Iglesia, Icono de la Trinidad y Diaconisa de la Patria. La eclesiología en el documento “Navega Mar Adentro”. Introducción El presente artículo se inserta en el deseo de aportar unas líneas a la reflexión teológica dogmática o sistemática desde la perspectiva de la eclesiología. Efectivamente, las aproximaciones cristológicas y trinitarias marcan de un modo más o menos explícito las reflexiones sobre el misterio de la Iglesia, tanto de los acentos cuanto de los modelos de Iglesia que subyacen. Es fundamental recordar un doble criterio hermenéutico para esta tarea: por un lado el principio de la “jerarquía de las verdades” (UR 11) por el cual el misterio Trinitario – Cristológico constituye el núcleo de la fe cristiana, al cual se subordinan y orientan todos los demás misterios y del cual adquieren su luz de comprensión y sentido. Por otro lado –y al mismo tiempo- el “nexus mysteriorum” (Dei Filius, IV) por el cual superamos una percepción desgajada de los contenidos de la fe y “confesamos” su integralidad – integridad, reconociendo su interdependencia y clarificación recíproca. De este modo, el misterio de la Iglesia no puede ser entendido sin su vínculo con el misterio cristológico y el trinitario.1 Abordaremos la reflexión eclesiológica en el Documento “Navega Mar Adentro”,2 entendiendo que como novedad en la continuidad, expresa el discernimiento de la Iglesia Argentina en cuanto a su identidad y misión. Existen otros trabajos y comentario muy valiosos sobre el mencionado documento, pero creo que no se ha profundizado suficientemente en la perspectiva eclesiológica del mismo. De allí la significatividad y relevancia del presente artículo. Avanzando sobre la metodología y las opciones tomadas para el presente trabajo, podríamos sintetizarlo en dos modos de lectura complementarios: una lectura lineal del documento, especialmente teniendo en cuenta el análisis lingüístico y el desarrollo de las ideas eclesiológicas a lo largo de las cinco secciones que componen este documento, utilizando algunos elementos propios del método histórico – crítico; especialmente el análisis lingüístico y la crítica literaria. Desde estos elementos, intentaremos también hacer una lectura trasversal desde los núcleos eclesiológicos o los modelos de Iglesia que articulan, desde el Capítulo III “Contenidos de la Evangelización”, la relación entre la espiritualidad que nos anima y los desafíos detectados por un lado (Cap. I-II); y los criterios y acciones destacados por otro (Cap. IV-V). Por último, aun cuando salgamos del contexto de la reflexión de teólogos argentinos, fundamentaremos algunas de las líneas eclesiológicas presentes en el documento con los aportes de otros autores que contemporáneamente las han sistematizado y se vuelven marco de comprensión de las mismas. C. GALLI, Claves de la Eclesiología conciliar y postconciliar desde la bipolaridad Lumen Gentium - Gaudium et Spes. Síntesis Panorámica y mediación especulativa: en SOCIEDAD ARGENTINA DE TEOLOGÍA (EDIT.), A cuarenta años del Concilio Vaticano II: Recepción y actualidad, XXIV Semana Argentina de Teología, Buenos Aires, San Benito, 2006, 55.61. 2 CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA (CEA), Navega Mar Adentro; Oficina del Libro Buenos Aires, 2003. En adelante se le llamará NMA. 11 1 1.- Arquitectura del documento NMA Contexto del Documento Los Obispos de Argentina aprobaron el documento Navega Mar Adentro (NMA) en su 85ª Asamblea Plenaria el 31 de mayo de 2003 con el claro propósito de presentarlo como una actualización de las Líneas Pastorales para la Nueva Evangelización (LPNE)3 y como resultado de un profundo discernimiento eclesial de varios años.4 Había quedado grabado en la memoria histórica, eclesial y social de los argentinos dos acontecimientos de relevante significación y marcas contrapuestas: por un lado la celebración del Jubileo de los 2000 años de la Encarnación Salvadora de Jesucristo, acontecimiento que marcó los años previos con todo un largo itinerario espiritual, pastoral y eclesial animado por Juan Pablo II y sintetizado – proyectado hacia el Tercer Milenio es su carta apostólica Novo Millennio Ineunte (NMI).5 Por otro lado, la sociedad argentina estaba recuperándose aún del durísimo golpe que significó la crisis económica-política de diciembre del 2001. El cambio de gobierno nacional, la inestabilidad institucional (recordar el día de los tres presidentes), la violencia de la Plaza de mayo, etc. no fueron datos menores en la conciencia colectiva sino que reflejaron la crisis nacional que desde hacia tiempo los obispos argentinos habían detectado e iluminado con su magisterio.6 De todos modos, ambas situaciones nos abrían como sociedad a “nuevos tiempos”. Nuevos tiempos para la Iglesia que desde la memoria jubilar estaba invitada a retomar el camino de la pastoral ordinaria como lugar concreto de la fidelidad evangelizadora; y “tiempo nuevo del país” que desde las heridas, divisiones y violencia, estaba llamada a reconstruirse nuevamente desde el diálogo y la reconciliación en pos de unos nuevos vínculos. Ciertamente que el objetivo primero de Navega Mar Adentro surge como una posibilidad de actualizar las LPNE que llevaban una década de vida y de actualizar en continuidad su mensaje desde el contexto jubilar y la nueva situación del país. Este “acontecimiento de gracia” que significó todo el proceso de participación eclesial en vistas a la preparación y aportes de NMA dio la posibilidad a la Iglesia de Argentina de una más lúcida toma de conciencia de sí misma, de su hora histórica, de su necesidad de volver a preguntarse: “Iglesia de Argentina, qué dices de ti misma en esta hora de tu pueblo”. Como veremos más adelante, el documento no es un texto eclesiológico, sino un texto pastoral. Pero es la Iglesia el sujeto histórico y contextualizado que discierne los signos de los tiempos y configura su “forma” histórica.7 Como todo concepto teológico, “Iglesia” tiene un valor específico en este documento y es lo que trataremos de aclarar en el análisis posterior. CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA (CEA), Líneas Pastorales para la Nueva Evangelización, Buenos Aires Oficina del Libro, 1990. En adelante se le llamará LPNE. 4 Cf. C. GALLI, Jesucristo: camino a la dignidad y la comunión. La cristología en el horizonte del Bicentenario De Líneas Pastorales a Navega mar adentro, Buenos Aires, Ágape, 2010, 125. 5 JUAN PABLO II, Carta Apostólica Novo Millennio Ineunte; Ciudad del Vaticano (2001), en adelante se le llamará NMI. Sobre su influencia en el documento NMI. Cf. C. GALLI; “Jesucristo: camino a la dignidad y la comunión…”, op. cit. 132-134, particularmente notas a pie de página nº 155-161. 6 Un panorama detallado y bien documentado tanto de la situación social y el impacto de la crisis como de la reflexión teológico-pastoral lo encontramos en C. GALLI, Jesucristo: camino a la dignidad y la comunión…, op. cit. 132-134, particularmente notas a pie de página nº 194-199. 7 “Opongo aquí figura a estructura. La estructura se refiere a los puntos sobre los que la iglesia no tiene ninguna autoridad, porque se le imponen en nombre de su misma fundación por Cristo; la figura se refiere a la concreción 3 2 El modo de preparación y redacción: manifestación de una eclesiología. Desde el año 1999 se comenzó a pensar en la necesidad de una actualización de las LPNE en el contexto del Tercer Milenio que se iniciaba y en respuesta al llamado de Juan Pablo II de un tiempo nuevo en la evangelización. Hasta el año 2003 en que efectivamente los obispos en Asamblea Plenaria lo aprobaron y presentaron a la entera comunidad eclesial pasaron 5 años de proceso, trabajo, reflexión, búsqueda, discernimiento. Ese mismo proceso es de por si un signo eclesial que confirmaba un camino iniciado con las LPNE. No entraremos aquí a describir dicho proceso, pero retomando el análisis exhaustivo (y con un valor superlativo por lo testimonial) de C. Galli, diremos que el modo se hace contenido y el método teológico-participativo de la elaboración del documento muestra la experiencia eclesial que lo gesta como así también muestra (el mismo texto del documento) una Iglesia que se entiende toda ella involucrada con la nueva etapa de la evangelización de Argentina. 