimiento hacia tu pareja, te molestas cuando el perro ladra o cuando los vecinos hacen demasiado ruido. Las pequeñas cosas, como el tráfico y las filas, solo hacen a aumentar tu frustración. Es como si toda tu vida estuviera contaminada, ya que los problemas más pequeños han afectado tu rutina general. Al igual que cuando derramas una taza de café en tu escritorio, los pequeños problemas se propagan rápidamente y crean otros más grandes. A medida que el líquido derramado fluye sin cesar hacia tu ordenador portátil, el teléfono y la pila de papeles, se crea un caos al azar, en el que en un intento desesperado por negar el desastre arrojas una servilleta, creando un lío aún mayor. Finalmente, un pequeño desastre influye en todas las áreas de tu vida hasta que esas emociones particulares se convierten en la lente a través de la cual ves todo el mundo. Comienzas a creer firmemente que... “La vida es demasiado dura”, “Nunca voy a superar esto”, “Todo el mundo es un idiota”, “Ya he terminado con esto, no lo volveré a intentar.” Lo importante es saber que ninguno de estos sentimientos refleja la realidad, sino más bien tu percepción de la realidad. Para hacer frente a estos momentos, tenemos que cambiar nuestra forma de ver nuestros problemas y adoptar un nuevo enfoque poderosamente positivo. “Si todas nuestras desgracias se pusieran en una balanza en comparación a las desgracias del resto del mundo, la mayoría de la gente quedaría feliz y se alejaría en silencio.” - Sócrates Cada uno tiene sus propios problemas, y la vida no es perfecta. Nunca lo será. No lo fue hace 2.000 años y ciertamente no lo será hoy ni mañana, pero si somos brutalmente honestos con nosotros mismos, nos daremos cuenta de que nuestros propios problemas son bastante insignificantes en comparación con los problemas del resto del mundo. Piénsalo. Si estás leyendo esto, es probable que tu vida no sea tan dura como la de un niño en Somalia o un intocable en la India. Es probable que tus problemas sean bastante más pequeños en comparación con las personas que vivieron antes de que existiera la medicina moderna o la electricidad o los coches o las leyes. Tampoco se trata de viajar por el mundo o en el tiempo para hacer una comparación. Solo ve al otro lado de la ciudad o mira alrededor de tu vecindario, y es casi seguro que verás un montón de personas con problemas más graves que los tuyos. Si estás arrugando la frente preguntándote “¿De qué forma me ayuda esto a resolver mis problemas?”, te responderé: No lo hace. Nada de esto cambiará por ti el neumático desinflado de tu coche ni depositará 10 mil dólares en tu cuenta bancaria. Ahora, sólo por un momento de tu existencia significativa, deja de recoger la pelusa de tu ombligo y mira a tu alrededor. Conéctate a tu realidad en vez de estar emocionalmente empapado con la auto narración de tu vida. Sin embargo, te entiendo. Tú y yo sabemos que cuando ocurre un desastre es un reto permanecer sensato. Nuestros problemas siguen siendo reales y siguen doliendo, por lo que a continuación te enseñaré un ejercicio que me ha sido de mucha utilidad durante años. Ahora tienes que comenzar a usar tu imaginación. Cuando comiences a tener esas sensaciones negativas e incomodas, da un paso atrás e imagina tu vida como lo que realmente es. En primer lugar, imagínate delante de tu vida, mirándola como si esta fuera la vía de un ferrocarril, recorriendo hacia la izquierda y la derecha hasta donde el ojo puede ver. Por supuesto, las vías del ferrocarril no están apoyadas en medio del vacío, sino que recorren a través del campo, ciudades, túneles, puentes, a través de extensiones de océano, alrededor de las montañas, de cañones y ríos. Imagina la magnitud y variedad de paisajes de los alrededores. Ahora mira hacia las vías que están a la izquierda. Ese es tu pasado. Es de dónde vienes. Es el terreno que ya has cubierto en tu viaje por la vida. Sigue las vías de tu pasado. Al caminar, verás frente a ti toda tu vida y todo lo que te ha ocurrido. Tomate el tiempo para pensar acerca de las experiencias más memorables de tu vida. Quizás recuerdas el viaje con el amor de tu vida. Tal vez sea el nacimiento de tu primer hijo y la sensación de mantenerlo en tus brazos. Llega hasta cuando tomaste esas vacaciones con tu familia y pasaste unos días en el paraíso. ¿Qué pasó cuando compraste tu primera casa? ¿O al conseguir ese trabajo que querías? Sea cual sea tu pasado, saborea el recuerdo de