Subido por Samantha Tamayo

Oftalmologia Alemañy y Villar

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d
L a H a b an a, 2 00 3
Datos CIP- Editorial Ciencias Médicas
Alemañy Martorell Jaime
Oftalmología/Jaime Alemañy Martorell,
Rosendo Villar Valdés...[y otros]. La
Habana: Editorial Ciencias Médicas; 2003
284p. Ilus
Incluye tabla de contenido. Indice general. Bibliografía al final de la obra. La obra tiene 19 capítulos.
ISBN: 959-212-099-4
1.OFTALMOLOGÍA 2.LIBROS DE TEXTO
I.Villar Valdés Rosendo
WW18
Edición: Lic. María Emilia Remedios Hernández
Diseño y emplane: D.I. José Manuel Oubiña González
Realización: D.I. José Manuel Oubiña González
D.I. Yasmila Valdés Muratte
Fotografía: Héctor Sanabria Horta
Composición: María Cristina Torres Silva
Primera edición, 1983
Segunda edición corregida, 1985
Primera reimpresión, 1987
Tercera edición corregida, 1991
Cuarta edición corregida y aumentada, 2003
© Jaime Alemañy Martorell y Rosendo Villar Valdés, 2003
© Sobre la presente edición:
Editorial Ciencias Médicas, 2003
Editorial Ciencias Médicas
Calle I No. 202 esquina a Línea
El Vedado, Ciudad de La Habana
CP 10400, Cuba
Teléfonos: (53-7) 55 3375 y (53-7) 832 5338
[email protected]
AUT
ORES PRINCIP
ALES
TORES
PRINCIPALES
JA I M E A L E M A Ñ Y MA RRTT O R E L L
Doctor en Ciencias. Profesor Titular del Centro de
Posgrado del Hospital “Hermanos Ameijeiras”, perteneciente al Instituto Superior de Ciencias Médicas de Ciudad de La Habana. Jefe del Servicio de
Oftalmología del Hospital Docente Clinicoquirúrgico “Hermanos Ameijeiras”.
R O S E N D O V ILLAR V ALDÉS
Doctor en Ciencias Médicas. Profesor Principal del
Instituto Superior de Ciencias Médicas de Ciudad
de La Habana. Profesor Consultante de la Facultad de Medicina “Calixto García”.
COLABORADORES
E LÍAS CA R D O S O GUILLÉN
Especialista de I Grado en Oftalmología. Asistente y Jefe de Cátedra de Oftalmología del Instituto
Superior de Ciencias Médicas de Camagüey.Jefe
del Servicio de Oftalmología del Hospital Provincial Docente “Manuel Ascunce Domenech”.
M
EL E N A CO R T E G U E R A S A L E R M O
Especialista de I Grado en Oftalmología. Jefa del
Servicio de Oftalmología del Hospital “Héroes del
Baire” en la Isla de la Juventud. Instructora de Oftalmología en la filial de la Facultad “Calixto
García”.
ARÍA
M
DÍAZ JIDY
Especialista de II Grado en Medicina Interna. Profesor A uxiliar de Medicina Interna de la Facultad
Finlay-Albarrán. Jefe del Servicio de Hospitalización e Investigador A uxiliar del Instituto de Medicina Tropical “Pedro Kourí”.
ANUEL
R A FFAA E L JIMÉNEZ CEPED
A
EPEDA
Especialista de I Grado en Oftalmología. Asistente
de la Facultad de Medicina “Julio Trigo”. Jefe del
Servicio de Oftalmología del Hospital Clinicoquirúrgico “Julio Trigo”.
E L E N A JO A MIRÓ
Especialista de II Grado en Oftalmología. Profesora Consultante de la Facultad “Manuel Fajardo”.
Jefa del Servicio de Oftalmología del Hospital Infantil “Pedro Borrás”.
SIL
VIA MARÍA LÓ P E Z HE R N Á N D E Z
ILVIA
Especialista de I Grado en Oftalmología. Asistente
y Profesora Principal de la Facultad Finlay-Albarrán.
Oftalmóloga del Hospital Docente Oftalmológico
“Ramón Pando Ferrer”.
JO R G E MA RRTÍNEZ
TÍNEZ RIB
AL
TA
IBA
LT
Doctor en Ciencias Médicas. Especialista de II Grado en Oftalmología. Investigador Titular y Profesor Consultante del Hospital “Carlos J. Finlay”, de
la Facultad de Medicina Finlay-Albarrán.
N EREIDA MARTÍNEZ SU Á R E Z
Especialista de II Grado en Oftalmología. Instructora de la Facultad Finlay-Albarrán. Oftalmóloga
del Hospital Docente Oftalmológico “Ramón
Pando Ferrer”.
D A M I Á N NÚ Ñ E Z R O M O
Especialista de I Grado en Oftalmología. Instructor y Profesor Principal de la Facultad “10 de Octubre”. Oftalmólogo del Hospital Clinicoquirúrgico
“10 de Octubre”.
D IAN
A PÉ R E Z A GUIAR
IANA
Especialista de II Grado en Oftalmología. Asistente de la Facultad de Medicina “Enrique Cabrera”.
Oftalmóloga del Hospital Clinicoquirúrgico “Enrique Cabrera”.
G ILDO PÉ R E Z BL Á Z Q U E Z
Doctor en Ciencias Médicas. Especialista de II Grado en Oftalmología. Profesor Consultante e Investigador A uxiliar del Instituto Militar de Ciencias
Médicas “Dr. Luis Díaz Soto”.
C A R M E N D E PR A D A SÁ N C H E Z
Especialista de II Grado en Oftalmología. Asistente
de la Facultad de Medicina “Calixto García”. Jefa
del Servicio de Oftalmología del Hospital
Clinicoquirúrgico “Calixto García”.
R O S A RICARDO LO R E N Z O
Especialista de II Grado en Oftalmología. Profesora Consultante y Principal de la Facultad “Enrique
Cabrera”. Oftalmóloga del Hospital Clinicoquirúrgico “Enrique Cabrera”.
M
AY R A
M
ARÍA ISABEL
RODRÍGUEZ CASALES
Especialista de I Grado en Oftalmología. Asistente
de la Facultad de Medicina “Enrique Cabrera”.
Oftalmóloga del Hospital Clinicoquirúrgico “Enrique Cabrera”.
RODRÍGUEZ GO N Z Á L E Z
Especialista de I Grado en Oftalmología. Asistente
de la Facultad de Medicina “Miguel Enríquez”.
Oftalmóloga del Hospital Clinicoquirúrgico “Miguel Enríquez”.
U R B A N O RODRÍGUEZ PA Z
Especialista de II Grado en Oftalmología. Profesor Titular de la Facultad Finlay-Albarrán. Oftalmólogo del Hospital Oftalmológico “Ramón
Pando Ferrer”.
JOSEF
A RODRÍGUEZ V A R G A S
OSEFA
Especialista de II Grado en Oftalmología. Profesora A uxiliar de la Facultad de Medicina “Julio Tri
go”. Jefa del Servicio de Oftalmología del Hospital Infantil “Ángel Arturo Aballí”.
G EORGIN
A SAINT-BL A N C A R D MO R G A D O
EORGINA
Especialista de II Grado en Oftalmología. Asistente de la Facultad de Medicina “Salvador Allende”.
Oftalmóloga del Hospital Clinicoquirúrgico “Salvador Allende”.
M
A N U E L SE R R A N O
DÍAZ †
Especialista de II Grado en Oftalmología. Asistente de la Facultad de Medicina “Julio Trigo”. Jefe
del Servicio de Oftalmología del Hospital Clinicoquirúrgico “Julio Trigo”.
Á N G E L A V ALDÉS PETITÓN
Especialista de I Grado en Oftalmología. Asistente
y Profesora Principal de la Facultad de Medicina
“Calixto García”. Oftalmóloga del Servicio de Oftalmología del Hospital Clinicoquirúrgico “Calixto
García”.
G EORGIN
A V A L E R A RA M O S
EORGINA
Especialista de II Grado en Oftalmología. Profesora Consultante de la Facultad de Medicina del Instituto Superior de Medicina de Camagüey.
Oftalmóloga del Hospital Provincial Infantil
“Eduardo Agramonte Piña” de Camagüey.
PREF
A CIO
PREFA
El libro de texto de la asignatura de Oftalmología, editado
por primera vez en 1983, fue reimpreso y corregido en 1985;
reimpreso en 1987 y por tercera vez editado y corregido en
1991. Por tanto, estuvo vigente 20 años como texto dentro
del curriculum de asignaturas para el estudio de la carrera de
Medicina.
Cuando el Viceministerio de Docencia del MINSAP determinó que un grupo de autores principales dirigieran la
confección de nuevos libros en aquellas asignaturas que así
lo necesitaran, y entre ellas Oftalmología, nos dimos a la
tarea de solicitar ayuda al Profesor Principal de Oftalmología de la Vicerrectoría Docente del ISCMH, con quien decidimos escoger a los profesores principales de la asignatura
o quienes ellos decidieran de las distintas facultades de Ciudad de La Habana y por lo menos de una facultad de las
provincias del país. Después de estudiar y analizar cada
una de ellas, se determinó que la Facultad de Medicina de
Camagüey reunía las condiciones requeridas y reconocíamos la gran labor y los esfuerzos realizados por la Filial de
la Facultad “Calixto García” en la Isla de la Juventud.
El presente libro está basado en el actual programa de
la asignatura de Oftalmología, pero hemos ampliado algunas materias con la finalidad de que cumpla dos objetivos
primordiales: primero, como texto del programa de estudios y segundo, como texto para el médico general básico.
Para ello se han revisado, actualizado y mejorado varios
capítulos. Otros, se han confeccionado en su totalidad, incluso algún que otro capítulo ha cambiado de nombre, pero
todo el libro está basado en la anterior metodología de las
ediciones de los libros que lo antecedieron.
Esperamos que en la aplicación práctica del libro se cumplan los objetivos propuestos por el colectivo de autores.
Las opiniones que nos aporten los alumnos y profesores,
nos permitirán perfeccionarlo en futuras ediciones, al igual
que en los anteriores libros. Asimismo, esperamos nos señalen las deficiencias, omisiones y excesos en los que hayamos podido incurri
r, para poder enmendarlos, como hicimos en otras ocasiones.
Agradecemos al Ministerio de Salud Pública la oportunidad de poder volver a escribir el libro de texto de la asignatura de Oftalmología, así como a todos aquellos que de
una forma u otra nos ayudaron en la escritura, revisión y
confección de este.A los compañeros del Centro Nacional
de Información de Ciencias Médicas por su valiosa cooperación. A los compañeros de la Editorial que confeccionaron con la mayor calidad posible este texto.
Colectivo de autores
CONTENIDO
R ESEÑA HISTÓRICA D E L A O F TTAA L M O L O G Í A/1
E MBRIOLOGÍA,A NNAATO M Í A Y FISIOLOGÍA D E L A PPAA R AATTO D E L A VISIÓN/9
E X P L O R AACIÓN
CIÓN D E L PA CIENTE E N O F T
A L M O L O G Í A/25
TA
PROPEDÉUTICA O C U L A R/49
E N F E R M E DDADES
ADES D E LOS PÁRP
ADOS Y D E L SISTEMA L A
GRIMAL/61
PÁRPADOS
AGRIMAL
E N F E R M E DDADES
ADES D E L A CONJUNTIV
A /77
CONJUNTIVA
ENFERMEDADES D E L A ESCLERÓTICA/87
E N F E R M E D A D E S D E L A C Ó R N E A/95
E NFERMEDADES D E L A Ú V E A(U V EEÍÍTIS).
PATO GGEE N IA D E LAS A LLTT E R AACIONES
CIONES PUPILARES/ 105
E NFERMEDADES D E L A RETINA/117
E N F E R M E DDADES
ADES D E L N E R
VIO ÓPTICO Y
RVIO
D E L A VÍA ÓPTICA/ 139
E N F E R M E DDADES
ADES D E L A ÓRBIT
A / 153
ÓRBITA
C ATA R AATTA / 159
G L AAUU C O M A/ 165
V ISIÓN BINOCULAR.DESARR
O L L O D E L A VISIÓ
N E N E L NIÑO.
ESARRO
VISIÓN
E STRABISMO/ 179
R E F R AACCIÓN
CCIÓN/ 195
H IGIENE Y PREVENCIÓN O C U L A R E S/ 203
T R AAUU M AATT O L O G Í A O C U L A R/ 211
O TRAS E N F E R M E D A D E S INFECCIOSAS D E LOS OJOS/ 219
RESEÑA HISTÓRICA DE LA OFTALMOLOGÍA
La palabra oftalmología proviene del griego ophthalmós, ojo, y logos,
tratado. Es de todas las ramas de la medicina, la que cuenta con los
antecedentes más remotos, los que han sido transmitidos oralmente y
por medio de antiguos escritores. Ha estado vinculada a la medicina
mitológica e incluso a la medicina primitiva empírica, en la que se
desenvolvía la vida de los primeros pueblos.
En el papiro de Ebers, 2 830 años a.n.e., está escrito: “...para curar las
granulaciones de los ojos, compondrás un remedio de colirio, cardenillos, cebolla, sulfato de cobre y polvos de madera, lo mezclarás y lo aplicarás en los ojos
enfermos”.
En la mitología del Egipto milenario, aparece Horus, dios de la luz, quien pierde
un ojo en combate con Seth, dios de la oscuridad. El ojo de Horus (Fig. 1.1) es
considerado por muchos autores, a través de múltiples transformaciones, como el
origen del símbolo médico Rp o R (del latín recipe, recibid), usado en la actualidad
en todas las prescripciones médicas.
En la época de Hipócrates, 400 años a.n.e., se hacían operaciones de los ojos.
Algunos autores refieren que la operación de catarata por reclinación del cristalino
data de esa época, y que se realizaba tanto en Egipto como en la India; se le atribuye a Hipócrates, quien escribió la primera obra sobre oftalmología.
Fig.1.1. Ojo de Horus (dios de
la luz).
Oftalmología
1
En el año 998 fue escrita y publicada en Toledo, por el árabe Aben Nafed, una
obra titulada El cerebro con el quiasma de los nervios ópticos.
En 1200, Graffeo fue el más destacado y célebre oculista del medioevo latino;
escribió el libro Práctica Oculorum, traducido al francés, provenzal e inglés, y
considerado durante siglos como el texto clásico de la oculística.
Está muy discutido quién fue el verdadero inventor de los espejuelos: se dice
que el inglés Roger Bain, pues en 1256 escribió la obra Opus Majus, donde citaba
que “un segmento de cristal hace ver los objetos mayores y más gruesos”, concluyendo que “esto debería ser muy útil para personas ancianas que tienen ojos débiles”. Otros refieren que fue el italiano Salvino D’Armati, para lo cual se basan en
el epitafio escrito sobre la lápida de su tumba en Florencia, que dice: “Aquí yace el
inventor de los espejuelos.” Falleció en 1317. Se discute si fue Alejandro de la
Spina, monje franciscano, a quien se le atribuye que fabricaba lentes para su uso y
para los amigos. Otros refieren que Marco Polo trajo lentes desde la China.
Fue el notario español Benito Daza Valdés, quien en 1623 publicó el primer
libro sobre los errores de refracción, titulado Uso de los anteojos para todo
género de vista, y decía: “...que se necesitaba el doble de fuerza dióptrica en las
mujeres que en los hombres, porque ellas realizan labores más delicadas y sus
ojos son más débiles”.
Durante el Renacimiento, en el siglo XVI, aparece la importante obra de Bartisch
(Fig. 1.2), titulada Ophtalmodouleia (servicio de los ojos), que fue publicada en
una imprenta de Dresde, en 1583, con enorme éxito, por las figuras anatómicas y
grabados que poseía y, además, por la claridad con que expresaba cómo se practicaban las operaciones de los ojos.
Fig.1.2. Anatomía del ojo, del libro de
Bartisch (1583).
2
O ftalmología
En este siglo, los progresos de la anatomía y la fisiología tienen notable influencia sobre el desarrollo de la oftalmología: los trabajos de Pourfour du Petit sobre la
pupila; los de Young sobre elementos sensibles de la retina; los de Haller sobre la
lámina cribosa y el tracto uveal; los de Mariotte, quien descubrió la mácula lútea;
los de Morgagni sobre los músculos de la acomodación y la anatomía del cristalino;
los de Newton, ya casi al final del siglo XVII, sobre las leyes de la luz y el calor.
En el siglo XVIII (1745) Daviel realiza la primera operación de catarata
extracapsular con el empleo de procedimientos científicos (Fig. 1.3).
Es el siglo XIX, el que marca el hito de los primeros grandes progresos de la
oftalmología, y en el que ésta logra su independencia como especialidad.
En la Escuela de Medicina de Viena, en el año 1812, se produce un hecho de
alta relevancia revolucionaria en el campo de las ciencias médicas: la oftalmología
se separa de la medicina, fundamentalmente de la cirugía. En 1818 se constituye
como cátedra para el estudio de esta disciplina por los alumnos universitarios.
Años más tarde, en 1838, se funda la primera publicación científica de una especialidad médica, y corresponde a la oftalmología la fundación de la revista Anales de
la Oculística, que fue dirigida en Bélgica por oftalmólogos de ese país. En 1857
tiene lugar en Bruselas el Primer Congreso Internacional de Oftalmología, que fue,
a su vez, el primer congreso internacional de medicina que se recuerde.
En 1851, producto del progreso derivado de los estudios de la anatomía y fisiología del órgano de la visión, y de los grandes avances de la óptica, se produce la
invención del oftalmoscopio por el alemán Hermann von Helmholtz (Fig. 1.4), quien
fuera investigador en el campo de la fisiología. Este aparato brindó la posibilidad
del examen directo de la retina, dio la oportunidad de conocer las condiciones
normales y patológicas del fondo del ojo, y permitió el auge en la especialidad.
Fig.1.3. Instrumentos utilizados por Daviel
(1745) para la primera operación de catarata
extracapsular.
Oftalmología
3
En los comienzos del siglo XX se
destacan: los alemanes Hirschberg y
Fuchs, este último autor de una magistral obra clásica de la oftalmología; Panas, jefe de cátedra en París; Lagrange,
profesor de Burdeos y autor de la operación fistulizante para el glaucoma;
Filatov, de la antigua URSS (Fig. 1.5),
es el autor de la conservación del tejido
corneal en frío para realizar trasplantes
de córnea. Este oftalmólogo, junto al
español Castroviejo, han sido los máximos propulsores de las queratoplastias
en el mundo.
En Cuba, la especialidad oftalmológica se inicia a fines del siglo XVIII por
Fig.1.4. Hermann von Helmholtz.
el italiano Fernando Rivas, seguido por
el alemán Federico Nisen, quien efectuó la primera operación de catarata en
septiembre de 1813, y por Fernando
Cruzado, español que ejerció en Trinidad a partir de 1827.
En 1831 un médico escocés, Eduardo Finlay Wilson, que había venido a la
América para luchar junto a Simón Bolívar por la libertad de los pueblos de
América del Sur, se instala en Puerto
Príncipe, hoy Camagüey, para ejercer
la oftalmología. En esta ciudad, tres
años más tarde, el 3 de diciembre de
1833, nace su segundo hijo, Carlos J.
Finlay Barrés (Fig. 1.6), quien siguió los
pasos de su padre al hacerse oftalmólogo, y que más tarde llegara a ser investigador por excelencia, de gran preparación y cultura. Finlay Barrés nos legó
Fig.1.5. Vladimir Petrovich Filatov.
magníficos trabajos oftalmológicos, médicos y quirúrgicos, todos opacados por
su trascendental descubrimiento universal del mosquito transmisor de la fiebre
amarilla. El sabio cubano comunicó a su hijo Carlos E. Finlay Shine la vocación
por la oftalmología, la cual ejerció a plenitud. Fue fundador de la cátedra de Oftalmología de la Universidad de La Habana en 1905, al ganar por oposición la plaza
de Profesor Titular de nuestro más alto centro de enseñanza de la época. Su oposi4
O ftalmología
tor fue otro valioso oftalmólogo, Jorge L.
Dehogues.
En 1837 llegó a nuestras costas el
corso Francisco Antomarchi, oftalmólogo y médico de Napoleón Bonaparte,
durante su cautiverio en Santa Elena.
Su estancia en el país fue muy corta.
En 1839 se creó la primera sala de
oftalmología en el Hospital Militar “San
Ambrosio”, que llevaba el nombre de
“Santa Lucía” y fue dirigida por el oftalmólogo español y militar, José María
Morillas, quien publicó en 1848 su obra
Monografía oftalmológica, la primera
de la especialidad en nuestro país.
Durante los años 1850-1851, otros
Fig.1.6. Carlos J. Finlay Barrés.
oculistas extranjeros pasaron por la isla,
entre ellos, el italiano Carlos José Carrón
du Villards. En 1857, con Luis de la Calle
se inició la era de oftalmólogos cubanos
preparados en el extranjero, quien estudió en París, al lado del profesor
Desmarres. De la Calle se dio a conocer en Europa por su tesis de doctorado: Del oftalmoscopio, monografía que
circuló ampliamente, por haber sido el
trabajo científico más completo que se
había publicado desde que se conoció
el invento de Helmholtz; solamente ejerció en Cuba 12 años, y dejó para la posteridad un informe sobre Cataratas congénitas, presentado a la Academia de
Ciencias.
En 1875 se estableció en La Habana el oftalmólogo cubano Juan Santos Fig.1.7. Juan Santos Fernández.
Fernández (Fig. 1.7), quien después de
hacerse médico en España, estudió la especialidad en París como primer ayudante
del insigne oftalmólogo polaco Galezowski. Santos Fernández fue el primer oftalmólogo cubano que se estableció de modo permanente en el país, y ejerció la
especialidad en nuestra tierra por cerca de 50 años. Ha sido reconocido como el
Padre de la Oftalmología Cubana por su gran contribución a la ciencia oftalmológica.
Su obra escrita es tan extensa, que se le estima como el más fecundo de los
oftalmólogos de habla hispana. Sus trabajos fueron publicados en revistas cubanas
Oftalmología
5
y extranjeras, en un número de artículos cercano al millar. Es cierto que Santos
Fernández marca un hito en nuestra especialidad en el país, y se dice que la
historia de la oculística en Cuba tiene dos períodos: “antes de Santos Fernández
y después de Santos Fernández”. A este segundo período, nosotros lo subdividimos a su vez en “antes de la Revolución de 1959 y después de la Revolución”.
Señalemos algunos hechos históricos de este insigne oftalmólogo: fundó la
revista La Crónica Médica Quirúrgica, la que dirigió durante 47 años; también
fundó la Tribuna de la Academia de Ciencias Médicas. Fue cofundador de la
revista española Archivos de Oftalmología Hispanoamericana, con sede en
Madrid, y que todavía hoy se publica; es la revista oftalmológica en idioma español de más prestigio que ha existido y mantiene vigente, hoy día, esa cualidad; en
1970 pasó a llamarse Archivo de la Sociedad Española de Oftalmología.
Santos Fernández fundó en 1887 el Laboratorio Histobacteriológico de
Cuba, primero en la isla y en América Latina. Por su iniciativa, envió a París una
comisión a estudiar los adelantos sobre bacteriología y vacunación antirrábica.
Cumplida esa misión, se fundó en el laboratorio el Primer Centro de Vacunación
Antirrábica, que introdujo esta práctica en toda la América. También a este
eminente cubano se debe la introducción en Cuba del suero antidiftérico de
Behring. Fue nuestro país, en toda América, el primero que utilizó este suero, al
igual que la vacunación antirrábica. El laboratorio estaba en una “quinta” con
frente a la calle Carlos III, donde hoy radica el Edificio de la Empresa Eléctrica
“Antonio Guiteras”. En 1962 la Sociedad Cubana de Oftalmología develó allí una
placa de bronce que perpetúa el hecho histórico de la ubicación del laboratorio
en ese lugar.
Santos Fernández fundó la Asociación Médica de Servicios Mutuos, la Liga
Antituberculosa, la Sociedad Antituberculosa, la Asociación de Oftalmo-Otorrinolaringología, la Sociedad Antropológica de Cuba, el Ateneo de La Habana y, finalmente, fue cofundador de la Academia de Ciencias Físicas y Naturales de La
Habana, cuya presidencia ostentaba cuando ocurrió su fallecimiento a los 75 años
de edad, el 6 de agosto de 1922.
Otro oftalmólogo cubano de la época, de renombre, fue Enrique López,
quien, al igual que Santos Fernández, se hizo oftalmólogo al lado del profesor
Galezowski, y se radicó en La Habana en 1884. Fue el propulsor y organizador
del Primer Congreso Médico Cubano, celebrado el 15 de enero de 1890, del que
fuera su secretario. Fundó la primera Policlínica de Especialidades y escribió un
tratado sobre la Historia de la Oftalmología en Cuba. Creó una sala de especialidad en el antiguo Hospital “Mercedes”. Su gran obra fue escrita bajo el título
Oftalmología Clínica. Murió en 1910.
Destaquemos a Laura Martínez de Carvajal (Fig. 1.8), quien fuera la primera mujer que obtuvo en Cuba el título de Doctora en Medicina, el 15 de julio
de 1889. Se casó con Enrique López y, siguiendo a su esposo, se hizo oftalmóloga
y su colaboradora, lo que la convirtió a su vez en la primera oftalmóloga cubana.
Murió en 1941.
6
O ftalmología
Al triunfo de la Revolución Cubana
en enero de 1959, nuestro país, con una
población de unos 6 y medio millones de
habitantes, contaba con 116 médicos
que ejercían como oculistas; estaban distribuidos de forma anárquica: La Habana contaba con 79 de ellos y los 37
restantes estaban diseminados en pequeños grupos, en algunas ciudades importantes en las provincias.
El número de servicios de oftalmología que en 1959 tenían categoría, se
había limitado en la capital a unos 5 hospitales y 6 clínicas mutualistas privadas,
con cerca de 200 camas entre todos. En
el interior del país no existían verdaderos
servicios de la especialidad y el número Fig.1.8. Laura Martínez de Carvajal.
de camas no sobrepasaba la cifra de 10.
En 1960 comenzó el éxodo médico, principalmente hacia los Estados Unidos de Norteamérica, que quería dejar a nuestro pueblo sin médicos. Se marchó
más del 70 % de los que ejercían la oftalmología.
La Revolución programó planes docentes para preparar los médicos necesarios
al país y entre ellos a los oftalmólogos. En 1962 se dio inicio a las residencias para
estudiar las especialidades y, por tanto, la oftalmología. Hoy el país, con una población de más de 11 millones de habitantes, cuenta con alrededor de 700 oftalmólogos,
perfectamente distribuidos por toda Cuba, que radican en los nuevos hospitales
(Fig.1.9) y policlínicos comunitarios con servicios de oftalmología de la red nacional
del Ministerio de Salud Pública. No existe un solo cubano, por apartado que viva, que
no cuente con la posibilidad de su atención oftalmológica.
Fig. 1.9. Hospital Clinicoquirúrgico “Lucía Íñiguez Landín”, en la provincia de Holguín.
Oftalmología
7
En 1985 se realizó el programa para el “Desarrollo de la Especialidad hasta el
año 2000”, el cual fue cumplido en su totalidad, y la especialidad alcanzó el nivel
científico internacional, comparado con otros países de América Latina.
Tenemos que señalar que en la década de los años 90, producto del injusto y
brutal bloqueo económico que desde hace más de 40 años nos somete el imperialismo yanqui, y la desaparición del campo socialista, principalmente de la URSS,
con la cual manteníamos vínculos económicos, el país se vio obligado a establecer
un llamado “Período Especial”, con grandes sacrificios de la población por los
ajustes económicos. Esta situación condujo a que se afectaran algunos servicios,
como lo fue en este caso la especialidad de oftalmología, por falta de piezas de
repuesto, accesorios, etc., para el mantenimiento del equipamiento, además de las
dificultades para la compra de nuevos equipos y medicamentos. En estos momentos, de acuerdo con las actuales posibilidades económicas y con grandes esfuerzos, mantenemos nuestra especialidad con un elevado y actualizado nivel científico
y gratuito a toda la población del país.
8
O ftalmología
EMBRIOLOGÍA, ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA
DEL APARATO DE LA VISIÓN
En este capítulo se incluye un resumen general de la embriología, la
anatomía y la fisiología oculares, con la finalidad de hacer más didáctica la enseñanza de estas importantes materias, que son básicas
para el estudio de la oftalmología.
EMBRIOLOGÍA
El estudio de la embriología reviste una notable importancia para la interpretación de las enfermedades congénitas, así como para el conocimiento de las alteraciones de las estructuras oculares que puedan ser consecuencia de otras enfermedades, interpretación que sería muy difícil sin poseer estos conocimientos.
El sistema nervioso embrionario se desarrolla a partir del conducto neural, el
cual, al invaginarse, forma el tubo neural; a cada lado de este se produce un engrosamiento que, al crecer, da lugar a las vesículas o cúpulas óptimas primarias. Con
este par de divertículos como origen, situados a ambos lados del cerebro anterior, y
a partir de las estructuras mesodérmicas y ectodérmicas que están en contacto con
dichos divertículos, se desarrollan los ojos (Figs. 2.1, 2.2, 2.3, 2.4, 2.5, 2.6 y 2.7).
Fig. 2.1. Corte transversal del cerebro anterior
de un embrión humano.
Fig. 2.2. Vesícula óptica primaria.
Oftalmología
9
Fig. 2.3. Cúpula ocular.
Fig. 2.4. Vesícula lenticular y cúpula ocular.
Fig. 2.5. Formación de arteria hialoidea, región ciliar,
cámara anterior y pliegues de los párpados.
Fig. 2.6. El ojo terminado.
Fig. 2.7. A: vesícula ocular primaria; St: pedículo
de la vesícula ocular (según His).
Las vesículas ópticas se invaginan
y forman el cáliz ocular o vesícula óptica secundaria. Su capa interna formará
las capas nerviosas de la retina y la externa, el epitelio pigmentario. Del crecimiento del borde interno se formarán el
cuerpo ciliar y el iris.
En el punto donde el ectodermo
neural hace contacto con el ectodermo
superficial, este último sufre un engrosamiento que da origen a la placa
lenticular, la cual se invagina formando
la vesícula lenticular y al separarse forma el cristalino.
A través de la fisura embrionaria, la arteria hialoidea penetra en la cúpula
ocular y crece hacia delante hasta alcanzar el cristalino, al que nutre de modo
temporal; finalmente, esa arteria desaparece y es sustituida por una secreción
gelatinosa del ectodermo neural: el humor vítreo.
10
O ftalmología
Mientras el mesodermo que circunda la cúpula ocular se diferencia para formar las túnicas del ojo, la coroides, las estructuras de estas, que se encuentran
entre el cristalino y el ectodermo superficial, se ahuecan para formar la cámara
anterior que está limitada por condensaciones mesodérmicas que forman las capas anteriores del iris, el ángulo de la cámara anterior y las principales estructuras
de la córnea. El ectodermo superficial queda convertido en epitelio corneal y
conjuntival. En la región adyacente, se pliega frente a la córnea, se une y se separa
nuevamente para formar los párpados.
Procedencia de las principales estructuras del ojo
Las estructuras del ojo son 26: del ectodermo superficial proceden 9; a partir
del ectodermo neural se forman 7, y del mesodermo, 10. Enumeremos las distintas
estructuras del ojo según su naturaleza embriogénica.
Ectodermo superficial:
1. Cristalino.
2. Epitelio corneal.
3. Epitelio conjuntival.
4. Glándula lagrimal.
5. Epitelio de los párpados.
6. Pestañas.
7. Glándulas de Meibomio.
8. Glándulas de Möll y Zeiss.
9. Epitelio del aparato lagrimal.
Ectodermo neural:
1. Retina y epitelio pigmentario.
2. Epitelio de los procesos ciliares.
3. Epitelio pigmentario de la cara posterior del iris.
4. Músculos esfínter y dilatador de la pupila.
5. Elementos nerviosos y neurológicos del nervio óptico.
6. Humor vítreo.
7. Ligamento suspensorio del cristalino.
Mesodermo:
1. Vasos sanguíneos.
2. Esclerótica.
3. Vaina del nervio óptico.
Oftalmología
11
4. Músculo ciliar.
5. Sustancia propia y endotelio corneal.
6. Estroma del iris.
7. Músculos extrínsecos del ojo.
8. Grasa y ligamentos orbitarios.
9. Paredes óseas de la órbita.
10. Párpados.
ANATOMÍA
Iniciemos ahora un breve estudio de la anatomía del ojo, teniendo presente que
la estructura de lo vivo es la unidad de su sustrato morfológico (la materia), con la
dinámica de sus cambios (el movimiento).
La anatomía es la rama de las ciencias biológicas que estudia la estructura,
número, forma, situación y relaciones de los elementos de un cuerpo.
La familiarización con la anatomía del ojo tiene como objetivo el conocimiento,
por parte del alumno, de las estructuras que rodean a aquél y su propia organización, lo que servirá de base para la comprensión y el estudio del resto de los
capítulos de la asignatura.
El ojo, como elemento del cuerpo humano, es un órgano par y simétrico. Está
colocado en la cara anterior formando parte esencial del rostro, a cada lado de su
línea media. Se alberga en la porción anterior de la cavidad orbitaria, debajo del
cerebro, encima y por fuera de las fosas nasales.
Para estudiar anatómicamente el ojo, consideramos en él tres grandes grupos:
órbita, anexos y globo ocular. A continuación expondremos los componentes de
estos grupos, según su orden de aparición.
Órbita. No posee otros elementos estructurales.
Anexos del ojo. Cejas, párpados, conjuntiva y glándula lagrimal.
Globo ocular. Esclerótica, córnea, úvea, cámaras anterior y posterior, ángulo iridocorneal, cristalino, cuerpo vítreo, retina, nervio óptico, musculatura extrínseca y vía óptica.
Órbita
Tiene forma de pirámide truncada y está constituida por paredes óseas; el
vértice corresponde al agujero óptico; la base está dirigida hacia delante y es el
reborde anterior de la propia órbita (Fig. 2.8).
Relaciones. Su vértice comunica con la cavidad craneal y sus paredes se
encuentran rodeadas de varias cavidades, las fosas nasales y los senos perinasales.
El techo orbitario la separa de la fosa anterior del cerebro.
12
O ftalmología
Comunicaciones. La porción posterior presenta tres aberturas que conducen
a cavidades adyacentes; esas aberturas son:
1. Agujero óptico, que da paso al nervio óptico y a la arteria oftálmica.
2. Cisura orbitaria superior (esfenoidal), por la que discurren la vena oftálmica,
los nervios para los músculos oculares y la primera rama del trigémino.
3. Cisura orbitaria inferior (esfenomaxilar), por la que salen el nervio maxilar y la
arteria infraorbitaria.
Contenido. El contenido de la órbita lo constituyen el globo ocular, el nervio
óptico, los músculos oculares, la glándula lagrimal, los vasos, los nervios, la
aponeurosis y la grasa orbitaria.
Fig. 2.8. Contenido orbitario.
Oftalmología
13
Anexos del ojo
Cejas
Por la importancia que tiene su exploración, hemos incluido las cejas como parte
de los anexos del ojo. Se le da el nombre de cejas a las dos eminencias arqueadas que
corresponden a los arcos superciliares, que están cubiertas por piel provista de pelos
y se encuentran situadas a cada lado de la línea media del rostro y encima de los
párpados, a los que protegen. Presentan tres porciones: cabeza, en su extremo interno; cola, en su extremo externo, y cuerpo, situado entre la cabeza y la cola.
Párpados
Los párpados son unos repliegues movibles, formados, del frente hacia atrás,
por piel, tejido conjuntivo laxo, tejido muscular, tarso y conjuntiva palpebral; además, presentan pestañas, numerosas glándulas, vasos sanguíneos, linfáticos y nervios. El borde libre de cada párpado presenta, hacia delante, un labio anterior
redondeado, del cual nacen las pestañas, y un labio o arista posterior. La superficie
entre estos dos labios se denomina espacio intermarginal. Las pestañas son dos o
tres hileras de pelos cortos, gruesos y curvos, cuyas raíces están profundamente
enclavadas en los tejidos conjuntivo y muscular; hacia la extremidad interna del
borde libre existe una pequeña eminencia en cuyo centro se encuentra una abertura o punto lagrimal que comunica con el canalículo correspondiente.
Los párpados presentan las glándulas de Möll, consideradas como sudoríparas
modificadas, que se abren en el borde libre entre las pestañas; las glándulas de
Zeiss, que son glándulas sebáceas y drenan en el borde libre, y las glándulas de
Meibomio, que son glándulas sebáceas alargadas, localizadas en el espesor del
tarso y cuyo conducto drena en el borde libre palpebral; las glándulas de Möll, al
inflamarse, pueden enquistarse junto con los folículos pilosos de las propias pestañas o con el conducto de las glándulas de Zeiss, o solamente inflamarse en el borde
del párpado. La arista posterior de este borde es constante; inmediatamente delante de ella se abren los conductos de las glándulas de Meibomio.
Los músculos de los párpados se hallan por detrás del tejido conjuntivo subcutáneo. La capa muscular de fibra estriada está constituida por la porción palpebral
del orbicular y el músculo elevador del párpado, que se inserta en el borde superior
y superficie anterior del tarso y en la piel del medio del párpado superior. La capa
de tejido muscular de Muller se inserta en el borde superior del tarso.
El tarso es una placa de tejido cartilaginoso denso, que brinda a cada párpado
su firmeza. En el cartílago del tarso se encuentran las glándulas de Meibomio.
Conjuntiva
La conjuntiva es una membrana que tapiza los párpados y se refleja sobre el
globo ocular, al que cubre después de formar los dos sacos conjuntivales. Para su
estudio la dividimos en tres partes: palpebral, bulbar, y fondos de saco.
14
O ftalmología
La vascularización de la conjuntiva deriva de los vasos del fondo de saco y de
las ciliares anteriores, anastomosándose ambos sistemas. Esta peculiar irrigación
reviste importancia para diferenciar dos tipos de dilataciones vasculares: la ciliar y
la conjuntival.
Aparato lagrimal
El aparato lagrimal se compone de una porción secretora, la glándula lagrimal
principal y las glándulas accesorias, y de una porción excretora que recoge las
lágrimas y constituyen las vías lagrimales.
La glándula principal ubicada en la fosa lagrimal, situada en el ángulo
superoexterno de la órbita, consta de conductos excretores en número de 5 a 12,
los cuales se abren por orificios separados en la mitad externa del fondo del saco
superior de la conjuntiva.
La porción excretora la constituyen los puntos lagrimales, los canalículos superior e inferior, el saco lagrimal y el conducto lacrimonasal.
Globo ocular
Esclerótica
La esclerótica, junto con la córnea, forman la capa fibrosa externa del globo
ocular. Es fuerte, opaca y poco elástica. Su superficie exterior es blanca y lisa, y
está cubierta por la cápsula de Tenon y por la conjuntiva bulbar, unidas por el tejido
laxo episcleral.
Córnea
La córnea es la porción anterior y transparente de la capa externa del globo
ocular. Es de forma casi circular, porque su diámetro horizontal es mayor que el
vertical; éste es de 11,00 mm y el horizontal mide 11,5 mm, como promedio. La unión
de la córnea con la esclerótica se denomina limbo. El grueso aproximado de la córnea en la periferia es de 1 mm, mientras que en el centro es de 0,5 a 0,7 mm. En ella
encontramos cinco capas; carece de vasos sanguíneos y se encuentra abundantemente provista de nervios, derivados de los nervios ciliares (rama del trigémino).
Úvea o tracto uveal
La úvea o tracto uveal es la segunda membrana o cubierta vascular del ojo y
se encuentra situada inmediatamente debajo de la esclerótica; irriga el globo ocular y está formada por tres porciones que, de delante hacia atrás, se nombran: iris,
cuerpo ciliar y coroides.
Iris. Es una membrana de color variable, de forma circular, que divide la parte
anterior del ojo en dos cámaras: anterior y posterior; está inmediatamente delante
del cristalino y se halla perforado en su centro por una abertura de tamaño variable, la pupila.
Oftalmología
15
Cuerpo ciliar. Es una prolongación de la base del iris hasta el límite anterior
de la coroides. Se compone de los procesos ciliares y el músculo ciliar. En sección
longitudinal es de forma triangular.
Los procesos ciliares constan de unos 70 pliegues, extremadamente
vascularizados, que producen el humor acuoso.
Coroides. Es una membrana de color pardo oscuro, situada entre la esclerótica y la retina, que se extiende desde la ora serrata hasta la abertura, a
través de la cual pasa el nervio óptico. Está formada principalmente por numerosos vasos sanguíneos que se reúnen en dos venas que salen a cada lado del
globo ocular, por donde circula la sangre de la coroides, atraviesan la esclerótica y desembocan en la vena oftálmica superior. En la coroides existe una
gran cantidad de tejido conjuntivo delicado que contiene abundantes células
pigmentadas.
Cámaras anterior y posterior
La cámara anterior del ojo limita por delante con la córnea y por detrás con el
iris (Fig. 2.9), la raíz del cuerpo ciliar, la pupila y a su través con la porción central
de la cara anterior del cristalino.
La cámara posterior del ojo, de forma anular, vista en su conjunto limita por
delante con la cara posterior del iris, la pupila y la raíz del cuerpo ciliar, y por detrás
con la cara anterior del cristalino y su ligamento suspensorio.
Fig. 2.9. Corte transversal del globo ocular.
16
O ftalmología
Ángulo iridocorneal
El ángulo iridocorneal de la cámara anterior tiene por delante el punto de
unión de la córnea-esclera, y por detrás, la base del iris y el inicio del cuerpo
ciliar (Fig. 2.10). Reviste importancia al ser en este sitio por donde circula el
humor acuoso a través del trabéculo y del canal de Schlemm; la obstrucción de
este ángulo provoca hipertensión ocular. Del conducto de Schlemm nacen de 25 a
30 conductillos colectores, que forman las venas acuosas, y llevan el humor acuoso
hacia los plexos venosos: escleral, episcleral y conjuntival.
Cristalino
El cristalino es un cuerpo lenticular, transparente y biconvexo, que está suspendido en la parte anterior del globo ocular, entre las cámaras acuosa y vítrea. Se
encuentra desprovisto de vasos sanguíneos. Está envuelto en una cápsula transparente y es mantenido en posición por un ligamento suspensorio, consistente en un
manojo de fibras (fibras zonulares), que se extienden desde el cuerpo ciliar hasta la
cápsula del cristalino.
Cuerpo vítreo
El cuerpo vítreo es una masa transparente e incolora, de consistencia blanda y
gelatinosa, parecida a la clara del huevo, que ocupa la cavidad posterior del globo
ocular, por detrás del cristalino. Su superficie externa presenta una cubierta delgada, sin estructura, la membrana hialoidea.
Retina
La retina es una membrana delgada, transparente y delicada, que junto con
otros elementos constituye la sección inicial del nervio óptico. Está situada entre la
membrana hialoidea del cuerpo vítreo, por delante, y la coroides, por detrás. La
retina cubre el globo del ojo interiormente, hasta la ora serrata. Su superficie externa, formada por el epitelio pigmentario, está íntimamente adherida a la lámina
vítrea de la coroides.
Fig.2.10. Región del ángulo de la cámara anterior del ojo: C, córnea; E, esclera; CS, canal de Schlemm; I, iris; CC, cuerpo ciliar; T,
trabéculo.
Oftalmología
17
Nervio óptico
El nervio óptico puede dividirse en tres partes: 1) intraocular o cabeza del
nervio óptico, 2) orbitaria, que se extiende desde el globo ocular hasta el agujero
óptico, y 3) intracraneal, situada entre el agujero óptico y el quiasma.
La parte intraocular es solo la cabeza del nervio, éste perfora la esclerótica y la coroides, algo hacia adentro del polo posterior del ojo; en este punto las
capas externas de la esclerótica se continúan con las vainas del nervio; las
internas, a través de numerosos orificios, dan paso a hacecillos aislados del
nervio (lámina cribosa).
Musculatura extrínseca
El ojo presenta 6 músculos extrínsecos, 4 rectos y 2 oblicuos; todos, con excepción del oblicuo inferior, se insertan en el vértice de la órbita. En la figura 2.11
aparecen 4 de estos 6 músculos.
A modo de recordatorio señalamos aquí las relaciones mionerviosas: el III par
(motor ocular común) inerva todos los músculos, excepto el recto externo, que es
inervado por el VI par (motor ocular externo), y el oblicuo superior, que es inervado
por el IV (patético).
Vía óptica
La vía óptica (Fig. 2.12), se comporta, de manera esquemática, de la forma
siguiente: el elemento esencial terminal es el epitelio neural de conos y bastones, y
se continúa con la célula bipolar de la capa nuclear interna de la retina. Las neuronas
de segundo orden son las células ganglionares, cuyas prolongaciones pasan a la
capa de fibras nerviosas siguiendo el nervio óptico, el que al salir de la órbita pasa
por el agujero y el canal ópticos hasta llegar a la cara inferior del cerebro, donde,
en la región del quiasma, se reúnen los nervios de cada ojo y sufren un entrecruzamiento parcial (semidecusación) de sus fibras: las de las mitades nasales de ambas
retinas pasan a la cintilla óptica contralateral, mientras que las mitades temporales
no se cruzan y pasan a la cintilla óptica homolateral.
Fig. 2.11. Músculos extrínsecos en la órbita derecha del ojo, vistos desde arriba.
18
O ftalmología
Las fibras de las dos hemirretinas derechas cursan por la cintilla derecha, y las
fibras de las dos hemirretinas izquierdas lo hacen por la cintilla izquierda, hasta
llegar al cuerpo geniculado externo y el tubérculo cuadrigémino anterior (centros
ópticos primarios), donde hacen sinapsis. Desde estos centros las fibras siguen
trayectos distintos: unas van a los núcleos del III par y otras, hacia la corteza
cerebral del lóbulo occipital. Las primeras rigen la acción de los músculos oculares
y los reflejos pupilares. Las segundas terminan en la corteza occipital (cisura
calcarina o centro cortical de la visión). A esta zona se le llama tracto
geniculocalcarino o radiación óptica de Gratiolet.
Fig. 2.12. Vía óptica.
FISIOLOGÍA
La fisiología es, dentro de las ciencias biológicas, la que estudia las funciones
de los elementos singularizados por la anatomía, así como las interrelaciones de
aquellos. Ambas interactúan de forma armónica.
En los animales más desarrollados, entre los que se incluye al hombre, el
analizador visual está compuesto de un extremo periférico (retina), centros
ópticos en el diencéfalo y también en la corteza cerebral. Gracias a esto, el
Oftalmología
19
hombre es capaz de percibir o fotografiar el medio que le rodea, primer sistema de señalización.
En el hombre, el centro superior de la visión es la corteza cerebral, la que tiene
un desarrollo particular, y es donde surge el pensamiento abstracto, vinculado con
las imágenes y el lenguaje escrito, que son partes componentes del segundo sistema de señalización propio del hombre.
La comprensión de la fisiología del analizador visual, incluyendo algunos ejemplos de aplicación al estudio de las enfermedades oculares, nos permitirá profundizar en la comprensión de la fisiopatología.
Funciones de los principales elementos del aparato de la visión
Córnea
La córnea, primer medio refringente del ojo, por carecer de vasos sanguíneos
se nutre, por medio del sistema de conductos linfáticos, del humor acuoso y el
oxígeno del aire con el que está en contacto. El endotelio corneal es de gran importancia en este sentido.
La membrana corneal es transparente y a través de ella pasan los rayos de luz
destinados a la retina; su poder refractivo es de 43,00 dioptrías.
Humor acuoso
El humor acuoso es el segundo medio refringente del ojo. La luz lo atraviesa
desde la pared posterior de la córnea, pasando por la pupila, hasta la cara anterior
del cristalino. Su índice de refracción, comparado con el aire, es de 1,336, según
Helmholtz.
Iris
El iris es el responsable del color de los ojos, y dicho color depende, en gran
parte, del pigmento de las células de su estroma, que es variable y, en parte, de las
células de la capa retiniana que es constante; por medio de su agujero central (la
pupila), regula la cantidad de luz que penetra en el interior del ojo y excluye los
rayos periféricos que afectan la nitidez de la imagen retiniana. Su función se compara con la del diafragma de una cámara fotográfica.
Cuerpo ciliar
Sus dos partes componentes: los procesos ciliares y el músculo ciliar, tienen
diferentes funciones. Los procesos ciliares sirven para la secreción del humor
acuoso, mientras que el músculo ciliar, cuando se contrae, lleva hacia delante y
hacia adentro los procesos ciliares y la coroides, lo que provoca una relajación del
ligamento suspensorio del cristalino, que le permite a éste aumentar su convexidad; este mecanismo es el proceso llamado acomodación.
20
O ftalmología
Cristalino
El tercer medio refringente del ojo es el cristalino. Su índice de refracción es
de 1,440, según Helmholtz, y su poder de refracción varía desde 19,11 dioptrías
(cuando está enfocando objetos distantes) hasta 33,06 dioptrías (para los objetos
cercanos). El cristalino depende para su nutrición del humor acuoso con el que
está en contacto, el cual transita rápidamente a través de este medio, gracias a la
semipermeabilidad de la cápsula del cristalino. Si se rompe esta, todo el tejido
cristalineano, al igual que la córnea, absorberá líquido y se opacificará.
La lente del cristalino, al aumentar su poder de convergencia ante los rayos de
luz, contribuye fundamentalmente al mecanismo de la acomodación.
Cuerpo vítreo
El cuerpo vítreo es el cuarto medio refringente del ojo. Los rayos de luz lo
atraviesan antes de impresionar la retina. El cuerpo vítreo no tiene vasos sanguíneos, por lo que recibe su nutrición de los tejidos próximos: coroides, cuerpo ciliar
y retina.
Retina
La acción de la luz inicia en la retina una cadena de reacciones fotoquímicas
en la que intervienen la rodopsina o púrpura visual –contenida en los segmentos
externos de los bastoncillos–, la vitamina A y las células pigmentarias. Los bastoncillos y los conos son elementos visuales terminales, reciben las ondas luminosas
que caen sobre la retina y convierten las vibraciones de estas ondas en impulsos
bioeléctricos que pasan a través de las células bipolares ganglionares y que luego
son transportados al cerebro por el nervio óptico, las cintillas ópticas y las radiaciones ópticas, donde se produce la sensación de luz.
Motilidad extrínseca ocular
El ojo es movido por 6 músculos extrínsecos, que son los 4 músculos rectos y los
2 oblicuos. Definiremos como campo de acción de cada músculo aquella dirección
de la mirada en la que su acción principal es mayor, por actuar en cada movimiento
del ojo varios músculos. Reviste gran importancia el conocimiento de los campos de
acción de cada músculo para el diagnóstico de las parálisis musculares.
En la figura 2.13 se muestran los campos de acción principales de cada músculo
en las seis direcciones cardinales.
Visión
Cuando la luz impresiona la retina, estimula conos y bastoncillos que actúan
como terminaciones nerviosas sensoriales. Así como el contacto de la piel con una
sustancia extraña provoca la sensación táctil, la estimulación de la retina por la luz
provoca sensaciones visuales. Por medio de estas células sensitivas se enfocan las
imágenes de objetos del mundo exterior a través del sistema dióptrico ocular, consti-
Oftalmología
21
tuido por la córnea, el humor acuoso, el cristalino y el cuerpo vítreo. Los rayos que
llegan al disco óptico o papila no provocan sensación visual, por lo que este lugar se
ha denominado mancha ciega de Mariotte.
Las sensaciones que se producen al estimular la retina con la luz son de tres
clases de luz, forma y color.
La sensación a la luz nos permite percibir este fenómeno como tal, en todas
sus gradaciones de intensidad. Los bastoncillos son mucho más sensibles a la poca
iluminación que los conos, por lo que en la oscuridad vemos con nuestros bastoncillos (visión escotópica); los conos actúan con iluminación brillante (visión fotópica).
Los animales nocturnos, como el murciélago, tienen pocos conos o ninguno;
los animales diurnos, como la ardilla, no tienen bastoncillos; el hombre posee gran
cantidad de ambos.
La sensibilidad a la forma nos permite percibir la figura de los objetos; aquí es
donde los conos tienen una función principal, que es más intensa en la fóvea, donde
están más cerca unos de otros y son más diferenciados.
La sensibilidad al color nos permite distinguir colores y tonos de color. La
apreciación de los colores se lleva a cabo solamente en visión fotópica. Existen
tres colores primarios: el rojo, el verde y el azul. La luz blanca puede obtenerse por
la combinación de todos y los secundarios, por la combinación de dos de ellos.
Fig. 2.13. Campo de acción de los músculos extrínsecos oculares en las seis direcciones cardinales.
Desarrollo de la visión
El desarrollo de la visión tiene lugar durante los primeros 5 años de vida, y su
estabilización ocurre entre los 5 y 8 años de nacido el ser humano.
El recién nacido reacciona a la luz intensa; a los 2 meses el niño sigue con sus
ojos a una persona; a los 3 meses sigue el movimiento del dedo y mueve la cabeza.
A los 4 meses mira su mano y coge los objetos; a los 6 meses puede observar un
objeto, con detenimiento, 1 o 2 min.
Al año tiene aproximadamente 0,2 de agudeza visual; a los 3 años alcanza 0,7
y a los 5 años o antes, la visión normal es de 1,0. A partir de esta edad se inicia el
proceso de estabilización, que culmina a los 8 años de edad. Cualquier perturba22
O ftalmología
ción ocurrida antes, puede desvalorizar la agudeza visual del niño y requiere una
atención rápida y eficaz por el oftalmólogo.
Mecanismo de la visión binocular
En condiciones normales, en el acto de la visión se emplean los dos ojos, que se
ajustan involuntariamente, de manera que la imagen de un objeto se enfoca sobre la
mácula de cada ojo. Las dos imágenes son fusionadas en una sola, por el acto de
percepción cortical. Esta facultad constituye la visión binocular única, regida por la
capacidad de fusión que tiene como origen el impulso del centro de fusión cerebral.
La fusión se divide en tres grados: percepción macular simultánea, visión simultánea con fusión, y fusión con percepción de profundidad (visión estereoscópica).
Producción, circulación y excreción del humor acuoso
El humor acuoso es producido por lo procesos ciliares, circula entre el iris y el
cristalino y abandona la cámara posterior a través de la pupila; ya en la cámara
anterior, una parte de este líquido se desliza por el sistema trabecular del ángulo
iridocorneal, llega al conducto de Schlemm y luego, por los conductillos colectores y
las venas acuosas, alcanza las venas ciliares anteriores (Fig. 2.14). Una parte del
humor acuoso es absorbida por mediación de los vasos iridianos en los espacios del
estroma del iris y otra porción abandona el ojo por las vías de desagüe posterior.
Tensión endocular
La tensión endocular está dada por la rigidez relativa de las paredes del ojo, la
presión de los capilares de éste a través de los cuales se efectúa la transferencia
de líquidos, la relación entre la cantidad de humor acuoso formado y lo fácil de su
drenaje, así como por la presión de las venas episclerales.
La tensión resultante dentro del ojo, varía normalmente entre 15 y 20 mmHg;
se mide con un aparato de uso corriente llamado tonómetro.
Fig. 2.14. Circulación del humor acuoso.
Es producido por los procesos ciliares,
pasa por la pupila y sale del ojo por el
ángulo de la cámara anterior a través del
trabéculo, el canal de Schlemm y las
venas acuosas.
Oftalmología
23
Reflejos pupilares normales
La pupila normal es circular y regular en sus contornos, y mide de 3 a 4 mm de
diámetro; es mayor en las personas jóvenes y menor en los viejos. Debe tener el
mismo tamaño en ambos (isocoria) y responder con la misma reacción en los dos
cuando se le somete a cambios en la intensidad de la iluminación. Contrariamente,
si las pupilas tienen diámetros distintos, se le llama anisocoria.
Los movimientos de la pupila consisten en: contracción (miosis) y dilatación
(midriasis) (Fig. 2.15).
La punta se contrae al ser expuesta a la luz, en la acomodación y en la convergencia. La contracción ante la luz puede ser directa o consensual.
Los reflejos dilatadores de la pupila (tanto directos como consensuales) se
observan al dar sombra a un ojo y al mirar a un objeto distante. La exploración de
los reflejos pupilares reviste gran importancia en la clínica.