8 La consulta a las comunidades cristianas, el trabajo diocesano, el trabajo de la CEA y la conformación de la comisión de peritos y teólogos amén de la recepción en medio de todo este trabajo del documento NMI son algunos de los elementos que pueden nombrarse en el proceso de elaboración del documento y que hablan de una relación eclesial rica que vincula al texto mismo del documento dentro de un proceso-acontecimiento, de un evento, con una historia y una recepción progresiva. Tanto desde las experiencias más capilares de eclesialidad (parroquias, CEBs, movimientos, etc.) se suscitó un diálogo y discernimiento de ver-juzgar-actuar (o contemplardiscernir-anunciar) en vistas a sentirnos Iglesia comprometida en la gestación de un proyecto común que oriente la vida de la Iglesia en Argentina, respetando las diversidades de regiones y situaciones. Esto, enriquecido con el aporte y las orientaciones de NMI ayudaron a percibir una contextualización de las iglesias particulares en Argentina, compartiendo la suerte de la Iglesia Latinoamericana (que había celebrado su Sínodo a finales de 1997 y cuya exhortación apostólica postsinodal Ecclesia in America marcaba el rumbo hacia el Tercer Milenio) en la Iglesia Universal. Así, la teología de la Iglesia particular y de la iglesia universal será retomada en el mismo documento varias veces como veremos más adelante. 2.- Esquema, estructura y análisis literario del Documento. Parece redundante transcribir aquí los títulos y las secciones de los capítulos que comprenden este documento. Recordamos simplemente que el documento contiene una introducción (1-7) a la cual le siguen cinco capítulos (8-97) y que culmina con unas conclusiones (98-100).9 práctica de esa estructura en función de las situaciones históricas y culturales en que se encuentre la Iglesia en momentos determinados. Se puede aquí tomar la distinción entre forma y estructura que Sesboüé hace al referirse a la Iglesia. Las figuras se han sucedido en la historia. Ahora vemos surgir una nueva figura.” en B. SESBOÜÉ, ¡No tengáis miedo! Los ministerios en la Iglesia hoy, Santander, San Terrae, 1998, 83. 8 C. GALLI; Jesucristo: camino a la dignidad y la comunión…; op. cit. 127-132. 9 Cap. 1 El Espíritu que nos anima (8-20), Cap. 2 Los desafíos 21-48, Cap. 3 El contenido de la nueva evangelización (49-68), Cap. 4 Criterios Pastorales comunes (69-79), Cap. 5 Acciones destacadas (80-97). . 3 Lectura aproximativa de la Eclesiología según la estructura del documento Echando una mirada rápida sobre la estructura del documento, podemos percibir que el lugar que la eclesiología ocupa en el mismo es una transversal que cruza las diversas secciones pero que se concentra sistemáticamente en los capítulos III, especialmente en el despliegue de la dimensión del núcleo evangelizador llamado “La comunión eclesial, nacida del corazón de Cristo, es reflejo de la trinidad” y en el capítulo V en dos de sus acciones destacadas: “Hacer de la Iglesia casa y escuela de comunión” e “Iglesia servidora para una sociedad responsable y justa”. Por tanto se puede adelantar desde ya que ha sido de interés del Episcopado no sólo reflejar los desafíos en clave evangelizadora como resultado del discernimiento de la realidad sino muy especialmente remarcar la autoconciencia eclesial en la misma perspectiva. Podríamos decir entonces que así como se habla de una “Cristología pastoral” podríamos crear también una “Eclesiología pastoral” como clave interpretativa del documento.10 Eclesiología pastoral en un doble sentido: En primer lugar por el hecho mismo de que es la Iglesia el sujeto comunicador de la Buena Noticia. En efecto, siguiendo el método teológico de Lonergand, es esta la perspectiva más genuina del momento pastoral de toda teología: la comunicación del Evangelio que, por un lado constituye a la misma comunidad (Rom. 10,1415), y al mismo tiempo se hace eficiente en cuanto orienta el servicio que el cristiano debe prestar a la sociedad humana para lograr el advenimiento del Reino de Dios.11 Lectura Lineal: Aproximación al contenido eclesiológico de cada uno de los capítulos y secciones de NMA. 12 Al desarrollar esta sección me he encontrado en una disyuntiva: volcar solamente aquellos elementos explícitamente eclesiológicos que aparecen en el documento o insertarlos dentro del contenido total del mismo. El primer camino resultaba más sintético, el segundo más extenso y descriptivo. He optado por el primero para no desconcentrar la atención y no complicar la lectura. Sin embargo, es imposible una lectura aislada de los elementos eclesiológicos. Ella supone una familiaridad con la totalidad del documento sin la cual la eclesiología perdería sus vínculos nutritivos con todos los aspectos con los cuales ella se enriquece y asume rostro de “Iglesia Argentina”. En la Introducción (1-2) la palabra Iglesia aparece 1 vez como el Sujeto de referencia a la Iglesia Universal. El contexto del inicio del Tercer Milenio es una ocasión propicia para una nueva etapa de la evangelización. Es en este marco jubilar donde la Iglesia de Argentina quiere renovar las LPNA. Dicha renovación en la perspectiva de la Nueva Evangelización se comprende como un “complejo y equilibrado proceso de continuidad en el cambio”. “Existe por tanto un nexo íntimo entre Cristo, la Iglesia y la evangelización. Mientras dure este tiempo de la Iglesia, es ella la que tiene a su cargo la tarea de evangelizar…”. PABLO VI; Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi” nº 16. Cf también EN 13-15. 11 C. GALLI, Jesucristo: camino a la dignidad y la comunión…; op. cit. 12-13. Cf. B. LONERGAN, Método en teología, Salamanca, Sígueme, 1988, 341-353. 12 Los números entre paréntesis responden a los números del Documento Navega Mar Adentro. En caso de citaciones de otros documentos eclesiales se colocará la correspondiente abreviatura 10 4 Ante la crítica situación social, la nueva evangelización es el mejor aporte y respuesta que la Iglesia puede hacer. La referencia a la Consulta a las Iglesias Particulares y a las comunidades cristianas (2000-2001) marca el proceso participativo-eclesial en continuidad con LPNE, manifestando que lo metodológico y lo conceptual en el documento están unidos desde su origen y gestación. El documento tiene un punto de partida pneumatológico. Comienza destacando la acción del Espíritu Santo y seguidamente explicita las principales notas de espiritualidad pastoral (2). En el capítulo 1 - El Espíritu que nos anima (3-20)- la Iglesia aparece 9 veces. Es un “nosotros” como comunidad que busca (4) y espera la plenitud (9). Su vocación es evangelizar. Ella existe para ello. Su finalidad es pues llevar al encuentro con Jesucristo (1516). Es mediación del Espíritu, lugar de santidad, de encender anhelos y deseos de vida (17). Crece en santidad comunitaria y misionera (18). Es la Iglesia en Argentina, enviada a la misión (20). Comunión (12-14), misión (15-16) y santidad como itinerario (17-20) jalonan las características de una espiritualidad eclesial. La Iglesia aparece como comunidad de discípulos que, llamada a vivir fraternalmente, entiende la misión como dimensión constitutiva de su existencia y no como un agregado secundario. Irradia aquello que ella misma intenta vivir en fidelidad: comunión fraterna. Ese es su aporte a la sociedad argentina vista la situación crítica que constatará en la segunda sección. La comunión de la Trinidad provoca, interpela y convoca a la comunidad eclesial a estrechar vínculos. Sin la vivencia de esa comunión como fuente todo programa pastoral es estéril. Eso se traduce