‘Hacer lo mismo de otro modo’. Problemas de la distinción directriz medio/forma1 Giancarlo Corsi Università degli Studi di Modena e Reggio Emilia, Italia Introducción: El concepto de medio La teoría de sistemas ha sostenido siempre que una construcción teórica no se basa en aquella realidad que describe, sino en aquella distinción que escoge. La recomendación de Luhmann fue: sistema/entorno como distinción directriz, aunque él mismo prefirió muchas veces poner a prueba otras posibilidades —vale decir, otras distinciones— para señalizar alternativas a la teoría de sistemas. Su instrucción era: hacer lo mismo de otro modo. Sería preciso entender, si se presentan otras distinciones que tengan las mismas pretensiones que la distinción sistema/entorno e intentar desarrollarlas. Una conocida alternativa la ofrece la distinción medio/forma2. Esta es una distinción polémica, a pesar de que diversas investigaciones han intentado desarrollarla. Ciertamente, aún no está del todo claro hasta dónde puede ser aplicada como una distinción directriz. En el presente texto intentaré radicalizar y comprender esta distinción, de modo de probar si es capaz de asumir dicho rol. Hasta el momento esta distinción ha sido empleada solo ocasionalmente dentro del acotado ámbito de las investigaciones sobre los medios de comunicación o en los estudios organizacionales. Sus aportes han tenido, sin embargo, dificultades para ir más allá de lo que han dicho ya las investigaciones de las últimas décadas y también la teoría de sistemas. Como sucede a menudo cuando se trata de distinciones con implicaciones teóricas más amplias, la ‘experimentación’ con esta distinción puede verse obstaculizada por algunos estereotipos difíciles de eliminar. 1 2 [N. del T.] Traducido por Hugo Cadenas. Título original: Dasselbe anders tun. Probleme mit der Leitunterscheidung Medium/Form. Otra alternativa es conocida como la distinción operación/observación (Cf. Espósito, 1992). 81 Giancarlo Corsi Piénsese por ejemplo en la idea de que por medio se entiende algo que se encuentra entre quien da a conocer una información y un receptor, como sustratos físicos, químicos, biológicos o psicológicos, que serían necesarios para la escritura, la imprenta, la radio, la televisión, las redes, etc. De allí se desprende también la idea, común en la literatura, sobre el tema que los medios de comunicación permitirían el intercambio, es decir, la transferencia de información. O que habría comunicación mediada (el objeto propio de una teoría de los medios) y no-mediada (casi ‘natural’). Hoy en día sabemos que la metáfora de transmisión es empíricamente insostenible3. Si se quiere determinar el concepto de medio basándose en la distinción medio/forma, se deben disolver tales esquematismos y allí radica en un principio la importancia teórica de esta distinción. Si en lugar de estos esquematismos se asume que solo lo social es social —y no la conciencia, ni las máquinas para la comunicación a distancia, ni el espacio neutralizado por los medios modernos— se debe asumir entonces que no hay un ‘entre’ que deba ser llenado o excedido con el fin de comunicar. La comunicación solo puede ser ‘mediada’ por las estructuras sociales. Esto tiene sin embargo una consecuencia: la distinción medio/forma no puede ser reducida al caso de los medios de comunicación ‘clásicos’ (muy especialmente los medios de comunicación de masas). Pero sino, ¿de qué otro modo? Aquí es difícil evitar una pregunta por el qué, vale decir: ¿‘qué es’ un medio? Esta pregunta puede traducirse en otra: ¿qué se excluye cuando la realidad social, en tanto comunicación, observa a través de esta distinción entre medio y forma? También puede ser formulada de otra manera: ¿existe comunicación ‘no-mediada’, que de alguna manera tenga lugar sin relación con medios? Aunque uno se limite solamente a las investigaciones de la teoría de sistemas, se puede constatar que el concepto de medio de comunicación no conduce de ninguna manera a distinguir dos tipos de comunicación, una con y una sin medios. Cada comunicación supone un medio, o, dicho de otro modo, no existe comunicación no-mediada. Se podría tomar esto como una señal de cuán universal es la distinción medio/forma, tanto como la distinción sistema/entorno. El problema que se plantea entonces es el siguiente: ya no se trata de comparar la comunicación simple o espontánea (‘solo’ verbal, por ejemplo) con una comunicación improbable y por lo tanto medialmente tenue (como en el caso de la escritura o los medios de comunicación de masas). El problema reza: ¿qué significa que solo me3 Ya en las primeras formulaciones de la teoría de la información este aspecto parece ser problemático, debido especialmente a la obra de Gregory Bateson (1973). 82 Hacer lo mismo de otro modo diante los medios se pueda comunicar y qué diferencias hay entre los distintos medios de comunicación? En este sentido se entiende probablemente la tesis de Luhmann relativa a que los medios de comunicación permiten por sobre todo la comunicación, es decir, que hacen probable una operación siempre improbable. Luhmann ha aislado tres improbabilidades fundamentales: a) b) c) la improbabilidad de que la comunicación se comprenda; la improbabilidad de que la comunicación alcance a quienes están ausentes; y la improbabilidad de que la comunicación sea aceptada, a pesar de que su contenido motive más bien al rechazo. Las soluciones son, respectivamente: a) b) c) el lenguaje, que posibilita la comprensión y con ello la autopoiesis de la sociedad; los medios de difusión; y los medios de comunicación simbólicamente generalizados. Asumiremos conocida la explicación sistémica sobre el funcionamiento de estos medios por lo que no ahondaremos en ello4. Lo que queremos comprender es más bien esto: ¿qué sucede cuando se parte de la distinción medio/forma? Luego, ¿cuáles son los elementos de los diversos medios?, ¿desde qué perspectiva son producidos estos medios respectivamente?, ¿qué tipos de formas pueden ser grabadas en ellos?, ¿en qué radican, desde esta perspectiva, las diferencias entre los diferentes medios? 1. La diferencia medio/forma Para responder a estas interrogantes debemos, en primer lugar, resumir brevemente las principales características de la distinción medio/ forma (desde el punto 1 al punto 5 en el listado a continuación)5. Por motivos explicativos aclararemos solamente los medios ‘clásicos’ de la percepción: la luz, el aire y el medio lenguaje6. Deberemos añadir a esto 4 5 6 Ver Luhmann, 1997a: 190 y ss. Ver Luhmann, 1997a: 190 y ss. y por supuesto Heider, 1927 y 1930. En lo sucesivo se supondrá conocida la arquitectura de la teoría de sistemas. Las citas a continuación referirán solo a textos que son directamente relevantes para el tema, por ejemplo, como ‘fuentes’. 83 Giancarlo Corsi dos argumentos adicionales que nos serán de utilidad posteriormente (desde el punto 6 al punto 7). 1) Desde su formulación original en la psicología de la percepción, el concepto de medio es definido como una masa lo suficientemente grande de elementos acoplados de manera floja, los cuales son acoplados de manera firme en formas7. Los ejemplos más comunes son el aire y la luz,constituyen medios que se componen de ondas/partículas que solo adquieren una forma si son acoplados estrictamente como sonidos o cosas visibles. El sistema nervioso solo puede percibir (oír, ver) si estos elementos se encuentran disponibles en esta versión dual. Lo mismo vale para el lenguaje; las palabras simplemente están allí (en un diccionario, por ejemplo), pero pueden ser acopladas estrictamente y ser combinadas para formar frases comunicables. La distinción medio/ forma se articula entonces en esta distinción adicional acoplamiento flojo/acoplamiento estricto. 