LA ESCUELA DE MIS SUEÑOS Cuando pienso en ESCUELA, viene a mi mente un cúmulo de sentimientos profundos, tan hondos cómo la ilusión de querer volver a esas aulas que dejé muchas vueltas al sol atrás, pero que la nostalgia me permite sentirla como si fuera ayer, recordarla y añorarla por unos instantes para volver a sentir las emociones vividas, el aprendizaje captado y los valores ganados. ¿Pero me pregunto, porque añoro tanto esa vieja escuela que ahora ha quedado caduca, que la evolución de la sociedad ha hecho que pensemos que todo lo que se hacía antes no era lo más adecuado?, ¿porque ahora criticamos la trasmisión mera de aprendizajes y divulgamos a los cuatro vientos que la nueva escuela es constructivista y holística?, pero si paramos un momento y comparamos esas generaciones con la generación actual, no vemos algo diferente?, acaso no notamos que antes existía valores humanos, y no teníamos necesidad de tener una asignatura que nos haga recordarlos?, acaso el docente de antes no era ese docente abnegado, inspirador, ese docente que desbordaba una emoción innata por educar? porque yo si lo recuerdo, y recuerdo como los niños y jóvenes respetaban a su familia en el hogar, pero también al maestro, a ese guiador y facilitador de saberes, pero a la vez de actitudes, y eso trae a mi mente nuevamente el hermoso recuerdo de conservar aún una estrecha a mistad con aquella persona “mi maestra”, alguien que me inspiro a ser mejor cada día porque esa fue otra de las virtudes de aquellos maestros, la de “inspirar” la de impregnar recuerdos inolvidables. Pienso que no hay educación sin formación de actitudes, sin contenidos actitudinales. Sin embargo, el conflicto que implica someterlos a los esquemas tradicionales de evaluación puede hacernos pensar que es un complemento artificial y prescindible. Pero, por el contrario: no habrá educación ni habrá escuela si es que no hay una constelación de actitudes que formen a la persona misma en un pilar fundamental de decisiones y de ahí parte la escuela de mis sueños. Aunque lo que deberíamos preguntarnos es ¿qué es lo que efectivamente estamos haciendo en nuestras escuelas para que se conviertan en esas escuelas que anhelamos?