HO ME RO CUEVAS , , TEORIAS ECONOMICAS DEL MERCADO a 2. ED. UNIVERSIDAD EXTERNADO DE COLOMBIA CAPÍTULO SÉPTIMO La economía neoclásica 7. 1. CONTEXTO SOCIAL Y TEÓ RICO 7. 1. 1. LA PO S R EVOL UCIÓN INDU STRIA L Elementos precursores del modelo "neoclásico" pueden encontrarse en autores de la primera mitad del siglo XIX, como JEREM Y B EN THAM ( 1800 ), JEAN BAPTIST E SAY (Francia, 1803), LAUD ERDALE (Gran Bretaña, 1804), VoNTH UN EN (Alema­ nia, 1826 ), LoN GFIELD (Gran Bretaña, 1834), A uGUSTIN CouRNOT (Francia, 1838), SAM UEL BAILEY (Gran Bretaña, 1825), NASSAU WILLIAM SENIOR (Gran Bretaña, 1836 ), J. E .JUVENAL DUPUIT (1844), A U GUST EW ALRAS (Francia, 1831) o HERMAN H. GosSEN (Alemania, 1854). Tales autores prestaron especial énfasis a la utilidad, al consumo, al ahorro como abstinencia, a la productividad del capital, al intercambio como mejora entre las partes, a los precios como señales relativas, a la eficiencia o a la for­ malización matemática. Pero sólo a partir de 1871 aparecieron obras sistemá­ ticas con el alcance metodológico, el conjunto integral de proposiciones y el reconocimiento atribuidos al "modelo neoclásico", cuya estructura llegaría a identificarse con los manuales de "Microeconomía", "Equilibrio general" y "Bienestar" popularizados durante el siglo xx. Este último cuarto del siglo XIX, cuando se consolidó el enfoque "neoclá­ sico", también fue testigo de contrastes con la Revolución Industrial (supra secc . 4.1, 5.3 y 6.1). Como los siguientes: 1. La base del desarrollo industrial y de la continuada revolución en los métodos de producción se desplazó de las industrias ligeras de bienes de consumo, como los textiles, a las industrias pesadas, productoras de medios de producción o "bienes de capital", como máquinas, herramientas y material de transporte. Por ejemplo, la producción de acero, sólo entre 1850 y 1880, se multiplicó por 30 veces en Gran Bretaña; 2.Gracias a esto y a su papel pionero en el desarrollo industrial, Inglaterra se había convertido en la proveedora de medios de producción industriales para todo el mundo, incluso de aquellos países que tenían como meta inmediata la de convertirse también en potencias industriales, pues para tal fin requerían medios de producción en escala masiva. Así, durante un período, Inglaterra logró considerarse como "el taller del mundo", alrededor del cual giraba un complejo sistema de intercambio comercial y financiero con casi todos los paí­ ses, estructurando un sistema particular de economía mundial; 3. Inglaterra se había convertido en la mayor potencia colonialista (seccs. 6.12 y 11.7) y en el principal exportador de capitales del mundo, bajo la forma de préstamos internacionales, cuyos cuantiosos intereses permitieron el surgimiento y "desa­ rrollo de una clase de rentistas, quienes vivían de las ganancias y ahorros de la 229 230 Teorías económicas del mercado acumulación de las dos o tres generaciones anteriores. Por 1871, Gran Bretaña tenía 170.000 'personas de categoría y propietarias' sin ocupación visible-casi todas ellas mujeres[ ... ] un sorprendente número de mujeres solteras" (Hoas­ BAWM. Industry and Empire, p. 119); 4. El desarrollo del capital por acciones y de la sociedad anónima, junto con el desarrollo del sistema bancario, dieron un impulso al surgimiento de gigantescas empresas que cada vez con mayor fuerza iban tipificando al capitalismo moderno. Aunque en un comienzo estos desarrollos se circunscribieron a empresas con características muy especiales, como la construcción de ferrocarriles, pronto se extendieron a las principales ramas industriales y, por ejemplo, para dar sólo un indicador de la fuerza del proceso, ya por 1901 en los Estados Unidos una empresa alcanzó un capital superior a los mil millones de dólares: la U. S. Steel Corporation; 5. Después de 1870 parecía evidente, aun para los dirigentes socialistas, que los obreros ingleses también se aprovechaban "del monopolio colonial de Inglaterra y de su monopolio en el mercado mundial" (supra secc. 6.12; infra secc. 11.7). Tales transformaciones estuvieron acompañadas, a su vez, por importantes cambios en las condiciones de vida de la clase obrera: 1. Los empleadores empezaron a abandonar los métodos "extensivos" de explotación, tales como la prolongación de la jornada de trabajo y el recorte de los salarios, por métodos "intensivos", que significaban lo contrario. El Acta de las Diez Horas de 1847 hizo de esto una necesidad en la industria algodonera, pero sin ninguna presión legislativa encontramos la misma tendencia extendiéndose en el norte industrial. Lo que los habitantes del continente iban a llamar la "semana inglesa", un fin de semana libre, a partir del sábado a medio día, empezó a extenderse en Lancashire por el decenio de 1840 y en Londres en el de 1850. Hacia fines del decenio de 1860 estos cambios se hicieron más visibles, porque fueron más formales y oficiales. En 1867 la legislación fabril fue por vez primera seriamente extendida más allá de la industria textil, y aun empezó a abandonar la ficción de que su único propósito era proteger a los niños -porque suponía previamente que los adultos eran teóricamente capaces de protegerse a sí mismos-. (lbíd., pp. 123 y 124). 2. El desarrollo de una industria más compleja creó la necesidad del trabajo fabril calificado, permitiendo el surgimiento de un estrato especial de trabajadores que pudieron ascender de categoría y nivel de salarios, estrato que algunos apodarían como "aristocracia obrera". En el mismo sentido puede decirse que actuaron el desarrollo del comercio, del sistema financiero y otros servicios, todo lo cual condujo a que en el decenio de 1870 el sistema nacional de educación elemental fuera establecido en Inglaterra, y que dicha educación se hiciera obligatoria por 1891. 3. Aunque, hacia fines del siglo XIX, el 40% de la población de Londres La economía neoclásica y de York vivía todavía bajo la que por tal época se clasificaba como línea de pobreza, "los salarios reales en promedio (teniendo en cuenta el desempleo) permanecieron notablemente inmodificados desde 1850 hasta los primeros años del decenio de 1860, pero aumentaron aproximadamente en 40% entre 1862 y 1875. Retrocedieron por un año o dos hacia fines de los años setenta, pero alcanzaron su nivel anterior a mediados de los ochenta y después se elevaron rápidamente. Hacia 1900 estaban un tercio por encima del nivel de 1875 y 84°/o por encima del nivel de 1850" (ibíd., p. 160). Como resultado; entre otras cosas, la tasa de mortalidad de la población adulta cayó casi en un 20% entre 1840 y finales de siglo, y la tasa de mortalidad infantil lo hizo en un 25% entre 1840 y 1910. Así mismo, las industrias de consumo masivo, como calzado y vestuario, experimentaron, como consecuencia de los mayores salarios, una expansión sin precedentes. También, por este período, los bienes durables como muebles, máquinas de coser y bicicletas empezaron a convertirse en consumo normal de la clase trabajadora, lo cual sería el símbolo de los nuevos tiempos. Así, no obstante señalar que "el cuadro de las condiciones sociales que los estudios del tiempo revelaron -frecuentemente para la chocante sorpresa de los inves­ tiga dores- era horripilante. Era el cuadro de una clase trabajadora atrofiada y debilitada por un siglo de industrialismo", HoBSBAWM concluye: "Claramente el último cuarto del siglo XIX fue una época en que la vida se hizo más fácil y más variada para la clase trabajadora" (ibíd., p. 164). 4. "El injusto código del Señor y el Sirviente fue finalmente abolido en 1875. Más importante, a los sindicatos se les dio el equivalente de su moderno status legal, esto es, de aquí en adelante fueron aceptados como permanentes y no como algo nocivo en sí mismos para la escena industrial. En realidad, los actos legislativos de 1871 y 1876 dieron a los sindicatos un grado de libertad legal que los legisladores de pensamiento conservador han tratado desde entonces, con intervalos, de eliminar" (ibíd., p. 125 ). 5. Con la reforma electoral de 1867, producto de la presión de las clases populares, desprovistas de derechos electorales, se amplió el derecho de votar, duplicando el número de personas que podían hacerlo, y aceptando un sistema electoral dependiente en parte de los votos de la clase obrera. En 1872 se continuó la reforma estableciendo el voto secreto, que se profundizó en 1884 duplicando nuevamente el número de electores, proceso que continuaría en la misma dirección hasta el establecimiento definitivo en Inglaterra del sufragio universal con las leyes de 1918 y 1928. Como resultado de estas nuevas posibilidades de participación política, los sindicatos ingleses fundaron el partido laborista en 1903. Estos cambios se enmarcaron dentro de una creciente competitividad de las potencias industriales por un mercado mundial que parecía cada vez más estrecho 231 232 Teorías económicas del mercado para las gigantescas empresas, pues aparte de Inglaterra nuevos países se apres­ taban a saltar la barrera del desarrollo industrial. Esta competencia hizo resurgir el afán colonialista de los países más desarrollados, estableciendo un sistema de conquista y reparto, dentro de un clima descrito como "la paz armada", que anticipaba la guerra y que se prolongaría precisamente desde 1871 hasta 1914 cuando estalló la previsible Primera Guerra Mundial (infra secc. 11. 7). Dentro de tal contexto, e influido por los cambios ya mencionados en sus condiciones de vida, el movimiento obrero contemplaba nuevas alternativas reformistas frente al radicalismo del "Cartismo" en Inglaterra y a la alternativa que MARX y ENGELS presentaban en el "Manifiesto Comunista", al punto de que ENGELS (1820-1895), quien tuvo longevidad para verlo, llegó a referirse a un "aburguesamiento" del proletariado inglés. Así, afirma HoBSBAWM refiriéndose a este período de la historia inglesa: "los movimientos de masas que movilizaron a todos los trabajadores pobres contra la clase empleadora, como el Cartismo, estaban muertos. El socialismo había desaparecido del país de su nacimiento". Simultáneamente, la ideología socialista se había extendido hacia otros países de Europa, dando lugar al nacimiento de partidos marxistas. Sin embargo, dentro de estos partidos también se extendió la influencia del reformismo, lo cual dio lugar a su división, surgiendo el movimiento socialdemócrata moderno, por un lado, y los partidos leninistas, por el otro, que contarían como el logro más importante del proceso la Revolución Rusa de 1917, la cual edificó el primer Estado socialista del mundo. Por otra parte, la extensión del movimiento socialdemócrata reformista, que se proponía el logro de mejores condiciones para la clase obrera dentro del capitalismo, ponía de manifiesto una corriente social que buscaba resaltar más la transformación y la conciliación de las clases dentro del capitalismo que su propia lucha. Y generó el reto de armonizar tal actitud con el modelo teó­ rico heredado de la economía clásica, en la cual los intereses de los asalariados jugaban un papel residual, pasivo y poco optimista. La literatura económica típica con este reto, conJoHN STUART MILL (1848) como su representante más sobresaliente, surgió algo antes y se desarrolló simultáneamente con la teoría de MARX. Sin embargo, tal literatura no parecía suficientemente exitosa en la tarea de absorber la herencia clásica dentro de un renovado sistema teórico, sólido y consistente, lo cual lucía más patente con la aparición de El capital de MARX (1867), que exploró a fondo la teoría clásica, tomó algunos de sus elementos y criticó algunas inconsistencias teóricas entre los armonizadores. Además, el énfasis reformista y redistributivo de tal literatura parecía dejar un vacío para una teoría económica cuyas implicaciones fundamentales no apuntaran hacia la crítica del capitalismo sino, por el contrario, hacia su capacidad de supervivencia y aun hacia sus visibles recién incoadas virtudes. La economía neoclásica 7 . I .2. LA REVOLUCIÓN TEÓ RICA DE MENG E R, JEVONS Y WA LRAS Es así como en 1871 apareció Grundsatze der Volkswirtschaftslehre (Principios de economía política) de CARLMENGER( 1840), considerada como la fuente original de la famosa "escuela austríaca", a la cual llegarían a pertenecer BóHM-BAWERK, el más riguroso, sistemático y contundente crítico de la teoría del valor de MARX (1896) y un autor clave en la teoría neoclásica del capital (Capital e interés, 1901); WIESER (1900); VON MISES (1950) y HAYE K (1960), teóricos radicales sobre la libertad de mercado, críticos acerbos de KEYNES y profesores de la Escuela de Chicago; e inclusive el ilustrado conservador ScHUMPETER(1940) fue estudiante deMENGER. La estructura analítica de Los principios de MENGERconsta de cuatro com­ ponentes. Primero: un orden de los bienes, de inferiores (para consumo) a superiores (como medios de producción). Con esta base desarrolló su análisis de la utilidad y la demanda (segundo componente), así como del tiempo y el capital (tercer componente). Una muestra de su contenido sustantivo y de su reacción contra el modelo clásico es la siguiente: El valor de los bienes se fundamenta en su relación con nuestras necesidades, no en los bienes mismos. [ ...] toda satisfacción[ ...] va teniendo una importancia cada vez menor, hasta llegar a un estadio en que una satisfacción aún más plena de la necesidad correspondiente puede llegar a ser indiferente (II2.rn). ... las cantidades de trabajo o de otros medios de producción empleados para conseguir un bien no pueden ser el elemento decisivo para calcular su valor (132). ... una parte nada desdeñable de los miembros de la sociedad se dedican a la producción de bienes que sólo contribuirán a la satisfacción de necesidades humanas al cabo de varios años y hasta de varios decenios (137). ... hemos alcanzado ya una de las verdades más importantes de nuestra ciencia, la que se refiere al principio de "productividad del capital" (140). El cuarto componente fue su análisis de las ventajas utilitarias del intercambio, de la determinación de los los precios y de los aumentos de eficiencia mediante el uso del dinero. En contraste con los demás fundadores del modelo neoclásico, MENGER nunca desarrolló una formalización matemática y se cuenta que suspendió, 233 234 Teorías económicas del mercado precisamente, su comunicación con LÉON WALRAS debido a diferencias meto­ dológicas sobre este punto. El mismo año de 1871 se publicó también The Theory ofPolitical Econo111y de WILLIAM STANLEY JEVONS (Inglaterra), calificada por algunos analistas corno una "revolución". Y, si se consulta su propia motivación, no es para menos: "Una calma despótica es usualmente el triunfo del error. En la república de las ciencias, la sedición y aun la anarquía son beneficiosas en el largo plazo para la máxima felicidad del mayor número [ ... ] y a nadie ni a escuela alguna ni a camarilla alguna debe permitírsele establecer un modelo de ortodoxia que obstaculice la libertad del cuestionamiento científico" (The Theory, 2.ª ed., 1879, "Conclusiones"). Y en el Prefacio anunció: "la única esperanza de alcanzar un sistema verda­ dero de economía es poner a un lado, de una vez para siempre, las laberínticas y absurdas premisas de la Escuela Ricardiana". Sin embargo, como en las dialécticas entre amor y odio con los más apreciados, ]EVONS fue lo suficiente­ mente objetivo para situar tales críticas en un balance. Así, para comenzar su capítulo VI, después de haber expuesto las teorías de la utilidad, el intercam­ bio y la productividad del trabajo, reconoció: "La veracidad general de los argumentos expuestos en los capítulos anteriores deriva gran probabilidad de su ajustada similitud a la teoría de la renta, tal como ha sido aceptada por los escritores ingleses durante aproximadamente un siglo". Y pasó a formalizar la teoría clásica de la renta en términos del cálculo diferencial. Con esta base, en el último capítulo formalizó una teoría del capital y el interés. En las ecuacio­ nes resultantes se reconoce la combinación entre rendimientos decrecientes, variación en las intensidades de los recursos y sus precios determinados por las productividades marginales. Es decir, los componentes fundamentales del modelo neoclásico de la producción. En la teoría de la utilidad y el intercambio, JEVONS formuló, también con cálculo diferencial, los principios de la utilidad marginal o incremental decre­ ciente y de optimización en el consumo. Además apuntaló como un paradigma neoclásico el postulado (de algunos autores anteriores) de que el valor, en contraste con su versión clásica, es una noción relativa y carece de cualquier sentido en términos absolutos. JEVONS dató su contribución hasta un "breve esquema" publicado en 1862, pero sus posteriores investigaciones lo llevaron a atribuirse menos originalidad que al comienzo, debido a los trabajos de GosSENS, VAN THUNEN, CouRNOT, WALRAS (padre) y otros, que habían permanecido relativamente desconocidos. Y lo mismo pareció ocurrirle con el método matemático. Arribó a éste, para­ dójicamente, leyendo a los economistas puramente literarios, pues concluyó La economía neoclásica que trataban de expresar en palabras argumentos de cantidades y de relaciones funcionales entre éstas, como el aumento de un precio por el impacto de la mayor demanda, para lo cual el instrumento especializado eran las matemáticas. En este sentido, su propia contribución marcaría, pues, una época. Más tarde, sin embargo, ]EVONS mismo recopiló y publicó una lista de más de cien trabajos "matemático-económicos" publicados entre 1711 y 1871. En conexión con esto, vale la pena destacar que ]EVONS publicó unos diez libros, la mayor parte de ellos, y los más exitosos en ventas, en el campo de las ciencias naturales, su método y la lógica. Y, en 1874, se publicaron los Éléments d'économie politique pure de LÉON W ALRAS, francés y profesor de la famosa escuela de Lausana en Suiza, los cuales constituyeron una verdadera apoteosis del método matemático. No sólo porque desarrolló su análisis en términos del primer modelo conocido de equilibrio general, mediante un monumental sistema de ecuaciones simultáneas, sin pa­ rangones en su complejidad y alcances formales hasta ese momento, sino por sus propias creencias al respecto. Por ejemplo, finaliza su lección 40 demandando que, así como se tiene confianza general en la ley de la gravitación, aunque muy pocos entienden las ecuaciones de NEWTON y LAPLACE, también se tomen por garantizadas las doctrinas de los economistas matemáticos, una vez hayan suministrado sus demostraciones. Quizá fue esto lo que ocasionó la ruptura con MENGER, pues la escuela asutríaca también estableció una tradición meto­ dológica. En el concepto de HAYEK (1974), un sistema puramente matemático estaría incapacitado para analizar las complejidades del orden social. Durante treinta y cinco capítulos, o lecciones, de su última edición de los Elementos (1926), WALRAS consideró a los coeficientes "técnicos" de la pro­ ducción como datos exógenos, no como incógnitas de su modelo de precios. Sólo en el capítulo 36, a punto de finalizar esta construcción, los convirtió en variables. Al impacto inmediato lo denominó "Teoría de la productividad mar­ ginal", constituida por dos proposiciones básicas. Primera: la libre competencia minimiza los costos de producción. Y segunda: en equilibrio, los precios de los servicios son proporcionales a sus productividades marginales. En esto le con­ cedió crédito a ]EVONS. Y en particular a un capítulo donde éste reconoció su deuda con la teoría clásica de la renta diferencial. Luego acopló los resultados con las ecuaciones de equilibrio de las utilidades en el consumo para consolidar un sistema integral de ofertas, demandas y precios de equilibrio. Siguiendo en alguna medida el capítulo VI de ]EVONS, la lección 39 de los Ele­ mentos está dedicada al tema clásico de la renta. En primera instancia, se destacan sus contrastes metodológicos. Mientras la exposición clásica puede represen­ tarse como una sucesión de peldaños, formando una escalera, la representación 235 236 Teorías económicas del mercado neoclásica, de JEVONS y WALRAS, con base en el cálculo diferencial, al hacer que los cambios en las variables tiendan infinitesimalmente a cero, es una curva con­ tinua y tersa, conformando un tobogán.Y en la sección 361, WALRAS reconoció la teoría de la productividad marginal, y de la elección de tecnologías, o sea de la solución endógena para los coeficientes "técnicos" de la producción, como una extensión del análisis clásico de la tierra al caso del capital y el trabajo. El modelo clásico podía generalizarse, por lo tanto, para considerar también a la tierra, dentro del análisis de la renta intensiva, como un recurso variable, en vez de una constante. Y esta generalización se convirtió en un componente fundamental de la "revolución marginalista" y del modelo neoclásico en cons­ trucción (CUEVAS. La economía clásica en renovación, cap. IV). 