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Liderazgo-al-Aire-Libre

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ESPECIALIDAD DE
LIDERAZGO AL AIRE LIBRE
AR 057
Club de Conquistadores ALFA & OMEGA
Misión Chilena del Pacífico
Especialidad de Liderazgo al Aire Libre
Requisitos
1. Tener cuatro de las siguientes especialidades. Cualquiera de estas especialidades, si se han
completado hace más de dos años, deben ser estudiadas otra vez, para poder responder a
cualquiera pregunta de conocimiento que estén incluidas en las mismas.
a. Campamento IV
b. Fogatas y cocina al aire libre
c. Caminatas
d. Excursionismo con mochila
e. Mapa y brújula
f. Pionerismo
Requisito práctico.
2. Completar la especialidad de Primeros Auxilios – Intermedio.
Requisito Práctico.
3. Saber qué hacer para superar el miedo cuando se está perdido. Conocer por lo menos cuatro
maneras de señalizar los pedidos de auxilio si estuvieras perdido en una selva o desierto.
 Mantenga la calma: Manténgase relajado, tranquilo, en la calma se puede pensar mejor.
Recuerde que usted es hijo de Dios y ni un solo pelo será tocado de su cabello, sin que Nuestro
Padre Dios lo sepa. Eso es más importante si usted es un líder, debe tranquilizar a sus dirigidos,
aunque no les este internamente, debe demostrarse tranquilo. Puede ponerse a pensar en cosas
terribles, como verse atacado por un animal salvaje, o sentir que se va a morir de hambre. La
mayoría de las personas piensan en estas cosas en los primeros momentos de ansiedad, después
que se dan cuenta que no saben dónde están. Pero suprima estos pensamientos tan pronto como
pueda, porque es una tontería. Alguien lo va a encontrar con toda seguridad. Oblíguese a sentar
hasta que pueda pensar con claridad. No trate de recordar detalles, sino puntos o señales
sobresalientes. Decida si será mejor seguir adelante, regresar o quedarse en ese lugar. Si tiene
comida y agua probablemente será mejor quedarse allí mismo y tratar de llamar la atención
prendiendo un fuego que produzca humo durante el día o uno que produzca llamas durante la
noche.
 Ore a Dios: Dios es nuestro Creador y nos ama mucho en gran manera, en cualquier problema,
dificultad o tensión debemos acudir a él. Dios siempre nos responderá, muchas veces de maneras
inesperadas y milagrosas. Recuerde alguna de sus promesas: "Siempre estaré con vosotros". "El
ángel de Jehová acampa en derredor de los que le temen". Jesús lo observa. Los ángeles los
cuidarán.
 No se mueva del lugar: Preferentemente no se mueva del lugar en que se encuentra (esto es 100%
aplicable en caso de accidente en avión o lancha), eso facilitará las labores de rescate. Si
obligatoriamente debe moverse, deje una señal indicando hacia dónde fue. Haga una señal en la
corteza de un árbol, entierre en el suelo una rama con un pedazo de trapo atado o ponga su gorro
en un lugar destacado. Haga algo que señale el lugar. Esto ayudará a los que busquen, a
encontrarlo si usted se aparta del lugar.
 Busque un lugar alto, árbol o colina: Aplicable si se ha perdido en una excursión o campamento
Vivac. Al buscar un lugar alto, puede tener una mejor visión del lugar en que se encuentra, y ver
algún posible camino, ciudad o cabaña. Pero si no está seguro de la señal, QUÉDESE DONDE
ESTA. Al mismo tiempo, cuando haya subido a un lugar alto, busque una señal de humo. Esto, por
lo general, indica que hay personas en los alrededores.
 Haga señales: A través de fuego, luces o ropa blanca (siempre y cuando no haya nieve), puede
llamar la atención de rescatistas, aviones, guarda parques, etc. Las siguientes son algunas señales
de rescate y búsqueda: a. Señal pidiendo auxilio: Tres señales juntas, a intervalos regulares. b.
Buscadores tratando de encontrar un compañero perdido: Una señal a intervalos irregulares. c.
Confirmación de señal de peligro: Los buscadores darán una señal. d. Señal de llamada: Dos
señales a corto intervalo, seguidas por un minuto sin señales y luego repetirlas. e. Forma de
señales: Las señales se pueden enviar por medio de humo, (ej. tapando el humo de un fuego), dar
voces, disparar, chiflar, pitar o hacer señales con luces usando linternas, espejos, etc. La principal
característica de este tipo de señales es su regularidad; y cualquier señal repetida a cualquier
intervalo regular debiera ser investigada.
 Construya un refugio: Construya un refugio, si ha caído la noche o si el clima es crudo, le ayudará
a esperar más seguro el rescate.
 Ubique los puntos cardinales: A través de su brújula, o métodos naturales para encontrar el mejor
camino para volver a la civilización. si está nublado recuerde que de noche las luces de las
ciudades se refleja a lo lejos.
 Deje Rastros: En su búsqueda del camino correcto (después de una razonable espera) debe dejar
pistas, señales o rastros indicando hacia qué lugar se va y la fecha de su caminar.
S.O.S. es, como se sabe, la señal internacional de socorro. Su uso se decidió en 1906 durante una
conferencia internacional celebrada en Berlín.
Hubo un tiempo en el que circularon distintas versiones sobre el significado de las letras; por ejemplo,
en inglés, save our souls -salven nuestras almas- . En español se manejó un insólito "Socorro, ¡oh!,
socorro". En realidad, fueron elegidas porque resultan fáciles de telegrafiar: tres puntos, tres rayas, tres
puntos.
 Los cohetes son la señal más recomendada. Dura unos segundos y pueden ser usados solamente
una vez, pero sirven tanto de día como de noche.
 Un cuadrado de tela roja, de un metro de lado aproximadamente y con un círculo blanco de unos
90 cm de diámetro. Obviamente, esta indicación sólo nos servirá de día o en condiciones de
visibilidad buenas.
 También se puede dibujar en el suelo con piedras
4. Conocer por lo menos cuatro actividades seculares y cuatro actividades específicas para el
sábado, para usar al aire libre o si el día estuviese lluvioso.
"El Sábado fue creado para que toda la humanidad recibiese beneficio... La mente no puede ser
refrigerada, vivificada y elevada al quedar encerrada durante casi todas las horas del sábado entre
paredes, escuchando largos sermones y oraciones tediosas y formales. El Sábado... recibe un uso
erróneo si se lo trata así"
(Joyas de los Testimonios, t.1, págs. 331,332).
