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Tavilla, Pablo - El Centro y la Periferia y el estructuralismo de CEPAL

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Ficha: El Centro y la Periferia y el estructuralismo de CEPAL
Formaciones centrales y periféricas en el capitalismo, Estructuras
productivas heterogéneas y desarrollo como cambio estructural1.
Características del Centro y de la Periferia
Una primera aproximación a la idea de estructura productiva periférica remite a la
existencia de formaciones con insuficiencias y carencias de un sistema industrial y de
actividades complejas tecnológicamente, por lo cual se asocian a una inserción subordinada
en la división internacional del trabajo y en el orden político mundial. Ya sabemos que el
sistema industrial es el soporte material que ha permitido históricamente al capital orientar
el desarrollo de las fuerzas productivas mediante el proceso de reproducción ampliada
(acumulación) en los países que han logrado mayor nivel de desarrollo y de nivel material
de vida.
Una buena caracterización la encontramos en Burachik, G. (2016):
Los países desarrollados son los que se industrializaron durante el siglo XIX; tienen elevada
productividad laboral e ingresos per cápita, lideran el proceso de cambio tecnológico y por
lo tanto acaparan la mayor parte del comercio internacional de productos industriales
complejos. Constituyen el núcleo de la acumulación de capital a escala global y son por lo
tanto la principal fuente (actualmente, también el principal destino) de inversión y crédito
internacional. Esta supremacía económica les confiere también capacidad de dominación
política y militar (y viceversa).
Los países periféricos son aquellos que experimentaron una industrialización parcial,
distorsionada y tardía y en los que la acumulación depende de la tecnología, el capital y los
mercados de los países desarrollados. La dominación social de la burguesía en las sociedades
periféricas refleja el carácter dependiente que allí adquiere el capitalismo; el empresariado
local comparte la apropiación del producto del trabajo local con el capital extranjero.
Otra caracterización de las estructuras productivas periféricas y centrales es la que surge de
Martínez Peinado y Vidal Villa (1995), diferenciando un modelo de desarrollo autocentrado,
caracterizado por su carácter autónomo, articulado e integrador del desarrollo capitalista;
del otro modelo de desarrollo extravertido, a partir de un modelo de crecmiento inducido,
desarticulado, dependiente, generador de una estructura productiva no integrada en la
formación social periférica.
1 Ficha
preparada para la asignatura Estructura Económica Argentina y Mundial, DEyA, UNM, profesor titular Pablo Tavilla,
con la colaboración de los estudiantes Samantha Barbolla y Tomás Mateo López.
1
El Centro (modelo de acumulación autocentrado)
Autónomo: su desarrollo capitalista ha sido autónomo, desde su origen como Estado
nación, es decir, se trata de países que tuvieron un desarrollo propio, endógenamente
impulsado, y no por imposición exterior. Una estructura económica configurada en torno a
las clases sociales típicas del capitalismo (burguesía y proletariado). Son países de Europa
Occidental, EEUU, Canadá, Japón, Australia y Nueva Zelanda.
Articulación sectorial: Formación de un mercado interior que expresa la articulación
sectorial de los sectores productivos, que resulta en un tejido industrial en que la matriz
input-output de relaciones industriales aparece “llena”. El progreso tecnológico se difunde
alcanzando a todas las actividades productivas (homogeneidad de productividades). Esa
fuerte articulación entre sectores productivos permite un alto grado de diversificación
productiva.
Expansión exterior: desde el centro se articula la dinámica del sistema capitalista mundial,
a partir de las fuerzas que empujan a estas formaciones centrales a la expansión exterior.
Desarrollo socioeconómico: esta dinámica del capitalismo autocentrado ha llevado al
desarrollo: progreso (industrialización y tercerización moderna), alto nivel de vida
(disponibilidad de bienes de consumo y servicios personales y públicos) y regulación estatal
interna controlada (y estados de bienestar).
La periferia (modelo extravertido)
Modelo periférico de acumulación: Capitalismo inducido, extraversión, especialización,
desarticulación y dependencia.
Inducido: el desarrollo capitalista tuvo un origen externo violento, impuesto, no espontáneo
ni fruto del propio desarrollo histórico. No hubo actores sociales (burguesía) que
implantaran el capitalismo, sino, en el mejor de los casos, actores asociados a los intereses
extranjeros que implantaron el capitalismo.
Especialización: a partir de la expansión del capital desde los países centrales en busca de
materias primas minerales, explotación agrícola-ganadera, etc., crearon colonias y
destruyeron bases económicas anteriores no capitalistas generando estructuras
productivas especializadas: regímenes exportadores en base a sistemas de plantación de
café, azúcar, caco, caucho, cereales, etc. y exportadoras de minerales como cobre, plomo,
cinc, estaño, plata, oro, fosfatos y petróleo, etc.
2
Extraversión: sus principales sectores productivos están orientados hacia los mercados
exteriores, mayoritariamente al mercado de productos primarios o con baja elaboración
(manufacturas de origen agrícola ganadero o minero). En varios casos en situaciones de
monocultivo o próximas a ellas, con estructuras productivas simplificadas o poco complejas,
los países periféricos son incapaces de autoabastecerse de productos y son, en
consecuencia, muy dependientes de importaciones.
Desarticulación sectorial: reflejo de la especialización y extraversión, hay ausencia o escasez
de producción en numerosos sectores productivos. Diversos tipos de desarticulaciones:
entre sector I y II (medios de producción y de consumo), entre agricultura e industria, dentro
de la industria entre proveedores de materias primas e insumos y sectores de producción
final. También desarticulación territorial. Heterogeneidad en los mercados de trabajo
(sector informal y formal, etc.).
Desintegración: efecto de la anterior, es decir, escasa complementariedad de las
actividades productivas nacionales. Con actividades económicas que no dependen de su
propio mercado interno sino del internacional. Con sectores “modernos” eficientes que son
más bien una parte o apéndice de la economía mundial en el territorio nacional periférico.
Un ejemplo actual es el caso de una industria automotriz, en países periféricos más
avanzados como Argentina, con pocos eslabonamientos hacia adelante (rutas, servicios
mecánicos, etc.) y, sobre todo hacia atrás (plástico, neumáticos, autopartes, etc.),
armadurías.
Dependencia: debilidad en cuanto al control nacional de los motores del desarrollo, débil
poder de decisión autónoma. Concepto que se desarrolla más adelante.
3
Estructuralismo de la CEPAL
Lo que sigue es la presentación del “estructuralismo latinoamericano”, corriente relevante
que desde sus orígenes planteó la problemática de las economías centrales y periféricas y
el estudio de estas últimas como caracterizadas por su heterogeneidad estructural
(coexistencia de sectores de alta productividad y de baja productividad, agro o enclave
minero e industria, exportador y mercado interno) y su fuerte especialización en la
producción y exportación de productos primarios (materias primas, alimentos sin o con
poca elaboración).
La aplicación del estructuralismo como enfoque2, es decir una idea de “estructura
económica” que refiere a la configuración sectorial y de ramas productivas (y de empleo)
de una formación social, va a ser tomada y desarrollada por esta perspectiva que concibe
la superación del subdesarrollo (el desarrollo) como cambio estructural, como
diversificación productiva, es decir, salir de la fuerte especialización ligada a producción
primaría; superar la estructura concentrada o poco diversificada.
