Tomás Garzón de la Roza, Enrique Mendizabal y Vanesa Weyrauch Este trabajo fue realizado con el apoyo de la Think Tank Initiative (IDRC) Documento 2: Prácticas de MyE y desempeño organizacional Sumario: 1. 2. 3. 4. 5. 6. Introducción Monitoreo y Evaluación: Algunas definiciones Accountability y desempeño Gestión del desempeño Gestión del Conocimiento Recursos Consultados 1. Introducción Este documento presenta las ideas principales discutidas en la literatura existente acerca de prácticas de Monitoreo y Evaluación, y otros campos relacionados como gestión del conocimiento y gestión del desempeño. A diferencia de la mayor parte de la literatura existente acerca de MyE producida por y para think tanks, este documento no está centrado en el seguimiento de la incidencia en las políticas y debate público. En cambio, se presta mayor atención a las prácticas de monitoreo y evaluación que atienden al desempeño global de la organización, y en particular las “internas”, es decir, aquellas orientadas a recolectar información sobre la gestión de programas, actividades de investigación y áreas de soporte. En otras palabras, para evaluar si los sistemas internos le permiten a la institución producir trabajo de una calidad tal que contribuya a su estrategia (Hovland 2008). 2. Monitoreo y Evaluación: Algunas definiciones. Las definiciones básicas en torno a MyE son ampliamente compartidas en la literatura existente. Por monitoreo se entiende el continuo y sistemático seguimiento del progreso de un programa para poder hacer ajustes, en tanto la evaluación es el análisis episódico de cambio en los resultados buscados que pueden ser atribuidos al programa o proyecto. Una dimensión de análisis más interesante es la de los objetivos que se persiguen a partir de las prácticas de Monitoreo y Evaluación. Según la guía propuesta por BOND, éstas están orientadas en líneas generales a tres objetivos (Gosling, 2010). El primero es el de mejorar y sostener la calidad del trabajo que se hace. Generar información de forma continua sobre el progreso de las actividades o programas permite mejorar la toma de decisiones y planificar las necesidades futuras de esas y otras iniciativas. El segundo objetivo es el de rendir cuentas (accountability) a un conjunto de interlocutores casi siempre externos, como donantes y organismos gubernamentales de control (ver más en la sección sobre accountability). Finalmente, el tercer objetivo de las prácticas de MyE es identificar oportunidades de aprendizaje que en el futuro fortalezca el diseño de nuevos programas. El diseño de un proceso de monitoreo y evaluación depende de quién es el interlocutor (Ej.: donantes, implementadores, comunidades, público en general) y cuál es el objetivo planteado. En muchos think tanks y organizaciones sin fines de lucro, la información que mayor atención recibe es la financiera, a menudo en detrimento de la medición y seguimiento de otros tipos de información. Al mismo tiempo, la rendición de cuentas suele tomar prioridad por sobre los demás usos u objetivos de la información financiera recolectada. Estos dos factores hacen que se cuente con información más útil para los donantes que para la organización misma. Por lo tanto, vale la pena 1 Tomás Garzón de la Roza, Enrique Mendizabal y Vanesa Weyrauch Este trabajo fue realizado con el apoyo de la Think Tank Initiative (IDRC) analizar qué variables comprende el concepto de accountability, qué se hace desde en MyE para fortalecerlo, y cómo se relaciona esto con el desempeño de la organización. 3. Accountability y desempeño En pocas palabras, accountability es el proceso de hacer responsable a un actor sobre sus propias acciones, normalmente reportando a una autoridad reconocida, a través de un conjunto de medios y procesos. Diversos autores señalan que hay una presión pública creciente para que tanto las empresas como las OSC rindan más y mejores cuentas. No obstante, en las organizaciones sin fines de lucro, el paradigma desde el cual se genera y entrega la información es muchas veces reactivo, tanto porque en los inicios de una organización es difícil que estén por delante de los requerimientos, como por la creciente presión gubernamental y legal. Frente a la mayor presión, es importante que el proceso de rendición de cuentas, incluyendo la recolección de información mediante prácticas de MyE, no esté guiado solamente por el actor más poderoso (por ejemplo, el donante o el gobierno), sino por la estrategia de la organización. El desafío es, por lo tanto, saber a quién rendir cuentas, acerca de qué, y sobre todo, encontrar una utilidad al esfuerzo realizado. (Ebrahim, 2010). En este sentido, un accountability más completo incluye además de temas financieros y de gobernanza (que cubre las funciones y responsabilidades del board), dimensiones de desempeño y de misión. La primera se basa en la premisa de que una organización debe rendir cuentas acerca de los resultados que obtiene. Este tipo de rendición de cuentas, que en pocas palabras implica monitorear para tomar decisiones, tiene como eje a la dirección ejecutiva y como interlocutores primarios al board y al staff, y también a públicos externos. El accountability acerca de la misión es una variante de la anterior pero implica una visión de largo plazo, orientada al aprendizaje en un entorno cambiante. 