todas y cada una de las experiencias maravillosas. Dependiendo de donde estés hoy, tendrás decenas o cientos de grandes experiencias para mirar hacia atrás: graduaciones, promociones, premios, fiestas, relaciones. Pero no solo te limites a los buenos recuerdos, también piensa en los malos recuerdos. Recuerda todos los momentos en los que sufriste reveses o fuiste derribado. Las discusiones, las rupturas, las multas por velocidad o las deudas. Si tuviste una infancia dura, deja que todo aparezca aquí, desde lo más trágico y traumático a lo meramente irritante o molesto. ¿Recuerdas esa ruptura con tu pareja que te dejó deprimido durante meses? ¿O cuando te despidieron de tu trabajo? Recuerda todos los problemas que enfrentaste y que eventualmente superaste. Una gran cantidad de estos problemas pueden ser muy similares a los que enfrentas hoy. Probablemente también sentiste las mismas emociones en ese entonces. Pensaste que nunca superarías a tu ex, que nunca encontrarías un mejor trabajo, o que no sobrevivirías a la humillación de alguna situación, pero lo hiciste. Te levantaste y llegaste hasta donde estás hoy. En este momento algunos de esos problemas incluso podrían parecer un poco tontos. ¿Puedes creer lo mal que te sentías cuando recibiste una mala calificación en el examen de matemáticas en la escuela? ¿O lo mal que se sentiste cuando nunca recibiste una segunda cita con esa chica o chico que te gustaba? Incluso los problemas más graves en su momento probablemente parecen muy diferentes hoy en día. Después de todo, atravesaste por ellos y te ayudaron a dar forma a lo que eres hoy. Ahora que has viajado hasta el final de la pista en una dirección, es el momento de dar la vuelta. A la derecha, si no te has dado cuenta, está tu futuro. Aquí es donde encontrarás las cosas que están por venir, todas esas experiencias y eventos que te esperan en la vida. Nuevas relaciones con personas que todavía no conoces. Nuevos lugares por visitar. Harás las cosas que siempre has querido probar. Tendrás la oportunidad de experimentar la conexión, la satisfacción y la paz de envejecer con la persona que amas, si es lo que deseas. Tal vez tienes hijos pequeños y los verás graduarse con honores o participar en la obra de la escuela. Hay un enorme potencial sin explotar y oportunidades que te esperan en el futuro, tanto si es un evento importante o una noche de risa con tus mejores amigos. Pero, por supuesto, no todo será de perritos y arco iris, aunque eso ya lo sabemos. Habrá pruebas, tribulaciones, desilusiones, derrotas, luchas y temores. No te quedes allí, sigue buscando en todo el camino hasta el final, hasta el fin último. Así es, esta vida llegará a su fin, tu fuerza de vida dejará de existir en este plano físico, tu experiencia de ser concluirá. Piensa en el día que vas a morir. Sé que es desagradable, pero sucederá, ¿Por qué no lo aceptamos ahora? En esta vida habrá veces que tendrás que hacer cosas que no quieres, compartir con gente que no te gusta, y estar en lugares que no agradan. La gente saldrá de tu vida tan rápidamente como entró en ella. Vas a perder dinero, algunas cosas se arruinarán, tu perro morirá, pero seguirás tu camino en los buenos y malos momentos, al igual que lo hiciste en el pasado. Estarás parado allí como el campeón que eres, y todo lo que venga solo será otra escena en la película de tu vida. El propósito de este ejercicio es que comiences a poner las cosas en perspectiva. Al examinar todas las cosas que has experimentado y todas las cosas que todavía tienes por experimentar, te permites tomar perspectiva de lo que estás viviendo actualmente. Todo lo que te sucede en la vida es solo una gota en el océano y tu barco no se hundirá tan fácilmente. Puede haber algunas olas, es posible que pases por algunas tormentas y te puedes sentir mareado de vez en cuando, pero tu viaje a través de ese océano que llamamos vida continuará y, al igual que un capitán enfrenta una tormenta, no puedes rendirte. Tienes que intensificar tu esfuerzo y dirigir de nuevo tu vida en la dirección que quieres que vaya, así que, aunque tu viaje no fuera tan suave como lo hubieras querido ¿Significa que sólo vas a dejarte llevar y a desviar tu trayectoria? No lo creo. No debes permitir que lo que ocurre en un área de tu vida afecte tu visión global. Sencillamente no puedes permitirte el lujo de dejar que tus problemas en el trabajo afecten tu vida familiar y viceversa. Enfrenta tus