Lo valioso de esta tradición, al menos hasta la década del 80, fue relacionar el desarrollo
capitalista con la división internacional del trabajo (E. Crespo, 2017). El subdesarrollo era
explicable a partir de la relaciones con la economía mundial; básicamente en materia de
comercio (términos del intercambio, heterogeneidad estructural, restricción externa al
desarrollo).
Este concepto de “heterogeneidad estructural” no perdió vigencia. Un ejemplo al que es
aplicable es el caso del complejo sojero argentino, con su alta productividad e integración
mundial, y su relación (o no) con gran parte del resto del aparato productivo argentino.
La heterogeneidad de las estructuras productivas, algún sector de alta productividad,
moderno y dedicado a la exportación coexistiendo con sectores de menor productividad.
Hoy podíamos decir, complejo sojero y la incompleta base industrial de Pymes. Así, la
división en países centrales y periféricos y el rol clave otorgado al desarrollo tecnológico y
su difusión desigual por el mundo y en un país, constituyen los núcleos temáticos centrales
de esta perspectiva.
Economías como la Argentina que habían iniciado un proceso de industrialización vía un
proceso de sustitución de importaciones y resultaban en una estructura productiva con esa
caracterización de heterogénea, asociada a ciclos de tipo “stop and go” debido a
2
Una totalidad configurada como unidad estructurada en la que los elementos están interrelacionados y posicionados de
una forma estable y perdurable. Hay una coproducción de las partes y el todo. El estructuralismo toma como objeto de
investigación las relaciones recíprocas de las partes de un todo y no el estudio de las diferentes partes aisladamente.
4
recurrentes problemas de “restricción externa”, es decir en las cuentas externas,
básicamente en la balanza comercial pero más recientemente incluyendo otros
componentes (cuenta corriente: pago de intereses, remisión de utilidades; con creciente
importancia de los movimientos en la cuenta capital y financiera).
Desarrollismo de CEPAL, Raúl Prebisch y la crítica a ciertas ideas modernizadoras
Hacia fines de los años cuarenta del siglo pasado, en América Latina nacía una corriente de
pensamiento que cuestionaba la teoría neoclásica predominante en su interpretación del
comercio y del desarrollo económico de los países. Se la conoce con el nombre de
estructuralismo latinoamericano o escuela estructuralista del desarrollo. El hito inicial: la
publicación del Informe Económico de América Latina de 1949, publicado en 1950.
Fue encabezada por el economista argentino Raúl Prebisch (1901-1986)3, desde la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) creada en 1948 en el ámbito de las
Naciones Unidas, a instancias de EEUU y con el fin de difundir la visión positiva que se tenía
del desarrollo capitalista y sus beneficios en general, la cual iba a ser criticada al poco
tiempo en este nuevo ámbito ganaría independencia de criterio.
Se pueden citar destacados autores asociados a esta corriente tan productiva como son los
casos de Celso Furtado, Aníbal Pinto, Osvaldo Sunkel, José Medina Echavarría, Juan Noyola,
Octavio Rodríguez, Fernando Fajnzylberg, Gert Rosenthal, José Antonio Ocampo, Jorge Katz,
entre otros.
Las propuestas de estos intelectuales “cepalistas”, inspiraron el modelo a seguir por varios
de los gobiernos de la región sobre la base de los programas de desarrollo industrial y
medidas económicas que iban mucho más allá de las fuerzas del mercado, tratándose de
diagnósticos y propuestas que se habían separado e independizado de cierto pensamiento
“desarrollista” original de los países industrializados o centrales. Y, por supuesto, de la
ortodoxia marginalista y liberal, entonces muy devaluada.
De esta manera, se producía la crítica y ruptura respecto de los razonamientos como los
que luego sintetizaría Walter W. Rostow, según el cual todos los países evolucionarían
3
Participó del grupo fundador del Banco Central argentino en la década del ´30 (hegemonía conservadora), creó la CEPAL
que dirigió entre 1950 y 1963, fundó y dirigió luego a la UNCTAD (Conferencia Mundial sobre Comercio y Desarrollo).
Volvió a CEPAL y fundó el ILPES (Instituto Latinoamericano de Políticas económicas y Sociales) y la Revista de la CEPAL.
Figura controvertida en Argentina, a pedido de los golpistas del ´55 elaboró un conjunto de documentos muy polémicos y
no exentos de extrañeza en tanto implicaban análisis y recomendaciones que no diferían de las visiones y políticas
ortodoxas tradicionales que él mismo venía criticando a través de sus valiosas contribuciones de la época. Recordemos
que Prebisch recibió incluso duras críticas ortodoxas, quites de colaboración y hasta implícitas proscripciones y vetos por
parte de las usinas de pensamiento y de decisores políticos de varios países, incluyendo la desconfianza eterna de las
administraciones de EEUU (a excepción quizás de la de Kennedy).
5
(carácter lineal evolutivo) desde estadios subdesarrollados a estadios desarrollados. La
modernización a través del pasaje por distintas etapas.
Diferenciándose de planteos desarrollistas unilineales “a la Rostow”
Se trata de la crítica a la idea de un único modelo de etapas que finalmente conduciría a la
convergencia de todas las naciones en materia de desarrollo y estándares tecnológicos, de
niveles de productividad y de vida, en una dinámica de crecimiento autónoma de
intervenciones estatales y gracias a la libertad para el funcionamiento de los mecanismos
de mercado, incluyendo el mercado internacional de bienes y de capitales. También se
expresaba en términos de “cierre de brechas” de dominio de tecnologías, productividad y
desarrollo.
Según estas primeras teorías del desarrollo “evolucionistas” y “unidimensionales” que se
esbozaban en los ámbitos de pensamiento de los países centrales y que debía ser difundidas
en las nuevas agencias económicas regionales dependientes de Naciones Unidas4, el
subdesarrollo no constituye más que una etapa anterior respecto del desarrollo pleno. Este
último implica una situación accesible para todos los países que lograran crear las
condiciones adecuadas para ello.
Según W.W. Rostow, se trataba de disparar un proceso de modernización de estructuras
atrasadas, siendo que se daban situaciones transicionales de dualismo en las economías
subdesarrolladas, en tanto coexistían sectores “modernos” con sectores “atrasados”.
En este planteo que iba a criticar CEPAL, pesaba la influencia de la sociología weberiana
estadounidense: la explicación sobre la jerarquía de las economías nacionales y la capacidad
de progreso se basaba en el éxito de la difusión de ciertos valores modernos como requisito
previo, eje en las motivaciones y la cultura. Que se adquirieran estos valores de modernidad
era la clave para lograr luego el “take off” o despegue, las transformaciones económicas
que llevaban al estadio desarrollado como el alcanzado por EEUU. El corolario es el análisis
en términos de lo moderno y lo tradicional (Wallerstein, I., 2007).
La dicotomía “atraso o tradición versus modernización” constituyó todo un paradigma tal
como ilustran, por ejemplo, las contribuciones de un influyente y verdadero iniciador de la
sociología en Argentina como es Gino Germani.
Por el contrario, la escuela “cepaliana” emergente, luego conocida como estructuralista,
planteaba por primera vez una visión latinoamericana del proceso de desarrollo del
4 La
creación de estas agencias para el desarrollo dependientes del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas son
hijas del nuevo orden bajo hegemonía de EEUU, y se crean en Asia (Lejano Oriente y luego en el Cercano), Africa, América
Latina (CEPAL) y Europa.
