La religión empieza en la creencia de un Ser Supremo, con el cual el hombre siente la necesidad de relacionarse. Ante esa «existencia suprema», el hombre no puede mantenerse pasivo, sino que se siente impulsivo a responder a esa especie de «llamada» de Dios La proximidad de lo divino lleva al hombre a comunicarse con ese ser supremo por medio de actos de adoración, petición, acciones de gracias, etc La creencia en un Ser Supremo, despierta en el hombre la necesidad de «estar a bien con Dios», por lo que procura llevar una conducta adecuada a su creencia. Así descubre el sentido del bien y del mal moral o pecado La existencia de Dios descubre al hombre que su vida personal es transcendente y que no puede finalizar con la muerte, sino que debe perdurar en el «más allá». Aquí se separan las diversas creencias religiosas: el budismo, por ejemplo afirma la reencarnación. Las diversas religiones afectan no sólo al individuo, sino a la convivencia social entre los hombre. De este modo, surgen los deberes morales en la convivencia social, se elabora el calendario que señala los días «sagrados», se crean los ritos de culto público, etc.