Subido por Ouro Borus

Roob Alexander - Alquimia & mística

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EL MUSEO HERMÉTICO
Alq_UIMIA
& MISTICA
ALEXA N DER ROOB
EL MUSEO HERMÉTICO
ALQUIMIA
;
&
MISTICA
A LEXANDER ROOB
TASCHEN
K(lLN L0Nb0N l-OS A.NC~ I fi'$ MAQA I O P" IHS TOKYO
Reproducciones: pág. 2, de: William
Blake: Jerusalén,1804-182o; pág. 6, de:
Michael Maier: Viatorium, Oppenheim,
1618; pág . 34, 110. 4g2, de: J. Typotius:
Symbola divina et humana. Praga,
1601-1603; pág. 428, de: Basilius Valentius: Chymische Schriftcn, Leipzig, 1769
CONT ENID O
8
34
INTRODUCCIÓN
EL MACROCOS MOS
El mundo · El sol · La luna · Astronomía inferior·
Los astros· La música de las esf eras · Génesis· El ojo·
El huevo cósmico
110
EL OPUS MACNUM
Génesis en la retorta · La purificación · La caída de
Adán · El caos· La noche sat urnal · El martirio de los
metales· Resurrección· Aurora· Luz y t inieblas·
La escala · El árbol f ilosófico · Los sephiroth · Ab uno ·
El fue rte· Enigmas de la zoología· Oedipus chymicus ·
El rocío· Labor de mujeres y juegos de niños·
Química vegetal · La serpiente · El retomo· La cópul a ·
El andrógino · Separatio · Los yantras herméticos ·
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TASCHEN, soli cite nuestra revist a en www.taschen.com/
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completa acerca de todos nuestros libros.
La trinidad · El fuego· El huevo filosófico · La matriz·
La fuente· El La pis Cristo · La sangre
428
memoria · Los signos· Escritura y sellos· Apariciones
© 2006 TASCHEN GmbH
Hohenzollernring 53, D-50672 Koln
www.taschen.com
492
Printed in China
ISBN 3-8228-5036-5
ROTACIÓN
Torbellinos y magnetos· Geometría divina· La rueda ·
Edición original: © 1997 8enedikt Taschen Verlag GmbH
© 2006 VG Bild-Kunst, Bonn, para las reproducciones
de Joseph Beuys, M arcel Duchamp, e Yves Klein
Diseño de la portada: Scnse/Net, Andy Disl y
Birgit Reber, Colonia
Traducción : Carlos Caramés, Colon ia
EL MICROCOS M OS
Las proporciones divinas del cuerpo· Cerebro y
La rosa · El peregrino
568
ÍNDICE
Introducción
El museo hermético
Introducción
Existe todo un mundo de imágenes profundamente ancladas en la
La Tabla de esme·
ralda, monumento
central de la ima·
ginación hermética.
memoria del hombre moderno. Pero no se encuentran en publicaciones accesibles al gran público, sino sepultadas en manuscritos y
grabados antiguos.
Allí están las eternas «salas de Los», el profeta de la imaginación,
salas repletas de imágenes arquetípicas y figuras platónicas que
Heinrich Khunrath,
Amphirheatrum
sapientiae aeter-
rigen nuestra representación del mundo y de nosotros mismos, imá-
nae, Hannover.
genes de las que el poeta inglés William Blake (1757-1827) dice que
1606
reflejan «todo lo que pasa en la tierra», y que «Cada época puede utilizarlas para acopiar renovadas fuerzas». (Jerusalén, 1804-1820)
Ideogramas y lenguaje cifrado
El extraño carácter jeroglífico de estas imágenes nos remite a la
legendaria antigüedad de su arte y a la fuente de sus sabidurías:
Herm es Trismegisto, el patriarca de la mística de la naturaleza y
de la alquimia.
8
Fueron los colonizadores griegos en Egipto, en la Antigüedad
los milagros del Uno./ Y lo mismo que todos las cosas vienen del Uno,
tardía, quienes identificaron a uno de sus dioses, Hermes (lat. M ercu-
por la meditación sobre el Uno, así todas las cosas han nacido de esa
rius), mensajero alado y conocedor del arte de curar, con Thot, el
cosa única, por modificación./ Su padre es el sol, su madre la luna, el
«tres veces grande», del antiguo Egipto. Thot era el dios de la escri-
viento lo ha llevado en su vientre; la tierra es su nodriza./ Es el padre
tura y de la magia, siendo venerado, al igual que Hermes, como «psi-
de todas las maravillas del mundo entero. Su fuerza es orbicular,
copompos», como guía de las almas en los infiernos. La figura de
cuando se ha transformado en tierra./ Separarás la tierra del fuego,
Hermes Trismegisto se asoció también a un faraón legendario que
lo sutil de lo grosero, suavemente y con gran entendimiento./ Asciende
supuestamente había dotado al pueblo egipcio de 30.000 volúmenes
de la tierra al cielo y vuelve a descender a la tierra, recogiendo la
que contenían todos los conocimientos naturales y sobrenaturales,
fuerza de las cosas superiores e inferiores./ Tendrás toda la gloria del
entre ellos la escritura jeroglífica. Fue una especie de Moisés de los
mundo, y las tinieblas se alejarán de tí./ Esta es la fuerza de fuerzas,
alquimistas, pues había transmitido los mandamientos divinos de su
pues vencerá todo lo sutil y atravesará lo sólido./ Así se creó el
arte en la «Tabla de esmeralda». Esa <<Tabula smaragdina», hoy día
mundo./ He aquí la fuente de las admirables transmutaciones y apli-
datada entre los siglos VI y VIII de nuestra era, andaba por el occi-
caciones indicadas aquí./ Por eso me llaman Hermes Trismegisto,
dente cristiano, a partir del siglo XIV. en traducciones del árabe.
Desde entonces apenas volvió a haber un alquimista, ni opera-
porque poseo las tres partes de la sabiduría universal.>>
tivo ni especulativo, que no se esforzase en hacer concordar sus
ciencia de la interpretación de textos, que según el autor del <<Libro
conocimientos con el texto lapidario de estas doce tesis:
<<Es verdadero, verdadero, sin duda y cierto:/ Lo de abajo se
de la Santísima Trinidad» (1415), primer texto de alquimia en lengua
iguala a lo de arriba, y lo de arriba a lo de abajo, para consumación de
y humana. En los códices de sus más eminentes representantes, la
INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
De Hermes, mensajero de los dioses, deriva la hermenéutica, la
alemana, tiene una cuádruple vertiente: natural, sobrenatural, divina
9
Introducción
literatura alquimista despliega un lenguaje extraordinariamente
Introducción
sugestivo, rico en alegorías, analogías y alusiones, un lenguaje que,
gracias sobre todo a la mediación de los escritos teosóficos que
•El aire lo ha
llevado en su
vientre.n
Jacob Boehme, ha ejercido una profunda influencia en el romanticismo (Biake, Nova lis), en el idealismo alemán (Hegel, Schelling) y
en la literatura moderna (Yeats, Joyce, Rimbaud, Brecht, Breton,
El nacimiento de
la piedra filosofal
tiene lugar en el
aire.
Artaud).
Numerosos eran quienes, incluso en el seno de la propia corporación, criticaban la «lengua oscura>> de los alquimistas. Y lo que ellos
Michael Maier,
Atalanta fugiens,
Oppenheim, 1618
mismos nos revelan sobre sus medios de expresión, no parece facilitar más las cosas: <<Cuando hablábamos abiertamente, no decíamos
(en realidad) nada. Pero cuando escribíamos en lenguaje cifrado y en
imágenes, ocultábamos la verdad.» (Rosarium philosophorum, ed.
Weinheim, 1990)
Quien, sin tener en cuenta esta advertencia, penetra en este
campo lingüístico, se encuentra bruscamente en un caótico sistema
de referencias, en una red de pseudónimos cambiantes y símbolos de
substancias arcanas que pueden en principio significar algo muy distinto y que no pueden desentrañar ni siquiera los léxicos especializados ni los modernos diccionarios de sinónimos. Semejante maraña de
«La Tierra es su
nodriza.n
conceptos difusos lleva una y otra vez a adoptar medidas simplifica-
Se nutre del agua
mercurial.
doras. En ese sentido conviene citar aquí los desvelos hermenéuticos
Michael Maier,
Atalanta fugiens,
Oppenheim, 1618
híbrida de la alquimia únicamente a su aspecto interno, y que sólo
aceptaba la obra química exterior como una proyección de procesos
y fecundos del psicoanalista suizo C.G. Jung, que redujo la figura
psíquicos manifiestos.
No obstante, los filósofos herméticos se expresan «más clara
y libremente, con más rigor, mediante un discurso sin palabras o
incluso sin discurso, o con imágenes de los misterios, que con las
palabras, incluso en aquellos enigmas representados porfiguras»
(C. Horlacher, l(ern und Stern ... , Francfort, 1707). Con sus ideogramas pretenden, en opinión del adepto rosacruciano Michael Maier,
«llegar al intelecto por los sentidos>>. En este contexto puede designarse la imaginería criptográfica de la alquimia 'por su motivo preferido, el Hermafrodita, cruce del estímulo sensual (Afrodita) con la
vindicación del espíritu (Hermes). Esta imaginería se endereza a la
intuición, y no a las facultades discursivas, consideradas destructivas. «Lo que vive según la razón, vive contra el espíritu», escribe
10
INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
11
Introducción
Introducción
Paracelso. Muchos otros esperaban con Paracelso el advenimiento
del tertius status, del tercer reino del Espíritu Santo, profetizado por
Joaquín de Fiore (1130-1202), en el que la letra de los textos sería sus-
Hermes· Mercurio,
el dios del comer·
cio y de la comuni ·
cación, exhorta
aquí al silencio. La
elocuencia mercu·
rial sólo concierne
a la periferia feno·
ménica, al mundo
desplegado de
las apariencias. Lo
que aprehende el
centro espiritual
(la unidad o mó·
nada) y lo que
tiene de radical, se
sustrae a las posi·
bilidades expresi·
vas de la lengua.
tituida por una comprensión visionaria. Se llegaría de nuevo a la lengua original del paraíso, que nombra todas las cosas por su verda dero nombre, y todos los misterios de la naturaleza se manifestarían
como en un libro abierto. La tendencia a la lengua secreta en «sintagmas oscuros», cifrados, en imágenes enigmáticas, se explica por el
profundo escepticismo frente al poder expresivo de la lengua de
Babilonia, con su alfabeto impio y sus reglas gramaticales que encadenan al Espíritu Santo. Lo que realmente importaba era preservar
de los abusos del profano el saber primordial, esa prisca sapientia:
que había sido directamente revelada por Dios a Adán y a Moisés y
que una élite había transmitido a los largo de los siglos. Por ese
motivo, Hermes Trismegisto, con Zoroastro, Pitágoras y Platón un
eximio representante de esa élite, había inventado los jeroglíficos.
La idea que tenía el Renacimiento de los antiguos jeroglíficos
En las visiones
egipcios era la de un código secreto y simbólico, y esa idea estaba
cósmicas de
Giordano Bruno
(1548-1600), se
establece una
correspondencia
entre las mónadas
como núcleos
divi nos de los
seres y los centros
de gravitación
de los cuerpos
celestes.
basada en el tratado de un egipcio del siglo V de nuestra era llamado
Horapolo, en el que se encuentra la clave simbólica para descifrar
cerca de 200 signos. Esta obra, titulada «Hieroglyphica>>, publicada
en numerosas traducciones e ilustrada entre otros por Durero, estimuló la imaginación de los artistas de la época como Bellini, Giorgione, Tiziano y El Bosco.
E!' el «Hieroglyphica>> de Horapolo tiene también su origen la
emblemática, las figuras simbólicas acompañadas siempre de un
Achille Bocchius,
Symbolicarum
corto lema y un comentario aclaratorio. Los emblemas conocerían un
gran éxito en los siglos XVII y XVIII, revelándose como vehículo ideal
quaesUonum ... ,
Bo/onia, 1555
Copias de
ilustraciones
de Horapolo,
porDurero
para la propagación de las tesis paradójicas de los alquimistas y de
sus aforismos. Los pseudo-jeroglíficos se combinaron de esa forma
con viejas enseñanzas pseudo-egipcias, de la misma forma que la
1) Las horas
mayor parte de los escritos herméticos aparecidos en los entarima·
2) Imposible
dos de los techos o en cavidades de antiguos muros resultaron ser
3) El corazón
pseudo-epígrafes debidos a miembros eminentes de la dinastía hermética.
12
INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
13
Introducción
Basándose en su amplia infraestructura teórica, los alquimistas
Los dos manifiestos que prometían al lector más oro <<que el que
se calificaban frecuentemente de <<filósofos>>, denominando simple-
tiene el rey de España en las Indias» -humorada de un grupo de estu-
mente <<arte» (ars) o <<arte filosófica» su campo de actividad. Aunque
diantes de teología protestante en nombre de una fabulosa <<Her-
la noción de arte en la alquimia proviene del techne aristotélico y
mandad de la Rosa-Cruz»- dieron, a comienzos del siglo XVII, un
designa de forma sumaria toda destreza en cosas tanto teóricas
decisivo impulso a la producción de libros de alquimia. Incluso en el
como prácticas, es indudable que pueden encajar en ella las más
siglo XVIII, los puestos de libros en las ferias alemanas tenían tal
amplias definiciones del arte moderno. Y no es, como podría pen-
abundancia de volúmenes semejantes, cuyo objeto era la búsqueda
sarse, en el género de la ilustración fantástica propia de las artes
del !apis o piedra filosofal, «que se podría pavimentar lindamente
plásticas tradicionales donde es preciso ver una afinidad con el opus
con ellos el camino de Francfort a Leipzig». (J. G. Volckamer el Joven,
magnum hermético, la «magna obra» de los alquimistas, sino en los
Adeptus Fatalis, Friburgo, 1721; citado según J. Telle, Bemerkungen
dominios de la aprehensión de la realidad, como el Concept-Art y el
Fluxus.
zum <<Rosarium philosophorum», en Rosarium philosophorum, Wein-
El esplendor de la emblemática hermética y del arte de la ilustra-
rana se encuentra Lucas Jennis, editor del primer <<Musaeum Herme-
que aún estaba en condiciones de fundir la destreza tecnológica y
ticum», publicado en Francfort en 1625. Aunque esta compilación
la experiencia práctica con elementos espirituales. Pero ya a comien-
de tratados no hace honor a su t ítulo en lo referente al número de
zos del siglo XVII existían posturas opuestas e irreconciliables entre
ilustraciones, contiene al menos algunos magníficos aguafuertes
los alquimistas teosóficos como los Rosa-Cruz y los alquimistas ope-
de Mathaeus Merian (1593-1650). No obstante, un año antes y bajo
rativos como Andreas Libavius, que buscaban mejorar las bases
empíricas de la alquimia. situ ándola en la órbita de la química analí-
el título de <<Viridiarium Chymicum» o <<Chymisches Lustgartlein»
(Hortulus Hermeticus). Jennis había publ icado una colección de
tica. Los Rosa-Cruz concedían generosamente que no había mal
ilustraciones alquímicas provenientes de sus archivos. Cada uno de
alguno en fabricar <<ese oro impío y execrable>>, ridículo remedo en
esos motivos iba acompañado de versos salidos de la pluma de
comparación con el fin verdadero del acrisolamiento interior y preci-
Daniel Stolcius von Stolcenberg, discípulo del médico paracelsiano
saban que su oro era sobre todo el oro espiritual de los teólogos.
Michael Maier (1568;--1622). Maier había sido médico de cabecera de
Rodolfo 11, llamado «el Hermes alemán>>, en cuya corte de Praga se
la figura de Theofrastus Bombastus von Hohenheim, más conocido
congregaban los más ilustres representantes de las ciencias ocultas
por el sobrenombre de Paracelso (1493-1541). En este autor, el estu-
de la época. En 1618, Maier publicó su célebre corpus de emblemas
dio empírico de la naturaleza va a la par del misticismo misionario.
Su vasta obra, en la que se encuentran gran cantidad de fórmulas
titulado <<Atalanta fugiens» en la editorial de Theodor de Bry,
Oppenheim. A la unión en matrimonio de Merian con la hija de Maier
para la preparación farmacéutica de productos de origen vegetal o
debemos no sólo las ilustraciones de «Atalanta», sino numerosos
mineral, abunda también en teorías sobre la mística de la naturaleza,
grabados para la gigantesca obra de arte bibliográfica del inglés
en el campo de influencia de la magia astral, la cábala y la mística
Robert Fludd, amigo y colega de Maier (1574-1637), «La historia de
cristiana. Su estilo eminentemente enfático (en alemán se dice
los dos cosmos».
<<bombástico>>, término derivado del nombre de Paracelso) no mermó
14
heim, 1992)
Entre los muchos simpatizantes de la invisible hermandad lute-
ción hermética llega a su fin con el declive de la alquimia <<clásica»,
No obstante, ambas posturas antagónicas reivindicaban para sí
Introducción
Fludd fue objeto de burlas, algunas de las cuales atinaban bas-
en modo alguno la difusión de sus escritos, cuya influencia se
tante en su trasfondo espiritual, como el sobrenombre de «doctor
extiende desde los exégetas especulativos de la alquimia, Valentin
trismegístico-platónico-rosacruz» que le endosaron. Puede que su
Weigel, los Rosa-Cruz y Jacob Boehme, hasta el romanticismo y los
movimientos antroposófico-teosóficos de los tiempos modernos.
aportación a las ciencias sea exigua; pero a la vista de la extraordinaria plasticidad de formas con que ha sabido revestir la cultura isabe-
INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
15
Introducción
lina, sobre todo los dramas de Shakespeare, contribuyendo enormemente a su mejor comprensión, merece el rango en la historia del
arte que hasta ahora se le ha negado. (Debo a Dietrich Donat la noticia, debidamente documentada, de que Fludd entregó a la imprenta
de Bry dibujos muy exactos y detallados.)
En las generaciones siguientes, el mayor competidor de Fludd,
proveniente esta vez de la Contrarreforma, sería el jesuita Athanasius
Kircher(1602-168o). Sus conocimientos enciclopédicos sobrepasaban con mucho los de Fludd en todos los campos. Sabio universal,
Kircher pasa por fundador de la egiptología, y hasta el advenimiento
de Champollion, su interpretación simbólica de los jeroglíficos era
indiscutida.
Su obra extremadamente vasta, en la que junto a infolios ricamente ilustrados se encuentra su célebre colección de ciencias naturales -que hasta 1876 podía admirarse en Roma, en el «Museum Kircherianum>>-, está impregnada de sus vastos conocimientos científicos y de su interés por los saberes ocultos y hechos pretendida mente
milagrosos. Este hecho, unido a su interés precoz por los sistemas
religiosos de Oriente Medio y Lejano Oriente, preparó el terreno al
audaz sincretismo de la Sociedad Teosófica, fundada al término del
siglo XIX.
El museo Ki rcher
enCollegium
Romanum
A. Kircfler, Turris
Babel, Amsrerdam,
1679
Introducción
Gnosis &. Neoplatonismo
El historiador de arte Aby Warburg, cuyos trabajos interdisciplinarios
a comienzos del presente siglo lo convirtieron en un innovador en
este campo, veía en la Alejandría del fin de la Antigüedad la encarnación del obscurantismo y de la superstición. Allí, en aquel lugar
que fue, en pleno feudo egipcio, el antiguo centro de la cultura
griega universal, crisol de pueblos, zoco de colonizadores griegos y
romanos, egipcios y judíos, convergen los hilos de las disciplinas que
forman el grueso de la filosofía hermética: alquimia, magia astral,
cábala . Bajo los términos de gnosis y neoplatonismo se esconden sistemas sincréticos, híbridos, remendados de filosofía helénica, de
religiones orientales y de cultos a misterios que se complementan e
influencian mutuamente. El animismo caracteriza tanto la gnosis
como el neoplatonismo; en ambas doctrinas se encuentran numerosas entidades demoníacas y angélicas, cuyo poder e influencia determinan el destino del hombre.
16
INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
17
Introducción
Gnosis quiere decir conocimiento, y el gnóstico pasa por varios
estadios de la conciencia. El primer conocimiento fundamental es la
buena nueva de que el fondo del propio ser humano tiene naturaleza
divina: el alma aparece como rayo de luz divina. La segunda noticia,
la mala nueva, se refi ere al «horror de la situación»: ese rayo de luz es
prisionero d e los poderes t enebrosos, está confinado en el exilio de
la materia, encerrado en la mazmorra del cuerpo, los sentidos corporales lo engañan, los astros demoníacos lo mancillan y embrujan, para
impedir su retorno a la patria divina.
Bajo la influencia del dualismo mazdeísta (Zoroastro) y platónico, la visión del mundo gnóstico presenta una dolorosa sima entre
mundo interior y mundo exterior,entre sujeto y obj eto, entre espíritu
y materia. Fue Ari stóteles quien, en el siglo IV a.C., había formulado
esta dicotomía y le había dado un carácter cósmico, dividiendo radicalmente el universo en cielo etéreo, eterno, y una región sublunar y
transitoria. Este modelo, que fue asumido casi sin modificaciones
por Claudia Ptolomeo (hacia 100-178 d. C.), el agnóstico de Alejandría, campeó sobre los espíritus durante dos milenios, aniquilando
cualquier visión monista del mundo.
Al pleroma, a la plenitud espiritual del mundo de luz divino, se
opone en la gnosis, de repente, el kenoma, la vida material del
mundo de las apariencias. La ingrata tarea de la creación le cae en
suerte a un Dios creador que asume los rasgos despóticos del Jehová
del Antiguo Testamento, y que en su acción se vuelve contra el Dios
de la luz y de la bondad, contra el «Padre desconocido''· Es el
demiurgo; en otras palabras, el artista o el maestro de obras. Mientras que en el mito platónico de la creación, el «Timeo», el demiurgo
(Platón aún lo llama «poeta») form a a partir del mundo de las ideas un
cosmos de proporciones armoniosas bajo la forma de un,..organismo
animado que contiene <<todos los seres mortales e inmortales», el
demiurgo de la gnosis origina un horrible caos, crea un mundo desnaturalizado e incompleto. Un mundo que la alquimia pretende mejorar
por medio del <<arte», creando un nuevo orden o modif icando el ya
existente.
En muchos mitos gnósticos, se atribuye al hombre una responsabilidad creadora: para curar el organismo enfermo del mundo, es
preciso devolver el rayo de luz divino, el oro espiritual, a su patria
celestial, pasando por las siete esferas planetarias del cosmos ptole·
18
INTRODUCCIÓN
meico. A la esfera de Saturno, la más ext erior, corresponde <<la sucia
vestidura del alma», el plomo, metal grosero. Para franquear esa
esfera, es necesario pasar por la muerte del cuerpo y la putrefacción
de la materia, condición previa de la transmutación. El alma tendrá
que atravesar las esferas de Júpiter (cinc), Marte (hierro), Venus
Introducción
(cobre}, Mercurio (mercurio}, Luna (plata) y Sol (oro).
La gnosis partía de la tesis de que los diferentes metales correspondían a diversos estados o estadios de madurez o de enf ermedad
de una sola materia primera en su camino hacia la perfección: el oro.
Para f acilit arl e el paso por las siete puertas de los espíritus planetarios, había que estar en posesión de la gnosis, del conocimiento de
las prácticas de la magia astral.
Los neoplatónicos encajaban las diferentes tesis, a veces divergentes entre ellas, que su maestro había expuesto dialécticamente
en sus diálogos, en el estrecho corsé de un orden del mundo piramidal y escalonado. En una especie de escala d e sonidos descendente,
el universo surge de la plenitud del Uno, d el bien, y actúa los intervalos de las leyes de la armonía que se remontan a Pitágoras (s. VI a.C.)
y a su teoría de la armonía de las esferas. El conflicto interno de los
gnósticos era ajeno a los neoplatónicos, que interponían una serie de
instancias mediadoras entre los dos polos de la f ilosofía de Platón: el
mundo de ideas inmutables y arquetipos celestes y el mundo mudable y perecedero de las imágenes terrestres. Al igual que el ser
humano, el mundo pequeño de éste (microcosmos) estaba formado
de tres partes, el cuerpo, el alma y el espíritu; la región astral tenia
un alma, el alma del mundo. Las ideas habitan las regiones superiores
y trascendentes del intelecto divi no, reflejándose e imprimiéndose
sus <<signaturas>> eternas en las cosas de abajo, materiales y mortales,
por influjo de los planetas.
El hombre tiene ahora el poder de manipular las cosas que ocurren aquí abajo, actuando sobre las regiones intermedias del alma
del mundo mediante prácticas mágicas como los talismanes, exorcismos, y otras similares. El contacto se verifica por medio del cuerpo
sutil, invisible, <<sideral» o <<astral» que rod ea al hombre. Los mitos
gnóstico-cabalísticos hablan del cielo como de un solo hombre hecho
de materia sutil, el proto-Adán anterior al pecado original, andrógino
gigantesco que pervive aún en cada uno de nosotros bajo la forma
reducida de ese cuerpo invisible, y que aguarda su retorno a la patria
INTRODUCCIÓN
19
Introducción
celeste. A través de ese medio sideral, el hombre puede comunicarse
En la Edad Media, el neoplatonísmo estuvo representado princi-
con el macrocosmos, accediendo asi a sueños premonitorios y proféti-
palmente por la mística de la Iglesia ortodoxa. Aunque no era incom-
cos.
patible con las estrictas estructuras jerárquicas del Estado y de la
El poder creativo de la imaginación corresponde en el hombre a
Iglesia, fue relegado en Occidente al margen de los grandes sistemas
la actividad demiúrgica y creadora de Jos astros exteriores. Paracelso
doctrinales escolásticos. La Iglesia, por su parte, pensaba que con el
llamaba por ese motivo «astro interior» a esa imaginación. Pero no
exterminio de los cátaros y de los valdenses, a comienzos del siglo
hay que confundir imaginación con fantasía. La primera se concibe
XIII, y la consiguiente creación del «Santo Oficio de la Inquisición»,
como una fuerza solar, creadora, que se concentra en el eidá, las
había erradicado definitivamente la «herejía» gnóstica.
ideas, Jos arquetipos paradigmáticos del <<mundo real»; la segunda,
Pero en el Renacimiento la tradición alejandrina brotó con reno-
por el contrario, no es más que una ilusión lunática y engañosa, rela-
vadas fuerzas: Marsilio Ficino (1433-1499), el principal representante
cionada con el eidola, pálido reflejo de las ideas en el «mundo de las
de la Academia Platónica florentina, traducía en 1463, por orden de
apariencias>>.
•<Si alguien poseyera realmente esas ideas de las que habla Pla-
Introducción
Cosme de Médicis, un compendio de catorce tratados gnóstico-neoplatónicos de los primeros siglos del cristianismo. Este compendio,
tón, podría convertirlas en substancia vital y crear perpetuamente
que se atribuía a Hermes, «el tres veces grande», era conocido bajo el
una obra de arte tras la otra.» (Alberto Durero}
título de «Corpus Hermeticum». La impresión profunda que causó
Paracelso compara la imaginación («Ein-bildung»} con un imán
También Leonardo
da Vinci (14521519) estaba fami·
líarizado con las
ideas del neopla·
tonismo florentino, sobre todo a
través del <Corpus
hermeticum>, en la
traducción dE>
Ma rsilio Ficino.
que, por su fuerza magnética, atrae las cosas del mundo exterior y las
hace entrar en el hombre para someterlas en él a una transformación.
Ése es el motivo por el que el campo de actividad de la imaginación
se representa por el símbolo del alquimista, del escultor o del orfebre. Es necesario dominar la imaginación, pues el hombre es «el que
piensa y lo que piensa. Piensa en el fuego, entonces es fuego». (Paracelso)
Para Demócrito, el filósofo griego de la naturaleza que primero
Es!'udio de ias
utilizó el término microcosmos, las apariencias, representaciones e
proporciones según
ideas son, sin excepción, entidades concretas y materiales, suscepti-
Vitruvio
bles de transmitir sus cualidades a quien las observa o concibe;
incluso el alma está hecha para él de sutiles átomos ígneos. La mayoría de las corrientes místicas relacionadas con la naturaleza oscilan
entre un dualismo fundamental: el espíritu y la materia por un lado y
un monismo a la manera de Demócrito por la otra. Así pues, para los
neoplatónicos el mundo tangible y sensible no es más que el poso
residual de una larga progresión de grados cada vez más sutiles de la
materia. Este materialismo radical se encuentra también en todas las
corrientes ocultistas y espiritistas de los tiempos modernos. Su principal instigador, el vidente sueco Emanuel Swedenborg (1688-1772},
trató de desvelar, en una primera fase en que se dedicó a las ciencias
naturales, la materialidad del alma y de los espíritus vitales.
20
INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
21
Introducción
este «Corpus>> en el mundo del humanismo se explica por el hecho de
que parecía transmitir, aun estando impregnado de ideas mágicas, la
pretendida sabiduría de los misterios antiguos en el estilo del Nuevo
Testamento, es decir, con un espíritu cristiano. Y el hecho de que los
textos evocaran una ciencia antigua y secreta de los hebreos, la
cábala, tal cual la había expuesto Pico della Mirandola (1463-1494},
amigo de Ficíno, no hizo más que reforzar la creencia de q ue existía
una prisca sapientia de espíritu totalmente cristiano. (La cábala de
fundamento alejandri no, como la conocemos ahora, surgió en los
siglos XII y XIII en el sur de Francia y en España.}
Los efectos de la conciencia gnóstica sobre la vida espiritua l en
Europa son tan complejos y omnipresentes, que es difíci l evaluarlos
en toda su extensión: el hombre del <<Corpus Hermeticum>>, que participa del genio creador de Dios, cuadra de maravilla con el ideal del
hombre renacentista, que comienza a liberarse de las ataduras del
cosmos gradual del medioevo para penetrar en el centro del devenir
universal.
El rayo de luz gnóstico que, prisionero d e las tinieblas de este
mundo, aspira al conocimiento de Dios, se refleja en la lucha solitaria
del alma protestante por alcanzar la salvación. La ortodoxia luterana
ha conseguido, a lo largo de los siglos, borrar de su memoria todos
los intentos de reforma, provenientes de sus propias filas, basados
en la alquimia y la cábala, ya que dichos intentos se oponían al <<cristianismo amurallado y a la letra de la fe>>. Pero la huella dejada por
estas fuerzas visionarias del siglo XVII (como las de Weigel, los Rosa Cruz o los partidarios de Boehme}, en la mística anglicana, en las
corrientes pietistas del siglo XVIII y en el idealismo alemán, de orien·
tación protestante, ha sido profunda.
William Blake ve con toda razón el demiurgo de la gnosis en el
Dios deísta de la Ilustración creyente en el progreso, un Dios que
emprende la huida después de haber puesto en marcha la rueda de
la creación y haberla abandonado a su curso disparatado. Se impon ía
l a noción de un mundo perfecto, necesitado de mejora, para que
pudiera desarrollarse el moderno espíritu científico. Es interesante
constatar que son los pensadores gnósticos como Paracelso y
Boehme quienes pueden trazar la imagen de una naturaleza divina
surgida de la materia sombría, inspirando así el culto del romanti cismo a la naturaleza.
22
INTRODUCCIÓN
Pocos alquimistas tenían conocimiento del «Corpus Hermeticum». Pero todos ellos asociaban a Hermes con la imagen aportada
por la Tabla de esmeralda, y con el principio húmedo, «mercurial»,
del «Comienzo y del fin de la obra>>. En la veneración de esta «agua
divina» se encuentran las aguas superiores y pneumáticas de la gnosis que en los textos griegos de los albores de la alquimia desembocan en las tiniebl as de la materia, evocando así el descenso del Cristo
gnóstico, para despertar de su letargo a los cuerpos muertos de los
Introducción
metales.
En dichos textos se abordan los ritos del desmenuzamiento
y resurrección de los meta les, que recuerd an el mito egipcio de
Osiris, así como los cul tos órficos y dionisiacos perpetuados en nuestros días en el rito masónico. Mircea Eliade, especialista en temas de
religión, habla de la noción de «complejidad y del drama en la vida
de la materia» propia de la antigua práctica metalúrgica de los egipcios y del área cultural de Mesopotamia; sólo después de «Conocer
los misterios greco-orientales>> podemos tener una idea cabal de las
imágenes y visiones que los conforman. (Herreros y alquimistas,
París 1g56}
La distinción exacta entre materia orgánica e inorgánica era desconocida entonces. Por ese motivo, el proceso de transmut ación se
representaba como una especie de fermentación, durante la cual
ciertos metales podían transmitir sus propiedades, como una encima
o levadura.
Pero la alquimia, tal cual llegó al Occidente cristiano después
de pasar por España en los siglos XII y XI II, es infi nitamente más rica
y misteriosa de lo que sugieren los textos de alquimistas de comienzos del periodo alejandrino. Si se quiere hacer honor a toda la complejidad del «real arte», hay que recurr ir al esquema ternario tan
socorrido por los f ilósof os herméticos: el alma de la alquimia se
situaría en Alejandría; su corpus, sus i nnumerables prácticas empíricas, su saber técnico, los criptogramas, las máximas y las imágenes
alegóricas, encuentran su continuación en los árabes. Su espíritu,
por último, está estrechamente ligado a la fi losofía de la naturaleza
griega, cuyos fundamentos teóricos fueron sentados en el siglo
V a.C.
INTRODUCCIÓN
23
Introducción
Conceptos de la filosofía de la naturaleza
Introducción
Se dice que el filósofo y taumaturgo Empédocles creía en la existencia de dos soles. Las teorías herméticas hablan asimismo de un sol
La di vi na agua
mercurial
doble, distinguiendo entre un claro y luminoso sol espiritual,
el oro filosófico, y un sol oscuro, natural, que corresponde al oro mate-
Baro Urbigerus,
Besondere Chymische 5chriften,
J-l~mhorrrn
rial. El primero está hecho de fuego esencial, y se relaciona con el
éter y el <<aire ardiente». La creencia de Heráclito (siglo VI a.C) en la
'J7nc
existencia de un fuego vivificador que éll lama «artista» y que penetra en la materia es una reminiscencia de la magia persa. La participación del fuego invisible en la obra de los alquimistas es lo que distingue a la alquimia de la química profana. El sol natural, por el contrario, no es otra cosa que fuego común que todo lo consume, pero cuya
aplicación, convenientemente dosificada, es necesaria para la consumación del o pus.
Empédocles enseñó también que toda vida es producto del
movimiento nacido de la tensión entre las dos fuerzas polares del
amor y la disputa. En el opus magnum, esas fuerzas corresponden a
las dos operaciones sucesivas de disolución y coagulación, dispersión
y fijación, destilación y condensación, sístole y diástole, «Si y no en
todas las cosas» (J. Boehme). A su vez se corresponden con los dos·
agentes bipolares de la alquimia árabe: el mercurio filosófico y
el azufre, el sol y la luna, la esposa blanca y el esposo rojo. Pero el
punto culminante de la obra es la conjunción, es decir, la unión de los
principios masculino y femenino en los desposorios del cielo y la tierra, del espíritu ígneo y la materia acuosa (el término latino materia
deriva de mater, madre). El producto de este coito cósmico es ellapis,
el «hijo rojo del sol>>.
William Blake identificaba el principio masculino con el tiempo,
y el femenino con el espacio. La penetración de los dos suscita el eco
múltiple de acontecimientos particulares que, en relación a su totalidad- el cuerpo microcósmico y macrocósmico de Cristo en la metáfora de la «imaginación humana y divina>>, tienen lugar en una simultaneidad relativa. Cada momento particular se abre en su curso a la
presencia continua de ese organismo fluctuante, recibiendo <<el cuádruple marchamo>> que Blake llama <<Jerusalén». De esta figura metafórica resultan las estructuras caleidoscópicas de sus poemas tardíos,
que se ofrecen al lector como un tejido de múltiples relaciones perspectivistas • todo ello orientado contra la usual concepción de una
24
INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
25
Introducción
sencilla localización de acontecimientos en un tiempo lineal y absoluto y en un tiempo también absoluto, tesis de la que parte Newton
para formu lar sus leyes físicas.
Introducción
Tras las imágenes frecuentemente crudas del pintor y poeta
inglés se esconde, con gran precisión de detalles, una critica extremadamente inteligente y perspicaz de esta visión del mundo materialista y mecanicista de los sig los XVII y XVIII, cuyos desastrosos
efectos se aprecian actualmente, a escala mundial, en toda su
Hermes Trismegísto
y el fuego creador
que une las polarí·
dades.
D. Stolcius von
Srolcenberg, Viri·
darivm chymicum,
extensión.
El principio femenino y mercurial simboliza en la alquimia el
aspecto proteomorfo de los procesos naturales, su movilidad fluc tuante. «Los laborantes operativos quieren dominarlo (a Mercurio) y
Francis Bacon,
Estudio sobre la
máscara hecha on
vida de William
8/ako, 1955
(detalle)
26
Francforr, 1624
maniobrar en el curso de la operación contra todas las reglas de la
gratitud», se lee en Johannis de Monte Raphim; pero se libera una y
otra vez, y si se reflexiona sobre su ser, se convierte en reflexión;
si se emite un juicio sobre él, se convierte en juicio. («Vorbothe der
Morgenrothe», en Deutsches Theatrum Chemicum, Núremberg,
1728}
Los físicos del siglo XX se han encontrado con este principio
oscilante en el trasfondo de la física cuántica, escondido tras la
rí gida cortina de las leyes elementales de Newton, y les ha sido
i mposible d eterminar en el mismo tiempo y con exactitud la posición
y el impulso de las partículas más ínfimas..También se ha podido
constatar que la apariencia de los objetos subatómicos está condicio
nada por el modo o método de observación. En relación con el trabajo de los alquimistas, se podría discutir el problema de la proyección, de la plasmación de contenidos físicos por la imaginación en un
ámbito exclusivamente psicológico, si no fuera porque a nivel de la
microfísica existe una estrecha e insoslayable imbricación ontológica
entre el sujeto y el objeto de la observación. Ha sido necesario admitir que la subjetividad es un agente activo en el desarro llo de los procesos naturales, procesos que algunos alquimistas definen como la
i nversión permanente de lo interior y lo exterior.
El matemático Alfred North Whit ehead, que en su obra sobre la
«filosofía organísmica», de inspiración platónica, propone so l ucione~
para reducir la «dicotomía en la naturaleza» entre la subjetividad
de la percepción y la objetividad de los hechos, formul ó con una
frase rotunda en 1941, d urante su última conferencia, la conclusión
INTRODUCCIÓN
La disolución y
coagulación o
Mercurio y el
azufre, en figura
de águila y sapo
D. Stolcius von
Sto/cenberg, Viridarivm chymicum,
Francfort, 1624
INTRODUCCIÓN
27
Introducción
filosófica extraída de los descubrimientos mercuriales de la física
moderna: «Exactness is a fake» (la exactitud es una falacia).
En la alquimia, la fuerza antagónica, que fija y da f orma, operada
sobre Mercurio, está representada en la alquimia por el principio
masculino del azufre. Paracelso añadió a esta doctrina medieval de
dos principios un tercer elemento, contribuyendo decisivamente a
una concepción dinámica de los procesos naturales.
El tercer principio es la sal, cuyo poder solidificante se corres ponde con el cuerpo. Al azufre, combustible graso y aceitoso, se le
atribuye la posición de mediador del alma. Mercurio, fluido sujeto a
la sublimación, es el espíritu sutil.
El «Tria prima» de Paracelso no representa substancia química
alguna, sino fuerzas espirituales de las que se sirven, modificando
constantemente las relaciones entre ellas, los artífices o maestros de
obra invisibles para crear en la naturaleza las condiciones materiales
y pasajeras de las cosas. En la alquimia especulativa tardía, tal como
la practicaban ciertas tendencias masónicas del siglo XVIII, la sal
secreta pasa a ocupar el centro de la mística gnosticoherm ética. Por
su poder terapéutico, fue en ocasiones objeto de una interpretación
cristológica que veía en ella «la luz coagulada del mundO>>, <<el fuego
central secreto» o «la sal de la sabiduría>>.
A Empédocles se debe también la t esis de los cuatro elementos,
que él llama «las cuatro raíces de las cosas»: tierra, agua, aire y
fuego. Hipócrates la aplicó a su teoría de los cuatro humores corpo·
rales, y Aristóteles la modificó considerablemente en el siglo IV a.C.
Aristóteles resume todos los elementos en una protomateria, la proté
hy!e o prima materia. Los alquimista la llamaron «nuestro caos» o
«terrón tenebroso», que se remonta a la caída de Lucifer y de Adán.
Sublimar ese terrón y exaltarlo hasta ellapis no era entonces otra
cosa que retornar la creación a su estado paradisíaco. El mayor afán
de todo alquimista, su secreto mejor guardado bajo seudónimos, era
encontrar la materia inicial conveniente a la obra. En los enigmas se
Introducción
Los cuatro
elementos (de
izquierda a derecha: tierra, agua,
aire, fuego), que
corresponden a las
cuatro fases del
o pus y a los cuatro
grados del fuego.
D. Srolcius von
Sto/cenberg, Viri·
darium chymicum,
Francfort, 1624
La materia inicial
para la elaboración
dellapis puede en ·
contrarse por do·
qui er: en la tierra,
en las montañas,
en el aire y en el
agua nutriente.
decía que no hay nada más fácil que descubrirla, pues se encuentra
en todos los elementos, incluso en el polvo de los caminos, y al igual
que Cristo, aunque es en realidad lo más precioso que hay en el
mundo, a los ojos del ignorante es <<la más miserable de todas las
cosas terrenales».
Para Aristóteles, la prima materia se asocia a las cuatro cualida·
28
INTRODUCCIÓN
Micllel Maier,
Atalanta fugiens,
Oppenheim, 1618
INTRODUCCIÓN
Introducción
Introducción
des de sequedad, frío, humedad y calor. Manipulando esas cualída·
des, se puede modificar la composición elementa l de los materiales,
y por tanto transmutarlos.
Ellapis inmarcesi·
ble proviene de la
unión de los si m·
bolos superior e
inferior. del fuego
6 y del agua 'V,
producida por la
rotación de los
elementos. Es e l
reflejo celeste del
oro terrestre, per·
sonificado aquí
por Apolo en los
infiernos, rodeado
de seis musas o
metales.
En consecuencia, el trabajo del alquimista «Se reduce a la ínver·
sión (rotatio) de los elementos, ya que la materia de la piedra pasa de
una naturaleza a otra, los elementos se extraen uno después del otro
y la dominan alternativamente(... ) hasta que todos vuelven hacía
abajo, donde reposan ». (D'Espagnet, <<Das Geheíme Werk», en
Deutsches Theatrum chemicum, Núremberg, 1728)
Según una ley atribuida a Pítágoras, el espectro total de posibilidades de este mundo está conteni do en la cifra cuatro. El quinto elemento aristotélico, la sutil quintaesencia, no puede encontrarse más
que en el empíreo divino. El objetivo de los alquimistas era hacer
descender ese elemento a la tierra mediante repetidas rotaciones, ya
destilaran el espíritu del vino o imaginaran la luz divina en la sal. Para
llegar a su realización, había que cruzar el anillo exterior del mundo
inferior, el anillo ofídico de Saturno, que lo separa del paraíso.
Saturno y el dios griego del tiempo, Cronos, son todo uno; su superación implica una cesura en el transcurso del tiempo, su retorno a la
edad de oro, la eterna juventud en la simultaneidad divina. Este
sueño debía hacerse re alidad mediante el elixir de j uventud, el «oro
bebestible», cuyo conocimiento, probablemente venido de la China y
Musaeum Hermeti·
cum, ed. Francfort,
la India, llegó a Arabia a comienzos de la Edad Media.
El más antiguo texto griego de alquimia que conocemos, con el
1749
título elocuente de «Physica kai Mystika» (De las cosas naturales y de
las cosas ocultas), distingue ya cuatro fases en el opus magnum,
según los cuatro colores que toma: la fase del negro (nigredo), la fase
del blanco (albedo), la fase del amarillo (citrinitas) y la fase del rojo
(rubedo). Esta división ha sobrevivido, con ligeras modificaciones, a
toda la historia de la alq uimia. Más tarde aparecieron otras subdivisiones en la «astronomía inferior», como se llamaba a la alquimia, que
diferían considerablemente unas de otras, y que d erivaban del
número de metales planetarios o de los doce signos del zodíaco.
J. Pernety, en su «Dictionaire Mytho-Hermétique» (París, 1787), enumera las fases siguientes: 1) calcinatio: calcinación, oxidación, Aries;
2) conge/atio: cristalización, Tauro; 3) fíxatío: solidificación, Géminis;
4) so/utio: disolución, licuefacción, Cáncer; s) dígestio: la disgrega·
ción, Leo; 6) dístillatío : segregación de los sólido de lo liquido, Virgo;
30
INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
31
Introducción
Introducción
7) sublimatio: refinación por evaporación, Libra; 8) separatio: separación, Escorpio; g) ceratio: solidificación en estado ceruminoso, Sagitario; 10) fermentatio: fermentación, Capricornio; 11) multiplicatio:
multiplicación, Acua rio; 12) projectio: dispersión del lapis pulverizado
sobre los metales comunes, Piscis.
El texto g riego citado arriba, datado en los siglos 1y 11 a.C., fue
sacado a la luz por un discípulo de Demócrito y publicado bajo su
nomb re. Para Demócrito, todo fenómeno sensible e incluso los colores proceden del movimiento y de las constelaciones variables de
partículas infinitamente pequeñas y exentas de cualidad que llamaba
átomos «indivisibles>>. Esta realidad atómica detrás de la fachada del
mundo ilusorio de las apariencias era para Demócrito inconcebiblemente profunda y estaba oculta. Una histo ria de Ja alquimia práctica
debería comenzar con este f ísico atomista y no alquimista, y concluir
con los atomistas no alquimísticos del siglo XX, que 200 años después de la refutación de todo lo que constituía el fundamente físico y
natural del arte hermético, han logrado la transmutación de los elementos mediante la fusión del núcleo del átomo- eso si, con un gasto
energético nada rentable.
Vista del interior del acelerador lineal de la
Sociedad de Investigación de Iones Pesados de Darmstadt. Núcleos atómicos, cargados eléctricamente, p. ej .los del cinc, d e
número at ómico so, pueden acelerarse a
una décima parte de la velocidad de la luz.
32
INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
Entonces se supera la f uerza d e repulsión
de otros núcleos atómicos, como los de1
cobre, con número atómico 29, y se hace
posible una fusión. El resultad o sería un
núcleo de 79 protones, es decir, el oro.
33
El lugar
terrenal
El lugar
terrenal
• Puedo asegurar
que q uien Int ente
descifrar literalmente lo que los
filósofos herméticos h~n e:;crito;
se perderá en los
meandros de un
laberinto del que
l'lO saldrá jamás.),
(Uvre d'Artéphius,
Oibl. des Philo·
sophes Chimiques,
Parls, 1741)
En el a trío se ve el
azufre y el mercurlo,los dos componentes básicos de
la materia. los tres
muros simbol izan
las tres partes de
la o bra q~e co·
mlenza en primavera bajo el signo
de Aries y el
cuerpo muerto
en putrefacción.
En verano, bajo
el signo e¡ e leo,
tiene lugarla
unión del alma y
el cuerpo, y en di ·
ciembre, bajo el
signo de Sagitario,
se p roduce el nacin1iento del cuerpo
espiritual inmarcesible. el elixir u
ooro liquido de la
eterna juventud>>.
El fuego exterior ó , en forma d e angelote,
conduce a la pareja alquimica del azufre
y el mercurio al laberinto de las metamorfosis materiales . Su unión, que sólo es posible con ayuda de la sal ígnea secreta que
provoca la red ucción de los metales, tiene
lugar en el templo central. la sal ígnea se
compone de amoniaco*· sal t artárica 6 y
nitrato <D. que se aisla a partir del rocio
divino. El ast eroide de seis punt as en la
cúpula in dica que ha nacido el niño filosófico.
G. van Vreeswyk, De Gouda Leeuw {El/eón
de oro}, Amsterdam, 1676
Janus Lacinius,
Preliosa Margarira
novel/a, 1577- 1583
ELMACROCOSMOS: El lugar t errenal
EL MACROCOSMOS: El lugar terrenal
37
El lugar
terrenal
El lugar
terrenal
En la imaginería de la secta gnóstica de los ofitas, la serpiente (levia
Reconstrucción
del universo gnós-
tán, Ouroboros) representaba el anillo de las aguas celestes origina-
tico tal cual lo
conceblan los
ofitas(del
griego «ophis»,
serpiente).
rías que rodea el mundo creado, y que es impenetrable para los sentí
dos; se segrega del universo divino hecho de amor y de luz.
También la cábala, que contiene una herencia gnóstica conside-
Hans Leisesang,
DieGnosis,
Stuttgart, 1985
rable, habla de un velo entre Dios y la creación. Jacob Boehme llama
«aguas superiores» a esta envoltura celeste; en el mito de Blake, el
hombre es prisionero de la mar del tiempo y el espacio.
la existencia terrenal es para la gnosis un lugar de tenebrosa
confinación. Para Paracelso, el lugar a donde fue arrojado el diablo,
en otras palabras, el mismo infierno.
Al nacer, el alma de la luz desciende la escala de las siete esferas.
siendo retenida en su bajada por los planetas, considerados como
creadores interiores y demonios (arcontes); allí se hace grosera y se
envuelve en el fango de la materia.
Cada uno de los planetas imprime en el alma, durante su travesía, una propiedad negativa que la mancilla: Venus le da la lujuria,
Mercurio la avaricia, Marte la ira, Júpiter la vanidad, y así sucesivamente.
Después de la muerte, la envoltura terrestre queda en el Tártaro
como larva, y el alma se eleva por encima de las regiones aéreas
(Beemoth) hasta los arcontes, que intentan impedirle el paso. Por ese
es necesario el conocimiento exacto (gnosis) del santo y seña, para
encontrar el camino de la séptuple purificación.
la travesía de la última esfera es la más peligrosa. Allí reina
Saturno, quien, según las enseñanzas ofitas, es el Dios «proscrito»,
creador del espacio y el tiempo. Es la serpiente que guarda el paraíso.
EL MACROCOSMOS: El lugar terrenal
EL MACROCOSMOS: El lugar terrenal
39
El lugar
El lugar
terrenal
terrenal
Las «Jerarq u ias
celestes», obra del
neoplatónico
Pseudo-Dionisia
Areopagita (hacia el
soo d.C.) tuvo en el
Renacimiento una
influencia considerable en la configu ración del cosmos
cristiano. Distinguía nueve coros de
ángeles, en el que a
cada una de las triadas correspondfa
u na de las personas
d e la Trinidad: el
grupo de ángeles,
arcángeles y virtu·
d es estaba subordi·
nado al Espíritu
Santo; el de los poderes, fuerzas y soberanías, al Hijo; el
de los tronos, que·
rubines y serafines,
al Padre.
En la <Divina Comedia> de Dante
(1307-1321), el
alma parte de los
infiernos, que apa'
recen como un
cono incrustado
en la tierra para,
después de su tra ·
vesía por el monte
de la purificación
y los nueve pelda·
ños de los planetas, las estrellas
fijas y las esferas
cristalinas movidas
por los ángeles,
elevarse hasta el
paraíso, donde encuentra su morada
en la blanca rosa
celeste, inundada
de luz divina.
Micflelangelo Cae·
tani, (La Materia
del/a Divina Commedia di Dante
Aligllieri), 1855
Arriba: Jacobus
Publicus, Oratoriae
artis epítome, 1482
Abajo: Johannes
Romberch, Congestorium artificiose
memorie, 1533
40
EL MACROCOSMOS: El lugar terrenal
EL MACROCOSMOS: El lugar terrenal
41
El lugar
El lugar
terrenal
terrenal
Sentado en el
t rono, el Cristo
Pantocrator bendice el universo.
Las esferas de
Júpiter y Saturno
están habitadas
por jerarquías de
ángeles. El centro
está formado por
el mapamundi
con la división en
forma de T. habitual desde la Antigüedad, q ue separa los tres continentes, Europa,
África y Asia; obsérvese que Asia
sola es tan grande
como Europa y
África j untas. La
linea vertical de la
T representa el
Mediterráneo, la
linea horizontal , el
Danubio, el Mar
Negro y el N ilo.
Las almas abandonan el mundo de
los elementos para
elevarse sobre las
esfNas de los planet as, Jos cuatro
estadios del alma y
los nueve coros de
ángeles hasta el
cielo de las ideas
platónicas, dominado por Cristo
Pantocrator.
Manuscrito
anónimo, s. XII
Manuscrito de
Lamberc de SaintOmer, P~rís, 1260
11rtll1
fft~1
ttgt>ttcongla
""nnuaLttC11
:¡J51d.ttttt1M1 nd'
niotc'fbfuton~7tooritl
•ltn\)11:1J5'li&-IU\r
pn!SF'IS~'":-4llb1
~ oÜlQIU~~Bj¡l.\"0
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42
EL MACROCOSMOS:
El lugar terrenal
. ~Ull- '
tUt:l •\ltb.li3\;0it-lli(tlut'q
Wrt:i~ lti!Jtrrtll~figtl u
J>L<njl11111~ IM'"'lltutr qu~.í~lrofu~trt't rnl\'tt"
EL MACROCOSMOS: El lugar terrenal
43
El lugar
El lugar
terrenal
terrenal
El diagrama indica
las relaciones que
pueden existir
entre los cuatro
Fludd combina los
esquemas de la
Edad Media, tal
cual fueron trans·
mitidos por los
trabajos enciclopédicos de San
Isidoro de Sevilla
(560- 633 d. c.¡
con el simbolismo
complejo de las le·
tras de la cábala.
elementos,. y sus
transformaciones
posibles, así como
su disposición en
el orden de las
cuatro estaciones
y los temperamen tos: tierra- otoño
-melancólico/
fuego- veranocolérico/ aire primavera- sanguineo/agua invierno- flemático.
Arriba: los
componentes del
macrocosmos
Abajo: los
componentes del
microcosmos
Robert Fludd,
Utriusque Cosmi,
Francfort, 1621
El año como un sistema de relaciones
de las estaciones
del año con los
elementos y los
pu ntos cardinales.
San Isidoro de
Sevilla, De natura
rerum, compii<Jción
de manuscritos,
haciv el año Boo
44
EL MACROCOSMOS: El lugar terrenal
EL MACROCOSMOS:
El lugar terrenal
45
El lugar
El lugar
terrenal
terrenal
Partiendo de la
obra del f lorentino
Pico della Mirandola (1463-14g4),
la llamada <Cábala
cristiana,, combina elementos tomados de la tradición cristiana y
neoplatónica con
los conocimientos,
a veces de dudosa
fuente, de la míst ica judía. Robert
Fludd traza aquí
un paralelismo
entre los .:>stratos
del cosmos ptolemeico y las veintidós letras del
alfabeto hebreo
que sirvieron a
Dios para crear el
mundo.
U;NÍV.ERSI...
NO. J..
Robert Fludd,
Utriusque Cosmi,
tomo/,
Oppenheim, 1617
El universo geocéntrico sigue vigente
1asta la francmasonería del siglo XVIII.
El «plano mágico del mundo de Ptolomeo»
:le Georg von Welling en su <Opus MagoCabbalisticum> e.stá dividido en cinco
regiones: A y B muestran los elementos
primarios del fuego (en hebreo Aesch) y
del agua (Maim), Ces la región estelar, D la
del aire, donde los dos elementos se unen
para d ar lugar al «Chamaim», el «espíritu
EL MACROCOSMOS: El lugar terrenal
EL MACROCOSMOS: El lugar terrenal
ígneo del agua•. que al precipitarse el
rocío sob re la superficie d e la tierra (E)
f orma la simiente de todas las cosas. F es
la tierra virgen, Gel aire subterráneo. El
punto rojo del medio es el f uego central.
Cregorius Anglus 5allwigt {pseudónimo de
Georg von Welling), Opus mago-cabalisticum, Francfort, 1719
47
El lugar
Estudio comparado de los sistemas cosmológicos
terrenal
Fig. 1: El sistema de Ptolomeo (hacia 100-160 d. C.) con la tierra en el
centro, rodeada de las siete esferas etéreas que son la Luna. Mercurio, Venus, el Sol, Marte, Júpiter y Saturno, giran en órbita alrededor
de la tierra. Por encima se sitúa la región de las estrellas fijas y el circulo del zodíaco. Este sistema, que encierra todos los conoci mientos
astronómicos de la época, prevaleció durante un milenio, hasta ser
relevado pqr el copernicano.
Fig. 11: El cosmos era para Platón (427-347 a. C.), la imagen del
alma del mundo girando en torno a sí misma. El sollo sitúa inmediatamente por encima de la luna.
Fig. 111: En el sistema pseudo-egipcio de Vitrubio, Mercurio y
Venus giran alrededor del sol, que a su vez hace lo propio alrededor
de la tierra, como el resto de los planetas.
Fig. IV + V: El sistema propuesto en 1580 por Tycho Brahe parte
de dos centros. Además de girar alrededor de la tierra, considerada
centro inmóvi l, el sol es también centro en torno al cual giran los
cinco planetas restantes, que siguen su movimiento.
Fig. VI: En 1543, 1800 años después del astrónomo alejandrino
Aristarco, Copérnico devolvió el sol al centro del mundo. Su sistema
cosmológico se corresponde con la concepción hermética que hace
pasar la materia, en movimiento ascendente, del estado bruto del
plomo-saturno al del oro-sol,la fase más elevada de sublimación.
Nicolás de Cusa, neoplatónico y pensador universal más conocido
como el Cusano, va mucho más lejos ya en 1445, llegando a la conclu sión de que la tierra, girando sobre su eje, da la vuelta alrededor
del sol, y que el cosmos, que según Copérnico está limitado por un
cinturón de estrellas, tiene que ser infinito.
Su discípulo espiritual, Giordano Bruno, que baraja las tesis del
Cusano con elementos mágicos de carácter especulativo, evoca en
1S91 la infinidad de los mundos: «No somos más punto central que
cualquier otro punto del universo>>. Y añade: «Todo lo que existe está
en el universo, y el universo en todas las cosas».
Arhanasius Kircher, lrer exraticum, Roma, 1671
EL MACROCOSMOS: El lugar terrenal
GLMACROCOSMOS: El lugar terrenal
49
El lugar
terrenal
El lugar
terrenal
Represemación planisférica del sistema
ptolcmcico
•El ojo humano organiza la composición
del universo según el orden que puede
percibir en la tierra en la que está, poniéndose como centro de todo el espacio.
Allí donde dirije la mirada, le sobrecoge la
admirable esfericidad del cielo( ... ) y cree
que el g lobo terrestre está en el centro de
todo.» (Andreas Cellarius)
so
EL MACROCOSMOS: El lugar terrenal
la figura de arriba representa la yuxtapo·
sición de los cuatro elementos en la
región sublunar. El globo terrestre está
compuesto dt> tierra y de agua, elementos
pesados e impuros; después se suma el
aire, y finalmente, próximo a la esfera
lunar, el fuego, el elemento más sutil y
más puro de todos.
Andreas Cellarius, Harmonia Macrocosmica,
Amsterdam, 1660
Representación del espacio del sistema
ptolemeico
(... )que les imprimia el movimiento giratorio• (A. Cellarius).
• la mayor parte de los filósofos de la Anti·
la esfera más lejana y opaca de las estre-
qUedad pensaban que el universo supra lunar o éter estaba compuesto de círculos o
esferas concéntricas conteniendo unas a
las otras, sólidas y duras como el diamante; pensaban asimismo que las estrc·
llas eran comparables a puntas clavadas en
IDpared de un barco u otro objeto móvil
llas fijas recibió el nombre de primum mo·
bife, el -movimiento primero•, pues, mo·
EL MACROCOSMOS: EJiugarterrenal
vi do por el amor divino, imprimia su movimiento a todas las demás esferas.
Andreas Cellarius, Harmonia Macrocosmica,
Amsterdam, 1660
51
El lugar
El lugar
terrenal
terrenal
Kircher aparece
aqu í recibiendo las
instrucciones del
ángel Cosmiel, que
lo co nd uce en $ U e·
ños por los sistemas astronómicos
concurrentes.
Es a la visión del
mund o d e Brahe a
la que da pretere n·
cia, pues quiere,
por un a parte, satisface r una nece·
sid ad e>spontánea
d e geocentrismo,
y por otra, conferir
al sol, que según la
trad ición hermét ica es el represent ante de Dios en el
cosmos, el rango
que se me rece.
Athanasíus Kírche>r,
/ter extaticum,
ed. Caspar Schott,
Würzburg, 1671
Tycho Brahe logró la síntesis d e los siste mas contradictorios de Ptolomeo y Copérnlco, esforzándose por hacer «más creíble
la disposición geocéntrica de los mundos
( ...}la jerarquía de las órbitas la o rdena
como sigue: la luna gira alrededor d e la
tierra, situada en el cent ro del universo, en
unn ó rbit a concéntrica en torno a ésta,
como lo hace el sol. La tierra es a su vez el
centro de los cinco planetas restantes,
52
EL MACROCOSMOS: El lugar t errenal
EL MACROCOSMOS: El lugar terrenal
Mercurio, Ve>nus, Marte, Júpit e>ry Saturno,
que> giran concéntricamente alrededor d el
sol pero con una órbita e xcéntrica en relación a la tierra. Venus y Mercurio son los
únicos satélit es fijos d el sol e n su trayectoria alrededor de la tierra (... )•. (A. Cellarius)
Andreas Ce/larius, Harmonía Macrocosmíca,
Amsterdam, 1660
53
El lugar
terre nal
El lugar
terrenal
Es evidente q ue la tierra no puede tener
fo rma plana, p ues el día y la noche no comienzan al mis mo tiempo. Tampoco puede
ser cóncava, ya q ue en ese caso el sol sa ldría antes por el oest e que por el este. Y
dado que la forma cuadrada también está
excluida, no queda más que la esférica.
Elemenra Astronomica. Basilea, 1655
Detrás de l nombre latini zado d11 Sacrobosco se escondo el monje inglés John of
Ho lywood, autor de un manual de astronomía datado en 1220 q ue fue una de las
obras más difundidas en su época. Sacrobosco comenta en ella el sistema ptolemeico y aporta pruebas de la forma esférica de la tierra y de las órbitas planetarias,
explicando asimismo los eclipses de sol y
de luna.
• Recuerdo haber visto a At las contemplando un mundo en el que Copérnico
habla roto los círculos y Jos anillos, Tycho
Brahe estaba bajo el globo t errestre en
ademán de llevarlo sobre Jos hombros y
Ptolomeo, chillando y gesticulando, intentaba sostener el terrón en forma de esfera
para que no se hundiese en la nada. Entretanto Copérnico había qu ebrado gran número de bolas de cristal que se habían
depositado en torno al gl obo , y había apa-
gado las bujlas que brillaba n en Jos vasos.•
(De Hooghe, Hieroglyphica, Amsterdam
1744)
«Sucederá que la tierra se p recipitará en
el abismo & sucederá que se mantendrá
en el centro & sucederá que se extiende
plana en Jos vastos espacios.• (Willíam
Blake, Jerusalén, 1804)
FranciscusAquilonius, Optica, 1611
Johannes de 5acrobosco, Sphaera Mundi,
Amberes, 1573
54
EL MACROCOSMOS: El lugar terrenal
ELMACROCOSMOS: El lugar t errenal
55
El sol
El sol
Para Fludd, el sol
es el corazón del
macrocosmos. Se
encuentra exacta·
mente en la inter·
sección de las dos
pirámides, la de la
luz y la de las tini eblas, en la «esfera
del equilibrio» de
forma y materia.
Allí habita el alma
del mundo, fuente
de vida .
Fludd defiende
aqui el sistema
geocéntrico frente
a la nueva teoria
copernicana, que
parece contravenir
la lógica, ya que
para un primer motor o Dios creador
es mucho más sen·
cilio hacer girar la
rueda de las esferas desde el cír·
culo exterior que
para el sol, situado
en el centro.
Robert Fludd,
Utrivsque Cosmi,
tomo /, Oppenheim
El centro mecánico
del universo sigue
siendo para Fludd
la tierra, mientras
que el sol forma el
centro espirituaL
1617
Robert Fludd,
Utriusque Cosmi,
tomo 1, Oppenheim
1617
56
EL MACROCOSMOS: El sol
EL MACROCOSMOS:
El sol
57
El sol
El sol
ss
La relación que mantienen en el sistema
copernicano las siete esferas planetarias
con el sol, su centro, es para el mist ico y
astrónomo Kepler, comparable a la que
existe entre • e l pensamiento discursivo
y la extrema simplicidad de la cognición
mistica•. (Harmonices Mundi, linz, 161g;
ed. Leipzig, 1925)
la conclusión de que el calendario se con·
fecciona mejor si se parte de una concep·
ción heliocéntrica del mundo. Podía citar
e n su favor los trabajos de astrónomos y
filósofos de la Antigüedad como Aristarco
de Samos (hacia 300 a.C.), Heráclides de
Ponto, Niceta s de Siracusa o Ecpantus el
pitagórico.
