Subido por Vladimir Riveros

Antonio Gramsci - Selección -

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-SOCIOLOGÍAAntonio Gramsci
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UNIDAD 2
TEORÍA SOCIOLÓGICA CONTEMPORÁNEA
PÁG, 9A 15
PÁG. 28 A 37
PÁG. 50 A 83
PÁG, 95A 97
(29 COPIAS)
Notas sobre Maquiavelo,
sobre la política
y sobre el Estado
moderno
Ediciones Nueva Visión
• Buenos Aires
El príncipe moderno
Y. ,Apuntes sobre la política de Maquiavelo.- . El carácter fundamentál de El Príncipe no consiste en ser un tratado sistemático, sino un
libro "viviente", en el que la ideología política .y la ciencia política
se fundan en la forma dramática del "mito". Entre la utopía - y
el tratado escolástico, formas bajo las cuales se cónfiguraba la
ciencia política de la época, Maquiavelo dio a su concepción una
forma imaginativa y artística, donde el elemento doctrinal y racional se personificaba en un condottiero ocie representa en forma
plástica y "antropomórfica" el símbolo de la "voluntad colectiva".
El proceso de formación de una deterMipada. voluntad colectiva,
qüetiéne un determinado fin político, no es reprei -eltaáo a tra.Tésde pedantescas disquisiciones y clasificacioneS de principios y
criterios de un método de acción, sino dbm6 las cualidades, los
rasgos característicos, los deberes y necesidades, de .una persona
concreta, despertando así la fantasía artística de aquellos ra. quienes se procura convencer y dando una .forma
: más concreta a las
• pasiones políticas.'
Será necesario buscar en los escritores politicos . que precedieron a hiaquiavelo la existencia de escritos configurados cacao El Príncipe. Su misma conclusión está ligada a este carácter "mítico" del libro. Luevc de haber representado
al condottiero ideal en un pasaje de gran eficaeia arttstca, Maquiavelo invo
condottiero real que históricamente lo Personifique; y es esta invocación apRsionada, que se refleja en todo el libro,'.1i»que le - confiere precisamente el carácter dramático. En los Prolegorneni de Lnigi Russo, Maquiavelo
es llamado el artista de la política y una vez se encuentra también la expresión
"mito", pero no precisamente en el sentido arriba indicado.
■
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El Príncipe de Maquiavelo podría ser estudiado como una
ejemplificación histórica del "mito" soreliano, es decir, de una
ideología política que no se Pr-éSenta comuna fría utopía, ni
como una argumentación doctrinaria, sino como la creación de
una
. fantasía concreta que actáa sobre un pueblo disperso y pulverizado para suscitar y oiganiz.ár -su voluntad colectiva. El carácterutópico - dé El Príncipe resupe en el hecho - dé"qiié-il Príncipe
no existía en la realidad histórica, no se presentaba al pueblo
italiano con caracteres de inmediatez objetiva; sino que era una
pura abstracción doctrinaria, el símbolo del jefe, del condottiero
ideal; pero los elementos pasionales, míticos, contenidos en el
pequeño volumen y planteados con recursos dramáticos de gran
efecto, se resumen y convierten en elementos vivos en la conclusión, en la invocación a un príncipe "realmente existente". En el
pequeño volumen, Maquiavelo trata de cómo debe ser el Príncipe que quiera conducir a un pueblo a la fundación de un nuevo
Estado, y la investigación es llevada a cabo con rigor lógico y
desape0 científico. En la conclusión, Maquiavelo mismo se vuelve pueblo, se confunde con el pueblo, mas no con un pueblo
concebido en forma "genérica", sino con el pueblo al que Maquiavelo previamente ha convencido con su trabajo, del cual procede y
se siente la conciencia y expresión y con quien se identifica totalmente. Parece que todo el trabajo lógico" no fuera otra cosa
que una autorreflerión del pueblo, un razonamiento interno que
se hace en la conciencia popular y que concluye con un grito apasionado, inmediato. La pasión, de razonamiento sobre sí misma,
se transforma en "afecto", fiebre, fanatismo de acción. Por eso
el epilogo de El Príncipe no es extrínseco, "pegado" desde afuera,
retórico, sino que, por el contrario, debe ser explicado como un
elemento necesario de la obra o, mejor, como el elemento que
ilumina toda la obra y que aparece como su "manifiesto político".
Es posible estudiar aquí cómo Sorel, partiendo de la concepción de la ideología-mito, no llegó a comprender el fenómeno
del partido político y se detuvo en la concepción del sindicato
profesional. Aunque es verdad que para Sorel el "mito" no encontraba su mayor expresión en el sindicato como organización
de una voluntad colectiva, sino en la acción práctica del sindicato
y de una voluntad colectiva ya actuante. La realización máxima
de dicha acción práctica debía ser la huelga general, es decir,
una "actividad pasiva" de carácter negativo y prelirryinqr (el carácter positivo está dado solamente por el acuerdo logrado en
a
F
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las voluntades asociálas) que no preveía una verdadera fase
"activa y constructiva". En Sorel, por consiguiente, se enfrentaban dos necesidades: la del mito y la de la crítica del mito, en
cuanto "todo plan preestablecido es utópico y reacciionario" La
solución era abandonada al impulso de lo irracional, de lo "arbitrario" (en el sentido bergsoniano de "impulso vital") o sea,
de la "espontaneidad". 2
¿Pero puede un mito, sin embargo, ser "no constructivo"?
¿Es posible imaginar, en el orden de intuiciones de Sorel, que sea
productivo en realizaciones un instrumento que deja la voluntad
colectiva en la fase primitiva y elemental del mero formarse, por
distinción (por "escisión" ), aunque sea con violencia, es decir,
destruyendo las relaciones morales y jurídicas e:cistentes? Pero
esta voluntad colectiva, formada de manera elemental, ¿no cesará
súbitamente de existir, disolviéndose en una infinidad de voluntades singulares que en la fase positiva seguirán direcciones diferentes y contradictorias? Al margen de la cuestión de que no
puede existir destrucción, negación, sin una construcción y una
2 Habría que anotar aquí una contradicción implícita en el modo en que
Croce plantea su problema de historia y antihistoria con respecto a otros modos
de pensar del mismo autor: su aversión a los "partidos políticos" y su forma de
plantear la cuestión de la "previsibilidad" de los hechos sociales (cfr. Coneersazioni crítIche, serie primera, pp. 150-152, reseña del libro de Ludovico
Limentani, La preuisione dei fatti sociali, Bocea, Turín, 1907). Si los hechos
sociales son imprevisibles y el mismo concepto de previsión es puro sueño, lo
irracional no puede menos que dominar y toda organización de hombres es
antihistórica, es un "prejuicio". Sólo corresponde resolver en cada caso y con
criterio inmediato, los particulares problemas prácticos planteados por el desarrollo histórico (cfr. el artículo de Croce, "11 partito come giudizio e come
pregiudizio", en Cultura e cita morale) y el oportunismo es la única línea politica posible.
° Para Sorel es vital que la clase obrera no establezca ninguna clase de compromiso con la burguesía, tanto en el dominio político (antiparlamentarismo)
como en el dominio económico (organización de la cooperación obrera). La organización cooperativa posibilitaría el paso del instinto de clase a la conciencia
de clase del proletariado, vale decir, el triunfo de la "escisión" de la sociedad.
Dicha escisión, "sin la cual sería imposible para el socialismo cumplir con su
papel histórico", peligra a veces cuando la burguesía, temerosa de su futuro,
cede en parte a las exigencias del proletariado. Esto explica la importancia que
tiene en Sorel la teoría de' la "huelga general": "Cracias a ella el socialismo
subsiste joven, parecen infantiles las tentativas encaminadas al logro de la paz
social, y las deserciones de los compañeros que se aburguesan, además de no
desanimar a las masas, las impelen más a la rebeldía. En suma: la escisión no
corre peligro de desaparecer" (Sorel, op. cit., p. 123). (N. del T.)
lI
afirmación implícitas, entendida ésta no en un sentido "metafísico'', sino práctico, o sea, políticamente, como programa de partido. En este caso se ve con claridad que detrás de la espontaneidad se supone un mecanicismo puro, detrás de la libertad
(libre impulso vital), un máximo determinismo, detrás del idealismo, un materialismo absoluto.
El príncipe moderno, el mito-príncipe, no puede ser
. una per.organismo
ser
un
-ptiede
individuO
concreto;
sóIó
un
sona real,
un elemento de sociedad corriplefoeri -elctár comience a concretarse una voluntad colectiva reconocida y afirmada parcialmente en la acción. Este _organismo ya ha sido dado por el desarrollo histórico políti s-a la primera célula en
la que se resumen los gérmear de -Volun- tad colectiva que tienden
a devenir universales y totales. En el mundo moderno, sólo una
acción histórico-política inmediata e inminente, caracterizada por
la necesidad de un procedimiento rápido y fulminante, puede
encarnarse míticamente en un individuo concreto. La rapidez se
torna necesaria solamente cuando se enfrenta un gran peligro
inminente que provoca la inmediata exacerbación de las pasiones
y del fanatismo, aniquilando el sentido crítico y la corrosividad
irónica que pueden destruir el carácter "carismático" del condottiero (eso es lo que ha ocurrido en la aventura de Boulanger).
Pero una acción inmediata de ese tipo, por su misma naturaleza,
no puede ser de vasto alcance y de carácter orgánico. Será casi
siempre del tipo restauración y reorganización y no del tipo característico de la fundación de nuevos Estados y nuevas estructuras nacionales y sociales (tal como en el caso de El Príncipe
de Maquiavele, donde el aspecto de restauración sólo era un
elemento retórico, ligado al concepto literario de la Italia descendiente de Roma y que debía restaurar el orden y la potencia
de Roma); 3 será de tipo "defensivo' y no creativo original. Podrá
3 Más que por el modelo ejemplar de las grandes monarquías absolutas de
Francia y de España, Maquiavelo fue impulsado a su concepción política de la
necesidad de un Estado unitario italiano por el recuerdo del pasado de Roma.
Es necesario poner de relieve sin embargo que Maquiavelo no debe por ello ser
confundido con la tradición literaria-retórica. Primero, porque este elemento no
es exclusivo, ni aún dominante, y la necesidad de un gran Estado nacional
no es deducida de el, y además porque el hecho mismo de invocar a Roma
es menos abstracto de lo que parece si es colocado puntualmente en el clima
Arte de la guerradelHumanisoyRcet.EnlibroVId
se lee: "Esta provincia (It311.1) parece nacida para resucitar las cosas muertas, corno se ba visto en el caso de la poesía, la pintura y la es,:nitura", ¿por
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tener vigencia donde se suponga que una voluntad colectiva ya
e xi stente, aunque desmembrada, dispersa, haya sufrido un colapso peligroso y amenazador, mas no decisivo y catastrófico,
y sea necesario reconcentrarla y robustecerla. Pero no podrá tener vigencia donde hay que crear ex novo una voluntad colectiva,
encauzándola hacia metas concretas y racionales, pero de una
concreción y racionalidad aún no verificadas y criticadas por una
experiencia histórica efectiva y universalmente conocida.
El carácter "abstracto" de la concepción soreliana del "mito"
aparece en la aversión (que asume la forma pasional de una repugnancia ética) por los jacobinos, quienes fueron ciertamente
una "encarnación categórica" del Príncipe de Maquiavelo. El
Príncipe moderno debe tener una parte destinada al jacobinismo
(en el significado integral que esta noción ha tenido históricamente y debe tener conceptualmente), en cuanto ejemplificación
de cómo se formó y operó en concreto una voluntad colectiva
que al menos en algunos aspectos fue creación ex nono, original.
Y es necesario que la voluntad colectiva ! y la voluntad política
en general sean definidas en el sentido moderno; la voluntad como
conciencia activa de la necesidad históriCa, como protagonista de
unClrama- Iiistórico efectivo y real.
Una de las primeras partes debería estar dedicada, precisamente, a la "voluntad colectiva", planteando así la cuestión:
",:,Cuándo puedeecir
-a-------.Sée—
lue .Ziísten las condiciones para _que se
pueda suscitar y desarrollar una voluntad colectiva nacion_ al.pó- 1
pular?", --o-s-ea -efecEtian-d-oun análisTs_históríco (económico) - de la
estructura .social del_ país dado Vanna, representación "drama -ti-ea:h .:
realizadas a través de los siglos, para 'suscitar delas
estaTaintad y las razones
sucesivos ..fraci-s-6-s776Flué"
en Italia no. Se dio la monarquía absoluta en lá época de Maquiavelo? Es necesario remontarse hasta el Imperio Romano
(cuestiones de la lengua, los intelectuales, etc.), comprender la
función,, de las Comunas medievales, el significado del catolicismo, etc. Es necesario, en suma, hacer un esbozo de toda la historia
italiana, sintético pero exacto.
qué no encontraría entonces la virtud militar? etc. Habrá que reagrupar las
otras menciones del mismo tipo para establecer su carácter exacto.
e Gramsci se refiere aquí, cosa la dignación de "Príncipe moderno", al partido político de la clase obrera. (N. del T.)
• Recordamos a los lectores que Grarnsci desarrolla in extenso estas problemas tanto en Los intelectuales y la organización de la cultura (Nueva Visión,
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'
Las razones de los sucesivos fracasos de las tentativas de crear
una voluntad colectiva nacional-popular hay que buscarlas en la
existencia de determinados grupos sociales que se forman con la
disolución de la Lurguesía comunal, en el carácter particular de
otros grupos que reflejan la función internacional de Italia como
sede de la Iglesia y depositaria del Sacro Imperio Romano. Esta
función y la posición consiguiente determinan una situación interna que puede denominarse "económica-corporativa", es decir,
políticamente, la peor de las formas de sociedad feudal, la forma
menos progresiva y más estancada. Faltó siempre, y no podía
constituirse, una fuerza jacobina eficiente, precisamente la fuerza
que en las otras naciones ha suscitado y organizado la voluntad
colectiva nacional popular fundando los Estados modernos. Finalmente, ¿existen las condiciones para esta voluntad?, o bien,
¿cuál es la actual relación entre estas condiciones y las fuerzas
hostiles? Tradicionalmente las fuerzas hostiles fueron la aristocracia terrateniente y más generalmente la propiedad de la tierra
en su conjunto, con el característico elemento italiano de una
"burguesía rural" especial, herencia de parasitismo legada a los
tiempos modernos por la destrucción, como clase, de la burguesía
comunal (las cien ciudades, las ciudades del silencio). ° Las
condiciones positivas hay que buscarlas en la existencia de grupos
sociales urbanos, convenientemente desarrollados en el campo de
la producción industrial y que hayan alcanzado un determinado
nivel de cultura histórico-política. Es imposible cualquier formación de voluntad colectiva nacional-popular si las grandes masas
de campesinos cultivadores no irrumpen simultáneamente en la
vida política. Esto es lo que intentaba lograr Maquiavelo a través
de la reforma de la milicia; esto lo que hicieron los jacobinos en
la Revolución francesa. En esta comprensión de Maquiavelo hay
Buenos Aires, 1972), como en Literatura y vicia nacional. Sobre las Comunas,
cfr. 11 Risorgimento (Einaudi), obra en la que Gramsci analiza las causas que
impidieron a las Comunas superar la fase "económica-corporativa" para constituirse en estados capitalistas plenos. (N. del T.).
• Ciudades del silencio (le cittó del silenzio) fueron llamadas por Gabriele
D'Annunzio, en sus Laudi, las ciudades italianas que luego de haber conocido
un período de pleno florecimiento en el pasado, decayeron y se redujeron a
centros burocrático-administrativos de escasa importancia. De su pasado esplendor aún conservan rastros en los monumentos y joyas arquitectónicas, lo
cual las convierte esa centro del turismo mundial, por ejemplo: Ravena, Siena,
Bérgamo, etc. (N. del T.)
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<_
■.-■„,, e.
que identificar un jacobinismo precoz, el germen (más o menos
fecundo) de su concepción de la revolución nacional. Toda la
historia desde 1815 en adelante muestra el esfuerzo de las clases
tradicionales por impedir la formación de una voluntad colectiva
de este tipo, para mantener el poder "económico-corporativo" en
un sistema internacional de equilibrio pasivo.
Una parteiz
nz91-tante del_ Príncipe moderno deberá estar
dedicada a la cuestión de una reforma intelectual ymoral, es
decir, a la cuestión religiosa o de" -un-a concepción del mundo:
Tambiéri - en este campo encontramos en la- iia-Clian- áuséñciá dé
jacobinismo y miedo del jacobinismo (la última expresión filosófica de ese miedo es la actitud malthusiana de B. Croce hacia
la religión). El Príncipe moderno debe ser, y no puede dejar de .
ser, el abancléTa.d'a y eI orgánizador— dé unareforma 11itelectiiál
y moral ;cual.lo._
'Crear -el terrenó -bára un deSarroW .tiltertor d1757- v6lurifá.-d-CZIECTJa-. - n-acionalpcípiilar liacia el cumplí
mientó d'é-i-riná - fóriná superior y;total'ae civilización moderna.
Estos dos -DITntos fundamentales, la foríníCión de una voluntccl colectiva nacional-popular, de la cual el moderno Príncipe e
al mismo tiempo el organizador y la expresión activa y operante,
y' la reforma intelectual y moral, deberían constituir la estructura
del t-a. ajo. Los puntos concretos de programa deben ser incorporados en la primera parte, es decir, deben resultar "dramáticamente" del discurso y no ser una fría y pedante exposición de
r azonamientos.
¿Puede haber una reforma cultural, es decir una elevación
civil de los estratos más bajos de la sociedad, sin una precedente
reforma económica y un cambio en la posición social y en el
mundo económico? Una reforma intelectual y moral no puede
dejar de .estar _ligada_ a un prograrn _de.. relamía, ..cconómica.,o
mejor,
el programa de reforma económica
es precisamente la
„.
_
manera concreta de presentarse de . toda r dorma intelectual y
moral. El Príncipe moderno, al desarrollrse, perturba todo el sistema de relaciones intelectuales y morales en cuanto su desarrollo
significa que cada acto es concebido como útil o dañoso, virtuoso
o perverso, sólo en cuanto tiene como punto de referencia al
Príncipe moderno mismo y sirve para incrementar su poder u
oponerse a él. El Príncipe ocupa, en las conciencias, el lugar de
la divinidad o del imperativo categórico, deviene la base de un
laicismo moderno y de una completa laicización de toda la vida y
de todas las costumbres.
—
15
•
•
c-zeau.1,
la "duración" debe ser concreta y no abstracta y que, en cierto sentido, no debe sobrepasar determinados límites. Supongamos que dichos límites mínimos estén constituidos por dos generaciones: la
precedente y la futura, lo cual ya es bastante sí consideramos a las
generaciones no desde el punto de vista de los años -treinta años
antes para una, treinta años después para la otra- sino desde el
punto de vista orgánico, en un sentido histórico, lo que al menos
para el pasado es fácil de comprender. Nos sentimos solidarios con
los hombres que hoy son muy viejos y que representan el "pasado"
que aún vive entre nosotros, que es necesario conocer, con el cual
es necesario arreglar cuentas, que es uno de los elementos del presente y de las premisas del futuro. Y con los niños, con las generaciones nacientes y crecientes, de las cuales somos responsables.
(Muy diferente es el "culto" de la "tradición", que tiene un valor
tendencioso, implica una elección y un fin determinado, es decir,
que está en la base de una ideología.) Sin embargo, si se puede
decir que un "espíritu estatal" así entendido está en todos, es necesario a veces luchar contra las deformaciones que lo afectan o las
desviaciones que produce.
"El gesto por el gesto", la lucha por la lucha y especialmente.
el individualismo estrecho y pequeño, no son más que la satisfacción caprichosa de impulsos momentáneos. (En realidad, se trata
siempre del "apoliticismo" italiano, que adopta estas formas variadas pintorescas y caprichosas.) El individualismo no es más que un
apoliticismo animalesco, el sectarismo es "apoliticismo" y, si se
observa bien, el sectarismo es, en efecto, una forma de "clientela"
personal, mientras falta el espíritu de partido que es el elemento
fundamental del "espíritu estatal". La demostración de que el espíritu de partido es el elemento fundamental del espíritu estatal es
una de las tesis más importantes a sostener; viceversa, el "individualismo" es un elemento de carácter animal, "admirado por los
forasteros", como los movimientos de los habitantes de un jardín
zoológico.
El partido político. Dijimos anteriormente que en la época
derna el protagonista del nuevo Príncipe no podría ser un héroe
personal, sino un partido político, el determinado partido que en
cada momento dado y en las diversálIeTa-c-iones- inteniaTaélas
crearCíreite fin esti -raciOnál e históri- intente
réFéhtes na:Cron-es
___—
camenterelclid65 un nuevo ti o de Estado.
28
Es Preciso observar corno en los regímenes que se presentan
como totalitarios, la función tradicional de la Corona es en realidad
asumida por un determinado partido, que 'es totalitario precisamente porque cumple esta función. Cada partido es la expresión de
un grupo social y nada más que delin soT6 . -Inr.po social. Sin embargo, -Iii-détermiriadas condiciones sociales, ilgu
- ricSTriartidos representan un solo grt_ipo_ social en cuanto ejercen u -r7a7funciane
equilibrio y de arbitraje entre los intereses del propio:grupo fos_
iie--- T6T-de-m-Tigrupos procuran que el cieSirrollo_aeLgrupq je pre-é-rifák1.6"
j.)15du
-- —za-corTer coilsenEirfile-n'toy con la ayuda de los
gru
-lo--s-ali-ádoi",----eri-cleitos-e1.111:-C-onelde los grupos aáVersarins_
m ás hostiles. La fórmula constitucional del rey o del presidente
c.re la república, que "reina pero no gobierna", es la fórmula jurídica que expresa esta función de arbitraje, la preocupación de los
partidos constitucionales por no "descubrir" a la Corona o al Presidente. Las fórmulas que establecen la no-responsabilidad por los
actos de gobierno del Jefe del Estado y hacen recaer dicha responsabilidad en el gabinete, son la casuística del principio general de
tutela de la concepción de la unidad estatal, del consentimiento
de los gobernados a la acción estatal, cualquiera sea el personal
inmediato que gobierna y el partido al que pertenezca.
Con el partido totalitario, estas fórmulas pierden significación
y son menospreciadas por consiguiente las instituciones que funcionaban en el sentido de tales fórmulas. Dichas funciones pasan a ser
absorbidas por el partido, que exaltará el concepto abstracto de
"Estado" y tratará de diversas maneras de dar la impresión de que
la función de "fuerza imparcial" es activa y eficaz.
¿Es necesaria la acción política (en sentido estricto) para que
se pueda hablar de "partido político"? En el mundo moderno se
puede observar que en muchos países los partidos orgánicos y fundamentales, por necesidades de lucha o por otras razones, se han dividido en fracciones, cada una de las cuales asume el nombre de
"partido" y hasta de partido independiente. Debido a ello con mucha frecuencia el Estado Mayor intelectual del partido orgánico no
pertenece a ninguna 'de tales fracciones pero actúa como si fuese
una fuerza dirigente totalmente independiente, superior a los partidos y a veces considerada así por el público. Esta función se puede estudiar con mayor precisión si se parte del punto de vista de
no
que un periódico (o un grupo de periódicos), una revista (o un
grupo de revistas), son también "partidos" o "fracciones de partido'
o "función de determinado partido". Piénsese en la función de
Times en Inglaterra y del Corriere delta Sera en Italia, pero también en la función de la llamada "prensa informativa", que se
llama a sí misma "apolítica" y hasta de la prensa deportiva y técnica. Por otra parte, el fenómeno ofrece aspectos interesantes en
los países donde existe un partido único y totalitario de gobierno.
porque ese partido ya no cumple funciones estrictamente políticas,
sino solamente técnicas, de propaganda, de policía, de influencia
moral y cultural. La función política es indirecta, pues si no
existen otros partidos legales, existen siempre de hecho otros
partidos y tendencias que escapan a la coerción legal, contra los
cuales se polemiza y se lucha como en una partida de gallina ciega.
De todas maneras, es verdad que en tales partidos predominan las
funciones culturales, dando lugar a un lenguaje político de jerga:
es decir, que las cuestiones políticas revisten formas culturales y
como tales se vuelven irresolubles. Pero h lay un partido tradiCional
que tiene un carácter esencial "indirecto"; o sea, se presenta como
puramente "educativo" (lucus, etc.), moralista, de cultura (sic): es
el movimiento libertario. Aun la llamada acción directa (terro -r5-ta) es concebida como "propaganda" por el ejemplo, lo cual permite reforzar el juicio de que el movimiento libertario no es autónomo, sino que vive al margen de los otros partidos "para educarlos". Se puede hablar de uu "liberalismo" inherente a cada partido
orgánico. (¿"Qué son los 'libertarios intelectuales o cerebrales'
sino un aspecto de tal "marginalismo" con respecto a los grandes
partidos de los grupos sociales dominantes?) La misma "secta de
los economistas" era un aspecto histórico de este fenómeno.
32" que parep_Itic
Se presentan, por lo tanto, dos formas de "a
ediata: el que está
- -ol
cen hacer abstracción de la acciliCp
constituido por una élite de hombres de cultura que tienen la
e el punto de vista de la cultura, de la ideofunción de dirigir desd'
logía general, un gran movimiento de partidos afines (que son
en realidad fracciones de un mismo partido orgánico); y en el
período más reciente, el partido no de elite sino de masas, que
en tal carácter no tiene otra función política que la det711""fillidad
genérica de tipo militar a un centro político visible o invisible
(frecuentemente el centro visible es el mecanismo:: de comando
de fuerzas que no desean mostrarse a -plena luz...sino:. operar sólo
indirectamente, por interpósita persona y por "interpósita ideología"). La masa es simplemente de "maniobra" y se la mantiene
ocupada" con prédicas morales, con estímulos sentimentales, con
mesiánicos mitos de espera de épocas fabulosas, en las cuales todas
las contradicciones y miserias presentes serán automáticamente
resueltas y curadas.
"
Cuando se quiere escribir la historia de un partido político es necesario en realidad afrontar toda una serie de problemas, mucho
menos simples de lo que cree un Robert "Michels, por ejemplo,
quien, sin embargo, es considerado un especialista en la materia.
¿Cómo deberá ser la historia de un partido? ¿Será la mera narración
de la vida interna de una organización política, cómo nace, los primeros grupos que la constituyen, las polémicas ideológicas a través
de las cuales se forma su programa y su concepción del mundo
y de la vida? Se trataría, en tal caso, de la historia de grupos restringentes de intelectuales y a veces de la biografía política de una
sola personalidad. El marco del cuadró deberá ser, por consiguiente, más vasto y comprensivo.
Se deberá hacer la historia de una determinada masa de hombres que siguió a los promotores, los sostuvo con su confianza, con
su lealtad, con su disciplina o los criticó en forma "realista" dispersándose o permaneciendo pasiva frente a algunas iniciativas.
Pero esta masa ¿estará constituida solamente por los adherentes al
partido? ¿Será suficiente seguir los congresos, las votaciones y el
conjunto de actividades y de modos de existencia con los cuales
una masa de partido manifiesta su voluntad? Evidentemente, será
necesario tener en cuenta el grupo social del cual el partido en
Ó'-n.es Ta
ra- tOri a - de un
ser menos que a historia
de
"-r-----ci u-n d et er- partido,'ensum
iiilládd -grupo sociaT. Pero esté grupo no está aislad; tiene amigos,
adversl
arLos,Tene-frlias
".tólo ifellcjmpreiocu—j -o' detodo el
conjuntosocial v estatal (y frecuenteraite -TirriBién
—
con inter-f-era"Cias internacionales) resultará la. historia de un determinado
partido, por .lo
se .P-tre-cle decir que escribir la ona e
un yado no significaotTa cosa,que escribir la historia general de
un país desde un punto de vista monográí'ico, para subrayar un
aspecto característico. Un partido habrá tenido mayor o menor
significado y peso, justamente en la medida en que su. actividad
particular haya pesado más o menos en la determinación de la
historia de un país.
He aquí por qué del modo de escribir la historia de un partido deriva el concepto que se tiene de lo que un partido es y debe
ser. El sectario se exaltará frente a los pequeños actos internos que
tendrán para él un significado esotérico y lo llenarán de místico
entusiasmo. El historiador, aun dando a cada cosa la importancia
que tiene en el cuadro general, pondrá el acento principalmente
sobre la eficiencia real del partido, sobre su fuerza determinante,
positiva y negativa, sobre el hecho de haber contribuido a crear
un acontecimiento y también de haber impedido que otros se produjesen.
El problema de saber cuándo se forma un partido, es decir, cuándo
tiene un objetivo preciso y permanente, da lugar a muchas discusiones y con frecuencia, desgraciadamente, a una forma de vanidad que no es menos ridícula y peligrosa que la "vanidad de las
naciones" de la cual habla Vico. Se puede decir, es verdad, que
un partido jamás está acabado y formado en el sentido de que todo
desarrollo - crea nuevas tareas y nuevas cargas, pero también en el
sentido•de que en ciertos partidos se verifica la paradoja de que
terminan de formarse cuando no existen más, es decir, cuando su
existencia se vuelve históricamente inútil. Así, ya que cada partido
no es más que una nomenclatura de clase, es evidente que para el
e ción
partido que se propone anular la división en clases, su_p—if
y. acabado cansiste en_no_existir Jnas,porque_ no existenclases
por lotanto, tampoco sus ,expresiones. Pero aquí se quiere hacer'
resaltar un momento particular .11-11-te proceso de desarrollo, el
momento subsiguiente a aquel en que un hecho puede o no existir,
debido a que la necesidad de su existencia no se convirtió aún en
perentoria" y depende en "gran parte" de la existencia de personas de enorme poder volitivo y de extraordinaria voluntad.
¿Cuándo un partido se vuelve "necesario" históricamente?
co w para o , para su ineludible transCuand-61-a7.formarse en Estado están al menos en vías de formación y dejan
prever normalmente su desarrollo ulterior. Pero en tales condiciones,
¿cuándo se puede decir que un partido no puede ser destruido por
los medios normales? Para responder es necesario desarrollar un
razonamiento: para que exista un partido es precisó fue coexistan
"
(19 elementos fundamentales ( es decir tres grupos de elementos):
Un elemento indefinido, de hombres comunes, medios, que
ofrecen como participación su discipl
idelidad, mas no
el espíritu creador y con alta cal:Wein-E& organización. Sin ellos
el partido no existiría, es verdad, pero es verdad también que el
partido no podría existir "solamente" con ellos. Constituyen una
fuerza en cuanto existen hombres que los centralizan, organizan y
disciplinan, pero en ausencia de esta fuerza cohesiva se dispersarían y se anularían en una hojarasca inútil. No es cuestión de negar
que cada uno de estos elementos pueda transformarse en una de las
fuerzas de cohesión, pero de ellos se habla precisamente en el momento en que no lo son y no están en condiciones de serlo, o si lo
son actúan solamente en un círculo restringido, políticamente ineficaz y sin consecuencia.
2) El elemento de cohesiónzriicipál, centralizado en el campo nadonar,que transforma en potente y eficiente,.1,un conjunto
de fuerzas quelEia
. °nada; a sí mismo serían cero o poco más.
ee
Estlemento
está dotado de una potente fuerzi -décoi.es
irríTeru
-e
centraliza y disci lina y, sin duda a causa de esto, está dotado
iFurEente, e inventiva (si la "inventiva" se entiende en cierta
dirección, según ciertas líneas de fuerzas, ciertas perspectivas y
también ciertas premisas). Es verdad también que un partido no
podría estar formado solamente por este elemento, el cual sin embargo tiene más importancia que el primero para su constitución.
Se habla de capitanes sin ejército, pero en realidad es más fácil
formar un ejército que formar capitanes. Tanto es así que un ejército ya existente sería destruido si le llegasen a faltar los capitajles
mientras que la existencia de un grupo de capitanes, acordes entre
sí, con fines comunes, no tarda en formar un ejército aun donde
no existe.
3) Un elemento medio,que articula el primero y el segundo,
que los pone en contacto, no sóro'ffsi.c6-1-ino mg-r.2 e intelecttig.
En la realidad, para cada partido existen "proporciones definidas"
entre estos tres elementos y se logra el máximo de eficacia cuando
tales "proporciones definidas" son alcanzadas.
Partiendo de estas consideraciones, se puede decir que un partido no puede ser destruido por medios normales cuando existe necesariamente el segundo elemento, cuyo nacimiento está ligado a la
existencia de condiciones materiales objetivas (y si este elemento no
existe todo razonamiento es superfluo), aunque sea disperso y
33
R9
errante, ya que no pueden dejar de formarse los otros dos, o sea el
primero, que forma necesariamente el tercero como su continuación y su medio de expresarse.
Para que esto ocurra es preciso que haya surgido la convicción férrea de que es necesaria una determinada solución de los
problemas vitales. Si esta convicción no se formará más que el segundo elemento, cuya destrucción es más fácil a causa de su pequeño número. Sin embargo, es necesario que este segundo elemento,
en caso de ser destruido, deje como herencia un fermento que le
permita regenerarse. Pero, ¿dónde subsistirá y podrá desarrollarse
mejor este fermento que en el primero y en el tercer elemento,
que, evidentemente, son los más homogénos con el segundo? La
actividad que el segundo elemento dedica a la constitución de
este fermento es por ello fundamental, debiéndoselo juzgar en función: 1) de lo que hace realmente: 2) de lo que prepara para el
caso de que fuera destruido. Entre estos dos hechos es difícil indi-.
car el más importante. Ya que en la lucha siempre se debe prever
la derrota, la preparación de los propios sucesores es un elemento
tan importante como los esfuerzos que se hacen para vencer.
A propósito de la "vanidad" de los partidos se puede decir .
que es peor que la "varr dTrE
a
le las naciJnes'r de la cual habla
Vico. ¿Por qué? Porque una nación no puede dejar de existir y en
el hecho de su existencia siempre es posible considerar, aunque
sea con buena voluntad y forzando la expresión, que su existencia
está plena de destino y de significación. Un partido puede en cambio no existir en virtud de una necesidad interna. Es necesario no
olvidar jamás que en la lucha entre las naciones, cada una de ellas
tiene interés en que la otra sea debilitada por las luchas internas y
que los partidos son justamente los elementos de dicha lucha. Respecto a los partidos, por consiguiente, siempre es posible preguntar
si existen por sus propias fuerzas, en virtud de una necesidad interna, o si, por el contrario, existen solamente en función de intereses
extranjeros (y, en efecto, este punto no es olvidado jamás en las
polémicas sino que, por el contrario, es un tema sobre el cual se
insiste aun en aquellos casos en que la respuesta no es dudosa,
lo cual significa que este punto penetra y deja dudas). Naturalmente, es una tontería dejarse atormentar por esta duda. Políticamente, la cuestión tiene una importancia sólo momentánea. En la
historia del llamado principio de las nacionalidades, las intervenciones extranjeras en favor de los partidos nacionales que turban el
34
orden interna de los Estados antagonistas son innumerables, hasta
tal puntO que cuando se habla, por ejemplo, de la política "oriental"
de Cavciur el problema consiste en saber si se trata de una "política'
tea , vale decir de una línea permanente, o dé una estratagema
del momento para debilitar a Austria con vistas a 1859 y a 1866. Así,
en los movimientos nazzini.a1:1'6Dle principios de 1870 (ejemplo: el
asunto Barsanti) se ve la intervención de Bismarck, quien previendo una guerra con Francia y el peligro de una alianza ítalo-francesa, pensaba debilitar a Italia mediante conflictos internos. También en los sucesos de junio de 1914 algunos ven la intervención
del Estado Mayor austríaco preparando la guerra que después sobrevendría. Como observamos, la casuística es numerosa y es preciso tener ideas claras al respecto. Si se admite que con cualquier
actitud que se adopte se le hace siempre el juego a alguien, lo importante es buscar por todos los medios hacer bien el propio juego,
esto es, vencer claramente. De todas maneras, es necesario despreciar la "vanidad" de partido y sustituirla por hechos concretos.
Quien sustituye los hechos concretos por la vanidad o hace la
política de la vanidad, de inmediato es sospechoso de poca seriedad. No es necesario agregar que los partidos tienen que evitar
aun la apariencia "justificada" de que se 'hace el juego a alguien,.
especialmente si ese alguien es un Estado extranjero. Que luego seespecule sobre esto, es algo que nadie puede evitar.
Es difícil pensar que un partido político cualquiera (de los grupos
dominantes, pero también de los grupos subalternos) no cumpla
asimismo una función de policía, vale decir, de tutela de un cierto
orden político y legal. Si esto se demostrara taxati va mente,
ser planteada en otros términos: sobre los modos
y direcciones en que se ejerce tal función. ¿Se realiza en el sentido de represión o de difusión? ¿Es de carácter reaccionario o
progresista? El partido considerado, ¿ejerce su función de policía
para conservar un orden exterior, extrínseco, obstaculizador de las
fuerzas vivas de la historia, o la ejerce en el sentido de que tiende
a conducir al pueblo a un nuevo nivel de civilización del cual
el orden político y legal es una expresión programática? En efecto,
una ley encuentra quienes la infringen: 1) entre los elementos sociales reaccionarios que la ley ha desposeído; 2) entre los elementos progresistas que la ley oprime; 3) entre los elementos que no
36'
alcanzaron el nivel de civilización que la ley puede representar. La
función de policía de un partido puede ser, por consiguiente,
progresista o regresiva; es progresista cuando tiende a mantener
en la órbita de la legalidad a las fuerzas reaccionarias desposeídas
y a elevar al nivel de la nueva legalidad a las masas atrasadas. Es
regresiva cuando tiende a oprimir las fuerzas vivas de la historia y a
mantener una legalidad superada, antihistórica, transformada en
extrínseca. Por otro lado, el funcionamiento del partido en cuestión
suministra criterios discriminatorios; cuando el partido es progresista funciona "democráticamente" (en el sentido de un centralismo democrático), cuando el partido es regresivo funciona "burocráticamente" (en el sentido de un centralismo burocrático). En
este segundo caso, el partido es meramente ejecutor, no deliberante;
técnicamente es un órgano de policía y su nombre de "partido político" es una pura metáfora de carácter mitológico.
Industriales y agrarios. Se presenta el problema de saber si los
grandes industriales pueden tener un partido político permanente
i, propio. La respuesta me parece que debe ser negativa. Los gran. des industriales utilinn alternativamente todos los partidos existentes, pero no tienen un partido propio. Mas no por ello son, de
alguna manera, "agnósticos" o "apolíticos". Su interés corresponde a un determinado equilibrio que obtienen precisamente reforzando con sus medios, en cada oportunidad, este o aquel partido
del variado panorama político ( con excepción, se entiende, del partido antagónico cuya afirmación no puede ser ayudada ni aun
por cuestiones tácticas). Cierto es, sin embargo, que si esto ocurre
en la vida "normal", en los casos extremos, que por otra parte son
los que cuentan (como la guerra en la vida nacional), el partido
de los grandes industriales es el de los agrarios, quienes en cambio
tienen permanentemente un partido propio. Se puede ver como
ejemplo de lo aquí señalado el caso de Inglaterra, donde el Partido
conservador absorbió al Partido liberal, que sín embargo aparecía
tradicionalmente como el partido de los industriales.
La situación inglesa, con sus grandes Trade Unions, explica
este hecho. Es cierto que en Inglaterra no existe formalmente un
gran partido antagónico de los industriales. Pero existen las organizaciones obreras de masa y se ha observado cómo ellas, en ciertos momentos decisivos, se transforman constitucionalmente desde abajo hacia arriba, destruyendo la envoltura burocrática (por
ejemplo en 1919 y en 1926). Por otro lado, existen estrechos
intereses permanentes entre agrarios e industriales (especialmente
ahora que el proteccionismo se transformó, en general, en agrario e
industrial) y es innegable que los agrarios están "políticamente"
mejor organizados que los industriales, atraen más a los intelectuales, son más "permanentes" en sus directivas. La suerte de los
partidos "industriales" tradicionales, corno el "liberal-radical" inglés
y el radical francés (que, sin embargo, siempre se diferenció mucho del primero) es interesante (lo mismo que el "radical italiano", de tan buen recuerdo). ¿Qué representaban esos partidos? Un
nexo entre clases altas y bajas, y no una única gran clase; de allí
sus permanentes apariciones y desapariciones. La base de "maniobras" estaba dada por la clase baja, que se encontraba en condiciones siempre diferentes en el interior del grupo, hasta transformarse por completo. Hoy suministra la base de los "partidos demagógicos" y se comprende que así sea.
En general, se puede decir que en esta historia de los partidos la comparación entre los distintos países es de lo más instructivay decisiva para encontrar el origen de las causas de las transformaciones. Y esto también respecto de las polémicas entre lbs
partidos de los países "tradicionalistas" o - sea donde están representados los "retazos" de todo el "catálogo" histórico.
Un elemento primordial de juicio tanto para las concepciones
del mundo como —y especialmente— para las actitudes prácticas,
es el siguiente: la concepción del mundo o el acto práctico ¿pueden
ser concebidos "aislados", "independientes", conteniendo toda la
responsabilidad de la vida colectiva; o esto es imposible y la concepción del mundo o el acto práctico deben ser concebidos como
"integración", perfeccionamiento, contrapeso, etc., de otra concepción del mundo o actitud práctica? Si se reflexiona se ve que este
criterio es decisivo para un juicio ideal sobre los motivos ideales
y los motivos prácticos y se observa también que tiene una gran
importancia práctica.
Uno de los prejuicios más comunes consiste en creer que todo
lo que existe es "natural". que exista, que no puede menos que existir y que las propias tentativas de reformas, por mal que resulten,
no interrumpirán la vida porque las fuerzas tradicionales continuarán actuando y precisamente continuarán la vida. Este modo de
pensar es, por cierto, parcialmente justo; pobres de nosotros si
El realismo político. "excesivo" (por consiguiente superficial y
mecánico) conduce freceentemente a afirmar que el hombre de
Estado debe operar sólo en el ámbito de la "realidad efectiva", no
interesarse por el "deber ser" sino únicamente por el "ser". Lo
cual significa que el hombre de Estado no debe tener perspectivas
que estén más allá de su propia nariz. Este error condujo a Paolo
Treves a encontrar en Guicciardini y no en Maquiavelo el "político verdadero".
Es necesario distinguir no sólo entre "diplomático" y "político", sino también entre científico de la política y político de acción.
El diplomático no puede dejar de moverse únicamente en la realidad efectiva, porque su actividad específica no es crear nuevos
equilibrios, sino conservar dentro de ciertos cuadros jurídicos
un equilibrio existente. Así también el científico debe moverse sólo
en la realidad efectiva en cuanto mero científico. Pero Maquiavelo
no es un mero científico; es un,hombre de partido, de pasiones poderosas, un político de acción ci .¿Ie quiere crear nuevas relaciones de
fuerzas y no puede por ello dljar de ocuparse del "deber ser", no
entendido por cierto en sentido moralista. La cuestión no debe por
consiguiente ser planteada en estos términos. Es mucho más compleja. Se trata de analizar si el "deber ser" es un acto necesaria o
arbitrario, es voluntad concreta o veleidad, deseo, sueño en las nubes. El político de acción es un creador, un suscitador, mas no crea
de la nada ni se mueve en el turbio vacío de sus deseos y sueños.
Se basa en la realidad efectiva, pero, ¿qué es esta realidad efectiva?
¿Es quizás algo estático e inmóvil y no sobre todo una relación de
fuerzas en continuo movimiento y cambio de equilibrio? Aplicar
la voluntad a la creación de un nuevo equilibrio de las fuerzas
realmente existentes y operantes, fundándose sobre aquella que se
considera progresista, y reforzándola para hacerla triunfar, es moverse siempre en el terreno de la realidad efectiva, pero para
dominarla y superarla (o contribuir a ello). El "deber ser" es por
consiguiente lo concreto o mejor, es la única interpretación realista e historicista de la realidad, la única historia y filosofía de la
acción, la única política.
La oposición Savonarola-Maquiavelo no es la oposición entre
ser y deber ser (todo el parágrafo de Russo sobre este punto es
pura literatura), sino entre dos deber ser, el abstracto y difuso de
Savonarola y el realista de Maquiavelo, realista aunque no haya
devenido realidad inmediata, ya que no se puede esperar que un
individuo o un libro cambien la realidad sino sólo que la interpreten e indiquen una línea posible de acción. El límite y la angustia
de Maquiavelo consiste en haber sido una "persona privada", un
escritor y no el Jefe de un Estado o de un ejército, que siendo una
sola persona tiene sin embargo a su disposición las fuerzas de un
Estado o de un ejército y no únicamente ejército de palabras. No
por ello se puede decir que Maquiavelo fue también un "profeta
desarmado", pues eso sería hacer del espíritu algo barato. Maquiavelo jamás afirmó que fueran sus ideas o sus propósitos los de cambiar él mismo la realidad, sino única y concretamente los de
mostrar cómo deberían haber actuado las fuerzas históricas para
ser eficientes.
;.0Arzólisis de las . situaciones. Relaciones de fuerzas. Un estudio
sólife la fóhñá é qt_Wel—p"reasb - analizar las "situaciones", o sea
la forma en que es preciso establecer los diversostósd'e relaciones de fuerzas, puede prestarse a una exposición elemental de
ciencia y aitéllolítico, entendida como un conjunto de cánones
prácticos de investigación y de observaciones particulares, útiles
para destacar el interés por la realidad efectiva y suscitar intuiciones políticas más rigurosas y vigorosas. Al mismo tiempo hay
que agregar la exposición de lo que en política es necesario
entender por estrategia y táctica, por "plan" estratégico, por propaganda y agitación, por 'Orgánica" o ciencia de la organización
y de la administración en política.
r.
Los elementos de observación empírica que por lo general
son expuestos en forma desordenada en los tratados de ciencia
politica (se puede tomar como ejemplo la obra de Mosca Elementi
di scienza politica) en la medida en que no son cuestiones abstractas o sin fundamento, deberían encontrar ubicación en los diversos
grados de las relaciones de fuerza, comenzando por las relaciones
de las fuerzas internacionales (donde se ubicarían las notas escritas sobre lo que es una gran potencia, sobre los agrupamientos de
Estados en sistemas hegemónicos y, por consiguiente, sobre el
concepto de independencia y soberanía en lo que respecta a las
potencias medianas y pequeñas) para pasar a las relaciones objetivas sociales, o sea al grado de desarrollo de las fuerzas productivas, a las relaciones de fuerza política y de partido (sistemas
hegemónicos en el interior del Estado) y a las relaciones políticas
inmediatas (o sea potencialmente militares).
¿Las relaciones internacionales preceden o siguen (lógicamente) a las relaciones sociales fundamentales? Indudablemente las
siguen. Toda renovación orgánica en la estructura modifica también
orgánicamente las relaciones absolutas y relativas en el campo internacional a través de sus expresiones técnico-militares. Aun la misma posición geográfica de un Estado nacional no precede sino sigue
(lógicamente) las innovaciones estructurales, incidiendo sobre ellas
sin embargo en cierta medida (precisamente en la medida en que
las superestructuras inciden sobre la estructura, la política sobre la
economía, etc.). Por otro lado, las relaciones internacionales inciden
en forma pasiva o activa sobre las relaciones políticas (de hegemonía de los partidos). Cuanto más subordinada a las relaciones
internacionales está la vida económica inmediata de una nación,
tanto más un partido determinado representa esta situación y la
explota para impedir el adelanto de los partidos adversarios (1recordar el famoso discurso de Nitti sobre la revolución italiana
técnicamente imposible!). De esta serie de datos se puede llegar
a la conclusión de que con frecuencia el llamado "partido del
extranjero" no es precisamente aquel que es vulgarmente indicado
como tal, sino el partido más nacionalista que, en realidad, más
que a las fuerzas vitales del propio país, representa la subordinación y el sometimiento económico a las naciones o a un grupo
de naciones hegemónicas.''
•••••..
-;-
,
Es el problema de las relaciones entre estructura y superestructuras
a
el que es necesario plantear exactamente y resolver paró
un análisis justo de las fuerzas que operan en la historia de un período determinado y definsu relación. Es preciso moverse en el
ninguna sociedad se propone tareas
ámbito de dos principios:
s necesan._as__L
para cuya solución no existan 5 7?:-111
"-ieriíes o no estén, . --menos, en- víaZe- aptriciiSnx de desarrollo; _
2 ninguno sociedad ¿lesáparece 1:; --pled'é- ser sustau--ia-si-rntes
rimplicitas en sus
rrolló todas las formas de vira era" -es
no cfEra--Una mención a este elemento internacional ''represh ,o" de las energías internas se encuentra en los artículos publicados por G. Volpe en el Corriere
ddlo Sera del 22 y 23 de marzo de 1932. 11
relaciones.'n A partir de la reflexión sobre estos dos cánones se
p-je1711-égar al desarrollo de toda una serie de otros principios de
metodología histórica. Sin embargo, en el estudio de una estructura
es necesario distinguir los movimientos orgánicos (relativamente
permanentes) de los movimie—tn o-S-Vi e seiti--eden llamar "de
yuntura" (y se presentan como ocasionales, inmediatos, casi accidentales). Los fenómenos de coyuntura dependen también de
movimientos orgánicos, pero su significado no es de gran importancia histórica; dan lugar a una crítica política mezquina, cotidiana, que se dirige a los pequeños grupos dirigentes y a las
personalidades que tienen la responsabilidad inmediata del poder.
Los fenómenos orgánicos dan lugar a la crítica histórico-social que
se dirige a los grandes agrupamientos, más allá de las personas
inmediatamente responsables y del personal dirigente. Al estudiar
un período histórico allarece la gran importancia de esta distinción.
Tiene lugar una crisi que a veces se prolongó por decenas de
años. Esta duración e.rsc_eptcion2.1significa que .
la estructura se
Kr:IIrevelado (maduraron) contradicciones incurableS y q
-ue----ia-S'011`-'
fliprzas políticas, que...±.an, p
--o-sitivamente en la conservación y
din
-te-1s
- a ',3""é- Ta estructura misma, se es- fuerzan -Sin embargo .por
saneary Por* superar dentro de ciertos límites. Estos esfuerzos
in-cesantes y perseverantes (ya que ninguna forma social querrá
confesar jamás que está superada) forman el terreno de lo "ocasional" sobre el cual se organizan las fuerzas antagónicas que tienden a demostrar (demostración que en última instancia se logra
y es "verdadera" si se transforma en una nueva realidad, si las
fuerzas antagónicas triunfan; pero inmediatamente se desarrollan
una serie de polémicas ideológicas, religiosas, filosóficas, políticas, jurídicas, ete:71.178-Earácter concreto es valorable en la medida
en que son convincentes y desplazan la anterior disposición de
las fuerzas sociales) que existen ya las condiciones necesarias j
suficientes para que determinadasTaTeas puedanaaor
12 "Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas
las fuerzas productivas que caben dentro de ella y jamás aparecen nuevas y
más altas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales
para su existencia hayan madurado en el seno de la propia sociedad antigua.
Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede
alcanzar, pues, bien miradas las cosas, vernos siempre que estos objetivos sólo
nacen cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones
materiales para su realización" (Marx, "Prólogo" a la Crítica de la Economía
Política).
53
te deban ser resueltas históricamente ( en cuanto todo venir a
irseri
---~115er histórico aumenta er desorden necesario y prepara
catástrofes más graves).
El error en que se cae frecuentemente en el análisis históri.:
1 co-político consiste en no saber_ encontrar la relación justa entre
1. lo orgánico y lo ocasional. Se llega así a. expoñer como inmediitamente a-ctiv-a7s causas que operan en cambio de una manera mediata, o por el contrario a afirmar que las causas inmediatas
son las únicas eficientes. En un caso se tiene un exceso de "economismo" o de cloctrinarismo pedante; en el otro, un exceso de
"ideologismo"; en un caso se sobreestiman las causas mecánicas,
en el otro se exalta el elemento voluntarista e individual. La
distinci.6n entre " movimientos" y hechos orgánicps y de "coyun-tura" uocasionales.cfebe
-ser aplicada a_todas las situaciones, no sólo
—v
-é-riiica un desarrolló réVe-11745-6 de crisis
e
ncre—sa aquellas en do
aguda, sino también a aquellas en donde se verifica un desarrollo
progresivo o de prosperidad y a aquellas en donde tiene lugar un
estancamiento de las fuerzas productivas. El nexo dialIctico entre
los dos órdenes de movimientos y, en consecuencia, dé investigación, es difícilmente establecido con exactitud; y si i, e1 error es
grave en la historiografía, es aún más grave en el arte politico,
cuando no se trata de reconstruir la historia sino de construir la
presente, y la futura." Son los mismos deseos de los hombres y sus
pasiones menos nobles e inmediatas las causas del error, en cuanto
se superponen al análisis objetivo e imparcial y esto ocurre no
como un "medio" consciente para estimular a la acción sino como
un autoengaño. La serpiente, también en este caso, muerde al char-
_
El hecho de no haber considerado el elemento inmediato de las "relaciones de fuerza" está vinculado a residuos de la concepción liberal vulgar, de la
cual el sindicalismo es una manifestación que creía ser más avanzada cuando
en realidad daba un paso atrás. En efecto, la concepción liberal vulgar,
dando importancia a la relación de las fuerzas políticas organizadas en las
diversas formas de partido (lectores de periódicos, elecciones parlamentarias
y locales, organizaciones de masa de los partidos y de los sindicatos en sentido
estricto) era más avanzada que el sindicalismo que daba una importancia primordial a la relación fundamental económica-social y sólo a ésta. La concepción liberal vulgar tenía en cuenta también, en forma implícita, tales relaciones
(como tantos elementos lo demuestran) pero insistía sobre todo en la relación
de las fuerzas políticas, que eran una expresión de las otras y que en realidad
las contenían. Estos residuos de la concepción liberal vulgar se pueden hallar
en toda una serie de exposiciones que se dicen ligadas a la filosofía de la praxis
y que facilitaron el desarrollo de formas infantiles de optimismo y de necedad.
13
54
latán, o sea, el demagogo es la primera víctima de su demagogia.
Estos criterios metodológicos pueden adquirir visible y didácticamente todo su significado si se aplican al examen de los hechos
históricos concretos. Se lo podría hacer con utilidad en el caso
de los acontecimientos desarrollados en Francia de 1789 a 1870.
Me parece que para mayor claridad en la exposición sería necesario abrazar todo este período. En efecto, sólo en 1870-71 con
la tentativa de la Comuna,
. se agotan históricamente todos los
gairne's-ie nacidos en 1789, lo cual significa que la nueva clase
que lúcha Por- el - Idar 'no sólo derrota a los representantes de
la vieja sociedad que se niegan a considerarla perimida, sino también a los grupos más nuevos que consideran corno superada
también la nueva estructura surgida de los cambios promovidos
en 1789. Dicha clase demuestra así su vitalidad frente a lo viejo
y frente a lo más nuevo. Además, en 1870-71 pierde eficacia el
conjunto de principios de estrategia y de táctica política nacidos
prácticamente en 1789 y desarrollados en forma ideológica alrededor de 1848 (y que se resumen en la fórmula de "revolución permanente".° Sería, interesante estudiar cuánto de esta fórmula ha
pasado a la estrategia mazziniana —en el caso, por ejemplo, de la
insurrección de Milán de 1853— y si ocurrió en forma consciente
o no). Un elemento que muestra lo acertado de este punto de
vista es el hecho de que los historiadores no están en absoluto de
acuerdo (y es imposible que lo estén) cuando se trata de fijar
los límites del conjunto de acontecimientos que constituyen la
Revolución Francesa. Para algunos (Salvemini, por ejemplo) la re° La expresión "revolución permanente" se encuentra en el Mensaje del Consejo Central a la Liga de los Comunistas. (Véase K. Marx, Revelaciones sobre
el proceso a los comunistas, Lautaro, 1948, pp. 201 y 209): "Nuestro deber
es el de lograr la revolución permanente" [ ...] "su grito de guerra debe
ser: ...la revolución en permanencia". De esta consigna de la revolución de
1848 Trotski partió para elaborar su teoría fundamental de la revolución permanente, criticada por Gramsci en diversas partes de esta obra y en los demás
Cuadernos de la cárcel. En una nota de Passato e Presente, p. 71, titulada
"Pasado de la guerra de movimiento (y del ataque frontal) a la guerra de
posición, también en el terreno político", Can:mei considera a Trotski como
:<el teórico politico del ataque frontal en un período en que este tipo de
ataque sólo puede conducir a la derrota". Enemigo declarado de las revoluciones democráticas, basadas en un amplio frente de clases, Trotsld proclama
la necesidad de la revolución socialista mundial y combate la tesis del "socialismo en un solo país". Al respecto, ver más adelante el escrito de Gramsci
"Internacionalismo y política nacional". (N. del T.)
55
volución se cumplió en Valmy. Francia creó el Estado nuevo y supo
organizar la fuerza político-militar que afirmó y defendió su soberanía territorial. Otros consideran que la Revolución continúa
hasta Thermidor, o mejor, hablan de varias revoluciones (el 10 de
agosto sería una revolución en sí, etc.) 14 El modo de interpretar a
Thermidor y la obra de Napoleón, ofrece las más ásperas contradicciones: ¿se trata de una revolución o de una contrarrevolución?
Según otros, la historia de la revolución continúa hasta 1830, 1848,
1870 y aun hasta la guerra mundial de 1914. En todos estos puntos
de vista existe una parte de verdad. En realidad, las contradicciones
internas de la estructura social francesa, que se desarrollan después de 1789, sólo encuentran un equilibrio relativo con la tercera
república y Francia conoce entonces sesenta años de vida política
equilibrada luego de ochenta años de conmociones producidas en
oleadas cada vez más espaciadas: 1789, 1794, 1804, 1815, 1830, 1848,
1870. El estudio de estas "oleadas" de amplitudes diferentes es
precisamente lo que permite reconstruir las relaciones entre estructura v superestructura por un lado, y por el otro, entre el desarrollo
del movimiento orgánico y del movimiento coyuntural de la estructura. Se puede decir, por lo tanto, que la mediación dialéctica
entre los dos principios metodológicos enunciados al comienzo de
esta nota puede encontrarse en la fórmula política-histórica de la
revolución permanente.
Un aspecto del mismo problema es la llamada cuestión de las
relaciones de fuerza. Se lee con frecuencia en las narraciones históricas la ex-presión genérica: "relaciones de fuerza favorables, desfavorables a tal o cual tendencia". Planteada así, en abstracto,
esta fórmula no explica nada o casi nada, porque no se hace más
que repetir el hecho que debe explicarse presentándolo una vez
corno hecho y otra como ley abstracta o como explicación. El
error teórico consiste, por lo tanto, en ofrecer como "causa histórica" un canon de búsqueda y de interpretación.
En la "r lación de fuerza» mientras tanto, es necesario distin- _
guir 'versos momentos o grados; que en lo fundament al son los
siguientes
)Una_relación de fuerzas sociales estrechamente ligadas a la
e de la volunEra_Ces_
estrtIclura, objetiva, indepe-iial-e-r'it—
quebirede ser medidraritóisTsfeiriáne las ciencias exactas o fi-
Cfr. La
Réoolution Franpaise, de A.. Mathiez, colección Armand Colín
[trad. cast.: La Revolución Francesa, 3 t., Labor, Barcelona, 1935. N. del T.1.
14
56
sicas. Sobre la base del grado de desarrollo de las fuerzas materiales de producción se dan los g,i...- rjcsSociareCadál uno (31-1Weir—
na-
fésr-eprese7ifáunrfühelYnY tiene u" n- á iosictrn¿leiermna--dr
misma 7617e-Eiírn-Ttlárellreilires lo que es, tinarealiaac1 -rel7e1Te7
na i e puecre-rWrificar el número de las empresas y de sus emplea^
dos, el número de las ciudades y de la población urbana, etc. Esta
fundamental dissición de fuerzas permite estudiar si existen en
la sociedad las condiciones necesarias y suficientes para su transformación, es decir, permite controlar el grado de realismo y de
posibilidades de realización de las diversas ideologías que nacieron en ella misma, en el terreno de las contradicciones que generó
durante su desarrollo.
2) ¡Un momento sucesivo es la relación de las fuerzas políti- ,
cas; es decir, la valoración del grad -o-W-1°m
- ogeneidad autocó
-CréTiciay organizacloriZeánza--a6
p.gr los diferentes sociales
Eiii"Tnómento, a.S1-,¿7, --puecli ser analizado- y dividido en áderentes grados que corresponden a los diferentes momentos de la conciencia política colectiva, tal como se manifestaron hasta ahora en''
la historia. El primero-,y más elemental es el económico-corporati-:
vo: un comerciante siente que debe ser solidan° con otro comer,
ciante, un fabricante con otro fabricante, etc., pero el comerciante
no se siente aún solidario con el fabricante; o sea, es sentida la
unidad homogénea del grupo profesional y el deber de organizarla
pero no se siente aún la unidad con el grupo social más vasto.
Un seeudernemento es aquel en el que 5 e logra la conciencia de la
solidaridad de intereses entre todos los miembros del grupo social,
pe
o
roen
el cam ... meramente económico. 11 en este moTrIaffo-S-e-plantea la cuesEón Ést221;
_ -pc
-ro-- sólo en el terreno
de lograr una igualdad pOlítico - j'úrin los grupos dominantes,
ya que se reivindica el derecho a participar en la legislación y en
f.
la administración , y hasta de modificarla, de reformarla, pero en
los cuadros fundamentales existentes. Un_tereer_inCM- éiAto es aquel
en el que se lo ra la conciencia de que mpios intereses corporativos, en su desarrollo actuálx
_futurózsuperan los límites_Aeja
éruporación de grupo_uura.mente económico y_put,,cleLz deben.
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Sobre
fuldániental.
es concebido como organismo propio ,de un grupo; destinado a
crear las c-oridiCiones favorables para la máxima expansión Ter
in-Wm—ó- grapo; pero este desarrollo y esta expansión son concebidos
yliTé-s-énta-dos como la fuerza motriz de una expansión universal,
de un desarrollo de todas las energías "nacionales". El grupo dogenerales
minante es coordinado concretamente
e1--c-o-WeVaa como una
y
pos,subordinaclo- S-de"1);Wi."--formación y una superación continua de equilibrios inestables (en
el ámbito de la le-y) entre los intereses del grupo fundamental - y
los de los grupos subordinados, equilibrios en donde los intereses
del grupo dominante prevalecen pero hasta cierto punto, o sea,
hasta el punto en que chocan con el mezquino interés económicocorporativo.
En la historia real estos momentos se influyen recíprocamente,
así expres-ailo. Tal iT"ecir: según
en forma horizontal y vertical, por
1-a-s-áctividades económicas sociales (horizontales) y según los territorios (verticales), combinándose y escindiéndose de diversas
maneras; cada una de estas combinaciones puede ser representada
por su propia expresión organizada, económica y política. Sin embargo, es necesario tener en cuenta que estas relaciones_ nternas
de un Estado-Nación se confunden con las relaCiones internacio- nales, creárido nuevas combinaciones originalei e his- tóricamente
Caí-Cretas. Una ideología nacida en un país muy desarrollado se
difunde en países menos desarrollados, incidiendo en el juego local
de las combinaciones. 15
La religión, por ejemplo, ha sido siempre una fuente para tales combina15
ciones ideológico-políticas nacionales e internacionales, y con la religión las
otras formaciones internacionales, la masonería, el Rotary Club, los judíos, la
diplomacia de carrera, que sugieren expedientes políticos de diversos orígenes
históricos y los hacen triunfar en determinados países, funcionando como partido político internacional que opera en cada nación con todas sus fuerzas
internacionales concentradas. Religión, masonería, Rotary, judíos, etc., pueden
entrar en la categoría social de los "intelectuales", cuya función, en escala
internacional, es la de mediar los extremos, la de "socializar" los expedientes
58
Esta relación entre fuerzas internacionales y fuerzas nacionales se complica aún más por la existencia, en el interior de cada
Estado, de muchas secciones territoriales, de estructuras diferentes
y de relaciones de fuerza también diferentes en todos los grados
(la Vendée, por ejemplo, estaba aliada a las fuerzas reaccionarias
y las representaba en el seno de la unidad territorial francesa. Del
mismo modo, Lyon, en la Revolución francesa, presentaba un núcleo particular de relaciones).
3) El tercer momento es el de la relación de las fuerzas
militares, inmediatamente decisivo segen_las_circunstancial. (El
de-sarrollo histórico oscila continuamente entre el primer y el tercer momento, con la mediación del segundo.) Pero este no es un
momento de carácter indistinto e identificable inmediatamente en
forma esquemática. También en él se pueden distinguir doszrados:
uno militar en sentido estricto, o técnico-militar, y otro que puede
aln-om
—inarsepoiffic-o---m- ilitar
--; En cursó deldesarrollo histórico,
estos dos grad-a-s-e-Préseliaron en unq gran variedad de combinaciones. Un ejemplo típico que puede servir como demostración-límite, es el de la relación de opresiórb militar de un Estado sobre
una nación que trata de lograr su independencia estatal. La relación
no es puramente militar, sino político-militar; y, en efecto, un tipo
tal de opresión sería inexplicable sin el estado de disgregación
social del pueblo oprimido y la pasiVidad de su mayoría; por lo
tanto la independencia no podrá ser lograda con fuerzas puramente
militares, sino militares y político-militares. En efecto, si la nación
oprimida, para iniciar la lucha por la independencia, tuviese que
esperar que el Estado hegemónico le permita organizar un ejército
propio en el sentido estricto y técnico de la palabra, tendría que
esperar bastante (puede ocurrir que la reivindicación de un ejército propio sea satisfecha por la nación hegemónica, pero esto significa que una gran parte de la lucha ya ha sido desarrollada y
vencida en el terreno político-militar). La nación oprimida, por lo
tanto, opondrá inicialmente a la fuerza militar hegemónica una
fuerza que será sólo "político-militar", o sea, una forma de acción
política que posea la virtud de determinar reflejos de carácter
militar en el sentido: 1) de que sea eficiente para disgregar íntimamente la eficacia bélica de la nación hegemónica; 2) que constécnicos que hacen funcionar toda actividad de dirección, la de encontrar los
compromisos y los medios de escapar a las soluciones extremas.
59
trilla a la fuerza militar hegemónica a diluirse y dispersarse en
un gran territorio, anulando en gran parte su capacidad bélica. En
el Risorgimento italiano, se evidencia la trágica ausencia de una
dirección político-militar, especialmente en el Partido de Acción
(por incapacidad congénita), pero también en el Partido piamontés-moderado, tanto antes como después de 1848, no ciertamente
por incapacidad, sino por "malthusianismo económico-político",
esto es, por-que no se quería ni siquiera mencionar la posibilidad de
una reforma agraria y porque no se deseaba la convocatoria de
una asamblea nacional constituyente y sólo se tendía a que la monarquía piamontesa, sin condiciones o limitaciones de origen popular, se extendiese por toda Italia mediante la simple sanción de
los plebiscitos regionales.
Otra cuestión ligada a las precedentes es la de determinar si
las crisis históricas fundamentales son provocadas inmediata ---mente
conenicla-o-n-ó-n-u ca-.5.71:riés-p-tiee'ta a la Ouestiaiesii—
p-ófra-S--C-.0si-s7ec
en-forma implícilá en los parágrafos precedentes, donde se tratan
cuestiones que no son más que otra manera de presentar las que
tratamos ahora aquí. Sin embargo, es siempre necesario por razones didácticas, dado el público a las que están dirigidas, examinar
toda forma de presentarse de una misma cuestión como si fuese un
problema:independiente y nuevo. Se _p_uede, excluir que_ las_crisis
económicasprodnzcarkper.síanismaes„acontecimientos fundamentales
-T-ós llpuéden crear un terreno más favorable a la difusión de
erlrtas maneras -de 7-,ensar„de plantear y_Desplyrlas cuestiones que
en -a-f5d-6-érdesarrolo ulterior deelaevidaaestatal. Por otro lacro: Ege—
todaslfirmcnequo alsperídcio
prosperidad pueden dar lugar a juicios unilaterales. En su compendio de historia de la Revolución francesa, Mathiez, oponiéndose a la
vulgar historia tradicional que a priori "encuentra" una crisis
coincidente con la gran ruptura del equilibrio social, afirma que
hacia 1879 la situación económica era más bien buena en lo
inmediato, por lo que no puede decirse que la catástrofe del Estado
absoluto sea debida a una crisis de empobrecimiento. Es necesario
observar que el Estado estaba enfrentado a una mortal crisis financiera y se planteaba la cuestión de saber sobre cuál de los tres
estratos sociales privilegiados debían recaer los sacrificios y las
cargas para poner en orden las finanzas del Estado y del rey.
Además, si bien la posición económica de la burguesía era floreciente, no era buena por cierto la situación de las clases populares
on
de la ciudad y del campo, especialmente de aquéllas, atormentadas por una miseria endémica. En todo caso, la rup_eura dely
equilibrio de fuerzas no ocurreor causas mecánicas inmediatas
dé empobrecírnieriiiael grupo social
zrequilii;li¿iycie hecho lo rompe; cica ré, tior el contrario, en er
cuadro de conflictos superiores al mundo económico inmediato,
v aculados al "prestigio" de clase (intereses eco
. nómiCo-s fainids
a una exasperación del sentimiento de independencia, de autono.
Mía- y- de poder. La cuestión particular; dél Vrialestar o bienestar
éainómico como causa de nuevas realidades históricas es un aspecto parcial de la cuestión de las relaciones de fuerzas en sus diversos grados. Pueden producirse novedades tanto porque una situación de bienestar está amenazada por el egoísmo mezquino de un
grupo adversario, como porque el malestar se ha hecho intolerable
y no se vislumbra en la vieja sociedad ninguna fuerza que sea
capaz de mitigarlo y de restablecer una normalidad a través de
medios legales. Se puede dedir, por lo tanto, que todos estos elementos son la manifestación concreta de las
c-o-Srl-i'itárá -del-- coViiiirito
ia..1,relaciones,,s9ciales
.fuerzas,
15-r-éCtiVo 'terreno adviene el' pasaje de éstas a relaciones políticas
de fuerzas para culminar en la relación militar decisiva.
Si falta este proceso de desarrollo que permite pasar de un
momento al otro, y si es esencialmente un proceso que tiene por
actores a los hombres y su voluntad y capacidad, la situación
permanece sin cambios, y pueden darse conclusiones contradictorias. La vieja sociedad resiste y se asegura un período de "respiro",
exterminando físicamente a la elite adversaria y aterrorizando a las
masas de reserva; o bien ocurre la destrucción recíproca de las
fuerzas en conflicto con la instauración de la paz de los cementerios
y, en el peor de los casos, bajo ,la vigilancia de un centinela
extranjero.
Pero la observación más importante que surge a propósito de
todo análisis concreto de las relaciones de fuerzas, es la siguiente:
que tales análisis no pueden ni deben convertirse en fines por sí
mismos ( a menos que se escriba un capítulo de historia del pasado)
y que adquieren un significado sólo en cuanto sirven para justificar una acción práctica, una iniciativa- de voluntad. Ellos muestran cuáles son los puntos de Menor resistencia donde la fuerza
de la voluntad puede ser aplicada de manera más fructífera, sugieren las operaciones tácticas inmediatas, indican cómo 'se puede
A
lanzar eficazmente una campaña de agitación política, qué lenguaje será el que comprenderán mejor las multitudes, etc. El elemento decisivo de toda situación es la fuerza permanentemente
organizada y predispuesta desde hace—iii-37cho ara qUe -WWdellév--ar--Jelante cuandq se juzga que una situación es_fav- órable (7 lciés—s7-5ro-e-n la medida en que una fuerza semejante existe y está
impregnada de ardor combativo). Es por ello una tarea esencial
velar sistemática y pacientemente por formar, desarrollar y tornar
cada vez más homogénea, compacta y consciente de sí misma a
esta fuerza. Esto se ve en la historia militar y en el cuidado con que
en todas las épocas los ejércitos fueron preparados para iniciar una
guerra en cualquier momento. Los grandes Estados han llegado a
serlo precisamente porque en todo momento estaban preparados
para insertarse eficazmente en las coyunturas internacionales favorables y éstas lo eran porque ofrecían la posibilidad concreta
de insertarse eficazmente en ellas.
Observaciones sobre algunos aspectos de la estructura de los partidos políticos en los períodos de crisis orgánica. En cierto momento de su vida histórica, los grupos sociales se separan de sus
partidos tradicionales, Esto significa que los partidos tradiciona,Ca. liTfa:fna de organización que presentan, con los determiIes--nados hombres que los constituyen, representan y dirigen, ya no
son reconocidos como expresión propia de su clase o de una fracción de ella. Cuando estas crisis se manifiestan, la situación inmediata se torna delicada y peligrosa, porque el terreno es propicio
para soluciones de fuerza, para la actividad de oscuras potencias
representadas por hombres providenciales o carismáticos.
¿Cómo se forman estas situaciones de contraste entre "representados y representantes" que desde el terreno de los partidos
(organizaciones de partido en sentido estricto, campo electoral-parlamentario, organización periodística) se transmiten a todo el
r"--• organismo estatal, reforzando la posición relativa del poder de la
burocracia (civil y militar), de las altas finanzas, de h Iglesia y
en general de todos los organismos relativamente independientes
de las fluctuaciones de la opinión pública? En cada país el proceso
es diferente, a..1.1ue el contenido sea el mismo. Y el contenido es
la is e regemon e la clase din ente, que se produce o bien
\ porque c ra c ase racas en a guna gran empresa política para la
cual requirió o impuso por la fuerza el consenso de las grandes
masas (la guerra, por ejemplo), o bien porque vastas masas (especialmente de campesinos y de pequeños burgueses intelectuales)
pasaron de golpe de la pasividad a una cierta actividad y plantearon reivindicaciones que en su caótico conjunto constituyen una
revolución. Se habla de "crisis de autoridad" y esto es justamente
la crisis de hegemonía, o crisis del Estado en su conjunto.
La crisis crea peligrosas situaciones inmediatas porque los diversos estratos de la población no poseen la misma capacidad de
orientarse rápidamente y de reorganizarse. con el mismo ritmo. La
clase dirigente tradicional, que tiene un numeroso personal adiestrado, cambia hombres y programas y reasume el control que se le
estaba escapando con una celeridad mayor de cuanto ocurre en las
clases subalternas; si es necesario hace sacrificios, se expone a un
porvenir oscuro cargado de promesas demagógicas, pero se mantiene en el poder, lo refuerza por el momento y se sirve de él para
deStruir al adversario y dispersar a su personal directivo que no
pyede ser muy numeroso y adiestrado. El pasaje de las masas de
michos partidos bajo la bandera de un partido único, que representa mejor y resume las necesidades de toda la clase, es un fenómeno orgánico y normal, aunque su ritmo sea rapidísimo y casi
fulminante en relación a las épocas tranquilas. Representa la fusión
de todo un grupo social bajo una dirección única considerada como
fa- única capaz de resolv—
eruiijra
-;;ePio'lle'iriae'xistente y alejar un
peligro mortal. Cuando la crisis no encuentra esta solución orgánica, sino la solución del jefe carismático, ello significa que existe un
equilibrio estático (cuyos factores pueden ser eliminados, prevaleciendo sin embargo la inmadurez de las fuerzas progresistas), que
ningún grupo, ni el conservador ni el progresista, tiene fuerzas
como para vencer, y que el mismo grupo conservador tiene necesidad de un jefe."'
Este tipo de fenómenos está vinculado a tina de las cuestiones
más importantes que conciernen a los partidos políticos: a la capacidad del partido de reaccionar contra el espíritu de rutina, contra
la tendencia a anquilosarse y a devenir anacrónico. Los partidos
nacen y se constituyen en organizaciones para dirigir las situaciones en momentos históricamente vitales para sus clases; pero no
siempre saben adaptarse a las nuevas tareas y a las nuevas épocas,
16
Cfr. El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte.
Z
no siempre saben adecuarse al ritmo de desarrollo del conjunto
de las relaciones de fuerza (y por ende de la posición relativa de
sus clases) en un país determinado o en el campo internacional.
Cuando se analizan estos desarrollos de los partidos, es preciso
distinguir el grupo social, la masa de los partidos, la burocracia
y el Estado Mayor de los partidos. La burocracia - es la fuerza
consuetudinaria y conservadora más peligrosa; si ella termina por
constituir un cuerpo solidario y aparte y se siente independiente
de la masa, el partido se convierte en anacrónico y en los momentos de crisis aguda desaparece su contenido social y queda como
en las nubes. Véase lo ocurrido a una serie de partidos alemanes
con la expansión del hitlerismo. Los partidos franceses constituyen
un campo rico para tales investigaciones: todos ellos son anacrónicos y están anquilosados, son documentos histórico-políticos de
las diversas fases de la historia pasada de Francia, que repiten una
terminología envejecida; su crisis puede llegar a ser aún más
catastrófica que la de los partidos alemanes.
Al examinar este tipo de acontecimientos no se da habitualmente una adecuada ubicación al elemento burocrático, civil y
militar y no se tiene presente, además, que en tales análisis no
deben entrar solamente los elementos militares y burocráticos en
acción, sino también los estrados sociales entre los cuales, en los
complejos estatales que estamos considerando, se recluta tradicionalmente la burocracia. Un movimiento político puede ser de
carácter militar aunque el ejército como tal no participe allí abiertamente. Un gobierno puede ser de carácter militar aunque el
ejército como tal no participe en el gobierno. En determinadas
circunstancias puede ocurrir que convenga no "descubrir" al ejército, no hacerlo salir de la constitucionalidad o, como se dice, no
llevar la política entre los soldados, para mantener la homogeneidad
entre oficiales y soldados en un terreno de aparente neutralidad y
superioridad, más allá de las facciones. Y sin embargo, es el
ejército, es decir el Estado Mayor y la oficialidad, quien determina la nueva situación y la domina. Por otro lado, no es cierto
que el ejército, según la Constitución, jamás deba hacer política.
El ejército debe justamente defender la Constitución, esto es, la
forma legal del Estado, con sus instituciones conexas. De allí que
la llamada neutralidad significa solamente el apoyo a la parte
más reaccionaria. Pero en tales situaciones es necesario plantear
la cuestión de esta. manera.para impedir que en el ejército se re-
produzcan las divergencias del país y desaparezca en consecuencia
el poder detenninante del Estado Mayor a causa de la disgregación
del instrumento militar. Todos estos elementos de observad ;r, no
son, por cierto, absolutos; tienen un peso muy diferente según los
momentos históricos y según los países.
La primera investigación a realizar es la siguiente: ¿existe en
algún país un estrato social generalizado para el cual la carrera
burocrática, civil y militar, sea un elemento muy importante de vida
económica y de afirmación política (participación efectiva en el
poder, aunque sea indirectamente, por "chantaje")? En la Europa
moderna, este estrato se puede identificar en la burguesía rural
media y pequeña, que está más o menos difundida en los diversos
países según el desarrollo de las fuerzas industriales por un lado,
y de la reforma agraria por el otro. Ciertamente, la carrera burocrática (civil y militar) no es un monopolio de este estrato social.
Sin embargo, le es particularmente adecuada debido a la función
social que este estrato desempeña y a las tendencias psicológicas
que la función determina o favorece. Estos dos elementos dan al
conjunto del grupo social una cierta homogeneidad y energía en
la dirección y, por ende, un valor político y una función frecuentemente decisiva en el conjunto del organismo social. Los miembros
de este grupo están habituados a mandar directamente a núcleos
de hombres, aunque sean a veces exiguos, y a mandar desde un
punto de vista "político", no "económico"; es decir, que en su arte
de dirección no hay una aptitud para ordenar las "cosas", para
ordenar "hombres y cosas" en un todo orgánico, como ocurre en
la producción industrial, porque este grupo no tiene funciones
económicas en el sentido moderno del término. Tiene una renta
porque jurídicamente es propietario de una parte del suelo nacional y su función consiste en impedir "políticamente" al campesino
cultivador mejorar su propia existencia, porque todo mejoramiento
de la posición relativa del campesino sería catastrófica para su
posición social. La miseria crónica y el trabajo prolongado del
campesino, con el consiguiente embrutecimiento, constituyen para
él una necesidad primordial. Por ello despliega la máxima energía
en la resistencia y . en el contraataque a la menor tentativa de
organización autónonna..del trabajo campesino y a todo movimiento
cultural campesino - que escape del ámbito de la religión oficial.
