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Susser, Ida La sociología urbana de Manuel Castells (cap. 9 y Conclusión)

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Tfcu lo original: The Caste/is Reader on Cities and Social Theory
Traducrores: Jesus Albores (cap. 8), Irene Cascells (caps. I y 2), Rosendo Gallego (cap. 5), Adolfo
G6mez Cedillo (Inrroducci6 n, caps. 3, 4, 9 y Co nclusion), Carmen Mardnez G imcno (cap. 8) y
Raul Quintana M unoz (caps. 6 y 7)
fNDICE
Rcservados todos los dercchos. El comenido de csta obra esta protegido por Ia Ley, que establece pcnas de prisi6n
y/o multas, ademas de las correspondientes indcmnizaciones por dane-~ y pcrjuicios, para quienes reprodujeren,
plagiaren, distribuyeren o comunicaren pub licamcnte, en rodo o en pane, una obra litcraria, artistic.• o ciendlica,
o su rransfonnaci6n, imerpretaci6n o ejecuci6n artistica fi jada en cualquier tipo de soporre o comu nicada a traves de cualq uier medio, sin Ia prcceptiva aurorizaci6n.
11
fNDICE DE FIGURA$ ................................................... ....................................... .
fNDICE DE C UADRO S
13
INTRO DUCCIO N: MAN UEL CASTELLS Y LA CONCEPTUALIZACIO N D E LA
C IUDAD EN LA ERA D E LA INFORMAC ION, por Ida Susser
15
PRIM ERA PARTE
© de Ia compilaci6 n y Ia inrroducci6n Ida Susser, 200 I
©Manuel Casrells, 200 1
© Ed. casr.: Alianza Editorial, S. A. Madrid, 200 I
Calle Juan Ignacio Luca de Tena, 15; 28027 Mad rid; relef. 9 1 393 88 88
UN ENFOQUE T E6 RICO DE LA CIUDAD EN EL CAPITALISMO
AVAN ZADO
I.
ISBN: 84-206-6773-0
Deposito legal: M. 39.770-200 1
Fowcomposici6n e impresi6n: EFCA, s. A.
Pa rque Ind ustrial •Las Monjas•>
28850 Torrej6n de Ardoz (Madrid)
Primed in Spain
2.
LA URBAN IZACIO N
33
Modo de em pleo o, si se prefiere, advertencia epistemol6gica ........................ .
El proceso hist6rico de urbanizaci6n
El fen6meno urban o: delimi mciones conceptuales y realidades hist6ricas .......
33
39
I.A II)EOLOGfA URBANA
55
56
El mi1o deb cu ltura urbana
nc 1.1 ~oc ictl.ld urb:lll:l :l b revolution urh.rn;l
I m mnlio, Mlt:ia l c.~ wh.wn' ....
40
67
77
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,/
CAPfTULO 9
LA CULT URA DE LAS CIUDADES EN LA ERA DE LA
INFORMACI6N
La gran paradoja del siglo XXI: (tm mundo urbano sin ciudades?
El debate intelectual sobre las ciudades en el cambio de milenio es un debate sobre el estado y las perspectivas de Ia civilizaci6n humana. A lo largo
de Ia hisroria, yen nuestra epoca, la ciudad ha sido la fuenre de Ia creatividad cultural, Ia innovaci6n tecnica, el progreso material y la democratizaci6n polftica. Al reunir a genre de orfgenes multiculturales y establecer canales de comunicaci6n y sistemas de cooperaci6n, las ciudades han
convertido la diversidad en sinergia, Ia competencia en estabilidad dinamica, el caos en orden. Sin embargo, con Ia llegada de Ia era de Ia informaci6n, las ciudades como sistemas sociales espedficos parecen enfrenrarse al
reto de los subsiguientes procesos de globalizaci6n e informatizaci6n. Surgen nuevas tecnologfas de la comunicaci6n que reemplazan Ia necesidad
funcional de proximidad espacial como base de Ia eficacia econ6mica y Ia
interacci6n personal. La aparici6n de una economia global y de sistemas de
comunicaciones globales ha subsumido lo local en lo global, difuminando
el significado social y dificultando el control politico, tradicionalmente
ejercido desde localidades. La inreracci6n humana se basa cada vez mas en
l A 1 IIIII IIlA I ll I " I II I I lAIII' I N I.A I.II A Ill
las redes electr6nicas de comunic.Ki<)n, y lm llujm p.1n.:cen invadu lm l11
gares.
De este modo, las ciudades como formas cspedflcas de organit.l<.t<"lll '"
cial y expresion cultural, materialmente arraigadas en asenramicnLO\ hun•••
nos concenrrados, podrian quedar obsoletas en cl nuevo enrorno re<.nolor.•
co. Y, sin embargo, con Ia llegada de un nuevo sistema tecno-cconom•w 'r
ha producido, paradojicamente, una aceleracion de Ia urbanizaci6n, <.' 111111
dida esta como concenrracion espacial. Nuestro mundo es, cada vcz 111:i,,
predominantemente urbano; en el afio 2005, mas del 50% de Ia pobb( ic'111
mundial vivini en areas urbanas. Las principales actividades y un numn"
creciente de personas se concentran y sc concentran\n en regiones melr<'Jlo
litanas de millones de habitantes. Esta paura de evolucion socioespacial po
drla conducir a una urbanizaci6n sin ciudades, en Ia med ida en que Ia ('\
pansion urbana/suburbana provoca Ia difusi6n de Ia genre y las actividadn
por un espacio metropolitano muy <~mp lio en cl que las sociedades locab M'
atomizan socialmcnte y picrden su sign ificado culwral.
~Nos dirigimos ha..:ia Ia dcsaparici6 n de Ia ciudad como forma cultural .d
mismo tiempo que enrramos en un mundo predominantemente urbano/nw
tropolitano? ~Est~ llegando a su fin Ia cu lcura de las ciudades precisament,·
debido a Ia omnipresencia de los asenramienLos metropolitanos? ~Estan su'
tituyendo las comuniqades virruales y las redes electronicas de comunic.1
cion (incluidos los sistemas de transpone rapido) a Ia comunidad urban.,?
~Cuales son las pauras propias de Ia concentraci6n y Ia dispersion espaciab?
(Como inreraccionan Ia localidad espacial y Ia virrualidad transterritorial en
Ia configuracion de funci6n , forma y significado? Una respuesra aproxim ari
va a estas cuestiones fundamenrales requiere una larga y compleja digresi6n
inrelectual que constituye el objerivo de esre capfwlo.
Un pfaneta metropolitano: fa concentrncion espncial en fa sociedad red
Aunque nuestra economfa y nuesua sociedad se consrruyen en rorno a redes
descenrralizadas de interacci6n, Ia pauta espacial de los asentamienros humanos se caracteriza por una concentraci6n territorial sin precedences de Ia
poblacion y las actividades 1 • En el cambio de m ilenio, estamos viviendo Ia
mayor oleada de urbanizaci6n de Loda Ia historia de Ia humanidad. Segun
datos del Banco Mundial, en 1970 b poblaci6n urbana suponfa el 37% de
roda Ia poblacion del planeta. En 1996, ese porcentaje habfa aumentado
hasta el 46%, y proyecciones recientes indican que hacia 2005 Ia mayorfa de
Ia genre vivira en ciudades. El Africa subsahariana, Ia region menos urbani-
1 .~ INIIIIIMAI
IC )N
zada del 1111111do, presenta no obstante Ia mayor tasa de crecimiento urbano
(un 5.2% anual entre 1975 y 1995), de manera que cabe prevcr que hacia
2020 cl 63% de Ia poblaci6n del planeta vivira en ciudades. En 1998-1999,
el 78% de los habirantes de America del sur, el 82% de los de Europa occidental, el 75% de los de Rusia y el 77% de los de Estados Unidos vivfan en
ciudades. En 1996, el porcenraje de poblacion urbana ascendla al 78% en
Jap6n y Ia peninsula de Corea, al 37% en el sudeste de Asia y al 35% en Pakistan. China, con un 30% de poblacion urbana en 1996, e India, con un
28% en 1998, segulan siendo basicamente paises rurales, y en ellos vive una
tercera parre de la humanidad. Sin embargo, las previsiones indican que Ia
poblacion urbana india casi se duplicara entre 1996 y 2020, pasando de 256
a 499 millones de personas. Se espera un incremento aun mas rapido de la
poblaci6n urbana en China, de 377 millones en 1996 a 7 12 milloncs en
2020, lo que rcpresenta mas de Ia m itad de Ia poblaci6n total prevista para
el conjunto del pafs.
Un porcenraje cada vez mayor de esra poblaci6n urbana se concencra en
areas muy cxtcnsas que denomino regiones merropolitanas porque no son
necesariamente ciudades (o megaciudades) en terminos socioculturales. Son
grandes asenramientos cuyo significado cultural esta abierro a Ia indagacion
y Ia observacion. La proporcion de po_blacion que acrualmenre vive en aglomeraciones de mas de un millon de personas en LaLinoamerica se eleva a
casi un rercio; en el sur de Asia se duplico entre 1980 y 1996, alcanzando
un 14%, aproximadamente el rnismo nivel que en el Africa subsahariana.
En el sudesre asiarico, cerca del 11 o/o de la poblaci6n se concenrra en esas
areas. Aproximadamente el 30% de los habitantes de los pafscs ricos vivian
en metropolis en 1996; en el caso de los Esrados Unidos, dicho porcenraje
alcanzaba el 26,5% en 1990. Las previsiones indican una crecienre concenrracion de Ia poblacion en esas grandes areas metropolitanas. Si se rraza una
perspectiva a largo plazo de las pauras de urbanizaci6n, se observa una rendencia secular hacia la urbanizacion y la metropolizaci6n de los asenramienros urbanos que se acelera con el paso del tiempo y que conduce a un mundo metropolirano y abrumadoramente urbano en el siglo XXI. Los mayores
asenramienros urbanos del planeta se encuentran ya en los llamados «pafses
en desarrollo», y esta tendencia se vera reforzara en cl fururo 2 .
~Por que ocurre esro? ~Por que las areas urbanas y merropolitanas siguen
creciendo, en ramafio y en complejidad, a pesar de Ia crecienLe capacidad
tecnol6gica para trabajar e interaccionar a distancia? La raz6n fundamental
reside en Ia concenrraci6n espacial de los trabajos, las accividades generadoras de ingresos, los servicios y las oporrunidades para el desarrollo humano
en las ciudades, y parcicularmente en las mayo res areas metropoliranas 3. Por
una pane, Ia productividad cada vo. mayor l'n lo~ MX.lOrcs avanzados de Ia
economfa y Ia crisis de las actividades cxtractivas y agrkolas climinan puestos de trabajo en las areas ruralcs y rezagadas, lo que provoca nuevas migraciones del campo a Ia ciudad. Por otra, las areas mecropoliranas concenrran
que generan mas valor, tanto en Ia industria como en los serlas acrividades
4
vicios • Dado que son las Fuentes de rique-ta, proporcionan puestos de trabajo, tanto d irecra como indirectamente. Y dado que en estas areas el nivel
de renta es alto, ofrecen mayores oportunidades en lo que respecta a Ia prestacion de servicios esenciales, como Ia educacion y Ia sanidad. Ademas, induso para los emigranres que ocupan los escraros mas bajos de Ia sociedad
urbana, Ia abundancia de oportunidades trae consigo mas posibilidades -en
primer Iugar, para sobrevivir, y despues, para Ia promoci6n de las generaciones futuras- que las que pueden hallarse en las cada vez mas marginadas
areas rurales y regiones deprimidas 5• Yen Ia medida en que las areas mecropolitanas siguen siendo centros culturales de innovacion, sus residences tienen acceso a unas posibilidades sin paralelo de desarrollo cultural y disfruce
personal, lo que determina una mejora en Ia calidad y diversidad de su consumo. Pero, (por que Ia nueva produccion y los nuevos sistemas de gesri6n
de Ia era de Ia informacion favorecen Ia concenrracion merropolirana? Examinaremos esca cuestion en las paginas siguienres.
La ciudad informacionaL· las dreas metropolitanas como medios de
innovacUJn
La generaci6n de conocimienros y el procesamienco de Ia informacion son
las Fuentes de valor y poder en Ia era de Ia informacion. Ambas dependen de
Ia innovaci6n y de Ia capacidad para difundir dicha innovacion en redes que
producen
sinergia mediante el intercambio de esos conocimientos e infor6
macion . Veince aiios de invescigaci6n urbana y regional han demostrado Ia
imporcancia
de los complejos terriroriales de innovaci6n para facilitar Ia si7
nergia • Lo que Philippe Audaloc, Peter Hall y yo mismo denominamos
hace tiempo «medios de innovacion» parece ser crucial para Ia capacidad de
las ciudades, y en particular de las grandes ciudades, para convercirse en las
fuenres de riqueza en Ia era de Ia informacion. Es el caso, sin duda, del Sillicon Valley (y del area de Ia Bahfa de San Francisco en su conjunro), Iaconocida cuna de Ia revolucion de las tecnologfas de Ia informacion 8 . Sin embargo, como Perer Hall y yo mismo hemos demoscrado en nuestro analisis de
las recnopolis
del mundo, esre planteamienro es aplicable a codas las socie9
dades • Todos los gran des cenrros de innovaci6n tecnologica han su rgido en
y dcsdr gr.rncln .ln·.rs metropolitanas: Tokio Yokohama, Londrn, l'.rr l•l,
Munich (ttuc.: :.ut:cdi6 a BerHn eras Ia guerra), Milan, Mosdt, Pekin, :-.h.•nr,
hai, Seul-lnchon, Taipei-Hsinchu, Bangalore, Bombay, Sao Paulo ( :.1111pl
nas y, en Escados Unidos, el area de Ia Bahfa de San Francisco, c1 polo In
nol6gico de Los Angeles/sur de California, el Gran Boston y, rccicmcml'lllt·,
Seattle, aunque existen medios de innovaci6n secundarios en areas conro
Austin, Dallas, el criangulo de invescigacion de Carolina del Norte, Minnl'·'
polis-Sc Paul, el corredor de Princeton, Portland y Denver. Nueva York n
una importance excepcion (lo cual ciene una explicacion historica), compcn
sada en gran medida por su papel innovador en el ambito de las finanzas,
los servicios empresariales, los medios de comunicacion y las industrias culturales. Ademas, en su ultimo libro, Peter Hall ha extendido la cesis de la relaci6n entre ciudad e innovacion a coda Ia hiscoria occidental de Ia creacividad cultural y Ia innovacion empresarial 10• En esre caso, parece logico que la
creatividad se convierta en una fuerta productiva cuando entramos en Ia era
de Ia informacion, y que por consiguiente se refuerce Ia ventaja competitiva
de las ciudades como fuenres de riqueza.
Sin embargo, el potencial innovador de las ciudades no se limita a la industria de las tecnologfas de la informacion. Es aun mas evidenLe en los servicios avanzados a empresas, que constituyen el sector mas lucrativo de
nuescra economfa. Los servicios flnancieros, las aseguradoras, los gabinetes
jurfdicos, Ia conrabilidad y el marketing constiruyen los centros neuralgicos
de Ia economia del siglo XXI. Y se concentran en grandes areas mecropolicanas: Nueva York-Nueva Jersey es Ia principal en Esrados Unidos 11 • Los servicios avanzados se distribuyen irregularmenre entre el discrito central de los
negocios y los nuevos centros suburbanos, dependiendo de la historia y la
dinamica espacial de cada area. Lo decisivo es que escos cencros de servicios
avanzados se concencran cerritorialmence, se susrenran en redes interpersonales de procesos de LOrna de decisiones y se organizan en torno a una red
territorial de proveedores y clientcs 12•
El tercer conjunto de acrividades generadoras de valor que se concentra
en las areas mecropolitanas comprende las indusrrias culturales: los medios
de comunicacion en codas sus formas, el emretenimienro, el arce, Ia moda,
la edici6n, los museos y las indusrrias de creaci6n cultural en general. Escas
figuran entre las de mas rapido crecimiento y mayor generaci6n de valor en
codas las sociedades avanzadas 13• Tambien se basan en la logica espacial de
un medio de innovacion cerritorialmenre concentrado, con una mulriplicidad de interacciones e intercambios cara a cara -complementados, no
contradichos, por Ia interacci6n on-line- en el centro del proceso innovador.