en fraternidad cordial En el capítulo II - Los desafíos (21- 48) - la palabra Iglesia aparece 6 veces. El Espíritu aparece como el guía que ilumina para reconocer aquello que la Iglesia debe alentar, discernir pastoralmente en la realidad y denunciar proféticamente aquello que se opone al evangelio. Es el Espíritu que unge para mirar con ojos de Dios la realidad (21). Se trata de un discernimiento pastoral no de un análisis sociológico sin más. Marca el principal de los desafíos de la Iglesia en Argentina: la profunda crisis de valores y la fragmentación de los vínculos del hombre tanto con Dios como con las instancias de la familia, sociedad e Iglesia (23). Ella también ha sido afectada como comunidad por la fragmentación de los vínculos (23). Se reconoce responsable de la poca formación de muchos cristianos que buscan sucedáneos en los movimientos religiosos (31) y de no haber logrado a través de la educación traducir los valores evangélicos en compromiso cotidiano (38). Como “comunidad cristiana” es matriz creativa de solidaridad (39). Debe evaluar su forma de ser, reconocer límites y pecados (46). En este sentido la Iglesia semper reformanda se hace cargo del pedido de perdón Jubilar, y desde la purificación de la memoria atina a mirar los tiempos nuevos con esperanza y conciencia de su fragilidad histórica y de la primacía de la gracia en su acción evangelizadora. Ella no queda al margen o fuera de las responsabilidades que le toca en el conjunto de la realidad nacional. Se ubica en un contexto marcado por dos realidades desafiantes: el peligro de la descomposición del tejido social por una pérdida de los valores que sustentaban la vida social (ruptura de los vínculos en todas las dimensiones de la vida) y el escándalo de la pobreza y la exclusión social (34-39). De allí que la Iglesia es comunión vital. Su participación en la 5 comunión trinitaria afianza, sana y promueve los vínculos y la comunión entre las personas (45). El capítulo 3 - El contenido de la nueva evangelización (49-68) - es tal vez una de los dos más ricas en la eclesiología sistemática (junto con el capitulo V). La palabra Iglesia aparece 22 veces y con diversos matices: Es fraterna y misionera. Su comunión se fundamenta en la Trinidad (50) siendo signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de todo el género humano y reconociéndose servidora de la dignidad humana y de la comunión en el contexto argentino (51). Es iglesia que anuncia en América a Jesucristo (53). Es Pueblo de Dios que vive en la presencia de Dios y lo refleja en el mundo, irradia el misterio de comunión misionera y ha nacida de la Alianza nueva. Se entiende como Iglesia humilde y servidora (60). Su santidad brilla en el rostro de María y los santos al igual que su rostro materno y familiar (61). Como pueblo de Dios está llamada a la comunión, a la misión compartida. Es sacramento universal de salvación que está llamada constantemente a la conversión para renovarse de cara al Tercer Milenio (64). Toda la Iglesia y todos en la Iglesia son convocados a formar comunidades santas y misioneras que anuncie, abrace y se encarne en iglesias particulares de modo que cada iglesia particular refleje más nítidamente la vida trinitaria (62). Su esencia se encarna y se manifiesta en la comunión, por ello ha de ser escuela y casa de comunión al servicio de toda la familia humana (63). Las iglesias particulares de Argentina están llamadas a la comunión entre sí (64). Este capítulo explicita el principio hermenéutico de la continuidad y la novedad del núcleo evangelizador con respecto a LPNE (fidelidad creadora): El Kerigma se centra en Jesucristo resucitado que nos da el Espíritu y nos conduce al Padre (continuidad). La Trinidad es el fundamento más profundo de la dignidad de cada persona humana y de la comunión fraterna (novedad).13 La “IGLESIA FRATERNA Y MISIONERA” pone de manifiesto dos elementos fundamentales que está llamada a remarcar en su vida y acción: fraternidad y anuncio. No solo es un contenido sino una vivencia configuradora de la eclesiología. La dignidad de cada persona pasa por la comunión cuyo fundamento es la Trinidad. Sin ello la dignidad se encuentra herida. En este sentido vincula las dimensiones eclesiológicas con los desafíos que la realidad presenta. La eclesiología aquí se nutre de varios modelos de Iglesia que tienen su resonancia en el Concilio Vaticano II: ES SIGNO E INSTRUMENTO DE UNIÓN CON DIOS Y TODO EL GÉNERO HUMANO (LG 1) y es SERVIDORA que promueve en este contexto de la patria la dignidad de todos y cada uno de los hombres y mujeres en la comunión. Así se entiende el porte eclesial a la ciudadanía – nación. Hay un correlato entre los números 50 y 51: A la fraternidad le corresponde ser instrumento de comunión mientras que a la índole misionera le corresponde el ser Iglesia servidora. En estos números reside el núcleo eclesiológico del documento que habrá que constatar cómo se desarrolla luego en las dimensiones, en los criterios pastorales y en las acciones. Cf. C. GALLI, Claves de la Eclesiología conciliar y postconciliar desde la bipolaridad Lumen Gentium Gaudium et Spes.., op. cit. 54; C. GALLI, Jesucristo: camino a la dignidad y la comunión…, op. cit. 164-167. 13 6 Existe un desarrollo coherente y muy trabado entre las cinco dimensiones del núcleo evangelizador (52-68). La imagen eclesiológica se expresa especialmente en la comunión eclesial, nacida del corazón de Cristo, el cual es reflejo de la trinidad (60-64) pues en él, el mismo Dios Trinidad se ha revelado por la encarnación (54-55). La Iglesia no puede desvincularse de la dimensión trinitario – cristológica por la cual es invita a volver a la contemplación del rostro de Jesucristo en el cual brilla la feliz noticia (52-53) de que todo ser humano encuentra su real dignidad de Hijo de Dios (56-57). Justamente por ello, el misterio del amor trinitario a la vez que fundamenta la koinonía eclesial, fundamenta también nuestra convivencia social (65-67). Esta sección muestra una riquísima cristología del rostro y de la contemplación activa no como abstracción sino como fundamento de una antropología cristocéntrico-trinitaria y una cristología antropológica. Jesucristo es el rostro humano de Dios y el rostro divino del hombre. Con esta última expresión vincula intrínsecamente la cristología y la antropología desde la teología del rostro. Sin embargo no es cualquier rostro el que Jesucristo presenta en esta hora de la historia. En sintonía con la tradición teológica de la Iglesia Latinoamericana, la realidad de los pobres y excluidos pasa de ser un dato solamente sociológico para convertirse el “locus theologicus”.14 Es el rostro desfigurado y sufriente en los rostros humanos de millones de personas, cada una de ellas como biografía y voz que clama al cielo por esa justicia tan largamente esperada (58-59). Estas claves cristológicas trinitarias son normativas en la elaboración de la eclesiología de NMA. No simplemente como una función teológica axiomática del cual se desprenden deductivamente consecuencias prácticas, sino porque Ella es Cuerpo de Cristo, vive de y en este Misterio; y él la configura en toda sus dimensiones ontológicas, existenciales e históricas (especialmente pastorales). Ella es reflejo de la Trinidad, su Icono (60-64). En el nº 60 se refiere a las características eclesiológicas retomadas del núcleo: LA IGLESIA ES EL PUEBLO DE DIOS que vive en la presencia de Cristo y lo refleja en el mundo.15 Es ekkalein (Pueblo convocado). Irradia el misterio de comunión misionera que contempla en Jesús y brota de la Trinidad. Como Iglesia en América Latina, con una tradición evangelizadora (memoria de los orígenes) renueva esa Alianza para ser HUMILDE Y SERVIDORA de los pueblos y culturas. En el nº 61 se explicita una referencia fundamental de la espiritualidad latinoamericana y profundamente conciliar: la relación eclesiología – mariología.16 La santidad de la Iglesia brilla en los rostros de María, los santos y los mártires. La santidad es vista como una experiencia posible, vivida y encarnada no sólo en ellos sino que se manifiesta en muchos hombres y mujeres que viven con amor. En María brilla la DIMENSIÓN MATERNAL Y FAMILIAR DE LA IGLESIA.17 En el nº 62 se acentúa la dimensión comunitaria de la santidad y la misión de todos en la Iglesia. La Iglesia anuncia, abraza y se encarna en las iglesias particulares. Cada iglesia particular refleja más nítidamente la vida de la trinidad en la comunión de la diversidad de Recepción de la tradición latinoamericana de Puebla 31-39; Santo Domingo 178-179 y Aparecida 407-430. Cf. LG Cap. II. 16 Cf. LG Capítulo VIII, especialmente nº 60-65. Tema retomado en las Conferencias generales del Episcopado Latinoamericano, especialmente en Aparecida 262.266-272. 