6
capitalismo industrial y las problemáticas específicas del estadio de subdesarrollo: el foco
puesto en estructuras económicas a partir de la lógica histórica específica de configuración
de instituciones, actores y clases sociales derivadas de la expansión del capitalismo a nivel
planetario, en particular, del libre comercio.
Su legado nos remite a cuestiones sobre la heterogeneidad, diferencias de marcha y
coexistencia de sectores y áreas diferentes cualitativamente y no sólo en términos de
indicadores cuantitativos en nuestras economías nacionales: estructuras productivas
desequilibradas, desigualdad en la difusión del progreso tecnológico, mercados de trabajo
segmentados, sectores con fuertes diferencias de productividad, dualismo (“Belindia” como
Brasil), inclusión-exclusión.
Desde el punto de vista productivo, las economías periféricas son poco diversificadas y el
crecimiento económico impulsado por los componentes de la demanda trae aparejado el
aumento de importaciones (bienes de capital, insumos, bienes de consumo) a mayor ritmo
que el de las exportaciones.
La propuesta de CEPAL: desarrollo entendido como cambio estructural, es decir, diversificar
y complejizar la estructura productiva mediante la industrialización. Salir del esquema de
economía “simple” con sectores exportadores preponderantes, integrados a economía
mundial (“enclaves mineros” como casos extremos) y poco “derrame” de eslabonamientos
“hacia adelante” y “hacia atrás” al interior del espacio nacional.
Hay una fuerte gravitación del ciclo económico de los países del Centro, y se da una alta
elasticidad del ingreso (PIB) respecto de las importaciones y una baja elasticidad precio de
las exportaciones, que llevan a déficit comercial tendencial. La heterogeneidad estructural
con predominio de ramas primarias lleva a los problemas recurrentes de balanza comercial
Raúl Prebisch: los términos del intercambio y la reproducción de la heterogeneidad
El punto de partida específico de corriente estructuralista latinoamericana y sus análisis en
términos de Cetro y Periferia y de heterogeneidad estructural se asocia a las primeras obras
del economista argentino Raúl Prebisch. El citado artículo publicado en 1950 denominado
“El desarrollo económico de la América Latina y algunos de sus principales problemas”, tenía
como temática principal la crítica al tipo de inserción de América Latina en la economía
mundial, al lugar que ocupaba en ella.
En este documento, Prebisch presenta su clásica división del sistema económico mundial
en Centro y Periferia, dos zonas o regiones con distintos grados y calidades de desarrollo.
En lo central, caracterizadas por la diferencia en cuanto a la difusión del progreso técnico
en el mundo.
7
En palabras de Eduardo Crespo (2017): “Su mentor mas distinguido, Raúl Prebisch, no fue
profeta en su tierra. Denostado por igual por liberales y nacionalistas, sus ideas afuera
alcanzaron dimensión planetaria y acabaron traducidas en múltiples claves intelectuales,
desde el desarrollismo capitalista promovido por norteamericanos, hasta el dependentismo
revolucionario de cuño marxista, pasando por el nacionalismo de la Patria Grande y la
integración latinoamericana”.
El crecimiento de la periferia se encontraba limitado por (Abeles, Lavarello y Montagu,
2013):
-
-
la tendencia a la caída de los términos del intercambio (relaciones de precios
expo-impo) para los países exportadores de materias primas, que daba lugar a una
distribución desigual de los frutos del progreso técnico entre países centrales y
periféricos
la tendencia a la consolidación de la heterogeneidad de la estructura productiva
debido al carácter asimétrico de la difusión del progreso técnico entre centro y
periferia.
El Centro estaba constituido por aquellas economías en las cuales se desarrollaron y
penetraron primero las técnicas capitalistas de producción, mientras que en la Periferia se
hallaban todos aquellos países que permanecían rezagados en términos científicos,
tecnológicos y organizativos. De esta manera, el sistema centro-periferia era el resultado
de la propagación histórica desigual del progreso técnico .
El foco puesto en la especificidad de la estructura económica, marcada a fuego por la
historia del país en cuanto a su lugar en la división internacional del trabajo. Nuestra
situación y su íntima relación con el contexto internacional y la dinámica histórica que
“cristalizó” en tipos peculiares de estructura productiva.
Rescatamos especialmente el foco en la vinculación entre desarrollo-subdesarrollo y
modalidad de inserción y vinculación con la economía internacional, si bien a CEPAL puede
acusársela de cierto voluntarismo propositivo, asociado a cierta subestimación de los
condicionantes derivados de estructuras de poder y dominación.
En términos estructuralistas, el desarrollo económico se expresa en el aumento del
bienestar material, normalmente reflejado en el alza del ingreso real por habitante y
condicionado por el incremento de la productividad del trabajo. Se lo concibe como
asociado a la adopción de métodos y tecnologías de producción cuyo uso implica el
aumento de la dotación de capital por hombre ocupado.
Los estructuralistas entenderán que los países periféricos de Latinoamérica poseen
dificultades para el desarrollo capitalista que deben analizarse en su especificidad. Las
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mismas no nacen de la falta de libertad de mercados sino por deficiencias intrínsecas de las
estructuras económicas, con origen tanto interno como de fuerzas y condicionantes
provenientes desde el exterior.
La caracterización “clásica” de CEPAL:
Periferia: una estructura productiva de carácter especializado (sector
exportador de productos primarios o, en el mejor de los casos,
manufacturas de bajo contenido tecnológico) y heterogénea (coexistencia
de algunos sectores de alta productividad con otros muchos de baja
productividad, con diferencias de desarrollo y de estándares adoptados
respecto a las mejores prácticas productivas internacionales:
centralmente, agro o minería exportadora versus sector manufacturero).
Centro: estructura productiva diversificada y homogénea.
Estas problemáticas no se pueden resolver con políticas económicas liberales y con la mera
llegada de capitales externos, sino con una conducción deliberada, es decir, a partir de una
acción consciente del Estado (planificación económica), instrumentando políticas
específicas de desarrollo que tiendan a remover esos obstáculos estructurales, en especial,
los “puntos críticos” derivados de la falta de integración de su aparato productivo.
Este último remite a expresiones o ideas tales como “falta de eslabonamientos suficientes:
hacia a delante y hacia atrás”, “incompletud de la matriz insumo-producto con casilleros
vacíos” o “debilidades en el entramado productivo”, débiles “spillovers”, debilidad en
materia de “economías externas y de aglomeración, etc; lo cual implica importación
(abastecimiento externo) de bienes de capital e insumos y, en varios países
latinoamericanos, también alimentos (restricción externa).
Por supuesto, una discusión relacionada, y no menos relevante, es el patrón de consumo
“moderno” imitativo de los países centrales (estilo de vida norteamericano) que fortalecen
estos vínculos problemáticos expresados en flujos comerciales y financieros externos
deficitarios crónicamente.
Por otra parte, cabe aclarar, no había una clara oposición de CEPAL a las inversiones
extranjeras, especialmente si tenían por destino la industria, en consonancia con el clima
de época desarrollista de los años 50 y 60. Los flujos de IED, tal como ilustran Argentina y
Brasil, serán relevantes a partir de finales de los años 50, ligados a la difusión de los patrones
fordistas estadounidenses (industria automotriz, metalmecánica).