----~.. ·trn ~- ~ITlTnff~Jrfn~NJ\ rn= """"'lirX'kfiTF.t
T"""IT""F1.11 •
Ademas, el desarrollo de lmt'lllt't, l.t tnrwlow.• ddlnuiv.t ,in uhtl,tUoll
espacial, ha llevado a una c.recientc conlcl1£r<Ki<Sn de dominim de lntl'lllt'l t'll
las mayores areas merropoliranas del mundo (en &tado~ Unidos, sobn: todo
en Nueva York y San Francisco), tal como ha demostrado Mauhcw Zook t'll
su pionera resis doctoral 11 • La razon es sencilla: la red procesa informacion, )'
los nodos de Internet se ubican en los principales sistemas de informacion,
que son Ia base de Ia economla y las instituciones de las regioncs merropoli
tanas. No obstante, eso no quiere decir que Internet sea un fenomeno mt•
rropolitano; mas bien se trata de una red de nodos merropolicanos. No ha}·
cenrralidad, sino nodalidad basada en una geometrla de inrerconexiones.
G racias precisamente a Ia exisrencia de redes de telecomunicacione\
avanzadas, estos medios de innovacion y estas redes de roma de decisiones
de aho nivel pueden concreLarse en una serie de nodos en el pals, o en cl
planeLa, alcanzando el mundo entero desde unos cuantos edificios en ManhaLtan, en cl W ilshire Boulevard del condado de Santa C lara, en Ia City de
Londres, en el Quartier de !'Opera en Paris, en el Ginza de Tokio o en Ia
Nova Faria Lima de Sao Paulo. AI concentrar gran parte de Ia capacidad de
consumo y produccion de un enorme hinterland, estos complejos terriroriales de generacion de conocimienro y procesamienro de informacion se vinculan unos a otros, marcando el comienw de una nueva geograffa global de
nodos y cedes 15 •
La nueva geografia global.· las 1·edes de nodos rnet1·opolitanos
La globalizacion es una caractedstica fundamental de Ia era de Ia informacion. Es el proceso medianle el cual las principales acrividades de Ia economfa, los medios de comunicacion, Ia ciencia, la tecnologfa y Ia coma de decisiones esrraregicas se vinculan en tiempo real en todo el mundo, teniendo
el potencial para operar diariamenre en una unidad a escala planetaria 16• En
realidad, Ia mayorla de las aCLividades no son globales. De hecho, tienen Iugar en escenarios locales o regionales. Pero los trabajos que esas acrividades
generan localmente y el susLenco de Ia genre que esta implicada en elias dependen en gran medida de un nucleo globalizado cuya actividad se organiza
en rcdes de interaccion global a craves de celecomunicaciones, sistemas de
informacion y sistemas de transporte rapido basados en Ia electr6nica.
Como esas accividades cencrales se desarrollan en grandes areas mctropolitanas, se genera un proceso concomiranre de interaccion global enrre esos nodos merropoliranos 17 . A menudo se ha aludido a esre proceso con el engafioso concepro de «ciudad global», asumiendo que algunas ciudades son
&
I I\ I 111111111\ lll . l.ft'
l ' llJIIAIII ~'t l
glob,tlt•s r ot r,,, no. De hccho, esra es una version rcnovada de un ,tntiguo
paradigm.t ur h.tno que, hace veimc afios, acufio Ia nocion de ccciudades
mundiales» para referirse a los centros urbanos dominances mas grandes.
En realidad, ambos concepros son herederos de una concepci6n jerarquica y decimononica de la sociedad y el espacio. Lo que caracreriza a nucstra
sociedad es su esrructura en redes y nodos, no en jerarqu fas de centralidad y
periferia. Ninguna ciudad es enteramentc global. Queens, en Nueva York, y
Kunirachi, en Tokio, son muy locales, igual que lo es Hampstead en Londres. Efectivamenre, Wall Street, Ia City de Londres y Palo Alto operan/inreracruan en una red global. Pero lo mismo ocurre, en diversos grados, con
muchas areas merropoliranas mas pequefias. De hecho, cenrenares, miles de
localidades eslan conecradas en redes globales de procesamiento de informacion y coma de decisiones. Todas las grandes areas metropoliranas del mundo desarrollado y las mas grandes de los pafses en desarrollo son, por tanto,
hasra cierro punro globales, cada una con su peso nodal relarivo en Ia red,
un peso variable en funcion del momento y Ia cuestion. Y, sin embargo, Ia
mayorfa de Ia genre de esas mismas ciudades vive una vida local. No hay,
por consiguienre, unas cuantas ciudades globalcs (aunque algunas ciudades
son muy importances en las redes globales), sino una ciudad global. Esa ciudad global no es Nueva York o Londres. Es una ciudad transrerrirorial, un
espacio formado porIa vinculacion de muchos espacios distintos en una red
de interaccion casi simulranea que reune procesos, personas, edificios y segmentos de areas locales en un ambito global de interaccion. La ciudad global no es una ciudad, es una nueva configuracion espacial: el espacio de '
flujos que caracreriza a Ia era de Ia informaci6n 1 ~.
Esras redes globales de regiones merropol iranas son exrremadamenre h .: rsariles, al igual que Ia economia global que proccsan. Flujos de capital, produccion e informacion entran y salen de los nodos, y su cuanda y su vclocidad de circulaci6n aumenran o disminuycn dependiendo del valor que son
capaces de generar o de las perdidas que puedcn ahorrar. De este modo, Ia
comperirividad global y Ia comperirividad interregional condicionan Ia suerre de las ciudades y las areas metropoliranas, en Ia medida en que esten o no
conecradas a las redes globales esrraregicas y en funcion de su valoracion o
devaluacion en dichas redes. Antiguas ciudadcs industriales, como Buffalo o
C leveland, quedan cada vez mas al margen de las redes globales, y en buena
medida esran siendo excluidas de Ia ciudad global. Centros de alta tecnologia (como el area de Ia Bahia de San Francisco) y empresas puntcras y centros de informacion (como Boston), viejos y nuevos, refuerzan su posicion
nodal en Ia ciudad global. Sin embargo, Ia inestabilidad del sistema y Ia vclocidad de sus rransacciones hacen que esra ciudad global rransterrirorial sea
.--~-~----,.,.....~,...--.-.---..--n'ITJ"\----n"-Kn"f\"1\
r-, r-l\T1\"Nl rttJ ("•Jl'<"IT I I :e-o--=
un espacio de geomcrrfa y componente,, variable.\. En cu.dquicr
._
Cl\o,
doudt
y cuando se forma y se expande un nodo principal de esta red glob•• I, grun .a
una nueva configuracion espacial: Ia region metropolirana.
Una nueva configuraciOn espaciaL· la region men·opolitn.ntt
La concemracion de acrividades y poblacion en una unidad rerrilOri.al .1
gran escala esta imroduciendo una nueva configuracion espacial. Llanw
t<merropolitana» a esa configuracion (en vez de «megaciudad») para reservar
el uso de Ia nocion de ciudad a una forma cultural especffica, en la larga rra
dicion de Ia teoria de Max Weber que defme las ciudades como construccio
nes culrurales y poliricas. Y Ia llamo «region» para indicar que existe una co
nexion funciona1 entre actividades diseminadas en un territorio muy
grande, habitualmeme definido en rerminos de un mercado !aboral, un
mercado de consumo y un mercado mediatico (Ia television, por ejemplo)
espedficos. La region merropolitana noes simplemente un area urbana muy
extensa. Es tambien una configuracion espacial distintiva, cercana a lo que
un brillante periodista, Joel Garreau, denomino <tciudad borde» tras analizar
los nuevos desarrollos espaciales en algunas de las principales areas metropo19
litanas norteamericanas • En Ia mayoria de los casos, Ia region metropolirana ni siquiera tiene nombre, y mucho menos unidad polfrica o entidad institucional. Cuando hablamos del ttarea de Ia Bahia» (en mi caso para
designar el area de Ia Bahia de San Francisco), nos referimos a una gran
constelacion de ciudades y condados que se exriende a! menos desde Santa
Rosa, en Ia Bahia Norte, hasta Santa Cruz, a! sur de Ia Bah fa Sur, y desde los
acantilados occidentales de San Francisco hasra los suburbios mas alejados
de Ia Bal1fa Este, en direccion a Livermore: una extension de unos 100 kilometros de largo por 70 de ancho en la que viven casi siete millones de personas. De hecho, Ia mayor ciudad del area de Ia Bahia de San Francisco no
es San Francisco, sino San Jose, cuya poblacion asciende a unos 907.000 habirames (1999). La verdadera pauta de asemamiento esra desbordando ya
esta zona, enlazando con Sacramento y el Central Valley y absorbiendo, mas
alia de Ia Frontera de Nevada, el Lago Tahoe y, hacia el su r, Monterrey y
Carmel, cemros de segunda residencia de los habirames del area de Ia Bahia.
Un caso aun mas llamativo es el de Ia region merropolirana del sur de
Californ ia, que funde en un espacio bastante imegrado el area que se extiende desde Ventura, en el norte, hasra Ia punta meridional del condado de
Orange, con casi 17 millones de personas que viven, trabajan, consumen y
viajan en un territorio sin otro If mite, nombre o identidad que el mercado 20•
\1
Adem~'•
I I l kili'\lli i i Fi f'ftf
""'tf 'i:J
1." .autopl\t.l\ que unen cl condado de Orange con San Diego y,
pasada Ia frontl''·'· wn Tijuana convierren esra area en una constelacion megaurbana, anonima, multicultural y binacional. Fuera de California, las megarregiones de Nueva Jersey-Nueva York-Long Island-Rhode Island-Connecticut o Nueva Inglaterra son ejemplos similares de nuevas aglomeraciones
espaciales.
En Asia se esran formando algunas de las mayores regiones metropoliranas del mundo, tales como la region --en proceso de articulacion- situada
entre Hong Kong-Shenzhen-Canron-Macao-Zuhai y el delta del Rio de las
Perlas, con una poblacion de unos 60 millones de personas. 0 Ia region Tokio-Yokohama-Nagoya, que se exriende, a craves de Shinkansen, hasra O saka-Kobe y Kyoto, situadas a 3-4 horas de distancia 21 . SeUl-Inchon, Shanghai-Pudon, la region metropolirana de Bangkok, la megalopolis de Yakarta,
Calcuta, Bombay (Mumbai), Mexico O.F., el Gran Sao Paulo, el Gran Buenos Aires, el Gran Rfo de Janeiro, Parfs-tle de France, el Gran Londres y el
Gran Mosct.'1 son codas areas importances, Ia mayor parte de elias sin llmites
claros o identidad definida mas alia de las vagas imagenes de la que solfa ser
su ciudad central. Por no mencionar areas de mas de siece millones de habitantes, como Lima, Bogota o Manila, que siguen creciendo y actuan como
imanes en relacion con sus hinterlands en crisis y como Fuentes de crecimiento y supervivencia a craves de sus conexiones con redes globales.
En Europa occidental, la construccion de una densa red de trenes de alta
velocidad esta uniendo Londres con Parfs, Parfs con Lyon y Marsella y con
el norte de ltaJia; Par1s-Lille-Bruselas con los Pafses Bajos; y Frankfurt y Colonia con la red francesa. En el sur, se preve que Lisboa-Sevilla-Madrid-Barcelona-Bilbao esten conectadas con Ia red europea en 2002-2004. En general, un extraordinario contingence de poblacion, produccion, gestion,
mercados y servicios urbanos en coda Europa occidental y central esta siendo conectado en un marco temporal de tres horas (actualmente se tarda aun
menos en llegar desde el centro de Londres a! centro de Paris), sin contar
con los puenres aereos que unen, en vuelos de entre 30 minuros y dos horas
de duracion, casi codas las ciudades de Europa occidentaL De esre modo, en
el corazon de Europa occidental esra surgiendo una nueva estructura espacial basada en una serie de regiones metropolitanas interconectadas -cada
una de elias formada por varias conurbaciones, cada una con millones de
personas- que, en su conjunro, reunen una parte significativa de Ia informacion y Ia riq ueza mundiales 22 •
Estas estrucruras desdibujan las tradicionales disrinciones entre ciudad y
campo, ciudad y suburbio 23. lncluyen, sin continuidad espacial, areas edificadas de densidad diversa, espacios abiertos, actividades agricolas, zonas na-
:, ......-rrn.-,rr,· uttlfl\f'll/\ I I I M7\NITf'l_ t"J\"'i"l U'f
curalcs, ;lrcas rcsidcnciales, COIH..-~'lltl,ll ionc1> d~· 1>~·1 vicios ~· illM.rla~ ion''' 111
dusuialcs, dispersos a lo largo de cj~·s de transponc rorm.tdos por <llllOfll\1.1\
y sistemas de minsito masivo 2 1. No cxisre una ver<bdera wnific.Ki<Sn, pun
los cenrros de rrabajo y las zonas comerciales y rcsidencialcs c~t;ln discllllll.l
dos en varias direcciones. Ademas, mientras que esLas regionc~ suckn fw
marse en torno a una ciudad cemra l imporrante, los cenrros urbano~ nJ.i,
pequenos son absorbidos poco a poco por las redes inrramctropolit.ul.r'
Constanremente surgen nuevos nodos, a medida que las areas concent1.111
actividades empresariales/industriales descentralizadas. Otras localidadcs ".
desarrollan como proveedoras de servicios para el conjunro de Ia poblacit'HI
metropolitana. Esta esrructura mctropolitana regional depende por compk·
tO de los transportes y las comunicaciones. Aumenta de manera consider.!
ble el rrabajo a distancia, ya sea dcsde cl hogar o entre lugares espacialment<·
alejados 1 s. Sin embargo, no vemos y no veremos Ia desaparici6n del cemro
de trabajo. El teleuabajo como forma de actividad !aboral predominance d<·
un gran segmenro de Ia poblaci6n no se esd. dando a gran escala, al meno.,
por el momenco lc•. No obstante, mucha gente trabaja, y trabajara, on-linr
desde su casa, ademas (y no en vez) de desplazarse a sus cenrros de trabajo
en su zona o en un nodo de Ia red al que tiene acceso gracias a rapido11
cransporres {incluidos cl transporrc aereo y los crcnes de alta vclocidad) 27. Sl'
trata, en rcalidad, de un mundo de creciente movilidad, basado en un patr6n de actividades en multiples emplazamientos, mas que de la imagen fu
rurista de Ia genre trabajando on-fine desde los ordenadores en sus hogarcs
(de hecho, muy pronto ya no habra ordenadores personales independienres,
ya que nos dirigimos hacia tecnologfas on-line en red, con informaci6 n recuperada e intercambiada desde disposicivos pomhiles o de localizaci6n
multiple: Ia oficina ubicua). De esre modo, las regiones metropolitanas se
caracterizan al mismo tiempo por Ia expansi6n espacial y la concenrraci6n
espacial, Ia mezcolanza en cl uso del suelo, Ia extrema movilidad y Ia dependencia de las comunicaciones y el rransporte, canto inrramerropolitano
como intcrnodal 28 • Y tambien por una extrema fragmenraci6n espacial y segregaci6n social y, en Ia mayor pane del mundo, por gravfsimos problemas
medioambienrales a una escala desconocida hasta cl momenro.