17 Cf Aparecida 268. Relación de la Mariología con la eclesiología de comunión desde la clave de los vínculos que genera. 14 15 7 carismas y ministerios en torno al obispo. El centro se coloca en la vida de la IGLESIA PARTICULAR. El nº 63 articula la eclesiología anterior con los desafíos a partir de presentar al pueblo de Dios como CASA Y ESCUELA DE COMUNIÓN.18 Así logrará ser signo trasparente del rostro de Cristo. Implica la revisión de su estructura interna, de sus espacios y modos de relación desde la clave de la comunión.19 El nº 64 articula la comunión de las iglesias locales de Argentina en vistas a la misión y su relación con la Iglesia Universal. La Iglesia es SACRAMENTO UNIVERSAL DE SALVACIÓN.20 Llamada a manifestar mejor la vida de la Trinidad. Se expresa el deseo de una Iglesia renovada en el espíritu del Evangelio. En el capítulo IV -Criterios Pastorales comunes (69-79) - la palabra Iglesia aparece 11 veces. En general se habla de la Iglesia particular o en genitivo para acentuar algún aspecto de la Iglesia (su vida, su tarea, etc.). Esta sección aporta una teología de la relación entre la Iglesia Universal y la Iglesia particular desde el criterio de encarnación – comunióncontextualización.21 Ubicada entre los desafíos y las respuestas, perfila un “estilo evangelizador común para todos” en la Iglesia de Argentina notándose un claro cambio de lenguaje. Se pasa del ámbito contemplativo al propositivo- exhortativo. Dicho cambio de lenguaje se entiende pues el criterio indica dirección, por tanto tiene una intencionalidad más preformativa. La Iglesia Universal que camina en la Iglesia de Argentina (69) y se encarnada en cada iglesia local, encuentra su estructura jurídica y organizativa en cada diócesis (70). Se le pide a cada Iglesia Particular articular y concretar planes pastorales, son los agentes activos que deben actuar los modos de participación (71). Su tarea se orienta a llamar a todos a alcanzar la santidad en cada comunidad (73). Busca promover la inserción cordial y vital de los bautizados en su vida (77). Se bosqueja aquí unas líneas fundamentales para una teología de la Iglesia local (7072): En cada iglesia local se encarna y realiza la Iglesia de Jesús. Ella es sujeto responsable del anuncio del Evangelio, en comunión de carismas y ministerios, todos responsables.22 En sintonía con lo anterior, se insiste en que todos en la Iglesia son sujetos y destinatarios de la tarea evangelizadora (75-77). Con ellos se intenta superar una visión dualista en la cual la acción evangelizadora corresponda solo a un sector de la comunidad cristiana. No hay una Iglesia activa y otra pasiva. Toda la Iglesia es misionera por vocación común. De allí se que insista en la inserción efectiva y cordial de cada bautizado en la vida de la Iglesia, detectándose como desafío pastoral una distancia entre la pertenencia formal y la pertenencia vital. 18 Aparecida 158.167.188.272 Este aspecto de la conversión pastoral será desarrollado por Aparecida en los nº 365-372. Cf. especialmente los nº 165.268 desde la clave de la comunión. 20 Cf. LG 4.9; SC 26; AG 5; GS 42. Para profundizar el desarrollo de este modelo de Iglesia con amplia bibliografía cf. A. DULLES, Modelos de la Iglesia. Estudio crítico de la Iglesia en todos sus aspectos, Santander, Sal Terrae, 1975, Capítulo IV. Recurso disponible online en http://www.servicioskoinonia.org/biblioteca/teologica/DullesModelosDeIglesia.pdf (visitado el 3 de agosto de 2010) 21 Cf. W. KASPER, La Iglesia como communio: Consideraciones sobre la idea eclesiológica directriz del Concilio Vaticano II, en Teología e Iglesia, Barcelona, Herder, 2008, 376-400. 22 Cf. LG 23; CD 11. Kasper hablará del “principio de unidad tensa” como clave hermenéutica para reconducir la comprensión de communio-unidad. Una inhabitación recíproca. Cf. Ibíd. 393-394. 19 8 Siguiendo NMI 29 se habla de la importancia de la pastoral ordinaria como el modo concreto de evangelizar desde una pastoral orgánica que potencia las estructuras y espacios de comunión y corresponsabilidad. Particularmente se habla del proceso de renovación de las parroquias. Aquí el criterio territorial de organización eclesiástica está puesto de manifiesto en iglesia local, y la parroquia como organización celular. Para finalizar esta extensa lectura lineal, el capítulo V -Acciones destacadas (80-97)es sin dudas el que contiene más veces aparece la palabra Iglesia (42 veces). Está articulada con la teología de iglesia particular – iglesia universal (87). Es Iglesia en Argentina (82.87). La primacía está dada en la vida de las IGLESIAS PARTICULARES (80.82.87), en la vida concreta y pastoral de cada DIÓCESIS (83.87) y en una figura que resguarda la vitalidad de esa iglesia local que es entendida como comunidad cristiana (81.92) y por tanto evangelizadora (94.b). Aparecen varios genitivos: acción pastoral de la Iglesia que alimenta la comunión en la vida sacramental (81); misión de la Iglesia (83), la reforma económica de la Iglesia (89), la obra evangelizadora de la Iglesia (89), la caridad pastoral de la Iglesia (nº 91), la vida de la Iglesia, el rostro cordial de la Iglesia (94), servicio de la Iglesia (95), pastoral educativa de la Iglesia (97.b). ES CASA Y ESCUELA DE COMUNIÓN siguiendo el modelo eclesiológico tomado de NMI 42-43 (83) y expresada en Caritas como icono (88). Aparecen también otros modelos eclesiológicos: La Iglesia es ESPOSA DE JESUCRISTO RESUCITADO que es signo vivo y creíble de dialogo, reconciliación y encuentro en la sociedad (83).23 Es presentada como CUERPO MÍSTICO con el objeto de resaltar su dimensión comunional (84). 24 Es Madre de sus hijos en el bautismo (90), ámbito de vida y pertenencia cordial (90.91) donde vive Cristo (92). Una de las acciones destacadas propuestas por el documento es hacer de la Iglesia una IGLESIA SERVIDORA para una sociedad responsable y justa. Dos de las acciones destacadas fundamentales por su expresa referencia eclesiológica son: a) Hacer de la Iglesia casa y escuela de comunión (83-89) llamada a la conversión en todas las dimensiones eclesiales desde este desafío en el tercer milenio para ser signo vivo y creíble en medio de nuestra sociedad, y prenda alegre y humilde de reconciliación, diálogo y encuentro (83). Sólo es posible en la vivencia de una auténtica espiritualidad de comunión (84) que nace de la Eucaristía (85) y que se vivencia en espacios y estructuras 23 Cf. LG 7. “En 1943 Pío XII dio estado casi oficial a la imagen del Cuerpo Místico: «Si definimos y describimos la verdadera Iglesia de Jesucristo como la Una, Santa, Católica, Apostólica, Romana, no podremos encontrar expresión más noble, más sublime, más divina que la frase que la llama «el Cuerpo Místico de Jesucristo» Mystici Corporis, núm. 17. La analogía del Cuerpo Místico alcanzó su máxima popularidad entre 1940 y 1950. A finales de los años cuarenta los teólogos empezaron a ser conscientes de algunos de sus fallos como modelo y comenzaron a apelar a otros modelos tales como Pueblo de Dios y Sacramento de Cristo”; en A. DULLES, Modelos de la Iglesia. Estudio crítico de la Iglesia en todos sus aspectos, op. cit., 13.23 Es curiosa la inclusión de la imagen de Cuerpo con el agregado de “Místico” que en la eclesiología se ha retomado y desarrollado con las Meditaciones sobre la Iglesia de H. de Lubac, el teólogo J. Ratzinger en El Nuevo Pueblo de Dios, etc. Cf. también C. GALLI, Claves de la Eclesiología conciliar y postconciliar desde la bipolaridad Lumen Gentium - Gaudium et Spes, op. cit. 58. 