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Este proceso implicará la irrupción posterior de una oleada de nuevas visiones críticas al
modelo sustitutivo liderado por Empresas Transnacionales centradas en la atención del
mercado interno, con sus problemas estructurales de restricción externa agravada por la
remisión de utilidades en divisas a las casas matrices. En la década de 1960 surgen los
críticos a las ideas de CEPAL conocidos como “teoría de la dependencia”, que se pretenden
superadores de estas.
La tesis del deterioro de los términos de intercambio
El comienzo de la teoría estructural-“cepaliana” puede situarse con el desarrollo de la teoría
sobre el deterioro secular de los términos de intercambio, conocida como la Tesis PrebischSinger5, que constituye la base del sistema centro-periferia.
Esta teoría se contrapuso críticamente a la versión neoclásica de la teoría de las ventajas
comparativas defensora de la libertad en materia de comercio internacional (modelo de
Heckscher-Ohlin sobre ventajas comparativas), evidenciando la falacia de aplicar a los
países en desarrollo la tesis de que el fruto del progreso técnico del mundo industrializado
tiende a propagarse y repartirse6 igualando capacidades productivas y estándares de
desarrollo en los diferentes sitios del mundo. Es decir, se cuestionaba el núcleo de la idea
acerca de que el libre comercio es beneficioso para todos los países, sin distinciones.
La Tesis Prebisch-Singer sostiene que existe la tendencia, a largo plazo, a la caída de los
términos o relaciones del intercambio para los países productores y exportadores de
productos primarios, es decir una evolución desfavorable de la relación entre los precios de
venta (exportaciones primarias) y compra (importaciones de bienes industriales): Px/Pm.
Una evolución negativa del poder de compra de las exportaciones de productos primarios
o con baja elaboración.
Prebisch se refiere a la evolución de la relación entre los precios de las exportaciones y de
las importaciones de los países periféricos (Px /Pm) como el nuestro, entendiendo que las
importaciones de manufacturas y con mayor contenido tecnológico tienden a revalorizarse
tendencialmente, disminuyendo el poder adquisitivo de nuestras exportaciones. Es decir,
5
Hans Walter Singer (1910-2006), economista alemán, tuvo que huir hacia Inglaterra tras el ascenso del nazismo en su
país natal. Trabajó para las Naciones Unidas de 1947 a 1969, siendo uno de los promotores del “Programa de las Naciones
Unidas para la Alimentación”. En 1950 publicó un estudio calculando los costes que tiene el comercio internacional para
los países en desarrollo. Ese resultó ser un trabajo revolucionario, con una gran repercusión en la teoría económica. Sus
propuestas, junto con las de Prebisch, ubicado del otro lado del Atlántico, sentaron las bases de la teoría de la dependencia
y la posterior estrategia de desarrollo mediante la substitución de importaciones.
6
Básicamente, puede entenderse como logros en materia de elevación de la productividad y luego el reparto o
distribución de estos entre los diferentes grupos o clases sociales ya sea vía aumento de ganancias, bajas de precios y
aumentos de salarios.
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valen menos si se las expresa en términos de lo que se importa, que posee mayor contenido
de valor agregado tecnológico (por ejemplo: más toneladas de trigo por una máquina
importada, o más litros de aceite de girasol por un mismo aparato electrónico).
Esto suma, otro argumento favorable a la propuesta de industrialización (diversificación
productiva) como forma de cambiar el patrón de especialización en productos primarios,
dado que este se relaciona con los segmentos y flujos de comercio internacional menos
dinámicos y más desfavorables para la Periferia. Esta especialización reproduce la brecha
de productividad y desarrollo.
La industrialización se asocia a lo que puede ser el mejor aspecto del Capitalismo si se toma
como referencia los países centrales o industrializados. El correlato de una estructura
productiva compleja por industrializada con su correlato de estructura social y política que
lleva a avances en cuanto a mejores condiciones materiales de vida y democratización y
ampliación de derechos.
Además de mejorar las posibilidades de empleo y de distribución de ingresos en un sentido
progresivo y en clara diferenciación con las sociedades rurales, industrializarse también
tiene que ver con absorber la lógica del cambio tecnológico: la revolución industrial se
asocia dinámicamente a la incorporación de la ciencia y la técnica al desarrollo de las fuerzas
productivas.
Del texto de Brondino, Jaccoud, Lazzarini y Villani (2014) surge que: “A nivel acumulado, el
deterioro fue considerable: hacia el año 2000, las materias primas habían perdido entre el
50 y 60% de su valor relativo frente a la manufacturas respecto a 1920 (Ocampo y Parra,
2003)”, tal como puede verificarse en el gráfico siguiente:
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Índice de precios reales de los productos básicos no petroleros (1970-1979=100).
Fuente: Ocampo y Parra (2010)
Es decir, las series históricas de datos sobre los precios en el comercio internacional,
efectivamente, parecían comprobar la tesis de Prebisch.
Todo esto indicaba que, contrario a la teoría clásica ricardiana del comercio internacional
(ventajas comparativas), se fue generando una mayor diferenciación de los ingresos reales
medios entre el centro y la periferia y, por lo tanto, una concentración en el centro de los
beneficios que generaba el progreso técnico.
En consecuencia, la dicotomía centro–periferia sería un rasgo estructural del sistema de
comercio mundial que tendía a reproducirse indefinidamente.
Las causas del deterioro según CEPAL
¿Qué es lo que explicaba para Prebisch y para la CEPAL la tendencia al deterioro de los
términos de intercambio (TI) de los países productores de bienes primarios?
Las causas del deterioro se identificaban, básicamente, con las características del progreso
tecnológico y las modalidades de su propagación, así como con las condiciones
socioeconómicas existentes tanto en el centro como en la periferia del sistema capitalista
mundial en el siglo pasado (siglo XX). Se identifica en consecuencia una tendencia a ampliar
la brecha entre Centro y Periferia.
La descripción de la ampliación de la brecha entre Centro y Periferia:
-
El progreso técnico es más acelerado en el centro y posibilita mayores incrementos
de productividad laboral.
12
-
Los frutos del progreso técnico se concentran en los centros industriales.
El progreso técnico sólo penetra en los sectores modernos exportadores de la
Periferia (heterogeneidad) y no en otros, como sí sucede, en cambio, en las
economías del Centro.
De esta manera, se da a la vez una situación de asimetría en cuanto a capacidades para
generar el progreso técnico, que viene del centro, y también la concentración de los frutos
del mismo en las economías industrializadas. Es decir, los aumentos de productividad que
se derivan: quedan en el Centro impactando positivamente sobre el PIB per cápita y una
mejor distribución entre clases sociales; en la Periferia, en cambio, no se retienen, sino que
se reflejan en bajas de precios de sus exportaciones, beneficiando también al Centro.
Las economías latinoamericanas siempre fueron receptoras pasivas de oleadas de cambio
tecnológico, ya desde la conquista y la colonización, participando predominantemente a
través del consumo de bienes (de consumo y de capital) con tecnología incorporada, una
crónica debilidad para asimilar y generar ciencia y tecnología.