Fig. 2.15. Esquema de las reacciones pupilares.
Mecanismo de acomodación-convergencia
La acomodación es el mecanismo por el cual el ojo modifica la posición del foco,
de manera que los rayos divergentes (procedentes de un objeto situado a menos de
6 m de distancia) sean enfocados sobre la retina. El cristalino posee una estructura
elástica, y durante la acomodación, el músculo ciliar se contrae, atrae hacia delante
la coroides y provoca la relajación del ligamento suspensorio; esta acción disminuye
la tensión de la cápsula del cristalino y le permite a este aumentar su convexidad. El
cambio de curvatura afecta, sobre todo, la cara anterior del cristalino. Este mecanismo puede compararse al acto de enfocar la imagen de una diapositiva que proyectamos en una pantalla y que al notar que aquélla es borrosa, accionamos el mecanismo
de la lente para reenfocar la imagen, hasta verla nítidamente.
La convergencia es la facultad de dirigir los ejes visuales de los ojos sobre un
punto próximo, en el cual los objetos cercanos son enfocados nítidamente.
Ambos mecanismos operan simultáneamente en el acto de la visión.
24
O ftalmología
EXPLORACIÓN DEL PACIENTE
EN OFTALMOLOGÍA
Este capítulo es de gran importancia, pues en él se plasman los aspectos
fundamentales de la exploración oftalmológica, que un médico general
debe conocer e incluso, en determinados casos, saber emplear algún tipo
de procedimiento que defina aún más las posibilidades de poder diagnosticar en un medio no especializado, como lo es el médico que trabaja en la
atención primaria de salud.
HISTORIA CLÍNICA OFTALMOLÓGICA
Una historia clínica confeccionada de forma cuidadosa, con detalles y adecuadamente analizada e interpretada, conduce al médico a conclusiones correctas.
Para ello, además de poseer conocimientos, es necesario dedicar tiempo y habilidades.
Después de anotar los datos de identidad del paciente: nombre y apellidos,
edad, ocupación, domicilio, número de historia clínica, etc., tomaremos otros datos
que se registrarán en las tres partes fundamentales de la historia:
1. Anamnesis:
a) Motivo de consulta.
b) Historia actual de la enfermedad.
c) Antecedentes patológicos personales.
d) Antecedentes patológicos familiares.
2. Examen subjetivo.
3. Examen objetivo.
Anamnesis
Es el interrogatorio al paciente y una de las partes más importantes de la
historia clínica. Siempre hay que dejar que el paciente exponga, de forma espontá-
Oftalmología
25
nea, sus síntomas y todo lo referente a su enfermedad, sin que sienta que se le
interrumpe su relato. De esta manera estará mas confiado al observar que el
médico lo escucha atentamente.
Con gran habilidad se le deben realizar preguntas dirigidas, por ejemplo, si
refiere que padece de cefaleas, se le preguntará si es o no después del esfuerzo
visual; si expone que sufre de pérdida de la visión, se le preguntará si ocurrió
brusca o paulatinamente.
Motivo de consulta
Por lo general, el paciente comunica que decidió acudir a la consulta al experimentar un síntoma marcado, por ejemplo, dolor ocular, disminución de la visión,
enrojecimiento o secreción ocular, cefalea, fotofobia, etc.
Historia actual de la enfermedad
El paciente debe exponer en qué circunstancias y con qué características se
inició su enfermedad; a continuación describirá la evolución, las manifestaciones
que presentó y si ha realizado algún tratamiento.
Antecedentes patológicos personales
Generales. Si ha padecido de alguna enfermedad general como: diabetes,
hipertensión arterial, enfermedad exantemática infantil, etc.
Oculares. Si de niño padeció de estrabismo, si usa espejuelos, si padece de
enfermedad ocular.
Antecedentes patológicos familiares
Generales. Si algún familiar (padre, hijo, hermano) padece de diabetes,
hipertensión arterial, etc.
Oculares. Si algún familiar padece de glaucoma, miopía, retinosis
pigmentaria, u otras.
Examen subjetivo
Por el examen subjetivo podemos conocer clínicamente cómo se encuentran
las funciones de la retina: sentidos luminoso, de la forma y del color, según el orden
de aparición en el ser humano.
26
O ftalmología
El estado de las funciones de la retina se apreciará según los valores siguientes:
- Sensibilidad luminosa: adaptación a la luz y a la oscuridad.
- Sensibilidad a la forma: por la agudeza visual y el estado del campo
visual.
- Sensibilidad al color: por la percepción de los colores.
En la práctica diaria, la exploración subjetiva se inicia siempre tomando primero la agudeza visual o visión central del paciente, lo cual se hace frente a una
cartilla con filas de letras, números o figuras de tamaño decreciente, a una distancia de 6 m. Si se realiza con proyector eléctrico de optotipos, entonces la
distancia entre el paciente y la pantalla de proyección puede variar de 2 a 6 m.
La agudeza visual o visión central es la facultad que posee el ojo de distinguir dos
puntos de la retina, situados en un mismo plano perpendicular al eje visual, que forman un ángulo que puede ser de 1 min (00:01') (Fig.3.1), que es el mínimo separable
del ojo normal. La abertura de este ángulo varía en proporción a la distancia que
separa al objeto del observador (Figs. 3.2 y 3.3), por eso se le llama también agudeza
visual angular o morfoscópica, por definir la forma de los objetos que se miran.
Fig. 3.1. Ángulo visual de 1 min.
Fig. 3.2. Ángulo visual de 5 min.
Fig. 3.3. La apertura del ángulo de 5 min es mayor a medida que aumente la distancia de la letra
respecto al ojo.
Oftalmología
27
Técnica para tomar la agudeza visual para lejos. Sentado el paciente
en el sillón de reconocimiento, y previamente colocada la cartilla (optotipo
Snellen) (Fig.3.4) o el proyector de optotipos a 6 m de distancia, se le invita a
que ocluya su ojo izquierdo con un oclusor o con la palma de la mano, sin
presionar el ojo. Después se realiza la misma operación con el otro ojo. Si el
paciente utiliza cristales correctores, la toma de la agudeza visual ha de hacerse con cristales, y sin estos.
Fig. 3.4. Distintos tipos de cartilla u optotipo Snellen.
El paciente deberá comenzar a leer desde la primera línea en que hay letras,
números o figuras de tamaños progresivamente decrecientes, calculados para
una distancia determinada, hasta las líneas de menor tamaño. Lo normal es que
la línea de caracteres más pequeños corresponda a la que todo paciente debería
ver a la distancia de 6 m para la cual fue calculada, considerando que esta es la
visión normal.
La agudeza visual del paciente será el resultado de un quebrado cuyo numerador indica la distancia a que se encuentra el paciente de la cartilla, y el
denominador, la distancia a la cual corresponde la última línea que puede distinguir. El resultado, en nuestro país, se expresa con cifras decimales, según la
relación siguiente:
Distancia a que se encuentra el paciente
Agudeza visual (AV) =
Distancia a la cual corresponde la última línea que puede leer
28
O ftalmología
Ejemplos:
Si el paciente está a una distancia de 6 m y puede leer sin dificultad la línea del
optotipo Snellen, que ha sido calculada para los 6 m, tendremos:
6
AV =
= 1,0; o sea, agudeza visual normal.
6
Cuando el paciente, en lugar de distinguir el renglón para los 6 m, solo puede
leer la línea calculada para los 12, tendremos:
6
AV =
= 0,5; o sea, el paciente ve a 6 m, lo que debería ver a los 12.
12
Cuando el paciente solo alcanza a leer la línea calculada para ver a los 60 m,
tendremos:
6
AV =
= 0,10; o sea, el paciente ve a 6 m lo que debería ver normalmente a los 60.
12
Cuando el paciente no puede ver los caracteres mayores de la cartilla de optotipos,
se le muestran los dedos; si los distingue, su visión será de cuenta dedos, a la
distancia que estos se encuentren, por ejemplo, a 0,50 m; 0,75 m, etc. Si no cuenta
dedos, pero ve los movimientos de la mano que se desplaza ante sus ojos de arriba a
abajo o hacia ambos lados, su visión será de movimientos de mano. Si su visión es
menor aún, se tratará de examinar si percibe la luz, colocando frente a sus ojos una
fuente luminosa. Si percibe la luz, se estudiará si la proyecta y para ello se le colocará
en los distintos puntos cardinales del ojo (arriba, abajo, adentro y afuera) la fuente
luminosa. De no proyectar la luz en todos o en algunos de los puntos de referencia
(meridianos), tendremos que su proyección luminosa es nula o defectuosa, según el
caso. Cuando el paciente no percibe la luz, tendrá visión cero (0).
Técnica para la toma de la agudeza visual para cerca. Para la lectura de cerca se utiliza una tabla con grupos de textos de escritura, con letras
de distintos tamaños, que el paciente debe ver sin dificultad. La cartilla utilizada se llama Jaeger (Fig. 3.5) y se denomina Jaeger 1, 2, 3, 4, etc., según el
tamaño del grupo de letras que puede leer el paciente. Esta lectura se realizará a 0,35 m, distancia normal para leer, que puede variar de acuerdo con la
edad del paciente.
Oftalmología
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Fig. 3.5. Cartilla para lectura de cerca, tipo Jaeger.
30
O ftalmología
Campo visual periférico. Perimetría por confrontación
La perimetría más sencilla, y que está al alcance de todo médico general, es la
llamada perimetría por confrontación, pues no es necesario el uso de equipo o
instrumento alguno. Se compara por confrontación el campo visual del paciente
con el del observador y esto nos informará sobre la función periférica de la retina
del paciente. Este y el observador se colocan de manera que los ojos de ambos
estén a la misma altura, a una distancia de 50 a 70 cm. El paciente se ocluye un ojo
y mira con el otro al ojo del observador que está del mismo lado, es decir, ojo
derecho del observador con ojo izquierdo del paciente y viceversa. O sea, el punto
de fijación del paciente es el ojo del observador. El observador coloca el dedo
índice de una de sus manos (o el objeto conveniente) a una distancia intermedia
entre ambos (Fig. 3.6 a). El dedo se mueve desde la periferia hacia el centro en
todas las posiciones cardinales de la mirada, comprobando grosso modo si existen
alteraciones en el campo periférico del paciente, como pueden ser las hemianopsias.
Debemos aclarar que para realizar este método es necesario que el observador tenga su campo visual normal.
Dimensiones del campo visual normal: temporal, 90° o más; nasal, hasta
55°; arriba, 60° y abajo, 70°.
Otras formas de perimetría con aparatos
Se realiza con perímetros de proyección y con los esféricos del tipo Goldman;
para ambos se utilizan gráficas especiales. Con la pantalla de Bjerrum se puede
explorar el campo visual central dentro de un radio de 30°. También existe la
perimetría computadorizada, que brinda el resultado de una gráfica en pantalla y es
posible su impresión y almacenaje en soporte digital (Fig. 3.6 b).
Sensibilidad cromática o visión de colores
Es la facultad del ojo de percibir los colores. Tiene gran importancia para el
examen de la visión de los trabajadores y de los conductores de vehículos terrestres, marinos y aéreos. En especial, los conductores se enfrentan habitualmente a
los colores verde y rojo, que son los que más dificultades presentan por los casos
de confusión de esos colores o daltonismo (por haberla padecido Dalton); con
menor frecuencia ocurre la confusión general de varios colores. Esta anomalía es
más común en los hombres y mucho menos en las mujeres, pues son ellas las que
la transmiten por herencia a sus hijos.
Se llama protánope a la ceguera al rojo, deuteránope, al verde y tritánope,
al azul. Cuando no existe verdadera ceguera a esos colores, sino confusión para
Oftalmología
31
distinguirlos, se denomina anomalía: protanomalía, al rojo; deuteranomalía, al
verde y tritanomalía, al azul.
Para realizar el examen, se utilizan distintas técnicas, entre ellas la de las madejas de Holmgren, basada en el empleo de hilos de estambre de diversos colores
y tonalidades. Los daltónicos confunden los colores que tienen afectados.
Existen la tabla seudoisocromática de Ishihara (Fig. 3.7) y otras, que presentan números y letras intercalados entre distintos puntos coloreados, que forman los
más diversos dibujos. Para un ojo normal está bien definido qué número o letra
está representado, pero un daltónico los confunde.
Examen objetivo
Anexos del ojo
El examen de los anexos se realiza por medio de la inspección y la palpación,
a través de la exploración clínica a la luz del día, o con iluminación artificial (lámpara eléctrica con luz focal). También puede utilizarse una lente positiva de 15 dioptrías,
que concentre los rayos de luz sobre la zona que se observa (Fig. 3.8).
Cuando el observador presenta presbicia, utiliza una lupa binocular (Fig. 3.9).
Cejas
Sus tres partes: cabeza, cuerpo y cola, deben examinarse detalladamente.
Podrá observarse: coloboma o pérdida de una parte de la ceja; quistes
dermoides, situados a nivel de la cola; periostitis del reborde orbitario; cicatrices
por trauma. Puede presentarse el signo de la cola de la ceja, que corresponde a la
pérdida de los pelos de esta porción. También la canicie parcial o polinosis.
Párpados
En este examen hay que tener en cuenta, además de los párpados, la hendidura palpebral. Pueden existir lesiones traumáticas, malformaciones congénitas o
enfermedades adquiridas.
En el exoftalmos, los párpados están abombados y la hendidura está mas abierta.
Al contrario, en el enoftalmos, están deprimidos y la hendidura es menor.
En el ángulo interno puede existir un pliegue llamado epicantus. En los
pueblos asiáticos es normal este pliegue cutáneo, pero en los demás es una
anomalía congénita.
Ocasionalmente se observa una pérdida de sustancia en el borde libre del
párpado. También este borde puede estar doblado hacia afuera (ectropión) o hacia
adentro (entropión).
32
O ftalmología
La caída del párpado superior disminuye grandemente la hendidura palpebral o
la cierra totalmente y se llama ptosis palpebral.
En el borde de los párpados se presentan irregularidades por procesos
inflamatorios como son: orzuelo, chalazión, tumoraciones, verrugas, etc.
Es importante observar la pigmentación de la piel de los párpados y su decoloración (vitíligo).
Hay pacientes que no presentan el parpadeo normal o fisiológico, sino que
pueden tenerlo aumentado en forma de tic nervioso, o por vía refleja cuando existe
alguna lesión en la córnea.
El blefarospasmo o cierre intenso de la hendidura palpebral, con lagrimeo y
fotofobia, se presenta en los procesos corneales con irritación de los filetes ciliares
del polo anterior del ojo.
Aparato lagrimal
Se compone del sistema secretor o glandular y el sistema excretor o vías
lagrimales.
Para el examen de la glándula, que está dividida en dos porciones, hay que
tener en cuenta que ella, en condiciones fisiológicas, no es ni visible, ni palpable, y
que solo lo es cuando está inflamada y se hace apreciable debajo del párpado
superior, por simple palpación.
Técnica para la palpación de la glándula lagrimal. Se le indica al paciente
que mire hacia abajo y hacia adentro. Con el dedo índice del observador, colocado
encima del tegumento palpebral y por debajo del reborde orbitario externo, se
presiona hacia adentro.
Si el proceso inflamatorio de la glándula es grande, se podrá palpar con la
yema del dedo, y se comprobará si es doloroso o si presenta fluctuaciones.
Puede observarse si la secreción lagrimal está aumentada o disminuida. El
lagrimeo o epífora es un signo importante. Podrá ser activo por hipersecreción,
por ejemplo, llanto; y pasivo, por dificultad en la evacuación, por ejemplo, parálisis
facial. Las vías lagrimales, compuestas por el saco lagrimal, los canalículos y puntos lagrimales, también deben someterse a examen.
Técnica para la palpación del saco lagrimal. Se realiza con el dedo índice
del observador, sobre la piel que recubre la fosita lagrimal. En caso normal no sale
nada por los dos puntos lagrimales. En los casos de dacriocistitis, al presionar el
saco refluye secreción por los puntos lagrimales (Fig. 3.10). A causa de la obstrucción de los conductos y puntos lagrimales, el saco vaciará, por la presión digital,
en la fosa nasal.
Para conocer si existe o no obstrucción, se instila en el saco conjuntival inferior
un colorante como el azul de metileno o el argirol al 1 %. Tras unos minutos, si el
paciente al sonarse la nariz no impregna el pañuelo con el colorante, se comprueba
que hay dificultad en la evacuación de las lágrimas hacia la nariz.
Oftalmología
33
Existe otro método, utilizado por el oftalmólogo: previa anestesia local y dilatación del punto lagrimal, se introduce por este una cánula roma fina, insertada a una
jeringuilla que contiene suero fisiológico, el cual se inyecta. Si el líquido pasa a la
garganta, no está obstruida la vía.
Conjuntiva
Hay que examinar las tres partes de que se compone: bulbar, tarsal y fondo de saco.
Para el examen de la conjuntiva bulbar, el paciente mirará hacia los cuatro
puntos cardinales, al propio tiempo que el médico tirará con su dedo la piel del
párpado en dirección opuesta.
Al examinar la conjuntiva tarsal y el fondo de saco inferior, el paciente mirará
hacia arriba y el médico tirará hacia abajo, al máximo, el párpado inferior. En el
caso del examen de la conjuntiva y del fondo de saco superior, se evertirá el párpado superior.
Técnica para la eversión del párpado superior. Se le indica al paciente que
mire hacia abajo. Con los dedos índice y pulgar de la mano derecha del observador,
se coge por las pestañas la parte media del reborde palpebral superior (Fig. 3.11a).
Se tira con suavidad el párpado hacia abajo y, entonces, se coloca por encima de
la línea palpebral que marca el reborde tarsal, el canto de la uña del dedo pulgar de
la mano izquierda del observador (Fig. 3.11b). Con un movimiento rápido de eversión,
se lleva hacia arriba el borde del párpado, sosteniéndolo con el pulgar por las
pestañas (Fig. 3.11c).
La eficiencia en la eversión del párpado superior solo se logra después de
haber adquirido mucha práctica y habilidad. Hay un detalle muy importante: jamás
ha de ejecutarse la maniobra si el observador no está seguro de que el paciente
mira hacia abajo, pues, de lo contrario, se dificulta e imposibilita la operación.
Al examen de la conjuntiva, podremos observar: su coloración; si existe hiperemia
conjuntival con mayor o menor dilatación de los vasos sanguíneos; si hay lesiones o
heridas por traumas, y si se aprecian exudados, así como la forma de ellos.
Hay que distinguir entre la inyección conjuntival y la ciliar o periquerática.
En la primera, el engrosamiento de los vasos es a partir del fondo de saco conjuntival
y aquellos no llegan a la córnea. En la segunda, los vasos parten del limbo corneal,
son finos y pequeños, y desaparecen en el trayecto conjuntival.
Cuando examinamos la conjuntiva podemos ver, acumuladas entre la esclerótica
y la conjuntiva, hemorragias conjuntivales ocasionadas por la rotura de vasos finos.
Hay que observar el relieve de la conjuntiva, por ejemplo, en la conjuntivitis
primaveral se presenta en forma de mosaicos.
Las secreciones conjuntivales pueden ser: mucosas, purulentas y membranosas.
Las mucosas son densas, como si fueran lágrimas gelatinosas; las purulentas son
como el pus, que puede variar de color, y las membranosas se ven muy poco, pero
son semejantes a las membranas de la difteria.
34
O ftalmología
A las secreciones oculares siempre se les hará examen microbiológico para
conocer, exactamente, el germen causante de la enfermedad.
Deben observarse los pliegues conjuntivales, sobre todo en el ángulo interno
del ojo, como en el pterigión. También los nódulos, flictenas y ulceraciones.
Cuando las conjuntivas de los párpados están adheridas a la conjuntiva bulbar,
estamos en presencia del simbléfaron.
Examen del segmento anterior del ojo mediante inspección
El examen del segmento anterior del ojo es de gran importancia, pues por él
podremos detectar signos que nos conduzcan al diagnóstico de afecciones de la
córnea, esclerótica, iris, cristalino y cámara anterior del ojo. Lo realizamos con
iluminación oblicua o lateral con linterna (Fig. 3.12); también con linterna y lupa
binocular frontal (Fig. 3.13), o con linterna y lupa monocular (Fig. 3.14).
Con la iluminación oblicua podemos diagnosticar lesiones cicatrizantes corneales
(nebéculas), cuerpos extraños corneales y la profundidad de la cámara anterior.
Córnea
A través de la exploración de la córnea estudiamos: su forma y dimensiones (si
es normal, pequeña o grande), las alteraciones de su transparencia, sus opacidades
(máculas, nebéculas y leucomas), las vascularizaciones anormales, las ectasias o
dilataciones, así como las úlceras, etc.
Esclerótica
La conjuntiva que reviste la esclerótica deberá estar completamente transparente y a través de ella conoceremos de las alteraciones en su color, forma y
vascularización. Cuando hay alteración en la vascularización encontramos vasos
alrededor del limbo esclerocorneal.
A veces, la vascularización está circunscrita a uno o más sectores esclerales y
se presenta en forma de nódulo o botón de escleritis o episcleritis. El color de la
esclerótica es blanco brillante, pero en ocasiones presenta pequeñas manchas
pigmentarias o lunares. Esta membrana puede presentar estafilomas o eventraciones
tanto anteriores como posteriores. Estos últimos no se observan de modo directo
en el segmento anterior del ojo, sino por oftalmoscopia, y aparecen fundamentalmente en la miopía maligna.
Oftalmología
35
Iris
Hay que examinar el color, la estructura y el pigmento del iris (manchas oscuras). Es muy importante observar si existen neovascularizaciones, las que por lo
general no siguen el curso de los vasos normales, que son radiales. Los vasos de
neoformación se disponen a modo de una red vascular que recubre el iris, conocida como rubeosis del iris.
La superficie normal del iris presenta elevaciones y depresiones en forma de
criptas. A su vez, presenta dos zonas circulares: un círculo o gorguera que la divide
en una zona ancha que llega a la periferia y por tanto a la zona ciliar, y otro círculo
que determina una zona más estrecha alrededor del área pupilar. Entre ambas
zonas hay sutiles diferencias de coloración. El borde pupilar presenta un reborde,
ribete u orla, más pigmentado.
Las alteraciones en el relieve del iris son importantes por presentar zonas
inflamadas o también zonas de atrofia. Pueden existir nódulos. La ausencia parcial
o total del iris se llama aniridia.
Es a su vez muy importante observar los cambios y las irregularidades de la
pupila. Si está dilatada (midriasis), si contraída (miosis) y si hay irregularidades en su
contorno por existir puntos de contacto (bridas o sinequias) por desplazamiento del
iris hacia el cristalino (sinequia posterior); si el desplazamiento es hacia la córnea
(sinequia anterior). Si la sinequia abarca todo el reborde pupilar se llama seclusión
pupilar. Cuando el iris no está plano en su superficie, sino abombado (echado hacia
delante), se llama iris bombé, en este caso la tensión ocular se mantiene alta.
Pueden existir dos o más orificios pupilares (colobomas), por reabsorción de
tejido o por pérdida de este por la cirugía (iridectomía). También, sobre todo en los
traumas, puede hallarse, enclavado en la herida, algún pliegue de iris (hernia del iris).
Cuando existe desgarramiento de la base del iris y hay falta de continuidad en
su inserción tenemos las iridodiálisis. En los casos de luxación o de subluxación del
cristalino o de su extracción (afaquia), el iris presenta temblor (iridodonesis).
Cristalino
Por la inspección, podemos conocer si existe o no cristalino en el ojo, si está
subluxado o luxado totalmente; también, si ha perdido la transparencia y si presenta opacidades (catarata).
Una de las pruebas que se utilizan es el examen de las imágenes de PurkinjeSanson (Fig. 3.15), para lo cual se toma un pequeño foco luminoso (linterna de
bolsillo) y se le proyecta delante de la pupila. Se enfoca oblicuamente, de modo
que exista un ángulo de reflexión de la luz.
El observador percibe tres imágenes: la primera la observa en la cara anterior
de la córnea; es brillante, directa y de tamaño adecuado al del estímulo proyecta36
O ftalmología
do. La segunda imagen, en la cara anterior del cristalino, es opaca, directa y mayor
que la primera. La tercera imagen se proyecta en la cara posterior del cristalino, es
brillante, invertida y mucho más pequeña que las anteriores.
La observación es más interesante si se realiza con una vela encendida en un
cuarto semioscuro. Hay que tener presente que la tercera imagen, al desplazarse
la luz, se traslada en sentido contrario al movimiento del foco luminoso. Cuando el
ojo carece de cristalino, faltan la segunda y tercera imágenes.
Si el cristalino está opaco por catarata, solo se observan la primera y la segunda, de acuerdo con el grado de opacidad existente.
En el ojo de un paciente que no vea a causa de una hemorragia vítrea, pero
cuyo cristalino y córnea estén transparentes, se observan las tres imágenes. Esto
nos sirve como diagnóstico diferencial entre la catarata y la hemorragia vítrea.
Fig. 3.15. Imagen de Purkinje-Sanson: la imagen corneal es brillante y directa; la imagen de
la cara anterior del cristalino es curva, directa
y mayor; la imagen de la cara posterior del
cristalino es brillante, invertida y pequeña.
Cámara anterior del ojo
Es de interés clínico el estudio de la profundidad de la cámara anterior del ojo.
Esta profundidad puede estar aumentada en los casos de queratocono, o en las
iridociclitis; está disminuida en los glaucomas y en los casos de catarata, sobre todo
la intumescente, por ser grande y globulosa a causa de su gran contenido de líquido.
A su vez, puede observarse si el humor acuoso está transparente o turbio, con
presencia de pus (hipopión) o sangre (hipema) (Fig. 3.16).
Examen del segmento anterior del ojo mediante palpación
La palpación se utiliza para explorar zonas dolorosas, ocasionadas por procesos inflamatorios del ojo, así como para la exploración digital de la tensión ocular.
Oftalmología
37
Técnica para la palpación digital de la tensión ocular. Se le indica al paciente que mire hacia abajo. Se colocan los dedos índices de ambas manos (Fig. 3.17)
por encima del pliegue de la piel que recubre el cartílago tarso (los dedos medio y
anular de una mano deberán estar apoyados en la frente, y los de la otra en el lado
externo de la cara). Se fija ligeramente el globo ocular con uno de los índices, mientras se ejerce presión suave con el otro índice; esto se realiza en forma alterna.
En las yemas de ambos dedos se sentirán las fluctuaciones del globo ocular, en
los casos de normotensión. Cuando existe hipertensión ocular la sensación es de
dureza y cuando se encuentra en hipotensión, se siente que los dedos se hunden
ligeramente en el ojo. La tensión digital nos brinda, por apreciación, el grado de
rigidez del ojo del paciente.
La tensión ocular deberá ser valorada con instrumentos (tonometría), por el
oftalmólogo.
Examen de conjuntiva y córnea para la extracción de cuerpos
extraños superficiales
Conjuntiva
La presencia de cuerpos extraños superficiales es más frecuente en la conjuntiva que en la córnea, y son muy variados: partículas de tierra, polvo, arena, cenizas, pequeños insectos, etc. Se presentan por lo general en los días de mucho
viento y en los viajes en tren o por carretera.
Las zonas más frecuentemente afectadas de la conjuntiva son: el fondo del
saco conjuntival inferior, la conjuntiva bulbar y el surco tarsal del párpado superior.
El primero se examina fácilmente: se le dice al paciente que mire hacia arriba y el
observador desplaza suavemente, con el dedo hacia abajo, el párpado inferior; de
esta manera, el fondo del saco queda expuesto al examen.
Para examinar la conjuntiva bulbar, el observador con sus dedos índice y pulgar de la mano izquierda (si es el ojo derecho del paciente) abre los párpados
superior e inferior y los separa, exponiendo la conjuntiva bulbar.
Para examinar el surco tarsal del párpado superior es menester realizar la
eversión de este (ver figuras 3.11a, 3.11b y 3.11c).
Al quedar descubiertos la conjuntiva y el surco tarsal del párpado superior,
quedará expuesto el cuerpo extraño, que podrá ser retirado, previa instilación de
colirio anestésico.
Córnea
En la córnea, por lo general encontramos partículas de hierro, arenilla, madera,
polvo, etc., que se clavan en la superficie corneal y a veces en el propio estroma.
38
O ftalmología
Provocan mucho dolor, lagrimeo y fotofobia. Se les descubre con iluminación oblicua sin mucha dificultad. Cuando son extremadamente pequeños, hay que utilizar
la tinción por fluorescencia.
Para extraer el cuerpo extraño, y a veces hasta para la inspección, hay que
instilar previamente gotas de colirio anestésico.
Tinción de la córnea. En los casos en que se sospeche pérdida de sustancia
del tejido corneal por traumatismo, abrasiones, infiltración, úlceras u otras causas, debemos teñir la córnea para cerciorarnos de la realidad de lo sospechado.
Para ello utilizamos el colirio de fluoresceína al 2 %; también se emplean tiritas
estériles de papel impregnado en este colorante. Cuando se usa colirio, se instila
una gota en el ojo, y se lava el exceso con suero fisiológico. En el lugar donde
hay falta de epitelio corneal, aparece una mancha verde.
Examen de los reflejos pupilares
La pupila responde al estímulo luminoso: se contrae por la luz y se dilata en la
oscuridad.
El examen de los reflejos pupilares es uno de los más importantes que se debe
realizar a todo paciente.
Los reflejos pupilares que hay que explorar son:
1. Fotomotor o directo.
2. Consensual o indirecto.
3. Acomodación-convergencia.
Para estudiarlos se utiliza una linterna de mano.
Fotomotor o directo. Ante el estímulo luminoso la pupila se contrae, y al
retirarlo, se dilata. La intensidad de iluminación puede producir variaciones en los
tamaños pupilares.
Desde el instante en que la luz llega directamente a la retina, hasta que se
inicia la contracción pupilar, transcurre menos de 1s.
Consensual o indirecto. Cuando se ilumina la pupila de un ojo, la pupila del
otro se contrae simultáneamente, pero con mayor intensidad que la del primero.
Esto ocurre porque parte de las fibras de la vía refleja se decusan con la vía óptica
a nivel del quiasma.
Acomodación-convergencia. Se produce cuando al mirar un objeto cercano,
los ojos convergen y al propio tiempo se contraen las pupilas. El estímulo nervioso
que anima el acto de la acomodación se propaga a los músculos rectos internos
(convergencia), al músculo ciliar (acomodación) y al esfínter de la pupila (miosis).
Oftalmología
39
Exploración de los movimientos oculares en las posiciones
diagnósticas de la mirada
Se pueden investigar los movimientos del ojo en forma monocular (Fig. 3.18),
ducción o en forma binocular (Figs. 3.19 y 3.20) o movimientos asociados (versiones y vergencias). Cuando se dirige la mirada a una posición cualquiera, participan
todos los músculos oculares en mayor o menor escala; unos colaboran activamente (sinergistas) y otros sufren inhibición (antagonistas).
En la mayoría de los movimientos oculares, es un solo músculo el que ejerce la
función fundamental de llevar el ojo al campo máximo de acción de la mirada y
este es el músculo ejecutor (agonista).
Fig. 3.18. Ducciones.
Fig. 3.19. Versiones.
Fig. 3.20. Vergencias.
40
O ftalmología
Hay posiciones de la mirada donde la colaboración es de dos o más músculos;
los músculos de los ojos se hallan comprometidos en su funcionamiento. Para cada
músculo de un ojo existe un músculo en el otro ojo que tiene acción semejante, a
estos dos músculos se les llama yunta.
Los músculos del ojo se encuentran en 3 grupos de 4 músculos cada uno.
1. Grupo horizontal. Lleva los ojos a los lados derecho e izquierdo y está formado por los músculos rectos medios y laterales de los dos ojos.
2. Grupo oblicuo derecho. Lleva los ojos a las posiciones oblicuas de mirada a
la derecha y son los rectos, superior e inferior derecho y los dos oblicuos
izquierdos.
3. Grupo oblicuo izquierdo. Lleva los ojos a las posiciones oblicuas de mirada
a la izquierda y son los rectos superior e inferior izquierdo y los dos oblicuos
derechos.
En las posiciones diagnósticas de la mirada (Fig. 3.21) se expone la acción principal de cada músculo, o sea, la que se ejerce casi exclusivamente en esa dirección.
Fig. 3.21. Posiciones diagnósticas de la mirada. Se explora la acción principal de cada músculo:
RS, recto superior; Om, oblicuo menor; RI, recto interno; RIf, recto inferior; OM, oblicuo
mayor; RE, recto externo.
Oftalmología
41
Exploración de los medios refringentes del ojo mediante
oftalmoscopia a distancia
Para explorar los medios refringentes del ojo (córnea, humor acuoso, cristalino
y cuerpo vítreo) se emplea la oftalmoscopia a distancia, en la cual se hace uso del
oftalmoscopio eléctrico de imagen directa, que es el más ampliamente utilizado
(Fig. 3.22).
En casos excepcionales por falta de fluido eléctrico, se utiliza con batería.
También puede utilizarse el oftalmoscopio indirecto que, fundamentalmente en
nuestro medio, es empleado solo por los oftalmólogos.
Como principio de trabajo, siempre ha de realizarse la oftalmoscopia a distancia, antes de proceder al examen del fondo de ojo. Por este método, la luz se
refleja al interior del ojo del paciente y al regresar atraviesa los medios refringentes,
pudiéndose observar la transparencia o las opacidades que presentan.
El oftalmoscopio se sitúa delante de cualquiera de los dos ojos del observador,
pero siempre se comenzará el examen por el ojo derecho del paciente. La distancia entre el enfermo y el observador no debe exceder de 40 a 50 cm.
Las opacidades de la córnea y del cristalino aparecen de color oscuro, y se ven
sobre un fondo de color rojo anaranjado a través de la pupila.
Cuando el paciente dirige la mirada hacia arriba, las opacidades corneales
siguen el sentido del movimiento del ojo, más rápidamente que las del cristalino.
Estas opacidades, si están en el centro (núcleo) permanecen fijas; si se encuentran en la cara anterior del cristalino siguen también la dirección del movimiento
del ojo, pero más lentamente; si están en la cara posterior también lo harán,
aunque en dirección contraria.
Las opacidades del cuerpo vítreo son móviles y cuando el paciente ejecuta un
movimiento con el ojo, hacia arriba o hacia un lado, las manchas o flóculos vítreos
aparecen en mayor cantidad y se desplazan simultáneamente en diferentes direcciones, incluso hasta a veces después que el ojo ha cesado de moverse.
Como el ojo tiene su centro de rotación en el cuerpo vítreo, a unos 10 mm
delante de la mácula, si en el cuerpo vítreo existe una opacidad fija, esta permanece inmóvil en ese punto, a pesar del movimiento del ojo. Cuando se encuentra por delante del centro de rotación, sigue el movimiento del ojo; si se
encuentra por detrás, o sea, entre el centro de rotación y la retina, se mueve en
sentido contrario.
En los desprendimientos parciales de la retina y coroides, el examen por
oftalmoscopia a distancia permite apreciar, por el color gris rojizo que se observa a
través de la pupila, la parte correspondiente al desprendimiento.
La luz del oftalmoscopio se proyecta sobre el ojo del paciente y la pupila aparece iluminada por un color rojo anaranjado. La luz proyectada a través de la
pupila atraviesa los medios refringentes del ojo, pero al llegar a la esclerótica, que
42
O ftalmología
es blanca y opaca, se refleja y la recibe el ojo del observador. El color rojo anaranjado que se observa a través de la pupila, cuando la luz procedente del oftalmoscopio
es reflejada desde el interior del ojo, se debe al color de los vasos coroideos y el
pigmento de la retina y la coroides.
Exploración del fondo de ojo mediante oftalmoscopia directa
Existen dos métodos para la exploración del fondo de ojo:
1. Oftalmoscopia indirecta o de imagen invertida (Fig. 3.23a).
2. Oftalmoscopia directa o de imagen directa (Fig. 3.23b).
La primera es de uso exclusivo del oftalmólogo y la segunda es la más generalizada y es la que estudiaremos porque, además del especialista, la utilizan otros
médicos: pediatras, internistas, neurólogos, médico general, etc.; solo nos ocuparemos de la oftalmoscopia directa.
Cuando se examina el ojo derecho del enfermo, el médico empleará su mano y
ojo derechos, y se colocará a la derecha del paciente y viceversa.
El paciente deberá mirar a un punto de fijación, a lo lejos o al infinito, por
encima del hombro del observador, para eliminar la acomodación del ojo de aquel.
Si el observador tiene una ametropía, puede utilizar el oftalmoscopio por encima
de sus espejuelos, o en su defecto, colocar frente al agujero del oftalmoscopio la
lente conveniente a su graduación. Por lo general, el observador cierra un ojo,
pero debemos acostumbrarnos (con la práctica y la experiencia) a realizar la
oftalmoscopia con los dos ojos abiertos. La distancia del oftalmoscopio al paciente es de 2 a 3 cm.
La imagen directa se observa ampliada alrededor de 14 o 15 diámetros, y por
tanto, permite el examen detallado de la zona que se estudia.
Metodología para el estudio del fondo de ojo normal
Expondremos el orden en que deben estudiarse cada uno de los elementos del
ojo (Fig. 3.24):
1. Papila, disco o cabeza del nervio óptico.
2. Mácula lútea o fóvea.
3. Vasos (arteriolas y venas).
4. Retina.
Oftalmología
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Fig. 3.24. Esquema metodológico para el estudio del fondo del ojo: 1, disco óptico o papila; 2, mácula;
3, vasos arteriolares y venosos; 4, retina.
Papila, disco o cabeza del nervio óptico. Debemos estudiar las siguientes
características:
- Forma: irregularmente circular u ovalada.
- Tamaño: corresponde a un diámetro de 1,5 mm.
- Color: rosado claro.
- Bordes: bien definidos.
- Superficie: plana o ligeramente excavada.
Vasos (arteriolas y venas):
- Ramas: de arteria y vena centrales de la retina. Se dividen, al llegar a la
papila, en superior e inferior; a su vez, en temporal y nasal, y pequeños
vasos terminales.
- Color: arteriolas, rojo claro; venas: rojo oscuro.
- Calibre: arteriolas, 2/3 menos que el de las venas.
- Reflejo: arteriolas, brillante a lo largo de ellas.
Mácula lútea o fóvea. Es la parte más importante del fondo de ojo:
- Situación: a poco menos de 2 diámetros papilares del borde temporal
superior, en la línea de división directa. Ocupa exactamente el polo posterior del ojo.
- Vasos: carece.
- Color: algo más oscuro que el del resto del fondo del ojo.
- Centro: un punto brillante (fóvea central).
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O ftalmología
Retina. Comprende el estudio del resto del fondo:
- Color: es transparente.
- Coloración del fondo: depende de los vasos coroideos, según los pigmentos
retiniano y coroideo, de acuerdo con las características personales. Puede ser: rojo anaranjado, en personas rubias; rojo ladrillo, en personas morenas; atigrado, en personas con escasez de pigmento retiniano y coroideo;
albino, en personas sin pigmento retiniano ni coroideo (Fig. 3.25).
Variaciones fisiológicas del fondo de ojo normal
Fibras de mielina. Los cilindroejes de algunas de las fibras del nervio óptico
poseen una cubierta de mielina a nivel de la papila y se continúan más allá del
disco, presentando zonas blanquecinas que se extienden hasta cierta distancia de
la papila y terminan en forma de penachos o de pincel (Fig. 3.26).
Seda mojada. Lustre brillante de la retina a lo largo de los vasos, que cambia
de posición al rotar el oftalmoscopio.
Seudoneuritis. Es la presencia de la papila con borde indefinido; puede estar
ligeramente elevada.
EXPLORACIÓN DEL SEGMENTO ANTERIOR POR BIOMICROSCOPIA
La exploración de esta zona se puede realizar detalladamente con el
biomicroscopio ocular (Fig. 3.27), llamado corrientemente lámpara de hendidura,
pues su foco luminoso puede producir un haz de luz con la forma de un paralepípedo
que se proyecta como una hendidura. No es más que un microscopio colocado
sobre una mesa, y contra el cual el paciente puede apoyar su mentón y frente para
ser examinado con detalles imposibles de lograr por un examen simple, ya que se
pueden obtener ampliaciones de 40 X o más.
OTROS MEDIOS DE DIAGNÓSTICO UTILIZADOS EN OFTALMOLOGÍA
Tonometría y tonografía
La tonometría o medición de la tensión intraocular puede realizarse por el
método de indentación o el de aplanamiento. En el primero (Fig. 3.28), para medir
Oftalmología
45
la tensión ocular, el vástago del tonómetro, puesto en contacto con la córnea, la
deprime según el grado de tensión de este. La aguja que se encuentra conectada al
vástago por un mecanismo, se desplazará frente a una escala numérica y así se
podrá leer la tensión ocular.
En el segundo método, el contacto corneal se realiza con un tonómetro de
aplanación, que aplana la córnea e indirectamente se conoce la tensión ocular.
Existe un modelo portátil de mano (Fig. 3.29 a) y otro que se coloca directamente
como un accesorio a la lámpara de hendidura (Fig. 3.29 b).
La tonografía es la colocación de un tonómetro con dispositivos electrónicos y
un registrador por varios minutos sobre el ojo que se explora. Esto nos permite
apreciar, entre otros, en un tiempo determinado, cómo influye el peso del tonómetro
en la salida del humor acuoso.
Gonioscopia
Se utiliza para observar las características del ángulo iridocorneal, el que es
de gran importancia para la clasificación del glaucoma y su posible tratamiento;
no es más que una lente de 3 espejos, que hace contacto con la superficie corneal
(Fig. 3.30) y que al refractar la luz del examen, permite observar esta zona.
Ecografía
Se basa en la propiedad de trasladar las ondas sonoras de alta frecuencia
(ultrasonido), las cuales, al chocar con los obstáculos, experimentan oscilaciones
que son registradas en un osciloscopio. Según las características de las ondas, se
puede establecer el diagnóstico diferencial, por ejemplo: entre un tumor intraocular
y un desprendimiento de retina, medir el tamaño del ojo, localizar un cuerpo extraño intraocular, etc. Para esto se emplean los aparatos conocidos como ecógrafos
(Fig. 3.31a). Existen dos modos: Modo A-Scan, que mide la longitud axial del ojo
(biometría) y otros diámetros longitudinales y transversales y el Modo B-Scan,
para el diagnóstico bidimensional de enfermedades de la retina, tumores intraoculares
y de la órbita. Ambos modos se registran en la pantalla del equipo (Fig. 3.31b).
Electrorretinografía
La retina, al ser estimulada con la luz, realiza procesos fisicoquímicos, los cua46
O ftalmología
les dan mínimos cambios eléctricos que amplificados producen, al registrarse, un
gráfico que recibe el nombre de electrorretinograma (Fig. 3.32 a). Según el tipo de
gráfico que aparece en la pantalla del equipo (Fig. 3.32 b), se define el nivel de
afectación de las distintas capas de la retina. Es útil en el diagnóstico prodrómico
de varias enfermedades de la retina.
Adaptometría
Es el método para registrar el ritmo de adaptación de los ojos a la oscuridad,
previamente sometidos al deslumbramiento.
Angiografía fluoresceínica
Al inyectar intravenosamente fluoresceína sódica al 10 %, esta pasa a la circulación general y llega al interior del ojo, y aparece por etapas sucesivas en los
distintos vasos de la coroides y la retina (Fig. 3.33).
Normalmente no puede observarse el colorante, por lo que se incorporan filtros adecuados al angiógrafo.
El sistema de observación está acoplado a una cámara fotográfica, con la cual
pueden obtenerse fotos amplificadas, muy útiles en el diagnóstico diferencial de
las afecciones del fondo del ojo e incluso de su segmento anterior.
Fig. 3.33. Angiografía fluoresceínica del fondo del ojo.
Oftalmología
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Láser en oftalmología
En la oftalmología fue donde se utilizó por primera vez el láser para tratar a
pacientes con retinopatía diabética, tumores incipientes y otros. Tuvo sus antecedentes en 1956, cuando salió al mercado el primer fotocoagulador para el tratamiento de enfermedades del fondo del ojo, basado en una lámpara de gas xenón.
Posteriormente apareció el primer láser de rubí utilizado en la especialidad, el cual
fue sustituido más tarde por el láser de gas argón y por otro de kriptón (Fig. 3.34).
En 1980 apareció el nuevo láser Nd-Yag, y en 1985 el láser excimer para la cirugía
refractiva de la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo (Fig. 3.35).
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O ftalmología
PROPEDÉUTICA OCULAR
En este capítulo se describen los principales síntomas y signos que
provocan las enfermedades que afectan el órgano de la visión, con la
finalidad de que el médico general básico pueda orientarse y adoptar
una conducta consecuente con su posición desde la atención primaria
de salud.
ENROJECIMIENTO OCULAR
El enrojecimiento de los párpados o conjuntiva se debe a una reacción aguda
inflamatoria provocada por infección, traumatismo, alergia o hipertensión ocular.
Es necesario distinguir dos tipos de inyección conjuntival: la conjuntival, propiamente dicha, que predomina en la conjuntiva bulbar, tarsal, o fondos de saco; y
la inyección ciliar que predomina en el limbo esclerocorneal (Fig 4.1), como consecuencia de la irrigación vascular del segmento anterior del ojo.
En el cuadro se muestran las diferencias entre estos dos tipos de inyección.
Cuadro. Diferencias entre inyección conjuntival y ciliar
Inyección conjuntival
Inyección ciliar
Causa
Conjuntivitis
Queratitis, úlcera,
uveítis, glaucoma agudo
Localización
Más intensa hacia los
fondos del saco
Más intensa hacia el limbo
Características
Vasos gruesos tortuosos
que se mueven
con la conjuntiva
Vasos finos y rectos,
que no se desplazan
con la conjuntiva
Efecto con la adrenalina
Desaparece temporalmente
Persiste
Oftalmología
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HEMORRAGIA SUBCONJUNTIVAL
Generalmente, los familiares son los que advierten este enrojecimiento del ojo.
Es una mancha rojo brillante, localizada en un sector de la conjuntiva, que se reabsorbe
lentamente sin dejar secuelas.
Obedece a esfuerzos violentos, tos, vómitos, estornudos, compresión torácica,
trabajo de parto, actividades de buceo, hipertensión arterial y discrasias sanguíneas; además, puede ocurrir de forma espontánea, entre otros.
LAGRIMEO
Normalmente, la lágrima humecta el ojo sin derramarse al exterior; cuando
esto no ocurre, se produce el lagrimeo. Puede ser activo, por el aumento de la
secreción lagrimal al inflamarse la glándula y las estructuras vecinas, o pasivo, al
obstruirse la vía de excreción, y entonces se denomina epífora.
El lagrimeo activo puede ocurrir por la irritación o congestión de los anejos o
del segmento anterior del ojo, tales como: conjuntivitis, orzuelos, chalazión, blefaritis,
uveítis o glaucoma.
La epífora puede ser congénita o manifestarse en el adulto; provoca un aumento de volumen en el ángulo interno del ojo, y, al hacer compresión sobre la
región nasal, refluye por los puntos lagrimales una sustancia mucopurulenta.
La resequedad ocular es un síntoma frecuente en personas de edad avanzada,
asociado a enfermedades del colágeno (síndrome de Sjögren) y a tratamientos con
sedantes.
CEFALALGIA
Este término comprende todo dolor localizado en la bóveda craneal; es un
síntoma frecuente, a veces asociado a tensión, fatiga o enfermedades graves, de
ahí que obliguen al médico a mantenerse alerta. Este síntoma guarda cierta relación con fenómenos biológicos o cambios ambientales, tales como: período
premenstrual, excitación, tensión, ejercicios físicos, frío atmosférico, entre otros.
Los datos referentes a la localización suelen proporcionar información mas útil que
las características o intensidad del dolor.
Los mecanismos de producción pueden ocurrir como resultado de:
- Distensión, tracción y dilatación de las arterias intracraneales o extracraneales.
- Tracción o desplazamiento de grandes venas intracraneales o de la envoltura dural en la cual asientan.
50
O ftalmología
- Compresión, tracción o inflamación de los nervios craneales raquídeos.
- Espasmos voluntarios e involuntarios.
- Inflamación y traumatismo de los músculos craneanos y cervicales.
- Irritación meningea y/o presión intracraneal alta.
Algunas características de la cefalea pueden orientar hacia una causa ocular,
como son: cefalea frontal, localizada en las órbitas o sienes, de carácter punzante,
constante, presente después del esfuerzo visual, en la mayoría de los casos.
Puede observarse en la hipermetropía, el astigmatismo, la insuficiencia de convergencia, el desequilibrio de los músculos extraoculares, la hipertensión ocular y
la iridociclitis.
La migraña que se presenta en el hemicráneo, con carácter periódico y
pulsátil, acompañada de náuseas o vómitos, es de causa extraocular. Ataca con
mayor frecuencia a las mujeres y puede iniciarse con pródromos neurológicos,
tales como: centelleo, fotofobia, escotomas y defecto del campo visual.
La cefalea histamínica (cefalalgia nocturna paroxística) es más frecuente en
varones; se manifiesta por dolor orbitario constante unilateral; se instala de 2 a 3 h
después de conciliar el sueño; no es pulsátil; se acompaña de epífora, obstrucción
nasal y luego rinorrea. Tiende a aparecer cada noche durante semanas o meses,
hasta desaparecer por años; se asocia al estrés, la tensión, el trabajo excesivo y los
trastornos emocionales.
La cefalalgia por tensión suele ser bilateral, difusa, pero también es común en
la región occipital y frontal. Dura algunas horas o de 1 a 2 días, con la peculiaridad
de continuar día y noche; el individuo puede conciliar el sueño, pero si despierta
tiene cefalea y resultan poco eficaces los analgésicos.
La cefalea por irritación meningea es generalizada; compromete cualquier
edad y a ambos sexos; es de carácter intenso, constante, sobre todo en el cuello,
donde aparece rigidez.
La cefalea pospunción lumbar se caracteriza por ser constante, occipital o
frontal; aparece unos cuantos minutos después de levantarse, y mejora al acostarse.
La cefalea por tumor cerebral es el síntoma más importante; los accesos
suelen durar minutos, horas, o más. A medida que el tumor crece, el dolor se
vuelve más frecuente y es más intenso e invalidante. Es común que el paciente
despierte por la noche con dolor.
Existen otras afecciones en las que se puede manifestar este síntoma, tales
como: los cuadros febriles de cualquier causa, enfermedad pulmonar crónica,
hipotiroidismo, enfermedad de Cushing, de Addison, feocromocitomas y anemias
agudas, entre otras; el uso de anticonceptivos también puede ser una causa.
En las infecciones de los senos paranasales el dolor suele localizarse sobre la
región frontal, alrededor de los ojos, y se intensifica al estar de cuclillas, sonarse la
nariz o sacudir la cabeza.
Oftalmología
51
Se debe señalar que existen dolores punzantes y agudos en la cabeza, que
duran 1 o 2 s y no tienen importancia clínica. Aparecen en el 3 % de la población
normal, y en el 46 % de los sujetos con migraña.
TRASTORNOS VISUALES INTERMITENTES
Es una disminución de la visión uni o bilateral, que aparece de forma brusca, y
dura algunos segundos o minutos. Cuando se acompaña de dolor ocular, cefalalgia,
visión de halo de colores, se trata probablemente de una hipertensión ocular. Si
se acompaña primeramente de un escotoma más o menos amplio de la visión,
fotopsia y deja al desaparecer una cefalea intensa, se sospechará una migraña
oftálmica. El trastorno visual acompañado de cefalea violenta, que solo se calma
con el vómito, hará sospechar una hipertensión intracraneal.
Cuando la visión se oscurece durante segundos y luego vuelve a la normalidad,
con antecedentes tales como hipertensión arterial, arteriosclerosis, hipertensión
ocular, ansiedad, desequilibrio endocrino, entre otros, se podrá plantear un espasmo de la arteria central de la retina.
La amaurosis fugaz o pérdida momentánea de la visión, puede ser el resultado
de un trastorno cerebrovascular obstructivo, espasmo de la arteria central de la
retina u oclusión parcial de la arteria carótida interna.
NISTAGMO
Es un temblor oscilatorio y rítmico de los ojos; puede ser horizontal, vertical o
rotatorio, y es de carácter involuntario.
Puede clasificarse, de acuerdo con los tipos clínicos, en pendular, resorte y
mixto, y por su causa, en: fisiológico, desequilibrio motor y ocular.
Nistagmo fisiológico. Se clasifica a su vez en:
- Terminal. En resorte, fino, asociado a posiciones extremas de la mirada.
- Optocinético. En resorte, inducido por estímulos repetitivos y móviles en
el campo visual.
- Vestibular. En resorte, a causa de la información modificada del núcleo
vestibular hacia los centros de la mirada horizontal.
Nistagmo por desequilibrio motor. Se debe a defectos primarios en los mecanismos eferentes.
Nistagmo ocular. Se debe a una visión defectuosa, por ejemplo, catarata congénita, hipoplasia macular, etc.
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O ftalmología
EXOFTALMÍA. PROPTOSIS. ENOFTALMÍA
El desplazamiento del globo ocular es un signo común en las afecciones de la
órbita. La desviación hacia delante del globo ocular, si es activa, se denomina exoftalmía,
y se observa en la irritación simpática, la tirotoxicosis, el hipertiroidismo y el adenoma
hipofisario. Si es pasiva se denomina proptosis, y suele ser consecuencia de tumores
orbitarios, celulitis, seudotumor orbitario, tenonitis, lesiones vasculares, hematoma
intraorbitario e inflamaciones de los senos etmoidales, entre otras.
La retracción o hundimiento del globo ocular se denomina enoftalmía; esta
puede observarse en fracturas de órbita, fundamentalmente del suelo, o por atrofia
de la grasa periorbitaria por traumas o por involución senil. También forma parte
del síndrome de Claude-Bernard- Horner.
Debemos tener presentes algunas causas de seudoproptosis ocular, entre ellas
las asociadas a miopía elevada, asimetría facial o aquellas de tipo constitucional.
DOLOR OCULAR
Acompaña frecuentemente procesos oculares, tales como: orzuelos, chalazión,
conjuntivitis, blefaritis, queratitis, úlcera corneal, uveítis anterior, glaucoma agudo y
neuritis retrobulbar. A menudo se asocia a la fatiga ocular intensa, por defectos
refractivos no corregidos o desequilibrios musculares. También se presenta dolor
ocular reflejo, debido a parálisis del III par, aneurisma intracraneal, tumor hipofisario,
o trombosis del seno cavernoso, entre otros.
DISMINUCIÓN DE LA VISIÓN
Numerosos pacientes asisten a consulta por pérdida de la visión de uno o
ambos ojos, que a su vez puede ser lenta y progresiva, o brusca, de manera que
una correcta anamnesis podrá llevar al médico general básico a definir la remisión
del paciente, bien a consulta externa o al cuerpo de guardia de la especialidad.
Entre las causas más frecuentes de pérdida lenta y progresiva de la visión se
encuentran los trastornos refractivos, opacidades de los medios refringentes, así
como enfermedades que afectan la coriorretina o las vías ópticas.
Existe pérdida brusca de la visión en afecciones en las que puede llegar a
ser muy evidente el diagnóstico, como ocurre en el glaucoma agudo, las quemaduras oculares profundas o extensas del segmento anterior, las grandes heridas
corneales y/o esclerales, los estallamientos del globo ocular, entre otras, pero
Oftalmología
53
existen entidades en las que no se altera el aspecto externo del globo ocular, tal
es el caso de la neuritis óptica, el desprendimiento de retina, las obstrucciones
vasculares, la conmoción o sección del nervio óptico y las hemorragias
intraoculares.
MIODESOPSIAS
Conocidas también como moscas volantes, no son más que la percepción de
puntos negros revoloteando ante los ojos. Su grosor y número son variables, y
afecta uno o ambos ojos; su carácter esencial es la movilidad. Por lo general son el
resultado de degeneración vítrea o pequeñas hemorragias en el vítreo, causadas
por desgarros de retina, retinopatía diabética, leucemias, obstrucción vascular o
procesos inflamatorios o degenerativos de coriorretina.
