Subido por Ricardo Venegas PMHub

resumenlibro lo unico que usted debe saber

Anuncio
Lo único que usted debe saber…
para ser gerente y líder excepcional y alcanzar el éxito duradero
1. Gestión y liderazgo:
¿dónde está la diferencia?
6. Las disciplinas del liderazgo
2. Principios fundamentales para
el gerente excepcional
7. Las personas del veinte por cierto
4. Un líder se gana la lealtad de
sus seguidores
8. Las tres principales contendoras
5. Los puntos de claridad
9. ¿Cómo mantener el éxito cuando hay
obstáculos emocionales?
Gestión y liderazgo:
¿dónde está la diferencia?
Las organizaciones extraordinarias necesitan líderes
excepcionales.
Los talentos más característicos de los gerentes
excepcionales es la capacidad para sentir alegría
cuando otra persona logra crecer, aunque sea de
manera insignificativa.
Cuando la organización está abocada a cambios drásticos, la
mano firme del líder en el timón influye más que cuando lo
único que necesita la organización es mantener su rumbo.
Debemos saber identificar a las personas que lo poseen
o que tienen por lo menos el potencial para desarrollarlo.
Debemos saber cómo crear un ambiente que propicie y
premie el liderazgo.
La función del líder y la del gerente son radicalmente
diferentes. Las responsabilidades son diferentes. Los
puntos de partida son diferentes. También son diferentes
los talentos que se necesitan para sobresalir en cada una de
esas funciones.
Entonces, ¿cuáles son los elementos que definen el liderazgo?
¿Qué es aquello que hacen los líderes que es diferente de
aquello que hacen las personas comunes poseedoras de
iniciativa, creatividad, resolución e integridad?
No es exacto ni útil decir que todo el mundo debe ser líder,
independientemente de su lugar en la jerarquía.
Para ser líder se necesitan ciertos talentos naturales, la
noción de que cualquiera puede aprender a ser un líder
excepcional, por atractiva que parezca a primera vista, es
igualmente inexacta y no ayuda mucho.
La principal responsabilidad de un gerente excepcional no es
hacer cumplir la calidad, ni garantizar el servicio al cliente, ni
establecer las normas, ni formar equipos de algo desempeño.
Todos éstos son resultados valiosos y no hay duda de que los
gerentes excepcionales utilizan esos resultados para medir
su éxito, pero esos resultados son el final del camino, no el
punto de partida. El punto de partida es el talento de cada
uno de los empleados. El reto está en encontrar la mejor
manera de transformar esos talentos en desempeño. Ése es
el oficio de los gerentes excepcionales.
La contribución singular del gerente es hacer que las
demás personas sean más productivas. Pueden tener otras
responsabilidades como vender, diseñar o liderar pero, en lo
que se refiere a la gerencia propiamente, su éxito depende
de su capacidad para lograr que los empleados sean
más productivos trabajando para él que para cualquier
otra persona.
El resultado es que los gerentes excepcionales saben que no
tienen alternativa. Para hacer su trabajo deben partir de las
emociones de los empleados. Deben convencerlos de que,
para ellos, el éxito de sus empleados es lo más importante.
Lo Único que usted debe saber… Marcus Buckingham
La siguiente es la única definición satisfactoria que he
encontrado como resultado de toda mi investigación:
No se me malentienda. Un buen líder también puede ser
competitivo, buen mentor y su mira puesta en el logro, pero
no son ésas las características que los convierten en líder.
Es líder únicamente en la medida en que pueda arrastrar a
otros hacia el futuro mejor que visualiza.
El líder nunca está satisfecho con el presente porque en su
mente concibe un futuro mejor, y la fricción entre “lo que es”
“lo que podría ser” lo enciende, lo sacude, lo impulsa hacia
delante. Eso es liderazgo.
Hay liderazgo siempre que una persona se esfuerza por
lograr que otros vean un futuro mejor.
Los mejores líderes ven muy claramente cuando se trata
de evaluar las dificultades del momento. Sencillamente
significa que a pesar de ver claramente los desafíos del
presente, creen poseer lo necesario para vencerlos y seguir
abriendo camino.
Los mejores líderes tienden a querer adquirir cada vez
más pericia. Son curiosos e inquisitivos, están siempre a
la caza del mínimo indicio, de la idea novedosa que pueda
darles el último empujón para conseguir la ventaja sobre sus
competidores.
Ver la diferencia vital entre la función del gerente y la del
líder. Las dos son cruciales para el éxito duradero de la
organización, pero las dos tienen un enfoque completamente
diferente.
