VARGAS VILA Y SU OBRA LITERARIA (Capítulo de El divino Vargas Vila) ARTURO ESCOBAR URIBE Artículo extraído del libro: EL ENSAYO EN ANTIOQUIA Selección y prólogo de JAIME JARAMILLO ESCOBAR © 2003 Primera edición Alcaldía de Medellín -Secretaría de Cultura Ciudadana de MedellínConcejo de Medellín Biblioteca Pública Piloto de Medellín para América Latina © 2003 Jaime Jaramillo Escobar Por el prólogo y la investigación Numerosa, cual la de ningún otro escritor americano, salvo don José Toribio Medina, escritor chileno quien llegó a la centena de libros publicados, es la obra de José María Vargas Vila, el cual, según nuestro censo sobre ella, deja 112 volúmenes; 108 publicados, 4 obras inéditas y sus memorias, estas últimas, según Carlos García Prada, en poder del Gobierno mejicano, sin que se sepa el por qué de ello. Es por esto, por lo que encontramos muy natural, la envidia de algunos escritores colombianos y como consecuencia de ella, la campaña de silencio que en torno al escritor se ha hecho en su suelo natal. ¿Y cómo, no? pues si los dómines de la literatura colombiana, ninguno de ellos llega a las dos docenas de libros publicados y cuando pasan de la primera docena, comienzan los “recalentados” o “refritos”, es decir a repetirse lastimosamente sin poder volver a escribir nada nuevo, dedicándose a hacer colchas de retazos de sus mismos libros. ¿La obra de Vargas Vila es toda uniforme y buena? No, imposible sería. Un escritor tan polifacético y tan prolífico como fue éste, dejó mucho ripio, como es natural, pero dejó una OBRA monumental e inigualable por el número. En cuanto a la calidad, no toda es buena, cómo ya lo dijimos, pero de ella se salva un 50%, que ya es mucho decir. Claro es que en este aserto no estarán de acuerdo quienes juzgan a Vargas Vila sin haberlo leído y a través de las consejas del pulpito o de los juicios de sus envidiosos. Por- que hay que confesarlo: se miente, más que se lee a este escritor. La mayoría de los juicios prevenidos que hemos oído y hasta leído acerca de él, son a priori, sin conocer, no ya en su totalidad, que ni siquiera en un veinte por ciento su obra, y entonces, o le ignoran pasándole por alto, o le juzgan despectivamente sin conocerlo a fondo. Estos juicios son secuencias de lo que dijo el P. J. M. Ruano en su Resumen histórico-crítico de la literatura colombiana y en su flamante Preceptiva literaria, que como es texto oficial de enseñanza, muchos de sus “críticos” no han pasado de esos conceptos erróneos e interesados, y no solamente interesados y equívocos, sino procaces y llenos de odio. Las aves negras, El camino del triunfo, La conquista de Bizancio, La demencia de Job, etc., no se podían quedar sin respuesta y ella fue el insulto. Algunos aducen, (de memoria también y sin haberlo leído) que las novelas de Vargas Vila son sobre temas foráneos, de un erotismo sin límites y de un bajo sensualismo. Pero resulta que no todas son foráneas, ni todas son sensuales, ni todas son eróticas, ni todas .ellas están al servicio de un mórbido mal gusto., como dice el R. P. Ruano. Novelas de tema colombiano y buenas son: Aura o las violetas, sus cuentos Emma, Lo irreparable y algunos incluidos en su libro Copos de Espuma, Flor de fango, que tanta polvareda levantó, no es más que la historia de una maestra de escuela de un pueblo cualquiera del departamento de Cundinamarca, tragedia que diariamente se repite, pero que la hipocresía oculta y el fanatismo calla, para no ofender la moral..... ¡LA MORAL!; Los parias es otra novela de tema colombiano, de la guerra civil del 85; El camino del triunfo es una novela punzante, de temática nacional, sobre los internados de los colegios de religiosos. Su continuación La conquista de Bizancio, de la cual dijo su autor que era “la más fuerte, si no la más bella de mis novelas de combate”, también es de tema netamente colombiano, y en cuanto a Alba roja, dedicada a Antonio José Restrepo, que produjo el