TERAPIA PERSONAL ANTOLOGÍA CONTENIDO DE LA ASIGNATURA 1. La psicoterapia 1.1 La confrontación: una oportunidad para el desarrollo personal 1.2 Utilidad de la confrontación 1.3 Conclusiones sobre la confrontación 2. La inteligencia emocional 3. Estrategias de intervención en psicología clínica 3.1 Introducción 3.2 Las intervenciones apoyadas en la evidencia 3.3 Tratamientos bien establecidos (eficaces) 3.4 Tratamientos en fase experimental 4. Intervención cognitivo-conductual breve en mujeres con trastorno mixto ansioso – depresivo 4.1 Evaluación del efecto de una intervención cognitivo- conductual sobre los niveles de sintomatología ansiosa y depresiva en adultos mayores 4.2 Intervención conductual cognitiva intensa para reducir los índices de depresión y timidez 1 Material Compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida su reproducción o distribución sin autorización de los autores INTRODUCCIÓN A LA ANTOLOGIA 1. La psicoterapia Fragmento tomado de: Bernardi, R., Defey, D., Gabardino, A. Tutte, J.C. (2004) Guía clínica para la psicoterapia. Rev Psiquiatr Urug 2004;68(2):99-146. Disponible en: http://www.spu.org.uy/revista/dic2004/02_guia.pdf Para promover el cambio psíquico, buscando aliviar un sufrimiento o favorecer el desarrollo de la persona y de sus vínculos. El cambio que se intenta lograr puede ponerse de manifiesto en las distintas áreas de la conducta (mente, cuerpo, mundo externo). El sufrimiento puede deberse a un trastorno definible en términos de los diagnósticos habituales, tipo DSM o CIE, o corresponder a problemas y conflictos tanto individuales como interpersonales de naturaleza más amplia, los cuales, aunque no entren en una clasificación nosográfica, tienen el efecto de perturbar el desarrollo o el funcionamiento social de la persona, constituyendo para ella y para quienes la rodean una fuente de limitación o malestar. Alcance del concepto de psicoterapia La definición anterior abarca un conjunto de técnicas que coinciden en las características señaladas por ella, si bien se diferencian en distintos aspectos a nivel de la teoría y de la técnica. En un sentido más amplio, toda relación de ayuda incluye una actitud psicoterapéutica en la medida en que el profesional busca ayudar a la persona que consulta a afrontar psíquicamente la situación por la que está pasando y, aunque no esté aplicando una técnica determinada, lo hace actuando de forma reflexiva, informada y crítica, es decir, atendiendo al efecto de sus intervenciones y actuando de conformidad con las reglas del arte. Si bien para Freud el psicoanálisis era inequívocamente una terapia psicológica, algunas orientaciones psicoanalíticas actuales sostienen que el psicoanálisis no debería ser considerado una psicoterapia, pues su objetivo es más amplio y los resultados terapéuticos surgen como efecto de la exploración del inconsciente, que es la meta principal. Esta opinión parte de una definición de psicoterapia más estrecha que la sostenida por nosotros. En la medida en que consideramos que el cambio y el enriquecimiento de la persona y de sus vínculos 2 Material Compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida su reproducción o distribución sin autorización de los autores entran dentro de los fines de la psicoterapia, corresponde incluir al psicoanálisis dentro de este campo. Ciertos procedimientos como el “counselling” (a veces traducido como “consejería”) y la “psicoterapia de apoyo” están a mitad de camino entre las psicoterapias formales y la actitud inespecífica de sostén o consejo, presente en toda relación de ayuda. Con todo, existe evidencia de que los elementos de apoyo o consejo juegan un papel más importante que el que a veces se les reconoce. Esto ha sido demostrado incluso en estudios minuciosos de sesiones psicoanalíticas por Wallerstein5 . También ha sido señalado6 que el uso inadecuado de los elementos de apoyo puede resultar iatrogénico (disminuyendo, por ejemplo, la autoestima o generando actitudes de dependencia). Existen, por tanto, razones para incluir al counselling y a la terapia de apoyo dentro de las prácticas psicoterapéuticas que requieren entrenamiento para ser utilizadas en forma sistemática. 1.1 La confrontación: una oportunidad para el desarrollo personal Fragmento tomado de: Vargas Cordero, Z R; (2003). La confrontación: una oportunidad para el desarrollo personal. Educación, 27() 79-86. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=44027206 En cualquier interacción humana, las oportunidades para la confrontación son ilimitadas y el desarrollo personal, o crecimiento emocional requiere de una serie de infinitas auto confrontaciones que conllevan dolor e incertidumbre, esto a su vez conduce a mostrar cambios conductuales. La definición social más popular y difundida de confrontación es entendida como un choque relativamente violento entre fuerzas opuestas, y tiene como propósito reducir la ambigüedad e incongruencias en la experiencia y comunicación de la persona. El énfasis emocional de esta definición social interfiere tanto con el pensamiento como con la acción, tal vez correr los riesgos de la confrontación parece más difícil de lo que es. Se aprende mejor haciendo, si se rechaza el comprometerse con una conducta, se 3 Material Compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida su reproducción o distribución sin autorización de los autores limitan las oportunidades de aprender. La intención de este artículo es señalar algunas áreas posibles de confrontación para el profesional en Orientación, que puedan ser útiles en los procesos de Orientación y que implicarán en alguna medida menores grados de riesgo para la persona orientadora que está menos segura de sus destrezas en este campo. El mensaje en la comunicación En la comunicación diaria, muchas personas son inconscientes de las incontables veces que el contenido acusativo de un mensaje parece tener prioridad sobre la comprensión y acción de ambas partes. Los sentimientos de la otra persona frecuentemente son ignorados en una lucha por defenderse, o por señalar la culpa. Si cada persona se toma el tiempo para analizar lo que se dijo, podrían ser conscientes del contenido total del mensaje, pero en la comunicación cotidiana tal análisis es poco frecuente. Lo más usual es que el mensaje, interfiera con la comunicación antes que facilitarla. Culpar a la otra persona disfraza los sentimientos que se expresan. Esta conducta es descrita por diferentes autores como (Satir 1990), (Rizo 1998), (O’Connor 1996) de la siguiente manera; los hábitos utilizados en las conversaciones reflejan cómo las personas fracasan en éstas por no asumir responsabilidad por sus propios sentimientos y conductas. A menudo, en conversaciones diarias se pueden oír frases parecidas a estas “El me hace sentir mal”, “Ella me hizo hacerlo” y “Ella o él no me gusta”. Todos estos mensajes lanzan a otros la culpa por los sentimientos personales. Mensajes como los anteriores se definen como mensajes en segunda o tercera persona; esto es, expresan sentimientos como si fueran causados por otros. Como regla, muchos mensajes en segunda o tercera persona obstaculizan la comunicación porque proporcionan dos tipos diferentes de información en el mismo paquete. En contraste, un mensaje en primera persona se define como una expresión directa de los sentimientos propios, lo cual permite responsabilizarse por ellos. Cuando las personas niegan sus sentimientos y responsabilidades proyectan los conflictos internos en otros, culpan a los demás de su mala suerte y se les dificulta llegar a reconocer alguna fuente de felicidad. Practican lo que para Satir (1990) significa “contacto” que se refiere al diálogo exterior, o patrón de conducta generalizado que se emplea en las relaciones interpersonales cuando las personas conocen 4 Material Compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida su reproducción o distribución sin autorización de