En 1507, abrumado por la inexactitud del
calendario de la época y después d e haber
examinado las razones, Copérnico llega a
Andreas Cellarius, Harmonia Macrocosmica,
Amsrerdam, 1660
EL MACROCOS MOS: El sol
•En el centro de todas las cosas reside e l
loi.¿Podria imaginarse un lugar mejor en
osto templo, el más bello de todos, que
oquél desde el que puede alumbrar al
mismo tiempo todas las cosas? Se le llama
con razón luminaria, espíritu. señor del
universo. Para Herrnes Trismegisto es el
dios Invisible; para la Electra de Sófocles,
EL M ACROCOSMOS:
El sol
nadie escapa a su mirada. Sentado en lo
alto de su trono, el sol guia a los hijos que
lo circundan.• (N. Copérnico, De revolutionibus orbíum caelestium, 1543)
Andreas Cellarius, Harmonia Macrocosmit:a,
Amsterdam, 1660
59
El sol
El sol
Gracias a lastraducciones que
Marsilio Ficino
(1433-99) hizo del
•Corpus Hcrm eti cum>, el culto al sol
basado en los misterios del antiguo
Egipto conoció un
nuevo esplendor.
Para Ficino, el sol
•la sublimidad y la
perfección del sol
macrocósmico se
hacen manifiestas
cuando el noble
Febo se sienta en
su carro triunfal y
su rubia cabellera
ondea en el centro
del cielo. Como
único soberano
visible, tiene en su
mano el cetro real
y reina sobre todo
el universo( ...)•.
(Fiudd, Mosaical
Philosophy,
Londres, 165g)
encarna, en orden
descendente, Dios,
la luz divina, la
iluminación espiritual y el calor del
cuerpo. En la figura
de la derecha,
Fludd muestra
cómo Dios, en la
mañana de la creación. emplaza su ta·
bernáculo en el so l.
que anima e ilumina
asi todo el cosmos.
Robert F/udd,
Utriusque Cosmi,
tomo /, Oppenileim,
1617)
Roberr Fludd,
Philosophia sacra,
Francfort, r626
60
EL MACROCOSMOS:
El sol
EL MACROCOSMOS: El sol
61
El sol
El sol
En el simbolismo
la francmasoner ía, el sol encarna
el espíritu eterno,
el oro inmateria l.
En muchas logias
masónicas se lo
representa orientado al ~ste, desde
donde gobierna
el venerable
maest ro.
Cristo-Apolo en
el centro del
zodíaco. En los
medallo n~s exteriores, las cuatro
estaciones.
d~
Cristo en el zodíaco,
norte de Italia, s. XI
Un francmasón
formado con los
elementos de su
logia, grabado en
cobre. 17<;d.
62
EL MACROCOSMOS: E l
sol
EL MACROCOSMOS : El
sol
La luna
La luna
Eut
Brea.kina- of Stcena-th
22
la superficie de la
luna presenta un
aspecto cambiante
según su posición
respecto al sol y a
la tierra. La figura
muestra su trayec·
toria: de la invis i·
ble luna nueva al
cuarto creciente
(medi a luna); de la
luna llena (abajo)
al cuarto men·
guante, para llegar
de nuevo a la luna
nueva (arriba).
15 South
Complete
North 1
Complete
Objectivity
Subjectivity
Andreas Cellarius,
Harmonía
Macrocosmica,
Amsterdam, 1660
«Como la luna
tarda veintiocho
días en recorrer el
zodiaco, los anti·
guos astrólogos
hablaban de vein·
t iocho estaciones
(... ) En esas vein ·
tiocho estaciones
se ocultan muchos
secretos de los an·
tiguos, mediante
los cuales influían
prodigiosamente
en todas las
cosas sublunares.•
(Agrippade
Nettesheim,
De occulta philo·
sophia, 1510)
Tomado de: W.B.
Yeats, A Vision
(Una visión), ed.
Londres, 1925
West
Di.scovery o( Stren¡-th
o Esta rueda representa cualquier moví·
las fases de la luna
vistas desde e l sol
y desde la tierra.
Athanasius Kircher,
Mundus Subterrea·
neus, Amsterdam,
,,.,,
miento cabal en el campo del pensamiento
o de la vida, veintiocho e ncamaciones dis·
tintas, una encarnación única, una opinión
o un pensamiento.• (W.B. Yeats, A Vision,
1925)
El diagrama d e Yeats, basado e n la teoría
de los ciclos de Bla ke y en su tesis de las
cuatro ent idades (Zoas), funciona también
como t ipología del género d el C!nC!ag rama
de Gurdjieff.
La gran rueda, Speculum Angelorum et
Hominium, en: W.B. Yeats, A Vision, ed.
Londres, 1962
EL MACROCOSMOS: la luna
EL MACROCOSMOS:
la l una
65
La luna
La luna
Iconografía de la cabeza y la cola del dragón lunar:
Una paráfrasis de
«La Melancolía>>
(Melencolia) de
Durero. Es posible
que la cabeza de
ave esté inspirada
en la representa·
ción del dragón
lunar en <De occulta philosophia>
d e Agrippa.
«Los antiguos tenían su rep resentación de la cabeza y la cola del
dragón lunar, a la que daban forma de serpiente con cabeza de azor
metida en un círculo aéreo y un círculo ígneo, al estilo de la letra
griega Zeta, en mayúscula. Lo dibujaban cuando la cabeza de Júpit er
ocupaba el centro del cielo, y le atribuían virtudes propiciatorias
cuando se le imploraba algo; era también su forma de designar al
demón doméstico y benevolente, que representaban en
Blake se sentía
atraído por la luna,
ya que su horós·
copo tenia aseen·
dente d e cáncer,
signo reg ido por la
luna. Por ese mo·
tivo, el número 28,
correspondiente
al ciclo lunar, tiene
un'a importanci a
primordial en su
mito de <<Jerusalén>>: est a cifra
simboliza efectiva·
mente la supera·
ción de las ideas
recibidas a través
del acto de creación libre, cuando
las musas de la ins·
piración se bañan
en los rayos de la
imaginación.
apariencia de serpiente. Egip·
cios y fenicios anteponían este
animal a t odos los demás, considerándolo de naturaleza divina,
pues tenía más perspicacia y
un fuego más intenso que los
demás. Esto lo inferían pel
hecho de que se desplazaba más
rápidamente sin tener pies, ni
manos, ni otros instrumentos,
y de que tenía el poder de rejuvenecerse mudando la piel.
Representaban la col a del
dragón lunar de forma parecida cuando la luna desaparecía en ella o
cuando tenía una posición desfavorable en relación a Saturno o
Marte.>> (Agrippa de Nettesheim, De occulta Philosophia, 1510)
W 8/ake, Jerusa-
lén, 1804-1820
66
EL MACROCOSMOS:
la luna
EL MACROCOSMOS:
la luna
La luna
La luna
Tabla para calcular
las horas de la
salida y puesta
diarias de la luna.
El círculo exterior
muestra las
veintiocho fases
lunares.
Arhanasius Kircher,
Ars magna lucís,
Amsterdam, 1671
El •Astronomicum Caesareum> de Apiano
~e considera la última obra de astronomía
correspondiente a una visión geocéntrica
del mundo. Contiene una serie de d iscos
de cartón que se pueden mover con unos
hilos como los mecanismos de relojería.
Sirve para calcular la posición de las cons·
tclaciones.
Kepler se mofaba de estos •juegos de hi·
los•: •Esa lamentable d ilig encia de Apiano
es para echarse a llorar. Su confianza en
Ptolomeo le hace pasar horas y horas con·
feccionando. con gran copia de curvas y
espirales, todo un laberinto de enrevesadas
circunvoluciones.
Pedro Apiano, Astronomicum Caesaroum,
lngolsradr, 1540
68
El MACROCOSMOS: la
luna
EL MACROCOSMOS:
la luna
Gg
La luna
La luna
Con este disco del
<Astronomicum
Caesareum> de
Apiano, se puede
hacer coincidir el
nudo ascendente
de la luna en un
dia concreto.
Los dos puntos de
intersección de la
órbita lunar con la
eclíptica se llaman
nudos lunares o
puntos del dragón.
El nudo ascendiente corres·
pon de a la cabeza
del dragón, el
descendiente a la
col a. Estos dos
puntos desempeñan un papel esencia l en la confec·
ción d el calenda·
rio, y la astonomia
de la Antigüedad
se servía de ellos
sobre todo para
calcular los eclip·
ses de luna y de
sol.
Tabla de cálculo de los eclipses solares y
lunares. Los antiguos mitos atribuían estos
f enómenos a un dragón que se traga los
cuerpos celestes para escupirlos más
t arde.
Pedro Apiano,
Astronomicum
Caesareum,
lngolstadt, 1540
..,
A Kircher, Ars magna /ucis, Amsrerdam, 1671
, , 1 '1;'1
~"'"'~:J&<ll
1
q~.a~;~"llf>iGil"'"- 3-''!l
>t'il'\3~!:>.~;¡
Los siete estratos del universo y su et erno
retorno como flujo de espacio y t iempo.
Rajasthan, manuscrito del s. XIX
70
EL MACROCOSMOS!
la luna
EL MACROCOSMOS:
la luna
El tiempo
cósmico
El tiempo
cósmico
Según los cálculos
medievales, el
año cósmico tenía
1 s .ooo años sola-
res, y •llega a su
término cuando
todos los astros
has regresado a
un punto determinado. En su
·Política•. Platón
menciona el «año
perfecto de los
antiguos•: cuando
los planetas, equi·
libradas sus diversas velocidades,
invierten su d irec·
ción y regresan
al punto inicial de
pa rtida.
Seg ún cálculos
actual, el año
perfecto importa
25.868 años,
t iempo que necesita el punto
primaveral para
recorrer todo el
zodiaco.
Lamberr de Saint·
Omer, Uber
Floridus, hacia 1120
• Espejo de las causas de todo•
la totalidad de la creadón, salida de la
noche, emana radialmente de la causa
primera y oculta. Fluye del circulo exterior
y paternal, el tetragrama, en las tres letras
hebraicas llamadas «matrices•: Aleph,
aire (Avyr), Mem, agua (Mayim), Shin,
fuego (Aesh). En los t res círculos siguientes, están los diez nombres y atributos de
Dios; sigue la jerarquía plat ónico-cristiana
72
EL MACROCOSMOS: El t ie mpo cósmico
EL M ACROCOSMOS: El
tiempo cósmico
del cosmos; finalmente, en el circulo
interior, la Tria Prima, los tres principios
alquímicos básicos de la materia.
La totalidad del plan de la creación se
desarrolla en la d irección de las agujas del
reloj, como el dia, que comienza con el alba
y concluye con el crepúsculo del mundo.
l?obert Fludd, lnregrum Morborum
Mysrerium, Francfort, 1631
73
El tiempo
cósmico
El tiempo
cósmico
La personificación
del tiempo del
Los tres ciclos
cósmicos de
Joaquín de Fiore
(hacia 1130- 1202):
mundo, enmar-
cado por los seis
ciclos cósmicos.
tal como se conodan en la Edad
Me<lia. Los cinco
ciclos precedentes. que abarcan
desde Adán hasta
Jesucristo, estaban bajo el signo
de Lucifer; el
sexto, el actual,
est á bajo el reino
de Cristo.
La primera e<lad,
la del Padre
(abajo), la del Antiguo Testamento,
se caracteriza por
la observancia de
la ley y el temor de
Dios. La seg unda
edad, la del Hijo,
es la de la Iglesia
y sus dogmas. La
tercera edad. la
del Espíritu Santo,
cuya ven ida é l veia
próxima, es la de
la alegría y lib ertad. Ésta lleva aparejada una nueva
comprensión, in·
tuitiva y simbólica,
de las Escrit uras,
el fin de la •iglesia
amurallada• y la
fundación de
nuevas órdenes
contemplativas.
Paralelos a los
ciclos del mundo,
los seis periodos
de la vida humana,
que van de la infancia a la vejez.
Esta edad espiritual es la aurora de
un nuevo di a, que
Jacob Boehme y
los alquimista.s
veían aparecer en
el horizonte; es la
reforma general
de los Rosa-Cruz.
Lamberrus de
Saint· Omer, Liber
Floridus, hacia 1120
Joaqum de Fiore,
Italia, s. XII
74
EL MACROCOSMOS: El tiempo CÓSmico
EL MACROCOSMOS: El tiempo cósmico
75
Los astros
Astronomía
inferior
Doce astró logos
paganos (entre
ellos el poeta
Virgilio y los
filósofos Sé neca
y Aristóteles)
sumidos e n
inte rpretaciones
astrales.
Almanaque rimado
alemán, Alemania
Cenera/, s. XIV
Los met ales representan. según los alquimist as. una contracción de fuerzas planet a rias. por eso se lla ma -astronomía infe·
rior• a este arte. En correspondencia con
las d oce secciones d el zodiaco. la materia
t iene que atravesar d oce puertas o est a·
d ios antes de obtener su co nsistencia
definit iva e n la fase d e rubificación y
«d e librarse de la influe ncia del zodíaco».
(Nicolas Flamel)
EL MACROCO'SMOS : Astronomia inferior
El a utor de la <Auro ra consurgens>compa ra el crecimiento dellapis con la gestación d el e mbrión durante nueve meses e n
el vientre mat e rno. Según Ceorge Ripley
(1415- 1490). el liquido amniótico simboliza
la tintura bla nca o lunar q ue ant ecede a la
rubificación solar (a rriba a la derecha).
Aurora consurgcns, finales del s. XIV
ELM ACROCOSMOS: Los astros
77
Los astros
Los astros
Horóscopo sacado
de un manuscrito
iluminado de
Heidelberg lla·
mado «libro del
destino» (finales
del s. XV), que es
propiamente la
traducción al
alemán del •Astro ·
labium planum• de
Petrus de Abano
(s.XIII).
78
El horóscopo (etimológicamente • mirar la
hora• ). que determina la posición de las
constelaciones a la hora del nacimiento,
expresa la creencia en la fatalidad del destino y en la predestinación del hombre.
San Pablo en Col. 2, 14: • ••• borrando (Dios)
el acta que nos era contraria, quitándola
de en medio y clavándola en la cruz ... ••
(C.G. Jung, Mysterium coniunctionis,
Zúrich, 1g68)
•El horóscopo es el •acta• que menciona
Daniel Kramer, Emblemara Sacra, 1617
EL MACROCOSMOS:
Los astros
Cada uno de los
doce signos del
zodíaco está
dividido en tres
decanos con una
longitud de huso
que corresponde
a treinta g rados.
El libro contiene
igualmente unas
tablas para determinar el aseen ·
dente, que es el
signo que se eleva
en el oriente en
el momento del
nacimiento, y cuyo
conocimiento es
indispensable
para hacer la carta
astral.
:l MACROCOSMOS: Los astr OS
79
Los astros
Los astros
Terzysko, astrónomo de la corte,
en el centro de investigación de los
«aspectos astrológicos•. El término
•horóscopo• no se
impuso hasta la
Edad Media. En
la Antigüedad
se denominaba
Planisferio con las
constelaciones y
signos del zodíaco.
Manuscrico del
s.XVI
«tema>t o •géna ..
sis~ (lat . • conste-
llatio», «genit ura•). La determinación de las
relaciones angulares o aspectos se
remonta a la teoria
pitagórica de la
armonia.
Manuscríto de
astronomía
de Wenceslao 111,
Praga, 1400
So
EL MACROCOSMOS: Los astros
EL MACROCOSMOS:
Los astros
81
Los astros
'Los astros
El •hemisferio meridional de los antiguos>
con las constelaciones conocidas en la
mitología griega.
En •El destronamiento de la bestia», sátira
de Giordano Bruno aparecida en 1584,
Zeus ordena un nuevo reparto de las imá·
genes celestes, sustituyéndolas por virtu·
des: •Notorios y desnudos ante los hombres son nuestros vicios; el mismo cielo
es testigo de nuestros desatinos. He aquí
82
EL MACROCOSMOS: Los astros
los frutos, las reliquias y la historia de
nuestros adulterios, de nuestros incestos,
de nuestra lujuria, de nuestras pasiones
criminales, de nuestras depredaciones y
perversidades. Y para acabar de coronar
nuestros errores, hemos elevado el triunfo
del vicio hasta el cielo, convirtiéndolo en
sede de nuestros crímenes.•
Andreas ~llarius, Harmonía Macrocosmica,
Amsterdam, 1660
Esta representación del «firmamento cris·
tiano• está ba.s ada en un original de Julius
Schiller (Augsburgo, 1627), para quien iba
contra la fe «dar a las estrellas nombres
de espíritus malignos, de animales y de
hombres impíos•. puesto que en la Biblia
se dice: «los sabios brillarán con el esplen·
dordel firmamento, y los que enseñaron
la justicia brillarán por siempre, eterna·
mente, como las estrellas». (Oaniel12,3)
EL MACROCOSMOS:
Los astros
La • Osa Meno"' se ha convertido en el
arcángel San Miguel; la •Osa Mayor•, en la
barca de San Pedro, y la constelación de
Andrómeda ha pasado a ser la tumba de
Cristo.
Andreas ~1/arius, Harmonica Macrocosmica,
Amsrerdam, 1660
83
La música de
las esferas
La música de
las esferas
Abajo a la izquierda, Pitágoras
señ~la la forj a que
le inspiró su t eoría. Los herreros
martillean el metal
en el interior de
una oreja, sobre
cuya «extraña
La teoría de la armonía de las esferas se remonta al filósofo griego
Pitágoras (570-496 a.C.)
Mientras escuchaba en una forja los golpes de martillos diversos, le vino en mientes una leyenda de Yámblico, según la cual se
pueden expresar los valores de los sonidos en relaciones cuantitativas, en números y en términos geométricos. Con ayuda de instrumentos de cuerda, descubrió la relación entre la frecuencia y la altura
forma anatómica,>
-con martillo y
yunque-, diserta
largamente Athanasius Ki rcher.
del sonido. Según Pitágoras, el mundo entero se
compone de armonías y números. Tanto el alma
microscópica como el universo macroscópico se
articulan, según él, en proporciones ideales, que
Para el neop latónico Boecio, teóric.o de la música
(s . V d.C), la •mu ·
sica instrumentalis>terrenal es sólo
un reflejo de la
(musica mundana) .
la música de las
esferas celestes,
representada aquí
por la esfera central. Ésta es, a su
vez, un eco lcjano
de la música divina
de los nueve coros
de ángeles .
se pueden expresar con una secuencia de sonidos.
La altura de las diferentes notas planetarias
sobre la escala musical celeste se determinaba por
el tiempo que los planetas tardaban en recorrer
su órbita, y la distancias se relacionaban con los
intervalos entre los tonos . Kepler complicó más el
sistema, atribuyendo a cada planeta una sucesión
de tonos próximos. La serie de notas que creía
haber descubierto para la tierra (mi, fa, mi) probaba para él, poco después de haber estallado la
Guerra de los Treinta Años, que en «este valle de
lágrimas reinan el hambre y el dolor.>>
F. Gaffurio,
Theorica musica,
Mi/<in, 1492
AtiJanasitls Kircher,
Mvsurgia universalis, Roma, 1650
Juba! (arriba, a la izquierda), un descendiente de Caín, pasa por
ser, según el Génesis (4, 21), el patriarca de todos los tañedores de
cítara y de flaLJta. Según Kepler, Jubal no es otro que Apolo, y bajo el
nombre de Pitágoras se escondía nadie menos que Hermes Trismegisto.
EL MAc~tocosMos:
La música de las esferas
EL MACROCOSMOS: La
música de las esferas
as
La música de
La música de
las esferas
las esferas
La correspondencia
de las nueve esft!·
ras con las nueve
musas se debe a
«El monocordio>>,
dice Fludd, •es el
principio interno
que. desde el centro del todo, pro·
duoe la armonía
de toda la vida en
el cosmos.•
una visión del neo·
pitagórico Martianus Capella (s. V
a.C.). La escala de
tonos abarca una
octava.
Tensando o des·
tensando la cuerda,
Dios puede regular
el «gran acorde»,
la consist encia de
la materia, entre el
empíreo y la tierra.
Como agente del
primer movimiento,
Apolo dirige el
acorde de sonidos.
La serpiente de la
mito logía egipcia,
símbo lo de la ener9Ía vi tal, atraviesa
con su ritmo ondu lante las esfe ra s.
El instrumento
está dividido en
una octava supe ·
rior, ideal, activa.
y una octava in fe·
rior, material,
pasiva. Ambas
octavas se dividen
a su vez en cuartas
y quintas. El prin·
cipio inmaterial
superior se mueve
a lo largo de los
intervalos hasta la
materia sombría, y
el sol. en el punto
Sus tres cabezas
simbolizan la Sant i·
sima Trinidad en las
tres dimensiones
del espacio y en los
t res estados del
t iempo.
La tragedia representa el sol y la
comedia, la tierra.
de intersección,
Arhanasius Kircher,
Ars magna lucís,
recibe una fuerza
transformadora.
Roma, 1665
Robcrt Fludd,
Utriusque Cosmi,
romo 1, Oppenheim, 1617
86
EL MACROCOSMOS:
La música de las esferas
EL MAcRocosMos: La
música de las esferas
87
La música de
las esferas
La música de
las esferas
«Los filósofos d e la Antigüedad considera·
ban q ue el mundo est aba constituido por
una armonía perfecta, es decir, que desde
la tierra a los cielos había una octava per·
fecta .» (A . Kircher. M usu rgia universalis).
Los siete puntos o p rogresiones de la
octava eng lobaban el mundo, ya que el
nú mero siet e reúne la Santísima Trinidad y
los cuatro element os. El filósofo y maestro
de d anza caucasiano G. Gurdj iefffundó
en Fontain ebleau, en 1922, su célebre
<<I nstitu to para la f o rmación armoniosa del
hombre, basándose en el principio de la
octavan.
«En t oda línea evolutiva hay dos puntos
en los que el movimiento no puede propa·
garse sin ayuda exterior. En determinados
p untos es necesario un impacto adicional
provenient e de una fuerza aparte. En dí·
ches puntos hace falta ese impulso, sin el
cual no pueden perpetuar el movimiento .
Est e p rincipio del número siete lo enco n·
t ramos por doquier - en la q uímica, en la
física, etc. : en todo rige el mismo p rinci·
pi o. El mejor ej emp lo es 1a composición de
la escala . Tomaremos una octava para de·
mostrarJo.» (Gurdjieff, Conversaciones,
Basilea, 1982)
Trismeg isto en Esculapio : «M úsica no es
otra cosa q ue saber el orden d e las cosas .»
Para l<epler estaba claro •que, o Pitágoras
se expresa herm éticamente, o Hermes
pit a9óricamente». (Hannonices Mu nd i)
Ath;masius Kircher, Musurgia universalis,
Roma, ·1650
En •El simbolismo armó nico en la Anti·
güedad>, de Albert Freih errvon Thím us
(1806-1878) se intent a de modo exhaustivo
reconstruir los f undamentos pit agóricos
de la música a partir de fuen tes neoplatóni·
cas, y también fijar la armonía como ciencia
en sí misma. Pero se partía de la hipótesis
inad misible de q ue la visión pitagórica del
mundo se rem itía al lib ro cabalístico de la
creació n. El Sefer Yezírah trat a de los d iez
números primitivos, los Sefirot h, relacio na·
dos en la parte superior del esquema con
las ó rbitas de los p lanetas.
Filo lao el Pitagórico (hacía el 4oo a.C.)
post ulaba un duplicado de la tierra que
giraba alrededor del f uego central sobre
la misma órbita de la t ierra, pero en cons·
tante o posición a ella, por lo que no podía
verse; a ese duplicado le dio el nombre d e
anti-t ierra.
Albert Frciherr von Thimus, Die harmonikale
Symbolik des Alt-ertums (El simbolismo
armónico en la Antigüedad), Colonia, 1868
Reconstrucción del cosmos pjtagóríco
según el esquema de la octava.
Stanley, History of Pililosophy (Historia de la f ilosof ía)
88
EL M ACROCOSMOS: l a música de las esferas
EL MAcRocosMo s: la música de las esfe ras
8g
Génesis
Según Pitágoras, la quinta y la cuarta,
intervalos consonantes de la octava,
forman la estru ct ura del universo. Sus
p roporciones (2/1. 3/2, y 4/3 respectiva·
mente) son la «progresión sag rada >>
d e los p itagóricos, llamada Tet raktys :
1+2+3+4=10 . «Si progresas de la unidad
a lo múltiple, obtendrás el diez, origen de
todas las cosas.>>
Génesis
Según la concep·
ción tántrica, un
p unto energ ético
invisible (bindu)
genera la materia
o riginaria (pakriti),
Esta fórmula contiene el acto cabal d e la
creación, desde la división del elemento
primero en la d ualidad de los sexos. duali·
dad cuya procreación se verif ica en la
tríada generadora de espacio, hasta la
consumación en los cuatro elementos.
compuesta de
tres cualidades
(gunas): Sattva
(esencia, calma).
Rajas (energía
pasión) y Tamas
(subst ancia,
inercia).
Robert Fludd, Pililosophia Sacra, Francfort,
1626
Al comienzo de la
creación, las tres
cualidades se en·
cuent ra n en equili·
brio; sólo su diso ·
nancia orig ina la
multiplicidad .
En la cába la, la o bra de la creación se
desdobla en cuatro et apas, siguiend o un
esquema parecido y part iendo de las le·
tras de Tetrag ramma, del no mb re inefable
de Dios. Este proceso de cuatro etapas
desempeii a también un papel p rimordial
en la alquimia, en calidad de <axioma de
María Prophetissa>.
En «Finnegans
Wake>>, Joyce esta·
blece un para le·
lismo entre las
Gunas y las cuatro
entid ades de
Blake (Zoas, pág .
524- 525).
El Tetragramma como Tetrakys
Pintura, Rajastilan,
hacia el s. XVIII
El Tetraktys es también el soporte de la
imagen d el alma universal , cuya composi·
ción en form a de X (la letra griega «jÍ»)
describe Platón en el «Ti meo>>. Según
el principio de la d ivisión proporcional de
la cuerda sonante, la matriz de todas las
formas t errestres se desdobla aquí como
una red ele coo rdinadas con f racciones y
m(il tip los.
La <Ji> pitagórica
go
EL MACROCOSMOS: Génesis
EL MACROCOSMOS : Génesis
91
Génesis
Génesis
Con la repetida
pronunciación del
nombre de Dios
surgen los cuatro
mundos: Aziluth,
Beriah, Yezirah y
Assiya.
Robert Fludd,
Utdusque Cosmi,
tomo 11, Francfort,
162 1
Los diez sobrenom ·
bres de Dios surgen
del nombre-fuer za,
del gran nombre.
Los sobrenombres
hacen referencia a
d iversos aspectos
de la divinidad, que
a su vez correspond en a las diez cifras
El Tetragrammaton, la< cuatro letras del
nombre sagrado de Dios (JHVH, Jehová),
concentra en sí toda la energía primera y
la potencia de la que emana la creación.
«El mundo sensible con sus legiones y
criaturas no es otra cosa que la emanación
del Verbo», d ice Boehme. Todas las cosas
ciones de estas cuatro letras.
palabra en lengua hebrea, Gershom
Scholem cita la exhortación de un rabino
a un escriba de la Thora: «Hijo mío, sé
escrupuloso con tu trabajo, ya que es un
t rabajo divino; si omites o añades una
sola letra, destrui rás el mundo entero ( ..• )
G. Sholem, Zur Kabbala und ihre r Symbolik
(De la cábala y su simbólica), Francfort,
l gBg
Para ilustrar el significado mágico de la
Bibli;;> sefardí, 1385
nacen de las combinaciones y transposi·
origin\lles, los
Sephiroh: 1) la corona, 2) la sabiduría, 3) la prudencia,
4) la misericordia,
5) potencia o j uicio,
6) compasión o
bell eza, ?)triunfo,
8) honor, g) la
redención, 10) la
majestad.
Robert Fludd,
Philosophia Sacra,
Francfort, 1626
92
EL MACROCOSMOS: Génesis
EL MACROCOSMOS: Génesis
93
Génesis
Génesis
Y así infinitament e
La luz, fuente inagotable de todas
las cosas, surge
en la o<euridad,
y con la luz, las
aguas, q ue co·
mienzan a dividirse en cercanas
(claridad) y lej anas
(penumbra).
Robert Fludd,
Utriusque Cosmi,
tomo/, Oppenheim, 1617
Para Robert Fludd, d iscípulo de Paracelso.
el acto divino d e la creación se representa
pl ásticamente como u n proceso alquímico
en el que Dios, como espagírico o d epurador de metales, obtiene del caos tenebroso, de la Prima Materia, los t res elementos primarios, divinos, que son la luz, la
oscu ridad y las aguas espirituales. Estas
aguas son a su vez el principio d e los cua·
tro elementos aristotélicos, de los cuales
la tierra es el más tosco y pesad o, comparable al sedimento, a la ccaput corvi•, que
se deposita en el fondo del matraz durante
la destilación.
No d ebe maravillarnos, dice Fludd, que
nuestro planeta sea un valle de lágrimas,
sabiendo que está hecho del sedimento de
la creación, por el que ronda el d iablo.
En el centro, las
aguas tenebrosas.
lejanas de la luz,
que f orman la
fuente de la mate·
ria; en el círculo
exte rior, las aguas
superiores, de
las que emana el
fuego divino (empíreo). La nube
clara en el medio
es un estadio «que
se llama espíritu
de la t ierra, espi·
ritu mercurial, éter
o q uintaesencia• .
«Cua ndo el ocult o de ocult os quiso revelarse a lo no manifestado, comenzó engen·
drando un punto luminoso. Antes de que
este punto fuera luminoso y se hiciera
visible, el infinito (En Soph) estaba oculto
y no dab a luz alguna.• (Zohar)
Robert Fludd, Utriusque Cosmi, tomo 1,
Oppenheim, 16 17
Robert Fludd,
Utriusque cosmi,
tomo/, Oppenheim, 1617
94
EL MACROCOSMOS: Génesis
EL MACROCOSMOS: Génesis
95
Génesis
Génesis
El primer dia de la
creación:
El caos de los elementos surgido de
las aguas inferio-
«Dijo Dios: ¡Há·
gase la luz! Y la luz
salió( ...). Partió
del abismo pro·
fundo en el este,
donde mora, y
penetró por las ti·
nie>blas, envuelto
en una nube luminosa, ya que el
sol no existía aún
(... ).• (John Milton,
Paradise Lost,
res ttes una materia tosca y amorfa,
en cuyas entrañas
los elementos se
encuentran de tal
forma embrollados
y presos, que
( ... )luchan salvajemente-entre
ellos».
1667/74)
La paloma es el
espi ritu de Dios.
«La luz del espíritu
todavía no creada
se refleja en la
esferas del fuego
celeste como en
un espejo. Esa
reflexión es la primera manifesta·
ción de que la luz
se ha creado.•
El estado final e
ideal de la materia
se alcanza cua ndo
los elem entos se
o rdQnan según su
grado de consistencia: (de afuera
a dentro) tierra,
agua, aire y fuego.
En el centro aparece el sol, que es
el elemento oro.
Robert Fludd,
Robert Flvdd,
Utriusquc Cosmi,
tomo/, Oppenlleim
1617
g6
Utriusque Cosmi..
tomo/, Oppenheim, 1617
EL MACROCOSMOS: Génesis
EL MACROCOSMOS: Génesis
97
Ciénesis
Ciénesis
La tierra forma
<>1 estrato inferior
de los elementos,
el sedimento de la
El segundo día
«Dijo luego Dios: Haya un firmamento en medio de las aguas( ...)
Llamó Dios al firmamento cielos .»
(Génesis, 1, 6-8)
creación.
La zona del éter con las estrellas
fijas y planetas divide las aguas
superiores (empíreo) de las inferiores. En esta esfera, la calidad supraceleste (forma) está en equilibrio
con la infraceleste (materia).
Al combinarse el
elemento más
tosco con el más
sutil, sale aire
o agua, dependiendo de las
El tercer día
El fuego, elemento más sutil, surge
en primer lugar.
Pero, como señala Fludd , no se trata
del •fuego invisible>de los alquimis·
tas, sino de un f uego material que
Paracelso califica de «tenebroso•,
y que produce la descomposición de
todo lo viviente. Para el alquimista
teutón, la vida es un proceso de
combustió n.
proporciones
que entren en la
combinación.
Robert Fludd,
Utriusqae Cosmi,
tomo /, Opp.enheim, 1617
98
Robert Fludd, Utriasqae Cosmi,
tomo/, Oppenlleim, 1617
EL MACROCOSMOS:
Génesis
EL MACROCOSMOS: Génesis
99
Génesis
Génesis
La escala ascendente de los ele·
mentos según su
grado de pureza,
t ierra, agua, luz
y fuego, se repro·
duce en todo el
cosmos, com·
puesto d e cielo
sublunar elemen·
tal, éter y empi·
reo.
«En la con fusión
que siguió a la
creación, un poco
de luz celeste
quedó atrapada en
la masa fria de la
t ierra. Siguiendo
la ley de la gravita·
ción , la substancia
celeste comenzó
a ascender en el
cielo hasta el lugar
que le correspon·
día. Así surgió
nuestro sol.>>
las estrellas que
rodean la esfera
et érica no se h icie·
ron visibles hasta
después de la crea·
ción del sol, ya que
acumulan la luz del
astro rey y la e mi·
t en despues de ¡¡l.
gún tiempo, como
lo hacen las sus·
tancias fosfores·
centes.
El sol en el firma·
mento es el repre·
sentante visible
del fuego divino y
del amor. En la
anatomía humana
le corresponde el
corazónJ «pues
envía sus rayo5
vivificantes (las
venas) en un moví·
miento rad ial,
animando así los
miembros del
cuerpo». (Robert
Fludd «l a clave
filosófica»
(Phi losophicall
l<ey), hacia 1619
Robert Fludd,
Utriusqve Cosmi,
tomo/, Oppen ·
heim, 1617
100
Robert Fludd,
Utriusque Cosmi,
tomo !, Oppen·
!Jeim, 1617
EL MACROCOSMOS:
Génesis
EL MACROCOSMOS :
Génesis
101
El ojo
Génesis
Cuando los rayos
tórridos del sol
caen sobre los
vapores acuosos
en pleno ascenso,
se solidifican y
engendran los
p lanetas .
El espíritu de Dios
sobrevuela como
una paloma la
creación consu·
mada, pero ya
amenazada por el
pecado. En su
<Tractatus apolo·
getius>, Fludd
subraya que la
finalidad principal
del estudio del
macrocosmos
debe ser investí·
gar elpapelq ue
desempeña el es·
p iritu divino en la
creació n. Pues sin
la luz de éste es
imposible la vida.
Representación cosmológica del opus
alquimista en form a de g lobo ocular. El
lapis esférico, símbolo del pequeño
mundo renovado, sale de la pupila, que a
su vez simboliza el caos macroscópico de
los cuatro elementos. los brazos que levantan ellapis del fuego bautismal son
«las dos partes principales del opus. la
disolución del cuerpo (salve) y la solidificación del espíritu (coagula)». Las aguas
rojas y blancas que manan del rebis,
del doble aspecto de la materia, forman el
cuerpo vidriado y viscoso del ojo del
mundo. el océano de tiempo y espado.
El páj aro representa las fases del o pus.
Consta del cuervo (putrefactio) el cisne
(albedo), el pavo (fase de irisación) y el
fénix (rubedo).
El nervio óptico está representado con el
Tetraktys pitagórico.
Heinric/1 K/Junrath, Amphitheatrum
sapientiae aeterna, 1602
Robert Fludd,
Utriusque Cosmi,
tomo /, Oppen·
/Jeim, 1617
102
EL MACROCOSMOS: Génesis
E L MACROCOSMOS: El ojo
103
El ojo
El ojo
La composición del ojo según Fludd :
En la Edad Media
se creía que el ojo
1) La parte vidriosa en forma de lente es
transparente y de mediana consistencia.
se componía de
t res formas dife·
rent es de condensación del fluido
corporal. Según
el sabio árabe
Avicena (9801037), el fluido
helado se encuen tra en el centro
del ojo_Por d elante está la par te
acuosa, y por det rás la cristalina. El
ojo está recubierto
de siete telas o
membranas (tu nicae) que corres·
pondían a las siete
esferas planetarias
del macrocosmos.
Lo s cabalistas ve·
ían una analogía
ent re las diez
partes de que se
componía el ojo
(las tres fluidas y
las siete membra·
nas) y las diez
numeraciones o
Sephiroth. El
p unto ciego de la
retina representaba el Sephirot h
más alto, Kether,
la corona o la nada
divina en todas las
2) La parte acuosa y blanquecina engloba
la primera como la clara engloba la yema.
3) La parte cristalina y brillante surt e a
las primeras con substancias nutritivas
sacadas de la sangre.
Robert Fludd, Ut riusquc Cosmi, tomo 11,
Oppenheim, 1619
«( ...)el ojo humano (está hecho) a imag en
del mundo, y todos los colores que contiene están dispuestos en circulo. El
b lanco del ojo corresponde al océano,
que rodea el mundo por todas partes; un
segundo color representa las tierras que
b aña el océano o que se encuentran en
medio de las aguas; en la región central
se sité1a otro color: es Jerusalén, centro
d el mundo. Pero el cuarto color, la vista
de t odo el ojo( ... ), es Sión, punt o central
de todo, en el que se ve todo el mundo.»
(Zohar)
Robert Fludd, Utriusque Cosmi, tomo JI,
Oppenl1eim, 1619
cosas.
Gregor Reisch,
Pretiosa M¡¡rgarit¡¡,
Friburgo, 1503,
Basilea, 1508
104
EL MACROCOSMOS: El
ojo
EL MACROCOSMOS:
El ojo
105
El ojo
El huevo
cósmico
RI::TINA 1\S EOEN
l li)AN-.1\t)AN
r:N rlfi N<:>N
-
l os nombres de
las Zoas, las bes·
tias del Apocali pis,
están inscritos en
las cuatro e sfe ras
que se interseccionan; represent an
las cuat ro f uerzas
primarias del universo. Urtl1ona/Los
es la imag inación,
Luvah la pasión,
Urizen, la razón y
Tharmas el cuerpo.
l
OJ;NHH ON
U U lO
liNl!S OF l'l!llCJ.:J•TION
ASVOilTI.:i...X
Los poemas de W illiam Blake cont ienen
largos pasaj es surcados de disquisicio nes
sobre la visión materialista del mundo
d e Isaac Newton, en particular sobre su
<Óptica>. El oj o f ísico , según Blak e, es tur·
bío y vid rioso «COmo el negro guijarro de
un farallón batido por las ag uas». El nervio
ó ptico, que Newton admira, construye,
segú n el poeta, «vallas de piedra co ntra
el mar o ndeante». (Biake, Mi lton, 1804).
Blake, que pref irió seguir a Jaco b Boehme,
int ent ó desarrollar una ópt ica d e lo
visio nario .
«El mund o en
f orma d e huevo de
l os» se hincha a
part ir del torbe·
!lino que está, en
el cent ro del caos,
creando la ilusió n
d e espacio trid i·
mensiona l delimi·
tado por la opaci·
d ad (Satán) y
por la densidad
(Ad<in), imp i·
diendo así al hom·
bre, seg ém Blake,
ver las cosas como
son, eternas e
inf initas.
Segú n la hipótesis d e Easson y Easson,
que pasan por alt o muchos aspect os del
poema, Blak e es partidario, en su poema
<Mi lton>, de un modelo ó ptico inscrito en
la forma del huevo cósmico .
K. P. Easson y R. R. Easson, Modelo hipotético
de la geografía visionaria en <Mi/ton>, en:
W. 8/ake, Mi/ton, Londres, 1979
El astrónomo y matemático John Dee
(1527-1608) utilizó el huevo como glifo
para el cielo etéreo, pues la ó rbit a de los
p lanet as inscritos en él d escribe una
elipse. (Co pérnico hablab a aún de ó rbit as
circulares .)
W. 8/akc, M ilton,
1804- 180 8
Paracelso p iensa q ue «el cielo es parecid o
a una cáscara que separa la t ierra del cielo
d ond e mora Dios, lo mismo que la cáscara
del huevo>>. «La yema co rresponde a la
esfera inferior, la clara a la sup<>rio r; la
yema es la t ierra y el agua; la clara, el aire
y el fuego>>. (Paragranum, 1530)
John Dee, M onas Hieroglyphica, Amberes,
1564
10 6
E L M ACROCOSMOS: El ojo
EL MACROCOSMOS : El huevo cósmico
107
El huevo
El huevo
cósmico
cósmico
Una visión del
cosmos de Hildegard von Bingcn
(10g8- 1179)
'(<Entonces vi una
formación gigantesca, redonda e
imp recisa. Hacia
arriba se hacía
más fina. como un
huevo ( ...). Su capa
exterior parecía
tener un fuego luminoso (empyreum).
La membrana
que tenía debajo
era sombría. En
el fuego claro
flot aba una bola
de fuego rojiza y
chispeant e (el
sol)» . Bajo la som b ría membrana,
ella ve la zona del
éter con la luna y
las estrellas, y debaj o de ellas, una
zona evanescente
que ella llama
<<membrana
b lanca, o • las
aguas superiores>>.
Hildegard von
Bingen, Scivias
(Códice de Ruperrsberger), s. XII
El nacimiento del mundo elemental ent re
las regiones luminosas del cielo y el caos
de los infiernos. Joh ann J. Becher
(1635- 1682) describe así las comb inaciones de los element os: la t ierra condensa
y atrae, el agua ab re y p urifica, el aire
licúa y seca, el fuego separa y co nsuma».
(d os tomos, Amsterdam, 1665, 1678) de
Kírcher. Dichas ilustraciones muestran un
fuego central subterráneo comunicado
directamente con los volcanes y las aguas
subterráneas q ue engrosan los mares su ·
perfíciales.
El g rabado en co bre está inspirado en las
ilustraciones de <Mundus subterreaneus>
1719
J.J. Becher, Opuscula chymica, Núremberg,
108
E L M ACROCOSMO S : El huevo cósmico
E L M ACROCOSMOS: El huev o cósmico
109
Génesis
Génesis
en la retorta
en la retort a
<<Se eleva desde la tierra a los cielos/ dice Hermes Trismegisto en su
<La creación del
mundO>
Tabla de esmeralda: con tales palabras explica de la forma más bella/
así como que/ el recipiente alquímico tiene que ser ordenado y dis-
El Bosco, paneles
exteriores del
.Jardín de las
puesto_ Pues nosotros vemos/ o constatamos/ que el cielo entero/
y los elementos tienen la forma adorable de un ser esférico/ en cuyo
deliciaS»,
hacia1510
centro o en su esencia el calor del fuego subterráneo es eminentemente fuerte y poderoso/ y que eleva a los aires la más sutil materia
de los elementos/ elevándose a si misma de la misma manera.»
(Conrad Horlacher, Kern und Stern [Núcleo y astro], Francfort, 1707)
<<Esto se produce en el hornillo de at anor de los filósofos/ y se
encierra en una prisión permanente y perpetua/ de forma totalmente
transparente/ clara y límpida como el cristal y redonda como la
esfera celeste.( ... ) Pero este tu cielo ti ene que ser preservado por
tres baluartes y muros (hornillo de atanor triple)/ de forma que no
tenga más que una entrada/ muy bien vigilada: pues la ciudad celeste
será siti ada por los enemigos terrestres.» (Anónimo, Nodus Sophicus
Enodatus, 1639)
«Es menester que la vasija tenga forma redonda, para que el
artista pueda transformar el firmamento y el cráneO.>> (Theatrum
chemicum, 1622)
<<La preparación de la piedra (filosofal) se hace según el modelo
de la creación del mundo, pues son precisos su caos y su materia
primera, en la que los elementos se mezclan y oscilan de un lado al
otro hasta que el espíritu ígneo los separe. Una vez ocurrido eso, lo
que es sutil será llevado a lo alto, y lo que es grosero se precipitará
al fondO. >> (J. d'Espagnet, La obra hermética [Das Geheime Werk],
Núremberg, 1730)
11 2
EL OPUS MACNUM: Génesis en la retorta
EL OPUS MACNUM: Genesis en la retorta
113
Génesis
en la retorta
Génesis
en la retorta
1) El emblema del
lapis sobre la luna
en creciente.
Hay que someter
dos veces el oro
ordinario (el león)
al proceso de puri·
ficación por el anti·
monio(ellobo),
para librarlo de
sus impure~as.
El dragón es el
mercurio filosofal
(Mercurio).
La serie de figuras a continuación está·tomada de los <Eiementa
chemicae; de J.C Barchusen, profesor de química en Leiden. Las hizo
grabar a partir de un viejo manuscrito «para solaz particular de los
adeptos de la alquimia». Barchusen pensaba que estos grabados
ilustraban la fabricación de la piedra filosofal mejor que todo lo que
habia visto hasta entonces, no solamente por hacerlo de forma más
ordenada, sino también porque describía mejor sus atributos.
Para alcanzar ellapis, el alquimista tenía que elegir uno de dos
caminos: uno corto y «seco», en el que tenía lugar la disolución de
la materia bajo el efecto del calor exterior y con la contribución de un
«fuego interior», y otro camino, mucho más largo, que sólo llegaba a
2) El alquim ista
procurándose la
ayuda divina antes
de poner manos a
la obra.
su fin mediante numerosas destilaciones. Es este último camino el
que se ilustra aquí.
El papel principal lo desempeña Mercurio, el mercurio filosofal;
pero no se trata del metal de ese nombre, sino de una substancia
3} El caos
misteriosa de origen desconocido.
4) El escudo del
lapis
De esta substancia se extrae el espíritu mat erial, el legendario
azogue, que en calidad de agente del opus, emprende el vuelo en
S) Los cuatro
elementos
forma de paloma. Al igual que las palomas soltadas por Noé para
saber si se habían retirado las aguas, su vuelo no cesa hasta la
J.C. Barchusen,
Elementa chemicae,
Leiden, 1718
obtención definitiva dellapis.
En esta serie de ilustraciones y en otras semejantes, la paloma
emprende el vuelo y se posa veintisiete veces, correspondiendo
al vuelo de las veintisiete alondras en el mito de William Blake, portadoras de las ideas convencionales. No es sino el vigesimoséptimo
vuelo el que trae la iluminación y la irrupción del pensamiento a
partir de los estrechos limites del recipiente. Se aniquila cuando se
ha consumado ellapis.
Los comentarios que acompañan a las ilustraciones se refieren
a las explicaciones que da el propio Barchusen.
Él mismo confiesa no haber sido jamás testigo de una transmutación, y no cesa de insistir en que todo lo que dice no es más que pura
especulación.
114
EL OPUS MACNUM: Génesis en la retorta
EL OPUS MACNUM:
Génesis en la retorta
115
Génesis
Génesis
en la retorta
en la retorta
6) las dos gamuzas
representan el
espíritu y el alma,
que se unen el
mercurio filosofal.
1 o) El contacto
7) l os seis planetas
encarnan los metales emparentados
con Mercurio,
aquí en forma de
paja ro . El cofre.
cerrado significa
que el camino al
mercurio superficial está oculto.
11) Es menester qut-
de la luna y el sol
confiere a Mercurio la propiedad de
·fecundar la tierra.
el azufre y el mercurio se desprendan mediante el
fuego de la materia
que los contiene.
La purificación
del mercu rio
filosofal por la
sublimación.
12)
8) Los círculos
interiores representan los cuatro
elementos de los
que se compone la
substancia básica
de los siete metales (las estrellas
fijas).
13) El mercurio
filosofal combinado una vez más
con el azufre, para
dar lugar a un
fluido homogéneo.
J.C. Barchusen,
Elcmenta chemicac,
g) El azufre (sol) y
el mercurio (luna)
corresponden a los
principios masculino y femenino.
Leiden, 1718
J. C. Barchusen,
Elementa chemicae,
Leiden, 1718
116
EL OPUS MACNUM:
Génesis en la retorta
EL OPUS M.ACNUM:
Génesis en la retorta
117
Génesis
en la retorta
Génesis
en la retorta
14) El oro (león) es
purificado por su
incorporación al
antimonio ( lobo) .
18) El mercurio
filosofal se com·
pone d e elementos
volátiles salidos
15) Y la transmuta·
ción se opera por
la disolu ció11 e n el
azufre filosofa l.
(Azog ue} y de
element os sólidos
derivados del
azufre (latona). El
pájaro representa
el espi ritu mercurial que alienta la
obra .
del mercurio
16) Hornillo de
atanor
17) la retorta en la
que el azuf re se
combina con el
19}-21) la corrup·
ción (putrefactio),
estado en el que
los cuatro elemen·
tos se disocian y el
alma abandona el
cuerpo . El pájaro
volando hacia el
suelo indica que el
residuo corporal
debe ser repetida·
mente rociado con
el producto de la
destilación.
mercurio.
J. C. Barchuscn,
Elemenra chemicae.
Leiden, 1718
J. C. Barchusen,
Elementa chemicae,
Leiden. 1718
118
EL OPUS MACNUM: Génesis en la retorta
EL OPUS MACNUM: Génesis en la retorta
119
Génesis
en la retorta
Génesis
en la retorta
26)- 27) l a materia
negra (sapo) se
hace blanca
cuando se rocía
con azogue (pa·
loma); un f uerte
calor le obliga a
segregar todos
los elementos
húmedos .
22)-23) Lo negro
de la putrefacción
(nigredo) se purif ica con el azogue,
espíritu viviente
ext ra ido del
mercurio.
2 4)-25) La putrefacción (nigredo)
abre el cami no a la
u nió n (conjunctio)
y a la fecundación .
Es la clave de la
transmutación. La
estrella indica que
la materia se repliega en si misma,
portando en su
seno el germen de
los siete metales.
28)- 29) los
elementos se
reesuucturan
bajo el efecto
del calor.
J. C. Barchusen,
Elemenra chemicae,
Leiden, 1718
J. C. Barchusen,
Elcmenta chemicae,
Leiden, 1718
120
EL OPUS MAGNUM: Génesis en la retorta
E L OPUS MAGNUM: Génesis en la r etorta
121
Génesis
en la retorta
Génesis
en la retorta
30}-33) La extracción repetida de la
34)- 36) Ellapis
adquiere su natura leza ígnea en la
sépt ima d~tila­
ción.
esencia mercurial
mediante la destilación y su precipitación en forma
de rocio provocan
la reestructuración
de los elementos
en el matraz.
37) La aparición
de Apolo y Luna
anuncia que es
inminente la transmutación de la
piedra.
J_ e Barchusen,
Elementa chemicac.
J. e Barchusen,
Elemenra chemicae,
Leiden, 1718
Leiden, 1718
122
EL OPUS MACNUM :
Génesis en la retorta
:LOPUS MACNUM: Génesis en la retorta
123
Génesis
en la retorta
Génesis
en la retorta
42)-45) En la
décima destilaci ón
38)-41) El e lemento húmedo se
eleva. seg uido del
aire. en la nove na
destilación del
mercurio fi losofal.
y
su consiguiente
humectación se
produce un des·
doblamicmto de los
elementos.
J. C. Barchusen,
Elemenra chemicae,
Leiden, 1718
La naturaleza ígnC!a
dellapis se deposita en el fondo del
matraz. Así el agua
se evapora, dando
lugar a la forma·
ción de nubes.
J. C. Barchusen,
Elementa chemicac,
Leiden, 1718
124
EL OPUS MACNUM: Génesis en la retorta
EL OPUS MACNUM: Génesis en la retorta
125
Génesis
Génesis
en la retorta
en la retorta
50)-53) Cuanto
46) La ultima su bli·
mación dellapis,
representado aquí
como un pelícano,
pájaro que con su
propia sangre
(tintura) vuelve a
la vida a sus níjos
muertos (los meta·
les vulgares).
más transparente
y sutil es ellapis,
cuanta más consistencia tiene. mayor
es su f uerza de
penetración, más
vivos son s us colo·
res. Para íntensífí·
car esas cualída·
des, se producen
otras sublimado·
nes: ella pis será
fecundado por el
mercurio filosofal
(la serpiente) tan·
tas veces como sea
47) la fijación defi·
nitiva (fixatio) del
lapis, en forma de
fénix que emerge
de las een izas..
48)- 49) Los ele·
mentos han sido
reunidos, y el opus
consumado.
necesario, «hasta
que la serpiente se
devore la cola» y se
produzca la disolu·
ción de la pied ra.
J. C. Barchusen,
Elementa chemicae,
Leiden, 1718
J. C. Barchusen,
Elementa chemicae,
Leiden, 1718
126
EL OPUS MACNUM: Génesis en la retorta
EL OPUS MACNUM: Génesis en la retorta
127
Génesis
Génesis
en la retorta
e n la retorta
la disolución del
la pis (54 ) y las repetidas dest ilaciones o subli mado·
nes (55) con las
hu midificacio nes
consiguientes
(56) produ ce n su
solidificación (57).
Se vierte nueva·
mente el Az09ue
y se aumenta la
temp eratura
(58-60), pues el
alma tiene que
transpirar hasta la
e vaporación (61).
J. C. Barchusen,
Elementa chemicae,
J.C. Barchuscn,
Elemenra chemicae,
Leiden, 1718
Leiden, 1718
128
EL OPus MACNUM: Genesis en la retorta
EL OPUS MACNUM: Génesis en la retorta
129
Génesis
en la retorta
Génesis
en la retorta
62)- 65) Ella pis
necesita una
cocción viva e
J. C. Barchusen,
66)-69) Se humidifica nuevamente
la masa, ya que
cuanto más se
destile, mayor
será la fuerza de
Elementa chemicae,
Leiden, 1718
penetración y
de tinción de la
inta nsa.
piedra.
J. C. Barchusen,
Elementa chemicae,
Leiden, 1718
130
EL OPUS MAGNUM:
Génesis en la retorta
E L OPUS MAGNUM:
Génesis en la retorta
131
Génesis
en la retorta
Génesis
en la retorta
70)-74) El suplicio
75)- 78) «Después
de un largo martirio y no menos sufrimientos. heme
del fuego. que
dura varios dias,
produce la maduración de In picdr~.
que se encamina
asi hacia su perfección y su rcsurrec·
aquí resucitado~
puro y sin tacha».
Alma y espíritu
han penetrado el
cuerpo de parte a
parte, el Padre y
el Hijo son Uno,
la caducidad y
la muerte ya no
tienen poder.
ción .
J. C.
Barchusen.
El~menta chemicae,
Leiden, 1718
J. C. Barchusen.
Elementa chcmicae,
Leiden, 1718
132
EL OPUS MACNUM: Génesis en la retorta
EL OPUS MACNUM: Génesis en la retorta
133
Génesis
Génesis
en la retorta
en la retorta
La hoz que Saturno
(arriba) tiene en la
mano representa el
aspecto restrictivo
de la vida. Es la
puerta de la
muerte (a la izquierda), por la
que de>be pasar la
materia bruta (tie·
rra, a la derecha) .
Pero el hecho de
que él, que simboliza el principio
sólido. tenga en la
mano el caduceo
de su adversario,
el volátil Mercurio,
indica que las opo·
siciones cooperan
mutuamente de
forma misteriosa.
Estas magníficas ilustraciones de siete matraces de cristal cerrados
«herméticamente» provienen del tratado «Splendor so lis» (El esplendor del sol) de Salomón Trismosin, alquimista alemán del siglo XV
cuya existencia no ha podido ser demostrada.
En el «Aureum vellus» {Rorschach, 1598), narra sus viajes a países
lejanos, en los que descubre <<Obras de cábala y de magia» y el
<<tesoro de los egipcios», que no es otro que las <<tres extraordinarias
tinturas de los grandes reyes paganos>>.
El camino que describe en el «Splendor solis>> para llegar a la
obtención de la piedra filosofal es tan poco original como el relato de
su vida. Se trata de una de las numerosas compilaciones que se ofrecían entonces a la venta, y que bebían en un repertorio limitado de
leyendas, máximas y doctrinas alquimistas. Goethe hablaba en este
contexto de un monótono sonar de campanas, que incita más a la
locura que a la reflexión.
Pero lo que ha dado celebridad a este tratado son las ilustraciones. de las que existen varias versiones. La más antigua, datada
Mercurio atiza el
fuego en el matraz
en el que se en·
cuentra el dragón
de la materia
prima. dándole
alas que evocan la
vaporización. La
sangre de la que
se nutre el dragón
es el espíritu uní·
versal, el alma de
todas las cosas.
en 1535, proviene del taller de iluminación de libros de Nikolaus
Glockendon, en Núremberg.
Los matraces que se ven en las páginas siguientes se refieren
vagamente a los pasajes de la obra de Trismosin referentes al reino
del fuego en el opus, que se orientan por el curso del sol a lo largo
del zodíaco. <<Si el sol atraviesa Aries, marca el primer grado» {calor
débil); si pasa por el signo de Leo, la temperatura asciende al cénit,
y en Sagitario se hace moderada.
S. Trismosin,
Sp/endor solis,
Las ilustraciones combinan las siete fases del opus con los
motivos astrológicos, y éstos a su vez con las representaciones de
Londres, s. XVI
los soberanos de los planetas y los hijos de aquéllos.
Se creía entonces que la vida terrestre era el reflejo o la sombra
del orden celeste. No había destino, rango ni oficio que no estuviera
sometido a la influencia de un determinado regente planetario.
En la escuela de Dure ro se trabajaba en la elaboración de reglas a las
que estaba sometido el canon medieval de los hijos de los planetas.
Nuestro dragón está muNto; con sangre se le hace revivir.
134
EL OPUS MACNUM: Génesis en la retorta
EL OPUS MACNUM: Génesis en la retorta
135
Génesis
Génesis
en la retorta
en la retorta
Después de la
privación satur·
nina, viene la a bundancia y el opti·
mismo de Júpiter.
Sus hijos ocupan
un alto ra ngo en la
jerarqu ía social.
Bajo sus aus picios
se produce la fase
del crecimiento
(multiplicatio) e n
el opus. La lucha
de los pájaros,
que porta n los tres
co lores del o pus,
indica que la masa
en ebullició n
con t e n id a e n e l
matraz pasa por un
estado t ransitorio.
La materia ha sido
sublimada tres
veces y se halla e n
estado gaseoso,
como lo mucstr~ el
número de cabe zas
del pájaro. Ma rte.
el d ios d e la guerra, interviene. Sus
atributos, la es pada y las lanzas d e
los guerreros, simbolizan el fuego,
ahora atizado para
reg enerar el elixir,
condensand o la
materia y sepa·
rando lo puro de
lo impuro.
S. Trismosin,
Splendor so lis,
Londres, s. XVI
S. Trismosin~
Splendor solis,
Londres, s. XVI
Los cuerpos disueltos se reintegran al es píritu verdade ro.
136
EL OPUS MA«NUM: Gé nesis e n la re t orta
EL OPUS MACNUM: Génesis en la retorta
137
Génesis
en la retorta
Génesis
en la retorta
El sol reina en el
signo de Leo, al
que, según la ins-
La aparición de
Venus en el firmamento anuncia los
placeres de los
sentidos; un prodigioso juego de colores, que Basilius
Valentius llama
cola de pavo.
Semejante al arco
iris, la cola de pavo
anuncia, según
este autor~ • la inminente transición
de lo húm edo a
lo seco». (Philosophischer Hauptsch lüssel) [Clave
f ilosófica mayor] ,
Leipzig, 1718
cripción que acom-
paña a este grabado, le será dada
a comer la materia.
Las alas verdes
del monstruo en
la versión original
de Glockcndon
corroboran la tesis
de Hartlaub (C.F.
Hartlaub, Signa
Hermetis, en
«Zeitschrift des
D<>utsche n Vereins
f ür KunstwissQn ~
schaft>> [Revista de
la Asociación alemana de historia
del arte) , Berlín 4,
1937), según la
S. Trismosin,
Splendor solis,
Londres, s. XVI
cual se trataría d e
una evocación del
sulfato de hierro,
producto extremadamente cáustico
conocido como
caparrosa, vitriolo
o uleón.. verde. El
sol se encuentra
en la fase del opus
llamada •digest ión».
S. Trismosin,
Sp/endor so/is,
Londres, s. XVI
Dad a nuestro dragón viviente el león feroz, para que lo devore.
138
EL OPUS MAGNUM:
Génesis en la retorta
La consumación está próxima.
EL OPUS MAGNUM:
Génesis en la retorta
139
Génesis
en la retorta
Génesis
e n la ret orta
El carro de M ercu·
rio va tirado por
dos gallos. El canto
del ga llo an uncia la
aurora . Tambi6n la
virgen sin tacha,
que encarna la fase
d e albor(albedo),
p roclama la buena
nueva. Aunque se
encuentra bajo e l
dominio de la noche y de la luna,
lleva en su seno al
hijo del sol. Lama·
teria, dice Pernety
en su •Dictionnaire
mytho -herméti ·
que> (1758), ha
alcanzado ta l grado
de solid ificación,
qu~ el fuego nada
puede sobre ella.
Luna, que reina
sobre lo húmedo,
d a a luz al rey in·
maculado, con su
túnica de púrpura,
la tintura roja que
cura todos los m a·
l ~s. · Aquí cesa la
pena d el ob rero>>.
Se ha alcanzado un
estado que anula
los avat ares del
tiempo. Los demo·
nes de las esferas
planetarias ya no
tienen poder.
5.
S. Trismosin,
Splendor solis,
Londres, s. XVI
Trismos;n~
Splendor solis,
Londres, s. XVI
140
El hij o ha nacido, es más grande que yo.
La muerte est á abolid a y nuestro hij o reina con la obra de roj o.
EL OPUS MACNUM: Génesis en la r etorta
E L O PUS MACNUM: Gén esis e n l a r etorta
1 41
La purificación
La purificación
A es la chimenea
para que salga el
humo y e la cámara de combustión del horno. La
parte B está divi dida en una zona
superior, donde se
hace la destilación, y en otra inferior que sirve de
• balnea•, de baño
Maria para los matraces. Hay ade-
Esquema del cosmos en forma de
horno, según el
célebre poema
alquímico de
Thomas Norton
•Ordinal of Al ·
chemy> (1477) en:
<Theatrum Chemi-
más una marmit<:a
El fuego repre senta los infier-
cum Britannicum),
una antología de
Elias Ashmole
(Londres, 1652)
de hierro para ca lcinar los metales.
Des el zócalo o
base inferior.
nos; el abismo, el
caos. El mal es el
desecho, la ceniza.
O.J. Faber, Die he//scheinende Sonne,
(El sol resplandeciente), Núrem berg, 1705
142
Thomas Norton,
Tractatus cl¡ymicus,
Francfort, 1616
EL OPUS MAGNUM: la purificación
ELOPUSMAGNUM: la purificación
143
La purificación
La purificación
• Has de saber, hijo mío, que ha cambiado
el curso de la natural<!za, de modo que( ... )
podrás ver, sin inquietarte demasiado.
evadirse los espíritus( ... ) en el aire; se con-
El rey Duenech
(nombre críptico
del vitriolo verde
de los alquimistas,
dcns&~rán
la materia en
en forma de bestias mon~truos0l5
o de hombres que vuelan de un lado para
el otro, como las nubes• (R. Llull, Compendium en Bibliotheca chemica curiosa,
tomo 1, Ginebra, 1702)
bruto) en un «bal·
neum», recipiente
calentado como
un homo en el que
toma un «baño
de vapor- para
librarse de la
«bilis negra•. de la
•basura saturnal•.
El proceso dura
«h asta que se cuar·
tea la piel y toma
• Los filósofos han llamado evapores• a
este •espíritu• y esta calma • ( ...)y al igual
que lo húmedo y lo seco están en el hombre. nuestra obra no es otra cosa que
vapor y agua.• (Turba Philosophorum.
trad. Jul ius Ruska, Berlín, 1931)
un color rojizo».
Michael Maier,
Atalanta fugiens,
Oppenheim, 1618
Arribil: Aurora
cottSurgens,
comienzos del
s.XVI
«Tomar un baño de vapor con Satumo»,
equivalía a decir que el paso por este
mundo, vall e de lágrimas, era un proceso
de purificación que conducía a la superación, po r parto de la naturaleza humana,
dol ·hombre viejo•.
Stolcius von
Stolccnbcrg,
Viridarium
chymicum,
Fr.Jncfort, 1624
144
EL OPUS MACNUM : l a purificación
Wil/íam Blake, Deilth Door, en: Cates of
Paradise (Lil puerta de la muerte en: Las
puertas del paraíso), 1793
llL OPUS MACNUM: la purificación
145
La purif icación
La purificación
«Como en un
horno el fue<Jo
calienta la materia
y extrae lo mejor
de ella, el espíritu,
la vida( ..•) lo eleva
a las alturas, hasta
la parte más alta
d el yelmo; allí
se adhiere y fin al·
mente vuelve a
d escender( ..•), así
hará también Dios
el día del Juicio
Fi nal, separará los
justos de los pecadores por medio
del fuego. Los
cristianos y los
justos volarán al
cielo y permanecerán allí eterna·
mente; los imp íos
y malvados, serán
el cald o de cu ltivo
y el fermento del
infierno.•
(Martín Lutero.
Tischreden)
Theatrum Chemicum Britannicum,
Londres, 1652
W. 8/ake,
L3stludgement
(El Juicio Final),
1808
•Cuando la imaginación, las artes y las
ciencias y todos los dones del Espíritu
Santo se consideran vanos y a los hombres
sólo les queda compet ir entre ellos, entonces comenzará el Juicio Fi nal.• Así intro·
d uce Blake su exhaustivo comentario a la
lluGtración del mismo nomb re, en la que
<1cGcribe los caracteres que la pueblan.