4. Gestión del desempeño Las presiones mencionadas también se refieren a los requisitos de seguimiento financiero y de servicios que generalmente incluyen las donaciones y contratos de trabajo. Al haber varios proyectos en simultáneo, se multiplican las demandas externas de información, cada una con su propio formato, y en consecuencia se impone sobre las organizaciones la necesidad crear sistemas de gestión de la información que se ajusten a esas necesidades (ver sección 5). Nuevamente, las prácticas y procesos implementados para relevar información no deberían solamente reportarse, sino también utilizarse internamente para evaluar el desempeño y mejorarlo. Esta perspectiva es complementaria a la de accountability e implica medir los resultados de las inversiones financieras y de recursos humanos (investigadores, staff, etc.) hechas en un proyecto o programa. También se orienta a mejorar la toma de decisiones y a evaluar la sostenibilidad a largo plazo de la organización. Balanced Scorecard A partir de los programas y acciones de una organización se pueden identificar y medir muchos indicadores de para evaluar el desempeño organizacional; el desafío es que se relacionen con su misión y objetivos globales. Hay algunos sistemas creados para empresas privadas como el Balanced Scorecard que pueden ser útiles también para nonprofits y think tanks (Kaplan 2001). El modelo original contempla cuatro perspectivas: la financiera, la del cliente, la del procesos internos, y la de aprendizaje y crecimiento (ver gráfico). Kaplan sugiere que para las organizaciones sin fines de lucro, 2 Tomás Garzón de la Roza, Enrique Mendizabal y Vanesa Weyrauch Este trabajo fue realizado con el apoyo de la Think Tank Initiative (IDRC) cada perspectiva debe ser multidimensional, dado que por definición la obtención de recursos y la entrega de servicios están desdobladas, y las audiencias son múltiples. El esquema original de Balanced Scorecard (Kaplan 2001). Aplicando la lógica del Balanced Scorecard a la realidad de los think tanks, Struyk (2002, cap. 10) sugiere cinco áreas críticas o perspectivas para monitorear: a. Políticas Públicas: Incidencia; perspectiva propia de los think tanks. b. Cliente: Cumplir con las expectativas de los donantes. c. Asuntos internos: Nivel de eficiencia en cómo se hacen las cosas (investigación, comunicación y actividades de soporte). d. Innovación y aprendizaje: Éxito en aumento de habilidades del staff y en definición de proyectos. e. Finanzas: Recolección de fondos y manejo de los recursos Las perspectivas c, d y e son esenciales al propósito de este documento. El trabajo de Struyk incluye un catálogo exhaustivo de indicadores relacionados con asuntos internos, organizados por áreas, y generalmente enfocados en la relación entre inputs y outputs. Por ejemplo, tasa de utilización del staff, costo por propuesta, porcentaje de propuestas ganadas, etc. Una organización básica de los indicadores incluye su descripción, periodicidad y posible fuente de información (ver tabla). Indicador Periodicidad Posible Fuente Costo por propuesta Bimensual Coordinadores y RRHH Como complemento de los indicadores propuestos en el capítulo, hay algunos consejos generales interesantes: comparar las operaciones propias con las de organizaciones similares, incluso a través de grupos de consulta entre think tanks; escuchar las sugerencias, comentarios y reclamos del staff; prestar atención a las tendencias de los indicadores a través del tiempo. Struyk hace algunas aclaraciones importantes. La primera es que no necesariamente se requiere un software especializado para generar y utilizar esta información – salvo en algunos casos la 3 Tomás Garzón de la Roza, Enrique Mendizabal y Vanesa Weyrauch Este trabajo fue realizado con el apoyo de la Think Tank Initiative (IDRC) información financiera (incluso en este caso muchas veces alcanza con planillas de cálculo sencillas). En segundo lugar, si bien muchos think tanks esporádicamente atienden a este tipo de información, hay