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1
El punto de partida del gerente es el empleado. Su labor
consiste en estudiar la diversidad de talentos, destrezas,
conocimientos, experiencias y metas de cada persona y,
con base en ellos, diseñar un futuro específico en el cual la
persona pueda tener éxito. El foco de su atención es el éxito
de esa persona.
El líder ve las cosas de manera diferente. Comienza con
su imagen del futuro. Ese mejor futuro es el tema de sus
conversaciones, de sus pensamientos, de sus desvelos. Ese
futuro es lo que diseña y perfecciona, y es sólo cuando tiene
la imagen clara en su mente que se dedica a convencer a
otros del éxito que podrán alcanzar en ese futuro que tiene
en mente, pero durante todo el proceso, el futuro sigue
siendo el foco de atención.
PRINCIPIOS FUNDAMENTALES
PARA EL GERENTE EXCEPCIONAL
Lo primero es seleccionar bien al personal.
Claro está que eso no significa que no se pueda ayudar
a las personas a crecer mejorar. Sencillamente significa
que cuando usted contrata a alguien, consigue a un ser
humano dotado de ciertos patrones previsibles de emoción,
aprendizaje, memoria y comportamiento.
La segunda destreza fundamental de un buen gerente
es poder definir con claridad las expectativas.
La mayoría de los gerentes no saben comunicarla. La
investigación revela que menos del 50% de los empleados
afirman saber lo que se espera de ellos en el trabajo.
La tercera destreza básica se relaciona con los elogios
y el reconocimiento.
Debemos ser reconocidos como gerentes que premiamos y
elogiamos inmediatamente la excelencia.
A los buenos gerentes no hay que recordarles el poder del
elogio. Es como si supieran instintivamente que el elogio no
es sencillamente una reacción motivada por un desempeño
extraordinario sino el origen del mismo.
bien el resultado de la práctica constante y del mejoramiento
gradual.
La última destreza fundamental es tan cálida y ambigua que
desconcierta: mostrar interés por la gente.
Hay toda una multitud de estudios de investigación que
confirman que los empleados son más productivos cuando
sienten que alguien se interesa por ellos en el trabajo.
Lo único que todos los gerentes excepcionales saben acerca
de su oficio es lo siguiente:
Descubrir aquello que hace única a cada persona y
aprovecharlo.
Los gerentes excepcionales no construyen sobre la
singularidad de cada persona porque se equivoquen y
contraten empleados mediocres. Aprovechan la singularidad
de cada persona porque, aun cuando cuentan con la
bendición de tener a los empleados más talentosos,
reconocen el gran valor de la individualización.
Al aprovechar la singularidad de cada persona se ahorra
tiempo. Ni siquiera los empleados más talentosos son
buenos en todo. El gerente ineficiente es aquél que lucha
contra las imperfecciones y trata de erradicarlas.
Cuando se identifica y aprovecha la singularidad de cada
persona, todo el mundo adquiere mayor responsabilidad.
Al aprovechar la singularidad de cada persona se construye
un equipo de trabajo más fuerte y comprometido.
Cuando se construye sobre la singularidad de cada persona
se estimula la excelencia individual. Y cuando las personas
sobresalen, no sólo se distinguen entre las demás sino
crecen en estatura.
A pesar de los múltiples beneficios de la individualización,
los escépticos dirán: “Sí, ¿pero no podría llevarse demasiado
lejos esa ansia de singularidad? El objeto de una organización
no es darle a cada empleado la oportunidad de expresarse.
El objeto de una organización es cumplir con una misión.
La idea de individualizar no es ayudar a cada persona a
sacar el niño que lleva dentro o algo por el estilo.
La excelencia rara vez es producto de un logro aislado; más
Lo Único que usted debe saber… Marcus Buckingham
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El punto es ayudarle a aportar en la mayor medida posible.
Si no hay contribución, de nada sirve perder el tiempo y es
mejor deshacerse de la persona.
“¿Cuáles son las tres cosas que usted debe saber sobre
una persona a fin de poder dirigirla eficientemente’”
Fortalezas y debilidades
Tal como lo revela la investigación, las personas que tienen
una confianza algo exagerada en sus capacidades se
desempeñan mejor que quienes se ven a sí mismos de una
manera más realista. Los optimistas excesivamente seguros
de sí mismos también son más persistentes y más flexibles a
la hora de enfrentar los obstáculos.
