Subido por reme.caracola

TU VIDA SIN GLUTEN

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GUÍA
TU VIDA SIN GLUTEN
2
UN INTESTINO FELIZ, SIN EL GLUTEN
5
DESTERRAR LOS ULTRAPROCESADOS
9
RENUEVA TU DESPENSA
14
IDEAS CUANDO COMES FUERA DE CASA
18
SIN GLUTEN CUANDO ESTÁS DE VIAJE
23
¡APRENDE A HACER PAN SIN GLUTEN
EN CASA!
UN INTESTINO FELIZ,
SIN EL GLUTEN
Después de un período de tiempo experimentando con
alimentación crudivegana comencé a eliminar el gluten de la
alimentación y a sentir los efectos beneficiosos que tuvo en mis
digestiones en particular y en mi estado de salud en general.
Aun así, al principio tenía 300 mil dudas sobre el gluten: ¿debo
realmente dejar de consumirlo? ¿Si no soy celiaca o tengo
intolerancia, es malo consumir gluten? ¿Qué efectos concretos
tiene realmente en mi cuerpo?
Lo que sí es evidente es que cada vez hay más personas afectadas
por la ingesta de cereales con gluten, ya sea alergia, sensibilidad no
celíaca o celiaquía.
Es un tema que me fascina, aunque no soy dietista ni bióloga, pero me
interesa conocer cómo los alimentos favorecen al organismo o cómo y
en qué casos se ve dificultado su adecuado funcionamiento.
El gluten se encuentra en las semillas de algunos cereales como el
trigo, la cebada, la avena (con sus peculiaridades), el centeno o
cualquiera de sus variedades como la espelta, la escanda, el kamut, y
también en el cuscús y el bulgur.
Para mí (y te aseguro que no soy la única), el gluten es un gran
misterio, tiene una estructura compleja formada por diversos
componentes (varias proteínas, albúminas, lectinas, oligosacáridos…)
que escapan a mi conocimiento, por lo que su efecto sobre nuestro
organismo es multifactorial, así que sacar una idea clara, clarísima de
cómo actúa cada componente sobre nuestro complejo cuerpo tiene su
dificultad.
Lo que sí quiero compartir es el efecto que tiene, sea quien sea el
componente que lo produce, sobre el organismo:
La ingesta de gluten aumenta la permeabilidad intestinal A
TODO EL MUNDO, lo que quiere decir que si el intestino es una
barrera selectiva para la absorción de nutrientes y actúa de barrera
para los patógenos, con el gluten disminuye la capacidad de
fabricar una buena capa de mucosa como primera línea de defensa
del intestino por lo que aumenta el riesgo de tener parásitos
(¡increíble adentrarse en el mundo de los parásitos y su efecto en
nuestra salud! ) u hongos (como las cándidas), gastritis e
inflamaciones intestinales.
Es difícil de digerir y absorber en el intestino delgado, fermentando
cuando llega al colon, lo que produce muchos gases, heces
alteradas e hinchazón.
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Altera nuestro sistema inmunitario a nivel intestinal lo que inicia
un proceso inflamatorio, cronificando infecciones virales, alergias y
enfermedades autoinmunes, que sin el efecto del gluten
probablemente nuestro organismo habría podido resolver sin
problemas.
La buena noticia es que todos estos efectos desaparecen cuando
dejamos de comer gluten, lo cual está en nuestra mano :)
"Una alimentación antiinflamatoria te ayuda a tener
el intestino protegido"
Si tienes interés en saber si te afecta de forma negativa el gluten, sería
aconsejable hacerte las pruebas médicas pertinentes (serología,
biopsia intestinal y genética), y si todo da negativo, puedes probar a
retirar todos los alimentos que contengan gluten durante un mínimo de
6 semanas (preferiblemente 3 meses) y ver si los síntomas que habías
detectado han desaparecido.
También te digo que una dieta rica en fibra, fermentados, y alimentos
con efecto antinflamatorio como las verduras crucíferas (brócoli y col
especialmente) o cereales integrales, además de alimentos crudos o
preparados con cocciones suaves, te ayudarán a tener el intestino
protegido para el día en que decidas darte un homenaje y comer algo
preparado con cereales con gluten e iniciar un proceso inflamatorio.
