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Ensayo Creación Banco de México

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LA CREACIÓN DEL BANCO DE MÉXICO Y LOS PRIMEROS ESFUERZOS PARA
SU AUTONOMÍA
María del Carmen Dircio Palacios Macedo
Puebla, Pue., diciembre de 2018
Introducción
El Banco de México se creó el primero de septiembre de 1925 a través de un decreto en la
presidencia de Plutarco Elías Calles. Para dimensionar la importancia que tuvo en su
momento la creación del Banco de México hay que considerar de forma general los
antecedentes y la situación económica y política que se había experimentado en México
previo a su fundación. En realidad, la idea provenía de mucho tiempo atrás, pero sin que
hubiera las condiciones en que se pudiera materializar.
La idea de consolidar una institución bancaria que emitiera dinero uniformemente para el
país, nace desde la independencia de México (Rodríguez Garza & Ávila Sandoval, 2001).
Durante el siglo XIX la banca era estatal, siendo los valores de los billetes y sus
denominaciones diferentes en cada región del país. La necesidad de México de implementar
un sistema monetario se volvió urgente tras la gran desestabilización monetaria que causó la
Revolución Mexicana. Fue en la Constitución de 1917 en donde en el artículo 28 se estableció
que un banco tendría el monopolio de la emisión del dinero, el cual sería el banco central.
Antes de 1925, todos los intentos que hicieron los gobiernos para dotar al Estado de un banco
de emisión bajo su control terminaron en fracaso (Zebadúa, 1996). Dado que había una falta
de confianza de los ciudadanos en el dinero fiduciario, la oferta monetaria disponible se
limitaba al oro en circulación, realizándose la mayoría de las transacciones en efectivo. De
acuerdo con este mismo autor, el sistema bancario no contaba con recursos suficientes,
habiendo sufrido una incautación y severas restricciones sobre el uso de sus reservas que le
impedía aumentar los préstamos en el mercado. Así, el autor señala que unos cuantos bancos
privados, que disfrutaban de concesiones para emitir billetes, monopolizaban la poca
actividad crediticia que había en el país, cobrando altísimos intereses (Zebadúa, 1996).
La implicación de estas condiciones en las que operaba el sistema bancario en la economía
es que había escasez de capital, de dinero circulante en la economía que permitiera realizar
transacciones, y además había desconfianza en las monedas y billetes en circulación, todo lo
cual limitaba considerablemente la actividad económica y el desempeño del país. Así, vemos
que era muy importante por varias razones la creación de un banco central en México
El Banco de México, inició funciones el 1º de septiembre de 1925, con un capital inicial de
100 millones de pesos oro, obtenidos principalmente de la recaudación petrolera y de la
política fiscal restrictiva de Calles (Castillo García, 2013).
El contar con recursos para la constitución del Banco Central fue de hecho un impedimento
importante históricamente. Después de la revolución, no existían los recursos necesarios
para constituir el capital inicial. Además, de acuerdo con Castillo, existía una deuda y
obligaciones de México con banqueros extranjeros, por tanto, se tuvo que realizar un gran
esfuerzo de disciplina fiscal para recaudar los fondos necesarios y que el Banco Central
iniciara operaciones (Castillo García, 2013).
En el presente ensayo me planteo como objetivos:
•
argumentar la necesidad en México de fundar un banco central,
•
explorar sobre las consideraciones que llevaron a los legisladores a su primer diseño
institucional y los roles que debía desempeñar, contemplando disposiciones que le daban
autonomía, y
•
entender la importancia de la autonomía del banco central y cómo puede desarrollarse
ésta.
Para cumplir con mis objetivos, considero que en primer lugar debe tomarse una perspectiva
histórica exponiendo brevemente cuáles han sido los orígenes de la banca central en el
mundo, y los roles que se le han atribuido en sus inicios. Con esto inicia el presente ensayo.
Posteriormente se mencionarán las condiciones económicas previas a la fundación del Banco
de México que hicieron muy necesario su establecimiento. Después se describe como fue la
creación del Banco de México y sus primeras legislaciones. Luego se expone brevemente
cómo fue la operación del Banco de México en sus primeros años. Enseguida, se pone en
contexto los primeros años de operación del Banco de México con el panorama económico
internacional. Finalmente, se argumenta porqué es importante la autonomía del banco de
México.