7.1 .3 . LA CONSO LIDA CIÓN CON MA R S HA LL, PA R ETO Y PIGOU ', Una importante generación sucesora para consolidar el edificio neoclásico es­ tuvo constituida, entre otros, por FRIEDRICH VON WIESER (1884) y EuGEN VON BóMH-BAW ERK (1893) en la escuela austríaca; F Y. EDGEWORTH (Inglaterra, 1881), quien intentó desarrollar un "utilitarismo exacto", basado en un mo­ delo de cálculo diferencial e integral. Al respecto, algunos de sus títulos más representativos son del estilo de "Cálculo hedonista", "Cálculo de la felicidad" y "Psíquica matemática";JoHN BATES CLARK (1890), el más notable de los pio­ neros neoclásicos en Norteamérica, quien fue transparente sobre la dialéctica neoclásica con la teoría clásica de la renta diferencial. Así, declaró: "La ley de la renta se ha convertido en un obstáculo para el progreso científico: ha retar­ dado el logro de una verdadera teoría de la distribución. Y, sin embargo, por sí misma es capaz de suministrar tal teoría. El principio que gobierna el ingreso derivado de la tierra en realidad gobierna los ingresos derivados del capital y el trabajo. El interés como un todo es renta; y aun los salarios como un todo también lo son. Estos ingresos son 'ganancias diferenciales', y son determina­ dos en su magnitud por la fórmula ricardiana". Más adelante reconoció: "La más interesante entre las recientes aplicaciones del principio de la ganancia diferencial es el estudio del 'excedente de los consumidores' por el profesor MARSHALL"; el autor de The Common Sense in Political Economy, WICKSTEED (1910), otro notable teórico neoclásico quien confirmó: "Por lo tanto, otra vez resulta que la supuesta ley de la renta, en tanto es cierta para la tierra, también es cierta para todos los otros factores de la producción"; y KNuT WICKSELL, quien intentó integrar la teoría austríaca del capital, una teoría monetaria y el modelo de equilibrio general de WALRAS ( Geldzins and Guterptreise, 1898; Lectures in Political Economy, 1 901). La economía neoclásica Sin embargo, los Principios de economía ( 1890), de ALFRED MARSHALL ( 1842suelen considerarse como la obra neoclásica más influyente durante la transición al siglo XX. En opinión de KEYNES, uno de sus más brillantes discípu­ los: "están escritos con mucha más originalidad de la que puede llegar a advertir un lector ocasional [ ... ] [L]os periodistas no podían percatarse de todo el alcance de las innovaciones ni de la contribución que representaba para la ciencia, pero intuyeron con notable agudeza que el libro abría una nueva era del pensamiento económico" (KEYNES. Biografia de Marshall). Entre sus características de obra magna pueden citarse: 1. Su vasto alcance (precios de los productos, precios y asignación de los recursos, costos, utilidad y demandas, bienestar, dinero y crédito, "externalidades", educación, capital humano); 2. El rigor en el análisis de cada aspecto y su coherencia de conjunto; 3. Un delicado balance entre la demanda de precisión formal y el reconocimiento de la difusa complejidad del mundo social, así como entre cierto grado validez de los nuevos argumentos y el fundamento en las teorías precedentes. Dentro de tal marco, cabe destacar dos aspectos fundamentales. Primero, su posición con respecto a la disputa metodológica sobre las matemáticas. Siendo idóneo en esta materia, sugería utilizarlas para obtener determinados resultados, ensamblarlos dentro de los argumentos del lenguaje común y es­ conderlas en lo posible. De hecho, en los Principios, las ecuaciones figuran en notas al margen o en apéndices. (El caso de KEYNES fue similar). Su recurso a la historia como instrumento permanente es, apenas, la otra cara de la misma moneda. Segundo, parecía haberse transitado de un extremo clásico, en el cual no jugaban papel alguno la utilidad y la demanda, al otro extremo, en el cual estas últimas serían determinantes totales, sin papel para la oferta y los costos. En una famosa metáfora sobre la ineficiencia de unas tijeras carentes de alguna de sus dos hojas, sintetizó su solución en el equilibrio entre la función de oferta y la función de demanda. Y tal solución registra, quizá, su principal contribución al desarrollo de los instrumentos analíticos de la economía, condensada en los precisos análisis del equilibrio parcial de los mercados y sus funciones componentes. Para estos propósitos, introdujo de manera explícita el tiempo, diferenciando los resultados en términos prácticos de equilibrios de corto, mediano o largo plazo. Y también descubrió el útil instrumento de la elasticidad de la demanda (cfr. Fundamentos, caps. octavo a undécimo). En relación con la utilidad, MARSHALL planteó varios problemas. Siguiendo a BENTHAM, consideraba que la economía sólo sé ocupa de las satisfacciones adquiribles con dinero; supuso que la satisfacción prevista y la efectivamente alcanzada sobre un bien coinciden, sin ocultar los obstáculos que pueden ínter1924), 237 z38 ) Teorías económicas del mercado ponerse entre esas dos instancias (información, incertidumbre); destacó el caso de las adicciones, cuando las leyes normales de la utilidad marginal parecen no cumplirse; y señaló eventuales complicaciones de una satisfacción marginal del dinero distinta para los diversos consumidores. La amplia perspectiva de MARSHALL, sustantiva y metodológica, con sus implicaciones antidogmáticas dificultan su clasificación y diversos analistas considerarían que constituye una doctrina por sí mismo. Esta apreciación es reforzada por el espacio que concedió en su obra a los rendimientos crecientes a escala, a las funciones de oferta con pendiente negativa, a la concentración monopolística, a la formación de conglomerados como cárteles y trusts y a la mayor eficiencia de estas organizaciones, todo lo cual contrasta con la estre­ chez de los supuestos convencionales en los modelos neoclásicos más usuales y representativos. De hecho, en una de las últimas obras de su vida, sobre las grandes tendencias del capitalismo, lndustry and Trade (1919), acentuó el énfasis y dedicó casi todo el espacio a tales factores. No obstante, los mecanismos predominantes de ajuste para aproximarse a los equilibrios en su modelo, en términos de cambios marginales y de sustitui­ blidad entre los recursos, sin traumas o saltos abruptos, así como su aparente adhesión al paradigma del valor relativo, además de la opinión general, justifican su consideración como uno de los grandes autores neoclásicos. El heredero de WALRAS en la Academia de Lausana fue VILFREDO PARETO, autor del célebre Manuel d 'Économie Politique (190 5-1927). Como ]EVONS, fue un autor prolífico fuera de la teoría económica, en el campo de la sociología en este caso. Una de sus primeras tesis se refería a una ley general empírica e invariable sobre la distribución del ingreso, conocida como la "Ley de Pareto". Y, en adelante, una paradoja sobre la importancia de la distribución marcaría su prestigio. P ARETO contribuyó al perfeccionamiento formal de los equilibrios neoclá­ sicos, en términos de las productividades marginales de los "factores" de la producción y de las utilidades marginales de los consumidores, dirigidos a destacar la eficiencia de los mercados competitivos. Para esto se basó en el método matemático, lo cual era un factor determinante en la aprobación de W ALRAS para su sucesor en Lausana. No obstante, PARETO volvió a cambiar el énfasis desde el equilibrio general hacia el equilibrio parcial, con el argumento de que no existía suficiente información empírica para el uso práctico del primer enfoque. Esto generó un apreciable resentimiento en WALRAS. Pero, además del método matemático, los dos compartían una visión similar sobre el tratamiento de la distribución del ingreso y de su justicia, dentro de la teoría económica. Para WALRAS, "la justicia consiste en darle a cada quien lo que le pertenece". Para PARETO, la justicia, como la moral, es un producto subjetivo del La economía neoclásica espíritu y, por consiguiente, cualquier investigación científica sobre su significado objetivo sería completamente vana. El paradigma de PARETO descansa, entonces, sobre la tesis de que el máximo bienestar social puede ser definido sin concederle consideración alguna a la distribución del ingreso y de la riqueza. En esta forma, el óptimo social se alcanzaría cuando cada individuo hace el mejor uso posible de la dotación de recursos que le ha correspondido, sin importar cuán inequitativa o injusta ésta pueda haber sido. O, para utilizar los términos usuales, existe un óptimo de PARETO cuando ningún individuo o grupo de individuos puede mejorar su propia situación sin empeorar la de alguien más. Estas tesis de PARETO fueron controvertidas de manera frontal por el sucesor de MARSHALL en Cambridge, ARTHUR PIGou, quien en su obra La economía del bienestar, de 1928, ofreció un paradigma neoclásico alternativo al de PARETO sobre la distribución y el máximo bienestar, siguiendo el desarrollo del utilitarismo desde BENTHAM (CUEVAS. Proceso político y bienestar social, cit., caps. VIII a xm). También PIGou partió de la observación empírica. Señaló la "clara eviden­ cia" de que las características fisicas y mentales de las personas se distribuían de acuerdo con la curva de Gauss o curva normal, mientras que la distribución de los ingresos era anormal, agrupándose el mayor número en los extremos inferiores de la escala. E involucró los cambios en la distribución del ingreso como una variable estratégica de su sistema de evaluación de la eficiencia, del bienestar y del dividendo nacional. Claro está que en el sistema de PIGou el máximo bienestar depende no sólo de la distribución, sino también del nivel absoluto del ingreso nacional. Y su método analítico se caracteriza, precisamente, por el examen sistemático de la interdependencia entre esos dos factores y de su impacto combinado en la ocurrencia de cualquier evento. En un extremo, el crecimiento (del producto nacional) a costa de la participación de los más pobres, en vez de aumentar el bienestar puede reducirlo. Y, en el otro extremo, la mejoría del ingreso de los más pobres a costa de reducir el producto nacional puede no sólo disminuir el bienestar conjunto sino aun el del mismo grupo en apariencia favorecido. Entre los extremos la gama de posibilidades es muy amplia y cada una demanda, por supuesto, un análisis concreto. Pero no fueron precisamente tales planteamientos los que afianzaron dentro de los modelos neoclásicos más ortodoxos las contribuciones de La economía del bienestar de PIGou. En realidad, reconocieron un gran mérito en el aparato analítico pigouviano de las "externalidades" o divergencias entre el beneficio­ costo privado y el beneficio-costo social. Y llegaron a adoptarlo como herra­ mienta estandarizada de diagnóstico y de política en fallas tan importantes del mercado como las del ambiente, los bienes públicos y los monopolios, sin que 239 240 Teorías económicas del mercado esto fuese suficiente para evitar que, con respecto a la distribución del ingreso y de la riqueza, el enfoque de PARETO se hubiese popularizado a costa de la alternativa propuesta por PIGou. Entre otros contribuyentes principales al análisis neoclásico en el siglo xx, sin constituir una lista exhaustiva, pueden citarse: IRVING FISHER , FRANK K NIGHT, LIONEL ROB BINS, E.CHAMBERLAIN, A . BERGSON, TIB OR SCITOVSKY, J o HN R. HICKS, PAULA .SAMUELSON, ROBERT SoLOW,jOHN HAR SA NYI, FRANOS B ATOR , KE NNETH. J. ARROW, FR A NK HA HN, GER ALD DE BREU, J.DE V. GRAAF y WILLIAM B AUMOL. Como se observa, la literatura neoclásica comparte con la mercantilista la característica de una gran profusión de autores, lo cual dificulta una síntesis a partir de contribuciones individuales. Por ello, se intentará, más bien, exponer a continuación la estructura de la teoría neoclásica, a cuya formulación han contribuido en alguna medida todos los autores citados y algunos que escapan de tal lista forzosamente reducida. 7.2. L A UTILIDAD MA RGINAL Y E L EQUILI B R I O DE L C ONS UMIDOR 7.2.1. UTILIDAD C A RDINAL Y ORDINAL ) Han existido dos enfoques sobre la utilidad o satisfacción derivada del consumo. Primero: como un fenómeno cardinal, o sea como una magnitud medible, agre­ gable y comparable entre individuos (BENTHAM, 179o ;JEV ONS, 1871; MAR SHALL, 19 00; PIGou, 1940; HARSA NYI, 1955, 1965; modelos de "teoría de juegos", 1950, 2000).Segundo: como un fenómeno ordinal, es decir, en términos de orden, donde interesa saber si un nivel de utilidad es mayor o menor que otro para un mismo individuo, pero se considera irrelevante "cuánta" es la utilidad y, por consiguiente, quedan vedadas las comparaciones interpersonales de utilidad o satisfacción (PARETO, 1928 ; ROBBINS, 1950; HicKS, 1960; DE BREU, 1950; SAMUEL­ SON, 1960; ARRow, 1970; HA HN, 1970; y prácticamente todos los manuales de "microeconomía" durante la segunda mitad del siglo xx).En este capítulo, se empezará por el enfoque cardinal, el cual facilita la exposición. 7.2. 2. L A UTILIDAD MA R GINA L DE CR E CIE NTE L a teoría de la utilidad parte de una premisa básica: cada consumidor deriva alguna satisfacción o utilidad del consumo de los bienes y servicios. Y, a con­ tinuación, intenta explicar porqué razón su consumo es variado, compuesto siempre por un conjunto de bienes diversos. La economía neoclásica Como segunda premisa fundamental considera un consumidor "normal", "típico" o "racional", quien procura obtener la máxima utilidad posible. En­ tonces, si después de cierto consumo de un bien x, decide consumir bienes di­ ferentes, digamos y, el consumo adicional de y debe brindarle más utilidad que el consumo adicional de x. A su vez, si alcanzado cierto consumo dey, en vez de seguir aumentando y, decide consumir z, el consumo adicional de z debe brin­ darle mayor utilidad que las cantidades nuevas de y. Y así sucesivamente ... Por consiguiente, al comienzo se prefiere x ay y z porque la utilidad de las primeras unidades consumidas de x es superior a la utilidad de y o z. Pero si aumenta el consumo de x, se alcanza un momento cuando la utilidad adicional (o marginal) de las unidades adicionales consumidas de x es menor que la utilidad adicional (o marginal) de las unidades adicionales consumidas de y. A partir de ese momento, entonces, el consumidor prefiere unidades dey a las de x. Pero esto demuestra que la utilidad adicional (o marginal) de cada unidad de x ha pasado de ser muy alta, cuando empezó a consumirse x, y se prefirió sobre y y z, a ser tan baja con el alto consumo de x, que llega un momento cuando el consumo de y se hace preferible al consumo de unidades adicionales de x. Por consiguiente, la utilidad de cada unidad adicional de x, o utilidad marginal de x, ha venido disminuyendo en la medida en que la cantidad consumida de x ha ido aumentando. Esto se expresa en la breve proposición de que la utilidad marginal de x es decreciente. Y, por supuesto, el mismo razonamiento aplica después ay, preferida sobre z al comienzo, y después a z, etc. Esta conclusión se muestra en el gráfico 7.2.2.1. GRÁFICO 7.2.2. I COMPORTAMIENTO DE 1A UTILIDAD MARGINAL ("UMA") UMA_, UMA, (a) (b) 241 242 Teorías económicas del mercado El gráfico 7.2.2.1 (a) muestra cómo la primera unidad de x produce una utilidad marginal mayor ( UMAX) que la segunda, ésta que la tercera, etc. Es decir, cómo cada unidad adicional de x produce utilidad (aumenta-la utilidad total), pero una utilidad marginal cada vez menor a medida que aumenta el consumo de x, (Q..). La parte (b) muestra el mismo resultado, una relación inversa entre la UMAx y la cantidad consumida de x, (Q..), pero teniendo en cuenta que los cambios en Q.. pueden ser infinitamente "pequeños" (continuos), no necesariamente en unidades "tan grandes" como en la parte (a) (cambios "discretos"). 7 . 2.3 . EL EQUILIBRIO DEL CONSUMIDOR Sabiendo que la UMA de cada bien es decreciente, y que el consumidor busca la máxima utilidad total posible, el problema ahora planteado es encontrar la norma o condición que garantiza llegar a ese resultado. Para este propósito se utiliza el ejemplo del cuadro 7.2.3.1. Para mayor sencillez, sólo se consideran dos bienes (x e y), pero el resultado es generalizable a cualquier número de ellos. Los datos son las utilidades marginales de los dos bienes para un consumidor específico ( UMAx y UMA), los precios de los dos bienes (px y P), que el consumidor simplemente observa en el mercado sin poder como individuo cambiarlos, y el ingreso de que dispone para gastar ( Y). CUADRO 7.2.3.1 UTILIDADES MARGINALES Y GASTO DEL CONSUMIDOR (1 ) (2) (3 ) (px = $1) í2-x UMAX px .f2-x 1 IOO $1 3 80 2 90 150 $2 $3 3 130 $5 5 $7 7 $2 6 50 $6 8 9 40 30 20 = $2) 1 $4 7 (py Py ·� 70 60 _!s__ (6 ) (5) UMA 4 5 (4) $8 $9 2 Y __ 140 $4 4 120 $8 6 IOO 8 9 $6 110 $IO 90 $14 80 70 $12 $16 $18 La economía neoclásica Si el consumidor dispone de un ingreso de $12, el primer peso ($1) lo gasta en adquirir una unidad de x, pues con este gasto obtiene 100 unidades de UMA (columna 2), mientras que si lo gastara eny obtendría apenas 75 unidades de UMA (con $1 podría comprar sólo media unidad <ley, lo cual le rendiría como UMA sólo la mitad de 150 unidades; columna 2. Para simplificar los cálculos, se ha supuesto que en promedio la primera mitad de y rinde una UMA igual a la segunda mitad de y, aunque en rigor la segunda mitad debería rendir una UMA menor). El segundo peso lo gasta también en x, pues la segunda unidad de x le brinda todavía una UMA mayor que la obtenida si gastara este segundo peso ($1) eny (la UMA del segundo peso gastado en x es 90 unidades, mientras que si lo gastara en la mitad de la primera unidad de y obtendría 75 unidades de UMA). Por la misma razón, el tercer peso ($1) es gastado también en x, adquiriendo la tercera unidad de x, que le brinda 80 unidades de UMA. Pero, el cuarto peso ($1) y el quinto ($1) son gastados en adquirir ahora la primera unidad de y, pues al haber consumido ya 3 unidades de x, la UMAx ha caído tanto que la cuarta unidad de x brinda una UMA de sólo 70 unidades, mientras que las dos mitades de la primera unidad de y brindan cada una 75 unidades de UMA. El sexto peso ($1) puede ser gastado indiferentemente en adquirir la cuarta unidad de x, que brinda 70 unidades de UMA, o la mitad de la segunda unidad dey, que brinda exactamente la misma UMA (mitad de 140). Supóngase que se adquiere esta mitad de y. El séptimo peso ($1) también puede ser gastado indiferentemente en adquirir la cuarta unidad de x, que brinda 70 unidades de UMA, o la segunda mitad de la segunda unidad de y que brinda también 70 unidades de UMA. Supóngase que se gasta en la cuarta unidad de x. El octavo peso ($1) es gastado en la segunda mitad de la segunda unidad dey, que brinda 70 unidades de UMA, pues la quin­ ta unidad de x brinda solamente 60 unidades de UMA. El noveno y el décimo pesos son gastados en adquirir la tercera unidad de y, pues de esta forma cada peso gastado permite obtener una utilidad marginal de 65 unidades, mientras que si alguno de estos pesos se gastara en la quinta unidad de x, se obtendría solamente una UMA de 60 unidades. Y, finalmente, el undécimo y duodécimo pesos pueden ser gastados indiferentemente en adquirir la cuarta unidad de y, o en adquirir la mitad de esta cuarta unidad, que brinda 60 unidades de UMA, y la quinta unidad de x que también brinda exactamente 60 unidades de UMA. En este último caso se ve cómo el consumidor llega finalmente a una situación en que las utilidades marginales obtenidas por el último peso gastado en cada bien son idénticas ( en el ejemplo, se obtienen 60 unidades de UMA por el último peso gastado en x y 60 unidades de UMA por el último peso gastado eny). Y, si de lo que se trata es d e maximizar la utilidad derivada del consumo, no podría ser de otra forma. Porque, si la UMA del último peso gastado en x 243 244 Teorías económicas del mercado fuese mayor que la UMA del último peso gastado eny, entonces el consumidor no estaría obteniendo la máxima satisfacción posible, pues podría aumentar su satisfacción dejando de gastar este último peso en y, pasándolo a gasto en x. Así, la UMA que perdería por dejar de consumir algo de y sería menor que la UMA que ganaría por consumir algo más de x. Obtendría, pues, una ganancia neta de utilidad dejando de gastar $1 eny, pasándolo al gasto en x. De la misma manera, si la UMA del último peso gastado en x fuese menor que la UMA del último peso gastado en y, entonces el consumidor tampoco estaría obteniendo la máxima satisfacción posible, porque podría aumentar su utilidad dejando de gastar este último peso en x, pasándolo al gasto eny. De esta manera, la UMA que perdería por dejar de consumir algo de x sería menor que la UMA que ganaría por consumir algo más dey. Obtendría, pues, una ganancia neta de utilidad dejando de gastar $1 en x y gastándolo eny. En síntesis, si la UMA del último peso gastado en x fuese mayor o menor que la UMA del último peso gastado en y, el consumidor no estaría obteniendo la máxima utilidad posible con su gasto, ya que podría ganar una mayor utilidad sustituyendo algo del consumo dey por x, o viceversa, según el caso. Tampoco estaría el consumidor en equilibrio cuando las UMA son diferentes porque, como su objetivo es obtener la máxima utilidad posible, entonces tendría incentivos para cambiar de situación, sustituyendo algo del gasto en un bien por mayor gasto en el otro. Por consiguiente, el consumidor obtiene la máxima satisfacción posible, dado su ingreso o gasto limitado, solamente cuando la UMA del último peso gastado en x es igual a la UMA del último peso gastado en y. Y cuando alcanza este máximo, también está en equilibrio, ya que no tiene incentivos para cambiar su situación. Nada ganaría en absoluto sustituyendo algo del consumo de x por y o viceversa, y más bien podría resultar perdiendo utilidad o satisfacción mediante cualquier movimiento adicional. 7. 2. 4. LA UTILIDAD MARGINAL Y LOS PRECIOS DE LOS BIENES Para calcular la utilidad marginal obtenida por cada peso gastado en x (o en cual­ quier producto), basta con efectuar la división UMAx!px (dondepx es el precio de una unidad de x), pues indica cuántas unidades de numerador hay por cada unidad de denominador. Así, si una unidad de x cuesta $10 (px = $10), y la UMA obtenida del consumo de esta unidad de x es 80 unidades, entonces la UMA por cada peso gastado en x será (en promedio) 80/ 10 = 8 unidades de utilidad. Por tanto, la utilidad marginal del último peso gastado en x se obtiene dividiendo la. UMA de la última unidad consumida de x por el precio de x, es decir, es igual a UMAx!px. Y, similarmente, paray (uMAy!py) y todos los demás bienes. La eco110111ía neoclásica Por consiguiente, la condición de equilibrio del consumidor, es decir, la condición necesaria para que éste obtenga la máxima utilidad posible de su gasto que, como se concluyó en la sección anterior, es la de que las utilidades marginales obtenidas por el último peso gastado en cada bien sean idénticas, puede escribirse como: UMAx!px = UMAylpy (ec. 7.2-4-1) que también puede escribirse como: UMAX / UMAy = px /py (Con n bienes, numerados como 1, 2, 3, ... n: UMA1lpx1 (ec. 7.2-4-2) = UMA2lp2 =. . . UMAn!pxn). Es decir, el consumidor alcanza la máxima satisfacción posible con el gasto de su ingreso, y está en equilibrio, sólo cuando la proporción de las utilidades marginales de cualquier pareja de bienes consumidos es idéntica a la proporción de los respectivos precios de los bienes. En un comienzo se expresó alguna confusión en la creencia de que las utilidades marginales determinaban los precios y de que, por ello, la utilidad marginal misma podía ser considerada la causa del "valor" de los productos. Sin embargo, olvidaba esta interpretación primitiva que en la determinación de los precios juegan papel fundamental las condiciones de producción, es decir, los costos y las funciones de oferta de los productos. Por esto, MARSHALL subrayaba que oferta y demanda eran, como las dos cuchillas de una tijera, recíprocamente interactuantes para producir como resultado final el precio. Por lo tanto, con la interpretación correcta, el consumidor toma como datos los precios, determi­ nados por el mercado, y ajusta su comportamiento de consumo hasta igualar la proporción de sus utilidades marginales con la proporción de los respectivos precios. Sobre tales bases, la teoría de la utilidad marginal es solamente un componente para deducir y explicar las funciones de demanda. Si el precio de x, en el cuadro 7.2.3.1, se duplica, entonces la UMA por peso gastado en x cae a la mitad. De esta manera, para obtener la máxima utilidad posible, bajo las nuevas circunstancias, el consumidor debe disminuir el consumo de x para aumentar el de y pues, a los niveles de consumo anteriores y con los nuevos precios, la UMA del último peso gastado en x se ha hecho menor que la UMA del último peso gastado eny. Así, la función demanda de un consumidor individual, la relación inversa entre precio y cantidad demandada, ceteris paribus, podría ser deducida y explicada por la teoría de la utilidad marginal. 