los autores únicamente la máscara que se lleva puesta. Si el individuo habitualmente utiliza mensajes en segunda o tercera persona, está tácitamente reconociendo una pérdida de control sobre un elemento muy importante de la existencia: los sentimientos, y si las personas se rehúsan a tener control sobre éstos y sus vidas, se sitúan y caracterizan a sí mismas como víctimas. A tal punto que profesionales de ayuda que no estén alertas, pueden experimentar lo que en el análisis transaccional se denomina “juegos en los que participamos”, (Jongeward, 1990) los cuales son sutiles y poderosos e implican el principal intento manipulativo de las personas para atraer, dentro de su percepción de la realidad de una determinada situación, a esos profesionales. Karpman en su momento sugirió otro tipo de juego que es no menos dañino a la comunicación, el triángulo dramático; significa que el profesional puede llegar a ser un aliado, destruyendo la efectividad de su ayuda, al convertir repentinamente la posición inicial propia del orientado “yo contra el mundo”, en la nueva posición “nosotros contra el mundo”. Según esto, los profesionales llegan a verse comprometidos, desde lo personal por una atracción hacia el problema, en situaciones profesionales que reclaman la confrontación. Esta atracción resulta dañina para ambas partes, para la persona orientada porque la conducta ineficaz es reforzada aumentando la probabilidad de que se continúe con la misma conducta y para el profesional u orientador, la manipulación por parte de la persona orientada para convertirlo en aliado, lo ubica en total desventaja puesto que el método utilizado para hacerle frente a esa realidad en la relación no es funcional. La confrontación Es vista como una técnica o herramienta utilizada desde diferentes enfoques de la Orientación, razón por la que resulta importante que estos profesionales valoren la necesidad de adquirir las destrezas personales para la confrontación y la manera en que puedan utilizarla y ense- ñarla a quienes orienta. En todo modelo terapéutico de Orientación tienen un papel esencial las técnicas de interrogación, así Bandler y Grinder en Rupprecht (1998) mencionan como parte de su metamodelo del lenguaje la técnica de interrogación, cuyo objetivo es que el cliente descubra las generalizaciones, eliminaciones y/o distorsiones dentro del nivel del entorno, la conducta y las capacidades. Ellis (1983) la denomina técnica 5 Material Compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida su reproducción o distribución sin autorización de los autores socrática, es un método muy activo que trata de desafiar las opiniones de la persona; la conduce a que reconozca, examine y abandone esas ideas u opiniones irracionales. Por su parte Rogers (1989) propone el “reflejo de sentimiento”, éste trata de sacar a la luz la intención, la actitud o el sentimiento inherentes a las palabras del individuo. Para González y otros (1978) es considerada una táctica que consiste en llamar la atención de la persona acerca de una situación particular, llevarla a reconocer detalles significativos que ha estado evitando para que pueda clarificarse. Puede decirse entonces, que la confrontación es una forma psicológica de interrogar, que apunta a obtener detalles cognitivos y sensoriales precisos de la persona para ayudarla a centrarse en su propia vivencia interna y así ésta logra sacar a la luz aquellos pensamientos, sentimientos y actitudes cargados emocionalmente que le producen conflictos. La utilización tiene el fin de conducir a la persona hacia una reorganización del patrón referencial básico, a percibirse a sí misma y a su entorno de diferente manera, aceptando la responsabilidad por la propia vida y la consideración por otros, lo cual la conducirá a mostrar una conducta más racional basada en el interés de transformarse y crecer emocionalmente. Esta técnica ayuda a la gente a ver más claramente lo que ocurre en ella, las consecuencias de su conducta y cómo puede asumir responsabilidad para cambiar hacia una vida más eficaz, a desarrollar más y mejores relaciones con otros, puesto que cada quién debe aprender a vivir en contacto consigo mismo y a su vez cada persona en contacto con la otra, (Saint Paul y Tenenbaum 1996); (Satir 1990). Es un reto proponerse examinar, modificar o controlar algunos aspectos de la conducta y aunque la persona confrontada generalmente presenta una reacción de defensa, por las implicaciones emocionales que conlleva, casi siempre resulta difícil y penoso aceptar la confrontación, sin embargo es terapeúticamente beneficiosa, promueve la acción correctiva y a su vez el desarrollo personal. Muchos profesionales muestran cautela en el uso de la confrontación por considerarla riesgosa, ya que precipita la crisis, y esto puede conducir a las personas a mostrar un comportamiento hostil, resistente y defensivo, sin embargo una buena confrontación no despoja al confrontado de sus defensas y dignidad, (Ellis, 1983). Por el contrario, la experiencia adquirida en la práctica, indica que si bien es cierto la confrontación produce crisis, también es cierto que mueve los recursos personales internos, para 6 Material Compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida su reproducción o distribución sin autorización de los autores crear nuevas y mejores respuestas. La confrontación bien utilizada es eficaz y con mucha probabilidad tiene como resultado mayor respeto, mejor comunicación, comprensión mutua en la relación orientadora y más amistades significativas en la vida de todo ser humano que se exponga a ella. Responsabilidad del profesional en orientación Sin duda la buena confrontación requiere destreza y demanda mucha capacidad del profesional para saber cuándo y cómo se debe confrontar. Este debe, antes de confrontar a otra persona, al igual que en todos los procesos de ayuda, confrontarse consigo mismo, ser honesto y responsable en sus respuestas, además de reconocer sus áreas vulnerables. A continuación se presenta una guía para la auto confrontación del profesional; hacerse preguntas tales como las que se mencionan, pueden ofrecer más seguridad personal y responsabilidad en el uso de la técnica: ¿Realmente tengo el derecho y la obligación para confrontar? ¿Estoy completamente seguro de mi razón para confrontar? ¿Qué riesgos hay para el orientado? ¿Tendrá esta confrontación consecuencias positivas para el orientado? ¿Qué riesgos hay para mi como persona y profesional? ¿Es este el mejor momento para confrontar? ¿Podré conducir adecuadamente esta confrontación? ¿Podré mantener la ecuanimidad y no reaccionar defensivamente? Además, es importante para este profesional creer y plantearse algunos supuestos acerca del ser humano en y para la relación de ayuda: un supuesto básico sería creer que la persona es potencialmente capaz, y además su estado emocional le permite esta experiencia. Que la confrontación, le permitirá a la persona confrontada, llegar al menos a una respuesta con el máximo de responsabilidad personal. Que la persona está dispuesta a asumir la responsabilidad y las consecuencias de los propios actos con preocupación sincera y apertura para el cambio. Que puede llegar a reconocer y debatir su conducta irracional para transformarla en racional. Lo anterior hace posible confrontar de manera útil y no usar excusas para no hacerlo. La ausencia de confrontación en una relación de ayuda puede comunicar falta de compromiso con la persona que orienta. Otra de las responsabilidades del profesional en Orientación para confrontar es la honestidad para identificar las propias habilidades, saber que está en capacidad de prestarle atención a las expresiones verbales y no verbales porque esto es 7 Material Compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida su reproducción o distribución sin autorización de los autores fundamental; cuestionar desde el inicio hasta el final; acercarse y retirarse durante