REVISTA DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL ECUADOR AÑO JUBILAR CUADRAGÉSIMO DE LA UNIVERSIDAD Ediciones de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador i REVISTA DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL ECUADOR AÑO XV N2 47 AGOSTO 1987 Pontificia Universidad Católica del Ecuador QUITO Todo miembro de la comunidad universitaria puede remitir sus artículos y notas, los mismos que serán sometidos a la aprobación de la Revista para su publicación Imprenta dd Colegio Técnico Don Bosco - Quito DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA NUMERO MONOGRÁFICO DE LA REVISTA DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL ECUADOR QUITO-1987 4 DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA PRIMER SEMESTRE 1987 - 1988 DIRECTORA: Dra. Nancy Ochoa Antich ASISTENTE: Astrid Bucheli Garcés CENTRO DE ESTUDIOS LATINOAMERICANOS - CELA SECRETARIA: Sra. Lucía Mendoza de Ricaurte INVESTIGADORA: Dra. Susana Cordero de Espinosa PERSONAL DOCENTE: Leda. María Elena Alban Dr. Iván Carvajal Aguirre Ledo. Emilio Cerezo Alonso Dra. Susana Cordero Aguilar Ledo. Gerardo Chacón Padilla Dr. Samuel Guerra Bravo Ledo. Alberto Henriques Cornejo Dr. Enzo Mella Porras Dra. Nancy Ochoa Antich Dr. Carlos Paladines Escudero Ledo. Nelson Reascos Vallejo Dr. Marco Vinicio Rueda, SJ. Dr. Julio Terán Dutarf, S. J. Ledo. Marcelo Vásconez Carrasco Ledo. Marcelo Villamann Carrascal PROFESORES - VISITANTES Dr. Gonzalo Armijos Palacios Dra. Rosalba Camedda Dr. Ricardo Gómez Dr. Alfonso López Merino Dra. Lola Proaño Doliera Dr. Arturo A. Roig 5 AUTORES DE LOS ARtlCULOS MARIA ELENA ALBAN, Leda, en Filosofía, Universidad Católica del Ecuador, Egresada del Ciclo Doctoral del Departamento de Filosofía de la misma Universidad. Investigadora del Centro de Estudios Latinoamericanos CELA- del Departamento de Filosofía de la Universidad Católica del Ecuador. Profesora del mismo Departamento. IVAN CARVAJAL AGUIRRE, Licenciado en Filosofía, Universidad Católica del Ecuador, Egresado del Ciclo Doctoral del Departamento de Filosofía de la misma Universidad. Profesor del mismo Departamento. Varias publicaciones y ponencias. Premio Nacional de Literatura "Aurelio Espinosa Pólit" de la Universidad Católica del Ecuador, por su trabajo "Parajes", 1983. MANUEL CORRALES PASCUAL, Director General Académico de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Dr. en Humanidades Clásicas y en Filosofía y Letras. Profesor de Lingüística y de Análisis Literario en el Departamento de Letras y Castellano de la misma Universidad. SUSANA CORDERO DE ESPINOSA, Doctora en Ciencias de la Educación. Estudios de Postgrado en Historia de las Ideas Contemporáneas, Lingüística y Pedagogía Aplicada en el Instituto de Profesores de Francés en el Extranjero, Universidad de la Sorbona, París. Profesora-Investigadora del Departamento de Filosofía de la Universidad Católica del Ecuador. Premio a la ' 6 Investigación de la Asociación de Profesores de la Universidad Católica del Ecuador, 1981, por su trabajo: "Dilucidación ética de la obra de Albert Camus". Columnista del Diario Hoy, Quito. JOSE MARIA EGAS, Licenciado en Ciencias Sociales y Políticas en la Universidad Católica del Ecuador. Subdecano de la Facultad de Ciencias Humanas Director del Departamento de Sociología de la Universidad Católica del Ecuador. Profesor de la Facultad de Ciencias Humanas de la misma Universidad. Varias publicaciones y ponencias. RICARDO GOMEZ, Doctor en Filosofía: Universidad Nacional de la Plata Argentina. (Tesis de Doctorado: "Las teorías científicas y la realidad empírica"). Miembro de la "Philosophy of Science Association" (1975). Profesor de California State University- Los Angeles. Profesor Visitante del Departamento de Filosofía de la Universidad Católica del Ecuador. Numerosas publicaciones y ponencias. JESUS GONZALEZ. Doctor en Filosofía y Doctor en Ciencias de la Educación, mención Psicopedagogía, de la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica. Ha sido agraciado con becas de Postgrado y de Investigación por la "Oficina de Cooperación para el Desarrollo" del Reino de Bélgica, por el Ministerio de Educación de España, por el Gobierno de Brasil y por "Intercambio Cultural Alemán-Latinoamericano". Ha participado como Ponente en muchos Congresos Internacionales y ha publicado diversos trabajos de investigación. Desde Octubre de 1979 es Profesor-Investigador de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, atendiendo cátedras de su especialidad en las Facultades de Ciencias Filosófico-Teológicas, de Ingeniería y de Ciencias de la Educación- Escuela de Psicología. Además, actualmente es Director del Centro de Publicaciones de la PUCE. SAMUEL GUERRA BRAVO, Doctor en Filosofía. Postgrado en Historia. Director del Departamento de Filosofía y Director Encargado del Centro de Estudios Latinoamericanos -CELA- de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Investigador del Centro de Investigación y Cultura del Banco Central del Ecuador. Coautor de "Espejo, Conciencia Crítica de su Época", Introducciones a: "Primicias de la Cultura de Quito", "Historia Patria" y "Ensayos Sociológicos, políticos y morales de Belisario Quevedo". Numerosos estudios sobre Teoría de la Historia y Pensamiento Latinoamericano y Ecuatoriano. H 7 ALBERTO HENRIQUES CORNEJO, Licenciado en Filosofía en la Universidad Salesiana de Roma, título reconocido en la Universidad Católica del Ecuador. Egresado del Ciclo Doctoral del Departamento de Filosofía de la Universidad Católica del Ecuador. Director de la Escuela de Pedagogía y Filosofía de la misma Universidad. Profesor del Departamento de Filosofía de la misma. Varias publicaciones y ponencias. FRANCISCO HUERTA RIPETTI, Profesor de Filosofía de la Educación y Coordinador del Programa de Filosofía para Niños en la Escuela de Educación de la Universidad Anáhuac de Ciudad de México. Desde el año 1979 ha venido dirigiendo la aplicación de este Programa en varias escuelas primarias de México. Ha estado becado en el "Instituto para el Desarrollo de la Filosofía para Niños" en Montclair State College de N. Jersey. Ha participado en Seminarios Internacionales de Filosofía para Niños dirigidos por el creador del Programa y Director del Instituto Matthew Lipman y la Directora Asociada del Instituto Ann Margaret Sharp. Actualmente realiza una investigación sobre "Un diagnóstico de Habilidades de Razonamiento en 438 niños de Quinto y Sexto de Primaria, utilizando el Test de Nueva Jersey." ALFONSO LOPEZ MERINO, Licenciado en Filosofía en la Universidad Católica del Ecuador. Doctor en Filosofía en la misma Universidad. Profesor Visitante del Departamento de Filosofía de la Universidad Católica del Ecuador. Varias publicaciones y ponencias. FRANCISCO OLMEDO LLÓRENTE, Doctor en Filosofía. Profesor de las Universidades Estatal y Católica de la Ciudad de Cuenca. Autor de varios estudios y textos filosóficos. NANCY OCHOA ANTICH, Estudios de Filosofía en la Facultad de Ciencias Humanas, PUCE (1971-1973), Estudios de Filosofía en la Universidad de Lovaina (1973-1975). Estudios de Filosofía y Política en la Universidad de Southampton _ Inglaterra (1975-1978). Licenciada en Filosofía y Política, Universidad de Southampton. (1978). Doctorado en Filosofía en la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Católica del Ecuador (1981-1983). Profesora del Departamento de Filosofía de la misma Universidad desde 1982 a la fecha. Doctora en Filosofía, Universidad Católica del Ecuador, 1986. cS CARLOS PALADINES, Doctor en Filosofía, Profesor del Departamento de Filosofía de la Universidad Católica del Ecuador. Editor-Jefe en Corporación Editora Nacional. Autor de publicaciones para revistas especializadas y Ponencias para congresos y seminarios. DAMIÁN PEDROSA BARBA, Licenciado en Filosofía en el Departamento de Filosofía de la Universidad Católica del Ecuador. Egresado del Ciclo Doctoral de la misma Universidad. Profesor del Departamento de Filosofía de la Universidad Católica del Ecuador. Varias publicaciones y ponencias. JAIME PEÑA NOVOA, Licenciado en Sicología Clínica en la Universidad Católica del Ecuador. Egresado del Ciclo Doctoral del Departamento de Filosofía de la misma Universidad. Varias publicaciones. Coautor de "Espejo: Conciencia Crítica de su Época". LORENZO PEÑA, Filósofo español especialista en Lógica. Actualmente es Investigador del Instituto de Filosofía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid. Fue durante varios años Profesor-Investigador Principal del Departamento de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. En Julio de 1979 obtiene brillantemente su Doctorado en Filosofía en la Universidad de Lieja, Bélgica, defendiendo su Tesis doctoral titulada: CONTRADICTION ET VERITE, en la que propone un sistema de Lógica Matemática y Teoría de Conjuntos de revolucionaria originalidad. En 1981 publica en Quito bajo el sello editorial de la PUCE una de sus más significativas obras: "LA COINCIDENCIA DE LOS OPUESTOS EN DIOS", obra que ha tenido gran acogida internacional. LOLA PROAÑO DOLLERA, Licenciada en Filosofía en el Departamento de Filosofía de la Universidad Católica del Ecuador. Doctora en Filosofía en la misma Universidad. Profesora del Departamento de Filosofía de la Universidad Católica del Ecuador. Varias publicaciones y ponencias. ARTURO ANDRES ROIG, Doctor en Filosofía. Director del Centro de Estudios Latinoamericanos -CELA- del Departamento de Filosofía de la Universidad Católica del Ecuador. Numerosas publicaciones, especialmente en el campo del Pensamiento Latinoamericano. 9 CARLOS ROJAS, Doctor en Filosofía. Profesor de la Universidad Estatal de la Ciudad de Cuenca. Varias publicaciones especializadas. JULIO TERAN DUTARI, Doctor en Filosofía en la Universidad Católica del Ecuador y en Teología (Munich), Profesor de Filosofía y Teología en la Universidad Católica del Ecuador. Antiguo Director de este Departamento y Decano de esta Facultad. Actual Rector de la Universidad. Ha publicado libros y numerosos artículos y ponencias para revistas internacionales y congresos. MARCELO VILLAMARIN, Licenciado en Filosofía del Departamento de Filosofía de la Universidad Católica del Ecuador. Egresado del Ciclo Doctoral de la misma Universidad. Profesor de Filosofía del Departamento de Filosofía de la Universidad Católica del Ecuador. Profesor de Enseñanza Secundaria en Economía. Varias Publicaciones y Ponencias. ASTRID BUCHELI GARCES.- Secretaria Colegio Nacional 24 de Mayo.Cursos de Especialización: Instituto de Estudios Administrativos Universidad Central del Ecuador, Centro de Formación Empresarial CEFE, Pontificia Universidad Católica del ecuador.-(Asistente del Departamento de Filosofía). CONTENIDO PRESENTACIÓN Nancy Ochoa . 15 PRIMERA PARTE IV ENCUENTRO ECUATORIANO DE FILOSOFÍA INTRODUCCIÓN Samuel Guerra Bravo LA GEOMETRÍA MORAL Nancy Ochoa EL PENSAMIENTO INDIGENISTA DE JOSÉ DE AGOSTA, S.J. EN SU DE PROCURANDA INDORUM SALUTE: OPOSICIÓN DE DOS VISIONES, NATURAL Y SOBRENATURAL Susana Cordero de Espinosa BREVES ANOTACIONES PARA UN MÉTODO DE HLOSOFIA LATINOAMERICANA Y ECUATORIANA Alberto Henriques, SDB. TERCER MUNDO Y OBJETIVIDAD CIENTÍFICA Ricardo J. Gómez ARQUEOLOGÍA Y GENEALOGÍA DE LAS CIENCIAS HUMA ÑAS EN MICHEL FOUCAULT Francisco Olmedo Llórente EL EJERCICIO DE LA SOSPECHA EN EL PENSAMIENTO DE HERNÁN MALO Arturo Andrés Roig 19 23 49 73 87 95 115 EXPOSICIÓN DE COMO LA TEORÍA DE LA RACIONALIDAD POPPERIANA CORRESPONDE AL PUNTO DE VISTA EMPIRISTA ORTODOXO Lola Proaño ELEMENTOS PARA UNA CRITICA DEL SOLIPSISMO TRASCENDENTAL Carlos Rojas Reyes EL CONCEPTO DE LIBERTAD EN SARTRE Damián Pedrosa LOS PROGRAMAS DE FILOSOFÍA DEL BACHILLERATO Carlos Paladines E. APROXIMACIÓN AL PENSAMIENTO UNIVERSITARIO DE HERNÁN MALO GONZALEZ María Elena Albán ACOTACIONES SOBRE EL CONTEXTO HISTÓRICO CULTURAL DE LA POESÍA ECUATORIANA CONTEMPORÁNEA Iván Carvajal Aguirre IMPLICACIONES FILOSÓFICAS DEL CONCEPTO DE CULTURA Jaime Peña Novoa 133 153 171 185 197 209 223 SEGUNDA PARTE JORNADAS DE REFLEXION SOBRE EL PENSAMIENTO DE RODOLFO MARIO AGOGLIA LA PRESENCIA DEL FILOSOFO AGOGLIA EN NUESTRA UNIVERSIDAD Julio Terán Dutari, SJ. RODOLFO AGOGLIA: GENESIS DE SU HUMANISMO HISTÓRICO Alfonso López FILOSOFÍA Y PRAXIS EN EL CONTEXTO DE LA LIBERACIÓN LATINOAMERICANA Marcelo Villamann AGOGLIA: AMISTAD Y POLÍTICA. UN PEQUEÑO HOMENAJE José María Egas 233 237 257 269 TERCERA PAR IK ARTÍCULOS VARIOS CRISIS EN LA METAFÍSICA Y NUEVAS PERSPECTIVAS DESDE EL PENSAMIENTO CRISTIANO Julio Terán Dutari, SJ. LA CONCEPCIÓN DE DIOS EN LA FILOSOFÍA DEL CARDENAL NICOLAS DE CUSA Lorenzo Peña LOS VALORES COMO FACTOR DE INTEGRACIÓN TOTALIZADORA Y PLENIFICANTE DE LA PERSONA HUMANA EN EL MARCO DE UNA ANTROPOLOGÍA CRISTIANA Jesús González López FILOSOnA PARA NIÑOS: SU IMPACTO EN EL COLEGIO MARGARITA DE ESCOCIA DE LA CIUDAD DE MEXICO Francisco Huerta Ripetti EL SER Y EL SENTIDO DE LA METAFÍSICA Alfonso López 277 301 329 347 359 SECCIÓN DOCUMENTOS LEY DE FOMENTO DEL LIBRO PERFIL PROFESIONAL DE LA TRABAJADORA SOCIAL Manuel Corrales Pascual, SJ. NOMINA DE GRADUADOS EN EL DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA EN EL PERIODO COMPRENDIDO ENTRE 1972 A 1987 Astrid Bucheli Garcés 381 397 417 75 PRESENTACIÓN El Centro de Publicaciones de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador ha acogido favorablemente la idea de dedicar a la Filosofía el presente este Número Monográfico de la Revista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Para realizarlo hemos contado con la colaboración del anterior Director, Doctor Samuel Guerra Bravo, así como de los demás Profesores del Departamento de Filosofía de la Facultad de Ciencias Humanas de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Hemos dividido la Revista en tres partes: La PRIMERA está dedicada a la publicación de algunas Ponencias presentadas en el IVEncuentro Ecuatoriano de Filosofía, realizado en Cuenca del 2 al 5 de julio de 1984. La SEGUNDA PARTE está dedicada, referida a las Jornadas de Reflexión sobre el Pensamiento de Rodolfo Mario Agoglia: "Humanismo e Historia, que tuvieron lugar en Quito, del 16 al 18 de Abril de 1986, como homenaje al destacado filósofo argentino recientemente fallecido, quien fuera Profesor del Departamento de Filosofía y Decano de la Facultad de Ciencias Humanas de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, durante su estadía en este País. LA TERCERA PARTE, titulada "ARTÍCULOS VARIOS", recoge diversos trabajos filosóficos de gran interés: algunas Ponencias presentadas en Congresos Internacionales por Profesores nuestros y algunas valiosas colaboraciones de profesores extranjeros. Por último se inserta una SECCIÓN DOCUMENTOS. De esta manera el Centro de Publicaciones de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador da la oportunidad de salir a luz valiosos trabajos filosóficos realizados en los últimos años en nuestro Departamento de Filosofía de la Facultad de Ciencias Humanas, oportunidad que agradecemos y celebramos. Nancy Ochoa DIRECTORA DEL DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA PRIMERA PARTE: IV ENCUENTRO ECUATORIANO DE FILOSOFÍA V 19 INTRODUCCIÓN En 1976, 1977 y 1978 se realizaron los tres primeros Encuentros Ecuatorianos de Filosofía. Los objetivos que orientaron aquellasreunionesfueron: En primer lugar rescatar y desarrollar la rica herencia de quehacer filosófico que nos había legado la Facultad de Filosofía San Gregorio, que funcionó en nuestro país desde 1956 como único Centro dedicado en forma especializada al cultivo de la filosofía, y que desde 1971 se transformó en el actual Departamento de Filosofía de la Facultad de Ciencias Humanas de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Dicha Facultad de Filosofía San Gregorio se consideró siempre la heredera legítima del vigor académico y el prestigio alcanzado por la Colonial Universidad del mismo nombre; aspecto que intenta, a su vez, asumir con derecho nuestro Departamento y nuestra Universidad mediante actividades académicas como este IV ENCUENTRO ECUATORIANO DE FILOSOFÍA que inauguramos hoy. En segundo lugar, se buscaba que los días de reflexión de aquellos Congresos constituyeran un verdadero Encuentro; esto es, un diálogo y conocimiento mutuo entre Profesores, Investigadores y Estudiantes de Filosofía de diversos lugares del país. La dispersión de la actividad filosófica en el Ecuador, la falta de un organismo que aglutine y coordine el trabajo de todos quienes se ubican en esta área, y el aún limitado clima filosófico que existe entre nosotros, volvía y vuelve necesaria la realización de Encuentros periódicos que constituyan amistosos y enriquecedores intercambios de ideas. Nuestra aspiración es fomentar las relaciones interuniversitarias y el acercamiento entre los profesionales del área k con el objeto de canalizar las actividadesfilosóficas,de abrir perspectivas propias, y de generar un movimiento y una corriente ecuatoriana de pensamiento. En tercer lugar, se buscaba promover el cultivo científico de la filosofía, reivindicando su propia cientificidad como pensar fundado y riguroso, históricamente situado que, frente a las ciencias, logra explicar sus supuestos, esclarecer sus resultados y señalar la responsabilidad moral y social del pensar científico. Tarea importante en nuestro tiempo en el que la razón científica ha penetrado en todos los ámbitos del saber con serios cuestionamientos a la actividad sintetizadora y totalizante de la filosofía. Estos objetivos tienen plena vigencia hoy y los asumimos como los referentes legítimos de este IV ENCUENTRO ECUATORIANO DE FILOSOFÍA. Pero las posibilidades abiertas por los tres primeros Encuentros, el desarrollo e institucionalización de los estudios y la investigación filosófica en el último lustro, y las expectativas teóricas del futuro inmediato proponen ahora un cuarto objetivo que tiene que ver con la realización de un balance crítico del trabajo realizado y de los avances logrados en los diversos campos de la filosofía. No debemos olvidar que estamos en una etapa de crecimiento filosófico y que es necesario, de trecho en trecho, volver la mirada para juzgar y valorar el camino recorrido. Las concepciones filosóficas, las áreas de trabajo, las perspectivas de análisis, los métodos de investigación y, en general, todo cuanto concierne a la actividad filosófica debe ser sometido a este balance crítico y, por ello, fructífero para la maduración de la filosofía en el Ecuador. Además de los objetivos señalados, el IV ENCUENTRO ECUATORIANO DE FILOSOFÍA tiene una motivación especial: la de rendir homenaje a Hernán Malo González, uno de los hombres que más hizo por la Filosofía en el Ecuador en las últimas dos décadas. Su prematura desaparición enlutó a la actividad filosófica y al Pensamiento Ecuatoriano. El Encuentro todo ha sido pensado como un homenaje a la memoria de Hernán Malo y dentro de él se le dedicará, además, una Mesa Redonda en la que se revisarán varios aspectos de su pensamiento y actividad filosófica. 21 Un Encuentro de esta naturaleza sólo podía realizarse en Cuenca, el lugar natal de Hernán, al que volvió para morir físicamente y para entrar en el ámbito privilegiado del pensamiento y el recuerdo. Esta hermosa y culta ciudad, que ha incorporado tantos hombres ilustres a la historia intelectual del país, acogió generosamente la idea original del Encuentro y ha facilitado lo necesario para su cabal realización. Como nos lo enseñó Hernán Malo González, pretendemos que este IV ENCUENTRO ECUATORIANO DE FILOSOFÍA se coloque por todo lo alto en lo que se refiere a rigor, profundidad, respeto intelectual y solidaridad humana. El tenía una frase certera para aludir a todos estos aspectos: "la excelencia académica". Pues sí, la aspiración de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador representada por la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación de la Sede en Cuenca y por el Departamento de Filosofía de Quito, es que la actividad académica que vamos a desarrollar alcance los máximos niveles de participación, diálogo y enriquecimiento mutuo. El país entero reclama, por lo demás, este nivel de exigencia. La filosofía dejó de ser ya, entre nosotros, una mera actividad teoreticista para convertirse en un instrumento de reflexión y análisis de cara a nuestras necesidades fundamentales. Le haríamos un flaco servicio al país si nos dedicáramos exclusivamente a abordar problemáticas generales desde puntos de vista universalistas. Ya suficiente tiempo hemos vivido filosóficamente desarraigados en nuestro propio territorio. Asumamos de una buena vez la responsabilidad histórica de pensar las condiciones de posibilidad de lafilosofíaen nuestro país. Esta tarea ineludible para todos y cada uno de quienes trabajan en el ámbito de lafilosofía,nos colocará frente a la necesidad de esclarecer aspectos como: la función de dicha ciencia en nuestra realidad, su sentido dentro de nuestros procesos históricos, su matiz ideológico, etc. La alternativa es someter a la filosofía a las condiciones propias sin renunciar, por supuesto, a su necesaria articulación con los procesos de la filosofía occidental. Lo indispensable ahora es la comprensión clara del papel instrumental de lafilosofíacon miras a conseguir niveles de conciencia y autoconciencia cada vez más plenos. Eso pone de relieve 22 el carácter crítico y transformador de lafilosofía,que adquiere concreción y eficacia en la medida en que se encuadre dentro de nuestro ser y nuestro pensar, dentro de nuestro contexto histórico. La contextualización de la filosofía exige atender a la vinculación de dicho saber con nuestra realidad ecuatoriana y latinoamericana, a su relación con las ciencias humanas y naturales, y a la vigencia de principiosfilosóficospermanentes. Estos aspectos constituyen justamente los cuatro temas generales del IV ENCUENTRO. Las casi cincuenta ponencias recibidas hablan claramente de la acogida a nuestras propuestas iniciales y del interés que la actividad filosófica va adoptando en nuestro país. Por razones operativas, el Congreso ha programado su actividad con tres y a veces cuatro exposiciones principales durante las mañanas, y con el trabajo de dos comisiones que funcionarán simultáneamente por las tardes. Los señores participantes y asistentes podrán asistir todos a las exposiciones de la mañana y deberán escoger una de las comisiones por la tarde. Problemas filosóficos de distinta naturaleza, posiciones ideológicas diferentes, puntos de vista no necesariamente coincidenles van a aflorar a lo largo de estos densos días de trabajo. Nos alegramos de que así sea pues no buscamos una lid intelectual cerrada y dogmática sino un intercambio vivo de ideas dentro de un horizonte de diálogo y confrontación pluralista. Samuel Guerra Bravo 23 LA GEOMETRÍA MORAL Nancy Ochoa El romanticismo de Montalvo Geometría moral (1) es una obra que tiene el mérito de tratar el tema tlcl amor, y otros que guardan relación con él de una manera que suele ser eludida en la mayoría de obras filosóficas, es decir, de una manera concreta, a veces personal, auto-biográfica. Decimos "mérito" porque, desde nuestro punto de vista, un discurso como éste de Montalvo es menos "ideológico", en el sentido de encubridor de las relaciones sociales, característica que consideramos propia del nivel abstracto en que suele desenvolverse el discurso filosófico. También podemos afirmar que esta concreción del discurso es un rasgo romántico, que hace del romanticismo un movimiento de crisis, que pone en tela de juicio la dicotomía entre razón y sentimiento, propia de la ilustración. Para el romántico la razón no está libre de sentimiento, de manera que su discurso expresa espontáneamente esta unidad. Así es la Geometría moral, en la cual Montalvo nos revela algunos rasgos románticos de su pensamiento, referidos al individuo "excepcional", que desarrolla literariamente los sufrimientos que ve íntimamente vinculados al amor. (1) Juan Montalvo, Geometría moral, obras completas. Vol. I, Edición de la casa de Montalvo, Ambalo, 1968. Revista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Año XV - N s 47 Agosto 1987 - Quito, Ecuador 24 Nancy Ochoa Este individuo "excepcional" del romanticismo es, al mismo tiempo, héroe del amor y de la política, por lo cual concibe a esta última elitescamente, como actividad de "grandes hombres" en su relación con el Estado, sin tener en cuenta las razones sociales de la política. Respecto a la distinción entre romanticismo literario, político y social, así como al hecho de que Montalvo no alcanza un "romanticismo social", podemos citar las siguientes frases del Profesor Roig: "Los límites del "ensayo" en Montalvo están dados por una escasa profundización de la conciencia social, que hizo que su romanticismo se quedara en el nivel literario y político y no alcanzara a desarrollarse con toda la riqueza que el "romanticismo social" muestra en otros escritores que le fueron contemporáneos". "De un romanticismo de la soledad, de las ruinas y de la naturaleza pasó a unromanticismode los actos heroicos en la lucha por la libertad, que ya se perfilaba desde sus primeros escritos, sin que se pueda hablar del desarrollo en él de un "romanticismo social", el que a diferencia de otros románticos latinoamericanos se vio frenado por una serie de rechazos e incompatibilidades con su propio pueblo, a los que Montalvo no superó" (2). Cierto carácter elitesco e intelectualista, que ya hemos señalado en Montalvo, nos parece que guarda relación con su romanticismo exclusivamente literario y político. Este romanticismo cobra sentido en el marco de un espíritu individualista -el del personaje "de excepción"- que sólo puede darse en un grupo social privilegiado, el cual se forma de sí mismo una concepción de superioridad, que lo hace distinguirse incluso despectivamente, de la mayoría "vulgar", sin pensar nunca en las razones sociales que han producido tal diferencia. Ahora bien, ciertos rasgos todavía ilustrados en Montalvo, como es el constante recurso a personajes y símbolos clásicos, y la especial admiración por la Roma antigua, son coherentes con su romanticismo que no llega a ser social, precisamente en las características elitescas e intelectualistas. Así, el tan evidente eclecticismo de nuestro autor viene a tener, en el sentido señalado, una base que le permite la combinación de elementos. (2) Arturo Andrés Roig, El pensamiento social de Montalvo, sus lecciones al pueblo, Editorial Tercer Mundo, Quito, 1984, p. 17, p. 21. La Geometría Moral 25 División de la obra. Indudablemente, la Geometría moral no es una obra sistemática, pues sus partes se suceden sin ese orden que permite seguir un razonamiento implícito. Se pueden señalar diez capítulos de la obra, en base a que cada uno de ellos se lo escribe aparte, como si se fuera a dar inicio a un nuevo aspecto del tema. Sin embargo, estos capítulos no están numerados ni tienen títulos, excepto en dos casos, y en varios de ellos se sigue tratando el mismo tópico del anterior. En realidad, casi se puede afirmar que en todos los capítulos se habla de todo, aunque se pueda percibir la intención de ir desarrollando una temática en base a ejemplos concretos. El gran protagonista de la obra es el Don Juan, el varón galante, que se ve involucrado en complicadas peripecias amorosas. En el primer capítulo, los ejemplos son de personajes literarios -como Don Juan Tenorio, el Don Juan francés de Moliere, y Lovelace, el Don Juan inglés- y de personajes históricos realización de los anteriores-, como Julio César, Alejandro, Napoleón y Bolívar. En el segundo y tercer capítulos, los personajes son intelectuales o escritores, como Lord Byron, y Lamartine, Goethe y Chateaubriand. El cuarto capítulo comprende el episodio titulado "Safira", que es un relato o cuento, también amoroso, que parece auto-biográfico por las palabras inciales: "Llegó un día un extranjero a una ciudad pequeña de la Nueva Granada y se estableció en ella sin ruido ni aparato de ninguna clase. Nadie sabía quién fuese ni de dónde viniese, porque no era él sujeto de entrar en conversaciones íntimas, ni los inquisidores oficiosos hallaban resquicio por dónde dar con el secreto de la vida y la condición de ese hombre. Era, sí, persona de mucho modo, según lo estaban declarando su aire y sus modales; pero más adentro no hubo quién pudiese echar una mirada. Su trato y arreo eran conformes con los usos de la gente de su posición: para los pobres que a sus umbrales llegaban, la mano siempre abierta, lo cual presuponía ser aquél persona bien intencionada y de buenas facultades. Donde reina la modestia, la liberalidad es opulenta, y ocurre que en los pueblos no habituados al esplendor de las grandes capitales, cualquiera cuyo porte es decoroso, pasa por gran señor. El pro y el contra se combaten respecto de ese extranjero: los que le ven tan pronto al socorro del menesteroso, tan afecto a la inocencia, tan morigerado y sin género de vicios, le juzgan hombre de bien, quizá varón ínclito, sobre quien se han acumulado desgracias inmerecidas, y harto de amarguras ha huido Nancy Ochoa 26 de su patria. Los que están a la mira de ese amor ardiente a la soledad, al silencio impenetrable que acarrea consigo, sus costumbres extraordinarias, se inclinan, por el contrario, a pensar que sobre el desconocido pesa algún crimen tenebroso o ha sido víctima de un mortal desengaño. El vulgo, a su vez, no sabe a qué atenerse. Caridad, bondad, ejemplar comportamiento, le vuelven a sus ojos buen cristiano, casi santo, a ese hombre; pero no oye misa, ni va a la escuela de Cristo, ni manda a decir responsos por el alma de sus mayores. Para unos, masón, hereje, condenado en vida; para otros, religioso, virtuoso, varón justificado" (3). Con respecto a esta cita, queremos llamar la atención acerca del elitismo implícito en la descripción (o auto-descripción) de este personaje "excepcional", solitario, que la mayoría o "vulgo" no puede comprender, de buena apariencia, así como buenos modales, y caritativo (hacemos hincapié en el rasgo elitesco de todo patcmalismo social). Además, nos parece importante señalar el anti-clericalismo de Montalvo, quien, como buen liberal hispanoamericano, sabe distinguir entre el comportamiento considerado auténticamente cristiano, expresado en obras, y la devoción, más bien formal, que se juzga como esencialmente inautentica. El quinto capítulo se refiere al amor de Petrarca y Laura; el sexto nos habla del enamorado Conde Alfieri, "caballero de Florencia", y el séptimo lo interpretamos como conclusión de una primera parte de la obra, porque en él se expresan algunas moralejas referidas a los casos amorosos, relatados hasta ahora. El octavo capítulo lleva el nombre de "Don Juan de Flor" y da inicio a una segunda parte del libro, aparentemente auto-biográfica. En él, se narran diversas aventuras amorosas, con el fin de mostrar el carácter precisamente donjuanesco del autor. El noveno capítulo hace alarde de ese carácter, conteniendo cartas dirigidas a Don Juan de mujeres enamoradas, que ruegan por su amor. Y el décimo capítulo, muy breve, es un diario con cinco fechas, enviado por una amante aparentemente francesa que le ha dado un hijo. El diari" se refiere a la enfermedad y muerte del niflo, así como a la amenaza del suicidio de la madre. (3) Montalvo, ob. cit., pp. 80-81. La Geometría Moral 27 La siguiente frase hace referencia, quizás, a la guerra franco-prusiana de 1870, como hecho ocurrido durante el embarazo: "Los sustos, los peligros, los horrendos espectáculos de la invasión y las barricadas, hirieron, como dijo el médico, el fruto idolatrado en mis entrañas. Si muere Cipariso, a él y a su madre los lloraras al mismo tiempo" (4). Esta amenaza de suicidio la da Montalvo por realizada en el útlimo párrafo del libro: "El corazón de Don Juan de Flor es, no el compendio, sino la obra magna de la Geometría moral. Todas las figuras, en grandes proporciones, están trazadas en él de mano maestra. Amó sucesivamente, amó a un tiempo a muchas mujeres: la muerte de la bella Aifosa y su hijo Cipariso le tienen envuelto en noche lóbrega. Si Dios amanece y brilla el sol, ¿quién sabe si no tendrá amores nuevos? Todo es posible" (5). Geometría donjuanesca. En esta frase se encuentra sugerida la razón por la cual Montalvo da el título de Geometría moral a su obra. La idea es que el varón que ama al mismo tiempo a muchas mujeres tiene su corazón en forma geométrica, como un polígono de muchos lados, dedicando cada lado a cada uno de sus amores. Otra cita puede corroborar la afirmación anterior "El corazón de Don Juan Tenorio, el Don Juan francés y Lovelace, es un polígono: cuerpo de muchos lados, con cada uno de ellos aman a una mujer (6). Las siguientes referencias a la geometría no aluden, curiosamente, al sentido donjuanesco mencionado: "Las tres pasiones de César, ambición, sed de gloria y amor, componen un triángulo cuya base es la primera (. . .). El triángulo es la más augusta y (4) (5) (6) pp. 151-152. p. 152. P . 38. 28 Nancy Ochoa misteriosa de las figuras; así, Julio César, con sus tres pasiones, es el más admirable y subyugador de los antiguos. El corazón de Alejandro puede ser equiparado con la esfera luminosa que va girando por el firmamento y se pierde en las regiones horizontales (...). El de Napoleón, por la inversa, nos parece un cuadrado formidable, el cual no será roto ni por todos los monarcas juntos a menos que su hada protectora le abandone y deje solo en el campo de Waterloo..." (7). Pero, relacionando esta frase con otras referidas a los mismos personajes, nos afirmamos en la interpretación del varón "romántico" de Montalvo, como héroe en el amor y la política, ideal que lo lleva precisamente a escoger los individuos históricos antes citados. Veamos una breve descripción de cada uno de ellos: "Julio César fue el más feliz enamorado que nunca hubiese conocido Roma; fue el marido de todas las mujeres, con ser, como era, ínclito varón, y vivir, como vivía, en medio de las armas, bebiendo sangre y destruyendo ciudades. Pero sepamos que este monstruo era el pisaverde más seductor, el galán más insinuante (. . .) Mató dos millones de gente, se alzó con la libertad de su patria, dijo oraciones elocuentes, compuso libros, y nunca le faltaron cinco o sejs amores: qué hombre! Con razón han dicho que la de Julio César es la naturaleza más cabal que ha producido el género humano" (8). "Alejandro no sucumbió sino tarde a los embates del amor: no es célebre por sus hazañas en los campos de Citcres. Barsenc dio al través con su larga continencia, mas no se fue el muchacho por esa pendiente a un abismo. Alejandro era conquistador ante todo: irritábase contra su padre, porque, decía, nada le dejaba que hacer con sus victorias; y tan atrevido que una vez se puso a suspirar mirando a la luna, con decir que nunca podría llevar sus armas a la bóveda celeste" (9). "Napoleón, a su vez, no amó sino a la guerra (. . .) Chateaubriand le imputa la violación de doce niñas andaluzas; desafuero que harto se parecería a las proezas de Hércules, si fuese verdad histórica. Por lo demás. Napoleón (7) (8) (9) pp. 48-49. pp. 45-46. p. 46. La Geometría Moral 29 mostró siempre tibieza a las mujeres, y nunca sucedió que la muelle y atractiva madre Ausonia suplantase a la resplandeciente Palas en la carrera de ese héroe, a quien no le faltan sino dos mil años de antigüedad para ser un Genio de la Ilíada. Lo que experimentó dentro de sí por Josefina pudo ser amor, pero él lo tuvo por flaqueza, y, avergonzado, volvió sus potencias con más bríos a la sangre y la conquista (...) Una mujer hermosa en medio de la Cólera y la Desesperación, tal debería ser el emblema del escudo del gran aventurero que se vuelve Emperador y acaba en Samsón encadenado" (10). Además de estos tres personajes, habría que mencionar a Bolívar, a quien serefiereMontalvo sólo con una frase alfinaldel primer capítulo: "No de otro modo el general Bolívar, vencedor de los españoles, libertador de Colombia y el Perú, fue uno como Dios,con inclinaciones mundanas para las más elegantes y graciosas mujeres del Nuevo Mundo, cuales son las limeñas. Y este nuestro compatriota no era como Napoleón en punto a flaquezas amables y descarríos venturosos; antes dicen que le punzaba e incomodaba el niño flechero de manera de excitarle a la venganza. Gran enamorado Don Simón; pues fuera de la guerra, un moro gazul. Hizo bien: primero San Agustín y sus Confesiones, que el fundador de la escuela estoica, ese como Newton antiguo, a quien le espera una palma en el coro de los inocentes" (11). Doble moral. De las anteriores descripciones cabe concluir que estos grandes guerreros sirven a Montalvo para expresar su idea de que el amor es en el varón una flaqueza, de la cual se avergonzaba Napoleón, a la cual no sucumbió Alejandro. Siendo así, la fuerza que estos varones demuestran en la guerra sólo pueden mantenerla en el amor, como Julio César y Bolívar, seduciendo a muchas mujeres. De esta manera se puede encontrar algún sentido a la relación machista entre valentía y libertinaje, que no tiene ningún fundamento real. Según este lugar común, amar implica cobardía, flaqueza, por lo cual el libertinaje es ejercido como venganza contra las mujeres. Es la resistencia del varón a la tentación de enamorarse, por lo cual, vinculado a sus supuestas fuerza y valentía, se concibe el arte de seducir como una conquista; que permite burlar al enemigo, la mujer, a través de estrategias, (To) (11) pp. 47 - 48. p.58. 30 Nancy Ochoa ardides y engaños, de manera similar a la actuación en una guerra. "Nuestras dulces enemigas", dice nuestro autor. Hay un refrán popular que dice que "en la guerra y el amor todo está permitido". Así parece pensar Montalvo cuando justifica, y casi celebra, en sus héroes, muerte, conquista, destrucción, venganza. Igualmente, la mentira amorosa bien planeada es tenida por hazaña en los varones, mientras que es muy mal vista en las mujeres, siendo éste un ejemplo concreto de la "doble moral", que denuncia el feminismo actual. Planteadas así las cosas, resulta francamente interesante que Montalvo logre presentar en su Geometría moral un panorama contradictorio, que no se suele captar. En otras palabras, nuestro autor se da cuenta que la realidad amorosa de los varones contradice la moral exigida a las mujeres, lo cual implica gran lucidez de su parte. Esta contradicción es un aspecto de la vida que se tiene como obvio, y que sólo la lucha histórica de las mujeres por su liberación ha podido cuestionar. El comunicar ese hecho es un mérito de la obra, independientemente de que Montalvo justifique la "doble moral" en su relato a veces apologético del libertino, del Don Juan, y en el cinismo con el cual refiere sus propios amores en la última parte del libro. En todo caso, el título de la obra se debe precisamente a que nuestro autor quiso escribir sobre la contradicción que él senu'a entre su vida amorosa y la moral. Por eso, hay frases que expresan un enjuiciamiento moral al seductor. "Don Juan Tenorio es la figura del libertinaje y el amor inicuo, esta oleada de pasiones y corrupción que va destruyendo por el mundo inocencia, reposo y honra (...) El héroe de los placeres reprobados es al mismo tiempo impío; ni podía ser otra cosa un ladrón de honras, estafador de corazones, a quien ni conmueven lágrimas ni contienen desventuras. Hace víctimas y se ríe de ellas; mueren por él y se burla de la sepultura" (12. En la siguiente frase sobre Lovelace, el Don Juan inglés, se estremezclan sugerentemente elogio y rechazo, señalando con ello la incoherencia moral del libertino gentil: (12) pp. 35-36. La Geometría Moral 31 "Cuando lo vemos a este libertino de tono seducir con sus expresiones melifluas, subyugar con sus miradas encantadas, vencer con sus ardides poéticos; cuando le vemos tan elegante, tan donairoso, tan bello, dando la ley del amor en las salas aristocráticas de Londres, le cobramos cariño verdaderamente; mas no podemos por menos que darle de puntillones al vil que consuma un rapto con una mentira, y carga con una joven virtuosa a depositar en una casa de prostitución (...) A nosotros los pundonorosos y amantes fieles nos cabe la honra de entregar al verdugo al infame Lovelace, y la satisfacción de ver su cuerpo columpiando en la horca" (13). No se le escapa a Montalvo que la cortesía y delicadeza en el trato es artificio seductor o apariencia, que encubre la mentira y muchas veces la violencia ejercida contra las mujeres. La intención del autor no puede ser la de aparentar respeto yfidelidad,cuando es tan clara la referencia auto-biográfica de diversos pasajes de la obra. Su intención es, entonces, la de hacer evidente una contradicción moral, que era también la suya. Esta intención se encuentra igualmente en algunas frases que expresan nostalgia del pasado, suponiendo que hubo un tiempo en que los varones eran más auténticos. Esta no es necesariamente una afirmación, sino un punto de referencia supuesto para poder traer a colación la incoherencia de actitudes. Veamos: "Constancia, abnegación, sacrificio y valor, valor en todo, ante todo, son móviles poderosos para con nuestras blandas enemigas. Villano, tú que mientes; canalla, tú que niegas; cobarde, tú que huyes, ¿con qué derecho anheláis vosotros el galardón de la franqueza, la sinceridad y la hidalguía? Cuando por atender a una dama o parecería bien se echaba uno a los leones; cuando no se atrevía a saludarla sino rodilla en tierra; cuando para servirla tomaba por su cuenta empresas superiores al poder y al sufrimiento humanos; entonces la mujer era el arbitro de las virtudes, y por medio del amor las propagaba, cultivándolas en el sexo fuerte y no como en nuestros tiempos, en que no están por averiguar las señoritas cuál es el de más talento, más valiente, noble y generoso; cuál abriga alma de rey en su pecho, sino cuál tiene más haciendas y dinero. Unos y otras hemos bastardeado" (14). (13) (14) pp. 37-38. pp. 55-56. 32 Nancy Ochoa Notamos en la cita anterior la culpabilidad que, según Montalvo, también recae en las mujeres. Compara luego con otras épocas en las cuales supuestamente ellas eran jueces estrictos del comportamiento de los varones. Esta mujer endiosada o fetichizada es también, paradójicamente, utilizada por los varones. Viene a ser un pretexto más para eludir responsabilidades y justificar la "doble moral". Lo que significa es, en pocas palabras, que las mujeres deben ser ejemplares para que los varones puedan ser libertinos, pues incluso de este libertinaje son ellasresponsables. Esto explica, además, porqué es posible combinar misoginia y endiosamiento de la mujer, como ocurre en la mayoría de escritos sobre el tema: "El amante inconsolable ha incurrido en el enojo de la señora de sus pensamientos: esta culpa requiere penitencia proporcionada a su magnitud, de esas penitencias que Amadís hacía en lo áspero de una selva durante años enteros, y Don Quijote de la Mancha imitaba en Sierra Morena. El enamorado Suero se echa a la garganta una argolla de fierro, y jura no quitársela mientras no entre en gracia con su fermosa señora" (15). "No sería malo que nuestras reinas y señoras nos impusiesen algunos trabajos y proporcionasen ocasiones de ejercitar ciertas virtudes, sin las cuales ojalá nunca en la vida nos concedieran nada (. . .) Tesoros, promesas deslumbradoras, dádivas de presente, son el escudo encantado de Rugero, mediante el cual no es lícito vencer. Hidalguía, valor, generosidad, títulos verdaderos al amor de las mujeres y al respeto de los hombres" (16). El endiosamiento al que nos referimos no sólo convierte a las mujeres en verdugos, sino también en lo inalcanzable, que hace del sufrimiento un placer. Para no rendirse al amor, que es cobardía, se lo idealiza, haciendo alarde de valor. Si la seducción parece una actitud sádica, el sufrimiento gozoso por lo inaccesible parece masoquismo. Veamos: "Esa tenacidad en amar sin correspondencia, servir sin retribución, desear sin cumplimiento, esperar sin término, vivir atada el alma en el seno de una triste noche sin asomos de luz por ninguna parte, son obras de héroes, los héroes del desengaño (...); desgraciados hay tan bien avenidos con su suerte, (15) (16) p. 56. p. 57. La Geometría Moral 33 que por nada consentirían en pasar a mejor fortuna: suspiros profundos, lágrimas secretas, sinsabores fieles, soledad querida, quejas al cielo, palidez romántica, abatimiento amable, toques son de verdadera felicidad (. . .) Petrarca no hubiera querido, sin duda, que Laura viniese a ser suya al borde del sepulcro, después de treinta años de amor y constancia: la poesía estaba requiriendo que el poeta muriese con su pasión nunca satisfecha, y a la vejez llorase a su casta amada, dormida en la sepultura veinte años había. Este poeta es raro ejemplo de constancia: amó toda la vida y nunca a otra mujer: si halló correspondencia en lo profundo del corazón de Laura, nadie lo sabe" (17). Nuestro autor quiso hablamos también de lo que es raro en los varones, para dibujar mejor el contraste entre el libertino y la moral, su problemática. Pasividad y cosificacíón Pero lo interesante, para nuestro punto de vista, es que Montalvo sepa identificar la diferencia establecida entre el varón y la mujer. La gran diferencia es que, según lo establecido, las mujeres viven su relación con el amor de manera determinada, sin poder ser libres ni siquiera en el endiosamiento o la idealización que hacen de ellas los varones. Estos, en cambio, cuentan en el amor con ese mínimo de libertad que caracteriza a lo humano, por lo cual ni siquiera padecen el castigo o el sufrimiento amorosos en el sentido auténtico en que los padecen las mujeres. Esta afirmación requiere mayor claridad, que iremos encontrando en los propios textos de la Geometría moral. Sostenemos que una de la expresiones de la opresión femenina es la pasividad amorosa, que la sociedad impone a las mujeres, a través de costumbres basadas en su cosificacíón. Relacionada con esta temática, consideramos el siguiente texto de Montalvo, tan sugerente para lo que aquí queremos decir "'Sf, responde una mujer, y su mundo fue hecho: si bueno o malo, si bañado en luz o revuelto en tinieblas, no lo sabe todavía. El sí es el destino; y, cosa rara, el destino, que es ley ciega, inexorable, brota de la punta de la lengua mediante la voluntad bien consultada. "Será mi destino", dice la novia, (17) pp. 102-103. 34 Nancy Ochoa para dar a entender que se somete a una orden de la Providencia; y ella misma, en plena posesión de su juicio y su albedrío, ha formado su destino con una palabra de dos letras.. "Fue mi destino, -exclama entre sollozos la esposa desgraciada-; esto es, dije sí, y me condené a las lágrimas; dije sí, y acepté maltratos, desprecios, insultos de parte de un hombre necio y grosero; dije sí, y no me aterraron engaños, deslealtades, ausencias inicuas de un libertino; dije sí, y no eché de ver el rostro sangriento de los celos, que con mirada agresiva me estaba amenazando; dije sí, y no me retrajo el hambre con su semblante descamado; dije sí, y me veo sin fuerza debajo de este peso de hijos perdidos, de hijas sin esperanza". "El sí le trajo en su seno diminuto a esa pobre mujer el mundo de padecimientos y dolores que no podrá echar a un lado, por más que se enderece y arroje gritos lastimeros. Fue su destino: la esencia del destino es matar, siendo contrario; dar vida y alegría, siendo propicio" (18). Admirable la capacidad de Montalvo para poner en tela de juicio ese nivel obvio de la vida, que es el de las costumbres. No se conforma nuestro autor con lo aparente: el hecho simple de que la mujer y el varón digan 'sf ante un tercero para unirse en matrimonio. Profundiza su visión y descubre que el 'sf supuestamente voluntario está siempre determinado en la mujer por circunstancias que le son totalmente incontrolables. Lo cierto es que la sociedad destina a las mujeres a su papel de esposas y madres, sin darles la mínima oportunidad de elección, que es al menos entre dos alternativas. Esto es así aun en la sociedad contemporánea, cuando ya muchas mujeres pueden tener otras actividades fuera del matrimonio, porque sigue siendo costumbre establecida que la mujer sea principalmente esposa y madre. De esta manera, ella desenvuelve su vida alrededor de la expectativa matrimonial, desperdiciando energías que podría volcar también hacia otros campos. Ahora bien, una vida obligatoriamente dedicada al matrimonio desde el nacimiento sólo puede ser una vida frustrada en caso de no realizarlo, siendo ésta precisamente una de las razones del estigma que significa la soltería en la mujer. El simple hecho de que esto no es igual en el caso del varón nos permite reconocer que sólo en la mujer el matrimonio es vivido como destino, termino muy bien utilizado por Montalvo en el texto citado. (18) pp. 39-40 La Geometría Moral 35 El amor como destino es algo tan característico de la vida de la mujer, que así lo expresan las novelas "rosa", literatura intencionalmente femenina no por mera coincidencia. A propósito, también las telenovelas latinoamericanas giran alrededor del tema del destino, de una manera realmente interesante para el punto de vista que aquí intentamos exponer. Además, suelen incluir la lectura de cartas y asuntos similares, que están íntimamente vinculados al tema del destino, superstición bastante típica de la mentalidad femenina, como consecuencia del papel social que se le hace cumplir a la mujer. Podríamos decir que la vivencia de su limitado poder de decisión la lleva a creer en el destino, que viene a sustituir su frustrada capacidad de planear el futuro. El resultado es, entonces, un ser humano pasivo, que puede hacer muy poco para sobreponerse a los embates de la casualidad. Esta pasividad de la mujer la expresan bien una gran cantidad de participios utilizados por Montalvo para referirse a ella, de los cuales damos ahora unos cuantos ejemplos, aunque podamos encontrar muchos más en las páginas de la Geometría moral: "Perdida sin remedio, cubierta de vergüenza, infeliz hasta elfindel mundo; víctima del desengaño y el engaño al propio tiempo; ayer señorita principal de la nobleza, hoy moza de alquiler en un establecimiento indigno; ayer ángel de amor y virtud, hoy criminal y bocado del crimen; ayer adorada por un hombre, hoy burlada, estropeada, vendida" (19). Podemos preguntamos cuál es la causa de semejante impotencia: "el destino" es una respuesta, aunque realmente haya sido un varón, el amante, Lovelace, el que tomó a aquella joven, como se toma a un objeto, y la colocó en un lugar totalmente extraño a la vida que ella había conocido hasta entonces. La anécdota del rapto es muy particular, pero cuánto sugiere en generalidad el hecho de que sea un varón el que tenga la capacidad -social, diría yo- de cambiar completamente la vida de una mujer. El rapto es, además, un caso interesante de cosificacíón, que es muy antiguo en la vida de las mujeres. Se rapta a una mujer como se roba una cosa, de lo cual no hay que extrañarse, si a las mujeres se las compra y se las vende, se lastomay se las deja,todavíaa fines del siglo XX. (19) p. 37. 36 Nancy Ochoa Sostenemos que acciones así -que son menos rutinarias, por lo cual despiertan la crítica moralista, como lo expresa nuestro autor en sus frases de reproche a Lovelace- tienen su fundamento en la cosificacíón cotidiana de la mujer a través de la expectativa matrimonial, a la cual nos referimos antes. Es decir, si no fuera porque la sociedad se basa a nivel muy profundo en esa expectativa matrimonial de las mujeres, no se darían casos alarmantes de cosificacíón como el rapto y la violación, acerca de la cual proponemos reflexionar en el mismo sentido. Una de lasrazonesde la cosificacíón femenina es el mito de la posesión sexual, que se supone la realizan los sujetos varones sobre los objetos mujeres. Este mito hace un gran daño psicológico a los varones, quienes cuentan obviamente con la carencia de subjetividad de las mujeres, de manera que no esperan decisión y deliberación por parte de ellas, hasta el punto en que patológicamente fuerzan su voluntad, sintiéndose incluso con derecho a ello. Afirmamos esto porque sabemos que la violación en el sentido elemental del término, la sufren las mujeres cotidianamente a nivel sexual y a otros niveles, en el matrimonio y fuera de él, lo cual justifica nuestro argumento. Entonces, el comportamiento patológico tiene su fundamento en las costumbres cotidianas. Veamos una frase de Montalvo, que consideramos relacionada con lo que estamos queriendo decir: "Y ella fue casta, pura, hasta cuando hubo caído en sus manos; manos que arden y devoran y consumen lo que tocan. Lucrecia fue infeliz, tanto más cuanto que el sueño de los dioses, enajenamiento que trae consigo esos arranques inefables que constituyen la dicha; ese sueño, digo, tuvo pronta despertada, y ver la luz del día fue terrible cosa; fue, en verdad, terrible cosa para ella. Cuando abrió los ojos, su amante estaba lejos, corría el mundo y ni siquiera juramentos de volver y llamarla su mujer en ningún tiempo" (20). Se podría argüir que la relación amorosa es entendida como propiedad mutua, que no tendría porqué ser dañina solamente a las mujeres. Sin embargo, nos parece que ésta es una relación desigual, y que, en la realidad, (20) p. 129. La Geometría Moral 37 sólo se puede hablar de los varones como propietarios de mujeres. La subjetividad masculina permite decir "quiero hacerla mi mujer", mientras que resulta más propio de la mujer decir "quiero que me haga su esposa", lo cual nos muestra una vez más la pasividad femenina manifestada en las expresiones comunes. Siendo así, lo correcto es pensar que la desigualdad hace daño a las mujeres, y no necesariamente la relación de propiedad, si es que ésta fuera igualitaria. Otra cosa sería considerar que si no fuera por la desigualdad, la relación de propiedad no existiría, que es uno de los argumentos del feminismo actual. Si no hubiera sido por el interés masculino de asegurar una paternidad cierta, no habría la propiedad amorosa, que es, por tanto, específicamente de mujeres por parte de varones. Virtudes femeninas. Además, el texto citado hace hincapié en las virtudes femeninas -se mencionan castidad y pureza-, que constituyen una de las estrategias más eficientes para mantener la cosificacíón de las mujeres. Veamos cuántos son lostextosque nos hablan de la muy especial virtud de las mujeres: "Las virtudes del cristianismo, las de su sexo, todas las posee" (21). "A la frescura y la belleza del cuerpo acompañan los primores del alma, que son fidelidad, honestidad, modestia, diligencia y más virtudes, sin las cuales, aun cuando permanezcan jóvenes y hermosas como Abigail a los diez y siete años, no las querremos jamás los varones de corazón bien formado y juicio recto" (22). Diligencia se exige a las mujeres en el trabajo doméstico, para que los varones puedan descansar cuando llegan a sus casas. Pero hay que reconocerla como virtud de ambos sexos, aunque en ámbitos diferentes. En cambio, las otras virtudes mencionadas, "las del cristianismo" -castidad, pureza, fidelidad, honestidad y modestia- son exigidas principalmente a las mujeres. Interesante (21) (22) p. 135. pp. 115-116. 38 Nancy Ochoa es notar que la palabra "honestidad" tiene por lo menos dos sentidos, uno más aplicable a los varones y otro a las mujeres. En el primer sentido significa sinceridad, siendo una cualidad humana admirable, de la cual no se cree capaces a las mujeres. La idea es que ellas no son muy confiables, por lo cual deben ser reprimidas o de lo contrario traicionan. Si algo tiene de verdad ese estereotipo de la mujer falsa, se debe precisamente a la poca libertad que se le brinda, por lo cual tiene que ejercer su subjetividad sin franqueza. Como ocurre en todos los casos de justa rebeldía, hay que apreciar en las mujeres su resistencia a la opresión, aunque sea a través de estos mecanismos tan temidos por los varones. Lafidelidadtiene que ser voluntaria, por lo cual el que la exige reprimiendo merece traición. Esta situación es igualmente aplicable a los esclavos, a los siervos, a los pueblos conquistados o gobernados. El segundo sentido de la palabra "honestidad" tiene que ver, en cambio, con todas las virtudes antes mencionadas y significa precisamente lo que se exige sólo a las mujeres: castidad, pureza,fidelidady modestia, como bien lo anota Montalvo. La modestia en sentido sexual solamente se aplica a las mujeres, pues también es a ellas a quienes se las cosifica para que su cuerpo sea atracción de los varones. Pensemos en la publicidad actual para que percibamos la incoherencia implícita en la tan común exigencia de modestia a las mujeres. "Siéntate bien", "no te muevas mucho al caminar" o "ciérrate el botón" son frases muy comunes que escuchan las hijas, hermanas o esposas, pero que nunca se dicen a las modelos publicitarias, artistas de cine o cabareteras. Curiosamente, la falta de modestia que caracteriza a estas mujeres es lo que se espera de la mujer, así, en abstracto. La modestia que exigen los varones a las mujeres concretas que tienen relación de parentesco con ellos, contradice la imagen de sí mismas que la sociedad introduce en ellas. No es ésta tampoco una virtud humana, pues solamente tiene relación con el hecho de no hacer quedar mal a los varones. Este orgullo varonil ligado a la modestia femenina sólo puede tener sentido suponiendo la cosificacíón de las mujeres. Es decir, no se esperan de ella los comportamientos éticos que se esperan de los seres humanos, sino las conductas que convienen a los varones, aunque sea incoherentemente. La incoherencia a la cual nos referimos ahora es grave psicológicamente para las mujeres, pues a todas se les exige al mismo tiempo La Geometría Moral 39 modestia e inmodestia. A todas se les enseña a ser monjas y prostitutas al mismo tiempo, de manera que ninguna logra estar satisfecha. Las señoras porque se las humilla ante el ideal atractivo de las amantes, y las amantes porque se las humilla ante el ideal respetable de las señoras. Entonces, los argumentos morales relacionados con la modestia, así como con las otras virtudes señaladas, pierden todo valor. ¿Cómo creer en la exigencia de pureza o castidad, si en la práctica se viola el derecho de las mujeres a decidir su vida, por lo cual se ven obligadas a satisfacer los deseos varoniles, en el matrimonio y fuera del matrimonio? Sin ese moralismo vacío, otra cosa sería el amor humano espontáneo, voluntario, sin coacción ni chantaje. Nótese la amenaza que representa la parte final del texto de la Geometría moral que hemos citado anteriormente. Ser buena sólo para que te quieran, no es ser buena en el sentido auténtico de la palabra. Por eso, reflexionemos ahora acerca de la virginidad, tan exigida a las mujeres que la sociedad forma para el matrimonio; no a todas las mujeres. Esta exigencia de virginidad sólo puede entenderse como aspecto ligado al mito de la posesión y a la relación desigual de propiedad que los varones ejercen sobre las mujeres. La idea es que la mujer debe ser de un solo varón, relación de propiedad que se garantiza mediante la virginidad. La virginidad como garantía de propiedad da fundamento a la idea de que perderla sin matrimonio es una deshonra para la mujer. No es cierto. Vergüenza pueden sentir los seres humanos cuando se dan cuenta de su alienación, y ésta no está vinculada necesariamente a la pérdida de la virginidad. Lo que hacemos libre y responsablemente puede ser motivo de orgullo. Guardar la virginidad para convertirse luego en propiedad de alguien es alienante y por tanto, inmoral. Igualmente inmoral es el comportamiento de los padres,que vigilan la virginidad de la hija para entregarla luego a un propietario como si fuera una cosa. La mentira de la deshonra es una de las maneras de asegurar la propiedad de las mujeres. Así, nada de raro tiene que la fidelidad sea considerada también una virtud femenina. Pero, como lo vimos en el caso de la honestidad, esta fidelidad no es una virtud humana, como la que se brinda a un amigo. Todo lo contrario, a las mujeres se les dificulta la amistad, precisamente porque viven para el matrimonio. No es fácil tener amigos varones cuando hay toda la problemática de los celos, del qué dirán, y la falta de libertad femenina para 40 Nancy Ochoa relacionarse con otros seres humanos, independientemente del propietario, fio es fácil tener amigas mujeres cuando hay toda la problemática de la competencia, larivalidad,la desconfianza. Lafidelidadque se exige a las mujeres es exclusivamente la que, según lo establecido, ellas deben a los varones. No es posible argüir en contra de esta fidelidad en sí, pues puede ser muy loable como nexo voluntario y mutuo. Pero lo cierto es que alguna razón habrá para que la infidelidad sea tan tolerada en los varones y tanreprochadaen las mujeres. Piénsese en el caso del adulterio para que se vea clara la desigualdad aludida. Esta es una costumbre muy arraigada en los seres humanos, que tiene mucha más realidad que una simple ley .Pero incluso en las leyes, la desigualdad con respecto al adulterio -en cuanto a penas, por ejemplo- es todavía muy general, siendo esta igualdad legal una de lasreivindicacionesinmediatas que exigen las feministas actuales. Ahora bien, para que esta desigualdad tenga sentido, hay que reconocer que la fidelidad amorosa, tal como se la entiende todavía ahora, no es una cualidad ética, sino una imposición a la mujer para asegurar, en este caso también, su propiedad. En la última parte de la Geometría moral -la que hemos considerado auto-biográfica, titulada "Don Juan de Flor"- nos narra Montalvo un caso, quizás dos, de adulterio. Recibe la carta de un marido que lo reta a duelo porque lo ha descubierto en amores con su esposa, y nos describe el sufrimiento de una mujer que ha cometido con él esa falta. Lo inadmisible es que el mismo hecho pueda ser motivo de jactancia en el varón y de vergüenza en la mujer. La consecuencia de esta desigualdad puede ser, al contrario, la desvergüenza por parte de la mujer, la cual no se le podría, además, reprochar. Consciente de la desigualdad, la mujer ya no puede sentir vergüenza por su infidelidad sino, al contrario, orgullo de haber logrado ejercer su subjetividad, a pesar de los múltiples obstáculos. Es que la única moral auténtica tiene que basarse en relaciones igualitarias. De lo contrario, viene a ser más moral la rebelión que el sometimiento a la desigualdad. Los varones actuales deben aprender que hoy en día, gracias a la conciencia cada vez mayor de la opresión de género, comienza a ser difícil que una mujer sienta como el personaje femenino del siguientetexto.Veamos: "Pulcra, bien traída, todo tiene de Musa, menos la inocencia, porque Estrella, ay!, si Hora, es porque la ha perdido. Su alma blanca, divina, está surcada por largas vetas negras, huellas del amor, el dolor y el crimen. La Geometría Moral 41 Estrella, la pura, la buena, no tuvo derecho a concebir nuevo amor, ya que había jurado en el altar que el suyo será perpetuamente de su marido, poniendo por testigo al cielo. Si losremordimientosson lejía encantada con la cual quedan limpias las mujeres; si el dolor profundo en medio del amor inmenso; si las amarguras que desmejoran y matan, mezcladas con los deleites que robustecen y animan, pueden ser contrarresto de tan principal delito, harto ha descontado Estrella la pena qu& impone la sociedad humana" (23). Auto-humillación y vergüenza social. Dura es la vida de las mujeres. Se las limita al amor y al matrimonio, sin permitirles formar auténticas actitudes éticas. Pero se las juzga más estrictamente que a los varones, aunque tampoco de manera ética, sino sólo en beneficio de los intereses masculinos. Se las limita al amor y al matrimonio, obligándolas a humillarse por razones amorosas y luego, se las culpa por esta auto-humillación, a la cual las han llevado los mismos intereses masculinos. Las cartas que incluye Montalvo al final de su obra son buenos ejemplos de esta auto-humillación femenina: "¿Dónde está, pues, esa expresión ardiente que me encendía el alma y me arrancaba lágrimas de felicidad? ¿Dónde esos términos felices que se imprimían en mi suerte y me proclamaban la mujer dichosa? ¿Dónde esos ayes varoniles, pero suaves, que me comunicaban la grata y profunda tristeza con la cual me ponía a llorar en su seno? Frialdad impía la de Ud., Don Juan; impía, porque el fuego de mi pecho es devorador, inextinguible. La ausencia nada puede conmigo; pienso, amo, padezco, y no espero, ay! no espero, y ésta es mi muerte, hombre sin memoria ni compasión. Rosita está creciendo en cuerpo y en belleza; es viva, risueña; se va tras las mariposas del jardín, da gritos infantiles, llena la casa de alegría. Desde que me perdonaron, es el ídolo de la familia, el Genio propicio de la casa. ¿Se acuerda de ella, ingrato? ¿La quiere? Antes no solía yo firmar mis cartas; ahora, a dicha tuviera volver a perderme por Ud." (24). Textos como éste, no tanto implican un atractivo excepcional en el varón como una carencia de horizontes en la mujer. De una mujer, cuya (23) (24) pp. 136-137. pp. 138-139. 