Su labor no es pintarle una imagen exacta de los límites
de sus capacidades y la deficiencia de sus debilidades.
Usted es gerente, no terapeuta. Su objetivo es lograr
desempeño.
Infle lo que la persona piensa de sus fortalezas y desafíela
a encontrar la mejor manera de aplicar esas fortalezas para
lograr resultados.
Al tener que enfrentar las debilidades de una persona, no
cierre los ojos con la esperanza de que desaparezcan por
algún poder mágico del pensamiento positivo.
Determine si las dificultades se deben a la falta de destrezas
o conocimiento y no de talento. Esto en realidad es fácil de
hacer.
¿Podrá encontrar un compañero para esa persona, alguien
cuyos talentos sean fuertes precisamente en los aspectos
en los cuales ella es débil? La alianza no es la muleta de
la persona imperfecta, sino el secreto de la persona exitosa.
Quizá le sirva al empleado que experimenta dificultades.
Incluya en el mundo del empleado una técnica o un truco que
le permita lograr mediante la disciplina aquello que no puede
lograr mediante el instinto.
Si la capacitación para impartir destrezas y conocimientos
no surte efecto, si un compañero complementario no es
práctico, si no logra encontrar una técnica elegante, tendrá
que reorganizar el mundo de trabajo del empleado a fin de
que su debilidad no entre en juego.
Lo Único que usted debe saber… Marcus Buckingham
Factores detonantes
El problema con los factores detonantes es que vienen en
millones de formas. El factor que motiva a un empleado
podría tener relación con la hora del día.
El factor detonante de otro empleado podría estar relacionado
con el tiempo que pasa en compañía de su jefe.
El factor que motiva a otro empleado podría ser todo lo
contrario: la independencia.
El estilo de aprendizaje
La vida de los gerentes sería mucho más fácil si todo el
mundo aprendiera exactamente de la misma manera, pero
obviamente no es así. El receptor mental de cada persona
está sintonizado en una frecuencia diferente.
El primer estilo es el analítico.
La mejor manera de enseñarle a una persona analítica es
concederle mucho tiempo en el aula de clase.
Descomponga su desempeño en todos sus componentes
para que ella pueda reconstruir el todo. Siempre concédale
tiempo suficiente para prepararse.
Recuerde que el analítico detesta equivocarse. Se dice
que “se aprende de los errores” pero esto no es cierto en
el caso del analítico. En efecto, la razón por la cual esta
persona se prepara con tanta diligencia es para minimizar
la probabilidad de cometer algún error. Por consiguiente, no
importa lo que usted haga, no pretenda que aprenda mayor
cosa si la pone en medio de una situación nueva y le pide
que salga adelante como pueda.
El segundo estilo predominante de aprendizaje es el del
hacedor. Este estilo contrasta directamente con el del
analítico y definitivamente la mejor manera de enseñarle a
esta persona es ponerla en una situación nueva y pedirle
que salga adelante como pueda.
La preparación es una actividad aburrida que no le produce
inspiración. Sólo la actividad misma, con la posibilidad
inherente de fracasar o de salir adelante, es lo suficientemente
intensa para obligarlo a concentrarse y aplicarse.
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Si desea que un hacedor aprenda, no le pida que haga
“juegos de roles” con usted. Para él, el juego es ficticio y
no encierra aliciente alguno. Lo que debe hacer es elegir
una tarea sencilla que sea parte de la función de la persona,
repasar brevemente con ella los resultados que desea
obtener y dejarla después a sus anchas.
Los hacedores pueden ser alumnos frustrantes porque no dan
mucha credibilidad a los consejos de su mentor. Necesitan
experimentar por su cuenta los resultados buenos y malos
para convencerse. Por otro lado, es maravilloso contar con
esa clase de personas. Siempre será los primeros en tomar
un nuevo desafío por los cuernos y atacar con denuedo.
Por último está el estilo de la observación o, para utilizar el
término técnico, la “imitación”.
Los observadores suelen ser vistos como malos alumnos.
Podrán ser malos alumnos pero no malos aprendices. Los
observadores pueden aprender mucho, pero sólo cuando
tienen la oportunidad de ver el cuadro completo del
desempeño.
Si tiene a un observador en su equipo, recuerde que la
técnica más eficaz es sacarlo del aula de clase, apartarlo
de los manuales y pedirle que ponga manos a la obra en
compañía de uno de sus mejores colaboradores.
“¿Cómo identificar estas palancas?”