el proceso de auto descubrimiento; y devolverle al orientado únicamente los propios mensajes manifestados. Solamente cuando se sienta seguro de sí mismo y de poder hacerlo, lo podrá hacer eficazmente y ayudar al orientado a ser más responsable para enfrentarse a su yo de una forma real, que aunque dolorosa, no lastima su autoestima, entonces estará listo para hacerlo. Se necesita un “darse cuenta” de los comportamientos, gestos y reacciones emocionales que se pueden producir, es decir estar en contacto íntimo consigo mismo para poder comprender y entrar en contacto con los otros. El aprendizaje de la técnica, confrontación Como la confrontación es directa, la expresión de las emociones de la persona serán genuinas y también directas, que la convierte en una relación de cuidado y algunas veces difícil, por lo que es importante aprender a emplearla; saber cuándo y cómo se debe confrontar. La confrontación como táctica, es entendida como una habilidad que puede emplear el profesional en Orientación para enfocar discrepancias, aclarar informaciones o percepciones erróneas, o identificar patrones conductuales inadecuados y entonces motivar al orientado a poner en orden algunas cosas y actuar más constructivamente. Desarrollar las destrezas para la confrontación en algunos casos en innata, las personas poseen gran habilidad para este tipo de comunicación y para quienes no la poseen, si deberán tomar conciencia que es una habilidad que requiere de mucha consistencia en la práctica. No se aprende sólo con la lectura. Práctica, observación, supervisión y evaluación se hacen necesarias. Una buena confrontación se origina en el deseo de quien confronta de atender más profundamente a la persona que confronta, por lo tanto debe basarse en una verdadera comprensión de esa persona orientada y surgir de un interés que sea genuino y claro, ya que comunica el más alto nivel de comprensión empática. Debe ser vista como un acto de afecto y compromiso. El fin principal que persigue el uso de esta técnica es concreto, es dejar a la persona con el mínimo de ansiedad, angustia y culpabilidad; con suficiente capacidad para dejar de culpar a los demás y al entorno de sus conductas y acciones. Lo anterior hace que algunas veces sea 8 Material Compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida su reproducción o distribución sin autorización de los autores más difícil emplearla y no es eficaz en todas las personas, principalmente con aquellas que se ubican en los extremos ya sean pasivas o agresivas. No obstante, son muchos elementos que se deben tomar en cuenta, ya que son muchas las formas utilizadas para confrontar: depende entre otras cosas, de las personas, de la situación y del enfoque psicológico para la Orientación en que se basa la relación; seguidamente se mencionan algunas: • Sólo aquellos profesionales que han resuelto los propios sentimientos negativos que interfieren en su vida y se sienten comprometidos con su propio desarrollo personal se atreven a confrontar creativa y constructivamente para beneficio mutuo. • El profesional necesita tomar en cuenta el impacto que la confrontación puede tener en la persona orientada y estar en disposición de asumir las consecuencias de esa intensa interacción emocional que se produce. • Es necesaria una disposición de riesgo y entusiasmo para identificar y analizar ideas irracionales. De ahí qué es importante invitar al orientado a que observe el propósito de su conducta, esto lo conduce a una auto confrontación. • Es importante ser consistente en el uso de la técnica, durante el proceso de Orientación, ya que una sola confrontación posiblemente no altera el patrón habitual de conducta de la persona confrontada y en contraste, una respuesta empática buena y con cierto nivel de profundidad y constancia, a menudo resulta ser una buena confrontación. • Durante los primeros contactos, progresivamente se produce un rapport, empatía necesaria para proceder entonces a confrontar, es decir que una confrontación prematura usualmente puede generar sentimientos y actitudes negativas tales como defensa, enojo, manipulación y muy probablemente se puede hasta destruir la intención y la relación de ayuda. • Ser asertivamente afirmativo también se convierte de manera especial en confrontación, porque la afirmación puede ser vista como un acto de preocupación cuidadosa y genuina por parte del profesional, con lo cual se puede ayudar a la persona a abandonar actitudes defensivas. • Ser simpático no funciona en el empleo 9 Material Compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida su reproducción o distribución sin autorización de los autores de la confrontación, más bien resulta destructivo para el desarrollo personal de la persona orientada. Se necesita más bien la compasión, vista ésta como una preocupación por el sufrimiento de otros con el deseo de ayudarles y aliviarles. (Bisquerra, 2000). • Un interrogatorio lento y minucioso resulta más suave, de menos riesgo, pero a la vez más costoso, y una entrevista en la que la persona se sienta confundida o agredida por el tipo de pregunta que se le plantea, no funciona; por lo tanto se hace necesario un entrenamiento en comunicación asertiva para garantizar que la confrontación se mostrará ante el orientado con firmeza y no con agresividad. (Rogers:1984; Ellis:1983). Todo profesional en Orientación puede aprender acerca de la técnica, así como desarrollar las destrezas necesarias para emplearla tanto en sus relaciones interpersonales como profesionales. Para ello, como ya se ha mencionado, se requiere estar en contacto íntimo con los verdaderos sentimientos y necesidades de sí mismos y una disposición autocrítica para identificar y asumir con responsabilidad sus propias características personales y, sincera y genuinamente aceptar si posee las destrezas para tal efecto. 1.2 Utilidad de la confrontación El desequilibrio emocional y dificultades para las relaciones interpersonales se producen, muchas veces, cuando no se reconocen como suyos los sentimientos y emociones que se experimentan. Tampoco se asume responsabilidad alguna por las acciones y conductas mostradas ya que las personas generalmente no se percatan de los juegos que juegan, ni de las confusiones que con ellos producen. (Jongeward, 1990). Al ser confrontadas, las personas aumentan la capacidad de percatarse de la realidad, las reta a actuar de manera constructiva, por lo tanto pueden integrar las partes incongruentes y disonantes de sus vidas, identificar sus mensajes contradictorios, evaluar lo inadecuado así como las consecuencias, hasta poder desarrollar acciones más consistentes y congruentes con su sentido de vida. 10 Material Compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida su reproducción o distribución sin autorización de los autores También con la confrontación se ayuda a romper con las limitaciones impuestas por ellas mismas para su propio desarrollo personal. Las personas al reconocer esas conductas manipuladoras, los patrones familiares y sociales asumidos para sobrevivir en otras etapas de la vida y poco adecuados e ineficaces para el momento, los cuales han afectado la comunicación y las sanas relaciones interpersonales, se visualizan como personas fortalecidas para aceptar ese paso a otro nivel de su desarrollo personal. La participación en un proceso de ayuda en que se utilice esta técnica se convierte en adecuadas vías para que las personas obtengan un nuevo aprendizaje de sus vidas y puedan dirigirlas de manera eficaz y responsable. Aprenden a determinar qué sentimientos tienen que expresar, la forma adecuada de compartirlos y con quién han de hacerlo. Asumir sus conductas, pensamientos y sentimientos les ayuda a aceptar la responsabilidad, dominar el problema o situación conflictiva, lo cual significa poder dar el paso esencial para alcanzar la integridad personal, esto es integrar su yo interno, incluidos sus sentimientos, con el yo externo incluida su realidad contextual y de esta manera darle un nuevo sentido a su vida. Según (Engler, 1996), la integración necesariamente implica reconocer como propios los sentimientos y responsabilizarse por los actos. Otros autores como O’Connor (1998) la denominan, crecimiento emocional con el cual las personas logran desarrollar técnicas efectivas para solucionar sus problemas y empezar a sentirse liberadas del dolor emocional. 