Este grupo social encuentra sus límites y las razones de su debilidad intrínseca en su dispersión territorial y en la 'falta de
65
homogeneidad" que está vinculada estrechamente a tal dispersión;
esto explica también otras características como la volubilidad, la
multiplicidad de los sistemas ideológicos seguidos, la misma rareza
de las ideologías a veces adoptadas. La voluntad está orientada
in
hacía un fin,_p_ero_es.lenta y necesita, ¡icino—g-ériéfár dri—
peliíicamenteTYl
proceso
...
peso
roc para centralizarse organizadky
e
grupo
coincide
seteltia—Eüllao." línoTuilfaa5." e. specífica de e-s-tcon la voluntad y los intereses inmediatos de la clase alta; no sólo
el proceso se acelera sino que se manifiesta de inmediato la "fuerza militar" de este estrato, que a veces, estando organizada, dicta
su ley a la clase alta, al menos en lo que respecta a la "forma"
de la solución, si no al contenido. Se ven aquí actuar las mismas
leyes observadas en las relaciones ciudad-campo en lo que respecta a las clases subalternas: la fuerza de la ciudad se transforma
automáticamente en fuerza del campo, pero ya que en el campo
los conflictos asumen de inmediato una forma aguda y "personal",
por la ausencia de márgenes económicos y de la presión normalmente , anás fuerte que se ejerce de arriba hacia abajo, en el campo
los ceiitraataques deben ser más rápidos y decisivos. El grupo
en cuestión comprende y ve que el origen de sus males está en la
ciudad, en la fuerza de las ciudades y por ello comprende que
"debe" dictar la solución a las clases altas urbanas, a fin de
que-el foco principal sea apagado, aunque esto no convenga de
inmediato a las altas clases urbanas, ya sea porque es demasiado
dispendioso o porque a la larga se transforma en peligroso (estas
clases parten de la visión de ciclos más amplios de desarrollo, en
los cuales es posible maniobrar, y no solamente del interés "físico"
inmediato). En este sentido debe entenderse la función directiva
del estrato en cuestión y no en un sentido absoluto; sin embargo no
es poca cosa, 17 Es preciso anotar cómo el carácter "militar" de dicho
grupo social, que tradicionalmente era un reflejo espontáneo de
ciertas condiciones de existencia, es ahora conscientemente educado
Un reflejo de este 'grupo se ve en la actividad ideológica de los intelec17
tuales conservadores de derecha. El libro de Gaetano Mosca, Teorica dei
governi e gaverno par/cimentare (21 ed., 1925, ed., 1883), puede servir de
ejemplo al respecto; desde 1883 Mosca estaba aterrorizado por un posible
contacto entre la ciudad y el campo Mosca, por su posición defensiva (de
contraataque) comprendía mejor en 1883 la técnica de la política de las clases
subalternas que la comprensión que tenían de ella, aun muchas decenas de
años después, los representantes de estas fuerzas subalternas, comprendidas
las urbanas.
66
y preparado en forma orgánica. En este movimiento consciente
entran los esfuerzos sistemáticos para hacer surgir y para mantener
de una manera estable las diferentes asociaciones de militares
en retiro y de ex combatientes de los diferentes cuerpos y armas,
especialmente de oficiales, que están ligados a los Estados Mayores
y pueden ser movilizados oportunamente sin necesidad de movilizar el ejército de leva, que mantendría así su carácter de reserva de alarma, reforzada e inmunizada contra la descomposición
política por estas fuerzas "privadas" que no podrán dejar de infhiir
en su "moral", sosteniéndola y robusteciéndola. Puede decirse que
se verifica un movimiento de tipo "cosaco", no en formaciones
escalonadas a lo largo de la frontera nacional, como ocurría con
los cosacos zaristas, sino a lo largo de las "fronteras" de cada
grupo social.
En toda una serie de paises, por lo tanto, la influencia del elemento militar en la vida estatalnósizifica ftgencia-...ylpeso
del elemento técnicomilitar, sino también influencia y peso del esGaTo71ocial-dnde
é-a el elemento técnicomilitar (sobre todo_ de los
ficia les- suba Yernos) extrae su origen. Esta serie de observaciones
son indispensables pailirialiZáFera—
specto más íntimo de aquella
determinada forma política que suele llamarse cesarismo o bonapartismo, para distinguirla de otras formas, en 'las "aiales el elemento técnicomilitar como tal predomina bajo formas quizá más
visibles y exclusivas.
o
España y Grecia ofrecen dos ejemplos típicos, con elementos
símiles y disímiles. Para España es necesario tener en cuenta algunas particularidades: extensión del territorio y escasa densidad
de la población campesina. Entre el noble latifundista y el campesino no existe una numerosa burguesía rural; tiene, por consiguiente, una escasa importancia la oficialidad subalterna como fuerza en
sí ( tenía en cambio una cierta importancia antagónica la oficia-'
lidad de las armas sabias: artillería e ingenieros, de origen burgués urbano, que se oponía a los generales e intentaba tener una
política propia). Los gobiernos militares son por lo tanto gobiernos de "grandes" generales. Pasividad de las masas campesinas
como ciudadanía y como tropa. Si en el ejército se verifica la disgregación política, es en un sentido vertical, no horizontal, por la
competencia de los clanes dirigentes: la tropa se separa para seguir
a los jefes en lucha entre sí. El gobierno militar es un paréntesis
entre dos gobiernos constitucionales; el elemento militar es la re-
67
serva _permanente del orden, es una fuerza que opera de "manera
pública" cuando la legalidad" está en peligro. Lo mismo ocurre
en Grecia, con la diferencia de que el territorio griego se extiende
en un sistema de islas y que una parte de la población más enérgica y activa está siempre sobre el mar, lo cual hace más fácil
la intriga y el complot militar. El campesino griego es pasivo como
el español, pero en el cuadro de la población total, al ser el griego
más activo y enérgico y a la vez marino, es decir al estar casi
siempre lejos de su centro de vida política, la pasividad general
debe ser analizada en forma diferente y la solución del problema no puede ser la misma (los fusilamientos de los miembros de
un gobierno derrocado, ocurridos en Grecia hace algunos años,
deben ser explicados quizás como un arrebato de cólera de este
elemento enérgico y activo que quiere dar una lección sangrienta).
Debe subrayarse especialmente el hecho de que en Grecia y en
España la experiencia del gobierno militar no ha creado una
ideología política y social permanente y orgánica desde un punto
de vista formal, como ocurre en carlbio en los países potencialmente bonapartistas, por así decir. Pero las condiciones históricas
generales de los dos tipos son las mismas: equilibrio de los grupos
urbanos ea lucha, lo cual impide el 'juego de la democracia "normal", el parlamentarismo; es diferente, sin embargo, la influencia
del campo en este equilibrio. En los países como España, el campo, completamente pasivo, permite a los generales de la nobleza
terrateniente servirse políticamente del ejército para restablecer
el equilibrio amenazado, o sea la supremacía de las clases altas.
En otros países, el campo no es pasivo, pero su movimiento, desde
el punto de vista político, no está coordinado con el movimiento
urbano: el ejército debe permanecer neutral ya que es posible que
de otra manera se disgregue horizontalmente (permanecerá neutral hasta cierto punto, se entiende), y entra en cambio en acción
la clase militar burocrática, que, con medios militares, sofoca el
movimiento del campo (más peligroso en lo inmediato). Tal sector
logra en esta lucha una cierta unificación política e ideológica,
encuentra aliados en las clases medias urbanas (medias en sentido italiano) reforzadas por los estudiantes de origen rural que
están en la ciudad, impone sus métodos políticos a las clases altas,
que deben hacerle muchas concesiones y permitir una determinada
legislación favorable; logra hasta cierto punto impregnar al Estado
de sus intereses y sustituir una parte del personal dirigente, con68
tinuando armado bajo el desarme general y amenazando con el peligro de una guerra civil entre sus tropas y el ejército de leva si
la clase alta muestra demasiada veleidad de resistencia. Estas observaciones no deben ser concebidas como esquemas rígidos, sino
únicamente como criterios prácticos de interpretación histórica
y política. En los análisis concretos de los acontecimientos reales
las formas históricas están bien caracterizadas y son casi "únicas".
César representa una combinación de circunstancias reales muy
diferentes de las representadas por Napoleón 1, así como las de Primo de Rivera difieren de las de Zivkovitch, etc.
En el análisis del tercer grado o momento del sistema de las
relaciones de fuerzas existentes en una situación determinada, se
puede recurrir con—u-Ti-dirál—concepto que, en la ciencia militar,
se denomina "c2xuntura estratégica", o sea, con mayor precisión,
el grado de preparación estratégica del teatro de la lucha, uno de
cuyos elementos principales está dado por las condiciones cualitativas del personal dirigente y de las fuerzas activas que se pueden
llamar de primera línea (comprendidas también las de asalto): El
grado de preparación
• _.._._estratégica puede dar la victoria a fuerzas
aparentemente" (es decir cuantitativamente) inferiores a las
adversarias. Se puede decir que la preparación estratégica tiende
a reducir a cero los llamados "factores imponderables", esto es, las
reacciones inmediatas y sorpresivas de parte, en un momento dado,
de las fuerzas tradicionalmente inertes y pasivas. Entre los elementos de la preparación de una coyuntura estratégica favorable
deben incluirse justamente aquellos considerados en las observaciones sobre la existencia y la organización de un grupo militar
junto al organismo técnico del ejército nacional."
1 5 A propósito del "grupo militar" es interesante lo que escribe T. Tittoni en
los "Ricordi personan cli politica interna", Nueca ,kritotogia, 19-16 de abitil
de 1929. Tittoni cuenta que ha meditado sobre el hecho de que para reunir
a la fuerza pública necesaria para hacer frente a los tumultos surgidos en una
localidad, era necesario desguarnecer otras regiones: durante la semana roja
de junio de 1914, para reprimir los motines de Ancoiaa se había desguarnecido
a Ravenna, donde luego el prefecto, privado de la fuerza pública, tuvo que
encerrarse en la prefectura, abandonando la ciudad a los revoltosos ."Muchas
veces me pregunté qué habría podido hacer el gobierno si un movimiento
revolucionario hubiese surgido simultáneamente en toda la península." Tittoni
propone al gobierno el enrolamiento de los "voluntarios del orden", ez combatientes organizados por oficiales retirados. El proyecto de Tittoni pareció digno
de consideración, pero no tuvo. continuadores.
69
Otros elementos pueden ser elaborados partiendo de este fragmento del discurso pronunciado en el Senado el 19 de mayo de
1932 por el Ministro de Guerra, general Gazzera (cfr. Corriere
della Sera del 20 de mayo): 'El régimen disciplinario de nuestro
ejército, gracias al fascismo, aparece hoy como norma directiva
que tiene valor para toda la nación. Otros ejércitos han tenido y
todavía conservan una disciplina formal y rígida. Nosotros tenemos siempre presente el principio de que el ejército está hecho
para la guerra y que para ella debe prepararse; la disciplina de
paz debe ser, por consiguiente, la misma que la de tiempo de
guerra, encontrando esta última su fundamento espiritual en la
época de paz. Nuestra disciplina se basa en un espíritu de cohesión entre los jefes y los simples soldados que es fruto espontáneo
del sistema seguida. Este sistema ha resistido magníficamente
durante una larga y durísima guerra hasta la victoria; es mérito
del régimen fascista haber extendido a todo el pueblo italiano una
tradición disciplinaria tan insigne. De la disciplina de cada uno
depende el éxito de la concepción estratégica y. de las operaciones
tácticas. La guerra ha enseñado muchas cosas y entre ellas que
hay una separación profunda entre la preparación de paz y la realidad de la guerra. Es cierto que cualquiera que sea. la preparación,
las operaciones iniciales de la campaña ponen a los beligerantes
ante problemas nuevos que dan lugar a sorpresas de ambas partes.
No es preciso sacar de esto la conclusión de que no sea útil tener
una concepción a priori y que de la guerra pasada no se puede
derivar ninguna enseñanza. Se puede obtener de ella una doctrina
de guerra que debe ser entendida con disciplina intelectual y como
medio para promover modos de razonamiento no discordantes y
una uniformidad de lenguaje tal que permita a todos comprenderse y hacerse comprender. Sí a veces la unidad de doctrina amenazó degenerar en esquematismo, se reaccionó de inmediato, imprimiendo a la táctica una rápida innovación, que era requerida
también por los adelantos técnicos. Tales reglamentaciones, por
consiguiente, no son estáticas, ni tradicionales como creen algunos.
La tradición sólo es considerada como fuerza y los reglamentos están siempre en curso de revisión no por un deseo de cambio, sino
para poder adecuarlos a la realidad -. (Un ejemplo de "preparación
de la coyuntura estratégica" se puede encontrar en las Memorias
de Churchill, donde habla de la batalla de Jutlandia.)
>()
ELC8SariSMO. César, Napoleón I, Napoleón III, Cromwell, etc.
Compilar un catálogo de los acontecimientos históricos que culminaron en una gran personalidad "heroica". •
Se puede de-c-17-71ue el cesarismo expresa una situación en la
cual las fuerzas en lucha se equilibráis de una manera catastrófica,
o sea -delia- m
•-•—a-n-iii t2. que la continuación de la lucha no puede
menos que concluir con la destrucción recíproca. Cuando la fuerza progresiva A lucha con la fuerza regresiva B, no sólo puede ocurrir que A venza a B o viceversa; puede ocurrir también que no
venza ninguna de las dos, que se debiliten recíprocamente y que
una tercera fuerza C intervenga desde el exterior dominando a lo
que resta de A y de B. En Italia, luego de la muerte de Lorenzo
el Magnífico,* ocurrió precisamente eso.
Pero si bien el cesarismo expresa siempre la solución "arbitraria", confiada a una granyersonalidad, de una situación históricoigtica caracterizada _por urleguili5rio dé Tnerzas
------áep Va7
catástrófig.,_.nosiemPre tienen el mismo signifi&idoliistórico. Puede
éiiitir un cesarismo progresista . y uno regresivo; y el significado
exacto dé cada forma de cesarismo puede ser reconstruido, en
última instancia, por medio de la historia concreta y no a través
de un esquema sociológico. El cesarismo es progresista cuando su
intervención ayuda a las fuerzas progresivas a triunfar aunque sea
con ciertos compromisos y temperamentos limitativos de la victoria; es Jegzesivo cuando su intervención ayuda a triunfar a las
fuerzas regresivas, también en este caso con ciertos compromisos
y limitaciones, los cuales, sin embargo, tienen un valor, una importancia y un significado diferente que en el caso anterior. César y
Napoleón I son ejemplos de cesarismo progresivo. Napoljrn-III
y "Bismarck de cesarismo regresivo.
S'-etrata de ver si en la dialéctica "revolución-restauración" es
el elemento revolución o el elemento restauración el que prevalece,
ya que es cierto que en el movimiento histórico jamás se vuelve
atrás y no existen restauraciones in Loto. Por otro lado, el cesarismo
es una fórmula polémica-ideológica y no un canon de interpretación histórica. Se pueden dar soluciones cesaristas aun sin un
César, sin una gran personalidád "heroica" y representativa. El
sistema parlamentario dio también un mecanismo para tales solu-
'a Ala muerte de Lorenzo el Magnifico (1492) se produce en Italia la ruptura
del equilibrio existente entre los diversos Estados y se abre un período de
decadencia total y de desmembramiento de la Península. (N. del T.).
70
71
ciones de compromiso. Los gobiernos laboristas" de Mac-Donald
eran hasta cierto punto soluciones de este tipo; el grado de cesarisrno se intensificó cuando se formó el gobierno con Mac-Donaki
como presidente y la mayoría conservadora. Así en Italia, en
octubre de 1922, hasta la separación de los "populares" ° y luego
gradualmente hasta el 3 de junio de 1952, y aun hasta el S de
noviembre de 1926, se dio un movimiento político-histórico en el
cual se sucedieron diversas formas de cesarismo hasta una forma
más pura y permanente, aunque no inmóvil y estática. Todo gobierno de coalición es un grado inicial de cesarismo, que puede
o no desarrollarse hasta los grados más significativos (naturalmente la opinión generalizada es, en cambio, la de que los gobiernos de coalición son el más "sólido baluarte" contra el cesarismo).
En el mundo moderno, con sus grandes coaliciones de carácter
económico-sindical y político de partido, el mecanismo del fenómeno cesarista es muy diferente del que existió en la época de
'Napoleón III. En el período hasta Napoleón III las fuerzas mili,tares regulares o de línea constituirían un elemento decisivo para
el advenimiento del cesarismo, que se verificaba a través de golpes
de Estado bien precisos, con acciones militares, etc.
En el mundo moderno, las fuerzas sindicales y políticas, con
medios financieros incalculables puestos a disposición de pequeños grupos de ciudadanos, complican el problema. Los funcionarios de los partidos y de los sindicatos económicos pueden ser corrompidos o aterrorizados, sin necesidad de acciones militares en
vasta escala, tipo César o 18 Brumario. Se reproduce en este
campo la misma situación examinada a propósito de la fórmula
jacobino-cuarentiochesca de la llamada "revolución permanente".
La técnica política moderna ha cambiado por completo luego de
° Después de la marcha sobre Roma y del triunfo de Mussolini, los "populares" (antecesores directos del actual partido clerical italiano demócrata-cristiano) sumaron sus votos a los fascistas en las elecciones del 17 de noviembre
de 1922, participando luego en el gobierno. Luego de algunas discrepancias
entre el dirigente Don Sturzo y las altas jerarquías de la Iglesia, el partido
decide presentarse en forma separada en las elecciones del 26 de enero de
1924, rechazando posteriormente su incorporación a un frente Único de oposición al fascismo_ El 3 de enero de 1925, el gobierno de Mussolini suprime
la libertad de prensa y el 9 de noviembre. de 1926, la Cámara de Diputados
declara disueltos a los partidos de. la oposición y expulsa de dicha. Cámara
a sus representantes. (N. del T.)
79
1848, luego de la expansión del parlamentarismo, del régimen de
asociación sindical o de partido, de la formación de vastas burocracias estatales y "privadas" (político-privadas, de partido y sindicales) y las transformaciones producidas en la organización de
la policía en sentido amplia.° sea, no sólo del servicio estatal
destinado a la represión de la delincuencia, sin también del conjunto de las fuerzas organizadas del Estado y de los particulares
para tutelar el dominio político y económico de las clases dirigentes. En este sentido, partidos "políticos" enteros y otras organizaciones económicas o de otro tipo deben ser considerados organismos de policía política, de carácter preventivo y de investigación. El esquema genérico de las fuerzas A y B en lucha con una
perspectiva catastrófica, es decir, con la perspectiva de que no
venza ninguna de las dos en la lucha por constituir (o reconstituir) un equilibrio orgánico del cual nace (puede nacer) el cesarismo, es precisamente una hipótesis genérica, un esquema socjplógico (cómodo para el arte político). Esta hipótesis puede tornarse cada vez más concreta, elevarse a un grado mayor de aproxir&ación a la realidad histórica concreta si se precisan algunos elementos fundamentales.
Así, hablando de A y de B se dijo solamente que se trataba
de dos fuerzas, progresista una y regresiva la otra, pero en un
sentido general. Se puede precisar de qué tipo de fuerzas progresistas o regresivas se trata y obtener así una mayor aproximación.
En el caso de César o de Napoleón I, puede decirse que aún
siendo A y B distintas y contradictorias, no eran sin embarga
tales como para que no pudiesen en "absoluto" llegar a una
fusión y una asimilación recíproca luego de un proceso molecular;
lo cual en efecto ocurre, al menos en cierta medida (suficiente
no obstante para los fines histórico-políticos del cese de la lucha
orgánica fundamental y por ende de la superación de la fase
catastrófica). Este es un elemento de mayor aproximación. Otro
elemento es el siguiente: la fase catastrófica puede emerger por una
deficiencia política "momentánea" de la fuerza dominante tradicional, y no ya por una deficiencia orgánica necesariamente insuperable. Hecho que se verificó en el caso de Napoleón III. La
fuerza dominante en Francia de 1815 a 1848 se había escindido
políticamente (facciosamente) en cuatro fracciones: legitimista,.
orleanista, bonapartista y jacobino-republicana Las luchas internas de facción eran tales como para tornar posible el avance de:
13
la fuerza antagónica B {progresista) en forma "precoz"; sin embargo, la forma social existente no había agotado aún sus posibilidades de desarrollo, como lo demostraron abundantemente los
acontecimientos posteriores. Napoleón III representó (a su modo,
según su estatura, que no era grande) estas posibilidades latentes
e inmanentes; su cesarismo tuvo por consiguiente un colorido particular. El cesarismo de César y Napoleón I ha sido, por así decir,
de carácter cuantitativo-cualitativo, o sea representó la fase histórica del paso de un tipo de Estado a otro tipo, un pasaje en el
cual las innovaciones fueron tantas y de características tales como
para representar una verdadera revolución. El cesarismo de Napoleón III fue única y limitadamente cuantitativo, no hubo un pasaje
de un tipo de Estado a otro tipo de Estado, sino sólo una "evolución" del mismo tipo, según una línea ininterrumpida.
En el mundo moderno los fenómenos de cesarismo son totalmente diferentes tanto de los de tipo progresista César Napoleón I, como también de aquellos del tipo Napolón III, si bien
se aproximan a estos últimos. En el mundo moderno el equilibrio
de perspectivas catastróficas no se verifica entre. fuerzas que en
última instancia pudiesen fundirse y unificarse, aunque fuera luego
de un proceso fatigoso y sangriento, sino entre fuerzas cuyo contraste es incurable desde un punto de vista histórico, y que se proi fundiza especialmente con el advenimiento de formas cesaristas,
Sin embargo, el cesarismo tiene también en el mundo moderno un
cierto margen, más o menos grande según los países y la fuerza
que ellos posean en la estructura mundial, ya que una forma social
"siempre " tiene posibilidades marginales de desarrollo ulterior y
de sistematización organizativa y especialmente puede basarse en
la relativa debilidad de la fuerza progresista antagónica, por la
naturaleza y el modo peculiar de vida de la misma, debilidad que
es necesario mantener: por ello se ha dicho que el cesarismo moderno es, más que militar, policial.
Sería un error de método (un aspecto del mecanicismo sociológico) considerar que en los fenómenos de cesarismo, tanto progresista como regresivo o de carácter intermedio episódico, todo el
nuevo fenómeno histórico se deba al equilibrio de las fuerzas
"fundamentales": es necesario ver también las relaciones existentes
entre los grupos principales (de distintos géneros, social-económico
y técnico-económico) de las clases fundamentales y las fuerzas
auxiliares guiadas o sometidas a la influencia hegemónica. Así, no
-
se comprendería el golpe de Estado del 2 de diciembre sin estudiar
la función de los grupos militares y de los campesinos franceses.
in episodio histórico muy importante desde 2-ste punto de
vista es, en Francia, el affaire Dreyfus; él también entra en esta
serie de observaciones, no porque haya conducido al "cesarismo"
sino justamente por lo contrario: porque impidió el advenimiento
de un cesarismo que se estaba preparando y que tenía un carácter
completamente reaccionario. Sin embargo, el movimiento Dreyfus
es característico porque son los elementos del bloque social dominante quienes desbaratan el cesarismo de la parte más reaccionaria
del mismo bloque, apoyándose no en los campesinos, en el campo,
sino en los elementos subordinados de la ciudad guiados por el reformismo socialista (pero apoyándose también en la parte más
avanzada del campesinado). Del tipo Dreyfus encontramos otros
movimientos histórico-políticos modernos, que no son por cierto
revoluciones, pero que tampoco son por completo reaccionarios, al
menos en el sentido de que destruyen en el campo dominante las
cristalizaciones estatales sofocantes e imponen en la vida del Estado y en las actividades sociales un personal diferente y más numeroso que el precedente. Estos movimientos pueden tener también un contenido relativamente "progresista" en -cuanto indican
que en la vieja sociedad existían en forma latente fuerzas activas
que no habían sido explotadas por los viejos dirigentes; "fuerzas
marginales", quizás, pero no absolutamente progresistas en cuanto
no pueden "hacer época". Lo que las torna históricamente eficientes es la debilidad constructiva de la fuerza antagónica y no una
fuerza íntima propia; de allí entonces que estén ligadas a una
situación determinada de equilibrio de fuerzas en lucha, ambas
incapaces de expresar en su propio campo una voluntad propia de
reconstrucción.
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Lucha política y guerra militar. En la guerra militar, logrado el
fin estratégico de la destrucción del ejército enemigo y de la ocupación de su territorio, se da la paz. Es preciso señalar, por otro
lado, que para que concluya la guerra basta con que el fin estratégico sea alcanzado sólo potencialmente; o sea basta con que no
exista duda de que un ejército no puede combatir más y que el
ejército victorioso "puede" ocupar el territorio enemigo. La lucha
política es enormemente más compleja. En cierto "sentico—pur
-5
1.11. 1.0
ser parangonada con las guerras coloniales o con las viejas guerras
de conquista, cuando el ejército victorioso ocupa o se propone ocupar en forma estable todo o una parte del territorio conquistado.
Entonces, el ejército vencido es desarmado y dispersado, pero la
lucha continúa en el terreno político y en el de la "preparación'
militar.
Así, la lucha política de la India contra los ingleses (y en cierta
medida de Alemania contra Francia o de Hungría contra la Pequeña Entente) conoce tres formas de guerras: de movimiento, de
7-"v.a de Gandhi es una
posición y subterránea. ti.i-Psisfén-drá-lisi
guerra posición, que eii--álgunosm-ó-m-efira-s-e-convierte en guén de movimiento y en otros en guerra subterránea: el boicot
es guerra de posición, las huelgas son guerra de movimiento, la
pilpá-fa-ciÓn- clandesting.A7 armas_yde er -antos combativos de
rc.
pe—
asálto—Es -kuerial.suIterránea. Hay una forma de "arditismo",* --és—empre'adaCon mucha ponderación. Si los ingleses tuviesenla
convicción de que se prepara un gran movimiento insurreccional
destinado a destruir su actual superioridad estratégica (que consiste, en cierto sentido, en su posibilidad de maniobrar a través de
líneas interiores y de concentrar sus fuerzas en el punto "esporádicamente" más peligroso) con el ahogamiento de masa (es decir,
constriñéndolos a diluir sus fuerzas en un teatro bélico generalizado en forma simultánea), les convendría provocar la salida
prematura de las fuerzas combatientes indias para identificarlas y
decapitar el movimiento general. Así, a Francia le convendría que
la derecha nacionalista alemana fuese envuelta en un golpe de
Estado aventurado que impulsara a la presunta organización militar
ilegal a manifestarse prematuramente, permitiendo una intervención afortunada desde el punto de vista francés. He aquí por qué
en estas formas mixtas de lucha, cuyo carácter militar es fundamental y el carácter político preponderante (toda luchápolítica
tiene siempre un sustrato rnilitar), el empleo de los "arditi" deman: a üñJesarrollo tácticO original, para cuya concepción la experien- d
—
cia de guerra sólo puede dar un estímulo y no un modelo.
El problerna de los con-atad-jis ° balcánicos merece un trata° Durante la guerra mundial (1915-1918) se denominó "arditi" a los grupos
de élite especializados en las acciones rápidas y peligrosas, separados de la
tropa por insignias diferentes y un régimen particular. (N. del T.)
° Se llamaban así las bandas de combatientes irregulares que operaban.
la península balcánica y preparaban la lucha contra los turcos. (N. del T.)
76
miento aparte, ya que están ligados a condiciones particulares del
ambiente físico-geográfico regional, a la formación de las clases
rurales e igualmente a la eficiencia real de los gobiernos. Lo mismo
para el caso de las bandas irlandesas, cuya forma de guerra y de
organización estaba ligada a la estructura social de ese país. Los
a:ornitadjis, los irlandeses y las otras formas de guerra de guerrillas deben ser separadas de la cuestión del arditismo, si bien parecen tener puntos de contacto con ella. Estas formas de lucha son
propias de minorías débiles pero exasperadas, contra mayorías
bien organizadas, mientras que el arditismo moderno presupone
una gran reserva, inmovilizada por diversas razones pero potencialmente eficiente, que lo sostiene y lo alimenta con aportes
individuales.
La relación existente en 1917-18 entre las formaciones de "arditi"
y el ejército en su conjunto puede conducir y condujo ya a los
dirigentes políticos a erróneas formulaciones en sus planes de lucha.
Se olvida: 1) que los "arditi" son simples formaciones tácticas
.que presuponen un ejército poco eficiente, mas no inerte por completo, puesto que si la disciplina y el espíritu militar se relajaron
basta aconsejar una nueva disposición táctica, a pesar de todo
existen en cierta medida, y, en correspondencia con ella, se da
justamente la nueva formación táctica; de otra manera se produciría inevitablemente la derrota y la fuga; 2) que es preciso no
considerar al "arditismo" como un signo de la combatividad general de la masa militar, sino, por el contrario, como un signo de su
pasividad y de su relativa desmoralización. Esto sea dicho manteniendo implícito el criterio general de que los parangones entre el
arte militar y la política deben ser establecidos siempre cum
grano salis, es decir sólo como estímulos para el pensamiento y
como términos de simplificación ad abs-urdum. En efecto, en la
militancia política falta la sanción penal implacable para quien
yerra o no obedece exactamente, falta la ley marcial, sin contar
con el hecho de que la -disposición de las fuerzas políticas no es
ni de lejos comparable al encuadramiento militar.
En la lucha política, además de la guerra de movirni.ento y. adea
gue-ñ-ádéjedio o de posición,
osición, éxltezOzaslaunas.
i
El verdadero la
a-ál'ard-s1767-o-séreTia-a-rd itisradr m-od erno, es propio de la guerra
4
de posición, tal como se reveló en 1914-18. La guerra de movimiento y la de asedio de los períodos precedentes tenían también,
en cierto sentido, sus "arditi". La caballería ligera y pesada, los
bersaglieri, etc., las tropas veloces en general, cumplían en parte
una función de "arditi"; así, por ejemplo, en el arte de organizar
las patrullas estaba contenido el germen del arditismo moderno.
En la guerra de asedio dicho germen existía más que en la guerra
de movimiento: servicio de patrullas más extendido y, sobre todo,
el arte de organizar salidas y asaltos imprevistos por medio de elementos escogidos.
Otro elemento digno de tenerse presente es el siguiente: en la
lucha política es preciso no imitar los métodos de lucha de las
clases dominantes, para no caer en fáciles emboscadas. En las
luchas actuales este fenómeno se verifica con mucha frecuencia.
Una organización estatal debilitada es como un ejército que ha
perdido todo su vigor; entran en el campo los "arditi", o sea las
organizaciones' armadas privadas que tienen dos objetivos: hacer
uso de la ilegalidad, mientras el Estado parece permanecer en la
legalidad, como medio de reorganizar al mismo Estado. Creer
que a la actividad privada ilegal se le puede contraponer otra actividad similar, es decir, combatir el arditismo con el arditismo es
algo estúpido; significa creer que el Estado permanecerá siempre
inerte, lo cual no ocurre jamás, al margen de las otras condiciones
diferentes. El carácter de clase lleva a una diferencia fundamental:
una clase que debe trabajar todos los días con horario fijo no puede
tener organizaciones de asalto permanentes y especializadas como
una clase que tiene amplias disponibilidades financieras y no está
ligada, con todos sus miembros, a un horario fijo. A cualquier hora
del día y de la noche, estas organizaciones convertidas en profesionales pueden descargar golpes decisivos y utilizar la sorpresa.
La táctica de los "arditi" no puede tener, por lo tanto, la misma
importancia para una clase que para otra. Para ciertas clases es
necesaria, porque le es propia, la guerra de movimiento y de
maniobra que, en el caso de la lucha política, puede combinarse con
un útil y hasta indispensable uso de la táctica de los "arditi". Pero
fijarse en un modelo militar es una tontería: la política debe ser,
también aquí, superior a la parte militar. Sólo la política crea la
posibilidad de la maniobra y del movimiento.
De todo lo dicho se advierte que en el fenómeno del arditismo
militar es preciso distinguir entre función técnica de arma especial
ligada a la moderna guerra de posición y función político-militar:
como función de arma especial el arditismo existió en todos los
ejércitos que participaron en la guerra mundial; como función
político-militar existió en los países que tenían como expresión un
ejército nacional poco combativo y un Estado Mayor burocratizado y fosilizado en la carrera.
A propósito de la comparación entre los conceptos de guerra ... de..
rieirio-nientes
--- eir el arte político, debe recordarse el folleto de
Rosa," traducido del francés al italiano en 1919 por C. Alessandri.
En el folleto se teorizan un poco apresuradamente y en forma
superficial las experiencias históricas de 1905. En efecto, Rosa descuidó los elementos "voluntarios" y organizativos que en aquellos
acontecimientos eran mucho más eficientes y numerosos de lo que
ella creía, víctima de un cierto prejuicio "economista" y espontaneísta. Sin embargo este folleto (y otros escritos de la misma
autora) es uno de los documentos más significativos de la teorización de la guerra de maniobra aplicada al arte político. El elemento económico inmediato (crisis, etc.) es considerado como la
ardiréira de cal:Tipa—ira- que, en la guerra, abre una brecha en la
defensa enemiga, brecha suficiente como para que las tropas propias irrumpan y obtengan un éxito definitivo (estratégico) o al menos importante en la dirección de la línea estratégica. Naturalmente, en la ciencia histórica la eficacia del elemento económico
inmediato es considerado como mucho más complejo que el de lá
artillería pesada en la guerra de maniobra, ya que este elemento
era concebido como causante de un triple efecto: 1) abrir una
brecha en la defensa enemiga, luego de haber llevado la confusión a los cuadros adversarios, abatida su confianza en sí mismos, en sus fuerzas y en su porvenir; 2) organizar con una
rapidez fulminante las propias tropas, crear sus cuadros, o al
menos ubicar con una celeridad fulminante los cuadros existentes (elaborados hasta entonces por el proceso histórico general) en
su puesto de encuadre de las tropas diseminadas; 3) crear en
forma instantánea la concentración ideológica de la identidad de los
Rosa Luxemburg, Lo sciopero generale - I1 partito e i sindicati,
Societi Eclitrice "Avantir, Milán, 1919. (N. del E.) [Trad. cast., Huelga de matas,
partido y sindicatos. Cuadernos de P. y P. no 13, Córdoba, 1970].
19
maniobryguedpscónlartmiyoscnep-
gines a alcanzar. Era una forma de férreo determinismo economista,
-con el agravante de que los efectos eran concebidos como inmediatos en el tiempo y en el e: pacio; se trataba por ello de un verdadero misticismo histórico, de la espera de una especie de destello milagroso.
La observación del general Krasnov (en su novela) 2° de que
la Entente (que no quería una victoria de la Rusia imperial para
que no fuese resuelta definitivamente a favor del zarismo la cuestión oriental) impuso al Eltado Mayor ruso la guerra de trinchera
(absurda dado el enorme desarrollo del frente del Báltico al mar
Negro, con grandes zonas palúdicas y boscosas) mientras que la
única posible era la guerra de maniobra, es una tontería. El ejército ruso en realidad intentó la guerra de maniobra y de profundización, especialmente en el sector austríaco (pero también en
la Prusia Oriental) y obtuvo éxitos brillantísimos aunque efímeros. La verdad es que no se puede escoger la forma de guerra
que se desea, a menos de tener súbitamente una superioridad
abrumadora sobre el enemigo, y sabido es cuantas pérdidas costó
la obstinación de los Estados Mayores en no querer reconocer que
la guerra de posición era "impuesta" por las relaciones generales de
las fuerzas . que se enfrentaban. La guerra de posición , en efecto,
'Cleresrpnpiamente dicñnso
no está constituida sólo _por_ las -„Ttrin
sino por todi7ef sistema organizativo . e_inclustriai—deT 1.71:11(117) .
-iére.i.tal: y ella es Tm-p-u-cSta- so bre qUI'lítrifeádoaspb:17
rápido
de
los
cañones,
por las ametralladoras, los
tódó-findr ."tiro
fusiles, la concentración de las armas en un determinado punto y
además por la abundancia del reabastecimiento que permite sustituir en forma rápida el material perdido luego de un avance o
de un retroceso. Otro elemento es la gran masa de hombres que
constituyen las fuerzas desplegadas, de valor muy desigual y que
justamente sólo pueden operar como masa. Se ve cómo en el frente
oriental una cosa era irrumpir en el sector alemán y otra diferente
en el sector austríaco y cómo también en el sector austríaco, reforzado por tropas escogidas alemanas y comandadas por alemanes, el
ataque de choque como táctica termina en un desastre. Algo análogo se observa en la guerra polaca de 1920, cuando el avance que
parecía irresistible fue detenido delante de Varsovia por el general
-
520
:
Pedro Krasnov, Dalraquila.imperiale
1928. (N. del E.)
20
bandiera rana, SaiAni, Florencia,
Weygand en la línea comandada por los oficiales franceses. Los
mismos técnicos militares que ahora se atienen fijamente a la guerra de posición como antes se atenían a la guerra de maniobra, no
sostienen por cierto que el tipo precedente debe ser suprimido de
la ciencia; sino que en las guerras entre los Estados más avanzados
industrial y civilmente se debe considerar a ese tipo como reducido a una función más táctica que estratégica, se lo debe considerar en la misma posición en que se encontraba en una época anterior la guerra de asedio con respecto a la de maniobra.
La misma reducción debe ser realizada en el arte y la ciencia
política, al menos en lo que respecta a los Estados más avanzados,
dei la"sociedad civil" se ha convertido en una estructura muy
compleja y resistente a las "irrupciones" catastróficas del elemento
económico inmediato (crisis, depresiones, etc.): las superestructuras de la sociedad civil son como el sistema de trincheras en la
guerra moderna. Así corno en éste ocurría que un encarnizado
ataque de la artillería parecía destruir todo el sistema defensivo
adversario, cuando en realidad sólo había destruido la superficie exterior y en el momento del ataque y del avance los asaltantes se encontraban frente a una línea defensiva todavía eficiente, lo mismo ocurre en la política durante las grandes crisis
económicas. Ni las tropas asaltantes, por efecto de las crisis,
se organizan en forma fulminante en el tiempo y el espacio, ni,
tanto menos, adquieren un espíritu agresivo; recíprocamente, los
asaltados no se desmoralizan ni abandonan la defensa, aun entre
los escombros, ni pierden la confianza en las propias fuerzas ni en
su porvenir. Las cosas, por cierto, no permanecen tal cual eran,
pero es verdad que llegan a faltar los elementos de rapidez, de
ritmo acelerado, de marcha progresiva definitiva que esperaban
encontrar los estrategas del cadornismo político.
El último hecho de este tipo en la historia de la política son
los acontecimientos de 1917. Ellos señalaron un cambio decisivo
en la historia del arte y de la ciencia de la política. Se trata, por
consiguiente, de estudiar con "profundidad" cuáles son los elementos de la sociedad civil que corresponden a les sistemas de defensa
en la guerra. de posición. Se dice con "profundidad" intencionadamente, ya que fueron estudiados, pero desde puntos de vista
superficiales y triviales, tal como ciertos historiadores de costumbres estudian las rarezas de la moda femenina desde un punto de
vista "racionalista", es decir, persuadidos de que a ciertos fenóme- 1? ,f
nos se los destruye tan sólo con explicarlos en forma "realista",
como si fuesen supersticiones populares (que por otro lado tampoco se destruyen con el hecho de explicarlas).
Es necesario ver si la famosa teoría de Bronstein sobre la permanencia 21 del movimiento no es el reflejo político de la teoría
de la guerra de maniobra (recordar la observación del general de
cosacos Krasnov), en última instancia, el reflejo de las condiciones
generales económico-cultural-sociales de un país donde los cuadros de la vida nacional son embrionarios y desligados, y no pueden transformarse en "trinchera o fortaleza". En este caso, se
podría decir que Bronstein, que aparece como un "occidentalista",
era en cambio un cosmopolita, es decir superficialmente nacional
y superficialmente occidentalista o europeo. Ilich, 22 en cambio, era
profyndamente nacional y profundamente europeo.
• 1 , Én sus memorias, Bronstein recuerda que se le dijo que su
teona había demostrado ser válida luego de... quince años, y responde al epigrama con otro epigrama. En realidad, su teoría como
tal no era válida ni quince años antes ni quince años después;
corno ocurre con los obstinados, de los que habla Guicciardini, él
adivinó "grosso modo", es decir, tuvo razón en la previsión práctica más general. Es corno afirmar que una niña de cuatro años se
convertirá en madre y al ocurrir esto, a los veinte años, decir: lo
había adivinado", no recordando sin embargo que cuando tenía
cuatro años se deseaba violarla, en la seguridad de que se convertiría en madre. Me parece que Ilich había comprendido que era
necesario pasar de la guerra de maniobra, aplicada victoriosamente en Oriente de 1917, 23 a la guerra de posición que era la única
posible en Occidente donde, como observa Krasnov, en breve lapso
los ejércitos podían acumular interminables cantidades de municiones, donde los cuadros sociales eran de por sí capaces de transformarse en trincheras muy provistas„Lin parece que éste es el
significado de la fórmula del ;frente úni.` ", que corresponde a
la concepción de un solo frenté--"ts ré—la Entente bajo el comando
único de FochLa teoría de Trotzki de la "revolución permanente". N. del E.)
Lenin. (N. del E.)
23 En Rusia. (N. del E.)
21
Sólo que Ilich no tuvo tiempo de profundizar su fórmula, aun
teniendo en cuenta el hecho de que podía ser profundizada sólo
teóricamente, mientras que la tarea fundamental era nacional, es
decir, exigía un reconocimiento del terreno y una fijación de los
elementos de trinchera y de fortaleza representados por los elementos de la sociedad civil, etc. En Oriente el Estado era todo, la sociedad civil era primitiva y gelatinosá; en Occidente, entre Esta&
y sociedad civil existía una justa relación y bajo el temblor del
Estado se evidenciaba una robusta estructura de la sociedad civil.
El Estado sólo era una trinchera avanzada, detrás de la cual existía
una robusta cadena de fortalezas y casamatas; en mayor o menor
medida de un Estado a otro, se entiende, pero esto precisamente
exigía un reconocimiento de carácter nacional.
La teoría de Bronstein puede ser comparada con la de ciertos
sindicalistas franceses sobre la huelga general y con la teoría de
Rosa expuesta en el folleto traducido por Alessandri. El folleto
de Rosa y sus teorías, por otro lado, influyeron sobre los sindicalistas franceses, tal como se evidencia en ciertos artículos de Rosn}er
sobre Alemania aparecidos en la Vie Ouvriére (primera serie 1:n
pequeños fascículos). Dicha teoría depende en parte también de
la teoría de la espontaneidad.
El concepto de revolución pasiva. El concepto de "revolución pasiva" debe ser rigurosamente deducido de los dos principios fundamentales de ciencia política: 1) que ninguna formación social
desaparece mientras las fuerzas productivas que se desarrollaron
en su interior encuentran aún posibilidades de ulteriores movimientos progresivos; 2) que la sociedad no se plantea objetivos
para cuya solución no se hayan dado ya las condiciones necesarias, etc. Se entiende que estos principios deben primerV ser
desarrollados críticamente en toda su importancia y depurados de
todo residuo de mecanicismo y fatalismo. Deben ser referidos así
a la descripción de los tres momentos fundamentales que pueden
distinguirse en una "situación" o equilibrio de fuerzas, con la
máxima valoración del segundo momento, o equilibrio de las fuerzas políticas y especialmente del tercer momento o equilibrio
político-militar.
Se debe recordar que Pisacane en sus Ensayos se ocupa precisamente de este tercer- momento. Pisacane comprende, a diferen.
pueda decirse que cada grupo humano tiene su particular principio óptimo de proporciones definidas.
La ciencia de la organización, en especial, puede recurrir con
provecho a dicho teorema y esto se evidencia ccn claridad en
el caso del ejército. Pero cada forma de sociedad tiene su tipo
de ejército y cada tipo de ejército su principio de proporciones
definidas, el cual, por otro lado, cambia con las diferentes armas
y especialidades. Existe una determinada relación entre soldados,
graduados, suboficiales, oficiales subalternos, oficiales superiores,
Estados Mayores, Estado Mayor General. Existe relación entre las
diferentes armas y especialidades entre sí; todo cambio en una
parte determina la necesidad de un nuevo equilibrio con el todo.
Políticamente, el teorema puede ser aplicado a los partidos,
sindicatos, fábricas, y veremos entonces cómo todo grupo social
tiene su propia ley de proporciones definidas que varía según el
nivel de cultura, independencia mental, espíritu de iniciativa y
sentido de la responsabilidad y de la disciplina de sus miembros
más retrasados y periféricos.
La ley de las proporciones definidas es resumida así por Pantaleoni en los Principi di economia pura: "...Los cuerpos se
combinan químicamente sólo en proporciones definidas y toda
cantidad de un elemento que supere la cantidad requerida por
una combinación con otros elementos, presentes en cantidades
definidas, queda libre; si la cantidad de un elemento es deficiente
con relación a la cantidad de otros elementos presentes, la combinación sólo ocurre en la medida en que es suficiente la cantidad
del elemento que está nresente en menor cantidad que los otros"»
Fodríamos servirnos metafóricamente de esta ley para comprender
cómo un "movimiento" o tendencia de opiniones se transforma
en partido, es decir en fuerza política eficiente desde el punto de
vista del ejercicio del poder gubernativo, lo cual ocurre precisamente en la medida en que posee (habiéndolos preparado en su
interior), dirigentes de distinta capacidad y en la medida en que
esos dirigentes hayan adquirido una determinada preparación. El
"automatismo" histórico de ciertas premisas (la existencia de ciertas condiciones objetivas) es potenciado políticamente por los par25 Maffeó Pantaleoni, Principi di econornia pura, Milán, 1931, parágr. 5,
p. 112. (N. del E.)
94
tidos y los. hombres capaces; su ausencia o deficiencia (cuantitativa y cualitativa) vuelve estéril al propio "automatismo" (que
por lo tanto no es automatismo). Las premisas existen en abstracto,
pero las consecuencias no se realizan porque falta el factor humano. Por ello se puede afirmar que los partidos deben formar
dirigentes capaces y representan la función de masa que selecciona, desarrolla, multiplica los dirigentes necesarios para que un
grupo social definido (que es una cantidad "fija", en cuanto puede
establecerse cuántos son los componentes de cada grupo social )
se articule y de un caos tumultuoso se transforme en un ejército
orgánicamente predispuesto. Cuando en sucesivas elecciones del
mismo grado o de diverso grado (por ejemplo en la Alemania
anterior a Hitler: elecciones para presidente de la república, para
el Reichstag, para las dietas de los /Ander, para los consejos comunales y así hasta los comité de empresas) un partido oscila en su
masa de sufragios de cifras máximas a cifras mínimas que parecen
extrañas y arbitrarias, se puede deducir que los cuadros de tal
partido son diferentes en entidad y en calidad, en cantidad y
no en calidad (relativamente) o en calidad y no en cantidad.
Un partido que tiene muchrjs votos en las elecciones locales y menos en las de importancia superior es cualitativamente deficiente
en su dirección central: posee muchos subalternos o al menos un
número suficiente, pero no posee un Estado Mayor adecuado al
país y a su posición en el mundo, etcétera.
S . Sociología y ciencia política. El éxito de la sociología está en
relación con la decadencia del concepto de ciencia política y de
arte político que tiene lugar en el siglo XIX (con más exactitud
en la segunda mitad, con el éxito de las doctrinas evolucionistas
y positivistas). Lo que hay de realmente importante en la sociología no es otra cosa que ciencia política. "Política" deviene sinónimo de política parlamentaria o de pandillas personales. Existe
la convicción de que con las constituciones y los parlamentos se
inició una época de "evolución natural" y que la sociedad encontró sus fundamentos definitivos porque eran racionales. He ahí
por qué la sociedad puede ser estudiada con el método de las ciencias naturales. Empobrecimiento del concepto de Estado que se
deriva de esta manera de ver. Si ciencia política significa ciencia
del Estado y Estado es todo el complejo de actividades prácticas
95
y teóricas con las cuales la clase dirigente. no sólo justifica y
mantiene su dominio, sino también logra obtener el consenso activo
de los gobernados, es evidente que todas las cuestiones esenciales
de la sociología no son más que las cuestiones de la ciencia política. Si queda algún residuo, sólo puede estar constituido por problemas falsos, vale decir, ociosos. La cuestión que se le planteaba al autor del Ensayo Popular ° era, por lo tanto, la de determinar el tipo de relación que debía existir entre la ciencia política
y la filosofía de la praxis; si entre las dos existe identidad (afirmación insostenible, o sostenible sólo desde el punto de vista del
más -grosero positivismo) o si la ciencia política es el conjunto
de principios empíricos y prácticos que se deducen de una más
vasta concepción del mundo o filosofía propiamente dicha, o si
esta filosofía no es más que la ciencia de los conceptos o categorías
generales que nacen de la ciencia política.
Si es. verdad que el hombre sólo puede ser concebido como
hombre históricamente deterninado, es decix que se ha desarrollado y vive en ciertas condiciones, en un determinado complejo
social o conjunto de relacir.Snes sociales, ¿puede concebirse a la
sociología solamente como el estudio de estas condiciones y de
las leyes que regulan su desarrollo? Ya que no se puede prescindir de la voluntad y de la iniciativa de los mismos hombres, este
concepto no puede menos que ser falso. Hay que plantear el problema de qué es la propia "ciencia". ¿No es también "actividad
política" y pensamiento político en cuanto transforma a los hombres, los torna diferentes de lo que eran antes? Si todo es "política", para no caer en una fraseología tautológica y vacía, es preciso distinguir con nuevos conceptos la política que corresponde
a la ciencia que tradicionalmente es llamada "filosofía", de la
política que se llama ciencia política en sentido estricto. Si la
ciencia es "descubrimiento" de una realidad antes ignorada, ¿esta
realidad no es concebida, en cierto sentido, como trascendente?
no se piensa que existe aún algo "ignoto" y por consiguiente
trascendente? ¿Y el concepto de ciencia como "creación" no significa también el concepto de ciencia como "política"? Todo consiste en ver si se trata de creación "arbitraria' o racional, es decir
"útil" a los hombres para ampliar su concepto de la vida, para
tornar superior (desarrollar) la vida misma."
El número y la calidad en los regímenes representativos. Uno de
los lugares comunes más banales que se vienen repitiendo contra
el sistema electivo de formación de los órganos estatales es éste:
que el "número es en él una ley suprema" y que las 'opiniones
de cualquier imbécil que sepa escribir (y en ciertos palses, hasta
las de un analfabeto) vale, cuando se desea determinar el curso
político del Estado, exactamente lo mismo que la d3 quienes
dedican al Estado y a la nación sus mejores fuerzas", etc."' Pero
lo cierto es que de ninguna manera es verdad que el número sea
"ley suprema" ni que el peso de la opinión de caca elector
sea "exactamente" igual. Los números, también en este caso, tienen
un simple valor instrumental que dan una medida y una relación
y nada más. Por otro lado, ¿qué se mide? Se mide precisamente
la eficacia y la capacidad de expansión y de persuasión de las
opiniones de pocos, de las minorías activas, de las élites, de las vanguardias, es decir, su racionalidad, historicidad o funcionalidad
concreta. Esto significa que no es verdad que el peso de las opiniones de los individuos sea "exactamente" igual. Las ideas y las
opiniones no "nacen" espontáneamente en el cerebro de cada individuo: tuvieron un centro de formación, irradiación, difusión, persuasión, un grupo de hombres o también una particular individualidad que las elaboró y presentó en la forma política de actualidad.
La numeración de los "votos" es la manifestación final de un
largo proceso en el cual la influencia máxima corresponde justamente a quienes "dedican al Estado y a la nación sus mejores
A propósito del Ensayo popular y de su apéndice Teoría y práctica, ver
en la Nunca Anto/ogia del 16 de marzo de 1933 la reseña filosófica de
Armando Carlini, de la cual resulta que la ecuación: ,,Teork:. práctica =-..
matemática pura: matemática aplicada, ha sido enunciada per un inglés
(pm Wittaker, roe parece).
27 Las formulaciones son muchas, algunas más felices aún que las aquí
mencionadas y extraídas. de Mario de Silva en la- Critica n'ascirta del 1• de
agosto de 1932,, pero el contenido es siempre igual.
20
° Cramsci se refiere aquí a Nicolai Bujarin y a su libro Teoría del materialismo histórico. %íanual popular de sociología marxista [trad. cast. en
Cuadernos de• Pasado y Presente n9 31, Córdoba 1972]. Debe recordarse
que este libro motivó un análisis exhaustivo y critico, en otros cuadernos
de la cárcel de Grainsci recopilados bajo el título de: El materialismo histórico y la filosofia de Benedetto Croce (trad. cast.: Nueva Visión, Buenos
Aires, 1972, pp. 125-179). (N. del T.)
96
97
-SOCIOLOGÍAUNIDAD 2
TEORÍA SOCIOLÓGICA CONTEMPORÁNEA
ANTONIO
GRAMSCI ANTOLOGÍA
selección,
traducción y notas
de
manual sacristán
PÁG. 34 A 37
PÁG, 223 A 226
PÁG, 290 A 292
PÁG, 308 A 312
PÁG, 388 A 397
PÁG, 409 A 422
PÁG. 485A 488
27 (COPIAS)
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MÉXICO
ESPAÑA
ARGENTINA
COLOMBIA
GRAMSCI: ANTOLOGÍA.
L
-
1910 1926
-
LA REVOLUCION CONTRA «EL CAPITAL» 4
[5-1-1918; A; I. G. P.; S. G. 149-153]
La Revolución de los bolcheviques ' se ha injertado definitivamente en la Revolución general del pueblo ruso. Los maximalistas, que hasta hace dos meses habían sido el fermento necesario para que los acontecimientos no se estancaran, para que
no se detuviera la marcha hacia el futuro produciendo una
forma definitiva de reajuste —reajuste que habría sido burgués—, se han hecho dueños del poder, han asentado su dictadura y están elaborando las formas socialistas en las que
tendrá que acomodarse, por último, la Revolución para seguir
desarrollándose armoniosamente, sin choques demasiado violentos, partiendo de las grandes conquistas ya conseguidas.
La Revolución de los bolcheviques está más hecha de ideología que de hechos. (Por eso, en el fondo, importa poco saber
más de lo que sabemos ahora.) Es la Revolución contra El Capital, de Carlos Marx. El Capital, de Marx, era en Rusia el libro
de los burgueses más que el de los proletarios. Era la demostración crítica de la fatal necesidad de que en Rusia se formara
una burguesía, empezara una Era capitalista, se instaurase una
civilización de tipo occidental, antes de que el proletariado pudiera pensar siquiera en su ofensiva, en sus reivindicaciones
de clase, en su revolución. Los hechos han superado las ideologías. Los hechos han provocado la explosión de los esquemas
críticos en cuyo marco la Historia de Rusia habría tenido que
desarrollarse según los cánones del materialismo histórico. Los
bolcheviques reniegan de Carlos Marx, afirman con el testimonio de la acción cumplida, de las conquistas realizadas, que los
cánones del materialismo histórico no son tan férreos como podría creerse y como se ha creído.
Y, sin embargo, también en estos acontecimientos hay una
fatalidad, y si los bolcheviques reniegan de algunas afirmaciones de El Capital, no reniegan, en cambio, de su pensamiento inmanente, vivificador. No son «marxistas», y eso es todo; no
L 2: 1917-1922
35
han levantado sobre las obras del maestro una exterior doctrina de afirmaciones dogmáticas e indiscutibles. Viven el pensamiento marxista, el que nunca muere, que es la continuación
del pensamiento idealista italiano y alemán, y que en Marx se
había contaminado con incrustaciones positivistas y naturalistas. Y ese pensamiento no sitúa nunca como factor máximo
de la historia los hechos económicos en bruto, sino siempre el
hombre, la sociedad de los hombres, de los hombres que se
reúnen, se comprenden, desarrollan a través de esos contactos
(cultura) una voluntad social, colectiva, y entienden los hechos
económicos, los juzgan y los adaptan a su voluntad hasta que
ésta se convierte en motor de la economía, en plasmadora de
la realidad objetiva, la cual vive entonces, se mueve y toma el
carácter de materia telúrica en ebullición, canalizable por donde la voluntad lo desee, y como la voluntad lo desee.
Marx ha previsto lo previsible. No podía prever la guerra
europea, o, por mejor decir, no podía prever que esta guerra
habría durado lo que ha durado' e iba a tener los efectos que ha
tenido. No podía prever que en tres años de sufrimientos indecibles, de indecibles miserias, esta guerra iba a suscitar en
Rusia la voluntad colectiva popular que ha suscitado. Una voluntad de esa naturaleza necesita normalmente para constituirse un largo proceso de infiltraciones capilares, una larga serie
de experiencias de clase. Los hombres son perezosos, necesitan
organizarse, exteriormente primero, en corporaciones y ligas,
y luego íntimamente, en el pensamiento, en las voluntades [...] °
de una continuidad incesante y múltiple de estímulos exteriores. Por eso normalmente los cánones de crítica histórica del
marxismo captan la realidad, la aferran en su red y la tornan
evidente y distinta. Normalmente las dos clases del mundo capitalista producen la historia a través de la lucha de clases en
constante intensificación. El proletariado siente su miseria actual, se encuentra constantemente sin asimilar por ella y presiona sobre la burguesía para mejorar sus condiciones. Lucha,
obliga a la burguesía a mejorar la técnica de la producción, a
conseguir que ésta sea más útil para que resulte posible la satisfacción de sus necesidades más urgentes. Es una afanosa carrera hacia el perfeccionamiento que acelera el ritmo de la
producción e incrementa constantemente la suma de los bienes
que servirán a la colectividad. En esa carrera caen muchos y
dan más urgencia al deseo de los que se mantienen, y la masa
esta constantemente agitada, y va pasando ce caos pueblo a entidad de pensamiento cada vez más ordenado, y cada vez es
-
' Publicado primero en 1. G. P., casi completamente tachado por la
censura . Luego en A. Reproducido, por último, en I. G. P. Este periódico
estaba sometido a la censura de Turín. El A.. a las de Milán y Roma.
° La Revolución de octubre de 1917.
• Indicado como laguna del original por los editores de las Opere.
38
GR AMSC I : ANTOLOGÍA.
L-1910-1926
más consciente de su potencia, de su capacidad de hacerse con
la responsabilidad social, de convertirse en árbitro de sus propios destinos.
Eso ocurre normalmente. Cuando los hechos se repiten según cierto ritmo. Cuando la historia se desarrolla según momentos cada vez más complejos y más ricos en significación y valor, pero, a pesar de todo, semejantes. Mas en Rusia, la guerra
ha servido para sacudir las voluntades. Estas, a causa de los
sufrimientos acumulados en tres años, se han encontrado al
unísono mucho más rápidamente. La carestía era acuciante, el
hambre, la muerte de inanición podía aferrarles a todos, aplastar de un golpe decenas de millones de hombres. Las voluntades
se han puesto al unísono, primero mecánicamente y luego activamente, espiritualmente, a raíz de la primera revolución.
La predicación socialista ha puesto al pueblo ruso en contacto con las experiencias de los demás proletariados. La predicación socialista permite vivir dramáticamente en un instante
la historia del proletariado, sus luchas contra el capitalismo,
la larga serie de los esfuerzos que ha de realizar para emanciparse idealmente de los vínculos del servilismo que hacían de
él algo abyecto, para convertirse así en consciencia nueva, en
testimonio actual de un mundo por venir. La predicación socialista ha creado la voluntad social del pueblo ruso. ¿Por qué
había de esperar que se renovase en Rusia la Historia de Inglaterra, que se formase en Rusia una burguesía, que se suscitara
la lucha de clases y que llegara finalmente la catástrofe del
mundo capitalista? El pueblo ruso ha pasado por todas esas experiencias con el pensamiento, aunque haya sido con el pensamiento de una minoría. Ha superado esas experiencias. Se sirve
de ellas para afirmarse ahora, como se servirá de las experiencias capitalistas occidentales para ponerse en poco tiempo a la
altura de la producción del mundo occidental. América del Norte está, desde el punto de vista capitalista, por delante de Inglaterra, precisamente porque en América del Norte los anglosajones han empezado de golpe en el estadio al que Inglaterra
había llegado tras una larga evolución. El proletariado ruso,
educado de un modo socialista, empezará su historia partiendo
del estadio máximo de producción al que ha llegado la Inglaterra de hoy, porque, puesto que tiene que empezar, empezará
por lo que en otros países está ya consumado, y de esa consumación recibirá el impulso para conseguir la madurez económica que, según Marx, es la condición necesaria del colectivisnio. Los revolucionarios mismos crearán las condiciones
necesarias para la realización completa y plena de su ideal. Las
crearán en menos tiempo que el que habría necesitado el capi-
I. 2: 1917-1922
37
talismo. Las críticas que los socialistas dirigen al sistema burgués para poner de manifiesto sus imperfecciones, su dispersión
de la riqueza, servirán a los revolucionarios para hacerlo mejor, para evitar esas dispersiones, para no caer aquellas deficiencias. Será al principio el colectivismo de la miseria, del
sufrimiento. Pero esas mismas condiciones de miseria y de sufrimiento habrían sido heredadas por un régimen burgués. El
capitalismo no podría hacer inmediatamente en Rusia más de
lo que podrá hacer el colectivismo. Y hoy haría mucho menos
que el colectivismo, porque tendría en seguida contra él un
proletariado descontento, frenético, incapaz ya de soportar en
beneficio de otros los dolores y las amarguras que acarrearía
la mala situación económica. Incluso desde un punto de vista
humano absoluto tiene su justificación el socialismo en Rusia.
El sufrimiento que seguirá a la paz no podrá ser soportado sino
en cuanto los proletarios sientan que está en su voluntad, en su
tenacidad en el trabajo, el suprimirlo en el menor tiempo posible.
Se tiene la impresión de que los maximalistas han sido en
este momento la expresión espontánea, biológicamente necesaria para que la humanidad rusa no cayera en la disgregación
más horrible, para que la humanidad rusa, absorbiéndose en el
trabajo gigantesco y autónomo de su propia regeneración, pueda sentir con menos crueldad los estímulos del lobo hambriento, para que Rusia no se convierta en una enorme carnicería de
fieras que se desgarren unas a otras.
NUESTRO MARX
[4-V-1918; I. G. P.; S. G. 217-221]
. ¿Somos marxistas? ¿Existen marxistas? Tú sola, estupidez,
eres eterna. Esa cuestión resucitará probablemente estos días,
con ocasión del centenario, y consumirá ríos de tinta y de estulticia. La vana cháchara y el bizantinismo son herencia inmarcesible de los hombres. Marx no ha escrito un credillo, no es
un mesías que hubiera dejado una ristra de parábolas cargadas
de imperativos categóricos, de normas indiscutibles, absolutas,
fuera de las categorías del tiempo y del espacio. Su único imperativo categórico, su única norma es: «Proletarios de todo el
222
GRAMSCI: ANTOLOGÍA.
II.-1926-1937
dijo nada más, se retiró a un rincón, se sentó en un instrumento
de indecible nombre y se quedó allí, como Mario ante las ruinas
de Cartago, meditando sobre sus perdidas ilusiones. Evitó cuidadosamente hablar conmigo durante el tiempo que estuvimos
aún en la misma celda y no me saludó cuando nos separaron.
Otro episodio parecido me ha ocurrido más tarde, pero creo que
todavía es más complejo. Estábamos a punto de marchar; los
guardias de la escolta nos habían puesto ya hierros y cadenas;
me habían encadenado de un modo nuevo y muy desagradable,
pues los hierros me sujetaban los pulsos rígidamente, y los huesos de la muñeca quedaban fuera de ellos y chocaban con el
hierro del modo más doloroso. Entró el jefe de la escolta, un
brigadier gigantesco, que al pasar lista se detuvo ante mi nombre y me preguntó si yo era pariente del «famoso diputado
Gran-isci». Le dije que yo mismo era ese hombre, y él me observó compasivamente, murmurando algo incomprensible. En todas
las paradas le oí hablar de mí, calificándome siempre de «famoso diputado», en los corros que se formaban alrededor del
coche celular (y he de añadir que mandó que me rectificaran
la posición de los hierros de una manera más soportable); tanto
insistió en ello que, dado el ambiente que se respiraba, empecé
a temer que todo redundara en una buena paliza administrada
por algún exaltado. En cierta ocasión un brigadier, que hasta
entonces viajaba en el segundo vagón celular, pasó a aquel en
que estaba yo y empezó a hablarme. Era un tipo extraordinariamente interesante y curioso, lleno de «necesidades metafísicas», como diría Schopenhauer, y que conseguía satisfacerlas
del modo más extravagante y desordenado que imaginarse pueda. Me dijo que siempre había imaginado mi persona con dimensión «ciclópea», y que desde ese punto de vista se sentía muy
desilusionado. Estaba leyendo un libro de M. Mariani, el Equilibrio degli egoismi, y acababa de leer un libro de un cierto Paolo Gilles ", que era una refutación del marxismo. Me guardé de
decirle que Gilles era un anarquista francés sin la menor calificación científica ni de otro tipo; me gustaba oírle hablar con
gran entusiasmo de tantas ideas y nociones disparata e inconexas, como puede hablar un autodidacta inteligente, pero sin disciplina ni método. De repente empezó a llamarme «maestro».
Me divertí mucho, como puedes imaginar. Y así he hecho la
experiencia de mi «fama». ¿Qué te parece?
Casi he terminado el papel. Quería describirte con detalle mi
vida aquí. Lo haré esquemáticamente. Me levanto a las seis y
" Paul Gines, Abbozzo di una filosofía della dignitd umana, trad. italiana. Milano, 1926.
II. 1: 1926-1929
223
media de la mañana, media hora antes de diana. Me hago un
café muy caliente (aquí en Milán está permitido el combustible
«Meta», muy cómodo y útil); limpio la celda y me aseo. A las
siete y media recibo medio litro de leche todavía caliente, que
me bebo en seguida. A las ocho salgo al aire, o sea, al paseo,
que dura dos horas. Me llevo un libro, paseo, leo, fumo algún
cigarrillo. A mediodía recibo la comida de fuera, igual que la
cena por la noche; no consigo comérmelo todo, pese a comer
más que en Roma. A las siete de la tarde me meto en la cama
y leo hasta las once, más o menos. Recibo durante el día cinco
periódicos: el Corriere, la Stampa, el Popolo d'Italia, el Giornale
d'Italia, el Secolo. Estoy abonado a la biblioteca, con suscripción doble, y tengo derecho a ocho libros semanales. Compro
también alguna revista e Il Sole, un" periódica económico-financiero de Milán. Siempre tengo para leer. He leído ya los Viajes
de Nansen y otros libros de los cuales te hablaré en otra ocasión. No he sentido ningún malestar, aparte del frío de los primeros días. Escríbeme, querida Tania, y mándame noticias de
Giulia, de Delio, de Giuliano, de Genia y de todos los demás, y
noticias tuyas, noticias tuyas. Te abrazo,
Antonio.
La carta anterior y ésta están sin franquear porque se me ha
olvidado comprar sellos en las horas hábiles.
CARTA A TATIANA SCHUCHT
[Cárcel de San Vittore, Milán, 19-111-1927; L. C. 57-60]
Carissima Tania,
he recibido esta semana dos tarjetas tuyas; una del 9 y otra
del 11 de marzo; no he recibido, en cambio, la carta a la que
aludes. Creí que recibiría tu correspondencia remitida desde Ustica, y efectivamente me ha llegado un paquete de libros de la
isla, y el escribientillo que me los entregó me dijo que en el
paquete había también cartas cerradas y tarjetas que aún tenían
que pasar por la oficina de revisión; espero tenerlas en cuestión de días.
GRAMSCI: ANTOLOGÍA.
II: 1926-1937
Te agradezco las noticias que me mandas de Giulia y de los
niños; no consigo escribir directamente a Giulia; aún espero alguna carta suya, aunque sea muy atrasada. Me imagino su estado de ánimo, además de sus condiciones físicas, por toda una
serie de razones; esta enfermedad debe haber sido muy angustiosa. Pobre Delio: ¡de la escarlatina a la gripe en tan poco tiempo! Escribe tú a la abuela Lula y pídele que me escriba una larga
carta, en italiano o en francés, como pueda (aparte de que tú
podrías mandarme una traducción), y que me describa con detalle la vida de los niños. Estoy convencido de que las abuelas
saben describir a los niños y sus movimientos mejor que las madres, de una manera real y concreta; son más objetivas y tienen, además, la experiencia de toda una vida; me parece que
la ternura de las abuelas es más sustanciosa que la de las madres (pero Giulia no tiene que ofenderse ni considerarme peor
de lo que soy).
No sé decirte nada sobre Giuliano; en este terreno fracasé
ya una vez con Delio. Tal vez yo mismo supiera hacerle algo
adecuado si pudiera estar junto a él. Decide a tu gusto y escoge
algo en mi nombre. Estos días he estado haciendo una pelota de
cartón que está acabando de secarse; no creo que sea posible
mandártela para Delio; además, todavía no se me ha ocurrido
una manera de barnizarla, y sin barniz se desharía fácilmente
por la humedad.
Mi vida sigue transcurriendo monótonamente. Incluso el estudio es mucho más difícil de lo que parece. He recibido algún
libro y leo en realidad mucho (más de un volumen al día, además de los periódicos), pero no me refiero a eso; me refiero a
otra cosa. Estoy obsesionado (fenómeno, supongo, característico
de los presos) por la siguiente idea: que habría que hacer algo
für ewig, según una compleja concepción de Goethe que, según recuerdo, atormentó mucho a nuestro Pascoli ". En suma,
" Gramsci tiene presente el poema de Pascoli «Per sempre» (de los
Canti di Castelvecchio). Basta una lectura del poema para comprobar que
Gramsci está usando la expresión «para siempre» o «para la eternidad»
con trágica ironía, y que está muy lejos de desear, satisfecho, calma para
producir una obra académica sistemática. Como frecuentemente se toma
al pie de la letra su frase de esta carta, ignorando todo su trágico autosarcasmo, puede ser útil al lector repasar el poema de Pascoli (versión
literal de la ed., Bologna, 1917):
«¡¿Te odio?!... No te amo, ya lo ves / no te amo... ¿Te acuerdas de
aquel día? / Muy lejos llevaban los pies / a un corazón que pensaba en
la vuelta. / Y así volví... y tú no estabas. / Había en la casa un eco del
ayer, / de un largo prometer. Y conmigo / de ti llevé sólo aquel eco: /
¡PARA SIEMPRE! // No te odio. Pero el eco callado / de aquella infinita
promesa / viene conmigo y me pulsa en el corazón, / con el contado
1
II. 1: 1926-1929
225.
querría ocuparme• intensa y sistemáticamente, siguiendo un plan
previo, de algún tema que me absorbiera y centralizara mi vida
interior. He pensado hasta ahora en cuatro temas, y ya eso es
un. indicio de que no consigo concentrarme; son: I.° Una investigación acerca de la formación del espíritu público 'en Italia el
siglo pasado; dicho de otro modo, una investigación acerca de
los intelectuales italianos, sus _orígenes, sus agrupaciones según
las corrientes de la cultura, sus diversos modos de pensar, etc.
Tema sugestivo en sumo grado, y que yo, naturalmente, no
podría sino esbozar a grandes rasgos, dada la imposibilidad absoluta de -disponer de la mole inmensa de material que sería
necesaria. ¿Recuerdas mi rápido y muy superficial escrito acerca
de la Italia meridional y la importancia de B. Croce? " Pues
bien, querría desarrollar ampliamente la tesis que apunté allí,
desde un punto de vista «desinteresado», für ewig. 2.° Un
estudio de lingüística comparada. Nada menos: Pero ¿qué podría ser más «desinteresado» y für ewig que eso? Se trataría,
naturalmente, de estudiar sólo la parte metodológica y puramente teórica del tema, que no ha sido nunca tratada completa y sistemáticamente desde el nuevo punto de vista de los neolingülstas contra los neogramáticos. (Esta carta mía, querida Tania, va
a ponerte los pelos de punta.) Uno de los mayores «remordimientos» intelectuales de mi vida es el profundo dolor que causé a mi buen profesor Bartoli, de la Universidad de Turín, el
cual estaba convencido de que yo era el arcángel destinado a dispersar definitivamente a los «neogramáticos», porque él, miembro de la misma generación y atado por millones de lazos académicos a esa muchedumbre de hombres infames, no quería
rebasar en sus formulaciones un determinado límite fijado por
las conveniencias y la deferencia para con los viejos monumentos funerarios de la erudición. 3.° Un estudio del teatro de Pirandello y acerca de la transformación del gusto teatral italiano
que Pirandello ha representado y ha contribuido a determinar.
palpitar de las horas; / me gime en el corazón con el grito / del pájaro
sin plumas caído del nido: / ¡PARA SIEMPRE! // No te amo. Miré sonriendo / la flor de tu blando rostro. / Tiene todos tus ojos, pero el rostro... / No tuyo. Y besé la carita desconocida / sin sobresalto de la sangre. / Le dije: «Y a mí, ¿me quieres?» / «¡SI, mucho!» Y fijó tus ojos
en mí. / «¿Para siempre?», le dije. Me dijo: ¡PARA SIEMPRE! // Respondí: «Eres niña y no sabes / qué quiere decir Para siempre». / Con•
testó: «¿Qué quiere decir?» / Para siempre significa Morir... / sí: doi •
mirse la noche: / quedarse tal como se estaba / .¡PARA SIEMPRE!».
" «Algunos temas de la cuestión meridional», cfr. aqui págs. 192
y sigs.
226
GRAMSCI: ANTOLOGÍA.
11.-1926-1937
¿Sabes que yo descubrí y contribuí a popularizar el teatro de
Pirandello mucho antes que Adriano Tilgher? Yo he escrito sobre Pirandello entre 1915 y 1920 lo suficiente para componer
un pequeño volumen de 200 páginas, y en aquel momento mis
afirmaciones eran originales y carecían de precedentes: Pirandello era amablemente soportado, cuando no objeto de burla
abierta. 4.° Un ensayo acerca de la novela de folletón por entregas y acerca del gusto popular en literatura. La idea se me ha
ocurrido leyendo la noticia de la muerte de Serafino Renzi, primer actor de una compañía de bolos, que son el reflejo teatral
de las novelas por entregas, y recordando lo mucho que me divertí cada vez que fui a oirle, porque la representación era doble: las ansias, las pasiones desencadenadas, la intervención
del público popular, no era, ciertamente, la menos interesante de
las dos representaciones.
¿Qué te parece todo eso? En el fondo, si bien se observa, hay
homogeneidad entre esos cuatro temas:. el espíritu popular creador, en sus diversas fases y grados de desarrollo, está en el
fundamento de todos en la misma medida. Escríbeme tus impresiones; yo me fío mucho de tu buen juicio y del fundamento
de tus opiniones. ¿Te he aburrido? Has de saber que el escribir
es para mí el sucedáneo de la conversación: cuando te escribo
me parece verdaderamente estar hablándote; lo que pasa es que
todo se reduce a un monólogo, porque tus cartas no me llegan
o no se refieren a la conversación emprendida. Por eso, escríbeme cartas, y largas, además de las tarjetas; yo te escribiré
una carta cada sábado (puedo escribir dos por semana) y me
desahogaré. No vuelva a la narración de mis aventuras e impresiones de viaje porque no sé si te interesan; el hecho es que
tienen un valor personal para mí, porque se vinculan con determinados estados de ánimo y también con determinados sufrimientos; para que fueran interesantes para otro habría que
exponerlas de una forma literaria, mientras que yo tengo que escribir de golpe, en el poco tiempo en que dispongo de tintero
y pluma. A propósito: ¿sigue creciendo la plantita de limón? No
me has vuelto a hablar de ella. ¿Y cómo está mi patrona? ¿O ha
muerto? Siempre me olvido de preguntártelo. A principios de
enero recibí, estando en Usticá, una carta del señor Passarge,
que estaba desesperado y creía en la próxima muerte de su esposa; luego no he sabido nada más. Pobre señora; temo que la
escena de mi detención contribuyera a acelerar el proceso de
su mal, porque me quería mucho y estaba muy pálida cuando
me llevaron.
Te abrazo, querida Tenia; quiéreme y escríbeme.
Antonio,
II. 1: 1926-1929
227
CARTA A CARLO GRAMSCI 96
[Cárcel de San Vittore, Milán, 12-IX-1927; L. C. 124-127]
Carissimo Car/o,
hé recibido juntas tu carta del 30 de agosto y la certificación del 2 de septiembre. Te lo agradezco de corazón. No sé qué
te ha escrito Mario; tengo la impresión de que te ha alarmado
demasiado, mientras que yo pensaba que su visita habría contribuido a tranquilizar a mamá. Me he equivocado. Tu carta
del 30 de'agosto es realmente dramática. Me propongo escribirte
a menudo a partir de ahora, para intentar convencerte de que
tu estado de ánimo no es digno de un hombre (y ya no eres tan
joven). Es el estado de ánimo de los que sucumben al pánico,
de los que ven peligros y amenazas por todas partes, y pOr eso se
hacen incapaces de obrar seriamente y de vencer las dificultades
reales una vez determinadas y distinguidas las dificultades imaginarias creadas por la mera fantasía. Quiero decirte ante todo
que tú y los demás de casa me conocéis muy poco y tenéis por
ello una opinión completamente equivocada de mi capacidad de
resistencia. Me parece que hace ya casi veintidós años que dejé
la familia, y desde hace catorce años no he estado en casa más
de dos veces, el año 20 y el 24. Ahora bien: en toda esa época
no me he dedicado a vivir como un señor; al contrario; a menudo he atravesado períodos malísimos y he pasado también hambre en el más literal sentido de la palabra. Llega un momento
en que hay que decirlo, porque con ello [...] 97 se consigue tranquilizar a los demás. Es posible que me hayas envidiado alguna
vez, porque' yo he podido estudiar. Pero desde luego que no
sabes cómo pude hacerlo. Quiero recordarte sólo lo que me pasó
en los años del 1910 y 1912. El año 10, como Nannaro había
conseguido un empleo en Cagliari, me fui a vivir con él. Recibí
el primer dinero para el mes y luego ya nada más: quedé completamente a cargo de Nannaro, que no ganaba más de 100 liras
al mes. Cambiamos de pensión. Yo ocupé una pequeña habitaHermano de Gramsci, como Mario y Nannaro (Gennaro), nombrados en la carta
" Texto no descifrado por los editores de L. C.
290
GRAMSCI: ANTOLOGÍA.
II.-1926-1937
riodista, o simple literato (en el sentido de que, si es funcionario, tiende a convertirse en eso, etc.). Puede decirse que la «literatura» es una función social, pero que los literatos, individualmente tomados, no son necesarios para esa función, aunque
ello resulte paradójico. Pues es verdad, en el sentido de que,
mientras las demás profesiones son colectivas y la función social se descompone en las individuales, eso no ocurre con la
literatura.
El problema es el «aprendizaje»: pero, ¿se puede hablar de
«aprendizaje» artístico-literario? La función intelectual no puede separarse del trabajo productivo en general, ni siquiera para
los artistas, sino cuando éstos han demostrado que son de verdad «artísticamente» productivos. No es eso lo que perjudicará
al «arte» —sino que tal vez, incluso, lo beneficiará—: le perjudicará sólo la bohéme artística, y aquello otro no será un mal,
sino al contrario. (C. VIII; L. V. N. 65-66.)
