Apuntes de Estudio n°2 Opinión Pública en el Virreinato s. XVIII – s. XIX En “El Miedo a la Revolución: Rumores y Temores desatados por la “Revolución Francesa” en el Perú, 1790-1800”, Claudia Rosas se pregunta por aquellos imaginarios y discursos que emergieron entre los grupos letrados de la sociedad peruana a propósito de la “Revolución Francesa” y la publicación de dos de los medios más importantes en América decimonónica: el Mercurio Peruano y la Gaceta de Lima. Hablamos de grupos letrados porque sabemos que estas opiniones y corrientes de pensamiento, pese a su relevancia y alcance, estaban restringidas a grupos de criollos y mestizos. Algunos autores discuten esta idea, señalando que las ideas ilustradas que llegaron al Perú fueron compartidas y difundidas más ampliamente de lo que se cree, inclusive entre las élites indígenas, pero siempre debe de destacarse que la (re)producción de estas ideas sí era exclusiva de las capas educadas y acomodadas de las principales ciudades del Perú en ese momento: Lima, Tarma, Arequipa, Cusco, Huamanga, etc. Entonces, ¿es posible hablar de una opinión pública en el Perú borbónico? ¿Qué se discutía en estos círculos de opinión? ¿Quiénes los conformaban? ¿Qué clase de imaginarios sobre el cambio social y la revolución se construyeron entre las capas letradas del virreinato del Perú borbónico? Resulta interesante encontrar publicaciones en las que se discutan abiertamente los ideales ilustrados y las promesas de progreso social a la vez que se difunde también un profundo miedo a los cambios concretos y al proceso histórico más importante de los últimos siglos: la “Revolución Francesa”. Inclusive en España podemos encontrar una alianza entre las élites ilustradas y los poderes estatales en restructuración. El rechazo de los intelectuales peninsulares al ateísmo, el deísmo, el volterianismo y el enciclopedismo1 limitó el desarrollo y asimilación de varios contenidos de la ilustración europea en España y por ende, también en sus colonias. Es así que la ilustración, un movimiento de liberación del sujeto y del espíritu encadenado a la tradición (política, económica y social) pierde su fuerza revolucionaria, y acaso su única forma práctica: el derrocamiento del antiguo régimen. El miedo a la “Revolución Francesa” en el Perú es el miedo social a un cambio de un sistema que si bien estaba en crisis, parecía ser la única forma concreta de ordenar y estructurar el mundo virreinal. Encontramos posiciones políticas similares en el mismo proceso revolucionario de Francia en las primeras asambleas, pero éstas fueron derrotadas e inclusive suprimidas durante el gobierno jacobino. Es justamente aquél momento de la revolución al que más le temen tanto los 1 ROSAS, Claudia. “El Miedo a la Revolución”. En: “El Miedo en el Perú, siglos XVI al XX”. PUCP: Lima, 2005. P. 141 criollos como los peninsulares y los mestizos: la posibilidad de enfrentarse con una sociedad acéfala en la que las capas postergadas –apoyadas en élites revolucionarias- asuman un rol protagónico en el proceso de cambio social. En “Elogio del excelentísimo señor don Agustín de Jáuregui y Aldecoa, caballero del orden de Santiago, teniente general de los reales ejércitos, virrey, gobernador y capitán general de los reinos del Perú, Chile, etc.", José Baquíjano y Carrillo, miembro y presidente de la Sociedad de Amantes del País, describe al virrey entrante la caótica situación de la sociedad peruana de la época. Es una bienvenida, más que una advertencia: el cambio es necesario, pero la ruptura con España no es inminente, ni siquiera próxima. Con la “Carta a los Españoles Americanos” del jesuita Juan Pablo Vizcardo y Guzmán encontramos uno de los llamados más urgentes a las capas criollas (españoles americanos) de despertar y tomar fuerza revolucionaria. El sacerdote jesuita demanda a los criollos asumir una identidad propia, y apoderarse de la historia americana (que es su historia propia). Encontramos un llamado similar – aunque no tan revolucionario- en la prédica de otro sacerdote, Toribio Rodríguez de Mendoza. Para este miembro de la Sociedad de Amantes del País, el reconocimiento y estudio del territorio nacional y sus gentes es determinante para el desarrollo de la ilustración y la construcción de un imaginario colectivo nacional. Así como Montesquieu proponía en el “Espíritu de las Leyes”, este sacerdote hace un llamado al uso de la razón sobre el cuerpo social mismo, a fin de entenderlo, delimitarlo y discutirlo. Tenemos, pues, una serie de posturas filosóficas, políticas y teológicas frente al inminente cambio social y la urgencia de una restructuración del orden virreinal. De todas aquellas que por lo general se discuten y estudian en las aulas peruanas, pocas proponen una ruptura real con el orden colonial y una liberación plena del sujeto de sus más peligrosas trabas para su propio desarrollo: la fe sin razón, el oscurantismo, el miedo al cambio, la sujeción indiscutida al amo, la imposibilidad de crear una comunidad entre iguales, y más.