Subido por maria martinuzzi

Relajacion final modelo 20140911 2021

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INSTRUCTORADO DE YOGA
RELAJACIÓN FINAL. (Ejemplo)
Vamos a acostarnos boca arriba, a dejar los brazos en los costados y las
palmas hacia arriba. Acercás apenas el mentón al pecho, sólo para que el cuello
se relaje. Cerrás los ojos, relajás la cara. Prestale atención al cuerpo y sentilo.
Tomás conciencia de él. Vas a recorrerlo y vas a ir relajándolo por partes.
Primero, prestales atención a tus piernas. Tratás de sentir sus apoyos. Sentís
el apoyo de los talones, el apoyo de las pantorrillas. Tratás de sentir el apoyo de
muslos y glúteos. Al soltar el aire, vas a relajar tus piernas. Comenzás a sentirlas
livianas; sentirlas flojas, relajadas; permitís a tus pies que caigan relajados y flojos
hacia los lados. Flojos y relajados caen tus pies hacia los lados. Llevás toda tu
atención a la espalda. Sin moverla, tratás de sentir cada apoyo. Sentís cada apoyo
de la espalda en la colchoneta. Al soltar el aire, vas a relajar cada músculo de la
espalda. Comenzás a sentir una espalda ancha, floja, relajada. Llevás tu atención
a los brazos. Sentilos. Sentís el apoyo de los codos, el apoyo de las manos. Al
soltar el aire, vas a relajar los brazos; comenzás a sentirlos livianos; sentirlos flojos,
relajados. Flojas las manos. Flojos y relajados los dedos de tus manos. Sentís el
apoyo de tu cabeza. Tus ojos suavemente cerrados. Los párpados flojos, tu frente
relajada, lisa. La boca floja y entreabierta. Tu lengua relajada y floja, contra el
paladar. Y así, así sentís toda la cara, toda la cara floja y relajada.
Sentite respirar. Es una respiración lenta, suave, profunda y silenciosa. Se ha
vuelto una respiración apenas perceptible. Sentite respirar. Cada vez que inspirás,
te llenás de esta paz, de esta tranquilidad que te rodea. Al soltar el aire, sentís
cómo tu mente se aclara, se despeja, se ilumina; se llena de luz, de paz, de una
inmensa tranquilidad; y vas perdiendo contactos con los sentidos. Desaparecen
los pensamientos. Sólo queda una mente despejada, serena, clara y tranquila.
Haciendo uso de tu imaginación, vas a visualizar un paisaje. Vas a imaginarte
una mañana muy temprano frente al mar. Es muy temprano y aún no ha salido el
sol. Sobre el mar, se reflejan colores tornasolados: rosas, naranjas y amarillos que
presagian la salida del sol. Del otro lado, en el horizonte, se van desvaneciendo
las últimas estrellas. Vas caminando por una playa ancha, sin prisa, con tus pies
descalzos sobre la arena blanca. Podés escuchar el ruido de las olas, el cantar de
los pájaros. Sentís cómo una tibia brisa te acaricia el rostro. Respirás en ella el aire
limpio de la mañana, el aroma del mar. Sentís la hermosa sensación, la de tus pies
descalzos, caminando, sin prisa, sobre la arena húmeda. Algunas débiles olas te
alcanzan y acarician tus pies. Te encontrás en medio de un hermoso paisaje,
formando parte de él, de esa armonía, de esa paz, de esta inmensa tranquilidad.
Vas caminando por una playa ancha, sin prisa, con tus pies descalzos sobre la
arena blanca. Mirás al horizonte, y sobre el mar, ves que comienza a asomarse un
sol grande y naranja. Te ilumina, y al igual que al paisaje, te pinta con su color.
Sentís, sentís la tibieza del sol sobre tu piel. El cantar de los pájaros, el ruido de las
olas, la tibia brisa que te acaricia el rostro, el aire limpio de la mañana, el aroma del
mar, y esa hermosa sensación, la de tus pies descalzos caminando, sin prisa,
sobre la arena húmeda. Algunas tímidas olas te alcanzan y acarician tus pies. Te
encontrás en medio de un hermoso paisaje, formando parte de él, de toda esta
armonía, de esta tranquilidad, de esta inmensa paz. Vas caminando por una playa
ancha, sin prisa, con tus pies descalzos, bajo un cielo azul celeste, un cielo limpio
y claro. Mirás hacia el cielo. Mirás hacia el cielo y te sentís en armonía con el
universo. Sentís la paz que te rodea, esa paz que te envuelve y te abraza. Tu
cuerpo relajado se ha vuelto más liviano; la mente, despejada, serena, tranquila.
Sentís la inmensa tranquilidad que reina en tu interior. Sentís cómo tu cuerpo y tu
mente también están en armonía.
(Pausa)
En este profundo estado de relajación, voy a contar hasta tres. A la cuenta de
tres, vas a abrir los ojos, pero te vas a quedar con esta tranquilidad, con esta
armonía, con esta mente despejada, clara, serena y tranquila, y con toda esta paz
en tu interior.
(Pausa - Silencio)
Uno... dos... y tres...
Abríslos ojos. Comenzás a mover los pies, las manos. Con movimientos lentos,
movés los brazos y las piernas. Con tus tiempos, vas a inspirar y te vas a estirar.
Te desperezas, como al salir de un sueño profundo. Si sentís ganas, bostezás, o
hacés el gesto, y te abrazás.
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