24 9 acordes, especialmente la familia que es pequeña iglesia doméstica (86), la iglesia particular a partir de la pastoral ordinaria (87). 25 b) Ser Iglesia servidora para una sociedad responsable y justa (95-97). El servicio que la Iglesia hace a la sociedad es el anuncio de Jesucristo. La inculturación del Evangelio, que propone una verdad sobre el hombre, implica un estilo de vida ciudadano comprometido con la construcción del bien común a través del cuidado pastoral de la familia como pequeña iglesia doméstica, formadora de valores y de la conciencia moral; la pastoral educativa y el conocimiento y aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia. 3.- La Iglesia en el núcleo evangelizador y en el Capítulo III de NMA. Clave eclesiológica. Lectura Transversal de la eclesiología de Navega Mar Adentro Habiendo realizado una lectura lineal del documento y de las características eclesiológicas que aparecen, ahora nos centraremos en un segundo modo de leer la eclesiología de Navega Mar Adentro.26 Para ello partiremos del núcleo evangelizador y del despliegue en sus dimensiones. Transcribimos aquí in extenso los números 50-51 para desarrollarlos en la reflexión: 50. Hoy, como IGLESIA FRATERNA Y MISIONERA, queremos reafirmar el mensaje fundamental. Lo que siempre hemos de destacar cuando anunciamos el Evangelio: Jesucristo resucitado nos da el Espíritu Santo y nos lleva al Padre. La Trinidad es el fundamento más profundo de la dignidad de cada persona humana y de la comunión fraterna. Mantenemos la continuidad con el núcleo de las Líneas Pastorales para la Nueva Evangelización, porque el centro de nuestro anuncio es Jesucristo salvador, que nos permite encontrarnos con el Padre y el Espíritu Santo. Destacamos esta fe en la Santísima Trinidad como último fundamento de la dignidad humana y del llamado a la comunión con los hermanos, en la familia, en la Iglesia y en la Nación. 51. En un momento de fuerte desintegración, la fe en este misterio es un potencial que fortalece, sana y renueva los vínculos entre las personas. Jesús, invitándonos a participar de la vida de la Trinidad, hace posible que alcancemos nuestra mayor dignidad y una auténtica relación con los demás en la justicia y el amor. LA IGLESIA, QUE ES SIGNO E INSTRUMENTO DE LA ÍNTIMA UNIÓN CON DIOS Y DE LA UNIDAD DE TODO EL GÉNERO HUMANO, SE RECONOCE COMO SERVIDORA DE LA DIGNIDAD HUMANA Y DE LA COMUNIÓN FRATERNA EN PATRIA. Quiere ofrecer este servicio mediante el testimonio renovado de la vida de sus miembros, el anuncio de la Palabra con todas sus consecuencias, LA HORA ACTUAL DE NUESTRA Cabe destacar que el CELAM elaboró su plan trienal de trabajo en torno a este modelo de iglesia. Cf CELAM, Plan Global 2003-2007; Hacia una Iglesia Casa y Escuela de comunión y de solidaridad en un mundo globalizado. Humanizar la globalización y globalizar la solidaridad, Bogotá, 2003. Recurso electrónico en http://www.celam.org/principal/index.php?module=Pagesetter&func=viewpub&tid=1&pid=5 (visita el 5 de agosto 2010). Une así eclesiología, comunión y promoción humana como clave de la evangelización para América Latina. 26 Unos primeros ecos de la reflexión eclesiológica la podemos encontrar en la obra del P. Dr. Carlos Galli al presentar el núcleo evangelizador y su justificación. Cf. C. GALLI; Jesucristo: camino a la dignidad y la comunión…, op. cit., 164.170. 25 10 la celebración de los Sacramentos y la promoción del diálogo con todos. A continuación, desarrollaremos seis dimensiones que brotan del núcleo evangelizador que destacamos.27 A la continuidad con las LPNE, y en sintonía con una nueva percepción-discernimiento de la realidad pastoral y de los “signos de los tiempos”, la Iglesia de Argentina se entiende a sí misma como fraterna, misionera, signo-instrumento (significativa) y servidora. Nutriéndose del magisterio Conciliar y post-conciliar, expresa y expone aquellas dimensiones que la hacen “sal y luz” en la sociedad actual de argentina. No se trata en el documento de desarrollar una eclesiología sistemática total, pues no es el objetivo de dicho documento. Sin embargo, la dimensión pastoral y la orientación del documento requiere una clara determinación de cuáles de esas características eclesiales ayudan a conformar un “rostro de la Iglesia Argentina” dado el discernimiento previo de la realidad y percibida qué espiritualidad debe animarla. Dentro de los diversos aspectos nombrados a lo largo del documento me animo a sistematizar la eclesiología desde estas perspectivas de profunda raigambre bíblica y teológica sobre todo en la Tradición conciliar y post-conciliar. La eclesiología que se desprende de una cristología trinitaria es la de una eclesiología ICÓNICA y DIAKONICA. LA Iglesia como Icono de la Trinidad, se siente animada por una espiritualidad de comunión que hace vivir la fraternidad como irradiación del Amor de Dios Unitrino y en ella a testimoniar nuevos vínculos como respuesta de Nueva Evangelización. Como Diaconisa de la Patria en el anuncio y el servicio a la comunión, llamada a aportar frente a la ruptura del tejido social, la posibilidad de de vivir unos nuevos modos de vínculos humanos a partir del diálogo. Así se siente llamada a aportar en la construcción de ciudadana en justicia y dignidad. La dimensión contemplativa y la acción misionera se integran en la vida de la Iglesia encarnada en Argentina como una única e integradora manera de ser comunidad discipular “residente” y “peregrina” (74). Iglesia Icono de la Trinidad 28 Las versales y negrillas son mías y han sido colocadas para remarcar en el texto las claves eclesiológicas que se desarrollaran a continuación. 28 Nos remitimos aquí fundamentalmente a la sistematización que B. Forte ha realizado de este modelo de iglesia. Cf. B. FORTE, La Iglesia, Icono de la Trinidad, Salamanca, Sígueme, 1992, 192-196. 27 11 El concilio da una visión trinitaria de la Iglesia al exponerla desde la autor revelación y la acción de las tres personas a las cuales van unidas las imágenes de la Iglesia como Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu. La Trinidad es fuente, modelo y fin de la Iglesia.29 La Iglesia no nace solamente de abajo, de la convergencia de unos intereses puramente mundanos o del impulso de unos cuantos corazones generosos sino que la Iglesia es orientada "de lo alto". Brota de junto a Dios y puesta en el tiempo gracias a la iniciativa admirable del amor trinitario. La Iglesia encuentra su origen en la Trinidad como lo constatamos en LG 2-4. Ella es Iglesia del Padre (convocada en Cristo, prefigurándola antes de la creación, preparándola en la historia a través de la Alianza), es Iglesia del Hijo (desde la encarnación y la pascua, por la cual ella se vuelve sacramento universal de salvación viviendo como Cuerpo Místico de Cristo en la Historia) y es Iglesia del Espíritu Santo (ya que mora en ella y en corazón de los creyentes, la vivifica y orienta hacia la verdad plena, conduce a la comunión regalándole la diversidad de dones). La Iglesia es el lugar del encuentro entre el cielo y la tierra, donde la historia trinitaria por libre iniciativa de su amor pasa a la historia de los hombres y esta queda asumida y transformada en el movimiento de la vida divina. La Iglesia viene de la Trinidad y es siempre de nuevo suscitada por ella, presencia entre las presencias y sin embargo, signo de Otra Presencia. La Iglesia está estructurada a imagen de la Trinidad ya que es una en la diversidad-comunión