Subido por Luis Ernesto Gomez Herrera

19.Teorias Economicas del Mercado Cap 7

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HO ME RO
CUEVAS
,
,
TEORIAS ECONOMICAS
DEL MERCADO
a
2. ED.
UNIVERSIDAD EXTERNADO DE COLOMBIA
CAPÍTULO
SÉPTIMO
La economía neoclásica
7. 1. CONTEXTO SOCIAL Y TEÓ RICO
7. 1. 1. LA PO S R EVOL UCIÓN INDU STRIA L
Elementos precursores del modelo "neoclásico" pueden encontrarse en autores
de la primera mitad del siglo XIX, como JEREM Y B EN THAM ( 1800 ), JEAN BAPTIST E
SAY (Francia, 1803), LAUD ERDALE (Gran Bretaña, 1804), VoNTH UN EN (Alema­
nia, 1826 ), LoN GFIELD (Gran Bretaña, 1834), A uGUSTIN CouRNOT (Francia,
1838), SAM UEL BAILEY (Gran Bretaña, 1825), NASSAU WILLIAM SENIOR (Gran
Bretaña, 1836 ), J. E .JUVENAL DUPUIT (1844), A U GUST EW ALRAS (Francia, 1831)
o HERMAN H. GosSEN (Alemania, 1854).
Tales autores prestaron especial énfasis a la utilidad, al consumo, al ahorro
como abstinencia, a la productividad del capital, al intercambio como mejora
entre las partes, a los precios como señales relativas, a la eficiencia o a la for­
malización matemática. Pero sólo a partir de 1871 aparecieron obras sistemá­
ticas con el alcance metodológico, el conjunto integral de proposiciones y el
reconocimiento atribuidos al "modelo neoclásico", cuya estructura llegaría a
identificarse con los manuales de "Microeconomía", "Equilibrio general" y
"Bienestar" popularizados durante el siglo xx.
Este último cuarto del siglo XIX, cuando se consolidó el enfoque "neoclá­
sico", también fue testigo de contrastes con la Revolución Industrial (supra
secc . 4.1, 5.3 y 6.1). Como los siguientes: 1. La base del desarrollo industrial
y de la continuada revolución en los métodos de producción se desplazó de
las industrias ligeras de bienes de consumo, como los textiles, a las industrias
pesadas, productoras de medios de producción o "bienes de capital", como
máquinas, herramientas y material de transporte. Por ejemplo, la producción
de acero, sólo entre 1850 y 1880, se multiplicó por 30 veces en Gran Bretaña;
2.Gracias a esto y a su papel pionero en el desarrollo industrial, Inglaterra se
había convertido en la proveedora de medios de producción industriales para
todo el mundo, incluso de aquellos países que tenían como meta inmediata la
de convertirse también en potencias industriales, pues para tal fin requerían
medios de producción en escala masiva. Así, durante un período, Inglaterra
logró considerarse como "el taller del mundo", alrededor del cual giraba un
complejo sistema de intercambio comercial y financiero con casi todos los paí­
ses, estructurando un sistema particular de economía mundial; 3. Inglaterra
se había convertido en la mayor potencia colonialista (seccs. 6.12 y 11.7) y en
el principal exportador de capitales del mundo, bajo la forma de préstamos
internacionales, cuyos cuantiosos intereses permitieron el surgimiento y "desa­
rrollo de una clase de rentistas, quienes vivían de las ganancias y ahorros de la
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230
Teorías económicas del mercado
acumulación de las dos o tres generaciones anteriores. Por 1871, Gran Bretaña
tenía 170.000 'personas de categoría y propietarias' sin ocupación visible-casi
todas ellas mujeres[ ... ] un sorprendente número de mujeres solteras" (Hoas­
BAWM. Industry and Empire, p. 119); 4. El desarrollo del capital por acciones y
de la sociedad anónima, junto con el desarrollo del sistema bancario, dieron
un impulso al surgimiento de gigantescas empresas que cada vez con mayor
fuerza iban tipificando al capitalismo moderno. Aunque en un comienzo estos
desarrollos se circunscribieron a empresas con características muy especiales,
como la construcción de ferrocarriles, pronto se extendieron a las principales
ramas industriales y, por ejemplo, para dar sólo un indicador de la fuerza del
proceso, ya por 1901 en los Estados Unidos una empresa alcanzó un capital
superior a los mil millones de dólares: la U. S. Steel Corporation; 5. Después
de 1870 parecía evidente, aun para los dirigentes socialistas, que los obreros
ingleses también se aprovechaban "del monopolio colonial de Inglaterra y de
su monopolio en el mercado mundial" (supra secc. 6.12; infra secc. 11.7).
Tales transformaciones estuvieron acompañadas, a su vez, por importantes
cambios en las condiciones de vida de la clase obrera: 1.
Los empleadores empezaron a abandonar los métodos "extensivos" de explotación, tales
como la prolongación de la jornada de trabajo y el recorte de los salarios, por métodos
"intensivos", que significaban lo contrario. El Acta de las Diez Horas de 1847 hizo
de esto una necesidad en la industria algodonera, pero sin ninguna presión legislativa
encontramos la misma tendencia extendiéndose en el norte industrial. Lo que los
habitantes del continente iban a llamar la "semana inglesa", un fin de semana libre, a
partir del sábado a medio día, empezó a extenderse en Lancashire por el decenio de
1840 y en Londres en el de 1850.
Hacia fines del decenio de 1860 estos cambios se hicieron más visibles, porque fueron
más formales y oficiales. En 1867 la legislación fabril fue por vez primera seriamente
extendida más allá de la industria textil, y aun empezó a abandonar la ficción de que su
único propósito era proteger a los niños -porque suponía previamente que los adultos
eran teóricamente capaces de protegerse a sí mismos-. (lbíd., pp. 123 y 124).
2. El desarrollo de una industria más compleja creó la necesidad del trabajo fabril
calificado, permitiendo el surgimiento de un estrato especial de trabajadores que
pudieron ascender de categoría y nivel de salarios, estrato que algunos apodarían
como "aristocracia obrera". En el mismo sentido puede decirse que actuaron
el desarrollo del comercio, del sistema financiero y otros servicios, todo lo cual
condujo a que en el decenio de 1870 el sistema nacional de educación elemental
fuera establecido en Inglaterra, y que dicha educación se hiciera obligatoria por
1891. 3. Aunque, hacia fines del siglo XIX, el 40% de la población de Londres
La economía neoclásica
y de York vivía todavía bajo la que por tal época se clasificaba como línea de
pobreza, "los salarios reales en promedio (teniendo en cuenta el desempleo)
permanecieron notablemente inmodificados desde 1850 hasta los primeros años
del decenio de 1860, pero aumentaron aproximadamente en 40% entre 1862
y 1875. Retrocedieron por un año o dos hacia fines de los años setenta, pero
alcanzaron su nivel anterior a mediados de los ochenta y después se elevaron
rápidamente. Hacia 1900 estaban un tercio por encima del nivel de 1875 y 84°/o
por encima del nivel de 1850" (ibíd., p. 160). Como resultado; entre otras cosas,
la tasa de mortalidad de la población adulta cayó casi en un 20% entre 1840 y
finales de siglo, y la tasa de mortalidad infantil lo hizo en un 25% entre 1840 y
1910. Así mismo, las industrias de consumo masivo, como calzado y vestuario,
experimentaron, como consecuencia de los mayores salarios, una expansión
sin precedentes. También, por este período, los bienes durables como muebles,
máquinas de coser y bicicletas empezaron a convertirse en consumo normal
de la clase trabajadora, lo cual sería el símbolo de los nuevos tiempos. Así, no
obstante señalar que "el cuadro de las condiciones sociales que los estudios
del tiempo revelaron -frecuentemente para la chocante sorpresa de los inves­
tiga dores- era horripilante. Era el cuadro de una clase trabajadora atrofiada y
debilitada por un siglo de industrialismo", HoBSBAWM concluye: "Claramente
el último cuarto del siglo XIX fue una época en que la vida se hizo más fácil y
más variada para la clase trabajadora" (ibíd., p. 164). 4. "El injusto código del
Señor y el Sirviente fue finalmente abolido en 1875. Más importante, a los
sindicatos se les dio el equivalente de su moderno status legal, esto es, de aquí
en adelante fueron aceptados como permanentes y no como algo nocivo en sí
mismos para la escena industrial. En realidad, los actos legislativos de 1871
y 1876 dieron a los sindicatos un grado de libertad legal que los legisladores
de pensamiento conservador han tratado desde entonces, con intervalos, de
eliminar" (ibíd., p. 125 ). 5. Con la reforma electoral de 1867, producto de la
presión de las clases populares, desprovistas de derechos electorales, se amplió
el derecho de votar, duplicando el número de personas que podían hacerlo, y
aceptando un sistema electoral dependiente en parte de los votos de la clase
obrera. En 1872 se continuó la reforma estableciendo el voto secreto, que se
profundizó en 1884 duplicando nuevamente el número de electores, proceso
que continuaría en la misma dirección hasta el establecimiento definitivo en
Inglaterra del sufragio universal con las leyes de 1918 y 1928. Como resultado
de estas nuevas posibilidades de participación política, los sindicatos ingleses
fundaron el partido laborista en 1903.
Estos cambios se enmarcaron dentro de una creciente competitividad de las
potencias industriales por un mercado mundial que parecía cada vez más estrecho
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Teorías económicas del mercado
para las gigantescas empresas, pues aparte de Inglaterra nuevos países se apres­
taban a saltar la barrera del desarrollo industrial. Esta competencia hizo resurgir
el afán colonialista de los países más desarrollados, estableciendo un sistema de
conquista y reparto, dentro de un clima descrito como "la paz armada", que
anticipaba la guerra y que se prolongaría precisamente desde 1871 hasta 1914
cuando estalló la previsible Primera Guerra Mundial (infra secc. 11. 7).
Dentro de tal contexto, e influido por los cambios ya mencionados en sus
condiciones de vida, el movimiento obrero contemplaba nuevas alternativas
reformistas frente al radicalismo del "Cartismo" en Inglaterra y a la alternativa
que MARX y ENGELS presentaban en el "Manifiesto Comunista", al punto de
que ENGELS (1820-1895), quien tuvo longevidad para verlo, llegó a referirse a un
"aburguesamiento" del proletariado inglés. Así, afirma HoBSBAWM refiriéndose
a este período de la historia inglesa: "los movimientos de masas que movilizaron
a todos los trabajadores pobres contra la clase empleadora, como el Cartismo,
estaban muertos. El socialismo había desaparecido del país de su nacimiento".
Simultáneamente, la ideología socialista se había extendido hacia otros países de
Europa, dando lugar al nacimiento de partidos marxistas. Sin embargo, dentro
de estos partidos también se extendió la influencia del reformismo, lo cual dio
lugar a su división, surgiendo el movimiento socialdemócrata moderno, por
un lado, y los partidos leninistas, por el otro, que contarían como el logro más
importante del proceso la Revolución Rusa de 1917, la cual edificó el primer
Estado socialista del mundo.
Por otra parte, la extensión del movimiento socialdemócrata reformista,
que se proponía el logro de mejores condiciones para la clase obrera dentro
del capitalismo, ponía de manifiesto una corriente social que buscaba resaltar
más la transformación y la conciliación de las clases dentro del capitalismo que
su propia lucha. Y generó el reto de armonizar tal actitud con el modelo teó­
rico heredado de la economía clásica, en la cual los intereses de los asalariados
jugaban un papel residual, pasivo y poco optimista. La literatura económica
típica con este reto, conJoHN STUART MILL (1848) como su representante más
sobresaliente, surgió algo antes y se desarrolló simultáneamente con la teoría de
MARX. Sin embargo, tal literatura no parecía suficientemente exitosa en la tarea
de absorber la herencia clásica dentro de un renovado sistema teórico, sólido
y consistente, lo cual lucía más patente con la aparición de El capital de MARX
(1867), que exploró a fondo la teoría clásica, tomó algunos de sus elementos
y criticó algunas inconsistencias teóricas entre los armonizadores. Además, el
énfasis reformista y redistributivo de tal literatura parecía dejar un vacío para
una teoría económica cuyas implicaciones fundamentales no apuntaran hacia la
crítica del capitalismo sino, por el contrario, hacia su capacidad de supervivencia
y aun hacia sus visibles recién incoadas virtudes.
La economía neoclásica
7 . I .2. LA REVOLUCIÓN TEÓ RICA
DE MENG E R, JEVONS Y WA LRAS
Es así como en 1871 apareció Grundsatze der Volkswirtschaftslehre (Principios de
economía política) de CARLMENGER( 1840), considerada como la fuente original
de la famosa "escuela austríaca", a la cual llegarían a pertenecer BóHM-BAWERK,
el más riguroso, sistemático y contundente crítico de la teoría del valor de MARX
(1896) y un autor clave en la teoría neoclásica del capital (Capital e interés, 1901);
WIESER (1900); VON MISES (1950) y HAYE K (1960), teóricos radicales sobre la
libertad de mercado, críticos acerbos de KEYNES y profesores de la Escuela de
Chicago; e inclusive el ilustrado conservador ScHUMPETER(1940) fue estudiante
deMENGER.
La estructura analítica de Los principios de MENGERconsta de cuatro com­
ponentes. Primero: un orden de los bienes, de inferiores (para consumo) a
superiores (como medios de producción). Con esta base desarrolló su análisis
de la utilidad y la demanda (segundo componente), así como del tiempo y el
capital (tercer componente). Una muestra de su contenido sustantivo y de su
reacción contra el modelo clásico es la siguiente:
El valor de los bienes se fundamenta en su relación con nuestras necesidades, no en
los bienes mismos.
[ ...] toda satisfacción[ ...] va teniendo una importancia cada vez menor, hasta llegar
a un estadio en que una satisfacción aún más plena de la necesidad correspondiente
puede llegar a ser indiferente (II2.rn).
... las cantidades de trabajo o de otros medios de producción empleados para conseguir
un bien no pueden ser el elemento decisivo para calcular su valor (132).
... una parte nada desdeñable de los miembros de la sociedad se dedican a la producción
de bienes que sólo contribuirán a la satisfacción de necesidades humanas al cabo de
varios años y hasta de varios decenios (137).
... hemos alcanzado ya una de las verdades más importantes de nuestra ciencia, la que
se refiere al principio de "productividad del capital" (140).
El cuarto componente fue su análisis de las ventajas utilitarias del intercambio,
de la determinación de los los precios y de los aumentos de eficiencia mediante
el uso del dinero.
En contraste con los demás fundadores del modelo neoclásico, MENGER
nunca desarrolló una formalización matemática y se cuenta que suspendió,
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234
Teorías económicas del mercado
precisamente, su comunicación con LÉON WALRAS debido a diferencias meto­
dológicas sobre este punto.
El mismo año de 1871 se publicó también The Theory ofPolitical Econo111y
de WILLIAM STANLEY JEVONS (Inglaterra), calificada por algunos analistas corno
una "revolución". Y, si se consulta su propia motivación, no es para menos:
"Una calma despótica es usualmente el triunfo del error. En la república de las
ciencias, la sedición y aun la anarquía son beneficiosas en el largo plazo para
la máxima felicidad del mayor número [ ... ] y a nadie ni a escuela alguna ni
a camarilla alguna debe permitírsele establecer un modelo de ortodoxia que
obstaculice la libertad del cuestionamiento científico" (The Theory, 2.ª ed.,
1879, "Conclusiones").
Y en el Prefacio anunció: "la única esperanza de alcanzar un sistema verda­
dero de economía es poner a un lado, de una vez para siempre, las laberínticas
y absurdas premisas de la Escuela Ricardiana". Sin embargo, como en las
dialécticas entre amor y odio con los más apreciados, ]EVONS fue lo suficiente­
mente objetivo para situar tales críticas en un balance. Así, para comenzar su
capítulo VI, después de haber expuesto las teorías de la utilidad, el intercam­
bio y la productividad del trabajo, reconoció: "La veracidad general de los
argumentos expuestos en los capítulos anteriores deriva gran probabilidad de
su ajustada similitud a la teoría de la renta, tal como ha sido aceptada por los
escritores ingleses durante aproximadamente un siglo". Y pasó a formalizar la
teoría clásica de la renta en términos del cálculo diferencial. Con esta base, en
el último capítulo formalizó una teoría del capital y el interés. En las ecuacio­
nes resultantes se reconoce la combinación entre rendimientos decrecientes,
variación en las intensidades de los recursos y sus precios determinados por
las productividades marginales. Es decir, los componentes fundamentales del
modelo neoclásico de la producción.
En la teoría de la utilidad y el intercambio, JEVONS formuló, también con
cálculo diferencial, los principios de la utilidad marginal o incremental decre­
ciente y de optimización en el consumo. Además apuntaló como un paradigma
neoclásico el postulado (de algunos autores anteriores) de que el valor, en
contraste con su versión clásica, es una noción relativa y carece de cualquier
sentido en términos absolutos.
JEVONS dató su contribución hasta un "breve esquema" publicado en 1862,
pero sus posteriores investigaciones lo llevaron a atribuirse menos originalidad
que al comienzo, debido a los trabajos de GosSENS, VAN THUNEN, CouRNOT,
WALRAS (padre) y otros, que habían permanecido relativamente desconocidos.
Y lo mismo pareció ocurrirle con el método matemático. Arribó a éste, para­
dójicamente, leyendo a los economistas puramente literarios, pues concluyó
La economía neoclásica
que trataban de expresar en palabras argumentos de cantidades y de relaciones
funcionales entre éstas, como el aumento de un precio por el impacto de la mayor
demanda, para lo cual el instrumento especializado eran las matemáticas. En
este sentido, su propia contribución marcaría, pues, una época. Más tarde, sin
embargo, ]EVONS mismo recopiló y publicó una lista de más de cien trabajos
"matemático-económicos" publicados entre 1711 y 1871. En conexión con
esto, vale la pena destacar que ]EVONS publicó unos diez libros, la mayor parte
de ellos, y los más exitosos en ventas, en el campo de las ciencias naturales, su
método y la lógica.
Y, en 1874, se publicaron los Éléments d'économie politique pure de LÉON
W ALRAS, francés y profesor de la famosa escuela de Lausana en Suiza, los cuales
constituyeron una verdadera apoteosis del método matemático. No sólo porque
desarrolló su análisis en términos del primer modelo conocido de equilibrio
general, mediante un monumental sistema de ecuaciones simultáneas, sin pa­
rangones en su complejidad y alcances formales hasta ese momento, sino por sus
propias creencias al respecto. Por ejemplo, finaliza su lección 40 demandando
que, así como se tiene confianza general en la ley de la gravitación, aunque
muy pocos entienden las ecuaciones de NEWTON y LAPLACE, también se tomen
por garantizadas las doctrinas de los economistas matemáticos, una vez hayan
suministrado sus demostraciones. Quizá fue esto lo que ocasionó la ruptura
con MENGER, pues la escuela asutríaca también estableció una tradición meto­
dológica. En el concepto de HAYEK (1974), un sistema puramente matemático
estaría incapacitado para analizar las complejidades del orden social.
Durante treinta y cinco capítulos, o lecciones, de su última edición de los
Elementos (1926), WALRAS consideró a los coeficientes "técnicos" de la pro­
ducción como datos exógenos, no como incógnitas de su modelo de precios.
Sólo en el capítulo 36, a punto de finalizar esta construcción, los convirtió en
variables. Al impacto inmediato lo denominó "Teoría de la productividad mar­
ginal", constituida por dos proposiciones básicas. Primera: la libre competencia
minimiza los costos de producción. Y segunda: en equilibrio, los precios de los
servicios son proporcionales a sus productividades marginales. En esto le con­
cedió crédito a ]EVONS. Y en particular a un capítulo donde éste reconoció su
deuda con la teoría clásica de la renta diferencial. Luego acopló los resultados
con las ecuaciones de equilibrio de las utilidades en el consumo para consolidar
un sistema integral de ofertas, demandas y precios de equilibrio.
Siguiendo en alguna medida el capítulo VI de ]EVONS, la lección 39 de los Ele­
mentos está dedicada al tema clásico de la renta. En primera instancia, se destacan
sus contrastes metodológicos. Mientras la exposición clásica puede represen­
tarse como una sucesión de peldaños, formando una escalera, la representación
235
236
Teorías económicas del mercado
neoclásica, de JEVONS y WALRAS, con base en el cálculo diferencial, al hacer que
los cambios en las variables tiendan infinitesimalmente a cero, es una curva con­
tinua y tersa, conformando un tobogán.Y en la sección 361, WALRAS reconoció
la teoría de la productividad marginal, y de la elección de tecnologías, o sea de la
solución endógena para los coeficientes "técnicos" de la producción, como una
extensión del análisis clásico de la tierra al caso del capital y el trabajo.
El modelo clásico podía generalizarse, por lo tanto, para considerar también
a la tierra, dentro del análisis de la renta intensiva, como un recurso variable,
en vez de una constante. Y esta generalización se convirtió en un componente
fundamental de la "revolución marginalista" y del modelo neoclásico en cons­
trucción (CUEVAS. La economía clásica en renovación, cap. IV).
7.1 .3 . LA CONSO LIDA CIÓN CON MA R S HA LL, PA R ETO Y PIGOU
',
Una importante generación sucesora para consolidar el edificio neoclásico es­
tuvo constituida, entre otros, por FRIEDRICH VON WIESER (1884) y EuGEN VON
BóMH-BAW ERK (1893) en la escuela austríaca; F Y. EDGEWORTH (Inglaterra,
1881), quien intentó desarrollar un "utilitarismo exacto", basado en un mo­
delo de cálculo diferencial e integral. Al respecto, algunos de sus títulos más
representativos son del estilo de "Cálculo hedonista", "Cálculo de la felicidad"
y "Psíquica matemática";JoHN BATES CLARK (1890), el más notable de los pio­
neros neoclásicos en Norteamérica, quien fue transparente sobre la dialéctica
neoclásica con la teoría clásica de la renta diferencial. Así, declaró: "La ley de
la renta se ha convertido en un obstáculo para el progreso científico: ha retar­
dado el logro de una verdadera teoría de la distribución. Y, sin embargo, por sí
misma es capaz de suministrar tal teoría. El principio que gobierna el ingreso
derivado de la tierra en realidad gobierna los ingresos derivados del capital y
el trabajo. El interés como un todo es renta; y aun los salarios como un todo
también lo son. Estos ingresos son 'ganancias diferenciales', y son determina­
dos en su magnitud por la fórmula ricardiana". Más adelante reconoció: "La
más interesante entre las recientes aplicaciones del principio de la ganancia
diferencial es el estudio del 'excedente de los consumidores' por el profesor
MARSHALL"; el autor de The Common Sense in Political Economy, WICKSTEED
(1910), otro notable teórico neoclásico quien confirmó: "Por lo tanto, otra vez
resulta que la supuesta ley de la renta, en tanto es cierta para la tierra, también
es cierta para todos los otros factores de la producción"; y KNuT WICKSELL,
quien intentó integrar la teoría austríaca del capital, una teoría monetaria y
el modelo de equilibrio general de WALRAS ( Geldzins and Guterptreise, 1898;
Lectures in Political Economy, 1 901).
