Subido por juancarlosdelariva

RPJ-550-septiembre-2021

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Sumario
S EP T I EM BRE
07
13
15
Editorial
Hazme pensar
Y AHORA, ¿QUÉ MUNDO CONSTRUIMOS?
Enrique Fraga
29
30
Tema del mes
LA CRISIS DE LA PANDEMIA COMO
OPORTUNIDAD PARA UN CAMBIO SOCIAL
Carlos Ballesteros
MANTENER LA MEMORIA PARA CONSTRUIR
EL FUTURO. CONTEMOS HISTORIAS
Chema Pérez-Soba
Bypass
Tu muro
iversidad
D
en comunión
31
Somos +
33
Inspira_T
Bit de formación
DE LA CRISIS GLOBAL AL CAMBIO SOCIAL:
¿UNA APUESTA DE FUTURO?
Óscar Alonso
¿QUÉ RED SOCIAL ES ADECUADA
PARA MÍ O PARA MI MOVIMIENTO?
Adrián Pisabarro
«ALIMENTEMOS LO BUENO
Y PONGÁMONOS AL SERVICIO
DEL BIEN»
Igor Irigoyen
Actúa
Descálzate
UNA NADA INFINITA
Fernando Donaire
19Creciendo
desde las emociones
22
5 5 0
¿Y TÚ QUIERES SER IMPULSOR
DE ESTE CAMBIO?
Albert Chic
Siente
18
N.º
Comparte
Imagina
03
05
2 0 2 1
¿AUTOESTIMA SIGNIFICA AUTOAMOR?
HACIA UNA AUTOESTIMA PARA EL ENCUENTRO
Eduardo Granados
Creando
RECREAR LA OPORTUNIDAD
Silvia Martínez Cano
37
Educando
40
Tendencias
41
Rutas
45
Mójate
CREA TU NUEVA NORMALIDAD
Álex Delgado (La Oveja Perdida Estudio)
25Contar y cantar
THE VISITOR
José M.ª González Ochoa
MARÍA VASÁN
David Santafé
UN CAMINO EN CONTRA DE LA SOLEDAD
EN LA POLÍTICA
Isabel Pérez Alves
LOS OTROS
M.ª Ángeles López Romero
CECILIO DOMÍNGUEZ:
EL TRABAJO COMO VOCACIÓN
Luis Manuel Suárez
SIMPLEMENTE, DÉJATE ENCONTRAR
Jesús Elizari
PROGRAMAS DE APOYO ESCOLAR PARA
NIÑOS/AS Y ADOLESCENTES
Juan Carlos de la Riva
REVISTA DE PASTORAL JUVENIL
DIRECTOR
Juan Carlos de la Riva
([email protected])
SUBDIRECTOR
Antonio Fernández Segovia
([email protected])
EQUIPO DE REDACCIÓN
Óscar Alonso
Ion Aranguren
Santi Casanova
Juan Pedro Castellano
Asier Gana
Ana Guerrero
Chema Pérez–Soba
Alicia Ruiz López de Soria
M.ª Ángeles López
Adrián Pisabarro
Jorge Sierra
Luis Manuel Suárez
Raúl Tinajero
COLABORADORES
Chema González Ochoa
Silvia Martínez Cano
David Santafé
Álex Delgado (La Oveja Perdida Estudio)
PRODUCCIÓN EDITORIAL
Pablo Silva, Grupo Edelvives
EDICIÓN
Cristina Plaza, Fundación Edelvives
DISEÑO
Peipe, S. L.
FOTOGRAFÍA
AGE, Album, Archivo Fundación Edelvives, Archivo RPJ,
iStock, Silvia Martínez Cano, Up to you Educación
SUSCRIPCIÓN ANUAL 2021 Suscripción completa: 32 € (con IVA)
Suscripción de apoyo: 16 € (con IVA)
Publicación los meses de febrero, marzo, mayo, junio, septiembre y noviembre.
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28028 Madrid
Cada autor/a se hace responsable
del contenido de sus escritos.
Depósito legal: NA 14-1958
ISSN: 1577-273-X
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EDITORIAL
Una pastoral para
el cambio social postcovid
Juan Carlos de la Riva
[email protected]
E
n nuestros grupos de pastoral están los ciudadanos de un futuro que cambia a velocidad
vertiginosa. Ríos de tinta está generando la pandemia a los futurólogos sobre cómo esta crisis
va a afectar a nuestra cultura y modo de vivir. Algunos fueron optimistas sobre las posibilidades
de cambio mundial si nos tomamos esta crisis como una se­
ñal de Covid podamos aprender alguna lección importante y
pensamos que los cambios que se produzcan, que sin duda
serán profundos, no estarán guiados por impulsos éticos de
construcción de fraternidad, sino que serán fruto de la astucia
de los más dotados para prevalecer y hacer negocio pes­
cando en río revuelto.
No concebimos
una pastoral que no
vaya vinculada a un
ilusionante conjunto
de proyectos de servicio
Pronto en la pandemia se hizo viral esta frase: estamos en la
misma tormenta pero no todos vamos en la misma barca. Un
año y pico después podemos decir que, efectivamente, hay muchas personas primermundistas
para las que la pandemia ha sido simplemente teletrabajar o no disfrutar de las fiestas de su pue­
blo: sus hijos tuvieron asistencia educativa, en la mayoría de los casos presencialmente en Espa­
ña. Sin embargo, según el IV Informe de Seguimiento de la Educación Unesco, cerca de 258 millo­
nes de niños y jóvenes quedaron excluidos del sistema escolar en 2020; además se estimó que el
40% de los países con ingresos bajos y medio–bajos, no han dado apoyo a los alumnos afectados
por el cierre prolongado de sus establecimientos educacionales y la deserción aumenta.
Al escribir estas líneas siguen pasando desapercibidas las recomendaciones de los científicos de
que hasta que toda la humanidad no se vacune, no estaremos seguros. El índice de vacunación
en África no ha pasado, a día de hoy, del 4%. Quienes tenemos amigos y conocidos en países de
este continente, nos recordarán que la Covid–19 no es su mayor preocupación, comparada con
los miles de obstáculos que la gente ha de resolver para vivir su día a día en la lucha por la su­
pervivencia. Que surjan nuevas versiones de este virus no asusta a quien aguanta diariamente
miles de versiones del sufrimiento. Sin embargo, el argumento de los científicos invita a pensar
en que, incluso, egoístamente, la solidaridad sería rentable. Y ni aún así.
Desde RPJ queremos seguir siendo esperanzados. Y esperanzado no significa esperar con inge­
nuidad que los cambios positivos caigan como fruta madura. Esperanzado significa que podemos,
desde la Iglesia, generar una reflexión lo suficientemente profunda como para generar sujetos
capaces de modos de vida alternativos, solidarios, consistentes, sostenibles, hermanados. La
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realidad misma es, hoy más que nunca, la otra biblia que nos animaba Bonhoeffer a tener junto
a la Biblia revelada, para poder decidir con bien. Y la realidad ofrece hoy material más que suficiente para una lectura evangélica transformadora y generadora de nuevas vías a transitar. ­Nunca
serán mayoritarias, pero sí pueden ser significativas. Es responsabilidad de todos los agentes de
pastoral el considerar sus grupos y actividades como verdaderos laboratorios de ese Reino que
todavía no llega pero ya se puede ejemplarizar.
Los pastoralistas tenemos la obligación de alentar la imaginación de nuestros jóvenes, aunque los
analistas no animen a soñar. No podemos dejar que la emoción se vea truncada por los análisis
de quienes se benefician precisamente de la falta de emociones transformadoras. Antes bien,
nuestro grupo ha de ser el lugar de la emoción y la imaginación, el lugar donde se sueñe con las
inmensas posibilidades de cambio que cada situación plantea.
No podemos permitir que, en nuestra cultura, el hambre de ideales y sus sueños quede aplacada, remarcándose que las promesas siguen incumplidas, y los sueños se agotaron. La imaginación utópica está herida de muerte, sustituida por la comida basura de la superficialidad. La
seculariza­ción bloquea la fe en el nivel de la disposición. El daño mayor está en la pérdida de la
esperanza: los jóvenes perdieron el contacto con su interioridad y su deseo de algo diferente. La
memoria también está herida y se ve sustituida por una inmediatez alienada, distraída, sin pasado ni futuro, como si estuviera aprisionada en un presente ahistórico. Y
también está herido el sentido de la pertenencia: al joven se le han cortado
las raíces, y parece ser abocado a un frenesí exterior y una parálisis interior.
Esta superficialidad lleva a la insensibilidad y por último a la incapacidad
para la compasión.
Nuestro grupo
ha de ser el lugar
de la emoción
y la imaginación
Frente a esto, nuestra pastoral ha de hacer vibrar los corazones, y lo ha de
hacer desde la experiencia real de que el mal puede ser vencido, de que la
tempestad puede ser calmada incluso desde una barca frágil como lo era la que trasportaba a
Jesús en aquella milagrosa intercesión. No concebimos una pastoral que no vaya vinculada a
un ilusionante conjunto de proyectos de servicio, proyectos que hayan sido discernidos con la
mirada puesta en la otra orilla, que hayan sido acompañados por toda una tripulación en comunidad, y que hayan sentido la palabra esperanzada de Jesús sobre la tempestad. La fe que invita al amor demuestra así su carácter transformador, tanto del mundo y sus oscuridades, como
de la propia persona que al ingresar en la dinámica del Reino ve su vida florecer. Las experiencias de Reino tangible y presente, forjadas en el contacto cuerpo a cuerpo, llevarán al joven a
esa demostración existencial de la verdad del Evangelio que el joven está reclamando a la
Iglesia. Serán como pequeñas o grandes tempestades calmadas, donde es probable que incluso el joven no creyente, invadido de prejuicios culturales ante la fe, sea capaz de pronunciar
ante estos gestos aquella frase de los discípulos en la barca: ¿pero quién es este, que hasta el
viento y las aguas le obedecen! Y nosotros les contaremos simplemente que es Jesús, nuestro
Señor, soñador del Reino.
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HAZME PENSAR
Y ahora, ¿qué mundo
construimos?
Enrique Fraga
[email protected]
Coordinador del Consejo Joven de RPJ
El momento presente
C
No debemos dejar
pasar la oportunidad
de construir unos
cimientos de amor,
solidaridad y paz
reo que ahora mismo, al menos en España, puede ser el momento más duro de la pandemia. Al comienzo de todo, cargados de
inocencia, le poníamos una fecha de caducidad y de vuelta a la normalidad cercana, vivíamos a la espera de hallar el maná, de recuperar
nuestras vidas. Pero esa espera tan dilatada en el tiempo nos ha ido
desgastando, poniendo en jaque una y otra vez con cada nueva ola.
Hoy es el día prometido, una amplia proporción de la población está
vacunada y, sin embargo, ni la muerte es historia ni hemos vuelto a la vida de febrero de 2020.
Y esto es duro, muy duro, sin duda. Pero no hay que olvidar que la noche es más fría y oscura
justo antes del amanecer.
La fábrica del nuevo mundo
Hay muchos riesgos y amenazas en este momento: la desesperanza y la desesperación, la rendición, olvidar lo aprendido, cerrarnos en nosotros y en nuestras heridas…
Es la hora de los justos, de los valientes, de los resilientes, es la hora de cambiar el mundo. Debemos velar, velar para que el amanecer nos sorprenda despiertos y preparados. No debemos dejar
pasar la oportunidad de construir unos cimientos de amor, solidaridad y paz. No podemos olvidar
a Dios ahora, es el momento de impregnar con Él cada ladrillo que pongamos para salir de esta
situación. ¡Ay de nosotros si perdemos la esperanza! ¡Ay de nosotros si tiramos la toalla!
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Dios nos urge a cambiar las cosas, a hacer un mundo más samaritano, más humano y más
justo. ¿Cómo?
Tú serás el horizonte sobre el que construiré un nuevo amanecer
La pandemia, con su muerte y dolor, nos ha traído también lecciones que no podemos ignorar al
dirigirnos al nuevo día.
• Hemos empezado a levantar la manta con la que ocultábamos los problemas de salud men­
tal, hemos eliminado tabúes y estamos dando pasos para incluir y no excluir a muchas perso­
nas que sufren.
• Se ha puesto de manifiesto la necesidad de los cuidados, de cuidados de calidad, y de dis­
poner de tiempo para ellos. La atención a los que sufren debe ser una prioridad y no pode­
mos desatenderla.
• La conciliación ha sido un reto, pero también la oportunidad de demostrar que es posible, que
queremos trabajar y tener tiempo de calidad para desarrollarnos y ambas no son mutuamente
excluyentes. No dejemos de luchar por nuestros derechos.
• Hemos aprendido que las videollamadas pueden sostenernos en la dificultad, pero también que
nada puede sustituir el contacto y el calor humano. Hagamos la revolución de la ternura, apre­
ciemos el tesoro del encuentro fraterno.
• La definición de esencial ha cobrado un nuevo sentido. Nuestra lista de prioridades se ha
tambaleado y hemos puesto en valor el trabajo de muchas personas que pasaban desaperci­
bidas e ignorábamos. Construyamos dándoles la prioridad que se merecen, porque sin ellas
se para el mundo.
• La mejor forma de conocer qué nos importa pasa tristemente por perderlo, quizá esta pande­
mia nos haya podido enseñar a apreciar lo que nos hace felices, descubrir qué es lo que de
verdad nos llena el corazón, qué nos da ganas de comernos el mundo. Aprovechémoslo y reedi­
fiquemos nuestra vida con las prioridades claras. Pongamos el foco en lo que de verdad importa.
Comunidades, la piedra angular
La pandemia también ha tambaleado nuestra forma de ser Iglesia,
nuestra vivencia comunitaria de la fe, con importantes aprendiza­
jes a los que debemos atender:
• La importancia de una comunidad que nos sostenga en mo­
mentos de soledad, de aislamiento, de muerte y de dolor. Tejer
redes con hilos de amor va a definir una forma de estar en el
mundo, la de la fraternidad universal.
• Las nuevas herramientas digitales pueden ponerse al servicio
de esa red, para hacerla más plural, más tolerante, más amplia,
para abrir la mirada. Además de conectarnos con la realidad y
con el mundo en ambas direcciones.
Hagamos
la revolución
de la ternura,
apreciemos
el tesoro
del encuentro
fraterno
• Hemos puesto en valor a los jóvenes, que en muchos casos han dado un paso al frente, lide­
rando propuestas, asumiendo responsabilidades, y haciéndose cargo de la transformación que
exigían los nuevos tiempos. No dejemos de darles su espacio, de escucharlos y de abrirnos a
la novedad que nos traen.
Construyamos entre todos un futuro más humano, más sostenible, más justo. Uno en el que Dios
reine. Este es tu momento en la historia de la salvación.
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TEMA DEL MES
La crisis de la pandemia
como oportunidad
para un cambio social
Carlos Ballesteros
@revolucionde7a9
s
«Pensábamos que estábamos sano
en un mundo enfermo»
(Papa Francisco)
L
a llegada del virus conocido como SARS Covid–19 a principios del año 2020, que en marzo
pasaría a ser calificada como pandemia, ha alterado nuestra forma de vida en todos los nive­
les. A la crisis sanitaria se le han unido unas cuantas más: económica, educativa, política,
medioambiental, psicosocial, emocional, incluso espiritual. Muertes, se­
cuelas físicas; desapego hacia las autoridades y los y las representantes
de una política crispada y polarizada; paro y aumento de los indicado­
res de desigualdad y pobreza; miedo, mucho miedo y desconfianza hacia
las otras personas; preguntas sin resolver que tienen que ver con el sen­
tido de lo que nos pasa, etcétera.
Ver al virus como
una sindemia invita
a ampliar el punto
de mira, a abrir
el foco hacia una
visión más amplia
¿Antes de la aparición de la Covid–19 vivíamos en un mundo ideal? ¿Ha
sido esta sindemia un momento de cambio e inflexión? ¿El mundo pre–
covid era el paraíso y la pandemia nos ha expulsado de él? La respuesta,
evidentemente es que no. El mundo de la segunda década del siglo era un
mundo enfermo en muchas de sus manifestaciones y la enfermedad no ha venido sino a ha­
cer más visible y agravar numerosas enfermedades. Ver al virus como una sindemia invita a am­
pliar el punto de mira, a abrir el foco hacia una visión más amplia, que abarca tanto la educación,
el empleo, la vivienda, la alimentación o el medioambiente como aspectos de corte más emociona­
les o psicológicos, espirituales. En octubre de 2020, apenas unos meses después de los momen­
tos más desconcertantes y duros que hayamos vivido como humanidad, el editor de la prestigio­
sa revista médica The Lancet publicó un artículo en el que oponía dos posibilidades de encarar la
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situación: ver a la Covid–19 solo como una pandemia médica, sanitaria, o ver a la Covid–19 como
una sindemia «subrayando sus orígenes sociales». Según él, no importa cuán efectivo sea un
tratamiento o una vacuna protectora, la búsqueda de una solución puramente biomédica para la
Covid–19 fracasará sino se tiene en cuenta esta segunda visión, amplia y necesaria, de tratar esta
enfermedad en un contexto de la desigualdad. Por cierto que, a Richard Horton —que es como
se llama el autor del artículo que tituló «El Covid no es una pandemia»— fue amplia y violentamente criticado por negacionista y por no poner el foco en la erradicación del virus.