42 Nancy Ochoa formación ha sido vivir para un solo amor, no se puede esperar una reacción diferente. Pero, además, hay que tener en cuenta los otros mecanismos de coacción que la llevan a humillarse, como es el rechazo social que se le hace sufrir y toda la guerra psicológica que implica la maternidad en una sociedad organizada para que los hijos sean responsabilidad o vergüenza sólo de las mujeres. La respuesta feminista a esta problemática es que a la maternidad hay que seguirla asumiendo responsablemente porque éste es un mérito histórico de la mujer, que implica una subjetividad muy bien ejercida, aunque éste haya sido un resultado casual de su misma cosificacíón. Otro asunto es que ella sepa utilizar los medios que la técnica ha puesto hoy a su servicio para que la maternidad pueda ser realmente humana, es decir, voluntaria. Otro asunto es que la mujer actual sea capaz de decidir su maternidad en el matrimonio o fuera del matrimonio, con o sin el padre a su lado, sin temor alguno a la reacción social. De la mujer sólo se espera que sea máquina reproductora, pero se la agobia de responsabilidades hacia los hijos en cuidados y educación, porque el varón tiene otras actividades. Así, el resultado ha sido una maternidad ejercida y una paternidad casi inexistente. Si de lo que se trata es de abarcar todos aquellos aspectos de la vida que nos humanizan, en este caso la mujer le lleva una buena ventaja al varón, por lo cual uno de los signos actuales de futuro lo constituyen los varones que se apresuran a recuperar toda esa humanidad perdida, y asumen su paternidad en igualdad de condiciones con la madre. Esto no es claudicación o generosidad, sino ambición humanista, porque lo contrario es auto-subestimación. A la carencia de horizontes de la mujer y a la coacción ejercida sobre ella, por lo cual no es raro que se humille ante el varón, se refiere el siguiente texto, perteneciente a una entrevista de Don Juan con una de sus amantes, que Montalvo transcribe entre dos cartas, en las últimas páginas de la obra: "Sabéis de muy atrás que tengo celos, que aborrezco a esa mujer, y que mil veces me habéis hecho verter lágrimas amargas, como las que ahora mismo han encharcado el suelo donde me veis; triste escoria de la virtud, perdida a la esperanza. ¿Qué no he arrostrado, que no he hecho por vos? Posición, porvenir, trato social, amistades, nada tengo; completo ha sido mi sacrificio. Castigada cruelmente de mi padre, repudiada de mi familia, vista con desprecio por las mujeres orgullosas, con lástima por las buenas, aquí me tenéis sin saber dónde ni a quién volver los ojos, en tanto que vos, mi La Geometría Moral 43 seductor, mi cómplice, que debía ser uno conmigo en las pesadumbres y las amarguras, os andáis en busca de nuevas víctimas, mintiendo para ellas como para las otras. Sin el temor de Dios que me sustenta en medio de mi flaqueza y me alumbra en medio de mi obscuridad, ahora fuera y me echara de cabeza en el río, o me clavara un puñal en el corazón" (25). Tanto es el temor a la vergüenza social y tanta es la convicción de que las mujeres no tienen otra posibilidad aparte del matrimonio, que también las madres se humillan por sus hijas: "Si en mi casa hubiera un hombre, no serían las lágrimas las que fuesen a persuadirle a Ud., sino la fuerza (...) ¿Por qué no quiere usted casarse con mi hija? Yo sé que no la ha engañado, que nada ha prometido; la seducción no por eso es hecho menos positivo y terrible (. . .) Dé usted por terminada su profesión de caballeresco libertinaje, y busque la felicidad verdadera en el seno de una familia virtuosa, descansando en un lugar tranquilo y respetable. Por el amor, el cuidado, la vigilancia, yo seré su madre. ¡De rodillas ante Dios que nos está viendo, salve usted a mi hija!" (26). El "qué dirán' es temible para las mujeres, debido al moralismo de la deshonra, vinculada también al embarazo como algo de lo cual sólo ellas pueden avergonzarse. Por eso, hay que reconocer la importancia histórica de los anti-conceptivos en el proceso de liberación femenina. No es que la maternidad sea un obstáculo en sí para la liberación, pues en las sociedades humanas los hechos biológicos cambian de signo, según la influencia cultural, por lo cual es argüible, además de fundamentable históricamente, que en las sociedades primitivas la maternidad fuera motivo de poder social. Pero, una vez transcurrida la historia, ante el hecho indudable de la manipulación social ejercida sobre las mujeres como consecuencia de la maternidad, los anticonceptivos pasan a ser un claro instrumento de liberación. Sin embargo, entre los signos actuales de liberación, no sólo hay que mencionar la capacidad de las mujeres para decidir su maternidad, sino también el hecho de que ya hay algunas que la desean fuera del matrimonio sin miedo a la crítica de la sociedad. De estas mujeres son antecedentes históricos tantas otras que supieron captar, a pesar de latergiversaciónestablecida, la inmo(25) p. 144. (26) pp. 149-150. 44 Nancy Ochoa ralidad de la hipocresía que se les hacía practicar. Entre las cartas a Don Juan hay una muy hermosa, que se puede entender como rebelión contra la falsedad: "En medio de esta familia de santas, pecados hay muy grandes. Mérito es el disimulo, virtud la hipocresía. Este rebujo debajo del cual va una cara marchita por la fuerza de los deleites mundanos, y un alma ennegrecida por las pasiones reprobadas, es ya para mí una máscara insoportable; me ahogo dentro de ella. Vergüenza me dan este vestido obscuro, este paso lento, esta estampa de beata, cuando me hierve en el corazón el fuego del mundo y tengo sed del amor y sus favores (...) Hoy se acaba para mí esta negra vida: o me arranca usted de este sumidero y me lleva adonde pueda yo ponerle cara atrevida al mundo, o me echa en olvido para siempre. Quiero ser mala con nobleza o buena sin hipocresía" (27). Las mujeres tienen que ejercer su derecho a gozar, como seres humanos a quienes se ha coartado su capacidad de sentir placer, con una educación dirigida a llenarlas de remordimientos. Esa educación ha sido el medio a través del cual se ha garantizado la utilización de las mujeres como objetos de placer, bajo el pretexto de una moral que no puede serlo, porque implica la cosificacíón y opresión de esos seres humanos. Con una educación así, cuyo fin ha sido el de mantener humillada la subjetividad de la mujer, es admirable que haya habido inconformes y rebeldes, como la que describe Montalvo en el siguiente texto: "Hora es un bello demonio endiosado por la cólera; echa fuego por los ojos; sus ayes son rugidos, sus caricias manotones que sacan sangre. Y no que sea grosera en su modo, ni brutal en sus ademanes; culta es, y graciosa de persona; su alma es la fuerte, su corazón el tirano movido por la soberbia, pasión que en una como ella rompe abismos, alza montes. Sed vehemente de placer, y cólera de haberse humillado hasta dar en él; don de señorío, ímpetu de mando y despecho de verse a los pies de uno más imperioso y violento que ella. Orgullo de la virtud, orgullo profundo y desesperación de verse hundida, no en el vicio, pero sí en las acciones fuertemente reprobadas por la virtud sincera" (28). (27) (28) pp. 148-149. p. 134. 3 La Geometría Moral 45 Esa "virtud sincera" no puede ser otra que la conciencia de seres humanos, que nos impide dejamos convertir en cosas; conciencia que permite la justa rebeldía de los oprimidos. Machismo y "socialismo-hembra". Si no fuera por esta capacidad de rebeldía, no habría esperanzas de liberación, con todo lo que la sociedad produce y afianza en los oprimidos la mentalidad de tales. A esa mentalidad se debe que la opresión parezca voluntaria, como lo afirman los siguientes textos referidos a las mujeres: "Presa dichosa, no se muere de terror, no da gritos desesperados, no procura libertarse: gime de felicidad, y junto con su verdugo, está devorando un mundo de alegría" (29). "Julio César no se andaba en chiquitas: sus prisioneras eran luego sus queridas: testigo la hija de los Tolomeos. Mas no era suya la culpa: si le querían, hubiera sido un bonachón en disuadirlas de ese empeño. Bonito era el amigo César para dar buen consejo a las que no lo habían menester!. . . San Jerónimo es una cosa y Don Juan Tenorio otra muy diferente" (30). "Byron causaba terror a las mujeres, pero ese terror empapado en admiración, que cada día está en víspera de ser amor apasionado. Sus desdenes eran otro incentivo: para visitar a una y volvemos interesantes, Ion mejor es fingir desprecio por ella: de la cólera pasa al deseo de venganza, y la venganza ha parado muchas veces en el más suave e íntimo cariño. En tratando las cosas como se debe, el que no es lerdo le habrá cortado el ombligo a la princesa más altiva y rostrituerta, con ponerla en las niñas de sus ojos. La furia de la paloma que da sus vueltas y picotea amenazando, todo es poesía: el arco iris arrollado en su cuello, le comunica miltenuesresplandores: el pecho sobresaliente con esa pluma fina y abultada, es el pórtico de la voluptuosidad: los ojos chispeando inquietos, son promesas de apaciguamiento y dichosa bonanza: así es la mujer: no hay más que tirarle con gracia unas miguitas de pan, de dulce o unos granitos de trigo candeal, o pasarle la mano blandamente (29) (30) p. 45. pp. 46-47. 46 Nancy Ochoa por la golilla: ese demonio que ahora poco se tragaba el ciclo y el infierno, es un pichoncito desvalido que no quiere sino le abriguen en el seno" (31). Hemos dejado estas citas para finalizar nuestro estudio de la Geometría moral, porque nos muestran sin ambigüedades el machismo del autor. Como lo dijimos en los primeros párrafos de este capítulo, el gran protagonista de la obra es el Don Juan, ese individio excepcional, al cual hemos aludido como expresión del elitismo de Montalvo, quien es héroe en el amor y la política, por lo cual utiliza todas las estrategias posibles para el éxito. Sostenemos que machismo y elitismo van casi siempre juntos, como consecuencia de que históricamente la educación y la política han sido patrimonio de pocos y de varones, como todos esos personajes que menciona Montalvo en este libro. Ahora bien, si las frases anteriores son profundamente despectivas hacia las mujeres, igualmente lo es el siguiente texto sobre el pueblo: "La sangre noble, el alma elevada, el corazón sensitivo, el amor puro, están bregando con la bajeza de la plebe, el espíritu abyecto, el pecho bronco, el desenfreno asqueroso de la canalla que profesa el pecado por industria y el crimen por inclinación" (32). Siendo éste uno de los aspectos del pensamiento de nuestro autor, no hay lugar a dudas con respecto a que no era socialista, como lo demuestra claramente el Prof. Roig en "Montalvo y el socialismo", capítulo sexto de su libro El pensamiento social de Montalvo (2), principalmente en el acápite titulado "El 'Año monstruo'". En referencia a su rechazo de la Comuna de París de 1871, que puede ser considerada el primer ensayo de socialismo en el mundo, encontramos una frase en la Geometría moral, y eso que el tema de esta obra es el amor y las mujeres: "El Terror y la Commune serán monumentos inmortales plantados en medio de la historia, por cuyos jeroglíficos las generaciones futuras vendrán en conocimiento del grado de maldad y locura a que podemos llegar los hombres" (33). (31) (32) (33) pp. 61-62. p. 37. p. 92. La Geometría Moral 47 Relacionando machismo y elitismo o anti-socialismo, nos son muy sugerentes los siguientes textos de Montalvo transcritos por el Prof. Roig: "Nosotras, en verdad, no queremos ser legisladoras, ni presidentas, ni ministros, como esa loca André Leo que en París da conferencias de socialismo-hembra, y pide un sillón en el cuerpo legislativo. No aspiramos siquiera a esas profesiones que, sin ser incompatibles con nuestras facultades intelectuales no parecen, con todo, cuadrar a nuestro sexo..." "Hay síntomas de revolución en Francia: la bandera roja del 93 es hoy bandera negra. Luisa Michel, el marimacho formidable que está haciendo temblar a monarquistas y republicanos, conservadores y liberales, se ha paseado cuatro días por las calles de París al frente de una manga de pueblo que pedía pan y trabajo. "El pueblo no tiene pan", gritaban sus cabecillas en el Hotel de Ville, los días que precedieron a la gran revolución... El hambre del pueblo es el precipicio de las naciones. La Virgen roja, como es llamada Luisa Michel, con una bandera negra en la mano, ha recorrido gran parte de la ciudad, seguida de una cohorte de blusas blancas y de niños que cantaban canciones obscenas. No es la insurrección todavía, pero es el asomo de la insurrección. Estos movimientos populares sin armas son como los temblores lentos que en América anuncian los grandes terremotos: los hombres cuerdos salen a dormir al patio" (34). El prof. Roig nos da interesantes referencias biográficas de estas dos mujeres estupendas que, como Flora Tristán y, en mayor o menor grado, todos los socialistas del siglo XIX, combinaron socialismo y feminismo. Precisamente, por esta combinación, nos resulta tan sugerente la expresión de "socialismo-hembra" por parte de Montalvo. Referirse a las mujeres como hembras es un aspecto importante del machismo, pues así las deshumaniza. La intención de Montalvo es la de desprestigiar al feminismo, pero al llamarlo socialismo-hembra, reconoce lo que tiene de socialismo y desprestigia a los dos movimientos al mismo tiempo. De esta manera, combinado con el socialismo, entendemos al feminismo. Es decir, creemos que la liberación de las mujeres conlleva una revolución social, pues de lo contrario, no puede realizarse. Un feminismo que no esté ligado a la liberación de clase, podrá llevar a unas pocas mujeres a (34 A. A. Roig, ob. ciL, p. 160 y p. 161. 48 Nancy Ochoa cargos públicos, pero no cambiara la situación de la mayoría de las mujeres. Igualmente, un socialismo que no esté ligado a la liberación de género, podrá mejorar la situación de la clase social oprimida, pero no hará realidad una sociedad igualitaria, pues, por ejemplo, el poder político seguirá estando en manos de pocos varones. Las mujeres tenemos que marchar históricamente, como Luisa Michel por las calles de París, junto a "una manga de pueblo", expresión del liberal Montalvo, dicha en tono cauteloso, porque la "tercera entidad" o mayoría de la gente, la plebe, la canalla, era una amenaza para conservadores y liberales, las dos fracciones de la clase social dominante. EL PENSAMIENTO INDIGENISTA DE JOSÉ DE ACOSTA, S.J. EN SU DE PROCURANDA ÍNDORUM SALUTE: OPOSICIÓN DE DOS VISIONES, NATURAL Y SOBRENATURAL Susana Cordero de Espinosa INTRODUCCIÓN La importancia del autor elegido para mi estudio, cronista entusiasta de las cosas de Indias, es evidente y no exige justificación. El propósito de mi trabajo es el de hallar, en el pensamiento de José de Acosta que se cuenta entre lo más sustancial de lo dicho sobre el indígena peruano durante el siglo XVI, la conciencia que delatan dichas ideas. Propósito similar al que guiara a Luis Villoro en su obra Los grandes momentos del indigenismo en México , quien intentó, en sus propias palabras, "hallar los caracteres de la conciencia que revela el ser del indio". No se me oculta que este trabajo, luego de la referida obra crucial sobre el pensamiento indigenista mejicano, resultaría fuera de lugar si no fuera porque no sabemos que el indigenismo peruano hubiera sido examinado aún, sino muy parcialmente, desde tal punto de vista. En las mismas épocas los españoles que vinieron a América confluían todos en una similar visión del mundo, inmersa en la fuerza del cristianismo católico romano, con la exigencia y las reinvindicaciones de la Contrarreforma, para José de Acosta, cuya misión fundamental fue precisamente la de posibilitar la conversión del indio hacia la fe cristiana. Sin embargo, el jesuíta Revista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Año XV • Ns 47 Agosto 1987 - Quito, Ecuador 50 Susana Cordero de Espinosa ambiciona narrar al indio tal como él lo ve, sin prejuicios ni ideas preconcebidas, rescatándolo de las injusticias sobre él cometidas y restaurandb su valor y humanidad, disminuidos por los hechos de los conquistadores y de tantos misioneros, y por su visión interesada y ambiciosa. De todas maneras y como todos cuantos vinieron entonces a América, contribuyó Acosta con sus escritos más a revelarse a sí mismo y a su mundo que a revelar el ser del indio a los demás. Este, hasta hoy y sin metáforas, permanece oculto. Paradojas y contradicciones de la historia que quiere que la intencionalidad fundamental se esconda entre las apreciaciones y palabras sujetas al equívoco las que, como cantos rodados en el decurrir secular, si se pulen y purifican de añadidos solo contribuyen a revelar más y mejor lo que originalmente pretendieron ocultar. Así, ni Acosta buscaba revelarse a sí mismo ni revelar el ser español en sus escritos. Pero es finalmente eso lo que logra, pues su visión del indígena muestra, no a éste, sino una manera peculiar de ver que en lugar de descubrirlo, lo cubre, en lugar de desvelarlo, lo vela. El sentido misionero con que justificaba y engrandecía la conquista, la íntima conciencia de cumplir en América una vocación sobrenatural, misionera en su naturaleza y por lo mismo urgente y exigente, cubren al indígena de un velo espeso que ocultará para siempre su verdadera naturaleza a ojos de españoles, acomodándolo para un desuno que el pueblo español se sentía determinado a cumplir. Para revelar esa conciencia he acudido a los textos indigenistas de dicho autor, es decir a aquellos que tratan directamente del indio y he tratado de describir objetivamente su visión, alternando dicha descripción con apreciaciones que han buscado serfielesal sentido leído en el transfondo de los textos. Ello ha procurado en mí una visión más honda del ocultamiento ejercido desde tiempos sin memoria sobre la verdadera naturaleza del indio, que es el inicio de su oprobio. En mi conclusión quizás pueda aclarar más eficazmente este resultado y esta inquietud. En 1540, en Medina del Campo, nace José de Acosta. Ingresa a la Compañía de Jesús desde muy joven, distinguiéndose en ella por su clara inteligencia, la que le permite enseñar tempranamente en Segovia, Salamanca, Alcalá y Ocaña, lugares en que vivió antes de que su determinación de pasar a las Indias fuese favorablemente acogida por sus superiores. El Pensamiento Indigenista de José de Acosta, SJ. En su De Procurando Indorum Salute: Oposición de Dos Visiones, Natural y Sobrenatural 51 Sus escritos, de índole variada, manifiestan todos la cultura de un hombre del Renacimiento, tanto en lo referente a su enfoque de las ciencias sagradas como de las profanas. Es conocido el valor atribuido por Humboldt a la primera parte de su Historia natural y moral de las Indias, obra en la que, a pesar de una adhesión sin sospechas a la concepción geocéntrica del universo cuando ya Copémico había publicado en 1543 el De revolutionibus orbium caelestium (Acosta no da en sus escritos señal alguna de conocer el sistema copemicano, novedad cosmográfica de su tiempo), tiene sin embargo la apertura suficiente para seguir sin servilismo las enseñanzas aristotélicas e incluso para disentir de ellas, como lo hará frente a cuestiones sostenidas por San Agustín y otros padres de la Iglesia, cuando le sea evidente su inconformidad con los conocimientos de su tiempo, a los que el mundo americano aportará unariquezay una apertura que no es, sin duda, la menor ventaja ni el menor descubrimiento que proveen al europeo estastierrasamericanas. Avanza hipótesis en que contradice viejas opiniones. Su saber universal abarca, según sus conocedores, la mayor parte de las ramas del conocimiento humano renacentista. Humanista, teólogo, gran predicador, escribe infatigablemente sobre todo aquello que atrae su curiosidad inagotable. El mundo de América será, desde que pone el pie en él, objeto de infatigable inquisición. Felipe II había admitido a la Compañía para las misiones americanas hacia 1561. José de Acosta fue enviado al Perú en 1571 y se sabe con certeza que el 28 de abril de 1572 llegaba a Lima, donde empezó su apostolado. Su gran versación, su humanismo vital le empujaron al afanoso aprendizaje del quichua, así como al estudio de la naturaleza del indio americano, sus costumbres y religión. Según lo confiesa en sus escritos, lee y se instruye en todo lo que se refiere al mundo de los pobladores americanos y llaman su atención los escritos de Polo de Ondegardo sobre "la condición y costumbres de los indios". Viaja, recorriendo el Perú, por las ciudades del Cuzco, Arequipa, La Paz, Potosí y Chuquisaca, en 1573. Le llaman la atención las deficiencias que han de remediarse en la evangelización de los nuevos pueblos, así como los problemas morales, legales y humanos que surgen de la convivencia entre conquistadores e indígenas. En 1576 es nombrado Provincial del Perú y convoca a la primera congregación provincial jesuítica celebrada en dicha tiara, congregación cuya 52 Susana Cordero de Espinosa preocupación central es el sentido de la misión que les trajo a Indias, a saber, la salvación de los indios. Se analizan en dicha Congregación las posibles maneras de evangelización; en las Actas que de ella se guardan se encuentra parte del esquema de la primera obra de Acosta, De Procuranda Indorum Salute, libro querevelauna doble inquietud: la inquietud natural por el indio y la sobrenatural, es decir, la de su salvación. En la mente del misionero las dos no pueden separarse. De Procuranda es, además, el primer libro escrito por un jesuíta en América. Más tarde y de manera inexplicable para quienes lo conocieron como misionero, solicita su retomo a España, embarcándose en El Callao hacia junio de 1586, con dirección a México, a fin de detenerse algún tiempo en la Nueva España. En 1587 llegará Acosta a Madrid. El De Procuranda se publica en Salamanca, precedido por el tratado De Natura Novi Orbis. Muere, estando de Rector del colegio de Salamanca, el 15 de febrero de 1.600. Puesto que lo que interesa de modo fundamental para el objetivo propuesto en este trabajo es la visión que del mundo indígena se revela en cada uno de sus escritos, procederé a estudiar sus textos de De Procuranda a fin de llegar a reconocer al indígena que Acosta nos presenta, los rasgos y determinaciones que, en la mente del jesuíta, tienen los pobladores de este reino del Perú, a quienes alcanza a conocer, proyectando sobre ellos su conciencia misionera y su afán de evangelización. Considerada desde su aparición en 1588 como un manual ^ie misionología, su De Procuranda indorum salute, obra original y fundamental para el conocimiento de Acosta y de sus preocupaciones fundamentales, no lo es menos para conocer al indio a quien Acosta ve como merecedor de la salvación. Esta es la idea que dicta de modo central su composición. Lleno de sentido práctico, no se le ocultan al jesuíta las dificultades de convivencia de dos razas distintas, la del conquistador y la raza conquistada, y por ello su libro indaga también en cuestiones legales y jurídicas. Aunque en Roma y luego en España sufriera su obra seria censura previa a su publicación, a fin de cortar lo que empañara la acción de españoles en Indias, nos queda sin embargo lo esencial y a ello nos remitimos. Importancia no menor tiene De Procuranda para la historia de los años de la conquista y de la vida del indio americano. El Pensamiento Indigenista de José de Acosta, SJ. En su De Procuranda Indorum Salute: Oposición de Dos Visiones, Natural y Sobrenatural 53 A la busca de la intención de Acosta En su dedicatoria al P. Mercuriano, Prepósito General de la Compañía, Acosta señala la que él llama causa principal, móvil de su trabajo en De Procuranda: La causa principal que me movió a componerlo fue ver que muchos tenían varias y opuestas opiniones sobre las cosas de Indias y que los más desconfiaban de la salvación de los Indios, además de que ocurrían muchas cosas nuevas y difíciles, y contrarias a la verdad del evangelio, o que al menos lo parecían [1]. Dos serían pues las que llamaríamos razones de índole natural: Acosta, al ser espectador y escuchar las opiniones sobre los indígenas, tan diversas y extremadas, entre las cuales él mismo denuncia ser la más común la de considerar al indio un individuo que no merece la salvación por su vida primitiva, entregada a las pasiones, los vicios y la idolatría, o porque según otros el . indio no había alcanzado un nivel de inteligencia ni desarrollo suficiente como para merecer la buena nueva, contempla, además, los desarreglos de los españoles, que denunciará con pasión; sus abusos sobre el indio en repartimientos y encomiendas y concluye que las injusticias que se cometen en América contra los indios no son acordes con lo que el Evangelio propugna. Por ello confiesa haberse entregado a una inquisición incesante, buscando informarse de lo que de verdad hubiera, renunciando a "todo parcialismo". Su espíritu inquisidor le empuja a investigar la verdad en la experiencia y comprueba que ya hay en América, en años tantempranos,antes de un siglo de su descubrimiento, "dos bandos" netamente separados: el de los españoles a quienes no está lejos de considerar opresores- y el de los indios. . . La intención de su trabajo es eliminar las barreras y procurar la unión de dichos dos bandos en una sola manera de entender y de constituir el universo americano. Investiga, averiguando en diversas tierras americanas por las que viaja con los ojos abiertos, a hombres que él considera doctos, escritos que ellos mismos han compuesto. No prescinde tampoco del auxilio de la iluminación sobrenatural, al que atribuye todo lo que de verdadero y valioso hubiera en su obra. El mismo confiesa "haberse aumentado en mí de modo no común el 54 Susana Cordero de Espinosa conocimiento del asunto de las Indias y juntamente la confianza como de cosa ya experimentada" [2] Es pues su experiencia de contacto concreto, así como el escuchar de labios de informantes que él considera versados sus propias experiencias, el apoyo fundamental a que Acosta acude para sus aseveraciones y conclusiones sobre los indígenas peruanos, así como la observación de la vida de los mismos indígenas. Los indios se entregan al evangelio irrestrictamente, y ello ha hecho cambiar en muchos la mentalidad primitiva con que se los juzgara; entre sus constataciones Acosta resalta "la grande mudanza de las cosas en estos años" [3] la que hace confesar a muchos españoles que los indios "son superiores a nosotros en la piedad" [4]. Advierte también el jesuíta en su proemio contra el "error vulgar" de tomar las Indias por un campo o aldea y como todos se llaman con un nombre, así creer que son de una condición" [5] Por ello considera que la finalidad que buscan los jesuítas y que justifica la tarea de los españoles a sus propios ojos en América, cual es la de buscar la salvación de los indios, "es cosa harto difícil" [6]. Es digna de notar tal consideración en cuanto se refiere a la inmensa variedad de razas, modos de vida, costumbres y maneras que dividen entre sí a los pueblos americanos, y que se han de tomar en cuenta como peculiaridades dignas de ser respetadas. Cada pueblo indígena ha de ser, en la mente de Acosta, valorado según sus propias características y no ha de haber un rasero común que intente, en tal inmensa variedad, igualarlo todo, ariesgode caer en craso y vulgar error. Ello supone una dificultad más en la inmensa tarea que les compete, que, además de la evangelización, incluye la tarea natural de educar y gobernar a los indígenas. Por ello las consideraciones de Acosta no se ceñirán a lo que se refiere a la evangelización, sino que abarcarán aquellas dos misiones, puertas que abrirán al indio a la verdad del evangelio. No habrá, pues, ni encontrarlas era su intención, "normas fijas y durables" para evangelizar, educar y gobernar al indígena. Las normas variarán según los pueblos, se adaptarán a cada mentalidad, a cada realidad americana e incluso en relación a un mismo pueblo han de variar con los tiempos y las El Pensamiento Indigenista de José de Acosta, SJ. En su De procurando Indorum Salute: Oposición de Dos Visiones, Natural y Sobrenatural 55 circunstancias. Acosta, de manera básica y con inmensa perspicacia, asume la individualidad y lo genuino de cada raza y se propone, en lo general, abarcar y reconocer, respetándolas, las diversas individualidades americanas. Tales diferencias entre pueblos no excluyen enormes diferencias entre individuos. La lucidez del jesuíta resaltará la posibilidad de variación de hombre a hombre, sus contradicciones e inmensa versatilidad. Tales consideraciones revelan la mentalidad de un verdadero humanista, que aun estando a la búsqueda de reglas eficaces para evangelizar, educar y gobernar a los indios, sabe que cada pueblo, cada individuo tendrá exigencias genuinas, dignas de consideración y aprecio. No es pues de sorprender que haya tan variadas opiniones entre los indígenas, según Acosta. Un mismo pueblo se revela de diversas maneras a los hombres distintos que lo consideran y en los diversos tiempos. Pero por las mismas razones se ha de huir de aseveraciones absolutas hechas a la ligera; la mente ha de librarse de prejuicios, nada se ha de esconder y se ha de mantener una actitud abierta y dispuesta a todas las sorpresas. Acosta, como corresponde a su condición sacerdotal, apoya en lo posible toda aseveración, en referencias a las sagradas escrituras, los padres de la Iglesia y la autoridad eclesial. Advierte que pueden suplirse las debilidades de la inteligencia y la capacidad humanas, acudiendo al auxilio divino y respondiendo a la peculir vocación que ha llevado a los misioneros a América. Pero no deja de llamar la atención su insistencia en la necesidad de una visión "natural" justa, abierta, inteligente y respetuosa respecto al indígena y sus diversísimas costumbres y visiones del mundo. Para absolver en parte las grandes dificultades que supone proponerse una obra encaminada a conocer, dirigir y evangelizar a los indios que constituyen pueblos tan distintos, Acosta se ceñirá, en gran parte, a hablar sobre los indios del Perú. Por dos razones: la una por serme a mí más conocidas las gentes del Perú; la otra, porque siempre he creído que estos indios ocupan como un lugar intermedio entre los otros, por donde con más facilidad se puede por ello hacer juicio de los demás [7]. Este "lugar intermedio" surge de colocar a los indios del Perú entre dos otras clases de bárbaros: aquellos que tienen buen gobierno, que no se apartan 56 Susana Cordero de Espinosa de la razón, que leen y escriben, y quienes manifiestan en sus usos y costumbres, vivir de forma primitiva e irracional: "semejantes a fieras, que apenas tienen sentimiento humano; sin ley, sin rey, sin pactos, sin magistrados ni república" [8]. Entre los primeros cita preferentemente a pueblos orientales: La China, el Japón y la India Oriental. Enumera entre los salvajes a numerosos pueblos americanos, behetrías, entre los que incluye, además de los Chunchos, /Chiriguanás, Mejos, Yacacingas, que viven en las fronteras del Perú, a las inmensas multitudes de indios brasileños y los pobladores de la Florida. A los Indios de Cartagena y las costas del Caribe comprende también en esta tercera clase, aunque Acosta manifiesta que no son sanguinarios, así como "los que habitan entre las costas del río Paraguay y los que pueblan las dilatadísimas regiones comprendidas entre los dos mares del Norte y del Sur todavía poco exploradas" [9].. Entre tales dos extremos considera Acosta a los indios que constituyen el reino del Perú que "aunque no llegaron a alcanzar el uso de la escritura ni los conocimientos filosóficos o civiles, sin embargo tienen su república" {10]. Confiesa Acosta que los peruanos, juntamente con los mexicanos, tienen leyes e instituciones dignas de admiración y que han sabido suplir maravillosamente la falta de escritura. Pero a pesar de tanto adelanto, manifiestan su incivilidad en ritos y en muchas de sus leyes y costumbres. Por ello "recibirán difícilmente el evangelio y si aceptan leyes y costumbres civilizadas, difícilmente perseverarán en ellas" [11] De allí que Acosta considera justo el que sean subditos de un poder superior, que pueda mantenerles en costumbres y vida cristiana, sin olvidar la importancia fundamental derespetarlosen todo lo que concierne a su "fortuna y bienes y se les mantengan las leyes usos y costumbres que no sean contrarios a la razón y al evangelio" 112]. Grave error sería señalar las mismas normas para las diversas naciones de indios, así como dejar que guíen la acción del evangelio sentimientos y hechos tan opuestos a su espíritu como la codicia y la tiranía. Por otro lado, con gran sentido práctico y espíritu científico y positivo, que le guiará también en su contemplación del mundo natural de las indias, aboga por luchar para no anteponer "las ociosas cavilaciones de algunos inexpertos, a la experiencia y verdad que enseñan los hechos". Se reafirma Acosta en lo que es centro de su doctrina y de sus consideraciones sobre los pueblos americanos: el destino de estos pueblos de contarse entre la grey déla Iglesia por la introducción del evangelio, a la vez que su destino personal y el de los pastores de las misiones americanas, de ser instrumentos diestros para permitir tal asimilación. El Pensamiento Indigenista de José de Acosta, SJ. En su De Procurando Indorum Salute: Oposición de Dos Visiones, Natural y Sobrenatural 57 Oposición de dos visiones: natural y sobrenatural Es sumamente difícil recuperar en los textos del De Procuranda, la imagen del indio que Acosta nos entrega desde un punto de vista puramente natural, es decir, aquella que surge de la contemplación de los puros hechos de experiencia, pues el jesuíta expresa su contemplación del indio desde el punto de vista de la posibilidad de evangelización, haciendo depender su figura natural de la misión sobrenatural que le obliga a realizar su trabajo en tierras americanas. Para él, jesuíta y misionero, lo natural está supeditado a la sobrenaturaleza, y virtudes y defectos, cultura y religión indígenas solo tienen su sentido cuando se los contempla y describe a la luz de su posible salvación. Mas puesto que la sobrenaturaleza parte del ámbito natural, respetándolo y asumiéndolo en lo posible, podemos distinguir en la visión del De Procuranda un lado puramente humano, a partir del cual los misioneros construirán el hombre religioso que ellos sienten su deber actualizar, a fin de salvar. Los seis libros del De Procuranda tienen un destino fundamentalmentereligioso-pedagógico.En ellos se "declara el modo completo y univesal de ayudar al bien espiritual de los indios". El primero se ocupa de fundamentar naturalmente la aspiración sobrenatural de todo misionero, de convertir al indígena a la verdad evangélica. Tal fundamentación surgirá de la contemplación y descripción de las dificultades con que se encontrarán los misioneros, originadas, según Acosta, no tanto en la naturaleza del indio, en sus defectos congénitos, cuanto en su falta de educación. Por ello tales carencias podran aprovecharse, pues al no responder a una condición natural, sino cultural, basta con que cambie el entorno espiritual en que vive el indio, para que éste se adhiera a la verdad evangélica, constituyéndose en ejemplo de piedad para los cristianos mismos, en muchos casos. Fiel a su propósito primero de no alejarse de los datos provistos por la observación y de alimentar incesantemente su conocimiento con los aportes de la experiencia, contempla Acosta a los indios, sus costumbres y manera de ser a fin de fundamentar debidamente su posición de principio: es posible la evangelización de los indios, los misioneros han de esperar de ella magníficos frutos; no puede evitar el teñir lo observado con la luz que le procura la Escritura, para exhortar a los misioneros al cumplimientofielde su deber. Tal 58 Susana Cordero de Espinosa visión rebaja en muchos casos al indio pues no permite ver su lado natural, sino su existencia apartada de lo que el evangelio considera la única verdadera bienaventuranza, que radica en la presencia y el amor de Cristo. Por eso pide Acosta a sus misioneros esperar en las promesas de las escrituras, de ensalzar a quien más profundamente se humilla. Hay que atenerse a la calidad "sobrenatural" del indígena americano que por ahora consiste solo en tener "derecho" a entrar en el reino de Cristo, aceptar sus enormes limitaciones, su condición de extrema indigencia. A pesar de tal visión, Acosta reconoce que el Evangelio no ha de entrar en el alma por la fuerza. Que el reducto más valioso del hombre es su posibilidad de libertad y de elección. De tal forma, se ha de distinguir entre aquellos conceptos emitidos por Acosta desde la pura luz humana y los que surgen de esa visión distinta, iluminada de forma peculiar por el mensaje de las escrituras y la esperanza de la salvación sobrenatural, que empequeñece ál indio para rescatarlo, al asumirlo en el Reino de Cristo, precisamente gracias a su pequenez. Tal visión nace en aquel principio según el cual cuanto menos válida sea la materia humana a la que llega la luz del evangelio, mejor serevelaráel don de Cristo. Puesto que Acosta siente la trascendencia sobrenatural de su misión evangelizadora, al considerar al indio desde tal ámbito y prescindiendo de la experiencia que le mostrará su valor natural, no hesita en comparar al pueblo peruano con los más desposeídos pueblos de la tierra, con aquellos idólatras, indignos quizás de la salvación. Hay pues gentes imbuidas en una malicia ingénita y como hereditaria, cuyo pensamiento es tan rebelde, y está tan hundido en la maldad, que será muy dificultoso arrancarle de ella. Como no puede el etíope cambiar el color de su piel o el leopardo sus manchas multicolores, así tampoco podéis vosotros hacer el bien, estando enseñados a hacer el mal [13]. Es en Acosta esta exaltación de las limitaciones de los indígenas paso obligado para considerar, por una parte, el mérito de todos los que trabajan para difundir entre ellos la luz del evangelio y por otra, el valor de la palabra de Dios, que sinteneren cuenta tanta debilidad penetra en ella yrindefruto a pesar de los mismos misioneros. Entre tales consideraciones se ponderan las dificultades con que se encontrará quien haya de evangelizar a los pueblos americanos. Pero el tono de su diatriba, tan distinto del de sus elocuentes y El Pensamiento Indigenista de José de Acosta, SJ. En su De Procuranda Indorum Salute: Oposición de Dos Visiones, Natural y Sobrenatural 59 sencillas palabras cuando se acerca el indio desde el punto de vista puramente natural y lo contempla con admiración y gozo, demuestra que, cuando toma los libros sagrados para juzgar al indígena lo hace a fin de exaltar e inclinar los ánimos de los evangelizadores al cumplimiento de tarea tan eminente, y no para revelamos el interior real del habitante americano. Desde el ámbito sobrenatural, que es el de la salvación y posesión del evangelio, no ya solo el indio, sino cualquier otro hombre o pueblo es miserable en la medida en que está fuera de la verdad revelada. Su desgracia consiste en estar lejos del espíritu, viviendo para la carne, separados del único bien. Pero tal desgracia es llamada a la gracia de la conversión, incentivo para quien trabaja, a fin de llevar el infinito beneficio del amor de Cristo a quienes no lo posean. Paradójicamente, resulta que cuanto más se rebaja al indio, más y mejor se revelará el trabajo que Cristo ejerce en él, el don de su gracia, a través de los misioneros a quienes la obra de Acosta se dirige. Por ello, al comparar los dos extremos de esa realidad a la que Acosta se enfrenta, la doctrina cristiana por una parte y el indio, por otra, no es extraño escucharle decir la doctrina cristiana es en sí sublime y la vida que muestra el evangelio, más que humana. Pide la palabra de la fe hombres íntegros y de elevados pensamientos, que sepan juzgar según la ley de la perfecta libertad. Y todo lo contrario es la nación de los indios, porque aunque hay sus más y sus menos [única concesión que hace Acosta en ésta su condenación fundamental de la nación indígena] son todos ruines y torpes y ajenos de toda nobleza, todos de condición baja y servil, de corto ingenio y juicio escaso y vacilante, todos de natural inconstante y caedizo; en sus constumbres, desleales e ingratos, hechos a ceder sólo al miedo, y a la fuerza, sin sentimiento apenas de honra, y ninguno de pudor [14]. Metodológicamente, Acosta reduce a cuatro las razones que pueden aducirse contra la salvación de los indios, todas las que deciderefutar:"la sustracción de la gracia de Dios, la depravación de la naturaleza y las costumbres, la dificultad del lenguaje y la molestia [para los misioneros] de los lugares de habitación" [15]. Las dos primeras pueden considerarse dentro del ámbito de las exigencias y la esperanza sobrenatural, así como las dos últimas dentro del orden natural. En cuanto a la primera, el jesuíta considera evidente la 60 Susana Cordero de Espinosa existencia de hombres y pueblos innumerables que están como "condenados" a vivir en las tinieblas del desconocimiento evangélico. Entre tales naciones, durante muchos siglos han estado las de los indios americanos. Sabe Acosta que no hay "razón" natural alguna que explique tal condición de ausencia de la gracia del evangelio en los pueblos, y solo puede explicarlo ateniéndose a la inexplicabilidad de los designios divinos, así como a las aseveraciones agustinianas y de otros padres de la iglesia según las cuales, desde Adán, es el pecado y la condena la condición del hombre, siendo su salvación pura gracia, es decir, gratuidad, generosidad, misericordia de parte de Dios. Hay que esperar en ella, pero no puede exigírsela. "Así pues, el que a nadie debe la gracia es el que dispone con eterna sabiduría a quién ha de llamar y en qué tiempo y por quiénes" [16]. Mas por otra parte, y siempre fiel a los padres, confiesa Acosta que hay muchas certezas naturales sobre la existencia de un Dios bueno y misericordioso, a las que pueden atenerse todos aquellos pueblos que aún no han recibido la luz del evangelio. Si, pues, rechazan tales certezas y no siguen en su comportamiento la luz de la recta razón, no serán merecedores de la gracia del evangelio; mas, con sobrenatural optimismo, Acosta concluye que "no hay linaje de gente tan incapaz y dura y tan bestial que no sea idónea para recibir la doctrina evangélica". A partir de tal principio, si Dios ha permitido que las misiones llegaran a América, su voluntad de salvación del indio es evidente. No puede haber misionero alguno que niegue al indio, bajo ningún pretexto, lo que la voluntad suprema de Dios ha afirmado sobre él, a no ser que imagines que con la predicación del evangelio se pueden condenar y no se pueden salvar, lo cual es impiedad que suena a blasfemia en boca de un cristiano. Es, pues, necesario sostener certísimamente que no hay bárbaros sin sentido suficiente para la fe. Y tanto más que los indios, como saben los que les tratan, no son tan cortos de ingenio, que si se quieren aplicar, no den muestras de bastante capacidad y entendimiento [17]. Por primera vez detectamos, en este texto la "intromisión" de una visión puramente natural del indio, en la que Acosta concede a éste dotes que tantos españoles pretenderán negarles de manera general, casi como si perte- El Pensamiento Indigenista de José de Acosta, SJ. En su De Procuranda Indorum Salute: Oposición de Dos Visiones Natural y Sobrenatural 61 neciera a la naturaleza indígena la limitación intelectual congenita. Para llegar a dicha conclusión, hay que tratarles, estar con ellos, desear conocerlos y reconocerlos, en el sentido de un acercamiento perentorio e incesante a la raza vencida, sin prejuicios ni concesiones. Hay que partir de los datos experimentales y de contacto real con el indígena. Entrando de lleno en una comprensión natural del indio, Acosta aseverará pues "que la incapacidad de ingenio y fiereza de costumbres de los indios no proviene tanto del influjo del nacimiento o la estirpe, o del aire nativo, cuanto de de la prolongada educación y del género de vida no muy desemejante al de las bestias". "Ya de antiguo, confiesa Acosta, estaba yo persuadido de esta opinión y, asegurado ahora con la experiencia, me he confirmado más en ella. Es cosa averiguada que más influye en la índole de los hombres la educación que el nacimiento" [18]. Cierto que las costumbres de los indígenas, tantas veces abiertamente opuestas a las que exige la vida evangélica, son un obstáculo para la verdadera evangelización, mas "no hay que desanimarse, continúa el jesuíta. Las costumbres poco a poco se van cambiando en mejores". Encontramos aquí una manifestación clarísima de su espíritu pedagógico, de su humanismo positivo y realista. Mejorar al hombre sean cuales fueren las manifestaciones a través de las que llegamos a conocerlos, no es imposible. Poco a poco irán adquiriendo buenas costumbres si sabemos enseñárselas y se irán haciendo asequibles para la salvación. Por otro lado, cuando Acosta considera las costumbres de los indios por relación a la posibilidad que en ellas ha de leerse de entrega y aceptación del evangelio, es decir, desde la sola óptica de lo santo y lo pecaminoso, confiesa paladinamente que sus defectos "no son de los que vuelven a Dios inexorable;... antes por lo común pecan por ignorancia e incitados por la fragilidad de la carne, tanto que, quitadas aparte las borracheras y deshonestidades, apenas tienen otros pecados". Ello constituirá más tarde fuente de la admiración que Acosta manifiesta por el indio y de una serie de comparaciones que verificará, queriéndolo o no, entre su modo de ser sin codicia, generoso y trabajador, noble y paciente y la actitud de españoles que se agrava doblemente, al considerar los vicios de ministros del evangelio y presuntos dueños de la verdad cristiana, con sus 62 Susana Cordero de Espinosa exigencias de vida y esperanza, quienes, por su visión y condición, deberían ser los mejores. No llevan razón los que pronostican para siempre cosas infaustas. No hay nación más dócil y sujeta que los indios; no son de ingenio duro y cerrado y tienen avidez por imitar lo que ven; con los que tienen el poder y la autoridad, sumisos al extremo, hacen al punto lo que les mandan. Cualquiera que tenga alguna experiencia de los indios, aunque sea poca, no podrá negar que éstas son sus costumbres y cualidades [19]. Cuando ve al indio "naturalmente", pone Acosta énfasis en aquellas virtudes que significan la garantía de perduración de la conquista: docilidad, obediencia, sujeción, sumisión, en cuya índole y sentido no penetra. Priva al indio, con este patemalismo, de virtudes genuinas y glorifica su resignación y su incapacidad de rebelión, su pasividad, tan útiles al español de entonces y al opresor de cualquier tiempo. Confiesa además que, como punto de partida, tuvo opinión poco favorable a ellos y manifiesta incluso cierto arrepentimiento por haber puesto énfasis, con obstinación e intención evidentes, en los lados negativos de su condición: "mas prefiero haberlo hecho así y defender modestamente su causa, antes que parecer exagerado panegirista". (Se refiere aquí sin duda a trabajos como los del Obispo Las Casas, que, para su espíritu objetivo y veraz, pueden desconcertar y deformar la opinión de aquellos que buscan un conocimiento recto y cabal del indígena. Recordamos que ya Acosta conocía de luchas entre españoles e indios, las injusticias a que estos estaban sometidos, pero jamás salió de manera absoluta por los fueros de los indígenas, aunque no dejara de referirse a abusos de los españoles, muchas veces con indignación y dolor. Sus escritos y aseveraciones dejan la impresión de mesura y objetividad y a cuatro siglos de distancia, iluminan quizás más que cualquier apasionada apología). Acosta no deja de defender la posibilidad indígena de encontrar la salvación, de la que tantos españoles dudaban, partiendo DE LOS DONES NATURALES DE LOS INDIOS, DE SUS VIRTUDES EVIDENTES. Resalta en sus consideraciones la maldad de españoles que vinieran a América a extorsionar, oprimir y robar, llamando "ministros mercenarios" a quienes anteponen sus propios intereses al interés único de la difusión del evangelio. Es más: el que los indios acepten creer en el Dios que los misioneros entregan es más meritorio aún, pues lo hacen "a pesar de tanta maldad de nuestros hom- El Pensamiento Indigenista de José de Acosta, SJ. En su De Procuranda Indorum Salute: Oposición de Dos Visiones Natural y Sobrenatural 63 bres". Acosta inicia aquí su referencia que será insistente más tarde, a la importancia del ejemplo de una vida buena y evangélica, a fin de que la verdad revelada sea sabiamente difundida. Y al ver que muchos de los ministros de la Iglesia viven impropiamente en relación a su fe, se conduele y admira la adhesión de los indios al evangelio, pues que, además, no son ciegos, y buena cuanta se dan de los defectos de los españoles. Es experiencia común en las Indias el llegar a América desde España con opiniones contrarias a los indios. Y es común también, en quienes actúan de buena fe, modificar esta opinión al poco tiempo de tratarlos. Acosta acepta que hay que hacer fuerza a los indios; pero jamás aceptará la necesidad de la fuerza como justificación de la opresión y el abuso. Más bien la entiende como vigilancia perdurable, teñida de caridad, como un buen ejemplo constante -en ese sentido los españoles deberían hacerse todos fuerza a sí mismos- que como opresión física o exigencias desmedidas que priven al indio de la opción propia por la fe y una vida distintas. Se destaca esta opinión en el pensamiento de Acosta: la fe no puede entrar solo por la fuerza en América: "la fe es don de Dios, no obra de hombres, y por su mismo ser, tan libre, que es absurdo querer arrancarle por la fuerza". Deberá el misionerorespetarla libertad del indígena, considerarle en este sentido como un ser con derecho a elegir, a riesgo de su propia salvación o perdición eterna. Por otro lado, contempla con extrema benevolencia aquellos que son defectos de la carne en el indio, como la embriaguez o la lujuria. Como maestro insinuará métodos y formas de extirparlos, pero jamás se pondrá del lado de aquellos que de forma impía pretenden castigar al indígena por tales defectos. Antes bien, considerará que "es de todo punto inhumano querer privar a ese linaje de hombres pobre y desvalido y que no tiene otro placer que este único alivio y recreación. No es, pues, la culpa de esa sidra, y lo que hay que procurar es que no dañe" [20]. Todo ello es reflejo de un patemaHsmo no exento de respeto y admiración por ese pueblo. Dañino quizás, por su misma naturaleza, aunque no impedirá a la lúcida postura de Acosta clamar por una educación, una pedagogía, una manera de acercarse al indígena que lo humanice y ennoblezca y que a partir de su naturaleza llena de dones, le permita alcanzar el nivel del 64 Susana Cordero de Espinosa mejor de los hombres, fuera éste quien fuere. No quiere el jesuíta mantener al indio en la ignorancia ni quitarle a la fuerza su civilización y costumbres. Veremos cómo, en cuanto al gobierno, propugna la conservación de aquellas leyes indígenas que no contradigan la naturaleza humana ni las enseñanzas evangélicas, la exaltación de sus propios valores. Lo que quiere es, en este primer acercamiento al ser del indio que constituye su libro inicial del De Procuranda , que se le comprenda en mínima medida, se compadezca su desvalimiento y no se saquen de quicio sus vicios, como pretexto para el abandono del trabajo apostólico o la desviación del mismo hacia el abuso y la opresión. Contra aquellos que insisten en cuan difícil es para los indios el aprendizaje de la doctrina, como argumento contra su general posibilidad de aprender y captar otros valores, Acosta testifica los múltiples conocimientos que poseen los indios; "¿cuál es la causa de que, no habiendo aprendido de nosotros la fe, hayan aprendido tantas otras cosas y tan difíciles, que nunca antes las habían oído y tan bien aprendidas que pueden competir con nosotros? ¿No les oímos muy buena música, tanto de voces como de instrumentos de cuerda y viento? ¿No vemos que algunos llegan hasta a componerla con arte? ¿No practican bien todos los oficios del servicio de la Iglesia? ¿Quién ignora que son muy buenos artífices de escribir, pintar y modelar? ¿Y no les vemos ya litigar con mucha astucia y mover pleito a sus amos y aun vencerlos?" [21]. No habría motivo para considerarlos poco aptos para la luz del evangelio. Si hay quienes se empeñan en afirmar su inutilidad, lo hacen para justificar la propia desidia, la negligencia. Y si hay otros que, siendo "varones píos y religiosos" están de acuerdo con quienes consideran al indio duro y recalcitrante en sus vicios, incapaz de aprender, deben saber que tal incapacidad posible, su inclinación al mal no se deben a malicia intrínseca de su ser y costumbres, sino precisamente al hecho de no haber recibido aún el evangelio: "no han dejado de recibir los indios el evangelio porque son malas sus costumbres, sino que son malas sus costumbres porque no han recibido el evangelio" [22]. Por tales consideraciones, Acosta insistirá en su De Procuranda en la responsabilidad inmensa de los evangelizadores, cuyas vidas y virtudes no son espejo en que los indios puedan mirarse. El indio "de condición humilde, tan El Pensamiento Indigenista de José de Acosta, SJ. En su De Procuranda Indorum Salute: Oposición de Dos Visiones Natural y Sobrenatural 65 mansos, tan pacientes" ve impedida su entrada al Reino de Cristo por la inexistencia de "predicadores dignos de tal oficio"; "ésta es la causa principal, la falta de ministros idóneos". Quienes no han tratado con los indios afirman que son ingratos, inmisericordes; no hay nada de eso. Si a veces reciben beneficios que luego olvidan y no dan gracias, Acosta encuentra la causa en su "natural cortedad y timidez". En la enumeración de las cualidades del indio, no dejará el jesuíta de reconocer sus defectos: porque siendo en muchos casos las costumbres de los indios muy superiores a las de los europeos, como lo concederá sin dificultades quien considere su modestia, su mansedumbre, el desprecio de la avaricia y el lujo y el sufrimiento de los trabajos, sin embargo, una cosa me da en rostro en su condición y es que entre sí puedan muy poco las leyes de la benignidad y la humanidad [23]. En fin, llama la atención en De Procuranda la objetiva penetración de Acosta en las cualidades indígenas, su deseo de exaltar sin panegirismo la naturaleza indígena que es objeto de su preocupada admiración. Y también el contraste que encuentra entre las condiciones humanas de indígenas exentos de la luz evangélica y el comportamiento abusivo, violento, inmisericorde, de tantos españoles que usan del indio y lo denigran, precisamente para mantenerlo oprimido y abusar de sus dones. Decir que ello conviene a la conquista y que Acosta luche para que así no sea. Que considera al indígena, eminentemente, un individuo libre, cuya libertad hallará plenitud en la vida evangélica, es traducir el espíritu que se transparenta en sus páginas. Para Acosta el evangelio no habría de ser instrumento de poder -aunque históricamente haya sido el más importante que esgrimieran los españoles como justificación y sentido de la conquista- sino posibilidad de plenitud en una libertad distinta. Tal el ángulo desde el que enfrenta sus contactos y su acercamiento a los indígenas, de manera consciente, así como la búsqueda de interpretación y de conocimiento de este mundo nuevo. En cuanto a la tarea pedagógica, el jesuíta exhorta a que quien enseña aproveche el ingenio de los indígenas para entablar discusiones que estén a su 66 Susana Cordero de Espinosa nivel. Se han de enseñar buenas costumbres, respeto por sí mismos. Cambiando sus costumbres según el modelo del hombre europeo y cristiano se logrará mejor su adhesión a la vida evangélica, lo que colaborará también para tal cambio, sobre todo en lo que se refiere a la embriaguez y la lujuria. ¿Se condradice este orden -primero el hombre, luego el cristiano- con aquella idea que manifestara Acosta según la cual el indio tenía malas costumbres no por maldad ingénita, sino por carencia del evangelio? ¿Cómo procurar que primero modifiquen tales costumbres? No cabe duda de que Acosta entiende tal cambio dentro de un contexto de enseñanza evangélica y la adquisición de esa "humanidad", el enseñarles primero a ser hombres, dentro de un contexto ya cristiano del hombre. El indígena no aprenderá a ser hombre a su manera, sino al modo europeo. Si los mayores son renuentes al aprendizaje, si insisten a escondidas en sus ritos y costumbres, hay que luchar para salvar las almas jóvenes, más predispuestas al cambio que las encallecidas de los viejos. Su pedagogía está al servicio de la evangelización. Y a fin de que el evangelio llegue más y mejor al indígena, pone Acosta énfasis en el uso de la lengua vernácula, entre las cuales la principal por extensión y valor intrínseco es el quichua, a fin de lograr un auténtico acercamiento eficaz al indio, que no había de perder su forma peculiar de expresión en pro de la lengua imperial, sino conservarla y acrecentarla, pues el jesuíta la considera además lengua capaz de expresar de modo genuino la verdad evangélica. Acosta niega de plano la exigencia de que los indígenas aprendan el español en lugar de que los españoles aprendan el quichua, pues revierte en el indio un deber fundamental de españoles que vienen a América. Primero, estos numéricamente son pocos y los indios inmensos en número. Luego, es más fácil para unos pocos aprender la lengua de los muchos, que al contrario. Por otra parte, "¿cómo pretender que gentes innumerables olviden la lengua en su tierra y usen solo la extraña, que no oyen sino raras veces y muy a disgusto?" [24] Hay también una razón afectiva e histórica para exigir al español el respeto y el aprendizaje de la lengua indígena: no puede exigirse a indios el aprender la lengua de quienes los oprimen y extorsionan. Reivindica Acosta a su vez, en el espíritu de Fray Domingo de Santo Tomás, autor de la Primera Gramática Quichua, el valor y la belleza de la lengua aborigen: elegancia de giros, concisión y expresividad. Fiel al proceder apostólico y a la tradición eclesial, no cuestiona Acosta la legitimidad del poder civil ejercido sobre los indios a través de la conquista, El Pensamiento Indigenista de José de Acosta, SJ. En su De Procuranda Indorum Salute: Oposición de Dos Visiones Natural y Sobrenatural 67 aunque se halla lejos de aprobar abusos y exenciones para someter a los pueblos conquistados. No es para el jesuíta motivo de discusión la legitimidad del gobierno que se ejerce sobre los pueblos indígenas, mas en muchas ocasiones critica duramente maneras concretas de abuso del indio, dentro de la aceptada legitimidad de su dominio. Es principalmente la difusión de la fe la que justifica y allana el camino de los conquistadores y la que explica que, aun en la injusticia momentánea, se mantenga el dominio. El peligro de que la fe entregada a los indígenas se pierda si no se ejerce sobre ellos vigilancia estricta y dominio incesante, justifica el mantenimiento del gobierno en Indias y del dominio real español. Toda legalidad en América está sometida a la extensión y el mante­ nimiento de la fe. Fuera de discusiones sutiles sobre tales temas, para las que Acosta rehusa colaborar "ya sea que el dominio de las Indias haya sido usurpado injustamente, ya sea, lo que más bien hay que creer y proclamar, a lo menos en cuanto toca a la administración real, con derecho y debidamente, de ninguna manera es conveniente poner en duda el derecho de los príncipes cristianos a la gobernación de las Indias que por lo demás es útilísima para la salvación eterna de los indios" [25]. ( • ■ Habría sido imposible difundir el evangelio en América sin la previa conquista material: el gobierno ha de empeñarse en aplicar las normas, recursos y facilidades para procurar tal misión de índole espiritual. Han de ir juntos soldados y predicadores. Los primeros aseguran la conquista geográfica y humana, mientras los sacerdotes aseguran a su vez la conquista espiritual, que no pocas veces tiene principios opuestos a aquélla. Sin embargo, en la mentalidad del sacerdote las dos han de coincidir para lograr eficacia, sometiéndose en todo caso la conquista material a aquella que produce los bienes espirituales. Sostiene Acosta, para justificar la conquista española, razones como la debida organización de la república. Los valores que mantenían los indígenas en la suya no eran de corte ni modelo europeo, único admitido como idóneo en el ámbito conocido en el mundo de Occidente. La verdadera organización ha de medirse por dichos modelos y es a aquél al que el nuevo mundo ha de 6S Susana Cordero de Espinosa someterse, para tener repúblicas rectas y gobiernos justos, dirigidos, lógicamente, a crear y sostener tales repúblicas de corte cristiano occidental. Son sanas todas aquellas instituciones que procuran el bienestar de españoles en tierras americanas, aunque Acosta -templa sus consideraciones sobre la perfección del modelo europeo con advertencias para que no se abuse de los indígenas ni se use de ellos para beneficio de españoles. Estos, mirándolos como iguales, ban de considerarlos como a niños necesitados de ayuda y consejo, "de naturaleza inconstante y desleal, precaviéndose también para su propia defensa. Tienen por ello derechos inalienables, como "la ocupación de puertos para arribo y seguridad de las naves, la erección y defensa de fortalezas y los demás presidios de soldados, a donde puedan refugiarse en caso de peligro, y que mantenga entemora los bárbaros cuando sea necesario". Insiste Acosta en cómo todo ello corresponde al interés mismo de los bárbaros, pues su intención primordial es la de procurar la propia salvación. He aquí, enumeradas por el jesuíta, las principales razones que justifican la conquista y el posterior gobierno de los indios, ejercido, eso sí, POR LOS MEJORES: pueblo vacío de tradiciones -pues si alguna tiene, el español ha de extirparla ya que no es digna de permanecer en la memoria de los hombres- sin costumbres respetables para el espíritu y la manera de concebir la vida que tienen los europeos, es pueblo vacío de contenidos culturales sólidos, que cambia sin cesar y pot lo tanto bien se puede gobernarle para darle todo aquello de que carece: seguridad, leyes justas y fijas; incluso para reemplazar sus tradiciones por otras de mayor peso cultural y de mayor vigencia, que justifique su permanencia y su vida presente. Si Acosta, cuyos puntos de vista sobre los indígenas están normalmenteteñidosde humanidad y generosidad, afirma que los pueblos americanos carecen de contenidos culturales válidos, que sus tradiciones son más bien detestables, no es de extrañar que los conquistadores, menos sutiles que los misioneros, supongan que la suplantación de una cultura inexistente por la suya europea es un favor que se hace al pueblo indígena, una necesidad histórica, y que partiendo de esta desvalorización de lo que le pertenece al indio, asuma su tarea como la de la salvación temporal, material y eterna quetieneen sí toda posible justificación. El Pensamiento Indigenista de José de Acosta, SJ. En su De Procuranda Indorum Salute: Oposición de Dos Visiones Natural y Sobrenatural 69 CONCLUSION EL INDIO, EL OTRO. La historia del hombre americano antes de la conquista no tiene en sí misma significación, para los españoles. Es el pueblo español el que, gracias al concepto providencialista de la historia que le guía y le hace considerarse instrumento de redención natural y sobrenatural del que Dios se sirve para asimilar al mundo de la razón al indígena, presta significado a este mundo vacío de sentido. América ante ojos europeos -que presumen detena-la única luz posible para iluminar el ser del hombre- carece de identidad, y, si se conceden al indio valores, como sucede en los textos que estudiamos, se lo hace en vista de lo que se considera axiológicamente bueno o malo para el europeo, para su moral y según sus costumbres. No se ve al indio desde el indio. Esa, la única visión verdadera posible, la única que haría del indio "él mismo", es sacrificada a pretendidas superioridad e inferioridad históricas que surgen de la fuerza de la conquista, a la vez que de una conciencia de predestinación y autocumplimiento, que toma como punto de partida, no la expresión de un ser "él mismo", sino la versión de tal ser a ajenos valores impuestos: la CONVERSION. El indio será, mientras permanezca en su ser, "el otro" por excelencia. Solo cuando ese ser haya logrado la imposible fusión en el mundo redimido, comenzará a ser aceptado, solidariamente pero con las reservas que surgen de su adopción en un universo distinto. Ayer, hoy y mañana, bajo estas premisas, seguirá siendo el indio ajeno, pero lamentablemente, ajeno a sí mismo tanto como a los otros pueblos. José de Acosta, uno de los más ilustrados, vigorosos y profundos cronistas del siglo XVI, abierta su inteligencia al estudio entre las exigencias de la contrarreforma española, nada tiene derecalcitranteni hostil contra el mundo de América. La apertura es la mejor expresión de su actitud hacia ese nuevo universo desconocido, distinto, difícil y abrupto. Liberado de una concepción negativista del indígena, logra fundir felizmente la visión natural y la sobrenatural, concediendo al indio valores que surgen de la contemplación 70 Susana Cordero de Espinosa de su vida y costumbres y que son, como lo manifestáramos, el umbral de la adquisición de futuros valores sobrenaturales. El indígena se convertirá en ser histórico penetrando en la historia europea. Mas ya que su papel no será protagónico sino subsidiario, la redención humana que consiste en dotarle de historia se verá ampliamente compensada con laredenciónsobrenatural. Al ver la desconfianza de españoles ante la posibilidad de salvación de los indios y al examinar opiniones tan diferentes sobre los indígenas, Acosta los estudia con espíritu renacentista, apoyándose en la indagación experimental y en los datos-racionales que de ella pueden conseguirse, afinde concluir. Se halla entre los primeros escritores sobre el mundo indígena que intuye la posible fusión, PERMITIDA POR EL MISMO NIVEL HUMANO EN QUE LOS CONSIDERA, del español y el americano en una sola y nueva manera de ser, de vivir, de esperar, "la muchedumbre de indios y españoles forman una sola república, no dos separadas". [26] Su extraordinaria visión previo tempranamente un mestizaje, cultural y racial y defendiendo al indio, parte fundamental de tal mestizaje, cumple con su deber de defender al pueblo nuevo y distinto que surge en la historia. Quienes forman este pueblo nuevo tienen todos un mismo rey, están sometidos a las mismas leyes; un mismo tribunal los juzga y no hay derecho distinto para unos y otros, sino para todos el mismo. Sin embargo el jesuíta no deja de señalar las peculiaridades de cada uno de los innumerables pueblos indígenas, que impiden conocerlos y asimilarlos a todos en una sola visión. Realidad multirracial de América, en la que se ha de respetar a cada grupo, cuidando de no reducirlos a un denominador común. El fin de la estadía de españoles en tierras americanas se manifiesta en dos vertientes de acción: gobernar y educar. Gobierno y educación han de tener ante los ojos el desafío supremo: profcurar la salvación eterna del indio. En resumen, es esta tarea' la que convierte la obra de la .conquista española en noble y necesaria. Lanque, como esponja empapada en sentido, borra el sin sentido de los abusos y la opresión. Sin ella el español en América estaría demás. Con ella, es el indio el que ve disminuir su primigenio sentido de habitante deiestas extrañas y extremadas tierras, y en la adquisición de uno nuevo, se convierte defmtivamente en "el otro", aquel cuya opresión y aprobio pueden llegar a justificarse, en vista de la "única" verdadera salvación. NOTAS (1) (2) (3) (4) (5) (6) (7) (8) (9) (10) (11) (12) (13) (14) (15) (16) (17) (18) (19) (20) (21) (22) (23) (24) (25) Biblioteca de autores españoles. Obras del P. José de Acosta, de la Compañía de Jesús, Madrid, 1954, p. 389. Ibid, p. 390. Ibid., p. 390. Ibid., p. 390. Ibid., p. 391. Ibid., p. 390. Ibid., p. 391. Ibid., p. 393. Ibid., p. 392. Ibid., p. 392. Ibid., p. 392. Ibid., p. 393 Ibid., p. 398. Ibid., p. 398. Ibid., p. 404. Ibid., p. 406. Ibid., p. 410. Ibid., p. 412. Ibid., p. 426. Ibid., p. 508. Ibid., p. 508. Ibid., p. 509. Ibid., p. 567. Ibid., p. 507. Ibid., p. 449. BREVES ANOTACIONES PARA UN MÉTODO DE FILOSOFÍA LATINOAMERICANA Y ECUATORIANA Alberto Henriques Abordar la problemática del método de la filosofía a partir de un contexto social e histórico latinoamericano y más específicamente ecuatoriano, se convierte hoy en una necesidad imprescindible para desbrozar el camino a cualquier otra reflexión ulterior. Entendemos el quehacer filosófico como una reflexión segunda que se nutre vitalmente de la praxis que va realizando el pensador y su comunidad dentro de un ámbito concreto. Por consiguiente, sin reductivismos sectarios y superando particularismos nocivos, vamos a delinear algunas pautas que permitan vislumbrar el camino de la reflexión en una sintonía más cercana a la sensibilidad contemporánea. 