1 U.A.T.F. ARQUITECTURA Paisajismo ARQ822 El paisaje en el Extremo Oriente M.Sc. Arq. Rubén Julio Contreras Sánchez M.Sc. Arq. Rubén Julio Contreras Sánchez 2 EL JARDÍN ORIENTAL P ara comprender el paisaje y su relación con las personas en el lejano oriente es necesario conocer el contexto cultural y de las creencias desarrollados en China y Japón en el transcurso de su historia y realizar una comparación con la situación en occidente. En occidente se considera al hombre como amo supremo de todo lo creado, en contraste el pensamiento oriental considera que en la naturaleza nada ni nadie es dominante sino complementario. Esto significa que el hombre es solamente un eslabón más de la cadena universal y sin él no hay integridad posible, pero hasta el elemento aparentemente más sencillo resulta relevante para el perfecto funcionamiento del mundo. Este enfoque impide, al hombre oriental, la aproximación a cualquier intervención en el territorio que suponga la rotura o el desmenbramiento de la fisonomía del paisaje natural, por considerar que, en ningún caso, existe el menor derecho ético a provocar alteraciones en una entidad superior, que merece reverencia y respeto. En consecuencia, así como en occidente nadie discute la potestad para modificar mediante planteamientos matemáticos y geométricos la apariencia del mundo natural, ya que ésta se considera desde tiempo inmemorial imperfecta y por lo tanto mejorable, en oriente dichas premisas se aplican exclusivamente a la arquitectura y al diseño de las ciudades, pero nunca a las intervenciones en el paisaje y el jardín. Pintura china s. XVI M.Sc. Arq. Rubén Julio Contreras Sánchez EL JARDÍN ORIENTAL 3 D esde el punto de vista oriental es inconveniente modificar racionalmente la fisonomía de cualquier paisaje natural, porque con ello el lugar perdería toda su belleza y perfección. Es decir, el mismo territorio que en occidente se considera una tabla rasa sobre la que hay que diseñar algo nuevo, aplicando normas basadas en la abstracción, en oriente se considera imposible de perfeccionar en su belleza interior, el mundo en sí mismo ya resulta todo lo bello que puede llegar a ser, y por lo tanto el hombre solo debe imitar, copiando, esa belleza que se ofrece a sus ojos. No hay que cambiar nada, no hay que alterar nada, la composición ideal ya está realizada, se trata de trasponerla en el espacio lo más adecuadamente posible, acercándola al entorno del hombre, para que éste pueda disfrutarla continuamente en su vivencia diaria. La regularidad, la simetría, la repetición, la linealidad, lo plano, etc. del jardín occidental, son elementos que no intervienen en la creación del jardín oriental, ya que ninguno de ellos se produce por azar en la naturaleza, y por lo tanto no pueden tomarse en cuenta. El universo estaba compuesto por dos energías opuestas y complementarias llamadas yin y yang, que sumadas producían una totalidad. El yin se asimilaba al principio femenino, asociado con lo yacente, estático, fluido, nocturno, frío, mientras que el yang implicaba lo masculino, erguido, dinámico, caliente, diurno. Este contraste se mostraba siempre en los paisajes reverenciados desde la antigüedad. Esto implicaba que en los jardines artificiales se debía aplicar dicho principio, por lo que las parejas de opuestos se plasmaban mediante objetos reales, así junto al agua se emplazaba una colina, en los conjuntos de rocas aparecía una que resaltaba sobre el resto de piedras, mientras que la silueta de un árbol se proyectaba sobre un lecho de arena dorada. La armonía se conseguía con el equilibrio. En la cultura oriental la consecución del equilibrio entre lo vertical y lo horizontal es el tema principal de cualquier obra de arte. Jardín en Souzchou s. XVI M.Sc. Arq. Rubén Julio Contreras Sánchez 4 A EL JARDÍN CHINO medida que la civilización china se fue desarrollando, poco a poco se colonizaron inmensos territorios para destinarlos al cultivo, y los antiguos santuarios naturales tuvieron que ser alejados más y más de los poblados para garantizar su carácter sagrado e intocable. Como resultaba casi imposible acceder allí por parte de la mayoría de los fieles, se fue gestando la idea de copiar su fisonomía de manera artificial, repitiendo su apariencia en lugares próximos a las ciudades. De este proceso nació el jardín como una necesidad del pueblo chino, que deseaba mantener su contacto espiritual con la naturaleza a través de la contemplación de los escenarios sagrados. Como no se podía reproducir a escala natural el paisaje, se desarrolló un código artístico que lo repetía a escala reducida, mediante elementos simbólicos. Se realizaba el diseño con mucho cuidado, como si se dibujara sobre seda, colocando piedras y árboles en completa armonía con arenas y aguas. Se buscaba evocar las sensaciones que producía una montaña auténtica mediante elementos simbólicos, a veces