EL OPUS MACNUM: la p uñficación
CL OPUS MAGNUM : La p uñficación
«Si el observador con la ayuda de la imaginación pudiera penetrar en todos estos
detalles, acercándose a ellos con el carro
de fuego del extremo recogimiento( ... ),
se levantaría de su tumba y encontraría al
Salvador en los aires, y conocería la fel ici·
d ad.,. (Willi am Blake, A V1sion of the Last
Judgcmcnt, 1810)
147
La caída
La caída
de Adán
de Adán
El Padre, airado
porta caída; mien tras los ángeles
d<!l mal son arrojados del paraíso, el
Salvador conduce
suavemente a
nuestros primeros
padres fuera del
Edén, pasando por
la comitiva de ángeles g uardianes
sollozantes. Satán
despi.,rta ahora al
pecado, la muerte
y el infierno, para
festejar con e llos
el nacimiento de la
guerra y la miseria.
Mientras tanto,
el león avizora el
buey, el tig re el
caball o, buitre y
ág uila se disputan
el cordero.»
(Inscripción al
reverso del
grabado, 1807)
La revu elta celeste del soberbio Lucifer, su posterior expulsión a los
abismos sombríos y la ca ida de Adán que entraña, forman el punto
de partida de la filosofía hermética. El caos «primaterial» de los elementos nace de esta doble catástrofe cósmica, material inicial de la
obra. Al artista se le presenta la tarea sobrehumana de devolver este
••siniestro terrón», mediante la sublimación perfecta, a su estado
original y paradisíaco: <<Es evidente que la t ierra que Dios creó en sus
comienzos era perfecta y sin tacha, equiparable a la naturaleza y a la
virtud de la piedra f ilosofal ( ... }. Cuando el hombre cayó, Dios montó
en cólera y maldij o la tierra roja (Adán viene del hebreo adamah,
que quiere decir <tierra roja>. Se veía ahí una alusión al color rojo
del lapis}, destruyó sus proporciones naturales, transformó la homogeneidad en heterogeneidad y, por trastoca miento de los elementos, confi rió a la materia esa grosera confusión que le es propia y
cu ya consecuencia son la corrupción y la muerte.>> (Julius Sperber, en:
Deutsches Theatrum Chemicum 11, Núremberg, 1730}.
Según Jacob Boehme, la soberbi a de Lucifer suscit ó en Dios el
fueg o de la ira en la naturaleza exterior, y «el inf inito amor que se
manifestaba en la chispa de la vida, pasó a ser( ... } el aguijón de la
muerte; del barro hizo el duro trabajo de la piedra, una morada de
W. 8/ake,
miseria». (Boehme, Aurora)
La caíd a de Adán t rajo consigo que el hombre fuera arrancado
The F~/1 of Man
(La caída del
hombre}, 1807
de la unidad original interior y arrojado al mundo exterior de los contrarios. Según las enseñanzas cabalísticas, esgrimidas por Paracelso y
Boehme, el Adán prim itivo era andrógino, «hombre y mujer al mismo
tiempo( ... } de raza pura. Podía parir virginalmente a voluntad, su
cuerpo podía atravesar árboles y piedras. Hubiera podido encontrar
el sublime lapis philosophorum más fácilmente que una simple
piedra». (Boehme, Vom dreyfachen Leben [De la t riple vida]}
El aspecto femenino, inherente a la esencia de Adán antes de
que se le retirara de él en el sueño, era su ce leste esposa Sophia
(Sabiduría}. Blake la llama «emanación» (irradiación energética y
es pi ritual}.
Una vez que Adán, en su caída, «Se imagina>> estar en el mundo
exterior y tru eca su cuerpo astral de luz por la •<larva>> carna l, su
EL OPUS MACNUM:
La caída de Adán
EL O PUS MACNUM :
la caída de Adán
La caída
de Adán
La caída
de Adán
Impulsado por su
sobe rbia, Lucifer
se eleva en los
aires, pero Miguel
y Uriello arrojan
al fuego (4) del
abismo.
compañera y matriz le abandona. Desde entonces lleva una existencia sombría e irreal, es un espectro (en su aspecto masculino).
El alto grado de abstracción del edificio ideológico de Jacob
Boehme y su lenguaje visionario inspiraron a Dionysos A. Freher,
teósofo de Núremberg domiciliado en Londres, una serie de ilustraciones que Blake se atreve a comparar con las composiciones de
Miguel Angel. Los emblemas representados aquí, que ilustran la
caída de Lucifer y la de Ad án, forman parte de los «Hieroglyphica
sacra (or Divine Emblems)» que se encuentran en el apéndice a los
cuatro tomos de la edici ón inglesa de Boehme, editados en 1764
por William Law.
Los siete númt>ros
representados
aquí son los siete
espíritus-fuentes
de Dios. Según
Jacob Boehme,
encaman las siete
cualidades de cada
cosa y los siet e
age ntes activos
en todo proceso
natural. Freher
muestra su divi·
sión, al estilo de
una célula, en una
zona sombría de
ira y en otra zona
La situa ción
ini cial muestra la
residencia de la
Santísima Tri nidad
rodeada del fuego
de las legiones
celestes. Dichas
leg iones están
subdivididas e n
jerarquías; e l ar·
cá ngel San Miguel
(M) y el arcángel
Uriel (U), tie ne n
allí su luga r. La
t e rcera, arriba.
está vacia: su
poseedor, el rcp re·
se nta nte de Jesu·
cristo, es culpable
de alta traición.
150
de amor luminoso.
El cuarto espíritu,
el fuego, es el
punto álgido y
axial de esta d ivisión.
EL OPUS MACNUM :
La ca ida de Adán
EL OIÍus MACNUM:
La caída de Adán
151
La caída
de Adán
La caída
de Adán
cEI que pisa la ser-
El signo de la
reintegración O,
conocido en la Ind ia bajo el nombre
d e shri yant ra,
simboliza la C01l1·
pleta compenetració n d e los sexos.
Para los discipulos
de Boehme, era
«el símbolo de
Cri sto», que. como
segundo Adán, le
restituye a éste
su androginidad
coriginal•.
piente• se entro·
niza en ia tercera
j erarquía, vacante
después de la
caída de Adán . Él,
que encarna el
poder curativo de
1(1 serpiente de
Moisés, la autén·
tica tintura, ha
desposeído d e su
pod er a la astut a
serpient e: las
puertas del Paraí-
so están nueva·
m ente abiertas,
y, según el grado
de perfección al ·
canzado en esta
vida, las almas que
llegan allí encuen·
tran obstáculos
más o menos 9 ran-
«Por eso Cristo se
hizo hombre en e l
elemento femc·
ni no y reconduce
el c remento m asculino a la matriz
sacra». (Boehmc,
Mysterium mag num)
des ~n su travesía.
En el centro se
eleva, como un
rayo d e iluminación, el resplan·
dor, el •schrack»
salnitrico, la se·
creta sa l ígnea de
los alquimist as
Esta cualidad le
permitía descender a los infiernos,
romper las puer·
tas, vencer la
muerte, ascender
a las alturas y
cumplir la profe·
da : «El que ab re
brecha. subirá
d elante de ellos.»
(Miqucas 2, 13)
152
EL OPUS MACNUM: La caída d e Adán
EL OPUS MACNUM: La caída de Adán
153
La caída
La caída
de Adán
de Adán
Con su rebelión,
lucifer había llevado su nueva resi dencia a un caos
tal, que Díos hizo
de ella el mundo
vísíble en seís d ías.
Pero este mundo,
por su estado p rovisorio y limitado
en el tiempo, tiene
pocos atractivos
para l ucifer, que
lo abandona. Fue
entonces creado
Adán como nuevo
ministro_. como
«compendio de
todo el universo».
Los siete espíritus
se manifiestan
como siete poten-
Ad án, creado en
estado de pureza
y perfección, se
encuentra en la
intersección del
mundo divino de
los ángeles con el
mundo sombrío
del fuego. Tres ent idades lo pretenden: 1) Sophia (S),
que se encuentra
sobre él, su compañera de juventud; 2) Satán (S),
que está debajo de
él, Y3) el Espíritu
de este mundo, representado aquí
por las influencias
siderales. Para
obligarlo a toma r
una decisión, es
objeto detentación ante el árbol
del bíen y del mal.
cias planetarias#
que forman •la
rueda del miedo
de la naturaleza
exteriorn.
las dos S, Sophia
y Satán, son las
dos serpientes
opuestas del caduceo de M ercurio,
extremos que hay
que int<!grar.
154
EL OPUS MACNUM: La caída de Adán
EL OPUS MACNUM: La caída de Adán
155
La caída
La caída
de Adán
de Adán
«El pobre Adán ha
caído finalmente,
ha perdido todo
lo que era bueno
y deseable. Yace
como muerto en
Jesús, que es el
nombre dado a
la gracia. lo ha reconfortado de tal
manera, que se
puedetener<ln
pie, la base de un
triáng ulo de fuego
t:, (su alma). Sobre
él, el símbolo del
Salvador, sobre
la base de un 'V
triángulo acuoso.
Cuando estos dos
triángulos se su·
perponen dando
lugar a la*· que
es •el símbolo ma·
yor de todo el universo», a-ntonces
se consuma la obra
de la reencarna·
ción y la reintegración con Sophia.
la tierra, en los
limites extremos
del Espíritu de
esto mundo.» So·
phia lo ha abando·
nado, ya que él
le ha sido infiel .
•Está totalmente
desolado y más
parece estar bajo
tierra que domi·
narla. Todas las
estrellas ejercen
su influencia sobre
él ». Así ora su es·
t<ldo después de la
in fracción, antes
de percibir la pa l;~­
bra de la gracia di·
vina: •la simiente
de la mujer pisará
la cabeza de la
serpieme».
156
EL OPUS MAGNUM:
la caída de Adán
EL OPUS MAGNUM:
la caída de Adán
157
El caos
El caos
Ilustración tomada
del «Libro de
Urizen•. representando el sombrío
escenario de
la creación del
mundo: los ele·
mentos femeninos
se separan a partir
de la cabeza del
demiurgo como
si se tratara de una
placenta. • Bajo
dolores punzantes, la vida se precipita hacia el
abismo como una
catarata( ...). El
hondo vacío ag lu·
tina la linfa en los
nervios( ... ), qued ando al final un
t rombo red ondo
d e sang re que
pende en el
abismo( ...) y que
se ramifica en
raíces, fibras de
sangre, de leche y
de lág rimas( ...).•
El caos compuesto
de calor, humedad, frío helado,
oscuridad y
sequedad.
• Externamente es
el En-Soph judio,
amalgamado con
la noche de Orfeo:
¡Oh noche, negra
nodriza de C'Stre·e
llas de oro! De
estas tinieblas han
salido t odas las
cosas del mundo,
su f uente y su
matriz.• (Thomas
Vaughan, alias
lreneo Philalethes,
Magia ad amica,
Londres, 1650)
«Como no tiene
nombre, se le
llama hylé, mate·
ria, caos, posib ilid ad o suscept ibili·
dad de ser, o lo
que sirve de fun·
damemo de algo,
u otra.s muchas
cosas( ...)•.
(Nicoliis de Cusa,
Compendium, ed.
Hamburgo, 1970)
W. 8/alce, The Book
of Urizen (El libro·
de Urizen), Lambeth, 1794
Coenders van
Helpen, Escalier
des sages, 1689
158
EL OPUS M ACN UM: El caos
(L OPUS MACNUM: El caos
159
El caos
El caos
Tras la caída del
hombre, la muerte
y el pecado, centinelas del infierno
escoltan al tentador hasta la t ierra.
• abriendo para él
un ancho camino
( ...)a través de los
tenebrosos abismos ( ...)• (John
Milt on, Paradíse
Lost. 1667/74)
John Martín,
Al borde del caos,
1825
El cosmos dei • Paraiso perdido•:
Después de la caída. Satán se <:>ncu(>ntra
con una le9ión de án9eles caídos. en un
la9o í9neo en l~s profundidades d el caos.
Poco después, se levanta allí un palacio
formidable y suntuoso se9ún el modelo
del Panteón 9rie90, el Pandemonio. En
un extraordinario contubernio, se decide
El • mund o nuevo» creado por Dios pende
como una esfera cerrada en si misma sobre
el mundo de tini(>bl<ls, en el que reinan
• el caos y la anti9ua noche». En la zona
más baja, custodiada por una gran puerta,
se encuentra el infierno. Un espacioso
camino a través del caos conduce desde el
infierno al mundo nuevo, como una escala
de Jacob negativa.
que Satán debe examinar a fond o la
especie de que ha sido creado un nuevo
mundo con una nueva generación da
criaturas.
John Martín, Los ángeles caídos entrando en
el Pandemonio», s. XIX
Homer B. Sprague, La cosrnogrqfia de
Mi/con, Boscon, 1889
160
E L OPUS M ACNUM: El caos
EL OPUS MACNUM: El caos
1 61
El caos
El caos
Durante un viaje de c~tudios a Sicilia, en
1638, el P. Kircher presenció una catastrófica erupción volcánica. En el viaje de
vuelta, pasando por Nápoles. hizo que lo
llevaran al cráter del Vesubio para comprobar si existía una comunicación subterránea con el Etna. «Lo que alli vi era horroroso. El tremendo cráter estaba iluminado
por el fuego, y de él se elevaba un insoportable olor a azufre y alquitrán. Parecía que
Kircher había llegado a las riberas del in·
fierno, a la morada de los demonios malignos( ...). En la madrugada siguiente, des-
162
EL OPUS MACNUM : El caos
cendió, colgado de una soga, por el interior del cráter hasta una gran roca, desde
donde podia ver toda la fragua subterránea( ... ). Este imponente espectáculo le
confirmó la opinión de que el interior de
la tierra estaba lleno de magma. En consecuencia, a partir de entonces consideró
los volcanes como válvulas de escape
del fuego subterráneo.» (K. Brischar,
P. At hanasius Kircher, 1877)
Athanasius Kirc!Jer,
Amsterdam, 1682
•Me imagino la tierra con su aura vaporosa
como la eterna aspiración y espiración de
un magno ser viviente» (Goethe, cConver·
sociones con Eckennann• [Gesprache mit
Eckermann), 1827). Goethe se sitúa así en
In tradición hermético-platónica, según la
cual los planetas son e ntes con caracteris·
tlcas similares al cuerpo, animados como
Mundus subcerreaneus,
EL OPUS MACNUM: El caos
éste por un sistema arterial de canales de
lava subterráneos, un sistema en el que el
agua del ma r llega a las montañas a través
de grandes depósitos subterráneos, para
fluir finalmente por el cauce de los rlos.
Arila11asius Kircher,
1682
Amsterd~m.
Mundus subtcrrcMevs,
El caos
El caos
l( ircher muestra
aqui la cocción de
los metales en la
matriz terrestre.
Aunque no creia
en la transmutación por métodos
quimicos, hizo
suya la teoría de
Paracelso de que
todas las cosas
en la N aturaleza
provienen de un
germen universa l,
el•chaos
sulphureosale
mercurialis».
El sol y la luna
como f uentes de
toda vida sobre y
bajo la tierra. En
las entran as de la
madre tierra se
gesta la perfecta
maduración de
los metales. ulas
minas o vetas de
metal son comparabies a una matriz:
los filósofos tomanen su luga r un
matraz( ...) que
llaman su huevo.•
(J.J . Secher, Chymischer Ratseld euter [El adivino
quimico])
Athanasius Kircher,
Mundus subterreancus, Amstcrdam,
1682
J.l. Becher, Physica
subterr:mea, 1703
los mineros extraen de la tierra
la prima materia, el
lapis (pelicano ) en
estado bruto. Estos modelos de
menguada humanidad sirviero n de
modelo al cuento
de Blanca Nieves y
los Siete Enanitos
(el número siete
hace alusió n a los
metales que simbolizaban «las
siete energías
cósmic~s coagula·
das»).
Aurora consurgens,
principios del s. XVI
EL OPUS MACNUM : E l caos
EL OPUS MACNUM : El caos
165
El caos
El caos
La •bnijula de los
sabios• entre los
polos mag néticos
del opus, simboli·
zados aquí por los
dos pilares masónicos del templo
de Salomón.
Joahin, el príncipe
masculino, fuego
superior (Aesch} y
el aire inferior;
Boaz, principio
femenino, agua
superior (Mayim)
y la tierra inferior.
Todos juntos en gendran ella pis,
que integra 1a ene9 ía superior (los
plant>tas) y la inferior. Los materiales q ue componen
el opusson:
tártaro, azufre,
amoniaco. vitrio1o,
nitrato, alumbre,
y en el centro, el
antimonio, elemento básico del
que se d ice que
es el mayor veneno y el remedio
más eficaz. Su
emblema es el
globo imperial.
Der CompaB der
Weisen (La brújula
de los sabios),
Ketima Vere, Ber-
«El ciclo es fuente de toda vida/( ... ) pues
dispersa por los ai res su simiente sutil/ por
efecto de sus rayos ígneos/ que se mezcla
con la simiente del aire/ y cae en el agua;
el agua/ fecundada por igual por los gérmenes del cielo y del agua/ desciende a la
tierrM juntamen-te con la simiente propia;
la tierra, al igual que una madre/ concibe
166
EL OPUS MACNUM : E l
caos
lín, 1782
las tres simientes/ y mezcla la suya con
ellas, haciendo un ungüento singu lar/
y lo alberga todo en su seno. Así surge el
bálsamo un iversa l, el mercurio del mundo
( ... ). • (J. de Monte Raphaim, 1727)
Manuscrito alem<in, s. XVIII
EL OPUS MAc:;NUM: El caos
167
El caos
El caos
la materia tosca
y caótica. esta he-
Alegoría del caos
de los elementos
y de la necesidad
de armoni2arios.
En el texto se lee
rencia de Satanás
y de la caída de
Adán, se representa aquí como
una bestia con
cuernos y corona,
de la que se dice
en el Apocalipsis;
•(Estaba) como
herida de muerte,
pero su llaga mor·
ta l fue curada.
Toda la tierra se guía ad mirada de
la bestia( ... ). (Ap.
13, 3). Su exa lta ·
ción (elevación)
pasa por las fases
conocidas del
opus, representado en forma de
pájaro en el matraz
del centro. la
estrella de seis
puntas, símbolo
d e la consuma-
que e.s preciso
prestar atención a
la «temperantia•~
a la mesura. para
que ninguno de
los elementos del
opus t enga preponderancia, lo
cual conduci ría al
desorden repre·
sentado en esta
ilustración .
Para L<!nnep, los
tres píes del ser
q ue se ve aquí aluden al trípode o
trébede sobre en
el que se pone al
fuego el matraz.
(J. van lennep,
Alchimie, Bruselas,
lgBsJ
ción, está orien-
tada a Mercurio.
que es el principio
y el fin.
Aurora consurgens,
finales del s. XIV
S. M ichelspacher,
Cabala. Augsburgo,
1616
168
ELOPUS MACNUM : El caos
ELOPUS MACNUM: El caos
169
El caos
La noche
saturnal
Una acumulación
de escenas y personajes figurando
el caos, como se
lo imaginaba probablemente el
paganismo. En al
extremo inferior
se ve a1siniestro
demiurgo (Cronos)
que mora en el
centro de la tierra
circundado por
O u roboras, serpiente de la eternidad. Más arriba,
a la derecha,
Eneph, el Egipcio
(8). El huevo que
tiene en la boca
simboliza el verbo
creador. A su lado
se encuentra
Saturno con la hoz
(C). Pan (0) es el
Todo, o t ambién el
fuego espagírico,
que d isgrega la
«masa caótica)).
Los cuatro niños
en la caverna (H)
representan los
cuatro element os,
y L el espíritu de
Dios por encima
de las t inieblas.
M es la palabra
hebrea berechith,
que quiere decir
c<a( PrincipiO)>.
t~Te
digo que yo soy la cosa misma. si bien tú no puedes tocarme. En
111í está el germen de los animales, de las hierbas y de los minerales.>>
(Diálogo entre Saturno y un químico, Francfort, 1706)
Al principio, Cronos-Saturno reinaba glorioso sobre la Edad de
Oro de la eterna juventud. Pero después de ser destronado por su
hijo Júpiter y, como se dice en la !liada, <<confinado
bajo la tierra>>, se encuentra en un estado deplorable:
encarna la muerte con su hoz en la mano, así como el
aspecto destructor del tiempo. En el o pus figura como
símbolo inicial de la «puerta de las tinieblas>>, por la
que debe pasar la materia «para renacer, regenerada,
en la luz del Paraíso>> (lreneo Philalethes, Ripley Revived, Londres, 1677). Se le atribuye el estrato inferior,
vil y grosero, el poso del edificio del mundo: piedras,
tierra y plomo (antimonio). Boehme lo llama <<el
regente frío, rígido, duro y severo» (Aurora) que creó
el esqueleto material del mundo. La influencia de su planeta era responsable de toda suerte de desgracias y calamidades. Para los neoplatónicos, sin embargo, tenía la <<forma noble de un panteón filosófico>> (I<Iibansky, Panofsky, Saxl, Saturn und Melancholie [«Saturno y
la melancolía>>], Francfort, 1992). Según Plotino (205-270) simboliza
el espíritu puro. Agrippa de Nettesheim (1486-1535) lo menciona
como «un gran señor, sabio y cauto, autor de la contemplación interior>> y también como «defensor y desvelador de misterios>> (De
occulta philosophia, 1510). Fue promovido a patrón de los alquimistas, a figura central con la que se identificaban.
De Hooghe, Hieroglypilica oder
Denkbilder der
alten Vi:ilker (•úeroglíficos o Símbolos
de los Antiguos»),
Amsterd~m, 1744
170
D. Stolcius von
Stolcenberg,
Víridarium
cilymiwm,
Francfort, 1624
EL OPUS MACNUM: El caos
La in$Cripción
sobre este motivo
destinado a la meditación exhorta al
autoconocimiento
saturnal. «Explora
el interior de la
tierra. Mediante
la rectificación
{purificación me·
diante destilaciones repetidas),
descubrirás la
piedra oculta.»
El número de sublimaciones, siete,
- Biake habla de
los siete hornos
del alma- corres ·
ponde a Saturno
como séptimo
planeta del sistema cosmoló9ico.
EL OPUS MACNUM: la noche saturnal
171
La noche
sat urnal
la noche
saturnal
• Toma el lobo gris,
el hijo de Saturno
( ... ).y dale en
pasto el cuerpo
del rey. Cuando lo
haya devorado,
haz un gran fuego
y arroja el lobo
encima, de forma
que se queme por
completo. De esa
forma, el rey oeró
redimido.•
(Basilius Valen·
Ved, el oro está
ocu lto en Saturno
( ... ) Asl también el
hombre. después
de la caída, se
oculta en un a
efigie de si mismo,
tosca, amorfa,
bestial. como
muerta( ... ). Es
como la piedra
bruta en Saturno
(... ). su cu erpo es
un cadáverfétido,
pues vive envene·
nado.• (Jacob
Bochme. De
signatura rcrum)
tinu~. Las doce
llaves)
Michacl Maier.
Atalam a fugions,
Oppenheim, 1618
uAqui está el más
virulento de los
venenos (... ). los
bienes del mundo
y un dios terrenal
que tiene en la
mano el derecho
espiritual y te m·
poral, y el mundo
entero.•
Para la purifica ·
cióndel oro
(el rey), oe hacia
un a aleación de
las impurezas del
antimonio, que
se añadían a la
fundición. Como
el antimonio atrae
y consume lo im·
puro, se le llamaba
uimándelos
sabio~·. • lobo de
los metales• y
también •baño
del roy•.
Isaac Hollancfus,
Mano de /os
Filósofos, 1667,
ed. Viena, 1746
D. Stolcius von
Sto/ccnberg,
Viridarium
chymic:um,
Francfort, 1624
0 L OPUS MAGNUM:
172
EL OPU S MAGNUM:
La noche sat urnal
La noche saturnal
173
La noche
Lo noche
saturnal
sat urnal
Espíritu y alma
abandonan el
cuerpo envejecido
que, representado
por el cuervo,
penetra en el esta·
dio do negritud
(nigrcdo), y en el
de putrefacci ón.
ola piedra que
Saturno devora
en lugar de su hijo
Jup iter. para devolverla después,
ha sido colocada
en el monte Hcli con para memoria
de l hombre.»
.cuando llegan d e
nu evo, esplendo·
rosos, co nsum~n
con él la unión per·
f ecta: de esa triada nacerá Apolo,
nu estro elegido.»
D. Stolcius von
Stolcenberg,
Viridarium
chymicum,
Francfort, 1624
174
Seg ún el mito griego, Cronos-Sa turn o
emasculó a su padre Urano con una hoz y
reinó después sobre la Edad de Oro. Pero
como le habían profetizado que uno de sus
hijos lo destronaría, los devoró uno a uno
cuando nacían . Su mujer, Rhea, le ocultó
el tercer hijo, Jupiter, y le dio a comer una
piedra, que devolvió en seguida junto con
los otros hijos devorados, después de que
Júpiter mezclara sal y mostaza en su vino.
está ocu lta como piensan los principial1tes,
en el oro saturnal, sino en la fase negra
de la putrefacción, que se encuentra al comienzo del opus y está regida por Saturno.
Es evidente, dice Michael Maier, que la
piedra es de naturaleza química. Pero no
Michael Maier, Atalanta fugiens,
Oppenheim, 1618
EL OPUS MACNUM: la noche saturnal
uMi espíritu quiera
(me comprende
bien) elevarse con
ol alma a las altu·
ras. Para que nin·
gún otro pueda
volar, se cierra la
tumba como es
debido( ...). Al
cabo de catorce
días, me parezco
al cuervo.»
Maier establece asimismo un contexto
genealógico, ya que Saturno es el abuelo
de Apolo, que encarna el sol, es decir, el
oro.
D. Stolcius von
Srolcenberg,
Viridarium
chymicum,
Francfort, 1624
EL OPUS MACNUM: la noche saturnal
175
La noche
saturnal
Lo noche
coturnal
Trismosin informa
de un ángel {nombre dado a la fracdónde mercurio
sublimado de la
materia) que ayuda
a ounhombre
neqrocomoun
moro• a salir de
~~Ovidio
narr¿J el
caso de un sabio
anciano que quería
rejuvenecer. Para
ello era necesario
hacerlo pedazos y
cocerlos completamente, pero no
demasiado. Entonces los miembros
volverían a juntarse y a recuperar
el vigor juveniL•
(S. Trismos in)
una -sucia viscosi·
dad• (el sedimento podrido en
la retorta), lo viste
de p(orpura y lo
eleva consigo a los
ciclos. Se t rata
una metáfora para
il ustrar la salida
momenrinea del
espiritu y del alma
del cuerpo •mediante una cocción
moderada•. para
re integra rse nuevamcnte a él con
nueva consistencia
por la «fuerza del
Espíritu•.
La palo ma es el
espíritu {el desti ·
lado) que vuelve a
junta rse con lo que
queda d el cuerpo
d es pués de la
putrefacción.
«Cuando Satu rno
es bautizado con
sus propias aguas,
el cuervo negro
se echa a volar.•
(B. Gutwasser,
1]28)
S. Trismositl,
Splendorsolis,
Londres. s. XVI
S. Trismosin,
Splendor solis,
Londres, s. XVI
EL OPUS MAGNUM: l a noch e saturnal
IIL OPUS MAGNUM: l a noche saturnal
177
La noche
saturnal
El martirio
de los metales
• la gran ob ra filosófica no es más
que un proceso
de disolución y
solidificación:
disolución del
cuerpo y solidificación del espíritu.»
(J. d' Espag net.
Das geheime Werl<.
Núrembe rg, 1730 )
El notario parisino
Nicolas Flamel
descubrió, en 1357,
un libro misterioso
de hojas de cuero
grabadas con
figuras jeroglifi·
cas . cuyo desciframiento por un
docto judío permi·
t ió a Flamellas
más logradas
Saturno. cuyo
nombre es para
Fulcanelli el anagrama do <natu ·
res•. es el príncipe
corporal. la raíz del
opus. Lleva el f ruto
de oro. poro «el
artífice de este
niño os M ercurio».
(Jacob Boehme.
De signatura
rorum)
transmutaciones.
Seqún la interpretación de Eleazar.
se prepara el dra·
gón a partir del vitrio lo filosófico;
representa la via
seca, lo mismo que
Saturno -Antimonio representa
la vi a húmeda.
Combinándose
con Mercurio,
ambos conducen a
la fijación d e éste.
J. C. von Vaander-
beeg, Manuductio
Hermerico-Philo·
sophia. Hof. 1739
Abraham Eleazar.
Opus chymicum
anriquum. Leipzig.
1760
178
EL OPUS MACNUM: l a noche saturnal
EL OPUS MACNUM : El martirio de los metales
17g
El martirio
de los metales
El mart irio
de los me tale s
• Sépase que hay
tres calcinacion<>S:
dos de ellas co·
rrcsponden al
cuerpo, y la ter·
cera al espíritu. La
primera consiste
en desposeer la
materia de su humedad fria (el
cuerpo lunar). En la
segunda, se le despoja (por el cuerpo
sol3r) de su mate·
rialidad (/o
calcáreo)•. La t ercera es • la extrae·
ción de la quintae ·
sencia a part ir de
los elementos• (las
cuacro flores en la
recort.'l).
• Hay que calcinar fuertement e los met ales
hasta reducir4os a una ceniza clara y pura
( .•.)Y tú, pecador, piensa que t e será necesario sufrir alguna muerte si quieres ser
como la roja piedra dorada y ascender a
los cielos de la luz.• (Buch der Heiligen
Dreifaltigkeit (Ubro de la Santísima Trinidad], comienzos del s. XV)
ula calcinación e~ el pa~o a una especie de
ceniza blanca o tierra o cal blanca con la
ayuda del espíritu de nuestro magisterio;
se opera por nuestro fuego, es decir, con el
agua de nuestro Mercurio.•
(Rosariu m philosop horum, 1550, Weinheim, 1992)
•No se puede transmut ar una cosa en otra
d e diferente naturaleza si antes no ha sido
reducida a ceniza, cal o t ierra.• (Anónimo,
Nodo 5ophico Enodato, 1639)
En el fondo d e la tumba, en la ceniza
residual, se encuentra la diadema del rey .•
(livre d'Arthépius, Bibl. des Philosophcs
chimiques, París, 1741)
Aurora consuryens,
comienzos del s. XV
A urora consurgens, s. XVI
rt <Or aladO y fabuloso representa el CO·
miQnzo de la pulverización, la •renovación
!11 0 -.ofal». La espada y la flecha ilustran la
ltotorvención destructiva del fueg o interior
180
EL OPUS MACNUM: El martir io d e lo s metales
y exterior. La materia muerta es vivificada
en la retorta por •aqua permanons•
(M ercurio) y destilada doce veces.
RL O PUS M ACNUM : El martirio d e los metales
El martirio
de los metales
El martirio
de los met ales
En su represent a·
ción del pecado
original de Adán
(el oro) y Eva (la
p lat a), e l autor re·
cuerda que fue la
lujuria la que dio a
El «Li bro de la
Santísima Tri ni·
dad • (141S-151 g)
atribuido al monj e
franciscano Ul·
mannus, es u no de
los testimonios
más antiguos y
relevantes d e un
pensamiento que
combina la repre·
sent ación del pro·
c~o químico con
la mística e iconograf ía cristianas.
Esta obra. aún hoy
di a e n gran parte
enigmát ica, no es
homogénea, si no
hecha de estrat os
múlt iples: • Hay en
ella un arte consu·
mado, que com •
bina lo natu ral con
lo sobrenatural, lo
humano con lo di·
vino.• El laberinto
de correlaciones
y de analogías,
que Ulmannus
los met~les el estado de imp ureza.
La lanza simb oliza
la purificación por
el fuego. La horca
evoca el martirio
del hierro (Marte);
el cobre (Venus)
es decapit ado;
Sat urno sufre el
suplicio d e la
r ueda (• la rueda
d e la angust ia• de
Boehme). El ánfora
de cinc jupiteri na
contien e la «biel
satu rnal• , y los da·
dos mcrcuriales
alud en al j uego d e
los soldados bajo
la cruz.
El Libro de la
Santísima Trinidad,
traza con un su·
comienzos del s. XV
gestivo lenguaje
cifrado, muestra
una sorprendente
semejanza con e l
sistema de Jacob
Bo ehme.
1
•¡ . ,_
1!
111
G
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,.,r. ~~\e:dtJ·ilt{-.r'~-:'1~ "U J;:,ti!1~·,.. 'f"·f!.\t ·
-: 1
Elübrodela
Sanrísima Trinidad,
comienzos del s. XV
EL OPUS M ACNUM: El m artirio d e los metale s
llL OPus MACNUM: El marti rio de los metales
El martirio
de los metales
El martirio
de los metales
El alquimista
griego Zósimo
(s. IV) menciona
una tran~fonna­
ción de los cuer·
pos en es pi ritos
pu ros mediant e el
descuartizamiento
ritual. Se habla
aqul de miembros
•!i:lcale el alma
y vuélvesela de
lluevo, pues la
ruina y la destrucción de una cosa
e~ el engendramiento de la otra.
Es decír: se le
quita el fluido desintegrador y se
mezcla con su
fluido natural,
que será su perfección y su vida.•
(Aurora consurg ens, según trad .
del s. XVI)
cortados <ttan
b lancos como la
sal•. (Los filósofos
herméticos dicen
que la sal en la
ceniza calcinada es
la clave del éxito.)
Pero la cabeza es
de oro. El cruel
ejecutor de rostro
11cgro tiene en la
mano derecha la
espacia de do ble
filo, fig urando los
dos fuegos, "Y en
la izquierda una
hoja donde esta
escrito: te he
matado para que
reboses de vida
( ...). Esconderé tu
cabeza para que
no te vea el mun·
do(... )».
Aurora consurgcns.
comienzos del
s.XVI
S. Trismosin,
Splendor solis,
Londres, s. XVI
EL OPUS MACNUM : El martirio de los metales
llL OPUS M ACNUM: El martiri o de los metales
185
El martirio
de los metales
El martirio
d e los metales
Michael Maier
observa que si se
saca al rey de la
mar roja (el agua
mercurial), hay
que procurar que
no pierda su co·
rona, ya que las
piedras preciosas
que lleva engasta·
das tienen pode·
res curativos. Hay
que meterlo en
seguida en un
b~ño de vapor
para que pierda el
agua tragada, y
después hay que
casarlo para que
engendre un
v~stago real.
Una parábo la
ilustrada repre·
sentando la • pre·
paración de los
fluidos destructi·
vos• (putrefacción,
Satumo)y la
• renovación por e l
fluido esencial•
(el agua mercu·
rial): •los antiguos
vieron (... ) un
vapor acuoso que
subía de la tierra
para regar todo e l
suelo» (1 Gén. 2,6)
y los monstruos
del mar( ... ) y la
t ierra q ue se vo lvió
fét ida en las t ini e·
bias, y vieron bajar
al rey de la tierra y
oyeron que decia:
quien me salve( ... )
reinará en mi
pureza sobre mi
trono real ( ... ).
Al día siguiente
vieron algo se me·
jantc al lucero del
alba elevándose
por encima del rey
y vieron la luz del
d ía( ... ) Sobre su
cabeza había tres
coronas preciosas
de hierro, plat o y
o ro( ... )• .
Micf>oef Maier,
Atal.t nra fugicns,
Oppcnheim, 1618
•El rey q ue nada en la mar. grita a pleno
pulmón: el que me salve será magnifica·
mente recompensado.,.
¡SOCORRO!
¡SOCORRO!
5. Trismosin.
Splendor sofis,
Londres, s. XVI
W. 8/ake, The Gares
of Paradise, 1793
186
El OPUS MAGNUM: El mart irio de los metales
El OPUS MAGNUI\I: El martirio de los met ales
La
rc:ourrccción
La
• Prepara al principio la maravillosa agua de vida, purifica la
y pon la a buen recaudo. Pero no creas que esta agua pura
y limpia no es el claro fluido de Baco (ospiriru del vino).•
resurrección
La preparación de
la fosa .
f 1hijo y los criados
plclon ~l ,·cy qu~?
lou ció pocl~?r sobre
0 11ol no (oro:
ruego, en latin; or :
tm~grl.lma de or..
oro en francés y
lut en hebreo).
•• Padre e hijo caen
en la fosa por un
proceso de arte»
(QUADR. = los cuatro elementos).
El hijo (Azogue)
mata a su padre
El hijo intenta huir,
pero lo impide un
tercer personaje
salido de los dos
prim~?ros (;;v'es el
alambique).
y recoge su
sangre.
Janus ucinius,
Proriosa Margarit<J,
Venecia, 1546;
Leipzig, 1714
188
Janus Lacinius,
Pretiosa Marg;¡rita,
Leipzig, 1714
EL OPU S MACNUM: l a resurrección
EL O PUS MAC NUM: la resurrección
189
La
La
resurrección
resurrección
En la fosa «Ocurre
la p utrefacción
en la ceniza o en
un baño muy
calienten
(QUA: aqu a).
Después de la
disolución, la
materia se cuece
hasta ponerse ne9 ra, se humedece
con el «agua de
vida» (aqua vitae)
y se cuece nuevamente hasta b lan·
quearla. Un ángel
llega y arroja los
huesos (la sal) en
la t ierra blanca,
que hay q ue cocer.
Después de
enfría rse, se ve e l
resultado de la
putrefacción.
(LAS: anag rama
de sal.)
...os sie rvO$ piden
Los huesos son
retirados de la
fosa.
Los ángeles traen,
uno a uno, los
huesos hasta la
fijación total de la
t ierra, que t oma
entonces un color
roj o rubí. (Ro vieM
del lat. <ROS>:
rocío; la t. <Rosa>:
la rosa, nombre
eufemístico de
tártaro.)
Janw; Lacinius,
Preciosa Margarita,
Janus Lacinius,
Pretiosa Margarita,
Leipzig, 1714
Leipzig, 1714
190
a Dios que les
devuelva el rey.
EL ÜPUS MAc;NUM: La resurrección
llL OPUS MAc;NuM: La resurrección
191
la
Los etapas de la Gran Obra: regicidio, putrefacción y resurrección, se
la
resurrección
ncuentran de nuevo en los grados superiores de la Francmasonería.
En sus ceremonias se celebra el ritual de la muerte del legendario
resurrección
El rey es ahora
de naturaleza
espiritual.
constructor del templo de Salomón, Hiram Abif.
Hiram fue asesinado con los tres utensilios de la masonería, la
rog la, la escuadra y el martillo, por tres compañeros que querían
sacarle la palabra maestra; Hiram fue enterrado en un túmulo en el
que los asesinos plantaron una rama de acacia para reconocerlo.
Como la antigua palabra maestra estaba definitivamente perdida
(ol parecer era <<Jehová: el fuego central») la gente se conformó con
«mackbenach» o <<mach-benak». grito que dio uno de los que descubrieron el cadáver en putrefacción.
Esta nueva palabra maestra se interpreta de diferentes maneras :
cela carne se separa de los huesos», «Vive en el hijo», «hijo de la putrefocc;ó n», «Un masón ha sido asesinado» o <<mach: putrefacción,
Y tiene el poder
de convertí r en
reyes¡~
benach: aparente>>.
sus siervos .
El sentido del ritual es la unión de cada nuevo maestro con Hiram
El hijo falta. Se ha
hecho uno con e 1
Padre.
y la perpetuación hasta el infinito del ciclo tradicional de muerte y
nacimiento.
La muerte y resurrección de otro tipo de masón es tema de la
En esta fas€' de
la proyección, el
la pis pulverizado
tiene la función
de enzima que se
añade a la fusión
de los mr;>talcs
vulgares.
obra críptica de Joyce. El masón se llama Ti m Finnegan, a veces
ccFinnagain ( ...) ofthe Stuttering Hand», un «freemen's mason», que
encuentra la muerte al caer de un andamio y es llevado a la tumba.
Los invitados al alegre funeral asisten a su resurrección en el momento mismo en que el sonoro descorchar de una botella de whisky
lo devuelve a la vida. El whisky es el elixir,>>la wise keyn, la clave de
la obra: la palabra perdida de Hiram Abif y el miembro perdido de
Osiris. Descubrir este miembro significa reunir nuevamente el
principio y el f in de este libro que «niega el fin» {fi n negans), consu-
Janus Lacinius,
Prefiosa Margarita,
Leipzig, 1714
mar el Ouroboros. El miembro es una sílaba que se encuentra bajo
los huesos traídos por los ángeles (d. págs. 512- 513).
Los alquimistas «poseían todavía un segundo tártaro( ...): e l <tártaro secreto de
los adeptos>, quo a causa de ciertas propiedades comunes con el alcohol, y para
enmascararlas. se le llamaba también tártaro. Su forma química es conocida, pero
los latroquimistas, mediante numerosas
cohibiciones y extracciones lo han intr;>nsi ·
192
EL OPUS MACNUM : La resurrección
ficado y modificado progresivamente,
añadiéndole ácidos y sales minerales para
mantener su menstrua mincralis. gracias a
la cual son capaces, no sólo de dí solver los
met ales, sino de licuar! os ( ... )•. (Aiexander
von Bernus, Alchemic und Heilkunst (Al·
quimia y medicina], NO:~rembcrg, 1969)
EL OPUS MACNUM: La resurrección
193
Lo
La
resurrecci ón
resurrección
La logia en la
Los paneles como
recepción del
maestro:
este evocan, en el
lenguaje de los
Rosa-Cruz, «en un
sentido mistico
A: colocación del
venerable Gran
Maestro, en el
Oriente
8: altar con biblia
y martillo
general, la putre1acción que hacia
que las particulas
m~s intimas del
cuerpo se disolvieran. liberando el
fuego oculto en
el• . (Signatstern.
St uttgart, 1866)
T
G: la antigua
palabra maestra
sobre el féretro
V
El .. pavimen to de
mosaico)> con las
ba ldosas blancas
y negras se remite
a la bipolaridad
de la existencia te·
rrc11~: la quimera
de luz y tinieb las,
agente y pacient e,
form~ y mate>ria.
Conduce a lo
más santo con el
Nerno fuego
espiritual de
Jehová, un fuego
que ningún mortal
p uede ver.
K: lágrimas verti·
das en la muerte
deHiram
LM: túmulo con la
rama de acacia
0: puest os de los
N
N
principales o ficia·
les de la logia
X: los novicios,
al Occidente
Represe ntación
ceremonial, lla·
mada «tapiz•,
tiene su origen en
los dibujos simbólicos trazados con
tiza y carboncillo
en el suelo de los
albergues en los
que se reunian las
primeras logias
masónicas.
Panel del tercer
grado (Maestro),
lnglarerra, hacia
1780
L'ordre des Francs·
Ma~ons trahi ... ,
Amstcrdam, 1745
p
194
EL OPUS MACNUM: la resurrección
X
lUo
Q
EL OPUS MACNUM: la resurrección
195
La
La
resurrección
resurrección
«Nuestra ciencia
La (tf erm entacióm,
química se parece.
en el conjunto de
sus operaciones, a
un campesino que
prepara el terreno
y siembra el
grano•.
de los metales:
u
insensato, no
revive si no muere
( ... ).Se siembra en
vileza y se levanta
en g loria( ... ). Se
siembra cuerpo
animal y se levanta
cuerpo espiritual.•
(1 . Cor. 15, 36-44)
Tanto el alquimista
como el agricultor
deben observar
exactament~ las
estaciones, si
quiere n obtener
buenas cosechas.
D. Stolcius von
Stolcenbcrg,
Viriclarium
chymicum.
Francfort, 1624
Michael Maier,
Atalant·a Cugiens,
Oppenheim, 1618
Lo cruz y el cua·
drado del sepu lcro
forman el símbolo
de la sal tartárico '>'.
del ácido tártrica,
cuyo espíritu
• sublima todos los
metales (.-)•
(Basilius Valentius).
Las cruces en se·
gundo término~
indican la fermenta·
ción del mercurio
con su propio azufre. Asi se llega al
fin 0 . •nuestro
La alquimia es la
((agricultura cel~stc u. Se añaden
a la materia, como
fermento, el oro
(Sol) y la plata
(luna), para su
propagación. Si
siembras estas dos
cosas tan conoci·
das en nuestra
tierra, verás esta
llama viva dar sus
frutOS».
D. Stolcius von
Stolcenberg,
Viridarium
chymicum,
Francfort, 1624
196
lo que tú siem·
bra~~
oron.
D. Stolcius von
St olcenberg,
Viridarium
chymicum,
Francfort, 1624
EL OPUS MACNUM: La resurrección
EL 0PU5 MACNUM: La resurrección
197
Lo
La
resurrección
resurrección
Sol y Lu na forma n
t odavía c(una dua·
lidacl», situados
uno aliado de la
o tra en el féretro
vítreo ele la retorta
(¡ Blancanievesl).
Resucitarán después de la putre facción y «de dos
cosas harán una>)
(rebis).
El «sombrío f uego
tangible» del sol
negro segre>ga el
alma y e>l espíritu
del cuerpo en
putrefacción.
«Debes saber que
el cuervo es la
cabeza del Arte.
Si se decapita,
pierde la negrura
y adquiere el mas
inmacu lado de los
coloreS .>>
D. Stolcius von
Stolcenberg,
Viridiarium
chymiwm,
Francfort, 1624
D. Stolcius von
Stolcenberg,
Viridarium
chymicum,
Francfort, 1624
<<La putrefacción
es una maravillosa
fo rjadora>>, p ues
transmuta unos
elementos en
otros. «No dejara
de operar t ales
No p uede ha ber
resurrección s;n
la muerte por el
fuego (vela), pues
en la ceniza se encuentra la «sal de
la g lorificación»
(cruz y cubo: la sal
tartárica), que t rae
nueva vida (el
t ro nco de árbol en
flor). El pavo en la
torre de la iglesia
anuncia la fase del
policro mía.
t ransmutaciones
hasta que el cielo
y la tierra se fundan en una masa
vidriosa».
(A. l<irchweger,
Aurea cate na,
1791)
D. Stolcius von
Stolcenberg,
D. Stolcius von
Viridariam
Stolcenberg,
Viridarium
cilymicum,
Francfort, 1624
chymiwm,
Francfort, 1624
EL OPUS MAGNUM:
la resurrección
EL OPUS MAGNUM:
la resurrección
199
la
la
resurrección
resurrección
•• ¡Hombre desventur~do ! ¡Estás
condenado a
cobrar alient o en
este execrable
esqueleto!•
Urizcn se ha escin·
d i do de la eterni ·
d ad y se in cuba
il sí mismo «en
un sueño petri fi cado». Es el
cuerpo del mundo.
..Eone5 y más eo·
nes pasan sobre é l
( ... ).En una horrorosa pesadill a, su
Pía Desideria.
Herrnan Hugo,
Amberes, 1624
poderoso espinazo
~e tuerce a merced
del viento, y de el
brotan dolo rosamente las costillas.
como la bóveda
de una caverna;
los huesos helaron
sus nervios de la
olegrla ( ...).>>
(W. Bial<e)
ccAsí como el cráneo del ho mb re
abarca y limita el
cerebro( ...). la
encl")ia saturnal
encierra, cont iene
y consume todo lo
material y t angib le.>> (J . Boehme,
AL~rora)
W. 8/ake, Ellibro
df! Urizen, Lambct/>,1794
200
EL OPUS MACNUM:
la resurrección
EL OPUS MACNUM:
la resurrección
201
Aurora
Aurora
En la figura de Los.
el profeta de la
imaginación, Blake
ha incluido la con·
cepción que tenia
Paracelso del
<cvolcán intcrion>
(Archeus). al que
lla ma «artífice y
a rtcsano de todas
las cosas •. Es ol
fuego secreto que
en el interior de la
Naturaleza trans·
forma el espíritu
divino en materia.
Urizen, señor
del sol material,
gozaba antes de
ete rna juventud
y encarnaba la
•confianza y la
certidumbre•,
pero, después d e
rcti rarse de la
eternidad, encarna
la duda destruc·
tora y la razón
calcu ladora.
Por opuestos que
sean Urizen y los
•en el mundo ute·
rino,.. en la ~temi·
dad eran gemelos
univitelinos . Bajo
tremendos do lo·
res, Urizen llegó a
desprende rse de
Los.
Sendivogius, disci·
pulo de Paracelso.
lo lla m~ ''so l con..
tral, corazón del
mundo>> («LOS» es
anagrama de So l).
El acto satánico
de Urizen, consis·
tente en separarse
de la eternidad en
la que estaba. lo
arroja al vacío, al
que debe darle
forma y contorno.
W. Blake,
El libro de Urizen.
Lambeth, 1794
W. BIJke, El libro
de Urizen, Lam·
beth, 1794
202
EL OPUS MACNUM:
Aurora
EL OPUS MACNUM: Aurora
203
Aurora
Aurora
Saturno reina sobre los signos zodiacales
de Acuario y úpricornio. Sus hijos son
pobres y necesitados, campesinos unidos
a la tierra, eremitas solita rios, prisionNos
y criminales. pero tamb ié n los rep resen·
tantcs de las ciencias geo mé tricas y astro·
nó micas. • Los a nt ig uos conside raban a
Saturno no solame nte e ncarnació n del
2 04
EL OPUS M Ac;NUM: Aurora
t ie mpo que pasa, sino también de la prima
mat eria, d e todos los metales: conforme
a la natu raleza, en su reí no alquímico se
da la verd adera edad de o ro .• (Hcínrich
Kunrath, Vom hylealischen Chaos (De l caos
hilico»], Francfort, 1708}
El Rey Sol gobierna e l signo de Leo. En los
torneos y la lucha se man ifi est a la priori·
d ad dada a l cuerpo p or mis hijos. Mientras
Satu rno represe nta el estado inicial, inma·
d uro y tóxico de la mat e ria, e l So l muest ra
su madurez d e finit iva tras pasar po r las
siete esferas.
Para Julius Sperber, la circunferencia
(Saturno como p laneta más lejano) no es
otra cosa que la proyección hacia afuera
del centro (Sol}, y viceversa .
De Sphaera, manuscrito italiano, s. XV
De Sphaera, manuscrito italiano, s. XV
EL OPUS MAc;NUM: Aurora
205
Aurora
Aurora
El ~ol negro es e l
más exterior, cuyo
•fuego oscuro y
devorador• lleva
todo lo materi~l a
la putrefacción.
En el «Ubro de la
Santísima Trinidad•, se dice que
Adán, culpable d el
pecado original,
est~ hecho •del
fuego del sol negro•. En la alqui·
mia árabe, • el sol
negro o la sombra
del sol» simboliza
las impurezas d el
oro vulgar. que hay
que p urificar.
El sol interior
como símbolo del
lapis, del rojo león
alado, que •arre·
bata al hombre de
este valle de lágrimas, es decir, de
las tribulaciones
de la pobreza y de
la enfermedad.
para elevarlo entre
alabanzas y los
honores lejos de
las fétidas aguas
egipcias, que son
el pan cotidiano
del hombre mortal
( •.. )» (Nicolas
Flamel, Chymische
Wercke, ed.
l·lamburgo, ·tGB1)
S. Trismosin,
Splendor solis,
S. Trismosin,
Londres, s. XVI
Splc11dor solis;
Londres, s. XVI
206
EL OPUS MACNUM : Aurora
E L OPUS MACNUM: Aurora
207
Aurora
La primera parte de «Aurora consurgens» (La aurora despuntando) es
Aurora
un himno a la sabiduría (sophia} surcado de alusiones al Cantar de los
Cantares, tomadas en un sentido químico.
La ilustración superior en la página de la derecha representa a
«( ...) A~í es la au·
rora en el apogeo
de la fase de enro·
jecimíento: el fin
del reino de las ti·
nieblas y la expul ·
sión de la noche,
de esa noche de
invierno donde
quien anda incau ·
tamente por ella,
corre el r iesgo de
tropezar.»
Sophia como Aurora, como aurea hora, hora de oro, que significa el
fin de la noche de la ignorancia y de la putrefacción destructiva de la
materia. Aquí está amamantando a los filósofos con su «leche virginal>•, el agua mercurial. Tocada con la corona «hecha de rayos de las
doce estrellas luminosas••. lleva en el rostro el rojo definitivo y encarna así la «Sophia solar y celeste>>, mientras que el negro personaje
femen ino de abajo representa la Sophia lunar, prisionera de la materia. En el texto se la compara con la reina de Saba que, en el Cantar
de los Cantares, dice ser negra como las hijas de Kedar: «No hagáis
caso de mi negrura, el sol me ha bronceado asi>>. Para gritar desde lo
profundo de la materia: ••Los abismos han cubierto mi rostro y la tie rra está corrompida e impura en mis obras, pues la tinieblas estaban
por encima de ella, pues estoy hundida en el fango de las profundidades y mi substancia no ha sido t odavía manifest ada>>. (Trad. M .L.
von Franz, en: C.G. Jung, M ysterium Conjunctionis, Zúrich, 1957)
t• Dirigio:. a mi
desde el fondo de
vuestro corazón y
110 me rehuséis por
sor negra y oscu ra;
el sol me ha bro n·
ceado y los abis·
mos han tapado mi
Las vírgenes negras representan, según Fulcanelli, <<en el simbolismo hermético, la tierra virgen que el artista debe tomar como sujeto de su obra. Es la prima materia en su estado mineral, y proviene
de yacimientos de metal profundamente enterrados bajo las masas
de piedra». (Fulcanelli, Le Mystere des Cathédrales, París, 1g64}
En la gnosis y en la cabala, Sophia (cf. págs. 404 ss.} reúne los
rostro.•
caracteres de la desposada virginal y de madre engendradora, la
Sophia está sobre
la luna llena, cuyo
pigmento p latea·
do se ha oxidado
a lo largo del
tiempo.
Mater Materiae. La semilla que recibe, se dice en ••Aurora consurgens••. produce un triple fruto. Y ese fruto que lleva en su seno es el
caduceo tripartito, el Cristo-Mercurio, la serpiente curativa, el agua
benefactora que fluye por el Hades para vivificar los cuerpos muertos de los metales y redimir a su madre y esposa. Así comienza el
«blanqueo»: sus vestidos son ahora <<más blancos que la nieve••. y
dará a su esposo alas como las de la paloma para elevarse con él a los
cielos.
208
EL O PUS M ACNUM:
Aurora
Aurora consurgens,
finales del s. XIV
EL OPUS MACNUM:
Aurora
209
Aurora
Aurora
El fondo tcncbroso representa
In naturale~a pro·
funda y oculta de
Dios. Boehme tra·
duce libremente el
En-Sof cabalístico
(el infinito) por
•el insondable•.
la voluntad divina
se reconoce en el
espejo virginal de
Sophia, y •se ima·
gina a si misma
desde lo insondab le ( ...)y se p reiia
con la imaginación
de la sabidur ía( ...)
como una madre
que no criau
(cf. pág. 388).
Runge había concebido esta imagen como parte de
un ciclo destinado
a las cuatro fases
del día como •Cua ·
tro d imensiones
del espíritu creado• . la mañana seri(l «la iluminación
ilimitada del universo•; la tarde (el
sol n~ro que se ve
abajo), «la aniquilación ilimitada de
la existencia en los
origenes del uníverso>).
La luz está simboli·
zada por el lirio,
y los tres grupos
d e niños «están
relacionados con
la Trinidad».
«la aurora separa
el d ía de la noche/
y t\lnto uno como
la otra son visibles
en naturaleza e
intensidad: pues
El lirio y la aurora
anuncian el adveni miento del Espi·
ritu Santo. • El liri o
f lo rece en montes
y valles, en todos
los extremos de
la tierra .• (Jacob
Boehme, De signa·
tura rerum)
sin los contrarios,
nada se puede ma nifestar/ nada se
reflej a en el espejo
claro/ si su otra
cara no está oscura
( ... ).• (G. Gichtel)
Ph.O. Run9e,
Der kfeine Mo'9en,
Hambuf90, 1808
Jacob Boehme.
Theosophische
Wercke (Escritos
teosóficos),
Amsterdam, 1682
2 10
E L OPUS M ACNUM:
Aurora
EL OPUS MACNUM :
Aurora
2 11
Aurora
Aurora
«El olmo es un ojo
d e fuego, o un espejo de fuego en
el que Dios se ha
revelado(... ). El
alma es un fuego
voraz, y si no se l a
nutre, se convierte
en vol le t rist e y
hambriento.)>
Las tiniebl as
est;in ocultas en el
centro de la luz y
quien, en su soberbia, q uiere ponerse por encima
de Dios, como hizo
Lucif er, no conocerá más que l as
tiniebl as . Por eso,
lo mejor para el
alma es permanecer en un «rela·
jado» estado int c r·
medio, entre la
más alt a espirituali dad y la más p ro·
f unda humild ad .
.. Sabemos que es
el ojo de Dios el
que confiere v ida
al alma; su estado
primitivo est á ~n
el fuego y el fuego
es s u vida; pero si
por lavo Juntad y
la imaginación no
o bandona el fuego
por la luz pasando
por lo sombría
muerte que la lleva
a otro principio,
el del fuego -amor,
permanecerá en su
fuego original y
no conocerá más
que l a áspera ira,
e 1ele seo ardiente y
la consunción y el
hambre; y andará
erra nte por la eternid ad, que es la
eterna il ngusti a.»
Jacob Boehme,
Theosophische
Wercke, Amsterclam, 1682
Jacob Boehme,
Theosophische
Wercke, Amsterdam, 1682
2 12
EL OPUS MACNUM :
Aurora
EL OPUS MACNUM: Aurora
213
Aurora
Aurora
·· E~tc
El mundo sensib le
de los element os.
el tercer principio,
es fruto del mundo
de las tinieb las
como manifesta·
ción de la ira de
Dios Padre. y el
mundo de luz es el
principio d el Hijo,
• que encarna el
corazón y el amor
del Padre•.
mundo ~stá,
en la confusa vida
del tiempo, entre
la luz y las tinieblas, como un
espejo que refleja
a ambos.» Repre·
senta el tercer
p rincipio, y su
forma aes eterna
en la naturaleza d e
Dios, pero invisible e inmateria l».
El espíritu de Dios,
lo creó en la matriz
de la sabiduría
(Sophia), d onde se
recono ce ahora en
la luz divinal como
una criatura.
Hay que represen ·
tarse los dos
mundos como un
engra naje de dos
ruedas compuesto
ele tres cualidades,
la sa l, el azufre y
el mercurio, que se
manifiestan en el
somb rio princip io
básico como el
fuego agrio,
amargo y de la angustia. Porfrota·
ción se obtiene
u na chispa de
ellos, • el schrack»
o reacc:ión inicial.
Cuando penetra
en su madre, • la
acrit ud» se con·
vierte en fuente
del segundo principio luminoso.
del • amor insondable•.
Y así
como est e mundo
tern¡¡rio se repro duce en fa divina
Trinidad, «también
e f espíritu del
hombre cont iene
los tres principio s:
el reino d e Dios, el
reino de los infiernos y el reino d e
este mundo• .
Jacob Boehmc,
Dreyfaches Leben
(L.:l triple vida),
Amsterdam, 1682
Jacob Boehme,
Drey Principia
(Tres Principios),
Amsterdam, 1682
2 14
E L OPUS M ACNUM:
Aurora
EL OPUS MACNUM:
Aurora
2 15
Lu:t y tinieb las
u
Luz y t inie blas
1Ud11': la 5 CO$ tiS
En la intersección
de los mundo de la
luz y las t inieblas,
el ojo del ho mbre
y el ojo de Dios
cruzan su mirada y
se funden en una
• transparencia»
que se eleva en el
centro «como un
lmn s~ lldo ele la
o'lil l tlol fuego,
como un doblo
portou, en la luz
(ol bion) y la oscurld~d (el mal)_
..e¡ amor y la ira
están mutuamente
Imbricados en
toda criatura, y el
hombre t iene ambos centros en si.»
rayo•)
La trompeta y el
lil'io a ambos extremos de la aguja
del reloj marcan
el fin próximo del
mundo y el comienzo del reino
de l Espíritu Santo .
Los siete círculos
son cualidades d e
la naturaleza, los
dlas de la creación
y los espiri tus de
Dios. El alfabeto
en el interior de la
esfera indica • la
lengua revelada de
1 ~ naturale1:a ». que
nombra las cosas
((se nsualmente)),
• Todo hombre es
lib re y es como
dios de si mismo,
tiene el poder de
transformarse en
ira o en luz en esta
vída.••
Jacob 8oeilme,
Thoosophische
Wercke (Escritos
ceosóficos).
Amsterdam, 1682
es decir, por sus
cualidades intrínsecas. Se perdió
cuando Adán cayó
de la cifra 1, la
unidad d ivina.
Jacob Boehmc.
Tfleosopflische
Werke (Escritos
teosóficos). Am·
st'erdam, 1692
216
EL OPUS MACONUM: Luz y tinieblas
EL OPUS MACONUM: Luz y tinieblas
217
Luz y tinieblas
En el año 1600, a la edad de veinticinco años, el zapatero Jacob
Luz y tinieblas
Boehme es arrebatado, según el testimonio de su discípulo y biógrafo Abraham von Frankenberg, «por la iluminación divina(... ) y, en
un instante, a la vista de una vasija de estaño, de apariencia amena y
jovial, es transportado al interior profundo o centro de la naturaleza
secreta».
El propio Boehme aseguró que durante un cuarto de hora había
sobrepasado las puertas del infierno. <<Reconocí y vi los tres mundos
en mí( ... ), reconocí todo el ser en el bien y en el mal, cómo una cosa
deriva de la otra( ... ). Mi vista logró penetrar en el caos, en el que
todo está, pero no me fue posible ver su desarrollo.» Boehme comprobó que «todas las cosas se reducen al sí y al no>•, y que «no existen
dos cosas adyacentes, sino una sola( ... ). No hay más que estas dos
cosas, en confrontación permanente; el resto es nada, está quieto y
sin movimiento».
Sólo en la lucha constante de las siete cualidades naturales, en
el giro de la <<rueda del miedo>>, se manifiesta la Naturaleza.
<<Boehme fue el primero en concebir la vida del cosmos como una
lucha pasional, como un movimiento, un proceso, una génesis perpetua. Fue necesario ese conocimiento inmediato de la vida cósmica
para que Goethe pudiera escribir su <Fausto>, para que fueran
posibles los Darwin, los Marx, los Nietzsche.» (Nicolas Berdiaeff,
Unground and Freedom, 1958)
Al igual que su precursor, el pastor luterano Valentin Weigel
(1533-1588), Boehme sigue la tradición de la <<Óptica visionaria» que
abarca desde San Agustín y Boecio hasta Hugo de Saint-Victor
(1096-1141). Este último distingue tres planos ascendentes de la
visión:el ojo de la carne, el de la razón y el del arrobamiento místico.
Los dos ángeles de esta escena del
Apocalipsis simbolizan las fu,;,rzas h,;,rméticas fundamentales de la solución (solve: Mercurio) y de la coagulación
(coagula: azufre). J. Boehme las llama
•el si y ,;,1no de todas las cosas'•·
Jacob Boehme, el •Philosophus teutonicus», o •el Hans Sachs de la filosofía
alemana», ha sido objeto de admiración
exagerada por su influencia decisiva sobre
,;,1Romanticismo y las filosofías delldea-
liomo ~lcmán. Pero se ha olvidado su pro·
fundo enraizamiento en la ideología de la
cábala judía. que, «no sin razón, h~bian
observado sus adveroarios de los siglos
pasados, cosa que las obras recientes
sobre Boehme han contribuido a hacer
olvidar>>. {Gershom Scholem, Zur Kabbala
und íhrerSymbolik [De la Cábala y su simbólica], ed. Francfort, 1989)
Grabado en cobre, 1675, en: Jacob Boehme
und Corlitz, Ein Bildwerk, Corlitz, 1924
<<Con los ojos de la carne», asegura Boehme, no puede llegarse al
conocimiento, <<sino con los ojos con los que la vida se proyecta en
mí». Este ojo permite <<penetrar hasta el fondo de las cosas, por
encima y por debajo de la Naturaleza».
La inmensa influencia ejercida por Boehme en los más diversos
campos se manifiesta claramente en los encarnizados adversarios del
sistema materialista de Newton, como Goethe o Blake, a quienes
proporcionó los argumentos que inspiraron, en el caso de Newton,
los teoremas relativos a las leyes de gravitación y a la teoría de la
naturaleza de la luz. También se encuentra en la obra de Boehme,
218
EL OPUS MACNUM ;
Luz y tinieblas
EL OPUS MACNUM:
Luz y tinieblas
219
Luz y t inieblas
Luz y t inieblas
que se anticipa así a la de Kepl er, la int uición visionaria de la órbita
elíptica de los planetas, surgida de la polaridad de dos fuegos o cen tros.
Según Boehme,
los sabios de la Antigüedad nombraron a los planetas
por sus siete cuali·
dades naturales,
• pero ellos veían
n\ucho más lejos.
no solamente los
siete planetas,
sino también las
siete cualidades
en la eclosión de
todos los seres.
No exist e un ob·
jeto en la esencia
do todos los seres
q ue no posea siet e
cualidad es; pues
ellos f o mlan la
ruad~ del centro,
el o rigen del awfrc. on el q u<:!
M ercurio p repara
lo pócima d el tor-
Exposición de conjunto del sistema de Boehme
El círculo exterior es «el gran misterio del abismo (Abyss), pues el
ser divi no se engendra a sí mismo en las profundidades, reflejándose
en el espejo de la sabiduría (Sophia).» Esta autoprocreación de Dios
debida a su propia reflexión en la nada primitiva es el punto de partid a d e la t ríada dialéctica, el propio proceso de la creación.
El nombre de Dios, Adonaí (esfera superior), «indica la apertura
o movimient o espontáneo de la unidad insondable y eterna». Se
encuentran allí en potencia seis especi es de energía seminal. En la S
cent ral se esconde el misterio de la esencia andrógi na de Dios: la
letra S val e t anto para Sophia como para el Hijo (Sohn) virginal.