Si algo hay que destacar del estado del mundo en estos últimos veinte años que llevamos del
tercer milenio es la desigualdad, brutal y creciente, en muchos aspectos y a la que me voy a referir
en los próximos párrafos. La situación creada por la Covid–19 no ha venido sino a visibilizar, y en
muchos casos agravar, que los 7.700 millones de habitantes que vivimos en el planeta no tenemos
los mismos recursos ni las mismas oportunidades. Vivimos en un mundo de gordos y hambrientos,
nos dijo hace ya doces años, a escasos meses de morir, Luis de Sebastián, un gran economista
comprometido con la causa de los pobres y que fue ácida y acertadamente parafraseado por el
genial Eduardo Galeano: «Hay en el mundo tantos hambrientos como gordos. Los hambrientos
comen basura en los basurales; los gordos basura en McDonald’s». Un mundo donde la mitad de
la humanidad se muere de hambre y la otra mitad estamos preocupados y nos morimos por los
excesos (obesidad, diabetes, muchos cánceres) derivados de nuestro estilo de vida.
Vivimos en un mundo donde, según nos cuentan los datos del informe OXFAM (2019) Cinco datos
escandalosos sobre la desigualdad extrema global, el 1% más rico de la población posee más del
doble de riqueza que 6.900 millones de personas y casi la mitad de la humanidad vive con menos
de 5,50 dólares al día; en el que uno de cada cinco (258 millones) menores están sin escolarizar
y en el que si eres niña la cosa se agrava aún más (por cada 100
niños que están sin escolarizar, hay 121 niñas a las que se priva
de su derecho a la educación). Habitamos un mundo en el que,
cada día, 10000 personas pierden la vida por no poder costearse
la atención médica y cada año 100 millones de personas se ven
arrastradas a la pobreza extrema por los gastos médicos que
deben afrontar. Estamos en un mundo en el que 22 hombres
tienen más dinero que todas las mujeres africanas juntas y en el
que los llamados trabajos de cuidados (invisibles, en manos de
mujeres y no remunerados en su mayoría) equivalen a 10,8 mil millones de dólares. Y así podría
seguir. En definitiva, un mundo en el que los extremos se alejan, el que tiene la suerte de vivir en
un entorno de riqueza y prosperidad cada vez tiene más posibilidades y el que tiene la desgracia
de nacer en entornos de pobreza será muy, muy difícil que salga de ellos. El modelo de desarrollo
basado en el crecimiento económico y en el logro personal, en el enriquecimiento personal, no
es hoy en día un modelo válido pues solo crea dolor y sufrimiento.
En la última década
venimos asistiendo
a una creciente
y acelerada desigualdad
dentro de los países
Esto, que era cierto hasta hace poco, pero circunscrito a las conocidas distinciones Norte–Sur,
países ricos–países pobres, mundo desarrollado–mundo en desarrollo etc., se debe matizar y
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ampliar, pues en la última década venimos asistiendo a una creciente y acelerada desigualdad
dentro de los países. España, sin ir más lejos, ha visto incrementado en esta década 2010–2020
en 15 puntos su índice de desigualdad (conocido como índice GINI donde 0 es la igualdad perfecta y 100 la máxima desigualdad) desde unos históricos y estables 30–32 puntos a estar muy
cerca de 50 en los últimos meses.
Esta desigualdad, además y solo por dejarlo aquí anotado de manera muy superficial, también
tiene consecuencias medioambientales. Un conocidísimo triángulo elaborado hace ya muchos
años por, entre otras, Araceli Caballero cuando trabajaba en Manos Unidas, relaciona pobreza–
daños medioambientales y estilo de vida consumista. Simplificadamente: el estilo de vida consumista (vértice superior) genera, por un lado, mucha más contaminación, destrucción de la biodiversidad, cambio climático etc. que los estilos de vida sobrios; por otro lado, el usar y tirar, la
acumulación por la acumulación, los precios bajos, las demandas de una moda cambiante etc.
necesitan de mano de obra muy barata que, más a menudo de lo que imaginamos, conlleva explotación y pérdida de derechos sociales y, por ende ,pobreza. En a base del triángulo se da una
relación biunívoca: en un sentido, el daño medioambiental se sufre de manera desigual en entornos de pobreza que de riqueza, ya que en estos últimos nos podemos proteger mejor de sus
efectos (la sequía a los ricos nos impide tener jardines verdes o piscinas llenas, a los pobres les
mata de sed). En el otro sentido, la pobreza es sucia en tanto en cuanto no puede aprovecharse
ni utilizar tecnologías limpias y respetuosas.
CONSUMO
UN
TRIÁNGULO
MUY VICIADO
POBREZA
DETERIORO
MEDIOAMBIENTAL
Fuente: A. Caballero, Un triángulo muy viciado. Consumo, pobreza y deterioro medioambiental. Manos Unidas,
Madrid, 1997 (https://www.manosunidas.org/sites/default/files/folleto_2.pdf).
Muchas y variadas son las causas de estas desigualdades pero quizás sea una la más evidente:
desde la revolución industrial y la aparición del capitalismo moderno (si no antes) vivimos en
un modelo de civilización que antepone los intereses particulares sobre los derechos universales, que privatiza los beneficios y socializa las pérdidas, que estimula la acumulación de unos
pocos a costa del despojo de muchos, y que impone una cultura política depredadora de la vida.
En definitiva, hemos creado un mundo egoísta, alejado de
aquello que predicaba Juan Bautista antes de la llegada de
Jesús (Lucas 3,11): «Las multitudes le preguntaban, diciendo:
“¿Qué, pues, haremos?” Respondiendo él, les decía: “El que
tiene dos túnicas, comparta con el que no tiene; y el que tiene
qué comer, haga lo mismo”».
La situación vivida
por la Covid–19 nos ha
puesto en la balanza
el modelo del procomún
frente al del capitalismo
exacerbado
Ningún bien está a salvo de las garras del egoísmo exacerbado
por políticas privatizadoras que se hacen pasar por públicas: ni
el agua que bebemos, ni el aire que respiramos, ni el sol que nos
calienta, ni el cuidado de las personas, etc. Una de las dos únicas
mujeres premio Nobel de Economía Elinor Oström publicó un libro en el que hablaba del pro­
común, de los bienes comunes: aquello que es de todos a la vez y de nadie en particular y que, por
lo tanto, debemos cuidar de ello como si fuera nuestro y aprovecharnos de ello según nuestras
necesidades. Agua, sol, aire, decía Oström, pero también, añado yo, el empleo, el cuidado de las
personas vulnerables o ¿por qué no? internet. La situación vivida por la Covid–19 nos ha puesto
en la balanza el modelo del procomún frente al del capitalismo exacerbado. Y si bien en los inicios
de la crisis parecía ganar el primero, mucho me temo que si no reivindicamos sus aprendizajes el
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segundo platillo vaya ganando peso. Así, por ejemplo, el tema de las vacunas: algo que debía ser
patrimonio de toda la humanidad. No solo la de la Covid, por cierto. Ejemplos previos tenemos
de pandemias y vacunas que no han alimentado el ansia de empresas farmacéuticas sino que gracias
a considerarse un bien de interés común consiguieron erradicar la viruela gracias a la vacunación
universal. Hoy, sin embargo, se discute si inocular la tercera dosis de las personas que habitamos
en entornos de riqueza mientras que en entornos de pobreza ni siquiera ha llegado aun la primera. O se usan recursos privados, como pasa cuando a un gran banco o a un gran almacén se le
encarga ser punto de vacunación. Y encima se adorna de responsabilidad social de estas empresas. O, por poner otro ejemplo, cuando en los meses del confinamiento (marzo–junio 2020) se
decidió que la mejor manera de proveer de alimentación a la infancia en riesgo de pobreza de la
Comunidad de Madrid era mediante la distribución de pizzas a domicilio a través de una gran
cadena de comida rápida (también llamada comida basura) en vez de haber pensado en términos
de alimentación saludable o en habérselo encargado a empresas sociales, que las había y con
capacidad para hacerlo, o a las proveedoras de servicios de alimentación escolar que en aquellos
días habían tenido que cesar su actividad con las consiguientes consecuencias (ERTES).
Y, sin embargo, de toda crisis se aprende, de toda desgracia se sale más fuerte. La nueva
­normalidad a la que nos aboca esta sindemia se puede construir de manera justa, democrática y sostenible.
• Justa, pensando e implementando a escala global modelos económicos y sociales que antes
eran marginales, en el doble sentido de minoritario y fronterizo, en los márgenes. La economía
social, de claros valores evangélicos por otra parte, es una economía basada en las personas
y/o en el dinero, válida para todos y todas, pero especialmente para las personas más vulnerables. Pone el empleo, la transparencia, la cooperación y el compromiso por encima del
beneficio, pero sin despreciar la generación de ingresos mayores que costes. Este modelo de economía recogería en cierto modo los aprendizajes de unos meses en los que vecinos
y vecinas se apoyaban para resistir en encierro y colaboraban
entre ellos sin esperar nada a cambio, a lo sumo una sonrisa,
una mirada agradecida. Una nueva normalidad justa no dejará
a nadie atrás y tendrá en cuenta a aquellos que nos han cuidado. Los sanitarios, sí por supuesto, pero también a esas personas, normalmente inmigrantes y mujeres o mujeres e inmigrantes,
La nueva normalidad
a la que nos aboca
esta sindemia se puede
construir de manera justa,
democrática y sostenible
10
Una nueva normalidad
democrática debería
llevarnos a pensar nuevas
formas de gobierno
y de toma de decisiones
que hacen trabajos invisibles y poco o nada reconocidos
por poco apetecibles: limpieza y cuidado de personas de­
pendientes, cuidado y limpieza de lo que otros ensuciamos.
Una economía que garantice el sustento de la vida y la
atención de las necesidades materiales del conjunto de la
población sin distinciones. Que sustituya el paradigma de
lo mío por el paradigma de lo nuestro, que reconozca que
somos profundamente interdependientes y el valor de la colaboración mutua.
• Democrática en el sentido de devolver el protagonismo al pueblo, al demos, buscando trans­
parencia y participación en la búsqueda de soluciones y en la toma de decisiones. Una nueva
normalidad que sustituya la lógica de la representación política por la lógica de la participación
deliberativa, directa y transversal, escuchando la voz de todos y todas las personas y colectivos.
¿Alguien ha oído la voz de los mayores, de los habitantes de las residencias en la búsqueda de
posibles soluciones? Uno de los colectivos más duramente afectados ha sido, sin embargo,
olvidado a la hora de diseñar su futuro y de plantear medidas preventivas. Son mayores, sí, son
dependientes, también, pero han sufrido directamente y además son pozos de sabiduría. Qui­
zás por eso escucharles merezca la pena. Se habla ahora mucho de los fondos europeos Next
Generation que vendrán a ayudarnos a la recuperación y la transformación social pero mucho
me temo que, si no reaccionamos a tiempo, volverá a ser un tema de cómo repartirlos en vez
de cómo compartirlos. Ya se habla de que habrá unas empresas (grandes y pocas) llamadas
tractoras que recibirán la confianza y los fondos del Gobierno para que sean ellas las que lide­
ren y traccionen la recuperación. Como nos descuidemos, una vez más la economía, la política
y la sociedad estarán al servicio de los intereses de unos pocos que, eso sí, esta vez los disfra­
zaran de sociales y globales con palabras como resiliencia, transformación, inclusión. Una
nueva normalidad democrática debería llevarnos a pensar nuevas formas de gobierno y de
toma de decisiones para que, la próxima vez, las cosas se hagan de manera participativa y
consensuada y no impuestas.
• Sostenible. Si algo bueno ha tenido la situación creada por la Covid –19 ha sido que, al menos
en sus primeros meses, como los coches estaban parados en los garajes, el aire estaba trans­
parente y respirable, el agua de ríos y mares estaba transparente y límpida y los animales
y plantas no estuvieron tan amenazados. Pasado el primer momento, sin embargo, la cantidad
de plástico y recursos desechables de un solo uso, algunos más necesarios (mascarillas,
jeringuillas, guantes, EPIS) y otros menos (vasos y cubiertos de un
solo uso, envases individuales, uso de transporte privado en
vez del público) pueden provocar una ola de consecuencias de­­
sastrosas para el medioambiente. Una nueva normalidad que le
devuelva el valor a la vida, basada en el cuidado y el respeto.
La nueva normalidad a la que estamos llamados debería hacernos
volver la vista atrás y revisar aprendizajes reconociendo y poten­
ciando las diferentes formas de conocimiento y promoviendo su
florecimiento. Durante este año y medio nos hemos dado cuenta
de lo importante que es el desarrollo de una educación pública y
gratuita de calidad, accesible para todas las personas. El confina­
miento ha supuesto acrecentar la desigualdad debido, entre otras
cosas, a la brecha digital y ahora debemos aprender de ello para
volver a caer en una educación basada en cuotas, números, canti­
dades y meritocracias.
Dejo casi para el final, no por menos importante, sino haciendo
caso a lo decíamos al inicio de este artículo, una nueva normalidad
en la que la búsqueda de una solución puramente biomédica para
la Covid –19 sea parte de una visión diferente de la salud. Si algo
hemos aprendido en este año y medio es que necesitamos una
concepción de la salud que vaya más allá de la enfermedad indi­
vidual e individualizada, medicalizada y mercantilizada en extremo
por otra que se oriente al bienestar comunitario, que potencie los
saberes diversos, y que priorice estilos de vida saludables. Un mo­
delo de salud en armonía cuerpo–mente–sociedad, un modelo
donde el bienestar físico y su cuidado esté al mismo nivel que el
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del mental y el relacional y la salud sea un bien común de los que hablábamos más arriba: de todos y de
nadie, al servicio de todas las personas de manera universal, equitativa y accesible y por consiguiente necesitada del cuidado y apoyo de todos/as.
Francisco (Laudato Si) nos avisó ya en 2015. La Casa
Común estaba (está) enferma y en 2020 nos ha dado un
gran toque de atención. La propuesta que hace Francisco sobre una ecología integral como nuevo paradigma
de justicia, una ecología que «incorpore el lugar peculiar del ser humano en este mundo y sus relaciones con la realidad que lo rodea» nos debería
hacer de faro y llevarnos a la reflexión final de que esta situación que vivimos es una llamada a
la transformación integral, a la creación de un hombre/mujer nuevo que tenga como máxima el
respeto, la dignidad y el cuidado de los demás. Solo espero que los 193 millones de personas
afectadas a fecha julio 2021 que es cuando escribo este artículo y los 4 millones y pico de ­personas
fallecidas no lo sean en balde. Estoy convencido de que la transformación del mundo hay que
hacerla todos los días con nuestros actos cotidianos, con nuestra agenda (dónde ponemos las
prioridades, los tiempos) y el monedero (en qué nos gastamos y cómo ganamos el dinero). La
Covid–19 nos ha recolocado ambas cosas. La agenda, porque hemos tenido que recolocar citas
y prioridades, nos ha hecho convivir más con las más cercanas (familias, vecinos); nos ha hecho darnos cuenta del poco tiempo que
dedicábamos a nuestros mayores aparcados en modelos de residencias masificadas y estandarizadas; nos ha hecho conscientes de lo
poco que sabíamos y hablábamos con quienes nos cuidan; le ha dado
un nuevo sentido a los minutos, las horas y los días cuando hemos
estado en cuarentena o en la UVI. El monedero, porque ha supuesto
cambio en hábitos de consumo (no siempre a mejor, véase el uso
compulsivo del comercio on line, llamado por algunos el consumo
por aburrimiento); porque hemos priorizado otros bienes, otros servicios y hemos, sobre todo, dado valor a cosas que antes no las teníamos tan presentes: la hora de trabajo de un profesor, de una persona que trabaja en un hospital, de la persona que limpia y asea a los
mayores. Espero, since­ramente y con fuerza, que este virus nos traiga cual regalo, tanto individual como socialmente, una nueva forma de gestionar tiempos y dineros para construir una
sociedad más amable y justa.
La transformación
del mundo hay que
hacerla todos los
días con nuestros
actos cotidianos,
con nuestra agenda
y el monedero
12
La nueva normalidad
a la que estamos
llamados debería
hacernos volver
la vista atrás y
revisar aprendizajes
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BIT DE FORMACIÓN
Mantener la memoria
para construir el futuro.