4.
La sociedad civil. Hay que distinguir entre la sociedad civil, tal como la entiende Hegel y en el sentido en que la expresión se utiliza a menudo en estas notas (o sea, en el sentido de
hegemonía política y cultural de un grupo social sobre la entera
sociedad, como contenido ético del Estado) y el sentido que
dan a la expresión los católicos, para los cuales la sociedad cicil es, en cambio, la sociedad política o el Estado, frente a la
sociedad familiar y a la Iglesia. Dice Pío XI en su encíclica sobre
la educación (Civi/itá Catto/ica, del 1 de febrero de 1930):
«Tres son las sociedades necesarias, distintas, y, sin embargo,
armoniosamente coordinadas por Dios, en el seno de las cuales
nace el hombre: dos sociedades de orden natural, que son la
familia y la sociedad civil; la tercera, la Iglesia, de orden sobrenatural. La primera, la familia, instituida inmediatamente por
Dios para su propio fin, que es la procreación y la educación de
la prole, la cual por eso mismo tiene prioridad de naturaleza, y,
por tanto, prioridad de derechos, respecto de la sociedad civil.
Ello no obstante, la familia es sociedad imperfecta, porque no
tiene en ella misma todos los medios de su propia perfección;
mientras que la sociedad civil es sociedad perfecta, teniendo en
ella misma todos los medios para su fin propio, que es el bien
común temporal; por lo cual, en este respecto, o sea, respecto
del bien común, tiene preeminencia sobre la familia, que consigue precisamente en la sociedad civil su conveniente perfección
temporal. La tercera sociedad en la cual nace el hombre, mediante el bautismo, a la vida divina de la Gracia, es la Iglesia,
sociedad de orden sobrenatural y universal, sociedad perfecta,
II. 2: 1929-1932
291
porque tiene en ella misma todos los medios necesarios para
su fin, que es la salvación eterna de los hombres, y, por tanto,
perfecta en su orden». Para el catolicismo, lo que en lenguaje
hegeliano se llama «sociedad civil» no es «necesario», sino puramente histórico y contingente. Para la concepción católica no
hay más Estado que la Iglesia, la cual es un estado universal
y sobrenatural: la concepción medieval se mantiene teóricamente en pleno. (C. VIII, PP 164-165.)
4.
Hay que meditar sobre el siguiente tema: la concepción del
Estado gendarme o sereno (aparte de las especificaciones de
carácter polémico: gendarme, sereno, etc.), ¿no es la única concepción del Estado que supera las fases extremas «corporativoeconómicas»?
Seguimos en el terreno de la identificación de Estado y gobierno, identificación que consiste precisamente en una resurrección de la forma corporativo-económica, o sea, de la confusión entre sociedad civil y sociedad política, pues hay que
observar que en la noción general de Estado intervienen elementos que hay que reconducir a la noción de sociedad civil
(en el sentido, pudiera decirse, de que Estado = sociedad política + sociedad civil, o sea, hegemonía acorazada con coacción).
En una doctrina que conciba al Estado como tendencialmente
susceptible de agotamiento y de resolución en la sociedad regulada, el tema es fundamental. El elemento Estado-coacción
puede concebirse en un proceso de agotamiento a medida que
se afirman elementos cada vez más importantes de sociedad
regulada (o Estado ético, o sociedad civil).
Las expresiones «Estado ético» o «sociedad civil» significarían entonces que esta «imagen» de Estado sin Estado estaba
ya presente en el pensamiento de los más grandes científicos
de la política y del derecho cuando se situaban en el terreno
de la ciencia pura (utopía pura en la medida en que se basa en
el presupuesto de que todos los hombres son realmente iguales
y, por tanto, igualmente razonables y morales, o sea, capaces
de aceptar la ley espontáneamente, libremente, y no por coacción, como impuesta por otra clase, como cosa externa a la
conciencia).
Hay que recordar que la expresión de «sereno» para calificar el Estado liberal es de Lassalle, o sea, de un estatalista dogmático y no dialéctico (examinar bien la doctrina de Lassalle
sobre este punto y sobre el Estado en general, en contraste con
el marxismo). En la doctrina del Estado-sociedad regulada se
1
292
GRAMSCI: ANTOLOGÍA.
II.-1926-1937
partirá de una fase en la cual «Estado» será lo mismo que «gobierno», y se identificará con «sociedad civil», a una fase de
Estado-vigilante nocturno, - organización coactiva que tutelará
el desarrollo de los elementos de sociedad regulada en incremento continuo, la cual, por tanto, reducirá gradualmente sus
intervenciones autoritarias y coactivas. Ni tampoco debe sugerir eso la idea de un nuevo «liberalismo», aunque será el comienzo de una fase de libertad orgánica. (C. VIII; M. 131-132.)
Paso de la guerra de movimiento (y del ataque frontal) a la
guerra de posición también en el campo político. Esta me parece la cuestión de teoría política más importante planteada por
el período de la postguerra, y la más difícil de resolver acertadamente. Está relacionada con las cuestiones suscitadas por
Bronstein*, el cual puede considerarse, de un modo u otro,
como el teórico político del ataque frontal en un período en el
cual ese ataque sólo es causa de derrotas. Este paso en la ciencia política no está relacionado con el ocurrido en el campo
militar, sino indirectamente (mediatamente), aunque, desde luego, hay una relación, y esencial, entre ambos. La guerra de
posición requiere sacrificios enormes y masas inmensas de población; por eso hace falta en ella una inaudita concentración
de la hegemonía y, por tanto, una forma de gobierno más «interventista», que tome más abiertamente la ofensiva contra los
grupos de oposición y organice permanentemente la «imposibilidad» de disgregación interna, con controles de todas clases,
políticos, administrativos, etc., consolidación de las «posiciones» hegemónicas del grupo dominante, etc. Todo eso indica que
se ha entrado en una fase culminante de la situación políticohistórica, porque en la política la «guerra de posición», una vez
conseguida la victoria en ella, es definitivamente decisiva. O sea:
en la política se tiene guerra de movimiento mientras se trata
de conquistar posiciones no decisivas y, por tanto, no se movilizan todos los recursos de la hegemonía del Estado; pero cuando, por una u otra razón, esas posiciones han perdido todo valor
y sólo importan las posiciones decisivas, entonces se pasa a la
guerra de cerco, comprimida, difícil, en la cual se requieren
cualidades excepcionales de paciencia y espíritu de invención.
En la política el cerco es recíproco, a pesar de todas las apariencias, y el mero hecho de que el dominante tenga que sacar a
relucir todos sus recursos prueba el cálculo que ha hecho acerca
del adversario. (C. VIII; P p 71.)
* Ver nota 111.
II. 2: 1929-1932
293
Política y diplomacia. Cavour, anécdota referida por Ferdinando Martini, Confessioni e ricordi, 1859 - 1892 (ed. Treves,
1928), págs. -150-151. Para Crispi 114, Cavour no tenía que ser
considerado como un elemento de primera línea en la historia
del Risorgimiento: sólo había que considerar tales a Vittorio
Emanuele, Garibaldi y Mazzini. «¿Cavour? ¿Qué hizo Cavour?
Nada, sino diplomatizar la revolución...». Martini acota: «No me
atreví a decirle, pero pensé: Usted perdone, ¿y eso es poco?»
Me parece que Crispi y Martini siguen en eso dos distintas vías
de pensamiento. Crispi se refiere a los elementos activos, a los
«creadores» del movimiento nacional-revolucionario, o sea, a
los políticos propiamente dichos. Por tanto; la diplomacia es
para él una actividad subalterna y subordinada: el diplomático
no crea nuevos nexos históricos, sino que se esfuerza por obtener sanción para los creados por el político; no se puede comparar a Talleyrand con Napoleón.
En realidad, Crispi se equivoca, pero no por lo que Martini
cree. Cavour no fue sólo un diplomático, sino que fue, e incluso
esencialmente, un político «creador», sólo que su modo de
«crear» no era de revolucionario, sino de conservador: y, en
última instancia, no triunfó el programa de Mazzini y Garibaldi,
sino el de Cavour, y no se comprende por qué Crispi pone juntos a Vittorio Emanuele, Mazzini y Cavour; Vittorio Emanuele
está del lado de Cavour, y Cavour domina a Garibaldi y a Mazzini a través de Vittorio Emanuele. Es verdad que Crispi no
habría podido aceptar este análisis, a causa del «afecto que al
intelecto liga»; su pasión sectaria estaba aún viva, como quedó
siempre viva en él, pese al cambio radical de sus posiciones
políticas. Por otra parte, tampoco Martini habría admitido nunca (al menos en público) que Cavour fue esencialmente un
«bombero», o, por así decirlo, un «termidoriano preventivo»,
porque ni Mazzini, ni Garibaldi, ni Crispi mismo tenían la madera de los jacobinos del Comité de Salud Pública. Como he
l" Francesco Crispi, 1818-1901, abogado, periodista y político siciliano. Miembro del gobierno provisional antiborbónico en Sicilia cuando la
Revolución de 1848. Varios años de destierro por sus tendencias republicanas. Inspiracior•de la expedición de los garibaldinos a Sicilia y secretario
de Estado del gobierno garibaldino de la isla (1860).. En este momento
Crispi es todavía federalista y no abiertamente monárquico. Luego, ya
diputado en el Parlamento italiano, evolucióna hacia la derecha, hasta el
punto de impulsar la campaña imperialista de Eritrea (1890), a la que
primero se había opuesto bajo el gobierno Depretis, que la inició. Durante
un posterior gobierno (1893) Crispi dirigió la represión contra los anarquistas. Dificultades con el Vaticano y las derrotas sufridas en la guerra
colonialista determinaron el final de su carrera política en 1896.
308
GRAMSCI: ANTOLOGÍA. II.-1926-1937
(de innovar, pues, de determinar mejor aquellas aspiraciones),
y no de destruirlas. En cambio, el sarcasmo de derecha intenta
destruir precisamente el contenido de las aspiraciones (y no,
desde luego, en las masas populares, porque entonces destruiría
también el cristianismo popular, sino en los intelectuales), y por
eso el ataque a la forma no es más que un expediente «didáctico».
Como siempre ocurre, las primeras manifestaciones originales del sarcasmo han tenido imitadores y papagallos; el estilo
se ha convertido en una «estilística», se ha transformado en
una especie de mecanismo, en lenguaje cifrado, en jerga, que
podría suscitar observaciones divertidas (por ejemplo, los que
utilizan la palabra «civilización» anteponiéndole siempre el adjetivo «sedicente» permiten sospechar que ellos creen en la
existencia de una «civilización» ejemplar, abstracta, o, por lo
menos, se comportan como si lo creyeran, con lo cual pasan de
la mentalidad crítica e historicista a la mentalidad utópica). En
su forma originaria el sarcasmo tiene que entenderse como una
expresión que subraya las contradicciones de un período de
transición; se intenta mantener el contacto con las expresiones
humanas subalternas de las viejas concepciones y, al mismo
tiempo, se acentúa la distanciación respecto de las concepciones dominantes y dirigentes, a la espera de que las nuevas concepciones, con la solidez conquistada a través del desarrollo histórico, dominen hasta adquirir la fuerza de las «creencias populares». El que utiliza el sarcasmo posee ya con solidez esas
nuevas concepciones, pero éstas tienen que expresarse y divulgarse con una actitud polémica, pues en otro caso serían una
«utopía» porque parecerían «arbitrariedad» individual o de secta; por otra parte, y ya por su propia naturaleza, el «historicismo» no puede concebirse a sí mismo como expresable en forma
apodíctica o predicativa, y ha de crear un gusto nuevo, y hasta
un lenguaje nuevo como medios de lucha intelectual. El «sarcasmo» (como la «ironía» en el terreno literario reducido de la
educación de grupos pequeños) aparece, por tanto, corno componente literario de una serie de exigencias teóricas y prácticas
que superficialmente pueden aparecer como insanablemente contradictorias: su elemento esencial es la «pasionalidad» hecha
criterio de la potencia estilística individual (de la sinceridad, de
la convicción profunda por oposición al lorismo y al mecanicismo).
Desde este punto de vista hay que examinar las últimas anotaciones de Croce en el prólogo de 1917 al volumen sobre el
Materialismo histórico, en donde se habla de la «maga Alcina»,
y algunas observaciones acerca del estilo de Loria. También hay
II. 2: 1929-1932
309
que ver en el texto alemán el ensayo de Mehring sobre la «alegoría». (C. XIII; M. 154-156.)
Espontaneidad y dirección consciente. Se pueden dar varias
definiciones de la expresión «espontaneidad», porque el fenómeno al que se refiere es multilateral. Hay que observar, por de
pronto, que la espontaneidad «pura» no se da en la historia:
coincidiría con la mecanicidad «pura». En el movimiento «más
espontáneo» los elementos de «dirección consciente» son simplemente incontrolables, no han dejado documentos identificables. Puede por eso decirse que el elemento de la espontaneidad
es característico de la «historia de las clases subalternas», y
hasta de los elementos más marginales y periféricos de esas clases, los cuales no han llegado a la consciencia de la clase «para
sí» y por ello no sospechan siquiera que su historia pueda tener
importancia alguna, ni que tenga ningún valor dejar de ella restos documentales.
Existe, pues, una «multiplicidad» de elementos de «dirección
consciente» en esos movimientos, pero ninguno de ellos es predominante ni sobrepasa el nivel de la «ciencia popular» de un
determinado estrato social, del «sentido común», o sea, de la
concepción del mundo tradicional de aquel determinado estrato.
Este es precisamente el elemento que De Man contrapone empíricamente al marxismo, sin darse cuenta (aparentemente) de
que está cayendo en la misma posición de los que, tras describir el folklore, la hechicería, etc., y tras demostrar que estos
modos de concebir tienen una raíz históricamente robusta y
están tenazmente aferrados a la psicología de determinados estratos populares, creyeran haber «superado» con eso la ciencia
moderna y tomaran por «ciencia moderna» los burdos artículos
de las revistas de difusión popular de la ciencia y las publicaciones por entregas. Este es un verdadero caso de teratología
intelectual, del cual hay más ejemplos: los «hechiceristas» relacionados con Maeterlinck, que sostienen que hay que recoger el
hilo de la alquimia y de la hechicería, roto por la violencia, para
poner a la ciencia en un camino más fecundo de descubrimientos, etc. Pero De Man tiene un mérito incidental: muestra la
necesidad de estudiar y elaborar los elementos de la psicología
popular, históricamente y no sociológicamente, activamente (o
sea, para transformarlos, educándolos, en una mentalidad moderna) y no descriptivamente como hace él; pero esta necesidad
estaba por lo menos implícita (y tal vez incluso explícitamente
310
II. 2: 1929-1932
GRAMSCI: ANTOLOGÍA. 11.-1926-1937
declarada) en la doctrina de Bici " 9, cosa que De Man ignora
completamente. El hecho de que existan corrientes y grupos
que sostienen la espontaneidad como método demuestra indirectamente que en todo movimiento «espontáneo» hay un elemento primitivo de dirección consciente, de disciplina. A este
respecto hay que practicar una distinción entre los elementos
puramente «ideológicos» y los elementos de acción práctica,
entre los estudiosos que sostienen la espontaneidad como «método» inmanente y objetivo del devenir histórico y los politicastros que la sostienen como método «político». En los primeros
se trata de una concepción equivocada; en los segundos se trata
de una contradicción inmediata y mezquina que trasluce un
origen práctico evidente, a saber, la voluntad práctica de sustituir una determinada dirección por otra. También en los estudiosos tiene el error un origen práctico, pero no inmediato como
en el caso de los políticos. El apoliticismo de los sindicalistas
franceses de anteguerra contenía ambos elementos: era un error
teórico y una contradicción (contenía el elemento «soreliano» y
el elemento de concurrencia entre la tendencia anarquista-sindicalista y la corriente socialista). Era, además, consecuencia de los
terribles hechos de París de 1871: la continuación, con métodos
nuevos y con una teoría brillante, de los treinta años de pasividad (1870-1900) de los obreros franceses. La lucha puramente
«económica» no podía disgustar a la clase dominante, sino al
contrario. Lo mismo puede decirse del movimiento catalán, que
no «disgustaba» a la clase dominante española más que por el
hecho de que reforzaba objetivamente el separatismo republicano catalán, produciendo un bloque industrial republicano propiamente dicho contra los terratenientes, la pequeña burguesía y el
ejército monárquico. El movimiento torinés fue acusado al mismo tiempo de ser «espontaneista» y «voluntarista» o bergsoniano (!). La acusación contradictoria muestra, una vez analizada, la fecundidad y la justeza de la dirección que se le dio.
Esa dirección no era «abstracta», no consistía en una repetición
mecánica de las fórmulas científicas o teóricas; no confundía la
política, la acción real, con la disquisición teorética; se aplicaba
a hombres reales, formados en determinadas relaciones históricas, con determinados sentimientos, modos de concebir, fragmentos de concepción del mundo, etc., que resultaban de las
combinaciones «espontáneas» de un determinado ambiente de
producción material, con la «casual» aglomeración de elementos sociales dispares. Este elemento de «espontaneidad» no se
descuidó, ni menos se despreció: fue educado, orientado, depuLenin.
a
4
311
rado de todo elemento extraño que pudiera corromperlo, para
hacerlo homogéneo, pero de un modo vivo e históricamente eficaz, con la teoría moderna. Los mismos dirigentes hablaban de
la «espontaneidad» del movimiento, y era justo que hablaran
así: esa afirmación era un estimulante, un energético, un elemento de unificación en profundidad; era ante todo la negación
de qué se tratara de algo arbitrario, artificial, y no históricamente necesario. Daba a la masa una conciencia «teorética» de
creadora de valores históricos e institucionales, de fundadora
de Estados. Esta unidad de la «espontaneidad» y la «dirección
consciente», o sea, de la «disciplina», es precisamente la acción
política real de las clases subalternas en cuanto política de
masas y no simple aventura de grupos que se limitan a apelar
a las masas.
A este propósito se plantea una cuestión teórica fundamental: ¿puede la teoría moderna encontrarse en oposición con los
sentimientos «espontáneos» de las masas? («Espontáneos» en el
sentido de no debidos a una actividad educadora sistemática por
parte de un grupo dirigente ya consciente, sino formados a través de la experiencia cotidiana iluminada por el sentido común,
o sea, por la concepción tradicional popular del mundo, cosa que
muy pedestremente se llama «instinto» y no es sino una adquisición histórica también él, sólo que primitiva y elemental).
No puede estar en oposición: hay entre una y otros diferencia
«cuantitativa», de grado, no de cualidad: tiene que ser posible
una «reducción», por así decirlo, recíproca, un paso de los unos
a la otra y viceversa. (Recordar que Kant quería que sus teorías
filosóficas estuvieran de acuerdo con el sentido común; la misma
posición se tiene en Croce; recordar la afirmación de Marx en la
Sagrada Familia, según la cual las fórmulas de la política francesa de la Revolución se reducen a los principios de la filosofía
clásica alemana.) Descuidar —y aun más, despreciar— los movimientos llamados «espontáneos», o sea, renunciar a darles una
dirección consciente, a elevarlos a un plano superior insertándolos en la política, puede a menudo tener consecuencias serias
y graves. Ocurre casi siempre que un movimiento «espontáneo»
de las clases subalternas coincide con un movimiento reaccionario de la derecha de la clase dominante, y ambos por motivos
concomitantes: por ejemplo, una crisis económica determina
descontento en las clases subalternas y movimientos espontáneos de masas, por una parte, y, por otra, determina complots
de los grupos reaccionarios, que se aprovechan de la debilitación objetiva del gobierno para intentar golpes de estado. Entre las causas eficientes de estos golpes de estado hay que
incluir la renuncia de los grupos responsables a dar una direc-
312
GRAMSCI: ANTOLOGÍA.
II.-1926-1937
ción consciente a los movimientos espontáneos para convertirlos así en un factor político positivo. Ejemplo de las Vísperas
sicilianas y discusiones de los historiadores para averiguar si se
trató 'de un movimiento espontáneo o de un movimiento concertado: me parece que en las Vísperas sicilianas se combinaron los dos elementos: la insurrección espontánea del pueblo
siciliano contra los provenzales —ampliada con tanta velocidad
que dio la impresión de ser simultánea y, por tanto, de basarse
en un acuerdo, aunque la causa fue la opresión, ya intolerable
en toda el área nacional— y el elemento consciente de diversa
importancia y eficacia, con el predominio de la conjuración de
Giovanni da Procida con los aragoneses. Otros ejemplos pueden
tomarse de todas las revoluciones del pasado en las cuales las
clases subalternas eran numerosas y estaban jerarquizadas por
la posición económica y por la homogeneidad. Los movimientos
«espontáneos» de los estratos populares más vastos posibilitan
la llegada al poder de la clase subalterna' más adelantada por
la debilitación objetiva del Estado. Este es un ejemplo «progresivo», pero en el mundo moderno son más frecuentes los ejemplos regresivos.
Concepción histórico-política escolástica y académica, para
la cual no es real y digno sino el movimiento consciente al ciento
por ciento y hasta determinado por un plano trazado previamente
con todo detalle o que corresponde (cosa idéntica) a la teoría
abstracta. Pero la realidad abunda en combinaciones de lo más
raro, y es el teórico el que debe identificar en esas rarezas la
confirmación de su teoría, «traducir» a lenguaje teórico los elementos de la vida histórica, y no al revés, exigir que la realidad
se presente según el esquema abstracto. Esto no ocurrirá nunca
y, por tanto, esa concepción no es sino una expresión de pasividad. (Leonardo sabía descubrir el número de todas las manifestaciones de la vida cósmica, incluso cuando los ojos del profano no veían más que arbitrio y desorden.) (C. XX; PP 55-59.)
.
Algunas causas de error. Un gobierno, un hombre político
o un grupo social aplica una disposición política o económica.
Demasiado frecuentemente se infiere de ello una conclusión
general de interpretación de la realidad presente y previsión
del desarrollo de esa realidad. No se tiene suficientemente en
cuenta que la disposición aplicada, la iniciativa promovida, etc.,
puede deberse a un error de cálculo y puede, por tanto, no representar ninguna «concreta actividad histórica». En la vida
histórica, igual que en la biológica, hay abortos, además de na-
II. 2: 1929-1932
313
cimientos viables. Historia y política van estrechamente unidas;
incluso son la misma cosa, pero de todos modos hay que distinguir entre la apreciación de los hechos históricos y la de los
hechos y los actos políticos. En la apreciación de la historia, a
causa de la amplia perspectiva hacia el pasado y por el hecho
de que los mismos resultados de las iniciativas son un documento de la vitalidad histórica, se cometen menos errores que
en la apreciación de los hechos y los actos políticos en curso.
Por eso el gran político tiene que ser «cultísimo», tiene que «conocer» el máximo de elementos de la vida actual; conocerlos
no «librescamente», como «erudición», sino de una forma «viva»,
como sustancia concreta de «intuición» política (pero para que
se hagan en él sustancia concreta de «intuición» tendrá que
aprenderlos también «librescamente»). (C. XX; M. 161.)
«Oleada de materialismo» y «crisis de autoridad». El aspecto de la crisis moderna lamentado como «oleada de materialismo» está relacionado con lo que suele llamarse «crisis de
autoridad». Si la clase dominante ha perdido el consentimiento,
o sea, ya no es «dirigente», sino sólo «dominante», detentadora de la mera fuerza coactiva, ello significa que las grandes
masas se han desprendido de las ideologías tradicionales, no
creen ya en aquello en lo cual antes creían, etc. La crisis consiste precisamente en que muere lo viejo sin que pueda nacer
lo nuevo, y en ese interregno ocurren los más diversos fenómenos morbosos. En este capítulo hay que situar algunas observaciones sobre la llamada «cuestión de los jóvenes», determinada por la «crisis de autoridad» de las viejas generaciones
dirigentes y por el impedimento mecánico opuesto a quienes
podrían dirigir para que no realicen su misión.
El problema es éste: ¿puede «curarse» con el puro ejercicio
de la fuerza, que impide el triunfo de nuevas ideologías, una
ruptura entre las masas populares y las ideologías dominantes
tan grave como la que ha ocurrido en la postguerra? El intermedio, la crisis cuya solución históricamente normal se impide
de este modo, ¿se resolverá necesariamente en favor de una
restauración de lo viejo? Dado el carácter de las ideologías,
eso puede excluirse, aunque no de un modo absoluto. Por de
pronto, la represión física producirá a la larga un difuso escepticismo, y nacerá una nueva «combinación», en la cual, por
ejemplo, el catolicismo se hará todavía más jesuitismo mezquino, etc.
También de eso puede inferirse que se están formando las
condiciones más favorables para una expansión inaudita del ma-
388
GRAMSCI: ANTOLOGÍA. II. 1926-1937
filosofía de la práctica. A parte de la cuestión planteada por
Sorel, parece que el hecho mismo de que (se suponga) se afirme una escasa capacidad teorética del segundo de los dos amigos (por lo menos, una posición subalterna respecto del primero)
impone averiguar a quién corresponde el pensamiento original,
etcétera. En realidad nunca se ha hecho (aparte el libro de
Mondolfo) una investigación sistemática de este tipo en el mundo de la cultura, o aun más: las exposiciones del segundo, algunas relativamente sistemáticas, están ya en primer plano,
como fuente auténtica y hasta única fuente auténtica. Por eso
parece muy útil el volumen de Mondolfo, al menos por la orientación que señala. (C. XXII; I. M. S. 76-79.)
La formación de los intelectuales. ¿Son los intelectuales un
grupo social autónomo e independiente, o bien tiene cada grupo
social su categoría propia especializada de intelectuales? El problema es complejo por las varias formas que ha tomado hasta
ahora el proceso histórico real de formación de las diversas
categorías intelectuales.
Las más importantes de esas formas son dos:
1) Todo grupo social, como nace en el terreno originario
de una función esencial en el mundo de la _producción económicá, se crea al- mismo tiempo y orgánicamente una o más capas
de intelectuales que Ié dan homogeneidad y consciencia de su
prqpia Éuncióri, n,o.sólo en el campo econ6mici —grim—fárnbien ed
Lel social yp7 irilico: el empresario capitalista crea consigo mismo
"éf-TéErii-C-b -iña-u-sTiral, el científico de la economía política, el
organizador de una nueva cultura, de un nuevo derecho, etc.
Hay que observar el hecho de que el empresario representa una
elaboración social superior, ya caracterizada por una cierta capacidad dirigente y técnica (o sea, intelectual): ha de tener,
además, una cierta capacidad técnica fuera de la esfera limitada
de su actividad y de su iniciativa, o sea, también en otras esferas: en aquellas, por lo menos, más próximas a la producción
económica (tiene que ser un organizador de masas de hombres;
tiene que ser un organizador de la «confianza» de los sujetos
que ahorran en su empresa, de los compradores de su mercancía, etc.).
Una élite, al menos, de los empresarios, si no todos,. ha de
tener una capacidad de organización de la sociedad én general,
enlodó 1u. cgrr15Worganismo de sérv-Tc15.17h-árt Ite ar a or
ganism estatal,..porla_necesisild .di.érear las con
favorables a la expansión de su propia clase; o ha de tener --al
f
II. 3: 1932-1935
389
menos la capacidad de escoger los «administradores» (empleados especializados) a los que confiar esa actividad organizativa
de las relaciones generales exteriores a la empresa. Puede observarse que los intelectuales «or~» producidos por cada
nueva clase al constituirse ella misma en su progresivo esarro119,59.0—eaLM:may2r_párte- «especianzacionegirde aspectos parciales de la actividad primitiva del tipo social nuevo sacado a la
luz por la nueva clase *.
También Ios señores feudales poseían una particular capacidad técnica, que era la militar, y precisamente la crisis del
feudalismo empieza en el momento en que la aristocracia pierde
el monopolio de la capacidad técnico-militar. Pero la formación
de los intelectuales en el mundo feudal y en el anterior mundó
clásico es una cuestión que hay que estudiar aparte: esa formación y elaboración procede por vías y modos que hay que estudiar concretamente. Así hay que observar que la masa de los
campesinos, aunque tenga una función esencial en el mundo de
la producción, no elabora intelectuales «orgánicos» propios suyos ni se «asimila» nunca una capa de intelectuales «tradicionales», aunque estos grupos sociales toman muchos de sus intelectuales de la masa de los campesinos, y gran parte de los
intelectuales tradicionales son de origen campesino.
2) Pero todo grupo social «esencial», al surgir en la historia
a partir de la estructura anterior y como expresión de un desarrollo de ésta (de esta estructura), ha encontrado, al menos en
la historia hasta el momento ocurrida, categorías intelectuales
preexistentes y que hasta parecían representar una continuidad
histórica ininterrumpida, a pesar de los cambios más complicados y radicales de las formas sociales y políticas.
La más típica de estas categorías intelectuales es la de los
clérigos, monopolizadores durante mucho tiempo (durante toda
una fase histórica que se caracteriza incluso, en parte, por ese
monopolio) de algunos servicios importantes: la ideología religiosa, o sea, la filosofía y la ciencia de la época, con la escuela,
la instrucción, la moral, la justicia, la beneficencia, la asistencia, etc. La categoría de los eclesiásticos puede considerarse
• Los Elementi di scienza politica, de Mosca (nueva edición, aumentada, de 1923), deben examinarse ya bajo esta rúbrica. La llamada «clase
política» de Mosca no es sino la categoría intelectual del grupo social dominante; el concepto de «clase política» de Mosca tiene que relacionarse
con el concepto de élite de Pareto, que es otro intento de interpretar el
fenómeno histórico de los intelectuales y su función en la vida estatal y
social. El libro de Mosca es un enorme cajón de sastre de carácter sociológico-positivista, a lo que se añade la tendenciosidad de la política
inmediata, lo cual lo hace menos indigesto y más vivo literariamente.
kt.
390.
GRAMSCI: ANTOLOGÍA. 11.-1926-19371 .
como la categoría intelectual orgánicamente vinculada a la aris4
tocracia de la tierra: estaba jurídicamente equiparada a la aris=
tocracia, con la que se repartía el ejercicio de la propiedad feu:
dal de la tierra y el uso de los privilegios estatales dimanantes
de la propiedad *. Pero el monopolio de las sobrestructuras
por parte de los clérigos ** no se ha ejercido nunca sin luchas
y. limitaciones, y así se ha producido el nacimiento —en varias
formas que hay que investigar y estudiar concretamente— de
otras categorías, favorecidas y ampliadas por el reforzamiento
del poder central del monarca hasta el absolutismo. Así se va
formando la aristocracia de la toga, con sus privilegios propios,
y una capa de administradores, etc., científicos, teóricos, filósofos no eclesiásticos, etc.
Dado que esas varias categorías de intelectuales tradiciona-.
les sienten con. «espíritu de cuerpo» su ininterrumpida continuidac1, histórica y su «calificación», se presentan ellos mismos
corno autónomos e independientes del grupo social dominante.
Esta autoafirmación no carece de consecuencias en el terreno
ideológico y político, las cuales son de mucho alcance: toda la
filosofía idealista puede relacionarse fácilmente' con esa posición
adoptada por el complejo social de los intelectuales, y se puede
entender como la expresión de la utopia social por la cual los
intelectuales se creen «independientes», autónomos, revestidos
de sus caracteres propios, etc.
Pero obsérvese que si el Papa y la alta jerarquía de la Iglesia
se creen más vinculados a Cristo y a los apóstoles que a los
senadores Agnelli y Benni ' 44 , no puede decirse lo mismo de Gentile y Croce, por ejemplo: Croce sobre todo se siente intensa* Para una categoría de estos intelectuales, tal vez la más importante después de la «eclesiástica» por el prestigio y la función social que
ha tenido en las sociedades primitivas —la categoría de los médicos en
sentido amplio, o sea, de todos los que «luchan» o parecen luchar contra
la muerte y las enfermedades-- habrá que ver la Storia della medicina, de
Arturo Castiglioni. Recordar que ha habido una conexión entre la religión
y la medicina, y que sigue existiendo en algunas zonas; hospitales en manos del clero por lo que hace a ciertas funciones organizativas, aparte de
que donde aparece el médico aparece el sacerdote (exorcismos, asistencias
varias, etc.).—Muchas grandes figuras religiosas eran y fueron entendidas
como grandes «terapeutas»: la idea del milagro, hasta la resurrección de
muertos. También de los reyes se siguió creyendo durante mucho tiempo
que curaban mediante la imposición de las manos, etc.
*• De aquí en muchas lenguas de origen neolatino o influidas profundamente por las lenguas neolatinas a través del latín eclesiástico,
la acepción general de «intelectual» o «especialista», que tiene la palabra
«clérigo», con su correlativo «laico», en el sentido de profano, no especialista.
'" Poderosos industriales (Agnelli, de la Fiat).
II. 3: 4932-1935
391
mente vinculado con Aristóteles y Platón; pero nunca esconde,
sino al contrario, que está vinculado a los senadores Agnelli y
Benni, y precisamente en esto hay que ver el carácter más destacado de la filosofía de Croce.
¿Cuáles son los límites «máximos» de la acepción de «intelectual»? ¿Puede hallarse un criterio unitario para caracterizar
por igual todas las varias y diversas actividades intelectuales
y para distinguirlas al mismo tiempo y de un modo esencial de
las actividades de los demás grupos sociales? El error metódico
más frecuente me parece consistir en buscar ese criterio de distinción en el núcleo intrínseco de las actividades intelectuales,
en vez de verlo en el conjunto del sistema de relaciones en el
cual dichas actividades (y, por tanto, los grupos que las personifican) se encuentran en el complejo general de las relaciones
sociales. Pues el obrero o proletario, por ejemplo, no se caracteriza específicamente por el trabajo manual o instrumental, sino
por ese trabajo en determinadas condiciones y en determinadas
relaciones sociales (aparte del hecho de que no existe ningún
trabajo puramente físico, y que la misma expresión de Taylor,
«gorila amaestrado», es una mera metáfora para indicar un límite en cierta dirección: en cualquier trabajo, físico, incluso en
el más mecánico y degradado, hay un mínimo de calificación
técnica, o sea, un mínimo de actividad intelectual creadora).
Y ya se ha observado que el empresario, por su misma función,
ha de tener en cierta medida algunas calificaciones de carácter
intelectual, aunque su figura social no está determinada por
ellas, sino por las relaciones sociales generales que caracterizan,
precisamente, la posición del empresario en la industria.
Por eso podría decirse que todos los hombres son intelectuales; pero no todos los hombres tienen en la sociedad la función de intelectuales *.
Cuando se_suslingue entre intelectuales y no-intelectuales se
refiere uno en realidad y exclusivamente a la función social inmedisita_de la categorláprofesional de los intelectuales, o sea, se
piensa en la dirección en que gravita el peso mayor de la actividad profesional específica; en la elaboración intelectual o en
el esfuerzo nervioso-muscular. Eso significa que, aunque se pue-1
de hablar de intelectuales, no se puede hablar de no-intelectuales, porque no existen los no-intelectuales. Pero tampoco la relación entre esfuerzo de elaboración intelectual-cerebral y esfuerzo nervioso-muscular es siempre igual; por eso hay...s.arios.
* Del mismo modo, no se dirá que todos los hombres son cocineros y sastres por el hecho de que cada cual puede freírse en algún momento un par de huevos, o coserse un desgarrón de la chaqueta.
392
GRAMSCI: ANTOLOGÍA.
I1.-1926-1937
grados de activids
mana
. No hay actividad hude la quepueda excluirse toda intervén
no se puede separar al
-ifliffe-r-deTWórn-iis-áfébK-Arratro,
todo hombre, fuera de
su profesión, despliega alguna actividad
intelectual, es un «filósofo», un artista, un hombre e
to,
buen gusparticipa de una concepción del mundo, tiene
runa línea consciente de conducta moral y contribuye, p or tanto, a sostener o
a
modificar
una concepción del mundo, o sea, a suscitar nuevos
modos
de pensar.
3
El_probienia_dejaxzeaciAnde____uriá
nueva ca a intelectual
consiste, por tanto, en_elabs1
'
ectual queexiste en cada individuo conen la actividad in earrollo nuadificand
cierto grado de desasualación...con. e elmerzo
ar...en_b_l.
nerv olo-muscuisca de un nuevo equilibrio, y consiguiendo qué el i
iirg-tnt
esfuerzo nervioso-mtácular, en" cuanto elemento de actividad
práctica general que innova constantemente el mundo físico y
social, se convierta en fundamento de una concepción del mundo nueva
e integral. El tipo tradicionál_y vulgarizado del intelectual
es_e
bifre ,cido_rpor.el,literato, él filólok,2l_a_.Por
eso los periodistas, que se consideran literatos, filóSofoi artistas, se consideran también como los «verdaderos» intelectuales.. Pero en el.inundo moderno
intelectualdehe_
ara J
la base_ del nuevo ,tipó de
. a_educa~cnice,
cionanaagg
fr.li.imarl1 Ini.9 relaz,
.Urloa~al, incluso el más primitivo y carente de calificación.
caSobre esa base trabajó L'Ordine
arrollar
Nuovo, semanario, para desciertas formas de nueva intelectualidad y para
determinar de
los su
nuevos conceptos, y no fue ésa una de las menores
razones
éxito, porque ese planteamiento correspondía a 'aspiraciones latentes y concordaba con el desarrollo de las formas
reales
de la vida.
modo de ser del nuevo intelectual no puede
yá
consistir
en. lgElelocuenCia
afectos y las pasiones, 41.09motorexterior y riiiiiiéxitánéd - delos
mei mezclarse activo en ,la vida
pIktka, omo constructor orenizador, «persuasor permane
nte» precisamente por no ser puro orador, y, sin embargo, superior
al
espíritu
abstracto
matemático;.
de
la
técnica-trabajo
pasa
ala Járdlic~cia y a la
concepción Erniázilátá histórica, Sin
la cual se sigue siendo «especialista» y no se llega
a «dirir gente» (especialista + político).
Así se forman históricamente categorías especializadas para
1 el ejercicio de la función intelectual, se forman en conexión con
' todos los grupos sociales, pero especialmente
any con
los grupos sociales más importtes,
experimentan
elaboraciones
más a te
pilas y complicadas en relación con el grupo
social dominante.
Una
Una de las características más salientes de todo grupo que se
-
-
II. 3: 1932-1935
393
desarrolla hacia el dominio es su lucha por la asimilación y la
conquista «ideológica» de los intelectuales tradicionales, asimilación y conquista que es tanto más rápida y eficaz cuanto más
elabora al mismo tiempo el grupo dado sus propios intelectuales
orgánicos.
El enorme desarrollo que han tomado la actividad y la organización de la escuela (en sentido amplio) en las sociedades surgidas del mundo medieval indica la importancia que han llegado
a adquirir en el mundo moderno las categorías y las funciones
intelectuales; igual que se ha intentado profundizar y dilatar la
«intelectualidad» de cada individuo, así también se han intentado multiplicar las especializaciones y refinarlas. Eso, se aprecia por los diversos grados de las instituciones de enseñanza,
hasta llegar a los organismos que promueven la llamada «cultura superior» en todos los campos de la ciencia y de la técnica. /
La escuela es el instrumento para 1a -elaboración de los intelectuales de los diversos grados. La complejidad. de la función
intelectual en los diversos Estados puede medirse objetivamente
por la' cantidad de escuelas especializadas y por su jerarquización: cuanto más extensa es el «área» escolar y cuanto más numerosos son los «grados» «verticales» de la enseñanza, tanto
más complejo es el mundo cultural, la civilización de un Estado
determinado,. En la esfera de la técnica industrial puede obtenerse un término de comparación: .la industrialización de un
-país se mide por su equipo para la construcción de máquinas
y por su equipo para fabricar instrumentos cada vez más precisos destinados a la construcción de máquinas y de instrumentos para construir máquinas, etc. El país que mejor equipo
tiene para construir instrumentos para los gabinetes especializados de los científicos y para construir instrumentos destinados a la verificación de esos instrumentos dichos puede considerarse como el más complicado en el terreno técnico-industrial,
como el país más civilizado, etc. Así ocurre también por lo que
hace a la preparación de los intelectuales y a las escuelas dedicadas a esa preparación: las escuelas y las instituciones de alta
cultura son asimilables. Tampoco en este campo puede separarse la cualidad de la cantidad. A la especialización técnico-cultural más refinada tiene que corresponder la mayor extensión
posible de la difusión de la instrucción primaria y la mayor solicitud en favorecer los grados intermedios en el mayor número
posible. Como es natural, esa necesidad de crear la más amplia
base posible para la selección y la elaboración de las calificaciones intelectuales más altas —o sea, de dar a la cultura y a
la técnica superiores una estructura democrática— no carece
de inconvenientes: así se crea la posibilidad de grandes crisis de
394
GRAMSCI: ANTOLOGÍA. II.-1926-1937
paro de los estratos medios intelectuales, como efectivamente
ocurre en todas las sociedades modernas.
Hay que observar que la elaboración de las capas intelectuales en la realidad concreta no se produce en un terreno democrático abstracto, sino según procesos históricos tradicionales
e-muy concretos. Se han formado capas que tradicionalmente
«producen» intelectuales, y ésas son las mismas capas que tradicionalmente se han especializado en el «ahorro», o sea, la
burguesía rural pequeña y media y algunos estratos de la burguesía urbana pequeña y media. La varia distribución de los
diversos tipos de escuela (clásicos y profesionales) en el territorio «económico» y las varias aspiraciones de las diversas categorías de esas capas determinan o dan forma a la producción
de las diversas ramas de especialización intelectual. Así, por
ejemplo, en Italia la burguesía rural produce especialmente funcionarios estatales y miembros de las profesiones liberales, mientras que la burguesía urbana 'produce técnicos para la industria,
y por eso la Italia del norte produce especialmente técnicos y la
Italia del sur produce especialmente funcionarios y miembros de
las profesiones liberales.
intelectuales y el
de la producciónncusjamojga, como ocurre con los grupos sociales fundamentales, sino que está «mediada» en grados diversos, por
todaeLLeack_ao_cial, por el com le 'o de las sobrestructuras,
cuyo«funclonariasasaturedSam.ent? os intelectuales. o 'Ta
(medirse la ssorganicidad» de los diversos estratos intelectuales,
su conexión más o menos íntima con un grupo social fundamental, estableciendo una gradación de las funciones y de las
sobreestructuras de abajo a arriba (desde la base estructural
,hacia arriba). Por ahora es posible fijar dos grandes «planos»
sobrestructurales; el que puede llamarse de la «sociedad civil». o sea, del conjunto de los orRanismow_ulgarme_ntellamados
política o Estado», los cuales urivados»,yel«c
corresponden, respectivamente, a la función de «hegemonía»
q_ue....el_ampodgratuazde.jjetcLejjpda la sociedadLAJA.de
directopo_de mandó, que se expresa en el Estado y en «clominj.
el gobierno «jurídico». Estas funciones son muy precisamente
organizativas y conectivas. Los intelectuales soñ los «gestores»
dél grupo dominante para el ejercicio de las funciones subalternas de la hegemonía social y del gobierno político, o sea: 1) del
consentimiento «espontáneo», dado por las grandes masas de la
población a la orientación impresa a la vida social por el grupo
dominante fundamental, consentimiento que nace «históricamente» del prestigio (y, por tanto, de la confianza) que el grupo
dominante obtiene de su posición y de su función en el mundo
II. 3: 1932-1935
395
de la producción; 2) del aparato de coerción estatal, que asegura
«legalmente» la disciplina de los grupos que no dan su «consentimiento» ni activamente ni pasivamente; pero el aparato se
construye teniendo en cuenta toda la sociedad, en previsión de
los momentos de crisis de mando y de crisis de la dirección, en
los cuales se disipa el consentimiento espontáneo.
Este planteamiento del problema da como resultado - una extensión muy grande del concepto de intelectual, pero sólo así es
posible llegar a una aproximación concreta a la realidad. Este
modo de plantear la cuestión choca con los prejuicios de casta:
es verdad que la misma función organizativa de la hegemonía
social y del dominio estatal produce una cierta división del trabajo —y, por tanto, toda una tradición de calificaciones—, en
algunas de las cuales no aparece ya ninguna atribución directiva
ni organizativa: existe en el aparato de dirección social y estatal
toda una serie de empleos de carácter- manual e instrumental
(de orden y no de concepto, de agente y no de oficial o funcionario, etc.); pero hay que introducir evidentemente esta distinción, como habrá que admitir algunas más. De hecho, la actividad intelectual tiene que dividirse y distinguirse por grados
también desde el punto de vista interno, grados que en los momentos de oposición extrema dan una diferencia cualitativa propiamente dicha: en el escalón más alto hay que colocar a los
creadores de las varias ciencias: de la filosofía, del arte, etc.;
en el más bajo, a los más humildes «administradores» y divulgadores de la riqueza intelectual ya existente, tradicional, acumulada *.
En el mundo moderno se ha ampliado de un modo inaudito
la categoría de los intelectuales así entendida. El sistema social
democrático-burgués ha elaborado masas imponentes, no todas
justificadas por las necesidades sociales de la producción, aunque lo están por las necesidades políticas del grupo dominante
fundamental. De aquí la concepción loriana 15 del «trabajador»
improductivo (pero ¿improductivo respecto de quién, y respecto
de qué modo de producción?), que podría justificarse parcialmente si se tiene en cuenta que esas masas explotan su posición
• La organización militar ofrece, también en este caso, un modelo
de esas complejas gradaciones: oficiales, jefes, oficiales generales, Estado
Mayor, y no hay que olvidar las clases de tropa, cuya importancia real
es superior a lo que suele creerse. Es interesante notar que todas esas
partes se sienten solidarias, y que los estratos inferiores manifiestan incluso un espíritu de cuerpo más evidente y obtienen de él un «orgullo» que
a menudo los expone a chistes y apodos.
'" Del socialdemócrata positivista Achille Loria, frecuente objeto de
la burla de Gramsci.
396
GRAMSCI: ANTOLOGÍA. 11.-1926-1937
para conseguir diezmos ingentes de la renta nacional. La formación de masa ha standardizado a los individuos en cuanto a su
calificación individual y a su psicología, determinando los mismos fenómenos que en todas las masas standardizadas: competición que plantea la necesidad de la organización profesional
de defensa, paro, superproducción de las escuelas, emigración,
etcétera. (C. XXIX, C. VIII; L C. 3-10.)
La ciudad y el campo. De Michelis, «Premesse e contributo
alío studio dell'esodo rurale», en la Nuova Antología, 16 de enero
de 1930. Artículo interesante desde muchos puntos de vista. De
Michelis plantea el problema de un modo bastante realista. Por
de pronto, ¿qué es el éxodo rural?. Hace doscientos años que se
habla de él, y la cuestión no se ha planteado nunca con los términos económicos precisos.
También De Michelis se olvida de dos elementos fundamentales de la cuestión: 1) los lamentos por el éxodo rural tienen
una de sus causas en los intereses de los propietarios, que ven
cómo se elevan los salarios por la concurrencia de las industrias
urbanas y para dar una vida más «legal», menos expuesta, a los
abusos y a las arbitrariedades, que son la trama cotidiana de la
vida rural; 2) en el caso de Italia no alude a la emigración de
los campesinos, que es la forma internacional del éxodo rural
hacia los países industriales y una crítica real del régimen agrario italiano, porque el campesino se va a trabajar de campesino
a otro sitio, mejorando su tenor de vida: Es justa la observación
de De Michelis de que la agricultura no ha sufrido por ese éxodo: 1) porque la población agraria no ha disminuido a escala
internacional 2) porque la producción no ha disminuido, sino
que hay sobreproducción, como lo muestra la crisis de los precios de los productos agrícolas [eso era verdad en las crisis
pasadas, o sea, cuando las crisis correspondían a fases de prosperidad industrial; pero hoy, cuándo la crisis agraria se suma a
la crisis industrial, no puede ya hablarse de sobreproducción,
sino de subconsumo]. En el artículo se citan estadísticas que
muestran la extensión progresiva de la superficie cultivada con
cereales, y aún más de la dedicada a productos para la industria
(cáñamo, algodón, etc.), así como el aumento de la producción.
El problema se considera desde un punto de vista internacional
(para un grupo de veintiún países), o sea, de división internacional del trabajo. (Desde el punto de vista de las varias naciones el problema puede ser distinto, y en eso consiste la crisis
actual: es una resistencia reaccionaria a las nuevas relaciones
,
397
II. 3: 1932-1935
mundiales, a la intensificación de la importancia del mercado
mundial.)
El artículo cita alguna fuente bibliográfica: habrá que repasarlo. Termina con un error colosal: según De Michelis, «la
formación de las ciudadep en tiempos remotos no fue sino el
lento y progresivo desprendimiento del oficio, que se separó de
la actividad agrícola con la cual se confundía anteriormente,
para convertirse ahora en una actividad distinta. El progreso de
los próximos decenios consistirá, gracias sobre todo al desarrollo de la energía eléctrica, en devolver el oficio al campo, para
volver a reunirlo, en formas nuevas y según procedimientos perfeccionados, con el trabajo propiamente agrícola. Italia se prepara para 'ser una vez más adelantada y maestra en esta obra
redentora de la artesanía rural». De Michelis incurre en muchas
confusiones: 1) el nuevo enlace de la ciudad con el campo no
puede ocurrir sobre la base de la artesanía, sirio sólo sobre la
base de la gran industria racionalizada y standardizada. La utopía «artesanal» se basa en la industria textil: se pensaba que
con la cumplida posibilidad de distribuir la energía eléctrica a
distancia sería posible devolver a la familia campesina el telar
en la forma mecánica moderna, moyido por la electricidad; pero
ya hoy un solo obrero mueve (según parece) hasta veinticuatro telares, lo cual plantea nuevos problerhas de concurrencia
y de capitales ingentes, además de plantearlos de organización
en una forma irresoluble para la familia campesina; 2) la utilización industrial del tiempo que el campesino tiene que quedar
parado (éste es el problema fundamental de la agricultura moderna, que pone al campesino en condiciones de inferioridad
económica frente a la ciudad, la cual «puede» trabajar durante
todo el año) no puede conseguirse más que en una economía
planificada, muy desarrollada, que sea capaz de mantenerse
independiente de las fluctuaciones temporales de la venta que
ya se producen y acarrean estaciones muertas también en la
industria; 3) la gran concentración de la industria y la producción en serie de piezas intercambiables permite transportar secciones fabriles al campo, descongestionando las grandes ciudades y haciendo más higiénica la vida industrial. No es el artesano el que volverá al campo, sino que volverá a él el obrero
más moderno y standard izado. (C. XXX; M. 144-145.)
.
4.
El número y la cualidad en los regímenes representativos.
Uno de los lugares comunes más triviales que se van repitiendo
contra el sistema electivo de formación de los órganos estatales
408
GRAMSCI: ANTOLOGÍA. 11.-1926-1937
(un gran periódico que apoye el movimiento es también una
aportación financiera indirecta, y no pasa de ahí. Es demasiado
poco. También en este caso el análisis de los diversos grados
de correlación de fuerzas tiene que culminar en la esfera de
la hegemonía y de las relaciones ético-políticas.
Un elemento que hay que añadir como ejemplificación de
las teorías llamadas de la intransigencia es el de la rígida aversión de principio a los llamados compromisos, la cual tiene como
manifestación secundaria lo que podría llamarse el «miedo a
los peligros». Está claro que la aversión de principio a los compromisos está unida con el economicismo, porque la concepción
en la que esa aversión se funda tiene que ser la convicción férrea de que existen para el desarrollo histórico leyes objetivas
del mismo carácter de las leyes naturales, y, además, la persuasión de un finalismo teleológico análogo al religioso: como
las condiciones favorables tendrán que producirse fatalmente
y como ellas determinarán, de un modo más bien misterioso,
acontecimientos palingenéticos, es no sólo inútil, sino inclusd
perjudicial, toda la iniciativa voluntaria que tienda a predisponer dichas situaciones según un plan. Junto a esas convicciones
fatalistas los intransigentes tienen, por otra parte, la tendencia
a confiar «luego», ciegamente y sin criterios, en la virtud reguladora de las armas, lo cual no carece de cierta lógica y coherencia, porque están pensando que la intervención de la voluntad es útil para la destrucción, no para la reconstrucción (la
cual, en realidad, está ya en acto en el momento mismo de la
destrucción). La destrucción se concibe así mecánicamente, no
como destrucción-reconstrucción. Esos modos de pensar no tienen en cuenta el factor «tiempo», y no tienen en cuenta, en
último análisis, ni la misma «economía», en el sentido de que
no comprenden cómo los hechos ideológicos de masa van siempre retrasados respecto de los fenómenos económicos de masa,
y cómo, por tanto, en ciertos momentos el empuje automático
debido al factor económico se frena, se detiene o hasta queda
momentáneamente destruido por elementos ideológicos tradicionales; por eso tiene que haber una lucha consciente y preparada para hacer «comprender» las exigencias de la posición
económica de masa que pueden contradecirse con las directivas de los jefes tradicionales. Una iniciativa política adecuada
es siempre necesaria para liberar el empuje económico de los
obstáculos de la política tradicional, para cambiar, esto es, la
dirección política de ciertas fuerzas que es necesario absorber
para realizar un bloque histórico económico-político nuevo, sin
contradicciones internas, y como dos fuerzas «semejantes» no
pueden fundirse en un organismo nuevo sino a través de una
II. 3: 1932-1935
409
serie de compromisos o por la fuerza de las armas, poniéndolas
en un plano de alianza o subordinando la una a la otra mediante la coerción, la cuestión consiste en saber si se tiene esa
fuerza coactiva y si es «productivo» emplearla. Si la unión de
dos fuerzas es necesaria para vencer a una tercera, el recurso
a las armas (si es que de verdad se tiene esa posibilidad) es
pura hipótesis metódica, y la única posibilidad concreta es el
compromiso, porque la fuerza se puede utilizar contra los enemigos, pero no contra una parte de sí mismos que se quiere
asimilar rápidamente y de la que se necesita «buena voluntad»
y entusiasmo. (C. XXX; M. 29-37; son dos apuntes.)
Análisis de las situaciones. Correlaciones de fuerzas. El
estudio de cómo hay que analizar las «situaciones» o sea, de
cómo hay que establecer los diversos grados de correlaciones
de fuerzas, puede prestarse a una exposición elemental de ciencia y arte !Míticos, entendida como un conjunto de cánones
prácticos de investigación y de observaciones particulares útiles
para despertar el interés por la realidad de hecho y para suscitar intuiciones políticas más rigurosas y vigorosas. Al mismo
tiempo hay que exponer lo que se debe entender en política
por estrategia y por táctica, por «plan» estratégico, por propaganda y por agitación, por orgánica, o ciencia de la organización
y de la administración en política.
Los elementos de observación empírica que comúnmente se
exponen en confusión en los tratados de ciencia política (se
puede tomar como ejemplar la obra de G. Mosca, E/ementi di
scienza politica) tendrían que situarse, en la medida en que
no sean cuestiones abstractas o en el aire, en los varios grados
de correlaciones de fuerzas, empezando por las correlaciones
de las fuerzas internacionales (en esta sección habría que colocar las notas escritas acerca de lo que es una gran potencia, las
agrupaciones de Estados en sistemas hegemónicos y, por tanto,
acerca del concepto de independencia y de soberanía por lo
que hace a las potencias pequeñas y medias), para pasar a las •
correlaciones objetivas sociales, o sea, al grado de desarrollo
de las fuerzas productivas, a las correlaciones de fuerza política y de partido (sistemas hegemónicos en el interior de los Estados) y a las correlaciones políticas inmediatadas (o sea, potencialmente militares).
Las relaciones internacionales, ¿son (lógicamente) anteriores
o posteriores a las correlaciones sociales fundamentales? Posteriores, sin duda. Toda innovación orgánica en la estructura
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GRAMSCI: ANTOLOGÍA.
II.-1926-1937
modifica orgánicamente las correlaciones absolutas y relativas
en el campo internacional, a través de sus expresiones técnicomilitares. También la posición geográfica de un Estado nacional
es posterior y no anterior (lógicamente) a las innovaciones estructurales, aunque reaccione sobre ellas en cierta medida (precisamente en la medida en la cual las sobrestructuras reaccionan sobre la estructura,: la política sobre la economía, etc.).
Por otra parte, las relaciones internacionales reaccionan pasiva
y activamente sobre las correlaciones políticas (de hegemonía
-de los partidos). Cuanto más subordinada está la vida económica inmediata de una nación a las relaciones internacionales,
tanto más representa un partido esa situación y la aprovecha
para impedir la llegada de los partidos adversarios al poder
(recuérdese el famoso discurso de Nitti sobre la Revolución italiana técnicamente imposible). Desde esa serie de hechos se
puede llegar a la conclusión de que a menudo el llamado «partido del extranjero» no es precisamente el que:-se indica como
tal, sino el partido más nacionalista, el cual, en realidad, más
que representar las fuerzas vitales del país, representa la subordinación y sometimiento económico a las naciones o a un grupo
de naciones hegemónicas *.
El problema de las relaciones entre la estructura y las sobrestructuras es el que hay que plantear y resolver exactamente para llegar a un análisis acertado de las fuerzas que
operan en la historia de un cierto período, y para determinar su
correlación. Hay que moverse en el ámbito de dos principios:
1) el de que ninguna sociedad se plantea tareas para cuya solución no existan ya las condiciones necesarias y suficientes, o
no estén, al menos, en vías de aparición o desarrollo; 2) el de
que ninguna sociedad se disuelve ni puede ser sustituida si
primero no ha desarrollado todas las formas de vida implícitas
en sus relaciones **. De la reflexión sobre esos dos cánones se
• Una alusión a este elemento internacional «represivo» de las energlas internas se encuentra en los artículos publicados por G. Volpe en
el Corriere della Sera del 22 y el 23 de marzo de 1932.
•• «Una formación social no perece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas para las cuales es aún suficiente y nuevas
y más altas relaciones de producción hayan ocupado su lugar, ni antes
de que las condiciones materiales de existencia de estas últimas hayan
germinado en el seno mismo de la vieja sociedad. Por eso la humanidad
se plantea siempre y sólo las tareas que puede resolver; si se observan
las cosas atentamente, se hallará siempre que la tarea misma no surge
sino donde las condiciones materiales de su solución existen ya o se encuentran al menos en proceso de formación» (MARX. Introducción a la
Crítica de la economía política).
II. 3; 1932-1935
411
puede llegar al desarrollo de toda una serie de otros principios
de metodología histórica. Por de pronto, en el estudio de una
estructura hay que distinguir entre los movimientos orgánicos
(relativamente permanentes) y los movimientos que pueden llamarse «de coyuntura» (y que se presentan como ocasionales,
inmediatos, casi accidentales). Los fenómenos de coyuntura depénden también, por supuesto, de movimientos orgánicos, pero
su significación no tiene gran alcance histórico; producen una
crítica política minuta, al día, que afecta a pequeños grupos
dirigentes y a las personalidades inmediatamente responsables
del poder. Los fenómenos orgánicos producen una crítica histórico-social que afecta a las grandes agrupaciones, más allá
de las personas inmediatamente responsables y más allá del personal dirigente. Al estudiar un período histórico se presenta la
gran importancia de esta distinción. Se.tiene, por ejemplo, una
crisis que a veces se prolonga durante decenios. Esa excepcional duración significa que se han revelado en la estructura
contradicciones insanables (las cuales han llegado a madurez),
y que las fuerzas políticas que actúan positivamente para la
conservación y la defensa de la estructura misma se esfuerzan
por sanarlas y superarlas dentro de ciertos límites. Esos esfuerzos incesantes y perseverantes (puesto que ninguna forma social confesará nunca que está superada) constituyen el terreno
de lo «ocasional», en el cual se organizan las fuerzas antagónicas que tienden a demostrar (demostración que, en último análisis, sólo se consigue y es «verdadera» si se convierte en nueva
realidad, si las fuerzas antagónicas triunfan, pero que en lo
inmediato se desarrolla a través de una serie de polémicas ideológicas, religiosas, filosóficas, políticas, jurídicas, etc., cuya concreción puede estimarse por la medida en la que consiguen ser
convincentes y alteran la disposición preexistente de las fuerzas sociales) que existen ya las condiciones necesarias y suficientes para que puedan, y por tanto deban, resolver históricamente determinados problemas («deban», porque todo incumplimiento del deber histórico aumenta el desorden existente y
prepara catástrofes más graves).
El error en que a menudo se cae en los análisis históricopolíticos consiste en no saber hallar una relación justa entre ló
que es orgánico y lo que es ocasional: así se llega a exponer
como inmediatamente activas causas que lo son, en cambio,
mediatamente, o a afirmar que las causas inmediatas son las
causas eficientes únicas; en el primer caso se tiene el exceso
de «economicismo» o de doctrinarismo pedante; en el otro, el
exceso de «ideologismo»; en un caso se sobrestiman las causas mecánicas, en el otro se exalta el elemento individualista
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GRAMSCI: ANTOLOGÍA. 11.-1926-1937
e individual. La distinción entre «movimientos» y hechos orgánicos y movimientos y hechos «coyunturales» u ocasionales tiene
que aplicarse a todos los tipos de situación, no sólo a aquellos
en los cuales ocurre un desarrollo regresivo o de crisis aguda,
sino -también a aquellos otros en los cuales se verifica un desarrollo progresivo y de prosperidad, así como a los de estancamiento de las fuerzas productivas. Difícilmente se establecerá
de un modo exacto el nexo dialéctico entre los dos órdenes de
movimiento y, por tanto, de investigación; y si el error es ya
grave en la historiografía, lo será aún más en - el arte político,
cuando no se trata de reconstruir la historia pasada, sino de
construir la presente y la futura *; los propios deseos y las
propias pasiones inferiores son la causa del error, porque sustituyen al análisis objetivo e imparcial, y eso ocurre no como
«medio» consciente para estimular la acción, sino como autoengaño. También en este caso muerde la víbora al charlatán,
o sea, el demagogo es la primera víctima de su demagogia.
Estos criterios metodológicos pueden cobrar visible y didácticamente toda su significación cuando se aplican al examen de
hechos históricos concretos. Podría hacerse útilmente para los
acontecimientos ocurridos en Francia entre 1789 y 1870. Me
parece que, para mayor claridad de la exposición, es necesario
abarcar todo ese periodo. Pues, efectivamente, sólo en 1870-71,
con el intento de la Comuna, se agotan históricamente todos
los gérmenes nacidos en 1789, o sea, no sólo que la nueva clase
que lucha por el poder derrota a los representantes de la vieja
sociedad que no quiere confesarse decididamente superada, sino
que además derrota a los grupos novísimos que consideran ya
superada la nueva estructura nacida de la transformación iniciada en 1789, y así prueba que es vital frente a lo viejo y
frente a lo novísimo. Además, en 1870-71 pierde eficacia el con* El no haber considerado el momento inmediato de las «correlaciones» de fuerza está relacionado con los residuos de la concepción liberal vulgar, de la cual es una manifestación el sindicalismo que creía ser
más adelantado mientras estaba dando un paso atrás. La concepción liberal vulgar, en efecto, al dar importancia a la correlación de las fuerzas
políticas organizadas en las varias formas de partidos (lectores de periódicos, elecciones parlamentarias y locales, organizaciones de masa de los
partidos y de los sindicatos en sentido estricto), estaba más adelantada
que el sindicalismo, el cual concedía importancia primordial a la relación
fundamental económico-social y sólo a ella. La concepción liberal vulgar
tenía en cuenta implícitamente también esa relación (como se manifiesta
en tantos indicios), pero insistía más en la correlación de las fuerzas políticas, que era expresión de la otra, y, en realidad, la contenta. Estos residuos de la concepción liberal vulgar se pueden identificar en toda una
serie de estudios que se consideran dependientes de la filosofía de la
práctica y han producido formas infantiles de optimismo y de estupidez.
II. 3: 1932-1935
413
junto de principios de estrategia y táctica política nacidos prácticamente en 1789 y desarrollados ideológicamente en torno
al 48 (los que se resumen en la fórmula de la «revolución permanente»; sería interesante estudiar qué parte de esa fórmula
pasó a la estrategia de Mazzini —por ejemplo, por lo que hace
a la insurrección de Milán de 1853—, y si ello ocurrió conscientemente o no). Un elemento que muestra el acierto de este
punto de vista es el hecho de que los historiadores no están
nada concordes (y es imposible que lo estén) al fijar los límites
del grupo de acontecimientos que constituye la Revolución francesa. Para algunos (Salvemini, por ejemplo), la Revolución se
consuma en Valmy: Francia ha creado el nuevo Estado y ha
sabido organizar la fuerza político-militar que afirma y defiende
la soberanía territorial del mismo. Para otros, la Revolución continúa hasta Termidor, y hasta hablan de varias revoluciones (el
10 de agosto sería una revolución independiente, etc.) *. El
modo de interpretar Termidor y la obra de Napoleón ofrece
las contradicciones más ásperas: ¿se trata de revolución o de
contrarrevolución? Para otros, la historia de la Revolución continúa hasta 1830, 1848, 1870 e incluso hasta la Guerra Mundial
de 1914. Hay una parte de verdad en cada uno de esos modos
de ver las cosas. Realmente las contradicciones internas de la
estructura social francesa que se desarrollan a partir de 1789 no
encuentran una composición relativa hasta la tercera República,
y entonces Francia tiene sesenta años de vida política equilibrada después de ochenta de agitaciones de onda cada vez más
larga: 1789, 1794, 1799, 1804, 1815, 1830, 1848, 1870. Precisamente el estudio de esas «ondas» de diversa oscilación permite
reconstruir las relaciones entre la estructura y las sobrestructuras, por una parte, y, por otra, entre el desarrollo del movimiento orgánico y el movimiento coyuntural de la estructura.
Puede decirse, por de pronto, que la mediación dialéctica entre
los dos principios metodológicos enunciados al comienzo de este
apunte se puede descubrir en la fórmula político-histórica de la
revolución permanente.
La cuestión que suele llamarse de las correlaciones de fuerza es un aspecto del mismo problema. A menudo se lee, en las
narraciones históricas, la expresión genérica «correlaciones de
fuerzas favorables, desfavorables a tal o cual tendencia». Así,
abstractamente, esta formulación no explica nada, o casi nada,
porque se limita a repetir el hecho que hay que explicar, pre-‘
sentándolo una vez como hecho y otra como ley abstracta y
• Cfr. La Révolution franqaise, de A. Mathiez, en la colección A. Colin.
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GRAMSCI: ANTOLOGÍA.
11.-1926-1937
como explicación. El error teórico consiste, pues, en dar un
canon de investigación y de interpretación como si él fuera la
«causa histórica».
En la «correlación de fuerzas» hay que distinguir, por de
pronto, varios momentos o grados, que son fundamentalmente
éstos:
1) Una correlación de fuerzas sociales estrechamente ligada a Ja estructura, objetiva, independiente de la voluntad de los
hombres, y que puede medirse con los sistemas de las ciencias
exactas o físicas. Sobre la base del grado de desarrollo de las
fuerzas materiales de producción se tienen las agrupaciones sociales, cada una de las cuales representa una función y ocupa
una posición dada en la producción misma. Esta correlación existe, simplemente: es una realidad rebelde; nadie puede modificar
el número de las empresas o de sus empleados, el número de las
ciudades con la correspondiente población urbana, etc. Esta división estratégica fundamental permite estudiar si en la sociedad existen las condiciones necesarias y suficientes para una
transformación, o sea, permite controlar el grado de realismo y.
de actuabilidad de las diversas ideologías nacidas en su mismo
terreno, en el terreno de las contradicciones que la división ha
engendrado durante su desarrollo.
2) Un momento ulterior es la correlación de las fuerzas
políticas, esto es: la estimación del grado de homogeneidad, de
autoconsciencia y de organización alcanzado por los varios grupos sociales. Este momento puede analizarse a su vez distinguiendo en él varios grados que corresponden a los diVersos
momentos de la consciencia política colectiva tal como se han
manifestado hasta ahora en la historia. El primero y más elemental es el económico-corporativo: un comerciante siente que
debe ser solidario con otro comerciante, un fabricante con otro
fabricante, etc., pero el comerciante no se siente aún solidario
con el fabricante; o sea: se siente la unidad homogénea y el
deber de organizarla, la unidad del grupo profesional, pero todavía no la del grupo social más amplio. Un segundo momento
es aquel en el cual se conquista la consciencia de la solidaridad
de intereses de todos los miembros del grupo social, pero todavía en el terreno meramente económico. Ya en este momento
se plantea la cuestión del Estado, pero sólo en el sentido de
aspirar a conseguir una igualdad jurídico-política con los grupos
dominantes, pues lo que se reivindica es el derecho a participar
en la legislación y en la administración, y acaso el de modificarlas y reformarlas, pero en los marcos fundamentales existentes. Un tercer momento es aquel en el cual se llega a la consciencia de que los mismos intereses corporativos propios, en su
II. 3: 1932-1935
4l
desarrollo actual y futuro, superan el ambiente corporativo, de
grupo meramente económico, y pueden y deben convertirse en
los intereses de otros grupos subordinados. Esta es la fase más
estrictamente política, la cual indica el paso claro de la estructura a la esfera de las sobrestructuras complejas; es la fase en
la cual las ideologías antes germinadas se hacen «partido», chocan y entran en lucha, hasta que una sola de ellas, o, por lo
menos, una sola combinación de ellas, tiende a prevalecer, a imponerse, a difundirse por toda el área social, determinando,
además de la unidad de los fines económicos y políticos, también la unidad intelectual y moral, planteando todas las cuestiones en torno a las cuales hierve la lucha no ya en un plano
corporativo, sino en un plano «universal», y creando así. la hegemonía de un grupo social fundamental sobre una serie de
grupos subordinados. El Estado se concibe, sin duda, como organismo propio de un grupo, destinado a crear las condiciones
favorables a la máxima expansión de ese grupo; pero ese desarrollo y esa expansión se conciben y se presentan como la
fuerza motora de una expansión universal, de un desarrollo de
todas las energías «nacionales», o sea: el grupo dominante se
coordina concretamente con los intereses generales de los grupos subordinados, y la vida estatal se concibe como un continuo
formarse y superarse de equilibrios inestables (dentro del ámbito de la ley) entre los intereses del grupo fundamental y los
de los grupos subordinados, equilibrios en los cuales los intereses del grupo dominante prevalecen, pero hasta cierto punto,
no hasta el nudo interés económico-corporativo.
En la historia real esos momentos se implican recíprocamente, horizontal y verticalmente, por así decirlo, o sea, según las
actividades económicas sociales (horizontales) y según los territorios (verticales), combinándose y escindiéndose por modos
varios; cada una de esas combinaciones puede representarse en
una propia expresión organizada económica y política. Pero aún
hay que tener en cuenta que con esas relaciones internas de un
Estado-nación se entrelazan las relaciones internacionales, creando nuevas combinaciones originales e históricamente concretas.
Una ideología nacida en un país desarrollado se difunde en países menos desarrollados, incidiendo en el juego local de combinaciones *.
La religión, por ejemplo, ha sido siempre una fuente de esas combinaciones ideológico-políticas nacionales e internacionales, y, con la religión, también las demás formaciones internacionales, la masonería, el
Rotary Club, los hebreos, la diplomacia de carrera, que sugieren expedientes políticos de orígenes históricos diversos y los llevan al triunfo en
determinados países, funcionando como partido político internacional que
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GRAMSCI: ANTOLOGÍA. II.-1926-1937
Esta correlación entre fuerzas internacionales y fuerzas nacionales se complica todavía más por la existencia, dentro de
cada Estado, de numerosas secciones territoriales de varia estructura y diversas correlaciones de fuerzas de todos los grados
(así, por ejemplo; la Vendée estaba aliada con las fuerzas internacionales reaccionarias y las representaba en el seno de la
unidad territorial francesa, y Lyón representaba, en la Revolución, un particular nudo de correlaciones, etc.).
3) El tercer momento es el de la correlación de las fuerzas
militares, que es el inmediatamente decisivo en cada caso. (El
desarrollo histórico oscila constantemente entre el primer y el
tercer momento, con la mediación del segundo.) Pero tampoco
éste es indistinto ni identificable inmediatamente de una forma
esquemática, sino que también en él se pueden distinguir dos
grados: el militar en sentido estricto, o técnico-militar, y el grado que puede llamarse político-militar. En el desarrollo de la
'historia esos dos grados se han presentado con una gran variedad de combinaciones. Un ejemplo típico, que puede servir como
paradigma-límite, es el de la relación de opresión militar de un
Estado sobre una nación que esté intentando conseguir su independencia estatal. La relación no es puramente militar, sino
político-militar, y, efectivamente, un tipo de opresión así sería
inexplicable sin el estado de disgregación social del pueblo oprimido y sin la pasividad de su mayoría; por tanto, no podrá conseguirse la independencia con fuerzas puramente militaíes, sino
que harán falta fuerzas militares y político-militares. Pues si la
nación oprimida tuviera que esperar, para empezar la lucha por
la independencia, a que el Estado hegemónico le permitiera organizarse su propio ejército en el sentido estricto y técnico de
la palabra, podría echarse a dormir (puede ocurrir que la reivindicación de contar con un propio ejército sea admitida por
la nación hegemónica, pero eso significará que una gran parte
de la lucha habrá sido ya combatida y ganada en el terreno
político-militar). La nación oprimida opondrá, por tanto, inicialmente a la fuerza militar hegemónica una fuerza sólo «políticomilitar», esto es, le opondrá una forma de acción política que
tenga la virtud de determinar reflejos de carácter militar, en el
sentido: 1) de que tenga eficacia suficiente para disgregar Inactúa en cada nación con todas sus fuerzas internacionales concentradas;
una religión, masonería, el Rotary, los hebreos, etc., pueden incluirse
en la categoría «intelectuales», cuya función consiste, a escala internacional, en mediar entre los extremos, «socializar» los hallazgos técnicos
que permiten funcionar a las actividades de dirección, arbitrar compromisos y vías de salida entre las soluciones extremas.
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411
timamente la eficacia bélica de la nación hegemónica, y 2) que
obligue a la fuerza militar hegemónica a diluirse y dispersase
por un gran territorio, anulando así su eficacia bélica. a el
Risorgimento italiano puede observarse la desastrosa falta 'de
dirección político-militar, especialmente en el Partito d'Azione
(por incapacidad congénita), pero también en el partido piamontés-moderado, igual antes que después de 1848, y no por incapacidad, ciertamente, sino por «maltusianismo económico-pontico», o sea, porque no quería aludir siquiera a la posibilidad
de una reforma agraria ni convocar una asamblea nacional constituyente, sino que tendía simplemente a conseguir que la monarquía piamontesa se extendiera por toda Italia sin condiciones
ni limitaciones de origen popular, con la mera sanción de los
plebiscitos regionales.
Otra cuestión relacionada con las anteriores consiste en ver si
las crisis históricas fundamentales están determinadas inmediatamente por las crisis económicas. La respuesta a esta cuestión
está implícitamente contenida en los párrafos anteriores, donde
se tratan cuestiones que son otra manera de presentar la ahora
suscitada; pero siempre es necesario, por razones didácticas y
dado el público particular, examinar cada modo de presentarse
una misma cuestión, como si fuera un problema independiente
y nuevo. Puede excluirse que las crisis económicas inmediatas
produzcan por sí mismas acontecimientos fundamentales; sólo
pueden crear un terreno más favorable para la difusión de ciertos modos de pensar, de plantear y de resolver las cuestiones
que afectan a todo el desarrollo ulterior de la vida estatal. Por
lo demás, todas las afirmaciones relativas a los períodos de crisis
o de prosperidad pueden provocar juicios unilaterales. En su
compendio de historia de la Revolución francesa, Mathiez, oponiéndose a la historia vulgar tradicional que «descubre» apriorísticamente una crisis en coincidencia con las grandes rupturas
del equilibrio social, afirma que hacia 1789 la situación económica era más bien buena en lo inmediato, por lo cual no se puede
decir que la catástrofe del Estado absoluto se haya debido a una
crisis de pauperización. Hay que observar que el Estado estaba
sometido a una crisis financiera mortal, por lo que se planteaba
la cuestión de cuál de los tres órdenes sociales privilegiados iba
a tener que soportar los sacrificios y los pesos inevitables para
poner de nuevo a flote las haciendas estatal y real. Además,
aunque la posición económica de la burguesía era sin duda
floreciente, no ocurría, por supuesto, lo mismo por lo que hace
a la situación de las clases populares de la ciudad y del campo,
las últimas de las cuales estaban atormentadas por una miseria
endémica. En cualquier caso, la ruptura del equilibrio de fuerzas
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GRAMSCI: ANTOLOGÍA. II.-1926-1937
no ocurrió por causas mecánicas inmediatas de pauperiiación
del grupo social que estaba interesado en romper el equilibrio
y que de hecho lo rompió, sino que ocurrió en el marco de
conflictos superiores al mundo económico inmediato, relacionados con el «prestigio» de clase (intereses económicos futuros)
y con una exasperación del sentimiento de% independencia, de
autonomía y de poder. La particular cuestión del malestar o
bienestar económico como causa de nuevas realidades históricas
es un aspecto parcial del problema de la correlación de fuerzas
en sus varios grados. Pueden producirse novedades ya porque
una situación de bienestar quede amenazada por el nudo egoísmo de un grupo adversario, ya porque el malestar se haya hecho
intolerable y no se vea en la vieja sociedad ninguna fuerza capaz
de mitigarlo y de restablecer una normalidad con medios legales.
Por tanto, se puede decir que: todosesos elementos son manifestación concreta de las fluctuaciones de coyuntura del conjunto de las correlaciones sociales de fuerza, en cuyo terreno
se produce el paso de esas correlaciones sociales a correlaciones
políticas de fuerza, para culminar en las correlaciones militares
decisivas.
Si ese proceso de desarrollo se detiene en un determinado
momento (y se trata esencialmente de un proceso que tiene por
actores a los hombres, a la voluntad y la capacidad de los hombres), la situación dada es inactiva y pueden producirse conclusiones contradictorias: la vieja sociedad resiste y se asegura
un período de «respiro», exterminando físicamente a la élite
adversaria y aterrorizando a las masas de reserva; o bien se
produce la destrucción recíproca de las fuerzas en conflicto,
can la instauración de la paz de los cementerios, que puede
incluso estar bajo la vigilancia de un centinela extranjero.
Pero la observación más importante que hay que hacer a propósito de todo análisis concreto de las correlaciones de fuerzas
es la siguiente: que esos análisis no pueden ni deben ser fines
de sí mismos (a menos que se esté escribiendo un capítulo de
historia pasada), sino que sólo cobran significación si sirven para
justificar una actividad práctica, una iniciativa de la voluntad.
Los análisis muestran cuáles son los puntos de menor resistencia a los que pueden aplicarse con más fruto las fuerzas de la
voluntad, sugieren "Ias operaciones tácticas inmediatas, indican
cómo se puede plantear mejor una campaña de agitación política, qué lenguaje será mejor comprendido por las muchedumbres,
etcétera. El elemento decisivo de toda situación es la fuerza
permanentemente organizada y predispuesta desde mucho tiempo antes, la cual puede ser lanzada hacia adelante cuando se
juzga que una situación es favorable (y será favorable sólo en
p
II. 3: 1932-1935
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la medida en que exista una fuerza así y esté llena de ardor
combativo); por eso la tarea esencial consiste en curarse sistemática y pacientemente de formar, desarrollar, homogeneizar
cada vez más y hacer cada vez más compacta y consciente de
sí misma a esa fuerza. Esto se comprueba en la historia militar
y en la atención con la cual se ha preparado siempre a los ejércitos para empezar una guerra en cualquier momento. Los grandes Estados han sido grandes precisamente porque estaban en
cualquier momento preparados para intervenir eficazmente en
las coyunturas internacionales favorables, y éstas eran favorables para ellos porque los grandes Estados tenían la posibilidad
concreta de insertarse eficazmente en ellas. (C. XXX; M. 40-50;
son dos apuntes.)