La aspi ración y espiración divina de las t res sílabas del Tetragamma, Je-ho-va, como eterna sucesión de sístoles y diástoles, de
solve et coagula, surge como cont rapunt o inicial, el principio aspirante del Padre vengador: el d el mundo de las t inieblas, que revela
tres aspecto s:
mento d~l mied o)).
Lo~ si~te cualida-
1) La fuerza centrípeta de atracción (Saturno), f uente de rigor,
dureza y frío
des i(nacen conjuntamente. imb ricadas unas en
las otras, ninguna
es la primera.
ninguna la última».
2) La fuerza de repulsión, de la «punzante amargura», llamada
también «aguijón de la sensibilidad». De ella surgen la movilidad
mercuri al y la vid a de los sentidos.
3) El antagonismo de atracción y repulsión (1 + 2) produce el
movimiento rotatorio <<tormento del miedo>>(Marte).
D.A . Freher, en:
Worksof
J. BC!hmM,
Law-Edirion, 176.4
4) El cuarto aspecto se obtiene porfrotamiento y rotaci ón: el
doble f uego de luz y de t inieblas, un resplandor, la reacción inicial
que Boehme llama «schrack>>. De éste nace el tercer principio, la
naturaleza bipolar y de cuatro elementos y la vida de todas las
criat uras. El segundo principio espiratorio del Hijo, que asciende en
un cl aro f uego espiritual, tiene los siguiente atribut os:
S) Luz o amor, espíritu verdadero (Venus)
6) Intensidad, frecuencia, timbre del sonido, la regocijada
exaltación de los cinco sentidos (Júpiter).
7) La cualidad de esencia l, el «magnum myst erium>> o la substancia del mundo sensible (Luna-Sophia).
220
EL OPUS MACNUM: Luz y t inieblas
EL OPUS MACNUM: Luz y tinieblas
221
Luz y tinieblas
·---------------~~--~~---- 1
!
La luz divina
ilumina todo por
i gu~l. si bien no
es asimilada del
mismo modo: el
tosco corazón de
a baj o la absorbe
como un agujero
negro; el de
arriba, más sutil.
1a asume y la proyecta .
Roberr Fludd,
Philosophia Sacra,
Francfort, 16:z6
«Dual es el aspecto de Dios. Una de sus cabezas es de luz, otra de
tinieblas; una es blanca, negra la otra; una está arriba, otra abajO>>,
proclama el Sefer ha-Zohar, el <<Libro del Esplendor». Escrito en
España en el siglo XIII, ejerció a partir del año 1500 una influencia
más allá de las comunidades judías.
Fludd llama a los dos aspectos de Dios, el aspecto luminoso y el
oscuro, su querer (vol untas) y su noquerer (noluntas). «Dios es
bueno, lo quiera o no, porque en Dios no hay maldad>>. Ni siquiera el
rigor y la ira de Dios constituyen un aspecto negativo. Fue Lucifer
quien, al prender la chispa de la discordia, lo convirtió en «un horrible aguijón de la muerte y un amargo veneno>>.
El sombrío caos primaterial (a la izquierda)
es el p rincipio centri peto en Dios, <<en el
que sus rayos se orientan a su propio cent ro». Pero en sus entrañas se oculta • la
piedra angular de luz». El principio de luz
creador y centrifugo (a la derecha) esta encarnado por Apolo . Este es el mismo que
222
EL OPUS MAGNUM: luz y tinieblas
EL OPUS MACNUM: Luz y tinieblas
su alter ego, Dioniso que lo descuartiza
siete veces en la noche y lo recompone
otras siete veces en el di a.
Roberr F/udd, Philosophi~ Moysaica,
Gouda, 1638
223
Luz y t inieblas
Luz y t inieblas
ull~vamos ~n
no-
sotros el centro de
la Naturaleza: si
hacemos de noso·
tros un ángel, se·
remos un ángel; si
hacemos de noso·
tros un demonio,
también lo sere·
mos: nos hacemos
constantemente
en la creación,
cultivamos nues-
t ro campos.»
(Jacob Boehme)
D.A. Frchtu, P~ra·
doxa Emblemata,
manuscrito, s. XVIII
Partidario del ideal revolucionario de li·
bertad y adversario de todo tut elaje moral
y político, Blake redactó en 17go, con sus
Desposorios del Cielo y del Infierno
(Marriage of Heaven and Hell), una agria
polémica contra los valores tradicionales
del Bien y del Mal asimilados en alma y
cuerpo. • Lo cierto es que el cuerpo del
hombre no se diferencia del alma. Pues lo
que se llama cuerpo, es parte del alma,
percibido por los cinco sent idos( ... ). La
única vida es la energía, y ésta proviene
del cuerpo; la razón( ... ) es el limite externo de la energía». Segú n el modelo cabalístico, los mundos inferiores son reflejo
de los mundos superio res de luz, y por
consiguiente todos los valores terrenales y
l ~s representaciones mora les en este
224
EL OPUS MACNUM: Luz y t inieblas
EL OPUS
M ACNUM:
Luz y t inieblas
mundo se ven como invertidos en un
espejo. Blake compara esta inversión de
valores con la inversión caracteristica
de las cajas tipográficas.
La ilustración de arriba evoca una visión de
Jacob Boehme en la que el cielo y la tierra
están mutuamente imbricados como el
alma y el cuerpo, •Y sin embargo, la naturaleza de uno no se manifiesta al otro•.
Los fecundos ángeles celestes cflotan
en las dulces aguas de la matriz•. y los
ángeles infernales y estcriles •están encerrados en el implacable fuego de la ira».
(Boehme)
W. Blake, Los buenos y los malos ángeles,
hacia 1793- 1794
225
Luz y tinieblas
Luz y tinieblas
1744, el obispo Georg e Berl<ley reitera su convicción de que puede
El Rosa-cruz inglés,
Thomas Vaughan
(1622-1666), narra
aqu i su encuentro
con Thalia, la musa
de la naturaleza
florida . Ésta, despues de quejarse
vehementemente
de haber :;ido
violada por los alquimistas dellabo·
ratorio, lo conduce
a los montes de
sal filosóficos de
la luna, de donde
nace el Nilo espermático de la prima
materia. Las ti n ieblas de la región
representan las
falsas doctrinas
aristotélicas, en
las que se yerra
hasta el descubrimiento de la sal álcali, la divina e invisible <<luz de la
Naturaleza. El dra gón verde es el
«mercurio de los
fabricarse oro condensando la luz e «introduciéndola en los poros
sabios)), cuyo te·
del mercurio». También Newton opinaba que la luz podía convertirse
soro sólo descubrirán los que son
puros como niños.
«Es menester que busquemos la luz; pero es una luz tan delgada y
espiritual, que no podemos asirla, por eso tenemos que buscar su
morada, la substancia celeste, etérea y oleaginosa.» Así formuló en
1651 su teoría de la luz el Rosa-Cruz inglés Thomas Vaughan (conocido bajo el seudónimo de Philaletes), algunos años antes de que su
compatriota Newton iniciase sus experimentos sobre la luz, en los
que «sometía a tormento» (Goethe) a la luz, que en
su opinión se componía de corpúsculos sólidos.
Sin embargo, no fue la teoría mecanícista
de los corpúsculos, sino la idea alquimista de la
«Virtud cohesiva de lo oleaginoso, como principio
sulfúrico de condensación, lo que permitió elaborar la ley de la gravitación y de la fuerza eléctrica
de atracción. (Gad Freudenthal, Die elel<trische
Anziehung im 17. Jh, [La atracción eléctrica en el
siglo XVII]( ... ), en: Die Alchemie in der europaischen Kultur- und Wissenschaftsgeschichte [La
alquimia en la historia europea de la civilización y
de la ciencia], Wiesbaden, 1986).
En su tratado hermético «Siris», editado en
La «piedra filosofal acuosa», de J.A.
Siebmacher{161B),
es una de las obras
alqu imico-cristológicas en las que el
efecto salutífero
del la pis mercurial
se equipara a la
ccpiedra ;Jngular
celeste)).
en materia, y viceversa. Hasta ahora nadie ha podido refutar esa
opinión, al contrario: los más recientes descubrimientos científicos
/renco Philalerhe
del siglo XX permiten deducir que la materia es luz condensada.
(T. VaugiJan),
Lvmen de Lumine,
El concepto paracélsicq de «luz de la Naturaleza» que penetra en
Hamburgo 1693
todos los planos visibles e invisibles del universo, corresponde a la
concepción gnóstica de la luz interior o rayo divino, que, encerrada
en la materia, la ilumina a partir del centro.
226
EL OPUS MAGNUM: luz y
tinieblas
EL OPUS MAGNUM: luz y tinieblas
227
Luz y tinieblas
Luz y tinieblas
A comienzo s del
XVII, la ceo-
En su «Historia de
la teoría de los eo·
lores•. Goethe es·
cribe, refiriéndose
al «Ars magna lucís
ct umbrae)) de
l<ircher: «Por pri·
mera vez se de·
~iglo
río cnrtcsiana do
los corpusculos
produce el paso de
una concepción or·
gánica del mundo
a otra mecan icista
y motemática. Los
alquimistas ex pe·
rimen tales y los
partidarios de la
alquimia tradicio·
nal. tachad os
ahora d e •paracél ·
sicos exaltados•.
mantienen postu·
ras ir reconciliables
y mutuamente in·
muestra clara ·
mente que la luz,
la sombra y los co·
lores deben consi·
derarse elementos
de la visión, y que
los colores son un
producto de las
dos primeras.•
Luz y sombra est~n
rcpr~scntadas:
transigcmt~s,
aquí como el
águila bicéfala de
los Austrias. colo·
cada sobre la égira
del sol (Apolo), de
la misma f orma
que los colores, en
forma de pavos,
están sobre la luna
( Diana). Los rayos
luminosos corres·
ponden a los gra·
dos d<!l conocí·
miento; obsérvese
que el mundo sen·
sible, en sentido
p latónico, tiene
solamente el
rango que le con·
f icr<! la débil refle·
xión de la luz di·
vi na. oscurecida
por la oscura caverna del cuerpo.
como se aprecia en
este grabado en
cobre que ilustra
la portada «Ars vi·
traria experimen·
talís•. de Johann
Kunckel: a la iz·
quierda está la ex·
perienri3, cuya • luz
de la Natura-leza
se enciende por el
sol de la verdad en
el espejo de la ra·
zón; a la derecha.
la "sinrazón» y la
fanta sía lunática
errando por las
tinieblas de la
locura.
Johann Kunckel.
Ars vitraria
experimentalis,
Núremberg, 1744
A. Kircher, Ars
magna lucís, Roma,
1665
228
EL OPUS MACNUM: Luz y tinieblas
EL OPUS MACNUM: luzytinieblas
229
Luz y tinieblas
Lu:t y 'ti niobios
.. construir el
mundo visible con
luz y tinieblas. O
disolverlo en luz
y tinieblas. Esa es
nuestra misión,
pues este mundo
visible, que nosotros consideramos
unitario, está hecho, en realidad,
con dos elementos
primeros mezclados según el mejor
arte.» (Goethe,
Physikalische Vortrage [Lecciones
de física], 1806)
fn ~ u w.Ar-; magna
lucl~ ·. Kirchcr pre>Cnta las primeras
linternas mágicas,
que hizo tan populores. Este instrumento, que servía
p ara proyecta r
imágenes pintadas
sobre vidrio,
puede ser considerado precursor
del p royector de
diapositivas o de
películas. los
experimentos
ópticos de Giambattista delta
Porta (1540-1615)
desempeñan un
papel importante
en 1a puesta a
pu nto de este
instrumento por
l<ircher.
Franciscus
Aguilonius, Optica,
1611
Luz y sombras
A. Kircher, Ars
magna lucís, Amsterdam, 1671
Ilusiones ópticas
230
EL OPUS MACNUM: Luz y tinieblas
EL OPUS MACNUM: Luz y tinieblas
231
Lux y tinieblas
lux y tinieblas
No 1: Forma y
materia, principio
espiritual y princi-
El gran acoplamiento del cielo y
la tierra:
pio material; !:im-
bolizados por dos
peines, uno claro
y otro oscuro.
·El result ado d e
esta unión se ve en
la figura no 2 : el
fuego espiritual se
solidifica gradual·
mente a medida
que se aproxima a
la tierra.~
N• 2: • El hemisferio superior
corresponde al
principio mascu-
lino procreador,
y el otro al femenino, dispuesto a
recibir la simiente
de la luz. Este
hemisferio ma te·
rial se pa rece ala
cera, modelada
con el sello del
Espíritu .>>
El influjo espermático divino es el
famoso rocio de
los alquimistas,
que solamente
se puede recoger
en las noches de
primavera, con
cielo total mente
serenoyiempN3·
tura suave.
Roberc Fludd,
Utriusqve Cosmi,
Oppenheim, 1619
Robert Flvdd,
Utriusque Cosmi,
Oppenheim, 1619
232
EL OPUS MACNUM :
Luz y tinieblas
EL OPUS MACNUM:
Luz y tinieblas
233
Lurc y tlnloblos
Luz y tinieblas
1o~ do~ vect o res
tJ.tratc t o~. tongen,._,, ol circulo
tentral que rcpre-
• Proclamo ante
Dios que podría
decir tantas cosas
sobre las posibili·
dodc.s de. aplicación de estas d os
pirámides, que
podría llenar con
ellas un grueso
tomo.• (Fiudd,
Philosophical Key
[Uave f ilosófica] ,
hacia 1619)
r.onttt lo tierra.
pasan por los
~ose n ta y tres
estratos del
mundo superior e
inf erior del cosmos hinduista. El
fondo rojo indica
la masa hecha
de átomos del
espacio infinito.
El sector superior
es la región del d i·
vino fuego celeste
(el Empí reo); el
sector inferior, el
cielo elemental.
El del med io, compuesto a partes
iguales por luz
superior y materia
Aguada sobre
papel, R~jasthan,
hacia1800
inferior. se sitúa
en e l éter, «aire
ígneo•. La órbit a
del sol pasa exactamente por los
puntos de inter·
sección. •por eso
los p latónicos le
dieron el nombre
de esfera del alma
(sol-sou/)».
Robert Fludd,
Utriusque Cosmi,
Oppenheim, 1619
234
EL OPUS MAGNUM:
luz y tinieblas
EL OPUS MAGNUM:
Luz y tinieblas
235
~u:r.
vtlnlobloc
La escala
Ningún otro pensador medieval ha in·
fluenciado tanto los sistemas herméticoteosóficos de los siglos XVI y XVII como
Nicolás de Cusa (1401-1464), neoplatónico
y sabio universal. La idea que él se hacia de
la negación absoluta de los contrarios en
Dios y las especulaciones sobre la infinitud
del cosmos y de los derivados de ella im·
pregnaron también a Marcilio Ficino y a
hasis pyramis tcnebrae
En el segundo
diagrama del
Cusano, que él
llama ·Figura uni·
versi» (U), están
inscritos en la deli·
mitación deluni·
verso, tres mundos
encasuados: el
mundo de Dios, el
dc la inteligencia y
el del alma, do·
tada de razón,
cuya periferia esta
formada por los
sentidos . En esta
región inferior
son inevitables las
contradicciones.
En la del medio se
eliminan, y en el
mundo superior, el
de Dios, sola·
mente existe la
afirmación.
Pico della Mirandola, llegando incluso a
Giordano Bruno. Fludd le debe sus teore·
mas más importantes, y, por mediación de
Valentin Wcigcl. se piensa que su teoría
del conocimiento se reproduce, en parte,
en la obra de Jacob Boehme.
En su tratado ·De coniecture• (hacia
1440), Nicolás de Cusa expone su teoría
de los cuatro planos del conocimiento, de
los que participa el hombre, con ayuda
de dos diag ramas.
La <<figura paradigmática• (P) muestra el
universo en la intersección de dos pirámi ·
des, cuyas bases llama unidad (unitas) y
alteridad (alteritas) . Ambas pirámides con .
tienen, según él, todas las oposiciones:
Dios y la nada, luz y tinieblas , posibilidad
y realidad, lo general y lo particu lar, lo
masculino y lo femenino.
Ascenso y descenso, evolución e involu·
ción son una y la misma cosa. La progre·
sión del uno es la regresión del otro. «Dios
está en cl mundo• es igual que «CI mundo
está en Dios».
Nicolas de Cvsa,
De coniecruris, ed.
Hambvrgo, 1988
Nicolás de Cvsa, Df! coniecturis,
ed. Hamburgo, 1988
En la modificación
de la figura U de
Kircher se encuen·
tra~ asimismo,
la cadena de mun·
dos, cada uno de
los cuales, según
el Pseudo-Areopa·
gita, está subdivi·
di do en nueve co·
ros, coincidiendo
la esfera inferior
de cada coro con la
esfera superior co·
rrespond ientc .
A. Kircher, Musurgia Univers~lis,
Roma, 1650
236
EL OPUS M ACNUM: luz y t inieblas
EL O PUS MACNUM: La escala
237
Ln occnln
La escala
El autor de •Aurea catona Homeri• (1723),
que se supone es un médico austriaco llamado Kirchweger, describe de forma explicita, en los tres tomos de la obra citada, el
circuito de la Nawraleza como perpetuo
flujo y reflujo del espíriw del mundo 0 . Un
espíritu que llega a la tierra en forma de
"oofufum.
vo~
bti!D incorporeas,
Spiritus Mundi
addu~ corporeus,
Spirirus
Mundi
S¡•iritus ll.fandi 6xu¡
M¡rcria primaomniom
num ~di:Uil
alcalio.1s corporeuJ.
concreton¡rq (ublun.to
feu 'A:r.atb.
mlllia.
.. un cuádruple
rocío o de lluvia y se trasforma, por condensación, en nitrato, de natu raleza masculina O, y sal álcali 8 de naturaleza feme-
globo de fuego
rige la obra.••
nina e.
Juntos engendran la sal ácida alcalina.
Estos tres componentes forman todos los
elementos y se transforman, después de
la muerte y de la corrupción, nuevamente
en rocío y en lluvia.
En los años 1768/69, cuando Goethe se
entregó al estudio de la alquimia, concedió gran importancia a esta obra, ya que,
decía, •aun siendo un poco fantástica, lo
expone todo do forma muy consecuente•.
No sólo le inspiró los versos •¡Cómo todo
se teje en un conjunto,/ cómo una cosa
act(oa y vive en la otra!/ ¡Có mo fluyen y
refluyen las fuerzas celest!l>s/ y se tienden
las vasijas de oro!» (Fausto), sino que
también le incitó a hacer sus propios experimentos. En ·Dichtung und Wahrheit»
{Poesía y Verdad), que para dichos experi·
mentos eran necesarios los álcali s, que
<<evaporándose en los aires, deberían
unirse a los espíritus sobrenaturales y dar
una misteriosa sal media».
A.J. Kirchweger, Annulus Platonis (Auroa
Carena Homeri), 1781 reimpresiótl Berlfn,
1921
Mine~
Mundi con.Exrné\um Chao-
Spirírus
Puftllio ~onfurn.
EifCIDij¡
238
c:mtnnlf fixu6, úv•
ricum pucum.
maca, ftve
Univedi.
EL OPUS MACNUM :
La escala
Q,~¡inra
•la de mas abajo es la de Vulcano, la otra
de Mercurio, la tercera de la luna, el sol se
eleva en la de más arriba, que es el fuego
de la Naturaleza. Déjate llevar por esta cadena, y que te lleve d e la mano en el arte.•
El fuego elemental inferior, que es el alfa y
el omega de la obra, penetra todos los demás, y une, por su acción magnética, todos
los elementos de la cadena. Cada fuego
tiene en la obra su centro y su movimiento
propios, actuando recíprocamente uno sobr¡¡ el otro . El fuego lunar y el fuego mercuria l son menstrva, potentes disolventes.
Míchael Maier los llama dragones que de·
EL OPUS MACNUM: la escala
varan las serpientes de su propio genero,
que las activan y las transmutan.
El fuego de arriba, fuego solar, representa
el gran arcano, que Paracelso llama •claro
fuego esencial• por oposición al oscuro
fuego elemental. Este fuego es el agente
creativo en la obra. Alcxander de Bernus
indica, en este sentido, el parentesco de
los nombres latinos de sol y sal.
M ichael Maier, Atalanta fugiens,
Oppenheim, 1618
239
l.r~
o::cola
La escala
L ~onln~ de una serie de il ustr~ciones
sobre la creación
del mundo a partir
de tres tipos de
energías: las que
dan vida, las que
la mantienen y las
que provocan la
disgregación. los
circulas energéticos se penetran
mutua mente y
e manan de una
sola fuent(!.
El arbol del alma
e nraiza en el
mundo sombrío
de 1~ ira divina,
(!Xtendiéndose
sus ramas en dos
direcciones: a la
derecha, la voluntad del ego, influida por el • espíritu oprímente y
sideral de este
mundO», así como
Pinwra de la India occidental,
hacia el s. XVIII
1
•1
por las influencias
astrales del cielo
igneo inferior. A la
izquie>rda, la abnegación, que recibe
la luz del Espirítu
Santo. Sólo este
tronco se eleva a
lo alto, a través de
los cuatro mundos
cabalistícos o estratos del alma .
O.A. Freher, en:
Works ofJ. Behmen,
Law-edition, 1764
240
EL OPUS MACNUM: la escala
EL OPUS MACNUM: la escala
241
Lo occttla
La escala
l tl trJyector ia d e
~(Así como el
Crea
dor. que es tres
personas en uno,
desciende hasta
nosotros pasando
por la jerarquía
de ángeles, cuyos
tres coros presentan t res divisiones
cad a uno, de la
misma manera debemos elevarnos a
él por la misma vía,
como por la escala
de Jacob.» (Athanasius Ki rcher,
Musurgia universalis, ed . 1662)
1~ Izquierda es la
del al ma que d esciende los n ueve
grados d el Emp íreo y del cielo
etéreo, d onde se
encuentra el
mundo elemental;
la trayectori a d e la
d erecha muestra
el camino inverso,
que va de la tierra
al Empíreo. Ascenso y d escenso
son la misma cosa,
dice el Cuoano.
«El arte de la conj et ura» consiste
en reunir ambos
mediante un
esp íritu avisado .
La división d e las
regiones superio·
res del cosmos en
nueve coros de án·
geles está tomada
de la obra •De las
j erarqu ías celes·
tes•. del PseudoDionisia de Alejand r ía (hacia el año
500). Esta obra fue
traducida al latín
en el siglo IX por
el f ilósofo irlandés
Juan Escoto
Erígena. cuya obra
principal, <<De la
división de la
Naturaleza•. des·
cribe el mundo
como una emana
ción d e Dios a la
que habrá que
retornar necesariamente.
Para esta d ivisió n
en g rad os, Fludd
se inspiró en la
representación d el
lamd a pit agór ico,
divulg ado en su
«De Harmonia
Mundi» (1525) por
Francesco Gio rgio,
monj e f ra nciscano,
d evot o de la
esp eculació n con
los nú meros.
Robert Fludd,
Philosophia sacra,
Frandort, 1626
4
Manuscrito del
s. XII
242
4
EL OPUS MACNUM:
La escala
EL OPUS MAGNUM:
La escala
243
1.. occola
La escala
Frngononto de «La escala decimal»
•Las fuerzas natu rales nos son otorgadas
por medios naturales; las fuerzas celestes
provienen de medios abstractos, matemá·
ricos, celestes•. afirma Agrippa de Nettesheim (1486-1535) en su obra fundamental
sobre la magia •De occulta Philosophia,.,
una compilación de ideas neoplatónicas
con textos de origen árabe sobre la magia
astral y la tradición cabalística. que el
autor tomó, en su mayor parte, de los
escritos Pico della Mirandola .
' il
In Ar .
!,
il'il1i1'
~i1 'Nl~:-1 1l' . ·-·
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, haKa . ¡
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dos
f
1
i
!
tes
Mahchim
La escala está dividida horizontalmente
en seis peldaños que van desde los infiernos al mundo de arquetipos con los diez
nombres de Dios y los sephiroth, pasando
por el mundo ele mental. Al meditar el
mago sobre esta escala y memoriza rla,
••no quiere aprovecharse únicamente de
las energías y¡¡ prese ntes e n las cosas
más nobles , sino atraer hncio si las de las
regiones superiores».
)R , lllUt~·
Agtippa de Nrmcshcim, De occulta P/Jilosophia, 1510
ln nuul Col u . - - - ~
--do el e· ba. m'· Pardus ll>raco ~ Aq
· ' . uila
, · -Ec¡uus . · 1..co ·
~~~at
~~!¡,: Zad~icll Cn mael c~apha·
rphicl
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.•¡ rVhorrs 1-ra:
¡ Jl
- -1.
•& Acre..:
men dacr¡ ·quauu •cclcr(,
atores po••ft•
tes
Los peldaños de la jerarquía que compo·
ncn la configuración del macrocosmos
corresponden a las diferentes facultades
de conocimiento en el hombre' de la per·
ccpción sensorial, pasando por la imagina·
ción y el entendimiento, hasta llegar a la
comprensión profunda. El último peldaño
244
EL OPUS MACNUM :
La escala
EL OPUS MACNUM:
La escala
corresponde a la aprehensión directa de la
palabra divina en la meditación. La escala
no sube m;is, pues Dios es inconcebible.
Robert Fludd, Urriusque Cosmi 11, Oppenheim, 1619
245
La escala
Lo oseala
El principio fundamental absoluto del método de Ramón Llull (Rai-
El Intelecto se encuentra aqui al pie
de la escala d e la
Creación, que p asando por el reino
mineral, vegetal,
animal, humano y
angél ico, conduce
a Dios, d ond c
Sophia, la sab idu ría, ha construido
su morada. El
personaje que re presenta el intelecto tiene un instrumento en la
mano que debe
permitirle subir y
bajarlos peldaños :
se trata del disco
del ars generalis
del filósofo cata ·
lán y místico cristiano Ramón Llull
(1235-1316). Llull
mundus Lullus) lo forma una serie de nueve cualidades o nombres de
Dios, como el Bien, la Gloria, el Poder, que se encuentran también en
la mística judía y en la islámica. Estos atribut os divinos los combina
con las letras que van de la B a la K. La primera letra está ausente, ya
que está rese rvada al aspecto oculto de Dios, el En-Soph. La clave algebraica mayor se compone de nueve predicados relativos, cuestiones cardinales, sujetos, virtudes y vicios. Girando los discos, en los
RamónUu/1,
Ars Brevis, Opera,
Estrasburgo, 1617
que está puesta la serie de letras en círculos concéntricos, se obtienen mecánicamente todas las combinaciones posibles de estos conceptos, pudiéndose no sólo contestar a todas las preguntas posibles,
sino también averiguar nuevas cuestiones.
La gran influencia del «Ars Raymondi» se debe a que Llull di namiza el pensamiento y lo despeja de las estructuras jerárquicas del
edificio conceptual de la Edad Media. Los conceptos se relativizan
aquí en una relación reversible de unos respecto a los otros.
El Cusano llamaba a este disco «una t eología circular». Su teoría
diseñó esta ce cien~
de la negación de los contrarios en Dios y de la infinitud de todas las
cía universal» para
probar la superioridad de los dog •
mas cristianos a
los adeptos de las
dos grandcs reli·
giones que had an
la romp etencia al
cristianismo, el judaísmo y e l Islam.
cosas sólo fue posible gracias a la incisiva doctrina !luliana.
Leibniz, el inventor de la máquina calculadora alemana, elogia
a Llull como padre de una lógica matemática rigurosa. «Del sueño
matemático de Llull», dice Ernst Bloch, <<ha nacido toda una industria
Cíordano Bruno,
.opera>,
ed. Nápoles, 1886
del pensamiento con la velocidad como embrujo». (Das Prinzip Hoffnung [El principio esperanza], Francfort del Meno, 1974)
Los cabalistas cristianos lo incluyeron en sus filas después de
muerto, y su arte combinatorio fue retomado por Agrippa de Nettes·
RamónL/u/1,
De nova Logíca,
heim y por Giordano Bruno, que lo cargaron de elementos de la
1512
magia astral. Como la rueda en rotación sirvió siempre de modelo a
los procesos evolutivos, Llull se aseguró también la simpatía de los
alquimistas, que le endosaron un sinnúmero de escritos herméticos.
EL OPUS MAI<NUM: la escala
EL OPUS MAI<NUM: la escala
247
La escala
Lo occola
Athanasius J<ircher utilizó el arte combinatorio de Llull para elaborar
t:::::1 \.1 .o-e
un método general con el que pudiera reunir todos sus innumerables
tX ·O
investigaciones aisladas en una gigantesca red de conocimientos.
w
.M, J.lt .•Ati"
l<ircher compartía la opinión de los cabalistas de que la Creación era
un acto combinatorio, un proceso de reproducción por la infinita
permutación de los nueve atributos revelados de Dios, los sephiroth.
En consecuencia, el universo entero no es otra cosa que un entramado de analogías y correspondencias estructurales sujetas a las
leyes de la lógica y de la armonía.
Tabla de combinaciones con los sujetos
generales en el centro (hil era superior:
Dios. los angeles, el cielo); arri ba, a la
izquierda: los principios absolutos, atributos de Dios (hil era superior: el Bien, la
Gloria, la Perseverancia); arriba, a la
dNecha: los pr incipios relativos (hil era
superior: la diferencia, la analog ía, la
oposición); abajo, a la izquierda: nueve
proposiciones; abajo, a la derecha: nueve
cuest iones.
Athanasius Kircfler, Ars m~gn~ ~ciencli,
Amsrerdam, 1669
En su «Ars magna sciendi>>(1669), l(ircher construye, basándose
en la teoria de Llull, un extraño e imponente sistema de signos, en el
que reemplaza los conceptos por «jeroglíficos». Estos tienen para él
una significación simbólica que va más allá de lo perceptible por los
sentidos.
l a f igura A del Ars
de Llull. El entra·
ma do tiene por fin
señalar las re laciones trinita rías de
los nueve atributos d e Dios. El
<<Esquema universal para combinar
cuestiones con t odos los sujetos
posibles.»
At hanasíus Kircher, Ars magna sciendi,
Amsterdam, 1669
siste ma está e mparentado con la
t eoría del eneagrama de Curd·
jieff. Los dos siste·
mas provienen del
sufismo, mística
islámica t eñida de.
neoplatonismo y
d e pitagorismo.
At/Janasius Kirc/Jer,
Ars magna sciend¿
Am~terda m, 1669
EL OPUS MAc;NUM: la escala
EL OPUS MAc;NUM: la escala
249
Ln c aco la
La escala
ulO$ nueve f ilóso·
Los treinta pelda·
ños de la escala
representan las
treinta virtudes
mencionadas por
San Juan CJimaco,
prior del convento
del Sinai hacia
finales d el siglo VI,
en un tratado des·
t inado a edificar a
sus monjes. Frente
a frente, el mismo
nú mero de vicios
encarnados por los
diabl os. En lo alto
ele la escala, el
prior en persona ,
e l más virtuoso de
todos .
ros en la margen
i~qulcrda encarnan la!t nueve
dudas que p ueden
surgir frente a las
nueve realidades
objetivas del uní·
verso, relaciona-
das en la pri mera
escala.
Ramón L/u/1, Brevi·
culum, s. XIV
((La escala celeste,
de San Juan
Clímaco, s. XII
Valiénd ose de la segunda escala, Llull de·
muestra los nueve pr incipios absolutos y
relat ivos: •( ...) estas reglas conducen de la
torre d e la fo y de la gracia a los principios
seguros, ya que ll evan en ellas las ca usas
mismas de la razón disp uesta a recibirlas
fuera do la duda que p lantean vuestras
cuest iones.• Pero el arto no va más a ll~ de
las almenas. La punta ele la torre y la Trini·
dad rodeada de gloria so lamente pueden
EL OPUS M ACNUM : La escala
alcanzarse mediante la ~cuerda de la gra·
cía• que Dios tiend e desde lo alto. De ella
pen den el i nt electo, seguido por la memo·
ria, voluntad y las siete virt udes. Los siete
vicios se abrasan en el infierno (Trad. de
las inscripciones: W. Büchci! T. Pindl·
Büchel, en: Lull us le Myésier, Electorium
parvum seu Breviculu m, Wiesbaclen,
1g88}.
EL OPUS MACNUM: l a escala
251
Lo occnla
La escala
IIUGCI'Ocfón de un
devocionario je~ulta: • Observa en
esta hora A lo que
quieres hacer hoy,
y( ... ) B orienta tus
obras y tus pasos
( ... )a la gloria de
Dios. C con un
corazón ardiente;
ten la certeza de
que sin O la gracia
de Dios nada puedes( ... ). Ejecuta
tus trabajos segün
E el peso, nümero
y medida, y todo
como si fueras a
morir F en seguida
C, y los ángeles y
el H diablo observaran todos tus
actos. Haz 1b uenas obras. como si
K tu tumba ya
estuviera abierta
(... ).Lleva a buen
término tus trabajos L, a imitación
de Jesüs y de los
santos; M los ángeles presentarán
(tus obras) ame
Dios. Pero, sobre
todo.( ... ) piensa
siempre N que
Dios y la corte celestial te observan
sin cesar.»
El ascenso a lo!i so ..
cretos de la ma!;O ·
neria se basa en
tres; •Luces mayo·
res. : la Biblia. el
compás y la cscuad ra. El glifo!Giclefine la tare~ d el
masón, represen·
tándolo como un
punto en el centro
de un círculo en
relación con el horizonte circular de
la eternidad. Las
dos perpendicula·
res son los dos
Juanes. el Bautista
y el Evangelista,
que los secundan.
la escala de Jacob
simboliza el proceso que dará
lugar a la transformación de la piedra tosca (aprendizprimamateria)
en piedra cübica
(el lapis).
Las figuras fe meninas son la fe,
la esperanza y el
amor. Las columnas son la fuerza
(S). la sabiduría
(W) y la belleza
(B). El mosaico del
pavimento muestraque el grado
del aprendiz está
preso aün del pensamient o antinómico.
A. Sucquet, Via
Vitae Aetemae,
Amberes, 1625
J. Bowring, Panel
de trabajo para el
1• grado. 1819
252
EL OPUS MACNUM: la escala
EL OPUS MACNUM: la escala
2 53
La escala
M IC!n tri\~ e l O!:·
Las dos columnas,
Jachin y Boas,
indican que nos
c<1 n ~o lln lll panel
dlll aprendiz se
hoto por la escala
recta hacia arriba
-slmbolo de lavo·
luntad inicial, que
encontramos
ahora en el inteñor
del Templo de
Salomón . Los siete
escalones simboli·
sigue a una pro·
yección-, en el
nivel avanzado
del oficial hay un
zan las siete fases
del proceso de
iniciación. los
camino curvo en
siete niveles de
consciencia y las
siete anes libera·
les.
forma de una escalera de siete pel·
daños, de la que
no se sabe dónde
está el comienzo
y dónde está el
final. Se expresa
aquí el transcurso
lento y orgánico
del proceso de
maduración aspiri·
tual. Imagen de
ello es también la
espiga que crece a
la orilla del río
eterno de la vida.
Todo transcurre
aún en las siet e sa·
las laterales del
templo : el Santo
de Sa ntos en el
centro sólo es a e·
cesible «cuando
de dos se haga
uno» y se franquee
la puerta de la
muerte y de la
putrefacción
(cf. pág. 1g$)
J. Bowring, Panel
de trabajo para el
2• grado, 1819
F. Curtís, Panel
de trabajo del2•
grado, 1801
254
EL OPUS MAGNUM : la e scala
Cl OPUS MAGNUM:
la escala
255
Lo C!:Cola
La escala
• El progreso endereza el camino;
pero los senderos
Moisés tuvo un
sueño; • ( ... )soñó
con una escalera
apoyada en ti erra,
y anya cima tocaba
los cielos, y he
aqui q ue los ángelar de Dios sub ían
y baj aban p or
ella•. (Gén . 28,12)
tortuosos son
los propios del
genio.»
(W.Biake,
M arriage of Heaven and H ell, 1793)
En Blake, la imagen de la escala de
Jacob está intimamente ligada a la
anatomía d el oido,
cuyos canales aud itivos llama
• escalera en espiral sin fin q ue lleva
hasta el último
cielo». La <<apertura del oid o int erno Qra para
Swedenborg, cuyos escritos
conocia b ien
Blake, la cond ición
previa d e la t oma
de contacto
con los mundos
superiores.
Ph.O. Runge,
Perspectiva de una
escalera de caracol
¡Quiero!, ¡Quiero!
W. 81ake, La escala
de Jacob, hacia
1800
W. 81ake, The Ciares
of Paradisc, 1793
256
EL OPUS MACNUM:
La escala
EL OPUS MACNUM: l a escala
'257
Ln oseolo
La escala
1) L~ columna de
Jnchin
2) La columna de
Boas
3) Las si oto gradas del Templo
4 ) El pavimento
de mosaico
S) La ventana al
Occidente
G) El tablero de
dibujo del
Venerable
Maestro
7) La estrella
luminosa
B) la ventana al
Sur
9) la plomada
10) la ventana al
Oriente
1 1) El nivel
12) La piedra bruta
13) La e~cuad ra
14) la piedra
cúbica
puntiaguda
15) la borla
dentellada
A El puesto del
Venerable Gran
Maest ro
B El puesto del
primer Ce lador
C El puesto del
seg undo
Colador
DEl altar
E El escabel
FG H lastres
l uces
El alquimista anda
a locas hasta que
la liebre volátil y
mercurial le muestra la verdadera
materia inicia l,
tras cuya tosca fachada se esconde
un palacio al que
se accede por los
siet e grados de la
iniciación. Aquí se
unen los principios
Sol y Luna para dar
lugar allapis. •al
mercurio filosófico•. que corona
la cúpula bajo
la forma de ave
Fénix.
El zodiaco ind ica
el comienzo de
la o bra : en mayo,
bajo el signo de
Tauro. A cada uno
de los signos del
zodiaco le corres·
ponde una subst ancia química
S. Michelspacher,
Cabala, Augsburgo,
1616
L'ordre des Frilncsma,ons trahi •..•
Amsterdam, 1745
258
EL OPUS MACNUM : la escala
I!L O rus MACNUM: La escala
259
El árbol
fi losófico
El árbol
filosófico
Esta representación del corpus
magnum esta inspirada en la construcción del5rbol
de los sephiroth.
• Planta este árbol
enellapis( ... ),
para que los pája·
ros del cielo lo habiten y se repro·
duzctan sobre sus
ramas; pues de allí
se eleva la sabid u·
ría.» (Theatrum
che micum)
Las fuerza!i di!iolventes y las fuer-
zas aglutinantes
estan sentadas
frente a frente sobre las ramas del
árbol: a la izquierda, el volátil
Mercurio con alas
talares, y a la derecha el Azufre arrojando fuego por la
boca. En la rama
inmediatamente
superio r, y coloca·
das en d iagonal,
las fig uras correspondientes, subli·
madas y corona das. En el tercer
plano, sc unen
para dar la tintura
lunar. De ella nace
el azufre solidificado, hijo del Sol.
Lleva las coronas
Eneas, majcstuosamente vestido
de rojo, recibe de
su hijo Silvio una
rama del árbol de
la vida, que le protegerá durante su
travesía por la pu·
trefacción y el
fuego purificado r
de los infiernos.
Todo hace prever
un fel iz término,
pues se sabe por
Trismosin que la
cabeza del cuervo
se ha vuelto
blanca.
S. Trismosin,
Splendor solis,
s.XVI
de los tros reinos#
vegetal, animal y
mineral.
J. D. Mylius, Anato·
mia auri, Francfort,
1628
260
EL OPUS MACOJ•IUM: El á rbol filosófico
EL OPUS MACNUM: El árbol filosófico
LoG cophiroth
Los sephiroth
Después de la expulsión de los judíos de España en
14g2, el influyente
Isaac luria fundó
en 1569 en Safed,
en la actual Galilea. un nuevo cen·
tro de exégesis cabalinica de gran
prestigio. Sumís-
El árbol de los Sephiroth es el núcleo de la cábala, su símbolo más inf luyente y complejo. Los Sephiroth son las diez numeraciones que,
combinadas con las veintidós letras del alfabeto hebreo, constituyen
el plan de la creación de todas las cosas, tanto superiores como infe-
_....
riores. Son los diez nombres, atributos o potencias de Dios, y f orman
un organismo palpitante también llamado «rostro místico de Dios» o
..
~-
1
el «cuerpo del cosmos>>. Se sustenta en los tres pilares de la gracia
(derecha), de la fuerza (izquierda) y del equilibrio central. El pilar del
medio for ma la arteria principal, a t ravés de la cual fluye el rocío divino en la matriz inferior. En la creación se manifiestan solamente los
siete sephiroth inferiores. La tríada superior se sitúa más allá del
tiempo, no siendo concebible en modo alguno. Corresponde en el
sistema cuaternario de los mundos al mundo de la luz divina (Aziluth), separado por un velo de las dos tríadas inferiores, la del trono
tica está marcada
---. .,....
-
(Beri ah) y la d e los ángeles (Jetzira). La sephira inferior, Malcut, se
· CD
/
~
la más alta corona, la voluntad
inicial
2 Hochma
La sabiduría, simiente de todas
las cosas
@ - @
1
1
@
1/ ~
®"" / 0
®
..,
262
EL OPUS MACNUM: los sephiroth
.. ........
tura cósmica~ ~e­
3 Binah
la inteligencia, matriz superior
4 Hesed
la gracia, el amor. la misericordi a
5 Gehbu ra
El rigor, el poder condenatorio
6 Tiferet
l a compasión, el esplendor, la
belleza
7 Netzah
l a perseverancia, la victoria
8 Hod
la grandeza, la majestad
9 Yesod
El fundamento de todas las
fuerzas activas
El árbol de los
sephiroth según
10 Malcut
El reino, la morada de Dios en
la creación
Amsterdam, 1708
--
........
1
@)
•
"t
~· ·
guida de una caída
de los sephiroth
inferiores, que no
pudieron soportar
la violencia del
flujo de luz superior. la luz espiritual estaña en ese
caso difusa en la
materia, y sólo los
buenos actos de
cada uno podrían
devolverla al deso·
lado organismo
divino.
1
®- /@)
.....
·:,...
identifica con Assia, arquetipo mental del mundo material.
1 Kether
rl'
por la cuestión del
origen del mal . El
Zohar enseña en·
tre otras cosas que
el mal viene de una
ruptura de la sefira
del «rigor» {5),
provocada por la
obstrucción del
canal intermedio,
lo que anuló el
efecto mitigador
del amor divino
{4). Para Luria, la
posible causa de
esa obstrucción
podría ser una rup-
........
Isaac Luria,
EL OPUS MACNUM: los sephiroth
Lo ~; ccphiroth
Los sephiroth
l.o~ ~ophíroth se
representan tamblóo1 como die%
conchas o caparazones alreded or
do un núcleo interior del En Sop h,
centro informe e
insonda ble de
tod o ser.
Los sephirorh son
un sist ema holls·
t ico en el que el
todo prosigue y se
refleja infinita·
ment e hasta en las
m.ls pequeñas par ·
ticulas.
En la obra , Kab·
bala denud ata >del
teólogo y poeta
cristiano Christian
Knorr von Rosenroth (1636- 1689),
editada en Sulz·
bach en 1677, se
ofrece por primera
vez a un amplio
p úblico no judío
una recopilación
de textos cab al ¡5 •
t icos origin ales.
Entre ellos, una
parte del Zohar
traducid a al latin y
t ambién un texto
de Luria . Rosenroth matuvo estre-
Aludiendo a una
estrofa del Cantar
de los Cantares
(Ct 6, 11), los caba·
listas llaman a la
meditación sobre
este No-ser • descender al fondo de
la nuez• . Tamb ién
Shakespeare re·
meda la estrofa
cuando hace d ecir
a Hamlet: • O God!
1could be bound ed in a nut-shell
and count myse lt'a
king of infinite
space•. y James
Joyce en su <Finneg ans Wake>:
• Ma rk Time's Fin ·
ist Joke. Putting
Allspace in a Not·
shall•.
chos contactos
con los discípulos
ingleses d e Boehme, asi como con
el circulo de Gich·
t el en Amsterdam .
Rollo sephirótico
Polonia, s. XIX '
C. Knorr von Rosenroeh, Kabbala denv·
dato, Sulzbach
1684
EL OPUS MACNUM:
Los se phiroth
E L OPUS MACNUM:
Los sephiroth
•
Lo::llophlroth
Los sephiroth
L~tn e!~ ti uctura de
loe ~ophiroth, ordenada como un
panal, representa
las nuevas formaciones y las reorganizaciones del
Árbol después de
la ruptura de los
sephiroth inferio-
Los diez sephiroth
no sólo constituyen el cuerpo cos·
mico del primN
hombre, Adam
Kadmon, con las
tres cavidades cerebrales y los soete
miembros. sino
que son tambo:n,
segun las ensenanzas de Isaac Luna,
reflejos de su rostro místico, cada
uno de los cuales
subraya un aspecto particular.
La sephi ra superior, Kether, tie~c
por nombre •el on dulgente», <<el
santo anciano)) o
<<el astro del cos·
mos», del que nace
toda vida. El Zo_har
precisa que d<l el
nace toda vida Y.
que de la co~cavo­
dad de su era neo.
se derrama el rocoo
sin cesar sobre los
cielos inferiores:
es el néctar de los
Rosa-Cruz y el
mercurio de los
filósofos.
res. Luria llama ~­
esta configuracoon
«Parzufim•. rostros de la divinidad.
Arriba (52), •el indulgente» (Kether), entronizado
sobre el Pad re
(Hochma, SS-65) Y
la Madre (Bina h •.
66-77)- Los sepht·
roth inferiores ~e
compendian ba¡o
la forma de •el ompaciente•_- s_u desposada mostoca,
Raquel (138-14~).
encarna la sephora
regenerada, Malcut .
C. Knorr von Rosenroth, Kabbala denudara, Sulzbach,
1684
C. Knorr von Rosenroth, Kabbala den u·
data, Sulzbach,
1684
1.40.
266
EL OPUS MACNUM: Los sephiroth
llL OPUS MACNUM.• Los sephiroth
267
Lo~
ophlro th
Abuno
!iooo'on lroloy d~l
ce lo:; cuatro ele·
l oo'ool<tya plt~gó·
mcntos engendra n
( ... ) un esperona o
simiente (Azogue:
la quintaesencia),
que es arrojada al
centro de la t ierra
y allí se transforma.( ... )»
rico, ID~ cuatro ~i111lCIIte~ del nomb oo do fuerza divino ~a distribuyen
en diez p lanos. «El
mundo fue creado
on diez pa labras•
(Zohar). CombinDdo con las veintidós letras. cana les por los que circula la cnerg ia divina, el esquema
d e los sephiroth
comprende todas
las posibilidades y
combinaciones del
mundo de los elementos.
El cabellera rosacruz Daniel Mogling (ali as Thoo·
philius Schweighart) de Constanza
da a su diagrama el
nombre de •árbol
de la pansophia»,
en el que debe
contemplarse la
armoniosa unión
de macrocosmos y
microcosmos: omnia ab uno (todo
viene d el Uno),
omnia ad un u m
(todo tiende al
Uno): • Contempla
seriamente la naturaleza y después
los elementos( ...),
y cómo formas
parte de ello s.
desde los cuales
ascenderás nuevamente a Dios todopoderoso• .
Manuscrito,
Tesalónica
Theophilit1s
Schweighart,
Speculum sophicum Rhodostauroticum, 1604
268
EL O PUS M ACNUM!
los sephiroth
E L OPUS MACNUM:
Ab uno
269
J\b uno
C•J "1:1 circulo y el
pu11 to : el circulo es
iJI olgno de la eternlclnd . El p un to,
Glmbolo de la con ·
cc ntracíón del
tie mpo en el ins·
tante. El sol
( s oro). combinación del circulo
(= eternidad) con
el punto ( concent ració n), es el
t iempo en la eternidad, el símbolo
de la unidad de
macrocosmos y
microcosmos». (De
la ·T~bula Chaeremonis>, s. XVIII)
Phi/otheus, Symbola Christiana,
Frani:fort, 1677
<<El círculo está
contenido en el
punto, el fruto en
la semilla, Dios en
el mundo. Pru dente el que lo
busca.» (Daniel
von Czepko, alias
Angelus Silcsius,
1605-1660)
1;1•circulo completo( ... ), escenario de la
ooblcluria eterna», ele Heinrich l<hunrath,
O~ tó colmado de la sal espiritual de la verdod, el «Tartarus Mundi» o «Punto central
do ool del gran edificio del universo», en el
QliO confluyen todas las líneas de la construcción perspectivista de Hans Vredeman
de Vrles.
(Ein schon nützlich
Biichlein und Url·
derweisung der
Kunst des Messens}, Opúsculo
muy provechoso
para aprender el
arte de medir, Núremberg, s. XVI
~VIgi la d urmiendo», se lee en el f rontón
el o 13 ¡>uerta de entrada, pues «somos la
IHMorla de que están hechos los sueños»
(!lhokc opearc, • La tempestad»). Conviene
270
salir de este estado irreal mediant e la oración constante en el oratorio (izquierda) y
el trabajo perseverante en el laboratorio
(derecha), que se sostiene sobre los dos
pilares de la experiencia y de la razón. El
horno en primer plano exhorta a la pacien·
cia, («a más prisa, más vagar»), y las ofrendas sobre la mesa recuerdan que la función
de la música y de la armonia es acompañar
y determinar el Opus.
EL OPUS MAGNUM:
AB UNO
0~ Oi>US MAGNUM: AB UNO
Heinricl1 Klwnrath, Ampl1itl1eatrum sapien·
tiae aetcrnac~ 1602
El fuerte
Abuno
Como las abejas son atraídas por el per·
fume de la rosa, asi también los amantes
de Theo-Sophia, provenientes de todas las
direcciones$ se apresuran a subir los siete
peldaños de la «Cscala mística• para pasar
la «puerta de la sabiduría eterna>>. Esta
puerta, angosta (angusta) pero majestuosa
(augusta), es la sephira Hochm~. el punto
de partida cabalístico. Es la «energía de la
luz>> y el «eterno centro de la vida•, «el pe·
272
EL OPUS MACNUM:
AB UNO
queño grano• de Jacob Boehme, siempre
dispuesto a germinar en este mundo de ti·
nieblas. Siete oriflamas con co05ejos sobre
el trato con los poderes celestes decoran
el túnel, que está formado por las crestas
de la luz y tinieblas. (cf. pág. 233)
Heinrich Khunrath, Amphitheatrum sapientiac aoternae, 1602
Vointiún caminos conducen a la fortificación alquímica, pero sólo uno accede al intol'lo r, el camino del temor de Dios y de la
oroción. Sólo ese camino aporta el conocimiento verdadero de la materia primera.
Loe otros representan los falsos conceptos
do los impíos «malquimistas•. Las siete
puntas del fortín son las siete fases que
co nducen a la roca central dellapis. Aquí
[j~ OPUS MACNUM: El fuerte
reina «nuestro Mercurio», el dragón, ((que
se desposa consigo mismo y se fecunda a
si mismo y pare en un dia y con su veneno
mata a todos los seres vivos••. (Rosarium
philosophorum, ed. J. Telle, Weinheim,
1992)
Heinrich Khunrath, Amphithearrum sapierltiae aeternae, 1602
273
1fu r to
El fuerte
hi~Ctfi>Ción sobre el emb lema: «Dios es e l
lvc•tc de todos los que creen en Él•.
En el centro del
mund o, sobre el
monte Meru. el
palacio del Manda la. situado e n el
peldaño inferior
de los cinco elementos. Al igual
que el hombre,
medida divina d e
todas las cosas.
este suntuoso palacio const a de
tres plantas,
cuerpo, lengua y
espírit u, a los que
en esta mandala
llamada • rueda d <:> l
t iempo» se atrib uyen justam ent e
722 divinidades
t ibetanas.
Inscripción bajo el emblema: • Dios es
nucnra C!óp~ra nz~ en el olc~jc•.
M .J. Ebermeier. Sinnbilder von der Hoffnung (Símbolos de la esperanza), Tubinga,
1653
Sobre el arte mili tar y la p lanifi cación de
fortif icaciones.
Kalachakra-manda/a, aguada, Tibet,
s. XVIII
Robert Fludd, Utriusquc Cosmi, tomo 11,
Opp enheim, 1619
274
EL OPUS M ACNUM : El fuerte
L O PUS MACNUM: El fuerte
275
Ll fu erte
El fuerte
Esta ilustración, t omada de la <Arithmologia • de Athanasius Kircher (Roma, 1665), es
una copia del plano de Jerusalén de C¡¡rolus Bovillus (Opera, Pañs, 1510). En el Apocalipsis, San Juan repite insistentemente
la cifra doce al describir la ciudad celestial,
lo q ue ha dado pie a un paralelismo con el
EL Opus MAc;NUM: El fuerte
zodiaco. Para el fumoso alquimista inglés
d el s. XV George Ripley, Jerusalén con sus
doce puenas es imagen del Opus Magnum
y del paso por las doce fases del Opus.
Arhanasius Kircher, Arichmologia, Roma,
1665
Al Igual que en las poesías de Blako, en los
tscrit~ proféticos de su contemporáneo
Richard Brothers se combinan conviccionos radicalmente democráticas con tradiciones bíblicas y sus propias experiencias
vltlonarias. Identifica la Jerusalén conquistndo con el Londres d e su época, profet i~~n tlo la ca ida de la urbe británica en el
C!lSD de que la alianza monárquica ganara
In uuorra contra la Francia republicana. En
[~OPUS MAc;NuM:
El fuerte
ese caso. la nueva Jerusalén no caeria del
cielo, sino que seria nueva mente cons·
truida en la Palestina de su tiempo. Bro·
thers d ibujó el plano detallado de la futura
ciudad basándose en las indicaciones del
profet a Ezequiel.
Grabado de Wilson Lowry, en: R. Brothers,
A Descripcion of Jerusalem (Descripción de
Jerusalén), 1801
277
El fuerte
1·fu orto
En su trat ado «Circulus q uadratus» (1616},
Michael Maier compara la Jerusalén celestial con el lapis, representándolo como
fortaleza de oro, como un círculo d ividido
en las oposiciones aristotélicas de elementos y cua lidades, quE> a su vez fuero n asimilados, de las formas más diversas, a los
cuatro pun tos cardinales. Ellapis, que las
une todas, simboliza el <omphalos>, el omb ligo del universo.
Michael Maier, De circulo physico Qc1adrato,
Oppenheim, 1616
Ilt RUR;\L:
\
u
r''''1
L ..J.
L ......
,,,
~'
,o
-~ '
N-x
o• a
X.•M
B:A:.BE.L
Esquema de Abraham von Franckenberg (1593-1652),
discípulo de Jacob
Boehme:
En el fuego del Jui cio Final (1), la no che de Babel se segrega de la luz de
Jerusalén.
«la Jerusalén celestial es un cuerpo yerto,
et erno, purificado, sutil, penetrante, que
tiene el p oder de penetrar y perfeccionar
los otros cuerpos.» (Nodus sophicus enodatu s, Francfort, 1639}
278
EL OPUS MACNUM:
«La nueva Jerusalén será eternamente un
cristal de antimonio rojizo y transparente.
como una piedra (precio sa): es el nuevo
cielo y la nueva tierra, donde moraremos
todos nosotros•. (Valentin Weigel , Azoth
& lgnis, ed. Amsterdam, 1787}
El fuerte
A braham de
Franckenberg,
Rapl1ae/ oder ArztEngel (Rafael o el
ángel médico),
1639
!iogúc1 la interpretación que hace Welling
clol Apocalipsis de San Juan , Crist o devolvcró después del Juicio Final «a nuestro
aiGtoma solar la forma primitiva que tenia
ontos de la caída de Lucifer». Creará un
11\!Cvo mundo con la nueva Jerusalén
•como réplica de la ciudad arq uetípica de
Olos.» Será creada sobre e 1globo terrestre. a la medida d el hom bre en su semeJnn~a con Dios. «No con temp les la fig. 10
Ut OPUS MACNUM: El fuerte
con los ojos de la carne, sino con los del
alma». Los nombres de las doce tribus de
Israel están escritos en las aristas de la superficie cúbica, que está hecha de <<suavisi mo cristal de oro» y penetrada de pura
luz divinal.
Georg von Welling, Opus mago· cab,Jlisti·
cum, Francfort y Leipzig, 1760
279
El f uerte
61 fuerte
Buscando <<la tierra de la tranquilidad», un
náufrago arriba a la isla de Caphar Sa lama,
en la que descolla la ciudad utópica de
Christianópolis, construida, según el mo·
delo de la <Civitas solis> de Campanella
(1612), en forma d e est rell a que alberga un
templo central. la vida y la educación es·
tán o rganizadas según los ideales de los
Rosa Cruz, combinando armoniosamente
la t radición cristiana con el saber univer·
sal. En las escuelas se enseña la cábala
como forma suprema de la geometria y la
teosofia como cumbre de las humanida·
des, asi como la armonia pitagórica y la as·
trologia. El teólogo suabo Johann Valentin
Andreae (1586-1654) es considerado uno
de los autores de un panfleto publicado al·
gunos años antes por la hermandad de los
Rosa Cruz, de q uienes se separó segura·
mente por miedo a ser tildado de hereje.
Como reorganizador de la instrucción pú·
b lica en Wurttemberg y de la iglesia lute·
rana del «land», p rocuró llevar a la prác·
tica, después de la Guerra de los 30 años,
los ideales de la Hermandad, basados en el
amor al prójimo y la reforma de la iglesia,
el Estado y la sociedad.
J. Valentin Andreae, Reí publicae Christiano·
politanae descriptio, Estrasburgo, 1619
Ln descripción de la isla vo lante Laputa,
conducida por un grupo de inventores
lun~ticos con la ayuda de una rueda del
! lempo magnética, acaba en parod iad" la
•• l~oyal Society» que hace Jonath an Swift
on su •Gull iver», editado en 1726. la vete·
rono academia británica para la p romoción
280
EL OPUS MACNUM: El fuerte
GL O PUS MACNUM: E l fuerte
de las ciencias naturales fue fundada en
1660 según la concepción de los Rosa Cruz
de un «Colegio invisible•• que persigue los
más altos ideales culturales.
Jonathan Swift, Gul/ivers Reisen (Los viajes
de Gulliver), ed. Leipzig, hacia 1910
281
1fuorto
1 " mono~ ter
El fuerte
cons-
Lilllr ol templo,
(~t:o{Jlll1 lo~ pt~la­
boro9 de la Bibli a,
con piedras ya labrada~. de modo
que du rante la edi ficación no se oiga
alll ningún ruido
molesto ni de ningún otro instrumento d e hierro.
La s piedras (las
personalidades
evolucionadas) deben asentarse de
forma que se man tengan firmes sin
masa que las una
(...)El Templo de
Sa lomón es la imagen de la que nacen todos los ~im ­
bolos y la que
vuelve a reunirlos
en una unidad superior. Por eso los
francmasones llaman construcción
a su actividad. La
meta de su trabajo
es el templo de la
humanidad para
gloria del grana rquitecto de los
mundos( ...)•
(Lcnnhoff y Posner, lnternationales Freimaurcrlexikon (Léxico i nternacional d e la
francmasoner ía],
Graz, 1g65)
Antes de que los tres aprendices le propinen el gol pe mortal, el constructor del
lomp lo, Hira m Abif logra arrojar a un foso
profundo el t riángulo de oro con la palabra
clovo, que lleva siempre en e l pecho.
Lo~ candidatos al «Royal Arch•, el principal
alstcma de altas graduaciones en los palIOS anglosajones, son adiestrados progretlvomcnte para buscar ese triángulo con el
nombre inefable de Dios. El tri3ngu lo es tá
Tapiz del s. XVIII,
grabado
282
EL OPUS M AGNUM : El f uerte
r L OPUS MACNUM: El
f uerte
oculto junto a los planos del t11mplo en los
escombros d e la bóveda subterránea, er igida sobre nueve arcos tan elevado s que
no les afectan las aguas del diluvio. El no·
veno arco tiene empotrada una piedra cú·
bica como simbolo de la más alta fuerza
moral. Sólo ella puede abrir el paso al san·
tuario subterráneo.
Representación de los altos grados: Les
Royal/e Arches (Los arcos reales), hacia 1775
1fuorto
El fuerte
.Por lo~ frutos CO·
noccrás la ralz•.
• El que quiera ir al
jardin de rosas fi.
losófico sin tener
la llave hace como
el hombre que
quiere andar sin
"En el ramaje de
los jardines de
este tipo crece,
para quienes la
pies.•
merecen, una CO·
rona de oro( ... )
Como la puerta
está cerrada, na·
die puede penetrar en la casa, a no
ser que se haga
con la llave mientras Dios guia las
estrellas•.
Hermetischer Philosophus oder
Hauptschlüssel (El
filósofo hermético
o la //~ve maestra),
Viena, 1709
El alquimista árabe Umail at-Tamimi (hacia
goo-g6o), conocido como Senior Zadith,
penetra en la «cámara de la sabiduria•, el
lapis. Las cuatro puertas de los cuatro elementos deben abrirse simultáneamente
«con las cuatro llaves, hasta que toda la
casa se inunde de luz•.
Aurora consurgens, finales del s. XIV
EL OPUS MACNUM :
El fuerte
Lo puerta tiene una cerradura triple, como
las tres fases del Opus. los t res pináculos
puntiagudos que coronan el arco indican
quo dentro hay tres fuegos distintos, peraonlficados por las musas inferiores de la
derecha, sentadas en el Parnaso: ·En vano
Intentas subir a esta montaña, tú que apeno~ puedes tenerte sobre una piema en un
camino llano•. Para poseer los elixires de
t:L OPUS MACNUM:
El fuerte
las rosas blancas y rojas hace falta ante
todo la debida materia inicial. Esta rosa
lleva un vestido verde, dice Maier. El sabio
la corta sin pincharse, mientras que el ladrón ono siente más que dolores•.
Michael Maier, Ara/anca fugiens, Oppen·
heim, 1618
285
El fue rte
1fluorto
U•1CCo~o al
• monto do los filó-
tofos• C!;t;\ obs·
Huido por un muro
do errores sofisticos. El viejo que se
ve a la entrada es
ol antimonio satu rnal, llamado aqu í
..padre de los meta les•. Los alqui mistas identi ficaban a este • viejo
guard ián• con
Boas, campesino
de Belén, bisabuelo de David .
Arriba, el alquimista árabe Senior
Zadi th p lanta e l
árbol del sol y de
la luna, que da e l
lapis. Un pasaje de
<Aurora co nsurgens) en el que se
compara el lap is
con una casa edificada sobre la dura
roca alude también a Senior Zad ith. En dicho pasaje se dice que
quien consiga abrir
la casa, encontrará
en oll a la fuente de
la eterna juventud.
Ln .Fnma Frat ernitatis> es el primer mani-
Gchcimo Figuren
der Rosenkreuzcr
(Las figuras secretas de los RosaCruz}, A/tona, 1785
286
flo~to de esta hermandad invisible de los
Roso Cruz. publicado en 1614 por el circulo
do onudiantes de Tubinga en torno a Va lor111n Andreae. Pero esta •actitud y travetum juvenil•. como Andreae calificó más
IOtdo el asunto, tuvo consecuencias insospochndas. Por todas partes salieron fartrlntcc que afirmaban pertenecer a esa
11Mrn3ndad milagrosa. Sabios como Rene
Do"artes y Robert Fludd intentaron tomar
r ontncto con ella. En vano: • Nuestro cdifi-
E L OPUS MACNUM: El
fuerte
r1 O PUS MACNUM: El fuerte
cío ... debe p ermanecer inaccesible al
mundo impío•, se dice en la •Fama•.
A los postulantes de la hermandad,
Schweighartaconseja andar al acecho
como las p alomas de Noé, mantener la
esperanza en Dios y orar sin desaliento,
hasta que un d ía aparezca uno de los hermanos, pues ellos saben leer el pensamiento.
T. Schweigharr, Speculum sophicum Rhodosrauricum, 1604
287
Qnlgm ll!'l de la
Ya los antiguos egipcios habían «esclarecido los secretos (al)quími-
tcria pasará por un color grisáceo y tenderá a blanquear; si ahora se
Enigmas de la
:toologla
cos por medio de las figuras de animales: de esta manera el león
otiza el fuego, la materia se teñirá de un color amarillo limón, para
zoología
rojo significaba el sol, el oro; el sapo y el cuervo, la putrefacción; la
ocabarde color rojo, y pasará de ser volátil a fija>>. (J. J. Becher, Oedi-
paloma, el águila y la serpiente eran el león verde, la luna de los fi-
pus chimicus, 1664)
lósofos, su M ercurio; el antimonio se representa por el lobo, el dragón por el nitrito, el arsénico por la serpiente, y así sucesivamente.
