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Algunas relaciones entre 'lengua gauchesca' e 'idioma nacional de los argentinos' - Sztrum Marcelo

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América : Cahiers du CRICCAL
Algunas relaciones entre "lengua gauchesca" e "idioma nacional de
los argentinos"
Marcelo Sztrum
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Sztrum Marcelo. Algunas relaciones entre "lengua gauchesca" e "idioma nacional de los argentinos". In: América : Cahiers du
CRICCAL, n°11, 1992. Le gaucho dans la littérature argentine. pp. 67-77;
doi : https://doi.org/10.3406/ameri.1992.1099
https://www.persee.fr/doc/ameri_0982-9237_1992_num_11_1_1099
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ALGUNAS RELACIONES ENTRE "LENGUA GAUCHESCA"
E "IDIOM A NACIONAL DE LOS ARGENTINOS"
Hay en el Martin Fierro un tipo humano: el gaucho; y una accion épica: la lucha
del protagonista con su medio... El idioma en que se halla escrito el poema es el mismo
que hoy hablamos, la lengua nacional de los argentinos...
R. RojasHistoria de la literatura argentina, la. parte, cap. XXV (1917)
El Martin Fierro esta escrito en una lengua rustica, mezcla del arcaîsmo espanol
y de voces indigenas americanas, que comûnmente llamamos lengua gauchesca. Este
modo de hablar, heredado de los colonizadores primeros, se conservé en nuestros
campos y se transmitiô, con las modificaciones del ambiente, de padres a hijos hasta la
desapariciôn de los gauchos. Nadie habla y a esa lengua. Una pequena parte de sus
pronunciaciones vulgares y de su vocabulario puede reconocerse todavfa en el habla
popular argentina, pero el empeno regulador de la escuela pûblica y el poder nivelador
de la educaciôn urbana tienden, cada vez mas, a mejorar la lengua nacional y a
conformarla con las exigencias de la cultura...
E. Tiscornia, "Advertencia lingiiîstica" a la nueva edicion con estudio, notas y
vocabulario del Martin Fierro (1943)
Aunque las opiniones de Unamuno tendientes a resaltar la espanolidad del
poema han merecido toda clase de justas puntualizaciones, no hay mas remedio que
concôrdar con él en ciertos asertos referentes al aspect» lingiifstico. El espanol del
Martin Fierro esta muy lejos de constituir una lengua nacional argentina... Ahora bien,
dicho esto, anadamos inmediatamente que el Martin Fierro es argentino también por su
lenguaje; es absolutamente argentino... por los incontables matices que dan vota, forma
interior a ese lenguaje - mas alla del voseo y del "entiendanlo"...
L. Sâinz Medrano, "Nota final sobre el lenguaje del poema", éd. de El gaucho
Martin Fierro y La vuelta de Martin Fierro (1980)
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Marcelo SZTRUM
Convengamos en que resultaria dificil aceptar como ciertas a la vez todas las
afirmaciones de los acâpites, habida cuenta de que nada impide considerar los textes de
Rojas y de Tiscomia esencialmente sincrônicos - el de Rojas se sigue reimprimiendo en
esos términos hasta 1960; el libro escolar de Tiscornia remite, para los profesores que
quieran profundizar, a Tiscornia (1930) - y que no es que en 1943 la realidad lingûistica y
cambiô*
social
ya tanto que "la lengua que hablamos" de Rojas es otra que la de quien
escribe, y ha desaparecido.