1. Componentes de la reflexión filosófica La elaboración y desarrollo de una reflexión filosófica seria desde nuestro aquí y ahora latinoamericano y ecuatoriano exige poner de relieve ciertos parámetros ineludibles para una comprensión que abarque la tarea filosófica en su integridad. Pongámoslos de manifiesto. 1.1. Contexto socio-histórico: Uno de los grandes aportes de las elaboraciones filosóficas latinoamericanas ha consistido precisamente en la contextualidad de las reflexiones, de modo que texto y contexto van formando siempre más una síntesis apretada e inescindible. En el afán de superar esquematizaciones idealistas, la reflexión racional ha sido ubicable en un entorno siempre más preciso que permita comprender la índole de los problemas que hoy se abordan, los caminos de solución que se sugieren y las perspectivas que se abren a tal conjunto de reflexiones. Revista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Año XV - Ns 47 Agosto 1987 - Quito, Ecuador 74 Alberto Henriques 1.2. El pensador y la comunidad filosófica: En íntima relación con el ámbito histórico, se debe colocar el papel activo de los pensadores que intentan desentrañar el sentido de la realidad y el "telos" que sigue la acción humana. Nos topamos con personas concretas, de carne y hueso, que van tejiendo las reflexiones que sugieren los acontecimientos circundantes presentes y pasados- y toda una tradición filosófica recibida desde diversas vertientes. El filósofo, entendido como persona total, dotado de racionalidad, pero también de un cúmulo de factores a-tcoréticos, está inmerso en el mundo, en la historia, entre otras personas en una profunda vinculación que suscita una reflexión sobre la realidad. Pero como ya insinuábamos, cada pensador está conectado con una "memoria" filosófica que viene a enriquecer y a continuar la cosmovisión y la reflexión particular. Podríamos indicar que los pensadores pertenecen a una "comunidad filosófica" que cataliza un gran número de consideraciones teóricas y prácticas. La historia contextualizada a una época y el bagaje intelectual asumido tienen una importancia preponderante en cualquier tipo de elaboración que la inteligencia humana llegue a producir en un análisis de sentido y de dirección de la actividad humana. 1.3 Interrelación del pensador con su contexto: Sin Embargo, la relación hombre-naturaleza, en sentido amplio, no es una vinculación estática o pacífica. Al contrario, el filósofo se sitúa en una interrelación dinámica con su contexto, de modo que las comprensiones, interpretaciones y acciones que van emergiendo están condicionadas por esta innegable historicidad de la persona que reflexiona. Pero esta lucha entre el pensador y su contexto no es clara ni transparente, pues la realidad tiene una riqueza y complejidad extraordinaria, que no es posible analizarla con una sola intuición. Por otra parte, en forma correlativa, el entendimiento humano tiene una estructuración tal que para penetrar mejor en el ser y en el valor de la realidad humanamente asumida, debe dividir, analizar y discurrir, lo que vuelve penoso el escudriñamiento de la existencia personal y colectiva. Por ese motivo, un filósofo se encuentra ante una doble alternativa al emprender la reflexión segunda. En efecto, su pensamiento puede, directa o indirectamente, justificar o criticar la realidad dada. Y en ese sentido, la filosofía puede tomar partido por la opresión o por la liberación. Mucho cuenta el lugar social, desde donde el pensador va elaborando y sistematizando Breves Anotaciones para un Método de Filosofía Latinoamericana y Ecuatoriana 75 su pensamiento. De hecho, una visión de la realidad a partir de la dominación va a condicionar una reflexión filosófica que más oculta que devela el ser real. Y por esto, la filosofía que surja tendrá acentos de conservación o, a lo más, de reformas parciales de la historia humana. Por el contrario, elaborar la propia visión a partir de "los condenados de la tierra", lleva a visualizar toda interpretación y reflexión ulterior en una línea de crítica y de enjuiciamiento de lo dado. Hay, pues, dos posiciones previas que van a condicionar el ser y el actuar reflexionados en profundidad. 2. Peligros a evitar Si bien todo filósofo puede pasar por numerosísimos obstáculos en la elaboración de su pensamiento, desde nuestro ángulo y a partir de nuestra experiencia, solamente queremos poner de manifiesto dos escollos que deben ser superados pronta y eficazmente. Nos referiremos al academicismo y al dogmatismo, que son posiciones donde confluyen elementos teóricos y prácticos que condicionan el correcto filosofar. Veámoslos por separado. 2.1. Academicismo: Entendemos que este obstáculo es una tentación muy presente en nosotros por cuanto somos personas que tenemos un origen social de las capas medias y además, desarrollamos tareas más intelectuales en el mejor sentido del término. Por este motivo, los halagos de un sistema individualista y mercantilista, pueden fácilmente hacer presa en el filósofo mejor intencionado que tiende a reflexionar la realidad más bien detrás del escritorio y al calor de siempre más numerosas lecturas. De lo dicho, puede resultar un pensador que mira la realidad con catalejo y que, desde su torre de marfil, imparte enseñanzas aún de contenido progresista. Pero este recibir y dar intelectualizados, no alcanzan a generar multiplicadores de una nueva conciencia y de una nueva praxis histórica. Todos los conocimientos quedan encerrados en una pequeña élite que dialoga, se acalora y se divide dentro de su mismo círculo intrateórico. El avance verbal no tiene un correlativo práctico. La filosofía se va formalizando pero esta vez ya con categorías históricas, que pierden su mordiente práxico al no animar acciones que tengan repercusiones historizables. En este camino de profundización de la teoría se puede avanzar muchí- 76 Alberto Henriques simo; se alcanza aún a depurar el lenguaje y a precisar los términos. Sin embargo, no por ello ese saber escapa a la teorización puramente especulativa. Aún más, este tipo de conocimiento y de lenguaje es altamente peligroso ya que puede generar una cierta ilusión de que realmente no sólo se contempla el mundo, sino que se lo transforma. Con lo dicho, no pretendemos caer en actitudes y actuaciones románticas de imitación servil de los sectores oprimidos. La opción de la visión de la historia en la clave de los marginados no pide una pauperización radical del pensador. Aunque es muy ilustrativo el caso de Marx trabajando en una fábrica, no es una condición imprescindible para superar un academicismo que se deleita en la creación de sus propias teorías. Más adelante indicaremos algunas perspectivas del quehacer filosófico en nuestro ámbito. 2.2. Dogmatismo: Esta es otra actitud que fácilmente puede hacer presa en los pensadores que ya tienen la ilusión de haber encontrado la clave de las situaciones históricas y sociales. Una actitud de peligrosas extrapolaciones mata el afán de trabajo creativo para nuestros contextos. Las posiciones dogmáticas se vuelven meramente repetitivas, por lo que las teorías e ideas que fueron fecundas en otras situaciones son copiadas y repetidas sin la criticidad suficiente. Entonces como resultado encontramos que en lugar de reflexión tenemos repetición; la búsqueda es reemplazada por la seguridad del "catecismo" aprendido; las críticas y los cuestionamientos son rechazados por un autoritarismo verticalista. Fruto del dogmatismo es la incapacidad para dialogar y para comprender la propia situación. Otras vertientes de pensamiento que podrían enriquecer la reflexión que se defiende son rechazadas en bloque sin establecer distinciones, niveles de consideración y puntos de vista valiosos. Estas intransigencias no permiten progresar en la reflexión y paralizan un accionar más eficaz. De allí que sea indispensable ser consciente de la precariedad de las posiciones asumidas, y de considerarse en un largo proceso de búsqueda. El dogmatismo ideologiza la visión de la realidad y obstaculiza un saber más objetivo, dinamizador de una práctica liberadora. La apertura de mentalidad, la insatisfacción frente a lo logrado, la capacidad de escucha, son actitudes subjetivas que pueden ayudar a vencer las cerrazones dogmáticas, que vuelven Breves Anotaciones para un Método de Filosofía Latinoamericana y Ecuatoriana 77 sectarios a sus sostenedores. Un verdadero pensador se reconoce "homo viator", que día a día va vislumbrando nuevas tareas y desafíos, que muchas veces obligan a un esfuerzo de revisión y corrección de posiciones ya adquiridas. El filósofo jamás puede sentarse satisfecho a contemplar un sistema ya cerrado y autosuficiente. El narcisismo filosófico desemboca en un solipsismo destructivo, teóricamente estéril y socialmente reaccionario. 3. Pistas para una Metodología filosóficamente correcta De todo lo que se ha dicho, encontramos que el filósofo debe aprehender el material de sus reflexiones a partir de una gran cercanía con los procesos históricos, donde las relaciones sociales son una mediación indispensable para captar cualquier elaboración cultural. La participación activa en la transformación de las totalidades estructuradas facilita la tarea de escucha y de recolección de elementos reales para el pensador. La capacidad de ver la historia desde un compromiso de liberación abre el horizonte de consideraciones en una dirección enriquecedora. Sobre esta contemplación comprometida, el filósofo puede ya asumir un papel más específicamente suyo: reflexionar y sistematizar los datos aportados por la realidad. Tienen un gran valor metodológico las elaboraciones teóricas que recoge el mundo filosófico en su esfuerzo por interpretar la realidad y abrir perspectivas. Será precisamente la confrontación con el mundo, con la historia, el factor decisivo que pondrá a prueba toda teorización y esfuerzo sistematizador. Sin embargo, la palabra primera está en manos de los sectores desposeídos a los que la historiografía tradicional no da voz y una función en el devenir. Y para superar verbalismos estrechos, pensamos que la palabra del pueblo, debe ser entendida en un sentido amplio, pues incluye el gesto, la acción, los mecanismos de movilización, las utopías y esperanzas más recónditas. De allí que el pensador debe tener una mentalidad capaz de abarcar la mayor cantidad de factores en una visión de conjunto. El paso del mundo concreto a la elaboración reflexiva exige que las perspectivas que se abran no traicionen las componentes fundamentales de la realidad. Este delicado paso fácilmente puede prestarse a mutilaciones, encubrimientos ideológicos y proyecciones subjetivas incorrectas. Será 7S Alberto Henriques precisamente el ir y volver de la historia concreta aquello que permitirá vencer, siempre en forma precaria, el peligro de encubrimiento de la realidad. Dentro de esta ardua tarea de interrelación del mundo, el filósofo está invitado a ordenar los datos asumidos, de modo que se establezcan prioridades, diversificación de aspectos, interrelación de elementos, visualización de la dirección y sentido de los procesos humanos. Evidentemente el pueblo generalmente no ordena en forma coherente los materiales que maneja. Por este motivo, la acción de un pensador es muy valiosa ya que permite aclarar el panorama, inferir nuevos caminos y sugerir alternativas. De este modo, valiosas reflexiones pueden convertirse en acompañantes de la praxis de personas y grupos dominados. Precisamente la necesidad de devolver al pueblo la voz y de reconocerle su conciencia lleva a revalorizar el saber popular en sus más variadas formas (leyendas, mitos, creencias, conocimientos, etc.). En este contexto, se vuelve siempre más imperiosa la necesidad de comunicar las reflexiones elaboradas de manera que sean devueltas a los sectores oprimidos. Aquí juegan un papel de primera magnitud los mecanismos de comunicación puesto que ciertas reelaboraciones traen un material codificado en otra clave, de modo que la conciencia espontánea se debe ir abriendo a la criticidad transformadora para poder asumirlos. La interrelación entre el pueblo y el filósofo es fecunda ya que los procesos van exigiendo nuevas actuaciones que, a su vez, permitan transformar los contenidos mentales. Así se va operando una re-crcación del lenguaje gracias a una continua revisión de los contenidos mediante una permanente tarea de codificación y dccodificación. Conviene ahora precisar el método filosófico que proponemos a fin de diferenciar los variados niveles de consideración de la realidad. Intentamos, pues, rigorizar más nuestras consideraciones de modo que se ilumine mejor el papel del filósofo en la realidad contemporánea. 4. Niveles de reflexión filosófica La tarea de comprender y transformar el mundo exige al filósofo respuestas concretas desde los diversos ángulos de análisis de la historia. Puesto que Breves Anotaciones para un Método de Filosofía Latinoamericana y Ecuatoriana 79 es imposible abarcar simultáneamente todos los aspectos de la realidad, se necesita una tarea más analítica en función de una síntesis más objetiva. Apenas esbozaremos algunos aspectos. 4.1. Perspectiva epistemológica: Un primer grupo de problemas gira alrededor del área del conocimiento humano. De hecho, la interrelación entre lo universal y los particulares, entre lo abstracto y lo concreto, conlleva no pocas tensiones en el momento de elaborar un pensamiento objetivo, crítico y transformador.. Por lo pronto, existe la diferencia entre el conocimiento popular y el conocimientoreflexivo-sistemático.Los sectores populares que se debaten en situaciones difíciles, vitales, manejan un saber intuitivo, pragmático, cercano a la cotidianidad, en íntima relación con la acción. Muy diversa es la actitud delfilósofo,quien a fuerza de ejercicios fatigosos y continuados ha elaborado un saber discursivo, generalizador, conectado a la vida con mediaciones conceptuales universales. Esta diferencia se refleja en el lenguaje tan diverso que emplean el pueblo y el pensador. Sin embargo, a pesar de la dificultad y diferencia que puede existir entre uno y otro universo cultural, el filósofo tiene la tarea ineludible de conseguir un acercamiento y un diálogo entre estos dos conocimientos. Sin sacrificar la riqueza de ninguno de los dos campos epistemológicos habrá que llegar a verdades concretas pero abarcadoras, prácticas pero conceptualmente esclarecidas, vitales pero ligadas al conjunto social. Como es fácil comprender este tipo de verdades bipolares exige una unidad de contrarios donde teoría y praxis necesitan conjugarse en los procesos históricos. En el fondo, planteamos superar un populismo de cualquier índole y también un elitismo desencamado. En este nivel, aún queda mucho por hacer en nuestros países. 42. Perspectiva ontológica: El tipo de verdad a que nos hemos referido se entiende dentro de una ontología coherente con esa concepción. De hecho, el estudio de la realidad, de sus dinamismos y sus leyes, lleva a la superación de visiones esencialistas o de sistemas cerrados. El ser y el devenir, los acontecimientos y sus causas, el sujeto y el objeto son entendidos dentro de una trama de unidad de contrarios. La realidad aglutina lo que la razón humana divide con el razonamiento discursivo. Evidentemente, hoy se ha tomado conciencia del papel relevante que asume el hombre en la realidad, por lo que la ontología está marcada por una acentuación antropológica. El hombre, personal y social, se convierte en un punto de referencia indispensable para toda sistematización de lo real. La persona como fuente de sentido y de valores 80 Alberto Henriques debe ser ubicada dentro de la red de relaciones sociales, por lo que el tema genérico del devenir se humaniza transformándose en historia. De lo dicho, podemos constatar un tipo de ontología dinámica, antropológica, firmemente enraizada en la actualidad y en la historicidad, pero abierta al sentido del devenir humano y a su transformación. Dejando a un lado idealismos o sus moralismos correlativos, planteamos al filósofo la necesidad ineludible de asumir el problema de lo Uno y de lo Múltiple en el afán de superar la clásica pregunta de la antigüedad griega. Siendo conscientes de la emergencia de grupos sociales en proceso de autorreconocimiento de su explotación y en búsqueda de liberación total, una reflexión correcta contemporánea, desde América Latina y, específicamente desde el Ecuador, debe partir de una cosmovisión elaborada con y desde esos conglomerados marginados por el sistema imperante. Estos sectores disfuncionales que rompen la ontología integradora de la dominación, se convierten en los principios de conversión y de dinamización de una visión dada de la realidad. Unidad y diversidad son componentes alcanzados a través de un equilibrio donde las condiciones concretas de las sociedades permiten la acentuación provisional de uno de los dos factores de lo real. De lo dicho, no se puede inferir la volatilización de los seres bajo la sombra de una imaginaria entelequia unificadora. Los datos, el "faclum", poseen en sí mismos una riqueza y densidad ontológicas que se imponen a todo arbitrio subjetivista. La existencia, sobre todo cuando es mediada por un análisis crítico, envuelve al mismo filósofo, pues no es posible intentar visiones teóricas y posiciones prácticas neutrales, como si se viviera al margen de la realidad, de la historia. Se va delineando con más claridad la imposibilidad de mantener en forma definitiva una visión cerrada y omnicomprensiva de la realidad. Los seres están en continua transformación y exigen reformulaciones nuevas. Por otra parte, las relaciones sociales muchas veces conflictivas no pueden ser absorbidas por una cosmovisión cerrada y perfecta que se aisla en un solitario hiperuranio. Un pensamiento de esta índole se coloca en la vertiente de la ideologización que encubre más que revela el ser real. Una ontología desde nuestras tierras no puede escamotear las realidades que deben ser asumidas en su complejidad conflictual; desde la opresión y la dependencia, la realidad se presenta al filósofo como un llamado a un quehacer urgente y colectivo. Breves Anotaciones para un Método de Filosofía Latinoamericana y Ecuatoriana 81 43. Perspectiva ético-antropológica: El cuño antropológico de la reflexión filosófica contemporánea se convierte en una dirección-eje para cualquier pensador. De hecho, se evita acudir a una realidad indiferenciada donde el ser anula todas las diferencias. Mas bien, un pensamiento desde "lo nuestro", implica aceptar un hombre total y una humanidad total, que se descubre como centro de valoraciones. Superando los dualismos antropológicos, una reflexión seria debe ayudar a detectar al hombre como sujeto éticamente valioso. De hecho, la constitución humana, la capacidad de libertad, las aspiraciones que toman formas de ideales históricos, la apertura hacia la comunicación y comunión, permitirán a los hombres una vida moral correcta, donde los valores se presentan como entidades normativas, pero con la exigencia para que la voluntad decida su realización histórica concreta. Este ámbito de reflexión filosófica recibe actualmente una esmerada atención, puesto que el estudio de la persona humana y de su actuar responsable, son temas que cuentan con amplia acogida en nuestra época tan amante de la praxis y de la transformación de la historia. La necesidad de conjugar un método teórico-práctico es ineludible también en la esfera axiológica. De hecho, el obrar humano en su mismo dinamismo plantea la necesidad de asumir una tensión bipolar entre los hechos concretos y la exigencia de universalización. Por ende, problemas como los valores éticos, la ley y la conciencia, la persona y la sociedad, el proyecto de liberación integral a partir del pueblo, etc., deben entenderse dentro de la tensión de contrarios que es ínsita a la vida humana en la historia. Elfilósofono puede ser ajeno a esta problemática que seguramente envuelve a su personalidad, solicita su atención e invoca su compromiso practico. Debido a la situación objetivamente opresora y estructuralmente desequilibrada, todo discurso ético en nuestras tierras debe tener una ineludible vertiente política donde es preciso hacer un delicado discernimiento al reflexionar sobre lo político y sobre lo ético de modo que el análisis descubra el sentido, la orientación que se asume. Evidentemente, la interrelación de niveles en la consideración filosófica se impone como una necesidad. Así como la realidad es unitaria en su complejidad omnicomprensiva, también la reflexión racional debe asumir una actitud de integridad. Por esto, las consideraciones gnoseológicas no pueden jamás prescindir de las perspectivas ontológicas ni axiológicas, y lo mismo se 82 Alberto Henriques debe afirmar de las otras vertientes de análisis. En otras palabras,, la diferenciación de niveles, sólo tiene lafinalidadde distinguir dentro de un todo articulado de modo que unas pistas de reflexión acentúen más uno u otro aspecto de la realidad histórica superando separaciones en compartimentos estancos. 5. Características de nuestro pensar actuante Después de cuanto se ha venido reflexionando, una filosofía latinoamericana y ecuatoriana debe aflorar con algunas características peculiares que sin cerramos en parcializaciones indebidas, pueden constituir un aporte para el pensamiento universal. La contextualización de nuestro pensamiento a partir de los sectores marginados y oprimidos, va a provocar la emergencia de un pensamiento lleno de vitalidad y preñado de consecuencias prácticas en la humanidad. Para sistematizar mejor el perfil del pensamiento emergente a partir del pueblo, nombraremos algunas propiedades de este reflexionar. 5.1. Historicidad sobre Especulación: Los filósofos, sensibles al "kairós" de nuestros pueblos, vamos a detectar siempre en la reflexión una cercanía a la conflictualidad social y a la tensa cotidianidad que va atravesando el ser y el obrar popular. La materia que se ofrece a la reflexión filosófica brota del quehacer sufrido, contradictorio, pero en camino, de todo un proceso histórico-social en ebullición hacia la liberación. Un pensamiento historizado y critico tiene la primacía. Las consideraciones especulativas de profundización justificativa tienen apenas lugar, pues la reflexión se va gestando sobre la marcha en un contexto de avance y de provisionalidad. No se ofrecen alternativas: o se avanza con la historia reflexionando en el peregrinar, o se estanca en teorizaciones que se alejan de la vida y se quedan en el pasado. Quizás esto último sea uno de los grandes problemas de nuestra filosofía latinoamericana. De este modo, damos paso a un pensamiento fundamentalmente evolutivo, dinámico. Estamos a gran distancia del antiguo esencialismo, pero también del existencialismo de la última post-guerra. La historización del pensamiento y del lenguaje llevan a una reformulación de categorías filosóficas que en la tradición reflexiva occidental se han enmarcado dentro de los parámetros de otros universos culturales. Es así que términos como "persona", "naturaleza humana", "existencia", "proyecto", "ley", "conciencia", Breves Anotaciones para un Método de Filosofía Latinoamericana y Ecuatoriana 83 etc., reciben connotaciones más amplias y más concretas que en otras épocas. La perspectiva social, colectiva, y los dinamismos propios de la emergencia de grupos sociales en situaciones conflictivas, otorgan una carga y un mordiente nuevo de índole histórica y axiológica a toda la terminología y la reflexión filosóficas. 52. Globalización sobre Compartamentalización: La reflexión latinoamericana que parte de "los nuestros" debe estar condicionada por la manera de ser y de actuar de nuestras gentes. La mentalidad del pueblo tiende a comprender los acontecimientos y sus ideas dentro de una visión totalizante. Los más variados aspectos de la estructura social y la misma persona se encuentran íntimamente vinculados, de modo que a la hora de la acción hay toda una fuerza racional y extra-racional que se conjuga para las decisiones. A pesar de que toda una corriente modernizante ha invadido nuestras tierras desde los grandes imperios, sin embargo, no ha logrado afectar lo más profundo de nuestra "alma popular". De lo dicho, se desprende que un saber que desee recoger lariquezade esta vida emergente en la escena de la historia, no puede permanecer en esquemas rígidos, fríos y claramente departamentalizados. El momento de análisis y de ordenamiento tiene sentido en la medida en que permita una síntesis más vasta y abarcadora. Por consiguiente, no hay que dar paso a las tentaciones dualistas en cualquier campo del pensamiento, ni a las dicotomías que un mundo tecnificado y racionalizante tiende a elaborar. No pretendemos con lo dicho una confusión de ideas, ni una oscuridad de temáticas. Más bien, apuntamos a poner de relieve la necesidad de aspirar siempre a visiones de conjunto que, distinguiendo niveles y perspectivas, logre elaborar totalidades articuladas que señalen nuestra peculiaridad irrenunciable en el momento de aclarar nuestra reflexión segunda. 53. Dialecticidad sobre Conciliacionismo: La realidad de oposición conflictiva excluyeme sobre la que se ha constituido nuestro subcontinente no se presta a una reflexión conciliadora. No es tarca de filósofo lúcido cultivar el odio y el enfrentamiento entre grupos humanos. Sin embargo, la situación de endurecimiento secular es un hecho objetivo que no puede ser rebatido. La tentación moralizadora que pregona la conciliación a través <im un pacífico compartirfraterno,históricamente no ha encontrado eco a nivel de 84 Alberto Henriques grandes conglomerados sociales. Se ha producido a nivel personal y de pequeños grupos "comunitarios" que van desde el cristianismo primitivo hasta las comunidades utópicas. Pero a nivel histórico-social general este "desideratum" o imperativo moral no ha encontrado viabilidad. Por otra parte, nos encontramos con una situación compleja de lucha de clases que tampoco es tan claramente biclasista, entre explotadores y explotados. El intento de distinguir entre la contradicción fundamental y las contradicciones secundarias ha sido un esfuerzo por dar respuesta a esta situación. A pesar de la clarividencia de este análisis, hay que reconocer que se vuelve también indispensable acudir a elementos más personalizantes y axiológicos que entroncan con toda la problemática del "hombre nuevo". Todas estas consideraciones antes que ocultar la problemática conflictual, tienden a agudizarla haciendo ver cómo la dialecticidad, entendida como existencia simultánea relacional de contrarios, invade toda la realidad tanto en el ser como en el actuar. Positividad y negatividad no se dan históricamente en situación pura, sino que se interrelacionan en grados mayores o menores. De ahí se infiere que no hay cómo ensalzar ni condenar en forma absoluta a ningún grupo social ya que en todos se da la contradicción entre el ser y el no ser, entre el valor y el antivalor, entre la libertad y la esclavitud. Aún más radicalmente, podríamos sugerir que la dialecticidad opresor-esclavo se da en cada persona y dentro del mismo grupo social. De allí que unafilosofíade "los nuestros" no puede solamente permanecer en la insistencia machacona e indiferenciada de la gran contradicción objetiva. Las contradicciones se diversifican y se multiplican al infinito, pasando desde los ámbitos más personales, al dominio antropológico-cultural (tan olvidado por la izquierda clásica) hasta el dominio económico-social. Cualquier intento concordista que pretenda subsumir las contradicciones pulsando sólo el registro de lo ético se reduce simplemente a una hipertrofia del ángulo moral que pretende convertirse en el regulador objetivo de la realidad histórica. El justo lugar de la moral reside precisamente en aceptar su papel dialéctico de formadora y movilizadora de personalidades que se inserten positivamente dentro de un proceso objetivo, histórico, de superación combativa de la negatividad personal y estructural dada. Breves Anotaciones para un Método de Filosofía Latinoamericana y Ecuatoriana 85 Debemos reconocer que esta característica de nuestro pensamiento debe aún ser más trabajada por un proceso de educación popular que lleve al autorreconocimiento de numerosos grupos sociales marginados. Este cambio será también incentivado por la evolución objetiva de las condiciones históricas que tienden en la actual dinámica social a convertirse en más conflictivas y agudas. 5.4. Militancia sobre Contemplación: La primacía de elementos axiológicos en el pensamiento latinoamericano emergente de las grandes mayorías va a provocar el surgimiento de nuevos filósofos. En este siglo numerosos pensadores latinoamericanistas abrieron la brecha exigiendo la diferenciación de nuestra identidad cultural respecto al pensamiento filosófico universal. Este primer autorreconocimiento ha sido de una importancia invalorable, pues nos ha permitido comenzar a apreciar "lo nuestro", es decir, nuestra cultura, nuestra historia, nuestros pueblos, en fin, nuestra cosmo-visión. A partir de esa primera intuición fundamental de toma de conciencia, nuestros filósofos se dedicaron a reflexionar, profundizar, esclarecer muchos temas y problemas que emergían de este nacimiento a lo propio. Pero nos da la impresión que ha existido una limitante al trabajo ya realizado. Quizás muchos de nuestros filósofos, por su misma extracción de clase (pequeña burguesía), quedaron en un nivel intermedio: contemplaron con preocupación los desajustes de nuestro mundo, investigaron las raíces histórico-culturales que han llegado hasta nuestros días en sus efectos y sugirieron alternativas posibles hacia avances históricos fecundos. Toda esa tarea ha sido de invalorables consecuencias. Sin embargo, modestamente, nos parece que fue un trabajo más contemplativo que militante. Desde la "Academia" se miró y se reflexionó sobre el pueblo con inmensa simpatía y comprensión. Pero mucho de ese saber reflexionado brotó de ensayos, publicaciones y datos objetivos que se daban a partir del pueblo. El contacto con la realidad quizás fue mediatizado por interpretaciones teóricas que daban los estudiosos de las ciencias sociales. Y en este sentido, la filosofía latinoamericana que emergió fue historizada, pero muy genérica; apuntaba a los problemas y a su sentido, pero quedaba absorbida por Las élites, muchas de ellas encerradas en un reflexionar históricamente intrascendente. Quizás la maduración a que nos han conducido nuestros predecesores en la filosofía latinoamericana, nos esté invitando a una filosofía más militante y Alberto Henriques 86 práctica. Sin caer en populismos demagógicos, pensamos que la reflexión desde nuestras tierras debe partir de "los nuestros", es decir, desde un contacto más directo y vivo con los sectores explotados y marginados por la dominación. Sospechamos que unafilosofíamás viva y de utilidad social transformadora, brotará cuando nuestros pensadores se inserten en forma militante dentro de los procesos históricos. El acercamiento élites-masas puede producir una reflexiónfilosóficade consecuencias insospechadas. También aquí el método dialéctico de afirmación-negación-superación producirá no pocos avances en el pensador y en el pueblo. De hecho, elfilósofono sólo irá a "enseñar"; al contrario, deberemos ir a aprender: seguramente nos volveremos más concretos, más humanos y más funcionales en un proceso de transformación liberadora. En este sentido, la filosofía latinoamericana de liberación avanzará solamente en la medida en que progrese la conciencia y la acción de los pobres de nuestras tierras. La presencia y la acción del filósofo cercano a ese caminar será una ayuda para tomar distancia crítica frente a las propuestas engañosas del sistema dominante, y también para ir vislumbrando alternativas y caminos que permitan el crecimiento en la libertad auténtica de los pueblos. 6. Concluyendo Nuestro deseo ha sido iluminar con sencillez algunos aspectos de un método filosófico desde América Latina y, en concreto, desde los sectores dominados de nuestro subcontinente. Nos ha movido un deseo de presentar un pequeño aporte a la tarea de construcción de una nueva sociedad desde la perspectiva filosófica. De todo lo que hemos dicho, se infiere claramente que una filosofía como la que hemos intentado presentar tiene una clara vertiente política en su referencia al bien común. Es allí donde el pensamiento y la acción del filósofo van a encontrar su culminación. ¡Cuánto necesitamos agentes que ayuden a sistematizar visiones más abarcadoras! Sentimos la urgencia de encontrar personas que unidas a los procesos populares, señalen el sentido de esos mismos procesos concretos, animen la visión de valores alternativos a la moral burguesa, profundicen y sistematicen las aspiraciones e ideales correctos de los grupos que van haciendo su aparición activa en la historia para sí. Pensamos que aquí hay un reto y una tarea que todo filósofo consciente puede y debe asumir. TERCER MUNDO Y OBJETIVIDAD CIENTÍFICA Ricardo J. Gómez Debemos comenzar desilusionando a nuestros interlocutores. Tal supuesto Tercer Mundo de nuestro encabezamiento no es, ni nada tiene que ver, con la entidad geopolítica que tantos dolores de cabeza produce a gobernantes, analistas y militares de todo el orbe. El Tercer Mundo a referimos en nuestro trabajo es una entidad teórica íntimamente vinculada con cuestiones epistemológicas. Más específicamente, con el intento de Karl Popper de fundamentar la objetividad del conocimiento científico. En tal sentido, nuestra propuesta consiste en establecer (y tratar de justificar) que la concepción popperiana de tal Tercer Mundo, y especialmente los argumentos que pretenden sustentarla, no logra lo que Popper pretende: garantizar adecuadamente que el conocimiento científico es conocimiento objetivo. 1 La ciencia es, según Popper, conocimiento objetivo en tanto los contenidos significativos de sus leyes y proposiciones pertenecen a un Tercer Mundo de contenidos objetivos de pensamiento poseedor de una peculiar autonomía respecto del mundo físico (Mundo 1) y del mundo de nuestros estados de conciencia (Mundo 2). Tal conocimiento objetivo es "conocimiento sin sujeto cognoscente." ^ Sólo tal conocimiento aislado del contexto de (l) K. Popper, "Epistemology without a Knowing Subject" Objective Knowledge (Oxfoid: At Ihe Clarendom Press, 1972), pp. 106-152, p.109. (Hay traducción castellana). Revista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Año XV - 47 Agosto 1987 • Quito, Ecuador Ricardo J. Gómez 88 producción y de su productor es el único relevante para elucidar qué es la ciencia en tanto conocimiento. Como el conocimiento científico se genera al intentar resolver determinados problemas mediante hipótesis a testar en el mundo empírico, a tal tercer mundo no sólo pertenecen los contenidos de leyes y proposiciones científicas sino también los contenidos de los problemas cuyo intento de solución invita a buscar tales leyes y proposiciones. Popper no niega que los contenidos de tal tercer mundo (y, por ende, las teorías científicas) son producto de la actividad humana. Pero, una vez creados, operan autónomamente y no requieren para su comprensión o elucidación tomar en cuenta ni al sujeto ni al proceso de su producción. De tal modo. Popper no sólo pretende refutar a toda versión del conocimiento basada en consideraciones sociológicas (sociología del conocimiento y Kuhn, por ejemplo), o psicológicas (psicología behaviorista,por ejemplo), o materialista-históricas o dialécticas, sino también a toda escuela filosófica que conciba el conocimiento como una forma de creencia (Russell y Quine, por ejemplo). Así nos dice: "En oposición a todo ésto [a todas las tesis poppcrianas al respecto] la epistemología tradicional está interesada en el segundo mundo, en el conocimiento como una cierta clase de creencia, como creencia justificable..."^ Si nos preguntamos cuál es, según Popper, la ventaja de su enfoque sobre el de aquéllos que centran, en su opinión, su estudio del conocimiento en el mundo 2, su respuesta es menos que convincente: "Esta clase de filosofía de la creencia no puede explicar el fenómeno decisivo que los científicos critican sus teorías y tratan de matarlas (sic). Los científicos tratan de eliminar sus teorías falsas."^ Cabe responder a Popper que (i) Es falso que los filósofos que conciben al conocimiento como creencia justificable no pueden, si lo pretendieran, explicar nuestra capacidad de criticar teorías con el fin de eliminarlas. En tanto una teoría no aparezca como justificable o como adecuadamente justificada es susceptible de ser evaluada y, de ser necesario, abandonada. El hecho de que una teoría se justifique por su alta probabilidad de ser verdadera (versión del justificacionismo que Popper usualmente tiene in mente cuando ataca a la teoría del conocimiento como creencia justificable) no impide que, si aparecieran hechos que alterasen tal probabilidad, la teoría fuese revisada y eventual(2) (3) Ibid., p. 122. Ibid, p. 122. Tercer Mundo y Objetividad Científica 89 mente abandonada; (ii) Aquello de que "los científicos.... tratan de matar sus teorías" es una tesis central del falibilismo popperiano, pero muy discutible, en tanto tiene monumentales contra-ejemplos en la historia de la ciencia. Tal como desde Kuhn ha devenido un lugar común afirmar, el científico parecería inicialmente tratar de sostener a toda costa sus creencias, incluso contra la experiencia (la teoría astronómica de Ptolomeo es un macro-ejemplo de ello); es decir, el científico trata a veces de mantener sus creencias falsas, en mútliples ocasiones porque no dispone de mejores. Por lo tanto, ¿por qué los filósofos de la creencia habrían de explicar tal fenómeno supuestamente decisivo (los científicos tratando de matar sus teorías)? En verdad, tales filósofos ni lo intentan y, quizás, ello habla a favor de su posición, en tanto no se está conminado a explicar aquello que en realidad no acaece. Por lo tanto, constatamos aquí un primer gran inconveniente de la teoría popperiana de la objetividad del conocimiento científico: en oposición a lo que su autor sostiene, ella no parece presentar las ventajas (que su mismo autor supone) sobre versiones alternativas de larga tradición. Pasemos pues a considerar los principales argumentos que Popper proporciona en apoyo de las tesis arriba señaladas. En verdad, tales argumentos se dirigen fundamentalmente a justificar dos tesis mayores: (1) el tercer mundo de contenidos significativos posee una peculiar autonomía que toma al conocimiento, en general, y a la ciencia, en particular, en objetivo (no relativo, en cuanto a su validez, a sujeto o a contexto alguno); (2) el estudio de tal tercer mundo es más útil para conocer el mundo 2 (el mundo de los procesos cognoscitivos en tanto acaecen en el sujeto cognoscente) que conversamente. De otro modo: conozcamos al producto para informamos adecuadamente acerca de su productor, y no conversamente. II Tal como Popper mismo lo declara, su defensa de la existencia de un tercer mundo autónomo se centra en un argumento de corte biológico evolucionista. En biología, hay problemas acerca de los actos de producción (de una tela de araña, por ejemplo) y problemas acerca de las estructuras así producidas (por ejemplo, acerca de las propiedades geométricas, físicas y químicas de la tela de araña, e incluso, problemas relativos a las funciones de tales estructuras). Es la existencia de las estructuras mismas que provoca, de acuerdo a 90 Ricardo J. Gómez Popper, ambas categorías de problemas. De este hecho Popper pretende inferir la autonomía, al menos operativa, de tal mundo de estructuras. Además, en tanto en su opinión tales "simples consideraciones pueden ser aplicadas a productos de la actividad humana"^' se concluye una análoga autonomía de operatividad y validez a tales productos humanos, el conocimiento científico entre ellos. Tal argumento, como todos los que vamos a analizar, es inconclusivo. No es verdad que los problemas del segundo tipo (acerca de las estructuras producidas) provocan principalmente problemas del primer tipo: ¿por qué no decir (o mostrar que es absurdo decir) que tales problemas de estructura son el resultado de que tales estructuras fueron producidas por un determinado tipo de sujeto que procede de acuerdo a un cierto modo o estilo de producción? Dejando de lado la extrañeza por percibir que se pone el acento en los caracteres específicos del producto para explicar lo que acaece en el productor (cuando no pueden existir estructuras fruto de una actividad productora sin tal actividad y, por ende, sin sujeto productor, mas no la conversa), cabe preguntarse por qué en una relación causal, como la que liga a sujeto y proceso de producción con la estructura así producida, corresponde poner el énfasis sobre el efecto (en sentido genético) para analizar la naturaleza y estractura operativa de la causa. La respuesta de Popper al respecto es más sorprendente aún: "En todas las ciencias el enfoque ordinario es de los efectos a las causas. . . El efecto genera el problema. . ."^ Esta afirmación es trivialmente falsa. En general, y manteniéndonos en un plano eslrictamente científico, si bien es cierto que conocidos ciertos efectos (el movimiento de una partícula) pueden generarse problemas acerca de sus causas (problemas, por ejemplo en mecánica newtoniana^clativos a la precisa determinación de las fuerzas que determinan tal movimiento), es un lugar común que la naturaleza misma de las causas (4) (5) Ibid., p. 113. No es claro en aboluto qué tipo de autonomía tiene Popper In mente (sólo puede animarse que no es, porque no podría serlo, de tipo genético), ni en qué medida el tercer mundo es autónomo. Popper se expresa muy vagamente al respecto. Así, él afirma reiteradamente que el tercer mundo es vastamente (largely) autónomo; cabe pues preguntarse cuan vastamente autónomo, o en qué sentido o aspecto es tal mundo vastamente autónomo. Sin embargo, no nos consta que Popper haya respondido a tales preguntas. Ibid., p. 115. Tercer Mundo y Objetividad Científica 91 (naturaleza de las fuerzas operantes) genera problemas peculiares acerca de los efectos (determinación precisa de todos los parámetros requeridos para la descripción del movimiento de una partícula). Tampoco es cierto que el científico debe operar (no sólo de hecho sino de derecho) de los efectos a las causas. Newton mismo (cuya producción científica Popper considera como paradigma de lo científico) señaló que el científico-físico ha de proceder tanto utilizando el método analítico (de los efectos a las causas) como el método sintético (de las causas a los efectos). Sin embargo, esto no es todo lo que Popper arguye para justificar la supuesta autonomía del Tercer Mundo. Así, Popper pretende exhibir otro rasgo de los productos del tercer mundo que pone de manifiesto una suerte de funcionamiento autónomo respecto del mundo 2. Según Popper, la presencia de posibilidades no planeadas en el producto mostraría una cierta independencia de éste respecto de su productor. Su metáfora del jardín es propuesta con tal intención: "Aun en el caso en que sea planificado con gran cuidado resultará (el jardín),engeneral,concaracterísticasinesperadas.Peroaunqueresultara exactamente como se lo pleneó, algunas interrelaciones inesperadas entre los objetos planeados pueden originar todo un universo de posibilidades, de nuevos posibles objetivos y de nuevos problemas. La analogía con el conocimiento científico es obvia: si bien el ser humano es su productor, tal conocimiento puede siempre presentar per se características -e incluso problemas- y posibilidades de futura investigación no picaneadas. Ergo: el conocimiento científico presenta un cierto tipo de autonomía, al menos operativa, respecto de su productor. A pesar de todo, estamos nuevamente ante un obvio non sequitur. La presencia innegable de posibilidades de todo tipo no planeadas en el mundo de productos no es prueba suficiente de la independencia de éste -a nivel alguno- pues tal presencia puede explicarse, por ejemplo, por la dificultad de tener presente (el sujeto productor), (i) todos los matices a tener en cuenta en la estructura del proceso de producción, (ii) todos los acondicionamientos entre posibles -y no identificados claramente- aspectos de la estructura de producción y posibilidades del producto. No es necesario postular una determinada (6) Ibid., p. 118 92 Ricardo J. Gómez autonomía operativa del producto (a través de la cual se generasen autónomamente posibilidades nuevas) para explicar tales posibilidades. El modo en que el sujeto opera y las peculiares reglas que rigen la producción de sus productos (así como, para ciertos casos, la relación entre sujeto, contexto de producción y producto) parecen bastar para proveer una plausible explicación de la posibilidad de tales hechos nuevos e inesperados. Aplicando la metáfora causalista que Popper utilizó anteriormente, podemos afirmar (fieles a la concepción tradicional de la relación causal) que "nada hay en el efecto -al menos en este caso analizado por Popper- que no pueda explicarse por sus causas." Nada hay en el producto -el conocimiento científico- que requiera postular una suerte de autonomía operativa respecto de su productor y del proceso de su producción, si los argumentos para mostrar lo contrario son del tipo de los presentados por Popper. Ill Popper complementa su supuesta prueba de la peculiar autonomía del así denominado por él Tercer Mundo, proponiendo supuesta evidencia relevante para su tesis de que el estudio de tal tercer mundo es de "decisiva importancia para la epistemología. . . porque puede contribuir a arrojar una inmensa cantidad de luz sobre el segundo mundo..., aunque la conversa no es cierta."7 ¿Por qué, en primer lugar, "la conversa no es cierta"? Supongamos, a modo de ejemplo, la relación entre el proceso de producción de un automóvil y el producto mismo. Es más que discutible afirmar que a través del estudio del automóvil ya fabricado pueda inferirse con satisfactoria amplitud y precisión de información los aspectos fundamentales de su proceso de producción. Por otra parte, es plausible afirmar que una adecuada información acerca del agente productor, del proceso de producción y de los acondicionamientos sujeto-proceso-producto, puede permitir conocer aspectos importantes del producto mismo. Análogamente, un conocimiento acerca del segundo (7) Ibid, pp. 111-112. En la página 114 es aún más explícito al respecto: "En contra de una primera impresión, podemos aprender más acerca de la conducta de producción estudiando los productos mismos que lo que podemos aprender acerca de los productos mediante el estudio de la conducta de producción" Nosotros no discutimos, por supuesto, que podamos aprender algo acerca del mundo a través del estudio del mundo 3; lo que creemos que Popper no ha justificado es que podamos aprender más (en tin sentido que en el otro: del mundo 3 al mundo 2 que conversamente) o que, parafraseando a Popper, la conversa no sea cierta. Tercer Mundo y Objetividad Científica 93 mundo (por ejemplo, del modus operandi de la comunidad científica en la concepción de Kuhn de la misma) puede contribuir a arrojar luz sobre el tercer mundo (el conocimiento científico, en tanto es miembro, según Popper, de tal mundo). Si es así, no hay duda de que Popper fracasa otra vez al pretender justificar la superioridad de su enfoque epistemológico sobre el de aquéllos que restituyen, al sujeto cognoscente, su contexto y la estructura generativa del conocimiento científico dentro de la espistemología. Por ende, no se sigue, porque el argumento que pretende justificarlo es inconclusivo (como lo hemos mostrado mediante el ejemplo del automóvil), que "podemos aprender más acerca de la heurística y la metodología y aun acerca de la psicología de la investigación estudiante teorías... que mediante cualquier enfoque behaviorista, o psicológico, o sociológico."" Nadie niega la existencia de efectosretroactivos(feed-back effects) del tercer mundo sobre el segundo. Pero la presencia de tales efectos retroactivos no son suficientes, por una parte, para negar la vasta gama de dependencias del tercer mundo respecto del segundo (contra lo que Popper argumenta al respecto), ni para, por otra parte, fundar una determinada autonomía del tercer mundo. Así, el modo de producción puede explicar aspectos relevantes de un determinado producto y, a su vez, el producto, en su comportamiento al ser usado, puede influenciar -como usualmente lo hace- en el futuro modo de producción del producto (sugiriendo, por ejemplo, la necesidad de introducir alteraciones en tal modo de producción para corregir defectos que el producto ha exhibido a través de su uso). Esto no agrega razones de tipo alguno para afirmar una determinada autonomía del producto. Ambas tesis, la de la autonomía del tercer mundo y la del efecto retroactivo del tercer mundo sobre el segundo, son vitales para la teoría popperiana de la ciencia. La ciencia, según Popper, no se caracteriza fundamentalmente por su estructura peculiar (como el neopositivismo, tal como Popper lo entiende, afirmó erróneamente), sino por el modo en que se elige entre sus teorías; más precisamente, por el modo en que se produce el crecimiento del conocimiento a través del tiempo. Y, tal como Popper lo explícita, "la autonomía del tercer mundo y el feedback del tercer mundo sobre el segundo... se encuentran entre los hechos más importantes del crecimiento del conocimiento."^ (8) (9) Ibid, p. 114 Ibid, p. 119 94 Ricardo J. Gómez En consecuencia, habiendo exhibido las falencias de la argumentación popperiana en defensa de ambas tesis, su pretensión de justificar la objetividad científica ha quedado conmovida. Su teoría del desarrollo del conocimiento científico parece pues requerir también revisión crítica, en tanto tal desarrollo es concebido como el paso de teorías "objetivas ',' suscitadas por problemas "objetivos", a nuevas teorías "objetivas", generadas por el intento de resolver problemas que se generan, "autónomamente" de toda ingerencia del sujeto y del proceso productor, en la teoría a reemplazar. A modo de conclusión: Popper ha fracasado, una vez más, en proponer una fundamentación satisfactoria de la objetividad del conocimiento científico.^ Su pseudo-autónomo Tercer Mundo sólo puede fundar una pseudo-objetividad científica. (10) T.n verdad. Popper ha proporcionado dos intentos mayores y fallidos para fundametuar la objetividad del conocimiento científico. Ambos son representativos de lus dos estilos tradicionales para lograr tal justificación: (i) por medio de la intersubjetividad operativa y valorativa de los sujetos del conocimiento científico, y (ii) mediante el carácter autónomo de los contenidos de las leyes y de las proposiciones científicas respecto de los sujetos cognosixnics, de sus valores y de lodo aspecto contextual. La versión "tercermundista" criticada es pues una crítica del intento popperiano de justificar la objetividad científica dentro de los lincamientos del segundo de los modos tradicionales citados. Tal versión popperiana fue la resultante de los problemas presentes en la primera versión popperiana (y no resueltos por ella); esta versión seguía los lineamientos del primer modelo citado. La ciencia, en tal primera versión popperiana, es objetiva porque las teorías (y experimentos) de im determinado científico pueden ser coiTiptcndidas y testadas (repetidos, para los experimentos) por cualquier otro científico. Así pueden descubrirse errores y, por criticismo mutuo, eliminarlos. John B. Weltersten ("Traditional Rationality vs. A Tradition of Criticism: A Criticism of Popper's Theory of the Objectivity of Science" Erkcnntnis, vol. 12 (1978), pp. 329-338) ha mostrado que tal concepción presupone la posibilidad de la mutua comprensión de los problemas, pero, a su vez, esto no es posible si la tesis popperiana de falibilidad de nuestro conocimiento y, en particular, de nuestras teorías, es verdadera. Si nuestras teorías son falibles (confusas, quizás inconsistentes, etc.) no puede concluirse que por la mera comprensión de ellas podemos llegar a un acuerdo acerca de los problemas que ellas presentan (¿cómo podemos descubrir los mismos errores?, ¿cómo podemos concluir que son los mismos errores?, ¿cómo, si somos falibles, podemos justificar que podemos eliminar tales errores? ¿Por criticismo? ¿Cómo, si somos falibles podemos llegar a un acuerdo sobre lo afirmado en él?). Una teoría falibilista del aprendizaje del conocimiento, como la de Popper en su primera versión, no es suficiente para fundamentar acuerdos intersubjetivos, es decir, es insuficiente para fundar la objetividad del conocimiento científi(o cuando ésta es concebida como intersubjetividad de acuerdos de los sujetos cognocentes. ARQUEOLOGÍA Y GENEALOGÍA DE LAS CIENCIAS HUMANAS E N M I C H E L F O U C A U L T Francisco Olmedo Llórente "Determinar en sus diversas dimensiones lo que ha debido ser en Europa, desde el siglo XVII, el modo de existencia de los discursos, y singularmente de los discursos científicos (sus reglas deformación, con sus condiciones, sus dependencias, sus transformaciones), para que se constituya el saber que hoy es el nuestro y, de un modo más preciso, el saber que ha tomado como dominio este curioso objeto que es el hombre" (M. Foucault, Respuesta a una pregunta, en Dialéctica y Libertad, Valencia, F. Torres-Editor, 1976, p. 44). La lectura de la obra de Michel Foucault, pensador renovador, abierto y actual, nos ha sugerido el tema de esta intervención. En un mundo entenebrecido por el dogmatismo intransigente y por la intolerancia destructora, merecen estímulo y aliento las actitudes de aventura y de peregrinaje intelectual. Decía Heidegger que "lo permanente en el pensar es el camino", el estar "en camino". Creemos que el pensar de Foucault busca despejar caminos y explorar horizontes. Sus investigaciones no pretenden constituirse en método general, en pauta definitiva, en fórmula acabada. Sus análisis son parciales, localizados y, por tanto, desplazables, transformables. "No me pidan que permanezca invariable" dice el gran pensador francés. Y acota: "... No Revista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Año XV - N» 47 Agosto 1987 - Quito, Ecuador 96 Francisco Olmedo Llórente escribo un libro para que sea el último; escribo un libro para que otros sean posibles - no necesariamente escritos por mí". W Nuestra exposición consta de tres partes. En la primera, a manera de introducción, aventuramos una hipótesis según la cual el proyecto de Foucault respira una atmósfera marxista y profundiza ideas de Marx y de Engels. Foucault confiesa que cita "a Marx sin decirlo, sin ponerlo entre comillas" y afirma que es imposible hacer historia actualmente sin situarse en un horizonte que ha sido descrito y definido por Marx (2). La segunda parte delinea, a partir de Las palabras y las cosas, "una" arqueología, de las ciencias humanas, que no debe ser entendida como "la" arqueología, ni como "la historia general" de dichas ciencias. Se trata de un análisis de las correlaciones o dependencias intradiscursivas e interdiscursivas, que responde, principalmente, a este pregunta: ¿cómo nacieron las ciencias humanas? Por último se estudia el nacimiento de las ciencias humanas, basándose en un análisis genealógico, que atiende a las dependencias extradiscursivas y responde a la pregunta relativa al por qué nacieron las ciencias humanas. I El análisis arqueológico permite comprender "cómo describir un conjunto de relaciones del que podamos seguir detalladamente la subordinación y comprenderla, entre un discurso científico y una práctica política. Relaciones indirectas, sin embargo, puesto que los enunciados de un discurso científico no pueden ser considerados ya como la expresión inmediata de una relación social o de una situación económica" (M. Foucault, Respuesta a una pregunta, en Dialéctica y libertad, p.40). Como es sabido, la modalidad de la relación entre la infraestructura y la superestmctura -modalidad compleja y enmascarada- ha sido tema de muchas (1) (2) Entrevista con Michel Foucault, en o homcn e o discurso, Río de Janeiro, Templo Brasileiro, 1971, p. 25. Las traduciiones de citas en portugués son nuestras. Cf. Microfísica del poder, Madrid, La Piqueta, 1978, p. 100. Arqueología y Genealogía de las Ciencias Humanas en Michel Foucault 97 controversias. En un primer momento, Marx y Engels acentuaron, subrayaron el papel del elemento económico, a fin de combatir el idealismo. La ideología alemana, la Contribución a la crítica de la economía política y otras obras ponene el énfasis en la infraestructura económica y social. He aquí un texto ilustrativo: "... Las representaciones, los pensamientos, el comercio espiritual de los hombres se presentan todavía, aquí, como emanación directa de su comportaminto material. Y lo mismo ocurre con la producción espiritual, tal y como se manifiesta en el lenguaje de la política, de las leyes, de la moral, de la religión, de la metafísica, etc. de un pueblo" (3) La degeneración y vulgarización de este planteamiento oiginó una interpretación causal unilateral, un determinismo, según el cual la ideología es un reflejo mecánico, automático, inmediato, directo de la vida material. En los últimos años de su vida, Engels vuelve su atención al problema que nos ocupa. En algunas cartas, Engels hace acotaciones y precisiones muy importantes. En una carta a J. Bloch (21 septiembre de 1890), afirma que el elemento económico determina la historia en última instancia, pero no es el único determinante. En consecuencia, Engels defiende la independencia o autonomía relativas de la superestmctura. No es nuestro propósito ampliar estas ideas, sino destacar dos puntos: 1) el que se refiere a la superestructura como una emanación directa, como una derivación o expresión inmediata de la infraestructura económica (es lo que Gramsci denomina "infantilismo primitivo"); 2) el olvido, por parte de Marx y de Engels, de aplicar la forma o el proceso de génesis de esa superestmctura: "Por lo demás, sólo falla un punto, que Marx y yo nunca subrayamos bastante en nuestros escritos, y respecto del cual somos todos igualmente culpables. Todos nosotros pusimos el acento -y estábamos obligados a hacerlo- en el origen de los conceptos políticos, jurídicos y demás conceptos ideológicos, y de los actos provenientes de esas nociones, de los hechos económicos básicos. Pero de este modo descuidamos el aspecto formal -el modo en que surgen esos conceptospor tener en cuenta el contenido. Esto les ha dado a nuestros adversarios una magnífica oportunidad para los equívocos..." (4). Como vemos, el nivel de los hechos económicos básicos genera el nivel de las ideas (contenido). Pero, ¿cuál es la forma de esa génesis? ¿Cómo y por qué ocurre?. (3) (4) Marx-/Engels, La ideología alemana, Bogotá, Ediciones Arca de Noé, 1975, pp. 25-26 Engels, Carta a Mehring, en Epistolario, México, Grijalbo, 1971, pp. 82-3 98 Francisco Olmedo Llórente Parece que el discurso de Foucault atraviesa estas preguntas. En primer lugar, cree que el vínculo existente entre las condiciones económicas y los conceptos (el contenido) de la ciencia, del saber no es de tipo "expresivo". El contenido no es la "expresión" pura y simple, no es la "traducción", no es la derivación, no es el "reflejo" de las condiciones económicas y sociales en las que ha surgido (5). Esto significa, en otras palabras, que la génesis del saber no debe vincularse directa e inmediatamente con la infraestructura económica. El saber no debe ser considerado como un epifenómeno de la estructura económica y social. Desde este punto de vista, Foucault cuestiona lo que llama el "marxismo universitario", el marxismo que "academiza" a Marx, el "marxismo tradicional". Por otro lado, tanto el análisis arqueológico como el genealógico investigan la forma de aparición del saber, sus condiciones históricas de posibilidad. Veamos -en función de estas dos ideas y mirando al objetivo de nuestro trabajo- la especificidad de la génesis arqueológica y genealógica de las ciencias humanas. En Las palabras y las Cosas, cuando analiza las doctrinas fisiócrata y utilitarista, dice Foucault: "...Pero si la pertenencia a un grupo social puede explicar siempre que Fulano o Zutano haya elegido este sistema de pensamiento y no otro, la condición para que este sistema haya sido pensado no estriba nunca en la existencia de ese grupo. Hay que distinguir con todo cuidado entre dos formas y dos niveles de estudios. La primera sería una investigación de las opiniones para saber quién ha sido Fisiócrata en el siglo XVIII y quién ha sido Antifisiócrata; cuáles eran los intereses enjuego; cuáles fueron los puntos y los argumentos de la polémica; cómo se desarrolló la lucha por el poder. La otra consiste, sin tomar en cuenta los personajes y su historia, en definir las condiciones que hicieron posible el pensar en formas coherentes y simultáneas, el saber 'fisiócrata' y el saber 'utilitarista'. El primer análisis revelaría una doxología. La arqueología no puede reconocer ni practicar más que el segundo" (6). En la misma obra, afirma que ciencias humanas como la psicología y la sociología tienen su posibilidad intrínseca de existencia en el nivel arqueológico (en el interior del discurso mismo) y no en el nivel doxológico (por ejemplo, la referencia a la sociedad industrial, las amenazas contra los equilibrios sociales...). En Las palabras y las cosas, Foucault prescinde intencionalmente de las condiciones extrínsecas (5) (6) Cf. M. Foucault, en O homcn e o discurso, p. 23 y en Dialéctica y libertad, p. 39 M. Foucaull, Las palabras y las cosas, México, Siglo XXI, p. 198 Arqueología y Genealogía de las Ciencias Humanas en Michel Foucault 99 (económicas, sociales, políticas) de posibilidad del discurso, es decir, deja a un lado sus dependencias extradiscursivas y analiza sólo las dependencias intradiscursivas e interdiscursivas. Dicho de otro modo: únicamente atiende a la positividad del saber, a sus condiciones históricas de posibilidad interna. Con ello, Foucault delimita el análisis arqueológico de la historia de las ideas y déla historia epistemológica, las cuales permanecen exteriores a los saberes que analizan. La historia de las ideas recurre a nociones antropológicas, a generalidades históricas, a temas filosóficos, a la conciencia o sujeto y a su correlato: la continuidad. Además, se mantiene en un nivel factual. La historia epistemológica analiza el discurso a partir de su cientificidad, de su racionalidad, de su verdad. El análisis arqueológico -tal como aparece en Las palabras y las cosas- no es factual, sino conceptual; no es factual, sino conceptual; no es epistemológico, sino epistémico: relativo a la episte-me, la cual configura el saber de una época determinada, da cuenta de sus simultaneidades epistemológicas o del isomorfismo de sus discursos, delimita periodizaciones, explica mutaciones discontinuas, etc. En cuanto al análisis genealógico, Foucault deja entrever que, desde sus primeras obras (Historia de la locura y El nacimiento de la clínica) vislumbra el horizonte del poder y del saber" C7). Este horizonte se toma luz y claridad en los análisis genealógicos, en los cuales la relación saber-poder es investigada de una manera explícita, sistemática e insistente. En esta fase, Foucault reconoce la legitimidad y la necesidad de analizar el poder en términos de Aparatos de Estado y de su funcionalidad económica (el mantenimiento de unas relaciones de producción y de una dominación de clase). Sin embargo, rio establece una sinonimia entre Estado y Poder. Existe un micropoder, cuya importancia no radica solamente en su significación económica, que produce múltiples efectos, como veremos más adelante. Por ahora, destaquemos una historia política de la verdad y del saber. La genealogía, apoyándose en ejemplos históricos, analiza las condiciones políticas de posibilidad del saber; condiciones extemas al saber, pero constitutivas -con él- de una relación dialéctica: las formas fundamentales del poder-saber. Existe una articulación del poder sobre el saber y del saber sobre el poder. "...Hay que admitir más bien que el poder produce saber (y no simplemente favoreciéndolo porque lo sirva o aplicándolo porque sea útil); que poder y (7) Cf. M. Foucault, Un diálogo sobre el poder, Madrid, Alianza Editorial, 1981, pp. 128 y ss. 100 Francisco Olmedo Llórente saber se implican directamente el uno al otro; que no existe relación de poder sin constitución correlativa de un campo de saber, ni de saber que no suponga y no constituya al mismo tiempo unas relaciones de poder" (8) II "... El subtítulo de Las palabras y las Cosas no es la arqueología, sino una arqueología de las ciencias humanas" (M. Foucault, Microfísica del poder, p. 113). Dicho subtítulo pone de relieve el objetivo perseguido y el método utilizado. El primero tiende a mostrar la constitución o nacimiento de las ciencias humanas, a partir de la episteme modema. El método es la arqueología del saber. El hombre -dice Foucault- es sólo una "invención reciente", una figura que no cumple dos siglos y que podría desaparecer si cambian las disposiciones fundamentales del saber. En la época clásica, el hombre no existía, pues éste ha existido en donde el discurso ha enmudecido. Ahora bien, en el saber clásico, el discurso tenía el papel de organizar, de representar el orden de las cosas. "... Y el hombre, como realidad espesa y primera, como objeto difícil y sujeto soberano de cualquier conocimiento posible, no tiene lugar alguno" (9) en la episteme clásica. Foucault simboliza su tesis con una interpretación brillante y sutil de las Meninas (10). En la inmortal obra de Velázquez, el Rey es la clave del cuadro, pero está ausente de él. Análogamente, el hombre está ausente de la episteme clásica, a pesar de ser la clave de ella. "... Antes delfín de siglo XVIII, el hombre no existía" O1). Como es bien conocido, las controversias epistemológicas acerca de las ciencias han conducido a dos paradigmas opuestos: el positivista y el hermenéutico. En lo que se refiere a las ciencias humanas, las disputas han focalizado, entre otros, el problema de su estatuto epistemológico. Unos han (8) (9) (10) (11) M. Foucault, Vigilar y castigar, México, Siglo CCI, 1976, p. 34 M. Foucault, Las palabras y las cosas, p. 302 Las referencias de Foucault a obras españolas, como Don Quijote y Las Meninas, han ocasionado la acuñación del término "españolismo", para caracterizar el sesgo filosófico del pensador francés. Cf. G. Canguilhem, en Análisis de Michel Foucault Buenos Aires, Edit Tiempo contemporáneo, 1970, p. 123 M. Foucault, Las palabras y las cosas, p, 300 Arqueología y Genealogía de las Ciencias Humanas en Michel Foucault 101 tomado como modelo de cientificidad lo que es matematizable. Otros han recurrido al modelo hermenéutico (12). Para Foucault, el modelo de lo matematizable (de la rigurosidad científica) no es arqueológico, sino epistemológico. Piensa que la relación con las matemáticas no es constitutiva de las ciencias humanas, las cuales son correlativas de una especie de "desmatematización". Por ello, no analiza la cuestión en estos términos, sino al nivel arqueológico, donde descubre la tesis siguiente: las ciencias humanas nacen en la episteme modema y tienen su condición de posibilidad en la aparición de las ciencias empíricas (Biología, Economía y Filología) y de la filosofía trascendental. El hecho de que el hombre se convirtiera en "un duplicado empírico-trascendental" o de que comenzase a cumplir dos funciones en el saber de la época modema (por un lado, es una cosa empírica -objeto de las ciencias empíricas-; por otro, es condición de posibilidad de todo saber filosofía kantiana) es el a priori histórico constitutivo de las ciencias humanas. Estudiemos, pues, este doble empírico - trascendental y sus implicaciones. Según Las palabras y las cosas, entre fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, se produjo una nueva y profunda ruptura en la episteme de la cultura occidental, originándose la época modema. Con ella, nacieron las ciencias empíricas, lo que debe explicarse en términos arqueológicos y no epistemológicos (como serían, por ejemplo, una mayor objetividad, exactitud y rigor, el progreso de la racionalidad, la oposición "prehistoria-historia" de la ciencia, etc.) La episteme modema se caracteriza pon 1) la mutación del Orden a la Historia, entendida como el modo de ser radical de todo lo empírico. El lenguaje se convierte en realidad histórica, espesa y consistente. La historicidad se introduce en lo vivo y penetra el modo de ser de la economía (13); 2) la disolución de la unidad de la mathesis y la ciencia universal del orden. En la época clásica, las ciencias de lo cualitativo entraban en el campo de una mathesis universal, pues existía una relación constante y fundamental del saber, aún del empírico, con dicha mathesis universal. En la época modema, las disciplinas analíticas o ciencias a priori se separan, se distinguen epistemológicamente de las ciencias a posteriori 3) el cuadro deja de ser el lugar de todos los órdenes posibles y se reduce a un centelleo superficial por encima de una profundidad. El espacio del saber deja de ser (12) (13) Cf. Las palabras y las cosas, pp. 292 y ss.; La arqueología del saber, México, Siglo XXI, 1972, p. 349 y Análisis de Michel Foucault, p. 259. Cf. Las palabras y las cosas, pp, 356-362. 