245 246 Teorías económicas del mercado Por otra parte, como se verá, la condición de equilibrio del consumidor basada en la teoría de la utilidad marginal juega un papel fundamental en la definición de "eficiencia" económica, concepto que es uno de los resultados finales y de los más importantes de la teoría neoclásica. 7. 3. EL EQUILIBRIO DEL CONSUMIDOR CON CURVAS DE INDIFERENCIA 7.3.r. LA CURVA DE INDIFERENCIA Una curva de indiferencia es un conjunto de combinaciones de consumo, cada una de las cuales da un mismo nivel de utilidad a un consumidor. Este, por lo tanto, resulta indiferente ante cualquiera de tales combinaciones o "canastas" de consumo. Y este concepto permite llegar a las conclusiones sobre el equilibrio del consumidor a partir del enfoque ordinal, si se desea. En el caso simplificado de dos bienes, x e y, el consumidor podría obtener el mismo nivel de utilidad consumiendo, digamos, la canasta rnx, 2oy; o ISX, 15y; o 16x, 12y; etc. Como se ve en este ejemplo, el consumo de x podría ser aumentado en un grado tal que compense exactamente la disminución en el consumo de y, dejando inalterado el nivel de utilidad total. O viceversa. En general, un bien podría ser sustituido en el consumo por otro, dejando inalterado el nivel de utilidad total. GRÁFICO 7.3.1 LA CURVA DE INDIFERENCIA La economía neoclásica· El gráfico 7.3. 1 muestra una curva de indiferencia para un nivel de utilidad dado, U En primer término, con las cantidades consumidas de los dos bienes, x ey, medidas en los dos ejes, la curva debe descender de izquierda a derecha. Es decir, debe mostrar una relación inversa entre la cantidad consumida de x y la cantidad consumida de y, o tener pendiente negativa, pues para mantener el nivel de utilidad inalterado es imprescindible que al aumentar la cantidad consumida de un bien, (x) disminuya la cantidad consumida del otro, (y). Si el incremento de x, Ax, es positivo, entonces el incremento de y, Ay, es negativo, o (Ay/Ax)< o. En segundo lugar, la curva debe ser convexa mirada desde el origen de los ejes, para expresar que la utilidad marginal de cada bien es decreciente a medida que aumenta su consumo. Es decir, para reconocer que el consumo de cada consumidor es variado y no consiste en un solo producto, como se vio en la sección 7.2. 1. Así, la convexidad garantiza que para obtener una unidad adicional de x deben sacrificarse cada vez menos unidades de y. Y que para obtener una unidad adicional dey deben sacrificarse cada vez menos unidades de x. Por lo tanto, el valor absoluto de (Ay! Ax) disminuye al aumentar el consumo de x pero aumenta al aumentar el consumo de x. Esto es, al aumentar el consumo de x, el consumidor "valora" cada vez menos cada unidad adicional de x, pero "valora" cada vez más cada unidad de y dejada de consumir. Por tanto, el consumo de x sólo puede aumentar si se sacrifican cada vez menos unidades dey por cada unidad adicional consumida de x. -(Ay/ Ax), la pendiente de la curva, recibe el nombre de "tasa marginal de sustitución en el consumo" entre x e y, o, TMASxy. En general, indica cuántas unidades de y deben sacrificarse por cada unidad adicional de x, cuando tal sus­ titución ocurre, para mantener inalterado el nivel de utilidad del consumidor. Así, en el gráfico 7.3.1, el punto A (canasta OXo de x, OYo dey) y el punto B(canasta OX1 de x, OY1 dey) rinden el mismo nivel de utilidad (Uo) para el consumidor. Es decir, al pasar de A a B, la utilidad ganada por aumentar el con­ sumo en Ax es idéntica a la utilidad perdida por dejar de consumir Ay. La TMAsxy =(Y1 - Yo)/(X1 -Xo) mide la cantidad de Y sacrificada por cada unidad de X, dejando inalterada la utilidad total del consumidor. De la misma manera, C, D, E y cada uno de los puntos que conforman la curva de indiferencia Uo son distintas combinaciones o canastas, cada una con una particular cantidad de x y otra de y, que rinden exactamente el mismo nivel de utilidad (Uo) al consumidor. Y entre cada pareja de puntos existe también una particular TMAsxy. En síntesis, el cambio de una combinación de consumo a otra, sin modificar el nivel de utilidad total del consumidor, se expresa como un movimiento de un punto a otro sobre la misma curva de indiferencia. 0 • 247 248 Teorías económicas del mercado La curva de indiferencia, formulada por EDGEWORTH y desarrollada por PARETO, permitió introducir un nivel de utilidad proporcionado conjuntamente por una canasta o combinación del consumo simultáneo de dos o más bienes, en general n bienes, flexibilizando el supuesto de que cada bien daba origen a una magnitud de utilidad independiente de la utilidad derivada del consumo de los demás bienes. 7.3.2. EL MAPA DE INDIFERENCIA El paso de un nivel de utilidad a otro superior o inferior se expresa, en contraste, como el paso hacia una curva de indiferencia superior o inferior, según el caso, tal como se ilustra en el gráfico 7.3.2.1. GRÁFICO 7.3.2.I DIVERSOS NIVELES DE UTILIDAD EXPRESADOS EN DIVERSAS CURVAS DE INDIFERENCIA La curva de indiferencia U1 representa u.n nivel de utilidad superior al de la curva Uo porque, para cualquier nivel de consumo de uno de los bienes, siempre es posible consumir más del otro bien sobre U1 que sobre Uo. Así, la misma cantidad OYo dey se consume tanto en el punto A como en el punto A', pero en este último se consume una mayor cantidad de x ( OX3 contra OX2 que se consume en A). Y lo mismo es cierto para cualquier otra cantidad consumida dey. De la misma manera, la cantidad OX3 de x se consume tanto en el punto B sobre Uo, como en el punto A' (sobre U1). Pero a esta misma cantidad con- La economía neoclásica sumida de x corresponde un mayor consumo dey en el puntoA'(OYo) que en el punto B ( OY2). Y lo mismo es cierto para cualquier otro nivel de consumo de x. Por tanto, una curva de indiferencia superior a otra representa un con­ sumo neto mayor de al menos uno de los bienes. Se dice "al menos", porque comparando los puntos de las curvas de otra forma, como por ejemplo B y B ', se encuentra que sobre U1 existen puntos en los cuales se consume más de los dos bienes que sobre otros puntos de Uo. Así, cada punto sobre U1 indica que se consume más de los dos bienes que sobre cualquier punto de Uo, o que, al menos, se consume más de uno de ellos siendo igual el consumo del otro. En términos más generales, para cualquier punto sobre Uo existe al menos otro punto sobre U1 en que el consumo puede ser mayor y, por lo tanto, el nivel de utilidad superior. De tal manera, al pasar de curvas de indiferencia inferiores (como Un) a curvas cada vez más elevadas (o alejadas del origen), como Uo, U1, etc., el consumidor adquiere la posibilidad de aumentar su consumo de los dos bienes simultáneamente, o de aumentar al menos el de uno de ellos sin disminuir el del otro, viéndose aumentado por ello su nivel de utilidad. O, en otros tér­ minos, el orden de preferencias del consumidor se expresa en las curvas de indiferencia, siendo más preferibles las combinaciones expresadas en las curvas de indiferencia más altas que en las más bajas, porque sus niveles de consumo pueden ser netamente superiores. Las curvas de indiferencia se prestan para el enfoque ordinal porque pueden expresar este orden para cada consumidor, sin asumir necesariamente una unidad de utilidad comparable entre distintos consumidores. Debe notarse que las curvas de indiferencia, por su propia definición, no pueden cortarse o intersectarse entre sí. Si así ocurriera, entonces una curva como U1 tendría una parte por encima de Uo y otra parte por debajo, lo cual significaría que U1 no sería más preferible ni menos preferible que Uo. Es de­ cir, si las curvas de indiferencia se intersectaran no podrían cumplir la tarea de expresar el orden de preferencias del consumidor. Finalmente, para cada consumidor existirán tantas curvas de indiferencia cuantos niveles de preferencia éste pueda contemplar o imaginar, sin restricción alguna. En otras palabras, existirán tantas curvas cuantos niveles de utilidad sea posible deducir del hipotético aumento sucesivo del consumo de los bie­ nes. Esto implica, primero, que el número de curvas de indiferencia para cada consumidor es teóricamente infinito. Y, segundo, que por todo punto del espacio x - y del gráfico 7.3.2.1 pasa una curva de indiferencia -una sola-, lo cual hace un espacio "denso", cubierto totalmente de curvas de indiferencia, aunque en la gráfica no aparezcan dibujadas. Este conjunto de todas las curvas de indiferencia 249 250 Teorías económicas del mercado posibles para el consumidor forma un mapa de indiferencia, ilustrado en el gráfico 7.3.2.2, aunque, nuevamente, la característica de "densidad" no salte a la vista. GRÁFICO 7.3.2.2 EL MAPA DE INDIFERENCIA En relación con su mapa de indiferencia, el consumidor tratará de alcanzar la curva de indiferencia más alta posible, es decir, puede tener como meta de su consumo el infinito, porque ello le garantiza su máximo consumo y su máxima satisfacción posible. Sin embargo, existe una restricción que le impide a cada consumidor alcanzar la curva de indiferencia subjetivamente ideal, y que confiere a unos mayor libertad que a otros. Se trata del ingreso disponible para gastar, cuyo lugar en el plano x - y (del gráfico 7.3.2.2) se estudia a continuación. 7.3.3. LA LÍNEA DE PRESUPUESTO El gasto total en x es: px . x; y el gasto total en y es: py . y; donde p representa el precio por unidad; x, y son las cantidades consumidas de cada bien. Por consiguiente, el ingreso total gastado por el consumidor, I, será: I = px .x + py .y. De donde: y= J/py- (pxlpy) x (ec. 7.3.3.1) (En el caso general de n bienes, I = p I XI + p 2 X2 + p 3 X3 ... + pn Xn) . La economía neoclásica px,py e I están dados para el consumidor por el mercado, es decir, no puede modificarlos a voluntad. Por lo tanto, pueden considerarse como parámetros que inicialmente son constantes. En cambio, con px, py e I dados, depende sólo de la voluntad del consumidor cuáles combinaciones de x e y elige para maximizar su utilidad. Por esta razón, x e y pueden considerarse las variables del problema. Puesto que los precios son datos constantes en el problema, su división re­ sulta en otra constante, es decir, la pendiente es constante en todos los puntos de la línea de presupuesto, lo cual la define como una recta. En síntesis, la ecuación 7.3.3.1 corresponde a una línea recta, con pendiente: - (px/py); intercepto con el eje Y en el punto(cero X, I/py); intercepto con el eje X en el punto(//px, cero Y), como ilustra el gráfico 7.3.3. GRÁFICO 7.3.3 LA LÍNEA DEL PRESUPUESTO DEL CONSUMIDOR y (rlpy) o (r/px) Cuando el consumidor consume cero Y, y por lo tanto gasta la totalidad de su ingreso en X, puede consumir una cantidad máxima de X igual a 1/px. Esto señala el intercepto de la línea de presupuesto con el eje x en el punto(//px, cero Y). Similarmente, el consumo máximo de y sería 1/py. Esto indica el intercepto de la línea de presupuesto con el eje Yen el punto(cero X, 1/py). Nótese que (cero X, I/py) e (//px, cero Y) son las combinaciones extremas, existiendo entre ellas otras posibles. Por ejemplo, a partir de(cero X, I/py) se puede calcular la máxima cantidad adquirible de Y si se aumentara el consumo de x a 1x, luego a 2x, a 3x, etc., hasta llegar a //px unidades de x con cero Y. 25 r 2 52 Teorías económicas del mercado Se obtendría así la línea de presupuesto, o sea la recta que une los dos interceptas sobre los ejes. La línea de presupuesto indica, pues, todas las com­ binaciones de x e y que el consumidor puede adquirir como máximo, es decir, gastando totalmente su ingreso. Por consiguiente, resulta imposible elegir una combinación de x e y (un punto del plano) que se encuentre a la derecha de la línea de presupuesto. Esta marca un límite levantado por un ingreso limitado y por unos prec10s mayores que cero. Finalmente, la pendiente de la línea de presupuesto tiene signo negativo porque, con un ingreso o gasto dado, si el consumidor aumenta el consumo de y (AY> o) debe disminuir el de x (AX< o), y viceversa. Además, el valor de tal pendiente (-px/py) indica cuántas unidades <ley deben darse en el mercado a cambio de una unidad de X. ( Si px /py = 2, entonces deberían venderse 2 unidades de y para comprar una de x). Si el ingreso del consumidor, I, se modifica, sin cambio en px ni en py, la pendiente -px /py no cambia. Pero la línea de presupuesto se desplaza en forma paralela en relación con su posición anterior. Por ejemplo, si J se duplica con p.,· y py constantes, entonces I/px e I/py, es decir, los valores de las intersecciones de la línea sobre los ejes, también resultan duplicados, lo cua:l equivale a un des­ plazamiento paralelo hacia la derecha. Si J disminuye, con px y py constantes, se producirá un desplazamiento paralelo hacia la izquierda. Por otra parte, si px /py cambia; con I constante, entonces cambia la incli­ nación de la línea de presupuesto, es decir, sufre un desplazamiento no paralelo. Por ejemplo, si px se multiplica por 2 y py permanece inmodificado, entonces, I/py permanece constante pero I/px disminuye a la mitad. Es decir, la línea se desplaza hacia la izquierda, girando sobre el intercepto en el eje Y, el cual per­ manecería como punto fijo (J/py). Si py disminuye, con I y con px constantes, la línea se desplazaría hacia la derecha, girando sobre I/px como punto fijo. 7.3 . 4 . LA TANGENCIA DE EQUILIBRIO DEL CONSUMIDOR Ahora el problema del consumidor ha quedado delimitado a alcanzar con su (línea de) presupuesto la curva de indiferencia más alta posible. Esta situación se ilustra en el gráfico 7.3.4. Curvas de indiferencia superiores a m, como IV y v, serían preferibles a m, 11 o 1. Sin embargo, ninguna de esas curvas puede ser alcanzada con la línea de presupuesto. Por consiguiente, puntos como F y G, es decir, todas las combi­ naciones de consumo que se encuentren por encima (o a la derecha) de la línea de presupuesto están por fuera del alcance del consumidor. En otros términos, dados los precios y su ingreso, al consumidor no le alcanza su presupuesto para La economía neoclásica pagar cualquier combinación de consumo que se encuentre fuera del triángulo formado por el origen (o) y los puntos //px , 11py. Debe restringir, así, su selec­ ción a aquellos puntos que estén al alcance de su presupuesto, es decir, a aquellas combinaciones o puntos contenidos dentro del triángulo (o, 1/px, 1/py). GRÁFICO 7.3.4 LA TANGENCIA DE EQUILIBRIO DEL CONSUMIDOR De otro lado, puntos como K, L (sobre el eje X) o M (sobre el eje Y), es decir, todos los puntos que se encuentran a la izquierda o debajo de la línea de pre­ supuesto, tampoco entran realmente en consideración, porque el ingreso del consumidor es idéntico a su gasto y en cualquiera de tales puntos esta condición no se satisface. Para tales efectos, algunas versiones de este modelo suelen considerar al ahorro como un "bien" más, cuya utilidad para el consumidor se expresa en la tasa de interés. Sin embargo, para no adelantar ciertas discusiones, quizá sea más preciso decir que aquí se considera sólo el ingreso disponible del consumidor para ser gastado en consumo, descontado previamente el ahorro. Puntos como K, Lo M sólo serían lógicos, entonces, si dicho ingreso se redujera hasta el nivel en que tales puntos formaran parte de la línea de presupuesto. De esta manera, las posibilidades de elección se reducen a los puntos o com­ binaciones de consumo que ·constituyen la línea de presupuesto, tales como A, B, C, D, E, etc., excluyendo las que están por encima y por debajo de esta línea. Con estos límites, entonces, el problema ha quedado circunscrito a encontrar el punto (o combinación de consumo) de la línea de presupuesto que permite alcanzar la curva de indiferencia más alta posible. 253 2 54 Teorías económicas del mercado Como el gráfico 7.3.4 muestra, ese punto es E, pues por todos los puntos de la línea de presupuesto que están a la izquierda o a la derecha de E (tales como A, B, C y D) pasan curvas de indiferencia inferiores a la curva de indiferencia (m) que pasa por E, o sea a la cual pertenece E. La certidumbre de que E es el punto -o combinación de consumo- de la línea de presupuesto que se sitúa sobre la máxima curva de indiferencia posible proviene de la convexidad de las curvas de indiferencia (miradas desde el origen), pues en el punto E la línea de presupuesto es la tangente de la curva de indiferencia. Esto indica matemáti­ camente (junto con la convexidad) la existencia de un máximo. En síntesis, en el punto E, en el cual el consumidor obtiene la máxima utilidad posible con su presupuesto, la pendiente de la curva de indiferencia es igual a la pendiente de la línea de presupuesto, según la definición matemática de la tangencia. Pero la pendiente de la curva de indiferencia es-(uMAxluMAy) y la pendiente de la línea de presupuesto es-(px/py) (supra secc. 7.3.1 y 7.3-3). Por consiguiente, el consumidor alcanza su máxima satisfacción posible, dados su ingreso y los precios de los bienes, esto es, dada su línea de presupuesto, cuando se cumple la condición: UMAX / UMAy = px /py (ec. 7.3,4,1) Idéntica a la ecuación 7.2.4.2. El punto (E) puede considerarse óptimo para el consumidor porque no existe otra combinación posible de consumo que, dada -su línea de presupuesto, le permita tener mayor o aun igual utilidad, es decir, porque todas las demás combinaciones posibles son inferiores a E. También es un punto de equilibrio porque, intentando alcanzar su máxima utilidad posi­ ble, el consumidor se desplazará (estará en desequilibrio) de cualesquier otros puntos posibles de la línea de presupuesto, como A, B, C y D, hacia el punto E, ya que ello le permite mejorar su nivel de utilidad (colocarse sobre una curva de indiferencia superior). Sólo en el punto E desaparecen sus incentivos para cambiar de localización, porque cualquier cambio de E hacia cualquier otro punto de la línea de presupuesto, ya sea hacia la derecha o hacia la izquierda de E, en vez de aumentar su nivel de utilidad lo disminuiría, o sea lo colocaría en curvas de indiferencia inferiores. (En términos formales, si U= U (xJI) es la función de utilidad a maximizar, bajo la restricción/= px. x + py. y; se forma el lagrangiano L = U (xJJ) + l (/ - px. x- py. y); y las primeras derivadas parciales se igualan a cero: dL/dx = dU/dx-l.px = o; entonces: dU/dx = l.px; dL/dy = dU/dy-l.py = o; dU/dy = l.py; por lo tanto: (dU/dx)/(dU/dy) = px/py; es decir: la proporción de las utilidades marginales ( TMSC) es igual a la proporción de precios; dL/di = I - La economía neoclásica px . x - py . y = o. Para un máximo, en vez de mínimo, las segundas derivadas parciales, o condiciones de segundo orden, deben ser negativas: d (dU / dx)/dx < o; d (dU/dy)/dy < o). 7. 3. 5 . LA FUNCIÓN DEMANDA DE UN CONSUMIDOR INDIVIDUAL Ahora bien, si px aumenta, la línea del presupuesto se desplazará hacia la izquier­ da sobre el eje x, en el gráfico 7.3.5 pues//px disminuye. Pero se mantendrá fija en el punto//py, pues py ha permanecido constante (secc. 7.3.3). Es decir, rotará como muestra el gráfico 7.3.5. 1. GRÁFICO 7.3.5.1 LÍNEA DE PRECIO-CONSUMO o Jlp,."' Ilp;' Ilp; Ilp, Por lo tanto, el equilibrio del consumidor se desplazará sucesivamente de E a E' a E" a E"' , etc., mostrando que la cantidad demandada de x disminuye cuando px aumenta. El conjunto de todos los puntos de equilibrio resultantes conforma la línea de precio consumo. Esta es idéntica a la función de la de­ manda de un consumidor cuando se grafica en un plano que tenga como ejes Qr y px. En otros términos, la función de la demanda de un consumidor es el conjunto de óptimos en el consumo que corresponden a los diversos precios posibles (gráfico 7.3.5.2). 255 256 Teorías económicas del mercado GRÁFICO 7.3.5.2 LA FUNCIÓN DEMANDA DE UN CONSUMIDOS INDIVIDUAL 7. 3 . 6. L A FUNCIÓN DEMANDA DEL MERCADO Sumando las cantidades demandadas por cada uno de los consumidores cuando = pxo, digamos px = $rn, se obtiene la demanda del mercado para ese pre­ cio. Y, repitiendo el procedimiento para todos los niveles de precios posibles, comopx = px1 = $5,px = px2 = $12, etc., se obtendría la función demanda del mercado para el bien x. No obstante, el modelo neoclásico revela una deficiencia cuando alcanza esta etapa. De hecho, si el ingreso para dos personas aumenta (o disminuye), es posible que una (1) decida aumentar su consumo de x, mientras la otra (2) decide aumentar su consumo de y. Como resultado: Umax(1) disminuye, mientras Umay(2) disminuye; (Umax(1) / Umay(1)) disminuye, mientras (Umax(2) / Umay(2)) aumenta; es decir, las tasas marginales de sustitución se moverían e n sentido inverso; lo cual contradice su igualdad con la relación de precios única para todos los consumidores: pxlpy = Umax(1)/Umay(1) = Umax(2)/Umay(2) ... = Umax(n)/Umay(n). Una reacción usual ha sido postular consumidores siempre idénticos (o sea, un consumidor "representativo"). Por ejemplo, "En este libro trataré la distribu­ ción de las rentas como irrelevante[...] se supondrá que la redistribución de la renta de un consumidor a otro no produce efectos en el bienestar[ ...] (que) las utilidades marginales de la renta se igualan [ ...] el consumidor representativo [... ] (que) todos los consumidores son idénticos ..." ÜEAN TIROLE. La teoría de la organización industrial, Introducción,Ariel, 1990, p. 31, secc. 2.1.4, p. 155). px La economía neoclásica Pero, como en la popular paradoja, este remedio luce peor que la enfer­ medad. Q}iizá sería más pertinente reconocer que una extensión de la lógica neoclásica sobre los individuos aislados hacia la lógica de los mercados requiere correcciones y desarrollos teóricos adicionales. En síntesis, la demanda del mercado puede ser deducida como una suma­ toria de las demandas individuales, aunque este paso deba romper con algunos postulados del modelo neoclásico tradicional. (Cfr. Fundamentos, Cap. 8). 