consiguiente alboroto y de la cual vamos a transcribir unos párrafos cualesquiera, para que se vea el por qué de ello: “La bruma pluviosa de un crepúsculo invernal envolvía la estancia en opacidades siniestras. “Los cortinajes rojos, las molduras doradas, los espejos inmensos, los grandes floreros donde se morían rosas lívidas, todo se hundía en penumbras desoladas. “Sentado en un gran sillón; envuelto en inmensos abrigos; las manos, de histórica fealdad, manos tentaculares, de pulpo, hechas para oprimir las carnes y los pueblos, caídas sobre las piernas flacas y angulosas; los párpados entrecerrados sobre las grandes pupilas azules, única cosa bella que se conservaba en aquella ruina humana, como dos ventanas góticas donde cantara el sol, en el muro de un templo derruido; la barba blanca, asquerosa, inculta, cubierta por extraños pedículos, escapados a su piel sarnosa, apoyada sobre el pecho hundido y cavernoso; la horrible boca descomunal, contraída en un gesto de infinita laxitud y de tristeza, Herodes meditaba. “¡Era el sueño de Satán! “¡Sueño de Judas! “¡Era el rebelde vencedor, roto por su victoria; el traidor expirando bajo el peso de su traición! iTarpeya muriendo ahogada, bajo los escudos de los bárbaros!..... “Aquella alma tiritaba, desnuda ante su propia conciencia, más leprosa que Job, más miserable, en el estercolero de sus sueños. ·¡Ay. gemía la pérdida de las alas y de la luz! “Una ráfaga de poesía se agitaba aún en su alma. como la agonía de un noctículo, prisionero en el cáliz de una rosa. “Y a esa luz vaga y crepuscular, el déspota soñaba... “Vueltos los ojos del alma, hacia su pasado de grandeza moral, de gloria, de juventud y de amor, su alma se abría al recuerdo, como el cáliz de una flor nocturna llena de insectos luminosos. “Y recordaba su juventud, su renombre, sus sueños! ¡Oh, sus sueños! ¡Aquel gran poeta había soñado tanto! “¡Oh, el despliegue torturador y cruel de las visiones!... “Allá, entre horizontes luminosos de mares magníficos, mirajes de palmas y de rosas, y bajo guirnaldas de laureles y jazmines que hacían pensar a un mismo tiempo en los canales oscuros de Venecia y en las riberas asoleadas del Bósforo, se alzaban murallas legendarias de gloria, reflejándose en el azul sereno de las ondas, bajo los rayos de un sol tórrido, en el esplendor de una visión lacustre. Era la ciudad natal, la divina ciudad anadyomena. “Y se veía en ella blondo, adolescente, amable, decidor de rimas suaves, enamorado y feliz. “Y Ella, la tentación venenosa, la opulenta flor del mal, carnalmente imperiosa, tendiéndole por primera vez sus labios ponzoñosos, y enseñándole en ellos el amor, el ritmo, el inmortal secreto de los besos..... ¿Quién es?... Blanco es, gallina lo pone, frito se come, etc... Otras novelas hay que pudieran citarse como buenas, aun cuando entre todas no hay una sola de gran calado, que pudiera inmortalizar a Vargas Vila como gran novelador a lo Zola, a lo Barrés o siquiera como uno de los tantos novelistas hispanos, verbi gracia, Blasco Ibáñez. Su afamada Ibis nos parece detestable, (al menos somos sinceros e imparciales), mala, pero no en el sentido cándido que le dan a la maldad algunos, sino que es mala, literariamente, como son malas otras muchas en igual sentido, porque en ellas se nota fueron escritas de carrera y con estilo muy descuidado y pomposo. Pero su obra política, urticante, mordaz, sarcástica apasionada pero verídica, está en pie sin que de ella se haya rectificado una coma; obra lacerante despiadada y desnuda, es cierto, pero directa e irrebatible. De ahí el odio, la envidia y la cortina de ignorancia que se ha tendido en torno de su nombre, no mencionándole en los textos de literatura didáctica, (como al Indio Uribe), pretendiendo tapar el sol con la mano. Del excelente ensayo biográfico que sobre Vargas Vila escribiera el profesor malagueño (norte-santandereano), Carlos García Prada, tomamos los siguientes apartes: “Pocos