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HoraSANTA

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HORA SANTA 0CT21
1) Adoremos a Dios.
Él sostiene el universo como una semilla en la palma de su mano. Él es
todopoderoso, toda bondad, más hermoso de lo que podemos imaginar y
más real que las pequeñas cosas que percibimos tan fácilmente. Imaginemos
a Cristo sentado a nuestro lado.
“Oh Dios mío, adoro tu divina grandeza desde la profundidad de mi
pequeñez; eres tan grande y yo tan pequeño”;
GLORA AL PADRE Y AL HIJO Y LA ESPIRITU SANTO, AHORA Y SIEMPRE POR
LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS, amen.
Evangelio según Juan
La Palabra de Dios se hizo hombre
En el principio era el Verbo (la Palabra), y el Verbo estaba ante Dios, y el
Verbo era Dios.
Él estaba ante Dios en el principio. Por él se hizo todo, y nada llegó a ser sin
él.
Lo que fue hecho tenía vida en él, y para los hombres la vida era luz.
La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la impidieron.
Vino un hombre, enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Vino para dar testimonio, como testigo de la luz, para que todos creyeran por
él.
Aunque no fuera él la luz, le tocaba dar testimonio de la luz.
Él era la luz verdadera, la luz que ilumina a todo hombre, y llegaba al mundo.
Ya estaba en el mundo, este mundo que se hizo por él, este mundo que no lo
recibió.
Vino a su propia casa, y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo
recibieron les dio capacidad para ser hijos de Dios. Al creer en su Nombre,
han nacido, no de sangre alguna, ni por ley de la carne, ni por voluntad de
hombre, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne, puso su tienda entre nosotros, y hemos visto su
Gloria: la Gloria que recibe del Padre él Hijo único; en él todo era don
amoroso y verdad.
Juan dio testimonio de él; dijo muy fuerte: «De él yo hablaba al decir: El que
ha venido detrás de mí ya está delante de mí, porque era antes que yo.»
De su plenitud hemos recibido todos, y cada don amoroso preparaba otro.
Por medio de Moisés hemos recibido la Ley, pero la verdad y el don amoroso
nos llegó por medio de Jesucristo.
Nadie ha visto a Dios jamás, pero Dios-Hijo único, él que está en el seno del
Padre nos lo dio a conocer.
2) Ofrecer Reparación:
Lo que salva no es tu amor por Dios, sino Su amor por ti. Examinemos
nuestra conciencia.
Ofrecemos la reparación por los pecados del mundo. “Oh Jesús mío, lo siento
mucho. Perdóname”
Primera Carta a los Corintios
Nada hay más perfecto que el amor
El amor es paciente y muestra comprensión. El amor no tiene celos, no
aparenta ni se infla. No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se
deja llevar por la ira y olvida lo malo.
No se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad. Perdura a pesar de
todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo.
3) Meditación
Observemos nuestras vidas, hagamos examen de conciencia. ¿En qué tipo de
orgullo solemos caer más? Egoísmo (valorarte a ti por encima de todo),
Vanidad (valorar por encima de todas las opiniones de los demás),
Sensualidad (valorar primero la comodidad). Recemos por las virtudes
opuestas: Caridad (servir primero a los demás), Fidelidad (poner primero la
opinión de Cristo), Disciplina (aceptar tus cruces).
4) Acción de gracias
Damos gracia por los dones de Dios. No te creó solamente a ti, sino que
sostiene tu existencia por amor en cada momento.
Damos gracias por: la comida, techo, ropa, salud, familia, amigos, maestros,
compañeros de trabajo y, sobre todo, los dones espirituales: fe, esperanza,
amor, este momento de oración, la fe católica, los discípulos que te llegaron.
Los diez leprosos Lc11, 17-19
De camino a Jerusalén, Jesús pasaba por los confines entre Samaría y Galilea,
y al entrar en un pueblo, le salieron al encuentro diez leprosos. Se detuvieron
a cierta distancia y gritaban: «Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros.»
Jesús les dijo: «Vayan y preséntense a los sacerdotes.»
Mientras iban quedaron sanos. Uno de ellos, al verse sano, volvió de
inmediato alabando a Dios en alta voz, y se echó a los pies de Jesús con el
rostro en tierra, dándole las gracias. Era un samaritano.
Jesús entonces preguntó: «¿No han sido sanados los diez? ¿Dónde están los
otros nueve? ¿Así que ninguno volvió a glorificar a Dios fuera de este
extranjero?» Y Jesús le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado.»
5) Petición a Dios
Señor te pido por todas nuestras necesidades y las de nuestros hermanos. Tu
eres es el rey del universo. Tu controlas todo, incluso cuando no resulta tan
obvio. Rezamos por la Iglesia, por las intenciones del Papa, por aquellos que
sufren, por los sacerdotes y obispos, por los religiosos y religiosas, por las
vocaciones, por tu país, por tu familia, por lo que más necesites en tu vida
espiritual. Te pedimos por la paz y la protección de la institución de la familia.
Te pedimos por quienes te han pedido oraciones.
6) Oración a María
¡Oh María, enséñanos la vida de adoración! ¡Enséñanos a encontrar, como
tú, todos los misterios y todas las gracias en la Eucaristía, a vivir de nuevo el
Evangelio y a leerlo en la Vida Eucarística de Jesús!
Recuerda, Señora del Santísimo Sacramento, que eres la Madre de todos los
adoradores de la Sagrada Eucaristía.
Bendita tú eres entre todas las mujeres, María, y bendito es nuestro Jesús
Eucarístico, fruto de tu vientre.
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