La economía neoclásica
Sin embargo, los Principios de economía ( 1890), de ALFRED MARSHALL ( 1842suelen considerarse como la obra neoclásica más influyente durante la
transición al siglo XX. En opinión de KEYNES, uno de sus más brillantes discípu­
los: "están escritos con mucha más originalidad de la que puede llegar a advertir
un lector ocasional [ ... ] [L]os periodistas no podían percatarse de todo el alcance
de las innovaciones ni de la contribución que representaba para la ciencia, pero
intuyeron con notable agudeza que el libro abría una nueva era del pensamiento
económico" (KEYNES. Biografia de Marshall). Entre sus características de obra
magna pueden citarse: 1. Su vasto alcance (precios de los productos, precios
y asignación de los recursos, costos, utilidad y demandas, bienestar, dinero y
crédito, "externalidades", educación, capital humano); 2. El rigor en el análisis
de cada aspecto y su coherencia de conjunto; 3. Un delicado balance entre la
demanda de precisión formal y el reconocimiento de la difusa complejidad del
mundo social, así como entre cierto grado validez de los nuevos argumentos y
el fundamento en las teorías precedentes.
Dentro de tal marco, cabe destacar dos aspectos fundamentales. Primero,
su posición con respecto a la disputa metodológica sobre las matemáticas.
Siendo idóneo en esta materia, sugería utilizarlas para obtener determinados
resultados, ensamblarlos dentro de los argumentos del lenguaje común y es­
conderlas en lo posible. De hecho, en los Principios, las ecuaciones figuran en
notas al margen o en apéndices. (El caso de KEYNES fue similar). Su recurso a
la historia como instrumento permanente es, apenas, la otra cara de la misma
moneda. Segundo, parecía haberse transitado de un extremo clásico, en el cual
no jugaban papel alguno la utilidad y la demanda, al otro extremo, en el cual
estas últimas serían determinantes totales, sin papel para la oferta y los costos.
En una famosa metáfora sobre la ineficiencia de unas tijeras carentes de alguna
de sus dos hojas, sintetizó su solución en el equilibrio entre la función de oferta
y la función de demanda.
Y tal solución registra, quizá, su principal contribución al desarrollo de
los instrumentos analíticos de la economía, condensada en los precisos análisis
del equilibrio parcial de los mercados y sus funciones componentes. Para estos
propósitos, introdujo de manera explícita el tiempo, diferenciando los resultados
en términos prácticos de equilibrios de corto, mediano o largo plazo. Y también
descubrió el útil instrumento de la elasticidad de la demanda (cfr. Fundamentos,
caps. octavo a undécimo).
En relación con la utilidad, MARSHALL planteó varios problemas. Siguiendo
a BENTHAM, consideraba que la economía sólo sé ocupa de las satisfacciones
adquiribles con dinero; supuso que la satisfacción prevista y la efectivamente
alcanzada sobre un bien coinciden, sin ocultar los obstáculos que pueden ínter1924),
237
z38
)
Teorías económicas del mercado
ponerse entre esas dos instancias (información, incertidumbre); destacó el caso
de las adicciones, cuando las leyes normales de la utilidad marginal parecen no
cumplirse; y señaló eventuales complicaciones de una satisfacción marginal del
dinero distinta para los diversos consumidores.
La amplia perspectiva de MARSHALL, sustantiva y metodológica, con sus
implicaciones antidogmáticas dificultan su clasificación y diversos analistas
considerarían que constituye una doctrina por sí mismo. Esta apreciación es
reforzada por el espacio que concedió en su obra a los rendimientos crecientes
a escala, a las funciones de oferta con pendiente negativa, a la concentración
monopolística, a la formación de conglomerados como cárteles y trusts y a la
mayor eficiencia de estas organizaciones, todo lo cual contrasta con la estre­
chez de los supuestos convencionales en los modelos neoclásicos más usuales
y representativos. De hecho, en una de las últimas obras de su vida, sobre las
grandes tendencias del capitalismo, lndustry and Trade (1919), acentuó el énfasis
y dedicó casi todo el espacio a tales factores.
No obstante, los mecanismos predominantes de ajuste para aproximarse a
los equilibrios en su modelo, en términos de cambios marginales y de sustitui­
blidad entre los recursos, sin traumas o saltos abruptos, así como su aparente
adhesión al paradigma del valor relativo, además de la opinión general, justifican
su consideración como uno de los grandes autores neoclásicos.
El heredero de WALRAS en la Academia de Lausana fue VILFREDO PARETO,
autor del célebre Manuel d 'Économie Politique (190 5-1927). Como ]EVONS, fue un
autor prolífico fuera de la teoría económica, en el campo de la sociología en este
caso. Una de sus primeras tesis se refería a una ley general empírica e invariable
sobre la distribución del ingreso, conocida como la "Ley de Pareto". Y, en adelante,
una paradoja sobre la importancia de la distribución marcaría su prestigio.
P ARETO contribuyó al perfeccionamiento formal de los equilibrios neoclá­
sicos, en términos de las productividades marginales de los "factores" de la
producción y de las utilidades marginales de los consumidores, dirigidos a
destacar la eficiencia de los mercados competitivos. Para esto se basó en el
método matemático, lo cual era un factor determinante en la aprobación de
W ALRAS para su sucesor en Lausana. No obstante, PARETO volvió a cambiar el
énfasis desde el equilibrio general hacia el equilibrio parcial, con el argumento
de que no existía suficiente información empírica para el uso práctico del primer
enfoque. Esto generó un apreciable resentimiento en WALRAS.
Pero, además del método matemático, los dos compartían una visión similar
sobre el tratamiento de la distribución del ingreso y de su justicia, dentro de la
teoría económica. Para WALRAS, "la justicia consiste en darle a cada quien lo que le
pertenece". Para PARETO, la justicia, como la moral, es un producto subjetivo del
La economía neoclásica
espíritu y, por consiguiente, cualquier investigación científica sobre su significado
objetivo sería completamente vana. El paradigma de PARETO descansa, entonces,
sobre la tesis de que el máximo bienestar social puede ser definido sin concederle
consideración alguna a la distribución del ingreso y de la riqueza. En esta forma,
el óptimo social se alcanzaría cuando cada individuo hace el mejor uso posible de
la dotación de recursos que le ha correspondido, sin importar cuán inequitativa
o injusta ésta pueda haber sido. O, para utilizar los términos usuales, existe un
óptimo de PARETO cuando ningún individuo o grupo de individuos puede mejorar
su propia situación sin empeorar la de alguien más.
Estas tesis de PARETO fueron controvertidas de manera frontal por el sucesor
de MARSHALL en Cambridge, ARTHUR PIGou, quien en su obra La economía del
bienestar, de 1928, ofreció un paradigma neoclásico alternativo al de PARETO sobre
la distribución y el máximo bienestar, siguiendo el desarrollo del utilitarismo desde
BENTHAM (CUEVAS. Proceso político y bienestar social, cit., caps. VIII a xm).
También PIGou partió de la observación empírica. Señaló la "clara eviden­
cia" de que las características fisicas y mentales de las personas se distribuían
de acuerdo con la curva de Gauss o curva normal, mientras que la distribución
de los ingresos era anormal, agrupándose el mayor número en los extremos
inferiores de la escala. E involucró los cambios en la distribución del ingreso
como una variable estratégica de su sistema de evaluación de la eficiencia, del
bienestar y del dividendo nacional.
Claro está que en el sistema de PIGou el máximo bienestar depende no sólo
de la distribución, sino también del nivel absoluto del ingreso nacional. Y su
método analítico se caracteriza, precisamente, por el examen sistemático de
la interdependencia entre esos dos factores y de su impacto combinado en la
ocurrencia de cualquier evento. En un extremo, el crecimiento (del producto
nacional) a costa de la participación de los más pobres, en vez de aumentar el
bienestar puede reducirlo. Y, en el otro extremo, la mejoría del ingreso de los
más pobres a costa de reducir el producto nacional puede no sólo disminuir el
bienestar conjunto sino aun el del mismo grupo en apariencia favorecido. Entre
los extremos la gama de posibilidades es muy amplia y cada una demanda, por
supuesto, un análisis concreto.
Pero no fueron precisamente tales planteamientos los que afianzaron dentro
de los modelos neoclásicos más ortodoxos las contribuciones de La economía
del bienestar de PIGou. En realidad, reconocieron un gran mérito en el aparato
analítico pigouviano de las "externalidades" o divergencias entre el beneficio­
costo privado y el beneficio-costo social. Y llegaron a adoptarlo como herra­
mienta estandarizada de diagnóstico y de política en fallas tan importantes del
mercado como las del ambiente, los bienes públicos y los monopolios, sin que
239
240
Teorías económicas del mercado
esto fuese suficiente para evitar que, con respecto a la distribución del ingreso
y de la riqueza, el enfoque de PARETO se hubiese popularizado a costa de la
alternativa propuesta por PIGou.
Entre otros contribuyentes principales al análisis neoclásico en el siglo
xx, sin constituir una lista exhaustiva, pueden citarse: IRVING FISHER , FRANK
K NIGHT, LIONEL ROB BINS, E.CHAMBERLAIN, A . BERGSON, TIB OR SCITOVSKY,
J o HN R. HICKS, PAULA .SAMUELSON, ROBERT SoLOW,jOHN HAR SA NYI, FRANOS
B ATOR , KE NNETH. J. ARROW, FR A NK HA HN, GER ALD DE BREU, J.DE V. GRAAF y
WILLIAM B AUMOL. Como se observa, la literatura neoclásica comparte con la
mercantilista la característica de una gran profusión de autores, lo cual dificulta
una síntesis a partir de contribuciones individuales. Por ello, se intentará,
más bien, exponer a continuación la estructura de la teoría neoclásica, a cuya
formulación han contribuido en alguna medida todos los autores citados y
algunos que escapan de tal lista forzosamente reducida.
7.2. L A UTILIDAD MA RGINAL
Y E L EQUILI B R I O DE L C ONS UMIDOR
7.2.1. UTILIDAD C A RDINAL Y ORDINAL
)
Han existido dos enfoques sobre la utilidad o satisfacción derivada del consumo.
Primero: como un fenómeno cardinal, o sea como una magnitud medible, agre­
gable y comparable entre individuos (BENTHAM, 179o ;JEV ONS, 1871; MAR SHALL,
19 00; PIGou, 1940; HARSA NYI, 1955, 1965; modelos de "teoría de juegos", 1950,
2000).Segundo: como un fenómeno ordinal, es decir, en términos de orden,
donde interesa saber si un nivel de utilidad es mayor o menor que otro para un
mismo individuo, pero se considera irrelevante "cuánta" es la utilidad y, por
consiguiente, quedan vedadas las comparaciones interpersonales de utilidad o
satisfacción (PARETO, 1928 ; ROBBINS, 1950; HicKS, 1960; DE BREU, 1950; SAMUEL­
SON, 1960; ARRow, 1970; HA HN, 1970; y prácticamente todos los manuales de
"microeconomía" durante la segunda mitad del siglo xx).En este capítulo, se
empezará por el enfoque cardinal, el cual facilita la exposición.
7.2. 2. L A UTILIDAD MA R GINA L DE CR E CIE NTE
L a teoría de la utilidad parte de una premisa básica: cada consumidor deriva
alguna satisfacción o utilidad del consumo de los bienes y servicios. Y, a con­
tinuación, intenta explicar porqué razón su consumo es variado, compuesto
siempre por un conjunto de bienes diversos.
La economía neoclásica
Como segunda premisa fundamental considera un consumidor "normal",
"típico" o "racional", quien procura obtener la máxima utilidad posible. En­
tonces, si después de cierto consumo de un bien x, decide consumir bienes di­
ferentes, digamos y, el consumo adicional de y debe brindarle más utilidad que
el consumo adicional de x. A su vez, si alcanzado cierto consumo dey, en vez de
seguir aumentando y, decide consumir z, el consumo adicional de z debe brin­
darle mayor utilidad que las cantidades nuevas de y. Y así sucesivamente ... Por
consiguiente, al comienzo se prefiere x ay y z porque la utilidad de las primeras
unidades consumidas de x es superior a la utilidad de y o z. Pero si aumenta el
consumo de x, se alcanza un momento cuando la utilidad adicional (o marginal)
de las unidades adicionales consumidas de x es menor que la utilidad adicional (o
marginal) de las unidades adicionales consumidas de y. A partir de ese momento,
entonces, el consumidor prefiere unidades dey a las de x. Pero esto demuestra que
la utilidad adicional (o marginal) de cada unidad de x ha pasado de ser muy alta,
cuando empezó a consumirse x, y se prefirió sobre y y z, a ser tan baja con el alto
consumo de x, que llega un momento cuando el consumo de y se hace preferible
al consumo de unidades adicionales de x. Por consiguiente, la utilidad de cada
unidad adicional de x, o utilidad marginal de x, ha venido disminuyendo en la
medida en que la cantidad consumida de x ha ido aumentando. Esto se expresa
en la breve proposición de que la utilidad marginal de x es decreciente.
Y, por supuesto, el mismo razonamiento aplica después ay, preferida sobre z
al comienzo, y después a z, etc. Esta conclusión se muestra en el gráfico 7.2.2.1.
GRÁFICO 7.2.2. I
COMPORTAMIENTO DE 1A UTILIDAD MARGINAL ("UMA")
UMA_,
UMA,
(a)
(b)
241
242
Teorías económicas del mercado
El gráfico 7.2.2.1 (a) muestra cómo la primera unidad de x produce una
utilidad marginal mayor ( UMAX) que la segunda, ésta que la tercera, etc. Es decir,
cómo cada unidad adicional de x produce utilidad (aumenta-la utilidad total),
pero una utilidad marginal cada vez menor a medida que aumenta el consumo
de x, (Q..). La parte (b) muestra el mismo resultado, una relación inversa entre la
UMAx y la cantidad consumida de x, (Q..), pero teniendo en cuenta que los cambios
en Q.. pueden ser infinitamente "pequeños" (continuos), no necesariamente en
unidades "tan grandes" como en la parte (a) (cambios "discretos").
7 . 2.3 . EL EQUILIBRIO DEL CONSUMIDOR
Sabiendo que la UMA de cada bien es decreciente, y que el consumidor busca
la máxima utilidad total posible, el problema ahora planteado es encontrar la
norma o condición que garantiza llegar a ese resultado. Para este propósito se
utiliza el ejemplo del cuadro 7.2.3.1. Para mayor sencillez, sólo se consideran
dos bienes (x e y), pero el resultado es generalizable a cualquier número de ellos.
Los datos son las utilidades marginales de los dos bienes para un consumidor
específico ( UMAx y UMA), los precios de los dos bienes (px y P), que el consumidor
simplemente observa en el mercado sin poder como individuo cambiarlos, y el
ingreso de que dispone para gastar ( Y).
CUADRO
7.2.3.1
UTILIDADES MARGINALES Y GASTO DEL CONSUMIDOR
(1 )
(2)
(3 )
(px
= $1)
í2-x
UMAX
px .f2-x
1
IOO
$1
3
80
2
90
150
$2
$3
3
130
$5
5
$7
7
$2
6
50
$6
8
9
40
30
20
= $2)
1
$4
7
(py
Py ·�
70
60
_!s__
(6 )
(5)
UMA
4
5
(4)
$8
$9
2
Y
__
140
$4
4
120
$8
6
IOO
8
9
$6
110
$IO
90
$14
80
70
$12
$16
$18
La economía neoclásica
Si el consumidor dispone de un ingreso de $12, el primer peso ($1) lo gasta
en adquirir una unidad de x, pues con este gasto obtiene 100 unidades de UMA
(columna 2), mientras que si lo gastara eny obtendría apenas 75 unidades de
UMA (con $1 podría comprar sólo media unidad <ley, lo cual le rendiría como
UMA sólo la mitad de 150 unidades; columna 2. Para simplificar los cálculos,
se ha supuesto que en promedio la primera mitad de y rinde una UMA igual a
la segunda mitad de y, aunque en rigor la segunda mitad debería rendir una
UMA menor).
El segundo peso lo gasta también en x, pues la segunda unidad de x le brinda
todavía una UMA mayor que la obtenida si gastara este segundo peso ($1) eny (la
UMA del segundo peso gastado en x es 90 unidades, mientras que si lo gastara
en la mitad de la primera unidad de y obtendría 75 unidades de UMA). Por la
misma razón, el tercer peso ($1) es gastado también en x, adquiriendo la tercera
unidad de x, que le brinda 80 unidades de UMA. Pero, el cuarto peso ($1) y el
quinto ($1) son gastados en adquirir ahora la primera unidad de y, pues al haber
consumido ya 3 unidades de x, la UMAx ha caído tanto que la cuarta unidad de x
brinda una UMA de sólo 70 unidades, mientras que las dos mitades de la primera
unidad de y brindan cada una 75 unidades de UMA. El sexto peso ($1) puede
ser gastado indiferentemente en adquirir la cuarta unidad de x, que brinda 70
unidades de UMA, o la mitad de la segunda unidad dey, que brinda exactamente
la misma UMA (mitad de 140). Supóngase que se adquiere esta mitad de y. El
séptimo peso ($1) también puede ser gastado indiferentemente en adquirir la
cuarta unidad de x, que brinda 70 unidades de UMA, o la segunda mitad de la
segunda unidad de y que brinda también 70 unidades de UMA. Supóngase que
se gasta en la cuarta unidad de x. El octavo peso ($1) es gastado en la segunda
mitad de la segunda unidad dey, que brinda 70 unidades de UMA, pues la quin­
ta unidad de x brinda solamente 60 unidades de UMA. El noveno y el décimo
pesos son gastados en adquirir la tercera unidad de y, pues de esta forma cada
peso gastado permite obtener una utilidad marginal de 65 unidades, mientras
que si alguno de estos pesos se gastara en la quinta unidad de x, se obtendría
solamente una UMA de 60 unidades. Y, finalmente, el undécimo y duodécimo
pesos pueden ser gastados indiferentemente en adquirir la cuarta unidad de y,
o en adquirir la mitad de esta cuarta unidad, que brinda 60 unidades de UMA,
y la quinta unidad de x que también brinda exactamente 60 unidades de UMA.
En este último caso se ve cómo el consumidor llega finalmente a una situación
en que las utilidades marginales obtenidas por el último peso gastado en cada
bien son idénticas ( en el ejemplo, se obtienen 60 unidades de UMA por el último
peso gastado en x y 60 unidades de UMA por el último peso gastado eny).
Y, si de lo que se trata es d e maximizar la utilidad derivada del consumo,
no podría ser de otra forma. Porque, si la UMA del último peso gastado en x
243
244
Teorías económicas del mercado
fuese mayor que la UMA del último peso gastado eny, entonces el consumidor
no estaría obteniendo la máxima satisfacción posible, pues podría aumentar su
satisfacción dejando de gastar este último peso en y, pasándolo a gasto en x.
Así, la UMA que perdería por dejar de consumir algo de y sería menor que la
UMA que ganaría por consumir algo más de x. Obtendría, pues, una ganancia
neta de utilidad dejando de gastar $1 eny, pasándolo al gasto en x.
De la misma manera, si la UMA del último peso gastado en x fuese menor
que la UMA del último peso gastado en y, entonces el consumidor tampoco
estaría obteniendo la máxima satisfacción posible, porque podría aumentar su
utilidad dejando de gastar este último peso en x, pasándolo al gasto eny. De esta
manera, la UMA que perdería por dejar de consumir algo de x sería menor que
la UMA que ganaría por consumir algo más dey. Obtendría, pues, una ganancia
neta de utilidad dejando de gastar $1 en x y gastándolo eny.
En síntesis, si la UMA del último peso gastado en x fuese mayor o menor que
la UMA del último peso gastado en y, el consumidor no estaría obteniendo la
máxima utilidad posible con su gasto, ya que podría ganar una mayor utilidad
sustituyendo algo del consumo dey por x, o viceversa, según el caso.
Tampoco estaría el consumidor en equilibrio cuando las UMA son diferentes
porque, como su objetivo es obtener la máxima utilidad posible, entonces tendría
incentivos para cambiar de situación, sustituyendo algo del gasto en un bien
por mayor gasto en el otro. Por consiguiente, el consumidor obtiene la máxima
satisfacción posible, dado su ingreso o gasto limitado, solamente cuando la
UMA del último peso gastado en x es igual a la UMA del último peso gastado en
y. Y cuando alcanza este máximo, también está en equilibrio, ya que no tiene
incentivos para cambiar su situación. Nada ganaría en absoluto sustituyendo
algo del consumo de x por y o viceversa, y más bien podría resultar perdiendo
utilidad o satisfacción mediante cualquier movimiento adicional.
7. 2. 4.
LA UTILIDAD MARGINAL
Y LOS PRECIOS DE LOS BIENES
Para calcular la utilidad marginal obtenida por cada peso gastado en x (o en cual­
quier producto), basta con efectuar la división UMAx!px (dondepx es el precio
de una unidad de x), pues indica cuántas unidades de numerador hay por cada
unidad de denominador. Así, si una unidad de x cuesta $10 (px = $10), y la UMA
obtenida del consumo de esta unidad de x es 80 unidades, entonces la UMA por
cada peso gastado en x será (en promedio) 80/ 10 = 8 unidades de utilidad. Por
tanto, la utilidad marginal del último peso gastado en x se obtiene dividiendo la.
UMA de la última unidad consumida de x por el precio de x, es decir, es igual a
UMAx!px. Y, similarmente, paray (uMAy!py) y todos los demás bienes.
La eco110111ía neoclásica
Por consiguiente, la condición de equilibrio del consumidor, es decir, la
condición necesaria para que éste obtenga la máxima utilidad posible de su
gasto que, como se concluyó en la sección anterior, es la de que las utilidades
marginales obtenidas por el último peso gastado en cada bien sean idénticas,
puede escribirse como:
UMAx!px
= UMAylpy
(ec. 7.2-4-1)
que también puede escribirse como:
UMAX / UMAy
= px /py
(Con n bienes, numerados como 1, 2, 3, ... n: UMA1lpx1
(ec. 7.2-4-2)
=
UMA2lp2
=. . .
UMAn!pxn).
Es decir, el consumidor alcanza la máxima satisfacción posible con el gasto
de su ingreso, y está en equilibrio, sólo cuando la proporción de las utilidades
marginales de cualquier pareja de bienes consumidos es idéntica a la proporción
de los respectivos precios de los bienes.
En un comienzo se expresó alguna confusión en la creencia de que las
utilidades marginales determinaban los precios y de que, por ello, la utilidad
marginal misma podía ser considerada la causa del "valor" de los productos. Sin
embargo, olvidaba esta interpretación primitiva que en la determinación de los
precios juegan papel fundamental las condiciones de producción, es decir, los
costos y las funciones de oferta de los productos. Por esto, MARSHALL subrayaba
que oferta y demanda eran, como las dos cuchillas de una tijera, recíprocamente
interactuantes para producir como resultado final el precio. Por lo tanto, con la
interpretación correcta, el consumidor toma como datos los precios, determi­
nados por el mercado, y ajusta su comportamiento de consumo hasta igualar la
proporción de sus utilidades marginales con la proporción de los respectivos
precios. Sobre tales bases, la teoría de la utilidad marginal es solamente un
componente para deducir y explicar las funciones de demanda.
