Subido por Gus Mor

019 Cinco Piedras Lisas, Hal Mayer (14)[1]

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Cinco Piedras Lisas
Queridos amigos:
Gracias por escuchar este mensaje mensual del Ministerio Guarda la Fe. Oramos para que sea una gran
bendición para usted a medida que busca conocer la voluntad del Señor en relación con su vida y a su
ministerio para con Él en estos últimos días.
Antes que comencemos, quiero recordarle para que nos envíe su tarjeta de renovación, de tal manera
que no vaya a perder ninguno de los mensajes mensuales de Guarda la Fe. Miles de personas los
reciben y los aprecian mucho, pero no queremos enviárselos a nadie que no los desee recibir o que no
los esté escuchando. Nuestras suscripciones son gratis, y usted puede recibirlas ya sea si puede o no
puede ayudar en la obra de Dios en el Ministerio Guarda la Fe con donaciones, aun cuando realmente
apreciamos cualquier apoyo que usted nos pueda enviar. Creemos que al ofrecerle gratuitamente
nuestras suscripciones, más personas oirán el mensaje y se prepararán para el Reino venidero. Así es
que envíenos su tarjeta de renovación hoy, para que no se olvide de hacerlo.
Aun tenemos algunas copias de Huss el Hereje, disponibles. Los envíos están disminuyendo. Pero si
usted aun quiere una copia para usted mismos o una copia extra para sus amigos o familia, por favor
entre en contacto con nosotros. Nuestro teléfono es: (1-540) 672-3553, o nos puede enviar un correo
electrónico a través de nuestra página web.
Hoy, voy a compartir con ustedes un mensaje que yo creo lo ayudará a lidiar con los problemas en su
vida y en su ministerio para el Señor que parecen ser insolubles. Es un mensaje acerca de la fe ante
probabilidades insuperables. También se trata de cómo Dios prepara y unge a alguien para el servicio
en Su causa. Él lo necesita a usted. Y como parte de la última generación, Él quiere colocarlo a usted
donde Él pueda darle la victoria.
Al comenzar, oremos. Querido Padre celestial, te agradecemos por el don de tu Hijo, y por la manera
en que Él vino a salvarnos del pecado. Estamos humillados debido a nuestras debilidades y dificultades
para hacer tu voluntad. Muchas veces pecamos y te fallamos. Muchas veces estamos temerosos de ser
fuertes y de resistir al diablo. Pero sabemos que Tú nos amas y nos cuidas de muchas maneras. Tú eres
tan paciente y perdonador. Tú eres el remedio para cualquier dificultad. Por favor, Señor Jesús, en la
medida en que estudiemos la Biblia hoy, te pido que nos abras los ojos hacia la asombrosa mano de
Dios que lo preserva y usa a tu siervo para darle una gran victoria. Danos a nosotros también la
victoria. Te lo pido en el nombre de Jesús, Amén.
Vamos a abrir nuestras Biblias en 1 Samuel 16. Esta es la historia de cómo David fue escogido para
que le sirviera a la iglesia de Dios. Recordemos que Israel era la iglesia de Dios en aquel tiempo. Ellos
debían ser una luz para los gentiles y una gloria para el Señor. Pero sus experiencias parecían revelar su
más completa debilidad. Al igual que la iglesia hoy, ellos eran propensos a apartarse de la voluntad
revelada del Señor y porfiadamente andaban en su propio camino.
Eso es lo que sucedió cuando ellos exigieron un rey. Dios les dio un rey cuyo nombre era Saúl. Si Saúl
hubiese sido fiel, Dios podría haberlo usado poderosamente. Pero no lo era. Él eventualmente pensó
que podía hacer lo que quisiera, aun cuando fuese en contra de la voluntad revelada de Dios, la cual le
fue dada a conocer por Su profeta. Recordemos, mis amigos, que los profetas les son dados a la iglesia
por una razón muy importante. Le revelan la voluntad de Dios a nosotros, especialmente en el contexto
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de nuestro propio tiempo. Israel normalmente los ignoró o los negligenció. Encontraron excusas para
no hacer lo que ellos les decían. Dios le dio profetas y apóstoles a la iglesia cristiana, pero ellos
también fueron ignorados. ¿Usted piensa que Dios en su misericordia le ha dado a esta última
generación un profeta? ¿Un mensajero que nos ayudará a navegar en las únicas y difíciles
circunstancias de nuestros tiempos? Claro que sí. A medida que la iglesia se acerca al mismo fin del
tiempo, hay una crisis amenazando. Dios no iba a negligenciar el darle a Su pueblo un medio para que
se preparara y atravesara los desafíos que iba a enfrentar.
Cuando Saúl desobedeció el mandato directo de Dios para destruir a los Amalequitas y todas sus
posesiones, Dios le dijo a Samuel que removiera a Saúl de su puesto de rey. Esto fue difícil para
Samuel, pero él le envió el mensaje a Saúl tal como Dios le dijo que lo hiciera. Ahora Dios tenía que
encontrar otro rey para Israel. 1 Samuel 16:1 nos dice que Samuel estaba apenado por Saúl, y Dios lo
reprendió. “Entonces el Señor dijo a Samuel: ‘¿Hasta cuándo has de llorar a Saúl, habiéndole yo
desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite, y te enviaré a Isaí de Belén,
porque de sus hijos me he provisto de rey’”. 1 Samuel 16:1.
Samuel fue hacia Isaí de belén. El versículo 6 nos dice que los hijos de Isaí pasaron ante Samuel
comenzando con Eliab el mayor. Samuel estaba muy impresionado con Eliab. Era un hombre de
estatura similar a la de Saúl, digno y que se comportaba de una manera principesca. Tal vez era bien
educado y era un buen planificador. Sin duda que estaba bien relacionado con personas respetables, tal
vez en todo Israel. Todos habrían pensado que era una excelente opción para ser rey una vez que
hubiese sido dado a conocer. Así es que Samuel estaba listo con su aceite para ungir a Eliab como el
próximo rey.
Pero el ángel del Señor que estaba al lado de Samuel (lo podemos leer en el 1 Spirit of Prophecy:367)
lo “instruyó que no debía juzgar por las apariencias”. El versículo 7 dice: “Pero el Señor respondió a
Samuel: ‘No mires su parecer, ni su gran estatura, porque yo lo desecho. Porque el Eterno no mira lo
que el hombre mira. El hombre mira lo que está ante sus ojos, pero el Señor mira el corazón’”. 1
Samuel 16:7.
Eliab no conocía ni temía a Dios. Él no sabía cómo escuchar la voz de Dios, y habría sido un terrible y
exigente gobernante. Además, era propenso a ser celoso, tal como lo veremos más adelante, y también
era rápido para sacar conclusiones y para juzgar mal a los demás, especialmente a su propio hermano.
Era orgulloso y censurador. Él pensaba que era mejor que los demás. No nos admira que Dios lo haya
rechazado. No estaba santificado en su alma. Su alma no estaba dispuesta a seguir a Dios.
