26 ÍT UL O CA P Oftalmología tienen mayor propensión a desprendimiento de retina. Según su grado dióptrico se clasifican de la siguiente manera:1,2 3. Ametropías Saraí Delgado Pelayo • Rosa María Delgado Pelayo • Topacio Olivier Andrade Romo • Carmen Olivier Romo Huerta 1. Leve (< 3 D). 2. Moderada o intermedia (3 a 6 D). 3. Severa (> 6 D). Requiere un apartado especial como mio- pía progresiva. A su vez, tiene otras subdivisiones: Definición De 6 a 12 D (levemente progresiva). De 12 a 18 D (moderadamente progresiva). De 18 en adelante (muy progresiva). Es la condición en la que el ojo, viendo hacia el infinito con la acomodación relajada, no logra enfocar los rayos de luz en la retina.1 Hipermetropía El punto focal se ubica por detrás de la retina, los pacientes pueden ser asintomáticos o tener astenopia; de acuerdo con el grado de hipermetropía y de la capacidad de acomodación, pueden tener o no mala visión de lejos y cerca. Epidemiología La prevalencia de error refractivo es variable de acuerdo con las características raciales. En términos generales, el error refractivo esférico más común en niños es la hipermetropía; sin embargo, conforme avanza la edad, aumenta la incidencia de la miopía. En un estudio realizado en el Hospital General de México en 2003 en población infantil sana, se encontraron errores refractivos en 79.5% de la población estudiada, correspondiendo el mayor porcentaje a errores refractivos leves. Los errores refractivos moderados a severos requieren corrección óptica, en este estudio representaron 17% de los casos.1-3 Astigmatismo Puede ser regular e irregular; en el primero se producen, en vez de un punto focal, dos líneas focales, perpendiculares entre sí; a su vez, éste se puede clasificar de acuerdo con su relación con la retina en: Astigmatismo hipermetrópico compuesto. Ambos puntos focales se ubican por detrás de la retina. Astigmatismo hipermetrópico simple. Un punto focal se localiza en la retina y el otro por detrás de la misma. Astigmatismo mixto. Un punto focal se localiza por delante y el otro por detrás de la retina. Astigmatismo miópico simple. Un punto focal se localiza en la retina y el otro delante de ésta. Astigmatismo miópico compuesto. Ambos puntos focales se localizan por delante de la retina. Fisiopatología La causa de las alteraciones puede residir en la córnea, cristalino o longitud anteroposterior del globo ocular, el último es el más frecuente.1 Los mecanismos implicados son:4,5 Privación. Acomodación excesiva. Alteraciones autonómicas durante la acomodación. Presbicia Pérdida de la capacidad de enfocar de cerca la luz sobre la retina (acomodación), ocurre de manera paulatina, aproximadamente a partir de los 40 a 45 años de edad. Los pacientes se retiran los objetos que quieren enfocar.1 Cuadro clínico Depende del tipo de ametropía. Miopía Diagnóstico La luz que proviene del infinito se focaliza en un punto antes de la retina; la manifestación clínica es disminución de la agudeza visual, principalmente para la visión de lejos. Existen tres tipos de miopía: la más frecuente por lo general es de leve a moderada, y la miopía degenerativa es severa; además se acompaña de alteraciones en la retina. Los pacientes con miopía Medición de la agudeza visual sin y con agujero estenopeico para cerca y lejos, utilizando la cartilla de Snellen. Se realiza retinoscopia (en pacientes poco cooperadores, niños, pacientes con estrabismo o muy sintomáticos se realiza bajo cicloplejía), si en el examen refractivo se encuentra una alteración 1 2 Áreas clínicas medida en dioptrías negativas, el diagnóstico es miopía, si es en dioptrías positivas es hipermetropía, si es a través de retinoscopia o queratometría se encuentran dos ejes ópticos de diferente poder, es astigmatismo. Se realizan pruebas subjetivas para el ajuste y prescripción de la corrección. Tratamiento Lentes aéreos, lentes de contacto y cirugía refractiva. En general, no se indica corrección óptica si la visión no mejora con ésta. En anisometropía se pueden usar lentes de contacto.1,6 Pronóstico El pronóstico es bueno si se diagnostican a tiempo y se corrigen de manera apropiada. Los errores refractivos pueden empeorar durante el embarazo por un tiempo debido a cambios hormonales que repercuten en la función de la lágrima y por edema corneal, también se ha observado empeoramiento en niños de forma progresiva que continúa hasta la edad adulta.3 Rehabilitación y prevención Se recomienda realizar pruebas visuales para detectar ambliopía y estrabismo en niños menores de cinco años con atención en factores de riesgo. Se aconseja revisiones a los 3, 4 y 5 años.6 tomarse como edad límite los tres años para separarlos en congénitos e infantiles o juveniles, partiendo del principio que hasta esta edad el ojo es capaz de aumentar de tamaño por la influencia de la presión intraocular.1 Epidemiología El glaucoma congénito es aquel que se presenta desde el nacimiento hasta los tres meses de edad. La incidencia reportada en EUA es de 1 por cada 10 000 nacimientos.1 Aproximadamente 70% de los casos es bilateral y tiene una predilección por el sexo masculino de 65%. El glaucoma congénito es una enfermedad muy rara, pero participa de forma muy importante en la ceguera infantil. Su prevalencia se estima en 0.05% de todos los pacientes oftalmológicos, y es probable que el oftalmólogo vea un caso cada muchos años. La incidencia total del glaucoma congénito es de 1 en 10 000, y la del glaucoma congénito primario, 1 en 30 000 recién nacidos.1 La mayoría de los casos de glaucoma congénito primario se presentan de forma esporádica, pero se reporta hasta 10% de herencia autosómica recesiva con gran penetrancia. Su patrón de herencia es multifactorial y, de acuerdo con revisiones recientes, los loci causantes o al menos considerados culpables son GLC3A (CYP1B1), GLC3B (4-6). Fisiopatología Bibliografía 1. Riordan P. Optics & Refraction. En: Riordan P, Whitcher J (eds.) Vaughan & Asbury′s General Ophthalmology. 16th ed. USA Mc Graw-Hill International; pp. 380-396. 2004. 2. Curbelo CL et al. Frecuencia de ametropías. Rev Cubana Oftalmología. vol.18, n.1, pp. 0-0. ISSN 1561-3070. 2005. 3. American Academy of Ophthalmology. Vision Screening for Infants and Children. March 2007. 4. Wallman J, Winawer J. Homeostasis of eye growth and the question of myopia. Neuron; 43:447. 2004. 5. Chen JC, Schmid KL, Brown B. The autonomic control of accommodation and implications for human myopia development: a review. Ophthalmic Physiol Opt; 23:401. 2003. 6. Alió JL, Ortiz D, Muftuoglu O, Garcia MJ. Ten years after photorefractive keratectomy (PRK) and laser in situ keratomileusis (LASIK) for moderate to high myopia (control-matched study). Br J Ophthalmol; 93:1313. 2009. 4. Glaucoma Glaucoma congénito Mónica Yolanda García Ibarra • Carmen Olivier Romo Huerta Definición El glaucoma pediátrico engloba todos aquellos glaucomas que se presentan desde el nacimiento hasta los 18 años o la adolescencia. En estos últimos se mezclan con el glaucoma de ángulo abierto de inicio juvenil o simplemente glaucoma juvenil. Suele La fisiopatología es muy diversa debido al amplio abanico de condiciones asociadas con el glaucoma congénito. En los glaucomas con alteraciones del desarrollo asociados con malformaciones del trabéculo y las estructuras vecinas, Barkan postuló que la existencia de una membrana sobre la malla trabecular era la causante de la dificultad en la salida del humor acuoso. Estudios histopatológicos posteriores no demostraron la existencia de esta membrana y se formularon nuevas teorías sobre la génesis del glaucoma en las que se involucraban detenciones en el proceso de desarrollo de la cámara anterior y estructuras vecinas, como el músculo ciliar e iris. Tales estructuras tienen un proceso de desarrollo que inicia hacia el cuarto mes y que está casi completo hacia el séptimo mes de gestación. Sin embargo, la membrana pupilar no desaparece hasta el noveno mes, aunque no participa en alteraciones de la formación de la cámara anterior. Se ha observado inmadurez en el desarrollo de la malla trabecular en el glaucoma juvenil de ángulo abierto, aunque en menor cantidad que en el glaucoma congénito. Cuadro clínico El diagnóstico del glaucoma congénito se fundamenta en los signos y síntomas; la tríada clásica suele ser epífora, fotofobia y blefaroespasmo.1 Los dos primeros son síntomas secundarios a la irritación o cambios en la córnea que acompaña al edema epitelial causado por el aumento de la presión.7,8 El agrandamiento corneal es característico en el glaucoma congénito y los diámetros corneales, que en el recién nacido son 10-10.5 mm, pasan en el primer año a los 11-12 mm. En todo niño con diámetros corneales que sobrepasen los 12 mm, Oftalmología en especial si el aumento es asimétrico, debe sospecharse glaucoma congénito.1 En los niños pequeños es más común el aumento corneal y ocular, mientras que en los mayores el edema y la córnea opaca por la entrada de líquido a través de las roturas de la membrana de Descement es más frecuente. Si la presión intraocular no se controla, el edema progresa a la erosión corneal, ulceración y al desarrollo de tejido cicatrizal. Diagnóstico El diagnóstico del glaucoma congénito se basa en una exploración clínica minuciosa que incluya medición de la presión intraocular (PIO), el diámetro corneal y la longitud axial (esta última mediante ecograf ía y retinoscopia), así como gonioscopia y oftalmoscopia. La fotograf ía del nervio óptico es útil para las revisiones futuras.7,8 El examen externo del ojo en ocasiones revela buftalmos con aumento del diámetro corneal por encima de 12 mm durante el primer año de vida (el diámetro horizontal normal de la córnea es de 9.5-10.5 mm en recién nacidos a término, y menor en prematuros). El edema corneal puede ir desde una leve turbidez a una opacificación densa del estroma a causa del aumento de la PIO. Los desgarros de la membrana de Descemet, llamados estrías de Haab, pueden aparecer de forma aguda debido a la distención corneal; es típico que tengan una orientación horizontal o concéntrica al limbo.7,8 Quizá ocurra disminución de la agudeza visual secundaria a atrofia del nervio óptico, turbidez corneal, astigmatismo, ambliopía, catarata, dislocación del cristalino o desprendimiento de retina.7,8 Tratamiento En general, el glaucoma congénito responde mal al tratamiento médico, mismo que es paliativo mientras las condiciones del paciente mejoran para la cirugía. Después del tratamiento quirúrgico puede utilizarse el tratamiento médico para mantener las condiciones preestablecidas. La goniotomía es la técnica de elección en los glaucomas de inicio temprano cuando la córnea es transparente; cuando ésta no lo es, la trabeculectomía es la alternativa. El tratamiento farmacológico tiene poca utilidad a largo plazo en la mayoría de los casos de glaucoma congénito y suele preferirse la cirugía. Los medicamentos sí son útiles para reducir la PIO antes de la intervención, ya que disminuyen el edema corneal y mejoran la visualización intraoperatoria. Las operaciones preferidas inicialmente son la goniotomía si la córnea es transparente, o la trabeculotomía y la trabeculectomía ab externo si hay turbidez corneal. Las tasas de éxito son similares para ambos procedimientos si la córnea está transparente. La trabeculectomía y los dispositivos de drenaje deben reservarse para casos en los que haya fracasado la goniotomía o la trabeculotomía. La ciclofotocoagulación es necesaria en algunos casos intratables, pero debe evitarse en la medida de lo posible debido al riesgo de efectos adversos sobre el cristalino y la retina. 3 A fin de controlar la PIO y aclarar una córnea transparente, es factible utilizar β-bloqueadores o inhibidores de la anhidrasa carbónica (IAC) como medida contemporizada antes de la cirugía. Dichos fármacos deben administrarse con precaución en dosis adecuadas al peso del niño para evitar efectos secundarios sistémicos. Además, es muy importante enseñar a los padres a ocluir el sistema de drenaje nasolagrimal un mínimo de 3 minutos después de aplicar β-bloqueadores tópicos y a que vigilen si aparece apnea o hipotensión. La tos puede ser el primer signo de que los β-bloqueadores están exacerbando un posible broncoespasmo.9,10 En los niños pequeños a quienes se administren IAC orales, debe controlarse la posible aparición de acidosis, hipopotasemia y problemas de alimentación. Los IAC tópicos parecen relativamente seguros en niños pequeños. Deben evitarse los agonistas α2-adrenérgicos en niños debido al riesgo de efectos adversos en el sistema nervioso central (SNC), como apnea. Existe controversia sobre la edad a la cual pueden empezar a administrase estos fármacos, pero en ningún caso deben prescribirse antes de los tres años, y es preciso emplearlos con precaución en menores de 10 años. Pronóstico El pronóstico a largo plazo ha mejorado mucho gracias a los adelantos de las técnicas quirúrgicas, sobre todo en pacientes asintomáticos al nacer y que presentan síntomas antes de los 24 meses de edad. Cuando ya hay síntomas al nacer o la enfermedad se diagnostica después de los dos años, el pronóstico para controlar quirúrgicamente la PIO es más reservado. Incluso aquellos pacientes cuya PIO suele controlarse mediante cirugía, pueden sufrir complicaciones tardías como la ambliopía, cicatrización corneal, estrabismo, anisometropía, catarata, subluxación del cristalino, susceptibilidad a los traumatismos (como sucede en ojos con adelgazamiento escleral) y glaucoma recidivante en el ojo afectado o el contralateral muchos años después. Referencias 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. Cioffi GA. Glaucoma. San Francisco: Elsevier, 2008-2009. Liesegang TJ, Skuta GL, Cantor LB. Órbita, párpados y aparato lagrimal. San Francisco: Elsevier, 2007-2008. Kanski JJ. Oftalmología Clínica. Barcelona: Elsevier, 2009. Stoilov I, Akarsu AN, Alozie I et al. Sequence analysis and homology modelling suggest that primary glaucoma on 2p21 result from mutations disrupting either the hinge region or the conserved core structures of cytochrome P4501B1. Am J hum Genet; 62: 573-584. 