Repaso de la Escuela del Ministerio Teocrático Las siguientes preguntas se analizarán en la Escuela del Ministerio Teocrático la semana del 24 de febrero de 2014. 1- ¿En qué hizo Satanás que Eva centrara su atención, y qué demostró ella al comer del fruto prohibido? (Gén. 3:6.) [6 de en., w11 15/5 pág. 16 párr. 5.] humano que cultivó esa hermosa cualidad. Tuvo una fe tan ferviente y profunda que su ejemplo continúa vivo. Si estudiamos su ejemplo y nos esforzamos por imitarlo, es como si él realmente nos estuviera hablando. (Gén. 3:6) Por consiguiente, la mujer vio que el árbol era bueno para alimento, y que a los ojos era algo que anhelar, sí, el árbol era deseable para contemplarlo. De modo que empezó a tomar de su fruto y a comerlo. Después dio de este también a su esposo cuando [él estuvo] con ella, y él empezó a comerlo. ***w13 1/1 pág. 14 “Aunque murió, todavía habla”*** ***w11 15/5 págs. 16-17 ¿Quién es la persona más importante de nuestra vida?*** 5 Satanás también manipuló la realidad. Dio a entender que Jehová había sido injusto con Adán y Eva, pues, según él, les había prohibido “comer de todo árbol del jardín”. Luego, animó a la mujer a pensar en sí misma y en cómo podría, supuestamente, mejorar su situación en la vida y “ser como Dios”. Al final, consiguió que centrara su atención en el árbol y el fruto, y no en su relación con su Padre celestial, quien le había dado todo lo que tenía (léase Génesis 3:6). Lamentablemente, Eva comió del fruto, y así demostró que Jehová no era la persona más importante de su vida. 2- ¿De dónde obtuvo Abel quizás su fe, y en qué resultó? (Gén. 4:4, 5; Heb. 11:4.) [6 de en., w13 1/1 pág. 12 párr. 3; pág. 14 párrs. 4, 5.] (Gén. 4:4, 5) Pero en cuanto a Abel, él también trajo algunos primogénitos de su rebaño, aun sus trozos grasos. Ahora bien, aunque Jehová miraba con favor a Abel y su ofrenda, 5 no miraba con ningún favor a Caín ni su ofrenda. Y Caín se enardeció de gran cólera, y empezó a decaérsele el semblante. (Heb. 11:4) Por fe Abel ofreció a Dios un sacrificio de mayor valor que el de Caín, por la cual [fe] se le dio testimonio de que era justo, pues Dios dio testimonio respecto a sus dádivas; y por ella, aunque murió, todavía habla. ***w13 1/1 pág. 12 “Aunque murió, todavía habla”*** Inspirado por Dios, el apóstol Pablo dijo lo siguiente sobre Abel: “Por [medio de] ella, aunque murió, todavía habla” (Hebreos 11:4). ¿Por medio de qué sigue hablando? Por medio de su fe. Abel fue el primer ser Imagínese a Abel, de niño, mirando a aquellos querubines materializados en cuerpos humanos. No hay duda de que la apariencia de esos ángeles reflejaba su inmenso poder. Y la espada que echaba llamas y giraba sin cesar también sería sobrecogedora. ¿Vio alguna vez que los querubines se aburrieran y abandonaran su puesto? No. Día y noche, año tras año, década tras década..., aquellas inteligentes y poderosas criaturas se mantuvieron en su lugar. Abel pudo ver que Jehová Dios tenía siervos justos y perseverantes. En los querubines vio una clase de lealtad y obediencia a Jehová que no veía en su familia. Seguro que el ejemplo de estos ángeles fortaleció su fe. Al meditar en la creación, las promesas divinas y el ejemplo de los siervos de Dios, la fe de Abel se fortalecía cada vez más. ¡Cuánto aprendemos de él! Es como si nos estuviera hablando. Y ¡qué animador puede ser para los jóvenes saber que es posible llegar a tener verdadera fe en Jehová Dios, sin importar lo que haga su familia! Con las maravillas de la creación que nos rodean, la Biblia completa a nuestra disposición y un sinnúmero de ejemplos humanos de fe, ¿qué impide que tengamos una fe sólida? 