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DESTERRAR LOS
ULTRAPROCESADOS
Si eres sensible al gluten, eliminarlo no hace que tu dieta sea
automáticamente saludable, de hecho, existen en el mercado
multitud de alimentos “gluten free” que no los considero en
absoluto saludables.
Una alimentación se puede considerar saludable mientras esté
basada en alimentos sin procesar o mínimamente procesados.
Por eso lo que sí es necesario para tener una alimentación
sin gluten y saludable es empezar eliminando los
ULTRAPROCESADOS.
Me habréis oído hablar de los ultraprocesados, incluso cuando hablo
de una dieta basada en alimentos de origen vegetal, y es que la
industria alimentaria está siempre ávida de incorporar al mercado
nuevos productos que cubran las necesidades de nuevos potenciales
clientes que sean rentables económicamente, les sirve tanto las
personas celíacas o sensibles, pero no celíacas, personas intolerantes
a la lactosa o veganas, pasando por encima de si son alimentos de
alto valor nutricional.
"Los ultraprocesados son elaboraciones industriales
comestibles"
Para contextualizar voy a explicarte a lo que me refiero cuando hablo
de ultraprocesados.
Un alimento sin procesar o mínimamente procesados: es el que
no ha pasado por ningún procesamiento industrial, es decir, no se le
ha añadido ninguna sustancia nueva. Es el caso de las verduras,
frutas, cereales integrales, legumbres, frutos secos crudos…
Los alimentos procesados son los que han sufrido alguna
modificación o incorporación de alguna sustancia, como frutos
secos fritos y salados, el pan o una conserva de verdura. Hay
alimentos procesados saludables que nos aportan nutrientes de
calidad, y su incorporación puede resultar interesante, únicamente
hay que comprobar sus ingredientes, y los hay que no.
Los alimentos ultraprocesados son productos elaborados a
través de procedimientos industriales, pseudo alimentos cargados
de sal, grasas poco saludables, azúcares y aditivos. En esta
categoría se encuentran las bebidas azucaradas, la comida
precocinada, la bollería, dulces, cereales refinados, pizzas o
barritas energéticas.
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De hecho, a menudo no son alimentos en sí, sino una larga lista de
ingredientes que antes ya han sufrido alguna modificación como una
hidrogenación, refinación o extrusión. Y cuando algo suena tan mal yo
me pongo alerta ;)
Los ultraprocesados son un problema para la salud, están
asociados a enfermedades cardiovasculares, mayor riesgo de
obesidad y colesterol alto, y el problema estriba en que a día de hoy
el 80% de los alimentos que ocupan los supermercados son
ultraprocesados, además de contar con una inversión en marketing y
publicidad mucho mayor que los alimentos sin procesar,
convenciendonos de sus grandes virtudes.
En el caso del gluten, sus cualidades “tecnológicas” resultan muy
atractivas para la industria alimentaria, no solo en alimentos
elaborados a partir de cereales que contienen gluten (aquí el trigo es el
rey), sino también en otros productos procesados.
El gluten facilita que la harina forme una masa pegajosa cuando se
combina con agua. Esto lo convierte en el responsable de proporcionar
elasticidad a la masa y mantenerla ligada (vas a descubrir que también
es posible conseguirlo sin el gluten ;))
Pero además es muy utilizado a nivel industrial porque aporta al
producto elasticidad, esponjamiento, solidez y hace que no se
desmenuce al cortarlo y podemos encontrarlo en productos de lo
más insospechados que no contienen cereales entre sus ingredientes
como en embutidos, gominolas, cremas de untar, salsas, frutos secos
fritos y salados...
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Para saber si alimentos ultraprocesados contienen sustancias con
gluten es importante leer el etiquetado, ya que existe una normativa
para proteger a los consumidores sobre el uso del gluten en alimentos
procesados y ultraprocesados, además en España se pueden
encontrar bajo la certificación de la Espiga Barrada.
En el caso de productos sin certificación, estas sustancias quedan
ocultas bajo una nomenclatura del tipo E-XXX.
Los almidones modificados (y por tanto con contenido en gluten) son:
E-1404, E-1412, E-1414, E-1422, E-1442, E-1410, E-1413, E-1413, E1420, E-1440, E-1450
Si el propósito es mejorar nuestra alimentación y aumentar nuestro
bienestar físico, de poco servirá eliminar tan solo el gluten si
consumimos productos ultraprocesados sin gluten, así que mi opción
la tengo clara, llevar una alimentación saludable y sin gluten.