Amigos, aquí hay una lección importante. Si usted quiere tener un lugar en la obra de Dios, tiene que
tener un corazón que esté dispuesto a seguir a Dios. Tiene que ser un hombre o una mujer que piense
como Dios, y actúe como Dios. Tiene que añorar (desear) que Jesús entre en su vida todos los días.
Tiene que ser un hombre o una mujer “conforme al corazón de Dios”.
Eliab jamás habría sido este tipo de rey. David cometió sus errores, pero fueron mucho menores que los
que Eliab habría hecho. Dios nos está enseñando algo importante en este versículo. Usted no puede
juzgar a un hombre o a una mujer por lo que ve en la apariencia externa. Esto puede ser muy engañoso.
Nosotros, los seres humanos, nos quedaremos muy sorprendidos, se nos dice, por los simples y
humildes medios por los cuales Dios terminará Su obra.
Escuche esto de TM:305. Hablando del tercer mensaje angélico en Apocalipsis 14, la mensajera de
Dios dice: “El Señor actuará en esta obra final mucho más fuera del orden común de las cosas, y de una
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manera que será contraria a todos los planes humanos. Habrá entre nosotros personas que siempre
querrán controlar la obra de Dios, y dictar hasta qué movimientos deben hacerse cuando la obra
progresa bajo la dirección, del ángel que se une al tercer ángel en el mensaje que ha ser dado al
mundo. Dios utilizará formas y medios por los cuales se verá que él está tomando las riendas en sus
propias manos. Los obreros se sorprenderán por los medios sencillos que él utilizará para realizar y
perfeccionar su obra de justicia”. TM:305.
¿Orden común? Escuche esto de General Conference Bulletin, 1 de Julio de 1902. “En esta obra final
del evangelio hay un vasto campo a ser ocupado; y más que nunca antes, la obra tiene que alistar
ayudadores del pueblo común. Tanto los jóvenes como los adultos serán llamados del arado, de la viña,
y de diversas otras ramas de trabajo, y serán enviados por el Maestro para que den Su mensaje. Muchos
de estos han tenido pocas oportunidades de educación. Para la sabiduría humana, su apariencia parece
ser desanimadora. Pero Cristo ve en ellos calificaciones que los capacitarán para que tomen su lugar en
Su viña. Si ellos colocan sus corazones en la obra, y continúan siendo aprendices, Él los preparará para
que trabajen por Él”.
Ustedes pueden ver amigos, que no necesitan un grado académico de alguna institución acreditada para
hacer una maravillosa obra para Dios. Usted necesita un corazón que ame y crea primero en Dios, y
después le obedezca. Usted debiera tener una educación, especialmente en las Escrituras. Si usted va a
una escuela, debiera ir a una que no siga el modelo del mundo, sino que enseñe cómo ser victorioso en
las batallas de la vida. Pero hoy la mayoría de las instituciones educacionales enseñan a ser escépticos
con relación a la Palabra de Dios. Aun muchas instituciones llamadas cristianas enseñan la evolución y
otras falsas teorías. Ellas no pueden ayudarlo a prepararse para ser un ganador de almas. Ellas no
pueden ayudarlo para sobrevivir en el tiempo en que sus creencias serán desafiadas en las cortes. Usted
no puede enfrentar la última crisis si su fe no está firmemente establecida en la Palabra de Dios. Si
usted está frente a las cortes del país para defender la verdad, usted no puede ir allí teniendo una
incertidumbre acerca de lo que usted cree. Usted no sobrevivirá.
“Ninguna belleza exterior puede recomendar el alma a Dios. La sabiduría y la excelencia del carácter y
de la conducta expresan la verdadera belleza del hombre; el valor intrínseco y la excelencia del corazón
determinan que seamos aceptados por el Señor de los ejércitos. ¡Cuán profundamente debiéramos sentir
esta verdad al juzgarnos a nosotros mismos y a los demás! Del error de Samuel podemos aprender cuán
vana es la estima que se basa en la hermosura del rostro o la nobleza de la estatura”. PP:692.
Eliab no habría podido servir jamás como rey. Él no conseguía ver la mano de Dios. No conseguía
escuchar su voz. Su corazón no era conforme al corazón de Dios. Así es que Samuel se guardó el
aceite. Isaí pasó sus siete hijos mayores delante de Samuel. Todos ellos eran bien parecidos y hacían
creer que podrían ser buenos reyes para Israel. Pero el Señor le dijo que retuviese su aceite.
El Señor le podría haber dicho a Samuel que fuese y ungiese a David, pero no fue así. ¿Por qué? Dios
quería enseñarle a Samuel, y a nosotros, una lección importante acerca de cómo juzga Dios. El
invisible ve todo. Él conoce el corazón que el hombre no consigue discernir. Esa es la razón por la cual
nos sorprenderemos por aquellos que el Señor escoja para que hagan Su obra. Nosotros esperamos que
Dios va a escoger hombres educados y talentosos. Nosotros esperamos que Dios va a usar a aquellos
que están bien relacionados con Su obra y que están educados en las así llamadas “escuelas
superiores”. Nosotros esperamos que Dios escogerá a aquellos que son finos para hablar o que son
predicadores poderosos. Pero amigos, Dios solo puede usarlos si es que están totalmente decididos a
colocarse al lado de Dios. Pero a menudo, este tipo de personas no lo están. Se han vuelto sabios para
el mundo y escépticos a las instrucciones de Dios.
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No es necesario decirlo, pero Samuel estaba aproblemado cuando el último de los siete hijos de Isaí
pasó y Dios no escogió a ninguno de ellos. Usted puede imaginar el penoso suspenso que había en el
corazón de Samuel. “¿Es éste el elegido?”. “No”. “¿Es éste el elegido?”. “No”. “¿Es éste el elegido?”.
“No”. “Pero estos son todos los hijos de Isaí, Señor. ¿Si no es ninguno de estos, entonces quién?”.
“Pregúntale si hay otro”. Entonces Samuel le preguntó a Isaí si esos eran todos sus hijos. Versículo 11.
“¿Están aquí todos tus hijos?”. E Isaí dijo, “Aun queda el más joven, y, he aquí, él cuida el rebaño”.
Imagine las implicaciones de lo que pudo haber dicho Isaí. “Usted no lo va a querer. Él está afuera con
el rebaño. Él no es educado. Él no está entrenado en una educación superior. Él es muy joven y sin
experiencia. ¿No necesita a alguien que tenga realmente talento?”.
Isaí sabía que Samuel había llamado a todos sus hijos al sacrificio, pero había negligenciado llamar a
David. Me pregunto por qué, ¿no es verdad? Veamos, David tenía un pequeño negocio que él estaba
cuidando. Él era un pequeño comerciante familiar de sostén propio. David estaba cuidando un rebaño
de ovejas. Él es una de aquellas “personas comunes” que Dios puede usar. A David le gustaba el
campo, y este humilde negocio lo mantenía afuera en el aire fresco entre los pájaros y otras cosas
naturales. Pero era su manera de sostenerse a sí mismo y a su familia, mientras sus hermanos llevaban a
cabo lo que ellos pensaban que era una obra más importante. Él no había tenido las oportunidades
educacionales que tuvieron sus hermanos. Ellos lo miraban hacia abajo porque realizaba el trabajo
doméstico, y por lo tanto no estaba al mismo nivel que los demás hermanos más astutos. Ellos lo
miraban como siendo inferior. Eliab le habló duramente a David más tarde en la historia. Sus palabras
revelan su desdén por David y por su humilde obra. Él no se habría atrevido a decir eso si no hubiese
sido el sentimiento generalizado entre los hermanos y aun con su padre.