Tomando como marco solo uno de los varios anâlisis a que la riqueza de los
textes confrontados invita, quisiera comenzar por senalar la presencia insistente, dentro de
esas afirmaciones contradictorias, de un sintagma particularmente significativo si lo
situamos con alguna perspectiva historical "lengua nacional de los argentinos", como
escribe Rojas, o "lengua nacional argentina" como evoca Sâinz Medrano.1 Desde el libro
de Abeille (1900), que anunciaba la existencia de un idioma nacional de los argentinos
entendiéndolo como en vîas de separaciôn acentuada del antecesor espafîol y preludio de
una saludable separaciôn total, abundantes polémicas sobre el "problema verbal" (la
expresiôn es de Borges, 1928) ocuparon a los intelectuales argentinos segûn distintas
modalidades. A menudo, y sobre todo en torno de los afios treinta, no se trataba de
discutir tanto cuestiones de hecho - si ya existia realmente el tal idioma autônomo, etccuanto del nombre y estatuto que cabia dar, en relaciôn con el espafiol peninsular, a una
realidad lingùïstica que, a pesar de las évidentes diferencias de los usos sociales, era
esencialmente compartida, y, como telôn de fondo, de cuâl debfa ser la autoridad
normativa al respecto.2 Lo cual esta, por cierto, lejos de ser una mera cuestiôn de
palabras: nombrar, dar una categorîa y un nombre a una determinada variedad lingûfstica
("idioma", "lengua", "dialecte", "habla"; "espaflol", "castellano", "idioma nacional",
"idioma de los argentinos", etc.) no es sola ni necesariamente una operaciôn de
adecuaciôn de una palabra mâs o menos técnica a una realidad lingûfstica preexistente y
objetiva, sino que contribuye también frecuentemente, con la fuerza de los performativos,
a constituir esa realidad en su vida social.3
En el extremo de la controversia conservador, respetuoso de la autoridad
académica y espafiolizante, con matices entre el purismo y la filologia moderna, se
ubicaron personas como Ernesto Quesada, Arturo Capdevila, Ricardo y José Maria
Monner Sans y Américo Castro, e instituciones como el Institute de Filologia de la
Facultad de Filosofîa y Letras de la Universidad de Buenos Aires (fundado siendo decano
de la Facultad Ricardo Rojas, en 1923), o mâs adelante, la Academia Argentina de Letras
- asociada a la - espanola fundada en 193 1.4 En el otro extremo, prâcticamente solo en
ALGUNAS RELACIONES ENTRE "LENGUA GAUCHESCA"...
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seguir la tradiciôn de Abeille hasta muy avanzado el siglo, estuvo el aguerrido Vicente
Rossi -y quizâs haya que agregar el Roberto Arlt del aguafuerte "El idioma de los
argentinos".s Y entre unos y otros, mesurados, Agustm Costa Alvarez y Jorge Luis
Borges.*
Al menos desde 1913, el Martin Fierro de Hernandez en particular, dentro de la
literatura gauchesca, era ya un clâsico insoslayable de la cultura nacional, comentado,
como dice Altamirano (1979) de la participation en la encuesta al respecto de la revista
Nosotros, por "todo el mundo".7 Agreguemos que mas especificamente como objeto
lingufstico comienza a ser tratado por Eleuterio Tiscornia (1925 y 1930), desde el
Instituto de Filologîa, y, en tenaz oposiciôn, desde los mârgenes del campo intelectual,
por Vicente Rossi (1933-1937 y 1939-1943). Recién en 1945 apareceria una ediciôn
crîtica alternativa a la de Tiscornia, la de Leumann, que habîa podido tener acceso a los
manuscritos de La vuelta.
Merece destacarse aqui que Borges, aparté de su mesura, va a conservar "Idioma
de los argentinos", el significante de Abeille, para la conferencia de 1927 que induira
después, dândole el tïtulo, en el libro de 1928, asf como en el muy posterior que
comparte con José E. Clémente (1953);8 lo que nos parece solidario con su simpatîa
también duradera por Rossi, inclusive por sus véhémentes folletos lenguaraces de
desagravio (el agravio habîa sido hecho por Tiscornia) al Martin Fierro.9
Y es seguramente aun mas notable en ese contexte que también Ricardo Rojas,
volviendo ahora a nuestro primer acâpite, guardara al referirse al Martin Fierro no
solamente la idea de que esta escrito "en la lengua que hablamos", sino también la de que
esta sea la "lengua nacional de los argentinos", cuando - como también los titulos de Arlt
y Borges - no podîa no resultar un eco quizâs transformado pero con resonancias ciertas
de la discutida expresiôn de Abeille.
II
Busquemos ahora, para entrar de otro modo a las contradicciones sefialadas,
algûn rasgo linguîstico concrete e importante que pudiera formar parte a la vez de la
"lengua gauchesca" tal como résulta de los poemas, de las maneras de hablar reaies en la
zona y en la época en que los poemas sitiian su ficciôn - incluida su ficciôn "lengua
gauchesca" - y también del "idioma que hablamos" mas en general los argentinos
- guardando el doble sentido de présente y pasado del verbo en la expresiôn de Rojas:
desde el siglo XIX hasta hoy - ; y busquemos que ademâs ese rasgo distinga todas estas
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variedades respecto de otras variedades o dialectos del castellano, y en particular de lo que
global y contemporâneamente, en cada caso, podria llamarse espafiol peninsular.