102 Francisco Olmedo Llórente horizontal para transformarse en vertical. Se abandona el nivel de la superficie y del espacio plano del cuadro y se pasa al volumen interior y pofundo de las empiricidades. Las cosas escapan a la visibilidad inmediata y se dan un trasmundo más profundo y espeso, un espacio intemo y oculto, cual su propio corazón. El cambio fundamental se refiere a la relación entre el sujeto que conoce y el objeto de conocimiento (14). El conocimiento deja de ser una representación duplicada. Las ciencias empíricas estudian al hombre como objeto y muestran que él está dominado por la vida, por el trabajo, por el lenguaje; que él es un ser sometido a la naturaleza, al tiempo, a la historia. Vida, trabajo y lenguaje son manifestaciones del hombre como objeto y ser finito. Mas esta finitud no es radical, pues "se perfila en la forma paradójica de lo indefinido" (15), en la forma de lo superable, de lo perfectible, gracias al devenir histórico: "... La evolución de la especie quizá no está aún terminada; las formas de la producción y del trabajo no dejan de modificarse y quizá llegará el día en el que el hombre no encontrará ya en su trabajo el principio de su enajenación, ni en sus necesidades el recuerdo constante de sus límites; y nada ha probado tampoco que no descubrirá aún sistemas simbólicos lo suficientemente puros para disolver la vieja opacidad de las lenguas históricas" ( ,6 ). La economía puede ilustrar esta idea. David Ricardo muestra la finitud de la existencia, humana (en relación con la escasez y el trabajo). La actividad económica (el trabajo) apareció en la historia como el único medio de superar una situación perpetua y fundamental de escasez y de carencia originaria, apareció como la manera de escapar a la inminencia de la muerte. El hombre es un ser finito y la economía descansa sobre la finitud natural del hombre. Pero el hombre no es sólo una realidad espesa, objeto de un saber empírico. Es, también, sujeto de cualquier conocimiento posible. En el nivel filosófico -donde el hombre aparece como sujeto- la finitud es fundamental, radical y funda la posibilidad de aparición de las formas empíricas de finitud. Cuerpo, deseo y lenguaje (17) son categorías -una especie de trascendental de naturaleza nognoseológica- radicales y a priori de la finitud exterior de las empiricidades. Así, "..La cultura moderna puede pensar al hombre porque (14) (15) (16) (17) Cf. Las palabras y las cosas, p. 247 M. Foucault, Las palabras y las cosas, p. 305 M. Foucault, Las palabras y las cosas, p. 305 Cf. Las palabras y las cosas, p. 306 Arqueología y Genealogía de las Ciencias Humanas en Michel Foucault 103 piensa lo finito a partir de él mismo" (18). Las ciencias empíricas -conocimientos sintéticos, cuyos objetos son las síntesis objetivas de la vida, del trabajo y del lenguaje- abandonan el espacio de la representación. La filosofía trascendental de Kant critica la teoría general de la representación y da lugar a la analítica de la finitud. Los ideólogos del siglo XVIII no abandonan el campo de la representación, no preguntan por su fundamento, por sus límites. Kant, en cambio dirige su pregunta hacia el apriori que hace posible toda representación en general. "..Frente a la Ideología, la crítica kantiana marca, en cambio, el umbral de nuestra época modema; interroga la representación no sólo de acuerdo con el movimiento indefinido que va del elemento simple a todas sus posibles combinaciones, sino a partir de sus límites de dereho. Sanciona, así, por primera vez este acontecimiento de la cultura europea que es contemporánea delfín del siglo XVIII: ¡a retracción del saber y del pensamiento fuera del espacio de la representación: (19). Kant niega la posibilidad de una intuición intelectual y, por ello, la representación aparece como metafísica. La filosofía kantiana- al afirmar que "las condiciones de posibilidad de la experiencia en general constituyen, a la vez, las condiciones de posibilidad de los objetos de la experiencia" (20) -pone al sujeto como condición de posibilidad del saber empírico sobre el hombre. A partir de Kant, la filosofía gira en tomo a la antropología filosófica (21) y ^ presenta como una analítica de la finitud radical, fundamental, que repite la finitud el saber empírico, que es "un cierto pensamiento sobre lo mismo". La finitud que descubre la filosofía es la misma y es distinta de la que revelan las positividades empfricas. Es la misma en cuanto "está marcada (18) (19) (20) M. Foucault, Las palabras y las cosas, p. 309 M. Foucault, Las palabras y las cosas, p. 238 I. Kant Crítica de la razón pura, Madrid, Ediciones Alfaguara, 19.78, p. 196. Traducción de Pedro Ribas. (21) "El campo de la filosofía... se puede reducir a las siguientes cuestiones: 1) ¿Qué puedo saber? 2) ¿Qué debo hacer? 3) ¿Qué puedo esperar? 4) ¿Qué es d hombre? A la primera cuestión responde la Metafísica, a la segunda la Moral, a la tercera la Religión y ala cuarta la Antropología.- Pero en el fondo se podría pone todo esto en ¡a cuenta de la Antropología, porque las tres primeras cuestiones se refieren a la última" (I. Kant, Introducción a la Lógica, en J. Marías, La Filosofía en sus textos, Barcelona, Labor, 1963, Tomo H, p. 651). 104 Francisco Olmedo Llórente por la espacialidad del cuerpo, por el hueco del deseo y el tiempo,del lenguaje". Es radicalmente distinta, pues "el límite no se manifiesta como determinación impuesta al hombre desde el exterior (porque tiene una naturaleza o una historia), sino como finitud fundamental que no reposa más que en su propio hecho y se abre a la positividad de todo límite concreto" (22). La antropología filosófica -analítica de la finitud, marcada por la repetición- desarrolla cuatro temas básicos, que constituyen los cuatro segmentos del cuadrilátero antropológico: la finitud fundamental del hombre, su constitución como un doble empírico-trascendental, la relación perpetua entre el cogito y lo impensado, la relación con el origen que presupone la historicidad. En síntesis, las ciencias humanas "aparecieron el día en que el hombre se constituyó en la cultura occidental a la vez como aquello que hay que pensar y aquello que hay que saber" (23), como doble empírico-trascendental, como objeto y como sujeto de conocimiento. Este acontecimiento hizo posible estudiar al hombre como representación, tal como lo hacen las ciencias humanas. Ahora, es posible analizar la naturaleza de estas ciencias, cuya especificidad no proviene del hecho de estudiar al hombre (recordemos que tambiém lo estudian las ciencias empíricas y la filosofía postkantiana), sino de la forma de hacerlo. Las ciencias humanas no figuran en el triedro de los saberes modemos; no se encuentran en ninguna de sus dimensiones, ni en la superficie de ninguno de sus planos. Sin embargo, están incluidas en el triedro epistemológico, "ya que es en el intersticio de esos saberes, más exactamente en el volumen definido por sus tres dimensiones donde encuentran su lugar. Esta situación... las pone en relación con todas las otras formas de saber" (24); proyecto de formalización matemática, proceder según los modelos o los conceptos de las ciencias empíricas, referencia a la filosofía. La complejidad de la configuración epistemológica, en la que se encuentran, origina todos los problemas epistemológicos que plantean las ciencias humanas: su naturaleza, su difícil ubicación en el dominio epistemológico, su precariedad, su incertidumbre como ciencias, su relación y su apoyo en los saberes empíricos, (22) M. Foucault, Las palabras y las cosas, p. 306 (23) M. Foucault, Las palabras y las cosas, pp. 334-335 (24) M. Foucault, Las palabras y las cosas, p. 337 Arqueología y Genealogía de las Ciencias Humanas en Michel Foucault 105 sus discusiones metodológicas (la oposición "génesis" - "estructura"; la oposición "explicación" "comprensión"; la formalización, etc.)... Las ciencias humanas consideradas en Las palabras y las cosas son la psicología, la sociología y el análisis de la literatura y de los mitos. La psicología se articula con la biología; la sociología, con la economía política; el análisis de la literatura y-de los mitos, con la filología. Las ciencias empíricas proporcionan a las ciencias humanas sus tres modelos constitutivos (modelos biológico, económico y filológico-linguístico), cuyas parejas de conceptos (función-norma; conflicto-regla; significación-sistema) determinan en su orden- el modelo fundamental) de cada una de las ciencias humanas. Pero ampliemos la cuestión de la naturaleza o del objeto de las ciencias humanas. Dice Foucault que, con la episteme moderna, "... la representación dejó de tener valor, con respecto a los seres vivos, las necesidades y las palabras, como su lugar de origen y sede primera de su verdad; con relación a ellos, la representación no era ahora más que un efecto que les respondía de modo más o menos revuelto en una conciencia que los aprehendía y los restituía. La representación que uno se hace de las cosas no tiene ya que desplega, en un espacio soberano, el cuadro de su ordenamiento; es, por parte de este individuo empírico que es el hombre, el fenómeno -menos aún quizá, la apariencia- de un orden que pertenece ahora a las cosas mismas y su ley interior. En la representación, los seres no manifiestan ya su identidad, sino la relación exterior que establecen con el ser humano. Este, con su ser propio, con su poder de darse representaciones, surge en un hueco creado por los seres vivos, los objetos de cambio y las palabras cuando, al abandonar la representación que había sido hasta ahora su lugar natural, se retiran a la profundidad de las cosas y se vuelven sobre sí mismos de acuerdo con las leyes de la vida, de la producción y del lenguaje" (25\ Como se ve, el objeto de las ciencias humanas es la representación que el hombre se hace de la vida que le atraviesa, de la sociedad y de su economía, del sentido de las palabras y del lenguaje mismo. Las ciencias empíricas no son las primeras ciencias, humanas, ni las más fundamentales. Las ciencias humanas al contrario que las empíricas -no son un análisis de lo que el hombre es por naturaleza. Por eso, las ciencias humanas no conocen, no profundizan los objetos de las ciencias empíricas, sino que duplican los saberes empíricos, al reaprehenderlos sobre su vertiente (25) M. Foucault, Las palabras y lac cosas, p. 304 106 Francisco Olmedo Llórente exterior. Por otro lado, las ciencias humanas, al tratar de lo que es representación (sea consciente o insconsciente) abordan como objeto propio lo trascendental. Así, pues, "están animadas siempre por una especie de movilidad trascendental" (26), que les hace reduplicar lo empírico y lo trascendental. Desde el punto de vista arqueológico, las ciencias humanas o "este conjunto de discursos" -como prefiere decir Foucault- forman parte de la episteme moderna, lo que significa que su positividad está enraizada en ella, que "...allí encuentran su condición de existencia, que, por tanto, no son únicamente ilusiones, quimeras seudocientíficas, motivadas en el nivel de las opiniones, de los intereses, de las creencias, que no son lo que otros llaman, usando un nombre caprichoso, 'ideología'. Pero, a pesar de todo, esto no quiere decir que sean ciencias" (27). III "... Y de estas fruslerías, sin duda, ha nacido el hombre del humanismo moderno" (M. Foucault, Vigilar y castigar, p. 145). Pasemos, ahora, a otro registro y enfoquemos la relación saber-poder (28). Nuevas palabras, nuevos conceptos, nuevas perspectivas y niveles de análisis aparecen en escena. El término "genealogía" -en el sentido que le diera Nietzsche- es, quizás, el nuevo foco de la atención. Según Foucault, "Nietzsche es el que ha dado como blanco esencial, digamos al discurso filosófico, la relación de poder. Mientras que para Marx, era la relación de producción. Nietzsche es el filósofo del poder, pero que ha llegado a pensar el poder sin encerrarse en el interior de una teoría política para hacerlo" (29). No sorprende que Foucault valore, en alto grado, la obra de G. Deleuze, quien plantea (bajo los temas del sentido, del significado...) la cuestión del poder, de (26) (27) (28) M. Foucault, Las palabras y las cosas, p. 353 M. Foucault, Las palabras y las cosas, p. 354 Nuestro trabajo no puede analizar la movilidad de la obra de Foucault. Apuntamos, sin embargo, dos ideas. Primera: la relación saber-política no es ajena al análisis arqueológico. Segunda: es evidente que la relación saber-poder es el núcleo explícito, sistemático, omnipotente en el análisis genealógico. (29) M. Foucault, Microfíslca del poder, p. 101. Arqueología y Genealogía de las Ciencias Humanas en Michel Foucault 107 sus luchas. En su libro Nietzsche y la filosofía, dice Deleuze: "Nunca encontraremos el sentido de algo (fenómeno humano, biológico o incluso físico), si no sabemos cuál es la fuerza que se apropia de la cosa, que la explota, que se apodera de ella o se expresa en ella" ( 30 ). Para Foucault, la genealogía es historia política del saber, inscripción de éste en el poder, historia de la constitución de los discursos y del sujeto de conocimiento a partir de relaciones de poder. Pero, ¿conocemos adecuadamente las estructuras del poder político?. Para Foucault, el poder es algo enigmático, visible e invisible, presente y oculto. En lo que a él concierne, no se encierra en una "teoría", sino en una "analítica" del poder. Las teorías tradicionales -a pesar de sus diferenciasconsideran el poder en relación directa con el derecho y con el Estado. Una primera teoría concibe el poder en términos de derecho, de legitimidad, de soberanía. Esta dimensión jurídico-política se instauró a través del desarrollo de la monarquía y de sus instituciones. Los filósofos del siglo XVIII crearon la teoría del poder-contrato, según la cual el poder político, la soberanía se constituyen a través del contrato social. Cuando estos filósofos criticaron la monarquía, no ponían en tela de juicio la forma jurídica del poder, la teoría de la soberanía. Únicamente rechazaban sus excesos y abusos; limitaban sus prerrogativas; regulaban su ejercicio -en la forma de la ley- a fin de impedir iregularidades. La segunda teoría -cuyo representante es innecesario mencionar considera el poder como instrumento de dominación de una clase, en función de intereses económicos; como una realidad cuya fuente o punto de acumulación está en el Estado. En esta concepción, se realiza una crítica mucho más radical que en la primera, "puesto que se trataba de mostrar no sólo que el poder real escapaba a las reglas del derecho, sino que el sistema mismo del derecho era una manera de ejercer la violencia, de anexarla en provecho de algunos, y de hacer funcionar, bajo la apariencia de la ley general, las asimetrías e injusticias de una dominación. Pero esta crítica del derecho se formula aún según el postulado de que el poder debe por esencia, e idealmente, ejercerse (30) G. Deleuze, Nietzsche y la filosofía, Barcelona, Anagrama, 1971, p. 10 70S Francisco Olmedo Llórente con arreglo a un derecho fundamental" (31). Aquí, pues, el poder se identifica con el Estado y éste es concebido como la violencia, en su forma organizada, legalizada. En ambas teorías, la concepción del poder descansa sobre varios postulados C32): el poder como propiedad de la clase dominante; el poder localizado en el Estado; el poder como mera superestructura respecto de la infraestructura; la actuación del poder por medio de mecanismos de represión, violencia e ideología; el poder se inscribe en el sistema Soberanía-Ley. Foucault no pretende disminuir la importancia de estos postulados. Solo cuestiona su pretensión de exclusividad. Sus investigaciones históricas -especialmente la historia de la penalidad - solicitan un nuevo análisis del poder, una microfísica del poder, que descubre un sub-poder, un poder capilar, microscópico, local y regional; un poder que no tiene un lugar privilegiado o exclusivo (no ocupa un punto central ni un lugar periférico); un poder que no es una cosa, sino una red de relaciones; un poder que funciona, :ircula y forma redes por toda la sociedad; un poder que no es mera prohibición, represión, violencia; un poder que produce y transforma a los individuos (33). Estas ideas iluminan el proyecto genealógico de Foucault, quien analiza el funcionamiento y la nueva mecánica del poder ateniéndose a la historia efectiva y oponiéndose al despliegue metahistórico de las significaciones ideales (por ejemplo, la verdad eterna, la conciencia siempre idéntica a sí misma) y de los indefinidos teleológicos (que privilegian la continuidad y disuelven en ella la discontinuidad, la diferencia, el suceso o acontecimiento; que se remiten a un término final y no consideran el juego de las sumisiones, de las dominaciones, de las fuerzas que se enfrentan). La historia -dice Foucault- sólo es inteligible a partir de la inteligibilidad de las luchas, de las estrategias y de las tácticas; a partir de análisis genealógico; a partir de una (31) M. Foucault, Historia de la Sexualidad. Üa voluntad de saber, México, Siglo XXI, 1977, p. 108. (32) Cf. M. Foucault, Historia de la Sexualidad, pp. 112-125; Microfísica del poder, pp. 167-191; Vigilar y castigar, pp. 3137. Cf. también M. Morey, en la introducción a Un diálogo sobre el poder, de M. Foucault, pp. iv-vi. (33) Cf. M. Foucault, Microfísica del poder, p. 120 Arqueología y Genealogía de las Ciencias Humanas en Michel Foucault 109 historicidad belicosa y no habladora C34). "... si el poder es realmente el despliegue de una relación de fuerza, más que analizarlo en términos de cesión, contrato, alienación, o, en términos funcionales del mantenimiento de las relaciones de producción, ¿no debería ser analizado en términos de lucha, de enfrentamientos, de guerra?" (35) Foucault alude varias veces a Clausewitz y sugiere invertir su célebre afirmación, diciendo que la política es la continuidad de la guerra por otros medios, que la política ha sido concebida como la continuación de la guerra. En este momento de nuestra exposición sobreviene la siguiente pregunta: ¿son compatibles el saber y el poder? Reiteradamente, Foucault afirma que el poder y el saber se implican directamente el uno al otro: el poder constituye saber y el saber supone y constituye, al mismo tiempo, relaciones de poder. Apenas se ha estudiado el conjunto de relaciones entre el poder y el saber, las incidencias del uno sobre el otro. Según Foucault, Occidente ha sido dominado por el gran mito de que la verdad y el saber nunca pertenecen al poder político, de que el poder y el saber no caminan unidos, de que el poder y el saber se oponen en una polaridad maniqueista. Este mito comienza a ser desunido por Nietzsche, quien sostienen que, por detrás de todo saber, de todo conocimiento, lo que está en juego es una lucha de poder. En esta perspectiva, Foucault liga los temas del humanismo y de la relación poder-saber. El humanismo moderno sueña en algo imposible: un mundo en el que el saber ya no dependiera del poder (36). En sus estudios arqueológicos, Foucault analiza la constitución de los saberes sin referirlos a un sujeto constituyente. ¿Se trata de un antihumanismo? En los análisis genealógicos, muestra que las ciencias humanas, que el hombre del humanismo moderno, que la "humanización" de las teorías y de las prácticas penales, etc., obedecen a diferentes estrategias de poder, a diversas formas de economía y tecnología del poder. ¿Se repite la actitud antihumanista?. Para Foucault, el humanismo se mueve en un nivel de abstracciones y de mistificaciones: la conciencia, el sujeto, las ideas, los deseos, los valores, la moral, el saber puro, las soberanías camufladas, sometidas: el alma (soberana sobre el cuerpo, sometida a Dios), la conciencia (soberana en el orden del juicio, sometida al orden de la (34) Los conceptos de estrategia, tecnología, dispositivo, etc., se encuadran en este planteamiento. (35) M. Foucault, Microfísica del poder, p. 135 (36) Cf. M. Foucault, Microfísica del poder, p. 99. HO Francisco Olmedo Llórente verdad), el individuo (soberano titular de sus derechos, sometido a las leyes de la naturaleza o a las reglas de la sociedad), la libertad fundamental (intriormente soberana, exteriormente consentidora y "Adaptada a su destino"). Así, Foucault puede escribir "...Lo que me encrespa contra el humanismo es el hecho de servir únicamente de parapeto tras el que se refugia el pensamiento más reaccionario, y tras el que se conciertan pactos monstruosos e increíbles" (37). Por eso, hay que liberarse del humanismo y esta tarea es un trabajo político. Hemos visto que la genealogía del poder remite al poder microfísico, el cual, a su vez, se relaciona con el saber de una manera positiva y productiva. El poder, lejos de estorbar al saber, lo produce. Analicemos, entonces, cómo el poder ha engendrado las ciencias humanas. La tesis de Foucault es la siguiente: las ciencias humanas tienen su matriz en la modalidad panóptica del poder, en los procedimientos de vigilancia y de registro de los individuos, en la mecánica de las sujecciones (ejercidas por las disciplinas), en mecanismos de poder, que se han incardinado en los cuerpos, en los gestos, en los comportamientos; en fin, en la sociedad de normalización. El concepto nuclear es -aquí- la tecnología política de la disciplina o del poder disciplinario. La disciplina -como técnica de ejercicio del poder- fue elaborada en sus principios fundamentales durante el siglo XVIII. Los mecanismos disciplinaios son antiguos, "... pero existían en estado aislado, fragmentado, hasta los siglos XVII y XVIII, cuando el poder disciplinario fue perfeccionado como una nueva técnica de gobierno de los hombres. Se habla, con frecuencia, de las invenciones técnicas del siglo XVIII- las tecnologías químicas, metalúrgicas, etc.- pero, erróneamente, nada se dice de la invención técnica de esa nueva manera de gobernar a los hombres..." (38X La sociedad disciplinaria está ligada, en su formación, al desarrollo del capitalismo y de la industria, al gran impulso demográfico del siglo XVIII y al crecimiento del aparato de producción. Las características principales de este poder disciplinario se traducen en la elaboración, a través de todo el cuerpo social, de los procedimientos. "... para repartir a 'los individuos, fijarlos y distribuirlos espacialmente, clasificarlos, obtener de ellos el máximo de tiempo y el máximo de fuerzas, educar su cuerpo, codificar su comportamiento continuo, (37) Citado por J. M. Broekman, El estructuralismo, Barcelona, Herder, 1974. p. 113. (38) M. Foucault, Microfísica do poder, Río de Janeiro, Graal, 1982, p. 105 Arqueología y Genealogía de las Ciencias Humanas en Michel Foucault 111 mantenerlos en una visibilidad sin lagunas, formar en torno de ellos todo un aparato de observación, de resgistro y de notaciones, constituir sobre ellos un saber que se acumula y se centraliza" (39). Como puede verse, las disciplinas: 1) responden a una nueva tecnología política del cuerpo, destinada a su dominación; 2) son un arte de distfibución espacial de los individuos: creación de internados (cuarteles, escuelas, hospitales, hospital psiquiátrico, fábrica, prisión) y proceso de cuadriculación; 3) llevan a cabo un control del tiempo; 4) implican una vigilancia perpetua y constante de los individuos. En el siglo XVIII, la fortuna burguesa se encontró invertida, en gran parte, en una economía de tipo industrial, lo que hizo a la burguesía mucho más intolerante con el viejo ilegalismo popular y dio origen al panoptismo generalizado de la sociedad o al sistema general de vigilancia y de control social de las capas populares. El Panopticon de Bentham encierra una tecnología de poder propia para resolver los problemas de vigilancia. Bentham anuncia su invención como una especie de "huevo de Colón" en el orden de la política, susceptible de venir a integrarse a una función cualquiera (de educación, de producción, de castigo, etc.); 5) tienen un objetivo económico: aumentar la docilidad y la utilidad de los cuerpos (reducir su fuerza "política" y maximizarlos como fuerza útil; 6) implican un registro continuo; 7) originan una sociedad de normalización, una sociedad de ortopedias, un poder normalizador, una penalidad de la norma, una micropenalidad que se refiere al tiempo (retrasos, ausencias...) a la actividad (distracción, descuido...), a la manera de ser (descortesía, desobediencia), a la palabra (charla, insolencia), al cuerpo (suciedad, gestos inadecuados...), a la sexualidad (falta de recato, indecencia). Las disciplinas definen un código que no será el de la ley, sino el de la regla, el de la norma, el de lo normal y lo anormal. Así, "a través de esta microeconomía de una penalidad perpetua, se opera una diferenciación que no es la de los actos, sino de los individuos mismos, de su índole, de sus virtualidades, de su nivel o de su valor" (40). Desde el siglo XVIII, se ha dado un movimiento de normalización, visible en la aparición de expertos de todo tipo, en la existencia generalizada de jueces de normalidad (el profesor-juez, el médico-juez, el educador-juez, el trabajador social-juez, etc), en el surgimiento de ámbitos e instituciones de norma- (39) M. Foucault, Vigilar y castigar, p. 233 (40) M. Foucault, Vigilar y castigar, p. 186 772 Francisco Olmedo Llórente lización: escuelas normales, normalización de la lengua, normalización del saber médico y de su práctica, normalización de la industria militar y de los productos industriales, normalización del sexo, lo normal y lo patológico en biología, etc. El examen combina las técnicas de la jerarquía que vigila (la organización piramidal de la vigilancia disciplinaria) y las de la sanción que normaliza. El examen es una mirada normalizadora, una vigilancia permanente que permite distribuir los individuos, calificarlos, clasificarlos, juzgarlos, medirlos, localizarlos, castigarlos y utilizarlos al máximo. En este contexto, queda claro que las disciplinas -cuyo blanco y resultado son los individuos en su singularidad- han producido los individuos como elementos correlativos de un poder y de un saber. El examen ha sido el instrumento fundamental de ese proceso. Por eso, escribe Foucault: "El examen medio de fijar o de restaurar la norma, la regla, la división, la calificación, la exclusión; pero, también matriz de todas las psicologías, sociologías, psiquiatrías, psicoanálisis, en suma, de todo lo que se llama ciencias humanas" (41\ Entre las ciencias del hombre que deben su nacimiento a esta microfísica del poder, destacamos las siguientes: el hospital, aparato de examen y de observación regular del enfermo, permite el desbloqueo epistemológico de la medicina, a fines del siglo XVIII; la época de la escuela "examinatoria" marca el comienzo de una pedagogía; la prisión, lugar de ejecución de la pena y de la observación de los individuos castigados, abre la posibilidad de la criminología y de la psicología; la psiquiatría se formó a partir de la observación médica, en una institución en la que los médicos detentaban el poder: el manicomio; el psicoanálisis habla de sus posibilidades de nacimiento en la sociedad disciplinaria y normalizadora; la economía política implicaba la estructura de la fábrica. En relación con las últimas líneas, es importante una breve reflexión sobre otro indicio del carácter itinerante del pensar de Foucault (42). Durante mucho tiempo, uno de los privilegios del poder soberano fue el derecho "de (41) Cf. El resumen del Curso 1971-1972, dado por Foucault en el Colegio de Francia, en A. Kremer-Marietti, Introducao ao pensamento de Michel Foucault, Rio de Janeiro, Zahar Editores, 1977, p. 171. (42) Cf. el último capítulo de HISTORIA DE LA SEXUAUDAD y el último capítulo de Microfísica do poder. Arqueología y Genealogía de las Ciencias Humanas en Michel Foucault 113 vida y de muerte", partir del siglo XVII, el poder político se propuso como tarea la administración de la vida, lo que tuv» lugar a través de una tecnolgía de doble faz: 1) Una anatomía del cuerpo humano como máquina: disciplinas o procedimientos que producen el individuo como objeto y efecto de poder, 2) una biopolítica de la población -formada hacia mediados del siglo XVIII- centrada en el "cuerpo-especie", "en el cuerpo transido por la mecánica de lo viviente y que sirve de soporte a los procesos biológicos: la proliferación, los nacimientos y la mortalidad, el nivel de salud, la duración de la vida y la longevidad, con todas las condiciones que pueden hacerlos variar" (43). Esta tecnología bipolar se condensa en dos expresiones: las disciplinas del cuerpo y las regulaciones de la población. En la vertiente de las disciplinas, como vimos, nacieron varias ciencias del hombre. En la vertiente del "biopoder", de la "regulación", de los "dispositivos de seguridad" figuran ciencias como la estadística, la demografía, la economía, etc. En el cruce de ambas vertientes, se erige "el dispositivo de sexualidad" y la discursivización del sexo (scientia sexualis). Por otro lado, Foucault ha relacionado los temas de lo soberanía, de las disciplinas, de la población, con el problema de la gubemamentalización del Estado o "gubernamentalidad", forma muy específica y compleja de poder, "...que tiene por blanco la población, por forma principal de saber la economía política y por instrumentos técnicos esenciales los dispositivos de seguridad" (44). También aquí vemos la relación podersaber, con la aparición de ciencias como la demografía, la economía política, la estadística, la geografía. A manera de corolario, haremos una breve alusión al problema de la ideología, Foucault no niega su realidad, ni desconoce su papel de control, de explotación, de dominación. Tampoco pasa por alto sus acepciones de conciencia de clase, de ciencia falsa, etc. De nuevo, Foucault se opone al exclusivismo y cree que la noción de ideología debe utilizarse con precaución. La arqueología del saber plantea la relación ideología-ciencia al nivel de la positividad del saber. El análisis genealógico del saber remite a relaciones de poder. Desde esta doble perspectiva, Foucault cree que la noción de ideología presenta ciertas dificultades: 1) la ideología está en oposición a la verdad, a la ciencia y se ha "utilizado para explicar los errores, las ilusiones, (43) M. Foucault, HISTORIA DE LA SEXUALIDAD, p. 168 (44) M. Foucault, Microfísica do poder, pp. 291-292. 774 Francisco Olmedo Llórente las representaciones -pantalla, en una palabra, todo cuanto impide constituir discursos auténticos" (45). Se trata de una economía de la no-verdad. Pai3 Foucault, en cambio, se trata de la economía de la verdad, de los discursos, del saber. Desde Nietzsche (46), la pregunta ni se refiere al camino más seguro de la Verdad, sino al camino temerario de la verdad: a su historia, a sus efectos, a sus relaciones con el poder. Foucault habla de una "tecnología de la verdadlsuceso-ritucdlprueba", sino una relación de poder. Recuerda -a manera de ejemplo- el fenómeno histórico del saber alquímico (47). En otro contexto, el "dispositivo de sexualidad" señala el sentido de esta economía política de la verdad. Por otro lado, el análisis genealógico reactiva los saberes locales, menores, sometidos, frente a los efectos intrínsecos de poder que conlleva la pretensión de ser ciencia, frente a la repartición entre ciencia e ideología; 2) la ideología se refiere necesariamente a tipos de conciencia, a un sujeto (individual), trascendental... originario y abierto pese a la verdad; 3) la ideología -al remitir al juego de las superestructuras y de las infraestructurasaparece como un epifenómeno de éstas, sin mediaciones y como efecto de una causalidad unilateral simple. (45) M. Foucault, Un diálogo sobre el poder, p. 156. (46) "La verdad, quiero decir el método científico, ha sido utilizada y alentada por aquellos que adivinaban en ella un instrumento de combate" (F. Nietzsche, La voluntad de dominio, B. Aires, Aguilar, 1951, p. 291). (47) Cf. M. Foucault, Microfísica do poder, p. 115 EL EJERCICIO DE LA SOSPECHA EN EL PENSAMIENTO DE HERNÁN MALO Arturo Andrés Rolg Quisiéramos referimos en estas breves páginas a un aspecto de la vida espiritual de nuestro querido y recordado amigo Hernán Malo González y que tiene que ver con algo en lo que ambos nos encontramos consustanciados y sobre lo que en más de una ocasión tuvimos oportunidad de hacemos mutuas confidencias. Merefieroa una actitud a la vez filosófica -en el sentido de posición teórica- y de praxis vital a la que denominaría "ejercicio de la sospecha". Nada de extraño tiene que tal posición fuera compartida entre nosotros. Ella viene a ser de alguna manera una manifestación de una posición y de una actitud ante la vida que no fue en nuestro entrañable amigo, lo mismo que -permítaseme la confesión- no lo es tampoco en quien les habla, la del conformismo. Había en lo más hondo del corazón de Hernán un impulso de generosa rebeldía que no había pasado en él como esas enfermedades juveniles -los sarampiones ideológicos que padecen tantos y que luego ocultan celosamente- sino que permanecía en su intimidad como su propiarazónde ser espiritual ante el mundo. Todo esto que estamos diciendo había salido de modo espontáneo en nuestro tratofrecuente,en ese diálogo abierto de hombre profundamente bueno. En nuestro peregrinaje por esta dolorida América nuestra habíamos dado más que con un amigo, con un hermano. Uno de esos hermanos que tenemos y de los que no sabíamos. Revista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Año XV - 47 Agosto 1987 - Quito, Ecuador 776 Arturo Andrés Roig Esa experiencia humana directa, fraterna, nos ha permitido leer desde Hernán mismo, desde nuestro diálogo, las páginas que nos ha dejado escritas, unas publicadas, otras apuntadas por los que fueron sus discípulos. Se nos vienen en este momento a la memoria aquellas críticas que Platón hace en el inmortal Pedro a los textos escritos en las tablillas de cera o en los papiros. Textos que se le presentan al Maestro de la Academia como muertos, porque no estate el autor de ellos a su lado para dar las respuestas que los escritos, en su terrible mudez, no sabían ni podían darle. No es éste sin embargo el caso de Hernán. A través de las líneasfinasde su pensamiento, entre las líneas de lo que nos ha dejado escrito, estamos aún escuchando su palabra aguda, chispeante, muchas veces delicadamente irónica -¿cómo podía faltar la ironía en un alma noble? -y también, a veces, deliciosamente injusta, porque la injusticia literaria, cometida contra los torpes y los dogmáticos poseídos de sabiduría insipiente, -nada más triste que la seguridad del insipiens- es grano de sal necesario para la vida del intelecto. Aún está viva esa intranquilidad suya -acaso no ha dicho el gran Tolstoi que "la tranquilidad es una deshonestidad del alma"?- intranquilidad que nos abre a una lectura que más allá de la inevitable meditación de la muerte, nos mantiene en un diálogo vivo con el amigo. La biografía intelectual de Hernán comienza con los clásicos grecolatinos dentro de ese humanismo que impartía con rigor y devoción Aurelio Espinosa Pólit, felizmente anti-escolástico, pero decidida y francamente europeizante y paradojalmente enfermo de una sordera lingüística profunda respecto de su propiarealidadecuatoriana. Se completa con la ineludible experiencia europea, entre las ciudades de Innsbruck, en el Tirol austríaco y en la vieja Roma. Años de profunda ambigüedad en una Europa en la que imperaban todavía las tradiciones del idealismo de comienzos de siglo expresadas en la devoción por los padres fundadores del academicismo francés -recordemos la vigencia de Félix Ravaisson-Mollien, que también nos alcanzó a nosotros-; una Europa en la que soplaban de modo recio los vientos de un Heidegger que luchaba de manera denodada por traspasar la crisis ya inevitable de la filosofía del logos, metiéndose en los vericuetos de la contradicción entre el ansia de "presencia"y la inevitable "re-presentación", madre, para nosotros ahora fecunda, del entonces lamentado "olvido"; años en los que muy pronto con los gritos y los tumultos estudiantiles del "Mayo francés" -precedidos por la revolución estudiantil alemana de 1967 aparecería ante la faz del mundo filosófico europeo la Escuela de Franckfurt, que había estado desde la ya antigua República de Weimar tratando, justamente, de sentar las bases de un filosofar El Ejercicio de la Sospecha en el Pensamiento de Hernán Malo 117 no alternativo mediante unregresocrítico y renovador a lafilosofíade Carlos Marx, al fin reconocido como filósofo y que había obligado al mismo Heidegger a hablamos de la necesidad de plantear los términos del diálogo con el temible luchador, una Europa en el que uno de los últimos defensores de la cotidianidad del Imperio, en Londres, aparecería negándose a sí mismo en una vuelta teórica más aparente que real y hablándonos de la necesidad de regresar al "lenguaje ordinario" en contra de los desvíos de la metafísica. Las Investigaciones filosóficas de Wittgenstein habían aparecido, justamente, muerto ya el pensador, en 1953, advirtiéndonos de modo postumo de los absurdosriesgosque corríamos si nos "salíamos del mundo". Pero sucede que el mundo buscaba el absurdo, el mundo buscaba desbordarse más allá de la aparente factibilidad tranquilizadora. Lo que se quería era la "frontera", la "periferia", el "borde", el "margen", en fin no el mundo, sino estar "por encima" o "por detrás" del mundo. Y ahí estaba ese pontífice de lo absurdo y de lo ambiguo, quebrador de la cotidianidad tranquila y por eso mismo deshonesta, Jean Paul Sartre, quien no sólo no renunció por eso mismo a la ontología, sino que tampoco la separó de la ética; una Europa en la que luego de siglos se venía a descubrir que esa trágica desconfianza ante la vida que comenzó con la duda cartesiana y concluyó con el epojé de Husserl, no era un simple recurso metodológico sino sin más, una negación del mundo, pero no el mundo como lo pensaba la antigua cosmología, sino del nuestro, ese, el de las contradicciones y luchas sociales. En fin, una nueva Europa que a su vez se nos presentaba como inmensamente vieja, una Europa en la que no parecía haber salida y en la que imperaba por un lado, el dogmatismo staliniano y por el otro, los esfuerzos caprichosos y disimulados de todos los fabricantes defilosofíassupletorias "rigurosamente fundadas", que en colaboración con aquel dogmatismo tapaban la auténtica voz de la verdadera línea renovadora. Max Spranger, Mannheim e innúmeros otros de igual talante, venían a darse la mano con Stalin. Y dentro de ellos los estructuralistas, los del oficialismo soviético que hacían de la vida cotidiana a través de sus estudios de la "narrativa popular" con Vladimir Propp a la cabeza, la expresión más acabada de la reconciliación y, paralelamente con ellos, ciertos intelectualesfrancesescomo un Michel Foucault que, aparentemente al margen de la vida académica, convertían la cotidianidad en un callejón sin salida y lanzaban al mundo una protesta inútil. En líneas generales, una Europa que había olvidado -salvo algunos sectores- la inversión de la dialéctica hegeliana y en la que se había regresado por eso mismo y por diversas vías, a la santificación del momento de la totalidad. El Mayo francés del 68 dentro de la 775 Arturo Andrés Roig sociedad capitalista burguesa, junto con la Primavera de Praga del mismo año, dentro de la sociedad socialista, fueron los campanazos queresonaroncomo anuncio de un cambio posible. Sin embargo, una vez más la consecuencia fue, sobre todo para la Alemania que había quedado del lado del "Occidente" y para Francia -países en los que la tareafilosóficaha sido una constante necesaria de su propia subsistencia como centros de poder mundial- la recaída en la ambigüedad. La Escuela de Franckfurt -a pesar de un Adorno, de un Habermas y de otros hombres de su talla- generó con un Herbert Marcuse un profetismo que encandiló a las juventudes y justificó formas protestarlas inocuas [1]; el heideggerismo, ajeno totalmente a formas de protesta social, sirvió para ocultar con el etemo regreso "esencial" de lo europeo a lo griego, la agonía de la filosofía del logos, la que acabó por generalizarse sin embargo como "saber de cátedra". Esafilosofíaera posiblemente la que imperaba en aquel Innsbruck abierto a las influencias germánicas en donde los jóvenes teólogos latinoamericanos leyeron aquella definición de filosofía que Hernán habría de hacer suya, la enunciada por Heidegger en su libro ¿Qué es esto, la filosofía? cuya primera edición alemana salió en 1956. La suerte corrida por aquella definición desde sus primeras enunciaciones hasta las últimas, tal como podemos verlo en los escritos que nos han quedado de Hernán, nos señalan de modo muy claro su itinerario. En un curso que tituló "Prelecciones de historia de la filosofía antigua", dictado en Quito en los años 1968 y 1969 en la Facultad de Filosofía y Letras de "San Gregorio", poco después de haber completado sus estudios en Europa, se hacía la pregunta acerca de qué es la filosofía y respondía, luego de un breve excursus a partir de Aristóteles: "Situados en un plano histórico y respaldados por la autoridad de Martín Heidegger, nos atrevemos a decir la definición de (1) Estamos de acuerdo con la afirmación de Hernán Malo en su estudio sobre Herbert Marcuse, cuando nos dice que "Lo más valioso en filosofía son sus esludios sobre Hegel". Según nuestra posición, uno de los momentos más fecundos de la Escuela de Franckfurt, ha quedado expresado en la obra de Thcodor Adorno Dialéctica negativa (Madrid, Taurus, 1975, 410 p.) La posibilidad de un rescate de Hegel desde ese concepto se encuentra, asimismo, en la tesis de Marcuse: Razón y revolución. Hegel y el surgimiento de la filosofía social (Madrid, Alianza Editorial, 1971, 444 p.) y en la obra del mismo autor: Ontologfa de Hegel y teoría de la historicidad (Barcelona, Martínez Roca ed., 1970, 314 p.). Lo dicho no significa desconocer la importancia teórica de Horkheimer y de Habermas. El Ejercicio de la Sospecha en el Pensamiento de Hernán Malo 119 Aristóteles es la más aceptable; por lo tanto Filosofía o filosofar es un quehacer fundamentalmente RACIONAL; por lo tanto la Filosofía es un fenómeno GRECO-OCCIDENTAL; propiamente hablando y en términos generales, no existe Filosofía Oriental. Y más adelante, insistiendo en una posición que se nos aparece tan radicalmente asumida, agregaba: "Porque esa esencia filosófica de Occidente ha ejercido un influjo arrollador en la situación actual del mundo entero. Como prueba me remito nuevamente a la autoridad de Martín Heidegger..." y concluía con el conocido texto en el que el filósofo alemán prueba la "europeidad" de occidente, su "esencia" filosófica frente al resto del mundo por el desarrollo de la ciencia y de la técnica, las que no hubieran sido posibles "si no hubiera antecedido y precedido la Filosofía. Y la Filosofía -concluía Heidegger- es HE PHILOSOPIA". Se ha hablado de que Heidegger puede ser entendido dentro de los "filósofos de la sospecha". Curiosamente, esa filosofía todopoderosa que enorgullecía al pensador germánico y que le había llevado a decir, poseído de un europeocentrismo desesperado que "La afirmación 'la Filosofía es en su esencia griega' significa nada menos que Occidente y Europa -y tan sólo Occidente y Europa- son originariamente y en su más íntimo proceso histórico FILOSOFÍA", estaba acompañada de una "sospecha", la de que se había dado en el seno de aquel saber supremo, expresión de la suprema cultura humana, nada menos que un "olvido del ser". La "sospecha" fue creciendo y pasó de ser tal, directamente a denuncia. Mas, todo quedó en la superficie de un discurso que se declaraba profundo: se puso en entredicho la "metafísica", pero no se abandonó en ningún momento una filosofía de la historia, aquella cuyas raíces se encuentran para este "germanismo esencial" en el viejo Hegel reflotando una vez más. [2] (2) Karl Otto Apel en el trabajo "Wittgenstein y Heidegger: la pregunta por el sentido del ser y la sospecha de falta de sentido contra toda metafísica" afirma que entre las críticas a la metafísica tradicional hay una "sospecha fundamental" que en Wittgenstein es "sospecha de falta de sentido" y en Heidegger "sospecha de olvido del ser", formas ambas que estuvieron precedidas -dice- por la "sospecha de ideología" dirigida contra la metafísica por Karl Marx (Diánoia. Anuario de Filosofía. México, Año XHI, número 13, 1967, p. 113). Nuestra tesis es la de que la "sospecha" de Marx es epistemológicamente anterior y no se reduce al ámbito de la metafísica, por lo que se convierte en "sospecha" de las otras formas o niveles de "sospecha", tales como las de Wittgenstein y Heidegger. La verdadera fuente de la "filosofía de la sospecha" o "filosofía de denuncia" contemporánea no se encuentra en estos dos últimos autores, sino en la "teoría 720 Arturo Andrés Roig También se ha hablado de una "filosofía de sospecha" en el caso de Wittgenstein. Más adelante hablaremos de ella y veremos cuál fue la posición de Hernán en este caso. Por ahora digamos que, por encima o más atrás de la sospecha heideggeriana de "olvido del ser" en el que había caído una filosofía que a pesar de eso seguía siendo nada menos que HE PHILOSOPHIA, nuestro amigo comenzó a ejercer otra forma de "sospecha" la que no jugaba respecto de la problemática metafísica de Occidente, sino que apuntaba a aquella filosofía de la historia implícita en el pensar heideggeriano y a la cual el "olvido del ser" no parecía afectarla en su misma posibilidad teórica. De ahí que en los momentos de máximo respeto por el pensar de un Heidegger, en aquellos años de 1968-1969, ya dejaba entrever hacia dónde se desplazarían sus intereses teóricos y su posición futura de desacralización de figuras consagradas. Después de haber lrans9ripto la jactanciosa definición de filosofía del autor de Was ist das -die Philosophie y con el temor que despertaba oponerse al dictamen definitivo dado desde el sitial mítico de la cultura alemana, nos decía Hernán, como metiéndose de rondón: "Alguien dirá: Acepto que esta forma de "filosofar", de tipo científico-racional, es patrimonio cuasi exclusivo del mundo greco-occidental. Mas aun, se le puede otorgar la exclusiva del término FILOSOFÍA. Pero voy a la cuestión de fondo (nótese el cambio de la forma verbal con el que acaba esta frase): qué significa para mí, hombre de Indoamcrica, la Filosofía cuya patente descansa en Europa? ¿No será para mi más valioso un pensamiento oriental, sea cual sea el nombre que se le quiera dar?". En otras palabras, ¿cuál es la razón del mantenimiento del Occidente kat'exojén, del Occidente absoluto hegeliano, repetido casi con las mismas palabras por Heidegger, en una situación europea la vivida por Hemán- que hemos caracterizado como la del reinado de la ambigüedad? De esta manera queda expresada en el pensamiento de nuestro amigo la sospecha de que esa Europa, continente filosófico por antonomasia, no había cometido tanto un "olvido del ser", como había afirmado -de modo ideológico critica" generada , entre otros sectores, en la Escuela de Franckfurt. Otro autor que ha trabajado de modo fecundo en este campo es Paul Ricoeur. Cfr. el capítulo "Las filosofías de denuncia y la crisis del concepto" en nuestro libro Teoría y Crítica del Pensamiento Latinoamericano, México, Fondo de Cultura Económica, 1981. Nuestra tesis es, además de la expresada, que una "filosofía de la sospecha" comienza necesariamente siendo una "sospecha de la filosofía". El Ejercicio de la Sospecha en el Pensamiento de Hernán Malo 121 por cierto- un permanente "recuerdo" de sí misma, de afirmación de sí como "continente del logos". Con Heidegger lo que se pretendía no era pues rescatar el "ser olvidado", como establecer una reformulación del logocentrismo. Dicho de otro modo, con "olvido" y sin "olvido del ser", algo había por debajo de cualquiera de las dos posiciones que les hace de sustento no confesado. Por ahí se habría de encaminar la nueva "sospecha", la que nos muestra Hemán y que poco tiene que ver con el nivel de sospecha en el que se colocaba elfilósofoalemán. Logocentrismo es, como lo ha mostrado Jacques Derrida, europeocentrismo y éste último es, sin más, ejercicio de poder. Sobre una Europa vista desde los más intrincados vericuetos del juego de poder - a partir de un restablecimiento de las grandes verdades de Nietzsche que decodifica y demitifica las otras formas de "sospecha"- ha elaborado su filosofía precisamente un Michel Foucault Esta otra "sospecha" -que no es la de Heidegger ni tampoco la de Wittgenstein, como vemos- que no nos habla de "olvidos" sino de "voluntad" (sin metemos aquí a considerar si esa denuncia de "olvido" no será una forma encubierta de jugar la voluntad con mayor eficacia), es la que nos insinúa Hemán. Primero recalcando que en la definición misma de la filosofía, Heidegger relaciona este saber con la ciencia y la técnica, como un fundamento de posibilidad y que, cosa ciertamente importante, el mismofilósofoalemán precisa que sin aquella filosofía -que es occidental, europea y, por qué no, en última instancia, alemana- no hubiera sido posible la "Era Atómica". [3] Que esta "filosofía" que es la esencia misma de Occidente se resuelve en ciencia y técnica y que esa técnica ha concluido en nuestra ERA ATÓMICA ¿podía ser un hecho de simple constatación? ¿Será suficiente decir que la "esencia" de Europa se encuentra en la "filosofía" o que la esencia de la "filosofía" es ser europea? ¿No habrá algo más que pueda cualificar esas (3) El texto de Heidegger que transcribe Hemán es: "Porque la ciencia surge de la más íntima esencia histórica de Occidente (es a saber su esencia filosófica), es ella capaz de imprimir el sello característico a la historia actual de toda la humanidad. Pensemos que el nombre distintivo de toda una etapa de la historia es el de ERA ATÓMICA. Es decir, que la energía atómica, descubierta y dirigida por la CIENCIA, es la que determina la fisonomía de una Edad Histórica. Ahora bien, no habría habido Ciencias, si no hubiera antecedido y precedido la Filosofía. Y la Filosofía es HE PHILOSOPHIA" (Was ist das-die Philosophie. Tubingen, Günther, 1956, p. 13, citado por Hemán Malo en su Curso "Prelecciones de historia de la filosofía antigua", Quito, 1968-1969). 722 Arturo Andrés Roig mutuas referencias de esencialidad? Sí que la hay. Y la hay de un modo trágico y, por qué no decirlo, horroroso. El logecentrismo que hace de soporte de semejante determinación de esencias, no sólo es europeocentrismo, es más aun, algo de mayor profundidad que se encuentra en lo más íntimo y que tiene que ver directamente con la muerte. No es una casualidad que un Heidegger hable del "ser para la muerte". Diríamos que de lo que habla es, sin más, de la muerte. La esencia de Europa, la del logos del logocentrismo se le acabará presentando, por eso a Hemán como una "tendencia al suicidio". No es alguien que se avoca a la muerte en la espera de ella. Se trata de otra cosa: es el "suicidio". ¿Acaso esto no era resultado de una espantosa experiencia, la de un pueblo, el alemán, que ha mostrado en este trágico siglo XX una especie de "vocación tanática", haciendo morir a millones de sus hijos, primero, en las trincheras de la "guerra de posiciones" y luego en los campos abiertos de la "guerra de movimiento", ambos inventos de la CIENCIA y de la TÉCNICA, las cuales no hubieran sido posibles, según Heidegger, sin la FILOSOFÍA, incluyendo la de Anaximandro que había abierto una puerta al "Ser"? ¿Y qué decir de una Alemania, la Occidental de nuestros días, sembrada de ojivas nucleares, expresión monstruosa de aquel orgullo con el que Heidegger hablaba de la ERA ATÓMICA? De ahí que surja con fuerza en Hemán la comparación entre ese hombre del "logos" y el hombre del "mito". Tal vez este último sea un sujeto idealizado, una metáfora. Ya sabemos que no hay cosa menos ingenua que esa categoría de "hombre primitivo". No importa, la idea de ese hombre le sirve a Hemán, precisamente, para movilizar su "sospecha" respecto del "logos" y por tanto del "logocentrismo": el hombre primitivo "no conoce la angustia, no practica el suicidio desesperado". Y luego nos aclara algo ciertamente importante, un principio en verdad fecundo para intentar cualquier teoría de la cultura: "no olvidemos -nos dice- que la confrontación del hombre con la muerte es clave en la evolución de la cultura humana". En resumen: la cultura del "logos" ha acabado definiéndose por la vía más importante de todas, la de la "confrontación con la muerte", pero no la muerte en general, sino la "muerte" que nace del mismo "logos", ese que ha nutrido la esencia de una cultura en la que las relaciones humanas han perdido toda transparencia y el ser humano mismo ha quedado reducido a una cifra abstracta junto con su trabajo y con el producto de su trabajo. El Ejercicio de la Sospecha en el Pensamiento de Hernán Malo 123 Volvamos al uso que Hemán hizo de la definición defilosofíadada por Heidegger en su libro ¿Qué es esto, la filosofía? Ya comentamos cómo aparece en aquellos cursos quiteños dados entre 1968 y 1969. Diez años más tarde en cuatro escritos aparecidos entre 1977 y 1980, Hemán volverá repetidamente a recordamos la célebre definición heideggeriana, mas, ya no lo hará poniéndose bajo el manto de la autoridad del filósofo alemán -actitud que ya vimos no fue desde un comienzo abierta y franca- sino para señalar la profunda diferencia que hay entre unafilosofíade corte europeocentrista y otras formas del pensar, que sin que muestren lo que los filósofos de profesión consideran como "rigor" y "seriedad académica", pueden ser formas de pensamiento no menos profundas y valederas. En el prólogo que con tanto afecto hizo a propósito de nuestros Esquemas para una historia de la filosofía ecuatoriana, en 1977, haciendo referencia a la definición en cuestión y tomando distancia frente a ella, nos dice: "Hay quienes prefieren, a fin de hacer honor al origen del vocablo -es decir, la palabra "filosofía"- y al desenvolvimiento histórico de su contenido, reservar el término filosofía al mundo greco-europeo". Es evidente que en este momento ya no se trataba por Hemán de la contraposición entre una única filosofía, la greco-europea y el pensamiento mítico -tal como fue el planteo inicial-, sino entre una filosofía greco-europea y la de otros pueblos, entre ellos el latinoamericano y, por cierto, el ecuatoriano. Al año siguiente, en 1978, en el Tercer Encuentro Ecuatoriano de Filosofía, el que precedió al que ahora realizamos en su homenaje, leyó nuestro Hemán uno de sus trabajos más orgánicos de entre los que nos ha dejado: "Pensamiento mítico y pensamiento lógico". En sus páginas reaparece una vez más la definición de filosofía dada por Heidegger, pero ahora podríamos decir que la misma es abiertamente criticada y hasta rechazada. El momento es ciertamente importante. Se ha generado una "sospecha" que, como decíamos, nada tiene que ver con "olvidos de ser", sino que apunta al europeocentrismo como ideología de dominación desde una posición latinoamericana. "En este punto -nos dice a propósito de la pretendida "exclusividad" de la filosofía por parte de los llamados "grecoeuropeos"- puede abrirse una controversia tan vasta y radical como la pregunta misma sobre qué es cultura (el subrayado es nuestro). Se puede con justicia preguntar -sigue diciendo- ¿quién tiene el derecho a imponer un contenido determinado de vocablos comofilosofía,ciencia, etc.? Planteada tan así la cuestión -concluía diciendo- no quedaría otro argumento en favor de Heidegger que el que concede el origen helénico de la palabra". Si a lo que nos dice en este momento decisivo de su pensamiento, agregamos que de sus 124 Arturo Andrés Roig propias palabras surge que eso de "greco-europeo" es a su vez un "mito" y que la Grecia clásica ha sido capitalizada en función de un europeocentrismo del cual seguramente se hubieran disgustado los mismos griegos -como lo están los griegos modernos convertidos en nuestros días en un país periférico al que no sólo los ingleses les robaron la mitad del Partenón en nombre de la civilización, sino que los alemanes han tratado de desfigurarles su historia para poderlos asimilar a la "cultura germánica". De ahí que lo "greco-occidental", visto desde esa última tradición, se le presentara una vez más a Hemán, como una "vocación tanática": "La conclusión práctica más extrema de esta visión ennegrecida de la vida -vuelve a decimos- es el suicidio nihilista, que como tal es prerrogatica de grecooccidente". El escrito de Hemán concluye con una pintura de la cultura del "primitivo" como hombre inmerso positivamente en el mundo, ajeno a aquella actitud de muerte (nos habla, en efecto, de "su no tendencia al suicidio"), hombre lógicamente no greco-occidental, según la categoría germánica, ni tampoco "primitivo" en el sentido de la antropología colonialista del siglo XIX estilo Lévy-Bruhl, sino que es el sujeto de una "forma de cultura propia" que viene a ser, según nos dice, la nuestra latinoamericana. Una vez más tenemos que decir que en estas páginas la categoría de "primitivo" le permite a Hemán, mediante un claro recurso metafórico, expresamos lo que es una cultura distinta, en la que puede haber un pensamiento que no se resuelva ni en la HE PHILOSOPHIA artistotélico-heideggeriana, ni en el nihilismo de las sociedades industriales avanzadas que nos amenazan con una cultura que no ha llegado a los márgenes de lo que podría ser una anticultura, sino deia supervivencia de la especie humana [4]. Más adelante, en 1969, cuando escribió aquellas páginas sobre "Julio Enrique Moreno: filósofo de la vida y de la sociedad" vuelve de nuevo a aparecer la definición de filosofía dada por el célebre pensador de Friburgo, pero esta vez y de modo definitivo, rechazada como expresión de la voluntad de poder: "El filósofo alemán -nos (4) En la edición del ensayo titulado "Pensamiento mítico y pensamiento lógico", aparecida en el libro Problemas actuales de la filosofía en el ámbito latinoamericano (Quito, 1979) falta un largo texto. Felizmente esto ha sido reparado en la edición que del mismo ensayo se hizo en las páginas de la revista Cultura del Banco Central del Ecuador, número 4, 1979, p. 60-61. El original, que posee variantes que el propio autor no incorporó al texto definitivo, puede consultarse en el Archivo del Centro de Estudios Latinoamericanos, de la Universidad Católica, en Quito. El Ejercicio de la Sospecha en el Pensamiento de Hernán Malo 125 dice- no hace sino reflejar y expresar tajantemente el sentir prepotente de Europa en este punto" y nos agrega, de modo altamente sugestivo lo que entiende que ha sido la respuesta latinoamericana movida por el temor ante el magnetismo endiosado de Heidegger, fruto de nuestro estado de alienación: "En lo que se refiere a Latinoamérica -dice- se ha traducido aquel sentir (se refiere al "sentir prepotente de Europa") en inseguridad y reverencia ante la palabra filosofía", es decir, ante Heidegger. Y de modo muy inteligente nos pone el caso -no extraño por cierto- de la manera cómo José Gaos, traductor de El Ser y el Tiempo, hablaba de lo que podría ser nuestra "filosofía", definida ambiguamente como "pensamiento", es decir, "algo que era y no era filosofía". Por último en 1980, en un breve pero sugestivo artículo "La filosofía en el Ecuador republicano" aparece, por última vez, la definición heideggeriana. Si tuviéramos que caracterizar esta recurrencia insistente deberíamos hacerlo recordando los sucesivos cambios tonales con los que aparece un LeitMotif en un concierto. Ahora la definición nos suena con esas notas graves sobre las que obtienen su apoyadura aquellas otras de timbres más agudos de los instrumentos más ligeros. "El concepto académico de filosofía descansa de lleno -nos dice- sobre el modelo grecoeuropeo. Si alguna forma cultural es reivindicada como primitivamente europea es la filosofía. Martín Heidegger continúa- afirma perentoriamente: 'Europa y sólo ella es en la entraña más íntima de su devenir histórico originalmente filosófica1..." Y luego de la transcripción que acabamos de leer, añadía Hemán de modo conciso y lapidario el fondo último de la cuestión: "Cosa similar propugnó Hegel". Con estas palabras quedaba cerrada la cuestión definitivamente. El trasfondo del "olvido del ser" no era más que la vieja filosofía de la historia hegeliana, expresión la más acabada de la negación del ser de América [5]. De este modo, lo que el propio Hemán acaba denominando "la metafísica grecoeuropea" es pasible de una sospecha de base. No se trata, como decíamos, de la "sospecha de un olvido", sino de la "sospecha de una preopotencia", de una "voluntad de poder". (S) En este breve pero sustancioso trabajo, Hernán nos propone de modo muy interesante, como criterio para una "historia del quehacer filosófico ecuatoriano", distinguir tres niveles: a) el "formal" (que se corresponde con el academicismo de inspiración europea o norteamericana); b) el "vital" (entendido como un "filosofar afirmativo" dentro de las categorías propuestas por Francisco Miró Quesada y c) el "informativo" (que vendría a ser un aspecto interno del "quehacer vital"). 726 Arturo Andrés Roig Decíamos que también se ha hablado de una "filosofía de la sospecha" en Wittgenstein. ¿Sobre qué se ejercía la misma? Según palabras que expresa el propio pensador germano-británico, su sospecha tiene como objeto también la metafísica, pero no porque ella haya significado un "olvido", sino por ser el producto de un uso indebido del lenguaje. La metafísica occidental no es invalidada, porque se haya desplazado del ser hacia el ente -porque haya reducido la dialéctica a diánoia, como aparece para nosotros de modo fecundo en el pensamiento platónico maduro de El Sofista- sino por ser un "salirse de los márgenes del mundo" por obra de una trampa: la ontologización de las palabras. En verdad, la "sospecha" recae ahora directamente sobre el lenguaje [6]. Pues bien, frente a este tipo de "sospecha" veremos que Hemán adoptará una posición semejante a la que ya mostramos. Se colocará en un "ejercicio de sospecha" anterior. Dicho de modo breve, esa denuncia de que nos salimos de las "fronteras" del mundo por culpa del uso que hacemos de nuestro lenguaje, no es nada más que el modo de ocultar, nuevamente, la voluntad de poder, puesta, en este caso, al servicio del etablishment y en defensa de una cotidianidad -la burguesa- que no debe ser alterada. El tema aparece interesantemente tratado en un curso de "Etica" que Hemán dictó en 1972 en la Facultad de Filosofía y Letras de "San Gregorio", en Quito, en el que se ocupó con particular interés de las letras de Wittgenstein desarrolladas en el Tractatus Logico-Philosophicus, como asimismo en un artículo del mismo autor germano-británico "A Lecture on Ethics", aparecido en 1965 en la Philosophical Review [7]. Hemán se nos muestra como un agudo lector de Wittgenstein y anticipa críticas que son las que, a nuestro juicio, ha asumido nuestrafilosofíalatinoamericana. (6) (7) Cfr. nuestro libio Platón o la filosofía como libertad y expectativa. Mendoza (Argentina), Instituto de Filosofía de la Universidad Nacional de Cuyo, 1972. p. 177-178. Ludwig Wittgenstein. Tractatus Logico-Philosophicus, texto alemán con traducción inglesa de Pears y McGuinness, con una introducción de Bertrand Russel, Londres, Routledge and Geagan, 1961. Son tesis de esta obra sobre las cuales funda su propia posición Hemán, lógicamente en disidencia: El Ejercicio de la Sospecha en el Pensamiento de Hernán Malo 727 Un por cierto no podía hacerse una crítica a Wittgenstein sin tener a la vista las Philosophical Investigations, aparecidas en 1953, en las que a pesar del cambio de frente teórico, de hecho no innovaron respecto a la ética. Es interesante tener presente que tres años antes del dictado del curso que estamos comentando, en 1969, había escrito Hemán un artículo dirigido a sus alumnos, al que había titulado: "Marcuse: una revolución sin compromisos", en el que al lado de la denuncia de las tesis anarquizantes y aparentemente protestatarias del profeta del "Mayo francés", rescataba del libro El Hombre Unidimensional -que hizo célebre al pensador germano-norteamericano- la crítica a lafilosofíadel conformismo social que podemos leer en ese siempre valioso capítulo que Marcuse tituló: "El triunfo del pensamiento positivo: la filosofía unidimensional". El mensaje de Hemán fue recibido por sus alumnos de entonces los que afirmarían, consecuentes con la palabra del amigo y maestro - tal el caso de Carlos Paladines- que "el hombre nuevo era multidimensional" [8]. 