David era diferente de ellos. Él tenía extrañas maneras de pensar, y tal vez alguna dificultad para
expresarse a sí mismo. Él era solitario y retirado de la multitud. Él no se veía a sí mismo como
revestido de un gran talento con su lengua. Pero David tenía un coraje que ellos no tenían. David era
cariñoso y de corazón blando, una característica que ellos no poseían. A los hermanos de David les
gustaba divertirse con los otros jóvenes de Belén. A ellos les gustaba fastidiar y dañar tal vez, y
generalmente seguían sus entretenciones mundanas. La “entretención” de David era practicar con su
honda. Él pondría una piedra pequeña sobre una roca y volvería 20 o 30 pasos y entonces lanzaría una
piedra con gran precisión. O entonces encontraría un árbol con un hueco, y lanzaría la piedra justo en el
hueco. Sus hermanos no pensaban mucho en eso. Pero le trajo mucha alegría a David.
David aprendió a tocar el arpa y escribió cantos y cantó. Pero sus hermanos pensaban que eso era
demasiado afeminado para ellos. “Él es un mariquita”, pueden haber dicho. Ellos no harían jamás algo
así. Ellos no cantaban en la iglesia. Eso era muy rebajador. También, no era popular con los demás
jóvenes. Tal vez, ellos le hicieron comentarios sarcásticos acerca de David a sus amigos.
Aun cuando todos ellos hacen parte de la iglesia de Dios, ellos no eran semejantes a Cristo con su
propio hermano en sus actitudes y acciones. Y aun su padre Isaí no pensó que Dios pudiera
posiblemente necesitar a David en esta oportunidad. Después de todo, él era el más joven, el de menos
experiencia según el mundo, y estaba hacienda las obras más humildes. ¿Cómo podría Dios escogerlo?
Isaí aparentemente pensó que David era inferior a los otros, y tal le traspasó esto a sus otros hijos
inconcientemente. Cuando Isaí dijo: “Aun queda el más joven, y, he aquí, él cuida el rebaño”, él estaba
diciendo esto tal vez con cierto tono de voz que reveló su significado. Él amaba a David, pero no
conseguía pensar de otra manera, a no ser que lo consideraba inferior a los demás. Es fue la razón por
la cual había negligenciado llamarlo al sacrificio. Y aun cuando trató de decirlo amablemente, él reveló
sus propios puntos de vista en relación a David.
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“Manda a buscarlo”, insistió Samuel. “Porque no nos sentaremos [ni comeremos] hasta que él venga”.
No puedo pensar de otra manera a no ser que todo este procedimiento fue para enseñarle a Isaí algo
acerca de Dios, y también a Samuel. Isaí necesitaba entender que Dios obra de maneras que no son
familiares para el corazón no es santificado o que es carnal. Dios sabe a quién puede usar. La mente de
Isaí estaba dirigiéndose por un camino errado, y Dios usó esta experiencia para educarlo. Sorprendió a
Isaí que David fuese aquel a quien Dios ungió. Esa es la razón por la cual Isaí no estaba pensando de la
manera en que Dios piensa.
La lección debiera ser clara para nosotros. No piense de la misma manera que piensa la mayoría de los
miembros de su iglesia. Si lo hace, perderá el Espíritu Santo. No desprecie a los que ellos desprecian.
No menosprecie a aquellos que ellos menosprecian. Cuando se hace un comentario menospreciativo
acerca de otras personas, vaya y averigüe acerca de esas personas y trate de entenderlas. Si han caído
en pecado, trate de restaurarlas a una vida justa. Cuando alguien es criticado, no permita que eso
influencie su pensamiento. Vaya y haga amigos con esas personas. Tal vez usted pueda pensar en
ocasiones en su vida cuando alguien fue maltratado delante de sus ojos, o usted escuchó acerca de ello.
¿Qué fue lo que hizo o no hizo? ¿Cómo fue que pensó acerca de esa persona después? Tal vez pueda
pensar en ocasiones en su vida cuando usted hizo algún comentario menospreciativo o cuando no fue
amable con alguien. ¿Aprendió algo de esa experiencia? O continuó haciendo lo mismo con otros.
Cuando David vino y se colocó entre sus hermanos y ante Samuel, “el Señor dijo, ‘levántate, úngelo:
porque éste es’”. Imagine la sorpresa de todos al presenciar que Samuel ungió a David. Sin duda que
sus hermanos y su padre, Isaí, entendieron que había algún significado en este acto realizado por el
reconocido profeta del Señor. Pero no entendieron su significado. Sabían que Dios había dejado a un
lado a todos los demás hermanos más adultos, para cualquier obra que David tuviese que realizar.
David fue ordenado. Samuel estaba haciendo ante los ojos humanos lo que Dios ya le había hecho a
David en su corazón. Esto es lo que significa la ordenación. La ordenación humana es apenas un
reconocimiento de lo que Dios ha hecho en el corazón. No añade ningún poder especial, o virtud. No
cambia mágicamente al hombre volviéndolo efectivo. Aun si ninguna mano humana reconoce la obra
de Dios, usted aun puede ser ordenado por Dios para hacer una obra para Él. Y hoy y en esta época, los
seres humanos se equivocan fácilmente y ordenan a aquellos que no merecen ser ordenados y a menudo
negligencian a aquellos que sí lo merecen. Así es que no coloque su confianza sobre un hombre para
que lo ordene y lo envíe a trabajar.
¿Por qué escogió el Señor a David? El corazón de David era humilde y cariñoso. Su mente escuchaba
la voz de Dios. Él vio su debilidad e ineficiencia, y Dios pudo usarlo. David era paciente. Él no
intimidó a nadie. Y después del ungimiento, él volvió a cuidar las ovejas. Ni siquiera sabía David lo
que Dios estaba planeando. Él solo sabía que tenía una importante obra que hacer para Dios. Samuel, el
profeta, lo había ungido. Pero él sabía que tenía que continuar llevando adelante su pequeño negocio de
sostén propio de cuidar a las ovejas hasta que Dios le revelase lo que tenía que hacer. Samuel se fue
calmada y hasta misteriosamente. Este extraño acto le pareció a la gente de Belén, algo muy inusual y
místico. ¿Qué estaba haciendo? Poco sabían, sino hasta más tarde, que estaban ante un muy auspicioso
evento. Dios había escogido al siguiente rey frente a sus ojos, y jamás lo habrían podido sospechar.
