Rimas y Leyendas EL MONTE DE LAS ÁNIMAS La historia cuenta que Alonso y Beatriz, su prima, viven en Soria, cerca del Monte de las Ánimas, en el cual el día de todos los santos se cumple una siniestra leyenda: las campanas de la iglesia doblan solas y los muertos se levantan de sus tumbas, y cualquiera que pise el Monte de las Ánimas muere. La leyenda nos cuenta que los dos chicos están enamorados y que la ella pierde su banda del pelo azul en el monte. Le pide a Alonso que la vaya a buscar. Al principio no quiere pero luego, miedoso, se va por la noche. Al día siguiente Beatriz se despierta en su habitación y ve su banda azul ensangrentada y desgarrada a los pies de su cama. Se da cuenta que Alonso había muerto por su culpa y, de la tristeza, ella muere también. LOS OJOS VERDES Fernando vive en Soria, y un día que sale a cazar hiere a un ciervo, el cual se va hasta la fuente de los Álamos, donde la leyenda cuenta que hay una mujer de ojos verdes, la reencarnación del demonio. Él, sin hacer caso de las advertencias, decide adentrarse en la parte del bosque donde se encontraba la fuente. Desde que Fernando estuvo allí, había dejado de ser el mismo, siempre iba a cazar solo y estaba más pálido y distante. Fernando, que iba todos los días a la fuente, se encuentra con la mujer de los ojos verdes y le declara su amor. Ella dice que siente lo mismo, lo abraza, y se lo lleva a las profundidades de la fuente. MAESE PÉREZ EL ORGANISTA Maese Pérez es un gran organista de Sevilla muy querido por el pueblo. Pese a su ceguera, su forma de tocar es casi divina y la gente admira sus interpretaciones. Ese año todo el mundo esperaba oír a Maese Pérez tocar el órgano en la misa del Gallo, el día de nochebuena, pero una enfermedad le impide salir a la misa. Proponen otro músico pero todo el mundo se niega, quieren oír a Maese Pérez. Enfermo y moribundo, sale a tocar por propia voluntad. Interpreta una pieza única y celestial y, acto siguiente, fallece, cayendo encima el órgano. Al año siguiente, otro organista de la iglesia de San Román se atreve a tocar en la misa. Todo el público se queda boquiabierto, pues toca igual que Maese Pérez. La gente estaba maravillada, pero el organista cuando acabó juró que no volvería a tocar ese órgano, y entonces el arzobispo le invitó a que tocara el de la Catedral al año siguiente, y él aceptó. Comenzó la misa y no ocurrió nada hasta que llegó la consagración, en ese momento se oyó un grito de la hija de maese Pérez, a la vez que decía que veía a su padre tocar el órgano. No había nadie tocándolo, pero el órgano seguía sonando solo. La gente estaba segura de que era el espíritu de maese Pérez quien tocaba el órgano. EL MISERERE Esta leyenda se encuentra en un libro que una vez se encontró un hombre en una abadía. Ésta cuenta que una vez entró un hombre en un monasterio pidiendo cobijo y algo de comer. Los monjes aceptaron, pues era prácticamente su único oficio. Durante la cena no cesaron de hacerle de preguntas a las cuales respondió tranquilamente, excepto a la de cuál era su trabajo. Dijo que era músico, y que su propósito era finalizar el mejor Miserere para que dios le perdonara por sus pecados anteriores. Los monjes recordaron que, en el monasterio que había en las montañas, se oía entonar a monjes muertos todas las noches un Miserere y se lo dijeron al músico, que decidió ir allí para apuntar lo que oyese y así poder finalizar su gran obra. Una vez en el monte, vio como el monasterio se reconstruía solo y vio esqueletos de monjes subiendo por la montaña, colocándose en fila para cantar. El hombre trató de anotarlo todo pese a estar atónito ante esa terrorífica situación, pero cuando los monjes empezaron a cantar el versículo 10, una luz deslumbrante le hizo perder la consciencia. Se despertó a la mañana siguiente, bajó a la abadía y pidió un lugar para quedarse y poder escribir el Miserere. Escribió todo lo que recordaba, pero cuando intentó escribir el final, le resulto imposible. Escribió gran cantidad de borradores pero no lo consiguió, fue tal su frustración que murió enloquecido. EL CRISTO DE LA CALAVERA El día anterior al de irse a la guerra, los caballeros del rey de Castilla celebraron una fiesta. Allí la protagonista era Doña Inés de Tordesillas, una chica muy hermosa a quien todos enamoraba. Sólo dos de ellos podrían set capaces de conquistarla: los dos amigos Alonso y Lope, destacados por su virilidad. Ese día se dieron cuenta que debían luchar a muerte para conseguirla, así que se fueron a un lugar con un farol para batirse en duelo, donde había un cristo y, debajo, una calavera. Al instante en que las espadas se tocaron, la luz se apagó. Cuando las separaron, esta se volvió a encender. Este fenómeno se repitió varias veces. Unos instantes después, sonó una voz que los espantó y se dieron cuenta que Dios no quería que murieran rompiendo la larga amistad que habían compartido. Creyeron que Inés debía a elegir y, por lo tanto, la fueron a buscar a su casa. Se sorprendieron cuando vieron a Inés despidiéndose de un hombre que salía de su casa, su amante. Se empezaron a reír a carcajadas e Inés apresuró su despedida. Al día siguiente Inés estaba intranquila, ya que se moría de vergüenza por las sonoras carcajadas que había oído la noche anterior, y creía que la habrían pillado con su amante. RAYO DE LUNA La leyenda nos cuenta la historia de Manrique, un noble que apreciaba la soledad y al que le encantaba la poesía. Siempre se enamoraba de todas las mujeres, aunque nunca había llegado a conseguir que se enamoraran de él. Una noche vio como una hermosa mujer se alejaba hacia el monasterio de los Templarios. La siguió y trató de alcanzarla para poder hablar con ella, pero no lograba conseguirlo. Se pasó mucho tiempo así, fantaseando en cómo sería su mujer perfecta, con la que seguro se casaría, hasta que un día que la volvió a ver volvió a seguirla. Llegó a la que creía que era su casa y le abrió la puerta un hombre llamado Alonso de Valdecuellos. Él le contó que vivía solo y pudo darse cuenta que lo que había estado siguiendo no era más que un rayo de luna. Esto llevó al protagonista a una gran decepción, pues a partir de ese día pensó que la vida era un engaño y el amor y lo bueno de la vida, un simple rayo de luna. ESTRUCTURA Todas las leyendas tienen una estructura común. Primeramente Bécquer hace una introducción con el papel de un periodista, narrando cómo ha llegado esa leyenda a sus manos y describiendo a veces las sensaciones que le había causado. Después de este preámbulo, empieza a explicar la leyenda, diciendo el lugar donde sucede y cuando se repite. Nos va contando una serie de hechos que en muchas leyendas tienen elementos en común. El escenario suele ser tenebroso y oscuro, suelen aparecer formas paranormales y tienen lugar en un día santo, como puede ser el uno de noviembre, día de los muertos.