Siempre que mencionamos esa palabra en la planificación de actividades, campamentos o camporees
para los conquistadores, la asociamos a un "NO": "No se puede jugar", "No se deben realizar
actividades que los niños se agiten o compitan", "No se pueden bañar en la alberca, piscina o río", y No
etc. Cometemos el error de transformar el Sábado en un día de NO, de Prohibición, en vez de un día de
delicia, como Dios lo desea..., pero ¿Cómo lograr esto? ¿Cómo transformar el sábado en un día alegre,
especial y delicioso, sin necesidad de realizar actividades que lo transgredan? En este documento
tratare de dar consejos o pautas para lograr esto. Hay dos cosas que primero debemos tomar en
cuenta para lograr que el Sábado sea un día especial:
 Buscar la dirección de Dios, en su palabra, en oración, y pidiendo la guía de nuestros líderes como
Pastor o Ancianos.
 PLANIFICACION, debemos planificar todas las actividades de ese día, para impedir que hayan
momentos de ocio, que los conquistadores utilicen en actividades impropias, porque es natural,
una tarde de sábado, una hora libre y los niños tomaran una pelota, se juntaran en grupos a contar
chistes o chismes, o intentaran arrancarse a la alberca, piscina o río (especialmente días de verano
y calor).
A TENER EN CUENTA
Las actividades de sábado de tarde, se enfrenta a varios objetivos contradictorios con el espíritu del
sábado: El exceso de energía de los jóvenes y adolescentes, y su deseo de novedades. La necesidad
de mantenerlos activos (e interesados), sin necesidad de correr y no dejando que perturben otras
actividades de la iglesia (si se realizan en el recinto de la iglesia). Las actividades entre jóvenes, en
general producen un espíritu de competencia y "lucha o enemistad" entre ellos. Entonces las
actividades de sábado deberían tomar en cuenta:
 EVITAR EL ESPÍRITU DE COMPETENCIA
 EVITAR EL EXCESO DE MOVIMENTO.
Los campamentos producen en los conquistadores sueños, ideas, proyectos que en sus momentos de
ocio pueden llevar a cabo; los lugares como ríos o lagos ayudan a crear actividades impropias para el
sábado. Los clubes deben ocupar el tiempo en crear sueños, ideas en los niños para ser ejemplos de
conquistadores y líderes. REALIZAR ACTIVIDADES, en que directa o indirectamente los jóvenes,
conquistadores reflejen el amor de Dios hacia sí mismos, hacia la naturaleza y hacia sus prójimos.
SIEMPRE QUE SEA POSIBLE HACER ACTIVIDADES JUNTO A LA NATURALEZA. A continuación se
presentan varios proyectos que deben ser empleados por consejeros con el fin de interesar a los
jóvenes en el estudio de la naturaleza:
 Paseos: Para tener éxito en los paseos en la naturaleza, estos se deben planear y dirigir
cuidadosamente. En algunos paseos especiales será necesario tener la ayuda de un especialista
en diversas ramas de la naturaleza y se debe animar a los Conquistadores a disfrutar de la
Naturaleza.
 Museos: Cada club de Conquistadores debe poseer su propio museo. Este será un lugar especial
donde los niños puedan colocar sus exposiciones y las colecciones de: hojas, flores, helechos,
mariposas, caracoles, piedras, etc.
 Caminata sabática: Esta idea se basa en naturaleza y cantos de alabanza a Dios. Durante la
caminata se pueden ir cantando distintas alabanzas con guitarra o sin ella, al final de la caminata,
se compara una lista de textos bíblicos que vinieron a la mente al encontrar diferentes objetos en la
naturaleza.
 Identificación natural: Esto realmente no es un juego sino un momento en el cual el grupo de
conquistadores puede salir y juntar materiales de la naturaleza y los traen a un lugar de reunión
para que un experto los identifique y comente la perfección de la Creación divina.
 La Semana de la creación: Se puede realizar con los días de la creación o cualquier historia
Bíblica. Los conquistadores deben ser divididos en grupos de 5 o más integrantes y deben realizar
un cuadro artística representando el día de la creación solo con elementos naturales. Al finalizar
todos los grupos se termina con una meditación sobre las historias escogidas.
5. Realizar lo siguiente al aire libre:
a. Planificar, organizar y enseñar una especialidad para un grupo de jóvenes/juveniles.
b. Enseñar una de las siguientes especialidades a un grupo de conquistadores: Campamento I,
Campamento II, Campamento III, Campamento IV, Arte de Acampar o Fogatas y Cocina al
aire libre.
c. Descubrir dónde queda el hospital más cercano.
d. Descubrir dónde queda la delegación de policías más cercana.
Requisito Práctico.
**Para los requisitos c y d puede ayudarse información proporcionada por personas del lugar y/o
mapas de la zona.
6. A través del estudio de la Biblia y del Espíritu de Profecía, aprender cómo las actividades al aire
libre influenciaron a los siguientes personajes bíblicos.
a. Moisés
Había otras lecciones que Moisés había de recibir en medio de la soledad de las montañas. En la
escuela de la abnegación y las durezas había de aprender a ser paciente y a temperar sus
pasiones. Antes de poder gobernar sabiamente, debía ser educado en la obediencia. Antes de
poder enseñar el conocimiento de la divina voluntad a Israel, su propio corazón debía estar en
plena armonía con Dios. Mediante su propia experiencia debía prepararse para ejercer un cuidado
paternal sobre todos los que necesitasen su ayuda.
El ser humano se habría evitado ese largo periodo de trabajo y obscuridad, por considerarlo como
una gran pérdida de tiempo. Pero la Sabiduría infinita determinó que el que había de ser el caudillo
de su pueblo pasara cuarenta años haciendo el humilde trabajo de pastor. Así desarrolló hábitos de
atento cuidado, olvido de sí mismo y tierna solicitud por su rebaño, que le prepararon para ser el
compasivo y paciente pastor de Israel. Ninguna ventaja que la educación o la cultura humanas
pudiesen otorgar, podría haber substituido a esta experiencia.
Moisés había aprendido muchas cosas que debía olvidar. Las influencias que le habían rodeado en
Egipto, el amor a su madre adoptiva, su propia elevada posición como nieto del rey, el libertinaje
que reinaba por doquiera, el refinamiento, la sutileza y el misticismo de una falsa religión, el
esplendor del culto idólatra, la solemne grandeza de la arquitectura y de la escultura; todo esto
había dejado una profunda impresión en su mente entonces en desarrollo, y hasta cierto punto
había amoldado sus hábitos y su carácter. El tiempo, el cambio de ambiente y la comunión con
Dios podían hacer desaparecer estas impresiones. Exigiría de parte de Moisés mismo casi una
lucha a muerte renunciar al error y aceptar la verdad; pero Dios sería su ayudador cuando el
conflicto fuese demasiado severo para sus fuerzas humanas.