1.3 Conclusiones sobre la confrontación Para terminar se concluye que una confrontación es una técnica de cuidado por lo que siempre se aplica como parte de un proceso, con base en un enfoque psicológico para la Orientación y no dudamos que bien empleada resultará muy provechosa tanto, para la persona orientada como, para el profesional en orientación. Una confrontación siempre debe ser honesta, por lo que el profesional que la utilice debe aprovechar la oportunidad para comunicar interés, cuidado, preocupación, halagos, y hasta afectos, y así las personas podrán sentirla más suave y por lo tanto favorable para que afloren y se reflejen las reacciones emocionales. Recuérdese que es un instrumento efectivo para aumentar la 11 Material Compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida su reproducción o distribución sin autorización de los autores capacidad de la persona orientada a percatarse de sus limitaciones. Con la confrontación no se trata de revelar las debilidades personales, más bien se trata de situarse por voluntad propia, en lo que podríamos denominar el banquillo de los acusados, para empezar a buscar las debilidades, encontrar obstáculos, e identificar todos aquellos sentimientos y acciones que le producen a la persona malestar y frustración, con el único propósito de que llegue su mejoramiento personal. Todo lo anteriormente señalado propone a estos profesionales que no se pueden olvidar de lo difícil que resulta encararse honestamente a uno mismo, ya que nadie disfruta de sentirse debilitado e inseguro, de lo difícil que resulta la aplicación adecuada de esta técnica, así como lo dolorosa que puede volverse la vulnerabilidad. No obstante, se concluye que el uso de esta técnica en los procesos de ayuda puede resultar doloroso y hasta vergonzoso para las personas que se exponen a ella, con el fin de superar las situaciones problemáticas que enfrentan, pero a la vez se percatan que el profesional en Orientación se preocupa e interesa por ellas y pueden auténticamente percibir a éste como lo que es: una persona comprometida con su quehacer y que realmente ayuda. 2. La inteligencia emocional Fragmento tomado de: Enríquez, H.A.. (2011). Inteligencia Emocional Plena: Haciaun Programa de RegulaciónEmocional Basado en la ConcienciaPlena. Universidad de Málaga. Recuperado de http://riuma.uma.es/xmlui/bitstream/handle/10630/5053/Tesis%20Doctoral%20de% 20H%C3%A9ctor%20Arturo%20Enr%C3%ADquez%20Anchondo.pdf?sequence= 1 “No se puede solucionar un problema partiendo de la misma “conciencia” ‐ o perspectiva‐ que lo provocó.” Albert Einstein Tal vez las personas reconocen una paradoja fundamental: La ciencia nos ha ayudado a tener un control increíble sobre nuestro mundo exterior, pero hemos avanzado poco en tener el control de nuestros mundos internos, emocionales. Por ejemplo, podemos viajar por todo el mundo en menos de un día, pero no parece que se haga mucho más en el progreso en la 12 Material Compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida su reproducción o distribución sin autorización de los autores reducción de la violencia, el racismo, el asesinato y el suicidio. Si miramos con honestidad en la condición humana, debemos admitir que la falta de inteligencia emocional está en todas partes. La gente puede estar mirando a la IE, tal vez con la esperanza de que les ayudará a obtener el control de sus vidas. (Ciarrochi y Blackledge, 2005). La inteligencia es, ha sido, y posiblemente será uno de los aspectos que más interés ha suscitado a lo largo de este último siglo dentro de la psicología y también en otras disciplinas tales como la pedagogía, la filosofía o la neurología. Incluso después de muchos avances la inteligencia se sigue considerando un fenómeno en gran medida desconocido por su complejidad. Esta complejidad ha propiciado que surjan, sobre todo en las últimas décadas, diferentes teorías y definiciones sobre el constructo, que hacen difícil a los investigadores poder llegar a una definición aceptada y consensuada por todos (Sternberg, 2000; Sternberg, Castejón, Prieto, Hautämaki y Grigorenko, 2001). En estas últimas décadas, algunos autores han considerado incompleta la visión de la inteligencia que hace referencia solamente al denominado cociente intelectual. Es por ello por lo que las teorías recientes conducen al desarrollo de una nueva perspectiva de la inteligencia mucho más amplia, en la que se tienen en cuenta otros aspectos más allá de los puramente racionales como los factores emocionales (Pérez y Castejón, 2007). Estas emociones juegan un papel importante y trascendental en la vida estudiantil, la manera de cómo interactúan en la realidad del individuo, en su vida cotidiana, estando presentes de manera diversa en cada experiencia vital y de manera particular en su entorno educativo, pudiendo hacer del estudiante una persona con un alto grado de bienestar y éxito en su perspectiva socioemocional y en un futuro próximo en su actividad profesional, o a su vez una persona con un grado alto de desadaptación. Los jóvenes universitarios se enfrentan a cargas personales, socioeconómicas y académicas que muchas veces pasan desapercibidas por el contexto que los rodea (Barragán, Lewis, Palacios, 2007). Diversas investigaciones muestran que los problemas psicológicos que padecen los estudiantes están relacionados con trastornos de ansiedad (Salanova, Bresó y 13 Material Compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida su reproducción o distribución sin autorización de los autores Schaufeli, 2005), estrés, ansiedad estado rasgo, como también temor a la evaluación. Las maneras en que las emociones afectan a los estudiantes pueden ser múltiples y variadas, de manera positiva o negativa, pueden impulsar la motivación para mejorar su desempeño académico y ser personas proactivas, asertivas y dinámicas, o de lo contrario, alejarlos del propósito educativo y en su extremo perder el sentido de vida. No son pocos los problemas u obstáculos a los que se enfrentan los estudiantes en su cometido diario, inmersos en un proceso lleno de tensiones por los compromisos contraídos en su formación profesional y por otro lado, en una sociedad en la que parece ser que los factores de riesgo sociales (Castro y Llanes, 2006) se intensifican al transcurrir los años estudiantiles, que son aspectos que en muchos casos van en detrimento de la inteligencia emocional y por ende en la inestabilidad propia del individuo. Fernández-Berrocal y Ramos (2002; 2004) expresan la problemática educativa de esta manera: La sociedad española del siglo XXI se encuentra inmersa en una complejidad que se ha trasladado inexorablemente a la escuela y ha mostrado a todos los responsables educativos (padres, profesores y políticos/administradores), que la educación en la sociedad del conocimiento es una misión imposible si no se tienen en cuenta otros factores aparentemente ―menos intelectuales‖ y académicos y que, en principio, parecen alejados de la finalidad original del contexto escolar. Finalmente, la sociedad aspira a que sus jóvenes sean en el futuro ciudadanos morales, respetuosos y responsables, además de productivos. Todas estas esperanzas y proyectos de la sociedad exigen a la escuela una educación integral del individuo más allá de lo tradicionalmente exigido por la escuela: conocimiento y habilidades académicas. Santolaya (2009), resalta los resultados de recientes informes nacionales e internacionales donde se ha evaluado el sistema de