En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astilleros, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. En 1605 cuando Miguel de Cervantes Saavedra publica El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, la primera parte de lo que llegará a ser su pieza cumbre, no fue consciente de que su obra revolucionaría la literatura española y universal, considerándose ésta como la madre de la novela moderna y un referente literario para todos los tiempos y culturas. Ahora, por segundo año consecutivo, nos ofrecen la apasionante labor, de recorrer más de 30 escenarios italianos como única compañía española que representa en lengua original en Italia. Don Quijote de la Mancha será nuestro abanderado en esta ocasión, una tarea que exige respeto y comprensión de cada palabra o cada hecho que viven sus personajes, porque en todos ellos se plasma la universalidad del ser humano y de sus múltiples características. ¿Qué es realidad, y qué no? El ser humano libre bajo un concepto de justicia, ¿ideal o no? No seremos nosotros quien lo descubramos, sino el intelecto y la mirada de cada lector, de cada espectador, que se embarque en la travesía de Don Quijote. No es una pieza cómica, ni trágica, ni pintoresca ni irónica, puesto que no es un género único sino todos a la vez. En ella encontraremos momentos dramáticos que nos pellizquen el corazón y otros de gran comicidad que destapen sonrisas. En ocasiones la más pura realidad se presentará ante nosotros, y otras veces la imaginación y el mundo ilusorio nos hará volar. La libertad reside en el ser humano que desea vivir conforme a su ideal, o transformar la idealidad en su forma de vida. Libre nacemos, libre morimos.