Las fortalezas y las debilidades, los factores detonantes y
el es tipo de aprendizaje son las tres cosas que usted debe
saber sobre una persona para que su labor como gerente
sea eficiente. ¿Pero cómo identificar estas palancas?
Bueno, obviamente no hay nada mejor que la observación.
El gerente excepcional pasa mucho tiempo por fuera de
su oficina, recorriendo las instalaciones, observando las
reacciones de cada persona, oyendo, tomando nota mental
sobre las cosas que atraen a las distintas personas y aquéllas
que se les dificultan.
Lo Único que usted debe saber… Marcus Buckingham
UN LÍDER SE GANA LA LEALTAD
DE SUS SEGUIDORES
Los logros de un líder pueden ser admirables y sus
conocimientos y experiencia pueden ser muy valiosos, pero
si no tiene empatía, si pierde de vista las cosas comunes a
todos, no podrá liderar.
CINCO TEMORES, CINCO NECESIDADES,
UN SOLO PROPÓSITO
1. El miedo a la muerte (propia y de los seres queridos)
– La necesidad de sentir seguridad.
2. El miedo de los extraños – La necesidad de ser
parte de una comunidad.
3. El miedo al futuro – La necesidad de claridad.
4. El miedo al caos – La necesidad de autoridad
5. El miedo a la insignificancia – La necesidad de
respeto.
Cuanto mejor pueda comprender el líder la interacción
entre esos miedos y necesidades de su gente, más eficaz
será su liderazgo.
Si los gerentes excepcionales son catalizadores que
aceleran la reacción entre los talentos de la persona y las
metas de la compañía, entonces los líderes excepcionales
son alquimistas. De alguna manera, tienen la capacidad
para transformar nuestro miedo a lo desconocido en
confianza en el futuro.
¿Cómo lo hacen? Siendo desapasionados. No hay duda
de que un líder apasionado puede inspirar a las personas
en un momento de efervescencia, pero, por definición,
las pasiones son volátiles, impredecibles y, por ende,
transitorias. Puesto que tienden a desvanecerse, los
seguidores tendemos a no confiar mucho en ellas.
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LOS PUNTOS DE CLARIDAD
“¿En qué aspectos claman los seguidores por
claridad?”
1: ¿A quién servimos?
Si el líder sabe a quién sirve podrá tomar decisiones más
precisas acerca de las estrategias que debe implantar, la
manera de asignar sus activos y la de diseñar la organización.
Pero por exacta que sea esta explicación, no llega al meollo
del asunto. Usted, el líder, debe tener claridad sobre los
clientes a los cuales sirve porque nosotros, sus seguidores,
se los exigimos. Si hemos de seguirlo hasta el futuro,
debemos saber exactamente a quién tratamos de complacer.
Realmente asusta mucho tratar de complacer a todo el
mundo a toda hora.
También están los líderes que anuncian que la misión de
su organización es devolverles valor a sus accionistas. El
problema con esta respuesta no es sencillamente que sea
equivocada, porque lo es. Los accionistas son como los
padres de familia de una escuela: es necesario satisfacerlos
a ambos para que la compañía o la escuela pueda cumplir
su misión, pero ambos deben ser medios para cumplir con la
misión en vez de la misión misma.
Un líder no debe ser claro con respecto a todo y que uno
de los aspectos en los cuales debe permitirse mucha
ambigüedad es en el de las estrategias y tácticas que sus
empleados escojan. Debe ser claro con respecto al cliente
a quien busca servir, pero debe alentar a sus empleados a
inventar formas novedosas y no comprobadas para servir a
ese cliente.
2. ¿Cuál es nuestra fortaleza medular?
Son muchos los competidores. ¿Por qué los venceremos?
Son muchos los obstáculos que se alzan en nuestro camino.
¿Por qué los superaremos? ¿Cuáles son las ventajas que
tenemos? ¿En qué aspecto vamos adelante? Cuanto más
claridad tenga el líder para responder estas preguntas, mayor
será nuestra seguridad.
Es interesante señalar que las fortalezas elegidas no tienen
que reflejar la realidad del momento. El líder no necesita
tener la razón. Lo único que necesita es claridad.
Lo Único que usted debe saber… Marcus Buckingham
3. ¿Cuál es nuestro indicador medular?
Mi propósito, ante todo, es reiterar el poder de los
indicadores. Las viejas verdades nos dicen que “todo lo
que se mide se puede administrar” y “se obtiene aquello
que se inspecciona”.