escritores de Hispanoamérica han gozado en vida de la notoriedad de que gozó José María Vargas Vila, y quizá a ninguno se le ignora tanto como a él, especialmente en su patria. En ninguna de las historias de la literatura colombiana se menciona siquiera su nombre. ¿Por qué se le hará el vacío a un escritor tan fecundo y versátil tan leído e influyente? ¿Se trata de un “caso” de resentimiento y de venganza? Quizá.... Vargas Vila fue un individualista vanidoso, rebelde, desdeñoso, irritable y agresivo; un ególatra amigo de ensalzarse y de aislarse, por creerse único y genial; luchó solo. sin mendigar la ayuda de nadie, y lejos cenáculos y camarillas literarias; no buscó el aplauso fácil, y a veces venal, de los gacetilleros del periodismo, y pasó casi toda la vida fuera de Colombia; fue un anticlerical profeso y activísimo, dispuesto siempre a atacar, en escritos y conversaciones de extremada virulencia y mordacidad, no sólo a sus enemigos personales y políticos, sino a cuantos en modo alguno dieran señales de menospreciar sus talentos. Así llegó a abrir heridas irrestañables e incurables antipatías. Además, allá por el año de 1897, en los funerales de su amigo y compatriota el poeta Diógenes Arrieta, pronunció, una vibrante oración que terminó con estas palabras: “Duerme en paz... lejos de ese imperio monacal que nos deshonra...” Así dijo refiriéndose a la Colombia de la Regeneración, que lo perseguía, y por haberlo dicho en público, se hizo más honda y más amarga la inquina entre ella y su hijo rebelde y desnaturalizado... . Fuera de Colombia, algunos críticos y estudiosos se han ocupado de él y de sus obras. En ella se ha querido anonadarlas con el silencio. ¿Por qué, si ellas encarnan un momento de la emoción americana –como dice Manuel Ugarte-, que la crítica amplia y justiciera no puede ignorar sin renunciar a su función histórica? ¿Por qué, si Colombia se precia de culta y de magnánima? “José María Vargas Vila escribió cuentos, novelas, relatos, de viajes, obras de teatro, conferencias y sobre todo, artículos de crítica y ensayos de política, de historia y de estética, notables casi todos por el fuego que los anima y por el amor de la libertad y de la justicia social que los inspira y orienta. Casi cien tomos comprende su obra literaria, que conviene a todas luces estudiar y revaluar. Sus cuentos y novelas han pasado de moda, pero quedan sus artículos y ensayos, dignos muchos de ellos de figurar junto con los de Montalvo, González Prada y Blanco Fombona, para mencionar sólo a tres entre los maestros del vituperio y la diatriba, a quienes Vargas Vila iguala en América en virilidad e independencia y emula en la actitud cívica y demoledora de ídolos e idolatrías y en la certeza de su puntería, aunque no en la forma acabada de la expresión literaria. “Como novelista, Vargas Vila poseyó innegables dotes naturales de sensibilidad, de imaginación y de fuerza, pero no logró crear, ni una sola obra maestra de valor universal y permanente. Carecía de buen gusto y de sólida cultura humanística, a pesar de sus muchas y variadas lecturas. Malgastó sus dotes naturales. Escribió de prisa y osciló entre varias tendencias y modas literarias: se inició con novelitas y cuentos de empalagoso romanticismo; creó una o dos novelas de ambiente colombiano, realistas, vigorosas y prometedoras; se mostró en otras aficionado al modernismo exotista y decorativo, y se perdió en otras más, efectistas y artificiosas, de temas y argumentos inusitados y sorprendentes, en que predomina el culto del “superhombre” nietzscheano, visto a través de las gafas deformadoras de D'Annunzio, y en que se acentúa demasiado la nota de un estilo deslumbrante, musical, personalísimo y extravagante. El rebelde Vargas Vila era enemigo declarado del estilo tradicional; gustaba de los equívocos y demás juegos de palabras; amaba las frases rotundas y altisonantes, las imágenes vistosas y los conceptos atrevidos y