7.4. LA PRODUCTIVIDAD MA RGINAL Y EL EQUIL IBRIO DE L A FIRMA CO MPETITIVA 7.4. I. PRE MISA S La teoría neoclásica de la producción parte de cuatro premisas fundamenta­les: 1. (Si el consumidor tiene cómo objetivo maximizar su utilidad o satis­facción,) la firma tiene como objetivo ( en cambio) maximizar sus ganancias o beneficios. 2. (Así como existe un equilibrio para el consumidor,) se supone la existencia de un equilibrio (similar) para la firma o empresa. 3. (Así como, para maximizar su utilidad, el consumidor se enfrenta a cantidades de bienes que son diferentes o diferenciables entre sí,) se supone que, para producir y alcanzar su máxima ganancia, la firma emplea "factores de producción" (tierra, trabajo y capital) que son fisicamente cuantificables y diferenciables entre sí. 4. (Así como la utilidad marginal que cada bien rinde al consumidor decrece a medida que aumenta su consumo,) se supone que la "productividad marginal" de "cada factor" decrece a medida que aumenta la intensidad de su empleo por parte de la firma. En la secuencia real, la teoría del consumidor puede haberse inspirado en la teoría del productor. Como indicio, JoHN BATES CLARK, el más destacado pionero neoclásico en Norteamérica reconoció: Lo que todas (las inversiones) pagan es determinado por la ley con que nos ha familia­rizado el estudio ricardiano de la tierra [ ... ] El estudio de los ingresos de la tierra ha revelado el principio general de la ganancia diferencial[ ... ] La más interesante entre las recientes aplicaciones del principio de la ganancia diferencial es el estudio del "ex­cedente de los a. consumidores" por el profesor MARSHALL. B. CLARK. "Distribution as Determined by a Law ofRent", Quarterly Journa/ of Economics, 1891). 257 258 Teorías económicas del mercado En general, el modelo neoclásico de la producción se inició como una simple aplicación y extensión del modelo clásico de la renta intensiva (supra secc. 4.7), a pesar de sus facetas como reacción crítica. El tono de CLARK es significativo al respecto: La ley de la renta se ha convertido en un obstáculo para el progreso científico: ha retardado el logro de una verdadera teoría de la distribución. Y, sin embargo, por sí misma es capaz de suministrar tal teoría. El principio que gobierna el ingreso deriva­ do de la tierra en realidad gobierna los ingresos derivados del capital y el trabajo. El interés como un todo es renta; y aun los salarios como un todo también lo son. Estos ingresos son "ganancias diferenciales", y son determinados en su magnitud por la fórmula ricardiana. (Ídem). JEVONS también reconoció: La veracidad general de los argumentos expuestos en los capítulos anteriores deriva gran probabilidad de su ajustada similitud a la teoría de la renta, tal como ha sido aceptada por los escritores ingleses durante aproximadamente un siglo. (W. S.JEVONS. The Theory of Po/itica/ Economy, 1871, 2.ª ed., 1879, cap. v1). La deuda con el modelo clásico de la renta intensiva fue también reconocido, con distintos énfasis, por WALRAS, MARSHALL y WICKSTEED. Porque no cabe duda de esto: el modelo clásico de la renta intensiva combinó la sustitución entre recursos diferentes (tierra, capital, trabajo), con la intensificación de un mismo recurso homogéneo cuando resulta rentable (capital), con sus rendimientos decrecien­ tes, con la maximización de beneficios. Así, en equilibrio, el valor del producto marginal (del capital) resulta igual al precio del recurso (la tasa de interés). Y, como se verá, estos son los ingredientes necesarios para obtener equilibrios neoclásicos en la producción. La limitación clásica (de RICARDO) estaba en su focalización práctica del problema agrícola de la isla de Gran Bretaña como un todo, es decir, las cantidades de tierra aparecían constantes, mientras el capital y el trabajo eran variables. Como lo graficó WICKSTEED, sólo faltaba poner las cantidades de tierra como datos también variables (P. H. WICKSTEED. The Com­ mon Sense of Política! Economy, 1910, E. KELLEY (ed.), 1966, cap. VI). No obstante, mientras extendían el modelo, los neoclásicos también em­ pezaron a cavar fosos de separación con la orilla "clásica". Los más notables: el capital no es tratado como un valor sino como una magnitud "fisica" (co n precisión, como una magnitud independiente de los precios); el valor agregado real no es un volumen de empleo (teoría del valor trabajo) sino un índice de la producción fisica; las productividades fisicas marginales no sólo son iguales La economía neoclásica a los precios de los recursos en equilibrio, sino que los determinan, pues no se aceptan variables exógenas sobre esta lógica; exclusión usual de los rendi­ mientos crecientes a escala, con significativas excepciones, como MARSHALL ; énfasis en el equilibrio no sólo para los precios sino también para las cantidades producidas; sólo entran en las soluciones casos de plena sustituibilidad entre los recursos (curvas diferenciables); aversión por el problema de las diferencias entre firmas de una misma industria; los precios son sólo relativos, o medidos en un numerario arbitrario (para una comparación crítica detallada de los en­ foques clásico y neoclásico, cfr. CUEVAS. La economía clásica en renovación, cit., especialmente cap. IV). Pero, para precisar tales diferencias y apreciar sus implicaciones, así como para avanzar en la visión neoclásica integral del mercado, resulta indispensable considerar su modelo básico sobre la producción. 7.4.2 . LOS FACTORES ,·y L A PRODUCT I VI D A D MA RGIN A L DECRECIENTE A partir de las premisas señaladas, cuando la firma incrementa en una cantidad dada el empleo de uno de los factores, permaneciendo constantes las cantidades empleadas de los demás, el producto total aumenta, aunque en una cantidad cada vez menor. Es decir, el producto marginal de cada factor es decreciente. El gráfico 7-4-2, parte (a), ilustra cómo la primera unidad empleada de un factor K (capital, por ejemplo), produce I o unidades de producto adicional, la segunda produce 8, la tercera produce 6 unidades de producto adicional, etc., con un empleo constante de los demás factores. C laro está, podría ser también el producto marginal del trabajo (PMAT) o el producto marginal de una clase de tierra (PMATrr). La parte (b) ilustra el mismo principio para el caso en que los aumentos sucesivos en la cantidad empleada del factor tiendan a ser infinitamente peque­ ños, lo cual da como resultado, en el límite, una curva continua, en vez de los cambios "discretos" de la parte (a). 259 260 Teorías económicas del mercado GRÁFICO 7.4.2 LA PRODUCTIVIDAD MARGINAL (PMA) DECRECIENTE 7. 4. 3. EL EQUILIBRIO DE LA FIRMA COMPETITIVA Formalmente el problema de la firma es idéntico al del consumidor. Mientras éste incurre en un gasto marginal (el precio de la unidad adicional de un bien) para obtener una utilidad marginal, la firma incurre en un costo marginal (el precio de la unidad adicional de factor empleada) para obtener un ingreso marginal. Basta entonces con repetir el razonamiento aplicado al consumidor, para obtener la solución al problema del equilibrio de la firma. De esta manera, la firma también parte de un presupuesto (limitado) de gastos para obtener en el mercado determinadas cantidades de los factores de producción, producir con ellos y vender lo producido para obtener un ingreso y una ganancia. Bajo condiciones de perfecta competencia, todos los precios, tanto los de los factores que compra, como los de los productos que vende, son paramétricos. Es decir, están dados por el mercado para la firma, son datos que esta toma del mercado y que no puede modificar a voluntad. Sus variables son las cantidades empleadas de los factores. Dados, pues, el presupuesto y los precios, la firma irá adquiriendo los fac­ tores de producción de acuerdo con el objetivo de obtener la máxima ganancia posible con cada peso gastado de su presupuesto, lo mismo que el consumidor adquiere los bienes de acuerdo con el objetivo de obtener la máxima satisfacción posible con cada peso gastado de su presupuesto. La economía neoclásica Por consiguiente, la firma gastará el primer peso ($1} de su presupuesto en el factor que le rinda el mayor ingreso adicional posible. Supóngase que produce x, con un precio por unidadpx = $2. Si gastando el primer peso ($1) en el factor trabajo, ( 'J), la firma obtiene un producto marginal igual a 10 uni­ dades de x, el ingreso adicional sería (10x) $2 = $20. De otro lado, si gastando su primer peso ($1) en capital (K), el producto marginal obtenido fuese sólo de 5 unidades, el ingreso adicional sería (sx) $2 = $10. Así , para obtener el máximo ingreso posible, la firma debe gastar su primer peso (u) en T. Es evi­ dente, con el precio de x dado, que el ingreso adicional es proporcional al pma del factor. Se destaca, entonces, que con un precio paramétrico maximizar el ingreso equivale a maximizar la producción. Mientras pmat > pmak, la firma seguirá, pues, gastando pesos adicionales en el factor T, sin aumentar su empleo del factor K. Pero, según otra premisa, la productividad marginal de todo factor es decreciente. Por lo tanto, llegará un momento, a través del aumento continuado del factor Ty de la caída en elpmat, cuando para otro peso ($1) adicional gastado, se encontrará quepmat <pmak. En este momento, la firma dejará de aumentar el empleo de Ty empezará a aumen­tar el de K. Pero, la pmak también es decreciente. Llegará, pues, otro momento en que para el último peso ($1) gastado pmak < pmat y volverá a aumentarse el empleo de T, y así sucesivamente, hasta agotar totalmente el presupuesto. Como resultado final, la firma termina haciendo que el producto marginal del último peso ($1) gastado en K sea igual al producto marginal del último peso ($1) gastado en T. Esto tiene que ser así, pues, en caso contrario, si el último peso ($1) gastado en K rindiese un producto marginal mayor al que rinde el último peso ($1) gastado en T, la firma podría aumentar sus ganancias disminuyendo su gasto en T y dedicando esa suma a emplear una mayor cantidad de K. En ese caso, la cantidad de producto (marginal) de x que perdería al disminuir el empleo de Tsería menor que la cantidad de producto (marginal) de x que ganaría al aumentar el empleo de K. En otras palabras, si para el último peso ($1) gastado llegare a ocurrir que pmak > pmat, la firma no estaría obteniendo la máxima ganancia posible, ya que podría aumentar su ganancia cambiando la composición de su gasto. Y, a la ipversa, si para el último peso ($1) gastado en cada factor llegara a ocurrir que pmak < pmat, entonces la firma tampoco estaría obteniendo la máxima ganancia posible, pues podría aumentar su ganancia transfiriendo parte de su gasto de K hacia T. En s íntesis, la firma no obtiene la máxima ganancia posible si, para el último peso ($1) gastado en cada factor, ocurre que pmak > pmat, o que pmak < pmat 261 262 Teorías económicas del mercado Por lo tanto, la firma llega a obtener la máxima ganancia posible solamente cuando, para el último peso ($1) gastado en cada factor, ocurre que pmak = pmat En este último caso la firma está maximizando su ganancia, dados su presupuesto y los precios, porque no puede aumentarla un centavo siquiera cambiando la composición de su gasto. Si retira $1 de K para gastarlo en T, o viceversa, su producto no aumentaría ni disminuiría, ya que para ese $1 el producto marginal de K es idéntico al producto marginal de T. Cuando la firma alcanza este máximo también alcanza su equilibrio pues no existen incentivos para cambiar el empleo (relativo o proporcional) de los factores, ya que nada ganaría con ello. En cambio, cuando para el último peso ($1) gastado ocurre que pmak > pmat o pmak < pmat, la firma está en desequi­ librio, pues existen estímulos para cambiar la composición de su gasto y, por lo tanto, la composición del empleo de los factores. Si la firma tiene como objetivo maximizar ganancias, siempre tenderá hacia la situación en que, para el último peso ($1) gastado, pmak = pmat. El equilibrio es, pues, una condición hacia la cual tiende la firma. Cabe oservar que ningún "factor" puede producir sin la colaboración de otros factores. Por ejemplo, el trabajo mismo sin la tierra (recursos natura­ les) nada podría producir. Por lo tanto, en estricto sentido, el razonamiento neoclásico parte siempre de un nivel de producción dado, en el cual se están empleando al menos dos factores simultáneamente, e intenta explicar el prin­ cipio para aumentar el uso de los factores, sobre ese nivel inicial. Nunca parte de cero producción y cero uso de los factores. Por eso, la teoría neoclásica se ocupa esencialmente de las proporciones, o intensidades, en que se usan los factores y no del nivel absoluto en que cada uno de ellos, por aislado, se usa­ ría. Sin embargo, para simplificar, la exposición se ha referido al primer peso ($1) gastado. Para evitar malinterpretaciones, puede decirse, entonces, que se trata del primer peso ($1) gastado a partir de un nivel positivo de producción previamente observado. 7.4.4. EL EQUILIBRIO DE LA FIRMA Y LOS PRECIOS DE LOS FACTORES El producto marginal por cada peso ($1) invertido en la compra de una unidad adicional de K es PMAKIpK. Por ejemplo, si una unidad adicional de K produce 5 unidades adicionales del producto x; y esa unidad adicional de K le cuesta a La economía neoclásica la firma $5, entonces el producto marginal por cada peso ($1) invertido en la compra de la unidad adicional de K fue, en promedio, 5/$5 = 1. Y similarmente: el producto marginal obtenido por cada peso ($1) invertido en la compra de una unidad de T= PMATlpT. De acuerdo con la sección anterior, entonces, la firma maximiza ganancias y está en equilibrio cuando, para el último peso ($1) gastado: PMAK/pK= PMATlpT (ec. 7.4.4.1) que también puede escribirse como: PMAKIPMAT = pK!pT (ec. 7.4.4.2) De esta manera, se llega a la conclusión de que, en el equilibrio de la máxima ganancia, bajo condiciones competitivas (px, pK y pT dados para la firma por el mercado), las firmas remuneran a los factores de producción de acuerdo con sus productividades marginales. Así, el interés del capital sería igual a la productividad marginal del capital empleado en la producción, y el salario sería igual a la productividad marginal del trabajo empleado en la producción. Como se ha visto, en general, esta conclusión tuvo su primer desarrollo en la teoría clásica de la renta intensiva y es además compartida por la teoría de KEYNEs y por algunos modelos clásicos posteriores (cfr. CUEVAS. La economía clásica en renovación, cit.). No obstante, la interpretación neoclásica particular abrió un debate teórico alrededor, principalmente, de los siguientes problemas. Primero. Una cosa es la igualdad 7.4.4.2, como tal, y otra distinta inferir su exhaustividad, como si no fuese necesaria información adicional para conocer los precios de los factores. Por ejemplo, como se verá, KEYNES sostuvo un planteamiento con­ trario: variables por fuera de tal igualdad determinan el nivel de empleo, sin lo cual resultarían indeterminables los precios de los factores y las productividades marginales. Una posición similar se adopta en los modelos clásicos posteriores, como el de SRAFFA y otros, conservando siempre "un grado de libertad", es decir, la opción del precio de algún factor determinado desde fuera de las producti­ vidades, al cual estas últimas podrían ajustarse. Tal planteamiento abre, así, las puertas para la consideración de más complejos factores "institucionales". Segundo. tn los modelos clásicos el capital es un precio "real" agregado. En los neoclásicos se supone como una magnitud distinta e independiente de los precios. Esto condujo a un famoso debate sobre las incoherencias o "rever­ siones" resultantes cuando al mismo tiempo se adopta tal supuesto y se razona con el capital como una magnitud "agregada", por ejemplo, en el nivel de la 263 264 Teorías económicas del mercado economía nacional, una industria, o aun una empresa completa. Como se verá, la obra de SRAFFA y el reconocimiento de SAMUELSON fueron significativos al respecto. Una alternativa a tales incoherencias se encuentra en los modelos neoclásicos de equilibrio general con bienes de capital "heterog�neos", como los de DEBREu,ARRow y HAHN, es decir, renunciando a cualquier posibilidad de sumar unos bienes de capital con otros. Pero el precio pagado por esta alternativa fue la exclusión de "la" tasa de interés de tales modelos. Por lo tanto, aspiraron a modelar una economía capir.tlista sin "el" precio del capital (pK), generando otras dificultades, expuestas en particular en la obra de HAHN.Además, cuando se pasa del capital agregado, como millones de "$" reales, a bienes de capital heterogéneos, como edificios y computadores, la sustituibilidad, indispensable para el cálculo de las productividades marginales, empieza a sufrir dificultades, como ]OAN RoBINSON subrayó en un famoso artículo. Tercero. La suma de los pagos a los factores es idéntica al valor agregado producido (VA). Por consiguiente: (pK). K + (p1). T = VA= (PMAK) . K + (PMAT) . T, (ec. 7.4.4.3). No obstante, en los modelos neoclásicos, igual que para el capital, se aspira a reemplazar el "valor" agregado real por el producto "físico", o un índice del mismo, Qx, entendido como una magnitud distinta e independiente de los precios. En consecuencia, además de 7.4.4.3, debería cumplirse: Qx = (PMAK) . K + (PMAT) . T, (ec. 7.4.4.4). Sin embargo, de acuerdo con un famoso teorema matemático, de EuLER, esta condición se cumpliría sólo en el caso particular de "funciones homogéneas de grado uno", cuya traducción en economía significa, rendimientos constantes a escala (si la cantidad de cada factor se dobla, Qx también se dobla, etc.). Es decir, para ajustarse a 7.4.4.4 el modelo debería sacar de consideración los rendimientos crecientes a escala, imponiéndose una fuerte restricción para reflejar al capitalismo desarrollado. Esto explica la focalización de los manuales neoclásicos en las funciones de pro­ ducción Cobb Douglass, sometidas por definición a dicha restricción.Además, la interpretación en términos de valores, en vez de magnitudes físicas, facilitaría la aplicación del modelo al caso de los servicios (para mayor detalle sobre las interpretaciones clásica y neoclásica del modelo, cfr. CUEVAS. La economía clásica en renovación, cit., caps. I y IV). (Por último, la ecuación 7.4.4. 1 podría generalizarse a: PMAKIpK = PMATIp T = PMA "Tierra"/p "Tierra", si se entiende por "tierra" una clase homogénea. Sería incoherente, como indicó WICKSTEED, en 19m, interpretar el paso de una clase de tierra a otra clase distinta como producto marginal de "la" tierra. Diferentes clases de tierra constituirían, entonces, diferentes factores de pro­ ducción). La economía neoclásica 7. 5. 7, EL EQUILIBRIO DE LA FIRMA CON ISOCUANTAS 5. I. LA ISOCUANTA O CURVA DE ISOPRODUCTO Una isocuanta es otra curva de indiferencia. Pero mientras en el caso del co­ sumidor se refiere a un nivel de utilidad constante, la isocuanta se refiere a un nivel de producción constante que la firma deriva del empleo de diversas combinaciones de los factores K y T, como A, B, C en el gráfico 7. 5. 1. Además, así como la curva de indiferencia destaca la sustituibilidad de los bienes para mantener un nivel constante de utilidad, la isocuanta destaca la sustituibilidad de los factores para mantener un nivel de producción constante. Es decir, la isocuanta expresa todas las combinaciones posibles de K y T para obtener un nivel dado y constante de producción. Por lo tanto, los ejes que sirven de referencia a la isocuanta indican las cantidades empleadas por la firma de K y T, en vez de las cantidades de x y y consumidas por el consumidor. La isocuanta de la gráfica 7. 5. 1 representa el nivel constante de producción f¿ de una firma determinada. A diferencia de la utilidad del consumidor, que se considera cardinal por algunos y ordinal por otros, la producción se ha con­ siderado cardinal (500 toneladas, 10.000 unidades, etc.) por todos los modelos, y en consecuencia la isocuanta, a diferencia de la curva de indiferencia, expresa una magnitud particular y no solamente un orden de mayor a menor. GRÁFICO 7.5,1 LA ISOCUANTA 265 266 Teorías económicas del mercado Por lo demás, las propiedades de la isocuanta son idénticas a las de la curva de indiferencia, tomando el cuidado, para interpretar su significado, de reem­ plazar el concepto de utilidad marginal (de cada bien) por el de productividad marginal (de una unidad adicional) de cada factor (supra secc. 7.3.1). En síntesis, su pendiente es negativa, porque para mantener constante la cantidad producida Q.,,, al aumentar el empleo de un factor debe disminuir el empleo del otro factor. Y es convexa por el supuesto de decreciente productividad marginal de cada factor. Esto implica que, para mantener constante el nivel de producción Q,,, al aumentar el empleo de K, sucesivamente de unidad en unidad, es necesario sacrificar cada vez menos unidades de L (la PMA de L aumenta al disminuir su nivel de empleo y la PMA de K disminuye al aumentar el nivel de su empleo. O viceversa). A la cantidad de T que debe sacrificarse a cambio de una unidad adicional de K, para mantener a Qo constante, AT/ AK, se le llama "tasa marginal de sustitución en la producción" entre Ty K, TMSPTK. Y es idéntica a la pendiente de la isocuanta entre dos puntos de la misma (por definición, la pendiente mide el cambio en una variable, A T, con relación al cambio en la otra, AK). Esta pendiente, AT/ AK, también es idéntica a -PMAK / PMAT, pues para mantener el nivel de producción Qo constante, es necesario que el aumento en el producto debido al aumento de K, AK. PMAK, sea igual a la disminución en el producto debida a la disminución de T, -A T. PMAT. Es decir: (AK) . (PMAK) = -(A 1) . (PMAT); AT/AK = -(PMAK! PMAT) 7.5. 