En segundo lugar, quisiera sugerir que le corresponde a
usted la responsabilidad como líder de identificar, entre las
muchas cosas que se pueden medir, aquel indicador en
el cual nosotros, los seguidores, debemos centrar nuestra
atención.
Si desea que lo sigamos hacia el futuro, debe eliminar
toda esa complejidad y darnos sólo un indicador, sólo un
número para llevar la cuenta de nuestro avance.
Analice todos los indicadores disponibles y elija uno que se
ajuste a los clientes a quienes su gente trata de servir, o
que cuantifique la fortaleza que usted piensa que su gente
posee o, lo que es más importante, que sea un indicador
sobre el cual su gente pueda incidir.
4. ¿Cuáles medidas podemos tomar hoy mismo?
Tener que pedirle a un líder que actúe es tan absurdo
como tener que empujar a un jugador de baloncesto para
que enceste. Al igual que el jugador de baloncesto, el
líder tiene muchas responsabilidades mientras está en la
“cancha”, pero a menos que esas actividades culminen
en un momento en el cual deba frenar, apuntar y lanzar,
no podrá suceder nada bueno. Lo mismo que el jugador
de baloncesto, el líder sabe que aunque muchos
lanzamientos terminarán siendo infructuosos, debe
continuar lanzando. Cada vez que lance, bien sea que
enceste o no, aprenderá algo sobre sí mismo, su situación,
su equipo y sus competidores, esas lecciones deberán
contribuir a que su siguiente lanzamiento sea mejor y más
certero.
Si desea que sus actos cumplan esa función de aclarar
en vez de ser simples instrumentos de cambio, tenga
presente que nosotros respondemos mejor a dos tipos de
acción: acción sistemática y la acción simbólica. Los dos
son poderosos pero contribuyen a la claridad de manera
diferente.
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La acción sistemática interrumpe nuestra rutina cotidiana
y nos obliga a involucrarnos en actividades nuevas. Es
perturbadora.
La acción simbólica no altera lo que hacemos; sencillamente
atrae nuestra atención. Nos distrae brindándonos algo nuevo
y vívido en lo cual enfocar la atención.
LAS DISCIPLINAS DEL LIDERAZGO
El reto para el líder ocupado no radica sencillamente en la
cadena interminable de reuniones sino en el hecho de que
para cada una de ellas necesita un enfoque completamente
diferente. El líder moderno debe tener la agilidad mental.
He visto a partir de la investigación que, si bien no hay dos
líderes idénticos, tal parece que todos los líderes eficaces
desarrollan ciertas disciplinas de trabajo que les ayudan en
su búsqueda de claridad.
Primera disciplina: destinar tiempo para reflexionar
Al parecer, todos reconocen que ese tiempo para pensar es
de un valor indescriptible, puesto que los obliga a procesar
todo lo sucedido, hallar luces en medio de la complejidad,
examinar sus distintas ideas hasta el fondo y, finalmente,
llegar a alguna conclusión.
¿Y en qué piensan los líderes eficientes durante ese tiempo
que destinan a reflexionar? Imagino que piensan en toda
clase de cosas, aunque la excelencia siempre forma parte
de su lista de temas. Todos piensan en el éxito. ¿Por qué
esta operación arroja resultados mucho mejores que las
demás? ¿Por qué estos clientes son mucho más fieles que
los demás?
¿Por qué este equipo de gerentes es mucho más flexible y
persistente que los demás? A diferencia de la mayoría de
los sociólogos, los líderes comprenden que el éxito no es
lo contrario del fracaso. Sencillamente es diferente y, por
tanto, necesitan de toda su atención para poder identificar
sus características fundamentales. En esencia, se dan
cuenta de que lo único peor que no comprender la razón
por la cual algo falla es no comprender la razón por la
cual algo surte efecto. Después de todo, si no pueden
analizar el éxito, les será muy difícil repetirlo.
Lo Único que usted debe saber… Marcus Buckingham
Segunda disciplina: seleccionar a los héroes con
mucho cuidado
Me refiero a los empleados cuyo desempeño celebran. Si
se desea predecir el comportamiento futuro de cualquier
comunidad de personas –un equipo, una tribu, una
compañía o hasta un país-- basta con mirar quiénes son
sus héroes. Basta con mirar las personas y los sucesos
objetos de veneración.
Es preciso que usted, como líder, recuerde que los
empleados cuyo desempeño desee celebrar darán una
señal acerca del futuro que usted esta tratando de crear.