FOTOPSIAS
Son relampagueos luminosos que aparecen bruscamente en un sector del campo
visual o en toda su extensión. Constituyen un síntoma común de una relación anormal entre la retina y el vítreo. Pueden ser uni o bilaterales. Las causas más frecuentes son: el colapso y desprendimiento reciente del vítreo, lesiones
vitreorretinianas que provocan tracción, desprendimiento de retina, hemorragia vítrea y contusiones violentas sobre el ojo.
METAMORFOPSIAS
Es una distorsión en la forma normal de los objetos, debida, a menudo a astigmatismo o lesiones maculares.
PERCEPCIÓN DE ANILLOS DE COLORES
Es un fenómeno cuyo valor semiológico es variable. Puede obedecer a:
- Migraña.
- Desprendimiento de retina.
- Trastornos refractivos mal o no corregidos.
- Opacidades de los medios.
- Queratitis.
- Glaucoma crónico simple.
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O ftalmología
CEGUERA
NOCTURNA
Es la dificultad para ver en la oscuridad, llamada también nictalopía. Puede
ser de origen congénito, pero se describe en la retinosis pigmentaria, atrofia óptica
hereditaria o adquirida, déficit de vitamina A, glaucoma, catarata y degeneración
retiniana.
Con frecuencia se debe a inflamaciones corneales, afaquia, iritis y albinismo;
el empleo de algunos medicamentos puede provocar aumento de la sensibilidad a
la luz, como, por ejemplo: la cloroquina, la acetazolamida y los midriáticos.
DIPLOPÍA
Es una sensación muy desagradable de visión doble de los objetos, difícil
de diferenciar con el vértigo. Puede ser monocular, y se asocia a opacidades
de la córnea, situadas en el área pupilar; opacidades o subluxaciones del cristalino, lesiones maculares, simulación o histeria. Las diplopías binoculares desaparecen al cerrar un ojo, y son consecuencia de una paresia o parálisis
oculomotora.
ESTRABISMO
Es la desviación, en cualquier dirección, de la alineación de ambos ojos (adentro, afuera, arriba y abajo). Se observa en cerca del 2 % de los niños. Se clasifica
en paralítico o no paralítico (manifiesto y latente).
Desde el punto de vista del diagnóstico primario del estrabismo, el médico
general tiene una función fundamental, ya que no debe subestimar esta afección, y
ha de ser muy receptivo a lo que expresen padres, familiares o maestros; asimismo, se remitirá al paciente a consulta externa, pues de ello dependerá, en gran
medida, la agudeza visual que alcance.
OPACIFICACIÓN DE LOS MEDIOS REFRINGENTES DEL OJO
La opacificación parcial o total de la transparencia de los medios refringentes
del ojo, provoca la disminución o la pérdida de la agudeza visual, según el caso.
Analizaremos, en orden de fuera a dentro, la alteración de estos medios.
Oftalmología
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Córnea
La córnea se opacifica, al igual que el cristalino, al romperse su membrana
semipermeable y acumularse en su tejido un exceso de agua. Entre las causas más
frecuentes de opacificación de la córnea tenemos: úlcera corneal, queratitis, traumatismo y procesos degenerativos. De acuerdo con la densidad de la opacidad corneal,
cuando esta es muy tenue y similar al empañamiento por vapores de agua en un
cristal, se denomina nebécula; cuando es medianamente densa como en un cristal
esmerilado, se denomina mácula, y cuando es tan densa que no deja pasar la luz a su
través, como un papel blanco, por ejemplo, se denomina leucoma (Fig. 4.2).
Humor acuoso
Cuando se altera la composición del humor acuoso por sangre, plasma, pus o
detritos celulares, la luz no puede atravesar los medios refringentes del ojo.
Cristalino
El aumento del contenido normal del agua por ruptura de la cápsula cristalineana
o por degeneración de sus fibras, provoca una opacidad que impide el paso de los
rayos de luz.
Cuerpo vítreo
El cuerpo vítreo puede estar afectado en su transparencia por acumulación de
sangre, pus o sustancias extrañas. Por ser un gel hidrófilo, cualquier agresión mecánico-química o cambio de reacción puede alternar su estructura.
RELACIÓN ENTRE LA DISMINUCIÓN DE LA VISIÓN
Y LAS CONDICIONES REFRACTIVAS DEL OJO
Recordaremos que los medios refringentes del ojo están destinados a que la
imagen de los rayos de luz se enfoquen nítidamente en la retina (ojo emétrope).
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O ftalmología
Las ametropías o estados en los cuales los rayos luminosos que inciden no llegan a
un foco en la capa fotosensible de la retina, se clasifican en: hipermetropía, miopía,
astigmatismo y presbicia.
Los efectos de la ametropía no solo consisten en la falta de nitidez en la visión,
sino en dolores de diferentes tipos, y en otros síntomas comprendidos bajo el nombre de astenopía.
PÉRDIDA
DEL REFLEJO ROJO-NARANJA DEL FONDO DE OJO
En el ojo normal, por medio de la oftalmoscopia a distancia, se obtiene un reflejo
homogéneo rojo-naranja que llena toda la pupila. Si existen opacidades en algunos de
los medios refringentes, estas aparecen como puntos oscuros, y si la opacidad es lo
suficientemente intensa, desaparece el reflejo en su totalidad (Fig. 4.3).
Las opacidades de los medios pueden ser fijas (presentes en córnea o cristalino;
excepcionalmente se les encuentra en el cuerpo vítreo y siguen los movimientos del ojo)
o móviles (flotan en el humor acuoso o en el cuerpo vítreo).
El uso correcto de la iluminación oblicua, nos permite observar las opacidades de la
córnea y de parte de la cara anterior del cristalino.
Por la oftalmoscopia a distancia podemos valorar las características de la pérdida
del reflejo: si es total o parcial, si las opacidades se desplazan con los movimientos del
ojo, y la forma en que lo hacen.
La oftalmoscopia directa nos permite valorar lo observado en la oftalmoscopia a
distancia y, además, las opacidades del cuerpo vítreo y los trastornos de la retina.
Para diferenciar si la disminución del reflejo corresponde al cristalino, es útil el
estudio de las imágenes de Purkinje-Sanson.
EDEMAS, EXUDACIONES Y SANGRAMIENTOS EN LAS ESTRUCTURAS
OCULARES. SUS MECANISMOS DE PRODUCCIÓN
En la conjuntiva se producen inflamaciones que se caracterizan por inyección
conjuntival y secreción mucopurulenta al infectarse esta membrana. Las hemorragias subconjuntivales ocurrren por una extravasación de la sangre que se insinúa
entre la conjuntiva y la esclera.
A nivel de la córnea se produce el edema por solución de continuidad en el
epitelio, como sucede en la úlcera corneal y en las queratitis superficiales. También surge el edema en las queratitis profundas por cambios endoteliales, así como
en el glaucoma agudo y en algunos tipos de uveítis. En la córnea no existen hemorragias por tratarse de un tejido avascular.
Oftalmología
57
En relación con la esclera, solo es frecuente la inflamación superficial
reaccional alérgica, como en la episcleritis; más raramente pueden inflamarse
las membranas profundas.
En la úvea se producen inflamaciones caracterizadas por exudados, que, por
encontrarse en un medio cerrado, van a parar al humor acuoso, en el que aparece
una exudación fibrinosa, sobre todo en las uveítis anteriores (iris y cuerpo ciliar).
En las uveítis posteriores (coroides), se afecta más el cuerpo vítreo, en el que
aparecen flóculos de exudados.
Las hemorragias, por la misma causa de presentarse en un medio cerrado, se
coleccionan en el cuerpo vítreo y pueden llegar al humor acuoso. Si la exudación
es séptica, tanto en el humor acuoso como en el cuerpo vítreo, estamos en presencia de una endoftalmitis.
A nivel de la retina se producen inflamaciones en las que participa, casi siempre, su vecina la coroides (coriorretinitis), con edema y exudación que pasan al
cuerpo vítreo y lo afectan también. La constitución de este consiste en un gel
proteínico que hace que se inflamen y coagulen sus estructuras. Las hemorragias
retinianas pueden tener aspectos diferentes, según su topografía.
CARACTERÍSTICAS DE LAS HEMORRAGIAS Y LOS EXUDADOS
RETINIANOS. VALORACIÓN DIAGNÓSTICA
Las hemorragias retinianas obedecen a varias causas: traumatismo, afección
local de los vasos, enfermedades cardiacas, diabetes mellitus, estados patológicos de
los vasos retinianos (arteriosclerosis e hipertensión arterial), trastornos circulatorios
(embolia y trombosis), alteraciones en la composición de la sangre (leucemia, púrpuras y hemofilia), y pérdida de sangre (hemorragias, hematemesis, melena, etc.).
Las características de la hemorragia dependerán de la capa de la retina
donde se aloje la colección sanguínea; así, las hemorragias pueden ser: estriada
o en llamas (Fig. 4.4), cuando se sitúe en la capa superficial de fibras nerviosas;
redondeada (Fig.4.5), si se encuentra en las capas profundas; subhialoidea o
prerretiniana (Fig.4.6), cuando se encuentra entre la retina y la cápsula hialoidea
vítrea, que adquiere la característica de presentar un nivel líquido, y la hemorragia del cuerpo vítreo o hemovítreo, cuando se rompe la hialoides y la sangre pasa
a esta estructura.
Los exudados vítreos tienen como causa una de las siguientes afecciones: coriorretinitis, retinopatía arteriosclerótica, retinopatía hipertensiva, toxemia del embarazo,
retinopatía diabética, anemia, policitemia, leucemia, etc.
En la zona de la retina pueden presentarse exudaciones que toman diversas
formas, según la estructura y la localización de la parte afectada; a veces son
58
O ftalmología
exudados de aspecto redondeado o duro, otras de aspecto algodonoso o blando
(Fig. 4.7), con bordes difusos. Todos dependen de la extravasación del líquido por
aumento de la permeabilidad capilar, ya sea que se localicen en la mácula, alrededor de la papila en el polo posterior o en la periferia retiniana, y adquieren aspectos
que lo relacionan con esas estructuras.
En las primeras etapas de la coriorretinitis, los exudados se depositan en la
zona inflamada. Si se trata de etapas más avanzadas, en las que ya existe pérdida
de la sustancia, o cuando existen recidivas, se podrá ver la coroides por pérdida del
tejido retiniano.
HIPEMA E HIPOPIÓN
El hipema no es más que la colección de sangre en la cámara anterior. Cuando
la acumulación es de células y fibrina asépticas, procedentes del iris o cuerpo ciliar,
se denomina hipopión; si se establece una infección secundaria, este hipopión se
hace séptico y puede llegar a la endoftalmitis.
OPACIDADES DEL CRISTALINO Y DEL CUERPO VÍTREO
Las opacidades del cristalino se atribuyen a varias causas. Estas opacidades
se aprecian como puntos oscuros a la oftalmoscopia a distancia, y blanquecinos, a
la iluminación oblicua (en ambas pruebas con pupilas dilatadas). En todos los casos
la opacidad es el resultado de la alteración de las fibras o del núcleo del cristalino,
o de la ruptura de la cápsula cistalineana.
Comúnmente, las opacidades del cuerpo vítreo se manifiestan en forma de
flóculos o de masas, más o menos móviles, causadas por hemorragias o exudaciones.
Además de las causas anteriores, existen otras como las congénitas (persistencia del cuerpo vítreo primario), infecciosas o degenerativas (hialitis y absceso del
cuerpo vítreo), traumáticas, y también los procesos vecinos coriorretinales.
LEUCOCORIA
Es el reflejo blanco a través de la pupila, que puede aparecer en lactantes o
niños de poca edad, e indica siempre una afección grave del cristalino, vítreo o
Oftalmología
59
retina. Algunas de las afecciones en las que se presenta este reflejo blanco son: la
retinopatía de la prematuridad, retinoblastoma, granuloma por toxocara, displasias
de la retina o seudogliomas, así como en la uveítis. En el adulto existen otros
tumores, como son el melanoma uveal y los tumores metastásicos, pero el tumor
primario se encuentra en mamas, pulmón, bronquios, próstata, etc.
60
O ftalmología
ENFERMEDADES DE LOS PÁRPADOS
Y DEL SISTEMA LAGRIMAL
En este capítulo se tratarán las afecciones de los párpados y las vías
lagrimales, más frecuentes en nuestro medio, lo que le permitirá al médico general diagnosticarlas y tratarlas, así como orientar oportunamente a los que padecen entidades nosológicas y requieran atención especializada.
PÁRPADOS
Funciones de los párpados:
- Protectores del globo ocular a través de su estructura como diafragma
frente al mismo, también por la acción de las pestañas, las secreciones
glandulares y el movimiento de los párpados.
- Lubricante, por la secreción de las glándulas.
- Óptica, pues ayuda a la formación y distribución de la película lagrimal.
- Intervienen en la excreción lagrimal.
- Reguladores de la entrada de luz.
Anomalías congénitas de los párpados:
- Ablefaria. Ausencia completa de los párpados.
- Anquilobléfaron. Sellado total o parcial de ambos párpados, al nivel de la
hendidura palpebral.
- Blefarofimosis. Disminución de la hendidura palpebral. Se denomina
síndrome cuando se asocia con epicanto interno, telecanto y ptosis
palpebral (Fig. 5.1).
- Epicanto. Anomalía observada con bastante frecuencia, se caracteriza
por unos pliegues verticales de piel y tejido celular subcutáneo sobre los
cantos internos; tienen forma semilunar, cuya concavidad se dirige hacia
Oftalmología
61
los mismos. Es característico de los asiáticos, aunque se puede presentar
en todas las razas (Fig. 5.2).
Trastornos de las cejas y pestañas:
- Madarosis. Pérdida de las pestañas y cejas, originada por un proceso
destructivo local, como ocurre en las blefaritis o enfermedades sistémicas:
lepra, tuberculosis o fiebre tifoidea.
- Poliosis. Ausencia de melanina en un grupo de folículos pilosos de las
cejas y pestañas.
- Triquiasis. Proceso adquirido, en el cual algunas pestañas emergen de la
lamela anterior, pero se dirigen hacia la superficie ocular; el borde palpebral
permanece en posición normal; puede observarse en los que padecen
blefaroconjuntivitis crónica, tracoma y quemaduras. El paciente refiere constantemente sensación de cuerpo extraño ocular, ojo rojo, dolor, irritación
conjuntival, blefarospasmo reflejo y lagrimeo, que pueden llegar a ocasionarle
erosiones corneales recidivantes y opacificación de la córnea (Fig. 5.3).
Tratamiento de la triquiasis
- Temporal, con depilación, si se trata de pestañas aisladas.
- Permanente: destrucción de los folículos pilosos de las pestañas afectadas con diatermocoagulación, electrólisis, láser, crioterapia o tratamiento
quirúrgico.
Edema palpebral
Su aparición es favorecida por la laxitud de los tejidos palpebrales.
Formas clínicas
Traumático. Característico de traumas con objetos romos; se asocia frecuentemente con equímosis y hematomas palpebrales; también se observa en las quemaduras (térmicas o químicas) y en las picaduras de insectos.
El tratamiento del edema palpebral traumático consiste en:
- Eliminar todas las sustancias extrañas (en el caso de las quemaduras),
antes de imponer tratamiento.
- Fomentos fríos de suero fisiológico (la frecuencia dependerá del grado
del edema).
62
O ftalmología
- Pomadas antibiótico-antiinflamatorias en las quemaduras.
- Antiinflamatorios por vía oral, asociados con antihistamínicos en las picaduras de insecto.
Constitucional. Se presenta en afecciones cardíacas y renales, que carecen
de signos inflamatorios.
Edema inflamatorio
Aparece asociado a afecciones de los párpados (orzuelos, abscesos), de las
vías lagrimales (dacriocistitis aguda), del globo ocular (uveítis, endoftalmitis) o de
las cavidades vecinas (sinusitis).
Tratamiento
Estará dirigido al proceso primario, asociado con fomentos fríos y antiinflamatorios.
Edema alérgico
Se caracteriza por la aparición brusca, de gran magnitud; prurito; ausencia de
signos inflamatorios y antecedentes de alergia. Puede manifestarse de tres formas
que se describen a continuación (Fig. 5.4).
Dermatitis por contacto
Se presenta súbitamente tras la utilización de cosméticos, tintes de pelo, uso de
colirios (atropina, sulfacetamida, anestésicos locales); los párpados se edematizan;
la piel se torna eritematosa. También puede presentarse hiperemia conjuntival,
quemosis y prurito local.
Tratamiento
- Compresas frías.
- Vasoconstrictores locales.
- Antihistamínicos.
- Esteroides locales.
- En los casos graves se hará por vía sistémica.
Oftalmología
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Edema angioneurótico
Aparece bruscamente y, si es de gran magnitud, puede impedir la apertura
palpebral. Evoluciona con recidivas y se presenta con frecuencia en las mujeres,
durante el período menstrual; puede asociarse con la ingestión de determinados
alimentos (mariscos, huevos, leche), al uso de antibióticos y a factores psicógenos.
Tratamiento
- Eliminar la causa.
- Compresas frías.
- Antihistamínicos.
- En los casos graves se administrarán esteroides locales y sistémicos.
Dermatitis atópica
Afección hereditaria, caracterizada por la inflamación superficial crónica de la
piel. Se manifiesta con prurito intenso e hiperemia de la piel, que se torna gruesa y
las comisuras palpebrales se fisuran. Existe una historia personal o familiar de
asma o rinitis alérgica.
Tratamiento
- Los síntomas se alivian con el uso de esteroides tópicos, los cuales no se
indicarán por un tiempo prolongado, debido a las reacciones secundarias
que causan.
- El cromoglicato de sodio al 4 % (colirio) puede usarse por largo tiempo, ya
que proporciona mejoría sintomática.
Orzuelo
Infección aguda focal de una de las glándulas del párpado; se denomina orzuelo externo cuando afecta las glándulas de Zeiss o Möll, e interno si la comprometida es una glándula de Meibomio.
Etiología
El agente causal más común es el estafilococo dorado. Existen factores
predisponentes como defectos refractivos, enfermedades carenciales y diabetes
mellitus.
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O ftalmología
Cuadro clínico
Orzuelo externo. Tumefacción focalizada, que presenta un punto amarillento
en el borde palpebral, lo que indica la existencia de supuración. El drenaje del
absceso es espontáneo, cerca de la base de una pestaña.
Orzuelo interno. Se observa un punto amarillento a través de la conjuntiva, al
evertir el párpado, por donde puede drenar. Los signos inflamatorios son mayores
que en el orzuelo externo.
Tratamiento
Compresas tibias, 3 o 4 veces al día, seguidas de la aplicación de una pomada
antibiótico-antiinflamatoria. El externo drena espontáneamente; en el interno, si no
mejora a las 48 h, se procederá al drenaje quirúrgico.
Chalazión
Proceso inflamatorio crónico, en el cual hay una reacción granulomatosa nodular
a nivel de una o varias glándulas de Meibomio. Al obstruirse el conducto glandular,
su contenido es sustituido por granulaciones y va degenerando hasta formarse una
masa gelatinosa estéril (Fig. 5.5).
Etiología
Predisposición de portadores de acné rosácea y dermatitis seborreica.
Cuadro clínico
Aumento de volumen de una glándula de Meibomio en forma nodular; su evolución es lenta e indolora, y no se aprecian signos inflamatorios; al evertir el párpado se observa que la conjuntiva que lo cubre está rojiza y en fase tardía, grisácea.
Tratamiento
Compresas calientes y masajes; los pequeños pueden desaparecer espontáneamente; los mayores son tributarios de cirugía.
Blefaritis
Proceso inflamatorio crónico de los bordes palpebrales.
Oftalmología
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Etiología
Estafilococo dorado, dermatitis seborreica, factores predisponentes, como la
fatiga ocular, enfermedades carenciales, diabetes mellitus, rosácea, dermatitis
atópica, afecciones parasitarias de las pestañas.
Formas clínicas
Existe una forma anterior y una posterior.
Blefaritis anterior. Es provocada por una infección estafilocócica o por alteraciones asociadas a la seborrea.
Blefaritis posterior. Se debe a una disfunción de las glándulas de Meibomio.
Cuadro clínico
Blefaritis estafilocócica. La afección se localiza al nivel de la base de las pestañas y sus glándulas anexas. Se observa en pacientes jóvenes. Presenta hiperemia
de los bordes palpebrales en su porción anterior, y escamas secas y quebradizas
alrededor de la base de las pestañas; en ocasiones, hay costras a ese nivel, que al
levantarlas forman úlceras marginales y agrietamiento de los párpados. La afección
puede hacerse crónica hasta llegar a desaparecer los folículos pilosos, con la consecuente pérdida de pestañas; en otros casos se presenta triquiasis y los bordes
palpebrales tienden a redondearse (tilosis) (Fig. 5.6).
Síntomas
- Ardor.
- Dolor.
- Prurito localizado.
- Fotofobia.
- Visión borrosa.
- En los casos de afección corneal, sensación de cuerpo extraño ocular.
En la asociada a seborrea los síntomas son similares, pero menos intensos que
en la anterior; se observan los bordes palpebrales de aspecto cerúleo y costras
grasosas que no dejan úlceras al levantarse.
En la blefaritis posterior se observa inflamación y cúmulos grasos en la desembocadura de las glándulas de Meibomio.
Evoluciona por meses o años y afecta la película lagrimal.
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O ftalmología
Tratamiento
- Actuar sobre los factores causales o predisponentes.
- Realizar un cultivo bacteriológico con antibiograma.
- Limpieza mecánica de los bordes palpebrales, seguida de la aplicación de
pomada antibiótica (según antibiograma), 3 o 4 veces al día.
- Vitaminoterapia.
Herpes zoster oftálmico
Afección causada por invasión del virus de la varicela zoster al ganglio de
Gasser y extensión a la primera rama del trigémino. Afecta con más frecuencia a
personas de edad avanzada o inmunodeprimidas.
Etiología
Se debe a la infección por el virus de la varicela zoster del ganglio de Gasser y
extensión a la primera rama del trigémino.
Cuadro clínico
Dolor neurálgico violento de un lado de la cabeza y la cara, que precede
las manifestaciones dermatológicas; sensación de calor; hiperestesia a ese nivel, seguido de edema; aparición de lesiones eritematosas o maculopapulares.
Posteriormente se tornan en vesículas claras, en cuyo contenido se encuentra
el virus, las que al romperse se convierten en costras que al caer pueden dejar
cicatrices en la piel, despigmentación de la misma y trastornos de la sensibilidad (Fig. 5.7).
Complicaciones
La más frecuente es la queratitis. También se describen iridociclitis y aumento
de la tensión intraocular. Puede persistir una neuralgia posherpética.
Tratamiento
- Mantener la vigilancia sobre el globo ocular, para detectar complicaciones.
- Se prescribirán compresas húmedas y pomadas antibiótico-antiinflamatorias, combinadas con antivirales locales y por vía sistémica; también se
indicarán analgésicos.
Si aparecen complicaciones, se tratarán según lo establecido.
Oftalmología
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Alteraciones de la posición de los párpados
Entropión
Es la inversión mantenida del borde palpebral, que arrastra las pestañas, las
cuales rozan la córnea y provocan lagrimeo, fotofobia, congestión y erosiones
corneales. En los casos crónicos se observan opacidades en la córnea. Afecta uno
o ambos párpados (Fig. 5.8).
Formas clínicas
Entropión espástico agudo. Aparece en pacientes con procesos inflamatorios
oculares agudos o a continuación de una cirugía intraocular, producto de oclusiones
oculares prolongadas.
Entropión cicatrizal. Es provocado por el acortamiento de la lamela posterior
del párpado, a causa de traumas, quemaduras, tracoma, procesos inflamatorios
como el síndrome de Stevens-Johnson, penfigoides cicatrizales y cirugías.
Entropión involutivo o senil. Afecta predominantemente el párpado inferior.
Se produce por el relajamiento de los ligamentos palpebrales.
Tratamiento
El espástico desaparecerá al cesar la causa que lo originó. Se pueden tomar
medidas temporales, como la colocación de tiras adhesivas o suturas para corregir
la posición del párpado. El tratamiento definitivo del resto de las formas clínicas es
la corrección quirúrgica.
Ectropión
Es la eversión mantenida del borde palpebral. Puede afectar el párpado superior o el inferior, este último con mayor frecuencia. El desplazamiento palpebral
puede ser ligero o total y ocasiona lagrimeo, irritación y queratinización de la conjuntiva expuesta (Fig. 5.9).
Formas clínicas
Ectropión mecánico. Es provocado por tumoraciones en el párpado inferior.
Ectropión cicatrizal. Se debe al acortamiento de la lamela anterior del párpado por refracciones cicatrizales, secundarias a quemaduras, cirugías y enfermedades dermatológicas.
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O ftalmología
Ectropión paralítico. Es provocado por la parálisis del III par y a veces del
IV y VII pares.
Ectropión involutivo. Característico del párpado inferior, se estima sea por
adición de los efectos de la fuerza de gravedad a la relajación de los ligamentos.
Tratamiento
El tratamiento del ectropión es quirúrgico.
Ptosis palpebral
Es el descenso anormal del párpado superior; puede presentarse unilateral o
bilateralmente y aparece desde un ligero descenso del párpado hasta la obstrucción total del eje visual.
Formas clínicas
Ptosis miógena. Es causada por distrofia del músculo elevador. Puede ser
congénita o adquirida, por ejemplo, miastenia grave.
Ptosis aponeurótica. Es provocada por la desinserción de la aponeurosis del
elevador o una desinserción de la misma. Puede ser congénita o secundaria a
traumatismos, cirugías intraoculares, o involutiva.
Ptosis neurogénica. Puede presentarse congénitamente (síndrome de MarcusGunn) (Fig.5.10) o a causa de trastornos adquiridos como traumatismos, lesiones
vasculares, tumorales, procesos inflamatorios, meningoencefalitis, neuropatía diabética, entre otras, por ejemplo, parálisis del III par.
Ptosis mecánica. Se produce por el aumento de peso o volumen del párpado
superior, así como por tumoraciones, cicatrices y dermatochalasis.
Seudoptosis. Son aquellas condiciones que pueden simular una ptosis, entre
las que se incluyen la Pthisis bulbi, anoftalmía, exoftalmía contralateral, hipotropía
y retracción contralateral del párpado superior.
Tratamiento
Es quirúrgico.
Lagoftalmía
Oclusión incompleta de la hendidura palpebral. Puede estar originada por acortamiento de los párpados, debido a traumas o cirugías anteriores, de origen congénito, parálisis facial y exoftalmía, entre otras.
Oftalmología
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Dermatochalasis
Es la manifestación palpebral del proceso de envejecimiento del organismo. Se
presenta como una hipertrofia de la piel, relajamiento de las adherencias entre la
piel y el músculo; la piel pierde su elasticidad y cuelga sobre la porción pretarsal del
párpado (Fig. 5.11).
Blefarochalasis
Trastorno que aparece en sujetos con ataques frecuentes de edema palpebral,
lo que origina adelgazamiento y arrugamiento de la piel; se observa, por lo general,
en personas jóvenes.
Tumores palpebrales
Nos referiremos a los que enfrenta con mayor frecuencia el médico general.
Tumores benignos
Verruga vulgar. Lesiones epidérmicas, ocasionadas por la infección del
papovavirus. Se caracterizan por pequeñas proyecciones de la piel, que son irregulares y carnosas, con una base ancha o pediculada.
Tratamiento
Crioterapia o cirugía.
Milio. Pequeñas elevaciones de color blancoamarillento, del tamaño de una
cabeza de alfiler, provocadas por la retención de las glándulas sebáceas de la piel
palpebral (Fig. 5.12).
Xantelasma. Placas amarillentas en la dermis de uno o ambos párpados, cerca del ángulo interno; aparecen a partir de la 4ta. década de la vida. Es ocasionada
por una degeneración adiposa de las células del tejido conjuntivo con depósito de
pigmentos; puede asociarse a hipercolesterolemia (Fig. 5.13).
Tratamiento
Quirúrgico, con fines cosméticos.
70
O ftalmología
Tumores malignos
Carcinoma de células basales. Es el más frecuente de los tumores palpebrales
malignos. Aparece generalmente a partir de la 5ta. década de la vida; se presenta
mayormente en personas de la raza blanca y con antecedentes de exposición crónica al sol. Tumor localizado a nivel de la piel de los párpados, cerca del ángulo
interno, más frecuentemente en el párpado inferior. Al inicio puede presentarse
como una pequeña lesión nodular elevada, que va aumentando; su centro se umbilica,
se cubre por una costra, se ulcera con características roedoras, base indurada y
borde grueso, elevado y nodular. Crece muy lentamente y se extiende a tejidos
vecinos, localmente invasivos; no metastiza; en ocasiones puede simular una blefaritis
crónica unilateral.
Carcinoma de células escamosas. Es menos frecuente que el anterior; su
crecimiento es mucho más rápido y agresivo; metastiza los ganglios linfáticos regionales. Tiene predilección por el párpado inferior y el borde palpebral. Se observa en personas de edad avanzada, de la raza blanca y con antecedente de exposición crónica al sol. Puede evolucionar con características externas, similares al
anterior, pero crece muy rápidamente, acompañado de dolor; además, destruye
grandes áreas y puede llegar a la cavidad craneana.
Diagnóstico
El diagnóstico definitivo de ambos será por biopsia.
Tratamiento
Es quirúrgico inmediato, con resección amplia y completa de la lesión, y reparación plástica del defecto. También se indica radioterapia y crioterapia.
SISTEMA LAGRIMAL
Funciones de la lágrima
Óptica. Al crear una película perfectamente lisa sobre la córnea, realiza una
función refractiva.
Metabólica. Es fuente de oxígeno para la córnea.
Oftalmología
71
Limpiadora. Es una vía de eliminación de los detritos celulares. Cuerpos extraños y microorganismos de la superficie ocular.
Antimicrobiana. Por las sustancias bacteriostáticas y bactericidas que se encuentran en sus componentes (lisozima), sirve de vehículo a diversas células de
defensa, como los neutrófilos.
Lubricante. Facilita el desplazamiento palpebral sobre el globo ocular.
Anomalías congénitas del sistema lagrimal
Quiste congénito de la glándula lagrimal. Masa tensa, fluctuante, palpable
por debajo del reborde orbitario superoexterno.
Ausencia de los puntos y canalículos lagrimales. Es rara; lo que se observa
más frecuentemente es la imperforación epitelial de los puntos lagrimales; el resto
de los canalículos se encuentra permeable.
Fístula del saco lagrimal. Pequeño orificio por debajo del tendón interno, por
el cual hay salida de secreción lagrimal.
Obstrucción del conducto lacrimonasal. Puede deberse a la presencia de
detritos celulares, a imperforación a nivel de la válvula de Hasner y menos frecuentemente del canal óseo lacrimonasal.
Enfermedades del sistema lagrimal
Nos referiremos a las más frecuentes en nuestro medio.
Síndrome de ojo seco
Es aquel estado patológico en el que ocurre un fallo en la producción de la
película lagrimal, o que exista una distribución lagrimal defectuosa o una alteración de la superficie ocular que impidan su estabilidad.
Etiología
Las causas del “ojo seco” son muy diversas, y por esta razón los síntomas son
oculares, comunes a una serie de entidades.
Puede presentarse de forma congénita o adquirida, por lesiones traumáticas o
quirúrgicas de la glándula lagrimal; síndrome de Sjögren. En los ancianos, por
alteraciones hormonales (menopausia); uso sistémico de medicamentos
(antihistamínicos, antidepresivos, anovulatorios), en la artritis reumatoide, en el tracoma, quemaduras, déficit de vitamina A y blefaritis, entre otras.
72
O ftalmología
Cuadro clínico
Su evolución es insidiosa, con períodos de mejoría que alternan con períodos de crisis.
El paciente se queja de sensación de cuerpo extraño y arenilla en los ojos;
ardor; prurito; secreción discreta; lagrimeo, al inicio, y luego resequedad; fotofobia;
ojos rojos, cansados y adoloridos; sensación de visión nublada; parpadeo aumentado y necesidad de frotarse los párpados.
Se pueden observar ingurgitación conjuntival, deslustre corneoconjuntival, cúmulo de secreciones en el ángulo interno, queratitis filamentosa y disminución del
rivus lagrimal, entre otros signos. Para la cuantificación de la lágrima se utiliza el
test de Schirmer: se coloca una tira de papel de filtro Whatman 41, de 5 por 35 mm,
y se realiza un doblez a 5 mm; este se coloca entre el tercio medio y el externo del
borde palpebral interior; se espera 5 min para realizar la lectura, que será a partir
del doblez del papel hasta donde termine el humedecimiento por la lágrima; se
consideran normales las cifras por encima de l0 mm (Fig. 5.14).
Tratamiento
Se utilizan sustitutos lagrimales, estimulación de la producción lagrimal e incluso procederes quirúrgicos.
Estenosis de los puntos lagrimales
Pueden aparecer después de repetidos lavados lagrimales, en el síndrome de
Stevens-Johnson, o acompañando a las conjuntivitis alérgicas y bacterianas de
larga evolución, que provocan obstrucciones canaliculares.
Tratamiento
Los síntomas (epífora) se aliviarán con dilataciones de los puntos lagrimales; a
veces son tributarios de cirugía.
Obstrucciones canaliculares
Pueden ser parciales o totales.
Etiología
- Traumatismos.
- Sondajes repetidos.
Oftalmología
73
- Radiaciones.
- Procesos inflamatorios.
- Medicamentos como la fenilefrina e idoxuridina.
- Tumores del ángulo interno.
- Infecciones locales.
Cuadro clínico
El paciente presentará epífora. En la irrigación de las vías lagrimales se comprobará la obstrucción canalicular.
Tratamiento
Quirúrgico.
Dacriocistitis congénita
Inflamación del saco lagrimal por obstrucción congénita del conducto
lacrimonasal. Aparece entre el 2 y el 4 % de los recién nacidos a término.
Etiología
- Obstrucción del conducto lacrimonasal por detritos celulares.
- Imperforaciones de la válvula de Hasner.
- Obstrucción del canal óseo.
Cuadro clínico
- Presencia de epífora y/o secreciones mucopurulentas en uno o ambos ojos.
- En ocasiones, aumento de volumen del saco lagrimal al nacimiento
(dacriocistocele) (Fig. 5.15).
Tratamiento
La mayoría de las obstrucciones congénitas del conducto se repermeabilizan
espontáneamente. En las primeras semanas se indican colirios antibióticos y compresiones del saco. Pasados los 6 meses de edad, si persiste, se realizará irrigación
y sondaje de las vías lagrimales, bajo anestesia general (Fig. 5.16).
74
O ftalmología
Fig. 5.16. Técnica de sondaje.
Dacriocistitis aguda
Es la inflamación aguda del saco lagrimal (Fig. 5.17).
Etiología
La obstrucción del conducto lacrimonasal, ya sea congénita o adquirida, favorece el cúmulo de las lágrimas en el saco lagrimal, lo que constituye un caldo de
cultivo a diferentes gérmenes, como son los estafilococos, el estreptococo betahemolítico, los neumococos, etc. En los niños, el germen más frecuente es el
Hemophilus influenzae.
Su presentación no es frecuente en los recién nacidos.
Cuadro clínico
- Aumento de volumen del saco lagrimal por debajo del tendón cantal medial,
que al comprimirlo suavemente sale pus a través de los puntos lagrimales.
- Signos inflamatorios, localizados en el ángulo interno, e hiperemia
conjuntival.
- El paciente refiere dolor intenso y, en ocasiones, fiebre. Entre las complicaciones se encuentran las fístulas, celulitis y abscesos orbitarios.
Tratamiento
- Los niños con dacriocistitis aguda deberán ingresarse urgentemente; en
los adultos, esta conducta se reservará para los casos graves.
- Se tomará muestra de las secreciones provenientes del saco lagrimal para
cultivo y antibiograma.
Oftalmología
75
- Se contraindicarán los masajes o irrigaciones lagrimales, hasta que cedan
los signos inflamatorios.
- Se impondrá, de inmediato, tratamiento con antibióticos de amplio espectro por vía sistémica, hasta obtener el resultado del cultivo.
- Se indicarán antibióticos tópicos y compresas calientes en el área afectada, para disminuir la inflamación y ayudar así a la evacuación del pus
proveniente del saco.
- El tratamiento definitivo, una vez que cese el cuadro agudo, será el quirúrgico.
Dacriocistitis crónica
Inflamación crónica del saco lagrimal.
Etiología
Se debe a una obstrucción del conducto lacrimonasal, congénita o adquirida
(traumatismos, infecciones, tumoraciones, cuerpos extraños, enfermedades de los
senos perinasales, estenosis involucional).
Se observa con mayor frecuencia en el sexo femenino. Rara vez afecta la
raza negra, por la cortedad y anchura del conducto lacrimonasal.
Cuadro clínico
El síntoma principal es la epífora. El estasis de lágrimas en el saco permite que
proliferen diferentes bacterias, incluso hongos, que provocan una inflamación crónica en el saco y distensión de las paredes (mucocele); al comprimirlo, se observa
una secreción mucoide o mucopurulenta por los puntos lagrimales. Pudiera presentarse una conjuntivitis angular interna.
Algunos casos evolucionan así durante años y otros hacen crisis de agudización.
Tratamiento
Es quirúrgico. Se realizará una nueva vía de drenaje: el saco lagrimal se conecta al meato medio nasal, a través de una dacriocistorrinostomía.
76
O ftalmología
ENFERMEDADES DE LA CONJUNTIVA
En este capítulo se exponen los estados inflamatorios de la conjuntiva, los cuales son causa frecuente de consulta al médico general básico, así como las degeneraciones conjuntivales, la pinguécula y el
pterigión, enfermedades comunes en nuestro país.
Conjuntivitis
La conjuntivitis es la inflamación de la conjuntiva y una de las enfermedades
más comunes del globo ocular. Existen cinco manifestaciones clínicas principales,
que se deben tener en cuenta al hacer el diagnóstico de inflamación conjuntival.
Estas son:
1. Tipo de secreción.
2. Tipo de reacción conjuntival.
3. Presencia de seudomembrana o membranas auténticas.
4. Presencia o ausencia de linfadenopatía.
5. Características de la hiperemia conjuntival.
Secreción. Está compuesta por un exudado, que se filtra desde los vasos sanguíneos a través del epitelio conjuntival, y se le añaden restos epiteliales, moco y lágrima.
La secreción puede ser:
- Acuosa. Es característica de las inflamaciones víricas y tóxicas.
- Mucinosa. Característica de las conjuntivitis alérgicas.
- Purulenta. Se observa en las infecciones bacterianas graves.
- Mucopurulenta. Se presenta en las infecciones bacterianas leves y en
las infecciones por Clamydia.
Oftalmología
77
Reacción conjuntival
Esta puede ser folicular y papilar.
Folicular. Se observa en la conjuntiva inferior del fondo de saco, como lesiones elevadas múltiples y discretas que recuerdan el aspecto de los granos de arroz.
Aparecen fundamentalmente en las inflamaciones por virus, Clamydia y en la
hipersensibilidad a medicamentos tópicos.
Papilar. Se observa con mayor frecuencia en la conjuntiva bulbar, a nivel del
limbo y palpebral superior, donde forma un patrón en mosaico, con áreas hiperémicas
poligonales elevadas, separadas por canales más pálidos. Aparece en las conjuntivitis alérgicas y en infecciones bacterianas.
Seudomembrana y membranas
La seudomembrana consiste en un exudado coagulado, que se adhiere a la conjuntiva inflamada de forma característica; puede retirarse con facilidad, y por tanto,
deja la conjuntiva sana. Aparece en las conjuntivitis por adenovirus y en la gonocócica.
Las membranas verdaderas también son exudados coagulados, que se adhieren a todo el epitelio, y, cuando se tratan de retirar, suele sangrar la conjuntiva.
Aparecen en las infecciones por estreptococo betahemolítico y difteria.
Linfadenopatía
El drenaje linfático de la conjuntiva se dirige a los ganglios preauriculares.
Cuando esta aparece es signo de infección vírica por Clamydia y conjuntivitis
gonocócica grave.
Características de la hiperemia conjuntival
La vascularización de la conjuntiva deriva de los vasos del fondo de saco,
vasos conjuntivales posteriores y de las ciliares anteriores; ambos sistemas se
anastomosan. Las características de esta irrigación son de suma importancia para
definir la hiperemia conjuntival y poder establecer el diagnóstico diferencial con la
hiperemia ciliar.
La hiperemia conjuntival se debe a la congestión de los vasos conjuntivales
posteriores; se observa en todos los tipos de conjuntivitis y es más intensa
hacia los fondos de saco; disminuye en la cercanía de la córnea, y es de color
rojo ladrillo brillante. Con la instilación de adrenalina al 1 x 1000 desaparece
temporalmente.
La hiperemia ciliar se debe a la congestión de los vasos ciliares; es más
intensa hacia la córnea, periquerática y de color violáceo. No desaparece con la
instilación de adrenalina al 1 x 1000. Aparece normalmente en las afecciones de la
córnea, el iris y el cuerpo ciliar.
78
O ftalmología
Clasificación de las conjuntivitis. Existen múltiples clasificaciones de la
conjuntivitis, pero aquí solamente se expondrá la clasificación desde el punto de
vista etiológico. Estas son:
- Bacterianas.
- Virales.
- Alérgicas.
- Por Clamydia.
- Neonatal.
- Traumática.
Conjuntivitis bacteriana
Existen dos tipos de conjuntivitis bacteriana: la conjuntivitis bacteriana simple y
la conjuntivitis gonocócica del adulto.
Conjuntivitis bacteriana simple
Es una afección muy frecuente; se observa en todas las edades y puede ser
transmitida por contacto directo, a través de objetos de uso personal como toallas
y pañuelos, o por insectos portadores de los gérmenes.
La secreción es contagiosa, especialmente en su período agudo, y es por eso
que esta afección se presenta en varias personas de una misma familia, escuela y
centros de trabajo. Suele comenzar en un ojo inicialmente e invadir ambos al cabo
de 2 a 3 días.
Etiología
Los microorganismos causales más comunes son: el Staphylococcus
epidermidis y el aureus, aunque otros cocos grampositivos, entre los que se incluye el Streptococcus pneumoniae, también son patógenos frecuentes, así como
los gramnegativos Haemophilus influenzae y Moraxella lacunate.
Manifestaciones clínicas
La presentación es aguda, con sensación de arenilla, quemazón y prurito en los
párpados, que se notan calientes y pesados. Al principio, la secreción puede ser
acuosa y mucosa y, en ocasiones, mucopurulenta. La agudeza visual es normal, a
no ser que se depositen secreciones sobre la córnea, que pueden provocar
enturbiamiento de la visión, el cual desaparece con el parpadeo.
Oftalmología
79
La exploración revela una hiperemia conjuntival máxima en los fondos de saco
(Fig.6.1), reacción papilar leve y costras en los párpados: estos, al despertar, suelen estar adheridos y difíciles de abrir, como consecuencia de la acumulación de
exudado durante la noche. No suele palparse ninguna linfoadenopatía preauricular.
Tratamiento
En algunas ocasiones y, en dependencia de la intensidad de la afección, puede
curarse entre 10 y 14 días, sin tratamiento.
La determinación e identificación del germen causante, por medio del exudado
conjuntival con antibiograma, es ideal para un tratamiento exitoso.
Antes de comenzar el tratamiento, es fundamental limpiar las secreciones y aplicar
compresas frías de agua hervida, que reducen el edema y alivian las molestias.
Se pueden administrar colirios antibióticos de amplio espectro; la frecuencia
será cada 1h en ambos ojos, en dependencia de la intensidad de la afección; se
deben aplicar en ambos ojos, aunque uno solo sea el afectado.
Entre los colirios más empleados se encuentran el cloranfenicol, la kanamicina,
la gentamicina, la tobramicina y la norfloxacina, una quinolona con un amplio espectro de actividad y una baja toxicidad. Además, se deben tomar todas las medidas higiénicas adecuadas en estos casos, como, por ejemplo, lavado constante de
las manos, y lavado de toallas y pañuelos. No se recomiendan los esteroides en
colirios ni la oclusión del ojo.
Conjuntivitis gonocócica
Esta conjuntivitis es causada por un diplococo gramnegativo, Neisseria
gonorrhaeae; también se conoce como conjuntivitis purulenta o blenorrágica.
Esta afección se adquiere directamente por las manos del enfermo, que llevan el
germen desde los órganos genitales hasta el ojo, o indirectamente por medio de
toallas contaminadas. Hoy día no es una afección muy común en nuestro medio.
Manifestaciones clínicas
Al principio la secreción es serosa, algo teñida de sangre; luego aparece
una secreción purulenta, abundante y espesa, que fluye constantemente entre
los párpados (Fig.6.2); hay tumefacción, congestión y tensión de los párpados,
lo que impide que el enfermo los abra espontáneamente, y se hace muy difícil
separarlos; también se observa quemosis conjuntival con infiltración y con o
sin formación de seudomembrana. El dolor es intenso en el ojo y en la región
superciliar. Se acompaña de malestar general y fiebre, y se palpa una prominente linfadenopatía preauricular. En los enfermos complicados pueden supurar
los ganglios preauriculares.
80
O ftalmología
La queratitis puede aparecer en los casos graves y entonces se presenta
un cuadro llamado queratoconjuntivitis gonocócica; también puede presentarse una ulceración marginal a nivel del limbo; es posible que esta ulceración
forme una coalescencia y desarrolle una úlcera anular; asimismo puede aparecer una úlcera corneal central, con la posibilidad de evolucionar hacia la perforación y endoftalmitis.
Tratamiento
El tratamiento general tiene que ser preferentemente a dosis única de penicilina, suficiente para garantizar la eliminación de la fuente de infección, y lograr la
curación en el más breve tiempo posible, por eso se recomiendan los esquemas
únicos, siempre que no existan contraindicaciones.
El tratamiento lo indicará el médico del área de salud, y será controlado y
realizado por el personal de enfermería o por la propia enfermera encuestadora,
que deberá estar preparada para evitarle dificultades al paciente y hacerle más
tolerable el tratamiento.
En el tratamiento local se utilizarán compresas de agua hervida fría y lavados
oculares con solución salina para eliminar las secreciones; además, se pueden
utilizar colirios de penicilina, pero los antibióticos tópicos, por sí solos, no son una
terapia suficiente, si no se administra una terapia sistémica adecuada.
Es importante la remisión inmediata, pues el control del tratamiento debe ser
llevado por el especialista.
Conjuntivitis por virus
La conjuntivitis causada por infecciones víricas es bastante frecuente y aparece generalmente en forma de epidemia, dada la rapidez y la facilidad de contacto;
afecta, por lo común, a personas de una misma familia, escuelas, internados, etc.
En algunos casos puede provocar cicatrices corneales, con pérdida significativa de
la agudeza visual.
Conjuntivitis adenovíricas
Diez de los más de 30 serotipos de adenovirus se han implicado como causa de
infección ocular. Entre las conjutivitis causadas por adenovirus se encuentran fundamentalmente dos tipos:
1. Fiebre faringoconjuntival.
2. Queratoconjuntivitis epidémica.
Oftalmología
81
Ambas tienen carácter epidémico y son altamente contagiosas, sobre todo en
las dos primeras semanas.
Fiebre faringoconjuntival. Está causada por los adenovirus tipo 3 y algunas
veces los tipos 4, 5 y 7, que la producen de forma endémica.
La infección predomina en niños y adultos jóvenes, con un período de incubación
de entre 5 a 7 días. La infección ocular comienza con picazón, quemazón y lagrimeo;
posteriormente aparece una secreción serosa; se observan, además, hiperemia de
la conjuntiva (Fig.6.3), hipertrofia folicular prominente, adenopatía preauricular y
queratitis.
Al principio, el infiltrado corneal es epitelial, pero después se vuelve subepitelial
y ocasiona opacidades corneales superficiales, que pueden durar de 3 a 4 meses.
La característica de esta enfermedad, además del cuadro ocular descrito anteriormente, es la fiebre, faringitis y adenitis cervical.
Queratoconjuntivitis epidémica. Es causada por los adenovirus tipos 8 y 19;
por lo general es bilateral, aunque aparece primero en un ojo y después se afecta
el otro. Comienza de forma aguda con lagrimeo, dolor moderado y fotofobia; la
exploración revela edema palpebral, hiperemia conjuntival y respuesta folicular,
asociada, a menudo, a una adenopatía preauricular (Fig. 6.4).
En los casos graves se observan hemorragia subconjuntival, quemosis y
seudomembrana. Entre los 7 y 14 días de iniciada la enfermedad, aparece una
queratitis epitelial punteada difusa y el paciente refiere disminución o enturbiamiento
de la visión.
Esta queratitis puede curarse o evolucionar a una infiltración del estroma corneal,
que en ocasiones persiste durante meses y le provoca muchas molestias al enfermo.
Se calcula que del 1 al 10 % de los casos quedan con cicatrices corneales persistentes.
En el adulto esta enfermedad se limita al ojo, pero en el niño puede provocar
fiebre, dolor de garganta y diarrea.
Tratamiento
El tratamiento de la conjuntivitis adenovírica generalmente es sintomático; se
pueden aplicar compresas de agua hervida fría, ciclopléjicos, colirios y ungüentos
antivíricos, así como colirios antibióticos para evitar la sobreinfección, pero, una
vez diagnosticada esta conjuntivitis, el paciente debe ser remitido de inmediato,
pues su tratamiento debe hacerse por el especialista.
Conjuntivitis hemorrágica aguda
Causada por el enterovirus 70, apareció en Cuba en 1981. Es altamente contagiosa y se presenta de manera repentina; su período de incubación es de 8 a 48 h.
Evoluciona rápidamente y dura de 5 a 7 días.
Los síntomas, como en otras infecciones víricas, se caracterizan por dolor,
fotofobia, sensación de cuerpo extraño y lagrimeo.
82
O ftalmología
Los signos más destacados son hiperemia conjuntival, edema palpebral, quemosis
y hemorragias subconjuntivales, que se localizan en la conjuntiva bulbar superior. En
ocasiones hay secreción seromucosa, adenopatías preauriculares y folículos conjuntivales.
Esta conjuntivitis suele curarse espontáneamente al cabo de unos 7 días, por
tanto, los pacientes deben aislarse con medidas estrictas de higiene personal para
evitar la propagación.
Pueden utilizarse compresas de agua fría hervida, que ayudan a aliviar los
síntomas y, en caso de existir secreción ocular, se recomienda el uso de un colirio
antibiótico.
Conjuntivitis alérgica
La alergia ocular es uno de los problemas clínicos más frecuentes en oftalmología; la mayoría de las veces afecta la conjuntiva, y adquiere más relevancia por
su frecuencia que por su severidad. Los antecedentes alérgicos personales o familiares son un factor de predisposición importante, además de investigarse si hay
asma, urticarias, rinitis alérgicas, factores desencadenantes como colirios, lentes
de contacto, productos químicos, etc. También se observará el ritmo de aparición
de estas conjuntivitis, por ejemplo, empeoramiento del cuadro en primavera, verano u otoño.
Existen diferentes formas clínicas de estas conjuntivitis, aquí solamente mencionaremos dos, las cuales pueden ser agrupadas bajo un mismo mecanismo
patogénico de hipersensibilidad tipo I. Estas son:
1. Conjuntivitis alérgica estacional o conjuntivitis de la fiebre del heno.
2. Queratoconjuntivitis vernal o primaveral.
Conjuntivitis alérgica estacional. Se conoce también como conjuntivitis de
la fiebre del heno; es una reacción alérgica frecuente, provocada por antígenos
transportados por el aire, como esporas, polen, hierbas, semillas, pelos, ácaros
domésticos, lana, plumas y productos químicos.
Se presenta en ambos ojos y sus síntomas consisten fundamentalmente en
crisis agudas transitorias de prurito, quemazón, sensación de cuerpo extraño, fotofobia
y secreción serosa. Hay hiperemia de la conjuntiva palpebral y bulbar, edema
palpebral y quemosis; a diferencia de otros tipos de conjuntivitis alérgicas, no se
detectan alteraciones corneales (Fig. 6.5).
Con frecuencia se asocia la participación de otras mucosas, como la nasal en
forma de rinitis, estornudos y congestión.
Queratoconjuntivitis vernal o primaveral. Es una inflamación recurrente
conjuntival, bilateral, que ocurre en climas templados; es de carácter estacional y
se manifiesta fundamentalmente en niños y jóvenes, con una duración variable
entre 5 y 10 años. Es más intensa durante la primavera y el verano, y comienza a
disminuir en el otoño y el invierno.
Oftalmología
83
Con frecuencia, el alergeno productor de esta conjuntivitis es el polvo; también
se asocian las plumas, el polen y otros aeroalergenos.
Los síntomas principales son un prurito intenso, que se asocia a lagrimeo,
fotofobia, sensación de cuerpo extraño y quemazón; también se pueden observar
hiperemia conjuntival y secreción mucosa espesa.
Esta enfermedad tiene dos formas clínicas principales: la palpebral y la bulbar.
Forma palpebral. Se caracteriza por la presencia de papilas gigantes en la
conjuntiva tarsal superior; cuando están muy apretadas, adoptan el aspecto de
“empedrado”; el peso de la lesión provoca ptosis mecánica (Fig. 6.6).
Forma bulbar. Se caracteriza por la hipertrofia de la conjuntiva del limbo, con
papilas grisáceas; a veces, estas formaciones límbicas aparecen alrededor de toda
la córnea, y se desarrollan pannus y manchas de Horner-Trantas (manchas blanquecinas que se observan en el limbo) (Fig. 6.7).
La queratitis punteada superficial aparece en la mitad superior de la córnea
y está presente en ambas formas clínicas. Las úlceras corneales en forma de
escudo se observan con mayor frecuencia en la forma palpebral.
Tratamiento
Consiste en la instilación, 3 o 4 veces al día, de un estabilizador de los mastocitos
en forma de colirio, por ejemplo, cromoglicato disódico al 2 o 4 %.
Son recomendables las compresas frías y los antihistamínicos por vía general;
también se pueden emplear esteroides en forma de colirio, pero deben estar controlados por el especialista, debido a sus efectos secundarios.
Diagnóstico diferencial de las conjuntivitis
El diagnóstico diferencial de los tipos más comunes de conjuntivitis se resume
en el cuadro.
Conjuntivitis por Clamydia: Tracoma (ver capítulo 19)
Conjuntivitis neonatal (oftalmía del recién nacido)
Es una inflamación conjuntival, que aparece durante el primer mes de vida, a
causa de una infección por Clamydia o una infección gonocócica.
Cuando la infección es por Clamydia, se presenta entre los 5 y 14 días después del parto; la secreción es mucopurulenta y, en ocasiones, puede aparecer en
el pannus corneal.
84
O ftalmología
Cuadro. Diagnóstico diferencial de los tipos más comunes de conjuntivitis
Datos clínicos
Bacteriana
Viral
Alérgica
Prurito
Mínimo
Mínimo
Intenso
Lagrimeo
Moderado
Abundante
Moderado
Dolor
No
Moderado
No
Secreción
Purulenta
Serosa
Mucosa
Hiperemia
Generalizada
Generalizada
Generalizada
Ganglio
preauricular
No
Sí
No
Síntomas generales
asociados
No
Fiebre,
faringitis y
malestar general
Rinitis,
estornudos y
asma
Cuando la infección es gonocócica, aparece entre 1 y 3 días después del parto;
la secreción es purulenta, y se observan quemosis y formación de membrana o
seudomembrana (Fig. 6.8).
Tratamiento
El control y tratamiento de infecciones ginecológicas de la futura madre durante el embarazo, así como la aplicación del método clásico profiláctico de Credé,
el empleo de colirio de nitrato de plata al 1 % o, actualmente, la aplicación de
colirios o ungüentos antibióticos como tetraciclina o eritromicina, etc., prácticamente han eliminado esta enfermedad de nuestras maternidades.
Conjuntivitis traumática
Es la inflamación de la conjuntiva, causada por un traumatismo o cuerpo extraño. Esta conjuntivitis es tan variada como el tipo de traumatismo que tenga por
causa. Para su diagnóstico, lo más importante es el antecedente del trauma.
Oftalmología
85
Tratamiento
Está dirigido al alivio del dolor y de la inflamación. Los casos deberán ser
remitidos al especialista.