2 . EL MAPA DE ISOCUANTAS Así como se usó un mapa de curvas de indiferencia para el consumidor, también se puede usar un mapa de isocuantas para la firma, como muestra el gráfico 7.5.2. Teniendo en cuenta las diferencias de significado, el mapa de isocuantas tiene, por lo demás, propiedades formales idénticas al mapa de indiferencia (supra secc. 7.3.2). En primer lugar, expresa todos los niveles de producción que hipotéticamente podría enfrentar la firma. Por esta razón es un mapa "denso", es decir que por cada punto del plano K - T pasa una isocuanta, aunque el gráfico 7.5.2 ilustra sólo unas pocas. En segundo lugar, las isocuantas más altas (ej., Q4) expresan niveles de producción mayores que las más bajas (ej., Q9), porque en aquellas se utiliza una mayor cantidad de ambos factores, o al menos una mayor cantidad de uno de ellos, dada una utilización igual del otro (supra secc. 7.3.2). La economía neoclásica GRÁFICO 7.5.2 EL MAPA DE CURVAS DE ISOCUANTAS Y tercero, las isocuantas, como las curvas de indiferencia, no se intersectan, pues ello implicaría que una isocuanta fuese simultáneamente superior, igual e inferior a otra, lo cual constituría una contradicción lógica con su propia definición. Finalmente, bajo condiciones competitivas, la firma busca situarse en la isocuanta más alta posible, es decir, producir el máximo posible (lo mismo que el consumidor busca situarse en la curva de indiferencia más alta posible). Esto es así pues, con precios paramétricos, o dados por el mercado, con mayor pro­ ducción la firma obtiene un mayor ingreso (Qx. px). Y con un presupuesto de costos dado, F, mientras mayor sea el ingreso mayores serán sus ganancias ( Gx = Qx . px - F). Entonces, la firma, como el consumidor, tiene una restricción presupuesta} dada para adelantar sus planes o propósitos. 7. 5. 3. LA LÍNEA DE PRESUPUESTO DE LA FIRMA La restricción presupuesta} es idéntica a la del consumidor (supra secc. 7.3.3), sustituyendo los precios de los bienes de consumo por los precios de los factores para producir. Entonces: F=K.pK+ T.pT donde pK ypTson los precios (por unidad) de los factores; Ky Tson las canti­ dades usadas de factores; Fes el presupuesto total. Los precios y el presupuesto 268 Teorías económicas del mercado (F) son datos para la firma competitiva; ésta no puede cambiarlos a voluntad y las únicas variables sujetas a su decisión son K y T. Por lo tanto: T= FlpT-(pK/pT). K (ec. 7.5.3,r) Como se indicó, esta línea tiene como pendiente -pK/pT; intersecta al eje T en el punto ( O,F/p 1) y al eje K en el punto (F /pK, O), lo cual se ilustra en el gráfico 7.5.3. GRÁFICO 7.5.3 LA LÍNEA DE PRESUPUESTO DE LA FIRMA Así, esta línea de presupuesto muestra todas las combinaciones posibles de K y T que la firma puede adquirir como máximo con su presupuesto, F, como los puntos P y Q en el gráfico 7.5.3. 7 . 5 .4. LA TANGENCIA DE EQUILIBRIO DE LA FIR M A Como muestra el gráfico 7.5.4, la isocuanta más alta que puede alcanzar la firma con su línea de presupuesto es �' a la cual es tangente en el punto E. Cualquier otro punto, a la izquierda o a la derecha de E, como los puntos A o B, sólo permite alcanzar isocuantas inferiores a!¿, como Q,, y Q,. Existirían estímulos, entonces, para cambiar cualquiera de estas últimas combinaciones por la combinación de E. Combinaciones como A y B son, pues, puntos de desequilibrio, que estimulan un cambio en la combinación de los factores. La economía neoclásica GRÁFICO 7.5.4 EL EQUILIBRIO DE LA FIRMA EN COMPETENCIA PERFECTA De otro lado, combinaciones como M están por fuera del presupuesto. De esta manera, con el presupuesto dado sólo se maximizan las ganancias en el punto E. Y alcanzado este punto no existirían estímulos para modificar la combinación empleada de los factores. Producir el máximo posible, dado un presupuesto, implica también producir cada unidad de producto al mínimo costo posible (si F = $10' y�= 1 ', el costo de cada unidad eX = $10. Sin = 2', entonces eX = $5; etc.). La maximización � de ganancias en competencia perfecta equivale, entonces, a una maximización de la produccióny a una minimización de costos. Por otra parte, la pendiente de la recta es la misma pendiente de la curva en el punto de tangencia, como en el caso del consumidor. Por lo tanto, en el punto E: pK/pT= PMAKIPMAT (ec. 7.5.4) (En términos formales, si Q = Q(K, T) es la función de producción a maximizar, bajo la restricción F = pK . K + p T . T; se forma el lagrangiano L = Q (K, T) + l (F - pK. K - pT. T);y las primeras derivadas parciales se igualan a cero: dL! dK = dQ! dK - lpK = o; entonces: dQ/ dK = lpK; dL/ dT = dQ! dT - lpT = o; dQ! dT = lp T; por lo tanto: (dQ! dK)l(dQ! dT) = pKIp T; es decir: la pro­ porción de las productividades marginales ( TMSPKT) es igual a la proporción de precios de los factores; dL/ dl = F - pK. K - pT. T = o. Para un máximo, en vez 269 270 Teorías económicas del mercado de mínimo, las segundas derivadas parciales, o condiciones de segundo orden, deben ser negativas: d (dQ! dK) /dK < o; d (dQ! dT)/dT < o. En la práctica, el modelo se ciñe casi siempre a una función Cobb Douglas: Q =A. (K A a) . (T A b). Donde: A= una constante; A indica elevación a la potencia; a> o; b > o; a + b = 1: o sea, rendimientos constantes a escala). Si, por ejemplo, pK aumenta, con todo lo demás constante, entonces el valor absoluto de la pendiente de la línea de presupuesto, pK /p T, aumentaría, lo cual implica en el gráfico 7.5.4 una rotación de la línea hacia la izquierda, sobre el punto fijo F/p T. (F/p T no cambia porque tanto F como p T permanecieron constantes). 7. 5 . 5 . LA ELECCIÓN DE TÉCNICAS POR LA FIRMA Al rotar en tal dirección, la tangencia se desplaza hacia la izquierda, sobre una isocuanta más baja (gráfico 7.5.5). Es decir, el empleo de K disminuiría ante el aumento de su precio relativo, con el presupuesto F constante. ( Y el de T aumentaría). Puede deducirse, entonces, que la intensidad del empleo de un factor varía inversamente con el movimiento de su precio relativo. En conse­ cuencia, para producir un bien x, la firma enfrenta una elección de distintas tecnologías, identificadas por su grado de "intensidad" en cada uno de los fac­ tores. (Distintos puntos o combinaciones de los factores sobre las isocuantas). Por ejemplo, tecnologías muy intensivas en capital, como la producción de maíz con cosechadoras mecánicas gigantes, o muy intensivas en trabajo, mediante la utilización de palas y azadones manuales. Y entre tales alternativas de tecnología elegiría una, de acuerdo con los precios relativos de los factores. Tal rotación también suele ser usada para obtener la función demanda por un factor de producción, con pendiente negativa. Es decir, al aumentar el precio del factor, dado un presupuesto constante, la firma demandaría menor empleo del mismo y mayor empleo de los otros. Un corolario importante surge para el comercio internacional. Si un país A tiene salarios menores que otro B, entonces PMAT(,A) < PMAT(_B). Por lo tanto, en un equilibrio competitivo de máxima eficiencia, A está empleando el factor trabajo en forma más intensiva que B. Es decir, con libre comercio y una di­ visión internacional de mínimo costo, A se especializa en (exporta) productos más intensivos en trabajo. Por el contrario, pK(B) < pK(A), entonces PMAK(B) < PMAK(A). Por lo tanto, en el equilibrio de mínimo costo, B está empleando más intensivamente el capital que A. En consecuencia, B se especializa en (exporta) productos más intensivos en capital. Este resultado, derivado del modelo neoclásico, se conoce como la Teoría Heckscher-Ohlin del comercio La economía neoclásica internacional (Eu HEcKSCHER, 1919; BERTIL ÜHLIN, 1933. Supra secc. 4.11. Infra secc. 10.7). GRÁFICO 7.5.5 CAMBIO EN LA ELECCIÓN DE UNA TÉCNICA Estas conclusiones figuran entre las más estratégicas del modelo neoclásico y su importancia es difícilmente exagerable. Sin embargo, parece conveniente tomar en cuenta lo siguiente. Primero. Se tornan incoherentes con respecto al capital agregado si se insiste en usar este concepto en el sentido neoclásico, es decir, como una magnitud agregada independiente de los precios (infra secc. 10.5.4). Si esta noción agregada es u.sada, se podrían encontrar las famosas "reversiones": el precio del capital cae y, no obstante, se eligen técnicas menos intensivas en capital y más intensivas en trabajo (SRAFFA, 1960; SAMUELSON, 1966). Segundo. En una economía en crecimiento el presupuesto, F, no es estático, pues va aumentando con la acumulación de capital. Por lo tanto, los impactos sobre la "intensidad" podrían afectar más bien a la tasa de crecimiento del empleo de un factor, en vez del nivel de su empleo absoluto. Tercero. Es necesario considerar los impactos de los ingresos de los vendedores de los factores sobre la demanda agregada de la economía. Estos impactos, bajo determinadas condiciones, como argumentó KEYNES, podrían tener un peso determinante. Entonces, los niveles de empleo, en particular del trabajo, estarían codeterminados por variables exógenas a las consideradas sobre el mapa de isocuantas. Estas últimas, en otros términos, carecerían de exhaustividad. En tal caso, la condición de equilibrio sobre el mapa de isocuantas permanecería correcta, pero no existiría una dinámica de 271 272 Teorías económicas del mercado causalidad de los precios de los factores hacia el nivel de empleo. Más bien, aquellos se ajustarían de acuerdo con este último (infra secc. 8.7). 7.6. 7.6. 1. LA FIRMA EN EL MERCADO COMPETITIVO EL COSTO MARGINAL CRECIENTE DE LA FIRMA En el "corto" y "mediano" plazo no todos los factores de la producción son variables. Se puede aumentar la cantidad empleada de un factor, pero bajo la restricción de que al menos la cantidad de otro factor permanece fija. En el "largo plazo" todos los factores de la producción son variables, es decir, todos pueden aumentar o disminuir, sin que alguno permanezca fijo. Sin embargo, en las exposiciones más populares del modelo neoclásico el largo plazo es una peculiar sucesión de cortos plazos.Así, en el corto plazo el tamaño de la planta (edificios, equipos) es fijo, mientras en el largo plazo es variable. No obstante, después de que la firma ha seleccionado, en el largo plazo, el tamaño de la planta, empieza a operar con esta planta fija, como en el corto plazo. De acuerdo con esta interpretación, el costo marginal ( CMA) en el largo plazo no es el costo de producir una unidad adicional con todos los factores variando (como podría suponerse de su definición en primera instancia de largo plazo), sino el costo de producir una unidad adicional con un factor variable y al menos otro factor fijo, que no puede aumentar ni disminuir después de haber seleccionado el tamaño de la planta. Con tal enfoque, la diferencia entre el "CMA de corto plazo" y el "cMA de largo plazo" no radica en la variabilidad de los factores, pues en ambos casos hay factores fijos, sino en la libertad de elegir el tamaño de la planta. De acuerdo con lo anterior, la productividad marginal del factor variable sería siempre decreciente (supra secc. 7 .4.2). O, en otras palabras, el costo marginal para producir una unidad adicional de x, CMAx, sería siempre creciente (en el ejemplo de la sección 7 .4, va cayendo el PMAk: rn; 8; 6, etc.Y pK = $5. Entonces el gasto marginal en K por unidad de producto va aumentando: $5/ rn; $5/8; $5/6; ... etc). Como se verá, este planteamiento, definiendo el largo plazo de manera tan peculiar, restringe el modelo neoclásico usual a funciones de ofer­ ta con pendiente positiva, exclusivamente. Como se ha señalado, MARSHALL constituyó una gran excepción en este respecto, planteando funciones de oferta con pendiente negativa, no sólo en su obra más famosa, Principios de economía, de 1890, sino como implicación de su último y monumental tratado sobre la empresa en gran escala y sus rendimientos crecientes, Industry and Trade, de 1916, enfrentando las respectivas consecuencias (sobre las funciones de oferta con pendiente negativa, cfr. Fundamentos, cap. décimo). La economía neoclásica Otra alternativa para obtener un costo marginal creciente suele suponer rendimientos decrecientes a escala, pero entonces se viola K.PMAK + T.PMAT = Q; K.pK + T.p T = Ingresos totales de la firma = Qpx (Teorema de Euler). El costo marginal creciente para producir una unidad adicional de x, CMAx, se ilustra en el gráfico 7.6.1. GRÁFICO 7.6.1 EL COSTO MARGINAL CRECIENTE El gráfico 7.6.1 ilustra, pues, cómo en un nivel de producción Q. producir una unidad adicional de x costaría más (CMA) que en el menor nivel de producción Q.,, (CMAo), es decir, el principio del costo marginal creciente. 7.6 . 2 . EL INGRESO MARGINAL DE LA FIRMA EN EL MERCADO COMPETITIVO Una empresa compitiendo con muchas otras vería la demanda por su produc­ ción como la del gráfico 7.6.2. Es decir, como una línea horizontal, o totalmente elástica, porque sus cantidades producidas serían insignificantes dentro del total. Por lo tanto, carece de influencia para alterar el precio variando sus cantidades producidas. En otras palabras, se trata de un precio paramétrico. Ejemplo: dx: px: Yt: 11 12 13 I4 15 16 IO IO IO IO IO IO IIO 120 130 140 150 160 273 274 Teorías económicas del mercado Yme: Yma: IO 10 IO 10 10 IO 10 10 10 10 10 donde dx es la cantidad vendida por sólo tal empresa; px es el precio; Yt = d.1· . px es el ingreso total para la empresa; Yme = Ytl dx es el ingreso medio por unidad vendida; Yma = AYtlAdx es el ingreso marginal o adicional por cada unidad adicional vendida. Como se observa, para una una empresa individual en el caso de perfecta competencia: px = Yme = Yma = constante. GRÁFICO 7.6.2 EL "YMA" DE LA FIRMA EN COMPETENCIA PERFECTA Precio x; YMA Po 1----------------px = o YMA cantidad producida de x En síntesis, el aumento del ingreso total por cada unidad adicional producida de x es el ingreso marginal (YMAx). Y para la firma en un mercado de perfecta competencia este ingreso marginal es constante, cuando cambian las cantidades producidas. 7.6 . 3. EL "CMA", EL "YMA" Y EL EQUILIBRIO COMPETITIVO DE LA FIRMA El eje vertical del gráfico 7.6.3 mide el costo marginal y el ingreso marginal de la firma, para diferentes niveles de producción de x, los cuales se miden en el eje horizontal. La comparación entre el CMAx y el YMA indica que la firma carecería de incentivos para producir cantidades mayores que Qo, es decir, para situarse en niveles de producción a la derecha del punto E. En tal caso, el CMA de cada unidad adicional producida sería mayor que el YMA obtenido al vender La economía neoclásica tal unidad adicional (px = Po). Por ejemplo, en el nivel de producción Q1, el CMA es mayor que el YMA en la magnitud AB, ya que el punto A indica el YMA correspondiente al nivel Q1 mientras que el punto B indica su correspondiente CMA. Por lo tanto, la firma incurriría en una pérdida neta (costo mayor que in­ greso) por cada unidad producida de x más allá de la cantidad Qo (punto E). En el hipotético caso de una producción mayor que Qo, a la derecha de E, la firma, entonces, no estaría obteniendo la máxima ganancia posible, pues obtendría pérdidas por cada unidad producida más allá de Qo, y al eliminar estas pérdidas podría aumentar sus ganancias totales. En tales condiciones, la firma estaría en "desequilibrio" porque tendría un estímulo para disminuir su producción. GRÁFICO 7.6.3 De otro lado, en niveles de producción menores que Qo, a la izquierda de E, el rMA sería mayor que el CMA para cada unidad adicional producida de x. Esto constituiría un estímulo para aumentar la producción de x, pues se obtendría una ganancia neta adicional por cada unidad adicional producida de x. Por ejem­ plo, en el nivel de producción Q2 el YMA es mayor que el CMA, en la magnitud CD. Y, así, para cada nivel de producción menor que Qo, a la izquierda de E, ocurre que YMA > CMAx; y, por tanto, la firma podría aumentar sus ganancias totales aumentando la producción, pues obtendría una ganancia adicional por cada unidad adicional producida. En síntesis, tampoco se obtendría la máxima ganancia posible con un nivel de producción menor queQo, pues en tal situación las ganancias totales podrían aumentar si se aumenta la producción. 27 5 276 Teorías económicas del mercado En conclusión, el único nivel de producción donde se obtiene la máxima ganancia posible es Qo, correspondiente al punto E, de intersección de las curvas de YMA y CMAX, o sea donde el YMAX = CMAX (ec. 7.6.3.1). Y tal nivel Qo es también el nivel de equilibrio para la firma porque, después de alcanzado, no tiene estímulos para aumentar o disminuir la producción, y porque cualquier otra situación genera un incentivo para moverse hacia tal nivel. Por otra parte, como se ha visto, bajo condiciones de competencia perfecta, el YMA es idéntico al precio del producto (px) (supra secc. 7.6.2). Por lo tanto, en equilibrio competitivo: YMAX = CMAX = px (ec. 7.6.3.2) 7.6.4. LA FUNCIÓN DE OFERTA NEOCLÁSICA PARA UNA FIRMA INDIVIDUAL GRÁFICO 7.6.4 LA FUNCIÓN DE OFERTA NEOCLÁSICA PARA UNA FIRMA INDIVIDUAL Si, partiendo del gráfico 7.6.3, px aumenta, los puntos de equilibrio de la firma se desplazan tal como muestra el gráfico 7.6.4. Es decir, para guardar el equilibrio, YMA = CMA, la firma aumentaría la cantidad producida ( de Qo a Q1 a Q2) a medida que aumenta px, a lo largo de la curva de costo marginal. En La economía neoclásica otros términos, la curva de costo marginal dice cuál es la cantidad que la firma estaría dispuesta a producir a los diversos precios, o sea que constituye la misma función de oferta neoclásica para una firma individual. De otro lado, cada cantidad determinada por esta función de oferta (Qo,Q1, Q2, etc.) corresponde a un punto óptimo (E, E', E', etc.), respectivamente, por lo cual la función de oferta neoclásica representa un conjunto de óptimos en la producción. (Cada punto E es una solución de mínimo costo ). 7.6.5 . L A FUNC IÓN DE OFERTA D E L MER C A D O La función de oferta en el mercado de x se obtiene sumando, para cada nivel dado del precio, como pxo = 10, px1 = 12, px2 = 8, etc., la producción de x realizada por todas las firmas. Claro está, un único precio competitivo de mercado para todos los producto­ res,px, unido a la condición de igualdad de este precio con el costo marginal de cada firma, termina implicando costos marginales idénticos para todas las firmas que producen x. El modelo neoclásico se restringe, entonces, al supuesto de que todas las firmas son idénticas dentro de cada industria. Es decir, supone a una sola firma como "representativa" de las demás. Y multiplicando su producción por el número de firmas obtiene su oferta de toda la industria. Por ejemplo: "como todas las empresas tienen la misma curva de oferta, si hay 2 en el mercado, la cantidad total ofrecida es exactamente el doble que si hay 1; si hay 3, la cantidad ofrecida es exactamente el triple, y así sucesivamente" (VARIAN HA L.Microeconomía intermedia. Un enfoque moderno, Barcelona, Bosch, 1986). " ... la simetría[ ...] sugiere[ ...] que[ ...] hay un 'productor representativo'[ ...] (como) si una sola firma competitiva operara todos los conjuntos individuales de producción, digamos, bajo una misma gerencia" (MAs-CoLLEL ANDREU et ál. Microeconomic Theory, Oxford U. P., 1995, secc. 5E). Para pasar de la oferta de una firma individual a la oferta agregada de todas las firmas en el mercado de x, entonces, el modelo neoclásico suele hacer abstracción de las diferencias entre empresas, destacadas por RICARDO , MILL y especialistas contemporáneos sobre el tema, como CoASE, ALCHIAN, DEMSETZ, LEIBENSTEIN, NELSON, WILLIA MSON o MYERS (CUEVAS. La empresa y los empresarios en la teoría económica, Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 2006). Como en el caso de los consumidores, para llegar a la función agregada de oferta en el mercado de x, sin caer en la paradoja de ignorar las evidentes dife­ rencias posicionales, técnicas, organizativas y administrativas entre empresas parece, entonces, inevitable corregir algunos postulados del modelo neoclásico convencional (cfr. Fundamentos, cap. 10 ). 277 278 Teorías económicas del mercado 7 . 7. LA EFICIENCIA DEL MERCADO COMPETITIVO 7 . 7 . 