Los orígenes de la banca central en el mundo
De acuerdo con Borja, la génesis de la banca central se inicia en 1694, al constituirse el Banco
de Inglaterra, que por más de un siglo fue el único en ejercer varias de las funciones que
ahora se le atribuyen a un banco central (Borja Martínez, 1996). Se considera que debido a
que tuvo un exitoso desempeño, la evolución alcanzada por el Banco de Inglaterra durante
los siglos XVIII y XIX influyó de manera significativa en las características que tuvieron
gran parte de los bancos centrales europeos constituidos con posterioridad al inglés.
Borja Martínez señala que cuando se creó el Banco de Inglaterra, el gobierno británico
confrontaba problemas económicos importantes, ante estas circunstancias, autorizó a varios
inversionistas privados la fundación de un banco que le diera apoyo financiero. Este banco
era una sociedad por acciones, cuyo capital fue dado en préstamo al gobierno, y por su parte
el gobierno permitió al banco emitir billetes por un monto igual al del préstamo y en
condiciones preferenciales al resto de la banca de emisión. Poco tiempo después, el gobierno
le fue encomendando nuevos servicios financieros. De esta forma, acabó actuando con las
características de emisor principal, banquero de gobierno y agente exclusivo de éste en la
prestación de diversos servicios financieros (Borja Martínez, 1996).
Así, durante el siglo XIX en otros países se fueron desarrollando sus bancos centrales, de
acuerdo con las características de cada economía y con las distintas condiciones que tenían
los sistemas monetario y bancario de cada uno. De esta forma se fueron constituyendo el
Banco de Francia en 1800, el Banco de los Países Bajos en 1814, otros bancos más en muchos
países de Europa, y el Banco de Japón en 1882. Se dice que los bancos centrales se fueron
desarrollando, porque de acuerdo con Rodríguez y Ávila, en realidad lo que sucedió es que
determinados bancos comerciales fueron realizando algunas funciones propias de un banco
central. Por una parte, estos bancos fueron asumiendo buena parte de las transacciones
crediticias requeridas por el Estado, y por otra, gradualmente fueron obteniendo la
exclusividad de la emisión monetaria. Lo anterior les fue dando un lugar estratégico dentro
del sistema bancario y monetario del país en el que operaban (Rodríguez Garza & Ávila
Sandoval, 2001).
La necesidad de un banco central en México
En México, desde mediados del siglo XIX, se había tenido la idea de crear un banco de Estado
o único de emisión que funcionara como un banco central tomando como modelo bancos
centrales europeos. No obstante, en México se enfrentaron varias adversidades para que
pudiera fundarse una institución de este tipo.
En los años veinte, la Revolución Mexicana interrumpió el proceso que se venía dando hacia
buscar establecer una banca central. El conflicto armado prácticamente destruyó el sistema
financiero del Porfiriato. Los bancos estaban relacionados a diversas facciones
revolucionarias los cuales imprimían sus propios billetes, debido a que no había estabilidad,
las personas iban perdiendo credibilidad en los billetes, y más bien preferían las monedas de
oro y plata. Siendo que estas eran más valiosas por su valor intrínseco, la gente las atesoraba
y las sacaba de circulación. En esas circunstancias operó la Ley de Gresham a la inversa.
Además, el sistema bancario se descapitalizó gravemente a consecuencia de la Revolución.
Victoriano Huerta, al tomar el poder, impuso préstamos forzosos a la banca, que la privaron
de una parte considerable de sus existencias metálicas. Huerta convirtió de facto esos títulos
en papel moneda, al suspender su convertibilidad y declararlos de aceptación forzosa (Borja
Martínez, 1996).
El régimen de patrón oro estructurado en la ley monetaria de 1905 era difícilmente sostenible,
puesto que las reservas metálicas que lo apoyaban habían tenido quebrantos de significación.
Entonces la economía nacional carecía de forma suficiente de medios de pago necesarios.
También había la necesidad de regular los cambios internacionales y sostener la
convertibilidad de los billetes emitidos por la banca privada.
Todo lo anterior, aunado a la rápida depreciación del papel moneda revolucionario, originaba
severa astringencia monetaria. La circulación de piezas de oro y plata disminuía en forma
creciente al reducirse su acuñación y se atesoradas por las personas. Los bancos habían
dejado de efectuar nuevas emisiones de billetes. Esta situación hizo que en 1918 Carranza
expidiera un decreto que diera curso legal a la moneda de oro extranjera con el propósito de
que su circulación aliviara la escasez de medios de pago en el país (Borja Martínez, 1996).