1998. Stoilov I, Akarsu AN, Sarfarazi M. Identification of three different truncating mutations in cytochrome 04501B1 (CYP1B1) as the principal cause of primary congenital glaucoma (Buphtalmos) in families linked to the GLC3A locus on chromosome 2p21. Hum Mol Genet 1997; 6: 641-647. Sarfarazi M, Stoilov I. Molecular genetics of primary congenital glaucoma. Eye 14: 422-428, 2000. DeLuise VP, Anderson DR. Primary infantile glaucoma (congenital glaucoma). SurvOphthalmol 28: 1-19, 1983. 4 Áreas clínicas Krielstein GK. Congenital glaucoma: Diagnosis and management. Transactions of Ophthalmology Society United Kingdom 105: 549-554, 1986. 9. Boger WP, Walton DS. Timolol in uncontrolled childhood glaucoma. Ophthalmology 88: 253-288, 1981. 10. Hoskins HD, Hetherinton J, Magee SD, et al. Clinical experience with timolol in childhood glaucoma. Arch Ophthalmol 103: 1163-1165, 1985. 8. Glaucoma primario de ángulo cerrado Mónica Yolanda García Ibarra • Carmen Olivier Romo Huerta Definición Actualmente se define al glaucoma de ángulo cerrado como el grupo de entidades clínicas caracterizadas por aposición iridotrabecular, sinequias anteriores periféricas o ambas.2 El glaucoma de ángulo cerrado se puede dividir en dos categorías principales, dependiendo de la causa del cierre angular: Glaucoma primario de ángulo cerrado. En este tipo no existe ninguna otra causa además de la predisposición anatómica —el ejemplo típico es el glaucoma agudo de ángulo cerrado.3 Glaucoma secundario de ángulo cerrado. En este tipo la causa de aposición iridotrabecular es consecuencia de una condición específica como sinequias, contracción de una membrana fibrovascular, seclusión pupilar o pseudofaquia.2 Epidemiología El glaucoma de ángulo cerrado es quizá la forma más común de glaucoma en todo el mundo y la principal causa de ceguera en los diferentes tipos de glaucoma. En EUA, sin embargo, el glaucoma primario de ángulo cerrado representa alrededor de 10% de todos los casos de glaucoma.2,3,5 Fisiopatología Glaucoma primario de ángulo cerrado El humor acuoso es producido por el cuerpo ciliar, fluye a través de la pupila, alcanza el ángulo de la cámara anterior y sale del ojo. El equilibrio entre la producción y el drenaje de líquido determina la presión intraocular. En el cierre primario de ángulo, desde el punto de vista anatómico, la lente se encuentra demasiado hacia adelante y se apoya contra el iris. Esto se traduce en el bloqueo pupilar, una condición en la cual el humor acuoso no puede fluir de manera normal a través de la pupila. La presión se acumula detrás del iris, en relación con la cámara anterior, haciendo que la periferia del iris se desplace hacia adelante, cubriendo gran parte o todo el ángulo de la cámara anterior. El contacto prolongado o repetido entre el iris y el ángulo puede conducir a la cicatrización y daño funcional a la malla trabecular, que es el tejido en el ángulo que actúa como una red a través de la cual drena el humor acuoso. Una vez que el nervio óptico muestra los daños causados por la alta presión intraocular, la enfermedad recibe el nombre de glaucoma primario de ángulo cerrado. Si todo el ángulo está bloqueado de repente, como ocurre en el bloqueo pupilar completo, la presión intraocular se eleva con rapidez y quizá se presenten síntomas agudos. Estos ataques de ángulo cerrado agudo en ocasiones se resuelven de forma espontánea y se repiten varias veces si no se trata. Sin tratamiento, la disminución de la visión e incluso ceguera puede ocurrir con rapidez durante el ataque (horas o días). El cierre del ángulo tan agudo es una verdadera emergencia oftalmológica. Los pacientes con ángulos estrechos anatómicos están en riesgo de cierre del ángulo futuro. La amplitud del ángulo de la cámara anterior es más pequeña que en el ojo normal y el iris periférico está más cerca del ángulo de la cámara anterior. Glaucoma crónico de ángulo cerrado Este tipo de glaucoma se debe a que sólo una parte del ángulo está bloqueado durante cierto periodo y se desarrolla la cicatrización. Con el tiempo, el ángulo en ocasiones es progresivamente más cerrado. En esta variación de la enfermedad, la presión intraocular puede ser normal o sólo un tanto elevada, y es probable que no se observen síntomas. Los pacientes con glaucoma crónico de ángulo cerrado tal vez experimenten más daño en el nervio óptico y la visión periférica cuando se establece el diagnóstico, en comparación con los pacientes con glaucoma agudo sintomático, debido a la ausencia de síntomas y retraso de la presentación clínica. Glaucoma secundario de ángulo cerrado Resulta cuando el ángulo de la cámara anterior se ocluye como el resultado de las condiciones que empujan el iris o cuerpo ciliar hacia adelante o se deforma el iris de manera que se retrae en el ángulo. Condiciones que empujan el iris: Fibrosis de la pupila a la superficie anterior de la lente. Hinchazón o hemorragia coroidea (debido a los tipos de cirugía oftálmica, tratamiento con láser de la retina, escleritis posterior, reacciones a los medicamentos). El topiramato es el más común de los medicamentos a base de sulfa para causar esta reacción rara, idiosincrásica. Síndrome de iris plateau (una anomalía del desarrollo). Una lente de gran tamaño o desplazado anteriormente. Glaucoma maligno: el humor acuoso llena la cavidad vítrea en lugar de fluir a través de la pupila, por lo general como resultado de la cirugía oftálmica. Hemorragia coroidea o derrame: una lesión que ocupa espacio en el segmento posterior del globo ocular (como un tumor o una burbuja de gas colocado durante la cirugía de la retina). Síndromes de desarrollo que causan la fibrosis en el segmento posterior del globo ocular. Condiciones que traccionan el iris: Inflamación o sangre en el ángulo. Neovascularización del iris con una membrana fibrovascular resultante (se observa con más frecuencia en la Oftalmología diabetes mellitus mal controlada o insuficiencia de la arteria oftálmica). Proliferación anormal de células endoteliales de la córnea. Adelgazamiento prolongado de la cámara anterior con el consecuente contacto del ángulo con el iris debido a un traumatismo o cirugía. Invasión del ángulo por parte de células epiteliales o por fibroblastos. Cuadro clínico El glaucoma agudo de ángulo cerrado se caracteriza por un aumento de la presión intraocular mayor de 30 mm Hg y conlleva los siguientes síntomas: Dolor ocular súbito. Náuseas o vómito. Visión borrosa rápidamente progresiva. Antecedente de episodios de visión borrosa acompañada de visión de halos de colores. Edema corneal epitelial. Pupila en midriasis media arrefléxica. Iris bombé. Hiperemia conjuntival y ciliar. Diagnóstico Gonioscopia Es el estándar de oro para diagnosticar ángulo cerrado; dicha técnica implica el uso de una lente especial para la lámpara de hendidura, que permite al oftalmólogo visualizar el ángulo y diagnosticar el ángulo cerrado. La gonioscopia requiere que quien la practica tenga conocimiento especializado y experiencia para realizarla de forma precisa y confiable.6 Ultrasonido biomicroscópico Se trata de un ultrasonido especializado de la cámara anterior que puede mostrar el ángulo cerrado y ayudar a definir su mecanismo. El instrumento para la realización de este ultrasonido es costoso y, por tanto, no están ampliamente disponibles; esta técnica también requiere interpretación especializada de los resultados.6 Tomografía de coherencia óptica de cámara anterior (OCT) Es utilizada como una modalidad para visualizar la imagen del drenaje del ángulo iridioesclerocorneal y detectar los ojos en riesgo de cierre del ángulo. Los resultados sugieren que los ojos propensos a desarrollar ángulo cerrado no difieren anatómicamente de los ojos normales, pero pueden responder de manera diferente a los estímulos de luz. Como un ejemplo, cuando se dilata en el mismo grado, el iris de un ojo con cierre del ángulo tiende a ser más grueso que el iris de un ojo normal.6 Pruebas de provocación Tales pruebas también se conocen como pruebas provocadoras de hipertensión ocular, a menudo no proporcionan información adicional más allá de la exploración clínica y no son 5 muy utilizadas debido a sus riesgos. En la prueba de provocación de cuarto oscuro, el paciente descansa (despierto) en una habitación oscura durante 30 minutos con su cabeza en la posición prona para alentar dilatación pupilar y el desplazamiento hacia adelante de la lente. La prueba sugiere ángulo cerrado si la presión intraocular se eleva de manera significativa o si aparece el ángulo más cerrado en la gonioscopia. La aplicabilidad clínica se desconoce. En las pruebas farmacológicas, la pupila se dilata utilizando midriáticos parasimpaticolíticos como la fenilefrina o la pilocarpina (gotas oftálmicas) y se inculca en un intento de provocar un ataque de cierre angular. Este procedimiento implica un riesgo y un resultado negativo no descarta del todo la presencia del ángulo cerrado. No deben probarse los dos ojos de forma simultánea y en realidad no se recomienda esta prueba. La prueba provocadora con la ingesta de 1 L de agua antes, registra la presión intraocular y enseguida se registra la presión intraocular cada 15 minutos durante la primera hora, y se compara con la basal previa a la ingesta6 Tratamiento El tratamiento tradicional de inicio para este tipo de glaucoma es clásicamente médico, seguido de iridotomía con láser. El tratamiento médico se establece al momento del diagnóstico y es factible dividirlo en tópico y sistémico. El tratamiento tópico tiene el objetivo de romper el bloqueo pupilar, disminuir la presión intraocular y disminuir el edema corneal para realizar una iridotomía considerada como el tratamiento de elección.3 Están indicados pilocarpina al 2%, 1 gota cada 5 minutos por dos dosis. De igual manera se puede agregar un β-bloqueador como timolol al 0.5% cada 12 horas, un α-agonista como la apraclonidina al 1% cada 8 horas y acetato de prednisolona a dosis dependiente de la inflamación.3 De manera mecánica se puede realizar indentación con una lente de cuatro espejos para ayudar a romper el bloqueo pupilar. El tratamiento sistémico incluye acetazolamida, 125 mg cada 6 horas vía oral; o manitol, 1-2 g/kg de peso por vía intravenosa a pasar en 30 minutos.3 Otras medidas incluyen, en caso de dolor, la administración tópica de un antiinflamatorio no esteroideo, o bien algún analgésico vía oral; si el paciente tiene náuseas y vómito se puede administrar metoclopramida intramuscular.3 Pronóstico El pronóstico de los pacientes con diagnóstico de glaucoma de ángulo cerrado depende de cuán temprano se detecta la enfermedad. Debido a que el daño por glaucoma causado al nervio óptico por lo general no es reversible y puede ocurrir en cuestión de horas en el caso de un ataque agudo de ángulo cerrado, es importante que un oftalmólogo examine a estos pacientes de forma urgente para proporcionar el diagnóstico y el tratamiento oportuno. El otro ojo también debe ser evaluado y como tratamiento profiláctico se recurre a la iridotomía periférica con láser, ya que puede evitar el cierre del ángulo en caso futuro. El pronóstico para los pacientes con cierre angular secundario depende de la causa del cierre del ángulo. 6 Áreas clínicas Referencias 1. 2. 3. 4. 5. 6. Yanoff M, Duker J. Ophthalmology. España, Mosby; 2004. Friedman DS. Who needs an iridotomy? Br J Ophthalmol; 85:1017-1021. 2001. European Glaucoma Society. Terminología y pautas para el glaucoma. 2004. Thomas R, Sekhar GC, Kumar RS. Glaucoma management in developing countries: medical, laser and surgical options for glaucoma management in countries with limited resources. Curr Opin Ophthalmol; 15:127-131. 2004. Quigley HA, Broman AT. The number of people with glaucoma worldwide in 2010 and 2020. Br J Ophthalmol; 90:262– 267. 2006. Weizer SJ. Angle-clourse glaucoma. UpToDate [en línea].Febrero 2014. [Fecha de consulta: 01 abril 2014]. Disponible en: <http://www.uptodate.com/contents/angle-closureglaucoma?source=search_result&search=glaucoma+de+%C 3%A1ngulo+cerrado&selectedTitle=1~150> Glaucoma primario de ángulo abierto Mónica Yolanda García Ibarra • Carmen Olivier Romo Huerta Definición El glaucoma primario de ángulo abierto (GPAA) —también conocido como glaucoma crónico de ángulo abierto o glaucoma crónico simple—, puede definirse como una neuropatía óptica, crónica, progresiva multifactorial, caracterizada por cambios de socavamiento en la papila a nivel de la excavación (copa) y anillo neurorretiniano, con deterioro de la visión y alteración del campo visual. Los cambios de la presión intraocular deben ser considerados como signos importantes en esta enfermedad.1 Epidemiología El glaucoma es la segunda causa de ceguera en el mundo, las repercusiones económicas y sociales que conlleva son enormes, por lo que hoy representan un problema de salud pública. Los tres factores más importantes asociados con la neuropatía óptica glaucomatosa son el nivel de la presión intraocular (PIO), la edad y los antecedentes heredofamiliares.2 Fisiopatología Algunos autores consideran que el GPAA es una neuropatía óptica en donde el nervio óptico se encuentra muy sensible a los efectos deletéreos mecánicos de la PIO, un daño estructural de la malla trabecular y del trabéculo yuxtacanalicular, y quizá un factor isquémico con neuroinflamación del nervio óptico. Cabe recordar que son los procesos ciliares los que producen el humor acuoso, el cual que pasa desde la cámara posterior a través de la pupila hacia la cámara anterior y sale a través de la malla trabecular, entra al canal de Schlemm y sale del ojo mediante el sistema venoso por el plexo de canales colectores. El trabéculo yuxtacanalicular funciona como principal resistencia al flujo de humor acuoso, y es el que de manera más significativa dará como fruto principal la presión intraocular. Se cree que una de las causas del glaucoma crónico de ángulo abierto es una incapacidad del trabéculo yuxtacanalicular para permitir el paso de sustancias desde la cámara anterior hacia el canal de Schlemm. Algunos efectos trabeculares del envejecimiento —como la pérdida de las células trabeculares, la compactación de las lamelas trabeculares uveales y cornoesclerales con engrosamiento de las membranas basales y engrosamiento de las placas de material de desecho, cierre de los espacios trabeculares, así como cambios de la matriz extracelular— pueden también ser los causantes de la falla fisiológica de este aparato