desconcertantes; escribía en mayúscula los nombres abstractos; comenzaba nuevos párrafos, con frecuencia, principalmente después de un punto y coma; sembraba exclamaciones a granel; le daba un tono solemne y sibilino al discurso y lo matizaba de afirmaciones violentas y dogmáticas, y todo lo animaba de un lirismo .desenfrenado lleno de color y de “tropicalísimo”. Más, a pesar de tales defectos, entre 1900 y 1914 -dice Manuel Ugarte- sus novelas “alcanzaron difusión pasmosa y fueron la cartilla romántica de toda una juventud. del mundo hispánico. Son, pues, un precioso documento. “Si pasaron las ficciones novelísticas de Vargas Vila, en las cuales él cifraba su orgullo de creador, no ha sucedido tal con sus artículos y sus ensayos políticos, históricos y críticos, lo más valioso de su obra, pues constituyen una de las realizaciones más completas de la literatura hispanoamericana, y su actualidad es tan de hoy como de ayer. El autor alcanzó renombre continental al iniciarse en este campo, con Los providenciales y lo enalteció con Ante los bárbaros, Verbo de admonición y de combate, Los Césares de la decadencia y Laureles rojos, libros iconoclastas y demoledores, notables por la vehemencia del ataque y aun por la elegancia del insulto. Sobre- salientes son también Los divinos y los humanos, en que contrasta la vida y el carácter de los providenciales con la de los amigos de la democracia, y La muerte del cóndor”, fervorosa apología de Eloy Alfaro y violenta diatriba contra Leónidas Plaza. Con tales libros. Vargas Vila llegó a ser “el panfletario” por excelencia en Hispanoamérica que tanto ha padecido bajo innobles y crueles dictaduras. No obstante su egolatría, la obra de Vargas Vila merece estudiarse y conservarse, no sólo porque encierra un gran esfuerzo en defensa de altos ideales de bien, de libertad y de justicia, sino porque, a despecho de sus defectos artísticos, está sembrada de máximas y sentencias filosóficas, juicios muy certeros y valientes tiradas con los cuales bien podría formarse un volumen ejemplar en la historia de la diatriba en tierras americanas, sedientas todas de libertad y de justicia”. Este certero, atinado e imparcial juicio sobre Vargas Vila, que en buena hora produjo la pluma sápida de Carlos García Prada, es el primer desagravio justo y sincero que un colombiano emite sobre nuestro coterráneo, ilustre por muchas razones, y quien ha sido tan ultrajado, tan irrespetado y tan injustamente tratado por sus compatriotas. Pero no sobra repetir, que ha sido más por la envidia, la incomprensión del fanatismo o la ceguedad de los “moralistas de pandereta”, quienes con más sevicia e ignominiosamente han hincado su pluma venenosa en el nombre y en la obra de este escritor de fama continental y maestro de generaciones. Y dijimos maestro de generaciones con plena conciencia del significado del vocablo, porque en Vargas Vila han abrevado muchos escritores y oradores de hoy. Sin ir muy lejos y sin peligro de equivocarnos, afirmamos rotundamente, que el celebrado grupo de los “leopardos”, oradores de fama todos y escritores atildados también, quienes dieran a Colombia el espectáculo empenachado de su palabra elegante y sonora, integrado que estuvo por José Camacho Carreña, Augusto Ramírez Moreno, Elíseo Arango, Silvio Villegas y Joaquín Hidalgo Hermida, afilaron el sable tajante de su elocuencia y enriquecieron su dicción en él adjetivo rutilante del maestro. Pudiéramos citar muchos más en Colombia y América, pero con la muestra nos basta y nos sobra para acreditar este aserto. Compleja, variada, multiforme y polifacética es la obra literaria de Vargas Vila; vamos a citarla por títulos. Para ello nos hemos guiado por el recuento que de ella hace el ya citado escritor García Prada, añadiendo los títulos que por diversas fuentes hemos obtenido. Sus principales editores fueron Ramón Sopena, en Barcelona, y la viuda de Ch. Bouret, en París, en vida del escritor; después de muerto le han sobrado editores a granel (la mayoría piratas) en toda América y en España, pues el mercado literario de Vargas Vila constituye fuente inagotable de lectores. Sus ediciones eran por millares de ejemplares para cada título, y el número de ediciones lo ignoramos, por lo difícil de confrontar. He aquí la lista: 1 Aura o las violetas. Novela poemática de juventud. 