Los agentes físicos como la luz intensa o las radiaciones provocan un tipo de
conjuntivitis traumática.
Conjuntivitis actínica
Es provocada por los rayos ultravioletas, a causa de la exposición al arco
voltaico empleado en la soldadura. Este provoca un cuadro agudo de dolor ocular,
sensación de arena o cuerpo extraño y fotofobia intensa.
Tratamiento
Consiste en hacer reposo ocular en un cuarto oscuro y la aplicación de compresas frías; de ser necesario, es posible utilizar algún colirio antiinflamatorio.
OTRAS ENFERMEDADES DE LA CONJUNTIVA
Degeneraciones conjuntivales
En nuestro país abundan dos enfermedades conjuntivales, nos referimos a la
pinguécula y el pterigión.
Pinguécula
Es una lesión común, que consiste en un depósito amarillento sobre la conjuntiva bulbar, a ambos lados de la córnea, aunque es más frecuente en el lado nasal.
Algunas pinguéculas crecen muy lentamente y rara vez necesitan tratamiento quirúrgico (Fig. 6.9).
Pterigión
Es una lámina triangular de tejido fibrovascular, que invade la córnea (Fig. 6.10).
Aparece posiblemente como un fenómeno irritativo, debido a la acción de la luz
ultravioleta, ya que es frecuente entre los trabajadores agrícolas expuestos al polvo,
el sol y el viento. Si aumenta de tamaño y alcanza el área pupilar, debe realizarse
tratamiento quirúrgico.
86
O ftalmología
ENFERMEDADES DE LA ESCLERÓTICA
Las afecciones esclerales no son muy frecuentes de observar en nuestro medio. Al poseer esta estructura ocular las características de un
tejido avascular, densamente fibroso y carente de vasos linfáticos, y
al estar constituida por fibras elásticas y colágenas, estrechamente unidas por una sustancia mucopolisacárida, la hacen poco reactiva a las
diversas agresiones, lo que favorece que sus afecciones se hagan crónicas y recurrentes.
En este capítulo se analizarán las enfermedades principales de la
esclerótica y se hará énfasis en las inflamatorias, con la finalidad de
que el médico general básico pueda enfrentarlas para su mejor tratamiento, orientación o remisión.
Episcleritis
Afección inflamatoria circunscrita de la episclerótica, que puede extenderse a
la lámina escleral superficial o al tejido conectivo subconjuntival profundo; es de
carácter transitorio y relativamente benigno. Con frecuencia recidiva y evoluciona
hacia la curación espontáneamente, entre 1 a 3 semanas. Se manifiesta por lo general en un solo ojo (en el 65 % de los casos), y es bilateral en el resto.
Síntomas
- Enrojecimiento ocular en uno o ambos ojos, lo que se comprueba en las
primeras 24 a 72 h; este es el principal motivo de consulta.
- Sensación de ardor ocular quemante.
- Ligeras molestias en el globo ocular afectado.
- Dolor ocular espontáneo, que se incrementa al ejercer presión sobre los
párpados, especialmente en horarios nocturnos.
- Ligera fotofobia.
- Lagrimeo.
Oftalmología
87
Signos
- Infiltrado inflamatorio no purulento, difuso o nodular, redondeado u oval,
plano o ligeramente elevado sobre la superficie escleral, de coloración
rojoazulada; puede alcanzar el tamaño de un frijol, situado a 2 o 3 mm del
limbo esclerocorneal, hacia el sector temporal.
- Vasos episclerales congestivos, de coloración rojo salmón brillante,
visualizados a la luz solar, que se pueden desplazar sin dificultad sobre la
superficie escleral, con el uso de un aplicador de algodón. Instilando
tópicamente varias gotas de fenilefrina al 10 %, podemos borrarlos y distinguirlos de los que existen en las escleritis.
- Edema episcleral visible cuando se emplea el biomicroscopio corneal (lámpara de hendidura), con un fino haz de luz, sin existir edema escleral
subyacente.
En las episcleritis nodulares, la conjuntiva bulbar hiperémica se puede desplazar libremente sobre el nódulo, destacándolo aún más.
Clasificación
- Simple:
· Sectoriales: enrojecimiento ocular, limitado a un sector.
· Difusas: enrojecimiento ocular difuso, con menor frecuencia.
- Nodulares: se distinguen por el nódulo inflamatorio circunscrito, de coloración rojoazulada, de consistencia dura y muy sensible al tacto. El resto
de las estructuras oculares están normales (Fig.7.1).
Patología
Inflamación no granulomatosa, caracterizada por vasodilatación con infiltración perivascular de linfocitos y células plasmáticas.
Demografía
Afecta, sobre todo, a los grupos de edad comprendidos entre los 20 y 50 años,
especialmente a los adultos jóvenes, con mayor predilección en las mujeres que
padecen reumatismo y enfermedades reumatoideas.
Etiología
- Idiopática (la más frecuente).
- Enfermedades vasculares del colágeno, por ejemplo, artritis reumatoides,
poliarteritis nodosa, lupus eritematoso sistémico, granulomatosis de
Wagener.
88
O ftalmología
- Gota.
- Tuberculosis.
- Lepra.
- Sífilis.
- Herpes zoster oftálmico.
- Enfermedad de Crohn.
- Hepatitis B.
- Síndrome de Sjögren.
- Estados alérgicos.
- Infecciones focales.
Generalmente, las episcleritis no se encuentran asociadas a enfermedades
inmunológicas sistémicas. En más de la tercera parte de los pacientes se ha reportado que tienen enfermedades bilaterales.
Tratamiento
Cuando los síntomas son ligeros: compresas húmedas frías, varias veces al día,
durante 15 a 20 min. Colirios de lágrimas artificiales, edetato de sodio, cloruro de
benzalconio, o, en su defecto, solución salina fisiológica fría.
Cuando los síntomas son moderados o severos: uso de colirios o ungüentos
antiinflamatorios no corticosteroideos, por ejemplo, ibuprofeno, fenoprofeno,
diclofenaco de sodio, indometacina, bencidamina, 6 veces al día.
Se emplearán colirios antiinflamatorios corticosteroideos, solos o asociados a
los anteriores, por ejemplo, prednisolona, dexametasona, fluorometolona, 6 veces
al día. La utilización de colirios vasoconstrictores con antihistamínicos, provoca el
alivio de los síntomas al disminuir la hiperemia ocular y producir midriasis con igual
dosificación de los anteriores, por ejemplo, fenilefrina al 10 %, epinefrina al 2 %,
nafazolina-feniramina, etc.
Cuando los síntomas sean muy severos, se añadirá por vía oral: ibuprofeno, de 200
a 600 mg, o flurbiprofen, 100 mg, 1 tableta, 3 veces al día; otros como la bencidamina,
indometacina, butacifona, ácido flufenámico, etc., 1 tableta, 3 veces al día.
Estos medicamentos se administrarán con alimentos y/o antiácidos.
Escleritis
Afección granulomatosa crónica, grave, de rara observación, con frecuencia
recidivante, que involucra todo el espesor de la esclerótica. Es capaz de causar
alteraciones estructurales en su parénquima, por lo que llega a comprometer seriamente la visión de los pacientes. Aparece por lo general en ambos ojos, con gran
incidencia en adultos jóvenes.
Oftalmología
89
Etiología
Se considera que las enfermedades generales y/o sistémicas o por trastornos inmunológicos (autoinmunes), asociadas a las infecciosas, constituyen más
del 50 % de la causa probable de esta afección: se destacan las enfermedades
del colágeno entre las más frecuentes. En los enfermos con SIDA, la enfermedad escleral es más grave y común que en la población general.
Enfermedades del colágeno:
- Artritis reumatoide.
- Lupus eritematoso sistémico.
- Espondilitis anquilosante.
- Poliarteritis nodosa.
- Policondritis recurrente.
- Granulomatosis de Wagener.
- Dermatomiositis.
- Enfermedades metabólicas.
- Tirotoxicosis.
- Cardiopatía reumática activa.
- Gota.
- Arteritis soriásica.
- Otras causas:
· Tuberculosis.
· Sífilis.
· Lepra.
· Sarcoidosis.
· Infecciones virales (herpes simple y herpes zoster oftálmico).
· Infecciones parasitarias (oncocercosis).
· Traumatismos (heridas perforantes, quemaduras por agentes físicos y
químicos, cuerpos extraños).
- Causas desconocidas.
Demografía
Se presenta durante la 2da. y la 6ta. décadas de la vida; es significativamente
más frecuente en mujeres afectadas por enfermedades del colágeno, asociadas
con enfermedades infecciosas e inmunológicas subyacentes, entre otras. Se observa en ambos ojos (en más del 50 % de los casos).
90
O ftalmología
Patología
Histopatológicamente, las escleritis se dividen en difusas, nodulares y
necrotizantes.
En las escleritis necrotizantes se producen inflamaciones granulomatosas que
debilitan y destruyen las estructuras colágenas de la pared escleral, lo que provoca
que se hernie el tejido uveal subyacente y ocasione la escleromalacia perforante
(Fig. 7.2).
Las ectacias esclerales, denominadas estafilomas, se originan por la delgadez
de la esclerótica vecina a estas alteraciones.
En las escleritis se ha comprobado la presencia y acumulación de inmunocomplejos.
Clasificación
Las escleritis, de acuerdo con su localización, se dividen en anteriores y posteriores.
Las escleritis anteriores afectan los alrededores de la córnea y la región anterior del tracto uveal (iris y cuerpo ciliar).
Las escleritis posteriores afectan el tracto uveal posterior (coroides) y la retina, por detrás del ecuador del globo ocular.
Síntomas
Lagrimeo y fotofobia con sensibilidad de la región ciliar.
Signos
Aparecen placas de color rojo oscuro o violáceo, adyacentes a la córnea, que
rodean el limbo y forman una escleritis anular. Otras veces se desarrollan pequeños nódulos duros y blancos debajo de la conjuntiva, que no pueden desplazarse
por encontrarse adheridos a los nódulos.
Formas clínicas de la escleritis anterior
Escleritis anterior difusa aguda. Se comprueba una extensa reacción
inflamatoria del segmento anterior. La prevalencia es del 40 % (Fig. 7.3).
Escleritis nodular anterior aguda. Presenta un nódulo inflamatorio. La prevalencia es del 44 % (Fig.7.4).
Escleritis necrotizante anterior aguda. El dolor ocular es intenso. Comienza a
transparentar la esclera, lo que permite que el pigmento uveal se haga visible (Fig. 7.5).
Oftalmología
91
El 60 % de los pacientes hacen complicaciones oculares y sistémicas; de estos, el 40 % pierde la visión.
Es la variedad más destructiva de escleritis.
El 29 % de los pacientes fallece en los primeros 5 años después de iniciado el
proceso, debido a complicaciones inflamatorias vasculares.
El 60 % de los pacientes desarrolla enfermedades bilaterales.
Síntomas y signos de la escleritis posterior
- Dolor ocular intenso de aparición súbita.
- Trastornos visuales graves por afectaciones coroideas y retinianas.
- Exoftalmos ocasional.
- Desprendimiento de la retina.
- Glaucoma secundario por cierre angular.
- Restricción de los movimientos oculares.
- Papiledema.
- Retracción del párpado inferior.
- Engrosamiento de la esclera posterior.
- Pliegues de las coroides.
- Opacidades del cuerpo vítreo.
Complicaciones
Se observan durante el período inflamatorio, o al finalizar este; la esclerótica
queda afectada, toma un color violeta pálido, se adelgaza y se debilita. Pueden
aparecer las complicaciones siguientes: queratitis profundas, escleroqueratitis,
queratólisis marginales, ulceraciones corneales, estafilomas y ectasias esclerales,
uveítis (anteriores y posteriores), glaucomas secundarios, cataratas,
escleromalacia perforante (etapa final de la forma necrotizante), edema retinal y
neuropatía óptica.
Tratamiento
Escleritis sintomáticas
Se deben administrar antiinflamatorios no corticosteroideos por vía tópica: emplear la misma dosis que en las episcleritis, aunque los resultados son mucho mejor
en las inflamaciones de la episclera.
Resultan efectivas las tabletas de indometacina de 25 mg; ibuprofeno, de 400
a 600 mg; flurbiprofeno de 100 mg; meloxicam de 7,5 mg; diclofenaco de sodio o
sus similares, 1 tableta, 3 veces al día, durante una o varias semanas, con alimento
y/o antiácidos.
92
O ftalmología
El empleo de antiinflamatorios corticosteroideos por vía tópica se considera
poco efectivo, aunque puede disminuir la reacción inflamatoria en las escleritis
difusas y nodulares con síntomas ligeros.
La administración de medicamentos por vía subconjuntival está contraindicada,
porque puede ocasionar necrosis y perforación en el sitio de inyección, por debilitamiento de la pared escleral.
Las vías oral e intravenosa resultan útiles y efectivas cuando existe intolerancia
o contraindicación a los antiinflamatorios no corticosteroideos, o cuando no se
produzca una respuesta favorable con el uso de los mismos.
Los esteroides por vía oral se emplean con dosis diarias entre 60 a 100 mg,
durante una semana, que se irán disminuyendo progresivamente.
El uso de colirios o ungüentos midriáticos -ciclopléjicos es necesario, por
ejemplo, atropina al 1 %, escopolamina al 0,25 %, homatropina al 2 % y
ciclopentolato al 1 %.
Escleritis no sintomáticas
La escleromalacia perforante debe ser valorada por el internista o reumatólogo,
ya que su asociación con enfermedades sistémicas es, a menudo, grave. El tratamiento ocular no es útil.
OTRAS AFECCIONES ESCLERALES
Escleróticas azules
Se observan en diversos padecimientos que conducen a trastornos del tejido
conjuntivo, específicamente de las fibras colágenas, dándole una coloración azulada
a la esclerótica. Forma parte del cuadro clínico en:
- Osteogénesis imperfecta.
- Síndrome de Marfan.
- Seudohipoparatiroidismo.
- Síndrome de Ehlers-Danlos.
A veces se observan escleróticas azules en el queratocono y queratoglobo, y
en algunos recién nacidos.
Oftalmología
93
ENFERMEDADES DE LA CÓRNEA
En este capítulo se estudiarán las enfermedades de la córnea, por ser
esta la parte de la armazón externa del globo ocular, que al encontrarse en su extremo o polo anterior, está expuesta a noxas de diversa
índole (agentes biológicos, traumas, tóxicos), las cuales pueden provocar inflamaciones e infecciones.
Como otras estructuras del cuerpo humano, la córnea puede sufrir afecciones
de causas diversas, por ejemplo:
- Congénitas:
· Anomalías de tamaño: microcórnea y megalocórnea.
· Anomalías de curvatura: córnea plana y queratocono (aparece después
de la pubertad).
· Anomalías estructurales: disgénesis del segmento anterior.
· Traumas en el parto.
· Distrofias congénitas.
· Quistes dermoides (Fig.8.1).
- Traumáticas:
· Contusiones: erosiones y queratitis traumática.
· Heridas: no perforantes y perforantes.
· Quemaduras.
· Cuerpos extraños.
- Inflamatorias:
· Queratitis.
- Infecciosas:
· Epiteliales: virales y bacterianas.
· Supurativas (úlceras): bacterianas y micóticas.
· Estromales.
· No supurativas: herpes simple (Fig. 8.2); herpes zoster; sífilis; tuberculosis; lepra.
Oftalmología
95
- No infecciosas:
· Alérgicas: atópicas y vernal (primaveral).
· Por reacción de hipersensibilidad: flictenular y marginal.
· Tóxicas.
· Por desecación: ojo seco y lagoftalmía.
· Neutróficas.
- Autoinmunes:
· Mooren.
· Terrien.
· Periféricas en la evolución de enfermedades autoinmunes.
- Por avitaminosis (queratomalacia).
- De causa desconocida:
· Queratititis de Thygeson.
· Queratitis límbica superior.
- Tumorales:
· Congénitas: quiste dermoide.
· Adquiridas: la mayoría proviene de la conjuntiva, por ejemplo, carcinoma (Fig. 8.3).
- Degenerativas y distróficas.
- Pigmentaciones de la córnea.
SÍNTOMAS
Y SIGNOS DE LAS AFECCIONES CORNEALES
Síntomas
La córnea es el primer medio transparente que la luz atraviesa para formar la
imagen en la retina. Cualquier edema, infiltrado inflamatorio, erosión, herida u opacidad, por ligeros que sean, pueden provocar disminución de la agudeza visual.
Este déficit visual es debido fundamentalmente a la pérdida de transparencia.
El segmento anterior del globo ocular tiene un mecanismo de alarma ante
las agresiones: la sensibilidad. Su rica inervación trigeminal (rama oftálmica) responde a través de los síntomas: dolor, fotofobia, lagrimeo y blefarospasmo, debido
a la irritación de sus fibras nerviosas.
Signos
- Inyección ciliar: dilatación de los vasos profundos alrededor del limbo;
puede ser sectorial o generalizada a 360°.
- Difracción de la 1ra. imagen de Purkinje: se observa en el sitio de la lesión por
irregularidad de su superficie, por ejemplo: edema, erosión, herida, úlcera.
- Opacidades visibles por iluminación oblicua.
96
O ftalmología
- Tinción con colorantes (fluoresceína o rosa de Bengala) en la zona, con
pérdida o desvitalización de las células epiteliales, por ejemplo: queratitis,
erosiones, quemaduras, heridas (Fig. 8.4).
Toda afección corneal debe ser valorada por el oftalmólogo para su mejor
diagnóstico y tratamiento, por las secuelas invalidantes que puede provocar, desde
la disminución de la agudeza visual hasta la perforación y pérdida del globo ocular.
Para hacer el diagnóstico, el especialista observará la córnea mediante el
biomicroscopio con lámpara de hendidura, y se auxiliará de tinciones especiales
(Fig. 8.5).
Queratitis
Es la denominación que se le da en sentido general a las inflamaciones corneales,
que son las afecciones más frecuentes en esta zona. A continuación describiremos algunas.
Queratitis epitelial por virus
Los virus son la causa más frecuente de queratitis infecciosas. Los adenovirus
y picornavirus provocan queratitis secundaria a conjuntivitis aguda. Otros afectan
fundamentalmente la córnea, como el herpes virus.
Queratoconjuntivitis adenoviral
Acompaña a la conjuntivitis por adenovirus. Es característica la presencia de
adenopatías preauriculares. A los síntomas y signos de conjuntivitis (ardor, sensación
de arenilla o cuerpo extraño, inyección conjuntival) se le añaden los de afección
corneal: dolor, fotofobia, lagrimeo, blefarospasmo, disminución de la agudeza visual,
punteado de opacidades por infiltración inflamatoria epitelial (Fig. 8.6); puede teñir
con fluoresceína. La extensión subepitelial enlentece la recuperación visual.
Queratitis por herpes simple
Su manifestación más típica es la queratitis dendrítica; provoca los síntomas
y signos descritos en la queratitis; la inflamación corneal tiene aspecto arboriforme
o de dendrita; tiñe con fluoresceína (Fig. 8.7); es recidivante y cada crisis deja
opacidades cada vez más extensas que afectan la visión; la sensibilidad corneal
Oftalmología
97
disminuye. Se origina en la niñez con un cuadro agudo de blefaroconjuntivitis.
Los virus persisten durante toda la vida en el epitelio corneal y se exacerban
ante el estrés que deprime la inmunidad, infecciones respiratorias o estímulos
locales, como luz intensa y traumas. Puede complicarse con queratitis estromal,
lesión inflamatoria en forma de disco; otras veces se extiende a la úvea
(queratouveítis herpética).
Tratamiento de las queratitis virales
- Colirios o ungüentos antivirales:
· Yodoxuridina: 1 gota c/2 h, por 10 días.
· Leuferón: 1 gota c/4 h, por 3 semanas.
· Aciclovir (ungüento): 5 veces al día (en el tratamiento del herpes virus).
- Midriáticos ciclopléjicos: homatropina al 2 %, 1 gota c/8 h.
- Antiinflamatorios no esteroideos por vía oral o en colirio.
- Vitaminoterapia oral.
- Aciclovir (tabletas): efectivo para acortar las crisis en el tratamiento de la
herpética.
En el tratamiento de la queratitis dendrítica hay procedimientos como el raspado del epitelio con hisopo humedecido con suero fisiológico, que, al arrastrar el
epitelio enfermo y los virus consigo, hace que aumente la penetración de los medicamentos y permite una rápida curación. Este puede ser el primer tratamiento
antes del medicamentoso, realizado únicamente por un especialista mediante el
biomicroscopio con lámpara de hendidura.
Queratitis supurativa (úlcera corneal)
La úlcera corneal es una lesión caracterizada por tres períodos en su evolución: infiltración inflamatoria (período de queratitis), supuración (pérdida de tejido
por necrosis) y cicatrización (Fig. 8.8).
Las úlceras surgen generalmente por complicación infecciosa de lesiones previas del epitelio corneal, por ejemplo: traumáticas, por exposición, neurotróficas,
etc. Hay gérmenes que provocan úlceras corneales sin lesión previa.
Las úlceras dejan cicatrices que afectan la agudeza visual y, si perforan, pueden provocar endoftalmitis por entrada de gérmenes al ojo, lo cual puede llevar a la
pérdida del globo ocular.
Los síntomas son los mismos que se describieron al comienzo del capítulo: dolor, fotofobia, lagrimeo, blefarospasmo y disminución de la agudeza vi-
98
O ftalmología
Fig. 8.8. Períodos evolutivos de la úlcera corneal: (a) infiltración; (b) ulceración; (c) cicatrización
(1, crece el epitelio y 2, crece el parénquima); (d) leucoma.
sual; los signos: inyección ciliar, lesión corneal y secreciones, por su carácter
supurativo (Figs. 8.9 y 8.10).
Agentes causales
- Bacterias:
· Grampositivas: estafilococo, neumococo.
· Gramnegativas: pseudomonas, proteus, gonococo.
- Hongos:
· Filamentosos: Fusarium y Aspergillus.
· Levaduriformes: Candida.
Entre las úlceras graves de la córnea se encuentran las siguientes:
- Centrales: por dejar más afectación visual y por tener mayor riesgo de
perforación.
- Extensas.
- Con hipopión (pus en cámara anterior): traduce gran virulencia y toxicidad del germen causal.
Oftalmología
99
Tratamiento de las úlceras corneales
Todo paciente con úlcera corneal debe ser remitido al oftalmólogo. En los
casos con úlcera grave se tendrá en cuenta el ingreso en el hospital. Asimismo, se
debe tomar muestra de la úlcera para estudio microbiológico, directo y cultivo.
Para las úlceras bacterianas se aplicarán colirios antibióticos: gentamicina y
cefazolina, cada 30 min o 1 h, previo lavado de las secreciones con suero fisiológico. En las úlceras micóticas: colirio de miconazol cada 1h y ketoconazol (200 mg),
una tableta cada 12 h.
Se pueden aplicar antibióticos y miconazol, subconjuntivales o transpalpebrales.
También se recomiendan colirios midriáticos: homatropina al 2 %, 1 gota cada
8 h, o atropina al 0,5 o 1 %, 1 gota diaria para garantizar el reposo visual y evitar
inflamaciones uveales.
Otros tipos de tratamiento son los antiinflamatorios no esteroideos y los
hipotensores oculares.
Queratitis alérgica
Se asocia a conjuntivitis alérgicas; el cuadro clínico se presenta como
queratoconjuntivitis vernal y queratoconjuntivitis atópica.
Queratoconjuntivitis vernal (primaveral)
Conjuntivitis que ocurre en primavera, bilateral, más frecuente en niños y jóvenes masculinos, con historia de atopia familiar, que persiste por años.
Síntomas y signos
- Prurito.
- Fotofobia.
- Secreción mucoide.
Tiene tres formas de presentación:
1. Palpebral.
2. Límbica.
3. Corneal.
Palpebral o tarsal. Se caracteriza por hipertrofia de las papilas de la conjuntiva tarsal superior.
100
O ftalmología
Limbal. Se puede asociar a la palpebral y es más frecuente en negros y asiáticos. El limbo aparece engrosado, con levantamientos opalescentes de aspecto
gelatinoso. Se pueden observar nódulos de Trantas en el limbo, compuestos por
células epiteliales y eosinófilos degenerados.
Corneal. Se presentan, con frecuencia, erosiones punteadas epiteliales en la
parte superior y central de la córnea; pannus superior más comúnmente, en ocasiones en 360°.
En la parte superior de la córnea pueden desarrollarse úlceras epiteliales con
forma oval o en escudo, con opacificación del estroma subyacente.
Queratoconjuntivitis atópica
Puede tener las mismas manifestaciones corneales que la vernal. En algunos
casos aparecen vascularización y opacidades corneales extensas. Estos cuadros
pueden afectar la película lagrimal.
Tratamiento de las queratoconjuntivitis alérgicas
- Fomentos de suero fisiológico (1 L de agua con 1 cucharadita de sal,
hervida y fresca).
- Colirios antihistamínicos y vasoconstrictores.
- Cromoglicato de sodio (colirio).
- Colirio antiinflamatorio no esteroideo y esteroideos solamente en las crisis.
- Antihistamínicos orales.
- Lágrimas artificiales, cuando hay evolución a ojo seco.
- Valoración por el alergista.
Queratitis flictenular
La queratitis flictenular acompaña a la conjuntivitis de ese mismo nombre; es
una afección causada por alergia endógena, como respuesta a infecciones del
organismo. Antiguamente, la causa común era la tuberculosis. Se relaciona con
otras infecciones bacterianas, por ejemplo, estafilococo, que provocan reacción
de hipersensibilidad retardada tipo IV; es más frecuente en niños.
Los síntomas más característicos son: fotofobia intensa, lagrimeo y
blefarospasmo. Se caracteriza por flictenas o ampollas que pueden aparecer en la
conjuntiva, en la córnea o en el limbo, donde es más frecuente. Rodeada de
hiperemia, la flictena puede ulcerarse en su vértice. La úlcera puede avanzar hacia la córnea y dejar tras sí un hacecillo de vasos sanguíneos, siempre superficiales, que generalmente cicatrizan sin secuelas.
Oftalmología
101
Tratamiento de la queratitis flictenular
- Local:
· Colirios esteroideos.
· Fomentos frescos de suero fisiológico.
- Sistémico:
· Tratamiento higiénico-dietético.
· Tratamiento de la enfermedad de base.
Queratitis tóxica
Ocurre como complicación de la aplicación tópica de medicamentos durante
un período de semanas o meses, y es más frecuente en personas con poca secreción lagrimal.
La queratitis consiste en erosiones punteadas epiteliales en la región inferior de la
córnea, que tiñen con fluoresceína; si es más grave, las lesiones pueden generalizarse
a toda la córnea. Los medicamentos que pueden provocarla son los siguientes:
- Antibióticos aminoglucósidos: gentamicina (colirio).
- Agentes antivirales: yodoxuridina (colirio).
- Colirios con cloruro de benzalconio o timerosal, como preservo.
Tratamiento
- Suprimir el medicamento que la provocó.
- Tratamiento tópico con lubricantes sin preservo, por ejemplo, lágrimas
artificiales y suero fisiológico.
Queratitis por desecación
Las lágrimas humedecen la superficie de la córnea, y le suministran nutrientes
esenciales y oxígeno. Los párpados distribuyen las lágrimas sobre la superficie corneal.
Puede haber afectación corneal por falta de dicha lubricación, por disminución de la
secreción lagrimal, o por exposición de la córnea, cuando los párpados no contactan
con toda la superficie corneal, por lo que no garantizan su lubricación.
Por disminución de la secreción lagrimal (ojo seco). La lágrima tiene tres capas: de mucina, la más interna; serosa, la capa media (más gruesa) y oleosa, la más
externa. El déficit de algunas de estas capas puede causar el cuadro de ojo seco.
La capa interna (mucinosa) garantiza la adherencia de la lágrima al epitelio corneal
y es segregada por las glándulas mucíparas de la conjuntiva; la más externa evita la
rápida evaporación de la lágrima y es segregada por las glándulas sebáceas de los
102
O ftalmología
párpados: Meibomio y Zeiss; la capa media o lágrima verdadera es segregada por la
glándula lagrimal; la reducción de la producción de esta glándula constituye la causa
más frecuente de ojo seco. Puede ser congénita, por degeneración senil de la glándula,
o asociada a enfermedades como artritis reumatoidea, disfunciones endocrinas, etc.
La reducción de la secreción lagrimal se puede diagnosticar mediante el test
de Schirmer (ver figura 5.14), método rápido y sencillo mediante la colocación de
cintilla de papel de filtro 5 x 25 mm en el fondo del saco inferior; si al cabo de 5 min
el paciente no ha mojado 10 mm de la cintilla a partir del borde palpebral, es porque
tiene disminución de la secreción lagrimal.
Por exposición de la córnea. Puede haber buena cantidad y calidad de la lágrima, pero la córnea no está lubricada, lo que puede deberse a: exoftalmía, parálisis
facial, ectropión, inadecuado cierre de los párpados por su acortamiento en cirugías estéticas exageradas, ausencia de parpadeo en casos de toma de la conciencia,
por ejemplo, en estado de coma y en la anestesia general.
En la córnea pueden visualizarse microerosiones que tiñen con colorantes: fluoresceína o rosa de Bengala. Estas microerosiones se observan, sobre todo, en el tercio
inferior de la córnea y pueden complicarse con úlceras tróficas que, infectadas,
ponen en peligro la conservación del globo ocular.
Tratamiento
- Médico:
· Lubricación con lágrimas artificiales.
· Ungüentos lubricantes y oclusión de los ojos por las noches.
- Quirúrgico:
· Oclusión del punto lagrimal inferior.
· Tarsorrafia.
Queratitis neurotrófica
Es el resultado del daño del nervio trigémino (V par craneal) y causa hipoestesia
o anestesia corneal. Se afecta el trofismo celular y aumenta la osmolaridad de la
lágrima por disminución de la secreción de la glándula lagrimal.
Se puede observar en afecciones neurológicas, como traumas quirúrgicos,
accidentes cerebrovasculares, aneurismas, enfermedades degenerativas (esclerosis múltiple) y tumores cerebrales. El herpes simple y zoster oftálmico, las causas hereditarias y los bloqueos del trigémino (quirúrgico y láser) pueden provocar este cuadro.
La queratopatía de bordes elevados, se encuentra generalmente en el centro o
región inferior de la córnea. Tiñe intensamente con la fluoresceína. Puede progresar estéril o infectada a la perforación, con riesgo de pérdida del globo ocular.
Oftalmología
103
Tratamiento
- Tratar la enfermedad de base.
- Lubricación de la córnea.
- Tarsorrafia.
SECUELAS DE LAS ENFERMEDADES CORNEALES
Opacidades de la córnea (Fig. 8.11):
- Nebécula. Opacidad tenue que solo es visible a la iluminación oblicua de
la córnea.
- Mácula. Más acentuada, se aprecia opacidad grisácea.
- Leucoma. Opacidad densa y blanca de la córnea.
Las opacidades que afectan intensamente la visión pueden ser tratadas por
cirugía mediante trasplante de córnea.
Glaucoma secundario. La hipertensión ocular puede ser secuela de la inflamación del segmento anterior por afectación del drenaje del humor acuoso.
Estafiloma corneal. Protrusión, debilitamiento y opacidad de la córnea, tapizada por el iris, como consecuencia de la perforación corneal.
Pérdida del globo ocular. En caso de perforación con endoftalmitis grave y
necrosis de toda la córnea, se realizará la evisceración del globo ocular.
Fig. 8.11. Opacidades de la córnea: (a) nebécula;
(b) mácula; (c) leucoma.
104
O ftalmología
ENFERMEDADES DE LA ÚVEA (UVEÍTIS).
PATOGENIA DE LAS ALTERACIONES PUPILARES
La úvea es la llamada capa vascular del ojo y es, a la vez, su capa media. Se
extiende desde la pupila hasta la lámina cribosa (punto de salida del nervio
óptico del ojo) y está integrada por las estructuras siguientes: iris, cuerpo
ciliar y coroides.
Uveítis
La uveítis es la inflamación del tracto uveal y puede ser anterior, intermedia y
posterior, o extenderse a toda la úvea.
Etiología de la enfermedad inflamatoria ocular (uveal)
1. Infecciosas: bacterias, virus, hongos, rickettsias, protozoarios y parásitos.
2. No infecciosas:
a) Exógenas:
- Lesión física:
· Traumatismo: quirúrgico y no quirúrgico.
· Energía radiante.
· Térmica.
- Lesión química:
· Ácido.
· Álcali.
· Drogas.
- Reacciones alérgicas a antígenos externos.
Oftalmología
105
b) Endógenas:
- Necrosis de tumores intraoculares.
- Reacción a tejidos en degeneración.
- Reacciones inmunológicas a componentes de tejidos autólogos.
Uveítis anterior
Es la inflamación del iris (iritis), que se asocia frecuentemente con la del cuerpo ciliar (ciclitis) y se designa iridociclitis anterior. Puede ser aguda o crónica.
Enfermedades en las que se puede observar:
- Artritis reumatoidea juvenil.
- Espondilitis anquilosante.
- Síndrome de Reiter.
- Colitis ulcerativa.
- Sarcoidosis.
- Enfermedad de Crohn.
- Psoriasis.
- Sífilis.
- Tuberculosis.
- Enfermedad de Hansen.
- Herpes zoster.
- Herpes simple.
- Adenovirus.
- Oncocercosis.
- Leucemia.
- Gota.
Cuadro clínico
Pueden estar presentes los síntomas y signos de la enfermedad de base; generalmente suele ser unilateral.
Síntomas subjetivos
- Dolor intenso, que aumenta en la fase aguda y cuando se eleva la tensión
ocular.
- Disminución de la agudeza visual, por turbidez de los medios transparentes, así como cuando se incrementa la concentración de proteínas en el
humor acuoso.
- Fotofobia: originada porque la luz hace dolorosa la contracción pupilar (en
un iris inflamado).
- Lagrimeo.
106
O ftalmología
Síntomas objetivos
- Inyección ciliar, que no desaparece con la instilación de neosinefril al 10 %.
- Inflamación del iris: su parénquima adapta un aspecto terroso.
- Exudación en cámara anterior.
- Pupila contraída y de reacción perezosa; se observan adherencias entre
la superficie posterior del iris y la cápsula anterior del cristalino (sinequias
posteriores) (Fig. 9.1), que dan lugar a la irregularidad de la pupila.
- Presencia de células en el humor acuoso (Tyndall del acuoso).
- Precipitados queráticos en el endotelio corneal.
- Inflamación del cuerpo ciliar, lo que provoca alteraciones de la acomodación y cambios en la tensión ocular alta o baja (por alteraciones de la
secreción del humor acuoso).
- Cuando la iridociclitis es purulenta, se acumula en la parte de mayor declive, y da lugar al hipopión (Fig. 9.2); cuando las células son hemáticas, se
produce un hifema.
- Puede producirse adherencia anular del iris a la cápsula del cristalino, la
cual se puede romper por una dilatación pupilar máxima (Fig.9.3).
- Oclusión o seclusión pupilar (interrupción de la comunicación entre la
cámara anterior y posterior), que origina un glaucoma secundario; de esta
manera se forma el llamado iris en tomate.
Complicaciones
- Glaucoma secundario.
- Catarata.
- Desprendimiento de la retina.
Diagnóstico diferencial
Es importante que el médico general sepa diferenciar la uveítis anterior del
glaucoma agudo y las afecciones de los anexos, como la conjuntivitis aguda, que se
presentan con cuadros muy específicos (Tabla. 9.1).
Tratamiento
- Aliviar los síntomas.
- Reducir el cuadro inflamatorio para mejorar y preservar la visión.
- Antes de tratar una uveítis idiopática, descartar que requiera tratamiento
específico.
- Reposo.
- Antibióticos sistémicos y locales.
- Drogas antiinflamatorias (esteroideos o no esteroideos: sistémicos y locales).
Oftalmología
107
- Midriáticos ciclopléjicos.
- Terapéutica subconjuntival.
- En caso de hipertensión ocular asociada: hipotensores oculares como la
acetazolamida oral (tabletas de 250 mg) e hipotensores tópicos como el
timolol al 0,25 o 0,50 %.
Si no hay respuesta a la terapéutica convencional, tratar con inmunosupresores.
El especialista puede apoyarse en algunos procederes diagnósticos, tales como
paracentesis de la cámara anterior (estudio del humor acuoso) y toma de muestra
de tejido vítreo, retina y coroides.
Tabla. 9.1. Diferencias entre uveítis aguda, conjuntivitis aguda y glaucoma agudo
Uveítis aguda
Conjuntivitis aguda
Glaucoma agudo
Iris
Tumefacto,
empañado
y descolorido
No hay cambios
Congestionado,
descolorido
y turbio
Pupila
Pequeña
e irregular
al dilatarla
Normal
Dilatada, ovalada
e inmóvil
Cámara anterior
Profundidad
Normal
normal y presencia
de exudados
(hipopión)
Poco profunda
Córnea
Transparente
Transparente
Turbio e insensible
Hiperemia
Ciliar
Conjuntival
Ciliar y
conjuntival
Conjuntiva
Transparente
Rubicunda
Congestionado y
quemótico
Lagrimeo y/o secreción
Lagrimeo;
no secreción
Secreción mucosa
o mucopurulenta
Lagrimeo, pero sin
secreción
Tensión ocular
Normal
Normal
Aumentada
Visión
Disminuida
Normal
Disminuida
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O ftalmología
Uveítis posterior
Es la inflamación de la úvea posterior; se afectan la coroides y la retina subyacente; puede comprometerse el cuerpo vítreo. Su evolución puede ser aguda o crónica.
Cuadro clínico
- El paciente se queja de disminución de la visión, lo cual se incrementa si
hay toma del área macular.
- Percepción de algo que flota en el interior del ojo. Distorsión de los objetos (metamorfopsias).
En el examen oftalmoscópico se puede observar:
- Disminución o ausencia del reflejo rojo-naranja (flóculos vítreos), producto de la exudación coroidea.
- Fondo de ojo: engrosamiento difuso en placas y ligera elevación de la coroides;
al ceder la inflamación pueden observarse lesiones cicatrizales: el pigmento
uveal emigra y forma placas de coriorretinitis posterior.
Etiología
Sus causas son similares a las de la uveítis anterior; con frecuencia es provocada por la toxoplasmosis, histoplasmosis, tuberculosis, sífilis y leptospirosis.
Tratamiento
Dependerá de la causa. Actualmente existen procedimientos como la vitrectomía
pars plana, combinados con inyección de silicona, yag láser, láser y crioterapia, etc.
Uveítis intermedia
Forma de inflamación que no afecta de manera directa a la úvea anterior ni a
la posterior. Las lesiones se presentan en la zona intermedia de la úvea y puede
afectarse la pars plana. Es causada por enfermedades como la sarcoidosis,
toxocariasis, periflevitis retiniana y otras.
La terapéutica con esteroides es eficaz; asimismo, pueden ser necesarios los
inmunosupresores.
Uveítis simpática u oftalmía simpática
Lesión inflamatoria granulomatosa y bilateral de la úvea; su evolución es progresiva, debido, generalmente, a una injuria ocular con prolapso de iris y cuerpo
Oftalmología
109
ciliar en un ojo, por el efecto similar en el otro; su período de latencia es de 10 días
a 1 mes. El ojo lesionado es llamado simpatizante y el que reacciona por el estado
del primer ojo afecto se denomina simpatizado.
Tratamiento
El uso intensivo de corticoides potentes ha hecho de la enucleación una práctica casi excepcional. La elección es del médico especializado.
Endoftalmitis
Invasión por microorganismos, generalmente bacterianos, del cuerpo vítreo,
que sufre licuefacción y formación de absceso.
Cuadro clínico
Se presenta una disminución marcada de la visión y dolor, el cual puede
acompañarse de edema palpebral, quemosis e inyección conjuntival.
En la oftalmoscopia a distancia se observa un reflejo amarillento (masa
purulenta); puede producirse por traumatismos oculares penetrantes, así como también por microorganismos que pueden llegar a través de la circulación sanguínea
(endoftalmitis endógena).
Tratamiento
- El médico especialista valorará el estudio por microbiología para identificar el germen. Tratamiento convencional con antibioticoterapia sistémica
(intravenosa, intramuscular u oral).
- Antibiótico local.
- Antiinflamatorios sistémicos y locales.
- Midriáticos ciclopléjicos.
- Analgésicos.
- En algunos casos se indica vitrectomía para drenar el absceso y permitir
una mejor visualización del fondo de ojo.
Panoftalmitis
Es una uveítis purulenta, con inflamación intensa y supurativa de la úvea, que
llena de pus el globo ocular y se extiende a todas las partes del ojo, hasta destruirlo
por la propia infección.
110
O ftalmología
Síntomas
Son los mismos que se describieron en la endoftalmitis, pero puede haber fiebre, cefalea, vómitos, dolor intenso, pérdida de la visión y reacción cilioconjuntival;
la cámara anterior y el vítreo se llenan de pus; tensión ocular elevada; exoftalmo;
limitación de los movimientos oculares.
Tratamiento
- Es convencional, al igual que en la endoftalmitis.
- Ingreso de urgencia.
- Estudio microbiológico.
- Evisceración, si el dolor persiste.
- La enucleación se indicará cuando la sepsis se haya controlado y la inflamación ceda.
Melanoma uveal
Se observa en etapas tempranas, solo de forma accidental, durante un examen
oftalmoscópico regular cuando provoca disminución visual por invasión macular.
Es un tumor maligno pigmentado, que aparece generalmente en la coroides,
con menor frecuencia en el cuerpo ciliar e iris.
Cuadro clínico
- Disminución de la visión, de acuerdo con el estadio y la localización.
- Dolor, si aumenta la tensión ocular.
- Enrojecimiento ocular.
Examen oftalmoscópico
Se puede observar una tumoración pardo oscura que ocasiona un desprendimiento de retina secundario, en ocasiones con vasos de neoformación.
Puede provocar metástasis hematógena; el glaucoma es una manifestación
tardía (Fig. 9.4).
Diagnóstico
Lo hará el médico especializado y se basa en:
- Examen oftalmológico.
- Biomicroscopia.
Oftalmología
111
- Diafanoscopia.
- Campo visual.
- Tensión ocular.
- Ultrasonido diagnóstico.
Es importante el examen clínico general.
Tratamiento
- En tumores pequeños y visión útil, resección local.
- Radioterapia con isótopos radiactivos suturados a la esclerótica.
- Fotocoagulación.
- Quimioterapia (su valor es muy limitado).
- La enucleación es el tratamiento tradicional.
PATOGENIA DE LAS ALTERACIONES PUPILARES
El examen de la pupila permite apreciar que nunca se encuentra inmóvil, sino
animada de pequeños y suaves movimientos de contracción y dilatación, que constituyen el llamado hippus fisiológico. Se debe al conflicto establecido entre el efecto
constrictor, que nace de la acción de la luz sobre la retina y las influencias cerebrales. El diámetro normal oscila entre 3 y 4 mm. En el recién nacido suele estar
contraído (su diámetro no sobrepasa los 2 mm). En la infancia adquiere su máxima
dilatación (4 mm). Disminuye en la edad madura y en la vejez.
La disminución pupilar se produce por la acción directa de su esfínter, fibras
constrictoras (inervadas por el III par craneal), o por debilidad de su antagonista
funcional, el músculo dilatador del iris, que tiene inervación simpática. El mecanismo inverso, o sea, la relajación del esfínter pupilar, provoca, como consecuencia, el
fenómeno de dilatación.
La evaluación de las reacciones pupilares es importante para la localización de
las lesiones que afectan las guías ópticas. Tiene un gran valor práctico para el examinador, pues le permite estar familiarizado con la neuroanatomía de la vía para la
reacción pupilar a la luz y la miosis en relación con la acomodación (Fig. 9.5).
Reflejos pupilares
Fotomotor directo. Cuando los reflejos a la luz entran en un ojo, su pupila se
contrae (reflejos directos a la luz). Esta actividad es compartida por la pupila del
otro ojo (reflejo consensual a la luz o directo) (Fig. 9.6).
112
O ftalmología
Fig. 9.5. Esquema de la vía de reflejo pupilar a la luz.
Fig. 9.6. Pruebas de reacciones pupilares normales a la luz.
Oftalmología
113
Reflejo de acomodación-convergencia. Reflejo de acercamiento, por el cual
se provoca la contracción pupilar al mirar un objeto cercano, regido por la reacción
de convergencia, pero en el cual interviene también la acomodación.
Reflejo psicosensorial. A través de este reflejo se produce una dilatación
ante estímulos psíquicos y sensitivos.
Síndrome de Argyll - Robertson o iridoplejía refleja
La pupila se contrae con la acomodación y la convergencia, pero no responde
a la luz; generalmente va acompañada de miosis. Puede observarse en la tabes de
origen sifilítico. Ocurre por interrupción desde el nervio óptico hasta el núcleo del
motor ocular común.
Síndrome de Claude Bernard - Horner
Es provocado por una lesión de la vía simpática. Se caracteriza por:
- Enoftalmos.
- Miosis unilateral.
- Ptosis palpebral, con ausencia de sudación en cara y cuellos homolaterales,
que completan el síndrome.
Las causas incluyen fractura de vértebra cervical, tabes dorsal, siringomielia,
costilla cervical, carcinoma apical broncogénico, aneurisma de la arteria subclavia
y lesiones del plexo braquial (Fig. 9.7).
Fig. 9.7. Síndrome de Claude-Bernard-Horner.
Síndrome de Pourfour du Petit
Se manifiesta por:
- Excitación simpática.
- Retracción palpebral.
- Midriasis.
- Exoftalmo.
114
O ftalmología
Entre las causas se incluyen: afecciones del vértice pulmonar; siringomielia,
como reflejo ante un estímulo doloroso a distancia (cólicos hepáticos o nefríticos),
así como enfermedades de la cadena cervical en su recorrido intracraneal u orbitario.
Síndrome del III par
Este síndrome se expresa por:
- Midriasis.
- Ptosis palpebral.
- Oftalmoplejía de los músculos que inerva (generalmente el ojo se desvía
hacia afuera).
Las causas son: aneurismas (el aneurisma suele originarse en la unión de la
carótida interna y la comunicante posterior), traumatismo, enfermedades
vasculares (diabetes, hipertensión arterial, colagenosis, etc.), infecciones virales
(Fig. 9.8).
Fig. 9.8. Síndrome del III par.
Síndrome de Adie
La pupila se encuentra en midriasis. Se caracteriza por una respuesta pobre
al estímulo luminoso; en la oscuridad continúa el aumento de su diámetro. El
cuadro, generalmente, es unilateral, más frecuente en mujeres jóvenes, con pérdidas de los reflejos tendinosos. Puede ser provocado por lesiones del ganglio
ciliar; el factor hereditario puede estar entre sus causas, en traumas, etilismo, así
como encefalitis. La patogenia es desconocida.
PUPILA EN EL SUEÑO, ANESTESIA PROFUNDA, ESTADO SINCOPAL,
AGONÍA Y MUERTE
Durante el sueño la pupila se encuentra contraída; en la anestesia profunda,
miótica, siempre que la oxigenación sea adecuada; en estado sincopal, ligera dila-
Oftalmología
115
tación con conservación de reflejos; en la agonía se dilata; en el coma puede estar
normal, midriática o miótica, según la causa.
Es importante tener presente que en las intoxicaciones por compuestos
organosfosforados (parathion) se produce una miosis intensa, mientras que por la
atropina y sus derivados se produce la midriasis.
En la muerte, la pupila presenta midriasis desde los primeros momentos, aunque más tarde el diámetro pupilar disminuye.
116
O ftalmología
ENFERMEDADES DE LA RETINA
La retina es la capa de células nerviosas y la más interna e importante de
las tres capas que dan forma al globo ocular. En ella se encuentran un
epitelio neuronal (el de los conos y bastoncillos) y los órganos terminales
de la visión: estos elementos están próximos a la capa pigmentada y a su
fuente de nutrición en la coroides.
FONDO DE OJO
Este examen se realiza con el oftalmoscopio directo y nos permite apreciar las
alteraciones que pueden ocurrir en el ojo, en el curso de enfermedades sistémicas
oculares.
Fondo de ojo normal
El fondo ocular tiene un color rojizo, más o menos uniforme, que se debe
fundamentalmente a la sangre que circula por la coroides.
Lo primero que debemos observar en el fondo de ojo es la papila: su color es
rosa pálido; tiene forma oval y eje mayor vertical; sus contornos, generalmente
nítidos, se hacen más difusos hacia el lado nasal. Su diámetro es de 1,5 mm aproximadamente; por lo general está situada en el mismo plano de la retina.
La papila, muy pocas veces es uniformemente sonrosada. Casi siempre, la
parte central es más pálida y a veces completamente blanca.
Los vasos centrales emergen de la parte media de esta zona blanca, por lo
común, de una depresión en forma de embudo: la excavación fisiológica. Esta
puede variar de una persona a otra; cuando es más profunda, pueden observarse en su parte central unos puntos grises que se corresponden con la lámina
cribosa: por ella salen los axones de las fibras nerviosas que van a conformar
el nervio óptico.
Oftalmología
117
Los vasos retinianos que parten de la papila se disponen radialmente y se
ramifican por dicotomía sucesiva a lo largo del fondo de ojo.
De la papila parten generalmente cuatro ramas arteriales: nasal superior, nasal
inferior, temporal superior y temporal inferior, que se van ramificando al alejarse
de la papila y los últimos terminan cerca de la mácula.
Con frecuencia, en el borde temporal de la papila puede observarse una arteria
que se dirige a la retina, y no es rama de la central, sino que procede del círculo de
Zinn, se trata de la arteria ciliorretiniana.
Las venas tienen una coloración más oscura y son más gruesas que las
arterias; siguen el mismo trayecto y confluyen en la papila, forman la vena central de la retina.
En el polo posterior se puede observar una zona de 5 a 6 mm de diámetro,
situada en el lado temporal de la papila: la fóvea. Su coloración es más rojo oscura
que el resto de la retina, y a ella no llegan los vasos; la fóvea está rodeada por la
mácula, y es aquí donde los vasos retinianos terminan radialmente.
Hacia la periferia, la retina va adquiriendo un tono más grisáceo, hasta llegar a
una línea festoneada: la ora serrata, que es el límite con la pars plana que llega
hasta los procesos ciliares.
CLASIFICACIÓN DE LAS ENFERMEDADES DE LA RETINA
El estudio de las enfermedades de la retina es muy importante, pues cualquier afección en esta capa nerviosa puede llevar a la ceguera, además,
muchas enfermedades sistémicas tienen manifestaciones tanto en la retina
como en sus vasos.
A continuación se presenta una clasificación, lo más simplificada posible, que
permite la comprensión de estas afecciones.
1. Enfermedades vasculares.
2. Obstrucciones vasculares.
3. Enfermedades inflamatorias.
4. Desprendimiento de retina.
5. Enfermedades heredodegenerativas.
6. Enfermedades tumorales.
Enfermedades vasculares
A este grupo pertenecen las enfermedades que afectan directamente el
sistema vascular en su conjunto. Si realizamos un fondo de ojo, podemos observar el aspecto de los vasos y determinar los criterios diagnósticos, así como
el pronóstico de la enfermedad, de ahí su importancia para el médico general y
el oftalmólogo.
118
O ftalmología
Retinopatía hipertensiva
Las alteraciones retinianas en la hipertensión son esencialmente las mismas que
las observadas en la retinopatía de las colagenosis y son secundarias a la isquemia
local.
Etiología
La hipertensión arterial esencial evoluciona con engrosamiento de la arteriolar,
causado por la hipertrofia de las fibras musculares de la media y el aumento del
tejido fibroso de la íntima.
Las elevaciones mantenidas de la tensión arterial provocan necrosis del
músculo liso vascular lesionado y se produce una progresiva repleción con
plasma de la pared del vaso.
Diagnóstico
En los enfermos jóvenes con hipertensión acelerada se observa retinopatía extensa, con hemorragia e infarto de la retina (manchas algodonosas), infarto de la
coroides (manchas de Elschnig) y, en ocasiones, desprendimiento ceroso de la retina,
debido a los cambios que se producen por infiltración de fibrina y plasma en la pared.
Contrariamente, el paciente anciano con vasos arteroescleróticos no presenta
una retinopatía florida, por la protección que tienen los vasos por la arteriosclerosis.
Clasificación de Keith - Wagener - Barker
Considera las alteraciones retinianas en cuatro grupos, según la importancia
de las alteraciones individuales.
Grupo I. Atenuación arteriolar moderada, combinada a menudo con constricción focal y aparición de un reflejo arteriolar de alambre de cobre. Los enfermos
padecen hipertensión esencial benigna, con funciones cardíaca y renal suficientes.
Grupo II. Constricción arteriolar más pronunciada, generalizada, con ocultamiento parcial de la columna hemática venosa y alteración del ángulo de cruzamiento (signo de Salus). Pueden desarrollarse depósitos brillantes y duros, así como
hemorragias mínimas.
Los enfermos tienen una tensión permanentemente elevada, pero todavía presentan buen estado general.
Grupo III. Se caracteriza por la presencia de arteriolas en hilos de cobre;
acodamiento de las venas distales a los cruces arteriovenosos; disminución del
calibre de las venas a ambos lados de los cruces (signo de Gunn) y deflexión en
ángulo recto de los vasos.
Se observan, además, hemorragias retinianas, por lo general lineales y
flameadas; en las capas de fibras nerviosas se sitúan exudados blandos o manchas
Oftalmología
119
de algodón, que se producen por la isquemia focal. Estos exudados nos sirven
como marca de contraste de la fase maligna o acelerada de la hipertensión; también pueden aparecer en el fondo de ojo de otras afecciones, como anemias,
leucemias, colagenosis, disproteinemias, retinopatía diabética, etc.
Grupo IV. Comprende a los pacientes con todos los signos del grupo III, junto
con edema papilar. Estos enfermos tienen el peor pronóstico, ya que presentan
trastornos graves del sistema nervioso central, renales y de otros órganos. Si se
mantiene la hipertensión por un tiempo prolongado, se produce a menudo una
estrella macular de exudados duros y brillantes (Fig.10.1).
Pronóstico
La visión no suele deteriorarse notablemente, a menos que aparezca una oclusión venosa o arterial.
Esta clasificación nos ayuda a evaluar el daño que provoca la hipertensión en
el corazón, el cerebro y los riñones.
Tratamiento
- Hipotensores y sedantes.
- Seguimiento del paciente por su médico, con control sistemático de la
hipertensión.
Retinopatía diabética
Es una microangiopatía que afecta las arteriolas precapilares, los capilares y las
vénulas de la retina, aunque también pueden afectarse los vasos de mayor tamaño.
Es la causa más frecuente de ceguera legal en pacientes entre 20 a 65 años de edad.
Factores de riesgo de la retinopatía diabética:
- Duración de la diabetes. La retinopatía diabética aparece en dos tercios
de los diabéticos con evolución de 15 años o más.
- Control metabólico correcto. Este no evita la retinopatía diabética, aunque
puede retrasar su desarrollo algunos años.
Otros factores que tienen efectos adversos sobre la retinopatía diabética son
los siguientes:
- Gestación.
- Hipertensión arterial, nefropatías y anemias.
120
O ftalmología
Desde el punto de vista clínico, la retinopatía se clasifica en:
- Retinopatía diabética de base.
- Retinopatía diabética preproliferativa.
- Retinopatía diabética proliferativa.
Retinopatía diabética de base
Se observa con frecuencia en la diabetes mellitus tipo II o no insulinodependiente.
Manifestaciones clínicas
- Microaneurisma.
- Hemorragias.
- Exudados duros.
- Edema retiniano.
Tratamiento
Cuando existe edema macular clínicamente significativo, se debe realizar
fotocoagulación con láser, previa angiografía fluoresceínica, la que nos delimita el
área y extensión de la extravasación.
Retinopatía diabética preproliferativa
Al principio, en el ojo se observa solamente una retinopatía diabética de base.
Las lesiones clínicas de la retinopatía preproliferativa están causadas por la isquemia
retiniana.
Manifestaciones clínicas
- Alteraciones vasculares. Las venas adoptan la forma de “rosario”, “tirabuzón” y segmentación, a manera de “salchichas”. Las arteriolas pueden
aparecer estenosadas u obliteradas.
- Hemorragias en manchas oscuras. Se corresponden con infartos hemorrágicos de la retina.