de filtración en el glaucoma.3-5 Tradicionalmente se han estudiado dos teorías de daño al nervio óptico: mecánica y vascular. Cuadro clínico En general, el glaucoma primario de ángulo abierto es un padecimiento asintomático. Los incrementos abruptos o considerables de la PIO cursan con síntomas como disminución de la visión, dolor o incomodidad ocular, percepción de halos de colores alrededor de las fuentes de luz -fenómeno causado por edema corneal secundario al alza de presión intraocular. Algunos síntomas poco específicos entre pacientes con daño avanzado son visión deficiente, alteración en la adaptación a la oscuridad y restricción subjetiva de los campos visuales. El GPAA es una enfermedad generalmente bilateral, aunque no siempre simétrica, caracterizada por lo siguiente: Inicio en la edad adulta. Una PIO superior a 21 mm Hg. Un ángulo iridoesclerocorneal de aspecto normal. Lesión glaucomatosa de la cabeza del nervio óptico. Pérdida del campo visual. Factores de riesgo y asociaciones Niveles de presión intraocular. Edad > 65 años. Raza negra. Historia familiar y herencia. Cambios en el grosor corneal. Diabetes mellitus. Miopía. Enfermedad retiniana (oclusión de la vena central de la retina, desprendimiento de retina rematógeno y rinitis pigmentosa). Mutaciones genéticas. Tabaquismo. Diagnóstico El glaucoma debe ser descartado o evaluado en todo paciente oftalmológico entre los 36 y los 40 años de edad desde la primera consulta que incluye una anamnesis completa, enfatizando antecedentes heredofamiliares oculares y sistémicos. Es preciso que el médico realice una evaluación oftalmológica completa para determinar la capacidad visual y proceder a la valoración anatomoclínica ocular. Oftalmología Presión intraocular (PIO) El aumento de la PIO debe considerarse como el más importante de los factores de riesgo para desarrollar glaucoma, aunque no debe suponerse como si fuera un sinónimo. La PIO normal varía ampliamente entre 10 y 20 mm Hg; el promedio normal es de 16 + /-2 mm Hg. Hay una variación diurna normal de unos 5 mm Hg en pacientes no glaucomatosos. En la actualidad, más de la tercera parte de los casos de glaucoma de ángulo abierto se presentan con lecturas de PIO por debajo de 21 mm Hg, cifra que ha sido considerada tradicionalmente como el límite superior “normal”. En los pacientes de quienes se sospecha que padecen glaucoma o que son considerados como glaucomatosos, es necesario realizar al menos dos mediciones de la PIO en diferentes momentos del día sin previo tratamiento a fin de determinar su PIO basal. De manera práctica, cuando no se documentan fluctuaciones mayores de 4 mm Hg, cabe considerar a la PIO basal como el promedio de las mediciones; cuando rebasa esta diferencia el nivel de PIO más elevado puede emplearse como PIO basal.3 Características del nervio óptico en glaucoma El examen del nervio óptico (NO) y de la capa de fibras nerviosas proporcionan una información estructural sobre el daño glaucomatoso. La técnica preferida para examinar la cabeza del NO y la capa de fibras nerviosas incluye la visualización estereoscópica a través de la lámpara de hendidura y un lente de Goldman con la pupila dilatada. Una imagen fotográfica de la cabeza del NO con estereofotograf ía proporciona una imagen que brinda bases para comparaciones futuras. Los datos del fondo de ojo que sugieren la presencia de glaucoma son: magnitud de la excavación (sobre todo si ésta es mayor a 0.6 en su eje vertical); asimetría de las excavaciones entre los discos ópticos mayor a 0.2; presencia de hemorragias en astilla; atrofia peripapilar; alteraciones vasculares (vasos en “bayoneta”, penetrantes, en puente o desviación nasal del trayecto vascular), entre otros.4 Ángulo iridoesclerocorneal El diagnóstico diferencial de los glaucomas y su trasfondo fisiopatológico se fundamenta en el estado del ángulo. Es importante distinguir si el ángulo se encuentra abierto o cerrado. El diagnóstico del GPAA requiere integridad de todas las estructuras examinadas, así como la valoración del estado angular. En los glaucomas con ángulo abierto, puede presentar un ángulo de 20 a 40º y la malla trabecular siempre visible, por lo que el ángulo no puede ocluirse. Campo visual El campo visual es uno de los exámenes clave para el diagnóstico y seguimiento de los glaucomas. Actualmente, la realización de campos visuales mediante la perimetría estática automatizada se considera la manera óptima de evaluar los campos visuales. Cuando esta prueba se realiza con los instrumentos Humphrey 7 u Octopus, se cuenta con índices validados para definir la presencia de la enfermedad, su gravedad o su progresión. Los primeros indicios de daño glaucomatoso pueden ser un escotoma de Bjerrum o en cimitarra, que es la representación campimétrica de una pérdida de un haz de fibras nerviosas. En ocasiones hay escotomas muy pequeños en la zona de Bjerrum, que representan pérdida de haces más pequeños, en tanto que la confluencia de varios de éstos produce el escotoma de Bjerrum. El escotoma de Bjerrum típicamente se proyecta desde uno de los polos verticales de la mancha ciega y se dirige en forma arqueada. Conforme progresa la enfermedad, el escotoma de Bjerrum se hace más profundo, lo que significa que aún tiende a expandirse o ensancharse y, sobre todo en el cuadrante nasal, se abre hacia la periferia, con una importante contracción del campo nasal. Al confluir dos escotomas de Bjerrum, uno superior y uno inferior, se forma un escotoma anular, cuya tendencia es de contraerse centralmente —lo que forma un campo visual tubular— y expandirse periféricamente, contrayendo ahora también el campo temporal y muchas veces dejando sólo un islote temporal de visión. Debido a que la contracción del campo visual es un fenómeno relativamente tardío dentro de la evolución del glaucoma, la visión central se respeta y el paciente no tiene la sensación de perder visión, ya que sigue teniendo una excelente función de los conos maculares.5 Tratamiento La meta principal del tratamiento del glaucoma primario de ángulo abierto es desacelerar el proceso de la enfermedad y mantener la función visual al mayor tiempo posible. Esto se logra principalmente al abatir las presiones intraoculares de tal forma que el daño no continúe. Para esto es necesario realizar tomas de PIO a menudo y de preferencia durante los horarios donde la presión está en su valor máximo. Es necesario reconocer que hasta una tercera parte de los pacientes con glaucoma de ángulo abierto cursan con una enfermedad que responde en menor grado a los cambios de PIO (glaucoma de tensión normal); este subgrupo con factores de riesgo independiente de la PIO también debe tratarse con medicamentos que reduzcan la PIO. El éxito del tratamiento del glaucoma radica en el diagnóstico correcto, así como en la eficacia, oportunidad y cumplimiento del régimen terapéutico. Presión meta En el tratamiento del glaucoma, el médico lucha por alcanzar un rango estable de PIO para evitar que progrese el daño del NO y del campo visual. El límite superior de ese rango se define como presión meta. La presión meta varía entre cada paciente y en el mismo paciente puede ser diferente durante el curso de la enfermedad. La presión meta seleccionada es por lo menos 25% inferior a la PIO basal. Los factores de ajuste para una reducción adicional más allá de 25% tendrán que ver con la severidad del daño existente en el NO; el nivel de la PIO y la rapidez con la que se presentó el daño (si esto se conoce). Mientras mayor sea la diferencia entre la PIO basal y la PIO meta, se dará un tratamiento más agresivo. De igual forma si los factores de riesgo, como la edad, raza, antecedentes heredo 8 Áreas clínicas familiares, etc., son indicativos de un tratamiento agresivo. Si no se alcanza y mantiene la PIO meta debe orientar al médico hacia una nueva evaluación del régimen de tratamiento, considerando los riesgos y beneficios potenciales de tratamiento adicional o alternativo. La adecuación y validez de la presión meta se evalúa en forma periódica por comparación del estado del NO (evaluación clínica y campimétrica). La presión actual y su relación con la PIO meta deben considerarse en cada consulta. Lineamientos de tratamiento Los medicamentos de primera línea son los que cumplen con lo siguiente: efecto hipotensor mayor a 25%, son bien tolerados, taquifilaxia tardía, número reducido de aplicaciones (máximo dos). En el caso de todos los medicamentos es necesario esperar de 3 a 4 semanas para observar su efecto hipotensor meseta. En el momento en que no se ha logrado la PIO meta o se ha documentado progresión del daño papilar o campimétrico se agrega un segundo medicamento hipotensor. En general, se recomienda no usar más de tres medicamentos, y debe de considerarse la calidad de vida del paciente, el cumplimiento de un régimen complicado, múltiple y costoso. En la actualidad se recomienda la siguiente secuencia de los fármacos para GPAA: Primera línea. Análogos de prostaglandinas. β-bloqueadores. Segunda línea. α-2-agonistas adrenérgicos Inhibidores tópicos de la anhidrasa carbónica. Prostanoides. Tercera línea. Mióticos. Agonistas adrenérgicos no selectivos. Inhibidores del sistema de la anhidrasa carbónica. Pronóstico Se considera que el pronóstico puede ser favorable si se logra un buen control de la PIO. Si no se logra la presión meta, con tratamiento médico se realizarán las cirugías indicadas hasta tener el control de la presión y que no haya daño campimétrico. El seguimiento y vigilancia estrecha es lo más importante para detectar los cambios a tiempo y ayudar a prevenir la ceguera. Rehabilitación y prevención Realizar las campañas de detección de glaucoma es uno de los factores más importantes para realizar prevención. Referencias 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. Tratamiento quirúrgico6-13 Cirugía filtrante. La cirugía clásica de GPAA es la trabeculectomía o cirugía filtrante protegida. Alcanza buenos índices de éxito, con una técnica depurada (alrededor de 80-90% en cirugías primarias). El éxito se ve reducido en pacientes que deben someterse a una operación adicional o en quienes sufren alteraciones conjuntivales o glaucomas secundarios. Implantes valvulares. En fechas recientes ha cobrado auge la colocación de implantes valvulares para el control del glaucoma de dif ícil manejo, en especial los glaucomas secundarios. Tales elementos deben utilizarse en aquellos tipos de glaucomas donde la cirugía convencional ha fracasado. Se indican específicamente en casos de GPAA con trabeculectomías fallidas por cicatrización excesiva, o en glaucomas con conjuntivas y/o ángulos severamente dañados, en pacientes reoperados y, en general, glaucomas secundarios o recalcitrantes. 9. 10. 11. 12. 13. Bergés S, Cortés G, Chávez D et al. Lineamiento y reconocimiento para el diagnóstico y tratamiento del glaucoma. Editorial Intersistemas S.A. de C.V.: Pharmacia Corporation. 2001:11, 12, 29-32, 32-40. Marchetti A, Magar R, An P et al. Original article-clinical and economic impact of new trends in glaucoma treatment. Med Gen Med; 3(4): 6. 2001. Robert R, Shields MB, Krupin T. The glaucoma basic sciences, 2° Edition; Chapter (5) (13) (35). 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Ramírez Echeverría • Carmen Olivier Romo Huerta Definiciones La retinopatía diabética (RD) se define como una complicación crónica vascular de la diabetes mellitus (DM) que se caracteriza por la presencia de signos microvasculares que pueden ser prerretinianos, retinianos o intrarretinianos como microaneurismas, exudados, microhemorragias y edema macular, que compromete en diversos grados la visión.1,4,8 Epidemiología En los países en vías de desarrollo, la retinopatía diabética es la causa más frecuente de ceguera prevenible en adultos en edad productiva (20-74 años).4 En EUA es la primera causa de ceguera,9 encontrándose en 8% de personas que padecen diabetes mellitus tipo 2 (DM2), así como en 46% de aquellas con diabetes mellitus tipo 1 (DM1).4 Casi todos los pacientes con DM1 tendrán evidencia de RD a los 20 años de evolución, y más de 21% la presentan al momento del diagnóstico.11 Los principales factores de riesgo para desarrollar una retinopatía diabética son: progreso temporal de la diabetes, hiperglucemia crónica, hipertensión arterial, obesidad e hiperlipidemia.3,4,8 La prevalencia de retinopatía en diabéticos mexicanos es alta. En un estudio reciente del Servicio de Oftalmología del Hospital General de México, se concluyó que la prevalencia es mayor en el grupo con DM1 que en pacientes con DM2. Asimismo, de los 1 3670 diabéticos participantes, 71% padecen dicha condición.10 Fisiopatología La causa exacta de la RD aún se desconoce; sin embargo, se sospecha que la hiperglucemia crónica produce una disfunción en el metabolismo intracelular que genera una alta concentración de aldosa-reductasa1, ésta a su vez produce un aumento en los niveles de sorbitol, lo que altera el potencial óxido-reductor y genera el engrosamiento de la membrana basal endotelial y la pérdida de pericitos.7 Los pericitos son células contráctiles que funcionan como sostén en la autorregulación microvascular retiniana y conforman la barrera hemato-retiniana interna; su pérdida produce resistencia al flujo sanguíneo en zonas de cierre capilar que aumenta de manera retrógrada la presión intraluminal. Desde el punto de vista clínico, esto se observa como una mancha roja puntiforme llamada microaneurisma, la primera manifestación oftalmoscópica de la retinopatía diabética.6,9 La debilidad estructural de la pared de los capilares retinales producidos por la formación de microaneurismas genera zonas focales de isquemia retinal con el consecuente desarrollo de manchas algodonosas. Así también, permite la fuga de líquido intravascular, lípidos, proteínas del suero que ocasiona edema retinal.1 9 La primera causa de ceguera en pacientes diabéticos es el edema macular,4 concepto utilizado para definir el compromiso de la mácula secundario al edema retiniano.1,4 La RD puede clasificarse en retinopatía diabética no proliferativa (RDNP) y retinopatía diabética proliferativa (RDP). Con edema macular o sin edema de mácula que puede presentarse en ambos tipos, aunque es más frecuente encontrarla en estadios más avanzados de