La ciudad insostenibfe: fa crisis ecol6gica
de las 1·egiones nzeu·opofitanas del sigfo XXI
El desperrar de la conciencia ecol6gica es una de las principalcs transformaciones cu lcurales y polfticas de las tres L'tltimas dccadas 29 . Visco desde una
I A I IIIII IIlA Ill l _,o\1, I IIJI)t\111''; I_N I.A I IIi\ Ill' l _i\ INIIIIIMt\I_II)N
pcrspt·niv.r n ologH .t, d .~<.LUal procel.o de urbani'l.ad6n suponc un inrimi
dame de,.rno. ht.l\ g,randes constdaciones urbanas, que concentran cada
30
vez mas gcntc y actividades, crecen descruyendo su entorno natural . La
movilidad es esencial en las nuevas esrrucruras merropolitanas e incermerropolitanas, y Ia movilidad significa autom6viles, aviones y crenes de alta velocidad q ue dafian e1 med io ambience. La ilim irada expansi6n merropol itana
supone Ia transformaci6n de terrenos rt'1sticos en entornos urbanizados y Ia
reducci6n de espacios abiercos a zonas publicas urbanas densamenre ucilizadas, cuya prorecci6n se ve amenazada por las presiones de una creciente poblaci6n merropoli tana. En los pafses en desarrollo muchas personas crean
asentamienros incontrolados, configu rando enormes habitats en cspanrosas
condiciones ambientales que provocan epidemias y danos irreversiblcs en el
medio ambiente 31. Muchas areas de las afueras de algunas de las principalcs
regiones mecropolitanas del mundo esran al borde de Ia catastrofe ecol6gica,
ya que Ia consrrucci6n de infraestruccuras urbanas va muy retrasada en relaci6n al crccimiento urbano, con problemas muy graves en e1 sum inisrro de
agua y las condiciones de salubridad 32 .
Aunque Ia pobre7..a desempeiia un importance papel en esta crisis, Ia urbanizaci6n inconrrolada y Ia irresponsabilidad medioambiental explican en
gran med ida el deterioro de la habitabilidad urbana 33• La problematica me34
dioambiental en el siglo XXI sera cada vcz mas un asunto merropolitano • Es
esencial reconocer que los cada vez mas acuciantes problemas medioambientales urbanos no son una consecuencia necesaria del desarrollo. Son sobre
todo el resultado de Ia combinaci6n de Ia 16gica sin freno de Ia busqueda de
beneficios a corco plazo y Ia ignorancia ecol6gica. 'lenemos los conocimienros y la recnologfa necesarios para disefiar el crecim ienro econ6m ico de maneras compatibles con Ia preservaci6n del medio ambience. Si no lo hacemos,
es simplemente por una cuesti6n de prioridades. No incluimos a las generaciones futuras, a los nietos de nuestros nietos, en Ia ecuaci6n del desarrollo.
Es un problema poHrico y cultural que se acentua por el hecho de que, con la
reclusi6n de los seres humanos en un mundo metropolitano, aumenramos Ia
disrancia entre nuestro sistema social y nuestro ecosisrema. La conservaci6n
artificial de Ia naturaleza en reservas 11d hoc, tales como parques nacionales y
espacios abiertos planificados, no evica Ia ruptura del equilibrio ecol6gico general. Ello conduce, por ejemplo, al calencamiento global como resultado del
efecto invernadero, direccamenre vinculado a los accuales modelos de concentraci6n mecropolitana y a sistemas de rransporte alramente contaminantes. En las dos ultimas decadas del siglo XX, Ia conciencia ecol6gica ha calado
en las mentes de millones de ciudadanos de todo el mundo. Sin embargo, al
mismo ticmpo, el p roceso de destrucci6n de nuestro ccosisrema se ha acele-
rado globalmcmc, h:1Ma d pun10 d~· 'llll' potkmo~> .lli11n.u tjlll', po1 .tl1e11,, d
principal efecro de nuestra rccicmc.: conLicnciaci6n h.t ~ido damm l'lll'lll.l dd
proceso mediante el cuaJ nuestra especie cst:i incurricndo en un ~ui~id1o '"'
dioambienraJ. El debate no ha hccho mas que empezar y sera priorit.ll'io ''" 1,,
cultura de las ciudades en e1 nuevo siglo.
La metn)poli fragmentada: segregacion espacial
y ruptura del contrato urbana
La segregacion espacial es un viejo rasgo de Ia ciudad industriaJ. Sin emb.11
go, raJ como ha demosrrado Douglas Massey 35 en su anal isis a partir de d.t
tos emplricos, en las dos ultimas decadas se ha producido una concenrr.t
cion cspacial sin precedences de Ia riqueza y Ia pobreza en espacio,
disrinrivos. La tendencia se observa entre pafses, entre regiones, dentro ck·
las regiones y de las areas metropoliranas. La segregacion espacial esra mar
cada por Ia renra y Ia ernicidad. No se limira a Ia tradicional division entre
ciudades y suburbios. Las areas residenciales cada vez se diferencian mas en
sus caracterfsricas sociales, demro las ciudades, de los suburbios y de Ia vasra
extension de los espacios merropoliranos 36. La tendencia mas recienre y significativa es que los grupos de renra aJra y media-aJra se separen de Ia ciudad
y formen comunidades cada vez mas diferenciadas, hasta el punto de que el
fndice espaciaJ de concenrracion residencial de los sectores acomodados es
hoy mas clevado que el fndice de concentracion de Ia pobreza y de las poblaciones formadas por minorfas ernicas 37 • La manifesracion mas extrema
de esra rendencia es el auge regisrrado en Ia construccion de urbanizaciones
privadas, ranro en Estados Unidos como en el resto del mundo, sobre todo
en los palses en desarrollo. En Esrados Unidos, Blakely y Snyder 38 han documentado lo que denominan «Ia America ForraJeza», el segmento de nuevas urbanizaciones residenciaJes de mas rapido crecimiento en aJgunas areas,
como cl sur de CaJifornia. El principal motivo expllciro para esta segregacion de viviendas acomodadas es el miedo a Ia delincuencia. Y, sin embargo,
Ia criminaJidad urbana disminuyo considerablemenre en los Esrados Unidos
durante los afios noventa. Parece que en Ia region merropolitana han surgido nuevas fucnres de temor, en Ia medida en que su creciente muhiculturalismo y su diversidad sociaJ, un rasgo rradicional del mundo urbano, son rechazados por aquellos grupos que tienen los medios para hacerlo: saJiendo
de Ia ciudad y arrinchen1ndose en sus comunidades.
Las nuevas recnologlas de Ia comunicacion y un nuevo sistema de transporte metropolitano permiten a Ia genre permanecer selecrivamenre en con-
t.ttto con lm 111dl\ 1duo' o grupos que descan, al mismo Licmpo que se desconccnn dl· l.t uud.td en general. El desarrollo de este mundo cada vez mas
individualitado, aLOmizado en hogares privados y/o agrupado en comunidades homogcneas y segregadas, tanto en Ia cuspide como en Ia base de la
escala sociaJ, supone Ia ruprura del contrato urbano: un conrrato por el que
ciudadanos de diferenres culruras y con diferentes recursos acordaban ser ciudadanos; esro es, participar de unas mismas instituciones y una misma cultura, en la que los conflictos formaban parte de la vida pero era posible
encontrar un rerreno comun. Con Ia fragmentacion de Ia ciudad, e1 acelerado proceso de segregacion espacial puede estar socavando nuestra capacidad
de convivencia. El fin del comraro urbano puede sefiaJar el fin del conrraro
social.
La reconstruccion de Ia ciudad (!): la ciudad y las masas
Las sociedades locaJes no son un mero subproducro de fuerzas estrucruraJes.
La genre actua y reacciona. Asf, aunque existe una poderosa rendencia hacia
Ia fragmentacion de Ia ciudad y Ia individuaJizacion de las relaciones sociales, personas de rodas las clases sociales, grupos ernicos y culruras crean comunidades, establecen redes de inreraccion y recrean la sociedad urbana
desde Ia base. Claude Fisher 39 demostro hace casi veinre afios que exisren
nuevas formas de sociabilidad en Ia metr6poli que no necesariamenre remiten a Ia vecindad residencial, sino que se consrruyen en torno a redes selectivas. Barry Wellman 40 ha demosrrado como dichas redes pueden expandirse
y reforzarse en Ia era de Ia informacion con Ia aparicion de comunidades
virtuales en rorno a Internet. Esrudios empfricos han documentado el hecho
de que aJgunas de estas comunidades virruaJes son redes relarivamente estables de inreraccion social, y muchas de elias remiren a una inreraccion cara a
cara, estableciendo un puente entre Ia ciudad virtual y las redes urbanas basadas en Ia aftnidad personaJ 41 • En mis propias investigaciones he sefialado
el papel fundamenraJ que desempefian las organizaciones comunitarias y los
movimientos sociaJes urbanos en Ia configuracion de la ciudad y en Ia agregacion de los ciudadanos, a nivel de base, en torno a inrereses, identidades y
proyectos 42 • Exisren, por tanto, formas de agregacion social, tanto en las comunidades urbanas como en como a redes de comunicacion personal (incluida Ia comunicacion electr6nica). El problema reside en saber si esra
agregacion elecriva en subconjuntos sociaJes, combinada con Ia tendencia
esrrucrural a Ia fragmenracion metropolirana, acelerara o no Ia desintegracion de Ia ciudad como unidad social significativa. 0, en orras paJabras: Ia
recon~>trucci6n dd signifk.tdo M>ti.d
tl'dt·' dL'tllva~> y romurtid.tdt'' dt
fensivas no equivale a Ia comunic.tLion tk t'>ta' diVl'r\il~> futntl·' dl· '>tgtulil·,,
do en una cultura comun de In ciudad. La cn:cicntc divcrsidad urb.tn.t w
qui ere Ia consrrucci6n de puemes inscicucionales y c.ultlll ales ~>i h" n:gtonn
mcrropolitanas quieren ser ciudades y no meros habitats poblados por tl'dn
aurodefinidas de interacci6n individualizada.
l'll
La 1·ecoustru.ccion de La cizu:lad (II): La ciu.dad de Ins mujeres
La ciudad, como sociedad, se ha basado a lo largo de Ia historia en el trab.tjo
de las mujeres, subordinadas a los hombres en Ia esrructura de Ia familia p.t
rriarcal. Los acruales proccsos de rransformaci6n social esran alterando Ia rc
laci6n enrre Ia ciudad y las mujeres, y ello suscira una nueva serie de probk
mas urbanos. La entrada masiva de las mujeres en el mercado de rrabajo
rerribuido en los ultimos rreinra aiios ha creado nuevas necesidades en d
ambito de los servicios urbanos y el cuidado de los ninos, al tiempo que sc
ha incremenrado el poder negociador de las mujeres en Ia fam ilia y en Ia so
ciedad en general. La fami lia con dos salarios y las nuevas pautas de ubi
caci6n residencial y !aboral han ejercido su impacco en Ia dinamica de Ia
escrucrura metropolirana. Los problemas creados por los procesos de urbanizaci6n incontrolada en rodo el mundo, desde Ia obtenci6n de agua y
el mantenimienro de un nivel aceptable de higiene en el hogar en los palses
pobres hasra Ia gesri6n de multiples burocracias de servicios y Ia sarisfacci6n
de las necesidades de transporte de los miembros de Ia familia en las metr6polis de los pafses avanzados, ewin siendo asumidos por un enorme esfuerzo
de las mujeres. Elias administran el sistema urbano cotidiano con su trabajo,
y tambicn lo transforman con sus movilizaciones, ya que son los acrores predominanres en las organizaciones comunitarias yen los movimicnros sociales urbanos 13 • Adcmas, el despertar de una conciencia feminista (arriculada
ideol6gicamente o puesta en pdcrica de mancra espontanea) ha influido en
el modo en que las ciudades cstan organizadas y gestionadas. Las mujeres no
s6lo han presionado para que se prcsten servicios sociales urbanos, s ino que
rambien han defendido un nuevo tipo de diseiio urbano en el que se consideren cuesriones relacionadas con Ia seguridad personal y se tengan en cuenca las preocupaciones y valores de las mujeres y los ninos 44 . AJ insistir en el
valor de uso de los espacios publicos, al crear redcs en rorno a las cscuelas y
las acrividades infa nriles y al ex.igir un medio ambience grato y seguro como
dimensi6n fundamental de la calidad de vida, las mujeres cstan reconsrruyendo la ciudad -no s6lo hacicndola mas habi table, sino fomcntando Ia
~ociabilid.td
);lllct,tl. E.l problema cs que, a medida que se inrensiflca Ia
crisis de Ia f.unili.t palfiarcal y esta se convierte en un fen6meno minoritario
en los pafses ccon6micamente avanzados, Ia mayorfa de los hombres no estan respondiendo a la demanda de una familia igualiraria. Ademas, las instituciones publicas a menudo refuerzan Ia escisi6n entre los generos mediante
45
polfticas discriminatorias, tal como ha analizado Ida Susser . De este
modo, Ia ciudad de las mujeres podda avanzar sobre Ia base de redes formadas por las mujeres y sus hijos, cada vez mas separadas de los hombres aislados. (Un daro: en Esrados Unidos, el porcentaje de hogares formados por
una pareja heterosexual con nifi.os - incluidos los hijos de diferentes matrimonios- no llega actualmente al 25o/o del total.) (Puede ser Ia ciudad de
las mujeres tambien la ciudad de los hombres, o estamos asisliendo a ocra
ruptura fundamental en el tejido social de Ia ciudad?
('II
La reconstruccion de ln. ciutlad (Ill): el gobierno met1·opolitano
y La evolu.cion de La planificncion
La dimensi6n y Ia complejidad de las regiones merropoliranas y su rclaci6n
incstablc con las redes globales requieren, mas que nunca, mecanismos de
gesti6n y regulaci6n que s61o pueden ser ejercidos por formas activas de gobierno metropolitano, empleando nuevos instrumenros de planificaci6n. La
diversidad de situaciones locales y regionales impide que los gobiernos nacionales respondan de una manera Aexible a un medio global cambianre.
De ahf Ia creciente importancia de los gobiernos locales y regionales en rodo
el mundo. La era global es Ia era de Ia administraci6n local, aunque inserra
en una red de interacciones con instituciones gubernamenrales nacionales y
supranacionales. Y, sin embargo, los gobiernos locales en sentido csrricto no
pueden geslionar Ia regi6n metropolitana. El gobierno de Ia merr6poli se
conviene en un asunto crfrico.
No obstante, el justificado apego de las sociedadcs (por ejemplo, de Ia esradounidense) a Ia democracia local y al gobierno local hace que resulte inverosimil, y probablemente perjudicial, un desplazamientQ del poder del nivcl local al gobierno metropolilano. Ciudadcs de wdo el mundo esran
experimenrando con asociaciones de gobiernos locales, delegando algunos
de sus poderes para gobernar jumas a cscala metropolitana. En Esrados Unidos, la experiencia mas exitosa de planificaci6n metropolitana, desarrollada
en Portland (Oreg6n), suele atribuirse al dinamismo y al caracter innovador
de su gobierno metropolitano, tal como ha analizado Wheeler en su tesis
doctoral 46. En Europa, el exiro de Barcelona se basa en parte en Ia asocia-
I~ l i ll~
ci6n entre cl gobierno muniLip.tl y d tk :.u gran ;hc.:a metropolit.an.a .1 l.1
bora de dar soluci6n a problema~ ccon6mico:., socialc:., medioambit'lll.tln '
de cransporre comunes 47• Sin embargo, no puede esperarse que Ia .l<.'tu.H 1o11
de los gobiernos locales, en un conrexto global y bajo las presioncs del cuu
bio local, resulte eficaz sin extender su coopcraci6n a otros gobierno:. localn
y sin apelar a la participaci6n ciudadana.