En todos los escogidos por Dios para llevar a cabo alguna obra para él, se notó el elemento
humano. Sin embargo, no fueron personas de hábitos y caracteres estereotipados, que se
conformaran con permanecer en esa condición. Deseaban fervorosamente obtener sabiduría de
Dios, y aprender a servirle. Dice el apóstol:
"Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, demándela a Dios, el cual da a todos
abundantemente, y no zahiere; y le será dada." (Sant. 1: 5.) Pero Dios no dará luz divina al hombre
mientras éste se halle contento con permanecer en las tinieblas. Para recibir ayuda de Dios, el
hombre debe reconocer su debilidad y deficiencia; debe esforzarse por realizar el gran cambio que
ha de verificarse en él; debe comprender el valor de la oración y del esfuerzo perseverante. Los
malos hábitos y costumbres deben desterrarse; y sólo mediante un decidido esfuerzo por corregir
estos errores y someterse a los sanos principios, se puede alcanzar la victoria. Muchos no llegan a
la posición que podrían ocupar porque esperan que Dios haga por ellos lo que él les ha dado poder
para hacer por sí mismos. Todos los que están capacitados para ser de utilidad deben ser
educados mediante la más severa disciplina mental y moral; y Dios les ayudará, uniendo su poder
divino al esfuerzo humano.
Enclaustrado dentro de los baluartes que formaban las montañas, Moisés estaba solo con Dios.
Los magníficos templos de Egipto ya no le impresionaban con su falsedad y superstición. En la
solemne grandeza de las colinas sempiternas percibía la majestad del Altísimo, y por contraste,
comprendía cuán impotentes e insignificantes eran los dioses de Egipto. Por doquiera veía escrito
el nombre del Creador. Moisés parecía encontrarse ante su presencia, eclipsado por su poder. Allí
fueron barridos su orgullo y su confianza propia. En la austera sencillez de su vida del desierto,
desaparecieron los resultados de la comodidad y el lujo de Egipto. Moisés llegó a ser paciente,
reverente y humilde, "muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra" (Núm. 12:
3), y sin embargo, era fuerte en su fe en el poderoso Dios de Jacob.
A medida que pasaban los años y erraba con sus rebaños por lugares solitarios, meditando acerca
de la condición oprimida en que vivía su pueblo, Moisés repasaba el trato de Dios hacia sus
padres, las promesas que eran la herencia de la nación elegida, y sus oraciones en favor de Israel
ascendían día y noche. Los ángeles celestiales derramaban su luz en su derredor. Allí, bajo la
inspiración del Espíritu Santo, escribió el libro de Génesis. Los largos años que pasó en medio de
las soledades del desierto fueron ricos en bendiciones, no sólo para Moisés y su pueblo, sino
también para el mundo de todas las edades subsiguientes.
"Y aconteció que después de muchos días murió el rey de Egipto, y los hijos de Israel suspiraron a
causa de la servidumbre, y clamaron: y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su
servidumbre. Y oyó Dios el gemido de ellos, y acordóse de su pacto con Abrahán, Isaac y Jacob. Y
miró Dios a los hijos de Israel, y reconociólos Dios." La época de la liberación de Israel había
llegado. Pero el propósito de Dios había de cumplirse de tal manera que mostrara la insignificancia
del orgullo humano. El libertador había de ir adelante como humilde pastor con sólo un cayado en
la mano; pero Dios haría de ese cayado el símbolo de su poder.
b. David
A pocas millas al sur de Jerusalén, "la ciudad del gran Rey" (Sal. 48: 2), está Belén donde nació
David el hijo de Isaí, más de mil años antes que el Niño Jesús hallara su cuna en el establo, y fuera
adorado por los magos del oriente. Siglos antes del advenimiento del Salvador, David, en el vigor
de la adolescencia cuidó sus rebaños mientras pacían en las colinas que rodean a Belén. El
sencillo pastor entonaba los himnos que él mismo componía y con la música de su arpa
acompañaba dulcemente la melodía de su voz fresca y juvenil. El Señor había escogido a David, y
le estaba preparando, en su vida solitaria con sus rebaños, para la obra que se proponía confiarle
en los años venideros.
Mientras que David vivía así en el retiro de su vida humilde de pastor, el Señor Dios habló al
profeta Samuel acerca de él. "Y dijo Jehová a Samuel: ¿Hasta cuándo has tú de llorar a Saúl,
habiéndole yo desechado para que no reine sobre Israel? Hinche tu cuerno de aceite, y ven, te
enviaré a Isaí de Beth-lehem: porque de sus hijos me he provisto de rey.... Toma contigo una
becerra de la vacada, y di: A sacrificar a Jehová he venido. Y llama a Isaí al sacrificio, y yo te
enseñaré lo que has de hacer; y ungirme has al que yo te dijere. Hizo pues Samuel como le dijo
Jehová: y luego que él llegó a Beth-lehem, los ancianos de la ciudad le salieron a recibir con
miedo, y dijeron: ¿Es pacífica tu venida? Y él respondió: Sí." Los ancianos aceptaron una invitación
al sacrificio, y Samuel llamó también a Isaí y sus hijos. Se construyó un altar, y el sacrificio quedó
listo. Toda la casa de Isaí estaba presente, con la excepción de David, el hijo menor, al que se
había dejado cuidando las ovejas, pues no era seguro dejar a los rebaños sin protección.
Cuando el sacrificio hubo terminado, y antes de participar del festín subsiguiente, Samuel inició su
inspección profética de los bien parecidos hijos de Isaí.
Eliab era el mayor, y el que más se parecía a Saúl en estatura y hermosura. Sus bellas facciones y
su cuerpo bien desarrollado llamaron la atención del profeta. Cuando Samuel miró su porte
principesco, pensó ciertamente que era el hombre a quien Dios había escogido como sucesor de
Saúl; y esperó la aprobación divina para ungirle. Pero Jehová no miraba la apariencia exterior.
Eliab no temía al Señor. Si se le hubiera llamado al trono, habría sido un soberano orgulloso y
exigente. La palabra del Señor a Samuel fue: "No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura,
porque yo lo desecho; porque Jehová mira no lo que el hombre mira pues que el hombre mira lo
que está delante de sus ojos, mas Jehová mira el corazón."
Ninguna belleza exterior puede recomendar el alma a Dios. La sabiduría y la excelencia del
carácter y de la conducta expresan la verdadera belleza del hombre; el valor intrínseco y la
excelencia del corazón determinan que seamos aceptados por el Señor de los ejércitos. ¡Cuán
profundamente debiéramos sentir esta verdad al juzgarnos a nosotros mismos y a los demás! Del
error de Samuel podemos aprender cuán vana es la estima que se basa en la hermosura del rostro
o la nobleza de la estatura.