1. ÓPTIMO SOCIAL EN EL CONSUMO Volviendo al equilibrio del consumidor, UMAxl UMAy = pxl py (ec. 7.2.4.1; 7.3.4.1). Y, teniendo en cuenta que los precios son paramétricos, dados por el mercado sin distinción para todos los n consumidores, 1, 2, 3, ... n: px/ py = UMAX (1)/uMAy ( 1) = UMAX (2)/UMAy ( 2) = UMAX (3)/UMAy (3) = ... (ec. 7.7.1.1) UMAX (n)!UMAy (n) Condición denominada "Óptimo de Pareto en el consumo" ( OPC). Postula, claro está, un óptimo colectivo, pues cada uno de los consumidores, 1, ... n, habría alcanzado su propio óptimo, o la máxima utilidad posible, dado su ingreso dis­ ponible. Y así sucesivamente para todas las parejas posibles de bienes. Un óptimo de Pareto en el consumo implica, entonces, la igualación de la relación de las utilidades marginales de los bienes para todos los consumidores, según indica la ecuación 7.7.1.1. (Mantener esta condición cuando los ingresos cambian implica, como se ha visto en la sección sobre la demanda colectiva del mercado, restringir el modelo al caso de consumidores idénticos, o sea de "un consumidor representativo"). Si tal igualación no se produjera, entonces al menos uno de los consumi­ dores, en este modelo, no estaría obteniendo la máxima satisfacción posible con su ingreso disponible (su UMAx!UMAy diferiría depx/py). En tal caso, la situación podría mejorar al menos para una persona, sin desmejorar la situación de alguien más. En otras palabras, en una situación sin OPC sería posible para alguien mejorar su nivel de utilidad simplemente cambiando la composición de su consumo, sin gastar más, pasando de un punto como B al punto E sobre la misma línea de presupuesto en el gráfico 7.3.5. En contraste, en una situación con OPC nadie podría mejorar su nivel de utilidad sin gastar más (es decir, sin disponer de un mayor presupuesto). Esto implicaría, con un ingreso social dado, que al menos otra persona vería desmejorada su posición de utilidad (vería disminuido su ingreso). Tales situaciones suelen ser ilustradas con una "caja de Edgewor­ th", como en la gráfica 7.7.1. Simplemente, un gráfico como el 7.3.4 para un consumidor A ha sido complementado con otro igual, pero invertido, para un consumidor B. Entre los dos agotan el presupuesto disponible para adquirir los bienes x, y. Por lo tanto, puntos como Po Qserían ineficientes, pues al pasar de P a E el consumidor A permanecería sobre la misma curva de indiferencia QoA, sin empeorar, mientras el consumidor B mejoraría al pasar de su curva de La economía neoclásica indiferencia Q2B a la curva QJn, con mayor utilidad para él. Por el contrario, resultaría imposible que estando en E alguien mejorara sin empeorar a otro. El conjunto de puntos como E, E', E" es entonces un conjunto de óptimos de Pareto y recibe el nombre de "curva de contrato". Como se observa, corresponde a los puntos de tangencia entre las curvas de indiferencia de los dos consumidores. GRÁFICO 7.7.1 LA CAJA DE EDGEWORTH X B Q2 QoA Q1A P y A E'' E' y E QoB Q3B A Q Q1 B Q2B X En síntesis, en una situación de óptimo de Pareto es imposible mejorar la si­ tuación de1alguien sin desmejorar a otros. Es evidente, entonces, que este concepto de óptimo deja la distribución del ingreso por fuera de consideración. Es decir, toma como un dato el ingreso de cada consumidor, aunque para unos implique pobreza y para otros abundancia, absteniéndose de formular conclusiones sobre el nivel de "utilidad social" si la distribución del ingreso cambiara. Así, la condición sería óptima tanto para un consumidor con $1 diario (su máxima utilidad alcanzable con ese presupuesto), como para otro con $1 millón. Esto resulta del postulado de ordinalidad de la utilidad y ha generado ulteriores complicaciones, reflejadas en los "principios de compensación" de SCITOVSKY, los "contornos" de BERGSON, el "precio justo" de GRAAF, las "curvas sociales de indiferencia", el "teorema de imposibilidad" de ARRow y el enfoque de public choice, como se verá. Cabe recordar, no obstante, que otra corriente neoclásica principal, aunque impopular entre los manuales, siguió la tradición cardinalista de BENTHAM, hasta 279 280 Teorías económicas del mercado y otros. Dentro de tal corriente, el crítico más sistemático y frontal contra las ideas paretianas sobre la distribución fue PIGou, en su Economía del bienestar. De todas maneras, como se mostró en la sección 7.2, la misma condición de optimalidad de los consumidores es deducible en forma cardinal. Pero, con este enfoque, la optimalidad social requiere ajustes por la distribución. Por último, como se desprende de la sección 7. 3. 6, la optimalidad paretiana se restringe al caso de consumidores siempre idénticos entre sí (o con un consu­ midor representativo), dada su igualación de las tasas marginales de sustitución de todos los individuos. HARSANYI 7.7.2. ÓPTIMO SOCIAL EN LA PRODUCCIÓN Volviendo a la ecuación 7.6.3.2, CMAx = px, para las firmas que producen xen competencia perfecta; CMAy = py, para las que producen y. En consecuencia, para cualquier pareja de bienes y para todas las firmas: CMAX / CMAy = px/ py (ec. 7.7.2.1) Si la condición 7. 7.2. 1 cubre a todas las firmas y a todos los bienes de manera simultánea, con igualdades similares entre precios y costos marginales para toda pareja de productos que pueda formarse, suele definirse como un "óptimo de Pareto" en la producción. (Como se ha visto en la sección sobre la oferta colec­ tiva en el mercado, tal condición restringe el modelo al caso de firmas idénticas dentro de la misma industria, o sea de "una firma representativa"). En tal situación cada firma estaría utilizando los "factores de producción" en las combinaciones que permiten obtener la máxima producción posible, según se vio sobre el equilibrio de la firma. Por lo tanto, resultaría imposible aumentarla cambiando la combinación de los factores, sin aumentar el presupuesto o costo total de varias o al menos una de las firmas, como en desequilibrio. En cambio, con cualquier firma en desequilibrio (PMAKlpK < PMA!pT; PMAK! pK > PMA! p 1), la producción podría aumentar sin aumentar su presu­ puesto o costo total, cambiando simplemente su combinación de factores. Es decir, moviéndose a lo largo de la misma línea de presupuesto y pasando de un punto como B al punto E en el gráfico 7.5.4, lo cual le permitiría alcanzar una isocuanta más alta, es decir, un nivel mayor de producción. Con cada firma en equilibrio la producción social sería pues máxima, dado un presupuesto total de costos. Así, las fuerzas libres del mercado competitivo, con cada firma buscando su máximo beneficio, se encargarían de generar la La economía neoclásica situación más eficiente posible desde el punto de vista de la asignación de los recursos productivos, lo cual plantea con nuevos elementos el paradigma de la mano invisible de QUESNAY y SMITH. Por consiguiente, tal condición se considera óptima. Y se le ha bautizado "de Pareto" para involucrar el énfasis de este autor en que, bajo tal situación de máximos, ninguna firma podría mejorar su producción sin empeorar la producción de al menos otra firma. Pues tal aumento sólo podría lograrse con un incremento de su propio presupuesto para gastar en factores, lo cual tendría que disminuir el presupuesto de otras firmas, dado un presupuesto social de recursos plenamente empleados. En contraste, una firma en desequilibrio podría mejorar su producción sin aumentar su presupuesto, simplemente cambiando su propia combinación de factores, y sin empeorar la producción de otras firmas. 7, 7, 3. EL ÓPTIMO GENERAL Si los consumidores maximizan su utilidad, UMAx!UMAy = px/py, y simultá­ neamente las firmas competitivas maximizan sus ganancias, CMAx/ CMAy = px / PY, resulta: UMAX / UMAy = px/py = CMAX/ CMAy. Es decir: UMAx!uMAy = CMAXICMAy (ec. 7.7.3.1) Si la condición 7.7.3.1 cubre a todos los consumidores, a todas las firmas y a todos los bienes de la economía, se le denomina un óptimo general de PARETO. Y, claro está, con ello se indicaría que nadie, consumidor o firma, podría mejorar sin empeorar a otro. Por consiguiente, cada quien estaría haciendo el mejor o más eficiente uso posible de los recursos bajo su comando. Debe recordarse, no obstante, que si la ordinalidad fuese sustituida por la cardinalidad, la popular noción de optimalidad social de PARETO resultaría sustituida por la noción neoclásica alternativa, de Pmou por ejemplo, con lo cual la condición 7.7.3.1 sería necesaria pero insuficiente para definir un máximo social, pues faltarían los ajustes por distribución en el consumo. Para subrayar la significación de la condición 7.7.3.1 quizá valga la pena observar las consecuencias de su incumplimiento. Si UMAx/ UMAy > CMAx/ CMAy, entonces UMAxlcMAx > UMAylcMAy, (desig. 7.7.3.2). Esto significaría que, al menos para algún consumidor, la utilidad adicional derivada de cada peso ($1) adicional gastado por la sociedad en incrementar la producción de x, ( UMAx/CMAx), sería mayor que la utilidad adicional derivada de cada peso ($1) adicional gastado por la sociedad en incrementar la producción de y, 28 r 282 Teorías económicas del mercado ( UMAy/ CMAy). Por consiguiente, la sociedad podría aumentar el nivel de satis­ facción de los consumidores si disminuye el gasto en la producción de y para aumentarlo en la producción dex. En este caso, por cada peso ($1) transferido de la producción dey haciax, la ganancia en utilidad por consumir más .t· sería mayor que la pérdida de utilidad por dejar de consumir algo de y, ( UMAx! c.4q¡ > UMAy/ CMAy). Se obtendría, entonces, una ganancia neta de utilidad por cada peso ($1) transferido de la producción dey hacia la dex. Por el contrario, si UMAx! UM.1J! < CMAxlCM.1JI, entonces UMAx! CMAx < u,1uy/ cMAy, (desig. 7.7.3.3). Esto significaría que, al menos para algún consimidor,la utilidad adicional derivada de cada peso ($1) adicional gastado por la sociedad en incrementar la producción dex, (uMAxlcMAx), sería menor que la utilidad adicional derivada de cada peso ($1) adicional gastado por la sociedad en incre­ mentar la producción dey, (uM.1J!ICMAy). Por consiguiente, la sociedad podría aumentar el nivel de satisfacción de los consumidores si disminuye el gasto en la producción dex para aumentarlo en la producción de y. En este caso, por cada peso ($1) transferido de la producción dex hacia y, la ganancia en utilidad por consumir másy sería mayor que la pérdida de utilidad por dejar de consumir algo dex, (uMAx! CMAx < UMAJJI CMAy). Se obtendría, entonces, una ganancia neta de utilidad por cada peso ($1) transferido de la producción dex hacia la dey. 1 7 . 7 .4 . EQUILIBRIO ENTRE OFERTA Y DEMANDA COMO DOBLE ÓPTIMO SIMULTÁNEO Si el mercado se estableciera en un punto como A, con el precio Po y la cantidad ofrecida Qo, se daría un óptimo por el lado de la produción pues A está sobre la curva de oferta. Es decir, en ese punto CMA = YMA , como se vio en la sección 7.6.4. Pero faltaría el óptimo por el lado del consumo, pues los consumidores no estarían dispuestos a comprar esa cantidad Qo al precio Po sino tan sólo al precio P1. Es decir, el precio Po es excesivo frente de la utilidad marginal deri­ vada de Qo. Al precio Po los consumidores sólo demandan Q1, como indica la función Dx. En otros términos, se genera el exceso de oferta CA, forzando una baja del precio por la competencia entre vendedores. Si el precio cae hasta el nivel determinado por un punto como B (por debajo de E), se daría un óptimo en el consumo, pues B pertence a Dx, y todo punto de la función demanda es un óptimo, como se vio en la sección 7.3.5. Pero no se daría un óptimo en la producción porque el CMA de Qo excedería al precio P1 en la distancia AB. La economía neoclásica GRÁFICO 7.7.4 EQUILIBRIO DEL MERCADO COMO DOBLE ÓPTIMO Px Ox Po C A E P1 B Dx 0�--�------�--� Q1 Qo El resultado sería un exceso de demanda, forzando un alza del precio por la competencia entre demandantes. En síntesis, cuando el precio está por encima de E la competencia lo lanza hacia abajo, y cuando está por debajo de E lo lanza hacia arriba. Es decir, las fuerzas libres del mercado competitivo encauzan todo el movimiento hacia E. Cuando este punto es alcanzado, se daría un óptimo simultáneo en la producción y en el consumo, porque E pertenece tanto a la función oferta como a la función demanda. De hecho, E es el único punto con tal característica, en el cual se intersectan las funciones de oferta y demanda, sin generar excesos de demanda ni de oferta. En la medida en que todos los mercados trabajen de esta manera, la igualdad de la oferta y la demanda garantizaría la simultaneidad del doble óptimo a nivel general de toda la economía. (Sin embargo, como ya se ha señalado, tal exposición queda sujeta en este modelo a la restricción de consumidores idénticos y firmas idénticas dentro de cada industria). Así, una versión del laissez-faire de los fisiócratas y de la "mano invisible" de SMITH llegó a encontrar un desarrollo en el modelo neoclásico del equilibrio. Por ejemplo, sobre la eficiencia, PAUL SAMUELSON declaró: "Junto con mi gran amigo ABRAM BERGSON, de Harvard, he tratado de entender qué se supone que maximiza la 'mano invisible' de ADAM SMITH" (discurso Nobel, 1970). Y FRIEDERICH VON HAYEK añadió: "Apenas empezamos a entender cuán sutil es el sistema de comunicación en que se basa el funcionamiento de una sociedad industrial avanzada; un sistema de comunicaciones que llamamos el mercado y 283 284 Teorías económicas del mercado que resulta ser un mecanismo para el procesamiento de información dispersa más eficiente que cualquier otro mecanismo diseñado deliberadamente por el hombre" (discurso Nobel, 1974). Por otra parte, en virtud del mismo proceso, el modelo neoclásico arribó a la formalización de una teoría sobre las "fallas" del mercado para conducir a una situación de máxima eficiencia. Sus principales conclusiones al respecto deben ser abordadas, entonces, como parte fundamental de su cuerpo teórico. 7.7. 5. EL EXCEDENTE DE CONSUMIDORES Y PRODUCTORES El área encerrada bajo la función de la demanda y la línea horizontal que marca el precio de equilibrio (PE) fue denominada por MARSHALL "excedente de los consumidores" (gráfico 7.7.5), pues mediría la diferencia entre el precio que estarían dispuestos a pagar los consumidores y el que de hecho pagan. Corno se ha visto (seccs. 7.2.4 y 7.3.4), el precio de mercado sería equivalente a la utilidad marginal de la última unidad consumida del bien, digamos la vigésimo sexta, mientras la utilidad marginal de cada una de las 25 unidades anteriores es mayor, según el principio de la utilidad marginal decreciente. GRÁFICA 7.7.5 EXCEDENTE DE CONSUMIDORES Y PRODUCTORES Px Px Qx Qx PE Pp O Dx QX Dx o Q Excedente de los consumidores • Excedente de los productores � Pérdida conjunta De manera análoga, denominó "excedente de los productores" al área encerrada entre la función creciente de oferta y la línea horizontal del precio de equilibrio. x La economía neoclásica Es decir, los productores recibirían un precio de mercado igual al costo marginal de la última unidad producida, pero serían menores sus costos marginales sobre la penúltima unidad producida y sobre todas las unidades anteriores. La suma de los dos excedentes mediría, entonces, las ventajas conjuntas de concurrir en un mercado competitivo, y suele utilizarse como un indicador sobre los cambios de eficiencia. Por ejemplo, si se fijara un precio político (Pp) por debajo del precio de equilibrio, las cantidades producidas disminuirían, de acuerdo con la función de oferta. En otros términos, un nuevo punto sobre la función de oferta, con precio y producción menores, o sea a la izquierda del equilibrio competitivo, determinaría la nueva situación. Al evaluar las nuevas áreas, los productores perderían lo ganado por los consumidores, pero habría además una pérdida del excedente conjunto (igual al triángulo entre la línea vertical qué marca la nueva cantidad producida, la función demanda, la función oferta y el punto E de equilibrio competitivo). Esta sería, entonces, una medida de la pérdida de eficiencia por tal imposición. Algunos manuales presentan este resultado como si fuese exhaustivo, pero debe subrayarse que un conjunto de variables relacionadas se supone bajo condiciones ceteris paribus. En particular, se dejan de lado los efectos sobre la distribución del ingreso, sobre la demanda agregada de la economía, sobre los costos políticos o institucionales y sobre otras consecuencias estratégicas como, por ejemplo, en situaciones de guerra. Además, para poder agregar los excedentes debe rechazarse el postulado de ordinalidad de las funciones de utilidad, lo cual pocas veces se explicita, generando una incoherencia. En algunos capítulos presentan tal agregación como científicamente ilegítima mientras, en otros, proceden a aplicarla sin explicación alguna. 7.8. LAS FALLAS DEL MERCADO Y SU RECTIF ICACIÓN 7. 8. I. DIV ERGENCIAS DE COSTOS PRIVADOS Y COSTOS SOCIALES En grandes rasgos, la teoría neoclásica encuentra que un mercado libre puede fallar en conducir a la economía hacia un estado de máxima eficiencia debido a dos tipos generales de causas: "externalidades" e imperfecciones competitivas. La "externalidad" esencial en la producción es la falta de coincidencia, en algunos casos, entre el costo privado y el costo para la sociedad. Es decir, en el caso de la firma, la minimización de costos dejaría por fuera de consideración algunos costos sociales. 285 286 Teorías económicas del mercado El ejemplo típico es la contaminación ambiental. Puede ser que el enve­ nenamiento del aire o del agua por los desechos industriales, en ausencia de regulaciones especiales, nada le cueste a la firma, ni figure en sus libros de con­ tabilidad como costo. Pero, la restitución del ambiente a condiciones adecuadas, o el subsanamiento de los perjuicios causados, pueden tener para la sociedad un costo positivo. En estos casos, el costo marginal privado es menor que el costo marginal social de producir una unidad adicional de, digamos, x: CMAPx < CMASx. Al igualar el CMAPx con el ingreso marginal (secc. 7.7.3), se obtendría, entonces: UMAX / UMAy = px/py = CMAPX / CMAy; UMAX / UMAy = CMAPX / CMAy. Pero CM,JP,\' < CMASx, según se ha supuesto. Por lo tanto: CMAPx!CMAy < CMASx!CMAy. Y en consecuencia: UMAX / UMAy < CMASX / CMAy; UMAX / CMASX < UMAy / CMAy Como se explicó en la sección 7.7.3, esta desigualdad corresponde a una asig­ nación ineficiente de los recursos, pues no permite obtener la máxima utilidad posible para la sociedad. Esta podría obtener un mayor grado de utilidad, al menos para algún consumidor, produciendo menos x y más y, con el mismo presupuesto. La falla sería remediable, claro está, si se dispusiera de un medio para hacer coincidir el costo privado de las firmas (cMAPx) con el costo social (cMAsx), es decir, para eliminar el efecto "externo", o para "internalizar" el costo social faltante dentro del costo privado. Una alternativa sería un impuesto indirecto sobre cada unidad producida de x, equivalente a dicho faltante, conocido como impuesto "pigouviano", en memoria del análisis de P1Gou al respecto. Por ejemplo, los impuestos sobre cada litro vendido de gasolina. Sin embargo, en algunos casos el instrumento tributario podría resultar poco flexible y eficiente, debiendo atacarse la externalidad en su fuente directa, mediante regulaciones públicas especiales, como obligatoriedad de filtros, pro­ hibición de ciertas sustancias o procedimientos, y cuotas de contaminación (cfr. W BAUMOL. Teoría de la política económica ambiental, Barcelona, Bosch, 1982). Como se indicó, las "externalidades" de costos fueron expuestas por ADAM SMITH, con respecto a los recursos humanos (supra secc. 3.9; cfr. Fundamentos, secc. 6.5). Sobre esto, los modelos neoclásicos suelen hacer omisión, concen­ trando sus énfasis en los recursos naturales. La economía neoclásica 7. 8. 2. "BIENES PÚBLICOS" Y DE CONSUMO COLECTIVO El consumo individual de algunos bienes no obstaculiza su consumo por parte de otros individuos, como podría ser el caso de un parque recreativo cuyo uso permite derivar una utilidad para muchas personas simultáneamente. En su extremo puro, sin "rivalidad" por su consumo, y sin "exclusión" de quienes deseen usarlos, suelen denominarse "bienes públicos". De esta manera, la sa­ tisfacción derivada por un consumidor no disminuiría la satisfacción derivada por otros. (En el otro extremo, sobre un bien privado puro, como un almuerzo, se daría "rivalidad", pues su consumo por un individuo impediría el de otros, y "exclusión", pues no hay acceso social gratuito o libre a las cocinas de restau­ rantes y hogares). En otras palabras, la utilidad marginal social de un "bien público", digamos x, es mayor que su utilidad marginal privada, obtenida por un solo consumi­ dor individual (UMASx > UMAPx). La externalidad en el consumo equivaldría, entonces, a la utilidad social dejada por fuera de consideración en el cálculo individual. Al igualar cada consumidor su UMAPx con el precio, px, para maximizar (secc. 7.2), se obtendría, entonces: UMAPXIUMAy = px/py = CMAx!CMAy; UMAPXIUMAy = CMAx!CMAy En consecuencia: UMASxluMAy > UMAPx!uMAy; UMASx!UMAy > CMAXICMAy; UMASXf CMAX > UMAy/ CMAy Como se vio en la sección 7.7.3, esta desigualdad correspondería a una situa­ ción ineficiente, pues la sociedad podría incrementar la utilidad sin aumentar el gasto total sólo si sustrajera recursos de la producción de y para aumentar la producción de x, pues UMASx!CMAx > UMAsy/ CMAy. Se genera porque cada consumidor alcanza su equilibrio pensando sólo en su propia utilidad individual, cuando se trata de un bien con una utilidad colectiva mayor, como en "el dilema de los prisioneros" (cfr. Fundamentos, secc. 6. 10 ). En otras palabras, si el mercado se abandonara a sus propias fuerzas, los "bienes públicos" serían producidos en cantidad inferior a la que podría y de­ bería producirse para alcanzar el óptimo social, debido a insuficientes incentivos privados, como MlLL subrayó. 287 288 Teorías económicas del mercado Sobre estas bases, la intervención del Estado para garantizar la provisión de tales bienes entra en el modelo neoclásico como una alternativa para lograr la máxima eficiencia. No obstante, dentro de este contexto, los alcances específicos de tal intervención para la producción de bienes como la legislación, la justicia, la defensa, la seguridad personal, alguna infraestructura, alguna salud, alguna educación, alguna seguridad social o algunos avances científicos y técnicos, siguen siendo objeto de encendidos debates (infra, ''Análisis económico del Estado"). En realidad, el campo del consumo colectivo, al cual aplica en general el argumento de UMASx > UMAPx, es más amplio que el de los "bienes públicos" puros. Por ejemplo, el consumo familiar, el de "clubes", el de grupos circuns­ critos de usuarios, el local (vecindarios), el municipal y el regional. En todos estos casos, existe "exclusión" de grandes grupos de la población nacional, e inclusive si la totalidad de ésta tuviese libre acceso suele darse exclusión para el resto del mundo. De otro lado, la "rivalidad" es apenas un asunto de grado. En un parque o una vía pública la rivalidad puede aproximarse a cero cuando la congestión es nula. Pero cuando esta aumenta, la rivalidad puede tornarse muy intensa. Todos estos factores entran, pues, en el análisis de cada caso específico para determinar la forma más eficiente de provisión del bien colectivo, trátese de hogares, clubes privados, asociaciones de vecinos, gobiernos locales, gobiernos nacionales o inclusive esfuerzos de entidades internacionales (cfr. Fundamentos, secc. 6.5). 7. 8 . 