Asi, por una parte, en distinras zonas del mundo, sobre todo en Eump.1,
se han desarrollado redes de gobiernos locales que comparten informaci6u,
idean estrategias negociadoras comunes y adoptan Ia cultura de Ia com1w
tencia y Ia cooperaci6n simultaneas que se ha convertido en el rasgo caractt·
rfstico de las empresas privadas mas exicosas de la economia inrerconectad.a.
Por otra parte, Ia participaci6n ciudadana se ha hecho esencial para que lo,,
gobiernos locales cengan un margen polftico de maniobra en un enrorno c.:11
constance rransformacion. Esre margen de maniobra s6lo pueden propor
cionarlo ciudadanos bien informados, que conocen el porque y el c6mo de
Ia polftica gubernamenral debido a su implicacion coridiana en el proceso
de toma de decisiones. Aunque este tipo de parricipaci6n ciudadana es rna~
Ia excepci6n que Ia regia, allf donde existe (Barcelona, Amsterdam, Porrland, Curitiba) conrribuye de manera considerable a incrementar Ia eficacia
del gobierno. En ambos aspectos -interconexion de los gobiernos locales y
participaci6n ciudadana-, el empleo de Ia comunicaci6n elecrr6nica facilita enormemente el inrercambio de informacion y Ia coma de decisiones inceractiva, cal como ponen de manifiesto Ia Ciudad Digital de Amsterdam o
Ia Comunidad-Red de Seattle.
La planificacion sigue siendo un instrumenro esencial para gesrionar Ia
relaci6n entre sociedad, econom{a, espacio e inscituciones polfticas, siguiendo las Hneas debatidas y decididas por los represenrantes de los ciudadanos.
No obstante, Ia planificacion ha cambiado de manera sustancial: de un rigido documento para el uso del suelo ha pasado a ser un instrumenco flexible
de negociaci6n que, bajo Ia orientacion de un plan estraregico, proporciona
un proyecto para las diversas ciudades y comunidades del area metropolita48
na . La planificaci6n medioambienral y Ia planificaci6n esrrategica son los
mecanismos clave en Ia era de Ia flexibilidad, y ambas se basan en sistemas
de informacion en tiempo real yen una gesti6n participariva de Ia planificacion basada mas en los fines que en las reglas. Por eso resulran esenciales la
participaci6n ciudadana y los sistemas abiertos de informacion, para que los
ciudadanos puedan juzgar el fundamento de cada decisi6n, en vez de limitarse a mostrar su conformidad con las normas establecidas. La planificaci6n como negociaci6n y Ia planificacion como orientaci6n estrategica sustiruyen a Ia planificaci6n como norma de una racionalidad preconcebida en
Ill I~ INI OIIM~I II)N
<I
Ia a~ign.tlic'lll ck lu,, mo:. del espacio y Ia determinaci6n de las formas espacialcs. De t'\lt' modo, Ia planificaci6n como insrrumento del gobierno merropolitano pucde reconsrruir Ia ciudad, no s6lo optimizando Ia asignaci6n
de recursos, sino proporcionado una base para que la genre negocie sus intercses y sus valores y encuenrre un denominador comun sobre el que construir una comunidad m etropolitana. Por otro lado, Ia instrumenralizacion
de Ia planificacion por inrereses privados en beneficio de visiones unidimensionales de Ia ciudad (el desarrollo inmobiliario, los constructores de autopistas e ingenieros de caminos o la busqueda a roda costa de la competicividad economica, por ejemplo) hani que aumente Ia distancia entre una
burocracia tecnowitica y los intereses irreducibles y segmencados de los individuos y las comunidades locales 49 .
Replantear Ia ciudad en Ia era de Ia informacion: el espacio de los jlujos,
el espacio de los lugares y Ia produccion de significado urbano
La extraordinaria transformacion de Ia tecnologfa, Ia sociedad y el espacio
que caracteriza a Ia era de Ia informacion exige nuevos desarrollos en Ia teorfa urbana 50. Las ciudades esran constituidas por procesos espaciales, as{
como por formas culturales. Y el espacio y el ciempo son cacegorias contingences, tanto en Ia sociedad como en Ia nacuraleza, relacivas respecto a su
concexro y a su pr:iccica. Asi, cabe suponer, basandonos en pruebas empfricas, Ia emergencia de una nueva forma de espacio en Ia era de Ia informaci6n. La denomino «CSpacio de Jos flujos» porque opera a distancia a Craves
de flujos de comunicaci6n, procesados y transmicidos por celecomunicaciones, redes electr6nicas de sistemas de informaci6n y redes de transporte. El
espacio de los flujos incluye lugares, pero escos no existen por sf mismos en
tal espacio: son nodos de una red. Las actividades fundamenrales en nuestras sociedades, tales como los mercados financieros, Ia gesrion de alto nivel,
la producci6n multirregional y multinacional de bienes y servicios, los medios de comunicacion y Ia ciencia y Ia recnologfa, operan en/mediante el espacio de los flujos. Y lo mismo ocurre, cada vez mas, con el comercio, Ia
educaci6n, Ia informacion de todo tipo, Ia comunicacion interpersonal, las
comunidades virruales, el debate publico y la accividad polltica que operan
en Internet. En otras palabras, el espacio de los flujos, que se inicio como el
espacio del poder y de las funciones dominances, esni extendiendo su influencia a Ia toralidad de las actividades humanas.
~Por que lo llamamos espacio? Porque el espacio, en terminos te6ricos,
no es un territorio, sino el soporte material de Ia simulraneidad o del tiem-
III
po clcgido ~ •. !last.\ l.t ap;Htu<in tk l.t lOIItlllli(.<H.t<in pot tddono) p01 •••
clio, Ia simulraneidad se asociaha a Ia wntigttidad C\IM(i;tl. I a wmutll(.,t\ u'111
electr6nica y los sistemas de rransponc r:ipido creado~ graci.l\ .1 Ia' nun·."
recnologfas han proyecrado las pnkticas comunes no contiguas .1 un ;\mhuo
cada vez mas amplio de Ia organizacion social y Ia imcracci6n human.1. Fl
espacio de los flujos se ha convertido en una forma predominantc y uhiu 1.1
de organizar dicha interacci6n, con arriburos muy diferentes de los que <.1
racterizan Ia inreraccion basada en ellugar. En vez de proclamar el fin ck l.t
dimension espacial de nuestras practicas, resulta analfticamente mas fruul
fero disringuir entre el espacio de los flujos y el espacio de los lugares, comi
derar su inreraccion como un rasgo fundamental de Ia vida urbana y de l.t
sociedad en su conjunro, en el nuevo paradigma tecnol6gico de Ia sociedad
red.
El espacio de los lugares, basado en Ia contigiiidad territorial, sigue exis
tiendo. De hecho, constituye el espacio fundamental de Ia experiencia per
sonal y Ia idenridad cu ltural para Ia mayor parte de Ia genre s2 • Ello no signi
flea que el espacio de los flujos carezca de sentido. En realidad, su sentido es
precisamence Ia afirmacion transhistorica y transcultural de Ia ausencia de
Iugar, como ocurre en el mosaico de hipertexros de Internet o en Ia alearoria
mezcolanza formal de Ia arquiteC[llra empresarial postmoderna. La cuesri6n
decisiva no es Ia carencia de significado, sino Ia problematica comunicabilidad de diversos codigos de significado. Si Ia experiencia de Ia genre esta
fragmenrada en lugares culturalmenre espedficos, y las funciones del poder,
Ia produccion, Ia salud, Ia innovacion y Ia comunicaci6n escapan en un c6digo diferente, formado en torno a Ia virtualidad real del espacio de los flujos, ya no hay transmisores simb61icos en Ia expericncia urbana. Sin cenrralid ades significativas, las ciudades dejan de funcionar como inregradores
culturalcs de significados diversos. Sin catedrales, no hay significado trascendenre, y sin trascendencia, las identidades culturalcs segmenradas se convierten en tribus urbanas. En ausencia de puenres simb61icos entre los espacios
no comunicables de los lugares y el espacio global, ahist6rico y basicamenre
instrumental de los flujos, podemos conrribuir a Ia gestaci6n de Ia crisis de
Ia civilizacion urbana.
La nueva cultura de las ciudades
La nueva culrura de las ciudades es Ia cultura de Ia comunicaci6n significariva e inreracriva represenrada por una interrelaci6n multimodal entre el espacio de los flujos y el espacio de los lugares. Su relevancia se pone de mani-
llesto pot d hn ho d< que Ia comunic.tc.:ic)n (.'11 nucsrras sociedades sc esra
descompont(.ndo mediante Ia yuxtaposici6n de un hipertexto electr6nico y
Ia existencia r, agmcntada de comunidades aisladas e individuos egoccntricos B . En Ia enormc extension metropolitana, las ciudades y su culrura constiruyen Ia mediaci6n fundamental entre el hogar y las redes globales de comunicacion. Las ciudades siempre han sido sistemas de comunicaci6n
basados en Ia interrelaci6n entre identidades comu nales e individuales y representaciones sociales compartidas 54 . Es su capacidad para organizar materialmente esta interrelacion en formas, ritmos, expcricncia colectiva y percepcion comunicable lo que hace que las ciudades sean productoras de
sociabilidad e inregradoras de una crearividad que, de orro modo, seda destrucriva 55 • El desaflo es mayor que nunca en Ia era de Ia informacion, debido a! poder de los flujos de comunicaci6n y a su capacidad para disociar Ia
funcion del significado S6. Incluso los medios de innovaci6n, anclados en las
metropolis, podrfan llegar a especializarse y reducirsc a una funcion instrumental, sustraycndose al caracter comunicarivo de Ia cultura de las ciudades.
Por orra parte, las oporrunidades son extraordinarias, ya que Ia extensi6n de
Ia mente humana mediante redes electr6nicas pucde conectar Ia diversidad
cultural, geogdfica e hisr6rica, e inducir una interrelaci6n sin precedentcs
entre nuestra experiencia ffsica y nuestra experiencia virtual, ambas igualmenre realcs 5 · . Esra inrerrelacion entre Ia comunicacion elecrronica y el espacio de los lugares puede producirse en rodo ripo de formas espaciales. El
viejo debate entre Ia densidad y Ia exrensi6n como faccores dererminanrcs del
significado o de Ia ausencia de significado parecc haber quedado obsolero y
confinado a Ia corrienre residual de los que crcen en el determinismo espacial. Dependiendo de Ia historia, Ia cultura y Ia tecnologla, las ciudades pucden caracterizarse por una gran densidad o una gran extension, o por an1bas
cosas a! mismo tiempo 58 . Los Angeles noes menos ciudad que Roma; sencillamente, es olro ripo de ciudad, a! menos por cl momenco. Roma puede
provocar Ia misma sensaci6n de soledad que Los Angeles, y de hecho asf
ocurre cuando nos alejamos del Trastevere. Sin embargo, aunque las manifestaciones espaciales puedan ser diferenres, hay una serie de rasgos espaciales, tecnologicos e institucionales que sl cst<\n asociados con el desarrollo de
una nueva cultura de las ciudades, exrendicndo su tradicional funci6n comunicativa a! paradigma tecnologico del siglo XX L Los principales son los
siguientes:
La reconscrucci6n de Ia cenrralidad urbana sobre Ia base de una nueva
esrructura mulrinuclear. Esra estructura no implica necesariamente
una jerarqufa entre cenrros, sino que requiere una combinaci6n de
I
r
It ti
l-rn.--,-..--,......-rnm1-,-n'1---rrrt""nnn-n_____,.--m7frf' frt - , ·.nYl " J-J " J ,- --~---------------·
centralidacl funcional y ~>imh<>ht.l <Jilt' rt~ lllit.l .1 1111 Mrbw11jullto t''llr
dfico de Ia regi6n mcuopolitan.t o a Ia n:~i<ln mctropolit.llla en 'II
conjunto.
El papel decisivo del espacio publico como puenrc cmrc comunHI.t
des e individuos. La privacizaci6n del espacio publico (delimirado nt
los centros comerciales privados, por ejemplo) refuerza el separam
mo socioespaciaJ. El espacio, con las posibilidades que ofrece y 'll
apenura al uso espontaneo (incluida Ia redefinici6n de su empleo), c'
el puente ffsico mas imponanre entre diversas Fuentes de significado.
reuniendolas en Ia experiencia urbana.
Una nueva monumentalidad, capaz de proporcionar significado sim
b6lico a las formas espaciales, marcando en terminos significativos Ia
excensi6n metropolitana. El ane publico, Ia arquitecrura singular, el diseiio urbano de las infraestructuras metropolitanas (auropistas, puentes, torres de telecomunicaciones, etc.) y el respaldo pt.'tblico y privado
a! disefio urbano de barrios y subcentros metropolitanos son recursos
decisivos para restaurar el significado en Ia nueva forma de Ia ciudad.
Las escuelas como recursos creadores de comunidad, que conectan lo
que queda de Ia familia con su comunidad circundanre a craves de su
ultimo interes comun: los nifios 59•
Redes mediaticas/informaticas locales, sin animo de lucro, que conectan Ia experiencia local al hipertexto electr6nico, proporcionando
un puente material para Ia interacci6n enrre las dos fuenres de informaci6n y significado.
La explfcita interrelaci6n entre el simbolismo espacial, Ia centralidad, Ia
idenridad cultural y el espacio de los flujos puede arricularse en torno a grandes instituciones culturales que se conviertan en los nodos de esta interfaz fisico-vinual. Los museos, redefinidos en Ia era de Ia informaci6n, se estan
conviniendo en fuentes clave de Ia revitalizaci6n urbana y el diseiio urbano
y estan actuando como puentes entre el arte, las redes electr6nicas y la ciudad, desde el Guggenheim de Bilbao hasta el Musco de Arte Conremporaneo de Massachusetts 60• Ademas, los nuevos centros culturales metropolitanos, como Ia Cite des Sciences et de I'Indusrrie de Parfs, Ia Casa de Ia Caritat
de Barcelona o Ia Tate Modern Gallery de Londrcs, est<in cenrrando de manera explfcira su atenci6n en Ia interrelaci6n entre los multimedia, Internet y
Ia cultura urbana, en su nuevo papel como remitenres culturales e intercambiadores simb6licos, que sera fuente de una nueva culrura de las ciudades.
En Ultima instancia, para que Ia ciudad, entendida como fuenre de especificidad cultural, sobreviva en el nuevo paradigma tecnol6gico, debera
-
I :.t I I II I I iii
I MFI""X'C"'"f II J l tl\11~~11\--r-torT• rl~ - trriM
lltmn ' ~ '' ,-,.,._,.......-,---~-~--~.,
convcni r\t' t'll 1111.1 l-iudad hipercomunicada a nivel local y global a traves
de muy clivcr'o' canales de comunicaci6n (simb6licos, virtuales, Hsicos) y
tender puentcs entre dichos canales. La cultura de las ciudades en Ia era de
Ia informaci6n agrupa idenridad local y redes globales para restaurar Ia interacci6n entre poder y experiencia, funci6n y significado, tecnologfa y culrura.
Los estudios urbanos en el cambio tk milenio: (regreso al futuro?