6.40 6.41 6.42 (8) Todas las proposiciones tienen igual valor. El sentido del mundo debe quedar fuera del mundo. En el mundo todo es como es y sucede como sucede: en él no hay ningún valor; y aunque lo hubiese no tendría ningún valor. Si hay un valor que tenga valor debe quedar fuera de todo lo que ocurre y de todo ser así. Pues todo lo que ocurre y todo ser-así son casuales (son casos). Lo que hace no casual no puede quedar en el mundo, pues de otro modo sería a su vez casual (sería caso). Deba quedar fuera del mundo. Por tanto, tampoco puede haber proposiciones de ética. Las proposiciones no pueden expresar nada más alto (es decir no pueden expresar un sentido que esté por encima de su inmediata significación). Estas tesis fueron ampliadas luego por el propio autor en el artículo "A lecture on Ethics", que se publicó en el número 74 de la conocida publicación periódica The Philosophical Review, del mes de enero de 1965 y que fue traducido por Augusto Solazar Bondy y publicado en el libro En torno a la ética y el valor, editado por la Universidad de San Marcos, en Lima. Herbert Marcuse One-Dimensional Man. Boston, Beacon Press, 1964. La primera edición castellana se hizo, según creemos, en 1969, en Barcelona, Imprenta de Seix y Banal. El artículo de Carlos Paladines se titula "Revolución de Mayo" y apareció en la Revista Punto Omega. Quito, Facultad de Filosofía y Letras San Gregorio, número 3, mayo de 1969, p. 14-19. Más allá de la posición anarquizante de Marcuse y que explica su resonancia en los movimientos estudiantiles europeos de los años 1967 y 1968, el capítulo "El triunfo del pensamiento positivo: la filosofía unidimensional", que apunta fundamentalmente contra la posición reaccionaría de Ludwig Wittgenstein, sigue siendo -tal como lo hemos dicho- valioso. 725 Arturo Andrés Roig ¿Y contra quién polemiza básicamente Marcuse en aquel capítulo? Pues, contra Wittgenstein y en particular contra las consecuencias que su teoría del lenguaje tenía para la comprensión y valoración de la conducta humana. A propósito de este aspecto decía Hemán:".. .debemos reconocer que el triunfalismo positivista no ha sido nunca tan radical como en sus últimas manifestaciones. Ahí tenemos -concluía- a Wittgenstein y su hijuela, el Análisis del Lenguaje. . ." y, más adelante, agregaba, con palabras ajustadas: "En esta especie defilosofíaenmudecida, la realidad (la verdad), se determina a partir de un mecanismo semántico condicionado a un sistema; cuando lo justo parece ser que el lenguaje sea lo que se determine a partir de la realidad". Se estaba dando en el clavo. El lenguaje ordinario había reemplazado a los metalenguajes porque se había descubierto que aquél podía funcionar y de hecho funcionaba no como "la morada del hombre", sino como su encierro, su cárcel. De ahí que Hemán nos pase a hablar, de inmediato y de modo consecuente, del anti-humanismo de otro de los grandes "carceleros teóricos" de la Europa contemporánea y que acaba de fallecer, Michel Foucault. Ya se ve por donde se encaminaba, una vez más, el ejercicio de la sospecha en Hemán. No iba contra un uso del lenguaje, acusado de "salirse del mundo", sino contra el temor que despertaba cualquier "salida del mundo". Una vez más encontramos en nuestro amigo el repudio de los conformismos que miran ineludiblemente lo real desde una dialéctica de la totalidad y de la reconciliación de tipo hegeliano. Desde el punto de vista de una filosofía del lenguaje lo que está en discusión es si nos vamos a quedar con el plano de la "inmediata" significación de las palabras, o si al significado puede dársele un "sentido" que nos abra a lo mediato. Wittgenstein regresa a un literalismo que curiosamente o paradojalmente se transforma en bloque a una gigantesca metáfora: la metáfora de la superación de lo metafórico, es decir, del lenguaje con su poder irruptor y creador, el de la poesía y también el de las ansias humanas de ponerse "más allá" dé las sucesivas cárceles discursivas con las que estos filósofos justifican lo dado. De este modo, la sospecha de Hemán viene a quedar colocada "más atrás" que el plano en el que se juega la sospecha de un Wittgenstein. Lo mismo había sucedido en el caso de Heidegger, tal como ya lo hemos tratado de mostrar. Por su parte, elfilósofogermano-británico pone en entredicho la El Ejercicio de la Sospecha en el Pensamiento de Hernán Malo 129 función de nominación, ante el temor -fundado por cierto- de hacer hipóstasis con las palabras; pero este entredicho se mueve también en otros horizontes. Para evitar la caída en lo metafísico, se acaba negando cualquier "salida" y la primera y más inmediata que es rechazada es aquella mediante la cual pudiéramos traspasar la cotidianidad como modo de vida "normal" y cuyos códigos pertenecen a "este mundo", declarado como un ámbito en el que no tiene cabida la polisemia y por tanto el cambio. Lo que se ha negado, junto con la metafísica -cuya defensa por cierto no está en nuestro ánimo hacer- es la necesidad y, más aun, el derecho que el hombre tiene de dar ante todo un horizonte de sentido dentro del cual pueda enmarcar su visión del mundo y su actuación en el mundo. En pocas palabras, lo que se ha venido a negar -de una manera bastante ingenua- es el derecho al ejercicio de la función simbólica en nombre de un pretendido "lenguaje ordinaro" que acaba presentándosenos como una caricatura de los metalenguajes de la ciencia con su pretensión -legítima por cierto- de denotación y de metonimia [9]. El intento de suspender los juicios de valor, como también los juicios de futuro -y con ellos la función utópica- no es sino una ilusión que oculta, lamentablemente, a más de una contradicción teórica, una posición ideológica. Hemán puso las cosas en su lugar cuando de modo breve -como hacía siempre en los momentos decisivos de su discurso- señaló que la sola expresión de "lo dado" (el "hecho" wittgensteiniano) mediante el signo; es, inevitablemente, una toma de posición axiológica ante el mundo. Y esta crítica suya no era incompatible con la noción de "cambio del mundo" como algo posible, por lo mismo que el juicio de valor y el juicio de futuro son caras de una misma moneda. Wittgenstein se nos presentaba -y en esto reaparece otro de los temas constantes de Hemán- como un exponente más de esa cultura greco-occidentalregidapor aquel "espíritu tanático" del cual ya hablamos. "Al mundo -ha dicho elfilósofodel lenguaje ordinario- no se lo (9) A propósito de la problemática de literalismo versus metáfora (tema que hemos abordado con motivo de la filosofía ecuatoriana en el capítulo que hemos dedicado a la filosofía del lenguaje en Eugenio Espejo, en nuestra obra El Humanismo ecuatoriano de la segunda mitad del siglo XVIII. Quito, Banco Central del Ecuador y Corporación Editora Nacional, 1984, volumen II) véase el excelente capítulo "La ideología filosófica" en el libro de Fenuccio Rossi-Landi Ideología Barcelona, Editorial Labor, p. 251 y sgs. 130 Arturo Andrés Roig puede cambiar, sólo puede ser destruido". Antes que el cambio, el holocausto. Desde esa sospecha, la de Hernán, podemos rescatar lo que él nos quería decir con su metáfora del "hombre primitivo", es decir, nosotros, los hombres de esta América nuestra, que queremos hacer filosofía desde un "mito" que, tal vez paradojalmente, nos ayude a demitificar al tremendo mito que se oculta en el seno del logos. BIBLIOGRAFÍA DE HERNÁN MALO GONZALES (X) Prelecciones de historia de la filosofía antigua. Quito, Facultad de Filosofía SanGregorio,1968-1969, edición mimeográfica que es según parece redacción directa del autor. Contiene al comienzo una "Breve introducción a la filosofía", 17 p. Archivo CELA. - "Heráclito, la armonía del ser y del no-ser". Punto Omega. Revista de la Facultad de Filosofía San Gregorio. Quito, número 2, febrero de 1969, p. 4-11. - "Marcuse, una revolución sin compromiso". Punto Omega. Revista de la Facultad de Filosofía San Gregorio. Quito, número 3, mayo de 1969, p. 3-7. - Etica Apuntes de clase, mecanografiados, tomados por un alumno y fechados en 1972, 24 p. tamaño carta, más un* apéndice. Archivo CELA. El hábito en la filosofía de Félix Ravaisson. Quito, Centro de Publicaciones de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, 1976, 282 p. (Tesis de doctorado en filosofía). - "Universidad: sede de la razón". Revista de la Universidad Católica. Quito, Año IV, número 13, mayo de 1976, p. 185-203. - "Prólogo" al libro de Arturo Andes Roig. Esquemas para una historia (x) La presente bibliografía es, lógicamente, provisoria. El Archivo CELA mencionado es el que pertenece al Centro de Estudios Latinoamericanos de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Quito. Sobre la tesis doctoral de Hernán Malo hemos tenido la grata oportunidad de ocupamos en: "Félix Ravaisson-Mollien en América Latina". Revista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Quito, vol. IV, número 14,1976, p. 109-129 y en un trabajo de tipo periodístico titulado: "La tesis sobre Ravaisson del P. Hernán Malo González", aparecido en Universidad hoy. Publicación del Decanato de Coordinación Académica. Quito, año III, número 27, julio-agosto de 1976. de la filosofía ecuatoriana. Quito, Ediciones de la Universidad Católica, 1977, p. I-VIII - El mismo trabajo en la Segunda edición corregida y aumentada del libro antes citado, Quito, Ediciones de la Universidad Católica, 1982, p. 9-16 - "Julio Enrique Moreno: filósofo de la vida y de la sociedad", en el libro preparado por el mismo Hernán Malo, titulado Pensamiento filosófico-social y que es una antología de J.E. Moreno. Quito, Corporación Editora Nacional y Banco Central del Ecuador, 1979, p. 11-55 (Biblioteca Básica del Pensamiento Ecuatoriano, 1) - "Pensamiento lógico y pensamiento mítico", en Problemas actuales de la filosofía en el ámbito latinoamericano. Quito, Ediciones de la Universidad Católica, 1979, p. 95-110 (Sobre la edición de este artículo véase lo que hemos dicho en la nota 4 del presente trabajo). El mismo artículo en Cultura. Revista del Banco Central del Ecuador. Quito, vol. II, número 4, mayo-agosto de 1979, p. 47-63 - "Aporte para esclarecer el problema de la Universidad en el Ecuador". Cultura. Revista del Banco Central del Ecuador. Quito, vol. II, número 5 septiembre-diciembre de 1979, p. 110-127. - "Estudio introductorio" al libro preparado por el mismo Hernán Malo, titualado Pensamiento universitario Ecuatoriano. Quito, Corporación Editora Nacional y Banco Central del Ecuador, 1982, p. 15-81 (Se trata del mismo trabajo citado antes). - "La filosofía en el Ecuador republicano", en Libro del Sesquicentenario. H. Arte y Cultura. Ecuador 1830-1980. Quito, Corporación Editora Nacional, 1980, p. 69-83. EXPOSICIÓN DE COMO LA TEORÍA DE LA RACIONALIDAD POPPEREANA CORRESPONDE AL PUNTO DE VISTA EMPIRISTA ORTODOXO Lola Proaño Una vez presentada la teoría de la racionalidad poppereana y habiendo expuesto cómo tal caracterización de racionalidad se extrae de la concepción de la ciencia poppereana, mostraré cómo la concepción de la ciencia poppereana es muy similar a la concepción neopositivista, para concluir, por ello, que la concepción de la racionalidad en que desembocan ambas posiciones son también muy similares. Comenzaré citando a Skoliwoski que afirma que Popper tiene una concepción de la ciencia distinta del neopositivismo: "Ahora, yo mantengo que el desacuerdo de Popper con los empiristas lógicos no era acerca de este o aquel asunto particular sino que el desacuerdo era acerca de la total concepción de la ciencia y por lo tanto la total concepción del conocimiento humano. El meollo del desacuerdo puede ser expreado mediante la pregunta: ¿cuál es el mejor camino para entender la ciencia, el estudio de su estructura o el estudio de su desarrollo? En relación con esta pregunta es que se pueden ver todas las diferencias entre Popper y el empirismo lógico. Es en oposición a la concepción estructuralista del Círculo de Viena que Popper desarrolla Revista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Año XV . N» 47 Agosto 1987 - Quito, Ecuador 134 Lola Proaño sus puntos de vista específicos acerca de la naturaleza del conocimiento científico. Es en este contexto que nosotros debemos considerar sus ideas originales acerca de la objetividad y racionalidad del conocimiento científico.1 En realidad Skoliwoski tiene razón al afirmar que hay diferencias entre Popper y el Círculo de Viena, pero no la tiene en cambio cuando dice que tales diferencias conducen a Popper a una concepción de la ciencia totalmente distinta. Esto sucede, creo yo, porque a pesar de las diferencias, hay una coincidencia muy grande en cuestiones fundamentales.2 Examinaré el siguiente cuadro presentado por Skoliwoski y me detendré en cada aspecto señalado: ASUNTO ¿Qué debemos estudiar para entender la Ciencia? ¿Cuál es el punto de partida de nuestras indagaciones, f ¿Cuáles son nuestras unidades básicas conceptuales? ¿Cómo arribamos a las teorías científicas? Alternativamente, ¿cuál es el proceso de adquisición de conocimientos? ¿Cuál es el fundamento del conocimiento? ¿Hay conocimiento indubitable? (1) (2) POPPER POSITIVISMO LÓGICO La estractura de la Ciencia El desarrollo de la Ciencia Hechos y observación. Problemas Enunciados protocolarios Hipótesis tentativa. Simplificando el asunto: inducción. El proceso de conjeturas y refutaciones, que es conjeturas arriesgadas seguidas de crítica implacable. La base rocosa de nuestro conocimiento son los hechos dados a nosotros mediante experiencia inmediata a través de los enunciados protocolarios. No hay base rocosa de nuestro conocimiento. Todo conocimienlo es tentativo. El fundamento del conocimiento son pilares introducidos en el pantano lo suficientemente profundo para soportar el edificio de nuestro conocimiento presente. Henry Skoliwosky. "The search for objelivity in Pierce and Popper". The Philosophy of Karl Popper. La Salle. Illinois. Edited by Schilpp. pp. 486 Así, por ejemplo, H. Putnam afirma: "En este artículo yo quiero criticar asunciones que tiene Popper en común con la filosofía de la ciencia recibida, más que asunciones que son peculiares a Popper. Esto porque creo que hay ciertas asunciones comunes y que ellas representan una manera equivocada de mirar la ciencia, "The Corroboration of theories". The Philosophy of Karl Popper. La Salle, Illinois, Edited by Schilpp. pp. 221. Exposición de cómo la Teoría de la Racionalidad Popperiana corresponde al Punto de Vista Empirista Ortodoxo ¿Cómo distinguimos conocimiento científico del no científico? 1. La verificabiüdad como criterio de significado nos hace posible delinear el ámbito de la ciencia del conocimiento no científico. 135 El principio de demarcación delinea las teorías falsables, que son las científicas, de las no falsables que no lo son. 3 Estructura versus Desarrollo: Es verdad que Popper dice poner el acento en el crecimiento de la ciencia y no en la estructura. Sin embargo, como en todas las afirmaciones poppereanas, hay que preguntarse si ello realmente es así. Examinando esto desde un punto de vista teórico, diré que Popper en este punto, como en muchos otros, cae en evidente contradicción, pues si bien en la lógica de la Investigación Científica afirma lo arriba citado, en su artículo "Epistemología sin sujeto cognoscente" nos dice todo lo contrario. Lo hace desde el momento en que remarca la importancia del producto (estructura) sobre la producción (proceso). Al hacerlo.Popper sobredimensiona ía estructura sobre la dinámica del proceso. 4 Examinando la afirmación poppereana en términos de su realización, i veremos que la diferencia es más aparente que real, puesto que la teoría poppereana dice describir la realidad, pero lo que hace es realmente adaptarla para que proceda de acuerdo a su método. Claro ejemplo de la deformación de la realidad, tenemos en la contrastación propuesta por Popper. Tales contrastaciones no son las contrastaciones que el científico lleva a cabo. El científico procede, según Popper mismo lo ha dicho, de acuerdo a una teoría. Las observaciones son interpretadas a la luz de la teoría, de modo que no se ve claro cómo tales contrastaciones puedan tomar como objeto la teoría establecida si es justamente ella la que da la interpretación para las observaciones. (3) (4) El cuadro comparativo está tomado del mismo artículo de Skoliwosky, "The search for objetivity en Picnce and Popper". The Philosophy of Karl Popper. La Salle, Illinois, edited by Schilpp. pp. 487 Esto fue mostrado con detalle, en el acápite C. del punto 2 de la primera parte de esta tesis. 136 Lola Proaño A pesar de los inconvenientes arriba expuestos, supongamos que aceptamos la diferencia remarcada por Skoliwoski respecto del interés poppereano en el aspecto dinámico del conocimiento versus la versión estática propia del positivismo. En tal caso, hay que analizar cuáles son los criterios que, en los dos casos, rigen el análisis que se hace de la ciencia, cuáles son las pautas para evaluar la estructura en un caso y el crecimiento en el otro. Como se mostró antes en esta tesis 5 , el criterio y las pautas que rige la ciencia en el caso poppereano es el mismo que el neopositivista, aquel dictado por la lógica deductiva. Una comprensión dinámica de la ciencia tendría que involucrar la historia y el sujeto como aquel que conduce la marcha de la Ciencia. Sin embargo Popper, tiñéndose de aparente historicismo usa ejemplos históricos constantemente, pero los pone siempre al servicio de una concepción normativa de la ciencia 6, haciendo que los hechos históricos se adapten a su esquema de lo que la ciencia debe ser. La dinámica poppereana, en el mejor de los casos, es la dinámica de las estructuras, las mismas estructuras -o muy similares- 7 que, según el positivismo constituían la ciencia; y estas eran ahistóricas puesto que estaban dadas de antemano y no había en ellas ninguna posibilidad de cambio. La Ciencia, según el positivismo, tenía que ajustarse estrictamente a estas estructuras universales y a-temporales para ser realmente ciencia. (5) (6) (7) Ver puntos 1 y 2 de la primera parte de esta tesis. H. Brown. "Recientemente, encontramos un número de filósofos tratando de construir una lógica inductiva, así como Popper intenta dictar una clase de reglas metodológicas a las cuales la ciencia debe conformarse. La mayor confianza otorgada a este criterio sugerido es que él no tiene nada que ver con ninguna teoría en particular, y que por ello servirá para la evaluación de las teorías y para que ellas sean evaluadas." Perception Theory and Commitment: The University of Chicago Press, 1977, pp. 140 En cuanto a la forma de la ciencia Popper reconoce que la Ciencia debe ser un sistema axiomatizado, sobre todo por razones de claridad y precisión; de los axiomas del sistema se deducirán lógicamente los demás enunciados, hasta llegar a los enunciados básicos que son los que están en el nivel más cercano a la experiencia. Esta analogía de forma no debe ocultarlos la diferencia que remarca Popper cuando afirma que un Sistema Hipotético Deductivo no es un Cálculo Formal interpretado -como creía Camap; pero tampoco se debe exagerar la diferencia pues ella solo apunta a la no muy importante cuestión de que en un Sistema Hipotético Deductivo los axiomas son hipótesis mientras que en un Cálculo Formal Interpretado ellos son concluyentcmente verdaderos o falsos. Exposición de cómo la Teoría de la Racionalidad Popperiana corresponde al Punto de Vista Empirista Ortodoxo 137 Por lo tanto, la primera diferencia que en este cuadro se señala es una diferencia que no entraña cambios reales en la concepción de la ciencia poppereana respecto de la tradición. 2. Hechos y observaciones versus problemas: Respecto de la diferencia aquí señalada, me pregunto de dónde vienen los problemas poppereanos desde los cuales se inicia la investigación. ¿No son ellos acaso también el fruto de la observación de los hechos realizada por los científicos? Popper afirma los problemas como el punto de partida, ellos surgen del conflicto entre un enunciado deducido de la teoría y un hecho que no se ajusta a él -falsación-. Pero si nos preguntamos en última instancia, ¿de dónde surgen los problemas?, la respuesta es la misma dada por el neopositivismo: ellos surgen en última instancia de la observación. Cabe aclarar sin embargo, que para Popper la observación está siempre impregnada de teoría, afirmación que sí produce una diferencia con el neopositivismo. Sin embargo como ya lo decía en "Empirismo sin Positivismo" tal afirmación al pasar a convertirse en parte deTmétodo de la ciencia se diluye tanto que no hay real diferencia entre la posición poppereana y la neopositivista. 8 Por otra parte, como se desprende de los textos que a continuación transcribo, el rol que se le da a la observación en los dos casos -proppereanismo y positivismo- es el mismo: (8) Digo esto, porque "en cuanto miramos a la totalidad de la teoría y observamos cómo ñincionan los enunciados de la base empírica, vemos que tal diferencia no hace ningún papel en cuanto al rol que se les concede a los enunciados de la base empírica: el de ser el último tribunal al que apela una teoría. Y los enunciados básicos poppereanos actúan para el efecto de manera análoga a como lo hacen los enunciados observacionales del neopositivismo; más aún la caracterización que de ellos hace Popper, también presenta analogía". ¿Empirismo sin Positivismo?. Tesis de Licenciatura en Filosofía, PUCE, Quito, Ecuador, pp. 90. 138 Lola Proaño "Empero ahora parece corresponder una segunda función a esos enunciados relativos a lo inmediatamente percibido, a estas constataciones como también podemos llamarlos a saber la corroboración de la hipótesis, su verificación. "El principio del empirismo puede ser conservado totalmente, ya que el destino de una teoría, su aceptación o rechazo se decide por la observación y el experimento.. Pero nunca se la infiere, en ningún sentido de los datos empíricos..."10- . . . La ciencia no descansa sobre ellos (los enunciados de observación) sino que conduce a ellos y son ellos los que indican si la ciencia está procediendo correctamente". 9 De lo anterior se puede concluir que el acento en los problemas y no en la observación es una diferencia que no conduce a ninguna actitud esencialmente distinta respecto del neopositivismo, cosa que además se ve acentuada y reconfirmada por el rol que en los dos casos se le da a la observación. 3. Enunciados protocolarios versus hipo'tesis tentativas Nos podemos preguntar si la caracterización de los enunciados básicos, es realmente distinta -como afirma Popper- de la de los enunciados observacionales en el neopositivismo. Buscaremos la respuesta a medida que exponemos una a una las características que Popper otorga a estos enunciados. Según Popper, la base empírica es provisional, en tal sentido no tiene carácter absoluto. Los enunciados que la forman son solamente conjeturas de menor universalidad que pueden también ponerse a prueba en un momento dado. (9) (10) M. Schili, "sobre el fundamento del Conocimiento", en El Positivismo Lógico, Madrid, Fondo de Cultura Económica. Ed. A. J. Ayer 1978, pp. 227. K. Popper, "La Ciencia, Conjeturas y Refutaciones". El Desarrollo dd Conocimiento Científico, Buenos Aires, Paidos, pp. 68 Exposición de cómo la Teoría de la Racionalidad Popperiana corresponde al Punto de Vista Empirista Ortodoxo 139 Todo lo dicho por Popper no es totalmente ajeno al neopositivismo Neurath por ejemplo, lo aceptaría-; los enunciados pueden estar sujetos a corrección, pues ellos no proporcionan la base firme del conocimiento que se busca. Por esto se acaba por abandonar la distinción originaria entre estos enunciados y otros y se comprende cómo se ha llegado a pensar que, a voluntad, puede seleccionarse algún enunciado de la ciencia y llamarlos "enunciados protocolares", y que sólo es cuestión de conveniencia su escogimiento. 11 Neurath afirma que como no hay un lenguaje ideal constituido a partir de proposiciones atómicas puras, no hay manera de formar oraciones protocolares, concluyentcmente establecidas como punto de partida de las ciencias. 12 Respecto a la afirmación poppereana de que también los enunciados básicos están sujetos a tests, encontraremos en Neurath una afirmación similar: "la eliminación puede también tocarle como destino a una proposición protocolar. Nosotros admitimos igualmente la posibilidad de eliminar proposiciones protocolares". Entre otras características, la definición de una proposición exige su verificación y por lo mismo también la definición es susceptible de ser eliminada". 13 Del carácter hipotético de los enunciados básicos, se sigue la afirmación de que ellos deben ser aceptados convencionalmente. Solamente aceptando los enunciados básicos por un acuerdo entre los científicos, se evita la regresión al infinito a que nos remite la privación del carácter privilegiado que diferenciaba a estos enunciados de los demás. Al respecto, Camap afirma algo análogo: (11) (12) (13) M. Schilick. "Sobre el fundamento del conocimiento". El Positivismo Lógico, Madrid, Fondo de Cultura Económica. Ed. A. J. Ayer, pp. 219. Otto Neurath. "Proposiciones protocolares". El Positivismo Lógico. Madrid, Fondo de Cultura Económica. Ed. AJ. Ayer. p. 206 Otto Neurath, ibid. p. 200-210 140 Lola Proaño "... cada enunciado científico va más allá del contenido vivencial presente en cada caso y tiene el carácter de una hipótesis".14 Acerca del convencionalismo, hay también acuerdo entre Camap y Popper, más aún lo que se entiende por tal convencionalismo es en los dos casos lo mismo: la decisión se refiere solamente al momento en el cual se deben detener los tests y aceptar provisionalmente un enunciado. El convencionalismo poppereano, respecto de la elección de los enunciados básicos no puede ser señalado como una diferencia con el neopositivismo; Camap describe a las proposiciones protocolares como aquellas que adoptamos como fundamentales de manera totalmente convencional, su adopción no es concluyeme, puesto que nadie está obligado a detenerse en un punto determinado de la verificación:".. aquí es asunto de elegir qué proposiciones se emplean en cualquier momento dado como puntos finales de esta reducción, esto es como proposiciones protocolares". 15 El rol que cumplen dentro del Método Deductivo de Contrastación los enunciados básicos, es el mismo que cumplen en el Método Inductivo. Su papel es el de refutar o verificar, respectivamente las "teorías", a ellos se les exige, también en los dos casos, que no sean enunciados esporádicos, ellos deben ser reproducibles, Una experiencia aislada es insuficiente tanto para la falsación como para la verificación.. Esta similaridad apunta nuevamente a señalar que en los dos casos se exige una reproducción regular de eventos que indica la presencia de una asunción inductiva. 4. Inducción versus Método Conjetural Refutativo: Skoliwoski afirma que los positivistas simplifican la cuestión acerca de cómo obtenemos conocimiento científico, al afirmar que lo hacemos mediante el método inductivo. (14) (15) R. Camap, comentario crítico a "Popper Karl, Logick der Forfchung. Zur Etkenntnistheorie der Modemen Naturwiffenfschaft". Erknntnis. Vol. 4 1935, pp. 290. R. Camap. "Uber Prolokollestze, Erkcnntnis, Vol. Ill, pp. 224. Cita tomada de "Verificación y Experiencia", por AJ. Ayer, en El Positivismo Lógico. AJ. Ayer, Madrid Fondo de Cultura Económica, 1978, pp. 240. Exposición de cómo la Teoría de la Racionalidad Popperiana corresponde al Punto de Vista Empirista Ortodoxo 141 Popper, dice Skoliwoski, nos da una propuesta muy diferente. En mi opinión no es posible afirmar tal cosa porque: i. El neopositivismo no presenta una inducción simplificadora. El neopositivismo utiliza también la deducción e incluso se ha intentado hacer de la inducción un capítulo de la lógica deductiva. ii. En el método deductivo de contrastación de Popper hay elementos claramente inductivos que hacen que tal método no sea tan diferente del neopositivismo.16 Además el criticismo involucrado en el método poppereano es un criticismo cuyo criterio único es la lógica deductiva. La capacidad crítica tiene que ser para Popper, libre de todo elemento que no sea lógico y eminentemente racional. Popper se niega a aceptar la posibilidad de una crítica que reconozca sus limitaciones en tanto circunscrita a un marco conceptual. Lo que Popper requiere del científico es un criterio lógico racional, a lo Popper, que funcione desde fuera de su teoría y que sea por ello completamente objetivo y neutro. Tal concepto de crítica es justamente el concepto que maneja el neopositivista y que describe a la ciencia como una actividad regida por un método sujeto a reglas o imperativos que excluyen del proceso al sujeto con todos sus valores y afirmaciones. Miremos las dos propuestas metodológicas: Método neopositivista El método de la Ciencia es el método Inductivo: a partir de enunciados de observación obtengo hipótesis científicas. Las hipótesis se consideran confirmadas mientras no aparezcan enunciados de observación que las contradigan o mientras sus predicciones se cumplan. (16) Método poppereano El método de la Ciencia es el método Deductivo de Contrastación: se parte de problemas, se proponen conjeturas audaces. Se comparan dichas conjeturas con la experiencia, tratando de que ella las refute (test de resistencia). Sólo se aceptan las hipó- Sobre las similaridades de los dos métodos -el poppereano y el neopositivista- ver ¿Empirismo sin Positivismo? Cap. HI, pp. 47 a 77. Tesis de Grado de Licenciatura en Filosofía, PUCE, Quito, Ecuador, 1981. 142 Lola Proaño La inducción no es una inferencia deductiva válida, es sólo una conjetura metódicamente llevada, que no pretende garantizar certeza del conocimiento adquirido, a lo más puede damos un conocímiento probable. tesis que sobreviven a los intentos de refutación. Este método no garantiza la probabilidad de ser verdadera, sino que la caracteriza por haber resistido los intentos de refutarla. Según Popper, en el método descrito no aparece nada que pueda asemejarse a la lógica inductiva. 17 El procedimiento pertenece a la lógica puramente deductiva. Sin embargo las dos propuestas no son tan diferentes: las dos parten de observaciones. No se entiende que'puedan ser los problemas de los que parte el Método deductivo de Contrastación sino que están provocados por la observación. En los dos métodos, la lógica juega papel fundamental: es la relación de deducibilidad de enunciados lo que relaciona la hipótesis con la experiencia. Los dos métodos apelan a la experiencia como al tribunal que decide sobre la preferencia o no preferencia de una hipótesis. Una semejanza muy importante es la de que en los dos casos, el rol que cumple el método es el de definir la Ciencia. Si se acepta que los dos métodos no son tan diferentes, la conclusión será también que la definición de la ciencia a la que arriban tanto Popper como los neopositivistas es también análoga. (17) K. Popper. "Este procedimiento que acabamos de esbozar no aparece nada que pueda asemejarse a la Lógica inductiva. En ningún momento he asumido que podemos pasar por un razonamiento de la verdad de enunciados singulares a la verdad de teorías. No he supuesto un solo instante que, en virtud de unas conclusiones "verificadas" pueda establecerse que una teoría sea verdadera, ni siquiera meramente probable. "Panorama de algunos problemas fundamentales". Lógica de la investigación CicntíMca, Madrid, Tecnos, 1977, pp. 33 Exposición de cómo la Teoría de la Racionalidad Popperiana corresponde al Punto de Vista Empirista Ortodoxo 143 Creo importante señalar además que tal como Brown afirma 18 tanto el positivismo como Popper, definen la racionalidad por el método. Por ello para Popper el método no puede ser inductivo, puesto que él identifica racionalidad con lógica y que considera que la inducción no calza en el modelo de las proposiciones analíticas y tautológicas. Por lo tanto, para tener la racionalidad de la ciencia garantizada. Popper necesita proponer un Método Deductivo en el cual todo tiene que estar normado por reglas mecánicas. Cualquier "salida" de sus reglas nos conduce a la irracionalidad. ¡Extraño concepto de racionalidad!, asentimos como Brown, justamente aquellas decisiones que pueden ser tomadas con la aplicación de algún algoritmo son casos en donde la racionalidad no es necesaria, así como en los casos que no tenemos reglas mecánicas es en donde realmente se necesita la razón. 5. Hechos dados versus bases seguras del conocimiento. No es cierto que el positivismo -contra lo que Popper afirma- pueda tipificarse por la aceptación de hechos dados sobre los cuales se construye un conocimiento seguro. Ya Neurath aceptó la convencionalidad de los enunciados protocolares. Además, si bien es cierto que la asignación del carácter permanentemente conjetural al conocimiento es obra de Popper, a tal carácter conjetural se opone la idea de que en tal conocimiento hay cosas que podemos conocer de manera definitiva, por ejemplo, la falsedad de las hipótesis. Es decir, podemos tener certeza de que la hipótesis que no resista los intentos de refutarla es falsa. Esto supone un tipo de conocimiento no conjetural. Además Popper en su método da claramente el carácter decisorio total para la elección de hipótesis a las conexiones lógicas deductivas, elemento que comparte con el neopositivismo. (18) 11. Brown habla con algún detalle de la vinculación del método con la racionalidad tanto en el positivismo como en Popper cuando dice: "en efecto, uno es racional solamente en cuanto maneja reglas mecánicas, cualquier alejamiento de las reglas mecánicas es un paso dentro del ámbito de lo irracional, o más precisamente es "aracional", puesto que el punto es que hemos dado un paso fuera del ámbito en el cual la noción de ser racional se aplica, no que los cánones de la racionalidad hayan sido violados, y en particular cualquier acto creativo es "a-racional". Theory, Perception and Commitment, The University Of Chicago Press. 1977, pp. 131132. 144 Lola Proaño Es decir que el carácter conjetural de los enunciados básicos no es exclusivo del planteo poppereano y la forma en que tales enunciados están conectados con el cuerpo de la teoría es eminentemente lógica deductiva. Esto lleva a la conclusión de que las diferencias no son tan grandes mientras que la similaridad que está a la base de las dos propuestas -el dominio de la lógica deductiva- conduce inequívocamente a dos propuestas muy similares de la teoría de la ciencia. 6. Verificabilidad versus falsabilidad: Si bien es cierto que en lo que a la demarcación se refiere hay una importante diferencia 19 ella no conduce a una concepción distinta de la ciencia y de la metafísica. Más bien que establecer tal diferencia, el interés en demarcar lo científico de todas las otras actividades intelectuales, en especial la filosofía, muestra a Popper como perteneciendo a la tradición, en tanto que mantiene el mito de la superioridad y diferenciación de la Ciencia respecto de todo otro tipo de conocimiento. 20 En efecto, la aceptación de la metafísica parece ser en Popper más un propósito que una realidad; así por un lado afirma aceptarla y no quitarle sentido, no se entiende qué significa el sentido que ella adquiere puesto que la forma en que lo adquiere es completamente distinta a la forma en que es adquirido en las ciencias empíricas. Por ello su postura no parece ser muy diferente a la de Camap cuando dice: "Cómo es posible que tantos hombres pertenecientes a los pueblos y (19) (20) Las dos propuestas para la demarcación enfrentan el mismo problema de manera diversa, por ello no son opuestas. Considerando las tres clases de enunciados enunciados genuinamente científicos, enunciados seudocientíficos y seudo enunciados- se ve claramente que la diferencia entre los dos criterios demarcatorios esti en que ellos no tratan de resolver el problema de la demarcación de la misma manera. El criterio empirista del significado demarca los enunciados científicos de los enunciados metafísicos. En lo científico incluye lo seudo-científico y quita significado a la metafísica. El criterio de refutabilidad en cambio, demarca los enunciados científicos de lo no científico, pero sin quitarle sentido a lo no científico. El ámbito de lo no científico es más amplio, pues incluye a los i enunciados seudo-científicos. II. Brown. "Uno de los mitos tradicionales acerca de la naturaleza de la ciencia es que la ciencia se distingue de toda otra actividad intelectual, particularmente de la filosofía, por su método". "Theory, Perception and Commitment". The University of Chicago Press. 1977, p. 100. Exposición de cómo la Teoría de la Racionalidad Popperiana corresponde al Punto de Vista Empirista Ortodoxo 145 épocas más diversos, o incluyendo mentalidades eminentes entre ellos, hubieran derrochado con tanto genuino fervor tanta energía en la metafísica para que ella finalmente no consistiera sino en meras sucesiones variables sin sentido?. Y cómo sería comprensible que estas obras ejerzan hasta el día de hoy una influencia fuerte sobre lectores y oyentes si no contienen, ya no digamos errores, sino que son totalmente vacuas?. Estas dudas están justificadas, pues la metafísica posee un contenido -sólo que no es teorético. Las (seudo) proposiciones de la metafísica no sirven para la descripción de relaciones objetivas, ni existentes ni inexistentes, ellas sirven para la expresión de una actitud emotiva ante la vida". 21 Considerando el párrafo citado, la diferencia parece diluirse si examinamos que aunque Popper le concede sentido a la metafísica, este es completamente distinto al que le da a la ciencia y que justamente la distinción parece consistir, en la medida en que la metafísica no es refutable, en que ella no describe relaciones objetivas. En los seis aspectos señalados por Skoliwoski, como diferentes respecto del neopositivismo, hay diferencias, pero ellas no conducen tal como afirma, a una concepción relevantemente diferente de la ciencia. En las partes 1 y 2 de la I Parte de esta tesis he mostrado como de la teoría de la ciencia poppereana se deduce una teoría de la racionalidad eminentemente "racionalista", característica esta propia del neopositivismo. Popper mismo lo acepta en su autobiografía cuando reconoce que había algo que lo atraía al Círculo, esto era, nos dice, su "actitud científica" y su "actitud racional". Subraya su acuerdo con Camap respecto a que hay algo "desanimador" en la mayoría de los sistemas filosóficos. La actitud racional y científica señala lo que la filosofía deberá ser. Este acuerdo, dice Popper, puede ser la razón que llevó a los miembros del Círculo a que lo consideraran como uno de ellos. Al reconocer esta especial atracción al Círculo, debido a ciertos acuerdos en lo referente a la exigencia de una "racionalidad científica", ¿no está re- (21) R. Camap. "La superación de la metafísica", en El Positivismo Lógico. Madrid, Fondo de Cultura Económica. Ed. A. J. Ayer, p. 85 146 Lola Proaño conociendo Popper que llamarlo "positivista" no es gratuito? Parece ser que más bien justamente la aceptación de esta exigencia de racionalidad, es lo que le lleva a Popper a proponer tesis análogas a las neopositivistas. Es este afán de racionalidad lo que le impide a Popper completar un cambio de posición que parece vislumbrarse cuando hace afirmaciones como la de que todos los términos son teóricos, o cuando pretende darle significado a la metafísica o reconocer la importancia de la historia para la ciencia. La búsqueda de un criterio de racionalidad para el conocimiento es lo que le conduce a Popper a proponer tesis con presuposiciones inductivas, tales como su noción de verosimilitud que implica la conmensurabilidad de las teorías y que al mismo tiempo se apoyan en la presuposición de la existencia de un lenguaje observacional neutro. La consistencia, la conmensurabilidad y la invariancia no son sólo tesis típicamente empiristas sino que de ellas depende el empirismo radical contemporáneo, y las tres están presentes en Popper. En efecto, el empirisismo radical exige que se emplee sólo un conjunto de teorías consistentes entre sí, y esta exigencia trae consigo la tesis de la invariancia del significado. Esto es así, porque una vez que se exige la consistencia Popper lo hace al exigir que la Teoría nueva subsuma en ella a la anterior- para que tal exigencia sea satisfecha", es preciso que los términos de las teorías se usen con el mismo significado cada vez que aparecen en alguna de las teorías admisibles en relación con un dominio". 2 2 Popper al proponer la noción de verosimilitud 2 3 está presuponiendo claramente la tesis de la consistencia y la tesis de la invariancia, pues no se entiende de otra manera que sea posible comparar contenidos de verdad y falsedad de dos teorías diferentes. (22) (23) Cita tomada de La Estructura de las Teorías Científicas, de F. Suppe, Editorial Nacional, Cultura y Sociedad, Madrid, España, 1979, pp. 203. Por Verosimilitud Popper entiende el concepto que expresa la relación entre los contenidos falso y verdadero en una sentencia. Para definir este concepto, parte de la suposición de que un enunciado tiene una clase de consecuencias lógicas L. dentro del cual hay dos subclases de consecuencias: la clase de las consecuencias falsas y la clase de las consecuencias verdaderas. La comparación evaluativa de los dos contenidos hace posible apreciar si una teoría se hace más o menos verdadera. Exposición de cómo la Teoría de la Racionalidad Popperiana corresponde al Punto de Vista Empirista Ortodoxo 147 Por todo lo anterior, si bien es cierto que no podemos dejar de reconocer que Popper critica al Círculo de Viena debemos también aclarar que: "Este no fue un criticismo desde un punto de vista inconmensurable y que no hubo permanente contienda entre ellos; sino que más bien estuvieron de acuerdo una y otra vez. No hubo oposición insalvable, sino más bien bases comunes. Los dos se enfrentaban a los mismos problemas: los fundamentos del conocimiento empírico y el criterio de la ciencia y además de estos tenía la misma actitud básica: el empirismo". 24 Y, tal como W. Kneale afirma. Popper pudo haber escapado de estos problemas si se hubiera desentendido completamente de los modos positivistas de pensar, en particular de las preocupaciones acerca de la metafísica. 25 Una vez que he mostrado cómo las diferencias citadas por Skoliwoski para justificar su afirmación de que la concepción de la ciencia poppereana es distinta de la neopositivista no son suficientes, voy a examinar si hay otros aspectos de la teoría poppereana que parecen alejarlo del neopositivismo y que Skoliwoski no trata en su esquema. 1. En cuanto Popper debilita su falsacionismo dogmático y acepta el falsacionismo metodológico, reconociendo la necesidad de cierto dogmatismo que se resista al rechazo de la teoría refutada. Popper parece por una parte, debilitar la exigencia de un criterio que nos diga tajantemente cuándo y cuántas falsaciones debemos tener para conservar una teoría, pero por otra, insiste en mantener tal criterio. La falta de precisión en la determinación de cuándo una teoría debe considerarse falsada, es según Kuhn, un aspecto similar a la vaguedad con que Popper le acusa respecto de su poca precisióm cuando se refiere a si el fracaso de la solución de un enigma debe ser atribuido al científico o a la teoría (24) (25) La cita está tomada del artículo de V. Kraft. "Popper and the Vienna Circle. The Philosophy of Karl Popper, La Salle, Illinois, pp. 200. W. Kneale. "The demarcation of Science". The Philosophy of Karl Popper. Edited by Schilpp. La Salle, Illinois, pp. 208. 148 Lola Proaño misma. 2 6 La diferencia está sin embargo, en que la imprecisión es para Popper un defecto, mientras que para Kuhn es una ventaja. La razón de ello es que lo que Popper persigue es la obtención de criterios claros y precisos y Kuhn en cambio sostiene que los científicos evaluarán los casos concretos de manera diferente y es justamente esta variedad la que salva a la profesión científica. 27La imprecisión al no señalar los límites de la falsación podría haber desembocado en el reconocimiento que el sujeto juega un rol importante en la Ciencia. Ello podría haber conducido a una concepción de la Ciencia distinta, pero no ocurre esto por el afán poppereano de aferrarse a criterios previamente establecidos. A pesar de la imposibilidad de establecer criterios claros y efectivos, Popper sigue exigiendo que la ciencia se rija por reglas metodológicas fijas. También sigue afirmando que poseemos un criterio tanto para delimitar lo científico de lo no científico, como para la aceptación o el rechazo de las teorías. Popper no puede separarse del neopositivismo mientras no se libere de la necesidad imperiosa de postular criterios a su teoría de la ciencia. En última instancia estos criterios, no son inconsistentes con la corriente neopositivista. La tesis de que todos los términos involucran teoría parecería alejar a Popper del positivismo, en la medida en que lleva a afirmar que todo adquiere significado dentro de un marco teórico. Pero no es así porque para que la contrastación sea efectiva para refutar la teoría, Popper presupone que los enunciados básicos están libres de ella. Lakatos parece estar de acuerdo con (26) (27) T. Kuhn. "La vaguedad de mí postura estriba en dos criterios efectivos que hay que aplicar para decidir si un determinado fracaso en la resolución de rompecabezas debe o no ser atribuido a la teoría fundamental y transfoimarse así en un punto de profundo interés. Esta decisión es, sin embargo, de idéntica especie que la decisión de sí el resultado de una contrastación determinada falsa o no efectivamente a una teoría determinada y sobre esa materia Sir Karl es necesariamente tan impreciso como yo". "Consideración en tomo a mis críticos". La Crítica y el Desarrollo dd Conocimiento, Barcelona, Ed. Grijalbo. 1975. pp. 412 T. Kuhn. "Si el grupo de especialistas se compoita como la masa entonces la ciencia no tiene salvación". "Consideración en tomo a mis críticos". La Critica y el Desarrollo del Conocimiento. Batcelcna, Grijalbo, 1975. pp. 431. Exposición de cómo la Teoría de la Racionalidad Popperiana corresponde al Punto de Vista Empirista Ortodoxo 149 esto cuando dice que Popper sigue entendiendo "la falsación como el resultado de un duelo entre teoría y observación." 28 También Suppe afirma algo similar "... si Hanson y algunos tienen razón al afirmar que los datos poseen una carga teórica, entonces el procedimiento de Popper será en general imposible de aplicar" 29. A esto se podría agregar que no necesitamos mirar fuera de la propuesta poppereana para afirmar lo que dice Suppe pues si Popper mantuviera la tesis de la teoricidad de los términos hasta sus últimas consecuencias, la experiencia no pudiera tener el rol único y decisivo que tiene según él, en la elección de teorías. Otro aspecto de Popper que podría tomarse como un alejamiento del neopositivismo, es su defensa de la proliferación de teorías y de la crítica científica. Pero en la práctica, tal proliferación está limitada por la crítica normada por el método, lo cual lleva a la exclusión total del sujeto en el proceso del conocimiento. Siendo este un rasgo fuertemente positivista, lo que en un principio parecía una diferencia, se convierte ahora en una similaridad respecto del positivismo. Comparemos con lo que Feyerabend propone al respecto. "La proliferación significa que no hay necesidad de suprimir ni siquiera los productos más extravagantes del cerebro humano, todo el mundo puede seguir sus propias inclinaciones y lá ciencia así concebida, como una empresa crítica sacará provecho de tal actividad".30 Popper dice entender el cambio de una Teoría por otra teoría como un (28) L. Lakatos. "Pero el verdadero Popper nunca abandonó sus anteriores reglas de falsación. Hasta hoy ha exigido que "los criterios de refutación" han de ser expuestos de antemano; hay que ponerse de acuerdo sobre cuáles son las situaciones observables que, en cada caso de observarse realmente hacen que la teoría quede refutada. Sigue entendiendo la falsación como el resultado de un duelo entre teoría y observación". "La falsación y la metodología de investigación científica". La Crítica y el Desarrollo del Conocimiento. Barcelona. Ed. Grijalbo. p. 292. (29) P. Suppe. La Estructura de las Teorías Científicas. Editora Nacional, Cultura y Sociedad, Madrid, España, p. 200. P. Feyerabend. "Consuelos para el especialista". La Crítica y el Desarrollo del Conocimiento. Barcelona, Grijalbo, pp. 116. (30) 150 Lola Proaño proceso de "revolución en permanencia", según él lo llama. Esto parecería ser una propuesta distinta al positivismo, pero como la decisión para el rechazo -derrocamiento- de una teoría se lleva a cabo de una forma completamente racional, mediante la asignación de un grado de corroboración y un grado de verosimilitud, Popper presupone la conmensurabilidad de las teorías. Defender tal presupuesto es una característica fuertemente positivista, pues es lo mismo que afirmar que para que el cambio científico sea racional debe haber algún standard etemo contra el cual podamos comparar las teorías. En este standard etemo no pueden estar involucrados, por su misma naturaleza, factores tales como los valores, la contextualidad histórica o el sujeto que hace la ciencia. Popper, a diferencia de los filósofos no empiristas y no positivistas necesita suponer la conmensurabilidad. Nunca podría afirmar como por ejemplo lo hace Feyerabend, que además de ser imposible la conmensurabilidad de teorías, ello no constituye un inconveniente. Ello se debe, dice Feyerabend, a que es más realista suponer que cabe la posibilidad de cambios tan fundamentales que implica inconmensurabilidad y que tales cambios deberían estimularse para no quedar excluidos de la que pudiera ser una etapa superior de conocimiento y de conciencia. 31 Ninguna de las tesis poppereanas que parecen alejarlo del neopositivismo es consistente con su teoría. En la base de tal inconsistencia está presente un denominador común: la exigencia de racionalidad modelada sobre el método de la ciencia. A modo de conclusión: Popper identifica tal como el positivismo, racionalidad con criterios lógicos objetivos y neutrales. A Popper le resulta imposible afirmar la no existencia de razones "semánticamente neutrales" para elegir entre teorías; tampoco puede admitir que tales razones puedan constituir más bien valores para utilizar las reglas para la elección y menos aún que en (31) P. Feyerabend. "No es más realista suponer que todavía son posibles cambios fundamentales, que implican inconmensurabilidad y que debería estimularse a hacer esos cambios, con objeto de no quedar excluidos para siempre de lo que pudiera constituir una etapa superior de conocimiento y de conciencia". Consuelos para el especialista. La Crítica y el Desarrollo del Conocimiento. Barcelona, Grijalbo. 1975. pp. 375. Exposición de cómo la Teoría de la Racionalidad Popperiana corresponde al Punto de Vista Empirista Ortodoxo 151 presencia de las mismas razones, los científicos puedan tomar decisiones diferentes. 32 Es la exigencia de racionalidad entendida de ese modo, lo que en el caso de cada una de las afirmaciones aparentemente no positivistas conducen a Popper a la inconsistencia; ella es la que hace que Popper mantenga presupuestos neopositivistas, tales como la conmensurabilidad, el lenguaje observacional neutro, la exclusión del sujeto del proceso del conocimiento y a proponer tesis que presuponen inductivismo, tales como la corroboración o la verosimilitud. Pero esta exigencia de racionalidad es justamente el único motivo que Popper reconoce como para que le llamen positivista. Entonces habiendo mostrado que la inconsistencia entre las afirmaciones aparentemente distintas al neopositivismo y el resto de su teoría se origina en esa tesis, Popper implícitamente reconoce la analogía -de cómo se concibe la ciencia- que constituye el lazo que constantemente lo está uniendo al positivismo. Y como la teoría de la racionalidad no es sino el corolario de la caracterización de la ciencia, dado que en lo fundamental las dos propuestas -positivista y poppereana- son similares, es claro el por qué lo que se entiende por racionalidad en los dos casos es también similar. (32) P. Feyerabend. "... me parece que una empresa cuyo carácter humano está a la vista de todos es preferible a una que se muestre "objetiva" e impermeable a las acciones y los deseos humanos... Es bueno tener siempre presente el hecho de que tal como la conocemos hoy la ciencia no es ineludible y que podemos construir un mundo en el que no desempeñe ningún papel". Consuelos para el especialista. La Critica y el Desarrollo del Conocimiento. Barcelona, Grijalbo, 1975, pp. 379. ELEMENTOS PARA UNA CRITICA DEL SOLIPSISMO TRASCENDENTAL Carlos Rojas Reyes "Y comprender que es la historia del sistema de producción la que se introduce, como determinación que viene de lo universal, en la historia naciente de un cuerpo que despunta, como Yo, a la vida." Rozitchner, Freud y los límites del individualismo burgués. INTRODUCCIÓN. El hombre ha sido cuestionado tanto por la sociedad como por la ciencia en su afán de quitarse la máscara antropomórfica y en la necesidad de fundamentar sobre bases sólidas el conocimiento de la realidad, en su validez, certeza, objetividad que se coloca más allá de la subjetividad del investigador. La vía abierta por Husserl para basar la solidez del conocimiento científico en la consciencia, en el sujeto, aparece como extraña; esta reflexión que hace del sujeto el garante de toda objetividad, sin embargo, se inserta plenaRevista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Año XV - N2 47 - Agosto 1987 - Quito, Ecuador. 154 Carlos Rojas Reyes mente dentro de la corriente dcsantropomorfizadora, al menos en la medida en que prescinde del sujeto empírico para hallar al ego puro, trascendental. El ego puro que da sentido a la realidad, que señala su posibilidad esencial y la certeza absoluta de la ciencia, encuentra el camino de un nuevo racionalismo de origen cartesiano, que pretende resolver los problemas de la relación entre sujeto y objeto, los problemas del conocimiento de la realidad, y de la misma realidad en último termino; todo esto postulado por: "la necesidad histórica real de tránsito a un tipo superior de cicntificidad" (1) La visión husserliana permitirá, así, superar las contradicciones entre lo lógico y lo histórico, en donde lo lógico reflejaría de manera inmediata y apodíctica a la historia. La lógica queda transformada, a través de la fenomenología pura, en el reverso exacto de la historia, de la realidad entera, relevada de toda particularidad empírica. Pero, podemos preguntar, esta nueva racionalidad que deja de lado al hombre bien sea para mostrar el movimiento determinante de la microfísica del poder, bien sea por el camino de la reducción eidelica superar el yo empírico, si logra al final del camino reencontrar al hombre. Esto es, frente al poder ¿qué podemos oponer? Y frente a la fría racionalidad del ego puro, ¿qué hacer con el yo concreto, diario, común y corriente? ¿De qué sirve la validez general de esta nueva racionalidad husserliana si perdemos, por otro lado, al hombre? Por esto, hay que intentar hallar un camino de salida, histórico, que nos muestre tanto cómo enfrentar a la microfísica del poder -y a la macrofísica- y reinscribirlo sobre la arena una y otra vez hasta triunfar sobre la resaca escéptica; y, que, además, fundamente la validez general de la ciencia sobre bases sólidas, pero que no signifiquen la perdida de nosotros mismos, y en última instancia de la misma humanidad. Para esto, para esbozar algunos elementos tanto de crítica al solipsismo como de desarrollo de una teoría histórica de la individualidad, el pensamiento de Marx puede ser de gran utilidad. Esta es la reflexión que se intentará aquí. 1. Zclcry, Dialéctica y conocimiento, F.d. Cátedra SA. Madrid, 1982; p. 109 Elementos para una Crítica del Solipsismo Trascendental I. 155 EL SOLIPSISMO TRASCENDENTAL DE HUSSERL. 1. Husserl una vez que llega al centro mismo de la reflexión eidética, esto es, al ego puro, que intuye las esencias posibles, confirientes de sentido una vez arribada a la evidencia apodíctica que es la verdad misma, en-sí, se inicia el camino de retomo a la realidad misma (2). Este retomo se hace, primero, del ego puro al yo empírico de cada uno, en cada caso. Este camino de la cpojc, de la reducción fenomenológica, fundamento de toda ciencia, de su posibilidad y de su verdad, en un proceso que se realiza en cada sujeto, en cada individuo; ahora bien, esta universalidad queda aprisionada en cada individuo; el ego puro al ser reducción del yo empírico regresa a éste y desde el sujeto concreto, yecto, no puede sostener sobre sí la validez general del conocimiento, la certeza absoluta propia, por ejemplo de la matemática pura; no puede sostener en la subjetividad el rigor de la objetividad, quedando desunida así la primacía de la consciencia. Por esto, dar validez a la "teoría trascendental de la experiencia del extraño" (3) se convierte en el centro mismo del filosofar husserliano, porque sin la misma todo el sistema lógico-riguroso, construido sin elemento empírico alguno, y por lo mismo apodíctico, se viene abajo. El ego puro halla aquí su cuerda floja tendida sobre el abismo: imposible quedarse del lado de las puras esencias; peligroso pasar del lado del yo empírico. El ego puro tiene que constituir al yo empírico y a través de este ente psico-físico fundar una "teoría trascendental del nuevo objetivo" y sólo entonces encontrar a los otros individuos, como "lo extraño en el modo del alter ego". (4) Pero al enfrentarse así a los demás seres humanos, el yo empírico (ya conferido el sentido por ego puro), sólo puede captar por analogía; como entes que se me presentan teniendo frente al mundo del cual me apropio, una estructura similar: como entes psico-físicos; capto que son como yo, pero aún no puede comunicarme con ellos. 2. 3. 4. Husserl, Meditaciones cartesianas, Ed. Paulinas, Madrid, 1979; Quinta Meditación, p. 149 y ss. Ibid. p. 153 Id. p. 164 156 Carlos Rojas Reyes Este camino intrincado que lleva desde el ego puro a los demás se muestra así: a. Captación del otro cuerpo que se apropia (que se mueve) del mundo que es también mi mundo y lo hace de modo similar, (analógico), al yo mío, en cada caso. b. Por eso debemos intuir -y hay que insistir en este tipo de razonamiento que halla a los demás, que justifica la existencia de los demás y que permitiría salir del solipsismo trascendental- que dentro de ese otro cuerpo que actúa de modo similar al mío, funciona un principio espiritual; éste también desde luego similar al mío. c. Y por lo tanto, se encuentra a los demás, a los extraños, ellos existiendo como entes psico-físicos. d. Lo que lleva a la constitución de una comunidad intersubjetiva trascendental en la medida en que al interior de cada sujeto empírico se realiza la reducción fenomenológica para dar con el ego puro; así Husserl, para fundamentar el conocimiento sobre bases indubitables, desarrolla paralelamente a la comunidad "empírica", la comunidad de estos egos: comunidad intersubjetiva trascendental. Una vez intuido el otro como constituido de modo similar al ego empírico, se procede a deducir que las estructuras que surgen de un proceso de reducciones es el mismo y lleva a la intuición de las esencias, a la evidencia apodíctica. Este camino seguido por Husserl en la intuición de la intersubjetividad trascendental muestra, ante todo, la enorme artificialidad de tal procedimiento, casi un malabarismo conceptual, que permite que cada uno, cada yo capte al otro, al extraño sólo en la medida en que vemos que el otro gobierna un cuerpo de manera similar al mío, en una forma puramente analógica. Mas aún, una vez puesta esta premisa, una vez hallada en la evidencia intuitiva, cierta y apodíctica, aunque fundada en la analogía, la inter-subjetividad trascendental, Husserl da un salto en el vacío, hace un movimiento que no logra justificación, al menos en el nivel rigor en el que se mueve la fenomenología pura y pasa sin más a la afirmación de que en la medida en que Elementos para una Crítica del Solipsismo Trascendental 157 el extraño, ese ente colocado frente a mí que se apropia del "mundo" de la misma manera que yo me apropio de él, tiene necesariamente que poseer un similar flujo de vivencias y lo que es más, tiene necesariamente que producirse a su interior el mismo recorrido de la reducción fenomenológica que pertenece sólo a cada uno de los sujetos empíricos. La situación queda totalmente distorsionada para los fines previstos por Husserl: una realidad y una ciencia apodíctica que se basa en esta situación extraña del todo, en donde dentro de cada sujeto se produce una reducción fenomenológica; dentro de cada yo, surge un ego puro y sólo en dicho momento, se constituye la intersubjetividad trascendental, que es la interrelación de los egos puros, que sólo pueden existir como egos puros de cada yo empírico. Pero, si sólo capto al otro como extraño y de forma analógica, cómo puede estar cierto, con certidumbre absoluta, de que los demás tienen mi misma estructura, mi mismo flujo de vivencias, y que dentro de ellos se realiza con los mismos mecanismos, la epojé? No es, por lo tanto raro, que en uno de los acápites de la Quinta Meditación Husserl se refiera a cierto tipo de individuos superiores, de egos superiores, que aunque no es una teoría desarrollada, da lugar a una teoría elitista de sujetos, de ciertos hombres superiores. Sobre esta situación tan hipotética de la constitución de la intersubjetividad trascendental y de la comunidad intersubjetiva, no se puede fundamentar el sentido de la realidad, ni explicar la esencia posible de todo lo existente, como una necesidad absoluta, con una certeza acerca de la cual no quepa la menor duda. Este punto del solipsismo trascendental echa por tierra toda la preciosa construcción axiomática del sistema husserliano; es la piedra de toque que no permite que cierre el círculo deductivo interno del sistema,, y por lo mismo, esta fisura termina constituyendo el abismo que absorbe todo el sistema, negándolo como factible, como hecho; aunque quede en pie, que puede ser una descripción de una "región posible", de una construcción puramente ideal. 158 Carlos Rojas Reyes De alguna forma, para resolver este agudo problema reconocido por el propio Husserl como fundamental, se termina acudiendo a una variante de la armonía pre-establecida: la armonía de los egos puros, para constituir la intersubjetividad trascendental y posibilitar una fenomenología pura y una intuición eidetica. No es suficiente mostrar la artificialidad e incluso las consecuencias absurdas que se siguen de aceptar la solución de Husserl para responder al solipsismo trascendental; cabe una pregunta más: ¿cómo es posible que tal cuestión se planteara de tal manera?. Esto es, en qué juego del lenguaje se vuelve comprensible que los demás individuos aparezcan como extraños y que tenga que intuirlos sólo como formas analógicas, como entes psico-físicos? En que juego del lenguaje sería planteable tal situación? En qué tipo de discurso y bajo qué normas, reglas de funcionamiento, el mundo de Husserl sería totalmente válido?. Y esto sólo puede ser entendido en un sistema en donde de antemano colocamos ciertas reglas, ciertas normas de las cuales no podemos desviamos; aceptadas las reglas, podemos deducir todo el sistema de Husserl, jugar al juego sin caer en contradicciones internas; pero estos presupuestos mismo de los que se parte no están ellos justificados como aplicables a toda la realidad en general, a todos las ciencias, a todos los sujetos. Esto funcionaría más o menos como una geometría pura, en donde a partir de la negación de uno de los teoremas de Euclides, construyamos un mundo posible pero que no necesariamente coincide con la realidad; desde luego que dicha geometría puede ayudar a resolver determinados problemas de la realidad pero esto no significa automáticamente que dicha geometría coincida enteramente con la realidad. El sistema husserliano parte, por lo mismo, de hallar la certeza de las ciencias en la subjetividad, en la conscicncia, pero para esto es preciso reducir todos los elementos empíricos y de llevar el proceso trascendental más allá de los límites señalados por Kant, quien se habría quedado a medio camino desechada toda particularidad, intuidas las esencias, se retoma a la realidad para fundamentarla en su conocimiento rigurosamente científico. Elementos para una Crítica del Solipsismo Trascendental 159 Sin embargo, si queremos comparar esto con la realidad tenemos que señalar que de ninguna manera es posible esta reducción fenomenológica, este hacer reducción total del sujeto empírico, o de las categorías del conocimiento, para quedarse con un mundo puramente eidético; esto es, que hay un residuo en este mundo y en este yo empírico que simplemente no es reducible, acerca del cual ni se puede dudar absolutamente ni hacer una completa abstracción. (5) Si bien por lo tanto, podemos hallar dentro del mismo sujeto la explicación de la validez universal de los axiomas de la matemática pura y de los principios de la lógica, esto se debe a otras consideraciones muy alejadas de las de Husserl, que aquí no podemos tratar. II. MARX SOBRE LA INDIVIDUALIDAD Ni la crítica intema ni la analítica son, sin embargo, suficientes para dar cuenta del solipsismo husserliano y más aún, para al menos indicar un camino a investigarse para su resolución. Se precisa remitir el pensamiento de Husserl al "áspero suelo" de la historia, del individuo concreto, determinado socialmente, para evitar recaídas en estas formas extremas de individualismo burgués y del racionalismo. Y para esto, tenemos que remitimos a la constitución histórica de los individuos. No hay individuos primero que luego caen o yacen en determinado ahí, ni existen independientemente de su relación social. Hay, por lo mismo, primero naturaleza y luego progresivo ir surgiendo, separándose de ella, el hombre como género; de esta genericidad de la especie humana, sumida en la naturaleza, al surgir de la comunidad y como eslabones de la misma, los individuos, el progresivo desglosarse de los individuos respecto de la comunidad como un principio histórico de individuación del individuo. En cada fase histórica, se da por tanto un principio de individuación, que 5) Lenin, Cuadernos filosóficos, Ed. Roca, México, 1974; p. 110 160 Carlos Rojas Reyes dada la explotación del hombre por el hombre, se transforma de modo inmediato en proceso de alienación. Proceso de constitución del individuo que se transforma en proceso de alienación, en donde unos individuos se constituyen como tales a expensas de otros y según el tipo de sometimiento, será el tipo de alienación. Individuación que es alienación no porque esté en la naturaleza del hombre, del género, sino por razones históricas, contingentes y superables. Precisamente su superación sólo puede ser obra de los propios individuos sobre las condiciones históricas. Existencia del género humano, de la especie hombre, no significa al mismo tiempo existencia automática de individuos aislados, delimitación, autoconscientes, perfectamente singularizados y desarrollados, sino mera existencia de una especie, que todavía tiene que devenir individuo universal y sociedad plenamente desarrollada (6) "El hombre sólo se aisla a través del proceso histórico". (7) Señalemos que Marx no accede de forma inmediata a esta diferenciación entre el hombre considerado como género y el individuo; de hecho, sólo en la Ideología Alemana saldará cuentas con la concepción antropológica del hombre, para pasar ya en los "Elementos fundamentales para la crítica de la Economía Política. Borradores", a una visión histórica de la individualidad. Generalmente los análisis de la alienación y del hombre se quedan prisioneros de la concepción antropológica de Feuerbach que todavía está presente en los "Manuscritos de 1844", en la medida en que Marx no había desarrollado una teoría materialista de la historia, y mal podía remitir el problema de los individuos a ésta. Pero es indispensable avanzar sobre los textos en que Marx salda cuentas con Feuerbach. 