una diferencia significativa en hacerlo sistemáticamente. La tercera es que no es importante que la información sea presentada en reportes formales que toma mucho tiempo generar; el formato de presentación se debe adaptar al tiempo y recursos disponibles. Por último, la información no tiene que ser tratada necesariamente por el Presidente o Director Ejecutivo, sino por la persona capaz de utilizarla para tomar decisiones. Herramientas Cualitativas También existen herramientas cualitativas para monitorear y evaluar la calidad de la gestión de una institución (también aplicables a programas o proyectos particulares). Hovland (2007) describe y ejemplifica las principales: Análisis de Adecuación a los Objetivos (‘Fit for purpose’): Este enfoque consiste en utilizar una comisión evaluadora para determinar si los procesos existentes son apropiados para los objetivos planteados. Las metodologías propuestas combinan revisión de documentos con entrevistas en profundidad. Se analizan roles, responsabilidad y prácticas de gestión, así como las estructuras de toma de decisión, comunicaciones, recursos humanos y financieros, etc. Auditoría de Calidad Ligera (‘Lighter Touch’): Esta metodología, vinculada al campo de Aseguramiento de la Calidad, también está orientada a determinar si los procesos garantizan un trabajo de calidad adecuada a sus fines. El ejemplo descripto por Hovland es el proceso de Research Assessment Exercise que se realiza en el Reino Unido a las instituciones universitarias. Luego de un reporte inicial generado por la misma institución, se realizan dos visitas durante las cuales se realizan más presentaciones y se analiza documentación. En este caso, involucra a un auditor externo pero la mayor responsabilidad reside en la institución misma. Evaluación Horizontal: En este caso, se acuerdan visitas de colegas para realizar un proceso de aprendizaje compartido. Idealmente, debería realizarse durante un proceso de cambio en la organización. Es importante seleccionar bien los visitantes, brindar una facilitación adecuada, establecer criterios de evaluación, y realizar buenas presentaciones acerca de los cambios buscados. Indagación apreciativa: Es un método de auto evaluación y aprendizaje basado en la idea de que los fracasos y los éxitos ofrecen oportunidades de aprendizaje equivalentes. Consiste en cinco pasos: definir la intervención; descubrir si fue bueno, si funcionó; soñar qué podría ser; diseñar qué podría ser, cuál es el ideal; finalmente, cómo hacer que suceda. 5. Gestión del Conocimiento (Knowledge Management) Los estudios de gestión, y las principales consultoras de negocios, proponen una visión de las organizaciones basada en el conocimiento que poseen. Los servicios o productos tangibles entregados son en última instancia una función de su “saber hacer”, que está embebido y circula en la cultura, identidad, rutinas, políticas, sistemas y documentos de la organización (Alavi y Leidner 2001). Dado que los recursos basados en conocimiento son difíciles de capturar y reproducir, en el largo plazo pueden constituir una ventaja estratégica, siempre y cuando el conocimiento existente se utilice efectivamente para producir nuevo conocimiento. 4 Tomás Garzón de la Roza, Enrique Mendizabal y Vanesa Weyrauch Este trabajo fue realizado con el apoyo de la Think Tank Initiative (IDRC) La validez general de esta teoría está discutida, e incluso se argumenta que el universo del knowledge management no es más que una moda de gestión que eventualmente será reemplazada por otra (Wilson 2002). No obstante, vale la pena mencionar esta perspectiva en el contexto de esta revisión de prácticas de MyE por su utilidad práctica. En resumen, ésta consiste en incorporar tecnologías de la información que permitan el uso sistemático, rápido y de gran escala de la información generada al interior de la organización y entre organizaciones. Aun reconociendo el carácter contextual y subjetivo del conocimiento, hay herramientas de gestión de contenidos y de trabajo colaborativo que sí aportan a un individuo algo de control sobre cómo recolecta información y cómo la comparte. Esto depende en gran medida de sus habilidades. En consecuencia, se sugieren cinco puntos básicos para crear un programa (o al menos un conjunto de pautas) de KM realista: o o o o Introducir herramientas personales de gestión de contenidos y redes sociales Proveer entrenamiento personalizado, herramientas, sugerir procesos y “cheat sheets”; también sugerir cambios sistemáticos. Establecer estándares, procesos, filtros y mediciones para reducir información innecesaria como e-mails, documentos, reuniones, etc. Evaluar el costo total de la información en la organización, así como su adecuación y calidad. En virtud de esta evaluación, recomendar cambios a las herramientas y procesos. Desarrollar principios de efectividad para el trabajo. 