AQUEL NIÑO ME ENSEÑÓ A AMAR Texto bíblico: 1 Cor 13, 3 Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada. En una ocasión, en Calcuta, no teníamos azúcar para nuestros niños. Sin saber cómo, un niño de cuatro años había oído que la Madre Teresa se había quedado sin azúcar. Se fue a su casa y les dijo a sus padres que no comería azúcar durante tres días para dárselo a la Madre Teresa. Sus padres lo trajeron a nuestra casa: entre sus manitas tenía una pequeña botella de azúcar, lo que no había comido. Aquel pequeño me enseñó a amar. Lo más importante no es lo que damos sino el amor que ponemos al dar. Madre Teresa de Calcuta Reflexión ¿Qué doy de mí a los demás? ¿Cuánto amor pongo en las cosas que hago? Oración Señor, cuando tenga hambre, dame a alguien que tenga necesidad de alimento. Cuando tenga sed, mándame a alguien que tenga necesidad de bebida. Cuando tenga frío, mándame a alguien para que lo caliente. Cuando tenga disgusto, ofréceme a alguien para que lo consuele. Cuando mi cruz se vuelva pesada, hazme compartir la cruz de otro. Cuando me sienta pobre, condúceme hasta alguien que esté necesitado. Cuando tenga tiempo, dame a alguien a quien pueda ayudar unos momentos. Cuando me sienta humillado, haz que tenga a alguien a quien alabar. Cuando esté desanimado, mándame a alguien a quien dar ánimos. Cuando sienta necesidad de la comprensión de otros, mándame a alguien que necesite de la mía. Cuando necesite que se ocupen de mí, mándame a alguien de quien tenga que ocuparme. Cuando piense sólo en mí mismo, atrae mi atención sobre otra persona. Madre Teresa