Cultura y vida cotidiana Ruiseñores de Inglaterra. Cantos, voces y versos Nexos El ruiseñor es el ave por excelencia que representa al poeta y a la poesía en Inglaterra. Su nombre en inglés, además, contiene la noche que debe iluminar (“nightingale”). Ilustre cantor en una tradición que va desde Chaucer, Shakespeare y el romanticismo hasta T. S. Eliot, sus trinos abarcan el mundo y lo inundan de sentido. Con ánimos más lúdicos y recreativos que pedagógicos, el traductor José María Álvarez ha reunido en Ruiseñores de Inglaterra (Sexto Piso, esta semana en librerías) una exquisita colección de versos y poemas en los que aparece este “dulcísimo heraldo de la Primavera”, en palabras de Safo. Presentamos algunos de esos luminosos y fugaces extractos (los títulos en negritas son agregado nuestro). Un anónimo del siglo XVI El ruiseñor Ser el delicado ruiseñor Entre las verdes hojas, Y así junto a ella estar toda la noche. Oh dama cuyo nombre ignoráis. El ruiseñor que posado En el hiriente espino Consuelo al sueño de mi alma Esa dama cuyo nombre ignoráis. Qué dulce fue mirarla, Envuelta en su ropaje verde. Pero su corazón no latía por mí. Oh dama cuyo nombre ignoráis. Con triste lamento la llamé: “¡Señora Mira a quien leal siempre fue, A quien no amó sino a una dama … Cuyo nombre ignoráis”. Anónimo (sobre 1500) Uno de Shakespeare Cuando todo desterraba la pena, Sólo el ruiseñor la entonó: Pobre ave solitaria, Apoyando su pecho contra el espino; Apiadados escuchamos La ofrenda de su canción triste. William Shakespeare (1564-1616) de The Passionate Pilgrim, v. 379-384 El velador Todo en la noche duerme, menos el ruiseñor; Que vela regalándonos sus amorosos trinos John Milton (1608-1674) de Paradise Lost, libro IV Musical y melancólico El ruiseñor […] ¡Oh escucha! Comienza el canto del Ruiseñor, ¡El “más musical y melancólico” de los pájaros! ¿Melancólico? ¡Oh vano pensamiento! No hay melancolía en la Naturaleza. […] Éste es el feliz Ruiseñor Que gorjea, y se alegra, y precipita Con indeleble trino sus deliciosas notas, Asustado como si la noche de abril Fuera demasiado breve para que él levante Su canto de amor y libre a su alma plena De todas esas músicas. […] Nunca contemplé lugar tan lleno De ruiseñores; dondequiera, En árboles y setos, por todo el bosque Con su canto se llaman y contestan, Caprichosos rivalizan con sus trinos, Musicales murmullos, reclamos ligerísimos, Su silbo de la más alta dulzura. ¡Tanto llenan el aire de armonía Que aun cerrando los ojos sólo en la luz Te gozarías! Sobre los arbustos que la luna platea De leves hojas cubiertas de relentes, Mirarlos sobre las finas ramas, Sus brillantes ojos, brillantes de plenitud Centelleando. […] Samuel Taylor Coleridge (1772-1843) Nunca en vano La voz del ruiseñor Nunca es en vano. Afirma Lo divino, inefable, verdadero. John Keats (1795-1821) de “Ode: Bards of Passion and of Mirth” La obscuridad deseada Desde lo más profundo de la arboleda, un ruiseñor Sacia con su melodía la obscuridad deseada. Percy Bysshe Shelley (1792-1822) de “Woodman and the Nightingale” Tiempos aciagos A una tierra tan abatida, demasiado tarde, ay, Y en qué aciagos tiempos, tus pasos retornan, Y ansías escuchar los ruiseñores del mediodía, y aguardar En la playa el regreso de Argos. Robert Louis Stevenson (1850-1894) de “Et Tu In Arcadia Vixisti”, v. 45-48 Los vientos de la muerte El ruiseñor, Polvo en el bosque enterrado, vuela con las alas más ligeras Y narra a los vientos de la muerte su cuento de invierno. Dylan Thomas (1914-1953) de “A Winter’s Tale” Selección y nota: Álvaro Ruiz Rodilla Relacionado lee-4-sq El primer Bloom en español 15 octubre, 2019 En «Resurrectorio» Ciudad de libros, Florilegio. Harper Lee, una novelista renuente al éxito 20 febrero, 2016 En «Ciudad de libros» Escribir y leer poesía en el siglo XXI 21 marzo, 2019 En «Ciudad de libros»