Podemos ver cuán incapaz es la sabiduría del hombre para comprender los secretos del corazón o
los consejos de Dios, sin una iluminación especial del cielo. Los pensamientos y modos de Dios en
relación con sus criaturas superan nuestras mentes finitas; pero podemos tener la seguridad de
que sus hijos serán llevados a ocupar precisamente el sitio para el cual están preparados, y serán
capacitados para hacer la obra encomendada a sus manos, con tal que sometan su voluntad a
Dios, para que sus propósitos benéficos no sean frustrados por la perversidad del hombre.
Terminó Samuel la inspección de Eliab, y los seis hermanos que asistieron al servicio desfilaron
sucesivamente para ser observados por el profeta; pero el Señor no dio señal de que hubiese
elegido a alguno de ellos. En suspenso penoso, Samuel había mirado al último de los jóvenes; el
profeta estaba perplejo y confuso. Le preguntó a Isaí: "¿Hanse acabado los mozos?" El padre
contestó: "Aún queda el menor, que apacienta las ovejas." Samuel ordenó que le hicieran llegar,
diciendo: "No nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí."
El solitario pastorcillo se sorprendió al recibir la llamada inesperada del mensajero, que le anunció
que el profeta había llegado a Belén y le mandaba llamar. Preguntó asombrado por qué el profeta y
juez de Israel deseaba verle; pero sin tardanza alguna obedeció al llamamiento. "Era rubio, de
hermoso parecer y de bello aspecto."
Mientras Samuel miraba con placer al joven pastor, bien parecido, varonil y modesto, le habló la
voz del Señor diciendo: "Levántate y úngelo, que éste es." En el humilde cargo de pastor, David
había demostrado que era valeroso y fiel; y ahora Dios le había escogido para que fuera el capitán
de su pueblo. "Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y ungiólo de entre sus hermanos: y desde
aquel día en adelante el espíritu de Jehová tomó a David." El profeta había cumplido la obra que se
le había designado, y con el corazón aliviado regresó a Rama.
Samuel no había hablado de su misión, ni siquiera a la familia de Isaí, y realizó en secreto la
ceremonia del ungimiento de David. Fue para el joven un anuncio del destino elevado que le
esperaba, para que en medio de todos los diversos incidentes y peligros de sus años venideros,
este conocimiento le inspirara a ser fiel al propósito que Dios quería lograr por medio de su vida.
El gran honor conferido a David no le ensoberbeció. A pesar del elevado cargo que había de
desempeñar, siguió tranquilamente en su ocupación, contento de esperar el desarrollo de los
planes del Señor a su tiempo y manera.
Tan humilde y modesto como antes de su ungimiento, el pastorcillo regresó a las colinas, para
vigilar y cuidar sus rebaños tan cariñosamente como antes. Pero con nueva inspiración componía
sus melodías, y tocaba el arpa. Ante él se extendía un panorama de belleza rica y variada. Las
vides, con sus racimos, brillaban al sol. Los árboles del bosque, con su verde follaje, se mecían con
la brisa. Veía al sol, que inundaba los cielos de luz, saliendo como un novio de su aposento, y
regocijándose como hombre fuerte que va a correr una carrera. Allí estaban las atrevidas cumbres
de los cerros que se elevaban hacia el firmamento; en la lejanía se destacaban las peñas estériles
de la montaña amurallada de Moab; y sobre todo se extendía el azul suave de la bóveda celestial.
Y más allá estaba Dios. Él no podía verle, pero sus obras rebosaban alabanzas. La luz del día, al
dorar el bosque y la montaña, el prado y el arroyo, elevaba a la mente y la inducía a contemplar al
Padre de las luces, Autor de todo don bueno y perfecto. Las revelaciones diarias del carácter y la
majestad de su Creador henchían el corazón del joven poeta de adoración y regocijo.
En la contemplación de Dios y de sus obras, las facultades de la mente y del corazón de David se
desarrollaban y fortalecían para la obra de su vida ulterior. Diariamente iba participando en una
comunión más íntima con Dios. Su mente penetraba constantemente en nuevas profundidades en
busca de temas que le inspirasen cantos y arrancasen música a su arpa. La rica melodía de su voz
difundida a los cuatro vientos repercutía en las colinas como si fuera en respuesta a los cantos de
regocijo de los ángeles en el cielo.
¿Quién puede medir los resultados de aquellos años de labor y peregrinaje entre las colinas
solitarias? La comunión con la naturaleza y con Dios, el cuidado diligente de sus rebaños, los
peligros y libramientos, los dolores y regocijos de su humilde suerte, no sólo habían de moldear el
carácter de David e influir en su vida futura, sino que también por medio de los salmos del dulce
cantor de Israel, en todas las edades venideras, habrían de comunicar amor y fe al corazón de los
hijos de Dios, acercándolos al corazón siempre amoroso de Aquel en quien viven todas sus
criaturas.
David, en la belleza y el vigor de su juventud, se preparaba para ocupar una elevada posición entre
los más nobles de la tierra. Empleaba sus talentos, como dones preciosos de Dios, para alabar la
gloria del divino Dador.
Las oportunidades que tenía de entregarse a la contemplación y la meditación sirvieron para
enriquecerse con aquella sabiduría y piedad que hicieron de él el amado de Dios y de los ángeles.
Mientras contemplaba las perfecciones de su Creador, se revelaban a su alma concepciones más
claras de Dios. Temas que antes le eran obscuros, se aclaraban para él con luz meridiana, se
allanaban las dificultades, se armonizaban las perplejidades, y cada nuevo rayo de luz le arrancaba
nuevos arrobamientos e himnos más dulces de devoción, para gloria de Dios y del Redentor. El
amor que le inspiraba, los dolores que le oprimían, los triunfos que le acompañaban, eran temas
para su pensamiento activo; y cuando contemplaba el amor de Dios en todas las providencias de
su vida, el corazón le latía con adoración y gratitud más fervientes, su voz resonaba en una
melodía más rica y más dulce; su arpa era arrebatada con un gozo más exaltado; y el pastorcillo
procedía de fuerza en fuerza, de sabiduría en sabiduría; pues el Espíritu del Señor le acompañaba.
c. Elías
Entre las montañas de Galaad, al oriente del Jordán, moraba en los días de Acab un hombre de fe
y oración cuyo ministerio intrépido estaba destinado a detener la rápida extensión de la apostasía
en Israel. Alejado de toda ciudad de renombre y sin ocupar un puesto elevado en la vida, Elías el
tisbita inició sin embargo su misión confiando en el propósito que Dios tenía de preparar el camino
delante de él y darle abundante éxito. La palabra de fe y de poder estaba en sus labios, y
consagraba toda su vida a la obra de reforma. La suya era la voz de quien clama en el desierto
para reprender el pecado y rechazar la marea del mal. Y aunque se presentó al pueblo para
reprender el pecado, su mensaje ofrecía el bálsamo de Galaad a las almas enfermas de pecado
que deseaban ser sanadas.