la enfermedad.2 En respuesta a la hipoxia, las células endoteliales de la retina así como su epitelio pigmentario expresan el factor de crecimiento endotelial vascular (VEFG), lo que estimula la neovascularización (angiogénesis) e incrementan la permeabilidad capilar, ambas características propias de la RDP.4 Los neovasos se forman entre la superficie interna de la retina y el humor vítreo; posteriormente son sustituidos por tejido glial, el cual puede ejercer tracción sobre la retina y desprenderla, esta tracción puede producen hemorragias en el humor vítreo, la causa más frecuente de pérdida visual en pacientes con RDP.8 La ceguera es resultado de la maculopatía (edema macular), la neovascularización en la retina (hemorragia vítrea y desprendimiento de retina) y en el iris (glaucoma neovascular).4 Cuadro clínico En los estadios iniciales de la RD, los pacientes por lo general son asintomáticos; sin embargo, en etapas más avanzadas de la enfermedad pueden experimentar síntomas que incluyen miodesopsias (conjunto de manchas, puntos o filamentos suspendidos en el campo visual),7 visión borrosa, distorsión, así como pérdida progresiva de la agudeza visual.3 Los signos clásicos de la RDNP están limitados a la retina e incluyen microaneurismas, manchas hemorrágicas, exudados lípidicos, manchas algodonosas, dilatación venosa, así como anormalidades intrarretinales microvasculares.4,9 La RDP se define por la aparición de neovasos producto de la isquemia progresiva secundaria al cierre capilar y a la proliferación de tejido fibroso más allá de la retina.9 Estos vasos neoformados suelen aparecer en el nervio óptico, la mácula o ambos, se rompen con facilidad provocando una hemorragia vítrea, fibrosis y desprendimiento de la retina.7 Diagnóstico En etapas tempranas, la RD es fácilmente diagnosticada por medio de un examen oftalmoscópico completo. La búsqueda de microaneurismas —que generalmente se encuentran en el polo posterior puede orientar el diagnóstico—.1 Por tanto, en atención primaria, el médico general debe de buscar dichos signos para posteriormente derivar al paciente a una atención más especializada.11 La exploración oftalmológica en un paciente con sospecha de RD debe incluir lo siguiente: agudeza visual corregida, presión intraocular, biomicroscopia, gonioscopia (en caso de ser indicada), examen de fondo de ojo bajo midriasis medicamentosa que incluya vítreo, polo posterior y retina periférica. El examen con oftalmoscopia indirecta y/o bajo biomicroscopia con lámpara de hendidura debe realizarse por un oftalmólogo.11 10 Áreas clínicas La angiograf ía con fluoresceína resulta útil para detectar el edema macular, y con este la severidad de la RD, pues su hallazgo se asocia con una probabilidad de 25% de pérdida visual moderada en el transcurso de los tres años siguientes.1,7 Sin embargo, la guía mexicana de RD menciona como los auxiliares de diagnóstico la angiograf ía con fluoresceína, la ultrasonograf ía y la tomograf ía de coherencia óptica (OCT); estos dos últimos exámenes suelen ser considerados por los oftalmólogos como el estándar de oro para el diagnóstico, así como la fotograf ía de color del fondo de ojo —aunque no son indispensables para establecer el diagnóstico o iniciar el tratamiento.11 Tratamiento El tratamiento más eficaz contra la RD es la prevención. El control glucémico intensivo con determinación de hemoglobina glucosilada, un control de hipertensión arterial y de lípidos, retardan la progresión de la enfermedad.6,7 Cuando está amenazada la visión, la fotocoagulación con láser es el mejor tratamiento disponible y efectivo. Se aplica en dos situaciones clínicas: 1) edema macular, tratado con fotocoagulación focal, y 2) la retinopatía proliferativa, donde generalmente se utiliza la fotocoagulación focalizada o panretiniana.7,8 El riesgo de pérdida visual se reduce más de 50% para los pacientes que se someten a fotocoagulación focal en comparación con aquellos que no reciben tratamiento.11 La cirugía de vitrectomía es el tratamiento quirúrgico indicado para resolver las dos complicaciones vasculares más importantes representativas de la retinopatía avanzada: la hemorragia vítrea y el desprendimiento traccional de la retina.4 Pronóstico Existen dos desenlaces principales en retinopatía diabética: pérdida visual moderada y pérdida visual severa, capacidad visual menor a 5/200 en dos visitas con una separación de cuatro meses. Los pacientes con RDNP presentan riesgo de desarrollar pérdida visual moderada, por edema macular. Aunque en los pacientes con RDP también puede presentarse edema macular, la presencia de neovasos implica el riesgo de desarrollar pérdida visual severa.11 Rehabilitación y prevención La prevención de la RD se enfoca en el control de la DM, la presión arterial y los lípidos,7 así como en el mantenimiento de niveles de glucosa óptimos, pues se ha demostrado que su control estricto reduce significativamente la incidencia de RD.11 Es importante además tener controles rutinarios desde el momento de diagnóstico de la DM, para la pronta detección y clasificación de la RD,11 la cual es el aspecto más importante para la prevención secundaria, ya que a través de la intervención del tratamiento se puede evitar la pérdida visual en más de 90% de los afectados.1,9 La evaluación oftálmica debe realizarse cinco años después del diagnóstico de DM1 en revisiones anuales. Por su parte, todos los diabéticos tipo 2 deben someterse a un examen de fondo de ojo bajo dilatación pupilar al momento del diagnóstico y posteriormente cada año.11 Referencias 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. Lim J, Rosenblatt B, Benson W. Ophthalmology: Diabetic Retinopathy. Elsevier. EUA; 2008, p. 542-550. Antonetti D, Kelin R, Gardner T. Diabetic Retinopathy. Journal Article. New England Journal of Medicine. 336(13):12271239. 2012. Asociación Panamericana de Oftalmología (APAO). Guía práctica clínica de retinopatía diabética para Latinoamérica. México; p. 4-19. 2011. Cheung N, Mitchell P, Yin Wong T. Seminar: Diabetic retinopathy. Lancet; 376:124-36. 2010. National Eye Institute. La retinopatía Diabética. U.S. Department of Health and Human Services.USA; p. 1-17. 2003. Zhang K, Ferreyra H, Gorb S et al. Diabetic Retinopathy: Genetics an Etiologic Mechanisms. Retina, 5th edition. Elsevier. USA; pp. 925-35. 2013. Braunwald DL, Fauci AS et al. (editores). Diabetes Mellitus: Retinopatía Diabética. Harrison principios de medicina interna. Vol 2. 17ª ed. México: McGraw-Hill; 2009. p. 2280-87 Rojas A, Lima V. Retinopatía Diabética. Universidad Autónoma de México: Facultad de Medicina. México; 2006. Álvarez R. Retinopatía Diabética. Pontificia Universidad Católica de Chile: Facultad de Medicina. Chile; 2006 p.93-97. Prado A, Guido M, Camas T. Prevalencia de retinopatía diabética en población mexicana. Revista Mexicana de Oftalmología; 83(5):261-266. 2009. Secretaría de Salud México. Guía de Práctica Clínica: Diagnóstico y Tratamiento de Retinopatía Diabética. México; 2009. Retinopatía hipertensiva J. Adrián Núñez Zuno • María de Lourdes Ramírez Echeverría • Salvador Fonseca Reyes Definición La retinopatía hipertensiva es una condición que muestra un amplio espectro de signos vasculares en la retina de personas con hipertensión arterial sistémica (HAS). Su aparición es un marcador de daño severo a órgano blanco, representa riesgo de evento cardiovascular grave y es motivo suficiente para iniciar manejo con antihipertensivos. Actualmente se considera el primer factor de riesgo de mortalidad mundial.1,2,4,7 Epidemiología La prevalencia de hipertensión varía entre países y sufre fluctuaciones dentro de las subpoblaciones de los mismos. Se estima que en EUA afecta a 1 de cada 4 adultos;3-4 en México afecta a 31.5% de la población.1,7,10 En sociedades industrializadas la presión arterial (PA) se incrementa conforme a la edad, la prevalencia es de 65.4% en Oftalmología mayores de 60 años.1,3 La prevalencia de retinopatía en paciente con HAS, una vez excluidas otras causas como DM, es variable con un rango de 8 a 15%.6,7 Fisiopatología Aunque el concepto retinopatía hipertensiva sólo sugiere alteración de la retina, también se pueden observar cambios en la coroides y el nervio óptico.2,7 La retinopatía, como manifestación de niveles elevados de PA, se debe a alteraciones de la vasculatura retiniana, para las cuales se han propuesto tres estadios (cabe mencionar que las alteraciones no siempre cumplen la evolución presentada): 1. Vasoconstricción. La respuesta primaria a la aparición de cifras tensionales altas es la vasoconstricción arteriolar (mediada por mecanismos de autorregulación). El grado de esta respuesta depende de la esclerosis de los mismos. 2. Esclerosis. La HAS sostenida conlleva engrosamiento de la túnica íntima, hiperplasia de la túnica media y degeneración hialina. Estos hallazgos se correlacionan con un aumento focal y generalizado de los estrechamientos arteriolares, modificaciones en los cruces arteriovenosos (estrechamiento venoso) y alteraciones del reflejo arteriolar (aumento del reflejo luminoso al oftalmoscopio e hilos de cobre). 3. Exudado. Se caracteriza por deterioro de la barrera hematorretiniana, necrosis del músculo liso y células endoteliales y aumento de la permeabilidad, ocasionando exudado e isquemia retiniana, cambios que se aprecian en las retinas como microaneurismas, hemorragias, exudados duros (proteínas), céreas y algodonosas. También puede existir papiledema y edema macular, lo cual indica elevación severa de la PA. Algunos autores consideran que los exudados algodonosos se deben a isquemia focal aguda de la retina por oclusión de las arteriolas terminales, Por lo cual reciben el nombre de manchas isquémicas retinianas profundas.2,5,7 La coroides sufre necrosis fibrinoide de los vasos cuando se ve sometida a HAS, lo que condiciona la aparición de fenómenos isquémicos en los lóbulos coroideos sin perfusión. La región del epitelio pigmentario suprayacente también sufre necrosis (manchas de Elschinig); esta isquemia también condiciona desprendimiento de la retina. A ese conjunto de alteraciones se le denomina coroidopatía hipertensiva. La neuropatía hipertensiva se caracteriza por la aparición de edema secundario a isquemia, que termina en pérdida de axones y gliosis. Se cree que se debe a alteración de los vasos coroideos y liberación de factores vasoconstrictores que en conjunto condicionarían la perfusión del nervio óptico.5 Cuadro clínico Los pacientes con HAS suelen ser asintomáticos hasta etapas avanzadas donde se manifiesta el daño silente en diversos órganos. La cefalea “clásica” de esta enfermedad sólo aparece en pacientes con cifras tensionales muy elevadas; como en los casos de emergencia y urgencia hipertensiva. También se asocian síntomas como mareos, palpitaciones, fatiga fácil e impotencia.3,6 11 Las manifestaciones oculares se pueden agrupar en dos grupos, mismos que se consideran a continuación.2,6,7 Agudas A menudo se presentan durante las crisis hipertensivas; se caracterizan por disminución de la agudeza visual, que puede llegar hasta la amaurosis. Dicha pérdida de la visión es transitoria y se normaliza a la par de las cifras tensionales. Asimismo, se ha notificado el surgimiento de escotomas, diplopía y fosfenos. La aparición de exudados, hemorragias y microaneurismas en el fondo del ojo se correlacionan con la gravedad del episodio actual de hipertensión. Crónicas El estrechamiento arteriolar y las alteraciones del cruce arteriovenoso son los dos signos más representativos de un paciente con evolución crónica. Los pacientes de larga evolución tienen mayor riesgo de padecer oclusiones en la vasculatura retiniana, principalmente en la vena central de la retina. Lo cual produce isquemia, hemorragia o la formación de una membrana epirretiniana; este mecanismo conduce a reducción de la agudeza visual por edema macular. Así también la hemorragia vítrea debido a neovascularización y desprendimiento de retina. Diagnóstico La exploración de fondo de ojo mediante oftalmoscopio es un elemento esencial y práctico para la valoración de todo paciente con HAS, puede ser uno de los hallazgos que sugiera por primera vez el diagnóstico de HAS (dado el carácter silente de la enfermedad). A pesar de ello, el valor predictivo de la oftalmoscopia con dicho fin es bajo (47-53%), por lo que las mediciones de PA son el estándar de oro para el diagnóstico.1,2 Se han utilizado fotograf ías del fondo ocular para valorar el grado de afectación a la retina con buenos resultados; sin embargo, en la actualidad no existen estudios que establezcan que este método es mejor que la oftalmoscopia para la valoración de la retinopatía. El ejercicio diferencial se debe realizar principalmente con la retinopatía diabética, síndromes de hiperviscosidad y obstrucción de la vena central de la retina. Algunas características de éstos pueden sobreponerse y dificultar el diagnóstico.2,6 Tratamiento Estudios experimentales y ensayos clínicos han demostrado que los signos de retinopatía sufren regresión con el control de las cifras tensionales; sin embargo, algunos cambios son irreversibles. No se ha comprobado si los antihipertensivos tienen efectos directos sobre la vasculatura retiniana, o si los efectos benéficos sólo se deben a la reducción de la PA.2,9 Pronóstico Se ha reportado que el riesgo de enfermedad vascular cerebral (EVC) es de 2 a 4 veces más alto para personas con 12 Áreas clínicas manifestaciones de retinopatía (hemorragias, microaneurismas, exudados algodonosos). No obstante, algunos autores sugieren el tamaño del calibre venular como el único elemento válido como pronóstico. Además, se ha visto reducción del rendimiento cognitivo, lesiones de la sustancia blanca cerebral y atrofia cerebral en hallazgos por resonancia magnética.1,2 El estrechamiento de la vasculatura retiniana y su similitud con otros lechos vasculares puede ser una alteración estructural precoz; sin embargo, su valor para identificar a pacientes con alteración de otro órgano blanco requiere mayores estudios.2 Rehabilitación y prevención Gran parte de los pacientes desconoce padecer la enfermedad y aquellos conscientes de su diagnóstico no son controlados de manera adecuada. Los esfuerzos deberán centrarse en las mediciones seriadas de PA en todo paciente que acuda a valoración, independientemente del motivo. Se ha observado una asociación entre la aparición de signos de retinopatía y cambio del estado normotenso a hipertenso de algunos pacientes (factor predictor de hipertensión).2 Los pacientes hipertensos conocidos deberán someterse a regímenes terapéuticos que ayuden a controlar su padecimiento, y modificaciones en el estilo de vida que permitan reducir otros factores de riesgo cardiovascular (diabetes, obesidad, sedentarismo), Con lo que se impide la evolución del daño a órganos blanco.1-3 Referencias 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. European Society of Hypertension and European Society of Cardiology. Guidelines for the management of arterial hypertension. Eur Heart J; p. 1-72. 