El ser humano como sujeto de la educación Estudiante: Johanna Caballero Cedula: 4-779-40 Introducción. “Nada hay en el entendimiento que antes no haya pasado por los sentidos”. La educación tienen la ventaja que su labor no va dirigida a objetos sino a personas, que sienten, piensan, razonan y reflexionan. El ser humano se hace y realiza con y entre las cosas que lo estimulan y hacen consciente, al digerirlas contribuyen a la formación de la razón. Para que el ser humano sea verdaderamente educado no basta llenarlo de información y frios datos irrelevantes para su contexto, es necesario abordarlo integralmente en todas sus dimensiones. El artículo se apoya en el pensamiento del filósofo español Xabier Zubiri, sobre la inteligencia sentiente, por medio de la cual nos dice que los sentidos abren al ser humano a la comprensión de la realidad, aterrizando los conceptos teóricos al medio donde se desenvuelve la persona, porque los sentidos ponen en contacto con el mundo exterior trayéndole estos noticias que introyecta para después reformular sus presaberes. Siglos antes ya lo había intuido otro paisano del filósofo Zubiri, San Ignacio de Loyola, quien fundó la compañía, sintetizado en el siguiente principio: “no el mucho saber harta y satisface el ánima sino el sentir y gustar de las cosas internamente”, en otras palabras el conocimiento debe transitar en la doble vía del sentir y de la razón, para que teoría y práctica se completen armónicamente, y que un conocimiento es mejor poco pero bien aprendido que mucho y mal aprenido. Poco tiempo después de estar constituidos como un instituto de vida religiosa, los jesuitas se dedicaron a la educación, fundando el paradigma pedagógico ignaciano, que en esencia consiste en combinar la ciencia y las virtudes en el alumno para lograr una formación integral, tomando en cuenta su contexto y capacidad natural de aprender. También Rene Descartes, había dicho “pienso luego existo”, yo le agregaría después de leer el PPI (paradigma pedagógico ignaciano), siento, pienso luego existo en un nuevo aprendizaje significativo, porque integra el contexto, la experiencia, la reflexión, la acción y la evaluación en un mismo ciclo de enseñanza-aprendizaje. En conclusión, no cabe duda que el proceso de educación es complejo y debe ubicarse en una realidad concreta; sin embargo, contamos con herramientas que nos ayudan a transitar por este proceso: vincular sentir y razón, ciencia y virtudes humanas, apegadas al contexto particular y social de cada persona es uno de los grandes desafíos.