A prqpósito de las comparaciones entre los conceptos de
guerra de movimiento y guerra de posición en el arte militar
y los conceptos correlativos en el arte político, hay que recordar
el librito de Rosa traducido al italiano en 1919 por C. Alessandri (tradujo del francés).
En el librito se teorizan un paco precipitada y hasta superficialmente las experiencias históricas de 1905: pues Rosa descuidó los elementos «voluntarios» y organizativos que en aquellos acontecimientos fueron mucho más numerosos y eficaces
de lo que ella tendía a creer, por cierto prejuicio suyo «economicista» y espontaneista. De todos modos, ese librito (y otros
ensayos de la misma autora) es uno de los documentos más significativos de la teorización de la guerra de movimiento aplicada al arte político. El elemento económico inmediato (crisis,
etcétera) se considera como la artillería de cerco que abre en
la guerra una brecha en la defensa enemiga, rotura suficiente
para que las tropas propias irrumpan dentro y obtengan un
éxito definitivo (estratégico) o, por lo menos, un éxito importante según la orientación de la línea estratégica. Como es natural, en la ciencia histórica la eficacia del elemento económico
inmediato se considera mucho más compleja que la de la artillería pesada en la guerra de maniobra o movimiento, porque
este elemento se concebía como origen de un efecto doble: 1) el
de abrir brecha en la defensa enemiga tras haber desorganizado
al enemigo mismo, haciéndole perder la confianza en sí, en sus
fuerzas y en su porvenir; 2) el de organizar vertiginosamente
las tropas propias, crear los cuadros o, por lo menos, poner in- '
mediatamente en su puesto de encuadramiento de las tropas
Rosa Luxemburg, La huelga general.
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GRAMSCI: ANTOLOGÍA. IL-1926-1937
dispersas a los cuadros propios (elaborados hasta entonces por
el proceso histórico general); 3) el de crear inmediatamente la
concentración ideológica de identidad con la finalidad buscada.
Era ésta una forma de férreo determinismo economicista, con
el agravante de que sus efectos se creían /rapidísimos en el
tiempo y en el espacio; por eso se trataba de un misticismo histórico propiamente dicho, expectativa de una especie de fulguración milagrosa.
La observación del general Krasnov en su novela, según la
cual la Entente (que no deseaba una victoria de la Rusia imperial para que no se resolviera definitivamente a favor del zarismo la cuestión oriental) impuso al Estado Mayor ruso la
guerra de trincheras (absurda, dada la enorme extensión del frente desde el Báltico al Mar Negro, con grandes zonas pantanosas
y de bosque), mientras que la única posibilidad era la guerra
de maniobra, es una afirmación pura y simplemente estúpida.
En realidad el ejército ruso intentó la guerra de movimiento y
de rotura del frente, sobre todo en el sector austríaco (pero
también en la Prusia oriental), y tuvo'éxitos brillantísimos, aunque efímeros. La verdad es que no se puede elegir la forma de
guerra que se quiere practicar, a menos que uno tenga desde el
primer momento una superioridad aplastante sobre el enemigo,
y son sabidas las enormes pérdidas que costó la obstinación de
los Estados Mayores en no reconocer que la guerra de posiciones quedaba «impuesta» por la correlación general de las fuerzas en pugna. Pues la guerra de posiciones no consta sólo, en
efecto, de las trincheras propiamente dichas, sino de todo el
sistema organizativo e industrial del territorio que se encuentra
a espaldas del ejército de combate, y la imponen especialmente
el tiro rápido de los cañones, de las ametralladoras, de los
mosquetones, y la concentración de armas en un determinado
punto, así como la abundancia de suministro, que permite sustituir rápidamente el material perdido a raíz de un hundimiento
del frente y una retirada. Otro elemento es la gran masa de
hombres que intervienen en las formaciones de primera línea,
de valor muy desigual y que, precisamente por eso, tienen que
actuar como masa. Así se ha visto cómo en el frente oriental
una cosa era irrumpir en el sector alemán y otra irrumpir en el
austríaco, y que incluso en el sector austríaco, una vez reforzado por tropas alemanas elegidas y mandado por alemanes, la
táctica de asalto se saldó con un desastre. Lo mismo se vio en
la guerra polaca de 1920, cuando el avance que parecía irresistible fue detenido ante Varsovia por el general Weygand al llegarse a la línea mandada por oficiales franceses. Los mismos
técnicos militares, ahora obsesionados por la guerra de posición
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igual que antes lo estaban por la de movimiento, niegan que
este tipo tenga que considerarse eliminado de la ciencia de
la guerra; sólo que en las guerras entre los Estados más adelantados industrialmente y en civilización, la guerra de movimiento tiene que considerarse como reducida ya a una función
táctica más que estratégica, o sea, a la posición en que antes
se encontraba la guerra de asedio respecto de la de maniobra.
La misma reducción hay que practicar en el arte y en la
ciencia de la política, al menos por lo que hace a los Estados
más adelantados, en los cuales la «sociedad civil» se ha convertido en una estructura muy compleja y resistente a los «asaltos» catastróficos del elemento económico inmediato (crisis, depresiones, etc.): las sobrestructuras de la sociedad civil son
como el sistema de trincheras de la guerra moderna. Así como
en ésta ocurría que un encarnizado ataque artillero parecía haber destruido todo el sistema defensivo del adversario, cuando
en realidad no había destruido más que la superficie externa,
de modo que en el momento del asalto los asaltantes se encontraban con una línea defensiva todavía eficaz, así también ocurre en la política durante las grandes crisis económicas; ni las
tropas asaltantes pueden, por efecto mero de la crisis, organizarse fulminantemente en el tiempo y en el espacio ni —aun
menos— adquieren por la crisis espíritu agresivo, y en el otro
lado, los asaltados no se desmoralizan ni abandonan las defensas, aunque se encuentren entre ruinas, ni pierden la confianza
en su propia fuerza y en su propio porvenir. Es verdad que las
cosas no quedan como estaban antes de la crisis económica, pero
no se tiene ya el elemento de rapidez, de aceleración de tiempo, de marcha progresiva definitiva, como lo esperarían los
estrategas del cadornismo político " 9.
El último hecho de este tipo en la historia de la política han
sido los acontecimientos de 1917. Ellos han marcado un giro
histórico decisivo en el arte y en la ciencia de la política. Se
trata, pues, de estudiar con «profundidad» cuáles son los elementos de la sociedad civil que corresponden a los sistemas de
defensa de la guerra de posición. Se escribe aquí intencionadamente «con profundidad», porque esas cuestiones han sido ya
1 " El general Cadorna fue el jefe del Estado Mayor del Ejército italiano durante la Primera Guerra Mundial. La crítica militar posterior ha
tendido a salvar las concepciones estratégicas del general, probablemente
por motivos políticos. Gramsci aplica el término «cadornismo político» a
la visión mística, extremista y economicista de la huelga general porque
se atiene, verosímilmente, a la estimación popular de la estrategia de
Cadorna como una irresponsable expectativa, a la vez eufórica e inerme,
de la autodestrucción (batalla de Caporetto).
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GRAMSCE ANTOLOGÍA.
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II. 3: 1932-1935
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, estudiadas, pero desde puntos de vista superficiales y triviales,
al modo cómo ciertos historiadores del vestido estudian las extravagancias de la moda femenina, o bien desde un punto de
vista «racionalista», o sea, con la convicción de que ciertos fenómenos se destruyen en cuanto que se explican «con realismo», como si fueran supersticiones populares (las cuales, por
lo demás, tampoco se destruyen con sólo explicarlas). (C. 35XX;
M. 65-67.)
rior; historia y filosofía son inseparables en este sentido, forman
un «bloque». Pero se pueden «distinguir» los elementos filosóficos propiamente dichos, y en sus diversos grados: como filosofía de los filósofos, como concepciones de los grupos dirigentes (cultura filosófica) y como religiones de las grandes
masas, y se puede ver que cada uno de esos grados presenta
formas diversas de «combinación» ideológica. (C. XXXIII;
L M. S. 21-22.)
Filosofía e historia. Qué hay que entender por filosofía,
por filosofía en una época histórica, y cuál es la importancia y
la significación de las filosofías de los filósofos en cada una de
esas épocas históricas. Admitiendo la definición de la religión
propuesta por Croce, o sea, la idea de una concepción del mundo que llega a ser norma de vida, como norma de vida no puede
entenderse en sentido libresco,. sino como actuada en la vida
práctica, se puede decir que la mayor parte de los hombres son
filósofos, en cuanto que actúan prácticamente y su actuar práctico (las líneas directrices de su conducta) contiene implícitamente una concepción del mundo, una filosofía. La historia de
la filosofía tal como corrientemente se entiende, o sea, como
historia de las filosofías de los filósofos, es la historia de los
intentos y de las iniciativas ideológicas de una determinada
clase de personas para cambiar, corregir y perfeccionar las concepciones del mundo existentes en cada época determinada, y
para modificar, por tanto, las normas de conducta coherentes
con ellas, o sea, para alterar la actividad práctica en su conjunto. Desde el punto de vista que nos interesa, el estudio de
la historia y de la lógica de las varias filosofías de los filósofos
no es suficiente. Al menos como orientación metódica, hay que
llamar la atención sobre las demás partes de la historia de la
filosofía, o sea, sobre las concepciones del mundo de las grandes masas, de los grupos dirigentes más restringidos (o intelectuales) y, por último, sobre los vínculos entre esos varios complejos culturales y la filosofía de los filósofos. La filosofía de
una época no es la filosofía de tal o cual filósofo, ni la de tal
o cual grupo de intelectuales, ni la de tal o cual gran parte
de las masas populares: es una combinación de todos esos elementos, que culmina en una dirección determinada a lo largo
de la cual ésa su culminación se hace norma de acción colectiva, o sea, se hace «historia» concreta y completa (integral).
La filosofía de una época histórica no es, pues, más que la
«historia» de esa misma época, la masa de variaciones que el
grupo dirigente ha conseguido determinar en la realidad ante-
A pesar de todo, a pesar de la elaboración experimentada
en estos últimos años, ¿puede decirse que no haya restos de la
filosofía de la práctica en la concepción de Croce? * ¿Verdaderamente no hay ya en el historicismo de Croce ninguna influencia de su experiencia intelectual de los años que van de 1890
a 1900? La posición de Croce a este respecto se desprende de
varios escritos; son de especial interés el prólogo de 1917 a la
nueva edición del Materialismo storico, la sección dedicada al
materialismo histórico en la Storia della Storiografia italiana nel
secolo XIX y el Contributo alla Critica di me stesso. Pero, aunque interesa lo que Croce piensa de sí mismo, eso no es suficiente ni agota la cuestión.
Según Croce, su actitud respecto de la filosofía de la práctica es la de un desarrollo ulterior (una superación) por el cual
la filodofía de la práctica se ha convertido en un momento de
una concepción más elaborada; pero el valor de esa experiencia sería sólo negativo, en el sentido de que habría contribuido
a destruir prejuicios, residuos pasionales, etc. Por utilizar una
metáfora tomada del lenguaje de la física: la filosofía de la
práctica habría actuado en la mentalidad de Croce como un
Sobre los «residuos» o supervivencias (que en realidad son elaboraciones que tienen su peculiar organicidad) de la doctrina de la filosofía
de la práctica en la filosofía de Croce se está constituyendo una cierta
literatura; cfr., por ejemplo, el ensayo de Enzo Tagliacozzo, «In memoria
di Antonio Labriola» (Nuova Italia, 20 de diciembre de 1934, 20 de enero
de 1935, especialmente la segunda entrega), y el ensayo de Edmondo
Cione «La logica dello Storicismo», Napoli, 1933. (Por una reseña de este
ensayo, publicada en la Nuova Rivista Storica, enero-febrero de 1935, página 132-134, parece que para Cione Croce no se libera completamente
de las supervivencias de la filosofía de la práctica hasta la Storia d'Europa. Hay que ver éste y otros ensayos de Cione. En una reseña de algunas
publicaciones de Guido Calogero (Critica, mayo de 1935), Croce alude al
hecho de que Calogero llama «filosofía de la práctica» a una interpretación suya del actualismo gentiliano. Cuestiones de terminología (pero
acaso no sólo de terminología), que es necesario aclarar
484
GRAMSCI: ANTOLOGÍA. 11.-1926-1937
El problema aquí aludido tiene un eco grotesco en el artículo
de Alfredo Gargiulo, «Dalla cultura alla letteratura», en la Italia Letteraria del 6 de abril de 1930. En ese artículo, y en los
demás de la misma serie, Gargiulo muestra el agotamiento intelectual más completo (es uno de tantos jóvenes sin «madurez»): se ha acanallado completainente en la banda de la Italia
Letteraria, y en el artículo citado acepta como propio este juicio expresado por G. B. Angioletti en el prólogo a la antología
Scrittori nuovi, compuesta por Enrico Falqui y Elio Vittorini:
«Los escritores de esta antología son, pues, nuevos no porque
hayan encontrado nuevas formas o cantado nuevos temas; nada
de eso; lo son porque tienen del arte una idea distinta de la
de los escritores que los precedieron. O, por llegar en seguida
a lo esencial: porque creen en el arte, mientras que aquellos
creían en muchas otras cosas que no tenían nada que ver con
el arte. Por eso esa novedad puede aceptar la forma tradicional
y el- contenido antiguo. No es éste el lugar de repetir cuál es esa
idea. Pero se me permitirá recordar que los escritores nuevos,
realizando una revolución (!) que n'O por haber sido silenciosa (!) será menos memorable (!), piensan ser sobre todo artistas, mientras que sus predecesores gustaban de ser moralistas,
predicadores, estetizantes, psicologistas, hedonistas, etc.».
El discurso no es muy claro ni ordenado: si algo concreto
se puede obtener de él es la tendencia a un seiscientismo programático y nada más. Esta concepción del artista es una nueva
manera más de «mirarse la lengua» al hablar, un nuevo modo
de construir «conceptines». Y puros constructores de conceptines, no de imágenes, son la mayoría de los poetas exaltados por
la «banda», con Giuseppe Ungaretti en cabeza (el cual, por lo
demás, escribe una lengua suficientemente afrancesada e impropia).
El movimiento de la Voce no podía, ut sic, crear artistas,
eso es evidente; pero al luchar por una nueva cultura, por un
modo nuevo de vivir, promovía indirectamente también la formación de temperamentos artísticos originales, porque en la vida
hay también arte. La «revolución silenciosa» de la que habla
Angioletti ha sido sólo una serie de confabulaciones de café
y de mediocres artículos de periódico standardizado y de revistillas provinciales. La máscara del «sacerdote del arte» no es
una gran novedad, aunque cambie de ritual.
Parece evidente que, para ser exactos, hay que hablar de
lucha por una «nueva cultura», y no por un «arte nuevo» (en
sentido inmediato). Tal vez no se pueda siquiera decir, para ser
exactos, que se lucha por un nuevo contenido del arte, porque
éste no puede pensarse abstractamente, separado de la forma.
II. 3: 1932-1935-
485
Luchar por un arte nuevo significaría luchar por crear nuevos
artistas individuales, lo cual es absurdo, porque no es posible
crear artificiosamente artistas. Hay que hablar de lucha por una
nueva cultura, o sea, por una nueva vida moral, que por fuerza
estará íntimamente vinculada con una nueva intuición de la
vida, hasta que ésta llegue a ser un nuevo modo de sentir y de
ver la realidad, y, por tanto, mundo íntimamente connatural
con los «artistas posibles» y con las «obras de arte posibles».
El que no se pueda crear artificiosamente artistas individuales no significa, por tanto, que el nuevo mundo cultural por el
cual se lucha, suscitando pasiones y calor de humanidad, no
suscite necesariamente «nuevos artistas»; o sea, no se puede
decir que fulano y mengano serán artistas, pero sí que del movimiento nacerán artistas nuevos. Un grupo social que entra en
la vida histórica con actitud hegemónica, con una seguridad en
sí mismo que antes no tenía, tiene necesariamente que suscitar
de sí personalidades que antes no habrían hallado fuerza suficiente para expresarse cumplidamente en un sentido determinado.
Tampoco se puede decir que se formará una nueva «aura
poética)), según una frase que estuvo de moda hace algunos
años. El «aura poética».no es más que una metáfora para expresar el conjunto de los artistas ya formados y revelados, o, al
menos, el proceso iniciado y ya consolidado de formación y revelación. (C. VI; L. V. N. 6-10; son dos apuntes.)
El problema de la dirección política en la formación y el
desarrollo de la nación y del Estado moderno en Italia. Todo
el problema de la conexión entre las varias corrientes políticas
del Risorgimento, o sea, de sus relaciones recíprocas y de sus
relaciones con los grupos sociales homogéneos o subordinados
existentes en las varias secciones (o en los varios sectores) históricos del territorio nacional, se reduce a este fundamental
dato de hecho: los moderados representaban un grupo social
relativamente homogéneo, razón por la cual su dirección sufrió
oscilaciones relativamente limitadas (y, en cualquier caso, según
una línea de desarrollo orgánicamente progresivo), mientras que
el llamado Partito d'Azione no se apoyaba concretamente en
ninguna clase histórica, y las oscilaciones sufridas por sus órganos dirigentes se componían en última instancia según los
intereses de los moderados: la afirmación atribuida a Vittorio
Emanuele II de que «tenía en el bolsillo» el Partito d'Azione, o
algo parecido, es prácticamente exacta, y no sólo por los contactos personales del rey con Garibaldi, sino también porque de
486
GRAMSCI: ANTOLOGÍA.
11.-1926-1937
II. 3: 1932-1935
487
hecho el Partito d'Azione fue dirigido «indirectamente» por Cavour y el rey.
El criterio metodológico en el cual hay que fundar el examen
es -éste: que la supremacía de un grupo social se manifiesta de
dos modos, como «dominio» y como «dirección intelectual y
moral». Un grupo social es dominante respecto de los grupos
adversarios que tiende a «liquidar» o a someter incluso con
la fuerza armada, y es dirigente de los grupos afines o aliados.
Un grupo social puede y hasta tiene que ser dirigente ya antes
de conquistar el poder gubernativo (ésta es una de las condiciones principales para la conquista del poder); luego, cuando ejerce el poder y aunque lo tenga firmemente en las manos, se hace
dominante, pero tiene que seguir siendo también «dirigente».
Los moderados siguieron dirigiendo el Partito d'Azione incluso
después de 1870 y de 1876, y el llamado «transformismo» no
fue sino la expresión parlamentaria de esa acción hegemónica
intelectual, moral y política. Se puede incluso decir que toda la
vida italiana desde 1848 está caracterizada por el transformismo, o sea, por la elaboración de una clase dirigente cada vez
más amplia dentro de los marcos fijados por los moderados desde 1848 y a partir del hundimiento de las utopías neogüelfas y
federalistas, con la absorción gradual, pero continua y obtenida
con métodos de varia eficacia, de los elementos activos salidos'
de los grupos aliados y hasta de los grupos adversarios y que
parecían enemigos irreconciliables. En este sentido la dirección
política se ha convertido en un aspecto de la función de dominio, porque la absorción de las élites de los grupos enemigos
lleva a la decapitación de éstos y a su aniquilación por un período a menudo muy largo. En la política de los moderados
aparece claramente que puede y debe haber una actividad hegemónica incluso antes de llegar al poder, y que no se tiene
que contar sólo con la fuerza material que da el poder para
ejercer una dirección eficaz; precisamente la brillante solución
de estos problemas ha posibilitado el Risorgimento en las formas y con los límites que ha tenido, sin «terror», como «revolución» sin «revolución», o sea, como «revolución pasiva», por
utilizar una expresión de Cuoco 166 en un sentido un poco distinto del que él le da.
¿En .qué formas y con qué medios consiguieron los moderados asentar el aparato (el mecanismo) de su hegemonía intelectual, moral y política? En formas y con medios que se pueden
llamar «liberales», o sea, por medio de iniciativas individuales,
«moleculares», «privadas» (no mediante un programa de partido
elaborado y constituido según un plan antes de la acción práctica y organizativa). Por lo demás, eso era «normal», dada la
estructura y la función de los grupos sociales representados por
los moderados, de los cuales los moderados eran la capa dirigente, los intelectuales en sentido orgánico.
Para el Partito d'Azione el problema se planteaba de manera distinta, y él mismo habría debido utilizar sistemas organizativos distintos. Los moderados eran intelectuales «condensados» ya naturalmente por la organicidad de sus relaciones con
los grupos sociales cuya expresión eran (para toda una serie
de ellos se tenía una identidad de representado y representante,
o sea, los moderados eran una vanguardia real, orgánica, de
las clases altas, porque ellos mismos pertenecían económicamente a las clases altas: eran intelectuales y organizadores políticos y, al mismo tiempo, jefes de empresa, grandes terratenientes o administradores de grandes fincas, empresarios comerciales e industriales, etc.). Dada esa condensación o
concentración orgánica, los moderados ejercían una poderosa
atracción, de forma «espontánea», sobre toda la masa de intelectuales de cualquier grado que existían en la península en
estado «difuso», «molecular», por las necesidades, satisfechas
aunque fuera elementalmente, de instrucción y administración.
Aquí se aprecia la solidez metodológica de un criterio de investigación histórico-política: no existe una clase independiente
de intelectuales, sino que cada grupo social tiene su propia capa
de intelectuales o tiende a formársela; pero los intelectuales de
la clase históricamente (y realistamente) progresiva, en las condiciones dadas, ejercen una tal atracción que acaban por someter, en último análisis, como subordinados, a los intelectuales
de los demás grupos sociales y, por tanto, llegan a crear un
sistema de solidaridad entre todos los intelectuales, con vínculos de orden psicológico (vanidad, etc.) y a menudo de casta
(técnico-jurídicos, corporativos, etc.). Este hecho ocurre «espontáneamente» en los períodos históricos en los cuales el grupo
Vincenzo Cuoco, 1770-1823. Miembro del circulo ilustrado revolucionario de Nápoles (1787). Tuvo una función de segunda fila en la República Partenopea. A la restauración de los Borbones fue condenado a
veinte años de destierro y confiscación de bienes. Durante su exilio en
Europa escribió su ensayo histórico sobre la Revolución napolitana. De
vuelta a Nápoles en 1806, el rey José Bonaparte y luego Murat le confían cargos políticos que parcialmente le confirmaron los Borbones tras
la segunda restauración. La obra cultural de Cuoco, inspirada por motivos
historicistas análogos a los de la escuela de Savigny, contribuyó a difundir en la Italia del norte la tradición intelectual del sur (especialmente
Vico). Con la expresión «revolución pasiva» se refiere Cuoco a la napolitana de 1799, realizada tras la llegada de los franceses y con escasa
intervención popular. Cuoco usa la expresión peyorativamente.
488
GRAMSCI: ANTOLOGÍA. H.-1926-1937
social dado es realmente progresivo, o sea, empuja realmente la
sociedad entera hacia adelante, satisfaciendo no sólo sus exigencias existenciales, sino también la tendencia a la ampliación
de sus cuadros para la toma de posesión de nuevas esferas de
la actividad económico-productiva. Apenas el grupo social dominante ha agotado su función, el bloque ideológico tiende a
desintegrarse, y entonces la «espontaneidad» puede ser sustituida por la «coacción», en formas cada vez menos disimuladas
e indirectas, hasta llegar a las medidas de policía propiamente
dichas y a los golpes de Estado. (C. V.; R. 69-72; es el fragmento
inicial de un largo apunte.)
Observaciones sobre el folklore. Giovanni Crocioni (en el
volumen Problemi fondamentali del folclore, Bolonia, Zanichelli, 1928) critica por confusa e imprecisa la clasificación del material folklórico propuesta por Pitré en 1897 en su nota previa
a la Bibliografía delle tradizioni popolari, y propone otra en
cuatro secciones: arte, literatura, ciencia, moral del pueblo. Pero
también esta división ha sido criticada por imprecisa, mal definida y demasiado laxa. Raffaele Ciampi se pregunta en la Fiera
Letteraria del 30 de diciembre de 1928: «¿Es científica? ¿Cómo
se sitúan en ella, por ejemplo, las supersticiones? ¿Y qué quiere
decir moral del pueblo? ¿Cómo estudiarla científicamente? ¿Y
por qué no hablar entonces de religión del pueblo?»
Se puede decir que hasta ahora el folklore se ha estudiado
sobre todo como elemento «pintoresco» (en realidad, hasta ahora no se ha recogido más que material de erudición, y la ciencia
del floklore ha consistido principalmente en estudios de método
para la recolección, la selección y la clasificación de ese material, o sea, en el estudio de las cautelas prácticas y de los
principios empíricos necesarios para desarrollar provechosamente un aspecto particular de la erudición; cosa que no ha de ser
desconocimiento de la importancia y de la significación histórica de algunos grandes estudiosos del folklore). Habría que
estudiar el folklore, en cambio, como «concepción del mundo
y de la vida», implícita en gran medida, de determinados estratos (determinados en el tiempo y en el espacio) de la sociedad,
en contraposición (también ella por lo general implícita, mecánica, objetiva) con las concepciones del mundo «oficiales» (o,
en sentido más amplio, de las partes cultas de las sociedades
históricamente determinadas) que se han sucedido en el desarrollo histórico. (De aquí la estrecha relación entre el folklore
y el sentido común, que es el folklore filosófico.) Concepción
del mundo no sólo no elaborada y asistemática porque el pue,
II. 3: 1932-1935
48 9
blo (o sea, el conjunto de las clases subalternas e instrumentales
de toda forma de sociedad que ha existido hasta ahora) no
puede, por definición, tener concepciones elaboradas, sistemática
y políticamente organizadas y centralizadas en su desarrollo
acaso contradictorio; sino incluso múltiple: múltiple no sólo
en el sentido de varia y contrapuesta, sino también en el sentido
de estratificada desde lo más grosero hasta lo menos grosero,
por no decir ya que se trata de una aglomeración indigesta de
fragmentos de todas las concepciones del mundo y de la vida
que se han sucedido en la historia, de la mayor parte de las
cuales no se encuentran documentos —mutilados y contaminados— más que en el folklore. También la ciencia y el pensamiento modernos dan continuamente nuevos elementos al «folklore moderno», porque ciertas
nociones científicas y ciertas opiniones, una vez aisladas de su
contexto y más o menos desfiguradas, caen constantemente en
el dominio popular y se «insertan» en el mosaico de la tradición (la Scoperta dell'America, de C. Pascarella, muestra lo
curiosamente que se asimilan las nociones sobre Cristóbal Colón
y sobre toda una serie de opiniones científicas difundidas por
los manuales escolares y por las universidades populares). No
se puede entender el folklore más que como reflejo de las condiciones de vida cultural del pueblo, aunque algunas concepciones propias del folklore se prolonguen incluso después de
que las condiciones han sido (o parecen) cambiadas, dando acaso
lugar a combinaciones extravagantes.
No hay duda de que existe una «religión del pueblo», especialmente en los países católicos y ortodoxos, muy distinta de
la de los intelectuales (religiosos), y sobre todo muy distinta
de la orgánicamente .sistematizada por la jerarquía eclesiástica,
aunque se puede sostener que todas las religiones, incluso las
más refinadas, son «folklore» en relación con el pensamiento
moderno; pero con la capital diferencia de que las religiones, y
la católica en primer lugar, son precisamente «elaboradas y
sistematizadas» por los intelectuales (r.) y por la jerarquía eclesiástica, y presentan, por tanto, especiales problemas (hay que
estudiar si esa elaboración sistemática es necesaria para mantener el folklore en situación de multiplicidad dispersa: las condiciones de la Iglesia antes y después de la Reforma y del Concilio de Trento y el diverso desarrollo histórico-cultural de los
países reformados y de los ortodoxos después de la Reforma y
de Trento son elementos muy significativos).
Así también es verdad que existe una «moral del pueblo»,
entendida como conjunto determinado (en el tiempo y en el espacio) de máximas de conducta práctica y de costumbres que
.10
la formación de los
intelectuales
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UNIDAD 2
TEORÍA SOCIOLÓGICA
CONTEMPORÁNEA
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5:1 Cunteni , 10, luti!
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eS:11 0 1.,;•;1,
I z OKNIACtÓN DE LOS INTrLECTI:ALES. '
CAP,1 21 A 36 LA FORMACIÓN DE
LOS INTELECTUALES
1..a presente obra es (11 aquellas
•que hacen- meditar al lector por la
trascendencia .(1c los problemas que
plantea.
•
(10 COPIAS)
Capílu!o 1
La formacIón
de los Intelectuales
¿Son los intelectuales un grupo social autónomo e indc-pendiente, o todos los grupos sociales tienen sus propias categorías de intelectuales especializados? "El problema es complejo por las diversas formas que ha asumido
hasta ahora el proceso histórico real de la orrnación de
las distintas categorías intelectuales.
i>4<-!..vs.- Las más importantes de esas formas son dos:
crszY--- •:Priirt5 a-b-Todo grupo social que surge sobre la base
'original de una función esencial en el mundo de la pro.
diteción económica, establece junto a el, orgánicamente,
uno o más tipos de intelectuales que le dan homogeneidad::
no Solo en el campo económico, sino también cn el so1 y en el político. ELempresario capitalista crea consta.° al técnico de la industriá,171 -71b-clo en
tica, al organizador d'e una nueva cultura dé - uff-nitevo
dereclio__Es preciso señalar que el empresario representa
un producto social superior, caracterizado ya poi• cierta
capacidad dirigente y técnica, es decir, intelc-ctip.l. Memás de en su esfera de actividad e iniciativas, debe poseer determinados conocimientos técnicos en a'guna otra,
al menos en la más próxima a la producción económica.
Debe ser un organizador de masas, organizador de la
"confianza" de los inversionistas en su administración,
de los compradores de su mercancía, etcétera.
Si no todos los empresarios, sí un núcleo selecto, re21
•querido por la necesidad de establecer las condiciones más
favorables para la expansión de su clase, dei_ poseer
'una aptitud adecuada de organizador de la sociedad en
general, desde sus múltiples instituciones de servicios
•hasta el organismo estatal. Y en todo caso, tiene que tener la suficiencia para seleccionar y elegir a los "encargados" o empleados especializados a quienes confiar esta
i
• •
actividad organizadora de las relaciones generales al mar:; gen de la administración. Se puede observar que las actividades de los intelectuales "orgánicos" 1 * que toda clase
nueva establece consigo y que forma a lo largo de su
. desarrollo progresivo son, por lo demás, "especializa' ciones" de los aspectos parciales de la actividad primaria
,del nuevo tipo social surgido de la nueva clase.
También el señor feudal= poseía una competen.ia técnica especial: la militar; la crisis del feudalismo se inicia
desde el momento en que la' aristocracia pierde el monopolio de la capacidad técnico-militar. Pero la formación •
de los intelectuales en el mundo feudal —y en el clásico que le precedió— precisa de un ..examen particular, ya
* Mientras no se especifique lo contrario, todas las notas
son. del editor italiano.
.-.1 El "Intelectual orgánico" es otro de los conceptos, funda1tentales originados por Grainsel. Et intelretual ort11..r.len es,
según, sus propias pabbras, que emerge "sobre _ e trrr.no a
exigencias de una función necesaria ene carneo r1~ ]n nrnrlue_
clUr esonointea -. Así, por ejemplo, ei empresario capitalista crea
consigo al técnico de la. industria, elc. A su vez, el obrero instituye al organizador sindical, al revolucionario profesional y,
también, a organizadores de una nueva cultura, etcétera.
2 De feudo. Eran llamados "feudales" lis bienes concedidos
por el rey o por los grandes señores a sus fieles, en pago de los
servicios prestados de carácter militar. En el feudo, el señor
tenía todos los poderes. El feudo se caracterizaba, también, por
un tipo particular de economía que buscaba producir en sus
dominios todo lo que le era necesario. Por eso, los intercambios
eran limitadísimos, y los campesinos se hallaban indisolublemente ligados a la tierra que cultivaban, en condición de siervos
de la gleba. El sistema feudal se difundió en Europa, por los
franceses, en el siglo van, y sólo fue definitivamente barrido
por.la vía de la revolución burguesa.
22
que su aparición y desarrollo se. producen por caminos
y medios que han de estudiarse concretamente. Es de
advertir que la masa de los campesinos, aunque ejerce
una función necesaria en la esfera de la producción, no
crea intelectuales propios, orgánicos_y no asimila ningún tipo de intelectuales , tradiciuuales, a pesar de que
otros grupos sociales extrajeron muchos de sus intelectuales de. esa misma masa campesina y de que la mayoría
de los i t lectuales tradicionales son de origen campesino.
En la historia. todo trntno social "fundam ntat que brota como expresion de la nueva estntetura en desarrollo — a que a su vez surge de las precedentel estructuras económicas— ha encontrado, hasta
as
ahora, las categorías infelectualcvr
bieri se mostraban como representantes. de •una continuidad histórica ininterrumpida. hasta para las más complica-das y radicales transformacirines de las formas sociales
y políticas.
La más • típica de estas categorías, de intelectuales es
la de los_sslesEsta categoría monopolizó. por largo tiempo —toda una fase histórica simbolizada •en parte 4
porestmnli—aguctvdesimporan:
la ideología religiosa .o sea, la filóSofía, y la Ciencia de la
época. y con ellas la escuela, la enseñanza, la moral, la justicia, !a beneficencia. etc. La categoría de los eclesiásticos
se puede considerar la jerarquía mte ectual organicanrelifIlikarla a la primitiva aristocracia a tierra v cstaa—Jurnlicaincnte equiparada con ella, repartiéndose el
eLeecielo de la propiedad feudal y el disfrute .de...los..pri.vihg
: joss.statales zniazados_a-la-propie4ad Pero el monopolio de la supracstructura por parte de los ecler.iásticos
3 Esenciales son les grupos de la sociedad (clases) que históricamente se encuentran en disposición de asumir el Poder
y la dirección de las otras clases, como, por ejemplo, la burguesía y el proletariado.
4 El Medievo, es decir, el período que va, aproximadamente,
desde la caída del Imperio Romano (476 d. de C.) hasta el descubrimiento de América en 1492.
23
no estaba exento de luchas y limitaciones; por eso surgieron en variadas y concretas formas de investgación
y estudio otras categorías adecuadas y de mayor volumen,
para reforzar el poder central del monarca hasta el absolutismo. Así comienza a formarse la aristocracia de la
toga,° con sus propios privilegios y jerarquías de administradores, científicos, teóricos, filósofos no eclesiásticos, etcétera.°
Como estas diversas catetrorías de inteleetoalae tratiicionales se Sentían con espíritu de cuerea la historicidad
de su cuSirieffenti se mantuvo ininterrumpida, colocándore
l1e.,zt21posición
c
autónoma e in ,depencliente ?tel
1 grupo social, dominante. Esta auto-posicion tw•o consee
I cuenctas, y de largo alcance, en el campo ideológico y
, político. Toda la filosofía idealista se puede relacionar
To por el conjunto so; fácilmente
ll.
.7 cial de los intelectuales, y tal postura puede definirnos
': también el significado de utopía social que orilló a los
..intelectuales a creerse independientes, autónomos, reyes1tidos de propia representación.'
-1-- Sin embargo hay que advertir que si el Papa y los
altos jerarcas de la Iglesia. se .estiman_ más ligados a .
i
Cristoyalpóequosnadr.Ageliy
Benni, 8 no pasa lo mismo con Gentile y Croce, tomemos
por caso. Especialmente Croce, se siente estrechamente
is Los 51.1.11
/2ga/125.
6 Gramsci se refiere al establecimiento de una
(no eclesiástica) surgido en conexión con la formacion y ;terarrollo de la
absoluta en Europa, el reino de
rico y loe senoríos ea Italia y en función de las necesidades
ie otro orden, más hien que de
t~stratie , ru.lon
ortes.
ti
las exigencias del presti
7 La relación entre la utopía, que hace a los intelectuales
creerse independientes de la clase dominante, y la concepción
`'■ idealista, está en el hecho de que, según talas concepciones,
es el pensamiento, la idea, lo que crea la realidad, y no viceversa.
e Dos de entre los principales exponentes del capitalismo
italiano, accionistas, respectivamente, de la FIAT y de la Montecatini. ,
24
ligado a Aristóteles y a Platón y no oculta, sino al contrario, su ligazón con los senadores Agnelli y Benni, y
ahí es donde hay que buscar las características más relevantes de la filosofía de Croce.°
¿Cuáles son los "máximos" límites dela acepción de
intelectual? ¿ Puede hallarse un criterio unánime para
caracterizar las diversas y dispares actividades intelectuales distinguiéndolas, al propio tiempo y- en esencia, de
las correspondientes a otros grupos sociales? Me parece
que el error de método más extendido es haber buscado
esta CI:stimación de lo diferencial en lo intrínseco de la
7zihót intelectual, en lugar de. situarla en el conjunto • del
Sistema de relaciones en el que ellos --y por consiguiente los grupos que les personifican--- vienen a Itnir:,e al
Cornolejo general de las relaciones sociales. Ciertamente,
or ejemplo, el trabajador o proletario no se cal:lie:eriza
específicamente por su labor manual o mecánica si •su
trabajo no se sitúa en determinadas condiciones y relaciones sociales (aparte de la consideración de que no
existe trabajo que sea puramente físico; de donde se
desprende que la expresión de Taylor sobre "el gorila
amaestrado" es una metáfora para indicar un límite en
determinada dirección. En cualquier trabajo - físico, aun
en el más mecánico y descalificado, existe un mínimo de
calidad técnica, un mínimo de actividad intelectual creadora). Ya se hizo observar que los empresarios, por
su misma función, deben tener, en cierta -- medida, uaa
serie de cualidades de tipo intelectual, pero su persona9 A propósito de esta frase, Cruce desmintió que itubittra
conocido a Agnelli y a Betmi. Pero evidznterneute que Gran-tse::
no alude a una relación física o material, sino al hecho de gnu
Croce habla vertido al terreno de la cultura las CY1Zjerv.43.:
económicas y politices del gran capital italiano en una determinada fase de su desarrollo.
lo Federik Taylor (1356-1915), ingeniero norteaniericano, fundador de la organización científica del trabajo, tendente a aumentar la productividad mediante una explotación más racional
del trabajo de los obreros y algunas innovaciones en el sisteme de
producción.
25
lidad social no está definida por estas cualidades, sino
por las relaciones sociales generales, que precisamente caracterizan su posición de empresario en la industria.
Por consiguiente, podría .. decirse que todos los hombres son intelectuales, ero •u .d .s nen en la
sociedad a uncion de intelectuales».
Cuando se establece el distingo entre .intelectuales y
1 no intelectuales, en realidad se está haciendo 'mención al
1 inmediato ejercicio social. de la categoría profesional de
l los intelectuales; es ' decir, se considera la dirección en
que recae el mayor volumen de la actividad profesional:
si se produce en energía intelectual o en esfuerzo nervio. puede hablar de
l muscular. Esto significa que si bien
r.
•
.:Intelectuales,
no podernos referirnos a no intelectuales,
:porque el no intelectrial no existe. Pero la relación entre
el esfuerzo- de trabajo intelectual-cerebral y el mnscularnervioso, no es siempre uniforme, ya• que se presentan
diversas calidades de ocupación intelectual. No existe humana facultad de obrar de la que quepa excluir toda intervención intelectual; no se puede separar rhonto•faber
•del homo sapiens. 12 En fin, todos , los hombres:- al mar :,
gen de su profesión, manifiestan alguna actividad finte- . leetual, y ya sea corno filósofo, artista u hombre de gusto, -participa de una concepción del mundo, observa una consecuente línea de conducta moral y, por consiguiente,
contribuye a mantener o a modificar un concepto universal, a suscitar nuevas ideas.
Por tanto, el problema de crear un nuevo tipo de intelectual radica en desarrollar críticamente la manifestación intelectual ,-.-que en todos, en cierto grado de evolución, existe— modificando su relación -con el esfuerzo
' muscular-nervioso en un nuevo equilibrio, consiguiendo
iI
11
, puede suceder que en alguna ocasión se tercie el
freírse uno un par de huevos o coserse un desgarrón de la chaqueta, lo que no significa que se sea cocinero o sa.s•e.
12 Literalmente uomo fabbro (el forjador) simboliza el trabajo manual, y uomo sapiente (el sabio), significa la actividad
intelectual.
26
...que éste, como elemento de actividad práctica general que
renueva perpetuamente el mundo físico y social, se convierta en el fundamento de una nueva e integral eoncepmundo. El tipo tradicional de intelectual se con•
fiere vulgarmente al literato, al filósofo, al artista. Por
eso, los periodistas que se creen escritores, filósofos o
artistas se consideran también verdaderos intelectuales.
th-En la vida moderna, la educación técnica estrechamente]
.1 conee..ta. a a lra ,o itidustrial, aun el más primario y I
,1 descalificado, debeornara - ase del_miuodp&c
le
1
*Sobre este principio ha trabajado el semanario L'Ordiste nuevo orientado a desarrollar ciertas formas del
nuevo intelectualismo y a determinar conceptos nuevos, y
el hecho de que el planteamiento corresponda a necesida .
deslatnyvouciódelasfrm-vctu,
ha sido uno de los' . motivos que explican su éxito. El modo
de ser del nuevo 'intelectual no puede consistir Va—a-1-Zer
elocuencia como motor externo momentáneo, de afectos
zarse activamente en la vida prácY
tica Como constructor, organizad y pr.:Inasr24- constante
—pero, no .. ppr ora or-- y, con todo, remontándose por
encima del espíritu abstracto matemático; de la tí•tnic,1 7
trabjoselgécni-a.yITr
a eorb
...._...._‘
)
hno iarns
uns
es•ecialista' , pero
se
es c rrirren
la ts a
político) ''
Se establecen así, históricamente, las categorías de
intelectuales especializados para el ejercicio de su fun.1
r.
13 No es por azar que, en la Unión Soviética, la escuela politécnica, es decir, científico-técnica, sea la base de la enseñanza..
34 El tipo de intelectual que simboliza Gramsei es el inte7-ectual ligado orgánicamente al desarrollo de la organización
politice de la clase obrera. Este nuevo tipo de intelectual dirigente, nada: tiene que ver con ciertas figuras inveteradas de
caudillos políticos que se confiaban preferentemente en la oratoria y en la emoción. Por el contrario, '•ni nto de los
•ro• n a •e la •roducci'n
técnica y de la econom
deben acom ar e 'unto con una visión gener
ri • .. ,
ca e la reali a a mo lean
27
ción; se integran conectadas a todos los grupos sociales
y, especialmente, a los más importantes, donde experimentan singular, fuerte y compleja formación vinculados
1 grupo social dominante: Una de las características sobresalientes
esalientes . de todo grupo en desarrollo hacia el poder
, es su lucha por conquistar y asimilar la ideología del
onnic omayor
mssii.tn o Irt árapin ea..
yl geirsnuttope lose ce(it edspu gn con
s tct pnr(otop i eos
y i. htl te1.13lyeec, ticarleatradicional,
dado,
dez eficacia scuando
. orgánicos.
El enorme desarrollo —considerado en el sentido más
amplio— adquirido por el movimiento y la organización
escolar en la sociedad que surge de la época medieval, denota la importancia que en el mundo moderno asumieron
las categorías y las funciones intelectuales; indica cómo
se ha buscado profundizar y ampliar la intelectualidad de
cada individuo y también multiplicar las especializaciones, perfeccionándolas. De esto se derivan las instituciones
escolares de . diversos grados y los organismos para promover en todo campo de ciencias y técnicas la llamada
"cultura superior".
p2aracijoucleiateLa escuela es el instrumento de .rer
lectt—tald—de. diversas categorías. El conjunto de la labor
ua en os ( Istintos Estados se puede apreciar, objetivamente, por la cantidad de escuelas especializadas y
la jerarquización de que gozan. Cuanto más extensa es
el "área" escolar y abundantes los "grados superiores"
de enseñanza de un Estado determinado, más vigorosa
es su esfera cultural y su sociabilidad. A semejanza, podemos referirnos al campo de la técnica industrial. Y vemos que la industrialización de un país se estima por
sus instalaciones para la fabricación de máquinas herramientas y por su fabricación de instrumentos y equipos
de precisión. El país que dispone de la mejor instalación
para la fabricación de instrumentos para los gabinetes de
experimentación científica y para construir aparatos de
comprobación de tales instrumentos, puede decirse que es
el más completo en la esfera técnico-industrial, el de ma-
28
yor sociabilidad. Así ocurre en la preparación de los
intelectuales y en las escuelas a tal fin; escuelas e institutos de alta cultura son semejantes.
En esta materia tampoco se puede desligar la cantidad de la calidad: a la preparación técnico-cultural más
elevada no puede dejar de corresponder ...la amplísima
difusión de la instrucción primaria y la suma solicitud
para favorecer al máximo a los grados interMedios. Naturalmente, que la necesidad de establecer la base más vasta
[posible de selección y formación de intelectuales de calificación superior, es decir, de dar una estructura democrática a la cultura y V.enica superiores, no deja de
tener inconvenientes, pues, como sucede de hecho en toda
sociedad moderna, se crea, de ese modo, la posibilidad de
grandes crisis de desocupación entre las capas medias
intelectuales.
Es de advertir, que la formación de los estamentos
intelectuales en la realidad concreta no s .,.L3-2ieeesuce en un
terreno emocra a... aostracto, sino conforme ,a procesos
históricos tradicionales muy precisos. Se crean por'ras
capas que tradrelonaltnente "producen" intelectuales y que
son as mis i
u ea mente se esoeCializan en el
"agro", o sea, la pequena y la...media burguesía del
cazp y algunos estratos de las de la ciudad. La variada
distribución de los diferentes tipos (le escuelas "..- -2 Clá-Siths
y profesionales— en el terreno econoenco" y las diferentes aspiraciones de las varias categorías de estas capas; determinan o conforman la producción de las múltiples r=inde es.
-7)7.i7WCi-on intelectuár:ks-i7eiirelia,
la burguesía rural pi esenta, espe ,lairnente, funcionarios
estatales y profesionales, mientras, la burguesía citadina
procura técnicos para la industria. Por eso, en el norte
de Italia se forman, singularmente, los técnicos, y con
similar particularidad, en el sur los funcionarios y los
pifio f esionales.
La relación entre los intelectuales y .1a. esfera de la
producción...no .es_. inrnecli tít, como
como sucede, con los, grupos
s ociales_ fsja arnentales.,...pero es __`.1tnedi;Ita'.:,, y_ madi. f e1.1.... i..t
r
29
(
rente escala, en toda la trama social, en el conjunto de la
supraestructura. de la que, precisamente, los intelectuales
son funcionarios. Se podría estimar lo "orgánico" de las
distintas capas de intelectuales, su mayor o menor conexión con un grupo social básico, fijando una graduación de las funciones y de la supraestructura desde abajo
hacia arriba, desde la base estructural hasta lo alto. De
momento, se pueden establecer dos grandes "eapas"Tsupraestructurales• la llamada, por así decir, "s( ,cied.ci5pd
.vil", que abarca al conjunto. de organismos volt; 'mente
denominados "privados" y la " ociedad política D Estado", que corresponde a la
nción "hegemónica" que el
grupo dominante ejerce ore toda la sociedad y al "po-des de mando directo" que se manifiesta en el Estado y
en el gobierno "jorídico". 16
Estas funciones son, precisamente, organizativas y de.
conexión. Los intelectuales son los "empleados" del grupo
dominante a quienes se les encomienda las tareas subalternas en la hegemonía social y en el gobierno político;
es decir, en el consenso "espontáneo" otorgado por las
grandes masas de la población a la directriz marcada
a la vida social por el grupo básico dominante, consenso
que surge, "históricamente", del prestigio.,--y por tanto,
-•
1 5 Encontramos formulado, de modo sintético y sumamente
claro, uno de los pensamientos gramscianos más importantes.
el de le dictadura (dominio) y hegemonía (dirección intelectual
y moral), entre coerción y consenso. Toda clase, para afirmar
su poder, debe ejercer la diciadtira sobre las clases antagónicas,
pero al mismo tiempo debe asegurarse la dirección de las clases
y capas sociales no antagónicas. La relación entre aquellas dos
entidades, ambas esenciales y connaturales.„ con la realidad del
poder y del Estado, no se manifiestan por Grarrisci de modo
abstracto, es decir, de una vez por todas. Esa relación se determina históricamente según la situación objetiva, estados de fuerza, etc. Queda, sin embargo, como cierto, que ninguna de las
dos entidades es eliminable —al menos hasta que desaparezca el
Estado— y que la entidad consenso es no sólo fundamental,
sino indispensable para la conquista del poder y sa mantenimiento y robustecimiento para la construcción de una sociedad
nueva. El pensamiento gramsciano constituye un desarrollo original
de la doctrina leninista de la alianza de clases.
•
30
de la confianza— originado por el grupo prevalerte por
su posición y su papel en el mundo de la prodticción; y ij
en el aparato coercitivo estatal, que asegura "legalmen- i
te"ladiscpnogruativpsmen
"desacuerdo", instituido no obstante para toda la sociedad en previsión de momentos de crisis de mando y de 1.
declina.
direcón,uaolsepntáo
Este planteamiento del problema presenta una gran
amplitud del concepto de intelectual, pero sólo asi es
posible llegar a una concreción aproximada de la realidad. Este modo de proyectar la cuestión checa con los
prejuicios de casta. Es verdad que la propia labor organizativa de la hegemonía social y del dominio estatal dan
lugar a una cierta división del trabajo y, por consiguiente, a toda una.graduación•de calificaciones, de alguna de
cuyas matizaciones están ausentes las atribuciones organizativas y directivas, ya que en el aparato de dirección
social y estatal existe toda una serie de empleos de carácter manual y especializado, de sistema y no de concepto, de subalternos, no de jefes o funcionarios. Pero,
evidentemente, estas distinciones son necesarias, como se
precisará, también, hacer algunas otras. ,De hecho, la.actividad intelectual debe diferenciarse en grados, también
desde el punto de vista intrínseco, pues tal graduación,
en momentos decisivos, ofrece una verdadera diferencia
cualitativa en sí. A los escalones superiores habrán de
llevarse a lo creadores en las diversas ciencias, en la filosofía, en las artes, etc., y a los inferiores, a los más
modestos administradores y divulgadores de la riqueza I
intelectual ya existente, acumulada."
La categoría de los intelectuales, entendida de este
modo, se ha extendido en forma inaudita en el mundo mo14 En este caso, la organización militar se presenta también
como modelo de este conjunto de graduaciones: oficiales subalternos," oficiales superiores, Estado Mayor: sin olvidar a las clases de tropa, cuya inizortancia real es mucho mayor do lo que
so piensa. Es de notar que todos estos escalones se sienten J
afianzados.
31
derno. En el sistema social democrático burgués se han
creado imponentes masas de intelectuales que no se justifican solamente para la atención de las necesidades de
la producción, sino también para las exigencias políticas
del grupo básico dominante. De aquí la concepción loriana del trabajador improductivo" pero improductivo con
referencia a qué y a cuál modo de producción?), la que
podría disculparse, en parte, si se toma en cuenta a ese
núcleo que saca el mayor provecho de su posición asignándose grandes ingresos sobre la renta nacional. La organización de la masa ha nivelado a los individuos en su
calificación y psicología, determinando los mismos fenómenos que en las demás masas uniformadas: la concurrencia, que plantea la necesidad de la organización profesional de defensa de sus intereses, la desocupación, la
superproducción escolar, la emigración, etc.
Pluralidad de situaciones de los intelectuales urbanos y
rurales
Los intelectuales de tipo urbano se encuentran enlazados" a la industria y unidos a su suerte. Su tarea puede
compararse a la de los oficiales subalternos del ejército:
no tienen ninguna iniciativa autónoma en la elaboración
y planeamiento de la producción; relacionan, articulan a
1T El concepto de trabajador improductivo se expone, entre
otras obras en el Corso di economice politicd de Loria, publicada
en 1%9 y luego reeditada. Según Loria. trabajadores improductivos son los poetas, los filósofos, escultores, escritores de todo
tipo, médicos, abogados, profesores, etc., quienes entran en pugna
con los propietarios capitalistas, ya que éstos desearían aumentar
el número de disponibles a su servicio para pagarles menos,
mientras que a aquéllos les interesa lo contrario. n9 una `de
tantas extravagancias de Loria.
16 Junto a la que viven.
32
la masa de trabajadores especializados" con el empresario, preparan la ejecución inmediata del plan de producción establecido por el Estado Mayor de la industria, y
controlan las fases laborales elementales. El promedio de
los intelectuales urbanos se encuentra, por lo general, en
situación muy uniforme; el resto se confunde cada vez
más con el verdadero Estado Mayor industrial.
Los intelectuales tipo rural son, en su mayoría, "tradi-i
cionales", ligados a la población campesina y a la peque-1
fía burguesía de la ciudad (particularmente de las pe-1
quefias) aún no atendidas y puestas en movimiento por
el sistema capitalista. Abogados, notarios, etc., relacionan
a la masa aldeana con la administración estatal o local,
jugando, por tanto, un gran papel político-social, ya que
la actividad mediadora profesional difícilmente puede carecer de la correspondiente relación política. En otras
palabras, en la campiña, el intelectual —va sea sacerdote.•
ahogado, maestro, notario o médico— goza de un nivel
de vida diferente, cuando no superior, al del aldeano
medio, razón por la cual representan el modelo social en
la aspiración aldeana a salir de su condición, mejorándola. •
El campesino anhela siempre que por lo menos uno de
sus ,hijos llegue a ser intelectual — especialmente le agrada el sacerdocio — ; es decir, que se convierta en señor,
elevando así el rango social de la familia y facilitándole
la vida económica por la influencia, que no dejará de tener, cerca de los demás señores. La actitud del aldeano
hacia el intelectual es doble y contradictoria: • admira la
posición social del intelectual y del empleado estatal en
19 Las observaciones de Gramsci, válidas, en general, en el
período en que las escribió, se amplian ahora. Estos intelectuales
asumen, en la actualidad, nuevas funciones y no sólo técnicas,
sino de organización de la voluntad de los obreros en apoyo
a la dirección administrativa de la empresa a fin de aumentar
la productividad (beneficios, en el régimen capitalista) conforme al ejemplo que presentan los técnicos fabriles en los Estados
Unidos. Su influencia política directa sobre los obreros puede
ser observada en nuestros días.
LA FORMACION.—
2•
33
general; sin embargo, a veces, fingen despreciarla, o sea,
que su admiración encierra rasgos parciales de envidia e
ira. No se entenderá nada de la vida colectiva aldeana
ni de los gérmenes y fermentos de desarrollo que contienen, si no se torna en consideración, si no se estudia
en concreto y no se profundiza sobre la influencia que
sobre ellos ejercen los intelectuales. El desarrollo orgánico de la masa aldeana está ligado, hasta cierto punto
al movimiento de los intelectuales, en el que se inspira.
Los intelectuales urbanos son un caso distinto. Los
técnicos de fábrica no cumplen ninguna misión politica
sobre el conjunto de trabajadores especializados, ya que,
en definitiva, tal función correspondió a fases ya superadas. Y en ocasiones sucede lo contrario: que la masa
de trabajadores calificados, y aunque sea a través de sus
propios intelectuales orgánicos, ejerce influencia política
sobre los técnicos.
Corno cuestión esencial del problema se presenta la:"
diferenciación entre intelectuales corno categoría orgh-. 1.
,
intelectuales como ca-i
sZ rica de cada grupo social bás
ic
o
tegoría tradicional, sobre cuya distinción emanan multitud
de problemas y posibilidades de investigación histórica. ;.
Desde el ángulo relacionado con el partido política
moderno, la cuestión más interesante es la que atañe a
su verdadero origen, a su forma y desarrollo. ¿Qué dependencia tiene el partido político con el problema de los
intelectuales ? Es preciso tener presente algunas consideraciones. En primer lugar, para algunos grupos sociales, el
partido político no es más que el modo peculiar de crear su
propia categoría de intelectuales orgánicos —y así se
forman, y no pueden por menos de hacerlo dadas las
características y condiciones generales del surgimiento,
vida y desarrollo del grupo social determinado— en el
icampo político y filosófico y no en el de la técnica de producción.2 ° Y, luego, porque el partido político, para cual-
I
20 Gnamsci se refiere aquí a la clase trabajadora, quien, a
través de su partido crea sus propios intelectuales orgánicos.
34
quier grupo, es justamente el mecanismo que en la
sociedad civil cumple similar función a la más vasta y
sintetizada que practica el Estado en la sociedad política. i.
Es decir, procura la soldadura entre los intelectualespr- 1
gánicos del grupo dominante y los intelectuales tradicionales; y el partido cumple esta misión subordinada a la
esencial de preparar a sus componentes, elementos de
un grupo social que nace y se desarrolla en lo económico,
hasta convertirlos en intelectuales políticamente calificados, en dirigentes y organizadores de toda clase de actividades y funciones inherentes a la evolución orgánica
de la sociedad, en lo civil y en lo político. De tal forma,
puede decirse que, en su ámbito, el partido político realiza su misión más completa y orgánicamente que, en
una esfera más amplia. cumple el Estado la suya. Un intelectual que entra a participar en el partido político de
un específico grupo social, se integra a los intelectuales
orgánicos del mismo, se conecta estrechamente al grupo,
no sucede con la participación en el medio estatal
más que relativamente, salvo en algunas ocasiones. De ahí,
qúe muchos intelectuales piensan que son el Estado, creencia que, dada la masa imponente de la categoría, ha 1.
adquirido en ocasiones notoriedad y creado especiales
complicaciones al grupo económico básico que realmente .
I
es el Estado. 21
La consideración de que todos los miembros del partido político deben ser estimados corno intelectuales, es
algo que quizá se preste a motivo de burla y de ridículo,
pero, si se reflexiona, nada más exacto que esta afir-
1
"En el campo de la técnica de producción —añade Gramsci en
una nota— se forman los estratos que podríamos decir equivalen
a las clases de tropa del ejército, o sea, los trabajadores calificados o especializados de la ciudad y, mejor aún, los medieros
y colonos en el campo."
21 Gramsci alude a las contradicciones que, en ocasiones,
pueden surgir entre determinados politices que dirigen oficialmente el Estado y la fuerza económica, pero los que, en realidad, son agentes o, como dice frecuentemente Gramsci, empleados.
35
!nación. Podrán haber diferencias graduales, y, sin embargo, lo importante no es el mayor o menor volumen
de más o menos alta graduación en la composición' del
) partido, sino su función directiva y organizativa, educarecirarn,ncliatn
er in teno
itnid gsa
iarelpaerra"
tilVap,aretsiddoecplorlítrco
i telpecatruaalc.
usintr
comerciar,
fabricar más y a menor costo, o el campesino para aprender nuevos métodos de cultivo de la tierra, aunque algunos aspectos de las exigencias del comerciante, industrial
o campesino pueda satisfacerlas el partido político. Para
estas exigencias, dentro de ciertos límites, están los sindicatos profesionales, donde las actividades económicocorporativas del comerciante, el industrial y el campesino
encuentran el marco adecuado. En el partido político, los
componentes del grupo social económico superan esta
preocupación de su desarrollo histórico y se transforman
en agentes de actividades generales de carácter nacional
e internacional. Esta función del partido político se aprecia mejor después de hacer un análisis histórico concreto
del modo en que se desarrollan las categorías orgánicas
y tradicionales de los intelecttiáles, tanto en el terreno de
los diferentes aconteceres históricos nacionales como en
la evolución de los distintos grupos sociales más importantes en el cuadro de los diversos países, especialmente
de los grupos cuya vida económica se basa fundamentalmente en el 'trabajo especializado.
36
-SOCIOLOGÍA-
12
UNIDAD 2
M. HORKHEIMER / T. W. ADORNO
TEORÍA SOCIOLÓGICA CONTEMPORÁNEA
PÁG. 7A 14 PRÓLOGO A LA PRIMERA
EDICIÓN ALEMANA
PÁGS 15A 59 CONCEPTO DE ILUMINISMO
28 (COPIAS)
Dialéctica del
iluminismo
Traducción de
H. A. MURENA
EDITORIAL SUDAMERICANA
BUENOS AIRES
PRÓLOGO A LA PRIMERA EDICIÓN ALEMANA
IMPRESO EN LA ARGENTINA
Queda hecho el depósito que
previene la ley 11.723. ©1987,
Editorial Sudamericana S.A.,
Humberto 1531, Buenos Aires.
Cuando hace dos años iniciamos el trabató cuyas primeras pruebas dedicamos ahora a Friedrich Pollock, esperábamos poder terminar y presentar la totalidad en
ocasión de su.quincuagésimo aniversario. Pero cuanto más
adelantábamos en la empresa más nos dábamos cuenta
de la desproporción entre ella y nuestras fuerzas. Lo que
nos habíamos propuesto` erra nada menos Tue comprender
por qué la humanid,ad,enJugar-de. entrar en un estado
verdaderamente humano, desemboc¢ en un nuevo género
de barbarie. Habíamos subestimado las dificultades del
tema, porque teníamos aun demasiada f e en la conciencia
actual. A pesar de haber observado desde hacía muchos
años que en la actividad científica moderna las grandes
invenciones se pagan con una creciente decadencia de la
cultura teórica, creíamos poder guiarnos por el modelo
de la organización científica, en el sentido de que nuestra
contribución se limitase esencialmente a la crítica o a la
continuación de doctrinas particulares. Hubiéramos debi--,1a---tas
do atenernos, por lo menos en el orclen-te.mátiso
disciplinas tradicionales: sociología, psicología..g-gnoseo-
ISBN 950-07-0464-1
Título del original en alemán :
Dialektik der Aufklarung. Philosophische fragmente
Publicado en alemán por:
Querido Verlag N. V. Amsterdam
©-1944 by Social Studies Association, Inc.
All rights reserved S. Fischer Verlag B.m.b.1-1.,
Frankfurt a/Main
logia.
Los fragmentos recogidos en este volumen demuestran
que hemos debido renunciar a aquella fe. Si el examen
y el estudio atento de la tradición científica constituye
un momento indispensable para el conocimiento —en especial allí donde los depuradores positivistas la abandonan al olvido como cosa inútil—, por otro lado, en la fase
actual de la civilización burguesa ha entrado en crisis
no. sólo la organización sino el sentido mismo de la ciencia. Ló qué los fascistas hipócritamente elogian y lo que
Ids dóciles expertos en humanidad invenuamente cum-
8
MAX NORKNEIMER-THEODOR W. ADORNO
píen, la autodestrucción incesante del iluminismo, obliga
al pensamiento a prohibirse hasta el último candor respecto a los hábitos y las tendencias del espíritu del tiempo.
Si la vida pública ha alcanzado _un, estadio en el que el
pensamiliitá ie-tfaiilróiírralnevitablemente en mercancía
y la:"lengüá- en embellecimiento de ésta, ;el intento de
desnudar tal de avación debe negarse a
4exigencias"
anre-i-cre qüe
sus_cansecuencias_histáricas .univrridtersTrdlloritle-fr-pot
completo-imposible.
Si los obstáculos fueran solarnente aquellos que derivan
de la instrumentalización inconsciente de la ciencia, el
análisis de los problemas sociales podría vincularse con
las tendencias que están en oposición a la ciencia oficial/
PWró también éstas han sido embestidas por el proceso
global de la próducción y no han cambiado menos que
la ideología contra la cual se dirigían. Les ac teció_lo
qu_e_siempre le acontece, al. , ensaco ento me orib-s-o; et
cual, ap_erias sale- Voluntariamente de,su elementb -critia7,.
prira quzzeztir_s_e_Enjus_t_tumento.4_seriv-férodéuna realidad;contribuy . Rtivo - en
algo riegativo_y funesto.,La filosofía, que en el sigló)ü,an,
a 75eSarde-irrqtréWiii de libros y hombres, inspiraba a la
infamia un terror mortal, bajo Napoleón había pasado
ya al partido de ésta. Incluso la escuela apologética de
Comte usurpó la sucesión de los inflexibles enciclopedistas y tendió la mano a todg_aquello contra lo cual éstos
habían combatido. Lasfietas
) is:de la crítica .e.n.apro- ,1
le'a'TUne ni siquiera el contenido...teórico, bació-n_Lm •
cuc4 . 1,erria_ci se volatiliza. Por lo -dernás, hoy la historio'
motorizada anticipa incluso estos desarrollos espirituales,
y los exponentes oficiales, que tienen otras preocupaciones, liquidan la teoría que los ha ayudado a conquistarse
un puesto bajo el sol aun antes de que esta haya tenido
tiempo de prostituirse.
En la reflexión crítica sobre su propia Culpa el pena..._ se ve p57icirda5 privado no-S615-det- uso-afirmatarita-ezentifica y-cotidiana-álló-tditi6Un
d-ClWle_la_aposiciáriyo
se prél-enta más una sola expresión que ~- conspirar con tendencias del pensa-
9
miento dominante, y lo que una lengua destruida no hace
por cuenta propia es sustituido inevitablemente por los
mecanismos sociales. A los censores libremente mantenidos por las firmas cinematográficas a los efectos de
evitar gastos mayores corresponden fuerzas análogas en
todos los campos. El proceso al que es sometido un texto
literario, si no es ya en la previsión automática del autor,
de todos •modos parte del staff de lctores, revisores,
ghost writers, dentro y fuera de las editoriales, supera en
perfección a toda;. censura. Tornar completamente superfluas las funciones de la censura parece ser —no obstante
toda reforma útil— la ambición del sistema educativo.
ctamente
En su convicción de que, si no se limita estri
a la determinación de los hechoá y al cálculo de proba...
cognósóitivo se hallaría -demasiado
expuesto al charlatanismo y a la superstición, el sistema
educativo prepara el árido terreno para que acoja ávidamente supersticiones y charlatanismo. Así como la prohibición ha abierto siempre camino al producto más nocivo, del mismo modo la prohibición de la imaginación
teórica abre camino aja locura política. Y en la medida
en que los hombres no han caído aún en su poder, son
privados por los mecanismos de censura —externos o
introyectadós en su interior— de los medios necesarios
para resistir.
La aporía ante la que nos encontramos frente a nuestro
trabajo se reveló así como el primer objetivo de nuestro estudio: la autodestrucción del iluminismo. No tenemos ninguna duda —y es nuestra petición-de prin-Oipiórespecto a que la libertad en la sociedad es inseparable
del pensamiento iluminista. Pero consideramos haber descubierto con igual claridad que el concepto mismo de tal
pensamiento, no menos que las formas históricas concretas y las instituciones sociales a las que se halla estre..en de la regresión
chamente ligado, implican ya el _aelin
que hoy se verifica4-35r doquier. Si el iluminismo no acoge
en sí la conciencia-de este morrientdX-egfáTiT67firma su
propia condena. Si la reflexión sobre el aspecto destructor
del progreso es dejada a sus enemigos, _el pensamiento
ciegamente pragmatizado pierde-su carácter-de-superación
DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO
10
MAX HORKHEIMER - THEODOR W. ADORNO
---co
iEn la misteriosa actitud de las masas técTnicamente edificadas para caer bajo cualquier despotismo,
;en su tendencia autodestructora a /p paranoia "popular",
/ en todo este absurdo incomprendid# se revela la debilidad
de la comprensión teóricade i1Qu
'
Creemos contribuir con estos fragmentos a dicha comprensión en la medida en que muestran que../a_causa
regresión del iluminismo arla mitología 7.10
cada....tant.o...enlasnad:ernal_mitologías._n- acionalistas, paganas, etc., elegiclas---deliberaclamente_Porno_fines_legresivos, como • en propio iluminismo paralizado por .. el
iiTiido7CLla_verdad,
entendiendo a ambos conceptos no
sólo en el sentido de la "historia de la cultura" sino también en sentido real. Así como • el iluMinismo expresa el .
movimiento real de la sociedad burguesa en general bajo
la especie de sus ideas, encarnadas en personas e instituciones, del mismo modo lamed
cia racional sino también_su.configuración_en_la_rea/idad. _
El` 7-r-iiiaa.:Farfzeterístico_del _auténtico .hij_o_ de la- civiliza
eión
que; por lo
demás -, desde que .son percibidos se hallan ya esquemáticamente preformados por las costumbres dominantes
en la ciencia, en lós negocios y en la política, es idéntico
a/ miedórispecto a la desvicsción-saciaLT.ales costumbres
. determinan incrusa_eljcoripepta (1..?...0..lariM1 (en la tingila
y errékp -ensamiento) al que arte, literatura irf -iirdo-fia
debelIlzi hoy adecuarse. Este...concepto —que califica -dé
oscúfo y compliarli5 sobre todo de extraño al espíritu
nacional, al pensamiento que interviene negativamente en .
los hechos y én las formas de pensar dominantes— conde.,
na aj_elp:/1r,„a_unaL
h
seguera-eada vez más_ profunda., El
heno de que incluso el reformer más honesto, •M recomienda la renovación de un lenguaje consumido por el
uso, refuerce —al hacer suyo un aparato categorial prefabricado y la mala filosofía en que éste se Sostiene—
el poder de lo que existe, ese mismo poder que querría
quebrantar, forma parte de la situación sin camino de
salida. licLfa
i, sa_ cLe,s_sólo_cdra-frame--de-indicar el
mito_EL-mit~siempre_oscura_y_evidente_a_ia,..1?ez,
.
DIALÉCTICA DEL ILLIVIINISMO
11
ue
y se ha distinguido siem • e por su amiliaridad
exime •11 tra•a o • e concep o.
La condena natural deos hombres es hoy inseparable";
del progreso socia', El • mento de_apraguzcióneconócondidofies para un
mica, que e • endra •.1/ n lado
frtgl d- 75-mál justo _procura_porot • clo_d_aparatóié.c.nico 1
y -a- 1-5:§Triipos sociales que disponen.. de_ él una inmensa
su~dtirsórr-67erréklb-dé la „po-biación;EI individuo 1
se ve„rilialaii"...aro -freVife -alas- p o- tearas
Tales potencias lleúan al mismo tiempo a un nivel, hasta
ahora sin precedentes, el dominio de la sociedad .sobre
rece_tente al
la naturaleza. Mientras e
vee como nunca
aparato al ue sirve, ese apárato lo
/o.a hecho,. En el estado injusto la impotencia y rd
gibilidad de la masa crece - con la cantidad de bienes que
le es asignada. La elevación dert-ribei de vida de los infet
-Tñtiente -consid-efilbTe`y socialmente insigriores - .-----Wat é- fia
nificante— se refleja en la aparente e hipócrita difusión
del espíritu, cuyo véradderrriftpfIretia.7ffeTaci5n.3 0- 2.tareificación...E/ espíritu no puede menos que • debilitarse - I.
cúadó es consolidado como patrimonio cultural y distri- I/
buido con finessle_consumo. El alud de informaciones
minuciosas y de diversiones domesticadas corrompe y
estupidiza al mismo tiempo.
No se trata de la cultura como valor en el sentido de
los "críticos de la. civilización", Huxley, Jaspers, Ortega
y Gasset; etc., sino del hecho de que el iluminismo debe
tomar conciencia de sí, si no se quiere que los hombres ,
sean completamente traicionados. No se trata de conservar el pasado, sino de realizar sus_Ispetanzas. Mientras
del pasado. '
.---7-rcó~destrucción
c
qué hoy el
Si la cultura respetable ha sido hasta el siglo pasado un
privilegio pagado con mayores sufrimientos por quienes
se hallaban excluidos de la cultura, la fábrialigiénica
de nuestro siglo ha sido pagada con la usi
l_ós~,s_culturales en el .crisot esmesurado. Y tal
vez no fuese siquie-rcrlin—iffecto tan alto como lo consideran los defensores de la cultura, si la venta y liquidación de la cultura no contribuyese a pervertir y convertir en lo contrarió las mejoras económicas.
-
12
MAX HORKBEIMER - THEODOR W. ADORNO
En las condiciones actuales incluso los bienes materia.
les se convierten en elementos de cteibenturaTSUrMasa
de los bienes materiales; por falta delLjel
úa.ilaeicirdaba
origen en el período precedente, bajo_. forma de superproducCfón:cl-Crisis de la economía interna, hoi; cuandoldbpos de poder han ocupado el puesto yiafirinción de aquel
Meto social, dicha masa produce la amenaza . irtternaciona/ del fascismo:. el progreso_se.inviettLy se convierte
en regreso. El hecho de que la fábrica higiénica -1-13-cro
lo que con ella se relaciona liquiden obtusamente la metafísica es cosa en definitiva indiferente; pero que la fábrica
y el palacio de deportes se conviertan dentro de la totalidad social en una cortina ideológica tras la que se condensa la miseria real no resulta indiferente. A partir de
este punto surgen nuestros fragmentos.
El primer ensayo, que es la base teórica de los siguientes, busca esclarecer la mezéldde _racipttalidad_~d •
social, I .tairibién la7-6tra mezcla, inseparable de la priMera, de naturaleza y dominio de la naturaleza. La crítica
a la que- en tal- ensayo se spmete_al iluminismo tiene por
objeto :preparar un conce2to positivo
- lite —que- lo libere
de la petrificici6n en ciego. dominio.
En términos muy generales él primer ensayo podría
resumirse, en su aspecto criticó"; en dosteSis: el mitii -ess!
Ya iluminismo, el iluminismo vuelve a con -u-ertirse-eñraft-oióqfg. Estas tesis son ilustraday,en los dos excursus sobre
temas concretos particulare_El primero estudia la dialé~_de
ituminisma_ enzW-OdílIC.Care2Timo
de los primerísimos documentos representativos de la
civilización-burguesa occidental. En el centro se hallan
los conceptos de sacrificio y de renuncia, en los cuales
se revela la diferencia. y la unidad de la npturaleza mítica
y del dominio racional de la naturaleza.;El segundo excursus se ocupa de Kant, Sade y NietiSche, inflexibles
ejecutores del iluminismo. En él se muestra cómo el..dominio de todo lo que es .natural-en el Iiijetódueño de sí
concluye justamente én el dominio de la objetividad y
de la naturalidad más ciega. Esta tendencia nivela todos
los contrastes del pensaMiento burgués, empegando por
el que existe entre rigor moral y amoralidad absoluta..
-
13
El capítulo sobre la industria cultural muestra la regresión del iluminismo ... JaiskoLlogía_aik tiene su expresión
difitYriiErt eirerale y en la radio, donde_. el iluminismo
fe-SitOTr
oen el-cálculo delefecto yen la técnica
de producción y difusión;1 13deolola, en cuanto a aquello
que es su verdadero contenido, sé agotaen la fetichización de lo existente y del poder que contiiilá la técnica.
En eránálisisde esta contradiccióii la indiütriaciatural
es tomada con más seriedad que lo que ella misma querría. Pues dado que sus continuas declaraciones respecto
a su carácter comercial y a su naturaleza de verdad reducida se han convertidó desde hace tiempo en una excusa
para sustraerse a la responsabilidad de la mentira, nuestrocWZAHIsis se -atiene-d-la pretensión objétiVamente inherente a sus productos de ser creaciones estéticaside ser
por lo tanto verdad representad,a. -EF.tdinconsistencia
de targretensIón séTesenmascara la vacuidad social de
tal industria. Este capítulo es aun más fragmentario que
los otros.
El análisis- ;en forma de tesis de los "elementos del
antisemitismo" está dedicadocirretorno de la ,sociedad
iluminada a la barbarie en ld-rédlidad.- La tendencia a la
autodestrucción pertenece' desde el comienzo a la racionalidad no sólo idealmente sino también prácticamente
y no sólo en la fase en que emerge en toda su evidencia.
En este sentido es esbozada una prehistoria filosófica del
antisemitismo. Su "irracionalismo" se deduce de la esencia misma de la raiffii-dominCtnte y del mundo hecho a
su imagen.
Los Elementos están relacionados en forma estrecha
con investigaciones empíricas del Institut für Sozialforschung, fundación creada y mantenida en vida por
Feliz Weil, sin la cual no sólo nuestros estudios sino
también buena parte del trabajo teórico continuado a
pesar de Hitler por los alemanes emigrados no hubiera
sido posible.
En la última sección se publican apuntes y esbozos que
en parte entran dentro de la corriente teórica de los
ensayos precedentes, pero que no podían hallar su puesto
en ellos, y en parte dibujan provisionalmente problemas
DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO
MAX HORKHEIMER-TMODOR W. ADORNO
14
que serán objeto de trabajo futuro. Se refieren en< su
mayor parte a una antropología dialéctica.
Los Angeles, California, mayo de 1944.
El libro no contiene modificaciones importantes en el
texto, terminado durante la guerra. Se ha agregado a
continuación la última tesis de los Elementos del antisemitismo.
Junio de 1947,
MAX HORICHErMER
TWODOR W. ADORNO
CONCEPTO DE ILUMINISMO
eri el sentido más amplio de pensamien:
to en -c-oTifíao_progreso, ha perseguido siernpre el objetiv-o de quitaien amos. Pero la' tierra enteramente iluminada resplandece bajo el signo de una triunfal desventura. El pro.-del iluminismo consistía-en- liberar alanundo.de; gram
la magia. Se ,relSói-11. - mediante 11 ciencia, disolver los
mitZ'S-Ty- confutara imaginación. Bacon, "el padre de la
filosofía experimental", 1 recoge ya los diversos temas.
Desprecia a los partidarios de la tradición, quienes "pri-.
mero creen que otros saben lo que ellos no saben; luego
suponen Éaber ellos mismos lo que ellos no saben. La
credulidad, la aversión respecto a la duda, la precipitación en las respuestas, la pedantería cultural, el temor
a contradecir, la indolencia en las investigaciones personales, el fetichismo verbal, la tendencia a detenerse
en los conocimientos parciales: todo esto y otras cosas
más han impedido las felices bodas del intelecto humano
con la naturaleza de las cosas, para hacer que se ayuntase en cambio con conceptos vanos y experimentos desordenados. Es fácil imaginar los frutos y la descendencia de una unión tan gloriosa. La imprenta, invención
grosera; el cañón, que estaba ya en el aire; la brújula,
conocida ya en cierta medida antes: ¡qué cambios no
han aportado,__Ia. una al estado de la ciencia,.
7irarc
de la guerra, la tercera al de las finanzas, el comercio
y ra-Tña.vegacion! Y fiémds -dado
estas Triv—earóliet-, -
con
1 Voltaire, Lettres philosophiques,
Garnier, 1879, vol. XII, pág. 118.
en Oeuvres
comptétes,
MAX HORKHEIMER - THEODOR W. ADORNO
16
repito, casi por casualidad. La superioridad dél hombre
reside en el saber, no hay ninguna duda respecto a ello.
En el saber se hallan reunidas muchas cosas que los
reyes con todos sus tesoros no pueden comprar, sobre
las cuales su autoridad no pesa, de las que sus informantes no pueden darles noticias y hacia cuyas tierras
de origen sus navegantes y descubridores no pueden
enderezar el curso. Hoy dominamos la naturaleza sólo
en nuestra opinión, y nos hallamos sóinefidIra-ru nece-srilád;j517ro si-nosdejáséTribá guiar ii-or -élrá—érriTairiVención, or
cliarnos ser sus amos - en:la-práCtia". 2 len que ajeno a -las matemáticas, Bacon . ha sabido
descubrir con exactitud el animus de la ciencia sucesiva.