Si el precio de x, en el cuadro 7.2.3.1, se duplica, entonces la UMA por peso
gastado en x cae a la mitad. De esta manera, para obtener la máxima utilidad
posible, bajo las nuevas circunstancias, el consumidor debe disminuir el consumo
de x para aumentar el de y pues, a los niveles de consumo anteriores y con los
nuevos precios, la UMA del último peso gastado en x se ha hecho menor que la
UMA del último peso gastado eny. Así, la función demanda de un consumidor
individual, la relación inversa entre precio y cantidad demandada, ceteris paribus,
podría ser deducida y explicada por la teoría de la utilidad marginal.
245
246
Teorías económicas del mercado
Por otra parte, como se verá, la condición de equilibrio del consumidor
basada en la teoría de la utilidad marginal juega un papel fundamental en la
definición de "eficiencia" económica, concepto que es uno de los resultados
finales y de los más importantes de la teoría neoclásica.
7. 3. EL EQUILIBRIO DEL CONSUMIDOR
CON CURVAS DE INDIFERENCIA
7.3.r.
LA CURVA DE INDIFERENCIA
Una curva de indiferencia es un conjunto de combinaciones de consumo, cada
una de las cuales da un mismo nivel de utilidad a un consumidor. Este, por lo
tanto, resulta indiferente ante cualquiera de tales combinaciones o "canastas" de
consumo. Y este concepto permite llegar a las conclusiones sobre el equilibrio
del consumidor a partir del enfoque ordinal, si se desea.
En el caso simplificado de dos bienes, x e y, el consumidor podría obtener
el mismo nivel de utilidad consumiendo, digamos, la canasta rnx, 2oy; o ISX,
15y; o 16x, 12y; etc. Como se ve en este ejemplo, el consumo de x podría ser
aumentado en un grado tal que compense exactamente la disminución en el
consumo de y, dejando inalterado el nivel de utilidad total. O viceversa. En
general, un bien podría ser sustituido en el consumo por otro, dejando inalterado
el nivel de utilidad total.
GRÁFICO 7.3.1
LA CURVA DE INDIFERENCIA
La economía neoclásica·
El gráfico 7.3. 1 muestra una curva de indiferencia para un nivel de utilidad
dado, U En primer término, con las cantidades consumidas de los dos bienes,
x ey, medidas en los dos ejes, la curva debe descender de izquierda a derecha.
Es decir, debe mostrar una relación inversa entre la cantidad consumida de x
y la cantidad consumida de y, o tener pendiente negativa, pues para mantener
el nivel de utilidad inalterado es imprescindible que al aumentar la cantidad
consumida de un bien, (x) disminuya la cantidad consumida del otro, (y). Si el
incremento de x, Ax, es positivo, entonces el incremento de y, Ay, es negativo,
o (Ay/Ax)< o.
En segundo lugar, la curva debe ser convexa mirada desde el origen de
los ejes, para expresar que la utilidad marginal de cada bien es decreciente a
medida que aumenta su consumo. Es decir, para reconocer que el consumo de
cada consumidor es variado y no consiste en un solo producto, como se vio en la
sección 7.2. 1. Así, la convexidad garantiza que para obtener una unidad adicional
de x deben sacrificarse cada vez menos unidades de y. Y que para obtener una
unidad adicional dey deben sacrificarse cada vez menos unidades de x. Por lo
tanto, el valor absoluto de (Ay! Ax) disminuye al aumentar el consumo de x pero
aumenta al aumentar el consumo de x. Esto es, al aumentar el consumo de x, el
consumidor "valora" cada vez menos cada unidad adicional de x, pero "valora"
cada vez más cada unidad de y dejada de consumir. Por tanto, el consumo de
x sólo puede aumentar si se sacrifican cada vez menos unidades dey por cada
unidad adicional consumida de x.
-(Ay/ Ax), la pendiente de la curva, recibe el nombre de "tasa marginal de
sustitución en el consumo" entre x e y, o, TMASxy. En general, indica cuántas
unidades de y deben sacrificarse por cada unidad adicional de x, cuando tal sus­
titución ocurre, para mantener inalterado el nivel de utilidad del consumidor.
Así, en el gráfico 7.3.1, el punto A (canasta OXo de x, OYo dey) y el punto
B(canasta OX1 de x, OY1 dey) rinden el mismo nivel de utilidad (Uo) para el
consumidor. Es decir, al pasar de A a B, la utilidad ganada por aumentar el con­
sumo en Ax es idéntica a la utilidad perdida por dejar de consumir Ay. La TMAsxy
=(Y1 - Yo)/(X1 -Xo) mide la cantidad de Y sacrificada por cada unidad de X,
dejando inalterada la utilidad total del consumidor. De la misma manera, C, D, E
y cada uno de los puntos que conforman la curva de indiferencia Uo son distintas
combinaciones o canastas, cada una con una particular cantidad de x y otra de y,
que rinden exactamente el mismo nivel de utilidad (Uo) al consumidor. Y entre
cada pareja de puntos existe también una particular TMAsxy.
En síntesis, el cambio de una combinación de consumo a otra, sin modificar
el nivel de utilidad total del consumidor, se expresa como un movimiento de
un punto a otro sobre la misma curva de indiferencia.
0
•
247
248
Teorías económicas del mercado
La curva de indiferencia, formulada por EDGEWORTH y desarrollada por
PARETO, permitió introducir un nivel de utilidad proporcionado conjuntamente
por una canasta o combinación del consumo simultáneo de dos o más bienes,
en general n bienes, flexibilizando el supuesto de que cada bien daba origen a
una magnitud de utilidad independiente de la utilidad derivada del consumo
de los demás bienes.
7.3.2. EL
MAPA
DE INDIFERENCIA
El paso de un nivel de utilidad a otro superior o inferior se expresa, en contraste,
como el paso hacia una curva de indiferencia superior o inferior, según el caso,
tal como se ilustra en el gráfico 7.3.2.1.
GRÁFICO 7.3.2.I
DIVERSOS NIVELES DE UTILIDAD EXPRESADOS EN
DIVERSAS CURVAS DE INDIFERENCIA
La curva de indiferencia U1 representa u.n nivel de utilidad superior al de la
curva Uo porque, para cualquier nivel de consumo de uno de los bienes, siempre
es posible consumir más del otro bien sobre U1 que sobre Uo. Así, la misma
cantidad OYo dey se consume tanto en el punto A como en el punto A', pero
en este último se consume una mayor cantidad de x ( OX3 contra OX2 que se
consume en A). Y lo mismo es cierto para cualquier otra cantidad consumida
dey. De la misma manera, la cantidad OX3 de x se consume tanto en el punto
B sobre Uo, como en el punto A' (sobre U1). Pero a esta misma cantidad con-
La economía neoclásica
sumida de x corresponde un mayor consumo dey en el puntoA'(OYo) que en
el punto B ( OY2). Y lo mismo es cierto para cualquier otro nivel de consumo
de x. Por tanto, una curva de indiferencia superior a otra representa un con­
sumo neto mayor de al menos uno de los bienes. Se dice "al menos", porque
comparando los puntos de las curvas de otra forma, como por ejemplo B y B ',
se encuentra que sobre U1 existen puntos en los cuales se consume más de los
dos bienes que sobre otros puntos de Uo. Así, cada punto sobre U1 indica que
se consume más de los dos bienes que sobre cualquier punto de Uo, o que, al
menos, se consume más de uno de ellos siendo igual el consumo del otro. En
términos más generales, para cualquier punto sobre Uo existe al menos otro
punto sobre U1 en que el consumo puede ser mayor y, por lo tanto, el nivel de
utilidad superior.
De tal manera, al pasar de curvas de indiferencia inferiores (como Un)
a curvas cada vez más elevadas (o alejadas del origen), como Uo, U1, etc., el
consumidor adquiere la posibilidad de aumentar su consumo de los dos bienes
simultáneamente, o de aumentar al menos el de uno de ellos sin disminuir el
del otro, viéndose aumentado por ello su nivel de utilidad. O, en otros tér­
minos, el orden de preferencias del consumidor se expresa en las curvas de
indiferencia, siendo más preferibles las combinaciones expresadas en las curvas
de indiferencia más altas que en las más bajas, porque sus niveles de consumo
pueden ser netamente superiores. Las curvas de indiferencia se prestan para
el enfoque ordinal porque pueden expresar este orden para cada consumidor,
sin asumir necesariamente una unidad de utilidad comparable entre distintos
consumidores.
Debe notarse que las curvas de indiferencia, por su propia definición, no
pueden cortarse o intersectarse entre sí. Si así ocurriera, entonces una curva
como U1 tendría una parte por encima de Uo y otra parte por debajo, lo cual
significaría que U1 no sería más preferible ni menos preferible que Uo. Es de­
cir, si las curvas de indiferencia se intersectaran no podrían cumplir la tarea de
expresar el orden de preferencias del consumidor.
Finalmente, para cada consumidor existirán tantas curvas de indiferencia
cuantos niveles de preferencia éste pueda contemplar o imaginar, sin restricción
alguna. En otras palabras, existirán tantas curvas cuantos niveles de utilidad
sea posible deducir del hipotético aumento sucesivo del consumo de los bie­
nes. Esto implica, primero, que el número de curvas de indiferencia para cada
consumidor es teóricamente infinito. Y, segundo, que por todo punto del espacio
x - y del gráfico 7.3.2.1 pasa una curva de indiferencia -una sola-, lo cual hace
un espacio "denso", cubierto totalmente de curvas de indiferencia, aunque en la
gráfica no aparezcan dibujadas. Este conjunto de todas las curvas de indiferencia
249
250
Teorías económicas del mercado
posibles para el consumidor forma un mapa de indiferencia, ilustrado en el
gráfico 7.3.2.2, aunque, nuevamente, la característica de "densidad" no salte
a la vista.
GRÁFICO 7.3.2.2
EL MAPA DE INDIFERENCIA
En relación con su mapa de indiferencia, el consumidor tratará de alcanzar la
curva de indiferencia más alta posible, es decir, puede tener como meta de su
consumo el infinito, porque ello le garantiza su máximo consumo y su máxima
satisfacción posible. Sin embargo, existe una restricción que le impide a cada
consumidor alcanzar la curva de indiferencia subjetivamente ideal, y que confiere
a unos mayor libertad que a otros. Se trata del ingreso disponible para gastar,
cuyo lugar en el plano x - y (del gráfico 7.3.2.2) se estudia a continuación.
7.3.3.
LA LÍNEA DE PRESUPUESTO
El gasto total en x es: px . x; y el gasto total en y es: py . y; donde p representa
el precio por unidad; x, y son las cantidades consumidas de cada bien. Por
consiguiente, el ingreso total gastado por el consumidor, I, será: I = px .x +
py .y. De donde:
y= J/py- (pxlpy) x
(ec. 7.3.3.1)
(En el caso general de n bienes, I = p I XI + p 2 X2 + p 3 X3 ... + pn Xn) .
La economía neoclásica
px,py e I están dados para el consumidor por el mercado, es decir, no puede
modificarlos a voluntad. Por lo tanto, pueden considerarse como parámetros
que inicialmente son constantes. En cambio, con px, py e I dados, depende
sólo de la voluntad del consumidor cuáles combinaciones de x e y elige para
maximizar su utilidad. Por esta razón, x e y pueden considerarse las variables
del problema.
Puesto que los precios son datos constantes en el problema, su división re­
sulta en otra constante, es decir, la pendiente es constante en todos los puntos de
la línea de presupuesto, lo cual la define como una recta. En síntesis, la ecuación
7.3.3.1 corresponde a una línea recta, con pendiente: - (px/py); intercepto con
el eje Y en el punto(cero X, I/py); intercepto con el eje X en el punto(//px,
cero Y), como ilustra el gráfico 7.3.3.
GRÁFICO
7.3.3
LA LÍNEA DEL PRESUPUESTO DEL CONSUMIDOR
y
(rlpy)
o
(r/px)
Cuando el consumidor consume cero Y, y por lo tanto gasta la totalidad de su
ingreso en X, puede consumir una cantidad máxima de X igual a 1/px. Esto
señala el intercepto de la línea de presupuesto con el eje x en el punto(//px,
cero Y). Similarmente, el consumo máximo de y sería 1/py. Esto indica el
intercepto de la línea de presupuesto con el eje Yen el punto(cero X, 1/py).
Nótese que (cero X, I/py) e (//px, cero Y) son las combinaciones extremas,
existiendo entre ellas otras posibles.
Por ejemplo, a partir de(cero X, I/py) se puede calcular la máxima cantidad
adquirible de Y si se aumentara el consumo de x a 1x, luego a 2x, a 3x, etc.,
hasta llegar a //px unidades de x con cero Y.
25 r
2 52
Teorías económicas del mercado
Se obtendría así la línea de presupuesto, o sea la recta que une los dos
interceptas sobre los ejes. La línea de presupuesto indica, pues, todas las com­
binaciones de x e y que el consumidor puede adquirir como máximo, es decir,
gastando totalmente su ingreso. Por consiguiente, resulta imposible elegir una
combinación de x e y (un punto del plano) que se encuentre a la derecha de la
línea de presupuesto. Esta marca un límite levantado por un ingreso limitado
y por unos prec10s mayores que cero.
Finalmente, la pendiente de la línea de presupuesto tiene signo negativo
porque, con un ingreso o gasto dado, si el consumidor aumenta el consumo de
y (AY> o) debe disminuir el de x (AX< o), y viceversa. Además, el valor de
tal pendiente (-px/py) indica cuántas unidades <ley deben darse en el mercado
a cambio de una unidad de X. ( Si px /py = 2, entonces deberían venderse 2
unidades de y para comprar una de x).
Si el ingreso del consumidor, I, se modifica, sin cambio en px ni en py, la
pendiente -px /py no cambia. Pero la línea de presupuesto se desplaza en forma
paralela en relación con su posición anterior. Por ejemplo, si J se duplica con p.,·
y py constantes, entonces I/px e I/py, es decir, los valores de las intersecciones
de la línea sobre los ejes, también resultan duplicados, lo cua:l equivale a un des­
plazamiento paralelo hacia la derecha. Si J disminuye, con px y py constantes,
se producirá un desplazamiento paralelo hacia la izquierda.
Por otra parte, si px /py cambia; con I constante, entonces cambia la incli­
nación de la línea de presupuesto, es decir, sufre un desplazamiento no paralelo.
Por ejemplo, si px se multiplica por 2 y py permanece inmodificado, entonces,
I/py permanece constante pero I/px disminuye a la mitad. Es decir, la línea se
desplaza hacia la izquierda, girando sobre el intercepto en el eje Y, el cual per­
manecería como punto fijo (J/py). Si py disminuye, con I y con px constantes,
la línea se desplazaría hacia la derecha, girando sobre I/px como punto fijo.
7.3 . 4 .
LA TANGENCIA DE EQUILIBRIO DEL CONSUMIDOR
Ahora el problema del consumidor ha quedado delimitado a alcanzar con su
(línea de) presupuesto la curva de indiferencia más alta posible. Esta situación
se ilustra en el gráfico 7.3.4.
Curvas de indiferencia superiores a m, como IV y v, serían preferibles a m,
11 o 1. Sin embargo, ninguna de esas curvas puede ser alcanzada con la línea de
presupuesto. Por consiguiente, puntos como F y G, es decir, todas las combi­
naciones de consumo que se encuentren por encima (o a la derecha) de la línea
de presupuesto están por fuera del alcance del consumidor. En otros términos,
dados los precios y su ingreso, al consumidor no le alcanza su presupuesto para
La economía neoclásica
pagar cualquier combinación de consumo que se encuentre fuera del triángulo
formado por el origen (o) y los puntos //px , 11py. Debe restringir, así, su selec­
ción a aquellos puntos que estén al alcance de su presupuesto, es decir, a aquellas
combinaciones o puntos contenidos dentro del triángulo (o, 1/px, 1/py).
GRÁFICO
7.3.4
LA TANGENCIA DE EQUILIBRIO DEL CONSUMIDOR
De otro lado, puntos como K, L (sobre el eje X) o M (sobre el eje Y), es decir,
todos los puntos que se encuentran a la izquierda o debajo de la línea de pre­
supuesto, tampoco entran realmente en consideración, porque el ingreso del
consumidor es idéntico a su gasto y en cualquiera de tales puntos esta condición
no se satisface.
Para tales efectos, algunas versiones de este modelo suelen considerar al
ahorro como un "bien" más, cuya utilidad para el consumidor se expresa en la
tasa de interés. Sin embargo, para no adelantar ciertas discusiones, quizá sea más
preciso decir que aquí se considera sólo el ingreso disponible del consumidor
para ser gastado en consumo, descontado previamente el ahorro. Puntos como
K, Lo M sólo serían lógicos, entonces, si dicho ingreso se redujera hasta el nivel
en que tales puntos formaran parte de la línea de presupuesto.
De esta manera, las posibilidades de elección se reducen a los puntos o com­
binaciones de consumo que ·constituyen la línea de presupuesto, tales como A,
B, C, D, E, etc., excluyendo las que están por encima y por debajo de esta línea.
Con estos límites, entonces, el problema ha quedado circunscrito a encontrar
el punto (o combinación de consumo) de la línea de presupuesto que permite
alcanzar la curva de indiferencia más alta posible.
253
2 54
Teorías económicas del mercado
Como el gráfico 7.3.4 muestra, ese punto es E, pues por todos los puntos de
la línea de presupuesto que están a la izquierda o a la derecha de E (tales como
A, B, C y D) pasan curvas de indiferencia inferiores a la curva de indiferencia
(m) que pasa por E, o sea a la cual pertenece E. La certidumbre de que E es
el punto -o combinación de consumo- de la línea de presupuesto que se sitúa
sobre la máxima curva de indiferencia posible proviene de la convexidad de las
curvas de indiferencia (miradas desde el origen), pues en el punto E la línea de
presupuesto es la tangente de la curva de indiferencia. Esto indica matemáti­
camente (junto con la convexidad) la existencia de un máximo.
En síntesis, en el punto E, en el cual el consumidor obtiene la máxima
utilidad posible con su presupuesto, la pendiente de la curva de indiferencia es
igual a la pendiente de la línea de presupuesto, según la definición matemática
de la tangencia. Pero la pendiente de la curva de indiferencia es-(uMAxluMAy)
y la pendiente de la línea de presupuesto es-(px/py) (supra secc. 7.3.1 y 7.3-3).
Por consiguiente, el consumidor alcanza su máxima satisfacción posible, dados
su ingreso y los precios de los bienes, esto es, dada su línea de presupuesto,
cuando se cumple la condición:
UMAX / UMAy = px /py
(ec. 7.3,4,1)
Idéntica a la ecuación 7.2.4.2. El punto (E) puede considerarse óptimo para el
consumidor porque no existe otra combinación posible de consumo que, dada
-su línea de presupuesto, le permita tener mayor o aun igual utilidad, es decir,
porque todas las demás combinaciones posibles son inferiores a E. También es
un punto de equilibrio porque, intentando alcanzar su máxima utilidad posi­
ble, el consumidor se desplazará (estará en desequilibrio) de cualesquier otros
puntos posibles de la línea de presupuesto, como A, B, C y D, hacia el punto E,
ya que ello le permite mejorar su nivel de utilidad (colocarse sobre una curva
de indiferencia superior). Sólo en el punto E desaparecen sus incentivos para
cambiar de localización, porque cualquier cambio de E hacia cualquier otro
punto de la línea de presupuesto, ya sea hacia la derecha o hacia la izquierda de
E, en vez de aumentar su nivel de utilidad lo disminuiría, o sea lo colocaría en
curvas de indiferencia inferiores.
(En términos formales, si U= U (xJI) es la función de utilidad a maximizar,
bajo la restricción/= px. x + py. y; se forma el lagrangiano L = U (xJJ) + l (/
- px. x- py. y); y las primeras derivadas parciales se igualan a cero: dL/dx =
dU/dx-l.px = o; entonces: dU/dx = l.px; dL/dy = dU/dy-l.py = o; dU/dy
= l.py; por lo tanto: (dU/dx)/(dU/dy) = px/py; es decir: la proporción de las
utilidades marginales ( TMSC) es igual a la proporción de precios; dL/di = I -
La economía neoclásica
px . x - py . y = o. Para un máximo, en vez de mínimo, las segundas derivadas
parciales, o condiciones de segundo orden, deben ser negativas: d (dU / dx)/dx
< o; d (dU/dy)/dy < o).
7. 3. 5 .
LA FUNCIÓN DEMANDA
DE UN CONSUMIDOR INDIVIDUAL
Ahora bien, si px aumenta, la línea del presupuesto se desplazará hacia la izquier­
da sobre el eje x, en el gráfico 7.3.5 pues//px disminuye. Pero se mantendrá
fija en el punto//py, pues py ha permanecido constante (secc. 7.3.3). Es decir,
rotará como muestra el gráfico 7.3.5. 1.
GRÁFICO 7.3.5.1
LÍNEA DE PRECIO-CONSUMO
o
Jlp,."' Ilp;' Ilp;
Ilp,
Por lo tanto, el equilibrio del consumidor se desplazará sucesivamente de E
a E' a E" a E"' , etc., mostrando que la cantidad demandada de x disminuye
cuando px aumenta. El conjunto de todos los puntos de equilibrio resultantes
conforma la línea de precio consumo. Esta es idéntica a la función de la de­
manda de un consumidor cuando se grafica en un plano que tenga como ejes
Qr y px. En otros términos, la función de la demanda de un consumidor es el
conjunto de óptimos en el consumo que corresponden a los diversos precios
posibles (gráfico 7.3.5.2).
255
256
Teorías económicas del mercado
GRÁFICO 7.3.5.2
LA FUNCIÓN DEMANDA DE UN CONSUMIDOS INDIVIDUAL
7. 3 . 6. L A
FUNCIÓN DEMANDA DEL MERCADO
Sumando las cantidades demandadas por cada uno de los consumidores cuando
= pxo, digamos px = $rn, se obtiene la demanda del mercado para ese pre­
cio. Y, repitiendo el procedimiento para todos los niveles de precios posibles,
comopx = px1 = $5,px = px2 = $12, etc., se obtendría la función demanda del
mercado para el bien x.
No obstante, el modelo neoclásico revela una deficiencia cuando alcanza
esta etapa. De hecho, si el ingreso para dos personas aumenta (o disminuye),
es posible que una (1) decida aumentar su consumo de x, mientras la otra (2)
decide aumentar su consumo de y. Como resultado: Umax(1) disminuye,
mientras Umay(2) disminuye; (Umax(1) / Umay(1)) disminuye, mientras
(Umax(2) / Umay(2)) aumenta; es decir, las tasas marginales de sustitución
se moverían e n sentido inverso; lo cual contradice su igualdad con la relación
de precios única para todos los consumidores: pxlpy = Umax(1)/Umay(1) =
Umax(2)/Umay(2) ... = Umax(n)/Umay(n).