Encontraremos ciertamente mas de uno, pero baste aqui con proponer el voseo,
ese rasgo morfosintactico que afecta de forma especffica en la region bonaerense tanto el
sistema pronominal como el verbal 10 y del cual nos interesa tanto su profundidad en el
sistema lingiiistico como su pregnancia distintiva del habla de esta region y las actitudes
respectivas a que ha dado lugar. Si la existencia de al menos este rasgo fuera entonces
comûn a las variedades consideradas, es claro que podria permitir pensarlas como un
conjunto, como hace Rojas; y su frase "el idioma que hablamos", con esa primera
persona del plural a todas luces exclusiva, estaria distinguiéndolas efectivamente de los
demâs dialectos o variedades - y de las normas de Espafia.
Sin que haga falta entrar aqui en el detalle de las modalidades historicas del
voseo bonaerense, sefialemos que a partir de los estudios con bases documentales de
Fontanella de Weinberg (1968 y 1971) y Borello (1969), ya podia afirmarse que han
venido usando esta forma en la region "todos los nivelés socioculturales en forma
continuada desde el periodo colonial" (Fontanella de Weinberg, 1987, pp. 110-1 11). Esa
presencia masiva del voseo, recuerda Fontanella de Weinberg, habfa sido antes "negada"
para principios del siglo XIX por Capdevila (1928) y Castro (1941), que seguia sus
anâlisis, hasta Vidal de Battini (1967), a quienes podriamos agregar también Gregorio de
Mac (1967).
Ahora bien, esta negation que comienza con Capdevila lo es no solamente
porque supone que el tu ténia un terreno en las clases cultas que la plebeyizaciôn de la
época de Rosas vendrfa, con su vos, a ocupar, sino porque es también acompanada en
este autor, desde los primeros arti'culos publicados en La Prensa en los polémicos anos
26 y 27, por una fervorosa estigmatizaciôn del uso del voseo, de caracteristicas que hoy
no pueden no resultar curiosas.11 Pero asi como la virulencia de estos ataques de
Capdevila puede llamar particularmente la atenciôn, debemos decir que su actitud
lingûistica estaba lejos de ser aislada; es, en cambio, la forma personal y véhémente de
una estigmatizaciôn sistemâtica de esta forma, entre otras, del habla local, a cargo
notoriamente de las mas altas instancias educativas del pais - baste sefialar que aun en
1939 una circular del Consejo Nacional de Education prohibia el uso del voseo "y demâs
formas bârbaras" en las escuelas primarias - 12, pero eficiente también en todas las
formas de literatura no marginal, a excepciôn, claro esta, del color puesto en boca de
personajes tipicos o de formas de crônica o autobiografia. Hasta muy recientemente y sin
ficciôn de exotismo el ajeno tu siguiô rigiendo como norma hegemônica, aun para
dirigirse al objeto amado mas cercano en la poesia intima; habria que decir hasta su
desapariciôn compléta en la prosa de Cortazar.13
ALGUNAS RELACIONES ENTRE "LENGUA GAUCHESCA"...
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Si es cierto que entre los siglos XIX y XX, como sefiala Blanco de Margo
(1990), se va perfilando un proceso de estandarizaciôn policéntrica en el castellano
bonaerense "que significa necesariamente una diferenciaciôn con la norma peninsular, es
decir, un abandono del monocentrismo linguïstico",14 también lo es que se trata de un
proceso sumamente lento y conflictivo en que la negaciôn del voseo, por ejemplo, por
parte de todas las instancias oficiales o prestigiosas, puede leerse en los hitos sefialados,
pero también incluso tomando la palabra negaciôn en el sentido de un rechazo callado, no
del todo sabido.
Es asî signifîcativo que el lûcido Borges de la conferencia del 27 (1928), aun
cuando apele para su idioma nacional anhelado, el "no escrito idioma argentino", a las
fuentes emocionales "de la pasiôn... de nuestra casa... de la confîanza... de la conversada
amistad", nunca mencione el voseo entre los rasgos de ese idioma en un texto que
enumera en cambio abundantes rasgos léxicos y semânticos. Y es en efecto necesario
acercarse a la orilla de Rossi, a su margen, para encontrar contemporâneamente una
defensa sistemâtica de esta forma que, al menos en algûn registro (y ciertamente en el "de
la pasiôn... de nuestra casa... de la confianza... de la conversada amistad") existe para todo
el mundo desde hace mas de un siglo en Buenos Aires: su posiciôn particular le permite a
Rossi presentar, como utôpico y seguramente en esos aflos inverosi'mil, un programa de
ensenanza de las formas pronominales que no hace sino respetar las que usan todos.