La creación del Banco de México y primeras legislaciones
A partir de lo ya expuesto, el Banco de México surge de una necesidad muy clara derivada
de problemáticas económicas importantes: la astringencia monetaria, la falta de crédito, el
poco control sobre la deuda externa, un sistema financiero muy descapitalizado, y una falta
de confianza en los billetes en circulación.
En la concepción del Banco de México, se toman elementos de la experiencia histórica de la
formación de los bancos centrales en el mundo y de su desarrollo. Además de estos
aprendizajes históricos, había de considerarse que existían varias ideas económicas
prevalecientes en la época, que los hacedores de las leyes y las instituciones tuvieron que
tomar en cuenta. Las ideas keynesianas eran bastante influyentes en la época, y a través de
ellas se validaba la adopción de políticas inflacionistas. Estas diferentes ideas implicaban
también diferentes modelos para los principios en que había de operar un banco central.
Es decir, en su concepción hubo que plantearse si debía darse al banco central la flexibilidad
para prestar al gobierno en turno sin preocuparse por la inflación. O más bien había que
limitar al banco central desde un inicio respecto a estos aspectos. Así se entiende en esta
etapa la autonomía del Banco de México.
Los anteriores aspectos tuvieron que ser contemplados, analizados y finalmente
materializados en leyes y ordenamientos, por las personas que tuvieron a su cargo las
primeras leyes del Banco de México. Alberto J. Pani, entonces Secretario de Hacienda, tuvo
un rol determinante en la concepción del banco central y en la ejecución del diseño
institucional y la legislación relativa. Pani invitó a Manuel Gómez Morin como colaborador
principal en el proyecto de la creación del Banco de México (Garciadiego, 1996).
Turrent señala que hubo dos figuras principales que en los orígenes del Banco de México
intentaron crearlo y protegerlo al menos en la constitución de su legislación, de un papel
inflacionista, que fueron Manuel Gómez Morin y Miguel Palacios Macedo (Turrent Díaz,
1996). De acuerdo con este mismo autor, Manuel Gómez Morin fue el actor principal en la
preparación del acta constitutiva, la ley orgánica y los estatutos del Banco de México antes
de su inauguración en 1925. La concepción del marco jurídico se apoyó, entre otros, en el
principio de la autonomía.
Manuel Gómez Morin también fue encargado de la redacción de una nueva legislación
bancaria en 1932, como parte del programa hacendario de Alberto J. Pani. Además de Gómez
Morin, la comisión para la redacción de la nueva legislación también estaba integrada por
otros dos abogados jóvenes de renombre: Eduardo Suárez y Miguel Palacios Macedo. De
éste último fue la idea de redactar dos leyes separadas, una relativa a las instituciones de
crédito, y la segunda para títulos y operaciones de crédito (Turrent Díaz, 1996).
El anterior marco regulatorio fue complementado con la Ley Orgánica del Banco de México
preparada por Miguel Palacios Macedo, promulgada en agosto de 1936. Mediante este
ordenamiento, Palacios Macedo intentó hacer del Banco de México un banco central cuya
operación estuviese “libre de toda nota inflacionista”. (Turrent Díaz, 1996)
Sin embargo, este diseño que lo dotaba de autonomía no duró muchos años. En julio de 1941
se promulgaron nuevas leyes bancarias derogativas de las anteriores, con las que se
flexibilizaba el mecanismo de creación monetaria, así como otras reformas bancarias que
eran más laxas o daban mayor márgen de acción a las instituciones bancarias para prestar al
gobierno.
La operación del Banco de México en sus primeros años
El establecimiento del Banco de México en 1925, sus primeras leyes y su operación los años
siguientes a su fundación, tuvieron una gran relevancia. Enrique Cárdenas considera que,
durante el periodo comprendido entre 1925 y fines de la década de los treinta ocurrió una
transformación total del sistema monetario mexicano, por el establecimiento de sus leyes, de
sus componentes y de los instrumentos financieros. Además de que se adoptaron un amplio
rango de políticas monetarias y cambiarias (Cárdenas, 1987).
En sus inicios, la ley orgánica del Banco de México lo facultaba para regular la circulación
de la moneda y el tipo de cambio, y de acuerdo con lo establecido en el artículo 28
constitucional, poseía el monopolio para la emisión de billetes, cuya circulación debía
limitarse al doble de la existencia en caja de oro (Rodríguez Garza & Ávila Sandoval, 2001).
El Banco de México también ofrecía servicio de tesorería y operaciones bancarias, así como
centralizaba las reservas monetarias del país. Contaba además con la autorización de efectuar
operaciones comerciales como cualquier banco de depósito de la época, incluso se crearon
26 sucursales en el país (Castillo García, 2013).