Y es posible cocinando con alimentos reales, los que no necesitan
etiquetas ni lista de ingredientes porque ellos son el único ingrediente,
y en caso de incorporar algún alimento procesado elijo los que tienen
pocos ingredientes en su etiqueta y que todos los conozcas.
Como siempre te animo a que tomes consciencia de los alimentos que
consumes y que puedas poco a poco eliminar los “sospechosos” :
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RENUEVA TU
DESPENSA
Vale, a partir de ahora no puedes comer gluten o has decidido
que quieres dejar de consumirlo, ¿y ahora qué?
Lo primero que debemos hacer es “limpiar nuestra cocina y
despensa”.
Empieza sacando todos los ingredientes de fondo de despensa y haz
dos lotes: por un lado, los que son libres de gluten y no están
contaminados, los podrás volver a guardar y seguir consumiendo.
El segundo lote, serán los alimentos que contengan gluten o que
hayan podido ser contaminados (por ejemplo, una compota o un
hummus que has untado en pan con gluten y luego vuelto a meter el
cuchillo en el tarro). Ese segundo lote, podrás regalárselo a alguien
conocido o donarlo a alguna institución (¡no tires nunca comida!), pero
no es aconsejable que esté en casa, puesto que puedes tener
problemas o confusiones, sobre todo al principio.
En segundo lugar: limpia. Limpia bien, y si tu diagnóstico es celiaquía,
limpia como si no hubiera un mañana.
Limpia todos los utensilios y electrodomésticos de la cocina, haz que
desaparezcan todas las trazas que pudieran contener (recuerda que la
temperatura NO destruye el gluten, pero el agua y el jabón sí).
Habrá algunos pequeños electrodomésticos, como los tostadores o
sandwicheras que no serán ya aptos para ti, pero que podrán usar las
otras personas de la casa, si ellos pueden comer gluten.
Si cocinas con y sin gluten, evita usar materiales porosos como
utensilios de madera, puesto que es mucho más complicado de
eliminar las trazas, o los que tienen agujeritos, como ralladores o
escurridores.
Ahora toca volver a llenar la despensa… ¿con qué lo hago?
Aquí, la recomendación siempre es apostar por los alimentos frescos
que sean genéricos. Un alimento genérico, si hablamos de gluten, es
aquél que por su propia naturaleza no lleva gluten, y que no debe
indicarse como apto, puesto que lo normal es que lo sea; por ejemplo,
una manzana. No hace falta buscar ninguna etiqueta de “sin gluten” en
ella, puesto que es un alimento normalmente libre de gluten.
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Acude, por tanto, a frutas, hortalizas, verduras, cereales y
pseudocereales integrales sin gluten (arroz, mijo, quinoa, etc.),
legumbres secas (azukis, alubias, garbanzos… pero ten cuidado con
las lentejas, se deben cribar en crudo para quitar los granitos de trigo
que suelen aparecer mezclados).
"Los productos frescos y secos naturales son
la mejor opción para una alimentación
saludable y libre de gluten"
En cuanto a los procesados saludables, como las bebidas vegetales,
las legumbres cocidas o los derivados de la soja (como el tofu o el
tempeh), es donde hay que poner la mayor atención.
En el momento en el que el ingrediente pasa por un procesamiento, es
susceptible de estar contaminado con gluten, por ello, este tipo de
alimentos debe estar etiquetado como tal (con excepciones, por
ejemplo, las conservas de vegetales solamente cocidos, sin aromas ni
especias, o encurtidos naturales también sin aromas, ni especias).
Comprando productos frescos y secos naturales, además de
asegurarte que no llevan gluten, partirás de unos ingredientes
saludables para tu dieta y encima ahorrarás mucho dinero.
Ten especial cuidado con los condimentos y especias, ya que no
suelen ser genéricos y hay que asegurarse de que son “certificados sin
gluten”.
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Ahora te voy a dar un consejo muy muy controvertido medioambiental
y ecológicamente, pero desgraciadamente, no hay otra opción en
estos casos: elimina el consumo de ingredientes a granel.