Una reacción usual ha sido postular consumidores siempre idénticos (o sea,
un consumidor "representativo"). Por ejemplo, "En este libro trataré la distribu­
ción de las rentas como irrelevante[...] se supondrá que la redistribución de la
renta de un consumidor a otro no produce efectos en el bienestar[ ...] (que) las
utilidades marginales de la renta se igualan [ ...] el consumidor representativo
[... ] (que) todos los consumidores son idénticos ..." ÜEAN TIROLE. La teoría de
la organización industrial, Introducción,Ariel, 1990, p. 31, secc. 2.1.4, p. 155).
px
La economía neoclásica
Pero, como en la popular paradoja, este remedio luce peor que la enfer­
medad. Q}iizá sería más pertinente reconocer que una extensión de la lógica
neoclásica sobre los individuos aislados hacia la lógica de los mercados requiere
correcciones y desarrollos teóricos adicionales.
En síntesis, la demanda del mercado puede ser deducida como una suma­
toria de las demandas individuales, aunque este paso deba romper con algunos
postulados del modelo neoclásico tradicional. (Cfr. Fundamentos, Cap. 8).
7.4. LA PRODUCTIVIDAD MA RGINAL
Y EL EQUIL IBRIO DE L A FIRMA CO MPETITIVA
7.4. I. PRE MISA S
La teoría neoclásica de la producción parte de cuatro premisas
fundamenta­les:
1. (Si el consumidor tiene cómo objetivo maximizar su utilidad o
satis­facción,) la firma tiene como objetivo ( en cambio) maximizar sus
ganancias o beneficios.
2. (Así como existe un equilibrio para el consumidor,) se supone la existencia
de un equilibrio (similar) para la firma o empresa.
3. (Así como, para maximizar su utilidad, el consumidor se enfrenta a
cantidades de bienes que son diferentes o diferenciables entre sí,) se supone
que, para producir y alcanzar su máxima ganancia, la firma emplea "factores
de producción" (tierra, trabajo y capital) que son fisicamente cuantificables y
diferenciables entre sí.
4. (Así como la utilidad marginal que cada bien rinde al consumidor decrece a
medida que aumenta su consumo,) se supone que la "productividad marginal" de
"cada factor" decrece a medida que aumenta la intensidad de su empleo por
parte de la firma.
En la secuencia real, la teoría del consumidor puede haberse inspirado en la
teoría del productor. Como indicio, JoHN BATES CLARK, el más destacado
pionero neoclásico en Norteamérica reconoció:
Lo que todas (las inversiones) pagan es determinado por la ley con que nos ha familia­rizado
el estudio ricardiano de la tierra [ ... ] El estudio de los ingresos de la tierra ha revelado el
principio general de la ganancia diferencial[ ... ] La más interesante entre las recientes
aplicaciones del principio de la ganancia diferencial es el estudio del "ex­cedente de los
a.
consumidores" por el profesor MARSHALL. B. CLARK. "Distribution as Determined by a
Law ofRent", Quarterly Journa/ of Economics, 1891).
257
258
Teorías económicas del mercado
En general, el modelo neoclásico de la producción se inició como una simple
aplicación y extensión del modelo clásico de la renta intensiva (supra secc. 4.7),
a pesar de sus facetas como reacción crítica. El tono de CLARK es significativo
al respecto:
La ley de la renta se ha convertido en un obstáculo para el progreso científico: ha
retardado el logro de una verdadera teoría de la distribución. Y, sin embargo, por sí
misma es capaz de suministrar tal teoría. El principio que gobierna el ingreso deriva­
do de la tierra en realidad gobierna los ingresos derivados del capital y el trabajo. El
interés como un todo es renta; y aun los salarios como un todo también lo son. Estos
ingresos son "ganancias diferenciales", y son determinados en su magnitud por la
fórmula ricardiana. (Ídem).
JEVONS también reconoció:
La veracidad general de los argumentos expuestos en los capítulos anteriores deriva
gran probabilidad de su ajustada similitud a la teoría de la renta, tal como ha sido
aceptada por los escritores ingleses durante aproximadamente un siglo. (W. S.JEVONS.
The Theory of Po/itica/ Economy, 1871, 2.ª ed., 1879, cap. v1).
La deuda con el modelo clásico de la renta intensiva fue también reconocido, con
distintos énfasis, por WALRAS, MARSHALL y WICKSTEED. Porque no cabe duda de
esto: el modelo clásico de la renta intensiva combinó la sustitución entre recursos
diferentes (tierra, capital, trabajo), con la intensificación de un mismo recurso
homogéneo cuando resulta rentable (capital), con sus rendimientos decrecien­
tes, con la maximización de beneficios. Así, en equilibrio, el valor del producto
marginal (del capital) resulta igual al precio del recurso (la tasa de interés). Y,
como se verá, estos son los ingredientes necesarios para obtener equilibrios
neoclásicos en la producción. La limitación clásica (de RICARDO) estaba en su
focalización práctica del problema agrícola de la isla de Gran Bretaña como un
todo, es decir, las cantidades de tierra aparecían constantes, mientras el capital
y el trabajo eran variables. Como lo graficó WICKSTEED, sólo faltaba poner las
cantidades de tierra como datos también variables (P. H. WICKSTEED. The Com­
mon Sense of Política! Economy, 1910, E. KELLEY (ed.), 1966, cap. VI).
No obstante, mientras extendían el modelo, los neoclásicos también em­
pezaron a cavar fosos de separación con la orilla "clásica". Los más notables:
el capital no es tratado como un valor sino como una magnitud "fisica" (co n
precisión, como una magnitud independiente de los precios); el valor agregado
real no es un volumen de empleo (teoría del valor trabajo) sino un índice de
la producción fisica; las productividades fisicas marginales no sólo son iguales
La economía neoclásica
a los precios de los recursos en equilibrio, sino que los determinan, pues no
se aceptan variables exógenas sobre esta lógica; exclusión usual de los rendi­
mientos crecientes a escala, con significativas excepciones, como MARSHALL ;
énfasis en el equilibrio no sólo para los precios sino también para las cantidades
producidas; sólo entran en las soluciones casos de plena sustituibilidad entre
los recursos (curvas diferenciables); aversión por el problema de las diferencias
entre firmas de una misma industria; los precios son sólo relativos, o medidos
en un numerario arbitrario (para una comparación crítica detallada de los en­
foques clásico y neoclásico, cfr. CUEVAS. La economía clásica en renovación, cit.,
especialmente cap. IV).
Pero, para precisar tales diferencias y apreciar sus implicaciones, así como
para avanzar en la visión neoclásica integral del mercado, resulta indispensable
considerar su modelo básico sobre la producción.
7.4.2 . LOS FACTORES
,·y L A PRODUCT I VI D A D MA RGIN A L DECRECIENTE
A partir de las premisas señaladas, cuando la firma incrementa en una cantidad
dada el empleo de uno de los factores, permaneciendo constantes las cantidades
empleadas de los demás, el producto total aumenta, aunque en una cantidad
cada vez menor. Es decir, el producto marginal de cada factor es decreciente.
El gráfico 7-4-2, parte (a), ilustra cómo la primera unidad empleada de un
factor K (capital, por ejemplo), produce I o unidades de producto adicional, la
segunda produce 8, la tercera produce 6 unidades de producto adicional, etc.,
con un empleo constante de los demás factores. C laro está, podría ser también
el producto marginal del trabajo (PMAT) o el producto marginal de una clase
de tierra (PMATrr).
La parte (b) ilustra el mismo principio para el caso en que los aumentos
sucesivos en la cantidad empleada del factor tiendan a ser infinitamente peque­
ños, lo cual da como resultado, en el límite, una curva continua, en vez de los
cambios "discretos" de la parte (a).
259
260
Teorías económicas del mercado
GRÁFICO 7.4.2
LA PRODUCTIVIDAD MARGINAL (PMA) DECRECIENTE
7. 4. 3.
EL EQUILIBRIO DE LA FIRMA COMPETITIVA
Formalmente el problema de la firma es idéntico al del consumidor. Mientras
éste incurre en un gasto marginal (el precio de la unidad adicional de un bien)
para obtener una utilidad marginal, la firma incurre en un costo marginal (el
precio de la unidad adicional de factor empleada) para obtener un ingreso
marginal. Basta entonces con repetir el razonamiento aplicado al consumidor,
para obtener la solución al problema del equilibrio de la firma.
De esta manera, la firma también parte de un presupuesto (limitado) de
gastos para obtener en el mercado determinadas cantidades de los factores de
producción, producir con ellos y vender lo producido para obtener un ingreso
y una ganancia. Bajo condiciones de perfecta competencia, todos los precios,
tanto los de los factores que compra, como los de los productos que vende, son
paramétricos. Es decir, están dados por el mercado para la firma, son datos que
esta toma del mercado y que no puede modificar a voluntad. Sus variables son
las cantidades empleadas de los factores.
Dados, pues, el presupuesto y los precios, la firma irá adquiriendo los fac­
tores de producción de acuerdo con el objetivo de obtener la máxima ganancia
posible con cada peso gastado de su presupuesto, lo mismo que el consumidor
adquiere los bienes de acuerdo con el objetivo de obtener la máxima satisfacción
posible con cada peso gastado de su presupuesto.
La economía neoclásica
Por consiguiente, la firma gastará el primer peso ($1} de su presupuesto
en el factor que le rinda el mayor ingreso adicional posible. Supóngase que
produce x, con un precio por unidadpx = $2. Si gastando el primer peso ($1)
en el factor trabajo, ( 'J), la firma obtiene un producto marginal igual a 10 uni­
dades de x, el ingreso adicional sería (10x) $2 = $20. De otro lado, si gastando
su primer peso ($1) en capital (K), el producto marginal obtenido fuese sólo
de 5 unidades, el ingreso adicional sería (sx) $2 = $10. Así , para obtener el
máximo ingreso posible, la firma debe gastar su primer peso (u) en T. Es evi­
dente, con el precio de x dado, que el ingreso adicional es proporcional al pma
del factor. Se destaca, entonces, que con un precio paramétrico maximizar el
ingreso equivale a maximizar la producción.
Mientras pmat > pmak, la firma seguirá, pues, gastando pesos adicionales
en el factor T, sin aumentar su empleo del factor K. Pero, según otra premisa,
la productividad marginal de todo factor es decreciente. Por lo tanto, llegará un
momento, a través del aumento continuado del factor Ty de la caída en elpmat,
cuando para otro peso ($1) adicional gastado, se encontrará quepmat <pmak. En
este momento, la firma dejará de aumentar el empleo de Ty empezará a
aumen­tar el de K. Pero, la pmak también es decreciente. Llegará, pues, otro
momento en que para el último peso ($1) gastado pmak < pmat y volverá a
aumentarse el empleo de T, y así sucesivamente, hasta agotar totalmente el
presupuesto.
Como resultado final, la firma termina haciendo que el producto marginal del
último peso ($1) gastado en K sea igual al producto marginal del último peso ($1)
gastado en T. Esto tiene que ser así, pues, en caso contrario, si el último peso ($1)
gastado en K rindiese un producto marginal mayor al que rinde el último peso ($1)
gastado en T, la firma podría aumentar sus ganancias disminuyendo su gasto en T
y dedicando esa suma a emplear una mayor cantidad de K. En ese caso, la cantidad
de producto (marginal) de x que perdería al disminuir el empleo de Tsería menor
que la cantidad de producto (marginal) de x que ganaría al aumentar el empleo
de K. En otras palabras, si para el último peso ($1) gastado llegare a ocurrir que
pmak > pmat, la firma no estaría obteniendo la máxima ganancia posible, ya que
podría aumentar su ganancia cambiando la composición de su gasto.
Y, a la ipversa, si para el último peso ($1) gastado en cada factor llegara a
ocurrir que pmak < pmat, entonces la firma tampoco estaría obteniendo la
máxima ganancia posible, pues podría aumentar su ganancia transfiriendo parte
de su gasto de K hacia T.
En s íntesis, la firma no obtiene la máxima ganancia posible si, para el último
peso ($1) gastado en cada factor, ocurre que
pmak > pmat, o que pmak < pmat
261
262
Teorías económicas del mercado
Por lo tanto, la firma llega a obtener la máxima ganancia posible solamente
cuando, para el último peso ($1) gastado en cada factor, ocurre que
pmak = pmat
En este último caso la firma está maximizando su ganancia, dados su presupuesto
y los precios, porque no puede aumentarla un centavo siquiera cambiando la
composición de su gasto. Si retira $1 de K para gastarlo en T, o viceversa, su
producto no aumentaría ni disminuiría, ya que para ese $1 el producto marginal
de K es idéntico al producto marginal de T.
Cuando la firma alcanza este máximo también alcanza su equilibrio pues
no existen incentivos para cambiar el empleo (relativo o proporcional) de los
factores, ya que nada ganaría con ello. En cambio, cuando para el último peso
($1) gastado ocurre que pmak > pmat o pmak < pmat, la firma está en desequi­
librio, pues existen estímulos para cambiar la composición de su gasto y, por lo
tanto, la composición del empleo de los factores. Si la firma tiene como objetivo
maximizar ganancias, siempre tenderá hacia la situación en que, para el último
peso ($1) gastado, pmak = pmat. El equilibrio es, pues, una condición hacia la
cual tiende la firma.
Cabe oservar que ningún "factor" puede producir sin la colaboración de
otros factores. Por ejemplo, el trabajo mismo sin la tierra (recursos natura­
les) nada podría producir. Por lo tanto, en estricto sentido, el razonamiento
neoclásico parte siempre de un nivel de producción dado, en el cual se están
empleando al menos dos factores simultáneamente, e intenta explicar el prin­
cipio para aumentar el uso de los factores, sobre ese nivel inicial. Nunca parte
de cero producción y cero uso de los factores. Por eso, la teoría neoclásica se
ocupa esencialmente de las proporciones, o intensidades, en que se usan los
factores y no del nivel absoluto en que cada uno de ellos, por aislado, se usa­
ría. Sin embargo, para simplificar, la exposición se ha referido al primer peso
($1) gastado. Para evitar malinterpretaciones, puede decirse, entonces, que se
trata del primer peso ($1) gastado a partir de un nivel positivo de producción
previamente observado.
7.4.4.
EL EQUILIBRIO DE LA FIRMA
Y LOS PRECIOS DE LOS FACTORES
El producto marginal por cada peso ($1) invertido en la compra de una unidad
adicional de K es PMAKIpK. Por ejemplo, si una unidad adicional de K produce
5 unidades adicionales del producto x; y esa unidad adicional de K le cuesta a
La economía neoclásica
la firma $5, entonces el producto marginal por cada peso ($1) invertido en la
compra de la unidad adicional de K fue, en promedio, 5/$5 = 1. Y similarmente:
el producto marginal obtenido por cada peso ($1) invertido en la compra de
una unidad de T= PMATlpT.
De acuerdo con la sección anterior, entonces, la firma maximiza ganancias
y está en equilibrio cuando, para el último peso ($1) gastado:
PMAK/pK= PMATlpT
(ec. 7.4.4.1)
que también puede escribirse como:
PMAKIPMAT = pK!pT
(ec. 7.4.4.2)
De esta manera, se llega a la conclusión de que, en el equilibrio de la máxima
ganancia, bajo condiciones competitivas (px, pK y pT dados para la firma por
el mercado), las firmas remuneran a los factores de producción de acuerdo
con sus productividades marginales. Así, el interés del capital sería igual a la
productividad marginal del capital empleado en la producción, y el salario sería
igual a la productividad marginal del trabajo empleado en la producción.
Como se ha visto, en general, esta conclusión tuvo su primer desarrollo en la
teoría clásica de la renta intensiva y es además compartida por la teoría de KEYNEs
y por algunos modelos clásicos posteriores (cfr. CUEVAS. La economía clásica en
renovación, cit.). No obstante, la interpretación neoclásica particular abrió un
debate teórico alrededor, principalmente, de los siguientes problemas. Primero.
Una cosa es la igualdad 7.4.4.2, como tal, y otra distinta inferir su exhaustividad,
como si no fuese necesaria información adicional para conocer los precios de
los factores. Por ejemplo, como se verá, KEYNES sostuvo un planteamiento con­
trario: variables por fuera de tal igualdad determinan el nivel de empleo, sin lo
cual resultarían indeterminables los precios de los factores y las productividades
marginales. Una posición similar se adopta en los modelos clásicos posteriores,
como el de SRAFFA y otros, conservando siempre "un grado de libertad", es decir,
la opción del precio de algún factor determinado desde fuera de las producti­
vidades, al cual estas últimas podrían ajustarse. Tal planteamiento abre, así, las
puertas para la consideración de más complejos factores "institucionales".
Segundo. tn los modelos clásicos el capital es un precio "real" agregado.
En los neoclásicos se supone como una magnitud distinta e independiente de
los precios. Esto condujo a un famoso debate sobre las incoherencias o "rever­
siones" resultantes cuando al mismo tiempo se adopta tal supuesto y se razona
con el capital como una magnitud "agregada", por ejemplo, en el nivel de la
263
264
Teorías económicas del mercado
economía nacional, una industria, o aun una empresa completa. Como se verá,
la obra de SRAFFA y el reconocimiento de SAMUELSON fueron significativos al
respecto. Una alternativa a tales incoherencias se encuentra en los modelos
neoclásicos de equilibrio general con bienes de capital "heterog�neos", como
los de DEBREu,ARRow y HAHN, es decir, renunciando a cualquier posibilidad de
sumar unos bienes de capital con otros. Pero el precio pagado por esta alternativa
fue la exclusión de "la" tasa de interés de tales modelos. Por lo tanto, aspiraron
a modelar una economía capir.tlista sin "el" precio del capital (pK), generando
otras dificultades, expuestas en particular en la obra de HAHN.Además, cuando
se pasa del capital agregado, como millones de "$" reales, a bienes de capital
heterogéneos, como edificios y computadores, la sustituibilidad, indispensable
para el cálculo de las productividades marginales, empieza a sufrir dificultades,
como ]OAN RoBINSON subrayó en un famoso artículo.
Tercero. La suma de los pagos a los factores es idéntica al valor agregado
producido (VA). Por consiguiente: (pK). K + (p1). T = VA= (PMAK) . K +
(PMAT) . T, (ec. 7.4.4.3). No obstante, en los modelos neoclásicos, igual que
para el capital, se aspira a reemplazar el "valor" agregado real por el producto
"físico", o un índice del mismo, Qx, entendido como una magnitud distinta
e independiente de los precios. En consecuencia, además de 7.4.4.3, debería
cumplirse: Qx = (PMAK) . K + (PMAT) . T, (ec. 7.4.4.4). Sin embargo, de acuerdo
con un famoso teorema matemático, de EuLER, esta condición se cumpliría sólo
en el caso particular de "funciones homogéneas de grado uno", cuya traducción
en economía significa, rendimientos constantes a escala (si la cantidad de cada
factor se dobla, Qx también se dobla, etc.). Es decir, para ajustarse a 7.4.4.4 el
modelo debería sacar de consideración los rendimientos crecientes a escala,
imponiéndose una fuerte restricción para reflejar al capitalismo desarrollado.
Esto explica la focalización de los manuales neoclásicos en las funciones de pro­
ducción Cobb Douglass, sometidas por definición a dicha restricción.Además,
la interpretación en términos de valores, en vez de magnitudes físicas, facilitaría
la aplicación del modelo al caso de los servicios (para mayor detalle sobre las
interpretaciones clásica y neoclásica del modelo, cfr. CUEVAS. La economía clásica
en renovación, cit., caps. I y IV).
(Por último, la ecuación 7.4.4. 1 podría generalizarse a: PMAKIpK = PMATIp T
= PMA "Tierra"/p "Tierra", si se entiende por "tierra" una clase homogénea.
Sería incoherente, como indicó WICKSTEED, en 19m, interpretar el paso de
una clase de tierra a otra clase distinta como producto marginal de "la" tierra.
Diferentes clases de tierra constituirían, entonces, diferentes factores de pro­
ducción).
La economía neoclásica
7. 5.
7,
EL EQUILIBRIO DE LA FIRMA CON ISOCUANTAS
5. I.
LA ISOCUANTA O CURVA DE ISOPRODUCTO
Una isocuanta es otra curva de indiferencia. Pero mientras en el caso del co­
sumidor se refiere a un nivel de utilidad constante, la isocuanta se refiere a
un nivel de producción constante que la firma deriva del empleo de diversas
combinaciones de los factores K y T, como A, B, C en el gráfico 7. 5. 1.
Además, así como la curva de indiferencia destaca la sustituibilidad de los
bienes para mantener un nivel constante de utilidad, la isocuanta destaca la
sustituibilidad de los factores para mantener un nivel de producción constante.
Es decir, la isocuanta expresa todas las combinaciones posibles de K y T para
obtener un nivel dado y constante de producción.
Por lo tanto, los ejes que sirven de referencia a la isocuanta indican las
cantidades empleadas por la firma de K y T, en vez de las cantidades de x y y
consumidas por el consumidor.
La isocuanta de la gráfica 7. 5. 1 representa el nivel constante de producción
f¿ de una firma determinada. A diferencia de la utilidad del consumidor, que
se considera cardinal por algunos y ordinal por otros, la producción se ha con­
siderado cardinal (500 toneladas, 10.000 unidades, etc.) por todos los modelos,
y en consecuencia la isocuanta, a diferencia de la curva de indiferencia, expresa
una magnitud particular y no solamente un orden de mayor a menor.
GRÁFICO 7.5,1
LA ISOCUANTA
265
266
Teorías económicas del mercado
Por lo demás, las propiedades de la isocuanta son idénticas a las de la curva
de indiferencia, tomando el cuidado, para interpretar su significado, de reem­
plazar el concepto de utilidad marginal (de cada bien) por el de productividad
marginal (de una unidad adicional) de cada factor (supra secc. 7.3.1). En síntesis,
su pendiente es negativa, porque para mantener constante la cantidad producida
Q.,,, al aumentar el empleo de un factor debe disminuir el empleo del otro factor.
Y es convexa por el supuesto de decreciente productividad marginal de cada
factor. Esto implica que, para mantener constante el nivel de producción Q,,,
al aumentar el empleo de K, sucesivamente de unidad en unidad, es necesario
sacrificar cada vez menos unidades de L (la PMA de L aumenta al disminuir su
nivel de empleo y la PMA de K disminuye al aumentar el nivel de su empleo. O
viceversa).
A la cantidad de T que debe sacrificarse a cambio de una unidad adicional
de K, para mantener a Qo constante, AT/ AK, se le llama "tasa marginal de
sustitución en la producción" entre Ty K, TMSPTK. Y es idéntica a la pendiente
de la isocuanta entre dos puntos de la misma (por definición, la pendiente mide
el cambio en una variable, A T, con relación al cambio en la otra, AK).
Esta pendiente, AT/ AK, también es idéntica a -PMAK / PMAT, pues para
mantener el nivel de producción Qo constante, es necesario que el aumento en
el producto debido al aumento de K, AK. PMAK, sea igual a la disminución en
el producto debida a la disminución de T, -A T. PMAT. Es decir:
(AK) . (PMAK) = -(A 1) . (PMAT); AT/AK = -(PMAK! PMAT)
7.5. 2 .
EL MAPA DE ISOCUANTAS
Así como se usó un mapa de curvas de indiferencia para el consumidor, también
se puede usar un mapa de isocuantas para la firma, como muestra el gráfico
7.5.2.