Mientras Elías veía a Israel hundirse cada vez más en la idolatría, su alma se angustiaba y se
despertó su indignación. Dios había hecho grandes cosas para su pueblo. Lo había libertado de la
esclavitud y le había dado "las tierras de las gentes; . . . para que guardasen sus estatutos, y
observasen sus leyes." (Sal. 105: 44, 45.) Pero los designios benéficos de Jehová habían quedado
casi olvidados. La incredulidad iba separando rápidamente a la nación escogida de la Fuente de su
fortaleza. Mientras consideraba esta apostasía desde su retiro en las montañas, Elías se sentía
abrumado de pesar. Con angustia en el alma rogaba a Dios que detuviese en su impía carrera al
pueblo una vez favorecido, que le enviase castigos si era necesario, para inducirlo a ver lo que
realmente significaba su separación del Cielo.
Anhelaba verlo inducido al arrepentimiento antes de llegar en su mal proceder al punto de provocar
tanto al Señor que lo destruyese por completo.
La oración de Elías fue contestada. Las súplicas, reprensiones y amonestaciones que habían sido
repetidas a menudo no habían inducido a Israel a arrepentirse.
Había llegado el momento en que Dios debía hablarle por medio de los castigos. Por cuanto los
adoradores de Baal aseveraban que los tesoros del cielo, el rocío y la lluvia, no provenían de
Jehová, sino de las fuerzas que regían la naturaleza, y que la tierra era enriquecida y hecha
abundantemente fructífera mediante la energía creadora del sol, la maldición de Dios iba a
descansar gravosamente sobre la tierra contaminada. Se iba a demostrar a las tribus apóstatas de
Israel cuán insensato era confiar en el poder de Baal para obtener bendiciones temporales.
Hasta que dichas tribus se volviesen a Dios arrepentidas y le reconociesen como fuente de toda
bendición, no descendería rocío ni lluvia sobre la tierra.
Elías desapareció tan abruptamente como se había presentado, sin aguardar para ver el efecto de
su mensaje. Y el Señor fue delante de él, allanándole el camino. Se le ordenó al profeta: "Apártate
de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Cherith, que está delante del Jordán; y
beberás del arroyo; y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer."
Por un tiempo Elías permaneció escondido en las montañas donde corría el arroyo Cherit. Durante
muchos meses se le proveyó milagrosamente de alimento. Más tarde, cuando, debido a la
prolongada sequía, se secó el arroyo, Dios ordenó a su siervo que hallase refugio en una tierra
pagana. Le dijo: "Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y allí morarás: he aquí yo he mandado allí a
una mujer viuda que te sustente."
Elías siguió obedeciendo a Dios y experimentado su poder a través de la naturaleza, luego de su
estadía con la viuda en donde con la ayuda de Dios resucitó a su hijo enfermo, Elías se enfrentó a
los profetas de Baal y vio como cayó fuego del cielo para consumir el holocausto preparado al Dios
vivo.
El profeta Elías caminó de la mano de Dios y fue llevado al cielo en un carro de fuego, dejando
todo su poder y conocimiento en manos de Eliseo.
d. Juan el Bautista
El Espíritu Santo descendió sobre Zacarías, y en estas hermosas palabras profetizó la misión de su
hijo: "¡Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, pues irás ante la faz del Señor, para preparar
sus caminos; dando conocimiento de salvación a su pueblo, en la remisión de sus pecados; a
causa de las entrañas de misericordia de nuestro Dios, en las que nos visitará el Sol naciente,
descendiendo de las alturas, para dar luz a los que están sentados en tinieblas y en sombra de
muerte; para dirigir nuestros pies en el camino de la paz."
"Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu: y estuvo en los desiertos hasta el día que se mostró a
Israel." Antes que naciera Juan, el ángel había dicho: "Será grande delante de Dios. Y no beberá
vino ni sidra; y será lleno del Espíritu Santo." Dios había llamado al hijo de Zacarías a una gran
obra, la mayor que hubiera sido confiada alguna vez a los hombres. A fin de ejecutar esta obra, el
Señor debía obrar con él. Y el Espíritu de Dios estaría con él si prestaba atención a las
instrucciones del ángel.
Juan había de salir como mensajero de Jehová, para comunicar a los hombres la luz de Dios.
Debía dar una nueva dirección a sus pensamientos. Debía hacerles sentir la santidad de los
requerimientos de Dios, y su necesidad de la perfecta justicia divina. Un mensajero tal debía ser
santo. Debía ser templo del Espíritu de Dios. A fin de cumplir su misión, debía tener una
constitución física sana, y fuerza mental y espiritual. Por lo tanto, le sería necesario dominar sus
apetitos y pasiones. Debía poder dominar todas sus facultades, para poder permanecer entre los
hombres tan inconmovible frente a las circunstancias que le rodeasen como las rocas y montañas
del desierto.
En el orden natural de las cosas, el hijo de Zacarías habría sido educado para el sacerdocio. Pero
la educación de las escuelas rabínicas le habría arruinado para su obra
Dios no le envió a los maestros de teología para que aprendiese a interpretar las Escrituras. Le
llamó al desierto, para que aprendiese de la naturaleza, y del Dios de la naturaleza.
Fue en una región solitaria donde halló hogar, en medio de las colinas áridas, de los desfiladeros
salvajes y las cuevas rocosas. Pero él mismo quiso dejar a un lado los goces y lujos de la vida y
prefirió la severa disciplina del desierto. Allí lo que le rodeaba era favorable a la adquisición de
sencillez y abnegación. No siendo interrumpido por los clamores del mundo, podía estudiar las
lecciones de la naturaleza, de la revelación y de la
Providencia. Las palabras del ángel a Zacarías habían sido repetidas con frecuencia a Juan por
sus padres temerosos de Dios. Desde la niñez, se le había recordado su misión, y él había
aceptado el cometido sagrado. Para él la soledad del desierto era una manera bienvenida de
escapar de la sociedad en la cual las sospechas, la incredulidad y la impureza lo compenetraban
casi todo. Desconfiaba de su propia fuerza para resistir la tentación, y huía del constante contacto
con el pecado, a fin de no perder el sentido de su excesiva pecaminosidad.