- Exudados algodonosos, causados por oclusión capilar.
- Anomalías microvasculares retinianas (AMIR), adyacentes a las áreas
de cierre capilar. Pueden semejarse a áreas focales de neovascularización
retiniana plana (Fig.10.2).
Oftalmología
121
Tratamiento
En estos pacientes hay que mantener una estrecha vigilancia, pues la mayoría
puede desarrollar la retinopatía proliferativa. Generalmente no se realiza
fotocoagulación, a no ser que la angiografía fluoresceínica muestre áreas extensas
de no perfusión capilar en la retina periférica.
Retinopatía diabética proliferativa
Se presenta en el 5 % de los pacientes con retinopatías diabéticas. Los diabéticos insulinodependientes tienen un riesgo mayor de retinopatía diabética
proliferativa, con una incidencia del 60 % después de los 30 años.
Manifestaciones clínicas
- Neovascularización. Es la característica fundamental. Pueden aparecer
los neovasos alrededor del disco óptico (neovascularización papilar) y a lo
largo del trayecto de los vasos temporales principales (neovascularización
en cualquier zona).
- Desprendimiento del vítreo. Es importante en la progresión de la retinopatía
proliferativa; la red fibrovascular se adhiere a la cara posterior del vítreo.
Si se produce un desprendimiento vítreo completo, estos vasos pueden
involucionar; si el desprendimiento es incompleto, el tejido fibrovascular
continúa proliferando y es traccionado hacia la cavidad vítrea, hasta que
se produce la hemorragia (Fig.10.3).
- Hemorragia. Puede producirse en el interior de la cavidad vítrea o en el
espacio retrohialoideo (hemorragia prerretiniana); estas tienen forma de
media luna, con un nivel superior, e indican el lugar de producción del
desprendimiento posterior del vítreo.
Complicaciones de la retinopatía diabética proliferativa
- Hemorragia intravítrea persistente.
- Desprendimiento de retina.
- Formación de membranas opacas.
- Rubeosis del iris.
- Glaucoma neovascular.
Tratamiento
Se debe realizar fotocoagulación con láser panretiniana en los pacientes con
neovascularización papilar y retiniana, que puede acompañarse de hemovítreo.
Esta se realiza con láser de argón o con xenón.
122
O ftalmología
También se utiliza la vitrectomía vía pars plana en la hemorragia persistente
del vítreo, en el desprendimiento de retina por tracción, en la proliferación
fibrovascular progresiva y en la rubeosis del iris asociada con hemovítreo.
Retinopatía por toxemia del embarazo
Preeclámptica y eclámptica
Se presenta después de las 20 semanas de gestación y evoluciona con los
mismos hallazgos clínicos de la retinopatía hipertensiva.
Diagnóstico
Las embarazadas con antecedentes de hipertensión arterial deben ser sometidas a una vigilancia estrecha, con la finalidad de evitar complicaciones obstétricas,
ya que pueden llegar a padecer la eclampsia con mayor facilidad, lo cual es recomendable también para las embarazadas no hipertensas.
El examen del fondo de ojo muestra un estrechamiento focal o generalizado de
las arteriolas, hemorragia en llama, manchas algodonosas, y puede o no haber
edema de la papila. También puede aparecer desprendimiento exudativo de la
papila.
La intensidad de los cambios de retina se correlacionan con el riesgo de mortalidad fetal y la posibilidad de daño renal en la madre. En estos casos está normado
interrumpir el embarazo.
Evolución
Con la interrupción del embarazo regresa la retinopatía y el desprendimiento
seroso de retina.
Retinopatía de la prematuridad o fibroplasia retrolental
Es una enfermedad que se observa una semana después del nacimiento, en
niños prematuros o bajo peso que han recibido altas concentraciones de oxígeno.
Cuadro clínico
Los primeros signos son la dilatación de las venas retinianas y la aparición de
manchas nebulosas blancas en la periferia de la retina, por la formación de nuevos
Oftalmología
123
vasos, que crecen hacia el vítreo y provocan hemorragias frecuentes, con formación de tejidos fibrosos, los cuales continúan desarrollándose y se produce una
masa continua por detrás del cristalino.
Esta actividad puede cesar de manera espontánea en cualquier fase, pero en
muchos casos progresa hasta desprender la retina y, por tanto, se pierde la visión.
El padecimiento suele ser bilateral.
Detección
Debe sospecharse una fibroplasia retrolental en:
- Niños prematuros.
- Niños bajo peso que hayan recibido oxigenoterapia en altas concentraciones y transfusiones, y en aquellos que hayan sufrido un distrés respiratorio.
- Niños normopeso que hayan recibido oxigenoterapia (esto es raro, pero
puede aparecer) (Fig.10.4).
Estos pacientes deben ser examinados en oftalmología: se les realizará
oftalmoscopia indirecta con midriasis máxima en ambos ojos, para buscar signos e
indicarles un tratamiento adecuado antes de que ocurran complicaciones.
Tratamiento
- Fotocoagulación con láser y crioterapia.
- Obstrucciones vasculares.
- Obstrucción de la arteria central de la retina y sus ramas.
La obstrucción puede afectar directamente la arteria central, así como toda la
retina, o una de sus ramas; los efectos se localizan en la zona irrigada por ella.
Síntomas
El síntoma principal es la pérdida brusca de la agudeza visual, lo que ocurre sin
dolor alguno y en contados segundos.
Puede existir el antecedente de episodios anteriores de amaurosis fugaz.
Signos
- Palidez intensa de la retina, que se torna casi blanca, y aparición de una
mancha rojo cereza en la mácula.
- Adelgazamiento de las arteriolas de la retina y segmentación de la columna sanguínea; en ocasiones, puede evidenciarse la presencia de un émbolo arteriolar en la retina (Fig.10.5).
124
O ftalmología
Diagnóstico diferencial
- Oclusión aguda de la arteria oftálmica.
- Neuropatía óptica isquémica arterítica.
- Inyección intraocular inadvertida de gentamicina.
En todas estas afecciones se produce una palidez marcada de la retina.
Causas
- Hipertensión arterial.
- Émbolo (especialmente carotídeo o cardiaco).
- Trombosis.
- Enfermedades del colágeno (lupus eritematoso sistémico, poliarteritis nudosa, etc.).
- Trastornos de hipercoagulación (anticonceptivos orales, policitemia vera).
Tratamiento
- Se aplicará una vez realizado el diagnóstico y antes de las 24 h.
- Medir la tensión arterial y regularla, si está elevada.
- Se recomienda, de inmediato, masaje ocular digital.
- Paracentesis de cámara anterior.
- Acetazolamida de 500 mg.
- Timolol al 0,5 %, 1 gota 2 veces al día, para disminuir la tensión ocular.
- Considerar la hospitalización del paciente para realizar tratamiento
con carbógeno (95 % de oxígeno y 5 % de dióxido de carbono), durante 10 min cada 2 h, sin interrupción, por 48 h.
Se debe vigilar la presión arterial, el pulso y el estado mental del paciente.
Si la obstrucción de la arteria central de la retina no se resuelve entre 24 y 48 h,
las células nerviosas degeneran y mueren.
Oclusión de la vena central de la retina
Después de la retinopatía diabética, la oclusión venosa de la retina es la
vasculopatía retiniana más frecuente.
Los factores predisponentes a la aparición de esta afección son sistémicos y
oculares.
Oftalmología
125
Factores sistémicos
- Edad avanzada.
- Hipertensión arterial.
- Discrasia sanguínea.
Factores oculares
- Elevación de la presión intraocular en pacientes con glaucoma primario
de ángulo abierto.
- Hipermetropía.
- Anomalías congénitas de la vena central de la retina.
- Periflevitis.
Manifestaciones clínicas
- Pérdida relativa de una parte del campo visual y deterioro de la agudeza
visual, generalmente unilateral.
- La oclusión puede ocurrir en la vena central de la retina o en una de sus
ramas.
Oftalmoscopia
En la fase aguda muestra la presencia de unas venas dilatadas y tortuosas,
hemorragias “en llama”, hemorragias puntiformes, edema de la retina y manchas
algodonosas que señalan zonas de infarto retiniano focal. También pueden aparecer hemorragias subhialoideas y del vítreo (Fig.10.6).
Evolución
Puede ocurrir una resolución sin dificultades visuales a largo plazo, sobre todo
cuando está afectada una rama, y una evolución progresiva en la que aparecen
complicaciones que conducen a la pérdida visual permanente, cuando está ocluido
el tronco central.
Esta evolución también depende de la gravedad de la oclusión del flujo venoso,
si está total o parcialmente ocluido.
Diagnóstico diferencial
- Neuritis anterior o papilitis. Aparece una disminución marcada de la agudeza visual; en el campo visual se presenta un escotoma central unilateral
con borramiento de los bordes de la papila y hemorragia.
126
O ftalmología
- Papiledema. El edema de la papila es bilateral, con hemorragias “en llama”
que la rodean, pero no se extiende a la retina periférica y es secundario a
hipertensión intracraneal.
- Retinopatía diabética. También se presenta bilateralmente y las lesiones
se concentran en el polo posterior. A veces, es necesaria la angiografía
fluoresceínica para diferenciar este cuadro de una oclusión de la vena
central de la retina.
Estudio
- Antecedentes.
- Examen ocular completo, que incluye presión intraocular, biomicroscopia
y gonioscopia; estudio del fondo del ojo bajo dilatación pupilar.
- Angiografía fluoresceínica.
- Presión arterial.
- Pruebas hemáticas.
- Evaluación médica completa para descartar trastornos cardiovasculares.
Tratamiento
- No existe tratamiento específico; la angiografía ayuda a delimitar la zona
afectada.
- Deben tratarse los trastornos médicos subyacentes.
- Disminuir la presión intraocular si está alta, por ejemplo, > 20 mmHg.
- Si existe neovascularización del iris, retina o nervio óptico, o si la oclusión
de la vena es total, se requiere laserterapia.
Enfermedades inflamatorias de la retina
Enfermedad de Eales o hemorragia recidivante del vítreo
Se debe a perivasculitis de origen tuberculoso o séptico; es frecuente en adultos jóvenes, sobre todo del sexo masculino. Generalmente, las venas que sangran
se localizan en la periferia de la retina.
A la oftalmoscopia se observan las venas con paredes engrosadas, rodeadas
de exudados y hemorragias. Estas lesiones aparecen en ambos ojos y frecuentemente recurren, provocan hemorragias vítreas y retinosis proliferativa
Tratamiento
- Reposo.
- Tratar la causa.
- Fotocoagulación con láser.
Oftalmología
127
Arteritis craneal (arteritis de células gigantes, arteritis
temporal)
Enfermedad inflamatoria crónica de los vasos sanguíneos de gran calibre, en
especial de aquellos con elástica prominente, que afecta fundamentalmente a las
personas con edad avanzada.
Su etiología y patogenia son desconocidas; la prevalencia es de 1/1000 pacientes en mayores de 50 años. Existe un ligero predominio en las mujeres; esta afección puede asociarse con polimialgia reumática.
Patología
La arteritis temporal suele afectar las arterias del sistema carotídeo, en especial las craneales. Existe predilección por las arterias que contienen tejido elástico.
La reacción histológica es una inflamación granulomatosa de la capa íntima y
la zona interna de la capa media, con predominio de linfocitos, células epiteliales y
células gigantes.
Síntomas y signos
- Cefalea intensa (temporal y occipital).
- Hipersensibilidad del cuero cabelludo.
- Trastornos visuales: amaurosis fugaz, diplopía, escotomas, ptosis y visión
borrosa.
- Dolor en los músculos maseteros, temporal y lengua durante la masticación.
Síntomas sistémicos
- Polimialgia reumática.
- Artritis.
- Síndrome del túnel carpiano.
- Radiculopatía.
- Enfermedad sin pulso.
Examen físico
Tumefacción y dolor, con presencia de nódulos sobre las arterias temporales.
Diagnóstico
- Eritrosedimentación aumentada (>100 mm/L) en fase activa.
- Anemia normocítica normocrómica.
- Aumento de la fosfatasa alcalina sérica.
128
O ftalmología
- Hiperglobulinemia y leucocitosis
- Biopsia de la arteria temporal.
Tratamiento
Debe comenzar tan pronto se sospeche la arteritis temporal, para evitar la
ceguera: prednisona, 60 mg/día, durante 2 a 4 semanas.
Maculopatía serosa central
Enfermedad de causa no precisada totalmente; quizás pueda estar asociada
con el estrés y fenómenos alérgicos.
Síntomas
- Visión borrosa o disminuida; los objetos se aprecian distorsionados o más
pequeños, y existe un escotoma central.
- Generalmente es unilateral, y en ocasiones, asintomática; se presenta con
mayor frecuencia en varones entre 25 y 50 años. En las mujeres es menos frecuente y puede aparecer sobre todo durante el embarazo y en
algunos pacientes con más de 60 años de edad.
Signos oftalmoscópicos
- Desprendimiento localizado de la retina sensorial en el área macular del
epitelio pigmentario subyacente, por líquido seroso transparente.
- Los bordes del desprendimiento están en pendiente y emergen gradualmente sobre la retina adherida. Se aprecia mejor con la lente de Goldman,
bajo lámpara de hendidura.
- La agudeza visual oscila entre 1,0 y 0,4; puede existir un leve defecto
pupilar aferente y desprendimiento del epitelio pigmentado de retina concomitante.
Diagnóstico diferencial
- Degeneración macular relacionada con la edad.
- Desprendimiento macular como consecuencia del desprendimiento
regmatógeno de retina.
- Tumor coroideo.
- Desprendimiento del epitelio pigmentario.
Oftalmología
129
Evolución
La curación aparece en 3 o 4 semanas; en algunos casos puede ser resistente
al tratamiento, aunque este es inespecífico.
Pronóstico
En algunos pacientes puede repetirse varias veces el cuadro inflamatorio, lo
que provoca cierto deterioro de la agudeza visual.
Tratamiento
Se utilizan sedantes, diuréticos y antihistamínicos; la pupila se mantiene en
midriasis media.
En algunos casos recidivantes se debe realizar la angiografía fluoresceínica
para verificar si existe algún punto de salida o fuga del líquido capilar. En estos
casos puede emplearse la fotocoagulación con láser para sellar el punto de salida.
Desprendimiento de retina
El desprendimiento de retina es un proceso mediante el cual la retina sensorial
se separa del epitelio pigmentario retiniano, por la presencia del líquido subretiniano,
que puede acumularse mediante tres mecanismos principales:
1. Se puede escapar de la cavidad vítrea hacia el espacio subretiniano, a
través de un agujero o desgarro retiniano (desprendimiento regmatógeno
de retina). Este se presenta en pacientes mayores de 45 años; es más
común en el sexo masculino.
Generalmente es bilateral y más frecuente en los pacientes miopes; se presenta en el 2 % de los pacientes que han tenido cataratas.
Factores predisponentes:
a) Degeneración cistoide periférica.
b) Retinoquisis senil.
c) Degeneración coriorretiniana periférica.
d) Degeneración reticular.
e) Diálisis retiniana.
2. El líquido pasa a través de la coroides o la retina, y, por consiguiente, se produce un desprendimiento de retina secundario. Este puede tener lugar en enfermedades sistémicas o retinovasculares y como respuesta a la inflamación de
la retina o la coroides.
Factores predisponentes:
a) Hipertensión grave (toxemia del embarazo).
b) Glomerulonefritis crónica.
130
O ftalmología
c) Obstrucción de la vena central de la retina.
d) Angiomatosis retiniana.
e) Papiledema.
f) Desprendimiento coroideo posterior a cirugía intraocular.
g) Tumor coroideo primario o metastásico.
h) Enfermedad de Vogt-Koyanagi-Harada.
i) Vasculitis retiniana.
3. La retina puede estar desprendida por bandas fibrosas en el vítreo, lo que
provoca un desprendimiento de retina por tracción.
Estas bandas fibrosas surgen de la organización de exudados inflamatorios y
hemorragias en el vítreo.
Causas más frecuentes:
a) Retinopatía diabética.
b) Cuerpos extraños intraoculares retenidos.
c) Lesión ocular perforante.
d) Pérdida del vítreo después de cirugía de catarata.
Manifestaciones clínicas del desprendimiento regmatógeno
de retina
Síntomas
Síntomas premonitorios clásicos:
- Destellos luminosos (fotopsias).
- Visión de cuerpos flotantes (miodesopsias).
- Pérdida relativa del campo visual periférico, que puede progresar hasta
afectar la visión central.
Signos
En un desprendimiento de retina reciente:
- Defecto relativo de la conducción pupilar aferente, en los casos de desprendimiento de retina extenso.
- Disminución de la tensión intraocular en comparación con el ojo normal
- La retina desprendida tiene una configuración convexa y aspecto algo
opaco y arrugado. Los vasos sanguíneos tienen un aspecto más oscuro en
la zona desprendida; el líquido subretiniano se extiende hasta la ora
serrata.
- La retina desprendida es móvil y ondula con los movimientos oculares.
Oftalmología
131
La gran mayoría de los desprendimientos de retina, si no se tratan, se hacen
totales y dan lugar a cataratas secundarias, uveítis crónicas, hipotonía y finalmente
a ptisis del globo ocular (Fig. 10.7).
Tratamiento
- Desprendimiento de retina regmatógeno- quirúrgico.
- Desprendimiento de retina secundario: se orienta a la corrección del proceso subyacente.
- Desprendimiento de retina por tracción: el tratamiento es difícil. La
vitrectomía vía pars plana es la única forma de tratar estos desprendimientos.
Enfermedades heredodegenerativas
Degeneración macular asociada con la edad
La degeneración macular senil se define como la presencia de determinado
grado de pérdida visual en los ancianos. Esta enfermedad no muestra predilección
por ningún sexo y es más frecuente en blancos que en negros; influye la herencia
y existe asociación con el tabaquismo.
Síntomas
Existe una disminución indolora de la agudeza visual central, de forma gradual o repentina. En ocasiones, el primer síntoma es la distorsión visual de un ojo,
que puede explorarse mediante la rejilla de Amsler (Fig. 10.8), cuadrícula pequeña que debe ponerse al nivel de los ojos, entre 33 y 35 cm; uno de los ojos se
cubre con la palma de la mano y el otro, descubierto, enfoca el punto central de
la rejilla. El paciente debe ser capaz de ver con cada ojo el punto central, las
cuatro esquinas y toda la cuadrícula con sus líneas rectas; si usa espejuelos de
cerca para la lectura, deberá utilizarlos; si observa áreas borrosas, deformadas,
de diferente color o de cualquier forma anormal, nos permitirá evaluar la función
macular de la retina. Si el paciente ve el gráfico de la cartilla como realmente es,
se anotará en la historia clínica Amsler normal, de lo contrario, Amsler patológico.
Signos
La oftalmoscopia muestra trastornos pigmentarios o hemorrágicos en la región
macular del ojo afectado y en el otro ojo se visualiza cierta alteración pigmentaria
y drusas maculares.
132
O ftalmología
Fig. 10.8. Rejilla de Amsler
Existen dos formas a la oftalmoscopia:
1. Degeneración macular seca o atrófica. En esta forma aparecen alteraciones
pigmentarias en la región macular, sin cicatrices sobreelevadas ni presencia de
exudados ni hemorragias. Es el tipo más frecuente, responsable de cerca del
90 % de los casos; puede haber un deterioro de la visión (entre leve y moderado) durante meses o años.
2. Degeneración macular húmeda o exudativa. Esta forma es menos frecuente;
aparece una red subretiniana de neovascularización coroidea, que se asocia frecuentemente con hemorragias intrarretinianas, líquido subretiniano, desprendimiento del epitelio pigmentario e hiperpigmentación. Finalmente, la lesión se contrae y queda una cicatriz sobreelevada y bien definida en el polo posterior. En
esta forma puede llegar a perderse la agudeza visual en pocos días.
Ambas formas de degeneración macular son frecuentemente bilaterales y se
ven precedidas por la presencia de drusas en la región macular.
Pronóstico
Los pacientes con degeneración macular asociada a la edad, con frecuencia
pueden perder la visión hasta quedar ciegos legalmente (AV< 0,1), pero conservan
una buena visión periférica y de los colores, por tanto, se les debe comunicar que
no perderán toda la visión.
Oftalmología
133
Tratamiento
Si la angiografía fluoresceínica demuestra una membrana neovascular fuera
de la fobia, es preciso la fotocoagulación con láser.
En los pacientes con gran pérdida de la visión central, se indican dispositivos
de ayuda para baja visión.
Retinosis pigmentaria
Su fisiopatología no es aún bien conocida y, por consiguiente, se define como
una enfermedad crónica, correspondiente a las distrofias retinianas; es de carácter
hereditario, lento y progresivo, que afecta primaria y difusamente la función de los
fotorreceptores y el epitelio pigmentario.
Cuadro clínico
Subjetivamente, las primeras manifestaciones clínicas que expresan los enfermos son la mala visión nocturna (nictalopía), los trastornos de la visión en los
cambios de iluminación, así como el tropiezo con los objetos, la fotofobia y las
alteraciones de la visión. La pérdida del campo visual progresivo es otra de las
características de esta enfermedad.
El electrorretinograma, al comienzo, es subnormal. Esta enfermedad puede
asociarse a sordomudez, déficit mental e hipogenitalismo.
El examen del fondo de ojo muestra cúmulos de pigmentos dispersos en la
periferia de la retina, con distribución perivascular, que adoptan el aspecto de
“espículas óseas”, adelgazamiento de arteriolas, células en vítreo y, tardíamente,
palidez del nervio óptico.
Otros signos que aparecen son:
- Pigmentación corpuscular.
- Cúmulos de pigmentos focales o sectoriales.
- Edema macular quístico.
- Membrana epirretiniana.
- Catarata subcapsular posterior.
Herencia
Puede ser autosómica recesiva, autosómica dominante, recesiva ligada al sexo
o simple (un solo miembro afectado en la genealogía).
134
O ftalmología
Aspecto médico-social
La consanguinidad entre las parejas le da el aspecto médico-social a la enfermedad.
Conducta a seguir
- Educación en la comunidad para evitar el riesgo de la consanguinidad.
- A los casos diagnosticados se les realiza actualmente tratamiento
medicamentoso, quirúrgico para la revascularización coriorretineana, combinados ambos, y físico-ópticos.
Enfermedades tumorales de la retina
Retinoblastoma
El retinoblastoma afecta a uno de cada 15 000 a 30 000 nacidos vivos y
representa, aproximadamente, el 2 % de los tumores malignos de la infancia. No
hay predilección por el sexo; generalmente se afecta un solo ojo, aunque puede
haber afectación bilateral en 1 de cada 3 casos.
Las manifestaciones clínicas aparecen entre los 3 o 4 años de vida y, antes de
esta edad, en los pacientes que presentan afectación binocular. La enfermedad
puede ser hereditaria o deberse a una mutación genética nueva; la herencia es
autosómica dominante.
Los pacientes con antecedentes familiares de retinoblastoma pueden transmitir la enfermedad al 50 % de su progenie.
En los pacientes con afección unilateral y antecedentes de retinoblastoma, la
enfermedad no es hereditaria, pero aproximadamente el 5 % de estos pueden
tener el gen del retinoblastoma, con el riesgo de transmitir el rasgo a sus hijos
(Fig. 10.9).
Manifestaciones clínicas más frecuentes
- Leucocoria, como forma de presentación más común (60 % de los
casos).
- Estrabismo (20 % de los casos).
- Glaucoma secundario ( 3 % de los casos).
- Seudouveítis con ojo rojo y dolor asociado, con hipopión o hifema; esta
manifestación es rara y característica de los retinoblastomas infiltrantes.
- Inflamación orbitaria, semejante a la celulitis orbitaria. Aparece en los
tumores necróticos.
- Proptosis.
- En una exploración de rutina, en un paciente con riesgo conocido o no, se
puede detectar la presencia de un retinoblastoma.
Oftalmología
135
Diagnóstico
- Exploración.
- Oftalmoscopia directa.
- Oftalmoscopia indirecta con midriasis; se deben examinar ambos ojos.
En el fondo de ojo pueden observarse dos aspectos diferentes:
1. Tumores endofíticos. Se proyectan desde la retina hacia la cavidad vítrea; son
de color blanco o rosa nacarado, con vasos finos sobre su superficie. Pueden
aparecer calcificaciones secundarias y es frecuente encontrar más de un tumor en el mismo ojo.
2. Tumores exofíticos. Crecen en el espacio subretiniano y dan lugar a un desprendimiento total de retina.
Exploraciones especiales
- Ecografía.
- Tomografía computadorizada.
- Resonancia magnética.
Diagnóstico selectivo
Detección selectiva en los miembros de la familia de los pacientes con
retinoblastoma, que deben ser informados de las implicaciones genéticas y el riesgo de contraer la enfermedad. Debe hacerse, al menos, un examen oftalmológico
a todos los familiares de primer grado de un niño con retinoblastoma, para excluir
la presencia del tumor (niños pequeños).
Tratamiento
Enucleación. Debido a los mejores métodos diagnósticos y a los avances del
tratamiento conservador, existe una tendencia a dejar como última opción la enucleación, tanto en tumores bilaterales como unilaterales. Se utiliza en el caso de
que el tumor esté muy avanzado y se haya perdido la visión útil.
Radioterapia externa. Es la técnica de elección en tumores de tamaño mediano o grande. Se realiza irradiación con placas de yodo 125 o rutenio 106 para los
tumores de pequeño o mediano tamaño, o a los que no responden a la radiación
externa.
Fotocoagulación con arco de xenón. Es útil en tumores pequeños, localizados detrás del ecuador, que no afectan el nervio óptico ni la mácula, y están limitados en la retina sensorial.
Crioterapia. Es útil en los tumores periféricos de pequeño tamaño.
Quimioterapia sistémica. Se indica en los casos con recurrencias orbitarias,
enfermedad metastásica y en los pacientes que presentan invasión profunda y
136
O ftalmología
extensa. Las localizaciones más frecuentes de las metástasis son: cráneo, órbita,
huesos largos, vísceras, médula espinal y ganglios linfáticos.
Los medicamentos más utilizados son el carboplatino, la ciclofosfamida y la
vincristina.
Pronóstico
El índice global de mortalidad por retinoblastoma se aproxima al 15 %.
Los factores pronósticos que se deben tener en cuenta son:
- Afectación del nervio óptico más allá del punto de resección quirúrgica: se
asocia con un índice de mortalidad del 65 %.
- Invasión masiva coroidea: también es un signo de mal pronóstico.
- Tamaño y localización del tumor. Los tumores posteriores pequeños tienen un índice de supervivencia del 75 %.
- Diferenciación celular. El índice de mortalidad en pacientes que tienen
tumores bien diferenciados es del 8 %, en comparación con el 40 % de los
tumores muy indiferenciados.
- Edad del paciente. Los niños mayores tienden a presentar un peor pronóstico, como resultado del retraso del diagnóstico.
- Pacientes con tumores bilaterales. Su índice de supervivencia, a largo
plazo, es peor a causa de muerte tardía por tumores intracraneales de la
línea media o neoplasias secundarias.
Facomatosis
Del griego phakos “marca de nacimiento” y oma “tumefacción”, las
facomatosis comprenden un grupo de padecimientos de aparición familiar y base
congénita, con tendencia al desarrollo de amartomas múltiples en el sistema nervioso central y otros sistemas, en períodos variables. Entre ellas pueden encontrarse la retina y el nervio óptico.
Etiología
Son enfermedades de origen hereditario, excepto el síndrome de Sturge-Weber.
Formas clínicas
- Neurofibromatosis o síndrome de Von-Recklinghausen.
- Esclerosis tuberosa o síndrome de Bourneville.
- Síndrome de Von-Hippel-Lindeau o hemangiomatosis capilar retinocerebrosa.
- Ataxia-telangiectasia (síndrome de Louis Barr).
- Hemangiomatosis cavernosa encefalofacial (síndrome de Sturge-Weber).
Oftalmología
137
Síndrome de Sturge-Weber
En esta enfermedad aparecen angiomas que pueden afectar la cara, las
meninges y el cerebro.
Signos oculares
- Hemangioma coroideo difuso.
- Glaucoma unilateral (el hemangioma facial del párpado superior incrementa
el riesgo de glaucoma).
- Heterocromía del iris.
- Sangre en el canal de Schlemn (gonioscopia).
- Desprendimiento de retina seroso secundario y alteraciones secundarias
del epitelio pigmentario de retina.
- Hemangioma facial en el territorio de la 1ra. y 2da. divisiones del nervio
trigémino.
Otros signos
- Inteligencia subnormal o retardo mental.
- Convulsiones tipo jacksonianas.
- Comunicaciones arteriovenosas periféricas.
- Angiomatosis leptomeníngeas.
- Calcificaciones cerebrales.
Estudio
- General y oftalmológico completo.
- Oftalmología directa e indirecta.
- Tomografía computadorizada.
- Electroencefalograma.
Tratamiento
- Tratar el glaucoma secundario, de estar presente, con fármacos de primera línea: timolol o acetazolamida.
- Tratamiento de los desprendimientos de retina con láser.
- Anticonvulsivos, en caso de epilepsia.
El tratamiento de las otras facomatosis debe ser integral, de acuerdo con los
problemas que presente cada uno.
138
O ftalmología
ENFERMEDADES DEL NERVIO ÓPTICO
Y DE LA VÍA ÓPTICA
El nervio óptico comienza en las células ganglionares de la retina; sus
axones forman las fibras nerviosas que convergen en dirección a la papila,
y después de atravesar la capa coroidea y el anillo escleral, comienzan a
mielinizarse y son rodeados por las envolturas de las meninges.
El nervio óptico es en sí un tracto de fibras nerviosas, cuya misión es unir,
en una unidad funcional de alta complejidad, la capa retiniana con el
cerebro, por tanto, es una vía o tracto cerebral de una alta especialización.
En su recorrido, el nervio óptico puede dividirse en cuatro sectores o secciones:
1. Porción intraocular con tres planos diferentes (prelaminar, laminar o intraescleral
y retrolaminar).
2. Porción intraorbitaria.
3. Porción intracanalicular, que atraviesa el conducto óptico para penetrar en el
cráneo y formar el quiasma óptico.
4. Porción intracraneal.
La porción intraocular solo mide 0,7 mm y se extiende desde la parte anterior
del disco óptico hasta la parte posterior del anillo escleral.
En la porción más posterior, el nervio óptico perfora la esclerótica continuándose
con las vainas del nervio óptico, mientras que en su porción más anterior es perforada por los haces de fibras, que le dan un aspecto de criba, y por eso se conoce
como lámina cribosa, observable con frecuencia a través de la oftalmoscopia directa o de la biomicroscopia del polo posterior; a este nivel se pierde la capa de
mielina que se vuelve transparente; los haces de fibras nerviosas se separan antes
de llegar a la retina y constituyen la excavación papilar.
Estos elementos anatómicos constituyen la denominada papila o disco óptico,
estructura muy bien definida, que se observa a través del estudio del fondo de ojo
con el oftalmoscopio.
Oftalmología
139
La papila o disco óptico tiene un gran interés para oftalmólogos, clínicos,
neurólogos y neurocirujanos, pues en ella aparecen alteraciones de un gran valor
diagnóstico.
Oftalmoscópicamente, la papila tiene el aspecto de un disco circular o ligeramente ovalado, con un diámetro mayor vertical; su diámetro total varía entre 1,6
a 1,79 mm; sus bordes están formados por la pared del canal escleral y coroideo,
y, en su parte posterior, por las vainas meningeas que rodean el nervio óptico.
La porción intraorbitaria, de aproximadamente 20 a 30 mm, se halla revestida por las vainas de la duramadre, piamadre y aracnoides, esta última muy adherida a la duramadre; entre ellas y la piamadre queda un espacio ocupado por
líquido cefalorraquídeo (espacio intervaginal); este líquido tiene continuidad con
el que llena los espacios subaracnoideos intracraneales.
Esta porción del nervio, no observable por oftalmoscopia, es actualmente
visible por tomografía axial computadorizada y por la resonancia magnética nuclear. Es de mucho interés por cuanto en esta porción intraorbitaria el nervio
óptico puede estar afectado por procesos tumorales traumáticos, infecciosos e
inflamatorios, provenientes de los senos perinasales o de la cavidad intracraneal.
En su aspecto macroscópico es bueno destacar la relación que existe entre
el nervio óptico y los senos perinasales, cuya pared ósea no es obstáculo para
noxas que discurren por la vía hematógena o linfática , debido a las numerosas
comunicaciones vasculares que existen entre las vainas del nervio y la mucosa
de los senos.
En la porción canalicular en el nervio óptico se encuentra alojada la arteria y
la vena central de la retina. Esta arteria penetra aproximadamente 1 cm por
detrás del polo posterior del bulbo ocular y discurre en su interior hasta emerger
dentro de la papila óptica; la arteria central proviene de la rama oftálmica, la
cual, a su vez, es rama de las arterias cerebrales anteriores.
Sus relaciones más importantes, desde el punto de vista patológico, son con
las paredes propias del conducto y el seno esfenoidal.
En esta región se señala la existencia de recios puentes fibrosos, extendidos
de forma radial entre las membranas meninges y el periostio. Estas adherencias
son firmes y, a veces, en casos de traumatismos con fractura o contusión del
canal, pueden ocasionar daños al nervio óptico (hematoma intravaginal).
La porción intracraneal del nervio óptico mide aproximadamente entre 10 a
16 mm; se relaciona por arriba con los lóbulos frontales del cerebro, el tracto
olfatorio con arterias del círculo o polígono de Willis, así como con las celdas
etmoidales posteriores y el seno esfenoidal. Como puede apreciarse, el nervio en
su trayecto establece relaciones de vecindad con importantes estructuras como
los senos perinasales.
Con este capítulo se pretende, una vez en posición de los elementos más
importantes de la anatomía topográfica, establecer las relaciones de las enfermedades del nervio óptico con otras especialidades como la neurología, la
140
O ftalmología
neurocirugía y la otorrinolaringología, las enfermedades infecciosas locales o
sistémicas, así como con los procesos inmunológicos y tóxicos.
Dentro de las enfermedades que describiremos a continuación, debemos
destacar los síntomas y signos comunes a ellas, en mayor o menor cuantía,
tales como:
- Cefalea.
- Diplopía.
- Disminución de la agudeza visual.
- Alteraciones del campo visual.
- Alteraciones de la visión cromática.
- Alteraciones en el diámetro de la pupila.
METODOLOGÍA DE ESTUDIO DE LAS ENFERMEDADES DEL NERVIO
ÓPTICO Y DE LA VÍA ÓPTICA
En las enfermedades del nervio óptico y de la vía óptica existe una metodología de estudio, muy bien estructurada, que permite llegar a un diagnóstico topográfico lesional y, en ocasiones, a un diagnóstico causal.
En todo enfermo que presente durante la anamnesis próxima o remota, síntomas de alteración de la función del nervio óptico y de la vía óptica se debe ser
minucioso en los procederes o métodos aplicados, los cuales deben tener una
secuencia.
Una vez realizado el estudio del aparato visual, no siempre se puede determinar la causa de algunos procesos patológicos, y por ello es necesario realizar otras
investigaciones. Dentro de estas, la imagenología ocupa un lugar de trascendental
importancia desde los estudios radiográficos simples hasta los contrastados, así
como la tomografía axial computadorizada, la resonancia magnética nuclear
(Fig.11.1). Para el estudio del nervio óptico y la papila, el método ultrasonográfico,
así como de otras estructuras intraoculares, se puede utilizar la ecografía en sus
dos sistemas principales: el Scan A y el Scan B (modos A y B).
Fig. 11.1. Tomografía computadorizada de las
órbitas: vista axial (normal).
Oftalmología
141
Dentro de estos, el método de contacto B es el más útil, ya que la papila y el
nervio aparecen como una estructura única, con múltiples variantes anatómicas
(ver figura 3.31a).
CLASIFICACIÓN DE LAS ENFERMEDADES DEL NERVIO ÓPTICO
Y DE LA VÍA ÓPTICA
Síndrome de la papila de estasis
Dentro de este síndrome se incluyen tres entidades:
1. El papiledema.
2. La trombosis de la vena central de la retina.
3. La neuropatía óptica isquémica anterior o seudopapilitis vascular.
En cuanto a su cuadro clínico, en ocasiones el aspecto oftalmoscópico del
fondo es similar, aunque en su instalación, evolución y complicaciones presentan
diferencias.
Este síndrome se caracteriza por:
- Bordes papilares borrosos.
- Elevación de la papila.
- Excavación ausente u ocupada por exudados.
- Venas retinianas gruesas.
- Hemorragias retinianas.
Edema de papila
Fisiopatología
Es uno de los hallazgos oftalmoscópicos más importantes en la hipertensión
endocraneana; estadísticamente, aparece en un alto por ciento de los tumores
intracraneales.
Desde el punto de vista anatomopatológico, se caracteriza por la acumulación
de líquido en y entre las fibras nerviosas; para algunos autores es un edema pasivo,
aunque se han invocado diversas teorías que lo expliquen.
Los elementos anatómicos que pudieran explicar la aparición del edema están
dados por la disposición anatómica de la vena central de la retina: al aumentar la
presión del líquido cefalorraquídeo (LCR) en el espacio subaracnoideo perióptico,
se comprime la pared venosa, mientras que la arteria no se colapsa, lo que origina
142
O ftalmología
dificultades circulatorias que afectan el metabolismo alto de la célula ganglionar, a
través de serios trastornos en el flujo axoplásmico en su componente lento; esto
provoca, a nivel de la lámina cribosa, el edema del disco; la ingurgitación venosa, la
dilatación capilar radial en la región prelaminar y las hemorragias son consecuencias del mismo.
El factor mecánico, dado por el aumento de la presión del LCR (hipertensión
endocraneana) provoca, a su vez, un aumento de la presión intratisular de la región
retrolaminar del nervio óptico, lo que provoca, al mismo tiempo, la disminución o
interrupción en la velocidad de la circulación del flujo axoplásmico anterógrado,
especialmente de su componente lento. El compromiso del componente rápido se
acompaña de graves alteraciones funcionales de las fibras ópticas intralaminares y
prepapilares, que, al ser distendidas, hacen visible oftalmoscópicamente el edema
del disco.
Cuadro clínico
Es necesario ordenar, de forma didáctica, el síndrome de hipertensión
endocraneana, que debe considerarse como un síndrome clínico funcional y
oftalmoscópico.
En realidad, no hay una relación directa entre el aspecto oftalmoscópico del
edema papilar estando este en relación con la topografía de la lesión (tumor).
En sus primeros estadios, los síntomas subjetivos son insignificantes; la agudeza visual es normal; algunos pacientes refieren obnubilaciones visuales transitorias, ataques de amaurosis fugaz, provocados, a veces, por los cambios de posición
bruscos, e, incluso, crisis momentáneas de ceguera nocturna, asociadas a ligeros
mareos y arreflexia pupilar pasajera. Su patogenia está dada por espasmos transitorios de la arteria central de la retina y la compresión del nervio óptico en el canal
escleral; en el 30 al 42 % puede presentarse una ligera alteración en la percepción
de los colores en el eje azul-amarillo; no hay evidencias de alteración en los exámenes electrofisiológicos.
El campo visual presenta tres hallazgos principales:
1. Agrandamiento de la mancha ciega, de forma concéntrica.
2. Alteración en las isópteras centrales.
3. Reducción del campo visual periférico.
Existen otros signos asociados a la hipertensión endocraneana, como el pulso
venoso retiniano espontáneo, que se presenta entre el 70 al 90 % de los pacientes.
A estas alteraciones se suman las propias del proceso expansivo intracraneal,
como la cefalea, el vómito en proyectil, la bradicardia, así como síntomas
neurovegetativos; en ocasiones, todo esto se asocia con signos de focalización, lo
cual facilita el diagnóstico topográfico de la lesión.
Oftalmología
143
Evolución
El papiledema, como síndrome oftalmoscópico, evoluciona en cuatro períodos:
1. De edema papilar incipiente o primer estadio clínico.
2. De edema confirmado o de segundo estadio clínico.
3. De sufrimiento del nervio óptico o tercer estadio clínico.
4. De atrofia óptica posedema o cuarto estadio clínico.
Como proceso evolutivo, el paciente puede acudir a consulta en cualquiera de
estos estadios; en el primero, los síntomas son de difícil diagnóstico, y, por ello, es
necesario establecer el diagnóstico diferencial con los seudoedemas; el juicio clínico de sospecha impone realizar investigaciones complementarias; también es importante el estudio oftalmoscópico evolutivo.
En este estadio solo existe borramiento de los bordes superior e inferior, una
hiperemia papilar y, en estadios posteriores, un borramiento de los bordes nasal y
temporal, con vasos algo serpenteantes; el estudio biomicroscópico revela una
ligera prominencia de la papila a la desaparición del pulso venoso; le sigue la dilatación venosa; si existía excavación papilar, esta desaparece al establecer el edema.
En el período de edema confirmado, el diagnóstico oftalmoscópico se hace
más fácil: hay una evidente papila hiperémica y congestiva, con bordes borrosos;
la ingurgitación venosa es marcada, y pueden aparecer exudados y hemorragias.
Las venas dilatadas se incurvan formando ganchos y tortuosidad, hasta alcanzar la
zona peripapilar.
Las hemorragias “en llama” (localizadas en la capa de fibras nerviosas) generalmente no evolucionan hacia sangramientos vítreos o subhialoideos; los exudados
se presentan entre el 15 y 20 %; se ubican entre las fibras ópticas, a veces en la
región del haz papilomacular (estrella macular); este cuadro oftalmoscópico debe
diferenciarse del estadio terminal de la retinopatía esclerohipertensiva (hipertensión
maligna) y de la trombosis de la vena central de la retina.
El levantamiento de la papila y su protrusión hacia el cuerpo vítreo condiciona
la tracción retinal concéntrica, llamadas líneas de tracción o estrías de Paton. En
esta etapa existe una importante alteración capilar (dilataciones telangiectásicas),
evidenciables por el estudio angiofluoresceinográfico.
El tercer período o de sufrimiento evidencia una disminución del edema, constricción arteriolar y alteraciones electrofisiológicas; la papila adquiere un color blanquecino grisáceo; las venas se envainan y el nervio óptico evoluciona hacia la
atrofia posedema.
El cuarto período depende de la evolución del proceso que lo originó; si la
hipertensión endocraneana es de larga duración y no provoca la muerte, se mantendrá el papiledema y esto llevará al paciente a la ceguera, por la atrofia del
144
O ftalmología
nervio óptico.
Tratamiento
Consiste en eliminar cualquiera de las causas que lo han provocado. En los
períodos avanzados con subatrofia o atrofia del nervio, se indicará tratamiento
fisioterapéutico con medicina alternativa y oxigenación hiperbárica, que ayuda en
algunos casos a estabilizar el proceso atrófico.
Neuropatías o neuritis ópticas
El término neuropatía o neuritis óptica comprende genéricamente todas aquellas afecciones, fundamentalmente inflamatorias, que afecten el nervio óptico en
cualquiera de su localización anatómica.
De acuerdo con esta localización, podemos clasificarlas en:
- Neuropatías ópticas yuxtabulbares o papilitis.
- Neuropatías ópticas o neuritis óptica retrobulbares.
- Neuropatías ópticas intracanaliculares.
Las neuropatías ópticas inflamatorias o neuritis son una afección de carácter
inflamatorio, vascular o degenerativo, capaz de lesionar algún haz o segmento de
fibras nerviosas; su expresión clínica estará dada, en parte, por este hecho, de ahí
que se hable de neuropatía axil, perineuritis o neuropatía total o transversa; en
cada una de ellas infieren diversas causas, tales como:
- Infecciones variables en la infancia.
- Virus ectodermo neurotropos:
· Enfermedad de Harada.
· Infecciones y encefalitis por virus.
- Infecciones intraoculares:
· Retinocoroiditis.
· Uveítis.
- Neuropatías ópticas degenerativas:
· Enfermedad desmielinizante (esclerosis en placa).
· Neuropatías hereditarias (enfermedad de Leber).
- Neuropatías tóxicas:
· Alcohólico-tabáquica.
· Por medicamentos.
· Por enfermedad profesional.
- Neuropatías ópticas metabólicas:
·Trastornos endocrinos.
· Hipervitaminosis B, etc.
Oftalmología
145
Las neuropatías ópticas tienen un sustrato común de reacción inflamatoria,
dado por tumefacción de las fibras nerviosas, según la toma topográfica del mismo; esto ocurre en la etapa aguda de la neuritis. El edema localizado o axil puede
evolucionar hacia la degeneración, con pérdida de su estructura fibrilar; a su vez,
se fragmenta y desaparece.
Las vainas de mielina se comprimen y desintengran en gotas de grasa que
posteriormente son fagocitadas.
Cuadro clínico
En las neuropatías ópticas, la afectación directa de las fibras ópticas, su
patogenia y síntomas difieren fundamentalmente de las del papiledema; sus principales características clínicas son las siguientes:
- Pérdida brusca de la visión central, con un rápido progreso, y alteraciones
tempranas de la visión cromática.
- El cuadro es generalmente unilateral, aunque puede afectar a ambos nervios ópticos.
- El paciente refiere visión borrosa, con escotoma central o cecocentral.
- Cambios de la visión periférica, que llegan a ser totales si el nervio se
afecta completamente (neuropatía transversa).
- La toma de la visión es generalmente precedida por dolores oculares y
periorbitarios, los cuales se exacerban con el movimiento del ojo, sobre todo
en las miradas superiores, o bien con la ligera compresión del bulbo ocular
hacia el vértice orbitario; estos se explican por la inserción anatómica del
tendón común o de Zinn, el cual rodea las vainas del nervio óptico, que al ser
traccionado durante los movimientos del ojo, provoca este dolor.
- Los objetos colocados se ven con dificultad, por la captación disminuida
de la intensidad luminosa, lo cual le hace perder la estereopsia, sobre todo
en los objetos en movimientos (fenómeno de Pulfrich).
- La disminución de la agudeza visual es susceptible de cambios con los
ejercicios o con la elevación de la temperatura corporal.
- El campo visual exhibe un escotoma central absoluto o defectos de campo.
El campo visual debe ser explorado con el campímetro y el perímetro, de ser
posible con los más modernos, lo cual permite un registro más rápido del defecto.
Es importante la valoración del mismo cuando aparece un aumento de la mancha
ciega, lo cual pondría en acción algún juicio neuroquirúrgico. La mayoría de los
defectos fasciculares presentan una conexión con la papila (escotomas periféricos).
Diagnóstico
Es importante diferenciar la neuropatía óptica del edema papilar por hipertensión
146
O ftalmología
endocraneana y la debida a trombosis de la vena central de la retina, o la de la
hipertensión arterial grave; para ello, los antecedentes patológicos personales, los
síntomas clínicos del dolor, y la exploración funcional de la visión central y periférica,
así como de los estudios electrofisiológicos, ayudarán a diferenciar cada una de ellas.
Evolución
La evolución hacia la curación de este cuadro inflamatorio del o de los
nervios ópticos depende del diagnóstico precoz y de la administración del tratamiento adecuado.
La aparición en niños siempre hace sospechar la causa visual (sarampión,
parotiditis, rubéola, etc.); se asocian con otras alteraciones neurológicas, y pueden
evolucionar hacia la atrofia óptica.
En adultos jóvenes con sospecha de encefalitis y artralgias, púrpura
trombocitopénica, meningitis, es necesario una pronta administración de la
terapéutica.
En general, cualquier tipo causal de neuropatía puede curar o evolucionar hacia
la atrofia del nervio óptico, con la consecuente pérdida de sus funciones visuales.
Pronóstico
Las neuropatías provocadas por intoxicaciones como el alcohol metílico, tienen un pronóstico grave: ceguera bilateral total, esto es si no fallece el paciente.
Su asociación con síndromes neurológicos deja generalmente secuelas de la
visión central o periférica. Las ocasionadas por microorganismos (bacterias, virus)
dependen de la premura del diagnóstico y la aplicación de una terapéutica eficaz.
Las degenerativas que evolucionan con crisis periódicas dejan grandes secuelas
en la visión del enfermo, lo mismo que las hereditarias (atrofia óptica de Leber).
Una de las más frecuentes, la provocada por el exceso de alcohol y tabaco, es
susceptible de evolucionar satisfactoriamente, si se abandonan estos vicios o costumbres.
Tratamiento
Todo paciente afectado por una neuropatía óptica, necesitará ser hospitalizado
para su estudio y posterior tratamiento.
De manera general, el tratamiento consiste en:
- Control de los agentes tóxicos que las provocan.
- Reposo ocular (midriáticos).
- Corticosteroides a altas dosis, por vía sistémica.
- Antibióticos de amplio espectro.
- Vitaminoterapia asociada con minerales.
Oftalmología
147
Atrofia óptica
El nervio óptico puede sufrir atrofia por múltiples causas, aunque todas tienen
como resultado final una pérdida parcial o total de sus funciones.
La degeneración de las fibras nerviosas da lugar al síndrome atrófico. Se ha
demostrado que el asiento primitivo de la lesión es completamente periférico sobre
la retina; las células ganglionares de las capas internas de la retina son las primeras
que degeneran, lo que trae como consecuencia la destrucción de sus cilindroejes,
esto constituye la verdadera atrofia ascendente del nervio óptico.
La atrofia óptica es la expresión oftalmoscópica de la lesión del nervio óptico
en cualquiera de sus porciones (intraocular, intraorbitaria, intracanalicular,
intracraneal e incluso quiasmática).
Atrofias ópticas primarias:
- Heredodegenerativas:
· Atrofia óptica simple.
· Atrofia óptica hereditaria (Leber, infantil de Behr), asociada con sordera.
- Simples o primarias:
· Atrofia óptica tabética y en la parálisis general progresiva.
· Atrofia óptica en las neuritis retrobulbares (formas agudas o crónicas).
· Tóxicas.
· Esclerosis múltiple.
· Atrofia óptica en tumores y lesiones meníngeas.
· Atrofias ópticas traumáticas.
· Atrofias ópticas en las enfermedades vasculares de la retina (obstrucción
de la arteria central de la retina); obliteración de la vena central de la retina.
· Arteriosclerosis.
· Hemorragias graves (agudas o crónicas), producto de pérdidas de sangre por diversas causas.
· Atrofia óptica glaucomatosa (ascendente).
· Atrofias carenciales y tóxicas (alcohólico-tabáquicas y anemias).
· Atrofia óptica por fármacos o toxinas.
Existen clasificaciones de acuerdo con el sitio de instalación de la lesión, entre
las que se consideran cuatro formas:
1. Neuritis óptica anterior o papilitis.
2. Neuritis óptica retrobulbar: ocurre por la afectación del nervio, más allá del
punto de salida de la vena central de la retina.
3. Según topografía: central, periaxial, periférica mixta, total.
4. Formas agudas y crónicas.
Todos los estudios realizados han demostrado la atrofia de las células
ganglionares, de tipo difuso, con vacuolización y desmielinización de los axones.
148
O ftalmología
Es importante señalar que, en ocasiones, la palidez observada a través de la
oftalmoscopia, revela una típica atrofia, solamente de la mitad temporal del disco óptico.
Cuadro clínico
El cuadro clínico es variable y por esta razón se debe realizar una historia
clínica muy exhaustiva, con un estudio clínico general, que comprenda el examen
neurológico para poder establecer un diagnóstico.
Los síntomas que refieren los pacientes van desde una disminución lenta y
progresiva de la visión, hasta la pérdida súbita de la misma; las alteraciones
campimétricas también son variables (escotoma central, cuadrantopsias,
hemianopsias, escotomas cecocentrales, paracentrales) y ayudan al diagnóstico
causal. En ocasiones hay desciomatopsias (eje rojo-verde o amarillo-azul).
La palidez de la papila óptica, junto a las alteraciones pupilares (signo de ArgyllRobertson) y parálisis oculomotoras, indican la posibilidad de sífilis en el 20 al 25 % de
los casos, incluso en jóvenes. Esta lesión precede a la aparición de la ataxia tabética.
En los tumores del lóbulo frontal (vecinos a la región optoquiasmática) se asocian con anosmia y papiledema del ojo congénere (síndrome de Foster-Kennedy).
La presencia de antecedente de un traumatismo en la región frontoorbitaria,
con la aparición de una palidez papilar, indican el daño traumático del nervio al
nivel del canal óptico. En los accidentes vasculares (arterial o venoso), el estado
evolutivo de estas entidades definirá su causa; en ocasiones, el dolor neurálgico o
espontáneo, en especial con el movimiento de los ojos, indica la sospecha de una
neuritis retrobulbar pasada.
El diagnóstico se establece con el examen del fondo de ojo, en el que se aprecia una papila de color blanquecino, en ocasiones con bordes muy bien definidos
(atrofia óptica simple o primaria); a veces los bordes no son muy definidos y aparece tejido de reparación neurológica (astrocitos fibrosos o protoplasmáticos); aquí
es importante si la misma es unilateral o bilateral, así como los antecedentes del
paciente; el diagnóstico se establece por la marcada disminución de la agudeza
visual o la ceguera uni o bilateral.
Su evolución depende del cuadro clínico y de la causa que lo originó, así como
de la precocidad en la indicación del tratamiento médico o quirúrgico.
Actualmente, el tratamiento de estos pacientes está dirigido a estabilizar el
proceso de atrofia, sobre todo en los casos con subatrofias o atrofias parciales; se
indican vitaminas, vasodilatadores, fisioterapia (estímulos al nervio, medicina alternativa y cámara hiperbárica).
Síndrome de afectación de las vías ópticas
La vía óptica está formada por los nervios ópticos. Anteriormente expresamos
que en ellos se distinguen cuatro porciones: la intraocular, la orbitaria, la
intracanalicular y la intracraneal.
Oftalmología
149
Los dos nervios se reúnen en una estructura denominada quiasma, donde se
unen íntimamente y continúan formando las cintillas o bandeletas ópticas. Son
muy importantes las relaciones que el quiasma establece detrás del canal óptico
del esfenoides, por delante del infundíbulo y encima de la glándula hipofisaria.
A partir del quiasma óptico se forman las cintillas o bandeletas ópticas que,
divergiendo hacia atrás y rodeando a los pedúnculos cerebrales, llegan a los
denominados centros ópticos primitivos para constituir la vía óptica primaria (cuerpos geniculados externos). A partir de los tubérculos cuadrigéminos se continúa
la vía óptica por las radiaciones de Gratiolet que terminan en la corteza cerebral
occipital (corteza visual); a este nivel, en la cara interna de este lóbulo, limitado
hacia arriba y hacia adelante por una cisura perpendicular u occipital interna, y
hacia abajo por la cisura occipital, existe una cisura profunda: la cisura calcarina;
su interés anatómico radica en que en su fondo y sobre sus labios se extiende la
corteza visual, denominada área estriada; aquí radica el área 17 de Brodman,
que es donde se proyectan las radiaciones ópticas; en este nivel se origina el
fenómeno de la percepción visual, es decir, se hace consciente, y constituye la
denominada “memoria visual”. Este constituye la vía óptica secundaria o
intracerebral.
A nivel del quiasma óptico se presenta el llamado fenómeno de la
hemidecusación; aquí, las fibras del nervio óptico, con sus tres clases de fibras:
temporales, nasales y maculares, en su trayecto quiasmático, sufren cambios en
su ubicación; las nasales ocupan la mitad nasal del nervio y las temporales, las
partes superior e inferior, ambas separadas por una cuña donde discurre el haz
macular, a nivel del quiasma óptico; las fibras temporales pasan íntegramente a
la bandeleta óptica del mismo lado (haz directo), mientras que las fibras nasales
se cruzan y pasan a formar parte de la bandeleta óptica del otro lado.
Las fibras maculares ocupan la parte central del quiasma y se dividen en dos
grupos: unas se continúan con la bandeleta del mismo lado (haz macular directo)
y las otras se entrecruzan con las del otro lado para formar parte de la cintilla
óptica del lado opuesto (haz macular cruzado) (Fig.11.2). Tal disposición persiste
en las radiaciones ópticas. Este hecho anatómico de la hemidecusación
quiasmática de las vías ópticas, explica el trastorno visual denominado hemianopsia.