Teniendo en cuenta las diferencias de significado, el mapa de isocuantas
tiene, por lo demás, propiedades formales idénticas al mapa de indiferencia
(supra secc. 7.3.2). En primer lugar, expresa todos los niveles de producción que
hipotéticamente podría enfrentar la firma. Por esta razón es un mapa "denso", es
decir que por cada punto del plano K - T pasa una isocuanta, aunque el gráfico
7.5.2 ilustra sólo unas pocas.
En segundo lugar, las isocuantas más altas (ej., Q4) expresan niveles de
producción mayores que las más bajas (ej., Q9), porque en aquellas se utiliza
una mayor cantidad de ambos factores, o al menos una mayor cantidad de uno
de ellos, dada una utilización igual del otro (supra secc. 7.3.2).
La economía neoclásica
GRÁFICO 7.5.2
EL MAPA DE CURVAS DE ISOCUANTAS
Y tercero, las isocuantas, como las curvas de indiferencia, no se intersectan, pues
ello implicaría que una isocuanta fuese simultáneamente superior, igual e inferior
a otra, lo cual constituría una contradicción lógica con su propia definición.
Finalmente, bajo condiciones competitivas, la firma busca situarse en la
isocuanta más alta posible, es decir, producir el máximo posible (lo mismo que
el consumidor busca situarse en la curva de indiferencia más alta posible). Esto
es así pues, con precios paramétricos, o dados por el mercado, con mayor pro­
ducción la firma obtiene un mayor ingreso (Qx. px). Y con un presupuesto de
costos dado, F, mientras mayor sea el ingreso mayores serán sus ganancias ( Gx
= Qx . px - F). Entonces, la firma, como el consumidor, tiene una restricción
presupuesta} dada para adelantar sus planes o propósitos.
7. 5. 3.
LA LÍNEA DE PRESUPUESTO DE LA FIRMA
La restricción presupuesta} es idéntica a la del consumidor (supra secc. 7.3.3),
sustituyendo los precios de los bienes de consumo por los precios de los factores
para producir. Entonces:
F=K.pK+ T.pT
donde pK ypTson los precios (por unidad) de los factores; Ky Tson las canti­
dades usadas de factores; Fes el presupuesto total. Los precios y el presupuesto
268
Teorías económicas del mercado
(F) son datos para la firma competitiva; ésta no puede cambiarlos a voluntad y
las únicas variables sujetas a su decisión son K y T. Por lo tanto:
T= FlpT-(pK/pT). K
(ec. 7.5.3,r)
Como se indicó, esta línea tiene como pendiente -pK/pT; intersecta al eje T
en el punto ( O,F/p 1) y al eje K en el punto (F /pK, O), lo cual se ilustra en el
gráfico 7.5.3.
GRÁFICO
7.5.3
LA LÍNEA DE PRESUPUESTO DE LA FIRMA
Así, esta línea de presupuesto muestra todas las combinaciones posibles de K y
T que la firma puede adquirir como máximo con su presupuesto, F, como los
puntos P y Q en el gráfico 7.5.3.
7 . 5 .4.
LA TANGENCIA DE EQUILIBRIO DE LA FIR M A
Como muestra el gráfico 7.5.4, la isocuanta más alta que puede alcanzar la firma
con su línea de presupuesto es �' a la cual es tangente en el punto E.
Cualquier otro punto, a la izquierda o a la derecha de E, como los puntos A
o B, sólo permite alcanzar isocuantas inferiores a!¿, como Q,, y Q,. Existirían
estímulos, entonces, para cambiar cualquiera de estas últimas combinaciones
por la combinación de E. Combinaciones como A y B son, pues, puntos de
desequilibrio, que estimulan un cambio en la combinación de los factores.
La economía neoclásica
GRÁFICO 7.5.4
EL EQUILIBRIO DE LA FIRMA EN COMPETENCIA PERFECTA
De otro lado, combinaciones como M están por fuera del presupuesto. De esta
manera, con el presupuesto dado sólo se maximizan las ganancias en el punto
E. Y alcanzado este punto no existirían estímulos para modificar la combinación
empleada de los factores.
Producir el máximo posible, dado un presupuesto, implica también producir
cada unidad de producto al mínimo costo posible (si F = $10' y�= 1 ', el costo
de cada unidad eX = $10. Sin
= 2', entonces eX = $5; etc.). La maximización
�
de ganancias en competencia perfecta equivale, entonces, a una maximización
de la produccióny a una minimización de costos.
Por otra parte, la pendiente de la recta es la misma pendiente de la curva
en el punto de tangencia, como en el caso del consumidor. Por lo tanto, en el
punto E:
pK/pT= PMAKIPMAT
(ec. 7.5.4)
(En términos formales, si Q = Q(K, T) es la función de producción a maximizar,
bajo la restricción F = pK . K + p T . T; se forma el lagrangiano L = Q (K, T)
+ l (F - pK. K - pT. T);y las primeras derivadas parciales se igualan a cero:
dL! dK = dQ! dK - lpK = o; entonces: dQ/ dK = lpK; dL/ dT = dQ! dT - lpT
= o; dQ! dT = lp T; por lo tanto: (dQ! dK)l(dQ! dT) = pKIp T; es decir: la pro­
porción de las productividades marginales ( TMSPKT) es igual a la proporción de
precios de los factores; dL/ dl = F - pK. K - pT. T = o. Para un máximo, en vez
269
270
Teorías económicas del mercado
de mínimo, las segundas derivadas parciales, o condiciones de segundo orden,
deben ser negativas: d (dQ! dK) /dK < o; d (dQ! dT)/dT < o. En la práctica, el
modelo se ciñe casi siempre a una función Cobb Douglas: Q =A. (K A a) . (T
A b). Donde: A= una constante; A indica elevación a la potencia; a> o; b > o;
a + b = 1: o sea, rendimientos constantes a escala).
Si, por ejemplo, pK aumenta, con todo lo demás constante, entonces el valor
absoluto de la pendiente de la línea de presupuesto, pK /p T, aumentaría, lo cual
implica en el gráfico 7.5.4 una rotación de la línea hacia la izquierda, sobre el
punto fijo F/p T. (F/p T no cambia porque tanto F como p T permanecieron
constantes).
7. 5 . 5 .
LA ELECCIÓN DE TÉCNICAS POR LA FIRMA
Al rotar en tal dirección, la tangencia se desplaza hacia la izquierda, sobre una
isocuanta más baja (gráfico 7.5.5). Es decir, el empleo de K disminuiría ante
el aumento de su precio relativo, con el presupuesto F constante. ( Y el de T
aumentaría). Puede deducirse, entonces, que la intensidad del empleo de un
factor varía inversamente con el movimiento de su precio relativo. En conse­
cuencia, para producir un bien x, la firma enfrenta una elección de distintas
tecnologías, identificadas por su grado de "intensidad" en cada uno de los fac­
tores. (Distintos puntos o combinaciones de los factores sobre las isocuantas).
Por ejemplo, tecnologías muy intensivas en capital, como la producción de maíz
con cosechadoras mecánicas gigantes, o muy intensivas en trabajo, mediante la
utilización de palas y azadones manuales. Y entre tales alternativas de tecnología
elegiría una, de acuerdo con los precios relativos de los factores.
Tal rotación también suele ser usada para obtener la función demanda por
un factor de producción, con pendiente negativa. Es decir, al aumentar el precio
del factor, dado un presupuesto constante, la firma demandaría menor empleo
del mismo y mayor empleo de los otros.
Un corolario importante surge para el comercio internacional. Si un país A
tiene salarios menores que otro B, entonces PMAT(,A) < PMAT(_B). Por lo tanto,
en un equilibrio competitivo de máxima eficiencia, A está empleando el factor
trabajo en forma más intensiva que B. Es decir, con libre comercio y una di­
visión internacional de mínimo costo, A se especializa en (exporta) productos
más intensivos en trabajo. Por el contrario, pK(B) < pK(A), entonces PMAK(B)
< PMAK(A). Por lo tanto, en el equilibrio de mínimo costo, B está empleando
más intensivamente el capital que A. En consecuencia, B se especializa en
(exporta) productos más intensivos en capital. Este resultado, derivado del
modelo neoclásico, se conoce como la Teoría Heckscher-Ohlin del comercio
La economía neoclásica
internacional (Eu HEcKSCHER, 1919; BERTIL ÜHLIN, 1933. Supra secc. 4.11.
Infra secc. 10.7).
GRÁFICO
7.5.5
CAMBIO EN LA ELECCIÓN DE UNA TÉCNICA
Estas conclusiones figuran entre las más estratégicas del modelo neoclásico y su
importancia es difícilmente exagerable. Sin embargo, parece conveniente tomar
en cuenta lo siguiente. Primero. Se tornan incoherentes con respecto al capital
agregado si se insiste en usar este concepto en el sentido neoclásico, es decir,
como una magnitud agregada independiente de los precios (infra secc. 10.5.4). Si
esta noción agregada es u.sada, se podrían encontrar las famosas "reversiones": el
precio del capital cae y, no obstante, se eligen técnicas menos intensivas en capital
y más intensivas en trabajo (SRAFFA, 1960; SAMUELSON, 1966). Segundo. En una
economía en crecimiento el presupuesto, F, no es estático, pues va aumentando
con la acumulación de capital. Por lo tanto, los impactos sobre la "intensidad"
podrían afectar más bien a la tasa de crecimiento del empleo de un factor, en vez
del nivel de su empleo absoluto. Tercero. Es necesario considerar los impactos
de los ingresos de los vendedores de los factores sobre la demanda agregada de
la economía. Estos impactos, bajo determinadas condiciones, como argumentó
KEYNES, podrían tener un peso determinante. Entonces, los niveles de empleo,
en particular del trabajo, estarían codeterminados por variables exógenas a las
consideradas sobre el mapa de isocuantas. Estas últimas, en otros términos,
carecerían de exhaustividad. En tal caso, la condición de equilibrio sobre el
mapa de isocuantas permanecería correcta, pero no existiría una dinámica de
271
272
Teorías económicas del mercado
causalidad de los precios de los factores hacia el nivel de empleo. Más bien,
aquellos se ajustarían de acuerdo con este último (infra secc. 8.7).
7.6.
7.6. 1.
LA FIRMA EN EL MERCADO COMPETITIVO
EL COSTO MARGINAL CRECIENTE DE LA FIRMA
En el "corto" y "mediano" plazo no todos los factores de la producción son
variables. Se puede aumentar la cantidad empleada de un factor, pero bajo la
restricción de que al menos la cantidad de otro factor permanece fija. En el
"largo plazo" todos los factores de la producción son variables, es decir, todos
pueden aumentar o disminuir, sin que alguno permanezca fijo. Sin embargo,
en las exposiciones más populares del modelo neoclásico el largo plazo es una
peculiar sucesión de cortos plazos.Así, en el corto plazo el tamaño de la planta
(edificios, equipos) es fijo, mientras en el largo plazo es variable. No obstante,
después de que la firma ha seleccionado, en el largo plazo, el tamaño de la planta,
empieza a operar con esta planta fija, como en el corto plazo. De acuerdo con
esta interpretación, el costo marginal ( CMA) en el largo plazo no es el costo de
producir una unidad adicional con todos los factores variando (como podría
suponerse de su definición en primera instancia de largo plazo), sino el costo de
producir una unidad adicional con un factor variable y al menos otro factor fijo,
que no puede aumentar ni disminuir después de haber seleccionado el tamaño
de la planta. Con tal enfoque, la diferencia entre el "CMA de corto plazo" y el
"cMA de largo plazo" no radica en la variabilidad de los factores, pues en ambos
casos hay factores fijos, sino en la libertad de elegir el tamaño de la planta.
De acuerdo con lo anterior, la productividad marginal del factor variable sería
siempre decreciente (supra secc. 7 .4.2). O, en otras palabras, el costo marginal
para producir una unidad adicional de x, CMAx, sería siempre creciente (en el
ejemplo de la sección 7 .4, va cayendo el PMAk: rn; 8; 6, etc.Y pK = $5. Entonces
el gasto marginal en K por unidad de producto va aumentando: $5/ rn; $5/8;
$5/6; ... etc). Como se verá, este planteamiento, definiendo el largo plazo de
manera tan peculiar, restringe el modelo neoclásico usual a funciones de ofer­
ta con pendiente positiva, exclusivamente. Como se ha señalado, MARSHALL
constituyó una gran excepción en este respecto, planteando funciones de oferta
con pendiente negativa, no sólo en su obra más famosa, Principios de economía,
de 1890, sino como implicación de su último y monumental tratado sobre la
empresa en gran escala y sus rendimientos crecientes, Industry and Trade, de
1916, enfrentando las respectivas consecuencias (sobre las funciones de oferta
con pendiente negativa, cfr. Fundamentos, cap. décimo).
La economía neoclásica
Otra alternativa para obtener un costo marginal creciente suele suponer
rendimientos decrecientes a escala, pero entonces se viola K.PMAK + T.PMAT =
Q; K.pK + T.p T = Ingresos totales de la firma = Qpx (Teorema de Euler).
El costo marginal creciente para producir una unidad adicional de x, CMAx,
se ilustra en el gráfico 7.6.1.
GRÁFICO 7.6.1
EL COSTO MARGINAL CRECIENTE
El gráfico 7.6.1 ilustra, pues, cómo en un nivel de producción Q. producir una
unidad adicional de x costaría más (CMA) que en el menor nivel de producción
Q.,, (CMAo), es decir, el principio del costo marginal creciente.
7.6 . 2 . EL INGRESO MARGINAL DE LA FIRMA
EN EL MERCADO COMPETITIVO
Una empresa compitiendo con muchas otras vería la demanda por su produc­
ción como la del gráfico 7.6.2. Es decir, como una línea horizontal, o totalmente
elástica, porque sus cantidades producidas serían insignificantes dentro del total.
Por lo tanto, carece de influencia para alterar el precio variando sus cantidades
producidas. En otras palabras, se trata de un precio paramétrico. Ejemplo:
dx:
px:
Yt:
11
12
13
I4
15
16
IO
IO
IO
IO
IO
IO
IIO 120 130 140 150 160
273
274
Teorías económicas del mercado
Yme:
Yma:
IO
10
IO
10
10
IO
10
10
10
10
10
donde dx es la cantidad vendida por sólo tal empresa; px es el precio; Yt = d.1·
. px es el ingreso total para la empresa; Yme = Ytl dx es el ingreso medio por
unidad vendida; Yma = AYtlAdx es el ingreso marginal o adicional por cada
unidad adicional vendida. Como se observa, para una una empresa individual
en el caso de perfecta competencia: px = Yme = Yma = constante.
GRÁFICO 7.6.2
EL "YMA" DE LA FIRMA EN COMPETENCIA PERFECTA
Precio x;
YMA
Po 1----------------px =
o
YMA
cantidad producida de x
En síntesis, el aumento del ingreso total por cada unidad adicional producida
de x es el ingreso marginal (YMAx). Y para la firma en un mercado de perfecta
competencia este ingreso marginal es constante, cuando cambian las cantidades
producidas.
7.6 . 3.
EL "CMA", EL
"YMA" Y
EL EQUILIBRIO
COMPETITIVO DE LA FIRMA
El eje vertical del gráfico 7.6.3 mide el costo marginal y el ingreso marginal
de la firma, para diferentes niveles de producción de x, los cuales se miden en
el eje horizontal. La comparación entre el CMAx y el YMA indica que la firma
carecería de incentivos para producir cantidades mayores que Qo, es decir, para
situarse en niveles de producción a la derecha del punto E. En tal caso, el CMA
de cada unidad adicional producida sería mayor que el YMA obtenido al vender
La economía neoclásica
tal unidad adicional (px = Po). Por ejemplo, en el nivel de producción Q1, el
CMA es mayor que el YMA en la magnitud AB, ya que el punto A indica el YMA
correspondiente al nivel Q1 mientras que el punto B indica su correspondiente
CMA. Por lo tanto, la firma incurriría en una pérdida neta (costo mayor que in­
greso) por cada unidad producida de x más allá de la cantidad Qo (punto E). En
el hipotético caso de una producción mayor que Qo, a la derecha de E, la firma,
entonces, no estaría obteniendo la máxima ganancia posible, pues obtendría
pérdidas por cada unidad producida más allá de Qo, y al eliminar estas pérdidas
podría aumentar sus ganancias totales. En tales condiciones, la firma estaría en
"desequilibrio" porque tendría un estímulo para disminuir su producción.
GRÁFICO
7.6.3
De otro lado, en niveles de producción menores que Qo, a la izquierda de E, el
rMA sería mayor que el CMA para cada unidad adicional producida de x. Esto
constituiría un estímulo para aumentar la producción de x, pues se obtendría
una ganancia neta adicional por cada unidad adicional producida de x. Por ejem­
plo, en el nivel de producción Q2 el YMA es mayor que el CMA, en la magnitud
CD. Y, así, para cada nivel de producción menor que Qo, a la izquierda de E,
ocurre que YMA > CMAx; y, por tanto, la firma podría aumentar sus ganancias
totales aumentando la producción, pues obtendría una ganancia adicional por
cada unidad adicional producida. En síntesis, tampoco se obtendría la máxima
ganancia posible con un nivel de producción menor queQo, pues en tal situación
las ganancias totales podrían aumentar si se aumenta la producción.
27 5
276
Teorías económicas del mercado
En conclusión, el único nivel de producción donde se obtiene la máxima
ganancia posible es Qo, correspondiente al punto E, de intersección de las curvas
de YMA y CMAX, o sea donde el YMAX = CMAX (ec. 7.6.3.1).
Y tal nivel Qo es también el nivel de equilibrio para la firma porque, después
de alcanzado, no tiene estímulos para aumentar o disminuir la producción, y
porque cualquier otra situación genera un incentivo para moverse hacia tal
nivel.
Por otra parte, como se ha visto, bajo condiciones de competencia perfecta,
el YMA es idéntico al precio del producto (px) (supra secc. 7.6.2). Por lo tanto,
en equilibrio competitivo:
YMAX
= CMAX = px
(ec. 7.6.3.2)
7.6.4.
LA FUNCIÓN DE OFERTA NEOCLÁSICA
PARA UNA FIRMA INDIVIDUAL
GRÁFICO 7.6.4
LA FUNCIÓN DE OFERTA NEOCLÁSICA
PARA UNA FIRMA INDIVIDUAL
Si, partiendo del gráfico 7.6.3, px aumenta, los puntos de equilibrio de la
firma se desplazan tal como muestra el gráfico 7.6.4. Es decir, para guardar el
equilibrio, YMA = CMA, la firma aumentaría la cantidad producida ( de Qo a Q1
a Q2) a medida que aumenta px, a lo largo de la curva de costo marginal. En
La economía neoclásica
otros términos, la curva de costo marginal dice cuál es la cantidad que la firma
estaría dispuesta a producir a los diversos precios, o sea que constituye la misma
función de oferta neoclásica para una firma individual.
De otro lado, cada cantidad determinada por esta función de oferta (Qo,Q1,
Q2, etc.) corresponde a un punto óptimo (E, E', E', etc.), respectivamente, por
lo cual la función de oferta neoclásica representa un conjunto de óptimos en la
producción. (Cada punto E es una solución de mínimo costo ).
7.6.5 . L A FUNC IÓN DE OFERTA D E L MER C A D O
La función de oferta en el mercado de x se obtiene sumando, para cada nivel
dado del precio, como pxo = 10, px1 = 12, px2 = 8, etc., la producción de x
realizada por todas las firmas.
Claro está, un único precio competitivo de mercado para todos los producto­
res,px, unido a la condición de igualdad de este precio con el costo marginal de
cada firma, termina implicando costos marginales idénticos para todas las firmas
que producen x. El modelo neoclásico se restringe, entonces, al supuesto de que
todas las firmas son idénticas dentro de cada industria. Es decir, supone a una
sola firma como "representativa" de las demás. Y multiplicando su producción
por el número de firmas obtiene su oferta de toda la industria.
Por ejemplo: "como todas las empresas tienen la misma curva de oferta, si
hay 2 en el mercado, la cantidad total ofrecida es exactamente el doble que si hay
1; si hay 3, la cantidad ofrecida es exactamente el triple, y así sucesivamente"
(VARIAN HA L.Microeconomía intermedia. Un enfoque moderno, Barcelona, Bosch,
1986). " ... la simetría[ ...] sugiere[ ...] que[ ...] hay un 'productor representativo'[ ...] (como) si una sola firma competitiva operara todos los conjuntos
individuales de producción, digamos, bajo una misma gerencia" (MAs-CoLLEL
ANDREU et ál. Microeconomic Theory, Oxford U. P., 1995, secc. 5E).
Para pasar de la oferta de una firma individual a la oferta agregada de todas las
firmas en el mercado de x, entonces, el modelo neoclásico suele hacer abstracción
de las diferencias entre empresas, destacadas por RICARDO , MILL y especialistas
contemporáneos sobre el tema, como CoASE, ALCHIAN, DEMSETZ, LEIBENSTEIN,
NELSON, WILLIA MSON o MYERS (CUEVAS. La empresa y los empresarios en la teoría
económica, Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 2006).
Como en el caso de los consumidores, para llegar a la función agregada de
oferta en el mercado de x, sin caer en la paradoja de ignorar las evidentes dife­
rencias posicionales, técnicas, organizativas y administrativas entre empresas
parece, entonces, inevitable corregir algunos postulados del modelo neoclásico
convencional (cfr. Fundamentos, cap. 10 ).
277
278
Teorías económicas del mercado
7 . 7.
LA EFICIENCIA DEL MERCADO COMPETITIVO
7 . 7 . 1.
ÓPTIMO SOCIAL EN EL CONSUMO
Volviendo al equilibrio del consumidor, UMAxl UMAy = pxl py (ec. 7.2.4.1;
7.3.4.1). Y, teniendo en cuenta que los precios son paramétricos, dados por el
mercado sin distinción para todos los n consumidores, 1, 2, 3, ... n:
px/ py = UMAX (1)/uMAy ( 1) = UMAX (2)/UMAy ( 2) = UMAX (3)/UMAy (3) = ...
(ec. 7.7.1.1)
UMAX (n)!UMAy (n)
Condición denominada "Óptimo de Pareto en el consumo" ( OPC). Postula, claro
está, un óptimo colectivo, pues cada uno de los consumidores, 1, ... n, habría
alcanzado su propio óptimo, o la máxima utilidad posible, dado su ingreso dis­
ponible. Y así sucesivamente para todas las parejas posibles de bienes.
Un óptimo de Pareto en el consumo implica, entonces, la igualación de la
relación de las utilidades marginales de los bienes para todos los consumidores,
según indica la ecuación 7.7.1.1. (Mantener esta condición cuando los ingresos
cambian implica, como se ha visto en la sección sobre la demanda colectiva del
mercado, restringir el modelo al caso de consumidores idénticos, o sea de "un
consumidor representativo").
Si tal igualación no se produjera, entonces al menos uno de los consumi­
dores, en este modelo, no estaría obteniendo la máxima satisfacción posible
con su ingreso disponible (su UMAx!UMAy diferiría depx/py). En tal caso, la
situación podría mejorar al menos para una persona, sin desmejorar la situación
de alguien más.