Cuando usted sube a un empleado al escenario para
aplaudir su desempeño, produce un impacto a nivel de la
gestión. Este empleado se sentirá apreciado y motivado
para desempeñarse todavía mejor. Entonces, si usted logra
comunicarnos claramente qué fue lo que hizo esa persona
para merecer ese reconocimiento, si puede mostrarnos a
cuáles clientes sirvió o cuál fue la fortaleza que encarnó o
los indicadores con los cuales cumplió o las medidas que
tomó, todo será mucho más claro.
Tercera disciplina: practicar
Los líderes más eficaces no pierden tiempo tratando de
inventar discursos nuevos y mejores. Al contrario, puesto
que han practicado y perfeccionado su discurso, buscan
públicos nuevos y más grandes para repetírselo.
Ensaye distintas combinaciones de palabras. Descarte
aquéllas que suenan vacías y vuelva una y otra vez a
aquéllas que resuenan y nos brindan a sus seguidores la
claridad que necesitamos.
Y, por encima de todo, no se preocupe de sonar repetitivo.
Quizás ese momento en el cual comience a cansarse de oír
el sonido de su voz será aquél en el cual penetre finalmente
en nuestra mente, atraviese con su voz nuestra confusión y
nos permita ver su mejor futuro por primera vez.
Para ser eficiente, un líder no necesita ser apasionado, ni
encantador, ni brillante. No tiene que poseer el don de
llegarles a las masas ni de ser un gran orador. Pero debe
ser claro y, por encima de todo, no debe olvidar nunca la
verdad de que de todos los factores universales humanos
–las necesidades de seguridad de comunidad, de claridad,
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de autoridad y de respeto--, la necesidad de claridad, una
vez satisfecha, ofrece una probabilidad mucho mayor de
engendrar confianza, persistencia, flexibilidad y creatividad.
Lo único que todos debemos saber para alcanzar el éxito
duradero:
Descubrir lo que no nos gusta hacer y dejar de hacerlo.
Muéstrenos claramente a quién debemos servir, dónde radica
nuestra fortaleza medular, cuál es el indicador que debemos
perseguir y cuáles medidas debemos tomar inmediatamente,
y nosotros lo premiaremos trabajando con el corazón para
hacer que nuestro mejor futuro sea una realidad.
El secreto para mantener el éxito está en saber cuáles
actividades nos exigen comprometer nuestras fortalezas y
cuáles no, y saber rechazar estas últimas.
Las personas del veinte
por cierto
El éxito no es tanto una cuestión de acumular como
de editar. La metáfora no es construir sino esculpir, en el
sentido de que el éxito se mantiene no a base de lo que
adicionamos sino de aquello que eliminamos con rigurosa
disciplina.
Según la investigación de la Organización Gallup, sólo el
20% de las personas manifiestan ocupar un cargo en el
cual tienen la oportunidad de hacer diariamente lo que mejor
saben hacer, mientras que el resto de las personas sienten
que no aplican sus fortalezas todos los días.
Al veinte por cierto pertenecen esas personas que, gracias a
su habilidad, a su tenacidad, a su esfuerzo, a sus contactos
y, sí, a un poco de suerte, lograr experimentar un éxito
extraordinario, continuo y duradero. Eligen sabiamente al
comienzo de sus carreras y, a medida que transcurren los años
van construyendo sobre sus éxitos anteriores, esquivando con
destreza los obstáculos de la vida o demoliéndolos a base de
jugadas acertadas en una serie aparentemente interminable
de apuestas inteligentes y desempeño excelente.
Son personas excelentes en su campo de trabajo pero que
no sienten que han llegado al final del camino. Son cuerpos
en movimiento, se sienten orgullosos de sus logros por un
instante, pero están dispuestas a pisar sus laureles tan pronto
como aparece el siguiente desafío, y así sucesivamente,
Según mi investigación, la diferencia entre los del veinte
por ciento y nosotros no está tanto en lo que hacen sino en
aquello que optan por no hacer. El tiempo es un recurso
espantosamente inelástico. No es posible frenar el tiempo
ni acelerarlo, ni guardarlo en alguna parte, ni comprar más.
Ante un recurso tan escaso y flexible como ése, las personas
del veinte por ciento son rigurosamente quisquillosas en su
manera de utilizarlo. Por tentadora que sea la oferta, rehúsan
dejarse atrapar por actividades que saben, por instinto, que
no disfrutarán.
LAS PRIMERAS CONTENDORAS
Por razones obvias, el éxito duradero no tiene nada que ver
con la edad, el género, la raza o la religión.