2013. Wong TY, Mitchell P. Hypertensive Retinopathy. N Engl J Med; 351:2310-2317. 2004. Longo DL, Fauci AS et al. (eds.) Vasculopatía hipertensiva. Harrison. Principios de medicina interna. Vol 1. 18ª ed. México: McGraw-Hill; p. 1005-1765. 2012. Ronald GV. Arterial Hypertension. In: Goldman L, Schafer AI et al. (eds.) Goldman’s Cecil Medicine. 24ª ed. United States: Elsevier Saunders; p. 373-89. 2011. Kanski JJ, Bowling B. Retinal Vascular Disease. Clinical Ophthalmology A Systematic Approach. 7a ed. United States: Elsevier Saunders; p. 533-592. 2011. Rogers AH. Hypertensive Retinopathy. In: Yanoff M, Duker JS. Ophthalmology. 4a ed. United States: Elsevier Saunders; p. 514-517. 2014. González CA, Pérez BA. Retinopatía hipertensiva. Sociedad Mexicana para el Estudio de la Hipertensión Arterial y Sociedad Mexicana de Hipertensión. pp. 1-13. 2011. Downie LE, Hodgson LA, Dsylva C et al. Hypertensive retinopathy: comparing the Keith-Wagener-Barker to a simplified classification. J. Hypertens; 31(5): 960-965. May 2013. Strachan MW, McKnight JA. Improvement in Hypertensive Retinopathy after Treatment of Hypertension. N Engl J Med; 352:318. 2005. Campos-Neonato I, Hernández-Barrera L, Rojas-Martínez R et al. 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La mitad de los casi 50 000 niños con ceguera secundaria a ROP son latinoamericanos; la incidencia de ROP en esa región varía desde 35% en Chile hasta 6.6% en Cuba. La prevalencia se estima en 28% en Brasil hasta 43% en Guatemala; en México se han estimado prevalencias que van desde 0.2 a 54% (todos los estadios), y de 0.2 a 44% en estadios 4 o 5. En países como España y EUA se presentó una prevalencia mucho menor en 2005, de 3.7%.2,3 El cuadro 26-5-1 muestra un resumen de la epidemiología de la ROP en México. Fisiopatología La vascularización retiniana fetal normal comienza aproximadamente a las 16 semanas de gestación y culmina a las 36 o 38 semanas en el lado nasal, y a las 40 a 45 semanas de edad gestacional en el lado temporal (puede incluir las primeras semanas de vida extrauterina). Debe recordarse que el desarrollo vascular comprende dos procesos: vasculogénesis (caracterizado por la formación de novo de vasos sanguíneos a partir de células precursoras endoteliales dentro de la retina central) y la angiogénesis (desarrollo de nuevos vasos sanguíneos a partir de vasos sanguíneos preexistentes).1,4 Se distinguen dos fases o estadios fisiopatológicos de la ROP: Fase/estadio primario. Provocado por una lesión inicial que puede ser la hiperoxia, hipoxemia o hipotensión, lo que produce vasoconstricción retiniana, disminuyendo el flujo sanguíneo de la retina con detención consiguiente del desarrollo vascular (también llamada fase avascular). Existe un súbito descenso en los niveles de IGF-1 (factor de crecimiento similar a insulina tipo 1) e incrementándose las especies reactivas del oxígeno (ROS), con lo cual cesa el desarrollo vascular normal de la retina.1,4,5 Fase/estadio secundario. También llamada fase proliferativa, caracterizada por neovascularización retiniana Oftalmología 13 Cuadro 26.5-1. Resumen de la epidemiología de la ROP en México. Peso al nacer <1 000 g Estadio III 38-54% Estadio IV 22-44% Ceguera 5-11% 1 000 a 1 500 g 5-15% 0.7-3.7% 0.3-1.1% >1 500 g 0.3-3% 0.2% 0% aberrante; dirigida por un exceso de factores angiogénicos. Los nuevos vasos sanguíneos se extienden a través de la retina hasta el vítreo generando una extensa y grave proliferación fibrovascular extrarretiniana.1,4-6 La figura 26-5-1 presenta un resumen esquemático de la fisiopatología y mecanismos moleculares de la ROP. Cuadro clínico La ROP se clasifica de acuerdo con los hallazgos oftalmológicos según la Clasificación Internacional de la Retinopatía del Prematuro (ICROP, International Classification of Retinopathy of Prematurity) (figura 26-5-2).7,8 Localización Zona I. Círculo con nervio óptico en el centro y un radio de dos veces la distancia de nervio óptico a la mácula. Zona II. Desde el borde de la zona I de la ora serrata nasal por vía nasal y el ecuador temporal. Zona III. Desde el borde de la zona I de la ora serrata nasal por vía nasal y el ecuador temporal. La figura 26-5-2 ofrece un esquema de acuerdo con esta clasificación. Severidad Estadio I. Se observa una línea de demarcación leve entre la retina vascular y la retina avascular. Estadio II. La línea se hace más prominente debido a la elevación de la retina para formar una cresta que tiene altura y anchura. Pueden presentarse hemorragias, exudados, edema retiniano periférico y vítreo turbio. Estadio III. Presencia de proliferación fibrovascular extrarretiniana con vasos anormales y tejido fibroso derivado de la cresta y que se extiende al vítreo.1,2 Estadio IV. Desprendimiento parcial de la retina: no implica la mácula (4A) o en relación con la mácula (4B). Estadio V. Desprendimiento total de la retina. Enfermedad plus (aunado a otra enfermedad). Presencia de dilatación y tortuosidad (leve +, moderada++ o severa+++) de los vasos retinianos posteriores que indica incompetencia vascular. Asociado con opacidad del vítreo o rigidez pupilar. Extensión. Grado de afectación de la retina expresado de acuerdo con las horas del reloj. Enfermedad umbral. Estadio III “más” (enfermedad plus) en zonas 1 o 2 en más de cinco meridianos contiguos u ocho separados. Diagnóstico Se recomienda exanimación oftalmológica al cumplir las 31 semanas de edad corregida o cuatro semanas de vida extrauterina (la ROP a menudo no se desarrolla antes de 2 semanas de edad posnatal) a aquellos bebés con: a) peso al nacer <1 500 g; b) bebés con 32 semanas de gestación o menos; c) recién nacidos > 32 semanas de gestación con un peso al nacer entre 1 500 y 2 000 g con factores de riesgo como apoyo cardiorrespiratorio, terapia prolongada de oxígeno, apnea del prematuro, anemia, sepsis, entre otros que se muestran en el cuadro 26-5-2.7,16 La oftalmoscopia binocular indirecta (BIO) es el estándar de oro para la detección de ROP; sin embargo, puede causar complicaciones como desencadenar un reflejo oculocardiaco, hemorragias vítreas y subretinianas, es por ello que la captación de imágenes digitales de la retina en campo amplio aunado a la telemedicina puede ser una gran alternativa.9,10 Es necesario valorar a los neonatos con factores de riesgo para desarrollar ROP en la cuarta y sexta semana de vida posnatal de forma obligatoria, y se sugiere seguimiento oftalmológico a los seis meses de vida y posteriormente continuar control en la consulta externa de oftalmología.2,4,13 Tratamiento El tratamiento de la ROP depende del estadio y severidad, el estándar de oro es la fotocoagulación con diodos láser, a pesar de sus problemas inherentes como cicatrices irreversibles en la retina y coroides periféricas, hemorragia intravítrea, cataratas, etc. En caso de no contar con este equipo puede realizarse el tratamiento con láser de argón, y como última opción considerar la crioterapia transescleral. Se han buscado alternativas terapéuticas aún en estudio como la terapia génica, propanolol, IGF-1, vitamina E y uso de anticuerpos monoclonales humanizados que bloqueen el VEGF como bevacizumab, ranibizumab y aflibercept.11-13 Pronóstico El pronóstico de la ROP es variable y dependiente de las complicaciones secundarias a la prematurez; tales complicaciones son: hemorragias vítreas y tracción vítreo-retiniana, desprendimiento de retina, plegamiento retiniano, disminución de la agudeza visual e incluso ceguera.4,13 Rehabilitación y prevención La primera medida de prevención es el cuidado prenatal y prevenir los nacimientos prematuros. El oxígeno suplementario tiene gran importancia en el desarrollo de la ROP; las fluctuaciones en éste pueden incrementar la severidad de la ROP. 14 Áreas clínicas Preeclampsia Control prenatal Corioamnionitis Nacimiento prematuro (privación del microambiente materno) PUFA IGF Prevención Reanimación cardiopulmonar Limitar el O2 suplementario O2 suplementario Bajo peso y ganancia de peso intrauterino y extrauterino Transfusiones y anemia Sepsis Prevención Hiperoxia Fase II ROS, RNS, IL-6, TNFα, ácido transaraquidónico, PIGF Factores de crecimiento y angiogénicos: VEGF, IGF-1, EPO, HIF-1, PUFA, NO V a s o o b l i t e r a c i ó n N e o v a s c u l a r i z a c i ó n Fase I Hipoxia Activación de HIF-1, VEGF, IGF-1, adenosina, apelina, NO, PGI2 PUFA, IL-10, antioxidantes Figura 26.5-1. Fisiopatología de la retinopatía del prematuro (ROP). En ella se distinguen dos etapas, la primera generalmente secundaria a un episodio de hiperoxia (posterior al parto y a la administración de O2 suplementario durante la reanimación cardiopulmonar) y la segunda consecuencia de la hipoxia en la retina. Abreviaturas: EPO, eritropoyetina; HIF-1, factor inducible por la hipoxia tipo 1; IGF-1, factor de crecimiento similar a insulina tipo 1; IL-6, interleucina 6; IL-10, interleucina 10; NO, óxido nítrico; PGI2, prostaglandina I2; PIGF, factor de crecimiento placentario; PUFA, ácidos grasos poliinsaturados; RNS, especies reactivas del nitrógeno; ROS, especies reactivas del oxígeno; TNF-α, factor de necrosis tumoral-α; VEGF, factor de crecimiento vascular endotelial. 12 12 Mácula Nervio óptico Nervio óptico Mácula Zona III Zona III 9 3 Zona II 9 Zona I 6 Figura 26.5-2. Clasificación internacional de la ROP según su localización. 3 Zona II Zona I 6 Oftalmología 15 Cuadro 26.5-2. Factores de riesgo en la madre y el recién nacido. Factores de riesgo Propios del RN prematuro Gasométricos Propios de la madre Tabaquismo + Hiperoxia Alcoholismo + Hipoxia Toxicomanías + Hipercapnia Parto múltiple Hipocapnia Miopía Acidosis/alcalosis metabólica Hematológicos Alergias medicamentosas Administración de indometacina Anemia Transfusiones Hemorragia intraventricular Otros Sepsis Choque Maniobras de reanimación Apnea Raza blanca Leucomalacia La ROP se puede prevenir mediante su regulación comenzando desde el nacimiento y continuando hasta por 3 a 6 meses. La American Heart Association (AHA, Asociación Estadounidense del Corazón) menciona que es mejor comenzar las técnicas de reanimación con oxígeno al 21%, es decir, el porcentaje de oxígeno ambiental, debido a la toxicidad hiperóxica del O2 al 100%.14,15 Referencias 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. Cavallaro G et al. The pathophysiology of retinopathy of prematurity: an update of previous and recent knowledge. Acta Ophthalmol; 1-19. 2013. Reyes Ambriz C et al. 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Se produce cuando las adherencias vítreoretinianas separan clínicamente la retina del EPR subyacente; por lo general se observa en la DM. En algunos casos puede presentarse un desprendimiento mixto, regmatógeno y por tracción. 3. Desprendimiento exudativo (seroso). Alude a la acumulación de líquido subretiniano, sin tracción asociada ni roturas del grosor completo de la retina. Se debe a enfermedades inflamatorias y a lesiones neoplásicas. Es importante recordar que la retina humana es una capa neurosensorial, que es parte del sistema nervioso central, con múltiples neuronas exquisitamente organizadas en otras 10 subcapas que —además de ser uno de los tejidos más hermosos que existen en la Naturaleza— permite observar el aspecto del cerebro a través de la oftalmoscopia.1-5 La retina es un tejido translúcido cuyo color clásico anaranjado se debe parcialmente a la coloración de su capa subyacente, el EPR y en parte a la coroides. Está diseñada para convertir los fotones en impulsos nerviosos que viajan a lo largo de las vías visuales en la corteza visual. Los fotorreceptores de la retina son algunas de las células más activas metabólicamente hablando en el cuerpo. Se alinean la parte exterior de la retina neurosensorial y sus segmentos exteriores están en contacto con el epitelio pigmentario de la retina y la coroides subyacente. La circulación coroidea tiene la tasa de flujo de sangre más alta por centímetro cúbico de tejido en el cuerpo humano y proporciona un suministro crítico de oxígeno en el tercio exterior de la retina neurosensorial y, en particular, a los fotorreceptores de la retina. Epidemiología El desprendimiento de retina rematógeno no traumático se presenta en aproximadamente 1 de cada 10 000 personas por año.6,7 La miopía es un factor de riesgo importante. El desprendimiento de retina es también una complicación de la cirugía de cataratas y se ha reportado una asociación con el uso actual de las fluoroquinolonas.8,9 Fisiopatología La acumulación de líquido subretiniano es una característica de todos los desprendimientos de retina. Cuando las fuerzas fisiológicas normales que mantienen el contacto entre la retina y el EPR (p. ej., la bomba metabólica del EPR, la presión osmótica de la coroides y las fuerzas mecánicas mucho menores de la matriz interfotorreceptora) están comprometidas o aplastadas, se produce un desprendimiento de retina de tipo seroso o no regmatógeno. Varias situaciones patológicas pueden desequilibrar el equilibrio normal del gradiente de presión transretiniano y producir una acumulación de líquido subretiniano. El desprendimiento de retina se produce cuando la retina neurosensorial se separa del epitelio pigmentario de la retina y las coroides subyacentes. Tal separación puede ocurrir pasivamente debido a la acumulación de líquido entre estas dos capas, o puede ocurrir de forma activa debido a la tracción del vítreo en la retina, como en el desprendimiento de retina traccional en la DM. La separación entre la retina neurosensorial de la