El feliz connubio en que piensa, entre el intelecto humano y la naturaleza de las cosas, es de tipo patriarcal: el
intelecto que vence a la superstición debe ser el amo
de la naturaleza desencantada. El saber, que es poder, no
conoce límites, ni en la esclavización de las criaturas
ni en su fácil aquiescencia a los señores del mundo. Se
halla a disposición tanto de todos los fines de la econo,mía burguesa, en la fábrica y en el campo de batalla,
como de todos los que quieran manipularlo, sin distinción de sus orígenes. Los-reyes-na-disponen_de-la-técnica
más directamente que_lo_que 1g hacen_los.inercaderes:
la técnica_es-democrática- como-el-sisterna_eco~
e_ ue_se_desarrolla. La técnica es la esencia de tal
saber. Dicho-saber-no-tiende -sea en Oriente como en
OCCidente- a .1os-conceptos -y a -las imágenes, a la felicidáctsiencnnocimienta ; --sino al método, p. la explotación del rabajo,_ al capitaLprivacio o estatal. 't'Ocios los
des-cubrimientos que aun promete según Bacon son a
su vez instrumentos:- la radio como imprenta sublimada,
el avión de caza cómo artillería más eficaz, el proyectil
guiado a distancia como brújula más segura. Lo que
los hombres quieren aprender de la naturaleza á -TIforma- dé utilizarla para lograr -érao—im riró-iiifegía1 de la
era el único de los viejos que aún se le resistía, la última
2 Bacon, In Praise of Knowledge, Miscellaneous Tracts upon
Human Philosophy, en The Works of Francis Bacon, a cargo
de Basil.Montagu, London, 1825, vol. I, pág. 254 y sigs.
Cfr. Bacon, Novum Organum, en op. cit., vol. XIV, pág. 31.
Bacon, Valerius Terminus, of the Interpretation of Nature,
Miscellaneous Tracts, en op. cit., vol. I, pág. 281.
17
ILUMINISMO
naturaleza y de los hombres. Ninguna otra cosa cuentsr.-Shr-mira
mismo, el iluminismo ha
quemado hasta el último resto, de su propia autoconciencia. Sólo el pensamiento que se hace violencia a sí
los
mismo es lo suficientemente duro para rálfaár
i
mffos. Frente al actual triunfo-` del "sentido de los hechos", incluso el credo nominalista de Bacon resultaría
sospechoso de metafísica y caería bajo la acusación de
vanidad que él mismo formuló contra la escolástica. Poder y conocer son sinónimos.' La estéril felicidad de
conocer es lasciva tantopara_Bacon..'cornó_lara Liiterb.
Lo que iinwta no es la satisfacción_que ,los_ .-hombres.
llaman Véttlád;iin-olá.o.p-e.Fin-didfr el procedimiento eficaz; ,
"el verdadero fin area la ciencia" reside no en"
"discursos plausibles, edificantes, dignos o llenos de efecto, o en supuestos argumentos evidentes, sino en el
empeño y en el trabajo, y en el descubrimiento de detalles antes desconocidos para un mejor equipamiento y
ayuda en la vida".4
No debe existir ningún misterio, pero tampoco el deseo
de su revelación.
La liberación del mundo respecto a la magia es la liirialacifi
del animismo. Jenó-fadiculiza aros dio
ses rnúltiplég,"qüe-se-asemejan a sus creadores, los hombres, con todos sus accidentes y defectos, y la lógica más
reciente denuncia las palabras convencionales del lenguaje como monedas falsas que conviene sustituir por
fiches neutrales. El mundo se convierte en caos y la síntesis en salvación. No hay ya ninguna diferencia entre
el animal totémico, los sueños del visionario y la idea
absoluta. En su itinerario hacia la nueva ciencia los
hombres renuncian al significado. Sustituyen el conceptopor la _fórmula, la causa por Ja_regla _y_la _probabilidad.
La causa ha sido el último concepto filosófico COT1-.-él-DIALÉCTICA DEL
cualrítienfhgladocuts,peq
3
4
18
MAX
HORKHEIMER. - THEODOR W. ADORNO
secularizaCión del principio creador. Definir modernamente sustancia y cualidad, actividad . y 7s-éry
existen-MY:ha sido, desde Bacon en adelante, interés y 'carea de la filosofía; pero laciencia:se desentendía ya de
estas categorías. Habían sobrevivido como idola theatri
de la vieja metafísica, y eran ya, en los tiempos de
aquélla, monumentos de entidad y fuerzas de la prehistoria, cuya vida y muerte habían sido expuestas y
trazadas en los mitos. Las categorías mediante las cuales
la filosofía occidental definía el orden eterno de la naturaleza, señalaban puntos ya ocupados por Ocnos. y Perséfona, Ariadna y Nereo. Las categorías presocráticas
fijan el momento del tránsito. Lo húmedo, lo informe,
el aire, el fuego, que aparecen en ellas como materia
prima de la naturaleza, son residuos apenas racionalizados de la concepción mítica. Así como las imágenes
de la generación de la: tierra y del río, llegadas hasta
los griegos desde el Nilo, se convirtieron allí en principios hilozoicos, en elementos, del mismo modo la inagotable ambigüedad de los demonios míticos se espiritualizó en la forma pura de las esencias ontológicas. Por
último, con las ideas de Platón, incluso las divinidades
patriarcales del Olimpo invisten las características del
logos filosófico. Pera..:en..la_her_encia platónica y aristotélica de_la rnetafísica_el ilurninismo_r_econocióFarántinsión
guas fuerzas y persiguió como_superstición la -5FEté1
de verdad de los_ universales.. El iluminismo cree aún
descubrir en la autoridad de los conceptos generales el
miedo a los demonios, con cuyas imágenes y reproducciones los hombres buscaban, en el ritual mágico, influir
sobre la naturaleza. &, partir de ahora la materia debe
ser dominada más allá deTTOda ru-Siarr -réSpecto a fuerzas superiores a ella o inmanentes en ella, es deCit, - de
cualidades ocultas. Lo que no se adapta al criterio del
cálculo y_cle- la utilidad -ésá-fos-ojos del iluminismo,
pechoso. Y cuando el iluminismo puede desafrollárSe sin
perturbaciones provenientes de la opresión externa, el
freno desaparece. Sus mismas ideas sobre_los derechos
de los hombres terminan_por correr la suerte cfe15 -1 viejos- universales. Ante cada resistencia es- iiifitual• que
19
encuentra su fuerza no - hace más que aumentar.' Ello
deriva
deLhecho
de que el iluminismo-se-reconoce-a- sí
;-.
mismo-ineltisct-en los mitos. Cualesquiera que sean los
mitos a los que incumbe la resistencia, por el solo hecho
de convertirse en argumentos en este conflicto, rinden
homenaje al principio de la racionalidad analítiCa que
reprochan al iluminismo. El iluminismo es totalitario.
En _la .base del mito_ 'el iluminismo ,ha vistosiempre
antropomorfismo, la proyección de lo subjetivo sobre la
naturaleza. Lo sobrenatural, espíritus y demonios, serían imágenes reflejas de los hombres, que se dejaban
asustar por la naturaleza. Las diversas figuras míticas
son todas reducibles, según el iluminismo, al mismo denominador, es decir, al sujeto. La respuesta de Edipo al
enigma de la Esfinge —"ellombre_v_u.elste_in3plisoriminadamente, como solución estereotipada del iluminismo, ya se trate de un trozo de significado objetivo, de
las.líneas de un ordenamiento, del miedo a fuerzas lalignas o de la esperanza de salvación. El iluminismo reconoce a priori, como ser y acaecer, sólo aquello que se
deja reducir a una unidad; su ideal es el sistema, del
cual se deduce todo y cualquier cosa. En eso no se distinguen sus versiones racionalista y empirista. Pese a
que las diversas escuelas podían interpretar diversamente los axiomas, la estructura de la ciencia unitaria era
siempre la misma. El postulado baconiano de una scientia universalis 6 es —pese al pluralismo de los campos
de investigación— tan hostil a lo que no se puede relacionar como la mathesis universa/is leibniziana al salto.
La multiplicidad de las figuras queda . reducida a la posición y el ordenamiento, la historia al hecho, las cosas
a materia. Según Bacon, debe subsistir entre los princiDIALÉCTICA DEL ILUMINISMO
5 Cfr. Hegel, Phdnomenologie des Geites, en Werke, II, pág.
410 y sigs.
6 En ello están de acuerdo Jenófanes, Montaigne, Hume,
Feuerbach y Salomon Reinach. Cfr. Reinach, Orpheus, versión
inglesa de F. Simmons, London & New York, 1909, pág. 6
y sigs.
Bacon, De augmentis scientiarum, en op. cit., vol. VIII,
pág. 152.
20
MAX HORKHEIMER - THEODOR W. ADORNO
pios supremos y las proposiciones empíricas una conexión lógica evidente a través de los diversos grados de
universalidad. De Maistre lo torna-eri - bi'anaz.diciendo
que posee une idole d'échelle.8 La lógica formal ha sido
la gran escuela de la unificación. Lálógica -fófínal ofrecía a - lbs iliaiiiiltas-erésqiiérii-a de la calculabilidad del
universo. La equiparación de sabor mitológico de las ideas
con los números en los últimos escritos de Platón expresa el anhelo de toda desmitización: el número se convierte en el canon del iluminismo. Las mismas ecuaciones
dominan la justicia burguesa y el intercambio de mercancías. "¿No es acaso la regla de que sumando lo impar
a lo par se obtiene impar, un principio tanto de la
• justicia como de la matemática? ¿Y no existe una verdadera correspondencia entre justicia conmutativa y distributiva por un lado y proporciones geométricas y aritméticas por, el otro?" " La sociedad burguesa-se-halla
dominada por lo equiv-alente. Torna •CbMparable_lo heterogéneo reduciéndolo a grandezas abstractas. Todo lo
que no se resuelve en números, y en definitiva e/L.10
uno, se convierte para el iluminismo en apariencia; y
el positivismo moderno confina esto a la literatura. Unidad es la palabra de orden, desde Parménides a Russell.
Se continúa exigiendo la destrucción de los dioses y de
las cualidades.
Pero los mitos que caen bajo los_golpes_del.iluminismo eran ya prodiTérfo1-de- rm
—iim co...ilurninismo. En el cálculo científkbldél acontecer queda anulada 12."áprtrEilaó -n
queel pensaniiento- liabíalorinüládb_.,t0-; ariatonte-cer. El rriiro--quería contar, nombrar, maniestar el origen: y iior5 -- tanto también exponer, fijar,
explicar. Esta tendencia se vio reforzada por el exten• dimiento y la recompilación de los mitos, que se cónvirtieron en seguida, de narraciones de cosas acontecidas,
en doctrina. Todo ritual implica una concepción del acon-
l
vo,
DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO
tecer, así como delyroceso específico que debe ser influidopor el encarlia--Miento. Este elemento teórico del ritual
se tornó independiente en las primeras epopeyas de los
pueblos. Los mitos, tal como los encontraron los trágicos, se hallan ya bajo el signo de esa disciplina y ese
poder que Bacon exalta como meta: En el lugar de los
espíritus y demonios locales había aparecido el cielo y
su jerarquía, en el lugar de las prácticas exorcizantes del
mago y la tribu, el sacrificio graduado jerárquicamente
y el trabajo de los esclavos mediatizado mediante el
mando. Las divinidades olímpicas no son ya directamente
idénticas a los elementos, sino que los simbolizan. En Homero, Zeus preside el cielo diurno, Apolo guía el sol,
Henos y Eo se hallan ya en los límites de la alegoría.
Los dioses se separan de los elementos como esencias de
éstos. A partir de ahora el ser se divide en el tO g —que
se reduce,. con el progreso dé-Ta7-firaófía7 a-lá mónada;
al mero punto de referencia- 7-- y en la masa de todas las
cosas y criaturas exteriores, Una sola diferencia, la
_propio ser y ld edlidat-absorbe-a
OUís.
Si
se
dejan de lado las diferencias, el
todartág-I
da:Som
ardo
liótábrI: En -él16 _concuerdan
mundo-. qu.—pká.
...olím
la historia judía de la creación y. la. religióii.
"...Y dominarán los peces del mar y los pájaros del
cielo y en los ganados y en todas las fieras de la tierra
y en todo reptil que repta sobre la tierra." 11 "Oh Zéus,
padre 'Zeus, tuyo es el dominio del cielo, y tú vigilas
desde lo alto las obras de los hombres, justas y malva- .
;
das,eincluorgdsanimleytcopce la rectitud." la "Puesto que las cosas son así, uno expía
. inmediatamente y otro más tarde; pero incluso si alguien pudiera escapar y la amenazadora fatalidad de los
dioses no lo alcanzara en seguida, tal fatalidad termina
infaliblemente por cumplirse, e inocentes deben pagar
por la mala acción, sus hijos o una generación posterior."' Frente a los dioses se mantiene sólo quien se
•
9 Les Soirées de Saint-Pétersbourg, 5erne entretien, en Oeuvres compietes, Lyon, 1891, vol. IV, pág. 256.
10 Bacon, Advancement of Learning, en op. cit., vol. II,
pág. 126.
21
11
la
13
Génesis, I. 26.
Arquíloco, fragmento 87.
Solón, fragmento 13.
22
MAX HORKHEIMER - THEODOR W. ADORNO
somete totalment. El surgimiento del sujeto se .paga_con
el-recoriocirbietitó del_p_o_d_érzc:orno --princiPiCaTe todas las
felarin-11-.-Pe a-la unidad de esta razón la división
entre Dios y hombre parece en verdad irrelevante, tal
como la razón impasible lo hiciera notar desde la más
antigua crítica homérica. Como señores de la naturaleza, el dios creador y el espíritu ordenador se asemejan. La.- semejanza_del hombre__con_Dios_consiste en
la soberanía sobre lo existente,_en-la_mirarla patronal,
en el mando. --El-inito _perece,en el-iluminismo _ y. la, naturaleza en
la- Pura -thjefiviáad. Los hom-bres pagan eráérecenta- •
`miento de su poder con el extrañamiento de aquello
sobre lo cual lo ejercitan. El iluminismo se relaciona
con las cosas como el dictador con los hombres, pues el
dictador sabe cuál es la medida en que puede manipular
a éstos. El hombre de ciencia conoce las cosas en la
medida en que puede hacerlas. De tal suerte el en-si de
éstas se convierte en para-él. En la transformación la
• esencia de las cosas se revela cada vez como la misma:
como fundamento del dominio. Esta identidad funda y
constituye la unidad de la naturaleza. La cual se hallaba
escasamente presente en la evocación mágica, como unidad del sujeto. Los ritos del shamán se dirigían al viento,
a la lluvia, a la serpiente exterior o al demonio en' el
enfermo, y no a materias o registros. Y quien practicaba no era el espíritu uno e idéntico: éste variaba de
acuerdo con las máscaras del culto, que debían asemejarse a los diversos espíritus. La magia es una falsedad
sanguinolenta, pero en ella no se llega todavía a esa
negación aparente del dominio por la cual el dominio
mismo, transformado en pura verdad, se coloca como
base del mundo caído en su poder. El mago se torna
similar a los demonios; para asustarlos o para aplacarlos
adopta actitudes horribles o mansas. Por más qué su
oficio sea la repetición, aún no se ha proclamado -como
el hombre civil, para quien los modestos terrenos de
caza se reducirán al cosmos unitario, a la síntesis de
toda posibilidad de presa- copia e imagen del poder
invisible. Sólo en la medida en que es (y se conserva)
--
23
hecho a semejanza de ese pOder consigue el hombre la
identidad del Sí, que no puede perderse en la identificación con otro, sino que se posee de una vez para siempre, como máscara 'impenetrable. Es la identidad del
espíritu y su correlato, la unidad de la naturaleza, ante
la cual sucumbe irnnilmucidelas cualidades. La natu-' \
DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO
ralyz15ivdesuca onvirte
rikcaótiCarblét-o-aePiiira
teher,- en identidad abstracta. Eh la ma- es Lo -clue le acontece_,
áigiíuibiliáid
giá-la-a la lanza del, enemigo, a su pelo, a su nombre, le acontece también a su persona; la víctima sacrificial es ejecutada ep lugar del dios. La sustitáción_en el sacrificio
es un prdgreso hacia la 16 ica discursiva. Incluso si la
-•
que era preciso sacri icar por la hija o el cordero
que había que ofrecer por el primogénito debían poseer
aún cualidades específicas, representaban sin embargo
ya la especie, tenían ya la accidentalidad arbitraria del
catálógo,/Pero el carácter sacro del hic et nunc, la unicidad del elegido;-que-incluso-etS ustittito asuniedo
tingue radicalmenteijó.léóii3ifeíté, incluso; en el-cambio,
en insustituible. La ciencia,pon,e f_in,l_estajo ,,133y_en
víctimas, sí, pero
la cienciasustitüibdidáB §
rallidaOf
se
'convierte
en fungibit
'díos.
ningún
ustilidad universal. Un átomo no es desintegrad o
tución,. sino como especimen de la materia, y no es en
un lugir—ii-éii- i'epresentación, sino consideradno_
mero ejemplar, la forma en que el conejo recorre el
via crucis del laboratorio. Justamente debido a que en
la ciencia funcional las diferencias son tan lábiles que
todo desaparece en la materia única, el objeto científico se fosiliza; y, en comparación, el rígido ritual de
antaño se aparece como dúctil, pues aún sustituía una
cosa por otra cosa. El mundo de la magia contenía aún
diferencias, cuyos rasgos han desap.are_cido incluso en 11-.
natiples afinidades entre lo
foriná- liiiáiiíltfc-a7"--LáFi
que existe soiiiiiülidaselación única entre et su.
'
14 Cfr., por ejemplo, Robert H. Lowie, An Introduction to
Cultural Anthropology, New York, 1940, pág. 344 y sigs.
DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO ,
24
MAX HORKHEIMER THEODOR W. ADORNO
jeto que da sentido y el objeto privado de éste, entre el
. sigoal177.uin
ica c
y é porMonccidéntal -dé:dicho- sik,
nicao.Elfsemág,uñoianercsiderados sólo como un signo de la cosa, sino que estaban
unidos a ella por la -semejanza o por el nombre. No se
trata de una relación de intencionalidad sino de afinidad.
• La magia,. como-la-eieneierbusea-finesrperolos_persigue
mediante la mimesis 'Lao a través de una creciente separación del-objeto. La magia no se furidáiner
itaTéiimodo
alguno 'en "la omnipotencia del pensamiento", que el
primitivo se atribuiría al igual que el neurótico; " no
puede* existir "supervaloración de los procesos psíquicos
en relación con la realidad" allí donde pensamiento y
realidad no se hallan radicalmente separados. La "infle,
xible fe en la posibilidad de dominar el mundo"," que
Freud atribuye anacrónicamente a la magia, corresponde
sólo al dominio del mundo según el principio de realidad
por obra de la ciencia serena y madura. Para que las
prácticas limitadas del brujo cediesen su puestb - áTraTie-c=
nicl-lirdasifial-universulmlicalle era_ antes_ necesario que lospensamientosse_independizasen de los objetos tal como ocurre en el Yo adaptado . a la reálidad.
CromoW~car_nente cies
-irr011ada . —que
con pretensiónde verdad cubre de sombra a la fe
mítica más antigua, las religiones populares—, el mito
solar, patriarcal, es ya iluminismo, con el cual eriTu7m-iñlámo-filo~rédérfiedirse errel -fiiiiiñófálárinr-Aro-ra
tropieká-earrim -igual-.-La-inijologiEcrnisr4áVa- puesto en
rria.chr-él-pro-destiáTn fin del iluminismo, en el que, con
necesiiii-d-ir
ricepción-teórica .detétrai,
riicri—C-a—é—iiifj—ra—a—CTiláZióri—deát-ruciora de . no ser más
que uriá .fe, has que también-los -conceptos de espíritu,
verdlre- rriélüáci -delluitinigrrir6 quedan relegadoS Cómo
magia áriimista-E1 prin-dirlód-e la necesidad fátál por
el que perecen los héroes del mito, y que .se desarrolla
como lógica consecuencia del veredicto oracular, no do-
15 Cfr. Freud, Totem und Tabu, en Gesammelte Werke,
pág. 106 y sigs.
le Ibid., pág. 110.
X,
25
mina sólo —purificado hasta la coherencia de la lógica
. formal— en todo sistema racionalista de la filosofía
occidental, sino sobre la sucesión misma de los sistemas,
que comienza con la jerarquía de los dioses y, en un
permanente crepúsculo de los ídolos, exhala, como contenido idéntico, la ira por la falta de honestidad. Así como
los mitos cumplen ya una obra_iluminista, del mismo
incido el iluminismo se hunde a cada paso más piofu-iidemente en la Mitología. Recibe la materia de los 'Mitos
¡Fea destruirS1Y -, como juez, incurro a su vez en el encantamiento mítico. Quiere huir al proceso fatal de
la represalia, ejerciendo la represalia sobre el proceso
mismo. En los mitos todo_acontecimiento debe pagar
por el hecho de haber acontecido. Lo mismo acontece
en el iluminismo: el hecho_ ie_ anula apenas ha ocurrido.
La ley de la igualdad de acción y reacción afirmaba el
poder de la repetición sobre todo lo que existe mucho
tiempo después de que los hombres se hubieran liberado de la ilusión de identificarse, mediante la repetición, con la realidad repetida, y de sustraerse así a su
poder. Pero cuanto más desaparece la ilusión mágica,
tanto más despiadadamente la repetición, bajo el nombre de legalidad, fija al hombre en el ciclo, en el cual,
por haberlo objetivado en la ley de la naturaleza, el
hombre cree desempeñar el papel de sujeto libre. El pyin- cipodenma,lxicódetoarm
ala
fantaél
iluminisMo
sostiene
contr
repetición, que sía mítica, es el principio mismo del mito. La -árida sabiduría para la cual no hay nada nuevo bajo el sol, porque todas las cartas del absurdo juego han sido jugadas,
todos los grandes pensamientos han sido ya pensados, los
descubrimientos posibles se pueden construir a priori, y
los hombres están condenados a-la autoconservación por
adaptación, esta árida sabiduría no hace más que reproducir la sabiduría fantástica que rechaza: la confirmación del destino, que renueva continuamente, mediante
el talión, lo que ya había sido. Lo que podría ser de otra
forma es nivelado. Tal es el veredicto que erige críticamente los confines de la experiencia posible. El precio
de lá identidad de- todo-con_todo- consiste- en que nada
26
MAX HORKHEIMER THEODOR W. ADORNO
puede ser idéntico a sí mismo. EVilurrismo disuelve
el errorde la vieja desigualdad, -el:dominio inmediato,
pe-r--6-1O- éterririá--errfa mediación universal, que relaciona
tollo ente a otro. Hace lo que Kierkegaard cita en elogio
de su ética protestante y que aparece ya en el ciclo de
las leyendas de Hércules como uno de los arquetipos del
poder mítico: destruye lo inconmensurable. No sólo son
disueltas las cualidades -en • el pensarnieritO, sino que asimismo se obliga a los hombres a la conformidad real.
La ventaja de que el mercado no se preocupe por el
nacimiento ha sido pagada, por el sujeto del cambio,
Mediante la necesidad de permitir que la producción de
mercancías que se pueden adquirir en el mercado modele
las posibilidades conferidas por el nacimiento. Los hombres han recibido como 'don un Sí propio _y particular
y distinto de— todos los demás sólo para que se convirtiese con mayor seguridad en idén-tico. Piró. dado que
tal Sí no se adecuó . nunca del todo, - el iluminismo simpatizó siempre, incluso durante - el período liberaí,con
la constricción social. La unidad de lo colectivo manipuladd consiste en—la negación de todo lo singular; es
una burla dirigida a esa sociedad que podría hacer - del
individuo un individuo. La horda, cuyo nombre retorna
en la organización de la "Juventud de Hitler", no es
una recaída en la antigua barbarie, sino el triunfo de
la igualdad represiva, el desplegarse de la igualdad jurídica como injusticia mediante los iguales. El mito de
cartón de los fascistas se revela como lo auténtico de la
prehistoriarjustamente --.err la-- medida en ,qu e_lo. verdadero arlálaba con atención la represalik mien,tras que
lo falso la ejecuta ciegamente_ en las víctimas/l'oda tentativa de liquidar la constrición natural_ liquidando la
naturaleza cae con mayor profundidad en la coacción
natural. y tal es el curso de la civilización europea. La
abstracción, instrumentó del iluminismo, se conduce con
sus objetos igual que el destino, cuyo concepto elimina:
como liquidación. Bajo el dominio nivelador .de lo abstracto, que vuelve todo repetible en la naturaleia. y
de la industria, para la cual lo anterior prepara, Tos
liberados mismos terminaron por convertirse en esa "tro-
27
_ ege1 17 sp iaM los resultados del ilumipa" en la cual H
n
La separación del sujeto respecto -al—objeto, premisa__
de la abstracción, se funda en la separación respecto a la
cosa, que el amo logra mediante el servidor. Los cantos
de Homero y los himnos del Rig Veda provienen de la
época del dominio de las tierras y de las rocas, cuando
un belico-So pueblo de dominadores se monta sobre la
masa de los indígenas vencidos. 18 El dios supremo entre
los dioses_ nace con este mundo burgués en el que el rey,
jefe de la nobleza armada, obliga a los vencidos a servir en Id gleba; mientras que médicos, adivinos, artesanos y mercaderes _se ocupan del traficar. Con el fin del
nomadismo el orden social se constituyó sobre la base
de la propiedad estable. Dominio y trabajo se separan.
Un_ propietario como Odiseo "dirige desde lejos un personal -h-u---Meroso y—minuciosamente diferenciado de cuidadores de bueyesrde cabras; de cerdos y servidores. Por
la noche, después - de haber visto encenderse desde su
castillo mil fuegos en el campo, puede echarse tranquilamente a dormir:_ sabe que sus bravos servidores velan,
para tener alejadas a las bestias feroces y para expulsar
a los ladrones de los recintos confiados a su custodia". 19
Launiversld a,roldpógica
discursiva, el dominio en la esfera del concepto, se levanta sobre la base del dominio real. Enema--sustitución
de la herencia mágica, de las viejas y confusas representaciones, mediante la unidad conceptual, se expresa
el nuevo ordenamiento, determinado por los libres y organizado por el comando. El Sí, que aprendió el orden y
la subordinación en. la escuela de la sumisión al mundo
- externo, ha identificado pronto la verdad - en general
con el pensamiento que dispone, sin cuyas firmes distinciones la verdad no podría subsistir. Así se ha vedado,
DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO
Phtinomenologie des Geistes, cit., pág. 424.
Cfr. W. Kirfel, Geschichte Indiens, en Propyiiienioeitgeschichte, III, pág. 261 y sigs., y G. Glotz, Histoire Grecque, I,
en Histoire Ancienne, París, 1938, pág. 137 y sigs.
19 G. Glotz, op. cit.„ pág. 140.
17
18
28
MAX HORKHEIMER - THEODOR W. ADORNO
junto nla–rnagia -rrrimética,.eLcono/imiento--que-4presa
e ctivamente al ob'eto. - Todo el odio se vuelve hacia
la imagen dé la prehis orla superada y a su imaginaria
felicidad. Las divinidades ctónicas de los aborígenes son
relegadas al infierno en que la tierra misma se transforma bajo la religión solar y luminosa de Indra y Zeus.
Pero cielo e infierno se hallaban estrechamente ligados. Así como el nombre de Zeus correspondía a la vez
—en cultos que no se excluían recíprocamente— a un
dios subterráneo y a un dios de la luz, 20 así como los
dioses del Olimpo mantenían relaciones de todo tipo con
las divinidades ctónicas, del mismo modo las buenas o
malas potencias, la salud y la enfermedad, no estaban
separadas terminantemente entre sí. Estaban vinculadas al igual que el nacer y el perecer, la vida y la muerte,
el invierno y el verano. En el mundo luminoso de la
religión griega perdura la turbia indiscriminación del
principio religioso, que en las primeras fases conocidas
de la humanidad era venerado como mana. En forma
primaria, indiferenciada, mana es todo aquello que resulta desconocido, extraño, todo aquello que trasciende
el ámbito de la experiencia, aquello que en las cosas es
más que su realidad conocida. Lo_que el primitivo siente
como sobrenatural no es una sustancia espiritual opuesta a la material, sino la complicación de lo natural respecto al miembro singular. El grito de terror con que
se experimenta lo insólito se convierte en el nombre de
lo insólito. Nombre que fija la trascendencia de lo desconocido respecto a lo conocido y convierte por lo tanto
al estremecimiento en sagrado. El_desdoblamiento. de..la
naturaleza en-apariencia y esencia, acción y fuerza, que
es lo- que hace posible tanto al mito corno a la ciencia,
nace del temor,del hombre, cuya - expresión-_ se e-órivierte
en- explicación–No se trata de que el alma sea "trade -rida" a la najuraleza, como sostiene la interpretación
psicologista; mana, el espíritu que mueve, no es una
20 Cfr. Kurt Eckermann, Jahrbuch der Religionsgeschichte
und Mythologie, Halle, 1845, I, pág. 241, y O. Kern, Die Religion
der Griechen, Berlín, 1926, I, pág. 181 y sigs.
DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO
29
proyección, sino el eco de la superpotencia real de la
naturaleza .en las débiles almas de los salvajes. La separación entre lo animado y lo inanimado, la atribución
de determinados lugares a demonios o divinidades, deriva ya de este preanimismo. En el cual está ya irriplf -cita la separación entre sujeto y objeto. Si el árbol
no es considerado más sólo como árbol, sino como testimonio de alguna otra Cosa, como sede del mana, la
lengua expresa la contradicción de que una cosa sea ella
misma y •a la vez otra cosa además de lo que es, idéntica y no idéntica. 21 Mediante la divinidad, el lenguaje
se convierte, .de tauto-Egía--, _en _lenguaje. El concepto,
que suele ser definido como unidad _pará -étéríStica de
aquello que bajo él se halla comprendido, ha sido en
cambio, desde el principio, un pr 7oductó del pensamiento
dialéctico, en el que cada cosa es lo que es sólo en la
medida en que se convierte eri lo qué no es. Ha sido
esta la. forma originaria de de-termina-ción objetivate,
-por la" cliie c-oric-éptcry cosa Sé han separado recíprocamente, - de lá misma deteriiiinaciorique se halla ya
muy avanzada en la epopeya lioinériCa7y qué se invierte
en la moderna Ciencia positiva7Pero esta dialéctica sigue
siendo inipotente en . la medirla en_que se des -arrolla. a
Partir del grito de terror, que es la duplicación, la tautología derterre.mismo. Los dioses no pueden quitar al
hombre el terror del cual sus nombres son el eco petrificado. El hombre- tiene la _ilusión de haberse liberado
del terror cuando ya no queda nada desconocido. 'Ello
determina el curso de la desmitización, del iluminismo
que identifica lo viviente con lo no-viviente, así como
el mito iguala lo no-viviente con lo viviente. El iluminismo es la angustia mítica vuelta...radical. La pura inmanencia positivista;cruéissu último producto, no es má
que un tabú universal, por así decirlo. No debe existir
ya nada afuera, puesto que la simple idea de un afuera
21 Hubert y Mauss describen así el contenido representativo
de la "simpatía" de la mimesis: "L'un est le tout, tout est dans
l'un, la nature triomphe de la nature." (H. Hubert y M. Mauss,
Théorie genérale de la magie, en "L'Année Sociologique, 1902-3,
pág. 100.)
k
30
MAX HORKHEEZER-THEODOR W. ADORNO
es la fuente genuina de la angustia. Si la venganza del
primitivo por el asesinato de uno de los suyos podía a
veces ser aplacada acogiendo al homicida en la propia
familia, 22 ello significaba la absorción de la sangre ajena
en la propia, la restauración de la inmanencia. El dualismo mítico no conduce más allá del ámbito de lo existentso ►El_ mundo penetrado y dominadoporel mana,
incluso el del Mito inili)-y_gamo,son._e_ternament-e--rsuales_y sin_salida. Cada nacimiento es pagado con la muérÑ, cada felicic
Iad--c
---i-da
resyliOsespuederirzouscar en el intervalo a su disposición distribuir _las suertes de amerao_con criterios
diVerios
del
„
.
Ciego curso del destino:: al final lo exiiteiiie la realidad,
'triunfa sobre arrancada al des- ti-no. , Ostenta las características de éste; dicha justicia
corresponde a la mirada que los hombres (los primitivos tanto como los griegos y los bárbaros) lanzan, desde una sociedad de presión y miseria, al mundo circundante. Culpa y ex ladón, felicidad y desventura, son así
para la tus icia mítirA rnmo para-la--pae
.
de una ecuación. Ljus 'da s_e_pierde en,,e1 derecho. El
áhamán exorciza al ser p Ifgróál -Triediant\e-s-ü---rñ- isma
imagen.-Snristrumento es la igualdad. La misma igualdadt
clita en la civilizada la pena_ .
IrícTiíso las representaciones míticas pueden sér—réconducidas; sin residuos, a relaciones naturales. Así como la
constelación de Géminis, con todos los otros símbolos
de la dualidad, conduce al ciclo ineluctable de la naturaleza, que tiene su antiquísimo signo en el huevo del
cual han salido, del mismo modo la balanza en la mano
de Zeus, que simboliza la justicia del entero mundo
patriarcal, reconduce a la naturaleza desnuda. El paso
del_ caos-a_la...civilización,_ donde las_xelaciones naturales no ejercitan - ya directamente_su. poder, .sino que lo
hacen a través de la cOliciencia de los hombres, no ha
canibiado- enn de la igualdad. Incluso
oshombres han pagad o 130-1;éalimente este tránsito con
22 Cfr. Westermarck, Ursprung der Moralbegriffe, Leipzig.
1913, I, pág. 402.
31
la adoración . de aquello a lo que antes —al igual que
todas las otras criaturas— se hallaban simplemente soMetidos. Antes los fetiches se hallaban por debajo de
d. Ahora - la igualdad se conviér en
la ley de igualda
uñ!étiche Ira véridá sobre lbs ojos de la justiciano signif ic an ic a m---éiff iriter erir en su. curso-,
*nace ifilá - libertád.---sino también q-üe
DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO
La doctrina de los sacerdotes era simbólica en el sentido—deque en ella señal e imagen coincidían. Tal como
lo atestiguan los jeroglíficos, la palabra ha. cumplidb
en el origen también la función de Imagen, Picha función ha pasado a .los mitos. Los mitos, como los ritos
mágicos, entienden la naturaleza que se repite. Esa naturaleza es el alma de lo simbólico: un ser o un proceso
que es representado como eterno, porque debe reconvertirse continuamente en acontecimiento por medio de
la ejecución del símbolo. Inexhaustibilidad, repetición
sin fin, permanencia del objeto significado, no son sólo
atributos de todos los símbolos, sino también el verdadero contenido de éstos. Los mitos de creación; en los
que el mundo surge de la madre primigenia, de la vaca
dei huevo son, en antítesis al Génesis bíblico, simbólicos. La ironía dé los antiguos respecto a los dioses demasiadia-liiimanós - no daba en lo esencial. La individualidad no agota la esencia de los dioses. Éstos tenían aun
en sí algo del mana: encarnaban la naturaleza como
der universal. Con sus rasgos preanimistas desembocaban directamente -éri - el iliuninishib: - B_ajo - la verecinida
- e del Olimpo, se hacubierta de la chroniques-candaleu
bía-desarrollado-la- doctrina .de la mezcla, de la presión
y- el choque de los elementos, qué rnuy pronto se estableció como ciencia y redujo los mitos a creaciones -de
la fantasía. Con- la precisa separación entré ciencia y
poesía la división . del trabajo, ya efectuada por_swinterm~extiende..al lenguaje. Como signo, la palabra,
pasa a la ciencia; como sonido, como imagen ; como palabra verdadera, es repartida entre las diversas artes, sin
que se pueda recuperar ya más la unidad gracias a su
adición, senestesia o "arte total”. Como signo, el lenguaje
,
"pe
MAX HORKHEIMER THEODOR W. ADORNO
32
debe limitarse a ser cálculo;yara conocer a la'natura111-aaebe renunciar_alapretensián_de_ilenieársele.
Como debe limitarse A ser linn capia: para -ser
enteramente naturaleza debe renunciar a la pretensión
/de conocer a ésta. Con el progreso del iluminismo sólo
lasobras-de-arte-ver-da deras_han_paclido_sustraerle _a _la
simple irnitación.:de_lo queya existe. La antítesis corriente entre arte y ciencia, que-lat -tepara entre sí como
"sectores culturales", i2graoomiertir. a-am-b-ii,Tóin
- Oen-adn'Inistrabies, las transfigura al fin, justamente por,
su cualidad de opuestas, en virtud_de, sus mismas tendencias, a la una en la otra. La.ciencill en_m_interpretación neopositivista,se_convierte en esteticismo, sistema
3. que lo
de signos absolutos, carente-de-eda--4-ntli7tc"&__.
trascienda: se convierte_en„surna en...ese luego," respecto
al cual hace ya tiempo que_los matemáticos han afirniado
con orgullo que resume suadividad. -Pe-r-oTériFte_ de la
reproducción integral se ha lán- zádo,hasta-en_sus técnicak-a-la-cienciállmOitiVíaa. Dicho arte se convierte
una vez máse n mundo, en duplicación ideológica, en
reproducción dócil. La separación de signo elmagen es
inevitable. Pero se ha hipostasiadó con ingenua complacencia; cada_uno_de_los-dos-principios aislados tiende
a la distribución de la verdad.. _
El abismoAne se ha a_bierto__con..esta. separación ha
sido señalado y tratado por la filosofía en la •relación
entré-intuición concepto, y en muchas ocasiones, aunque eriVano, se ha intentado llenarlo: precisamente la
filosofía ea-defiáida por dicho intento. PC"fr lo general,
es verdad, la filosofía se puso de lado de la parte de la
cual toma sil-nombre. Platón prohibió la poesía con el
mismo gesto con el que el positivismo prohibe la doctrina de las ideas. Mediante su celebrado arte Hornero
no ha llevado a cabo reformas públicas o privadas, no
ha ganado una guerra ni ha hecho ningún descubrimiento. No basta que una nutrida multitud de secuaces
lo haya honrado y amado. El arte debe aun probar su
utilidad." La imitación es prohibida por él igual que
-
23
Cfr. el décimo libro de la República.
33
por los judíos. Ra7,LSn__y__._religiJSn-prehibexr-el-prineipin•de la magia. Aun en la separación respecto a la realidad,
en la renuncia del arte, ese principio continúa siendo
deshonroso; quien lo practica es un vagabundo, un. nómade superviviente, que no hallará más patria entre los
que se han convertido en estables. No se debe influir
más sobre la naturaleza identificándose con ella, sino
que-es-prWii857-ninarla mediante el trabajo. La ob-Pa
dé arte pasee aún en común con la magia el hecho de
instituir un ciclo propio y cerrado en sí, que se sustrae
al contexto de la realidad profana, en el que rigen leyes
particulares. Así como el primer acto del mago en la
ceremonia era el definir y aislar, respecto a todo el
mundo circundante, el lugar en que debían obrar las
fuerzas sagradas, de la misma forma en toda obra de
arte su ámbito se destaca netamente de la realidad. Justamente, la renuncia a la acción externa, con la_sp,Té -11
arte se sepaaSela-Simpatia mágica,..c_onserva con mayor
profundidad la 'herencia de la magia. La obra - Té arte
coloca la pura iiriááen éri . dinitr'aste - crin la realidad física,
cuya -imagen retorna, custodiando sus elementos. Y en el
sentido de la obra de arte, en la apariencia estética,
surge aquello a lo que daba lugar, en el encantamiento
del primitivo, el acontecimiento nuevo y tremendo: la
aparición del todo en el detalle. En la obra de arte se
cumples una vez_lná.s-el-desdahlararenta_p_o
a
cosa . aparecía COMO algo espiritual, como manifestación
del .manc7.-Eilo constituye su "aufán7
de la totalidad, el arte aspira a la dignidad de lo absoluto. Ello indujo en ciertas ocasiones a la filosofía a
asignarle una situación de preferencia respecto al conocimiento conceptual. Según Schelling, el arte comienza
allí donde el saber abandona al hombre. El arte es para
él "el modelo de la ciencia, y la ciencia debe aún llegar
allí donde encontramos al arte"." De acuerdo con su
doctrina, la separación entre imagen y signo queda "enteramente abolida por cada singular representación arDIALÉCTICA DEL ILUMINISMO
24 Erster Entwurf eines Systems der Naturphilosophie, parte V, en Werke, Erste Abteilung, II, pág. 623.
MAX HORKHEIMER - THEODOR W. ADORNO
34
tística"." Pero muy.raras ye_ces_se_lalló_el_mundo burgués dispuesto a demostrar esta fe en el arte. _ Cuando
plisó lírriitél. el áaber,- ello-ier- lo - general no aconteció
relipara dar paso alirtersino é".14e-'1VI•édiinte la fe,Iigiosidad militante de la nueva edad —Torquemada, Lutero, Malibmal.2 ha preten-dido-. Co-ríciliar eszítit_u_yrealidad. Pero la es -un concepto - privativo:_se_destri:Ve
como fe si 'rio expone coritinuarnente_su-diferencia o su
acuerdo con el saber. Puesto que está obligada a calcular
los -límites del saber, se halla limitada también ella. El
intento de la fe, en el protestantismo, de hallar el principio trascendente de la verdad, sin el cual no hay fe,
como. en la prehistoria, directamente en la palabra, y
de restituir a ésta su poder simbólico, ha sido pagado
con la obediencia a la letra, y no ciertamente a la letra
sagrada. Por quedar siempre ligada_ aL saber, en una
relación hostira amistosa, la fe perpetúa la separación
en la lucha para superarla: 'su fanatismo es el. signo de
su falsedad, la 'admisión objetiva de que creer solamente
significa no creer más. La mala conciencia es su segunda
naturaleza. En la secreta conciencia del defecto por el
cual se halla fatalmente viciada, de la contradicción que
es inmanente a ella, de querer hacer un oficio de la conciliación, reside la causa por la cual toda honestidad
subjetiva de los creyentes ha sido siempre irascible y
pelicsrosa.,Los horrores del hierro y del fuego, Contrarref'orma. y Reforma, no fueron los excesos sino la realización del principio de la fe. La fe muestra continuamente que posee el mismo caráerer—qTiéra- Iiiáto-ria -universal,_ a la que cinfIrla moderna
sé convierteincluso en su instrumento favorito, en su
astucia particular. Indetenible no es sólo el iluminismo
del siglo xvni, como ha sido reconocido por Hegel, sino,
como nadie mejor que él lo ha sabido, el movimiento
mismo del pensamiento. En el conocimiento más ínfimo,
así como en el más elevado, se halla implícita la noción
de su distancia respecto a la realidad, que convierte al
apologista en un mentiroso. La paradoja de la. fe dege.
25
Werke, Erste Abteitung, II. pág. 626.
DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO
35
nera.allin_en la estafa, ervel mito del siglo xx, y su irracionalidad se trasfigura en un sistema racional, en manos de los absolutamente iluminados, que guían ya a la
sociedad hacia la barbarie.
Desde que el lenguaje entra en la historia sus amos
son sacerdotes y magos. Quien ofende los símbolos cae,
en nombre de los poderes sobrenaturales, en manos de
los tribunales de los poderes terrestres, representada
por esos órganos agregados a la sociedad. Qué aconteció
antes es cosa que resulta oscura. El estremecimiento del
que nace el mana se hallaba ya sancionado, por lo menos
por los más viejos de la tribu, dondequiera que el mana
aparezca en la etnología. El mana fluido, heterogéneo,
es consolidado y materializado con violencia por los hombres. Rápidamente los magos pueblan cada aldea con
emanaciones y coordinan, de acuerdo con la multiplicidad de los dominios sacros, la multiplicidad de los ritos.
Lés magos desarrollan, con el mundo de los espíritus y "
sus características, el propio saber profesional y la propia
autoridad. Lo sacro se halla en relación con los magos
y se trasmite a ellos. En las primeras fases, aún nómades,
los miembros de la tribu toman aún parte autónoma en
la acción ejercida sobre el curso natural. Los hombres
hacen salir de las cuevas a las bestias salvajes, las mujeres desarrollan el trabajo que puede realizarse sin un
comando rígido. Es imposible establecer cuánta violencia
precedió al hábito respecto a un orden tan sencillo. En
tal orden el mundo se halla ya dividido en una esfera del_poder y en una esfera profana,En él el curso natural,
comQemanación del mana, .se encuentra ya - re
norma que exige sumisión. Pero si el salvaje nómade,
a pesar de todas las sumisiones, tomaba aún parte en el
encantamiento que delimitaba a éstas, y se disfrazaba
de bestia salvaje para sorprender a la bestia, en épocas
sucesivas el comercio con los espíritus y la sumisión se
hallan repartidos entre clases
clase diferentes de la humanidad: - el poder por uii lado, _ obediencia. por otro. Los
procesos naturales, eternamente iguales_ y recurrentes,
soninculcados, a los sírbditos —por tribus extranjeras o
por los propios círculos dirigentes—•como_fiempa_o_ca-
36
MAX HORKHEIMER - THEODOR W. ADORNO
dencia laboral, según el ritmo de las clavas o de los
palillos que resuenaTerifiii53 7-r en todo
monótono ritual. Los símbolos toman el aspecto_de. fetiches. 'Su conté- nido, la repellaón de la naturaleza, se
revela luego siempre como la permanencia —por ellos
de alguna forma representada— de la constricción social.
El estremecimiento objetivado en una_imagenflia_se
convierte en emblema - del dominio consolidadp,cle grupos
privilegiados. Pero lo mismovienen a ser también los
conceptos generales, incluso cuando se han liberado de
todo aspecto figurativo. La .misma forma deductiva de
la ciencia refleja coacción :Y jerarquía. Así comó -lárfprimeras categorías representaban indirectamente la tribu
organizada y su poder sobre el individuo aislado, del
mismo modo el entero orden lógico —dependencia, conexión, extensión y combinación de los conceptosestá
fundado sobre las relaciones correspondientes_de la realidad social, sobre la división del, trabajo." Pero este
, C1.113cter social de las formas del pensamiento no es como lo quiere Durkheim, expresión de solidaridad social, sino que atestigua en cambio respecto a la impenetrable unidad de sociedad y dominio. El dominio confiere
- '-mayor fuerza y consistencia a la totalidad social en la
_ _ La división del trabajo,
, a la que el
que se establece,
dominio da lugar en el plano social, lirve a la totalidad
dominada para autoconservarsé. Pero así la totalidad
como tal, la actualización de la razón a ella inmanente,
se_convierte de modo forzoso en la actualización de lo
particular. El dominio .á er - opone . a lo singular como .universal;-iguálrque la razón en la .realidad. 'El poder de
todos los miembros de la sociedad —a quienes, en cuanto
tales, no les queda otro camino— se suma continuamente,"
a través de la división del trabajo que les és impuesta,
en la realización de la totalidad, cuya racionalidad se- ve
a su vez multiplicada/Lo_ que_ todos experimentan_ por
obra de p_ocos se cumple siempre como abuso de los indivi-dlos por parte de los mtraosry- la7óprelión de la socieCfr. E. Durkheim. De quelques formes primítives de classification, en "L'Année Sociologique", IV (1903), pág. 66 y sigs.
26
DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO
37
11a-opresión-por-par:te_
dertale
-4T:11917 . a,
y no
universalidad
socia inmediata (la solidaridad),
la
quelaj-e
ile
bij
e-711 as-fOr—
riartr-fi)
co
mas-dél pensamiento. Los
o ..iuszíft . con os que a on ristóteles
explican y exponen el mundo, elevan, con su pretensión
de validez universal, las relaciones "fundadas" por ellos_
al grado de verdadera realidad. Tales conceptos surgían,
como dice Vico," de la plaza del mercado en Atenas, y
reflejaban
igual pureza las leyes de la físiCa, la igualdad
de los con
ciudadanos
de las
de pleno derecho y la inferioridad
mujeres, niños y esclavos. El lenguaje mismo confería aasumido
las relaciones
había
como - de dominio la universalidad que
medio de comunicación una sociedad
civil. El
y
normas
noénfasis metafísico, la sanción mediante ideas
eran más que la hipóstasis de la dureza
exclusiva que los conceptos debían necesariamente asumir dondequiera que la lengua unía la comunidad de
los
señores en ejercicio del mando. Pero en esta función
de reforzamiento
d el_p_oder-sonial-d
e e ngi
li
se convirtieron en tanto más s
eas.superfluas
n
aS cua nto más crecía aquel po.e
V7-,
g
olPe de gracia. L_I:su guaje- científica
-les
l estión 4ue tiene - Wi--- ala d-- el
-espanto inspirado por el
aún algo
g del
etioheVnoidj
laoloap ~g
a_ta n n_ep
e. La unidad de colectividad domi
nio se torna patente más bien en la universalidad que él
contenido malo asume necesariamente en el lenguaje,
metafísicO o científico. La_apología metafísica_ delatsea
aba_lainjusticia_ de
lo existente por lo menos -eri -lá
incongruencia- del -co ncepto
-ylidad del lenguaje__ científico ralidad. En la im ardajá inmpteyícia_ baper i o
por completo la fuerza
de expresión,--y
halla allí sólo lo -e ' tente
su signo neutral. Esta ?Teatr alidad-es
física que la metafísica. Finalinente el il" más meta- radevoransólSím
-lOoTo-i, sino también_a
_sus sucesores, los conceptos universales,
de
etafTsTaivo
dad tiene también
de o colectivo s esta !unida
1
27 Principii di scienza
nuova
delle nazioni, en
ella
G. Vico, Opere, d'intorno
a cargo de F. comune natura
1933, pág. 832.
Nicolini, napoli,
,O
1108.11.11E.IMER - THEODOR IN, AD:AY
isirAx
o
3á dejado más quemoiedo a io colectiyo_del cual ésta
ha. n1-05,-.- A los conceptos tes ocurre frente al iluminism
ha
lomisquearntflosuSi
ninguno de ellos puede sentirse tranquilo. Si el positividno lógico ha dado aun una Chance a la chance, el
dea
etnológico la equipara ya a la esencia.p áles
"Nossurvivances
idées vagues
SOT1t de
ea de la sustanci
de chance et de quintessence
:cette notion beaUCOUP plus riche", o $
si_
iluminisro,-como nominalisrno, se detiene._. delanterná 1'ca.
del r¿dinen,.del concept-o-no d.esartb11-ao,_pu
ado por co-n-cer
algunos,"
' • del nombre_propio. Ya no es jSosible establecer
ién nome bre si, tali corno ha sido afirm nte tamb
,
M
as
aqu ellos
.tidurn
los nombres propios eran originarian
breshan
genéricos;
es-verdad
de todas
foi últimos. La
compartido
aun elque,
destino
de estos
gión
juda,
í ennola
sustancialidad del yo —n.egad.a por H ume
y 1Viach—
es
lolamismo
que el nombre.
En lapara
reli destruir el mito,
que
idea patriarcal
se levanta
el vínculo entre nombre y ser es aún reconocido en la
prohibición de pronunciar el nombre de Dios. El mundo
desencantado del judaísmo concilia la magia negándola
do lo
ión judía no
en la idea de Dios. La religión
admite ninguna
palabra que pueda consolar la desesperación de todo
que es mortal. Dicha religión vincula una esperanza únicamente a la prohibición de invocar a Dios como aquello
que no es, lo finito como infinito, la mentira corno ver- es la denun
dad. La prueba de salvación consiste en abstenerse
de
conocimiento no es abssustituya a ésa; el
toda
fe la
q ilusión. La negación, por lo demás,
cia de
tracta. La negación indiscriminada de todo lo positivo,
la fórmula estereotipada de la nulidad, tal como es aplicada por el budismo, pasaun
por
sobre lanoprohibición
nombre,
rnenos
quede
suel escepti
caricatur a,
da
llamar a lo absoluto con
opuesto, el panteísmo, o que su carica
cismo burgués. Las___121plicas5.9n-es-ael_mundo corno _na
11
cit.,ág.p8.
y Mauss,
op.
Cfr.
Tánnies,
Philosohische
Terminologie, en Psycholo11 illert
lb
p, Leipzig, 1908, pág. 31.
9 b-Soriologische Anstalt
-;•-
39
o como todo son mitologías, y las_vías_garantizadas para
la redención, prácticas mágicas. sublimadas. La satisfacción de saber, todo por anticipado y la transfiguración
dé la negaiividad en redención son formas falsas de resistencia al engaño. El derecho de la imagen se ve salvado
en la firme ejecución de su prohibición. Esta. ejecución,
"negación determinada"," no se halla garantizada a priori
—por la na superióridaddél concepto abstracto—
contra las seducciones de la intuición, corno lo está el
escepticisnió, que considera que tanto lo falso como lo
verdadero son nada. La negación determinada rechaza
las representaciones imperfectas de lo - absoluto, los ídolos, no oponiéndoles, como el rigorismo, la idea respecto
a la cual no tienen vigencia. La dialéctica .más bien hace
ver toda imagen como: escritura, y enseña a 'leer en- sus
caracteres la admisión de su falsedad, que la priva de
su poder y se lo adjudica a la verdad. De esta suerte el
lenguaje se convierte erí algo más que un sistema de
signos. En el concepto de negación determinada Hegel
ha indicado un elemenf8 que distingue al iluminismo de
la corrupción positivistá a la cual lo asimila. Pero il
concluir él por elevar a absoluto el resultado consabido
del entero proceso de la negación, la totalidad sistemática
e histórica, contraviene la prohibición y cae a su vez
en la mitología.
Ello no le ha acontecido sólo a su filosofía corrio apoteosis del pensamiento in constante progreso, sino al
propio iluminismo, a la sobriedad gracias a la cual cree
distinguirse de Hegel y de la metafísica en general. Porque el_ iluminismo es más totalitario que ningún otro
sistema: Su falsedad no reside en aquello que siempre
le han reprochado sus enemigos románticos —método
analítico, reducción a los elementos, reflexión. disolvente—, sino en aquello por lo cual el proceso se halla decidido por anticipado. Cuando en el operar matemático lo
desconocido se convierte en la incógnita de una ecuación,
es ya caracterizado como archiconocido aun antes de
que se haya determinado su valor. La naturaleza es,
DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO
3°
Hegel, op. cit., pág. 65.
ti
MAX HORKHEIMER - THEODOR W. ADORNO
40
antes y después de la teoría de los cuantos, aquello que
resulta necesario concebir en términos matemáticos; incluso aquello que no encaja perfectamente, lo irresoluble
y lo irracional, es asediado desde muy cerca por teoremas
matemáticos. Identificando por anticipado el mundo matematizado hasta el fondo con la verdad, el iluminismo
cree impedir con seguridad el retorno del mito. El iluminismo identifica-el•pensamiento -con ..las matemálli
asrdecirlo, se emancipa a-las -mateláfiWié las eleva
hasta prestarles-tm--carácter-absoluto. "Un mundo infinito, en este caso un mundo de idealidad, es concebido
en tal forma que sus objetos no se tornan accesibles
para nuestra conciencia sigularmente, imperfectamente
y como por azar; pero un método racional, sistemáticamente unitario, termina por alcanzar, en un'progrest5
infinito, todo objeto en su pleno s&-en-sí ... En la
matematización de la naturaleza__cumpl.ida por-MEIo
liiifaturaleza misma resulta —bajo la guía de la nueva
matemática7,-_-- idealizada; se convierte —en términos mo...-átTca..1'"-El persadernos— 'él une multiplicidad matem
miento se_regica en un pród -eso -au-fomático que se desarrolla por cuenta propia, compitiendo con la máquina
que él mismo produce para que finalmente lo pueda sustituir. El iluminismo-" ha -desechado -la - exigencia
de pensar el pensamiento —de la cual la filosofía de
Fichte -éonátituye el desarrollo-radical—, porque-tal-exigencia lo distrae del imperativo de guiar la praxis, .que,
por otro lado; -etprüib:Fichte deseaba -realizar. El procedimiento matemático es convertido, por así decirlo, en
ritual . del- pensamiento. Pés-e- a • la autolimitación, axiomática, el \proc:édimientó maternátiTise_ plantea' como
osa,. .._.
necesario y objetivo: transforma alensamiei~.
en instrumento, tal corno_gustosamen e lo llama. Pero
mediante esta mimesis, por la que epensamiento queda
DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO
,
-
WissenEdmund Husserl, Die Krisis der europaischen
en "Philoschaften un die transzendentale Phiínontenologie,
sophia", Belgrado, 1936, págs. 95-97.
32 Cfr. Schopenhauer, Parerga und Paralipomena, II, pág. 356,
en Werke, ed. Deussen, V, pág. 671'.
*1
41
nivelado con el mundo, lo que existe de hecho se ha
convertido hasta tal punto en lo único que incluso el
ateísmo incurre en la condena formulada contra la metafísica. Para el positivismo, que ha sucedido corno juez
a la razón iluminada, internarse en - tandos inteligibles
no es ya algo sencillamente prohibido, sino un charlataneo sin sentido. Para su fortuna,'el positivisMo no tiene
necesidad de ser ateo, porque el pensamiento reificado
no puede ni siquiera plantear la cuestión. El censor positivista deja pasar de buena gana, igual que al arte, al
culto; oficial, como un sector especial y extrateorético
de actividad' social; a la negación, que se presenta con la
pretensión de ser ccintidriiiénto, laca. La_ distancia del
pensamiento _respecto a la tarea de_ordenar_loque es,
'ta—salidada círculoiipredestinado de la realidad, significa
—para el espíritu científicd— locura y autodestrucción,
„tal como lo era para el mago primitivo la salida del
círculo mágico que ha trazado para el exorcismo; y' en
ambos casos se toman las disposiciones necesarias para
que la violación del tabú tenga incluso en la realidad
consecuencias dañosas para el sacrílego. El dominio de
la_.naturaleza traza el círctilo .en-el que la" crítica de la
razón pura ha encerrado al pensamiento. Kant unió la tesis de su fatigoso e incesante progreso hasta el infinito
con la insistencia inflexible sobre su insuficiencia y eterna limitación. La respuesta que ha dado es el veredicto
de un oráculo. No hay ser en 'el mundo que no pueda ser
penetrado por la ciencia, pero aquello que puede ser penetrado por la ciencia no es el ser. De tal suerte, según
Kant, el juicio filosófico mira a lo_nuevo, pero no conoce
nunca nada nuevo, puesto que repite siernpré sólo aquello .
que la razón ha puesto ya en el objeto. Pero _a este pensamiento, protegido y garantizado —en los diversos departamentos de la ciencia— por los sueños de un visionario, le es presentada luego la cuenta: el dominio
universal sobre la naturaleza se retuerce contra el mismo
sujeto pensante, del cual no queda más que ese mismo,
eternamente igual "yo pienso" que debe poder acompañar todas mis representaciones. Sujeto y, objeto se anulan entre si. El Sí abstracto, el derecho de registrar y
ILUMINISMO'
43
rapto de Perséfona. La unicidad del acontecimiento mítico, que debía legitima-1=11 dé hecho, - es- un_ engaño. En
el origen el rapto de la diosa formaba una unidad inmediata con la muerte de la naturaleza. Se repetía cada
,.otoño, e incluso la repetición no constituía una serie 'de
acontecimientos separados, sino que cada vez era el mis--.
mo . Al.c_onsoliclarse laor
___c_ Jeiencia__del
acoplecimiento_fue_relegado_ al_ pasado__ como_ único, y se buscó
aplacar_ritualmente —recurriendo a lo que había acontecido hacía muchísimo— el horror.a la muerte en ceda
ciclo-estacional. Pero la separación es imponente. Una
vez establecido aquel pasado único, el ciclo asume carácter de inevitable, y el horror se propaga desde•lo. antiguo
tanto sobre el entero acaecer como sobre la repetición
pura y simple. La subyugación de, todo la que es de
hecho, ya sea por la prehistoria fabulosa, ya. por el formalismo matemático, la relación simbólica de lo actual
con el acontecimiento mítico en el rito o con la categoría
abátracta en la ciencia, hace aparecer como predeterrninado a lo nuevo, que es así, en realidad, lo No
es la realidad la que carece de esperanza; sino el saber
l-E-olci-fáfitásrtico--cimatemático-_--. apropia
que —'-e-n -elifin
de la realidadComo esquemaY así la perpetúa.
En el mundo iluminado la mitología ha atravesado. y.
La . realidad completamente depu- traspdolfn.
rada de demonios y de sus últimos• brotes conceptuales,
asume, en su naturaleza esclarecida, el carácter numinoso
que la prehistoria asignaba a los demonios. Bajo la etiqueta de los hechos en bruto la injusticia social de la
cual éstos nacen es consagrada hoy como algo eternamente inmutable,. con. tanta seguridad como era santo
e intocable el mago bajo la protección de sus dioses. El
extrañamiento de los hombres respecto a los objetos dorriTriados no es el único precio que se paga por el dominio;
con la reificación del espíritu han sido adulteradas también las relaciones internas entre los hombres, incluso
las ,de cada cual consigo mismo. El individuo jelin-ce
a un nudo o entrecruzamiento de reacciones y comportamientos convencionales que se esperan prácticamente
de él. El animismo había vivificado las cosas; el indusDIALÉCTICA DEL
MAX HORK.HEIIVIER - THEODOR W. ADORNO
más- que_lo . abstracto
42
. de
r.,_no
tiene
frente
sistematizó
material, ue no cuenta con
otra
roniedad
qUe—fa-é osesión. La ecuación de-espíritu
r
velse, pero sólo debido a que
servir
de
sustrato
a
esta
se
iflund-c5termina
por
aylos dos miembros de ella se eliden recíprocamente. En
la reducción del pensamiento -a la cAtegoría de aparato
matemático
le halla implicita la consagración
del mundo
o Loq_ua_parece-un
triunfo
medida de sí mismo.
1,,la sumisión de todo lo que
o_mediante la dócil
coma racionalidad objetiy,
de
l al formalismo lógi_p_m_a.d
co, es render
existe
inmediatos . Comp
sumisión de la razónalos datos le eren" los datos sus
el dato como tal, no limitarte
a
temporales,
gracias a las cuaabstractas relaciones espacio rnanejados, sino entenderlos
les
puedencomo
ser tomados
y
en cambio
la superficie,
como momentos mediatos
del concepto, que se cumplen sólo a través de la explicación de su significado histórico, social y humano:),oda •
pretensión-del conocimiento es abandonada. Puesfo qué
él conóCimiehto río consiste 0Io—érila percepción, en la
clasificación y en el cálculo, sino justamente en la negación determinante de lo queyo
es inmediato.
Mientras
instrumento
es el que
núa el
el formalismo matemático,cu
abstracta
de
lo
inmediato,
fij
t
mero, la form a mis n la pur a inmediatez. Si da razón a lo
e el conocimiento se limita a su repetición,se
pensamiento
que es.deento
hecho,
ensamiento se reduce a tautología. Cuanto más nto
el
p
erisefiorea'el
aparato teórico-de-fód6-lo que existe, ta
más ciegamente se limita a reproducirlo. De tal manera
el iluminismo recae en la mitología_de--la--que_nunc_ha
sabido liberarse. Pues la _itologíahabía_reproducido
corno verdad, en sus configuraciones,
la esencia
de lo
del mundo),
y había
existente (ciclo, destino, dominio del
renunciado a la esperanza. En la preñez de la imagen
mítica, como en la claridad de la fórmula científica, se
halla confirmada la eternidad
de locomo
que es
de hecho,
mada
el signif
y la realidad bruta es proclamada
que oculta. El mundo como gigantesco juicio analítico,
el único que ha quedado de todos los sueños de la ciencia,
es de la misma índole que el mito cósmico, que asociaba
los acontecimientos de la primavera y del otoño con el
1
•
MAX HORKEEIMER - THEODOR W. ADORNO
44
trialismo reifica las 'almas. Aun_ antes de la planificación total, el aparato económico. adjiaicaaiitariáticamente a
las mercancías valores que deciden el c6idniittarriierito.
de los hombres. Atrzvés-de - las-itnumerables agencias.de
la producción de_masas_y de.-su cultura, se inculcan al
individuo los estilos obligados de conducta, 'Pré -Sentándolos como los itriicos'naturarel, decorosos y razonables.
El individuo queda cada vez más determinado-como co_ sa,
como elemento estadístico, como success or fail re. Su
criterio es. la .autoconservación, el adecuamiento lograd»
o riTrá la 'objetividad de su función y a los,716-dlilos-que
sido fijados. Todo eltó;
res la id e75 la criminaliII
fuerza
de
lo
colectivo, que ejerce su
dad, :aprende—
vigilancia desde. la. . escuela hasta el sindicato. Pero incrtiíólo colectivo amenazador es sólo una superficie falaz
tras la—cual—s-e—daiitáinds" p6fereis que manipulan su,
vioteirciáT . SITErutalidad, que mantienefloSIndividuos
en—s-ü—liigar, representa tan poco la verdadera cualidad
de los hombres, como el valor aquella de los objetos deconsumo. El aspecto satánicamente _deformado _que las
cosas_v_los -lióm-bres han asumido a la..luz clara del cono.Cimiento desprejuiciado, reconduce al dariinio,Ilprin7_
cipio—Cíue llevó ya a cabo la especificación del mana en
los espíritus y en las divinidades _y_Clue_ eniiiScaba la
mirada en los espejismos de los! magos. La fatalidad,
coi la que la prehistoria sancionaba la muerte incomprensible, entra en la realidad comprensible sin residuos.
El pánico meridiano, en el cual los hombres se -daban
cuenta de súbito de la naturaleza como totalidad, tiene
su' correspondencia en aquello que hoy está listo para
estallar en cualquier instante: los hombres aguardan que
el mundo sin salida sea convertido en llamas por una
totalidad que son ellos mismos y sobre la cual nada
pueden.
El iluminismo...experimenta-un horror mítico por el
mito. Y advierte la presencia del mito no sólo en conCeptoá o términos confusos, como cree la crítica semántica, sino en toda expresión humana en cuanto ésta no
tenga un puesto en el cuadro teleológico de la autocon-
ILUMINISMO
45
servación. La proposición spinoziana Conatus sese conservandi primum et unícum virtutis est fundamentum "
constituye la verdadera máxima de toda civilización occidental, en la cual se aplacan las divergencias religiosas
y filosóficas de la burguesía. El_Sí,. que después de la
metódica extinción de todo signo natural, concebido como
mítico, no debía ser ya cuerpo ni sangre ni alma ni
tampoco yo natural, constituyó —sublimado como sujeto
trascendental o lógico-- el punto de referencia de la
razón, la instancia legisladora del obrar. Quien confía
en _la vida directamente, sin relación racional con la
autoCageri.7adión, iitielVe a caer, según el juicio del iluminismo y del protestantismo, en la etapa prehistórica.
El impulso es en sí mítico, como la superstición; servir
a Iii—dibi-que -rió- ess-postulado por el Sí, resulta absurdo
comSlá embriaguez. El progreso ha reservado la misma
suerte a ambas: a la adoración y a la caída en el ser
inmediatamente natural; ha lanzado la maldición sobre
el olvido de sí, en el pensamiento tanto como en el placer.
El trabajo social de todo individual es, en la economía
burguesa, mediatizado gracias al principio del Sí;,, debe
restituir, a los unos el capital acrecentado, a los otros
la fuerza para el trabajo. Pero cuanto más se realiza el
proceso de la autoconservación a travéS de la división
bürgtresa—del trabajo, tanto más dicho progreso exige
la autoalienación de los individuos, que deben adecuarse
en cuerpo y alma a las exigencias del aparato técnico.
A su vez, el pensamiento iluminado no deja de tener
esto en cuenta: finalmente incluso el sujeto trascendental
del ,conocimiento es en apariencia liquidado como último
recuerdo de la subjetividad, y sustituido por el trabajo
tanto más uniforme de los mecanismos reguladores automáticos. La subjetividad_ se ha consagrado en la lógica
de reglas del jüego, 'que aspiraríaira ser arbitrarias sólo
para poder gobernar con menos perturbaciones. El posi,tivishio, en fin, que no se ha detenido ni siquiera ante
la cosa más cerebral que se pueda imaginar —el pensamiento—, ha acorralado incluso la última instanr 4P interDIAL1tCTICA DEL
33
Ethica, Pars IV, Propos. XXII, Coroll.
MAS HORKHEIMER-THEODOR W. ADORNO
46
mediaría entre la acción individualy la norma social,E1
proceso_técnico, en el que el sujetóséIa-reffitedo-despulí7Cle haber sido cancelada de la conciencia, es inmune
r( rtn a
tanto a_la.a.mbigüedad del pensamiento nlítiro---íí---i,
.misma
se
todo significado en general; porque la rai6i
ha convertido en un simple accesorio del aparato-económico ornnicomprenáivo. Desempeña el papel d utensi
.universal- para la fabricación de todos los emás, rígidamentl adaptado a su fin, funesto como el -o-b-fát exactamente calculado en la producción material, cuyo resultado para los hombres se sustrae a todo cálculo. Se ha
cumplido finalmente su vieja ambición de ser el puro
órgano de los fines. La exclusividad. de las leyes_lógicas
deriva de está univocidad de -la función, en última instancia del carácter coactivo de la autoconservación, que
concluye siempre de. nuevo.. en la._ elección entre supervivencia- y ruina, reflejada. aun-en el principio de que__
de dos proposiciones contradictorias sólo una esverdadera 7 la otra es falsa. El formalismo de este principio
y de toda la lógica deriva de la opacidad .y de la confusión de los intereses en una sociedad en la que la conservación de las formas y la de los individuos coinciden
sólo casualmente. La expulsión_deLpensarniento_del ámbito de la lógica... ratifica r . en _el aula :universitaria, la
reifitación del hombre en la fábrica y la oficina. De tal
fOrma el tabú se inviste inCluso-del poder ciu11-5- formula,
el iluminismo del espíritu que este es. Pero así la _nátu 2._
raleza, _que es. la. vIrpladera autoconservación, esesencadenada por el proceso _destinado- a •ilejarla, tanto- en
el individuo comoen el destino colectivo de crisis y
guerras. Se permanece en la teoría coma única norma,
- el ideal de la ciencia unificada, la praxis se somete a_ la
routine irresistible de la historia universal. Eitotalmente en manos de la civilizaCión se_c_onvierie_en- un
elemento de_aquellainhurnanislad.a la • n.e. la-civilización
Ira-Várido de_sustraerse_ desde.el..comienzo. Se realiza
'laia
la.
ar más antigua, la de perder el propio nombre.
La existencia puramente natural, animal y vegetativa,
era para la civilización el peligro absoluto. compor• • •arecieron suce-=
tamiento
DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO
47
sivamente como etas_sup_eradas, y_volver_Lk, -caer en el
nivel de ellas era cosa asociada al terror-de Sí
pudiese convertirse de nuevo en aquella naturaleza de
la. que se había alejado con esfuerzo indecibley:que.
le inspiraba justamente per ,.ello_un indecible horror. El'
vivo recuerdo de la prehistoria, de las fases nóMades,
y tanto más de las fases propiamente prepatriarcales,
ha sido extirpado de la conciencia de los hombres, en
todos los milenios, con las penas más tremendas. El
espíritu iluminado ha sustituido el fuego y la tortura
por la marca impresa a toda irracionalidad debido a que
conduce a la ruina. El hedonismo era moderado y los
extremos le resultaban no menos sospechosos que a Aristóteles. El.ideal burgués de la adecuacióna la naturaleza:
no se refiere a la naturaleza amorfa, sino a la virtud
del justo medio. Promiscuidad y ascesis,, hainbre y
abundancia, son, bien que antitéticas, inmediatamente
idénticas como fuerzas disolventes. A través de la subordinación de toda la vida a las exigencias de su conservación, la minoría que manda garantiza, con la propia
seguridad, tambien la supervive -ficía Urdo. Desde
HoMer-o- iiál-fa los tiempos modernos, el espíritu dominante busca pasar entre la Scila de la recaída en la reproducción simple y la Carybdis de la satisfacción libre e
incontrolada; siempre ha desconfiado de toda otra brújula que no sea la del mal menor. Los neopaganos alemanes, administradores de la psicología de guerra, dicen
querer liberar el placer. Pero como en los milenios han
aprendido a odiarse bajo la presión del trabajo, en la
emancipación totalitaria el placer continúa siendo vulgar
y mutilado por el autodesprecio. El placer permanece
sometido a la autoconservación, tal como se lo'había enseñado la razón, en el intervalo depuesta. En las grandes
mutaciones de la civilización occidental, desde-- la -ap-a-zrición de la religión olímpica hasta el Renacimiento, la
Reforma y el ateísmo burgués, cada vez qué nuevos
pueblos o clases expulsaron más decididamente al. mito,
el temor a la naturaleza incontrolada y amenazadora,,
consecuencia desu - misma materialización y objetivación,
fue degradado a superstición animista, y el dominio de
1.
MAX HORKWEIMER - THEODOR W. ADORNO
4d
la naturaleza interior y exterkr_lue convertían en ,fl
abialuto_de-la -vida. Finalmente, automatizada la autocolíServación, la razón es abandonada por los que han
tomado su pueáto en la guía de la producción, los cuales
la temen ahora en los desheredados. La esencia del iluminismo es la alternativa, cuya •ineluctabilidad es la
del dominio. Los hombres habían tenido siempre que
elegir entre su sumisión a la naturaleza y la de la naturaleza al Sí. Con la expansión de la economía, mercantil
burguesa el oscuro horizonte del mito es aclarado por
el sol de la ratio calculante, bajo cuyos gélidos rayos
maduran los brotes de la nueva barbarie. Bajo la coacción del dominio el trabajó humano siempre se ha alejado más del mito para recaer, bajo el dominio, siempre
de nuevo en su poder.
En un Itelato homérico se halla expresado el _nexo
entre mito, dominio y trabajo. El decimosegundo canto
de la Odisea narra el paso' ante las sirenas. La Ié-ritación
que _éstas representan es la de perderIe en e5. pasado..
Pero el héroe al que la tentación se dirige se ha convertido en adulto mediante el sufrimiento. En la variedad
d é-175S pequeños mortales enfa cual há debido conservarse le ha consolidado en. ala unidad-de la vida individual, la identidad de la persona : , Como agua, tierra y
aire, se escinden ante él los reinos del tiempo/La onda
de aquello que fue refluye de. la toca del presente,. y ,e1
futuro se extiende nuboso en el horizonte. Lo que Odiseo
ha dejado tras de sí entra en el reino de lal . sombras: el Sí
se halla aún: tan cercano al mito primordial, del cual
ha salido con inmenso esfuerío, que su misrrib7pasado, el
pasado directamente vivido, se transforma en pasado
mítico. Odiseo trata de remediaresto mediante un sólido
orden.arniento del tieniDo. - Ei esquerrial.-tripártito debe
liberar 'él instante presente de la potencia .del -pasado,
manteniendo a éste tras el confín absoluto de lo irrecuperable, y poniéndolo, como saber utilizable, a disposición de la hora. El impulso de salvar el pasado como
viviente, así como el de utilizarlo como materia del progreso, se satisfacía sólo en el arte, al que pertenece
también la historia como representación de la vida pasa,
DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO
49
da. En la medida en que el arte' renuncia a valer-como
conocimiento, excluyéndose así de la pzaxis, es tolerado
por la praxis social igual que el placer. Pero el canto
de las sirenas no se halla aún degradado y reducido a
puro arte. Ellas conocen "todo cuanto ocurre en la fértil
tierra"," y en particular, las acciones en que también
Odiseo tomó parte, las fatigas que "padecieron en la vasta
Troya argivos y teucros, por la voluntad de los dioses"."
Al reevocar directamente un pasado muy reciente, amenazan, con la irregstible promesa de placer con que se
anuncia y -és escuchado su canto s el orden patriarcal que
restituye -á:cada—uno su vida sólo a cambio de su entera
duración fémporal. Quien cede a los artificios de las sirenas está perdidb; pueStrnicamente una constante presencia de espíritu -á-franca a la existencia de la naturaleza. Si
l'as sirenas . saben todo lo que acontece, piden en cambio
el futuro, yla .promesa del alegre retorno es el engaño
con que el pasado se adueña del nostálgico. Odiseo es
puesto en guardia por Circe, la diosa que retransforma
a los- hombres en animales: él ha sabido resistírsele y
ella, en compensación, lo pone en condiciones de resistir
a otras fuerzas de disolución. Pero la tentación de las
sirenas sigue siendo . invencible, y nadie puede sustraerse
a ella si escucha el canto. La humanidad ha debido someterse a un tratamiento espantoso para que naciese y se
consolidase el Sí, el carácter idéntico, práctico, viril del
honIre, y algo de todo ello se repite en cada infancia.
El esfuerzo para mantener unido el yo abarca todos lo's
estadios del yo, y la tentación de perderlo_ha. estado
siempre ._unida a la ciega decisión de conservarlo. La
ebriedad narcótica, que hace expiar la euforia en la que
el Sí permanece como suspendido en un sueño similar a
la muerte, es una de las antiquísimas instituciones sociales que sirven de mediadoras entre la autoconservación
y el autoaniquilamiento,, una tentativa del Sí para sobre-
34 Odisea, XII, 191. (Para todas las referencias a obras homéricas en este libro se ha usado la versión española de Luis
Segalá y Estalella.)
36 Ibid., 189-90.
MAX HORKHEIMER - THEODOR W.
ADORA 0
50
vivirse a "sí mismo,' La angustia de perder el
Sí, y de
confín entre Sí mismo y el resto
anular con el Sí el
a la estrucción,
d
de la vida, el miedo a la muerte y
p
se hallaestrechamente ligado a una romesa de felicidad
amenazada en
por la que la civilización se ha visto
illádiencia y _el t rabajo,
a obe
de lbf
instante. Su camino fue el
alón
etername nt e com o
sobre el_ cual la satisfai
puraapariencia, Corrio-Sellaa impotente. El pensamiento
iu-eireT-y--a.-- la
de Odiseo; igualmente hostil la propia i-r- - dos posibi_
propia
felicidad, sabe todo esto. Conoce sólo
Una es! la que prescribe a sús compalidades de saIida -. ,
ñeros. Les tapa las orejas con cera yleS "ordena remar
con todas sus energías. Quien quiere perdurar y subsistir
irrevoca bl e, y
no debe prestar oídos al llamado de loue
e st é en
puede hacerlo sólo en la medida en q no
d ad h
socie
que la
condiciones de escuchar. Esto es lo ntrados,
t
rados, los rabajaprocurado siempre. Frescos y conc e des
de
dores deben mirar hacia adelante y
p los induciría
lo que está a los costados. El impulso que
en
a desviarse es sublimado —con rabios aamargura—
ibi. La ot a pos
esfuerzo ulterior. Se vuelven prá.ctic_o_s
tenire_nte, que
lidad es la que elige Odiseo, el señox_terra
hace trabajar a los demás para sí.:1151yes,,.pero impotente,
anto más fuerfé resulta
atado al mástil de la nave, y •cti - co, así como despdad
ués
atar
la tentación más fuerte se haceán n_mayor tersa ci
se negar
también los burgueses
. 1a___tengan
la felicidad cuando —al crecer su poderío—
al alcance de la mano. Lo que ha oído no tiene consecuencias paró él, pues no puede _hacer otra cosa que
serias con la cabeza para que lo desaten, pero ya es
demasiado tarde: sus compañeros, que no oyen nada,
conocen sólo el peligro del canto y no su belleza,
y lo
salvarse con él,
dejan arádcrar mástil, para salvarlo y salva
Reproducen con su propia vida1a vida del opresor, que
no puede salir ya de su papel social. Los mignossínculos
con los cuales se ha ligado irrevocablemente a la praxis
mantienen a las sirenas lejos de la praxis:/su tentación
eto de cones neutralizada al convertírsela en puro obj
n
templación, en arte/El encadenado asiste a un cocierto,
onado,
inmóvil como los futuros escuchas, y su grito apasi
51
su pedido de liberación, mueren ya en un aplauso. Así
el goce artístico y el_trabajo manual se separan ála salida
de la- prehistoria. El epos contiene ya la teoría justa. El
patrimonio cultural se halla en exacta relación con el
trabajo mandado ; y uno y otro tienen su fundamento
en la condición. ineluctable del dominio social sobre la
naturaleza.
Medidas como esas tomadas en la nave de Odiseo al
pasar frente- a las sirenas constituyen una alegoría premonitbria de la dialéctica del iluminismo. Así como
la .sustitüTbrlidad.. es la medida del dominio y como el
más potente es aquél que puede hacerse representar en
el mayor número de operaciones, del mismo modo la sustituibilidad es- el instrumento del progreso y a la vez de
la regresión. En las condiciones dadas, la...e-xerrélóri del
trabajo significa también mutilación, y no sól6 para los
desocupad5kiiiio tárribiéd para el polo social opuesto.