3- ¿Cómo pueden los padres evitar que sus hijos admiren a “los poderosos” y “hombres de fama” del mundo? (Gén. 6:4.) [13 de en., w13 1/4 pág. 13 párr. 2.] (Gén. 6:4) Los nefilim se hallaban en la tierra en aquellos días, y también después, cuando los hijos del Dios [verdadero] continuaron teniendo relaciones con las hijas de los hombres y ellas les dieron a luz hijos, estos fueron los poderosos que eran de la antigüedad, los hombres de fama. ***w13 1/4 pág. verdadero”*** 13 “Andaba con el Dios Los padres de hoy pueden ponerse en el lugar de Noé y su esposa. Nuestro mundo también está envenenado de violencia y rebeldía. Hasta el entretenimiento dirigido a los niños suele estar saturado de esos temas. Pero los buenos padres hacen todo lo posible por contrarrestar tales influencias enseñando a sus hijos acerca del Dios de la paz, Jehová, quien acabará con toda la violencia (Salmo 11:5; 37:10, 11). Sí, es posible criar buenos hijos en un mundo malo. Noé y su esposa lo consiguieron. Sus hijos llegaron a ser hombres de bien y se casaron con mujeres que, al igual que ellos, estaban dispuestas a obedecer a Jehová por encima de todo. 4- ¿Qué nos enseña el relato sobre Lot y su esposa registrado en Génesis 19:14-17, 26? [27 de en., w03 1/1 pág. 16 párr. 20.] (Gén. 19:14-17) Por lo tanto Lot salió y empezó a hablar a sus yernos que habían de tomar a sus hijas, y siguió diciendo: “¡Levántense! ¡Sálganse de este lugar, porque Jehová va a arruinar la ciudad!”. Pero a los ojos de sus yernos parecía como hombre que bromeaba. 15 No obstante, cuando ascendió el alba, entonces los ángeles se pusieron a apremiar a Lot, diciendo: “¡Levántate! ¡Toma a tu esposa y a tus dos hijas que se hallan aquí, por temor de que seas barrido en el error de la ciudad!”. 16 Cuando siguió demorándose, entonces, por la compasión de Jehová para con él, los hombres asieron la mano de él y la mano de su esposa y las manos de sus dos hijas y procedieron a sacarlo y a situarlo fuera de la ciudad. 17 Y aconteció que, tan pronto como los hubieron sacado a las afueras, él empezó a decir: “¡Escapa por tu alma! ¡No mires atrás y no te detengas en todo el Distrito! ¡Escapa a la región montañosa por temor de que seas barrido!”. (Gén. 19:26) Y la esposa de él empezó a mirar alrededor desde detrás de él, y se convirtió en columna de sal. ***w03 1/1 págs. 16-17 Ahora más que nunca, quedémonos despiertos*** Aprendamos de Lot 20 Naturalmente, hasta los siervos fieles de Dios pueden perder momentáneamente el sentido de la urgencia. Pensemos en Lot, el sobrino de Abrahán. Dos ángeles lo visitaron y le dijeron que Dios iba a destruir Sodoma y Gomorra. Las noticias no le vinieron de sorpresa, pues le “angustiaba sumamente la entrega de la gente desafiadora de ley a la conducta relajada” (2 Pedro 2:7). No obstante, cuando los dos ángeles fueron a acompañarlos a él y a su familia a salir de Sodoma, él “siguió demorándose”. Los ángeles casi tuvieron que sacarlos a rastras de la ciudad. Más adelante, la esposa de Lot pasó por alto la advertencia de los ángeles de no mirar hacia atrás, y su desobediente actitud le costó cara (Génesis 19:14-17, 26). “Acuérdense de la esposa de Lot”, advirtió Jesús (Lucas 17:32). 5- ¿Cómo demostró Abrahán fe en la resurrección y en la promesa de Jehová de que la descendencia vendría por medio de Isaac? (Gén. 22:1-18.) [3 de febr., w09 1/2 pág. 18 párr. 4.] ***w09 1/2 pág. 18 La mayor prueba del amor de Dios*** Durante los tres días que duró el trayecto, tuvo mucho tiempo para pensar en el objetivo de aquel viaje. Aun así, estaba resuelto a obedecer a Dios. Al divisar la montaña a la que tenía que ir, dijo a sus servidores algo que demostró su gran fe en Jehová: “Quédense aquí [...], pero yo y el muchacho queremos ir allá, y adorar, y volver a ustedes”. Y cuando Isaac le preguntó qué iban a ofrecer, respondió: “Dios [...] proveerá la oveja” (versículos 5 y 8). Así pues, Abrahán esperaba regresar con su hijo vivo. ¿Cómo lo sabemos? Porque Hebreos 11:19 dice que él “estimó que Dios podía levantarlo [a Isaac] hasta de entre los muertos”. 