problemas como vienen, uno por uno, dales la atención que necesitan y sigue adelante. Agruparlos todos en un laberinto de confusión y dejarlos que te abrumen simplemente no ayudará. Necesitas precisión, paciencia y disciplina de pensamiento. Recuerda, todo tiene solución, y si no puedes ver una solución sólo significa que tienes que buscar un poco más. Con mucha frecuencia, la razón por la que no puedes ver la solución es porque estás demasiado cerca del problema. Aléjate un poco y mira el cuadro grande. No permitas que los árboles te impidan ver el bosque. Esto es lo que los psicólogos llaman “reestructuración cognitiva”. Nuestra mente de forma natural nos juega malas pasadas, tuerce y distorsiona nuestros pensamientos en formas que no siempre son racionales. A pesar de que nos gustaría pensar que siempre somos lógicos, no es así. Estamos a merced de los sesgos cognitivos, emociones y conceptos erróneos. A veces estamos demasiado cerca y demasiado involucrados en los problemas para siquiera darnos cuenta. Depende de nosotros frenar y dar un paso atrás para entender lo que realmente está sucediendo y, si las cosas todavía están fuera de foco, da otro paso hacia atrás. Y otro. Y otro. Persiste hasta que puedas ver todo el curso de tu vida y toma consciencia de que tus problemas actuales no son más que otro bache en el camino. No pierdas la perspectiva de tu vida. Agradece por quién eres y por las bellezas del universo Muchas personas tienen una gran dificultad para apreciar quienes son y para aceptar los dones con los cuales han sido dotados. Para muchos, esta falta de aceptación personal y de amor propio comienza muy temprano en sus vidas con el rechazo de su apariencia física. Muchas personas viven llenas de resentimientos porque no se aceptan y viven permanentemente pendientes de que sus ojos son muy pequeños o muy grandes, de que su cabello es demasiado ondulado o demasiado liso, de que son demasiado altos o bajos, de que su piel es demasiado clara u oscura y, finalmente, se olvidan de apreciar sus dones y habilidades. Recuerdo haber leído un artículo en el New York Times que decía que la cantante Tina Turner había asegurado sus piernas en un millón de dólares. No sé si alguna vez hayas tenido la oportunidad de observar unas piernas de un millón de dólares, pero en caso de que no hayas tenido ese gran privilegio, te pido que ahora mismo mires hacia abajo y observes tus propias piernas. Si no crees que tus piernas valgan un millón de dólares, déjame contarte acerca de Alice Johnson. Alice perdió sus dos piernas en un accidente de trabajo y la corte le consiguió la suma de un millón de dólares como indemnización por los daños físicos sufridos. ¿Cambiarias posiciones con Alice? ¿Le darías tus piernas a cambio de un millón de dólares? O tal vez no estás conforme con el color de tu piel. En este caso quizás no tengas ningún problema en cambiar posiciones con Bryan Smith, quién hace algunos años recibió 2,7 millones de dólares como indemnización por quemaduras sufridas en el 95% de su cuerpo como resultado de un incendio ocurrido en el edificio donde vivía. ¿Le darías tu piel a Bryan a cambio de sus 2,7 millones de dólares? Hasta ahora solo hemos hablado del cuerpo y no hemos mencionado todo el potencial que ya reside en tu interior. La gran mayoría de las personas no son conscientes de los grandes dones y habilidades que poseen, y nunca llegan a desarrollarlos porque no creen poseerlos. Todos y cada uno de nosotros llevamos dentro la semilla de la grandeza necesaria para triunfar. Todos poseemos las cualidades que distinguen al triunfador, pero para aprovecharlas tenemos primero que creer que las poseemos, y la manera de desarrollar esta actitud es agradecer diariamente por estos dones y cualidades. Debes mantener una actitud de agradecimiento por tus experiencias, por tener la oportunidad de vivir un día más, y por tener la capacidad de impactar de manera positiva la vida de otras personas. Sé que suena difícil, pero también debemos apreciar los problemas y las dificultades que se nos presentan. Como decía Napoleón Hill: “Los problemas traen consigo la semilla de un beneficio aún mayor.” Recuerda, las adversidades no son más que oportunidades disfrazadas. Acéptalas, agradécelas y asómbrate de los pequeños milagros que ocurren cada día. El mundo se mueve a pasos tan acelerados y nuestras ocupaciones nos consumen a tal punto que muchas veces dejamos de dedicar tiempo