Este tipo de comercio favorece la contaminación cruzada y convierte
los ingredientes en “no aptos”. Afortunadamente, cada vez hay más
tiendas a granel donde el 100% de sus productos son sin gluten y por
tanto sí podemos confiar en su seguridad, pero, si no es el caso, no
debes consumirlos.
Al principio, evita la avena. Es un cereal muy complejo: por sí mismo
no lleva gluten, y se contamina con el gluten de otros cereales, por ello
existe la “avena certificada sin gluten”, que en principio es apta. Pero
en realidad, este cereal contiene avenina que es una proteína con una
estructura parecida a la gliadina del trigo (lo que conocemos como
“gluten”), y que puede hacer reaccionar a nuestro sistema inmune
como si comiéramos gluten. Por ello, lo mejor es eliminarla de nuestra
dieta los primeros meses, hasta que tengamos el intestino totalmente
regenerado. Luego, podemos ir introduciéndola (solo la certificada,
claro), muy poco a poco, y observando las reacciones de nuestro
sistema inmune.
También es fundamental, sobre todo al principio, el consumo de
probióticos y prebióticos para regenerar el daño intestinal que
tenemos. Los probióticos son alimentos que contienen bacterias vivas,
que al entrar en nuestro intestino pasan a formar parte de la
macrobiota, incrementándola; mientras que los prebióticos son
ingredientes que contienen “alimento” para las bacterias de nuestra
flora intestinal. Los primeros, son los fermentados, por ejemplo (kéfir,
pickles: https://www.venusanzchef.com/pickles-de-cebolla/, kimchi:
https://www.venusanzchef.com/como-hacer-kimchi/, kombucha, etc.),
mientras que los segundos son, por ejemplo, el ajo, las cebollas, el
plátano, las alcachofas, las legumbres…
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El comer todos los días una porción de fermentados, y alimentos
prebióticos, van a acelerar muchísimo la regeneración del daño que
hayamos provocado con anterioridad.
De la misma forma, se deben eliminar todos aquellos ingredientes que
nos van a acelerar la destrucción e impedir la regeneración, como son
los azúcares y harinas blancos, los ultraprocesados, los refrescos,
edulcorantes químicos, etc.
Por otra parte, el aprender a leer etiquetados es una tarea esencial de
estos primeros pasos, ya que habitualmente no estamos
acostumbrados a hacerlo y a partir de ahora será esencial en cada
compra que hagas.
El truco para llevar esto de la mejor manera, es no pensar en los
alimentos que ya no puedes comer, sino en la inmensa cantidad de los
que sí puedes consumir… ¡te queda un mundo de posibilidades!
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IDEAS CUANDO
COMES FUERA DE
CASA
Al principio de dejar de comer gluten, el “gran miedo” es el
comer fuera. Cuando te dicen que no puedes consumir gluten
(ni trazas, que es ahí donde reside la dificultad), piensas que
tu vida social ha llegado a su fin.
¿Cómo podemos plantearnos un ocio pleno sin comer, o tomar
algo fuera?
Es algo tan cultural, tan nuestro…
Afortunadamente, según pasa el tiempo y nos vamos acostumbrando
a nuestra nueva dieta, podemos ir permitiéndonos cada vez más
salidas e ir recuperando, poco a poco, las nuevas rutinas.
Los primeros pasos siempre pasan por informarse.
¿Qué es lo que puedes y no puedes comer? ¿Qué lugares son más
seguros para que puedas ir?
Busca restaurantes certificados por la asociación de celíacos del
lugar. Si no encuentras opciones, el segundo paso es buscar sitios no
certificados pero probados por otros compañeros celíacos (en blogs,
foros, recopilatorios, aplicaciones web, portales de opiniones de
usuarios…). Que no estén certificados, no significa que no tengan
garantías.
Obviamente, hay sitios más seguros que otros para ir a comer: en
restaurantes donde haya harina constantemente en el ambiente y no
tengan un lugar separado para dietas sin gluten, es más difícil
garantizar la seguridad, frente a otros donde se cocinen
mayoritariamente productos frescos genéricos (ante la duda, evita
freidurías, obradores de panadero, etc., frente a arrocerías, y otros
locales que usen mayoritariamente ingredientes aptos).
Siempre, ten en cuenta que hay mucha gente que aporta opiniones de
muy buena fe, pero que no llevan una dieta estricta, y por lo tanto,
pueden ponerte en riesgo. Las recomendaciones de terceras personas
son muy útiles, pero siempre valoradas en su conjunto.
