Según informes entregados por la dirección de presupuestos, aproximadamente 40.000 trabajadores del estado, de los cuales 4.150 tienen contrato regido bajo las normas del trabajo y aproximadamente 34.690 son a honorarios, son los que serían alcanzados por esta nueva propuesta parlamentaria de rebajar la jornada de trabajo de 45 a 40 horas. Advierten que esta propuesta podría “alterar las bases que determinan beneficios económicos, y altera el orden macroeconómico del país”. Lo anterior se basa en que se propone una reducción de 5 horas semanales al horario laboral, pero no se contempla una reducción proporcional en los salarios, basándose en la teoría de que un empleado con más tiempo para su familia es un empleado menos estresado, más feliz, y por ende se espera que sea más productivo, y compense estas cinco horas menos, con un 12,5% de mayor productividad para mantener el sistema inalterado. Manuel Garzón Castrillón indica en su libro “El desarrollo organizacional y el cambio planeado” que si bien existen investigaciones que grafican una relación positiva entre la satisfacción y la productividad, las correlaciones son consistentemente bajas. La mayoría de los estudios del tema satisfacción-productividad, no pudieron probar la relación causa-efecto, mientras que, por el contrario, fue posible identificar que es la productividad quien lleva a la satisfacción. Además de lo anterior, si evaluamos la realidad Chilena, resultaría improcedente establecer medidas de reducción laboral como en países del primer mundo. Solo basta con ver que la productividad laboral promedio OCDE 2016 (USD 1,000 por empleado, PPA) se sitúa en los 90.8 puntos, mientras que en chile está en los 51.2 puntos. Entonces, es posible evidenciar que este tipo de medidas se traducirían, en gran parte de los casos, en un aumento del 12,5% sobre el costo de hora del trabajador, y no en un 12,5% de aumento sobre la productividad. Ahora bien, si analizamos la encuesta suplementaria de ingresos (ESI) 2015, se muestra que el ingreso promedio mensual de los empleados públicos alcanza los $777.935. Si tomamos este valor como referencia para calcular el impacto del aumento del 12,5% sobre el costo de hora del trabajador, se calcula que existiría un perjuicio de aproximadamente 3.500 Millones de pesos para el Estado, mes a mes, con tan solo implementar esta medida. Por otra parte, no olvidemos que, si bien poseen una administración autónoma, a través de esta medida los municipios también se verían afectados como gobierno municipal, irrogando directamente los fondos públicos municipales que en muchos casos son utilizados en la implementación de soluciones para la población en general. Son aproximadamente, según la ESI 2015, 884.679 trabajadores que dependen del estado (Considerando dotaciones del gobierno central y municipal), por lo que si hacemos el mismo ejercicio anterior, el perjuicio económico se traduce en 76.500 millones de pesos. Claramente es un importante daño al gasto público, solo considerando que con esos 76.500 millones de pesos se pueden brindar 5400 soluciones habitacionales a familiar de escasos recursos de Chile, mes a mes. Es un daño macroeconómico que vale la pena evaluar desde otras perspectivas, más allá de la utópica satisfacción-productividad.