Dedicado a Dios como nazareno desde su nacimiento, hizo él mismo voto de consagrar su vida a
Dios. Su ropa era la de los antiguos profetas: un manto de pelo de camello, ceñido a sus lomos por
un cinturón de cuero. Comía "langostas y miel silvestre," que hallaba en el desierto; y bebía del
agua pura de las colinas. Pero Juan no pasaba la vida en ociosidad, ni en lobreguez ascética o
aislamiento egoísta. De vez en cuando, salía a mezclarse con los hombres; y siempre observaba
con interés lo que sucedía en el mundo. Desde su tranquilo retiro, vigilaba el desarrollo de los
sucesos. Con visión iluminada por el Espíritu divino, estudiaba los caracteres humanos para poder
saber cómo alcanzar los corazones con el mensaje del cielo. Sentía el peso de su misión. En la
soledad, por la meditación y la oración, trataba de fortalecer su alma para la carrera que le
esperaba.
Aun cuando residía en el desierto, no se veía libre de tentación. En cuanto le era posible, cerraba
todas las avenidas por las cuales Satanás podría entrar; y sin embargo, era asaltado por el
tentador. Pero sus percepciones espirituales eran claras; había desarrollado fuerza de carácter y
decisión, y gracias a la ayuda del Espíritu Santo, podía reconocer los ataques de Satanás y resistir
su poder.
Juan hallaba en el desierto su escuela y su santuario. Como Moisés entre las montañas de Madián,
se veía cercado por la presencia de Dios, y por las evidencias de su poder. No le tocaba morar,
como al gran jefe de Israel, entre la solemne majestad de las soledades montañosas; pero delante
de él estaban las alturas de Moab al otro lado del Jordán, hablándole de Aquel que había asentado
firmemente las montañas y las había rodeado de fortaleza.
El aspecto lóbrego y terrible de la naturaleza del desierto donde moraba, representaba vívidamente
la condición de Israel. La fructífera viña del Señor había llegado a ser un desierto desolado. Pero
sobre el desierto, los cielos se inclinaban brillantes y hermosos. Las obscuras nubes formadas por
la tempestad, estaban cruzadas por el arco iris de la promesa. Así también, por encima de la
degradación de Israel resplandecía la prometida gloria del reinado del Mesías. Las nubes de ira
estaban cruzadas por el arco iris de su pactada misericordia.
Juan no comprendía plenamente la naturaleza del reino del Mesías. Esperaba que Israel fuese
librado de sus enemigos nacionales; pero el gran objeto de su esperanza era la venida de un Rey
de justicia y el establecimiento de Israel como nación santa.
e. Jesús
El niño Jesús no recibió instrucción en las escuelas de las sinagogas. Su madre fue su primera
maestra humana. De labios de ella y de los rollos de los profetas, aprendió las cosas celestiales.
Las mismas palabras que él había hablado a Israel por medio de Moisés, le fueron enseñadas
sobre las rodillas de su madre. Y al pasar de la niñez a la adolescencia, no frecuentó las escuelas
de los rabinos. No necesitaba la instrucción que podía obtenerse de tales fuentes, porque Dios era
su instructor. La pregunta hecha durante el ministerio del Salvador "¿Cómo sabe éste letras, no
habiendo aprendido?" (Juan 7: 15) no indica que Jesús no sabía leer, sino meramente que no
había recibido una educación rabínica. Puesto que él adquirió saber como nosotros podemos
adquirirlo, su conocimiento íntimo de las Escrituras nos demuestra cuán diligentemente dedicó sus
primeros años al estudio de la Palabra de Dios. Delante de él se extendía la gran biblioteca de las
obras de Dios. El que había hecho todas las cosas, estudió las lecciones que su propia mano había
escrito en la tierra, el mar y el cielo.
Apartado de los caminos profanos del mundo, adquiría conocimiento científico de la naturaleza.
Estudiaba la vida de las plantas, los animales y los hombres. Desde sus más tiernos años, fue
dominado por un propósito: vivió para beneficiar a otros. Para ello, hallaba recursos en la
naturaleza; al estudiar la vida de las plantas y de los animales concebía nuevas ideas de los
medios y modos de realizarlo. Continuamente trataba de sacar de las cosas que veía ilustraciones
con las cuales presentar los vivos oráculos de Dios. Las parábolas mediante las cuales, durante su
ministerio, le gustaba enseñar sus lecciones de verdad, demuestran cuán abierto estaba su espíritu
a la influencia de la naturaleza, y cómo había obtenido enseñanzas espirituales de las cosas que le
rodeaban en la vida diaria.
Así se revelaba a Jesús el significado de la Palabra y las obras de Dios, mientras trataba de
comprender la razón de las cosas que veía. Le acompañaban los seres celestiales, y se gozaba
cultivando santos pensamientos y comuniones. Desde el primer destello de la inteligencia, estuvo
constantemente creciendo en gracia espiritual y conocimiento de la verdad.
Todo niño puede aprender como Jesús. Mientras tratemos de familiarizarnos con nuestro Padre
celestial mediante su Palabra, los ángeles se nos acercarán, nuestro intelecto se fortalecerá,
nuestro carácter se elevará y refinará. Llegaremos a ser más semejantes a nuestro Salvador. Y
mientras contemplemos la hermosura y grandiosidad de la naturaleza, nuestros afectos se
elevarán a Dios. Mientras el espíritu se prosterna asombrado, el alma se vigoriza poniéndose en
contacto con el ser infinito mediante sus obras. La comunión con Dios por medio de la oración
desarrolla las facultades mentales y morales, y las espirituales se fortalecen mientras cultivamos
pensamientos relativos a las cosas espirituales.
7. Saber qué informaciones necesarias sobre la naturaleza se deben brindar a un grupo de jóvenes
en los siguientes temas:
a. Seguridad de Campamentos
 Llevar siempre el botiquín de primeros auxilios al ir de campamento y saber cómo utilizarlo.
 Ayudarse mutuamente. Nunca es bueno ir de campamento solo, pues en caso de quedar
inmóvil por una fractura en una pierna o por una caída donde se quede atrapado, el
compañero puede ir a buscar ayuda.
 Asegurarse de que alguien conozca el lugar donde se planea acampar.
 Que el terreno este ligeramente inclinado a fin de favorecer la salida del agua en caso que
llueva.
 Tener cuidado al explorar y llevar siempre un mapa, una brújula y recordar las marcas en el
terreno.
 Llevar pitos consigo para utilizarlos en caso de perderse o de tener algún problema, ya que
pueden ser escuchados a mayor distancia que la voz.
 Tener cuidado al cortar madera o hacer fogatas.
 Nunca dejar la fogata del campamento sin vigilancia.
 Que el terreno este alejado de pantanos para evitar los mosquitos.
 Usar camisas con mangas largas y pantalones largos para evitar las picaduras de garrapatas o
de otros insectos. En clima frío, se deben usar varias capas de prendas de vestir livianas,
además de sombrero o gorro, botas y guantes. En clima soleado, se deben usar gorras,
protector solar, lentes.