Entonces, en esta primera etapa el Banco de México se caracterizó fundamentalmente por
haber sido, de hecho, un banco comercial más en el país, muy a pesar de que la Ley orgánica
que lo creó y sus estatutos respectivos le asignaban funciones de banco central (Rodríguez
Garza & Ávila Sandoval, 2001). En virtud de que se le autorizó para realizar operaciones
comerciales, el Banco de México promovió el crédito, y tuvo una función de banco comercial
ante los bancos privados del país. En un inicio, los bancos privados tenían la opción de
asociarse al Banco, pero no los obligaba la ley. Es decir, no era forzoso el uso ni el
reconocimiento de la moneda emitida por esta institución (Castillo García, 2013).
Por otra parte, aunque se le dio el monopolio de la emisión de billetes, la población tardó en
aceptar la moneda emitida por el Banco de México, puesto que traía una inercia de
desconfianza del dinero emitido por los bancos en la Revolución.
Después de la Gran Recesión en los Estados Unidos, surgen cambios drásticos entre 1931 y
1932. El Banco de México ya no tendría la característica de otorgar créditos a los bancos
comerciales, solamente al gobierno y se promulgó una ley del uso obligatorio de la moneda
emitida por el Banco Central, quitándole el uso monetario al oro. Al mismo tiempo, se le dio
la tarea al Banco de México de otorgar crédito a las instituciones bancarias comerciales,
solamente en caso de última instancia. Convirtiéndose entonces en lo que se le llama “Banco
de Bancos”.
Puesto que era muy necesario el reconocimiento de la moneda nacional, Banxico fue
obligado a difundir y promover su uso en todo el país. Fue hasta el comienzo de la década de
los treinta que la demanda por el peso comenzó a demostrar síntomas de fortaleza y flujo en
el país. El uso de los metales preciosos como moneda era muy común y en 1935 el valor de
la plata se elevó tanto que la gente vendía las monedas, esto es, era mayor lo que representaba
su valor en plata, que lo que equivalía en posibles transacciones. Por tanto, Banxico decidió
promover el uso de billetes y monedas con un valor facial que fuera mucho menor a lo que
representa, para que su uso fuera meramente de transacción (Castillo García, 2013).
Esta evolución y acciones del Banco de México nos muestran que, en realidad, aunque la
institución se crea por decreto, el papel y las funciones que va adquiriendo es un proceso que
se fue desarrollando hasta alcanzar su naturaleza de banca central. Justo como el origen
histórico de la banca central en el mundo, obviamente adaptado a las características y
necesidades de la economía mexicana, y de forma más rápida al aprovechar las experiencias
mundiales previas.
En este sentido Rodríguez considera que con la legislación de 1931 se abre una transición
que culmina en 1935-36 cuando el banco asume plenamente las funciones propias de una
banca central, especialmente la de regular la oferta monetaria. (Rodríguez Garza & Ávila
Sandoval, 2001)
Contexto económico internacional en los primeros años de operación del Banco de
México
De acuerdo con Fernández, los primeros diez años del Banco de México se inscriben
probablemente en una de las décadas más caóticas del sistema monetario internacional
(Fernández, 1996). En el mismo año de la fundación del Banco de México, Inglaterra
incorpora su sistema monetario al patrón oro, con una cotización para la libra equivalente al
nivel que tenía antes de la primera guerra mundial. Con esto sobrevalúa su moneda
provocando la salida crónica del oro del sistema. Como consecuencia se contrae la liquidez
internacional. El patrón oro vinculaba estrechamente el nivel de precios y el ingreso nacional
de los países, al compartir una base monetaria común: el acervo mundial de oro.
El sistema monetario impuesto en México fue basado en el patrón oro, aunque en la práctica
fue un sistema bimetálico, que se produjo como consecuencia de la gran aceptación de facto
de las monedas de plata por parte de la población. Por otra parte, también había de
considerarse que los términos de intercambio de México se deterioraron continuamente entre
1925 y 1930 como consecuencia de la caída del precio de la plata y del petróleo (Fernández,
1996).
El Banco de México también tuvo que enfrentar las consecuencias de la Gran Depresión de
1929, en donde a nivel mundial se llevaron a cabo compras masivas de oro, que contrajeron
severamente la base monetaria mundial causando una deflación. Sin embargo, se considera
que la Gran Depresion tuvo un impacto limitado sobre el producto en México. A precios
constantes cayó en 3.9% en 1929 y 6.3% en 1930, cuando en otros países, como EUA, fue
más de 33% (Fernández, 1996).