de carismas y de ministerios diversos suscitados por el mismo Espíritu. La Iglesia vive de aquella circulación-circularidad de amor. En Ella se da "distinción y superación de lo distinto". Es lo que presenta la LG en el Cap. II cuando habla de la Iglesia Pueblo de Dios. Allí se ve claro que comunión no es uniformidad; y que diversidad no implica disgregación. La Iglesia se encamina hacia la Trinidad: es su meta. Esto está claramente expresado en el Cap. VIII de LG, especialmente en los números 48-50 cuando se habla de la dimensión escatológica de la Iglesia. En esta perspectiva, la Tradición como historia del Espíritu (con toda la novedad que conlleva) se vincula con la historia de la fe y la praxis eclesial (elemento cristológico, de encarnación) ligando a la comunidad creyente hacia su realización en plenitud. Por tanto, si la Iglesia es este "icono de la Trinidad”, en Ella, vivencia y reflexión no pueden ser sino trinitarias. Sin embargo, esta primera constatación no es tan evidente. Parecería que esta realidad fundamental ha sido un tanto dejada de lado en la reflexión teológica y en la vivencia creyente de todos nosotros. Cf. C. GALLI, Claves de la Eclesiología conciliar y postconciliar desde la bipolaridad Lumen Gentium Gaudium et Spes, op. cit. 66-67. 29 12 Bruno Forte llama a este descuido como "el destierro de la Trinidad". Pregunta algo que creo para nosotros también es cuestionadora: "¿El Dios de los cristianos es un Dios cristiano?".30 Si preguntamos en nuestros ambientes pastorales - y si nos preguntáramos en lo profundo de nosotros mismos “¿quién es Dios?”, las respuestas serían de lo más diversas. Algunos hablan de él como una "persona" divina, más o menos vaga, invisible y poderosa que por momentos tiene que ver con nosotros y por otros, parece lejano y distante. Otros, lo identifican más menos con Jesús; sobre todo con aquél anunciado en los evangelios. En general nuestra oración es a Dios, indefinidamente. Parece incomprensible y hasta raro eso de "orar al Padre en el Hijo por el Espíritu Santo". Esto suena a fórmulas litúrgicas distantes. El monoteísmo (Un solo Dios) parece mucho más importante que la Trinidad. Y aún cuando en muchos cristianos la comprensión de la fe trinitaria está mucho más profundizada, ello nos exime de hacer otra pregunta de gran relevancia: ¿qué incidencia tiene esta fe trinitaria en la vida concreta de la Iglesia y de cada uno de ellos? Al respecto, Kant afirmaba: "De la doctrina de la Trinidad, tomada al pie de la letra, no es absolutamente posible sacar nada para la práctica, aunque alguien creyese que la comprende, y mucho menos si se da cuenta de que esa doctrina supera todos nuestros conceptos".31 Por tanto, vemos este "exilio o destierro" de la dimensión trinitaria de nuestra fe que a la vez es aquello que identifica a todos los creyentes (sean católicos, ortodoxos, o de las iglesias reformadas). Parecería que la Trinidad se ha alejado tanto de la teología como de la ética, siendo una "verdad" que no tiene repercusiones. Nosotros por el contrario, creemos que es justamente la clave trinitaria el centro desde el cual leer toda teología, hacer toda teología y orientar la ética. Sin embargo, este "destierro" es lo que nos ha hecho sentir la "nostalgia" de recuperar una vivencia sin la cual no nos comprendemos, sin la cual la relación con Dios se vuelve formal. Es él quien motiva la belleza de un nuevo encuentro de la "patria trinitaria" en la teología y en la vida. Esta nostalgia fue ya puesta de manifiesta en los números del Concilio que acabamos de ver como así también en toda la propuesta eclesial contenida en los diversos contenidos. Desde allí, se ha vuelto progresivamente a esta realidad central de nuestra fe. El Dios en el que creemos es Aquel que se nos ha revelado desde la creación en la persona de Jesucristo; que se ha hecho historia y que vivifica a la Iglesia en el Espíritu hasta la plenitud y consumación de todo. Así, Trinidad inmanente y Trinidad económica son una sola y única realidad, es el Misterio de la fe (K. Rahner). 30 31 B Cf. B. FORTE, La Iglesia, Icono de la Trinidad, op. cit., 15-25. E. KANT, Crítica de la Razón Pura, Prefacio de la primera edición, 1781.. 13 Por tanto, la superación del destierro de la Trinidad en la concepción y en la praxis creyente, es decir, el retorno a la patria trinitaria, pasa por consiguiente a través del retorno a la historia de la revelación. “La Iglesia es icono de la santa Trinidad; gracias a una «notable analogía», ha sido comparada con el misterio del Verbo encarnado (LG 8), en la dialéctica de lo visible y lo invisible, mientras que su «comunión», una en la variedad de las Iglesias locales y de los carismas y ministerios que se dan en ellas, refleja la comunión trinitaria (cf. los capítulos II-VI de la LG).”32 En ese sentido, otro gran teólogo como P. Coda afirma que la vinculación de eclesiología y trinidad no será suficiente hasta que no impregne y plasme concretamente una trama de relaciones humanas y sociales en las que y desde las que la Iglesia vive. Citando a L. Sartori echa en falta que si bien los presupuestos trinitarios están al inicio de la reflexión eclesiológica, falta un paso posterior: redescubrir el misterio trinitario desde la experiencia misma y la vida de la Iglesia. “Falta este esfuerzo de reconquistar la veta del misterio”. Misterio y mistagogía deben ser hoy conjugados de un modo nuevo.33 Creo que en esta misma línea se ubica el esfuerzo de NMA, o al menos lo intenta. La Iglesia, Icono de la Trinidad es entendida como “misterio de comunión para la misión. “Que la Iglesia es misterio significa que es una realidad últimamente penetrada por la divina presencia, y por ello es de tal naturaleza que admite siempre nuevas y más profundas investigaciones…La Iglesia particular encarna sacramentalmente el misterio de la única Iglesia y ésta, a partir de su origen y ejemplar trinitario, se organiza en torno a la comunión y la misión. Uno y otro elemento, en indisoluble interacción, modelan trinitariamente a cada iglesia y sustentan toda su eclesialidad”.34 Indudablemente que este modo de presentar a la Iglesia tiene mucho que ver con otro tema presente en el documento Navega Mar Adentro y sobre el cual gira tanto la preocupación pastoral como la propuesta evangelizadora: los vínculos y su disolución.35 Así se percibe una clara relación y coherencia en todo el documento entre discernimiento de la realidad, autoconciencia de la Iglesia impactada por las llamadas de Dios y las respuestas que está descubre debe dar en el aquí y ahora.36 Podemos adelantar aquí el primer eje transversal de la eclesiología de NMA: La eclesiología trinitaria vincula la comunión como respuesta que la Nueva evangelización está llamada hacer en vistas a la “sanación” de los vínculos humanos en todas sus dimensiones como lugar de la dignificación de la persona.37 32 B. FORTE, La Iglesia, Icono de la Trinidad, op.cit., 1992, 14. Cf. P. CODA, La Lumen Gentium y el camino de la iglesia cuarenta años después, en SOCIEDAD ARGENTINA DE TEOLOGÍA (EDIT.), A cuarenta años del Concilio Vaticano II: Recepción y actualidad, XXIV Semana Argentina de Teología, Buenos Aires, San Benito, 2006, 18. 34 R. BERZOSA MARTÍNEZ, “Los ministerios, especialmente laicales, en una iglesia “ministerio de comunión para la misión”, Seminarios 185 (2007) 290. 35 Cf. C. GALLI, Jesucristo: camino a la dignidad y la comunión…, op. cit. 132. 36 En cuanto al discernimiento y análisis de la realidad en esta clave, cf. NMA 23, 42, 47. En referencia a las respuestas evangelizadoras cf. NMA 12. 