Antes de ir, asegúrate. Es decir, llama por teléfono, pregunta si hay
opciones seguras para ti e infórmate de los protocolos o la seguridad
que tienen en la cocina.
Hay restaurantes cuya carta es 100% libre de gluten, son opciones
maravillosas, porque te aseguras absolutamente de que no hay
contaminación cruzada de ninguna forma; pero no son los únicos sitios
seguros donde podemos ir.
El llamar tú, personalmente, te hará ir con más confianza en el sitio.
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Una vez que llegues al restaurante, identifícate como celíaco (si
dices que “no comes gluten”, simplemente, lo más fácil es que no
tengan cuidado con las trazas); y pide la carta de alérgenos.
Ten en cuenta que estas cartas son obligatorias en países como
España, pero en ellas solo se tiene en cuenta si el plato está
preparado con ingredientes sin gluten o no, pero no la contaminación
cruzada ni las trazas. Por tanto, de nuevo es tu labor el informarte
sobre los métodos de cocinado para saber si realmente los platos son
aptos para ti.
"Cuando salimos lo importante es la compañía,
lo secundario es la comida"
Aquí es importante no frustrarse, porque si no, el salir fuera con
amigos puede convertirse en un suplicio, y no debemos olvidar que
cuando salimos, lo importante es la compañía, la comida es
secundario, es solo “una excusa”. Por ello, las actitudes que debes
fomentar son la de ocuparte y responsabilizarte de tu decisión y de tu
seguridad, y la de búsqueda de soluciones propias (por ejemplo,
informar de cómo te pueden cocinar, de lo que puedes y no puedes
comer, proponer alternativas cómodas para todos, etc.). E intenta
evitar la queja y el victimismo, que no te van a llevar a ningún sitio.
Si no hay nada que puedas comer de manera segura en el menú,
puedes ofrecer alternativas como “mal menor”, es decir: pide una
ensalada fuera de carta, o algo apto, siempre explicando que deben
hacerlo con las manos y utensilios limpios, aceite limpio en caso de
frituras, y con cuidado de que no se junte con comida con gluten.
Algunos restaurantes, tienen la opción de los conocidos como platos
de quinta gama, que son precocinados, que ellos no manipulan, solo
calientan y así se aseguran la ausencia de trazas.
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Estos se deben evitar por salud, puesto que son ultraprocesados poco
saludables, por ello, es mejor llegar a un acuerdo sobre una ensalada,
o un plato fresco del estilo. Aunque de nuevo, si es la única alternativa
que te dan, no te frustres y acéptala, es una excepción en tu dieta.
Disfruta del ambiente y no te obsesiones, ni con estos productos, ni
con los protocolos, puesto que conseguirás pasar un mal rato y
encima, probablemente, no te siente bien la comida por los nervios, y
lo achaques a una contaminación.
Si vais a pedir comida para compartir, propón que sea todo sin
gluten, para que así no haya equivocaciones ni contaminaciones en la
mesa. Si no puede ser, debe haber cubiertos específicos para servirse
las cosas con gluten. Si hay untables, como hummus, por ejemplo, y
el resto de comensales lo van a comer con pan con gluten, sírvete tú
primero una porción en tu plato. El pan con gluten siempre debe ir a
un lado de la mesa, lo más lejos de ti posible, y nunca nunca debe
pasarse por encima de tu plato, puesto que pueden caer migas.
Aunque parezca exagerado, haz que rodeen tu parte de la mesa
(incluidos los cubiertos y vasos) por seguridad. Ten cuidado también
con los botes de salsa de los que hay en las mesas, puesto que
mucha gente restriega las boquillas por los alimentos, pudiendo
contaminar el tuyo.
Por último, quiero recomendarte que busques la empatía de tus
acompañantes y de los hosteleros, por medio del conocimiento, y
nunca del victimismo. Explícales lo que te ocurre, cómo te sientes
cuando comes trazas sin querer, lo que esto provoca en tu organismo,
y la importancia que tiene llevar una dieta a rajatabla durante toda la
vida: “por un poco, sí pasa”.
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SIN GLUTEN
CUANDO ESTÁS DE
VIAJE
¿Es posible viajar sin comer gluten? Por supuesto.