Duranre el siglo XX, el ambito de los estudios urbanos esruvo marcado inrelecrualmente por dos debates fundamenrales cuyo origen se encuenrra en las
investigaciones y reflexiones de los primeros afi.os del siglo. El primero de
esos debates surge de los planteamienros ut6picos y sin embargo pragmaticos de urbanistas brid.nicos como Ebenezer Howard y, con un enfoque difercnte aunque relacionado, de crfticos sociales norteamericanos como Lewis
Mumford. Ambos reivindicaban las ciudades como centros de cultura y sus
barrios como lugares habitables y sostenibles, ante Ia urbanizaci6n y Ia industrializaci6n desequilibradas y regidas por el mercado. En otras palabras:
las ciudades y sus barrios debian construirse en funci6n de su valor de uso, y
no reducirse a su valor en el mercado. El segundo debate se articul6 en Ia
decada de los veinte en torno a Ia venerable rradici6n de Ia Escuela de Chicago de sociologfa urbana (Park, Burgess, McKenzie, Wirth), que centr6 su
atenci6n en Ia integraci6n social en Ia sociedad urbana. Las dos tradiciones
se vieron sometidas a severas criticas a lo largo de Ia segunda mitad del siglo.
Los defensores de las virrudes sociales y econ6micas del crecimienro merropolirano atacaron los punros de vista del urbanismo tradicional, esperando
resolver los problemas urbanos mediante una combinaci6n de tecnologfa e
ingenierfa social. Los crfticos del enfoque integracionisra de Ia Escuela de
Ch icago subrayaron el papel de los movimienros sociales urbanos y Ia polftica competitiva como fuerzas subyacentes en Ia configuraci6n de Ia ciudad.
La ulterior interacci6n entre estas influyenres tendencias opuestas dio como
resultado una serie de intcresantes investigaciones urbanas que cimentaron
estos debates fundamenrales con Ia observaci6n y el razonamiento, conrribuycndo a situar en perspectiva los juicios ideol6gicos. Los esrudios urbanos
se convircieron en uno de los campos de investigaci6n mas influyenres (probablemenre s6lo por detras de los analisis econ6micos encre las ciencias sociales) en Ia coma de decisiones publica y privada y han afectado, para bien
o para mal, a Ia vida de millones de ciudadanos y de las generaciones futuras
en rodo el mundo.
s
Ahora que da comienzo d ~igl o X\1, c.:.rhc pn:d<.:u r lo1o <.Jll l' M:dn lm prrrt
cipales ejes de Ia pr6xima fasc de Ia invcstig;~<.:i6n urb,rna, dcrivadolt t.lllto <.k
los debates inrelecruales del siglo anterior como de los nucvos problema\ 111
banos idenrificados en este capfrulo. Dichos ejes tiencn que ver con Clhll to
cuestiones fundamenrales. Una es la transformaci6n de las ciudadcs y del c'
pacio urbano por las tecnologlas de Ia comunicaci6n y Ia informac:.i6n. I .1
otra es el Iugar ocupado por lo local en un mundo de redes globales. Amb.l\
constiruyen ya hoy en dfa campos de invescigaci6n bien definidos, con
constantes aportaciones eruditas, incluido un numero crecienre de cesis doc:.
torales en rodo el mundo.
Pero hay otras dos cuestiones directamente vinculadas a Ia discusi6n po
lftica que nos remiten, bajo nuevas formas, a los viejos debates sobre urbani
zaci6n y sociedad. La primera es Ia cuesti6n de Ia sosrenibilidad medioambienral. La segunda es Ia supervivencia de las ciudades como sociedades
espedflcas, lo que equ ivale a considcrar las condiciones para Ia integracion
social urbana en Ia era de Ia globalizacion, Ia fragmentacion y Ia individualizaci6n . En orras palabras: (podemos vivir en armonfa con Ia naturaleza en
un mundo totalmentc urban izado?, y (podemos convivir en sociedadcs locales diferenciadas, aunque comunicadas, en estas gigantescas y an6nimas
constelaciones terriroriales que son y serin las formas de habitat humano en
el siglo XXI? Los debates de principios del .siglo XX nos proporcionan inescimables argumenros en relaci6n con ambas cuestiones: Ia noci6 n de ciudadjardln, versi6n urbana del medioambientalismo humanisca, representada
por Lewis Mumford y, mas tarde, por Kevin Lynch y Jane Jacobs; y Ia preocupacion de Ia Escuela de Chicago por una ecologfa urbana equilibrada y
por Ia integracion de diversas culturas y grupos sociales. N aturalmenre, el
desarrollo frucrffero de esras tradiciones intelecruales requiere Ia adapraci6n
de sus enseiianzas al nuevo conrexro cecnol6gico y cultural del siglo XXI.
En mi opinion, Ia nueva investigaci6n urbana avanzara por Ia convergencia de Ia escuela tecnologisca, que centra su atenci6n en Ia globalizaci6n
y la telecomunicacion de los espacios urbanos, con una preocupaci6n renovada por la intcgraci6 n social, Ia sostenibilidad medioambienral y Ia democracia local. Ya existen desarrollos importames en esta direcci6n, como
muestra Ia obra de una nueva generaci6n de investigadores urbanos de Ia
que forman parte, entre otros, Stephen Graham, Fran~o i s Archer, Anna
Lee Saxenian , Lisa Servon y Eric Klineberg. Creo que se dan las condiciones necesarias para una aproximaci6n holfstica al eswdio de las ciudades,
capaz de renovar el vinculo hisr6rico con la Escuela de Chicago, pero sin su
sesgo funcionalisra, y asistida por nuevos metodos de invescigaci6n social
que integren los estudios etnogra.ficos con modelos de analisis basados en
Ia info11n.ilr<. .1 , t.tk' como los sistemas de informaci6n geograflca y Ia simulaci6n itcr.ni va.
Los nuevos avances en los estudios urbanos durante los pr6ximos afi.os se
basarin en Ia incegraci6n de un enfoque ecosocial con el esrudio recno-econ6mico de las ciudades y con una perspectiva de disefi.o urbano, dentro de
un marco comparativo e interculrural. Se trata de algo no muy diferenre,
desde el punco de vista inrelectual, de lo que ocurrio en el periodo formativo de Ia disciplina. Pero ahora conramos con Ia acumulaci6n de conocimienros, Ia mecodologfa y Ia base insticucional e interdisciplinar necesarias
para matcrializar las aspiraciones intelectuales de los pad res fundadores de
dicha disciplina. Actuando de este modo, podrfamos empezar a comprender
como es posible preservar las ciudades y Ia naruraleza, y mejorar su calidad,
en la era de Ia informaci6n. Teniendo en cuenca que avanzamos hacia Lll1
mundo predominantemence urbano, este logro tendrfa una importancia considerable. Constituida una valiosa conexion entre Ia investigaci6n erudita y
el bienesrar de Ia genre en las fronteras del conocimiento en el siglo XXI .
Agradecimientos
Esce cap(rulo fue preparado para el congreso «Fro nriers of the Mind in rhe
Twenty-first Century)), celebrado en Ia Biblioreca del Congreso de los Esrados Unidos, Washington D C, entre el1 4 y el 18 de junio de 1999. Quiero
agradecer a Malo Huscon, por entonces estudiante de doctorado en el Departamento de Planificacion Regional y Urbana de Ia Universidad de California, Berkeley, Ia ayuda que me presto en la documenracion de mi crabajo.
Notas
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Cohen 1!1 ttl., 1996.
1 Sasscn, 199 1; Daniels, 1993; Graham, 1999.
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\ Massey et rrl., 1999.
G Castclls, 1989, 1996.
7 Hall, I 998.
~ Saxcnian, 1994.
'l Castells y Hall, 1994.
10
Hall, 1998.
11 Moss, 1987; Sassen, 199 I; Daniels, 1993; Michelson y Wheeler, 1994; Graham , 1999.
12 Thrift, 1996; Graham, 1997.
1.1 Hall, 1998; Scott, 1998; Muschamp, 1999.
1
2
1 :7\~'inf'llllllt .II\
I IRil/\Nt\ nrr MANIJI'r:t'".A \"I
I.A c
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7
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18
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29
30
Carnoy, 2000, que, por cicno, incluyc Ia socializ.~cion de Ia nueva gcneraci6n urbanira de un
modo mcnos individual izado, arcnuando los efecros de Ia individuaci6n aromizada provocada porIa
exposici6n predorninanre al univcrso multimedia.
60 Muschamp, 1999.
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CONCLUSION
LA SOCIOLOGfA URBANA EN EL SIGLO XXI
Una vision retrospectiva
En 1968 publique mi primer articulo academico, titulado «<Existe una sociologfa urbana?» 1 • Treinra y dos afios despues, con la vision retrospectiva
que proporcionan la historia y roda una vida dedicada a Ia investigaci6n social sobre las ciudades, la respuesta a esa pregunta es: sf, exisrfa; actualmente,
no; pero quiza, con suerte, resurgira en el siglo XXI con nuevos conceptos,
nuevos metodos y nuevos temas, porque sera mas necesaria que nunca para
enrender nuestras vidas -unas vidas que la gran mayorfa pasaremos en algun tipo de area urbana.
La sociologia urbana fue una de las especialidades fundadoras de Ia ciencia social moderna. Tuvo su origen en los problemas suscitados por la rapida
urbanizaci6n que sigui6 a Ia indusrrializaci6n y que acab6 con las pautas de
vida rural que habian caracterizado la forma de vida de los seres humanos
durante milenios. Se erigi6 en torno al tema central de la integraci6n social
en una nueva sociedad urbana formada por inmigranres rurales recientes y
en la que las instituciones tradicionales de la integraci6n social estaban sucumbiendo bajo el peso del crecimiento demografico, el desarrollo econ6-
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tuyeron cl laborarorio social nete~>ario en cl que los <.:ientUicos socialc:s pu
dicron c~tudiar las condiciones de Ia inregraci6n en Ia socicdad urb;tll,l d,
las masas de inmigranres desarraigados, que acudlan a Ia nueva Babilo111.1
desde el campo y ulrramar. Chicago fue simultaneamcnre cl centro de 1,,,
luchas sociales (el 1.0 de mayo conmemora el asesinaro de unos huelguista'
en Chicago en 1882), del rearro de Benoit Brecht (Santa Juana de los mtt
taderos) y de algunos de los soci61ogos mas innovadorcs de Ia epoca 2, qu~·
crearon la Escuela de Chicago de sociologfa urbana, acta fundacional de l.r
sociologfa urbana como disciplina acadcmica.
La ideologfa de Ia Escuela de Chicago estaba sesgada hacia Ia noci6n de
cultura urbana, una cultura unificada que caracrerizarfa a los habirames de
Ia ciudad independienremenre de su clase, su genero o su raza. Sin embargo,
al insisrir en las condiciones y contradicciones de Ia inregraci6n social en
una sociedad local extraordinariamente diversa, los soci6logos de Chicago
cstaban abordando el principal problema de Ia sociedad norreamericana del
momenro: c6mo construir una socicdad a partir de una seric de comunidades dispares e individuos enfrentados en Ia lucha porIa supervivencia. Aunque en las ciudades europeas no sc vivfa una situaci6n tan extrema, Ia cuesti6n de Ia reconstrucci6n de unas pautas de inrcracci6n social para antiguos
campcsinos y transeunres en un conrexto urbano-indusrrial era igualmenre
acucianre, a pesar de que la falra de inrcres de los ide6logos socialistas en Ia
cucsri6n urbana les llevara a reducir las conrradicciones urbanas a una dimension secundaria de Ia lucha de clases.
Junto con el esrudio de Ia inregraci6n social, Ia sociologfa urbana centro
su atenci6n en el diseiio espacial, tambien formalizado por orra corriente de
soci6logos de Ia Escuela de Chicago, vinculados al darwinismo social en el
desarrollo de lo que dio en llamarse «ecologfa humana>~ 3 • Asf, d esrudio de
las formas y los procesos de los asentamienros urbanos, regido por Ia idea
de competencia y selecci6n social, y el analisis de las condiciones sociales de
integraci6n cultural se convirrieron en los temas fundadores de una sociologfa urbana que, pese a su sesgo ideol6gico, respondi6 a los problemas hist6ricos provocados por Ia indusrrializaci6n y Ia urbani1..aci6n en Ia primera mitad del siglo XX. A pesar de mis divergencias te6ricas y polfticas con la
Escuela de Chicago, la sociologfa urbana floreci6 bajo su influencia porque
los soci6logos de Chicago se enfrenraron, con rodo el rigor y Ia imaginaci6n
que pudieron, a las cuestiones fundamentales de su tiempo: el proceso de
formaci6n de una nueva sociedad organizada cspacialmente en grandes centros urbanos. La fuerza de esta corriente de pensamienro, sus temas, sus me-
IIINI llllii(IN
I f)
todos y \ll llt.m o ll'thiw :.obrcvivicron con mucho a Ia rclevancia de su enfoquc, aunquc 1.1 hbtoria no esta exenra de sorpresas, como veremos mas
adelante.
En los afios sescnra y serenra, los problemas sociales en general y los problemas urbanos en parricular eran muy diferentes de los que dieron origen a
Ia Escuela de Chicago. La cuesti6n ya no era Ia integraci6n social/cultural.
El principal problema urbano era Ia lucha por el control y las orientaciones
de una sociedad urbano-industrial. Ademas, escaban surgiendo nuevos movimientos sociales que ponfan en entredicho las propias nociones de desarrollo e indusrrializaci6n al proclamar Ia preemincncia de Ia experiencia humana sobre el crecimiento econ6mico y exigir nuevas formas de relaci6n
entre Ia socicdad y Ia naruraleza. Las cuestiones de genero empezaron a considerarse fundamenrales. Las ciencias sociales asumieron por fin Ia diversidad de Ia experiencia urbana en un mundo multicultural, descaliflcando Ia
teorfa eLnocenrrica de Ia modernizaci6n como occidentalizaci6n. La inrervenci6n gcneralizada del Esrado en Ia vida de Ia gente a craves del control de
las presraciones sociales y los servicios pttblicos se convirti6 en el elemento
clave de Ia organizaci6n de la vida coridiana y los procesos urbanos. Cuando
rodo era dcbarido, dispurado y negociado entre grupos sociales con inrereses
opuesros y proyecros diferenres, Ia propia idea de imegraci6n en una cultura
companida parecfa compleramenre obsoleta. De este modo, una nueva realidad urbana clio origcn a una nueva sociologfa urbana. Tom6 orientaciones
disrintas en Norteamerica yen Europa. En el primer caso, una ciencia pollrica pluralisra siru6 el conflicro y Ia negociaci6n polftica en el centro del
analisis social urbano 4 • Aunque no esroy de acuerdo con su consideraci6n
de los acrores sociales y grupos de imeres al margen de las limitaciones de
sus intereses de clase y sus marcos culturales, el enfoque de la ciencia poHrica urbana, filos6ficamenre enraizado en la cradici6n delliberalismo, supuso
una importance ruptura con Ia cuesti6n de Ia integraci6n social, situando el
conflicto y su negociaci6n en el punto de mira de Ia ciencia social urbana.
No obstante, por razones que los hisroriadores estudiaran algu n dfa, Ia sociologfa urbana experiment6 una fuerre revitalizaci6n durante los afios setema de Ia mano de Ia escuela de «nueva sociologfa urbana>~, que se origin6
en Francia en corno a Ia obra de dos estudiosos con planreamienros incelecruales muy diferentes: el gran fil6sofo marxista Henri Lefebvre 5 y yo mismo. La nueva sociologfa urbana, que nunca fue una escuela de pensamienro
unificada, gir6 en rorno a cuarro grandes remas, dos de ellos introducidos
por el primer re6rico y orros dos por el segundo. Los dos primeros temas,
desarrollados posrerio'rmence por David H arvey y Edward Soja, fueron Ia
producci6n del espacio y el derecho a la ciudad. El espacio se consideraba
I liN I 111\11 )N
un proceso de producci6n (producti6n c.tpitali\ta, por cjcmplo), cuyo ll''ul
rado enmarcaba en ultima instancia las vidas de Ia genre en patrone:. l''ll.l
cialmente constreftidos. Como consecuencia, cuando el capital no con\Hk
raba rentable o util mantener a Ia genre en Ia ciudad y no podfa enviarb dr
vuelta al campo debido ala necesidad de trabajadores urbanos, se constr uf.t
un nuevo espacio intermedio: el suburbia, formado por grandes bloqm·,
para Ia clase obrera en su versi6n europea y por viviendas unifamiliares pa1.1
Ia clase media en Ia version norceamericana, pero antiurbano en ambos c.1
sos. De este modo, tras haber sido expulsada de sus comunidades rurales, 1.1
gence volvfa a ser expulsada o inducida a salir de Ia ciudad que habfa con
verrido en un Iugar habitable. La genre estaba perdiendo su derecho a Ia ciudad.
