Subido por Kira Franke

Trabajo individual

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Universidad Autónoma de Madrid
Facultad de Psicología
Kira Franke
Fundamentos Profesionales de la Psicología Sanitario: Actividad B
Se analizará el siguiente caso:
María Fernández de Madrid, artista gráfica en una agencia de publicidad, tuvo un ataque de
pánico en un autobús público por primera vez a los 18 años. Fue en un momento en que ella
era extremadamente sensible de todos modos por una variedad de razones. Después, siempre
había situaciones extremadamente estresantes, especialmente cuando usaba el transporte: su
corazón se aceleró, sudó, tenía miedo de desmayarse. Ella se retiró más y más y finalmente
sufrió de un aislamiento social. Finalmente, ella decidió ir a terapia.
Ella realizó cuatro intentos de terapia. Terapia de psicología profunda, un año y medio.
Terapia cognitivo conductual uno, 25 horas. Terapia cognitivo conductual dos: se sintió bien
atendida, pero luego tuvo que mudarse y terminar este intento de terapia.
La tercera terapeuta, esta vez en Barcelona, le pareció que era ruda e insensible, se sintió
tratada como una niña: "Tienes que crecer ahora", se dice que dijo. Al principio había
prometido tomar el autobús junto con su paciente. Pero en el curso de la terapia, ya no hablaba
de eso, María Fernández tenía la impresión de que el terapeuta simplemente estaba demasiado
perezosa para hacerlo. Cuando una vez preguntó, la terapeuta le dijo: ahora debería intentarlo
sola en el autobús. "Solo tienes que controlarte". Solo al pensar en ello Fernández, al día
siguiente tuvo una taquicardia tan fuerte que ni siquiera logró ir a la parada del bus. Ella
canceló la sesión de terapia al día siguiente porque no se atrevió a salir de la casa. El terapeuta
la cobró la sesión cancelada. Fernández ya no volvió a venir a la terapia.
Con respecto al trato de la paciente por su tercera terapeuta en este caso se puede abordar desde
los principios principales del trabajo como psicólogo. Especialmente los principios de bienestar,
fidelidad y responsabilidad y de no maleficencia como los define la American Psychiatric
Associacion (APA) se encuentran afectados. En cuanto al bienestar, el psicólogo debe
esforzarse para aumentar la capacidad del paciente de vivir consciente y libremente (APA,
2017). Sin embargo, en este ejemplo no hay ningún esfuerzo aparente de la terapeuta para hacer
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eso y apoyar a su paciente en el manejo de las situaciones que le causan malestar, sino en el
caso de tomar el bus le dice que simplemente lo haga. Además, se niega a acompañarla, aunque
lo ha prometido y sería importante para facilitar la primera exposición de la paciente a esta
situación. Este comportamiento también va en contra del principio de fidelidad y
responsabilidad, puesto que no cumple con lo que fue dicho y con su manera de expresarse
parece echar la responsabilidad a la cliente. Aparte de eso, se puede argumentar también que
con pedirle que tome el bus ella sola para lo que la cliente aparentemente todavía no está
preparada, va en contra del principio de no maleficencia de Beauchamp y Childress (1999) y el
artículo 3.04 del código de la APA (2017), que exige evitar o si no es posible minimizar el daño
sufrido por el paciente, ya que eso se puede considerar un acto de negligencia por lo que la
somete a un riesgo innecesario que podría ser evitado si ella la acompañara que es algo que
realistamente se puede hacer en la terapia.
Además, este mismo asunto es criticable desde el punto de la competencia profesional. En el
artículo 17 del Código Deontológico del Psicólogo (CDP) se dice que “[e]l/la psicólogo/a ha de
estar profesionalmente preparado y especializado en la utilización de métodos, instrumentos,
técnicas y procedimientos que adopte en su trabajo” (Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid,
2004). En consonancia con este artículo se debería esperar que la terapeuta conozca bien los
métodos que aplicar en un caso de agorafobia y, en este caso, cómo realizar la exposición y qué
aspectos debe tener en cuenta. Sin embargo, por prometer al principio de la terapia tomar el bus
junto a la paciente, se puede suponer que al menos teóricamente sí tiene este conocimiento. Por
eso, más bien sería criticable por crear falsas expectativas, que se debe evitar según el artículo
32 del CDP.
Este mismo aspecto, también puede influir negativamente en la relación terapéutica con la
cliente en este caso. El principio de fidelidad y responsabilidad de la APA (2017) exige que se
establezca una relación de confianza. No obstante, el primer factor que lo hace improbable que
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se logre eso, es como ya mencionado anteriormente, que no cumple con lo que ha prometido.
El segundo aspecto que dificulta la formación de confianza es la falta de respeto, como también
lo exige el artículo 6 del CDP (2004) que muestra al menos ocasionalmente, cuando trata a su
paciente de una forma no adecuada para su edad o cuando no toma en sería sus preocupaciones
y en vez de eso la dice que tiene que crecer. En total parece improbable que se establezca así
una relación que puede servir como base para una terapia exitosa.
En resumen, con su comportamiento la terapeuta actúa en contra de varios principios básicos
de la practica psicológica con lo que arriesga la relación terapéutica e incluso el bienestar de su
cliente. Por eso, parece haber sido la decisión correcta de Fernández abandonar la terapia.
Referencias
American Psychiatric Association (2017). Ethical Principals of Psychologists and Code of
Conduct
Beauchamp, T.M. & Childress, J.F. (1977). Principles of Biomedical Ethics.
Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid (2004). Código Deontológico del Psicólogo.
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