6- ¿Qué importantes verdades podemos extraer de la profecía registrada en Génesis 25:23, que declara que “el mayor servirá al menor”? [10 de febr., w03 15/10 pág. 29 párr. 2.] (Gén. 25:23) Y Jehová procedió a decirle: “Dos naciones están en tu vientre, y dos grupos nacionales serán separados de tus entrañas; y un grupo nacional será más fuerte que el otro grupo nacional, y el mayor servirá al menor”. ***w03 15/10 pág. 29 Jacob apreciaba los valores espirituales*** Jacob no usurpó en modo alguno la herencia de Esaú. Antes de que nacieran, Jehová había dicho que “el mayor servir[ía] al menor” (Génesis 25:23). Pero puede que alguien pregunte: “¿No habría sido más fácil si Dios hubiera hecho que Jacob naciera primero?”. Lo que sucedió después nos enseña verdades importantes. Dios no reserva bendiciones para quienes creen que tienen el derecho de recibirlas, pero sí muestra bondad inmerecida a quienes él escoge. Por ello, Jacob recibió la primogenitura, no su hermano mayor, quien la había despreciado. De igual manera, debido a que los judíos naturales como nación mostraron la misma actitud que Esaú, se les reemplazó con el Israel espiritual (Romanos 9:6-16, 24). Hoy la buena relación con Jehová no se consigue mediante una herencia recibida sin esfuerzo alguno por haber nacido en el seno de una familia que teme a Dios o en un ambiente espiritual. Los que desean recibir bendiciones divinas tienen que esforzarse por ser piadosos y tienen que estimar de verdad las cosas espirituales. 7- ¿Cuál fue el significado del sueño de Jacob en el que aparece “una escalera”? (Gén. 28:12, 13.) [10 de febr., w04 15/1 pág. 28 párr. 6.] (Gén. 28:12, 13) Y empezó a soñar, y, ¡mire!, allí estaba una escalera situada sobre la tierra, y su parte superior alcanzaba hasta los cielos; y, ¡mire!, allí estaban los ángeles de Dios ascendiendo y descendiendo por ella. 13 Y, ¡mire!, allí estaba Jehová apostado por encima de ella, y procedió a decir: “Yo soy Jehová el Dios de Abrahán tu padre y el Dios de Isaac. La tierra sobre la cual estás acostado, a ti te la voy a dar, y a tu descendencia. ***w04 15/1 pág. 28 Puntos sobresalientes del libro de Génesis (parte 2)*** Respuestas a preguntas bíblicas: 28:12, 13. ¿Cuál fue el significado del sueño de Jacob en el que aparece “una escalera”? Esta “escalera” (que puede haber tenido la apariencia de un tramo ascendente de piedras) indicó que hay comunicación entre la Tierra y el cielo, y que los ángeles desempeñan un servicio muy importante entre Jehová y los seres humanos que tienen Su aprobación (Juan 1:51). 8- ¿Por qué estaba Labán tan interesado en recuperar los terafim robados? (Gén. 31:30-35.) [17 de febr., it-2 pág. 177 párr. 2.] (Gén. 31:30-35) Aunque realmente te has ido ya debido a que has estado anhelando intensamente la casa de tu padre, ¿por qué, sin embargo, has hurtado mis dioses?”. 31 En respuesta Jacob procedió a decir a Labán: “Fue porque tuve miedo. Porque me dije: ‘Quizás arranques a tus hijas de mí’. 32 Quienquiera que sea con quien halles tus dioses, que no viva. Delante de nuestros hermanos, examina por ti mismo lo que tengo conmigo, y llévate[los]”. Pero Jacob no sabía que Raquel los había hurtado. 33 De modo que Labán entró en la tienda de Jacob y en la tienda de Lea y en la tienda de las dos esclavas, pero no [los] halló. Por fin salió de la tienda de Lea y entró en la tienda de Raquel. 34 Ahora bien, Raquel había tomado los terafim, y recurrió a meterlos en la cesta de la silla de montar las mujeres a camello, y se quedó sentada encima de ellos. De modo que Labán fue palpando por toda la tienda, pero no [los] halló. 