Escribe en su ultimo folleto lenguaraz antes de consagrarlos al Martin Fierro: "Y un dia
la lecciôn sera asî: 'Ustedes' es el plural arjentino del pronombre 'tu1... El 'tu' arjentino es
'vos'... El profesor razonarâ: Debemos preferirlos por escrito como en hablado, por asf
exigirlo la independencia idiomatica, conquista indispensable a nuestra nacionalidad y
cultura... El uso impone estas innovaciones."15
III
Si pensamos ahora que la literatura gauchesca, aunque mâs no fuera por su
convenciôn de narrador-protagonista gaucho, era la ûnica que daba cartas de nobleza a la
forma linguîstica negada, que el voseo, junto a otras formas censuradas y compartidas no
solamente por los gauchos, es en ese corpus por primera vez escrito - atribuyéndoselo a
las voces que ocupan casi todo el espacio del texto - 16, es posible entender mejor alguna
de las razones que pudieron haber llevado a Rojas a sefialar que ese habla representada era
el "idioma que hablamos" - y desde una posiciôn purista, a negar eso mismo a Tiscornia.
En la reivindicaciôn de la gauchesca o de la parte de ella que résulta canonizadapor parte los représentantes de la cultura oficial a partir del Centenario, debe poder
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percibirse asf también, a mi entender, una revindication sorda - solo dicha con todas las
palabras por un marginal como Rossi -, un modo de reconocimiento y un modo de
aceptaciôn contradictoria de formas idiomâticas propias: propias tanto de cada uno de los
représentantes de esa cultura que consagra ahora el Martin Fierro como de los gauchos,
hubieran ya desaparecido o no, y de los escritores, de los letrados que habîan traido a la
literatura la voz de esos gauchos pero también la de ellos mismos y de todos en
Argentina; formas que el monocentrismo linguistico de orientation peninsular seguiria
todavia escatimando para otras escrituras por bastante tiempo.17
Pienso que desde esta perspectiva serîa interesante matizar algunas pénétrantes
formulas de Ludmer (1988), como la que contribuye a définir el género gauchesco por el
"uso de la voz (del gaucho) por la cultura letrada". Se podrîa agregar que, para Hidalgo,
Ascasubi, del Campo o Hernandez, se trataba también de escribir - de usar - lapropia
voz, bajo una forma que la norma peninsular vigente hacia y haria percibir, para
aceptarla, como forma exclusiva de otro, mas abajo en su situation social, el gaucho
iletrado, confundiendo para esto rasgos de un estilo o registre lingiiîstico de todos con los
de un sociolecto especifico y distinto del de quienes asî lo escriben, lo podrân leer y lo
consagraran a partir de 1913.
Siguiendo este orden de ideas, quizâs algo del placer que la gauchesca no déjà de
seguir procurando pueda entenderse, en el caso de aquellos lectores cuya lengua materna
comparte, mas alla de su denominaciôn coyuntural, rasgos elementales con la "lengua
gauchesca", a manera del placer que procuran formaciones como el chiste y los suefios al
dar lugar y representaciôn a un contenido de otro modo censurado. Solo que aquï se
tratarîa del levantamiento de la censura de formas linguisticas, pero fuertemente
significativas por integrar los intercambios bâsicos, primeros y constitutivos de los
sujetos de una comunidad lingiiîstica regional.
Pero puede pensarse también que al pertenecer los escritores de los poemas
gauchescos a esa clase de hablantes, distinguible esos rasgos compartidos, dejaron
asimismo escrito en los textos la alegria de un propio placer comparable, y permitieron
el acercamiento posible desde entonces, en los mejores casos, de cualquier lector. Todo lo
cual habrîa sucedido, entre otras cosas, (agreguemos sin evitar la mezcla que el seseo
americano propone a palabras que la pronunciation peninsular distingue) al escribir vos,
escribiendo la (propia) voz que diria vos.
Marcelo SZTRUM
Université de Clermont-Ferrand - CRICCAL
ALGUNAS RELACIONES ENTRE 'LENGUA GAUCHESCA"...