2) El medio como acoplamiento flojo de elementos no puede ser percibido, vale decir, observado. El aire no produce ruido, la luz no puede ser vista, el lenguaje no habla. Solo las formas pueden ser percibidas, es decir, observadas. Dicho con otras palabras, el medio solo es operativo al lado de la forma. El lado medio es solo una indicación hacia otras posibilidades de acoplamiento y está disponible solamente como potencialidad. Si se quiere señalar a un medio se necesitaría de otro medio, como en nuestro caso. Llama la atención la analogía con el concepto de sentido (Luhmann, 1971; Esposito, 2006)8. 3) Los medios no se consumen debido a su empleo, por el contrario, se regenerar constantemente. Para el caso del lenguaje queda especialmente claro, pero también en el caso del sistema nervioso: si se toma a la percepción misma como medio, se aprecia de inmediato que ella solo puede desarrollarse a través de su uso constante. Los biólogos hablan, en este caso, de plasticidad. Este desarrollo no se debe a las peculiaridades de la realidad percibida, sino a la capacidad del medio percepción para crear un potencial a partir de las respectivas formas. En este sentido, y en contra de ideas muy extendidas, el desarrollo de los medios supone distancia de la realidad ‘mediada’ y, más aún, mientras más complejos se tornan. Complejo quiere decir acá: una gran cantidad 7 8 [N. del T.] Esta traducción del término lose/strikte Kopplung sigue la propuesta de Javier Torres Nafarrate en su traducción de: Luhmann, N. (2007). La Sociedad de la Sociedad. México D.F.: Herder, Universidad Iberoamericana, p. 152 y ss. Podría uno decir, se trata de lo mismo. 84 Hacer lo mismo de otro modo de elementos que no pueden ser conectados unos con otros al mismo tiempo. De este modo se comprende la posibilidad de que los elementos puedan ser diluidos y recombinados. Esto a su vez requiere una cierta fluidez del medio, que puede ser variable, puesto que los medios deben poder diferenciar sus propios elementos y al mismo tiempo las posibles relaciones entre ellos (es decir, sus acoplamientos flojos y estrictos). Los medios tienen que ser viscosos y granulosos a la vez9. 4) De esto se desprende que los medios duren (mientras duren) en la dimensión temporal, en tanto que las formas están limitadas en el tiempo (incluso si han de ser descritas como ‘eternas’). La estabilidad del medio está garantizada por la inestabilidad de sus formas, en estrecha analogía otra vez con las investigaciones físicas sobre el equilibrio termodinámico y las estructuras disipativas. O mejor dicho: la estabilidad solo puede ser alcanzada como una simultaneidad entre estabilidad e inestabilidad. Se trata por tanto de un concepto reflexivo y muy cercano a lo que la antigua cibernética denominaba ultraestabilidad o biestabilidad (Ashby, 1952). En la nueva teoría de la organización se habla en este sentido de loose coupling como condición de estabilidad de los sistemas (Weick, 1976). La distinción medio/forma implica, pues, tiempo, es decir, un constante acoplamiento y desacoplamiento de elementos. A un observador de esta dinámica le puede parecer que el medio circula10. 5) Otro punto es decisivo: cada medio es la construcción, vale decir, la proyección de un observador, pues solo a un observador le puede aparecer la realidad como una combinación entre potencialidad y facticidad. Incluso para los medios investigados por Heider cuenta lo mismo: se precisa de un sistema nervioso para posibilitar la percepción de la diferencia entre el aire y el ruido o entre la luz y los objetos visibles. No tendría sentido describir el aire o la luz como medios en sí, incluso la propia formulación ‘en sí’ no puede tener cabida en una teoría de 9 10 «El medio ha de exhibir digitalmente un cierto carácter granulado y analógicamente una cierta viscosidad» (Luhmann, 1990: 45) [N. del T. El fragmento ha sido traducido de acuerdo a la traducción al español de Silvia Pappe, Brunhilde Erke y Luis Felipe Segura. Luhmann, N. (1996). La Ciencia de la Sociedad. México D.F.: Universidad Iberoamericana, p. 45]. La física moderna ha detectado un problema similar en relación con la luz, la cual solo ha podido ser descrita como un conjunto de partículas y de ondas. Si se utiliza la distinción medio/forma, esto no aparece más como problema sino como necesidad, de manera tan paradojal como de costumbre. La primera formulación en este sentido proviene de Parsons, con el medio de la inteligencia y la comparación con el medio dinero (Cf. Parsons & Platt et al., 1973). 85 Giancarlo Corsi los medios. El caso del lenguaje es aún más claro. Que las palabras son construcciones sociales queda fuera de toda discusión, aunque a nadie se le ocurriría por esto denominar como pura imaginación la realidad denominada por medio de palabras. 6) Los medios son extremadamente selectivos y al mismo tiempo sus elementos deben ser numerosos, para que las formas actuales puedan grabarse en ellos. De ello se desprende que los medios de comunicación solo aparecen cuando llegan a una cierta cantidad de elementos (una masa crítica) que garantiza su irreversibilidad. Probablemente las células con propiedades nerviosas surgieron bajo diversas variantes en el transcurso de la evolución, antes de que se pudiera hablar de un sistema nervioso como tal que fuera capaz de aislar la percepción de otras funciones corporales y reproducirse de manera independiente de la realidad percibida. En lo que respecta a la comunicación, situaciones y eventos que pueden ser denominados como sociales seguramente tuvieron lugar muchas veces al principio (sea lo que fuere este principio), pero solo excepcionalmente implicaron operaciones autopoiéticas y fueron reproductibles a partir de una marcada división entre información y dar-a-conocer11 esta información. La investigación sobre otros medios sociales como la escritura y la imprenta representan una tesis similar: el empleo de notas escritas para la comunicación oral se extendió bastante tempranamente, pero solo en algunos casos llevó a una duplicación —oral y escrita— de perspectivas. Se sabe, por cierto, que la imprenta no fue inventada solo en Europa, pero solamente allí se convirtió de manera rápida e irreversible en un medio específico, con las consecuencias conocidas. Solo se puede constatar ex post que se ha alcanzado la masa crítica cuando los elementos del medio se relacionan solamente hacia sí mismos (y solamente de este modo describen la realidad o transmiten la comunicación). Cuando se señala que el mundo se puede observar como una cantidad de formas geométricas, significa justamente que el sentido de una forma geométrica consta de una diferencia respecto de otras formas geométricas, y no de otra cosa12. Incluso en este sentido los medios proyectan un mundo independiente (por ejemplo aquí, verdad científica), el que solo pueden ser descrito como acoplamiento estricto de elementos específicos. Importante es el hecho 11 12 [N. del T.] El concepto original de Luhmann es Mitteilung, el cual ha sido traducido de diversas maneras al español. Elegimos la traducción de Javier Torres Nafarrate empleada en: Luhmann, N. (2007). La sociedad de la sociedad. México D.F.: Herder, Universidad Iberoamericana. Una famosa expresión de Galileo. 