A menudo nuestras vidas son así. Algo sucede y no entendemos su significado porque no somos
espirituales. Encontramos extraño el camino en que Dios se manifiesta a través de aquellos que no
esperamos que lo haga, porque no esperamos mucho de ellos. Pero todo el cielo está interesado en los
eventos que a menudo suceden a nuestro lado sin que le demos ninguna importancia, o nos son
irreconocibles. Pero Dios está obrando los consejos de su voluntad. Pensamos que sus caminos son
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inadecuados y aun que son ridículos, pero en realidad, son profundos y a menudo inescrutables. Si
usted tiene el corazón abierto, Dios le revelará lo que está haciendo. Si usted está buscando a Dios con
todo su corazón, Él le abrirá Sus consejos. Tal vez no todos ellos, o ni siquiera uno, pero usted
conseguirá ver más profundamente. Usted reconocerá la mano de Dios aun si no consigue ver el fin
desde el comienzo. Usted sabrá que los eventos que han sucedido en su vida o en las vidas de aquellos
que lo rodean y cuyo significado los demás no consiguen ver.
Si usted está inmerso en las Escrituras, hermanos y hermanas, su mente se volverá aguda y perceptiva.
Si usted está inmerso en la oración, la voz del Espíritu Santo, la voz del propio Dios le hablará, y usted
entenderá. Si usted es obediente, Él lo guiará por extraños caminos a los ojos del mundo, pero Él se
asegurará de que usted sea preservado y eventualmente colocado en una posición ventajosa para traer
almas a Jesús.
Escuche esta interesante declaración de Cada Día Con Dios:115: “Los que se desempeñan en las tareas
comunes de la vida desarrollarán talentos inesperados. Si solamente se les diera el mensaje a los seres
humanos, muchos de los que escuchan lo recibirían. Aceptará la verdad para este tiempo gente que
proviene de todas las clases sociales, elevadas y bajas, ricas y pobres. Algunas personas consideradas
sin educación serán llamadas al servicio del Maestro, así como los humildes e ignorantes pescadores
fueron llamados por el Salvador. A otros se los invitará a dejar el arado, como en el caso de Eliseo, y se
sentirán impelidos a asumir la obra que Dios les ha señalado”. CDCD:115.
Ahora que Dios escogió a David, y David sabía que tenía una importante obra para hacer, Dios tenía
que colocar a David en una íntima relación con la corte de Saúl, de tal manera que David pudiese
aprender a gobernar a las personas. Él tenía que ser capaz de ver lo que tenía que hacer y lo que no
tenía que hacer. Tenía que entender el carácter y la naturaleza de gobernar. Y tenía que ver su propio
carácter, tanto sus fortalezas como sus debilidades. Esta tenía que ser la educación de David y su
próximo nivel de entrenamiento. Él no obtendría ningún grado de doctorado para ello, pero maduraría
su pensamiento y lo ayudaría a aprender a ser flexible y sabio.
Dios llevó a David a colocarse en relacionamiento con la corte de Saúl de una manera muy inusual.
David no tenía que ser visto como una amenaza para Saúl. Él tenía que ser colocado en una posición en
que sirviese al rey, de tal manera que el rey lo apreciara y aun le dijera o le enseñara cosas que más
tarde lo ayudarían como rey.
Por favor, observe lo que la Biblia dice en el versículo 13-14. Cuando Samuel ungió a David, “el
Espíritu del Señor vino sobre David a partir de ese día”. Entonces en el próximo versículo dice, “el
Espíritu del Señor se apartó de Saúl, y un espíritu malo del Señor lo atormenta”. Esta es una trágica
declaración. Obviamente, la Biblia deja claro que Dios transfirió Su autoridad de Saúl a David, aun
cuando no estuviese claro para nadie más. Pero a lo largo del tiempo Dios iba a desarrollar esto a través
de diversos caminos y medios. Saúl comenzó a ser atormentado por un espíritu malo. Escuche esta
descripción del comportamiento de Saúl. El carácter de Saúl “parecía estar marcado por los extremos.
Sus siervos, a quienes él dirigía en relación con cosas relacionadas con el reino, a veces no se le
acercaban, porque parecía ser un hombre insano, violento y abusivo. A menudo parecía estar lleno de
remordimientos. Era melancólico, y a menudo temeroso cuando no había ningún peligro. Esto lo
descalificaba para ser gobernante. Estaba siempre lleno de ansiedad; y cuando en sus lúgubres
momentos de mal humor, no quería ser perturbado, y a veces no soportaba que nadie se le acercara. Él
hablaba proféticamente de que iba a ser destronado, y que otro iba a ocupar su posición como
gobernante, y que su posteridad jamás sería exaltada al trono, ni recibiría honores reales, sino que todos
perecerían debido a sus pecados. Él repetiría, proféticamente, dichos contra él mismo con
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desequilibrada energía, aun en la presencia de sus señores, y del pueblo”. Eso se encuentra en 1 Spirit
of Prophecy:368.
Qué trágico. Cuando Dios se aleja de un alma que se ha alejado irreversiblemente de Él, hay serias
consecuencias, extrañas manifestaciones y ominosos presentimientos. Cuando el alma rechazada
reconoce que le ha dado la espalda a Dios, sobreviene un cambio en él. Saúl tenía demonios en su vida
que no le darían descanso.
Algunos de los siervos de Saúl sugirieron que la música le ayudaría a relajarse y a estar en paz y
recomendaron que escogiera a un hombre que pudiera tocar bien música para tranquilizarlo. Saúl pensó
que esto era una buena idea, y pidió recomendaciones. Uno de sus siervos había visto y escuchado a
David tocar el arpa y le sugirió a Saúl que lo invitara a la corte. Esto Saúl lo hizo, y David fue traído.
Saúl apreciaba grandemente a David y la Biblia dice que lo amaba. Eventualmente, Saúl convirtió a
David en su escudero.
Desde este puesto ventajoso, David podía observar los trabajos de la corte desde el interior del palacio.
Podía aprender acerca de los asuntos envueltos en gobernar al pueblo. Podía observar los movimientos
políticos. Podía observar la logística, la economía y la legislación. Pero tal vez la lección más
importante que aprendió al ser puesto cerca del centro del poder humano, fue que podía ver que el éxito
solo viene cuando se descansa en el poder Divino y siguiendo los preceptos Divinos. Esto fue un
importante entrenamiento para David. Saúl aun no sabía que David era el escogido de Dios para tomar
su lugar. Así es que él confió en David y le enseñó muchas cosas. Mientras tanto, Dios también estaba
impresionando a David con las cosas que en la vida de Saúl y en su liderazgo estaban mal, de tal
manera que cuando él fuese rey, no los repitiese. Eventualmente David volvió a cuidar las ovejas. Él
necesitaba ver el contraste. Además le gustaba el desierto. Le gustaba estar con Dios afuera en la
naturaleza. Necesitaba un descanso de los rigores de la vida en la ciudad, y del juego y contra juego de
la corte. Antes de colocarlo en medio del conflicto y antes de aumentar su estatura ante los ojos de los
hombres, Dios quería hablarle a David solo, afuera en la naturaleza, así es que envió a David de vuelta
a su pequeño negocio.