enseñanza de España. Entre las críticas que se han vertido al sistema educativo español destacan los altos índices de fracaso escolar y problemas de aprendizaje, así como la presencia de comportamientos violentos y desafío a la autoridad presentes en las aulas españolas. La masificación de la enseñanza universitaria, la falta de motivación, la sensación de fracaso, la desesperanza respecto al futuro o un bajo concepto de autoeficacia, han desencadenado una 14 Material Compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida su reproducción o distribución sin autorización de los autores cierta frustración de expectativas, pues el título universitario ya no constituye para los jóvenes el medio lógico para acceder a un empleo (Tejedor Tejedor y GarcíaValcárcel, 2007). La Revista Interuniversitaria Española de formación del profesorado (2007), en su editorial, destaca la pretensión de una educación centrada en el trabajo del alumno, buscando que éste sea más autónomo, que conozca mejor sus propios recursos cognitivos y emocionales, y que pueda autoregularlos. Es por ello que considerando las perspectivas de futuro, sería conveniente profundizar en el estudio de las variables contextuales, psico emocionales y académicas que pueden ser antecedente de muchos de los problemas que enfrentan los estudiantes universitarios para desarrollar eficaz y felizmente su proceso académico. En respuesta a este punto, se han realizado numerosos estudios que tratan de identificar factores asociados al desempeño académico y permanencia en la universidad (Bresó y Salanova, 2003; Cu Balan, 2003; Chain, R. R., Cruz, R. N., Martínez, M. M. y Ávila, N. 2003; Duarte Godoy y Galaz Fontes, 2006; González, Morfin y Peña, 2005; García, Alvarado y Jiménez, 2000). Una interesante línea de investigación en este ámbito ha focalizado su interés en el análisis de la capacidad de ajuste de los estudiantes a la universidad. Dicho proceso de ajuste puede llevar consigo estrés, implicando para unos una experiencia emocional desadaptativa y para otros un momento excitante de cambio y desarrollo personal (Arco, López, Heilborn y Fernández, 2005; Cutrona, 1986; Durán, Extremera, Montalban y Rey, 2005). Así pues, una experiencia de cambios desadaptativos del estudiante puede dar lugar a un proceso de desinterés psicológico y afectaría generalmente la autoestima de un estudiante que se desconecta de su compromiso escolar (Cokley y Moore, 2007). Además, se identifican diversos factores a tener en cuenta en este proceso como son los acontecimientos vitales, las características del ambiente social y determinadas variables personales (autoconcepto, atribución, estilo de afrontamiento, etc.) que, en distinta medida, actúan como estresores o amortiguadores de los efectos negativos del estrés sobre la salud y bienestar personal, afectando de forma negativa a los estudiantes universitarios en su quehacer académico (Martín, 2007). 15 Material Compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida su reproducción o distribución sin autorización de los autores En este sentido existen factores de riesgo que afectan al estudiante en su proceso académico. El concepto de riesgo en el periodo juvenil se ha asociado a la posibilidad de que las conductas o situaciones especificas conduzcan a daños en el desarrollo que pueden afectar tanto el conjunto de sus potencialidades como deteriorar su bienestar y salud (Weinstein, 1992). Algunos datos sobre los problemas derivados de baja autoestima, depresión, estrés, violencia, delincuencia, anorexia, sida, suicidio, consumo de drogas, conducta sexual no protegida, etc., pueden encontrarse en el Youth Risk Behavior Surveillance System ( YRBSS) patrocinado por United States Centers for Disease Control and Prevention (2003); también Dryfoos (1997); Sells y Blum (1996); Walker y Towsend (1998), estos datos aportan evidencia de los comportamientos de riesgo. Las investigaciones sugieren una correlación entre depresión, déficit en habilidades sociales, desesperanza, falta de asertividad y baja autoestima (Bisquerra, 2003). Las trayectorias de desarrollo que dan lugar a resultados insalubres o desadaptativos para los jóvenes no siempre surgen a causa de los comportamientos en los cuales los jóvenes incurran en situaciones en las que se encuentran debido a su comportamiento. De hecho, Dryfoos (1997), llama la atención sobre el hecho de que debido a las diferencias socioeconómicas y culturales, los jóvenes están teniendo experiencias que afectan directamente su desarrollo. Aun cuando se consideran muchas de las circunstancias negativas en las que los jóvenes se desarrollan, (por ejemplo, la pobreza), los jóvenes presentan competitividad en una amplia variedad de resultados de comportamiento y de salud mental (Arrington, Melvin y Wilson, 2000). El riesgo también se ha determinado evaluando el impacto de una diversidad de eventos de la vida (Gore y Eckenrode, 1994). Se cree que la probabilidad de que los jóvenes manifiesten comportamientos desadaptativos y de salud mental se incrementa debido a la cantidad de estrés que ellos encuentran a través de acontecimientos vitales negativos (Arrington et al., 2000). Otra definición de riesgo puede ser indagado enfocándose en un singular evento crítico (Gore et al., 1994). Los ejemplos incluirían sobrevivir o atestiguar un episodio violento, tal como un tiroteo desde un vehículo en la zona de bajos ingresos del centro de la ciudad o un tiroteo en una escuela suburbana. Finalmente, el riesgo se define generalmente 16 Material Compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida su reproducción o distribución sin autorización de los autores como una adversidad psicosocial o un evento que puede ser considerado un factor de estrés para la mayoría de la gente y que puede obstaculizar el funcionamiento normal (Masten, 1994). Dornbusch, Mont-Reynaud, Ritter, Chen y Steinberg (1991) encontraron que los jóvenes que reportaron más eventos estresantes tuvieron más resultados negativos. Se debe también tener cuidado con la enumeración de enfoques por varias razones. En primer lugar, los acontecimientos vitales negativos pueden ser percibidos como estresantes de manera diferente en función del joven en lo individual o un grupo específico. Asimismo, se puede entender que los comportamientos de riesgo rara vez se dan aislados (Graczyk, Weissberg, Payton, Elias, Greenberg y Zins. (2000). Se da una co-ocurrencia de comportamientos problemáticos. Dryfoos (1997), lo denomina ―paquetes‖ de comportamientos desadaptativos. Hurrelmann (1997), señala como el estrés en la adolescencia y juventud correlaciona con el fracaso escolar, conducta social desviada, delincuencia, integración en grupos de iguales desviados, consumo de drogas y baja autoestima. Como se podría esperar, cuanto más elevada sea la cantidad de co-ocurrencia de comportamientos problemáticos, menor es el resultado en indicadores de ajuste Estos datos evidencian la necesidad de abordar una prevención inespecífica que incida en situaciones múltiples: conflictos, violencia, consumo de drogas, estrés, depresión, etc. Por otra parte, además de prevenir, es importante construir bienestar. Hay evidencia de que los jóvenes que experimentan un mayor bienestar personal (sentirse competentes y apoyados) es menos probable que se impliquen en comportamientos de riesgo, y al mismo tiempo es más probable que procuren mantener buena salud, tener buen rendimiento académico, cuidar de sí mismos y de los demás, superar adversidades, etc. (Scales y Leffert, 1999). Una alternativa indispensable para paliar esta serie de riesgos y variables que afectan el desarrollo adecuado de los estudiantes y por consecuencia generar procesos adaptativos de vida es la educación emocional, que pretende dar respuesta a un conjunto de necesidades sociales que no quedan suficientemente atendidas en la educación formal (Bisquerra, 2000). Se puede afirmar que muchos