para admirar la gran belleza del universo. No permitas que las preocupaciones de la vida diaria te priven de las grandes maravillas que nos ofrece gratuitamente la naturaleza. Hace poco leía los resultados de un estudio que examinaba las preocupaciones más comunes de las personas. Ese estudio encontró que un 40% de las cosas por las cuales nos preocupamos nunca suceden. Otro 30% son hechos que ya sucedieron y forman parte del pasado, por lo que nuestras preocupaciones no ejercerán absolutamente ningún efecto. Otro 12% son preocupaciones innecesarias acerca de nuestra salud. Un 10% son preocupaciones banas y sin sentido y, finalmente, solo un 8% son preocupaciones legítimas. En conclusión, el 92% de las preocupaciones que ocupan nuestra mente, roban nuestro tiempo, afectan nuestra actitud y causan ansiedad y estrés, son absolutamente innecesarias, inútiles y no nos permiten apreciar y disfrutar de los pequeños detalles que conforman nuestro día. ¿Cuándo fue la última vez que diste un paseo por el parque con tu pareja? ¿Cuándo fue la última vez que te paraste a disfrutar de la sonrisa sincera de tus hijos? ¿Qué es lo primero que notas cuando sales a tu trabajo por las mañanas, el hermoso amanecer o el tráfico? Siempre tienes la opción de escoger en qué enfocar tu mente. Si cada vez que sales a dar un paseo solo ves el tráfico o tu mayor preocupación es que te vayan a robar o asaltar, francamente te habrás condenado a vivir una vida infeliz llena de estrés y de ansiedad. Si eres incapaz de admirar la belleza de un atardecer, de apreciar el canto de un pájaro, o consideras una pérdida de tiempo sentarte en una playa a observar la belleza del mar, entonces te estás perdiendo la oportunidad de disfrutar de las maravillas que la naturaleza ha puesto para ti absolutamente gratis. Te sugiero que te tomes unos minutos para pensar en todas aquellas cosas que ocurren a tu alrededor, posiblemente todos los días, y que quizás hayas dejado que pasen desapercibidas. Piensa en cómo puedes, a partir de este momento, comenzar a apreciarlas nuevamente con entusiasmo y no pierdas tu sentido de admiración por la gran belleza del universo. En el siguiente capítulo hablaremos sobre uan característica heredada de nuestros antepasados que evita que logres lo que deseas. Eres un adicto a la certidumbre Tienes un constante deseo de certidumbre y seguridad. Quieres saber qué esperar, dónde ir y qué hacer. Quieres estar preparado, quieres estar seguro. Todos conocemos los memes de Internet que alaban a los tomadores de riesgo y nos instan a aceptar la incertidumbre, incluso sabemos que la toma de riesgos se correlaciona directamente con el potencial para la fortuna, sin embargo, muchos de nosotros todavía permanecemos dentro de nuestro pequeño mundo organizado y seguro, y hay una razón para ello. Hasta hace muy poco en la evolución humana, el mundo era un lugar mucho más temible. Cada paso hacia lo desconocido era un baile con la muerte, la vida era un gran juego de ruleta rusa. Literalmente, cada día habrías estado en el menú de la cena para una variedad de bestias y criaturas. Por suerte, el mundo ya no es tan duro como lo era hace miles de años y se ha vuelto mucho más seguro. La medicina y la tecnología mejoran día a día. Por supuesto, todavía hay enfermedades mortales y nos amenazan actos de violencia al azar o una catástrofe, pero es muy poco probable que mueras repentinamente camino a la tienda de la esquina, o que tu jefe no te mate si le pides un aumento. En otras palabras, nuestra aversión al riesgo, que una vez fue necesaria, ya no lo es, y esos mismos instintos de supervivencia que una vez nos mantuvieron vivos ahora pueden ser la causa que nos impide vivir. Nuestra obsesión con la seguridad puede ser trágica, ya que es en la incertidumbre donde ocurren las cosas y donde residen las oportunidades. Es en la incertidumbre donde experimentas cosas nuevas y produces resultados sin precedentes. Cuando te mantienes en la comodidad haciendo las mismas cosas que siempre has hecho, estás, en efecto, viviendo en el pasado y no estás avanzando. Estás repitiendo cosas y comportamientos que en algún momento de tu vida fueron arriesgados y no sabías en qué resultarían, pero desde entonces se han convertido en rutina. Piensa en esto: ¿Cómo puedes ir a nuevos lugares sin nunca salir de casa? ¿Cómo puedes hacer amigos y empezar una nueva relación sin conocer a gente nueva? ¿Cómo puedes tener nuevas