35 Entonces dijo ella a su padre: “No chispeen de cólera los ojos de mi señor, porque no puedo levantarme delante de ti, porque estoy con lo que es común entre las mujeres”. Así que él siguió escudriñando cuidadosamente, pero no halló los terafim. ***it-2 pág. 177 Labán*** Labán estaba muy interesado en recuperar los terafim o ídolos domésticos que Raquel, sin saberlo Jacob, había robado. Pero no pudo encontrarlos, pues Raquel los mantuvo escondidos. El que Labán se valiera de agüeros y poseyera terafim puede indicar que los adoradores de la Luna entre quienes moraba habían influido en sus ideas religiosas. Sin embargo, debería tenerse en cuenta que probablemente había otras razones, aparte de las exclusivamente religiosas, por las que Labán estaba tan ansioso de localizar y recuperar los terafim. Unas tablillas desenterradas en Nuzi, cerca de Kirkuk (Irak), revelan que, según las leyes que regían en tiempos patriarcales en aquella zona en particular, si el esposo de una mujer poseía tales ídolos domésticos, podría comparecer ante un tribunal y exigir las propiedades de su difunto suegro. Por consiguiente, quizás Labán pensó que Jacob había robado los terafim con el fin de desposeer más tarde a sus propios hijos. Este hecho puede explicar por qué, cuando no localizó los dioses domésticos, estaba tan ansioso de celebrar un acuerdo con Jacob que asegurara que este no volvería con los dioses domésticos después de la muerte de Labán para privar de la herencia a sus hijos. (Gé 31:30-35, 41-52.) 9- ¿Qué aprendemos de la respuesta del ángel a Jacob registrada en Génesis 32:29? [24 de febr., w13 1/8 pág. 10.] (Gén. 32:29) A su vez, Jacob preguntó y dijo: “Declárame, por favor, tu nombre”. Sin embargo, él dijo: “¿Por qué preguntas por mi nombre?”. Con eso lo bendijo allí. ***w13 1/8 pág. 10 ¿Por qué se omite el nombre de algunos personajes de la Biblia?*** NUESTROS LECTORES QUIEREN SABER ¿Por qué se omite el nombre de algunos personajes de la Biblia? En el libro de Rut se llama Fulano a un hombre que rehusó cumplir uno de los deberes que le exigía la Ley mosaica (Rut 4:1-12). ¿Significa esto que las personas que no se mencionan por nombre en la Biblia eran malas o poco importantes? De ningún modo. Veamos otro caso. Antes de su última cena de Pascua, Jesús dijo a sus discípulos que fueran “a la ciudad, a Fulano” (o según La Biblia de las Américas, “a cierto hombre”) y prepararan su casa para la cena (Mateo 26:18). ¿Debemos pensar que este hombre era malo o demasiado insignificante? No. Él era sin duda un discípulo de Jesús, pero no era indispensable mencionar su nombre en el relato. Es más, la Biblia menciona los nombres de muchas personas malas, pero no el de muchas personas buenas. Por ejemplo, todo el mundo sabe que la primera mujer se llamaba Eva. Sin embargo, su egoísmo y desobediencia contribuyeron a que Adán pecara, y las consecuencias han sido desastrosas (Romanos 5:12). Por otro lado, el nombre de la esposa de Noé no se menciona en la Biblia a pesar de que fue una mujer abnegada y obediente, que ayudó a su esposo a cumplir su importante labor. Es obvio que la omisión de su nombre no se debe a que haya sido insignificante o no contara con el favor divino. En la Biblia hay relatos de otras personas que, aunque sus nombres no se mencionan, desempeñaron un papel importante —incluso heroico— en el cumplimiento del propósito de Dios. Pensemos en la niña israelita que era sirvienta de la esposa de Naamán, comandante del ejército sirio. Ella tuvo el valor de hablarle a su dueña acerca del profeta de Jehová que estaba en Israel. Y gracias a eso, se produjo un milagro (2 Reyes 5:1-14). Otro ejemplo sobresaliente de fe es el de la hija de un juez israelita llamado Jefté. Ella estuvo dispuesta a no casarse ni tener hijos a fin de cumplir con un voto que su padre había hecho (Jueces 11:30-40). Asimismo, se desconocen los nombres de los compositores de más de cuarenta salmos y los de algunos profetas fieles que cumplieron importantes comisiones (1 Reyes 20:37-43). Un ejemplo aún más extraordinario es el de los ángeles. Aunque existen cientos de millones de ellos, la Biblia solo menciona el nombre de dos: Gabriel y Miguel (Daniel 7:10; Lucas 1:19; Judas 9). Los demás se quedan en el anonimato. En cierta ocasión Manóah, padre de Sansón, le preguntó a un ángel: “¿Cuál es tu nombre, para que cuando se realice tu palabra ciertamente te honremos?”, a lo que este respondió: “¿Por qué debes preguntar acerca de mi nombre?”