Contemos historias
Chema Pérez–Soba
[email protected]
Centro Universitario Cardenal Cisneros
U
na de las características que los sociólogos de la religión encuentran en la religiosidad actual
es la falta de memoria. Hervieu–Léger escribía ya hace tiempo que uno de los grandes desafíos de las instituciones religiosas en el mundo de hoy era evitar que se acabara de romper del
todo el «hilo de la memoria».
En efecto, nuestra sociedad privilegia muchas veces el «ahora» presentista para fomentar el
consumo (calma tu necesidad ahora, ya) a través de la palabra mágica «nuevo» («fórmula mejorada» nos dicen para vendernos el mismo producto). Y es normal y puede que hasta bueno.
Pero tiene sus riesgos: por un lado, si todo se tiene que descubrir de nuevo, las generaciones
anteriores quedan, evidentemente, descartadas como inútiles. Toda su sabiduría acumulada queda arrastrada por la nueva ola, que sabe mucho mejor qué es el mundo y cómo manejarse en él.
Por otro lado, toda identidad se construye con el recuerdo de lo vivido, tanto personal como socialmente. Somos desde lo demás, somos, de hecho, porque hemos sido cuidados por otros,
mayores que nosotros (como nos recordaba Emmanuel Lévinas). Por tanto, las identidades líquidas, constantemente recreadas al paso de la última moda, impiden que las personas forjen raíces,
se sientan parte de algo, descubran su propia identidad. Se corre el riesgo, ya señalado hace
tiempo, de ser homeless nest, es decir, personas que no saben dónde tienen su hogar, su espacio
propio, el sitio que les hace ser quienes en verdad son.
La experiencia cristiana sabe que estamos proyectados al futuro, a construir el Reino que siempre
está más allá, que es el sueño de Dios. Pero también es consciente de que, Pueblo en camino,
Hay que contar historias
y evitar que nuestros
testigos de vida
(mártires)
queden olvidados
13
somos herederos de la sabiduría de muchas generaciones
anteriores. Romper el hilo de la
memoria es romper la traditio,
la Tradición con mayúscula,
aquello que el Espíritu ha enseñado a las generaciones anteriores y que nos permite orientarnos para caminar hacia el
futuro de forma creativa.
Nuestros procesos
pastorales son también
procesos de identificarse
con una Historia
Nuestros procesos pastorales
están centrados en proponer la
identidad cristiana para que el
joven descubra dentro de sí la
huella de «aquél que le ha visitado» (Martín Velasco) y que le invita a ser quién es, imagen de
Dios, llamado a construir el Reino. Y esa identidad es comunitaria necesariamente: no es posible vivir la fraternidad sin hermanos, sin saberse parte de un Pueblo, de una familia. «Unus Christianus, nullus christianus», decían los Padres de la Iglesia: un
cristiano solo, no es cristiano.
Y para sentirse parte de ese Pueblo, para construir esa identidad creo que es fundamental presentar figuras reales, históricas, de nuestra Tradición. Saber
su vida, admirar su vida, sentirse unidos a ellos, ser «de los suyos» ayuda a construir el proyecto de vida del joven, le ayudan a saberse parte de un historia más grande, a la que se siente
personalmente llamado.
Hay que contar historias y evitar que nuestros testigos de vida (mártires) queden olvidados. Pienso en figuras que empiezan a desdibujarse en nuestras comunidades en el proceso de correr
hacia un futuro que nunca llega. Pienso en Monseñor Romero, por fin reconocido oficialmente
como mártir y como santo. Pienso en su homilía del 23 de marzo de 1980, que se puede encontrar
en internet con su propia voz, cuando, sabiendo que se jugaba la vida, proclama: «en el nombre
de Dios y de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada vez más tumultuosos,
les pido, les ruego, les ordeno ¡cese la represión!». Y pienso en cómo esas palabras proféticas le
cuestan la vida al día siguiente. Y cómo el pueblo salvadoreño nunca las olvidó y cómo la Iglesia
universal jamás debe olvidarlas.
Pienso en los cientos de catequistas asesinados en esos años ochenta/noventa (puedes leer su
testimonio Masacres en la selva, de Ricardo Falla o en La matanza de los pobres en ediciones
HOAC), decenas de laicos y laicas, animadores de grupos cristianos, a veces con la edad de
nuestros jóvenes, que murieron por fidelidad a la fe y que, pobres hasta para su historias, están
siendo olvidados.
Pienso en Maximiliano Kolbe ofreciendo su vida por la de un padre de familia en Auschwitz; pienso los mártires de la UCA, pienso en tantos y tantos relatos que están en nuestra mano, de los
que no nos separan miles de años y que corren el peligro de ser tan olvidados como el testimonio
de san Policarpo de Esmirna (uno de los primerísimos mártires, que muere con más de ochenta
años dando testimonio de su fe).
Aún si formamos parte de una familia carismática hacemos un gran esfuerzo por transmitir nuestra identidad a través del recuerdo de vida y de relatos de nuestro fundador. Y hacemos bien,
porque sabemos que esos relatos y símbolos ayudan a cobrar identidad y a que el carisma, regalo de Dios al mundo, permanezca. De igual manera podemos (y debemos) proponer los relatos de
vida de muchos de nuestros santos y mártires, para que nuestros jóvenes puedan sentir que les
ofrecemos, pese a toda la debilidad de la Iglesia, un camino de Vida plena. Les ofrecemos un
proyecto de vida, formar parte de un Pueblo en Misión, de una comunidad pobre, débil y pecadora, pero que se sostiene en la Tradición de sus mártires, de sus testigos.
14
No podemos perder la memoria. Nuestros procesos pastorales son también procesos de identificarse con una Historia. Necesitamos recordar a los que nos precedieron, contar sus vidas, aceptar agradecidos que recibimos de ellos el testigo del Reino y que, en ellos y con ellos, en la comunión de todos los santos de la historia, de todas las personas de buena voluntad, asumimos libre
y gozosamente la misión de llevar a la Humanidad hasta la plenitud del Reino. Contemos historias,
mantengamos la memoria, ofrezcamos la sabiduría de vida de nuestro Pueblo.
Imagina
BYPASS
De la crisis global
al cambio social:
¿Una apuesta de futuro?
Óscar Alonso
[email protected]
Nueva normalidad. La crisis como oportunidad para un cambio social
R
econozco que ponerme a escribir cuando entre los términos sobre los que disertar están las
expresiones «nueva normalidad» y «cambio social», y las palabras «crisis» y «oportunidad»,
hacen que recuerde muchos y lamentables momentos y discursos, políticos, aunque no solo, de
estos tiempos pandémicos o, si se me permite, post pandémicos a medias. El lenguaje es una herramienta impresionante de comunicación, de relación, de conocimiento y de transformación, pero
lo es también de manipulación y de imposición que termina por dominarlo todo, aunque nadie sepa
verdaderamente qué se quiere decir con ciertas palabras y expresiones que, por otra parte, y al
mismo tiempo, pasan a ser de uso común para casi todos los mortales.
Intentaré escribir estas líneas en clave de aportación y no de crítica,
aunque de esta nos hace falta mucha si es constructiva y está bien
fundamentada. Parto de la base de que nos falta un proyecto común
que nos apasione y nos haga vislumbrar un futuro mejor para todos.
Y sin ese sueño compartido es complicado apostar por ese futuro y,
más aún, visualizar y hacer posible un cambio social que lo haga verdaderamente mejor que el
presente ya conocido y convulso. Pero en esperanza vivimos y en esperanza nos proyectamos.
En esperanza vivimos
y en esperanza
nos proyectamos
Estoy en este mismo momento viendo y escuchando por televisión a algunos jóvenes ser entrevistados por reporteros buscahistorias, que se acercan a los que peor están, a los que ya no saben
ni su nombre y a los que parece que todo, absolutamente todo, hasta la propia dignidad, les da
exactamente lo mismo y que ofrecen una imagen deplorable de una juventud que, desde luego,
no toda ella está conformada por estas personas cegadas y faltas de horizontes. Me pregunto si
estos muchachos tendrán padres y abuelos, y si en algún momento se habrán parado a pensar
en ellos, en su salud, en la repercusión de sus comportamientos totalmente fuera de toda lógica.
Y no me estoy refiriendo, lógicamente, a ir o estar de botellón (que, por supuesto, se podría también hablar de ello si resulta ser el único o el más extendido modo de diversión y socialización
posible en este momento para los jóvenes). Me estoy refiriendo a su absoluta irresponsabilidad
al no cumplir ninguna de las normas sanitarias que nos hemos dado todos y para todos en estos
tiempos tan convulsos (también para todos).
15
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La juventud, como el resto de la humanidad, participa activamente de la crisis global en la que
nos encontramos. No son, por supuesto, sus únicos causantes ni culpables. Simplemente forman
parte de lo que hay, de lo que se lleva, de lo que se les propone, de los que se les invita a hacer,
de lo que se les indica que hay que hacer y, a veces, de lo que se les impone como ejercicio de
suprema libertad, aunque en realidad no es más que una esclavitud cuyos eslabones no se ven,
pero atrapan y, en muchas ocasiones, deshacen y desdibujan a las personas.
y cuyo significado es «separación»,
Pues bien. La palabra crisis, que procede del griego
«distinción», «elección», «discernimiento», «disputa», «decisión», «juicio», «resolución», «sentencia»,
en principio no tiene un significado negativo. La crisis es el momento en que la rutina ha dejado
de servirnos como guía y necesitamos optar por un camino y renunciar a todos los otros. Naturalmente, esta decisión ha de hacerse de un modo prudente, teniendo en cuenta las consecuencias
de cada alternativa. Por eso es necesario elegir con criterio.
La juventud, como el
resto de la humanidad,
participa activamente
de la crisis global en la
que nos encontramos
16
Etimológicamente al menos, crisis es todo lo contrario a aceptar
un destino inevitable. Por eso defendemos que el tiempo de la
crisis es el tiempo de la decisión, la inteligencia y la valentía.
Ante una crisis social, axiológica, política, económica… la deci-
sión sobre el camino a tomar depende de quien tiene el poder y la capacidad de convencer
a los demás, pero, sobre todo, de quienes elegimos a los que tienen ese poder. Es verdad que
no todos nuestros jóvenes han votado todavía, pero muchos de ellos sí. Y es bueno sentarse
a su lado y escuchar sus razones para votar a unas opciones políticas u otras. Necesitamos
criterio y discernimiento. Necesitamos algo más que expresiones como «nueva normalidad»
para darle una buena vuelta a todo cuanto tenemos en este momento en el horizonte y, sobre
todo, en el panorama nacional y mundial. Las palabras no transforman la realidad: es la realidad la que transforma las palabras con las que nombramos a la misma. Debemos acompañar
a los jóvenes para que este momento de crisis generalizada se convierta, verdaderamente,
en oportunidad de crecimiento. Solos no lo pueden hacer. Y
tampoco los adultos.
La juventud ha de tomar
conciencia de lo que
ocurre y buscar las
razones de por qué
sucede cuanto acontece
Si uno lee hoy mismo las principales noticias de los periódicos
internacionales se encuentra con la crisis humanitaria en Afga­
nistán, con las llegadas continuas de pateras con migrantes a las
costas italianas y españolas, con hambrunas que ya a nadie
le producen ni una ligera reflexión, con el precio de la luz disparado a pesar de que la gente ya
no puede más, con todos los países pensando en sí mismos pero mirando de reojo a los demás,
con un deterioro medioambiental que continua desbocado y autorizado por prácticamente todos
los gobiernos del planeta, con millones de seres humanos con un dólar al día para vivir, con la
trata de personas en manos de los grupos más encarnizados que uno pueda imaginar, con el
narcotráfico campando a sus anchas, con millones de personas mayores viviendo solas (cuan­
do no, abandonadas), con una natalidad cada vez más escasa (al menos en los países más de­
sarrollados y llenos de cosas), con incendios que arrasan miles de hectáreas cada semana, con
catástrofes naturales provocadas por el cambio climático, con 2/3 de la población mundial sin
saber qué es la vacuna contra la Covid–19, con billones de kilos de comida que cada día se tiran
a la basura en todo el mundo, con países que a estas alturas no reconocen a la mujer como un
ser humano con toda su dignidad y derechos, con la explotación infan­
til en unas cotas nunca antes vistas y con una secularización global de
consecuencias evidentes.
Es verdad que alguno ya estará diciendo «hombre, si te fijas solo en lo
malo…». Es verdad que hay cosas que van bien y que se hacen avan­
ces en muchos campos, pero las crisis no las provocan las cuestiones
que van bien y a las que todos tenemos acceso, sino las injusticias, las
desigualdades, las imposiciones, las exclusiones y las continuas lu­
chas de poder y de tener. Si queremos que los jóvenes participen en
una apuesta de futuro sostenible y continuada en el tiempo, si quere­
mos que los jóvenes sean los protagonistas y den algo de contenido
a la manida expresión de la «nueva normalidad» debemos darles la
oportunidad de empoderarse y co–liderar el cambio social que el
mundo necesita. Si no lo hacemos, cada vez estaremos más cerca del
colapso del sistema y del mundo que conocemos.
La pregunta es: con la crisis (caos e
incertidumbre) global en la que es­
tamos, ¿puede nacer un cambio
social alternativo y sostenido en el
tiempo? Porque la nueva normali­
dad lo que no puede ser, de ningu­
na manera, es impuesta. Y eso es
a lo que estamos asistiendo. La
juventud ha de tomar conciencia
de lo que ocurre y buscar las razo­
nes de por qué sucede cuanto acontece. Si no les hacemos partici­
pes de ello, será imposible que tomen la iniciativa y piensen juntos
en un futuro esperanzador para todos.
La crisis que estamos
viviendo y que nos
atraviesa puede dar
paso a un cambio social
si contamos con la
juventud
Este verano he tenido la preciosa experiencia de escuchar hablar a
jóvenes preuniversitarios y universitarios (todos ellos buena gente)
sobre su vida, sus planes de futuro, el trabajo que les gustaría desa­
rrollar… la mayoría (no todos) no quiere salvar al mundo. La mayoría
quiere ganar dinero. Cuanto más, mejor. Eso me ha hecho pensar
mucho en este tema de la crisis y de las oportunidades. Piensan como les hemos hecho que
piensen. Es lo que ven. Es lo que escuchan. Es lo que funciona.
Desde la Pastoral Juvenil tenemos la ingente tarea de acompañarlos para que crezcan y apuesten por
inmiscuirse en la evangélica tarea de intentar transformar el rumbo del planeta. Hemos de trabajar
con ellos la resiliencia, la justicia social, el emprendimiento sostenible, el riesgo, el compromiso y la
importancia de la siembra a largo plazo. La crisis que estamos viviendo y que nos atraviesa (porque
no la estamos atravesando, sino que ella misma nos atraviesa) puede dar paso a un cambio social si
contamos con la juventud y con ella de la mano soñamos grandes cosas. La tarea es muy compleja.
Nadie nos dijo nunca que iba a ser fácil. Pero no estamos solos. Intentémoslo. Está en juego no lo
nuestro solamente, sino la posibilidad de que lo de todos sea posible. Y lo sea como Dios lo sueña.
17
Siente
DESCÁLZATE
Una nada infinita
Fernando Donaire, OCD
@fdonaire72
E
ste verano he tenido la oportunidad de imbuirme en el universo Marvel. Hay que tener algo de
tiempo para enredarse con las historias de la factoría, y aunque solo he tenido el suficiente
para iniciarme en la saga de Los Vengadores, me ha servido para lograr el objetivo buscado, que
no era otro que poder ver con cierto
contexto la excelente serie Bruja Escarlata y Visión donde se reinventa
una profunda historia a través de la
memoria y los géneros televisivos.
Una de las primeras conclusiones
que saco de este tiempo dedicado
a la ficción es que los temas esenciales del ser humano (sentido,
muerte, perdón, culpa, etc.) siguen
siendo el eje de todos los relatos.
Más allá de la época, la generación
Los temas esenciales
del ser humano
(sentido, muerte,
perdón, culpa, etc.)
siguen siendo el eje
de todos los relatos
o las modas las historias siguen repitiéndose construyendo un entramado en el que todo está
relacionado en su centro.
Wanda, la protagonista de esta serie, utiliza sus propios recursos para enfrentarse a la pérdida y
al dolor que nos provoca tener que despedirnos de alguien o dejar atrás algo importante para
nosotros. Define su situación ante la pérdida como «una gigantesca ola que pasa por encima de
mí una y otra vez, sin darme tregua, que puede acabar ahogándome». Y esa manera de vivir su
situación, le hace sentirse como «una nada infinita», expresión que señala gráficamente la vulnerabilidad en la que se encuentra a pesar de todo el poder que alberga en sus manos. Ambas
consideraciones me parecen fundamentales para poner en contexto sus decisiones y la utilización
que hace de su poder y su fuerza. Ella quiere llenar de luz esa persistencia oscura que la aplasta
para poder salir de ese túnel sin fondo. En ese sentido, la propuesta entronca con otra de las
mejores series que se ha hecho en los últimos años: The Leftovers de Damon Lindelof que también
reflexiona sobre la pérdida y los mecanismos que utilizamos para sobreponernos a ella.