experiencias haciendo lo que siempre has hecho? ¿Cómo vas a conseguir un aumento si no tomas el riesgo de pedirlo? ¿Cómo vas a sacar adelante esa idea de negocio si siempre te estás aferrando a la seguridad y la comodidad? El éxito nunca es sinónimo de certidumbre y nunca llega sin riesgo. Incluso si eres el más inteligente o el que trabaja más duro, no hay garantía de nada. Puedes mirar a las personas de éxito y pensar que siempre han tenido todo resuelto. Muchos de ellos parecen tener una especie de confianza, carisma, o talento que hace que todo lo que hacen parezca fácil, pero créeme, su ascenso a la cima es cualquier cosa menos seguro o fácil. La mayoría de las personas exitosas también dudaron de sí mismas cada día, a veces cientos de veces al día. Se sentaban allí, al igual que tú en este momento, preguntándose cómo lo harían y si el esfuerzo valdría la pena. Había días en los que dudaban de lo que estaban haciendo, días en que pensaban “Esto nunca funcionará, estoy perdiendo el tiempo.” Muchos se vieron a punto de renunciar en numerosas ocasiones y definitivamente no tuvieron éxito porque estaban seguros de lo que venía, sino que tuvieron éxito porque no permitieron que la incertidumbre los detuviera, no hicieron caso de sus dudas y se mantuvieron empujando hacia adelante con acciones masivas. Fueron implacables, a pesar de la incertidumbre. La ironía sobre la seguridad es que no importa cuánto persigas, nunca serás capaz de mantenerla o retenerla, y esto se debe a que no existe. El universo siempre nos envía pequeños recordatorios de su caos y su poder. Nada es seguro. La certidumbre es una completa ilusión. No importa lo duro que lo intentemos, nunca podremos predecir exactamente lo que nos traerá la vida y, para bien o para mal, nuestros planes fallarán en algún momento. Al rechazar la incertidumbre estamos rechazando lo único que es seguro en la vida en favor de algo que no es más que una fantasía. Una de las ramas de la filosofía es el estudio de cómo sabemos lo que sabemos. ¿Cómo podemos demostrar que lo que creemos es verdad? En la mayoría de los casos, no podemos. En realidad, incluso muchas de las cosas que pensamos que son hechos duros, no lo son. Son verdades a medias. Son suposiciones. Son malas interpretaciones. Son conjeturas. Se basan en los sesgos cognitivos, información defectuosa o conceptos condicionados. Utilicemos la ciencia como un ejemplo. Lo que creíamos hace 5, 10 o 20 años ya ha sido refutado. Hemos dado saltos radicales en la comprensión y esos saltos continúan cada día. Lo que sabemos hoy, pronto puede ser considerado arcaico y obsoleto. Considera que esos mismos límites de la comprensión están en todas las áreas de tu vida. Si ni siquiera podemos estar seguros acerca de lo que “sabemos” hoy en día, ¿Cómo podemos saber qué pasará mañana? Cuanto más trates de estar cómodo hoy, más incómodo estarás mañana. Al igual que muchas otras cosas en nuestras vidas, parte de nuestra aversión a la incertidumbre viene de nuestro miedo a ser juzgado por otros. Si empujamos nuestros límites y tratamos de lograr cosas nuevas, tal vez fallemos y la gente pensará que somos un “fracaso.” “Si quieres mejorar, alégrate al parecer tonto y estúpido.” - Epicteto Nunca vas a alcanzar tu verdadero potencial si estás enganchado a lo que piensen los demás. De hecho, podrías cambiar tu vida de la noche a la mañana si simplemente abandonas la idea de que las opiniones de otras personas son importantes. Esto no significa que debes salir y convertirte en un sociópata descarado que hace caso omiso de lo que otros piensen, pero si quieres ganar, tienes que estar dispuesto a ser juzgado por los demás y no dejar que eso te afecte. Si quieres hacer algo verdaderamente grande, tendrás que aceptar que algunas personas pensarán que eres un idiota o injusto. La persona que evita la incertidumbre tiene demasiado miedo de ser juzgado. Tiene demasiado miedo de parecer tonto o estúpido. Es como si sus pies estuvieran clavados en el suelo por una ilusión. Tú tienes la capacidad de abrazar la incertidumbre. Recuerda, todos los éxitos, todas las experiencias y todas las cosas que siempre has soñado, te están esperando en la incertidumbre. Lo desconocido puede tener desafíos y algunos desastres, pero también está rebosante de oportunidades y de progreso. Te reto a salir hoy y tomar al toro por los cuernos. Abraza tu propia incertidumbre. Haz cosas que normalmente no harías. Agita tu