. Este ángel fue modesto y se negó a recibir el honor que solo Jehová se merece (Jueces 13:17, 18). La Biblia no explica por qué se mencionan los nombres de unos personajes y los de otros no. Sin embargo, podemos aprender mucho del ejemplo de todos aquellos que sirvieron a Dios sin ningún afán de prominencia. 10¿Cómo podemos evitar consecuencias parecidas a las que sufrió Dina? (Gén. 34:1, 2.) [24 de febr., w01 1/8 págs. 20, 21.] (Gén. 34:1, 2) Ahora bien, solía salir Dina la hija de Lea, que esta le había dado a luz a Jacob, para ver a las hijas del país. 2 Y llegó a verla Siquem el hijo de Hamor el heveo, un principal del país, y entonces la tomó y se acostó con ella y la violó. ***w01 1/8 págs. 20-22 Dejemos que la fuerza de la costumbre obre en favor de nosotros*** Ejemplos bíblicos de buenas y malas costumbres A Noé, Job y Daniel se les favoreció con una relación personal con Dios. La Biblia los ensalza “por su justicia” (Ezequiel 14:14). Es significativo que la trayectoria de los tres puso de manifiesto sus buenos hábitos. A Noé se le ordenó construir un arca, una embarcación más larga que un campo de fútbol y más alta que un edificio de cinco pisos. Aquella formidable obra de ingeniería hubiera abrumado a cualquier constructor naval de la antigüedad. Noé, junto con los siete miembros de su familia, construyó el arca sin herramientas modernas y, además, predicó sin cesar a sus contemporáneos. Y no dudamos de que también atendió el bienestar físico y espiritual de su familia (2 Pedro 2:5). A fin de cumplir con todas estas tareas, precisó buenos hábitos de trabajo. El relato bíblico dice sobre él: “Andaba con el Dios verdadero. [...] Noé procedió a hacer conforme a todo lo que le había mandado Jehová” (Génesis 6:9, 22; 7:5). Puesto que, según las Escrituras, fue “exento de falta”, con toda seguridad siguió andando con Dios tras el Diluvio y durante la rebelión contra Jehová que estalló en Babel, hasta su muerte, a los 950 años de edad (Génesis 9:29). Los buenos hábitos de Job lo hicieron un hombre “sin culpa y recto” (Job 1:1, 8; 2:3). Solía oficiar de sacerdote para su familia y ofrecer sacrificios a favor de sus hijos después de los banquetes de estos, por si habían “‘pecado y [...] maldecido a Dios en su corazón’. Así hacía Job siempre” (Job 1:5). Sin lugar a dudas, las costumbres centradas en la adoración de Jehová ocupaban en aquella familia un lugar importante. Daniel sirvió a Jehová “con constancia” durante toda su dilatada vida (Daniel 6:16, 20). ¿Qué buenos hábitos espirituales tenía? Por un lado, oraba con asiduidad. Pese al decreto real que prohibió tal práctica, “tres veces al día se hincaba de rodillas y oraba y ofrecía alabanza delante de su Dios, como había estado haciendo regularmente” (Daniel 6:10). No podía renunciar a la costumbre de hablar con Dios, aunque supusiera una amenaza para su vida. Sin duda, la oración lo fortaleció durante su excepcional trayectoria de integridad a Dios. Parece ser que este profeta también tenía el buen hábito de estudiar las emocionantes promesas de Dios y meditar profundamente sobre ellas (Jeremías 25:11, 12; Daniel 9:2). Sus buenas costumbres contribuyeron en gran manera a que permaneciera fiel hasta el mismo final de su carrera. El caso contrario es el de Dina. Un mal hábito le costó caro: “Solía salir [...] para ver a las hijas del país”, quienes no servían a Jehová (Génesis 34:1). Aunque era algo aparentemente inofensivo, la llevó al desastre. Primero, la violó Siquem, a quien se consideraba “el más honorable