En otras palabras, en una situación sin OPC sería posible para alguien mejorar
su nivel de utilidad simplemente cambiando la composición de su consumo, sin
gastar más, pasando de un punto como B al punto E sobre la misma línea de
presupuesto en el gráfico 7.3.5. En contraste, en una situación con OPC nadie
podría mejorar su nivel de utilidad sin gastar más (es decir, sin disponer de un
mayor presupuesto). Esto implicaría, con un ingreso social dado, que al menos
otra persona vería desmejorada su posición de utilidad (vería disminuido su
ingreso). Tales situaciones suelen ser ilustradas con una "caja de Edgewor­
th", como en la gráfica 7.7.1. Simplemente, un gráfico como el 7.3.4 para un
consumidor A ha sido complementado con otro igual, pero invertido, para un
consumidor B. Entre los dos agotan el presupuesto disponible para adquirir los
bienes x, y. Por lo tanto, puntos como Po Qserían ineficientes, pues al pasar
de P a E el consumidor A permanecería sobre la misma curva de indiferencia
QoA, sin empeorar, mientras el consumidor B mejoraría al pasar de su curva de
La economía neoclásica
indiferencia Q2B a la curva QJn, con mayor utilidad para él. Por el contrario,
resultaría imposible que estando en E alguien mejorara sin empeorar a otro. El
conjunto de puntos como E, E', E" es entonces un conjunto de óptimos de Pareto
y recibe el nombre de "curva de contrato". Como se observa, corresponde a los
puntos de tangencia entre las curvas de indiferencia de los dos consumidores.
GRÁFICO 7.7.1
LA CAJA DE EDGEWORTH
X
B
Q2
QoA
Q1A
P
y
A
E''
E'
y
E
QoB
Q3B
A
Q
Q1 B
Q2B
X
En síntesis, en una situación de óptimo de Pareto es imposible mejorar la si­
tuación de1alguien sin desmejorar a otros.
Es evidente, entonces, que este concepto de óptimo deja la distribución del
ingreso por fuera de consideración. Es decir, toma como un dato el ingreso de
cada consumidor, aunque para unos implique pobreza y para otros abundancia,
absteniéndose de formular conclusiones sobre el nivel de "utilidad social" si la
distribución del ingreso cambiara.
Así, la condición sería óptima tanto para un consumidor con $1 diario (su
máxima utilidad alcanzable con ese presupuesto), como para otro con $1 millón.
Esto resulta del postulado de ordinalidad de la utilidad y ha generado ulteriores
complicaciones, reflejadas en los "principios de compensación" de SCITOVSKY,
los "contornos" de BERGSON, el "precio justo" de GRAAF, las "curvas sociales de
indiferencia", el "teorema de imposibilidad" de ARRow y el enfoque de public
choice, como se verá.
Cabe recordar, no obstante, que otra corriente neoclásica principal, aunque
impopular entre los manuales, siguió la tradición cardinalista de BENTHAM, hasta
279
280
Teorías económicas del mercado
y otros. Dentro de tal corriente, el crítico más sistemático y frontal
contra las ideas paretianas sobre la distribución fue PIGou, en su Economía del
bienestar.
De todas maneras, como se mostró en la sección 7.2, la misma condición
de optimalidad de los consumidores es deducible en forma cardinal. Pero, con
este enfoque, la optimalidad social requiere ajustes por la distribución.
Por último, como se desprende de la sección 7. 3. 6, la optimalidad paretiana
se restringe al caso de consumidores siempre idénticos entre sí (o con un consu­
midor representativo), dada su igualación de las tasas marginales de sustitución
de todos los individuos.
HARSANYI
7.7.2. ÓPTIMO SOCIAL EN LA PRODUCCIÓN
Volviendo a la ecuación 7.6.3.2, CMAx = px, para las firmas que producen xen
competencia perfecta; CMAy = py, para las que producen y. En consecuencia,
para cualquier pareja de bienes y para todas las firmas:
CMAX / CMAy = px/ py
(ec. 7.7.2.1)
Si la condición 7. 7.2. 1 cubre a todas las firmas y a todos los bienes de manera
simultánea, con igualdades similares entre precios y costos marginales para toda
pareja de productos que pueda formarse, suele definirse como un "óptimo de
Pareto" en la producción. (Como se ha visto en la sección sobre la oferta colec­
tiva en el mercado, tal condición restringe el modelo al caso de firmas idénticas
dentro de la misma industria, o sea de "una firma representativa").
En tal situación cada firma estaría utilizando los "factores de producción" en
las combinaciones que permiten obtener la máxima producción posible, según se
vio sobre el equilibrio de la firma. Por lo tanto, resultaría imposible aumentarla
cambiando la combinación de los factores, sin aumentar el presupuesto o costo
total de varias o al menos una de las firmas, como en desequilibrio.
En cambio, con cualquier firma en desequilibrio (PMAKlpK < PMA!pT;
PMAK! pK > PMA! p 1), la producción podría aumentar sin aumentar su presu­
puesto o costo total, cambiando simplemente su combinación de factores. Es
decir, moviéndose a lo largo de la misma línea de presupuesto y pasando de un
punto como B al punto E en el gráfico 7.5.4, lo cual le permitiría alcanzar una
isocuanta más alta, es decir, un nivel mayor de producción.
Con cada firma en equilibrio la producción social sería pues máxima, dado
un presupuesto total de costos. Así, las fuerzas libres del mercado competitivo,
con cada firma buscando su máximo beneficio, se encargarían de generar la
La economía neoclásica
situación más eficiente posible desde el punto de vista de la asignación de los
recursos productivos, lo cual plantea con nuevos elementos el paradigma de la
mano invisible de QUESNAY y SMITH.
Por consiguiente, tal condición se considera óptima. Y se le ha bautizado
"de Pareto" para involucrar el énfasis de este autor en que, bajo tal situación
de máximos, ninguna firma podría mejorar su producción sin empeorar la
producción de al menos otra firma. Pues tal aumento sólo podría lograrse con
un incremento de su propio presupuesto para gastar en factores, lo cual tendría
que disminuir el presupuesto de otras firmas, dado un presupuesto social de
recursos plenamente empleados.
En contraste, una firma en desequilibrio podría mejorar su producción sin
aumentar su presupuesto, simplemente cambiando su propia combinación de
factores, y sin empeorar la producción de otras firmas.
7, 7, 3. EL ÓPTIMO GENERAL
Si los consumidores maximizan su utilidad, UMAx!UMAy = px/py, y simultá­
neamente las firmas competitivas maximizan sus ganancias, CMAx/ CMAy = px /
PY, resulta: UMAX / UMAy = px/py = CMAX/ CMAy. Es decir:
UMAx!uMAy
= CMAXICMAy
(ec. 7.7.3.1)
Si la condición 7.7.3.1 cubre a todos los consumidores, a todas las firmas y a
todos los bienes de la economía, se le denomina un óptimo general de PARETO.
Y, claro está, con ello se indicaría que nadie, consumidor o firma, podría mejorar
sin empeorar a otro. Por consiguiente, cada quien estaría haciendo el mejor o
más eficiente uso posible de los recursos bajo su comando.
Debe recordarse, no obstante, que si la ordinalidad fuese sustituida por
la cardinalidad, la popular noción de optimalidad social de PARETO resultaría
sustituida por la noción neoclásica alternativa, de Pmou por ejemplo, con lo cual
la condición 7.7.3.1 sería necesaria pero insuficiente para definir un máximo
social, pues faltarían los ajustes por distribución en el consumo.
Para subrayar la significación de la condición 7.7.3.1 quizá valga la pena
observar las consecuencias de su incumplimiento. Si UMAx/ UMAy > CMAx/
CMAy, entonces UMAxlcMAx > UMAylcMAy, (desig. 7.7.3.2). Esto significaría
que, al menos para algún consumidor, la utilidad adicional derivada de cada
peso ($1) adicional gastado por la sociedad en incrementar la producción de
x, ( UMAx/CMAx), sería mayor que la utilidad adicional derivada de cada peso
($1) adicional gastado por la sociedad en incrementar la producción de y,
28 r
282
Teorías económicas del mercado
( UMAy/ CMAy). Por consiguiente, la sociedad podría aumentar el nivel de satis­
facción de los consumidores si disminuye el gasto en la producción de y para
aumentarlo en la producción dex. En este caso, por cada peso ($1) transferido
de la producción dey haciax, la ganancia en utilidad por consumir más .t· sería
mayor que la pérdida de utilidad por dejar de consumir algo de y, ( UMAx! c.4q¡
> UMAy/ CMAy). Se obtendría, entonces, una ganancia neta de utilidad por cada
peso ($1) transferido de la producción dey hacia la dex.
Por el contrario, si UMAx! UM.1J! < CMAxlCM.1JI, entonces UMAx! CMAx < u,1uy/
cMAy, (desig. 7.7.3.3). Esto significaría que, al menos para algún consimidor,la
utilidad adicional derivada de cada peso ($1) adicional gastado por la sociedad
en incrementar la producción dex, (uMAxlcMAx), sería menor que la utilidad
adicional derivada de cada peso ($1) adicional gastado por la sociedad en incre­
mentar la producción dey, (uM.1J!ICMAy). Por consiguiente, la sociedad podría
aumentar el nivel de satisfacción de los consumidores si disminuye el gasto en la
producción dex para aumentarlo en la producción de y. En este caso, por cada
peso ($1) transferido de la producción dex hacia y, la ganancia en utilidad por
consumir másy sería mayor que la pérdida de utilidad por dejar de consumir algo
dex, (uMAx! CMAx < UMAJJI CMAy). Se obtendría, entonces, una ganancia neta de
utilidad por cada peso ($1) transferido de la producción dex hacia la dey.
1
7 . 7 .4 .
EQUILIBRIO ENTRE OFERTA Y DEMANDA
COMO DOBLE ÓPTIMO SIMULTÁNEO
Si el mercado se estableciera en un punto como A, con el precio Po y la cantidad
ofrecida Qo, se daría un óptimo por el lado de la produción pues A está sobre
la curva de oferta. Es decir, en ese punto CMA = YMA , como se vio en la sección
7.6.4. Pero faltaría el óptimo por el lado del consumo, pues los consumidores
no estarían dispuestos a comprar esa cantidad Qo al precio Po sino tan sólo al
precio P1. Es decir, el precio Po es excesivo frente de la utilidad marginal deri­
vada de Qo. Al precio Po los consumidores sólo demandan Q1, como indica la
función Dx. En otros términos, se genera el exceso de oferta CA, forzando una
baja del precio por la competencia entre vendedores. Si el precio cae hasta el
nivel determinado por un punto como B (por debajo de E), se daría un óptimo
en el consumo, pues B pertence a Dx, y todo punto de la función demanda es
un óptimo, como se vio en la sección 7.3.5. Pero no se daría un óptimo en la
producción porque el CMA de Qo excedería al precio P1 en la distancia AB.
La economía neoclásica
GRÁFICO 7.7.4
EQUILIBRIO DEL MERCADO COMO DOBLE ÓPTIMO
Px
Ox
Po
C
A
E
P1
B
Dx
0�--�------�--�
Q1
Qo
El resultado sería un exceso de demanda, forzando un alza del precio por la
competencia entre demandantes. En síntesis, cuando el precio está por encima
de E la competencia lo lanza hacia abajo, y cuando está por debajo de E lo lanza
hacia arriba. Es decir, las fuerzas libres del mercado competitivo encauzan todo
el movimiento hacia E. Cuando este punto es alcanzado, se daría un óptimo
simultáneo en la producción y en el consumo, porque E pertenece tanto a la
función oferta como a la función demanda.
De hecho, E es el único punto con tal característica, en el cual se intersectan
las funciones de oferta y demanda, sin generar excesos de demanda ni de oferta.
En la medida en que todos los mercados trabajen de esta manera, la igualdad
de la oferta y la demanda garantizaría la simultaneidad del doble óptimo a nivel
general de toda la economía.
(Sin embargo, como ya se ha señalado, tal exposición queda sujeta en este
modelo a la restricción de consumidores idénticos y firmas idénticas dentro de
cada industria).
Así, una versión del laissez-faire de los fisiócratas y de la "mano invisible"
de SMITH llegó a encontrar un desarrollo en el modelo neoclásico del equilibrio.
Por ejemplo, sobre la eficiencia, PAUL SAMUELSON declaró: "Junto con mi gran
amigo ABRAM BERGSON, de Harvard, he tratado de entender qué se supone
que maximiza la 'mano invisible' de ADAM SMITH" (discurso Nobel, 1970). Y
FRIEDERICH VON HAYEK añadió: "Apenas empezamos a entender cuán sutil es
el sistema de comunicación en que se basa el funcionamiento de una sociedad
industrial avanzada; un sistema de comunicaciones que llamamos el mercado y
283
284
Teorías económicas del mercado
que resulta ser un mecanismo para el procesamiento de información dispersa
más eficiente que cualquier otro mecanismo diseñado deliberadamente por el
hombre" (discurso Nobel, 1974).
Por otra parte, en virtud del mismo proceso, el modelo neoclásico arribó a
la formalización de una teoría sobre las "fallas" del mercado para conducir a
una situación de máxima eficiencia. Sus principales conclusiones al respecto
deben ser abordadas, entonces, como parte fundamental de su cuerpo
teórico.
7.7. 5. EL EXCEDENTE DE CONSUMIDORES Y PRODUCTORES
El área encerrada bajo la función de la demanda y la línea horizontal que marca
el precio de equilibrio (PE) fue denominada por MARSHALL "excedente de los
consumidores" (gráfico 7.7.5), pues mediría la diferencia entre el precio que
estarían dispuestos a pagar los consumidores y el que de hecho pagan. Corno
se ha visto (seccs. 7.2.4 y 7.3.4), el precio de mercado sería equivalente a la
utilidad marginal de la última unidad consumida del bien, digamos la vigésimo
sexta, mientras la utilidad marginal de cada una de las 25 unidades anteriores
es mayor, según el principio de la utilidad marginal decreciente.
GRÁFICA 7.7.5
EXCEDENTE DE CONSUMIDORES Y PRODUCTORES
Px
Px
Qx
Qx
PE
Pp
O
Dx
QX
Dx
o
Q
Excedente de los consumidores
• Excedente de los productores
� Pérdida conjunta
De manera análoga, denominó "excedente de los productores" al área encerrada
entre la función creciente de oferta y la línea horizontal del precio de equilibrio.
x
La economía neoclásica
Es decir, los productores recibirían un precio de mercado igual al costo marginal
de la última unidad producida, pero serían menores sus costos marginales sobre
la penúltima unidad producida y sobre todas las unidades anteriores.
La suma de los dos excedentes mediría, entonces, las ventajas conjuntas
de concurrir en un mercado competitivo, y suele utilizarse como un indicador
sobre los cambios de eficiencia. Por ejemplo, si se fijara un precio político (Pp)
por debajo del precio de equilibrio, las cantidades producidas disminuirían, de
acuerdo con la función de oferta. En otros términos, un nuevo punto sobre la
función de oferta, con precio y producción menores, o sea a la izquierda del
equilibrio competitivo, determinaría la nueva situación. Al evaluar las nuevas
áreas, los productores perderían lo ganado por los consumidores, pero habría
además una pérdida del excedente conjunto (igual al triángulo entre la línea
vertical qué marca la nueva cantidad producida, la función demanda, la función
oferta y el punto E de equilibrio competitivo). Esta sería, entonces, una medida
de la pérdida de eficiencia por tal imposición.
Algunos manuales presentan este resultado como si fuese exhaustivo, pero
debe subrayarse que un conjunto de variables relacionadas se supone bajo
condiciones ceteris paribus. En particular, se dejan de lado los efectos sobre la
distribución del ingreso, sobre la demanda agregada de la economía, sobre los
costos políticos o institucionales y sobre otras consecuencias estratégicas como,
por ejemplo, en situaciones de guerra.
Además, para poder agregar los excedentes debe rechazarse el postulado
de ordinalidad de las funciones de utilidad, lo cual pocas veces se explicita,
generando una incoherencia. En algunos capítulos presentan tal agregación
como científicamente ilegítima mientras, en otros, proceden a aplicarla sin
explicación alguna.
7.8.
LAS FALLAS DEL MERCADO Y SU RECTIF ICACIÓN
7. 8. I.
DIV ERGENCIAS DE COSTOS PRIVADOS
Y COSTOS SOCIALES
En grandes rasgos, la teoría neoclásica encuentra que un mercado libre puede
fallar en conducir a la economía hacia un estado de máxima eficiencia debido a
dos tipos generales de causas: "externalidades" e imperfecciones competitivas.
La "externalidad" esencial en la producción es la falta de coincidencia, en
algunos casos, entre el costo privado y el costo para la sociedad. Es decir, en el
caso de la firma, la minimización de costos dejaría por fuera de consideración
algunos costos sociales.
285
286
Teorías económicas del mercado
El ejemplo típico es la contaminación ambiental. Puede ser que el enve­
nenamiento del aire o del agua por los desechos industriales, en ausencia de
regulaciones especiales, nada le cueste a la firma, ni figure en sus libros de con­
tabilidad como costo. Pero, la restitución del ambiente a condiciones adecuadas,
o el subsanamiento de los perjuicios causados, pueden tener para la sociedad
un costo positivo.
En estos casos, el costo marginal privado es menor que el costo marginal
social de producir una unidad adicional de, digamos, x: CMAPx < CMASx. Al
igualar el CMAPx con el ingreso marginal (secc. 7.7.3), se obtendría, entonces:
UMAX / UMAy = px/py = CMAPX / CMAy; UMAX / UMAy = CMAPX / CMAy. Pero CM,JP,\'
< CMASx, según se ha supuesto. Por lo tanto: CMAPx!CMAy < CMASx!CMAy. Y
en consecuencia:
UMAX / UMAy < CMASX / CMAy; UMAX / CMASX < UMAy / CMAy
Como se explicó en la sección 7.7.3, esta desigualdad corresponde a una asig­
nación ineficiente de los recursos, pues no permite obtener la máxima utilidad
posible para la sociedad. Esta podría obtener un mayor grado de utilidad, al
menos para algún consumidor, produciendo menos x y más y, con el mismo
presupuesto.
La falla sería remediable, claro está, si se dispusiera de un medio para hacer
coincidir el costo privado de las firmas (cMAPx) con el costo social (cMAsx), es
decir, para eliminar el efecto "externo", o para "internalizar" el costo social
faltante dentro del costo privado. Una alternativa sería un impuesto indirecto
sobre cada unidad producida de x, equivalente a dicho faltante, conocido como
impuesto "pigouviano", en memoria del análisis de P1Gou al respecto. Por
ejemplo, los impuestos sobre cada litro vendido de gasolina.
Sin embargo, en algunos casos el instrumento tributario podría resultar
poco flexible y eficiente, debiendo atacarse la externalidad en su fuente directa,
mediante regulaciones públicas especiales, como obligatoriedad de filtros, pro­
hibición de ciertas sustancias o procedimientos, y cuotas de contaminación (cfr.
W BAUMOL. Teoría de la política económica ambiental, Barcelona, Bosch, 1982).
Como se indicó, las "externalidades" de costos fueron expuestas por ADAM
SMITH, con respecto a los recursos humanos (supra secc. 3.9; cfr. Fundamentos,
secc. 6.5). Sobre esto, los modelos neoclásicos suelen hacer omisión, concen­
trando sus énfasis en los recursos naturales.
La economía neoclásica
7.
8. 2.
"BIENES PÚBLICOS" Y DE CONSUMO COLECTIVO
El consumo individual de algunos bienes no obstaculiza su consumo por parte
de otros individuos, como podría ser el caso de un parque recreativo cuyo uso
permite derivar una utilidad para muchas personas simultáneamente. En su
extremo puro, sin "rivalidad" por su consumo, y sin "exclusión" de quienes
deseen usarlos, suelen denominarse "bienes públicos". De esta manera, la sa­
tisfacción derivada por un consumidor no disminuiría la satisfacción derivada
por otros.
(En el otro extremo, sobre un bien privado puro, como un almuerzo, se
daría "rivalidad", pues su consumo por un individuo impediría el de otros, y
"exclusión", pues no hay acceso social gratuito o libre a las cocinas de restau­
rantes y hogares).
En otras palabras, la utilidad marginal social de un "bien público", digamos
x, es mayor que su utilidad marginal privada, obtenida por un solo consumi­
dor individual (UMASx > UMAPx). La externalidad en el consumo equivaldría,
entonces, a la utilidad social dejada por fuera de consideración en el cálculo
individual.
Al igualar cada consumidor su UMAPx con el precio, px, para maximizar
(secc. 7.2), se obtendría, entonces:
UMAPXIUMAy = px/py = CMAx!CMAy; UMAPXIUMAy = CMAx!CMAy
En consecuencia:
UMASxluMAy > UMAPx!uMAy; UMASx!UMAy > CMAXICMAy;
UMASXf CMAX > UMAy/ CMAy
Como se vio en la sección 7.7.3, esta desigualdad correspondería a una situa­
ción ineficiente, pues la sociedad podría incrementar la utilidad sin aumentar
el gasto total sólo si sustrajera recursos de la producción de y para aumentar
la producción de x, pues UMASx!CMAx > UMAsy/ CMAy. Se genera porque cada
consumidor alcanza su equilibrio pensando sólo en su propia utilidad individual,
cuando se trata de un bien con una utilidad colectiva mayor, como en "el dilema
de los prisioneros" (cfr. Fundamentos, secc. 6. 10 ).
En otras palabras, si el mercado se abandonara a sus propias fuerzas, los
"bienes públicos" serían producidos en cantidad inferior a la que podría y de­
bería producirse para alcanzar el óptimo social, debido a insuficientes incentivos
privados, como MlLL subrayó.
287
288
Teorías económicas del mercado
Sobre estas bases, la intervención del Estado para garantizar la provisión de
tales bienes entra en el modelo neoclásico como una alternativa para lograr la
máxima eficiencia. No obstante, dentro de este contexto, los alcances específicos
de tal intervención para la producción de bienes como la legislación, la justicia,
la defensa, la seguridad personal, alguna infraestructura, alguna salud, alguna
educación, alguna seguridad social o algunos avances científicos y técnicos,
siguen siendo objeto de encendidos debates (infra, ''Análisis económico del
Estado").
En realidad, el campo del consumo colectivo, al cual aplica en general el
argumento de UMASx > UMAPx, es más amplio que el de los "bienes públicos"
puros. Por ejemplo, el consumo familiar, el de "clubes", el de grupos circuns­
critos de usuarios, el local (vecindarios), el municipal y el regional. En todos
estos casos, existe "exclusión" de grandes grupos de la población nacional, e
inclusive si la totalidad de ésta tuviese libre acceso suele darse exclusión para
el resto del mundo.
De otro lado, la "rivalidad" es apenas un asunto de grado. En un parque
o una vía pública la rivalidad puede aproximarse a cero cuando la congestión
es nula. Pero cuando esta aumenta, la rivalidad puede tornarse muy intensa.
Todos estos factores entran, pues, en el análisis de cada caso específico para
determinar la forma más eficiente de provisión del bien colectivo, trátese de
hogares, clubes privados, asociaciones de vecinos, gobiernos locales, gobiernos
nacionales o inclusive esfuerzos de entidades internacionales (cfr. Fundamentos,
secc. 6.5).