2 A la hora del crepúsculo. Segunda parte de De sus lises y sus rosas, publicada una vez en volumen independiente. 3 Alba Roja. Novela dedicada a Antonio José Restrepo. 4 Emma- Novela breve de juventud que suele editarse con Aura y Lo irreparable. 5 Cachorro de león. Novela. 6 El camino del triunfo. Novela, primera parte de La conquista de Bizancio. No confundirla con Camino al triunfo, falsificación que no pertenece a Vargas Vila. 7 El cisne blanco. Novela. 8 Clepsidra roja. Obra política. 9 La demencia de Job, forma novelada de su tragedia El huerto del silencio. 10 La conquista de Bizancio. Novela. 11 Los discípulos de Emaús. Novela de ambiente intelectual. 12 En las cimas. Primera parte de De sus lises y de sus rosas, publicada en principio en volumen aparte. 13 En las zarzas del Horeb. Obra política. 14 Los estetas de Teópolis. Novela de ambiente intelectual de chispeante estilo. 15 El final de un sueño. Novela. 16 Flor de fango. Una de sus grandes novelas realistas. 17 Ibis. La novela del escándalo. 18 Italo Fontena. Novela. 19 Lirio blanco. (Delia), con las dos siguientes, forma la famosa Trilogía de los lirios. 20 Lirio negro (Germania) 21 Lirio Rojo (Eleonora). 22 María Magdalena. Novela de tema bíblico modificado. 23 El Minotauro. Novela. 24 La novena sintonía. Novela. 25 Los parias. Novela de tema social. 26 Rosa mística. Novela corta. 27 Rosas de la tarde. Otra de sus grandes novelas. 28 Salomé. Novela de tema bíblico modificado. 29 El sendero de las almas. Novela. 30 La simiente. Novela ideológica. 31 Sobre las viñas muertas. Novela dramática de arte. 32 La ubre de la loba. Novela. 33 La tragedia del Cristo. Novela. 34 La agonía de los dioses. Novela de tema semi-mitológico. 35 El León de Betulia. Novela de fondo bíblico. 36 Alma de César. Novela ideológica. 37 Orfebre. Novela. 38 Bajo Vitelio. Obra política. 39 Nínive. Novela. 40 Las murallas malditas. Novela. 41 El alma de la raza. Disquisiciones sociológicas sobre la raza latina. 42 Vuelo de cisnes. Novela síntesis de los Lirios. 43 Ante los bárbaros. Obra política contra los yanquis. 44 Del opio. (Libro dedicado a Rafael Uribe Uribe).-En la que entre otras cosas contiene esta especie de profecía: “Esos millones de amarillos que duermen en el Asia el sueño del opio, se despertarán mañana para venir a la conquista del mundo, y lo conquistarán; y el mundo que jamás ha salido de la barbarie, entrará en una barbarie peor”. 45 El canto de las sirenas en los mares de la Historia. Obra de literatura. 46 Los Césares de la decadencia. Obra político-histórica sobre el despotismo colombovenezolano. 47 La cuestión religiosa en México. Obra política. 48 Los divinos y los humanos. Segundo título de su obra sobre tiranos americanos, llamada primitivamente Los Providenciales. 49 Históricas y políticas. Obra sobre historia y política. 50 El Imperio Romano. Obra histórica. 51 El joyel mirovolante. (Desfile de visiones). Obra de recuerdos. 52 La muerte del cóndor. Obra política en alabanza de Eloy Alfaro y diatriba contra Leónidas Plaza Gutiérrez. 53 Pretéritas. Nombre definitivo de sus trabajos de juventud titulados: Pinceladas sobre la última revolución de Colombia. Siluetas bélicas y La revolución de Colombia ante el Tribunal de la Historia. 54 La República Romana. Obra histórica. 55 Sombras de águilas. Obra en donde estudia personalidades célebres en las letras y el pensamiento. 56 Los soviets. Sobre la revolución rusa y su sistema. 57 Historia de mis libros. Obra que por su voluntad debía serle póstuma. 58 Antes del último sueño. Obra filosófica. 