de los problemas que afectan a la sociedad actual (consumo de drogas, violencia, prejuicios étnicos, etc.) tienen un fondo emocional. Múltiples 17 Material Compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida su reproducción o distribución sin autorización de los autores voces se han manifestado en este sentido (Consortium on the SchoolBased Promotion of Social Competence, 1994; Graczyk, et al., 2000; Weissberg, Caplan y Sivo, 1989; Weisberg y Greenberg, 1998, etc.). La educación emocional deriva del concepto de emoción y sus implicaciones. A pesar de que tradicionalmente la sociedad ha sobrevalorado la inteligencia de las personas en detrimento de otras cualidades de los individuos, la evidencia empírica ha demostrado que ser cognitivamente inteligente no es suficiente para garantizar el éxito académico, profesional y personal (Extremera y Fernández-Berrocal, 2001; Goleman, 1995). Sin embargo, esta creencia ha llevado a que en la escuela se hayan priorizado hasta finales del siglo XX los aspectos intelectuales y académicos de los alumnos, convencidos de que los aspectos emocionales y sociales pertenecían al ámbito privado (Fernández-Berrocal y Ruiz, 2008) y eran completamente independientes. Actualmente, la postura racionalista extrema que consideraba a la cognición y la emoción entidades dispares y diametralmente opuestas ha quedado relegada (Mayer, Roberts y Barsade, 2008) y las emociones juegan un nuevo papel cultural en la sociedad actual, lo que ha contribuido a que la investigación dentro del campo de la Inteligencia Emocional (IE) haya prosperado significativamente en los últimos 15 años (Fernández-Berrocal y Extremera, 2006), debido a que desde diferentes ámbitos (clínico, educativo, etc.) se ha exigido que predijera criterios sobre y más allá de lo que predecía la inteligencia general (Zeidner, Roberts y Matthews, 2002). Para afrontar estos múltiples problemas, las instituciones han reconocido que además de información y formación intelectual, los niños y adolescentes necesitan aprender otro tipo de habilidades no cognitivas. En definitiva, han suscrito la importancia del aprendizaje de los aspectos emocionales y sociales para facilitar la adaptación global de los ciudadanos en un mundo cambiante, con constantes y peligrosos desafíos (Lopes y Salovey, 2004; Mayer y Cobb, 2000). Las habilidades emocionales, como se refleja en diferentes investigaciones, se consideran predictivas de un mejor afrontamiento ante los sucesos vitales cotidianos y de 18 Material Compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida su reproducción o distribución sin autorización de los autores mayores niveles de bienestar y ajuste psicológico (Salovey, Bedell, Detweiler y Mayer, 1999; Salovey, Stroud, Woolery, y Epel, 2002). Existen evidencias, a su vez, de que la inteligencia emocional, definida como la habilidad para percibir, asimilar, comprender y regular las emociones propias y las de otras personas (Mayer y Salovey, 1997), juegan un papel importante como recurso de la persona para afrontar situaciones de tipo laboral e inclusive en el contexto académico. En esta misma línea, el entronque de Mindfulness como procedimiento terapéutico se encuentra en el desarrollo de las denominadas nuevas terapias conductuales (Vallejo, 2007). Hayes, Luoma, Bond, Masuda y Lillis (2006) han venido a denominar como terapias de tercera generación, aquellas que incluyen en sus componentes procesos de Mindfulness y aceptación, así como procesos de compromiso y cambio directo de conductas. Aunque las aplicaciones clínicas de Mindfulness estuvieron ligadas, inicialmente, a su papel como procedimiento de control fisiológicoemocional, hay abundantes datos que apoyan el uso del Mindfulness en un amplio número de trastornos que incluyen desde el tratamiento de la depresión o los trastornos de personalidad, hasta los trastornos alimentarios, la ansiedad generalizada, el estrés, la violencia, los problemas de pareja, etc. (Baer, 2003; Baer, Hopkins, Krietemeyer, Smith y Toney, 2006). Franco (2009) ha estudiado, recientemente la incidencia de un programa de meditación sobre la percepción al estrés de estudiantes de primer curso de Magisterio, obteniendo una reducción significativa en dicha variable y concluyendo, por tanto, que la práctica de este tipo de programas dota a las personas de una serie de recursos que permitirán hacer frente de forma más eficaz a las diferentes situaciones de estrés. Este aspecto coincide con la mejora de sus emociones y mejora del ajuste psicológico. En este sentido y con el propósito de analizar y comprender la problemática psicoemocional estudiantil en un contexto universitario, se presentan tres estudios en los que se analizan una serie de variables de ajuste psicológico que de alguna manera afectan al estudiante en su proceso formativo. 19 Material Compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida su reproducción o distribución sin autorización de los autores En un primer lugar se presenta un estudio comparativo entre estudiantes universitarios de México y España, en el cual se analizará la relación que existe entre la inteligencia emocional (atención, claridad y reparación emocional) de los estudiantes universitarios y las variables de ajuste psicológico que influyen en su desarrollo personal. Relaciones analizadas a través de instrumentos que midan la inteligencia emocional, burnout, engagement, autoeficacia, satisfacción vital, extraversión y neuroticismo. Estas son variables que ya se han estudiado dentro de otros marcos contextuales y culturales, por lo que es interesante comparar en este trabajo dos muestras de estudiantes universitarios de distintos países como es el caso de México y España. En el segundo estudio se analizó la relación mediadora de Mindfulness entre la IE y las variables de ajuste psicológico como burnout, engagement, autoeficacia, satisfacción vital, neuroticismo, Mindfulness, empatía y regulación emocional, con una muestra de estudiantes de España. Finalmente, en el tercer estudio se realizó un programa de intervención de Inteligencia Emocional a través de Mindfulness con estudiantes universitarios, en el que se aplicó un pretest y un postest para observar sus posibles cambios en las variables analizadas en el estudio. Es un programa donde se pretende trabajar con las dimensiones de Inteligencia Emocional (IE) a través de técnicas que caracterizan a Mindfulness (MF). El análisis de sus resultados proporcionara información de la incursión de la integración de estos dos constructos importantes enfocados en la regulación emocional en el contexto educativo. 3. Estrategias de intervención en psicología clínica: las intervenciones apoyadas en la evidencia Fragmento tomado de: Vera Villarroel, P E; (2004). Estrategias de intervención en psicología clínica: las intervenciones apoyadas en la evidencia. Liberabit. Revista de Psicología, 4-10. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=68601001 20 Material Compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida su reproducción o distribución sin autorización de los autores 3.1 Introducción Los estudios epidemiológicos demuestran que los trastornos psicológicos y psiquiátricos han ido en aumento en los diferentes países. Esto podría deberse a que efectivamente por diversas razones estas patologías se han desarrollado más en los últimos años o por otra parte las personas están consultando en mayor medida en los diversos centros de salud lo que hace que se presenten altos indicadores en los estudios que evalúan los índices de consultas y demandas. Independiente de las causas, este estado genera una demanda que las ciencias de la denominada Salud Mental deben afrontar. Esto significa entonces que disciplinas como la Psicología Clínica requieren desarrollar estrategias de intervención que sean efectivas para afrontar estos problemas. Sin embargo, en Psicología Clínica existe diversos tipos de terapias e intervenciones para la mayoría de los trastornos, principalmente en lo referente a los trastornos emocionales, y no siempre se cuenta con apoyo empírico para la mayoría de estas. De acuerdo a Garfield (1980) en 1960 se contaba con al menos 60 tipos de Psicoterapias, durante la década del 70 y 80 se informa la existencia de cerca de 130 tipos de terapias diferentes (Parlof, 1976) y de alrededor de 250 tratamientos terapéuticos (Harink, 1980). Por su parte, Kazdin (1986) plantea la coexistencia de 400 terapias. Como se observa la tendencia ha ido en aumento en cuanto a la cantidad de terapias o estrategias de intervención. Lamentablemente este crecimiento no se ha desarrollado de la mano del avance científico si no por el contrario muchas de estas propuestas están basadas en modas e incluso de postulados ideológicos que distan mucho de una disciplina científica. Al revisar la oferta de tratamientos se observa una amplia variedad de técnicas basadas en diferentes modelos teóricos con diferentes metas, objetivos y alcances. Sin embargo, es notorio la falta de antecedentes empíricos que avalen la verdadera efectividad de todas estas intervenciones, de modo que el número de antecedentes y literatura relacionadas con estudios empíricos acerca de la efectividad de las técnicas y procedimientos es bastante menor de lo que se podría esperar dada la cantidad de alternativas de intervenciones (Vera-Villarroel y Herrera, 2004). 21 Material Compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida su reproducción o distribución sin autorización de los autores 3.2 Las intervenciones apoyadas en la evidencia A partir de la necesidad de contar con intervenciones de probada validez empírica tanto en Medicina como en Psicología se ha desarrollado en los últimos años una tendencia hacia la identificación de intervenciones con apoyo empírico o también conocido como intervenciones apoyadas en la evidencia. Esto ha significado que en ambas disciplinas se generen criterios independientes del tipo de intervenciones y a partir de ellos revisar el estado actual de modo de conocer el real estado de las intervenciones con las que se cuentan y saber cuáles son eficaces o cuales hasta el momento no cuentan con suficiente apoyo empírico. En este sentido en Psicología, se originó inicialmente en Estados Unidos y Canadá un movimiento para determinar la eficacia de los tratamientos psicológicos para los trastornos mentales. Esto con el objetivo de elaborar guías sobre las terapias con las que se cuenta evidencia de que funcionan. Esto comenzó auspiciado por la División 12 (Psicología Clínica) de la Asociación Psicológica Americana y revisado hasta la fecha en dos ocasiones (Chambles, Sanderson & Shoham, 1996; Chambles, Baker & Baucom, 1998). Los criterios que se han establecido han dado origen a tres tipos de tratamientos dependiendo de cómo se cumplan los criterios. Así, se cuenta en la actualidad con los denominados Tratamientos Bien Establecidos (o Tratamientos Efectivos), los Tratamientos Probablemente Eficaces y Tratamientos en Fase Experimental (Hamilton y Dobson, 2001). 3.3 Tratamientos bien establecidos (eficaces) Se considera que un tratamiento bien establecido es aquel que cumpla los siguientes criterios: Cumplir con los criterios 1 ó 2 pero además cualquiera sea la alternativa anterior, cumplir con los criterios 3, 4 y 5: 22 Material Compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida su reproducción o distribución sin autorización de los autores 1. Al menos dos estudios con diseño de grupo que demuestren la eficacia del tratamiento en una o más de las siguientes maneras: El tratamiento es superior al farmacológico, al placebo o a un tratamiento alternativo. El tratamiento es equivalente a otro establecido en estudios con adecuado poder estadístico (sobre 30 personas por grupo). 2. Demostrar eficacia mediante una serie amplia de estudios de caso único (N sobre 9). Estos estudios deben: Tener un buen diseño experimental Haber comparado la intervención dentro del modelo del diseño de caso único, con el placebo, con la intervención farmacológica o con otros. 3. Contar con un manual de tratamiento. 4. Las características de los sujetos (muestra) deben estar claramente identificadas. 5. La efectividad de la intervención debe ser demostrada por al menos dos investigadores diferentes o dos grupos de investigación independientes. 3.4 Tratamientos en fase experimental Tratamientos que no se pueden enmarcar en las categorías anteriores aunque existan indicios experimentales prometedores de que se pueden alcanzar los niveles de eficacia establecidos. A partir de estos criterios se ha revisado toda la información disponible y de acuerdo a los resultados ya se cuenta con información sobre que terapias funcionan y para que trastornos. Los resultados demuestran que sólo unas pocas intervenciones pueden ser consideradas efectivas siendo sin lugar a dudas las terapias conductuales y cognitivo conductuales las que cuentan con evidencia suficiente para ser consideradas intervenciones bien establecidas por sobre la mayoría de los demás modelos teóricos. Sólo unas pocas intervenciones de otros modelos teóricos específicos muestran en algunos casos evidencia de su efectividad. Es necesario resaltar, que existen trastornos que aunque son muy estudiados y aparentemente existirían tratamientos para su intervención, no cuentan con evidencias de tratamiento eficaces para su abordaje, por ejemplo los trastornos 23 Material Compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida su reproducción o distribución sin autorización de los autores de personalidad. En este sentido, los resultados obtenidos por Chambless et al.(1996 y 1998; Norcross 2002; Task Force on Promotion and Dissemination of Psychological Procedures ,1995; Mustaca, 2004; ) muestran la superioridad de las terapias cognitivoconductuales. De acuerdo a Chambless (1996 y 1998), dentro de las cuatro grupos de terapias efectivas para los trastornos de ansiedad los tratamientos conductuales reportan los mejores resultados. Para la depresión son dos de las cuatro existentes, para los trastornos sexuales y de pareja son tres de las cuatro más eficaces, para los trastornos de la conducta alimentaria una de las dos eficaces, para los trastornos adictivos encontramos tres de las cuatro y, para los trastornos psicóticos, son las dos más eficaces. Para los trastornos infantiles, los cuatro tratamientos eficaces son de la misma orientación (Echeburúa y Corral, 2001). 4. Intervención cognitivo-conductual breve en mujeres con trastorno mixto ansioso – depresivo Investigaciones llevadas a cabo sobre epidemiología psiquiátrica en el Chile, señalan que los trastornos que afectan a un mayor número de personas corresponden a los trastornos depresivos, seguidos en prevalencia por los trastornos de ansiedad. Los resultados reportan además, que dichos trastornos son más frecuentes en mujeres de nivel socioeconómico y educacional bajo. Estudios recientes destacan la presencia de una comorbilidad y cosintomatología ansiosadepresiva, que han dado paso a la descripción de un síndrome específico de ansiedad-depresión, que la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE10) ha denominado como Trastorno Mixto Ansioso-Depresivo. La magnitud e impacto del trastorno queda demostrada en estudios internacionales que revelan que las personas diagnosticadas con este trastorno representan una población con alto riesgo para desarrollar formas más severas de trastornos afectivos o ansiosos, incrementando con ello la utilización de los servicios médicos. Si bien la CIE -10 clasifica y diagnostica el Trastorno Mixto Ansioso-Depresivo y el DSM IV propone 24 Material Compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida su reproducción o distribución sin autorización de los autores criterios categoriales en investigación, aún no es posible disponer de información suficiente que permita aproximarse a esta problemática. En la búsqueda de formas más integrales de tratamiento se propuso realizar una intervención psicológica de orientación cognitivo-conductual y evaluar su efectividad. Esta intervención se estructuró como un taller grupal breve de ocho sesiones dirigido a mujeres diagnosticadas con Trastorno Mixto Ansioso-Depresivo. Las técnicas utilizadas fueron; relajación progresiva de Jacobson, ensayo conductual, reestructuración cognitiva, técnica de resolución de problemas, entrenamiento en asertividad e imagineria. El análisis estadístico de los resultados permitió concluir con un p< 0.004 que el taller aplicado fue efectivo en la reducción de la sintomatología presente en Trastorno Mixto Ansioso - Depresivo. Es decir, tanto los síntomas ansiosos como depresivos disminuyeron tanto en las evaluaciones pre, post test, como en las comparaciones con el grupo control. Se encontró además que las variables estado civil, años de escolaridad y tratamiento farmacológico no intervinieron en la posible efectividad de la intervención. 