86 Hacer lo mismo de otro modo que la masa de elementos solamente se vuelve crítica cuando está lo suficientemente desgranada, es decir, cuando está desacoplada de cualquier referencia externa al medio, también y muy especialmente por la evidencia de la realidad que los medios describen: en la realidad no hay figuras geométricas. Masa crítica significa precisamente que cada forma actual indica a solo otras formas posibles hasta que surge la incertidumbre. Incertidumbre significa, por su parte, que las indicaciones se relacionan mutuamente de manera circular13. Sin embargo, al observador le debe parecer lineal esta circularidad si quiere evitar el riesgo de perderse en el cortocircuito de la oscilación entre forma y observador. Nadie queda atrapado en un círculo vicioso ante la constatación que para conocer el significado de una palabra deba consultar un diccionario, cuando simplemente se puede recurrir a otras palabras14. 7) Los elementos de un medio deben ser similares unos con otros, de lo contrario no pueden ser acoplados en formas. Un medio surge cuando la realidad que proyecta se hace homogénea como una piedra que se rompe con el fin de estampar la huella de una pisada. La capacidad de disolución y recombinación supone una compatibilidad general de cada elemento respecto de los demás. En lo que respecta a los medios de comunicación simbólicamente generalizados, se puede pensar precisamente en conceptos científicos, pues solo cobran sentido porque están en el mismo plano que otros conceptos y no en el plano de la naturaleza o de otros medios. La verdad científica funciona solamente cuando átomos, células, organismos o también comunicación, etc., son mutuamente compatibles y por tanto se encuentran relacionados. Esto último es un rendimiento de la teoría. Por este motivo se pueden diferenciar los objetos (los que como tales permanecen inalcanzables) de los conceptos (los que están a disposición). El caso del dinero es quizás mucho más evidente: como medio universal está plenamente acoplado a cualquier referencia externa, es decir, está en cierto modo desgranado, pues en principio todo puede ser comprado o vendido, incluso la salvación del alma. O si se piensa en el poder, el que sin la organización de los diversos acoplamientos entre instrucciones y procesos sería solamente la expresión de la idiosincrasia local del portador del poder sin chance alguna de generalización. Desde esta perspectiva un medio es siempre una duplicación de la realidad, pues proyecta una referencia marcada como realidad. Transforma una incertidumbre inalcanzable (la realidad real) en una definición decidible (la realidad del medio). 13 14 O hipercíclico en el sentido de Eigen & Schuster, 1979. Un clásico ejemplo de Von Foerster. 87 Giancarlo Corsi Por otro lado, solo las construcciones reales, y no la realidad real, pueden ser homogeneizadas. Una palabra como tal debe, bajo cualquier perspectiva, ser análoga a otra, sino no se puede comprender cómo se pueden construir frases. Un texto impreso refiere a otros textos impresos y no a la oralidad, gestos o esencia de un objeto (a no ser que sea como un tema). Desde esta perspectiva se debe suponer que los medios son siempre contrafácticos: la realidad designada por sus formas no es homogénea. Solo la realidad del medio es homogénea. Carecería de sentido sostener que cada molécula existente sería análoga ‘en sí’ respecto de cualquier otra, o que todo sería análogo ‘en sí’ porque posee un precio y puede ser comprado o vendido. Quizás se puede reformular en este lugar la tesis de la improbabilidad de los medios: ellos toman distancia de la realidad y operan solamente con sus propios elementos. Algo que es lo que es, es duplicado en un elemento y, como tal, acoplado y desacoplado. Como se sabe: el sentido y el lenguaje se imponen cuando es normal que la edad se le atribuya al dar-a-conocer la comunicación y no a la información. Dos formas aparecen debido a algo que en principio es solamente un comportamiento peculiar. Entonces es normal que la información se comunique a través del darla-a-conocer y así se crean las condiciones para el consenso/disenso y, por sobre todo, para la estructura social. Cada dar-a-conocer es un dar-a-conocer como cualquier otro (iguales y diferentes al mismo tiempo), así como cualquier información se puede comparar con otras informaciones. Si se aceptan estas exploraciones teóricas del concepto de medio, se debe prestar atención a sus consecuencias. Por lo pronto, debe plantearse la pregunta acerca de cuáles ‘hechos sociales’ caben dentro del concepto de medio. En la literatura sociológica —de manera diferente a lo que sucede en las ‘ciencias de la comunicación’ o en la semiótica— el concepto de medio se entiende de muchas maneras: en la teoría de la acción y en la teoría de sistemas se habla de medio no solamente en relación con la imprenta u otros medios masivos, sino también en relación con el sentido, el poder, el amor, el tiempo, la infancia y muchos otros temas. El concepto de medio puede y debe, por tanto, ser aplicado en cualquier contexto social, pero entonces los casos estudiados previamente —como la comprensión a través del lenguaje, el alcance de los compañeros de comunicación ausentes o la producción de convencimiento junto con la selección de contenidos— serían solamente unos medios entre otros tantos. Desde una perspectiva complementaria se podría afirmar que cada observador (al menos) debe proyectar un medio propio, es decir, también todos los sistemas parciales de la sociedad, 88 Hacer lo mismo de otro modo a excepción de las formas de diferenciación y también de las interacciones, organizaciones y sociedades. En lo que respecta a la diferenciación funcional, esto significa que la generalización simbólica puede ser vista como un caso específico de diferenciación de un medio y que se pueden encontrar otros casos de medios en los cuales la generalización simbólica no es posible o no es necesaria; como la educación, la medicina, quizás en el sistema jurídico, la familia, etc. El interés se dirige, en todo caso, hacia la proyección de posibilidades combinatorias que se constituyen debido a sus formas específicas, como por ejemplo las teorías científicas, las cadenas de mando, la elaboración de presupuestos financieros, etc. Un punto de vista adicional que puede resultar productivo para una teoría general de los medios es el hecho de que hay medios de comunicación que surgen en relación con la sociedad y, por lo tanto, son indispensables para cualquier comunicación. Nos referimos evidentemente al sentido y al lenguaje y sus combinaciones. Sabemos que el sentido articula la diferencia entre lo actual y lo posible y que esto solo sucede cuando se encuentra a disposición alguna forma de lenguaje que haga operativa esta diferencia, aunque sea oralmente. Otros medios de comunicación, como los medios de difusión o los medios de comunicación simbólicamente generalizados, solo fueron inventados de manera relativamente tardía y suponen sentido y lenguaje. Los medios pueden fungir, en este sentido, como condición para el surgimiento de otros medios, y esto hace necesaria una teoría que describa estas posibilidades de desarrollo. Esta podría ser la tarea de una teoría evolutiva de los medios de comunicación. Es posible mencionar otras características interesantes de los medios. Como el hecho que están disponibles por todos lados en la sociedad pues no están anclados en un sistema parcial específico, a diferencia de los medios de comunicación simbólicamente generalizados. Quizás es justamente porque los medios de difusión se interesan en la manera cómo se comunica, mientras que los demás medios se han especializado en la descripción de la realidad. La escritura, la imprenta o la televisión aceptan todo lo que a ellos se ajusta. Con seguridad son ellos también una poderosa fuente para nuevos contenidos, pero esto es posible solamente porque ellos abren un horizonte de incertidumbre. Es sabido que los medios de comunicación simbólicamente generalizados hacen frente a un problema totalmente diferente: la motivación para aceptar contenidos altamente selectivos. 