Aunque la educación puede tener algo que ver, no es la
única respuesta. Todos conocemos personas con muchos
estudios que no han encontrado ni el éxito ni la satisfacción
en la vida.
Tampoco el esfuerzo es la respuesta. Claro está que todas
las personas pertenecientes al veinte por cierto trabajan
duro, pero igualmente lo hacen muchas otras personas que
nunca ven premiados sus esfuerzos tan generosamente.
¿QUÉ SIGNIFICA MANTENER
EL ÉXITO?
Mantener el éxito significa ejercer el mayor impacto
posible durante el mayor tiempo posible
Podemos ser más específicos. Para tener un impacto
extraordinario durante un período de tiempo prolongado se
necesitan dos cosas.
En primer lugar, que la persona tome sus talentos naturales
y su entusiasmo y se aplique a aprender suficientes
destrezas y conocimientos pertinentes para su función a
fin de que se la pueda considerar buena en algo.
El éxito no sólo implica aprender destrezas y conocimientos
Lo Único que usted debe saber… Marcus Buckingham
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específicos para una función, sino también dirigir el
aprendizaje hacia las áreas en las cuales se tiene una ventaja
comparativa con respecto a todas las demás personas.
En segundo lugar, según esta definición del éxito, la persona
no sólo debe aprender a ser buena en algo sino seguir siendo
buena y tener probabilidad de mejorar.
Las tres
principales contendoras
PRIMERA CONTENDORA
“Identificar las tácticas acertadas y
emplearlas”.
La premisa sobre la cual se fundamenta esta escuela de
pensamiento es que el éxito tiene poco que ver con conceptos
envolventes tales como el talento o la inteligencia. Lo que
propone en cambio es que, independientemente del talento
o de la inteligencia, el éxito sólo se logra si se aplican las
tácticas acertadas.
SEGUNDA CONTENDORA
“Identificar las carencias y corregirlas”.
La premisa básica es la siguiente: Si bien todos poseemos
una combinación singular de fortalezas y debilidades, son
éstas últimas las que nos ofrecen mayor espacio para crecer.
Así, a fin de alcanzar el éxito, debemos identificar nuestras
debilidades y tratar de mejorarlas.
Las debilidades son aquellas cosas que nos producen
dificultad pero, según esta escuela de pensamiento, la
buena noticia es que, puesto que aquello que es difícil
también plantea un reto, nuestras debilidades nos mantienen
en estado de alerta al reclamar permanentemente nuestra
atención.
Centrar la atención en las debilidades no es precisamente
la mejor manera de llenarse de energía y superar los
desafíos
La autoeficiencia no es lo mismo que la autoestima. La
autoestima se refiere a una sensación global de dignidad,
si bien, por lo general, debe ser bueno sentir autoestima, un
Lo Único que usted debe saber… Marcus Buckingham
estudio nacional patrocinado recientemente por la Sociedad
Estadounidense de Psicología reveló que la autoestima no
sirve para predecir nada en absoluto: ni la flexibilidad, ni la
persistencia, ni la capacidad para fijar metas, y menos aún
la capacidad para realizarse en la vida.
La autoeficiencia
Predice la rapidez con la cual la persona se recupera cuando
falla en la actividad, el grado de perseverancia frente a los
obstáculos que se presentan durante la actividad, el nivel
de las metas fijadas para la actividad y, lo que es más
importante, la probabilidad de alcanzar dichas metas. En
lo que a desempeño se refiere, la autoeficiencia es uno de
los estados mentales más poderosos.
Si bien la autoeficiencia está ligada a unas actividades
concretas, es muy útil cuando surgen desafíos nuevos.
Por consiguiente, si usted desea mantener su entusiasmo
y su energía al pasar de un desafío a otro, lo peor que
puede hacer es abandonar su zona de comodidad
para lanzarse completamente diferente de lo que ha
aprendido a dominar. No es posible tener grandes éxitos
y un alto grado de entusiasmo en territorio inexplorados
y diferentes a donde se llega por primera vez. Sucede
todo lo contrario. Los grandes éxitos y el entusiasmo se
producen en situaciones conocidas y semejantes. Cuanto
más se parezca un desafío nuevo a alguna de las áreas
que usted ya domina, mayor será la probabilidad de que
pueda aprender rápidamente, perseverar y fijar y alcanzar
metas elevadas.