37 “Frente a la inestabilidad e incertidumbre social, tales expresiones son una fuente generadora y reparadora de vínculos sociales, de contención y de esperanza de justicia” (39). Participando de esa comunión de la Trinidad se 33 14 Así lo podemos percibir en el documento cuando afirma que “La Santísima Trinidad es fuente, modelo y fin de toda forma de comunión humana. A partir de la comunión trinitaria hemos de recrear los vínculos en todas las comunidades: a nivel familiar, vecinal, provincial, nacional e internacional.” (65).38 La Iglesia como Imago Trinitatis se expresa en un lenguaje estético donde abundan términos como “contemplar”, “irradiar”, “rostro”, “mostrar”, “brillar”. No es el lugar aquí para explayarme, pero creo que desde la estética teológica se quiere potenciar la vitalidad y la frescura de un contenido evangelizar que no sea fundamentalmente intelectivo sino experiencial desde la clave de la espiritualidad.39 Iglesia Diaconisa A. Dulles presenta este modelo de Iglesia Servidora como un nuevo modo de pensar y entender la relación de la Iglesia –Mundo desde los fundamentos de la Constitución Gaudium et Spes. A la vez que hace un recorrido histórico sobre las sistematizaciones de este nuevo modelo de Iglesia, plantea sus ventajas y desventajas.40 Es claro que responde a una superación de los esquemas que miraban a la Iglesia como Maestra y Guía de la humanidad, de aquella auto-posición eclesiocéntrica en la cual la superioridad de la Iglesia hizo sentir al mundo su falta de autonomía. En definitiva, la condena al modernismo con el Syllabus y la apologética (mal entendida, claro) hicieron de la distanciación entre mundo-iglesia un aislamiento y un desconocimiento recíproco. El Vaticano II justamente reconcilió la Iglesia con el mundo a partir de la dinámica dialógica entendida como “servicio” de la Iglesia al mundo. De alguna manera, como Cristo que no vino a ser servicio sino a servir, la Iglesia se entiende “lavando los pies” de la comunidad humana y mostrando de este modo como el amor es el único camino de la dignidad humana y de la comunión fraterna. “La Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo moderno, la más novedosa y distintiva contribución del Vaticano II, plantea un entendimiento completamente nuevo de las relaciones entre la Iglesia y el mundo de nuestros días. Reconociendo la legítima autonomía de la cultura humana y especialmente de las ciencias, convoca a la Iglesia a revisarse a sí misma, incluidas sus estructuras y su doctrina, de manera que se adapte de la mejor manera posible a la moderna vida secular. Afirma que la Iglesia debe respetar los modos de ser del mundo y aprender de los mismos, lo cual no quiere decir correr detrás de los tiempos y hacerse incapaz de oír el evangelio. sanan, afianzan y promueven los vínculos y la comunión entre nosotros. (45). Cf también nº 51.61. 67. Al respecto de la comunión y la dignidad personal desde el fundamento trinitario, Cf. C. Galli; “Jesucristo: camino a la dignidad y la comunión…”; op. cit. 210-212. 38 Vale como comentario a este número la afirmación de P. Coda al decir: “Cuando la GS 24 enseña que las relaciones sociales están llamadas, en Cristo, icono de la trinidad, remitiéndose a Jn 17,21…,la conciencia cristiana asume el deber de unir teo-logia con la antropología, atravesando la eclesiología trinitaria de la Lumen Gentium, en esa realidad nueva que es la más antigua: el acontecimiento del Reino de Dios conducido en la Historia de los hombres por el Cristo crucificado y resucitado, mediante la efusión del espíritu Santo”; en P. CODA, La Lumen Gentium y el camino de la iglesia cuarenta años después, op. cit., 19. 39 En este mismo sentido cf. C. GALLI; Jesucristo: camino a la dignidad y la comunión…, op. cit. 198-199. 40 Cf. A. DULLES, Modelos de Iglesia. Estudio crítico sobre la iglesia en todos sus aspectos, op. cit., 40-46. 15 Finalmente afirma que la Iglesia debería considerarse a sí misma como parte de la familia humana total, participando en las mismas reglas del juego que el resto de la humanidad. Así, en el artículo 5°, después de asegurar que la Iglesia debe entrar en conversación con todo hombre, la Constitución enseña que de la misma manera que Cristo vino al mundo no para ser servido, sino para servir, así también la Iglesia está en el mundo no para ser servida, sino para servir, de manera que la Iglesia, realizando la misión de Cristo, pretende servir al mundo animando y haciéndose hermana de todos los hombres. Este mismo tema es recapitulado en la conclusión en el artículo 92.”41 Resulta interesante la citación que hace Dulles sobre algunas sistematizaciones teológicas y pastorales de esta imagen de la Iglesia Servidora pues conecta muy bien con la problemática fundamental de NMA, es decir, con el servicio de “curar heridas”. Se podría decir que tomando una imagen bíblica, LA IGLESIA SERVIDORA (DIACONISA) se muestra como “IGLESIA SAMARITANA”. “La imagen de la Iglesia que mejor armoniza con esta actitud es la de servidora. El tema del Siervo, ya tocado en los documentos del Concilio Vaticano II, ha sido tomado más claramente en cuenta a partir del Concilio. Un ejemplo notable es la carta pastoral «La Iglesia servidora», publicada por el cardenal Cushing, de Boston, en el Adviento de 1966. En su sección inicial establece de una manera llena de fuerza la imagen del Cristo Servidor: Jesús vino no solamente a proclamar la venida del Reino, sino que vino también a darse a sí mismo para su realización. Vino a servir, a curar, a reconciliar, a curar las heridas. Jesús, lo podemos decir, es en un sentido excepcional el Buen Samaritano. El es el que pasó a nuestro lado en nuestras necesidades y en nuestras penas, y se entregó por nosotros. El realmente murió para que pudiéramos vivir y nos cuidó para que pudiéramos tener salud. Así, en una segunda sección de la pastoral arguye que la Iglesia de Cristo debe ser el cuerpo de Cristo, el servidor sufriente, es decir, la Iglesia servidora. «De esta manera, si la Iglesia anuncia la venida del Reino no lo hace sólo de palabra, a través de la proclamación y la predicación, sino que de un modo especial con las obras, en su ministerio de reconciliación, de curar las heridas, de servidora que sufre, de curandera... Y el Señor era el «hombre para los demás», como la Iglesia debe ser la Comunidad para los demás»42 Indudablemente que adquieren fuerza otros modelos de Iglesia presentes en el documento. Sobre todo la “Iglesia casa y escuela de comunión”, la Iglesia Pueblo de Dios y el de Iglesia como sacramento de comunión. Desarrollar los primeros no va en desmedro del lugar fundamental que tienen estos otros. Por su importancia bíblica y en la tradición de la Iglesia, especialmente a partir de Lumen Gentium y toda la eclesiología post-conciliar, son germen y fundamento de estos nuevos rostros de la Iglesia. Tal vez haya que decir que la Iglesia como casa y escuela de comunión aporta en este sentido un elemento novedoso en NMI que mira a la Iglesia como servidora y diaconisa en un mundo globalizado, interconectado y a la vez donde la incomunicación y el aislamiento lleva a la 41 IBID. 41. Algunos autores señalan esta perspectiva en la clave de la secularidad como dimensión constitutiva de la Iglesia. Así por ejemplo B. Forte y S. Dianich. Cf. ELOY BUENO DE LA FUENTE, “¿Redescubrimiento de los laicos o de la Iglesia?: Boletín bibliográfico 1985-1987”, Revista Española de teología 48 (1988) 213-249; S. PIE-NINOT, “Boletín bibliográfico sobre la teología del laicado hoy ante el Sínodo sobre los laicos de 1987: Perspectivas teológicas”, Revista Catalana de Teología 11 (1986), 439-451. 42 RICHARD CARDINAL CUSHING, The Servant Church, Boston, Daughters of St. Paúl, 6-7; EN A. DULLES, Modelos de Iglesia. Estudio crítico sobre la iglesia en todos sus aspectos, op. cit, 40-46. 