Solo necesitarás tener un poco más de previsión, que, si comes
de todo, pero eso no te puede obligar a quedarte en casa.
No es lo mismo hacer un viaje a pocos kilómetros de casa, que
cruzar un océano e ir al otro lado del mundo, pero ambas
opciones son posibles, ¡te lo aseguro!
En primer lugar, debes informarte…
¡sí! ¡estamos en el mismo punto que antes!
Lo primero que debes hacer es documentarte sobre la cultura
gastronómica del lugar donde vas: los ingredientes básicos que
usan, las especias, etc.
Por ejemplo, no es lo mismo ir a Marruecos, donde se usan mucho las
sémolas, harinas, y otros ingredientes con gluten, que ir a la India,
donde son muy frecuentes las harinas de legumbres, o a Italia, donde
sí es verdad que su cultura está muy basada en el gluten, pero donde
las opciones para celíacos lo convierten en un auténtico paraíso.
También debes informarte de la preparación del lugar con respecto al
tema: por ejemplo, Inglaterra tiene un margen de trazas, para
considerar que un alimento es sin gluten, muy superior al de Italia o
España (5 veces más).
En otros lugares, como Tailandia, la formación sobre el tema es
mínima, pero hay muy buena voluntad, por lo que la estrategia debe
ser diferente.
En Estados Unidos, por su parte, hay muchísimas opciones sin gluten,
pero por la moda de comer sin él, con lo cual, no tienen en cuenta las
trazas.
Busca platos que sean generalmente libres de gluten y escríbete
sus nombres, en el idioma local, en una libreta, te podrán sacar de
apuros en muchos momentos. Van a servirte como “la ensalada” que
hemos hablado en el capítulo de antes, para, dando unas
explicaciones básicas de cómo hacerlo, poder pedir algo en un
restaurante. Por ejemplo, si vas a la India, los idli son unos bollitos
hechos con arroz, aptos para celíacos o los papadum son unas tortitas
de harina de lentejas; sabiendo estos nombres, puedes preguntar
cómo están hechos, asegurarte de que no llevan nada más, y tendrás
algo por dónde empezar.
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En segundo término, puedes escribir a la asociación de celíacos de
tu lugar, o del lugar al que vas a ir, para pedir información (te
mandarán restaurantes, tiendas, direcciones, etc.). También puedes
buscar en blogs, aplicaciones y demás herramientas online, que te
serán muy útiles cuando estés fuera. Un truco, es buscar en el idioma
del lugar, ya que te saldrán muchos más resultados si buscas, por
ejemplo “London gluten free” o “Paris sans gluten/ noglu” que si lo
buscas en español.
Localiza cadenas de restaurantes y de supermercados que
habitualmente tengan cosas sin gluten; también ten previstas
algunas direcciones, cerca de los lugares que vas a visitar, por si
acaso no encuentras nada in situ.
Con toda esa información, hazte una lista en una libreta, o un mapa
(digital o físico), ubicando algunas de las direcciones que has
conseguido, para poder tener recursos en todas las zonas donde
vayas.
Habla con tus compañeros de viaje, explícales tu situación y
siempre propón soluciones buenas para todos (si en una cena, las
quejas pueden resultar pesadas, en un viaje largo pueden ser
odiosas). Obviamente, no será lo mismo si viajas con tu pareja, familia
o amigos, que si es un viaje de trabajo con compañeros que
prácticamente no te conocen, por lo que debes intentar manejar la
situación de la manera más flexible posible.
Otro punto a tener en cuenta es elegir el alojamiento que te sea más
cómodo: por ejemplo, si vas a un “todo incluido” tienes que asegurarte
de que te van a ofrecer opciones, mientras que, si vas a un
apartamento, puedes cocinarte tu propia comida, y por tanto tienes
que planificar mucho menos.
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En siguiente lugar, si no vas en un vehículo propio, puedes hablar con
la compañía de transporte para solicitarles un menú sin gluten para ti
(ya sea en avión, autobús, tren, etc.).
También puedes recurrir a agencias especializadas en viajes sin
gluten, donde te darán todo esto hecho y te puedes quitar de
preocupaciones.