de toda la casa de su padre”. Luego, la reacción vengativa de dos hermanos suyos culminó con el asesinato de todos los varones de una ciudad. ¡Qué horrible resultado! (Génesis 34:19, 25-29.) ¿Cómo asegurarnos de que nuestros hábitos no nos perjudiquen, sino que nos beneficien? Pongamos las costumbres a nuestro servicio “Los hábitos son el destino”, escribió un filósofo. Pero no tienen por qué serlo, pues la Biblia indica con total claridad que podemos optar por dejar los malos hábitos y adoptar los que sean buenos. Las buenas costumbres hacen más fácil mantener el ritmo que impone el estilo de vida cristiano, que además se hace más productivo. “El hábito de ceñirme a un horario a fin de cumplir diversas tareas me ahorra un tiempo valioso”, observa un cristiano griego llamado Alex. Teófilo, un anciano de congregación, comenta que la planificación le permite ser eficaz. “Estoy absolutamente convencido —dice— de que no lograría encargarme de mis deberes cristianos si no tuviera la costumbre de planificarlo todo con cuidado.” A los seguidores de Cristo se nos exhorta a que “sigamos andando ordenadamente en esta misma rutina” (Filipenses 3:16). Este texto transmite la idea de una acción habitual que sigue un procedimiento establecido. Los buenos hábitos son ventajosos porque no tenemos que pausar y meditar para decidir cada paso, pues ya hemos fijado un proceder que seguimos por costumbre. Los hábitos arraigados se convierten casi en un acto reflejo. Tal como los buenos hábitos de un conductor prudente lo llevan a tomar decisiones en décimas de segundo para eludir los peligros de la carretera y proteger su vida, las buenas costumbres nos permiten tomar con prontitud decisiones adecuadas en nuestra carrera cristiana. El escritor inglés Jeremy Taylor lo expresó así: “Las costumbres son las hijas de la acción”. Si poseemos buenos hábitos, no nos costará mucho realizar buenas obras. Por ejemplo, para quien suele predicar regularmente es más fácil y placentero salir al servicio del campo. Leemos que los apóstoles, “todos los días en el templo, y de casa en casa, continuaban sin cesar enseñando y declarando las buenas nuevas acerca del Cristo, Jesús” (Hechos 5:42; 17:2). En cambio, aquel cuya presencia en el ministerio es solo ocasional tal vez se ponga nervioso y necesite más tiempo hasta adquirir confianza en esta vital obra cristiana. Lo mismo puede decirse de otras actividades cristianas. Los buenos hábitos nos ayudarán a ser constantes en ‘leer la Palabra de Dios día y noche’ (Josué 1:8; Salmo 1:2). Cierto cristiano tiene la costumbre de leer las Escrituras durante veinte o treinta minutos antes de acostarse. Incluso cuando está muy cansado, no puede dormirse sin hacerlo. Ha de levantarse y satisfacer esa necesidad espiritual, una buena costumbre gracias a la cual lleva varios años leyendo toda la Biblia una vez cada doce meses. Nuestro Modelo, Jesucristo, solía asistir a reuniones en las que se analizaba la Biblia. “Según su costumbre en día de sábado, entró en la sinagoga, y se puso de pie para leer.” (Lucas 4:16.) A Joe, un anciano con una familia numerosa y una extensa jornada laboral, la fuerza de la costumbre le hace necesitar y desear las reuniones regularmente. “Este buen hábito me incita a asistir —afirma—, lo que me da la fortaleza espiritual que tanto necesito para superar desafíos y problemas.” (Hebreos 10:24, 25.) Tales hábitos son indispensables en la carrera cristiana por la vida. Un informe de un país donde se ha perseguido al pueblo de Jehová reseñó: “Quienes poseen buenos hábitos espirituales y un profundo aprecio por la verdad no tienen dificultad en permanecer firmes cuando llegan las pruebas. En cambio, los que ‘en tiempo favorable’ faltan a las reuniones, son irregulares en el servicio del campo y transigen en asuntos pequeños no soportan las pruebas ‘ardientes’” (2 Timoteo 4:2).