Técnica de la entrevista psicodinámica: un ensayo del trabajo de Isabel Díaz Portillo Carlos Armando Herrera Huerta La autora, a través de su libro, hace una relatoría de las técnicas esenciales de la entrevista psicodinámica. No hace alarde de la complejidad de las teorías psicoanalíticas: deconstruye los conceptos en un lenguaje inteligible para los iniciados en este campo del conocimiento. Resume claramente el objetivo fundamental del psicoanálisis: ayudar al paciente a tener una introspección de sus conflictos intrapsíquicos (inconscientes), sustentados en deseos no resueltos de la infancia y manifestados como síntomas. La entrevista, ponderada como el vínculo inalienable entre médico y paciente, se describe como un proceso de comunicación esencial, interpersonal, un factor clave para desvelar los conflictos psíquicos del entrevistado. La fenomenología de la relación médico-paciente no encuentra parangón en su intimidad con otro proceso diagnóstico o terapéutico en medicina. Lo deja claro en el capítulo cinco: el inicio de la entrevista es el primer contacto formal, cara a cara, entre entrevistado y entrevistador. En medicina y en psiquiatría (una suerte de quimera epistemológica) la etiología resalta en el paradigma de la enfermedad. El concepto “psicodinamia” alude a los motivos que hacen comprensible la concatenación de las experiencias internas, vivencias psicológicas, siempre desde el prisma de lo individual. No es sinónimo de etiología, pero sí resulta imprescindible en su concepción instrumental. De ahí la importancia de adoptar la teoría psicodinámica en el abordaje del paciente: comprender al hombre que ha enfermado para después buscar un diagnóstico nosológico y un tratamiento congruente, y en ese orden estricto de procesos. La historia clínica psiquiátrica, otra de las herramientas vitales en el quehacer de esta disciplina, tiene por objeto recoger lo fenoménico que exhibe el paciente tal y como se da en su relación con el mundo circundante. El síntoma “no tiene valor cuando se le estudia de forma aislada” (página 95). La investigación semiológica debe hacerse, como lo dice la autora, “en términos precisos, directos, sin confundir al entrevistado” (página 99). De ahí la importancia de estadificar la entrevista psiquiátrica: primero, integrar la información de lo fenomenológico, de preferencia de forma espontánea o mediante el interrogatorio, indagar en la biografía del paciente y tejer las vicisitudes de su existencia; y segundo, integrar un juicio valorativo e interpretación dinámica de los motivos de sus síntomas 1. Podemos aseverar que, independientemente de la corriente doctrinal a la que seamos adeptos, la psicoterapia cuenta con una serie de pasos, donde la entrevista es una fase inamovible. Esquemáticamente se vería de esta forma los elementos que la componen 2: 1) Recolectar información: realizar una entrevista clínica, con interés en la recogida de información esencial para la psicoterapia (datos personales, motivo de la consulta, situación actual del problema, antecedentes médicos-psiquiátricos, historia biográfica del paciente, tratamientos actuales y si ha recibido psicoterapia en el pasado). 2) Contrato terapéutico: son los objetivos de la terapia y la forma en que se alcanzarán. En este apartado se define el encuadre (frecuencia de las citas, duración, enfoque terapéutico y las actividades a realizar), la farmacoterapia (se recomienda una evaluación clinimétrica de los síntomas para determinar la severidad del trastorno) y el tiempo aproximación de la duración de la terapia. 3) Alianza terapéutica: crear y fortalecer una relación de trabajo entre el terapeuta y el paciente. Aquí resalta la importancia de desarrollar un sentido empático con el sufrimiento del paciente. 4) Manejo de la transferencias y contratransferencias: existen reacciones emocionales generadas durante el proceso psicoterapéutico. 5) Fase intermedia de avances con algunas resistencias: es frecuente un sentimiento de ambivalencia en el paciente cuando se enfrenta al cambio. En el contexto psicoanalítico se le denominan “resistencias inconscientes”. 6) Fase final: el paciente tiene una mejor comprensión de su problema, y la alianza terapéutica es más sólida, además que ha adquirido herramientas para hacerle frente a sus problemas. El aprendizaje que resulta de la lectura de este manual se perfila hacia un objetivo sincrético entre la abundancia de teorías psicológicas: nunca seguir a ultranza una corriente doctrinal, porque, “de forma lenta y progresiva va estrechando un campo de observación y del pensamiento” 1. El rigor de lo propedéutico y la fluidez que exige el colaborar con otro ser en un proceso doloroso que es el del autonocimiento y la sanación de su psique, necesita forzosamente de la integración de matices diversos de lo abstracto. Ante el campo de la subjetividad, un terreno del que no podemos escapar los psiquiatras, la máxima de “el hombre es la medida de todas las cosas” cobra un sentido revelador. Bibliografía: 1) Patiño, J.L. (1990). Psiquiatría clínica (41-44). México: Salvat 2) Rubio-Valladolid, G. (2014). Psicoterapias. En Fundamentos de Psiquiatría Bases científicas para el manejo clínico (323-330). España: Panamericana.