Los otros dos temas fundamentales de Ia nueva sociologfa urbana se basaban en las nociones de consumo colectivo y movimiencos sociales urbanos. La ciudad se consideraba un sistema organizado en torno a Ia provisi6n
de los servicios necesarios para Ia vida cotidiana, bajo Ia gufa y/o el control
directos o indirectos del Estado. La vivienda, el transporre, las escuelas, Ia
sanidad, las prestaciones sociales y los servicios culturales y urbanos formaban parte de los elementos necesarios para Ia economfa y Ia vida cotidiana,
unos elementos que no podfan producirse o prestarse sin algun tipo de intervenci6n esraral (como Ia vivienda y el rransporre publicos en Europa o los
prestamos hipotecarios respaldados por el gobierno federal y los sistemas
subvencionados de autopisras en Esrados Unidos). El consumo colecrivo {es
decir, los procesos de consumo intermediados por el Estado) se convirri6 al
mismo tiempo en Ia base de Ia infraestructura urbana yen Ia relacion fundamental entre Ia genre y el Estado. Las ciudades se redefinieron como puntos
de contradiccion y conflicto entre Ia acumulaci6n de capital y Ia redistribucion social, entre el control del Estado y Ia auronomfa de Ia genre. En torno
a estos problemas surgieron nuevos movimiencos sociales urbanos -es decir, movimienros centrados en el control de Ia vida comuniraria y en las demandas del consumo colectivo- como nuevos actores del conflicto social y
del poder politico. La sociologfa urbana pas6 de ser Ia disciplina que estudiaba Ia integracion social a ser Ia disciplina especializada en los nuevos conflictos sociales del postindustrialismo.
Entonces, subitamente, en los ultimos afios del siglo XX, se hizo el silencio. La sociologfa urbana se sumi6 en Ia oscuridad, a pesar de que las carreras
academicas siguieron su curso y en las revistas especializadas se publicaban
regular y diligentemenre miles de arrfculos que reafirmaban, reelaboraban y
detallaban los problemas, temas y concepros suscirados en las dos grandes
oleadas de Ia disciplina (los afios veinte y treinta y los afios sesenta y seten-
w). No oh,t.uHc, Ia sociologfa urbana dej6 de conectar en terminos generales con los nuevos problemas que esraban surgiendo en las ciudades, el espacio y el conjunto de Ia sociedad. La <<nueva sociologfa urbana» se quedo obsoleta ante su nuevo contexto urbano marcado por las primeras fases de Ia
era de Ia informaci6n, del mismo modo que Ia Escuela de Chicago se habia
quedado obsoleta ante una sociedad industrial madura. La falra de entusiasmo de esrudiosos e intelectuales por Ia sociologfa urbana refleja Ia conciencia de que sus fuenres de inspiracion ya no parrfan de los retos presenrados
en el mundo real.
Para comprender Ia crisis de la sociologfa urbana en el cambio de milenio y las vfas para su reconstruccion intelectual, debemos replanrear Ia
transformaci6n de las ciudades y los problemas urbanos en el nuevo periodo
historico que he denominado «era de Ia informaci6n». Esto supondrla un
rodeo largo y complejo, pero partire del analisis sobre esta cuestion presentado en el capitulo 9 de esre libro, «La cultura de las ciudadcs en Ia era de la
informacion». Aquf me limitare simplemenre a subrayar las tendencias fundamentales de Ia transformaci6n urbana en el cambio de siglo y a relacionarlas con los desaffos teoricos que rendra que abordar Ia sociologfa urbana
en el siglo XXI.
Un nuevo mundo urbano
La rransformacion espacial debe enrenderse en el conrexro mas amplio de Ia
rransformacion social: el espacio no refleja Ia sociedad, sino que Ia expresa,
es una dimension fundamental de Ia sociedad, inseparable del proceso global de organizacion y cambio social. As!, el nuevo mundo urbano responde
a Ia emergencia de una nueva sociedad -Ia sociedad red- caracterlstica de
Ia era de Ia informacion, como resultado de Ia interaccion enrre Ia revolucion
de las recnologfas de Ia informacion, la reestrucruracion socioeconomica y
los movimientos socioculrurales. Los principales desarrollos de los parrones
espaciales y los procesos urbanos asociadas a esos cambios macroestrucrurales pueden resumirse en los siguienres enunciados:
La automarizacion generalizada de la agricultura comercial y Ia inceg racion por una economia global de las redes productivas en todo cl
planera han hecho que Ia mayorfa de Ia poblacion mundial ya este viviendo en areas urbanas, y el proceso sigue su curso: nos dirigimos bacia un mundo ampliamente urbanizado del que formaran parte a mediados de siglo entre dos tercios y tres cuarros de Ia poblacion total.
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-
Este proccso de ur b.111 i7acion .w n> nu:ntr.l dc~pmpmt ion.tdanH:nl ,.
en un nuevo tipo de arc.ts mctropolitanas: constclacioncs urbana1> di
seminadas a lo largo de cnormcs cxtcnsiones rcrritorialcs, funcional
mente integradas y socialmente diferenciadas, en rorno a una estrm
tura de mUltiples cemros.
Las telecomunicaciones avanzadas, Imernet y los sistemas informati
zados de transporre rapido permiten que se den al mismo tiempo l.t
concenrraci6n espacial y Ia descenrralizaci6n, e introducen una nueva
geograffa de redes y nodos urbanos a lo largo del mundo, a craves de
los pafses, entre areas metropolitanas y dentro de dichas areas.
Las relaciones sociales se caracterizan simultaneamente por Ia individuacion y el comunalismo, procesos ambos que se sirven, al mismo
tiempo, de Ia conflguracion espaciaJ y Ia comunicacion on-line. Comunidades virtuales y ffsicas evolucionan en constance inreraccion, y
los dos procesos de agregacion se enfrentan a Ia creciente individualizacion del trabajo, las relaciones sociales y los habitos residenciales.
La crisis de Ia familia patriarcal, con sus distintas manifestaciones dependientes de las culturas y los niveles de desarrollo econ6mico, desplaza Ia sociabilidad desde Ia unidad familiar a redes de unidades individualizadas (habicualmenre, mujeres con sus hijos, pero tambien
relaciones individualizadas de cohabiraci6n), con considerables consecuencias en los usos y formas de vivienda, vecindario, espacio pL'tblico y sistemas de transporte.
La aparicion de Ia empresa red como nueva forma de accividad econ6mica, con su sistema de trabajo y gestion altamenre dcscentralizado al tiempo que coordinado, tiende a desdibujar Ia discincion funcional entre espacios de trabajo y espacios de residencia. Vuelven los
modelos basados en la relacion entre trabajo y vivienda caracterfscicos de las primeras fases del trabajo especializado industrial, a menudo ocupando los antiguos espacios industriales y transformandolos
en espacios de produccion informatica. Este fenomeno no solo afecta
al Silicon Alley de Nueva York o al Multimedia Gulch de San Francisco, sino a ciudades como Londres, Barcelona, Tokio, Taipei y Buenos Aires, entre ocras muchas. La transformacion de los usos productivos se hace mas importance que Ia sucesion residencial a Ia hora de
explicar Ia nueva dinamica del espacio urbano.
Las areas urbanas de todo el mundo, pero especialmenre las del mundo desarrollado, son cada vez mas multiecnicas y multiculrurales, un
viejo tema de Ia Escuela de Chic;.go y que hoy cobra especial importancia debido a una composici6n racial extremadamenre diversa.
La dclinLUcncia global hunde profundamente sus rakes en el cejido
urbano, proporcionando trabajos, ingresos y organizaci6n social a
una culcura criminal que afecta considerablemente a las vidas de las
comunidades de bajo nivel de renta y a la ciudad en su conjunto.
Ello da origen a una violencia cada vez mayor y/o a una paranoia
muy extendida de violencia urbana que conducen a Ia implanracion
de modelos residenciales defensivos.
La ruptura de las pautas de comunicacion entre individuos y entre
culruras y Ia aparici6n de espacios defensivos llevan a Ia formacion de
areas nftidamente segregadas: urbanizaciones privadas para los ricos y
nichos rerritoriales para los pobres.
Como reacci6n a las rendencias de expansion suburbana e individualizacion de las pautas residencialcs, los cenrros urbanos y el espacio
publico se convierten en expresiones fundamentales de Ia vida local e
indicadores de Ia viralidad de una dererrninada ciudad. Sin embargo,
las presiones comerciales y los intentos artiflciales de remedar Ia vida
urbana a menudo transforman los espacios publicos en parques
tematicos donde los sfmbolos, mas que Ia experiencia, crean una realidad virtual urbana a tamafio real, destinada en ultima insrancia a Ia
vircualidad real proyectada en los medios. Ello da origen a una creciente individualizacion, a medida que los lugares urbanos se convierten en ardculos de consumo para Ia apropiaci6n individual.
En general, cl nuevo mundo urbano parece estar dominado por el
movirniento dual de inclusion en redes transterriroriales y exclusion
mediante Ia segregacion espacial de los lugares. Cuanto mayor cs el
valor de Ia genre y los lugares, mas conecrados cstan en redes interactivas. Cuanto menor es su valor, menor es su conexi6n. En el exrremo, algunos lugares -poblados de chabolas, areas rurales deprimidas- son soslayados porIa nueva geograRa de redes.
La constituci6n de regiones megametropoliranas an6nimas, sin cultura ni instituciones, debilica el mecanismo de responsabilidad polftica, participaci6n ciudadana y adminisrracion eflcaz. Por otra parte,
en Ia era de Ia informacion los gobiernos locales se convierten en actores institucionales flexibles, capaces de relacionarse simultaneamente a los ciudadanos locales y a Aujos globales de poder y dinero; no
porque sean poderosos, sino porque Ia mayorfa de los niveles de gobierno, incluido el Estado-naci6n, seven igualmente mermados en su
capacidad ejecutiva y de control si actuan aisladamente. De esce
modo, surge una nueva forma de Estado, el Estado red, que integra
instituciones supranacionales formadas por gobiernos nacionales, es-
'I
t;tdo~ naci6n, gohtt'tllll\ •q~ifln ,tlt·~. gohtt'ttiO\ loc.tk•' c indu,o org.t
ni'l.tcioncs no gubcm.llllt'ttt.tln I m gnht<.•rnos lo<.,tlc!l sc convicncn
en un nodo en Ia cadcn.1 de gntHSn y rcprcscncaci6n inscirucional,
con Ia posibilidad de intcrvcnit en todo cl proceso y con cl valor anadido de su capacidad de rcpreseruar a los ciudadanos en un ambiro
mas cercano. De hecho, en Ia mayorfa de los pa(ses las encuestas de
opini6n reflejan que Ia genre tiene un mayor grado de confianza en
sus gobiernos locales que en otros niveles de gobierno. No obstante,
las instituciones de gobierno metropolitano son raras (y las que existen esran muy centralizadas, con escasa participaci6n ciudadana), y
hay una brecha cada vez mayor entre la unidad real de trabajo y vida
(Ia region metropolirana) y los mecanismos de representaci6n polirica y administraci6n publica. Aunque los gobiernos locales imeman
compensar esto mediante Ia cooperaci6n y Ia competencia, de hecho
contribuyen (a menudo sin pretenderlo) a incrementar Ia fragmenraci6n del marco espacial de Ia vida social al definir sus intereses como
subconjumos concretos de Ia regi6n metropolitana.
Los movimiemos sociales urbanos no han desaparecido en absoluco,
pero han cambiado. De manera muy esquemarica, puede decirse que
evolucionan en dos direcciones fundamemales. La primera es la defensa de Ia comunidad local mediante Ia afirmaci6n del derecho a vivir en un Iugar concreto y a disfrutar de una vivienda adecuada y de
servicios urbanos en esc Iugar. La segunda es el movimiento en defensa del medio ambience, que incide sobre Ia calidad de las ciudades
con la meta mas amplia de lograr una mejor calidad de vida: no solo
una vida mejor, sino una vida diferente. A menudo, las metas mas
amplias de las movilizaciones en defensa del medio ambience se traducen en reacciones defensivas para proteger una comunidad espedfica, confluyendo enronces las dos rendencias. Sin embargo, los movimiemos sociales urbanos s6lo podran trascender sus lfmites
localisras de Ia mano de una rransformaci6n cultural de Ia vida urbana como Ia que proponen los pensadores y activisras ecologistas. De
hecho, si se encierran en sus comunidades, los movimientos sociales
urbanos pueden contribuir a una mayor fragmentaci6n espacial que
en ultima instancia conduzca a Ia descomposici6n de Ia sociedad.
En csrc escenario de rendencias basicas de cambio social urbano, la sociolog{a urbana debera replamear durante los pr6ximos afios sus problemas,
temas y perspectivas.
La sociologla urbana mds reciente
Para pasar de Ia observaci6n de las tendencias urbanas a Ia nueva teorizacion
de la sociolog(a urbana es necesario comprender, a un nivel mas analltico,
los elementos clave del cambio socioespacial. En mi opinion, Ia rransformaci6n de las ciudades en Ia era de Ia informacion puede organizarse en torno
a tres ejes: el primero remire a Ia funci6n; el segundo, al significado; y el rercero, a la forma.
Desde el punta de vista funciona~ Ia sociedad red estd organi:zat:la en torno a
Ia oposicion entre lo global y lo local. Los principales procesos en la economfa,
Ia recnologla, los medios de comunicacion y Ia autoridad instirucionalizada
se organizan en redes globales. Pero el rrabajo diario, Ia vida privada, Ia
identidad cultural y Ia participacion polftica son esencialmente locales. Se
supone que las ciudades conectan lo local con lo global, pero ah1 es exacramenre donde empiezan los problemas, ya que se rrata de dos logicas enfrentadas que desgarran Ia ciudad cuando esra intenra responder a ambas simultaneamenre.
En terminos de significado, nuestra sociedad se caracteriza por el desarrollo
enfrentado de Ia individuacion y el comunalismo. Por individuaci6n entiendo
remitir el significado a los proyecros, intereses y represemaciones del individuo; es decir, un sistema de personalidad encarnado biologicamenre (o
una persona, si empleamos la terminolog(a del estructuralismo frances).
Por comunalismo entiendo remitir el significado a una identidad compartida, basada en un sistema de valores y creencias al que se subordinan las resranees fuentes de identidad. Desde luego, Ia sociedad solo exisre entre medias, en Ia interrelaci6n entre individuos e identidades intermediada por
instituciones, en el origen de Ia constituci6n de la «sociedad civil» -que,
como aftrmaba Gramsci, no existe contra el Esrado, sino en articulaci6n con
el Esrado, formando una esfera publica comun como Ia descrita por Habermas. Observo cierras tendencias en Ia fase formariva de Ia sociedad red
que reflejan Ia exisrencia de una rensi6n y una distancia cada ve:z. mayores
entre personalidad y cultura, entre individuos y comunidades. Dado que
las ciudades son grandes aglomeraciones de individuos obligados a coexistir
y son tambien ellugar de asentamiento para Ia mayor!a de las comunidades, la escisi6n entre personalidad y comunalidad provoca una extraordinaria tension en el sistema social de las ciudades como dispositivos de comunicaci6n e institucionalizaci6n. La problem:itica de Ia integraci6n social
vuelve a ser primordial, si bien es cierro que bajo nuevas circunstancias y
en rerminos radicalmente distintos de los de las primeras ciudades indus-
'
triales.