Enrique Cárdenas considera que el gobierno mexicano desempeñó un papel relativamente
activo en respuesta a las condiciones económicas generales, incluyendo aquellas observadas
durante la Gran Depresión. Las autoridades monetarias mexicanas cambiaron su curso de
acción en la mitad de la depresión, pasando de ser esencialmente procíclicas a perseguir una
política monetaria más bien contracíclica. (Cárdenas, 1987)
Porqué es importante la autonomía de un banco central
Como ya se expuso, en una primera aproximación, la autonomía del Banco Central tiene que
ver con que la institución tenga facultades suficientes para resistir los intentos que puedan
terminar en un ejercicio abusivo de la facultad de emitir moneda. Este sería un aspecto básico,
sin embargo, las funciones de un banco central van más allá, y, por tanto, la autonomía tendría
que definirse de forma más amplia, contemplando diversos aspectos que caracterizan una
autonomía política, y una autonomía económica.
De acuerdo con Arnone et al., las funciones de un banco central son, básicamente, cuatro: la
emisión de dinero legal; actuar como banquero del Estado; ser banco de bancos y prestamista
de última instancia; y ser conductor de la política monetaria (Arnone, et al 2009).
Arnone et al. definen la autonomía política como la capacidad de los bancos centrales para
seleccionar los objetivos finales de la política monetaria, en función de los siguientes ocho
criterios:
“(1) el gobernador es nombrado sin la participación del gobierno; (2) el gobernador es
nombrado por más de cinco años; (3) la junta directiva es nombrada sin la participación del
gobierno; (4) el consejo es nombrado por más de cinco años; (5) no hay participación
obligatoria de los representantes del gobierno en el consejo; (6) no se requiere la aprobación
del gobierno para la formulación de la política monetaria; (7) el banco central está legalmente
obligado a buscar la estabilidad monetaria como uno de sus objetivos principales; y (8)
existen disposiciones legales que fortalecen la posición del banco central en caso de conflicto
con el gobierno.” (Arnone, et al 2009)
Por otra parte, consideran que la autonomía económica tiene como objetivo evaluar la
autonomía operativa del banco central según los siguientes siete criterios:
“ 1) no existe un procedimiento automático para que el gobierno obtenga crédito directo del
banco central; (2) cuando están disponibles, las facilidades de crédito directo se extienden al
gobierno a las tasas de interés del mercado; (3) este crédito es temporal; (4) y por una cantidad
limitada; (5) el banco central no participa en el mercado primario de deuda pública; (6) el
banco central es responsable de establecer la tasa de política; y (7) el banco central no tiene
la responsabilidad de supervisar el sector bancario (dos puntos) o comparte la responsabilidad
(un punto).” (Arnone, et al 2009)
En cuanto a la importancia de la autonomía, una gran cantidad de artículos de investigación
han sugerido que un banco central con estas características puede tener beneficios
significativos para el desempeño macroeconómico, inclusive se demuestra empíricamente.
Se ha encontrado que la autonomía del banco central puede ayudar a los países a alcanzar
menores niveles promedio de inflación, promover la estabilidad del sistema financiero,
aumentar la disciplina fiscal. Esto se puede alcanzar sin costos o sacrificios en términos de
volatilidad del producto o un menor crecimiento económico. (Arnone, 2009)
Los autores recién citados estudiaron la autonomía para 163 bancos centrales. Un aspecto
que encontraron que resalta es que, aunque una gran cantidad de países en desarrollo
continúan incrementando su autonomía instrumental, el reto principal es aumentar más la
autonomía política de los bancos centrales, principlamente asegurándose que los órganos de
gobierno de los bancos centrales sean designados sin mucha interferencia política y por
periodos largos. (Arnone, 2009)
Por su parte, Gil Díaz enmarca el debate de la autonomía de una forma más técnica: en la
discusión de la teoría macroeconómica sobre si existe una relación sistemática entre la
inflación y el empleo (Gil Díaz, 1996). Señala que debe decidirse si se debe influir en el
comportamiento de la economía en el corto plazo, en el sentido de que exista una relación
inversa entre el desempleo y la inflación, lo que se le llama la curva de Phillips. Esto lleva
también a que se debata si debe existir discrecionalidad o no en la conducción de la política
económica.
