Literatura oral del pueblo de Ocongate y de los ayllus del Ausangate Félix Alain Riveros Paravicino. Maestría, Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco. Correo electrónico: [email protected] Introducción: Ocongate, uno de los 12 distritos de la provincia de Quispicanchi, es conocido porque en sus partes altas se encuentra el nevado más grande de la región, el Ausangate ubicado a una altitud de 6384 msnm, desde las cumbres que conforman esta cordillera nacen lagunas y ríos que se desplazan por los ayllus o comunidades del Ausangate atravesando muchas comunidades conformando así el río Mapacho que llega a la parte baja que es el pueblo de Ocongate; es en este territorio donde la población ha desarrollado una literatura oral autónoma, con narraciones donde el entorno, los personajes y los hechos obedecen al pensamiento andino; sin embargo, muchos relatos orales, han recibido también influencia occidental surgida en la Colonia y afianzada en la época republicana, estos elementos mezclados no son muy diferenciados por la población local. Así, los elementos incorporados en los relatos, obedecen a intenciones e intereses de dominio de grupos de poder, por lo tanto, son elementos colonizantes en el relato popular. La presente investigación busca recopilar la literatura oral de los ayllus del Ausangate y del pueblo de Ocongate, para reconocer la esencia del contenido del relato e identificar los elementos autónomos y coloniales, pues “en la perspectiva descolonial la investigación estaría centrado en conceptos como diferencia colonial e interculturalidad que no son resultados de un intercambio cultural, sino huellas de diferentes (in)disposiciones de poder” Garbe (2013). Considero, de este modo, que en la literatura oral de Ocongate existe un componente que sería la huella de la disposición de poder que se dio en su desarrollo histórico cultural. La primera parte, abordaré aspectos generales como la ubicación, etimología y comunidades de Ocongate, así como conceptos básicos referidas a literatura oral y colonialismo. La segunda parte, trataré sobre las tradiciones orales del pueblo de Ocongate y los ayllus del Apu Ausangate, con su interpretación respectiva. La metodología empleada es el análisis bibliográfico y la recopilación de literatura oral, mediante entrevistas a los pobladores de Ocongate. 1. Aspectos generales: 1.1. Distrito de Ocongate: Ubicación: Se ubica en la parte central de la provincia de Quispicanchi, su territorio cuenta con pisos altitudinales que van desde el piso límite superior de Quechua, pasando por Suni, Puna y Hank’a o Cordillera con su nevado representativo, el Ausangate, siendo el punto más alto de la región Cusco y el segundo del sur peruano; el pueblo de Ocongate, por su parte, se encuentra a una altitud de 3550 msnm, situándose en la parte baja de la región Suni. De la ciudad del Cusco hasta el pueblo de Ocongate, hay una distancia de 100 Km y desde la ciudad de Urcos, 60 km; desde al año 2007 está conectada por la carretera Interoceánica. Toponimia: Existen varias teorías sobre la etimología de Ocongate y de Ausangate, sobre este último, Ramírez (1996) nos dice que proviene de dos voces quechua: - Awkin: Montaña sagrada (Apu) - Qatiq: Seguir, perseguir. Lo que sigue hacia la montaña sagrada, pues desde Ocongate hacia el Ausangate, se observa que las montañas que flanquean el valle del Mapacho, están siguiendo hacia arriba, hacia el Ausangate. Para el profesor Felipe Oré, proviene de dos voces quechua: - Awsan: Sacar filo o punta. - Qatiq: Seguir, perseguir. Lo que sigue hacia la cima, hacia la punta, la explicación tiene la misma lógica del anterior autor. Una propuesta novedosa nos presenta Sánchez (2015) quien afirma que proviene de las voces aymaras: - Jawsa: Llamado, invitado, reunir a la gente. - Jatha: Semilla, progenitores de la familia, antecesores. - Kata: Semilla que ha quedado casi intacta después de reproducir. Ausangate vendría a significar: El que convoca a los progenitores (padres) de la familia, o, progenitor o “semilla” que reúne. Considero que estos estudios sobre la toponimia del Ausangate son aproximaciones y que el verdadero significado del Ausangate aún no se ha develado. El primero, habla del vocablo “Awkin”, que habría sufrido mucha distorsión para convertirse en el actual “Awsan”. El segundo habla del vocablo “Awsan” que si bien es la pronunciación exacta, provendría del castellano “aguzar” que pasó al quechua como “awsay” haciendo referencia a sacar punta. El tercero, proviene de dos vocablos aymaras “Jawsa” y “Jatha” que el autor indica que significa “el que convoca a la