Ello se debe fundamenralmcnlc al papcl que ha clcscmpcfiado en Ia
transformacion urbana un tercer eje de rendencias cnfrenradas, rclacionado
en este caso con las formas espaciales. Se trata de La tension y Ia articulacion
entre el espacio de los flujos y el espacio de los lugares, tal como se ha definido
en e1 capitulo 8. El espacio de los flujos vincula electronicamence lugares separados, en una red interactiva que conecta actividades y personas en regiones geogrificas d iferenciadas. El espacio de los lugares organiza Ia experiencia y Ia actividad en rorno a la localidad. La logica enfrentada del espacio de
los flujos y el espacio de los lugares estructura y desestructura simukineamente las ciudades, que no desaparecen en las redes virtuales, sino que se
transforman en la interfaz entre Ia comunicacion electronica y Ia inreraccion
fisica, mediante la combinacion de redes y lugares. Tal como han afirmado
William Mitchell, desde una perspectiva urbanfstica, y Barry Wellman 6,
desde una perspectiva sociologica, la ciudad informacional se construye en
rorno a este sistema de comunicacion dual. Nuestras ciudades estdn formadas
al mismo tiempo por flujos y por lugares, asi como por las relaciones entre ambos. Dos ejemplos -el primero reference ala estructura urbana y el segundo
a Ia experiencia urbana- ayudaran a comprender esta afirmacion. Desde el
punto de vista estructural, la nocion de «ciudades globales» se popularize en
los afios noventa. Aunque Ia mayoria de la genre idencifica el termino con
algunos centros urbanos dominances, como Londres, Nueva York y Tokio,
el concepro de ciudad global no remite a ninguna ciudad concreta, sino a Ia
articulacion global de segmentos de muchas ciudades en una red conectada
electronicamente de dominacion funcional en todo el planeta. La ciudad
global no es una denominacion que distingue a ciertas ciudades, sino una
forma espacial, aunque algunas ciudades participan mas que otras en esas
redes globales. En cierto sencido, Ia mayoria de las areas de todas las ciudades, incluidas Nueva York y Londres, son locales, no globales. Y muchas
ciudades comprenden areas, pequefias o grandes, que forman parte de esas
redes globales a diferentes niveles. Esta concepcion de Ia ciudad global
como forma espaciaJ resultado de los procesos de globalizacion se acerca en
realidad mas al an<llisis original de Saskia Sassen 7 que Ia version del mismo
popularizada por las agencias de marketing urbano. Asf, desde el punco de
vista estrucrural, el papel de las ciudades en Ia economfa global depende de
su capacidad de conectarse con las redes de telecomunicacion y transporte,
asf como de su capacidad para movilizar eficazmenre recursos humanos en
este proceso de competencia global. Como consecuencia de esta tendencia,
las areas nodales de la ciudad, conectadas a la economfa global, tendran la
maxima prioridad en terminos de inversion y gestion, ya que son las fuenres
de creacion de valor que alimencan un nodo urbano y su area circundam c.
De este modo, el destino de las economfas merropolitanas depende de su
capacidad para subordinar las restanres funciones y formas urbanas a Ia dinamica de ciertos lugares que permiten su articulacion competitiva en el espacio global de los flujos.
Desde el punco de vista de Ia experiencia urbana, estamos entrando en
un entorno construido que cada vez incorpora mas dispositivos de comunicacion elecrronica por codas partes. Como ha sefialado Mitchell 8 , nuestro
tejido vital urbano se convierte en una e-topia, una nueva forma urbana en
la que consrantemente interactuamos, de manera deliberada o auromatica,
con sistemas de informacion on-line, cada vez mas, en su modalidad inalambrica. En terminos materiales, el espacio de los flujos esta conrenido en el
espacio de los lugares. Sin embargo, sus logicas son distintas: la experiencia
on-line y Ia experiencia cara a cara siguen siendo diferentes, y Ia cuesrion dave es lograr su articulacion en rerminos compatibles.
Estas observaciones pueden concribuir a la redefinicion reorica de Ia sociologfa urbana en respuesta a los desafios de Ia sociedad red y a Ia aparicion
de nuevas form as y procesos espaciales.
Los temas centrales de fa sociologia urbana del siglo XXI
Ahora dcbcd ,t cslar claro por que la cuestion de Ia integracion social vuelve a
ser priorilari.l p:u a Ia sociologfa urbana. De hecho, lo que se esca cuestionando es Ia propia existencia de las ciudades como mecanismos de comunicacion pc:;t· .1 que vivimos en un mundo urbano. Pero lo que esta en juego
es un ripo dr int cgracion muy diferente. A principios del siglo XX, se rrataba
de busc:.u l.t Ntltilacion de las subculruras urbanas en Ia cultura urbana. A
comienzm dd " glo XXI, el reto es lograr que idenridades y culturas irremisiblemelllt' di \ 11111.1 ~ compartan la ciudad. Ya no hay una cultura dominanre,
porquc s61n lm r11cdios de comunicacion globales tienen capacidad para
emitir nw"'·'l''' do minances, y esos medios se han adaptado a su mercado,
de modo q1u h.111 construido un caleidoscopio de contenidos variables en
funci6n dt· l.r cl,•lll ,l nda, reproduciendo asf Ia diversidad cultural y personal
mas qm· inq u111 U ndo un conjunro de valores comunes. La difusion de Ia comunicac ic'lll hrti i/Oill:ll a craves de Internet acelera el proceso de fragmentacion c ind" '"'' il 11.1ti6n de Ia inceracci6n simbolica. Asf, la metropoli fragmentad.l ) !.1 lndt \ tdualizaci6n de la comunicacion se refuerzan entre sf para
produci• 1111.1 111111111 inable constelacion de subconjuntos culrurales. La nostalgia dd d~tn d 1 1l11 JH'i b\ico no sera capaz de contrarrestar las tendencias es-
-rrJ(I
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mrtnt nr.ri\ lffiRi\"lii;\IW"f;tiffilllrl
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11 u~:lut.dc.\ hacia b divt·r.,id.ul, l.t '''P''' tltt,IUt'ln y l.t individu.lli'l.llion tk l.t
vid.t, cl tt.tb.tjo, d csp.tcio y l.t tomuntt.ttion, ,c.t C'> l<l c.u.t a cu.t o dntrl'tnt
t.t. Por otra parte, el comunali~mo .u1.tdc fragmcntacion colcctiva a l.t "'g
mcntaci6n individual. Sin una cultura unillcadora y, por ramo, sin un c6dt
go unificador, Ia cuesti6n clave no es Ia de comparrir una cultut.t
dominance, sino la comunicabilidad de multiples codigos. Como 6re no C\
un discurso polftico, sino un texto te6rico, mi incencion no es considcr.tr
que hacer para restablecer la comunicacion (es decir, Ia vida urbana), sino
como analizar los procesos subyacences. En este sentido, resufta Jundllmenttt!
In idea de unos protocofos de comunicacion simbofica, que pueden ser ffsicos,
sociales o electronicos y que precisan de otros prorocolos adicionales para rclacionar estos tres pianos diferences de nuestra experiencia multidimensional.
Desde el punto de vista flsico, el establecimiento de significado en estas constelaciones urbanas an6nimas remite a Ia aparici6n de una nueva monumentalidnd y nuevas formas de centralidad simb6lica que identifiquen lugares, incluso
mediante Ia apropiaci6n conjlictiva de su significado por difirentes grupos e individuos. La semi6tica urbana aparece, sorprendentemence, en Ia vanguardia
de Ia nueva invesrigacion urbana, permitiendonos entender los procesos por
los que se crean nuevas catedrales y nuevas agoras, sean cuales sean sus sorprendentes formas, en la era de Ia iqformacion. No obstante, el requisito
metodol6gico esencial para que la semi6tica urbana cumpla su promesa es
volver a sus orfgenes en la lingi.ifstica formal, utilizando los nuevos instrumenros de investigacion por encuesta y modelado por ordenador, en vez de
wmar el camino mucho mas facil del comentario metaforico y Ia narraci6n
inrerpretativa.
Et segundo nivel de aruilisis simb6lico remite a las pautas de comunicacion
social Aquf, las diversas expresiones.de la vida local y su relacion con Ia culcura de los medios deben integrarse en Ia teorfa de Ia comunicacion, y deben hacerlo de hecho, mas que nominalmente. En otras palabras, Ia transmisi6n de los mensajes de un grupo social a otro, de un significado a otro
en Ia region merropolitana requiere una nueva definicion de la nocion de
esfera publica, pasando de las instituciones a los lugares publicos. Estos ulrimos, en tanto que escenarios de interacci6n social esponcanea, constituyen
los mecanismos comunicacivos de nuestra sociedad, mientras que las inscituciones politicas formales se han converrido en un ambito especializado que
apcnas afecta a la vida privada de la gente; es decir, lo que Ia mayorfa de las
personas mas valoran. Nose trata, por tanto, de que Ia polfcica en general o
Ia politica local no interesen; es que su relevancia se limita al mundo de la
inscrumencalidad, mientras que la expresividad, y por tanto Ia comunicaci6n, remiten a Ia pd.ctica social, fuera de los lfmites inscitucionales. Por•
I IINI II 1\II)N
'1()/
consiguicntc, en Ia pnktica de Ia ciudad, los espacios publicos, incluidas sus
redes de transporce y sus mecanismos de incercambio social (o nodos de comunicaci6n), se convierren en los recursos comunicativos de Ia vida urbana.
La capacidad o incapacidad de la geme para expresarse y comunicarse con
los demas fuera de sus hogares y de sus circuitos electr6nicos -es decir, en
los espacios publicos- se convierre en un area fundamental de esrudio de Ia
sociologfa urbana. Yo la denomino sociabilidad de los espacios publicos en
Ia merr6poli individualizada.
El tercer nivel de comunicacion remite a Ia difitsi6n de Ia comunicaci6n
electr6nica como nueva forma de sociabiliclad. Los estudios de Wellman, Jones 9 y un numero cada vez mayor de invesrigadores sociales han puesro de
manifiesro Ia densidad e intensidad de las redes electr6nicas de comunicaci6 n, ofreciendo pruebas que permiten apoyar Ia tesis de que las comunidades virruales con frecuencia son comunidades, si bien es cierco que de un
tipo diferente de las comunidades flsicas. La cuesti6n crucial, de nuevo, es
Ia comprensi6n de los codigos de comunicaci6n entre divcrsas redes electr6nicas, construidas en rorno a incereses o valores espedficos, asf como entre dichas redes y Ia interacci6n flsica. Internet todavfa esra en sus comienzos, y no hay ninguna teorfa establecida sobre esros procesos de
comunicaci6n. Pero sf sabemos que Ia sociabilidad on-line es espedfica, no
inferior, y que la ubicacion flsica contribuye, a menudo de maneras insospechadas, a Ia configuraci6n de redes de comunicaci6n electr6nica. La sociologfa de las comunidades virruales es el tercer eje de Ia sociologfa urbana
mas recien te.
Ademas, el andlisis de los c6digos comunes en el nuevo mundo urbano requiere el estudio de Ia interrelaci6n entre Ia organizacion social de formas foicas
y las redes electronicas. Mitchell 10 considera que esta interrelaci6n es esencial
en Ia nueva configuraci6n urbana, que denomina e-topfa. Su incuici6n es extremadamente perspicaz. Ahora tenemos que rransformarla en invesrigaci6n. De manera similar, pero desde una perspectiva distinta, el estudio de
Graham y Marvin 11 sobre la infraestruccura urbana como rcdes escindidas,
reconfiguradas por las conducciones electr6nicas de Ia civilizaci6n urbana,
permite entender las ciudades no solo como sistemas de com unicaci6n, sino
como maquinas de segmentaci6n deliberada. En Otras palabras, debemos
comprender al mismo tiempo el proceso de comunicaci6n y el de incomunicaci6n. Las relaciones contradictorias y/o complementarias entre Ia nueva
centralidad metropolicana, la pnictica del espacio publico y las nuevas pautas de comunicaci6n creadas por las comunidades virruales poddan sum inistrar las bases para un nuevo tipo de sociologfa urbana, una sociologfa de
las «ciberciudades» o ciudades hibridas producto del entrecruzamienro de
i().!
lm lhqm y lm Iuga r1.:~.
l'no .tt'lll podemos avanzar m;b l"ll ~.·~ta cxplora<.i6n tk· lm. nu1.·vm tl.·rn.l\
d~.· l.t \ociologfa urbana. Sabemos que d tdetrabajo
es dccir, d u.tb.tjo ""
lou• .1 til'mpo complero desde e1 hagar- cs orro milO de Ia futurolog(;t. Mu
t h,t\ personas, induido usred o yo mismo, trabajamos on-line dcM.k nuc\ll,t\
l.l\.1\ pane del tiempo, pero seguimos acudiendo a nJestros cenrros dl' tr.t
h.tJO y nos dcsplazamos (por Ia ciudad o por el mundo) micntras seguimo'
ll.tbaj.tndo, conectados mediante dispositivos m6viles con nuestra red de
t okgas profesionales, proveedores o dienres. tsta es Ia dimension espacial
dd trabajo verdaderamente nueva: una nueva expericncia !aboral y vital.
I )l'spbzarse fisicamenre y mantener al mismo tiempo Ia concxi6n con todo
lo que hacemos es un nuevo tipo de aventura humana de Ia que sabcmos
muy poco. La sociologfa de La movilidad espacial interconectada constituye otm
.fi"rmtem. Para explorarla en terminos que no sean meramcnte descriptivos
r11.:ccsitamos nuevos concepros. La conexi6n entre redes y lugares debe entcnderse en una geometda variable de dichas conexiones. Los lugares del espacio de los flujos -es decir, los corredorcs y las salas que conectan lugares
l'll todo cl mundo- deberan enrenderse como centros de inrercambio y ref"ugios sociales, como hogares y oficinas sabre Ia marcha. La idenrificaci6n
wltural y personal con esos lugares, su funcionalidad y su simbolismo son
cuestiones esenciales que no s6lo arafien a Ia elite cosmopolira. El turismo
masivo, Ia migracion inrernacional y cl trabajo rranseunte son experiencias
que remiren a las nuevas concemraciones de masas en e1 mundo. La relacion
con los aeropuerros, las estaciones de rrenes y autobuses, las autopistas y las
adu<mas forma parte de Ia nueva experiencia urbana de cientos de millones
de personas. Podemos apoyarnos en una tradici6n ernograf1ca que examino
l'\tas cuesriones en Ia sociedad industrial madura. Pero, una vez mas, Ia velo~,idad, Ia complejidad y el alcance planetario del sistema de transportes han
1.ambiado su magnirud y significado. Ademas, Ia cuesri6n dave es que nos
movemos fisicamenre aJ mismo tiempo que nos mantenemos en conexion
dectr6nica. Portamos flujos y cambiamos de Iugar.