Para desentrañar los símbolos de la zoología alquímica hay que co nocer y reflexionar acerca de las características de los animales en
cuestión. Las cosas tóxicas y volátiles se muestran en la materia; las
fijas y terrestres, en la forma. Resuélvase pues este enigma: el león
rojo lucha con el lobo grisáceo; si lo vence, se convertirá en el magMichael Maier,
Viatorum,
Oppenheim, 1618
nificente príncipe victorioso. Enciérralo enseguida en una prisión
transparente con diez o doce águilas vírgenes y entrega a Vulcano la
llave de la prisión. Las águilas se batirán con el león para vencerlo y
desgarrar y descuartizar su cuerpo, que cuando éste se corrompa
d esprenderá un olor nauseubundo y las águilas intentarán huir del
hedor, y le pedirán a Vulcano que abra la prisión y examine todas las
grietas de la misma; pero como Vulcano no accederá a ello, sino que
cerrará a conciencia la prisión, entonces las águilas se contagiarán y
corromperán también por la pestilencia de la carroña del león. Será
una espantosa corrupción. Pero como la ruina de uno es la generación del otro, surgirán varias cosas de esa doble carroña: primero un
cuervo, que al pudrirse desaparecerá, dando lugar a un pavo( ... );
cuando éste se disipe, tomará su lugar una paloma que encuentrará
el lugar seco que el cuervo no ha podido encontrar; pero en nuevo
lugar, ya que entretanto la tierra existente hasta entonces se ha
perdido por el diluvio; la nueva está hecha de la tiza virgen de los filósofos. Esta paloma, aún no disipada por la putrefacción, se convertirá paulatinamente en un fénix que Vulcano incinerará en la propia prisión. De la ceniza saledrá un fruto nuevo, incorruptible e inmortal que restaurará todas las cosas sublunares.
Este relevante enigma de la zoología lo desvelarás de la fo rm a siguiente: limpia el oro con el antimonio. Pon éste en un recipiente con
diez ó doce partes de mercurio de los filósofos o del agua mercurial
de los metales representados por los animales. Cierra el recipiente,
caliéntalo según arte y así será superada la forma-del oro por la materia mercurial y se corrom perá. Aparecerá una negrura y toda suerte
d e colores. Cuando acabe finalmente la fase de putrefacción, lama-
288
EL OPUS MACNUM: Enigmas de la zoología
liL OPUS MACNUM: Enigmas de la zoología
289
Enigmas do la
nlgmos do la
:toologia
zoología
•<l.o~ riló~ofos dicon generalmente
que debe haber
clo:: peces ~n nuestro mar••. El mar
representa el
cuerpo, los dos peces el es pi ritu y el
alma. «Cuece jun-
más grande mar
<<Se d escubre un
bello bosque en la
1ndia en e>l que> h~y
dos pájaros ligados uno al ot ro.
Uno es bl anco
como la nieve
(mercurio}, el ot ro
rojo (azufre),
matan a picotazos.» Después de
que existe».
devorarse mutua-
Lambsprinck, De
Lapide philosophico, Francfort,
·t 625
mente, se transforman primero en
una paloma (blan·
queo) y después
en fénix (enrojecimiento).
y"''
tos los tre s, será el
D. Stolcius von
Stolcenberg, Viridiarivm chymicum,
Francforl, 1624
Las dos natura le·
zas opu!!!stas del
o pus se funden
mediante una lar9an cocción. (<Ten
paciencia, tu trabajo/ no será en
vano: el árbol exquisito/ te d ará
oportun amente
los frutos que mereces.n
<<En el bosque se
esconden un
ciervo y un unicornio.» El bosque es
el cuerpo, el unicornio el espíritu
(azufre, principio
masculino), el
ciervo el alma
(mercurio, principio femenino).
Bienaventurado el
hombre que los
pueda capturar
con el arte y do·
D. Stolcivs von
Smlcenbe>rg, Viridiarium chymicvm,
Fmncf ort, 1624
mar.
Lambsprinck, De
Lapid!!! philosophico, Francfort,
1625
290
EL OPUS MACNUM: Enigmas
de la zoología
li~ OPus MACNUM:
Enigmas de la zoología
291
nlgmoc do la
Enigmas do lo
~ool ogia
zoología
AA l a ascensión
BB El descenso
C El mercu rio
DO El cuerpo só ·
lido se disuelve
E la sal se licúa
FS La sal se licúa/ y
asciende a las al tu·
ras
Hieronymus Reussner, Pandora, die
e deiste Gabe Gottes (Pandoro, el más
sublime don de
Dios), Basilea, 1582
•En la cima del mon te en el que se encuentra la prima mat"ria e<tá el •buitre de los
filósofos» (su mercurio) y grita sin cesar:
«Soy el negro de lo blanco y el rojo de lo
b lanco y el amarillo d e lo rojo; anuncio la
verdad y no miento.»
Michael Maier ha tomado este aporegma
del •Rosarium philosophorum•. compila·
ción de doctrinas alquímicas del siglo XIV,
2g2
EL OPUS MACNUM: Enigmas d e la zoología
donde se lee: •Sabed quc la cabeza del
arte es el cuervo, que vuela sin alas tanto
en la negrura de la noche como en la claridad del día». (Rosarium philosophorum,
ed. J. Telle, W " inheím, 1992). Se alude
aquí al nigredo, en el que se corrompen las
partes sólidas de la materia.
Michael Maier, Ara/anta fugiens, Oppen·
heim, 1618
OL O rus MACNUM: Enigmas de la zoología
2g3
llnlgrnoGd e la
too logio
Enigma!: d e In
zoologia
nl nuó n uno casa
~ ubtom'\ nc~ (... )Y
vi ~0b 1 e ol tejado
ln51m~gcnes de
nueve ~guílas»,
dice el alquimista
árabe Senior
Zadith (hacia
goo- g6o). frecuentemente citado en 'cAurora
consurgens)>. Las
águilas evocan los
nueve procesos de
sublimación. El
arco y las flechas
representan las fa·
ses siguientes de
la solid iFicación.
Esta representa ción está est rechamente relacionada
con las leyendas
árabes relativas al
hallazgo de la Tabla de Esmeraldas
de Hermcs Trisme-
gisto que t iene el
anciano en su re·
gazo. En la Tabla
están representados con jeroglifi·
cos los axiomas
herméticos.
Aurora consurgens,
comienzos del
s.XVI
294
EL OPUS MACONUM: Enigmas de la zoología
•El fuego da forma y hace perfecto todo,
como está escrito: le insufló la vida, el
fuego hace sutiles todas las cosas terres·
tres, que sirven a la materia•.
cosas livianas tampoco pueden o primirse
sin que intervenga la cosa pesada. En la
•Turba• se Ice: espiritualizad el cuerpo y
haced volátil lo que es fijo•.
• Una cosa que es pesada no puede hacerse
liviana sin la ayuda de la cosa liviana. Las
Aurora consurgens, comienzos del s. XVI
EL OPUS MACONUM: Enigmas d e la zoología
295
nlgmM do lo
t oologlo
Enigmas do la
zoología
.-Su monc1on:lll
dog ¡¡liJo•o~ en el
El alma y el c~pl·
ritu pueden a•i adirse y quitarse al
cuerpo (solve ct
coagula). «Sin
d uda t iene que
darse un gran milagro para que de
dos leones salga
uno solo.»
bo~quc. pero en la
mente o~ $Óio
uno•, dice Lambsprinck. Los dos
vástagos del páj aro Hcrmes simbolizan los componentes volátiles y
sólidos del mercurio, que se unen
mediante repetí·
das sublimaciones.
Lambsprinck, De
Lapide phi/oso·
phico, Francfort,
1625
Lambsprinck, De
Lapide phi/oso·
phico, Francforc,
16<5
Un águila tiene
dos hijos d esigua les. Uno puede volar, pero se lo impide su hermano,
que no tiene p lumas. «Intercambia
sus cabezas y lo
conseguirás»,
aconseja Maier. En
otras palabras, fija
lo volátil y volatiliza lo fijo.
· Aiiade al león una
leona alada. para
que ambos pueden
vivir en los aires.
Pero él se mantiene inmóvil y
permanece en la
tierra. Esta imagen
te muestra el camino que sigue la
naturaleza•. Michael Maier aconseja sublimar las
dos naturalezas
(azufre y mercurio)
hasta que no puedan separarse.
Michael Maier,
Atalanta fugitMS,
Oppenheim, 1618
M ichael M aier,
Atalanta fugiens,
Oppe11heim, 1618
EL OPUS MACNUM : Enigmas de la zoología
EL O PUS MACNUM: Enigmas d e l a zoologí a
297
Enigmas d e la
zo ología
nlgmM do lo
:toologlo
1 l lnó11 verde, dc5·
«Soy el verdadco·o
león verde y d orado sin cuita/ en
mi se esconden tO ·
dos los misterios
de los filósofos.»
etilo ,oe¡ul como
UXIrhCLO gcloti·
no~o del antimo·
nlo en bru to, es
unn de la <(tres co·
sa:; ~uficií:!ntes
para la maestría en
ol arte». Las otras
dos son el vapor
b lanquísimo que
«El león verde que
d evora al sol» es.
seglln el <Rosa ·
rium>, «nuestro
mercurio». Solo él
actúa p rofunda·
mente en todos
los cuerpos y los
eleva. Si se mezcla
con otro cuerpo, lo
anima y lo ilumina
y transmuta sus
propiedades .»
(Rosarium philosophorum, ed.
Telle, Wein heim,
l gg2)
se precipita como
«agua de fueg o» o
«fuego contra na·
tura» y las <<aguas
sulfurosas y fét i·
d as».
Michael Maier,
Atalanra fugíens,
Oppenheim, 1618
La «sangre del
Heinrich Khu nrath
lo llama •<lo natu·
ral, en una palabra, el todo u ni·
ve rsal concebible
y lo que supera por
arte todo lo natu·
ral y lo art ificial en
león verde», tam·
bién conocida
como «vitriolo de
los sabios», es el
disolvent e univer·
sal que devora los
siete metales y el
oro. Basiliu5 Va ·
la naturaleza».
lentius afirma que
la sang re sólida
del león roj o (lap is, sol) sale de la
sangre volátil del
león verde.
(Vom hyleali schen
Chaos (Sob re el
caos hileá lico]. ed.
Francfort, 1708)
Rosarivm phi/oso·
phorvm, s. XVI
D. Srolcius von
Stolcenberg, Viri·
daríum chymicum,
Francforr, 1624
298
EL OPUS MACNUM: Eni gmas de la zoología
IJL OPUS MACNUM: Eni gmas de la zoología
299
Enig mas de la
zoología
nlgmor. do lo
zoologlo
El basilisco es un
hibrido venenoso
de gallo y sapo. Su
mirada fija y mata
todo al instante,
como un disol·
vente caústico o el
polvo de provee·
ci6n que t rans·
"1 ~I Q O~ oii CCi·
plonto do lo~ filó·
aoro~. del que tan
,c¡crl!lamonte tra·
tnn en sus libros y
pnróbolas. sin que
nndie lo entienda
( ... )A quienes
quieran freir, pasa r
por agua o cocer el
huevo de los sa·
bios. les aconsejo
que procuren no
ro mper la cáscara,
pues entonces( ... )
saldría el veneno y
podria matar a to·
dos los presentes;
ese veneno es e l
más fuerte que hay
en el mundo.•
muta los mct:.lc!:.
Si se le pone un es·
pcjo delante. se
mata a si mi~mo.
-.Oc sus cenizas se
hacen cosas mara·
vi llosas.•
Auror., consurgens,
comienzos del
s. XV/
• En la roca se une
el águila (sal do
amoniaco) con el
humo del d ragón
(nitrito)». En la
•Tercera llave• de
Basilius Valentius
se habla de .. reti·
rar al rey (al oro).
su alma, su azu·
fre•. Este azufre es
el zorro. que ha fi·
jado la gallina mer·
curial y ahora es
volatilizado por el
gallo, q ue lo de·
vora.
Isaac Hollandus,
Hand der Phi/oso·
phen (1667), ed.
Viena,1746
Srolcenberg, Viri·
dJrium cllymicum,
Francforr. 1624
oas --S_!;/
o
t... c~t:fff :!:Jeraús.
f
300
EL OPUS MACNUM: Enigmas de la zoologia
0L OPus MACNUM: Enigmas de la zoologia
301
1 roclo
El rocío
• lur. arle<JOS menunn rica lluvo.l do oro/ como
ol ~ol en delirio
¡_1ntoroso con VetH.I$.1 Asi como PaIM ~a le de la cabe'lól de Júpiter/
tombiim el oro
debe caer como
lluvia en tu escudi·
lla.•
•Su tierra será
4 h>Mn
bendecida por el
Señor con el mejor
don del cielo, el
rocio.•
(Dcut. 33. 13)
·Este roclo es el
maná del que se
alimentan las óll·
mas de los justos.
los llamados tienen sed y lo recogen a manos llenas
en los campos del
cielo.• {Zohar)
«Nuestro rocio.
nuesta materia es
celestialment e es·
pcrmática y fe·
cunda, eléctrica y
virg en en gene·
ral•. (To mado de
las o bras d el
Conde M arsciano,
1744)
Palas Atenea, diosa de la sabiduría, sale
del cerebro de Júpiter, a quien Vulcano
queria curar a hachazos sus dolores d" cabeza. Est" nacimiento, escribe Maier, se
celebra anualmente en Rodos como fiesta
de la «lluvia de oro•. en la que se lanzan al
aire moneditas de oro de imitación.
Johann Glauber (1604-1 670) cuenta cómo
llevó a cabo ante algunos amigos suyos el
experimento de otra lluvia de o ro clásica:
•Coloqué sobre una mesa( ... ) un alambi·
302
EL OPUS MACNUM: El rocío
De alchimia,
Leiden. 1526
q ue de vidrio afilado en la punta y metí por
el estrecho cuello a la bella Dánae. la hija
del rey Acrisios ( ... )después, asistido por
Júpiter, produje una lluvia de oro que dejó
caer, entre las tejas de la techumbre, es
decir, el estrecho cuello del alambique, so·
bre el regazo de Dánae ( ...)• (J.R. Glauber,
Von den Dreyen anfangen der M etalle. De
los tres o rigenes de los metales, 1666)
Michael Maier, Ara/anta fugiens, Oppenh eim, 1618
IJL O PUS MACNUM: El r ocío
303
1roclo
El rocío
Lámina 1
Difícil encontrar una obra en la historia de la alquimia que haya hecho
correr tantos rios de tinta como el (M utus Liber) «Libro mudo», que
Inspirado po r la
piedra tosca
(prima matNia),
Jacob sueña con
una escala c:eleste.
que equivale a l intercambio de espírit u y materia. Las
d iet c:;t rc llas sim ·
bolizan las diez fa ·
transmite su mensaje en forma de jeroglíficos en una serie de 15 ilustraciones. La edición príncipe apareció en La Rochelle en 1677; la versión coloreada que se emplea aquí procede de un manuscrito francés
de las postrimerías del siglo XVIII. El autor parece ser un tal Jaco bus
Sulat, que en la primera ilustración oculta su nombre tras el pseudónimo Altus (latín: alto), anagrama de Sulat, y en la última ilustración
hace lo propia con la expresión latina <<oculatus abis» (te irás como vi-
ses ele l a sublima·
ción en l a obra. Las
dente). Para los comentarios que hacemos de las imágenes seguimos
tres lineas de nú·
meros ind ican. le idas a la inve rsa. las
difN entes citas bíbli cas e n las q ue se
hace re fe re ncia a
las be nd iciones
del rocio celeste .
También las rosas
alude n a él (rocío:
en muchos puntos las interpretaciones detalladas de Eugene Canseliet, discípulo del legendario alquimista Fulcanelli y editor de su obra
(Aitus, Die Alchemie und ihr Stummes Buch, La alquimia y su libro
mudo, ed. Amsterdam, 1991). Canseliet escribe que gracias sólo a
este libro de imágenes jeroglíficas logró aislar la sal extremadamente
volátil del rocío, y que ello le llevó a hacer su edición comentada del
«Mutus liber».
«rosn en l atín).
En la serie de ilustraciones tiene especial relevancia la descripción de la obtención de la sal por vía húmeda, mientras que la fase
central subsiguiente, la preparación dellapis por vía seca con la
ayuda de la sal ígnea oculta, está parcamente documentada. El rocío,
dice, contiene un nitrito finísimo capaz de refinar las otras sales. Su
glifo CD forma la estructura de la composición de la primera lámina, y
el del amoníaco la de la última. Pero no se trata del amoníaco corriente, sino de una sal cristalina con la fuerza de la armonía, que
Canseliet llama «Armoníaco». Ambas substancias, nitrito y armoníaco, son el agente y el paciente de la obra, como figuran en «Aurea
Catena>• de Kircher (cf. pág. 238). En el <Mutus Liben aparecen, bajo
figuras cambiantes, como el doble principio fundamental de la obra:
como pareja alquímica o como Tauro y Aries, o también como Apolo y
Diana.
Para dificultar la comprensión de la obra, el autor intercambió el
orden de las planchas. Aquí se reproducen en el orden original, pero
ofrecemos también (entre paréntesis) el orden propuesto por Canseliet.
304
EL OPUS MAGNUM: El rocío
IJL O PUS MAGNUM: El rOCÍO
305
El rocio
El rocío
Lllmlna 2 (precede
lómina B)
lámina3
~In
Júpiter, primer
halo de luz q ue
atraviesa la noche
saturnal, está sen·
tado en el trono
sobre tres anillos
que simbolizan las
rotaciones en las
1res fases de la
obra, con sus co·
rrespondientes in·
versiones de den·
t ro il fuera. Bajo 61
se- ve a Juno, su esposa, q ue repre·
senta la fase multi ·
colo r (pavo real), y
a su lado, los páj aros de las sublimil·
ciones. Las esce ..
nas de pesca si m·
bol izan las relacio·
Neptuno une en la
redoma a sus disci·
pul os Apolo y
Diana, en la f ase
central de la o b ra.
La noche del caos
se ha retirado y la
luz del sol espiri·
tual ilumina ahora
la obra .
ne s reciprocas de
coagulación y su·
bl i mación de los
dos componentes
fundamentales,
que aparecen aqui
bajo la forma d e
Tauro y Arie$.
306
EL OPUS M ACNUM : El rocio
11 O PUS MACNUM: El rocío
El roclo
El rocio
l.~min~
Lámina 5
4
Después de la dest ilación, la muj N
del alqui mista re·
tira del mat raz
cu;,tro parte coaguladas que entrega al «Vulcano
lunar». Éste sim ..
baliza el •fuego
secreto)) que se
forma a partir de
las d os sales del
rooio. Este fuego
vu lcánico har4i re·
vivir al niño que
ll eva en b razos.
Ab aj o se ve el apa ·
rato al que se con fía el recio para su
digestión.
La parej a alquímica como correspondencia inferior
del sol y la luna
durante la recolección del recio . Dicha recolección
debe efectuarse
en los meses d e
abri l (Ari es) y mayo
(Tauro), que es
cuando el verd e
espírit u del
mundo, citado f re ·
cuent ement e por
l<hunrath, está en
la plenitud de su
fuerza . Al recio
hermét ico se le
ll ama t ambién •vit riolo de <los sa ·
bias» o «león
verde». Su gli fo
puede verse en la
punta del campanario de la iglesia.
o
)08
EL OPUS MACNUM: El rocío
lll
OPUS MACNUM:
El rocío
309
131 roclo
El rocío
l tl nolnn 6
Lámina 7
El p t·o ducto d~ una
digest ión de cuarenta dias y de una
soguncla destil ación aparece en
for ma de flores
sul furosas fijas
que recibe el nombrl'! de «OrO de los
sabios». El alqui·
mista entrega el
extracto a Apolo,
fuego celeste, vest ido aquí con
arreos marciales.
Abajo a la derecha,
el contenido del
frasco. q ue anterio rmente se había
confiado al fuego
El producto de las
destilaciones se
ati ade al extracto
que ha $ido con·
ccntr;¡do mecliante el fuego lunar secreto. Des·
pués se calienta
todo al baño maría
y se sacil la sal de
la (l rmonía universa l. cuyo g lifo es*·
Abajo. Saturno ·
antimo nio devora
al niñito o uazufre
de los sabios».
Después de su purificación por el
fuego y el agua. es
llevado junto a
Diana. la b lancura.
vofcilnico secreto,
se viert e en una
olla para su coc·
ción.
31 0
EL ÜPUS MACNUM: El rocío
IJL OPUS MACNUM:
El rocío
311
El rocío
El rocío
LóoniM8
Lámina 9 (s igue a
la lámina 4)
En la redoma que
llevan los dos ángeles se ve al M ercurio filosófico
como producto d e
la unió n d el
Soi/Apoloy
Luna/Diana, unión
ll evada a cabo por
Neptuno e n la lámina 2 . Los diez
pájaros de la sub limación se corresponden con las
serpientes d el cad uceo. Dos de los
pájaros llevan ra mas co n los simbolos d e las dos
substancias sali nas
que ha p roducido
el «fuego se creto)): tá rtaro y
Depositado en seis
escudillas que forman un triángulo
de fuego, el rocio
se somete a la acción del fluido cósmico para redoblar
su energía (en
griego: «rosis>>).
Según Canseliet,
el efecto de esta
energía es p recisa mente lo q ue d isti ngue la alquimia
de la q uí mica ordi-
naria.
amoníaco.
312
EL OPUS MACNUM : El
rocío
L 0 1'US M ACNUM: El
rocío
313
El roclo
El rocío
L~tnln~ 10
Lámina 11
P1•upnrondo y se llnndo el «hu~vo
filosofal)) o ccredp iante de la natura leza mercurialn.
En contra de lo
que p arece. el recip iente no es de
vidrio, y su con tenid o no es un
fluido. sino son las
d os sales en cuyo
interio r reposan
las flores sulfurosas u <tOro espiri..
t ual>>. Los d os
p rincipios consuman su unión en él
hor nillo ele atano r,
p ro d uciéndose la
rub i ficación d efinitiva que se ve en
el centro de la
d iana.
Si se compara est a
lamina con la no
se aprecia que el
co ntenido de la redoma se ha hecho
t ransparente y
convertido en «lo
mas profundo de
) 14
a.
una clarid3d sin
fondo». El mercurio filosófico aparece ahori1 elevado
a la d ignidad de
púrpura y el si m bolo ele la sal de
t árt aro sulfuroso
esta provisto del
g lifo de la sublima·
ción . Obscrvese
que en la parte inferior han d esaparecido las cortinas
qu<> t apaban las
ven tanas.
EL OPUS MAGNUM: El rocío
EL OPUS MAGNUM : El rocío
315
El rocio
El rocío
l~min a 12
l:\mina 13
El azufré/Tauro se
éncabrita, movido
por su dinámica in·
terna, y el rocío en
las escudillas co ·
mionza a vibrar, saturado de es pi ritu
nítrico y celeste,
del salitre puro. El
mercurio filosofal
lo toma ansiosa·
mente. pues lo ne ·
ces ita para la germinación y cristali zación de la semi·
lla sulfurosa, el
«oro espiritual•
que lleva en su in·
terior.
las flore sulfuro·
S\\S de la lámina 10
se han convertido
entretanto en un
peq ueño sol q ue
tiene la facu ltad
de llevar el mNCu·
rio al mas alto
grado de fijación.
(la diana con la
marca roja en el
centro ha crecido
entretanto ). Las ci·
fr\1~ qu~ muestran
los dos principios
reunidos indican la
fase de multiplica·
ción, que progresa
en potencias de
d iez hasta <'> 1 infi ·
nito.
EL OPUS MACNUM:
El rocío
EL OPUS MACNUM:
El rocío
317
Gl rocl o
El rocío
LámiM15
Loe t res hornos coo·rc~ po n den a los
t o·es fuegos de la
ob ra: el fuego espiritual int e rior, el
fuego secreto de
la sal y el oscu ro
fuego material,
q ue avi va los ot ros
d os. Esta últ ima
fase, en la que se
trata de mant ener
una cocción const ante, se llama <<labor de muj er y
juego d e niños • .
La cocción dura
t res d i as ó hasta
alcanzar la p lat a
f ilosófica (iz q uierda). y o tros
tres d ias mós para
el oro, hij o del sol
(derecha). «Reza,
lee, lee, lee y relee, trabaj a y lo
encontra rás», exhorta la parej a a
aquél que sigue los
pasos a M ercurio .
) 18
La noche de la pri-
mera lámina ha
ciado paso en esta
ul tima al lucero del
atb••- El Hércules
pagano ha reali zado los trabajos
de la obra y sus
rc!ttOS mo r t~ l es se
deposi tan en el
suelo. mientras
que su e~p irit u in-
corrup tible se
elev a en los aires
como verdadera
piedra ang ular que
une los principios
masculino y fame·
nino . Lasramas
que enmarcan la
escena formt~ n una
X (se aprecia mejor
en la ed ición príncipe), la Gi griega,
si9no de Cri!tt O o
de la luz revelada.
EL OPUS MACNUM: El rocío
L OPUS M ACNUM: El rocío
319
El rocío
Labor de
mujeres
En c~ta borrosa fotografia sc ve al alquimista francés
Arrnand Barbault
(1906-1974) escurriendo un paño de
lino empapado de
rocío. Barbault
mezcla este liquido, cuya calidad depende en
gran medida de la
especie vegetal en
la quc se recoge,
con un extracto
vegetal, la • sangre
d el león verde», su
p rimd mate ria .
Para ello toma una
porción de «tierr a
virgen•, exenta d e
fertilizant es quimicos, y tras añadirle los demás
component es la
dej a tres años
hasta obtener u na
mezcla totalmente
negra.
El •blanqueo• d e
la materia negra
después d e la f ase
de nigredo, es
consid~rado aquí
• labor doméstica a
cargo de las mujer~s•.
Joyce, que conocia
bien las ilustrado·
nes del .Splendor
solis•. introdujo
varios motivos en
sus obras: •Wring
out the clothes!
Wring in the dew!
(a imitación di!.'
Tennyson: cRing
out the old, ring in
thl!.' new•)(..-J
Spread! lt's churni ng (churn: man requer;J, centrifugadora) chill (chi/1:
h elada, depresión,
migredo•)- Der
went ist rising. 1'11
lay a few stones on
the hostel sheets.
A manand his
brid e embraced
between them.»
(el rebis hecho de
Armand Barbaulr,
L 'ordu mi/liéme
marin, París 1979
So/y Luna).
(J. Joyce, Finnegans Wake, p.213)
5. Trismosin,
Splendor solis,
Londres, s. XVI
320
EL OPUS M ACNUM:
El ro cío
L
OPus MACNUM: Labor de mujeres y juego d e niños
321
Lob or d e
mujeres
Juego
de niños
.. contempla a una mujer lavando el lino y
np rcnde a hacer colada como ella/ con
agua caliente y ceniza/ Haz como ella y
todo te saldrá mejor/ pues el cuerpo,
cuando esta negro, se blanquea con agua. »
Dicha agua es el •fuego f ilosófico» que penetra en el interior de la materia vil y la pu·
rifica de toda impureza.
Las expresiones
• labor de mujeres•
y • juego de niños• .
casi siempre cita d as juntas. describen una fase avanzada del Opus en
la que, aparte de
mantener el fuego
de cocción a una
temperatura constante, no hay mas
que hacer que pasar el tiempo. Se·
gún Salomon Tris·
mosin~ es-ta ilustración de los niños jugando es
también una parábola de la fijación
del mercurio por el
azufre, p ues, como
ocurre en el «Juego
de niños», lo que
estaba encima
(Mercurio) pasa a
estar debajo.
Michacl Maiar, AMianta fugiens. Oppenheim,1678
«Así como la mujer
remoja el p escado
en su propia agua.
lo escalda y cuece
(...).el artista también trata su sujeto con su propia
agua, más fuerte
que el vinagre mas
concentrado. Lo
destruye, lo
ablanda, lo disuelve y lo coa gula, todo ello
dentro del reci piente de Hermes
bien cerrado.»
El grupo de niños
en primer plano
recuerda a los • ni·
ños de Hülsen beck» (die Hülsen beck schen l<inder)
de Ph. O. Rungt>
(1Sos).
S. Trismosin, Splen·
dor solis, Londres,
s. XVI
Michacl Maier.
Ara/anta fugiens,
Oppenheim, 1618
) 22
EL O PUs MACNUM : Labor d e mujeres y juego de niños
llL OPUS MACNUM : Labor de mujeres y j u ego de niños
3 23
Qulmica
Química
vegetal
vegetal
·•Sombr~d el o ro
on In blanca tierra
fo ll ~da, que es la
tercera t ierra que
~lrve al o ro; ell a
tiiie el elixir y el
elixir hace lo p rop io con ella.»
Yn antes de Paracelso (1493-1541), q ue
pOGó a la historia como el fund ador d e la
(ntroquimia (griego <<iatros», médico) farlllDCéutica, la medicina era el fin declarado
da la alquimia. Dado que el proceso alqui-
mico est á orientado al crecim iento o rg ánico, Newton llamó a la alquimia «q uímica
vegetal», en oposición a la química mecánica de laborato rio.
• El más docto de todos los filósofos» entrega a la <<madre alq uimia>> un manojo de
hierbas para curar su cuerpo enfermo.
Mientras que su cabeza d orada y su pecho
l) lateado (cubierto aqui por un censor) han
alcanzado la perfecció n, la mitad inferior
de su cuerpo se encuentra aún en un estado impuro, venenoso. Los muslos están
inflamados por la hidropesía, las piernas y
los pies están deformados por la gota.
El término «teñir»
se emplea aquí en
el sentido de una
t ransmisión de
energía penetrante, q ue en est e
caso se refiere a
las dos ultimas fases de la • multiplicatio» y «proj ectiO••.
Aurora con~urgens,
comienzos del
s. XVI
•La naturaleza no da nada perfecto, es el
hombre quien tiene q ue consumarlo. Esta
consu mación se llama alquimia . El alquimista es el panadero que cuece el pan, el
bod egu<>ro que hace el vino, el tejedor que
teje el paño.» (Paracelso, Paragranum,
1530)
La levadura es la mejor imagen del fermento que inicia el proceso de elevar la
matcriil .
Aurora consurgens, comienzos del s. XVI
Aurora consurgens, fin,Jies del s. XIV
324
EL OPUS MACNUM:
Química vegetal
EL OPUS MACNUM:
Química vegetal
325
Química
Química
vegetal
vegetal
El Pseudo-Eieazar,
un alquimista del
siglo XVIII que
firma con el nombre del legendario
maestro de Nicolás Flamel, considera especial·
mente digna de
mención esta
quinta hoja del cód igo . «Si llegáseis
a perder todos los
escritos, es suficiente que copiéis
estas figuras, o
que las pintéis
para vuestros hijos
( ... )para que las
comprendan fáci lmente.» El viejo
roble es ((nuestro
terrón neg ro y pesado, nuestro Albaó m), sobrenom-
<<Toda simiente necesita un buen terreno,
puro, graso, suave, humedad pa ra la putrefacción y sol para el crecimiento y recolección . En el arte ocurre lo mismo. Siembra
primero el grano en la materia, que debe·
rás limpiar( ...), d e esa forma el espíritu
puro del fuego y del agua bendecirán tu
bre del antimonio.
De él nacen las rosas rojas que son
«la sangre del an ciano o de nuestro
oro secreto)). y
t ambién «el agua
b lanca lunar», llamada <<nuestra pi tó n (sobrenombre
d el mercurio vivo).
cosecha.» (M . Barcius, <Gloria Mundh, en :
Hermetisches ABC [El ABC hermético],
Berlin, 1624)
D. Stolcius von Stolcenberg, Viridarium
chymicttm, Francfort, 1624
Abraham Ele<tzar,
Uraltes chemisches
Werk (Tratado de
química muy anti·
gvo), Leipzig, 1760
326
EL OPUS MACNUM: Química vegetal
EL OPUS MACNUM: Química vegetal
327
La serpiente
La serpiente
•En la segunda lámina del Código
de Flamel • había
una cruz con una
serpiente clavada
a ella.»
• Veis aquí fluir del
desierto, bifurcándose su curso, la
b lanca agua lunar,
que ost:i hecha de
la antigua materia
que es el padre d e
tod3~ I ~G
La serpiente de
bronce que Moisés
clavó en la cruz
4<para que fuera
vista por todo el
pueblo y se librase
de la p laga que padecía• es símbolo
de la fuerza cura·
tiva del elixir mercurial, o lo que es
lo mismo, d e
Cristo crucificado
(Jn. 3 ,14). El
Pseudo-Eieazar
llama a esta ser·
pi ente «poderoso
cosas.»
Se trata en este
caso d e la peligro sa vía seca
•que pa rte de lo
g rasiento de la t ierra, del caos p ri mordial. La otra
vi a (la húmeda)
parte de nuestro
t errón negro, pesado y blanco; las
serpientes que se
arrastran por la
tierra indican que
la pitón (M ercurio)
está en la vi a seca,
que es muy ven e·
nosa, pe ro d espués de haber sub ido varias veces
al monte (alambi·
q ue), se convertirá
en flor casi medicinal.•
rey naturah) qu e
cu ra el mundo en·
tero, como un bálsamo salino. Pero
para que haga
efecto el cuerpo
primaterial y venenoso tiene que ser
despedazad o y el
espíritu volát il fij ado con un clavo
de oro.
Abraham Eleazar,
Uraltes chcmischrJs
Werk (Tratado de
qufmica mvy antiguo), Loipzig, 1760
328
Abraham Eleazar,
Uraltes chemischcs
Werk (Tratado de
química muy antiguo), Leipzig, 1760
EL OPUS MACNUM : La serpiente
EL OPUS MACNUM:
la serpiente
329
La serpiente
la serpiente
En la primera lá·
mina del Código
de Flanel •ha bía
la serpiente de
más arriba (n• 3),
es el espíritu uni·
versal que lo
anima todo, que lo
mata todo y que
asume todas las
formas de la naturaleza. En suma: es
todo y es nada».
Por el arte de la separación, de uno
se hacen d os, •que
ti~nen en si el ter·
cero y el cuarto•.
Es lo más volátil y
lo más fijo, un
fuego que todo lo
quema, que todo
lo ~brc:> y lo cierra
(... )Cuece este
fuego con fuc:>go
u
una varO) y dos ser-
pientes que se devor¡~ban
mutua -
mente». Encarnan
la rotación cfclica
de la destilación y
condensación. • La
serpiente alada•.
explica Pseudo·
Eleazar, significa
el espíritu uníver·
sal( ... ) q ue se extrae del rocío, y
que sirve para la
preparación de
nuestra sa l. La se rpiente de abajo re presenta nuestra
materia( ... ), la ve rd adera t ierr¡¡ virgen( ... ). que se encuentra bajo las
raíces vegetales.
Es la •turba de los
filósofos• que Armand Barbault extraía en las noches
d e luna nueva .
Barbault sigue en
muchos puntos las
indicaciones del
Pseudo-Eieaza r.
(cf. pág. 320)
hasta que pare y
obtendrás lo fijo
más fijo quc atraviesa todas las co·
~as. y cuando un
gusano haya devo·
rado al otro, saldrá
el ser que muestra
esta figura (no 4)•.
Su nombre es
Ouroboros. Ouro
quiere decir en
le ngua copta rey;
ob, es la serpien te
en hebreo.
Abraflam Eleazar,
Uraltcs chemisches
Werk (Trat:~do de
Abraham Eleazar,
Donum Dei, Erfur1,
quimica muy anti·
guo), Leipzig, 1760
330
7735
EL OPUS MACNUM:
La serpiente
l=o OPII< Mar:NuM:
La seroiente
331
La serpiente
Lo ~crpicnte
Las dos serpien -
.. c~tns ~onlas dos
tes, q ue en esta
QOI pi entes
fijad as
ol coducco de
M ercurio, de l~s
(lliC recibe supoder y lo capacidad
de tomar la forma
que quiera(...).
Cuando se ponen
las dos serpientes
en la vasija de la
tumba mortuor ia,
se devoran cruel·
mente una a la
otra( .•• ). M ediante
la putrefacción
pierden su aspecto
natural para adquirir otro más noble. La razón que
me mueve a pintarte estas d os simientes (masculina y femenina) en
forma de dragón
es que su pest ilencia es grande, lo
mismo que su veneno(...)•.
ilustración tántrica
simbolizan la energía cósmica, enro-
llan sus cuerpos en
tomo a un Jingam
(falo) invisible. La
manifestación mi-
crocósmica de esta
energia universal
In llaman los hindues kundalini. El
flujo vital de la
kund.1/ini asciende
a lo largo de la columna vertebral
por el delicado canal central llamado
susumna, hasta el
centro del cerebro . A In izquierd a
de óste ultimo se
hall a el canal lunar,
id,i, y a la derecha,
el canal solar, pinga/j. Los tres canales confluyen en la
zona de las cejas.
Bosoh/i, hacia 1700
Livredes figures
hiéroglyphiques
(Libro de figuras
jcroglificas), París
s.XV/1
332
EL OPUS MACNUM:
la serpiente
EL OPUS MACNUM:
la serpiente
333
Lo corpic nte
La serpiente
· En la India se le
ll~ma b~cu lo ele
llrnhma a la co l u mM vertebral.
La figura 4 la
muestra bajo la
forma o rigina l del
caduceo de M ercurio. en el que las
dos serp ientes que
lo forman simboli·
zan la k unda lini o
fuego ofidico ( ... );
las alas representan el vuelo consciente por los
mundos superiores
ocasionado por la
propagación de
este fuego•.
(C.W. Leadbeatc r,
Die Chakras, ed .
Friburgo , 1990)
•Se representan
aqui ••dos arroyos
parabólicos(... )
que engendran
conjuntamente la
misteriosa piedra
triangular( ... )" y
""" fuego secreto
y natural cuyo es·
píritu penetra en
la piedra y le su·
blima los vapores.
que se cond ensan
en el recipiente•.
N ótese además
• que el arte con·
fiero a este licor
divino, invirtiendo
los elementos y
purificando los comienzos. la doble
corona de la per·
facción(... ). de la
que saldrá el caduceo de Mercurio•.
y •que este t,l al·
ca nza como un fé nix ( ... ) la perfec·
ción última del
azufre fijo de los
sabios•).
Así habla la •Serpiente de Arabia•
de Ripley: • Azog ue es ve rdaderamente mi hermano. y Kibrick
(en árabe: k ibrit,
azufre) verdaderamente mi hcr·
mana.>>Y Rip ley
remata: «Parte la
en tres. h;,z una
con las partes y
obtendrás ella·
pis.»
A. T. de Limojon de
S.1inr-Didier. Le
uiomphe herméri·
que (El triunfo hcr·
mético). 1689, ed.
alem;¡na Francforr.
1765
The<1trum chemicum Britvnnicum,
Londres. 1652
334
EL OPUS MACNUM : la serpiente
EL OPUS MACNUM: la serpiente
335
Lo serpiente
La serpiente
Alegoría de la
unión de los dos
principios en el
Opus: a la izquierda, el aspecto mercurial
femenino, con el
pelicano como
símbolo, que alimenta a sus hijos
con su sangre; a la
derecha, el azufre
o aspecto masculino. simbolizado
por el fénix de
fuego .
......
1.
IN:
Emblema del laboratorio espagírico eSoluna• fundado en 1g21 por el poeta y mago
de sombras chinescas Alexander von Bernus en N euburgo, cerca de Heidelberg, y
Que lo trasladará más tarde a Stuttgart. La
espagírica iatroqu imica. que se remonta a
Paracelso. desig na. según Bemus, «una terapia quQ comprende tanto la homeopatía
compleja como la bioqu ímica, yendo todavía más lejos, ya que por una parte abarca
toda la farmacopea de ambas y por otra
parte aporta al organismo enfermo los in-
336
EL OPUS MACNUM : la serpiente
Figuarum Aegyptiorum Secrecarum,
LE
s. XVIII
gredientes indicados(...), ya d iluidos y por
tanto asimilab les, especialmente los metales, metaloides y minerales. •
Según Bernus, estos r emedios actúan sobn> el • cuerpo fluidico• o •cuerpo etéreo•
del hombre, y por ta nto están en condicio·
nes •de activar la autorregeneración del
organismo, sin cargarlo de substancias tóxicas ni exponerlo a efectos secundarios•.
(Aiexander von Bemus, Alquimia y medicina, Alchymie und Heilkunst, 1g36)
EL OPUS MACNUM: la serpiente
337
La serpiente
La serpiente
Esta ilustración
est á inspirada en
un fragment o del
Rollo de Ripley,
que en los siglos
XV y XVI corría en
diversas copias.
El (e mar rojo-». ins·
cripción que corona este frag mento del Rollo de
Ripley, era uno de
los nombres habituales para designar la divina agua
mercurial y su
fuer2a de ti nción.
Aqui se representa
como la sangre
que f luye del cora~ón de la «ser·
picntc de Ara bia•.
El que la encuen tre será bienaventurado. Fluye redonda como una
bola en todos los
lugares del mundo, escribe Ripley.
Adán (Adamah en
hebreo, que
quiere d ecir tierra
roj a) es el azufre;
Eva el mercurio.
Las serpientes d el
caduceo representan, en opinión d e
Fulcanelli, «la nat uraleza cáustica y
disolvente d el
mercurio, muy
propenso a absorber el azufre met álico (la va ra d e
oro)>>. (Le M ystere
des Cathódrales,
París, 1964)
El par¡¡lelismo d e
los glóbulos rojos
de la sangre con el
lapis aparece
como leitmotiv en
la teoría de la relat ividad de espacio
y t iempo que William Blake desarrolló en su poema
Figuarum Aegyprio-
rum SecretJrum~
s. XVIII
ecMilton• como
respuesta a los
conceptos de
Newton (cf. pág.
426).
Rollo de Ripley,
manuscrito, s. XVI
3 38
EL O PUS MACNUM : La serpien t e
IJ~ O PUS MACNUM :
la serp ient e
33g
la serpiente
la serpiente
El dragón ha matado a la mujer y la
mujer al dragón;
ambos están cu-
Oc la pitón (mercurio vivo) se saca
<<Un agua pesada y
grasa». <<Disolved
al rey(oro) en esa
agua, de cuerpo
entero.. y entregádselo a Vulcan 0 ,
que los cocerá
hasta obtener el
mejor remedio.
Con esta grasien¡ 8
pitón se harán fe_
cunclos el rey y la
reina, y tendrán
una prole innum~­
u
biertos de san·
gre».
·- __ ..
-
... . -·.. ______.:____ ·--~-~-=;i:b.
·-- --:.- ·
l'~b l e.•'
Abraham Eleazar,
Donum Dei, Etittrt,
1735
El dragón, que mora en estrechas grietas,
encarna, según Michael Maier, los elementos tierra y fuego; la mujer, el agua y el
aire. Tierra quiere decir, de una parte, residuo de la destilación corporal; de otra, la
«tierra virgen>> de los filósofos, en cuyo
centro se oculta la brasa del dragón, el
fuego secreto. Ambos están representados aquí, uno blanco (me>rcurio) y otro rojo
(azufre) yaciendo juntos en una fosa prof unda, la putrefacción.
340
EL OPUS MACNUM:
la serpiente>
Esta ilustración, la últim a de>l uAtalanta fu giens» de Michael Maier, fue comentada
por William Blal<e, diestro en emblemática
hermética_ la mujer la interpretaba como
<<Jerusalén>> o e>manación espiritual de la
lnglaterra-Aibión caida y estrangulada por
el materialismo.
Michael Maier, Atalanta fugiens, Oppe>n-
heim, 1618
IJL OPUS MACNUM: la
serpiente
341
Lo serpiente
La serpiente
El .tragacolas
mercurial• es
"nuestro sujeto•.
Oc cst~ únic~ raíz
brotan las rosas
como bien más
elevado. La ros~
blanca es la •tin·
tum filosófica• lu·
n ~r. la rosa roja la
«tintura metálica•
solar. La miste·
• Los antiguos filó·
sofos comparaban,
no sin razón, el
mercuño con la
serpien te( ... ). ya
que ambos arms·
t~Qn consigo
riosa • rosa azul•
en el centro recibe
aqui el nombre de
•flor de la sabidu·
ria•.
El color azul no
tiene una signifi·
cación particular
en la teoría alqui·
mica de los colo·
res. La mayoría de
las veces hace re·
ferencia al estado
húmedo de la ma·
teria, considerándose una modifi·
cación de la negrura saturnal,
signo de alta espi·
ritualidad y arca·
nos saberes.
En el anillo de Ouroboros, escribe Maier,
los antiguos veian tanto ael transcurso de
los años y el retorno al origen• como el co·
mlcnzo del Opus, en el que se ingiere la
cola húmeda y venenosa del d ragón.
Cuando éste muda totalmente la piel.
como la serpiente, se obt iene la panacea
Hicronymus Reuss·
ner, Pandora,
Basilea, 1582
do su veneno.
lll ouroboros desempeña un papel impor·
tan te en el •Cuento• (Marchen) hermético
do Coethe, fechado en 17gs: •(... ) el dulce
342
una
cola ele un lado a
otro. para equilibrilr el peso.•
EL OPUS MACNUM: La serpiente
i!L OPUS MACNUM: La serpiente
lirio se tenia quieto y clavaba su mirada en
el cuerpo inanimado( ... ). Su muda descs·
pe ración no clamaba ayuda, que no cono·
cía. La serpiente, por el contrario, se enco·
!erizaba cada vez más( ... ) Con su cuerpo
ondulante describió un circulo en torno al
cadáver, se mordió la cola y se quedó in·
móvil.•
Michael Maier, Atalanta fugiens, Openl1eim,
1618
343
La serpiente
La serpiente
Las inscripciones
mágicas de las gemas de Abraxas est aban con frecuencia engastadas
d entro de un Ouroboros. Ouroboros es el eón, lato ·
talidad del tiempo
y el espacio y también el océano,
cinturón de agua
en la cosmogonía
gnóstica, que se·
para el rei no supe·
riordel pneuma de
las sombrías aguas
jnferiores .
El círculo exterior de esta rueda del
tiempo egipcia intenta hacer coincidir los
360 grados de l zodiaco con los 365 días
del calendario. Los egipcios consagraban
los cinco dios sobrantes al nacimiento de
los dioses y al nuevo año. En e l circulo d el
medio estim los doce meses del año, y en
el cent ro , 1~ ser piente ele la et ernidad est ablece una relación entre los d ioses So·
this {= Siris). lsis. Osíris y Horus. Cada uno
de ellos reina sobre un ((gra n añon, que se
compone ele 365 a1'\os terrest res. Sumados
los años de t ocios los dioses, don 1461, pe riodo d e tiempo do la conjunción ele Sirio
con la salida d el sol.
Descubrimiento:; recie ntes han permitido
constatar quo la fosa de la cámara del rey
en la pirám id e d e l<eops est ~ orientoda
exactamente a es t a estrell a fija, la más brillante de todas, que en su tiempo estaba
consagrada a lsis.
Heinrich Khun rath
da a «nuest ro Mcr·
curio>> el nombre
de Proteo, el viejo
marino de la mi to·
logia griega que
cambia constantement e de forma; el
que t iene «las llavesdel mar( ... )y
poder sobre todo;
el hijo del océano
( ... ), que se transforma y exhibe en
múltiples aparien·
cías.>> {Vom hyleat ischen Chaos,
Francfort, 1708).
Quien sea capaz
de hacerse con él y
guardarlo, reali·
za rá g randes prodigios .
11 Horapolo, un sabio egipcio del siglo
V el . C., se debe el p rimer desciframiento
ele los j eroglíficos en lengua griega.
• Cuando representan el universo, dibujan
una serpiente con escamas multicolores
q ue se devora la cola: las escamas simboli~M las estrellas( ... ) Además la serpiente se
desprende cada año d e su pasado, como
do su piel( •.. ) La ingestión del propio cuerpo Indica que todas las cosas, aun siendo
creadas en el mundo por la p rovi dencia di1 vina, están sujetas a la putrefacción.>> (The
Hleroglyphics of Horapollo Nilous, ed.
Londres, 1987)
.
Flg. arriba y abajo: Athanasius Kirc/1er,
Obeliscus aegyptiacus, Roma, 1666
Johannes Macarius,
Abraxas en Apiscopistus, Amberes,
7657
344
EL OPUS MACNUM: la serpiente
GL OPUS MACNUM: la serpiente
345
l a serpiente
l a serpiente
El d iablo presenta al alma infeliz, que
quiere apartarse de Dios, su propia imagen
como ciclo de la naturaleza, concretamente «en forma de serpiente, la rueda de
fuego de la esencia>>. Y dice asi: «TLI eres
también como un Mercurio ígneo, y eso t e
hace codiciar este arto. Pero tienes q ue comer de un fruto en el que los cuatro elementos, cada uno para si, quieren dominar
al otro y están en permanente disputa .»
Después do que e l alma ha probado el
fruto, • Vulcano encicmdo la rueda de
fuego de la esencia y en el alma despiertan
todos los atributos de la natura leza, y con
ellos, la codicia y la concupiscencia .»
(L Boehme, Gesprach einer erleuchteten
und unerleucht eten Seele)
Desde que Vulcano ha encendido
la rueda mercurial
d e la angustia en
la q ue se p royectn
el al ma, «nO codicia más q ue la multiplicidad de las
Jacob Boehme, Theosophischc Werke,
Amsrerdam, 1682
cosas natur¡¡losn.
Ahora está sometida por completo
al vaivén de las pasiones.
El alma iluminad a
aco nseja al al ma
inFeliz destrozar la
monstruosa larva
de serpiente que
lleva en ella mediante el espírit u
de tunar a Cristo,
que con su enca r..
nación ha hecho
saltar las puertas
del infierno y
abierto así el camino al paraíso .
l:tcob Boehme,
Th~osophische
Werke. Amsccrdam,
!682
346
El OPUS MAGNUM: l a serpiente
EL OPUS M AG NUM : la serpiente
347
El retorn o
El retorno
El emblema de la Sociedad Teosófica, formado por el Ouroboro occidental, la esvástica oriental, la estrella judía de seis puntas y la cruz
de asa del antiguo Egipto, expresa certeramente el sincretismo de su
programa.
La sociedad fue fundada en 1875 en Nueva York por Helena P.
Blavatsky (1831-1891), una inmigrante rusa que W.B. Yeats calificó de
«rústica campesina». En su «Finnegans Wake», Joyce le da el papel de
gallina q ue rebuscando en un montón de estiércol descubre un escrito misterioso. Ese escrito es su <<doctrina secreta» (Secret Doctrine) aparecida en tres tomos en 1888, un centón de elucubraciones
míticas al estilo de las ilustraciones de Beckmann, influido del espiritismo de salón de fin de siglo.
En 1879, la sociedad trasladó su sede a Adyar,
en la India. La amalgama de espiritualidad oriental
y ocultismo occidental contribuyó decisivamente
al desarrollo de la pintura abstracta, entre cuyos
seguidores est aban Kandinski y Mondrian .
Con su sentido i nnato para el efecto dramático, M adame Blavat sky intenta llevar a la práctica
un programa que aboga por la unidad de «la ciencia, la religión y la filosofía >>, convirtiéndose en
precursora del movimiento <New-Age> de las postrimerías del presente siglo.
Según la doctrina de la Sociedad, la totalidad
del cosmos es un proceso de evolución e involución en siete fases. El objetivo de la humanidad
es la evolución ascendente que va del cuerpo material y sexuado al
cuerpo etéreo de la luz. Ese camino con d uce desde la raza madre dominante actualmente, la raza aria, hasta una raza humana sublimada,
cuya aparición sitúa Madame Blavatsky en los Estados Unidos de su
época. Es obvio que la semilla de tales doctrinas, totalmente compatibles con las teoría s racistas de unGido von Listo de un Lanz-Liebenfels, encontró terreno abonado en la elaboración de la ideología
Después de l a muerte de Hele>na Blava-tsky
on 1895, se p rodujo el cisma entre l a So·
el edad Teosófica de l a India y su sede ma trlt en los Estados Unid os. d irigida por
Kgtherine Tingley. En l as pinturas que ésta
hizo sobre el ciclo eterno del nacimiento y
ol ocaso de los mundos dominan los moti·
vos cristianos de ambientación nórdica.
en l a India intentara imponer a sus micm·
b ros europeos como nuevo Mesías a un jo·
ven hindú llamado Krishnamurti, la sección
alemana, dirigida por Rudol f Steiner, se in·
dependizó en 1913 y volvió a formase como
Sociedad Antroposófica.
Después de que la dirección de la sociedad
nia, USA, 1926
nacionalsocialista.
348
EL OPUS M ACNUM: El retomo
llL OPUS M ACN UM: El r etorno
The Theosophical Path {El sendero teosófico},
ed. Katherine Tingley, Poinl Loma, Califor-
349
El retorno
El retorno
»Co mo la materia y
la substancia de
las cosas son indestructible!>, así
también todas sus
partes están expuestas a todas las
formas posibles,
de f orma que todo
y cada cosa se
transforman a su
vez en cada cosa y
en todo; y si eso
no se realiza al
mismo tiempo y en
un instante, se rea·
!izará en t iempos
d i ferentes y momentos dif e re ntes, sucesiva y al·
ternativamente.»
(Giordano Br uno,
La cena del miércoles de ceniza,
1594 )
Ciclo de reencarnaciones, Bhaktive danta Book Trust,
1993
Arr iba a la izquierda se ve la ca usa d el in menso desorden cósmico: después q ue
Urizen, la razón. se ha dormido con las
riendas del carro d eJ sol en la mano, es Luvah, la pasión, q uien tom a la guia. El resultado de esta alteración es el somb río • mar
del tiempo y del espacio ... con el ciclo de
lns encarnaciones.
Platón habla en la •República•, del «alma
mll años errante>>, regida por el «huso de
lo necesidad» y por las tres Parcas que de·
ciden sobre el nacimiento, la vida y la
muerte (abajo a la izquierda). A la derecha:
350
EL OPUS MAGNUM: El retorno
EL OPUS MAGNUM: El retorno
con un cubo de agua de la fuent e d e la vida
en las manos. el alma se eleva a la gruta
veget al del cuerpo, gruta q ue las mujeres
tejen en los «telares uterinos de la genera ·
ción».
La f igura con túnica roja a la izquierd a es
posiblemente Ulises, «si mbolo del hombre
como viajero por el mar tenebroso y tempestuoso de la generación>>. (Thomas Taylor, Plotin. Concerning the Beautiful, Londres, 1787)
W. 8/ake, The Arlington Court Picture, 1821
351
El retorno
El retorno
Plt. O. Runge, Zwei
/(inder in Rosen·
blüten, durch den
Schlangenring der
Ewigke it getrennt
(Dos nhios en rosas
floridas separados
por la serpiente
anular de la eterni·
dad), 1803
«The Sun's light
when h~ unfolds it
Depends on the
Organ thot be·
holdsit .»
William 8/ake, For
the scxcs: Thc
Cates of Paradise,
1793 y 1818
Whatis Man?
352
EL OPUS MAGNUM: El retorno
EL OPUS MAGNUM: El retorno
353
La cópula
La cópula
>>N uestro dragó n
mercurial)) sólo se
p uede dominar
por la acción con j unta del sol y la
luna; es decir, para
matarl o hay q ue
sacarle al mismo
t iempo el azufre y
la humedad lu nar.
Aurora consurgens,
comienzos del
s. XVI
«Hermes escribe : el dragón no muere sino
cuando lo matan conjuntamente su hermano y su hermana. Uno de los dos no es
suficiente, tienen que hacerlo ambos, asaber, c.l sol y la luna ( •.• ). En otras palabras,
hay que fijarlo y unirlo a la luna o el sol. El
d ragón es el mercurio vivo del q ue se extraen los seres p rovist os de cuerpo, alma y
espíritu. Por <>so se dice que el d ragón no
muere sin su hermano y su hermana(...)».
(Rosarium philosophorum, ed. J. Telle,
Weinheim, 1gg2)
«El d ragón es imagen d el mercurio, ya sea
fijo o volátil», escribe Maier. En él se esconde Saturno, que se muerde su propia
cola y que por su veneno y sus dientes afilados es un atent o y fiel servidor de los fi·
lósofos, difícil de v encer.
Michael M.1ier, AtoliJntiJ fugiens, Oppenheim, 1618
wE!>tá escrito q ue la hembra disuelve al varón y el varó n f ija a la hembra. Es deoir, el
Q&piritu d isuelve el cuerpo y lo abland a. y
ol cuerpo fija el espj r itu. •
Desp ués d e hab ernos unido en la copula ció n ( ... ). t e quitaré el alma con caricias.»
(Aurora consurgens)
Aurora consurgens, comienzos del s. XVI
• Senior se expresa así : soy un sol tórrido y
toco, y t ú, la Luna, eres fria y húmeda.
354
EL OPUS MAGNUM: La cópula
I!L OPUS MACNUM: la cópula
355
La cópula
La cópula
la pareja real de
hermanos Gabricio
y Beya quieren
abrazarse •para
concebir un hijo
sin igual en el
mundo•.
las patas de los
grifos o dragones
en la roca indican
que ambos provienen de la misma
familia, primaterial y venenosa. En
el •Rosarium philosophorum•, se
dice: •La copu lación de Gabricio
con Beya conduce
a la muerte de él.
Pues Boya se sube
sobre Gabricio y lo
encierra en su
seno, de forma
que desaparece
por completo. Con
grandísimo amor
ella lo ha acogido
en su naturaleza y
fraccionado en
partes indivisibles.»
J. D. Mylius, An.,to-
mia auri, Francfort,
1628
[n el monte verde de la materia prima, los
lhnbolos de los elementos que la camponon están ordenados formando el mágico
cuadrado numérico de Saturno. Arriba, el
101 y la luna levantan a su •hijo imperial•
(la tintura mercurial) del bautismo de la relorto.
EL OPUS MAGNUM : la cópula
[L OPUS MAGNUM:
la cópu la
El manuscrito, proveniente de los círculos
de los Rosa-Cruz. tiene concomitancias
con el •Aurca Caten a Homerh (1781) de
Ki rchweger.
Materia Prima Lapidis Philosophorum,
manuscrito, comienzos del s. XVIII
357
La cópula
La cópula
El <Don u m Dei•,
q ue al principio
andaba disperso
en manuscritos del
siglo XV. fue una
de las más difund idas colecciones de
cit as de carácter
alq uí mico. Es una
ser ie de d oce i lustraciones sobr e las
d iferentes etapas
del Opus.
.._
F.
I IL,
la pareja alquímica quiere copular para engend rar
un hijo, un rey «de
cabeza roj a, oj os
negros y pies b lan·
cos: la maest ría».
t.
•Quere>mos ir a
b uscar la nat ura·
leza d e Jos cuatro
elementos que los
alq ui mistas sacan
d e las ent rañas de
la tierra./ Aq uí comienza la d isolu·
ció n d e Jos sabios
(solut io), y de ell a
obtendremos
nuestro mercurio.»
""""
l
j
«El lap is se p repara con cuat ro
element os com·
puestos. Aquí se
disg regan totalment e los cuerpos
en nuestro mercu ·
rio vivo, es decir,
en el agua de
nuestro mercurio,
de la q ue sald rá un
agua constante e
inalterable .»
«Invierte la n atura~
Jeza de los cuatro
elementos y encont rarás Jo que
buscas; pero inver·
tir la nat uraleza
significa convertir
po r nuestra maes·
tría los cadáveres
en espíritus .•,
Donum Dei, s. XVII
1
l
1
Donum Dei, s. XVII
3 58
EL O PUS M AGNUM: La cópula
0L O PUS M AGNUM: La cópula
359
la cópula
la cópula
«La putrefacción
{<Ceniza de ce ni·
zas . Las nieblas rojas han descendido a su cuerpo,
del que han salido,
y se ha p roducido
una unión de la
tierra y el agua,
que da luga r a una
ceniza.» No debe
de los sabiO$ (es)
su cabeza de
cuervo( ... ] cuando
lleg ues a ver la neg rura, regocij are,
pues eso es el comienzo de tu
obra.»
Esta fase es de
larga duración, por
eso hay que tener
paciencia, «pues
las prisas en nuestro arte son cosa
del diablo>>.
menospreciarse
esta ceniza, pues
en ella se encuen·
tra, segun el legendario alqui ·
mista Morienus, la
d iadema del rey.
En otras ilustrado·
nes del mismo ca ·
ráctcr, el árbol que
crece en la ceniza
produce un fruto
parecido a la uva,
o también las tres
estrellas del Opus.
Las ilustraciones
q ue siguen describen la formación
de un pestilente
humus negro, su
disolución en el
«aceite mercurial
de los sabios», el
incipiente blanqueo y la aparición
de los múltiples
colo res.
Donum Dei, s. XVII
Oonum Dei_ s. XVII
360
EL OPUS MAGNUM: l a cópula
EL OPUS MAGNUM : la cópula
361
La cópula
La cópula
cela ros;;J blanca.
Soy el elixir de la
bancura; yo t ransformo todos los
metales llenos de
impurezas en la
más fina p lata.•
«La rosa roja. Soy
el elixir del rojo,
que transf ormo los
cuerpos viles en el
oro más puro y au-
Ros_A ALBA
XL
F..
RosA RvBEA
XII..
tóntico.,
El rey rojo brilla
como el sol, " claro
como el carbunclo,
ligero y fluido
como la cera, resistente al fuego,
penetra y fija el
Se cita aquí al méd ico catalán Arnaldode Vilanova :
(ca. 1240-1311):
•El que me ha hecho blanco, me
hace también rojo .
El b la nco y el roj o
nacen de la misma
raíz.» El blanco ~e
invierte en rojo
solamente con una
cochura seca (ca lcinación}, del
mismo modo que
la orina blanca se
color ea por la di gestión permanente en el
cuerpo.
mercurio vivo» .
Comb ina la fijación absoluta con
la extrema flexibi lidad del mercurio.
El color púrpura de
la sa ngre evoca,
según el dogma
cristiano d e la
transubstanciación, la más alta
f orma de espiritualidad.
Don um Dei, s. XVII
Don um Dei, s. XVII
EL OPUS MAGNUM: la cópula
L OPUS MAGNUM: la cópula
La cópula
La cópula
ocmy g oldrush
gainst her silver·
netss» (J. Joyce,
Finnegans Wake)
El poema <<Sol y Luna>>, que reproducimos ligeramente resumido en
las páginas siguientes, es conocido desde el año 1400. En 1550 se
Incorporó, en versión ilustrada, a la primera edición del <Rosarium
philosophorum>. Desde en-
S. Trismosin, Splen ·
dor solis, Londres,
s. XVI
t onces es una de las más populares obras de alquimia. El
especialista de temas alqui·
micos Joachim Telle, que investigó profusamente la
obra (J. Telle, Sol und Luna,
Hürtgenwald, 1980), lamenta que se haya impuesto
la interpretación del psicoa·
na lista C.G. Jung. Según
óste, la secuencia de imágenes es la plasmación de <<proye cciones>> del inconsciente,
o también un <<drama simbólico>>. Semejantes actualizaci ones, escribe Telle, han
anulado por completo las peculiaridades históricas del
poema ilustrado. <<Las interpret aciones psicológico-espiritualista>>, añade el invest igador, <<pasan por alto que
ol poema ilustrado está litJado a textos propios de las ciencias naturales( ... ). A lo largo de los
olglos, llegó a considerarse un texto didáctico sobre los procesos del
mundo de la materia.» Esta alegoría ilustrada entronca, según Telle,
con la alquimia árabe, cuyos complejos contenidos didácticos son
nún poco conocidos.
EL OPUS MACNUM: la cópula
0~ OPUS MACNUM: la cópula
la cópula
la cópula
UNIÓN O CÓPULA
LAVADO O
PURIFICACIÓN
«Oh Luna, con mi
abrazo/y dulce
caricia/
«Cae el rocío del
ciclo/
Y lava los cuerpos
te harás bella/
fuerte/ y poderosa/ como yo.
negros en lf:l
tumba.,•
Oh Sol/ reconocib le entre todos/
Me has menester
como los poli ue los
a la clueca.•
JÚBILO DEL ALMA
0 NACIMIENTO 0
SUBLIMACIÓN
ELEVACIÓN DEL
ALMA O PREÑEZ
«Aquí yacen
muertos el rey y
la reina/
«El alma baja flotando por los
aires/
El alma se separa
con gran cuita.
Y reanima el
cuerpo purifi -
cado.))
Aqu í se segregan
los cuatro elementos/
Ilustraciones del
Rosarium philosophorum, 1550
El alma se separa
p resta del
cuerpO.»
366
EL OPUS MACNUM: la cópula
L OPUS MACNUM: la cópula
La cópula
La cópula
LA SOLIDIFI·
CACIÓN
LAMULnPLICACIÓN
• La vida de la luna
«El agua comienza
a caer
toca a su fin
Y da de beber su
agua de nuevo a la
El espíritu se eleva
en los aires apresuradamente.•
ti~rra.»
LA RESURRECCIÓN
<<Del cielo llega el
alma, bella y pura.
Y hace resucitar en
verdad a la hija d e
los filósofos.•
llu5traciones del
l?osarium philosophorum, 1550
368
EL OPUS MAGNUM:
la cópula
L 0 1•US MAGNUM: la cópula
El andrógino
El andrógino
l a ex tensa serie
ele ilustraciones de
•Philosophia retormata>, de J.D. My·
lius (1622), está
el a ramente inspirada en el poema
i lustrado <Sol y
Luna>. Tras la purificación por el
fuego y la disolu·
ción de su cuerpo
en el baño mercu ·
rial, la pareja de
reyes he rmanos
procede a la unión
carn al. Los cuervos
anuncian la fase de
putrefacción.
El oro y la plata fi·
losóficos aparecen
en los rostros del
rebis. La presencia
de los dos seres
a lados indica los
últimos p rocesos
de sublimación.
El pelicano , q ue
alimenta a sus hijos con su propia
sangre, simboliza
la fase final de la
multiplicación. Del
pozo mercurial sa ·
len ella pis rojo y
ella pi s blanco,
dotados ahora de
extraordinaria
fuerza y solidez.
La pareja real se
levanta en forma
de rebis del sepulcro de la putre·
fracción . El rocio
del cielo le lava
su negrura.