Si esto no es así, no es aconsejable seguir una política monetaria activa, en ese caso más bien
lo que sucede es que la política monetaria causa diversos trastornos (Gil Díaz, 1996). Por
tanto, el arreglo institucional para la creación de medios de pago tendría que ser uno que
impida o al menos controle la acción discrecional, es decir, debe tener un diseño autónomo.
Conclusiones
1. La necesidad de crear un banco central en México venía de tiempo atrás, desde la
independencia, pero no había podido materializarse hasta que las condiciones fueron
propicias. Un impedimento importante fue contar con recursos para la constitución
del mismo.
2. Del estudio de los orígenes de la banca central en el mundo, se aprecia en un contexto
histórico las funciones que se le fueron atribuyendo a los bancos centrales. Estas
funciones se les fueron otorgando de acuerdo con diversas necesidades, siendo al
principio importante la de prestamista del gobierno. El primer banco central fue el
Banco de Inglaterra en 1694.
3. La Revolución Mexicana prácticamente destruyó el sistema financiero del Porfiriato,
estableciéndose la necesidad de la construcción de un nuevo sistema bancario, y de
la creación de un Banco Central. El sistema financiero era inestable, estaba
descapitalizado, había una falta de confianza en el papel moneda, y falta de medios
de pago, puesto que las personas sacaban las monedas de oro y plata de circulación
para atesorarlas. Todo lo cual limitaba considerablemente la actividad económica y
el desempeño del país.
4. El Banco de México se constituyó en 1925. Se puede decir que la creación del Banco
central fue una respuesta institucional a un contexto de crisis.
5. Alberto J. Pani, entonces Secretario de Hacienda, tuvo un rol determinante en la
concepción del banco central. Pani invitó a Manuel Gómez Morin como colaborador
principal en el proyecto de la creación del Banco de México (Garciadiego, 1996).
6. Hubo dos figuras principales que en los orígenes del Banco de México intentaron
crearlo y protegerlo al menos en la constitución de su legislación, de un papel
inflacionista, que fueron Manuel Gómez Morin y Miguel Palacios Macedo. La
concepción del marco jurídico se apoyó, entre otros, en el principio de la autonomía.
En esa etapa la autonomía se entendía como control en la creación monetaria.
7. En sus inicios de la operación del Banco de México éste se encargaba de regular la
circulación de la moneda y el tipo de cambio, y poseía el monopolio para la emisión
de billetes. También ofrecía servicio de tesorería y operaciones bancarias, así como
centralizaba las reservas monetarias del país. Contaba además con la autorización de
efectuar operaciones comerciales, por lo que el Banco de México promovió el crédito,
y tuvo una función de banco comercial ante los bancos privados del país. En un inicio,
los bancos privados tenían la opción de asociarse al Banco, pero no los obligaba la
ley. Es decir, no era forzoso el uso ni el reconocimiento de la moneda emitida por
esta institución. Entonces, en sus inicios no operaba completamente como un banco
central con el concepto que ahora lo conocemos.
8. Fue hasta después, a inicios de la década de los 30´s, que el Banco de México ya no
tendría la característica de otorgar créditos a los bancos comerciales, solamente al
gobierno y se promulgó una ley del uso obligatorio de la moneda emitida por el Banco
Central, quitándole el uso monetario al oro. Al mismo tiempo, se le dio la tarea al
Banco de México de otorgar crédito a las instituciones bancarias comerciales,
solamente en caso de última instancia. Convirtiéndose entonces en lo que se le llama
“Banco de Bancos”.
9. Puesto que era muy necesario el reconocimiento de la moneda nacional, Banxico fue
obligado a difundir y promover su uso en todo el país. Fue hasta el comienzo de la
década de los treinta que la demanda por el peso comenzó a demostrar síntomas de
fortaleza y flujo en el país.
10. Esta evolución y acciones del Banco de México nos muestran que, en realidad,
aunque la institución se crea por decreto, y las legislaciones que lo sostienen fueron
importantes, el papel y las funciones que va adquiriendo el Banco de México es un
proceso que se fue desarrollando hasta alcanzar su naturaleza de banca central.
11. En cuanto a la importancia de la autonomía, una gran cantidad de artículos de
investigación han sugerido que un banco central autónomo puede tener beneficios
significativos para el desempeño macroeconómico. Un aspecto que se ha señalado es
que actualmente, aunque una gran cantidad de países en desarrollo continúan
incrementando su autonomía instrumental, el reto principal es aumentar más la
autonomía política de los bancos centrales, principalmente asegurándose que los
órganos de gobierno de los bancos centrales sean designados sin mucha interferencia
política y por periodos largos.
Bibliografía
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