Los superiores experimentan la realidad, con la que ya
no tienen directamentereláción, sólo como sustrato, y
se_petrifican_enteramente en el si'que comanda. El primitivo sentía la cosa natural sólo Corne objeto que huía
a su deseo, "pero el señor, que ha colocado al siervo entre
la cosa y él, se vincula sólo con la dependencia de la cosa,
y la goza simplemente; y abandona el lado de la inde. 7:
pendencia al siervo que la trabaja"?' Odiseo es sustituido
en el trabajo. Como no puede ceder a la tentación del
abandono de sí, carece también —en cuanto propietario— de la participación en el trabajo, y, finalmente,
también_d_e su dirección, mientras que por otro lado sus
compañero por hallarse cercanos a las cosas, no pueden
gozar el trabajo, porque éste se cumple bajo constricción,
sin esperanza, con los sentidos violentamente obstruidos.
El esclavo permanece sometido en cuerpo y alma, p't
señor_ entra :en_ regresión. Ninguna. forma de dominio
ha sabido aún evitar este precio, y- la circularidad de la historia en - su -- progré1-6-halra su explicación en este
debilitamiento, que es el equivalente del poderío. MienDIALÉCTICA DEL ILUMINISMO
s,-
34 G. W. Hegel, Phiinomenologie des Geistes, ed. Lasson,
pág. 146.
MAX HORKBEIMER - THEODOR W. ADORNO
52
tras -actitudes y conocimientos de la -humanidad -se-van
diferenciando gracias a la división del.trahajo, la humanidad retrocede hacia fases antropológicamente más primitivas, puesto que la duración del dominio comporta,
con la facilitación técnica de la existencia, la fijación de
los instintos por obrá de una fijación más fuerte. La
fantasía se deteriora. El mal no consiste en el retraso
de los individuos respecto a la sociedad o a la producción
material. Donde, la evolución de la máquina se ha convertido ya- éri la mecanismo de dominio, y la tendencia técnica y social, estrechamente ligadas desde siempre,
convergen en la toma de posesión total del hombre, los
atrasadoS no representan sólo la falsedad. Viépversa, la
ádáptación a la potenciaidel progreso —ó al . progreso
de la potencia— implica siempre de nuevo esas formaciones regresivas que .hacen evidente el progreso de su
contrario, y no sólo en el progreso fracasado, sino también en el mismo progreso logrado. La maldición del
progreso constante es la incesante regresión.
Esta regresión no se liinita a la experiencia del mundo
sensible, que está ligada a la proximidad física, sino que
•concierne también al intelecto dueño de sí, que se senara
if clon
de fa, álierieriCi a sensible _Para San
de la función intelectual, por la que sé -Zip-ripie el dominio
sobre los sentidos, la reducción del pensamiento a la
producción de uniformidad, implica el empobrecimiento
tanto del pensamiento como de la experiencia;, la separación de los dos campos deja. a ambos hurdillados. y
disminuidos. En la limitación del pensamiento a tareas
administrativas y organizativas.:. - practicada como superiores desde el astuto. Odiseo hasta los ingenuos directores generales, se halla ya -implícita la obtusidad que
ciega a los grandes cuando ya no es sólo cuestión de
manipular a los pequeños. El espíritu se. transforma de
hecho en ese aparato de dominio y autodominio que la
filosofía burguesa, equivocándose, ha visto en él desde
siempre: La sordera, que ha caracterizado a los dóciles
proletarios desde los tiempos del mito, no representa
ninguna ventaja respecto a la inmovilidad del amo. De
la inmadurez
de los dominados vive la decadente socie.
.
DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO
53
dad. Cuantgi_a_
ná .compaiegc
lo,§
m fi
sutil es el aparato
económico y científico, al cual el sistema de producerrn-a-a-dágado tiempo ha el cuerpo que lo sirve,
• tanto más pobres son las experiencias de las que este
cu
, ergo es__Cágáz. La -eliitinaciókra- las clialidades-Tsu
traducción en funciones ; pasa de la ciencia, a través
de la racionalización de los métodos de trabajo, al mundo
perceptivo de los pueblos, y asimila éste de nuevo al
de los batracios. La regresión de las masas consiste hoy
en la _incapacidad -de -bír con lo$7propios::oídos aquello
que aún no ha sido oído, de tocar con las propias manos
algo que aún no ha sido tocado, la nueva forma de
ceguera que sustituye a toda forma mítica vencida. Gracias a la ¡mediación de la sociedad total, que_embiste
contra"-todo impulso:y_relación, los hombres son reduciló-S-d-él,riuevó áaquello contra lo cual se volvía el prinCipió del Sí, laley de desarrollo de la sociedad: a simples
seres genéricos; iguales entre sí por aislamiento de la
colectividad dirigida en forma coactiva. Los remeros que
no pueden hablar entre ellos se hallan esclavizados todos
al mismo ritmo, así como el obrero moderno en la fábrica,
en el cine y en el transporte. Son las concretas condiciones del trabajo en la sociedad las que_ producen el conformismo, y no impulsos conscientes que intervendrían
para estupidizar a los hombres oprimidos .3r...desviarlos
de la verdad. La impotencia de los trabajadores no . -es
sólo una coartada de los patrones, sino la consecuencia
lógiea de la sociedad industrial, en la que se ha transformado finalmente el antiguo destino, a causa de los
esfuerzos hechos para sustraerse a él.
Pero esta necesidad lógica no es definitiva. -Tal necesidad -se halla ligada al - domirilo, a la yez como su reflejo
e instrumento. Por lo cual su verdad no es menos problemática que lo que su evidencia es ineluctable. Sin
duda el pensamiento ha logrado siempre determinar de
nuevo su misma problernatididad. El pensamiento es el
siervo a quien el señor-no puede -detener según su placer. En cuanto al dominio, desde que la humanidad se
ha Vuelto-estable, y Mego en la economía mercantil, se ha
objetivado _en„leyes y organizaciones, ha debido a la-vez
MAX HORKHEIMER - THEODOR W. ADORNO
54
limitarse. El mstrui-rieitió_:se _vuelve autónomo: la insfiricia
_ Mediadora del espíritu atenúa, independientemente de la voluntad de los amos,ia_inmediatez_de la injusticia económica. Loa instrumetrtos -.-del-dominio, que bydos deben aferrar —lenguaje, armas y finalinente - Talmáquinas—, deben . dejarse aferrar-por todos. Así, en el
dominic4 el momento de. la racionalidad se afirma además corrió' diverso del dominio. El carácter objetivo del
instrumento, que lo torna universalmente disponible, su
"objetividad" para todos, implica-ya la crítica al dominio
a cuyo servicio el pensamiento se ha desarrollado. A lo
largo del camino que va de la mitología a la logística
el pensamiento ha perdido el elemento de la reflexiónsobre-sí, y hoy la maquinaria mutila a los hombres, a
pesar de que los sustenta. Per.c)en_la forma de las_máquinas la ,ratio extrañada sé mueve hacia una sociedad que
coñciÍiaél --_aparato_cristalizacip en aparato material e
intérJétual con el ser viviente liberado y lo refiere a la
sociedad misma como a su IÚ-ja-i-rreal. El órigen_partfcular del perisamiento y su perspectiva universal han
sido desde siempre_ inseparables. Hoy, con la tranirói:
mación- del mundo en industria, la perspectiva de lo universal, la realización social del pensamiento, se halla
hasta tal punto próxima y accesible que justamente a:
causa de tal perspectiva el pensamiento es negado, por
los mismos patrones, como_ mera ideología. Y muestra
sólo la mala conciencia de las camarillas en que se encar-na al fin la necesidad económica el hecho de que sus
manifestaciones —desde las intuiciones del Führer hasta
"la visión dinámica del mundo"—, en neto contraste con
la apologética burguesa precedente, no insistan más en
que sus propias fechorías son consecuencias necesarias
de leyes objetivas. Lab _mentiras-rnític as_ de_misión- y_destino, que ocupan el puesto dejas leyes objetivas,-no_expresan siquie-ía toda la .fálSedad: no son ya como -antaño
las leyes objetivas del mercado,-.que se - afirmaban en las
acciones de los empresarios --y_ llevaban a la catástrofe,
sino que-es-la deCisión consciente de los directores_genei
rales, como /resultarifé - que no tiene nada que-envidiar
en téminos de necesidad a los más ciegos mecanismos de
DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO
55
los precios, en cuanto a manejar el destino de la sociedad.
Los dorninadores_nosné creen en ninguna necesidad
objetiva, pese a que a veces den tal nombre a sus maqui; naciones. Se presentan como_ ingenieros de la historia
universal. Solo los dominado toman- coíhb - necesaria e
intocable la evolución que, a cada aumento .
del nivel de vida, los vuelve urr. poco más impbtentes.
Su reducéión a puros objetos de 'administración, que da
forma anticipada a todos los sectores de la vida moderna,
incluso en el lenguaje y la percepción, proyecta frente
a los dominados una -necesidad objetiva ante la cuál éstos
se creen impotentes. La miseria como contraste stepoder
e impotencia crece . hasta el infinito junto con la capacidad de suprimir perdui-ablemente -toda miseria. Para
todo individuo resulta impenetrable la selva de camarillas e instituciones que, desde los supremos puestos de
comando hasta la economía de los •rackets profesionales,
propenden a la continuación indefinida del statii_quo.
El absurdo del estado en el cual el póder del sistema
sobre -lb-S- hOMbies crece a cada paso en que los- sustrae
al poder:J:1e .-la. naturaleza_ denuncia como superada 'la
razón de la sociedad racional. Su necesidad es ilusoria,
no menos que la libertad de los empresarios, que acaba
por revelar su carácter coactivo en sus inevitables luchas
y acomodamientos. Esta ilusión, en la que se pierde la
humanidad iluminada sin residuos, no puede ser -disuelta
por el pensamientó que, como órgano del dominio, debe
elegir entre mandar y obedecer. Si no puede sustraerse
al encantamiento al cual quedó ligado en la prehistoria,
llega sin embargo a reconocer, en la lógica de la alternativa (coherencia y antinomia), mediante la cual se ha
emancipado radicalmente de la naturaleza, a esa misma
naturaleza no conciliada y alienada respecto a sí misma.
El pensamiento, en el que el mecanismo coactivo de la
naturaleza se refleja y se perpetúa, refleja, justamente
•en virtud de su coherencia irresistible, también a sí mismo como naturaleza olvidada de sí, como mecanismo
coactivo. Sin duda la facultad de representación es sólo
un instrumento. Mediante el pensamiento los hombres
se distancian de la naturaleza para tenerla frente a sí en
.
MAX HORKIIIIMER - THEODOR W. ADORNO
56
la posición desde la cual dominarla. Como la cosa, el
instrumento material, que se mantiene idéntico en situaciones diversas, y separa así el mundo —caótico, multiforme y disparatado— de lo que es evidente, uno e idéntico, el concepto es el instrumento ideal, que aferra todas
las cosas en el punto en que se pueden aferrar. Así como
por lo demás el pensamiento se vuelve ilusorio apenas
quiere renegar de la función separativa, de distancia y
iluminismo tiene razón contra
objetivación. Pero
la
,utopía
y ..proclama impasible al
toda hipóstasi-S---de-dominio como escisión, la fractura entre sujeto y. objeto,
4d-é- prohibe llenar, se convierte en el index de la falsedá-d proPia y dé la verdad. La condena de la superstición
ha significado siempre, junto con el progreso del dominio,
también.-el-desenmascaramiento de. éste. El iluminismo
es más que iluminismo; la naturaleza se hace oír en su
extrañamiento. En la conciencia que el espíritu tiene
en sí como naturaleza dividida en sí, es la naturaleza
quien se invoca a sí misma, como en la prehistoria, pero
no ya directamente con su presunto nombre, que significa
omnipotencia, como mana, sino algo como mutilado y'
ciego. La condena natural consiste en el dominio de la
naturaleza, sin el cual no existiría espíritu. En la humildad en que_ éste se reconoce como dominio rste„._ -retrata
en la naturaleza se disuelve su pretensión_de_ dominio,
que es la que lo esclaviza a la naturaleza. Aun cuando la
humanidad nopuede detenerse en la fuga frente a la; ne- •
cesidad —en la civilización y en el progreso— sin relunciar al conocimiento mismo, por lo menos no ve ya en
las vallas que erige contra la necesidad (las instituciones,
las prácticas del dominio, que desde el sometimiento
de la naturaleza se han vuelto siempre contra la sociedad) las promesas de la libertad futura. Todo progreso
de la civilización ha renovado, junto con el dominio, también la perspectiva de mitigarlo. Pero mientras la-historia
}la-eonsi<it_ a ,por sufrimientos reales, -que no-real
disminuyen-de-ningún. - pró-p-6-i'Ción al aumento
de Ids_rnedios para abolirlos, lazperspectiva.puede contarpará -realizai-sonel concepto. Dado que éste no se
limita a distanciar, como ciencia, a los hombres de la
DIALíCTICA DEL ILUMINISMO
57
naturaleza, sino que además, como toma de conciencia
de ese mismo pensamiento que —en la forma de la ciencia— permanece ligado a la ciega tendencia económica,
permite medir la distancia que eterniza la injusticia.
Gracias a esta anamnesis de la naturaleza en el sujeto,
en el cumplimiento de la cual se halla la verdad desconocida de toda cultura, el iluminismo se encuentra, como
principio, en oposición ardo -Minio, y lá invitación a detener el iluminismo resonó, incluso en los tiempos de Val-II-ni,* Menos -por temor a la - ciencia exacta que por odio
al pensamiento indisciplinado que se libera del encantamiento de la naturaleza en la medida en que se reconoce
como el temblor de ésta ante sí misma. Los sacerdotes
siempre han vindicado al mana respecto al iluminista
que lo conciliaba experimentando horror por el horror
que llevaba ese nombre, y los augures del iluminismo
fueron solidarios en la hybris con los sacerdotes. _El iluminismo burgués se había rendido a su momento positivista mucho antes de Turgot y de d'Alembert. El iluminismo burgués estuvo Siempre expuesto a la tentación
de cambiar la libertad por el ejercicio de la autoconservación. La suspensión del concepto, ya fuera en nombre
del progreso o en el de la cultura —que secretamente se
habían puesto de acuerdo hacía tiempo contra la verdad—, ha dejado er campo libre a la mentira. Mentira
que —en. un mundo que se dedicaba a verificar protocolos
y a custodiar la idea, degradada a "contribución" de
grandes pensadores, como una especie de slogan envejecido— no era ya más distinguible de la verdad neutralizada conió- "patrimonio—cTiltural". Para reconocer el dominio, incluso dentro del pensamiento, como naturaleza no..concíliada, podría remover
esa necesidad cuya eternidad ha sido admitida incluso
por el socialismo con demasiada rapidez, en homenaje
* Giulio Cesare Vanini, 1584-1619, filósofo que fue en Italia
el
máximo exponente del movimiento libertino, es decir, de
aquello( nue —en correspondencia con la misma escuela francesa-- luchaban por liberar al pensamiento de todo dogmatismo,
especialmente en materia religiosa. (N. del T.)
59
n ismo-se-convierte
man sus P emigosrománticos. El
último
compromiso
con tales
.
en'sí sólo al denunciar el
enemigo-s—y al osar abir el _falso absoluto, el principio
i
6. El espíritu de esta teoría intransigente
del ciego dominio.
podría llegar a invertir, para sus fines, el espíritu inexorable del progreso. Espíritu cuyo heraldo, Bacon, ha soñado con las mil cosas "que los reyes con todos sus tesoros no pueden comprar, sobre las cuales su autoridad no
pesa, de las que sus informantes no pueden darles noticias". Tal como lo preveía, esas cosas les han tocado a los
burgueses, a los herederos iluminados del rey. Al multiplicar la violencia a través de la mediación del mercado,
la economía burguesa ha multiplicado también sus propios bienes y sus propias fuerzas hasta el punto de qúe
ya no es necesario, para administrarlas, no sólo de los
reyes ni tampoco de los burgueses: basté, simplemente
con toda. Todos aprenden, a través del poder de las
cosas, a desentenderse del poder. El iluminismo se realiza
y se niega cuando los fines prácticos más próximos se
revelan como la lejanía alcanzada, y las tierras "de las
que sus informantes no pueden darles noticias", es decir
la natúraleza desconocida por la ciencia patronal, son
recordadas como las del origen. Hoy que la utopía de
Bacon —"ser amos de la naturaleza In la práctica"..—
se ha cumplido en escala terrestre, se torna evidente la
esencia-111 la- constriccióti que él imputaba á la naturaleza no dominada. Era el dominió mismo. Dominio tras
cuya dIS-olución puede ir más allá el saber, en el cual
indudablemente residía, según Bacon, "la superioridad
del hombre". Pero ante esta posibilidad el iluminismo
al servicio del presente se transforma en el engaño total
de las masas.
DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO
MAX HORKHEIMER - THEODOR W. ADORNO
al
al common sena reaccionario. Al elevar la neces
os y
veni der
idad
carácter de "base" para todos loseltiempos
estilo idealista— al
degradar al espíritu —según.
al
papel de cima suprema, el .sercialismo ha conservado
de-á--fíió§óffá ---Siirg1.
1 ---ié-gar •
masiado
rísidárnente_la
.1-4ma
la relación de la_necesidad--C6n él---rein—o--ae
De—éli--1-1-1-lertad sería puramente cuantitativa, rriecánica,:ya,31
B.
naturaleza, alienada, como en la primera_mitologí
al pen-convertilaymnrípobsea
la libertad juntocon el socialismo. Al renunciar onro
samiento, que se venga, en su forma
matemáticas, máquina, organización— del hombre 'olvidado de sí mismo, el ilurninisirib ha renunciado a su
propia realización. Al disciplinii todo lo que á iridividuat-érilúminiámo ha dejado a la totalidad incomprendida la libertad de retorcerse —como dominio sobre las
y sobre la conciencia de los hombres. .
cosas— sobre el ser
Pero la ?l'axil _subYersiva depende .de la intransigencia
de la tría respecto la inconsciencia con que la socier ón
j a que el pensamiento se enbiez.ca. La realiz.lci
-- d-E-1d adresulta
difícilpor sus presupuestos materiales, po la
no
desencadenada como tal. Esta es la tesis de los
técnica
-buscan ahora urinuevo antídoto, tal vez
de
de-dorte colectivo, para solucionar la cuestión del antí-doto ." El reszlnsable es un complejo 'social de encegué
cimienta:1E1 mítico respeto científico dé---lcis pueblos
hacia el dato que ellos mismos producen continuamente
termina por convertirse a su vez en un datoa de
lecho,
ucio
reVol
en
ra
en la roca frente a la cual incluso la ismo
f antasídegene
y
. .varisegünzdícomutpis
pasiva confianza en la tendencia objetiva de la historia
Como órgano de esta adaptación, como pura construcción
de medios, el iluminismo es tan destructivo-como lo afirz
58
.
15
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The •sup:reine Ouestion which confronts our generation•
merely
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be had. (The Rockefeller Youndation, A
can be achiet?ed;
which
Review access
for .1943, New York, 1944, págs. 33-35.)
• -SOCIOLOGÍAUNIDAD 2
TEORÍA SOCIOLÓGICA CONTEMPORÁNEA
Teoría crítica
Max Horkheimer
PÁG, 223 A 271 TEORÍA TRADICIONAL
Y TEORÍA CRÍTICA
(26 COPIAS)
Amorrortu editores
Buenos Aires
13
Teoría tradicional y teoría crítica
(1937)
La pregunta acerca de qué es teoría de acuerdo con el estado
actual de la ciencia, no pirece ofrecer grandes dificultades.
En la investigación corriente, teoría equivale a un conjunto de
proposiciones acerca de un campo de objetos, y esas proposiciones están de tal modo relacionadas unas con otras, que de algunas de ellas pueden deducirse las restantes. Cuanto menor es
el número de los principios primeros en comparación con las
consecuencias, tanto más perfecta es la teoría. Su validez real
consiste en qué las proposiciones deducidas concuerden con
eventos concretos. Si aparecen contradicciones entre experiencia y teoría, deberá revisarse una u otra. O se ha observado
mal, o en los principios teóricos hay algo que no marcha. De
ahí que, en relación con los hechos, la teoría sea siempre una
hipótesis. Hay que estar dispuesto a modificarla si al verificar
el material surgen dificultades. Teoría es la...acumulación del
saber en forma tal que este sesy.Wry;utilizable para_caracilri:
zar los hechos dela manera más acab -adaposible. Poincaré com ;_
para la -11énCia con una biblioteca que debe crecer constantemente. -La física experimental cumple la función del bibliotecario, que se ciaipa de las compras, es decir, enriquece el saber
aportando material 'La física matemática, la teoría de la ciencia
natural en sentido estriao-, -fienéla misión de confeccionar el
catálogo. Sin el catálogo, nadie podría sacar provecho de la
biblioteca, por más rico que fuera el contenido de esta. «Ese
es, pues, el papel de la física matemática: debe efectuar generalizaciones de tal manera que ( ...) sus resultados útiles sean
mayores».'
Como meta_ final la teoda aparece -el sistema universal de la
ciencia:S-te ya no se limita a un campo particular, sino que
abirca todos los objetos posibles. La separación de las ciencias
queda suprimida en cuanto las proposiciones atinentes a los
distintos dominios son retrotraídas a idénticas premisas. El
1 H. Poincaré, Wissenschaft and Hypothese E. y L. Lindemann, eds.,
Leipzig, 1914, pág. 146. (La ciencia y la hipótesis, Madrid, EspasaCalpe.)
223
mismo aparato conceptual creado para la determinación de la
naturaleza inerte sirve para clasificar la naturaleza viva, y una
vez que se ha aprendido el manejo de ese aparato, es decir las
reglas de deducción, el sistema de signos, el procedimiento
de comparación de las proposiciones deducidas con los hechos
comprobados, es posible servirse de él en cualquier momento.
Todavía estamos lejos de esa situación.
Esta, a grandes rasgos, es la idea que hoy se tiene de la esencia
de la teoría. Suele referírsela a los comienzos de la filosofía
mina. Como tercera máxima de su método científico, Des
cartel enuncia la decisión de «conducir ordenadamente mis
samientos, es decir, comenzar por los 'objetos más simples y
más fáciles de conocer, y poco a poco, gradualmente, por así
decir, ascender hasta el conocimiento de los más complejos(
con lo cual yo supongo un orden también en aquellos que no
se suceden unos a otros de un modo natural». La~ión,
tal como se la usa en las matemáticas, sería aplicable a la totalidad de las ciencias. El orden del mundo ie giré - .aa-una coneszíóii-dédtiC.6a depensamientos. «Esas largas cadenas de fundamentos racionales simplísimos y fácilmente intuibles, de
las que suelen valerse los geómetras para lograr las demostraciones más difíciles, me indujeron a pensar que todas las cosas
que pueden ser objeto del conocimiento humano se hallan, unas
respecto de otras, en la misma relación, y que, si se tiene el
cuidado de no considerar verdadero lo que no lo es, y se guarda siempre el orden necesario para deducir una cosa de la otra,
no puede haber conocimientos tan lejanos que sean inalcanzables ni tan ocultos que no se los pueda descubrir». 2 ror lo demás, la posición filosófica del lógico hará que las proposiciones
más generales de dónde parte la deducción sean consideradas
como juicios._ empíricos, como inducciones ( tal el caso . de John
Stuart Mili) o como_intelecciones evidentes ( en las corrientes
racionalistas y fenomenológicas), o bien como principios establecidos en forma totalmente arbitraria ( por parte de la axiomática moderna )..
En la lógica más avanzada de nuestros días, como la que ha
encontrado expresión representativa en las Investigaciones lógicas de Husserl, se entiende por teoría el «sistema cerrado de
proposiciones de una ciencia». 3 Teoría, en su exacto sentido, es.
«un encadenamiento sistemático de proposiciones bajo la forma
de una deducción sistemáticamente unitaria». 4 Ciencia es «cierto universo de proposiciones ( .) que surge de modo constante de la actividad teórica, y en cuyo orden sistemático un \
cierto universo de objetos alcanza su deternainación». 5 El que
todas las partes, sin excepción y sin contradicciones, estén encadenadas las unas con las otras, es la exigencia básica que debe
cumplir cualquier sistema teórico. La armonía de las partes,
que excluye toda contradicción, así como la ausencia de componentes superfluos, puramente dogmáticos, que nada tienen
que ver con los fenómenos observables, son señaladas por Weyl
como condiciones imprescindibles.°
Si este concepto tradicional de teoría exhibe una tendencia,
ella es que apunta a un sistema d e signos puramente matemático. Como elementos de la teoría, como partes de las conclu- •
siones y de las proposiciones, fungen cada vez menos nombres \
en el lugar de los objetos experimentables; aparecen en cambio
símbolos matemáticos. Hasta las operaciones lógicas están ya
tan racionalizadas, que, por lo menos en una gran parte de la
ciencia natural, la formación de teorías se ha convertido en
una construcción matemática.
Las ciencias del hombre y de la sociedad se esfuerzan por imi- V.
tar el exitoso modelo de las ciencias naturales. La diferencia entre: .escuelas que en materia de ciencias sociales se orientan
más_hacia la investigación de hechos, o bien se concentran más
en los_principios, nada tiene que ver con el concepto de teoría
como tal. En todas las especialidades que se ocupan de la vida
social, la prolija tarea de recolección, la reunión de enormes
cantidades de detalles sobre determinados problemas, las investigaciones empíricas realizadas mediante cuidadosas encuestas u otros medios auxiliares, como las que, desde Spencer, llenan gran parte de las actividades universitarias, en especial en
los países anglosajones, ofrecen, por cierto, una imagen que
exteriormente parece más próxima a los otros aspectos de la
vida, propios del modo de producción industrial, que la formulación de principios abstractos o que el examen de conceptos
básicos en la mesa de trabajo, como fueron característicos de
una parte de la sociología alemana. Pero esto no significa una
diferencia estructural en cuanto al pensamiento. En los últimos
períodos de la sociedad actual, las denominadas ciencias del
2 R. Descartes, Discours de la méthode, Ii Leipzig, 1911, pág. 15.
(Discurso del método, Buenos Aires, Losada.)
3 E. Husserl, Formale und traszendentale Logik, Halle, 1929, pág. 89.
(Lógica formal y lógica trascendental, México, UNAM.)
4 Ibid., pág. 79.
5 Ibid., pág. 91.
6 H. Weyl, «Philosophie der Naturwíssenschaft», trad. en Handbuch
der Philosophie (Manual de filosofía), Munich y Berlín, 1927, parte II,
pág. 118 y sigs.
224
225
,
espíritu tienen, por lo demás, un fluctuante valór de mercado;
deben limitarse a competir modestamente con las ciencias naturales, más afortunadas, cuya posibilidad de aplicación está
fuera de duda. De cualquier modo, el conceptoslereoría que
prevalece en las distintas escuelas sociológicas, asi como en las
cléntias-natti
mpírjaiá no tienen una
idei -dife-fifite- que los teóricos acercade qué es una teoría bien
formada. Aquellos han llegado, simplemente, a la convicción
reflexiva de que, frente a la complejidad de los problemas sociales y al estado actual de la ciencia, el ocuparse de principios
generales debe ser considerado como una tarea cómoda y ociosa.
Y cuando sea necesario el trabajo teórico, este ha de realinrse
. en contacto constante con el material; por el momento no hay
que pensar en exposiciones teóricas generales. Los métodos de
formulación exacta, en particular los procedimientos matemáticos, cuyo sentido se relaciona estrechamente con el concepto
• de teoría esbozado, son muy apreciados por estos especialistas.
Ellos no cuestionan tanto la teoría en sí, cuanto la elaborada por
otros, «de'sde arriba» y sin auténtico contacto con los proble.-_-_,
mas de una disciplina empírica. Las diferenciaciones entre sociedad y comunidad (T8nnies), entre solidaridad mecánica y
orgánica (Durkheim ) o entre cultura y civilización (A. Weber), como formas básicas de la socialización humana, mostra- ríansucátepoblmiansterplica,
problemas concretos. El camino que debería tomar la sociología
en el estado actual de la investigación sería el difícil ascenso
desde la descripción de fenómenos sociales hasta la comparación particularizada, y solo desde allí hasta la formación de
conceptos generales.
La antítesis aquí esbozada conduce finalmente a que los empiristas, de acuerdo con su tradición, solo acepten las inducciones completas como proposiciones teóricas no derivadas, y
crean que aún estamos muy lejos de alcanzarlas. Sus adversarios consideran válidos para la formación de las categorías y
principios primeros también otros. procedimientos, que no dependen tanto del proceso de recolección dematerial. Durkheim,
por ejemplo, aunque en muchOs aspectos coincida con las opiniones básicas de los empiristas, en lo que respecta a los principios considera_que_et .proceso de inducción puede ser abreviado. A su juicio, la clasificación de le -nómenos ióciales sobre
ii-b-a-se de un registro de hecho-s. 0 i•lente- o es imposible; "además, no facilitaría la investigación en la medida en
que se espera que lo haga. «Su función es proporcionarnos
puntos de apoyo, que podemos relacionar con otras observa.
226
ciones, diferentes de aquellas mediante las cuales hemos logrado esos puntos de apoyo. Para ese fin, la clasificación no necesita estar basada en un inventario completo de todos los
rasgos individuales, sino en un número reducido de ellos, cuidadosamente escogido (. ..) Puede ahorrarle muchos pasos al
observador, pues ella lo conducirá ( .) Debemos,_pues, seleccionar rasgos especialmente importantes para nuestra clasificación». 7 Pero el- hecho de qué los principios primeros sean
alcanzados por selección, por intuición de esencias o por mera
convención no importa diferencia alguna en cuanto a su función
en el sistema teórico ideal. Lo cierto es que el investigador utiliza sus proposiciones, más o menos generales, como hipótesis
para los nuevos hechos que se presentan. El sociólogo de orientaciónfenomenológica asegurará, por cierto, que tras lácomprobació-ñ- iré-una- ley de esencia será absolutamente cierto que
cada caso particular (Exem piar) se comportará de acuerdo con
ella. Pero el carácter hipotético de la ley de esencia se hará
notorio en el problema de saber si, en un caso aisla— o, estamos
frente a un ejemplar de la esencia correspondiente o de otra,
relacionada con ella, o bien si se trata de un mal ejemplar de
un género o de un buen ejemplar del otro. Siempre se encuentran, por un lado, el saber formulado conceptualmente,- y, por
el otro, una_situación objetiva que debe ser incluida en aquel,
y este acto de subsumir, de establecer la relación entre la simple
percepción o comprobación del hecho y la estructura conceptual de nuestro saber, es su explicación teórica.
Sobre las diferentes formas de subsunción no hemos de extendernos aquí demasiado. Sí nos referimos brevemente a cómo
se comporta este concepto tradicional de teoría respecto de la
explicación de acontecimientos históricos. Este problema aparece claramente en la polémica entre Eduard Meyer y Max
Weber. Meyer consideraba inútil, e imposible de responder, la
pregunta de si, en caso de no haber existido una cierta decisión
voluntaria por parte de determinados personajes históricos, las
guerras desencadenadas por ellos habrían ocurrido igualmente
tarde o temprano. En oposición a ello, Weber señalaba que, así •
planteada, la explicación histórica es imposible. Sobre la base
de las teorías del fisiólogo von Kries, y de juristas y economistas como Merkel, Liefmann y Radbruch, desarrolló Weber la
«teoría de posibilidad objetiva». La explicación del historiador
.
7 E. Durkheim, Les regles de la méthode sociologique, París, 1927,
pág. 99 (traducción propia). (Las reglas del método sociológico, Buenos Aires, Schapire.)
227
—como la del penalista— no consistiría en una enumeración
lo más completa posible de todas las circunstancias en juego,
sino, antes bien, en destacar la relación entre determinadas
partes de los acontecimientos, significativas para el decurso
)histórico, y procesos aislados y determinantes. Esta relación,
él juicio, por ejemplo, de que una guerra es desencadenada
por la política de un hombre de Estado consciente de sus fines,
supone lógicamente que, en caso de no haberse llevado a cabo
esa política, no hubiera aparecido el efecto que por ella se
explica, sino otro. Postular una determinada causación histórica implica siempre que, faltando ella y como consecuencia de
rás reglas empíricas conocidas, en las circunstancias dadas se .
otra cosa que las formulaciones e nii -e-stio sa er acerca de las
relaciones económicas, sociales y psicológicas. Con la ayuda
de ellas construimos el proceso probable, eliminando o introduciendo el acontecimiento que ha de servir para la explicación.8 Se opera con proposiciones condicionales, aplicadas a
una situación dada. Si se dan las circunstancias a b c d, debe
esperarse un resultado q; si desaparece d, resultará el acontecimiento r; si se agrega g, el acontecimiento será s, y así sucesivamente. Un cálculo de esta índole es propio de la estructura
lógica del saSer histórico así como -de la ciencia natural. Es la
forma en que ópera la teoría en el sentido tradicional.
Así, Pai; -I6 cíti¿i •J científico, en Tói más diversos campos,
considera la esencia de la teoría, es propio en realidad de su
tarea inmediata. El tratamiento de la naturaleza física, del mismo modo como el de mecanismos sociales y económicos determinados, exigen una conformación del material científico del
tipo de la proporcionada por una estructura jerárquica de hipótesisaos progresos técnicos de la época burguesa son inseparables de esta función del cultivo de la ciencia,;Por una parte, mediante ella los hechos se vuelven fructíferos para el saber aplicable en la situación dada; por la otra, el saber de que
se dispone es aplicado a los hechos. No cabe duda de que ese
trabajo representa un -momento de la subversión constante y
del desarrollo de los fundamentos materiales de la sociedad.
Pero en la medida en que el concepto de teoría es independizado, como si se lo pudiera fundamentar a partir de la esencia
íntima del conocimiento, por ejemplo,
. o de alguna otra mane-
hubierapodctf.Lasreglmpíicno
ri ahistórica, se transforma en una categoría cosíficada, ideológica.
Tanto la fructuosidad, para la transformación del conocimiento presente, de las conexiones empíricas que se van descubriendo, como su aplicación a los hechos, son determinaciones
que no se reducen a elementos puramente lógicos o metodológicos, sino que, en cada caso, solo pueden ser comprendidas
en su ligazón con procesos sociales reales. El hecho de que un
descubrimiento motive la restructuración de las tesis vigentes
hasta ese momento no se puede fundamentar exclusivamente
por medio de consideraciones lógicas, es decir mediante la contradicción con determinadas partes de las ideas dominantes.
Siempre es posible imaginar hipótesis auxiliares, que permitirían evitar una modificación de la teoría en su totalidad. El
que de todos modos se impongan nuevas tesis es fruto de relaciones históricas concretas, aunque, en rigor, para el científico sólo son determinantes los motivos inmanentes. No niegan
esto los epistemólogos modernos, si bien ellos, ante los factores extracientíficos decisivos, apelan más al genio o a la casualidad que a las condiciones sociales. Si en el siglo xvir se comenzaron a solucionar las dificultades en que había caído el
conocimiento astronómico, ya no mediante construcciones ad
hoc, sino abrazando el sistema copernicano,ell -oT-ro se debió
solamente a las cualidades lógicas de dicho sistema, como por
ejemplo su mayor simplicidad. Antes bien, la preferencia por
esas cualidades nos remite a los fundamentos de la praxis social de aquella época. El camino por el cual el sistema copernicano,apenas mencionado.en el.siglo xvi, llegó a ser una fuerza _revolucionaria ' forma parte del proceso histórico a cuyo
traVli- el pensamiento mecanicista adquiere 'una posición dominante.a Que la transformación de las estructuras científicas
dependa de la situación social respectiva, es algo que se puede
afirmar, no solo respecto de teorías tan generales como el sistema copernícano, sino también respecto de los problemas especiales de la investigación corriente. Que el hallar nuevas variedades en dominios aislados de la naturaleza orgánica o inorgánica, ya sea en un laboratorio químico o en investigaciones
paleontológicas, constituya un motivo para la modificación de
viejas clasificaciones o para el surgimiento de otras nuevas,
8 M. Weber, Kritiscbe Studien auf dem Gebiet der kulturwissenschaltfichen Logik (Estudios críticos en el campo de la lógica de la ciencia
cultural), en Gesommelte Aufsiitze (Compilación de ensayos), Tubinga,
:922, pág. 266 y sigs.
9 Una exposición de este proceso se encuentra en Zeitschrift für Sozialforschung (Revista de ciencias sociales), vol. iv, 1935, pág. 161 y sigs.
y en el ensayo de H. Grossmann, uDie gesellschaftlichen Grundlagen
der mechanistischen Philosophie und die Manufaktur» (Los fundamentos sociales de la filosofía mecanicista y la manufactura).
228
229
ello de ningún modo se puede deducir solamente de la situación lógica. Aquí los epistemólogos suelen apelar a un concepto sólo en apariencia inmanente a su ciencia: el concepto
de «pertinencia» (Zweckmassigkeit). Si las nuevas definiciones se introducen en el sentido de la pertinencia, y en .qué medida ello ocurre, no depende, en verdad, sólo de la simplicidad
o de la coherencia lógica del sistema, sino, entre otras cosas,
' de la orientación y metas de la investigación, que no se pueden
explicar ni entender a partir de la investigación misma.
Y, así como la influencia del material sobre la teoría, tampoco
la aplicación de la teoría al material es sólo un proceso intrl
científico; es, al mismo tiempo, social. La relación entre las
hipótesis y los hechos, finalmente, no se cumple en la cabeza
I del científico, sino en la industria. Reglas tales como las de que
el alquitrán de hulla, sometido a determinadas influencias, adquiere tonalidades cromáticas, o que la nitroglicerina, la pólvora y otras sustancias tienen un alto poder explosivo, 'son
saber acumulado que es puesto realmente en práctica en los
establecimientos fabriles de las grandes industrias.
Entre lás_ distintas escuelas filosóficas,_ los _positivista_s_Y. los
pragmatistas -parecen. inteFesarse_especialmente por_ la imbricación- del -trabajo_ teórico en el proceso,.de...vida de_la sociedad.
Señalan como misión de la ciencia el predecir hechos y -Obtener
resultados útiles. Sin embargo, en la práctica es asunto privado
del científico concebir de este modo tal misión y el valor social de su labor. Puede creer en una ciencia independiente,
«suprasocial», desligada, o bien en la significación social de
r su especialidad: esta diferencia de interpretación para nada
influye en su quehacer práctico. El científico y su ciencia están
'1 sujetos al aparato social; sus logros son un momento de la autoconservación, de la constante reproducción de lo establecido,
sea lo que fuere lo que cada uno entienda por ello. Ambos de- ben, sí, corresponder a su «concepto», es decir construir una
teoría en el sentido en que la hemos caracterizado. Dentro de
la división social del trabajo, el científico debe clasificar hechos en categorías conceptuales y disponerlos de tal manera,
que él mismo y todos quienes tengan que servirse de ellos puedan dominar un campo táctico lo más amplio posible. Dentro
de la ciencia, el experimento tiene el sentido de comprobar los
hechos de una manera especialmente adecuada a la situación
correspondienté de la teoría. El material fáctico, la materia, es
proporcionado desde fuera. La ciencia se encarga de su formulación clara e inteligible, a fin de, que los conocimientos puedan ser manejados como se desee.' Para el científico, la recep230
ción, transformación y racionalización del saber fáctico es su
modo peculiar de espontaneidad, constituye su actividad teórica)lo mismo si. se trata de una exposición lo más detallada
posible del material, como en la historia y en las ramas descriptivas de otras ciencias particulares, o si se trata de la recolección de datos globales y de la extracción de reglas generales, como en la física. El dualismo entre pensar y ser, entre entendimiento y percepción, es para él natural.
La idea tradicional de teoría es abstraída del cultivo de la ciencia tal como se cumple dentro de la división del trabajo en
una etapa dada. Corresponde a la actividad del científico tal
como se lleva a cabo en la sociedad junto con todas las otras
actividades, sin que se perciba directamente la relación entre
las actividades aisladas. De ahí que en esa idea no aparezca la
función social real de la ciencia, ni lo que significa la teoría en
la existencia humana, sino solo lo que ella es en esa esfera,
separada, dentro de la cual se la produce en ciertas condiciones...41
históricas. Pero, en realidad, la vida de la sociedad resulta del
trabajo conjunto de las distintas ramas de la producción, y si
la división del trabajo en el modo de producción capitalista
funciona mal, sus ramas, incluida la ciencia, no deben ser vistas como autónomas o independientes. Son aspectos particulares del modo como la sociedad se enfrenta con la naturaleza y
se mantiene en su forma dada. Son momentos del proceso social de producción, aun cuando ellas mismas sean poco o nada
productivas en el verdadero sentido. Ni la estructura de la producción, dividida en industrial y agraria, ni la separación entre
las llamadas funciones directivas y las ejecutivas, entre los servicios y los trabajos, las ocupaciones manuales y las intelectuales, son situaciones eternas o naturales; ellas proceden, por el
contrario, del modo de producción en determinadas formas de
sociedad. La ilusión. de independencia que ofrecen procesos de
trabajo cuyo cumpliniiento, según se pretende, derivaría de la
íntima esencia de su objeto, corresponde a la libertad aparente
deIls—TsujEf6-s—a-ório~teirro—d sode dáir Estos creen actuar de acuerdokon decisiones iridiVidales, cuando hasta en sus más complicadas especulaciones son exponentes del inaprehensible mecanismo social.
La conciencia falsa que de sí mismo tiene el científico burgués
en la era del liberalismo se muestra en los más diversos sistemas filosóficos. De un modo especialmente significativo se expresa, hacia principios de siglo, en el ii -éorantismO:del grupo
de Marburgo. Rasgos aislados de la actiirdad teórica del_cientí&o
____ son transformadoi en categorías universales, en momen.
231
10 Cf. H. Cohen, Logik der reinen Erkenntnis (Lógica del conocimiento puro), Berlín, 1914, pág. 23 y sigs,
conceptual ofrece un importante punto de partida para tal supéración Uambién la teoría del conocimiento dominante ha reconocido la problemática de esa relación. Siempre se vuelve a
insistir en el hecho de que los mismos objetos, que, en una
ciencia, constituyen problemas difícilmente resolubles dentro
de un tiempo previsible, en otra disciplina, en cambio, son
aceptados como simples hechos: Nexos que en física se plantean cómop-rbblema de la investigación, en biología se presuponen como algo evidente. En biología ocurre lo propio con los
procesos fisiológicos en relación con los psicológicos. Las ciencias sociales aceptan Ja_ naturaleza humana y extrahuMana en
sii- c-Pnjunto como algo dado y se interesan por la edificación
de las relaciones entre hombre y naturaleza y entre los hombres
unos con otros. Pero la profundización del desarrollo del concepto de teoría no ha de realizarse sobre la base de esta referencia a la relatividad de la relación entre el pensamiento teórico y los hechos, inmanente a la ciencia burguesa, sino mediante una consideración que atañe, no solo al científico, sino
al individuo cognoscente en general.
El mundo perceptible en su conjunto, tal como está presente
para un miembro de la sociedad burguesa, y tal como es interpretado dentro de la concepción tradicional del mundo que se
halla en acción recíproca con él, representa para su sujeto una
suma de facticidades: el mundo existe y debe ser aceptado. El
pensamiento ordenador de cada individuo pertenece al conjunto de relaciones sociales, que tienden a adaptarse de una manera que responda lo mejor posible a las necesidades. Pero
aquí hay una diferencia esencial entre el individuo y la sociedad. El mismo mundo que, para el individuo, es algo en sí presente;-'que er&Se-i-ceptar y considerar, es también, en la forma en que existe y persiste, producto de la praxis social general. Lo qué percibimos en torno— de-iiPs¿iffds,-lisCEidades y
aldeas, los campos y bosques, lleva en sí el sello de la transformación. No solo en su vestimenta y modo de presentarse, en
su configuración y en su modo de sentir son los hombres un
resultado de la historia, sino que también el modo como ven
y oyen es inseparable del proceso de vida social que se ha desarrollado a lo largo de milenios. Los hechos que nos entregan
nuestros sentidos están preformados socialmente de dos modos: por el carácter histórico del objeto percibido y por el carácter histórico del órgano percipiente. Ambos no están constituidos solo naturalmente, sino que lo están también por la
actividad humana; no obstante, en la percepción el individuo
se experimenta a sí mismo como receptor y pasivo. La OPOSi-
232
233
tos _del espíritu universal, en cierto modo, del «logos» eterno,
goi-d¿Cisivos de la vida social .son_ted~
o, más aún, ras—
la actividad teórica del científico. El poder del conocimiento»
nadePoriginarlo». Por «producir» se entiende «la
es Irais
soberanía creadora del pensamiento». En tanto algo aparece
como dado, tiene que ser posIle constituir sus determinaciones a partir de los sistemas teóricos, y, en última instancia, de
la matemática: todas las dimensiones finitas se pueden deducir,
mediante el cálculo infinitesimal, del concepto de lo infinitamente pequeño, y precisamente esto sería su «producción». El
ideal es alcanzar un sistema unitario de la_ ciencia, todopoderosa en este sentido. Irp-tiiit-o-Ziúe en. el objeto todo se resuelve en determinación conceptual, como resultado de este trabajo no se puede ofrecer nada consistente, nada material; la función determinante, ordenadora, fundadora de unidad es lo único sobre lo cual todo reposa, a lo cual tiende todo esfuerzo
humano. La producción es producción de la unidad, y la producción misma es el producto. 1° El progreso en la conciencia
de la libertad consiste propiamente, según esta lógica, en que,
del mísero escorzo de mundo que se ofrece a la contemplación
del científico, una parte cada vez mayor sea expresable en la
forma del cociente diferencial. Mientras que, en realidad, la
profesión del científico es un momento no independiente den • ,
tro del trabajo, de la actividad histórica del hombre, aquí es 'i
puesta en el lugar de ellos. En la medida en que la razón, en
una sociedad futura, debe efectivamente determinar los acontecimientos, esta hipóstasis del logos en cuanto efectiva realidad es también una utopía encubierta. El autoconocimientj'
del hombre en el presente no consiste, sin embargo, en la cien- •
cia matemática de la naturaleza, que aparece como logos eterno, sino en la teoría crítica de la sociedad establecida, presidida por el interés de instaurar un estado de cosas racional.
El modo de consideración que aísla actividades y ramas de actividades, junto con sus contenidos y objetos, requiere, para ser
verdadero, la conciencia concreta de su propia limitación. Es
preciso traspasar a una concepción en que la unilateralidad,
que inevitablemente sobreviene cuando procesos intelectuales
parciales son aislados del conjunto de la praxis social, sea a su
vez suprimida y superada. En la idea de teoría, tal como ella
se presenta ineludiblemente al científico como resultado de su
propio trabajo, la relación entre los hechos y el ordenamiento
1
ción entre pasividad y actividact_que en . la teoría del conocita como dualismoentre sensibilidad y enteniblento—ie—p-Ile-ii
dimiento, no representa para.la_sociedad -16--Misnio que para
el individúo. Donde este se siente pasivo y dependierite7aque11,-Icir lías que se componga precisamente de individuos, es
un sujeto activo, si bien inconsciente y por lo tanto impropiamente tal. Esta diferencia entre la existencia del hombre y la
aéldis-ión Propia,- E-asta ahora, de las
de la sociedad - expresa . la
formas históricas de la vida social: La existencia de la sociedad
ha reposado en una represión directa, o bien es la ciega resultante de fuerzas antagónicas, pero en ningún caso. ha simio él
fruto de la espontaneidad consciente de los individuos libres.
De ahí que el significado de los conceptós— de actrvidad pasividad cambie según se aplique al individuo o a la sociedad.
En el_tipo de economía burguesa, la .actividad de la sociedad
es ciega y concreta,.la del individuó-abstracta y.consciente.
La producción humana contiene siempre también algo de sistemático. En la medida en que el hecho, que, para el individuo,
se agrega exteriormente a la teoría, es producido socialmente,
en ese hecho debe estar presente la razón, aunque sea en un
sentido restringido. La praxis social incluye siempre, en efecto, el saber disponible y aplicado; el hecho percibido está, por
ende, ya antes de su elaboración teórica consciente, llevada a
cabo por el individuo cognoscente, condicionado por ideas y
conceptos humanos. A este respecto_ no-debe pensarse solamente en_ el experimento, característico de las ciencias naturales. La denominada «pureza» del proceso fáctico que debe
ser alcanzada por medio del procedimiento experimental, se
asocia por cierto .a condicionamientos técnicos cuya relación
con el proceso de producción material es evidente. Pero aquí,
a la cuestión acerca del grado en que lo fáctico está mediado
por la praxis social como totalidad, se sumará muy posiblemente otra, relativa a cómo es influido el objeto estudiado por
el instrumento de medición, es decir por aquel procedimiento
especial. Este último problema, -que la física trata constantemente de resolver, se relaciona_con el que aquí planteamos no
menos estrechamente que el problema de la percepción en general, incluida la percepción cotidiana. El aparato sensorial fisiológico del hombre trabaja desde hace ya tiempo, en gran
parte,. en la misma dirección que los experimentos físicos. El
modo como, al observar receptivamente, se separan y se reúnen
fragmentos, como unas cosas son pasadas por alto y otras son
puestas de relieve, es resultado del modo de producción moderno en la misma medida en que la percepción de un hombre
perteneciente a cualquier tribu primitiva de cazadores y pescadores es resultado de sus condiciones de existencia y, por supuesto, también del objeto. En relación con esto, la afirmación
de que las herramientas serian prolongaciones de los órganos
humanos podría invertirse diciendo que los órganos son también prolongaciones de los instrumentós. En etapas más altas
de la civilización, la praxis humana consciente determina inconscientemente, no solo la parte subjetiva de la percepción,
sino también y en mayor medida, el objeto. Lo que un miera.
•bro de la sociedad industrial ve diariamente a su alrededor:
casas de departamentos, fábricas, algodón, reses, seres humanos, y no solo los cuerpos, sino también el movimiento en el
que son percibidos desde trenes subterráneos, ascensores, automóviles o aviones, este mundo sensible lleva en sí mismo los
rasgos del trabajo consciente, y la separación entre lo que per'tenece a la naturaleza inconsciente y lo que es propio de la
praxis social no puede ser llevada a cabo realmente. Aun allí
donde se trate de la percepción de objetos naturales como tales, la naturalidad de estos está determinada por-el contraste
con el mundo social y, en esa medida, es dependiente de él.
No obstante, elindividuo percibe la realidad sensible como
slinolssecuencia_cle -hechossientroidelloa_nrdenamientos_ conceptuales. Por cierto que también estos se han desarrollado
en conexión recíproca con el proceso de vida de la sociedad.
Por eso, si lgs1112sunsión en el sistema deLen.tendimientos el
juicio,acexcade_los_objetps.se producen, por lo general, como
algo obvio y con notablé coincidencia entre los miembros de
la sociedad dada, esta armonía, tanto entre percepción y_ pensamiento traclicionál, como entre las mónadas, es decir los sujetos individuales cognoscentes, no es un :azar inetafísko. El
poder del sentido común, del corn-in—on sense, para el cual no
existen secretos, así como la vigencia general de opiniones en
dominios que no se relacionan directamente con las luchas sociales, como por ejemplo las ciencias naturales, están condicionados por el hecho de que el mundo objetivo, acerca del cual
se han de emitir juicios, procede en gran. medida de una actividad determinada por los mismos pensamientos mediante los
cuales ese mundo es reconocido_~_renclidasn
En la fil&arne71Gnt este lecho es expresado en forma idealista. Su doctrina, según la cual la sensibilidad es meramente
pasiva mientras que el entendimiento es aZtiv—ii,`Plaiiiea aKant
la siguiente - cüestión: ¿cómo puede estar seguroel entendimiento de poder aprehender bajo sus reglas, en cualquier futuro posible, eso diverso que le es dado en la sensibilidad? La
234
235
tesis de una armonía preestablecida, de un «sistema de preformación de la razón pura», tesis según la cual serían innatas
al pensamiento las mismas reglas por las que se regirían los
objetos, es expresamente impugnada por él. 11 He aquí la respuesta de Kant: los fenómenos_sensibles están ya formados
por el sujeto. trascendental —esto es, a través de una actividad
racional— cuando son captados por la percepción y juzgados
con, conciencia. 12 En los capítulos más importantes de la CrífiCa de la_razón pura, Kant trató de fundamentar con mayor
-esa . determinaCión subprecisión
jetiva del material -swisible-;- de la cual el individuo nada sabe.
La -dificultady oscuridad que suponen, según el mismo Kant,
los pasajes principales (relativos al problema que hemos señalado) de la deducción y del esquematismo de los conceptos puros del entendimiento se deben quizás, al hecho .de que él concibe esa actividad supraindividual, inconsciente, para el sujeto
empírico, solo en la forma idealista de una conciencia en sí,
de una instancia puramente espiritual. De acuerdo con la visión
teórica alcanzable en su época, Kant_no–eencibeia_tealidad
como_producto-debrabaj.o, en una sociedad en la cual este es
caótico en el todo, pero orientado hacia una meta en cada una
de sus partes. Donde Heget y0 Mgcierne la...astucia-de una razón objetiva,--al•menmen_el...plano de la historia universal,
kant ve «un arte oculto en las profundidades del alma humana, el secreto de cuyos mecanismos difícilmente podremos
arrancar a la naturaleza, poniéndolo en descubierto ante nuestros ojos».13 En todo caso, comprendió que. detrás de la discrepancia entre hechos y teoría, que el científico experimenta
eri--giriCtF/idid -délelpecialista, yace una profünda unidad: la
subjetividad general de la cual dePendeilconocer individual.
La actividad social aparece como fuerza trascendental, esto es,
como suma de factores espirituales. La - afirmación de Kant de
que la acción de esa fuerza estaría rodeada de _oscuridad, es
decir, que, pese a toda su racionalidad, sería irracional, no ca-
rece de un fondo de verdad. La economía burguesa, por saga,)
ces que sean los individuos que entran en competencia, no está ,
11 Cf. I. Kant, Kritik der reinen Vernunft, Transzendentale Deduktion
der reinen Verstandesbegriffe, (Crítica de la razón pura, Deducción
trascendental de los conceptos puros del entendimiento), § 27, B 167.
12 Ibid., Der Deduktion der reinen Verstandesbegriffe zweiter Abschnitt, 4. Vorliiufige Erklárung der 118glichkeit der Kategorien als Erkenntnisse a priori, secc. A, pág. 110 (Segunda parte de la Deducción
de los conceptos puros del entendimiento, cuarta explicación provisoria
de la posibilidad de las categorías como conocimientos a priori).
13 Ibid., Von dem Schematismus der reinen Verstandesbegriffe, secc. B,
pág. 181 (Sobre el esquematismo de los conceptos puros del entendimiento).
sometidaunpl,r cosientmhau.
meta general; la vida del todo se desenvuelve a partir de ella ,
acostdenrmfi,agostdyencirm,omo por azar. Las dificultades internas que aquejan a los conceptos supremos de la fllospfía_Wiffina,sobre -todo. al_yo de
la aubiOvidad_trascendental, a la apercepción pura u originaria,
a la conciencia en sí, testificania_profundidarl y...rectitud de su
pensamiento. El doble carácter de estos conceptos kantianos,
que por una parte señalan la unidad y racionalidad Máiii -rias,
y por Ja.otra algo .orcuroTiiiconsciente; ..impenetrable, refréV
exactamente laforma contradiétoria de la actividad humana en
la época Moderna. La acción conjunta de los hombres en la sociedad es la forma de existencia de su razón; en ella emplean
sus fuerzas y afirman su esencia. Pero, al mismo tiempo, este
proceso y sus resultados son para ellos algo extraños; se les
aparecen, con todo su inútil sacrificio de fuerza de trabajo y
de vidas humanas, con sus estados de guerra y su absurda miseria, como una fuerza natural inmutable, como un destino suprahumano. Dentro de la filosofía teórica de Kant, en su análisis del conocimiento, esta contradicción ha sido conservada.
La problemática no resuelta de la relación entre actividad y
pasividad, entre a priori y dato sensible, entre filosofía y psicología, no es, entonces, una insuficiencia subjetiva, sino que
es realmente necesaria. Hegel puso en descubierto y desarrolló
estas contradicciones, pero finalmente las reconoció en el elemento de una esfera espiritual más alta. La_nehiul~ de
gesuLeto universal al _que Kant afirma . pero al__que..no. puede
caracterizar satisractoriameiTie, –el'aiSilada por Hegel en_cuanto pone el espíritu absoluto como lo eminentemente real (das
Allerrealste). Lo universal, según él, ya se ha deiPlégado adecuadamente y es idéntico a lo que se concreta. U...tazón ya no
necesita ser simplemente crítica respecto de sí misma; en Hegel ella se ha vuelto Afirmativa, aun antes de que la realidad
deba ser afirmada como racional. Ante las contradicciones de
la existencia humana, que siguen teniendo existencia real, ante
la impotencia de los individuos frente a las condiciones creadas
por ellos mismos, esta solución aparece, de parte del filósofo,
como afirmación privada, como personal declaración de paz
con el mundo inhumano.
La inclusión de los hechos en sistemas conceptuales ya existentes y su revisión mediante la simplificación o la eliminación
de contradicciones, es, como ya hemos expuesto, una parte de
236
237
.
,
la praxis social general. En cuanto.la sociedad se escinde en
grupos y clases, se comprende que esas construcciones teóricas
mantengan, según su pertenencia a una de esas clases o grupos,
también una relación diferente con esa praxis general. En la
medida en que la clase burguesa nació y creció en el seno de
una sociedad feudal, la teoría puramente científica que aquella trajo consigo mostró, respecto de esa época, una tendencia
muy disolvente y agresiva hacia la vieja forma de la praxis. En
el liberalismo, caracterizó ella al tipo humano predominante.
Hoy el desarrollo está determinado mucho más por los antagonismos nacionales e internacionales de camarillas de dirigentes,
situadas en los puestos de comando de la economía y el Estado,
que por las personalidades comunes, que, en su mutua competencia, están destinadas a mejorar el aparato de producción y
los productos mismos. En la medida en que el pensamiento
teórico no se aplique a fines altamente.especidrzadói -Yelación con estái- lahás, - printipalmenie la guerra_ y su industria,
el interéS.W el hidiSminuido.Se emplean menos energías en
formar y hacer progresar la facultad de pensar prescindiendo
de su forma de aplicación.
Estas diferencias, a las cuales podríamos agregar aún muchas
otras, no impiden, sin embargo, que la teoría en su forma tradicional, el juicio acerca de lo dado en virtud de un aparato de
conceptos y de juicios corriente, que rige también para la conciencia más simple, además de la acción recíproca que media
entre los hechos y las formas teóricas como consecuencia de las
actividades profesionales, cotidianas, ejerza una función social
positiva. A este hacer intelectual se han incorporado las necesidades y los fines, las experiencias y destrezas, las costumbres
y tendencias de la forma actual del ser del hombre. Tal como
un instrumento material de producción, él representa, como
posibilidad, un elemento perteneciente, no solo a la totalidad
cultural actual, sino también a un todo cultural más justo, más
diferenciado, más armónico. En la medida en que este pensamiento teórico no se acomoda conscientemente a intereses externos, ajenos al objeto, sino' que se atiene realmente a los problemas tal como ellos aparecen ante él como consecuencia del
desarrollo de las especialidades, y en la medida en que, en conexión con esto, plantea nuevos problemas y modifica viejos
conceptos cuando ello parece necesario, puede entonces, con
derecho, considerar los logros de la época burguesa en materia de técnica e industria corno su legitimación, y puede también estar seguro de sí mismo. Por supuesto que se comprende
a sí mismo como hipótesis y no como certeza. Pero este carde.
238
ter de hipótesis es compensado de muchas maneras. La inseguridad no es mayor que lo que debe ser en virtud de los medios
intelectuales y técnicos con que se cuenta y que, en general,
han probado su utilidad, y la formulación de tales hipótesis,
en cuanto tal y por pequeña que sea su verosimilitud, vale
como un logro socialmente necesario y valioso que, en sí mismo,
en todo caso no es hipotético. La formación de hipótesis, el
trabajo teórico en general, es una actividad para la cual existe,
en la situación social presente, una fundamental posibilidad
de aplicación, es decir, una demanda. Si ella es pagada por debajo de su valor, o incluso si no puede ser vendida, comparte
simplemente el destino de otros trabajos concretos y, quizás,
útiles, desechados por esta economía. No obstante, ellos la suponen y forman parte del proceso económico en su totalidad,
tal como se cumple bajo determinadas condiciones históricas.
Esto nada tiene que ver con la pregunta sobre si los esfuerzos
científicos mismos son productivos en sentido estricto. En este
sistema hay demanda para una enorme cantidad de productos
llamados científicos; son apreciados de los más diversos modos, y una parte de los bienes que provienen realmente de un
trabajo productivo es gastada en ellos, sin que esto implique
nada respecto de su propia productividad. También la ociosidad de ciertos sectores de la actividad universitaria, así como
la ingeniosidad vacía, la formación metafísica o no metafísica,
de ideologías, tienen, junto con otros requerimientos surgidos
de los antagonismos de la sociedad, su importancia social, sin
que en el período actual sean realmente adecuados a los intereses de alguna mayoría notable de la sociedad. Una actividad
que contribuye a la existencia de la sociedad en su forma dada
no necesita, en modo alguno, ser productiva, es decir crear valores para una empresa. No obstante ello, puede pertenecer a
ese sistema y contribuir a posibilitarlo; es lo que Acune, en
verdad, con la ciencia especializada. —r&Q(.1c)
Ahora bien, hay_un_cornportamiento humano " que tiene por
objeto la sociedad misma. No -eitraTrIgido—sbláiriente a subsanar inconvenientes, pues para él estos dependen más bien de
la construcción de la sociedad en su conjunto. Si bien se origina en la estructura social, no está empeñado, ni por su inten•
ción consciente ni por su significado objetivo, en que una cosa
,14 Este comportamiento es designado, en lo que sigue, como «crítico..
Lí'palabra se entiende aquí no tanto en el sentido de la crítica idealista de la razón pura, como en el de la crítica dialéctica de la economía política. Se refiere a una característica esencial de la morra dia.
léctica de la sociedad.
239
cualquiera funcione mejor en esa estructura. Las categorías d¿
mejor, útil, adecuado, productivo, valioso, tal como se las entiende en este sistema, son, para tal comportamiento, sospechosas en sí mismas y de ningún modo constituyen supuestos;
extracientíficos con los cuales él nada tenga que hacer. Por\
regla general, el individuo acepta naturalmente, como preestablecidas, las destinaciones básicas de su existencia, esforzándose por darles cumplimiento; además, encuentra su satisface ción y pundonor en resolver, con todos los medios a su alcance,
las tareas inherentes a su puesto en la sociedad, y, a pesar de
la energía con que puede criticar cuestiones de detalle, en seguir haciendo afanosamente lo suyo; en cambio, el comportamiento crítico a que nos referíamos, de ninguna manera
acata esas orientaciones que la vida social, tal y como ella se
desenvuelve, pone en manos de cada uno. La separación entre—A
individuo y sociedad, en virtud de la cual el individuo acepta
como naturales los límites prefijados a su actividad, es relativizada en la teoría crítica; Esta concibe el marco condicionada por la ciega ieción conjunta _tie.
del trabajo dada y las diferencias de clase, como
utig'funcisín_quE,priesto (fue surg e del ol-ra-r . hurnano, puede
estar subordinada también a la decisión planificada, a la persecución racional de fines.
El carácter escindido, propio del todo social en su configuración actual, cobra la forma de contradicción consciente en los
sujetos del comportamiento crítico. En tanto reconocen ellos
la forma presente de economía, y toda la cultura fundada sobre
ella, como productos del trabajo humano, como la organización que la humanidad se dio a sí misma en esta época y para
la cual estaba capacitada, se identifican con esta totalidad y
la entienden como voluntad y razón: es su propio mundo. Al
mismo tiempo, advierten que la sociedad es comparable con
procesos naturales extrahumanos, con puros mecanismos, puesto que las formas de cultura, fundadas en la lucha y la opresión, no son testimonios de una voluntad unitaria, autoconsciente: este mundo_no es el de ellos, sino el del capital. Lo_que
va..de-laSE
storia_no .pue-cle, en rigor; ser"Comprendido; comprensibles solo son en ella individuos y grupos aislados, y
estos ni siquiera totalmente, pues, en virtud de su dependencia
interna respecto de una sociedad inhumana, ellos son, aun en
sus acciones conscientes, en gran medida funciones mecánicas.
Aqueiraidentificación es por ello ciiiitiadiaEria, una contradicción que caracteriza _a. tododos conceptos del_pensam- iénto
crítico... Para este, las categorías económicas de «- trabaj6», «va.
lor» y «productividad» significan exactamente lo que ellas significan en este sistema, y toda otra explicación es vista como
un mal idealismo. Al mismo tiempo, el aceptar simplemente
ese significado implica la más torpe de las falsedades: el reconocimiento crítico de las categorías que dominan la vida de la
sociedad contiene también la condena de aquellas. _Este carácter dialéctico de la autointerpretación del hombre actual deterMina también, :en última .instancia;:liosCurcled.5 711-ctitica
kgntiana de la razón. La razón no puede hacerse coMprensible
g sí misma mientras loiroTil._res actúen conactmiembtos
un
organismo irracióhár - EI-Siganismo, como unidad crece
ece y
muere de mgriéia.-rigtural, no es precisamente un modelo para
la sociedad, sino una sofocante forma de ser, de la cual debe
emanciparse. Un comportamiento que, orientado hacia esa
emancipación, tiene como meta la transformación de la totalidad, puede muy bien servirse del trabajo teórico, tal como él
se lleva a cabo dentro de los ordenamientos de la realidad establecida. Carece, sin embargo, del carácter pragmático que
es propio del pensamiento tradicional en cuanto trabajo profesional socialmente útil.
el.pensanalealta-te6rico corriente, talsoano_lcdhemos ex' puesto, tantp_la_gbesis_de_lo_ circunstancias dadas, como también la aplicación--práctica-de-los_5istemas e conceptos con
-11.1gs a re ende yyor consiguientesu_papet-ert-Wprgxis,
san-C61W erados_exterioreS7 -Elte_exTrañamiento, que en la terolCig-faT 'filosófica se expreIg ' como separación entre valore
investigacia1c7nocimiénto y acción, así cornoen - oíiWp-árü--,
deopsicn,rvaetikádblsconrae
señaladas y otorga un marco fijo a su actividad. A un pensamiento que no reconoce ese marco parece faltarle toda base
de apoyo. ¿Qué otra cosa podría representar un procedimiento teórico que, en última instancia, no se reduzca a la determinación de hechos a partir de sistemas de conceptos lo más
simples y diferenciados que se pueda, sino un juego intelectual
y falto de dirección, mitad fantasía abstracta, mitad expresión
impotente de estados de ánimo? La indagación del condicionamiento social de hechos y de teorías puede constituir quizás un problema de investigación, incluso todo un campo de
trabajo teórico, pero no se advierte en qué medida tales estudios se diferenciarían básicamente de otros estudios especializados. La investigación de ideologías o la sociología del conocimiento, que han_sido_extraídas de la teoira crítica y estabre-Ciffas como disciplinas especiales, no están, ni por su esencia ni por sus propósitos, en oposición conaactividad corrieni--
240
241
te delkciencia ordenaclosa.En_ellas,eLconocimiento de_sí del
pensamie&w_se_xedtice_a_descubrir- relaciones_entre -posiciones.,
espirituales y situaciones-sociales. La estructura del comportamiento crítico, cuyos propósitos sobrepasan los de la praxis
social dominante, no es, por cierto, más afín a estas disciplinas
que a las ciencias naturales. Su o oski,s5n-al-concepto tradicional de teoría_no-surg•-tant e- a_diferencia-de-objetos cuanto
de sujetos_ Para los_tepresentaptes_de este_ comportamiento,
o -tal como ellos provienen del trabajo en la sodedad,
1 51--hech,
nbiisonexteriores en el mismo sentido en que lo son para los
investigadores o los miembros de otras ramas profesionales,
que piensan como investigadores, en pequeño. Para aquellos,
trátase de una__reorganización del trabajo. Pero en la medida
en que las circunstancias que se ofrecen a la percepción son
entendidas como productos que están bajo el control del hombre o, en todo caso, en el futuro han de caer bajo ese control,
dichas circunstancias pierden el carácter de mera factiddad.
Mientras que el especialista; .«en cuanto» científico, ve la realidad social, junto con sus productos, como exterior, y, «en:
cuanto» ciudadano; percibe suinterés por ella a través de artícu- los políticos, .de la afiliación a partidos o a organizaciones de
beneficencia, y de-. su participación en las elecciones, sin unir
ambas cosas algunas otras formas de comportamiento,en su persona de otro modo que, a lo sumo, mediante una interpretación psicológica, hoy, en cambio, el pensamiento crítico está inotivado..pqr el intento de suprimir y superar realdieüte esa_tensiún, de -suprimir la_ oloaról entre la Condene
cia-de-fines, la espontan.eidad,y_ la racionalidad esbozadas en el
individtiOSW_relaciones del procese de trabajo, ftindamentalespáía la...sociedad. El pensamierito crítico contiene un coneptodel hombre que le opone á sí mismo. en tantó -iicuse pro
duzca esa identidad. Si el actuar Conforme a la jai& es -propio ",
del li&-nbr-e, la praits social dada, que forma la existencia has- I,
ta en sus mismos detalles, es inhumana, y este carácter de in\humanidad repercute en todo lo que se realiza en la sociedad.
La actividad intelectual y material del hombre siempre seguirá
teniendo algo exterior: esto es, la naturaleza como suma de
los factores no dominados aún en cada época, y con los cuales
la sociedad está en relación. Pero si a ello se suman, como una
parte más de la naturaleza, las circunstancias que dependen
únicamente del hombre mismo, su relación en lo que respecta
al trabajo, la marcha de su propia historia, entonces esta exterioridad no solo no es una categoría suprahistórica, eterna
—tampoco es pura naturaleza en el sentido señalado--, sino
242
el signo de una lamentable impotencia cuya aceptación es antihumana y antinacional.
El pensamiento burgués está constituido de tal manera que, en
la reflexión sobre su propio sujeto, admite con necesidad lógica el ego, el cual se cree autónonio. Por su esencia, es abstracto, y su principio es la individualidad ajena al acontecer, la
individualidad que, en su pretensión, se eleva a causa última
del mundo o aun a mundo. Su opuesto inmediato es la convicción que se tiene a sí misma .por la expresión no problemática
de una comunidad ya existente, por ejemplo, la ideología de
la raza. El nosotros retórico es usado aquí en serio. El hablar
cree ser el instrumento de la generalidad. En la desgarrada sociedad de hoy, este pensamiento es, al menos en cuestiones
sociales, armonicista e ilusionista. El pensamiento crítico_y
su teoría se oponen a ambas actittides. No son ni la función_
de un in :duo aislado ni la de una geneiZdád'ae-Vdiv-iduros.
lene, en cambI-,--E5iletiiiie-MeEte-Tpiii sujeto -a
iría-faro
el minado,.. eri-susLrelaciones reales con otros individuos :y- .
gi-upos, y en su relación crítica con una determinada clase, y,
por ultimó, en su trabazón, así mediada, con la totalidad social
y la naturaleza. Na_es.un.:punto, como el yo de . la filosofía
'bürguesa; su. exposición consiste en la construcción del presente histórico: El_sujetoyensante tampoco es efliigar en el
que COnfluyen_conoeimiento:rbirefo",'Ilgái -a- partir del cual
entonces un saber absoluto. Esta apariencia en la
que, desde Descartes, vive el idealismo, es ideología en sentido
estricto: la limitada libertad del individuo burgués aparece en
forma de libertad y autonomía perfectas. Pero el yo, sea que
actúe simplemente como pensante o de alguna otra manera, en
una sociedad impenetrable, inconsciente, tampoco tiene la certeza de sí mismo. En el pensar acerca. del hombre, sujeto y
objeto se separan el uno del otro; su identidad está puesta en
el futuro y no en el presente. El método que conduce a ello
puede llamarse, en la terminología cartesiana, clarificación;
pero esta, en_e_l_pensarnif-nto realmente crítico" significa, no
s lógiczsino
Iiempo_uturoceso
solamer
ife-Em
_____prog_e_o_
ni-forman, tanto la eshiitEi-65 concreto. En su decurso se--fil-tructura social en su totalidad, como la relación del teórico
con la sociedad, es decir, se transforma_el .sujeto así como el
a 'el del pensamiento. La aceptación de la invariabilidad esencial de la relación entre sujeto, teoría y objeto, diferencia la
concepción cartesiana de cualquier lógica dialéctica.
Pero, ¿en qué_conexión está el pensamiento crítico con la experiencial:Siese pensamiéñto no soló debe ordenai,""Sino taza-
243
bién extraer de sí mismo los fines trascendentes a ese ordenar,
su propia dirección, entonces siempre permanece simplemente
cabe sí (bei sich), como la filosofía idealista. Y, en la medida
en que no se exalte en fantasías utópicas, se hunde en espejismos formalistas. El intento de determinar conceptualmente fines prácticos de un modo legítimo debería fracasar siempre.
Si el pensar no se conforma con el papel que se le ha adjudicado en la sociedad establecida, si no ejerce la teoría en el sentido tradicional, recae necesariamente en ilusiones superadas ya
hace tiempo. Esta reflexión, este regreso comete el error de
entender el pensar en forma separada, especializada y, por lo
mismo, espiritualista, tal como él se realiza bajo las condiciones
de la actual división del trabajo. En la realidad social, la actividad de pensar nunca ha permanecido cabe sí misma (bei
sich selbst), sino que ; desde • un- principio, ha funcionado como momento independiente del proceso de trabajo, que tiene
una tendencia propia. Por medio del movimiento antagónico
de épocas y fuerzas progresivas y retrógradas, dicho proceso
conserva, eleva y desarrolla la vida humana. En las formas históricas de existencia de la sociedad, el excedente de bienes de
consumo producidos, en la etapa alcanzada en cada caso, benefició directamente solo a un pequeño grupo de personas, y estas condiciones de vida se manifestaron también en el pensamiento, imprimieron su sello en la filosofía y en la religión.
Sin embargo, en lo profundo alentó, desde el comienzo, el
anhelo de extender la posibilidad de consumo a la mayoría;
a pesar de la conveniencia material que ofrecía la organización
de la sociedad en clases, cada una de sus formas se reveló finalmente como inadecuada. Esclavos, siervos y ciudadanos se
sacudieron el yugo. Este anhelo también se plasmó en las formas culturales. Y en la historia moderna, al exigirse de cada
individuo que haga suyos los fines de la totalidad y que los
reconozca nuevamente en ella, existe la posibilidad de que la
dirección del proceso social del trabajo, dirección que se establece sin una teoría determinada y como resultante de fuerzas
dispares, y en cuyos instantes críticos la desesperación de las
masas fue por momentos decisiva, penetre en la conciencia y
se transforme en una meta. El pensamiento no extrae esto de
sí mismo, más bien diríamos que descubre su propia función.
Los hombres llegan, en la marcha de la historia, al conocimiento de su hacer, y así comprenden la contradicción contenida
en su propia existencia. La economía burguesa estuvo dispuesta de tal modo que los individuos, en cuanto persiguiesen
su propia felicidad, mantendrían la vida social. Pero en tal es-
tructura está implícita una dinámica en virtud de la cual, y en
una proporción que en definitiva hace pensar en las antiguas
dinastías asiáticas, de un lado se concentra un poder fabuloso,
y del otro una completa impotencia material e intelectual.
Aquello que, en esta organización del proceso de vida, resultaba originariamente fecundo, se transforma en infructuosidad
y en estorbo. Los hombres, con su mismo trabajo, renuevan
una realidad que, de un modo creciente, los esclaviza.
Y, efectivamente, con respecto al papel de la experiencia, existe_una_c:liferencialeoría—faliCianal yIrreoría crítica.
Los puntos de vista
historicó como
fines de la actividad humana, especialmente la idea de una organización social racivial acorde con la _generalidad, son inmanentes al trabajo humano, sin que -1-61-individlósó- la conciencia pública los tengan presentes en su verdadera forma. El
experimentar y percibir estas tendencias responde a un interés
especial. De acuerdo con la doctrina de Marx y Engels, ese
interés se engendra necesariamente en el proletariado. En virtud de su situación en la sociedad moderna, el proletariado
experimenta la relación entre un trabajo que pone en manos
de los hombres, en la lucha de estos con la naturaleza, medios
cada vez más poderosos, y la continua renovación de una organización social caduca. La desocupación, las crisis económicas, la militarización, los gobiernos fundados sobre el terror,
el estado general de las masas, no se basan, precisamente, en
lo precario del potencial técnico, como pudo ocurrir en épocas
anteriores, sino en las condiciones en que se lleva a cabo la
producción, condiciones que ya no se adecuan al momento presente. El despliegue de todos los medios, físicos y espirituales,
para_el dominio de la naturaleza, es coartado por el hecho de
que ellos están en manos de intereses particula3.-es opuestos
los unos a los otros. La producción nó está orientada hacia la
vida de la comunidad, contemplando además las exigencias de
los individuos, sino que se dirige en primer lugar a las exigencias de poder de los individuos, contemplando también, en caso de necesidad A la vida de la comunidad. Esto ha sido una
derivación forzosa del principio progresista de que es suficiente con que los individuos, bajo el sistema de propiedad establecido, se preocupen solo de sí mismos.
Pero en esta sociedad tampoco la situación del proletariado
constituye una garantía de conocimiento verdadero. Por más
que el proletariado experimente en sí mismo el absurdo como
continuidad y aumento de la miseria y la injusticia, la diferenciación de su estructura social, que también es estimulada por
244
245
E
los sectores dominantes, y la_oposición entre _intereses personales e intereses de clase, que solo en momentos exCepcionales
se logra romper, impiden que elásonciencia se imponga de un
modo inmediato. También para el proletariado el mundo tiene,
en lasuperfície, una apariencia distinta. Una posición que no
fuera capaz de enfrentar al propio proletariado en nombre de
sus verdaderos intereses y, por ende, también en nombre de
los verdaderos intereses de la sociedad en su conjunto, y, por
el contrario, extrajera sus lineamientos de los pensamientos y
sentimientos de la masa, caería ella misma en una dependencia
esclavízadora respecto de lo establecido. EL.
que se
raCiónS -fuerlimita a proclama; en actitud de extasiada vene-za creadora del proletariado, contentandoSe- Con - adaptarse a él
y glorificarlo; pasa por alto el hecho de: que la renuncia al esfuerzo teórico ---esfuerzo que él elude con la pasividad de su
pensamiento--- o la negativa a un eventual enfrentamiento con
las masas— a la .que podría llevarlo su propio pensamiento—
vuelven a esas masas más .ciegas y, más débiles de lo que deberían ser. El propio pensamiento del intelectual,, en tanto elemento crítico y propulsor, forma- parte del desarrollo de. las
masas. Que ese pensamiento se. subordine por completo a la
situación psicológica de aquella clase que, en sí, representa la
fuerza transformadora, induce en ese intelectual;. el sentinaiento
gratificador de estar ligado a un poder inmenso; instiláridc.)le
un optimismo profesional. Cuando este optimismo es desmentido pór períodos de fracaso profundo, muchos intelectuales
corren el peligro de caer en el nihilismo y en un pesimismo social tan extremo cuan exagerado era su anterior optimismo. No
soportan que justamente el pensamiento más actual, el que
abarca más profundamente la siutación histórica, el más promisorio, en determinados períodos traiga como consecuencia
el aislamiento de sus portadores y la necesidad de nadar contra la corriente.