6) 7) Engels, El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre. Marx, Elementos fundamentales para la crítica de la economía política. Borradores, Ed. Siglo XXI, Tomo I, p. 407. México, 1971, (Citado en adelante como Borradores). Elementos para una Crítica del Solipsismo Trascendental 161 1. Primera fase del desarrollo de la individualidad Dependencia personal, producción restringida a una forma determinada. En esta fase, en la medida en que la producción se halla restringida a una forma determinada el hombre está inmerso en la naturaleza; más aún, el hombre considera a las condiciones objetivas como una prolongación de su propio ser subjetivo, como "naturaleza orgánica de su subjetividad" (8). Desde luego que este acceso a la naturaleza siempre se lo hace como miembro de la comunidad; se puede ser propietario de la tierra, en tanto se es miembro de una determinada comunidad; como en el mundo germánico o romano. Si bien se concibe a la naturaleza de modo antropomórfico, esto rebota sobre el propio individuo naturalizándolo, subsumiendo la consciencia en la naturaleza y por lo mismo limitando el desarrollo tanto de la sociedad como del individuo. En esta fase los instrumentos y los medios de trabajo son supuestos del mismo trabajo y no su resultado; este es su modo objetivo y alienado de existencia y no un mero individuo que trabaja. El hombre es el objetivo de la producción pero ésta se realiza de forma limitada, en donde incluso una parte de la humanidad, como en el esclavismo, queda excluida, socialmente, del género humano y pasan a ser considerados como mera "condición inorgánica" y natural. (9). El individuo no existe como univesal; no hay el individuo sin más enfrentado a un cúmulo de posibilidades a realizarse, sino el individuo devenido, determinado como romano, griego o como excluido del mundo de los individuos, (el esclavo). El individuo queda convertido en "eslabón de esa cadena" comunitaria. (10). 8) 9) 10) Borradores, Tomo L, p. 436 Ibid, p. 453 Id. p.. 457 162 Carlos Rojas Reyes 2. Segunda fase del desarrollo de la individualidad. Independencia personal pero con dependencia respecto de las cosas. En esta segunda fase surge un sistema de relaciones universales, pero la "producción social no está subordinada a los individuos y controlada por ellos como un patrimonio común" (11). Son los individuos los que producen y estos productos, contra su previsión, se vuelven contra ellos, generándose la sociedad burguesa. Entre los individuos se da una "relación reificada" en la medida en que "los individuos han enajenado bajo la forma de objeto su propia relación social" (12); desde luego que detrás de este aparente poder de las cosas están otros individuos. "Arranqúese a la cosa este poder social y habrá que otorgárselo a las personas sobre las personas" (13) Así, los vínculos entre los individuos se les contraponen automáticamente, autónomamente, en otros términos, la objetivación del individuo a través de su trabajo, es inmediatamente alienada; a tal extremo que el "individuo no produce directamente sus medios de subsistencia, sino que su poducto inmediato es valor de cambio, o sea que su producto debe ser ante todo mediado por su proceso social, para poder convertirse en medio de vida" (14). Los individuos particulares son, así, conscientes, pero la totalidad del proceso social se vuelve poder social ajeno, no consciente, porque tanto la relación social como el "conjunto del propio movimiento social" se "presenta como independiente de los sujetos"; pero esto es así porque "el punto de partida no es el individuo social libre" (15) El individuo en esta fase, en la medida en que su trabajo no tiene otra determinación que la directamente social, aparece "indiferente a cualquier 11) 12) 13) 14) 15) Id. p. 86 Id. p. 86 Id. p. 84 Id. p. 126 Id. p. 131 Elementos para una Crítica del Solipsismo Trascendental 163 particularidad"; de hecho, el mismo individuo adquiere dicha indiferencia, una universalidad falsa, formal. El individuo ya no se objetiva en cuanto un detrminado carácter natural, sino que es puesto en "determinadarelaciónsocial", que le es al mismo tiempo extema; esto es, la alienación que subsume a la objetivación. El individuo es un producto puramente social; es más, en esta fase se crean las condiciones para su universalidad, al desencadenar las fuerzas productivas, el control sobre la naturaleza; pero, inmediatamente esta posibilidad de la universalidad es apropiada por otro grupo de hombres, que se apropian del trabajo y tiempo ajenos. Los individuos quedan sometidos a sus propios productos; y las relaciones entre los hombres se establece mediante las cosas, las mercancías. (17) Sólo en este contexto se vuelve aprehensible la reflexión husserliana; porque parle de la reducción de este yo empírico, que es él mismo un producto social, histórico; las abstracciones realizadas por Husserl, la serie de reducciones fenomenológicas se hacen sobre la base de este yo empírico, concreto, que aunquereducido,es el soporte de las generalizaciones. Husserl ha podido desarrollar dentro del sujeto y con la preeminencia de la consciencia, el fundamento apodíctico del saber, en la intuición de las esencias, en la medida en que dentro del individuo, de este ego puro, encuentra previamente la posibilidad de estructuras universales, de validez general; pero únicamente formales, posibles, formas puras de una realidad posible. Esta universalidad formal del ego puro, no es otra que la universalidad formal del sujeto inmerso en su determinación -alienación, objetivación-, del sistema burgués. Esta sociedad ha producido individuos capaces de universalidad y ésta puede mostrarse como el fundamento de la evidencia, de la verdad. Por esto, justamente, al tratar de volver sobre el ego empírico que corresponde al ego puro, Husserl, no puede resolver la contradicción entre la máxima posibilidad de universalidad y certeza,, frente al sujeto empírico encadenado a lo particular; en otros términos, Husserl no hace otra cosa que describir en términos de sus fenomenologías, la situación del individuo en la época capitalista. 16) 17) Id. p. 159 Desde luego que aquí se analizan las formas superiores de alienación sobre todo las surgidas de la introducción de la cibernética y de la sociedad de masas. Carlos Rojas Reyes 164 Por esto, además, toma al sujeto como consciencia, pero es incapaz de mostrar la dinámica real de lo social y propone una sociedad artificial, en donde los demás nos aparecen como extraños y la sociedad misma como algo derivado de esta comunidad puramente analógica; esto es, elevar a principio general e intemporal, la alienación de los sujetos en esta fase de la historia. Sólo en una sociedad que ha unlversalizado la alienación, sólo en una sociedad en donde los hombres se enfrentan a sus propios productos y quedan sometidos a ellos, pueden los demás seres humanos aparecemos como extraños, porque media entre ellos el valor de cambio, la ley del valor. El solipsismo husserliano no es otra cosa que este aislamiento del hombre contemporáneo, que no está en su naturaleza, sino que es producto de su propia historia; el sujeto puro como sujeto determinado sin más mediación que lo social, en donde las relaciones sociales se reifican, se cosifican y un gmpo de hombres oprime alrestode la humanidad a través de las cosas, del propio producto del trabajo de esta inmensa masa humana. 3.- Tercera fase del desarrollo histórico de la individualidad. (Fase inexistente aún). En esta fase de libre individualidad y verdadera comunidad, de subordinación de la producción colectiva como patrimonio social; y por lo mismo que posibilita, el desarrollo universal de los individuos, su "inmediata universalidad" (18) El comunismo sería según esto, "los individuos umversalmente desarrollados, cuyas relaciones propias y colectivas están ya sometidas a su propio control colectivo y no son producto de la naturaleza sino de la historia" (19). El desarrollo universal de los individuos presupone como una de las premisas de una verdadera comunidad, una sociedad igualmente desarrollada, en 18) 19) Borradores, p. 101 Ibid. p. 89 Elementos para una Crítica del Solipsismo Trascendental 165 donde las relaciones entre los hombres aparezcan como transparentes y no mediadas por las cosas. Que implica, además, la imposibilidad de la universalización real de un gmpo de individuos, a expensas de otros; el pleno desarrollo de los individuos sólo puede darse si simultánea y correlativamente los otros seres humanos se desarrollan con igual plenitud. La universalidad plena de los individuos es la constitución de una verdadera comunidad y la universalidad de TODOS los individuos; esto es, el fin de toda explotación del hombre por el hombre. La plenitud del desarrollo del individuo y de la sociedad está ligada directamente a la "economía del tiempo". "Economía del tiempo y repartición planificada del tiempo de trabajo entre las distintas ramas de la producción resultan siempre la primera ley económica sobre la base de la producción colectiva" (20). Precisamente en la sociedad actual es la apropiación del tiempo ajeno lo que impide la constitución de los individuos, el "desarrollo libre de las individualidades", porque si bien el capitalismo desarrolla las fuerzas productivas y crea las condiciones para liberar el tiempo, sin embargo: "se presenta como" tiempo libre para algunos... El capital, por añadidura, aumenta el tiempo de plustrabajo de la masa mediante los recursos del arte y la ciencia" (21). La producción de la riqueza, del avance de la sociedad, de su crecimiento se fundamenta en el "robo del tiempo de trabajo ajeno", en donde la "riqueza misma fundada sobre la pobreza", y degrada el tiempo de trabajo como "mero trabajador. (22). Más aún en el capitalismo: "La maquinaria más desarrollada, pues, compele actualmente al obrero a trabajar más tiempo que el que trabaja el salvaje o el que trabajaría el mismo obrero con las herramientas más sencillas y toscas..." (23) 20) 21) 22) 23) Id. p. 101 Borradores, Tomo n, p. 231 Ibid. p. 228 Id. p. 232 166 Carlos Rojas Reyes Por esto en el comunismo fase superior del desarrollo de la sociedad y del individuo, se ponen las condiciones para liberar al individuo del trabajo, al tiempo de su sumisión a la producción material, para dar surgimiento al tiempo de no-trabajo, para pasar del reino de la necesidad al reino de la libertad. "reducir a un mínimo decreciente el tiempo de trabajo de toda la sociedad y así, volver libre el tiempo de todos para el propio desarrollo de los mismos" (24). Dueño del tiempo el individuo tiene la oportunidad para su propio desarrollo, y por lo mismo, se constituye un nuevo individuo, un nuevo sujeto, este sí realmente universal, en la plenitud de sus posibilidades: "El tiempo libre, que tanto es tiempo para el ocio como tiempo para las actividades superiores -ha transformado a su poseedor, naturalmente en otro sujeto, el cual entra entonces también como otro sujeto en el proceso inmediato de producción. Es este a la vez disciplina -considerado con respecto al hombre que deviene- y ejerciendo, ciencia experimental, ciencia que se objetiva y materialmente creadora- con respecto al hombre ya devenido, en cuyo intelecto está presente el saber acumulado de la sociedad" (25). Fase intermedia del desarrollo de la individualidad. Esta fase que se interpone entre el capitalismo y el socialismo, no fue y no podía ser prevista por Marx; en la medida en que es un producto histórico que no necesariamente tenía que surgir sino que es frato de la acción de los hombres sobre sus propias condiciones. Fue entrevista por Lenin, aunque quizás no en toda su magnitud; sólo posteriormente a su muerte se volvería plenamente evidente. Fase de apropiación social de los medios de producción, pero no apropiación colectiva de los productos, "combinación contradictoria de un modo 24) 25) Id. p. 232 Id. p. 236 Elementos para una Crítica del Solipsismo Trascendental 167 de producción no capitalista y de un modo de reparto todavía fundamentalmente burgués" (26). En esta fase de desarrollo de la individualidad y de la sociedad, los individuos han echado abajo la forma capitalista de la explotación, del hombre por el hombre, las relaciones entre los hombres ya no son mediadas por las cosas, sino mediadas directamente por la sociedad. Pero, en esta mediación social se interpone una nueva forma de alienación, la degeneración burocrática, en donde una capa de la sociedad, de una burocracia parasitaria, que por un lado, mantiene las nuevas relaciones sociales de producción y por otra, se apropia de los productos al controlar su distribución para su propio beneficio. Esta capa burocrática, que se apropia del tiempo libre, del ocio a expensas del tiempo de los demás, mantiene y fortalece el aparato del Estado y del partido sometidos a sus intereses. La burocracia mantiene la alienación, impidiendo la autogestión y la planificación socialista; vive por lo mismo todavía en el reino de la necesidad impidiendo el avance hacia el reino de la libertad, porque no ha creado a cabalidad las condiciones materiales para la economía del tiempo. Frente a esta situación, una gran parte de la humanidad y del propio movimiento obrero se niega a ir más allá de la sociedad burguesa, porque frente a sí sólo una nueva forma de alienación, salvaje y represiva: "Es cierto que las contradicciones de la sociedad soviética difieren profundamente, por su naturaleza, de las del capitalismo, pero no son menos ásperas. Se expresan por la desigualdad material y cultural, por la represión, por la formación de grupos políticos, por la lucha de fracciones del partido. El régimen policíaco ahoga y deforma la lucha política, sin eliminarla" (27). 26) 27) Mandel, Tratado de Economía Marxista, Tomo II, Ed. Era, México, 1978, p. 29 León Trotsky, La Revolución Traicionada, Ed. Fontamara, Barcelona, 1977, p. 29 168 Carlos Rojas Reyes Y la cuestión todavía mucho más grave que durante el enfrentamiento de la burguesía con el antiguo régimen, con el feudalismo, porque cuando la burguesía mostró todas sus limitaciones, a pesar de ser una forma superior de sociedad, pero también de unlversalizar la alienación y la explotación, en pocas décadas ya estaba presente un nuevo tipo de revolución, de perspectiva que mostraba la salida hacia adelante. Pero, ahora entre el capitalismo y la degeneración burocrática, y en medio de una crisis que se nos viene galopante el peligro derecaídasen formas de irracionalismo, de escepticismo, está ai orden del día. Mostrar que todavía hay una salida hacia adelante, aun en medio de esta crisis, es una tarea esencial. Señalar que las revoluciones, las grandes transformaciones de la humanidad tienen como objetivo al hombre, no en su abstracta y vacía genericidad, sino al individuo concreto, aunque desde luego en este momento esté amenazada la existencia misma de la humanidad. Un sistema marxista, socialista, coherente o aproximadamente coherente en el que hemos colocado al hombre en el centro, en el que habla del individuo, de la persona y de la importancia que ésta tiene como factor esencial de la revolución" (28). CONCLUSIONES 1. Se intentó mostrar la triple posibilidad de crítica al solipsismo trascendental; la de su propia coherencia intema, señalando a la intersubjetividad trascendental como una constracción artificial, provista de saltos lógicos no justificados; crítica al sistema referencial o juego del lenguaje en el que se vuelven posibles las preguntas de Husserl y su problemática; y, en último término, remitir el pensamiento husserliano a las condiciones históricas y objetivas de su producción, al áspero suelo de la realidad. Por supuesto que esta reflexión sobre el solipsismo trascendental no es, todavía, una crítica general de Husserl, aunque se pongan elementos para ello, sino mostrar como el punto de llegada de la fenomenología pura, el ego puro, 28) Ernesto Guevara, citado por M. Lowy, El pensamiento del Che Guevara, Ed Siglo XXI, México, 1970, p. 12 Elementos para una Crítica del Solipsismo Trascendental 169 conduce a un mundo totalmente artificial que antes que probar la posibilidad de una ciencia absolutamente verdadera, la cuestiona. 2. Remitir a Husserl al áspero suelo de la historia precisa, sin embargo, de una serie de mediaciones que están lejos de estar acabadas y plenamente delineadas. En este trabajo, se apunta a presentar un elemento para el análisis de la fenomenología pura y sus consecuencias; una sucinta descripción de una posible teoría histórica del desarrollo de la individualidad. Dicha teoría permitirá ver el solipsismo husserliano como producto de haber llevado a principio general, abstracto, lo que es una fase del desarrollo de la individualidad; aquella en donde más se presenta el individuo como individualidad formal, como "mala universalidad", y por esto mismo contrapuesto al hombre determinado, esto es, contraposición entre el ego puro, que delimita las posibilidades puras y el yo empírico, sumido en su mundo propio, cotidiano. 3. Hay, por supuesto, una problemática que apenas si queda anotada: de dónde proviene la validez apodíctica del conocimiento, por ejemplo, de la matemática o de la lógica? Ciertamente la crítica a Husserl no debe llevamos a un objetivismo fácil en donde las verdades lógicas o matemáticas existieran por sí mismas, sin más determinación que sus propias leyes, y sólo bastaría intuirlas directamente. Reconocer que independientemente del sujeto y de la sociedad la pregunta por validez de la matemática o de la lógica, y en general por el origen mismo de la certeza más allá de toda duda, carecen de sentido. Esto es, la certeza incluso en su nivel más alto, es también producto de la historia, del desarrollo concreto de los individuos y las sociedades. Entre la certeza cotidiana y la certeza "absoluta" media, nada más, una diferencia de grado y no de calidad; el mismo proceso que me lleva a estar convencido, sin razones sólidas para dudar, por ejemplo, de que "ésta es mi mano", me lleva también al origen de la certidumbre apodíctica. 4. En cuanto a la teoría histórica del desarrollo de la individualidad se indica las fases por las que ésta ha pasado; para lo cual se utilizó los Elementos fundamentales para la crítica de la economía política. Borradores, y se añadió una fase intermedia, no considerada por Marx 170 Carlos Rojas Reyes porque no la podía prever; y además, que estas fases no son necesarias; esto es, que la alienación del hombre es un producto de la propia acción de los hombres sobre sí mismo y sobre las condiciones históricas; y por lo mismo, postular la posibilidad de la superación, de la alienación del individuo, y su libre desarrollo junto con la emancipación del trabajo. La historia puede, así, ser vista, como alienación del hombre y la permanente búsqueda de su desalienación; teniendo como objetivo la verdadera comunidad y el individuo universal. Esto es, en medio de una sociedad verdadera mostrar que su objetivo es el desarrollo de los individuos que sean totalmente discenibles unos de otros; en la medida en que en nuestra sociedad actual, la explotación del hombre por el hombre lleva a la igualación de unos individuos con otros, a su reducción (y reducción de horizonte), bajo determinaciones que lo alienan: el individuo determinado como obrero, como pequeño-burgués, como campesino, y no como individuo en la plenitud de sus posibilidades. "Y hasta es preciso que cada Mónada sea diferente de otra cualquiera porque no hay nunca en la naturaleza dos seres que sean perfectamente el uno como el otro, y en los cuales no sea posible hallar una diferencia intema o fundada en una denominación intrínseca." (29). Pero, habría que decir, la sociedad produce igualamientos, determinaciones que subsumen las cualidades diferenciadoras entre los individuos y los nivelan a ellos y a su trabajo, que se vuelve trabajo abstracto, producto, mercancía. En cuanto a individuo, el principio señalado por Leibniz sería meta histórica para que de este modo se pueda decir de cada individuo: "... Que cada substancia singular expresa todo el universo a su manera" (30) 29) 30) Julián Marías, La filosofía en sus textos, Ed Labor, México, 1963, Tomo II, que incluye: Leibniz, La Monadología, p. 299. Ibid, Leibniz, Discurso de Metafísica, p. 300. EL CONCEPTO DE LIBERTAD EN SARTRE Damián Pedresa Para elucidar el concepto de "libertad" en la filosofía de Sartre vamos a seguir los siguientes pasos: I. ¿Por qué es libre el hombre? II. ¿En qué condiciones se da la libertad? III. ¿En qué consiste la libertad? IV. ¿Tiene límites la libertad? V. Valoración crítica. I. Sartre retoma algunas de las afirmaciones realizadas por Kierkegaard en su crítica al idealismo objetivo de Hegel. Kierkegaard elabora contra el sistema hegeliano el concepto de "existencia" como la única y verdadera realidad para todo hombre. Quiere, pues, reivindicar frente al saber la existencia concreta, privada y singular, critica el espíritu teórico y el concepto de sistema que anularía la existencia o disminuiría su valor. Para Kierkegaard el hombre es primariamente subjetividad y por ello procura salvaguardarla; si la existencia quiere exteriorizarse, convirtiéndose en existencia exterior, pierde su realidad y termina alienándose totalmente. Por eso el hombre debe prescindir de la naturaleza y de la sociedad, ya que le es imposible influir verdaderamente en ese mundo exterior. Esto es experimentado como "la culpabilidad" que todos tenemos en nosotros mismos dado que siempre fracasamos en el mundo; porque al querer actuar en el mundo asumimos una responsabilidad que nos excede. Revista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Año XV - N2 47 Agosto 1987 - Quito, Ecuador 172 Damián Pedrosa El pensamiento de Sartre se enmarca dentro de esta problemática de la existencia, pero con una concepción de la misma muy distinta a la de Kierkegaard. Ya en El Existencialismo es un Humanismo (1946), Sartre llama la atención de que se le malintcrpreta si se considera que su filosofía aisla al hombre en su objetividad individual. "Nuestro punto de partida -dicees la subjetividad del individuo, y esto por razones estrictamente filosóficas... (Ya que) para que haya una verdad cualquiera se necesita una verdad absoluta; y ésta es simple, fácil de alcanzar, está a la mano de todo el mundo; consiste en captarse sin intermediarios". Para Sartre la existencia personal comienza con una toma de conciencia de sí misma a nivel pre-reílexivo, no a través de un razonamiento (conocimiento), sino por una experiencia o intuición de la conciencia prerreflexiva. En este descubrimiento de la subjetividad, de lo que el hombre es para sí mismo, nos captamos -por una parte- como diferentes a los otros, como singularidad existente, vacía^sin contenido; y -por otra partecomo existencia consciente de sí, como conciencia. De modo que por el momento, la existencia que es lo primero con lo que el hombre se encuentra, se caracteriza por su singularidad y por la conciencia. El hombre por el mismo acto de existir, tiene conciencia de sí, lo que lo caracteriza como un ser "para sí". Mas, debido a la imposibilidad del hombre de sobrepasar la subjetividad humana, al mismo tiempo que toma conciencia de su existir, se capta como ser en-el-mundo, estableciéndose una relación fundamental de negación de las características del ser del mundo en el ser del hombre. El ser del mundo es coincidencia consigo mismo, es el "en-sí": carencia de conciencia, no apertura a otro ser, intemporalidad. Y esto es lo que no es el ser del hombre, cuya existencia es tener que estar siempre fuera de sí, trascendiéndose, proyectando su ser en el futuro en un ideal que todavía no es. De aquí que la estructura de la conciencia es intencional, está dirigida hacia el mundo. Ser consciente de sí es ser consciente de existir en el mundo, consciente del mundo, de ser conciencia dirigida hacia el mundo. De modo que la conciencia como subjetividad, como relación inmanente de sí a sí, sólo es posible por su trascendencia como conciencia de algo que no es ella misma. Esta relación fundamental que la existencia humana exige con el ser de las cosas, es la expresada por Sartre cuando en El Ser y la Nada (1943) dice: "El hombre es el ser que lleva en su ser la cuestión por su ser, en tanto este ser implica otro ser que su ser". Por otra parte, en este experimentamos como subjetividad, dice Sartre que "contrariamente a la filosofía de Dexartes y de Kant,... nos captamos a El Concepto de Libertad en Sartre 173 nosotros mismos frente al otro, y el otro es tan cierto para nosotros como nosotros mismos". Ya en este nivel previo a todo conocimiento, como también a todo hacer y sentir, se descubre a los otros como la condición del propio existir. Altomarconciencia de sí mismo, el hombre se capta como seren-el-mundo y como ser-para-otros. En esta revelación de ser objeto para otro, se capta la presencia del otro como sujeto. De modo que la captación de la subjetividad ajena es indirecta, se da en la propia conciencia de existir en un mundo donde existen otros sujetos. En cuanto el hombre es consciente de existir, se pregunta por su ser, porque la conciencia de sí no es conciencia de un ser determinado, completo en sí mismo. El hombre se capta como no identidad consigo mismo, no acabado, falto de sen como nada de "en-sí", de esencia, de ser definitivo. De modo que su relación con el mundo está presidida por la negatividad, lo que explica al hombre como "nada", como "libertad", como "proyecto de ser". Siendo el ser lo originario, la condición de todas las estructuras de la realidad, la nada aparece siendo una de esas estructuras, pero que ontológicamente pertenece al hombre. Es así que Sartre afirma que la realidad humana es fundamentalmente "síntesis de ser y nada". El hombre es en su ser "nada" por el hecho de que Sartre confiere primacía a la existencia sobre la esencia. El hombre para preguntarse por su ser debe tomar distancia de sí mismo, la presencia a sí de la conciencia implica una distancia en la inmanencia del sujeto mismo. Esta distancia, que es un vacío en la conciencia, "la nada", instituida en la conciencia por el hecho de la presencia a sí, es lo que impide que el ser del hombre sea idéntico consigo mismo. El experimentarse del hombre como una falta de ser, le permite comprenderse como acción, como empresa continua, nunca acabada, de realizarse a si mismo. Así, pues, la estructura ontológica de la realidad humana implica que el hombre tiene que hacer ser, es decir, que es libre. De modo que la libertad se confunde con esa carencia, con ese hueco de ser, con la nada. Ahora bien, ¿en qué condiciones ejerce su libertad el hombre? II. Al encontrarse el hombre con su propio existir, capta su existencia como algo que de hecho está allí, no necesariamente, y sin que él la haya elegido; como algo que de hecho es, pero podría no ser, como existencia 174 Damián Pedrosa "fáctica" y "contingente". En Descartes la contingencia de la existencia humana encuentra su fundamento en la existencia de Dios. En cambio, para Sartre, si se quiere ser fiel a la realidad, resulta imposible ir más allá y derivar la contingencia de la existencia de un ser necesario y perfecto. Hay que distinguir entre el deseo de encontrar un fundamento, deseo que el hombre expresa a través de la pretensión de alcanzar la plenitud de ser, a través del "deseo de ser Dios"; y la real posibilidad que tiene la filosofía de encontrarlo. La coherencia con esta constatación está en la base del ateísmo filosófico de Sartre. La captación de la gratuidad de la propia existencia, de la contingencia, de "estar de más y para nada" (Baudelaire, 1947), provoca el sentimiento de "náusea", de "tedio". Se trata de un sentimiento metafísico causado por la falta de sentido de la existencia y del mundo. Tal es la experiencia del hombre contemporáneo, que encerrado dentro de los límites de lo humano se siente penetrado por una ausencia de sentido en aumento luego de la Segunda Guerra Mundial. Por cierto que el hombre puede ocultarse el carácter contingente de su existir, eludiendo tal experiencia y su responsabilidad moral de enfrentarla. O la conciencia de su gratuidad (de la no necesidad de la propia existencia humana), puede llevarlo al abandono total, al quietismo. Pero, para Sartre, es esta misma ausencia de justificación o de fundamentos para existir, la que lleva al hombre a comprenderse como acción, como creación de sí, a asumir la responsabilidad moral que le cabe como creador del sentido de la vida. Dado que el hombre no encuentra, ni en sí ni fuera de sí, un fundamento para su existir, sólo le cabe convertirse a sí mismo en el fundamento de su manera de existir y de todos los valores. Por esta carencia de fundamento de la existencia humana es que el hombre es libre de todo, menos de dejar de ser libre. La libertad es el ser del hombre, contrapuesto al ser del mundo que es lo que es y no puede ser libre. Para la realidad humana "ser es elegirse", de modo que se es enteramente y siempre libre. "El hombre está condenado a ser libre", dice Sartre. Está condenado en cada instante a inventar al hombre; "condenado" porque el hombre no se ha creado a sí mismo, no puede dejar de ser libre. Y es libre porque descubre en sus actos que es responsable de lodo lo que hace. Precisamente, la conciencia de la ausencia total de justificación, a la vez que la imposibilidad de nuestras acciones, nos produce la "angustia" y el sentimiento de náusea. Pero como la libertad, por la que es responsable, es ontoló- El Concepto de Libertad en Sartre 175 gicamente en el hombre "elección de su ser", ella le exige asumir su contingencia, su facticidad, superar su sentimiento de náusea y proponerse un proyecto de ser. Así pues, la angustia se transforma en el hombre que asume su libertad, su responsabilidad de hacerse ser, en la condición misma de la acción. El hombre supera el sentimiento de náusea poniendo el ser que le falta en el futuro bajo la forma de "proyecto de ser" o "proyecto originario", que es creación de la propia esencia. Esa plenitud de ser a la que se proyecta es el valor de los valores. Y como esa plenitud es ideal, es una búsqueda constante e inacabada, se presenta como la norma de la totalidad de la existencia, como la norma que rige cada acción y cada una de las realizaciones humanas. De modo que el proyecto originario encierra en sí las múltiples posibilidades que se elige ser, orientando todo el obrar. Si el hombre se capta como falta de ser (en el presente), su proyecto de ser es supresión de esa falta (en el futuro); si el hombre "no es" lo que es, "es" lo que no es: es futuro, proyecto de ser, libertad. El proyecto de ser es lo que hace que haya valores, expectativa; es lo que da sentido y significación a mi ser en el mundo y a todo mi obrar; es la respuesta a la cuestión ontológica por el ser. El ser del que está falto y vacío el hombre, y al que busca realizar es su "ipseidad", es la persona que el hombre quiere ser. Lo que el hombre "puede hacer", lo que se proyecta ser, es su ipseidad. Y ésta determina al yo, determina lo que yo soy y lo que "tengo de ser". El hombre tiene de ser aquello que ya no puede dejar de ser: su pasado, el yo, la esencia, el en-sí que va acumulando. El contenido del pasado ya está dado; en cambio su significación, su sentido, está continuamente transformándose desde el futuro. El hombre al proyectarse hacia el bien o el mal pone en el futuro el sentido moral de su existencia. Y es la estructura temporal de la realidad humana la que permite al hombro sintetizar pasado, presente y futuro en la unidad de sentido del proyecto originario, que como unificación de posibilidades es el sentido último de todas las acciones. El hombre en tanto presente, realiza esa relación entre su pasado -la facticidad- y su futuro -sus posibilidades-. Y como el pasado es el cúmulo de esencia que crece sin cesar, el hombre tiene que ponerlo "fuera de juego", nihilizarlo, para que no se constituya en determinante del obrar. 176 Damián Pedrosa Esta preocupación por eliminar del acto de elegir cualquier „po de determinismo se debe, en Sartre, a una preocupación de orden ético. Si dios no existe y no encontramos frente a nosotros valores 'a priori' (obligaciones independientemente de la experiencia, como postulaba Kant) que legitimen nuestra conducta, entonces ésta jamás podrá ser explicada o justificada por referencia a una naturaleza humana dada y fija. El valor de la acción lo confiere el hombre con su elección responsable ante la humanidad. Recién a partir de Baudelaire (1947) y de San Genet, Comediante y Mártir (1952), Sartre comienza a reconocer los condicionamientos que pesan sobre el elegir, y es en El Idiota de la Familia (1971) donde acepta la inevitable influencia de las vivencias, nociones y opciones pasadas, tanto en la opción del proyecto de ser como en el modo de vivirlo. Esto es debido a que ese perpetuo esfuerzo de personalización, esa tarea de totalización, que es la existencia, exige para la integración de cualquier nuevo elemento la reorganización del proyecto de ser y del mundo personal. Toda acción es destotalizadora del proyecto originario, porque lo diversifica y lo desintegra en concretas relaciones con las cosas. Es así que la relación humana se ve comprometida en un inacabado proceso de "destotalización-retotalización", y el proyecto de ser va quedando siempre en futuro dependiendo dialécticamente de la totalización anterior. III. El hombre es quien hace ingresar la nada en el mundo con su comportamiento, con su conducta. La acción humana destacando las cosas a las que está referida, excluye las demás; a las primeras las devela en su ser, a las otras las nihiliza. Por eso el hombre es el ser que puede realizar una ruptura nihilizadora con el mundo y consigo mismo. Y es la libertad la que se identifica con la permanente posibilidad de realizar esa ruptura. Es la libertad la que exige al hombre asumir su contingencia, la náusea provocada por esta falta de fundamento, y trascenderlas comprometiéndose en la tarea de darse a sí mismo un sentido y una figura humana. Luego, la libertad es el fundamento moral de que el proyecto de ser sea valor de los valores, es el fundamento de su valor moral. De este modo el ser-en-el-mundo del para-sí es "elección"; es el acto fundamental de la libertad: la elección de sí mismo o posición del proyecto originario. Como la libertad no es algo dado ni una propiedad, el para-sí no puede ser sino eligiéndose. Pero como tal elección no tiene punto de apoyo, ni fuera ni dentro de la conciencia, y se dicta a sí misma sus El Concepto de Libertad en Sartre 177 motivos, aparece como "absurda". Y de hecho lo es, dice Sartre; pues la libertad es elección de su ser, pero no fundamento de su ser. Tenemos pues la primera significación de la libertad en Sartre: "poder elegir ser tal persona". Elegir unafigurahumana y ponerla en el futuro como algo ideal que está normando y dirigiendo todo el obrar. Así, la libertad, siendo asimilable a mi existencia, es fundamento de los fines que intentaré alcanzar, sea por la voluntad, sea por esfuerzos pasionales. Pues no podría limitarse a los actos voluntarios, como en Descartes, o a la voluntad racional, como en Kant. Como para Sartre la realidad humana es acción, pues para ella ser es actuar, ya que no se "es" primero para "actuar" después; y como esta acción no es puro movimiento, sino intención, es decir elección del fin; entonces, la libertad es existencia misma de la acción, de las acciones apasionadas tanto como de las acciones voluntarias. Así, la compresión de la libertad en Sartre, su valor ontológico, su identificación con la nada y su carácter de fundamento de toda la existencia humana y por ende de todo el comportamiento, significa una superación de la identificación cartesiana y kantiana de la libertad con la voluntad. Ahora lo que va a distinguir la voluntad de las pasiones o inclinaciones es la actitud subjetiva ante los fines; correspondiendo la decisión reflexiva a la actitud voluntaria, y la no reflexiva a la actitud apasionada y afectiva. Dado que esta elección de sí mismo se da "en el mundo", la libertad se presenta bajo un doble aspecto: el negador y el creador. Por el primero se pone en tela de juicio las valoraciones que conforman el sistema moral vigente. En este punto Sartre se refiere a la moral del "hombre de bien", que tiene por valores supremos el tener y el poseer: se es según lo que se tiene. Por el segundo se elige la persona que se va a ser según un conjunto de valoraciones vividas como válidas para esa figura humana elegida. Una vez realizado el juicio crítico se afirman los nuevos valores desde la propia.conciencia moral. En relación con estos dos aspectos de la libertad, para Sartre el "rebelde" es el que se opone constantemente a los valores establecidos, pero no se propone otros valores, no ejercita el aspecto creador; el "revolucionario" no es el que destruye, sino el que propone sus propias valoraciones y crea algo nuevo. El segundo significado de la libertad es "poder ir al encuentro de la persona que se ha elegido ser". Es poder elegir en cada momento los medios adecuados, las posibilidades coherentes y no contradictorias con el proyecto de 178 Damián Pedrosa ser que se ha puesto en el futuro. De modo que si ser libre significa elegirse a sí mismo, esto no consiste en poder realizar cualquier acción en cualquier momento. No es exacto que "se pueda elegir cualquier cosa", porque el hombre se encuentra en una situación organizada, donde está él mismo comprometido, compromete con su elección a la humanidad entera, y no puede evitar elegir. No hay pues una libertad arbitraria. En el obrar cotidiano la elección de los posibles secundarios, de las posibilidades inmediatas que resultan medios adecuados, está limitada, condicionada por el posible fundamental, por el proyecto original. La tercera significación de la libertad es "poder cambiar el proyecto de ser", poder ser de otro modo. Al ser la libertad la que pone el proyecto de ser, por ese mismo hecho está amenazando al hombre con su cambio continuo. La conciencia de esta posibilidad de poder realizar ese cambio absoluto, es la conciencia más profunda que de su libertad puede alcanzar el hombre. Es, al mismo tiempo, conciencia del carácter injustificable del proyecto de ser, porque nada fuera de nuestra libertad lo justifica; y es conciencia de la tremenda responsabilidad que tiene el hombre de mantener en el ser ese proyecto de ser, lo que se ha elegido ser. Esta conciencia del carácter precario que tiene el propio proyecto originario, produce en el hombre "la angustia". En el nivel de la moralidad cotidiana no se llega a esta conciencia ni a la angustia, es el nivel de la mayoría de los hombres para quienes la conciencia de la libertad es más bien intuitiva y se da como conciencia de poder elegir, indiscerniblemente unida a la acción. En este modo de existir común la confirmación de la elección originaria se da en medio de la "reflexión cómplice", que sólo recae sobre los fines inmediatos. En cambio, la conciencia de la libertad en este tercer sentido, de poder cambiar el proyecto de ser, es algo excepcional, fruto de la "reflexión purificadora". Esta consiste en hacer un alto en la acción cotidiana, detener el obrar en el que estamos comprometidos, y pensar entonces en nuestro proyecto de ser. Es purificadora porque nos libramos momentáneamente de la acción y ejercemos el acto puro de la reflexión sobre el proyecto de ser, al que convertimos en objeto. Este acto nos enfrenta con el hecho de que podemos cambiarlo, porque la elección pasada no obliga por sí misma a perpetuarlo. La reflexión purificadora nos enfrenta con nuestra libertad. Y esta conciencia de la libertad es la que permite al hombre transponer los límites de la mera moralidad para elevarse al nivel de la ética, como ser moral consciente de su moralidad y de los fundamentos de la misma. Y la angustia es entonces "angustia ética": es conciencia de poder cambiar el sentido moral de mi El Concepto de Libertad en Sartre 179 existencia; y es "angustia ontológica": es conciencia de poder cambiar la respuesta a la pregunta por el ser, de poder cambiar mi propio ser. IV. Ya hemos considerado cómo para Sartre, a diferencia de Kierkegaard, la existencia es acción en el mundo y la libertad es la responsabilidad que nos cabe de elegimos a nosotros mismos. Queda, pues, preguntarse por la posibilidad de alienación de la existencia, por los límites de la libertad. En la estructura de la existencia como ser-para-otros, la libertad, ontológicamente ilimitada, tiene un límite puramente extemo, por lo tanto "trascendible"; y tiene además un límite moral intemo que trasciende su ilimitación ontológica, límite cuya transgresión impide la libertad. La coexistencia en el mundo de múltiples libertades implica límites para la libertad de cada hombre, dada la inevitable objetivación que de su realidad y de su situación realizan las libertades ajenas. La intersubjetividad inmediata y pura es imposible, ya que las conciencias cumplen sus presencias mutuas a través de la presencia de la totalidad humana bajo la forma de un cuerpo, lo que determina que ella aparezca a los demás como un objeto de la experiencia. La constante posibilidad de ser objetivado por otros aparece como límite de la libertad desde el momento en que la realidad humana objetivada es libertad trascendida, nihilizada, alienada. El juicio de valor de los otros me niega como sujeto, como proyecto, ya que me considera cosificado como objeto. Sin embargo este límite de la libertad es extemo, ya que el hombre es libre de dar o negar significación dentro de su proyecto lo definido por los juicios ajenos. Pero, ya en El Ser y la Nada está la idea de otro límite de la libertad, de un límite moral, que se da por el hecho de que la libertad sólo existe en la acción, la que se realiza en el mundo donde hay otras libertades. Así, ejercitar la libertad es hacerla existir teniendo en cuenta las otras conciencias, teniendo la responsabilidad moral de permitir y sostener con el propio obrar las libertades ajenas. Pues negar u obstaculizar la existencia de la libertad de un solo hombre es negar la propia libertad, ya que es la verdad humana fundamental la que se quebranta. Ser libres sin límites desde el punto de vista ontológico significa, desde el punto de vista moral, ser libres respondiendo por la existencia, las empresas y los proyectos de los demás. Sucede entonces que para Sartre la intersubjetividad se cumple en el mutuo reconocimiento de los hombres como seres libres de igual valor. 180 Damián Pedrosa La conciencia de ser inevitablemente Ubre, que comporta para el hombre el peso de una enorme responsabilidad moral, tiene como contrapartida la negación y la huida de la libertad. Esta negación se da cuando el hombre procura caer en el determinismo viéndose a sí mismo enteramente como en-sí. Tal es "la mala fe", pues el hombre oculta para sí lo que él es en verdad, mostrándose como verdadero lo que él no es. La mala fe significa una "caída" ontológica y una degradación moral, porque lo que se está negando es el tener que darle un sentido a la existencia, precisamente lo que da dignidad al hombre. Una forma de mala fe es el "ideal de sinceridad" que ordena: Sé el que eres; cuando precisamente lo que caracteriza al hombre es su falta de coincidencia consigo mismo. Con este ideal se pretende huir de la responsabilidad moral diciendo "soy así y no puedo ser de otro manera". Considerando que ser libres es elegir contando con la condición en la realización del proyecto de set, las cosas del mundo -las significaciones, las leyes, las instituciones- se presentan comofitctoresde auxilio o de adversidad, como ayuda o como obstáculos para la acción. Pero este tipo de obstáculos impide generalmente la realización de determinadas acciones, nunca la realización de un proyecto total, la realización de un hombre como persona. En cambio el "verdadero factor de adversidad" que impide al hombre tomar conciencia de su libertad y, a la manera de una condena ontológica, convierte su vida en destino, es el obstáculo absoluto que nace y se mantiene por la conducta de los otros. Se presenta en la forma de: a) la "moral del ser" y b) los "juicios de valor". a) La moral del ser es otra forma de la mala fe, ya que afirma la objetividad de los valores. Para esta moral hay un sistema jerárquico de valores al que identifica con el Ser, en tanto lo considera eterno y perfecto, y con el Bien, en cuanto es el único válido y establece la dirección constante del obrar moralmente positivo. De modo que las acciones permitidas son las que concuerdan con este orden, las demás son malas. La moral del ser se afirma como deseo de conservación, de permanencia de un estado de cosas y de un modo de vida que significa la conservación de las leyes y de las instituciones conformadas según un sistema moral determinado. Esta absolutización de un sistema moral niega la libertad en su aspecto creador tanto como en su aspecto crítico, lo que lleva en sí la negación de la libertad de todos. El valor más alto no es ya la libre creación de un sentido de la existencia, sino la obediencia a lo El Concepto de Libertad en Sartre 181 establecido. De modo que quien no se comporta de acuerdo al modelo humano reconocido por la comunidad, aparece como aquel que debe ser excluido de los vínculos de la intersubjetividad, como aquel con quien no cabe ningún compromiso moral, puesto que es quien pone en peligro la coherencia social. b) Los juicios de valor moral son los encargados de excluir a todos los que se desvían del orden moral establecido. Para juzgar moralmente a otro es preciso desligar su conducta de la totalidad de su persona, pues como persona es imposible juzgarlo ya que la misma es una constante tarea de retotalización que lleva implícita la posibilidad de cambio; es necesario objetivarlo, captarlo como pura exterioridad. Con esto se destruye la intersubjetividad. El juicio moral que se convierte en factoí de adversidad es el juicio colectivo, donde los que lo ejercen cumplen un pensar y un sentir en serie, ya que se vinculan como mera exterioridad. Así, los vínculos de serialidad, constituidos como defensa para eliminar de ella lo inhumano, destruyen la intersubjetividad que se quiere resguardar. Los juicios morales cumplen para los que no encajan en la moral del Ser y del Bien un papel deshumanizador y desrealizador de la subjetividad, negándoles el derecho de asumirse personas libres. V. Mi valoración crítica de esta concepción de libertad es la siguiente: 1.- La afirmación de una libertad ilimitada ontológicamente, surge de una concepción que sobrevalora la Conciencia y la privilegia sobre el Ser. Es en la estructura misma de la realidad humana, que para Sartre es primariamente subjetividad, conciencia, donde se establece el "terreno" propio de la libertad. Es en la conciencia misma donde se descubre y organiza el mundo (lo mismo que para Kant) y donde se descubre a los otros como sujetos, ya que ésta es una experiencia dada en la conciencia de sí, surge en la dimensión de la conciencia refleja, no depende de encuentros empíricos. La propia estructura ontológica de ser-para-otro revela al hombre su inevitable objetivación y por lo tanto, la capacidad objetivadora del otro, lo que al mismo tiempo le descubre al otro como subjetividad. De modo que, en última instancia, la conciencia de la libertad de los otros forma parte del ser del hombre. Consecuente con esto, la intersubjetividad y la reciprocidad son conceptos de carácter puramente moral. Y respecto a ser-en-el-mundo, la subjetividad sólo se vincula "intencionalmente" con el ser, de modo que el individuo queda preservado de toda objetividad. 182 Damián Pedrosa 2. A mi modo de ver el concepto de libertad frecuentemente es reducido a su dimensión personal, a la posibilidad de la conciencia de trascender cualquier limitación material o espiritual, olvidando que la dimensión social es también parte constitutiva del mismo. Sartre toma en cuenta esta observación, pero -en sus obras anteriores a la Crítica de la Razón Dialéctica (I960)- falla en su respuesta ya que reduce la dimensión social a la personal, considerando a ésta -a la conciencia- como el fundamento ontológico de aquella. Si bien para Sartre están la facticidad (lo que tenemos de ser: una cierta manera de estar presente al mundo), el mundo y los otros. De modo que el hombre es una síntesis de ser y nada, síntesis de condición y libertad, es decir que se es libre en condición. Sin embargo, esta libertad sólo requiere como condición de posibilidad que el hombre "sepa" determinarse a querer; el hombre es libre porque eso que se determina a querer va precedido por un "juicio crítico", ejercido sobre la totalidad de las significaciones con que se encuentra. En este sentido considero que se está privilegiando a la capacidad racional, al saber personal. Es una "vuelta" a Kant, al primado de la razón,, si bien ya no formal y sí en puja con la contingencia. A mayor capacidad racional, mayor posibilidad de libertad, parece decimos Sartre. Con lo que está olvidando o reduciendo la verdadera dimensión del condicionamiento social. Parece olvidar que aún para expresar esa vivencia perteneciente al modo prerreflexivo de la conciencia, esa experiencia en la que el hombre se capta a sí mismo como subjetividad, libertad, trascendencia, proyecto, el hombre requiere hacer uso de conceptos cuyo origen y significado es fruto de una comunidad lingüística. De modo que concebirla a ésta como teniendo su fundamento ontológico en las "estructuras" de la realidad humana, en las estructuras de la subjetividad, de la conciencia, es considerar a tales estructuras en abstracto, es considerar a la historia humana como temporalidad personal. Cuando precisamente el significado de tales estructuras está dado por la realidad social. El hombre no confiere sentido o valor a su acción por haberla elegido, sino que es en la acción donde encontramos el sentido de la elección y el valor de su libertad. En cambio, es claro en Sartre un rechazo del sentido objetivo. 3.- El cuidado de Sartre por evitar todo determinismo responde a la misma preocupación de Kierkegaard, para quien toda objetivación es una alienación. El resultado de esta concepción de libertad siempre en trance de El Concepto de Libertad en Sartre 183 realizarse, es otra forma de alienación: la inexistencia de una libertad real, ya que se rechazan las objetivaciones históricas de la existencia social del hombre y la manifestación objetiva de la personalidad. Sin esta dimensión la personalidad humana no trasciende la posibilidad de ser y sólo es ideal y abstracta. 4. Sartré a partir de la Crítica de la Razón Dialéctica revé su postura inicial yreformulauna nueva concepción de la libertad. La realidad fundamental pasa a ser la realidad histórico-social que trasciende toda conciencia individual, y es la razón dialéctica el método adecuado (ya no el fenomenológico) para comprender y fundar el sentido de la historia, de la existencia objetivo-subjetiva, donde los hombres se relacionan entre sí y con los objetos producidos. Por otra parte, el aceptar el sentido objetivo del mundo, de lo que trasciende la subjetividad, no significa en Sartre la adhesión a este sentido tal cual se da, sino la valoración crítica del mismo y la posibilidad de construcción de un nuevo sentido. Esto es lo que ya he considerado en el punto IV, cuando Sartre pone al descubierto las formas en que la sociedad actual aliena la libertad a través de la moral del ser. Además en la Crítica de la Razón Dialéctica Sartre, superando la anterior concepción de la alienación en la dimensión subjetiva, la analiza como "necesidad": necesidad práctica en este mundo, que no puede ser trascendida por una simple conversión subjetiva, y que se toma inteligible sólo si se va más allá del marco de la conciencia reflexiva. LOS PROGRAMAS DE FILOSOFÍA DEL BACHILLERATO Carlos Paladines E. 1, INTRODUCCIÓN Es por demás conocida la crítica que se hace a la filosofía y especialmente a los programas defilosofíadel bachillerato sobre su divorcio de la realidad. Ubicados los estudios de filosofía a distancias siderales de! mundo han perdido ellos y han hecho perder al estudiante el interés por las "divagaciones" filosóficas. La presente ponencia pretende analizar cómo ha ocurrido esto, en el aquí y ahora de nuestro país, y a dónde nos conduce esta desgracia. Además este análisis quiere rendir tributo a la memoria de Hernán Malo, pues, con el tuvimos la oportunidad, algunos de los aquí presentes, de iniciar la crítica y desvelamiento de los programas oficiales de filosofía aún vigentes, a través de largas sesiones de trabajo realizadas en su departamento, pero con él se comenzó también a realizar la elaboración de las primeras propuestas alternativas. En tal sentido, fue Hernán Malo pionero, no solo en la crítica a una deficiente tradición en la enseñanza de la filosofía, sino además pionero en la proposición de posibles soluciones, este segundo aspecto mucho más complejo y en el que no siempre sabe desembocar la crítica, quedando ella por eso mismo incompleta. Revista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Año XV - 47 Agosto 1987 - Quito, Ecuador Carlos Paladines E. 186 2. ANTECEDENTES En Octubre de 1977 el Gobierno Militar expidió el nuevo Plan de Estudios para el bachillerato en humanidades, con las tres conocidas especializacioncs; y en marzo de 1975 aprobó los nuevos programas. Las razones que avalaron las nuevas medidas, a criterio del Ministro y los asesores de aquel entonces, entre otras fueron las siguientes: "Los programas que fueron elaborados a raíz de la implantación de la Reforma Educativa en 1964, requerían una revisión y actualización impostergable, si se toma en cuenta que vivimos en un mundo cuyo progreso acelerado obliga, periódicamente, a renovar los contenidos programáticos en todos los niveles de la educación, para estar acorde con los adelantos de la ciencia y la tecnología modernas" [1]. Las características más notables de los nuevos programas a criterio del Ministro y sus asesores, se sintetizó en las siguientes: "Contienen el mínimo de conocimientos, hábitos, habilidades y destrezas indispensables, tanto para lograr la unidad cultural del país, como para la promoción de un curso a otro o al nivel inmediato superior. Facilitan para que el maestro elabore su programa analítico, relacionando los contenidos con las necesidades específicas del medio, los intereses y las características bio-psico-socialcs del alumno. Sintetizan el conocimiento de la realidad estudiantil con miras a la formación del hombre que requiere el país. - Predominan en ellos la utilización de técnicas modernas de aprendizaje, tales como: la dinámica de grupos, empleo de recursos audiovisuales y la participación activa del educando en la elaboración del conocimiento. Permiten su cambio porque, anticipandamente, se acepta que pueden y deben mejorarse de acuerdo con la experiencia que se obtenga de su aplicación". [2]. (1) (2) Ministerio de Educación y Cultura, Plan y Programas para el Bachillerato en Humanidades, Pág. 5 Quilo 1978. ídem, pág. 6 Los Programas de Filosofía del Bachillerato 187 Pero, de las más o menos buenas intenciones del aparato central a los hechos, medió una gran distancia. La terrible ineficacia de los nuevos instrumentos curriculares se evidencia, en el caso de los programas de filosofía, desde su formulación, pasando por la fase de capacitación y qué decir de la de su ejecución. 2.1 No se ha visto en las últimas décadas programas de filosofía más enciclopédicos que aquellos, lastimosamente aún en vigencia. Raya en lo inaudito, por ejemplo, los programas de historia de la filosofía de cuarto y quinto curso. Desde la definición y objetivo de la Historia de la filosofía; las corrientes y escuelas filosóficas, como partes estructurales de la historia de la filosofía; los factores determinantes de todo sistema filosófico; pasando por los factores de toda macro estructura filosófica; los dos grandes sistemas del pensamiento filosófico universal: idealismo y materialismo; la división tradicional marxista de la filosofía y la importancia del estudio de la Historia de la filosofía; y recién estamos al término de la primera unidad, faltándole al alumno de cuerto año todavía recorrer cuatro unidades más, algunas de ellas aún más amplias que esta primera y para este largo trayecto el estudiante no dispone más que de dos horas de clases por semana. El enciclopedismo ha sido y es un mal endémico en nuestra educación y su reinado se afianza no sólo en programas como el descrito sino también y esto es lo más grave, en la estructura misma de todo el sistema educativo que alimenta el enciclopedismo desde múltiples flancos: los planes de estudios con un sinnúmero de materias, los "manuales" más que textos escolares, el aparato jurídico y de supervisión con sus múltiples reglamentos y acuerdos que afianzan la rigidez curricular y hasta la misma mentalidad de muchas autoridades, supervisores y maestros que no se caracterizan por su flexibillidad sino más bien por un estricto sometimiento a lo oficial y planes y programas de estudio lo más exhaustivos y detallados posible. Pero, qué mismo es el enciclopedismo y cuál es su talón de aquiles y sus limitaciones? Para Goldmann, las enciclopedias poseen en general un valor representativo del ideal racionalista e ilustrado de finales del siglo XVIH e inicios del XIX. [3]. (3) Cfr. Lucicn Goldmann, La ilustración y la sociedad actual pág. 12-99 Monte Avila EdL Caracas, 1968. 188 Carlos Paladines E. Por una parte el ilustrado ambicionaba un conocimiento lo más vasto posible y por otra juzgaba que el saber constituye la suma de conocimientos que pueden llegar a ser comunicados a través de informaciones clasificadas en orden alfabético. En el trasfondo de uno y otro ingenuo ideal del saber está una hipótesis simplista e inmediatista sobre las relaciones entre el conocimiento y la praxis humana. La praxis humana tanto en lo que atañe a su acción sobre la naturaleza como a su acción sobre la historia y la sociedad humana era para los ilustrados la mera aplicación directa a través de la acción individual o del accionar simultáneo de individuos que persiguen el mismo firtj? de conocimientos adquiridos por el saber; en otros términos no estaban en grado alguno determinados por la acción histórica de los hombres. Por lo cual, para los ilustrados la praxis humana no fue una actividad creadora en el sentido propio y estricto del término, ni capaz de incidir sobre el contenido de la verdad y transformar cualitativamente al hombre y a la sociedad, pues, ellos no vislumbraron el carácter dialéctico de las relaciones entre pensamiento y acción. Mientras predomine una visión tan esquemática o simplista del saber se continuaran formulando programas en los que la unidad del conocimiento, su sentido histórico o su compromiso con la realidad se encubren, se desvanecen o se desconocen consciente o inconscientemente. El trabajo multi e interdisciplinario que hoy reclama toda ciencia y la unidad del proceso educativo, unidad que se alcanza a través de la continuidad, secuencia e integración de las diferentes áreas y de las distintas materias que hacen un área específica, es obvio que no se puede lograr a través de la atomización del conocimiento que el orden alfabético de las enciclopedias consagra. El alumno, como he expresado en otras ocasiones, visualizará el mundo cultural, social e histórico que le rodea, como un conjunto interdependiente, con relaciones e influencias mutuas, cuando también en las diferentes materias se refleje la unidad del saber, tanto en el plano vertical o de profundidad como en el plano horizontal o de complejidad, y esto no se alcanzará sin el trabajo coordinado e interdisciplinario de los docentes en cada una de las materias y áreas respectivas. Los Programas de Filosofía del Bachillerato 189 Para el caso de los programas de Filosofía, toca integrar Introducción de la Filosofía y Teoría del Conocimiento, Lógica y Etica e Historia de la Filosofía, en una unidad quereflejela continuidad y la integración de la realidad y del saberfilosófico,aspectos todos ellos descuidados por los actuales programas. La unidad e integración en referencia debería además establecer un puente con materias como Historia Universal e Historia del Ecuador, Elementos de Economía y Psicología Social y otras más. 2.2. Pero el enciclopedismo no es la única ni la más grave enfermedad de nuestros programas de estudio, concomitante a él hay que situar la carencia u olvido de la dimensión histórica que caracteriza por regla general a todos los programas de ciencias sociales, de la cultura y particularmente a los de filosofía, inclusive a los que versan sobre Historia de la Filosofía. La deshistorización de una de las materias de mayor cuño histórico es otra de nuestras traiciones a la Filosofía. Y si bien en los programas del 78 se inició un tímido giro de apertura, al aludir a la vinculación de la historia con lafilosofíay viceversa, al menos si se compara ese giro con la situación imperante en los programas del 69, en los cuales en grado casi absoluto se desconoció dicha relación,tal fue el caso de la materia que se denominaba cuestionesfilosóficas,que aludió tan sólo en dos ocasiones a lo largo de toda la historia de la filosofía a dicha relación: al inicio del renacimiento y de la etapa contemporánea; no cabe duda que la dimensión histórica aún no ha alcanzado carta de ciudadanía en los programas de filosofía. Veamos un tanto al detalle las deficiencias de esta relación. 2.2.1. Los programas del 78 tienen como uno de sus aciertos, al final de la historia de lafilosofía,de la etapa contemporánea, introducir el tratamiento de los caracteres generales de la filosofía latinoamericana, unidad quinta; la influencia de la filosofía de Occidente en Latinoamérica, unidad 69; los caracteres generales de la filosofía ecuatoriana, unidad 7fi, y manifestacionesfilosóficasen el Ecuador, unidad 8a [4]. (4) Cfr. Plan y Programas para el Bachillerato en Humanidades, pg. 92-93. 190 Carlos Paladines E. Además estos programas en una que ota unidad señalan la existencia de un marco histórico y cultural, en el cual parecería haberse desenvuelto la etapa filosófica correspondiente. Hechas estas dos salvedades, la relación entre historia y filosofía vuelve a difuminarse. Por ejemplo, los grandes hechos sociales, económicos o políticos de la etapa escolástica o del pensamiento ilustrado; la revolución industrial, los nuevos imperios coloniales o los procesos sociales durante el siglo XIX, las revoluciones de 1830, 1848 y la comuna de París de 1871, circunstancias en que le tocó desenvolverse al pensamiento romántico e idealista, brillan por su ausencia. La misma etapa del surgimiento o nacimiento de la filosofía es enfocada sin relación con nuestro mundo mítico o el mundo americano prehispánico y más bien como una realidad de exclusivo desarrollo y propiedad de la Cultura Griega y aún dentro de ésa cultura como realidad flotante o a histórica; lo mismo puede afirmarse del Período Positivista o del Existencialista o de cualquier otra etapa del pensamiento. El carácter a-histórico de los programas de filosofía se refleja también en el predominio de los héroes o personajes filosóficos sobre las comentes, escuelas y temas de filosofía. El programa del año 69 constituye una muestra típica de esta metodología:: "El Racionalismo: Descartes, el Problema del Método de la Ciencia. El Empirismo: Francis Bacon. El problema del Método de la Ciencia (continuación). . . El Racionalismo (continuación), Espinoza y Leibnitz: El Problema del Conocimiento". Tal vez radique en esta deshistorización de la Filosofía o en el tratamiento débil de su historia, gran parte de la pérdida del interés por ella de parte de los estudiantes, pues sin el reconocimiento de la dimensión o compromiso histórico de la filosofía, ella deja de formular sus propias metas y objetivos y de organizar su acción en función de los valores y metas que la sociedad se propone en cada época determinada, para dedicarse mas bien a un quehacer filosófico de corte academisista. En este marco resulta impostergable re-orientar los programas de filosofía, lo cual implica la voluntad de ponerla al servicio de la construcción de un nuevo país, de una sociedad justa, con una clara identidad nacional. En la medida en que los programas de filosofía x orienten a la conformación de un Los Programas de Filosofía del Bachillerato 191 nuevo estilo de desarrollo, se estará propiciando también la estructuración de un nuevo modelo educativo. La dimensión histórica de la filosofía ayudaría también a tomar en serio nuestro propio pensamiento, y si bien ha prevalecido entre nosotros más bien la actitud de desconocimiento de las formas y desarrollo de nuestro pensamiento, a pesar del interés que ofrece a sus principales momentos y autores, lo cual ha impedido desarrollar también por esta vía un grado mayor de autovaloración y autoconsciencia tan necesaria en países como el nuestro en que la penetración y dominación no es solo asunto económico sino también cultural, es hora ya de que realicemos un giro copemicano que haga de nosotros mismos, de nuestros anhelos y esperanza, de nuestros éxitos y fracasos, de nuestras propias lacras y requerimientos, el cento del universo reflexivo. 2.3 Otra enfermedad endémica de nuestra programación curricular es la falta de participación o gestión democrática, tanto en la elaboración como en las fases de difusión y capacitación. El autorismo y centralismo curricular en el cual caen permanentemente los aparatos del Estado, se manifiesta también en los programas del 78, a pesar del baflo democrático que se trató de darles. La revisión de los programas, se dice expresamente que se consiguió, mediante la colaboración de programadores educativos, funcionarios de otras dependencias del Ministerio de Educación, asesores considerados como autoridades en los diferentes campos del saber, comisiones programadoras compuestas por profesores de educación media y superior y comisiones de consulla, organizadas por las Direcciones Provinciales de Educación del país". [5]. Es contrario al espíritu de una Dictadura, si bien tal vez no contradictorio que precisamente ella hable de participación democrática y que avale su afirmación en la presencia de autoridades del Ministerio de Educación, de 16 programadores, 14 funcionarios de otras dependencias y cerca de 90 profesores de los más connotados colegios y universidades de todo el país. Pero sucede que un curriculum no es democrático tan sólo por el número de los participantes en su elaboración o por las declaraciones que al respecto se formulen, sino ante todo por la real participación que logre generar. (5) ídem, pág. 5. 