Amigos, a menos que Dios pueda hablarle a solas, no lo puede usar a usted. 1 Samuel 17 nos dice cómo
Dios trajo a David bajo la atención del pueblo. Nuevamente hay grandes lecciones para nosotros que
vivimos en la última generación. Los Filisteos se unieron para pelear contra Israel en Soco. El versículo
2 nos dice que “Saúl y los hombres de Israel se juntaron, y acamparon en el valle de Ela, y se pusieron
en orden de batalla contra los Filisteos. El versículo 3: “Y los Filisteos estaban sobre un monte a un
lado, e Israel estaba sobre otro monte al otro lado, y el valle entre ellos”.
De tal manera que tenemos dos montañas y un valle, y ambos ejércitos estaban en lados opuestos. ¿Qué
es lo que hay en cualquier valle? Un estero. Ese pequeño estero iba a jugar un importante papel en la
batalla, pero ninguno de los dos bandos lo sabía. El agua había estado alisando esas piedras durante
siglos. Cuando todo estaba listo para la batalla, la Biblia nos dice en el versículo 4 y siguientes, que
“Entonces salió del campamento filisteo un campeón llamado Goliat, de Gat, que tenía seis codos y un
palmo de altura (3 m). Traía en su cabeza un casco de bronce, y vestía una cota de malla que pesaba
cinco mil siclos de bronce (55 Kg.). Sobre sus piernas traía grebas de bronce, y una jabalina al hombro.
El asta de su lanza era como un rodillo de telar, la punta de su lanza pesaba seiscientos siclos (6 Kg.). Y
su escudero iba delante de él”. 1 Samuel 17:4-7.
Imagine la estatura de este hombre, y su fuerza. ¡Era tremendo! Tenía como 3 m de altura. La cota de
malla era como una chaqueta plana que le protegía el pecho y el abdomen. Esta cota pesaba 55 Kg., y
la punta de la lanza pesaba 6 Kg. No sabemos el peso del casco de bronce ni el peso de las grebas de
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bronce (las cuales eran delgadas cubiertas de metal para protegerlas. Pero ellas deben haber aumentado
considerablemente el peso. Este era un hombre muy grande y muy fuerte.
Pero tal vez la mayor cosa acerca de este Goliat era su arrogancia. Él estaba orgulloso de su estatura y
de sus habilidades guerreras que había desarrollado desde joven. Él nunca había sido derrotado en un
encuentro personal. Los Filisteos deben haber pensado que si conseguían con que alguna persona de
Israel se dispusiese a pelear uno contra uno con este gigante, ciertamente saldrían victoriosos. Y si
consiguiesen enfrentar una batalla general, Goliat le haría mucho daño al enemigo.
Así es que enviaron a Goliat para que desafiase a Israel. Versículo 8: “Se paró ante los escuadrones de
Israel, y les gritó: "¿Para qué salís a librar batalla? ¿No soy yo filisteo y vosotros siervos de Saúl?
Elegid entre vosotros un hombre que venga contra mí”.
Israel no aceptó el desafío del Filisteo, y Goliat hizo un asunto de eso. Las Escrituras dicen en el
versículo 11 que “Cuando Saúl y todo Israel oyeron las palabras del filisteo, se turbaron y tuvieron
mucho miedo”.
Imagine los ejércitos del Dios vivo estando temerosos de los ejércitos de sus enemigos. Algunas veces
cuando enfrentamos a un gigante en nuestras vidas, una gran dificultad o algún desafío, nos llenamos
de temor, cuando debiéramos tener fe. Israel no tenía fe. Todo el ejército no tenía fe. También no tenían
liderazgo. Pero era le fe la que los haría salir y enfrentar al que era tan orgulloso y arrogante. Su
tamaño era intimidatorio, pero Dios le iba a enseñar una lección a todo Israel, que la Victoria no
depende del valor del ingenio intelectual del hombre o del poder bruto. La victoria es un resultado de la
fe. Pero usted tiene que entenderla y experimentarla. Usted no puede esperar hasta el último instante.
Es vuestra experiencia la que lo ayuda a entender la fe y cómo opera Dios, de tal manera que cuando
usted se enfrenta a los mayores desafíos de su vida, puede estar sin miedo. Ni los ejércitos de Saúl ni
los de Israel tenían experiencia con la fe. Y cuando usted no tiene fe, solo tendrá temor. Dios le está
diciendo a la última generación que no tiene que haber miedo cuando hay fe en el poder de Dios. El
miedo de Israel reveló que solo estaban pensando al nivel humano, y no vieron las posibilidades de lo
que la fe puede llevar a cabo.
Goliat sabía que estaban con miedo, y se volvió aun más arrogante en su desafío. Cada día lo renovaría.
Esto debe haber golpeado directamente a Saúl. Después de todo, Saúl era un gigante entre los Israelitas
y sobresalía desde los hombros hacia arriba entre sus compañeros. Saúl debió haber sido el que saliese
y pelease contra el gigante. Sin duda que Goliat estaba realmente desafiando a Saúl directamente, y
todos lo sabían. Él tenía un casco de bronce y una cota de malla, pero él también estaba temeroso y
temblando. No sabía qué hacer. Estaba confundido y aturdido. Él podía ver que si salía para pelear con
el gigante, colocaría en peligro a todo Israel, porque sabía que Dios no estaba con él. Cualquier otro
hombre de Israel también colocaría en peligro a toda la nación. Además, su espíritu estaba quebrado y
su conciencia estaba perturbada. Era como si los Israelitas y los Filisteos estuviesen en un
estancamiento. Goliat hizo su orgulloso desafío todos los días, durante cuarenta días. Y con cada día
que pasaba y con cada hora que transcurría, la credibilidad de Saúl para con su pueblo iba
disminuyendo. Saúl estaba en un aprieto, pero no podía hacer nada.
Mientras tanto Isaí envió a David con comida para sus hermanos y para su capitán. Cuando David
llegó, dejó su equipaje con alguien que se lo cuidara y fue a ver a sus hermanos. El versículo 23 dice:
“Mientras hablaba con ellos, salió Goliat, el filisteo de Gat, y habló las mismas palabras, y David las
oyó”.
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Cuando David escuchó estas cosas quedó sorprendido que todo el campo de Israel no tuviese un
hombre que fuese lo suficientemente valiente como para salir y pelear con ese gigante tonto. Él estaba
choqueado cuando “todos los varones de Israel, cuando vieron a aquel hombre, huyeron de él, y tenían
gran temor”. Eso dice el versículo 24. ¿Por qué le temían tanto a este hombre? David había escuchado
acerca de este gigante de parte de muchos en Israel. David no estaba impresionado por la estatura de
Goliat. Él pensó que era un poco mayor que el león o que el oso con el cual había peleado en el
desierto. David podría haberse acobardado ante estas bestias salvajes, pero las persiguió y las mató.
David sabía que Goliat no tenía poder porque Dios no estaba de su lado. El problema era que Israel
estaba temblando de miedo, y su cobardía de enfrentar la batalla le dio una oportunidad a David de
percibir su falta de fe en Dios.