Visión por su parte, en uno de los diálogos más bonitos de la serie nos deja una de las frases más
certeras acerca de lo que está viviendo su compañera: «La pena es amor perseverante». La pena
mantenida en el tiempo se puede convertir en obsesión o en amor. Habrá que ver cómo esa
perseverancia ayuda a dejar a un lado cualquier sentimiento obsesivo. Esa «pena observada» tal
como vivió C.S. Lewis al perder a su amada se hace presente de manera inversa como si un espejo lograra llenar la nada con la luz del amor.
18
Quizás debamos descalzarnos ante estas intuiciones que nos llevan al centro de la propia vida
señalándonos ese anhelo de Infinito que brilla en el interior de nosotros, aunque estén revestidas
de superhéroes y villanos.
Siente
CRECIENDO DESDE
LAS EMOCIONES
¿Autoestima significa
autoamor?
Hacia una autoestima
para el encuentro
Eduardo Granados
[email protected]
n—promueve la
La Fundación UpToYou —presente en España, México, Brasil y Camerú
ocimiento y la
renovación de la educación partiendo de las emociones para el autocon
renovación es el
mejora de las relaciones interpersonales. El punto de partida de esta
curso para educadores.
I
magínate que, durante la tutoría del colegio, una adolescente se desahoga con su tutora y le dice:
«Me siento fatal: mi grupo de amigas no cuenta conmigo, el chico que me gusta ni me mira y
encima los estudios se me están haciendo cuesta arriba. Es como
si no valiera para nada». La chica parece bastante desanimada.
La educadora recuerda las sesiones de coaching que recibió en el
colegio donde le hablaron sobre la necesidad de promover la autoestima en el alumnado. Recuerda cómo se le habló de la necesidad de hacer ver al joven su valor con gestos y palabras, aplicando la receta: «Positividad a raudales».
Las preguntas buscarán
remitir al alumnado a su
interioridad para buscar
dentro de sí mismo
su valor personal
Con esto de fondo y con toda su buena intención, la tutora comienza a hablar a la joven: «Tú claro que eres valiosa. Recuerda lo buena eres en esto y en esto
otro. Puedes hacer un listado de todas tus fortalezas y todo aquello en lo que eres valiosa». Su
19
En las situaciones
más difíciles se
pueden descubrir
rastros de bondad
objetivo con estas y otras palabras es hacer sentir a su alumna en un
pedestal, subirle su autoestima.
Pero cuando la profesora termina de hablar, la adolescente le mira con aire
triste. «Gracias, todo eso ya lo he intentado. Ya he visto en internet esas
técnicas para subir mi autoestima y quererme a mí misma, pero no consigo sentirme valiosa».
Al terminar la conversación, la educadora se pregunta: «¿Qué puede haber fallado?».
En primer lugar, podemos analizar qué entendemos por autoestima. Tal y como reflexiona José
Víctor Orón en Conoce lo que sientes, «en la mentalidad dominante la autoestima se entiende
como una auto–valoración positiva, una percepción afectiva que uno tiene de sí mismo. Se piensa que si los demás valoran a una persona esta acabará valorándose a sí misma. De ahí tantas
recomendaciones que salen de ciertos cursos de coaching: “tú puedes”, “tú lo vales” o de ciertos
consejos que inciensan las orejas de nuestros niños y niñas con “qué grande eres”, “eres bueno”.
Me limitaré a decir que “en el principio no era así”. No es eso la autoestima. Existe otra autoestima que nos ayuda a crecer como personas».
¿Cuál es esa otra autoestima que nos hace mejores personas? ¿Y cómo podemos como
educadores promover esa otra autoestima?
En realidad, «la autoestima sana nace cuando uno descubre que lo que él da, y más allá de lo que
da, él mismo, es significativo para el otro. La buena autoestima es descubrir que la persona de
uno es significativa y valiosa para el otro, pero no porque me lo dice solamente, sino porque
yo lo experimento en el encuentro interpersonal». (Conoce lo que sientes, José Víctor Orón).
Para profundizar en esta otra autoestima, volvamos a la escena inicial, cuando la adolescente
acaba de contarle a su tutora lo mal que se siente consigo misma.
En UpToYou creemos que cualquier situación emocional puede ser usada para crecer.
Las preguntas que pueden arrancar de este encuentro educativo buscarán remitir a la alumna a
su interioridad para buscar dentro de sí misma su valor personal: ¿Por qué quiero ser valiosa?
¿Por qué me siento poco valiosa? ¿Cómo busco ser valorada? ¿Para quién soy valiosa? ¿Por qué
soy importante para esa persona? ¿Qué es lo que valoro cuando me encuentro con esa persona?
20
Con todas esas preguntas, y si ciertamente la intención de la educadora es sincera, la alumna
puede descubrir que la vida de ella es valiosa para la educadora tal cual es. La joven puede descubrir que la profesora valora el encuentro con ella, le acompaña y le respeta para promocionar
su autoría. Puede descubrir cómo su tutora va más allá de los problemas y se centra en la experiencia personal de la alumna.
En estas preguntas y en otras más, la joven puede encontrar la importancia de
su vida en relación con los demás. Y aquí está la raíz de la buena autoestima.
Pero… ¿y si respondiendo a esas preguntas la adolescente cree que no es
importante para nadie? Habría que seguir preguntándole ¿Por qué crees eso?
¿Para quién has sido importante? ¿Por qué crees que ya no lo eres?
¿Cómo crecer
en autoestima
en el encuentro
con los demás?
Y así, preguntando y acompañando, la joven puede ir descubriendo que, incluso en su visión más pesimista de la realidad vivida, hay cosas valiosas y que hablan bien de ella.
En primer lugar puede descubrir la bondad de querer vivir en relación con los demás su propia
vida. También puede ver que su vida ha sido significativa para alguien y por qué lo ha sido.
En UpToYou creemos que incluso en las situaciones más difíciles se pueden descubrir rastros de
bondad desde los que la persona se puede plantear pequeñas decisiones que le pueden ayudar
a fortalecer ese valor de su propia vida.
Como hemos visto puede que este camino no sea fácil. Y también puede que las decisiones que
haya que tomar sean costosas.
Porque esas decisiones no se van a referir a un mero «hacer» sino que, partiendo de sus descubrimientos interiores, se van a abrir preguntas con una fuerte carga identitaria: ¿Quién quiero ser
en mi relación con los demás? ¿Cómo crecer en autoestima en el encuentro con los demás? O
replanteando la pregunta: ¿cómo podemos crecer juntos en estima?
Tras este recorrido de preguntas una de las conclusiones puede ser que la autoestima entendida como autoamor es un engaño. Y nos podemos plantear que la buena autoestima en realidad
es una buena estima que nace y crece en el encuentro interpersonal.
Lo que se suele llamar «baja autoestima» puede ser un instrumento sensacional para crecer,
para que la persona se conozca y mejore sus relaciones interpersonales. Y sin embargo puede ser que lo que se suele llamar «alta autoestima» no ayude a crecer. La clave no va a estar en
promover la baja o alta autoestima, sino en saber utilizarla, tanto si es «alta» como si es «baja» para
un objetivo: el encuentro interpersonal de intimidad a intimidad.
Encontrar esa sana estima de uno mismo es un camino costoso, que puede ser incluso doloroso.
Se trata de un camino donde el joven no va a estar siempre a gusto.
Pero… ¿queremos que los jóvenes estén siempre a gusto? ¿Qué joven busca como primer objetivo estar a gusto? Realmente el joven, como cualquier persona, lo que necesita no es estar a
gusto consigo mismo sino encontrar sentido a su vida.
21
Siente
CREANDO
Recrear la oportunidad
Silvia Martínez Cano
http://www.silviamartinezcano.es / @silviamcano
«U
na bolsa de plástico tarda 400 años en descomponerse». Este eslogan ya tiene aproximadamente doce años. Sin embargo no ha dejado de ser actual y sigue recordándonos una
intuición que se ha hecho realidad en pocos años: que estamos viviendo una crisis planetaria y
necesitamos un cambio de vida. Asistimos a un deterioro real de la vida que presupone próximamente un final catastrófico. Estos dos últimos años hemos añadido otro elemento a la crisis: la
vulnerabilidad de la vida en todas sus formas.
La crisis es un fenómeno complejo. Tiene distintas dimensiones, no solo la dimensión del deterioro material, sino también un valor simbólico de cambio de paradigma. La crisis siempre muestra
que las cosas no funcionan y que se necesita un cambio en el modo de existir, no solo en lo
ecológico, sino también en la forma de comprender el mundo. La crisis siempre representa una
postura crítica con el mundo que uno vive. Pone en tensión lo conocido con lo soñado y supone
siempre un movimiento de lo degradado a lo regenerado. La crisis nos obliga a pensar el mundo
en quiebra y a imaginar una transformación adecuada para un mundo globalizado sostenible.
Todos estamos implicados en este imaginar y actuar. Te propongo que ejercites esta tensión en
tres aspectos de la crisis:
22
La crisis ecológica: en un modelo de consumo sin control, los recursos planetarios continúan
desapareciendo. La Tierra, que funciona como un cuerpo orgánico que nos alberga y sustenta,
está en un proceso de degradación, no sabemos si irreversible del todo, pero muy preocupante. El deterioro muestra que nuestro sistema de desarrollo de corto recorrido produce benefi-
cios, pero no para todos. A nivel global, la pérdida ecológica es para todos. Asumir esta participación con responsabilidad es asumir la oportunidad de la herida: curarla y sanarla. La clave es
la responsabilidad: si encendiste, apaga; si consumiste, recicla; si compraste, comparte... La
acción siempre es doble: hacia mí y hacia los demás (respetar el medio
y a las personas). Los actos básicos de consumo son los mejores: una
dieta que reduce carne y grasas de animales o menos compras de
baratijas de plásticos en bazares reduce las emisiones de gases contaminantes en China o en países con ganadería intensiva. La responsabilidad va unida a la austeridad.
La clave del cuidado
es fundamental
para establecer
nuevas relaciones
de confianza
y de gratuidad
La crisis económica: hoy, para sobrevivir, ni el egoísmo ni la codicia
funcionan. La crisis nos recuerda que una economía ecológica es
aquella que empieza por la solidaridad. El sistema capitalista donde
unos pocos crecen mucho mientras otros muchos decrecen debilita
todavía más el equilibrio del planeta. Una economía ecológica debería propiciar un desarrollo
basado en el conocimiento para sustituir el antiguo desarrollo basado en la ignorancia. Cuando se conocen las causas, los procesos y las consecuencias del deterioro de la vida de muchas
personas y muchos ecosistemas, y se comparten recursos e ideas para combatirlo, el sistema
social mejora. Una cultura de la austeridad es contagiosa cuando se comparten desde la escuela valores como la autocontención, la autolimitación y la suficiencia. En la escuela, juntos,
podemos aprender a decir «basta». Así crece con más rapidez la generosidad a través del
compartir con los vecinos y en los barrios, en el comercio justo, en la banca ética, en redes
sociales de cuidados, etc.
La crisis humana: tras la pandemia visibilizamos mejor que otras veces la fragilidad humana. El
mundo que hemos habitado hasta ahora se rige por dinámicas de poder: la razón por encima del
cuerpo y las emociones, el ser humano por encima de la naturaleza y el hombre por encima de la
mujer. El redescubrimiento del próximo (el vecino, el colectivo del
barrio, etc.) en pandemia como la extensión de la propia casa, puede dibujar una vida muy distinta a la de las dos últimas décadas. La
clave del cuidado es fundamental para establecer nuevas
relaciones de confianza y de gratuidad que favorecen la vida del
otro y producen beneficios a medio plazo: confianza, apoyo de
tiempos y tareas, sostenimiento emocional y creatividad ante los
problemas, economías domésticas alternativas, etc.
Dios está aquí
en la crisis, abre
la puerta a una
nueva vida, como
acompañante fiel,
fuerza de resiliencia
y fuego regenerador
La crisis puede ser una oportunidad de sanación. Nos damos
poca cuenta que los grandes beneficiados de la crisis podemos
ser nosotros mismos y por prolongación toda la creación. Lograrlo exige un cambio de mentalidad: nuestro beneficio no puede ser
a costa de nadie. El sufrimiento de la crisis abre la puerta, como
en un parto, a una vida distinta, a una «vida vivida mejor». La mirada cristiana nos da una clave:
anunciar que la vida compartida y en crecimiento repele la muerte. Es una clave escatológica,
una invitación esperanzada a compartir los sufrimientos y las alternativas como actos de bondad
de nuestros corazones (la manifestación de la gracia de Dios en nuestra historia). Dios está aquí
en la crisis, abre la puerta a una nueva vida, como acompañante fiel, fuerza de resiliencia y fuego
regenerador. Ahora nos toca actuar. Crisis significa oportunidad, oportunidad significa una nueva
forma de relacionarnos con el mundo.
23
24
Siente
CONTAR Y CANTAR
The visitor
José Mª González Ochoa
[email protected]
E
n este mundo donde lo más globalizado es la indiferencia, se nos olvida esa idea tan bien ex­
presada en la Fratelli Tutti, pero que es una vieja aspiración del hombre desde que tuvo con­
ciencia, de pertenencia a una misma familia y de que solo podemos salvarnos juntos. Y esa frater­
nidad debe promoverse no solo con palabras, sino con hechos. Este introito me sirve de conexión
con la película que traigo a estas
páginas, pues la resume y desci­
fra: The visitor (2007), dirigida por
Thomas McCarthy y protagoniza­
da por un estupendo Richard Jen­
kins (Walter Vale), uno de esos
excelentes secundarios que en­
contró en esta película el papel
de su vida.
Walter Vale, es un profesor univer­
sitario viudo y sin ninguna pasión
vital, que vive en Connecticut
y viaja a Nueva York para entregar
un trabajo, cuando se encuentra
en su apartamento de Manhattan
a una pareja de inmigrantes ilega­
les viviendo allí: Tarek, un músico
sirio, y Zainab, su novia senega­
lesa, que han sido engañados por alguien que les ha alquilado el
apartamento. Aunque en un primer momento Walter los desaloja
de su casa, su conciencia intranquila y su fondo de nobleza hu­
mana hace que termine acogiéndoles. Entre ellos surgirá una
entrañable amistad, forjada a ritmo de djebe (tambor africano).
Sin embargo, la realidad y los sistemas legales pocas veces faci­
litan los desarrollos sencillos y felices…
Lo que vemos es un
canto a la amistad,
a la acogida, al encuentro
con el otro, al derecho
a la dignidad humana
Película pausada, de intensos momentos, fluye de forma sobria
y sencilla, sin excesos ni trampas emocionales. Y lo que vemos es, ante todo, un canto a la amis­
tad, a la acogida, al encuentro con el otro, al derecho a la dignidad humana, y un grito de rabia y
desesperación contra un sistema judicial injusto.
Obra que permite su análisis desde distintas visiones, invita a que analicemos con detenimiento
los comportamientos de los personajes, cada uno desde su situación y experiencia, descubrir lo
que hace que cambien sus emociones y pensamientos. Es evidente la transformación del profe­
sor Walter, quien en un primer momento expulsa a los engañados inquilinos de su casa, con la ley
y la razón de su parte, pero que luego, rotos los prejuicios, aceptada la dura realidad y reconocida
la honestidad de los inmigrantes, los acoge a corazón abierto.
Y para quien esto escribe, de lo más intenso y aleccionador es la relación que se establece Tarek
con Mouna (Hiam Abbass), la madre de Tarek, que vuela a Nueva York, ya en la segunda parte de
la obra. La acogida se produce de forma natural, sin los prejuicios iniciales con los que se enfren­
tó a su hijo, con una conciencia y consciencia renovada y activa.
Por último, destacar a la otra gran protagonista de la película: la música. Su papel es fundamen­
tal, actúa como sólido y directo puente cultural y emocional entre dos personas de origen,
formación y mundos distantes, pero el ritmo del djebe conectará los corazones. ¡Cuánto amor
por la música desprende el film! Gracias a ese tambor y al ritmo africano, simple, directo, que
nace de la tierra y enlaza con nuestros orígenes y latidos primigenios se produce una sincera
y plena identificación. Por eso Walter nos abandonará golpeando con rabia el tambor, con el
enfado de la impotencia insumisa, como aldabonazos a nuestra conciencia…
25
ALGUNAS PISTAS DE TRABAJO
• ¿Te ha gustado o no la película? ¿Ha conseguido emocionarte y hacerte reflexionar?
• ¿Qué crees que es lo más interesante y el mensaje o mensajes principales del relato?
• ¿Qué es lo que más te ha gustado de la historia?, ¿qué es lo que más te ha hecho reflexionar de todas las cuestiones que plantea?
• Reflexiona la película a la luz de la Fratelli Tutti. ¿Cuáles son las ideas compartidas?