192 Carlos Paladines E. En alguna ocasión afirmé que abrigaba la esperanza de descentralizr no sólo los asuntos administrativos, aspecto que se ha logrado cumplir, si no fundamentalmente el quehacer académico. En el caso de los programas de estudio se aspiraba no sólo a que se modifiquen, enriquezcan y apliquen aquellos que ponía a consideración el Ministerio de Educación, si no también a ver florecer en las instituciones educativas, en las direcciones provinciales, en las universidades, en encuentros o seminarios como este, en las asociaciones de maestros y ha sido precisamente la Unión Nacional de Educadores del Azuay, ejemplar en su colaboración para elaborar los programas del bachillerato en comercio, propuestas alternativas que mejoren y superen a las formuladas por el organismo central. Ojalá un día el maestro disponga de múltiples alternativas y de una ampliaflexibilidaden lo referente a instrumentos curriculares: textos escolares, sistemas de evaluación, recomendaciones metodológicas y sobre todo de programas de estudio, y lo que es más importante se proponga asumir bajo su propia responsabilidad la elaboración de estos instrumentos. La exigencia de un enfoque curricular participativo y flexible, con múltiples alternativas e instrumentos curriculares, se basa no solo en la necesidad de atender en los programs y más actividades de clases a las necesidades locales y particulares reales, sino fundamentalmente en la necesidad de incrementar el aprendizaje al mayor número posible de alumnos. Los estudios e investigaciones realizadas en los últimos años han permitido comprobar la incidencia que tiene en el aprendizaje el tipo de enfoque curricular que se aplique en la enseñanza. Se ha logrado detectar por ejemplo, que un enfoque rígido y homogéneo, principalmente verbalista, privilegia el aprendizaje de un reducido número de alumnos, por regla general de los estratos económicos más altos. De no asumirse esta realidad, mal podemos hablar del legítimo derecho que tienen los padres de familia a la libertad e igualdad de oportunidades en la enseñanza; esto se hará realidad cuando en nuestros establecimientos los educadores hagamos el esfuerzo por ofrecer condiciones de aprendizaje que eviten transformar a la educación en un privilegio del cual logra disfrutar tan sólo un mínimo porcentaje de los estudiantes que asisten a nuestros establecimientos y alcanzan óptimos resultados. Flexibilidad y diversidad Los Programas de Filosofía del Bachillerato 193 curricular tiene, pues, connotaciones sociales, culturales, económicas y políticas de incalculablesrepercusionespara el futuro del país. 2.4 Una cuarta lacra de la programación curricular, aludida ya anteriormente, es la de su desarticulación y carencia de investigación. Conocido es el carácter desintegrador que se ha venido propiciando al interior de nuestras universidades, no sólo en aspectos administrativos sino aún académicos, que ha conducido a la parcelación de las facultades y a la atomización de algunas ciencias, llegándose incluso a impulsar el que aspectos metodológicos de la investigación científica, se conviertan en disciplinas autónomas, más que en actividades propias y correspondientes a todas y cada una de las materias. Rehacer la unidad de las materias de filosofía, respetando las diferencias de las diversas perspectivas, pero exigiéndoles al mismo tiempo la debida coherencia, es otra de las tareas pendientes. De modo especial toca recalcar que la investigación del pensamiento universal, latinoamericano y ecuatoriano no puede ser ajena a las asignaturas de Filosofía. Hoy en día se puede hablar en el Ecuador de la constitución de un quehacer, de una producciónfilosóficade relativa envergadura, de un trabajo estable acerca de la Historia de las Ideas, de la sistematización bibliográfica del desconocido y rico material contenido en libros y revistas de los siglos XIX y XX, así como también de una investigación coordinada sobre las principales corrientes de nuestro pensamiento, como también de sus representantes más connotados. Un quinto vacío es el desface existente entre una significativa producciónfilosófica,como la que caracteriza al país actualmente, y el acceso de la generalidad de la población a dichas conquistas culturales. Se repite en el campo del conocimiento una injusta distribución, similar a la que impera en el campo económico, en donde pocas manos concentran ingentes fortunas que contrastan con muchedumbres que no reciben ni el salario mínimo vital. Parafraseando a Germánico Salgado se podría afirmar que la evolución educativa del país en los últimos setenta años ha dejado a muchos ecuato- 194 Carlos Paladines E. ríanos, o muchos estudiantes, olvidados a la vera del camino. Esa es nuestra lacra mayor, nuestro mayor fracaso como sistema educativo y es sano que cada uno de nosotros se pregunte por qué este olvido ha sido posible. Tenemos todos que entregar nuestra respuesta, aun cuando sea parcial y fragmentaria, a este interrogante básico de la educación ecuatoriana. En lo que ataña a lafilosofíaese olvido o desface se ha manifestado, por ejemplo, en la incapacidad de nuestros centros de filosofía para revisar y cuestionar los programas oficiales en vigencia. Han pasado ya más de seis años y nuestros estudiantes continúan cargando sobre sus espaldas dicho fardo. Ojalá este Encuentro, tengo entendido, que es uno de sus propósitos, ponga fin a esta deficiencia y en esta forma vaya reduciendo las distancias existentes entre maestros y establecimientos que han tenido la oportunidad de disponer de niveles académicos relativamente altos y aquellos otros que a duras penas lograron los niveles mínimos requeridos. 3. SITUACIÓN ACTUAL Y PERSPECTIVAS El Plan Nacional de Desarrollo del Gobierno Democrático, 1980-1984, ya en sus albores se propuso revisar integramente los planes y programas a fin de adecuarlos a los objetivos hacia los cuales debía enrrumbarse la educación y afinde corregir radicalmente las tendencias históricas del sistema educativo que reflejaban y reforzaban grandes desigualdades de la sociedad ecuatoriana. Al término de este Gobiemo, toca reconocer que la tarea se cumplió parcialmente, pues, se entregaron los planes y programas de pre-primaria, educación especial y del ciclo básico, faltando los planes y programas del ciclo diversificado, si bien hay trabajos avanzados para el bachillerato en comercio, agropecuaria, mecánica industrial, electricidad y electrónica automotriz y artes. El vacío es significativo en el área de Humanidades Modernas o Ciencias en la terminología actual. Pero este trabajo además de parcial ha sido limitado, pues, no alcanzó la substancial renovación que sus iniciales intenciones se propusieron. Sigue en pie, al menos en esta área, la necesidad de revisar radicalmente la programación curricular vigente, y superar así el desface que le caracteriza entre lo que actualmente es y la respuesta que debería dar a los actuales retos y demandas de la comunidad nacional. Los Programas de Filosofía del Bachillerato 195 En todo caso, se ha abierto la puerta a un proceso, se ha iniciado una etapa de transición al sacudir el añejo tronco del sistema curricular vigente, generando instrumentos jurídicos que instauran una mayor flexibilidad curricular y acciones administrativas que permiten una mayor participación de los maestros y autoridades provinciales y de los establecimientos educativos en la programación curricular. La participación de los maestros en esta renovación se ampliará aún más, en la medida en que la pedagogía deje de ser la hermana menor de las ciencias, la cenicienta permanentemente postergada. La evaluación alcanzada por la tecnología afinalesde la década de los sesenta, e inicios de los setenta, el lugar conquistado por la filosofía, particularmente por los estudios del pensamiento latinoamericano y ecuatoriano, el florecimiento último de la Historia y Geografía, así como también las mismas dificultades por las que atraviesan nuestras facultades de filosofía, parecen preparar el terreno y abrigamos la esperanza de ver resurgir a esta ciencia en los próximos años. APROXIMACIÓN AL PENSAMIENTO UNIVERSITARIO DE HERNÁN MALO GONZALEZ María Elena Albán "Cuanto más auténtico e importante es un pensador, con más fuerza se revela como hijo fiel de su tiempo, de su país y de su clase" [1], dice Lukács en su libro "El Asalto a la Razón", y continúa diciendo que si un pensamiento es realmente filosófico y fecundo no puede dejar de plantear los problemas, las angustias, las aspiraciones científicas, artísticas, sociales de su mundo. Juzgar bajo este criterio el quehacer de los filósofos es afirmar que la filosofía es un saber cuya aspiración última es operar sobre el mundo del hombre, recalcando que aunque a la filosofía se le ha imputado ser una ciencia "teórica" aun en el peor sentido de este concepto que suele llegar a equipararse con ensoñación, aletargamiento, chifladura, nunca ha renunciado a este fin práctico y precisamente es éste el nexo que permite juzgar cuan valioso es un pensamiento, ya que el hombre está en el mundo para construir y transformar. El estudio que hemos emprendido sobre el pensamiento de Hernán Malo González nos ha mostrado con claridad cuan verdadera es la frase de Lukács, (1) Lukács, Georg. El Asalto a la Razón, Barcelona, Ed. Grijalvo 1978. p. 81. Revista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Año XV - N* 47 Agosto 1987 - Quito, Ecuador 198 María Elena Albán pues que la profundidad, la fuerza y el sentido de este pensamiento sólo pueden ser comprendidos a cabalidad si se toma en cuenta que es una filosofía gestada en y para el Ecuador; lo que quiere decir que no sólo la intención manifiesta fue iluminar la praxis universitaria ecuatoriana, sino que además asume y testimonia los problemas del hombre de este tiempo, de esta circunstancia, pero como dice el mismo Hernán Malo de una manera "radical"; es decir, yendo a las raíces, probablematizándose con ellos, aceptando y viviendo las carencias que suponen. Filosofar para Hernán Malo es sobre todo una actitud vital adoptada con responsabilidad y en la cual el filósofo pone en juego todo su ser, y así dice: "El compromiso con la verdad plantea al hombre racional (podemos decir a la razón, sin descender a la disquisición de qué porción pertenezca a larazóny cuál a la voluntad) tarde o temprano una gran opción ante ella, y así surgen los elementos éticos y heroicos de la verdad, (. . .). El hombre de la razón puede y debe, de algún modo, ser el mártir de la verdad al estilo de Sócrates". [2] Aceptar a la Filosofía como forma de^ vida permite a Hernán Malo elaborar su discurso desde un espacio singular: nos referimos a que todo discurso tiene un contenido ideológico que es elaboración de un sujeto productor cuyos valores, concepción del mundo y comportamiento están afectados por su praxis, es decir por su inserción en una clase social determinada, pero en el caso del filósofo como en el de cualquier otro intelectual creador, dígase artista, teólogo, científico, etc., intervienen además otros factores históricos como el desarrollo del pensamiento mismo, con el cual están relacionados directamente, porque como dice Lowy: "Son los productores directos de la esfera ideológica, los creadores de productos ideológico-culturales" [3] factor que les posibilita cierta autonomía en relación a las clases. Este es el espacio singular al que nos referimos -que a momentos incluye también un espacio físico como puede ser la Universidad y más aún en este caso el Filosofado "San Gregorio" de los cuales se puede decir que son los ámbitos más alejados de la producción material- desde el cual el filósofo inmerso en un universo regido por valores cualitativos verdad-error, lo bello-lo feo, justo-injusto en oposición al mundo de la producción donde los valores vigentes son cuantitativos, puede examinar y criticar las diferentes alternativas que se ofrecen tanto a la sociedad como a (2) (3) Malo, Hernán."Universidad Sede de la razón."Rev. Univ. Católica N s 13 Mayo 1976. p. 194 Lowy, Michael. Para una sociología de los intelectuales revolucionarios. México, 2da. Siglo XXI, 1978, p. 17. Aproximación al Pensamiento Universitario de Hernán Malo González 199 los individuos, con relativa independencia. Existe entonces como lo manifiesta el mismo Lowy una contradicción entre el filósofo y el capitalismo contemporáneo. Sin embargo no se puede desconocer que es una decisión personal la que conduce al intelectual a resistirse a la subsunción de estos valores éticoculturales en el valor de cambio, o a ejercer la crítica frente al embate de un mundo que quiere transformarlo todo en mercancía y cuando Hernán Malo nos habla del compromiso con los verdaderos valores, aquellos que desde su cátedra preconizó, defendió y enseñó a amar a sus alumnos; recordemos tan sólo un párrafo del curso con el que nos introducía a la Filosofía: "Hoy la Humanidad está deslumbrada por la técnica y la eficiencia económica, y por ende piensa poco. Pero encandilados como estamos, somos aún capaces de entender la indigencia apremiante de pensamiento (y nuevo pensamiento) precisamente en los dueños de la técnica, para que no vuelvan a caer en la insensatez de una guerra en el Vietnam, de una invasión a Checoslovaquia, etc. Necesitamos filosofar y en forma renovada para no perdemos en la maraña en que se mueve el mundo". [4] (*) La maraña en que se mueve el mundo en definitiva es el abandono o cegradación de aquellos valores preconizados por el humanismo; libertad, solidaridad, justicia, etc. La constatación de que en la sociedad estos valores no se ponen en practica empuja a algunos de aquellos que verdaderamente los han "tomado en serio" a optar por un "oasis" espiritual que les permita afrontar los problemas trascendentales que no tienen cabida en este mundo prosaico, de esla manera el filósofo que se refugia en el mundo de las ideas y vuelca su reflexión a los temas más abstractos -como el ser, el destino, la nada-, tiene la ilusión de que su mundo no contribuye ni a producir ni a mantener una situación social que rechaza. Aunque esta confrontación y a la vez escape no puede sustraerse de un tinte elitista e idealista precisamente porque ha surgido de una impugnación del entorno (social, político) ciertamente representa lo que Gramsci llama una "fractura de carácter orgánico", [5] es decir que el intelectual con la crítica se (*) (4) (5) El subrayado es nuestro Malo, Hernán. Introducción a la Filosofía. Poligrafiado del Filosofado "San Gregorio" 1970-71. p. 4. Gramsci, Antonio, et.al/ Algunos lemas sobre la c a t i ó n meridional. México, Siglo XXI, 1977. p. 54. 200 María Elena Albán ha escindido del proyecto político de las clases dominantes en la medida en que deja de cumplir la tarea de dar homogeneidad y consistencia ideológica a dicho proyecto. Los primeros trabajos, los apuntes para sus clases y algunos artículos de revistas nos muestran el pensamiento de Hernán Malo en esta Fase; el párrafo que sigue presenta las características que anotamos, respecto a la constitución de un mundo aparte para filosofan "El estudio de la filosofía es ante todo y sobre todo reflexión personal sobre los grandes problemas y en especial sobre el problema del hombre. Si cabe resumir en una frase el valor de la etapa de filosofía, diríamos que es el tiempo de la maduración en la reflexión (...) EL FILOSOFAR es por lo tanto tarea de varones. La mente dispersa y superficial es inepta para enfrentarse con las grandes cuestiones. Parménides habla de la turba de dikranoi (cerebros divididos) inestables y superficiales, incapaces de penetrar en el misterio de que SOLO EL QUE ESES". [6] Nos ha parecido importante señalar como pre-notando al pensamiento universitario, tema de esta ponencia, este punto de partida, lo que nos permitirá constatar la evolución de nuestro pensador al enfrentarse a la práctica universitaria desde un puesto clave: el de rector, el mismo que asumió, no solamente como un administrador de los bienes intelectuales y materiales de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, sino como guía y maestro de la misma, porque es entonces cuando su discurso pasa a ser ya no la obra de un filósofo que busca la verdad, solo, sino la acción de un intelectual ligado a una institución y a través de ella al país en todos sus aspectos (técnico, social, económico, político). Desgraciadamente no hemos tenido acceso a muchos documentos que per mitirían una más completa visión de esta acción universitaria, sin embargo nos atrevemos a afirmar que manteniendo el mismo carácter crítico, se abre a problemas mucho más concretos como son la definición de Universidad en este país y en esta historia, el carácter de tal institución, la política intrauniversitaria, etc.; pero a pesar de que estos problemas rebasan los límites de los (6) Malo, Hernán. Introducción a la Historia de la Filosofía antigua. Policopias del Filosofado "San Gregorio" p. 5. Aproximación al Pensamiento Universitario de Hernán Malo González 201 conflictos del pensamiento puramente intelectivo, este nuevo discurso, en un primer momento, mantiene la misma tendencia a la generalización y por lo mismo a la abstracción desde la cual se pueden señalar normas universalmente válidas; un ejemplo lo tenemos cuando habla de la autonomía de la razón como fundamento de la autonomía universitaria y dice: "La razón tiene sus propias leyes dimanadas de sí misma. La razón es instancia que en último término no tiene instancia. Nada puede imponerse al juicio de la razón, que revisa sus juicios. De fuera pueden venir elementos de juicio, sugestiones para modificarlo, nada más: el juicio final tiene la razón". [7] Con este bagaje teórico se enfrenta al problema de aplicarlo en el quehacer diaro de la universidad y esta circunstancia es la que modifica el método en su discurso dando cabida a la historicidad, porque entonces su rechazo a la sociedad mecanizada, huérfana de auténticos valores, necesariamente debe pasar de la resistencia pasiva, que describimos antes, a una actividad capaz de mejorar lo dado, es decir lo que ha devenido; esta nueva dimensión de su pensamiento conlleva también una apertura a otros campos como se puede ver en la definición que hace de nuestra universidad: "El nombre de Universidad Católica del Ecuador es ya en sí una definición programática: es una obra a servicio de la patria, que al ser de inspiración evangélica, entraña un compromiso radical en bien de las clases oprimidas." [8] No se puede decir tampoco que su pensamiento haya dado un viraje total desde una concepción fijista a una aceptación del relativismo absoluto, por el contrario, la sustancia de los valores sigue siendo para él inmutable, lo que descubre vivencialmente es que se manifiesta en formas concretas históricamente determinadas, que son las únicas en las que el hombre puede y debe incidir, por eso cuando hace una comparación entre su pensamiento y el de Aurelio Espinosa Pólit, fundador de la Universidad, dice: "En el devenir de treinta años el contexto doctrinal y práctico se ha modificado sensiblemente en el Ecuador y en la Iglesia Universal, (. . .) Baste enunciar que en e1 legado cristiano existe un sustrato inmutable, que al ser afrontado, en el ete.no afán (7) (8) Malo, Hernán. Universidad Sede de la razón. Rev.Univ. Católica N 13, Marzo 1976. p. 193. Malo, Hernán. Discurso de orden en la celebración del XXX aniversario de la PUCE. Policopias ATPUCE. p. 2. 202 María Elena Albán del esclarecimiento de la verdad, reviste -en cuanto es captado por los hombrestonalidades varias". [9] En esos momentos escribe también un prólogo al libro del Profesor Arturo Roig y una ponencia para el III Encuentro Ecuatoriano de Filosofía, cuyo título es "Pensamiento lógico y pensamiento mítico" de los que, por no concemir directamente al tema, diremos solamente que también revelan una evolución desde la clásica concepción de filosofía como fenómeno grecooccidental a la valoración de otras formas de pensamiento. En cambio el Plan Maestro de la Universidad puesto en marcha en esta época contiene un rico material que si bien no fue redactado personalmente por Hemán Malo fue inspirado por él y cuyas líneas directrices están desarrolladas en algunos textos suyos contemporáneos y posteriores; brevemente expuestas ellas son: 1) El compromiso de la Universidad en un doble sentido: con el país en cuanto a su necesidad de desarrollar la ciencia y dice: "Pero no quiero terminar sin referirme a lo que, estimo, es la incumbencia prioritaria del momento histórico: la seriedad científica, la excelencia académica. (...) Como ante toda organización de servicio frente a la Pontificia Universidad Católica debe plantearse periódicamente la pregunta ¿Qué función específica debe asumir, dentro de la coyuntura histórica, para ser útil al Ecuador y así justificar su existencia" [10], y también el compromiso con la verdad del que hablaba pero que adquiere ya un rostro, "La forma activa de responder al mensaje evangélico se traduce en parte notable en la decisión eficaz por combatir el pecado de la injusticia, que se extiende en forma de opresión social sobre todo en los países subdesarrollados" [11]; ambos compromisos se traducen dentro del Plan Maestro, en la "Ecuatorianización de la Universidad". 2) La Universidad humanística en la cual una adecuada combinación de las ciencias sociales con las ciencias técnicas presten al hombre una visión lúcida del mundo donde debe actuar; ésta y no otra, fue la causa de la protección que ejerció sobre la Facultad de Ciencias Humanas. 3) La Universidad autónoma por ser la sede de la "sabiduría", con la autonomía que se deriva tanto de esta determinación (ser sede de la sabiduría) como de su historia. (9) (10) (11) Id. p. 7. Id. p. 17. Id. p. 10. Aproximación al Pensamiento Universitario de Hernán Malo González 203 Las tres características anotadas hacen posible que la acción de la universidad adquiera sentido en esta sociedad al cumplir una función política como él mismo lo dice: "La crítica extema es el análisis constante de la sociedad en todas sus manifestaciones. Es derecho de la Universidad, tanto el ejercerla, como el hacerla conocer (. . .) Es el pacto político (entendiendo el vocablo nuevamente como vinculación con la vida de la polis) eminentemente universitario (. . .) Aquí el hombre univesitario puede manipular la verdad, para servir a intereses que no son de ella ni de la razón. He aquí una grave responsabilidad. Más aún la crítica serena no está exenta de la reacción crispada de las fuerzas que luchan por el poder". [12] Toda esta fase de su pensamiento tiene un carácter positivo en el sentido de que trasluce una confianza en el poder de la crítica para cambiar y renovar a las instituciones, a la sociedad, al hombre, positivo también en cuanto a los logros académicos, socio-políticos y materiales dentro de la Universidad que regentaba. Como es notorio, para hacer este estudio hemos tomado como punto de referencia los problemas planteados por la realidad al pensamiento de Hemán Malo y sin duda la siguiente etapa que vamos a abordar, también se suscita a partir de una situación diversa y conflictiva que encamina al discurso por otra ruta. Entre sus últimos artículos tenemos el estudio introductorio al pensamiento universitario ecuatoriano y curiosamente el primer acápite después de una aclaración lleva el título: "La universidad, institución perversa", el por qué de este título está señalado en estas líneas: "El vulgo (ese vulgo que se arrincona en el fondo del más ilustrado de nosotros y que sale a flor de manifestaciones, cuando funcionamos como vulgares, lo cual acontece con frecuencia) tiene dos terrores: a la crítica intelectual inquieta por la verdad y a la innovación"; [13] palabras que nos revelan que su optimismo anterior había sido defraudado; ahora bien, ¿Qué posibilidades tiene un intelectual que a pesar de haber combatido los males de la sociedad al interior de la misma constata que la crisis que representa la crítica racional ejercida por oficio por el intelectual es rechazada desde todos los puntos de esa misma realidad por la que se está luchando? (12) (13) Malo, Hemán, "Estudio introductorio al pensamiento universitario ecuatoriano.» Biblioteca Básica de Pensamiento Ecuatoriano. Malo, Hemán. Id. p. 47. 204 María Elena Albán Según Lowy tres posibilidades: 1) Engañarse y negar la contradicción entre la realidad y sus aspiraciones y valores. 2) Una crítica que busque un sistema coherente que explique y devele la verdadera causa de la degradación de estos valores y 3) La adhesión a una clase social portadora de los valores humanistas que se alce frente a la barbarie existente y dé al traste con ella, violentamente. Es precisamente esta condición violenta uno de los puntos que produce el rechazo de esta última opción* en muchos intelectuales y entre ellos en nuestro filósofo; su última producción apunta hacia la asunción de la precariedad del presente desde un discurso alternativo que me atrevo a calificar como "discurso utópico" entendiendo por é l ^ un discurso con las siguientes características: es disfuncional para el sistema social vigente porque lo cuestiona; es consciente de la historicidad en la que el hombre está abierto a lo que puede hacer y no sujeto a leyes inmutables; pero se inserta en la historia a través de la idea y no de la "acción", crea un orden nuevo que no representa una evasión sino una esperanza y en donde pueden expresarse de alguna manera los intereses de otras categorías o sectores sociales afectados por el sistema. El discurso en que Hemán Malo define lo que debe ser la universidad reúne los tres aspectos: Es crítico y defensor de la crítica, supone una esfera en la que lo social se va construyendo y desarrollando en un horizonte de libertad y no de necesidad, por último los elementos ético-culturales que lo integran son distintos y contrarios a la ideología liberal-individualista elaborada para sostener la organización social existente, así la autonomía, la democracia, la absoluta racionalidad, la universalidad, el diálogo, que serían los atributos esenciales de la Universidad (los que le hacen ser universidad) nos remiten a un orden que es la antítesis de nuestra realidad, pero cuyos ideales no son creados de la nada sino que reflejan las aspiraciones de muchos individuos que confluyen en una tendencia concreta, la misma que ha sintetizado nuestro pensador en su discurso; cuestión aparte es que '.laya tenido o no conciencia de esta conexión, por el contrario, tal vez el r asumir conscientemente ui inserción en lo concreto hace de este discurso una utopía y no un proyecto político. (*) Lowy mismo señala otros factores por los que los intelectuales pueden ser atraídos por una nueva clase social, en este caso el proletariado: la existencia de una tradición marxista en ese mismo universo cultural y una acción clasista definida del proletariado. Aproximación al Pensamiento Universitario de Hernán Malo González 205 Hemos afirmado que uno de los aspectos de un discurso de este género es que se inserta en la historia a través de de la idea y no de la acción, no obstante esto no quiere decir que sea inocuo sino que fundamentalmente actúa en el plano de lo teórico y en ese campo el pensamiento de Hemán Malo desencadena una crisis de los conceptos tradicionalmente intocables y que confrontados con otra objetivación delatan su verdadero contenido; así refiriéndose a uno de los problemas universitaros dice: "De modo similar la crisis de la masificación (otros opinan que se trata de una democratización con sus claros pros y contras) no ha sido creada por el mero capricho de gente universitaria irresponsable; es el producto del anhelo y del impulso ascendente hacia formas de vida dignas de ser humano, que ha prendido desde hace algunas décadas en nuestras clases marginadas. La inmadurez e inquietud del universitario estudiante no fueron inventadas ni por Marx, ni por la perfidia de los tcrcermundistas; sonresultadoy manifestación entrañables de la vida". [13] Párrafo que confirma nuestras aseveraciones respecto al nexo con una tendencia progresista pero además pone en claro que en la ideología que se produce y difunde para el consumo general hay intereses que nadatienenque ver con "el compromiso con la verdad". [14] Finalmente el gran valor de este pensamiento está en que conociendo la realidad, conociendo las limitaciones y las negaciones no se resigna y las pone en cuestión tanto más duramente cuanto que formado en el mismo contexto cultural enfrenta las particularidades con que se manifiestan los problemas de tal forma que esta crítica no puede ser recuperada para fortalecer una posición conservadora como muchas veces sucede con pensamientos o sistemas críticos venidos de otra realidad. Hemán Malo es así un filósofo ante cuyo pensamiento es difícil mantener neutralidad, su discurso toca puntos tan sensibles de nuestra realidad que produce simpatía o antagonismo; esta ponencia ha pretendido descubrir la trayectoria de sufilosofarcomo una manera de reflexionar sobre lo nuestro, superando una posición puramente afectiva. (13) (14) Malo, Hemán. "Estudio introductorio al pensamiento universitario ecuatoriano," pp.25. Id. p. 47. BIBLIOGRAFÍA CERUTTI GULDBERG Horacio. "El derecho a 'nuestra' Utopía", Revista de Historia de las Ideas, No. 3, Segunda época CCE - CELA - PUCE. Quito, 1981. GRAMSCI, Antonio."Los intelectuales y la organización de la cultura". "Algunos temas sobre la cuestión meridional", México, Siglo XXI, 1977. LOWY Michael 'Para una sociología de los intelectuales revolucionarios". México, Ed. Siglo XXI, 1978. LUKÁCS, Gyorgy. "El asalto a la razón". España, Ed. Grijalbo, 1978. MALO, Hemán. 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Estas notas son un desarrollo parcial de problemas esbozados en "Actualidad de la poesía ecuatoriana", ponencia leída en el Coloquio sobre Cultura Ecuatoriana, organizado por la Facultad de Artes de la Universidad Central, en febrero de este año. 1. No entraremos a definir lo específico del texto poético, asunto que nos llevaría a un problema que por sí mismo merece todo un ensayo, pero para los fines que nos proponemos retengamos únicamente que el poema se constituye como una unidad textual relativamente autónoma (como un "enunciado"), unidad determinada por un proceso de específica organización del texto y sus contextos. Es decir, en la propia construcción del texto, en su proceso de conformación (o de "dación de forma"), tanto en el plano de la expresión como en el del contenido, se define orgánicamente el conjunto de relaciones con los contextos, esto es, con la constelación de códigos, con la red de Revista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Año XV - N8 47 Agosto 1987 - Quito, Ecuador 210 Iván Carvajal Aguirre norma^ lingüísticas en general culturales, que cifran (históricamente) > su sentido y que posibilitan también su desciframiento. Es este proceso estructurante del poema, determinado por las desviaciones de las normas lingüísticas que provocan un nivel secundario de organización del código de la lengua, que específicamente rige al poema, y determinado fundamentalmente por la explotación de recursos de semantización provenientes de repeticiones y de rupturas desautomatizadoras (o movilizadoras) de las normas -repeticiones y rupturas en los niveles fonéticos, rítmicos, retóricos, sintácticos, lexicales-, el que permite la transformación de la equivocidad, de la ambigüedad, propias del lenguaje humano, de la "palabra", en constelaciones polisémicas. El poema se cifra (se escribe) como polisentido, y se lee (y más aún a consecuencia de la evolución histórica posterior a la época en que fue escrito) como polisentido. De paso, reiteremos como una cualidad fundamental del proceso constructivo del poema, el carácter de desviación de las normas, tanto lingüísticas como retóricas, y en general, de los códigos culturales. Es esto lo que ha permitido aproximar la configuración del poema a la realización del juego, si bien en el juego se trata de una ruptura momentánea de los códigos que rigen la dimensión rutinaria de la vida cotidiana para instaurar un nivel normativo el del propio juego- que si bien es distinto de aquellos, impone sobre los actores, y de una manera estricta, un abanico de posibilidades del cual no es posible escapar, un conjunto de reglas inapelables (recuérdese la serie de símiles que se han tejido sobre el Ajedrez y la Muerte), siendo el juego por lo tanto, en este aspecto sustancial, diferente del arte, que ofrece por el contrario un abanico de posibilidades siempre abierto por la propia tendencia intrínseca hacia la modificación de las normas. Como también podemos decir que los recursos poéticos fundamentales (metáfora, metonimia, sinécdoque), constituidos sobre la base de procesos de desplazamiento, condensación y transformación, permiten una aproximación del poema a otro proceso ruptural de la rutina de la vida cotidiana, el sueño, aunque también en este caso debemos tener cuidado en llevar la similitud más allá de los límites pertinentes: en uno y otro caso, estos procesos manifiestan lo inconciente (obviamente más en el sueño que en la imagen poética); pero si en el sueño el nivel debilitado de la conciencia se expresa y finalmente se impone en el momento de la censura, en el caso del poema, por el propio carácter constructivo que requiere en tanto mensaje para un lector, para otro u otros que debe(n) compartir claves de desciframiento del sentido contenido en el poema, en el poema -decimos- lo inconciente está permeado, determinado, por el trabajo conciente (lo que no Acotaciones sobre El Contexto Histórico Cultural de la Poesía Ecuatoriana Contemporánea 211 quiere decir que no deje de manifestarse en el poema, pero a un nivel secundario y subsidiario, el inconciente). 2. Ahora bien, los poemas pertenecen a un "sistema" histórico-cultural, a un "sistema de signos" secundario, determinado por las lenguas naturales. Cada poema pertenece así a la poesía cifrada en tal o cual lengua, en tal o cual época. Digámoslo: en la lengua de la nacionalidad concreta en la que escribe o compone el poeta. Con esta afirmación, sin embargo, no hacemos sino introducir una problemática compleja: la lengua no es sino un nivel específico de la configuración histórico-cultural de los pueblos. No interesa aquí sino señalar que tal configuración histórico-cultural es una totalidad orgánica (sistema de capacidades productivas sociales, sistema de necesidades básicas determinadas por el propio proceso histórico-cultural específico; sistema de relaciones sociales de producción; procesos de integración de los individuos: familia, parentesco, tribu, etc; sistema de costumbres.etc. etc.). Totalidad orgánica que existe como un conjunto complejo de sistemas de códigos (no sólo los que inmediatamente rigen los procesos de semantización: lenguaje práctico-inmediato, mitos, saberes: ciencia, religión,técnicas, artes, etc., sino también los incorporados en los objetos prácticos -instrumentos y en general medios de producción y medios de consumo de los individuos-; en las costumbres y en los rituales de la convivencia social). Es evidente que en las sociedades clasistas, y sobre todo en el capitalismo, esta complejidad se verá afectada por la constitución del poder político, del Estado, pero este aspecto lo veremos brevemente más adelante. De momento, dejemos sentado que el conjunto de los códigos -lingüísticos, instrumentales, etc.-, está afectado constantemente por los usos: todo uso del código cifra "mensajes", "objetos", "prácticas rituales", etc., a través de la normatividad implícita en el código, pero lo hace de una manera problemática, dentro de una "tensión" constante: ésta es la base misma de la historia, de la modificación de las formas sociales. Señalemos, siguiendo a Bolívar Echeverría, que esta característica peculiar de la existencia del ser social (este modo de ser específicamente "humano", que sería la "libertad"), determina una doble modalidad de la temporalidad en lo cotidiano: una temporalidad rutinaria, de respeto y cumplimiento de los códigos dados, y una temporalidad "festiva", de modificación, de refundación de los códigos (temporalidad que se la vive o bien como tendencia hacia lo otro -radicalmente nuevo, o bien como vuelta a lo otro-originario, primitivo: 212 Iván Carvajal Aguirre la edad de oro, la instauración de la vida social como desprendimiento de lo natural, pero indisolublemente ligada al proceso cósmico). Por tanto, podemos asumir que las lenguas y sus formas dialectales especifican y a la vez manifiestan la peculiaridad histórico-cultural de cada pueblo, siempre que mantengamos presente que tal peculiaridad lingüística está conectada con la totalidad orgánica de la cultura a que nos hemos referido. 3. Por otra parte, es necesario establecer en este punto la función del Estado, sobre todo del Estado nacional propio del capitalismo, en el contexto de esta totalidad orgánica histórico-cultural. El Estado comienza a configurarse a partir del aparecimiento de la apropiación privada, de la división social del trabajo (en una palabra, de la explotación) y la consiguiente constitución de las clases. Su desarrollo histórico se presenta como proceso de configuración de instituciones, de aparatos represivos e ideológicos, que constituyen el poder político en el que se sustenta el dominio político (de la clase dominante). Este desarrollo devino históricamente en la conformación del Estado nacional de la época capitalista, sobre el que es necesario destacar al menos los siguientes aspectos: 1) El Estado aparece situado por encima de la "sociedad civil" (el mundo de la economía y de las clases, esto es, de la relación entre "particularidades") y de sus conflictos; 2) Se constituye sobre la base de una sociedad que generaliza (como universalidad abstracta) el carácter de la propiedad privada; en efecto, en las relaciones de producción capitalistas, la relación de producción básica se instaura entre dos tipos de propietarios: los propietarios capitalistas y los propietarios de fuerza de trabajo -además, están los propietarios del factor productivo "tierra"-, los cuales se interrelacionan como propietarios de mercancías -y por lo tanto, de dinero y capital, y fuerza de trabajo-, relaciones que descansan sobre el presupuesto del intercambio de equivalentes. Es este intercambio entre equivalentes el que sienta las bases del derecho burgués, a la vez que encubre el carácter explotativo de la relación entre el capital y el trabajo asalariado en la producción (producción de plusvalor). Acotaciones sobre El Contexto Histórico Cultural de la Poesía Ecuatoriana Contemporánea 213 3) Pero el Estado aparece como síntesis de las particularidades en una universalidad que se supone concreta, individual: es el Estado de una nación, la entidad política que decanta el "espíritu del pueblo", etc. . . Lo que constituye a la nación del Estado no es, sin embargo, la nacionalidad, la sustancia histórico-cultural del pueblo, sino algo distinto: la dinámica de un conjunto de capitales particulares que aparecen y se desarrollan en una región geográfica específica. En efecto, la constitución y el desarrollo del Estado nacional asumió históricamente el proceso de represión, de embate constante, de las nacionalidades -enfrentadas a la "idea" de nación como forma esclerotizada de su sustancia histórica-; de persecusión a todo proceso que no se subordinase al progreso capitalista (productividad encaminada no propiamente al valor de uso, sino a la valorización del valor, a la extracción de plusvalor del trabajo de la clase obrera, a la acumulación del capital; y a través del proceso de formación del mercado nacional y luego del mercado mundial, sobre la base de la centralización y la concentración de los capitales, proceso de constitución del monopolio, del imperialismo, y consiguientemente todas las luchas intermonopólicas, que pusieron en juego, frente a los pueblos, la patraña del patriotismo y del nacionalismo burgués: enfrentamiento entre naciones, entre Estados nacionales). 4) Para centralizar políticamente el poder, es necesario configurar la ideología de la nación: en otras palabras, el núcleo ideológico de la "cultura nacional". La cultura nacional se configura en un proceso de apropiación de aspectos de la dinámica cultural popular, a los que se despoja de vitalidad y formaliza, y de la apropiación e institucionalización del desarrollo de los procesos científicos, artísticos, filosóficos. (En rigor, en el Estado capitalista se culmina el proceso de separación entre las "gentes del común" y los "sabios", los "sacerdotes"; entre "el saber de los simples" y la "ciencia"; entre "la vida cotidiana" y la "sabiduría", lo "sagrado"; pero también entre las saturnales y el "carnaval", y lo "serio" como sustento de la "alta cultura", la cual se monumentaliza a sí misma, se documenta -esotéricamente-, produciendo entonces la Academia, el Museo, la Biblioteca, el Convento, la Universidad, los Institutos, Archivos, etc. etc.). En el eje de esta apropiación/despojamiento de la vitalidad de la "cultura popular" y de la "alta cultura", actúan las ideologías (entendidas estas aquí en su sentido más fuerte: como encubrimiento, como producción de relaciones imaginarias y falsas alusión/elusión/ilusión de lo real- de los sujetos -los individuos sociales- con sus relaciones sociales de producción), ideologías que secreta la sociedad Iván Carvajal Aguirre 214 capitalista, y que generan en las relaciones de producción y en las relaciones jurídico-políticas de la sociedad capitalista: la patria y el patriotismo del capital, la ética del capital, la religiosidad capitalista, la familia como institución reproductora de la relación entre el capital y el trabajo asalariado, la configuración de los partidos políticos y de los sindicatos y asociaciones profesionales, etc. etc. Finalmente, el Estado nacional necesita en propiedad un discurso sobre su legitimidad histórica: hay que constituir la historia sagrada de la patria, de los capitales nacidos y desarrollados en tal o cual región del mundo. Y necesita en propiedad una lengua, una religión, una bandera... y hasta una filosofía "propia", una "ciencia propia", una literatura "nacional"... 5) El Estado nacional de la época capitalista es, desde esta perspectiva, una empresa de determinados sectores del capital, pero también, y por el propio carácter de las relaciones sociales de producción capitalistas, engloba en su configuración a la clase obrera relacionada con esos capitales nacionales (entiéndase: a la clase obrera en la medida en que actúa en el estricto nivel económico-sindical, como mera propietaria de la mercancía fuerza de trabajo, y que no alcanza aún un desarrollo político revolucionario). 6) El Estado nacional, desde la culminación de la Segunda Guerra Mundial, viene sufriendo un proceso de interiorización cada vez creciente del poder estatal imperial (EE/UU), como resultado del propio proceso de intemalización (transnacionalización) de los capitales, proceso supeditado al control del complejo militar industrial norteamericano. Con ello, el proceso de fijación de la "cultura nacional" para cada "Estado nacional" se vuelve cada vez más problemático. Es lo que se advierte cuando se habla del control de las "transnacionales" sobre los medios de comunicación, sobre los procesos educativos, o sobre el impacto de la "transculturación" derivada del consumo de objetos surgidos en otros contextos productivos industriales. 4. La base de los procesos relativos a la política (esto es, a la lucha entre clases y sectores del capital por el control del poder político del Estado) radica en el carácter mismo del desarrollo capitalista. Por consiguiente, la raíz de la política y del Estado capitalista es el proceso de la enajenación social: la pérdida de la capacidad social para organizar su relación productiva con la Acotaciones sobre El Contexto Histórico Cultural de la Poesía Ecuatoriana Contemporánea 215 naturaleza y la relación entre producción y consumo, capacidad que pasa a ser detentada por un "sujeto automático", el valor que se valoriza, el capital, el cual subordina todo el proceso de la reproducción social a la producción y realización de plusvalía, con todos los efectos económicos, políticos, éticos, ideológicos que ello conlleva. Las consecuencias de este proceso de enajenación, en efecto, penetran el conjunto de la vida social: sobredeterminación del valor sobre el valor de uso en la configuración misma del producto del trabajo (y con ello la pérdida del sentido orgánico social-natural de las necesidades y del sistema de objetos, para constituir una abigarrada figura de objetos y necesidades, llena de carencias y de excrecencias; conjunción de lo realmente necesario para la vida social con lo superfluo, lo anodino -tanto a nivel de los objetos de consumo individual (sobre todo los objetos de consumo suntuario de la clase dominante) como a nivel de los propios medios de producción (piénsese en la rapidez con que las maquinarias se vuelven obsoletas por la competencia capitalista)-; conjunción por otra parte de producción de objetos superfluos -o artefactos bélicos-, de destrucción o no utilización de fuerza productiva -desempleo, imposibilidad de uso de la capacidad total productiva incorporada en los medios de producción- y la carencia para gandes masas de población, de los medios de subsistencia fundamentales). Enajenación que implica la separación entre el productor (el obrero colectivo, socializado) y las condiciones objetivas de producción y el producto, desde el punto de vista no sólo de la propiedad, sino, determinado por ésta, del control del proceso productivo; extrañamiento, por tanto, del producto -objetivación del trabajorespecto de su productor. La anarquía de la producción capitalista genera la imposibilidad de planificar la producción, y consiguientemente determina -con un carácter de necesidad interna de su evolución- la existencia de momentos de crisis, con la correspondiente destrucción de fuerza productiva (desempleo, destrucción de materias primas, de maquinarias, etc.) y de productos, como condición para la continuidad, recomposición y crecimiento del capital. La enajenación determina la imposibilidad de organizar una "ingeniería económica" que permita a las sociedades controlar adecuadamente el proceso de apropiación de la naturaleza, y consiguientemente el proceso de producción deriva, por su dinámica interna, en una tendencia destructiva de las bases de la vida social misma: producción para la gueira, como rama productiva de la más alta tasa de ganancia; destrucción ecológica por el carácter caótico que reviste la apropiación de la naturaleza supeditada a la producción privada, determinada a su vez por la producción de plusvalor y por la contradicción entre capitales, Iván Carvajal Aguirre 276 lo que lleva a un uso absurdo de las tecnologías en función de la productividad por sí misma, en tanto producción de plusvalor. 5. Volvamos a un planteamiento dejado en suspenso y esbozado en el parágrafo 2), relativo a la especificidad histórico-cultural que define a los pueblos y, más concretamente, a la nacionalidad. Señalemos que el proceso histórico concreto de existencia de las nacionalidades tiende al encuentro, el choque, la interpenetración, la mutua determinación, de distintas configuraciones histórico-culturales, en un constante proceso de mestizaje, resultante bien del encuentro de comunidades vecinas que entran en relación de conflicto por la posesión del territorio y por la necesidad de expansión de su dominio social sobre la naturaleza (por ejemplo, el encuentro entre comunidades aldeanas preincásicas, o entre estas y los incas), bien de los procesos de intercambio mercantil entre comunidades, o bien más tarde como resultado de los complejos procesos de ampliación del mercado (hasta la constitución del mercado mundial y de su desarrollo, en la época capitalista). El mestizaje es, por tanto, un proceso constante y necesario en la configuración cultural y en la evolución de las nacionalidades. Ahora bien, este proceso de constitución de las nacionalidades y sus culturas, y los procesos consiguientes de mestizaje, bajo la determinación de la expansión universal del capitalismo, y en consecuencia bajo el proceso de instauración planetaria del proceso de enajenación capitalista y del Estado capitalista (proceso del que en gran medida no escapan ni siquiera las sociedades socialistas, como efecto de su propio carácter -sociedades de transición entre las establecidas sobre la base de procesos de reproducción social privados, conectados entre sí por el valor incorporado en las mercancías, y una posible sociedad comunista- y la supervivencia del valor y del dinero, determinado por el mercado mundial, a la par que del derecho, y más aun, del fortalecimiento del aparato de Estado por el agudizamiento de las contradicciones con el sistema capitalista), ha devenido en una modalidad de existencia particularmente caótica, de conflicto permanente y multiforme entre la cultura popular y sus manifestaciones, de una parte, y la "cultura nacional" -si se entiende por tal la cultura establecida oficialmente por el Estado- de otra. Proceso que no sólo entraña el mestizaje cultural, sino también la represión y el deterioro de las culturas populares, como también la existencia anárquica de Acotaciones sobre El Contexto Histórico Cultural de la Poesía Ecuatoriana Contemporánea 217 los elementos que corresponden a la "alta cultura". Baste referimos a la configuración del saber científico distribuido en disciplinas que tienden a emancipar parcelas de la realidad -por ejemplo, de la realidad histórico-social- para constituir "dominios científicos", cotos cerrados de interpretación -por ejemplo, los cotos privados de caza de "conceptos" o de "datos" de los "dentistas sociales", o también los cotos privados de "síntomas" de los "especialistas" médicos, los espacios del cuerpo social/los espacios del cuerpo individual Mestizaje, coerción a las culturas populares, represión de las nacionalidades por el Estado nacional o de los aparatos estatales transnacionales, distorsión de la evolución misma del saber, configuración de "subculturas" para consumo masivo -un aspecto de la "cultura nacional" fundamental-, todo ello determina, planetariamente, la existencia de una crisis generalizada de las culturas, crisis en la que existimos entre sombras, sobre ruinas, envueltos en desechos, juntando recomposiciones parciales de las grandes configuraciones culturales del pasado. 6. La configuración de lo histórico cultural adquiere, para el caso de nuestros países, otras determinaciones que devienen del dominio colonial, primero y neocolonial, después. El dominio colonial español, en efecto, significó no sólo la subordinación de las nacionalidades indígenas, y consiguientemente la represión de sus manifestaciones culturales, sino además, procesos de mestizaje que acabaron por producir lo que se puede llamar una nacionalidad -y por tanto una cultura- hispanoamericana, de una parte heredera a través de España de elementos culturales no sólo de Occidente, sino árabes, norafricanos, etc., y de otra, de aspectos de las culturas indígenas. Pero por otro lado, ese dominio colonial provocó estrategias no sólo de asimilación de elementos culturales exógenos, sino formas de resistencia, de "camuflaje", de persistencia encubierta, de los elementos culturales propios de cada nacionalidad indígena, perceptibles aún hoy en la supervivencia de las lenguas, de las fiestas, de los rituales, de los usos alimentarios o medicinales, etc.; supervivencia sin embargo que mucho tiene de inconciente y residual. La presencia, por otra parte, de nacionalidades africanas trasladadas a América en la época colonial, producto de la institución de la esclavitud, ha permitido que en muchos de nuestros países (y entre ellos, el nuestro) se desarrollen elementos culturales de los pueblos africanos, transplantados a América en relación de aproximación y diferenciación con las demás nacionalidades. 218 Iván Carvajal Aguirre Podemos concluir de ello que el proceso de constitución de los Estados nacionales en América Latina está determinado en su origen mismo por el carácter multinacional de cada una de las unidades políticas que se han venido configurando. Ello no diría mucho en relación a su especificidad (todo Estado nacional se instaura en base a la subordinación de varias nacionalidades); pero si se piensa en que las nacionalidades arrancan de raíces milenarias, de que constituyen un encuentro de tendencias disímiles: Occidente, la América precolombina, Africa; y además, si se piensa que las unidades políticas "nacionales" se conformaron mediante el fraccionamiento de las nacionalidades (lo que es peculiar y único en la historia), se verá la cualidad de la contradicción subyacente entre el Estado y las nacionalidades en América Latina. Por otra parte, dentro de esas nacionalidades fraccionadas, la nacionalidad mestiza hispanoamericana (los mishus, como se dice en quichua) subordinó, oprimió, reprimió las manifestaciones culturales indígenas -en correspondencia con la continuidad del despojo de la tierra y la explotación del trabajo de las masas indígenas sometidas al régimen de servidumbre-, a la vez que intentaba fundamentar ideológicamente su existencia en las formas culturales occidentales, europeas, en un proceso de repetición de las ideologías político-jurídicas de Occidente, o en un intento de recreación destinado siempre al fracaso por la ausencia de una burguesía que pudiese constituirse en la clase aglutinadora de un verdadero proyecto nacional (pensamos, por ejemplo, en Bolívar). En efecto, la debilidad de los Estados nacionales no sólo radica en la carencia de una nacionalidad sólida y unitaria que articule un proyecto de "nación", sino también en el propio proceso de constitución de las burguesías, esto es, en el proceso de configuración del capital en estas zonas geográficas. Configuración que lentamente fue delineándose en el siglo XIX, sobre la base del comercio de importación y exportación, el desarrollo de las plantaciones o de los frigoríficos, la lenta constitución de un asalariado agrícola e industrial, la lenta expansión del mercado intemo. . . evolución sin embargo sujeta al desarrollo del capital en Europa (Inglaterra principalmente) y luego, en el siglo XX, en Estados Unidos. Es decir, un capital supeditado en su crecimiento a la expansión imperialista; una burguesía sin autonomía, sin fuerza, sin proyecto capitalista propio. Pero con ello, la debilidad de nuestros Estados nacionales se profundizará constantemente a lo largo de la historia del último siglo, que finalmente es la historia del dominio político-económico imperialista, entendiendo que tal debilidad se refiere a su carácter "nacional" y no al crecimiento y fortalecimiento de su estructura institucional y de su poder Acotaciones sobre El Contexto Histórico Cultural de la Poesía Ecuatoriana Contemporánea 219 de sus aparatos represivos e ideológicos-. (Nos referimos aquí al carácter del Estado, lo cual no quiere decir que dentro de la institucionalidad del Estado no puedan actuar tendencias democrático-nacionalistas). 7. La "cultura nacional" que se configura en estos Estados nacionales, por lo que hemos expuesto más arriba, se caracteriza por un proceso de apropiación/desvirtuación de los restos de las culturas indígenas que, superviviendo en la vida cotidiana de las comunidades, se vuelven o bien funcionales al mercado capitalista en expansión, o bien funcionales a la integración política de esas comunidades en el Estado, o bien se pueden convertir en piezas de museo, de muestreo de la "cultura nacional" (como cuando los mestizos disfrazados de indios danzan los "bailes folklóricos"). Pero lo mismo acontece con la represión de otras raíces culturales populares: el capitalismo, en general, tiende a destruir la cultura popular. Bajtin, en su libro sobre Rabelais y su época, ha mostrado la rica existencia de formas culturales populares, sobre todo cómicas, ligadas fundamentalmente al carnaval, vigentes en el Renacimiento, y que luego han sido poco a poco liquidadas por el desarrollo capitalista, que termina por destruir la fiesta colectiva e instaurar la fiesta "privada". Los elementos culturales populares que sobreviven, que resisten, existen por su parte mixtificados, y no logran constituir un sistema semiótico orgánico (ya no hay una lengua del carnaval; la lengua de la plaza pública va cediendo terreno al ordenado mundo de objetos del supermercado -la lata de conservas dice directamente su contenido y su precio-; el argot se folkloriza a sí mismo rápidamente -como en el caso del "coba" guayaquileño). Pero del mismo modo la "alta cultura", esto es, la ciencia, el arte, lafilosofía,tiende hacia una universalidad igualmente caótica: somos contemporáneos, sin lugar a dudas, de la revolución científico-tecnológica, de los procesos de automación, de las computadoras, estamos conectados inmediatamente con el resto del mundo a través de los satélites de comunicación y estamos colocados en el filo mismo del abismo porque somos contemporáneos del más atroz belicismo y de la más absurda relación con la naturaleza como consecuencia de la evolución de la economía capitalista). Pero de esas posibilidades tecnológicas, como del conocimiento científico que entrañan, nos apropiamos secundariamente, así como nos está negado el control del mecanismo mismo de su producción: los centros del saber científico-técnico son centros, obviamente, del poder político mundial. Nuestro saber científico-técnico es 220 Iván Carvajal Aguirre así fragmentario. En lo que se refiere al saber filosófico y a la ciencia social, ha pesado, asimismo, sobre los latinoamericanos, en forma general, un espíritu negativo bajo una doble modalidad: la primera, el espíritu de la pereza del colonizado, repetitivo, poco creativo, cultor de rituales de subordinación a un pensamiento en el que por lo demás poco se penetra. La segunda, más reciente, el espíritu de la pereza que se niega a penetrar en los contenidos del saber con un sentido universal, planetario, sin los cuales es imposible comprender nuestro ser histórico. La vida cotidiana contemporánea, por el desarrollo científico-tecnológico, y consiguientemente por el desarrollo de procesos de urbanización, de masificación, por el ímpetu de los medios de comunicación audiovisuales, etc. etc., no permite ya la conformación de una imagen o visión del mundo unitaria como antes pudieron hacerlo el mito y la religión, hasta el Renacimiento (imagen aceptada colectivamente, se entiende), cuestión que H. Broch veía ya hacia los años treinta de nuestro siglo. Sin embargo, respecto de esta tesis es necesario establecer matices. En primer lugar, la ciencia, que pudo haber emergido para dotar de unidad a nuestra representación del mundo, por el propio carácter de su desarrollo en el capitalismo, por el predominio de la razón analítica, se disgrega, como hemos dicho, en múltiples saberes, en múltiples disciplinas. La unidad de la ciencia es,por ahora, un programa para el futuro. Pero, de otra parte, sobreviven en la vida cotidiana contemporánea, aún en los medios industrializados más avanzados, elementos míticos residuales de las culturas del pasado y, junto a ellos, se constituyen nuevos mitos e ideologías mitificantes (sobre el poder, sobre la técnica, los "nacionalismos", etc.). De tal manera que para el hombre contemporáneo, la vida cotidiana se le presenta como un conjunto de objetos -muchos de los cuales existen no en función de necesidades sociales fundamentales, sino de los procesos anárquicos de la producción capitalista- y un conjunto de elementos culturales -usos, saberes- parcialmente apropiados y residuales. ¿Qué "lenguas" -y no nos referimos únicamente a la lengua natural, sino a todos los sistemas de signos, a sus códigos- se estructuran en este contexto de crisis de las culturas?. ¿Cómo se objetiva, se sistematiza, su racionalidad"?. No nos es posible aventuramos a responder en esta ponencia a tales interrogaciones, más allá de lo ya indicado en los párrafos anteriores. Sin embargo, asumamos como noción nuclear la señalada crisis general de las culturas, no en un sentido meramente negativo, sino en un sentido dialéctico, Acotaciones sobre El Contexto Histórico Cultural de la Poesía Ecuatoriana Contemporánea 221 hacia la comprensión de un conjunto de contradicciones reales y de concretas posibilidades productivas, en este caso, de textos literarios. 8. Las grandes obras literarias, en el pasado, se constituían sobre la base de un sedimento histórico (de la cultura popular, y de la "alta cultura") que concluía en un momento en que las posibilidades de semantización acumuladas en rituales, ceremonias, modos de decir, podía potenciarse en una lengua poética constituida sobre una lengua natural que se decantaba, que se enriquecía, que adquiría madurez. Homero y el griego; Horacio y Virgilio y el latín; Dante y el italiano; Cervantes y el castellano; Rabelais y el francés; Shakespeare y el inglés; etc. Así mismo, los géneros devienen de raíces hondas en la historia: la novela, con su interna ironía, con su personaje problemático, antiheroico (en el sentido originario, es decir, trágico), no podía nacer ni desarrollarse sino en el capitalismo, como género de la sociedad burguesa -aunque no de la clase burguesa-. A lo largo del siglo XX, sin embargo, se produce cada vez más un fenómeno que empieza con Mallarmé en la poesía, Jarry en el drama, Joyce en la novela: la puesta en cuestión de las lenguas, la necesidad de inventar no sólo nuevos procedimientos, sino lenguas poéticas, en una tensión cada vez más radical con las lenguas naturales. Esta tensión, a mi modo de ver, se conecta esencialmente con la crisis de las culturas, con el proceso de carácter planetario que afecta a las culturas. Nosotros, aquí, intentamos constituir una lengua poética, géneros, textos, etc., que alcancen universalidad. Hay una fuerza aún inexplotada en nuestra raíz histórica -en esas contradicciones reales que hemos señalado más arriba-. Frente a lo que es la condición humana sometida al capitalismo, al neocolonialismo, que es nuestra condición, hay en nuestro ser una posibilidad de crítica (y, por tanto, lo que es fundamental para el arte, de ironía), que nos puede elevar hacia lo universal. Cómo puede darse ese tránsito, es lo que nos acosa, lo que nos impele a la búsqueda. En esta lengua que heredamos de conquistadores feudatarios, y que sin embargo es la nuestra. En esta lengua que no puede ser para nosotros constituida y defendida en un proceso de lucha por un nacionalismo. . . y en la que sin embargo hay que expresar un mundo histórico: hispanoamericano, hispanoandino. Es evidente que otro es el problema -en cuanto se refiere a la cuestión de la lengua solamente- en el caso de comunidades indígenas como la quichua, la shuar, etc. IMPLICACIONES FILOSÓFICAS DEL CONCEPTO DE CULTURA Jaime Peña Novoa El presente trabajo forma parte de una investigación más amplia, cuyo propósito es establecer una reflexión filosófica sobre la cultura ecuatoriana. Sin embargo, esta ambiciosa aspiración, nos impone una exigencia ineludible e inicial: la de explicitar las implicaciones filosóficas del concepto de cultura, su riqueza, sus interrelaciones y nexos, apoyados en los estudios y reflexiones de filósofos, antropólogos, pensadores sociales que han hecho de ella el tema de sus inquietudes y cuyos nombres se recogen en la bibliografía que acompaña a esta breve exposición. La cultura presupone una etnia, una comunidad, es decir un conglomerado humano constituido, con existencia propia, con valores y fines en común, con modos peculiares de manifestación a través de sus mitos, cuentos, lenguaje natural, canción popular, religión nacional, usos, costumbres, trajes típicos, y con una conciencia de grupo, adquirida a través de la conciencia de su realidad, de los factores antes enumerados, de sus tradiciones y modos de comportamiento en común. El individuo se descubre formando parte de este todo, integrando un organismo vivo, compartiendo con otros miembros una serie de características comunes, asumiendo una herencia que conlleva sistemas dados de referencias, valores de grupo, un pasado histórico, costumbres, un idioma, significaciones, necesidades vitales que fijan determinadas Revista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Año XV - N8 47 Agosto 1987 - Quito, Ecuador 224 Jaime Peña Novoa alternativas, un horizonte geográfico que marca una determinada posición en el mundo y un modo de su aprovechamiento, y en relación al cual no es indiferente, factores irracionales o inobjetivables, actitudes normativas supraindividuales, es decir.factores todos que marcan una precomprensión, condicionamientos que llevan a los individuos a prejuzgar de una manera vital y que forman parte integral de sus respectivas personalidades, a los que deberán guardar fidelidad, so pena de dejar de ser ellos mismos, aunque si bien deberían procurar asumir dichos elementos en forma reflexiva y consciente. La cultura no tiene un carácter de algo excedentario. Es, más bien, como lo señala Toynbee, la respuesta necesaria del grupo humano frente a los diversos retos e incitaciones de su contomo físico o humano: guerras, catátrofes, presiones externas, impedimentos sociales como la pobreza, la incapacidad física, la emigración, la esclavitud, la discriminación racial o religiosa, y frente a los cuales se ve precisado a superarse. Pero también la cultura es el intento de enfrentar las antinomias de la existencia, y el consiguiente sufrimiento que comporta la vida humana; es la salida que establece el hombre frente a sus identificables limitaciones y a sus precarios recursos que lo toman en ser inepto para sobrevivir en la naturaleza. Efectivamente, gracias a una actividad previsora, planificadora, el hombre logra crear, generar los medios indispensables que transforman la naturaleza tornándola útil y provechosa para sí, asegurando su supervivencia, desarrollo signos y símbolos y los mecanismos de comunicación con sus semejantes determina las pautas de su coexistencia; encuentra apoyo, seguridad al desarrollar una imagen acabada, orgánica, totalizadora de la realidad, una visión integral de la vida y del mundo que incluye una visualización del papel que él mismo protagoniza en este contexto, y una identificación del horizonte en el cual ha instalado su existencia. 