familia”; sin embargo, al igual que en el quechua, el orden sintáctico del aymara es, primero adjetivo luego sustantivo, entonces, el que llama a la familia seria Jatha jawsa y no al revés como señala el autor. Sobre la toponimia de Ocongate, los autores parecen estar más de acuerdo al identificarlo como “Ukhun” de abajo, de adentro, pues en referencia al Ausangate, Ocongate se encuentra hacia abajo, en dirección al descenso de las montañas y del río Mapacho. El vocablo “gate” se encuentra tanto en Ausangate como en Ocongate, así como en otros Apus del lugar como Qayangate y Hawangate; esta voz provendría del quechua “qati” que de acuerdo al diccionario de la Academia de la lengua quechua (2012) significa “continuo, correlativo, seguido en cadena o hilera”, pues si, estas montañas presentan una continuidad unas con otras. Centros poblados y Comunidades: El distrito de Ocongate, de acuerdo al último censo, cuenta con una población de 15 223 habitantes, siendo el distrito más poblado de la provincia de Quispicanchi, asimismo, tiene el mayor número de centros poblados de la provincia, siendo estos T’inki, Lauramarca, Tawantinsuyo, Mawayani y recientemente Pinchimuru; en estos cinco centros poblados se levantan las 34 comunidades del distrito, a las cuales denominaré ayllus del Ausangate, porque el Apu forma parte de su diario quehacer. En este contexto tradicional es posible la conservación de la tradición oral, como la transmisión de saberes sobre labores agrícolas y ganaderas, así como cuentos y mitos sobre el ganado, y por supuesto, sobre el Ausangate y su hijo mayor el Wayna Ausangate. 1.2. Literatura oral: En el contexto nacional oficial la lengua empleada para la literatura fue y es el castellano, la cual, desde la invasión española, fue impuesta en menoscabo de las lenguas originarias como el quechua, pues su tradición escrita le haría poseedor de la cualidad de producir arte con las letras, literatura con las palabras; a su vez se extendió la idea de que los pueblos que carecían de escritura (al modo europeo occidental) no tenían literatura, y su tradición oral no podría ser considerada arte. Las manifestaciones orales de los pueblos ágrafos, desde inicios del siglo XIX, estarían enmarcadas en la denominación de folklore pues a decir de Espino (2015) esta disciplina se encargaría de explicar las manifestaciones culturales de los entornos de la ciudad o que se encontraban distantes de la metrópolis; el folklore era la comprensión de la cultura no letrada, la cultura que no entra en la noción de civilización. Ya en las primeras décadas del siglo XIX, Mariátegui (1928/2017) cuestionaba la necesidad de tener una literatura propia para el indígena, hecha por indígenas: “La literatura indigenista no puede darnos una versión rigurosamente verista del indio. Tiene que idealizarlo y estilizarlo. Tampoco puede darnos su propia ánima. Es todavía una literatura de mestizos. Por eso se llama indigenista y no indígena. Una literatura indígena, si debe venir, vendrá a su tiempo. Cuando los propios indios estén en grado de producirla”. El “amauta”, adelantándose al análisis literario de su tiempo, pone énfasis en que la literatura autónoma indígena aún no se desarrollaba y que un tiempo llegará en que se dé, y que para ello, el indio tendría que estar preparado; sin embargo, se evidencia que todavía le daba mayor importancia a la escritura como el medio creador de literatura. Por su parte, Cornejo (1985) hace un análisis profundo sobre las literaturas marginales, populares y orales frente a la oficial y aceptada desde la conquista, de este modo, nos dice: “En efecto, el acto esencial de la conquista consistió en degradar todo lo nativo y en excluirlo del espacio propiamente humano, el de los vencedores. Siglos después aún persiste el mismo esquema discriminatorio: concretamente, en el caso que nos interesa, la ocupación del campo de la literatura latinoamericana por el sistema culto, aunque a veces –en ocasiones más bien excepcionales- la literatura nativa sea aceptada como una prehistoria más o menos prestigiosa pero sin duda muerta, sin considerar que esta tradición, pese a estar sujeto a violentas transformaciones, sigue produciendo hasta hoy una literatura distinta y todavía vigorosa.” Efectivamente, así es, a pesar de la marginación a la que fueron sometidas las lenguas originarias, y en este caso el quechua, resistieron en la transmisión oral generacional, con saberes para mantener la convivencia con su entorno natural, con mitos y leyendas que daban explicación a un sistema de valores de su realidad, con poesía expresada en canciones