89 Giancarlo Corsi 2. Capacidad de disolución y recombinación Dicho de otro modo: asumimos que con la invención de un nuevo medio se inventa también una nueva perspectiva, desde la cual se proyectan posibilidades de disolución/recombinación específicas. ¿Qué podría disolverse o recombinarse si la comunicación lingüística fuese, por ejemplo, solo oral?, ¿qué, por su parte, si se dispone de escritura e imprenta? Más aún ¿qué elementos pueden ser disueltos y recombinados si también se ponen en juego medios de comunicación simbólicamente generalizados? El caso del lenguaje parece ser especialmente claro. La comunicación lingüística oral opera con combinaciones de ruido y sentido, es decir, con contenidos con sentido que son expresados mediante palabras, frases, conversaciones o historias. Para ello son necesarias también reglas lógicas y sintácticas, vale decir, limitaciones de la libertad de recombinación. Lo que aún no queda claro es cómo funciona la relación entre sentido y lenguaje, ya que se trata de dos medios diferentes que no coinciden. Pueden faltar las palabras para comunicar un determinado sentido, y el sonido en sí mismo no tiene sentido (por ese motivo se precisa, después de la invención de la escritura, alguna convención, como el orden del alfabeto y el diccionario). Ambos medios están cercanamente relacionados desde diversos puntos de vista: así el lenguaje posibilita, por ejemplo, la percepción en la conciencia15, ya sea a través de escuchar o de ver. Ambas son lo suficientemente granulosas y viscosas a la vez, y la constitución recíproca de formas, una vez comenzada, se hace rápidamente reconocible y se puede observar también con la clausura operativa. Pero ¿qué ocurre con los otros medios de comunicación?, ¿qué se disuelve y recombina cuando se trata de la comunicación a distancia o del convencimiento en la comunicación? En lo que concierne a los medios de difusión, habíamos señalado anteriormente que éstos pueden dar-a-conocer el contenido pero no lo factual. Estos medios son altamente selectivos; lo que puede ser escrito no se corresponde necesariamente con la forma impresa o con la televisión; lo que se puede encontrar hoy en Internet solo en contadas ocasiones es significativo para ser publicado en diarios o revistas. Pero esto es, en cierto modo, una selectividad derivada, pues se observa allí que los medios de difusión no son exclusivos de un sistema parcial, como sucede con los medios de comunicación simbólicamente generalizados. 15 Es decir, el acoplamiento con el entorno psíquico de la sociedad. 90 Hacer lo mismo de otro modo Son adquisiciones evolutivas, las que sin embargo no conducen a la diferenciación de sistemas parciales16. Ellos pueden someter a la sociedad a una presión tal que esta puede verse en la necesidad de cambiar su estructura, incluso posiblemente su estructura central, es decir, su forma primaria de diferenciación. Sin embargo, esto no cambia el hecho de que los medios de difusión estén ubicados de manera transversal a la sociedad. Su efectividad parece consistir, más bien, en el modo cómo la comunicación puede tener lugar, es decir en la manera en que son acopladas la información, el darla-a-conocer y la comprensión. Este es probablemente el motivo por el cual han impresionado siempre profundamente a la sociedad. La capacidad de disolución del medio afecta aquí a aspectos basales de la comunicación, por ejemplo, cuán fuertemente vincula (aproximadamente) la comprensión de un determinado mensaje o la (aproximadamente) fuerte dependencia de una determinada información respecto del sentido pasado (recordado) o futuro (esperado) de la comunicación. La metáfora de la difusión remite, por otra parte, precisamente a la relación entre ego/alter ego (traducido en esta metáfora como receptor/ emisor) y, desde allí, como se acoplan entre sí las unidades selectivas de la operación social de la comunicación. La hipótesis que levantan, tanto la teoría de sistemas como otras investigaciones sobre la imprenta y la escritura, es la siguiente: según como es posibilitada la comunicación en este plano, habrá alcances de un grado más o menos grande. ¿Es posible observar a los medios de difusión desde la perspectiva de la diferencia medio/forma, sino de una manera novedosa al menos de una manera algo diferente? La escritura, el primer medio de difusión, transformó profundamente las condiciones de posibilidad de la comunicación cuando al desacoplar la comprensión inmediata del dar-a-conocer una información, la cual está presente en la reciprocidad típica de la comunicación oral. Este desacoplamiento y la posibilidad de combinar formas lingüísticas en un medio óptico (duradero) y no solamente en un medio acústico (efímero) permite diferenciar entre el observador y lo observado de manera mucho más clara y definida y, de esta manera, la producción de información se intensifica en lo fundamental (Luhmann, 1992). El conocimiento que surge de esto se debe dar a conocer entonces de manera diferente a la mera oralidad: por esta razón se presenta la elaboración de criterios para la precisión comunicativa y la necesidad de 16 Puede plantearse la pregunta acerca de si el sistema de los medios de masas representa una excepción a esto. 91 Giancarlo Corsi controlar lo que se dice, pues la comprensión del texto no es posible en un contexto interactivo. En el caso griego esta transformación es particularmente evidente, o al menos ha sido analizada lo suficiente: sobre todo la invención de la lógica, es decir, de la posibilidad entre un mundo dado (verdadero) y su observación (verdadera/no-verdadera, o al menos correcta/incorrecta), de la modalización y del arte de la interpretación de textos. Una transformación que no se limita a la comunicación escrita alfabetizada, sino que incluso sugiere un mundo el cual puede ser descrito a partir de la aritmética y la geometría; desde nuestra perspectiva, una variante de la escritura: un mundo de cosas dadas, las cuales son disueltas y recombinadas en muchas y diferentes formas, pero solamente con la condición de una conformidad con la necesaria y natural (es decir, que no puede ser disuelta) rectitud de la observación. Esto es típico de la comunicación escrita previa a la imprenta: la externalización de los criterios de rectitud a través de conceptos a menudo moralizados, naturalizados o deificados. Por otro lado, cuando ya no se puede contar únicamente con la interacción, el control social, si quiere legitimarse, tiene que ser ejercido y legitimado de manera diferente, de allí que la invención de un lugar no social (en cualquier caso extramundano y por eso sin alternativas) viene a ser especialmente adecuada. La indisoluble granulosidad de la rectitud es aquí la condición de la viscosa granulosidad de las interpretaciones posibles. Sin embargo, en este lugar debemos ser cuidadosos: el mundo ontológico es un producto de la escritura solo en el sentido de que la ontología sin escritura no habría podido surgir. La escritura es una condición de su posibilidad, y no tiene interés alguno por el tipo de realidad que se inventa a través de ella. De allí la escritura obtiene su fuerza (y todos los demás medios de difusión). Dicho de otro modo: los medios de difusión no imponen diferencias específicas (siempre contingentes) en la dimensión factual. Esto es tarea de los medios de comunicación simbólicamente generalizados. Los medios de difusión intervienen en el acoplamiento entre las unidades selectivas de la comunicación (información, darla-a-conocer, comprensión), lo que no queda sin consecuencias para la cosmología de la sociedad. En este sentido, la escritura podría tener consecuencias muy diferentes que las presentes en el caso de la antigua Grecia, como por ejemplo, la génesis de la diferencia de los textos sagrados vinculantes y gracias a esta vinculación permitir interpretaciones relativamente libres como en la tradición judía; o el nacimiento de referencias normativas generalizadas, las cuales son indiferentes en vista de las condi- 92 Hacer lo mismo de otro modo ciones concretas de los hechos justiciables, como en el caso de Roma o incluso antes en Mesopotamia17. En todos estos casos y en muchos otros que han de ser comparados a partir de esta perspectiva, el medio de difusión de la escritura tiene efectos en ambos lados de la comprensión de la comunicación. Por un lado, se obtiene la impresión de que el contenido del texto posee una identidad como tal. La amplia distancia entre el dar-a-conocer la comunicación y la comprensión conduce a una clara diferencia entre aquello que el texto escrito es capaz de fijar y el resto del conocimiento. Lo que aquí se homogeniza es el plano de la información en la comunicación: gracias al desacoplamiento del dar-a-conocer la comunicación y la comprensión emerge un espacio para la información, la cual se inserta en el mundo de las cosas y ya no más en el mero contexto de la interacción. Sobre este plano se desarrolló una capacidad de disolución y recombinación cuyo claro ejemplo histórico es la metafísica ontológica. La capacidad de disolución y recombinación es pues, entre otros, visible en el plano de la percepción. El alfabeto (y también los números) se componen de pocos signos, los que justamente por esto pueden ser combinados en interminables expresiones comunicativas. Se trata de una recodificación radical del lenguaje, única hasta el día de hoy. Por otro lado, estas transformaciones tienen consecuencias para el acto de dar-a-conocer una información. Pues si un mundo de cosas se perfila como autónomo en referencia a este dar-a-conocer, y si debido a esto se distingue entre una observación correcta o incorrecta de aquello que es lo que es porque no-no-es, entonces hay que preocuparse por la calidad del observador. La diferencia entre el conocimiento culto y el no culto se refleja, por así decir, en la dimensión social: hay observadores que emplean esta diferencia, que discriminan y por tanto pueden oscilar entre ambos valores correcto/incorrecto, en comparación con aquellos que no pueden hacerlo porque no poseen las cualidades necesarias para esto. Se puede, por tanto, suponer que las muchas variantes de diferencias sociales cualitativas, tan típicas de sociedades asimétricas (por ejemplo, la doctrina de la virtud), obtienen su sentido precisamente desde allí: si el mundo es lo que es de manera independiente del observador, entonces la contingencia se traslada precisamente al lugar del observador y no todos los observadores son iguales. Por este motivo el contexto se vuelve tan importante, pues cuando se trata de la calidad del observador este debe ubicarse en el mejor lugar para poder obser17 Muy instructivo e interesante al respecto es el trabajo de Semerano (1994). 93 Giancarlo Corsi var, por ejemplo, en la ciudad o en los estratos altos. Por otro lado, si para la estructuración de la comunicación no pueden ser introducidas las diferencias necesarias por medio de la interacción (parentesco, reciprocidad, residencia, etc.), se precisa de un reemplazo, en este caso, una diferencia a priori. Los medios de difusión, por lo tanto, ponen a disposición diversas posibilidades de acoplamiento entre información, darla-a-conocer y comprensión de la comunicación, y se diferencian en función de las modalidades respectivas. Desde este punto de vista, la imprenta cambia las condiciones de aquellos acoplamientos. Dentro de las transformaciones más conocidas se puede mencionar que a partir de allí los conocimientos ya no corren el peligro del olvido, estos se hacen, por así decir, visibles y se acepta que es normal poder leer y escribir. Se pueden comparar textos en todas las áreas del conocimiento. La repetición de los contenidos se hace superflua y se abandona rápidamente. Se notan las contradicciones y las discrepancias y estas ya no pueden tolerarse más, precisamente porque ahora son visibles. El conocimiento se torna estandarizado, uniformizado y sistematizado, etc. En otras palabras: el conocimiento ya no puede más externalizar los criterios de su propia rectitud y su propia capacidad de disolución/recombinación a través de la proyección del horizonte dual de la ontología y de la virtud. Ahora debe encontrarlos dentro de sí mismo, produciendo en principio combinaciones interminables pero con la carencia de una legitimación a priori. La selección de los contenidos no puede ya tener lugar con miras a la estabilidad de la construcción general, ahora simplemente puede confiar en su mera representabilidad (Vorstellbarkeit). Solo necesita ser publicable. La consistencia de la información solo se mide en comparación con otras informaciones y, de este modo, se alivia al acto de dar-a-conocer la información de la carga de su calidad social o moral. El desacoplamiento de la información y del dar-a-conocer la información se radicaliza de tal manera que la misma comunicación debe legitimar en sí misma lo que se produce a ambos lados. La homogenización de los conocimientos posibilitados por la escritura demandó al menos un elemento granuloso indisoluble, y por eso externalizado. La imprenta homogeniza los conocimientos, mientras el conocimiento internaliza este elemento con todas las consecuencias en el nivel de la auto-referencia: circularidad, paradojas, entronización/rechazo de los acontecimientos. Lo que hace, sin embargo, que la contingencia ya no sea tal, no es pues que todo tiempo llega a su fin, sino que todo carece de una justificación natural 94 Hacer lo mismo de otro modo (Esposito, 2004). La masa crítica se logró gracias al simple hecho de que en Europa el texto impreso se extendió de una manera peculiar: por medio del mercado, lo que significa —entre otras cosas— que se hizo muy difícil controlar los contenidos. En resumen, en el lado de la información todo puede ser impreso. En el lado del dar-a-conocer se disuelven los instrumentos clásicos del control social: «Como resultado, la acción ahora ya no puede ser otra cosa que la encarnación de una intención subjetiva con la consecuencia de que entonces se puede cuestionar la legitimidad del actuar.» (Luhmann, 1997a: 302)18. Se puede ser decisor, autor o individuo original. Antes de la imprenta el texto sugiere una distinción no contingente y una diversidad de interpretaciones. Tras la imprenta estas mismas diferencias pueden ser disueltas y recombinadas. Por este motivo, antes era necesaria la calidad del observador, mientras que más tarde solo queda su idiosincrasia. Esto hace más claro lo que hemos señalado anteriormente: los medios de difusión no tienen relación directa con un determinado contenido, sino que actúan directamente sobre las condiciones operativas de la comunicación. Otros medios eléctricos o electrónicos son relativamente nuevos y no es sencillo comprender si, y cómo, cambian estas condiciones operativas de la comunicación. Con seguridad no se trata solo de expresar la idiosincrasia de quien comunica. Ni tampoco se trata solamente de un conocimiento que puede y debe crear desde sí nuevas posibilidades combinatorias a partir de las posibilidades combinatorias, como en el caso de la imprenta. Cuando los medios de difusión se convierten en medios masivos de comunicación —lo que quiera que esto signifique— el mundo mismo se convierte en objeto de la comunicación: «Lo que sabemos sobre la sociedad y aun lo que sabemos sobre el mundo, lo advertimos a través de los medios de comunicación para las masas» (Luhmann, 1996: 9)19. Especialmente la televisión se ha orientado a sugerir diferencias (noticias, entretenimiento) sin un especial interés por los problemas tradicionales de la comunicación como la alternativa consenso/disenso. La difusión permanece, por supuesto, indispensable. Las emisiones de radio deben ser escuchadas, las cadenas de televisión tienen que tener 18 19 [N. del T.] El fragmento ha sido traducido de acuerdo a la traducción al español de Javier Torres Nafarrate: Luhmann, N. (2007). La sociedad de la sociedad. México D.F.: Herder, Universidad Iberoamericana, p. 234. [N. de los T.] El fragmento ha sido traducido de acuerdo a la traducción al español de Javier Torres Nafarrate: Luhmann, N. (2000). La realidad de los medios de masas. México D. F.: Anthropos, Universidad Iberoamericana, p. 1. 