En tanto que de rosa y azucena se muestra la color en vuestro gesto, y que vuestro mirar, ardiente, honesto, enciende el corazón y lo refrena; Y en tanto que el cabello, que en la vena del oro se escogió, con vuelo presto, por el hermoso cuello, blanco, enhiesto, el viento mueve, esparce y desordena; Coged de vuestra alegre primavera el dulce fruto, antes que el tiempo airado cubra de nieve la hermosa cumbre. Marchitará la rosa el viento helado, todo lo mudará la edad ligera, por no hacer mudanza en su costumbre. Garcilaso de la Vega (1582) (1583) Mientras por competir con tu cabello oro bruñido al Sol relumbra en vano; mientras con menosprecio en medio el llano mira tu blanca frente el lilio bello; Ilustre y hermosísima María, mientras se dejan ver a cualquier hora en tus mejillas la rosada Aurora, Febo en tus ojos y en tu frente el día, Mientras a cada labio, por cogello, siguen más ojos que al clavel temprano; y mientras triunfa con desdén lozano del luciente cristal tu gentil cuello; y mientras con gentil descortesía mueve el viento la hebra voladora que la Arabia en sus venas atesora y el rico Tajo en sus arenas cría; Goza cuello, cabello, labio y frente, antes que lo que fue en tu edad dorada oro, lilio, clavel, cristal luciente, Antes que, de la edad Febo eclipsado y el claro día vuelto en noche oscura, huya la Aurora del mortal nublado; No ya en plata o víola trocada se vuelva, mas tú y ello juntamente, en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada. Antes que lo que hoy es rubio tesoro venza a la blanca nieve su blancura: goza, goza el color, la luz y el oro. Notas: Es interesante contrastar la versión renacentista de Garcilaso con las versiones barrocas de Góngora sobre el mismo tópico. También es de notar que Góngora compuso estos sonetos cuando tenía poco más de veinte años. AL TRAMONTAR EL SOL, LA NINFA MÍA Al tramontar del sol, la ninfa mía, de flores despojando el verde llano, cuantas troncaba la hermosa mano, tantas el blanco pie crecer hacía. Ondeábale el viento que corría el oro fino con error galano, cual verde hoja de álamo lozano se mueve al rojo despuntar del día; mas luego que ciñó sus sienes bellas de los varios despojos de su falda -término puesto al oro y a la nieve-, juraré que lució más su guirnalda con ser de flores, la otra ser de estrellas, que la que ilustra el cielo en luces nueve. Notas: vv. 9-14: Mas despues de que se puso en la frente las flores (despojos) que había ido recogiendo en su falda, marcando con ello una frontera entre el oro de su pelo y la nieve de su frente, juraré que su guirnalda lució más que la que ilustra el cielo en nueve luces, a pesar de ser de flores y la otra de estrellas. Alude a la corona de Ariadna, que es una constelación formada por nueve estrellas. LETRILLAS 1581) Ándeme yo caliente y ríase la gente. Traten otros del gobierno del mundo y sus monarquías, mientras gobiernan mis días mantequillas y pan tierno, y las mañanas de invierno naranjada y aguardiente, y ríase la gente. 9 Coma en dorada vajilla el príncipe mil cuidados, como píldoras dorados; Busque muy en hora buena el mercader nuevos soles; yo conchas y caracoles entre la menuda arena, escuchando a filomena sobre el chopo de la fuente, y ríase la gente. 30 Pase a media noche el mar, y arda en amorosa llama 16 Leandro por ver su dama; 37 que yo en mi pobre mesilla quiero más una morcilla que en el asador reviente, y ríase la gente. que yo más quiero pasar del golfo de mi lagar la blanca o roja corriente, y ríase la gente. Cuando cubra las montañas de blanca nieve el enero, tenga yo lleno el brasero de bellotas y castañas, y quien las dulces patrañas del rey que rabió me cuente, y ríase la gente. 23 Pues amor es tan crüel, que de Píramo y su amada hace tálamo una espada, do se junten ella y él, sea mi Tisbe un pastel, y la espada sea mi diente, y ríase la gente. 44 Notas: v.12: Las píldoras medicinales se "doraban" con azúcar para mejorar su sabor. v. 14: "Quiero más" es prefiero. v. 21: y [tenga] quien me cuente... v. 28: Filomena es el ruiseñor. v. 33: Leandro cruzaba a nado el Helesponto cada noche para ver a Hero. v. 35: La bota de vino (blanco o tinto). vv. 38-44: Píramo creyó muerta a Tisbe y se atravesó con su propia espada, luego Tisbe lo halló muerto y se la clavó también: así la espada fue el tálamo donde los amantes se unieron.