De ahí que el resultado sea el desarrollo desigual del centro y de la periferia a partir de la
interacción de una desigualdad estructural y de una dinámica de diferenciación en la
evolución de la productividad y de su distribución, con profundas consecuencias en materia
de heterogeneidad de empleos e ingresos (sector informal, sector formal, etc.). Por ello, la
propuesta que surge desde el estructuralismo desarrollista es pasar de un modelo primario
exportador a otro basado en la industria y en el aumento de la productividad industrial.
El eje de la explicación originaria se basa entonces en las modalidades de generación y
propagación del progreso y en las condiciones socioeconómicas propias del centro y de la
periferia.
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La lógica del proceso de causalidades “primeras” (las raíces):
-
La elasticidad-ingreso de la demanda por alimentos y materias primas es menor que
la unidad en los países avanzados, de tal manera que el crecimiento del ingreso
nacional del Centro implica un crecimiento menos que proporcional en su demanda
de estos bienes
o El progreso técnico sustituye productos primarios por productos sintéticos
(por ejemplo, algodón por fibra sintética), que ocasiona un descenso de la
demanda por productos primarios y, por tanto, una disminución en los
precios de los mismos.
o Existe un excedente permanente de mano de obra en los países periféricos
que presiona hacia abajo los salarios y los precios de sus productos.
-
-
-
-
Si bien la tasa de crecimiento de la productividad en la rama de manufacturas es
más alta que en la rama de bienes primarios, por lo que se debería esperar ese
aumento se manifestara en precios menores de los bienes industriales, ello no
sucede. En los países centrales, la institucionalidad y organización social (presión
sindical, demandas a estados de bienestar) mantiene altos niveles de salarios y la
estructura oligopólica y el poder de mercado de las empresas de los países centrales
les permite a las empresas mantener una elevada tasa de ganancias; por esta razón,
los precios de los bienes no bajan proporcionalmente al aumento de la
productividad, sino que se distribuyen internamente entre salarios y ganancia.
De modo diferente, en cambio, la difusión de técnicas modernas en el sector
exportador primario de los países periféricos se expresa en aumentos de
productividad que no son retenidos en esos países sino que se traducen en bajas de
los precios internacionales.
También influye que los países avanzados establecen políticas proteccionistas y de
subsidios a la producción de bienes primarios (estableciendo aranceles, medidas
para-arancelarias como normas sanitarias, ecológicas y antidumping, cuotas y
subsidios al comercio internacional).
Los ciclos económicos afectan de manera más grave a los países de la periferia. En
los momentos de fuerte expansión de la economía mundial (motorizadas por países
centrales que demandan productos primarios) la demanda por materias primas y
alimentos poco o nada elaborados se dispara generando en el corto plazo un
aumento pronunciado de los precios, pero en los momentos que los ciclos
económicos se revierten, los precios de estos bienes caen y a veces con mayor
fuerza. Al cabo de cada ciclo, el deterioro en los TI es cada vez mayor (tendencia).
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La conclusión a que llega la CEPAL consistía en que era necesario promover un nuevo
modelo económico para hacer posible la acumulación de capital y el desarrollo económico
y social, expresados sintéticamente en la evolución del nivel de la productividad laboral en
los países.
Es decir, un cambio estructural que, en su primera versión clásica, focalizaba en “…la
importancia del proceso de industrialización para la generación de rendimientos crecientes
y externalidades y por tanto el aumento de la productividad. El desarrollo de nuevas
actividades que dieron lugar a encadenamientos “a la Hirchmann” y el traspaso de
trabajadores desde las actividades de menor productividad eran el camino”.(Yoguel, G.,
2014).
Si el modelo primario-exportador no se traducía en beneficios para los países de la región,
había que apostar entonces a una política específica que les permitiera superar el
subdesarrollo, y dicha política apuntaba a la industrialización: solamente produciendo y
luego exportando manufacturas podrían los países latinoamericanos alcanzar el tan ansiado
desarrollo (o take off, “despegue” como lo llamaban los .primeros teóricos del desarrollo
de los países centrales).
Bastante en línea con esta visión, Arthur Lewis destacaba que detrás de la tesis Prebisch
Singer están las características de los países periféricos, es decir, NO es un problema del
tipo de bien en que se especializan sino de cuestiones que hacen a la estructura económica
y social, sobre todo esta última.
La típica estructura dual que estudiaba este autor, en donde un sector moderno exportador
coexistía con un sector rural no desarrollado y un importante reservorio de mano de obra
(ejército de reserva, masa marginal, etc.) que presiona a la baja los salarios y debilita las
capacidades de organización y negociación de las clases trabajadoras empleadas en ese
sector moderno. Ello hace que los aumentos de productividad se traduzcan en bajas de
precios que benefician a los países centrales.
A su vez, y especialmente durante al período que va desde la posguerra hasta fines de los
años 70s y principios de los 80s en estos países centrales, los sindicatos fuertes por las
condiciones de pleno empleo de la “edad de oro” se asociaban a aumentos salariales e
inflación que se “exportaba” a la periferia (subían precios de manufacturas). (Crespo y
Delucchi, 2017).
La propuesta de industrialización también tenía que ver con que los países industriales
tenían más PIB per cápita, mas empleo y salarios mayores, reteniendo los “frutos del
progreso técnico”(en léxico de CEPAL)
15
Evolución posterior del estructuralismo latinoamericano
En su sede de Santiago de Chile, la CEPAL se constituyó en una usina de ideas sobre
problemas y políticas de desarrollo y el largo plazo en general.
La caracterización de una Periferia capitalista o modelo de acumulación periférico con
heterogeneidad estructural y fuerte especialización, a diferencia del centro capitalista con
estructuras productivas homogéneas y diversificadas, constituye el ya “clásico” punto de
partida. Y nos sigue pareciendo una útil perspectiva más allá de las diferencias que se
pueden tener con ella, por ejemplo en el orden de su activismo propositivo.
Los procesos de sustitución de importaciones que se implementaron en varios países suelen
identificarse con estas ideas desarrollistas, especialmente a partir de la segunda mitad de
la década del 50 del siglo pasado, en la conocida como “segunda fase” liderada por
Empresas Transnacionales (ETs) “fordistas”7, al menos en el grupo de países
latinoamericanos relativamente más grandes (Argentina, Brasil y México).
El nuevo eje de los estudios posteriores estaba en el análisis de la experiencia de
Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI) y sus problemas, como el “cuello de
botella externo” o restricción externa y la inadecuación de las técnicas productivas y
organizacionales importadas desde el centro.
También se fueron ampliando los estudios y propuestas a campos temáticos más amplios
como el agrario, el fiscal y el social, pobreza y distribución del ingreso, actores sociales y
distribuciones de poder, estudios de sistemas científicos nacionales, heterogeneidad en las
condiciones de empleo, informalidad y precariedad, etc.
En los ´70 abundan trabajos como los de Aníbal Pinto en los que se plantea que la ISI no
había resuelto los problemas estructurales latinoamericanos, continuando los problemas
de heterogeneidad estructural, en tanto que el desarrollo de las industrias de bienes de
consumo durable apenas había incluido el consumo de ciertos segmentos de medianos y
altos ingresos, excluyendo a numerosas capas de la población. Además seguía siendo
decisivo el límite que planteaba la alta elasticidad del PIB respecto de las importaciones.