95 Giancarlo Corsi audiencia, y no porque necesiten financiarse tener audiencia es el sentido de su propia existencia. Pero más importante es que la diferencia produzca una diferencia específica, por ejemplo: contrastes, discusiones, posiblemente escándalos y acontecimientos. Pertenece a los medios el que la opinión del receptor sea irrelevante, sin embargo, los medios masivos parecen estar interesados en una forma muy especial de inseguridad: se sabe qué es lo que emite, pero no se sabe qué sucede después. Se controla el lado interno (las intenciones) para fabricar impredictibilidad en el lado externo (las consecuencias). Un concepto como esfera u opinión pública designa precisamente esa expectativa difusa respecto de una reacción en ambos lados (ego/alter ego): solo se sabe que se debe contar con una disponibilidad individual para leer los periódicos o ver la televisión, es decir, con una micro-diversidad difusa y simultáneamente con efectos masivos recíprocos que, como se sabe, son catalíticos, reflexivos, auto-amplificadores, auto-destructivos (Luhmann, 1997b; Esposito, 1995). Los temas desaparecen en cuanto se hunden los aportes a ellos: es, en cierta medida, como si la comunicación se estilizara de manera extrema y el dar-a-conocer la información permaneciera en el trasfondo, en el mejor de los casos como una sospecha de manipulación. La comprensión se entiende como la mera capacidad de transformar una precepción en información. Sea cual fuere la interpretación u opinión, esta se reduce a una heterogeneidad homogénea, si es que se puede llamar de este modo. Luego, cualquiera puede hacer con ella lo que quiera, exactamente cualquiera, sin excepción. Si uno quiere aquello que quiere es solo una eterna y vana pregunta. Lo que queda del comprender es traducido en tendencias y comunicado como noticias: encuestas, censos, proyecciones, etc., sin que sea importante cómo se reacciona a esto. Lo importante es que se reaccione. Es suficiente que todos supongamos que se supone que todos saben lo que se debe saber. Algo diferente ocurre con los medios de difusión recientes como el computador. A sabiendas que su uso es diverso, parece ser típico de este medio el hecho que no tiene por objetivo la producción de la comunicación —algo que sucede de todas maneras— sino que está disponible como condición de la comunicación. El mundo se homogeniza en forma de datos cuyo potencial de recombinación no puede determinarse de antemano. Se trata de diferencias que sirven para crear otras diferencias sin saber cuáles serán. Se puede aplicar aquí lo que vale también para los otros medios de difusión. Esto es correcto, solo que mientras un libro es escrito con una determinada idea sobre un tema y un propósito, una determinada comunicación dada-a-conocer 96 Hacer lo mismo de otro modo por medio de un material (por así decir) computacionalmente dirigido renuncia desde el principio a dar-a-conocer algo determinado. El dara-conocer se reduce a un mínimo —uno cree que lo hay, pero no se ve. Lo que contribuye a respetar la información por muy ficticia que pueda parecer. Al que comprende le resta la difícil tarea de observar un mundo que rápidamente se vuelve intransparente, precisamente porque la dimensión temporal se ha homogeneizado en extremo: el sustrato medial no selecciona nada más antes, no olvida que la imprenta puede todavía producir textos selectivamente. Quien trabaja con bases de datos conoce bien el problema: antes de dar a los datos una forma significativa se debe proceder progresivamente de forma selectiva; solo de esta manera las diferencias hacen diferencias y la masa crítica es, en este caso, realmente crítica. Se podría decir que estos medios llevan al extremo lo que ya era posible gracias a los inventos de la modernidad temprana —el cálculo de probabilidades, la ley de los grandes números y las diferentes técnicas de pronóstico y previsión— esto es, hacer operativa a la dimensión temporal de una nueva manera una vez que los antiguos constructos del destino y de la mera contingencia futura no fueron más utilizables. Se podría hablar de una relación de tensión entre la dimensión temporal y factual. De los datos homogéneos se exige entregar instrucciones de cómo evaluar el pasado y qué esperar del futuro. La tensión puede provenir del hecho de que las proyecciones solo pueden aplicarse ‘en general’ y no a cada caso en particular (Spencer Brown, 1957) y que la propia comunicación reacciona a las proyecciones y con ello hace imposibles los pronósticos. Pero se trata siempre de ‘premisas de decisión’ necesarias —y justamente por eso, inseguras— las cuales, a través del medio de las posibilidades por sí mismo creado, resultan indispensables hoy. 3. Condiciones ambientales de los medios de comunicación Se pueden observar las funciones y consecuencias de los medios de difusión también desde una perspectiva diferente: liberan más y más a la comunicación de sus condiciones ambientales sociales, especialmente biológicas y físicas, las cuales son solamente limitantes. Cuando la comunicación tiene lugar oralmente depende de condiciones externas locales y situacionales que la hacen posible y la limitan fuertemente a la vez (presencia de ego y de alter y sus respectivas percepciones de sentido mutuas, sonido de la voz, memoria social directa y fuertemente 97 Giancarlo Corsi relacionada con la conciencia, características biológicas muy concretas como la edad y el sexo como criterios de diferenciación, otras condiciones naturales como el clima y la residencia, distancias respectivas entre las personas, su cantidad, etc.). Cuando se inventa la escritura, la imprenta y los demás medios, la comunicación puede zafarse paulatinamente de estas condiciones limitantes y se hace dependiente de otras condiciones, de una manera nueva y altamente selectiva, en primer lugar de la percepción óptica a través de la escritura y luego de la corriente eléctrica, de las ondas, de condiciones electrónicas, redes, etc. Este es un ejemplo de una creciente independencia de la comunicación a través de una creciente dependencia de condiciones ambientales siempre improbables. Por otro lado, los sistemas psíquicos pueden participar respectivamente en la comunicación de manera diferente a lo que la sociedad les asignó paulatinamente en el trascurso de la evoluación: diversos roles sociales y cualidades, educación doméstica y luego escolar e incluso luego individualismo y utilitarismo. Desde esta perspectiva se pueden aflojar los lazos y controles sociales hasta llegar a la sociedad moderna, donde al individuo ya no se le otorga un sentido pre-estructurado y se desplaza la tarea de dar sentido a la conciencia individual. De este modo se puede entender no solamente la discusión sobre la pérdida de sentido de la modernidad, sino también el rol y el involucramiento de los cuerpos en los medios de comunicación modernos. Esto pues para poder comunicar hoy en día se necesita solo un mínimo de capacidad de percepción, y justamente por eso la comunicación interactiva, la cual sigue dependiendo de la percepción recíproca de los participantes, se ha diferenciado en extremo y se ha adaptado a las diferentes situaciones con consecuencias que son difíciles de distinguir. Baste pensar en la disminución de la relevancia del espacio, hoy a menudo reducida a cero, y la respectiva posibilidad y necesidad de orientarse por la simultaneidad de la comunicación. 