agrícolas, ganaderas, festivas y amorosas. Esta literatura sigue vigente hasta hoy en día, con los cambios propios del contexto, expresados en huaynos y narraciones que aún conservan los ayllus o comunidades. Sobre la evolución del estudio de la literatura oral, Itier (2007) dice que a pesar del importante desarrollo que ha conocido la etnología andina durante los últimos treinta años, esta disciplina se ha interesado muy poco en la literatura oral y solo excepcionalmente ha buscado establecer relaciones entre las instituciones sociales y económicas que estudia. De este modo, el estudio de la literatura oral es todavía un desafío para la etnología, la lingüística y ciencias afines. Luego del análisis, presento el siguiente concepto de literatura oral: “El empleo del término literatura oral obedece a la necesidad de separar su estudio del de la literatura escrita, patrimonio de las sociedades ‘letradas’ cuya tradición hace uso de la escritura como medio de comunicación. A la vez, el término, literatura oral, se refiere a la tradición que pasa oralmente, a través de las generaciones, utilizando ese aspecto formal de la narrativa tradicional como son y han sido los mitos, los cuentos, los relatos, las leyendas, adivinanzas, refranes y coplas; o sea, la tradición cultural oral del grupo.” (Villa, 2010). De esta manera, asumimos que la literatura oral quechua existe, se mantiene vital y expresa belleza en su manifestación. Asimismo, los ayllus del Ausangate y el pueblo de Ocongate, han sabido conservar y transmitir su tradición oral expresada en cuentos, mitos y canciones, es decir, tienen una memoria colectiva, pues “estamos aludiendo a la condición de sujetos que actualizan el recuerdo a través del relato, del discurso, una historia, casi siempre efectiva, por la cual podemos remontar el mundo” (Sánchez 1989). Por lo tanto, esa memoria colectiva demanda ser estudiada. 1.3. Colonialismo y Descolonización: De acuerdo al diccionario antropológico el colonialismo se define como “La dominación política, social, económica y cultural sobre un territorio y sus habitantes de parte de un grupo extranjero, por un período prolongado. El colonialismo cultural hace referencia a la dominación interna, por un grupo y su cultura e ideología sobre otros” (Campo, 2008). El pueblo andino vivió un periodo de dominación extranjera española de casi 300 años, que empieza con la invasión de 1532 hasta la independencia criolla de 1824, luego, la República continuó ejerciendo la colonialidad sobre las poblaciones indígenas, pues heredó muchas formas de la época Colonial. En el caso de la literatura es conveniente hablar de colonialismo cultural. Para Aníbal Quijano, este eurocentrismo-colonialismo genera situaciones de poder que privilegia al que tiene la imagen del conquistador/invasor, colonizador, frente al conquistado/invadido que es el indígena, quien posee todo un sistema de conocimientos y valores que serán menospreciados “[…] esta distribución de las identidades sociales sería, en adelante, el fundamento de toda clasificación social de la población en América. Con él y sobre él se irían articulando, de manera cambiante según las necesidades del poder en cada periodo, (Quijano, 2000). En este contexto, los conocimientos y saberes originarios se pierden o disminuyen, cometiéndose el “asesinato” de un cuerpo de conocimientos que fue causado porque durante la Colonia y parte de la Republica se ignoraban el derecho al conocimiento, y la supresión del mismo “fue responsable del epistemicidio masivo sobre el que la modernidad occidental construyó su monumental conocimiento imperial. En una época de transición paradigmática, la reivindicación de este urderecho implica la necesidad de un derecho a conocimientos alternativos” (De Sousa, 2010). En esta realidad de colonialismo y eurocentrismo, la descolonización es una vía a trabajar, que implica desaprender formas que privilegian a un grupo respecto del otro, en repensar las maneras de abordar problemas, en recuperar sistemas de vida alternativos frente a la realidad. Así, la literatura oral de Ocongate y los ayllus del Ausangate, no están libres de colonialismo; sin embargo, algunos mantienen formas autónomas libres de eurocentrismo que es conveniente identificar y estudiar con una mirada decolonial. 