La exploración clínica de las vías ópticas se realiza mediante el examen del
campo visual, bien por medios manuales, pericampimetría, por confrontación o
método digital. También este método tiene la variante propuesta por Kestembaum,
que sugiere el contorno orbitario como punto de referencia para los límites del
campo visual (ver capítulo 3, Exploración del paciente en oftalmología) o
bien a través de pericampímetros.
Desde el punto de vista neurológico, al médico general solo le interesa conocer las alteraciones en el sector o segmento del campo visual.
150
O ftalmología
1. Nervio óptico; 2. Rodilla anterior del quiasma; 3. Ambos
lados del quiasma; 4. Centro del quiasma; 5. Cintilla; 6. Cintilla;
7. Asa de Meyer; 8. Zona central de las radiaciones; 9. Fibras
de la semiluna de Behr; 10. Haz macular.
Fig. 11.2. Esquema de las vías ópticas y de las lesiones que causan hemianopsias.
Hemianopsias. Este concepto se refiere a la supresión de la mitad de dos
campos visuales y pueden clasificarse en:
- Hemianopsias verticales.
- Hemianopsias horizontales:
· Homónima derecha.
· Homónima izquierda.
· Heterónima (bitemporales o binasales).
Las hemianopsias constituyen un proceso como consecuencia de la
hemidecusación de una lesión situada en el trayecto de las vías ópticas: en el
quiasma o detrás de él, en los centros ópticos primarios, en las radiaciones o en la
Oftalmología
151
corteza visual, y, por tanto, provocan trastornos en el campo visual de ambos ojos,
con características de presentación muy especiales.
Desde el punto de vista fisiopatológico, las alteraciones en las fibras nerviosas
que forman la vía óptica se deben fundamentalmente a la compresión de las mismas por tumores intracraneales, primitivos o metastásicos por lesiones vasculares,
y por procesos inflamatorios de diversa índole.
Debemos señalar la existencia de pérdidas de una cuarta parte del campo
visual, estas son las denominadas cuadrantopsias.
Dadas las relaciones que el quiasma óptico establece con estructuras
intracraneales, la dirección o zona de compresión del mismo provoca el denominado
síndrome quiasmático, el cual, a su vez, puede ser prequiasmático: el nervio óptico se
lesiona a su salida del agujero o canal óptico; quiasmático, cuando este es afectado
en el centro, los bordes y los ángulos, y retroquiasmático, cuando son afectados los
ángulos posteriores, bandeletas o radiaciones ópticas (anterior y posterior).
Las alteraciones del campo visual, en cualquiera de sus modalidades
(cuadrantopsias o hemianopsias), obedecen casi siempre a procesos patológicos
de gran gravedad, asociados generalmente a trastornos neurooftalmológicos o
neurológicos, que ayudan a conformar el diagnóstico topográfico y causal de la
lesión. Entre ellas, el más frecuente es el provocado por los adenomas hipofisarios,
o los meningiomas.
152
O ftalmología
ENFERMEDADES DE LA ÓRBITA
Corresponde tratar en este capítulo los desplazamientos del globo
ocular dentro de la órbita y sus causas. También se tratará el estado
inflamatorio del tejido orbitario.
ANATOMÍA
La órbita tiene forma de pirámide cuadrilátera, constituida por paredes óseas,
cuyo vértice corresponde al agujero óptico; para otros, tiene forma de pera, cuyo
tallo es el canal óptico; sus paredes están formadas por siete huesos con su base
hacia adelante y dispuestos en la forma siguiente:
- Pared superior o techo: ala menor del esfenoides y hueso frontal.
- Pared lateral: ala mayor del esfenoides y hueso cigomático.
- Suelo: cigomático, palatino y maxilar, cuya porción posteromedial es débil
y se fractura con facilidad por hundimiento.
- Pared interna o medial: maxilar, lagrimal, etmoides y esfenoides; presentan hacia adelante el canal que aloja el saco lagrimal.
El borde orbitario presenta cuatro prominencias óseas palpables: muesca
supraorbitaria, tróclea, cresta lagrimal anterior y sutura cigomática maxilar; asimismo, la órbita está rodeada por las fosas nasales y cavidades accesorias: senos etmoidales
y esfenoidales, frontal y maxilar, cuyas relaciones son importantes. La porción posterior orbitaria presenta tres aberturas, por las que pasan vasos y nervios:
1. Agujero óptico: por él pasan el nervio óptico y la arteria oftálmica.
2. Cisura orbitaria superior o esfenoidal: por ella pasan la vena oftálmica, la primera rama trigeminal, y el tercero, cuarto y sexto pares craneales.
3. Cisura orbitaria inferior: por ella salen el nervio maxilar y la arteria infraorbitaria.
Oftalmología
153
Dentro del contenido orbitario se encuentran el globo ocular y el nervio óptico,
los músculos oculares (cuatro rectos y dos oblicuos), la glándula lagrimal principal
y accesorias, vasos y nervios, grasa y aponeurosis que se subdivide en periostio,
tabique orbitario y cápsula de Tenon. Esta última envuelve al ojo y es atravesada
por los órganos que se insertan en el globo ocular. Las arterias derivan de la oftálmica; las venas desembocan en las venas oftálmicas y pasan por la cisura esfenoidal
hasta el seno cavernoso. Los nervios son motores: tercero, cuarto y sexto pares
craneales, y sensitivos: primera y segunda rama trigeminal. El ganglio ciliar, situado en la parte externa del nervio óptico, recibe fibras motoras, sensitivas y filamentos simpáticos del tercero y quinto pares, y del plexo carotídeo respectivamente.
Este último emite los nervios ciliares cortos que penetran por la parte posterior del
globo ocular. La órbita no contiene vasos ni ganglios linfáticos (ver figura 2.8).
POSICIÓN DEL GLOBO OCULAR EN LA ÓRBITA
En general, se puede decir que en el ojo normal, al trazar una línea de la parte
media del reborde orbitario superior al inferior, esta debe tocar la superficie de la
piel palpebral en el vértice corneal; existen variaciones individuales que, si son
simétricas, no tienen importancia patológica.
El desplazamiento del globo ocular es uno de los signos más importantes en las
afecciones orbitarias, en las que deben diferenciarse las proptosis o exoftalmías,
seudoproptosis y enoftalmías.
Para la medición de las desviaciones oculares existe la regla milimetrada, o
mejor el exoftalmómetro de Hertel, el cual se coloca en los bordes laterales de
la órbita, lo que permite la visualizacion del vértice corneal desde enfrente del
enfermo, por reflexión de un espejo colocado sobre una escala milimetrada. El
valor normal entre el borde orbitario y el vértice corneal varía entre 12 y 21 mm;
diferencias de más de 2 mm son sospechosas y por encima de 5 se consideran
anormales (Fig.12.1).
Exoftalmía o proptosis, seudoproptosis y enoftalmía
Estos tres conceptos son importantes al valorar una afección orbitaria. Aunque se refiere que la exoftalmía es una protrusión hacia adelante, activa o dinámica del ojo, y la proptosis una protrusión mecánica o pasiva, ambos términos,
clínicamente, pueden considerarse como sinónimos. Las seudoproptosis son falsas
o aparentes protrusiones del ojo, que no reflejan una afección, y en las enoftalmías
hay una retracción o hundimiento del globo en la órbita, que puede traducir o no
una afección ocular.
La seudoproptosis podemos observarla en el buftalmo, miopía axil alta,
enoftalmo del ojo contralateral, retracción del ojo ipsolateral, así como en la órbita
superficial que está presente en la disostosis craneofacial y en la asimetría facial.
154
O ftalmología
La enoftalmía (Fig. 12.2) está presente en el hundimiento o retracción del
globo en la órbita, debido a la descompresión orbitaria quirúrgica, fractura orbitaria,
atrofia de la grasa periorbitaria, en el trauma y en la involución senil. La microftalmía
es una anomalía congénita en la que existe una disminución de tamaño del globo en
todas sus dimensiones.
Clasificación de las proptosis o exoftalmías
Teniendo en cuenta las causas, podemos clasificarlas en congénitas y del desarrollo, infecciosas, tumorales, endocrinas, traumáticas y debidas a enfermedades sistémicas.
Congénitas y del desarrollo. Son raras y dentro de ellas podemos mencionar
la disostosis craneofacial (enfermedad de Cruzon), la oxicefalia o cráneo en torre,
la osteocondrodistrofia o enfermedad de Morquio y otras más raras.
Infecciosas. Son afecciones frecuentes que se asocian con edema, exoftalmía
y quemosis, y pueden deberse a tres mecanismos distintos: directo (herida perforante
o cuerpo extraño), indirecto (metástasis durante una septicemia), y por vecindad
(infección sinusal), como se observa en la celulitis orbitaria aguda, en la etmoiditis
del niño, que se manifiesta por fiebre y flemón orbitario, pudiendo transformarse
en un absceso si no se trata a tiempo. Cuando la sinusitis respeta el tejido orbitario,
pero la pared ósea se desplaza hacia la órbita, la mucosidad sinusal forma un
verdadero tumor o mucocele, que puede desencadenar una celulitis aguda.
En el recién nacido puede observarse una osteomielitis del maxilar inferior,
de origen infeccioso, que ocasiona una impregnación del suelo orbitario, con
alteración general y fiebre alta. Son demostrativos el examen de las encías y del
paladar; también es posible que una infección palpebral (ántrax) pueda extenderse a la órbita, con el riesgo de una tromboflebitis del seno cavernoso, de
extrema gravedad.
Otras infecciones orbitarias por vecindad podemos observarlas en las úlceras
corneales graves que perforan y provocan endoftalmitis, panoftalmitis, tenonitis,
periostitis y osteomielitis, con el complejo sintomático de dolor, inflamación, proptosis
y quemosis. Puede observarse inflamación orbitaria en la evolución de una enfermedad febril aguda como el paludismo, la fiebre tifoidea y las afecciones renales.
Tumorales. Pueden ser de tres tipos fundamentales: vasculares, secundarias
y primitivas.
Lo más característico de los vasculares es el aneurisma arteriovenoso, a nivel
del seno cavernoso; aumenta al gritar, al esfuerzo, y es reductible y pulsátil; generalmente se debe a trauma con fractura, debido a arma de fuego, o secundario a
ruptura de un aneurisma arterial; en el seno cavernoso se produce una exoftalmía
rápida, con dilatación de vasos conjuntivales, epiesclerales y retinianos, y con un
fondo de ojo cianótico; puede existir un soplo audible por el paciente y por auscultación de la cabeza y de la órbita.
Otros tumores vasculares que pueden provocar exoftalmía son las várices
orbitarias, los aneurismas y el angioma orbitario. Dentro de este grupo hay que
Oftalmología
155
recordar el meningocele o meningoencefalocele por dehiscencia traumática o congénita de la pared orbitaria. En la órbita puede existir una hernia meníngea que
transmite el pulso cerebral, lo que origina una exoftalmía pulsátil y reductible, que
puede observarse también en la enfermedad de Recklinghausen.
Las exoftalmías secundarias se deben generalmente a metástasis de tumores
malignos: los más frecuentes son los del seno, próstata, tiroides, útero, cérvix, riñón
y páncreas, aunque todos los tumores malignos pueden metastizar la órbita. En los
niños de corta edad, el neuroblastoma o simpaticoblastoma de médula suprarrenal
o ganglios retroperitoneales es lo más frecuente; en el melanoma y sarcoma son
raras las metástasis.
Las exoftalmías por tumores primitivos son una de las principales causas de
exoftalmos unilaterales, cuyos signos cardinales dependerán del tamaño, posición
y naturaleza del mismo; pueden ser benignos o malignos: entre los primeros tenemos el quiste dermoide, así como los gliomas, angiomas, meningiomas y
neurofibroma; entre los segundos, los sarcomas, rabdomiosarcomas, liposarcomas,
mixosarcomas, sarcomas embrionarios y los carcinomas (adenocarcinoma y carcinoma o tumor mixto). En los niños, el reticulosarcoma, muy maligno, se presenta
como exoftalmía inflamatoria y conduce inexorablemente a la muerte.
Existen, además, los llamados tumores invasivos de la órbita, entre los que se
encuentran el meningocele o cefalocele, meningioma, mucocele, fibroma nasofaringeo
y el carcinoma de mucosa del seno.
Se describen algunas exoftalmías bilaterales que se integran dentro de una enfermedad sistémica, como son la enfermedad de Schuller-Cristian, la leucemia y la
enfermedad de Hodgkin.
Endocrinas. Clínicamente presentan dos aspectos o formas: enfermedad de
Graves oftálmica (EGO) o eutiroidea, cuando aparecen en un paciente sin
hipertiroidismo clínicamente manifiesto, y la forma asociada a hipertiroidismo, con
los clásicos signos de bocio (exoftalmía infiltrante), dedos en palillo de tambor,
mixedema pretibial, taquicardia, temblor muscular, metabolismo basal elevado, mirada peculiar con retracción del párpado superior y separación entre los bordes
palpebrales (signo de Dalrimple) (Fig. 12.3). Estas exoftalmías son generalmente
bilaterales, pero pueden tener una aparición unilateral (Fig. 12.4).
La oftalmoplejia exoftálmica (exoftalmos tirotrófico) comienza generalmente
en la edad madura, con signos insidiosos de proptosis y oftalmoplejia externa, típicamente simétrica, dividida entre los dos ojos, y caracterizada por la limitación del
movimiento hacia arriba. Los músculos están tumefactos, edematosos e infiltrados, lo que da lugar a un exoftalmos irreductible, que puede originar queratitis por
exposición y hasta luxación del globo ocular. El padecimiento sigue una evolución
con remisiones y recaídas, pudiendo llegar a la resolución espontánea, pero raramente completa. Puede necesitarse la protección corneal (oclusión, tarsorrafia) y
en los casos más graves hasta la orbitotomía descompresiva.
Traumáticas. Los traumatismos oculares por distintos agentes y por accidentes son causas frecuentes de exoftalmía. En lesiones del techo orbitario puede
156
O ftalmología
producirse exposición de meninges y del lóbulo frontal que necesitan tratamiento
urgente por el cirujano. En las lesiones de la pared interna puede presentarse el
enfisema orbitario que aumenta al sonarse la nariz, y a la palpación hay crepitación. Pueden lesionarse los músculos oblicuos con diplopía correspondiente. En
lesiones de la base o piso orbitario pueden presentarse diplopía con enoftalmía y
también hematoma retrobulbar que desaparece en unos días, pero, si existiera
hemofilia, la reabsorción sería más lenta.
El tratamiento consiste en no sonarse la nariz, antibióticos y cirugía.
Diagnóstico de las afecciones orbitarias
El diagnóstico se basa en la anamnesis; se descartarán la seudoproptosis y
enoftalmía; se realizará la exoftalmometría, palpación del reborde orbitario, compresión del globo ocular para determinar la reductibilidad o no, motilidad ocular,
agudeza visual y si hay pulsación o soplo.
Dependiendo de cada caso, se realizarán otras exploraciones especiales, como
son los rayos, la tomografía axial computadorizada, la ecografía, la resonancia
magnética nuclear y la biopsia por aspiración. Se añadirán los exámenes de laboratorio necesarios.
Tratamiento
En general, el tratamiento se indicará sobre la base de la causa y la forma
clínica de presentación. Puede dividirse en médico o quirúrgico. El tratamiento
médico estará basado fundamentalmente en antibióticos, antiinflamatorios y
corticoides. El tratamiento quirúrgico consiste en: punción y drenaje, evisceración,
enucleación, exenteración orbitaria, radiaciones y orbitotomía lateral, anterior o
transfrontal.
Oftalmología
157
CATARATA
La catarata es la opacidad del cristalino que afecta su corteza o el
núcleo, generalmente con tendencia a progresar.
Es una de las entidades oftalmológicas más importantes, por la disminución de la agudeza visual que provoca y por lo extendida que se
encuentra en todo el mundo.
La recuperación visual del paciente es factible en un alto porcentaje,
gracias a las modernas técnicas quirúrgicas existentes en la actualidad.
No obstante, en diversas partes del mundo subdesarrollado existen
muchas personas ciegas por no contar con los medios necesarios para
su tratamiento.
CLASIFICACIÓN
Esta enfermedad puede dividirse en dos grandes grupos: cataratas adquiridas y
cataratas congénitas. A su vez, entre las cataratas adquiridas se encuentran las
cataratas traumáticas, las tóxicas y las secundarias, así como las cataratas relacionadas con la edad o cataratas seniles, y las cataratas preseniles.
Cataratas relacionadas con la edad
En la figura 13.1 se muestra la catarata senil o relacionada con la edad.
1. Cataratas subcapsulares:
a) Catarata subcapsular anterior. Está situada directamente por debajo de la
cápsula del cristalino y se asocia con la metaplasia fibrosa del epitelio anterior de este.
b) Catarata subcapsular posterior. Está situada frente a la cápsula posterior y
se asocia con la migración posterior de las células epiteliales del cristalino.
Los pacientes con esta opacidad sufren molestias, debido a los destellos de
luz que se les acercan de frente.
Oftalmología
159
2. Catarata nuclear. Es la que se localiza en el núcleo del cristalino; suele asociarse con la miopía, como resultado de un aumento del índice de refracción
del núcleo del cristalino y también con una mayor alteración esférica. Algunos pacientes ancianos con cataratas nucleares pueden ser capaces de volver a leer sin gafas, debido a la miopía inducida (miopía de índice) (Fig.13.2).
3. Catarata cortical. Afecta la corteza anterior, posterior o ecuatorial. Las
opacidades empiezan como vacuolas o hendiduras entre las fibras del cristalino. La opacificación posterior da lugar a la formación de las opacidades
típicas en rayos de bicicleta.
4. Catarata en árbol de navidad. Es infrecuente. Se caracteriza por depósitos
llamativos, policromáticos, como agujas, en la corteza profunda y el núcleo.
Todas estas opacidades del cristalino pueden visualizarse al examinar al paciente por oftalmoscopia a distancia, así como por el especialista a través
del biomicroscopio o lámpara de hendidura, y pueden progresar a la madurez, de manera que el cristalino se vuelve opaco.
5. Catarata hipermadura. Es aquella en la que la pérdida de agua ha dado lugar
a la contracción de la catarata y a la aparición de arrugas en la cápsula
anterior.
6. Catarata morgagniana. Es una alteración hipermadura, en la que la licuefacción total de la corteza ha permitido que el núcleo se hunda hacia abajo.
Cataratas preseniles
Las cataratas preseniles pueden asociarse con las enfermedades sistémicas siguientes:
- Diabetes. Puede dar lugar a la sobrehidratación osmótica del cristalino y
al desarrollo de opacidades anteriores o posteriores; son bilaterales, blancas y puntiformes, o como copos de nieve.
- Distrofia miotónica. Se asocia inicialmente con gránulos policromáticos
finos, que son seguidos de opacidades subcapsulares posteriores estrelladas. Se presentan en el 90 % de los pacientes, generalmente después de
los 20 años de edad, pero no interfieren en la visión hasta alrededor de los
40 años.
- Dermatitis atópica. Se asocia con dos tipos de catarata:
· Catarata en escudo. Consta de una placa subcapsular anterior densa,
que arruga la cápsula anterior.
· Catarata subcapsular posterior. Muy parecida a una catarata complicada.
- Neurofibromatosis tipo II. Se asocia con una catarata presenil subcapsular
posterior o cortical posterior.
160
O ftalmología
Cataratas traumáticas
Los traumatismos son la causa más frecuente de catarata unilateral en personas jóvenes. Las opacidades del cristalino pueden estar causadas por los siguientes
tipos de lesiones:
- Lesión penetrante directa.
- Contusión.
- Shock eléctrico y rayos (son causas raras).
- Radiaciones ionizantes: a causa de tumores oculares.
Cataratas tóxicas
Los corticoides, sistémicos o tópicos, son cataratogénicos. Las opacidades del
cristalino comienzan primero como subcapsulares posteriores y luego se afecta la
región subcapsular anterior. La relación exacta entre la dosis total y la duración de
la administración de los corticoides sistémicos o tópicos y la formación de la catarata no está precisada.
La clorpromazina puede causar depósitos de gránulos finos amarillogrisáceos
en la cápsula anterior del cristalino. Los depósitos en el cristalino están relacionados con la dosis y pueden asociarse con depósitos granulares difusos sobre el
endotelio y el estroma profundo de la córnea.
Los mióticos, particularmente los inhibidores de la colinesterasa, si se usan
durante un tiempo prolongado, pueden causar unas vacuolas subcapsulares anteriores diminutas y, en ocasiones, opacidades más avanzadas.
Las sales de oro, empleadas a veces para tratar a pacientes con artritis
reumatoide, hacen que se presente en el 50 % de los pacientes, depósitos capsulares
anteriores en el cristalino que son inocuos.
Cataratas secundarias
Las cataratas secundarias o complicadas se desarrollan como resultado de
otra enfermedad ocular. A continuación se describen algunas de estas afecciones.
Uveítis anterior crónica. Es la causa más frecuente de catarata secundaria. El
hallazgo más precoz es un brillo policromático en el polo posterior del cristalino;
luego aparecen opacidades subcapsulares anteriores y posteriores, y el cristalino
puede volverse completamente opaco.
Glaucoma de ángulo cerrado congestivo agudo. Se observan pequeñas opacidades
subcapsulares o capsulares, blancogrisáceas y anteriores en la zona pupilar.
Miopía alta. Suele asociarse con las opacidades posteriores del cristalino, así
como con el desarrollo precoz de esclerosis nuclear. Un cambio miópico en la
refracción precede, con frecuencia, la aparición de catarata nuclear.
Oftalmología
161
Distrofias hereditarias del fondo de ojo. La retinitis pigmentaria, amaurosis
congénita de Leber y atrofia gyrata, pueden asociarse con opacidades subcapsulares
posteriores del cristalino.
Cataratas congénitas
1. Catarata pulverulenta central. Es una opacidad esferoidal pequeña, de 1 a
4 mm de diámetro, dentro del núcleo del cristalino y con un centro más claro.
2. Catarata nuclear. Consiste en una opacidad de la zona central, entre las suturas
del cristalino en forma de Y anterior y posterior. Las cataratas nucleares son
bilaterales en las dos terceras partes de los pacientes y suelen asociarse con
microftalmos y microcórnea.
3. Catarata laminar. Se caracteriza por una opacidad que se encuentra emparedada entre el núcleo y la corteza transparentes, y que puede asociarse con
bridas. Las asociaciones sistémicas son galactosemia, hipocalcemia e
hipoglicemia.
4. Catarata de las suturas del cristalino. Sigue a las suturas en Y (anterior o
posterior).
5. Catarata coronaria o supranuclear. Consiste en opacidades redondas en la
corteza profunda que rodea el núcleo como una corona.
6. Catarata polar. Se clasifica en catarata polar anterior y catarata polar superior.
a) La catarata polar anterior puede afectar solamente la cápsula, o puede ser
piramidal y proyectarse dentro de la cámara anterior. Las asociaciones
oculares son: membrana pupilar persistente, lentícono anterior, anomalía de
Peters y aniridia (Fig.13.3).
b) La catarata polar posterior puede afectar solamente la cápsula, o puede
formar una placa y proyectarse hacia el vítreo Las asociaciones oculares
ocasionales son: restos hialoideos persistentes, lentícono posterior y vítreo
primario hiperplásico persistente (Fig.13.4).
7. Las opacidades focales de puntos azules son extremadamente comunes e
inocuas y pueden coexistir con otros tipos de cataratas congénitas.
8. Catarata membranosa. Es muy rara y ocurre cuando el material lenticular se
reabsorbe total o parcialmente, dejando atrás un material del cristalino, de
aspecto blanco tiza, entre las cápsulas anterior y posterior.
Causas de las cataratas congénitas
Las causas de las cataratas congénitas pueden ser metabólicas, como en la
galactosemia, deficiencia de galactoquinasa, manosidosis, hipocalcemia neonatal e
hipoglicemia; por infecciones intrauterinas, como la rubéola congénita, la
162
O ftalmología
toxoplasmosis, los citomegalovirus, el virus del herpes simple y varicela, y pueden
deberse a síndromes sistémicos, como el síndrome de Lowe (oculocerebrorrenal),
y trastornos cromosómicos. Existe otro grupo que se debe a la herencia sin anomalía sistémica, el cual ocupa una tercera parte; la forma de herencia más frecuente es la autosómica dominante.
Síntomas
La persona que comienza a padecer catarata, generalmente se queja de que
ve sombras o puntos que se mantienen estacionarios para cualquier posición del
ojo, pues acompañan los movimientos y el reposo de este.
El paciente puede referir que ve doble: puede presentar diplopía o poliopía, es
decir, puede ver los objetos multiplicados; la agudeza visual disminuye gradualmente. En algunos casos se presenta miopía de índice; cuando la opacidad no es
muy densa, permite al paciente leer sin espejuelos correctores.
La disminución de la agudeza visual depende de la situación y extensión de la
catarata: es mayor cuando la opacidad es central, y menor, cuando la opacidad es
periférica. Cuando la opacidad es central, el paciente ve mejor con poca iluminación o con la pupila dilatada. El progreso de la catarata acentúa la disminución de
la agudeza visual, hasta que queda reducida a una mera percepción de luz. En todos
los casos, sin embargo, el paciente debe percibir rápidamente la luz, y deberá indicar con exactitud la dirección desde la cual es proyectada.
Signos
Al examen con iluminación oblicua se observará una opacidad grisácea o blanquecina sobre un fondo negro y en la oftalmoscopia a distancia, una opacidad
negra sobre el fondo rojo anaranjado.
Si la catarata es progresiva, la opacidad aumenta en tamaño y extensión, la
pupila aparece grisácea y no hay reflejo de fondo. La posición de la opacidad del
cristalino y la extensión de la misma, se estudia por el especialista por medio del
biomicroscopio, con la pupila dilatada.
Si hay tumefacción de la catarata, el cristalino aumenta de tamaño y la cámara
anterior se reduce en profundidad. En los ojos predispuestos puede aparecer una
hipertensión ocular con carácter secundario.
Cuando nos encontremos frente a un paciente con una catarata diagnosticada,
o ante la sospecha de la misma, debemos remitirlo para una consulta especializada,
para así poder lograr la terapéutica más adecuada, sobre todo si se trata de un niño,
pues en este caso la agudeza visual no se puede valorar; si se trata de un recién
nacido, hay que poner mayor confianza en la densidad y morfología de la opacidad,
otros hallazgos oculares asociados y el comportamiento visual del niño, para determinar si la catarata es significativa visualmente o no.
Oftalmología
163
Tratamiento de la catarata
Ningún tratamiento medicamentoso ha demostrado su efectividad en la desaparición de la catarata; el único tratamiento posible es el quirúrgico.
La ausencia del cristalino se llama afaquia y obedece a una de estas tres
causas: quirúrgica, traumática y congénita.
El momento quirúrgico de la catarata depende fundamentalmente del grado de
afectación de la agudeza visual que presenta el paciente, de su nivel cultural, de la
ocupación y del estado general del mismo. En el caso de las cataratas congénitas, el
tratamiento debe ser lo más precoz posible, para lograr un desarrollo visual adecuado en el niño.
Las dos técnicas quirúrgicas empleadas con mayor frecuencia, para eliminar
una catarata relacionada con la edad, son:
1. Extracción extracapsular del cristalino opacificado.
2. Facoemulsificación.
En ambas se implanta un lente intraocular de cápsula posterior. Estas técnicas
se realizan en nuestro país.
164
O ftalmología
GLAUCOMA
Junto a la catarata, el tracoma, la avitaminosis A y la oncocercosis, el
glaucoma constituye una de las principales causas de ceguera a escala
mundial.
Si tenemos en cuenta que esta entidad, cuando no se diagnostica a tiempo,
provoca una ceguera irreversible y que incluso en los países más desarrollados, menos del 50 % de los casos de glaucoma están diagnosticados,
concluiremos que contribuir a realizar el diagnóstico precoz es un reto no
solo de los oftalmólogos, sino también del médico no especializado.
El glaucoma es una neuropatía óptica, caracterizada por un cuadro específico de lesión de la cabeza del nervio óptico y del campo visual, que representa
un final común de diferentes condiciones que pueden afectar al ojo, como el
incremento de la presión intraocular (en muchos casos), la isquemia, y la cascada de eventos bioquímicos que provocan daño y muerte celular en individuos
con un mensaje genético preestablecido. Su incidencia es del 1,5 % en la población total, cifra que se eleva del 3 al 4 % en los grupos etáreos de más de
40 años.
La definición clínica más concreta del glaucoma es que es una neuropatía
óptica progresiva, con mecanismo isquémico o compresivo-mecánico mal conocido, debido, aparentemente, a que la cabeza del nervio óptico no tolera su
propia presión intraocular.
El glaucoma tiene como desventaja fundamental que muchas de sus formas
clínicas son asintomáticas, lo que provoca el deterioro del nervio óptico lentamente,
hasta que aparecen en estadios avanzados, síntomas que hacen acudir al paciente al
oftalmólogo, cuando poco puede hacerse, pues esta ceguera es irreversible, ya que
la enfermedad provoca la atrofia del nervio óptico.
Oftalmología
165
FACTORES DE RIESGO
Muchos factores de riesgo son asociados con el desarrollo de la neuropatía
óptica glaucomatosa, entre ellos se incluyen los trastornos sistémicos.
Es una enfermedad multifactorial, por lo que es necesario tener en cuenta los
principales factores de riesgo, que se resumen en el cuadro 14.1.
Cuadro 14.1. Factores de riesgo en el desarrollo de la neuropatía óptica glaucomatosa
Niveles de presión intraocular elevada
Antecedentes familiares positivos de glaucoma:
- Edad.
- Raza.
- Cardiovasculares:
· Locales: oclusión venosa contralateral.
· Generales: diabetes mellitus, enfermedad cerebral, enfermedad cardiovascular,
hipertensión e hipotensión arterial, hipercolesterolemia/hiperlipidemia, migraña, enfermedad tiroidea y fenómenos vasoespásticos.
- Miopía (mayor de 4 dioptrías) e hipermetropía.
CLASIFICACIÓN
Existen numerosas clasificaciones, según las características anatómicas,
evolutivas y causales. A continuación presentamos la que consideramos más
simple y práctica.
1. Glaucoma primario de ángulo abierto o crónico simple, incluido el de tensión
normal (55 % de frecuencia).
2. Glaucoma de ángulo estrecho o con cierre angular (12 %).
3. Glaucoma secundario (30 %).
4. Glaucoma congénito (3 %).
Glaucoma primario de ángulo abierto
Es el más representativo de todos los tipos de glaucoma: su incidencia oscila
entre el 55 y el 90 %. Es el más insidioso, pues su evolución es asintomática hasta
etapas avanzadas de la enfermedad.
Tiene la característica de que el ángulo que forman el iris y la córnea
(iridocorneal) es abierto y sin anomalías visibles en la gonioscopia, que es el examen que permite explorar esta región del ojo.
El problema radica en el sistema de drenaje del humor acuoso, o sea, en la
malla trabecular, esto hace que se eleve la presión intraocular y se compriman las
166
O ftalmología
fibras del nervio óptico (teoría mecánica). Otro factor que se invoca es la mala
perfusión de la cabeza del nervio óptico, que provoca lesión de las fibras de este
nervio (teoría isquémica). Actualmente se acepta que ambas teorías son válidas y
generan, por la isquemia, una serie de eventos bioquímicos que producen moléculas (glutamato y otras excitotoxinas), capaces de provocar la muerte celular.
Cuadro clínico
- Escasos síntomas; se mantiene la agudeza visual indemne, hasta fases
tardías.
- En ocasiones, cefaleas.
- Evolución insidiosa y progresiva, e indolora en su inicio.
- Generalmente es bilateral, pero en ocasiones la lesión avanza más en un
ojo que en otro y suele observarse asimetría en los parámetros a evaluar.
Estos son:
· Estado de la papila o disco óptico (excavación aumentada).
· Tensión ocular (hipertensión).
· Campo visual (defectos arciformes).
Estado de la papila. El estado de la papila óptica o disco óptico o cabeza del
nervio óptico, se puede estimar con el oftalmoscopio directo al realizar el fondo de
ojo. También existen otros métodos más precisos, como la biomicroscopia del polo
posterior, la fotografía del fondo de ojo y hasta métodos más modernos como los
equipos de láser.
Los signos que aporta el fondo de ojo son:
- Presencia de la excavación papilar y palidez, aumentada, sobre todo, en el
diámetro vertical. Esta se expresa como una relación numérica entre el
área total de la excavación sobre el área total de la papila.
- El anillo neurorretiniano que está formado por el tejido nervioso (axones
de las células ganglionares), es el área que se encuentra entre la excavación y el borde del disco. Disminuye con el aumento de la excavación.
En la mayoría de los sujetos normales, la relación excavación /papila (E/P)
oscila desde 0; no excavación o papila plana, hasta 0,3. Relaciones mayores
como 0,4 a 0,6 hacen pensar en sospecha de glaucoma; de 0,7 o más, son
muy sugestivos de que ya el paciente padezca la enfermedad en estados
tardíos y finales.
- Otro signo importante es el adelgazamiento del anillo neurorretiniano, sobre todo en su sector inferior y temporal (Fig. 14.1).
- La asimetría de excavación entre ambos ojos, mayor que 0,2, es también
un signo indicativo de esta lesión.
- Hemorragias del disco: aparecen como pequeñas manchas alargadas, “en
astilla”, que con frecuencia se presentan en los sectores inferotemporales
de la papila. Son más comunes en el glaucoma de tensión normal.
Oftalmología
167
- Atrofia peripapilar: aparece como una semiluna más pálida en la zona
temporal de la papila. A veces el área de la atrofia puede estar pigmentada;
se observa en sujetos normales, pero es muy frecuente en pacientes con
hipotensión arterial, en los que el glaucoma de tensión baja o normal tiene
mayor incidencia.
- Desplazamiento nasal de los vasos.
Fig. 14.1. Características del disco óptico normal y glaucomatoso.
Presión intraocular. Estudios recientes indican que la media de la presión
intraocular es de 16 mmHg. Se considera el máximo permisible de 21 mmHg. En el
glaucoma crónico simple puede ser muy elevada, si el proceso lleva algún tiempo.
En ocasiones, la presión intraocular se excede poco o no pasa los 21 mmHg, y
aparecen los signos de glaucoma en el fondo de ojo y campo visual. En este caso estaríamos en presencia de un glaucoma de tensión baja o normal, más frecuente en sujetos con
fenómenos vasoespásticos, migraña, miopía, hipotensión arterial, en los que esta cifra de
presión intraocular es muy superior a la que su nervio óptico puede tolerar. En la mayoría de los pacientes glaucomatosos, la presión intraocular está por encima de 26 mmHg.
Este parámetro se explora con instrumentos llamados tonómetros. Existen
diferentes tipos como el de indentación (modelo Schiotz), o los de aplanación
(Goldmann, Perkins, Tonopen); estos últimos son los más modernos y confiables.
Campo visual. Se ha comprobado que cuando aparecen las alteraciones
campimétricas, ya existe un deterioro de aproximadamente el 50 % de las fibras
del nervio óptico. Las lesiones del campo visual siguen un patrón “en arco”, con168
O ftalmología
forme a la distribución en la retina de las fibras ópticas que van a formar el nervio
óptico. Si no se impone tratamiento, aparecerán las lesiones siguientes:
- Escotomas paracentrales.
- Disminución de la sensibilidad en cuadrante superonasal.
- Elongación o aumento de la mancha ciega.
- Escotoma de Seide.
- Escotoma arciforme o de Bjerrum.
- Escotoma anular.
- Visión tubular.
- Laguna temporal de visión.
Como la visión central se mantiene hasta estadios avanzados, el paciente nota
“que pasa algo”, pues en esta etapa la visión central solo permite distinguir bultos.
Gonioscopia. Examen que visualiza, mediante lentes con espejos, la amplitud
y las características del ángulo iridocorneal. Lo realiza el oftalmólogo y sirve para
clasificar el tipo de glaucoma, así como su evolución.
Diagnóstico
El diagnóstico precoz del glaucoma crónico simple solo se hace si pensamos
en él. No debe esperarse a que el paciente acuda con síntomas y es importante
tener presente los factores de riesgo.
Para iniciar el estudio de un glaucoma primario de ángulo abierto o crónico
simple, deberán tenerse en cuenta los siguientes factores de riesgo:
- Nivel de la tensión ocular.
- Edad.
- Antecedentes familiares de la enfermedad.
- Raza.
- Miopía de más de 4 dioptrías.
- Migrañas, fenómenos vasoespásticos.
- Diabetes mellitus.
- Hipotensión arterial.
- Hipercolesterolemia-hiperlipidemia.
Cuando existen estos factores y algunos de los signos de glaucoma, el paciente
estará bajo la condición de “sospechoso de glaucoma”, que se considerará cuando
se detecte una hipertensión ocular o una apariencia de la papila o del campo visual,
sugestivas de esta neuropatía.
En estos casos, el seguimiento estricto debe tratar de delimitar si existe o no
progresión de las lesiones que lo hayan clasificado como un glaucomatoso o mantenerlo como sospechoso con un control constante, tanto por el oftalmólogo como
por el médico no especializado, que insistirá con el paciente en la importancia de
las evaluaciones periódicas.
Oftalmología
169
El diagnóstico se hace por fondo de ojo, tensión ocular y campo visual, que
exhibe los diferentes signos que ya hemos descrito, así como la incidencia de los
factores de riesgo. En casos dudosos pueden realizarse pruebas especiales como
la “curva tonométrica” de 24 h, en la que se explora la presión intraocular cada 3 h,
y pruebas provocativas como la de sobrecarga hídrica.
Tratamiento
El tratamiento del glaucoma de ángulo abierto está encaminado a mantener la
tensión ocular en niveles que no produzcan daños a las fibras del nervio óptico.
Por ser una enfermedad frecuente, el médico general debe conocer que en los
pacientes glaucomatosos deberán tomarse precauciones al indicar medicamentos
que puedan aumentar la presión ocular, como la atropina y sus derivados, esteroides,
ansiolíticos como el diazepam y sus derivados, etc.
El glaucoma puede ser tratado con:
- Tratamiento médico:
· Colirios.
· Tabletas.
- Laserterapia.
- Cirugía ocular.
Se debe tener presente que un tratamiento médico para una enfermedad
crónica, como la que estudiamos, será siempre prolongado. Si añadimos que
muchos de los colirios que se indican requieren de varias dosis diarias, poseen
efectos secundarios, son a veces costosos y, además, el enfermo no percibe un
beneficio inmediato (recordemos que el paciente glaucomatoso es prácticamente asintomático), concluiremos que se le afectará ostensiblemente su calidad de
vida. Es importante que tengamos una comunicación adecuada, y una relación
médico-paciente excelente para convencerlo de la necesidad de un tratamiento
disciplinado y constante.
Dentro de los principales medicamentos que se utilizan en el tratamiento
médico se encuentran 5 grupos (cuadro 14.2).
1. Betabloqueadores adrenérgicos.
2. Parasimpaticomiméticos.
3. Inhibidores de la anhidrasa carbónica:
a) Sistémicos.
b) Tópicos.
4. Agonistas adrenérgicos.
5. Prostaglandinas.
170
O ftalmología
Cuadro 14. 2. Drogas utilizadas en el tratamiento médico del glaucoma (tomado de: Terminología y pautas para el glaucoma. Sociedad Europea
de Glaucoma.)
Grupo
Genérico
Comercial
Frecuencia
Acción
Contraindicación
Betabloqueadores
Timolol
0,25 y 0,5 %
Timoptic
Timoptol
Cusimolol
Timoftol
Cada 12 h
Disminuye
la producción
de acuoso
EPOC –Asma
Bloqueo cardiaco
Bradicardia sin
insuficiencia
cardiaca
Befunolol 0,5 %
Levobunolol 0,5 y 0,25 %
Metipranolol 0,3 %
Betaclar
Betagan
Vistagan
Betaman
Optipranolol
Carteolol 1,2 %
Turoptin
Carteol
Mikelan
Ocupress
Pindolol 2 %
Oftalmología
Beta1
Selectivo
Disminuye
la producción
de acuoso
Cada 12 h
Cada 12 h
Disminuye
la producción
de acuoso
Teoptic
Pindoptic
Cada 12 h
Betoptic
Cada 12 h
Betaxolol 0,5 %
171
Disminuye
la producción
de acuoso
Contraindicaciones
relativas en asma y
bloqueo cardiaco
172
Cuadro 14.2. Continuación
O ftalmología
Grupo
Genérico
Comercial
Frecuencia
Acción
Contraindicación
Parasimpaticomiméticos
Pilocarpina 1 al 4 %
E- Pilo
Cada 6 h
Aumenta la facilidad
de salida del acuoso
por acción sobre
porción longitudinal
del músculo ciliar
Edad < 40 años
Catarata
Uveítis
Glaucoma
Neovascular
Disminuye la
formación de acuoso
Isoptocarpina
Inhibidores
de la anhidrasa
carbónica
Tópicos
Sistémicos
Dorzolamida 2 %
Trusopt
2 -3 veces/día
Brinzolamida 1 %
Azopt
2 -3 veces/día
Acetazolamida
tabletas 250 mg
bulbos 500 mg
Glaumox
Cada 6 h
como máximo
Diamox
Edemox
Si K o Na
disminuidos
Insuficiencia renal
hepática
Cuadro 14.2. Continuación
Grupo
Genérico
Comercial
Frecuencia
Acción
Contraindicación
Dipivefrina 0,13 %
Propine
Glaucothil
Diopine
Cada 12 h
Disminuye la
producción
de acuoso
Afaquia
Ángulo estrecho
Epinefrina 0,25-2 %
Epinefrina
Cada 8 h
Aumenta el flujo
uveoescleral
Apraclonidina 0,5-1 %
Iopidine
Cada 12 h
Agonistas
adrenérgicos
No selectivos
Iopimax
No usar con IMAO
Oftalmología
173
Selectivo
Brimonidina 0,2 %
Alphagan
Cada12 h
Prostaglandinas
Latanoprost 0,005 %
Xalatán
1 vez al día
Aumenta
el drenaje
uveoescleral
I. Unoprostona 0,12 %
Rescula
Cada12 h
Lo anterior
y además
aumenta la
facilidad
de salida
Precaución en
afáquicos por posible
edema macular
cistoide
También se emplea la terapia combinada en un solo colirio. Si el tratamiento
médico no controla la tensión ocular, se puede aplicar láser o pasar al tratamiento
quirúrgico.
Pueden añadirse recomendaciones como el uso de antioxidantes, entre ellos
vitamina E, oligoelementos Zn, Mg, que representan una expectativa dirigida a la
inhibición de eventos bioquímicos que conducen al daño y a la muerte celular en
el glaucoma primario de ángulo abierto.
Glaucoma con cierre angular (glaucoma agudo)
Este tipo de glaucoma tiene su máxima expresión en el llamado glaucoma
agudo, aunque previamente pueden haber cierres angulares intermitentes, que dan
lugar al cierre angular crónico, en el que la salida del humor acuoso se ve afectada
definitivamente.
La aparición de un glaucoma agudo está provocada por uno o más de los
siguientes signos o elementos básicos:
- Ángulo iridocorneal anatómicamente estrecho.
- Mecanismo de bloqueo pupilar relativo.
- Midriasis.
El elemento fundamental es el estrechamiento del ángulo, ya que el bloqueo
pupilar y la midriasis no ocasionan, por sí mismos, el glaucoma agudo.
El humor acuoso se produce en los procesos ciliares; procedente de la cámara
posterior, pasa por la pupila a la cámara anterior y es drenado por la malla trabecular,
al canal de Schlemm y las venas acuosas.
En personas predispuestas por la estrechez de su ángulo de filtración, un estado de excitación o un dolor intenso, conducen a una midriasis, la cual, al producirse,
hace que el iris se repliegue frente al trabéculo, ocluyéndolo, lo que provoca una
hipertensión ocular (Fig.14.2).
A continuación se describen las diferentes condiciones que predisponen a un
posible cierre angular.
Factores de riesgo
- Conformación anatómica del ojo de aspecto mongoloide (chinos, esquimales y otras razas asiáticas).
- Globo ocular pequeño (diámetro anteroposterior menor de 24 mm).
- Situación anterior del diafragma iris-cristalino (convexidad hacia delante).
174
O ftalmología
Fig. 14.2. Mecanismo fisiopatogénico del cierre angular agudo. En la midriasis, la raíz del iris bloquea
el trabéculo y a su vez es desplazada por el humor acuoso que tiene dificultad para pasar por el
espacio entre el cristalino y el iris hacia la cámara anterior.
- Cristalinos proporcionalmente grandes al crecer.
- Procesos ciliares que empujan la raíz del iris.
- Córneas pequeñas.
- Cámara anterior estrecha (< 2,5 mm).
- Hipermetropía fuerte.
- Edad: generalmente en personas mayores de 45 años.
- Sexo femenino.
- Antecedentes familiares de ataque agudo.
Cuadro clínico
Síntomas:
- Dolor intenso, como “punzada de clavo” y súbito en el globo ocular, con
irradiación trigeminal.
- Disminución brusca y marcada de la visión.
- Náuseas y vómitos por reflejo vagal.
- Bradicardia.
Signos:
- Edema palpebral moderado.
- Notable hiperemia ciliar y conjuntival.
- Córnea opaca (grisácea).
- Cámara anterior estrecha.
Oftalmología
175
- Midriasis media (arrefléxica).
- Tensión ocular muy elevada (mayor de 45 a 50 mmHg).
- El fondo de ojo no se precisa bien, pero en un primer episodio puede haber
hiperemia de papila sin excavación.
- Gonioscopia: ángulo cerrado.
Tratamiento
Constituye una urgencia por el peligro de lesión del nervio (atrofia óptica), que
puede ser provocada por la hipertensión severa.
Estrategia
- Contraer pupila para liberar ángulo.
- Disminuir la producción del humor acuoso.
- Extraer agua del vítreo.
- Liberar el bloqueo pupilar relativo.
Tratamiento inmediato
- Ingreso urgente.
- Analgésico potente (sistémico y tópico).
- Colocar al paciente en decúbito supino.
- Pilocarpina al 2 % (colirio): 1 gota en el ojo afecto, 2 o 3 veces en 1 h y
cada 6 h en el ojo adelfo.
- Antiinflamatorio tópico: colirio de prednisolona o antiinflamatorios no
esteroideos (AINE).
- Inhibidores sistémicos de la anhidrasa carbónica: acetazolamida (bulbos de
500 mg): indicar, de inmediato, 250 mg intramuscular y 250 mg endovenoso.
- Manitol al 20 %, 1,5 mg/kg, endovenoso, en 30 min; se deberá tener
precaución en pacientes con insuficiencia cardíaca, pues aumenta la
volemia, así como en diabéticos, ya que eleva la glicemia.
- Betabloqueadores : timolol (colirio) al 0,5 %, 1 gota cada 12 h.
- Alfa 2 agonistas: brimonidina, 1 gota cada 8 h.
- Indentación corneal con lente tipo Zeiss de 4 espejos o similar.
- Tratamiento quirúrgico no invasivo con Yag láser (iridotomía) en el ojo
del cierre, si la transparencia de la córnea lo permite y en el otro ojo
también.
Podrá realizarse la iridectomía quirúrgica, si no es posible el láser.
Si el cierre angular fue prolongado, de forma que se considere que hubo lesión
trabecular, se realizará una técnica filtrante perforante.
176
O ftalmología
Glaucoma secundario
Es causado por enfermedades oculares que producen sinequias entre el iris y
el cristalino, por oclusión pupilar o por goniosinequias.
Etiología
- Uveítis.
- Traumatismos oculares.
- Tumores intraoculares.
- Inducido por el cristalino.
- Neovascularización intraocular.
- Posoperaciones oculares.
- Asociado a enfermedades degenerativas de los ojos.
Tratamiento
Lo indicará el oftalmólogo, en dependencia de la causa y el cuadro clínico.
Glaucoma congénito
Solo trataremos el glaucoma congénito primario, y no el secundario, que es
provocado fundamentalmente por tumores o inflamaciones intraoculares.
Existen dos variantes de glaucoma congénito primario: el que aparece cercano
al nacimiento y el que aparece entre los 10 y 20 años de edad (tardío).
Etiología y evolución
Se produce por existir dificultad al drenaje del acuoso, por la presencia de
tejido mesodérmico en la zona trabecular.
Al avanzar el proceso, el ojo tendrá un crecimiento exagerado hacia el polo
anterior, que es el que le ofrece menor resistencia al incremento de la tensión
ocular; se le denomina buftalmos u ojo de buey; también puede aparecer edema
corneal por la hipertensión ocular.
Cuadro clínico
El primero se presenta dentro de los seis primeros meses y es excepcional
después del primer año de vida.
Los síntomas iniciales son lagrimeo y fotofobia. Aparece un aumento del diámetro corneal.
Oftalmología
177
En el niño pequeño toda córnea que mida más de 11,5 mm puede indicar glaucoma o megalocórnea (aumento del diámetro corneal sin hipertensión).
Estos casos deberán remitirse de inmediato al oftalmólogo.
Tratamiento
Quirúrgico y de inmediato; aunque sea un recién nacido, no debe esperarse, pues
el tiempo que se pierda conducirá a la lesión severa del nervio óptico y a la ceguera.
Glaucoma congénito tardío
Puede presentarse en la aniridia congénita, en los síndromes de Löwe y
Marchesani, y en el embriotoxon posterior. Su tratamiento es especializado.
Diagnóstico diferencial del glaucoma
En ocasiones, resulta difícil distinguir un glaucoma crónico de una hipertensión
secundaria de años de evolución. El interrogatorio es determinante en estos casos.
Un glaucoma agudo puede confundirse con una uveítis anterior aguda, pero esta
es de comienzo menos rápido; el edema corneal puede no existir; la tensión puede
estar elevada, aunque lo más frecuente es la hipotonía; la cámara es de profundidad
normal y la pupila normal o miótica, a veces irregular por las sinequias.
178
O ftalmología
VISIÓN BINOCULAR. DESARROLLO
DE LA VISIÓN EN EL NIÑO. ESTRABISMO
Ante el estrabismo, el médico general desempeña una función fundamental desde el punto de vista del diagnóstico primario y, por tanto, no debe
subestimarse esta afección, pues generalmente el paciente es un niño y
debe remitirse al oftalmólogo, de quien dependerá su futuro visual, porque pueden presentarse problemas relacionados con el desarrollo de la
visión, que, de no ser tratados precozmente, se hacen irreversibles.
VISIÓN BINOCULAR
En condiciones normales, los objetos se ven con los dos ojos: ambos fijan simultáneamente el mismo objeto y forman, cada uno, una imagen de igual tamaño,
forma e intensidad, que se percibe como una imagen única (fusión).
La visión binocular depende del perfecto equilibrio de los sistemas motor y
sensorial, y cualquier afectación de estos la altera y anula.
Sistema motor. Está constituido por la musculatura ocular extrínseca y su inervación.
Seis músculos controlan los movimientos de cada ojo: 4 rectos y 2 oblicuos.
Todos se originan, excepto el oblicuo inferior, en un tendón común (anillo de Zinn),
que rodea el nervio óptico en el vértice posterior de la órbita.
Músculos rectos. Los músculos rectos se nombran de acuerdo con su inserción
en la esclera, por delante del ecuador, en la porción media, lateral, superior e inferior,
donde se insertan alrededor del limbo esclerocorneal: a 5,5 mm el recto medio, 6,5 mm
el recto inferior, 6,9 mm el recto lateral y 7,7 mm el recto superior (Fig.15.1).
Músculos oblicuos. Los dos músculos oblicuos se insertan en la esclera por
detrás del ecuador del ojo. El oblicuo superior, desde el anillo de Zinn se dirige
hacia delante por encima del recto superior y pasa por la tróclea (polea cartilaginosa,
situada en el borde superior nasal de la órbita) para insertarse en el cuadrante
posterosuperior del globo ocular.
El oblicuo inferior se origina de la pared nasal orbitaria, unos milímetros por
detrás del borde, cerca del orificio de la fosa lagrimal (apófisis nasal del maxilar
superior); se dirige hacia atrás, pasa por debajo del recto inferior donde hace un
Oftalmología
179
arco alrededor del globo y se inserta en el cuadrante posterolateral del globo ocular, debajo del recto lateral y muy cerca del polo posterior (Fig. 15.2).
La cápsula de Tenon (tejido conectivo elástico) se extiende sobre los músculos
y los separa de la grasa orbitaria.
Inervación. El VI par o motor ocular externo, inerva el recto lateral; el IV par
o patético, el oblicuo superior y el III par o motor ocular común, inervan los otros
tres músculos rectos y el oblicuo inferior. Los núcleos de estos tres nervios están
en el piso del cuarto ventrículo.
Fisiología motora
Explicación de los movimientos del ojo. Los movimientos oculares se realizan a través de un centro de rotación teórico, punto central del globo ocular donde
coinciden los tres ejes de giro del ojo, denominados ejes de Fick, designados como:
eje X transversal u horizontal, a través del cual el ojo se dirige arriba y abajo, eje Y
sagital o anteroposterior, que pasa a través de la pupila, por el que ocurren los
movimientos torsionales del ojo (intorsión y extorsión) y el eje Z vertical, a través
del cual el ojo se dirige hacia afuera y adentro.
El plano ecuatorial de Listing pasa a través del centro de rotación e incluye los
ejes X, Y y Z; el eje Y es perpendicular al mismo (Fig.15.3).
Funciones individuales de los músculos. El recto lateral tiene una sola función de
abducción y el recto medio, de aducción. El resto de los músculos tiene acciones principales y secundarias, de acuerdo con las variaciones de la posición del globo ocular.
Las acciones de elevación del recto superior y de depresión del recto inferior
aumentan cuando el ojo se dirige hacia fuera, y las acciones de extorsión del oblicuo inferior y de intorsión del oblicuo superior aumentan si el ojo está en aducción.
En la tabla 15.1 se resumen las funciones de los músculos del ojo.
Tabla 15.1. Funciones de los músculos del ojo
Músculo
Acción principal
Recto lateral
Abducción(hacia afuera)
-
Recto medio
Aducción(hacia adentro)
-
Recto superior
Elevación
Aducción, intorsión
Recto inferior
Depresión
Aducción, extorsión
Oblicuo superior
Intorsión
Depresión, abducción
Oblicuo inferior
Extorsión
Elevación, abducción
180
O ftalmología
Acciones secundarias
Campo de acción. En cada movimiento de los ojos, varios músculos de cada
uno actúan al mismo tiempo, pero, al moverlos en cualquier dirección, siempre hay
un músculo de cada ojo en acción principal en dicha dirección.
El campo de acción de un músculo es aquella dirección en la cual su acción
principal es mayor, es decir, donde el efecto del músculo se observa mejor.
Posiciones de la mirada. Para la observación clínica del paciente estrábico
es necesario conocer algunas posiciones de la mirada.
Posición primaria. Posición de la mirada adelante, mirando al infinito.
Posiciones secundarias. Son arriba, abajo, derecha e izquierda.
Posiciones terciarias. Son cuatro posiciones oblicuas de la mirada: arriba a la
derecha, arriba a la izquierda, abajo a la derecha y abajo a la izquierda.
Posiciones cardinales. Las utilizamos, con frecuencia, para explorar el estado y funcionamiento de los músculos oculares en su campo de acción. Los ojos se
sitúan en sus posiciones: a la derecha y arriba, a la izquierda y arriba, a la derecha
y abajo, a la izquierda y abajo, a la derecha y a la izquierda; son las denominadas
posiciones de diagnóstico; cualquier déficit o hiperfunción de un músculo determinado se manifiesta, sobre todo, en esta posición (ver Figura 2.13).
Movimientos oculares. Además del comportamiento estático de los músculos, se deben analizar los movimientos que realizan los ojos, que son de tres tipos:
ducciones o movimientos monoculares, versiones o movimientos coordinados de
ambos ojos hacia el mismo campo de la mirada, y vergencias o movimientos
disyuntivos o no conjugados hacia direcciones opuestas.
Leyes de inervación. Es conveniente conocer que cuando un músculo ejerce
una acción (músculo agonista), hay músculos en el mismo ojo que lo ayudan en
su acción (músculos sinergistas) y otros que se oponen (músculos antagonistas).