una piedra servía para este fin, siempre que estuviera en el lugar adecuado y complementada a la perfección. La corriente de un río podía reflejarse mediante agujas de pino colocadas dentro de un sinuoso y minúsculo cauce, atravesado por puentes diminutos apoyados en guijarros. Las únicas líneas rectas eran aquellas que definían los bordes del jardín, pero éstas no se apreciaban nunca dentro del mismo ya que siempre las visuales envolventes se volcaban hacia el interior. Planta de casa en Jangchou, año 1250 A: Vestibulo; B: Vestibulo ajardinado; C: Salón; D: Dormitorio; E: Cocina; F: Estanque y Pabellón; G: Rocas del jardín decorativas; H: Jardines. M.Sc. Arq. Rubén Julio Contreras Sánchez A EL JARDÍN CHINO 5 unque el jardín y la arquitectura pertenecían a categorías artísticas diferentes, la casa china mantiene una relación estrecha con el jardín, volcándose hacia el mismo y prolongando sus líneas hasta culminar en una serie compleja de pasillos, sendas cubiertas, patios y pabellones. La composición del jardín busca centrar sus visuales hacia el interior del mismo, hasta llegar generalmente a una superficie acuática que focaliza el interés general y que se utiliza como elemento principal. Los límites exteriores del jardín se desdibujan hasta esfumarse por completo, una vez dentro del mismo la sensación de naturalismo es total. En general el jardín chino es recargado, especialmente si se le compara con el japonés. Jardín del político humilde, s. XVI Jardín en Suzhou M.Sc. Arq. Rubén Julio Contreras Sánchez 6 EL JARDÍN JAPONÉS E n Japón, hasta que se introduce el budismo desde Corea en el S.VI, no existían templos ni jardines, y los lugares de culto consistían en zonas cubiertas por piedras y árboles especiales, de hoja perenne. Los árboles sagrados se señalaban con una cuerda ceremonial, atada sobre su tronco. Las piedras y árboles son los elementos principales en el jardín japonés, las piedras son su esqueleto, mientras que los árboles aportan el elemento vital, el color, la suavidad y lo transitorio. El equilibrio tiene su máxima expresión en la triada entre cielo, hombre y tierra, entre vertical, diagonal y horizontal que se transforma en criterio de diseño del arte floral (Ikebana). Otros factores que estructuran el jardín japonés son: la recreación visual del espacio, que es mayor que los modelos reales, la eficiencia en el uso del espacio, la importancia de la circulación en el jardín y del acceso a los edificios como forma de preparación espiritual. Las tipologías más representativas del jardín japonés son: Jardín Zen o de Llano, Jardín de Té y Jardín Colina Triada como principio estético Arreglo floral Composición asimetrica en palacio Heian tardio M.Sc. Arq. Rubén Julio Contreras Sánchez EL JARDÍN JAPONÉS 7 1 .- JARDÍN ZEN Las siete reglas básicas que rigen este tipo de jardín son: 1.- asimetría 2.- simplicidad 3.- austera majestad o majestuosa aridez 4.- naturalidad 5.- refinada profundidad o profunda reserva 6.- serenidad suspendida 7.- paz. El budismo zen, fundado en el S.XIII, propone una meditación basada en el “no pensamiento”, a fin que desaparezca el yo que piensa, juzga y pregunta. El KARESANSUI, Jardín seco de piedras, era el modelo para el jardín Zen. Jardín Zen de Ryoan-ji M.Sc. Arq. Rubén Julio Contreras Sánchez 8 EL JARDÍN JAPONÉS 2 .- JARDÍN DEL TÉ. Este tipo de jardín incluye como elemento estructurante principal el “roji” o camino del té. El jardín del té es un jardín húmedo, la vegetación es sencilla, no hay cromatismos intensos, en general está cubierto de plantas perennes provistas de hojas lustrosas y sin flores exóticas. Se busca que la relación entre hombre y vegetación sea “cotidiana”, debe ser pequeño, de colores neutros y sin adornos. Se trata de mostrar mediante una simple y pobre cabaña el abandono del lujo material. Pretende inculcar en el invitado las virtudes de la moderación, modestia, delicadeza, devoción y sensibilidad. Al jardín debía entrarse a través de una pequeña puerta, que obligaba a agacharse y gatear, en señal de respeto. Salón de te y jardin tipo Furuta Oribe en Villa Katsura. M.Sc. Arq. Rubén Julio Contreras Sánchez EL JARDÍN JAPONÉS 9 3 .- JARDÍN DE COLINA El jardín –colina se basa en asociaciones de montañas y agua. El tipo colina más depurado, incorporaba cinco montículos, y cada uno de ellos tenía función propia, pero además debía relacionarse con los demás. La colina principal imitaba al monte Fuji-yama, mientras que las otras cuatro acompañaban su figura con sus volúmenes menores. Siempre aparecía un gran lago como factor equilibrante, puentes rústicos, islas conectadas mediante puentes evitando la creación de rutas lineales Al igual que las colinas, los árboles estaban jerarquizados según su tamaño, existiendo siempre alguno predominante que dominaba sobre los demás. Parque Joju-en en Kumamoto M.Sc. Arq. Rubén Julio Contreras Sánchez