16 crisis de los vínculos humanos y humanizantes tanto de las personas como de los pueblos y las naciones. He querido solo bosquejar el análisis de estas dos imágenes de Iglesia que creo subyacen más o menos explícitamente en el documento de NMA. Queda ahora registrar y constatar cómo ellas se articulan con los desafíos pastorales y con las líneas de acción propuestas por la CEA. A modo de síntesis, propongo el siguiente cuadro como esquematización de lo desarrollado anteriormente y para graficar la coherencia del documento Navega Mar Adentro y la pertinencia de destacar los modelos de Iglesia Icono de la Trinidad y Diaconisa de la Patria como un único rostro eclesial que irradie en misterio de Dios-Amor. Así, modelos eclesiológicos, cristología-trinitaria, discernimiento de la realidad y dimensiones-acciones destacadas encuentran una trabazón sólida y coherente en el documento. Desafío responde al que Dimensión del núcleo Acción destacada evangelizador. que propone Aspecto eclesiológico estacado Iglesia Icono de la La Comunión como respuesta de la Nueva Trinidad Evangelización ante vínculos fragmentados NMA 23 “La comunión eclesial, nacida del corazón de Cristo, es reflejo de la Trinidad” (nº 60-64) La fraternidad eclesial. Hacer de la Iglesia Casa y Escuela de comunión (NMA 8389). La descomposición del tejido social y la pobreza – exclusión NMA 23.25 “La comunión de la Trinidad, fundamento de nuestra convivencia social” (nº 65-68) Testimonio de vida como aporte de la nueva evangelización a la nueva ciudadanía. Dimensión samaritana. Iglesia servidora para una sociedad responsable y justa (NMA 95-97) Iglesia Diaconisa A modo de cierre Dos años más tarde de la aprobación de Navega Mar Adentro, Benedicto XVI ofrecía a la Iglesia su encíclica Deus Caritas Est (25.XII.2005) donde expresaba esta idea central: « Ves la Trinidad si ves el amor », escribió san Agustín. En las reflexiones precedentes hemos podido fijar nuestra mirada sobre el Traspasado (cf. Jn 19, 37; Za 12, 10), reconociendo el designio del Padre que, movido por el amor (cf. Jn 3, 16), ha enviado el Hijo unigénito al mundo para redimir al hombre. Al morir en la cruz —como narra el evangelista—, Jesús « entregó el espíritu » (cf. Jn 19, 30), preludio del don del Espíritu Santo que otorgaría después de su resurrección (cf. Jn 20, 22). Se cumpliría así la promesa de los « torrentes de agua viva » que, por la efusión del Espíritu, manarían de las entrañas de los creyentes (cf. Jn 7, 38-39). 17 En efecto, el Espíritu es esa potencia interior que armoniza su corazón con el corazón de Cristo y los mueve a amar a los hermanos como Él los ha amado, cuando se ha puesto a lavar los pies de sus discípulos (cf. Jn 13, 1-13) y, sobre todo, cuando ha entregado su vida por todos (cf. Jn 13, 1; 15, 13). El Espíritu es también la fuerza que transforma el corazón de la Comunidad eclesial para que sea en el mundo testigo del amor del Padre, que quiere hacer de la humanidad, en su Hijo, una sola familia. Toda la actividad de la Iglesia es una expresión de un amor que busca el bien integral del ser humano: busca su evangelización mediante la Palabra y los Sacramentos, empresa tantas veces heroica en su realización histórica; y busca su promoción en los diversos ámbitos de la actividad humana. Por tanto, el amor es el servicio que presta la Iglesia para atender constantemente los sufrimientos y las necesidades, incluso materiales, de los hombres. Es este aspecto, este servicio de la caridad, al que deseo referirme en esta parte de la Encíclica. (DCE 19) En ella se percibe claramente como la dimensión del Amor – caridad encuentra su fuente, modelo y finalidad en la Trinidad. La Iglesia de la Trinidad está llamada a ser servidora. La experiencia del amor-ágape fraterno no puede ser sino amor-caridad (expresados en la participación ciudadana). Así como es imposible dividir Trinidad Inmanente de Trinidad Económica pues son un único y mismo Misterio , así tampoco es posible entender una Iglesia cuyo núcleo central no sea el amor, entendido este como diaconía, compartir, dialogo, encuentro, etc. De las relaciones trinitarias y de sus misiones, la Iglesia animada por una espiritualidad de la comunión encuentra su piedra angular, su sentido verdadero de ser evangelizadora. Evangelizar en el fondo es amar. Un amor entendido en el contexto de Argentina como “sanar heridas” y reconstruir la fraternidad rota desde un lugar teológico preciso: los pobres y excluidos. La reconciliación es la nueva expresión del amor.43 He querido dejar para este momento una reflexión sobre el mismo título del documento. Extraña en cierto sentido que se haya pasado de un título tan directo y decidor del documento Líneas Pastorales para la Nueva Evangelización a otro más bíblico como “Navega mar adentro” teniendo en cuanta el objetivo por el cual surgió este ultimo. Una lectura del título puede sugerir una impronta que no es menor: La nueva evangelización al inicio del Tercer Milenio no es otra sino el anuncio de la Buena Noticia del Evangelio. De hecho, los textos bíblicos de Lc 5,4; Jn 21,1-6 y retomados en NMI 1 han sido leídos en la tradición eclesial como textos que indican una espiritualidad eclesial-misionera. Veamos por ejemplo este texto: "La Iglesia es conducida hacia las aguas profundas, como para buscar los profundos misterios del Reino de los Cielos, ciertamente en aquella profundidad de la que habla el Apóstol: '¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y ciencia de Dios!'. Por eso dice a Pedro 'navega mar adentro', es decir, a la profundidad de la reflexión sobre la generación divina. ¿Qué hay, en efecto, más profundo que lo que Pedro dice al Señor, el Hijo de Dios vivo? Esta barca navega hacia el interior del mar de este mundo de manera que, mientras este mundo perece, ella mantiene a salvo a todos los que están dentro de la barca. Vemos su imagen ya en el Antiguo Testamento. En efecto, lo mismo que el arca de Noé, mientras el Me ha parecido muy interesante el desarrollo “vertical” y “horizontal” de la comunión para la misión desarrollada en R. BERZOSA MARTÍNEZ, “Los ministerios, especialmente laicales, en una iglesia “ministerio de comunión para la misión”, Rev. Seminario 185 (2007) 291-292 43 18 mundo naufragaba, mantuvo a salvo a todos los que tenía dentro, así la Iglesia de Pedro, mientras el mundo perece entre llamas, mantendrá a salvo a todos los que ella abraza. Y como entonces, después del diluvio, la paloma llevó hasta el arca de Noé la señal de la paz, así también, después del juicio, Cristo traerá a la Iglesia de Pedro la alegría de la paz, porque Él mismo es paloma o paz, como prometió al decir: 'de nuevo vendré y se alegrará vuestro corazón'44 Allí, hay una vinculación rica entre el ir más allá e ir a lo profundo. Un doble movimiento, extensivo y centrifugo. Solo adentrándonos en el misterio de la Trinidad como Misterio de Amor revelado en Jesús, el Cristo puede la Iglesia “navegar” en medio de los desafíos pastorales, dejando tensar sus velas por una espiritualidad de comunión para que el mundo en él tenga Vida, y Vida en abundancia. Quisiera dejar constancia también de un elemento no poco significativo. Las referencias al Espíritu, espiritualidad y la mística que nos animan son de unas 50 veces a lo largo de todo el texto. Esto sin tener en cuenta claro, las veces que aparece incluido en el término “trinidad” o “trinitario”. Si bien alguna referencia ha aparecido en el presente trabajo, creo que es un dato importante que posibilita posteriores investigaciones y acercamientos de la relación entre pneumatología y eclesiología en el Documento Navega Mar Adentro. Ningún modelo de Iglesia alcanza a agotar el Misterio que ella misma es. No es la intención tampoco aislar a la Iglesia Icono de la Trinidad y Servidora de la Patria del resto de los modelos de iglesia presentes en el documento. Hacerlo significaría desconocer la rica tradición de la Iglesia por la cual la “Iglesia se dice de muchas maneras”. Simplemente ha sido un intento de perfilar el rostro de la Iglesia Argentina a sabiendas de que la misma expresión “Icono” no aparece en el documento. Es parte de la tarea teológica sistematizaciones nuevas que ayuden a comprender bajo nuevas luces aquello que con esfuerzo otros antes que nosotros han reflexionado. 44 Máximo de Turín, Sermón 49, 1-3 19