“Entonces David preguntó a los que estaban junto a él: "¿Qué harán al hombre que venza a ese filisteo
y quite la ofensa de Israel? Porque, ¿quién es ese filisteo incircunciso, para provocar a los escuadrones
del Dios viviente?”. Versículo 26. El dios Dagón de los Filisteos no era un dios vivo. Era apenas una
deidad pagana, imaginaria.
A medida que David le habló a los hombres del ejército de Saúl, aprendió muchas cosas, incluyendo lo
que le sería hecho al hombre que derrotara a Goliat. Él aprendió que la Victoria lo haría muy rico (lo
cual probablemente no atraía a David como podría haber atraído a otros hombres). Él aprendió que el
rey le daría al victorioso su propia hija como esposa llevándolo así a formar parte de la familia real.
Estos eran incentivos considerables para cualquier joven de sangre roja. Pero David estaba más
preocupado acerca de la reputación de Dios que en sus ganancias personales. Él podía ver que Dios
estaba siendo desacreditado por la cobardía, la inactividad y por la falta de fe de los ejércitos de Israel.
Ese era un tiempo de crisis e Israel debiera haber estado listo para ella. David les habló a los hombres
sinceramente, que esta no era su batalla, sino que la de Dios y que Dios les daría la victoria.
Escuche esta interesante declaración del libro 1 Spirit of Prophecy:371. “A medida que los ejércitos
del Dios vivo estaban en ese peligro, [David] había sido dirigido por un ángel para salvar a Israel”. En
otras palabras, el ángel del Señor le había dado instrucciones a David para que fuera al frente de
batalla, y Dios le abriría el camino para lidiar con el gigante. Amigos, esta es una gran lección. Cuando
usted le pertenece a Dios, Él lo guiará y lo dirigirá. Usted no tiene que esperar instrucciones de alguien
que tenga autoridad, o esperar por alguien más para que le diga lo que tiene que hacer. Dios lo
comanda a usted. Él lo envía. Y Él irá con usted y le dará la victoria. No importa cual sea el problema.
No importa cual sea la dificultad. No importa cual sea el sacrificio que usted tenga que hacer, es el
propósito de Dios hacerlo salir victorioso de la prueba.
Pero el hermano de David, Eliab, no conocía a Dios ni veía su mano hacienda Su voluntad. Se sintió
ofendido por las preguntas de David. Eliab sintió que el aguijón de la reprensión de David a todo Israel
debido a su falta de fe era para él mismo. Eliab sabía algo a respecto de David. El hermano de David
era celoso y sospechaba de David y ellos “Lo consideraban como un pastorcillo joven, y ahora la
pregunta que hizo fue interpretada por Eliab como una censura de la cobardía que él mismo demostraba
al no hacer esfuerzo alguno por acallar al gigante filisteo. El hermano mayor exclamó airado: ‘¿Para
qué has descendido acá? ¿Y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu
soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido’. Respetuosamente, pero con
decisión, contestó David: ‘¿Qué he hecho yo ahora? Estas, ¿no son palabras?’”. PP:699.
“El hermano mayor de David, Eliab, a quien Dios no había escogido para ser rey”, escribió la
mensajera de Dios para la última generación, “tenía celos de David, porque había sido honrado antes
que él. Despreciaba a David, y lo miraba como si fuese inferior a él. Lo acusó delante de otros de
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haberse escabullido sin que su padre lo supiese, para venir a ver la batalla. Se burló de él debido al
pequeño negocio que tenía, cuidando unas pocas ovejas en el desierto”. Eso se encuentra en 1 Spirit of
Prophecy:371.
Las palabras públicas de Eliab fueron cortantes y despreciativas. David era su hermano menor. Siendo
el mayor, debiera haberlo ayudado en vez de criticarlo. Esto sucede a menudo en la iglesia, de la misma
manera que sucedió allí. Cuando alguien hace preguntas difíciles o coloca de manifiesto una
inconsistencia, otros se ofenden y estallan en ira criticando y ridiculizando. ¿Le ha sucedido eso a usted
alguna vez? Sucede a menudo. Es la voz del diablo tratando de desanimar a los obreros de Dios para
que no hagan su obra.
Aun cuando sus hermanos no sabían que Dios había guiado a David al frente de batalla, ellos
sospecharon que estaba allí porque quería verse envuelto con el gigante, y presumieron malos motivos
y engaño. Aun cuando David había manifestado audacia y coraje en el desierto, Eliab pensó que este
desafío estaba más allá de sus fuerzas. Este era un gigante real. Y Eliab le hizo saber que no era
bienvenido en el campo de batalla. Él era joven. No había sido nunca entrenado para la batalla. ¿Cómo
podría pelear contra un guerrero acostumbrado a las batallas como lo era Goliat? Eliab le hizo saber a
David que era inferior a ellos y que no debiera haber dejado “aquellas pocas ovejas” en el desierto para
venir a la batalla.
“Tú no tienes ningún entrenamiento militar David. No puedes salir a pelear”. Amigos, siempre existen
aquellos miembros de iglesia que argumentan que usted está fuera de lugar y que no debiera hacer
aquello que se le ha dicho que haga. “¿Qué derecho tiene usted”, dicen ellos, “para hacer esto para
Dios? Usted quiere apenas excitación. Usted tiene malos motivos. Usted quiere apenas gloria para
usted mismo. Vuelva a casa y aléjese de aquí”. En realidad, ellos están tratando de justificar su propia
falta de cello e interés en la causa de Dios. Vuestra acción y entusiasmo es un reproche para ellos.
David no permitió que la ira de su hermano lo detuviera. Continuó hablando con los demás presentes y
los urgió a que tuviesen fe. Eventualmente Saúl escuchó que David había llegado al campo y sobre su
preocupación para con el gigante. Así es que Saúl lo mandó llamar para que fuera a su tienda.
Escuche su conversación. Se encuentra en los versículos 32 y siguientes. “Y dijo David a Saúl: ‘No
desmaye ninguno a causa de él. Tu siervo irá, y peleará con ese filisteo’”. David tenía coraje. Él creía
que Dios le daría la victoria. ¡Así es que se propuso hacerlo! Imagine eso. Cuántos de nosotros se
ofrecerían para llevar a cabo esa misión. Esta era una demostración de la fe de David.
Continuemos leyendo: “Saúl dijo a David: ‘Tú no podrás pelear con ese filisteo, porque tú eres joven, y
él un hombre de guerra desde su juventud’”.
Algunas veces aun los líderes tratan de interponerse en el camino de aquellos que hacen una buena obra
para el Señor. “Oh, usted no puede hacer eso” dicen ellos. “Usted es demasiado joven”, o “usted es
demasiado viejo”, o “usted no está entrenado”. “Usted no ha asistido nunca al seminario, ¿cómo podría
hablar con autoridad? Usted no tiene ningún grado de una Universidad acreditada. Usted no puede ir a
hacer esta obra. Es demasiado difícil para usted. Déjela para que nosotros la hagamos. No sea tan
precipitado e impulsivo”.