rutina diaria. Atrévete a soñar y a tomar riesgos. Comienza ahora. No hay mejor momento que este momento. Abrazar la incertidumbre tiene el poder de transformar tu vida, tus relaciones personales y tu carrera. Te puede ayudar a ponerte en forma, ganar más dinero, o encontrar a tu futura pareja. Cuando detienes la búsqueda de certeza, cuando dejas de tratar de dar sentido a todo, una gran cantidad de tu estrés simplemente se desvanece. Si te tomaste el tiempo para asimilar lo que estoy diciendo, te darás cuenta de que lo que causa la mayor parte de tu preocupación es intentar predecir el futuro y luego negarte a aceptar las cosas cuando no ocurren según lo previsto. La vida es una aventura y está absolutamente llena de oportunidades, pero es tu responsabilidad abrazar esas oportunidades. Concéntrate en las cosas que puedes controlar y libérate de preocuparte por lo que no puedes controlar, como el clima, las acciones, o lo que tu vecino piensa acerca de tu corte de pelo. Para salir de tu zona de confort piensa en algunos de tus mayores éxitos en la vida. ¿Tal vez conseguiste un nuevo trabajo, empezaste un nuevo negocio, o compraste una casa? ¿Te casaste con el amor de tu vida? ¿Regresaste a estudiar? Podría ser cualquier cosa de la que estés realmente orgulloso. Ahora dime, ¿Cómo lo lograste? Probablemente no lo lograste estando sentado en el sofá mirando tu ombligo. Puede que no seas capaz de adivinar exactamente lo que estabas haciendo, pero estoy seguro de una cosa: Estabas incómodo y operaste fuera de tu “zona de confort.” Y esa es exactamente la razón de por qué los grandes logros y éxitos extraordinarios son tan raros: Debido a que a la mayoría de las personas no les gusta estar incómoda. En cualquier momento que estés trabajando para lograr algo, estarás yendo en contra de la corriente y la opinión de las personas a tu alrededor intentará alejarte de tu destino, dirán que no puedes hacerlo, que estás cometiendo un error, que es imposible y que fallarás, pero ¿Por qué? Pues bien, porque las personas en tu vida se han acostumbrado a que seas un “tipo” de persona específica, así que, si intentas salir de ese molde, estarás jugando no sólo con tu propio mundo, sino también con el mundo de quienes te rodean. Piensa en todas las cosas que se han logrado en la historia humana y que antes se consideraban “imposibles”. Si estuvieras viviendo en la década de 1850 y dijeras que se puede volar desde Brasil a China en un tubo de metal hueco lleno de cientos de personas, lo más probable es que te hubieran enviado a un manicomio por el resto de tus días, pero los hermanos Wright no aceptaron la idea de que el vuelo era imposible. A pesar de que no tenían ninguna prueba física y de que nunca se había logrado antes, estaban decididos a hacerlo y fueron implacables en su persecución. Ahora compara eso con tus propios problemas. Si eres como la mayoría de la gente, tus objetivos probablemente no serán tan ambiciosos como la invención del primer avión, pero probablemente deseas aumentar tus ingresos, enfrentar tus miedos, encontrar a tu alma gemela o perder algo de peso. Estos objetivos son totalmente posibles, pero no te dejes engañar por la basura de autoayuda que dice “¡Usted se lo merece!”. La cruda verdad es que nadie se merece nada. Este tipo de conversación te dejará esperando, queriendo y, finalmente, solo serás una víctima de tu propia vida. La única forma de recibir lo que quieres es que te pongas en movimiento y hagas que suceda. Así que cuando alguien te mira y dice “Es imposible que alguien como tú gane 10 mil dólares al mes” tienes dos opciones. Podrías sucumbir ante la idea de que no sabes lo que tienes que hacer, que careces de los recursos, que no tienes lo que se necesita, o que necesitas arreglar tu vida antes de que puedas hacer estas cosas, o puedes estar en desacuerdo y negarte absolutamente a aceptarlo y tratar de alcanzar tu grandeza. Lo imposible se hace posible solamente en el momento en que crees que es posible. “Podríamos lograr más cosas si no pensáramos en ellas como imposibles.” Vince Lombardi Nunca tenemos todos los hechos, y como seres humanos, sólo entendemos una pequeña fracción de nuestra propia mente y de la realidad, por lo que si alguien dice tener todas las respuestas y asegura que algo es imposible, la verdad es que está improvisando al igual que tú y al igual que todos los demás. Una opinión sólo se convierte en realidad cuando tú la aceptas