3 . PRECIOS MONOPOLÍSTICOS Una firma monopolista vería la demanda por su producción como en el gráfico 7.8.3. Es decir, sin otros productores en el mismo mercado, la producción del monopolista sería igual a la producción total. Por consiguiente, si desea vender una mayor cantidad debe disminuir el precio. Y para vender a un mayor precio debe vender una menor cantidad. Así, en contraste con la firma en competencia perfecta, el precio no es paramétrico para el monopolista. Este lo altera, sobre la función de la demanda, de acuerdo con su cantidad vendida. El ejemplo del cuadro 7.8.3 muestra las consecuencias sobre su ingreso medio, Yme, y su ingreso marginal, Yma (aumento en Yt/aumento en dx). La economía neoclásica CUADRO 7.8.3 INGRESOS MEDIOS Y MARGINALES DE UN MONOPOLIO dx: 110 130 150 180 220 270 px: 10 9 8 7 6 5 Yt: I.IOO 1.170 1.200 1.260 1.320 1.35o 10 9 8 7 6 5 3,5 1,5 2 1,5 o,6 Yme: Yma: (El monopolio neoclásico opera sólo en el tramo elástico de la función demanda, Epdx > 1, pues en caso contrario se tendrían ingresos marginales negativos; cfr. Fundamentos, cap. noveno). En síntesis, para un monopolio Yme = px. Pero éste cae ante el aumento de la cantidad vendida. En consecuencia, su Yma también cae y siempre es menor que el precio. GRÁFICO 7.8.3 EL EQUILIBRIO DE LA FIRMA MONOPOLISTA px Dx cma Yma p = Yme dx o Si Yma > Cma (izquierda de la intersección) los beneficios no son máximos pues se podría ganar más produciendo más (Yma - Cma > o). Si Yma < Cma (derecha de la intersección) los beneficios tampoco son máximos pues se podría ganar más produciendo menos, es decir, disminuyendo la pérdida Yma - Cma <o. 289 290 Teorías económicas del mercado Por consiguiente, el monopolio también maximiza sus ganancias cuando Yma = Cma. Pero, dado que Yma < px, en el caso de monopolio se obtiene en el equilibrio: Cma < px. Esto rompería, entonces, la condición de optima­ lidad social, pues: UMAxluMAy = px/py;px/py > CMAxlCMAy; UMAX!UMAy> CMAxfCMAy. En consecuencia: UMAx/CMAX > UMAyfCMAy Una vez más, como se vio en la sección 7.7.3, esta desigualdad correspondería a una situación ineficiente, pues la sociedad podría incrementar la utilidad sin aumentar el gasto total sólo si sustrajera recursos de la producción de y para aumentar la producción de x. De aquí se concluye que el equilibrio del monopolista es socialmente in­ eficiente comparado con el de perfecta competencia (su cantidad producida es menor y su precio es mayor que lo correspondiente a la intersección de la función decreciente de la demanda con el costo marginal creciente). En lenguaje laxo, un monopolista podría restringir la producción para obtener mejores precios y beneficios. Lo cual no ocurre con una empresa en competencia perfecta puesto que su precio es paramétrico. Un sistema pigouviano, incluyendo subsidios indirectos e impuestos direc­ tos, podría teóricamente corregir estas consecuencias. Sin embargo, resultaría complicado en la práctica, y la legislación regulatoria sobre ciertas conductas monopolísticas ha resultado el instrumento preferido. Además, como subrayaron MILL y MARSHALL, también sería necesario involucrar en este contexto los rendimientos crecientes a escala pues, debido a su tamaño, un monopolio podría tener costos unitarios menores y decrecientes, mientras la atomización en muchas empresas pequeñas podría eliminar estas economías de la gran escala. En cuanto a la implicación de que los monopolistas actúan sólo sobre la región más elástica de la función demanda, un analista ha observado: "Nuestra teoría de que los monopolistas maximizan ganancias es obviamente absurda, dada la baja elasticidad de la demanda para la gran mayoría de los productos monopolizados". Es decir, sin sustitutos en el caso de monopolio puro. Al res­ pecto, WILLIAM BAUMOL añadió: "Estoy de acuerdo con que esta observación (de LEWIS) apunta hacia una falla fundamental en (esta) teoría de la firma" ("Entrepreneurship in economic theory", American Economic Review, vol. 58, n.º 2, 1968, p. 69). La economía neoclásica 7.8 .4 . LOS OLIGOPOLIOS Y LA T EO RÍA DE JU EGOS Los casos intermedios entre la competencia perfecta y el monopolio puro no han sido sistematizados en un modelo neoclásico unificado. Diversas contribuciones, con diversos enfoques, suelen utilizarse, entonces, para estos análisis. Entre las más usadas en los manuales neoclásicos se encuentran las de CoURNOT (1838) y EDGEWORTH (1900) sobre el duopolio, CHAMBERLIN (1938) sobre competencia monopolística con productos ligeramente diferenciados, SwEEZY (1945) sobre la curva quebrada de demanda, STACKELBERG (1957) sobre cartelización líder, y más recientemente las aplicaciones de la teoría de juegos. Esta última es una formalización matemática con el objetivo de explicar y predecir resultados con base en las estrategias de los individuos. Por ejemplo, considérese el caso de dos cervecerías (1, 2) con el control total de la oferta en un mercado; A, B son dos estrategias disponibles para 1, y C, D para 2; y con la información sobre los beneficios derivados de cada estrategia puede construirse la matriz del cuadro 7.8.4. CUADRO 7.8.4 MATRIZ DE BENEFICIOS Cervecería 2 Cervec 1 Estrategia e D A (2,0) (2,6) B (0,4) (4,8) Donde el primer número en cada paréntesis indica el beneficio para la cervecería r y el otro para la 2. La cervecería 2 prefiere la estrategia D sobre la C, porque en cualquier caso con ésta obtiene mayores beneficios: 6 > o y 8 > 4. Por este motivo D se considera una estrategia estrictamente dominante. Dado esto, la cervecería 1 prefiere la estrategia B sobre la A porque 4 > 2. La solución para este juego es, entonces, (B,D). Y, de manera similar, cuan­ do existe un mayor número de estrategias, una solución podría ser encontrada mediante la eliminación iterativa de las estrategias estrictamente dominadas. Con frecuencia los juegos carecen de estrategias estrictamente dominantes y el método de eliminación descrito resulta inaplicable. Suele recurrirse, entonces, a un procedimiento más general introducido por JoHN NASH, en 1950, con las siguientes características: 291 292 Teorías económicas del mercado r. Cada jugador maximiza su utilidad, sujeto a la restricción de un máximo simultáneo para cada uno de los demás. (Se supone que esto es de conocimiento general). 2. Cuando se alcanzan tales máximos, compatibles y simultáneos para to­ dos los jugadores, ninguno de ellos encuentra incentivos para desviarse de la situación alcanzada. 3. Tales máximos constituyen, por lo tanto, un equilibrio recíproco, simul­ táneo y auto-regulado (self-enforcing). 4. En el proceso no se consideran impactos sobre utilidades de partes ajenas a los jugadores (externalidades), ni objetivos distintos de los máximos individua­ les (altruismo, deberes, costumbres, impulsos, ignorancia) ni coaliciones. Estas últimas son estudiadas por otra clase de juegos, llamados cooperativos. Para apreciar mejor estas ideas puede realizarse el siguiente ejercicio. Sean: ur (x,y,z) = 4xz - 2y x A 2 u2 (x,y,z) = [24(x +y+z)] A (r/2)- 2y u3 (x,y,z) = 4z - 2xy z A 2 las funciones de utilidad de las firmas r, 2, 3. Las estrategias abiertas a r son todos los valores positivos posibles para x, digamos una cantidad producida; de manera similar, y para 2, z para 3 (A indica elevación a potencia). Ahora, según reglas del cálculo diferencial, para maximizar cada función de utilidad se toma su derivada parcial con respecto a su propia variable (con­ junto de estrategias x para r,y para 2, z para 3), mientras las estrategias ajenas se consideran parámetros (constantes mientras se toma la derivada), y cada derivada así obtenida se iguala a cero: durl dx = 4z- 4yx = o du2/ dy = 6/(x+y+z) - 2 = o du3/dz = 4-4xyz = o Despejando, se obtienen las siguientes tres ecuaciones: z = yx; x + y + z = 3; xyz = I Las cuales deben resolverse de manera simultánea, pues los máximos buscados son interactuantes y simultáneos. Reemplazando z = yx en la tercera ecuación se obtiene: z A 2 = r, de donde z = r (también podría ser -r, pero desde el comienzo se han descartado valores La economía neoclásica negativos para las cantidades producidas por cada firma); con este resultado, de la segunda ecuación: x = 2 - y; en la primera: (2 - y) y= 1, es decir y A 2 = 1, o sea y= 1. Por lo tanto, también x = 1. En otros términos, x = 1;y = 1; z = I constituyen el equilibrio de NASH. Si estos valores maximizan, en vez de minimizar, las derivadas de segundo orden deben ser negativas: d(dur/dx)/dx = -4y < o, siy > o d(du2/dy)/dy = -6/(x+y+z) /\ 2 < o, si x>o,y > o, z > o d(du3/dz)I dz = -4xy < o, si x > o, y> o O sea, los equilibrios encontrados son máximos si la produción de las firmas toma sólo valores positivos. Claro está, hay juegos sin equilibrio de Nash y otros en los cuales existen múltiples equilibrios, sin poder dirimir entre ellos sólo sobre la base de esta construcción lógica. El problema sobre un duopolio, planteado por CouRNOT, donde cada firma reacciona de acuerdo con los impactos de la conducta de la otra sobre el mer­ cado, puede ser ilustrado mediante tal instrumento: sea p = 20 - Q la función demanda en un mercado, donde Q = qr + q2 es la producción de los dos duo­ polistas. Si c1 = 5; c2 = 6 son los respectivos costos por unidad de producto, entonces G1=p. q1 - c1q1 = (20 - q1 - q2) q1 - 5q1 = 15q1 - q1 A 2 - q1q2 es la ganancia total del primero. Para maximizarla: dG1 /dq1 = 15 - 2q1 - q2 = o. Siguiendo el mismo pro­ ceso para el segundo duopolista: dG2/dq2 = 14 - q1 - 2q2 = o. Y resolviendo este sistema de dos ecuaciones simultáneas en dos incógnitas, se obtiene: q1 = 16/3; q2 = 13/3. Las derivadas de segundo orden son d(dG1/dq1)/q1 = -2 < o; d(dG2/dq2)/ dq2 = - 2 < o. Por lo tanto, se comprueba que las ganancias son máximas para los valores positivos hallados de q1 y q2. Es decir, se ha encontrado un equilibrio de Nash como solución al problema del duopolio planteado por CoURNOT (hallar q1 y q2). Además, puesto que q1 + q2 = Q; p = 20 - Q el mercado determinaría un precio igual a 31/ 3. En el ejemplo original de CouRNOT, cada duopolista produce 1/ 3 del mer­ cado original, con ciertos supuestos restrictivos, como costos idénticos. Pero el valor específico de la solución varía con las funciones de costos. En otros planteamientos, como el de BERTRAND, los duopolistas deter­ minarían primero un precio, en vez de las cantidades, dejando al mercado la determinación de estas últimas. 293 294 Teorías económicas del mercado Aunque resulta posible construir modelos con postulados tales que los oligopolistas generen soluciones idénticas a las de perfecta competencia, no parece razonable tal presuposición general para los mercados existentes. Por consiguiente, las probables soluciones de la competencia oligopólica tenderían a caracterizarse por algún grado de desviación con respecto a las propiedades del equilibrio perfectamente competitivo. 7. 8. 5. DEFICIENCIAS DE INFORMACIÓN La perfecta competencia requiere información adecuada. Si esta última falla, entonces también fallará el mercado para generar equilibrios con propiedades perfectamente competitivas. Entre las principales fallas en este sentido se destacan las siguientes. Primero. Distorsiones contables y secretividad sobre la rentabilidad de las actividades, lo cual obstaculiza la toma de decisiones adecuadas de inversión por parte de competidores potenciales. Segundo. Dis­ torsiones informativas sobre la calidad de los bienes y sus verdaderos beneficios, lo cual limita la soberanía del consumidor y degrada su capacidad para tomar decisiones óptimas. Estos argumentos suministrarían, entonces, una base para las regulaciones públicas sobre tal información. Tercero. Información "asimé­ trica" entre las partes contratantes, la cual suele ilustrarse con un mercado de autos de segunda mano (AKERLOF, 1970; VARIAN, 1984) o algunos mercados de seguros. Los riesgos sobre su propia salud, por ejemplo, pueden ser mejor conocidos por un cliente que por su aseguradora. Esta, en consecuencia, con su tarifa promedia, tiende a cubrir el costo de los clientes con mayores riesgos cobrando una prima compensatoria a los clientes con menores riesgos. Sin em­ bargo, estos últimos pueden encontrar injustificable tal contrato, abandonando el sistema de cobertura, lo cual dejaría a la aseguradora sólo con los clientes más costosos y un negocio inviable. Esta "selección adversa", conduciría en últimas, entonces, a la desaparición del mercado para la cobertura de riesgos, dejando a la sociedad en una situación peor. Un argumento aparece, por consiguiente, para la intervención del Estado a través de sistemas de seguros obligatorios. Una proyección del mismo problema se presenta con los casos de "riesgo moral", cuando la conducta de las personas se altera con las condiciones de aseguramiento. Ejemplos arquetípicos son los conductores que disminuyen sus niveles de previsión y responsabilidad después de obtener adecuadas coberturas. En tales casos, la selección adversa y sus consecuencias pueden ser prevenidas mediante sistemas de normas impuestas y sancionadas por las autoridades públicas. La economía neoclásica 7 .9 . EQUILIBRIO GENER AL NEOCLÁSICO El análisis de equilibrio general procura tomar en consideración las interac­ ciones simultáneas de todos los mercados (cfr. Fundamentos, caps. tercero y decimoquinto). Y dentro del enfoque neoclásico sus representantes más des­ tacados han sido el fundador LEÓN WALRAS (1874), KENNETH ARRow (1954), GERALD DEBREU (1959) y FRANK HAHN (1967). Como es natural, las diversas versiones presentan significativas diferencias entre sí, pero tienden a compartir los siguientes componentes fundamentales. Dotaciones iniciales y funciones de utilidad. Cada consumidor i, i = 1, ... t, dispone de unos bienes primarios como trabajo y tierra, qi1*, ... qis*, los cuales pueden ser vendidos y comprados a los precios existentes,p1,p2, ...ps. En adi­ ción, todas las ganancias de las empresas son distribuidas a los consumidores. Estos, entonces, obtienen utilidad de las dotaciones conservadas para su propio consumo, qis, y de los bienes que adquieren en el mercado, los cuales se expre­ san como excesos de demanda de cada consumidor i por cada bienj, Eij. Por lo tanto, cada consumidor i alcanza su equilibrio cuando maximiza su función de utilidad utilidad total Ui = Ui(qiI + Ei1, qi2 + Eiz, ... qis + Eis), sujeto a su restricción presupuesta! Yi = Ei1 . p1 + Eiz . pz, ... + Eis .ps. Para obtener este máximo condicionado se utiliza un multiplicador de Lagrange (u) y se forma la función: Zi = Ui(qi1 -Eis.ps) + Ei1, qi2 + Eiz, ... qis + Eis) + u(Yi - Ei1 .p1 - Eiz . p2, ... Cuyas derivadas parciales se igualan a cero para despejar los valores bus­ cados: dZi/ dEij = o; dZil du = o Si las derivadas parciales de segundo orden son negativas, las funciones de utilidad satisfacen las propiedades requeridas (convexidad de las curvas de indiferencia, o sea utilidades marginales decrecientes) y las soluciones son máximas y óptimos de Pareto en el consumo (secc. 7.3.4). Funciones de producción. Cada firma combina cantidades de insumos, Q*,"l , para producir cantidades de una mercancía, -'<..¡IJ n , de acuerdo con las proporciones técnicas especificadas en su función de producción: {l,¡ = !,,j (Q*,,¡1,· .. Q\,,) 29 5 296 Teorías económicas del mercado donde h identifica a la firma,j a la industria, y el tercer subíndice a la mercan­ cía. La ganancia, G, es igual a la cantidad producida multiplicada por el precio competitivo menos la suma (S) del costo de los insumos: Gl,j = J;,¡ (Q'\¡,' · · · Q* hjm) · P¡ - S Q* hj · Pi Para maximizarla, sus derivadas parciales con respecto a cada insumo se igualan a cero: dG1,gldQ* 1,g·I = o, ... dGhyldQ*,.ym = o Si las derivadas de segundo orden de la función de producción son negativas, es decir, las isocuantas son convexas, entonces los valores encontrados son máximos y óptimos de Pareto en la producción. En este caso, cada firma usa cada insumo hasta el punto en que su precio es igual al valor de su producto marginal (secc. 7.5.4). La cantidad producida en este punto máximo determina la oferta (exceso de demanda negativo) de la firma h. Y multiplicándola por el número de firmas se obtiene la oferta de toda la industria}. Es decir, el modelo neoclásico asume que todas las firmas son idénticas dentro de cada industria, o sea que una sola firma puede considerarse representativa de las demás. Ley de Walras. La suma de los excesos de demanda de todas las firmas y todos los consumidores es igual a cero: SE. p.= o. J J Equilibrio. Un equilibrio de corto plazo para cualquier mercado, en aislamiento de los demás, se determina haciendo igual a cero la suma de los excesos de demanda de la industria o bien en consideración (el mercado se vacía). En este caso, los precios de los demás bienes y el número de firmas en todas las industrias son tomados como parámetros. Por contraste, en un equilibrio de largo plazo todos los mercados se vacían de manera simultánea (every marketis cleared). En esta situación, cada consumidor maximiza su utilidad, cada firma maximiza su ganancia y la ganancia de cada empresario es nula ( en el sentido walrasiano de que el costo del capital, o interés, no forma parte de la ganancia empresarial). Numerario. Para el equilibrio neoclásico sólo importan las proporciones de intercambio (precios relativos). Por lo tanto, las soluciones permanecen idénticas si todos los precios se multiplican por un número idéntico. En consecuencia¡ cualquier bien puede utilizarse como numerario arbitrario si su precio se hace igual a la unidad. No obstante, sin alterar esta lógica, en algunas situaciones La economía ueoc/ásica puede tomarse como numerario la suma de todos los precios (normalización), en vez de un solo precio, para evitar el riesgo de elegir un bien libre en equilibrio (con precio igual a cero). Existencia. El problema fundamental suele plantearse como la existencia de un equilibrio que hace compatibles de manera simultánea los planes y resultados óptimos de todos los consumidores y firmas. En el avance de esta demostración explícita se destacan el teorema del punto fijo de BROWER (una función oscilante de un conjunto cerrado, acotado y convexo tiene sólo un punto de intersección con su diagonal) y el libro Teoría del valor, por DEBREU. En particular, se considera que en este último se ha suministrado la prueba más completa. Sin embargo, para alcanzar este resultado DEBREU tuvo que in­ troducir definiciones y simplificaciones que han generado críticas. Entre ellas se cuentan las siguientes. Previsión perfectay mercados completos. Quizá para eludir el complejo proble­ ma de una teoría explícita sobre la tasa de interés, es decir, del capital agregado, DEBREU introdujo el tiempo a través de los precios de las mercancías. Es decir, dos productos idénticos en momentos distintos se consideran mercancías dife­ rentes. Por lo tanto, la información sobre todos los precios involucra el futuro y deberían operar mercados perfectos de futuros para todas las mercancías. Pero muchos no existen por diversas razones, entre ellas los costos de transacción positivos para su creación y operación. Ajuste. Los modelos más convencionales no explicitan un proceso intrín­ seco para conducir los excesos de demanda positivos y negativos del mercado hacia el equilibrio. Por consiguiente, quedan expuestos a la interpretación de que recurren a un "subastador" centralizado, quien iría suministrando a los agentes toda la información necesaria, lo cual no resulta muy relevante para una economía de mercado (descentralizada). En tal caso, sólo resultarían tran­ sacciones reales cuando se alcanza el equilibrio. Por supuesto, también se han considerado dinámicas intrínsecas de ajuste, aunque implican restricciones particulares sobre las funciones relevantes y no parecen mantener el mismo grado de consenso. La existencia del equilibrio con precios positivos suele denominarse "Se­ gundo teorema" del equilibrio general, mientras de acuerdo con el "Primer teorema" el equilibrio es un óptimo de Pareto. (Por lo tanto supone consumi­ dores idénticos). Limitaciones. El modelo excluye la posibilidad de desempleo involuntario, de economías de escala (rendimientos crecientes) y de firmas en competencia imperfecta, oligopolios o monopolios. 297 298 Teorías económicas del mercado 7. I O. CRECIMIENTO ECONÓMICO NEOCLÁSICO Los modelos sobre esta temática suelen clasificarse en dos grupos. El primero tuvo como principal representante a SoLow, alcanzó su máximo desarrollo durante los años setenta del siglo xx y puede caracterizarse como de cambio técnico exógeno. Su estructura básica es la siguiente: Y= F(K,L) Es una función de producción, donde Y es el PIB, K es el capital total, L es el volumen de trabajo y se satisfacen las condiciones de lnada: 1. dY!dK> o, dY/dL > o: productividades marginales de los factores positivas 2. d(dY)/d(dK) < o, d(dY)I d(dL) < o: productividades marginales de los factores decrecientes 3. F(c. K, e. L) =e. F(K,L), e> o: rendimientos constantes a escala (si la cantidad de cada factor se multiplica por un número, Y resuta multiplicado por el mismo número) 4. lim dY/ dK = o, si K (o L) tiende a infinito En la práctica, tales modelos se ciñen casi siempre a una función Cobb Douglass: Y=A. (K A a). L A (1 -a) donde: a > o; 1 - a = b > o; a + b = 1 (rendimientos constantes a escala); A indica elevación a la potencia. O en forma logarítmica (usada para las aplicaciones estadísticas): ln Y= lnA +a. ln K + (1 - a) In L dondeA es un parámetro exógeno asociado con el cambio técnico. Dadas tales condiciones, con el crecimiento del capital por trabajador, KI L, el producto por persona, Y/ L, crece cada vez menos hasta alcanzar la parte horizontal de la función de producción per cápita (gráfico 7. 10 ), o sea un estado La economía neoclásica estacionario (steady state), en el cual deja de crecer. En este estado, las tasas de crecimiento del capital y del producto son iguales a la tasa de crecimiento de la población. GRÁFICO 7. IO YIL KIL Sin embargo, con las innovaciones (aumento de A) la función de producción se desplazaría hacia arriba, como muestra lá línea superior de la gráfica, logrando por esta vía nuevos aumentos del producto por trabajador. Los ajustes econométricos de SoLow mostraban siempre un residuo factorial que era atribuido al cambio técnico. Por otra parte, las bases teóricas del capital agregado en este modelo inspiraron un fuerte debate crítico, como puede verse en la sección sobre SRAFFA. Y la revolución informática y científica de la época destacaba la inversión en investigación y capital humano. Quizá estos factores, junto con otros, estimularon la renovación de los modelos neoclásicos. Como su nombre indica, los modelos de crecimiento endógeno, o del se­ gundo grupo, con RoMER como su representante más destacado, abandonaron la idea de un cambio técnico exógeno en favor de uno generado por las mismas variables explicativas del modelo (inversión). En particular, introducen de manera explícita las inversiones en capital humano (H), con énfasis como los siguientes: 1. Diversas formas de conocimiento tienen externalidades de bienes pú­ blicos (no rivalidad: su uso por parte de algunos no riñe con su uso por parte de otros). 