¿Ha escuchado este tipo de cosas antes? Tal vez no con estas mismas palabras, pero tal vez ha
escuchado estos mismos conceptos. Amigos, cuando Dios lo llama para que haga algo para Él, É les el
que ordena y É les el que lo dirige, no alguna organización o líder u otros. Usted tiene una
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responsabilidad para cumplir con el llamado de Dios en su vida. Usted no podrá usar la excusa que la
mesa directiva de la iglesia o que el pastor no concordó con eso. Desde luego, debemos tratar de
trabajar en armonía con todos los hijos de Dios, líderes y laicos. Pero hay tiempos cuando el Espíritu
Santo quiere moverse, y alguien trata de colocarse en el camino criticando, al igual que Eliab, o
argumentando al igual que Saúl. Ambos tienden a desanimar a aquellos que llevan una carga para
trabajar para Dios.
Pero David tenía una respuesta para Saúl. Los versículos 34-35 dice: “David respondió a Saúl: ‘Tu
siervo era pastor de ovejas de su padre, y cuando venía un león o un oso, y tomaba algún cordero de la
manada, yo salía tras él, lo hería, y lo libraba de su boca. Y si se levantaba contra mí, yo echaba mano
de la quijada, lo hería y lo mataba”.
Me gusta eso. Apenas imagine a David en el desierto. Repentinamente aparece un león de entre los
matorrales. Se apodera de un cordero y trata de llevárselo. David se pone en pie inmediatamente y
corre tras el león. El león está sorprendido por la velocidad de David. Tal vez David lo golpea en la
cabeza con una piedra de su honda. De cualquier manera, el león abandona a su presa, pero ahora tiene
que vérselas con David. Se vuelve para atacar a David pero a medida que se levanta, David lo agarra
del mentón por la barba, y tal vez lo despacha con un cuchillo clavado en la garganta. Qué escena. Ahí
yace el león, y el cordero huye hacia su madre. Y David está en pie victorioso sobre él. David repite
este proceso con un oso. Él sabe cómo explotar sus debilidades.
Sin duda que existen otros predadores o peligros, tales como lobos, serpientes, y quien sabe qué otras
cosas. Pero la certera piedra arrojada por la honda de David, su velocidad, y su cuchillo defienden con
éxito el rebaño del daño y del peligro. David es un guerrero experimentado. Él no ve nada diferente en
el gigante, del león o del oso. “Tu siervo”, dice en el versículo 36, “Fuese león, fuese oso, tu siervo lo
mataba. Y ese filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios
viviente”.
David dijo además: “Y David añadió: ‘El Eterno, que me ha librado de las garras del león y del oso,
también me librará de la mano de ese filisteo’”. David conoce las debilidades de Goliat; él no tiene a
Dios a su lado. Él apenas tiene un sordo y mudo ídolo llamado Dagón. La confianza de David es
simpática. Saúl le dice: “Ve, y el Señor sea contigo”.
A medida que David se da vuelta para ir, Saúl le dice: “Espera David, antes que vayas, debieras ponerte
mi armadura. Ponte mi casco de bronce”, mientras coloca el casco de bronce sobre la cabeza de David.
Se bambolea porque no fue hecha para David. Entonces le pide que estire sus brazos mientras le pone
su cota de malla. Es demasiado grande para David, y es pesada. Entonces Saúl le da a David su espada.
“colócate este cinturón alrededor de tu cintura. Vas a necesitar una espada como esta”. Mientras David
se tambalea en su pesada y gran armadura, entiende que Dios jamás le dará la victoria con el equipo de
Saúl. Él tiene que pelear la batalla con su propia armadura. ¿Sabe usted cuál era esa armadura? En vez
de un escudo, David tenía una vara y un bastón. En vez de una espada, David tenía una Honda y una
pequeña bolsa, y algunas municiones del arroyo. Y lo más importante, la cota de malla de David era su
fe y completa confianza en Dios.
Estas cosas eran más bien un equipo no convencional para la guerrear contra los Filisteos, y
especialmente con Goliat. ¿No se supone que tienen que guerrear armadura contra armadura y arma
contra arma? ¿No necesita usted estar equipado con un grado en teología? Amigos, a menudo un grado
en teología puede ser un sustituto del Espíritu Santo. ¿No tiene usted que ser enviado por una mesa
directiva de la iglesia o algún comité? Amigos, usted tiene que ser enviado por Dios. Usted necesita un
buen conocimiento de las Escrituras, no teología, y usted solo necesita del comité celestial para que lo
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envíe. ¿Necesita alguna ordenación? Si, pero no una ordenación humana. Si los hombres reconocen la
unción celestial y colocan sus manos sobre usted, que así sea. Si no lo hacen, realmente no importa. Lo
que importa es que Dios lo haya enviado.
Amigos, usted nunca debe tratar de pelear con una armadura ajena. Existen aquellos que dirán que
usted tiene que proceder de acuerdo con ciertos comités y de acuerdo con cierta burocracia para que
pueda realizar una obra efectiva. Ellos tratarán de decirle que usted tiene que usar ciertos programas
pre-establecidos, y desde luego, su trabajo tiene que ser realizado por el camino regular. Si usted no
trabaja de esa manera, entonces será catalogado como alguien que no coopera, y algunas veces como si
usted estuviese “contra la iglesia”. Pero amigos, en los últimos días, Dios necesita laicos de sostén
propio que no estén atados por los comités. Ellos tienen que ser hombres y mujeres de fe y que usen los
talentos que tienen y las herramientas que tienen, no importando si no son las convencionales. De
hecho, Dios se especializa en lo no convencional. Eso lo convierte en un poderoso elemento de
sorpresa. Aquellos que son tan profundamente leales a sistemas y a ciertos caminos para hacer las
cosas, quedarán asombrados con los medios simples que Dios usará para terminar Su obra en la tierra.
Eliab ciertamente quedó sorprendido por lo que hizo David. Así también quedaron sus otros hermanos,
y debido a ello toda la iglesia se juntó en la cima de la montaña para enfrentar a los Filisteos.
Amigos, no nos olvidemos que hay una prueba gigante que caerá sobre el pueblo de Dios en el fin del
tiempo. Se llama la crisis de la ley dominical. Tenemos que formar nuestra experiencia ahora, en el
desierto. Tenemos que aprender a lanzar piedras, significando eso usar la Biblia, y a pelear con los
leones y osos, significando eso vencer nuestros pecados. Entonces, cuando enfrentemos al último
gigante, la última gran crisis, tendremos confianza que el Dios que nos libró de las garras de estas
bestias, nos librará de la mano de Sus enemigos.
David no pudo ir con la armadura de Saúl. Y usted tampoco puede ir con la armadura de Saúl. Saúl aun
era el líder de la iglesia, aun cuando estuviese en apostasía. Él pensó que David necesitaba algunas
cosas que él no tenía. De tal manera que le dio algunas cosas para ayudarlo. A menudo los líderes
piensan que si no lo hacemos de la manera en que ellos quieren que lo hagamos, no tendremos éxito.
Pero amigos, usted necesita a Dios y solamente a Él. Él lo ungirá. Él lo equipará. Usted tiene que
trabajar con sus propios arreos. Siga apenas Su liderazgo y no se preocupe con lo que piensan los
demás.