7. 8 . 3 .
PRECIOS MONOPOLÍSTICOS
Una firma monopolista vería la demanda por su producción como en el gráfico
7.8.3. Es decir, sin otros productores en el mismo mercado, la producción del
monopolista sería igual a la producción total. Por consiguiente, si desea vender
una mayor cantidad debe disminuir el precio. Y para vender a un mayor precio
debe vender una menor cantidad. Así, en contraste con la firma en competencia
perfecta, el precio no es paramétrico para el monopolista. Este lo altera, sobre
la función de la demanda, de acuerdo con su cantidad vendida. El ejemplo
del cuadro 7.8.3 muestra las consecuencias sobre su ingreso medio, Yme, y su
ingreso marginal, Yma (aumento en Yt/aumento en dx).
La economía neoclásica
CUADRO 7.8.3
INGRESOS MEDIOS Y MARGINALES DE UN MONOPOLIO
dx:
110
130
150
180
220
270
px:
10
9
8
7
6
5
Yt:
I.IOO
1.170
1.200
1.260
1.320
1.35o
10
9
8
7
6
5
3,5
1,5
2
1,5
o,6
Yme:
Yma:
(El monopolio neoclásico opera sólo en el tramo elástico de la función demanda,
Epdx > 1, pues en caso contrario se tendrían ingresos marginales negativos; cfr.
Fundamentos, cap. noveno).
En síntesis, para un monopolio Yme = px. Pero éste cae ante el aumento
de la cantidad vendida. En consecuencia, su Yma también cae y siempre es
menor que el precio.
GRÁFICO 7.8.3
EL EQUILIBRIO DE LA FIRMA MONOPOLISTA
px
Dx
cma
Yma
p = Yme
dx
o
Si Yma > Cma (izquierda de la intersección) los beneficios no son máximos
pues se podría ganar más produciendo más (Yma - Cma > o). Si Yma < Cma
(derecha de la intersección) los beneficios tampoco son máximos pues se podría
ganar más produciendo menos, es decir, disminuyendo la pérdida Yma - Cma
<o.
289
290
Teorías económicas del mercado
Por consiguiente, el monopolio también maximiza sus ganancias cuando
Yma = Cma. Pero, dado que Yma < px, en el caso de monopolio se obtiene
en el equilibrio: Cma < px. Esto rompería, entonces, la condición de optima­
lidad social, pues: UMAxluMAy = px/py;px/py > CMAxlCMAy; UMAX!UMAy>
CMAxfCMAy.
En consecuencia:
UMAx/CMAX > UMAyfCMAy
Una vez más, como se vio en la sección 7.7.3, esta desigualdad correspondería
a una situación ineficiente, pues la sociedad podría incrementar la utilidad sin
aumentar el gasto total sólo si sustrajera recursos de la producción de y para
aumentar la producción de x.
De aquí se concluye que el equilibrio del monopolista es socialmente in­
eficiente comparado con el de perfecta competencia (su cantidad producida
es menor y su precio es mayor que lo correspondiente a la intersección de la
función decreciente de la demanda con el costo marginal creciente).
En lenguaje laxo, un monopolista podría restringir la producción para
obtener mejores precios y beneficios. Lo cual no ocurre con una empresa en
competencia perfecta puesto que su precio es paramétrico.
Un sistema pigouviano, incluyendo subsidios indirectos e impuestos direc­
tos, podría teóricamente corregir estas consecuencias. Sin embargo, resultaría
complicado en la práctica, y la legislación regulatoria sobre ciertas conductas
monopolísticas ha resultado el instrumento preferido.
Además, como subrayaron MILL y MARSHALL, también sería necesario
involucrar en este contexto los rendimientos crecientes a escala pues, debido a
su tamaño, un monopolio podría tener costos unitarios menores y decrecientes,
mientras la atomización en muchas empresas pequeñas podría eliminar estas
economías de la gran escala.
En cuanto a la implicación de que los monopolistas actúan sólo sobre la
región más elástica de la función demanda, un analista ha observado: "Nuestra
teoría de que los monopolistas maximizan ganancias es obviamente absurda,
dada la baja elasticidad de la demanda para la gran mayoría de los productos
monopolizados". Es decir, sin sustitutos en el caso de monopolio puro. Al res­
pecto, WILLIAM BAUMOL añadió: "Estoy de acuerdo con que esta observación
(de LEWIS) apunta hacia una falla fundamental en (esta) teoría de la firma"
("Entrepreneurship in economic theory", American Economic Review, vol. 58,
n.º 2, 1968, p. 69).
La economía neoclásica
7.8 .4 . LOS OLIGOPOLIOS Y LA T EO RÍA DE JU EGOS
Los casos intermedios entre la competencia perfecta y el monopolio puro no han
sido sistematizados en un modelo neoclásico unificado. Diversas contribuciones,
con diversos enfoques, suelen utilizarse, entonces, para estos análisis. Entre las
más usadas en los manuales neoclásicos se encuentran las de CoURNOT (1838) y
EDGEWORTH (1900) sobre el duopolio, CHAMBERLIN (1938) sobre competencia
monopolística con productos ligeramente diferenciados, SwEEZY (1945) sobre
la curva quebrada de demanda, STACKELBERG (1957) sobre cartelización líder,
y más recientemente las aplicaciones de la teoría de juegos.
Esta última es una formalización matemática con el objetivo de explicar y
predecir resultados con base en las estrategias de los individuos. Por ejemplo,
considérese el caso de dos cervecerías (1, 2) con el control total de la oferta en
un mercado; A, B son dos estrategias disponibles para 1, y C, D para 2; y con la
información sobre los beneficios derivados de cada estrategia puede construirse
la matriz del cuadro 7.8.4.
CUADRO
7.8.4
MATRIZ DE BENEFICIOS
Cervecería 2
Cervec
1
Estrategia
e
D
A
(2,0)
(2,6)
B
(0,4)
(4,8)
Donde el primer número en cada paréntesis indica el beneficio para la cervecería
r y el otro para la 2.
La cervecería 2 prefiere la estrategia D sobre la C, porque en cualquier
caso con ésta obtiene mayores beneficios: 6 > o y 8 > 4. Por este motivo D se
considera una estrategia estrictamente dominante. Dado esto, la cervecería 1
prefiere la estrategia B sobre la A porque 4 > 2.
La solución para este juego es, entonces, (B,D). Y, de manera similar, cuan­
do existe un mayor número de estrategias, una solución podría ser encontrada
mediante la eliminación iterativa de las estrategias estrictamente dominadas.
Con frecuencia los juegos carecen de estrategias estrictamente dominantes y
el método de eliminación descrito resulta inaplicable. Suele recurrirse, entonces,
a un procedimiento más general introducido por JoHN NASH, en 1950, con las
siguientes características:
291
292
Teorías económicas del mercado
r. Cada jugador maximiza su utilidad, sujeto a la restricción de un máximo
simultáneo para cada uno de los demás. (Se supone que esto es de conocimiento
general).
2. Cuando se alcanzan tales máximos, compatibles y simultáneos para to­
dos los jugadores, ninguno de ellos encuentra incentivos para desviarse de la
situación alcanzada.
3. Tales máximos constituyen, por lo tanto, un equilibrio recíproco, simul­
táneo y auto-regulado (self-enforcing).
4. En el proceso no se consideran impactos sobre utilidades de partes ajenas
a los jugadores (externalidades), ni objetivos distintos de los máximos individua­
les (altruismo, deberes, costumbres, impulsos, ignorancia) ni coaliciones. Estas
últimas son estudiadas por otra clase de juegos, llamados cooperativos.
Para apreciar mejor estas ideas puede realizarse el siguiente ejercicio.
Sean:
ur (x,y,z) = 4xz - 2y x A 2
u2 (x,y,z) = [24(x +y+z)] A (r/2)- 2y
u3 (x,y,z) = 4z - 2xy z A 2
las funciones de utilidad de las firmas r, 2, 3. Las estrategias abiertas a r son
todos los valores positivos posibles para x, digamos una cantidad producida; de
manera similar, y para 2, z para 3 (A indica elevación a potencia).
Ahora, según reglas del cálculo diferencial, para maximizar cada función
de utilidad se toma su derivada parcial con respecto a su propia variable (con­
junto de estrategias x para r,y para 2, z para 3), mientras las estrategias ajenas
se consideran parámetros (constantes mientras se toma la derivada), y cada
derivada así obtenida se iguala a cero:
durl dx = 4z- 4yx = o
du2/ dy = 6/(x+y+z) - 2 = o
du3/dz = 4-4xyz = o
Despejando, se obtienen las siguientes tres ecuaciones:
z = yx; x + y + z = 3; xyz = I
Las cuales deben resolverse de manera simultánea, pues los máximos buscados
son interactuantes y simultáneos.
Reemplazando z = yx en la tercera ecuación se obtiene: z A 2 = r, de donde
z = r (también podría ser -r, pero desde el comienzo se han descartado valores
La economía neoclásica
negativos para las cantidades producidas por cada firma); con este resultado,
de la segunda ecuación: x = 2 - y; en la primera: (2 - y) y= 1, es decir y A 2 =
1, o sea y= 1. Por lo tanto, también x = 1.
En otros términos, x = 1;y = 1; z = I constituyen el equilibrio de NASH.
Si estos valores maximizan, en vez de minimizar, las derivadas de segundo
orden deben ser negativas:
d(dur/dx)/dx = -4y < o, siy > o
d(du2/dy)/dy = -6/(x+y+z) /\ 2 < o, si x>o,y > o, z > o
d(du3/dz)I dz = -4xy < o, si x > o, y> o
O sea, los equilibrios encontrados son máximos si la produción de las firmas
toma sólo valores positivos.
Claro está, hay juegos sin equilibrio de Nash y otros en los cuales existen
múltiples equilibrios, sin poder dirimir entre ellos sólo sobre la base de esta
construcción lógica.
El problema sobre un duopolio, planteado por CouRNOT, donde cada firma
reacciona de acuerdo con los impactos de la conducta de la otra sobre el mer­
cado, puede ser ilustrado mediante tal instrumento: sea p = 20 - Q la función
demanda en un mercado, donde Q = qr + q2 es la producción de los dos duo­
polistas. Si c1 = 5; c2 = 6 son los respectivos costos por unidad de producto,
entonces G1=p. q1 - c1q1 = (20 - q1 - q2) q1 - 5q1 = 15q1 - q1 A 2 - q1q2 es
la ganancia total del primero.
Para maximizarla: dG1 /dq1 = 15 - 2q1 - q2 = o. Siguiendo el mismo pro­
ceso para el segundo duopolista: dG2/dq2 = 14 - q1 - 2q2 = o. Y resolviendo
este sistema de dos ecuaciones simultáneas en dos incógnitas, se obtiene: q1 =
16/3; q2 = 13/3.
Las derivadas de segundo orden son d(dG1/dq1)/q1 = -2 < o; d(dG2/dq2)/
dq2 = - 2 < o.
Por lo tanto, se comprueba que las ganancias son máximas para los valores
positivos hallados de q1 y q2.
Es decir, se ha encontrado un equilibrio de Nash como solución al problema
del duopolio planteado por CoURNOT (hallar q1 y q2). Además, puesto que q1 +
q2 = Q; p = 20 - Q el mercado determinaría un precio igual a 31/ 3.
En el ejemplo original de CouRNOT, cada duopolista produce 1/ 3 del mer­
cado original, con ciertos supuestos restrictivos, como costos idénticos. Pero el
valor específico de la solución varía con las funciones de costos.
En otros planteamientos, como el de BERTRAND, los duopolistas deter­
minarían primero un precio, en vez de las cantidades, dejando al mercado la
determinación de estas últimas.
293
294
Teorías económicas del mercado
Aunque resulta posible construir modelos con postulados tales que los
oligopolistas generen soluciones idénticas a las de perfecta competencia, no
parece razonable tal presuposición general para los mercados existentes. Por
consiguiente, las probables soluciones de la competencia oligopólica tenderían
a caracterizarse por algún grado de desviación con respecto a las propiedades
del equilibrio perfectamente competitivo.
7.
8. 5.
DEFICIENCIAS DE INFORMACIÓN
La perfecta competencia requiere información adecuada. Si esta última falla,
entonces también fallará el mercado para generar equilibrios con propiedades
perfectamente competitivas. Entre las principales fallas en este sentido se
destacan las siguientes. Primero. Distorsiones contables y secretividad sobre
la rentabilidad de las actividades, lo cual obstaculiza la toma de decisiones
adecuadas de inversión por parte de competidores potenciales. Segundo. Dis­
torsiones informativas sobre la calidad de los bienes y sus verdaderos beneficios,
lo cual limita la soberanía del consumidor y degrada su capacidad para tomar
decisiones óptimas. Estos argumentos suministrarían, entonces, una base para
las regulaciones públicas sobre tal información. Tercero. Información "asimé­
trica" entre las partes contratantes, la cual suele ilustrarse con un mercado de
autos de segunda mano (AKERLOF, 1970; VARIAN, 1984) o algunos mercados
de seguros. Los riesgos sobre su propia salud, por ejemplo, pueden ser mejor
conocidos por un cliente que por su aseguradora. Esta, en consecuencia, con
su tarifa promedia, tiende a cubrir el costo de los clientes con mayores riesgos
cobrando una prima compensatoria a los clientes con menores riesgos. Sin em­
bargo, estos últimos pueden encontrar injustificable tal contrato, abandonando
el sistema de cobertura, lo cual dejaría a la aseguradora sólo con los clientes más
costosos y un negocio inviable. Esta "selección adversa", conduciría en últimas,
entonces, a la desaparición del mercado para la cobertura de riesgos, dejando
a la sociedad en una situación peor. Un argumento aparece, por consiguiente,
para la intervención del Estado a través de sistemas de seguros obligatorios.
Una proyección del mismo problema se presenta con los casos de "riesgo
moral", cuando la conducta de las personas se altera con las condiciones de
aseguramiento. Ejemplos arquetípicos son los conductores que disminuyen sus
niveles de previsión y responsabilidad después de obtener adecuadas coberturas.
En tales casos, la selección adversa y sus consecuencias pueden ser prevenidas
mediante sistemas de normas impuestas y sancionadas por las autoridades
públicas.
La economía neoclásica
7 .9 .
EQUILIBRIO GENER AL NEOCLÁSICO
El análisis de equilibrio general procura tomar en consideración las interac­
ciones simultáneas de todos los mercados (cfr. Fundamentos, caps. tercero y
decimoquinto). Y dentro del enfoque neoclásico sus representantes más des­
tacados han sido el fundador LEÓN WALRAS (1874), KENNETH ARRow (1954),
GERALD DEBREU (1959) y FRANK HAHN (1967). Como es natural, las diversas
versiones presentan significativas diferencias entre sí, pero tienden a compartir
los siguientes componentes fundamentales.
Dotaciones iniciales y funciones de utilidad. Cada consumidor i, i = 1, ... t,
dispone de unos bienes primarios como trabajo y tierra, qi1*, ... qis*, los cuales
pueden ser vendidos y comprados a los precios existentes,p1,p2, ...ps. En adi­
ción, todas las ganancias de las empresas son distribuidas a los consumidores.
Estos, entonces, obtienen utilidad de las dotaciones conservadas para su propio
consumo, qis, y de los bienes que adquieren en el mercado, los cuales se expre­
san como excesos de demanda de cada consumidor i por cada bienj, Eij. Por
lo tanto, cada consumidor i alcanza su equilibrio cuando maximiza su función
de utilidad utilidad total Ui = Ui(qiI + Ei1, qi2 + Eiz, ... qis + Eis), sujeto a su
restricción presupuesta! Yi = Ei1 . p1 + Eiz . pz, ... + Eis .ps.
Para obtener este máximo condicionado se utiliza un multiplicador de
Lagrange (u) y se forma la función:
Zi = Ui(qi1
-Eis.ps)
+ Ei1, qi2 + Eiz, ... qis + Eis) + u(Yi - Ei1 .p1 - Eiz . p2, ...
Cuyas derivadas parciales se igualan a cero para despejar los valores bus­
cados:
dZi/ dEij = o; dZil du = o
Si las derivadas parciales de segundo orden son negativas, las funciones de
utilidad satisfacen las propiedades requeridas (convexidad de las curvas de
indiferencia, o sea utilidades marginales decrecientes) y las soluciones son
máximas y óptimos de Pareto en el consumo (secc. 7.3.4).
Funciones de producción. Cada firma combina cantidades de insumos, Q*,"l ,
para producir cantidades de una mercancía, -'<..¡IJ
n , de acuerdo con las proporciones
técnicas especificadas en su función de producción:
{l,¡ = !,,j (Q*,,¡1,· .. Q\,,)
29 5
296
Teorías económicas del mercado
donde h identifica a la firma,j a la industria, y el tercer subíndice a la mercan­
cía.
La ganancia, G, es igual a la cantidad producida multiplicada por el precio
competitivo menos la suma (S) del costo de los insumos:
Gl,j = J;,¡ (Q'\¡,' · · · Q* hjm) · P¡ - S Q* hj · Pi
Para maximizarla, sus derivadas parciales con respecto a cada insumo se igualan
a cero:
dG1,gldQ* 1,g·I
= o, ... dGhyldQ*,.ym = o
Si las derivadas de segundo orden de la función de producción son negativas,
es decir, las isocuantas son convexas, entonces los valores encontrados son
máximos y óptimos de Pareto en la producción. En este caso, cada firma usa
cada insumo hasta el punto en que su precio es igual al valor de su producto
marginal (secc. 7.5.4).
La cantidad producida en este punto máximo determina la oferta (exceso
de demanda negativo) de la firma h. Y multiplicándola por el número de firmas
se obtiene la oferta de toda la industria}. Es decir, el modelo neoclásico asume
que todas las firmas son idénticas dentro de cada industria, o sea que una sola
firma puede considerarse representativa de las demás.
Ley de Walras. La suma de los excesos de demanda de todas las firmas y
todos los consumidores es igual a cero: SE.
p.=
o.
J
J
Equilibrio. Un equilibrio de corto plazo para cualquier mercado, en aislamiento de los demás, se determina haciendo igual a cero la suma de los excesos
de demanda de la industria o bien en consideración (el mercado se vacía). En
este caso, los precios de los demás bienes y el número de firmas en todas las
industrias son tomados como parámetros. Por contraste, en un equilibrio de
largo plazo todos los mercados se vacían de manera simultánea (every marketis
cleared). En esta situación, cada consumidor maximiza su utilidad, cada firma
maximiza su ganancia y la ganancia de cada empresario es nula ( en el sentido
walrasiano de que el costo del capital, o interés, no forma parte de la ganancia
empresarial).
Numerario. Para el equilibrio neoclásico sólo importan las proporciones de
intercambio (precios relativos). Por lo tanto, las soluciones permanecen idénticas
si todos los precios se multiplican por un número idéntico. En consecuencia¡
cualquier bien puede utilizarse como numerario arbitrario si su precio se hace
igual a la unidad. No obstante, sin alterar esta lógica, en algunas situaciones
La economía ueoc/ásica
puede tomarse como numerario la suma de todos los precios (normalización), en
vez de un solo precio, para evitar el riesgo de elegir un bien libre en equilibrio
(con precio igual a cero).
Existencia. El problema fundamental suele plantearse como la existencia
de un equilibrio que hace compatibles de manera simultánea los planes y
resultados óptimos de todos los consumidores y firmas. En el avance de esta
demostración explícita se destacan el teorema del punto fijo de BROWER (una
función oscilante de un conjunto cerrado, acotado y convexo tiene sólo un
punto de intersección con su diagonal) y el libro Teoría del valor, por DEBREU.
En particular, se considera que en este último se ha suministrado la prueba
más completa. Sin embargo, para alcanzar este resultado DEBREU tuvo que in­
troducir definiciones y simplificaciones que han generado críticas. Entre ellas
se cuentan las siguientes.
Previsión perfectay mercados completos. Quizá para eludir el complejo proble­
ma de una teoría explícita sobre la tasa de interés, es decir, del capital agregado,
DEBREU introdujo el tiempo a través de los precios de las mercancías. Es decir,
dos productos idénticos en momentos distintos se consideran mercancías dife­
rentes. Por lo tanto, la información sobre todos los precios involucra el futuro y
deberían operar mercados perfectos de futuros para todas las mercancías. Pero
muchos no existen por diversas razones, entre ellas los costos de transacción
positivos para su creación y operación.
Ajuste. Los modelos más convencionales no explicitan un proceso intrín­
seco para conducir los excesos de demanda positivos y negativos del mercado
hacia el equilibrio. Por consiguiente, quedan expuestos a la interpretación de
que recurren a un "subastador" centralizado, quien iría suministrando a los
agentes toda la información necesaria, lo cual no resulta muy relevante para
una economía de mercado (descentralizada). En tal caso, sólo resultarían tran­
sacciones reales cuando se alcanza el equilibrio. Por supuesto, también se han
considerado dinámicas intrínsecas de ajuste, aunque implican restricciones
particulares sobre las funciones relevantes y no parecen mantener el mismo
grado de consenso.
La existencia del equilibrio con precios positivos suele denominarse "Se­
gundo teorema" del equilibrio general, mientras de acuerdo con el "Primer
teorema" el equilibrio es un óptimo de Pareto. (Por lo tanto supone consumi­
dores idénticos).
Limitaciones. El modelo excluye la posibilidad de desempleo involuntario,
de economías de escala (rendimientos crecientes) y de firmas en competencia
imperfecta, oligopolios o monopolios.
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298
Teorías económicas del mercado
7. I O. CRECIMIENTO ECONÓMICO NEOCLÁSICO
Los modelos sobre esta temática suelen clasificarse en dos grupos. El primero
tuvo como principal representante a SoLow, alcanzó su máximo desarrollo
durante los años setenta del siglo xx y puede caracterizarse como de cambio
técnico exógeno. Su estructura básica es la siguiente:
Y= F(K,L)
Es una función de producción, donde Y es el PIB, K es el capital total, L es el
volumen de trabajo y se satisfacen las condiciones de lnada:
1. dY!dK> o, dY/dL > o:
productividades marginales de los factores positivas
2. d(dY)/d(dK) < o, d(dY)I d(dL) < o:
productividades marginales de los factores decrecientes
3. F(c. K, e. L) =e. F(K,L), e> o:
rendimientos constantes a escala (si la cantidad de cada factor se multiplica por
un número, Y resuta multiplicado por el mismo número)
4. lim dY/ dK = o, si K (o L) tiende a infinito
En la práctica, tales modelos se ciñen casi siempre a una función Cobb
Douglass:
Y=A. (K A a). L A (1 -a)
donde: a > o; 1 - a = b > o; a + b = 1 (rendimientos constantes a escala); A
indica elevación a la potencia.
O en forma logarítmica (usada para las aplicaciones estadísticas):
ln Y= lnA +a. ln K + (1 - a) In L
dondeA es un parámetro exógeno asociado con el cambio técnico.