y dejas que actúe en tu potencial. Mi propia vida es un ejemplo de lo que es posible cuando se vive la vida más allá de las propias creencias y de las opiniones de los demás. Yo era un típico trabajador de 9 horas al día, 5 días a la semana, tenía sólo los fines de semana para descansar y 15 días al año de vacaciones. Este es un modelo de vida ampliamente aceptado por la sociedad y cualquiera que intente salir se encontrará con mucha resistencia. Es similar a cuando se creía que la tierra era plana y los navegantes no se alejaban demasiado de la orilla por miedo a caer al vacío y, si alguna vez intentaban alejarse, sus propias familias y amigos se oponían ferozmente a ese “suicidio”. Viví mucho tiempo de esa manera, hasta que un día dije ¡Basta! Basta de comprar libros que no leo, basta de ver series compulsivamente en Netflix, basta de andar con mala cara, basta de empezar la semana queriendo que termine, basta de dolores de cabeza por problemas que no son míos, basta de tomar medicamentos para rendir un poco más en el trabajo. Le dije a mi novia (que ahora es mi esposa) que renunciáramos a nuestros trabajos por tiempo indefinido. Y claro, surgieron los típicos miedos ¿Y el dinero? ¿Y el trabajo? ¿Y qué dirá la familia? ¿Y los amigos? Bueno, para resumir, fui capaz de ignorar las voces negativas de quienes me rodeaban, de mi propia mente y hoy vivo feliz y libre de forma independiente. Incluso mis ingresos son superiores a cuando era un asalariado, y sin mencionar la enorme mejora en mi calidad de vida en general. Lo que te quiero mostrar con esto es que hay una vida maravillosa allá afuera, esperando en lo desconocido, y aunque no todo es color de rosas, hay una realidad que puede ser muy superior a la que actualmente estás viviendo. La clave para avanzar en la incertidumbre está en centrarse en el problema que tienes delante de ti. Dale toda tu atención. Conviértete en el tipo de persona que progresa incluso cuando todo parece perdido. Luego puedes avanzar al siguiente obstáculo y dale toda tu atención hasta que lo superes. Luego avanza al siguiente y al siguiente y al siguiente. Al hacer esto, no te cuestionas a dónde vas y no te preocupas por la cantidad de camino que falta por recorrer. Te conviertes en alguien que acepta y enfrenta los obstáculos en lugar de evitarlos, porque son tu clave para el éxito y el crecimiento. Sólo tienes que dar un paso a la vez. Cuando no estás seguro de que estás siguiendo el camino correcto, cuando has sido derribado demasiadas veces, está bien desanimarse, pero lo que no es aceptable es detenerse. Presiona sin descanso. Cualquiera que haya ido al gimnasio sabe que los resultados no son inmediatos. No pasas 30 minutos en la cinta y luego te ves cómo una persona nueva, pero eso no significa que lo que estás haciendo no está funcionando. Estás haciendo progresos. Con cada ejercicio, cada paso, cada movimiento, cada acción, estás un poco más cerca de tu objetivo, hasta que un día te miras en el espejo y piensas “¡Wow!” Es lo mismo con tu negocio, tu salud, tu carrera o tus relaciones. Incluso cuando sientes que nada sucede, igualmente estás progresando, hasta que un día te fijas en tu cuenta bancaria o en tu nuevo puesto de trabajo o en tus hijos o en tu nueva casa y piensas “¡Wow!” A partir de ahora Si deseas que tu vida sea diferente, tienes que hacer que suceda. Puedes pasar todo tu tiempo pensando, meditando planeando o tomando medicamentos contra la ansiedad, pero tu vida no mejorará si no estás dispuesto a tomar medidas y hacer cambios en tu vida. No puedes sentarte a esperar el estado de ánimo correcto y que todos los semáforos estén en verde para salir a buscar la vida que deseas. Tampoco puedes confiar solo en el pensamiento positivo para transformar las cosas para mejor. Tienes que salir y hacerlo. Una de las ironías sobre la mayoría de los libros de desarrollo personal y pensamiento positivo es que en realidad nos impiden actuar sobre las cosas que tenemos que hacer. Puedes convertirte en un enorme contenedor de basura de desarrollo personal mientras esperas el momento perfecto para actuar, pero eso hará poca diferencia en tu vida. La vida no funciona así. No hay ningún estado de ánimo perfecto y mientras estás esperando la perfección para hacer tu vida mejor, estás envejeciendo y tu vida no está mejorando. Ninguna de las ideas que has leído en este libro hará tu vida más fácil. No basta con leerlas e internalizarlas, sino