• ¿Reconoces algún texto evangélico que se pueda aplicar a algunos momentos de la
película? ¿Compártelos y reflexiona sobre ellos?
• ¿Por qué crees que el protagonista cambia de opinión, qué le hace acoger en su casa a
los extraños? ¿Qué es lo que hace romper en el profesor la indiferencia y le impulsa al
compromiso activo?
• Analiza la relación que se establece entre Mouna (Hiam Abbass) y Tarek. ¿Qué elementos
destacarías?
• Imagina una continuación a la película y compártela…
FICHA TÉCNICA
Título original: The Visitor
País: EE.UU.
Año: 2007
Duración: 104 minutos
Director: Thomas McCarthy
Guion: Thomas McCarthy
Música: Jan A. P. Kaczmarek
Fotografía: Oliver Bokelberg
Montaje: Tom McArdle
Diseño de producción: John Paino
Producción:
Michael London, Mary Jane
Skalski
Reparto:
Richard Jenkins (Walter Vale);
Haaz Sleiman (Tarek Khalil);
Danai Gurira (Zainab); Hiam
Abbass (Mouna Khalil);
Marian Seldes (Barbara);
Maggie Moore (Karen)
OTRA RECOMENDACIÓN
Paterson (2016). Película dirigida por el siempre
original Jim Jarmusch, es una deliciosa y poética
visión de lo cotidiano y de la normalidad, que muchos confunden con la mediocridad o la grisura.
Quizá a algunos les parezca una excentricidad,
pero les animo a que vean la película impregnados
de la mística franciscana que inspira la Fratelli Tutti;
le sacarán sabores y sentires extraordinarios. Alejada de los cánones del cine comercial, tiene el maravilloso encanto de lo inefable.
26
Siente
CONTAR Y CANTAR
María Vasán
David Santafé
santafeproducciones.com
E
l verano va tocando a su fin. Un verano que parece un poquito menos raro que el del año
pasado, y la industria musical sale de la cueva en la que ha estado recluida en estos últimos
meses para tratar de nuevo de arrastrarnos a disfrutar de la cultura a través de la música. Y para
que nos vayamos poniendo morenos hoy os traigo
a una artista que lucha activamente contra su timidez y que tiene como mantra «ayudar a transformar a las personas a través de la música, para que
se acepten como son y se perdonen». Nada menos.
Con todos ustedes: María Vasán.
María Vasán nació y creció en Valdepeñas, ya sabéis, la cuna del vino manchego. La música y la fe
siempre estuvieron presentes en su casa. Seguramente ha tenido mucho que ver su vinculación con
el entorno salesiano, que ya sabéis que apuesta de
manera evidente por el arte. Pero a raíz de componer una canción de agradecimiento a una profesora de su instituto, su fascinación por la música se
disparó. Empezó a hacer sus primeros pinitos componiendo y terminó participando en 2010 en el
concurso regional de jóvenes artistas de Castilla La
Mancha. Fue finalista pero no ganó, pero es que
quien lo ganó fue nada menos que la por entonces
desconocida Rozalén... Al año siguiente volvió a
presentarse, con la experiencia de lo aprendido, y
esta vez sí que se llevó el galardón a casa.
A María siempre le han encantado los críos. Pasó
años participando en los campamentos salesianos,
e incluso vivió una experiencia preciosa viajando a
los campamentos saharauis en África, aprendiendo
de su escuela y de su cultura. Así que decidió que
su vocación profesional pasaba por estudiar magisterio infantil,
habilitándose además para impartir clases de religión. A los
pocos meses de acabar la carrera ya estaba trabajando como
profesora en su propia ciudad. Y aquí llegamos a una encrucijada, donde se juntan la timidez de María y su vocación por
comunicar y ayudar a las personas a través de la música. Supondrá para ella un antes y un después, vencer sus miedos y
salir de su zona de confort para esforzarse en sacar adelante su propio proyecto musical. Empieza a hacer conciertos en
directo por España y graba sus dos primeros trabajos discográficos titulados Sáhara eres tú y Vale
la pena sonreír, donde se definiría claramente su estilo musical de pop fresco de cantautor. En
2017 es galardonada como Artista Revelación y mejor Artista Femenina en los Premios Spera que
entrega el departamento de Pastoral Juvenil de la Conferencia Episcopal. Al año siguiente compondría la canción Tu silencio, inspirada en los Encuentros de Músicos Católicos, convirtiéndose
en la música de cabecera de dichos premios Spera. Ese mismo año, mientras continúa lanzando
nuevos singles en plataformas digitales, ganaría el I Certamen nacional de nuevos talentos de la
Ayudar a transformar
a las personas a través
de la música, para que se
acepten como son
y se perdonen
27
canción de autor, celebrado en Cáceres.
El más reciente de esos singles, titulado
365 citas contigo es una canción que está
dedicada a su amiga Laura Chica, escritora y psicóloga especializada en desarrollo
del talento.
Actualmente, María continúa con su proyecto musical formándose a conciencia
como imanager, aprendiendo a gestionar
sus redes sociales y a conectar con su
público. Es una de las artistas más activas
que conozco en YouTube, Facebook o Instagram, con publicaciones muy diversas.
El parón que supuso el confinamiento el
año pasado por la pandemia la llevó a
realizar pequeños covers de canciones
de Disney de una grandísima calidad. A
principios de este mismo verano María
Vasán lanzó una campaña de crowdfunding titulada Aquí y ahora, destinada a
grabar su próximo álbum discográfico. Ya
podemos decir con orgullo que la campaña ha sido exitosa superando incluso el
objetivo inicial propuesto, así que en los
próximos meses tendremos nuevas canciones que disfrutar. Puedes conocer más a fondo el trabajo de María Vasán en su página web,
sus redes sociales y escuchar toda su discografía en plataformas digitales. Os comparto a continuación los enlaces. ¡Saludos musicales!
Como en anteriores artículos, os comparto los enlaces a sus redes sociales y perfiles de Spotify
y iTunes, donde podéis encontrar toda su discografía para escuchar online.
Sigue a María Vasán en:
Facebook: https://www.facebook.com/fanpagemariavasan
Instagram: https://www.instagram.com/maria_vasan/
YouTube: https://www.youtube.com/channel/UC9Z4W4aF_N1xuZ6UtJJO2_A
Escucha a María Vasan en:
Spotify: https://spoti.fi/38fnScz
iTunes: https://apple.co/3BcSEz3
28
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TU MURO
OTRAS PUBLICACIONES
DEL EQUIPO DPJ
PASTORAL
CON JÓVENES
PASTORAL CON JÓVENES
EN LA ERA POS-COVID
• EQUIPO DE REFLEXIÓN
“DIÁLOGOS EN PASTORAL JUVENIL”.
Diálogos sobre pastoral con jóvenes
(Editorial CCS, 2016)
• EQUIPO DE REFLEXIÓN
“DIÁLOGOS EN PASTORAL JUVENIL”.
Diálogos sobre pastoral con jóvenes 2
(CCS, 2017)
• EQUIPO DE DIÁLOGOS SOBRE
PASTORAL CON JÓVENES.
Proyectar en el espíritu.
El discernimiento en la Pastoral Juvenil
(Ediciones Khaf, 2019)
Solo contigo, Señor,
seremos capaces de repensar
el futuro.
Desde la perspectiva de la Pastoral con Jóvenes,
este libro ofrece un camino recorrido durante los meses
de pandemia: reconocer la realidad (escuchando vivencias
y experiencias), interpretar tratando de buscar
y hallar el rostro de Dios en medio de ello y elegir
(recuperando la capacidad de proyectar).
ENCUENTRO NACIONAL DE DELEGADOS Y RESPONSABLES
DE PASTORAL JUVENIL DE ESPAÑA
La lectura de sus páginas quiere aportar
un aliento de esperanza que impulse a descubrir
nuevos caminos para la Pastoral con Jóvenes en la era pos-covid,
desde la alegría del evangelio y las orientaciones
lideradas por el Papa Francisco
(especialmente a partir del Sínodo sobre los Jóvenes).
E
n el Encuentro nacional de delegados y responsables de Pastoral
Juvenil en Espña, se presentará el libro La Pastoral con Jóvenes en la
era Pos-covid. En este libro, el Equipo DPJ (Equipo de Diálogos de Pastoral con Jóvenes) reflexiona sobre cómo ha influido la pandemia de la
Covid–19 en la pastoral juvenil. Se trata, sin duda, de una realidad que
va a marcar a muchas generaciones y no se puede obviar en el acompañamiento de los jóvenes que ahora la viven en primera persona.
PASTORAL CON JÓVENES EN LA ERA POS-COVID
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EN LA ERA POS-COVID
Equipo de Diálogos
sobre Pastoral con Jóvenes
Loyola, 23-26 de septiembre de 2021
Más información en https://jornadasconferenciaepiscopal.es/enpj21
CURSO UNIVERSITARIO ANIMADOR RPJ
L
os profundos cambios sociales y culturales que vivimos se
ven reflejados en la juventud. Las personas que acompañamos jóvenes creyentes sabemos que debemos reflexionar a
fondo sobre estos cambios para poder seguir proponiendo
procesos significativos para sus vidas. Por otro lado, los cambios que estamos viviendo en la Iglesia nos animan a seguir
tejiendo redes de colaboración, a encontrarnos para reflexionar juntos y poder aprender de la sabiduría compartida. Desde
este convencimiento ofrecemos este Curso desde la Red de
Pastoral Juvenil y el Centro Universitario Cardenal Cisneros (CUCC).
Octubre 2021/Junio 2022
Más información en https://curso-procesospastoralesjovenes.rpj.es/
JORNADAS DE PASTORAL ESCUELAS CATÓLICAS 2021
RE_SINTONIZÁNDONOS
C
on el lema Re_sintonizándonos Escuelas Católicas presenta las
Jornadas de Pastoral 2021 en formato on-line y diferido, que nacen
con el deseo de ayudar a los centros a “resintonizar” con el verdadero
Emisor y como comunidad educativa. En esta época llena de oportunidades queremos preguntarnos: ¿Cuál es la llamada que tenemos en
este momento?, ¿qué ajustes necesitamos o nos ayudaría realizar como escuela evangelizadora?
Septiembre y octubre 2021
Más información en https://www.escuelascatolicas.es/jornadas-de-pastoral-2021-on-line-diferido/
VII ENCUENTRO DE MÚSICOS CATÓLICOS
LA ESPERANZA EN EL PRESENTE
L
a Subcomisión de Juventud e Infancia de la CEE organiza una nueva
edición de los Encuentros de Músicos Católicos Contemporáneos.
Será los días 15, 16 y 17 de octubre y se celebrará en Burgos, con
motivo del 800 aniversario de la construcción de su Catedral.
Burgos, 15-17 octubre de 2021
29
Más información en http://www.pastoraldejuventud.es/2021/07/22/vii-encuentro-de-musicos-catolicos/
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DIVERSIDAD
EN COMUNIÓN
¿Y tú quieres ser impulsor
de este cambio?
Albert Chic
@somoslasalle
S
in ninguna duda, esta crisis que estamos viviendo significa un antes y un después, no solamente para los que la estamos viviendo, sino también
para las generaciones venideras. El mundo se ha
llegado a parar, familias separadas, distancias, medidas… pero también tiempos de apoyo, de reconciliación, de reflexión de amor al prójimo, al vecino,
al hermano, a tu pequeña comunidad. La humanidad se ha hecho más humana. La inmediatez, la
rapidez frenética desapareció y solamente nos quedó un vacío, un parón, un punto y aparte, un espacio. Un espacio de dolor, de reflexión, para pensar,
de vueltas y muchas vueltas, de autenticidad…
Cuando uno habla de sus pequeñas crisis personales, si se para uno a pensar, muchas de ellas, por
no decir casi todas, implican un cambio, una madurez, que impulsa a la persona a una mejora en
su autoconocimiento como persona, además de
una experiencia muy rica que se lleva a las espaldas. Pero ¿sabéis?, esta crisis nos enseña nuestra
esencia más humana. Tenemos que mirar hacia
nuestro interior con más detenimiento. Nos está
haciendo plantear nuestra vida desde muchas
perspectivas... Pues bien, esta crisis nos está afectando a
todos, y es una gran oportunidad para mirar atrás y darnos
cuenta de que había cosas de nuestra sociedad que necesitaban de un cambio. Una de las cosas que me ha enseñado el hecho de vivir en comunidad, y más en este
tiempo de pandemia, ha sido la necesidad de cultivar la
paciencia, la naturalidad, la autenticidad, el cuidado hacia
uno mismo y los demás. Sobre todo, esta última parte,
somos seres frágiles, no somos perfectos, tenemos defectos, nos equivocamos y volvemos a
equivocarnos, aprendemos y volvemos a aprender.
¿Cuáles son las grandes
soluciones? Las pequeñas
cosas, los pequeños gestos
de amor que nos tenemos
los unos a otros
30
¿Cuáles son las grandes soluciones? Las pequeñas cosas, los pequeños gestos de amor que nos
tenemos los unos a otros. El me acuerdo de ti y te mando un mensaje; el aunque no puedo entrar
en tu casa te voy a saludar desde la calle; el voy a llamarte para distraerte; el te voy a enviar un
regalo que te he comprado online… Si esta sociedad se diera cuenta que lo más sencillo, lo que
más funciona es lo natural y lo auténtico, lo que está en plural, seríamos uno. Una sociedad más
plural, solidaria y auténtica. Que esta crisis nos brinde una oportunidad para renovarnos por
dentro, apreciar nuestras relaciones con las personas, valorar lo que tenemos y que tú impulses
ese cambio con esas pequeñas acciones sintiendo esa fraternidad con los tuyos y los demás
como bien Jesús nos marcó «Este mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros.
Así como yo os he amado, también vosotros debéis amaros unos a otros» (Juan 13,34); «Amarás
a tu prójimo como a ti mismo» (Mateo 22,39). ¿Y tú quieres ser impulsor de este cambio?
Comparte
SOMOS
+
¿Qué red social
es adecuada para mí
o para mi movimiento?
Adrián Pisabarro García
@adriantxupisi
S
olemos destacar en esta sección de Somos + que las redes sociales son una herramienta de
evangelización potente para llegar tanto a personas cristianas como a aquellas que no creen,
pero pueden llegar a conocer a Dios.
Traemos, esta vez, una comparación entre las redes sociales más conocidas: Facebook, Twitter
e Instagram para que puedas escoger cuál es para ti o para tu movimiento la más adecuada para
ser testimonio.
Algunos consejos antes de empezar
1. Necesitamos conocer a nuestra audiencia (por ejemplo: el lenguaje no es el mismo con el
que me voy a dirigir a un adolescente o a un adulto).
2. Qué propósito tengo con el contenido que voy a generar (por ejemplo: que otros conozcan a
Jesús, formar a las personas que ya creen, ser testimonio con mi vida…).
3. Formato en el que voy a generar contenido (por ejemplo: un texto, una foto, un vídeo, una
noticia, un enlace…).
4. Si quisiera destacar, tendría que hacer un ejercicio de ver qué habilidades me ha dado el
Padre para utilizarlas y hacer la diferencia.
Facebook
Es la más conocida por encontrarnos noticias y entrenamiento de las personas. Es una red
social que se deja interactuar, pasar enlaces/webs, compartir noticias.
31
Algunas de las herramientas que nos brinda es
compartir vídeos, vivencias, incluso crear páginas/
grupos o comunidades, genial para el ecomerce.
La segunda red más utilizada, después de YouTube
también tiene contras: pide una constante interacción más personal con las personas que te siguen,
es complicada de enlazarla con otras redes sociales
y a un modo más profesional enseguida pide invertir en publicidad.
Las redes sociales
son una herramienta
de evangelización potente
para llegar tanto a personas
cristianas como a aquellas
que no creen
Twitter
Si tuviéramos que resumirla en una frase sería: «grandes ideas en pocas palabras». Se comparten noticias y opiniones, tiene bastantes facilidades para compartir el contenido de otras cuentas
gracias al retweet, textos con mensajes cortos, apenas se centra en el contenido multimedia sino
en el mensaje.
Las herramientas son los hilos, compartir enlaces, trending topic y sus etiquetas a base de hashtags, entre otras.
Los contras podrían ser la gestión del volumen de contenido que se genera, las opiniones que se
dan y quizás a veces se puede ver como un lugar hostil, se utilizan mucho las cuentas falsas y el
anonimato, además es una de las redes menos utilizadas, si la comparamos con el resto. Sin
embargo, hay un gran terreno donde evangelizar en Twitter.
Instagram
Está claro que Instagram sirve para capturar y compartir momentos. Un contenido que debe de
ser 100% visual, nada de texto ni enlaces. Una red que pide interacción constante, una prueba
es que los influencers la utilizan la que más. Te pide mostrarte como eres, tu personalidad se
puede llegar a definir por lo que cuelgas. Mayoritariamente utilizada por los jóvenes
Las herramientas que te brinda son las publicaciones (quedan en tu perfil fotos y vídeos), historias
(contenido que dura 24h), IGTV (para vídeos).
