QUÉ ES EL MATONEO O BULLYNG?

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QUÉ ES EL MATONEO O BULLYNG?
El matoneo, acoso escolar, intimidación o bullying es un tipo de violencia escolar que incluye
diversas conductas de maltrato verbal, físico, social, electrónico ó psicológico; que se repiten con
alta frecuencia en las relaciones que mantienen
algunos niños y jóvenes a lo largo de un tiempo
determinado y que tienen la intención de lastimar
a alguien.
Las conductas de matoneo pueden generarse
entre grupos o en enfrentamientos individuales
(entre un agresor y su víctima), pueden
presentarse como agresiones físicas (golpes o
empujones), verbales o gestuales (groserías,
apodos o muecas), abiertas o encubiertas
(delante de otras personas o sólo entre el
agresor y la víctima) y directas o indirectas, de
cara a la víctima o a su espalda.
Si bien estas situaciones de violencia son muy
complejas, en la dinámica del matoneo es posible
identificar un agresor o intimidador que ejerce un
abuso de poder, poder que puede ser real o
subjetivamente percibido; un sujeto agredido o
víctima y unos terceros que con sus
comportamientos o actitudes permiten que se
siga dando el matoneo o lo denuncian.
En este punto de la identificación del bullying, es
importante aclarar que si bien estas situaciones
de violencia no son catalogadas en sí mismas
como problemas de salud mental, sí constituyen problemas serios de convivencia y sus
consecuencias pueden ocasionar en el niño o joven maltratado, problemas emocionales como
trastornos depresivos, fobia a ir al colegio, problemas de aislamiento social e incluso ideas de
suicidio.
Hoy en día vemos que muchos niños sufren en silencio el dolor de ser agredidos de manera
repetitiva por sus compañeros. Es lo que llamamos bullying, matoneo, o que “se la tienen
montada”. Este bullying es un tipo de violencia intencional: viene de un niño que es más fuerte o
mayor que el otro y la agresión se da muchas veces.Este maltrato siempre sucede a espaldas de
los adultos y la víctima se siente atrapada, pues les teme a las consecuencias de denunciar el
hecho. De ahí que siga ocurriendo, ya que los otros niños que son testigos no hacen nada por
defender a su compañero y, por el contrario, muchas veces incitan o alientan al agresor.Este tipo
de maltrato continuado deja secuelas para toda la vida. De allí la importancia de estar pendiente de
si su hijo es víctima de este atropello.
La agresión puede ser física, verbal o a través de Internet, lo cual la hace pública. Los niños son
más dados a dar puños y las niñas tienden a hablar mal de las otras y a aislarlas. El bullying puede
ocurrir en cualquier parte: en el colegio, en una fiesta, en la casa de los amigos, en el bus, etc.El
bullying verbal humilla y descalifica mediante las burlas continuas. Los apodos malintencionados
también son muy ofensivos. Todo tipo de matoneo va acabando con la autoestima de los niños.
Dicen que el 11 por ciento de los niños son molestados de manera severa, pero que la mitad de la
población infantil ha tenido, por lo menos, un episodio en su vida escolar.
Los padres atentos se dan cuenta cuando algo de bullying ocurre con su hijo. Si el niño se ve
triste, opacado, no quiere ir al colegio, llora con frecuencia y se vuelve inseguro, es una muestra
de que está sufriendo matoneo. Igualmente, si a veces llega con moretones o marcas de
pellizcos. A las niñas excluidas nadie las invita a nada, cosa que es muy diciente. Son temerosas y
permanecen ávidas de atención y reconocimiento. Lo primero es lograr que el niño rompa el
silencio y les cuente a sus padres, y estos le ayuden a denunciarlo en el colegio.
El bullying es problema de todos: de los niños, de los padres y del colegio. Hay que ponerse las
pilas e intervenir ante un golpe o cualquier cosa que sea indicio de maltrato. Los colegios tienen
que estar atentos y castigar estas conductas de manera contundente. Obviamente, el agresor es
un niño que también está necesitado de ayuda, pues debe vivir en un entorno agresivo. Tanto el
agresor como la víctima se hacen en la casa y luego desarrollan esta conducta por fuera de ella.
Por eso, papás, críen hijos fuertes, felices y con buena autoestima. No los regañen a toda hora ni
les secunden sus debilidades cada vez que hagan algo inadecuado. Muéstrenles que sí son
individuos merecedores del buen trato. Los niños de “ojo aguado”, muy consentidos e
hiperobedientes, además de tener algo distinto, como gafas, ser gordos, o cuando no miran a los
ojos y se enganchan fácilmente en cualquier conflicto, son propensos a ser víctimas.
Papás, no le digan al niño que devuelva más duramente al agresor. La solución va por el lado de
empoderar al niño y de denunciar en el colegio lo que pasó. Si no hay colaboración por parte de
este, sería bueno buscar otra donde sí respalden al niño víctima. Más importante es acabar con
este “maltrato atroz”. Se hace lo que sea necesario para que su hijo pueda recuperar la
tranquilidad y fortalecer su seguridad emocional.
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