Por otro lado, el economista chileno Osvaldo Sunkel analizó el rol que las Empresas
Transnacionales (ETs) tuvieron sobre el desarrollo industrial a partir de la segunda mitad de
los años ´50, en el marco de un proceso global de transnacionalización oligopólica tecnoindustrial, profundizando los lazos de dependencia, en sentido extendido (tecnología,
instituciones, patrones de consumo, cultura, etc.). A lo que se le puede agregar el auge y
7
Liderados por la industria de bienes de consumo durables (automotriz, equipamiento del hogar) y, en consecuencia,
también petroquímica y metalmecánica.
16
fortalecimiento de la hegemonía de sectores financieros transnacionales a partir de fines
de los ´70, el cual tanto impacto tuvo sobre nuestras economías con saldos de regresión en
diversos planos (social, político, económico y tecnológico: dolarización, crecimiento
exponencial de la deuda externa, pérdida de grados de autonomía de los Estados, deterioro
laboral y mayor heterogeneidad, extranjerización de los resortes de la economía, etc.).
En cuanto a los autores estructuralistas argentinos, su punto de partida es entender a la
economía argentina como subdesarrollada e insuficientemente industrializada, con
debilidades en su trama de sectores y ramas productivas que imposibilitan el crecimiento
sostenido por los estrangulamientos externos (“péndulo” en políticas y ciclos, a la
Diamand). Aldo Ferrer lo expresa en términos de falta de integración del sector industrial o
fracaso en la configuración de un sistema industrial integrado, planteando la necesidad de
generar “densidad” en nuestra estructura productiva (opuesto a estructura simplificada o
primarizada) y más complejidad y valor agregado industrial y tecnológico.
En los ´90 del siglo pasado, estas ideas estructuralistas sufrieron el arrasador embate crítico
de los postulados neoliberales, sintetizados en el denominado Consenso de Washington. A
la vez, el pensamiento de la CEPAL asimiló e incluyó algunas nuevas cuestiones
macroeconómicas y preocupaciones de corto plazo en su agenda de estudios y
recomendaciones, no pudiendo escapar nítidamente del espíritu de “época”.
Al respecto, es interesante recordar que a partir de mediados de los ´80 se erradicó y
desapareció completamente de las agendas académicas, políticas e institucionales
hegemónicas el debate y la preocupación en términos de “desarrollo” para, en cambio,
centrarse en los problemas de “ajuste estructural”, integración financiera y reformas promercado, tendencia que no fue ajena a los cepalinos que se volvieron más “economicistas”
y respetuosos “del mercado”.
Los trabajos de Fernando Fajnzylber se enmarcan en esta pretendida renovación,
influenciados por el evolucionismo neoschumpeteriano y las experiencias del sudeste
asiático: la idea del “casillero vacío” de América Latina en cuanto a lograr simultáneamente
el crecimiento económico y una distribución equitativa del ingreso, colocando como causa
central la incapacidad histórica de abrir la “caja negra” del desarrollo tecnológico.
En coincidencia con Osvaldo Sunkel, la propuesta de Fajnzylber se centra en la necesidad
de crear un “núcleo endógeno de dinamización tecnológica”, es decir, fuerzas de desarrollo
tecnológico que fueran adquiriendo dinámica propia en nuestras economías. Se reconoce
aquí la influencia de los estudios sobre las experiencias del sudeste asiático, especialmente,
Corea del Sur y Taiwán.
17
Considerando la tradición “prebischiana” acerca de la importancia del progreso técnico y la
perjudicial inserción internacional latinoamericana, se trabajó sobre propuestas de
incremento de la competitividad ahora vista como fenómeno “sistémico”, diferenciando
entre aumentos espurios (vía devaluaciones y reducciones en el nivel de vida de la
población) y genuinos o auténticos (progreso tecnológico y aumento de la productividad).
Sunkel sintetizó la renovada visión como la necesidad de “una estrategia de desarrollo
desde adentro” (a diferencia de la criticada ISI que se caracteriza como “desarrollo hacia
adentro”, en las décadas del ´30 al ´60).
Siempre aparece la marca “cepaliana” de diferenciar producciones, sectores y bienes en
cuanto a sus contenidos y capacidades de incorporar, generar y reproducir progreso
técnico, de capacidad de generar efectos multiplicadores sobre el resto de la economía
(encadenamientos) y de lograr un mejor posicionamiento en los segmentos más dinámicos
de los mercados internacionales.
Es decir, con el estructuralismo de la CEPAL y su versión neo-estructuralista más actual,
aprendemos que no es lo mismo producir cualquier bien o especializarse en cualquier
segmento productivo, privilegiando aquellas ramas y sectores asociados a la necesidad de
aprendizaje tecnológico, con mayor contenido de valor agregado intelectual (tecnología) o
más capacidad “difusora” del progreso técnico.
En la actualidad, autores como Mario Címoli y Gabriel Porcile (CEPAL) combinan en esta
misma línea la tradición estructuralista, poskeynesiana (crecimiento por demanda
restringido por restricción externa) y evolucionismo neoschumpeteriano (procesos de
aprendizaje) para pensar orientaciones en materia de política industrial y tecnológica, a los
fines de desarrollar actividades productivas con mayor contenido tecnológico y
complejidad. Una buena guía es la clasificación de ramas y sectores productivos de Pavitt
en función de contenidos tecnológicos asociados.
En las publicaciones posteriores a los 90s de CEPAL se revaloriza la noción de
heterogeneidad estructural y la identificación de sus causas en la escasa presencia de
sectores productivos difusores del progreso técnico y el conocimiento y de la debilidad en
los esfuerzos tecnológicos.
El enfoque Centro-Periferia en el siglo XXI
Un excelente resumen crítico de la evolución del pensamiento y las contribuciones de la
CEPAL a partir de mediados de los 80s lo da Eduardo Crespo (2017):
18
“…una tradición que partiendo de la reflexión sobre el desarrollo capitalista en su relación con la
división internacional del trabajo, terminó en una letanía monocorde y tecnocrática sobre
enfermedades holandesas, apreciaciones cambiarias y crispadas denuncias del ‘populismo fiscal “ .
“…Aunque sus principales mentores se desempeñaban como funcionarios de organismos
internacionales, no les faltó inspiración ni creatividad para promover el único conjunto de ideas
verdaderamente originales del pensamiento social latinoamericano.
Esas ideas inspiraron los programas de desarrollo más ambiciosos del continente y se difundieron
hacia otras latitudes mezclándose con las tradiciones más diversas para nutrir nuevos programas e
interpretaciones sobre el desarrollo, la historia y el porvenir. Pero como toda tradición, el derrotero
estructuralista no podía salir inmune frente a los retrocesos de la historia. Cuando el “molino
satánico”8 se puso nuevamente en movimiento movido por los vientos huracanados del
neoliberalismo, el estructuralismo se recluyó en el redil burocrático de consultoras y organismos
internacionales.
Su última recaída fue el giro monotemático cambiario, fiel testimonio de una época sin sueños
colectivos y de una profesión -la del economista-, cada vez más atenta a la reputación que a la
verdad9. En conformidad con las tendencias globales10, su obsesión primordial es morigerar las
aspiraciones salariales a la espera, cual colonia de explotación, que los mercados externos hagan su
parte. En esta versión remozada del estructuralismo sólo quedó la legítima preocupación por el
sector externo, aunque armonizada con eclecticismo teórico y conservadurismo político”. (Crespo, E.