Los contras son que las estadísticas son bastante limitadas, hay que tener una constante interacción lo que hace que se consuma bastante y el tiempo invertido en la red puede llegar a ser
bastante, no es posible guiar el tráfico a enlaces y cuanto menos texto mejor.
Reto
32
¿De qué manera puedes aprovechar las herramientas que se proporcionan para crear un perfil evangelizador? ¿Cuál utilizarías? ¿Cuándo comenzarías a
mostrar tu vida cristiana en redes?
¿Cuándo comenzarías
a mostrar tu vida
cristiana en redes?
Comparte
INSPIRA_T
«Alimentemos lo bueno
y pongámonos al servicio
del bien»
Igor Irigoyen
[email protected]
Ministro de Transformación Social de la Comunidad Cristiana Escolapia en la presencia de Bilbao
PRÁCTICAS ECONÓMICAS TRANSFORMADORAS
EN LA COMUNIDAD CRISTIANA ESCOLAPIA
E
l presente artículo recoge las iniciativas promovidas en la Comunidad Cristiana Escolapia de
la Fraternidad Escolapia de Itaka. trataremos de responder a una pregunta: ¿qué prácticas
económicas encontramos que generan transformación? De este interrogante se deriva necesariamente otro, llamado a quedar abierto: ¿cómo reforzamos y actualizamos estas prácticas, así
como generamos otras, para ser más fieles a este compromiso transformador?
El compartir económico a través del diezmo
El diezmo es una forma de compartir económico de la que, por su valor y significatividad, tratamos
de dar testimonio ante el resto de la comunidad cristiana y, especialmente, en el proceso de jóvenes que vienen por detrás en los grupos del Movimiento Calasanz.
Merece la pena subrayar algunos elementos del diezmo que lo convierten, desde nuestro punto
de vista, en una experiencia muy significativa en cuanto a transformar las relaciones económicas.
En primer lugar, por lo que supone como compromiso permanente de desprenderse de parte de
los recursos personales o familiares, para destinarlos a solidaridad. Aunque ese desprendimiento
sea limitado (no olvidemos que seguimos conservando la gran mayoría de los ingresos), nos conecta con la propuesta evangélica de desapego hacia lo material y de
solidaridad con quienes sufren, de forma parcial pero concreta.
Por otra parte, otro elemento destacable del diezmo es su valor de
testimonio por tratarse de un modelo de solidaridad ciertamente
contracultural, en el sentido de que se contrapone a formas solidarias centradas en el individuo donante
(«ayudo con lo que me parece, cuando me parece,
para que se destine a lo que yo decido...»), que
a veces acaban asemejando la
solidaridad económica a un acto
de consumo más.
Han ido surgiendo
en el recorrido
de nuestra comunidad
cristiana diversas
formas de compartir
Lejos del individualismo, el diezmo es una forma de compartir solidario con una lógica profundamente comunitaria. Hasta el mismo hecho de hablar de ello abiertamente en comunidad y dejarse interpela, es también una rareza en la sociedad actual, incluso más que la donación económica en sí. No digamos ya si utilizamos un lenguaje positivamente provocador: no doy el diezmo,
sino que devuelvo el diezmo, puesto que los bienes materiales, antes que a mí, pertenecen al
común de las personas (esto es el destino universal de los bienes, principio fundamental de la
doctrina social de la Iglesia).
Finalmente, hay que subrayar también que el diezmo es, en nuestro caso, un medio indispensable
para la misión escolapia, ya que sin él no podrían sostenerse muchos proyectos dirigidos a las personas y comunidades más pobres. Esto enlaza con el modelo solidario de la red Itaka–Escolapios,
que más adelante mencionaremos también.
Otras formas de compartir económico en la Comunidad Cristiana Escolapia
Además del diezmo, han ido surgiendo en el recorrido de nuestra comunidad cristiana diversas formas de compartir, como respuesta a llamadas y situaciones con las que nos hemos ido encontrando.
Así, en diciembre de 2002 nacía Itaka Kutxa, un mecanismo por el que personas de la Fraternidad
que disponen de algunos ahorros, ponen en común una parte de ellos para crear un instrumento
financiero con el que atender, en forma de préstamos, necesidades económicas puntuales de
otros miembros que así lo solicitan. Dichos préstamos se conceden en condiciones más favorables
que las del mercado y por un plazo máximo previsto de dos años, realizando la gestión del proceso un pequeño equipo de personas de la Fraternidad. Es una idea sencilla, pero que ha enriquecido nuestro compartir económico, además de suponer una ayuda para que personas y familias concretas pudieran hacer frente a gastos o inversiones necesarias. Tras casi dos décadas ya
de andadura, los números de Itaka Kutxa son llamativos, con una cantidad cercana a los doscientos cincuenta mil euros en préstamos concedidos desde que se pusiera en marcha.
Unos años después, en junio de 2010, nace la Opción Zaqueo como propuesta dentro de la diversidad vocacional de nuestras comunidades. Surge de la reflexión comunitaria para profundizar en un
estilo de vida evangélico y solidario, al modo de Zaqueo, ante una sociedad y un mundo cuya injusticia económica y desigualdad, agravadas por la crisis financiera, nos interpelan. Una opción con la
que se han ido comprometiendo diversas personas y que ha supuesto también un enriquecimiento
para la Comunidad Cristiana Escolapia, a través de propuestas concretas de avance en el compartir
económico y compromiso con iniciativas transformadoras, difusión de reflexiones, materiales, etc.
En junio de 2013, en un contexto de crisis económica que afectaba ya de lleno a nuestro entorno,
incluyendo a personas de la Fraternidad, surge ItakaLan. Se trata de un mecanismo de solidaridad
interna que permite la contratación laboral de personas necesitadas de empleo, por periodos de
seis meses (para que haya rotación de personas). El coste de las contrataciones se cubre con las
aportaciones de los miembros de la Fraternidad que pueden y desean colaborar con esta forma
de compartir comunitario.
34
En los últimos años, además, ItakaLan se ha ampliado: las personas contratadas no son ya solo
miembros de la Fraternidad, sino también otras, participantes en Itaka–Escolapios, a quienes esta
contratación ha servido en algunos casos para regularizar su situación en España. Hasta la fecha,
ItakaLan ha permitido realizar quince contrataciones, de diez personas diferentes.
Una iniciativa nacida recientemente, en octubre de 2020, es el Fondo Covid Escolapio, en este
caso también con motivo de otra crisis: la actual desencadenada por la pandemia. Surge es­
pecialmente de la sensibilidad de personas liberadas de Itaka–Escolapios, que ven cómo el i­mpacto
social de dicha crisis es particularmente grave en otros países de la red, para nuestros proyectos
y las personas que de ellos dependen. A la invitación a dar una respuesta solidaria especial para
sostener estos proyectos, se han ido sumando profesionales en la misión escolapia de varias
presencias, siendo actualmente cuarenta y seis las personas implicadas, con una aportación
hasta la fecha de 30.200 euros.
El modelo económico de la red Itaka–Escolapios.
Itaka–Escolapios es una entidad creada y sostenida por la Orden y la Fraternidad de las Escuelas
Pías, como plataforma de misión compartida institucional entre ambas realidades y con quien
quiera colaborar. El funcionamiento como red sigue los principios de corresponsabilidad e inter­
dependencia solidaria en el sostenimiento e impulso de los proyectos, poniendo en común los
recursos económicos de la red y dando prioridad a aquellos proyectos que responden a las rea­
lidades más empobrecidas.
Esto permite disponer de un fondo común de solidaridad, alimentado gracias a los diezmos,
aportaciones de las demarcaciones y otros ingresos (campañas, personas socias, etc.) con el cual
es posible poner en marcha y sostener cientos de proyectos escolapios que no son autososteni­
bles (por trabajar con personas pobres y excluidas), sin estar condicionados a la existencia de
ayudas públicas o privadas específicas para ellos. Así mismo, la corresponsabilidad implica también
que los planes, presupuestos e información económica sobre la marcha de los proyectos son
compartidos en la red, con lo cual este modelo permite avanzar conjuntamente en dinámica de
planificación y en rendición de cuentas.
Observemos, por ejemplo, que las propias campañas de solidaridad de Itaka–Escolapios, que nos
resultan tan conocidas y apreciadas, han ido evolucionando desde formas de solidaridad más
tradicionales hacia esta manera de compartir en red. Con estas campañas ya no se trata de «en­
viar» dinero bilateralmente de un lugar a otro, sino que aportamos a un fondo común para el
sostenimiento de la misión escolapia que, cada año, se centra en una parte de dicha misión o en
un tipo de acciones concretas que requieren especialmente de ese impulso solidario.
Así mismo, gracias a nuestra plataforma de solidaridad compartida, colaboramos puntual o per­
manentemente con otros proyectos y entidades aliadas (en el caso de Bilbao, por ejemplo, desde
hace mucho tiempo con Aldauri y Bidesari), construyendo red más allá de Itaka–Escolapios.
Participación en iniciativas de economía alternativa y solidaria
Una importante vertiente que ha ido ganando peso en la Comunidad Cristiana Escolapia es
el compromiso y participación efectiva en iniciativas y experiencias de economía alterna­
tiva y solidaria.
Sin duda, en este ámbito es especialmente destacable lo relativo a las finanzas éticas y, en parti­
cular, la experiencia de Fiare – Banca Ética. El compromiso de la Comunidad Cristiana Escolapia
35
con esta iniciativa data de los mismos orígenes fundacionales de Fiare, con la participación de
numerosas personas socias de nuestra comunidad e, institucionalmente, de Itaka–Escolapios y la
Provincia Emaús como socias y parte de la red de organizaciones impulsoras del proyecto.
Además de la suscripción de capital social de esta cooperativa de crédito, vamos dando pasos
—aunque nos queda aún por avanzar— para incorporar la banca ética a nuestra operativa finan­
ciera, a través del uso tanto de cuentas corrientes como de depósitos bancarios en Fiare.
Otro ámbito donde hacer efectivo ya nuestro compromiso comunitario con la economía alterna­
tiva y solidaria es el de la energía. En este caso, los pasos más destacables los hemos dado con
Goiener, cooperativa de generación y consumo de energía renovable, que es ya nuestro proveedor
de suministro eléctrico en todos los contratos cuyo titular es Itaka–Escolapios (hogares, albergues,
locales...), además de ser también entidad socia de esta cooperativa.
De manera similar, aunque más incipiente, en el campo de la telefonía, Itaka–Escolapios se ha
hecho socia de Somos Conexión, cooperativa de telecomunicaciones surgida también de la eco­
nomía social, con quien hicimos una prueba piloto para los pisos de APM en Bilbao y tenemos ya
once contratos de fibra óptica.
Para terminar este bloque, vamos a hacer mención especial a un paso significativo dado recien­
temente, en este caso en la presencia escolapia de Zaragoza. Desde este mismo curso, com­
pletando un proceso iniciado hace unos años, la Fundación Itaka–Escolapios es propietaria de
una empresa de inserción ubicada en esa ciudad: Le damos la vuelta, S.L. Se trata de un proyec­
to surgido desde la CONFER en 2012, en el que como escolapios siempre hemos estado muy
presentes y cuya titularidad ahora hemos asumido, para acompañar en su desarrollo y potenciar
la vinculación con nuestra misión.
En concreto, Le damos la vuelta es una empresa social sin ánimo de lucro que se dedica a la re­
cogida, restauración, venta y entrega social de artículos infantiles (ropa, juguetes, utensilios…).
Además de fomentar la sostenibilidad y el consumo responsable, con su actividad ofrece oportu­
nidades de formación y empleo a personas vulnerables, por lo cual ostenta la calificación de
empresa de inserción y se rige por los criterios de este tipo de entidades
Le damos la vuelta, S.L., Zaragoza
Hay camino por delante
Alimentar lo bueno, ponerse al servicio del bien implica permanecer en sana tensión discernien­
do qué más podemos y debemos hacer para construir una economía al servicio de las personas,
evitando en lo posible, por coherencia, contribuir con aquellos dinamismos que profundizan la
injusticia económica, social y ambiental.
36
Afortunadamente, vivimos tiempos en la Iglesia en que no tenemos muchas excusas para aco­
modarnos. Nuestra llamada como seguidores y seguidoras de Jesús nos llama a compartir
los bienes que hemos recibido, sean materiales o no, de manera que a través de ese compar­
tir construyamos una vida social caracterizada por la fraternidad, la justicia y el cuidado de
nuestra casa común.
Actúa
EDUCANDO
Un camino en contra
de la soledad en la política
Isabel Pérez Alves
[email protected]
o desde abajo, desde los
Iniciativas las hay. Sí, hay iniciativas y sensibilidades que están aflorand
o no a las convencio­
ivas
alternat
política,
jóvenes, desde las mujeres. Hay otras maneras de hacer
, que no buscan ha­
realidad
la
nales, que cuidan los procesos, que responden a otras miradas de
personas y a sus necesidades,
cerse la foto con el votante y que desde el rigor de la escucha a las
una transformación de las es­
quiere contribuir a la construcción del bien público y común, desde
.
vecinas
tructuras burócratas y alejadas de la calle y de los y las
formación política Estamos
Isabel Pérez, joven colombiana–brasileira, está lista y pertenece a esta
en el escenario social desde
Listas, desde hace unos poquitos de años, pero como todas, irrumpe
frescura en su misión
aportar
para
su compromiso político en un momento social mundial convulso
, más que preparada, está lista
y visión del mundo que sueñan. Joven, mujer, pragmática y utópica
para dar un sabor distinto a la acción política de base.
P
arece que es un denominador común en Euro­
pa, Norteamérica, y Suramérica que en el si­
glo xxi la democracia, ese legado griego de tomar
decisiones de forma posible entre «mayorías» de
un determinado pueblo, y escapar de las tiranías
buscando fórmulas de representación, se encuentra
en crisis generalizada. Por algunos rincones dirán
que es una crisis de representación, por otros que
es una exacerbada polarización.
Lo cierto es que la crisis es real, y del ágora que
pretendió ser, parece que la democracia se ha con­
vertido en un ring de boxeo, donde poco importan
las palabras, las intenciones, la verdad, lo que se
pretende con el poder, sino únicamente ser más
que el contrincante en likes de redes sociales que
ojalá se traduzcan en votos en las urnas.
Por detrás de este panorama, lo que evidencia la política actual son
unos personalismos exagerados, una lucha por la mediatización a cos­
tas del argumento, unos ganadores tiranos y unos perdedores abso­
lutamente deshumanizados; en fin: una política de personas en ab­
soluta soledad, rodeadas de aduladores e interesados.
Busca que los
espacios de poder
le sirvan a la gente
que cada día
se desencanta
de una política
que no mejora sus
condiciones de vida
La ciudad de Medellín, que es el segundo municipio colombiano en
población, no huye a ese panorama. Y en el 2017 tras la desazón de
un país que respondió NO a un plebiscito que preguntaba si se apro­
baba un acuerdo para dar fin a una guerra de 50 años, un grupo de
mujeres, inicialmente pequeño, empezó a pensar que había que inven­
tar un camino que permitiera arrebatarle a esa política fea y de poco
servicio a la mayoría de la gente en un país tremendamente desigual, un poco de su protagonismo.
Pero la misma campaña del plebiscito había mostrado que eso no se hacía sin juicio y método.
37
Lo que sigue aquí, son pequeños momentos de la apertura de esos caminos, y por qué un movimiento político de mujeres ha estado luchando contra la soledad en la política, a la par que
busca que los espacios de poder le sirvan a la gente que cada día se desencanta de una política
que no mejora sus condiciones de vida.
Así es como a principios de 2019, año de elecciones locales: municipales y departamentales,
Estamos Listas se lanza como un movimiento político público, de militantes exclusivamente mujeres, y presenta un modelo de crecimiento y militancia basado en círculos de confianza, es decir,
hago política contigo porque te conozco, te quiero y confío en ti. Y así, aquel pequeño grupo de
mujeres fue llamando a amigas y esas a sus amigas, hasta que fuimos más de mil. La invitación:
presentar una lista de candidatas, que podían ser cualquiera de nosotras, al concejo de Medellín
(instancia de control político del ayuntamiento, que aquí en Colombia se llama alcaldía).
Bueno, pequeña pausa para explicar por qué lo de solo mujeres: primero, porque esa estrategia
de los círculos de confianza solo funcionaría desde, valga la redundancia, la confianza y una horizontalidad de participación, sobre todo en un primer momento. Los hombres interesados en
política no estaban muy en esa tónica, ya nos lo mostraron la campaña del plebiscito y la campaña presidencial del 2018. Y la otra importante razón es que las mujeres han sino gran minoría en
todas las instancias democráticas de Colombia, el concejo de Medellín en el periodo 2016–2020
tenía solo 4 concejalas de 21 en total, y ninguna de ellas se había hecho elegir para defender los
derechos de las mujeres.