4. Elaboración de la realidad: Los medios de comunicación simbólicamente generalizados Los efectos de los medios de difusión hacen surgir otro problema adicional llevado al extremo con la imprenta: el problema del éxito de la comunicación. La pregunta es: ¿por qué se debería de aceptar lo que la comunicación propone en su contenido? La respuesta de la sociología reza: se necesita una variedad diferente de medialidad, es decir, los 98 Hacer lo mismo de otro modo medios de comunicación simbólicamente generalizados (para Parsons: medios de intercambio con funciones de persuasión). Estos medios para el éxito de la comunicación surgen cuando no se puede suponer una inclinación ‘normal’ o ‘natural’ para aceptar lo que se comunica. Dicho con otras palabras: estos medios se interesan exclusivamente por el contenido de la comunicación y por el modo como lo que se imagina también puede sugerirse operativamente. Que la imprenta ha dado el mayor impulso en esta dirección es fácil de ver: los medios de comunicación simbólicamente generalizados se convierten en una estructura primaria de la sociedad justamente cuando la información y el darla-a-conocer se hacen independientes, es decir, cuando es observable su (inevitable) acoplamiento como idiosincrasia, arbitrariedad, decisión, interés, o uso, lo que significa, para nosotros, que el acoplamiento ya no es controlado a través de los antiguos instrumentos de la cualidad moral y social o la retórica. Por este motivo las selecciones demandan una legitimación específica para ser aceptadas y esto es precisamente lo que se logra mediante la ‘generalización’ y la ‘simbolización’. Desde la postura de una teoría de los medios de comunicación, la cual se ocupa de la diferencia entre medio y forma, es importante entender primero lo que está a disposición aquí como sustrato medial, es decir, lo que puede ser incesantemente disuelto y recombinado. No se trata solamente de un acoplamiento entre selección y motivación, como sostiene la teoría de sistemas, sino también —cuando no, por sobre todo— de un contenido comunicativo altamente selectivo. Por otro lado, y citando a Luhmann, los medios de comunicación simbólicamente generalizados sirven para la construcción de la realidad. Especialmente claro (y práctico) es quizás el ejemplo de la verdad científica. El mundo es reconstruido y descrito continuamente como átomos, moléculas, células, comunicaciones etc., es decir como un conjunto de conceptos y redes de conceptos. Investigar significa justamente un procedimiento interminable de disolución y recombinación de estos elementos, generando nuevos conceptos, ideas, problemas, teorías o métodos, los cuales tienen sentido solo en relación con la alternativa de ser generados como formas. Esto puede ser observado con mucha claridad ya en las primeras auto-descripciones de la ciencia moderna, cuando ella ya había alcanzado su masa crítica. El mundo puede ser observado como círculos, triángulos o cuadriláteros20 y el investigador tiene que dominar este extraño lenguaje e indicar una forma de la rea20 Véase la cita de Galilei, Anm. 10. 99 Giancarlo Corsi lidad que no opone más resistencia, ni como secreto ni como misterio, sino solo como dificultad o como bifurcación moderada en el procedimiento —un experimento científico puede tener éxito o no tenerlo21. No hay más espacio para opiniones o interpretaciones, al menos en el sentido pre-moderno de la palabra, y por ello tampoco lo hay para diferencias morales o sociales. Se necesita solamente educación y recursos. El lado del dar-a-conocer se encuentra, de este modo, tan estilizado y neutralizado que se presenta solo como autor y, por eso, como domicilio comunicativo completamente despersonalizado. Hoy en día ya no hay más genios. Homogenización de los elementos del medio significa que cada concepto solo tiene sentido porque remite a otros conceptos, y cada concepto es completamente equivalente a los otros. Los problemas de consistencia o de coherencia son devueltos a las teorías y a los métodos, en cierto modo también a las disciplinas, a pesar de que estas hoy sean cuestionables. En este sentido, se pueden definir los métodos como criterios generalizados internamente para la constitución de formas en el medio de la verdad científica. Las teorías, en cambio, como criterios internos heterorreferenciales que acoplan certeza (la realidad, como puede ser representada a través de conceptos) e incerteza (otras posibles combinaciones) y ambos se comunican como ‘hipotéticos’, en otras palabras, como conocimiento contingente. De este punto de vista todos los medios de comunicación simbólicamente generalizados señalan las mismas características. La propiedad y el dinero se componen de todo lo que puede ser vendido/comprado, es decir, de bienes y servicios que pueden ser comparados y combinados. El poder se compone de instrucciones visibles y de posibilidades de sanción correspondientes. El amor no puede mantenerse por mucho tiempo si no se puede ver algún signo que lo ‘pruebe’ (o quizás de cualquier manera no se pruebe). Esto no debe aparecer como pretensión de reciprocidad, sino solo como señalización gratuita, que exactamente por ser gratuita contempla costos. Desde esta perspectiva conceptos, bienes y servicios, mandatos, etc., cumplen la misma función: homogeneizan la realidad y a partir de allí permiten la producción de combinaciones normalizadas muy específicas, pudiendo aprovechar en extremo el desacoplamiento entre información y dar-a-conocer una comunicación inducido por los medios de difusión. 21 Este es el significado de empiria: un conocimiento de la inseguridad, internamente producida, de oscilación entre verdad y no verdad, lo único que aún se puede atribuir al entorno. 