2017)
Por otra parte, algunos autores centrados exclusivamente en las características que
adquirieron los flujos de comercio internacional durante el siglo XXI sostienen el fin del
esquema Centro-Periferia debido a la evidencia del fuerte crecimiento del comercio entre
países periféricos (Sur-Sur), en especial a partir de la irrupción de los BRICs y de China11 en
particular.
A esto se suma que, tras la irrupción de la crisis financiera de 2008, el ritmo de crecimiento
de la mayoría de las economías centrales se desaceleró, mientras que la mayoría de las
economías periféricas pudieron seguir manteniendo tasas de crecimiento ostensiblemente
por encima de las primeras. El punto es: esta situación podría estar indicando que el
crecimiento de las economías periféricas dependería cada vez menos del desempeño de los
8
Polanyi, op cit.
Haidt (2012).
10
Milanovic (2016).
9
11
China es el segundo socio comercial de la Argentina, de hecho el volumen de nuestro intercambio comercial
(exportaciones más importaciones) se incrementó desde US$ 1.400 millones en 2002 a US$ 17.000 millones en 2011,
aunque se ha estancado en el último trienio. Las principales exportaciones argentinas a ese país son soja con un 65%,
seguido por otros productos con un 12%, Petróleo y derivados 7% y aceite de soja con un 7%.
19
países centrales?. Y con mejora de los términos del intercambio para la Periferia? (fin de
Prebisch-Singer)
Durante los últimos años el fenómeno del llamado desacoplamiento (decoupling) de las
tasas de crecimiento de los países en vías de desarrollo respecto al crecimiento de las
economías desarrolladas12, las mejoras en los términos del intercambio de los commodities
que exportan gran parte de los países periféricos, la acumulación de reservas
internacionales por parte de estos últimos y los bajos niveles de las tasas de interés
internacionales, son algunos de los principales elementos de discontinuidad y
diferenciación (¿ruptura?) respecto a las principales tendencias mundiales que
caracterizaron el período de nacimiento y desarrollo del estudiado esquema teórico
“centro–periferia”.
Brondino, Jaccoud, Lazzarini y Villani (2014) rescatan para este debate los aportes de Arthur
Lewis cuando en los años 70s estimaba como posible solución o salida para los problemas
de los países de la Periferia, si se diera un desplazamiento de los motores del comercio
internacional desde los países centrales hacia otros países pertenecientes a la misma
Periferia, como sería actualmente el caso de China. Es decir, un fuerte crecimiento del
comercio intra-periferia.
La evidencia empírica muestra un claro cambio en cuanto a que ya no podemos hablar
simplemente de un comercio entre Centro y Periferia con manufacturas por productos
primarios. El caso es que el comercio con China de países como el nuestro (segundo socio
comercial de Argentina) parece tener las características más tradicionales del tipo
“manufacturas con mas tecnología incorporada por productos primarios”.
Es decir, todavía persisten los típicos elementos de fragilidad estructural característicos de
la periferia, como son los bajos niveles de productividad respecto a los países centrales, el
bajo nivel de PIB per cápita respecto a su contraparte en el centro o cierta continuidad en
cuanto a la especialización en los bienes comerciados (p.e. bajos contenidos de valor
agregado o tecnológico).
A ellos se suman otros tópicos como la organización de ciertas partes del comercio
internacional en las conocidas como CGV (Cadenas Globales o internacionales de Valor)
lideradas y organizadas por unas pocas grandes empresas transnacionales en combinación
con el auge de las relaciones financieras, que han tenido dramáticos efectos sobre nuestras
economías periféricas, especialmente en los 80s y 90s del siglo pasado (desestructuración
de aparatos productivos, deslocalizaciones y relocalizaciones de procesos productivos
12
Es decir, a diferencia de lo que se daba históricamente en el siglo XIX y XX: los países centrales como “motores del
crecimiento” que definían el ritmo de crecimiento de la economía mundial.
20
aprovechando bajas de costoso laborales, desindustrialización, explosión
endeudamiento, fuerte hegemonía de la lógica financiera, deslocalización).
de
Esto sugiere lo inconducente de desechar completamente el enfoque estructuralista y su
legado de análisis de las asimetrías entre las economías nacionales y también entre la
mayoría de los países periféricos y China. Antes bien, se requiere readaptar el enfoque a la
luz de los cambios recientes en la economía mundial, sin perder de vista la necesidad de
superar el rol periférico de nuestras economías y sus efectos negativos.
Los típicos problemas de restricción externa siguen vigentes como hace cincuenta años, aún
cuando el contexto de alza de precios de commodities durante varios años haya ayudado a
aliviar la situación, así como las deficiencias en materia de desarrollo tecnológico.
El esquema Centro y Periferia sigue vigente en materia de especialización tecnocientífica y
posibilidades de superar restricciones estructurales, en tanto la Periferia sigue participando
de revoluciones industriales en forma pasiva, a través del consumo, de la importación de
tecnología incorporada en bienes de capital e insumos, con la aplicación de tecnologías
rutinizadas y menos complejas y, en muchos casos, a partir de los recientes procesos de
“reprimarización” de las exportaciones (p.e. complejo sojero). Lejos se está del crecimiento
auto-sostenido y los núcleos endógenos de desarrollo tecnológico.
Algunos autores hablan incluso de un nuevo “consenso de commodities” (Maristella
Svampa, 2013) que reedita la adjudicación de un rol de productores primarios para nuestros
países con abundantes recursos naturales (minería, tierras fértiles) en la división
internacional del trabajo, con China y otros países emergentes como nuevos actores
relevantes por sus requerimientos.
Se da también a pleno la reproducción y hasta profundización de la heterogeneidad
estructural en el proceso actual de transnacionalización productiva, existiendo en nuestras
economías periféricas la coexistencia de sectores productivos a diferentes marchas o
escalas (modernos, de sucursales de gigantes transnacionales o vinculados; economía
nacional de MIPYMES; economías de subsistencia urbana o rural y sectores pre capitalistas,
modernos enclaves mineros y complejos como el oleaginoso argentino).
Sobre la noción y propuesta de “cambio estructural”, Gabriel Yoguel (2014) expone distintas
versiones que fueron enriqueciéndose a lo largo del tiempo: upgrading en la Cadenas de
Valor (escala internacional), transformación social, relocalización de fuerza de trabajo en
actividades de mayor productividad, cambios en la matriz tecnológica, proceso de
diversificación productiva, dimensiones micro, meso y macro del cambio, generación de
encadenamientos productivos desde los sectores que traccionan al resto de la economía y
21
la sociedad y son portadores de progreso técnico, la distribución equitativa de los frutos del
crecimiento, cambios institucionales.
En cuanto a la tesis sobre el deterioro de los términos de intercambio, a la cual Prebisch
hizo aportes sustanciales y que marcó el siglo XX en América Latina, tanto en el ámbito del
debate académico como en el de formulación de políticas económicas, la discusión sigue
estando abierta y cobra especial vigencia hoy, cuando el alto precio alcanzado por la
mayoría de las materias primas ha propiciado simultáneamente un aumento de la
dependencia de la exportación primaria en varios países de la región (formas de
enfermedad holandesa), a la vez que se observa un nuevo descenso de precios en la actual
década de 2010.