Imagine lo que pensaron los soldados de Israel cuando vieron a David volver al frente de batalla y
después lo vieron descender la montaña hacia el valle. “¿Qué está haciendo ese muchacho pastor de
ovejas?”. “¿Está chiflado?”. “¿Está loco?”. “Oye, David, esta es una zona de guerra. ¡No puedes bajar
hacia allá! Tus ovejas no están allá. Vuelve a casa David”. Sus hermanos deben haberse enojado con él.
“David, detente. Vuelve a casa. Deja el campo de batalla y vuelve a cuidar esas pocas ovejas”.
Todos los ojos están puestos sobre David. Tanto el campamento de los Israelitas como el campamento
de los Filisteos observan sus movimientos. ¿Qué está haciendo? Ellos observan a David ir hasta el
arroyo. Se detiene y mira alrededor y después se agacha y recoge algo y lo coloca en su pequeño bolso.
Entonces se agacha nuevamente y recoge algo más y lo coloca en su bolso. Entonces hace lo mismo
nuevamente hasta completar cinco veces. Él está recogiendo cinco piedras lisas para su honda. Pero
como no está vestido con una armadura de batalla, ellos no sospechan que la derrota es inminente.
¿Se ha preguntado usted alguna vez por qué David recogió cinco piedras lisas? Encontramos la
respuesta en 2 Samuel 21:15-22. Allí se nos dice que había cinco gigantes más en ese país. Uno a uno
fueron muertos por los siervos de David. El versículo 22 nos dice que “estos cuatro eran descendientes
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de los gigantes en Gat…”. David recogió cinco piedras lisas porque planeaba encontrarse con esos
gigantes también. Él estaba preparado. Amigos, usted tiene que estar preparado con cualquier
herramienta que el Señor le dé. No vaya a la batalla si no está preparado. Conozca su Biblia y la verdad
para este tiempo. Conozca el Espíritu de Profecía. Especialmente conozca la voz de Dios. Esa es la
mejor cosa que usted puede hacer para prepararse.
Entonces David dejó el arroyo y comenzó a subir la otra montaña donde estaban Goliat y los Filisteos.
Goliat entendió repentinamente que David era el hombre escogido para pelear con él, aun cuando no
sabía que Dios había escogido a David. Y se indignó. ¿Cómo podía Israel insultarlo enviando a un
joven pastor de ovejas a pelear?
Israel puede haber estado horrorizado también, al ver que David estaba subiendo la montaña para
enfrentar al gigante. Un silencio cayó sobre ambos campamentos. Entonces la voz estridente de Goliat
descendió por el cañón montañoso. “¿Soy yo un perro, para que vengas a mí con palos?”. Entonces
comenzó a insultar a David. “Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo”.
Cuando el gigante paró de hablar, la voz de David pudo ser escuchada por todos los que allí estaban.
Sin lugar a dudas que David quería impartirle valor a Israel para que confiara en Dios en cuanto al
resultado. “Tú vienes a mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre del Eterno
Todopoderoso, el Dios de los escuadrones de Israel, que tú has provocado. El Eterno te entregará hoy
en mi mano, y yo te venceré. Cortaré tu cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del
cielo y a las bestias de la tierra. Y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. Y toda esta multitud sabrá
que el Eterno no salva con espada y lanza, porque ésta es una guerra del Eterno, y él os entregará en
nuestras manos”.
El extraordinario testimonio de David revela su total confianza en Dios. Sin duda que la esperanza de
Israel comienza surgir. Ellos preparan sus espadas. Están en pie atentamente, esperando la señal para
atacar. Las palabras de David son como fuego para Goliat. Él desciende la montaña hacia David. David
comienza a correr hacia arriba de la montaña hacia el gigante. David está en gran desventaja. Goliat
tiene todo de su lado. Pero Dios está con David, no con Goliat.
Cuando la última gran crisis caiga sobre el pueblo de Dios, justo antes del retorno de Jesús, Dios
necesitará personas como David. Habrá una gigantesca prueba para ellos también. Toda ventaja
terrenal estará del lado de sus enemigos. Pero ellos no tienen a Dios de su lado. El pueblo de Dios será
probado. Tendrán que ser diferentes, tal vez tan diferentes como David lo fue en relación a los ejércitos
de Israel. Ellos tendrán una experiencia bien diferente de la de la gran mayoría de los miembros de sus
iglesias.
Ellos son los “escogidos” del ejército del Señor. Tienen que ser rápidos para moverse, y
suficientemente flexibles para reaccionar a rápidos cambios de circunstancias. Trabajan con sus propias
armaduras y hacen exactamente lo que Él les dice que hagan.
A medida que David se le acercaba al gigante, tomó una piedra de su pequeño bolso y mientras corría,
la colocó en su honda de la misma manera en que lo había hecho muchas veces antes. Comenzó a hacer
girar la honda por sobre su cabeza y entonces soltó la piedra y la hizo volar. Sin duda, que guiada por la
providencia, la piedra golpeó la cabeza del gigante en la frente y tambaleó y entonces cayó al piso.
David continúa corriendo hacia él.
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Observe el versículo 50, la última parte. Dice que: “Lo hirió y lo mató sin tener David espada en su
mano”. Dios iba a usar las propias armas de sus enemigos contra ellos mismos. Versículo 51.
“Entonces David corrió, tomó la espada de él, lo mató, y le cortó la cabeza. Y cuando los filisteos
vieron a su paladín muerto, huyeron”.
Dios le proveyó a David una espada para que matase al gigante. No necesitó la armadura de Saúl. Qué
choque y horror debe haber caído sobre los Filisteos. ¿Ahora quién tiene miedo? Ellos huyen como
cucarachas cuando se enciende la luz. E Israel los persigue hasta su propia ciudad.
Amigos, la historia del ungimiento de David y su subsecuente Victoria sobre el gigante fue
especialmente escrita para aquellos de nosotros que vivimos en los últimos días. Que el Dios vivo lo
ayude a tener el coraje para enfrentar las dificultades de su vida, para permanecer en pie con Jesús en la
última gran crisis, y para que ande con Él en las calles de la nueva Jerusalén.
Oremos. Nuestro Padre celestial, te agradecemos por la historia de David y Goliat. Qué poderosa
lección para aquellos de nosotros que vivimos en los últimos días. Tú necesitas obreros y ayudadores
en Tu causa de las personas comunes, los cuales harán cosas incomunes. Tú nos has dado todo el
equipo que necesitamos. Tú nos has dado todos los consejos que necesitamos. Tú nos has ordenado y
nos has llamado. Que nunca nos olvidemos que Tú quieres darnos poder con Tu gracia. A la mayoría
de nosotros, danos la victoria que derrote a los gigantes en nuestras vidas. Y cuando los últimos
eventos lleguen sobre este mundo muy luego, danos el coraje para pelear por Cristo y por Su verdad así
como David peleó contra el gigante. Lo pido en el nombre de Jesús, Amén.
Pr. Hal Mayer
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