6. Recursos consultados Struyk, R. (2002), ‘The Information Senior Management Needs’, en Managing Think Tanks: Practical Guidance for Maturing Organizations, The Urban Institute. El capítulo describe varios tipos de información que un think tank debería monitorear. Incluye una serie de indicadores organizados en áreas, y ofrece cinco perspectivas basadas en el sistema de Balanced Scorecard. El programa propuesto se basa en una organización grande, con por lo menos 50 personas. En el apéndice, se muestran ejemplos de reportes para el management basados sobre estas informaciones. Resumen por Andrea Moncada para onthinktanks Acceder online Gosling, L. (2012) ‘How-To Guide: Monitoring and Evaluation’, BOND for International Development. La guía ofrece definiciones básicas de las actividades de Monitoreo y Evaluación. Luego describe el ciclo de un proyecto, en virtud del cual se organiza un programa de MyE. Finalmente, se proponen algunas herramientas y estrategias convencionales de MyE. Acceder online 5 Tomás Garzón de la Roza, Enrique Mendizabal y Vanesa Weyrauch Este trabajo fue realizado con el apoyo de la Think Tank Initiative (IDRC) Ebrahim, A. (2010), ‘The many faces of nonprofit accountability’, Harvard Business School, Working Paper 10-069. El artículo prove un resumen de las presiones de accountability que enfrentan los líderes de nonprofits, y examine varios mecanismos disponibles como evaluaciones de desempeño y auto regulación. El autor propone adaptar esos mecanismos a las características de la organización, y prestar más atención a formas de accountability guiadas por la estrategia que ayuden a alcanzar la misión de la organización. Acceder online Hovland, I. (2007) ‘Making a Difference: M&E of Policy Research’, Overseas Development Institute Working Paper 281. Este trabajo está orientado a mejorar la comprensión acerca de cómo monitorear y evaluar investigación en políticas públicas. Las herramientas y conceptos que ofrece no se aplican a investigadores individuales sino a programas, proyectos e instituciones. Ofrece cinco dimensiones de análisis en términos de desempeño: estrategia y dirección, gestión, producción (outputs), recepción (uptake), y resultados e impacto. Cada dimensión tiene una serie de prácticas de MyE explicadas y ejemplificadas. La última sección contiene una lista de mejores prácticas para cada dimensión. Acceder online Kaplan, R. (2001), ‘Strategic Performance Measurement and Management in Nonprofit Organizations’, Nonprofit Management & Leadership, Vol. 11 No. 3. El artículo describe la adaptación para organizaciones sin fines de lucro de una nueva medición de desempeño y estrategia de management: el Balanced Scorecard. Se ofrecen varios ejemplos de implementación. Acceder online Schwartz, S. y Austin M. (2009), ‘Implementing Performance Management Systems in Nonprofit Human Service Organizations: An Exploratory Study’, Mack Center on Nonprofit Management in the Human Services. Este estudio exploratorio examina las experiencias de cinco nonprofits de servicios humanos que desarrollaron sus sistemas de información de gestión (MIS) para responder a requerimientos de evaluación internos y externos. Acceder online Alavi, M. y Leidner, D. (2001), ‘Knowledge Management and Knowledge Management Systems: Conceptual Foundations and Research Issues’, MIS Quarterly, Vol. 25 No.1. 6 Tomás Garzón de la Roza, Enrique Mendizabal y Vanesa Weyrauch Este trabajo fue realizado con el apoyo de la Think Tank Initiative (IDRC) El artículo ofrece las bases teóricas para entender los conceptos de conocimiento, gestión del conocimiento (Knowledge Management) y los sistemas relacionados (Knowledge Management Systems); conceptos que son multifacéticos y complejos. Acceder online McManus, R. (2004), ‘Knowledge Management in the Real World’, ReadWrite.com. Luego de señalar los errores o problemas del concepto de knowledge management, el autor propone no abandonar el uso del término e identificar cuáles son las prácticas valiosas que las organizaciones pueden adoptar a partir del mismo concepto. Acceder online Wilson, T.D. (2002), ‘The nonsense of 'knowledge management'’. Information Research, Vol. 8 No. 1. Examina críticamente los orígenes y bases teóricas del knowledge management, sus componentes y su desarrollo como un campo de práctica de consultoría. La conclusión es que el concepto en realidad es un paraguas inexacto para denominar muchas actividades organizacionales. Acceder online 7