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NOTAS
(1) Tiscornia, por su parte, parece aludir a este idioma nacional posible sobre todo en la
negacion "Nadie habla ya esa lengua", legible como una orden sobre todo en la medida en
que diffcilmente podna ser una constatacion. La misma figura de prescripcion con forma de
descripcion aparece poco mas adelante: "...se podrâ observar en muchos lugares del poema
que la j reemplaza unas veces a la /, como en junciôn, jusil, juersa, dijunto, projundo, y
otras a la h, como enjuir, jedionda. Nadie pronuncia hoy de manera tan grosera" (1943,
p. 19). Obsérvese que la expresion "lengua gauchesca" puede entenderse extendida a "lo
familiar de los argentinos, ya rural, ya urbano, en que se ha conservado la tradiciôn o se ha
modificado por circunstancias sociales" (Tiscornia, 1930, p. VI).
(2) Cf. acerca de estas polémicas Costa Alvarez (1922 y 1928), Quesada (1922), Alonso
(1938) y Rubione (1983); para sus antécédentes en el siglo XIX, Costa Alvarez (1922) y
Rosenblat (1961). Una buena muestra del interés que despertaban estos temas es la
encuesta realizada por el diario porteno Critica en sendos numéros de junio de 1927 con el
tftulo "^Llegaremos a tener un idioma propio?", de la que participaron Borges, Cancela,
Costa Alvarez, Gâlvez, Gerchunoff, Larreta, Last Reason, Félix Lima, José Maria Monner
Sans, Payro, Rojas.
(3) Cf. al respecto Fishman (1979), p. 49: "... el término variedad lingiiistica, a diferencia del
término dialecto, no indica ningun status lingiiistico concreto (a no ser el de diferencia) al
compararla con otras variedades. La 'lengua' es una nocion superordinada; el 'dialecto' lo es
subordinada. Ambos términos implican el conocimiento de la taxonomia entera a la que
pertenecen antes de aceptarlos a ellos mismos. La sociologia del lenguaje se interesa por
estos términos en la medida en que los miembros de las comunidades lingiifsticas disputan
sobre que es que y por que... <Las> distribuciones funcionales <de las variedades>, en tanto
lenguas o dialectos, se derivan solamente de la observation de sus usos y de sus usuarios
mas que de las caractensticas de los mismos codigos..."
(4) Respecto del Instituto de Filologia puede consultarse por ejemplo Weber de Kurlat (1975),
asi como, mas recientemente, Barrenechea y Lois (1989); sobre la historia de la Academia
Argentina de Letras, su texto de 1983. En relation con esta, el que haya tenido desde su
inicio, por otra parte relativamente tardio, el estatuto de asociada a la Real Academia
espaftola, al igual de la montevideana pero a diferencia de las correspondientes de los
demâs paises hispanoamericanos, sigue al menos verbalmente una diferencia que habîa
sido marcada de manera fuerte por Juan Maria Gutierrez al rechazar el cargo de miembro
correspondiente de la Real Academia en 1876. Cf. Gutierrez (1942) y, mâs por lo datos que
aporta que por sus conclusiones, Costa Alvarez (1922), pp.57 ss.
(5) Arlt (1958), p. 141.55. Me informa Silvia Saitta, que esta preparando en Buenos Aires una
ediciôn de numerosas aguafuertes inéditas, que esta fue publicada en el diario El M undo el
17 de enero de 1930.
(6) Nôtese, por ejemplo, el equilibrio de Borges (1928) entre ni lunfardistas ni espanolados.
Matices a este equilibrio pueden ofrecerlos, por un lado, lecturas como Pauls (1986), que
analiza lûcidamente el sentido de reivindicacion patricia en la revindication que hace
también alli Borges del hablar de "los mayores", y, por otro, la perdurable
incondicionalidad de Borges por Rossi que senalamos en seguida.
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(7) Véase sobre la situaciôn cultural en Argentina en torno de 1910 (y la colocaciôn del Martin
Fierro como clâsico por las dos grandes figuras Lugones y Rojas), ademâs del texto de
Altamirano citado, Altamirano y Sarlo (1980).
(8) Réédita este libro Emecé en 1963 y en 1968 agregando otros textes, - pero incluyendo
siempre, sin alterar, el de Borges de 1927- y con el titulo general El lenguaje de Buenos
Aires. En el prôlogo de Borges y Clémente de la ediciôn de 1968 se pueden todavïa leer
invectivas contra el "coloniaje académico".
(9) Borges (1953) incluye los Folletos lenguaraces de Rossi ("...irreverentes y de muy amena
lectura...") como uno de los cinco estudios fondamentales sobre Martin Fierro, junto a los
de Lugones, Rojas y Martinez Estrada, y asi también en las ediciones siguientes de ese
texto en Emecé (1979) y Alianza-Emecé (1983), aun cuando en ellas, algo mas
conservador, agregue de la ediciôn de Leumann siempre recomendada que si bien "fija el
texto a la luz de los manuscrites originales... a veces propone enmiendas arbitrarias y
quiere falazmente justifïcar los errores de ortografia de Hernandez".