370
Ilustraciones de
5tolcenberg, Viri-
darium chymicum,
Francf ort, 1624
EL OPUS MAGNUM: El andrógino
IJL OPUS MAGNUM: El andrógino
371
El andrógi no
El andrógino
·El hermafrodita,
que yace inerte en
las tinieblas, nece·
sita el fuego.•
Los filósofos lla·
man h.:.mbra (luna)
a la materia fria y
húmeda, y varón
(sol) a la cali.:.nte y
seca. El andrógino
posee las cuatro
cualidades. Con
el fuego se elimina
la humedad superflua y se forma
• la idea en el Opus
filosófico, que es
la tintura•.
Michael Maier,
Atalanta fugiens.
Oppenheim, 1618
Después de que Adán cae en el sueño mortal de la materialidad,
abandonando así la androginidad celestial, Cristo desciende tras sus
pasos a esa «irrealidad» para darle, con la creación de Eva, la posibili·
dad de salvación. Boehme lo dice así: «Cristo apartó a Adán, durante
el sueño, de su vanidad( ... ) y le devolvió la imagen angélica creando
a Eva de su propia esencia, de su parte femenina. Ella es la matriz de
Adán, de naturaleza celestial (Sophia).>> Blake llama a ese aspecto fe·
menino emanación, y al masculino, espectro. El fin primordial de la
existencia terrenal es redimirse de la emanación y combinar ambos
aspectos. El camino que conduce a ello pasa, según Blake, por las
alegrías de la sensualidad y por la satisfacción corporal. Este camino
Fig. de la derecha:
W 81ake, Jerusalén. 1804- 1820
se ve obstaculizado por las fa lsas doct rinas morales y la rel igiosidad
dogmática, que son el principal inst rumento de la represión sexual.
372
EL OPUS MACNUM: El andrógi no
1 ~OPUS MACNUM: El andrógino
373
El andrógino
El andrógino
Ulmannus (comienzos del s. XV), presupone, al igual
que Jacob Boeh·
me, el libre arbi·
trio del hombre
para decantarse
hacia el mundo de
la ira o el del amor.
cHe aquí los tres
reinos entre los
que puedes esco·
ger para ser y despues para obrar.»
El hombre ha sido
creado de •un sol
doble•. El sol inte·
rior y espiritual encarna al hermafro ·
dita divino. Es la
personif icació n de
la alquimia dcsin ·
t eresada, que se
compone de •Jesüs. piedra milsculi na de la pureza»
(mercurio/espíritu)
y de •Maria, piedra femenina de 13
d ulzura» {luna/
cuerpo). Los dos
son uno en Dios
Padre (sol/alma).
• piedra oleaginosa• que torta·
lece contra las ten·
taciones del diab lo.
Este andrógino es
la naturaleza espectral y perver·
ti da de • Lucifer
Anticristo y su
madre: un cuerpo
y un alma: fijo y
volátil: él alberga
las artes naturales
de este mundo.•
Sus raíces son los
7 pecados ca pita·
les. Las 4 coronas
son los elementos,
representados por
el g rupo cuaterna·
río inferior en el
sistema de Ulman nus : M arte
(fuego), Venus
(agua). Saturno
(tierra), Jú piter
(ai re): «los ele·
mentas llevan en si
el bien y el mal distintamente. eter·
na mente». Una
unión negativa la
f orman en «el ne·
9ro sol exterior».
como • lapis solar
metálico carnaln.
Libro de la Sancísima Trinidad, s. XV
Libro de la Santísima Trinid<ld, s. XV
374
EL OPUS MACNUM : El andr ógino
EL O PUS MACNUM : El andrógi no
375
El andrógino
El frontispicio de
la <Aurora consur·
gens• reproduce
una alegoría de la
sabiduría, también
llamada «Viento
del sur• , símbolo
tanto del Espíritu
Santo como de la
totalidad de las
sublimaciones.
El viento del sur se
representa aquí
bajo la forma de
un águila descomunal que une
progresivamente
los contrarios. las
tres piernas so bre
las que se tiene el
andrógino hace
alusión al trébede
pa ra poner la redoma sobre el
fuego. Realizada la
unión, Sol dice a
l una: • Si ascendemos a la Orden de
los antiguos (es
decir, las 24 sublimaciones o águilas), seremos rociados, tú y yo,
Este grabado en cobre lo realizó Matthaus M erian para el cOpusM edico-Chymicum• (1618) de J.D. Mylius. Más tarde apareció también en el apéndice del cMusaeum Hermeticum>(1625).
con una luz ar·
M erian hace en él una gran síntesis de todos los componentes del
d iente.• (Senio r
Zadith, en: Aurora
consurgcms)
gran Opus: un eje horizontal separa la esfera de lo divino de la rueda
de la naturaleza, dividida a su vez en las diferentes fases del Opus,
desde el cuervo-nigredo hasta el fénix-rubedo.
Rodeado de un bosque de metal, el mago separador, mediante un
octo poderoso, separa verticalmente la materia caótica en día y noche, sol y luna, azufre y mercurio, fuego y agua. La unión suprema
tiene lugar en el centro de la rueda, intersección de los ejes, bajo el
signo dellapis mercurial, la «piedra acuosa filosofal».
La f igura con cabeza de ciervo a la derecha es el cazador Acteon, que
contempla la naturaleza (Diana/Luna) desnuda, sin velo s. Para Giorclan o Bruno es el símbolo del que busca denodadamente la verdad.
376
EL OPUS MACNUM! El andrógino
ELOPUS MACNUM: Separatio
377
Losyantras
herméticos
Los yantras
herméticos
Representación geométrica del tetraktys
pitagórico según p receptos de alquimistas
árab es anónimos, tal y como se conocía en
Europa desde el siglo XIII a t ravés de com·
pilaciones doctrinales como «Turba p hilosophorum)) o el ~< Rosarium ,>. El circulo interior representa el uno microcósmico, que
con la cuadratura se conviert e en el diez
macrocósmico. Un diez que, como quintaesencia de los alquimistas, comprende to·
das las demás posibilidades.
En el culto hinduista
se denominan «Vant ras» a las sencillas
representaciones
geomé tri cas de
fuerzas vectoriales .
Para Heinrich Zim·
merson ceun a especie de plano( ...)
para el desarrollo
gradual de una visión>>. (Mythen und
Symbole in indischer Kunst und Kul ·
tur, Zúrich, 1951)
D. Stolcius von Stolcenbcrg, Viriclarium
chymicum, Francf ort, 1624
El cielo trinitario original abare~ el cuater nario formado por el cielo empíreo, cielo
etéreo y cielo elemental, con la tierra en el
centro. Esta figura es una imagen invertida
en el espejo del tetragrammaton inscrito
en un triángulo.
Robert Fludd, Utriusque Cosmi, tomo/,
Oppenheim, 1617
«Haz del hombre y la mujer un circulo, inserta éste en un cuadrado, ponlo en un
triángulo y circunscribe una circunferencia
por los vértices del triángulo. Obtendrás la
pie>dra filosofal. »
Según Michael Maier, los alquimistas están
familiarizados con la cuadratu ra del circulo. El cuadrado alrededor del circulo sign ificaba para ellos «que de un mero cuerpo
cualquiera hay que sepa rar los cuatro elementos (... ).la transformación d el cuadrado en un triángulo enseña que se debe
378
EL OPUS MACNUM: los Vantras Herméticos
extraer el espíritu, el cuerpo y el alma, que
aparecerán brevemente en tres colores
ante de la rubificaciónn. Al cuerpo le corresponde el negro saturnal, al espíritu el
blanco lunar acuoso y al alma el vaporoso
color cetrino. «Cuando el triángulo alcanza
su más alta perfección, hay que transformarlo en circulo, a saber, en un rojo inmutable. En esta operación la hembra se invierte en varón y ambos devienen uno.n
Michael Maier, Atalanta fugiens, Oppenheim, 1618
EL OPUS MACNUM: los Yantras Herméticos
379
Los yant ras
he rméticos
Losyantras
herméticos
El hexagrama se conoce tamb ién como
•sello mágico de Salomón•, con el que, según la leyenda, ahuyentaba a los malos espíritus. En la alquimia y la t eosofía aparece
con frecuencia por •estrella guía>, •una est rell a o fuerza celestial que confiere en t endimiento a los sab ios y les ind ica el ca mino como a los M agos de Oriente.»
(G.Cichtel, 1682) El seis, número de los
días de la creación, simboliza el Opus y el
movimiento de rotación que le es propio.
Según la doctrina
tántrica, la verdad
última consiste en
la total penetración de Shiva y
Shakti, de la energía masculin a y
fem enina, d e Purusha (forma) y de
Prakriti (mate ria).
Shiva, el t riángulo
con uno de los vértices hacia arriba,
encarna el aspecto
estático de la mas
alta realidad;
Shakti, el trián gulo con uno de
los vertices hacia
abajo, la energía
cinética del uni -
Abraham von Franckenberg, «Rafael o el
(arc)ángel-médico• (Raphael oder der
Arzr-Engel, 1639, reimpresión 1925)
(Franckcnberg hace un juego de palabras,
intraducible al castellano, con el tftulo del
libro, aprovechando la proximidad fonética de los términos alemanes • Erz» (•mineral» y ta mbién el p refi jo «are» de •arcángel») y «Arzt• (méd ico)
verso sensible .
M anda/a de V~jra­
varahi, Tíbet, ~- XIX
Emblema de cobre del ·Aureum Seculum
redivivum>(La Edad de oro resucitada). de
Heinrich Madathanus.
El lema del autor: • El centro del mundo es
el grano en el campo».
Inscripción en el circu lo exterior: «Tres son
las maravillas, Oios y hombre, Madre y Virgen, Uno y Trino.»
•En el circulo interior : «E'I centro en el cent ro del triángulo.»
Michael Maier, Viarorum, Oppenheim, 1618
380
EL OPUS MACNUM: los Yantras H ermético s
EL OPUS MAGNUM: Los Yantras Herméticos
la Trinidad
la Trinidad
»Nuestro lapis
compart e su nombre con el d el
Creador, p ues es
u no y trino.•
(Zósimo, s. IV)
Comelius Petracus,
5ylva philosophorum, s. XV/1
Se ve aquí re presentada • La Trinidad manifiesta»
de la d iestra part e
luminosa de Dio s
e n el sistema de
Boehme, • el re ino
d el amor• . Es e lla
la que da existencia y luminos id ad
vita l a l sombrío y
dinámico subs·
t rat o natural de la
pa rt e izqu ierda, a
la • rueda d e la an gustia• hecha de
sal, azufre y mercurio.
• En e l Pa dre est<i la eternidad , en el hijo la
Ident idad y en el Esp íritu Santo la partici·
130Ci6n en la e te rnidad y la identid ad( ... ) y
los tres son uno, a sab er, cuerpo, esplrit u y
allna; pues en e l núme ro tres está toda
perfección .» (Auro ra co ns urgens, s. XV)
La triada est;i representada por los pájaros
on los tres colores d el Opus. En la «Au rora
consurgens• . el Espíritu Sa nto se co mpara
con e l agua me rcu ria l, q ue hace lo te rres ·
tro siet e veces ce lestial y ti ene un efe cto
purificad or, vivificante y fecundo .
D.A. Freher, en:
Works ofJ. Behmen,
Law·Edition, 1764
EL OPUS MACNUM: la Trinidad
0 L OPUS MACNUM:
la Trinidad
• Cada madero , cad a p ie dra o cada hierba
contiene t res cosas ( ... ) Primero .la fuerza
de la que nace e l cue rpo( ... ) después un
humor que es e l corazón de cad a cosa; por
último, una fuerza que mana de su interior,
un olor o sabor que es e l espíritu de una
cosa, d e l que crece o a umenta .• (Jacob
Boehme, Aurora, 1612)
Aurora consurgens, comienzos de s. XVI
l o Trinidad
la Trinidad
En la primera parte
d el Opus se subhm~ tres veces la
prima materia hu·
medecíéndola con
la • orina del
efebo", conocido
~ob ro no n1b re d el
aguo mercurial.
Después, se dice
en • Turba philo·
sophorum•. hay
que cocer la mate·
ría hasta eliminarle
la negrura.
Tro$ fases u opus
parciales hay en el
Opus Magnum.
los filósofos ha·
blande tres llaves
y tres grados de
solidificación, in·
dicados aquí po r
l a~ t res f lechas. El
primer o pus par·
cial es la disolu·
ción, que acaba
con la fase de ni.
gredo; el segundo
finaliza con la de
rubedo; en el ter·
cero, la multiplic:~.
ción, ella pis ob·
tiene su fuerza tin·
gible. El huevo fi.
losófico ya esta
incubado.
Al término de la
tercera y última
fase del Opus, el
e lixir posee la cua·
lidad de pe netrar
en todos los meta·
les impuros (comprendido el oro
vulgar) y convertirlos en su propia
naturaleza celeste.
El poder secular se
arrodilla ant e la
gloria del •hijo
rojo del sol». las
eres coronas sim·
bolizon ~u domi nio
absoluto sobre los
tres reinos, ve<;e·
tal, animal y mineral.
llusrracioni!S de
Spcculum veritatis,
s.XV/1
E L OPUS M ACNUM:
La Tñ nidad
llL OPUS MAGNUM:
l a Tñ nidad
la Trinidad
La Trinidad
Un padre (el
cuerpo) se separa
con dolor de su
único hijo (el espi·
ritu) y lo confía ala
tutela de un mentor(el alma)que lo
lleva a una alta
montai'ia (el alambique) paramostrarle la grandeza
del mundo. Pero
allí arriba el hijo
percibe el grito
implorante del padre y retorna junto
Con el sudor, el padre segrega uel
aceite y la verdadera tintura de los
filósofos», y pide a
Dios que le devuelva a su único
hijo, que ha devo·
rado. Finalmente
le es-enviada una
lluvia astral (rocio), que disuelve
su cuerpo durante
el sueño .
Lambsprinck, De
Lapie/e phi/oso·
phico, Francfort,
1625
a él.
Lambsprinck, De
Lapide philosophico, Francfort,
1625
El padre, ahora to·
talmente transmu·
tado, primero en
uOh, hijo mio, du·
rante tu ausencia
estaba muerto { ...),
pero revivo en tu
presencia.» El pa·
dre (seco) abraza
complacido al hijo
{húmedo) y lo de·
vora.
<tagua clara,, y después de «buena
ti erran, ha conseguido un nuevo
hijo.
Lambsprinck, De
Lapie/e phi/oso·
phico, Francfort,
Lambsprinck, De
Lapide philosophico, Francfort,
1625
386
1625
EL OPUS MACNUM:
La Trinidad
EL OPUS MACNUM:
La Trinidad
La Trinidad
La Trinidad
Bajo la forma convencional de una «Coronación de Maria>> se nos presenta aquí uno de los sistemas más complicados y fascinantes de la
historia de la alquimia. El <<Libro de la Santísima Trinidad >> (1415- 1419)
pretende acabar con el error de que sólo el Padre y el Hijo poseen
übro de la Sanrísima Trinidild, CO·
mienzos del s. XV
una única esencia, pues también María nació en el Espíritu Santo y
concibió por el Espíritu Santo: <Jesús María madre de Dios es ella
misma su propia madre en su encarnación.>> Ulmannus hace innumerables variaciones sobre las relaciones trinitarias de Padre, Madre e
Hijo. El Hijo representa el espíritu (Mercurio), el Padre el alma (sol) y
la madre virgen el cuerpo (luna). Ella es la matriz divina, del gran misterio del que emana toda esencia: Wenn sie soluiert heisset sie
mannliche natur zu geben ( ...) sie congeliert, so heisset si e fraulichen
corpus zu nehmen.» («Si se disuelve, produce una naturaleza masculina; si se coagula, da lugar a un cuerpo de mujer.>>)
Para Ulmannus, María es «el espejo de la Santísima Trinidad».
Más tarde Boehme utilizará la misma imagen para referirse a la So·
phi a, que es para él «la fuerza exhalada>> o «el descubrimiento de la
nada eterna que el Padre, el Hijo y el Espíritu ven en ellos». (Von der
Gnadenwahl, 1623)
A la tríada superior de cuerpo, espíritu y alma se juntan los cuatro evangelistas , que son los cuatro elementos sublimados. Lucas,
Tauro, es el fuego (Marte); Mateo, el ángel, es el agua (Venus); Juan,
el águila, es la tierra (Saturno), y Marcos, el león, es el aire (Júpiter).
Con ellos se corresponden, según Ulmannus, los siete metales, las
siete heridas de Cristo, las siete virtudes, los colores, los días de la
semana y las horas.
Especial atención merece el gran escudo con el águila negra bicéfala, dedicada al káiser Federico. Ulmanus llama a ese escudo la
«forma del espejo de la Santísima Trinidad». Se trata de una alegoría
de la fase del Opus llamada sublimación y dellapis. El águila negra
simbol iza la putrefacción saturnal y sus dos cabezas aluden al doble
aspecto de la existencia mortal: material-trascendente, sublime-inmanente. El águila es la cruz terrenal por la que Cristo-Lapis redime a
la Humanidad. San Juan, con el negro animal como atributo, se consi deraba el patrón de los alquimistas, igual que Saturno.
388
EL OPUS MACNUM: La Tñnidad
EL OPUS MACNUM: La Trinidad
389
El fuego
El fueg o
«Tres son las substancias que dan su
cuerpo ~toda
Representación
alegórica de la sal:
cosau, dice Para ·
Júpiter, en el centro de este grupo
de tres personajes,
señala el •fuego
centr.JI», en el que
tiene su centro • la
sal secreta de la
naturaleza». (Eiias
Artista)
celso. y pone el
ejemplo de la madera: «lo q ue arde
es el azufre ( ...). lo
que humea es el
mercurio ( ... ),lo
que se reduce a ceniza, es la sa l.» La
sal es el sedimento
corporal, el cuerpo
después de
muerto. El azufre
(nube) es aqui,
contra toda convención, femenino, y el mercurio
(pez), mascu lino.
Neptuno muestra
el tártaro, subs·
tancia importante
para la preparación de •nuestra
sal». «Las sales son
las llaves que
abren el cofre
donde se encierra
el tesoro.» (Basilius Valentius). La
presencia de Plutón, el dios de los
infiernos, con la
llave en la mano
indica que las sales
provienen de las
een izas de la
muerte y que tienen la función de
catillizadores en la
fase negra de la
p utrefacción .
Oswald Crol~ Chy-
misch Kleinod,
Fr~ncforr, 1647
la sal ígnea secreta en figura dt'
obispo une la húmeda reina Mercu rio con el seco rC!y
Azufre, bajo un arcoiris que indica
que la materia esta
secándose. Mercurio prepara aliado
el baño nupcial
mercurial.
B. Coendcrs van
Helpen, Escalier
des sages, 1689
D. Stolcius von
Srolcenberg, Virídarium chymicum,
Francfort, 1624
390
OPUS MAGNUM : El fuego
OPUS MAGNUM: El fuego
3g1
El fuego
El fuego
«Te b asta con dar
fuego al fuego,
mercurio al mercurio.•
La séptima llave de Basilius Valentius es
una alegoría del reino del fuego (espada y
balanza). Hay que procurar sobre t odo que
el alambique este herméticamente cerrado para que no salga el agua espiritual,
representada aqui como triángulo de
fu~o inscrito en el cuadrado de la sal.
La •sal de los sabios• se obtiene extrayendo de la sal corporal el azufre coagulante, de forma que su interior se vuelva
hacia el exterior.
D. Stolcius von Stolcenberg, Viridarium
chymicum, Francfort, 1624
Los semejantes se atraen. El mundo entero, dice Michael M aier, depende de este
sistema de nexos. Pero hay •muchos y variados géneros de fuego y de mercurio•:
Asi como hay un fuego interior que se
prende por el fuego exterior, multiplicando asl su efecto, también existe un
mercurio oculto, de la máxima sutileza, el
En el descubrimiento del fuego está gran
parte del arte, dice Arnaldo de Vilanova en
el •Rosarium •. La regulación del f uego se
atiene a los colores en la obra y a las est aciones del año. En primavera, bajo el signo
de Aries, es preciso un fuego fuerte para
calcinar los metales; en verano. bajo el
signo de Cáncer, el fuego debe ser suave,
para la disolución; en el otoño, regido por
Libra, fuego moderado para la sublima·
ción, y en la fase saturnal d e Capricornio,
que corresponde la putrefacción y fermentación, basta con el calor constante del es·
tiércol de caballo.
• rocio de mayo•. que se obtiene por destilación del mercurio externo.
Todo el Opus se funda en la acción conjunta de los dos principios contrarios: mercurio-agua da la materia, azufre-fuego, la
forma.
Michael Maier, Ara/anta fugiMs, Oppcnheim, 1618
D. Sto/cius von Stolcenberg, Viridarium
chymicum, Francfort, 1624
392
EL ÜPUS MACNUM: El fuego
EL ÜPUS MACNUM: El fuego
393
El fuego
El fuego
Segun Paracelso,
la salamandra vive
en el fuego, pero
no en el somb río
fuego material,
sino en el fuego
esencial, «espiritual de la naturaleza».
Las visiones de
Blake son múlt i.
pies, prestándose
a toda suerte de
asociaciones.
<<Salamandra viene de sal y de mandra, q ue
quiere decir establo, pero t ambién gruta,
ermita ( •.•) Tend ido en la paja de un pese·
bre, en el portal de Belén ¿no es el mismo
Jesús el nuevo sol que trae la luz al mundo
( ...).ese fuego espiritual que se hace carne
y que ha tomado f orma en la sal?• (Fulcanelli, Les demeures philosophales. París,
1930)
u Toda
materia se p uede reducir a una
forma de sal. Es el Verbo d ivino hecho ma teria; en una sa l especial se comb ina un
agente celestial, un hijo d el divino f uego
solar. con un elemento terranal y pasivo,
para dar lugar a unaencarnación e!e la sal.
3g4
EL OPUS MACNUM: El fuego
La figura ardiendo
es Rintrah, p erso·
nificación de la ira
justa, pero también Satán, el
egoismo, o incluso
Ore, el demonio
rojo de la revolución. Pero p uede
t ratarse asimismo
de un mortal consumiéndose en el
fuego a la vista d e
d os seres eternos:
«La vida es, según
Paracelso, un p ro ceso d e com bustión.» «Si d igo que
no pu edo arder es
como si digo que
no puedo vivir
( •.. ).» (W. Pagel.
Paracelsus and the
Neop latonic and
Gnostic Tradit ion ,
Cambridge. 1g6g)
( ...)La verdadera alquimia es la <Halchimia•. la cocción de la sal (del griego <hah,
sal, y <chyo>, yo cocino).» (M. Retschlag,
Von der Urmaterie [La primera materia] ,
1926, citado por Bernus en: Das Geheimnis
d er Adepten, Sersheim, 19S6)
W. Blake, Mi/ton,
1804- 1820
Jacob Boehme da al • fuego secreto» el
nombre d e <<Schrack n, que vale por rayo,
chispa inicial que <<tiene su origen en el sa·
litre celeste•. Este salitre secret o es por
dentro «la semilla de toda divinidad>>y por
fuera la raíz d e toda energía material.
Micbael Maier, Atalant;J fugiens. Oppenbeim, 1618
EL OPUS MACNUM: El fuego
395
El huevo
fi losófico
El huevo
fi losófico
Después de la
muerte de Cástor,
hijo de Leda, su
hermano gemelo
Pólux, que era in·
mortal. se decide
por la vida t empo·
ral para seguir
unido a su her·
mano. Aparti rde
• Toma un huevo y
cáscalo con una es·
pada candente.•
entonces, ambos
pasan alternativa·
mente un d ía en el
ciclo d e los dioses
y el otro en los in·
fiemos.
G. Stengelius, Ova
Paschal;a Sacro
Emblc;mara, lngDI·
stadr, 1672
Michael Maier narra la historia de un pá·
jaro que volaba más alto que todos los de·
más. A ese pája ro habia que encontrarle el
huevo y quemarlo cuidadosamente con
una espada al rojo. Si Marte ayuda a Vul·
cano, saldrá un pájaro que dominará el
fuego y el hierro.
La espada simboliza el fuego espiritual. el
«archaeus naturae», atizado y avivado por
el fuego marcial y material del horno. La
espada se emplea como símbolo •porque
el fue<Jo lo hace todo poroso y permeable,
de forma que el agua penetra, disuelve y
ablanda lo du ro».
El huevo es la prima materia caótica, que
se desintegra en la putrefacción para que
de ella surja nueva vida . • Tamb ién nosotros ent ramos después de la muerte en
una vida infinitamente más p lena.•
Michael M oier, Atalanta fugicns, Oppen·
heim, 1618
La cáscara signi·
fica el limitado ho·
rizonte del hom·
bre. una •moM·
truosa sombra pe·
trificada de todas
las cosas en nues·
tra tierra vege·
tanto, ancha de di·
mansiones y de·
formada en el es·
pacio indefinido».
(W. Blake, Milton,
1804). Después de
su muerte, el hom ·
bre rasga el •velo
de la naturaleza»,
que congela toda
vida.
W. Blake, Las
puertas del paraíso,
1793
EL O PUS MACNUM: El huevo fi losófico
EL OPUS M AGNUM : El h uevo filosófi co
3g7
El huevo
El huevo
filosófico
filosófico
»El sol ha me nester de la luna como
el gallo la gallina.•
Según Michael
Maier, el gallo encarna la fuerza del
azufre_ El huevo
del que sale la pareja del presente
grabado recibe el
nombre de l atona,
en referencia a la
madre de Apolo y
Diana. •Para los filósofos, Sol, Luna
y Lato na son todo
uno, lo mismo q ue
el golfo y la gall ina, p ues han nacido de un solo
huevo y t ambién
los ponen.>'
Mic!Jael Maier, Ara/anta fugiens, Oppen!Jeím, 1618
•Aurora consurgens• se cita un fragmento
de la •Turba philosophorum», compilación
árabe de tratados y doctrinas alq uímicas
griegas que se difundieron por occidente a
partir del siglo XIII, y que sirvieron de fundamento a la alquimia europea.
El arte, se lec alli, es comparable a l huevo,
•en el que se combinan cuatro cosas. La
cáscara as la tierra, la clara e l agua; la telill a o membrana bajo la cásco ra (--- ) es el
3g8
EL OPUS MACNUM : El huevo filosófico
Ellapis es <el huevo de los sabios>, uun
cuerpo clarificado dotado de inmon:alidad, que 1---l se eleva sobre los cuatro elementos en el más puro centro como el
quinto ser de toda la naturaleza, y ahora su
excelencia será mayor que la de sus
magníficos predecesores, el sol o la luna•(LC.S., Tres breves tratados herméticos,
Orei geheime Traktatlein, Mayence, 1749)
aire 1---l- La yema es el fuego•. (Turba philosophorum, ed. J. Ruska, Berlín, 1931}El
quinto elemento, la quintaesencia, es el
pollito. El embrión o corazón de la yema,
en el que se inicia la gestación, lo compara n los alquimistas con la aurora y con el
lapis. «Punto rojo del sol en el centro• es e l
no mbre que le dan.
Stolcíus von Stolcenberg, Víridarium chymícum, Francforr, 1624
Aurora consurgens, comienzos del s. XVI
EL OPUS MACNUM: El huevo filosófico
3g9
El huevo
El huevo
filosófico
filosóf ico
El re bi s q ue se ve
aqui en Jos t res eo·
lores principales
del Opu s es el
«cuerpo d ual del
arte, es decir, el
sol y la lu na(...),
varón y hembra
q ue engend ran
cuatro hij os•. Son
Jos cu atro elemC!n ·
tos que el andró·
gino sostiene en
su mano derecha.
En el centro se en ·
cuentra un espejo
que representa el
Opus o la prima
materia, ele la que
se dice que en ella
puede verse todo
el mundo.
La prim~ materia:
• El huevo de la na·
nn-alez.a, como me
ll~m~n. conocido
por la mayoría de
los sabios( ...) Generalmente me
dan el nombre de
mercu rio sutil ( ...)
Como dragón
viejo, como an·
ciano, estoy lejos y
cerca( ... ) Emprendo facilmente
el vuelo, a no ser
que/ se me ate con
mesurM. Tengo
múltiples formas,
co lo res y figuras/
llevo en mi el vigor
del varón y de la
hembra.» (Theoria
Philosophiae Her·
meticae, Hanno·
ver, 1617)
El huevo que tiene
en la otra mano in·
clica que d e los
cuatros elemen·
tos, la cáscara, la
cl ara, la membrana
y la yema , nace la
quintaesencia: el
pollito, que repre·
senta el lapis.
Heinrich Jamstha·
ter, Viarorum
spagyricum, 1625
5. Trísmosin, 5plendor so lis, Londres,
s.XVI
400
EL O PUS MACN UM : El h uevo filosó fico
EL OPUS MACNUM: El h uevo filosófico
401
El
huevo
El huevo
filosófico
filosófico
Aguarda a la estrell a (de David), invoca a Maria.
G.Srengelius, Ova
Paschalia Sacro Emblemata, lngolstadt, 1672
«Mercurio es f río y húmedo , bl anco en su
manifestación externa y frío en su hu medad, pero en sus ent rañas( ... ) es rojo, que
vale por caliente y seco. Por eso los antiguos lo ll amaban huevo.» (I. Holland us, Die
Hand der Philosophen, Viena, 1746)
<<El huevo p reserva
la v id a y la esencia•, d ice Paracelso. ( ...)«Debes
sab er que el aire
no es otra cosa
que un caos, y el
caos es la clara d e
un huevo, y el
huevo es el cielo y
la tierra.>> (Paragranum 11, 1530)
Este fuego interior es el «azufre ocul t o»,
cuyo gli fo tiene en su mano i zquierda M ercurio. El huevo de la serpiente simboliza la
eterna circulación en el Opus.
Speculum veritatis, s. XVII
Detalle de <<Jardín
de las delicias» de
El Bosco, hacia 1510
402
EL OPUS MACNUM: El huevo filosófico
EL OPUS MACNUM: El huevo filosófico
403
la matriz
l a matriz
Fludd sigue en esta ilustración la interpretación del Génesis del primer libro del Zoh~r. en el q ue se describe elocuen temente
cómo en la inaccesible esencia divina, el
En-Soph, se forma primero una bruma d e
la que brota una fu en te- En est~ fuente
b rilla el punto primero, llamado •Reschith», que es el comienzo, • la p rimera palabra de la creación de todo•. Este punto
404
EL O PUS M
ACNUM: la
matriz
primero lo identificaban los cabalistas con
la sabiduría de Dios. la • Sophia•. ~ 1~ que
corresponde la segunda sefira o Hochma.
En ella está contenida la simiente de todas
las cosas. «Dios la d otó de todas las formas, le imp rimió todos los atributos.•
Robert Fludd, Philosophia Sacril, Francfort,
7626
La •cadena de oro de Homero•. que para
Robert Fludd es • el fuego invisible• . discurre desde la ma no de Dios hasta el simio
del arte, pasando por la Virgen Naturaleza. El simio represe nta las facultades intelectuales y técnicas con las que el hom·
bre imita a la naturaleza e int enta perfeccionarla.
La naturaleza. nodriza de todas las cosas,
une el divino cielo íg neo con el fuego eti>reo sid eral y el mundo sublunar de los elementos. Es el «alma del mundO>>, media-
EL OPUS MACNUM: la mat riz
dora entre espíritu divino y manifestación
sensible. • En su pecho está el sol verdadero. en su vientre la luna.• Su corazón
dota de luz a las estrell as, y su matriz, el
espíritu de la luna, es el filtro por d onde
llegan a la t ierra los influjos astrales. •Su
pie derecho se posa en la tierra y el izquierdo sobre el agua. mostrando asila
rel ~ción del azufre con el mercurio, sin la
nada podría ser creado.»
Robert Fludd, Ucriusque Cosmi, tomo l.
Oppcnheim, 1617
405
Ln mntriz
Lo sabiduría es la
emanación femenina de Dios. por
la que su simient"
espiritual se hace
realidad primerament e en la palabra articulada d e
la Sophia celestial
y dcspuós en la
materia, pasando
por la matriz d e la
natural!!za . ... esta
es la Sophia caída,
inferior, y se asimila al morcurio,
raíz de todos los
metales.
De sus pechos
fl uye el «Sud or solar» rojo y sulfuroso y la «leche
virginal• b lanca y
mercurial. que forman, ambos juntos. el fruto de sus
entrañas, es d ecir,
la tin tura. Quien
quiera contemplarla desnuda y
sin afeites, deberá
«buscar la amistad
de Archeo. su
guardián de con-
La matriz
Tho Heavenly end Eu thly Evt,
("'o(lolf Í•ll"~ctn:d •u•wrr;ll"l, lnr.11hr.
t.l:lj\C'r,llllllflll, !of'l f..-l•lui,,1.,¡, )l(';lnulr
•••t ...¡.,¡,~ ...,;, .. t...lt•lh~
i• 11# Nlltlif 1>l IUIIWf' •aJ'IIillll' a
'·isJJ!r, ..,..,,,
-.1., . . . ._
Mothe~r o( atJ
Crutur•lf ln H unn Al\d,
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do'fí•llf', to¡hrihlld. r.-i~H~~~tr 1nd ~~~~~~)'
._.;,¡,, •• ¡,.~,, tilcrwu af!ld .Wow,
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OCUI.US NATURA!:
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H'• &V ~t nly t:v.,
_." C"--lt, ""'' · - :'l."alw¡, tWIM
lo ff;'\ lrn't"• Hlnllll,
U•tiJ, mortal, t ffl'rtl""· ptri~h·
• Mt ,.,.., ••,.... rrbcw-11 111:111111,
I,II)JIU'l NAT\IIIAt:. r,\niWr.ClN
1'11.\TR J.~.
Ear-lhJy E v ••
'J"ho Nttw Di rth.
(1,
Alotll O, \1""·'(f' ""'w (;oct.
u... w~lll..tlll-··~~~·""
El árbol q ue nace
de la virginal mad re mercurial y
q ue llev~ los «f rutos inefables de
efectos vario~»
proced~ de la simi~nte del hombre
(pájaros de la izquierda) y d e la
muj er (pájaros de
la derecha). La veneración d e la
Sophia como esposa míst ica d~ los
filósofos o • Soberana d~l mundo interior», como la
llama Georg von
Welling , se confunde frecuente ·
mente con la invo cación de la d ivina
agua mercu rial.
«Nuestra virgen
carísima• es el
nombre dado a
Mercurio, pues al
igual que Maria,
acoge en su seno
• la solución d el
cielo» y lo convierte en lapis purificado .
l:arth.
The S tar o( tho K:ingt !rom tho Orlent.
OCUI.US OIVINUS
1
0~
Tha Old 81..-th.
O,
)f'"· O, M""· lltCh:it~l. 11-
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x.•.,... ¡,.. rr•t • ..,t.&, .....1 '"'"'
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TINC':Tlll\.\
COHLF.S'l'IS.
\. ~ ~rnn~nl•.
...... ....'*'"...._.
............... p.-..
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J)r.rl..r 11
'riN'CTURA PJil'SIC,\.
\'ltlr.·, mill u.d . . ,.., .r su. h
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...u.~,
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~ildttlll 111• • rur;,
PHlLOSOPiiO RU M
• vt:NITI:.
Annu:rn:. AnnttaT..:. .. ~~.....
Wlk•jt'f'r l 1111tl1 f'UU h• ........... ai111JI
t... r ..Urd • J,...I•<o IIJ~t~IIJ· ·
1¡.(/
1'
h• .......~~.......
fianza•.
Hieronymus Reussner, Pandora, Basi-
Las figuras secretas
le:J,1582
de los Ros;, Cruz,
Alrona, 1785
T1rte wOfldlt·WuJ
~Qt'lllt •lthih
11ltc.
IIMI
ru._
fint t.full olalt,
lk.c tf'COitd ..111111
hro yol\f, lo lbe
llinl • , .••
coc-\ Pf(b.
o.... a.. ...da.t.a.td!•,.
............
ltipC_~
,._.,ue tfecti.
406
EL OPUS M ACNUM:
La matñz
EL OPUS MACNUM:
La matriz
407
La matriz
La matriz
La naturaleza ex·
horta al «alqui·
•Que la naturaleza
sea tu guia•
mista errabundo,.
a abandonar el re·
ducido círculo de
la química mecá·
nica de laborato·
río: •No podrás recabar conocí·
miento d e nada si
no pasas por mi
forja.• Esta forja
es el árbol de la s
tres raíces: mine·
ral. vegetativa y
sensitiva . Una
larga cocción SC·
grega los cuatro
elementos a partir
del germen t crrc ·
nal de todos los
metales, animales
y plant¡¡s y los su·
blima hasta obte·
ner la esencia su prema del e li xir u
• oro vegeta l».
M. Maier.
Ara/ant:J fugiens.
Oppenheim. 1618
El alquimista deja
que obre la natura·
leza, si bien in·
tenta acelerar el
proceso de madu ·
La actitud de los alquimistas frente a la na·
tu raleza es ambivalente. Todos la quieren
seguir. unos como el simio q ue intenta imi·
tar su obra en todas sus partes, e pues lo
que se hace fuera de las barreras de la naturaleza es o un error o algo muy parecido•
(D'Espagnet, La obra hermética). cCon la
naturaleza no hay freno ni acicate( .•. )
¡grave error el intentarlo! Ella nos domina
a nosotros. y no al conuaño.•
(Heinñch Khunrath)
ración.
MiniaturadeJehan
Perréal, piMor en /a
corte de Margarita
de Austria, 1516
Hay quienes codician sus frutos. •mientras
las desprecian y profanan• ( ... )Yo estaba
en sus m¡¡ nos, en cierto modo sometida a
su poder. se lamenta la nat uraleza, •pero
no me reconocieron». (T. Vaughan)
408
EL OPUS MAC:NUM: l a matriz
EL OPUS MAC:NUM: La matriz
Paracelso afirma que la alquimia debe per·
feccionar la naturaleza imperfecta, pues
ésta es «tan sut il y rigurosa en sus cosas,
que no quiere ser manipulada si no es con
las artes más excelsas•. (Paragranum, 1530)
Quien pretenda adent rarse en el Opus.
dice Michael Ma1er. tiene que sabercom·
binar cuatro cos;~s: naturaleza, raciocinio.
experiencia y el estudio de innumerables
disciplinas. que llamól las cuatro ruedas del
carro filosófico. 1.;1~ pisadas de la natura·
leza señalan el camino. la razón es el ca·
yado del caminante. la experiencia son los
quevedos y el estudio de las obras espe·
cializadas el candil•quo estimula el cnten·
dimiento e llumina al ávido lector•.
409
la matriz
Inscripción supe-
Según fa interpretación de Fulcanelli, los
doce bajorrelieves de fina las del siglo XIII
que Se:! encuentran en el pórtico principal
de Notre-Dame da París representan temas alquímicos. El conjunto d e la cat edral,
afirmaba Víctor Hugo, es el más cum plid o
compendio de la ciencia alquímica, su •libro mud o» t allado en piedra.
Para el poeta alemán Conrad Celtis (14591508), filosoffa signifi caba la universalidad
d e todos los ca mpos de la naturaleza y el
esplrit u .
La matriz
rio r:
•Sophio me llam~n
los griegos, Sapientia los roma·
nos. Los egipcios y
ca Ideos me inventaron, los griegos
me escribieron, los
romanos me t rans-
La figura femenina cuya cabeza t oca el
cielo es la alquimia. l os dos libros que sostic.ne con la mano d erecha se refieren, según esta interpretación, por una parte al
aspecto exotérico, abierto, de la alquimia,
y por la otra, a su aspecto esotérico,
oculto. la escala es un j erogllfico que representa la paciencia necesaria p ara llevar
a cabo el Opus. los nueve escaños hacen
alusión sin duda a la doctrinas d el PseudoDionisia Areopagita.
mitieron, los germanos me amplia·
ron.,.
Inscripción infe rior:
«lo que tienen el
cielo y la t ierra, el
aire y el agua, lo
que hay en lascosas humanas y lo
que el Dios ígneo
hace ~ n todo el
orbe, yo, la filosofía, lo llevo todo
en mi pecho.~
En el obelisco delante del regazo de esta representación de Sophi a rea lizada por Alberto Durero para su amigo Celtis hay grabados
nueve escaños, que culminan en su seno. Siete de ellos son las siete
Grabado en madera
tomado de •Amores" de Conrad Celtis. Alberto Durero,
Núremberg, 1502
artes liberales. En la posición inferior se encuentra la gramática, en la
más superior la música, ciencia universal de la armenia. la letra
griega «phi» sirve de fundamento a las artes. Según la interpretación
de Dieter Wuttke, que investigó concienzudamente este grabado en
madera (Dieter Wuttl<e, Humanismus als integrative Kraft [Huma nismo como fuerza integradora], en: Dazwischen, Baden-Baden,
1995), la letra phi representa la vita philargica, «la vida sensible como
principio natural en el individuo>>, mientras que la letra f inal, «Zeta>>,
indica la vita the orica, la cima de la contemplación pura.
Los tres libros en la mano de Sophia representan las tres partes
en que Platón dividió la fi losofía: racional, moral y naturaL Las cinco
tachuelas en la portada de uno de los libros son los cinco sentidos,
base de toda experiencia. La corona que rodea el trono simboliza las
cuatro estaciones, a las que corresponden las cuatro cabezas de las
esquinas: los cuatro vientos, los cuatro elementos, los cuatro tempe ramentos y las cuatro edades de la vida. Los cuatro medallones sobre
la corona simbolizan las etapas de la historia de la filo sofía. En el medallón superior, Ptolomeo presenta la astrología sagrada como ciencia de origen egipcio-caldeo. En la medalla de la derecha se ve a PI a-
410
El. OPUS MACNUM: la matriz
tón, que fo rmuló la sabiduría jeroglífica de los egipcios y la pasó a los
romanos. Cicerón y Virgilio dieron forma poética a la f ilosofía, y los
alemanes, representados por Alberto M agno, le dieron cont inuación_
El nombre de Alberto se refiere en pri ncipio a Alberto M agno
(1193-1280), sabio e investigador escolást ico al que se le atribuye una
seri e de tratados alquímicos _Pero Wuttke af irma que el nombre hace
también referencia al propio Durero, al que Celtis elogia como a un
nuevo Alberto en sus escritos, atribuyéndole el mérito de haber integrado la pintura y la teoría del arte en las discipli nas filosóficas_
EL OPUS MAc;NUM: la matriz
411
la matriz
l a matriz
La páginJ dc:-1
titulo del •Ars
mag na sciendi>
(t66g), d e:- Kircher,
se inspira sin du d ¡~
e n 1~ •Phil osop hia.
de Durero. Y la inscripción en el pedest~ l d el trono d e.
Sophia parece remitirse al concepto de ciencia
que tenia Conrad
Celtis: «Nada hay
más no ble que el
conocimie nto del
todo.~
Sophia sostie ne
con la mano el alfabeto del arte de
Ra món lu ll, cuyas
veintisiet e claves
jeroglíficas pret enden aba rcar la
t otalidad d el conocimiento hu·
mano. Quince co l·
gantes o rlan e l telón del titulo: son
los qu ince diferentes campos de l saber, que Kircher intenta armonizar
recurriendo a la
lógica mecanicista
delull.
Una d!! las interpretaciones que Sa lvatore
Setti hizo del enigmático y célebre cuadro
de Giorgione es IJ alegoría de Adán y Eva
despu6s de la caída, expuestos ahora a la
tormenta d e la ira d ivina. («la tormenta•
de Giorgione, ed. Be rlín, tg82)
A. Kircher, Ars
magna scicndi,
Amsterdam, 166g
Las dos columnas truncadas d el tomplo do
Salomón, que simbolizan la solidez y la
fuerza (Jachin y Boas) evocan la maldición
de la condición mortal.
412
EL OPUS MACNUM : la
matriz
EL OPUS MACNUM: la
matriz
Sin embargo, Giorgione, dada la sorprend ente simili tud e ntre la m¡¡dre lactant e y
las repmsentaciones de Sophia en la litera·
tura hermética, sugiere la poslbílidad d e
evad irse d e ese est ado de nigredo q ue es
la existencia humana.
Giof9ione, La Tempestad, hacia 1506, Vene-
cia, Academiil
413
La mat riz
414
La matriz
•Blanquead a lato y romped vuestros
libros, para que no rompan vuestro
cornón.•
d iante el fuego, el azogue o el bicarbonato, pare sucesivamente a sus hijos melli·
zos.
lato designa casi siempre el lat ón y otras
aleaciones del cobre, si bien es el nombre
habitual que se da a la materia tras la fase
de putrefacción, cuando ha sido preñada
por Júpiter. que aparece como la primera
estela plateada en el ciclo nocturno del nig redo, y procede a secarse lentamente.
Entonces se convierte en latona, mad re
de los mellizos Diana-Luna (piedra blanca)
y Apolo-Sol (piedra roja). Después de su
completa purificación o blanqueo me-
En esta fase de blanqueo es necesario
romper los libros, de los que la mayor
parte, como dice Maier, «están escritos en
tal algarabía, que ni siquiera sus autores
los pueden entender». Por otra parte, los
libros ya no son necesarios, pues lo q ue
ahora viene es •juego de niños y labor de
El OPUS MACNUM: la matriz
mujeres».
Michael Maier, Atalanta fugiens, Oppen·
heim, 1618
El cazador Acteón sorprendió un dia a
Diana bañándose desnuda ....esta, herida
en su orgullo, lo convirtió en ciervo, que
fue devorado por sus propios perros.
En su última obra, Von den heroischen lei·
denschaften (De las pasiones heroicas,
1585), Giordano Bruno interpreta esta
leyenda como parábola del drama del
conocimiento.
•Acteon representa aquí el intelecto a la
caza de la sabiduría en el momento de captar la belleza divina.• Pero en el momento
en que cree haber captado la Sophia en el
espejo de la naturaleza sensible y ret ira el
velo de su misterio lunar, se convierte en
El OPUS MACNUM: la matriz
víctima o al menos en objeto de su propia
inclinación. eSe vio transfomado en aquello que buscaba y se dio cuenta de que era
presa de sus perros, es decir, de sus propios pensamientos. Al asimilar la divinidad, ya no era necesario buscarla fuera de
sí mismo.•
Acteón es el hombre nuevo de Giordano
Bruno, que devorado por sus muchos perros, hace un viraje radical. •Aquí concluye
su vida en un mundo disparat ad o. sensual,
ciego y fantástico. A partir de ahora vive
una vida espírrtual, la vida de los dioses.•
Tiziano, Diane y Actcón, 1559
415
l a fuente
La fuente
El rabino Abraham
Eleazar, el miste·
Inscripción en la
banda: aWan(n)
ausse{n) ist uns(er)
Ster(n): also ges·
chaffen feureg(er)
nattur.» (La na tu·
raleza ígnea se
rio~o maestro de
Nicolas Aamel,
está aquí subido a
un hornillo de ata·
nor en forma de
iglesia con el glifo
del antimonio pri·
material en la
punta de la torre.
El arroyo de abajo
simboliza el largo
pero también se·
guro •camino hü·
medo» que pasa
por numerosas
desti lacione~. El
o tro camino corto
que sigue la ágil
comadreja es la
senda pelig rosa y
seca del la sal
ígnea secreta, en
la que el nit rit o
desempeña un pa·
pel importante.
..•
'l ':lb
i1 'lr
T
~ i1
i
crea cuando nues-
tra estrella está
fuera).
(El desciframiento
se d ebe a R. Rei·
sing er).
Abra ha m Elcazar,
Uraltes chemisches
Werk, Leipzig 1760
416
EL OPUS MA<;NUM : la fuente
El dragón bicéfalo dC> la fuente simboliza
la esencia bipolar dellapis mercurial, a la
que Ulmannus denomina •agua d" la casti·
dad» o «piedra pura, blanca y roja». El rojo
es el sol, la sangre, lo masculino; el blanco
es la luna, la ca me, lo femeni no.
• Todo viene del sol y todo retomará al
sol.» •Este sol de fuego exterior es nuestra
carne y nuestra sangre.• Pero el sol intc·
rior es el alma o •aurora», que atrae el
fuego del sol exterior y lo conduce a la~
en trañas.
Todas las cosas deben.sus cualidades pri·
meras y más perfectas al fuego d el sol, que
representa a Dios.
Libro de la Santísima Trínidad, comienzos del
EL OPUS MA<;NUM: la fuente
s.XV
417
L;;¡ fuente
La fuente
Lo muerte y la pu·
trefacción abren
las puertas a una
vida superior, fundamento y fuente
de todo el Opus.
Después de la disecación del
cuerpo muerto,
• esa cosa necesita
el fuego (Sagita·
río) hasta que el
El arco que Dios
puso en las nubes
después del dilu ·
vio como signo de
la alianza tomará
por la sangre de
Cristo la forma circular y cerrada del
lapis. •Y tomó el
cáliz (--l diciendo:
Tomad todos de
él. pues esta es la
sangre de la
alianza( ...).» (Mat.
26, 28) Su sacrifi·
cío le confiere el
poder de atraer
todos los metales
vulgares y de llevarlos desde el d iluvio de la putrefacción (•Y ya no
había más mar»,
Ap. 21,1) al paraíso
cespíritu) de ese
•cuerpo• se haya
traMmutado y
pase solo noches
enteras, como el
hombre en el sepulcro, y se convierta en po lvo.
Después de ocu·
rrido eso, Dios le
devolverá su alma
y su espírit u, (... )y
saldrá fortalecido
de la destrucción,
al igual que el
hombre después
de la resurrección
es más fuerte y
m;is joven de lo
que había sido en
este mundo.•
(Turba philosophorum, ed. J.
Ruska, Berlín,
1931).
nuevamente
abierto. Aquí se
encuentra «la corriente de agua
viva». la triple
fuente tint orial de
la vida eterna.
5. M ichelspacher,
Cabala, Augsburgo,
1616
Aries, leo y Sagitario delimitan el
périodo de tiempo
en el que tienen
lugar las t res operaciones del Opus.
DeA/chimia,
Leiden, 1526
418
EL OPUS MACNUM : La fuente
EL OPUS MACNUM: La fuente
419
El Lapis Cristo
El La pis Cristo
~~oc~puós de muchos padecimien tos y penas va-
das/He resucitado. limpio y sin
racha.•
«Tu piedra, quimist a, no es nada;
la piedra angular
qu e yo digo/es mi
t intura de o ro y
piedra filosofal.•
(Angelus Silesius,
O.erubinischer
Wandersmann,
1657)
El silesio Abraha m de Francke nbcrg (15g81652), alumno de Jacob Boehme, escribió
en 1638 que quería aprender la lengua he·
brea para • utilizarla fructíferamente en
mis muchas demostraciones geométricas y
aritméticas• . (Citado por W. E. Peuckert,
Das Rosenkreutz, ed. Berlín, 1g73)
Su obra u Rafael» o «el (arc);ingel médico»,
que acabó el mismo año. delata su afición
a la combinación de caracteres cabalís ticos
(Gematria y Temurah). Como Giordano
Bruno. cuyos escritos conocía, Franckenberg fabricó sellos mágicos de los que esperaba efectos terapéuticos. En su opinión todos las enfermedades se basan en
Rosarium phi lo·
sophorum. 1550
420
EL OPUS MACNUM: El lapis Cristo
EL OPUS MACNUM: El lapis Cristo
imaginaciones falsas, obsesivas, que emponzoñan el cuerpo astral (la «momia•) y
de esa forma contamina n la sangre. De esa
forma se destruye el equilibrio de los ele·
mentos en el cuerpo.
Franckenbcrg habla de tres tipos de remed ios: los cabalísticos, salidos del Espíritu y
del Verbo de Cristo, los mágicos contení·
d os en la meditación de la serpiente curativa y los qulmicos. con vino y aceite.
Abraham de Franckenberg, Raphacl oder
Arzt-Engel, [Rafael o el (arc)ángel médico],
1639 (reimpresión, 1925}
421
El Lapis Cristo
El Lapis Crist o
M ~rl~ y Jesús son
u11a sola s ubstancia. €!ncarnada en
estado fijo de condensació n por la
Madre:> y en estado
espiritual de diso lución por el Hijo.
El sol s i mboliza~
Dios Pad re y las
doce estrellas los
elementos en sus
tres ma ni festaciones: <<espiritual
(Hijo), anímica (Padre) y corporal
(Madre)». En el lirio de cinco péta-
El hermano Vin centius Koffsky,
monje de dudosa
existancia de una
orden ele p redicadores de Danzig
del siglo XV. recoge aquí la sangre tintorial de l
Cristo mercurial.
crucificado en el
árbol de los siete
metales. ·Estudia.
mc:>dita, sud a, trabaja, cocina y no
te desalientes en
esto último; asi se
te ofrecerá un
flujo salutífero
que mana del corazón del Señor del
macrocosmos, y
que evit a la caducidad d e todas las
cosas materiales
(...)Esta fuente
medicinal universal de agua viva y
del óleo de la ale gria enseña a recoger y a beber según las reglas del
arte tomadas de la
naturaleza.• ( H.
Khunrath, Vom hylealischen Chaos,
ed. Francforr.
1708)
los ~lirio azuJ sa-
turno luna( •.. ).
está el mart irio de
nuestro Scñorn.
Las extremidades.
el torso y 1~ herida
en el costado son
los siete planetas,
los metales y las
vi rt udes.
Libr o de/a
Santísima Trinidad,
comienzos del s. XV
Tomado de: Fracris
Vincenrii Koffskhii,
Hermetischc
Schriften (Escritos
herméticos),
Núremberg, 1786
422
EL OPUS MACNUM: El lapi s Cristo
EL OPUS M ACNUM: El lapis Cristo
423
La sangre
La sangre
El alma ígnea en su
estado natural
-representada
aquí po r el corazón
invertido de la
parte inferior- se
encuentra en el
'fuego de la ira,
• cualidad del padre•. Pero por el
sacramento del
bautismo en no m~
bre de Jehová, el
nombre de Jesús
se hace accesible y
el alma recibe el
fuego de amor del
Hijo : · El padre
bautiza con el
fuego, el hijo con
la luz.» Su sangre
celest ial transforma la ira en
amor.
El hombre tiene
que entregarse totalmente con su
imaginación al sacrificio de Cristo,
.así reverdece un
verdadero cristiano, que es el
sarmiento en la
viña del Señono.
«Existen siete minera les( .•.) pero los alquimistas pretenden demostrar que sólo hay
uno, el oro. Pues, dicen ellos, el oro es perfecto y los seis restantes están sólo en vi as
de perfección para convertirse en oro.
También dicen que los seis están enfermos, y que las enfermedades (permiten)
purificarlos en diversos sentidos, haciendo
oro de ellos y dándoles el color, el peso y
la resistencia al fuego del oro. Añaden
424
EL O PUS MACNUM:
la sangre
también que todos los meta les son sólo
uno, porque todos tienen su procedencia y
origen en el mercu rio, la humedad y la tierra su lfu rosa (...).• (Peder M~nsson, Bergbuch [Libro de minería}, s.XVI, en: Otto
Johannsen, Obras de Peder Mánsson,
Be rlín, 1941)
Jacob Boehmc,
Tlleosophische
Wcrke, Amsrerdam,
1682
La sabiduría de los antiguos, s. XVIII
EL OPUS MACNUM:
la sangre
425
La sangre
En la parte superior de la ilustración, Albión, la Humanidad caída, se
desploma agotado en la zona delimitada por la palma de la espiritualidad y el roble del materialismo. «El sol divino con el nombre deJesús penetró en la noche de Adán, cuando éste dormía( ...) El primer
Adán cayó( ... ) y murió en la muerte de muertes: el otro Adán (Cristo)
asumió la muert e de muertes cuando fue prisionero de la Humanidad
de Adán.» (Jacob Boehme, De signatura rerum).
En la parte inferior del grabado se ve la emanación femenina de
Albión, Jerusalén, que yace cadavérica y amortajada sobre la <<roca
de la era» en medio del «mar del tiempo y el espacio. El «querubín
alado de la ocultación» intenta retardar su desposorio con Cristo,
cordero divino. Pero esta sombra satánica es sólo una pálida imitación del divino sol espiritual superior. Es el espacio-tiempo creador,
que Blake representa con un glóbulo rojo con alas.
La sangre es para Boehme la «tintura de la eternidad» en la que
«el cuerpo se eleva en el resplandor del sol (J. Boehme, De signatura
rerum). Y Blake: <<Todo instante más breve que el pulso de una arteria
tiene la duración y el valor de 6ooo años, pues en ese espacio de
tiempo se hace la obra del poeta. Y toda grandeza ocurrida en el
tiempo se engendra y viene al mundo en uno de esos períodos en el
interior de un instante, la pulsación de una arteria.>> La Tierra es una
llanura infinita y abierta; su forma esférica, pura ilusión. «El microscopio lo ignora y también el telescopio: estos aparatos se limitan a
variar la relación de los órganos del observador con los objetos: pero
éstos quedan como están . Pues todo espacio más grande que el glóbulo rojo de sangre humana es quimérico, y es engendrado por el
martillo de Los; y todo espacio más pequeño ( ...)se abre a la et ernidad, de la que este mundo es sólo una sombra.» (W. Blake, Milton)
«Espacio: a ver si lo entendéis de una puñetera vez. Por espacios
más pequeños que los glóbulos rojos de la sangre bullen y hormiguean por el ano de Blake en la eternidad, de la que este mundo vegetal no es más que una sombra. Atenéos al ahora, al aquí, por el que
todo futuro se convierte en pasado.» (James Joyce, Ulises)
Pág. de 1.1 derecha:
8/ake, Jerusalén,
1804- 1820
426
El OPI.IS MACNUM:
la sangre
El O PUS MACNUM: la sangre
427
Lo divina
forma humana
La concepción mágica del mundo de
Agrippa de Nettesheim (14B6-1535), que
influyó en la obra de Durero, está empapada de las doctrinas gnósticas de Hermes
Trismegisto, que circulaban entonces en
las traducciones de Marsilio Ficino. Dichas
doctrinas proclamaban que el hombre no
sólo había sido creado a imagen de Dios,
sino que también estaba dotado de su omnipotencia. Agrippa de Nettesheim sacó al
hombre de la jerarquía cósmica y lo colocó
en el centro de la creación. «El hombre
tiene el privilegio de formar parte de todo
( ...).Participa de la materia en su propio
sujeto; de Jos elementos en su cuádruple
cuerpo; de las plantas por su fuerza vege·
La divina
tativa; de los animales por la vida sensible;
cielo por el espíritu etéreo( ...), de los
ángeles por su sabiduría; de Dios por la
síntesis de todo( ...), y como Dios todo lo
sabe, el hombre es capaz de conocer lo
que es susceptible de conocimiento( ... ):»
(<De occulta philosophia •. en: Agrippa, Die
magischen Werke, ed. Wiesbaden, 1988).
Incluso puede dominar los influjos astrales
por la fu_erza de voluntad.
d~J>I
forma humana
<<Como la más bella y perfecta obra de
Dios, el hombre tiene un cuerpo más armonioso que el resto de las criaturas, un
cuerpo que con tiene todas las cifras, medidas, P"sos, movimientos, elementos( ...),
y todo en él, como sublime obra maestra,
alcanzó la perfección( ... ) No hay miembro
del cuerpo humano «q ue no tenga correspondencia con un signo celeste, una estrella, una inteligencia, un nombre divino en
el arquetipo divino. La forma ~J>ntera del
cuNpo humano es redonda( •.• )».
Agrippa tomó de Vitn:.obio sus representaciones geométricas del «hombre como medida del universo>> que figuraban en la
<Exempada> de Francesco Giorg io, cuyo
manuscrito probablemente conocía.
Agrippa de Nettesheim, De occu/t'a philosophia
«Pero un cuerpo humano perfecto y acabado se inscribe también en un cuadrado,
pues cuando está con los brazos extendidos y los pies juntos, forma un cuadrado
regular cuyo centro pasa exactamente por
la parte más baja del pubis.>>
Agrippa de Nettesheim, De occu/ta philosophia
430
EL MICROCOSMOS:
La divina forma humana
EL MICROCOSMOS:
la divina forma humana
431
l a dívína
forma humana
La divina
forma humana
•Si se traza, partiendo del centro, una cir·
cunferencia que pase por la coronilla y se
bajan los brazos hasta que los dedos tO·
quen la cincunferencia, poniendo los pies
en posición tagencial a ésta y scparándo·
los de forma que haya entre ellos la misma
distancia que desde la coronilla a la punta
de los dedos, entonces la circunferencia
quedará dividida en cinco arcos iguales.
formando un pentágono regular. La linea
que pasa por las plantas de los pies forma
la base de un triángulo equilátero con el
ombligo como vértice superior.»
Agripp~
«Si se separan los pies, con los talones hacia adentro, y se abren los brazos de forma
que queden en la vertical de los pies, los
dedos de manos y pies formarán un cua·
drado regular, cuyo centro se sitúa en el
ombligo.•
Agrippa de Nerresheim, De occulra philosophia
de Netteshcim, De occulta phi/oso·
phia
«Es tirando los brazos lo más posible hacia
arriba, los codos.quedan a la altura de la
coronilla. Si los pies están juntos y se sitúa
el cuerpo en un cuadrado regular cuyos la·
dos superior e inferior toquen los dedos y
los pies, el centro del cuadrado quedará a
la altura del ombligo y será equidistante
de la coronilla y las rodillas.•
•Subiendo los brazos y separando las pier·
nas de forma que el cuerpo sea una cator·
ceava parte más bajo que en posición
erecta, la linea que une los dos pies forma
un triángulo equilátero con el pubis; y tra·
zando una circunferencia con el centro en
el o mbligo, pasará por los dedos de las
manos y de los pies.•
Agrippa de Nettesheim, De occulta philoso·
phia
Agrippa de Neccesheim, De occulta phi/oso·
phia
432
EL MICROCOSMOS:
l a divina forma humana
EL MICROCOSMOS:
la divina forma humana
433
La divina
La divina
forma humana
forma humana
Lo trama cu adricu lad a del paramasayika es un es·
quema religioso
fundamental qu e
fija las medidas
del pa nteón hi·
duista según las
proporciones del
Plano de una basílica según las proporcio·
nes del cuerpo humano.
Francesco Giorgio (1460- 1540) asocia en
sus escritos la doctrina pitagórica de la ar·
monia a especulaciones hermético-cab alísticas.
«Los antiguos distrib uían sus temp los y
edificios púb licos ( ...) según el modelo del
cuerpo hu mano (...) y proced ían de la
misma forma en todas las ar tes( ...) lo
mismo que ... 1(Dios) confiere t ambién a la
maquinaria del mundo la simetría del
cuerpo humano. » (Agrippa de Nettesheim,
De occu lta philosop hia)
<<purusha ,). arquet ipo cósmico del
hombre. Del cen·
tro umb ilical nace
el loto y d e éste el
«brahma>>, p rincip io vital del uní·
verso. Las grandes
divinidades se
agrupan en el cen ·
t ro, las divinidades
menores en los
márgenes.
El esquema sirvió
de plano para la
con>trucción de
templos y también
de ciudades, esta·
b leciendo una cor respondencia ent re las categorías
sociales y castas y
u'?'.
~r~
"'
J'
••
. y!
+-
~~ -:;
'
,.
sus homólogos ce·
lestes, las j erarquías divinas. El
arquit ecto tenia la
misión d e reproducir en sus cons·
t rucd ones el arquetipo humano
del universo.
434
"'""'
- -~
i
-~
~·
'
:J
\
EL MICROCOSMOS:
la divina forma humana
EL M ICROCOSMOS:
•'
~,.
~-
,,
•Cuando el hombre pone los brazos y pier·
nas en cruz, de forma que las extremidades toquen el círculo circunscrit o a ellas, el
centro está en el ombligo; pero si junta los
talones( ...), el centro queda en medio del
miemb ro del hombre . Parece que estas
proporciones del cuerpo humano son las
que usaro n Noé para construir el arca y Salomón su templo.» (Athanasius Kircher,
Musurgia universalis, ed . Schwab isch Hall,
1662)
~H-+-1-HI·±
A. Kircher, Arca tyoe, Amsterdam, 1675
.
~
~.,
N.
~
la divina forma humana
435
La divina
La divina
forma humana
forma humana
La «Historia de los
l a hoja titular del
primer tomo de la
«Historia de los
dos cosmos•
muestra en el círculo exterior el
macrocosmos ptolemcico, del que el
hombre es, en
toda su constitución, un reflejo virtual.
dos co!imOs», obra
ononumental de
Fludd en cinco tomos, fue publicada
entre 1617 y 1621
porThéodorde
Bry. editor del Palatinado, problablemene a instancias de Micha el
Maier, que en 1615
había visitado a
Fludd en lnglate·
rra. La~ ilustrado·
nes, detalladamente dibujadas
por Fludd, fueron
grabadas por el
yerno de Bry,
Matthaus M eri an.
En los circulO$ in ~
teríores se encuentran, en correspondencia con
los elementos, los
cuatro humores o
temperamentos
del hombre. Al circulo negro central
de la onelancolía
saturnal corresponden los límites
extremos d el macrocosmos, encar·
nado aquí por el
Cronos-Saturnos
con piernas de ma-
las dos ilustraciones muestran las
relaciones e inf luencias d e los
doce signos del
zodíaco (diagrama
superior) y de los
síet.:> planetas
(abajo) sobre las
correspondientes
regiones del
cuerpo humano.
cho cabrio que de·
senrolla el hilo del
gran año universal.
La especie de esvástica sobre el reloj de arena de Saturno representa
las fuerzas polares
a las que está sometido todo el
universo: sístole
(azu fre) y diástole
(mercurio). sol y
luna d e los dos
cosmos.