que necesitas actuar sobre ellas. Es así de sencillo. Para mejorar tu mundo interior tienes que empezar a tomar acción en el mundo exterior. Sal de tu mente y entra en tu vida de una vez por todas. No olvides que un día morirás. Vas a dejar de respirar y dejarás de existir. Saldrás de este plano físico. Ya sea hoy mismo o dentro de 60 años, inevitablemente sucederá. Todos somos mortales. No hay escapatoria. Estas palabras te pueden molestar o te puedes resistir a la idea de tu desaparición, pero esa es la única verdad que no se puede discutir. Vas a morir. Imagina que estás en tu lecho de muerte. Se oye el pitido... bip... bip… del monitor a tu costado. Tu estado de salud es crítico, y sabes que sólo te quedan unas pocas horas de vida. Puedes sentir tus débiles latidos del corazón y la energía que te abandona. En ese momento empiezas a mirar hacia atrás en tu vida. Nunca realizaste los cambios que querías. Te quedaste atascado en ese mismo trabajo, en esa misma relación, en ese mismo cuerpo con sobrepeso, hasta el día de tu muerte. Leíste libros, planeaste dietas, pero nunca las seguiste. Comenzaste decenas o cientos de aventuras que cambiarían tu vida, pero al poco tiempo se marchitaron. Seguiste viviendo la misma vida que te hacía infeliz y ahora estás ahí en tu cama de hospital. ¿Qué es lo que sientes? ¿Autocompasión? ¿Remordimiento? ¿Dolor? ¿Qué darías por volver a este momento, el mismo momento en el que estás leyendo este libro, y hacer las cosas de manera diferente? Muy bien, la cosa es esta: En el futuro no vas a lamentar la falta de logro o la ausencia de cosas en tu vida. La única cosa que lamentarás es no haberlo intentado y no haber seguido presionando cuando las cosas se pusieron difíciles. No te arrepentirás de no ganar un millón de dólares, lamentarás no haber iniciado ese negocio y dejar ese empleo que odiabas. No te arrepentirás de no casarte con la persona que amabas, lamentarás haber permanecido en esa relación sin salida cuando sabías que podías hacer algo mejor. La única diferencia entre tú y la persona que está viviendo la vida que deseas es lo que hacen. Esa persona ha “construido” la vida que está viviendo. Las personas de éxito no esperan el momento “correcto”. No esperan a que la inspiración o algún evento cósmico los fuerce a tomar acción. Se levantan y lo hacen. Su condición interna no significa nada. Si realmente quieres lograr cosas nuevas, deja de hacer lo que estás haciendo. Es simple, ¿Verdad? Tus hábitos te han puesto en la situación en la que te encuentras. Deja de pasar horas tirado en el sofá mirando Netflix, deja de enumerar todas las razones por las que no puedes lograr lo que deseas. Si no estás dispuesto a hacer esto, entonces es obvio que no quieres cambiar. La pregunta es simple, ¿Qué será mejor? ¿Pasar horas viendo Netflix o un mayor ingreso a fin de mes? Echa un vistazo a tu vida, se honesto contigo mismo e identifica los comportamientos que te están reteniendo. No eres diferente o peor que cualquier persona de éxito. Tienes las mismas 24 horas diarias, pero nunca vas a cambiar tu vida hasta que te deshagas de las excusas. “Eres lo que haces, no lo que dices que vas a hacer.” - Carl Jung Hay un tiempo para pensar y desarrollar tu mente. pero en última instancia, tienes que dar un paso hacia la pista de baile y poner en acción lo que sabes. Nada de lo que has leído hasta ahora hará una diferencia en tu vida hasta que te pongas en acción. Haz que suceda. Reclama tu grandeza. Yo no lo haré por ti. Tampoco lo hará tu madre, ni tu pareja, ni tus hijos. No te limites a leer esto, a pensar en ello, y luego seguir hablando de tu vida haciendo las mismas cosas una y otra vez. Aplícalo ahora. No eres tus pensamientos, eres tus acciones. Eres lo que haces. Tus acciones son lo único que te separa de dónde te encuentras y donde quieres estar. Tu vida, tu éxito y tu felicidad están en tus propias manos. Recuerda, nadie puede salvarte, nadie puede cambiar tu realidad, todo es tu responsabilidad. ¿Qué mejor momento para abrazar el cambio que ahora mismo? ¿Te ha gustado el libro? Antes de despedirme me gustaría agradecerte por leer este libro. También me gustaría que me dieras un minuto de tu tiempo para dejar tu opinión en Amazon.com Esta retroalimentación me ayudará a continuar escribiendo el tipo de libros que te servirán para lograr los resultados que deseas. Y de verdad, leo cada comentario. Gracias y disfruta cada minuto de tu vida.