(10) Ademâs de los estudios referidos renglones mas adelante y sus bibliografias respectivas,
puede consultarse sobre voseo, Molho (1968) y Pâez Urdaneta (1981). Fontanella de
Weinberg (1987) estudia el detalle complejo de las formas histôricas del voseo bonaerense
y Fontanella de Weinberg (1986) las compara con su representaciôn - "su reflejo", escribeen la literatura gauchesca.
(11) Valgan como muestra estes pârrafos del articulo "El idioma en la Argentina", de diciembre
de 1926, donde se notarâ lo estigmatizante en sentido estricto (mancha, viruelas, fealdad,
etc.) vinculado a la teoria que lo origina en la época de Rosas: "La verdadera mancha del
lenguaje argentino es el voseo. La frase rioplatense esta como salpicada de viruelas con
esa ignominiosa fealdad... Todo el Buenos Aires culto de 1810 decîa de tu... mas, venido
que fué el tirano, se retornô al 'voseo'... El dia en que la mayoria de los hombres cultes se
traten de tu en la Argentina (y ese dia vendra), el horrible 'voseo' rioplatense no sera sino
una curiosidad del pasado y una ignominia mas de los tiempos de Rosas".
(12) Cf. Rosenblat (1969), p. 85 y ss.
(13) Rosenblat (1969), p. 93 y ss. estudia en detalle las posiciones teôricas y prâcticas de
Cortâzar en este sentido. Podrian anadirse como hitos de esta lucha prolongada la nota de
Oscar Massotta "Denuncias sin testigo" en Contorno N°3, Buenos Aires setiembre de 1954
(contra Jorge Vocos Lescano y su articulo en la hispânica Insula, N° 99, del mismo ano) y,
para un panorama de las actitudes de los escritores ya mas parecido al actual, las respuestas
de entre otros Borges, S. Bullrich, A. Castillo y B. Guido a unaencuesta de la revista
Leoplân (N° 722, del 16/9/1964, pp. 14-15) que sigue a una série de articulos de Sâbato
sobre el habla nacional en la misma publicaciôn.
(14) Cf. el texto citado y sus referencias teôricas: Gallardo (1978), Stewart (1970).
(15) Cf. Rossi (1932), pp. 66-67; respeto, por cierto, su también programâtica ortografia.
(16) Fuera, por supuesto, de los marcos, tan justamente estudiados por Ludmer (1988), y dentro
de los que me gustaria senalar del titulo de uno de los cielitos iniciales de Hidalgo lo
subrayado: "Un gaucho de la Guardia del Monte contesta al Manifiesto de Fernando VII...
en su idioma" (edicion de Becco, 1963, p. 57). De nuevo: el mismo idioma, al menos en
parte, de quien escribe y quienes leerân y escucharân el poema.
(17) Si no el monocentrismo madrileno, un desequilibrio en favor de la norma peninsular
subsiste sin duda en Argentina como en los demâs paises hispanoamericanos, aunque mas
ALGUNAS RELACIONES ENTRE "LENGUA GAUCHESCA"...
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no fuera porque el ûnico diccionario de referencia sigue siendo el de la Real Academia
(cuyos articules 'gaucho' y 'vos1, aun en la ultima edition de 1984, no tienen, como se
dice, desperdicio: el primero -como seflalara Lois, 1986- conserva como actuales las
acepeiones despectivas en desuso hace mas de 80 afios; el segundo, insiste en negar el vos
americano comentando solamente que "este modo de hablar, que tuvo uso general en lo
antiguo, empléase hoy todavia para dirigir la palabra a Dios y a los santos o a personas de
mucha autoridad, y también en ciertos documentos oficiales, como asimismo en la poesia
y en la prosa elevada"). Una exception séria Mexico, gracias al fecundo trabajo de Luis F.
Lara y su equipo: la base de datos lexicogrâfica y varios diccionarios del espanol de
Mexico que son los ûnicos no dependientes del diccionario académico madrileno; Cf. por
ejemplo Lara (1986) y Lara (1990). Es importante en Argentina, dentro de esta temâtica, el
lucido trabajo de Petrecca (1990), que seftala el desequilibrio que implica la ausencia en el
diccionario académico de marcas diatopicas para el dialecto de Madrid.
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