 Llevar un suministro de agua limpia para beber y tomarla, debido a que las personas pueden
deshidratarse con rapidez en condiciones ambientales calientes, secas o con viento. La
deshidratación puede conducir a otras complicaciones graves.
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No se debe beber agua de lagos o quebradas.
Evitar las bebidas alcohólicas, ya que tienden a causar deshidratación.
No provocar, tocar ni acercarse a animales salvajes.
¡Nunca alimente a la vida salvaje!
No comer frutos ni plantas en el bosque.
No sobre esforzarse al salir de excursión.
Que hay protección contra vientos y q haya protección y sombra de árboles.
No acampar bajo riscos o pendientes para evitar los derrumbes.
Antes de abandonar el lugar del campamento para regresar al hogar, hay que asegurarse de
haber apagado todas las fogatas y de que las cenizas estén frías. Una brasa que quede
encendida en lo que parece una fogata apagada es suficiente para iniciar un incendio de
grandes proporciones.
b. Seguridad contra incendios
 Tener un extinguidor o como mínimo un balde con agua a dos metros del fuego.
 Limpiar el terreno antes para detectar elementos que causen un accidente como son: vidrios,
elementos inflamables, químicos, etc.
 Delimitar la zona de fogata para que no se extienda y evitar accidentes se debe hacer barras
de contención como son: círculos de zanjas, piedras, troncos verdes y un tabú para mantener
una distancia entre la fogata y el público.
c. Saneamiento
La higiene es importante en el campamento, tanto para mantener la moral en caso de larga
permanencia como por motivos obvios de salud y respeto a la naturaleza. Además limpiar el
campamento, el equipo y a nosotros mismos es una forma útil de emplear el tiempo y evitar el
aburrimiento, especialmente hoy en día en que mucha gente no sabe qué hacer si no está
enchufada a una maquinita electrónica de cualquier tipo.
a) Limpieza.
El campamento debe estar limpio. Esto incluye varios aspectos. El primero y más obvio es el no
dejar restos dentro del campamento. Igual que no se nos ocurre tirar huesos al salón de casa,
orinar en los jarrones y demás debemos mantener limpia nuestra “casa” temporal en el campo y
por los mismos motivos. Además debemos prever una zona donde lavarnos nosotros y nuestros
enseres, especialmente los de cocina) sin contaminar el agua de la que vayamos a abastecernos.
Si tenemos cerca una fuente o nacimiento esto no es difícil, pero si el agua sale de una charca,
poza o similar el agua de lavado debe sacarse y llevarse a cierta distancia de forma que, en el caso
hipotético de que vuelva a par al acuífero lo haga bien filtrada por el suelo.
b) Basura, heces y orina.
Es importantísimo, sobre todo si vamos a permanecer un período de varios días en la zona,
establecer una zona de “evacuación o depósito” de residuos orgánicos e inorgánicos. Hoy día la
mayor parte de nuestros alimento llevan envases difíciles de eliminar, es por tanto imperativo que
busquemos la forma de almacenar estos restos de forma que a la hora de marcharnos sea cómodo
recogerlos y llevarlos hasta el contenedor más próximo. Actualmente existen cubos plásticos
baratos, ligeros y resistentes para este menester que pueden cerrarse para alejar de su contenido
a los animales. Estos envases no suelen pesar demasiado individualmente pero varias personas
comiendo varios días pueden generar una cantidad de residuos importante. Si podemos vaciar los
restos en un contenedor cercano deberíamos hacerlo, aunque nos suponga perder un tiempo de
campo.
Heces y orina son otro cantar. Poca gente habrá dispuesta a “envasar” esto y llevar esa “carga”
hasta un lugar donde deshacerse de ella. Sin embargo al ser residuos orgánicos no
contaminaremos más que cualquier otro animal. Por tanto es lícito deshacernos de ellos
simplemente “soltándolos” en el campo, pero no en cualquier lugar. Hemos de establecer un lugar
al efecto, una letrina. Esta se situará a una distancia prudencial del campamento (al menos 100 o
200 metros) y en un lugar donde el viento no lleve olores al campamento. No estará de más cavar
un pozo negro si se prevé mucho uso, que deberemos señalizar claramente durante su uso y
enterrar adecuadamente tras él. Si no pues cada uno que cave su agujero, lo use y lo tape luego.
Eso sí cuidado porque nos puede pasar que al ir a cavar el nuestro pinchemos “en blando” sobre el
agujero de un compañero anterior con los efectos imaginables. Por supuesto, la orina no es tan
problemática como las heces, y en el peor de los casos o si somos un poco extremistas de la
ecología bolsitas zip y a la mochila...
c) Alimentos.
Los alimentos en el campo deben llevarse previendo su conservación acorde con el tiempo de
acampada. Actualmente tenemos multitud de opciones (alimentos deshidratados, enlatados,
envasados al vacío, etc) que tienen varias ventajas como son, el no desprender olores que atraigan
animales, el no ensuciar la mochila, el aumentar los tiempos de conservación, etc. Pero incluso así
una vez plantemos el campamento es útil habilitar un espacio en el que almacenar el alimento. En
el mejor de los casos esto nos permite liberar espacio en las tiendas para el resto de nuestro
equipo, y en el peor, en caso de que algún envase se rompa o abra evitaremos acabar con una
tienda empapada de aceite o almíbar por ejemplo cosa además de sucia e incómoda, que puede
atraer a los animales (y si huele a dulce hay animales casi imparables como el oso... o las
hormigas). Si podemos fabricar una fresquera además podremos disfrutar de alimentos frescos
como frutas durante unos días, incluso hacer más agradables nuestras bebidas (refrescos o
cervezas por ejemplo) enlatadas. Incluso ciertos medicamentos que pueda necesitar algún
campista se conservarán mejor. El problema de la fresquera es que generalmente las que
podemos improvisar funcionarán por evaporación o inmersión, y la humedad en general no se lleva
bien con ciertos alimentos. En el caso de alimentos que haya que mantener en seco, los envases
herméticos son de utilidad y fácil acceso. Un simple baúl de plástico para mantas se transforma en
un excelente almacén. Incluso si lo enterramos parcialmente en una zona sombreada mantendrá
frescos esos alimentos y a oscuras (y la luz también suele ser enemiga de la conservación de la
comida) Por supuesto en este caso hemos de asegurarnos de que el cierre sea lo más hermético
posible y que no se desprendan olores atractivos para la fauna local.
d. Reglas de seguridad para natación
 Conocer la zona de baño: Su profundidad, la temperatura del agua, las corrientes, oleajes,
remolinos, etc.
 No bañarse solo: Aunque sea un buen nadador puede que surjan imprevistos o problemas en
el agua si está acompañado siempre puede recibir ayuda, en las playas se debe nadar a lo
ancho de las mismas y nunca hacia el interior.