TERCERA CONTENDORA
“Descubrir las fortalezas y cultivarlas”
Cuanto más estudie sus éxitos anteriores, más fácil le será
reconocer una serie de patrones de comportamiento o
de percepción que afloran repetidamente. Si logra tomar
distancia suficiente, verá no sólo que esos patrones
son parte constante de su personalidad (siempre es
competitivo, o centrado, o paciente o conceptual) sino que
también sus éxitos son mayores cuando esos patrones son
la fórmula perfecta para el desafío que tiene entre manos.
Esos patrones son sus fortalezas. Con el tiempo podrá
aprender a canalizarlos de manera más productiva y a
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aplicarlos cada vez con mayor perfección, pero no podrá
modificarlos mayormente.
Sin embargo, a medida que vamos creciendo y experimentando
el éxito, debemos mantenernos alerta a aquellos aspectos
de nuestras funciones que nos aburren, nos frustran o nos
agotan. Cada vez que tomemos conciencia de un aspecto
que nos desagrada, debemos abstenernos de esforzarnos
para superarlo. No debemos incluirlo dentro de las realidades
de la vida, no debemos tolerarlo sino erradicarlo de nuestra
vida lo antes posible.
Habrá personas que le dirán que el que le agrade o no su
trabajo no es lo que importa, sino hacerlo bien. Dude de
ese consejo. Es probable que usted realice bien algunas
actividades que no disfruta, pero debe recordar que el goce
es el combustible necesario para continuar practicando
la actividad, para exigirse, para invertir y para empujarse
hacia niveles superiores. Si ese goce no está presente, su
desempeño se estancará en algún punto.
¿Cómo mantener el éxito
cuando hay obstáculos
emocionales?
A primera vista, la parte de “descubrir las cosas que nos
desagradan” parece relativamente fácil. ¿Por qué habrá de
ser difícil reconocer que no nos gusta algo? Sin embargo, la
parte sobre “dejar de hacerlas” parece mucho más difícil.
Y hay razón en pensar así. Cuando se trata de eliminar
aspectos de nuestro trabajo que nos desagradan, el mundo
está en contra de nosotros.
Generalmente, en las cosas que nos desagradan interviene
una de cuatro emociones discernibles.
ABURRIMIENTO
Si la sensación primordial que lo agobia es el
aburrimiento, lo más probable es que su trabajo no gire
alrededor de las cosas que más le interesan. Es probable
que disfrute las actividades en sí mismas, pero el contenido
le es totalmente indiferente.
VACÍO
A veces el desagrado no se debe a una falta de interés
sino a la sensación de vacío. Es probable que la persona
disfrute las actividades de su trabaje y hasta las realice
bien, pero es posible que éstas no tengan nada que ver
con sus valores.
Si su trabajo implica mantenerse desconectado de sus
valores o tener que sacrificarlos, usted debe hacer lo
mismo. Permanecer en él por razones de dinero o de
estabilidad será, a la larga, un mal negocio. Le robará lo
mejor que lleva dentro.
FRUSTRACIÓN
Esta emoción no se debe a la falta de interés, no a la
desilusión, ni a la represión de las fortalezas. Se produce
cuando el trabajo comienza a exigir gradualmente, o de un
día para otro, una destreza donde se tiene una debilidad.
Cuando se le exige a alguien actuar todos los días de una
manera que le es ajena, cuando todos los días esa persona
omite cosas que debió reconocer, cuando las cosas que les
parecen claras a los demás la confunden todas los días, la
experiencia es verdaderamente agotadora.
AGOTAMIENTO
Cuando se encuentra en una función que le exija aplicar
sus áreas débiles, más vale que recuerde que encontrar
buenos aliados es el secreto bien guardado de las personas
exitosas.
A fin de fortalecerse contra esas presiones e inyectarse
una dosis estimulante de realidad durante los desvíos
esperanzadores, recuerde este principio fundamental:
cuando más tolere los aspectos de su trabajo que le
desagradan, menor será su éxito. Por tanto, en la medida
de lo posible y cuanto más pronto mejor, deje de hacer
esas cosas. Verá todo lo que podrá lograr una vez esté
libre de las cadenas y tenga el entusiasmo necesario para
dar lo mejor de sí mismo y centrar su atención.
Si el contenido de su trabajo carece totalmente de interés
para usted, la única salida es cambiar de oficio.
Lo Único que usted debe saber… Marcus Buckingham
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Elaborado por
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Resumen elaborado del libro Lo Único que usted debe saber… por Marcus Buckingham. Copyright © 2006 Editorial Norma.
Impreso en Colombia. Carlos Aguirre P. [email protected]
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