Siempre es recomendable, llevar un “kit de supervivencia”, con
alguna comida no perecedera, como barritas energéticas (te dejo una
receta por aquí: https://www.venusanzchef.com/barritas-energeticasproteicas/), panecillos sin gluten, fruta que aguante (como cítricos),
etc. es importante tener en cuenta, si vas a otro país, la normativa de
importación de alimentos, puesto que no todos se pueden introducir
en los países y puedes acabar metiéndote en un lío.
También es recomendable llevarte unas cápsulas de probióticos, por
si, a pesar de todo, acabas comiendo algo contaminado con gluten, y
suero en polvo, si eres de los que tienen muchísimos síntomas
intestinales si comen trazas. Te pueden sacar de un apuro.
Si vas cerca de casa, a un apartamento y en tu coche, podrás llevar
muchas más cosas, como un tostador, o utensilios limpios y te será
mucho más fácil y seguro, pero no siempre es posible.
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Una vez en el lugar, si no hablas el idioma local, ¿cómo te comunicas
con los hosteleros? lo más cómodo para eso es llevar unas tarjetas,
en el idioma local y en inglés, donde se explique qué es lo que puedes
comer, lo que no, y cómo deben prepararte los platos (las tienes
hechas en muchísimos idiomas en algunos blogs de viajes, solo tienes
que descargártelas, imprimirlas y plastificarlas para que no se te
estropeen).
Una opción maravillosa para probar todos los platos que te has
quedado con ganas y no has podido, es apuntarte a un taller de la
gastronomía local. Aprenderás las recetas, los ingredientes básicos y
podrás buscar tus alternativas sin gluten ¡además será toda una
experiencia!
Y el consejo más importante de todos: ¡no dejes de viajar, de conocer
otros lugares y otras gentes por el agobio de no planificarlo!
Las primeras veces pueden ser engorrosas, pero como todo, se
mecaniza, y al final recordarás el viaje y no todo este proceso.
¡Disfruta, vive y conoce!
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¡APRENDE A HACER
PAN SIN GLUTEN EN
CASA!
El alimento estrella en el mundo del gluten es para mi, sin lugar
a dudas el PAN.
Cuando dejé de comer gluten busqué alternativas al pan
convencional, encontré una panadería apañada donde hacían
pan sin gluten, pero estaba un poco lejos de casa, por no
hablar del pan ultraprocesado gluten free del supermercado,
que tiene una lista de ingredientes impronunciables.
Por eso decidí que tenía que investigar un poco más sobre hacer el
Pan Sin Gluten, sacarle jugo a las posibilidades que ofrecen las
semillas de cereales (y pseudocereales) sin gluten, y los resultados,
después de la fase prueba-error, me cautivaron.
De esto ya ha pasado bastante tiempo y puedo compartir orgullosa
una interesante variedad de masas y panes sin gluten que puedes
hacer en casa y disfrutar del placer de comer pan ;)
"Aprende gratis a elaborar tu Pan Sin Gluten
el día 28 y el 29 de Abril"
Y ahora va lo bueno...He preparado una Clase Online Gratis en la
que quiero enseñarte mi paso a paso para elaborar Pan Sin
Gluten con ingredientes naturales y grandes resultados, y que puedas
ponerlo en práctica enseguida. La Clase será en vivo y en directo los
días 28 y 29 de abril a las horas 11:00 de la mañana y a las 19:30 de
la tarde (hora española). Puedes elegir el horario que mejor te
convenga, clicando aquí
¡Una cosa te digo! Acuérdate por favor, de añadir esta clase a tu
calendario (https://calendar.google.com/calendar/) para que no se
olvide, pues la clase será en vivo y en directo y no habrá ningún tipo
de grabación.
Al final de la clase te hablaré también durante unos minutos de una
Formación Online que tenemos de Masas y Panes sin Gluten y
ofreceré un descuentazo a todas las personas que acudan a la clase
en directo.
Lo de apuntarse a la formación es totalmente opcional, por supuesto.
Desde ya te digo que en la Clase Online Gratis aprenderás a hacer un
buenísimo Pan Sin Gluten: )
¡Te espero!
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Guía Tu vida sin Gluten
© Venu Sanz Chef, 2020
Contenido: Venu Sanz
Maquetación: Equipo Venu Sanz
www.venusanzchef.com
Fotografías: Venu Sanz y base de fotografía
https://www.shutterstock.com/es/photos.
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