TEMA 1. LA HISPANIA ROMANA 1.1. Etapas de la conquista romana. 1.2. Organización del territorio y explotación económica. 1.3. La romanización: sociedad y cultura de Hispania. 1. Etapas de la conquista romana. La presencia romana de la península ibérica se prolongo desde finales del siglo III antes de Cristo hasta principios del siglo V después de Cristo. Los romanos no tenían un plan determinado de conquista, inicialmente solo querían contrarrestar a los cartagineses. No obstante, la conquista no fue limitada ya que impusieron su cultura, lengua y costumbres a todos los pueblos prehispánicos, aunque no en todas partes con la misma intensidad. El proceso de conquista se dividió en tres fases: 1º Fase: Guerras Púnicas. En el 209 a.C. conquistan Cartago Nova y en el 206 a.C. Gades (zonas del Este y del sur). 2º Fase: Conquista del centro y occidente. En estas zonas encontraron grande resistencia por parte de los nativos, lo que condujo a largas y costosas guerras lusitanas (154-137 a.C.), y celtibéricas (154-133 a.C.) Viriato y Numancia simbolizan esta resistencia 3º Fase: en tiempos de Augusto se produjo el sometimiento de los pueblos del norte, cántabros galaicos, astures y vascones. 2. Organización del territorio y explotación económica. Hispania fue el nombre con el que los romanos designaron el conjunto de la Península Ibérica. La ORGANIZACIÓN DEL TERRITORIO se dividió, en un principio, en 2 provincias (Citerior y Ulterior), pero en el siglo I., en tiempos de Augusto, se dividió en 3 provincias: Tarraconense, Bética y Lusitania con capitales Tarraconense, Bética y Emérita Augusta. Después con Diocleciano al mando, a finales del siglo III se dividió en 6 provincias Gallaecia, Tarraconense, Bética, Lusitania, Cataginense y Mauritania Tingitana (norte de África), añadiendo se una nueva en el siglo IV, La Baleárica. A Roma le interesaba fundamentalmente la EXPLOTACIÓN ECONÓMICA de la Península. En Hispania destacaba la agricultura como mayor fuente de ingresos (cultivo de la vid, olivo y trigo, la minería o la cerámica, entre otros). La península se integró en un mercado universal controlado por Roma, lo que trajo consigo el aumento de la circulación monetaria: el denario romano y sus divisiones se convirtieron en la unidad monetaria. Con fines mercantiles y militares se construyo una importante red de calzadas, de entre las cuales las más importantes fueron tres: La Vía Augusta que recorría la costa mediterránea. La Vía de la plata: Astorga-Mérida-Sevilla. La Vía de Astorga a Burdeos (posteriormente el Camino de Santiago). 3. La romanización: sociedad y cultura de Hispania. El proceso de la romanización produjo un desarrollo espectacular de la esclavitud en la SOCIEDAD. Los esclavos eran los habitantes de las ciudades posteriormente ocupadas, pasando así a ser posesión del Imperio Romano. Los hombres libres se dividían en: Honestiores: grandes propietarios de tierras, hombres de negocios y oligarquías urbanas. Humiliores: modestos campesinos y artesanos. Hasta el siglo I d.C., solo una minoría de colonos romanos e itálicos disfrutaban de una plenitud de derechos, políticos y de propiedad. Fue con el Edicto de Latinidad, promulgado por Vespasiano (año 74 d.C.) cuando gran parte de las élites urbanas pudieron convertirse en ciudadanos romanos de pleno derecho. Y finalmente, con el Edicto de Caracalla (212 d.C.) todos los habitantes de Hispania y del Imperio consiguen la ciudadanía romana. Por otro lado, entre los esclavos y hombres libres, se encontraban los libertos; esclavos que habían sido liberados pero dependían de su amo. Se llama entonces proceso de romanización a la introducción en Hispania (por vía pacífica o a la fuerza) de los elementos de su organización social, política y cultural. Este proceso es más intenso en el este y el sur, y es débil en el norte montañoso, sobre todo País Vasco y Navarra. Los vehículos de romanización fueron: Difusión del latín. Solo subsistió el vascuence de las lenguas prerromanas. Los militares, funcionarios y comerciantes romanos que llegaron a Hispania. La fundación de numerosas ciudades como Emérita Angusta o Tarraco, dirigidos por dos magistrados (los duunviros) y un senado del que forman parte miembros de la aristocracia local. Las ciudades ya existentes en Hispania se adaptaron con facilidad a las estructuras de los vencedores: solían adoptar un plano ortogonal con dos grandes ejes (el cardo y el decumanus) y se rodeaban de una muralla. En cuanto a la CULTURA, el principal legado cultural es, junto a las obras publicas, la lengua, el derecho y la religión: 1) El Latín: se impuso como lengua oficial y privada. Es el sustrato de las lenguas romances: castellano, gallego y catalán. A la misma solo le sobrevivió el vascuence. 2) El Derecho Romano es hasta de hoy base de nuestra legislación. 3) La religión: En un principio se practicó la tolerancia ante otras prácticas indígenas a cambio del respeto y culto al emperador, así como la obligación de adorar a la triada capitolina (Jupiter, Juno y Minerva) que simbolizaba la autoridad de Roma. Con la llegada del cristianismo (siglo III d.C.). todo se complicó ya que se negaron a adorar a ídolos y a participar en el culto imperial por lo que fueron declarados enemigos del Estado. Sin embargo, tuvo impacto en el Imperio, sobre todo en las ciudades. Con Constantino I (Edicto de Milan 313), el cristianismo paso a ser legal; y con Teodosio I el Grande, pasó a ser religión oficial (siglo IV d.C.), aunque se prohibieron otros cultos. A esta época prosiguió, en el siglo III, una crisis en todo el Imperio (el Bajo Imperio), debido a causas como la disminución del numero de esclavos que afecto a la producción y rentabilidad o la inestabilidad política. La consecuencia en Hispania y en el resto del imperio forjo a producirse un proceso de ruralización, empobrecimiento, autosuficiencia y disminución de la circulación monetaria.