—Si la teoría crítica consistiera en esencia en formular los sentí: mientos e ideas de una clase en determinados momentos, no
ofrecería ninguna diferencia estructural respecto de la ciencia
_especializada: en ese caso se trataría de la descripción de contenidos psíquicos que son típicos de determinados grupos de la
sociedad, es decir, de una .psicologia social. La relación entre
ser y conciencia_es diferente. en las ClIasas clases de la - sociedad. Las.ideas.con que la burguesía- explica su propio sistema:
el-intercambio equitativo, la libre competencia, la armonía de
los intereses, etc., revelan su contradicción interna y, con ello,
su antítesis respecto de ese sistema, apenas se las considera se.
,
246
riamente y se las piensa, hasta sus últimas consecuencias, como
principio de la sociedad. Así, pues, la mera descripción de la
autoconciencia burguesa no proporciona por sí sola la verdad
acerca de esa clase. Tampoco la sistematización de los contenidos de conciencia del profetariado_p-iíede proporcionarnos
una imagen verdadera de su existencia. y_de_sus-intereses. Ella
sería una teoría tradicional caracterizada por un planteamiento
peculiar de los problemas, y_noel. aspecto intelectual del procesó-histórico de la emancipación del proletariado. Lo mismo
valdría si pretendiéramos limitarnos a registrar y publicar, no
las ideas del proletariado en general, sino las de una fracción
más avanzada de este, las de un partido o las de sus conductores. El registro y ordenamiento, dentro de un aparato conceptual ajustado lo más posible a los hechos, constituiría, también en este caso, la verdadera tarea, y la última meta del teórico sería la previsión de datos sociopsicológicos futuros. El
pensar, el formular la teoría, por un lado, y su objeto, el proletariado, por el otro, seríanasunto aparte. Pera-si-el teórico ,
y su actividad específica son vistos como constituyentes -de una
unidad dinámica con-la clase dominada, de modo que su exposición de las contradicciones sociales . aparezca, en esa unidad, no solo como expresión de la siutación_histórica concreta,'
sino, en igual medida, comoliab-iestimulante,..transformador,
.entonces - se-liaCe- patente
•-. su función:. El proceso de confrontación crítica entre los sectores avanzadosde la clase social y los
individuos que declaran la verdad acerca de ella, así como entre estos sectores más avanzados, junto con sus teóricos, y el
resto de la clase, debe ser entendido como un proceso de acción recíproca en el cual la conciencia desarrolla, al mismo
tiempo que sus fuerzas liberadoras, sus fuerzas propulsoras,
disciplinantes y agresivas. El vigor de dicho proceso se manifiesta en la constante posibilidad de tensión entre el teórico y
la clase a la que se refiere su pensar. La unidad de las fuerzas
sociales de las que se espera la liberación es al mismo tiempo
—en el sentido de Hegel— su diferencia: solo existe como
conflicto, que amenaza constantemente a los sujetos comprendidos en él. Esto se hace evidente en la persona del teórico: su
crítica es agresiva, no solo frente a los apologistas conscientes
de lo establecido, sino en la misma medida frente a tendencias
discrepantes, conformistas o utopistas dentro de sus propias
filas.
La_concepción tradicional de teoría, parte de la cual es captada
por la lágia-fdatial,-félbade_al_praceso_de_producción según
la división del trabajo,_tal como se da en la actualidad. Puesto
247
,
que la sociedad tendrá que enfrentarse con la naturaleza también en épocas futuras, esta técnica intelectual no será irrelevante sino que, por el contrario, deberá ser desarrollada al máximo. Pero la teoría, como momento de una praxis orientada
hacia formas sociales nuevas, no es la rueda de un mecanismo
que se encuentre en movimiento. Si bien las victorias y derrotas presentan una vaga analogía con la verificación e invalidación de hipótesis en el dominio de la ciencia, el teórico crítico
no puede apoyarse en ellas para cumplir sus tareas. Le sería
imposible alabar, como Poincaré, un avance enriquecedor logrado a costa de desechar hipótesis." Su oficio es la lucha, de
la cual es parte su pensamiento, no el pensar como algo independiente que debiera ser separado de ella. En su comportamiento tienen cabida, ciertamente, muchos elementos teóricos
en el sentido habitual: el conocimiento y pronóstico de hechos
relativamente aislados, juicios científicos, planteo de problemas que, por sus intereses específicos, difieren de los corrientes, pero presentan la misma forma lógica. Lo que la teoría
tradicional se permite admitir sin más como existente, su papel
positivo en una sociedad en funcionamiento, su relación, mediada y poco evidente por cierto, con la satisfacción de las
necesidades de la comunidad, su participación en el proceso de
vida de la totalidad que se renueva a sí misma, todas estas
pretensiones por las que la ciencia no suele preocuparse ya que
su cumplimiento es reconocido y asegurado por la posición social del científico, son cuestionadas por el pensamiento crítico.
La meta que este quiere alcanzar, es decir, una situación fundada en la razón, se basa, es cierto, en la miseria presente;
pero esa miseria no ofrece por sí misma la imagen de su su/ presión. La teoría esbozada por el penur_crítico no obra al
1 -servido de_una_realidad.ya. existente: solo expresa su secreto.
Aunque en cada momento se puedan detectar con exactitud
equívocos y confusiones, aunque se pueda eliminar cualquier
error, sin embargo la tendencia general de tal empresa, el quehacer intelectual como tal, por más exitoso que prometa ser,
no obtiene ninguna sanción del sentido común, ninguna consagración social. Por el contrario, las teorías que son susceptibles de confirmación o rechazo en la construcción de máquinas, en organizaciones militares, o en exitosas piezas cinematográficas, terminan, aun cuando se las elabore en forma independiente de su aplicación, como la física teórica, en algún
consumo claramente descriptible, por más que este consista
15 Cf. H. Poincaré, op. cit., pág. 152.
sólo en un manejo virtuosista de los signos matemáticos, recompensando el cual la buena sociedad deja traslucir su sentido de la humanidad.
Pero de cómo será consumido el futuro con el que tiene que
ver el pensar crítico, de eso no hay ejemplos semejantes. No
obstante, la idea de una sociedad futura como comunidad de
hombres libres, tal como ella sería posible con los medios técnicos con que se cuenta, tiene un contenido al que es preciso
mantenerse fiel a través de todos los cambios. En cuanto es
la comprensión del modo en que el desmembramiento y la
irracionalidad pueden ser eliminados ahora, esa idea se reproduce de continuo en la situación imperante. Pero la facticidad
juzgada en esa idea, las tendencias que apuntan a tuna sociedad racional, no son creadas fuera de ese pensar crítico por
fuerzas exteriores a él en cuyo producto pudiera él reconocerse
luego, digamos, por simple casualidad, sino que el mismo sujeto que quiere imponer eses hechos, una realidad mejor, es
también quien los concibe. La problemática coincidencia entré
pensar y ser, entendimiento y sentidos, necesidades humanas y 1
su satisfacción dentro de la caótica economía de hoy, coincidencia que, en la época burguesa, aparece como azar, debe dejar paso a la relación entre propósito racional y realización. La ;
lucha por el futuro es el imperfecto reflejo de esta relación, en I
cuanto -una voluntad orientada hacia la configuración de la sociedad como un todo actúa ya conscientemente dentro de la
teoría y la praxis que deben conducir a ello. En la organización y la comunidad de los combatientes aparece, más allá de
toda la disciplina basada en la necesidad de imponerse, algo de
la libertad y espontaneidad del futuro. Donde la unidad de
disciplina y espontaneidad ha desaparecido, el movimiento se
transforma en asunto de su propia burocracia, un espectáculo
que ya pertenece al repertorio de la historia moderna.
La vigencia en el presente de ese futuro anhelado no es, sin
embargo, ninguna certeza. El sistema conceptual del entendimiento ordenador, las categorías en las cuales son admitidos,
por lo común, lo caduco y lo vigente, así como procesos sociales, psicológicos y físicos, la separación entre los objetos y
los juicios en las ramas de las ciencias particulares, todo esto
constituye el aparato conceptual tal como él se ha confirmado
y ajustado en conexión con el proceso real del trabajo. Este
mundo de conceptos constituye la conciencia general, posee
un fundamento al cual sus portadores se pueden remitir. También los intereses del pensar crítico son generales, pero.no generalmente reconocidos. Los conceptos que surgen bajo su in-
248
249
fluencia critican el presente. Las categorías marxistas de clase,
explotación, plusvalía, ganancia, pauperización, crisis, son momentos de una totalidad conceptual cuyo sentido ha de ser buscado, no en la reproducción de la sociedad actual, sino en su
transformación en una sociedad justa. Aunque la teoría crítica en ningún momento procede arbitrariamente o por azar,
para el modo dominante de juzgar ella aparece, justamente por
eso, como subjetiva y especulativa, parcial e inútil. Como ella
se opone a los hábitos dominantes de pensamiento, que contribuyen a la sobrevivencia del pasado y cuidan de los negocios
de un orden perimido, como se opone a los responsables de
un mundo parcializado, impresiona como parcial e injusta.
Pero, por sobre todo, ella no puede exhibir un rendimiento
material. La transformación que trata de obrar la teoría crítica
no es algo que se imponga paulatinamente, de modo que su
éxito, aunque lento, fuese constante. El crecimiento del número de partidarios más .o menos esclarecidos, la influencia de
algunos de•ellos sobre Jos .gobiernos, la asunción del poder por •
partidos .que muestran una actitud positiva frente a la teoría
o, por lo menos, no la proscriben, todo esto pertenece a las
alternativas .de la lucha por alcanzar una etapa superior de la
convivencia humana; no..es el punto de partida de la teoría.
Tales logros pueden revelarse luego incluso como victorias aparentes y errores. Una operación de abono en la agricultura o
la aplicación de una terapia médica pueden estar muy lejos aún
de la efectividad ideal y, no obstante, producir ya algún resultado., Quizá las teorías que están en la base de tales ensayos
técnicos deban ser reajustadas, renovadas o invalidadas en relación con la praxis especial y con los descubrimientos hechos
en otros campos; pero al menos se ahorró una cuota de trabajo con relación a lo producido, y se curaron o atenuaron muchas enfermedades." En cambio, la teoría que tiende a la
transformación de la totalidad
coñ-s-éCüéiíciá -tiue-ta—liíthá-C-kFn—Já _que está relacionada se
agUdice. Aun -cuando. ciertas mejoras materiiles; fruto de la
indementada fuerza de resistencia de determinados grupos, repercuten indirectamente en la teoría, estos no son sectores de
la sociedad de cuya constante expansión vaya a originarse finalmente la sociedad nueva. Tales ideas desvirtúan la fundamental diversidad de un todo social dividido, en el cual el poder
material e ideológico funciona con miras a la conservación de
16 De modo similar prdceden los aportes teóricos de la economía política y de la técnica de las finanzas y la utilización de estos en la
política económica.
250
privilegios, por oposición a una asociación de hombres libres
en la cual cada uno tiene la posibilidad de desarrollarse. Esta
idea se diferencia de la utopía abstracta porque aduce como
prueba de su posibilidad real el estado actual de las fuerzas
humanas de producción. Pero .el número de tendencias que
pueden conducir a ella, el de las transiciones que se vayan
alcanzando, la medida en que las etapas previas aisladas puedan ser deseables y valiosas en sí mismas —esto es, lo que
ellas signifiquen históricamente para esa idea—, todo eso se
define sólo cuando ella se realiza. Este pensar tiene algo en
común con la fantasía, a saber: que una imagen de futuro, que
surge por cierto desde la más profunda comprensión del presente, determina pensamientos y acciones, aun en los períodos
en que la marcha de las cosas parece descartarla y dar fundamento a cualquier doctrina antes que a la creencia en su cumplimiento. Pero no es propio de este pensar lo arbitrario y lo
sospechosamente independiente, sino la tenacidad de la fantasía. Dentro de los grupos más, avanzados, es el pensador teó- ,
rico quien debe implantar esa tenacidad. Tampoco • en esta
situación predomina la armonía. Si el teórico de la clase dominante alcanza, tal vez luego de penosos comienzos, una po-.
sición relativamente segura, para el bando contrario él pasa
por enemigo ..o delincuente o bien por un utopista , ajeno al
mundo; 'y la discusión al respecto no queda decidida ni siquiera
después de su muerte. El significado histórico de su actividad
no' es evidente de suyo; antes depende de que los hombres hablen y actúen en favor de él. Ese significado no es el propio
de una figura histórica ya terminada.
La_capacidad para actos de pensamiento tales como los que
exigela praxis cotidiana, tanto en la .vida de los negocios corno en las ciencias, ha sido-- desarrollada en los hombres a lo
largo. de- siglos de educación realista; una falla conduce aquí al
dolor, a la frustración y al castigo. Esta forma de comportamiento intelectual consiste esencialmente en que las condiciones para la aparición de un efecto, que siempre ha aparecido
bajo los mismos supuestos, son reconocidas, y, en determinadas
circunstancias, provocadas de manera autónoma. Hay un aprendizaje intuitivo, logrado a través de las buenas y malas experiendas y del experimento organizado. Aquí está en juego la
supervivencia individual inmediata, y la humanidad ha tenido
en la sociedad burguesa la oportunidad de desarrollar el sentido para ella. El conocimiento en esta acepción tradicional,
incluyendo toda clase de experiencias, está contenido en la
teoría y la praxis críticas. Pero, en lo que respecta a la trans251
formación esencial a que ellas apuntan, falta la correspondiente percepción concreta en tanto esta no se dé en toda su realidad. Si la prueba del pastel es comerlo, aquí, en todo caso, todavía está por cumplirse. La comparación con acontecimientos históricos similares solo es posible de una manera muy
condicionada. Por ello el pensamiento constructivo tiene, en
la totalidad de esta teoría, una importancia mayor frente a lo
empírico que en la vida del sentido común. En esto reside una
de las causas por las cuales, en asuntos que conciernen a la
sociedad en su conjunto, personas que, en especialidades científicas aisladas o en otras ramas profesionales, dan pruebas de
un enorme rendimiento, pueden mostrarse, a pesar de su buena voluntad, limitadas e incapaces. En todas las épocas en las
cuales las transformaciones sociales estuvieron a la orden del
día, quienes, en oposición a ello, pensaban «demasiado», han
pasado por peligrosos. Esto nos lleva al problema general de
_la inteligencia en su relación con la sociedad.
[SI teórico, cuya actividad consiste en apresurar un desarrollo
que conduzca a una sociedad sin injusticia, puede encontrarse
—como hemos expuesto— en oposición a opiniones que prei dominan, precisamente, entre el proletariado. Sin la posibilidad de este conflicto, no se requeriría ninguna teoría; ella sería algo espontáneo en sus beneficiarios. Ese conflicto no está
necesariamente relacionado con la situación individual, de dase, del teórico; ella no depende de la forma de sus ingresos.
Engels fue un businessman. En la sociología especializada, que
toma su concepto de clase, no de la crítica de la economía, sino
de sus propias observaciones, no es ni la fuente de ingresos ni
el contenido fáctico de la teoría del investigador lo que decide
acerca de su pertenencia social; lo decisivo es el elemento formal de la educación. La posibilidad de una visión de conjunto
más amplia —no digamos la que es propia de los magnates de
la industria, que conocen el mercado mundial y dirigen entre
bambalinas Estados enteros, sino la que corresponde a profesores universitarios y funcionarios medianos, médicos, abogados,
etc.— ha de ser constitutiva de la intelligglu
l :a es deck una
especial clase social g,..inclpsiye,.suprasocial. Si la misión del
te-6-rico és" --i:éducirrá discrepancia entre su comprensión
y la de la humanidad oprimida para la cual él piensa, en aquel
concepto sociológico el volar por
de las clases llega a
ser el rasgo esencial déla int2;lliwatsia, una especie de privilegio dél cual ella se enorgullece." La nérátralidad de esta cate-
.
.
goría responde al autoconocimiento abstracto del científico. El
modo como el saber aparece en el consumo burgués del liberalismo, o sea como conocimiento útil en determinadas circunstancias, sean cuales fueren, es compendiado también teóricamente por esta sociología. Marx y Míses, Lenin y Liefmann,
Jaurés y Jevons, todos ellos pertenecen a una clasificación sociológica única, si es que no se deja de lado a los políticos, y,
en el papel de posibles discípulos, se los contrapone a los científicos de la política, a los sociólogos y los filósofos, : considerados como los que saben. De estos deben aprender entonces
los políticos a aplicar «tal o cual medio» sí asumen «tal o cual
posición»; deben aprender también si su posición práctica es
asumible «con coherencia interna»." Entre los hombres que
influyen en las luchas sociales, luchas que se desarrollan en la
historia, y el diagnosticador sociológico que les asigna su puesto se constituye una división del trabajo.
1.ateoríaszítica_está en contradicción con el concepto formaVaTintejligentsia.
lista de espíritu en que se basa diclia yeorb
Para –en sólo existe una verdad, y los predicados positivos
de honestidad y coherencia interna, de racionalidad, de esfuerzo por la paz, libertad y felicidad no pueden atribuirse en el
mismo sentido a cualquier otra teoría o praxis. No hay una
teoría de la sociedad, ni siquiera la del sociólogo que generaliza, que no incluya intereses políticos acerca de cuya verdad
haya que decidir, ya no mediante una reflexión neutral en apariencia, sino nuevamente actuando y pensando, es decir en la
actividad histórica concreta. Que el intelectual pretenda que
se requiere previamente un difícil esfuerzo de pensamiento,
que solo él puede llevar a cabo, a fin de poder decidir entre
fines y medios revolucionarios, liberales o fascistas es algo
completamente inconcebible. Hace ya décadas que la' situación
no es esa. La vanguardia necesita ,11 perspicacia en la lucha política, no liPorMia—ni&–démica acerca:. de -sir-pié-tendida
posiciób. Precisamente en un momento en el que, en Europa,
las fuerzas liberadoras están desorientadas y tratan de reorganizarse; en el que todo depende de matices dentro de sus propíos movimientos; en el que la indiferencia frente al contenido
determinado, surgida de la derrota, de la desesperación y de
una burocracia corrupta, amenaza con destruir toda espontasociología del conocimiento de Karl Mannheim, acerca de la situación
17 El autor alude aquí y en el párrafo siguiente a la teoría de la
específica y del modo de pensar de la inteligencia en la época burguesa.
(N. del E. aloma)
18 M. Weber, Wissenschaft als Beruf, en Gesammelte Aufsatze zur
Wissenschaltslebre, Tubinga, 1922, pág. 549 y sig.
252
253
neidad, experiencia y conocimiento en las masas, a pesar del
heroísmo de algunos individuos, la conc ci6n_extrapartidaria
y por lo tanto_abstracta de la inte igentsi a _ipplica_una_forma
deib-o—rdir lo Qblemas-que,sencillamente,..encubre_las cuestionesrdecisivas. El espíritu..es_ liberal.- No--soporta -ninguna
presión externa,..ninguna_adapración_de. sus .resultadoka. la .voluntad-cle-un poder. Sin embargo, no está separado de la vida
de la sociedad, no la sobrevuela. En la medida en que tiende
a la autonomía, al dominio de los hombres sobre sus propias
vidas y sobre la naturaleza, puede reconocer esta tendencia como fuerza actuante en la historia. Considerada aisladamente,
la comprobación de tal tendencia se presenta como neutral;
pero, así como el espíritu no la puede reconocer sin interés,
tampoco puede, sin una lucha real, transformarla en conciencia general. En esa medida el espíritu no es liberal. Los esfuerzos conceptuales que, sin relación consciente con una praxis
determinada, se sitúan —siempre según una variable misión
académica ode otra_ especie, cuya promoción promete éxito—,
ya aquí, ya allá,-y tienen.ya esto, ya -aquello, por asunto- propio,
pueden prestar servicios útiles a una u otra tendencia histórica;
no obstante, a pesar de su corrección formal (-¡qué construcción
teórica totalmente equivocada-no puede, al fin, cumplir con la
condición de corrección- formal!) pueden coartar o desviar el
desarrollo espiritual; El concepto abstracto, mantenido corno
categoría sociológica, de intelligentsia, la cual, además, debe
tener hinciones de misionera, responde por su estructura a la
hipóstasis de la ciencia especializada. La teoría crítica no está ni
«arraigada», como la propaganda totalitaria, ni tiene la «libre
fluctuación» de la inteligencia liberal.
De la diversa función del pensar tradicional y del pensar crítico surgen las diferencias de su estructura lógica. Las proposiciones primeras de la teoría tradicional definen conceptos
universales bajo los cuales deben ser comprendidos todos los
hechos de un campo determinado, por ejemplo el concepto de
un proceso físico en la física o del acontecer orgánico en la
biología. Entre ellas se establece la jerarquía de los géneros y
las especies, los que presentan las correspondientes relaciones
de subordinación. Los hechos son casos aislados, ejemplares
o materializaciones de los géneros. Diferencias temporales entre las unidades del sistema no hay. La electricidad no existe
antes que un campo conductor y, a la inversa, tampoco el campo antes que la electricidad, del mismo modo como el león
como tal no está antes o después que el león particular. Si en
el conocimiento individual puede existir una u otra sucesión
254
temporal de estas relaciones, en todo caso ello no sucede en
el campo de los objetos. La física también se ha apartado de
la concepción para la cual los rasgos más generales actúan como
causas o fuerzas ocultas en los hechos concretos, y de la -hipóstasis de estas relaciones lógicas; solo en la sociología existen
aún vacilaciones al respecto. Si se agregan al sistema géneros
aislados o se llevan a cabo otras modificaciones, esto, 'por lo
general, no es entendido en el sentido de que las determinaciones son necesariamente demasiado rígidas, de que ellas tienen
que ser inadecuadas, ya que, o bien la relación con el objeto,
o bien el objeto mismo varían sin perder por ello su identidad.
En lugar de ello se considera que las variaciones se deben a
una carencia de nuestro conocimiento anterior o son el resultado de reemplazar partes aisladas del objeto por otras, como,
por ejemplo, un mapa se desactualiza porque desaparecen bosques, se agregan ciudades nuevas o surgen otros límites. Del
mismo. modo es entendido también el desarrollo de la vida en
la lógica discursiva ,(o lógica del entendi miento )...Este ser: humano es ahora unniño, de.mo.do- que; según estalógica,.«adulto» sólo puede significar que hay un núcleo fijo que permaneceigual a sí mismo: «este ser humano»; a. él se le aplican ; una
después de la otra, las dos cualidades, el ser niño y el ser adulto.
Para el positivismanada. permanece -idéntico,. sino .que primero
existe un niño, luego un adulto, ambos son dos complejos de
hechos diferentes. Esta lógica no puede comprender el hecho
de que el ser humano varía y, sin embargo, sigue siendo idéntico a sí mismo.
La_teptía_zritica_de la sociedad comienzaigualmente_con determinaciones abstractas, en la medida en que trata la época
actifirearacterizándola - como una economía basada en el cambio." Conceptos que aparecen en Marx, tales como mercancía, valor y dinero, pueden hacer las veces de conceptos genéricos, por ejemplo cuando las relaciones de la vida social
concreta son juzgadas como relaciones .de_c4rnbio-y--se -habla
del- carácter de.mercancía de los bienes. Perola_teoria_no se
agota en relaciona.r Jos_conceptos hipotéticos.
El comienzo ya esbOza el mecanismo por el cual la sociedad
burguesa, tras la supresión de los regímenes feudales, del sistema gremial y de la servidumbre, no sucumbió inmediatamente
a su principio anárquico, sino que logró sobrevivir. Es mostrado el efecto regulador del cambio, sobre el que reposa la eco19 Para la estructura lógica de la crítica de la economía política, véase
«Zum Problem der Wahrheit» (Sobre el problema de la verdad), en
el vol. i de esta obra (Kritische Theorie), pág. 263 y también 268.
255
semejante al de los rasgos correspondiehtes de la teoría tradicional y diferente de ellos. En ambos tipos de teoría el rigor
de la deducción estriba en que esta aclara cómo afirmar la inherencia de determinaciones generales implica afirmar la inherencia de ciertas relaciones fácticas. Si se trata de un fenómeno
eléctrico, entonces debe ocurrir, puesto que tal o cual característica corresponde al concepto de electricidad, tal o cual suceso.
En la medida en que la teoría crítica de la sociedad explica elestado de cosas presente a partir del concepto del intercambio
simple, contiene, de hecho, ese tipo de necesidad, solo que la
forma hipotética general posee en ella una importancia relativa. El acento no recae en el hecho de que, en cualquier parte
donde domine la sociedad mercantil simple, tiene que haber
un desarrollo capitalista —si bien esto es verdadero—; antes
bien, el acento recae en el hecho de que esta sociedad capitalista real, que, originada en Europa, se extiende por toda la
tierra, sociedad para la cual la teoría afirma ser válida, es deducida a partir de la relación básica del cambio en general.
Mientras que los juicios. categóricos de las ciencias especializac5S-pbseen, en el fondo, carácter hipotético, y los juicios de
existencia, cuando los hay, solo tienen cabida en capítulos es.
pedales, -en. partes descriptivas o prácticas," ..la_reoría crítica
de la_sociedad es Pri .1.1..totalidad un .único, juicio de existencia
desarrollado. Este juicio afirma, dicho en términos generales,
quéTa-fOrma básica de la economía de mercancías históricamente dada, sobre la cual reposa la historia moderna, encierra en
sí misma los antagonismos internos y externos de la época, los
renueva constantemente de una manera agudizada, y que, tras
un período de ascenso, de desarrollo de fuerzas humanas, de
emancipación del individuo, tras una fabulosa expanlón del
poder del hombre sobre la naturaleza, termina impidiendo la
continuación de ese desarrollo y lleva a la humanidad hacia
una nueva barbarie. Dentro de esta teoría, cada uno de los
pasos especulativos posee, por lo menos según su intención,
el mismo rigor que las deducciones dentro de una teoría científica especializada; pero, por otra parte, cada uno de esos pasos
nomía burguesa. La concepción del intercambio entre sociedad
y naturaleza, que ya entra aquí en juego; la idea de una época
unitaria de la sociedad, la de su autoconservación y otras, ya
surgen de ese análisis básico del transcurrir histórico, análisis
que está guiado por el interés en el futuro. La relación de los
primeros nexos conceptuales con el mundo fáctico no es esencialmente la que media entre lo genérico y lo ejemplar. La relación de cambio caracterizada por la teoría domina, como consecuencia de su dinámica, la realidad social, así como el metabolismo, por ejemplo, domina en gran parte el organismo vegetal y animal. También en la teoría crítica hay que introducir
elementos específicos, para alcanzar, desde esta estructura básica, la realidad diferenciada. Paro esa introducción de determinaciones —piénsese en la presencia de existencias de
oro, en la expansión hacia ámbitos aún precapitalistas de la
sociedad, en el comercio exterior— no ocurre por simple deducción, como en aquella teoría encapsulada en sí misma como
especialidad. Antes bien, g.ada_naso.de.k.e.o.tía_crítielLR
.es onde-ala nocidn_de hangt,re.-y- de.naturaleza_ya_prgsente_en las
ciencial_yen Wexppriencia : histórica. Esto se comprende por
sí solo en relación con el principio de la técnica industrial.
Pero la noción diferenciada de los modos humanos de reacción
se aplica también en otras direcciones en el desarrollo conceptual examinado en estas páginas. Así, la proposición de que
las clases inferiores de la sociedad son también, en determinadas condiciones, las que más hijos tienen, juega un papel importante en la demostración de cómo la sociedad mercantil
burguesa conduce necesariamente al capitalismo con ejército
industrial de reserva y con crisis. La fundamentación psicológica de esa proposición queda librada a las ciencias tradicionales. La teoría crítica de la sociedad parte, pues, de una idea
del intercambio mercantil simple determinada por conceptos
relativamente generales; bajo el supuesto de la totalidad del
saber disponible; de lá admisión de material tomado de investigaciones propias y extrañas, se muestra entonces cómo la
economía mercantil, dentro de la cambiante condición de hombres y cosas ya dada —y cambiante por la influencia de esa
misma economía—, debe conducir_necesariarnente a la agudización de los antagomsniales —agildiZ-a-ci3ii - ilue en el
momento EilTóritcractual -llevá á-llenas y revoluciones— sin
que sus propios principios, expuestos por la economía política
como disciplina especializada, sufran transgresión alguna.
El sentido de la necesidad, tal como la entendemos aquí, es,
como el de la abstracción de los conceptos, al mismo tiempo
20 Entre las formas de juicio y las épocas históricas existen relaciones
que queremos esbozar brevemente aquí. El juicio categórico es típico
de la sociedad preburguesa: es así, el hombre no puede cambiar nada.
La forma hipotética y la disyuntiva de los juicios responde especialmente al mundo burgués: en determinadas circunstancias puede aparecer este efecto, es así o bien de otra manera. La teoría crítica afirma:
no debe ser así, los hombres pueden cambiar el ser, las circunstancias
para ello están ahora presentes.
256
257
es un nomen to en la constitución de aquel vasto juicio de existencia. Las partes aisladas pueden ser transformadas en juicios
universales o particulares hipotéticos y utilizadas en el sentido
del concepto tradicional de teoría, como, por ejemplo, el principio de que a una productividad creciente corresponde regularmente una desvalorización del capital. De este modo surgen
en algunas partes de la teoría proposiciones cuya relación con la
realidad resulta difícil. Del hecho de que la exposición de un
objeto unitario sea verdadera en su totalidad, solo en determinadas condiciones se puede deducir si partes aisladas, extraídas
de esa exposición, corresponden, en.su aislamiento, a partes aisladas del objeto. La problemática que surge tan pronto como
proposiciones parciales de la teoría crítica se pueden aplicar
a procesos, únicos o repetibles, de la sociedad actual, tiene que
ver con la capacidad de rendimiento de dicha teoría en el campo del pensamiento tradicional, y en cuanto se oriente hacia
metas progresistas, no con su verdad misma. La incapacidad
de las ciencias especializadas, en particular de la economía política contemporánea, para sacar provecho del planteamiento
parcial de problemas, característica ,de su modo de operar, no
reside solo en ellas mismas ni en la teoría crítica, sino en el
papel específico que ellas tienen en la realidad.
También la teoría crítica y oposicionista, según lo hemos expuesto, deduce sus enunciados acerca de las situaciones reales
de conceptos universales básicos ; y precisamente por ello hace
que esas situaciones aparezcan como necesarias. Si con respecto a la necesidad en sentido lógico ambos tipos de estructura teórica son semejantes, existe, no obstante, oposición apenas se habla, ya no_ simplemente de necesidad lógica, sino de
necesidad concreta, de lo que es propio del acontecer fáctico.
El enunciado del biólogo, a saber, que en virtud de procesos
inmanentes una planta tiene que secarse, o aun que ciertos
procesos inherentes al organismo humano lo conducen necesariamente a su muerte, no responde a la pregunta de si una
influencia cualquiera puede alterar este proceso en su carácter
o transformarlo totalmente. Aun si una enferMedad es caracterizada como curable, la circunstancia de si las medidas correspondientes son efectivamente tomadas es vista como un orden
de hechos externo a la cuestión, perteneciente a la técnica y
por lo tanto inesencial para :la teoría como tal. En este sentido,
la necesidad que rige a la sociedad podría ser considerada biológica, y el carácter de la teoría crítica podría ser puesto entonces 'en duda, porque en la biología, como en otras ciencias
naturales, procesos aislados son teóricamente construidos de
manera semejante a como esto ocurre, de acuerdo con lo expuesto antes, en la teoría crítica de la sociedad. Con ello, el
desarrollo de la sociedad pasaría por ser un determinado orden
de hechos para cuya exposición se recurriría a resultados de
diferentes dominios, del mismo modo.como un médico, respecto de la evolución de una enfermedad, o un geólogo, respecto
de la prehistoria de la tierra, han tenido que aplicar diferentes
ramas del saber. La sociedad aparece aquí como un individuo
que es juzgado sobre la base de teorías científicas especializadas.
Por muchas que sean las analogías entre estos esfuerzos intelectuales, en cuanto a la relación de sujeto y objeto, y, por
ende, a la necesidad del acontecer sobre el cual se juzga, existe
una diferencia decisiva. El asunto con el que tiene que ver la
ciencia especializada de ningún modo es afectado por su propia teoría. Sujeto y objeto están estrictamente separados, aun
cuando debería ser evidente que, en un momento posterior,
el acontecer objetivo será influido por la intervención del hombre: esta debe ser vista en la ciencia igualmente como un factura. El acontecer objetivo es trascendente con relación, a la
teoría, y la independencia respecto de ella forma parte de su
necesidad: el observador como tal nada puede cambiar en él.
Pero el comportamiento conscientemente crítico es inherente
al desarrollo de la sociedad. La construcción del acontecer histórico como cl producto necesario de un mecanismo económico
contiene, al mismo tiempo, la protesta contra ese orden, originada justamente en ese mecanismo, y la idea de la autodeterminación del género humano, es decir, la idea de un estado
tal que, eo él, las acciones de los hombres ya no emanen de
un mecanismo, sino de sus mismas decisiones. El juicio acerca
de la necesidad del acontecer, tal como este último se ha dado
hasta ahora, implica aquí la lucha por transformar una necesidad ciega en otra plena de sentido. Pensar el objeto de la teoría como separado de ella falsea la imagen y conduce a un
quietismo o conformismo. Cada parte de la teoría supone la
crítica y la lucha contra lo establecido, dentro de la línea trazada por ella misma.
No sin razón, aunque tampoco con todo derecho, los teóricos
del conocimiento que parten de la física han condenado la confusión de las causas con el obrar de fuerzas y, finalmente, cambiado el concepto de causa por el de condición o función. Al
pensar que se limita al mero registro siempre se le ofrecen,
en efecto, solamente series de fenómenos, nunca fuerzas y
contrafuerzas, lo cual no reside, por cierto, en la naturaleza
misma, sino en la esencia de ese pensar. Cuando este procedi-
258
259
,
de que la meta de nuestra existencia no es la felicidad sino el
ser digno de ella» 21 Aquí se evidencia la ominosa identidad
de escuelas radicalmente opuestas en el plano metafísico. Afirmar la necesidad absoluta del acontecer significa, en última instancia, lo mismo que afirmar la libertad real en el presente:
la resignación en la praxis.
La incapacidad para pensar la unidad de teoría y praxis, y la
limitación del -conc-e-bici3e —ne- Cesidad .A un acontecer. ,fatalista,
1aasan,Zelde . oél Punto dé" vista...de "la teoría del conocimiento,
en Ta—h. iióitasis del dualism cartesiano_ de-pensar St..su. Tal
dualismo. ei--dilecuado tanto a la naturaleza como a la sociedad
burguesa, en la medida en que esta se parece a un mecanismo
natural. La teoría, en cuanto se trueca en fuerza real, la autoconciencia de los sujetos de una gran revolución histórica, va
más allá de aquella mentalidad de la cual es característico ese
dualismo. Los científicos, en la medida en que no solo lo piensan sino son consecuentes con él, no pueden actuar con autonomía. Entonces, de acuerdo con su propio pensamiento, ellos
en el plano práctico ejecutan sólo aquello a lo cual los determina
la cerrada trabazón causal de la realidad, o entran en consideración como unidades individuales de magnitudes estadísticas,
en las cuales, precisamente, la unidad individual carece de importancia. Como seres racionales son impotentes y aislados. El
conocimiento de este hecho constituyó un paso hacia su superación, pero en la conciencia burguesa solo se expresa en forma
metafísica, ahistórica. Como creencia en el carácter inmutable
de la forma de la sociedad, ese hecho domina el presente. Los
hombres, en su reflexión, se ven a sí mismos como simples
espectadores, participantes pasivos de un acontecer violento
que quizá se puede prever, pero al que, en todo caso, es imposible dominar. Conocen la necesidad, pero no en el sentido de
acontecimientos que ellos pueden determinar, sino solo en el
de la posibilidad de prevenirlos con verosimilitud. Y cuando
se admite la trabazón de voluntad y pensamiento, de contemplación y acción, tal como ocurre en muchas partes de la novísima sociología, ello es sólo bajo el aspecto de una complejidad
del objeto, a la que es preciso tener en cuenta. Todas las teorías
que surgen deben ser adjudicadaF a las tomas de posición
prácticas, a las clases sociales que tienen relación con ellas. El
sujeto, así, se desentiende; no tiene otro interés que el de la
ciencia.
miento se aplica a la sociedad, entonces resultan la estadística
y la sociología descriptiva, que pueden ser importantes para
cualquier fin, incluso para la teoría crítica. Para la ciencia tradicional, necesario puede ser todo o bien nada; ello depende,
en cada caso, de si por necesidad se quiere entender la independencia respecto del observador o la posibilidad de pronósticos absolutamente ciertos. Pero en la medida en que el sujeto,
en tanto pensante, no se aísla radicalmente de las luchas sociales en las que participa; en la medida en que no considera
el conocer y el actuar como conceptos separados, la necesidad
tiene otro sentido. Mientras ella, no siendo dominada por el
hombre, se enfrenta a él, equivale por una parte al reino natural, que, a pesar de los extensos dominios que aún pueden ser
conquistados, nunca desaparecerá del todo, y por otra parte a la
impotencia que ha caracterizado a la sociedad hasta este momento: la impotencia para encauzar la lucha con esa naturaleza en una organización consciente y adecuada. Aquí aludimos
a aquellas fuerzas y contrafuerzas. Ambos momentos de este
concepto de necesidad, que se relacionan mutuamente: poder
de la naturaleza e impotencia de los hombres, reposan sobre el
mismo esfuerzo vivido por estos para liberarse de la presión
de la naturaleza y de las formas de la vida social que han llegado a encadenarlos, las formas del orden jurídico, político y
cultural. Esos momentos responden al anhelo real de un estado
en el que lo que los hombres quieren es también lo necesario,
en el que la necesidad de la cosa misma se transforma en la de
un acontecer racionalmente dominado. La aplicabilidad y hasta
la intelección de estos y de otros conceptos del modo de pensar
crítico están unidas a la actividad propia y al esfuerzo, a una
voluntad en el sujeto cognoscente. El intento- de compensar
una insuficiente comprensión de tales ideas, y del modo en
que ellas se encadenan, aumentando simplemente su coherencia
lógica o produciendo definiciones más exactas en apariencia o
aun un «lenguaje unificado», debe fracasar. No se trata solamente de un malentendido, sino de la oposición real de modos
de comportamiento diferentes. El concepto de necesidad es él
mismo, en la teoría crítica, un concepto crítico; supone el de
libertad, si bien no como una libertad existente. La idea de
una libertad que siempre existe, aun cuando los hombres estén
cargados de cadenas, es decir, una libertad puramente interior,
es propia del modo de pensar idealista. La tendencia de esta
idea, no del todo falsa, pero sí equívoca, se manifestó con notable claridad en el Fichte de la primera época: «Ahora estoy
totalmente convencido de que la voluntad humana es libre, y
21 J. G. Fichte, Briefivechsel (Correspondencia), H. Schulz, ed., Leipzig, 1925, vol. r, pág. 127.
260
261
La hostilidad contra lo teórico en general, reinante hoy en la
vida pública, apunta en verdad a la actividad transformadora
ligada con el pensar crítico. Este despierta resistencias en el
mismo momento en que ya no se limita a comprobar y a ordenar según categorías, en lo posible neutrales, es decir indispensables para la praxis de vida dentro de las formas dadas. En una
considerable mayoría de los sometidos se abre camino el temor
inconsciente de que el pensamiento teórico pueda hacer aparecer como equivocada y superflua esa adaptación a la realidad,
conseguida con tanto esfuerzo; y, por otro lado, entre los beneficiarios de la situación cunde la sospecha contra cualquier autonomía intelectual. .1_4_ tencktIsiwonhi.tia_teoría como
opuesta a la asiduidad_ es tan fuerte,que .ha_staia.indensiva
teoría tradicional resultad
a a veces de ella. Puesto que
la—figuTi—de-1511samiento más avanzada es, en el presente, la
teoría crítica clelaiedad, y puesto que cualquier esfuerzo
intelectual consecuente que cuide de los hombres desemboca
por sí mismo en ella,_la teoría en _general es sospechada.. También a. cualquier enuncia—db-air
tífico que no especifialue hechos
incluyéndolos en las categorías más usuales,, y en la más neutral de las formas posibles, la matemática, por ejemplo, se le
reprocha en seguida el ser demasiado teórico, Esta actitud positivista no es necesariamente enemiga del progreso. Si bien
en medio de los redoblados antagonismos de clase producidos
en las últimas décadas, el poder se ve obligado a recurrir cada
vez más al aparato real de dominación, la ideología constituye
un factor aglutinante no despreciable para un edificio social
que ha empezado a agrietarse. En la consigna de atenerse a los
hechos y abandonar toda ilusión se esconde, aún hoy, una suerte de reacción contra el pacto entre opresión y metafísica. No
obstante, sería un error ignorar la diferencia esencial que media
entre la Ilustración empirista del siglo xvm y la actual. En
aquella época se había desarrollado ya, en el marco de la vieja
sociedad, una nueva. Tratábase de liberar a Ja__economía burguesa ya existente de las trabas feudales; simplemente, de «jaiTa- hacer». Del mismo modo el pensamiento científico espec~o correspondiente a ella sólo necesitaba, en lo esencial,
desprenderse de los viejos lazos dogmáticos a fin de seguir el
camino ya reconocido. En cambio, para pasar de la forma de
sociedad actual a una futura la humanidad debe constituirse,
primero, como sujeto consciente, y determinar de manera activa
sus propias formas de vida. Si bien los elementos de la cultura futura están ya presentes, se requiere una reconstrucción
consciente de las relaciones económicas. La hostilidad indis-
criminada contra la teoría significa hoy, por lo tanto, un obstáculo. Si el esfuerzo teórico que, en interés de una sociedad
futura racionalmente organizada, ilumina de manera crítica
la sociedad presente, y realiza sus construcciones con la ayuda
de las teorías tradicionales formadas en las disciplinas científicas, no es continuado, no queda lugar para la esperanza de
mejorar fundamentalmente la existencia humana. La exigencia
de positividad y subordinación, que aun en los grupos avanza- .
dos de la sociedad amenaza con privar de sentido a la teoría, no
afecta necesariamente solo a esta: afecta también a la praxis
liberadora.
Las partes aisladas de aquella teoría que se propone deducir
las complejas relaciones del capitalismo liberal, y aun del capitalismo de los monopolios, a partir del esquema de la economía mercantil simple, no se comportan de manera tan indiferente respecto del tiempo como las etapas de un razonamiento
deductivo. Así como la función digestiva —también importante en el hombre—, dentro de la_escala :de los organismos, como forma genérica, se presenta en estado prácticamente elemental en los «animales celenterados», del mismo modo hay
formas de la sociedad que al menos se aproximan, a la economía mercantil simple. La evolución, del pensamiento, aunque
no es paralela al desarrollo histórico, mantiene, sí, una relación
comprobable con este. La esencial conexión de la teoría Con el
tiempo no reside, sin embargo, en la7cdfill15-57. dericlaTcleIp.
1
artes
aisUai—diVconstrucción con tramos _de_11..hisforia —principio en el que coinciden la Fenonienología del espíritu y la Lógica de Hegel, así como El capital de Marx, como exponentes
del mismo método—, sino en la constante transformación del
juicio de existencia teórico acerca de la sociedad, juicio que
está condicionado por su relación consciente con la praxis histórica. Esto nada tiene que ver con aquel otro principio, que
exige «cuestionar radicalmente» y en forma constante cualquier contenido teórico determinado a fin de volver a empezar
siempre desde el comienzo, principio mediante el cual la metafísica moderna y la filosofía de la religión han combatido
toda construcción teórica consecuente. La teoría crítica no tiene
hoy este contenido y mañana este otro. Sus transformaciones
no condicionan ningún vuelco hacia posiciones totalmente nuevas, mientras la época no cambie. La fijeza de la teoría consiste en que, a pesar de sus cambios, la sociedad, en cuanto a
su estructura económica básica, a las relaciones de clase en su
forma más simple y, con ello, también a la idea de su supresión, permanece idéntica. Los rasgos decisivos de su contenido,
262
263
.
condicionados por este hecho, no pueden cambiar antes de que
se produzca la transformación histórica. Pero, por otra parte,
la historia entretanto no permanece quieta.ELdesat :rló_hisol
t4dCP de los opuestos, en el que el pensar crítico está envuelto,
modifTc71711portancia de los momentos aislados de este, conduce obligadamente a diferenciaciones y altera la significación
que los conocimientos científicos especializados tienen para la
teoría y la praxis críticas.
Debemos precisar mejor el significado del concepto de «clase
social que dispone de los medios de producción». En el pe
t'iodo liberal, el dominio económico estaba estrechamente unido a la propiedad jurídica de los medios de producción. La
clase de los propietarios regía la sociedad, y la cultura de ese
tiempo, en su conjunto, estuvo signada por esa relación. La
industria se dividía aún en un gran número de empresas que,
desde el punto de vista actual, eran más pequeñas y más independientes. La dirección, acorde con esta etapa del desarrollo
técnico, estaba en manos de uno o más propietarios o de personas directamente comisionadas por ellos. Can_el_rápidc2 .4vance
de la concentración_y_ centralización_ del capital, acaecido en
el último siglo_Piir virtud del desárrollod-e-TatéC#a„se Consumóeh -1án medida., un, entre los _propietarios nominales y la dirección de las gigantescas empresas que se van forMando 5,--cjiilib-1:5115n sus fábricas. De este—iiiii-d6, la dirección
se independila respecto de los propietarios de . derecho. Surgen
los magnates de la industria, los caudillos de la economía. En
muchísimos casos, estos conservan, al principio, la parte mayor
de la propiedad de sus empresas. Hoy esta situación ya ha dejado de ser esencial, y aparecen poderosos empresarios que
dominan sectores enteros de la industria y poseen, jurídicamente, una parte cada vez menor de las organizaciones que dirigen.
Este proceso. económico trae consigo un cambio de función del
aparato jurídico y político, así como de las ideologías. Sin que
se inodifitine; entre otras cósas, la definición jurídica de propiedad, los propietarios se_vuelven cada vez más impotentes frente. a los directores Y...sus equipos. En un juicio que los propietarios _eventualmente entablaren, digamos por una divergencia
de opiniones, la directa disponibilidad de los recursos de las
grandes empresas confiere a los directores un predominio tal,
que, en principio, la victoria de sus enemigos es impensable.
La influencia de la dirección, que al comienzo sóló puede extenderse a las instancias inferiores, jurídicas o administrativas,
abarca luego instancias superiores y alcanza, por último, al Estado y a su organización del poder. Debido a su divorcio res-
pecto de la producción, real y a su decreciente influencia. el
horizonte de los meros poseedores de títulos de propiedad se
estrecha; sus condiciones de vida y su actitud se vuelven cada
vez más inapropiadas para posiciones socialmente decisivas, y,
por último, la participación en la propiedad, que todavía mantienen sin poder hacer nada efectivo para que aumente, aparece
como socialmente inútil y moralmente dudosa. Surgen así ideologías relacionadas estrechamente con estas y otras transformaciones; por ejemplo, la que exalta la gran personalidad, o bien
la diferencia entre capitalistas productivos y parasitarios. La
idea de un derecho provisto de un contenido fijo, independiente respecto de toda la comunidad, pierde importancia. Desde el
mismo sector que mantiene brutalmente la disponibilidad del
poder sobre los medios de producción, esa instancia esencial del
orden social, brotan las doctrinas políticas acerca de que la propiedad y las rentas parasitarias deberían desaparecer. Al estrecharse el círculo de los poderosos, crece la posibilidad de formación consciente de ideologías, y de que se establezca una
doble verdad: el saber de quienes están dentro de ese círculo
y la versión para el pueblo; al mismo tiempo, se extiende una
actitud cínica hacia la verdad y el pensamiento en general. Al
final de este proceso se...encuentra una sociedad dominada ya
no por. propietarios independientes, sino por camarillas de dirigentes. de_la.industria
Estas transformaciones no dejan de afectar la estructura de la
teoría crítica. Ella no cede a la ilusión cuidadosamente cultivada
por las ciencias sociales, de que la propiedad y la ganancia ya
no tienen el papel decisivo. Por un lado, ella ha considerado
desde antes que las relaciones jurídicas no son lo esencial sino
la superficie de la circunstancia social, y advierte que la disposición sobre hombres y cosas sigue estando en manos de un
determinado grupo social, que compite, no tanto dentro de
cada país, sino en el nivel mundial y en forma mucho más
encarnizada, con otros grupos económicos de poder. La ganancia surge de las mismas fuentes sociales, y, en definitiva, para
acrecentarla es preciso recurrir a idénticos métodos. Por otro
lado, según lo entiende la teoría crítica, junto con la supresión
de todo derecho determinado en su contenido, supresión condicionada por la concentración del poder económico y que se
cumple en los Estados autoritarios, desaparece, al mismo tiempo que una ideología, un factor cultural cuya significación en
modo alguno fue solo negativa, sino que también tuvo un aspecto positivo. En la medida en que ella tiene en cuenta estas
transformaciones de la estructura interna de la clase empresa-
264
265
If
ria, también otros de sus conceptos sufren una especificación.
La dependencia de la cultura respecto de las relaciones sociales
debe cambiar, junto con estas, hasta en sus detalles, si es que
la socíedad es un todo. También en el período liberal, ciertas
concepciones políticas y morales de los individuos pueden ser
derivadas de su situación en la economía. El respeto por la
integridad de carácter, por el mantenimiento de la palabra empeñada, por la independencia del juicio y por otras cualidades es
resultado de una sociedad compuesta de sujetos económicos
relativamente independientes, que entran en relación mutua por
medio de contratos. Pero esa independencia estuvo en buena
parte mediada por vía psicológica y la moral misma adquirió,
como consecuencia de su función en el individuo, una suerte
de fijeza. (La verdad de que también esa moral estaba determinada por la economía se hizo evidente, sin duda, cuando,
sintiendo amenazadas sus posiciones económicas, hacia comienzos del siglo, la burguesía liberal echó por la borda las ideas
de libertad.) En las circunstancias del capitalismo monopolista,
desapareció hasta esa relativa independencia del individuo.
Este ya no tiene un solo pensamiento propio. El contenido de
las creencias de masas, en las que nadie cree mucho, es un producto directo de la burocracia reinante en la economía y en el
Estado, y los partidarios de tales creencias persiguen, sin confesárselo, solo sus intereses atomizados y, por lo tanto, no verdaderos; actúan como simples funciones del mecanismo económico. De ahí que el concepto de independencia de lo cultural
16n del
respecto de_lc~nómico_haya-variado. Conlaldsestru-Jindividuo-típico, ese concepto_debe ser entendido, por así decir,
de modo materialista_ vulgaten_mayor medida que -antes. -Las
explicaciones de los fenómenos sociales se iueIvén más sim 7
piesy,almot áscpleja.Mim,orqu
lo económico determina más directa y conscientemente a los
hombres, y porque la fuerza de resistencia y la sustancialidad
de las esferas culturales son aprehendidas en su desaparición;
más complicadas, porque la desenfrenada dinámica económica,
que ha rebajado a la mayoría de los hombres a- la condición de
simples medios, produce constantemente y a un ritmo vertiginoso nuevas- figuras y nuevos destinos. Aun los sectores más
avanzadosde la sociedad, en su desánimo, caen presa del desconcierto general. También la verdad, con toda su consistencia, está unida a constelaciones de la realidad. En la Francia
del siglo xviii, tenía tras sí una burguesía ya desarrollada económicamente. En las circunstancias del capitalismo tardío y de
la impotencia de los trabajadores frente al aparato represivo de
266
los Estados autoritarios, la verdad ha huido hacia pequeños
grupos dignos de admiración, que, diezmados por el terror,
tienen poco tiempo para profundizar en la teoría. Con ello se
benefician los charlatanes, y el estado intelectual general de las
grandes masas involuciona rápidamente.
Lo dicho pretende evidenciar el hecho de que la subversión
continua de las relaciones sociales, que resulta directamente de
desarrollos económicos y alcanza su expresión más cercana en
el surgimiento de la clase dominante, no afecta solo a ramas aisladas de la cultura, sino también al sentido de la dependencia
de esta respecto de la economía y, así, á los conceptos decisivos de toda la concepción. Esta influencia del desarrollo social sobre la estructura de la teoría responde a su propia índole
doctrinaria. Por eso los nuevos contenidos no se agregan mecánicamente a partes ya dadas. Puesto que la teoría constituye
un todo unitario, que solo alcanza su peculiar significado en
relación con la situación actual, ella se encuentra en una evolución que no invalida sus fundamentos, así como tampoco el
objeto reflejado por ella, la sociedad actual, se transforma en
algo distinto en virtud de sus recientes transformaciones. Aun
los conceptos aparentemente más alejados se hallan incluidos
en el proceso. Las dificultades lógicas que el entendimiento
descubre en cada pensamiento que refleja un todo viviente,
derivan principalmente de esa propiedad...Si se sepáran
teoría conceptos y juicios aislados, y se los compara con concetiis
p_ y juicios- extraídos de una concelSción anterior7surgen
entonces_ contradicciones. Esto vale tantopara las etapas del
desarrollo histórico de la teoría —considerada como un todo—,
en su relación mutua, cuanto para los pasos lógicos que se
dan dentro de ella. En los conceptos de empresa y de empresario hay, a pesar de su identidad, una diferencia, según se los
extraiga de la representación de la 'primera forma de economía
burguesa o del principio del capitalismo desarrollado, y según
provengan de la crítica de la economía política del siglo xix, la
economía de los empresarios liberales, o de la del siglo xx, que
tiene ante sí a los empresarios monopolistas. La idea de empresario pasa, como los empresarios mismos, por todo un desarrollo. Las contradicciones de las partes de la teoría tornadas .por
separado no- se-óagiriati7piiés, en errores ó en definiciones defectuosas, sino en el hecho de que Ja2teoría__tiene_un_ objeto
que. se transforma históricamente y que,_ sin.,ephárgo, permanece uno frente a todo desmembramiento..14;:tearranp acúmula hipótesis acerca de la marcha de acontecimientos sociales aislados, sino que construye,la imagen en desarrollo de la tota267
.
Jidad, el juicio de existencia implícito en la historia. Lo que
hl-sido el empresario o, digamos, el hombre burgués en general, por ejemplo el hecho de que en su carácter estén contenidos, junto al rasgo racionalista, también esas características
irracionales que predominan hoy en los movimientos de masas
de las clases medias, se remonta a la situación originaria de la
burguesía y se cuenta entre los conceptos básicos de la teoría.
Pero tal origen sólogr_evela,_en_esaforma...diferenciada, en
la~ellíresente; y esto no se debe solamente a los con:
bios exper~d« hoy por la burguesía, sino a que, en relación con esto, los intereses y la atención del sujeto teórico
destacan otros aspectos. La clasificación y confrontación de las
diversas formas de dependencia, de mercancía, de clase o de
empresarios, tal como ellas aparecen en las fases lógicas e históricas de la teoría, pueden responder a un interés de tipo siste.mático, y quizá no carezcan de utilidad. Pero puesto que el
:sentido, en primer lugar, solo se vuelve claro en relación con
la construcción que . siempre fique adi15arse a situaciones nuevas,iales -Iístémis de Clases y subclases,
definicióri¿liraWaficaciones de conceptos tomados de la teoría crítica, por lo general ni siquiera poseen el valor de los
inventarios de conceptos de otras ciencias especializadas, que,
por lo menos, son usados en la praxis relativamente uniforme
la vida diaria. Transformar la teoría.crítica en_sociplogía es,
en suma, una _empresa problemática.
La pregunta, aquí apenas esbozada, por la relación entre pensamiento y tiempo se encuentra, por cierto, unida a una dificultad especial. En efecto, es imposible hablar en sentido propio
de mudanzas de. una teortaTaiirecta. Antes bien7e5tpregar - tales
niiidanzis ya supone una teorlaliáida con el problema mismo.
Nadie puede convertirse en un sujeto que no sea el del momento histórico. En términos estrictos, solo polémicamente tiene
sentido hablar de constancia o de variabilidad de la verdad. Ello
se opone a la aceptación de un sujeto absoluto, suprahistórico,
o bien a la tesis de la intercambiabilidad de los sujetos, -como
si en verdad fuese posible trasladarse a capricho desde el momento histórico actual hasta cualquier otro. No hemos de tratar aquí en qué medida ello se pueda lograr o no. En todo caso,
g_incompatible con la teoría crítica la creencia idealista de
que ella repreSeTitaláargo.que trasciende a los ho -mbres y—q-ur
posee algo -ii-SCCOmo un crecimiento. ils --dóaiiii-e-iiffstienen
una-historia,. pero la teoría no sufre vicisitudes. El enunciado
de que se han agregado a ella determinados momentos, de que
en el futuro tendrá que adecuarse a nuevas situaciones, sin que
268
se' transforme su contenido esencial, todo esto pertenece a la
teoría misma, tal como ella existe hoy y trata de determinar la
praxis. Los hombres que la piensan la conciben como un todo
y actúan de acuerdo con ese todo. El constante crecimiento de
una verdad independiente respecto de los sujetos, la confianza
en el progreso de las ciencias, solo pueden relacionarse, en su
limitada validez, con aquella función del saber que seguirá siendo necesaria en una sociedad futura, el dominio de la naturaleza. También este saber pertenece, claro está, a la totalidad social presente. La premisa de los enunciados sobre la duración y
transformación de ese saber, es decir el desarrollo de la producción y reproducción económica en las formas conocidas, equivale de hecho aquí, en cierto sentido, a la intercambiabilidad
de los sujetos. La circunstancia de que la sociedad esté dividida en clases no impide la identificación de los sujetos humanos.
Ellaber.es_aquLen sí mismo, algo que una generación traspasa
a las otras; .y" estas, en lai
rie-arda—difqtre-deben-vivir 7 necesitan-de-71.-Tám
- bién— én este aspecto liirede-a-tártirárikiüild -el -éiéritl.
fico traclictolrát.
4 La construccióncle la sociedad según la imagen de una transformíairradical. que aún fi-c5-EaT.paiid6-li -P-rüeba -dé"-áu- pó-sibilidárfeárc-árece, por el contrario, de lá-Vliitájá - déT-§er común
—rri uchiSiTsujetos. El anhelo.. de_un_estIdo de cosas sin-explotáción ni opresión,--enl.a cual-exista-un-sujeto--abarcador, la
hal-anidad autoconsciente, y se pueda hablar de una formación unitaria de teorías, de tm_pen_sar,quetrascienda a los sujetos, ese anhelo no es todavía . su realización. Transmitir. la teoria
-WrffiCT--Vviriáriséra—
4
nnás estricta posible es, por cierto,
condición de su éxito histórico;- pero ello no se cumple sobre
la bás-e- firme de una praxis ya probada y de un modo de comportamiento establecido, sino por medio del interés en la transformación, interés que, en medio de la injusticia reinante, se
reproduce necesariamente, pero que debe ser formado y orientado por la teoría, y que, al mismo tiempo, repercute de nuevo
en ella. El círculo de los portadores de esta tradición no se delimita y renueva mediante una legalidad orgánica o sociológica.
No se constituye y sostiene por herencia biológica ni testamentaria, sino por medio del conocimiento vinculante, y este sólo
garantiza su comunidad presente, no su comunidad futura.
Provista de todos los criterios lógicos, ella carece, no obstante,
hasta el fin del período, de la confirmación que proporciona
la victoria. Hasta entonces dura también la lucha por su comprensión y aplicación correctas. La versión que cuenta con el
aparato de la propaganda y con la mayoría, no es tampoco, por
269
ello, la mejor. Antes del vuelco general de la historia, la verdad
puede refugiarse en unidades numéricamente reducidas. La historia muestra que aquellos grupos proscriptos, pero imperturbables, apenas considerados aun por los sectores oposicionistas
de la sociedad, en el momento decisivo pueden, en virtud de su
visión más profunda llegar a ponerse a la cabeza. En nuestros
días, puesto que el poder del sistema establecido marcha hacia
el abandono de toda cultura y hacia la más oscura barbarie, el
círculo de la verdadera solidaridad se halla, por lo demás, harto
restringido. Por cierto que los enemigos, los señores de este
período de decadencia, carecen de lealtad y solidaridad. Tales
conceptos constituyen momentos de la teoría y la praxis correctas. Separados de esta, transforman su significado como todas
las partes de una conexión viviente. Sin duda, en una banda
de maleantes se pueden desarrollar los rasgos positivos de
una comunidad humana, pero esta posibilidad es siempre testimonio de una carencia en la sociedad mayor, dentro de la
cual existe esa banda. En una sociedad injusta, los criminales
no tienen que ser necesariamente inferiores también como seres
humanos; en una sociedad enteramente justa sí serían al mismo tiempo inhumanos. Los juicios aislados sobre lo humano
solo adquieren verdadero sentido en su relación con el todo.
No existen criterios generales-para-la teoría crítica como lorap-nesellosan siempre en la repetición de acontecimient-Jíy, por lo tanto, en una...totalidad que se reproduce a
sí misma. Por ello-tampoco.existe-unildaieilótial::a CliSrei.
se-riab Odamos atener. En las circunstancias actuales, la
concia
cie decu
- Ujiiiérdase social puede volverse ideológicamente limitada y corrupta, aun cuando por su situación ella
esté orientada hacia la verdad La_ teoría crítica, pese a toda su
profunda comprensión de los pasos aislados y a la coincidencia
de sus elementos con las teorías tradicionales más progresistas,
no osee Dtrainstancia-específica-que_eLinterés, ínsito en ella,
por la supresión de la injusticia social. Esta formulación negativa=e-ons-tituye7triVada a expresión abstracta, el contenido
materialista del concepto idealista de' razón. En un período histórico como el actual la verdadera teoría no es tanto afirmativa
cuanto crítica, del mismo modo cómo tampoco la acción adecuada- a ella puede ser «productiva». El futuro de la humanidad
depende hoy del comportainientos.aco, que, Maro eStá,' encieffa -errar elementos de US teorías tradicionales y de esta
ndependencia
cultura decadente. Una cieñ-cia que, en independencia
imaginaria, ve la formació'-iidé, O-15raxis, a la cual sirve y es
inherente, como allo que está más allá de ella, y que se satis-
face con la separación del pensar y ej actuar,ya
ren fado
a la hurtianidad. Determinaque ella misma pue e ren ir,
P-Ofi-eyúlP-11-éde-Servir, y esto no en sus partes aisladas sino en
su totalidad, he ahí la característica principal de la actividad del
pensar. Su propia condición la remite, por lo tanto, a la transformación histórica, a la realización de un estado de justicia
entre los hombres. Bajo la vocinglería del «espíritu social» y
de la «comunidad nacional» se acrecienta cada día la oposición
entre individuo y sociedad. La autodeterminación de la ciencia
se vuelve cada vez más abstracta. Elc2nformism_o_deLnensa- -
270
271
--
miento,lafrspci_de.qust-nacivd
unreiriO- el-radjei sí mismodentro de la totalidad social,
t-inun cia a la ....._.
"esencia
--
-SOCIOLOGÍA-
14
ESTUDIOS ALEMANES
Colección dirigida por VICTORIA OCAMPO, HELMUT
ARNTZ, HANS BAYER, ERNESTO GARZóN VALDÉS,
RAFAEL GUTIÉRREZ GIRARDOT
y
H. A. MURENA.
UNIDAD 2
TEORÍA SOCIOLÓGICA CONTEMPORÁNEA
PÁG, 7A 9 PREFACIO DE LA SEGUNDA
EDICIÓN ALEMANA
PÁG, 11 A 13 PREFACIO DE LA PRIMERA
EDICIÓN ALEMANA
Crítica
de la razón
instrumental
Max
Horkheimer
5 (COPIAS)
Versión castellana de
H. A. MURENA y
D. J. VOGELMANN
la. edición: . junio 1969
2a. edición: abril 1973
Buenos Aires
Título del original en alemán:
DER INSTRUMENTELLEN VERNUNFT
ZUR
© 1967 by S. Fischer • Verlag, Frankfurt am Main
© 1973 by Editorial SUR, S. A., Buenos Aires
PREFACIO DE LA SEGUNDA EDICIÓN ALEMANA
Printed in Argentina
Impreso en Argentina
Queda hecho el depósito
dispuesto por la ley 11.723
Impreso y terminado en
GRAFICA GUADALUPE,
Rafael Calzada, (Bs. Aires), Argentina
en el mes de abril de 1973
El hecho de percibir —y de aceptar dentro de
ideas
eternas que sirvieran al hombre como metas era llamado, desde hacía mucho tiempo, razón.
Hoy, sin embargo, se considera que la tarea, e incluso
la verdadera esencia de la razón, consiste en hallar medios para lograr los objetivos propuestos en cada caso.
Los objetivos que, una vez alcanzados, no se convierten
ellos mismos en medios son considerados como supersticiones. Si bien la obediencia a Dios ha servido siempre
como medio para conquistar sus favores, y por otra parte como racionalización de todo tipo de dominio, de expediciones conquistadoras y de terrorismo, los iluministas, tanto teístas como ateístas, interpretaron los Mandamientos, a partir de Hobbes, como principios morales
socialmente útiles, destinados a fomentar una vida en lo
posible libre de tensiones, un trato pacífico entre iguales, y el respeto del orden existente. Liberada de connotaciones teológicas, la sentencia "sé razonable" equivale
a decir: observa las reglas, sin las cuales no puedenvivir
ni el individuo ni el todo, no pienses sólo en cosas del
momento. La razón se realiza a sí misma cuando niega
su propia condición absoluta —razón con un sentido enfático— y se considera como mero instrumento. No
es que no existan intentos serios de avalar teóricamente
la afirmación de la verdad racional. A partir de Descartes grandes corrientes de la Nueva Filosofía aspiraron
a una componenda entre teología y ciencia. "La facultad
de ideas intelectuales' (la razón)" 1 desempeñaba el papel
Kant, Kritik der Urteilskraft, Ed. Ak., vol. y, pág. 315.
1-
MAX IIORKI-SEIMER
8
de mediadora. "Lo divino de nuestra alma consiste en su
capacidad para concebir ideas", leernos en los escritos
póstumos de Kant. 1 Semejante fe en la ratio autónoma
fue denunciada por Nietzsche corno síntoma de atraso,
pues "según instintos valorativos alemanes Locke y Hume eran de por sí... demasiado lúcidos, demasiado claros".' Kan t fue para él. un "demorados".` "La razón no
es más que un instrumento y Descartes fue superficial." 5
Como en el caso de otros fenómenos culturales atacados
por la decadencia. el siglo XX repitió el proceso histórico.
En 1900, año de la muerte de Nietzsche, aparecen las
Logische Untersuchungen (Investigaciones lógicas), de
Husserl, con el propósito de fundamentar una vez más,
con rigor científico. la percepción del ente espiritual, la
contemplación de lo esencial. Si bien Husserl se ocupó
principalmente de las categorías lógicas, Max Scheler y
otros extendieron su teoría para que abarcase estructuras morales. Desde sus comienzos, este esfuerzo lleva el
signo de lo restaurativo. La autodisolución de la razón en
cuanto substancia espiritual obedece a una necesidad
interior. La teoría debe hoy reflejar y expresar el proceso, la tendencia socialmente condicionada hacia el neopositivismo, hacia la instrumentalización del pensamiento, como asimismo los vanos intentos de salvación.
Respondiendo a los deseos de publicar mis escritos en
su totalidad me he decidido a seleccionar. por lo pronto,
los trabajos que realicé desde mediados de la década
del cuarenta. Surgieron al margen de mi actividad práctica. de la organización de los Studies in Prejudice, de
la administración académica, de la reconstrucción del
Instituto de Investigación Social, de los esfuerzos en pro
de la reforma educacional. Me doy cuenta, ciertamente.
de que tales deseos se refieren a aquel período en que
/bid., XVIII, pág. 130
Nietzsche. Nachlass, Obras, ed. Kroener, vol. XV, pag. 217.
4 Ibid.
../PrtSt•iiS t'OIL Gut una Biise III. pág. 191.
2
9
surgió la teoría crítica, ante todo los ensayos publicados
en la revista que yo dirigía, editada por Alean en París,
como asimismo los estudios inéditos y, no por último, la
Dialektik der Aufklárung (Dialéctica del Iluminismo *),
agotada desde hace mucho tiempo y de la que es coautor mi amigo Adorno. Con el fin del nacionalsocialismo —así creía yo entonces— amanecería en los país,es
progresistas un nuevo día, ya sea mediante reformas o
por una revolución, y comenzaría la verdadera historia
de la humanidad. Junto con los fundadores del "socialismo científico" había creído que necesariamente se
extenderían por el mundo los logros culturales de /a época burguesa, el libre despliegue de las fuerzas, la productividad intelectual, sin llevar ya el estigma de la violencia y la explotación.
Sin embargo, lo que he experimentado desde aquellos
tiempos no dejó de afectar a mi pensamiento. Sin duda
alguna, los Estados que se 1/aman comunistas-y se sirven de las mismas categorías marxistas a las que tanto
debe mi esfuerzo teórico, no se encuentran hoy día más
próximos al advenimiento de aquel nuevo día que los
países en los cuales por el momento no se ha extinguido
todavía la libertad del individuo. En tal situación han
de publicarse ahora, junto con algunos otros ensayos, por
lo pronto las reflexiones sobre la razón. Inmanentes también en los estudios anteriores, estas reflexiones pueden
servir hoy de base a la duda —de máxima gravitación
teórica— respecto al punto hasta el cual el reino de la
libertad, una vez realizado. no ha de transformarse necesariamente en su contrario, en la automatización de
la sociedad y de la conducta humana.
CRÍTICA DE LA RAZÓN INSTRUMENTAL
MAX HORKHEIMER
Mayo 1967
.
3
,
• La versión castellana de esta obra ha aparecido previamente en esta misma colección de Estudios Alemanes. (N.
del E.1
PREFACIO DE LA PRIMERA EDICIÓN ALEMANA
Las consideraciones siguientes se proponen establecer
un nexo entre la situación actual del pensar filosófico y
la oscura perspectiva que presenta el futuro real.
Los problemas económicos y sociales de nuestro tiempo han sido exhaustivamente tratados por investigadores científicos competentes. El presente ensayo toma por
otro camino. Nuestro objetivo aquí es investigar la noción de racionalidad que sirve de base a la cultura
industrial actual.
En estos momentos —mientras escribo estas reflexiones— los pueblos de las naciones democráticas se enfrentan con el problema de cómo completar su victoria bélica. * Se ven ante la necesidad de elaborar y de llevar a
la práctica los principios de humanidad en cuyo nombre
se hicieron los sacrificios de la guerra. Las actuales posibilidadcs de perfeccionamiento social superan las esperanzas de todos los filósofos y estadistas que alguna
vez esbozaron, en programas utópicos, la idea de una
sociedad verdaderamente humana. Y, sin embargo, predomina un sentimiento general de angustia y desilusión.
Las esperanzas de la humanidad parecen hallarse hoy
más alejadas de su cumplimiento que aun en las épocas
de tanteos muy inseguros todavía, es decir, cuando eran
expresadas por primera vez por los humanistas. Nítidamente parecen retroceder
sin desmedro de la ampliación de los horizontes de actuación y pensamiento debida
al saber técnico— la autonomía del sujeto individual, su
posibilidad de resistirse al creciente aparato para el ma—
* La primera edición de este libro apareció en 1947. (N.
de los T.)
12
-MAX HORKHEIMER
nejo de las masas, el poder de su fantasía, su juicio independiente. El avance progresivo de los medios técnicos se
ve acompañado por un proceso de deshumanización. El
progreso amenaza con aniquilar el fin que debe cumplir:
la idea del hombre. El que este estado sea una fase necesaria de la ascensión general de la sociedad, como conjunto, o que conduzca a una victoriosa resurrección de esa
nueva barbarie recientemente derrotada en los campos
de batalla, depende, cuando menos en parte, de la capacidad teórica de interpretar las profundas mutaciones que
tienen lugar en la conciencia pública y en la naturaleza
humana.
Las páginas que siguen representan un esfuerzo destinado a arrojar alguna luz sobre las implicaciones filosóficas de tales cambios. En ese sentido pareció necesario examinar algunas de las tendencias de pensamiento
dominantes, como si se tratara de refracciones de determinados aspectos de la civilización. El autor no intenta
en modo alguno proponer un programa de acción. Por
el contrario, piensa que la propensión moderna a traducir todo pensamiento en acción o en una activa abstinencia de la acción constituye uno de los síntomas de
la crisis cultural contemporánea. Vale decir: la acción
por la acción no es de ningún modo superior al pensar
por el pensar. sino que éste más bien la supera. Tal como
se la entiende y practica en el ámbito de nuestra civilización, la racionalización progresiva tiende a aniquilar
precisamente aquella substancia de la razón cuyo nombre se invoca en favor del progreso.
El texto se basa en apuntes tomados durante disertaciones públicas, pronunciadas en la primavera de 1944 en
la Columbia University. La exposición refleja, más que
una organización precisa del material, la evolución original de las clases. Su propósito es el de esbozar algunos
aspectos de la vasta teoría filosófica que el autor desarrolló durante los últimos años de la guerra jun to con Theodor W. Adorno. Sería difícil determinar cuáles de los
pensamientos se debieron a él y cuáles a mí; nuestra
filosofía es una sola.
13
Finalmente he de dejar constancia aquí, como reconocimiento perdurable, que todo mi trabajo habría sido
inconcebible sin la seguridad material y la solidaridad
espiritual que encontré durante los últimos dos decenios
en el Instituto de Investigación Social.
CRITICA DE LA RAZÓN INSTRUMENTAL
MAX HORKHEIMER
Institute of Social Research
(Columbia University).
Marzo de 1946
-SOCIOLOGÍA-
15
Colección 'Yeorerna
UNIDAD 2
Anthony Guiddens, Jürgen Habermas,
Martin Jay, Thomas McCarthy,
Richard Rorty,rAlbrecía/ellmer.
Joel Whitebook
TEORÍA SOCIOLÓGICA CONTEMPORÁNEA
CAP 1. 65 A 110 RAZÓN, UTOPÍA, Y LA
DIALÉCTICA DE LA
ILUSTRACIÓN
Habermas y la modernidad
Inunducción de Richard j. Bernst(
"ALBRECHT WELLMER"
25 (COPIAS)
CÁTEDRA
TEOREMA
1
Razón, utopía, y la dialéctica
de la ilustración
AL. BRECHT WELLAWR
1
En la época que Karl Marx desarrolló su teoría de la
sociedad capitalista, las ideas socialistas y anarquistas sobre una futura sociedad liberada eran ya algo bastante corriente entre los trabajadores que estaban en la oposición
y entre los intelectuales de la época. I,os socialistas y
anarquistas defendían generalmente concepciones ideales
de un estado futuro de la sociedad en el que no existiría
ni explotación ni dominio de tinos seres humanos sobre
otros seres humanos. Marx, que había aprendido la lección de I legel, estaba profundamente convencido de la
inutilidad de oponer unas «contraimágenes» utópicas,
ideales, a la mala realidad de una sociedad existente. Sin
embargo, compartía al mismo tiempo, los impulsos radicales de los socialistas y anarquistas, y consideraba que el
intento que hizo 1 legel para justificar el estado moderno
existente como una manifestación de la Razón era un
profundo error. Marx fue mucho más consciente que Hegel de los aspectos catastróficos, deshumanizadores, y
65
alienantes de las sociedades capitalistas que surgieron en
su época. Por consiguiente, consideraba que lo que Ilegel
había pensado que era el logro principal del estado moderno —la reconciliación de lo Universal y lo Particular,
la restauración de una «vida ética» sustantiva bajo las
condiciones de una subjetividad generalmente emancipada, por ejemplo, el establecimiento de una polis sin esclavos— no era algo que estuviera realizado, sino una tarea
histórica que la humanidad tenía aún que realizar a través
de una revolución comunista. La reivindicación de ilegel
del estado moderno como la principal manifestación de
la Razón era, por tanto, para Marx, sólo la formulación
ideológica de un problema; la reconciliación de los opuestos según la teoría de !lege] significaba para Marx sólo
una reconciliación (lije tenía lugar en el pensamiento, mientras que, de hecho, tenía que realizarse aún prácticamente.:
Si las partes «negativas» de las sociedades modernas
—la pérdida de la «vida ética» en la esfera de la sociedad
civil, la dinámica catastrófica de la economía capitalista,
la deshumanización del trabajo y la miseria de la clase trabajadora— tuvieran que «negarse» prácticamente en lugar
de pretender que están ya negadas en la vida ética concreta del estado, y si esta negación práctica hubiera de
concebirse de un modo realista —como una posibilidad
histórica— y no como la concebían los socialistas utópicos y los anarquistas, entonces Marx tenía que haber demostrado cómo la sociedad emancipada estaba ya prefigurada en la dinámica, la crisis, y la lógica del desarrollo
de las sociedades capitalistas. Dicho de otro modo, Marx
tenía que transformar el socialismo de utopía a ciencia,
como hizo más tarde Engels.
La teoría de la sociedad capitalista de Marx es,' por
consiguiente, un intento de demostrar cómo esta sociedad través de la universalización de las relaciones de
cambio capitalistas, el aumento ilimitado de las fuerzas de
producción, la intensificación resultante de las crisis eco66
nómicas, y la producción de una clase proletaria revolucionaria— contiene en sí la semilla de su propia negación. Sin embargo, el final del capitalismo, por ejemplo,
la abolición de la propiedad privada, concluirá según
Marx con el establecimiento de una sociedad comunista
sin clases. Marx intentó demostrar una y otra vez, de diferentes modos, que las condiciones objetivas y subjetivas
de la sociedad comunista estaban formándose ya dentro
del útero de la suciedad capitalista; demostrar, en otras
palabras, que el comunismo no era un mero ideal, sino
que sería el resultado necesario de la negación dialéctica
de la producción de mercancías capitalista. Con este intento de construir la futura emancipación de la humanidad en términos de una dialéctica histórica, Marx intenta
superar la impotencia y arbitrariedad del pensamiento
utópico sin abandonar los impulsos políticos radicales del
socialismo y del anarquismo. Sin embargo, intentando
eliminar teóricamente todas las contingencias que podría
pensarse que se encuentran entre el estado presente de la
sociedad capitalista y el futuro de una sociedad comunista, Marx se retrotrae de hecho a los atolladeros tel pensamiento utópico —sólo que ahora reaparecen de una forma disimulada. Porque Marx no puede demostrar realmente que la economía planificada que él !Predice y que
seguirá al capitalismo adoptará la forma de una sociedad
comunista; por consiguiente, la idea del comunismo sigue siendo en su teoría un ideal utópico mito lo era para
los anteriores socialistas y anarquistas.