2. Su beneficio colectivo, por lo tanto, puede ser mayor que el privado. En consecuencia, los precios del mercado, en particular las tasas de interés sobre la educación y la investigación, pueden generar asignaciones ineficientes. 299 300 Teorías económicas del mercado 3. La optimización del crecimiento requiere diseños de los estímulos y del régimen de derechos (subsidios, períodos y pertinencia de patentes). 4. El aumento del capital humano, H, por persona puede escapar a la pro­ ductividad marginal decreciente, es decir, incumplir las condiciones II y IV de Inada. Por lo tanto, la inversión en H puede generar de manera endógena un crecimiento indefinido. La ecuación básica, introduciendo el capital humano, H, toma entonces una forma como la siguiente: Y= (K A a)(H" b)(L) A (1 - a - b) BIBLIOGRAFÍA BÁSICA BARRO, R. y MARTÍN SALA. Economic Growth, MacGraw-Hill, 1995. H. "Towards a Renovat ed Theory of Classical Grow th", Colombian Economic CUEVAS, Journal, RoMER, 1, 2003. P. "Endogenous Technological Change",Journal of Political Economy, 98, 1990. (Sobre ciclos económicos con base en modelos neoclásicos, cfr. infra secc. 9.5). 7. I I. LAS LIMITACIONES DE LA OPTIMALIDAD PARETIANA Como se ha visto, el enfoque paretiano jerarquiza, de peor a mejor, las situa­ ciones del consumidor individual, sin consideración alguna por la distribución del ingreso. Y se propone algo similar para el conjunto social. No obstante, si se excluyen los casos extremos, cuando todo el mundo mejora, o al menos alguien mejora pero nadie empeora, tal enfoque tropieza con serias limitaciones, pues muchos movimientos de la economía y la política carecen de tal simplicidad en los impactos sobre la distribución. En una asíntota, si cientos de millones mejoran y un individuo empeora, el enfoque paretiano se declara impedido para obtener alguna conclusión. En realidad, con funciones de costos marginales crecientes y preferencias individuales distintas, existe una dependencia entre cualquier solución especí­ fica para los precios, la asignación de recursos, el ingreso disponible y su dis­ tribución (GRAAF, 1957). Cualquier cambio en alguna de estas variables puede alterar, pues, la estructura de las demandas y las cantidades producidas de los diversos bienes, modificándose de esa manera el uso de los recursos, los costos de producción y los precios. Disociarlas, sin exponerse a incoherencias, como la La economía neoclásica de que los individuos no son individuos, porque todos serían idénticos en una economía capitalista, no constituye, por lo tanto, una tarea fácil. Se han buscado salidas teóricas a estas limitaciones. En primer lugar, se han diseñado "criterios de compensación" como los de KALooR (1939), HICKS ( 1939) y ScITOVSKY (1941). En esencia, estos criterios establecen que el cambio desde una situación A hasta otra situación B es justificable si quienes ganan quedan en capacidad de "compensar" (o "sobornar") a quienes pierden, de tal manera que los primeros quedarían con un residuo neto mientras que los últimos no sufrirían pérdida alguna, siempre y cuando no se obtenga el mismo resultado con un cambio de B hasta A. No obstante, la aparente funcionalidad de tales criterios ha decepciona­ do, pues se han visto plagados por inconsistencias o "paradojas" técnicas, ya que en muchos casos A resulta preferible a B y, simultáneamente, B resulta preferible a A, dejando el problema otra vez en su punto de partida. Además, capacidad de compensar no significa necesariamente compensación efectiva, lo cual ha convertido a tales criterios en un elemento de juicio cuya ética implícita (en realidad, a la distribución final del bienestar no le conceden importancia) despierta críticas y resistencias, quedando en cuestión su pertinencia, desde su propia base. Por esta razón, LITTLE ( 19 50) propuso que una situación debe considerarse preferible frente a otra sólo si, además de satisfacer los criterios de compen­ sación, satisface el requisito de una "mejor" distribución del ingreso. Como es lógico, esto complica aún más las dificultades técnicas aludidas pero, sobre todo, enfrenta a la noción paretiana e implica un reconocimiento de la necesidad de juicios de valor explícitos para la consolidación final de una teoría sobre la eficiencia económica. La segunda salida se ha buscado a través de una función de preferencia social (FPs), definida, en grandes rasgos, como un orden de preferibilidad de la comunidad con respecto a las diversas situaciones posibles. Existen diferentes formas de llegar a una FPS, siendo la más sencilla de imaginar una que simple­ mente refleje un conjunto de valores éticos compartidos de manera universal, unánime o consensual, por todos los miembros de la comunidad. Pero como éste no suele ser el caso en la realidad, además de que el modelo paretiano tiende a repeler, por principio, el uso de juicios éticos explícitos y externos a las preferencias individuales, las esperanzas se orientaron hacia la posibilidad de una FPS derivada exclusivamente de estas últimas. Es decir, hacia la posibilidad de obtener un ordenamiento coherente de las preferencias colectivas como resultado exclusivo de los ordenamientos de las preferencias expresadas por cada individuo, sin involucrar algún otro elemento de juicio. 301 302 Teorías económicas del mercado Al respecto, con su famoso "Teorema de la imposibilidad", ARRow mostró que la esperanza paretiana de alcanzar una FPS, sin introducir juicios éticos exter­ nos a las meras expresiones de las preferencias individuales, desembocaba en la inconsistencia (Algunas dificultades en el concepto de bienestar social, 1950; Elección social y valores individuales, 1951). En particular, demostró la incompatibilidad de sostener cuatro postulados al mismo tiempo: 1. Universalidad, para considerar a todos los individuos y sus preferencias; 2. Independencia de los ordenamientos individuales con respecto a alguna información "irrelevante", para evitar el su­ puesto de conocimiento absoluto sobre todo lo ocurrido en el universo; 3. Ausen­ cia de dictadura, para excluir, precisamente, los casos en que los individuos s on privados de su libertad para tener preferencias propias, distintas, y expresarlas; 4. Principio de Pareto. Por simple lógica, cualquiera de estos elementos contradice a los otros tres. MisHAN observó que el ejemplo de dos individuos tercos daba una radiografía del problema (Panorama de la economía del bienestar, 1970). SEN procuró recortar los alcances y flexibilizar las restricciones para la FPS, reduciéndola a una modesta "función de decisión social" para ciertas condicio­ nes especiales, es decir, sin resultados contundentes ante el arduo esfuerzo. (A. SEN. Elección social y bienestar público, 1970). Y, más tarde, parecía desencantado del principio paretiano ("La imposibilidad de un liberal paretiano", 1972). En "Libertad mínima" (1992), mostró que las condiciones paretianas podrían in­ terferir con los derechos individuales, inclusive en el caso de requerir tan sólo una libertad o un liberalismo mínimos. En "Utilitarismo y welfarismo" (1979) destacó que la FPS convencional deja por fuera los aspectos no utilitarios, aunque éstos sean críticos y esenciales (como los derechos y libertades individuales). Por eso, en "Rationality and social choice", de 1995, sostuvo que la FBS debe complementarse con información diferente de la convencional, como la referente a los derechos y libertades, los elementos altruistas de las funciones de utilidad y la formación de los criterios éticos sociales. El resultado, por supuesto, tendría que ser una FPS muy distinta de la paretiana (CUEVAS. Proceso político y bienestar social, cit., cap. XIV). La conversión de preferencias individuales en un solo resultado colectivo constituye, en su esencia, un proceso electoral (de votación), cuyas características e implicaciones han tenido que ser consideradas por los economistas ocupados en el problema del bienestar y la eficiencia. Precisamente, siguiendo a DUNCAN BLACK (1948), los análisis de ARRow y SEN, KENNETH MAY (1952), PATTANAIK (1996) o SuzuMURA (1997), entre otros, enfrentan algunas dificultades previa­ mente reconocidas, como la paradoja electoral, la cual ha sido analizada desde los trabajos de BORDA y CüNDORCET en el siglo xvm. Por constituir una significativa ilustración, se considera a continuación (cfr. ibíd., cap. XIX). La economía neoclásica Si A, By C representan individuos; x,y, z representan distintas situaciones (alternativas), y cada orden de preferencias es: para A, x > z > y; para B, y> x > z; para C, z >y> x, convirtiendo tales ordenamientos de las preferencias individuales en un ordenamiento colectivo, se obtendría la siguiente votación: A preferiría x entre x,y; pero By C preferirían y. Por lo tanto, colectivamente: y > x. Siguiendo con la votación, los restantes resultados colectivos serían x > z entre x, z; z > y entre y, z. En síntesis, como resultado del ordenamiento colectivo se obtiene: y> x; x > z; z > y. Debe observarse, entonces, quey es preferible ax; x es preferible a z; por lo cual, si se cumpliera la propiedad de la transitividad,y debería ser preferido a z. Pero, por el contrario, el resultado encontrado es: z preferido ay. Una vez más, si hubiera transitividad, z sería preferido ax, al contrario del resultado observado, y así en general. Tal resultado se denomina "ciclo o ciclicidad electoral". Para una aproximación a las implicaciones, vuélvase al equilibrio tangencial del consumidor en su mapa de indiferencia. Allí, inequívocamente, v > IV > m >u> 1. Es decir, el ordenamiento o la función de preferencias es transitiva. Si II > I y v > u, entonces v > 1, lo cual se expresa en que v es siempre una curva de indiferencia más alta. Ahora, si la transitividad desapareciera, o la curva de indiferencia I no estu­ viese siempre por debajo den y de m, sino algunas veces pudiera situarse por encima den, es decir, en la posición de m, mientras que III pudiera situarse por debajo de rr, en la posición de 1, el mismo nivel de utilidad podría alcanzarse algunas veces con una línea de presupuesto más alta y otras veces con una una línea de presupuesto más baja. Es decir, el nivel de utilidad sería independiente del nivel de ingreso; o bien, cada curva no representaría un nivel de utilidad determinado. Basta con visualizar tal mapa de indiferencia como si no fuera simplemente el de un individuo sino el de la colectividad para intuir los destrozos conceptuales que la ausencia de transitividad puede introducir en un modelo de optimización basado sobre una FPS. Por supuesto, el conflicto podría agravarse si una situación elegida colec­ tivamente no fuera óptima en un sentido predefinido. En cualquier caso, la aplicación de otros juicios explícitos parecería indispensable para aproximarse a una conclusión. Este resultado, de otro lado, no debería ser sorprendente, pues si bien es cierto que el enfoque paretiano se ha resistido al reconocimiento explícito de juicios éticos, dicho enfoque está fundamentado en nada más ni nada menos que en otro juicio ético, como ha sido subrayado por especialistas como BERGSON (1938) y WINCH (1971). Podría decirse que los intentos para establecer un límite impermeable entre "lo económico" y "lo no económico" (ética, política), y para hacer de los criterios 303 304 Teorías económicas del mercado económicos, en su sentido más estrecho, juicios exhaustivos y autosuficientes sobre la optimalidad social, han perdido legitimidad en los desarrollos teóricos más recientes. Ello implica, naturalmente, que con todo lo importantes y aun indispensables que tales criterios puedan revelarse, tienden a situarse como condiciones necesarias pero insuficientes del análisis, requiriendo el comple­ mento de otros elementos de juicio o, más precisamente, una mayor amplitud de su mira, lo cual deja abierta una perspectiva más compleja para la teoría económica, como se ilustrará en el último capítulo. 7. 12. DECI SIONE S PR OB ABI LÍSTICAS 7. 12. 1 . M AXIMIZACIÓN CON RIESGO La optimalidad mostrada en los resultados de los consumidores y las firmas supone certidumbre sobre las consecuencias de sus decisiones y, por lo tanto, sobre su futuro. Es decir, de antemano deberían conocer la lista completa de las alternativas posibles y estar en capacidad de anticipar el impacto de cada . . . una, sm eqmvocac1ones. Para flexibilizar este enfoque, objeto de diversas críticas, en el desarrollo del modelo neoclásico se han adoptado algunas contribuciones de la estadística y del cálculo de probabilidades, como las de BERNOULLI (1713), B AYES (1760) y TrN TNER (1941), lo cual condujo a un modelo sistemático de VoN NEUMAN y MoRGENSTERN (1950) sobre la "utilidad esperada" y a refinamientos poste­ riores por HARSANYI, SCHELLING, AuMANN y otros representantes de la teoría de juegos. El planteamiento parte de los siguientes postulados. Primero: para cada decisión, el agente, firma o consumidor enfrenta una lista de alternativas, conocida de antemano, como en el modelo inicial. S egundo: cada alternativa presenta ahora diferentes consecuencias pro­ bables, en vez de una sola; es decir, se transforma en una "'distribución de probabilidad". Tercero: la probabilidad de cada consecuencia depende del "estado del mundo" (como lloverá o hará sol), es decir, de las circunstancias futuras. Cuarto: una probabilidad, objetiva o subjetiva, puede ser asignada a cada estado del mundo. Por ejemplo, para una alternativa A, un agente esperaría ganar $20' en el estado del mundo 1 (EM 1), con una probabilidad de o,8; o $rn' en el EM2, con probabilidad de 0,2. La utilidad esperada (UE) de A es el promedio ponderado: ($20')( 0.8):+ ($rn')(o.2) = $ 18. La economía neoclásica Para otra alternativa B, esperaría $10' en EM1; o $60' en EM2. Entonces, EB U = ($10')(0.8) + ($60')(0.2) = $20. Según el modelo, la mejor elección es la que maximiza la utilidad esperada, ceteris paribus. Podría pensarse, entonces, en la alternativa B. No obstante, su grado de ries­ go parece mayor que el de la alternativa A, pues los $60' que dan superioridad a su UE tienen una baja probabilidad de ocurrencia frente a la alta probabilidad de los $20' en A. Por lo tanto, se plantea una cuantificación de los riesgos mediante la varianza (V) y la desviación estándar (d) de cada alternativa. VA: (($20-$18)"2)(0.8) + (($10-18)"2)(0.2) = $3.2+$12.8 = $16 = (dA)"2 V B: (($10-$20)"2)(0.8) + (($60-20)"2)(0.2) = $80+$320= $400= (dB) "2 Es decir: dA = $4; dB = $20. Por lo tanto, el riesgo de variabilidad probable del ingreso en B sería cinco veces el de A. Este resultado ilustra una disyuntiva subrayada por TrNTNER, pues la alter­ nativa con mayor media tiene también mayor varianza, invalidando cualquier criterio unívoco para definir la optimalidad. La reacción consistió en plantear que, a cambio de mayores utilidades esperadas, los individuos tienen diferentes grados de aceptación del riesgo. Quienes le son "aversos" sólo aceptarían varianzas proporcionalmente decre­ cientes; quienes le son "propensos" aceptarían varianzas proporcionalmente crecientes; y quienes son "neutrales" preferirían varianzas proporcionalmente constantes. Claro está, tal salida generó nuevos problemas de coherencia; entre ellos: i. Se aceptan condiciones de equilibrio distintas entre individuos, lo cual invalida uno de los fundamentos de la optimalidad general paretiana; ii. La relación entre óptimos previstos y resultantes deja de ser unívoca (con preferencia por el riesgo, B sería mejor, pero si ocurre EM1 , entonces se termina ganando la mitad de A); iii. Sobre los ingresos esperados se introduce una utilidad marginal decre­ ciente para unos individuos (aversos), creciente para otros (propensos) y cons­ tante para otros (neutrales) , lo cual genera incoherencias sobre las funciones de utilidad originalmente supuestas OoHN HARSANYI, en The Journal of Political Economy, octubre de 1953); iv. La introducción de valores medios esperados en las funciones de utilidad cuestiona el postulado de su "ordinalidad". Por ejemplo, el modelo original de la utilidad esperada de V ON NEUMAN y MORGESTERN es cardinal; MACHINA 305 306 Teorías económicas del mercado opina que puede transformarse en ordinal (New Palgrave. A Dictionary of Economics, 1987, "Expected utility"); otros prefieren la dirección contraria: "la cardinalidad de la función de utilidad juega un papel crucial en la teoría de la elección bajo condiciones de incertidumbre" HALPERN y J. HAUSMAN [1985]. Choice under uncertainty: a model of applications far the social security, NBER, WP, 169 0, p. 13). a. 7. 12 .2 . SELECCIÓN A DVERSA Una de la aplicaciones más populares del modelo de la utilidad esperada ha tomado lugar en el campo de las fallas del mercado sobre la información. Por ejemplo, los autos usados presentan altas varianzas sobre su calidad, la cual resulta dificil de predecir para los eventuales compradores, aunque es cono­ cida por cada vendedor. Es decir, se configura una situación de información asimétrica. (GEORGE AKERLOF. "The market for 'lemons "' , Quarterly Journal of Economics, agosto de 1970). Por simplificación, digamos que los autos están en un estado mecánico "bue­ no" o "malo", distribuidos en igual proporción (50% y 50% ), con un precio mínimo aceptable para los vendedores de $4.000 y $1.000, respectivamente. Entonces, el valor esperado por un comprador "racional" sería: ($4.000)(0.5) + ($1.000)(0.5) = $2.500 y, por lo tanto, no estaría dispuesto a pagar más. En consecuencia, la "buena" calidad quedaría por fuera del mercado, li­ mitándose éste sólo a la "mala" calidad, a menos que la asimetría o sus efectos fuesen corregidos en alguna forma. Como se ha visto, esto suele argumentarse para justificar la intervención pública en mercados como los de la salud. 7.12 . 3 . EXTENSIONES CRÍTICA S DE LA INCERTIDUMBRE - Risk, Uncertainty and Profit (1926), de FRANK KNIGHT, hizo famosa la dis­ tinción entre el riesgo, como probabilidad, y la incertidumbre, incuantificable. Así, el primero sería un costo típico de las tasas de interés y de los mercados financieros, mientras sólo la última explicaría los beneficios de las empresas. - Los modelos de "racionalidad acotada", tipificados por HERBERT SIMON, rechazan el postulado de empresas anticipando una lista exhaustiva de alter­ nativas; pues estas, en contraste, se irían elaborando durante el proceso de las decisiones. Es más, los individuos carecerían de las masas de información y de la capacidad de cálculo sugerida en los modelos de plena racionalidad. Debido a esto se habrían desarrollado las organizaciones complejas, compuestas por con­ juntos de individuos y de estructuras, e ignoradas en los modelos de optimalidad La economía neoclásica convencionales. Al fin de cuentas, la búsqueda de soluciones "aceptables" para un momento oportuno, eliminando poco a poco las peores alternativas, como en la "programación lineal", reemplazaría a la búsqueda de soluciones "óptimas", caracterizada por exigencias "prohibitivas" de información, capacidades de procesamiento y tiempo. - El enfoque de la economía evolutiva, con representantes como ALC HIAN, NELSON y WINTER, con base en argumentos similares, ha propuesto reemplazar el paradigma de la optimalidad por otro más dinámico, constituido por cadenas de mejoramientos sucesivos. - Sobre estos enfoques pueden verse contextos, síntesis y críticas en CuE­ VAS . La empresa y los empresarios en la teoría económica, Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 2006. - Desde una perspectiva de la filosofía, la psicología y la experimentación, autores como ELLS TER, KAHNEMAN y TVERSKY han cuestionado la incompletez de los factores considerados en los modelos de optimización racional y, por lo tanto, su esquematización de los procesos y de las conclusiones generales. 7. 13. LOS MANUALE S NEOC LÁSICOS La mayoría de los textos basados en el modelo neoclásico (de Microeconomía) han tendido a insertar elementos traídos de campos como la estadística, las empresas de seguros, la ingeniería, las prácticas financieras y otros estudios empíricos. En sí mismos, claro está, tienen su utilidad específica. Sus impac­tos s obre la coherencia de la teoría propuesta para los mercados parecen, sin embargo, caer en un vacío. No son raros, por lo tanto, los autores que en los primeros capítulos excomulgan la cardinalidad, mientras un poco más adelante están sumando y restando las utilidades de muchos individuos, sin explicación alguna; o que introducen curvas de indiferencia de las más disímiles formas, las cuales son olvidadas cuando llegan a la optimalidad paretiana o al equilibrio general; o que justifican la ubicuidad de las funciones Cobb Douglass, casi ex­clusivas, por su simplicidad econométrica, sin aclarar que funciones distintas implicarían destrozos sobre los teoremas enseñados; o que soslayan las dificul­tades neoclásicas para pasar de las funciones de oferta y demanda de individuos a las del mercado; etc. Dejan la impresión, entonces, de que la responsabilidad sobre estas incoherencias cae en la orfandad, al menos desde el último período épico del modelo neoclásico ( 19 50-1980 ), cuando tuvo representantes integrales como S AMUELSON O H AH N. No obstante, después de este período también se han elaborado manuales ex­cepcionales por su coherencia interna, así como por su rigor sobre los supuestos 307 308 Teorías económicas del mercado requeridos, sus implicaciones y las limitaciones explícitas del modelo neoclási­ co, entre los cuales cabe destacar el de KREPs y el de MASS COLLEL et ál. Otra dimensión sería, claro está , la crítica y la superación de tales limitaciones.