2. Literatura oral del pueblo de Ocongate y de los ayllus del Ausangate: 2.1. Pueblo de Ocongate: Ocongate en la actualidad es una pequeña ciudad que ha crecido en los últimos 20 años, con la migración proveniente principalmente de sus comunidades y la de los distritos vecinos de Ccarhuayo, Ccatcca y Marcapata. La presencia de elementos propios de la modernidad, como la electricidad, la televisión, la internet, la carretera interoceánica y el predominio de la actividad económica del comercio, así como la migración de los ocongateños a ciudades como Cusco, Arequipa y Lima, hizo que las tradiciones orales como cuentos y mitos, queden dispersados y poco recordados; sin embargo, aún existen personas mayores que guardan la tradición oral en relatos de pueblo como: - El atawi - Las cruces de Ch’anka. - La recuperación del mercado dominical para la población de Ocongate. - El agua de Wiraqucha unu. - Los gallos de Llawinayuq T’uqu. - Los machus de Kupi. - Marianito Mayta y el niño Manuel. - El nina carru. - La chinkana de Kapuliyuq. - El suq’a y el ch’illka runa. Estos relatos actualmente son narrados tanto en quechua como en castellano, dependiendo del auditorio; sin embargo, hace 20 o 30 años predominaba la narración en la lengua quechua. Asimismo, estas narraciones están referidas a situaciones o eventos propios del contexto de pueblo pequeño, que convive entre la matriz andina y la presencia mestiza/hispana; entre el quechua materno y el castellano colonial, entre los ritos y ceremonias que resisten y la iglesia que evangeliza. De este modo, a diferencia de los relatos de los ayllus del Ausangate, los relatos del pueblo presentan mayor influencia colonial. Algunos relatos que forman parte de la tradición oral del pueblo de Ocongate, son sucesos históricos como la recuperación del mercado dominical para Ocongate frente a la hacienda de Lauramarca y la batalla entre los ejércitos de Pumacahua y el realista, estos están tratados en la obra de Rosas (1995) 2.2. Literatura oral de los ayllus de Ausangate: Son los ayllus de Ausangate, comunidades quechuahablantes dedicados principalmente a actividades tradicionales como la agricultura y ganadería, quienes mejor han conservado las tradiciones orales autónomas, libres o con poca influencia colonial. A continuación presento extractos de algunos relatos sobre el Ausangate, los cuales mantienen una clara autonomía discursiva. Relato N° 1 Condori y Gow (1982) “Antes el Ausangate era un hombre en que uno se podía apoyar, un buen hombre. Él hablaba con los brujos. Él mismo les avisaba qué cosas necesitaba y en qué forma le podían ayudar. El Ausangate mismo les enseño cómo ofrecer un despacho, con qué tenían que llenar la copa: con vino o con trago. Antiguamente habían sabido hablar. Los campesinos y los brujos hablaban con Ausangate como vecinos”. Casaverde (1970) “Ausangate: Iman ofrecen wawallay. ¿Qué se te ofrece hijo mío? Consultante: Sapa kutillan, imaymana kawsayniy wasiymanta chinkan ¿pillan apanpas?. Continuamente se pierden las cosas de mi casa ¿Quién los llevará? Awsangate: Suwaqa manam piensasqaykichu, sapa p’unchay machaq masillaykitaqmi, kunan rikunki, ¡Segundo! Phaway tierrata waqyamuy, paymi willawasun sut’inta. El ladrón no es el que imaginas, sino tu compañero de copas, ahora verás: ¡Segundo! ( a este llamado se presenta un subalterno), corre llama a la tierra para que nos diga la verdad…” Valderrama y Escalante (1979) “Era pues el Apu Awsangate, padre y señor de este mundo, en sus amoríos con una mujer engendró seis hijos mayores y seis hijas mujeres. Un día cuando todos eran crecidos, les dijo: - Ahora a este lado va a llegar un yerno qolla. Me ha pedido la mano de vuestra hermana Tomasa Saq’apuma…” Conclusiones: El pueblo de Ocongate y los ayllus del Ausangate tienen una literatura oral transmitida de generación en generación, sin la interferencia del código escrito. El colonialismo cultural no es ajeno en las tradiciones orales de Ocongate, está más presente en las narraciones del pueblo de Ocongate que en las de los ayllus del Ausangate. Identificar e interpretar los elementos coloniales en los relatos es una práctica decolonial necesaria para el despertar de los pueblos. Referencias bibliográficas: Campo, L. (2008). Diccionario básico de antropología. Quito: Ediciones Abya yala. Casaverde, J. (1970). El mundo sobrenatural en la comunidad de Kuyo Grande. En Allpanchis phuturinqa, N° 2. Cusco. Condori, B. & Gow, R. (1982). Kay Pacha. Cusco: Centro de Estudios Regionales Andinos-CBC. Cornejo, A. (1985). Las literaturas marginales y la crítica: una propuesta. Pukio, 7-2. De Sousa, B. (2010). Descolonizar el saber, reinventar el poder. Montevideo: Ediciones Trilce. Espino, G. (2015). Literatura oral Literatura de tradición oral. Lima: Pakarina ediciones. Garbe, S. (2013). Descolonizar la antropología-antropologizar la Colonialidad. En Otros logos. 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