 Mojarse antes de entrar al agua: El cuerpo debe acostumbrarse progresivamente a la
temperatura del agua, si siente mucho frío es mejor que salga lo antes posible.
 Respetar las horas de digestión: Evite comida copiosas antes de nadar, métase en el agua
pasadas 2-3 horas desde la última comida especialmente si esta está muy fría o si va a
realizar un ejercicio intenso.
 Vigilar de cerca de los niños pequeños: No conocen el peligro y además hace falta muy poca
agua para que se ahoguen, una zona que para nosotros nos parece segura, para ellos puede
ser muy peligrosa.
 Si hay alguien en peligro, pedir ayuda: Avise al socorrista o al salvavidas, si no hay nadie
mejor preparado que usted no realice el rescate sin pensar, analice los medios y sus
posibilidades antes de actuar, en muchas ocasiones una situación de peligro termina en dos
ahogados (el accidentado y el rescatador desesperado sin información ni conocimientos
adecuados).
 Si usted es el que está en peligro conserve la calma: Pida ayuda rápidamente, si está relajado
es más fácil flotar.
e. Reglas de conducta
 Circula siempre por senderos demarcados.
 Procura hacer poco ruido cuando camines en grupos, así evitas molestar a la fauna del lugar.
 No encienda fuegos fuera de lugares designados.
 Respete y cuide las fuentes de aguas y ríos.
 El campamento es un lugar de encuentro, intercambio y amistad. Respete a sus compañeros
para que esto no cambie.
 Se debe presentar respeto mutuo entre los acampantes.
 El excursionista, debe procurar la armonía entre él, la naturaleza y sus compañeros.
 El excursionista debe procurar no ocupar vehículos de motor.
f.
Observancia adecuada del Sábado
**La forma de observar el sábado se detalla en el requisito n°4 de esta especialidad.
8. Hacer una lista de por lo menos seis maneras de mantener y embellecer la naturaleza para que
otros también puedan disfrutarlas.
La mayoría de nosotros estamos preocupados por el deterioro del planeta y las consecuencias de los
abusos que hacemos de los recursos naturales. Gran parte de la gente piensa que no hay nada que
pueda hacer o que los problemas son tan grandes que se escapan de sus manos. Esto no es verdad,
todos podemos colaborar para salvar el planeta.
 Reciclando: En casa y escuela tener separada la basura de vidrio, papel, plástico entre otros para
así ser reutilizada y no contaminar tanto el medio ambiente.
 Conservar el agua: Tratando de ahorrar agua cuando se baña, se lava, se riega plantas, se lava el
auto ya que en el mundo hay muy poca agua, y tratando de no contaminarla con químicos y basura
los ríos lagos y mares.
 Cuida los bosques: no botando basura, no quemando basura, no tirar desechos tóxicos, no
cortando los árboles.
 Plantar árboles en tu escuela, iglesia o casa para refrescar el paisaje.
 Recogiendo la basura que encuentres y no botando más basura en los senderos y/o bosques
donde vayan de excursión.
 Conservando el ambiente tranquilo de los animales, ya que ellos tienen sistemas nerviosos muy
sensibles, mucho ruido en su hábitat les provoca enfermedades.
9. Conocer por lo menos diez cualidades de un buen líder JA.
"Los jóvenes cristianos necesitan más que una atención casual, más que una palabra de aliento
ocasional. Necesitan una labor esmerada, cuidadosa, acompañada de oración. Únicamente aquel cuyo
corazón está lleno de amor y simpatía podrá alcanzar a aquellos jóvenes que son aparentemente
descuidados e indiferentes" Obreros Evangélicos, Pág. 220.
a. Llevar a los jóvenes a Cristo y confirmarlos en el mensaje.
b. Los jóvenes son inexpertos ante las trampas del enemigo, y por lo tanto, toca a los líderes de la
iglesia ayudarlos a descubrir y escapar de esas trampas. Cuando los jóvenes llegan a la Iglesia no
quiere decir que ya están establecidos en la fe. Al líder le toca ayudarlos a entender todo lo
relacionado con la fe y el poder "dar razón de su fe".
c. Despertar el interés de los jóvenes en los asuntos de la Iglesia.
d. Hacerlos participar en la administración de la Iglesia y escuchar sus opiniones. Muchos talentos se
pierden porque no son aprovechados. Es deber del líder despertar el interés en los asuntos de la
iglesia para que dejen de ser miembros pasivos y se conviertan en miembros activos.
e. Proveer a los jóvenes oportunidades de una vida cristiana amplia.
f.
Es deber del líder cristiano enseñar a los jóvenes a practicar un cristianismo gozoso, a no sentirse
avergonzado de sus creencias y a tener la certeza del perdón divino. Hay que enseñarles a gozar
de la vida cristiana aquí y ahora. Por lo general, los jóvenes se preocupan poco del mañana, por lo
tanto debemos ayudarles a encontrar el gozo de Cristo hoy.
g. Conocer a Cristo como su Salvador personal. Si el líder quiere dirigir a los jóvenes para que
aprendan a amar y conocer a Dios, él mismo debe ser un estudiante aplicado de la Palabra y
disfrutar una vida rica en oraciones y devoción.
h. Tener comprensión, simpatía y amor por la juventud. El líder debe estar dispuesto a entender los
problemas, puntos de vista, necesidades, conflictos y aspiraciones de los jóvenes.
i. Tener madurez espiritual y emocional. El líder debe ir delante de los jóvenes, pero no tal lejos que
ellos no puedan seguirlo. Debe ser capaz de poder guiarlos. Junto con la madures del adulto, el
líder debe tener una personalidad agradable y placentera, un buen sentido del humor, aspiraciones
correctas, dominio propio y estabilidad, honestidad y buen juicio, sentido del orden y capacidad
para organizar. Para dirigir a la juventud de la Iglesia y obtener una madurez cristiana, el líder
cristiano debe ser sensible y equilibrado emocionalmente.
j. Tener tiempo suficiente y capacidad para el trabajo. Dirigir a los jóvenes requiere tiempo. Es bueno
que el líder de jóvenes no tenga otras responsabilidades en la Iglesia para que pueda dedicar todo
su tiempo a la juventud. En el trabajo a favor de los jóvenes es un requisito básico sacrificar
intereses personales para su beneficio.
k. Tener habilidad para hacer amigos y aconsejar a los jóvenes. El líder debe preocuparse por los
jóvenes y sus necesidades. Ayudar a la juventud significa más que simplemente comprenderla y
amarla. Es tener la habilidad de ayudarlos a resolver sus problemas, a encontrar sus propias
soluciones y aprender a escucharlos.
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