circulación coroidea subyacente resulta en isquemia y una rápida y progresiva degeneración de los fotorreceptores.1 La cantidad de degeneración de los fotorreceptores y la pérdida de la visión pueden ser minimizadas mediante el diagnóstico y tratamiento rápido.2,3 Desprendimiento de retina regmatógeno (DRR) Es el tipo más frecuente, está producido por el paso del vítreo licuado a través de una ruptura retiniana hasta el interespacio epitelio retiniano virtual entre la retina sensorial y el epitelio pigmentario de la retina (EPR).5 Generalmente viene precedido de un desprendimiento posterior de vítreo (DPV).1 Se requieren tres factores para presentarse: a) el gel vítreo licuado, b) fuerzas de tracción vítrea en la rotura de la retina y c) una rotura retiniana que permitirá el paso de vítreo licuado del espacio subretiniano. Entre los factores que aceleran la licuefacción del vítreo están la extracción de una catarata, la cirugía o la capsulotomía con láser Nd: Yag, miopía alta o maligna, inflamación (toxoplasmosis ocular, toxicariasis) y traumatismo. Desprendimiento de retina traccional (DRT) Ocupan el segundo lugar, están producidos por membranas proliferantes que se contraen y elevan la retina, los componentes celulares de estas membranas suelen ser fibroblastos y células gliales y del EPR. Puede producirse un desprendimiento combinado, es decir, traccional y rematógeno,5 este tipo engloba la retinopatía del prematuro (ROP), que es la principal causa de ceguera infantil en EUA, con más de 500 casos diagnosticados cada año. Se cree que la fisiopatología de este desprendimiento por tracción reside en la proliferación de células endoteliales en la unión de la retina vascular y avascular, y su desplazamiento al andamiaje del vítreo. La contracción de estas membranas y la marcada adherencia de la hialoides posterior a la retina pueden producir un desprendimiento completo de la retina si no se trata.1 Desprendimientos combinados regmatógenos y por tracción Tales desprendimientos se observan con más frecuencia en la retinopatía proliferativa de los diabéticos, la retinopatía proliferativa con células de hoz, en heridas perforantes intraoculares y la vitreorretinopatía proliferativa (VRP). La VRP se considera como una respuesta reparadora anómala que aparece en determinados tipos de desprendimiento de retina. Requeriría una explicación muy amplia para describirlo con detalle pero, en forma general se clasifica en anterior y posterior, y a su vez en éstas se establecen tres tipos de proliferación: difusa, focal y subretiniana. Se considera como resultado de un proceso complejo de reparación de la herida. Oftalmología Es preciso colocar la inflamación localizada como la principal causa de este proceso de reparación tisular que puede ser dividido en tres fases: inflamación, proliferación y remodelación. Es interesante comprender estas fases. Para fines prácticos se debe considerar que cada día se aclaran mejor los fenómenos fisiopatológicos del desprendimiento de retina y la VRP. Están involucrados la respuesta inmunológica y una inflamación persistente en la matriz extracelular en la presencia de VRP. Deben considerarse estos procesos moleculares para su dif ícil manejo, tienen que recurrir a un tratamiento tópico antiinflamatorio y quirúrgico en algunas ocasiones Desprendimiento de retina exudativo o seroso En estos desprendimientos la acumulación del líquido está producida por enfermedades retinianas o coroideas. Se producen cuando el equilibrio entre la producción de líquido y su absorción se altera, tanto en el EPR como por una producción de líquido en las que el líquido se escapa por debajo de la retina sensorial y se acumula.1,5 Cuadro clínico En todos los tipos de desprendimiento de retina los signos clínicos son muy parecidos al del desprendimiento de retina regmatógeno. En el desprendimiento de retina (DRR) el cuadro clínico se caracteriza por la presencia súbita, progresiva, o ambas, de fotopsias (relámpagos) debido a tracción vítrea sobre la retina; miodesopsias (moscas volantes) por una licuefacción vítrea y desprendimiento posterior del mismo, y la presencia de una sombra o cortina que progresa, la cual es móvil y su tamaño fluctúa con el movimiento ocular y extensión del desprendimiento retiniano. La agudeza visual es relativamente buena o progresará hasta el momento en el que el área macular se encuentre involucrada, llegando hasta cuenta dedos dependiendo la severidad del desprendimiento de retina (DR).12 Los síntomas de un desprendimiento de retina exudativo pueden ser desde una metamorfopsia (relámpagos) hasta una pérdida de percepción de la luz o incluso una pérdida total de visión. Diagnóstico Para un adecuado abordaje diagnóstico del desprendimiento de retina es necesario investigar las causas desencadenantes. Se debe considerar el interrogatorio exhaustivo a fin de determinar factores como los siguientes: desde cuándo iniciaron los síntomas, si es reciente (menor de siete días) o de larga evolución (mayor de siete días), si ha recibido tratamiento y de qué tipo, antecedentes familiares relacionados, el examen oftalmológico completo y en éste se hace hincapié en el ojo contralateral para detectar lesiones predisponentes o registro de hallazgos bilaterales. Debe registrarse la agudeza visual inicial de ambos ojos, refracción, presión intraocular, segmento anterior, y a través de la biomicroscopia se evalúan desde los medios transparentes, y la amplitud de la cámara anterior, con búsqueda de células de inflamación (VRP), o de neovascularización en el iris. 17 La presión intraocular suele ser baja y con lente de tres espejos (Goldman) previa dilatación pupilar, con lentes aéreos de Volk (60, 78 90 y “Superfield”), con oftalmoscopio indirecto y con lente de 14, 20 o 28 dioptrías. Cada lente tiene ventajas y desventajas al utilizarse. Debe detectarse y registrarse el desprendimiento si es regmatógeno, no regmatógeno, traccional, exudativo o mixto. La angiografía con fluoresceína (AF) ayuda para el tratamiento con láser, Se deben realizar los exámenes de laboratorio pertinentes para la enfermedad subyacente que se sospeche, como enfermedad inflamatoria, autoinmunitaria, infecciosa, neoplásica, hematológica o por vasculitis.1 La ecograf ía es útil para registrar y evaluar engrosamientos coroideos, y más cuando los medios son turbios, en especial en los desprendimientos serosos ayudan al diagnóstico de tumores y a describir la altura del desprendimiento de la retina.1 La tomograf ía computarizada (TC) está indicada cuando existen cuadros patológicos de la órbita, como en un pseudotumor orbitario, o cuando se sospecha de una f ístula entre carótida y el seno cavernoso. También es una técnica sensible para detectar la presencia de calcio en un ojo en el que puede haber un retinoblastoma.1 En los desprendimientos exudativos, la resonancia magnética (RM) con imágenes helicoidales de superficie sirve como complemento al estudio ecográfico y a la exploración clínica.1 Una de las técnicas recientes de exploración diagnóstica no agresivas es la tomograf ía de coherencia óptica (OCT), que proporciona imágenes de las capas de la retina con una resolución de 10 a 15 μm.1 Tratamiento Los fundamentos del tratamiento de desprendimiento de retina varían en cada tipo de desprendimiento, requieren un tratamiento que aborde el proceso patogénico subyacente. En el desprendimiento regmatógeno el tratamiento de preferencia es la profilaxis, misma que consiste en la detección oportuna de lesiones predisponentes en la retina con alto riesgo, con sintomatología (fotopsias, miodesopsias), o ambos, y tratarlos mediante fotocoagulación con láser (sin desprendimiento de retina). El manejo de un desprendimiento de retina regmatógeno es quirúrgico, se efectúa una retinopexia, que tiene como fin generar la adhesión coriorretiniana mediante el afrontamiento de la retina neurosensorial con el epitelio pigmentado de la retina y la esclera y crear una lesión tisular térmica (fotocoagulación) para favorecer así la adhesión. En los casos donde se encuentre tracción vítrea retiniana, la liberación de ésta mediante vitrectomía es primordial para asegurar el éxito de la retinopaxia. En el caso del desprendimiento de retina seroso, el manejo es principalmente médico, a diferencia de los regmatógenos o mixtos. También en ocasiones se requiere el quirúrgico, pero será coadyuvante al tratamiento principal de base. Además de ausencia de una solución de continuidad retiniana o tracción vítrea, por lo general en los desprendimientos de retina serosos se observa hiperemia límbica o una franca inflamación coroidea 18 Áreas clínicas Causas de reposo Idiopáticos Inflamatorios Enfermedades vasculares de la colágena Infeccioso Coroidopatía Síndrome de Granulomatosis Sífilis serosa central Vogt-Koyanagi- de Wegener Toxoplasmosis Enfermedad de Harada Sarcoidosis Retinitis por Coat Pseudotumor Enfermedad citomegalovirus Síndrome de orbitario inflamatoria del Dengue efusión uveal Granulomatosis intestino Tuberculosis linfoide Enfermedad por Escleritis Borelia (enfermedad de Lyme) Bertonelosis (enfermedad por rasguño de gato) Neoplásico Padecimientos Padecimientos sistémicos que renales incluyen fenómenos vasculares oclusivos de la coroides Melanoma de Nefropatía coroides membranosa Metástasis crescéntica coroideas Síndrome de Nevus coroideo Goodpasture Hemangioma de Paciente con coroides hemodiálisis Retinoblastoma Nefropatía por Enfermedad de IgA von HippelInsuficiencia Lindau renal crónica Nefritis por lupus Hipertensión inducida por el embarazo (eclampsia y preclampsia) Hipertensión maligna Padecimientos vasculares de la colágena Coagulopatía intravascular diseminada Figura 26.5-3. Causas de desprendimiento de retina seroso. como iritis, y por debajo de la retina sensorial se pueden observar exudados viscosos o sólidos, sobre todo en casos crónicos. Deben investigarse a fondo enfermedades sistémicas que puedan condicionar una inflamación intraocular que desencadene la acumulación serosa subretiniana y su manejo oportuno por lo general resuelve el desprendimiento seroso. Hay múltiples causas del desprendimiento de retina seroso, la figura 26-5-3 presenta un esquema que resume las causas que el médico debe tener en mente en primera instancia. Pobre (de 35 a 50%). Cuando el desprendimiento se asocia a desprendimiento de coroides, desgarros mayores de 180º y grados severos de VRP. La vitreorretinopatía proliferativa (VRP) es una complicación del desprendimiento regmatógeno y la causa más común de fracaso de la reparación quirúrgica en hasta 7% de los casos como se refirió en la fisiopatología.11-13 Referencias Pronóstico Sin tratamiento, los desprendimientos de retina más sintomáticos progresan a involucrar a toda la retina y causar pérdida de la visión. Varias series reportan que los intentos quirúrgicos iniciales de pegar la retina fracasan en 10 a 20% de los pacientes y las reintervenciones quirúrgicas fracasan en 5% de los casos de desprendimiento de retina regmatógeno. Tras una intervención quirúrgica satisfactoria, la agudeza visual vuelve a 20/50 o mejores en sólo un 50% de los pacientes.1-3 Algunas publicaciones reportan que el pronóstico en los desprendimientos de retina puede ser: Excelente (cercano a 98%). Cuando es el desprendimiento secundario a agujeros redondos pequeños, con línea de demarcación y poco líquido subretiniano. Bueno (de 85 a 95%). Cuando es en personas con afaquia o un desprendimiento de retina asociados a desprendimientos del epitelio no pigmentado de pars-plana y en DR por desgarros y opérculos limitados. Regular (de 50 a 85%). Cuando presentan los desprendimientos con desgarros múltiples, desprendimiento de larga evolución, desprendimientos con hemorragias vítreas y con grados incipientes de vitreorretinopatía proliferativa. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. Ryan SJ, Wilkinson MD. Retina Vol., 4ª edición. MARBAN 2009. Alío y Sanz JC, Ruiz MJ. Inflamaciones oculares. EDIKA MED. Barcelona 1995. Yang L, Bula D, Arroyo JG et al. Preventing retinal detachment-associated photoreceptor cell loss in Bax-deficient mice. InvestOphthalmol Vis Sci; 45:648. 2004. Wilson CA, Khawly JA, Hatchell DL et al. Experimental traction retinal detachment in the cat. Graefes Arch Clin Exp Ophthalmol; 229:568. 1991. Sarrafizadeh R, Hassan TS, Ruby AJ et al. 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Es crónica, no presenta resolución espontánea, y representa la causa más importante de pérdida visual en el mundo.1 Epidemiología En el mundo hay más de 18 millones de personas afectadas por cataratas. La estimación de la prevalencia de este trastorno depende del criterio utilizado para su definición y de otras variables como las características sociodemográficas y factores de riesgo asociados. En Occidente, las cataratas afectan 5% de la población entre 52 y 64 años, y hasta 46% entre los 75 y 85 años. Fisiopatología En la formación de cataratas intervienen cambios bioquímicos que incluyen modificación en la cantidad de agua intracristaliniana, disminución de potasio, aumento de calcio, incremento en el consumo de oxígeno, disminución de glutatión con acumulación de hexosa reductasa y disminución de ácido ascórbico. La oxidación de los componentes de membrana es el primer paso en la formación de catarata senil. Cuadro clínico El paciente puede referir uno o varios de los siguientes síntomas: disminución de la agudeza visual sin dolor ni inflamación, la visión mejora en lugares poco iluminados, visión borrosa, deslumbramiento, percepción alterada de colores, diplopía monocular, miopía transitoria sobre todo al inicio, y en ocasiones nistagmo y estrabismo secundarios. Incipiente Inmadura Madura Hipermadura 4. Por su morfología, el sistema de clasificación más utiliza- do es el Sistema de las Opacidades Cristalinianas III (LOCS III; Lens Opacifications Classification System). Dicha clasificación está basada en la comparación contra unos patrones fotográficos de diferentes opacidades, que utiliza seis fotograf ías de lámpara de hendidura para calificar el color y la opalescencia nuclear, cinco imágenes de retroiluminación para clasificar cataratas corticales, y cinco imágenes de retroiluminación para clasificar cataratas subcapsular posterior. La severidad se califica en escala decimal. (LOCS III) (Guía CENETEC). Se considera seis grados de opalescencia nuclear. Cinco grados en opacidad cortical. Cinco grados en subscapular posterior. Son varias las clasificaciones y etiologías de la catarata, por lo que se debe de estudiar con cuidado a cada persona y con base también en un estudio integral se hará la clasificación. Factores de riesgo La etiología de la catarata es multifactorial. Además de la edad, diversos estudios han identificado otros posibles factores etiológicos que aumentan el riesgo de desarrollarla: Edad Sexo Diabetes mellitus Hipertensión arterial sistémica Luz solar Esteroides Nutrición y estatus socioeconómico Estilo de vida, tabaco y alcohol Crisis de deshidratación y diarrea Estudios genéticos realizados recientemente parecen indicar que los factores hereditarios juegan un papel importante en el desarrollo de las cataratas relacionadas con la edad, puede oscilar entre 48-59%. 