La crisis del patriarcado tambien estd transformando Ia vida urbana en el sigi<J XXJ. No se trata de una consecuencia del cambio tecnol6gico, sino, tal
romo afirmo en mi libro El poder de La identidad 12 , de un rasgo fundamental de Ia era de Ia informacion. Aunque desde el punto de vista hist6rico no
puede afirmarse que el patriarcado haya muerto, ha sido cuestionado y superado lo suficiente como para provocar una redefinici6n de Ia vida cotidiana de un amplio segmento de los habitanres de las ciudades respecro al moddo tradicional de una sociedad industrial basada en una familia nuclear
patriarcal relarivamente esrable. La igualdad de generos y Ia crisis de Ia for-
I li N I II 1\II)N
"
mat.i6n u.tdit.ion,tl de los hogares han alterado radicalmcntc las fonnas y los
rirmos de Ia vida urbana. Las pautas de residencia, rransponc, consumo,
educaci6n y recreo evolucionan para ajustarse a Ia multidireccionalidad de
las necesidades individuaJes en combinaci6n con las necesidades del hogar.
Esta transformaci6n esta intermediada por configuraciones variables de las
polfticas esrarales. Por ejemplo, Ia manera de gestionar el cuidado de los nifios -por parte del gobierno, de las empresas, del mercado o redes individuales- condiciona en gran medida el riempo y el espacio coridianos, especial mente de los nifios. La discriminaci6n de las mujeres en Ia ciudad
parriarcal esta plenamente documemada. lncluso podemos afirmar empfricamente {vease el capitulo 9) que el rrabajo de las mujeres posibilita el funcionamienro de las ciudades, aunque pocas veces se reconoce en los estudios
urbanos. Sin embargo, es necesario avanzar aun mas, pasar de Ia denuncia al
amll isis de las contradicciones urbanas espedficas que resultan de Ia creciente disonancia entre Ia desgenerizacion de Ia sociedad y Ia cristal izaci6n hisr6rica del patriarcado en las pautas del hogar y Ia estructura urbana. ~C6mo se
maniflestan esras contradicciones? ~Que estrategias adopra Ia genre para superar las limitaciones de un entorno construido genericamente? ~C6mo
reinventan las mujeres, en particular, Ia vida urbana y contribuyen a redisenar Ia ciudad en contraste con Ia herencia milenaria de Ia ciudad de los
hombres? Todas estas cuesriones deben ser analizadas por una verdadera so-
ciologfa urbana postpatriarcal
Los movimientos de masas seguirdn determinand~ Itt forma de las ciudades,
ast como de las sociedades en su conjunto. Apareceran con todo ripo de formas
e ideologfas, y tendremos que mantener una actitud abierra en este senrido,
sin decidir por adelantado cuiles son progresistas y cuales reaccionarios,
sino considerandolos como sfmomas de una sociedad que se esra creando.
Tambien debemos tener en cuenca Ia regia fundamental en el estudio de los
movimientos sociales: son lo que dicen que son, son su propia conciencia.
Podemos esrudiar sus orfgenes, establecer sus formas de compromiso, buscar
las razones de su exito o su fracaso, vincular sus resultados a Ia transformaci6n social en su conjunto, pero no podemos inrerpretarlos ni explicarles lo
que realmente quieren decir sus declaraciones. Porque, despues de todo, los
movimiencos sociales no son otra cosa que sus propios s(mbolos y metas - lo
que en ultima instancia quiere decir sus palabras. De Ia obscrvaci6n de los
movimientos sociales en las primeras fases de Ia sociedad red dos cuestiones
parecen rcquerir especial atenci6n por pane de los cientfficos sociales. La
primera es lo que he denominado «Ia entrada de las masas en el espacio de
los flujos», es decir, el empleo de Internet para interconecrar Ia movilizaci6n
social y los desaffos sociales. No se trata de una mera cuesti6n tecnol6gica,
I : II NU I"IO~ 'fr}
a Ia OJWIIII I.tllc'lll, d .tk.tnte y cl pmu.•,o d1· fou11 .11 j,'ul ,J
los movimicntos sociale11. Muy .1 mcnudo. cstos movimit·nto., 'm 1.1h•s 1111
linr \t' concctan con movimicntos !-.ocialcs de base local y tollVl'IW'" fl~i!;.1
mente en un dererminado Iugar y un determinado momento. lJn lu11·11
ejemplo fue Ia movilizacion en contra de Ia reunio n de Ia Org.tni1.111o11
Mundial del Comercio celebrada en Seattle en diciembre de 1999, <Jill' Jllo
bablcmente inauguro una nueva forma de oposicion de base a Ia gloh.tlll;l
cion incontrolada y redefini6 los terminos del debate acerca de los obj1·t1vf1S
y procedimienros de la nueva economfa. La sociologfa de los movimlt·ntm
sociales on-line y su interaccion con su marco de referencia de bast• lm .1 l
(que puede ser mUltiple) asignan nuevas tareas al esrudio de los movimit•ntm
sociales urbanos, renovando Ia tradicion de los investigadores urbanos dt· lo~
afios sesenra y setenta.
La otra gran cuestion en el ambito de los movimientos sociales es Ia t·x
ploraci6n del movirniento ecologista y de una perspecriva ecol6gica de Ia or
gan izacion social, a medida que las areas urbanas se convienen en pumos dt·
conexion entre los problemas globales planteados por el ecologismo y la ex
periencia local a craves de Ia cual la mayoria de Ia genre evalua su calidad de
vida. Redefinir las ciudades como ecosistemas y explorar Ia conexion enrrc
los ecosistemas locales y el ecosisrema global perrnitira superar el localismo
de los movirnienros de base. Por otra parte, Ia conexion no puede planrearse
solo en terminos de conocimienro ecologico. La idea de transformacion cultural esta impllcita en el movimienro ecologisra y aparece claramente arriculada en Ia teorfa de Ia «ecologfa profunda», tal como fue reformulada por
Fitjof Capra 13 . Una nueva civilizacion, y no simplemente un nuevo paradigma tecnol6gico, requiere una nueva cultura. Diversos intereses y proyeccos pugnan por definir esta cultura en ciernes. El ecologismo es Ia palabra
clave en esta batalla cultural, y los problemas ecologicos en las areas urbanas
constituyen el campo de batalla crucial para esa lucha.
Ademas de abordar nuevos asuntos, Ia sociologfa urbana rodavfa rendra
que verselas en el siglo XXJ con los persistentes problemas de &. miseria urbana,
&. discriminacion social y racial y &. exclusion social. De hecho, estudios recientes reflejan un incremento de Ia desigualdad y Ia marginalidad urbanas
en Ia sociedad red. Ademas, en un nuevo contexto los viejos problemas se
conviercen en nuevos. Asi, Ida Susser 14 ha demostrado Ia logica subyacente
a Ia expansion del sida entre los pobres de Nueva York a traves de redes de
indigencia, esrigma y discriminacion. Eric Klinenberg 15, en su anacomia social de los devasradores efectos de Ia ola de calor vivida en Chicago en 1995,
muestra Ia relacion existence entre Ia solitaria muene en pocos dfas de ciencos de ancianos en Ia ciudad y las nuevas formas de aislamienro social resuly.t <Jill' tonut'IIH.'
rado de 1.1 t·xdu,u'm de Ia geme de las redes de nabajo, familia, informacion
y sociabilidad. La dialecrica entre inclusion y exclusion en Ia sociedad red
redefine el campo de estudio de Ia pobreza urbana y nos obliga a considerar
formas alternativas de inclusion (como Ia solidaridad social o su alrernariva
en Ia economfa criminal), asf como nuevos mecanismos de exclusion: el
apartheid recnologico de Ia era de Internet.
La ultima frontera de Ia sociologfa urbana y de Ia ciencia social en general es el estudio de las nuevas relaciones entre el tiempo y el espacio en fa era de
fa informacion. He propuesco Ia aparici6n de un dempo atemporal, en paralelo a la formacion del espacio de los flujos, como caracterfstica de nuesrra
sociedad. Cuando hablo de tiempo atemporal me refiero a Ia destrucci6n de
Ia secuencia, fuenre del tiempo cronologico, ya sea por Ia compresion del
riempo (como en las cransacciones financieras instantaneas de los mercados
elecrr6nicos) o por Ia difuminacion de Ia secuencia (como en la pauta discontinua del tiempo de trabajo durante Ia semana o a lo largo de Ia vida).
Del misrno modo que el espacio de los flujos coexiste con el espacio de los
lugares, y lo contrad ice, el riempo atemporal coexisre con el riempo cronologico y se opone al «tiempo glacial», es decir, a un riempo de movimienro
muy Iento, como el de los procesos ecol6gicos que caracrerizan el ecosisrema
del planera. Cada forma de riempo y espacio se marerializa en los proyectos
de los accores sociales y se formaliza en Ia organizacion de Ia sociedad, siempre en flujo, del mismo modo que los procesos espaciotemporales actuales
se basan en el proceso global de cambio social. En mi analisis de las nuevas
relaciones entre riempo y espacio he ido mas alia, planteando Ia hipotesis de
que, en Ia sociedad red, el espacio estructura c1 riempo, al conrrario de lo
que ocurrfa en Ia constitucion, dominada por el riempo, de Ia sociedad industrial, en Ia que Ia urbanizaci6n y Ia indusrrializacion se consideraban parte de Ia marcha del progreso universal, erosionando las culruras y rradiciones arraigadas en lugares. E n nuestra sociedad, Ia sociedad red, cl Iugar
donde vives determina ru marco temporal de referencia. Si eres un habitanre
del espacio de los flujos o si vives en una localidad integrada en las redes dominances, tu tiempo sera el tiempo atempora) (tipificado por la Carrera frenetica contra el reloj), como ocurre en Wall Street o en el Silicon Valley. Si
esras en una ciudad de facrorfas del delta del Rfo de las Perlas, sentiras que
el tiempo cronologico se impone como en los mejores dfas del taylorismo
en Detroit. Y si vives en un humilde pueblo junto allago Atidan en Guatemala, el riempo biologico regira tu vida, generalmenre limirada a un lapso
temporal mucho mas corco. Frente a esra determinacion espacial del tiempo,
los movimienros ecologisras defienden Ia idea de un riempo a camara lenra
16
-el «reloj del largo ahora)) en palabras de Stewart Brand - , ampliando
~-------------~~..-~...~ ......-.-..~ ,.,
Ia dimension c~paci.tl ,, Ml t'!>t.tla pl.tlll'l.ll i.1 y t'll tod.t l.t wmpk·jul.td dt· ""
interacciones - incluycndo .1 IHIC~tros hisnictos t'll llllt'Sli'O lll.ll't<) lt'lllP<>I.tl
de referencia. As!, Ia sociologla urbana mas rccicntc ticnc que acomctcr Ull,t
gran tarea en el siglo XXI, y solo podra llevarla a cabo con Ia ayuda de nut··
vos concepros y nucvos metodos.
Los sociologos urbanos en las trincheras de fa investigaciOn
Para que Ia sociologfa urbana se renueve y se enfrenre a Ia extraordinaria diversidad de problemas que he sefialado, debe crear nuevos instrumentos reoricos y merodol6gicos. Tambien debe abandonar los rriviales ejercicios de
deconstruccion y reconstrucci6n encerrados en los juegos verbales de Ia mayorfa de los teoricos de Ia postmodernidad y volver a sus orfgenes en Ia invescigacion de campo, en Ia generacion de nueva informacion, en el descubrimiento de los ambiros ocultos de Ia sociedad y en Ia fascinaci6n por la
vida urbana, con todo su glamour y sus miscrias. No necesitamos nuevas
ideologias urbanas ni utopias bieninrencionadas: debemos dejar que la genre
imagine sus propios mitos. Lo que los soci61ogos urbanos del siglo XXI realmente necesitan son nuevas cajas de herramientas (incluidas herramienras
conceptuales) para enfrencarse a Ia dura tarea de invesrigar y comprender las
nuevas relaciones emre el cspacio y Ia sociedad.
Conceptos: cedes, espacio de los flujos, espacio de los lugares, local, global, comunidades (ffsica, virtual, cara a cara), mecanismos de intcrcan1bio
social urbano, lugarcs m6viles, hogares y ciudades sin genero, localidades
desconectadas, vfnculos de inclusion, movimienros sociales globales, espacios/tiempo compartidos, regfmenes espacio-temporales, individuaci6n, comunalismo, conscelaciones urbanas, regiones metropolitanas, monumenralidad urbana, centralidad multinodal, significado, funcion, forma. Ofrczco
deliberadamente una lista al estilo de Ia cnciclopedia china de Borges porque
estructurar y ensamblar estos conceptos, o incluso definirlos, constiruir(a un
marco reorico, y no es esa mi inrenci6n en este cexro, aunque debera hacerse
en algun momento, en algl'm Iugar, mediante una teorizaci6n colecciva e inreractiva. Simplementc deseo indicar un estilo de indagaci6n y evocar el tipo
de concepros que podrfan encajar en una invescigaci6n capaz de abordar las
cuestiones que considero clave para las ciudades del siglo XXI. A aqucllos lectores que no les guste el caracter aleg6rico de esta presentaci6n les remito a
mi reorizaci6n sistematica de Ia sociedad red 17, una perspectiva que requiere
aplicarse espedficarnenre al esrudio de las ciudades y los procesos espaciales.
Los soci6logos urbanos tambien necesitan nuevos merodos. Imernet no
, dNc ·wQU
D
c:. solo llll objcto de invesrigaci6n, sino Lambicn un inMI\11111 iii. II d1 It iii I
jo. Pcrmitc acceder a una gran variedad de fuentcs y, cou (., 1•1 11d 1 tl• l11
programas de traducci6n automatica, posibilirara un verda.(,''' ntulll•t.l•ll
ralismo en las fuenres y en los problemas de Ia invesrigat '"" 111 h.ili 1 ll11
sistema global sera abordado desde una perspCCtiva global, ,IIIIIIJIII' 111- Jlllll
toS de partida del analisis sigan siendo cultural e instituciou.tlul(lllf' t.iiiJ~II ·
lares. El nuevo poder informatica y su ubicua distribuci6n p1 1111i1n,i11. po•
fin, el uso de modelado por simulaci6n como instrumento tk folln.tlj,,, 1611
y verificaci6n de hip6tesis sobre Ia base de material cualitativo. I ·'' IIIICVas
matematicas de Ia complcjidad, impulsadas por el rapido prOtl'\,\11\ICnto
informarico, liberaran al analisis esradfsrico de las limiraciones de Lllinealidad, en un paso de giganre hacia Ia comprensi6n de una rcalidad social
que, por definicion, es no lineal. El duro rrabajo de campo ernografico seguira siendo Ia principal herramienta distintiva de los ciendficos sociales
urbanos, pcro rambien en este ambito nuevas hcrramientas tecnol6gicas
permitiran a los invcstigadores registrar, examinar y analizar sus observaciones en sus bases de datos en tiempo real. La capacidad informatica m6vil, Ia concxi6n on-line con sistemas modelizados de analisis y Ia inreractividad permitiran a los cicntificos sociales urbanos sistematizar observaciones
cualitarivas, consrruir su propia base de datos a medida que realizan el trabajo de campo y retroalimentar sus observacioncs y sus entrevisras con el
significado que dichas observaciones rengan para el marco analfrico general.
Sin embargo, incluso con todos estos nuevos instrumenros, Ia sociologla
urbana s6lo podra estar a Ia altura de su tarea si los soci6logos urbanos del
siglo >G<J siguen mosll'ando Ia misma pasi6n por las ciudades y Ia misma cmpatfa con sus conciudadanos que hemos senrido Ia mayorfa de nosotros, los
primeros soci6logos urbanos, en el siglo XX.
Notas
1
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1 Hawley, 1956; Schnore, 1965.
' Banfield y Wilson. 1963; Mollenkopf. 1983.
' Lefebvre, 1968.
<• Mitchell, 1999; y Wellman, 1998.
Sassen, 1991.
8 Mitchell, 1999.
1
' Wdluuu, I\)\Ill; Joun, 11)\)11
Mudodl, 199\1
11
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u C.t\lcll\, 1997.
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