100 Hacer lo mismo de otro modo Las formas así constituidas son extremadamente selectivas en ambos lados. En el lado de la información solo se admite lo que es propuesto como homogéneo con las formas que ya existen. En el lado del dar-a-conocer se atribuye específicamente el puro hecho de que la comunicación ha comenzado, independiente de las intenciones concretas o ‘reales’ o de las características de aquellos que participan en la comunicación. Las formas que son constituidas en cada medio son directamente evidentes solo gracias a esta selectividad extrema, sin que la comunicación tenga que cerciorarse sobre el sentido del dar-a-conocer una comunicación. El argumento de las constelaciones de atribución (Luhmann, 1997a: 333 y ss.) remite precisamente a este punto: la atribución como vivencia o acción es el resultado de una única decisión sobre aquello que una determinada información da-a-conocer. Es el propio medio el que elige. Más aún: precisamente porque el dar-aconocer tiene que ser neutralizado es necesario que se diferencien las diversas constelaciones de atribución, a las cuales uno puede luego solo adaptarse. Lo mismo es válido para el argumento del condicionamiento de la selección como factor de motivación. Si y solo si está claro que la forma propuesta remite al medio operativo correspondiente, se debilitan las condiciones de una resistencia. Las alternativas de decir derechamente que no o rechazar una propuesta se ven disminuidas precisamente por el aislamiento del medio. La motivación, que naturalmente no está pensada aquí como disposición psíquica, emerge cuando el medio se cierra y presupone la disponibilidad paradójica de esperar acoplamientos sorprendentes como un hecho normal. Una resistencia (que nunca debe ser excluida) puede aparecer solo si el medio ‘funciona mal’ y si este confía en el valor cero del medio respectivo (Luhmann, 2000: 46 y s.): es lo que sucede cuando la verdad opera solo por medio de hipótesis analíticas, lo que es más bien la regla por ejemplo en sociología, cuando el poder solo puede operar como violencia física, cuando el dinero puede ser ‘legitimado’ solamente por el banco central o cuando el amor solo puede sostenerse en la sinceridad. Sabemos bastante sobre estos medios, por tanto, más importante parece mencionar aquí otro aspecto que hemos introducido al inicio de este texto. Si se supone que la distinción medio/forma, como distinción directriz, debe emplearse de manera radical, entonces ha de parecer probable que solo existe un observador cuando este es capaz de proyectar un medio específico propio. Esto implica que todos los sistemas parciales de la sociedad moderna poseen un medio propio, y no solo 101 Giancarlo Corsi aquellos dispuestos por la generalización simbólica. Por esto trataremos a continuación de especificar qué medios poseen sistemas parciales como la educación, la medicina, el derecho, la religión, las familias, etc. En lo que respecta a los sistemas parciales, se cuenta ya con análisis sobre el medio que posee el sistema de la educación22. En otros casos no está totalmente claro cómo el potencial del medio es generado y cómo el observador imprime formas. Se podría pensar, quizás, en el caso de la medicina sobre el cuerpo y en su codificación por anamnesis, donde las formas pueden ser acoplamientos estrictos entre un cuerpo determinado y sus diagnósticos posibles, en analogía con la antigua diferencia entre texto/interpretación23. Se puede pensar en la persona como medio de la familia, en la que el comportamiento es observado permanentemente y las observaciones mismas son observadas como comportamiento; en la realidad como signo de formas invisibles como medio para la religión, donde la distinción medio/forma está casi a la cabeza invitando con ello a ver en la forma real un sustrato para otras formas paralelas pero inalcanzables, como si aquel sentido allí presente, solo hiciera referencia a lo indefinido; en todo lo demandable (Anklagbare) como medio del derecho, en el cual las contradicciones son transformadas en material para la decisión, es decir, en alternativas, independientemente de si existe ya una codificación jurídica24. El porqué estos medios carecen de la posibilidad para acoplar sus selecciones con la motivación para la aceptación depende de diversos factores. La sugerencia de Luhmann es: algunos de estos medios operan solo en vistas de cambios en el entorno de la sociedad (educación, medicina) y no sería posible saber cómo convencer a un entorno. La solución alternativa sería: domesticar al entorno a través de organizaciones y en sus interacciones, en este caso, escuelas, universidades y hospitales. En cuanto a la familia es posible que no se pueda escapar de la comunicación medial, lo que hace desaparecer el problema de la moti22 23 24 El niño y el currículo educativo (Cf. Luhmann, 1997c). La educación consiste entonces de contenidos ‘transmisibles’ y de las respectivas posibilidades de evaluación (selección). No es coincidencia que también haya una semiótica en la medicina. En este sentido, permanecen actuales los trabajos de Goffman (1961, 1963): la medicina externaliza el cuerpo como medio y lo digitaliza como ‘carrera del paciente’, del mismo modo como lo es la educación para el niño y también el curriculum vitae. Quizás deba ser expresado de manera aún más explícita: el derecho consta de casos comparables, los que hacen jurídicamente relevante a cada conducta y hacen posibles las decisiones en los tribunales. 102 Hacer lo mismo de otro modo vación. Esto está relacionado con que el amor es demasiado inestable y no puede garantizar duración alguna. La solución consiste en que la diferencia consenso/disenso pertenece a los temas cotidianos, independientemente de qué lado de la forma se marca. La densidad, a menudo alarmante, de la comunicación familiar puede ser disueltaafortunadamente mediante el abandono al menos momentáneo de la interacción. O puede ser posible (todavía con argumentos de Luhmann) que el medio sea tan directa y explícitamente autorreferencial que solo pueda operar mediante paradojas, renunciando a la siempre aparente linealidad de la diferencia selección/motivación y su corolario de constelaciones de atribución. No hay espacio para la pregunta si vivencia o acción. Este parece ser el caso de la religión, que exige que sus selecciones sean aceptadas junto con la motivación de que no hay absolutamente ningún motivo para hacerlo, pues la búsqueda de motivos se considera una blasfemia. Estas son formas que solo se justifican porque no pueden ser justificadas y, cuando se quiere hacerlo, por ejemplo a través de interpretaciones textuales o ex cathedra, se hace a costa de la propia credibilidad. Se podrían añadir otros ejemplos. En todos estos casos se trata sencillamente de la construcción de la realidad con la que la comunicación se enfrenta cotidianamente. ¿Conclusiones? Lo importante es, de cualquier modo, el hecho de que la distinción medio/forma solo puede comprobarse como distinción directriz teórica cuando se radicaliza y generaliza. Luego se puede intentar reponer también otras preguntas teóricas fructíferas y no solamente redescribir los medios ahora ‘descubiertos’. Si se piensa en la teoría de la evolución, la pregunta sobre ‘qué’ evoluciona no recibe una respuesta unívoca. En el ámbito de las ciencias sociales se diría: la sociedad y sus sistemas parciales. Sin embargo, incluso en la biología no se podría decir simplemente los sistemas, es decir, los organismos; pues si no evolucionan, mueren. Aquí, como también en la teoría organizacional se recurre al concepto de población o de especie, sin lograr sin embargo despejar la duda. ¿Una población es un sistema?, y si no lo es, ¿entonces qué cosa sí lo es? Se tiene la impresión de que este concepto se emplea para describir el problema de la unidad de aquello que evoluciona pero, justamente por eso, dicho concepto permanece confuso, pues cubre y no resuelve el 103 Giancarlo Corsi problema. La distinción medio/forma permite suponer que la pregunta ha de ser planteada de otro modo. Si se parte de que los sistemas son formas que pueden ser indicadas, se debe buscar el medio respectivo. ¿Tendríamos el valor de sostener aquí: los organismos son formas en el medio de la vida?, con la consecuencia de que el ‘qué’ de la evolución sería entonces la vida misma, lo que puede ser incómodo, pues términos como vida son empleados a menudo como conceptos esencialistas y las esencias no son observables, al igual que los medios. Sería necesario entonces un concepto que pueda indicar la unidad de la diferencia entre diferentes formas que genera la evolución. Si se trata de la vida, lo social o el sentido, es algo que valdría la pena experimentar. 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