20 Áreas clínicas Diagnóstico Facoemulsificación Examen oftalmológico. Se debe realizar una exploración oftalmológica completa, que debe incluir lo siguiente: Es el método preferente en la cirugía de cataratas en el mundo desarrollado, consiste en una técnica de dos incisiones pequeñas a nivel corneal, y con previa aplicación de sustancias viscoelásticas se protege el endotelio corneal para profundizar la cámara anterior y permita realizar una capsulotomía anterior para, a través de ésta, con la pieza de mano del ultrasonido, realizar la extracción del núcleo y la corteza. Una vez bien limpia la bolsa capsular, aplicar el lente intraocular plegable, colocándolo con cuidado y centrarlo. No siempre se puede realizar la cirugía de facoemulsificación y se debe recurrir a otras técnicas como la extracapsular, más accesible en instituciones que no tengan equipo o profesionales para realizar facoemulsificación. Historia clínica detallada (antecedentes personales y familiares, tratamientos tópicos y sistémicos) y valoración del estado funcional del paciente. Determinación de la agudeza visual lejana y próxima con la mejor corrección óptica. Examen de anexos oculares (párpados, aparato lagrimal). Examen de la pupila y de la motilidad ocular. Determinación de la presión intraocular. Biomicroscopia del segmento anterior y posterior. Queratometrías. Topograf ía corneal. Oftalmoscopia bajo dilatación para estudio del segmento posterior. Valoración de su estado de salud general tanto f ísica como mental. Estudio de ojo seco y registro cuidadosos. Estudios de gabinete Ultrasonido ocular anterior y posterior con cálculo de lente intraocular. Microscopia especular (estudio cuantitativo y cualitativo del endotelio corneal). Valoración de polo posterior, según las necesidades para cada caso particular. En personas miopes valorar siempre retina periférica, y en caso de presentar lesiones predisponentes reforzar con láser antes de cirugía, si es posible, o después de la cirugía realizar esta valoración en busca de lesiones periféricas predisponentes y prevenir un desprendimiento de retina. Tratamiento El tratamiento definitivo es el quirúrgico, realizando la extracción de la catarata por diversos procedimientos según el caso en particular, e idealmente se colocará un lente intraocular en el mismo procedimiento. Los criterios de indicación quirúrgica pueden variar para cada paciente, dependiendo de sus necesidades visuales y de su estilo de vida. El equipo de trabajo de los autores de este capítulo hemos implementado un protocolo de tratamiento médico previo a las cirugías de cataratas para ayudar a un mejor resultado, consiste primero en explicarles a los pacientes que: La catarata debe ser lo suficientemente importante y justificar los síntomas visuales que presenta el paciente y afectar a su calidad de vida. Los beneficios y riesgos de la cirugía deben ser comentados y discutidos con el paciente, además de ser apoyados a través de un consentimiento por escrito. El paciente debe desear la intervención y conocer sus riesgos, es importante valorar su estado de salud general y las posibles repercusiones que pueda tener la intervención quirúrgica. Cirugía extra capsular planeada Está fundamentada en el principio de irrigación aspiración manual de manera satisfactoria, todos los residuos corticales después de la extracción nuclear. La incisión conjuntival perilimbal es de unos 8 mm, seguida de una incisión de limbo al inicio de 2.5 mm para realizar la capsulotomía anterior previa aplicación de viscoelásticos, para proteger el endotelio corneal. Después se procede a aflojar el núcleo suavemente con el propio instrumento de la capsulotomía, para separar las adhesiones corticales nucleares y rotarlo con cuidado, así su extracción será más fácil. Se aconseja aspirar restos de corteza para poder visualizar de manera adecuada y aplicar más viscoelástico. Se procede a ampliar la incisión corneal realizada para la expulsión del núcleo. Una vez extraído éste, se cierra la incisión para evitar prolapsos del iris y presurizar la cámara anterior, con puntos separados de nailon 10 ceros con puntos separados para la irrigación y aspiración de los restos corticales, y una vez limpia la bolsa capsular, colocar el lente intraocular. Aunque no se tiene ningún tratamiento específico para prevenir la catarata, está bien consensado que es muy importante preparar al paciente para recibir la cirugía de la catarata. Se debe informar al paciente que experimentará una cirugía de catarata y debe realizar todos los días un cuidadoso aseo de las pestañas, si es necesario, aplicar un ungüento de antibiótico tópico para desinfectar o eliminar cualquier indicio o sospecha de infección en las pestañas, además de ser cuidadoso todos los días en la limpieza de los párpados. Lubricar sus ojos favorecerá al paciente en la futura intervención y lo dejará en mejores condiciones para recibir la cirugía. Se debe aconsejar la ingesta de vitamina C, 1 g cada 24 horas, pues es un antioxidante necesario para el sistema visual y le ayudará a estar en mejores condiciones para su cirugía. Pronóstico En la mayoría de los casos el pronóstico para la visión es bueno, pero depende de las condiciones del resto de las estructuras oculares o de las enfermedades sistémicas agregadas. La cirugía de catarata es uno de los procedimientos practicados más a menudo en el mundo. Se puede asegurar que mientras Oftalmología que la catarata es la primera causa de ceguera que puede ser corregida en el mundo, las complicaciones de la cirugía se acercan al segundo lugar. Considerar la catarata como un diagnóstico único y, por tanto, la cirugía como un procedimiento estándar, es un error conceptual que tal vez genera en buena parte las complicaciones asociadas con la intervención quirúrgica. Por ello es importante realizar la evaluación preoperatoria para asegurar los dos propósitos fundamentales de la cirugía actual: la curación de la catarata y el efecto refractivo del procedimiento y dentro de esa evaluación se deben identificar todos los posibles factores de riesgo que puedan contribuir para prevenir complicaciones transquirúrgicas y posquirúrgicas. Bibliografía 1. Foster A. Cataract and “vision 2020” the right to sight iniciative. Br J Ophthalmology; 85: 635-639. 2001. 2. Lorente R, Mendicute J. Cirugía del Cristalino. LXXXIV Ponen- cia Oficial de la Sociedad Española de Oftalmología. 1ª Edición. MCLineSL. España. 2008. 3. Congdon NG, Taylor H. Age related cataract. In the epidemiolo- gy of eye disease. Ed. GJ Johnson, DC Minassian, R Weale. Arnold Publishers. London.2003. Chapter 8; 105-119. 4. Dolin P. Epidemiology of cataract. In: Johnson GJ, Minassian DC, Weale R (eds.) The epidemiology of eye disease. Chapman and Hall Medical. London. 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EE.UU: American Academy of Ophthalmology 2011. Disponible en: http://www.aao.org/ppp 11. Chylack LT Jr, Leske MC, McCarthy D et al. Lens opacities classification system II (LOCS II) Center for Clinical Cataract Research, Harvard Medical School. Arch Ophthalmol; 108(9):1209-10. Sep1990. 21 Catarata congénita Saraí Delgado Pelayo • Rosa María Delgado Pelayo • Carmen Olivier Romo Huerta Definiciones El término de “catarata congénita” alude a una opacidad del cristalino presente en el recién nacido. Las opacidades que surgen durante el primer año de vida se denominan cataratas del lactante. La catarata infantil es la que aparece en los primeros dos años de vida. En general, un tercio de las cataratas congénitas o del lactante forman parte de un síndrome o una enfermedad más extensa (p. ej., síndrome de rubéola congénita), otro tercio ocurre por alteraciones genéticas (p. ej., galactosemia) y el tercio restante se debe a causas sin determinar. Epidemiología En la actualidad, se estima una incidencia de 1 a 13.6 por 10 000 nacidos vivos. En países desarrollados la prevalencia de la catarata bilateral congénita es alta; se estima que está entre 1 y 4 por 10 000 nacimientos, las causas principales son herencia autosómica dominante, cromosomopatías, enfermedades metabólicas (galactosemia, hipoparatiroidismo, pseudohipoparatiroidismo), infecciones intrauterinas (sífilis), prematurez y anomalías oculares asociadas. En países en vías de desarrollo, la prevalencia es mucho más alta (10 niños/millón de habitantes/año) debido a infecciones como la rubéola congénita y desajustes genéticos. Desde el punto de vista epidemiológico se ha estimado en cerca de 1.5 millones el número de niños con baja visión o ciegos legales por catarata congénita alrededor del mundo, con una prevalencia de 1 a 4 por 10 000 niños en los países industrializados y de 5 a 15 por 10 000 en los países en vías de desarrollo. Fisiopatología Las cataratas tienen múltiples causas, pero a menudo están asociadas con la descomposición de la microarquitectura del lente, posiblemente incluyendo la formación de vacuolas y el desorden de las células del cristalino, lo que puede causar grandes fluctuaciones en la densidad, resultando en dispersión de la luz. Además, la dispersión de luz y opacidad se produce si hay una cantidad significativa de agregados de proteínas de elevado peso molecular de aproximadamente 1 000 a.a. en medida de tamaño. Esta condición se invalida en presencia de agregados de proteínas parcialmente desnaturalizadas o incluso nativas. La alteración de la microarquitectura de la lente y la desnaturalización de proteínas no son eventos mutuamente excluyentes, y ambos pueden estar implicados en algunas cataratas. Cuando las mutaciones en cristalinas son suficientes en sí mismas para provocar la agregación, suelen dar lugar a cataratas congénitas, mientras que si se limitan a aumentar la susceptibilidad a las agresiones ambientales como la luz, el daño 22 Áreas clínicas oxidativo de hiperglucemia no podría contribuir a la catarata. Una mutación que causa una grave lesión a la célula diana, que resulta en interrupción importante e inmediata de la homeostasis celular tiende a causar cataratas congénitas, mientras que el daño más leve tiende a hacerse evidente sólo con el estrés añadido impuestas por el tiempo y los factores ambientales. Por tanto, las cataratas congénitas tienden a heredarse de una forma mendeliana, con alta penetrancia, mientras que las cataratas relacionadas con la edad tienden a ser multifactoriales. Al comienzo de la cuarta semana de desarrollo los cristalinos se forman a partir de un engrosamiento del ectodermo superficial (placodas del cristalino) inducido por la vesícula óptica; éstos pronto se invaginan y se fusionan formando la vesícula del cristalino. El cristalino en desarrollo está irrigado por la arteria hialoidea y en el octavo mes de gestación su parte distal involuciona quedando el cristalino avascular y la parte proximal quedará como arteria central de la retina. La persistencia de esta vascularización fetal en distintos grados es frecuente en la patogénesis de cataratas congénitas unilaterales. La etiología hereditaria representa 8-28% de las cataratas congénitas, en especial en las bilaterales frente a 2% de las unilaterales. Se han descrito más de 42 loci para catarata congénita en humanos, a pesar de que la mayoría de éstos no se usan todavía en la práctica clínica, estos genes codifican distintas proteínas, afectando a uniones gap, transportadores de membranas, proteínas del citoesqueleto y receptor de la tirosincinasa. Se han descrito todos los tipos de herencia mendeliana, el más frecuente es el autosómico dominante, con alto grado de penetrancia y de características clínicas heterogéneas. Cuadro clínico Entre los síntomas referidos por los pacientes o familiares de pacientes destacan: leucocoria, desviación ocular, retraso del desarrollo psicomotor, disminución visual e irritabilidad al ocluir el ojo afectado y movimientos oculares. La catarata unilateral no produce defecto visual aparente y, por ello, su sintomatología es prácticamente nula. El niño se desenvuelve bien con el ojo normal aprendiendo a percibir la profundidad a partir de señales monoculares. A causa de la mala visión del ojo afectado se altera la cooperación binocular, con lo que suele desarrollarse estrabismo. Las cataratas bilaterales densas presentes al nacimiento producen en pocas semanas nistagmo severo, que requiere una rápida investigación. Diagnóstico Según la NOM034-SSA2-2010, para la prevención y control de los defectos al nacimiento, éstos deberán buscarse de forma intencionada durante la exploración del recién nacido en todas las unidades a través de estudios clínicos, y en caso de sospecha deben ser referidos para su diagnóstico, tratamiento y seguimiento en unidades con servicios especializados y multidisciplinarios. Durante el control prenatal y al momento del nacimiento es preciso realizar la búsqueda intencionada de defectos del sistema nervioso central, craneofaciales, cardiovasculares, osteomusculares, genitourinarios, gastrointestinales, de pared abdominal, metabólicos, cromosomopatías, infecciosos y sensoriales, así como las condiciones fetales y neonatales de alto riesgo para producir alteraciones sistémicas. Así que se sugieren los siguientes procedimientos para el diagnóstico de catarata congénita: La visualización de la cara fetal, las órbitas y los cristalinos deben de ser parte del examen rutinario de la ecograf ía