Japón ha sufrido la implacable fuerza de la naturaleza por varias ocasiones pero el 11 de maro de 2011 fue sacudido por el terremoto más fuerte de su historia, siendo considerado el quinto más fuerte en el mundo. A pesar de que Japón siempre ha vivido bajo la amenaza constante de los terremotos, es donde se encuentran mejor preparados, pero esta prevención viene arraigada de generación en generación por eso las consecuencias del mismo han sido menores de lo previsible. Debido a que cuentan con un sistema de alertas de tsunamis, el cual les brinda la oportunidad de adoptar medidas de prevención y evacuación adecuada. El movimiento telúrico sacudió decenas de ciudades y villas a lo largo de la costa del Japón. Una vez pasado el terremoto, el Gobierno japonés activó todos los dispositivos necesarios previstos para socorrer a la población afectada y controlar los daños. Debido al terremoto más de 1,5 millones de hogares perdieron el acceso a suministros de agua potable. Las líneas telefónicas terrestres sufrieron interrupciones durante varias horas. El índice Nikkei de Japón presentó una caída cercana al 5% en la siguiente apertura de los mercados. Los precios del petróleo también se fueron abajo como consecuencia del terremoto japonés. La red de transporte japonesa sufrió innumerables daños, actualmente muchas carreteras se mantiene cortadas. Cabe recalcar que un punto clave para la prevención de desastres es la educación y la serenidad con la que se debe actuar ante un desastre natural. Esta reacción por parte de los japoneses es debido a que confían en la estructura antisísmica de las edificaciones. Como lo menciona (Villoro, 2011) “Los terremotos son inspectores de la honestidad arquitectónica.” Mediante programas eficientes de instrucción, los japoneses conocen los planes de emergencia antes de la ocurrencia de los eventos. El manejo de desastres de Japón se ejecuta a través de un sistema que cuenta con una base cultural inspirada en la prevención. De esta manera son los propios ciudadanos quienes se activan en beneficio de superar sus emergencias, en vez de ser solamente agentes pasivos.