Dadas tales condiciones, con el crecimiento del capital por trabajador, KI L,
el producto por persona, Y/ L, crece cada vez menos hasta alcanzar la parte
horizontal de la función de producción per cápita (gráfico 7. 10 ), o sea un estado
La economía neoclásica
estacionario (steady state), en el cual deja de crecer. En este estado, las tasas de
crecimiento del capital y del producto son iguales a la tasa de crecimiento de
la población.
GRÁFICO 7. IO
YIL
KIL
Sin embargo, con las innovaciones (aumento de A) la función de producción se
desplazaría hacia arriba, como muestra lá línea superior de la gráfica, logrando
por esta vía nuevos aumentos del producto por trabajador.
Los ajustes econométricos de SoLow mostraban siempre un residuo factorial
que era atribuido al cambio técnico. Por otra parte, las bases teóricas del capital
agregado en este modelo inspiraron un fuerte debate crítico, como puede verse
en la sección sobre SRAFFA. Y la revolución informática y científica de la época
destacaba la inversión en investigación y capital humano. Quizá estos factores,
junto con otros, estimularon la renovación de los modelos neoclásicos.
Como su nombre indica, los modelos de crecimiento endógeno, o del se­
gundo grupo, con RoMER como su representante más destacado, abandonaron
la idea de un cambio técnico exógeno en favor de uno generado por las mismas
variables explicativas del modelo (inversión). En particular, introducen de
manera explícita las inversiones en capital humano (H), con énfasis como los
siguientes:
1. Diversas formas de conocimiento tienen externalidades de bienes pú­
blicos (no rivalidad: su uso por parte de algunos no riñe con su uso por parte
de otros).
2. Su beneficio colectivo, por lo tanto, puede ser mayor que el privado. En
consecuencia, los precios del mercado, en particular las tasas de interés sobre
la educación y la investigación, pueden generar asignaciones ineficientes.
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300
Teorías económicas del mercado
3. La optimización del crecimiento requiere diseños de los estímulos y del
régimen de derechos (subsidios, períodos y pertinencia de patentes).
4. El aumento del capital humano, H, por persona puede escapar a la pro­
ductividad marginal decreciente, es decir, incumplir las condiciones II y IV de
Inada. Por lo tanto, la inversión en H puede generar de manera endógena un
crecimiento indefinido.
La ecuación básica, introduciendo el capital humano, H, toma entonces
una forma como la siguiente:
Y= (K A a)(H" b)(L) A (1 - a - b)
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
BARRO,
R. y MARTÍN SALA. Economic Growth, MacGraw-Hill, 1995.
H. "Towards a Renovat ed Theory of Classical Grow th", Colombian Economic
CUEVAS,
Journal,
RoMER,
1, 2003.
P. "Endogenous Technological Change",Journal of Political Economy, 98, 1990.
(Sobre ciclos económicos con base en modelos neoclásicos, cfr. infra secc. 9.5).
7.
I I. LAS LIMITACIONES DE LA OPTIMALIDAD PARETIANA
Como se ha visto, el enfoque paretiano jerarquiza, de peor a mejor, las situa­
ciones del consumidor individual, sin consideración alguna por la distribución
del ingreso. Y se propone algo similar para el conjunto social. No obstante, si se
excluyen los casos extremos, cuando todo el mundo mejora, o al menos alguien
mejora pero nadie empeora, tal enfoque tropieza con serias limitaciones, pues
muchos movimientos de la economía y la política carecen de tal simplicidad
en los impactos sobre la distribución. En una asíntota, si cientos de millones
mejoran y un individuo empeora, el enfoque paretiano se declara impedido
para obtener alguna conclusión.
En realidad, con funciones de costos marginales crecientes y preferencias
individuales distintas, existe una dependencia entre cualquier solución especí­
fica para los precios, la asignación de recursos, el ingreso disponible y su dis­
tribución (GRAAF, 1957). Cualquier cambio en alguna de estas variables puede
alterar, pues, la estructura de las demandas y las cantidades producidas de los
diversos bienes, modificándose de esa manera el uso de los recursos, los costos
de producción y los precios. Disociarlas, sin exponerse a incoherencias, como la
La economía neoclásica
de que los individuos no son individuos, porque todos serían idénticos en una
economía capitalista, no constituye, por lo tanto, una tarea fácil.
Se han buscado salidas teóricas a estas limitaciones. En primer lugar, se han
diseñado "criterios de compensación" como los de KALooR (1939), HICKS ( 1939)
y ScITOVSKY (1941). En esencia, estos criterios establecen que el cambio desde
una situación A hasta otra situación B es justificable si quienes ganan quedan
en capacidad de "compensar" (o "sobornar") a quienes pierden, de tal manera
que los primeros quedarían con un residuo neto mientras que los últimos no
sufrirían pérdida alguna, siempre y cuando no se obtenga el mismo resultado
con un cambio de B hasta A.
No obstante, la aparente funcionalidad de tales criterios ha decepciona­
do, pues se han visto plagados por inconsistencias o "paradojas" técnicas, ya
que en muchos casos A resulta preferible a B y, simultáneamente, B resulta
preferible a A, dejando el problema otra vez en su punto de partida. Además,
capacidad de compensar no significa necesariamente compensación efectiva, lo
cual ha convertido a tales criterios en un elemento de juicio cuya ética implícita
(en realidad, a la distribución final del bienestar no le conceden importancia)
despierta críticas y resistencias, quedando en cuestión su pertinencia, desde
su propia base.
Por esta razón, LITTLE ( 19 50) propuso que una situación debe considerarse
preferible frente a otra sólo si, además de satisfacer los criterios de compen­
sación, satisface el requisito de una "mejor" distribución del ingreso. Como
es lógico, esto complica aún más las dificultades técnicas aludidas pero, sobre
todo, enfrenta a la noción paretiana e implica un reconocimiento de la necesidad
de juicios de valor explícitos para la consolidación final de una teoría sobre la
eficiencia económica.
La segunda salida se ha buscado a través de una función de preferencia
social (FPs), definida, en grandes rasgos, como un orden de preferibilidad de la
comunidad con respecto a las diversas situaciones posibles. Existen diferentes
formas de llegar a una FPS, siendo la más sencilla de imaginar una que simple­
mente refleje un conjunto de valores éticos compartidos de manera universal,
unánime o consensual, por todos los miembros de la comunidad. Pero como
éste no suele ser el caso en la realidad, además de que el modelo paretiano
tiende a repeler, por principio, el uso de juicios éticos explícitos y externos a las
preferencias individuales, las esperanzas se orientaron hacia la posibilidad de
una FPS derivada exclusivamente de estas últimas. Es decir, hacia la posibilidad
de obtener un ordenamiento coherente de las preferencias colectivas como
resultado exclusivo de los ordenamientos de las preferencias expresadas por
cada individuo, sin involucrar algún otro elemento de juicio.
301
302
Teorías económicas del mercado
Al respecto, con su famoso "Teorema de la imposibilidad", ARRow mostró
que la esperanza paretiana de alcanzar una FPS, sin introducir juicios éticos exter­
nos a las meras expresiones de las preferencias individuales, desembocaba en la
inconsistencia (Algunas dificultades en el concepto de bienestar social, 1950; Elección
social y valores individuales, 1951). En particular, demostró la incompatibilidad de
sostener cuatro postulados al mismo tiempo: 1. Universalidad, para considerar a
todos los individuos y sus preferencias; 2. Independencia de los ordenamientos
individuales con respecto a alguna información "irrelevante", para evitar el su­
puesto de conocimiento absoluto sobre todo lo ocurrido en el universo; 3. Ausen­
cia de dictadura, para excluir, precisamente, los casos en que los individuos s on
privados de su libertad para tener preferencias propias, distintas, y expresarlas; 4.
Principio de Pareto. Por simple lógica, cualquiera de estos elementos contradice a
los otros tres. MisHAN observó que el ejemplo de dos individuos tercos daba una
radiografía del problema (Panorama de la economía del bienestar, 1970).
SEN procuró recortar los alcances y flexibilizar las restricciones para la FPS,
reduciéndola a una modesta "función de decisión social" para ciertas condicio­
nes especiales, es decir, sin resultados contundentes ante el arduo esfuerzo. (A.
SEN. Elección social y bienestar público, 1970). Y, más tarde, parecía desencantado
del principio paretiano ("La imposibilidad de un liberal paretiano", 1972). En
"Libertad mínima" (1992), mostró que las condiciones paretianas podrían in­
terferir con los derechos individuales, inclusive en el caso de requerir tan sólo
una libertad o un liberalismo mínimos. En "Utilitarismo y welfarismo" (1979)
destacó que la FPS convencional deja por fuera los aspectos no utilitarios, aunque
éstos sean críticos y esenciales (como los derechos y libertades individuales).
Por eso, en "Rationality and social choice", de 1995, sostuvo que la FBS debe
complementarse con información diferente de la convencional, como la referente
a los derechos y libertades, los elementos altruistas de las funciones de utilidad
y la formación de los criterios éticos sociales. El resultado, por supuesto, tendría
que ser una FPS muy distinta de la paretiana (CUEVAS. Proceso político y bienestar
social, cit., cap. XIV).
La conversión de preferencias individuales en un solo resultado colectivo
constituye, en su esencia, un proceso electoral (de votación), cuyas características
e implicaciones han tenido que ser consideradas por los economistas ocupados
en el problema del bienestar y la eficiencia. Precisamente, siguiendo a DUNCAN
BLACK (1948), los análisis de ARRow y SEN, KENNETH MAY (1952), PATTANAIK
(1996) o SuzuMURA (1997), entre otros, enfrentan algunas dificultades previa­
mente reconocidas, como la paradoja electoral, la cual ha sido analizada desde los
trabajos de BORDA y CüNDORCET en el siglo xvm. Por constituir una significativa
ilustración, se considera a continuación (cfr. ibíd., cap. XIX).
La economía neoclásica
Si A, By C representan individuos; x,y, z representan distintas situaciones
(alternativas), y cada orden de preferencias es: para A, x > z > y; para B, y>
x > z; para C, z >y> x, convirtiendo tales ordenamientos de las preferencias
individuales en un ordenamiento colectivo, se obtendría la siguiente votación:
A preferiría x entre x,y; pero By C preferirían y. Por lo tanto, colectivamente:
y > x. Siguiendo con la votación, los restantes resultados colectivos serían x
> z entre x, z; z > y entre y, z. En síntesis, como resultado del ordenamiento
colectivo se obtiene: y> x; x > z; z > y.
Debe observarse, entonces, quey es preferible ax; x es preferible a z; por lo
cual, si se cumpliera la propiedad de la transitividad,y debería ser preferido a z.
Pero, por el contrario, el resultado encontrado es: z preferido ay. Una vez más, si
hubiera transitividad, z sería preferido ax, al contrario del resultado observado,
y así en general. Tal resultado se denomina "ciclo o ciclicidad electoral".
Para una aproximación a las implicaciones, vuélvase al equilibrio tangencial
del consumidor en su mapa de indiferencia. Allí, inequívocamente, v > IV > m
>u> 1. Es decir, el ordenamiento o la función de preferencias es transitiva. Si
II > I y v > u, entonces v > 1, lo cual se expresa en que v es siempre una curva
de indiferencia más alta.
Ahora, si la transitividad desapareciera, o la curva de indiferencia I no estu­
viese siempre por debajo den y de m, sino algunas veces pudiera situarse por
encima den, es decir, en la posición de m, mientras que III pudiera situarse por
debajo de rr, en la posición de 1, el mismo nivel de utilidad podría alcanzarse
algunas veces con una línea de presupuesto más alta y otras veces con una una
línea de presupuesto más baja. Es decir, el nivel de utilidad sería independiente
del nivel de ingreso; o bien, cada curva no representaría un nivel de utilidad
determinado. Basta con visualizar tal mapa de indiferencia como si no fuera
simplemente el de un individuo sino el de la colectividad para intuir los destrozos
conceptuales que la ausencia de transitividad puede introducir en un modelo
de optimización basado sobre una FPS.
Por supuesto, el conflicto podría agravarse si una situación elegida colec­
tivamente no fuera óptima en un sentido predefinido. En cualquier caso, la
aplicación de otros juicios explícitos parecería indispensable para aproximarse
a una conclusión. Este resultado, de otro lado, no debería ser sorprendente,
pues si bien es cierto que el enfoque paretiano se ha resistido al reconocimiento
explícito de juicios éticos, dicho enfoque está fundamentado en nada más ni
nada menos que en otro juicio ético, como ha sido subrayado por especialistas
como BERGSON (1938) y WINCH (1971).
Podría decirse que los intentos para establecer un límite impermeable entre
"lo económico" y "lo no económico" (ética, política), y para hacer de los criterios
303
304
Teorías económicas del mercado
económicos, en su sentido más estrecho, juicios exhaustivos y autosuficientes
sobre la optimalidad social, han perdido legitimidad en los desarrollos teóricos
más recientes. Ello implica, naturalmente, que con todo lo importantes y aun
indispensables que tales criterios puedan revelarse, tienden a situarse como
condiciones necesarias pero insuficientes del análisis, requiriendo el comple­
mento de otros elementos de juicio o, más precisamente, una mayor amplitud
de su mira, lo cual deja abierta una perspectiva más compleja para la teoría
económica, como se ilustrará en el último capítulo.
7. 12. DECI SIONE S PR OB ABI LÍSTICAS
7. 12. 1 . M AXIMIZACIÓN CON RIESGO
La optimalidad mostrada en los resultados de los consumidores y las firmas
supone certidumbre sobre las consecuencias de sus decisiones y, por lo tanto,
sobre su futuro. Es decir, de antemano deberían conocer la lista completa de
las alternativas posibles y estar en capacidad de anticipar el impacto de cada
.
.
.
una, sm eqmvocac1ones.
Para flexibilizar este enfoque, objeto de diversas críticas, en el desarrollo
del modelo neoclásico se han adoptado algunas contribuciones de la estadística
y del cálculo de probabilidades, como las de BERNOULLI (1713), B AYES (1760)
y TrN TNER (1941), lo cual condujo a un modelo sistemático de VoN NEUMAN
y MoRGENSTERN (1950) sobre la "utilidad esperada" y a refinamientos poste­
riores por HARSANYI, SCHELLING, AuMANN y otros representantes de la teoría
de juegos.
El planteamiento parte de los siguientes postulados.
Primero: para cada decisión, el agente, firma o consumidor enfrenta una
lista de alternativas, conocida de antemano, como en el modelo inicial.
S egundo: cada alternativa presenta ahora diferentes consecuencias pro­
bables, en vez de una sola; es decir, se transforma en una "'distribución de
probabilidad".
Tercero: la probabilidad de cada consecuencia depende del "estado del
mundo" (como lloverá o hará sol), es decir, de las circunstancias futuras.
Cuarto: una probabilidad, objetiva o subjetiva, puede ser asignada a cada
estado del mundo.
Por ejemplo, para una alternativa A, un agente esperaría ganar $20' en el
estado del mundo 1 (EM 1), con una probabilidad de o,8; o $rn' en el EM2, con
probabilidad de 0,2. La utilidad esperada (UE) de A es el promedio ponderado:
($20')( 0.8):+ ($rn')(o.2) = $ 18.
La economía neoclásica
Para otra alternativa B, esperaría $10' en EM1; o $60' en EM2. Entonces,
EB
U = ($10')(0.8) + ($60')(0.2) = $20.
Según el modelo, la mejor elección es la que maximiza la utilidad esperada,
ceteris paribus.
Podría pensarse, entonces, en la alternativa B. No obstante, su grado de ries­
go parece mayor que el de la alternativa A, pues los $60' que dan superioridad a
su UE tienen una baja probabilidad de ocurrencia frente a la alta probabilidad de
los $20' en A. Por lo tanto, se plantea una cuantificación de los riesgos mediante
la varianza (V) y la desviación estándar (d) de cada alternativa.
VA: (($20-$18)"2)(0.8) + (($10-18)"2)(0.2) = $3.2+$12.8 = $16 = (dA)"2
V B: (($10-$20)"2)(0.8) + (($60-20)"2)(0.2) = $80+$320= $400= (dB) "2
Es decir: dA = $4; dB = $20. Por lo tanto, el riesgo de variabilidad probable del
ingreso en B sería cinco veces el de A.
Este resultado ilustra una disyuntiva subrayada por TrNTNER, pues la alter­
nativa con mayor media tiene también mayor varianza, invalidando cualquier
criterio unívoco para definir la optimalidad.
La reacción consistió en plantear que, a cambio de mayores utilidades
esperadas, los individuos tienen diferentes grados de aceptación del riesgo.
Quienes le son "aversos" sólo aceptarían varianzas proporcionalmente decre­
cientes; quienes le son "propensos" aceptarían varianzas proporcionalmente
crecientes; y quienes son "neutrales" preferirían varianzas proporcionalmente
constantes.
Claro está, tal salida generó nuevos problemas de coherencia; entre ellos:
i. Se aceptan condiciones de equilibrio distintas entre individuos, lo cual
invalida uno de los fundamentos de la optimalidad general paretiana;
ii. La relación entre óptimos previstos y resultantes deja de ser unívoca
(con preferencia por el riesgo, B sería mejor, pero si ocurre EM1 , entonces se
termina ganando la mitad de A);
iii. Sobre los ingresos esperados se introduce una utilidad marginal decre­
ciente para unos individuos (aversos), creciente para otros (propensos) y cons­
tante para otros (neutrales) , lo cual genera incoherencias sobre las funciones de
utilidad originalmente supuestas OoHN HARSANYI, en The Journal of Political
Economy, octubre de 1953);
iv. La introducción de valores medios esperados en las funciones de utilidad
cuestiona el postulado de su "ordinalidad". Por ejemplo, el modelo original
de la utilidad esperada de V ON NEUMAN y MORGESTERN es cardinal; MACHINA
305
306
Teorías económicas del mercado
opina que puede transformarse en ordinal (New Palgrave. A Dictionary of
Economics, 1987, "Expected utility"); otros prefieren la dirección contraria:
"la cardinalidad de la función de utilidad juega un papel crucial en la teoría
de la elección bajo condiciones de incertidumbre" HALPERN y J. HAUSMAN
[1985]. Choice under uncertainty: a model of applications far the social security,
NBER, WP, 169 0, p. 13).
a.
7. 12 .2 . SELECCIÓN A DVERSA
Una de la aplicaciones más populares del modelo de la utilidad esperada ha
tomado lugar en el campo de las fallas del mercado sobre la información. Por
ejemplo, los autos usados presentan altas varianzas sobre su calidad, la cual
resulta dificil de predecir para los eventuales compradores, aunque es cono­
cida por cada vendedor. Es decir, se configura una situación de información
asimétrica. (GEORGE AKERLOF. "The market for 'lemons "' , Quarterly Journal
of Economics, agosto de 1970).
Por simplificación, digamos que los autos están en un estado mecánico "bue­
no" o "malo", distribuidos en igual proporción (50% y 50% ), con un precio
mínimo aceptable para los vendedores de $4.000 y $1.000, respectivamente.
Entonces, el valor esperado por un comprador "racional" sería: ($4.000)(0.5)
+ ($1.000)(0.5) = $2.500 y, por lo tanto, no estaría dispuesto a pagar más.
En consecuencia, la "buena" calidad quedaría por fuera del mercado, li­
mitándose éste sólo a la "mala" calidad, a menos que la asimetría o sus efectos
fuesen corregidos en alguna forma. Como se ha visto, esto suele argumentarse
para justificar la intervención pública en mercados como los de la salud.
7.12 . 3 . EXTENSIONES CRÍTICA S DE LA INCERTIDUMBRE
- Risk, Uncertainty and Profit (1926), de FRANK KNIGHT, hizo famosa la dis­
tinción entre el riesgo, como probabilidad, y la incertidumbre, incuantificable.
Así, el primero sería un costo típico de las tasas de interés y de los mercados
financieros, mientras sólo la última explicaría los beneficios de las empresas.
- Los modelos de "racionalidad acotada", tipificados por HERBERT SIMON,
rechazan el postulado de empresas anticipando una lista exhaustiva de alter­
nativas; pues estas, en contraste, se irían elaborando durante el proceso de las
decisiones. Es más, los individuos carecerían de las masas de información y de
la capacidad de cálculo sugerida en los modelos de plena racionalidad. Debido a
esto se habrían desarrollado las organizaciones complejas, compuestas por con­
juntos de individuos y de estructuras, e ignoradas en los modelos de optimalidad
La economía neoclásica
convencionales. Al fin de cuentas, la búsqueda de soluciones "aceptables" para
un momento oportuno, eliminando poco a poco las peores alternativas, como en
la "programación lineal", reemplazaría a la búsqueda de soluciones "óptimas",
caracterizada por exigencias "prohibitivas" de información, capacidades de
procesamiento y tiempo.
- El enfoque de la economía evolutiva, con representantes como ALC HIAN,
NELSON y WINTER, con base en argumentos similares, ha propuesto reemplazar
el paradigma de la optimalidad por otro más dinámico, constituido por cadenas
de mejoramientos sucesivos.
- Sobre estos enfoques pueden verse contextos, síntesis y críticas en CuE­
VAS . La empresa y los empresarios en la teoría económica, Bogotá, Universidad
Externado de Colombia, 2006.
- Desde una perspectiva de la filosofía, la psicología y la experimentación,
autores como ELLS TER, KAHNEMAN y TVERSKY han cuestionado la incompletez
de los factores considerados en los modelos de optimización racional y, por lo
tanto, su esquematización de los procesos y de las conclusiones generales.
7. 13. LOS MANUALE S NEOC LÁSICOS
La mayoría de los textos basados en el modelo neoclásico (de Microeconomía)
han tendido a insertar elementos traídos de campos como la estadística, las
empresas de seguros, la ingeniería, las prácticas financieras y otros estudios
empíricos. En sí mismos, claro está, tienen su utilidad específica. Sus
impac­tos s obre la coherencia de la teoría propuesta para los mercados
parecen, sin embargo, caer en un vacío. No son raros, por lo tanto, los autores
que en los primeros capítulos excomulgan la cardinalidad, mientras un poco
más adelante están sumando y restando las utilidades de muchos individuos, sin
explicación alguna; o que introducen curvas de indiferencia de las más
disímiles formas, las cuales son olvidadas cuando llegan a la optimalidad
paretiana o al equilibrio general; o que justifican la ubicuidad de las funciones
Cobb Douglass, casi ex­clusivas, por su simplicidad econométrica, sin aclarar
que funciones distintas implicarían destrozos sobre los teoremas enseñados;
o que soslayan las dificul­tades neoclásicas para pasar de las funciones de
oferta y demanda de individuos a las del mercado; etc. Dejan la impresión,
entonces, de que la responsabilidad sobre estas incoherencias cae en la
orfandad, al menos desde el último período épico del modelo neoclásico ( 19
50-1980 ), cuando tuvo representantes integrales como S AMUELSON O H AH N.
No obstante, después de este período también se han elaborado manuales
ex­cepcionales por su coherencia interna, así como por su rigor sobre los
supuestos
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Teorías económicas del mercado
requeridos, sus implicaciones y las limitaciones explícitas del modelo neoclási­
co, entre los cuales cabe destacar el de KREPs y el de MASS COLLEL et ál. Otra
dimensión sería, claro está , la crítica y la superación de tales limitaciones.
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