Robert Fludd,
Utriusque Cosmi,
tomo /, Oppenheim, 1617
436
EL MICROCOSMOS: la divina forma humana
EL MICROCOSMOS: la divina forma humana
437
La divina
La divina
forma humana
forma humana
Las últimas visio·
nes de Santa Hil·
degarda, escritas
entre 1163 y 1173,
t ienen por objeto
la integración del
hombre en el or·
den de la creación
divina. El amor di·
vino d el Hijo apa·
rece en el cielo
bajo una figura
cósmica de color
rojo, superada so·
lamente por la
bondad del Padre.
En su pecho veía la
santa la •rueda del
mundo•, con el
fuego claro del
amor y el fuego
roj o del Juicio Fi·
nal como limite ex·
terior del u ni·
vNso. Las doce ca·
bezas de animales
representan los
vientos y las virtu·
des, que for man el
sistema de relacio·
nes en el que el
hombre puede vi·
vir como rey de la
creación .
El que el hombre haya sido creado, segú n
la fuente biblica, e l último di a ele la se·
mana, permite aseverar a Wclling •que el
mas sabio de los creadores no realizó sola·
mente una obra maestra al crear al hom·
bre, su última criatura, $ino que concentró
en éste el principio y el fin de todas las
criaturas, es decir, que todo el universo
puede condensarse en este circulo único•.
La creación de los elementos consiste, se·
438
EL MICROCOSMOS: La divina forma
humana
gún Welling, en la escisión o seg regación
del protoelem~>nto celestial, el «Chama·
yim•. en fuego y agua, luz y t inieblas. Sólo
el hombre posee este elemento en su
forma pura, «de forma que él rnismo es una
partíwla de la clivinidacl viva•.
Hildegarda de Sin·
gen, Liber Divino·
rum Operum, s. XIII
Gregorius Anglus Sal/wigt (alias von Welling),
Opus mago-cabalisricum, Francfort, 1719
EL MICROCOSMOS: La divina forma
humana
439
l a divina
form a humana
la divina
forma humana
«Paro vosot ros
sois el cuerpo de
Crist o y cad a uno
de vosotros uno
d e sus miembros.•
(1 Cor. 12, 27)
En la tradición
indo -p rearia del
Jainismo, <>1 ho mb re cósmico no es
una figura d ivina e
inmilterialr sino el
p ropio organismo
del mundo. Este
cosmos antropomor fo uno t UVO CO·
mienzo ni tendrá
f in. El espíritu no
se d iferencia de la
materia, sino q ue
la <materia espiritual> y el <esp íritu
material> son el
primer hombre».
(Heinrich Zímmer,
Philosophie und
Relig ion lnd iens ,
Zll rich, 1961)
<<Sí, t odo lo so me·
t ió (Dios Padre)
bajo sus p ies, y a él
(Dios Hijo) lo hizo,
por encima de
todo, cabeza de la
Iglesia, que es su
cu erpo, y e l comp lemento del qua
llena totalmente el
unive rso .• ( Efes. 1,
22-23)
De esta pleni tud
divi na (pleroma)
f luye el Espíritu
Santo, alíe11to vital
de la Iglesia.
El ca min o de purificación del individ uo asciende de
las regiones inferiores del cuerpo
hasta lo más alto
de la cabeza.
La Iglesia como
cuerpo mfstico de
Cristo, Opinicus de
Canistris, 1340
Forma y dimensiones del primer hombre cósmico, Guja-
rar, s. XVII
440
EL MICROCOSMOs:
l a divina forma humana
EL MICROCOSMOS:
la divina forma humana
441
l a d ivina
f o rma huma na
Para crear su gigante Albión, Blake recurrió a varios modelos.
En su • Aurora», Boehme compara el cielo
con el interio r del hombre, según el modelo de hombre celeste de la cábala, Ad am
Kadmon. También Swedcnborg al narrar
sus visiones describe el cielo y el infierno
como organismos antropomorfos: cOado
que Dios es hombre, el conjunto del cielo
de los ángeles es asimilable a un solo hombre, y está d ividido e n regiones según los
miembros, entrañas y órganos d el hombre.
Todo hombre no es más que una partícula
del Gran Hombre y nada hay en el hombre
que no tenga su correspondencia en el
Gran Hombre.• (Weisheit der Engel, Zúrich, 1g40) Los miembros de Albión, el gigante d e Blake, coincid en, por el contrario, con la topografía de las Islas Británicas: su mano derecha cu bre el País de Gales, su codo se posa en Irlanda y Londres
se sitúa en sus rodillas. Tambicn los protagonistas de •Finnegans Wake• de Joyce,
H.C.E. y A.L P., adquieren a veces p roporciones gigantescas y ocu pan barrios enteros d e Dub lin.
la divina
forma huma na
»Todos son hom·
bres en la eterni dad, los ríos, las
montañas, las ciudades y pueblos, y
~¡ tú entras en su
interior, te vuelve
cielo y tierra, al
ig ual que tú albergas en tu interior
el cielo y la tierra y
todo lo que percibes; y au nque pa·
rece que está en el
cxcrior, está en
realidad en el in te·
rior. en tu imagina·
ción, de la que
este mundo mortal
no es más que una
sombra.»
(W. Blake, Jerusalén)
Según la tradición
cabalística, los
diez sophirot h que
estructu ran <>1
mundo son miembros del primer
hombre, Adam
Kadmon. Las prop orciones d e éste
son tan co losales
que cada uno d e
sus cabellos puede
imaginarse como
un rayo de luz que
enlaza millones de
mun dos.
• No hubo forma ni
mundo que tuviera
consistencia antes
de que existiera la
forma d el hombre.
Pues esa f orma lo
contiene todo y
todo lo que hay
existe por ella.•
(Zohar)
Adam Kadmon se
identifica también
con la figura que
vio Ezequiel en el
carro del trono, así
como co n la aparición d el «viejo d e
los días» en Daniel. (Daniel, 7, 13)
W. 8/ake, El sol en
el pórtico de
Oriente, hacia 1815
Jewisch Encyclope-
dic1
442
EL MICROCOSMOS: La divina forma humana
EL M ICROCOSMOS: la divina forma humana
443
La divina
forma humana
La d ivina
forma huma na
El •Mysterium magnum» es la dualidad
esencial en un imico Dios, fundamento y
ab ismo insondable («Grund und Ungrund»)
«del que fluyen el t iempo y el mundo sen·
sible•. En el grabado sobre cobre del fron·
tispicio de su obra, Georg Giclltel ilustra
esta dicotomia oponiendo los ténninos mi·
crocosmos-macrocosmos y Moisés-Me·
sias. Lo que Moisés como representante
del aspecto autoritario d e Dios fue para el
red ucído ámbito del pueblo israelita, lo es
El hombre es, «Se·
gún su cat adura
externa. un ent e
(ens) de los cuatro
<>lementos, y según la vida exte·
rior, un ente del
'spiritus mundh
(...)(el zodiaco)lc
da una figura en la
ahora Cristo como encarnación del amor
divino hacía toda la Humanidad.
El ángel de la trompet a, anunciador del
fin de los tiempos, descubre el rostro transfigurado de Moisés. El reloj del zo diaco
da la hora final y Cristo se manifiesta en
él como soberano de la era espiritual del
lirio.
Jacob Boehme, Theosophische Werke,
Amsterdam, 1682
quQ ~e e ncuentra
el gran reloj del
zod iaco en ese
momento; t al
signo le confiere
los atributos c.xternos, pues el
•spiritus mundi> de
los elementos no
pued<> darle sino
un signo .» (Jacob
Boehme, Von dor
Gnadenwahl)
D.A. Freher, en:
Works of J.Bchmen,
Law-Edition, 1764
444
EL M ICROCOS MOS: la divina f orma humana
EL MICROCOSMOS: la divina forma humana
445
La divina
La divina
forma humana
forma humana
«Aqui está ( •••) e l hombre en el centro, en·
tre el reino de Dios y el de los infiernos,
entra el amor y la ira, libre d e decidir de
cuál quiere ser.• (Jacob Boehme, Vom
dreyfachen Leben)
A la izquierda, en la parte interior de la
tapa, se ve al hombre exterior, de pie en el
abismo del mundo de las tinieblas, en el
fuego de la ira divina. Lleva grabadas en el
tronco las marcas del espíritu del mundo
sideral. En opinión de Boehme, el hombre
exterior vive prisionero de las influencias
de los elementos y de los astros, queman·
446
El MICROCOSMOS: La d ivina forma humana
tienen cerradas las puertas de los sentidos
y d e la razón. A la derecha, por el cont ra·
río, se ve al ser humano liberado, residente
en el mundo del amor de la divinidad
oculta.
El pavo real simboliza en la alquimia el fin
d e la noche d e la p utrefacción. Es también
el símb olo de Juno, esposa de Júpiter, una
de las tres divinidad es, junto con Venus y
Mercurio, d e las fuentes del mundo de la
luz.
D.A. Freher, en: Works ofJ. Behmen, Law·
Edirion, 1764
«El hombre está hecho de todas las potencias divinas. d e los siete espíritus de Dios.
(...) Pero como se ha corromp ido, no se m a·
ni fiesta siempre el origen divino en el (...)
Pues el Espíritu Santo no quiere entrar ni
menos permanecer en la carne pecad ora,
sino que se esfuma como un rayo( ...) Pero
cuando ese rayo queda ret enido en la
fuente del corazón, asciende en los siete
espíri tus de las f uentes hasta el cerebro
como la aurora: ahí está el objetivo y el conocimiento.» (Jacob Boehme, Aurora)
El M ICRocosMos: La divina forma humana
La ascensión de este • schrack del fuego
sal nítrico• a través de los siete espíritus de
las fuentes se ha comparado con frccuen·
cía al despertar de la serpiente de fuego,
la kundalini, del yoga hinduísta, que as ciende de los siete centros sutiles del
cuerpo, los chacras, hasta sobrepasar la
coronilla, donde se eleva a cono ci miento
puro.
D.A. Freher, en: Works ofl. Behmen, LawEdit ion, 1764
447
Ln divina
f orma humana
Fludd represent a aquí los cuatro estratos
espirituales del hombre en la imagen del
tetragrama. Yod, la simiente informe de
todas las cosas, se equipara aqui al espíritu
o al conocimiento puro; He, «el palacio superior)), es el intelecto; Vau. «el nexo», es
el alma o la fuerza vitaL El segundo Hé o
«morada infe rior>>, es el reino sensible de
los element os.
La cábala conoce tres zonas del alma, que
sin embarg o contienen unas a las o tras.
Nefesch, es el «alma vegetativa», tributaria
de la vida sensoriaL Desaparece con la
muerte. A ella corresponde el zelem, el llamado cuerpo etéreo o ast raL La chispa divina más profunda d el alma es la neschama.
co mo t odo lo demás, d e sal, azufre y mercurio. Sal es el cuerpo y mercurio el espíritu. «Pero el mediador entre esp íritu y
cuerpo( ... ) es el alma y t ambién el azuf re.»
(Paracelso, De natura rerum, 1525). A ella
le corresponde el «cuerpo de estrellas» o
cuerpo astral, que es asimismo nexo entre
espíritu y cuerpo . Es el•carro del alma•
plató nico . Se trata propiamente de una
«envoltura neumát ica• que el alma en su
ca ida concibió de las estrell as y · de sus
malvad os admin istradores»( ...), los arcont es o <<Archeu!t o Vu lciJno», el «herrero». El
alma se d esprende del cuerpo astral como
de una túnica cuand o asciende por el reino
de los arcontes astrales.• (Walter Pagel,
Paracelsus als Naturmystiker, en: Epochen
d er Naturrnyst ik, Berlin, 1979)
Paracelso sostuvo ideas semejantes. Se gún sus tesis, el hombre se compone,
Robere Fludd, Utriusquc Cosmi, tomo 1/,
Francforr, 16 2 1
La divina
f orma humana
Nad ie ha cont rib uido más a la dif usió n del pensa miento d e Boehmc
que Georg Gichtel
(1638-1710), de Ra tisbona, que se adhirió a una mística
radica l de la «So phi~h> y en su exilio
de Amsterdam
reunió en t or no
suyo un circulo d e
célibes <<hermanos
angélicos». En su
«Theoso phia practica• , edit ada en
1696, describe la
forma en que la
rueda de los pla net as imprime al
alma siete sellos
dia bólicos .
Georg Gichrel,
Theosophia pr~c­
cica, ed. 1898
EL M ICROCOSMOS: La d ivi na forma humana
EL MICROCOSMOS : La divi na forma human a
449
la divina
forma humana
la divina
forma humana
En su o bra de la
creación, Dios desciende t res oct avas cósmicas para
insuflar su espíritu
en el hombre. Por
ese motivo, el espíritu del hombre
abarca la totalidad
de los tres intervalos de la escala d e
la creación: el elemental, el celeste
y el sup raceleste.
Fludd llama al
cuerpo humano (F)
((recipie nte de to ·
das las cosas»,
pues según el es-
Robert Fludd,
Utriusque Ccsmi,
romo//, Francforr,
<<alma del centro n
q uema armónico.
posee la facultad
de relacionarse
con cada región de
los tres mundos
mediante agent es
espirituales más o
menos sutiles.
Por la llamada
(E), q ue flota en el
ét er, el homb re
ma nti ene contacto
162 1
con la región de
los elementos. A
esta región corres·
ponde en la cábala
el alma vegetativa
<)
onefesch .
<:>
<<Chimenea hacia
Dios» es el nombre
que da Fludd al espiritu puro» (A) de
arriba.
Roberr Fludd,
Utriusque Cosmi,
tomo 11, Fnmcfort,
1621
A.Mm1 J;,pf=:J¡inrufu,.I>ri.
.B. Intdl~éiw fjt:nJ ./,.¡,."m ¡ti-.,,
ti.J ltJ"-""Jn. Vdffeufum:
e.~1
o' ;,.wt.ilw Ür 1:-;,.,&., "''
di1IUI/i.t'lliitm;.Jru irrullüiM JM4'mu.
D. S¡iritul rAÚ•,.,J¡, c,.,.fi~nt< u .
lntr/J<~ in....Arúrnn. n~di. .
E . A"i"'4 md;,.;,. l...W nkn. """''"'·
F.
450
EL MICROCOSMOS:
la divina forma humana
EL MICROCOSMOS:
la divina forma humana
lu.x 'llt't~t/,S Cu~ M cr¡.tz
eors
Y~u¡t4tU[k., DtrmiM'Itt •
Jcu
451
La divina
forma humana
La divina
forma humana
Los tres niveles del gran mundo, con su di·
ferente material idad, se corresponden en
el hombre con tres planos espirituales y
corporales: a la región elemental sublunar.
corresponde la zona de los s<>ntidos (el
bajo vientre), a la región etérea astral, el
alma (tórax) y al cielo ígneo divino, el inte·
lecto (cabeza). El sol, en la confluencia dt>
la forma y la materia, es el lugar donde re·
side el alma del universo en el macrocos·
mos. A ella corresponde en el cuerpo hu·
mano el corazón, como morada del alma y
del espíritu vital (Archeus).
El alqu imista con la escuadra y el compás
en las manos. símbolos de la francmasonería, anuncia el comienzo saturnal del Opus,
paralelo al sombrío descenso al • interior
de la tierra». Sólo allí, se dice en el famoso
acrónimo vitríolo, se encuentra la piedra
filosofaL
El lapis se representa aquí como punto
rojo en la yema del huevo del Opus de los
cuatro elementos. del que nace la quinta·
esencia o •pollito•.
Theatrum chemicum, ed. Lazarus ZetZner,
7667
Roberr Fludd, Utriusquc Cosmi, romo 11,
Oppcnheim, 1619
El cuerpo humano en la imagen del anta ·
gonismo de ambos estados en que se di·
vide la materia primera (schamayin): las
aguas inferiores e impuras que suben del
bajo vientre y el fuego espiritual y suti l de
la parte superior. Ambos se mezclan en la
zona del pecho y participan equilibrada·
me nte de la zona del corazón.
La forma más usual de comprender al hom ·
b rees imaginarlo compuesto de la unidad
de la luz de la naturaleza humana y de la
diversidad de las tinieblas del cuerpo; y
para conocerlo con detalle, debe exami·
narse la primera figura (figura paradig má·
tica). En ella se reconocen claramente t res
zonas: la inferior, la del medio y la supe·
rior. (Nicolás de Cusa, De coniecturís. ed.
Hamburgo, 1g88)
Roberr Fludd, Ucriusque Cosmi, romo 11,
Oppenheim, 1619
Roberr Fludd, Utriusquc Cosmi, romo 11.
OpptJnhtJim, 1619
452
EL MICROCOSMOS: La divina forma humana
EL MICROCOSMOS: La divina forma humana
453
l a divina
la divina
forma humana
forma humana
<•Ve mos en esta
ima9en la maravi·
llosa armonía en la
que ambos extremos, el mas noble
y el más execrable,
se encadenan formando una armo·
nía.» Se trata del
alma y el cuerpo.
El espírit u del
mundo, que une a
ambo s, est á represent ado como la
cuerda de un mo·
nocordo mic rocósmico. El alma d esciende. e n !;U n ~ci ·
miento, de las al tas esferas hasta el
hombre a través
de los intervalos
marcados, para hacer el cami no inverso cuando e l
hombre muere.
S· SYMPA11UCVS MlC:M COSMI C\1}.{ 1-{!1(;ACQ;ro~
_!f,• .!íJr. . --.1'1• :1.6r.a.f'l"'-
_¡;,.pA, ! -:co'l'.n' wnnJ.iJ ~- ·
Robcrt Fludd,
Utriusque Cosmi,
romo //, Oppenheim, 1619
En esta ilustración
sobre la correlación de microcos·
mos y macrocosmos, Kircher sigue
la doctrina de las
correspondencias
de la tradición platónico hermética,
en la que se describe el mundo
como organismo
vivo do tad o d e
procesos met aból icos. En su <Musurgia universalis),
Kircher relaciona
el sol con el corazón, la luna con el
cerebro, Júpiter
con el hígado, Saturno con el bazo,
Venus con los riño·
nes, Mercurio con
los pul manes y
Tierra con el est ó·
mago. • Las arterias son los ríos, la
vej iga el mar. Los
siet e miembros
p rincipales son los
siete cuerpos me·
tálicos, las piernas
las canteras, la
carne las t ierras,
los cabellos la
hierba.»
A Kircher, Mundus
subterreaneus,
Amsrerdam, 1682
454
EL MICROCOSMOS: La divina forma humana
EL MICROCOSMOS: la divina forma humana
455
l a divina
forma humana
La d ivina
forma humana
Los d oce signos
de l zod iaco y las
partes corpo rales
q ue señorean:
En esta ilustración
de su tratado de
medicina, Tobías
Cohn compara la
Aries : cabezi!,
anatomia humana
g lá nd ulas sup ra rrenales, t ensión
arterial
Tauro: garganta,
la ringe, hombros,
orejas
Géminis: pulmo-
con una casa de
cuatro pisos. Los
cuatro pisos corresponden a los
cuatro mundos en
que se divide la tot ali dad del cosmos
en el árbol d e los
sephiroth.
nes, nervios, bra-
zos. cabeza, dedos
Cáncer: caja t oracica y ciertos humores corporales
Tobías Colm, Maa seh Tobiyyah, 1707
Leo: corazón, es-
palda, co lumna
vertebral, bazo
Virgo: vientre, entrañas, vesícula,
páncreas, hígado
Libra : coxis, caderas, riñones, g lándulas
Escorpio: órganos
sexuales, hueso
ilíaco, recto
Sagitario: muslos,
piernas
Capricornio: rodillas, huesos, pi e l
Acuario: tobillos,
vasos sanguineos
Piscis: pies, a lgu nos humores corporales
M~nuscriro hebreo,
s. XIV
4.5 6
EL MICROCOSMOS:
La divina forma humana
EL MICROCOSMOS:
La divina forma humana
457
Cerebro y
memoria
L<t tr<tdición escolástica distingue tres cavidadC!s combra les que se corresponden
con las cualidades elementales aristotélicas. La cavidad anterior de la imaginación
(ccllul~ phantastica), es caliente y seca.
Blake la llama •forja de Los•, ~n la qu~ las
informaciones sensoriales (las alondras
mensajeras de Los) se modelan en imág enes plásticas incandcsccnt~ que se imprimen en el cerebro. La cámara central o de
la razón (cellu/;¡rarionalis), es caliente y húmeda . Las imágenes grabadas en ella se
organizan aqul en contextos para facilitar
el conocimiento. A esta cavidad corresponden las artes lingüísticas de la gramática, dialéctica y retórica_ La cámara pos-
Cerebro y
terior, o de la memo ria (ce/lula mcmoralis),
es denominada por Heinrich Schlpperges
«Cámara fría do las imágenes». (H.Schipperges, Die Welt des Auges, Friburgo,
1978) Es el archivo o depósito del que la
cámara central extrae sus materiales para
nuevas combinaciones de concC!ptos. Aquí
se hallan las csalas de Los», en las que se
memoria
A la izquierda, delante de la frente,
se encuentra el
mod<!lo del mundo
sensible en el sistema de Fludd.
Aparece aquí bajo
la forma de cinco
círculos concéntri-
encuentran «las esculturas luminosas» de
todo lo que pasa sobre la tierra. u Cada
época acopia de estas obras fuerzas renovadas.•
(W_ Blake, Jerusalén, 1804-1820)
cos en relación con
Gregor Reisch, Preciosa Margarita, Friburgo,
1503
los cinco sentidos
del hombre: la tierra con el tacto, el
agua con el gusto,
el ai re con el olfato, el éter con "1
oído, y el fuego
con la vista. En la
primera cavidad
del cerebro, este
mundo sensitivo
DE POTINJ'"lm
es «imaginado»
por el a lma, que lo
transforma en
sombra de si
mismo para después transcenderlo en las cavidades del juicio y
de la pot encia cognoscitiva: por obra
del rigor del espíritu, el alma topa
allí con el cmundo
d ivino del intelecto• . La última
cámara es el centro de la memoria
y del movimiento.
Roberr Fludd,
Urriusque Cosmi,
tomo 11, Oppenheim, 1619
458
EL MICROCOSMOS: Cerebro y memoria
EL MICROCOSMOSOS: Cerebro y memoria
459
Cerebro y
Cerebro y
memoria
memoria
Fludd distingue entre un arte de la memo·
ria redondo y otro cuadrado. El redondo
utiliza diagramas fantásticos y mágicos,
con los que intenta atraerse los influjos di·
vinos. El arte de la memoria cuadrado ~s la
mnemotécnia clásica, que se vale de lugares exist~ntes en la realidad y de imágenes
naturales.
0~SC3rt~S compara las imágenes del r~·
cuerdo en e l cer~bro con las huellas que
deja la aguja en la tela. Ya Platón describía
~1 funcionamiento de la memoria con ~1 si·
mil del grabado ~n cera.
Tom~do de:
René Descartes, Traité de
/'homme
Robert Fludd, Utriusque Ccsmi, romo 11,
Oppcnheim, 161g
Est a figura mnemotécnica servía para rete·
ner el evangelio de San Lucas. Los jeroglí·
ficos son mojones de la memoria para resaltar citas especialmente significativas de
dicho Evangelio.
Sebastián Brant, Hexastichon, 1509
En la Antigüedad clásica, la memoria era
• la madre de las musas•. Hasta bien en·
trado el Renacimiento. se habia t ransmi·
tido toda una serie de refinadas técnicas
para educar la memoria. Todas esas técni·
eas se basan en la cr~~ncia de que una se·
rie determinada de lugares o d~ imágenes
forman un repertorio b ásico que se graba
en la memoria en un ci~rto orden, y de que
~n ól es posible ordenar por asociación todos los contenidos posibles e intercambia·
bies. «El ar te mnemotécnico se asemeja a
EL MICROCOSMOS: Cerebro y memoria
una escritura interior. El que conoce las le·
tra.s d e ese alfabeto puede escribir lo que
se le dicta y volver a leerlo de memoria.
Además puede asociar lo oido a determinados lugares y después repetirlo de
memoria. • (FrancesA. Yates, The Art of
Memory, Londres, 1966)
Robert Fludd, Utriusque Cosmi, Tractatus
primi, Oppenheim, 1620
EL MICROCOSMOS: Cerebro Y memoria
Los signos
Los signos
Según Delia Porta,
la totalidad del
mundo natural
consiste en una
red de correspon·
dencias secretas
que se pueden
descifrar mediante
claves analógicas:
si, por ejemplo, la
hoja de un árbol
t iene la forma de
cornamenta de
ciervo. estará em·
En su •Universai-Lexikon>(Halle, 17321754), Zedlerdescribe la fisionomla como
«el arte de reconocer la naturaleza e incli·
naciones del hombre en las cualidades ex ·
ternas de sus miembros y en los rasgos de
su cuerpo». l a fisionomía perteneció largo
tiempo al amplio espectro de las artes
ocultas. Audd la inc:luyó, j unto con la as·
rrología y la quiromancia, entre las artes
microcósmicas. El erudito universal Giam·
battistadella Porta, fundador en 1560 de
la • Academia para la Investigación de los
Secretos de la Naturaleza•. en Nápoles, la
incluye en el ámbito de la • magia natura·
lis•. Por otra parte, los escritos de Johann
C. lava ter (1741-1801), basados en la • Phy·
siognomia>> de Delia Porta, suscita ron ha·
cía fines del siglo XVIII un •interés desen·
frenado por la fisionomía•, del que no se
EL MICROCOSMOS: Los signos
parentada con el
carácter de este
animal. los hombres que parecen
asnos son bobos;
los que se aseme·
jan a un buey son
obcecados, pe re·
zosos y fácilmente
irritables; los que
libró siquiera Goethe....este bombardeó a
su amigo Lava ter con numerosas si luetas
de las gentes que lo rodeaban . L;water de·
sarrolló también los principios de una fi·
sionomia criminal y racíal.
tienen rasgos de
león, esplénd idos
y valientes.
Enemigo resuelto do los fisionomistas fue
el físico y pensador G.C. Lichtenberg: ·Si
la fisionomía es lo que Lava ter espera de
ella, se llegará a ahorcar a los niños antes
de que cometan delitos merecedores de la
horca(... )» (Sudelbücher, 1n7). Y más
tarde: «J uzgamos constantemente por el
rostro y constantemente errarnos .» (Über
Physiog nomik)
Giambattista del/a
Porra, De Humanil
Physiognomi<J,
1650
Ciambattista del/a Porta, De Humana
Physiognomia, 1650
EL MICROCOSMOS: Los signos
Los signos
Los signos
Con esta metamor..
Bl ake tomó parte
en tre 181g y 1820
junto al astrólogo
y pintor de paisa·
jes John Varley en
sesiones de espiri·
tismo en las que
fosis de una cabeza de rana en
Apo lo , Lavat er
quiere demostrar
su teoría de la evo lución: cuanto más
perfilado el rostro,
más irracional su
portador. «La pri·
mera figura es un
batracio total y
encarna toda la re·
pugnante bestialidad.>>Con la décima figura, (<comienza el primer
grado de la no bestialidad( ... ), con la
duodécima, el ni ·
vel inferior de la
humanidad(... ); la
decimosexta cabeza se eleva al
umbral de la razón , y ((a partir d e
ésta, se llega a un
Newtonoa un
realizó «retratos
visionarios». Varley relata en 1828
cómo se le apare·
ció a Blake «el es·
piritu de una
mosca)). «Mientras
llevaba al papel
esta aparición, la
mosca le contó
que todas sus con·
géneres estaban
poseídas por las
almas de personas
particularmente
sanguinarias, y
que, por eso, la
Providencia las redujo a la talla y fi·
gura de insectos;
pues, si ella tu·
viese el tamaño de
un caballo, diez·
maria el pais entero.
Kant>),
J. C. Lava ter, Phy-
siognomik, Viena,
1829
W. 8/ake, El espíritu
de una mosca, 1819
EL MICROCOSMOS:
los signos
EL MICROCOSMOS:
los signos
Lo!lsignos
Los signos
«No hay cosa creada o nacida en la naturaleza que no manifieste al
a) Frente de un
próspero hombre
pacifico.
exterior su forma interior, pues lo interior intenta siempre manifestarse( ...), como lo observamos y constatamos en las estrellas y los
b) Frente que de·
nota espirituali ·
d ad y tendencia al
sacerdocio.
elementos, las criaturas, en los árboles y en las hierbas ( ...). Por eso,
los signos son muy razonables, pues el hombre no
sólo aprende a conocerse en ellos, sino t ambién a
reconocer la esencia de todos los seres.»
e) Frente de un
candidato a la
(J. Boehme, De signatura rerum, 1622)
muarte violenta .
La naturaleza era concebida en todas sus faceta s
como una especie de escritura secreta, como un gigantesco criptograma divino que el sabio puede
b)
a)
descifrar con ayuda de ciertas técnicas. Paracelso
e) Frente de un
hombre amenazado de una herida
en la cabeza.
enumera entre ellas la geomancia (el arte adivinatoria del punteado o de la tierra). la fisionomía, la
hidromancia (adivinación por medio del agua), la
f) Frente de un em-
piromancia (por el fuego), la necromancia (evoca-
ponzoñador.
ción de los muertos), la astronomía y la berilística
. una frente denota debilidad
mental cuando
(leer el porvenir en un cristal). «Todas las estrellas
tienen su naturaleza particular y sus cualidades, y
nos transmiten sus signos y característica s por los
presenta una con-
rayos que envían a nuestro mundo de los elementos, de los minerales, plantas y animales. Toda
La <metoposcopia•. el arte de leer
las lineas de la
frente, distingue
siete zonas planetarias en la frente
humana.
Ciro 5ponroni,
La Metoposcopia,
Venecia, 1651
cosa recibe una impronta o característica especial de la estrella que
d) Frente de un
guerrero triunfa·
dor.
d)
e)
la irradia.» (Agrippa de Nettesheim, De occulta philosophia, 1510)
cavidad alargada
en el medio y más
abajo, aunque ésta
sea apenas visible,
y es, en conse·
cuencia, ella
misma de forma
alargada. A condi ción, digo, de que
sea apenas visible,
pues, si se nota,
cambia todo.»
(J.H. Lavater, Von
der Physiognomik,
Pero no son sólo las estre llas las que marcan, sino también el
«Archeus», el herrero interior, al que Paracelso llama <<signator». El
es quien transforma los inconcebibles influj os celestes en signos corporales palpables, trazando, por decirlo así, los ca racteres del código
genético.
1772)
Tomado de: J. Cardanus, Metopa·
scopia, París 1658
f)
e)
EL M ICROCOSMOS:
l os signos
EL MICROCOSMOS:
los signos
Los signos
Los signos
ec
dd
ce
bb
l as proporciones de l as falanges de los dedos en relación con los intervalos musicales. · De la misma manera, los elementos,
las cualidades, los temperamentos y los
humores corporales mantienen relaciones
bien definidas.» (Agrippa de Nettesheim,
De occulta philosophia, 1510)
A. Kircher, Musurgio universalis, Roma, 1650
e
-d--
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G
F
1'
O fol
ll•
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~~--'---/-1--....::;.R~¡.=,r,;;.:.:....::.::-=:x~.---"-.)j~~g_.:;:
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lf '
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B mi
-¡;:-;er vt
J.J
La pa lma de la mano se interpreta como un
p;,isaje con montes, valles y ríos. Las siete
1
:o;
montañas, es decir, las protuberancias de
la mano, corresponden a los siete planetas . Su anatomía individual revel a la evolu·
ción de aspectos de la vida en relación con
un planeta dado; el montt> de Venus en el
pulg~r. por ejemplo, revela aspectos de las
rel aciones amorosas; el monte del sol , que
está d ebaj o del dedo anular, informa de la
creativid ~d y sentido estético de la per-
o
;o
Construcción de la mano izquierda con escalas y proporciones.
«la longitudud de las uñas es oKactamente
la mitad de la última fal ange .• (Ag rippa d e
Ncttcshcim, De occulta phílosophía, 1510)
La mano representa •el mundo pequeño•
del hombre y sus dimensiones son propor·
cionales al cuerpo humano, según
Agrippa . La mano es el espejo de la armonía macrocósmica. •Sabed quelos signos
de la quiromancia t ienen su origen en el
468
EL MICROCOSMOS: Los sig nos
cerebro superior de l os ~icte pl anetas ( ... ).
Pero la quiromancia es un arte que no sólo
consiste en l eer l a mano del hombre y reconocer sus líneas, ramificaciones y rugosidades, sino que comprende tambi én todas las hierbas, todas l as maderas, el
cuarzo y la grava, el reino mineral y todas
las aguas y todo lo que tiene lineas, venas
y arrugas .• (Paracelso, De Signatura rerum
natu ralium, 1537)
sona en cuestíón.
Agripp.l de Nrmcshcim, De occulta pllilosophi~. 1510
Alberto Durero, Cuaderno de bocetos de
Dresde, 193
EL MICROCOSMOS: Los signos
Los signos
Los signos
El c~rtujo Johannes von Hagen, conocido
con el nombre latinizado de • ab lndagine•
(h~cia 1424-1475) influyó con sus numerosos tratados las obras de magia de Johan·
nes Trithemius y de Agrippa de Nenes·
heim.
A Línea de mesa·incompleta
B Hermana de la línea de la vida
e Linea del hígado y d el estómago
D Hermana de la linea de la naturaleza
Existen, según él, tres lineas principales
para leer el destino en la palma de la
mano: la linea media, la linea de la vida o
del corazón y la linea del hígado (linea he·
patis), que diagnostica t rastornos del apa·
rato digestivo.
E Línea de la vida
Johannes ab lndagine, Introducciones
Apostelesmacicae. 1556
Johannes ab lndJginc, lnrroducciones Aposcelesmacicae. 1556
A Linea de mesa o d el destino
B Linea de la vida o del corazón
E Línea mediana de la naturaleza
F Linea del hígado o del estómago
Johannes ab lndagine, Introducciones
Aposcelesmaticae, 1556
Sigmar Po/ke, Corrección de las lfneas de la
mano.
470
EL MICROCOSMOS: Los signos
EL M ICROCOSMOS: Los signos
471
Los signos
Los sig nos
• Varios son lo~ carminos del hombre~
• Los sabios de la
Antigticdad ( ... )dibujaban las constelaciones, figura~. !:igilo~ y
Quien los sigue y compara verá surgir figuras maravillosas; figuras que parecen pertenecer a aquella gran escritura cifrada
que se ve por doquier, en las alas, en la
cáscara de los huevos, en las nubes. en los
cristales y en las formaciones rocosas, en
el agua helada, en el inte rior y el e xterior
de las montañas (... ) y e n las extrañas coyunturas del azar. En todo ello se adivina la
clave de esta prodigiosa escritura, su gramática.• (Nova lis, Die Lehrlinge von Sais,
1800)
cürac·
teres que la naturaleza reproducía
mediante los rayos
de las estrellas en
las piedras, en las
plantas y en sus
partes, así como
en los distintos
mie mbros de los
animalc~ .•
(Agrippa de Nettesheim. De occulta philosophia,
1510)
ce Esta escritura
es
elocuent e, puede
igualarse a la cl ara
luz del d ía. Y sin
embargo
no~
ccMe reafirmé aún más en mi opinión de
re·
su Ita oculta e incierta.» (Giordano
Bruno, De las mó nadas, 15g1, ed.
Hamburgo, 1991)
Jt
~
J
Astrólogos y gcomantes, para
Los Viajes de Sir
John of Mandcvillc,
Bohemia, 1410-20
472
atribuirle un al ma a la tierra( ... ) e n la ce rteza de que en las entrañas de la tierr.>
tiene que haber una fuerza formadora que
como la mujer embarazada, graba e n la
roca estratificada los acontecimient os de
la historia de la Humanidad tal como han
tenido lugar e n la superfici e ( ... )». (Johannes Kepler. Harrnonices Mundi, 1619, ed.
Leipzig, 1925)
A. Kircher. Mundus subterraneus, Amsterdam,l682
?.bnü~;.__
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__,.~.
~
EL MICROCOSMOS: Los signos
EL MICROCOSMOS: los signos
473
l os signos
los signos
•• Este aspecto
tiene el pequeño
cangrejo, cáncer
maenas que vive
en oresund. No es
la excepción, sino
la regla; cuando
compré veinte
ejemplares en la
costa de Scania.
los veinte tenían la
Arriba: la natura·
leza como artista:
signos y fósiles;
abajo : un alfabeto
de piedra.
Centro: paisaje an·
tropomorfo.
Abajo: cámara OS·
cura.
misma expre5ión,
la de un rostro
aburrido( ... ). ¿Qué
significa esto? No
A. Kircher, Ars
magna lucís, Ams·
terdam, 1671
losé. u
Augusc Scrindberg,
Ein 8/aubuch,
Múnich, 1918
El corazón reposa sobre la concavidad del
d iafragma , pero e l eje tiene 23 g rados de
inclinación como la tierra en relación a la
órbita del sol. El corazón es comparable
para los chinos a la flor de loto, mientras
que los egipcios adoraban la flor del sol
(lsis). El ojo muestra la misma posición e
inclinación en relación al eje del mundo o a
la órbita solar, pues el nervio óptico esta
incl inado 23 grados bajo <!1 cristalino, que,
a su vez, se asemeja al sol y recibe la luz
por la membrana del iris. El oído interno es
como una concha (mythilus) y el interno
como un caracol (planorbis). lo curioso es
que los huesecillos del o ído (a la derecha)
presentan cierta semejanza con el animali·
llo de la limnea (a la izquierda).
August Scrindberg, Ein 8/aubuc:h, Múnich,
1918
1174
EL MICROCOSMOS:
Los signos
EL MICROCOSMOS:
los signos
475
Escritura
y sellos
Eccritura
y sellos
Scg t"111 Kircher, la
fiada a la custodia hermética de un sistema
d e signos sagrado. En sus tentativas d e
desciframiento, y contrariamente a las investigaciones posteriores que consideran
cada jeroglífico particu lar como una letra,
Kircher les concede una significación simbólica .
la escritura original (segunda columna de
la izquierda) fue directamente revelada a
los hombres por los ángeles. los hebreos
la llaman divina «porque se encuentra reproducida entre las constelaciones».
(Agrippa de Nettesheim, De occulta philosophia, 1510) De ella provienen el alfabeto
hebreo y otros emparentados con él. los
jeroglíficos egipcios derivan también, se·
gún Kircher, de la revelación divina, con-
ciencia adánica. la
pt'iscol sapientia • se
tra ns mitió ininte ~
rrumpidamente
hasta Noé. Esta
ciencia se basaba
en la facultad del
hombre de comunicarse directamente con los
mundos espirituales por medio del
lenguaje original o
natural, que a
causa del caos lingüístico de> Babilo·
nia, se dividió en
numerosas lenguas regionales.
Des pues de que
Dios permitió a
N oé y a su familia
sobre>vivir al dilu·
vio en su arca, los
hijos de Noé comenzaron a poblar
la tierra. Cam, maldito por su padre,
colonizó Egipto y
se> convirtió en padre de la ciencia
hermética como se
encue>n tra en los
antiguos textos.
Pese al respeto
que> el egiptólogo
Kirchertenia por la
aportación cultural de Egipto, creía
que> allí también
habían surgido todas las d esviacio nes religiosas,
como el politeísmo, la doctrina de
la reencarnación,
el culto a los idolos y las prácticas
de magia negra.
Estas herejías se
extendieron por
aquellas partes del
mundo que. en
opinión d,;, Kircher,
fueron colonizadas
476
E~ M ICROCOSMOS:
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por los descendientes de Ca m,
como la India,
China, el Japón y
las AmE!ricas.
Escritura y sellos
A. Kircher, Arca de
Noe, Amsterdam.
1675
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y
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"Tabla combinatoria en la qu e (...) l~s
formas de los caracteres de la escritura original, asi
como de todos los
que derivan de
ella, se representan según su grado
de evolución en el
transcurso del
tiempo . De ellos se
puede concluir con
certeza que los alfabetos de todas
las lenguas contienen vestigios de
sus antiguos carac-
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477
Escritura
Eccrltura
y ccllos
y sellos
11
IV
111
XVI
XV
Los caracteres de
la fig. XV repre·
scntan peces. • La
fig. XVI con las le·
tras KLMNO no ha
podido ser de>sci·
frada, por eso no
se conoce su signi·
ficado.•
A. Kircfler, China
Monumentis, Ams·
terdam, 1667
•Es muy probable que los dc.scendencien·
tes de Ca m, que colonizaron hasta los más
remotos par~jes de la China, introdujeran
alli los caracteres y signos de su alfabeto
( ... )Si bien los ca racteres del chino mues·
tran semejanzas con los de los egipcios, di·
fieren notablemente en la forma de escri·
VIl
birlos, y también en que los egipcios nunc~
(... )se servían de los jeroglíficos en sus
conversaciones diarias. ya que solamente
estaba permitido aprenderlos al sobcr;~no.
Hay que añadir que los jeroglíficos no eran
simp lemente palabras, sino que expresa·
ban ideas o conceptos enteros.•
VI
V
«Se cree que las figuras en el caparazón d e
las tortugas sirvieron a los antiguos chinos
de modelo para sus primeros caracteres.
Entre los más curiosos <caprichos de la na·
tura leza, están la~ marcas e n el c~racollla·
mado <conus marmoratus>que vive en el
oceano indico . Esas marcas recuerdas la
escritura cuneiforme( ... ) Los eruditos de·
berian estudiar el texto que llevan esos ca·
racoles. Al principio, quise enviarlos al
profesor Delitzsch, pero finalmente pre·
feri esperar( ... )• (August Strindberg, Ein
neues Blaubuch, ed. Múnich, 1917)
A. Kircher, China Monumcntis, Amstcrd.7m,
1667
Los ideogramas chinos proceden, al igual
que los jeroglíficos egipcios, de pictogra·
mas formados con objC!tos naturales. Los
caracteres de la fig .ll se basan en objetos
agrícolas, los de la fig. 111 en pájaros, y los
de fig . IV en gusano•.
478
EL MICROCOSMOS: Escritura y sellos
A. Kircher, La Chine il/usrrée Monuments,
Amsrerdam, 1670
EL MICROCOSMOS: Escritura y sellos
479
Escritura
y sellos
T..!:ol.tSduilu!•~co.
La •mónada j~roglífica• o •Monas Hie-
sucesivamente. la cruz remite a los cuatro
elementos, pero también indica el nacimiento, fa crucifixión y la resurrección. «El
j eroglífico d~ De~ representa la totalidad
del ser, tanto macrocósmico como microcósmico. Y eso vale para todos los j erogli·
ficos. El símbolo representa siempre todo
el ser, aunque sólo conste de un t riángulo.
la figura geométrica más sencilla y socorrida». (Diet cr Donat, uSakrale Formcln im
Schriftum des 17. Jh.•. en: Slavische Barockliteratur 1, Múnich, 1970
r<J91yphe» d el astrólogo y matemático inglés John Dee, publicada por primera en
un t rat ado con el mismo titulo en 1564,
tuvo gran di fusión entre los primeros
Rosa-Cruz y alquimista s, que veían en ell a
el glifo de •su mercurio» como glorioso
compendio de todos los signos d el zodiaco.
El semicirculo superior es la luna, el círculo
con el punto que está debajo, el sol y a.si
o
Crul:c
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Iuppitcr
Cruce
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E xalmio Lun;e in Tauro.
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En su ObelisciAegypriaci, Kircher deriva el
origen de la mónada jeroglífica del Ankh o
•cruz de asa•, cél~br~ símbolo C9ipcio de
la vida.
A. Kírcher, Oedípus Aegyptiacus, Roma 1653
EL MICROCOSMOS: Escritura y sellos
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O.Cmon~ Sclit.
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Agrippa de Nettes·
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Philosophia, 1510
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t--4---11-l:-r-= -f--1--i ::
-=-r+-·
1--- 1~-
Tabla solar de números mágicos
que sumados vertical u horizontalmente dan 111, y
cuya suma total es
636 . «De todos los
nombres de Dios,
las cifras de esta
t abla muest ras
aquéllos que dan
el número cu mplido, y además
una inteligencia
del bien y un demonio del mal•.
los nombres d e
los espiritus pl anetarios result aban
de los valores numéricos de los correspondient es ca·
racteres hebreos.
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1653
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Escritura
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EL MICROCOSMOS: Escritura Ysellos
Sigmar Polke,
Tcle pathische
Sitzung /1, 1968
Escritura
sellos
Escritura
y sellos
y
Lo~
alquimistas derivaba n sus signos y su
lengua enigmática directamente del patriarca de su arte, l·lermes Trismegisto, al
que identificaban con el dios egipcio Thot,
inventor de la escritura jeroglífica. Dícese
que con esa escritura pretendía evitar que
«los plebeyos leyeran la parte sublime de
la ciencia que trata de Dios, los ángeles y
el mundo(---) e igua lmente esa ciencia (/'alquimia}, que es la más santa y noble de todas». (Adamah Booz, Splendor lucís,
Francfort, 1785)
Argentum folia·
tu m.
(}TI _
Argentum mufi- V ~
cum.
sr' y .:;¡e, -
El poeta suavo
6itber1 ~tattlcin.
Justinus t<erner,
___6aiten,@Jí1btt.
--
Argcntum piEto·
rium.
.1\rgcntum vivum
Mcrcurius viuus,
liydrargyrum.
Además ·de las técnica de oscurecimiento,
destinadas a sustraer su ciencia a los ignorantes, en la utilización de estos signos y
emblemas puede verse una tendencia de
los filósofos herméticos a elevar las posibilidades de expresión de la lengua al plano
sacro. Marsilio Ficino creía que los jeroglíficos transmitían directamente las ideas
divinas de las cosas. «La Edad de Oro vendrá cuando las palabras y los tropos y Jos
mitos y todas las figuras y las figuras de
pensamiento sean jeroglíficos>>. (Novalis,
Freiberger naturwissenschaftliche Studien,1783)
l
í
1
Medicin¡sch- Chymisch und Alchemistisches
Oraculum, U/m 1793
r
1
también médico y
ocultista, alojó en
su casa a la vidente
Friederil<e Hauff,
que est aba gravemente enferma, y
trató de curarla
con el magnetismo
según el método
de Mesmer. En su
obr¡~ ccl(l videntQ
de Prevorst», aparecida en 1829,
describe el don
que e$t(J t~n ía de
expresarse oralmente y por escrito en un «lenguaje interior y escritura propia».
«Decía ella( ... ) que
después de la
muerte era posible
contemplar toda la
vida en u no de
esos caracteres».
t<erner establece
comparaciones
con la lengua original adánica, que
penetra en el corazón de las cosas y
designa a cada ser
por su nombre verdadero.
J. Kerner, Die Seherin von Pre vorst
Stungart, 1829
EL MICilOCOSMOS: Escritura y sellos
EL MICROCOSMOS: Escritura y sellos
Escritura
y sellos
Apariciones
ICEn los espacios
infinitos( ...) se e ncuentran figuras y
signos con los que
se pueden desvelar los más profundos secretos. Están formados por
las constelaciones
y las estrellas( ... )
Estas figuras lumi·
nosas son los caracteres con los
que el Altísimo ha
creado el cielo y la
tierra( •.. )>> (Zohar)
El alfabeto celeste
del hemisferio sur.
Sigmar Po/ke,
Sternhimmel Tuch
(Velo del firma-
mento), 1968
<<Los caracteres de
su alfabeto están
formados, como
dicen los rabinos
hebreos, a imagen
de las estrellas y
por eso están rep letos de celestes
misterios, tanto
por su apariencia,
forma y signifka ción como por el
valor numérico
que contienen
( ••• ).>> (Agrippa de
Nettesheim)
El alfabeto celeste
del hemisferio
norte.
Karl von Eckhartshausen, Aufschlüsse zur Magie
(Claves de magia),
Múnich, 1788
EL MICROCOSMOS: Escritura y sellos
EL MICROCOSMOS: Apariciones
Ap ariciones
Apariciones
Justinus Kerner publicó en 1857 sus «klecksografias», motivos realizados con manchas de tinta hechas ~1 azar. Dicha tecnica
la había exper iment ado y~ durant o decenios, creyendo haber encontrado así un
medio de entabl~r contacto con el mundo
de los espíritus. H ay que consig nar aquí
que, a partir de 1g21, el descubri mient~ do
Kerner encuentra aplicación diagnóstica,
bajo condiciones ligeramente diferentes,
en la psicoterapia, baj o el nombre de «test
de Rorschach».
Yves /(Jein, El va m·
piro, 1960
Kerner fue un eminente repres" ntant e del
espiritismo, práctica desarrollada en la
época romántica y fuertemente inf luen ciada por las visiones de Swedenborg . Se
dice que un gn iJlO de prosélitos de Swe denborg residont e en Estocolmo logró en
17BB comunicarse con los espírit us por la
intervención de médiums que se encontraban en trance mesmérico. Pero f ue a mediados del siglo XIX cuando el interes por
e l espir it ismo y los llamados psicofQnómenos se difundió como una ep idemia, gracias a algunos casos espectaculares de esp íritus que respondían con golpecitos. La
difusión pública de esto s fenómenos contribuyó decisivamente al éxito de la Sociedad Teosófica.
486
EL MICROCOSMOS: Apariciones
EL MICROCOSMOS: Apariciones
Aparicio nes
Apariciones
Rebuscando en los fondos ocultistas d el
fin de siglo, el poeta August Strindberg
cloboró en 1894 un método basado totalmcm e en el p rincipio d"l azar que aplicó
tamb ién a la fotografía y a la experimentación fotoquímica. Para realizar retratos fotográficos ut ilizaba una cáma ra d e f abricación propia con una lente sin p ulir, con el
fin de captar el al ma en la placa fotográfica de forma más auténtica. O bien metía
las p lacas en el liquido de revelado y las
exponía al cielo estrellado, como hizo con
las figuras d e la derecha, p ensando que la
luz pasaría directamente a la p laca por ondas electromagnéticas, recién descubier tas por Ront gen .
«Sobre mi mesa había un espejo que refle·
j ab a la luna. Y yo pensé cómo podía el espejo captar y reflej ar la imag en de la luna
si la lente y la cámara d e mí glob o ocular
no estaban allí y enfocaban la imagen. Se·
gú n las leyes de la óptica. cada punto d e la
superficie b ruñid a del espej o debía refle·
j ar la luz de la luna( ...) . Así p ues, camb ié el
espejo por una placa de bromuro d e plata
para obtener un mejor efecto, y la metí en
liquido revelador y la expuse al mismo
tiempo.» (August Strindberg, Sylva sylvarum, 1897)
Strindberg, Ilustración de a/nf erno•, Esto·
colmo, 1901
August Strindberg, Celestografias, 1894
Cinco años antes de que el teósofo Yassili
Kandinsky formulara las bases de la p in·
tur a abstracta, los sucesores de Blavatsl<y
en la dirección de la <<Sociedad Teosófica»
publicaron un libro con cincuenta y siet e
p inturas abst ractas, que llamaron <<formas
de los pensamientos». (1905)
«To do parece indicar que los espíritus se
han vuelto realistas, como nosotros los
mortales ( ...). A v eces la almohada adopta
formas monstruosas, dragones góticos,
end riagos( ...) ¡ Un nuevo arte salido de la
naturaleza! ¡Clarividencia naturalista '
¿Por que crit icar el naturalismo si con sus
posibilid ades d e crecer y d esarrollarse
inaugura un nuevo arte? Los dioses regre san. •(Augu st Stri ndberg, Interno, Berlín,
18g8)
lámina 8: El amor entregado e impreciso:
<<una nube rotante de amor puro».
C. W Leadbeater, Annie Besant, Formas de
los pensamientos, ed. 1926
Strindberg, Ilustración de alnferno», Estocolmo, 1901
El MICROCOSMOS:
Apariciones
El MICROCOSMOS:
Apariciones
Apariciones
Apariciones
Al final de los
t iempos aparecerán los profetas
Elías y En och, de
los que se dice que
fueron arre batados vivos al para íso, y anunciará11
con esta señal que
la ruina de la corrupta Babilonia
cristiana esta pró·
xima. la triple cruz
es la Trinidad, que
ahora se maní·
fiesta en toda cosa
con su verdadero
signo. La espada y
el manojo anuncian que el poder
de Babilo ni a se
tornará co ntra
ellos. Pero el
• fuego de la ira di ·
.No parece que
todo el mundo
sepa que los sonidos produce n formas y colores y
que cada pieza
musical deja una
impresión dura·
dera, perfectamente comprensible y visible a
quienes tienen
ojos para ve r.•
Se ve aquí representada la música
de Mendelssohn,
que se eleva desde
el órgano como un
g lobo a t ravés del
tejado de una igl esia. «La alt ura de
esta figura, midiendo desde la
cúspide del campanario, es probable mente de más
de cien pies.•
vina» se t ragará a
ambos y comenzará la edad de oro
de la lengua natu·
ral •en la que reaparecerá el espíritu perdido de la
letra•.
Lcadbeater y Besane, «formas de
los pensamientos•,
cd. 1926
La útrima trompeta
de aviso a todos los
pueblos o las profe·
cías de Jacob Boel1·
mc, Berlín y
Leip zig, 1779
490
EL MICROCOSMOS: Apariciones
EL M ICROCOSMOS: Apariciones
491
Torbellinos y
magnetos
Three quarks for Muster Mark!•
(J. Joyce, Finnegans Wake)
«·
Annie Besant y Charles W. Lc<ldbeater in i·
ciaron en 1895 una serie de experimentos,
que se prolongaron durante una década,
para in tentar penetraren el mundo mi·
croscópico de l<l materia a travcs de técni·
cas de meditación. Para ello partieron de
la idea de que existen siete estados de
agregación de la materia: el estado
etéreo, el supraetéreo, el subatómico y
el atóm ico, todos ellos visibles para los
videntes.
Durante mucho t iempo se sostuvo la hipó·
t esis de Newton seg(m la cua l los átomos
son partículas fijas e impenetrables . Pero
hacia 1895 se sospechaba ya que se
componían de par·
t ic ulas aún m:is pe·
q ucñas. los electrone.s, cargadas
eléctricamente.
Torbellinos y
·..
,·. ¡
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«El iitomo (de hidrógellO) gira y se
estremece y hay
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magnetos
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que dejar que se
cnlme antes de someterlo a observa·
ción. Las seis pe·
queñas partículas
se agrupan en dos
formaciones de
tres unidades para
formar dos trián·
gu los desemejan·
tes)). En cada una
En los átomos de
hidrógeno rota ti ·
vos que estudiaron. los dos teóso·
fos descubrieron
partículas más pe·
queñas en las que
aparecían puntos
de luz, los llama·
dos elementos subatóm icos o hipermeta -proto·
elementos. A su
vez estas pequeñí·
simas partículas
constaban cada
una de diez espira·
les o re mol in os en·
!relazados que for·
maban un conjunto en forma de
corazón. Dichas
partículas se agrupan en unidades
más complejas en
las que Leadbeater
y Besant distinguen siete formas
geométricas fun damentales.
de las seis partícu las aparecen tres
puntos de luz, que
son los torbellinos
subatómicos.
Lc~dbeater y
Besant_ Occulr
Chemisrry, 1908
El•hiper-metaprotoelemento•
subatómico, tambicn llamado protoátomo, se com ·
pone de diez torbell inos energéticos: tres principales. gruesos y
luminosos, y siete
secundarios. Besant y Leadbeatcr
relacionan esta estructura con el árbol de los seph¡.
roth .
Leadbearer y
Besanr, Occult
Chemisrry, 1908
Lcadbearer y Besant, Occult Che-
mistry,1go8
4g4
RoTACIÓN: Torbellinos y magnetos
RoTACióN : Torbellinos y magnetos
495
Torbellinos y
Torbellinos y
magnetos
magnetos
Descartes (15g6-165o) refutó el postulado
~scolástico segün el cual los planetas se
mueven en el vado. Scgün su teoría, el espacio está lleno de un fluido que él llama
•plenum•, consistente en diminutas partí·
cula.s que s<! ponen mutuamente en moví·
miento centrífugo para formar así los cuN·
pos celestes. «Tenemos que admitir que la
subtancia del cielo( •.. ) describe un moví·
miento rotatorio con el sol en el centro( ... )
Cuando las briznas de hierba incurren en el
remolino de un rio, algunas son llevadas
directamente por las ~gutls, mientras otr~s:
giran sobre sí mismas. a más velocidad
cuanto más cerca están del centro del re-
496
ROTACIÓN: Torbellinos y magnetos
•La naturaleza de
la infinitud implica
que cada cosa
tenga su propio
torbellino; cuando
un viajero de la
eternidad atraviesa un torbellino
semejante, ve
cómo éste detrás
de él toma la
forma de sol o de
luna o de universo
de sublimidad as·
tral (... ).Así como
el ojo humano ve
el norte y el sur al
abarcarsu propio
torbellino,( ...) del
mismo modo la
tierra es: una su·
perficie infini ta,
ilimitada, tal cual
se aparece al fatigado viajero (se refiere a Mi/ton), rodeado ahora por la
sombra de> la
luna•. (W. Blalce.
Mifton, 1Bo4)
molino(...) Es facil imaginarse quG> aso ocurre también con los planetas». (Principia
Philosophiae)
La teoría de los remolinos inspiró a Blake
un pasaje de su poema cMilton• (1804),
quien en su regreso a la tierra para salvar
al aspecto femenino de su alma atraviesa a
la velocidad de un cometa los remolinos
del sistema solar. (La linea sinuosa de la figura de la derecha describe la trayectoria
de un cometa por los remolinos cartcsia·
nos).
René Descartes,
Principia Philosophiae, Amsterdam
1656
René Descartes, Principi,, Philosophiae.
Amsrerdam 1656
ROTACIÓN: Torbellinos y magnetos
497
Torbellinos y
magnetos
Emanuel Swedenborg (1688-1772) fue, an-
t es de consagrase por entero a sus visiones
de l más allá, uno de los más eminentes
cient íficos de su t iempo. Sus teorías sobre
el origen del sistema solar t ienen una
f uerte inspiración cartesiana. las partículas más diminutas son para él puntos que,
en su propensión al movimiento, se i mprimen unas a otras giros ~n
C!>pir~l .
for..
man do así la pri mera substa ncia. A estas
pa rtículas las llama «lo finito p rimero o
simple». «Al añadirse el elemento mag nét ico, el prim itivo océano solar tomó la estructura de un remolino cartesiano, en el
que se formaron finitos del cuarto orden .
Estos formaron u na especie de costra en
torno al t orbellino solar, que Swedenborg
identifica con el caos de los antiguos».
(lnge Jonsson, <E. Swedenborgs Naturphilosophie>, en: Epochen der Naturmystik,
ed. Faivre y Zimmermann, Berlín, 1979).
Esa costra se expande hasta que estalla
(fíg . 2) y forma la franja ecuatorial cósmica
(f ig. 3). la materia liberada se concentra
entonces a la altura del zodiaco en formas
esféricas {fig . 4), que son los p lanetas y satélites autónomos que giran alreded or del
sol (lámina XXVII).
un flujo de materia desde el exterior hacia
el torbellino solar, y se aproxima a las teorias de las emanaciones formuladas por
Buffon, Kant y Laplace. »
Emanuel Swedenborg, Opera philosophia et
y Leipzig, 1734
miner,,li~. Dre~de
Torbellinos y
magnetos
«Esta concepción representa un perfeccionamiento de la hipótesis cartesiana según
la cual el !iÍ!itcma solar tiene su origen en
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498
RoTACIÓN : Torbellinos y magnetos
RoTACIÓN : Torbellinos y magnetos
499
Torbellinos y
Torbellinos y
magnet os
magnetos
La investigación
de los fenómenos
magnéticos fue
una de las prioridades de Swedcn·
borg en sus est udios de la naturaleza. A lo largo de
los siglos XVII y
XVII I, el magnetismo era un con-
cepto genérico
para todos los fenómenos en el um-
bral del espírit u y
la materia. Goethe
llama al magnet ismo «Símbolo de
t odo aq uello para
lo que no necesitamos buscar palabras>>. (Refranes
en prosa sobre la
teoría de los colores)
((También ves tú,
carisimo amigo, al
hombre magné·
tico, mientras él
está todavía sujeto
al cuerpo y con
ello al mundo de
los sentidos con
prolongadas ante·
nas táctiles al
mundo de los espíritus del que t e da ·
E. Sibley, A Key to
Magic & the Occult
Sciences, hacia 1800
rán testimonio .))
(Justinu s Kerner,
La vident e de Pre ·
vorst, 182g)
Las famosas y espectaculares «curas mag-
nét icas• del médico austríaco Franz Mesmer (1734-1815), así como su teoría del
• magnetismo animal» ejercieron una gran
influencia sobre la filosofía de la nat uraleza de la é poca romántica. Francmasó n y
mecenas de Mozart, Mesmer conocía las
teorías de Paracelso y los métodos terapéuticos de Robert Fludd. Al igual que
éste, partía de la bipolaridad magnética
Emanuel Swedenborg, Opera philosophia et mineralia,
Dresde y Leipzig,
1734
soo
Ro TACióN:
Torbellinos y magnetos
RoTACIÓN : Torbellinos v
ma¡:¡netos
del cuerpo humano y del influjo de un
fluido vital que todo lo penetra. Las enfermedades las atribuía al desequilibrio de
ese fluido vitaL Mesmer intentó al príncí·
pío co mpensar ese desequilibrio con una
terapia de grupo que consistía en t ocar
objetos magnet izados y más t arde de
forma d irecta mediant e la sugestión del
médico sobre el pacient e; de esa forma se
convirtió en precursor de la terapia hipnó·
ti ca.
501
Geometría
Geometria
divina
divina
Ernst Chladni ilustró su obra •Entdeckungen über die Theorie des K13nges• (Descu brimientos sobre la teoría del sonido)
(1787), consider3do el primer tratado exh3ustivo de acústica, con numerosas figuras sonoras producidas por la vibración de
una p laca cubierta de polvo fino y rasgada
con un arco de violín.
A tales figuras sonoras se atribuye t>l origen de las yantras hindús. • Todo lo que
contemplamos y sentimos en el universo,
desde los pensamientos o las idt>as hast a
la materia. es sonido en una concentración
especiaL• (Aj it Mookerjee, Tantra-Kunst,
Basilea, 1967-1968)
• la geom~>tría
existió antes de
ser creadas lasco·
Novalis anota a propósito de los experi mentos de Chladni: •¿ No serían 13s letras
en un principio figuras acústicas? ¿letras a
p riori?• (Nova lis, Das allgemeine Brouillon, 1798-1799)
como el Espíritu
Divino; es el
mismo Dios y ha
aportado losarquetipos para la
creación del
mundo.• (Johannes Kepler. Harmo·
nices Mundi, 1619)
sas. es tan etC!rna
Tomado de Ernst Chladni, Entdeckungen
über die Theorie des Klanges, 1787
· El orden de una
figura particular y
la armonía de un
número particular
evocan todas las
cosas.• (Giordano
Bruno, De la mónada, 1591)
De: 14 claves princip ia/es de
los signos de cantería, en: El cantero,
Hallein, 1980
Figura del amor, Giordano Bruno, Articu/i
centrum ..., Praga, 1588
502
ROTACIÓN: Ge ometría divina
ROTACIÓN : Geometría divina
Figura del espiriru, Giordano Bruno, Articuli
centrum ... , Praga, 1588
503
Geometría
Geometría
divina
divina
Una de las enseñanzas platónicas, tomada,
según se creía, de doctrinas secretas del
antiguo Egipto, habla de un mundo formado en sus mas diminutas partículas por
triángulos rectángulos agrupados en cinco
cuerpos regulares que son los cinco elementos (el quinto elemento, la quintaesencia, era el cter o fuego celeste).
cuerpos en las distancias entre las órbitas
de los planetas: la esfera de Saturno-Júpiter en el wbo, que simboliza la t ierra; la
esfera de Júpiter-Marte en el tetraedro piramidal cuadrangular (fuego); entre Marre
y la Tierra, el dodecaedro (éter); entre la
Tierra y Venus, el icosaedro (agua) y entre
Venus y Marte, el octaedro (ai re).
Según los cálculos efectuados por Johan nes Kepler en 15g6, el •Dios geómetra•
inscribió con toda exactitud esos cinco
Con este descubñmiento, que poco más
tarde tuvo que corregir, Kepler estaba se·
guro de haber llegado a la misma fuente
de la antigua sabiduría hermética.
•Le he robado a
los egipcios los
vasos de oro•.
confiesa , •para
erigir a mí Dios un
santuario lejos de
las fronteras de
Egipto.» (Harmonices Mundl, 1619)
Así como de los
cinco cuerpos ele·
mentales de Pla·
tón sale la infinitud de las cosas
naturales, de sus
formas geométñ cas también se
pueden derivar in·
finitas variaciones
de perspectiva.
Wenzel Jamnitzer
(1508-1585), orfebre de Nú re mberg , construyó
140 estructuras
geométricas de
ese tipo, que hizo
g rabaren cobre a
JobstAmman de
Zúrich. <<La teoría
definitiva de la
materia está caracterizada, como en
Platón, por una se·
rie de importantes
relaciones simétricas( ... ) Esas si metrias no pueden
explicarse simplemente con figuras
e imágenes. como
en el caso de los
cuerpos platóni-
l.Kcpler, Myste·
rium Cosmogra·
phiwm, 1660
P. 505: W. Jamnirzer, Perspectiva
Corporum Regula·
rium, Núrcmberg,
1568
cos, sino por ecua·
ciones.» (Wemer
Heisenberg,
Schrine über
Grenzen. Múnich,
1971)
504
RoTACIÓN :
Geometría d ivina
RoTACi ó N: Geometría divina
sos
Geometría
Geometría
divina
divina
Ilustración de
Blake sobre un pasaje d~l melancólico poema d~ Milton •11 Penseroso•.