Con todo, la importancia de esta problemática sigue siendo evidente en varios planos
porque:
-
-
La experiencia reciente muestra que los precios de las materias primas y los
alimentos aún presentan una alta volatilidad y ciclos pronunciados, notándose una
tendencia a la baja de los precios desde 2011/2012.
Los precios de las materias primas y los alimentos continúan influyendo con fuerza
en la especialización productiva de los países periféricos.
El patrón internacional de diferenciación productiva desfavorable sigue
reproduciéndose.
La tendencia al deterioro de los términos de intercambio para los exportadores de
productos primario y commodities, más allá de algunas fases de alzas como la de
este siglo, no parece perder vigencia.
En varios documentos recientes de CEPAL se destaca la ampliación de las brechas de
productividad entre centro y periferia en esta nueva fase de globalización productiva,
continuando los clásicos problemas de vulnerabilidad externa, más allá de la fase de años
recientes con ciertas mejoras transitorias. Es decir, contrastando críticamente con las
visiones más optimistas acerca del rol positivo que supuestamente deberían jugar las
empresas transnacionales en las cadenas globales de valor a partir de las oportunidades
que derivarían de la mayor fragmentación de los procesos productivos a escala planetaria,
sólo verificado parcialmente en algunos países asiáticos (ensambladores) .
Por todas estas razones, el tema permanecerá sobre la mesa y las enseñanzas de Prebisch
y la CEPAL continuarán inspirando el debate sobre desarrollo y sobre la estructura de la
economía internacional, si bien debiéndose asumir el desafío de actualización frente a los
cambios de contexto.
22
Claramente ilustrada esta necesidad de estudios actualizados a partir de la irrupción de un
nuevo “motor” demandante de productos primarios en la economía mundial como es
China, a su vez, “fábrica mundial” de productos manufacturados a bajo costo (bajo costo
mano de obra, economías de escala) que pone en tela de juicio muchos de los argumentos
teóricos en que se basaba la propuesta industrializadora (Hamilton y List, Arthur Lewis, tesis
Prebisch Singer), (Crespo y Delucchi, 2011).
23
ANEXO
Una síntesis: el núcleo de ideas centrales del desarrollismo de CEPAL
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-
-
-
-
Crítica al libre comercio: un cuestionamiento a la teoría ortodoxa del comercio
internacional, basada en los supuestos de las ventajas comparativas como había sido
propuesta por David Ricardo, complementada luego por la versión más difundida de
Heckscher y Ohlin, que postula que el comercio internacional es lo mejor en tanto
brinda beneficios para todas las economías que participan de él.
El marco histórico condicionante de la estructura económica e institucional
subdesarrollada de América Latina, marcada a fuego por el modelo de acumulación
primario-exportador y su funcionalidad en el contexto mundial.
La idea siempre nuclear de difusión desigual del conocimiento y de los frutos del
progreso técnico mundial como explicación central de las diferencias de
productividad y PIB per cápita entre países.
Planea la necesidad de un cambio en la modalidad de inserción comercial de los
países periféricos americanos en la economía mundial a partir de superar el rol de
proveedor de productos primarios. La necesidad de diferenciar ventajas
comparativas estáticas (tradicionales, basadas en recursos naturales) y ventajas
dinámicas (construibles mediante el aprendizaje y el progreso técnico)
La concepción Centro-Periferia: una periferia con heterogeneidad estructural (de
productividades sectoriales, es decir, fuertes diferencias intra e intersectoriales y
de ramas) y especialización productiva (sector moderno exportador de productos
primarios o manufacturas con bajo contenido tecnológico, Belindia como imagen);
a diferencia un centro con homogeneidad estructural (niveles similares de
productividad entre distintos sectores, más industrializados) y diversificación
productiva.
Sugiere que el desarrollo capitalista mundial crea desarrollo en el centro y
subdesarrollo en la periferia13.
La relevancia del contexto capitalista internacional en la explicación de nuestras
economías a lo largo de la historia.
Crítica al universalismo y la idea de homogeneidad e inclusión que se asociaba
anteriormente al desarrollo capitalista mundial, es decir, separación crítica de la
idea original del proceso de desarrollo capitalista como algo lineal, evolutivo,
homogéneo y abarcador de todos los países (etapas o fases, “a la Rostow).
Los problemas de América Latina son de carácter estructural, de origen histórico, y
no causados por “distorsiones” o meras desviaciones por efecto de políticas
económicas erradas o imperfecciones del mercado.
El desarrollo visto como cambio estructural, cambio cualitativo y cuantitativo hacia
estadios más complejos de la estructura productiva: con más diversificación (más
ramas, sectores y empresas), con mejores métodos productivos, generación de
13
Este puede ser visto como punto de partida que los teóricos de la dependencia (Dos Santos, Marini, Bambirra, Cardoso,
Faletto, Gunder Frank) profundizarán fundamentándolo y extrayendo implicancias para la acción política
24
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-
-
externalidades. Cambio estructural como pasaje a un patrón de ventajas
comparativas diferente, dinámico, con mayor contenido tecnológico y fuente de
cuasi rentas. La clave: el dominio del cambio tecnológico para aumentar la
productividad per cápita.
Más recientemente, aportes que apuntan a la intención de ascender en los
eslabones de la cadena productiva: una asociación entre cambio estructural a partir
del “progreso técnico”, como en la idea original de Prebisch, pero aplicable
actualmente al contexto de organización mundial en cadenas internacionales de
valor.
Da unos primeros pasos en línea con una visión más integral del desarrollo, ya no
visto como un fenómeno exclusivamente económico: se resalta la importancia de
las dimensiones sociales y políticas del desarrollo (atención al comportamiento de
actores e instituciones como condicionantes y problemas).
Se plantea siempre, más implícita o más explícitamente, la necesidad de diferenciar
sectores y ramas en cuanto a su potencial de aprendizaje tecnológico (sectores de
punta, de tecnologías obsoletas, brechas de productividad, etc.) y de contribuir al
crecimiento sostenido. De ahí la valoración de la opción industrial, al menos en las
fases iniciales del pensamiento de CEPAL, ya que últimamente se fue relajando hacia
definiciones más amplias y genéricas de incentivar el desarrollo de “sectores
dinámicos en cuanto a aprendizaje y propagación del progreso técnico”, mas en
línea con los neoschumpeterianos o evolucionistas14.
El recurso a la planificación estatal para impulsar el desarrollo, a partir de
diagnosticar la insuficiencia de las fuerzas del mercado a los fines del cambio
estructural que se pretende. Más recientemente, CEPAL plantea la necesidad de una
acción estatal en “una nueva modalidad de articulación con la sociedad y el
mercado”. Si bien una concepción del Estado como actor poco problematizada,
como si estuviera por encima de la sociedad y fuera capaz de dotarse de una
racionalidad propia (Marini, M. 1994).
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economía mundial”, ed. Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, Cara o Ceca.
14
Especialmente a partir de las contribuciones de Fernando Fajnzylber desde mediados de la década del 80 del siglo
pasado, se habla más bien de “neoestructuralistas”. Se puede consultar al respecto los trabajos de Mario Címoli, o el
último libro de CEPAL, de 2015, “Neoestructuralismo y corrientes heterodoxas en América Latina y el Caribe a inicios del
siglo XXI”, Alicia Bársena y Antonio Prado como editores y autores varios.
25
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27
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