En ese primer momento nos aglutinamos alrededor de 7 ideas principales que queríamos defender en el concejo. Esa era nuestra brújula. Muchas no se habían interesado por política antes,
otras sí eran muy cercanas, pero temían lo electoral. En todo caso fuimos descubriendo que
«éramos muchas, hacíamos de todo y estábamos en todas partes». Y así conformamos un movimiento amplio, con jóvenes y maduras, con expertas y artesanas, pobres y ricas, madres y
­hermanas, y otro sinfín más de mundos diversos.
En esos mundos diversos también iban apareciendo las prioridades al llegar al poder: que las mujeres, que las niñas, que la educación, la cultura, la ecología, la etnodiversidad… Y como prometi-
38
do, conformamos una lista donde las precandidatas pudieron ser
cualesquiera, y las que quedaron fueron las más votadas al interior
del movimiento en una elección con total igualdad de condiciones.
Luchando contra
la soledad es como
se encuentran
metas comunes
y realizaciones
individuales y colectivas
La letra menuda de la política tiene dos grandes monstruos: financiación y exposición mediática. En Estamos Listas, movimiento
político de mujeres hicimos que esas tareas fueran menos asustadoras: la financiación la logramos de poquito en poquito y p
­ ensando
una campaña muy austera pero muy metódica: aquí ganamos votos porque cada una de nosotras puede convencer a diez más. Y el segundo monstruo lo
enfrentamos diluyendo la presión mediática entre 12 candidatas y otras 3 voceras, que no eran
competencia entre sí, sino que todas buscábamos un mismo fin: ganar las elecciones y llevar
nuestros 7 puntos al concejo, no importaba quién quedara y, además, la que quedara ya sería la
que internamente en el movimiento estaba legitimada para hacerlo por haber sido la más votada.
Anécdotas de esa primera campaña, miles, pero el desenlace es que, siendo un movimiento
nuevo, con una campaña austera, se logró un escaño en el concejo de Medellín, que ya lleva dos
años de trabajo y otra cantidad de aprendizajes. El equipo del escaño continúa siendo netamente
femenino, porque sabemos que somos capaces de hacerlo: somos buenas comunicadoras,
buenas analistas políticas, buenas líderes comunitarias y nos complementamos.
De las asambleas anuales hemos sacada claridades de lo que queremos en el movimiento y
hacia donde vamos: el horizonte del movimiento es la conformación un Estado feminista, que
ponga la vida, el cuidado y las mayorías sociales que vienen siendo sistemáticamente excluidas
al centro de la política y de las decisiones de todas las instancias. Y ahora, en el 2021/2022 soñamos con ampliar el movimiento a nivel nacional en las próximas presidenciales, presentando una
lista al Senado de Colombia en el mismo molde de la lista al concejo, pero ahora con círculos de
confianza por todo el país. Necesariamente se ha perdido un poco de la horizontalidad, pero
trabajamos con una estructura dinámica al interior del movimiento que se va acomodando a cada
etapa. Nuestra fuerza está puesta también en el trabajo voluntario, que medimos en horas de
trabajo y contabilizamos como donaciones en especie.
Seguimos trazando el camino. Por ahora sabemos que el ejercicio de la política, en estos tiempos
de competencia y desencanto, puede ser en sí mismo la lucha contra la soledad. Y luchando
contra la soledad es como se encuentran metas comunes y realizaciones individuales y colectivas.
Por eso, Estamos Listas ha sido un espacio de ánimo para la participación en política y cada uno
de nuestros pequeños logros, celebrado; en conjunto la certeza de que la política y sus reglas
están ahí para ser apropiadas, imaginadas y transformadas, y lo que necesitas para empezar a
hacerlo es unas relaciones que se armen basadas en la confianza y unas ideas que den amplitud
al proceso político y no lo encierren en sí mismo y alrededor de un solo personaje.
Después de contar esta historia los animo a que lo intenten. La política parece muy gris, pero
seguramente lo es más sin tus ideas y sin tus manos, sigue siendo la herramienta que tenemos
a la mano para cambiar la vida de mucha gente al mismo tiempo, ojalá para mejor, y cada vez más
de nuestro planeta también. Y más que las tuyas solo/a, lo que puedes hacer en el encuentro con
otras y otros. En Estamos Listas hemos descubierto eso entre mujeres, pero los intentos pueden
ser de mil maneras, imagínenlo, dibújenlo, piénsenlo e inténtenlo.
39
Actúa
TENDENCIAS
Los otros
M.ª Ángeles López Romero
@Papasblandiblup
E
n La expulsión de lo distinto (Herder Editorial, Barcelona, 2017), el filósofo Byung–Chul Han
describe nuestra sociedad como un lugar en el que cada vez queda menos espacio para el otro.
En el que solo nos relacionamos, leemos y consumimos aquello que coincide con nuestros gustos.
Listas de música, series y películas en streaming, noticias destacadas en las redes, incluso «personas a las que podríamos conocer»… Todas ellas seleccionadas por algoritmos para darnos la
razón, hacernos sentir bien, dejarnos satisfechos y enganchados, claro está, a las pantallas del
móvil, la televisión o el ordenador. En ese escenario postmoderno, la diferencia no tiene cabida.
Sin embargo, no existe verdadera experiencia ni pensamiento sin la diferencia. Y, sin ellos, sin el
auténtico conocimiento (no la acumulación de datos sin más), nos perdemos la posibilidad de la
transformación. Todo seguirá siendo como es.
Pero la vida real no es homogénea. No somos un conjunto de iguales. Y, extrañamente, reconocerlo y aceptarlo, ¡reconocernos y aceptarnos mutuamente en la diferencia! genera menos conflicto que creernos idénticos y expulsar al que es diferente. Solo desde esa alteridad puede surgir
el amor. Lo contrario, es puro narcisismo.
Quizás estos párrafos suenen demasiado filosóficos para tiempos tan prosaicos, pero no lo parecerán tanto si los traducimos al lenguaje de la vida. Esa vida que ha resultado tan cruel para el
joven Samuel, asesinado a golpes al grito de «muerte al maricón». Como lo es para los migrantes,
para las personas racializadas que se enfrentan a insultos (¡y hasta a la muerte, como George
Floyd!) por su color de piel, para quienes piensan o visten o viven diferente. Son los otros. Que
se salen de los renglones maestros del algoritmo. Que buscan su espacio. Que quizás vean sus
derechos legalmente reconocidos en Occidente (como nos ocurre a las mujeres) pero estos sean
cercenados una y otra vez en la convivencia diaria dominada por la normatividad; sea esta
una convivencia real o virtual, en el enfurecido foro de las redes sociales.
Se nos olvida que ya «no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer;
porque todos sois uno en Cristo Jesús» (Gálatas 3,28). No como un mandato moral a cumplir a
regañadientes, sino como el anuncio de un nuevo mundo iluminado por el amor, la comprensión,
la tolerancia, el diálogo, el respeto y la paz. Un mundo más humano, más cálido y fértil que el que
nace del odio, el desencuentro, el desprecio, el insulto, la expulsión y la intolerancia más brutal.
Defiende Han que gracias a la amabilidad estamos en condiciones de reconocer al otro en su
alteridad y de darle la bienvenida. De admitir todas las singularidades y reconciliarnos como género humano. Y así es como se mide lo civilizada que es una sociedad: en función de
su hospitalidad, de su amabilidad.
Nada que no sepamos los creyentes. Y añado yo, además, que, como escribió María Zambrano: «No se sabe por qué, ciertos amigos llegan cuando
no se los llama y llegan también otros que no se atreve uno a pensar que
sean amigos».
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Atrevámonos a pensar que sí: que hasta quienes menos elegiría el algoritmo para hacer
match, son una oportunidad de amistad, de encuentro, de enriquecimiento, de conocimiento y de
belleza. Porque nada hay más bello y rico que la diversidad en la unidad. Nada hay más hermoso que reconocerse en los ojos de los otros.
Actúa
RUTAS
Cecilio Domínguez:
el trabajo como vocación
Luis Manuel Suárez
[email protected] / @luismanuel_cmf
8 de la carta Christus Vivit
Dentro del recorrido que estamos haciendo en este año por el capítulo
or con recorrido. Él es
trabajad
un
(ChV) del papa Francisco, nos acercamos a un testimonio de
nto y que haga un eco de
Cecilio. Le hemos pedido que se lea los números 268–273 de ese docume
de vivir el trabajo desde
algunas de esas frases de acuerdo a su experiencia laboral, en el camino
su vocación cristiana. Esto es lo que nos ha contado.
H
ola. Soy Cecilio Domínguez Serrano,
tengo 41 años, estoy casado y tengo
un hijo. Soy miembro de la Acción Católica General y laico de la parroquia de Valmojado (Toledo). Nacido en una familia de
profundas raíces cristianas. Actualmente
trabajo como profesor de Secundaria y
Bachillerato, aunque este no ha sido siempre mi trabajo.
Comienzo por el número 271: «El trabajo
para un joven no es sencillamente una
tarea orientada a conseguir ingresos. Es
expresión de la dignidad humana, es camino de maduración (…) y es también
dar gloria a Dios con el desarrollo de las
propias capacidades».
Todo trabajo nos tiene que aportar cosas,
no solamente económicas, nos tiene que
transformar a nivel personal, tiene que
dar sentido a nuestra vida, nos tiene que
hacer ser mejores personas. En mi caso,
comencé trabajando como Ingeniero
Técnico de Obras Públicas en pequeñas
empresas y poco a poco llegué a un
puesto relevante en una constructora de mi región. En todas las empresas intenté dar lo mejor
de mí mismo, no solo a nivel profesional sino también personal, intentando ser fiel reflejo de
Cristo para mis compañeros. Así conseguía crear ambientes propicios de trabajo sacando lo
mejor de mis compañeros. Con 28 años, unas condiciones laborales inmejorables, siendo jefe
de grupo y gerente de una UTE en la que gestionaba una obra de más de diez millones de euros,
la empresa empezó a pedirme una serie de actitudes y comportamientos que iban en contra
de mi manera de ser y de mis principios. Por eso, en ese momento de mi vida, tuve que parar y
pararme a discernir qué era lo que realmente Dios quería para mí. Al final opté por dejar ese
trabajo, tan bien pagado, y dar un giro a mi vida. Dejé el mundo de la construcción para centrarme en mi otra pasión: la música. Tenía el grado medio de trompeta y comencé a trabajar como
trompetista de orquestas de verano, haciendo giras por toda España. ¡Menudo cambio! La
verdad es que parecía una locura.
41
Actúa
Aquí conectamos con el punto 273, en el que el papa nos invita a «gozarnos en el trabajo»: «Saber
que uno no hace las cosas porque sí, sino con un significado, como respuesta a un llamado que
resuena en lo más hondo de su ser para aportar algo a los demás, hace que esas tareas le den al
propio corazón una experiencia especial de plenitud».
Y os puedo asegurar que, desde ese momento, no ha habido ni un solo momento en el que no me haya divertido y disfrutado en el trabajo. La música me llevó
a viajar por toda España, conociendo
lugares y personas completamente diferentes a mí, en ambientes poco cristianos, pero ahí me había puesto el Señor
para ser luz.
En una orquesta en verano, donde hay
fiestas en toda España, tienes trabajo;
pero no pasa lo mismo en invierno. Así
que, de nuevo, tuve que reinventarme.
En mi época en la construcción descubrí
que una de las cosas que más me gustaban era la enseñanza: me dedicaba a
enseñar a ingenieros y arquitectos fichados por la empresa a realizar el trabajo de jefe de obra. Opté en ese momento por buscarme la vida como profesor
de trompeta y complementarlo con clases particulares a estudiantes de Secundaria. Así empecé también a centrarme en otra de mis pasiones: los jóvenes. Y así estuve varios
años, aumentaban los alumnos y la cosa iba muy bien, eso sí, las condiciones no eran para nada
las que tenía cuando trabajaba en la construcción. Pero de esta época aprendí una gran lección:
si yo me divierto y disfruto con mi trabajo, conseguiré que los que están a mi alrededor también se
diviertan y disfruten. ¿No es esto contagiar la alegría y el amor de Dios?
Por último, os dejo el punto 272, en el que el papa nos invita a seguir siempre buscando cuál es
nuestra verdadera vocación: «Es verdad que no puedes vivir sin trabajar y que a veces tienes que
aceptar lo que encuentres, pero nunca renuncies a tus sueños, nunca entierres definitivamente
una vocación, nunca te des por vencido. Siempre sigue buscando, al menos, modos parciales o
imperfectos de vivir lo que en tu discernimiento reconoces como una verdadera vocación».
Yo quería mejorar mis condiciones laborales, que eran muy inestables, y decidí apostar por la
enseñanza reglada, por lo que volví a reinventarme de nuevo, estudiando un máster de educación
y afrontando el reto de cursar el grado superior de trompeta en el conservatorio, mientras lo
compatibilizaba con el trabajo. Un reto que superé con mucho sacrificio y esfuerzo, y que me
lleva a mi situación actual: trabajando de profesor de Secundaria en un colegio diocesano de
Toledo, dando clases, entre otras cosas, de Matemáticas y Dibujo en Bachillerato, actividad que
me encanta y me divierte mucho. De nuevo uniendo mis grandes pasiones y sintiéndome siempre
llamado por el Señor.
• El #Tweet de Francisco: «José tuvo que cambiar sus planes y arriesgarse, sacrificando sus
propios proyectos para secundar los proyectos misteriosos de Dios. Él confió totalmente» (Del Mensaje para la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones 2021).
Para preguntarME / Para preguntarNOS:
3), si estás
o?
haciend
estás
estudiando, ¿a qué trabajo aspiras desde los estudios que
268–27
• Después de leer esta reflexión (y, si es posible, Christus Vivit
cia
• Y si estás trabajando, ¿en qué se parece y en qué se diferen
de la de Cecilio?
42
tu experiencia
Actúa
RUTAS
Simplemente,
déjate encontrar
Jesús Elizari, escolapio
@jesuselizari
Una novela con 15 fichas
de acompañamiento a jóvenes
en el descubrimiento de su vocación
T
odo empieza con un viaje...
No me podía imaginar que iba a viajar yo
tanto también… En el mismo avión que Maite
y Jokin, en las aventuras de Yickson, en los
sentimientos de Beñat…, y a conocer a tanta
gente, tantos nombres que —y esto es lo mejor— se iban presentando, contando sus historias y les iba sintiendo cercanos, amigos, como
si ya nos hubieran presentado antes, y sus
experiencias y aventuras me resonaban cercanas, me importaban como propias…, y me
hacían quererlos e involucrarme en sus vidas.
Juan Carlos de la Riva, autor de Simplemente,
déjate encontrar.
Pensé que el título era por eso, porque te encuentran y te encuentras... con mucha vida,
muchas personas, emociones variadas... Luego vi que, además de todo esto, se habla de un encuentro especial, algo insospechado… No te lo voy a contar ahora, claro. Pero sí voy a presentarte al menos a este par de amigos muy presentes en toda la
historia: Beñat y Juancar.
Poner en práctica la
intuición de acompañar
vidas enriquece la propia
a niveles insospechados
Beñat:
Decirte que, desde el principio, nada más leer el comienzo de sus
aventuras, cuando he ido conociendo su vida, me he emocionado. Porque me ha recordado a muchos a otros Beñats, chicos y
chicas con los que he pasado momentos —años— buenísimos
de mi vida, y con los que es un privilegio —una gran suerte— compartir sueños y planes. Personas
a las que se les admira y envidia al ver cómo han hecho una obra de arte con su vida, ofreciendo
lo mejor de sus capacidades, haciendo brillar talentos que ni ellas mismas conocían, personas
que al dejarse encontrar se convierten en regalos para la humanidad.
Ya me contarás si te pasa como a mí, que te emocionas leyendo, y si en algunas cosas te descubres
compartiendo algo de esa experiencia: que también tú eres un poco Beñat… o te gustaría serlo.
Juancar:
Esta presentación es más fácil. Aunque no aparece como personaje en el libro, está muy presente como autor. Conozco bien a Juancar. Nos llevamos un año, y hemos vivido mucho juntos.
En la misma casa y comunidad, o de lejos, en proyectos distantes geográficamente, pero animados por los dos desde diferentes papeles. Por eso, al leer estos capítulos, me han venido a la
memoria muchos otros, protagonizados por el mismo Juancar, o por otros nombres escolapios
que, aunque no salen en ninguna novela, escriben, día a día, con su vida, hazañas y vivencias
profundas, historias humanas que dan a diferentes lugares del mundo el aspecto de hogar, de
oasis, de refugio familiar.
También por eso reconozco muchos momentos de la vida de José Jesús, otro de los protagonistas de la historia, en el que no se escapa que hay algo de la biografía de Juancar y de otros escolapios anónimos...