Al ·P~nseroso• se
le aparecen por la
noche Hermes
Trismegisto y el
espíritu d~ Platón
para revelarle los
mundos metafísicos.
•Observa que hay dos conocimientos de
Dios. uno natural, salido de la luz de la naturaleza, pero que no trae el nuevo nacimiento o bienaventuranza (filosofía como
parte sombría) y otro sobrenatural que
emana de la luz de la feo de la gracia, y en
el que se encuentra la perfecta bienaventuranza (teología como parte luminosa).•
Pacer•.
Valenrin Weigel, lnuoducrio hominis, en:
Philosophia Mystica, Neustadr, 1618
Fiel a su lema <la
oposición es la
verdadera amist ad•. Blake ataca
~In.
d~spiadadamente
a quienes más le
han inspirado. Así
pues. TrismegistoMercurio, con sus
tesis abstractas y
materialistas,
atrofia la imagina·
ción; mo ral y virtud militares es lo
que respira la filosofía de Platón
(Marte en la esfera
del centro). El dios
de Platón es un
geómetra despia dado con el compás de la razón
mortal en la mano
(esfera de la derecha).
«La unidad de Dios se manifiesta en el
mundo visible de los elementos por la polaridad de reposo y movimiento, como las
dos patillas del compás. Las dos están u ni·
das por •el eje del amor o de la just icia.»
R. Fludd, Urriusque Cosmi 11, Francfort, 1621
W. Blakf!, Mi/ton
y el espíritu de
Platón, hacia 1816,
acuarela
506
ROTACIÓN :
Geometría divina
ROTACIÓN:
Geometría divina
507
Geometría
d ivina
Geometría
divina
• El Uno no conoce
límites./ Los ciclos
de cielos no te
abarcan .»
«Se juntan en el
centro. Aquí hay
trabajo, allí
D.A. Frefler, Paradoxa Emblemata,
m~nuscrito del s.
XVIII
D.A. Freher, Para doxa Emblemata,
manuscrito del s.
calma.n
XVIII
(71?; fle ave/7.-ó
o/.HeaVCTl~, C(JJ77../re-
hend ·c;r.f{~~ n.vf:
Los •Paradoxa Emblemata• de D. A. Freher
(164g-1728) no lleg aron a imprimirse, pero
las copias manuscritas corrian de mano en
mano en los círculos ingleses d e Boehme.
sos
ROTACIÓN: Geometría divina
entre ellos la Sociedad Philadelphia con
John Pordage y la mística angli cana Jane
Leade a la cabeza.
El grado extremo d e abstracción de estos
153 jerog líficos o figuras emblemáticas
está d ictado por el sujeto al que se refieren : las relaciones entre abismo insonda ble y fondo, entre la nada y el algo. entre
ROTACIÓN: Geometría divina
unidad y multiplicidad. El Zohar y Bochme
idcntific<>n el punto original y omnipresente. el ojo de la aguja que une los dos
extremos, con Sophia, matriz divina.
50g
Geometría
Geomet ría
divina
d ivina
Newton se encuentra aquí en las turbias
aguas del Ulro construyendo un ojo físico.
El mundo entero es el ó rgano de la percepción de Dios, escribió en la p rimera ed ición
de su «Óptica» (Opticks, 1706). Para Blake,
sin emba rgo, el d iseño newtoniano de un
universo material y f uncional es solamente
Segun Blake, la ra·
zón representa la
f rontera últ ima de
la energía. Cuando
se aparta de su
centro, la i mag in a-
ción. se convierte
el espejo de unil uingc nuil visió n». «El que
en un envolventa
poder satánico.
Urizen. el de miur9o saturna l,
traza aquí el
ve el infinito en todas las cosas, ve a Dios.
Pero quien no ve más que la razón, sólo se
ve a si mismo .» (There is no Natura l Reli·
gioo, 1788)
<(tumbe runde>~
(Uiro), la «j au la
trazada a compás
o bóveda blan queada de la imaginación en el
cie lo hel ado>> en el
que el hombre «da
vueltas errabund o
en e l circulo de su
cuerpo ter renal
( ... ).»(Abraha m
von Franck en berg,
Oculus sidereus,
1643)
W. 8/ake, Newton, 1795
Franciscus Aguilonis,
Oplica, 1611
Ur izen es el dios
oculto de los d eíst as, sepa rada de
su universo mecánico y de sus criaturas.
W. 8/ake, Europa,
1794
El circulo que Newton t raza en ~la ilust ra ·
cíón de Blak e es para Joyce un <cyclone>.
(Finnegans Wake, p. 294). El t érmino alude
por una parte a la «Óptica» de Blake, que
inspirada en Boehme y Descartes, hace de
5 10
RoTACIÓN : Geometría divina
ROTACióN: Geometría divina
la visión un t orb ellino abierto y creador, y
por o tra, a la teoría materia lista de <<Un
solo ojo» (cíclope) de Newton, que p ro·
clama que se puede «Con el oj o y no gracias al ojo». (Biake)
51 1
Geometría
Geometría
divina
divina
En una carta escrita a una de sus mecenas,
Joyce dice a propósito de su <Finnegans
Wake>, novela que estaba escribiendo entonces y q ue le absorbería diecisiete años:
«Estoy trabajando en una máquina con una
sola rueda. Una rueda sin radios. naturalmente. Es un cuadrado perfecto.»
Joyce no sería Joyce sí no ofreciera una solución ingeniosa al enigma que provocan
sus palabras. En el libro habla frecuente mente de las claves que hay que encontrar.
la última frase d ice: uThe keys to. Given !»
Finnegans Wake, p. 293
dental del U/ro, el mundo de la t inieblas de
Blake, la «Vegetable cell» (p. 29 5) en el que
veget a el hombre que sólo es cuerpo f ísico.
Ro/P es el <<cloukey toa worldroom beyond t he roomworld» (p. 1oo),la «clave de
un espacio más allá d el espacio» yanagrama de <<rho»: «Ohr for o ral, key for
crib» (p. 302) no sólo nos da la cl ave para
desvelar el criptograma, sino también para
desvelar el enigma mismo del libro, un
libro para ser leido en alto, música en palabras . Joyce emplea aquí una serie de técnicas criptográficas parecidas a las de John
Dee en su <Mónada j eroglífica• .
la palabra <theohrh (teoría) se forma en el
punt o de unión del final y el comienzo del
libro, pero no hay que olvidar que el comienzo es recurrente, como el ciclo del
mundo platónico, lo que da la lectura siguiente: <the ohr/ear•. (•Or that both m ay
be contemplated simul t aneously?»,
p.109)-
El ((rot ary processusn. consistente en integrar la disannonia de los cuatro elementos
d e la p rima materia y los cuatro capit ulas
del libro en la perfecta redondez o umo t um perpetuum » dellapis, culmina formalmente e n el efecto bien conocido de •enhebrar» las últimas palabras del libro, «( ...)
a long the», con las primeras: <<riverun past
Eve and Adams [ ... )».
512
RoTACIÓN: Geometría divina
•Exclusivism: the Ors, Sors and Fors,
w hich ?.. (pág.2gg) Del rho/P emana toda
una serie de asociaciones herméticas como
la secuencia de imágenes de Janus Lacinius: (ropc,, cm ing lés, el <rocío) de los
Rosa-Cruz; <roÍ> y <Or>, rey y oro en francés
y luz en hebreo. Y naturalmente la serpiente que se muerde la cola, <Ouroboros•,
arquetipo de la eterna rotación.
Alexander Roob,
CS 11, ed. Bcrnd
Schulz, Klagenfurt,
1995 (a partir de
Ernst M~ch, Analyse der Empfindungen, 1886)
FW 293
El uWake» contiene numerosos pasajes
con motivos herméticos e incluso su lenguaje esta sometido a un proceso de transf ormación fundamental. Pero además su
estructu ra externa se inspira en procesos
alquímicos. Al igual que Bl ake y Swif t,
Joyce emplea t écnicas linguistic(ls que se·
gún Fulcanelli son características de la len gua de los alquimistas: <<ambivalencias.
aproximaciones. juegos de palabras y homónimos». (Fulcanelli, Le Mystere des Cathédrales, París, 1925)
Joyce conocía t amb ién la intNpret ación de
la letra T (la uta u• g riega) de Elena Blavatsky, que según ella es el símbolo andrógino de «los dos principios opuestos reuni d os en uno solo, lo mismo q ue el símbolo
místico del Sal vador se considera mascu lino y f emenino al mismo tiempo». (H.P.
Bl avat sky, Doctrina secreta, 1888). Ello podría significar que, al final del libro, t ras el
the-os invisible no sólo se esconde un herho (héroe), sino también un she-rho (chirho = Cristo).
Joyce da las pistas concluyentes en las páginas 292-294, donde los dos hijos gemelos de la protagonista Anna Livia Plurabelle andan enfrascados en la solución de un
problema de geometría. El diagrama lo
tomó Joyce de un comentario a la o bra de
Euclides escrit o por el neoplat ónico Proclo. los puntos de intersección ALP son las
i niciales de la madre. Del texto que lo
acompaña, repleto de alusiones a la mitolog ia de Blal<e y su ilustración de Newton,
se deduce que detrás del punto P. que re presenta a Plurabelle, se esconde la versal
9 riega «rO», que se escribe como la ((p)) latina . (Más sobre este tema: V. Alexander
Roob, CS IV, der Punkt rho, ed. Kunsthalle
N ürnberg , Núremberg, 1992)
La letra A está codificada como V o U en el
eje del espej o L (L es Liffey, el rio que atraviesa Dublín). Asi se obtiene la réplica inferior plutónica al cxX.-;r platónico y transcen-
ROTACIÓN : Geometría divina
513
La rueda
La rueda
En una visión del p rofeta Zacarias ( Zacarias 6, 1- 9), aparecen los cuatro vientos en
forma de cuatro carros tirados por caballos
de distintos colores. De esos colores resultan sus correspond encias con los elemen·
tos, los temperamentos y las fases del
Op us hermético.
•Los caballos negros van en dirección
nor1e (tierra, melancolía, nigredo),los
b lancos hacia el oeste (agua, flema, alb edo), los rojos lo hacen hacia el este
(fuego, ira. rubedo) y los píos hacia el sur
(aire. sangre. cola de pavo real).»
• Cuatro p ríncipes angelicos que cabalgan
sob re los cuatro vientos( ... ): Miguel sobre
el viento este, Rafael sobre el viento
oeste. Gabñ el sobre el vient o nor1e, y
Uriel sobre el viento sur( ...) Paralelamente
hay tamb ién cuatro espíritus d el mal (...)
Los r abinos de los hebreos los llaman(...)
Samael, Azazel, Azael y M ahazael. Entre
ellos hay otros muchos príncipes y abande·
rados. Enorme es el número de d emonios.
cada uno de los cuales tien~ su función
propia.» (Agríppa de Nettesheim, De oc·
culta philosophia, 1510)
R. F/udd, Philosophia Sacra,
514
RoTACIÓN : La rueda
Francfor!~
1626
Según las ínt<>rpretaciones de Flud d y
Boehme, inf luidas por la cábala, Dios
consta de las dos fuerzas centrífugas y
centrípetas de la voluntad y la no-voluntad, o también de la luz y las tinieblas. De
su par1e sombría vienen las fuerzas demoniacas y malcficas. El hombre, ucomo criatura de la luz, sólo puede salvarse y mantenerse sano por la oración a Dios».
ROTACIÓN:
la rueda
En el dibuj o se ve cómo la jaculatoria es escuchad a y el hombre es prot egid o por los
cuMro arcángeles en el •fuerte de la ~ a ­
lud• , que lo defienden con éxito de los
gérmenes de la enfermedad traídos por los
cuatro vientos, gér menes que Fludd llama
•simiente invisible».
1?. F/vdd, M ediciM C.1tholica, Fmncfort, 1629
515
La rueda
La rueda
El microcosmos en
la cruz de los cua ·
tro puntos cardi·
nales con los cua·
tro vientos p rinci·
pales y los ocho
secundarios. El
viento del norte a
la izq uierda co·
rresponde al ele·
mento aire (sang uis), el viento d el
este al elemento
fuego (cholera), el
viento del sur a la
derecha al ele·
mento agua
(phlcgma) y el
viento del oeste al
elemento t ierra
(melancholia).
Manuscrrro de as·
tronomía, Buviera,
s.XII
El «fuerte de la salud» es atacado aquí con
éxito por las fu erzas demoniacas, pues el
paciente ha transgredido repetidamente
los ma ndamie ntos de Dios. El d octor Fludd
está to mándole! el pulso y a nalizándole la
orina para conocer el índice d e • sa les vol á·
tiles• en el cuerpo. Estas sales son sufi·
dentes pa ra mantener la vida, pues son ra ·
yos de luz divina coagu lados, transporta·
dos hasta el hombre por los vientos y as pi·
rados por la acción química del ventriculo
izquierdo. Las substancias impuras salen
con la respiración y son eliminadas por la
orina e n forma de sales amoniacas.
516
ROTACIÓN :
la rueda
En una serie d e experimentos alquímicos
con t rigo, descritos por Fludd en su «Clave
filosófica», (Robert Fludd and His Phi lo·
sop hicall Key, ed. A. G. Debus, Nueva
York, 1g7g), el autor inte ntó aislar esa
substancia espiritual. Alli expone la elabo·
ración de un >>espíritu cristalino y blanco>>,
nitrito puro. Para Boehme es el «salitre
celeste•.
Roberr F/(ldd, lntegr(lm Morbor(lm Myste·
rium, Francfort, 1631
ROTACIÓN:
la rueda
517
La rueda
La rueda
Según Johan Kü ·
nigspcrger los tó·
rridos y secos
vientos del este
(arriba) son los
más sa ludab les,
mientras que los
vientos del sur, cá·
lidos y húmedos
(derecha), vienen
•de paises cálidos!
con muchos animales ponzoñosos! que envenenan el aire• . Di·
chos vientos • enturbian la sangre
d<>l hombre• y por
eso convícnc evitarlos. Los htlmedos y frios vientos
del oc::;tc ((trae n
niebla y claridad!
y los tres son sal u·
dables•. Los vien·
tos del norte, frios
y secos, son también •sanos todos
ellos! fortalecen y
tonifican•. (Tem·
por al de Johan KU·
nigspergcr, Francfort, 1502)
Can~
de los vienmanuscrito del
convenro benedic·
tino de Hradisc/1
San Isidoro de Sevilla recopiló en el siglo
VI las tradiciones d e los ant iguos filósofos
de la naturaleza y las int egró en las doctri·
nas de los Padres d e la lglc;,sia. La base de
tos,
su s istema de macro cosmos/microcosmos
es la doctrina de los cuatro elementos de
Empédocles (s. V a.C.),Ia t eoria aristoté·
lica de las cualidades y pennutación de los
elementos, base de la alquimia, y el tra·
tado de los cuatro temperamcntos o hu·
mores corporales de Hipócrates (s. V a.C.).
Las cuatro figuras representan las estacio-
51 8
ROTACIÓN:
la rueda
ROTACIÓN: la r ueda
nes del año en la rued a de los doce moses.
Con ell as se corresponden los cuatro temperamentos en el modelo microcósmico.
Al ot oño corresponde la bilis negra (me·
lancholi a, t ierra), al verano la bilis amarilla
(cholera, f uego), a la primavera el tempe·
ramento sanguíneo (aire) y al invierno el
temperamento flemático (agua).
San Isidoro de Sevilla, Dc natura rerum,
manuscrito, s. IX
5 19
La rueda
La rueda
las cualidades de
los siete planetas
o «espíritus de las
fuentes)):
La cruz es para Boehme el signo constitutivo de todas las cosas, pues
se compone de los dos ejes de la rueda que pasa por los tres mundos.
El glifo de esta rueda+ aparece en la alquimia de los Rosa-Cruz como
arcano de la «sal de la alianza» sellada por Dios con el pueblo deIs-
Saturno es la contracción (ácido),
Júpiter la amenidad en Sul, Marte
el poder en Phur.
Venus el dulce deseo, sol el centro
del corazón. luna·
Sophia ofrece en
su doble aspecto
tanto el cuerpo terrestre como la
((esencia d ivina}~
(tintura). Es la esposa del Cristo·
Cordero, sol interiorque ilumina la
Jerusalén celestial
o forma espi ritual
del zodiaco.
rael y renovada para toda la Humanidad por el cuerpo de Cristo. La
cruz es también, según Boehme, el corazón de Dios que «Se asemeja a
lo redondo:, al completo arco iris que nos parece dividido, pues la
c~uz es su división>>.
El arco iris que salió después del diluvio es el signo de la alianza más
conocido en el Viejo Testamento. Newton, en su <•Óptica», le da un
nuevo significado como fenómeno físico resultante de la descomposición de la luz. Goethe y Blake llaman a este fenómeno espectro engañoso. En el mito de Blake, la aparición del arco iris integral que
surge de la armonía perfecta de las cuatro entidades elementales
(zoas) y se eleva sobre el mar sombrío de tiempo y espacio anuncia el
triunfo del visionario sobre los límites del mundo físico aparencia!.
Para mantener los cuatro ángulos del signo de la cruz, Boehme tuvo
que modificar la estructura ternaria fundamental de Paracelso en una
Jacob Boehme,
Thcosophische
Werke, Amscerdam.
estructura cuaternaria, dividiendo en dos el azufre inicial por el
«Schrack» salnítrico que fluye de él:
1) Sul: alma, luz y 2) Phur: fuego violento. A éstos se añaden 3) Mercurio: deseo y movilidad, 4) Sal: la angustia. A estas cuatro cualidades fundamentales corresponden en el círculo zodiacal exterior del
grabado en cobre de Gichtellas cuatro entidades animales o cuatro
evangelistas: Tauro (5 (Lucas), Leo Q (Marcos), Águila: Escorpio rn,
(Juan), hombre; Acuario ::z:: (Mateo).
Los seis planetas están inscritos en el anillo interior de la gran rueda.
Sólo falta Mercurio, pues en su movilidad encarna la rueda en sí. Esta
rueda es «el origen de la vida y del movimiento, también el origen de
los sentidos( ... ), y la aposición en que se encuentre la rueda planetaria en el anillo interior se reflejará en el nacimiento de la cosa>>. Esta
posición se puede conocer en los signos y lineamientos de un ser,
1682
pues todo planeta o «espíritu de las fuentes» se expresa en cada criatura de una forma específica.
520
ROTACIÓN: la rueda
ROTACIÓN: la rueda
521
La rueda
La rueda
Por la circulación
de los elementos y
temperamentos se
unen los contrarios y la materia
pasa de un estado
het erogéneo y
provisional a otro
homogéneo y du·
radero.
Un ej emplo d e
ilustración orna·
FU:,GMAT
SANGVIN
ment al insular en
la t rad ición d e la
cultura celta, cuya
influencia aumentó también en
el resto de Europa
con las fundacio·
nos monásticas en
Irlanda en los si·
glos VIl y Vl.fl.
• Dado que el pri·
mer Adán y su des·
cendenda tenfan
su origen en los
frágiles elementos, su composi·
El • Tetramorfo»
está compuesto de
fragmentos de los
animales apocalip·
tices. Joyce lo
llama • Mamalujo• :
• They were the
big four, the four
maaster waves of
Erin (... ), Mat and
Ma and Lu and Jo».
(Finnegans Wake)
Se acoplan dos a
dos y poco a poco
el cuadrado que
forman pasa a ser
ción ten ían nece-
sariamente que al·
terarse y corrom·
perse. El segundo
Adan, por el con·
trario (...),esta
formado de e le·
mentos puros y
vive eternamente.
Lo que se compone de substancias simples y puras vivirá incorrup tible por los siglos
de los siglos.• (Au·
rora consurgens,
comienzos del s.
XVI)
un circulo rotante.
Ahora son los
«signs on th e salto
(p . 3 21), cruces irlandesas en for ma
de rueda GJ
L. Thurneysser,
Quinta csscnti:J#
1574
522
Miniatura tomada
de un misal de
Tréveris o de Eeh·
ternach, hacia 775
ROTACIÓN:
la rueda
ROTACIÓN:
la r ueda
523
corresponde el f uego, el sentid o del o lfato, la mú•ica. el mund o int ermedio d e la
fant asía y el continente asiático. Los-Urthona, en el no rte, encarna el do ble aspecto
d e la sal de la imaginación. Urthona es el
•salitre celeste» y l o s su representant e en
la tierra (so l, sal o archeu5)- Su elemento
es la tierra paradi•íaca, su órgano d e los
sent idos el o ído, que percibe la música de
las esferas, su arte la p oesía, su mundo la
et ernidad y su co nt inente Europa.
Cuando la humanidad ad ánica baj o la
fo rma del gigante Albión se proyectó por
La rueda
W 81ake, Jerusa -
lén, 18 04- 182 0
Blake denon_
1ina <Zoas>(el plural g riego
•Zoa• lo hace singular en inglés) a lo s cuat ro «seres vivientes ,, que ap¿~ re cen en la vi-
sió n d e Ezequiel y en el Apocali psis d" San
Juan. Para Blake son los • cuatro poderes
en cada homb re » y enca rn an sus • senti dos
eternos>>. l os oj os de los cuatro seres escrutan el horizonte de los cuatro mundos.
Al oeste vive Tharmas, el cuerpo f ísico, y le
524
ROTACIÓN: La rueda
corresponden el elemento agua, el sentido
del gusto, la p int ura, el mundo de la generación (generatio) y el cont inente amer icano . Al sur rei na Urizen, la razón aliada
co n el element o aire, con el sentí do d e la
vista y con la arquitectura. Su mundo es el
Ulro sombrío y su continent e África. LuV<Ih, al este, representa la pasió n. A él le
ROTACIÓN : La rueda
la imaginación del centro d ivino a la peri feria egocéntrica y ocultó su celeste co mp añía, Jerusalén, a los oj os de su legítimo
esp oso q ue es el Co rdero d e Dios, Albión
cayó en el sueño de muerte d e Ulro. Este
caso, en e l q ue l uvah se apod eró d el
mund o merid io nal de los urizios, desencadenó la guerra perp etua de los Zoas.
Desde ento nces, los sentimientos d ominan
sob re la razón, q ue a su vez atrofia la imaginació n, lo d ivino que hay en el hombre .
Misal de Rossano, s. VI
La rueda
La rueda
La filosofía del caucásico G.l. Gurdjieff
(1873-1g4g), influenciada por el sufismo.
esuba orientada a la destrucción de la
imagen ilusoria del hombre y sustituirla
por la de un ser maquinal controlado por
reflejos condicionados. Gurdjieff distingula cuatro centros en el hombre: los centros del movimiento, del pensamiento y de
la sensibilidad y la facultad generadora de
formas. Estos cuatro términos deben organizarse como tiro
de caballos con categorías d iferen·
ciadas en tre sus
componentes: viajero. cuadriga,
conductor y caballo. Los cuatro están representados
en el boceto del
programa de su
instituto, fundado
en 1g22 en Fontainebleau, bajo la
forma de cuatro
seres vivientes en
el eneagrama.
sus escritos sobre la cuarta dimensión in·
La rueda
fluenció el suprematismo. el d irector teatral Peter Brook. el arquitecto Frank Lloyd
Wright y el compositor Hartmann, también colaborador de Kandinsky.
Alexander de Salzmann, Diseño de programa
para el•lnttituto para el desarrollo armónico
del hombre», Tífi/is, 1919
Entre los más co·
nocidos alumnos y
prosélitos de
Gurdjieff se encuentran el místico ruso P.D. Ous·
pensky. que con
El tiro de caballos como parábola de las
energías fundamentales del hombre en el
hinduismo:
•El si mismo (atman. núcleo divino del ser)
es el propietario del la cuadriga, el cuerpo
es el carro, el conductor representa el discernimient o y conocimiento intuitivo; el
pensamiento son las riendas, las potencias
sensitivas los corceles, los objetos o campos de percepción son la pista. El hombre.
en el que se conjuntan el si mismo y las fa·
cult ades sensitivas y cognoscitivas. recibe
526
ROTAOÓN:
la rueda
el nombre de comensal o degustador.»
(Kat ha Upanishad, s. VIII- VI. citado por H.
Zimmer, Philosophie und Religion lndiens,
Zúrich. 1961}
Las percepciones de los sentidos, que van
de las más sutiles a las más groseras, están
representadas aquí en este orden (oido,
vista, olfato, gusto, tacto) por los caballos,
que se muestran salvajes e indomables.
Bhaktivcd~nt;:¡ Book
Trust, 1987
ROTACIÓN :
la rueda
527
La rueda
La rueda
Segun Gurdjieff, •el eneagrama es movi·
miento perpetuo( ... ) La comprensión de
este símbolo y la facu ltad de emplearlo
confieren al hombre un poder extraordina·
río. Es <!l perpetuum mobile y la piedra filo·
sOfal de la alquimia.• Para comprenderlo
uhay que imaginárselo en movimiento.
(P.o. Ouspensky, Auf der Suche nach dem
Wunderbaren, ed. Bema, 1g88)
Gurdjieff nuevamente: • Todo individuo
acabado. todo cosmos, todo organismo,
toda planta es un eneagrama ( ... )Pero no
todos los eneag ramas t ienen triángulo interior. El triángulo interior indica la presencia de elementos superiores en un or·
ganismo dado según la tabla de los " hidró·
«Todo puede condensarse en un eneagrama y encontrarse en é l. Un hombre en
medio del desierto puede pintar el enea·
grama en la arena y leer en él las leyes
eternas del universo ( ..•).• (P.O. Ouspensky, Auf der Suche nach de m Wunder·
baren, ed. Berna, 1988)
genos•.
Joseph Beuys,
Lady's cloak
(detalle), 1948
Origen del <Primum Mobile>, en: Robcrt
Fludd, Philosophia Sacra. Francforc, 1626
El eneagrama se forma de l engranaje de
las dos sagr adas leyes cósmicas universa·
les, triamasikJmno (tríada) y hepcaparspars·
chinoch (héptada). La triada se compone
de los elementos energéticos siguientes:
Svrp-Ortheor(afirmación : el Padre). Surp·
Skiros (negación: e l Hijo) y Svrp·Athana·
thos (reconciliación: el Espíritu Santo).
El eneagrama muestra los dos puntos de la
O<tava (3 y 6) en los que tienen que incidir
impulsos externos para que el movimiento
no cambie de dirección. Para liberar lavo·
luntad del hombre de las asociaciones me·
cánicas cotidianas, Gurdjieff • montó• el
diagrama con sus alumnos como si de una
coreografía se tratase, con movimientos
prescritos para cada uno de los puntos.
528
ROTACIÓN:
la rueda
9
2
-
'
ROTACIÓN:
la rueda
529
La rueda
La rueda
Según las averiguaciones de su discipulo
J.G. Bennett, Gurdjieff descubrió el enea·
grama en 1goo bajo figura de danza en una
comunidad de derviches Naqshbandi, cn
Uzbequistán. Sus métodos de enseñanza y
sus normas muestran un parecido sorprendente con las técnicas de Gurdjieff. Se
dice que los Naqshbandi se in.spiraban en
uM sociedad secreta fundada hacia el año
950 bajo el nombre de •Los hermanos pu·
rificados de Basra• Estos hermanos desarrollaron un influyente sistema universal
que reunía elementos dc:llas tradiciones
griega, persa, hebraica, china e hindú, subordinado a una mística de números pseudopitagórica. Proclamaban el principio del
número nueve como c~tructura do los
mundos y las cosas manifestadas. Sus es·
critos enciclo pédicos. •que se nos han
conservado desde los comienzos de la
época áraben, se •encuentran entre los
más importantes de la historia de la qui·
mica». (E. O. von Lippmann, Entstehung
u nd Ausbreitung der Alchemie [Origen y
difusión de la alquimia], Berlín. 191g-1g54)
y se difundieron hasta Espaiia hacia el año
1000. Es posib le que Ramón llull los leyera
en el sig lo XIII y se sirviera de ellos para re·
dactar su <Ars generalis•. basada en el nú ·
mero nueve. (cf. pág. 246 y ss.).
Sobre el «perpe·
tu u m mobile» secular del zodiaco y
de los planetas se
eleva en la esfera
supraceleste el
cneagrama de la
segunda figura
combinatoria d e
Llull que representa aqui la triple
conjunción de ie·
r~rquias angtHicas.
El Pseudo-Dionisio
Areopagita enseña
que la jerarquía inferior d<:los ang<>·
les sig nifica el <<Orden purificador>>,
la del medio el
«orden iluminador» y lajerarquia
superior el «orden
de la perfección».
Ramón L/u/1, Ars brevis, París, 1578
Asi como Dios
«bajó hasta noso·
tros por la triple
conjunción de las
jerarquías angéli·
cas, también noso·
tras debemos ele·
varnos a él por me·
dio de ellas, como
por la escala deJa·
cob~. (Athanasius
Kircher, Musurgia
Universalis)
A. Kircher, Arith·
mologia, Roma,
1665
530
ROTACIÓN: La ru ed a
ROTACIÓN : la rueda
531
La rueda
La rueda
Los ángeles ponen
en movimiento la
esfera d e las cstre·
llas fijas. que a su
vez mueve todas
las demás esferas.
Además de la imagen del huevo. la
rueda es para
Santa Hildegarda
el símbolo más
ad ecuado para ex·
plicar el funcionamiento del plan
macrocósmico.
Al igual que el
mundo, la divini dad es completa y
redonda como una
rueda. movida en
circulo por el
amor. El estrato íg·
neo exterior de la
ira divina solidifica
el fi rmamento
para que no se
desparr ame. el
éter suscita su movimiento. la región
del aire acuoso lo
humedece. los
vient os en forma
anima l lo mantienen en rotación y
las diferentes capas del aire hacen
reverdecer la tierra, representada
aqui como eje de
la rueda con los radios de las cuatro
estaciones del año
y las cuatro partes
del cosmos.
Miniawra. Francia.
s.X/V
Hildegarda de Bin·
gen. Liber Divinorum Operum, s. XIII
532
ROTACIÓ N: La rueda
RoTACIÓN: La rueda
533
La rueda
La rueda
Blake distingue dos tipos de ruedas, que representan sendas formas
opuestas del tiempo. Las que se engranan de tal forma que «giran superpuestas, en libertad y armonía>> simbolizan el tiempo del Edén, en
El ciclo ofidico inferior representa
los veintisiete
errores imperecederos en los cuales
el que se dan permanentemente todos los acontecimientos del año
mundial (parte superior de la ilustración). Los, el alquimista interior,
forja esas ruedas, y «para que no se pierda ni un instante», las hace
mover en un continuo vaivén en el plan de la creación.
se imagina in·
merso el ind iv iduo
mortal en el trans ·
curso de su v id a.
Este ciclo está
subdividido en
tres grandes t roncos genealógicos:
los dos primeros,
de Ad án hasta lamechydeNoe
ha.s ta Terah, co·
rresponden a los
periodos bárbaros
de la religión, con
sacri ficios hum anos y suplicios. El
úl t imo, qu,;, se integ ra nuevamente
en el comienzo, va
de Abraham a Lutero, pasando por
Moisés y Constan·
tino. Representa el
estado cismático y
militante de las
iglesias.
Las estructuras tortuosas de las poesías de Blake se basan en una
concepción de la simultaneidad de todos los acontecimientos en el
tiempo y el espacio diametralmente opuesta al mundo de la localización única y absoluta de Newton: «nebeneinander. Sounds solid:
made by the mallet of Los demiurgos». (James Joyce, Ulysses). Los
distintos estratos o dimensiones en los que tienen lugar paralelamente los acontecimientos son transparentes y se abren unos a los
otros, dando lugar a veces a sorprendentes cambios de perspectiva.
El segundo engranaje (parte inferior de la ilustración), en el que
<das ruedas dentadas se t rasmiten su movimiento por la f uerza, tiránicamente», representa la concepción mecánica del tiempo de la revolución industrial: <<Five, síx: the Nacheinandem. (James Joyce, Ulysses). Este tiempo consta de un círculo vicioso de veintisiete creencias
erróneas, que se ha interpuesto en el presente creador como un filtro
turbio. Boehme dice que hay que salir de la <<demencia de la historia
para llegar a la esencia». Para Paracelso el tiempo es también un concepto meramente cualitativo, que no puede dividirse en unidades
mensurables. Y Blake afirma que el objetivo principal de su obra es,
en la presente edad de hierro de la mnemosía, del recuerdo, <<resta-
W 8/ake, Jerusa·
blecer lo que los antiguos llamaban edad de oro». (A Vision of the
Jén, 1804- 1820
Last Judgement) En la filosofía hermética, la et ernidad se comporta
respecto al tiempo como el centro respecto a la periferia o el sol-oro
respecto a Saturno-plomo. La meta del <<Opus Magnum» es la total
inversión de la relación interior/exterior, la devolución rejuvenecedora del viejo Cronos-Saturno a su estado paradisíaco. Saturno encarna también el rigor espiritual y su inversión significa asimismo la
conversión del pensamiento, pues <<el pensamiento es producto de lo
que ya ha sido, reposa totalmente en el pasado( ... ) No hay problema
humano que pueda solucionarse con el pensamiento, pues éste es ya
un problema. El fin del saber es el principio de la sabiduría». (J. l<rishnamurti, Ideal und Wirklichkeít, Berna, 1992)
5 34
ROTACIÓN: la rueda
ROTACIÓN: l a rueda
535
La rueda
La rueda
A los metales de
los siete planetas
en el orden Marte,
Venus, Sa turno,
Júpiter, Mercurio,
la luna, el sol, corresponde según
Ulmannus, esta
clave triple:
#:1~~
7qi*ffl-;r;la clave remit e a
• los t res grad os de
todos los metales)>, a su triple
la • M u~ la de las siete virtudes•, Ulmannus establece en su •Libro de
la Santlsima Trinidad• los siguien tes paralelismos:
Valí~n dose d~
«Sobrieras es el plomo de Saturno, castitas
el ~staño de Júpiter, humilitas el hierro d~
Marte, pieras el cobre de Venus, sanctitas
el mercurio de Mercurio caritas la plata de
la luna, y puriras el oro del sol.•
Las virtudes de los planetas est;in colocados sobre la muela exactament e en el
mismo orden horario de los pla netas, • en
ori ~
gen: corporal, a nimico y espiritual.
Júpiter, en cuarta
posició n (con la
combinación d, 1,
s), desempeña un
papel importa nte,
co mo el sol en el
sistema de Boehme, pues en él
ti ene lugar la «d ivisión binaria de la
su sucesión día a día y ai'io por año, determinando as ila act ividad del alq ui mista•.
(W. Ganzenmüller, Beitrage wr Geschichte
der Techno logie und der Alchemie, Weinheim, 1956) El ord en es el siguiente:
Ma rte, sol, Venus, Mercurio, luna, Sa turno, Júpit er. Cada dia de la semana comienza con la hora del planeta del que
toma el nombre. Por ejemplo, la tercera
hora del miércoles (Mercurio) es la hora de
Saturno y •reposa en la coagulación•.
triada» en muerte
y vida, en luz inte rior y tinieblas ex-
teriores. Las virtud
que se le atribuye,
la castidad, es condición para la concepción del Cristolapis mercurial.
Libro de la Santísima Trinidad, comienzos del
s.XV
Libro de 1~ s~nti­
sima Trinidad, comienzos del s. XV
ROTACIÓN :
la rueda
ROTACIÓN: la
rueda
537
La rueda
La rueda
«El uno, el todo, el
p unto, el centro, la
periferia y todo lo
que hay están contenidos aquí•.
«Si quieres que t e
describa Ja divinidad ( ... ) en sus profundidades más
elevadas, at iend e:
la rueda de los
siete espíritus de
las fuentes, que
representa la estructura dinámica
f undamental de
todo proceso natural, es un eterno
repliegue y despliegue del insondable abismo divino, del ojo mágico y trinitario d e
la eternidad. Del
cuarto espíritu de
una rueda con
siete ruedas, metidas una dentro de
la otra(._) Son los
siete espíritus de
Dios. Se engendran una a la otra y
es como si se hace
es como s i vieras
las fuentes. el so·
lar. en el que se separan las cualidades tcncbrosCls de
las luminosas, asciende tanto la iluminación súbita
como el mundo
sensible de los
cuatro elementos .
.····· ·········
......
..
.... ;.
,'
•
.
········· ·
--- -- ....
girar una rueda
•
'•
D.A. Freher, Paradoxa Emblemata,
manuscrito, s. XVII/
que fueran siete
una dentro de
otra, y cada una gi rara al contrario
que la otra en su
interior, y las sict<l'
ruedas formaran
una con la otra una
esfera. Y los siete
ejes en el centro
serían uno solo,
que pudiera girar
en todas direccio ..
nes, y las ruedas
engendrarían sin
cesar el mismo eje
y el eje engendrana siem pre los
mismos radios en
.
l .,
..·
.....
·.
las siete ruedas.»
..··
······· ..
Jacob Boehme,
Theosophischr>
Werclce, Amsrerdam,1682
538
ROTACIÓN: la rueda
ROTACIÓN: la rueda
539
La rueda
La rueda
• El origen de la vida se enrosca sobre si
mismo como una rueda; y cuando llega al
punto central, alcanza la li bertad, pero no
a Dios. sino la tintura que abrasa la vida:
pues lo que quiere alcanzar a Dios tiene
que pasar por el fuego; pues ningún ser alcanza a Dios a menos que consista en
540
ROTACIÓN: La rueda
fuego, entiéndase el propio fuego d ivino o
de Dios. Si este fuego se inflamara, se fundiría el mundo. Pero no hablamos del
fuego de la fantasía, que no es t al fuego
sino sólo profunda rabia.• (J. Boehme)
J. Boehme, Dreyfaches Leben, cd. 1682
<Pilgrim's Progress• (Los viajes de Pilgrim),
un libro moralizante y puritano de John
Bunyan, predicador laico de una comunidad baptista inglesa, fue escrito entre
1667 y 1678 cuando su autor estaba entre
rejas por no haber observado la prohibición de predicar. Se trata de uno de los libros más traducidos del mundo.
El itinerario en espiral contiene todos los
luga res por los que debe pasar el peregrino Cristino en su viaje desde la ciudad
perdición hasta la Jerusalén celestial. Al comienzo esta a punto de hundirse en la ciénaga del de~aliento. Más tarde, en el valle
ROTACIÓN: La rueda
de la mortificación, tiene que luchar contra
el monstruo pagano Apollyon. En el mercado de las vanidades es objeto de burlas,
y con su acompañante Alentador tiene que
vérselas con el gigante Desesperanza. Después de disfrutar de la hospit alidad del
Pais de los desposorios (Beulah), con sus
viñas y jardines, ambos viajeros tienen que
despojarse de sus • atuendos mortales•
para vadear el rio de la muerte, pues sólo
a si pueden llegar a su destino. la Ciudad de
oro de Jerusalén.
Tomado de Williams: Pilgrim 's Progress,
s.XIX
541
La rueda
La rueda
Dee compara el nacimiento de los planetas
con la metamorfosis de un huevo de cuatro
e lementos al que un escarabajo imprime
un movimiento en espiral. Al térm ino de
las rotaciones, la clara de la luna tendría
que desaparecer bajo la yema del soL Entre los atributos de la •obra menor>> de la
luna se cuentan Saturno en la primera
vuelta de espiral y Júpiter en la segunda .
los de la •obra mayor» del sol son Marte y
Venus . Mercurio está hecho de ambas cualidades.
A. Kirc/1er, Oedipus
Aegyptiacus, Roma,
1652-1654
-..
John Dee, Monas Hieroglyphica, Amberes,
1564
El escarabajo pelotero, el <droguero>sagrado de los egipcios, encarna el principio
hermafrodita en forma de T. que se> engendra a si mismo, formado de Osiris-Sol e
lsis-luna. Al igual que ellapis, nace de una
materia en descomposición bajo la forma
de una pelota de estiércoL Para los egipcios, esa pelota era símbolo del sol naciente, la <aurora>. Ambos, el Ouroboros y
el escarabajo pelotero, son expresión del
<hen to pan>, de la eterna metamorfosis de
lo inmutable.
Johannes M<Jc<Jrius, Abraxas y Apistopistus,
Amberes, 1657
542
ROTACIÓN:
la rueda
Kircher parte aquí de la idea de John Dee,
según la cual los metales planetarios tienen su origen en las espirales descritas por
el escarabajo hermafrodita, que representa aquí el espíritu del mundo. A la izquierda están los planetas solares mascu linos, a la derecha los lunares femeninos. La
doble hélice indica el movimiento rotatorio que va del centro a los extremos y que
tiene que darse en el transcurso de las rotaciones en el Opus. Desde su centro invioible en la espiral superior. el escarabajo o
ROTACIÓN:
La rueda
espíritu del mundo traza sus espi rafes cada
vez más amplias en la periferia corpórea,
para retornar nuevamente desde el punto
mas exterior de la tierra: «Pues el centro
no es otra cosa que una( ...) circunferencia
enrollada como un ovillo. Y la circunferencia( ... ) es asimismo un centro desenrollado
y estirado en todas sus part~5. Por eso
dice Hermes: ( ...)Lo que está abajo es
como lo que está arriba( ...).» (Julius Sperber, loagoge, Deutsches Theatrum chemicum, Núremberg, 1730)
543
La rueda
La rueda
La novena clave de Basilius Valentius des·
cribe la fase cromatica en el Opus. ll amada
• cola de pavo real•. Tiene lugar bajo la in·
fluencía de Venus en el signo libra y mues·
tra que la materia pasa lentamente al es·
tado seco. El triple Ouroboros es la tria
prima y las tres grandes fases del Opus. La
totalidad de la figura imita elglifo de la
prima materia antimónica.
~Devue lve al Uno
lo que t ienes de Él,
si quieres pose erlo. Sólo así llega-
rá-s a ser un perpe·
tuum mobile.»
o
•Mirad el juego
cotidiano de la naturaleza, sus nubes y brumas. ese
espectáculo del
aire surgido en un
D. Stolcius von Stolcenberg, Viridarium chy·
micum, Franc:fon, 1624
instante. volvamos
al seno de la tierra.
Si la deseca el sol,
ella puede beber
el agua contenida
en las nubes y las
lluvias que éstas
producen, lo
mismo que hace el
dragón filosófico,
que se muerde la
cola.» (Thomas
Vaugham alias Ph ilalet hes, Magia
Adamíca, Londres,
1650, ed. Leipzig,
El aliento y el espíritu vivificante, pneuma,
del alquimista ponen en marcha el gran
Opus, que se compone de la metamorfosis
del cuerpo, alma y espíritu . •Todas lasco·
sas se asocian y todas la s cosas se disocian
( ... ).pues la naturaleza, replegada en sí
misma, se t ransforma.• (Zósimo de Panópol is,s. lll)
1]4g)
D. A. Freher, Paradoxa Emblemara,
manuscrito del
s. XVIII
Manuscrito alquímico, s. XVII
544
ROTACIÓN: La
rueda
ROTACIÓN : La
rueda
La rueda
La rueda
Esta rueda alqu ímica con manivela es posíb lem.,nte la signatura del monje Koffskhí
de Danzig .
To mando como base elglífo de MNcurío
invertido, esta signatura combina diversos
signos de la tria p rima y de los siete metales al estilo d" la mónada j eroglífica de
John Dee. <<Pues el mercurio es la madre de
t odos los metales, y de l sol( ...), es t amb ién el azufre.»
Frater Vincelltius /(offskhi, Hermetisc/Je
Schriften (éseritos herméticos). (1748),
ed. Núremberg, 1786
Las rotaciones
deben rep.,tirse
frecuente mente
<<hasta q ue la tierra se vuelva ce leste y cielo terrestre y se com bine con la tierra.
Entonces el Opus
se habrá consumado». (D.Mylius,
Philosophia retormata, Fra ncfort,
162::!)
Cadmus, el matador de serpientes que encarna las virtudes fijadoras del azufre, da a
la rueda de los colores su primera rot ación .
Desde su triple horno, Vulcano supervisa
atentamente la operación, pues <<los colores te enseñarán cómo debes de dominar
el fuego». (Heinrich Keil , Philosophisches
Büchlein,leipzig, 1736): la materia mercurial inicial se muestra en figura de camaleón de colo res cambiant es. la p rimera
fase de Saturno es negra, la de Júpiter, gris
ceniza. la de la luna, blanca, la de Venus
oscila entre verde azulado y rojo p<ilido. la
de M arte alterna entre el amarillo rojizo y
el cromatismo de la cola d el pavo real y el
sol pasa del amarillo claro al púrpura in-
Maree/ Duchamp,
Relieves-rotores,
1935
546
ROTACIÓN :
La rueda
ROTACIÓN:
la rueda
tenso de la aurora. «La circulación de los
elementos se lleva a cabo por medio de
dos ruedas. una grande y extensa y otra
pequeña y comprimida: la rueda grande
fija t odos los elementos (por el azufre)( . .. ).
Cada g iro de la rueda pequeña llega a su
fin con la extracción y prepa ración de cada
uno d e los elementos en particular. Esta
rueda contiene tres círculos q ue.imprimen
a la materia, para trabajarla, movimientos
incesantes y variados( ... ) por los menos
siete veces .» (Chymisches l ustga rt lein,
Ludwigsbu rg, 1744)
Speculum veritatis, s. XVII
547
La rueda
La rueda
D. Molinier.
Alchemie de Flamel, 1772/73
La idea del disco cromático se desarrolla a partir de la figura del Ouroboros, que en el emblema de Nicolas Flamel está construido con las
dos serpientes, la de la luz y la de las tinieblas, que se devoran mutuamente. La primera simboliza el principio seco, sulfúrico; a la segunda le llama Flamel «negra hembra fugaz», el húmedo mercurial.
La secuencia de colores en el Opus surge, según Flamel, de los
diferentes grados de humedad de la materia. Al negro profundo del
estado húmedo y frío siguen el azul oscuro, azul claro y amarillo, en
el que los dos extremos se mantienen en equilibrio. Sigue la fase de
irisación, que finaliza en el amarillo blanquecino seco y caliente. Éste
pasa, a continuación, por efecto de la calcinación por un rojo amarillento y finalmente por el púrpura del león rojo, que se eleva sobre el
«( ...)la aurora es el t érmino medio entre el
día y la noche; sale con dos colores, roj o y
cetrino (amarillo). Est e arte engendra así mismo el color cetrino y el roj o, y los dos
colores del medio est án entre el negro y el
blanco.• la aurora marca e l fin de la noche
y el comienzo del día, y es madre del sol.
la aurora es por tanto, en su fase de rojo
intenso, e l fin de toda la oscuridad, desalojo de la noche ( ... )(Aurora consurgcns) .
El rojo purpura es el azufre ind estructible,
el fuego del lapis. En la teoría d e los colores de Goethe, el púrpura tiene el más alto
espectro cromático; «quien sepa cómo
surge el púrpura en el prisma, no se asombra rá si afirmamos que este color( ...) cont iene todos los demás».
Aurora consurgens, comienzos del s. XVI
zodíaco, es decir, sobre el disco cromático.
«(Los alquimistas) sin embargo no sacaron nada nuevo de esas
observaciones, y por eso la teoría de los colores químicos no se desarrolló de su mano, como tendría que haber ocurrido>>, constata Goethe en su <Historia de la teoría de los colores >.
ROTACIÓN: la rueda
ROTACIÓN: la rueda
549
La rueda
La rueda
La base de los conceptos alquimicos de los
colores. sobre la que Kircher, Goet he, y
Rudolph Steiner elaboraron sus t eorías, es
la creencia gnóstica de que el •tej ido ero·
mático del mundo• surge de la refracción
de la luz divina en las tinieblas de las aguas
inferiores. Según Basilides, gnóstico ale·
j andrino del siglo 11 de nuestra era, las ti·
nieblas pretendieron en un p rincipio
aliarse con la luz, pero la luz se limitó a mi·
rar •como en un espejo•. Un reflejo en un
espejo, es decir, que tan sólo un aliento
(color) de luz penet ró en las tini eblas•.
(Werner Foerster. Die Gnosis: Zeugnisse
d er Ki rchenvater, ed. Zúrich, 1995). Bas ílides compara la si miente del mundo a un
hu evo de p avo real que eclosiona en la es·
fera sub lunar en los siet e colores.
la generación de los colores salidos de los
dos p rincipios polares azufre y mercurio,
sol y luna, fuego y agua, luz y t inieblas.
Paracelso veia en el azufre, ese media·
dor entre el cuerpo y el espíritu, el ori·
gen de los colores, •probablemente por·
que le había llamado la at ención el
efecto de los ácidos sobre el color y la
coloración(...) y porque los ácidos maní·
fiestan su mayor efecto en el azufre co·
mún•. (Goethe, Historia de la teorí a de
los colores). Naturalmente, la sal descm·
peña t ambién un papel importante, pues
se consideraba •luz coagulada• y • fund amento d e t od a corporeidad•. De la sal
ígnea nacen, según Parace lso, los colo·
res del arco iris. •( ... ) y así como ve is cre·
pitar el fuego (en los diferentes colores)
cuando se le echa una sal ( ...) asi d escom·
pone el arco iris sus colores (... ) recibidos
de la fuerza del espíritu de> la sal , q ue>
está en el elemen to fuego•. (Parace lso,
De natura re rum.
1526)
lníríum sapíenriae est rimar domíni, manuscrito del s. XVII
«En el <Ars magna lucís et um brae>de Kir·
cher», anota Gocthc, •se describe por pri·
mera vez con claridad y riqueza de detalles
que la luz, sombra y color deben conside·
rarse elementos de la visión, y los colores
se rep resentan como producto de la luz y
las sombras .» (Historia de la teoría de los
colores. 1810)
El elíseo cromático
según Roberr
Fludd, M edicino
Carholíca, Franc·
f or t, 1629
a
b lanco y· roio
partes ,gua\es
blanco
amarillo
roio
azul
negro
Analogía entre las cosas y los colores
blaoco
ROTACIÓN:
la rueda
a.zul
luz de color
sombr01s
ácido
amañllo
luz tintada
dukc
moderameme duke ag ridulce
fue9o
air/é1er
opinión
intglocto
Dios
550
rojo
IU%pt¡ra
ROTACIÓN:
ángel
la rueda
atm&fera
error
hombre
"9••
negro
tinicblos
amar<JO
tierra
ob~tin~ión
ignbrnncla
animal
planta
Fueron los experiment os de Newton los
que impulsaron a Goethe a elaborar una
teoría de los colores propia. Newton había
llegado a la conclusión de que todos los
colores se hallan ya potencialmente en la
luz, mientras que Kircher y Goet he veían
su origen en la unión de luz y tinieblas. los
fenómenos de óptica y la teoría d e los co·
lores eran para ambos expresión de una bi·
polaridad universal «Como la conocemos
por el magnetismo. la electricidad y la química• . (Historia de la teoría d e los colores,
1810)
Según Athanasíus Kircher, Ars magna lucís et
umbrae, 1646
551
La rued a
La ru eda
Al principio el Dios de Newton creó • la
materin con partículas macizas. sólidas.
duras, impenetrab les y móviles ( •.• ) para
que la naturaleza tuviese una larga dura·
ción». (Isaac Newton, Mathematische
Prinzipien der Naturlehre (Principios mate·
maticos de la teoría de la naturaleza). ed.
Darmstadt, 1963). Incluso la luz, la más alta
manifestación divina en la naturaleza,
constaba según Newton de un flujo de
particul as duras (globuli) sometidas, al
igual que los cuerpos celestes. a la ley de
la gravitación universal que él mismo hab la
formulado hacia 1680. Su fuente de inspi ración fueron la s tres primeras cualidades
naturales en el sist.:-ma de Boehme: la
fuerza cenrrlpeta d e Newton corresponde
al primer espíritu de atracción de Boehme;
la «aspereza aglutinante•. la fuerza centri·
fug~ o repulsión corresponde a la •amargura expansiva • . y la rotación, que tiene su
IDEALES
«La esencia de la
Santisima Trinidad
1a reconocemos en
la luz de la eterni dad para la divinidad (arriba) y en el
fuego para la
eterna naturaleza
(abajo).• En el
mundo de la natu·
raleza inf erior. la
majest ad celest ial
el el Hijo d e Dios
está cabeza abajo
en la imagen de l
Jesús azotado y
escarnecido como
rey de los judíos.
El misterio de los
colores, que pasa
p or diversos gra·
dos de mezcla de
ag ua y d e f uego,
se eleva del <cen·
origen en el antagonismo atracción/repulsión, es la «angustia» o • rueda generadora
de la naturaleza», tercer espíritu de las
fuen tes en Boehme. Y asi como según la
teoría de los colores de Newton la luz
blanca, considerada hasta entonces elemental, es el p roducto de los siete colores
del espectro reunidos. la luz es ya para
Boehme el producto de los siete espíritus
de las fuentes.
Pero también Goethe, que imput aba a
Newton «misticiSI110» por su insisten cia en
el número siete, sacó partido d el amp lio
espect ro de conceptos visionarios y misti·
cos de Boehme, tanto en lo que concierne
al «efecto sensual de los colores» como en
su origen en la bipolaridad. El blanco es
para Boehme el único color que no yace en
el •misterio de la naturaleza» sino en Dios .
Es el <<Hij o d e Dios• que aparece en el <<mar
de la naturaleza» (Ja cob Boehme, Auro ra).
El negro es el En -soph
caba lístico, el no-ser
divino, basado en la
multiplicidad de todas
las apariencias.
trum naturae,,
fundamento salnitrico de la cruz.
1. Azul: esencia,
2. Rojo: el Padre
en su gloria ignea,
3 · Verde: vida,
4. Amarillo: Hijo,
s. Blanco: el resplandor de lama·
j estad divina como
quintaesencia.
• Muchas cosas puede
C!;quomatiza rse por
medio del triángulo, y
lo mismo ocurre con
los colores. Se procede
de forma que por des·
doblamientos y li mitaciones se llega al mis-
Jacob Boehme,
Theosophischo
terioso hexágono.»
(Goethe, Teoría de los
colores, 1B10)
Wercke, Amster·
dam,1682
En: P/1. O. Runge, !Escritos póswmos, 1810
sa~V :Ill
552
ROTACIÓ N: La r ueda
RoTACIÓN :
La rueda
553
La rue da
La rueda
Influido por la
obra de Jacob
Oochme, cuya
lectura le hab ía
aconsejado en
1801 Ludwig Tieck,
Ph. 0 . Runge comcnzó a trabajar
en !iu propia teoría
mística de los colores, que aplicó a
su obra p ictórica .
Los tres colores
fundamentales los
atribuyó a las tr es
personas de la
Snntlsima Tri nidad: el azul corres ·
pondo al Pad re , el
¡·ojo al H ij o y el
omal'ill o al Espíritu
Sonto.
Goethe intent ó re·
lacionar las cuali d ades percepti·
bies de los colores
con cat egorías éti-
cas. Aq uí atribuye
los seis colores d e
su d isco a las cu atro cualidades d el
espíritu: en la
parte positiva y
diurna d e los colores cálid os si tú a la
razón y e l inte ·
l<:>cto, en la parte
negativa o nocturna d e qos colo re:. fr ia s coloca la
sensualidad y la
im aginación.
El punt o de partlda d e la disposi ·
clón rridimensionol de los colores
50bre la esf era e ra
lo adición de los
colores básicos
mediante los dos
polos de la luz y de
las t inieblas a los
cinco los elemen·
tos puros.
554
En esta «rosa de
los temperamen-
tos»4 confeccio·
nada conjunt amente por Goethe
y Schiller en 1799,
los cuatro temperamentos del hombre se o rdenan según el d isco eromático de Goethe.
ROTACIÓN: La r ue d a
llOTACióN: La rueda
55 5
La rosa
La ro sa
Yo hago la miel
Maldita fue la muerte en la cruz/
Ante el rostro do Dios.
Pero se ha vuelto du lce/
por la muerte de Cristo.
Daniel Ctamer. Emblema la sacra, 1617
«La cruz e~tá entrelazada con la rosa/.
¿Quién ha puest o rosas en la cruz?/( ... ) Del
centro mana una vida sagrada/ Un triple
rayo sale en un solo punto( .•. ).» (Goethe,
Die Geheimnísse•. 1784- 1786)
La rosa blanca y la rosa roja son los nom·
bres que se dan en la alquimia a las tintu·
ras lunar y solar. de las que mana •la pro.
ciosa sangre rosada» de Cristo-lapis. La
imagen d e la rosa engloba también la
Schekina, el brillo de la sabiduría celestial
sobre la tierra, y la «recolección de la miel•
556
ROTACIÓN : la rosa
El nombre y el emblema de la hermandad
de los Rosa-Cruz llevan el escudo heráldico
d e Martín Lutero (al rev~s). La •reforma
genera l• que la hermandad había proclamado a comienzos del siglo XVII fue un in·
es la adquisición en común del saber teo·
sófico. «Toda la p anibo la del Cantar de los
Cantares de Salomó n se refiere al objeto
de nuestra Rosa-Cru z( ... ): Soy la rosa de
Sarón y el lirio del campo.• En lo concer·
ni ente a ~la forma adecuada de acced er a
la sangre rosada de la cruz que se halla de·
rramada y oculta en el centro d e la cruz
(quintaesencia). Fludd emplea la imagen del
arq uitecto co mo colaborador de Dios en la
construcción del temp lo d e la sabiduría».
tento de revivir e l prote stantismo. anquilosado por la ortod oxia, mediante el espí·
ritu de una mística de la naturaleza to ·
mada de Paracelso. Fin d~>clarado de la
reforma fue la lucha contra la •tiranía del
papa•. que unos años antes había hecho
quemar en la hoguera a Giordano Bnuno.
Van der Heyden, de ralle de: Sigillum Lutl1eri,
Estrasburgo, 1617
R. Fludd, Summum bonum, Francfort, 1629
RoTACIÓN: la rosa
557
El peregrino
El peregrino
Christian Rosencreutz (Christiano
Rosa-Cruz), funda ·
dar legendario de
la orden que lleva
su nombre. recibió
la vispera de Pascua una invitación
<J los desposorios
misticos de la novia y el novio. Al
día siguiente se
puso en camino,
ataviado con una
banda roja sobre
su túnica blanca y
cuatro rosas rojas
en e l sombrero.
En la alegoria barroca y poco inspirada de Andreae,
el simboli smo alquimista pasa a segundo plano, es
mera decoración.
•Los desposorios»
han sido re interpretados después
de medio siglo por
Rudolf Steiner y
los cí rulos de Jos
Rosa-Cruz de
forma exhaustiva y
enfática.
<<¿No somos todos nosotros peregrinos al
país en el que nos ha precedido nuestro
Salvador Jesucristo? Incluso el gran Febo,
dios del sol, peregrina todos los días por el
blanco espacio celeste. El corazón del
hombre late en su pecho desde el primero
hasta el postrer instante de su vida( ... ) El
mercader va por tierra y agua a los más lejanos paises para vender sus productos;
pero el conocimiento y la ciencia son cosas
mucho más nobles. Son las cosas del espíritu( ...) Por todos esos motivos concebí la
Johann Valentin
Andrcae, Die
Alchimysche Hoc/1·
zeit von Christian
Rosenkreuz (1616},
ed. J. van Rijken·
borgh, 1967
558
ROTACIÓN:
El peregrino
ROTACIÓN:
El peregrino
idea de que sería no sólo interesante,
agradable y honorable para mi, sino tam ·
bien extraordinariamente productivo seguir el ejemplo de todo el mundo e iniciar
una peregrinación con el objeto de descu ·
brir ese maravilloso pájaro Fénix (lapis).»
(Michael Maier, Secreta Chymiae, Die Geheimnisse der Alchemie, en: Musaeum
Hermeticum, Francfort, 1678)
Saloman Trismosin, Aureum vellus,
Hamburgo, 1708
559
El peregrino
El peregñno
Sueño de peregrino: «M ira. h ~
vist o en un luga r a
un hombre cub ierto de harapos
que retiraba la
vista de su casa. el
hombre llevaba un
libro en la mano y
un gran peso sobre
Blüke d esarrolló
un p rocedimient o
especial de hueco·
g rabado y de impresión al aguafuerte. Sus dibujos
y text os los prote·
gia sobre la plancha de cobre con
un barniz resis·
sus espa ldas,). Un
tente a los ácidos y
hombre ll amado
Evangelista t opa
con é l y le aconseja huir de la «ira
venidera•. ~¿No
ves aquel estrecho
portillo?• • No•. le
contesta el hom bre. «¿Tampoco
ves {...) aquella
luz? { ...) No p ierdas de vista esa luz
y vete derecho a
ella. Pronto encon traras un portillo
en el que, cuando
llames a él, te dirán lo que tienes
q ue hacer•. {John
Buny¡¡n, The Pilgri m's Progress,
1670)
corroia los e s p¡¡~
cios int ermedios
con ácid o nítrico.
El procedimiento
le permit ía combi ·
nar, como en este
grabado, contornos negros con
sombreados blancos {esta t écn ica
se d escribe con
mas det alle en:
D.W. Dorrbecker,
Konvention und
lnnovation, Berlín,
1992). En sus poesías hace constan·
t emtmt e alusión a
esta inversión de
las técnicas de
grabado: los espacios intermedios
son «estados indi·
vidualcs y perecederos» que desaparecen en el
fuego purificador
del Juicio Final. Lo
que queda son los
W 8/ake, Ilustra-
ción para •The
Pilgrim's Progress•.
1824-1827
«li neamientos
et ernOS••: los •tsig·
nos de t od as las
cosas».
W 8/ake, La puem
hacia
1806-1807
de/~ muerte,
560
ROTACIÓN: El p eregrino
ROTACIÓN: El per egrin o
561
El peregrino
El peregrino
El alma del peregrino cristiano se
dejar guiar por la
palabra de Dios:
En el «laberinto
del mundo» de
Amos Comenius,
publicado en 1631,
se le aparece al peregrino, al término
de su viaje sin
rumbo. el Salvador
en persona: «Vi
que andabas
errante y no he
querido esperar
más, hijo mío. Por
eso te he condu·
cid o a t i mismo y al
fondo de tu cora·
zón•. Y para que el
per~>grino pueda
ver el mundo en su
correcta perspec-
«Tú me has enderezado el camino/
para ir hacia t i
(Salmo 118, 5) Por
el laberinto de caminos entrecruzados/ que han tra·
zado los espíritus
tortuosos/ voy ha·
cia ti sin temor y
confío/ en tu palabra./ Oe lejos veo
perderse al uno o
al otro/ entre ellos
al audaz y al
cauto:/ Yo prosigo
a ciegas mi Cil·
mino/ t odo mi arte
consiste/ en confiaren tí, mi sos·
tén/ ( ...)Esta vida
es un laberinto/
para que la trave·
si a sea segura,/
confía ciegamente
en Dios/ con ver·
dadero amor y sin
hipocresía.•
tiva, recibo vnt~s
antiparras nuevas.
«la mont ura era la
palabra de Dios.
los cristales el Es·
píritu Santo. »
D. A. Freher, P:lr~·
doxa Emblemata,
manuscrito, s. XVIII
Hermann Hugo,
Cottselige
Begierde, Augsburgo, 1622
Al Uno no se ll ega mediante un sa lto. Y ta mpoco sin perderse.
562
ROTACIÓN:
El peregrino
ROTACIÓN:
El peregrino
El peregrino
El peregrino
Santiago era el pa trón d e médicos y
alquimistas. Segun
la «Legenda aurea». venció en España a <<Hermógenes,, o ccHcrmes
Trismegisto», lo
que le o bligó a administrar el saber
oculto de éste.
La rut a jacobea
que lleva a la
tumba del apóstol
se consideraba la
proyección terr estre de la Vía Láctea o Camino de
Santiago celeste,
símbolo del Opus
mercuriaL «El cami no es estrecho y
accidentado,,, se
lee en el cántico
luterano de San·
tiago en lengua
alemana, que data
de 15S3. «jalonado
de agua y de
fuego». Pero los
peregrinos hermé·
«La co ncha de Compostela» o co ncha de
Santiago representa en la simbólica hermét ica el principio d el Mercurio, que sigue
ll evando los sobrenombres de «viajero» o
«peregrino». La llevan en un sent ido mís-
t ico todos aquéllos que ( ... ) q uieren poseer
la estrella (lar. compos: posesión, stella: esTrella).
tices no buscaban
sólo la ed ificación
religiosa con su
viaje, sino t ambién
el contacto con los
saberes ocultos judíos y árabes q ue
habían penetrado
en el occidente
cristiano en el si·
g lo XII a t ravés de
Espaii a.
Para poder describrar su misterioso código
de roble hueco, Nicolas Flamel pidió ayuda
a comienzos del s. XV a Santiago y em-
Atuendo de peregrino de Stephan
Praun, Nuremberg,
1$71
ROTACIÓN:
El peregrino
ROTACIÓN:
El peregrino
prendió cami no a Santiago. «Éste es el
punto en el que deben comenzar los alquimistas. Con el bastón de pereg rino en la
mano y la concha co mo signo, el alquimista
tiene q ue iniciar el peligroso viaje, parte
portierra, parte por agua. Primero como
peregrino, después como pilotO.» (Fulcanelli/Canseliet, El mist erio de las catedrales, París 1g25, ed. 1964)
Joseph Beuys, Palazzo Regale, 1985
El peregrino
<<Let us leave theories thcre and
return to here's
here_ Now hear_,.
(James Joyce,
Finne<Jans Wake)
Maree/ Duchamp,
Puerta en lugar de
dos puertas, París,
1927
566
ROTACIÓN:
El peregrino
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