morfológica. En el ultrasonograma, las órbitas aparecen como una imagen circular sonoluscente en la cara fetal, y en su interior el cristalino se identifica fácilmente como un anillo regular hiperecogénico con su parte central hipoecogénica. El uso de normogramas para valorar tanto el tamaño de las órbitas como de los cristalinos a lo largo de la gestación puede ser de gran utilidad para el diagnóstico diferencial de esta patología. La valoración precoz de estas estructuras debe ser obligada en gestantes con historia familiar de cataratas congénitas u otras anomalías oculares (macroftalmia, anoftalmia, ciclopía, etc.). Ante todo paciente con este diagnóstico es preciso realizar una correcta evaluación: Anamnesis: antecedentes de embarazo y parto y antecedentes patológicos familiares. Examen f ísico pediátrico. Examen oftalmológico, que incluye: agudeza visual, valoración pupilar, motilidad ocular, diámetro corneal, configuración del iris, profundidad de la cámara anterior, toma de la presión intraocular y estudio de la motilidad ocular. La agudeza visual se evalúa de acuerdo con la edad: 3-6 meses, ver reflejo de fijación; 6-12 meses, ver reflejo de fijación y seguimiento con oclusión alternante para evaluar cada ojo por separado; 3 años, evaluar agudeza visual menor de 20/50 o con diferencia de dos líneas entre ambos ojos y después de los 5 años, visión igual o menor a 20/40. Dilatación pupilar, evaluación de la catarata: posición del lente, su morfología y fondo de ojo. Ecograf ía: se realiza cuando la opacidad del cristalino no permita realizar el fondo de ojo, descartando tumores, desprendimiento de retina, hemorragias vítreas, etc. Valoración por el pediatra para descartar enfermedades asociadas y retraso mental. Estudios de laboratorio: glucemia, calcio, fósforo, aminoácidos en la orina, título TORCHS y VDRL (toxoplasmosis, rubéola, citomegalovirus y herpes simple) y sustancia reducida por orina después de alimentarse con leche. Tratamiento No todas las cataratas congénitas requieren tratamiento quirúrgico de inmediato; algunas necesitan sólo observación, y eso depende de la lateralidad de la catarata, la densidad y el tamaño de la misma. En opacidades menores de 3 mm se requiere lo siguiente: observación, corrección óptica cuando lo requiera, dilatación pupilar crónica (fenilefrina) y terapia oclusiva. Sólo serán quirúrgicas aquellas opacidades mayores de 3 mm que estén en el eje visual u opacidades totales. Oftalmología Cirugía en catarata bilateral Antes de que se desarrolle el nistagmo En los primeros dos meses Cirugía en catarata unilateral En las primeras 4 a 6 semanas La cirugía en el momento adecuado es el único método para dar solución a la catarata congénita, independientemente de que se utilice lente intraocular (LIO) o no. Hay autores que plantean que el LIO en pacientes menores de dos años de edad no es lo más aconsejable, debido al continuo y rápido crecimiento del globo ocular. Respecto al tratamiento quirúrgico con implante de LIO, se considera pertinente realizarlo a partir de los dos años de edad, donde se debe dejar un defecto refractivo positivo, ya que el ojo aún no ha terminado su crecimiento, aunque éste es mucho más lento, esperando obtener resultados emétropes en la edad adulta. Por otro lado, el implante de una LIO en un recién nacido presenta todavía mayores controversias. Complicaciones como el glaucoma secundario y el retraso del crecimiento axial del ojo motivan a que esta solución se encuentre en estudio. De ahí la necesidad imperiosa de una intervención prematura con estos pacientes, sabiendo que entre los 2 y 3 meses de edad se halla el periodo crítico en el desarrollo de la función visual, específicamente, el desarrollo del reflejo de fijación. En el caso de catarata congénita densa bilateral, la cirugía debe realizarse de una manera oportuna (a las 4-6 semanas) para evitar ambliopía por privación de estímulos; si la gravedad es asimétrica, el ojo con la catarata más densa debe corregirse primero. Si la catarata es parcial bilateral, es prudente retrasar la cirugía y monitorizar la función visual. Las cataratas densas unilaterales requieren cirugía urgente (en días) seguida de un tratamiento antiambliopía enérgico. Las cataratas parciales unilaterales pueden dejarse en observación con tratamiento oclusivo contralateral para evitar ambliopía. Pronóstico El pronóstico visual de un niño con catarata congénita depende del diagnóstico precoz y tratamiento adecuado. La catarata bilateral tiene un pronóstico visual más favorable, ya que son menos ambliogénicas, sobre todo si se actúa en los dos primeros meses de vida y antes de que aparezca el nistagmo. La catarata unilateral tiene buen pronóstico si la cirugía y la corrección óptica se realizan en los primeros dos meses de vida. Si la cirugía se realiza después de los 4 a 6 meses de edad el riesgo de ambliopía es mayor. La corrección de la afaquia lo más pronto posible (antes de los dos meses) permite la rehabilitación visual temprana y conseguir una buena agudeza visual (AV) y fusión con estereopsia, incluso en la catarata congénita unilateral. Rehabilitación y prevención Las actividades para la prevención de catarata congénita incluyen: control metabólico adecuado a los gestantes, valoración del riesgo-beneficio ante la necesidad del uso de esteroides o radiaciones sobre todo en el primer trimestre, tratamiento y prevención de infecciones intrauterinas y valoración genética adecuada, sobre todo en caso de antecedentes de catarata. 23 Bibliografía 1. Charón Milián M, Triana Casado I, Díaz González J et al. 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De Diego Allué E, Savirón Cornudella R, Odriozola Grijalba M et al. Diagnóstico prenatal de catarata congénita. Revista Chilena de obstetricia y ginecología; 78(6): 455-459 455. 2013. 5. Guía de práctica clínica para el diagnóstico de catarata congénita. Catálogo maestro de guías de práctica clínica: IMSS-363-13. México: Secretaría de Salud; 2008. 6. Fielding Hejtmancik J. Congenital Cataracts and their Molecular Genetics. Semin Cell Dev Biol. Author manuscript; available in PMC 2009 April 1.Published in final edited form as: Semin Cell Dev Biol. 2008 April; 19(2): 134–149. Published online 2007 October 10. doi: 10.1016/j.semcdb.2007.10.003 7. Conjuntivitis alérgica y rinosinusitis alérgica Graciela Estrada Arias • Roberto García Quintero • Mónica Yolanda García Ibarra • Jorge Santiago Andrade Romo • Topacio Olivier Andrade Romo • Dante Daniel Hernández Colín • Carmen Olivier Romo Huerta Definiciones Las manifestaciones alérgicas son la respuesta del sistema inmunológico ante sustancias ajenas al organismo, llamadas alérgenos, que en personas no atópicas no provocan reacción. Es un estado de hipersensibilidad a dichos alérgenos. Estas manifestaciones pueden ser variadas, dependiendo de diferentes factores como la vía de exposición al alérgeno, predisposición genética, ambiente, diferentes tejidos sensibilizados u órganos de choque. Así, un paciente atópico puede manifestar, de forma aislada o simultánea, conjuntivitis alérgica, rinosinusitis alérgica, asma, urticaria, dermatitis atópica, otitis media, problemas de tubo digestivo como diarreas, por lo que la relación entre conjuntivitis alérgica y rinosinusitis alérgica es frecuente.1,2,4,5 24 Áreas clínicas Epidemiología Entre 7 y 10% de la población adulta padece rinosinusitis alérgica,6 cifra que aumenta si se asocia con conjuntivitis alérgica u otra atopia. En algunas localidades este tipo de conjuntivitis puede ser hasta de 15 a 30% en la población infantil. En México se desconoce su incidencia, pero 80% de los pacientes también tiene rinitis alérgica, asma y dermatitis atópica. Las frecuentes ausencias escolares y laborales representan un alto costo en la economía familiar y social, sobre todo si los pacientes no son atendidos de manera oportuna y presentan complicaciones como poliposis nasal y de senos paranasales, que ya requieren cirugía.7,8 Fisiopatología La conjuntiva ocular comparte muchas características distintivas de las mucosas. Posee una rica vascularización y un rico tejido linfático que drena hacia los ganglios preauriculares y submandibulares. En este tejido abundan las células de Langerhans, otras células dendríticas y macrófagos que actúan como células presentadoras de antígenos (CPA). En la conjuntivitis alérgica estacional (fiebre del heno) y la conjuntivitis inmediata mediadas por IgE, el alérgeno normalmente es aéreo. Llega a la película lagrimal o a la fosa nasal y entra en contacto con los mastocitos conjuntivales que transportan los anticuerpos IgE específicos del alérgeno. Existe en la conjuntiva el tejido linfoide asociado a mucosas (MALT). Este concepto se refiere a la red interconectada de mucosas (el revestimiento epitelial del árbol respiratorio, el intestino y el aparato genitourinario, y la superficie ocular y sus anexos) que comparten ciertos rasgos inmunitarios: abundantes células presentadoras de antígenos, estructuras especializadas en el procesamiento local de antígenos y células efectoras exclusivas de estas localizaciones (p. ej., linfocitos T intraepiteliales y abundantes mastocitos). En respuesta a la presencia de los alérgenos en la película lagrimal y mucosa nasal que entra en contacto con los mastocitos que transportan los anticuerpos IgE específicos del alérgeno, al activarse la reacción antígeno-anticuerpo en las células sensibilizadas, el organismo libera sustancias vasoactivas como histamina, bradicinina y otros mediadores de la inflamación que favorecen la vasodilatación, el edema y el reclutamiento de otras células inflamatorias, como los eosinófilos causantes de la sintomatología típica.1. La activación y degranulación de los mastocitos en un sujeto sensibilizado previamente se desencadena pocos minutos después de la exposición del antígeno. En la etiología de la conjuntivitis intervienen la predisposición genética a reaccionar de manera anormal a los alérgenos (especialmente si ambos progenitores tienen atopias) y el ambiente; razón por lo cual es importante (al realizar la historia clínica) investigar los antecedentes heredofamiliares y su entorno.2,4 Cuadro clínico Los pacientes con conjuntivitis alérgica estacional a menudo tienen afecciones atópicas como rinitis alérgica y asma. Los síntomas se desarrollan con rapidez, después de la exposición al alérgeno se manifiestan de la siguiente manera: 1. Conjuntivitis alérgica. Prurito acentuado, edema palpe- bral, bilateral, hiperemia y quemosis conjuntival, sensación de arena, lagrimeo, fotofobia, sin secreción purulenta, más bien una secreción mucosa. El prurito intenso es el síntoma principal. La visión es normal. Las crisis son de corta duración y episódicas; también hay recidivas estacionales (conjuntivitis primaveral).1,7 La clasificación a nivel oftalmológico suele ser como se muestra en la figura 26-7-1. 2. Rinosinusitis. Estornudos en salva, prurito nasal, faríngeo, ótico o de paladar, rinorrea anterior y posterior mucohialina, obstrucción nasal, dolor y sensibilidad a la presión facial, frontal, de acuerdo con el seno paranasal afectado. Se sugiere valoración por el otorrinolaringólogo para descartar alguna otra patología que semeje este cuadro —como rinitis no alérgica, deformidades septales y, en caso de complicaciones como otitis, poliposis—; una vez descartadas otras patologías, procede el envío a inmunoalergias. El manejo puede ser conjunto.2 Diagnóstico Clínico: historia clínica completa, exploración f ísica completa. Conjuntivitis alérgica Conjuntivitis alérgica estacional Aparece en alguna estación del año en específico Conjuntivitis alérgica vernal Conjuntivitis atópica Conjuntivitis papilar gigante Más frecuente en sexo masculino, Más frecuente en varones desde el final de la afecta conjuntiva tarsal superior adolescencia hasta la sexta década de vida Figura 26.7-1. Clasificación de la conjuntivitis alérgica. Abuso en el uso de lentes de contacto Oftalmología Estudios de laboratorio: eosinofilia sistémica y nasal, inmunoglobulinas (IgE). Estudios de imágenes: radiograf ía de senos paranasales para descartar complicaciones como poliposis. Detección de alérgenos a través de un panel de alérgenos a nivel de conjuntiva o a nivel de piel. Tratamiento En la medida de lo posible es preciso que el paciente evite el contacto con alérgenos. 25 El pronóstico mejora al diagnosticarse y manejarse oportunamente, al reconocer los alérgenos a los que son sensibles, al evitar los alérgenos posibles como alimentos, al desensibilizar con vacunas, y al evitar complicaciones. Rehabilitación y prevención Es preciso que el paciente, en la medida de lo posible, evite los alérgenos conocidos. También debe establecerse vigilancia de efectos colaterales por los tratamientos prolongados y repetitivos. 1. Oftalmológico. Hay cinco medidas importantes genera- les: Aplicar compresas frescas. Utilizar anteojos con protección ultravioleta. Portar gorra o sombrero. Lágrimas artificiales para el manejo de ojo seco secundario por la reacción de histamina y para ayudar a eliminar los alérgenos. Antihistamínicos y estabilizadores de los mastocitos tópicos Uso prudente y selectivo de corticoides tópicos a dosis decrecientes. Empleo de descongestionantes tópicos. 2. Otorrinolaringológico. Antihistamínicos y descongestionantes en aerosol. Según la severidad, emplear antihistamínicos o corticoides sistémicos, nasales o en nebulizaciones. Antileucotrienos, de sensibilización con vacunas. Manejo de las complicaciones. Es importante el manejo integral con el alergólogo o el inmunólogo, ya sea pediátrico o en adolescentes y adultos. En cuadros mixtos (alérgicos e infecciosos se debe manejar de acuerdo con el fenómeno agregado). Pronóstico La sintomatología puede afectar la calidad de vida del paciente, pues causa además fatiga, cefaleas, alteraciones en el sueño, problemas de aprendizaje, ausencias laborales y escolares. Referencias 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. Riordan-Eva P, Cunningham ET Jr. Vaughan y Asbury. Oftalmología General. Ed. McGraw-Hill, 18ª ed. 2012. Escajadillo JR. Oídos, nariz, garganta y cirugía de cabeza y cuello. 3ª edición. Editorial Manual Moderno 2009. Sicherer S, Sampson HA. 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