43
Juancar es escolapio desde hace mucho tiempo. Por supuesto antes de que nacieran muchos de los que aparecen en su libro. Tal vez no hubieran aparecido, como
tantos cientos, ¿miles? de nombres si Juancar no se
hubiera decidido a ser escolapio. Como tantos de los
que dan vida a esta aventura, como los que ya antes
sembraron en Juancar y en muchos de nosotros las ganas de vivir de «otra manera», de hacer que la vida, los
años que tengamos la suerte de vivir, sirvan para una
gran causa, para la mejor, para empujar el mundo o el
trocito de mundo que nos toque hacia esa tierra de justicia y paz, de plenitud, que intuimos, hacia ese otro
mundo que es posible y que muchos cristianos, junto
con mucha otra buena gente, vemos a ratos.
Porque sí, Juancar es cristiano. O mejor, seguidor de Jesús en camino. Y por eso escolapio, convencido de que
Calasanz, y tantos otros atrevidos buscadores, han marcado sendas por las que avanzar hacia la felicidad…
Esta historia está
escrita y vivida
desde una
confianza profunda
Juancar nació en Bilbao en 1963, un 5 de julio. Y de las
muchas cosas de su infancia y adolescencia, de todo lo
que le tocó, solo me fijo ahora en que nunca hubiera
pensado ser escolapio, cura, ni en escribir un libro, aunque este es ya el segundo que publica… Sus años de cole,
sus convivencias, sus pensamientos, y la conversación a los 17 años
con Lekun, el escolapio al que nadie de nosotros olvidaremos, y del
que muchos, sin haberle conocido personalmente sabéis mil anécdotas
y enseñanzas…
Luego, Juancar fue escolapio en Tolosa, Bilbao, Pamplona…, y más tarde en Venezuela, Vitoria… No podría resumir lo que tantos años de vida
escolapia han enriquecido, y siguen haciéndolo, nuestra convivencia y trabajo, lo que se preocupa
por ahondar en los temas humanos… Darle las gracias es poco. También porque el agradecimiento profundo ya lo siente, le viene por otra vía.
Pero estábamos con Beñat.
Juancar nos hace sus amigos con esta historia. De Beñat y de todo su entorno, de las personas
con las que camina y con las que construye sus amores y proyectos. Y, como buenos amigos, en
ocasiones nos hace también cómplices de sus propósitos, testigos de sus pasos y preocupaciones.
Por eso, en muchos momentos de la lectura me he tenido que parar a respirar, a secarme alguna
lágrima, y volver rápido con esa sensación de querer acompañar y saber.
Y disfruto la alegría de saber que leo algo que sigue pasando. En diferentes idiomas y con otros
escenarios, venezolanos, vascos, y en mil rincones, pero con argumentos similares. «Basada en
hechos reales» que se dice. Demostrando que el poner en práctica la intuición de acompañar
vidas enriquece la propia a niveles insospechados.
Que la disfrutes. Tal vez Beñat y su gente nos haga coincidir en el futuro. Porque este libro es una
invitación. Te aseguro que yo no dudaría en aceptarla.
Y no quiero acabar sin recordar a la cierva.
Aparece por la novela, por el campamento de los chavales, con una presencia y significado especial. Los que hemos tenido la suerte de toparnos con animales en la naturaleza, en su hábitat,
sabemos que es una mezcla de asombro maravillado, curiosidad y de sensación de estar ante un
espectáculo: un placer.
Además, Juancar nos da otros datos que hacen aún más espectacular, rico y placentero ese encuentro. A muchos lectores ya os suena que lo de la cierva tiene además otras resonancias.
Desearte que disfrutes este libro en todas sus dimensiones. También en la que ofrece en el apartado «Para la reflexión y el diálogo», al final de cada capítulo. Será la manera de hacernos partícipes, de poder decir que mucho de esto también es mi historia si opto por ella.
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Te dejo para que lo vayas empezando. Y sin querer contar cómo acaba, fíjate en el título del primer
capítulo: «TODO VA A IR BIEN». Ya te digo que no es spoiler, sino una declaración de que esta
historia está escrita y vivida desde una confianza profunda: la que nace de una certeza, de una
opción, de un enamoramiento que ayuda a dar sentido a las mejores alegrías y a los mayores
sinsabores. Una certeza que se nos comunica y contagia. Qué aproveche.
Actúa
MÓJATE
Programas de apoyo escolar
para niños/as y adolescentes
Juan Carlos de la Riva
https://www.itakaescolapios.org/
L
a educación no formal es una oportunidad privilegiada
para el encuentro tú a tú entre jóvenes. Por eso en muchos de nuestros procesos pastorales, y en concreto desde
el Movimiento Calasanz y Fundación Itaka–Escolapios, desde
donde hablamos, surgen los equipos de voluntariado para
acompañar niños/as y adolescentes en sus tareas escolares.
Más allá de un apoyo técnico y académico, los momentos de
refuerzo educativo se convierten en verdaderos acompañamientos emocionales en los que niños/as y jóvenes saben
que no están solos en el camino de sus vidas, sea cual sea
su situación y contexto familiar o social. La pandemia ha
ampliado brechas económicas y sociales, y los más jóvenes reflejan a su manera estas desigualdades crecientes. A través de un servicio educativo, nuestra asociación puede intervenir en sus
itinerarios vitales ayudando a su equilibrio emocional y detectan necesidades educativas, familiares o sociales.
Ser voluntaria me enseña
cada día que poner mi
granito de arena es
importante y que el
mundo puede cambiar si
cada uno/a pone el suyo
Os presentamos tres testimonios de voluntarios/as en programas de diferentes ciudades: Granada, Sevilla y Pamplona.
Carmen Sánchez Noguera, Granada
de Escolapios Cartuja de Granada,
FormO parte del voluntariado de Trastévere en el colegio
añamiento a chavales y chavalas
un proyecto en el que se ofrece apoyo escolar y acomp
o se encuentra en una zona de
de las etapas de Infantil, Primaria y Secundaria. El colegi
des muy duras.
exclusión social y a menudo nos encontramos con realida
tenemos las voluntarias/os es dar
Estoy en la clase de Infantil, donde el principal papel que
as, hacerles sentir que son imporcariño a los niños y niñas que pasan la tarde con nosotr
tantes, porque lo son, y no dejar que lo olviden.
y nuestra función es ofrecerles un
Las circunstancias de muchos/as son muy complicadas
n ser ellos mismos sin miedo a
lugar seguro para ellos y ellas, donde sientan que puede
nada ni a nadie.
Ser voluntaria me enseña cada día que
poner mi granito de arena es importante
y que el mundo puede cambiar si cada
uno/a pone el suyo. Cuando estoy con
los niños y niñas de Trastévere siento
que mi vocación de ayudar se afianza un
poqui to más y a veces piens o que
aprendemos mucho más nosotras que
los propios niños/as.
45
Actúa
Esti Molinuevo, Pamplona
Hace un tiempo, cuando me propusieron formar parte de Ikaskide
, no imaginaba todo el aprendizaje y crecimiento que supondría para mí. Empecé en txikikide
, cuidando bebés, para que sus
madres pudieran asistir a clases de castellano. La imagen que
tenía era de dar mi tiempo por
algo bueno y necesario. Sin embargo, con el paso del tiempo
me he dado cuenta de que ser
voluntaria ha supuesto mucho más para mí.
Este curso estoy en secundaria, normalmente en 3.º y 4.º,
pero en ocasiones también
en 1.º y 2.º. Es una edad complicada, ya que los/ chavales/as
están en plena adolescencia, y más aún teniendo en cuenta
otras proble mática s (econó micas,
familiares, lingüísticas, sociales, etc.)
que puede n traer consig o. Ni qué
decir de la Covid.
El plan de la tarde es un rato de estudio, en el que los/as jóvenes llevan a
cabo sus tareas del instituto o grado,
y los/as voluntarios/as ofrecemos
apoyo en dudas que puedan surgir.
En este sentido, los/as chavales/as
de 3.º y 4.º pueden llegar a demostrar mayor autonomía a la hora de
hacer sus tareas, lo que implica estar
menos pendientes de ellos/as.
Sin embargo, considero que no solo ofrecemos apoyo escola
r, sino que muchas veces
establecemos un vínculo mayor, que permite crear la suficien
te confianza para contar con
nosotros/as en otros ámbitos de sus vidas. En mi caso (por
la cercanía de edad), esa relación puede ser incluso de amistad. Creo que la existencia de
esa calidez hace que todos/
as nos sintamos más cercanos/as, y se difuminen los roles
de voluntario–chaval, creando
un ambiente de trabajo en el que todos/as aprendemos
de todos/as, y nos ayudamos
entre nosotros/as.
Por eso, hay veces en las que priorizamos las conversacione
s con ellos/as a las tareas, porque las consideramos esenciales para su desarrollo social,
por crear ambiente de respeto
y confianza, y, sobre todo, porque somos conscientes de que
muchos/as de ellos/as no
pueden hablar de temas que les interesen o preocupen con
otras personas.
En general, los chavales con los que comparto ratos agrade
cen esa implicación y el poder
establecer relaciones beneficiosas, al mismo tiempo en el
que yo lo agradezco también,
porque me enseñan a relativizar, a ser agradecida y humild
e, y a disfrutar del día a día.
Por otro lado, durante este curso hemos organizado tambié
n charlas, talleres o dinámicas
referidas a la concienciación social, en fechas concretas
(día para la eliminación de la
violencia contra la mujer; día internacional para la erradicación
de la pobreza; semana del
8M etc.), para poder educar también en conocimiento de las
realidades y responsabilidad
social. En estas sesiones, cada uno/a compartimos nuestra
s opiniones, dudas o inquietudes; debatimos sobre ellas; y aprendemos algo acerca
del tema tratado. Creo que el
hecho de que ellos/as se sientan promotores/as de cambio
es muy beneficioso para su
autoestima e integración.
Además de todo ello, este curso también tengo la suerte de
poder estar dentro del equipo
promotor de Ikaskide+. Es un equipo en el que varios/as volunta
rios/as de los diferentes
apoyos de Ikaskide nos juntamos para pensar y organizar ideas
y actividades nuevas, que
se salgan de la estructura académica, sobre todo para promo
ver las relaciones entre los/
as chavales/as y su autonomía. De esta manera, la intención
es crear espacios socioeducativos, con un enfoque más lúdico, en el que los /as chavale
s/as disfrutan de la amistad,
el ocio, y del desarrollo personal y social.
Al mismo tiempo, creo que juntarnos varios jóvenes para
pensar en cómo mejorar los
apoyos que damos, y compartir cómo nos encontramos,
también es favorecedor para
nosotros/as.
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A raíz de esto (y a pesar de la Covid), hemos
tenido la oportunidad de llevar a cabo algunas actividades «extraordinarias». Por ejemplo, los sábados nos vamos algunos/as chavales/as y voluntarios/as a jugar a
baloncesto. La verdad es que nos lo pasamos
genial, establecemos vínculos más fuertes, y
es un rato en el que simplemente jugamos,
hablamos y hacemos un poco el tonto, sin tener nada planific
ado ni nada que cumplir. De
esta manera, intentamos reforzar los vínculos entre ellos/a
s, para que más tarde, puedan
quedar por su cuenta, sin depender de las actividades program
adas desde Ikaskide.
Por otro lado, también se ha creado el grupo Terranga (que
significa hospitalidad/ acogida
en wolof), en el que el objetivo es juntarnos gente joven, de
entre 18–25 años (tanto personas que hayan recibido apoyo de Ikaskide, como voluntarios/as
), para hablar, conocernos,
identificarnos, compartir y disfrutar. Hemos comenzado, junto
con otros grupos (de Hernani y Burdeos), un proyecto de interculturalidad y ocio, y, en
la medida en que se pueda,
intentaremos juntarnos para desarrollar algunas actividades.
En conclusión, creo en la misión socioeducativa de Ikaskid
e y ser voluntaria me hace
aprender acerca de situaciones, culturas, personas, dificult
ades y, en cierto modo, crecer
como persona.
Finalmente, como sabemos, la pandemia sí discrimina, y
es evidente que ha tenido un
impacto mayor en personas vulneradas o en riesgo de exclusi
ón social. Por eso, creo que
es fundamental el trabajo que hacemos, y creo que el año
más difícil debe ser en el que
más nos volquemos.
Loli Utrera Camacho, Sevilla
¡¡¡Hola!!! Soy Loli Utrera Camacho, estudiante en el grado de Educación Primaria en la US.
Este año decidí unirme al proyecto Trastévere organizado por Itaka–Escolapios como voluntaria. En este proyecto, los voluntarios ofrecemos apoyo escolar a niños y niñas de educación primaria, de todas las edades, desde primero de primaria hasta sexto de primaria.
En mi caso, suelo estar con un grupo de tres niñas, dos de ellas de tercero de primaria y una
de cuarto de primaria. Siempre voy ilusionada, con ganas de verles, pensando qué pasará
esa tarde, habrá risas, aprenderemos juntos, unos de otros, o si habrá enfados y se pedirán
disculpas, lo que se convertirá en otro reto más que superar ayudándonos y apoyándonos.
Para mí, formar parte de este proyecto como voluntaria, es una gran oportunidad para de­dicar
mi tiempo a lo que más me gusta, que es enseñar a los/as niños/as, pero, sobre todo, para
crecer como persona. Cada día que asisto al voluntariado, los/as niños/as pueden aprender
muchas cosas que les enseño, pero los aprendizajes que me llevo gracias a ellos/as son mayores. Los/as niños/as tienen mucho que aportar, sus vivencias, sus formas de pensar, sus
comportamientos, necesitan contar y sentirse escuchados. Al llegar, tan solo con ver sus caritas y preguntarles cómo están, ya dan rienda suelta a que te cuenten qué les ha pasado por
la mañana en el colegio, expresen sus emociones, que es muy importante para ellos/as.
Me siento muy orgullosa de ser voluntaria, de poderles enseñar y que puedan aprender
de mí todo lo posible. Sentir que realmente mi ayuda es necesaria y pensar que puedo
ayudar un poquito más en la construcción de sus aprendizajes.
Muchas veces cuando nos planteamos llevar a cabo un voluntariado, buscamos incluso en otro país donde sabemos que se
necesita mucha ayuda, pero pienso que si
observamos a nuestro alrededor, en lo más
cercano a nosotros/as, se puede necesitar
de nuestra ayuda y no darnos cuenta.
Poder formar parte de este proyecto y
aportar mi granito de arena me hace
sentirme una persona afortunada.
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¡Ha salido un nuevo producto que lo está
petando! ¿No te has enterado? ¡Todo el mundo
habla de ello! Se llama «Nueva Normalidad» y es
totalmente personalizable.
Ya sabes la historia: antes había una antigua nor­
malidad que era normal para las personas norma­
les, llegó la pandemia que puso todo patas arriba,
y ahora ha llegado la nueva normalidad. Y lo me­
jor de todo es que… ¡puedes hacer de ella lo que
quieras!
Estamos en un momento en el podemos elegir
nuestro destino como sociedad (wow!). Ver qué
cosas había antes que no nos gustan y cómo
podemos reinventarlas. Pensar cómo darle la
vuelta al desastre climático que estábamos pro­
duciendo. Plantearnos cómo eliminar la injus­
ticia que reina en nuestra sociedad. Recalcular
cómo actuar para eliminar las desigualdades de
todo tipo. Idear maneras para erradicar la violen­
cia de nuestras estructuras. Y construir una nor­
malidad de respeto, conciencia y justicia, donde
«los muertos resucitan y se anuncia a los pobres
la Buena Noticia» (Mt 11,5). Y donde nadie mira
para otro lado.
La pandemia nos ha dado un espacio para replan­
tearnos las cosas. Es ahora cuando hay que apro­
vecharla y crear una Nueva Normalidad que me­
rezca la pena. ¿Te atreves?
Nos llena de alegría saber que quieres participar en nuestro proyecto como colaborador/a.
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También te recordamos que puedes participar de otras maneras: compartiendo contenido, experiencias, reflexiones,
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juvenil aportan sus reflexiones, materiales y propuestas que publicamos solo en el portal digital. Recibirás un correo e
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AUTOR JUAN CARLOS DE LA RIVA, ESCOLAPIO.
ISBN 978-84-140-3421-7
A partir de 13 años
Beñat, monitor de tiempo libre de un grupo de
adolescentes de Vitoria-Gasteiz, se siente
interpelado por el sufrimiento de Yickson, un
chaval venezolano recién llegado a Europa y que
participa en la marcha volante que el grupo de
Beñat realiza por el Pirineo de Huesca. A medida
que el vínculo entre el joven y el muchacho va
creciendo, aumentan también en Beñat las
ganas de comprometerse y las preguntas por el
sentido de su propia vida, hasta desencadenarse
una experiencia profunda de fe y discernimiento.
…descubrir que la montaña, en su
ascenso, se convertía de repente en
escalera para tocar el cielo.
LAUDE
“LA HERRAMIENTA PASTORAL
PARA EL ACOMPAÑAMIENTO DE
JÓVENES EN LA NARRACIÓN DE SU
PROPIA VIDA COMO VOCACIÓN”
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