Esto obedece a leyes: de la inervación recíproca de Sherrington, que establece
que cuando un músculo es estimulado para realizar determinada acción, su antagonista, de forma simultánea, es igualmente inhibido, y de la correspondencia
motora de Hering, que establece que en los movimientos conjugados los músculos yuntas reciben simultáneamente igual inervación. Esta ley tiene implicaciones
clínicas importantes, especialmente en el examen de un estrabismo paralítico,
porque la cantidad de estímulo inervacional que reciben los ojos, está siempre
determinada por el ojo fijador y, por lo tanto, el ángulo de desviación variará en
dependencia del ojo que esté fijando.
Cuando el ojo normal es el fijador, la desviación que ocurre se llama primaria, y cuando el ojo paralítico es el fijador, la desviación que ocurre se llama
secundaria. En los estrabismos paralíticos la desviación secundaria siempre es
mayor que la primaria.
Sistema sensorial. Es la porción del sistema visual que coordina la función binocular de unificar las imágenes que provienen de cada ojo en una única
imagen mental.
En la visión binocular normal la imagen del objeto observado cae en las dos
fóveas. Estos estímulos viajan a lo largo de las vías ópticas hacia la corteza occipital,
donde una imagen única es percibida.
Oftalmología
181
Para que la visión binocular sea correcta, además de un perfecto equilibrio
motor deben establecerse los siguientes hechos: una correspondencia retiniana
normal, una máxima agudeza visual de la fóvea y la característica de proyección
de la fóvea directo al frente.
Correspondencia retiniana normal. Cada área de la retina con su dirección
visual corresponde en el otro ojo a otra área con igual localización y valor espacial.
La fóvea es el área de mayor jerarquía, pues su estimulación determina el eje
subjetivo alrededor del cual se ordena el resto de la retina, y las imágenes recibidas
por otras áreas de la retina se integran a este orden y son referidas en relación con
la dirección visual de ambas fóveas.
Cuando se observa un objeto, este, fijado con ambos ojos, posee una misma
dirección visual, por lo que será visto como una sola imagen.
Máxima agudeza visual de la fóvea. La fóvea es la zona de máxima agudeza
visual, por lo que la visión de 1,0 se considera la máxima y se alcanza únicamente en
la fóvea, ya que en la periferia de la retina la agudeza visual es solo de 0,05 a 0,1.
Proyección de la fóvea derecho al frente. La ubicación de un objeto en el
espacio depende del punto del área de la retina que estimule. No se concibe percepción visual sin localización espacial.
La estimulación de la fóvea provoca una localización en el eje del espacio
subjetivo y tiene una dirección visual principal que es siempre derecho adelante, es
decir, que cualquier estímulo que le alcance, venga de donde venga, es proyectado
en el espacio por el cerebro, como si viniera del frente.
Fusión. Mecanismo reflejo de integración cortical de imágenes semejantes en
una percepción única o simple.
El cerebro tiene la habilidad de unir o fusionar las imágenes que provienen de
cada ojo al observar un objeto, en una sola.
Para que esto ocurra, deben ser imágenes semejantes en tamaño, forma, color,
luminosidad y estimulación de áreas correspondientes de la retina. De esto se
deriva que cuando el paciente tiene una anisometropía, opacidad de los medios o
estrabismo, no se puede lograr la fusión.
DESARROLLO DE LA VISIÓN EN EL NIÑO
Debemos recordar que la visión comienza a desarrollarse a partir del momento
del nacimiento, puesto que dentro del claustro materno no se percibe la luz, la cual es
indispensable para que se produzca el proceso bioquímico que da inicio a la misma.
El desarrollo visual es un proceso de maduración altamente complejo. Por
estudios clínico-fisiológicos se ha demostrado que ocurren cambios estructurales
en los ojos y en el sistema nervioso central después del nacimiento. En los primeros meses de la vida, el cerebro y el sistema visual están inmaduros y las conexiones entre las neuronas todavía no están bien formadas y estabilizadas, por lo que
cualquier obstáculo sensorial, en este tan sensitivo período de desarrollo, puede
afectarlo y provocar una ambliopía.
182
O ftalmología
Cuando el niño nace no presenta todavía visión nítida ni binocular. Los movimientos de sus ojos son irregulares e incoordinados. Alrededor de las 4 semanas
de edad, el niño presenta un reflejo de fijación lo suficientemente desarrollado para
que siga lentamente el movimiento de la luz. Por lo general, a los 2 meses puede
seguir algún objeto en movimiento, pero pueden verse desviaciones ocasionales o
movimientos incoordinados de los ojos (estrabismo espúreo o fisiológico).
La fóvea del niño tiene un retraso embriológico que hace que no se complete el
desarrollo anatómico hasta los 3 a 6 meses después del nacimiento. A partir de
este momento se incrementa la agudeza visual y luego se desarrolla la coordinación motora. Los movimientos conjugados de la mirada (mirada en yunta: ducciones
y versiones) se desarrollan entre el momento del nacimiento y los 6 meses aproximadamente.
Al nacimiento, el grado de madurez es incompleto. A los 2 años alcanza el
máximo desarrollo sensorial y el proceso completo de visión binocular se logra
alrededor de los 6 años. Pero, así como el grado de madurez es escaso al nacer, la
capacidad de adaptarse sensorialmente a una situación (fisiológica o patológica)
es máxima, a esto se le llama plasticidad. Aproximadamente a los 6 años, la madurez es máxima y la plasticidad, mínima.
Si existe algún problema antes de los 3 años, esto puede incidir en la maduración binocular, y el sistema nervioso central, por su gran plasticidad, es capaz de
adaptarse a una nueva situación patológica. Se desarrolla así un sistema de visión
anómalo no binocular, alternativo, que después de perder la plasticidad queda fijado para siempre de forma irreversible.
Anomalías de la visión binocular
Cuando ocurre una alteración en el paralelismo de los ojos, se producen algunas alteraciones sensoriales que describiremos a continuación.
Ausencia de visión binocular. Este caso se da en pacientes que presentan
estrabismo desde el nacimiento y no es corregido antes de los 2 años.
Diplopía. Cuando un objeto forma sus imágenes sobre puntos no correspondientes de la retina, que se localizan en dos lugares diferentes (Fig.15.4).
Confusión de imágenes. Cuando dos objetos forman su imagen sobre un
par de puntos correspondientes, localizados en el mismo lugar del espacio subjetivo (Fig.15.5).
Estas alteraciones (diplopía y confusión de imágenes) se presentan en pacientes en los que el estrabismo ocurrió después de los 6 meses.
El individuo utiliza mecanismos de compensación para evitar estas alteraciones sensoriales, como son la tortícolis, capacidad de incrementar la amplitud de fusión, hasta que llega un momento en que desarrollan secuelas sensoriales más graves, como son la supresión, la ambliopía y la correspondencia
retinal anómala.
Oftalmología
183
Fig. 15.4. Diplopía.
Fig. 15.5. Confusión de imágenes.
ESTRABISMO O HETEROTROPÍA
El término estrabismo se emplea para describir el mal alineamiento de los globos
oculares, en el cual ambos ojos no están dirigidos al objeto que se mira; proviene del
griego strabismus y significa desviarse de la línea, mirar oblicuamente, de soslayo.
El estrabismo es una enfermedad ocular, predominantemente de la infancia, y
está presente en aproximadamente el 3 % de los niños. Su tratamiento debe comenzar tan pronto como se haga el diagnóstico, con la finalidad de asegurar el
realineamiento de los ojos y el desarrollo de la mejor agudeza visual, para lograr, de
esta manera, incrementar las posibilidades para una visión binocular normal.
Las manifestaciones del estrabismo en la infancia pueden extenderse a jóvenes y adultos; y algunas formas de estrabismo ocurren casi exclusivamente en
estas edades, por ejemplo, el relacionado con las enfermedades tiroideas, fracturas de órbita y poscirugía del desprendimiento de retina, entre otros.
Concepto
Es la pérdida de paralelismo entre ambos ojos, al observar un objeto. Cuando
los ojos tienen una posición en la que la imagen cae en la fóvea de un ojo, pero no
en la del otro, este segundo ojo está desviado y, por tanto, se presenta el estrabismo.
Etiología
Hemos querido agrupar las causas de estrabismo de una forma didáctica que
enunciaremos a continuación.
Refraccionales. Las ametropías son causa frecuente de estrabismo, sobre
todo las hipermetropías y anisometropías.
184
O ftalmología
Interferencia sensorial. Cualquier lesión orgánica que impida una correcta
agudeza visual, puede interferir el adecuado desarrollo del equilibrio oculomotor.
Puede tratarse de una catarata monocular, una opacidad de la córnea monolateral,
un foco de coriorretinitis o, lo que es más grave aún, un retinoblastoma, de ahí la
importancia de la valoración inmediata por el oftalmólogo, en cuanto se diagnostica
un estrabismo.
Alteraciones musculares. Por anomalías de inserción en los músculos, vainas, fibrosis, retracciones mecánicas y parálisis oculomotoras, que a veces curan y
dejan como secuela un estrabismo no paralítico.
Anatómicas. Por anomalías en las órbitas y en las disostosis craneofaciales,
como en la enfermedad de Crouzon y el síndrome de Apert, entre otras.
Esenciales o idiopáticas (60 – 65 %) Son las más frecuentes. Se producen
por una afectación del sistema motor ocular de origen desconocido.
Centrales. Algunas afecciones del sistema nervioso central cursan con
estrabismo, como el síndrome de Down.
Alteraciones inervacionales. Algunos autores señalan que cuando existen
desproporciones o alteraciones en la relación acomodación/convergencia o entre
la convergencia/divergencia, pueden presentarse estrabismos.
Clasificación
Son múltiples las clasificaciones encontradas con referencia al estrabismo y
de acuerdo con diferentes factores. Resumiremos las más importantes que nos
puedan ayudar a la hora de revisar el diagnóstico y el cuadro clínico.
De acuerdo con la dirección de la desviación:
- Horizontales:
· Convergentes o esodesviaciones.
· Divergentes o exodesviaciones.
- Verticales:
· Hiperdesviación: hacia arriba.
· Hipodesviación: hacia abajo.
- Torsionales.
- Combinadas.
De acuerdo con el estado de la fusión:
- Forias: desviación latente, en la que el control de la fusión está siempre
presente.
- Tropía intermitente: el control fusional está presente parte del tiempo.
- Tropía: desviación manifiesta, en la que el control de la fusión no está
presente.
Oftalmología
185
De acuerdo con la variación de la desviación:
- Comitante: la desviación no varía con la dirección de la mirada.
- Incomitante: la desviación varía con la dirección de la mirada o de acuerdo con el ojo fijador, como ocurre en los estrabismos paralíticos.
De acuerdo con la fijación:
- Alternante: existe una alternancia espontánea de la fijación de un ojo a otro.
- Monocular: hay una preferencia definitiva para fijar por un solo ojo.
De acuerdo con la edad de inicio:
- Congénitos: cuando la desviación ocurre en los primeros 6 meses de la vida.
- Adquiridos: cuando el inicio de la desviación se presenta después de los
6 meses de edad.
De acuerdo con la relación cerca/lejos:
- Relación convergencia/acomodación normal (C/A): existe la misma desviación de cerca y de lejos.
- Relación C/A elevada: cuando la convergencia es mayor de cerca que de
lejos, o cuando la divergencia es mayor de lejos que de cerca.
- Relación C/A baja: en la esodesviación el ángulo es mayor a distancia que
de cerca, y en la exodesviación el ángulo es mayor de cerca que de lejos.
Cuando se aplica apropiadamente esta clasificación, podemos describir con
más facilidad las particularidades de cada paciente con estrabismo.
Diagnóstico
A veces, el diagnóstico del estrabismo se hace evidente con solo examinar al
paciente con una luz en posición primaria de la mirada.
Cover test. Este test de oclusión es universalmente conocido; puede usarse
monocular (cover uncover test) o alternante (alternante cover test). Es de gran
importancia porque puede ser realizado en cualquier lugar. Solo se necesita una luz
de fijación, un oclusor (aunque a veces se usa la mano o el dedo como oclusor) y
cierto grado de cooperación del paciente.
Cover uncover test. Se realiza primero para establecer la presencia de una
desviación manifiesta o latente. Al cubrir un ojo, se observa el opuesto para ver si
ocurre cualquier movimiento.
Cover test alternante o test de oclusión alternante. Es un test disociativo, en el
que ocluimos alternantemente los ojos observando el ojo que se desocluye (Fig.15.6).
186
O ftalmología
Si al tapar un ojo el otro no se mueve y viceversa, el paciente no es estrábico (ortoforia).
Si al ocluir cualquiera de los ojos, el otro se mueve, es decir, toma la fijación, estamos ante un estrabismo manifiesto (heterotropía).
Si al destapar un ojo que previamente estaba ocluido, este hace un movimiento de refijación, estamos ante un estrabismo latente (heteroforia).
Si existiera una fijación excéntrica (situación patológica en la que el ojo fija con
una zona excéntrica de la retina que no es la fóvea) o también niños muy pequeños
donde no hay cooperación, el test no es aplicable.
El cover test se puede asociar con prismas que colocamos de base contraria a
la desviación: el ángulo de desviación que presenta el paciente estrábico se mide
en dioptrías prismáticas (DP), tanto de lejos (5 m) como de cerca (33 cm).
Exámenes basados en el reflejo corneal. Cuando el niño no coopera, o en el
caso de una fijación excéntrica, podemos utilizar los exámenes basados en el reflejo corneal.
Método de Hirschberg. Se calcula que cada milímetro de desplazamiento
del reflejo luminoso sobre la córnea corresponde a 7° (12 DP) de desviación
(Fig.15.7). Ejemplos:
- 15°, cuando el reflejo se sitúa en el borde pupilar.
- 30°, cuando el reflejo se sitúa entre el borde pupilar y el limbo.
- 45°, cuando el reflejo se observa en el limbo.
Fig. 15.7. Método de Hirschberg: a) Ortoforia, la luz se refleja en el centro pupilar; b) La luz se
refleja en el borde pupilar (15°); c) La luz se refleja entre el borde pupilar y el limbo (20° a 25°);
d)La luz se refleja en el limbo (30°).
Oftalmología
187
Método de Krimsky. Se utilizan prismas para medir la desviación: estos se
colocan delante del ojo fijador y se observa cómo el reflejo luminoso descentrado
del ojo estrábico se va desplazando, hasta lograr ubicarlo en el centro de la córnea,
simétricamente al ojo fijador. El valor del prisma necesario para lograrlo, determina la magnitud de la desviación.
Es importante recalcar que siempre, ante todo paciente estrábico, debemos
realizar un examen oftalmológico completo, incluyendo el fondo de ojo, pues hay
que recordar que, a veces, un estrabismo es la primera manifestación de un
retinoblastoma. Por su parte, precisar la agudeza visual y la refracción bajo cicloplejía
nos permite valorar la presencia de una ambliopía.
Diagnóstico diferencial
Seudoestrabismo. Tanto el epicanto (pliegue en el canto interno de las hendiduras palpebrales), como el hipertelorismo (órbitas más separadas de lo normal) pueden simular un estrabismo. El cover test revela que no hay desviación
en estos casos.
El ángulo de Kappa es el ángulo entre el eje visual (línea de dirección visual) y
el eje anatómico del ojo (eje pupilar); se observa como una pequeña descentración
de la luz del centro de la córnea. Cuando el reflejo se desplaza nasalmente es un
ángulo de Kappa positivo y simula una exodesviación y viceversa, lo que constituye también una causa de seudoestrabismo (Fig.15.8).
Fig. 15.8: a) Ángulo Kappa formado entre el eje pupilar y la línea visual; b) Ángulo Kappa positivo,
cuando el reflejo se desplaza temporalmente.
Cuadro clínico
Independientemente de las características similares entre todos los estrabismos,
como son la desviación, diplopía y confusión (más manifiesta cuando comienza bruscamente, como se ve en las parálisis musculares), hay otros síntomas y signos particulares, de acuerdo con los diferentes tipos de estrabismo, que se resumen a continuación:
- Movimientos oculares limitados en los estrabismos paralíticos y restrictivos.
- Agudeza visual disminuida, sobre todo en los precoces y monoculares.
188
O ftalmología
- Tortícolis en las parálisis musculares, restricciones, disfunciones de los
músculos oblicuos o cuando el estrabismo se asocia con nistagmo.
- Alteraciones de la refracción, hipermetropías, anisometropías y, en ocasiones, miopías.
- Cierre o guiño de un ojo, y fotofobia en los estrabismos intermitentes.
- Síntomas astenópicos en las heteroforias.
- Alteraciones de los medios u oftalmoscópicas en los estrabismos de causa sensorial.
- Esotropía congénita.
- Estrabismo convergente que aparece en los primeros 6 meses de la vida:
se presenta con un gran ángulo de desviación, pobre función de los rectos
laterales, fijación cruzada, y puede asociarse a nistagmo, hiperfunción de
los oblicuos inferiores, hipertropías disociadas y ambliopía (Fig.15.9).
Fig. 15.9: a) Esotropía congénita; b) Hiperfunción oblicua inferior izquierda; c) Hiperfunción oblicua
inferior derecha.
Esotropía acomodativa. Estrabismo convergente, debido a una convergencia
secundaria, asociada a la acomodación. Puede ser de dos tipos: refractiva, debido
a una hipermetropía elevada, de más de 4 dioptrías esféricas, y con una relación
alta entre convergencia y acomodación.
Por esto, la desviación será mayor de cerca que de lejos, y en el caso de la refractiva
desaparece en la midriasis ciclopléjica. Se presenta entre los 2 y 3 años, y se acompaña
de síntomas astenópicos, diplopía intermitente o cierre de un ojo para fijar.
Exotropía intermitente. Aparece después de los 6 meses de edad; con frecuencia es hereditaria. Aumenta la desviación de lejos y se agrava con la fatiga y
la desatención; el paciente, en estos casos, puede referir diplopía y cierre del ojo
ante una luz brillante.
Síndromes A y V. Son incomitancias horizontales en las miradas verticales, que
toman el patrón A o V de acuerdo con la desviación mayor o menor de la mirada
abajo o arriba. Se acompañan, con frecuencia, de hiperfunción de los músculos oblicuos inferiores (en el patrón V) y de los oblicuos superiores (en el patrón A).
DVD o desviación vertical disociada. Es una desviación vertical manifiesta
o latente, que no se asocia a movimientos hipotrópicos del ojo contralateral en el
Oftalmología
189
cover test alternante y se manifiesta como una hipertropía doble, generalmente
asimétrica (Fig.15.10).
Fig. 15.10: a) En la mirada binocular; b) Hipertropía izquierda después de destapar el ojo izquierdo;
c) El ojo izquierdo bajando hacia la posición horizontal.
Puede asociarse en el 70 al 90 % a la esotropía congénita o aparecer después
de una corrección quirúrgica, con menos frecuencia a la exotropía, y es rara después de los 8 años.
Tratamiento
El tratamiento del estrabismo está encaminado a lograr restaurar la función
binocular y el alineamiento ocular.
Finalidades:
- Buena agudeza visual en cada ojo, con la prevención de la ambliopía.
- Buena apariencia estética: se logra con la modificación o eliminación
del ángulo de la desviación.
- Buena visión binocular cuando se logra el equilibrio entre el sistema
sensorial y motor.
Procedimientos:
- Prevención de la ambliopía con el diagnóstico precoz del estrabismo y
ocluir el ojo sano para forzar el uso del ojo desviado.
- Corrección óptica adecuada del defecto de refracción con el uso de
espejuelos, bifocales o lentes de contacto, cuando sea necesario.
- Ejercicios ortópticos binoculares pre y posoperatorios. En ocasiones, es
necesario mejorar o desarrollar una amplitud de fusión, y ejercicios de
convergencia.
- Cirugía. El tratamiento quirúrgico del estrabismo está dirigido a introducir modificaciones en los músculos: estos se debilitarán mediante
190
O ftalmología
retroinserciones o elongaciones, y se reforzarán mediante pliegues o
resecciones, o alterando la orientación de su plano de acción.
En ocasiones, es necesario actuar sobre tejidos particulares: fascias, ligamentos
o conjuntiva, para eliminar o crear limitaciones pasivas a los movimientos oculares.
Dos conclusiones obtenemos de todo lo anterior:
1. El niño debe ser evaluado por el oftalmólogo en cuanto se le diagnostique un
estrabismo.
2. No existe un solo estrabismo que cure espontáneamente.
PARÁLISIS OCULOMOTORAS
Cuadro clínico
Se presentan de forma brusca, con limitación del movimiento hacia el campo
de acción del músculo afectado, estrabismo por contracción del músculo antagonista, incomitancia y desviación secundaria mayor que la primaria. Aparecen diplopía
de instalación brusca, confusión y tortícolis compensador. El paciente mira de lado
y gira la cabeza colocando los ojos en posición opuesta al campo de acción del
músculo parético.
Triada diagnóstica: diplopía, desviación y limitación del movimiento.
Etiología
Idiopática, isquémica, tumores, aneurismas, traumática, miogénica e
inflamatoria.
Las lesiones que provocan parálisis pueden estar situadas en cualquier parte
del trayecto del nervio, desde la corteza cerebral hasta el músculo efector. Según
la situación donde se producen, estas lesiones pueden ser: centrales (centros
corticales, de asociación, núcleos de origen, fibras que conectan estos centros), y
periféricas (basilar u orbitarias).
Parálisis del III par
Incompleta: solo afecta ramas motoras.
Completa: se afectan, además, la pupila y la acomodación.
Al realizar el examen se observan ptosis palpebral, ojo desviado hacia abajo y
afuera, midriasis y cicloplejía.
Oftalmología
191
Parálisis del IV par
Suele evolucionar con hipertropía que empeora en aducción, tortícolis
compensador sobre el hombro opuesto con depresión del mentón.
Parálisis del VI par
Es la de mayor frecuencia. Se presenta como una esotropía mayor a distancia,
con limitación de la abducción y tortícolis compensador.
Conducta a seguir
Ante la sospecha de parálisis oculomotora, el paciente debe remitirse al oftalmólogo y al neurólogo. No debe olvidarse que las causas pueden ser graves en el
sistema nervioso central, orbitarias o sistémicas.
Debe indicarse la oclusión de un ojo para eliminar la diplopía y la confusión.
El tratamiento definitivo se basa en eliminar o tratar la causa que lo provocó; si
es posible, se acudirá a la cirugía para intentar la compensación de la desviación
mediante el reforzamiento del músculo parético y la debilitación del antagonista.
Este procedimiento nunca se realizará antes del año de aparecida la desviación.
Últimamente se invoca el uso de varias inyecciones de toxina botulínica en el
músculo antagonista, en las parálisis recientes del III y del VI par. En estos casos
la toxina impide el desarrollo de la contractura de los rectos lateral y medio respectivamente, hasta que la fuerza del músculo se restablezca.
Este tratamiento puede evitar la necesidad de operación en los casos que de otra
manera quedarían con un estrabismo comitante. Si la parálisis no desaparece, este
tratamiento mejora el pronóstico quirúrgico, pues el paciente queda libre de contractura.
En la tabla 15.2 se describe el diagnóstico diferencial entre los estrabismos
paralítico y comitante.
Ambliopía
La ambliopía, del griego embotamiento u oscurecimiento de la visión, ha sido
definida tradicionalmente como la disminución de la visión de un ojo, sin que exista
lesión orgánica que la justifique.
En la práctica, significa que el paciente presenta un déficit en la agudeza
visual, que no puede ser mejorada con la corrección óptica; los medios están
transparentes y el fondo de ojo aparece normal, sin alteraciones neurológicas
obvias, ni otros factores detectados al examen que puedan ocasionar esta disminución de la visión.
192
O ftalmología
Tabla 15.2. Diagnóstico diferencial entre los estrabismos paralítico y comitante
Paralítico
No paralítico
Causas
Parálisis o paresia de uno
o más músculos del ojo
Inervación anormal
desde los centros
supranucleares que provoca
desproporción entre
convergencia y divergencia
Fecha de aparición
Frecuente en adultos
Frecuente en niños
Síntomas
Diplopía, vértigos,
tortícolis
y estrabismo
Disminución de la agudeza
visual, supresión, tortícolis
y estrabismo
Ángulo de desviación
Varía cuando se explora
el campo de acción del
músculo paralizado
Mantiene el mismo
Movimientos oculares
Limitados, se evidencia
la parálisis
Normales
La prevalencia de ambliopía fluctúa entre el 1 y el 5 % de la población.
Actualmente, la ambliopía se considera como un grupo de fenómenos que se
originan en el sistema visual inmaduro, que comprometen el circuito neural del
cerebro y afectan la percepción visual.
En la ambliopía existen dificultades de localización espacial. La agudeza visual
es peor cuando se examina con optotipos lineales que con optotipos aislados (visión angular), por existir el fenómeno de apiñamiento de las letras o figuras.
La sensibilidad de contraste se encuentra disminuida y en los potenciales evocados visuales puede observarse disminución de la amplitud y aumento de la latencia.
Etiología
Estrabismo. Como mecanismo de supresión o inhibición de la imagen del ojo
desviado.
Anisometropía. Las imágenes de ambos ojos no son iguales por el desenfoque o imagen borrosa en un ojo, especialmente en el hipermétrope por tener una
mayor graduación, con una diferencia de no menos de tres dioptrías.
Ametropías elevadas. Los vicios de refracción no corregidos durante el segundo o tercer año de vida pueden detener el desarrollo de la agudeza visual.
Deprivación de estímulos. Se presenta en las cataratas congénitas, ptosis
palpebral y hemangiomas; también se denomina ambliopía exanopsia o por desuso.
Oftalmología
193
Ambliopía estrábica
Es la más frecuente. Su incidencia varía del 16 al 22 % en las exotropías, hasta
el 75 al 83 % en las esotropías.
Es importante realizar un examen oftalmológico cuidadoso para descartar las
causas orgánicas de esta disminución de la visión, especialmente los tumores oculares, y detectar alteraciones oculares no tratables como la atrofia óptica y la
hipoplasia del nervio, para evitar, de esta manera, las oclusiones innecesarias.
Tratamiento
Debe realizarse por el especialista, lo más rápido posible, con la finalidad de
mejorar las condiciones sensoriales del ojo, mediante una adecuada corrección
óptica y la oclusión del ojo sano; el paciente será chequeado periódicamente.
En cuanto se vea una mejoría, se pasará a la oclusión alternante, con una frecuencia mayor para la oclusión del ojo sano, por ejemplo, 5 días x 2 días; 6 días x 1 día.
Después que mejore la visión, deberá mantenerse durante 3 meses más.
Durante el período de la oclusión deberá realizar ejercicios de fijación (colorear, calcar, bordar, delinear contornos), para evitar así una recaída (Fig.15.11).
En casos de cooperación deficiente pueden usarse otros métodos, como la
penalización por degradación óptica o por agentes ciclopléjicos.
Si el paciente no presenta mejorías en un período de 3 a 6 meses de terapia
oclusiva, el tratamiento puede suspenderse definitivamente.
Criterios de diagnóstico precoz
de la ambliopía para el médico
general básico
Fig. 15.11. Niña estrábica con oclusión del ojo
sano para prevenir la ambliopía (se observa el
reflejo pupilar de Hichbert).
194
O ftalmología
El mejor tratamiento de la ambliopía
es su prevención, sobre la base de un
diagnóstico precoz.
Aunque existen otros procedimientos, el más importante es la determinación de la agudeza visual. En un paciente
normal, la visión debe tomarse a los 4
años. Los pacientes con estrabismo, alteraciones de los medios o dificultades
visuales antes de los 3 años, deben ser
remitidos al oftalmólogo. Después de los
4 años, si la agudeza visual es normal,
debe revisarse de nuevo a los 2 años
siguientes y, si está disminuida, el paciente debe remitirse al oftalmólogo.
REFRACCIÓN
Este capítulo no se refiere a enfermedades. Trataremos en él lo relacionado con la composición dióptrica del ojo, la cual varía para cada persona.
También se estudiará aquí la refracción o corrección óptica requerida
por muchos pacientes, lo que posibilitará el mejoramiento de la agudeza
visual en aquellos que presenten defectos refractivos; esto les evitará
limitaciones en la visión. En ocasiones, algunos de estos defectos pueden
transformarse en enfermedades, como ocurre en la miopía degenerativa
o maligna.
La luz que recibimos de fuentes propias como el sol, los bombillos, etc., la
reflejamos en forma de rayos divergentes (estos permiten la visión al entrar en los
ojos). Tras atravesar los medios transparentes y refractarse para hacerse convergentes, los rayos forman en la retina la imagen de los cuerpos u objetos.
Los rayos que proceden de objetos lejanos al ojo (más de 6 m) prácticamente
llegan a él en forma paralela a la cara anterior de la córnea, y necesitan desviarse en
convergencia mediante la refracción que les hacen la córnea y el cristalino.
Los rayos que proceden de objetos cercanos, a medida que están más cerca del
ojo, llegan a este más divergentes, por lo que necesitan de una refracción “adicional” para convertirse en convergentes: esto lo realiza el cristalino al abombarse; su
diámetro anteroposterior aumenta y da lugar a la acomodación del cristalino, que
se produce para la visión cercana.
Las alteraciones de la refracción de la luz dentro del ojo, que hacen que no se
forme la imagen nítida de los objetos en la retina, se conocen como defectos
refractivos o trastornos de la refracción y no constituyen como tal una enfermedad.
Estos trastornos son: miopía, hipermetropía, astigmatismo y presbicia (Fig. 16.1).
Cuando la imagen se forma nítidamente en la retina, el ojo es emétrope, o sea, no
tiene defectos refractivos.
Dioptría (D). Es la unidad de medida del poder de refracción de los lentes; se define
como el valor inverso de la distancia focal cuando esta se mide en metros; una lente de
1D tiene 1 m de distancia focal; cuando es de 2 m (valor inverso ½ ) sería de ½ D; cuando
es de ½ m (valor inverso 1/0,5 ) es de 2 D y así sucesivamente.
Oftalmología
195
Lente. Es un medio refractivo transparente, en el cual una o ambas superficies son curvas. Hay dos clases de lentes: esféricas y cilíndricas.
Lentes esféricas. Se llaman así porque sus superficies curvas son segmentos
de esfera y refractan los rayos por igual en todos los meridianos. Se utilizan en la
corrección de la miopía, hipermetropía y presbicia.
Lentes cilíndricas. Cuando una de las superficies tiene forma cilíndrica. Se
utilizan para la corrección del astigmatismo.
Estas dos clases de lente pueden a su vez ser convergentes (convexas) y
divergentes (cóncavas).
Convergentes (convexas). Son las lentes ampliadoras, positivas; se designan
con el signo +; tienen el poder de convertir los rayos paralelos en convergentes y
reunirlos en un foco. Se utilizan en hipermetropía y presbicia.
Divergentes (cóncavas). Son las lentes reductoras, negativas, y se designan
con el signo –; los rayos paralelos luminosos, después de atravesar una lente cóncava, divergen (Fig. 16.2). Se utilizan en la miopía.
Miopía
La miopía se caracteriza porque los rayos paralelos provenientes de objetos
lejanos forman su imagen (foco) delante de la retina, por tanto, el paciente ve mal
de lejos (Fig. 16.3). Esta convergencia precoz de los rayos puede producirse por
tres mecanismos patogénicos:
1. Miopía axil. Debido a un aumento del diámetro anteroposterior del ojo, los
rayos convergen delante de la retina; es la más frecuente.
2. Miopía de curvatura. Aumento de la convexidad de la superficie anterior de
la córnea o de las caras del cristalino.
3. Miopía de índice. Es el resultado del aumento del índice refractivo del cristalino,
por ejemplo, en la diabetes mellitus descompensada y en la catarata incipiente.
La miopía tiene una fuerte tendencia hereditaria; predomina en razas como la
amarilla y es menos frecuente en la raza negra. La miopía congénita es rara.
Con el crecimiento del cuerpo, el ojo crece, pero el miope más; generalmente
aparece en la pubertad y juventud, y suele detenerse entre los 20 y 25 años; en
otros casos aumenta más allá de los 25 años y puede ser muy elevada (> de
20,00D); esta es la míopía progresiva, que en la fase extrema es llamada maligna.
Fig. 16.3. Miopía.
196
O ftalmología
Clasificación
- Leve, cuando es menor de –3,00D.
- Moderada, cuando es de –3,00D a – 6,00D.
- Elevada, cuando sobrepasa las – 6,00D.
El miope ve mal de lejos. De cerca no necesita acomodación. En la miopía leve
el trabajo visual de cerca puede realizarse cómodamente, sin cristales. La triada para
la visión cercana: miosis, acomodación y convergencia, disminuye; las pupilas están
dilatadas, y hay tendencia a la exotropía por atrofia de los músculos rectos internos;
sin embargo, en los grados elevados de miopía suele haber dolor en los ojos, por el
esfuerzo para poder leer de cerca, sin cristales correctores. Los párpados tienden a
cerrarse en hendidura estenopeica para mejorar la visión al mirar de lejos.
El ojo miope es generalmente grande; en casos de miopía alta o elevada puede
dar la sensación de exoftalmo. Su cámara anterior es amplia, por lo que el ángulo
iridocorneal es abierto: este puede observarse al hacer la gonioscopia, es por ello
que los miopes no presentan glaucoma agudo (glaucoma de ángulo estrecho).
El crecimiento axil provoca degeneraciones en las zonas de inserción de la retina: en la periferia y alrededor de la papila. A este nivel puede observarse una semiluna
y, en casos graves, un cono miópico de degeneración retinocoroidea (Fig. 16.4). Las
degeneraciones periféricas del miope pueden dar lugar a desgarros, que en algún
momento pueden facilitar el desprendimiento de retina, afección que requiere tratamiento quirúrgico con pronóstico visual reservado.
La miopía puede provocar catarata y glaucoma crónico simple (de ángulo abierto). Cuando es muy elevada, puede constituir una enfermedad con degeneración
macular, vítrea, del nervio óptico y de la esclera (estafiloma posterior).
Fig. 16.4. Estado comparativo del disco óptico normal con el miope.
Tratamiento
La miopía se corrige con lentes de dioptrías negativas, bicóncavas, que divergen
los rayos, los cuales, al llegar al ojo miope, forman la imagen en la retina (Fig. 16.5);
son esféricas y todos sus meridianos tienen la misma medida (poder dióptrico).
Las lentes de contacto superan a los espejuelos, porque al disminuir el espacio
lente-ojo mejoran la agudeza visual.
Oftalmología
197
Fig. 16.5. Corrección de la miopía con una lente
divergente o negativa.
El tratamiento quirúrgico de la miopía, queratotomía radial, es otra de las posibilidades de mejorar la visión de los miopes.
Actualmente, a nivel mundial, el láser excimer es el más utilizado en el tratamiento de la miopía.
Hipermetropía
Es el trastorno de la refracción, en el que los rayos paralelos, provenientes de
objetos lejanos, son enfocados detrás de la retina (Fig. 16.6).
Los ojos hipermétropes tratan de acercar la imagen, realizando la acomodación también para la visión lejana, por lo que los rayos son enfocados en la retina y
el paciente puede lograr ver bien. El ojo necesita realizar mucha mayor acomodación para ver de cerca; los músculos ciliares aumentan su contracción para lograr
un mayor abombamiento del cristalino, lo que trae consigo síntomas de cansancio
al esfuerzo visual, conocidos también como síntomas astenópicos.
Fig. 16.6. Hipermetropía.
Síntomas astenópicos
- Dolor ocular.
- Cefaleas frontales y, en ocasiones, occipitales.
- Aumento del parpadeo.
- Sensación de prurito y ardor ocular.
- Ligera fotofobia.
- Enturbiamiento de la lectura u otro esfuerzo visual.
198
O ftalmología
- Los ojos presentan congestión palpebral e irritación conjuntival. Ese estado de cansancio predispone a inflamaciones: orzuelo, chalazión, blefaritis
y conjuntivitis.
Factores patogénicos
Hipermetropía axil. Hay disminución del diámetro anteroposterior del ojo, por
tanto, la imagen se forma detrás de la retina; es la más frecuente.
Hipermetropía de curvatura. Curva más plana de córnea o cristalino.
Hipermetropía de índice. Disminución del índice del cristalino en pacientes
diabéticos que están en vías de compensación, luego de una crisis de hiperglicemia.
La afaquia (ausencia de cristalino) provoca que la imagen se forme detrás de
la retina.
Por ser el ojo más pequeño, su cámara anterior es más estrecha y al realizar la
gonioscopia, en muchos casos se puede apreciar un ángulo estrecho, por lo que
hay predisposición al glaucoma de ángulo estrecho.
El esfuerzo visual lleva a un aumento de la triada para la visión cercana: miosis,
acomodación y convergencia de los ojos, lo cual provoca hipertrofia de los músculos del cuerpo ciliar y de los músculos rectos internos. En niños con hipermetropía
moderada o elevada, esto puede provocar estrabismo convergente, que es tratado
con el uso de cristales correctores.
El fondo de ojo del hipermétrope presenta papilas pequeñas de bordes no muy
definidos y vasos tortuosos (como si no cupieran en el pequeño ojo), lo que da una
falsa impresión de congestión o estasis papilar (seudopapiledema de los
hipermétropes).
Clasificación
- Leve, cuando es menor de +1,50D.
- Moderada, cuando es de +1,50D a +3,00D.
- Elevada, cuando sobrepasa +3,00D.
Los niños suelen ser hipermétropes al nacer; esto disminuye a medida que el
ojo crece; muchos se vuelven emétropes y algunos pueden llegar a ser miopes.
Tratamiento
Corrección con lentes de dioptrías positivas, esféricas, biconvexas, que convergen los rayos, lo que hace que la imagen se forme en la retina (Fig. 16.7).
Se pueden usar lentes de contacto cuando el defecto es moderado o elevado.
La cirugía refractiva (queratotomía) hexagonal aumenta la curvatura de la
córnea y mejora la hipermetropía.
El láser excimer se utiliza en el tratamiento de la hipermetropía.
Oftalmología
199
Fig. 16.7. Corrección de la hipermetropía con
una lente convergente o positiva.
Astigmatismo
Como su nombre lo indica, a significa no, y estigma, punto. El astigmatismo es
un defecto de la refracción, en el que la imagen no se forma en el mismo lugar o
punto, como sucede en la emetropía, miopía e hipermetropía, sino en una línea de
focos. Se debe a la diferencia de refracción entre los meridianos principales; la
imagen se forma a diferentes niveles.
Es un defecto refractivo muy común, debido a que la córnea no es parte de
una esfera, sino de un elipsoide, por lo que fisiológicamente presenta una pequeña
diferencia de sus meridianos principales.
El astigmatismo es congénito en la mayoría de los casos y existe predisposición hereditaria, pero también puede ser adquirido, como consecuencia de alteraciones de la córnea, debido a inflamaciones, traumas y operaciones, así como en la
evolución de las cataratas.
El astigmatismo regular es el más común; hay un meridiano que presenta la
máxima graduación y el otro, la mínima; estos meridianos, llamados principales,
son perpendiculares entre sí. Los otros meridianos tienen poder refringente o refractivo intermedio, según su posición con respecto a los principales.
El astigmatismo irregular es la forma clínica en la que no solo hay diversa
refracción en los diferentes meridianos, sino que, además, la refracción en cada
meridiano es irregular o anárquica. Se puede observar en queratocono, cicatrización corneal, irregularidades del cristalino, presión de tumores palpebrales sobre la
córnea, etc.
El astigmatismo puede ser simple o compuesto (Fig. 16.8).
Simple. Un meridiano es emétrope y el otro, ametrópico (miope o hipermétrope),
astigmatismo miópico simple o astigmatismo hipermetrópico simple.
Compuesto. Cuando ambos meridianos son miopes o hipermétropes, pero de
diferentes dioptrías, astigmatismo miópico compuesto o astigmatismo hipermetrópico
compuesto.
Mixto. Cuando un meridiano es miope y el otro, hipermétrope.
El astigmatismo es la ametropía que más síntomas astenópicos provoca: cefaleas, dolor ocular, ardor, fotofobia, visión borrosa de lejos en el miópico. Otros
síntomas: déficit visual de cerca en el hipermetrópico, hiperemia conjuntival y predisposición a afecciones inflamatorias de los párpados. Es característico que el
paciente salte los renglones al leer o confunda las letras.
200
O ftalmología
Fig. 16.8. Clasificación del astigmatismo.
Tratamiento
- Se corrige con lente cilíndrico: cóncavo o convexo, orientado en el meridiano o eje adecuado. (Fig. 16.9). Se combina con lentes esféricas cuando acompaña a miopía o hipermetropía. Los grados ligeros de astigmatismo son fisiológicos y no necesitan corregirse.
- El uso de lentes de contacto mejora la calidad de la visión.
- Puede corregirse mediante cirugía refractiva.
- En queratocono muy avanzado o pronunciado, el astigmatismo irregular
progresa habitualmente hasta un grado incorregible, y se hace necesario
realizar transplante de córnea.
Oftalmología
201
Fig. 16.9. Corrección del astigmatismo: a) cilindro convexo; b) cilindro cóncavo.
Presbicia
Es un fenómeno fisiológico, que resulta del proceso de envejecimiento del
organismo. El cristalino pierde su elasticidad y el músculo ciliar se debilita
progresivamente, lo que hace que disminuya el poder de acomodación. Comienza a partir de los 40 años.
Los síntomas se presentan con el
trabajo de cerca; los objetos cercanos se ven borrosos, o se puede experimentar fatiga visual al intentar
realizarlo. La persona se da cuenta de
que debe mantener el texto a una
mayor distancia para poder realizar la
Fig. 16.10. Presbicia. El paciente tiende a alejar
lectura (Fig. 16.10).
el libro por el déficit de acomodación.
Tratamiento
La corrección de la presbicia se realiza con lentes esféricas positivas. Aproximadamente cada 2 años se necesita una nueva prescripción. Se indica una lente
que corrija el defecto refractivo de base (miopía, hipermetropía o astigmatismo)
junto con la adición que corrige la presbicia, todo en lentes bifocales y trifocales
(Fig. 16.11). También existen lentes llamados progresivos, cuya graduación va en
aumento desde arriba hacia abajo. Hay personas que los prefieren separados, en
dos pares de espejuelos. Los emétropes solo los usan para corregir la presbicia.
Fig. 16.11. Lentes bifocales (a y b); lentes
trifocales (c).
202
O ftalmología
HIGIENE Y PREVENCIÓN OCULARES
La concepción del trabajo de higiene y epidemiología está basada en las
principales reglas establecidas por el Ministerio de Salud Pública, con el
objetivo de preservar y asegurar la salud, con una metodología dirigida a
investigar y conocer las causas y condiciones de los problemas que afecten
a grupos humanos, para su solución racional.
Es en la comunidad, en la atención primaria, donde ocurren los sucesos que
repercuten sobre la salud del hombre, la familia y la población, y su estrecha interrelación con el medio necesita ser controlada para prevenir y
aminorar sus influencias desfavorables.
RELACIÓN CON LA OFTALMOLOGÍA
La aplicación de estos principios está muy vinculada a la oftalmología, en lo
referente al cuidado de la salud de los ojos, individual y colectivamente, preservando la función visual, ejerciendo campañas para evitar la ceguera, controlando y
combatiendo las posibles epidemias, como las que han azotado a nuestro país (conjuntivitis hemorrágica y neuropatía óptica epidémica), con medidas populares que
tienen carácter científico y han sido apoyadas por las estructuras de las organizaciones sociales.
IMPORTANCIA DE LA PREVENCIÓN
La prevención de afecciones transmisibles, contagiosas, no contagiosas, hereditarias y de otro tipo, están determinadas tanto para el adulto como para el niño.
Ya se conoce la intervención de los radicales libres en la génesis y el
condicionamiento de diferentes enfermedades, para lo cual se tiene en cuenta que el
cristalino, el vítreo y las partes de la retina tienen un déficit de los elementos
antioxidantes necesarios para la conservación de sus funciones , importantes en el
adecuado ciclo del metabolismo interno anaeróbico, en los que participen el glutatión,
Oftalmología
203
las vitaminas C y E, los flavonoides, y los b-carotenos. La ingestión de estas vitaminas, enzimas, e inclusive, los llamados oligoelementos como el cobre, el zinc y el
selenio, se consideran parte de la prevención de procesos como la catarata, la
degeneración macular asociada a la edad y otros cuadros de origen tumoral y
neovascular (acción antiangiogénica), productos que están difundidos en forma
comercial en el mundo desarrollado, como la ingestión de vitamina A para prevenir
la xeroftalmía.
El uso de gafas oscuras o con filtros adecuados (grises, verdes, amarillos, rosados) se recomiendan para la prevención de enfermedades producidas por el paso de
los rayos solares.
Afecciones hereditarias como la retinosis pigmentaria, la diabetes de la infancia y del adulto, los tumores como el retinoblastoma, la facomatosis y otras de
carga genética, se potencializan con la consanguinidad familiar, por lo que los hijos
de padres con este tipo de relación marital pueden ser portadores y evolucionar en
diferentes plazos hacia la ceguera. En estos casos es importante la orientación
médica y las consultas de consejo genético y planificación familiar para evitar, en
lo posible, la descendencia.
Existen posibilidades de afectaciones oculares en el feto durante el embarazo
por exposición a los rayos X en los tres primeros meses, y la ingestión de algunos
productos farmacéuticos con caracteres teratogénicos.
Teniendo en cuenta que el embrión puede ser portador de afecciones oculares
transmitidas a través de los padres y que el niño puede nacer con diferentes patologías que le producen déficit visual y hasta ceguera, deben de preverse enfermedades infectocontagiosas como la oftalmopatía rubeólica (catarata congénita y
microftalmo) que a veces no son bien advertidas por la madre embarazada. Otras
enfermedades severas como el SIDA y la lués pueden ser causa de estas alteraciones oculares.
La infección aguda conjuntival puede adquirirse también en el trabajo de parto
al nacimiento del niño (oftalmía neonatorum), casi siempre de causa gonocócica,
para lo cual se aplican métodos de prevención y profilaxis con colirios de sales de
plata (método de Credé), o con colirio antibiótico de amplio espectro.
Los cuidados posnatales deben impedir también la contaminación del niño recién nacido con otros gérmenes, por mala manipulación, como son los estafilococos
y neumococos, u otros de origen nosocomial por una larga estancia hospitalaria.
La estricta limpieza de las manos, las uñas, los paños, las toallas y fómites, en
general, evitan estas infecciones. En caso de ser afectado, debe ser aislado y tratado
adecuadamente.
Las afecciones infectocontagiosas (conjuntivitis) están presentes también en
otras edades y en el adulto, y pueden encontrarse de forma aislada o en epidemias; su etiología varía desde las causas bacteriana y viral, hasta la micótica; en
ocasiones, la evolución a procesos de la córnea (queratitis y úlceras) hace más
complejo el cuadro clínico.
204
O ftalmología
Las medidas epidemiológicas deben cumplirse estrictamente, entre ellas el aislamiento, el exudado conjuntival para conocer el germen y el antibiótico a utilizar;
el estudio del medio ambiente (círculos infantiles, escuelas, centros laborales) y la
eliminación de vectores como las moscas, guasasas y la higienización y limpieza
del medio.
Cuando existan epidemias, se aplicará el tratamiento profiláctico a personas
sanas en contacto directo con los afectados y se extremarán las medidas de higiene
personal y colectivas.
TRAUMATISMOS
OCULARES
Los traumatismos oculares constituyen una causa importante de afectación visual tanto en el niño como en el adulto.
Prevención en los niños
Un importante riesgo lo constituyen los juegos con objetos altamente peligrosos, como las espadas, tijeras, cuchillos y tirapiedras, los cuales pueden ocasionar
graves lesiones traumáticas oculares que conducen a la disminución de la visión. El
hifema por pelotas de consistencia dura, que acompaña las contusiones severas, ha
de complejizar el pronóstico visual en grados que pueden llegar a la ceguera. Actualmente se fabrican juguetes romos, flexibles, de material plástico, no traumáticos,
en lugar de los duros y cortantes, antes mencionados.
La divulgación y los programas de difusión de medidas preventivas sobre
estos traumatismos deben brindar orientación sobre el cuidado y la protección de
los ojos en los niños, sobre todo cuando se transmiten episodios con el uso de
estas armas peligrosas.
Los padres y demás familiares en el hogar también desempeñan una función
importante en el cuidado de los ojos, al igual que las educadoras de los círculos
infantiles y los maestros, que constituyen la máxima autoridad de respeto en las
escuelas y contribuyen con sus recomendaciones a minimizar su incidencia.
A nivel social, las organizaciones de masa pueden realizar este trabajo de prevención de los traumatismos oculares en la comunidad, a través de las audiencias
de salud y los conversatorios, haciendo conciencia a los padres y familiares de los
peligros que entrañan algunos tipos de juego.
Prevención en el adulto
Siguiendo el principio posible para evitar los traumatismos oculares en el
adulto y, teniendo en cuenta el alto por ciento de los relacionados con los acciden-
Oftalmología
205
tes de trabajo, se hace evidente la importancia de las medidas de prevención, así
como el cumplimiento de las normas de seguridad en las actividades de preparación
militar para la defensa.
La ceguera por traumas oculares se encuentra entre sus primeras causas a nivel
internacional, al igual que la ubicación de los accidentes en los ojos que alcanza hasta
el 12 %, comparado con otras partes del cuerpo humano, sin embargo, la importancia
de estos radica en que el órgano de la visión es sustitutivo de otros sentidos, y una
pequeña lesión en él tiene mayor envergadura que las de igual diámetro o severidad
en otras partes de la anatomía, ya que puede traer, como consecuencia, la pérdida de
la visión.
La presencia de los cuerpos extraños intraoculares y su multiplicidad ensombrecen
el pronóstico de los traumas, y puede llevar a complicaciones del tipo de las oftalmías
simpáticas.
Para prevenir los accidentes laborales se debe realizar un estudio de las áreas
con mayor riesgo e investigar los mecanismos de producción en los centros de trabajo. Si es un obrero agrícola, debe conocer los peligros de sus aperos de trabajo, ya
que es frecuente la autoagresión con los latiguillos de metal en el uso de la tracción
animal; la adecuada iluminación en el puesto de trabajo evita la fatiga visual y sus
consecuencias.
Se conoce que un correcto cromatismo industrial con contraste de colores favorece la distinción de los objetos en movimiento y los sitios de mayor peligrosidad. Los
colores de los locales y áreas de trabajo pueden evitar también la fatiga visual.
La protección de los ojos con gafas individuales, propias para cada tipo de trabajo, son de vital valor, pues los duros e irrompibles evitan las partículas de alta velocidad y la porción lateral que ajusta al rostro prevé la introducción de otros elementos
líquidos o de vapor irritante (Fig. 17.1). En la zafra azucarera se han ensayado algunos modelos protectores para el trabajador agrícola.
Los soldadores utilizan formas específicas de caretas con filtros de absorción, que
evitan la entrada de partículas y la fotorretinitis (queratoconjuntivitis actínica)(Fig. 17.2).
Las maquinarias, a su vez, deben contar con equipos de protección que pueden
ser incluso colectivos.
Estas normas de protección deben ser controladas y revisadas periódicamente
por las administraciones y los responsables de Protección e Higiene del Trabajo,
apoyados por el sindicato.
Fig. 17.1 Gafas individuales, protectoras de
accidentes oculares.
206
O ftalmología
Fig. 17.2 Gafas protectoras para soldadores.
ENFERMEDADES PROFESIONALES
Las enfermedades generadas de la actividad laboral, en trabajadores expuestos, se consideran como profesionales u ocupacionales, según lo definen las leyes
de Protección e Higiene del Trabajo.
Existen diferentes enfermedades que afectan el aparato visual y sus principales
causas pueden ser:
- Agentes externos irritativos, como los gases, polvos y vapores, para los
cuales existen medidas de protección como el uso de gafas con pantalla
lateral y una adecuada higiene personal y ambiental.
La no aplicación de estas medidas puede ocasionar oftalmoconiosis, pterigión
y otros estados irritativos en la conjuntiva y los párpados. Los vapores y gases
de sustancias químicas pueden provocar queratoconjuntivitis. Los elementos
irritantes del ácido clorhídrico y del amoniaco son ejemplos de ello.
Conocido es el efecto de las radiaciones en los trabajadores de radiología y en los radaristas, que no se protegen adecuadamente y pueden sufrir
una afectación del cristalino, al igual que los expuestos al excesivo calor
como los sopladores de vidrio.
Existen otras formas menos graves como resultado de las luces intensas
(queratoconjuntivitis de los artistas) y las producidas en los soldadores. El
uso de filtros o cristales protectores disminuyen estas afectaciones.
- Intoxicaciones por agentes químicos y metales como el plomo, el mercurio y compuestos arsenicales afectan la esfera visual con parálisis
oculomotoras, pérdida de visión y alteraciones vasculares. Las retinopatías
y neuritis son el resultado de estos últimos.
Oftalmología
207
En general, el fósforo, el óxido de carbono y el alcohol metílico conducen a la
atrofia del nervio óptico y, por consiguiente, a la ceguera.
Se deben aplicar sistemas de ventilación, purificación, y aspiración y eliminación de gases en los medios donde el ambiente propicie la contaminación.
Los trabajadores de la salud pueden sufrir las afectaciones por agentes infecciosos y parásitos en su actividad profesional. Existen posibilidades de ser contaminados por la conjuntivitis gonocócica, la sífilis, la tuberculosis, el tracoma y otras
enfermedades en ayudas internacionalistas y la colaboración, para las cuales el
aislamiento y tratamiento específico contribuyen a su prevención.
De patogenia compleja y multifactorial es la enfermedad denominada como
nistagmo de los mineros, que adquieren estos trabajadores por la posición de
los ojos, el esfuerzo de acomodación mantenida, la deficiente iluminación en
los medios subterráneos y las alteraciones vestibulares; se plantean, además,
formas posturales del cuerpo y otras causas como la psiconeurosis y aspiración
de gases. La prevención está relacionada con la observación temprana de estos
síntomas y el cambio de puesto de trabajo, así como la mejora de las condiciones de iluminación.
Otras enfermedades profesionales están relacionadas con la utilización de los
medios modernos de computarización: el seguimiento mantenido en las pantallas
favorece el incremento de defectos refractivos, y provoca cefaleas y fenómenos de
deslumbramiento, para los cuales ya se prevén medidas atenuantes, como filtros de
pantalla, uso de cristales correctores y trabajar en posiciones adecuadas, con intervalos de descanso.
AMBLIOPÍA
Para la prevención de la ambliopía en el niño deben conocerse los factores que
influyen en su instalación, como son los altos defectos refractivos, el estrabismo y
las alteraciones de los centros nerviosos superiores.
A veces su cuadro clínico está relacionado con hemorragias en la zona
macular al nacimiento, u otras causas que impidan el desarrollo visual normal,
las cuales deben ser diagnosticadas tempranamente, aunque existen casos en
los que es casi imposible evitar esta enfermedad, aun cuando el examen
fundoscópico sea normal.
Si somos capaces de interferir a tiempo la alteración causante, se puede
lograr el éxito.
Cuando existen altos defectos refractivos se dificulta el desarrollo visual y,
si es monocular (anisometropía), aún son más graves, pues el ojo contralateral
cumple la función visual de ambos.
Para conocer si el niño es portador de un alto defecto refractivo, es importante la realización de los exámenes en las maternidades (neonatología), en su
ingreso a los círculos infantiles y, aunque más tardíamente, en el preescolar,
pues no todas las madres tienen la información adecuada para detectar defec208
O ftalmología
tos visuales en sus hijos pequeños, de ahí la importancia de las campañas de
educación para la salud, que pueden proporcionarles los conocimientos primordiales que les permitan sospechar las alteraciones que interfieren en el
desarrollo fisiológico visual normal del niño.
Las opacidades del cristalino, intervenidas tardíamente, pueden impedir el
desarrollo de la función visual, por esta razón, actualmente se realizan de forma temprana y con la corrección de la afaquia resultante.
El estrabismo puede generar dos tipos de fenómeno: que el cerebro del
estrábico reciba la imagen del objeto visual en dos sitios diferentes y, como
mecanismo de defensa frente a la visión doble (diplopía), suprima psíquicamente una de las dos imágenes, o que se forme una falsa mácula excéntrica,
en un lugar de la retina no destinado anatomofisiológicamente para esta función, lo cual conducirá a una ambliopía, si no se interfiere a tiempo en su rectificación (ortóptica y pleóptica). Su profilaxis, por tanto, debe ser en el período de desarrollo (de 0 a 5 años), pues, una vez pasada esta etapa, aunque se
corrija el defecto refractivo que habitualmente le acompaña, se hará difícil
alcanzar la mejoría visual deseada.