59 De los viñedos de la eternidad. Recopilación de pensamientos sueltos. 60 Horario Reflexivo. Obra literaria de meditación. 61 Huerto agnóstico. Obra de meditación filosófica. 62 El ritmo de la vida. Obra de meditación. 63 Saudades tácticas. Obra de meditación. 64 La voz de las horas. Colección de pensamientos sobre el Arte y la vida. 65 Diario íntimo. Sus memorias entre 1900 a 1918 (1). 66 Libre estética. Obra en donde explica sus teorías sobre el arte. 67 El libro de las desolaciones. Obra filosófica. 68 Archipiélago sonoro. Ensayo de prosas rimadas. 69 Del rosal pensante. Obra de meditación. 70 Pasionarias. Poesías de juventud. 71 Poemas sinfónicos. Prosas rimadas. 72 Páginas escogidas. Selección de prosas. 73 Prosas láudes. Selección. 74 De sus lises y de sus rosas. Semblanzas sobre escritores europeos y americanos y autócratas de Colombia. 75 Gestos de vida. Novela corta. 76 Copos de espuma. Cuentos de juventud. 77 El maestro. Novela corta. 78 Lo irreparable. Relato de juventud, suele editarse conjuntamente con Aura y Emma. 79 Almas dolientes. Selección de cuentos. 80 Laureles rojos. Obra política. 81 Verbo de admonición y de combate. Obra política. 82 Ars-Verba. Estudios literarios, páginas íntimas, recuerdos y conferencias. 83 Mi viaje a la Argentina. (Odisea romántica). 84 En el pórtico de oro de la gloria. Obra literaria. 85 El huerto del silencio. Una de sus Tragedias líricas o Triptología, es la forma primitiva de su novela La demencia de Job. 86 Polem lírico. Recopilación de las conferencias que pronunció en su gira por América, en 1923/27. 87 Rubén Darío. Recuerdos de su amistad y andanzas con el poeta. 88 José Martí, apóstol libertador. En recuerdo y alabanza del gran cubano. 89 El corazón de un Dios. Una de las tres Tragedias líricas o Triptología. 90 El crepúsculo de las rosas. De la: misma Triptología. 91 Del alba al cenit. Sus memorias intimas de 1860 a 19001. 92 Imbecilidad coronada. Obra de polémica. 93 Los Novecentistas. Estudio sobre la llamada generación del 900. 94 Palabras de arte. Sobre arte y otros temas. 95 Prosas selectas. Selección de algunas contenidas en otros libros suyos. 96 Rayos de aurora. Novela de juventud. 97 Tagebuche. Sus memorias íntimas inéditas1. 98 Bolona Dea Orbi. Obra política sobre la primera guerra europea. Publicó, además, los siguientes periódicos y revistas: La Federación en Rubio, Venezuela, por 1886, en unión de otros expatriados: Ezequiel Cuartas Madrid, Avelino Rosas y Emiliano Herrera, en una imprenta en donde todos hacían 1 Diario íntimo de 1900 a 1918. como Del alba al cenit, sus memorias de 1860 a 1900, están incorporadas al llamado Tagebuche que terminan en 1930 y que por su expresa voluntad no las publicó en vida. Su secretario vitalicio, ejecutor testamentario y heredero, universal, Ramón Palacio Viso, jamás dio razón de ellas. Aun cuando algunos aseguran están depositadas en custodia al Gobierno de México. de cajistas y redactores. A petición del gobierno de Colombia fue clausurada por Guzmán Blanco, dictador venezolano, a quien hay que abonarle el gesto de no haberlos entregado a los regeneradores. Sin embargo, más tarde, tanto el general Avelino Rosas como Cuartas Madrid, murieron asesinados y Emiliano Herrera, en el destierro, en Nicaragua. En Nueva York fue redactor de el diario El Progreso, por 1891, y para 1894 fundó en la misma ciudad su revista Hispanoamérica. Por 1902, en la misma ciudad, fundó su revista Némesis, continuada en París y luego en Barcelona hasta 1932. Esta es, salvo error u omisión, la obra monumental de José María Vargas Vila: pocos escritores en verdad, pueden ufanarse de semejante hazaña. Claro es que entre tal cantidad de volúmenes, hay libros muy débiles, descuidados y escritos de prisa como ya lo hemos apuntado. En la ANTOLOGÍA (Vol. 2) escogimos lo que a nuestro juicio encontramos mejor de su prosa política, filosófica, crítica y polémica. Si no hemos acertado, abónesenos la buena intención.