4.1 Evaluación del efecto de una intervención cognitivo- conductual sobre los niveles de sintomatología ansiosa y depresiva en adultos mayores Se presenta el diseño y evaluación de una intervención cognitivo-conductual breve dirigida a un grupo de adultos mayores con el objetivo de disminuir su sintomatología ansiosa y depresiva. El tratamiento duró un mes (dos sesiones semanales de dos horas cada una). Participaron 38 sujetos adultos mayores de la ciudad de Santiago con edades entre los 63 y 76 años de edad diagnosticados con depresión leve/moderada y sintomatología ansiosa, los cuales fueron asignados aleatoriamente a los grupos experimental y control. Las principales técnicas utilizadas fueron, relajación progresiva, reestructuración cognitiva, psicoeducación y programación de actividades agradables. Para el análisis de resultados se utilizó un diseño experimental multivariado de comparación de dos grupos, con mediciones pre, durante, post y seguimiento a las dos semanas y al mes de finalizada la intervención. Los resultados mostraron diferencias estadísticamente significativas 25 Material Compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida su reproducción o distribución sin autorización de los autores entre los grupos experimental y control en todas las mediciones de tratamiento y seguimiento de las variables estudiadas p<0.05. El tamaño del efecto fue moderado alto para ansiedad estado y depresión y moderado para ansiedad rasgo. En relación a la potencia, esta fue alta para todas las variables estudiadas, presentando un valor de 1 al finalizar la investigación. 4.2 Intervención conductual cognitiva intensa para reducir los índices de depresión y timidez El objetivo de esta intervención fue evaluar el posible efecto de una intervención intensa y breve y evaluar el posible efecto en diversas variables psicológicas. Se trabajó con un total de 10 sujetos con una edad promedio de 30 años y una desviación estándar de 2.3. Todos los sujetos eran profesores de secundaria y participaron en un taller de desarrollo personal. Todos los sujetos no presentaban trastornos ni estaban en tratamientos psicológicos al momento de las evaluaciones. Los instrumentos utilizados fueron: Escala de depresión de Beck, Escala de Orientación Vital LOT-R, Escala de Timidez. Todos los sujetos contestaron los instrumentos en la primera sesión. Los sujetos participaron en un taller de cinco sesiones de cuatro horas de duración. Posteriormente los sujetos contestaron nuevamente los instrumentos luego de transcurridos al menos una semana después del término del taller. El taller estuvo estructurado utilizando las siguientes técnicas: Psicoeducación, Técnicas de Relajación, Técnicas de Reestructuración Cognitiva, Técnicas de Resolución de Problemas, Planificación de actividades, Ensayo Conductual. Los resultados indicaron una disminución estadísticamente significativa z= -2,530 p< 0,011 y los niveles de timidez Z= -1, 785 p< 0,074. No se encontraron diferencias estadisticamentes significativas en los niveles de optimismo. COMENTARIOS FINALES Como se podrá observar este tema tiene una importancia innegable en la Psicología Clínica, sin embargo la información disponible en cuanto a la efectividad es bastante pequeña en comparación con la cantidad de propuestas sobre supuestas 26 Material Compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida su reproducción o distribución sin autorización de los autores intervenciones que funcionan. Un ejemplo claro de esto está dado por la realidad chilena. Recientemente se analizaron los artículos publicados en tres revistas de Psicología chilena en los últimos 10 años. Esta revisión se realizó de acuerdo a los criterios de la Psicoterapia basadas en la evidencia analizadas anteriormente. Los resultados indicaron una escasa producción de investigaciones centradas en la evidencia, y más aún, una escasa cantidad de publicaciones en torno a la eficacia de intervenciones clínicas. De la misma forma el estudio demostró una gran cantidad de artículos teóricos y una muy baja producción en cuanto a artículos aplicados, además, el bajo número de investigaciones centradas en el análisis de eficacia de intervenciones terapéuticas no cumple con los criterios necesarios para validar la eficacia de un tratamiento6. Dado estos y otros antecedentes llama la atención que en el medio psicológico contemos con una amplia gama de "propuestas" de intervenciones y que estas pasen a ocupar lugares predominantes entre la comunidad psicológica. Esto se ve reflejado en muchas ocasiones con asignaturas, conferencias, libros etc. sin que los representantes de la disciplina exijan evidencia sobre la real utilidad de estas "propuestas". Lamentablemente se está observando que si las exigencias no se realizan desde dentro de la Psicología se están exigiendo de igual modo de otras fuentes. Así, los sistemas de salud, tanto privados como públicos están exigiendo a los psicólogos evidencias de intervenciones eficaces y eficientes. Esto se hace más relevante en países como los nuestros donde los recursos tanto humanos como económicos son escasos y por lo tanto no se puede aplicar estrategias de dudosa efectividad. Todo indica que la disciplina cada vez va hacia esta dirección ya sea por exigencias internas o externas. Esto no significa que existan intervenciones que no sirven (aunque es probable que algunas puedan entrar dentro de esta categoría) si no lo que se necesita es que se evalúen las intervenciones. Probablemente muchas de las intervenciones probablemente eficaces o en fase experimental podrían ser consideradas efectivas si sus representantes se esforzaran en evaluar sus intervenciones. 27 Material Compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida su reproducción o distribución sin autorización de los autores Mesografía (para consulta complementaria) NOTA IMPORTANTE: Recuerda que si alguno de los siguientes enlaces está roto o bien ha sido retirado de Internet, siempre puedes hacer una investigación complementaria para localizar los documentos sugeridos en otra parte. Muñoz, R. (1995). Manual de terapia individual para el tratamiento CognitivoConductual de Depresión. California: RAND. Disponible en: https://www.rand.org/content/dam/rand/pubs/monograph_reports/2005/MR1198.7. pdf Amaro, F. y otros. Psicoterapia individual intensiva psicodinámica: La relación terapéutica y las técnicas de interpretación. Disponible en: http://www.paidopsiquiatria.cat/files/modulo9_psicoterapia_individual_intensiva_psicodinamica_la_relacio_0.pdf Bernardi, R., Defey, D., Gabardino, A. Tutte, J.C. (2004) Guía clínica para la psicoterapia. Rev Psiquiatr Urug 2004;68(2):99-146. Disponible en: http://www.spu.org.uy/revista/dic2004/02_guia.pdf 28 Material Compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida su reproducción o distribución sin autorización de los autores