Las campañas televisivas, las charlas, los pesquisajes a la población infantil y la educación a los padres para la atención con el especialista, son de
importancia vital; en ellas participan el médico de la familia y el pediatra, para
lograr, de esta manera, la prevención de la ambliopía del niño estrábico.
La atención primaria es la que brinda, por tanto, la orientación fundamental a la madre y es allí donde se debe informar del grave peligro que existe en un
estrabismo no tratado por un especialista para el pronóstico visual.
El sistema de educación actual favorece el tratamiento de esta entidad,
con una enseñanza especial que combina la docencia con la terapéutica adecuada para cada niño, hasta su recuperación.
GLAUCOMA
Los conceptos de higiene y prevención en el glaucoma están íntimamente
relacionados con su diagnóstico precoz y adecuado seguimiento. La caracterización de esta enfermedad, dada por el aumento de la presión intraocular y las
alteraciones de la agudeza y el campo visuales, se presenta en el adulto portador
de la forma crónica simple de ángulo abierto.
Actualmente se evalúan parámetros fundoscópicos relativos a la papila, su
simetría, sus bordes neurorretinales, sus fibras nerviosas, su excavación, la proyección de sus vasos y su repercusión campimétrica en sensibles equipos
computadorizados con programas especiales, pues la tensión ocular elevada, a
veces no mantenida, se considera un factor de riesgo, que implica que la enfermedad evolucione progresivamente hacia un deterioro cada vez mayor de la
Oftalmología
209
visión, y la reducción máxima del campo visual, hasta terminar en la ceguera.
Con estos nuevos conceptos se ha incrementado el diagnóstico y la prevención
en el ámbito mundial.
Por ello, su prevención con un criterio temprano debe tenerse presente por el
facultativo, además de apoyarse en una serie de síntomas sugestivos de la existencia de glaucoma, los que permitirán el planteamiento presuntivo y la posterior
valoración por un especialista avezado en este diagnóstico, para proceder al
tratamiento efectivo y adecuado de los casos.
Su presentación en el momento de la vida en que se instale puede ser larvada
y asintomática, pero otros glaucomas son más evidentes en el adulto, pues, además de los antecedentes familiares, existen dolores oculares, cefaleas no atribuibles
a enfermedades generales ni refractivas, visión de halos coloreados de las luces
incandescentes, déficit visual, cambios frecuentes de cristales para la lectura,
midriasis y otros.
En el niño se tendrán presentes otros síntomas y signos como:
- La fotofobia marcada.
- El lagrimeo frecuente.
- La disminución de la visión.
- El dolor ocular referido, de acuerdo con la edad.
- El aumento del tamaño de los globos oculares y su diámetro corneal.
- La midriasis.
- La opacidad corneal con edema.
Dentro de las acciones preventivas deben incluirse las campañas de divulgación, las charlas, los pesquisajes de forma activa en comunidades y centros de
trabajo, y pasivas en los exámenes periódicos de salud y en las consultas médicas
al adulto mayor.
Estas actividades para detectar el glaucoma en personas supuestamente sanas, revisten suma importancia, pues brindan la oportunidad de tratar a tiempo a
quienes desconocen que lo padecen.
Otra actividad debe ser la dispensarización por el médico de la familia y su
control para la asistencia a consultas periódicas al paciente diagnosticado.
La conservación de la visión está relacionada con medidas higiénico-dietéticas, el tratamiento médico o quirúrgico y su rehabilitación.
210
O ftalmología
TRAUMATOLOGÍA OCULAR
Los traumatismos oculares por lo general son graves, ya que potencialmente pueden llevar a la pérdida de la visión de uno o ambos
ojos, e incluso a la pérdida del globo ocular. El ojo es uno de los
órganos más importantes en la vida de relación y, por tanto, repercute en el orden afectivo y estético del individuo.
El pronóstico de muchos de estos traumas oculares depende de la premura y la eficacia de la conducta que asuma quien lo reciba, de ahí la importancia de que todo médico se prepare para ser capaz de realizar un diagnóstico presuntivo o positivo, y que pueda asumir la conducta que corresponda en cada caso, dentro de la atención primaria de salud.
Quemaduras
La severidad de las quemaduras puede variar desde una irritación leve del ojo,
hasta la ceguera total.
Las quemaduras pueden obedecer a diversas causas, entre ellas: sustancias o
metales hirvientes, vapor, cenizas, gases, salpicaduras de grasa, radiaciones, y agentes químicos. Las provocadas por estos últimos se consideran entre las lesiones
oculares más peligrosas, por lo que los primeros auxilios en el lugar del accidente
son de gran valor para minimizar el riesgo de secuelas (Fig.18.1).
En sentido general, las quemaduras por álcalis pueden causar severos daños
intraoculares, al alcalinizar el humor acuoso.
Síntomas
- Ojo rojo.
- Lagrimeo.
- Blefarospasmo.
- Dolor.
Oftalmología
211
Signos
- Hiperemia conjuntival.
- Pérdida o no de la transparencia corneal.
Conducta a seguir
- Lavado ocular con agua de la pila, agua mineral, suero fisiológico, o sustancia neutralizante, si es ácido o álcalis. Se debe evitar la leche porque
aumenta la penetración del agente al abrir la barrera epitelial.
- Inspección de anejos y segmento anterior auxiliándose de la luz natural,
lámpara de cuello flexible u oftalmoscopio.
- Aplicar colirio o ungüento antibiótico.
- Oclusión del ojo.
- Analgésico sistémico, si hay dolor.
- Remisión al servicio de urgencia de oftalmología en las primeras 24 h (en
dependencia del tipo de agente, extensión y tiempo de exposición).
- En el caso de quemaduras palpebrales se realizará toillet de la región,
aplicación de solución secante o cremas epitelizantes. De encontrarnos
en presencia de quemaduras profundas faciales, se valorará por un equipo multidisciplinario.
Quemaduras por radiaciones
Queratoconjuntivitis actínica
Las lesiones provocadas por radiaciones ultravioletas pueden ocurrir producto
de soldaduras, sin la debida protección ocular, exposición a rayos solares o debido
al reflejo de la luz solar sobre la nieve cuando se está esquiando. Normalmente, las
radiaciones ultravioletas penetran solo de forma leve y causan una necrosis superficial en el epitelio corneal. Hay un intervalo de 6 a 10 h entre la exposición y el
comienzo de los síntomas y compromete a ambos ojos.
Síntomas
- Sensación de arenilla o cuerpo extraño en los ojos.
- Severa fotofobia.
- Dolor.
- Blefarospasmo.
212
O ftalmología
Signos
- Hiperemia conjuntival ligera a moderada.
- Ojos húmedos.
Conducta a seguir
- Aplicación de colirio anestésico solo en el momento de la exploración de
anejos y segmento anterior, así como para aliviar los síntomas. El paciente
evitará su uso continuado en el hogar.
- Aplicar compresas frescas o frías de agua o suero fisiológico por 24 h.
- Mantenerse en una habitación oscura o en penumbras, u ocluir ambos
ojos. Otros colegas utilizan ungüentos o colirios oleosos.
Lesiones por radiaciones ionizantes
La profundidad de la penetración en el ojo varía con el tipo de radiación
(neutrones, rayos X, radiaciones beta, explosiones atómicas). Las estructuras comúnmente afectadas son el cristalino y la retina.
Síntomas
- Pérdida de las pestañas.
- Pigmentación de los párpados.
- Blefaritis.
Signo
Disminución de la visión, debido a la catarata que se observa al año o dos de la
exposición, o por la retinopatía isquémica que ocurre al cabo de unos meses.
Conducta a seguir
- Cubrir los ojos antes de la terapia con radiaciones, como acción profiláctica.
- Remisión a consulta externa de oftalmología en su área de salud.
Heridas superficiales
De los párpados
Son frecuentes en los accidentes automovilísticos, de trabajo, juegos peligrosos (espadas, tijeras, tiraflechas, etc.).
Oftalmología
213
Las heridas incisas en sentido vertical provocan gran separación de los bordes,
a causa del daño del músculo orbicular, y pueden dejar secuelas, tales como retracción palpebral, ptosis, ectropión, triquiasis, colobomas, etc.
Las heridas incisas en sentido horizontal no son tan graves, y por lo general
cicatrizan sin dejar deformidades.
En general, la reparación quirúrgica del párpado y el aparato lagrimal debe ser
realizada por el oftalmólogo (Fig. 18.2).
Fig. 18.2. Herida en el párpado.
Conducta a seguir
- Inspeccionar las estructuras lesionadas.
- Lavado y desinfección de la región; exéresis del tejido necrosado.
- Eliminar cualquier partícula extraña adosada al tejido.
- Afrontamiento de los bordes de la herida: los planos quirúrgicos se suturan
por separado (piel- músculo orbicular- tarso), previa infiltración de anestesia local.
- Aplicar ungüento antibiótico.
- Oclusión de la región.
- Reactivar el toxoide tetánico, si no está actualizado.
En el caso de mordeduras humanas o animales, no deben ser suturadas; solamente se realizará una limpieza por irrigación de la herida, y debridamiento adecuado. La decisión del uso de antibiótico profiláctico depende de la extensión y el
tiempo de evolución de la herida.
De la conjuntiva
Debido a lo expuesto de su posición, delgadez y movilidad, la conjuntiva es
susceptible de laceraciones que se asocian por lo general con hemorragia
subconjuntival (Fig. 18.3).
214
O ftalmología
Síntomas
- Sensación de cuerpo extraño.
- Dolor.
Signos
- Área circunscrita de conjuntiva enrojecida, acompañada o no de una hemorragia subconjuntival.
- En las grandes laceraciones pueden observarse los bordes del desgarro.
Conducta a seguir
- Lavado ocular con agua o suero fisiológico.
- Exploración de la herida, previa instilación de colirio anestésico: se utilizará un aplicador o pinza de disección, por la posibilidad de una herida
perforante escleral.
- Las lesiones menores de la conjuntiva no requieren ser suturadas, solo se
aplicará colirio o ungüento antibiótico y se ocluirá hasta que cicatrice.
- En las grandes laceraciones sus bordes se aproximan con sutura absorbible;
aplicación de colirio o ungüento antibiótico y oclusión hasta que cicatrice.
De la córnea
La erosión corneal solo afecta el epitelio, y generalmente la provocan las
lastimaduras por ramas de árboles, uñas, hojas de papel, lentes de contacto, pedradas, manipulación de cualquier objeto de bordes romos, etc. (Fig.18.4).
Síntomas
- Sensación de cuerpo extraño.
- Dolor.
- Fotofobia.
- Lagrimeo.
- Ojo rojo.
Signo
Hiperemia conjuntival.
Conducta a seguir
- Aplicación de colirio o ungüento antibiótico.
- Oclusión del ojo durante 24 h.
Oftalmología
215
Heridas perforantes
Junto con las lesiones químicas severas, las lesiones del globo ocular (abiertas
o penetrantes) son las formas más graves de trauma ocular.
Pueden comprometer la córnea y/o esclera. Se acompañan de hernia del iris,
cuerpo ciliar, o bien pueden penetrar intraocularmente cuerpos extraños, por tanto, el problema debe ser abordado cuidadosamente, partiendo de un interrogatorio
preciso que permita orientar al médico general básico (Fig.18.5).
Entre los agentes causales más frecuentes pueden mencionarse los instrumentos perforocortantes (cuchillos, tijeras, botellas, navajas, etc.); además, se reportan lesiones provocadas por explosiones de dinamita, armas de fuego, así como
golpes de metal sobre metal, etc.
Síntomas
- Dolor.
- Lagrimeo.
- Ojo rojo.
- Blefarospasmo.
- En la mayoría de los casos, pérdida o disminución de la visión de ese ojo.
Signos
- Hiperemia cilioconjuntival.
- Pérdida de la superficie corneal y/o escleral.
- Presencia o no de prolapso del iris.
- Cámara anterior estrecha.
- Deformidad de la pupila.
- Hifema o hipotonía ocular.
Conducta a seguir
- Evitar la manipulación innecesaria del ojo, y ocluir de inmediato.
- Analgésicos y/o sedantes sistémicos.
- Remisión a los servicios de urgencia de oftalmología, además de garantizar bien un transporte sanitario u otro medio seguro.
- Brindar apoyo emocional al paciente y sus familiares.
Cuerpos extraños
Corneales y conjuntivales
Son una de las urgencias más comunes a las que se enfrenta el médico general
y el oftalmólogo. Pueden encontrarse agentes de toda índole, entre ellos: fragmen216
O ftalmología
tos de piedra, metal, vidrio, arena, insectos, espinas, etc. Pueden alojarse de forma
superficial o profunda en dichas estructuras.
Síntomas
- Sensación de cuerpo extraño.
- Ojo rojo.
- Lagrimeo.
- Blefarospasmo.
Signos
- Hiperemia conjuntival.
- Observación del cuerpo extraño en córnea o conjuntiva bulbar, fondos de
saco o región tarsal superior (al evertir el párpado).
Conducta a seguir
- Instilar 1 o 2 gotas de colirio anestésico.
- Extraer el cuerpo extraño con aguja estéril o pasando un aplicador o
torunda de algodón humedecido.
- Aplicar colirio o ungüento antibiótico.
- Oclusión por 24 o 48 h.
- Si quedan restos de óxido o hubo exceso de manipulación, debe remitirse
al especialista.
Intraoculares
Puede recurrirse a diferentes métodos para localizarlos, entre ellos los siguientes: estudios radiológicos, ultrasonografía, y la tomografía computadorizada de las
órbitas. De cualquier manera, el paciente debe ser remitido a los servicios de
urgencia de la especialidad.
Contusiones
Tanto los golpes directos al ojo, como los mecanismos de contragolpe sobre
este, o los traumatismos craneales obtusos no perforantes, pueden ocasionar daño
orbitario y/o a las estructuras oculares.
Normalmente, el paciente u otra persona aportará el dato de que ha sufrido
un accidente, y por tanto debemos realizar un exhaustivo interrogatorio y ex-
Oftalmología
217
ploración del mismo. Entre las afecciones más comunes se describen las siguientes:
- Fracturas orbitarias.
- Hematoma, equímosis y edema palpebral.
- Excoriaciones del párpado.
- Ptosis palpebral.
- Parálisis o paresias de la musculatura extrínseca del ojo.
- Quemosis y hemorragia subconjuntival.
- Hifema.
- Midriasis y miosis.
- Subluxación o luxación del cristalino.
- Catarata.
- Hemorragias o desprendimiento vítreo.
- Desprendimiento coroideo o retiniano.
- Edema, isquemia y hemorragia retiniana.
- Edema y sección del nervio óptico.
Conducta a seguir
- Medidas generales de acuerdo con los síntomas del paciente.
- Remisión a los servicios de urgencia de la especialidad.
218
O ftalmología
OTRAS ENFERMEDADES INFECCIOSAS
DE LOS OJOS
En los temas anteriores se estudiaron las infecciones oculares más
comunes, como son, entre otras: conjuntivitis, queratitis, etc. En este
capítulo se tratarán otras infecciones importantes que afectan gravemente los ojos y la visión. Algunas de ellas están bien identificadas en
nuestro país, otras solo las encontramos cuando nuestros médicos cumplen misiones internacionalistas en países de África, América Central
y Asia. Por lo antes expuesto, estas enfermedades infecciosas las clasificamos en exóticas y no exóticas.
ENFERMEDADES
EXÓTICAS
Tracoma
Es una infección endémica y una causa de ceguera producida por Clamydia
trachomatis, que es una pequeña bacteria gramnegativa, parásito intracelular obligado, que produce infecciones crónicas y persistentes.
Se conocen 16 serotipos de Clamydia trachomatis; el tracoma es causado
por los serotipos A, B, Ba y C, y los serotipos D, E, F, G, H, I, J, K, que provocan
las conjuntivitis con inclusión.
El tracoma es una conjuntivitis folicular crónica que se complica con
opacificación y ulceraciones corneales.Hoy se considera una enfermedad inmunopatológica, ocasionada por las reinfecciones repetidas y las infecciones bacterianas
interrecurrentes.
Epidemiología
Se estima que unos 500 millones de personas en el mundo son afectadas,
muchas de las cuales son niños; la enfermedad es muy común en las áreas pobres
O ftalmología
219
del África subsahariana. Esta afección constituye un problema de salud serio,
debido a que del 1 al 5 % de los individuos infectados, desarrollan más tarde la
cicatrización que deforma los párpados y causa ectropión con subsecuente daño
corneal, queratitis y ceguera. Además, es la enfermedad más comúnmente
prevenible, entre las que provocan ceguera (se estima en 7 millones de personas
ciegas por esta causa).
Signos y síntomas
- Fotofobia.
- Blefarospasmo.
- Lagrimeo.
- Sensación de ardor y de cuerpo extraño.
- Dolor.
- En ocasiones, trastornos de la agudeza visual.
- El derrame mucopurulento es más o menos abundante.
Evolución
La enfermedad, por su evolución, se divide en cuatro períodos.
Período I (insidioso). Signos y síntomas de conjuntivitis ligera; engrosamiento,
edema y congestión de la conjuntiva; formación de papilas y diminutos folículos en la
conjuntiva tarsal superior. Puede iniciarse la inflamación vascular de la córnea.
El examen microscópico del frotis conjuntival muestra cuerpos de inclusión.
Este período dura varias semanas o meses.
Período II (agudo). Se acompaña de signos y síntomas inflamatorios intensos
(tracoma agudo), secreción purulenta abundante y casi siempre comienza el desarrollo folicular en la conjuntiva del párpado superior. El aumento de peso del párpado provoca ptosis palpebral (ptosis tracomatosa). Se presenta pannus tracomatoso
en la parte superior de la córnea (Fig. 19.1).
Período III (cicatrizal). Se caracteriza por la aparición de tejido cicatrizal, que
lleva a la curación de la enfermedad. Las papilas y los folículos desaparecen gradualmente, pero la conjuntiva no recobra su estado normal. En la conjuntiva tarsal
persisten cicatrices blanquecinas en banda (Fig.19.2).
Período IV (secuelas). Representa el tracoma curado. No siempre evoluciona favorablemente; las recidivas son frecuentes.
Diagnóstico
Debido a que la mayoría de los casos se presentan en áreas remotas de países en
desarrollo, el diagnóstico se hace clínico si aparecen dos de los siguientes elementos:
- Folículos linfoides en la conjuntiva tarsal superior.
- Folículos linfoides a lo largo del limbo corneal.
220
O ftalmología
- Cicatriz en la línea conjuntival.
- Pannus corneal.
Cuando existe la posibilidad de laboratorio, este se hace con el aislamiento de
Clamydia trachomatis en cultivo de células.
A menudo, el cultivo es positivo en niños pequeños con enfermedad activa;
aun así, el cultivo solo es positivo en 1/3 de la mitad de los casos.
La detección de ADN de Clamydia por reacción de cadena de polimerasa es
la prueba más sensitiva, con cerca del 70 al 80 % de positividad en niños con
enfermedad activa.
También se hacen pruebas de inmunofluorescencia directa para la detección
de cuerpos elementales (E Bis) con anticuerpos monoclonales, o la detección de
antígenos por el método de ELISA.
Tratamiento
Tracoma activo en niños. Tratamiento tópico con eritromicina o tetraciclina,
de 21 a 60 días, pero, como la infección extraocular por Clamydia trachomatis en
la nasofaringe y el tracto gastrointestinal es relativamente común, debe indicarse
eritromicina o azitromicina por vía oral, 20 mg/kg, a dosis única en el 78 % de los
casos, que es tan efectiva como 6 semanas de tetraciclina tópica o doxiciclina oral,
100 mg 2 veces al día, durante 14 días, o tetraciclina oral, 250 mg cada 6 h, durante
14 días; deben evitarse la tetraciclina y doxiciclina.
Filariasis
Oncocercosis o ceguera de los ríos
Es una filariasis cutánea, provocada por Onchocerca volvulus; se transmite
por la picadura de moscas negras (simulium) que ingieren microfilarias de la piel
de una persona infectada; después de 6 a 8 días, las larvas en el vector se vuelven
infectivas y pueden transmitirse cuando la mosca pica a otra persona, en este caso
se localiza en el tejido subcutáneo y en el interior de nódulos fibrosos; después de
un período de 9 a 18 meses, los gusanos adultos (hembra y macho) se acoplan
sexualmente y producen millones de microfilarias que migran a través de la piel y
los tejidos oculares. Los gusanos adultos viven de 8 a 10 años y las microfilarias,
de 13 a 14 meses.
La enfermedad recibe el nombre de ceguera de los ríos debido a que los
simulium anidan en ellos.
O ftalmología
221
Epidemiología
Se estima que existen 17 millones de personas infectadas en 27 países del
África Ecuatorial por el oeste y un cinturón que se extiende al Mar Rojo y el
Océano Índico por el este. Existen focos en Yemen y seis países de América
(Guatemala, México, Venezuela, Brasil, Colombia y Ecuador).
Cuadro clínico
En la piel se producen prurito y eritema papular, que al cronificarse la engruesan
localmente y provocan excoriaciones. La evolución de múltiples reinfecciones da
lugar a lesiones irreversibles: atrofias, pérdida de la elasticidad dérmica, que cuando ocurren en la zona inguinal y se acompañan de adenopatías infectadas, dan la
imagen de ingles colgantes. En la zona genitoinguinal y los muslos pueden aparecer grados menores de elefantiasis. Ocasionalmente, en las piernas se observan
zonas hipopigmentadas que le confieren un aspecto de piel de leopardo.
En cuanto a las alteraciones oculares se afectan ambos polos: anterior y posterior. En el anterior las microfilarias corneales provocan una queratitis punteada.
Otra lesión más grave es la queratitis esclerosante, que suele asociarse a iritis,
causa de ceguera en esta enfermedad.
La afección del polo posterior está constituida por lesiones coriorretiniales.
Las alteraciones retinales pueden evolucionar con atrofia del nervio óptico.
Signos y síntomas
- Fotofobia.
- Lagrimeo.
- Sensación de cuerpo extraño.
- Prurito.
- Blefarospasmo.
- Conjuntivas hiperémicas.
Examinando al paciente con el biomicroscopio corneal o la lámpara de hendidura, a veces se han podido observar microfilarias en la cámara anterior del ojo.
Dentro de él, las microfilarias provocan uveítis anterior, sinequias del iris y queratitis.
Se ha reportado que en el cristalino forman cataratas.
En ocasiones pueden hallarse microfilarias flotando en el humor vítreo. Al
examen del fondo de ojo podemos encontrar uveítis posterior, y observar lesiones
coriorretiniales y atrofia del nervio óptico en el 80 % de las cegueras provocadas
por Onchocerca, en algunas regiones del África occidental (Fig. 19.3).
222
O ftalmología
Diagnóstico
- Epidemiológico, por el área de permanencia del paciente.
- De laboratorio, por la presencia de Onchocerca.
- Clínico, por los cambios típicos en la piel o por estudios oftalmológicos en
los que las microfilarias son visualizadas por la lámpara de hendidura al
examinar la córnea o la cámara anterior del ojo.
El diagnóstico se hace con mayor frecuencia al encontrar O. volvulus en la
piel del paciente.
El diagnóstico alternativo puede realizarse por reacción en cadena de la polimerasa.
Elevados títulos de anticuerpo antifilaria pueden sospechar el diagnóstico.
Tratamiento
- Invermectin: 150 µg/kg de peso, durante 6 o 12 meses; debido a que elimina las microfilarias, pero no los gusanos adultos, es necesario tratar al
paciente por años.
Si el ojo está implicado, debe indicarse prednisona, 1 mg/kg/d, varios días
antes del invermectin; este no se administrará en embarazadas y niños
menores de 5 años.
- Dietilcarbamazina: no debe emplearse para tratar a pacientes con oncocercosis porque provoca serias reacciones inflamatorias (reacción de
Mazzotti), después de la muerte de la microfilaria, y puede causar problemas, especialmente en el ojo, peores que la enfermedad.
El invermectin puede provocar reacciones (fiebre, prurito, linfoadenitis, artralgia
e hipotensión postural), pero menos severas que con la dietilcarbamazina, y, esencialmente, no exacerba las lesiones oculares.
La suramina elimina los gusanos adultos, pero es muy tóxica, sobre todo para los
riñones; puede administrarse por vía intravenosa, semanalmente, cada 2 o 3 meses.
La extirpación de los nódulos es apropiada por razones estéticas, pero no
cura la infección, ya que por cada nódulo palpable existen de 4 a 9 no palpables
(Figs. 19.4 y 19.5).
Loasis
Se trata de una filariasis provocada por la especie Loa-loa, cuya forma adulta
habita en el tejido subcutáneo durante varios años. Su distribución geográfica está
restringida a la selva del centro y oeste de África. Las microfilarias liberadas
pasan al torrente circulatorio con periodicidad diurna, desde donde pueden ser
aspiradas por el huésped intermediario y, al mismo tiempo, transmisor de la enfermedad, que es un tábano del género Chrysops.
O ftalmología
223
La infección se caracteriza por la presencia de tumefacciones cutáneas
eritomatosas, tersas, pruriginosas, de 5 a 10 cm de diámetro, que aparecen primero en las extremidades y desaperecen espontáneamente entre 1 a 3 días;
estas se deben a reacciones de hipersensibilidad al parásito adulto; con menos
frecuencia aparecen manifestaciones oculares, causadas por la migración
conjuntival de una microfilaria que provoca, localmente, lagrimeo, prurito, fotofobia,
sensación de cuerpo extraño y edema palpebral. Esta puede ser vista al desplazarse debajo de la conjuntiva (Fig. 19.6). Se ha reportado, ocasionalmente, que
flotan en el humor vítreo.
Diagnóstico
Se hace al observar las microfilarias en sangre, pero en caso de que esto no
sea posible, el diagnóstico se establece por:
- Presencia y desaparición de edemas migratorios.
- Positividad de datos epidemiológicos.
- Eosinofilia persistente.
- Respuesta terapéutica favorable, con desaparición de la eosinofilia al cabo
de unos meses.
Tratamiento
- Dietilcarbamazina, de 2 a 3 semanas (actúa sobre las microfilarias, pero
no sobre el gusano adulto). Primero y segundo días: 50 mg, 3 veces al día;
al tercer día, 100 mg, 3 veces al día; a partir del cuarto día y hasta el 21:
2 mg/kg, 3 veces al día.
El tratamiento con dietilcarbamazina debe hacerse con precaución, porque la muerte de un importante número de microfilarias puede provocar
una severa reacción inflamatoria y llevar al paciente al coma o la muerte.
- Invermectin: se aconseja emplear dosis de 150 µg/kg, 2 días antes de la
dietilcarbamazina, o albendazol: dosis única de 400 mg, que actúa sobre el
gusano adulto y de esta forma destruye un gran número de microfilarias
intrauterinas en las hembras adultas.
Se han obtenido buenos resultados al combinar dietilcarbamazina, de 3 a 6 mg/kg,
dividida en 3 dosis con el levamisol (tetramisol), 100 mg cada 12 h, por 10 días,
cuando los exámenes del paciente son negativos.
Tripanosomiasis americana o enfermedad de Chagas
Es una enfermedad provocada por Trypanosoma cruzi, limitada desde el suroeste de Estados Unidos hasta Argentina y Chile.
224
O ftalmología
Se transmite por artrópodos de la familia Triatómidos; el más importante de
ellos, desde el punto de vista epidemiológico, es el T. infestans. Estos insectos
suelen habitar en grietas de las casas rurales, construidas de barro, y en la vegetación; salen de noche a realizar su alimentación hematófaga, de la que el hombre es
su víctima.
Cuadro clínico
Tiene dos formas clínicas: aguda y crónica.
Aguda. Se calcula que en las áreas endémicas, se diagnostica alrededor del
1 % de esta fase de la enfermedad, pues en la inmensa mayoría de los casos
resulta inaparente o pasa inadvertida.
Esta fase es muy rara en los adultos y en el 70 % de los casos o más afecta a
los niños menores de 10 años.
El período de incubación es de unos 7 días; la forma de comienzo más frecuente de la fase aguda, que se advierte en el 30 % de los pacientes, es el signo
de Romaña (complejo óculo-ganglionar) (Fig.19.7 a y b), que persiste por algunas semanas y consiste en:
- Edema palpebral, unilateral, firme, violáceo, indoloro, de aparición brusca.
- Hiperemia y edema conjuntival. Secreción conjuntival escasa, a veces
con dacrioadenitis.
- Adenopatía satélite preauricular o parotídea.
El cuadro puede acompañarse de áreas locales de induración y eritemas
(chagomas) que se presentan en la piel, en el lugar donde el parásito entra; se
acompaña de adenopatías, fiebre, hepatoesplenomegalia y rash cutáneo).
Estos síntomas remiten y la enfermedad pasa a la fase crónica, que se caracteriza por afectación cardíaca y del tracto gastrointestinal.
En esta fase, el diagnóstico se hace por la historia epidemiológica y la detección del Trypanosoma por la técnica de gota gruesa o por xenodiagnóstico. Recientemente, con la técnica de reacción en cadena de la polimerasa se ha demostrado que se puede detectar hasta un parásito en 10 mL de sangre.
Tratamiento
- Nifurtimox (nitrofurán): de 8 a 10 mg/kg, vía oral, 4 veces al día, después de las comidas, durante 120 días. En los niños de 11 a 16 años:
12,5 - 15 mg/kg/día, divididos en 4 dosis, por 90 días; en los niños menores de 11 años: 15 - 20 mg/kg/día, divididos en 4 dosis, por 90 días.
- Benznidazol: 7,5 mg/kg/día, vía oral, divididos en 4 dosis, por 90 días.
O ftalmología
225
Xeroftalmía y queratomalacia
Esta enfermedad es muy frecuente en países subdesarrollados del Tercer Mundo. En Cuba solo se reporta de manera muy aislada y no existe la forma severa.
Son procesos o manifestaciones clínicas, provocadas en niños desnutridos, por
carencia vitamínica del tipo A en su régimen alimentario. Como consecuencia, a la
córnea le falta la nutrición adecuada y se produce un cambio en el epitelio normal,
que se transforma en escamoso estratificado o queratinizado.
La córnea se torna seca, granulosa, áspera y blanca. A esta queratinización se
le denomina xeroftalmía. Previamente, al mismo tiempo puede acompañarse en el
lado interno de las conjuntivas por unas manchas blancas, llamadas placas de Bitot.
Al progresar el estado patológico corneal, la vascularización y la infiltración de
células inflamadas apresuran el ablandamiento de la córnea y, en ocasiones, su perforación. Estas últimas alteraciones constituyen lo que se denomina queratomalacia,
que, por lo general, es una consecuencia del proceso xeroftálmico.
Tanto la xeroftalmía como la queratomalacia conducen rápidamente a los niños a la ceguera (Fig.19.8).
Tratamiento
Tanto en el sentido profiláctico como en el curativo lo que se indica es la
vitamina A, en dosis que alcanzan entre 100 000 y 200 000 unidades diarias.
ENFERMEDADES
NO EXÓTICAS
Toxoplasmosis ocular
La infección por Toxoplasma gondii es una zoonosis ampliamente extendida;
se calcula que del 15 al 90 % de la población de entre 20 y 30 años ha estado en
contacto con el germen. La primoinfección (congénita o adquirida) puede ser
asintomática o sintomática.
En la fase de latencia el protozoo persiste durante toda la vida, en forma de
quistes hísticos que pueden reactivarse y ocasionar manifestaciones clínicas, así como
coincidir con un período transitorio o permanente de inmunodeficiencia celular.
La toxoplasmosis aguda ocular siempre debe ser tratada, tanto en el paciente
inmunodeprimido como en el paciente inmunocompetente.
La toxoplasmosis ocular representa el 35 % del total de las coriorretinitis en
niños y adultos.
226
O ftalmología
La coriorretinitis por Toxoplasma gondii puede deberse a una infección congénita y presentarse en los primeros meses de la vida, en cuyo caso suele ser
bilateral, o con mayor frecuencia entre los 15 y 40 años. En pacientes con reciente
infección adquirida, es casi siempre unilateral. Las recidivas ocurren entre el 10 y
el 30 %, aun cuando se realiza un tratamiento correcto.
En los pacientes inmunodeprimidos la afectación retiniana es relativamente
poco frecuente.
El motivo de consulta suele ser: visión borrosa, escotomas, dolor ocular o
fotofobia.
El examen de fondo de ojo revela, en general, lesiones retinianas sobreelevadas,
blancoamarillentas, de aspecto algodonoso, en parches mal delimitados (Fig. 19.9),
localizadas preferentemente en el polo posterior, de tipo exudativo, rodeadas por
una zona hiperémica.
Con el paso del tiempo se necrosan, la zona de la retina se atrofia y se deposita
un pigmento negruzco (Fig.19.10).
La lesión primaria es retiniana y las lesiones coroidales corresponden a una
reacción granulomatosa secundaria; el vítreo, que no suele estar afectado, conserva su transparencia; pueden coexistir varias lesiones en los estadios evolutivos.
Diagnóstico
Se puede realizar por aislamiento del organismo, serología, reacción en cadena
de la polimerasa y demostración del parásito en tejidos o fluidos biológicos.
Entre las serologías empleadas, la detección de anticuerpos IgG aparece 1 o 2
semanas después de la infección y aumenta hasta las 6 a 8 semanas; luego, los títulos
declinan gradualmente para mantenerse bajos (1:4 a 1:64), usualmente de por vida.
La detección de anticuerpos IgM puede emplearse en el diagnóstico de infección aguda; su ausencia excluye este diagnóstico en pacientes inmunocompetentes.
Estos anticuerpos aparecen a los 5 días de adquirida la infección y desaparecen en pocas semanas o meses; bajos niveles pueden persistir por más de 1 año.
Debe tenerse en cuenta que las serologías pueden brindar cifras no esperadas,
sobre todo cuando se trata de una infección localizada en el ojo, por lo que ante la
sospecha de una coriorretinitis por Toxoplasma, no debemos esperar dichos resultados y comenzar su tratamiento lo antes posible.
Tratamiento
- Sulfadiazina:
· Niños: 25 mg/kg, 4 veces al día por vía oral, durante 1 mes.
· Adultos: 1-1,5 g, cada 6 h por vía oral, durante 1 mes.
- Pirimetamina :
· Niños: 2 mg/kg en las primeras 24 h; después 1 mg/kg durante 1 mes.
O ftalmología
227
· Adultos: 75 mg en las primeras 24 h; después 25 mg diarios durante
1 mes.
- Ácido fólico:
· Niños: 10 – 25 mg/kg por día, en 3 dosis.
· Adultos: 10 mg al día, o clindamicina: 600 mg cada 6 h, durante 1 mes;
pirimetamina: la misma dosis que se describió anteriormente.
· En embarazadas: espiromicina, 1 g cada 8 h, durante 1 mes.
Actualmente se emplea el Fansidar (500 mg de sulfadoxina más 25 mg de
pirimetamina), 1 tableta 3 veces a la semana, por 10 semanas, más ácido fólico,
con buenos resultados. Hemos tenido en cuenta que la vida media de la pirimetamina
es de 4 a 5 días.
El tratamiento debe durar, al menos, 1 mes, y la mejoría debe notarse a partir
del día 10, en el 60 al 70 % de los casos. Si las lesiones son próximas a la mácula
o al nervio óptico, hay que añadir glucocorticoides y, en casos excepcionales, recurrir a la fotocoagulación o a la vitreoctomía.
Retinitis por citomegalovirus en la evolución del síndrome de
inmunodeficiencia adquirida (SIDA)
La retinitis por citomegalovirus (CMV) es la infección intraocular más frecuente en los pacientes con SIDA y la causa más común de la pérdida de visión;
se espera un incremento de esta afección al aumentar la sobrevida de estos
pacientes. Se presenta cuando existe una severa inmunodepresión con recuento
de linfocitos CD-4 <200 células/mm3, pero es mucho más frecuente cuando el
recuento celular es de menos de 100 células. Por lo general se presenta de
forma unilateral en el momento del diagnóstico y se torna bilateral, sin tratamiento específico.
El CMV llega a la retina por vía hematógena y se disemina en su capa de
fibras nerviosas. El paciente se queja de visión borrosa, fotofobia y defectos del
campo visual, esto es en dependencia del grado de afectación y su localización.
Pueden presentarse recidivas y la evolución hacia la ceguera unilateral o bilateral
es frecuente.
La imagen fundoscópica es muy característica y consiste en un foco de
necrosis única o múltiples, que se extienden de forma centrífuga y engloban
vasos, con compromiso hemorrágico (Figs. 19.11 y 19.12).
El diagnóstico diferencial debe plantearse con las coriorretinitis causadas por
otros virus herpéticos, micobacterias, toxoplasmas, Candida, Pneumocistis carinii
e incluso las provocadas por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).
228
O ftalmología
El diagnóstico de la retinitis por CMV se basa en la observación fundoscópica de
las lesiones características. Los cultivos de sangre, orina y los anticuerpos séricos no
determinan el diagnóstico, dada la alta prevalencia de seropositividad en la población
adulta general; además, no se ha descrito una relación entre los títulos de anticuerpos
y retinitis por CMV en los pacientes con SIDA.
Tratamiento
- Ganciclovir: 5 mg /kg, intravenoso, cada 12 h, de 14 a 21 días, o foscarnet:
60 mg/kg, intravenoso, cada 8 h, o 90 mg/kg, intravenoso, cada 12 h, de 14
a 21 días, o implante de ganciclovir ocular más ganciclovir intravenoso (la
misma dosis recomendada anteriormente), o ganciclovir oral, 1 g, 3 veces
al día, o cidofovir: 5 mg/kg, intravenoso, semanal, durante 2 semanas.
- En los pacientes que falla la monoterapia con ganciclovir o foscavir, se
considerará el tratamiento de ambas juntas, con las mismas dosis recomendadas anteriormente.
Otras enfermedades infecciosas oculares que pueden presentarse en los pacientes con SIDA, pero con menor frecuencia, son la retinitis por Toxoplasma,
retinitis por Herpes simple, Varicela zoster, coriorretinitis por Pneumocistis carinii,
infección por Criptococo neoformans, retinitis por Candida, coroiditis por
micobacterias e infecciones por Histoplasma.
O ftalmología
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234
O ftalmología
Oftalmología
235
Fig. 3.6 (a). Campo visual por confrontación entre el médico y el paciente.
Fig. 3.6 (b). Perímetro computadorizado.
Fig. 3.7. Cartilla seudoisocromática de
Ishihara.
236
O ftalmología
Fig. 3.8. Rayos de luz concentrados a través de la lupa sobre
la zona que interesa observar.
Fig. 3.9. Lupa binocular frontal
utilizada por el médico.
Fig. 3.10. Técnica para palpar el
saco lagrimal con el dedo índice.
Oftalmología
237
Fig. 3.11 (a) Inicio de la técnica para la eversión
del párpado superior (tirando del párpado).
Fig. 3.11 (b). Empleo de la uña del pulgar.
Fig. 3.11 (c). Movimiento de eversión.
Fig. 3.12. Uso de la iluminación oblicua o lateral con linterna.
Fig. 3.13. Iluminación con linterna y lupa
binocular frontal.
Fig. 3.14. Iluminación con linterna y lupa
monocular.
238
O ftalmología
Fig. 3.16. Esquema comparativo de: (a) hipopión;
(b) hifema.
Fig. 3.17. Técnica para la palpación de la tensión ocular.
Fig. 3.22. Oftalmoscopia a distancia.
Oftalmología
239
Fig. 3. 23 (a). Examen de fondo de ojo por oftalmoscopia indirecta o de imagen invertida.
Fig. 3. 23 (b). Examen de fondo de ojo por oftalmoscopia de imagen directa.
Fig. 3.25. Fondo de ojo de un albino.
Fig. 3.26. Fibras de mielina.
240
O ftalmología
Fig. 3.27. Biomicroscopio ocular o lámpara
de hendidura.
Fig. 3.28. Toma de la tensión ocular con tonómetro de
Schiotz.
Fig. 3.29 (a). Toma de la tensión ocular con
tonómetro de aplanación portátil de mano.
Fig. 3. 29 (b). Tonómetro de aplanación que se
coloca a la lámpara de hendidura para tomar la
tensión ocular.
Oftalmología
241
Fig. 3. 30. Gonioscopio de tres espejos.
Fig. 3. 31 (a) Ecógrafo. Modos A y B Scan.
a
Fig. 3. 31 (b) Gráficos: modo A o biometría (abajo); modo B Scan (al centro).
b
242
O ftalmología
Fig. 3.32 (a). Examen del paciente mediante el
equipo de electrorretinografía.
Fig. 3. 32 (b). Gráfica en pantalla como respuesta de la retina al estímulo visual.
Fig. 3.34. Fotocoagulador láser.
Fig. 3.35. Paciente sometido a la cirugía refractiva
por láser Excimer.
Oftalmología
243
Fig.4.1. Esquema diferencial entre inyección
ciliar(a) e inyección conjuntival(b).
Fig. 4.2. Leucoma corneal por traumatismo.
Obsérvese la pupila deformada.
Fig. 4.3. Estados comparativos del reflejo pupilar: reflejo pupilar normal(a); reflejo con opacidad de
los medios(b).
Fig. 4.4. Hemorragias “en llama”. Paciente con
anemia aplásica.
244
O ftalmología
Fig. 4.5. Hemorragias retinianas redondeadas.
Fig. 4.6. Hemorragia prerretiniana que invade
el humor vítreo.
Fig. 4.7. Exudados retinianos de aspectos redondeados o duros en áreas macular y algodonosas o
blandos.
Fig. 5.1. Blefarofimosis.
Fig. 5.2. Epicanto.
O ftalmología
245
Fig. 5.3. Triquiasis.
Fig. 5.4. Edema alérgico.
Fig. 5.5. Chalazión.
Fig. 5.6. Blefaritis.
Fig. 5.7. Herpes zoster.
Fig. 5.8. Entropión
246
O ftalmología
Fig. 5.9. Ectropión.
Fig. 5.10. Síndrome de Marcus
Gunn: (a) con la boca cerrada;
(b) con la boca abierta.
a
Fig. 5.11. Dermatochalasis.
b
Fig. 5.12. Milio.
Fig. 5 .13. Xantelasma.
O ftalmología
247
Fig. 5. 14. Test de Shirmer.
Fig. 5.15. Dacriocistocele.
Fig. 5.17. Dacriocistitis aguda.
Fig. 6.1. Conjuntivitis bacteriana.
248
O ftalmología
Fig. 6.2. Conjuntivitis gonocócica.
Fig. 6.3. Conjuntivitis viral.
Fig. 6.4. Queratoconjuntivitis epidémica.
Fig. 6.5. Conjuntivitis alérgica estacional.
Fig. 6.6. Conjuntivitis vernal o primaveral (forma palpebral).
Fig. 6.7. Conjuntivitis vernal o primaveral (forma
bulbar).
Fig. 6.8. Conjuntivitis neonatal.
O ftalmología
249
Fig. 6.9. Pinguécula.
Fig. 6.10. Pterigión.
Fig. 7.1. Episcleritis nodular.
Fig. 7.2. Escleromalacia perforante.
Fig. 7.3. Escleritis anterior difusa aguda.
Fig. 7.4. Escleritis nodular anterior aguda.
250
O ftalmología
Fig. 7.5. Escleritis necrotizante anterior aguda.
Fig. 8.1. Quiste dermoide del limbo.
Fig. 8.2. Queratitis estromal no supurativa por
herpes virus.
Fig. 8.3. Carcinoma de células escamosas del
limbo.
Fig. 8.4. Tinción con fluoresceína en lesión del
epitelio corneal.
O ftalmología
251
Fig. 8.5. Examen del segmento anterior
del globo ocular mediante el biomicroscopio. Obsérvese la tinción en la córnea
del ojo izquierdo.
a
b
Fig. 8.6. Queratoconjuntivitis por adenovirus: (a) vista frontal; (b) corte lateral.
Fig. 8.7. Queratitis dentrítica por herpes simple.
252
O ftalmología
Fig. 8.9. Úlcera corneal bacteriana por Pseudomona.
Fig. 8.10. Úlcera corneal micótica por Fusarium.
Fig. 9.1. Sinequias posteriores.
Fig. 9.2. Iris con hipopión.
O ftalmología
253
Fig. 9.3. Roturas de adherencia del iris a la cápsula anterior del cristalino.
Fig. 9.4. Melanoma de coroides.
Fig. 10.1. Retinopatía hipertensiva.
254
O ftalmología
Fig. 10.2. Retinopatía diabética preproliferativa.
Fig. 10.3. Retinopatía diabética proliferativa.
Fig. 10.4. Retinopatía de la prematuridad.
Fig. 10.5. Obstrucción de la arteria central de la
retina.
Fig. 10.6. Obstrucción de la vena central de la
retina.
O ftalmología
255
Fig. 10.7. Desprendimiento de la retina.
Fig. 10.9. Retinoblastoma.
Fig. 12.1. Exoftalmometría.
256
O ftalmología
Fig. 12.2. Enoftalmía izquierda.
Fig. 12.3. Exoftalmía bilateral.
Fig. 12.4. Exoftalmía unilateral: (a) vista frontal; (b) vista lateral.
Fig. 13.1. Catarata senil o relacionada con la edad.
Fig. 13.2. Catarata nuclear.
O ftalmología
257
Fig. 13.3. Catarata polar anterior congénita.
Fig. 13.4. Catarata polar posterior congénita.
Fig. 15.1. Inserción de los músculos rectos.
Fig. 15.2. Inserción de los músculos oblicuos.
Fig. 15.3. Diagrama de los ejes de Fick
(X,Y,Z). Plano de Listing (L). Centro de
rotación del ojo (C).
258
O ftalmología
Fig. 15.6. Cover test: a)Aparente ortoforia; b)Al ocluir el ojo derecho, hacer movimiento de aducción
detrás del oclusor; c)Al retirar el oclusor, el ojo queda desviado. Igual sucede en las desviaciones hacia
afuera o aducción.
Fig. 16.1. Emetropía, hipermetropía y miopía. En emetropía(E), ojo normal (rayos paralelos de la luz
son enfocados sobre la retina). En hipermetropía(H) el ojo es corto(rayos paralelos se enfocan detrás
de la retina). En miopía(M) el ojo es largo(rayos de luz se enfocan por delante de la retina).
O ftalmología
259
Fig. 16.2. Lentes positivas y negativas: a) positiva, lente convergente; b) negativa, lente divergente.
Fig. 18.1. Quemadura ocular.
Fig. 18.3. Hemorragia subconjuntival.
Fig. 18.4. Erosión corneal.
Fig. 18.5. Herida perforante ocular.
260
O ftalmología
Fig. 19. 1. Pannus corneal superior
tracomatoso.
Fig. 19.2. Tracoma cicatrizante.
Fig. 19.3. Paciente ciego por oncocercosis.
Fig. 19.4. Niño con oncocercoma en el
cuero cabelludo.
O ftalmología
261
Fig. 19.5. Nodulectomía en paciente afectado por
oncocercoma en el cuero cabelludo.
Fig. 19.6. Gusano adulto de Loa loa, visible bajo
la conjuntiva.
a
b
Fig. 19.7. Paciente con el signo de Romaña (a), que muestra un marcado edema palpebral unilateral (b).
262
O ftalmología
Fig. 19.8. Córnea y conjuntiva secas y
deslustradas.
Fig. 19.10. Zona necrótica y atrófica de la retina
con depósitos de pigmentos negros.
Fig.19.9. Fondo de ojo de aspecto algodonoso,
localizado en el polo posterior del ojo.
Fig. 19.11. Periflebitis que engloba vasos retinianos.
Fig. 19.12. Hemorragias en llama y profundas en
retinitis por citomegalovirus.
O ftalmología
263
ÍNDICE
RESEÑA HISTÓRICA DE LA
OFTALMOLOGÍA/ 1
EXPLORACIÓN DEL PACIENTE EN
OFTALMOLOGÍA/ 25
Historia clínica oftalmológica/ 25
EMBRIOLOGÍA,
ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DEL APARATO DE LA VISIÓN/ 9
Embriología/ 9
Procedencia de las principales
estructuras del ojo/ 11
Anatomía/ 12
Órbita/ 12
Anexos del ojo/ 14
Globo ocular/ 15
Vía óptica/ 18
Fisiología/ 19
Funciones de los principales elementos
del aparato de la visión/ 20
Producción, circulación y excreción
del humor acuoso/ 23
Tensión endocular/ 23
Reflejos pupilares normales/ 24
Mecanismo de
acomodación–convergencia/ 24
Anamnesis/ 25
Examen subjetivo/ 26
Examen objetivo/ 32
Exploración de los movimientos
oculares en las posiciones
diagnósticas de la mirada/ 40
Exploración de los medios refringentes
del ojo mediante oftalmoscopia
a distancia/ 42
Metodología para el estudio del fondo
de ojo normal/ 43
Exploración del segmento
anterior por biomicroscopia/ 45
Otros medios de diagnóstico
utilizados en oftalmología/ 45
Tonometría y tonografía/ 45
Gonioscopia/ 46
Ecografía/ 46
Electrorretinografía/ 46
Adaptometría/ 47
Angiografía fluoresceínica/ 47
Láser en oftalmología/ 48
O ftalmología
265
PROPEDÉUTICA OCULAR/ 49
Enrojecimiento ocular/ 49
Hemorragia subconjuntival/ 50
Lagrimeo/ 50
Cefalalgia/ 50
Trastornos visuales
intermitentes/ 52
Nistagmo/ 52
Exoftalmía. Proptosis.
Enoftalmía/ 53
Dolor ocular/ 53
Disminución de la visión/ 53
Miodesopsias/ 54
Fotopsias/ 54
Metamorfopsias/ 54
Percepción de anillos
de colores/ 54
Ceguera nocturna/ 55
Diplopía/ 55
Estrabismo/ 55
Opacificación de los medios
refringentes del ojo/ 55
Córnea/ 56
Humor acuoso/ 56
Cristalino/ 56
Cuerpo vítreo/ 56
Relación entre la disminución de
la visión y las condiciones
refractivas del ojo/ 56
Pérdida del reflejo rojo-naranja
del fondo de ojo/ 57
Edemas, exudaciones y
sangramientos en las estructuras
oculares. Sus mecanismos
de producción/ 57
Características de las hemorragias
y los exudados retinianos.
266
O ftalmología
Valoración diagnóstica/ 58
Hipema e hipopión/ 59
Opacidades del cristalino
y del cuerpo vítreo/ 59
Leucocoria/ 59
ENFERMEDADES DE LOS PÁRPADOS Y
DEL SISTEMA LAGRIMAL/ 61
Párpados/ 61
Edema palpebral/ 62
Edema inflamatorio/ 63
Edema alérgico/ 63
Orzuelo/ 64
Chalazión/ 65
Blefaritis/ 65
Herpes zoster oftálmico/ 67
Alteraciones de la posición
de los párpados/ 68
Tumores palpebrales/ 70
Sistema lagrimal/ 71
Funciones de la lágrima/ 71
Anomalías congénitas del sistema
lagrimal/ 72
Enfermedades del sistema lagrimal/ 72
ENFERMEDADES DE LA
CONJUNTIVA/ 77
Conjuntivitis/ 77
Otras enfermedades
de la conjuntiva/ 86
Degeneraciones conjuntivales/ 86
Pinguécula/ 86
Pterigión/ 86
ENFERMEDADES DE LA
ESCLERÓTICA/ 87
Pupila en el sueño,
anestesia profunda,
estado sincopal, agonía
y muerte/ 115
Episcleritis/ 87
Escleritis/ 89
Otras afecciones esclerales/ 93
Escleróticas azules/ 93
ENFERMEDADES DE LA
RETINA/ 117
Fondo de ojo/ 117
Fondo de ojo normal/ 117
ENFERMEDADES
DE LA CÓRNEA/ 95
Síntomas y signos
de las afecciones corneales/ 96
Queratitis/ 97
Secuelas de las enfermedades
corneales/ 104
ENFERMEDADES DE LA ÚVEA
(UVEÍTIS). PATOGENIA DE LAS
ALTERACIONES PUPILARES/ 105
Uveítis/ 105
Clasificación de las enfermedades
de la retina/ 118
Enfermedades vasculares/ 118
Retinopatía hipertensiva/ 119
Retinopatía diabética/ 120
Retinopatía por toxemia
del embarazo/ 123
Retinopatía de la prematuridad o
fibroplasia retrolental/ 123
Oclusión de la vena central
de la retina/ 125
Enfermedades inflamatorias
de la retina/ 127
Desprendimiento de retina/ 130
Enfermedades
heredodegenerativas/ 132
Enfermedades tumorales de la retina/ 135
Patogenia de las alteraciones
pupilares/ 112
Reflejos pupilares/ 112
Síndrome de Argyll –Robertson o
iridoplejía refleja/ 114
Síndrome de Claude Bernard –
Horner/ 114
Síndrome de Pourfour du Petit/ 114
Síndrome del III par/ 115
Síndrome de Adie/ 115
ENFERMEDADES DEL NERVIO
ÓPTICO Y DE LA VÍA ÓPTICA/ 139
Metodología de estudio de las
enfermedades del nervio óptico y
de la vía óptica/ 141
Clasificación de las enfermedades
del nervio óptico y de la vía
óptica/ 142
O ftalmología
267
Síndrome de la papila de estasis/ 142
Edema de papila/ 142
Neuropatías o neuritis ópticas/ 145
Atrofia óptica/ 148
Síndrome de afectación de las
vías ópticas/ 149
Glaucoma secundario/ 177
Glaucoma congénito/ 177
VISIÓN BINOCULAR. DESARROLLO
DE LA VISIÓN EN EL NIÑO.
ESTRABISMO/ 179
ENFERMEDADES
DE LA ÓRBITA/ 153
Anatomía/ 153
Posición del globo ocular en la
órbita/ 154
Exoftalmía o proptosis, seudoproptosis
y enoftalmía/ 154
Visión binocular/ 179
Fisiología motora/ 180
Desarrollo de la visión
en el niño/ 182
Anomalías de la visión binocular/ 183
Estrabismo o heterotropía/ 184
Parálisis oculomotoras/ 191
Parálisis del III par/ 191
Parálisis del IV par/ 192
Parálisis del VI par/ 192
Ambliopía/ 192
CATARATA/ 159
Clasificación/ 159
Cataratas relacionadas con la edad/ 159
Cataratas preseniles/ 160
Cataratas traumáticas/ 161
Cataratas tóxicas/ 161
Cataratas secundarias/ 161
Cataratas congénitas/ 162
GLAUCOMA/ 165
Factores de riesgo/ 166
Clasificación/ 166
Glaucoma primario de ángulo
abierto/ 166
Glaucoma con cierre angular
(glaucoma agudo)/ 174
268
O ftalmología
REFRACCIÓN/ 195
Miopía/ 196
Hipermetropía/ 198
Astigmatismo/ 200
Presbicia/ 202
HIGIENE Y PREVENCIÓN
OCULARES/ 203
Relación con la oftalmología/ 203
Importancia de la prevención/ 203
Traumatismos oculares/ 205
Prevención en los niños/ 205
Prevención en el adulto/ 205
Enfermedades profesionales/ 207
Ambliopía/ 208
Glaucoma/ 209
Filariasis/ 221
Loasis/ 223
Tripanosomiasis americana
o enfermedad de Chagas/ 224
Xeroftalmía y queratomalacia/ 226
Enfermedades no exóticas/ 226
TRAUMATOLOGÍA OCULAR/ 211
Quemaduras/ 211
Heridas superficiales/ 213
Heridas perforantes/ 216
Cuerpos extraños/ 216
Contusiones/ 217
Toxoplasmosis ocular/ 226
Retinitis por citomegalovirus en
la evolución del síndrome de
inmunodeficiencia adquirida
(SIDA)/ 228
BIBLIOGRAFÍA/ 231
OTRAS ENFERMEDADES
INFECCIOSAS DE LOS OJOS/ 219
Enfermedades exóticas/ 219
ILUSTRACIONES/ 235
Tracoma/ 219
O ftalmología
269
270
O ftalmología
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