Para Marx, la idea del comunismo hace ret -crencia a.
una sociedad en la que los individuos asociados habrían
adaptado su metabolismo a la naturaleza bajo su control
consciente y racional. fin esta sociedad, las formas burguesas de la ley, la moralidad y la política habrían perdido su función, ya que sólo expresan la relación amagonista de la sociedad de clase capitalista: la política burguesa como la agencia de una reconciliación ilusoria de los
intereses individuales con un bien común; la ley burguesa
67
como expresión, por un lado, de la producción de mercancías capitalista y las relaciones <le cambio capitalista, y
por otro lado, como expresión jurídica del dominio de
una clase por otra; la moralidad burguesa, finalmente,
como una forma de conciencia moral que funciona en interés de la estabilización de las relaciones de clase capitalistas. Estas formas ideológicas de reconciliación ilusoria
entre lo. Universal y lo Particular se hacen superfluas en
una sociedad sin clases, ya que en esta sociedad pueden
satisfacerse las necesidades de todos y han desaparecido
las fuentes de conflicto y competición entre los individuos. La única limitación de libertad en esta sociedad se
define por la continua necesidad de producir para vivir;
como la producción se organizará, sin embargo, siguiendo el plan racional que decidan los individuos asociados,
puede esperarse que todos los individuos aceptarán igualmente y de forma voluntaria la restricción de su libertad
personal que es inevitable en tanto en cuanto existe aún
un reino de la necesidad. Según este reino de la necesidad, la libertad de los individuos consiste en la aceptación voluntaria de las coacciones que implica su participación en el proceso de producción. Sin embargo, más
allá de este reino de la necesidad, por ejemplo, en el reino
de la libertad, los individuos vivirán en una comunidad
en la que el «libre desarrollo de cada uno será la condición para el libre desarrollo de todos», en la CILIC los individuos se convertirán en individuos «totales», en la que el
trabajo se habrá transformado en autoafirmación y en la
que la interacción entre los individuos (que hasta ahora
ha sido sólo una interacción «condicionada») se habrá
transformado en una interacción entre los individuos
como talOs. Esto significa, sin embargo, que, excepto para
el problema —de alguna manera trivializado— de la regulación administrativa del proceso de producción, no
habrá ninguna necesidad de una objetivación institucional de las relaciones sociales, por ejemplo, la reconciliación entre lo Universal y lo Particular no necesitará me68
(liarse ya por un complejo sistema de instituciones sociales y políticas. En tanto en cuanto las «instituciones» son
necesarias en una sociedad sin clases, desde la perspectiva
de Marx aparecen sólo como los instrumentos de una voluntad común, cuya unidad esencial está ya garantizada
por la desaparición de la división de clase. Bajo las condiciones de explotación, sistema de clase y escasez, la voluntad común podía tener sólo una existencia ilusoria en
las instituciones sociales jurídicas y políticas del estado
moderno, Con la abolición del capitalismo, la gente no
estará obligada ya a «exteriorizar» seis poderes sociales en
unas instituciones que después enfrentan a los individuos
a una existencia independiente y a una lógica y poder
propios. Contando con el historial de tales suposiciones,
Engels ha tratado la transformación del dominio de unos
humanos sobre otros humanos en lo que se refiere a la
administración de las cosas, y Lenin ha pronosticado la
«fulminación del estado» en la venidera sociedad comunista.
La libertad en la sociedad comunista se concibe, por
tanto, como la supresión de todos los obstáculos para el
desarrollo de todos sin ningún tipo de impedimento, derivándose la única limitación de la continua necesidad del
metabolismo de la sociedad con la naturaleza. Pero como
consecuencia del progreso tecnológico, el día de trabajo
se reducirá a una pequeña tracción . de lo que era bajo las
condiciones capitalistas, esta limitación no se sentirá ni
siquiera apenas, y, lo que es más importante, se aceptará
libremente como una limitación necesaria de la libertad
por todos los individuos en sociedad. En lo que concierne a la coordinación de la interacción social y a la formación de una voluntad común, Marx no desarrolla, sin
embargo, comparado con 1 lege!, las categorías que le
permitirían articular la idea de una libre asociación de individuos —dadas las condiciones (le tas sociedades industrializadas, modernas-- que trasciende su más abstracta
tOrmulación. Por consiguiente, esta idea se opone abs69
tractamente al sistema de dominación de clase que era el
objeto del análisis de Marx. Como al mismo tiempo juega
el papel «teórico» de significar el tipo de formación social
poscapitalista que, según Marx, está ya inmanente en la
sociedad capitalista, esta idea de una asociación libre podría entenderse sólo a través de un error categorial i ► manente, por decirlo así, que explicase también el principio
organizativo de una sociedad comunista. Pero si se entendiera corno un principio organizativo, implica la negación de que existe algún tipo de problema de una institucionalización de la libertad después de que el capitalismo
haya sido abolido. La idea de una libre asociación de los
productores se convierte entonces en la perspectiva utópica de un proceso de vida colectivo, cuya unidad y armonía surgirían ,espontáneamente de la interacción nomediada institucionalrnente de los individuos emancipados. Cualquiera que sea, sin embargo, el valor de tal perspectiva utópica, es evidente que Marx no demostró nunca —ni podría haber demostrado— que esta es la perspectiva histórica inmanente en los mecanismos de la crisis y en las tendencias de desarrollo de las sociedades capitalistas. En lo que respecta al problema hegeliano de la
institucionalización de la libertad bajo las condiciones de
la modernidad, podría decirse que Marx, habiendo criticado la solución hegeliana con fuertes argumentos, entierra el problema hegeliano a través de su estrategia teórica
en lugar de resolverlo. Y generaciones marxistas le siguieron en este aspecto.
Como podría esperarse, existe una relación recíproca
entre lo que falta en la articulación que hace Marx de la
idea de una sociedad sin clases, por un lacio, y lo que resulta deficiente de su análisis crítico de la sociedad capitalista, por otro. Utilizando la terminología moderna, podría decirse que Marx había criticado a Ilegel por justificar la diferem:iación funcional en el estado moderno, el
surgimiento de subsistemas de economía relativamente
autónomos, la política, la administración, la jurisdicción
70
o la cultura, así corno la «pérdida de la vida ética» en la
sociedad civil, corno si estuviera de acuerdo con una concepción de la razón más completa. La tesis de }legel era
que, bajo las condiciones de la modernidad, por ejemplo,
bajo las condiciones de una subjetividad emancipada, de
los derechos humanos universales, la vida ética sustantiva
de la polis griega sólo podría recobrarse como la reconciliación de los opuestos en un nivel superior. La identificación inmediata y total del individuo con la polis no era
posible en una polis sin esclavos y oráculos, por ejemplo,
en una polis donde las derechos de los individuos como
seres humanos se reconocieran universalmente y donde
el derecho para utilizar la propia razón de uno no lo delimitara la tradición, la autoridad o la religión. Marx, en
contraste, pensaba que con esta critica de las justificaciones ideológicas de la propiedad capitalista había hallado
la pista de una explicación alternativa de todos los fenómenos de «alienación» en las sociedades modernas, y se
sintió, por tanto, llamado a derrumbár todo el edificio
del pensamiento político de I legel. Marx reunió en su explicación dos tipos diferentes de fenómenos que nosotros
debemos por lo menos mantener separados: explotación,
empobrecimiento, y degradación de la clase trabajadora,
la deshumanización del trabajo y la falta de control democrático de la economía, por un lado, y el surgimiento
de la ley formal basada en los principios universales del
clerecho humano, junto con la diferenciación funcional y
sistemática de las sociedades modernas, por otro. Corno
en su crítica de la alienación; Marx reunió estos dos tipos
diferentes de fenómenos, pudo creer que la abolición de
la propiedad capitalista era suficiente para despejar el camino no sólo para una abolición de los rasgos deshumanizatlores de las sociedades industriales modernas, sino
también para una abolición de todas las diferencias
funcionales y las complejidades sistemáticas que habían resultado de ello —y, por consiguiente, para la
:eciperación de una unidad y solidaridad inmediatas
71
entre los se humanos en una sociedad comunista.
El mismo progreso de la historia, junto con una creciente conciencia de los problemas a abordar por las so- .
cieclades industriales, han hecho que la dialéctica histórica
construida por Marx sea cada vez más inverosímil, incluso para los marxistas. Los filósofos neomarxistas de
nuestro nuestro siglo, como, por ejemplo, Lukács y los
filósofos de la Escuela (le Frankfurt, han aprendido de
otro gran teórico social, a saber, Max Weber, en cuya reconstrucción del proceso de modernización puede hallarse una dialéctica histórica alternativa: una dialéctica negativa del progreso y de la ilustración.
Max Weber ha intentado explicar el proceso histórico
del mundo de la modernización corno un proceso de «racionalización» progresiva. Corno la «racionalización» significa un aumento de la racionalidad, Weber es, en algún
sentido, un importante heredero de la tradición de la
Ilustración, para la cual la historia aparecía como un progreso hacia la Razón. Este progreso ha adquirido, sin embargo, para Weber un significado altamente ambiguo; o
quizá debería decirse más bien que el concepto de razón
—Weber habla más bien de «racionalidad»— ha adquirido un significado altamente ambiguo para Weber.
Pueden distinguirse tres aspectos diferentes en el concepto de racionalidad de Weber : racionalidad deliberada,
formal y discursiva. En su sentido más limitado, la racionalidad significa para Weber Zweekrationalitift, racionalidad deliberada; por ejemplo, el tipo de racionalidad que
se muestra en la elección de los medios más eficientes
para realizar unos objetivos predeterminados; la «racionalización» está, por tanto, sujeta en este sentido al aumento de la .eficiencia económica o administrativa. En un
sentido extenso, el concepto de racionalidad significa la
72
imposición de un orden coherente y sistemático sobre la
diversidad caótica de las diferentes situaciones, creencias,
experiencias, alternativas de acciones, etc. En este sentido, el concepto de racionalidad está sujeto a la formalización y universalización de la ley en la moderna sociedad
burguesa, a la extensión de las formas burocráticas de organización e incluso a la reorganización sistemática de
algo así como el material musical: ello significa un aumento en coherencia, orden sistemático, cálculo, control
y planificación sistemática. En lo que respecta a los modos de acción e interacción la «racionalización», significa
una transición de las formas de acción social «comunales»
a !as «asociativas». Mientras que la acción social comunal
está orientada hacia las normas tradicionales y las características personales, la acción social asociativa está orientada hacia las normas impersonales, promulgadas y generales, y está dominada por consideraciones instrumentales
o estratégicas —bien sea en el contexto de organizaciones burocráticas o en el contexto de relaciones de mercado. En su sentido extenso, en un sentido más tradicional,
la noción de racionalidad asume connotaciones de una
racionalidad «práctica», porque significa también la coherencia impuesta sobre la diversidad caótica de los impulsos, valoraciones y posibles elecciones del individuo (el
plan de vida racional del puritano), así como la coherencia impuesta sobre un material simbólico (por ejemplo, la
teología) y las actitudes discursivas corresi)ondientes. Finalmente, la «racionalidad» está conceptualmente relacionada con la autenticidad de una actitud libre de ilusiones
y auto-engaños; ello significa, por tanto, el «desencanto»
que aporta la desacralización del mundo natural y social;
ello significa la racionalidad científica y el nuevo carácter
de objetividad científica.
Weber continúa, de algún modo, la tradición de sus
predecesores del siglo xtx cuando analiza la transición
hacia la modernidad como un proceso de racionalización;
un proceso de racionalización, sin embargo, en el que las
73
ciencias sociales están destinadas a jugar un papel cada
vez más importante. Al mismo tiempo, a través de su
análisis de los correlatos institucionales de racionalización progresiva - -economía capitalista, burocracia y
ciencia empírica profesionalizada—, demuestra que la
«racionalización» de la sociedad no lleva ninguna perspectiva utópica, sino que parece que conduce más bien a
un encarcelamiento en aumento del hombre moderno en
sistemas deshumanizados de un nuevo tipo —a una «reificación» en aumento, como lo denominaría más tarde
Lukács, discípulo de \Xieber. La paradoja, esto es, que la
«racionalización» connota al mismo tiempo tanto la
emancipación como la reificación, sigue sin resolverse en
la teoría de Weber; esta es la paradoja que Adorno y
I lorkheimer intentaron resolver más tarde a través de su
concepción de una «dialéctica de la Ilustración».
Esta paradoja surge únicamente, desde luego, porque
para Weber «racionalidad» y «racionalización» no son
sólo categorías analíticas o descriptivas por medio de las
cuales analiza las estructuras y la génesis de las sociedades
modernas, sino porque tienen una connotación normativa irreductible que las vincula una idea de la razón más
enfática y comprensiva —una idea de la razón tal y como
estaba aún viva en la filosofía de la Ilustración. La «racionalización» significa, por tanto, para Weber, un conjunto
de tendencias interrelacionadas' que operan en unos niveles diferentes (o en varios subsistemas) y que indican una
formalización, instrumentalizición y burocratización en
aumento de acuerdo con una «lógica» o necesidad sistemática interna. Estas tendencias indican un estado de la
sociedad en el que el ideal europeo del individuo autónomo se convierte cada vez más en un anacronismo, y en el
que las estructuras simbólicas que en una ocasión apoyaron la formación de los «individuos autónomos» y el liderazgo de una vida significativa se han desintegrado en un
pluralismo de elecciones de valor privatizadas; un estado
de la sociedad, por tanto, en el que el individuo autóno74
mo, esta creación y descubrimiento de la historia europea
moderna, es probable que desaparezca —la «egiptianización»* de la sociedad— o el sobrevivir simplemente en
los márgenes de los sistemas despersonalizados. Por otro
lado, la noción de «racionalización» tiene todavía para
Weber una connotación normativa. El concepto de racionalización, tal y como él lo utiliza, está todavía determinado por una tradición europea en la que ser racional
significa una condición básica y una tarea de los seres humanos como seres humanos. 1.a razón básica por la que
Weber no puede desconectar realmente su concepción
formal de racionalidad, y su análisis del proceso europeo
moderno de racionalización de una concepción Ilustrada
de la razón más enfática, es que para él el surgimiento de
la ciencia moderna, así como el surgimiento de los sistemas secularizados de acción instrumental o estratética,
la destrucción de los sistemas de significadó «objetivo».
(como, por ejemplo, las concepciones religiosas del mundo) están internamente relacionados con lo que él ha denominado como el «desencantamiento del mundo». No sólo
es este desencanto del mundo, histórica y conceptualmente, una precondición necesaria para los procesos de
racionalización del tipo que para Weber son específicos
de la historia europea moderna, más bien significa también
para Weber un logro cognitivo de un tipo substantivo, a
través del cual los límites de lo que podría denominarse
«racional> se definen de un nuevo modo. Según utiliza
Weber-el término «desencantamiento del mundo», significa también el núcleo normativo de su 'propia postura
epistemológica y moral; esto se refleja más claramente en
sus reflexiones metodológicas. l.a distinción que hace
Weber entre cuestiones de hecho y cuestiones de valor,
su noción de una ética de la responsabilidad, su comprensión cuasi-existencialista de las elecciones de valor
* Recordemos que la civilización egipcia surgió a ambas orillas del Nilo.
(tV.
dd 79
75
últimas —todos estos elementos de autocomprensión,
que están indiscutiblemente relacionados directamente
con el modo como desarrolla las categorías básicas de su
teoría, articulan la concepción_ del mundo para alguien
que considera que de lo que se trata es de una cuestión de
autenticidad moral y honestidad intelectual, no buscando
ya un significado objetivo a unos valores últimos en el
dominio de los hechos empíricos. Que el mundo, objetivamente hablando, está desprovisto de significado y de
valores, sólo puede considerarlo alguien para quien el
proceso de desencanto es un proceso de desilusión, por
ejemplo, un proceso de ilustración. Este proceso de ilustración es un proceso de racionalización en un sentido
peculiar: porque, en primer lugar, conduce, como lo ha
demostrado 1 labermas en su reciente Theorie des kommunikaiiPen Hadelas, a una diferenciación de las categorías del
conocimiento y de las esferas de validez entre sí —lo factual, lo normativo y lo expresivo— que en las sociedades tradicionales no están todavía claramente separadas
entre sí, y, en segundo lugar, basándose en este proceso
de diferenciación, hace consciente la esfera de la praxis
humana mediada simbólicamente como la única fuente
posible de significado y validez y, por tanto, como el único marco posible de referencia para los requisitos de validez intersubjetivos. Sin las garantías externas para el significado o validez, toda creencia se convierte en un requisito de validez potencial para el que no es posible ningún
desempeño redentor intersubjetivo excepto a través de la
argumentación. El desencanto del mundo es consecuentemente el proceso histórico a través del cual han surgido
aquellas estructuras cognitivas que podrían apoyar una
concepción de racionalidad específicamente moderna y
que suministró la base para el surgimiento de la ciencia
moderna, la racionalización de la ley basándose en una
disociación entre «legalidad» y «moralidad», y la emancipación del arte de aquellos contextos en los que se plantean cuestiones religiosas y prácticas. Precisamente aho76
ra, ya que se trata de una cuestión de honestidad intelectual el que como seres humanos modernos tengamos que
enfrentarnos al mundo como si se tratara de un mundo
desencantado, existe todavía para Weber una relación interna entre racionalización e ilustración, o entre una concepción formal de la racionalidad y la racionalidad como
una idea normativa, significando, por tanto, un modo de
vida auténtico. Esta es la única razón por la que podemos
hablar de una «paradoja» de la racionalización en la teoría
de Weber: una vez que las estructuras cognitivas de una
conciencia desencantada se institucionalizan como sistemas secularizados del discurso cultural y de la interacción
social, se pone en movimiento un proceso de racionalización —en el sentido ahora específicamente weberiano— que tiende a socavar la base social de la existencia de los
individuos autónomos y racionales. Por esta razón existe
una filosofía de la historia profundamente pesimista implícita en la teoría de Weber sobre la racionalidad moderna. Que la humanidad se haga racional —por ejemplo,
que la razón alcance la mayoría de edad (que, después de
todo, es la tarea y el destino de la humanidad)— par
medio de una lógica interna desencadena los procesos
históricos que tienden a despersonalizar las relaciones sociales, a desecar la comunicación simbólica, y a someter
la vida humana a la lógica impersonal de los sistemas racionalizados, anónimos y administrativos —procesos históricos, en resumen, que tienden a hacer que la vida humana se mecanice careciendo de libertad y significado.
Dadas estas tendencias, Weber no pensó, como es bien
sabido, que una sociedad socialista fuera una alternativa
viable a las sociedades capitalistas de su época. El socialismo, tal y como él lo pronosticó, podría ser sólo el
triunfo último de la burocracia —predicción que, al menos por ahora, debe decirse que se ha confirmado bastante por la historia de las revoluciones socialistas que han
tenido lugar en nuestro siglo.
77
III
Los filósofos neomarxistas han intentado integrar algunos de los postulados de Marx en un marco marxista
revisado. Simplificando, la estrategia básica de los filósofos de la «Escuela de Fr.,nkfurt» (Ilorkheimer, Adorno y
Marcuse en particular) podría describirse del modo siguiente: adoptaron la dialéctica negativa del progreso que
elaboró Weber y, al mismo tiempo, criticaron su noción
de racionalidad formal e instrumental como una concepción «truncada» de la racionalidad que no les permitió
concebir la posibilidad de 'una organización racional de la
sociedad que estuviera de acuerdo con una concepción
enfática de la razón. Esta concepción enfática de la razón
suministraría una posición ventajosa a partir de la cual
podrían criticarse corno «irracionales» las sociedades racionalizadas del siglo xx, como violando fundamentalmente la idea de racionalidad que tiene su organización
interna. Este es el modo de pensar que para Weber habría sido verdaderamente imposible. Según Weber, en un
mundo desencantado, no sería posible ninguna justificación racional de las normas, valores, o formas de organización social; por consiguiente, la idea de una organización racional como un todo no habría tenido sentido
para él. Los filósofos de Frankfurt, por otro lado, admitieron, en efecto, que la concepción «truncada» de la racionalidad de Weber correspondía a la realidad de las sociedades industriales avanzadas; para ellos esta noción de
racionalidad no era sólo adecuada para describir la ruta
real que el proceso de modernización había tomado en la
historia europea, más bien expresaba también la deformación ideológica de la conciencia y la reificación de las
relaciones sociales que habían sido realizadas por el desarrollo del capitalismo. Por esta razón podían estar de
acuerdo también con Weber —contra Marx— en lo que
78
respecta a que la lógica inmanente del proceso de modernización capitalista no indicaba el surgimiento de una sociedad sín clases, sino más bien el surgimiento de un sistema cerrado de racionalidad instrumental y administrativa, arraigado en la conciencia reificada de los individuos
que estaban cada vez más sometidos al proceso de producción capitalista. Para los filósofos de Frankfurt, la
concepción de racionalidad de Weber representaba la
verdad sobre la sociedad moderna, su lógica interna de
desarrollo, y su ideología básica. Sin embargo, aferrándose —contra Weber— a la perspectiva marxista de una
sociedad sin clases, liberada, organizada rivicinalmente,
tylierónque repensar la dialéctica del progreso y la revolución; o tuvieron más bien que desconectar la dialéctica
del progreso de la perspectiva de una transformación revolucionaria de la sociedad. La dialéctica del progreso se
hace negativa, aspirando a la destrucción de la razón más
bien que a la realización. Por consiguiente, la sociedad liberada no puede concebirse ya como el resultado natural
o lógico del despliegue de las contradicciones del capitalismo; su realización tiene que pensarse más bien como
una ruptura a través del mal con/Miami del progreso,
como un salto desde la prehistoria del progreso obligatorio al reino de la libertad. Una revolución radical sería
entonces el acto histórico libre por medio del cual la humanidad se liberaría finalmente de la dialéctica negativa
del progreso.
El esbozo que realizó de la postura de la así denominada «Teoría Crítica» se basa en una simplificación excesiva, haciendo caso omiso en particular de gran parte del
trabajo que se realizó durante los primeros años de la Escuela de Frankfurt. Sin embargo, se acerca a la postura
desarrollada por I lorkheimer y Adorno, en parte bajo la
influencia de Benjamin, durante los tardíos años 30, en la
Dialéctica de la ilustración. Como ésta es la versión de la
Teoría Crítica que ha ejercido el mayor impacto en el
pensamiento crítico de la posguerra en Alemania, y cómo
79
incluso el Marcuse tardío se encontraba aún bastante cerca de las posturas desarrolladas en la Dialéctica de la Ilustración (aunque intentó recobrar al menos algo del «inmanentismo» del pensamiento marxista tradicional), quiero
centrarme aquí principalmente en esa forma de la Teoría
Crítica tal y corno se desarrolló alrededor de la Dialéctica
de la Bustracion, corno su texto seminal. Sobre esta forma
de la Teoría Crítica puede decirse que ya no intenta identificar las tendencias y los mecanismos históricos y sociales «objetivos» que indican el surgimiento de una sociedad poscapitalista liberada. Por eso evita el mal «inmanentismo» (objetivismo) de la teoría de Marx. Sin embargo, acentuando la dircontinuidad radical más bien que la
continuidad histórica entre la historia de la sociedad de clases y la sociedad liberada, corre evidentemente el riesgo
de convertirse finalmente en una nueva forma de utopía,
que sería corno el lado Posterior de su negativismo radical —una forma de utopía, por ejemplo, en la que el futuro se relacionaría con el presente sólo a través de una negación radical pero abstracta. Si la sustitución de la dialéctica positiva de liberación de Marx por la dialéctica negativa de la reificación de Weber —por ejemplo, la inversión de los signos, por decirlo así, en la filosofía de la historia de Marx— es compatible con mantener la perspectiva marxista de una sociedad liberada...organizada racio- •
nalmente, es algo que no parece que dependa tanto de si
estos dos aspectos de la Teoría Crítica están inteligiblemente vinculados entre sí por una concepción dela razón que pueda utilizarse para realizar:un análisis crítico
de las sociedades modernas, sino para Ibrir la perspectiva
de una alternativa histórica.
La concepción de la razón, tal y como se ha articulado
en las obras de los teóricos críticos, refleja claramente la
herencia hegeliano-marxista de la Teoría Crítica. Básicamente, la idea de razón y de organización racional de la
sociedad se expresan en términos de una reconciliación
entre lo universal y lo particular, donde lo particular
80
—comparado con lo que se ha hecho con ello en el sistema
hegeliano— no se sacrifica ya a lo universal, de manera
que las ideas de libertad, verdad y justicia se reconcilian
con el deseo de felicidad. Por consiguiente, podría decirse que la Teoría Crítica se basa en una idea de razón que
comprende la imagen de una unidad armónica del proceso de vida colectivo, una situación en la que se superaría
la oposición entre la volante* generale y la voluntad y necesidades del individuo, así como la oposición entre nuestras
facultades racionales y nuestra naturaleza sensual. Utilizando esta idea de razón como un estándar normativo
básico, aunque a menudo se haga sólo de un modo implícito, para los análisis que hacen de la sociedad contemporánea, podría decirse que los teóricos de la escuela de
Frankfurt persiguen, simplificándolo algo, un doble objetivo. En primer lugar, pretenden que la realización de las
exigencias de la razón se han hecho históricamente posibles, dado el desarrollo tecnológico de las sociedades industriales modernas —contando con que los individuos
fueran capaces de vislumbrar esta posibilidad; y, en segundo lugar, pretenden que la lógica del desarrollo de las
sociedades modernas --7-o del proceso de racionalización
en el sentido de Weber— señala la dirección opuesta y
tiende a dirigirse hacia el establecimiento de un sistema
cerrado, de una reificación y represión de la razón instrumental. Aunque las amenazas de la barbarie que va en
aumento, las posibilidades de libertad hayan aumentado
simultáneamente, lo contrario parece ser más verdadero
según la Teoría Crítica: aunque las posibilidades de libertad han aumentado, la . ffimenazade la barbarie lo ha hecho también hasta-ufi - grado casi ilimitado. lista es la versión teórica crítica del viejo eslogan «socialismo o barbarie».
Parece evidente ahora —aunque algo paradójico— que
objeciones parecidas, como las he planteado contra la
perspectiva utópica de la teoría de Marx, puedan plantearse también contra la perspectiva utópica de la Teoría
81
Crítica. Porque es dificil ver cómo cualquier vínculo inteligible entre la dialéctica negativa del progreso y la idea
de una sociedad liberada puede existir, si las sociedades
actuales —como sistemas cerrados de racionalidad instrumental— pueden ser considerados sólo como «contraimágenes» negativas de la razón verdadera. La idea de
razón debe aparecer bajo tales condiciones como la idea
de un estado futuro de la sociedad que trascienda la historia humana —una historia humana, por ejemplo, que
como un todo aparece corno dejada desesperadamente de
la mano de Dios, como «un montón de escombros que
asciende hacia el cielo», utilizando una frase de Benjamín.
No creo que sea la idea enfática de la razón como tal,
que los filósofos de la escuela de Frankfurt sostenían contra Nlax \Xleber, la que deba conducir a tales consecuencias desesperadas. Creo más bien que es el modo cómo
llorkheimer y Adorno elaboraron esta idea, en la reconstrucción que hicieron de la paradoja de la racionalización,
el que su intento de integrar una perspectiva weberiana
en un marco marxista adoptase en último lugar el tono
de una protesta impotente contra la pretensión de Weber; que en un mundo sin religión o metafísica, no puede
tener lugar la idea ele la «razón objetiva». En la Dialéctica
de la Ilustración 1 lorkheimer y Adorno intentan relacionar
el carácter unidimensional de los procesos modernos de
racionalización con una tendencia interna hacia la reificación y la razón instrumental que está inherente en el pensamiento conceptual como tal, por ejemplo, en la cognición y acción simbólicamente mediadas. En los pasajes
más radicales de la Dialéctica de la Ilustración, la lógica formal, la ley de no-contradicción, y la naturaleza general e
«identificadora» del pensamiento conceptual aparecen
como las raíces últimas de un proceso de racionalización,
que, de acuerdo con su lógica interna, termina reduciendo la razón a la razón formal e instrumental, estableciendo un sistema completamente racionalizado de dominio,
y eliminando al sujeto autónomo. En el mundo ilustrado
82
no hay lugar ya para la idea de razón; en esto Horkheimer y Adorno están de acuerdo con Weber. Pero la explicación que dan difiere de la de éste. No es que la idea
de razón se haya hecho insostenible, se trata más bien de
que la falsa racionalidad del mundo moderno hace que la
idea de razón aparezca corno una mera ilusión. Exceptuando los fenómenos marginales como el arte de vanguardia, la idea de razón y su memoria se han extirpado
del proceso de reproducción de las sociedades modernas.
Como la tendencia irresistible de la racionalidad unidimensional hacia el establecimiento de una unidad, sistema y coherencia no se manifiesta sólo en la objetivación
científica en aumento del mundo y en la universalización
del principio de intercambio capitalista, sino que más
bien se expresa también en una progresiva reificación de
la conciencia que al final hace que la idea de razón, y, por
tanto, la idea de liberación, sean literalmente impensables. Incluso la filosofía, que —desde Parmenídes a Russell— cede ante el impulso del pensamiento sistemático,
ejecuta de mala gana las leyes de una ilustración dialéctica; no es de extrañar, entor ces, que la humanidad como
un todo, tal y como se contrasta con el mono en Ijericht
für ente Akademic de Kafka, no pueda recordar ya por qué
aceptó la inmensa cantidad de sufrimiento que implica el
esfuerzo ele hacerse humao; y, sin embargo, el que la
humanización tenga finalmente éxito depende 5610 de
que se encienda de nuevo la chispa de la memoria.
Una teoría filosófica con una auto-interpretación tan
dramática no puede señalar ninguna huella más, ni elementos o tendencias ele la misma realidad histórica para
justificar la idea enfática de la razón que se opone, no
obstante, a la racionalidad pervertida ele la realidad social
existente. Como l lorkheimer y Adorno, puestos irónicamente de acuerdo con Weber, consideran que el pensamiento conceptual —adaptado al dominio y autoconservación— es la raíz última de las perversiones ele la racionalidad moderna, no pueden confiar ni siquiera en la idea
83
de una racionalidad no-pervertida que pudiera mantenerse viva en la esfera del pensamiento discursivo; sólo si el
pensamiento conceptual se volviera contra sí mismo y
contra sus propias tendencias reificantes podría existir alguna esperanza de que la memoria de la reconciliación se
conservase en el pensamiento filosófico.
Adorno es quien, en sus últimos escritos, ha desarrollado las consecuencias que se derivan de esta postura desesperada de una Teoría Crítica que intenta defender una
idea de razón que, estrictamente hablando, no puede defender ya en el medio del pensamiento discursivo. Para
Adornó; la obra de arte, por ejemplo, la obra de arte auténtica y de vanguardia, es lo que virtualmente se convierte en el último residuo de la razón en un inundo racionalizado. Pues el arte representa un tipo de «lógica» y
de «síntesis» que es marcadamente diferente del tipo represivo de lógica y síntesis característico del pensamiento
«identificador». La síntesis estéticli lograda por la . obra de
arte difiere de la del pensamiento conceptual en que no
ejerce ninguna violencia contra lo particular, lo suprimido, lo no-idéntico. Esta es la razón de que la obra.de arte
se convierta para Adorno en el medio preeminente de
una cognición no-reificada y, al mismo tiempo, en el paradigma de una integración no-represiva de los elementos en un todo. Estas funciones del arte están íntimamente conectadas entre sí: a través de la configuración de sus
elementos la obra de arte revela el carácter irracional y falso de la realidad existente y, al mismo tiempo, a través de
su síntesis estética, prefig.lira un orden de reconciliación.
Por consiguiente, la racionalidad instrumental (y conceptual) se «superan» en la obra de arte en un doble sentido.
1sta debe su racionalidad estética y específica a la unión
de los impulsos miméticos con elementos de construcción racional, y representa una transfiguración de los elementos de- la realidad empírica, haciendo que la realidad
aparezca a la luz de la reconciliación: la obra de arte
como apariencia de la reconciliación.
84
Podría entenderse ahora que la síntesis lograda por la
obra de arte prefigurase un orden de reconciliación, sólo
si la integración de los elementos en un todo pudiera
considerarse como una analogía o un modelo de las relaciones dialógicas entre los individuos humanos en una
sociedad liberada. En ciertos aspectos de su Teoría estética
Adorno casi defiende esta postura; pero lo que es quizá
más importante es que por su comprensión del carácter
«represivo» del pensamiento «identificador», la racionalidad estética de la obra de arre se convirtió para él en el
único modelo posible de una forma alternativa de racionalidad, donde la racionalidad instrumental se conservaría
sólo como un aumento superado. Pero entonces la organización de la obra de arte se convierte, en oficio, en el único modelo j)osible de organización y racionalidad de una
sociedad emancipada; esta es la única razón de que la síntesis estética pueda prefigurar una síntesis social no represiva.
Lo que está)urgt ndo aquí-es una dialéctica histórica
peculiar.. Ad-círno era lo bastante marxista como para
creer en el potencial emancipatorio de una tecn, 'logia altamente desarrollada; creía, por tanto, que una forma de
razón instrumental altamente desarrollada era la precondición para una forma de reconciliación que no constituiría la recaída en el terror de una época arcaica o la represión de las sociedades tradicionales. Pero en un universo
cerrado de racionalidad instrumental los potenciales
emancipatorios de civilización estaban virtualmente ocultos; podrían liberarse sólo a través de tina transformación
de la sociedad, que Adorno podía concebir sólo en último término superando la racionalidad instrumental por
una racionalidad estética. Sin embargo, la racionalidad
«instrumental» y «estética», aunque significan tipos diferentes de orientaciones, de discurso, de producción, de
actuación y de pensamiento, no pueden significar posiblemente formas alternativas de integración social. Algo
que es aún más importante es que la síntesis estética que
85
la obra de arte representa, aunque admitamos incluso con
Adorno que contiene una promesse de bonheur, es difícil que
pueda. entenderse como un modelo de relación dialógica
entre los individuos, quienes, reconociéndose entre sí su
individualidad, se consideran al mismo tiempo como
otros alter ego iguales y absolutos. Si la belleza es una promesa de felicidad, de reconciliación con nuestra naturaleza interna y con la naturaleza externa, la obra de arte sería un medio de esta experiencia trascendente más bien
que un modelo de la misma reconciliación. Porque al menos la «síntesis» moral de una relación dialógica sólo puede mediarse, pero su apariencia no puede lograrse a través
de la síntesis estética de la obra de arte. Aunque el sujeto
que habla en la obra de arte, como subraya Adorno, sea
un «nosotros» (y no el artista individual), este sujeto colectivo habla con una voz, como hablando consigo mismo, por decirlo así; por ejemplo, las reglas de «síntesis»
de este habla trans-subjetiva no puede prefigurar posiblemente las reglas abiertas de un diálogo con muchas voces.
La síntesis estética no es un modelo posible para un estado de la sociedad que se encuentre libre de represión. En
su lugar puede decirse que las ideas de libertad, de ser
uno mismo en un sentido no-represivo, de justicia o de
reconocimiento y solidaridad mutuos, si son interpretadas en términos de la configuración no-represiva de los
elementos que existen en la obra de arte, pueden significar sólo un estado de cosas transhumano, pero no una
forma de vida en la que hablen o interactúen los individuos.
Desde la posición ventajosa de una idea de razón que
en último lugar sólo puede explicarse en términos de una
racionalidad estética transdiscursiva, los procesos de diferenciación funcional, sistemática y cognitiva de la modernidad europea pueden concebirse sólo como si estuvieran
todos adaptados al proceso de racionalización histrumental Este es el acuerdo irónico del que he hablado anteriormente, que existe entre la Teoría Crítica y Max We86
ber. liste acuerdo irónico con Weber es, sin embargo, la
razón por la que la Teoría Crítica pudo mantener también una perspectiva marxista cuasi-ortodoxa acerca de
los procesos de diferenciación de las sociedades modernas. En particular, el surgimiento de un sistema económico con el dinero como medio general de intercambio,
la racionalización de la ley basándose en la separación entre moralidad y legalidad, y el surgimiento de una esfera
del arte autónomo separado del proceso de reproducción
material de la sociedad —estos resultados de los procesos
de racionalización capitalista— tienden a ser considerados por los teóricos críticos como formas o síntomas de reificación en un mismo grado ya que son formas de diferenciación. El potencial emancipatorio de la racionalidad moderna puede residir, entonces, sólo en la obra de arte de
vanguardia, puesto que resiste asimilarse a las funciones
ideológicas que la esfera del arte como un todo ha asumido en las sociedades racionalizadas. Sin embargo, bajo estas condiciones, y sin la valoración optimista que hace
Marx de la lógica de los modernos procesos de racionalización, el intento de defender una idea de razón, que
comprendiera las ideas de verdad, justicia y felicidad puede sólo aparecer finalmente como una protesta fundamental contra el veredicto impotente que Max Weber
hace del destino de la razón en el mundo moderno.
Tanto Marx como la Teoría Crítica intentaron analizar
las sociedades modernas a la luz de una idea fundamentada normativamente de una sociedad emancipada. Ninguno consiguió establecer un vínculo inteligible entre su
análisis de la sociedad moderna y el horizonte utópico de
su teoría. Ambos estaban limitados, parece ser, por un
marco categórico que no permitía dar cuenta verdaderamente de las diferenciaciones necesarias, ni del carácter
contradictorio y ambiguo de los modernos procesos de
racionalización. Este marco categorial parece que en último término sólo hace posible que pueda elegirse entre
una afirmación acrílica (Marx) y una negación radical
87
(Teoría Crítica) de la razón instrumental. Los impulsos
críticos y utópicos que tanto Marx como los teóricos críticos compartían no podían articularse adecuadamente
dentro de, . un marco conceptual que se adaptase a una
concepcton unidimensional de la racionalidad: dentro de
tal marco sólo podía articularse una perspectiva emancipadora, bien fuera vía una afirmapión acrítica de las tendencias de la racionalización fortuna{ y técnica (Marx) o a
través de una negación abstracta de las formas de racionalidad históricamente existentes (Teoría Crítica). Desde
luego, estos enunciados deben admitirse con reservas: no
estoy hablando aquí del contenido sustantivo de la teoría
de Marx o de la Teoría Crítica como un todo, sino de los
problemas de estrategia conceptual, de los problemas de
la gramática-profunda, por decirlo así. Sin embargo, estos problemas metateóricos de estrategia conceptual están relacionados también evidentemente con el contenido sustantivo del análisis teórico; esta es la razón de que
a veces parezca necesaria una revisión de las estrategias
conceptuales para salvar el contenido de verdad de las
grandes teorías.
IV
Es mérito de Jürgen llabermas haber propuesto revisiones.coneeptuales dentro de la Teoría Crítica que hacen
posible evitar los atolladeros teóricos del marxismo y la
Teoría Crítica que hasta ahora he indicado. Durante los
pasados veinte años Ilabermas ha elaborado su propia
versión de una teoría crítica de la sociedad moderna; en
su reciente obra Tbeorie des Kommunik.ativen Handelnsi ha
presentado su teoría en su forma más elaborada hasta
ahora. No intento ofrecer aquí un resumen de la teoría de
1 Jürgen !lobunos, Tbeurie des Koremornsk.ashyn l'andel/u, 2 vals., Frankfurt,
1981.
88
'
1 labermas; quiero continuar más bien este ensayo corno
un ensayo acerca de la estrategia conceptual, intentando
mostrar el significado que tienen las revisiones conceptuales de Habermas en relación con .los problemas que
hasta ahora he discutido.
Básicamente, podría decirse que 1 labermas ha «traducido» el proyecto de una teoría crítica de la sociedad desde el marco conceptual de una filosofía de la conciencia,
adaptada a un modelo-de sujeto-objeto de cognición y ac-.,
ción, al mar conceptual de una teoría del lenguaje y de
la acción- Comunicativa. Este movimiento básico hizo que
llabermas pudiera distinguir caregorialmente entre tipos
de racionalidad y de acción —en particular entre la racionalidad instrumental y comunicativa y la acción— que
por razones conceptuales ni Marx, Weber, Adorno, ni
I lorkheimer pudieron separar claramente entre sí. Las
consecuencias directas que se siguen de esta revisión conceptual y que se relacionan con las teorías de Marx, Weber y Adorno/I lorkheimer son: I) Contra Marx, 1 'altermas puede demostrar que las formas burguesas de moralidad universal y ley universal no pueden entenderse simplemente como los reflejos ideológicos del modo de producción capitalista, sino que, por mucho que puedan estar relacionadas genéticamente con el surgimiento del capitalismo, deben considerarse también como la expresión
de un proceso irreversible de aprendizaje colectivo que
debe distinguirse categorialmente de los procesos de
aprendizaje que existen en la dimensión de la ciencia y la
tecnología. 2) Contra Weber, 1 labermas puede demostrar
que este surgimiento de moralidad universal y concepciones legales universales, que han llevado a una concepción
específicamente moderna de la democracia y de los derechos humanos, representan un tipo de proceso de racionalización que tiene que distinguirse categorialtnente de
la racionalización en el sentido de racionalización formal
y burocrática. 3) Contra 1 lorkheimer y Adorno, Habermas demuestra que la idea de una. organización racional
89
de la sociedad basada en un libre acuerdo entre sus
miembros, está ya —aunque distorsionada— incorporada y reconocida en las instituciones democráticas, los
principios de legitimidad y las auto-interpretaciones de
las sociedades industriales modernas; sólo por esta razón
un análisis crítico de las sociedades modernas puede
compartir un fundamento normativo común con objeto
de análisis y puede asumir la forma de una crítica inma-
nente.
Para aclarar un poco el impulso básico del enfoque
teórico de 1 labermas contrastándolo con los de Marx,
Weber, y Adorno/Horkheimer, quiero decir en primer
lugar algo sobre su concepción de «racionalidad comunicativa». 1-labermas pretende que la noción de la racionalidad comunicativa está contenida implícitamente en la estructura del habla humana corno tal, y que significa el estándar básico de racionalidad que comparten los hablantes competentes al menos en las sociedades modernas.
Quiero aclarar la noción de racionalidad comunicativa
contrastándola con una noción «mínima» de la racionalidad, que según autores como Steven Lukes sería el único
estándar de racionalidad que es válido universalmente
para todas las culturas: tal noción de racionalidad puede
considerarse que se deriva simplemente de la ley de nocontradicción y expresa, por tanto, un núcleo mínimo de
la lógica formal que debemos considerar como válido en
todas las formas de interacción simbólica.
La noción de racionalidad comunicativa puede decirse,
por contraste, que expresa la concepción de racionalidad
que un hablante debe admitir, aquel que comprende la relación interna existente entre los requisitos de validez intersubjetiva y el compromiso respecto a dar y recibir argumentos. La racionalidad comunicativa significa, entonces, un modo de tratar (surgimiento y aceptación) los req uisitos de validez. Sin embargo, el carácter formal de esta
noción de racionalidad no debería confundirse con el carácter formal de un postulado de coherencia lógica (el es90
tándar mínimo de racionalidad de Lukes), aunque incluso
comprendamos que este último exige relaciones coherentes entre la elocución lingüística, las acciones y las expresiones de un participante. Porque lo que no puede expresarse por tal concepción mínima de la racionalidad son
las relaciones internas, normativas entre la. intersOjetividad de los requisitos de validez, los modos de argumentación y la idea de un acuerdo racional. Por medio de la noción de racionalidad comunicativa la ley de nocontradicción se proyecta, por decirlo así, desde el espacio unidimensional de las relaciones lógicas entre proposiciones (y acciones) a un espacio bidimensional de relaciones dialógicas entre diferentes hablantes. Esto significa que la racionalidad comunicativa significa también una
actitud (racional) específica que los individuos adoptan
hacia otros y hacia sí mismos así corno una relación específica de reconocimiento mutuo entre diferentes individuos.
Es evidente que estos requisitos requieren otra serie de
calificaciones para hacer que parezcan plausibles. Porque
todavía podría discutirse que la noción de racionalidad
comunicativa es formal en el sentido de pacía, a menos
que pensemos que sea operativa bajo condiciones culturales específicas con estándares específicos (sustantivos) de
racionalidad incorporados a ellos. Pero entonces no habríamos logrado nada oponiéndola a una noción de racionalidad mínima en el sentido mencionado anteriormente. La calificación que todavía debe añadirse es, que
la noción de racionalidad comunicativa sirve también
para indicar una concepción (y auto-concepción) de comunicación simbólica que no permite que ningunos requisitos de validez queden exentos en principio de un posible examen crítico. lista es una concepción reflexiva de la
comunicación humana según la cual los requisitos de validez, ya que sólo pueden surgir de la esfera de comunicación, pueden cumplirse también sólo en la esfera del discurso humano: no hay ningunas (fuentes externas posibles de
91
validez ya que la esfera de validez es 77-conceptualmente— idéntica a la esfera del habla humana. Esta
conciencia reflexiva del habla humana como el punto de referencia de todos los requisitos de validez presupone, así parece, que las dimensiones de'validez de la
verdad objetiva, exactitud normativa y sinceridad subjetiva —o, como lo ha denominado Habermas recientemente: el mundo de los hechos objetivos, el mundo de las
normas sociales y el mundo de la experiencia interior—
se hayan diferenciado claramente entre sí. La noción de
racionalidad comunicativa refleja la condición cognitiva y
moral de los humanos en un mundo «desencantado». .
Esta es la razón de que Habermas pueda concebir la
acción comunicativa no sólo como un «mecanismo de
coordinación» de las acciones de los individuos en sociedad, sino también como portaciora de un potencia/ de racionalidad, por ejemplo, un potencial de racionalidad comunicativa que puede hacerse manifiesto sólo después de
que se haya destruido el dogmatismo implícito de las
concepciones del mundo tradicionales, y de que los requisitos de validez hayan sido reconocidos como requisitos de validez para los que no hay ningunas justificaciones posibles excepto por medio de argumentos. En este
punto la argumentación como medio de restablecer el
acuerdo inrersubjetivo comienza a asumir un papel central incluso en aquellas esferas de la realidad social donde, en sociedades tradicionales, la autoridad de la religión
o de la tradición aseguraba una fundamentación segura
de las creencias comunes, prácticas y orientaciones. F labermas habla de racionalización comunicativa (o racionalización del mundo vital) allí donde las formas de acción comunicativa:y de argumentación sustituyan a otros mecanismos de coordinación cae las acciones, de integración
social o de «reproducción simbólica».
Antes de poder indicar qué podemos obtener del concepto de acción comunicativa cae 1labermas y de la distinción que hace entre.acción instrumental y comunicativa
92
con respecto .a• - Ids problemas que he discutido antes,
quiero introducir otra distinción conceptual más, que 'es
básica para la teoría de Habermas: la distinción entre integraci6n social e integración sistemática. La integración
social y la integración sistemática representan para 1 labermas dos mecanismos diferentes de coordinación de la
acción. Mientras que la integración social opera coordinando las orientaciones de la acción de los individuos en
sociedad, la integración sistemática opera «dirigiendo los
medios» como el dinero y el poder, independientemente de
las orientaciones de la acción de los actores individuales.
Habermas afirma que sólo en las sociedades modernas la
integración social y sistemática están claramente diferenciadas entre sí; su tesis es que la «desconexión» entre sistema y mundo vital —que ha tenido lugar con el surgimiento de los sistemas de acción económicos y administrativos en las primeras fases del capitalismo— fue sólo
posible después de «descentrar» las concepciones del
mundo a principios de la historia moderna, por ejemplo,
después de diferenciar tres dimensiones de validez del
discurso distintas entre sí y la correspondiente diferenciación entre legalidad y moralidad. O, dicho de un modo
más sencillo: la racionalización de la ley (en el sentido
weberiano), que era la precondición para la institucionalización de los sistemas económicos y administrativos racionalizados, presupone diferenciar la esfera de la ley formal de la esfera del discurso moral y de las orientaciones
morales; y esta diferenciación entre legalidad y moralidad
presupone a su vez lo que Weber denominó como el «desencanto del mundo» y Habermas el «descentramiento de
las concepciones del mundo».
Lo que se deriva de todo esto es que la racionalización
sistemática (la racionalización económica y burocrática) y
la diferenciación sistemática, por un lado, y la racionalización comunicativa, por otro, son posibilidades complementarias de racionalización en el mundo moderno que se
condicionan y se requieren entre sí. Sin las formas de in93
tegración sistemática los problemas de integración social
se harían excesivamente complejos en una sociedad postradicional: la acción comunicativa es un mecanismo de
coordinación de la acción demasiado frágil, por decirlo
así, para llevar a cabo toda la carga de integración en las
sociedades modernas. La integración sistemática necesita,
por un lado, institucionalizarse y anclarse, por tanto, en
el mundo vital: esto presupone formas de integración social y una legitimación de las leyes e instituciones básicas.
Con estas premisas, 11abermas reformula el problema de la
racionalización (en el sentido weberiano) corno sigue.
Dadas las dos tendencias complementarias que se dirigen
hacia la racionalización sistemática y comunicativa en el
mundo moderno, existe un ámbito posible de constelaciones en el que «sistema» y «mundo vital» pueden relacionarse entre sí: o bien las instituciones, a través de :as
cuales los mecanismos dirigentes como el dinero o el poder están anclados en el mundo vital, están canalizando
la influencia que el mundo vital ejerce sobre los sistemas
de acción formalmente organizados, o, a la inversa, están
canalizando la influencia que el sistema ejerce sobre los
contextos de acción comunicativamente estructurados.
En un caso funcionan como el marco institucional que
somete la conservación del sistema a las restricciones
normativas del mundo vital, en el otro caso funcionan,
por tanto, como la base que somete el mundo vital a las
coacciones de reproducción material y «media» (Habermas, 1981, II, 275-6). Respecto a las posibilidades lógicas internas, el proceso de modernización es esencialmente ambiguo: la balanza puede girar de un lado a otro.
Sin embargo, lo que ha sucedido en la historia real del
capitalismo es que las fuerzas de racionalización del sistema y la diferenciación del sistema han demostrado ser superiores a las de la racionalización comunicativa. Hasta
aquí las fuerzas en contra que surgen del mundo vital y
que adoptan formas de movimientos sociales —por ejemplo, el movimiento de los trabajadores en el siglo xix94
no han podido invertir esta tendencia que se dirige hacia
una mediación cid mundo vital a través de un complejo
sistema que va en aumento. Hoy día, las estructuras del
mundo vital parecen estar amenazadas como tal por la lógica de la diferenciación y racionalización sistemática
labermas habla de una «colonización» del mundo vital. Por consiguiente, se da un giro en los temas básicos
de nuevos movimientos sociales: estos nuevos movimientos sociales defienden cada vez más la integridad del
mundo vital como tal contra la lógica de un proceso de
racionalización sistemático que amenaza con empujar a
los individuos hacia los límites de sistemas completamente reificados.
El diagnóstico que hace I labermas de las tendencias
dominantes en la historia reciente de las sociedades in.
clustrializadas no se aleja mucho de lo que dijeron Weber
o florkheimer. Sin embargo, la paradoja de la racionalización recibe nueva luz en la teoría de I labermas; Ilabermas estudia esta paradoja distinguiendo entre sistema y
mundo vital. La paradoja de racionalización consistiría en
que la racionalización del mundo vital fue la precondición y
punto de partida de un proceso de racionalización y diferenciación sistemáticos, que después se ha hecho más y
más autónomo frente a las coacciones normativas incorporadas en el mundo vital, hasta que al final los imperativos sistemáticos comienzan a instrumentalizar el mundo
vital y amenazan con destruirlo (ibid., II, 232-3).
Contra Weber y 1 lorkheirner/Adorno, I labermas objeta, sin embargo, que esta paradoja de la racionalización
no expresa una lógica (o dialéctica) interna de los procesos
modernos de racionalización; no es, estrictamente hablando, si utilizamos este término en el sentido amplio de
una concepción postradicional de la racionalidad que,
como I labermas demuestra, tengamos que sustituir por
una concepción restringida de la racionalidad. Desde la
perspectiva de una teoría de la acción en el sentido de
Weber no habría, entonces, ni una paradoja de la racio95
nalización ni una «dialéctica de la ilustración»; sería más
adecuado hablar más bien de un proceso «selectivo» de
racionalización, donde el carácter selectivo de este proceso pueda explicarse por medio de las peculiares restricciones impuestas a la racionalización comunicativa por los
límites y la dinámica de un proceso capitalista de producción (ibid.,11, 485). Como Weber no pudo distinguir, por
razones conceptuales, entre los procesos de racionalización sistemática y comunicativa, no pudo identificar ni
siquiera aquellos elementos de racionalización comunicativa que han sido institucionalizados o conservados en
los principios universales de las constituciones modernas,
cn las formas democráticas de organización política, en
las formas de discurso científico, político, o estético, o en
las autointerpretaciones y objetivos de los movimientos
sociales que luchan por los derechos de los individuos, la
integridad del mundo vital o la organización democrática
de la formación de la voluntad colectiva. Según Weber,
aquellos elementos de racionalización comunicativa, en
tanto en cuanto no pudo integrarlos en su concepción de
racionalización formal y burocrática, aparecían en último
término como los residuos de las fuerzas irracionales de
la vida de un mundo racionalizado o como aquellas «contra-acciones» irracionales que se oponían a la represiones
del racionalismo moderno. Una vez que reconozcamos
estos elementos de —e) impulsos hacia— la racionalización comunicativa en el mundo moderno como lo que son,
podremos reconocer también la ambigüedad esencial del
proceso histórico del mundo de la modernización, un
tipo de ambigüedad sin la cual sería verdaderamente imposible combinar —como intentaron hacer liorkheimer
y Adorno— una perspectiva weberiana acerca de la racionalización económica y burocrática con la perspectiva
marxista de una sociedad emancipada.
La tesis básica que Habermas dirige contra Weber, así
como contra 1.1orkheimer y Adorno, es que dado el surgimiento de una forma postradicional de racionalidad en
96
la historia europea moderna, el curso real que el proceso
de racionalización ha tomado en el mundo moderno fue
sólo uno entre un número de diferentes cursos posibles
(ibis/., 1, 338-9) que se corresponden con las diferentes
constelaciones posibles en lo que respecta a la relación
existente entre sistema y mundo vital. Dado, sin embargo, que todas las constelaciones posibles del sistema y
inundo vital en el mundo moderno tienen como base
una forma postradicional de racionalidad, podemos decir
—sin trascender las estructuras normativas incorporadas
ea las instituciones básica de las sociedades modernas—
que sólo esas constelaciones se ajustan 't una idea moderna de racionalidad, en la que los procesos de racionalización sistemática se someten al control de un mundo vital
racionalizado. Este es precisamente el sentido en el que
labermas reinterpreta la idea de una sociedad emancipada: en una sociedad emancipada el mundo vital no estaría
ya sometido a los imperativos del mantenimiento del sistema; un mundo vital racionalizado ,:ometería más bien
los mecanismos sistemáticos a las necesidades de los individuos asociados. Sólo entonces, según los términos que
emplea Marx, terminaría la dependencia de la «superest•uctura» de «base» —por ejemplo, la dependencia del
mundo vital con respecto al sistema.
V
lin la reconstrucción que hace 1 labermas de la Teoría
Crítica, la idea ele Marx de una libre asociación de los
productores se reinterpreta como la idea de un mundo
vital caii pletamente racionalizado. 1.a dirección básica
respecto a los cambios en las formas de integración social
que se indica por medio de la noción de racionalización
comunicativa es, como he indicado anteriormente, tal
que el mismo proceso de acción comunicativa se hace
más y más el «mecanismo» decisivo para asegurar el con97
senso y la coordinación de la acción (t'Ud., II, 268-9). La
perspectiva utópica inherente en la concepción de la racionalización comunicativa es, por tanto, la idea de un estado de la sociedad en el que «la reproducción del mundo
vital no esté ya canalizado sólo a través del medio de la acción comunicativa» (ilnd., II, 218-19), sino que esta reproducción se realice a través de los actos comunicativos
e interpretativos de los individuos. «El discurso universal
indica un mundo vital idealizado, reproduciéndose a través de un mecanismo de acción comunicativa que se ha
hecho en gran parte independiente de los contextos normativos y que se basa en las decisiones del tipo Sí/No
que están racionalmente motivadas» (ibd, 11, 219). 11abermas habla también de las tradiciones, de las estructuras normativas y de las entidades del yo (ibd, 11,
219-20).
Mientras que la idea de un «mundo vital idealizado»
explica la idea de la perspectiva utópica que es inherente
a la idea de la racionalidad comunicativa, su intención no
es responder a la cuestión de cómo sería una institucionalización de la libertad en una sociedad poscapitalista.
La noción de Ilabermas de la racionalización comunicativa ha incorporado más bien a ella una distinción categorial entre la idea reguladora de un mundo vital completamente racionalizado, por una parte, y los principios organizativos, por Otro, que expresarían las estructuras institucionales de las sociedades comunicativamente racionalizadas en un momento dado de la historia.
Históricamente hablando, el problema planteado por la
desproporción existente entre «sistema» y «mundo vital»
en las sociedades industriales actuales sería el problema
de una «objetivación» adecuada de la racionalidad comunicativa en las nuevas instituciones sociales y políticas; por
las instituciones, por ejemplo, que, por un lado, representarían el anclarniento normativo del sistema en el mundo
vital, y, por otro, protegerían las estructuras comunicativas de las mismas estructuras del mundo vital y asegura-
rían un control racional y democrático del sistema por el
mundo vital. Ilabermas no intenta responder a la cuestión de cómo serían tales estructuras institucionales en
una sociedad poscapitalista. Esto es bastante coherente
con su postura general; no es tarea del teórico determinar
cuál será el contenido de un futuro consenso social.
klablando acerca de estrategias conceptuales, pienso
que se trata de uno de los grandes logros de la reconstrucción de Ilabermas de la Teoría Crítica el que haga de
intermediario entre las perspectivas teóricas de 1 lege',
Marx y Weber con más éxito que el que tuvieron las versiones más antiguas de la Teoría Crítica. En particular, la
teoría de Habermas hace en primer lugar de puente entre
el vacío existente entre una perspectiva «hegeliana» sobre
los diferentes procesos de diferenciación de las sociedades modernas, por un lado, y la perspectiva utópica, por
otro, de la crítica que hace Marx de la economía política.
Esto hace posible que podamos comprender el problema
marxista de la emancipación como el problema político e
histórico de una nueva institucinnaliwcion de la libertad en
el mundo moderno, mientras que hace inteligible al mismo tiempo la perspectiva utópica inherente en este
proyecto histórico. Y la teoría de I labermas hace de puente, en segundo lugar, entre el vacío existente entre una
perspectiva weberiana, por un lado, y la idea de Marx del
progreso histórico, por otro. Pues ésta establece un
vínculo inteligible entre la dinámica negativa que existe en
el progreso del capitalismo acival y un proyecto histórico
emancipatorio en sentido marxista.
Estas son grandes pretensiones, que serán discutidas
tanto por hegelianos, filósofos hermenéuticos, funcionalistas y filósofos políticos conservadores, y que yo no
puedo defender realmente en ese ensayo. Sin embargo,
quiero proponer por lo menos unos cuantos argumentos
que atañen' a la relación existente entre el proyecto histórico de una nueva institucionalización de la libertad en el
mundo moderno y la perspectiva utópica de un «mundo
99
98
vital idealizado». Una crítica, que se propone a menudo
contra el «racionalismo utópico» por los filósofos que tienen un historial aristotélico o hermenéutico, es que la legitimidad democrática, aunque deba concebirse como basada en un consenso de normas, instituciones y valores
clásicos, no puede entenderse que su base sea un consenso racional. El resultado de esta crítica es que la acción comunicativa y el discurso racional no pueden generar en
último término instituciones legítimas (el poder legítimo), sino que sólo las instituciones legítimas (el poder legítimo) podría establecer la libre acción comunicativa
como un mecanismo de coordinación social. En lo que
atañe a la legitimidad de las instituciones, no puede haber, sin embargo, ningún límite ideal; hay más bien un
elemento irreductible de la «voluntad» como en contra de
la «ratio», o, diciéndolo en términos de Hannah Arendt,
el poder legítimo sólo puede basarse en la «opinión».
Esto significa, sin embargo, que t no existe ningún vínculo interno entre las ideas de racionalidad, y de democracia radical, y 2 que las idealizaciones normativas como las
de un «mundo vital» idealizado» carecen, estrictamente
hablando, de significado. En resumen, no existe una solución racional del problema de una institucionalización
de la libertad.
El argumento, tal y como lo he presentado aquí, podría denominarse como «aristotélico de izquierdas» o
como «hermenéutico de izquierdas». En mi respuesta no
deseo elaborar y defender el consenso de la teoría de la
verdad de I labermas, ni deseo entrar en más detalles en
lo que concierne a su teoría de la acción comunicativa.
Quiero tomar más bien un línea indirecta de defensa, demostrando que lo que el crítico acepta es suficiente para
validar la postura general de Habermas.
Consideremos a continuación el consenso concerniente a las normas, instituciones y valores básicos. Es cierto
que nada nos impide asumir que parte de este consenso
es un principio según el cual en los casos de desacuerdo
100
acerca de las cuestiones prácticas, el acuerdo debe lograrse argumentando todo lo posible. Bajo estas condiciones
la acción comunicativa podría convertirse en el principal
mecanismo de coordinación de la acción. listo no significa que necesariamente no existan, por ejemplo, decisiones de la mayoría; significa simplemente que en los casos
de desacuerdo normativo se llega a algún tipo de acuerdo
que todos los individuos implicados consideran como
«debido» o «justo» (por ejemplo, que un voto de la mayoría debe tomarse y aceptarse por todos). listo significa,
evidentemente, que nadie está obligado a hacer o tolerar lo
que no está convencido que él/ella debería (moralmente
debería) hacer o tolerar.
Por libre acuerdo nos referimos, desde luego, a los
acuerdos que no son resultado de una manipulación o
presión interiorizada. Aunque no se trate de una cualificación trivial, sobra con enunciarla aquí, ya que es posible que asumamos que los individuos implicados saben
cómo aplicar las distinciones en cuestión. Como el argumento básico no se i)one nunca en duda, aunque a nadie
se le impide que lo ponga en duda (nadie tiene realmente
una razón para hacer tal cosa), este acuerdo puede denominarse racional en tanto en cuanto no se establecen argumentos en su contra (y no se suprime ninguno). La estabilidad del acuerdo básico significa que los individuos
experimentan su forma de vida como una buena forma
de vida. No necesitamos saber cómo se ha realizado este
acuerdo; podría, por ejemplo, haber sido el resultado de
una larga lucha por el reconocimiento entre las diferentes
facciones o grupos en sociedad.
Tenemos aquí el «mundo vital idealizado» de Habermas. Como la coordinación a través del acuerdo racional
es un principio suyo que lo impregna todo, parece casi
paradójico preguntar por qué debería denominarse un
mundo vital racionalizado. Sin embargo, de lo que se trataba era de si una organización tal de la sociedad considerada como un todo podría denominarse racional (sin tener
101
una base irracional). Esto es básicamente un problema, si
el principio (aplicado con éxito) de coordinación de la acción consensual no es nada más que uno entre los muchos
contenidos posibles de un consenso democrático. Creo
ahora que esta cuestión tiene que responderse de un
modo negativo en tanto en cuanto nosotros creemos que
el argumento racional sobre las cuestiones prácticas o las
normas es —en principio—posible. Pues en la medida en
que creemos que, garantizando la igualdad de derechos y
libertades a todo el mundo, incluyendo la igualdad de derechos de participación política, es equivalente a aceptar
un principio de coordinación de la acción consensual. Sin
entrar en la cuestión de si el principio democrático se origina él mismo en las estructuras del habla corno tal, debemos decir que si el principio democrático de racionalidad
se combina con el principio de coordinación de la acción
consensual en tanto en cuanto creernos en la posibilidad
del argumento racional. Por consiguiente, la cuestión a
debatir se reduce a si existen algunos límites en principio
del argumento racional, por ejemplo, límites del discurso
racional donde la idea de un acuerdo racional respecto a
las cuestiones controvertidas no tengan ya sentido. En este
aspecto, sin embargo, el defensor aristotélico o hermenéutico de la democracia se encuentra en una postura débil: porque la idea de un consenso democrático sobre las
normas, instituciones y valores básicos apenas tiene sentido, si no se concibe que es también un consenso sobre la
aplicación de las reglas y normas básicas y sobre los criterios
básicos de justicia o equidad. Pero e':itonces, partiendo de
este consenso, debe ser posible el argumento racional
acerca de las cuestiones normativas. Si se admite, sin embargo, todo eso para negar la racionalidad del consenso
básico se llega a trazar una línea frOnteriza arbitraria entre las cuestiones concernientes al marco básico de las
normas, instituciones e interpretaCiones, por un lado, y
las cuestiones que son internas a este marco conceptual,
por otro. Digo «arbitrario», no porque niegue la Meren-
cia cualitativa que existe entre las cuestiones que son internas a un marco conceptual y las cuestiones concernientes al marco conceptual como un todo, sino imque
en la continuidad de los problemas que se extienden desde los problemas de un tipo a los de otro no podemos fijar una línea fronteriza más allá de la cual deja de aplicarse la noción de «argumento racional». Todo eso, creo, se
ha demostrado en los recientes debates de la filosofía de
la ciencia. Sin embargo, si esto se admite, el consenso básico, que he presupuesto en mi argumento, merece precisamerite denominarse «racional», ya que el principio de
coordinación a través del acuerdo racional, que forma
parte de este consenso, no está limitado en su aplicación
en ningún nivel particular de la vida social, por ejemplo,
si no existen ningunas normas, instituciones o interpretaciones que estén en principio exentas de la posibilidad de
un examen crítico.
Iil resultado de mis consideraciones es que el principio
de coordinación consensual debe considerarse como el
núcleo normativo del mismo consenso democrático, que
el crítico dio por supuesto;.' que no podemos trazar ninguna línea de demarcación definitiva entre los acuerdos
racionales «internos» y los acuerdos «externos» basados
en la mera «voluntad». Pero entonces un «mundo vital
idealizado» en el sentido de I L'hernias comienza a hacer
su aparición como el «centro de gravitación» normativo
de audquier forma democrática y equitativa (le organización social y política. Con esto quiero decir que cuanto
más real se haya hecho un modo consensual de coordinación de la acción en las instituciones y prácticas de una
sociedad, más tenderá una sociedad a disolver los remanentes de la fuerza bruta y el mero impulso. Por consiguiente, yo p9aría -que la-perspectiva utópica inherente
a la tradición democrática no debería considerarse tanto
en analOgía con las idealizaciones geométri.;as, que no
pueden incorporarse nunca al recalcitrante material de
los cuerpos físicos (podría pensarse más bien -en un pro-
102
103
ceso infinito de posibles aproximaciones), sino más bien
como el centro de gravitación de las formas democráticas
de organización, cuya fuerza de atracción se hace proporcionalmente más fuerte ya que una relación de reconocimiento mutuo está ya incorporada en las formas consensuales de coordinación de la acción.
A la inversa, creo que es evidente que para que la legitimidad democrática se mantenga viva no es suficiente
con un consenso acerca de las normas y reglas de procedimiento básicas sin tener en cuenta distintas posibilidades de acuerdo racional; porque más allá de un cierto
punto, el desacuerdo acerca de las cuestiones sustantivas
se convertirá necesariamente en un desacuerdo acerca de
las reglas de proz_edimiento o un desacuerdo acerca de la
interpretación de las normas básicas. (Los nuevos movimientos sociales proveen un amplio material que sirve de
ilustración.) Esto demuestra de nuevo que existe un
«más» o «menos» con respecto a la legitimidad democrática; el estándar (interno) de este «más» o «menos» se expresa precisamente por medio de la idealización normativa que Habermas deriva de su noción de la racionalidad
comunicativa. Esto significa, sin embargo, que la acción
coniunicativa en el caso ideal se convertiría en el -mecanismo exclusivo —no de la coordinación de la acción, ya
que suponemos que persisten formas sistemáticas de bite-,
gración, sino de asegurar el consenso y considerar la divergencia. Ni que decir tiene que tal forma de vida no se
hará nunca realidad; lo importante aquí no es qué será
históricamente posible, sino cómo debe entenderse la «gramática profunda» de nuestros proyectos históricos.
I,a.idea de tacionalización comunicativa con su perspectiva utópica inherente no pone en duda los procesos
de diferenciación de las sociedades modernas corno tal, ni
siquiera la diferenciación de la integración «sistemática»
de lo «social». Y, sin embargo, hace que podamos dar un
significado nuevo y más preciso a las viejas ideas, inseparables de la tradición marxista, de «superación» (AtOre-
bung) de la forma burguesa de la ley, de la política o del
arte en una sociedad emancipada poscapitalista. Subrayando estas ideas, según se expresaron no sólo en la
tradición marxista hasta Marcuse y Adorno, sino también en movimientos de arte vanguardistas y por estudiantes rebeldes, se ha sabido siempre que aquellas formas específicas de diferenciaciones sistemáticas y funcionales tal y corno han sido desarrolladas a partir del proceso de racionalización capitalista, se han hecho obsoletas y
opresivas: esto es, que la política se separase del mundo
vital, que la esfera de la ley formal se desconectase de la
esfera del discurso moral, que el arte autónomo se apartase del proceso de vida de los individuos, y finalmente que
el mundo vital como tal se sometiese progresivamente a
la dinámica de los procesos económicos y administrativos, que amenazan cada vez más con empujar a los individuos hacia los márgenes de un sistema social reificado.
I le indicado anteriormente que tenernos que distinguir
entre aquellos procesos de diferenciación irreversibles,
que significan el final de la sociedad tradicional y el surgimiento de concepciones universales específicamente modernas, la racionalidad, la libertad y la democracia, por
un lacio, y el modo específico corno se han articulado e
institucionalizado estos procesos ele diferenciación en las
sociedades capitalistas. Es evidente que para estas últimas
sólo pueden aplicarse significativamente las ideas de una
superación de la ley formal, de la política o del arte. Su
posible significado es lo que podría denominarse corno
una nueva «permeabilidad» de los subsistemas relativamente autónomos o de las esferas culturales de cada uno:
los procesos formalizados de administración, legislación
y jurisdicción entrarían entonces en una nueva constelación con los procesos no-formalizados —o no necesariamente formalizados— de comunicación y de formación
de la voluntad, de tal modo que los procesos de decisión
formalizada se harían permeables a las necesarias interpretaciones, a los impulsos morales o a las experiencias
105
104
estéticas articuladas por debajodel nivel de las organizaciones formales. L is artes, sin perder su autonomía,
se
convertirían en un medio de comunicación, objetivando
y transformando la experiencia y autoexperiencia de los
individuos; entrarían de nuevo en el proceso de vida
afectando la articulación de las necesidades y las autointerpretaciones de los individuos, quienes de otro modo
enmudecerían y quedarían ciegos frente a su propia naturaleza interna. La crítica del arte autónomo no cuestionaría, entonces, la autonomía del arte —aunque a menudo se
interpretase erróneamente de este modo; sus impulsos
genuinos se dirigen más bien contra el arte como institución burguesa, contra el arte como mercancía y como
parte de la cultura de masas, y contra el arte como esfera
que contiene en sí una serie de consolaciones ideológitas.
En lo que concierne a la crítica marxista de la ley formal, el punto a debatir puede aclararse un poco si contrastamos la idea de una reconciliación de la esfera legal y la
esfera moral, tal y como está contenida en la noción de
racionalización comunicativa, con la práctica de negar la
diferencia entre legalidad y moralidad, como puede observarse en los sistemas totalitarios modernos. Creo que
éstos últimos, por ejemplo, la abolición represiva de un
proceso de diferenciación constitutivo de las sociedades
modernas, debería considerarse como una falsedad regresiva de esa reconciliación entre moralidad y legalidad,
que se llevaría a cabo allí donde las normas legales y las
instituciones políticas perdieran su carácter represivo y
no estuvieran ya en conflicto con las exigencias morales.
segunda presupone la diferenciación entre moralidad y
legalidad, pero intentar ajustar la ley formal a los principios morales; la primera intenta deshacer esta diferenciación sometiendo la conciencia moral a las exigencias de
la ley positiva. Considerado, por tanto, desde la perspectiva de la racionalización comunicativa, la crítica de la
forma burguesa de la ley, como fue notable en la tradición marxista hasta la Dialéctica negativa de Adorno, puede
u
106
observarse con su luz propia y como continuando la tradici9>delállustración. Esto es aplicable en particular a
..latrítica del carácter formal de los principios de las cosastituciones políticas: En esta crítica te5 se intenta alcanzar
de las libertades y derechos formalmente gala abolición
rantizados --el gran logro de las revoluciones burguesas—, sino que se conviertan en el fundamento verdadero de una vida social liberada para todoS los individuos
de las sociedades modernas. Esto es efectivamente lo que
Sobre la cuestión judía)
Marx dio a entender cuando dijo (en
que «la emancipación humana sólo se completará cuando
el hombre real, individual, haya asumido en sí mismo al
ciudadano abstracto; cuando como hombre individual,
, se
en su vida cotidiana, en su trabajo y en sus relacionesh
haya convertido en un ser de la especie; y cuando aya
reconocido y organizado sus "propias fuerzas" como j)oderes sociales de tal modo que no se separe ya su poder
social del mismo poder político».
Volviendo finaltnente a Adorno, yo podría repetir
ahora con otras palabras las objeciones que tengo contra
su interpretación estética de una perspectiva utópica, del
modo siguiente: la «desintegración» de la razón objetiva
en sus momentos parciales (1 labermas) —racionalidad
científico-técnica, racionalidad práctico-moral y racionalidad estética— que acompañó al proceso de modernización, no puede «superarse» posiblemente por mediomode
un
una transformación de la sociedad, para la cual
mento de la razón —la racionalidad estética— suministraría el modelo. Desde luego, Adorno nunca lo habría
dicho así. Sin embargo, la racionalidad específica de la
producción estética se convirtió, efectivamente, para él,
en el modelo dominante en términos de lo que intentaba
concebir como una «superación» de la racionalidad instrumental en una forma no-represiva de la razón. 1.a idea
es tentadora, ya que el arte --la música, en particularun elemento de racioes evidente que contiene, en efecto,
nalidad «instrumental», de técnica y de construcción, y
107
suministra, por tanto, un modelo para la razón instrumental que se supera en un campo de fuerzas que está
gobernado por una lógica superior a la del pensamiento
«identificador» y la acción instrumental.
Integrando la racionalidad instrumental (y la discursiva) como un momento superado, la obra de arte podría
lograr, según Adorno, su unidad específica, no-represiva
—por ejemplo, estética— a partir de la diversidad de sus
elementos individuales. Por tanto, la obra de arte podía
aparecer para él como una apariencia de reconciliación.
Sin embargo, la interacción entre los impulsos miméticos
y los elementos en un todo, no pudo proveer una imagen
de lo que podía significar la «domesticación» de la razón
• instrumental con respecto al problema de efectuar una
forma no-represiva de integración social. Adorno tenía
también entonces buenas razones para desconfiar de la experiencia estética si se la dejara a su aire: insistió, paradójicamente, en que sólo la filosofía puede manifestar cuál
es realmente la verdad de la experiencia estética. Creo
que sería mejor admitir que el arte en sí mismo no puede
ser el portador de una perspectiva utópica. En lo referente a que una apariencia de reconciliación es constitutiva
de la obra de arte, podría sospecharse más bien que esta
reconciliación trasciende a la razón, una salida de los confines del espacio, tiempo y causalidad, extática más bien
que anticipadora. Puede que para Adorno estos momentos extáticos de la experiencia estética fueran los únicos
impulsos genuinamente trascendentes que él podía detectar en un universo cerrado de la razón instrumental; así
que intentó descifrarlos como significando la reconciliación en el espacio y el tiempo, la utopía según el sentido
marxista materialista. El precio que tuvo que pagar fue la
pérdida de nuevo de la dimensión pokied del proyecto
histórico de emancipación.
• Y sin embargo, existe otro sentido en el que la experiencia estética puede relacionarse con la perspectiva utópica de la Teoría Crítica. El mismo Adorno ha interpre-
tacto ocasionalmente que el potencial utópico del arte reside en que su carácter se parece al habla: el arte puede
decir lo que nosotros no podemos. En este aspecto puede
considerarse que la experiencia estética se relaciona, sin
embargo, con la perspectiva utópica de las relaciones comunicativas desbloqueadas —tanto entre los individuos
como de los individuos consigo mismos. Si aceptamos que la
obra de arte provee un medio más bien que un modelo de.
tales relaciones comunicativas podemos entender mejor,
creo, la insistencia de Adorno acerca de los elementos
trascendentes de la experiencia estética genuina, por ejemplo, que trascienden los confines del mero placer estético.
Pero el más allá del arte, al que apunta y con - el que se relaciona, no es algo que sustituya al arte como arte, sino que
el mismo proceso de vida social puede ser (fectado por la
experiencia estética. Comprendida de este modo, la experiencia estética, al iluminar nuestra praxis de vida y nuestra autocomprcnsión, al hacer que retrocedan los límites
del mutismo y del silencio inarticulado, y al hacernos accesibles las profundidades ocultas de nuestras vidas, es,
como pensaba Adorno, la presencia de una perspectiva
utópica.
Existe, en efecto, un sentido según el cual las viejas
ideas radicales de «sustitución» de la política burguesa, de
la forma burguesa de ley, o del arte burgués, pueden
adoptarse sin cuestionar los procesos de diferenciación
irreversibles, ya que son constitutivos del «proyecto de la
modernidad». Adoptar estas ideas radicales puede significar sólo, reinterpretarlas, por ejemplo, situarlas en un
nuevo contexto teórico y rellenarlas de nuevas connotaciones más complejas. Reinterpretarlas como he sugerido
en este ensayo podría ser útil si intentásemos comprender lo que es progresivo (y lo que es regresivo) en aquellos nuevos movimientos sociales que han surgido por
todas partes en el mundo occidental durante los pasados
veinte años; especialmente si intentamos comprenderlos
no sólo como movimientos defensivos, sino en su posi109
ble significado con respecto al proyecto histórico de una
institucionalización poscapitalista de la libertad. Con esto
me refiero sobre todo a la institucionalización de los espacios públicos para la participación política y la acción
comunal, la cual no sólo proveería una base para el control democrático de los procesos económicos y administrativos, sino que proveería también la base social para
una identidad viable de los individuos que están amenazados cada vez más por la anornía y la, alienación. Lo último en orden, aunque no - en importancia, sería que tal
institucionalización de la libertad suministraría la base
para transformar el trabajo alienado en un trabajo significativo. El viejo eslogan comunista «a cada uno según sus
necesidades» podría, deápués de todo, hacerse aún realidad si la necesidad humana, en vez de determinarse por
el proceso de producción material, comenzase a determinar su dirección así como su forma de organización; por
ejemplo, si fuera posible detener la desastrosa dinámica
del proceso de producción capitalista, que actualmente se
dirige hacia una destrucción en aumento del habitat humano, hacia una reiticación en aumento de la conciencia
y las relaciones sociales, hacia un excesivo consumo despreocupado de los privilegiados y una pobreza degradante del resto. No sé si deberíamos seguir utilizando el viejo
y tan desacreditado término de «socialismo» para este
proyecto histórico. Si seguimos haciéndolo, creo que podría decirse que los signos están aumentando de nuevo y
que la única alternativa del mundo capitalista es todavía,
después de todo, la siguiente: socialismo o barbarie. Esto
contando con que tengamos todavía tiempo para elegir.
7
1 a psique «al termidor»* y el renacimiento
de la subjetividad rebelde'
lA1111.11MAS
Todos recordarnos lo que 1 lerbcrt Marcusc denunció
una y otra vez como los males de nuestra época: la ciega
lucha por la existencia, la competitividad despiadada, la
productividad despilfarradora, la represión engañosa, la
falsa virilidad y la brutalidad cínica. Siempre que sentía
que debía hablar como profesor y filósofo fomentaba la
Esta (fiarla fue dada el 1.1 (le marzo de 198U, con ocwiión de un uSytny.1sium of die Thought of 11i:d'en Martlisen, organizado por el 1)eparranient o de
Filosofia (le la Universidad de f :ahí; urda en San 1)iego, simposio se organizó
en honor a la siskinoria (le lleilsert :darcuse, que fue pis 4:sor ole rilosofia en la
Universidad de (.alifornia, San 1)ici. ,, o. No se ha hecho Magí' interim para alterar el tuno informal de cara chisda.
con esto
• Traduzco l'syibir llnrui.lnr pu la pii,lhe al termidor signilicando
lis presión a la que la psique esta soms.tts la en determi•ados inumentcs de la historia de la sociedad. Termidor era el :undécimo mes del calendario republicano
que comprendia del 19 de julio isl 17 de al osus de la 1{evolución Francesa (del
derrocamiento de liolkspiet re, que tuvo lugar en ese mes de 1794); una etapa
contrarrevolucionaria moderada que sigue a tina etapa extremista de una revolución y que general:11one se ( .trat..seriza a menudo, la inoliacián (k una dictadura que hace bincispie en la restauración del "ohm, tul relajamiento de las
tensiones y alguna vuelta a los patrones que se eoliSideral/.111 como normales.
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