3. La cultura no es un producto acabado. Es, por el contrario, un proceso continuo, dinámico, de desarrollo permanente, una tarea que se cumple hacia el futuro. Esto implica, por una parte, una labor de interacción de individuos que coexisten, una acción social conjunta por parte de sucesivas generaciones, todo lo cual da origen a un proceso histórico. Implicaciones Filosóficas del Concepto de Cultura 225 También supone que cada individuo, como ente activo, en incesante diálogo con el mundo, incorpora el pasado, conservando y asimilando sus conquistas; redescubre los valores y creaciones de su grupo, apropiándose de ellos. Pero este mismo sujeto, a partir de su presente, trata de transmitirlos hacia el futuro procurando añadir sus propias aportaciones y progresos, gracias a las decisiones y respuestas creadoras que han sabido asumir frente a las situaciones diversas que le plantea en vida. De esta manera, se configura un estilo de vida, con su fisonomía propia, en el que predominan determinados valores, funciones, artes; en el que se fijan modos peculiares de relación sujeto-objeto; en el que se consagran tipologías básicas e intemporales, concretizadas en formas históricas individuales, a cada una de las cuales acompaña una normatividad, que surge del reconocimiento de un valor predominante en ese contexto social, y que actúa a su vez como una suerte de principio cohesionador y unificador de la realidad. Así-cada época, cada grupo, elabora sus preferencias particulares, su ethos propio, sus modelos, sus formas de pensamiento y valoración, de intuición, su aparato categorial anterior a un discurso lógico, sus instituciones peculiares con determinadas características. Todo esto servirá, a su vez, como punto de arranque, como elemento educativo, como manantial de ideales que conducen a nuevos hechos. La cultura evidencia una dimensión espiritual en el hombre. Si analizamos retrospectivamente, se ha producido, en efecto, un avance gradual de humanización, una superación constante de los parámetros de la naturaleza: necesidad intrínseca, universalidad, uniformidad inmutable de sus leyes y procesos, estaticidad.. Algo del comportamiento humano, sigue siendo aún automático, instintivo, orgánicamente determinado, fijado por situaciones preexistentes, previamente impresas en el individuo. Sin embargo, estos residuos instintivos ya no determinan totalmente al hombre, ni le señalan procesos conductuales fijos, tampoco le dominan esquemas motores transmitidos por la herencia. 226 Jaime Peña Novoa Sus impulsos, por el contrario, son plásticos, fusionables, convertibles unos en otros, rechazables, concurrentes a un mismo campo de expresión, constantes y excesivos, pudiendo incluso inhibirse entre sí. Adicionalmente, es posible señalar que en el hombre ha aumentado la inteligencia, técnica y práctica. Ahora ejecuta actos no sujetos a una determinación vital; puede sentir amor sin apetito hacia el mundo; distingue entre esencia y existencia; puede ser determinado por el contenido de una cosa. Lo psíquico en él se ha depurado del servicio a la vida y ha ascendido a la dignidad del espíritu. Pero hay más aún. Gracias a su espontaneidad activa y personal, el hombre dota de sentido a sus acciones, determina sus contenidos, produce incluso configuraciones de valor que llegan a rebasar en sentido y validez a su propia existencia individual; crea instituciones que a la vez que lo liberan de asumir ciertas decisiones frente a las presiones del medio, estabilizando su vida interior, dejan margen a sus energías para dedicarse a cosas más elevadas. Si bien, es preciso señalarlo, también estas instituciones pueden cobrar una autonomía tal, que llegan a imponer nuevas exigencias a la conducta del hombre, a afectar su sentido de los valores. 5. La cultura comporta una dimensión como saber, es decir como algo dirigido, asimilado, incorporado a la vida, transformado en segunda naturaleza, adaptado al requerimiento de lo concreto, capaz de apoyar el pleno desenvolvimiento de la persona, el dominio del mundo en el caso de las culturas de un alto desarrollo tecnológico o de su inserción en él, en otros casos. Este saber parte desde la visión primera del mundo, para luego ir desarrollando formas más complejas, ascendentes en artificialidad: mito, leyenda, conocimiento implícito en el lenguaje del pueblo, formas de saber místico, saber riguroso, conocimiento filosófico y metafísico, saber positivo de las matemáticas, ciencias naturales y ciencias del espíritu, saber-tecnológico. Cada una de ellas desarrolla su propio lenguaje, su estilo, se explícita bajo determinadas formas sociales, desarrolla dogmas, principios, teorías. En este sentido, está determinado por la sociedad y su estructura, responde a intereses colectivos de Implicaciones Filosóficas del Concepto de Cultura 227 campos, de estratos, de clases, de partidos, forma parte de los "prejuicios" y estos a su vez de las ideologías y de sus conflictos. Consideramos que los cinco puntos arriba señalados, nos permiten derivar, una serie de consideraciones muy pertinentes para los propósitos de nuestro estudio: a) No existe unidad sino multiplicidad cultural, expresada en la variabilidad y particularidad de formas de existencia, de modos de pensar, de sistemas religiosos, de ideas morales, resultado de caminos y opciones diferentes frente al común reto y enigma de la existencia. b) Hay mayores argumentos para sustentar una "originalidad cultural" (no identificable con el esfuerzo ideológico de una inteligencia alineada que busca arraigo por la afirmación defensiva de un ser propio) en el sentido de respuestas particulares, diferentes, al desafío de la vida, en cuyo contexto no cabe privilegiar ninguna cultura específica, ni admitir ninguna como modelo. c) Lo anterior no elimina ni desvanece el hecho innegable, sobre todo contemporáneo, de una coexistencia cultural, con sus obvias interacciones, interdependencias, conflictos, influjos mutuos. d) Existiendo, por tanto, culturas particulares primigenias, sólo el sujeto miembro integrante de ellas, puede constituirse en sujeto epistémico legítimo, pues no se trata sólo de entenderla y captarle objetivamente, sino de asumirla vitalmente, de participar productivamente en su dinamismo, en último término, de ser su heredero y protagonista. e) La cultura aparece como un fenómeno histórico, como producto condicionado por las peculiaridades de cada época, es decir con un valor relativo y no con validez objetiva. Pero, además, significa que es identificable en sus manifestaciones, que estas pueden ser estudiadas, analizadas, explicadas, valoradas, y que estas adoptarán formas diversas, diferentes, conforme a la variación de los condicionamientos temporales, en el seno de una misma cultura. Jaime Peña Novoa 22S f) Pero estas manifestaciones de la cultura implican, son en sí mismas formas de conciencia, procesos reflexivos gracias a los cuales el individuo se ayuda a sobrevivir, atiende a sus preguntas existenciales, entiende el mundo, su papel en él como protagonista, asume los compromisos de la coexistencia con sus semejantes, se sabe vinculado, perteneciente a un todo, incorpora un pasado al que se sabe relacionado, se proyecta hacia el futuro, adopta un estilo de vida particular. g) El sujeto de la cultura es un sujeto plural, es a la vez un nosotros comprendido como identidad, pero también como interrelación, como acuerdos y disentimientos, como unidad y conflicto de intereses en permanente dinamismo. h) Hay implícito en cada cultura, un saber propio, organizado, globalizador sobre los diferentes aspectos de la realidad, con sus instancias y mecanismos particulares de formulación, circulación y retroalimentación, que en la medida en que pueda trascender podría tomarse clásico, universal, parte integrante del acervo de la humanidad. 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Mis palabras de Rector para honrar la memoria del Profesor Dr. Rodolfo Mario Agoglia quisieran contener algo más significativo que el homenaje de rigor por parte de una autoridad universitaria; pero también quisieran ser de más alcance que la mera evocación férvida de un colega y amigo. Por eso, expresaré mi sentir sobre el valor de su presencia como filósofo en esta particular Universidad, que es la nuestra. No me detengo en circunstancias que ya son por sí mismas merecedoras de atención, como ésta: parecía un "extranjero", y llegó a ser no sólo profesor visitante, sino uno que sienta cátedra y se convierte en maestro de toda una generación entre nosotros. Contra todas las estrecheces de cierto nacionalismo, que a veces nos acecha, este hecho ejemplar enaltece a nuestra Universidad doblemente: por haberlo ella acogido en un momento de injusticia y trágica persecución dentro de los mismos ámbitos académicos, y por haber acrecentado su dimensión señera de "Universidad", que aspira a la universalidad del saber y de la sabiduría muy por encima de fronteras, sobre todo si son las de las patrias chicas geográficas, que deben ceder ante la patria grande de la historia latinoamericana. Pero quiero ir más al fondo de la presencia de Agoglia entre nosotros. Por su ser mismo, nuestra Universidad necesita mantener en su propio centro Revista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Año XV • Na 47 Agosto 1987 - Quito, Ecuador 234 Julio Terán Dutari, SJ. una fecunda institución de filosofía. La ha tenido en diversas formas, correspondientes a sucesivas etapas. Agoglia colaboró a marcar una muy importante de ellas. He tenido ya ocasión de asentar como principio de nuestra concepción académica fundamental esa implacable búsqueda de la verdad que no conoce otras leyes sino las exigentes de la verdad misma, orientada al servicio del bien y la justicia en medio de nuestro pueblo. Pero esto mismo, como reflexión fundante, es lo que define en manera estricta a la filosofía, al menos como creemos deber entenderla nosotros, y como ciertamente la entendió Rodolfo Agoglia. Sin pretender ocultar diversidad de posiciones, hecho obvio y casi necesario en un quehacer filosófico auténtico, y sin intentar -mucho menos todavía- interpretarlo a él según mis propias convicciones, encontré siempre una sintonía profunda en los objetivos, en los impulsos, en los grandes amores que ese filosofar ponía por obra. Y experimenté esta realidad como algo no sólo benéfico para nuestra institución sino más todavía: connatural a ella y manifestativo de su pujanza. Para esta ocasión he hojeado algunos escritos que el mismo autor tuvo la bondad de obsequiamos, y me he topado con ciertos pasajes que expresan de modo particular la calidad del filósofo, consciente del lugar histórico -no sólo geográfico- desde el que pensaba y escribía: nuesta Universidad. El tema que se me ha impuesto espontáneo, en Agoglia, es el de la libertad, unido al de la liberación, que coincide justo con el gran tema preocupante propuesto en estos últimos días por el magisterio de la Iglesia Católica a los anhelos del tercer mundo y sobre todo del mundo latinoamericano. No hace falta decir que para nuestra Universidad este documento de la Santa Sede constituye un programa: no únicamente teológico, sino -de acuerdo con el mismo documento de la Santa Sede- también y muy marcadamente filosófico: es decir, objeto de ponderación estrictamente racional, que no se puede imponer, pero sí debe dilucidarse con toda la penetración de la inteligencia, para una libre acogida del espíritu. El documento tiene el gran acierto de reubicar y replantear las cuestiones angustiosas de la liberación dentro de la cuestión fundamental sobre la libertad. Y trata de la libertad no sólo en perspectiva teológica y de doctrina social, sino en un claro planteamiento filosófico, apoyado muchas veces -claro está- por el testimonio de la Sagrada Escritura y de los teólogos antiguos y actuales. La Presencia del Filósofo Agoglia en Nuestra Universidad 235 El criterio que maneja, y que se dilucida previamente de modo decidido, es "la verdad", suprema norma de conocimiento y de vida, cuya búsqueda rigurosa nos libera, en cuanto es posible, de la sujeción a intereses e ideologías de grupos y de modas. "La verdad sobre el hombre y su libertad" se la mira desde el ángulo de los anhelos y luchas del hombre modemp y contemporáneo, ufano por sus conquistas pero amenazado por las ambigüedades y las sombras de su propio progreso, a través de la ciencia, de la técnica, del poder político, del desairólo económico, de la intercomunicación creciente. Aparece entonces una meta de libertad, dialógica y participada, que se abre desde un fondo último posibilitante: desde el Dios creador y liberador del hombre libre; desde un "orden trascendente", que sin quitarle a la responsabilidad "temporal" su propia consistencia, más bien le confiere su importancia verdadera y le dibuja vías de autodeterminación solidaria en nuestro mundo empobrecido, hasta esa suprema expresión de libertad que es un "amor preferencial por los pobres". ¡Qué confluencia tan reconfortante de anhelos y de realizaciones en este sendero filosófico de la verdad, para el bien y la justicia de nuestro pueblo latinoamericano, se descubre al evocar así una doble serie de textos: los del filósofo Agoglia que enseña en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, y los del magisterio pontificio que habla especialmente para América Latina con una voz de filosofía vecina a la fe comprometida y a las ciencias sociales más actualizadas. Mi homenaje de hoy quiere inscribirse -con una apelación emocionada a los colegas- en los esfuerzos de nuestro Departamento de Filosofía que tanto impulsó Agoglia, incluso desde el Decanato de la Facultad de Ciencias Humanas. Sigamos este ejemplo. Hagamos filosofía como la que espera nuestra Universidad -y la espera también la patria grande y chica-. Sintámonos responsables de abrir una nueva etapa de los estudios filosóficos aquí en este plantel católico y ecuatoriano: filosofía racional y libre, comprometida y rigurosa, abieta a la verdad, en esta hora que -según lo ha confirmado la Instrucción de la Santa Sede- es una nueva etapa retadora de la historia de la libertad en nuestro mundo. RODOLFO AGOGLIA: GENESIS DE SU HUMANISMO HISTÓRICO Alfonso López Resulta para mi una gran satisfacción a la vez que un reto, ser ante Uds. el portador crítico y filosófico del acontecer progresivo del pensamiento humanista del tan querido para nosotros y a la vez llorado maestro Rodolfo Mario Agoglia. Muchos de los presentes hemos conocido en base a nuestras relaciones personales con el filósofo argentino, la profundidad de su dimensión personal. Ahora, cuando su ausencia de entre nosotros ya es definitiva, cuando él personalmente no puede sustentar esas dimensiones humanas que lo han caracterizado, se requiere una verdadera penetración filosófica para rescatarlas desde el nivel del pensar y traerlas, racionalmente fundadas, a la conciencia. Fue mi primera intención adelantar en la presente exposición una visión de conjunto del humanismo del profesor Agoglia, pero tan pronto como me introduje en la lectura de los artículosfilosóficosanteriores a su estadía entre nosotros, comprendí que allí subyacían expresados los elementos que daban a su último humanismo, al humanismo histórico que elaboró durante la época de su presencia como catedrático en la Pontificia Universidad Católica en esta ciudad de Quito, allí subyacían, repito, los elementos que dan a este humanismo histórico una profundidad ética, ontológica y existencial muy particulares. La riqueza de pensamiento filosófico humanista allí contenido, considero que es necesario ponerla a la luz de la conciencia, con el fin de entender más profundamente su última etapa, ciertamente en plena producción filosófica al momento de su muerte. El período al que me estoy refiriendo, data desde el año 1946, en el cual está publicado el primer artículo del que dispongo, hasta terminar la década de los 60. Estas son las razones por las Revista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Año XV - N9 47 Agosto 1987 - Quito, Ecuador 238 Alfonso López cuales me he limitado a presentar la perspectiva genética del humanismo de Don Rodolfo. Esto no significa que no haya novedades en su última etapa, sino que ésta, que integra de lleno importantes elementos de carácter sociopolítico, es decir que integra la problemática social con verdadera capacidad, podrá ser comprendida en su plenitud y novedad, de modo mucho más adecuado, conociendo su pensamiento anterior. Por otro lado, tampoco es adecuado estudiar la época de génesis de su humanismo sin tener como referencia ciertas líneas fundamentales de su elaboración madura del humanismo histórico. Dedicaremos, atendiendo a esto, una primera parte introductoria, con un contenido más bien de carácter anecdótico-filosófico, por el cual, el núcleo central de la exposición sea mejor asumido. Tengo el convencimiento de que los acontecimientos políticos nefastos que azotaron a Argentina, antes y después de estadía entre nosotros, y las repercusiones tan dolorosas en el seno de su propia familia, le llevaron a dar en esta última etapa de su pensamiento, una importancia muy grande a la problemática social concreta de los pueblos. Ahora bien, puedo sostener que no perdió las dimensiones ético-existenciales que anteriormente sustentaba, sino que permanecieron como verdaderas determinantes de su pensamiento filosófico y de su propia dimensión de existencia humana. Ciertamente no permanecieron intactas estas características ético-existenciales, sino penetradas en su médula, de historicidad y de realismo no materialista. Queda aquí señalada una importante tarea por hacer. La segunda parte, la más densa, se ocupará de la génesis indicada entre los afios de 1946 y 1970 aproximadamente. Aunque es preciso señalar ciertos límites con los que cuenta nuestro estudio. En primer lugar, no contamos con la totalidad de sus publicaciones, aunque sí con la mayoría de ellas, y creo que con todas las más importantes, recopiladas por él mismo, y que se hallan en la Biblioteca de la PUCE. En segundo lugar, algunos de estos artículos no se hallan fechados, y no es fácil darles un lugar exacto en el tiempo. Y en tercer lugar, tampoco hemos realizado un estudio confrontando las fechas de publicación de los artículos con las circunstancias socio-políticas que les acompañaban. Rodolfo Agoglia: Génesis de su Humanismo Histórico 239 Es dentro de estos límites desde donde han de entenderse y asumirse las palabras que siguen. Por ello la visión que aquí se dé, si bien es no sólo importante, sino indispensable, a mi entender, también es relativa. I Con motivo del curso "CONCIENCIA HISTÓRICA Y TIEMPO HISTÓRICO" dictado por el profesor Agoglia durante el segundo semestre del año académico 1976-1977 aquí, en el Departamento de Filosofía de la PUCE, me dediqué a un sencillo trabajo monográfico sobre Historia y Simbolismo, en relación con "IMÁGENES Y SÍMBOLOS" de Mircea Eliade. Conversando sobre el tema, hizo Don Rodolfo una reflexión que ha marcado profundamente mi orientación posterior, tanto filosófica como religiosa. La recuerdo en forma casi textual: "El hecho de que la Iglesia pueda señalar ideas importantes del pensamiento actual como sostenidas o adelantadas por alguno de sus miembros más representativos en el pasado, no es realmente importante. Lo verdaderamente importante es que la Iglesia sea hoy capaz de orientaciones y respuestas adecuadas a las circunstancias históricas actuales de la humanidad". Tal como yo lo entendí o lo he ido entendiendo a lo largo de los afios posteriores, estas palabras vienen a decimos que la religión y todas sus formas institucionales sólo puede tener verdadero sentido en la medida en que sea capaz de alentar y dar luz a la historia humana. Esto, lo ha sostenido nuestro maestro yfilósofono sólo respecto de la religión, sino de todas las áreas del saber y del quehacer histórico. Nos encontramos aquí con una de las vetas más hondas y características de nuestro filósofo y que el propio maestro ha señalado con acierto como "Humanismo Histórico". Pero es preciso llenarla de contenido más concreto atendiendo a otras notas del humanismo de Don Rodolfo. Aproximadamente por las mismas fechas, conversando en los patios de esta misma Universidad, comentaba cómo muchas ideas filosóficas en nuestro mundo son incapaces de mover nuestra voluntad hacia la acción, y asumió una idea que Hegel expresa en contexto muy diferente, aplicada a las lenguas extranjeras, en la alocución: "SOBRE LOS ESTUDIOS CLASICOS". La 240 Alfonso López expresión de Hegel es: "Existe una barrera que impide que tal conocimiento (se refiera al de las lenguas extranjeras) penetre hasta las profundidades de la conciencia". Pero la reflexión de Don Rodolfo se dio aproximadamente en los siguientes términos: "Para que una idea sea capaz de mover la voluntad hacia la acción tiene que penetrar hasta las profundidades de la conciencia:' Esta valoración de la conciencia, sin que represente una absolutización de la misma ni de la subjetividad, constituye otro elemento que caracteriza la perspectiva humanista de Don Rodolfo. Aún nos puede quedar fresca su ponencia en mayo del 85 sobre Lukacs. Puede decirse que resulta innegable a quienes asistimos, la intensidad de su discurso en relación a rescatar o resaltar la importancia decisiva de la conciencia para la construcción de la historia, no como mera portadora refleja ni aún esclarecedora de la realidad, sino, como en otras partes podemos ver, entendida como capaz de creación, por cierto sobre la base de la realidad del presente. Quedan a la vez cuestionados y rechazados los determinismos históricos y con ellos los formalismos muertos y desligados del sentido que consigo lleva toda realidad. No recuerdo con exactitud si fue con motivo del SEMINARIO SOBRE EL HUMANISMO, Segundo Semestre del 80-81, cuando me brindó un artículo de Werner Heisenberg cuyo ü'tulo reza: "LEY NATURAL Y ESTRUCTURA DE LA MATERIA". La perspectiva desde la cual se interesó el profesor al brindármelo fue la siguiente: "Algo ha de haber en común entre el hombre y la naturaleza para que podamos conocerla". Se entrecruzan aquí dos grandes convencimientos filosóficos que deben considerarse en el estudio del humanismo de Don Rodolfo: en primer lugar el alcance realista, realista de algún modo, del conocimiento científico en el que más tarde insistiría cada vez con más ahinco; y que retomó en la citada conferencia sobre Lukacs. El segundo gran convencimiento me remite a otro libro que me pidió con gran interés que leyese y del cual me proporcionó algunas partes fotocopiadas del original francés. Se trata de "LA NUEVA Rodolfo Agoglia: Génesis de su Humanismo Histórico 241 ALIANZA" de Ilya Prigogine e Isabelle Stengers conjuntamente. La alianza aquí señalada es la alianza entre las ciencias de la naturaleza y el humanismo. En la medida en que el hombre fuese integrado a la realidad, si esta realidad es como la define la física clásica, el hombre deja de ser para sí mismo realmente hombre, es decir, deja de comprenderse a sí mismo como verdaderamente libre e histórico. Sólo podría permanecer comprendido como hombre en la medida en que quedase desgajado de la realidad descrita por las ciencias físicas clásicas. Lo que estos autores han pretendido, en especial Ilya Prigogine, Premio Nobel de Química en 1977, es la formulaciónrigurosade teorías físicas en el área de la Termodinámica de los procesos irreversibles, teorías capaces de asumir en la comprensión de la naturaleza física un verdadero concepto de tiempo, es decir, un concepto de tiempo en el sentido de que se den verdaderas novedades en el devenir natural del mundo físico. De este modo se aproximan las ciencias físicas a las ciencias humanas en cuanto introduce en aquéllas un grado verdadero de historicidad. Esta perspectiva permite un acercamiento ontológico entre el hombre y la naturaleza y un acercamiento epistemológico entre ciencias naturales y ciencias humanas. Por otro lado, el determinismo simple de la física clásica queda también eliminado, dando entrada a lo imprevisto, dentro de ciertos límites, imprevisión que no funda su raíz en la deficiencia del conocimiento que tenemos de los sistemas, sino en los propios sistemas materiales. Otro de los libros que me ofreció con particular interés y que responde a otra de sus grandes áreas de preocupación es el titulado "LAS CULTURAS Y EL TIEMPO", de varios autores y dirigido por Paul Ricoeur. Está al alcance de todos nosotros la gran variedad de temas que enfrentó en los artículos, editoriales y otros, publicados en el Diario El Comercio de esta capital. Quien pretenda ver en todos estos temas (filosofía, literatura, política, lingüística, arte, periodismo, erotismo, historiografía, psicoanálisis, derecho), quien pretenda ver aquí,repetimos,un alarde (te erudición estaría muy lejos de entender lo que en dichos artículos entra en juego. Se trata, más bien, como ya hemos señalado sobriamente, de orientar todas las sigifícativas áreas de la activiad humana, histórica y social, hacia la construcción de un humanismo concreto. Del origen de este humanismo en Don Rodolfo nos ocuparemos de inmediato. Pero antes, una última referencia. Más de una vez hemos escuchado al profesor Agoglia, fuera del contexto expresamente académico, y un tanto condimentado con broma, la expresión siguiente: 242 Alfonso López "Lo único en lo que coincido con Heidegger, lo único, fíjense bien, es en considerar la poesía como la palabra del ser". El BOLETÍN del Departamento de Filosofía de nuestra Universidad Católica de Quito en su numeral 4 del 86, ha recogido algunas líneas de Heidegger en las que expresa esta idea. Lo que le importa al profesor Agoglia en esta expresión no es la poesía por ella misma, sino el expresarse del ser en la poesía, es decir, lo que le importa es señalar que el ser se expresa, que tiene exterioridad, o que invade la exterioridad. Cómo se entienda el ser en uno y otro autores, en Heidegger y en Rodolfo, eso es otro asunto, y en esto, podemos adelantar, ya no coinciden. Lo que sí se expresa claramente es, a mi juicio, que el ser no puede consistir en ninguno de los dos en mera materialidad. Es preciso ver en Don Rodolfo a un realista que no es materialista. Por lo pronto rechazó el idealismo. Pero lo que se entienda por realidad, puede ser investigado a partir del concepto de "realidad histórica" que utiliza en "CONCIENCIA HISTÓRICA Y TIEMPO HISTÓRICO". No pertenece ni a un realismo materialista ni a un idealismo. II El pensamiento humano lleva consigo la carga de compromiso histórico y deriquezaexistencial que el propio ser humano ha puesto en él mediante su praxis reflexiva. Dicho de otro modo, la reflexión humana asume sobre sus productos la carga de vida que es capaz de captar en y de la propia existencia, ya sea ésta personal o socialmente vivida. La praxis reflexiva, para ser auténtica, nos dirá Don Rodolfo, debe captar la circunstancia plena del presente histórico y de sus posibilidades reales. Pero, por otro lado, la riqueza existencial e histórica no puede ser vertida en el pensamiento si no se dan categorías apropiadas, por su relación con lo real, capaces de expresar aquella riqueza. Tampoco la carga del presente existiría sin un pasado que lo ha hecho posible. La novedad, aunque a veces pueda aparecer de golpe, nunca se gesta de golpe. Estos son los caminos que ahora pretendemos recorrer en el intento de comprender lo más adecuadamente posible el humanismo del profesor Don Rodolfo. 1. Quiero considerar, en primer lugar, un tema de fondo antropológicometafísico que no recuerdo haya sido tratado explícitamente por el profesor Agoglia entre nosotros, pero del que encontramos expresiones precisas en Rodolfo Agoglia: Génesis de su Humanismo Histórico 243 artículos anteriores, y que, considero como uno de los pilares en los que se sostiene su visión humanista e histórica, y su visión del mundo. Cuando señalamos hace unos momentos aquellos de "entender la poesía como la palabra del ser", nos orientábamos en este preciso sentido. Entiendo que para Don Rodolfo, el hombre se enraiza en el Ser. No he dicho que el hombre es producto del Ser, sino que se enraiza, que toma fondo, que se funda ontológicamente, en el Ser. Que posee raigambre ontológica. Esto quiere decir, en otras palabras, que el Ser, de algún modo ontológico, le es inmanente al hombre, sin que esto signifique que el Ser en nada le sea trascendente. Más aún, considero que es en esta perspectiva a la vez existencial y filosófica donde se funda el acendrado interés de considerar al sujeto humano, al hombre (no digo simplemente: al individuo humano) como sujeto y motor fundamental de la historia. En su "ENSAYO SOBRE EL FUNDAMENTO METAFÍSICO DE LA TRAGEDIA GRIEGA" de 1946 retoma la distinción dionisíaco/apolínea de origen en Nietzsche, sobre la doble concepción de la vida latente en la Grecia clásica. Allí se plantea ya el problema entre el ser y el aparecer. Mientras la perspectiva dionisíaca "busca la disolución del ser individual en una realidad subyacente de la que todo se deriva y a la que todo se integra", es decir, en la que la individuación no es más que un fenómeno apariencial, la perspectiva apolínea viene marcada por una labor organizadora de la razón, que concede a cada ente su puesto y su límite. El primero sostiene una comprensión de la actuación humana dejada a la libertad sin ley de los impulsos incontrolados, mientras el segundo ponefronterasa toda acción y a todo poder incluso en el campo de los dioses. Intenta nuestro autor descubrir en la Tragedia Griega la síntesis de ambas comprensiones del mundo, y sostiene en Sócrates otra síntesis de fondo esencialmente ético. Esta es la que más nos interesa a nosotros, la síntesis fundada en la unidad ética que recoge en sí, en el caso de Sócrates, la profundidad ontológica, el ser, y la dimensión de la exterioridad, la acción humana. Ciertamente se da con Sócrates el paso de una moral heterónoma hacia una moral autónoma, como señala Don Rodolfo. Es aquí, en las líneas que siguen, donde la perspicacia del maestro argentino se vuelve sagaz y donde encontramos apoyo a nuestra tesis, aun cuando la interpretación que hiciese de Sócrates fuese equivocada. No nos importa ahora el pensamiento de Sócrates sino el de Don Rodolfo cuando serefierea Sócrates. Señala el profesor Agoglia : 244 Alfonso López "La personalidad de Sócrates, bien que parezca pertenecer a este último tipo de hombre moral que procede conforme al dictado de su propia conciencia, responde más bien a la significación más auténtica y primitiva del vocablo ethos" (P. 248). ¿Cómo se caracteriza este tipo de hombre? He aquí la respuesta de Don Rodolfo: "Hombre que tiene ethos es aquel que no condiciona su proceder a ningún mandamiento, ya sea exterior (de los dioses) o interior (de la conciencia), sino que se siente naturalmente llamado a obrar conforme a lo que es moral, esto es, que se siente absolutamente imposibilitado para obrar de otra suerte. Este hombre moral responde, más que a un dictado interior, a una necesidad interior de su propia naturaleza. Ethos es la moral arraigada, enraizada en un ser pre-determinado moralmente" (ibid.), En este tipo de hombre no aparece el desenfreno de las tendencias naturales propio del hombre dionisíaco, pero tampoco se halla sometido a la normatividad moral extema, ni simplemente interiorizada. Pero, a su vez, ha accedido a la plena serenidad del apolíneo, a su armonía, que en razón de su enraizamiento en el ser deviene en armonía ontológica, moral, con verdadero señorío humano. Este señorío del hombre que señalamos en relación con Sócrates, se lo vuelve a encontrar en la referencia de don Rodolfo hacia otros dos grandes humanistas, Leonardo y Goethe. Y también en ellos tendremos que señalar, aunque no en la perspectiva fundamentalmente ética, sí en la artística, pero preñada ésta de dimensión ética, una misma fundamentación en el ser. 2. Veamos ahora el humanismo que aflora en la confrontación de nuestro filósofo con Goethe, a través de "GOETHE Y LA FILOSOFÍA COMO FENOMENOLOGÍA DE LA EXISTENCIA", 1950. Dejaremos para más adelante el sentido humanista de la filosofía, y nos fijaremos en otros aspectos más generales de su visión de Goethe. El centro de interés de estas páginas es el hombre. Filosofía, religión, ciencia, arte, quedan comprendidas en Goethe desde el hombre y para el hombre. No se niega la trascendencia, pero, si ésta es accesible, sólo puede serlo cuando se ahonda lo suficiente en la inmanencia. Nos viene aquí a la mentó la palabra de Agustín de Hipona Rodolfo Agoglia: Génesis de su Humanismo Histórico 245 cuando comprende que Dios es más íntimo a él que sí mismo, con la diferencia que ahora, tanto en Goethe como en Leonardo, y en éste más aún, la exterioridad es portadora de interioridad. La verdad misma es en Goethe entendida como "la verdad para el hombre y no en sí, la verdad que se relaciona con el orden inmediato de la existencia, la comprensión de todos aquellos valores que sirven para fundar la vida y darle significación" (P.61). El hombre es aquí entendido y visto como surgente de la naturaleza, radicalmente inserto en ella, hasta, si se quiere, nacido de la tierra. Y la razón, como la forma más alta del desarrollo de la naturaleza, que se expresa en el hombre. La misión de la razón será llevar la naturaleza hacia la plenitud de su propio proceso hacia el espíritu. Por ello resulta tarea fundamental de la razón humana captar, "aprehender el sentido verdadero de la realidad" (64). Encontramos aquí, y lo mismo en Sócrates y en Leonardo, según la mirada de Don Rodolfo, una confianza ontológica radical, en la que ha de encontrarse, creo yo, la fuente de su orgullo de ser hombres, y de la seguridad humana que les caracteriza. Es esa seguridad también la que les lleva a no preocuparse por el ser en sí, y entregarse confiadamente al ser tal como se da al hombre. Tal vez esa confianza responda a su propio modo de enraizamiento ontológico en cuanto hombres. Desde esta mirada sobre el ser, podemos afirmar con Goethe, según Don Rodolfo, que "la denominada apariencia es toda la realidad, la esencia misma, que no se oculta tras un ser fenoménico. El fenómeno es esencia cuando el espíritu lo considera adecuadamente, apariencia en el caso contrario" (P. 66). No me extrañaría que sea esta una de las fuentes de la importancia que el filósofo argentino ha dado al método fenomenológico, de su concepto de realidad histórica, de su concepto de realidad en general y de su modo de entender el presente. Hemos visto que, en esta comprensión el mundo es inmanentemente portador de sentido, y que la naturaleza lleva en sí la vida generadora de su prístino desarrollo. No menos le es inmanente al hombre la fuerza y el sentido de su propio proceso y las dimensiones de la existencia. Así lo manifiesta Goethe cuando define la existencia como "principio natural en desenvolvimiento continuo poseedor de un fin o misión inmanente" (P. 70). Es así que corresponde a la conciencia captar objetivamente este "progresivo desarrollo tendiente a la plena realización de sus posibilidades espirituales" (P. 69) 246 Alfonso López Esto no significa que el proceso del hombre esté pre-determinado, esto es, no significa que el presente esté predeterminado por el pasado, pues en este caso, no habría verdadera productividad espiritual. El presente, se incuba, se nos dice, en cuanto a sus posibilidades en el pasado. Quedan así señalados como rasgos característicos del humanismo de Goethe, a través del artículo de Agoglia, la unidad radical del hombre con la naturaleza la comprensión de la realidad como portadora inmanente de sentido, la necesidad de captar ese sentido por parte de la conciencia, la capacidad creadora del hombre, la potencialidad inmanente de la existencia de acceder al desarrollo de sus posibilidades, siempre enrelaciónal momento real presente del que tiene que haberse tomado conciencia. 3. En relación con Goethe ya hemos visto aflorar la conciencia clara de un humanismo entendido como proceso indefinido que brota desde adentro, desde la inmanencia de la existencia. Centrémonos ahora en la visión humanística penetrada por la expresa intromisión en el campo de la historia, es decir en relación a la Filosofía de la Historia, y cómo ésta fuerza a introducir nuevas problemáticas en la compresión del humanismo. Los dos primeros artículos al respecto datan de 1955. En "REFLEXIONES SOBRE FILOSOFÍA DE LA HISTORIA EN HERDER" se ha puesto de manifiesto, entre otras cosas, cómo el iluminismo toma conciencia de que el deseo de forjar un presente a imagen de la razón, (una razón entendida aun ahistóricamente), conduce hacia una conciencia práctica comprometida con la realidad existente, en el sentido preciso de buscar su transformación. Se toma conciencia de que la realidad se resiste a la razón, y revela, por lo mismo, una consistencia propia por la que no resulta dócil a nuestros planes y deseos. Se descubre que la realidad histórica, si es racional, precisa de una razón propia tanto para su comprensión como para su transformación. Se accede al concepto de razón histórica en el sentido herderiano de que "no hay más forma de razón que la realizada en la historia, no hay otra forma de razón más que la temporal". Se asienta la comprensión relativa de la razón en relación a las diversas culturas, por la que se acepta que cada pueblo es poseedor de una racionalidad propia mediante la cual colabora desde su propia perspectiva en la humanización, dando origen a una verdadera idea de democracia entre las culturas, y por fin, que corresponde al hombre la realización de la historia, aunque aún se dejan losfines,en el caso de Herder a Dios. Rodolfo Agoglia: Génesis de su Humanismo Histórico 247 En "ALBERDI Y LA FILOSOFÍA DE LA HISTORIA" afloran nuevos elementos constitutivos del humanismo histórico de Don Rodolfo. Se anotan las incidencias de las circunstancias espacio-temporales en la evolución de cada pueblo. Esto es importante señalarlo por cuanto es la primera vez que se anotan las circunstancias extemas como incidentes en la dimensión histórica. Se entiende la necesidad de investigar las distintas fuerzas que integran la vida de la comunidad y se asume la preeminencia que cada pueblo tiene para conocer su propia historia y sus condicionamientos. Se plantea la necesidad de acceder a la madurez cultural en el sentido de adquirir o constituir una cultura propia y a una verdadera autoconciencia nacional para poder asumir con propiedad la tarea histórica (es innegable aquí laresonanciahegeliana). Se ha rechazado en Alberdi, contra Herder, el fin terminal, clauso, en el proceso histórico. Se anota la capacidad del tiempo de actuar sobre la razón, afectándola, puesto que, según Alberdi, el tiempo dialectiza a la razón. La historicidad ha dejado de ser aquí producto inmanente de la razón, y surge más bien de una confrontación entre la razón y el tiempo. El producto es siempre una razón histórica. Regresaremos poco después sobre otros dos artículos de Don Rodolfo, portadores de una toma de posición más personal y de una elaboración del tema más directamente suyo. 4. Nos ocuparemos ahora del humanismo que aflora en relación con el modo de entenderse la naturaleza en la filosofía modema. Nos referimos a dos artículos: el primero de 1956, "LA IDEA DE NATURALEZA EN LA FILOSOFÍA MODERNA", aunque las ideas parecen haber sido ya expuestas en un curso de tres días por los años de 1951; y el segundo artículo es "LA TEORÍA DEL ARTE DE LEONARDO" aproximadamente de inicios de la década del 60. La concepción del arte en Leonardo está impregnada y hasta sustentada en su concepción de la naturaleza, según expresa en dicho artículo, el profesor Agoglia. En la primera de estas publicaciones, se remonta Don Rodolfo al Renacimiento, en el que encuentra entrelazándose tres importantes áreas del momento histórico, en fase aún germinal: el humanismo renacentista que ha descubierto un mundo como el mundo propio en el cual él es el propio creador, la ciencia que brinda la promesa de un señorío del hombre sobre la naturaleza, y la técnica que afirma en concreto esa capacidad transformadora del mundo natural. Se resalta aquí la toma de conciencia que el hombre del 248 Alfonso López Renacimiento está adquiriendo sobre el poder de intervención que posee en sus manos mediante el trabajo, y su poder de introducir en la naturaleza un principio humano y espiritual, e incluso de "inaugurar una visión de la naturaleza como realidad histórica". Dicho de otro modo, se toma conciencia de que la naturaleza puede ser humanizada mediante la mano del hombre, viniendo a ser entonces, esta misma naturaleza comprendida como "posible objeto de libre elaboración humana", aunque será en Fichte donde quedará totalmente entendida en sometimiento a una dimensión esencialmente práctica, como materia para la tarea humana individual moral. Debe tomarse en cuenta también el más amplio momento comprensivo de sentido humanista de la naturaleza, con el que culmina esta publicación del profesor Agoglia: la relación hombre/najuraleza en el existencialismo. No se trata de que el existencialismo entienda la naturaleza en función del hombre. Lo que sí se sostiene es que la naturaleza sólo se revela al hombre a través de la existencia y en la pluralidad de las dimensiones que caracterizan a la existencia. El principal camino de comprensión de la naturaleza, nos dice el existencialismo, es nuestra activa intervención en ella, intervención que se da de acuerdo con nuestros intereses y siempre referida a nuestro ser en el mundo. Hay aquí una posible objeción que Don Rodolfo asume a través de Rousseau. De esto se ocupa el profesor Agoglia en "HUMANISMO, CONOCIMIENTO Y TÉCNICA". Rousseau ha culpado a las ciencias, a la filosofía y a la técnica "de la perversión de las costumbres, de la "barbarie1 del corazón y de la voluntad que ha deshumanizado al hombre". No se puede ignorar esta crítica, y en el día de hoy aún menos que en los últimos siglos pasados. Pero la respuesta del pensador argentino me parece al respecto contundente: "No una razón extraviada es la causa de la crisis histórica, sino un extravío de la historia la causa de la crisis del saber; no la filosofía, la ciencia y la técnica, deformaron al hombre, como erróneamente pensó Rousseau, sino el hombre, desintegrado y sumergido deformó el saber racional, el cual no está afectado en su estructura y contenido, como se cree, sino sólo ^n su función y finalidad'.' En relación con Leonardo da Vinci, el humanismo a través de la relación del hombre con la naturaleza atraviesa y culmina en el arte, en la concepción Rodolfo Agoglia: Génesis de su Humanismo Histórico 249 original que Leonardo tuvo del arte, y esta, a su vez, surge de la capacidad excepcional que Leonardo tuvo de saber mirar la naturaleza, unida a concepcionesfilosófico-religiosasde la misma. El panenteismo en la concepción del mundo y el platonismo "heterodoxo" -como lo llama Don Rodolfo- en la concepción de la relación entre las esencias y los individuos están en la base de la filosofía del arte de Leonardo. En razón del panenteismo, el mundo es concebido como "la automanifestación extensiva de Dios" en la materialidad. En razón del platonismo heterodoxo los modelos o ideas platónicos son concebidos como residentes en el mundo, "no a la manca aristotélica, en potencia, sino en acto" vivificando a la materia. Elresultadoes una valoración particular del mundo y de los individuos concretos. Según Leonardo, escribe Agoglia, "no se llega a la esencia suprimiendo al individuo, sino subrayando los rasgos accidentales y determinaciones particulares" (P. 48). La exterioridad, es decir, el mundo material (universo e inividuos concretos) es, a los ojos de Leonardo, presencia de Dios (universo) y presencia de la esencia (individuos) en las cualidades sensibles. Queda aquí entendida la esencia como "una fuerza que atraviesa la materia de dentro hacia afuera, y por ello, -señala Don Rodolfocubre cada ser y cada cosa exteriormente y casi palpable, con una envoltura espiritual" (P. 49). Esta capacidad reveladora de la realidad esencial es también reconocida en el arte, por Leonardo. La intuición artística capta la esencia con la visión del mundo. Pero, dada la importancia que Leonardo ha concedido a la exterioridad, la tarea artística sólo puede culminar en la exteriorización de la intuición, es decir, en la expresión de la esencia captada, expresión que culmina con la creación de la obra de arte. El arte se cumple, por lo tanto cuando a través de la obra de la humana accede al mundo extemo. Goethe, señala Don Rodolfo, dio un paso más allá al entender que el arte, no sólo revela la esencia de la naturaleza,sino que inclusive perfecciona la naturaleza, es decir, que el artista, el pintor en este caso, es creador y no sólo recreador. 5.- En "LA ACTUALIDAD DE LA DOCTRINA PLATÓNICA DEL SER" del año 1950, se hace ya presente en forma muy explícita la problemática del humanismo del saber, ligado en este caso a la metafísica. Ya allí se niega.de parte de Don Rodolfo, a la ciencia la posibilidad de una constitución definitiva, por la cual se impediría al hombre realizarse a través 250 Alfonso López del proceso creador del saber. Encontramos también el planteo de un cambio que pase de "una metafísica de la analogicidad del ser" por otra, siguiendo en esto a Platón, que sea "metafísica de la integridad del ser". La importancia y el sentido de este aparentemente poco importante cambio, se pone de manifiesto al comprender que una compresión integral del ser es más coherente con un aparecer del ser en la exterioridad y una participación del ser por parte del hombre como dimensión de hondura del mismo. El ser puede ahora, comprenderse como manifestándose en el arte y en la existencia humana Por las mismas fechas, en "Goethe y la Filosofía como Fenomenología de la Existencia", el humanismo del saber es el tema central. Se rechaza toda filosofía intelectualista que desfigure y violente la realidad y aquella otra que se escape hacia disquisiciones metafísicas sin resonancia verdadera en el orden práctico de la vida. La filosofía, nos dirá por mediación de Goethe, "equivale a reflexión sobre la vida, sobre la existencia humana" y poco más adelante, "la filosofía debe ser cultura en función de la vida y del grado de humanidad alcanzado por el individuo". Más radical se muestra en la ya citada afirmación goethiana de que el fin de la filosofía no es la verdad en sí, sino la verdad para el hombre. Años más tarde, no antes del 55, en "LA ESENCIA DE LA FILOSOFÍA MODERNA" destaca nuestro filósofo la aspiración al dominio del mundo en el Renacimiento, la cual se realiza a través de una confianza en el poderío de la razón humana. El hombre renacentista, señala Don Rodolfo: "Asignándole a la vida un sentido rigurosamente inmanente, concentró todo el interés especulativo en el hombre en su mundo: en el hombre tal cual se ofrece con sus capacidades y disposiciones, con sus virtudes y sus vicios, y en el mundo natural e histórico escenario de sus obras y acciones" (P.8). La filosofía del Renacimiento queda así definida como filosofía desde el hombre y para el hombre. Según "CONOCIMIENTO Y VALORACIÓN EN PLATÓN" del 63, el saber adquiere, en el caso de Platón, y esto es asumido por el profesor Agoglia, toda su verdadera dimensión de saber humano cuando se enraiza en la eticidad. Esto mismo ha sido planteado en "PLATÓN" en el 67. No es allí, Génesis de su Humanismo Histórico 251 -se nos dice-, el conocimiento intelectual el que puede ser considerado como conocimiento por antonomasia: "Cuando prefiero lo malo e injusto, conociendo lo bueno y lo justo, no poseo verdadero conocimiento", nos dice Platón. La primacía del saber no está en la episteme sino en la frónesis, la sofía. Quiere esto decir que el verdadero y más elevado conocimiento está en el conocimiento de la idea del Bien o de lo Bueno, y este principio, al ser el principio supremo, ha de ser a la vez teórico y práctico. Si el conocimiento quedase desligado de esta dimensión valorativa, entonces el "conocimiento racional puede dar origen a la peor de las ignorancias". Podemos ahora nosotros esclarecer lo que significa la identidad entre saber y virtud en relación con Sócrates, relación que Don Rodolfo anota con firmeza: "Una vida conforme al pensamiento, como la de Sócrates, prototipo del filósofo, implica la verdad y la autenticidad de ese pensamiento, su calidad de conocimiento verdadero, pues sólo así puede haber obligado a la voluntad" (P. 52). Las palabras con las cuales termina su artículo pocas líneas después el profesor Agoglia, nos sumergen de lleno en lo que para él ha llegado a ser la conciencia histórica. Surge ésta de una confrontación fundamental del hombre con la realidad histórica misma, es decir que surge de una eticidad fundamental del hombre desde la cual acoge y confronta la historia. Se enfrenta a la historia asumiéndola desde la hondura del ser, y desde ahí dándole forma. Es así como creo poder entender con justeza (y además me gusta entenderlo así) la conexión entre las líneas recientemente citadas y estas otras: "El saber verdadero es siempre saber de compromiso, y la filosofía, forma la más elevada de sabiduría, es el saber de compromiso por excelencia: inescindible unidad de teoría y praxis" (52). Solo si se entiende la historia como producto de esa confrontación entre la realidad y el ser que la asume y la conmueve desde adentro, podrá entenderse la historia con profundidad y valor ontológicos. 252 Alfonso López En "LA FILOSOFÍA COMO SABIDURÍA DEL AMOR" , de 1966, ha expresado el filósofo argentino la preocupación de que hoy en día es posible "construir un sitema en el cual no se crea, al que no se le otorgue la menor adhesión espiritual" (P. 16), es decir, que pueden crearse teorías totalmente desgajadas de la dimensión del sentido propio de la vida humana, carentes, en una palabra, de significación humana. Nos recuerda, una vez más a Sócrates, quien "encaró la filosofía como una forma de vida, como un juego decisivo para la existencia humana" (P. 18). Se dedica en este artículo Don Rodolfo, a desentrañar por vía filosófico-linguística el sentido originario del término "filosofía". "Filosofía" ha de entenderse, nos dice, como "sabiduría del amor", es decir, como "sabiduría emergente del amor, sabiduría a la cual sólo el amor y ninguna otra disposición anímica conduce" (P. 20). No es, por lo tanto, la filosofía, en su origen griego, un saber desencamado de la vida, meramente teórico, ni un saber nacido de un amor abstracto por la verdad, sino nacido más bien, de un "vivo y concreto amor a una verdad humana". "Buscamos, nos dirá Don Rodolfo con palabras de la Etica de Aristóteles- el Bien supremo, que no es el bien en sí, sino el máximo y específico bien para el hombre" (P. 24). 6. En "CONCIENCIA HISTÓRICA Y COMUNICACIÓN" aparece ya nuestro autor con una profunda dimensión personal en cuanto fuente del pensamiento que expresa. Sostiene que toda verdadera comunicación es, -como lo afirma el existencialismo- comunicación de ser, y se da en el nivel de la existencia que es lo que define al hombre. Ahora bien, al considerar el existencialismo las diversas objetivaciones histórico-culturales como inauténticas, como carentes de ser, no podrán éstas ser vehículo de verdadera comunicación entre los hombres, lo cual no será aceptado por nuestro filósofo. Don Rodolfo defiende ahora que la historia penetra de algún modo en el nivel del ser, que se arraiga en la existencia. La raíz del malentendido existencialista se sitúa, según Agoglia, en su equivocada comprensión de la conciencia histórica, de la historicidad y del tiempo histórico. Sostiene, con Jaspers, que conciencia histórica es: "Conciencia no sólo de que el hombre, en cuanto existencia, es libertad y posibilidad, sino de que nunca se realiza definitivamente, de que toda realización y objetivación queda por debajo de sus posibilidades y nunca agotan su ser" (P. 105). Rodolfo Agoglia: Génesis de su Humanismo Histórico 253 Pero esto es incompleto. La conciencia histórica posee, según nuestro filósofo, otras importantes dimensiones: la vivencia de la historia como salvación en el tiempo; la tendencia del hombre a ser algo acabado; su tendencia a salvar su ser e inscribir su tiempo en el tiempo sano de la humanidad; la comprensión de las propias obras como portadoras de aspiraciones y como nuevo fundamento y mensaje en relación con las nuevas generaciones; la comprensión del tiempo histórico como proyección del tiempo existencial y de la conciencia histórica como curación del tiempo, integración de pasado, presente y futuro. No hay, por tanto, realidad histórica sin conciencia histórica, ni tiempo histórico sin raíz existencial que lo genere. Y concretiza, es decir, se expresa, en sus creaciones históricas. Pero que quede claro, la historicidad de la que puedan hacer gala los hechos humanos, les viene a estos de la conciencia histórica de la que surgen: "No hay hechos que sean históricos porque ingresen en el tiempo histórico, sino que hay tiempo histórico porque hay hechos históricos" (P. 107). Es, por lo tanto a través de los hechos humanos, es decir, de la eticidad humana, convertida por la conciencia histórica en eticidad histórica, como el humanismo entra desde la base en nuestro humanista argentino. La exterioridad ha adquirido ahora una dimensión de existencia, una dimensión de ser, conservando el sujeto, inmerso en las circunstancias espaciotemporales que le sean propias, una verdadera raigambre existencial, ontológica, ética, las cuales se convierten en fuente de verdadera historicidad, es decir, de una historicidad que deviene verdadera, y no sólo deviene. En "Perspectivas de la RAZÓN HISTÓRICA" nos encontramos ya (1968) con una muy madura elaboración de su Filosofía de la Historia. Mencionaré solamente algunas novedades de sentido más directamente humanista. Ha entendido aquí, a través de Hans von Soden, que la verdad puede comprenderse más como acontecer que como visión teórica, es decir, como hecho que adviene en el tiempo y realiza al hombre. Considera que esta 254 Alfonso López perspectiva histórica de la razón comienza a adquirir verdaderamente cuerpo a partir del humanismo renacentista. Sigue este proceso constitutivo de historicidad hasta nuestro siglo, y concluye algunas ideas fundamentales de las que nos interesa señalar las siguientes: el reconocimiento de la experiencia ontológica de la historicidad, revelada comotemporalidad,continuidad del desarrollo de la humanidad y sus realizaciones en el tiempo: el entender la historia como proceso de realización exclusiva de la humanidad; la no predeterminación del curso de la historia; integración del tiempo histórico, -que debe cumplir los requisitos de no anular ningún momento histórico ni presente- como el momento de transición en el devenir, como la praxis histórica. Faltaría aún por estudiar otra perspectiva de su humanismo generada a lo largo de la misma época, aquella que hace referencia a las culturas particulares, más en concreto, a su propio pueblo. Pero hemos preferido limitamos a la visión humanista fundamental, en la que pueden insertarse las comprensiones particulares. La existencia, la eticidad, la historicidad, unifican en cuanto hombres a todos los seres humanos. La ética, la ontología, la existencia, mejor dicho, el ethos, el ser y la existencia, que al principio parecieran absolutos, han sido penetrados por la historicidad, de tal modo que podemos sostener que las tres dimensiones, han llegado a formar una síntesis que hace a cada una de las dimensiones determinante esencial de las otras. Pero ninguna queda al margen del humanismo de Don Rodolfo. En esas tres dimensiones es el hombre. En un tiempo en el cual las acciones humanas se insertan en la historia, o pretenden insertarse ella, para ser más exactos, vacías de contenido humano, y por lo tanto vacías de contenido histórico, la palabra de Don Rodolfo tiene que ser rescatada del silencio de los textos y de las discusiones meramente teoréticas, para insertarla en la vida misma del compromiso histórico. Este compromiso no puede ser simple fruto del cruce de las fuerzas existentes socialmente, sino además, producto de una penetración ética, y ontológicamente significativa en el presente fáctico. Sólo así se diferencia el presente fáctico del presente histórico cargado de humanismo en tensión de realización. Para esto, el hombre ha de arraigarse en el presente efectivo, pero efectivo no sólo en cuanto a fuerzas existentes, sino también en cuanto a la Rodolfo Agoglia: Génesis de su Humanismo Histórico 255 posibilidad de humanizar esas mismas fuerzas, es decir, arraigarse en el humanismo que aflora en el presente, para llevarlo hacia su plenitud histórica. Queremos decir que no sólo hay que insertarse en el tiempo que deviene, sino también en el ser que se expresa en el tiempo, en la raíz ética que ha de fundarlo como tiempo verdadero, creador. Es esta dimensión de ser, esta hondura de eticidad, la que dará a la historia un sentido de historia del devenir humano. Sin la eticidad, la historicidad no será humanismo; tampoco lo será la eticidad sin historicidad. Estas dos dimensiones, eticidad ontológicamente fundada, e historicidad constructiva de humanidad se sintetizan en Don Rodolfo en la concepción suya de la conciencia histórica. La conciencia no puede ser en él comprendida como meramente cognoscente, sino cargada de practicidad, de eticidad consciente. Pero a la vez va cargada de conocimiento de la realidad, de la realidad del hombre. En esa conciencia a la vez teórica se entrecruzan interioridad ética, sentido, y exterioridad material, y se confrontan. Esa confrontación da origen a la praxis, compromiso de transformación humanizante de lo real. FILOSOFÍA Y PRAXIS EN EL CONTEXTO DE LA LIBERACIÓN LATINOAMERICANA (Un acercamiento al pensamiento filosófico social de R. M. Agoglia). Marcelo Villamarín En 1980 nuestro inolvidable amigo y maestro, el Prof. R. M. Agoglia, publicó bajo los auspicios de la PUCE, su libro titulado Conciencia histórica y tiempo histórico, el mismo que fue producto de un largo proceso de reflexión y que recoge en lo fundamental el contenido de sus cursos dictados entre 1975 y 1976 en el Dpto. de Filosofía de la facultad de Ciencias Humanas de la PUCE. Mientras este libro se encontraba en prensa, la Revista Cultural del Banco Central del Ecuador, en su quinto número, publicaba uno de los más fecundos y significativos artículos del Prof. Agoglia: "La cultura como facticidad y reclamo". Hago referencia específica a estos textos porque, a mi juicio, son la expresión del giro experimentado en la última etapa de su pensamiento, cuando toda su preocupación de filósofo humanista se vuelca a la problemática de la liberación latinoamericana. Son, a no dudarlo, la dura experiencia que Revista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Año XV - N s 47 Agosto 1987 - Quito, Ecuador 258 Marcelo Villamarín tuvo que vivir bajo la sangrienta dictadura de Videla, así como el contacto con una realidad como la ecuatoriana, entre otras experiencias significativas, las que le obligaron a tocar tierra, otorgando una dimensión histórica a su concepción de ethos como fundamento de la política. Es ésta la etapa que coincide precisamente con los afios de su permanencia en el Ecuador, en la cual el Humanismo del Prof. Agoglia asume un carácter decididamente histórico. Los artículos y libros publicados entre 1982 y 1985, tanto en el Suplemento Cultural de "El Comercio" como en las publicaciones del Banco Central del Ecuador y la Corporación Editora Nacional, delatan esta orientación, en notable contraste con su visión humanista precedente, en la cual la dimensión política si no se hallaba ausente, ciertamente no ocupaba un lugar privilegiado. Sobre todo, no había asumido el hondo significado de una praxis histórico-social. Y aún habría algo más que añadir. A partir de 1975, ese humanismo todavía abstracto de sus primeras obras, va cobrando forma como un humanismo latinoamericano. El ethos se expresa como capacidad de decisión, anulada por la conquista y la colonización. El reclamo por una auténtica cultura nacional, exige como "conditio sine quo non" la liberación política de América Latina. Me habría ciertamente gustado hacer una exposición global e histórica de su pensamiento; sin embargo, limitaciones circunstanciales me obligan a centrarme en un aspecto específico que, a mi juicio, merece destacarse por la importancia que ha tenido, como uno de tantos aspectos en el proceso de consolidación de nuestro departamento, proceso en el cual el Prof. Agoglia tuvo, a no dudarlo, destacada participación. Me refiero a su concepción sobre la función práctica de la filosofía, entendida como "reflexión sobre nuestra historia". No pretendo, por consiguiente, hacer otra cosa que describir los aspectos fundamentales de este tema, basándome exclusivamente en sus obras postumas, dejando para otra oportunidad la tarea, apasionante por cierto, de confrontar el humanismo originario del profesor argentino, con el humanismo postumo del profesor ecuatoriano y latinoamericano. Empezaré, pues, destacando que no es el puro interés especulativo el que guía sus reflexiones, pues entiende que toda actividad intelectual se encuentra Filosofía y Praxis en el Contexto de la Liberación Latinoamericana 259 comprometida con la realidad y que todo pensador, y por extensión todo intelectual, tiene una ineludible responsabilidad histórica. "Como es obvio -dice- se puede estar a favor o en contra del Marxismo, pero tanto en un caso como en otro, nadie ignora cuál es el núcleo esencial de sus principios y si frente a ellos adoptamos una posición totalmente afirmativa, estamos obligados a definimos de un modo radical, pues no podríamos nunca mantenemos prácticamente neutrales, en la medida estricta en que aquel núcleo fundamental -centrado sustancialmente en la praxis- es accesible a todas las conciencias y no hay equívoco posible" (i). Es esta profunda convicción de que la teoría es una reflexión que surge de la praxis y se orienta hacia la praxis, la que explica su preocupación por el arte y la literatura latinoamericanos, por los fenómenos de la cultura, por la historia y el estudio de las ideas. Es también esta profunda convicción la que ha descubierto en la alienación del hombre americano el punto de partida de su reflexión filosófica. Una alienación que reconoce como su origen profundas causas de orden histórico, puesto que es el producto de que "el hombre americano ha sido y es aún colonizado, a partir del corte producido en su desarrollo histórico por las sucesivas dominaciones española, inglesa y norteamericana" (2). Enajenación de su ser histórico, que derivó en una radical incapacidad para asumir su destino, debiendo someterse a la más violenta opresión. Enajenación de su cultura y su pensamiento, que lo mantiene sometido al consumo de patrones culturales ajenos, a través de los cuales las culturas dominantes reproducen ideológicamente los mecanismos de la opresión. Una alienación política, que lo ha dejado inerme frente a la permanente violación de sus derechos, frente a la muerte y la tortura, frente a la manipulación de su conciencia, frente al autoritarismo déspota y humillante. Una alienación, en fin, que reconoce como su más genuino origen la violencia, "los pueblos autóctonos americanos -dice- fueron víctimas en efecto, de un sofocamiento cultural, para no hablar casi de su exterminio. Con (1) (2) AGOGLIA, R.M., "Maraismo y Escolástica", Suplemento Cultural de "El Comercio", 2 Enero de 1983. "Conciencia Histórica y Tiempo Histórico", EDUC, Quito, 1980, p. 183. 260 Marcelo Villamarín la más sistemática e implacable de las violencias y de un modo irreversible, se les ahogó su propia sustancia ética y se les doblegó su voluntad de autodeterminación" (3). Agoglia en esto es radical, pues su concepto de alienación sin caer en el ontoligismo que hace de la naturaleza humana una entelequia perdida de un oscuro y remoto pasado cósmico, rebasa con mucho las determinaciones empíricas del análisis sociológico, que reduce la alienación al contexto socioeconómico. Se olvida con frecuencia, en este tipo de análisis, que tales implicaciones socio-económicas de la alienación, precisamente por afectar las más profundas determinaciones del ser social (4), ahogaron su voluntad práctica como pueblos y naciones, su capacidad de autovaloración y estima. Puede existir una opresión económica, social y política; pero, si a pesar de ello subsiste aquel sustrato ético de autovaloración, de autopertencncia a una comunidad, no será difícil la reconstitución de sujetos históricos capaces de rconquistar su libertad. Pero, cuando la opresión afecta esa sustancia ética, se pierde el sentido de copertenencia, de identidad, de ser uno con la propia comunidad. Se pierde la capacidad de acción y de elección. Sobre la base de conglomerados dispersos y derrotados, es fácil esparcir la semilla de la discordia, imponiendo una eticidad foránea para consolidar el poder de grupos minoritarios. La importancia práctica que se deriva de esta concepción radica en el hecho de que ninguna definición programática de la liberación latinoamericana puede desatender los requerimientos ético-culturales de nuestros pueblos, por atender tan solo las exigencias económicas, operando una dicotomía hoy insostenible. Así, pues, la alienación solo podrá ser suprimida suprimiendo los factores que son su origen: la dominación política y la colonización cultural. Mientras ello no ocurra, imposible hablar de una recuperación de nuestro auténtico ser humano. De allí que tampoco es posible alcanzar, hoy por hoy, una genuina cultura nacional, de neta raigambre popular. Una cultura nacional solo puede ser expresiva de un ser nacional. Y no pueden construirse las (3) (4) "La Cultura como facticidad y reclamo", Rev. Cultura N9 5, B.C.E., Quito, 1980, p.30 Cfr. Kosic, Karel, "Dialéctica fle lo concreto", Ed. Grijalvo S.A., México, 1976. Filosofía y Praxis en el Contexto de la Liberación Latinoamericana 261 nacionalidades auténticas, basadas en el respeto a las diversas culturas y las minorías étnicas, bajo el actual sistema de opresión. Esto es evidente, puesto que la cultura representa "la empresa convergente de una comunidad humana por realizar, con la confluencia de sus conductas individuales y colectivas, un ideal humano común" (5). De allí que "la posibilidad de una cultura propia, lejos de ser la instancia primigenia, está condicionada en Latinoamérica por la conciencia y efectivización de nuestra liberación política, y ésta por el desarrollo de una conciencia histórica que se va constituyendo progresivamente a través de la tensión dialéctica entre futuro y presente" (6). En resumen, la radical superación de la alienación del hombre latinoamericano, reclama con insistencia la formulación de un proyecto histórico, que reconociendo la liberación política como punto de partida inexcusable, englobe por igual todas las manifestaciones del ser social latinoamericano, todos sus intereses y aspiraciones: desde lo económico hasta lo ético y cultural. ¿Cuál es, cabe preguntarse, dentro de este contexto la función que cumple la filosofía?. Aquí es precisamente, donde se produce ese ensamblaje entre Filosofía e Historia, entre teoría y praxis, que hace de Agoglia continuador de aquella profunda tradición humanista, de la cual se reconocen también como herederos -en otro contexto- pensadores marxistas de la talla de un Gramsci, un Korsch y más recientemente un Markovic. La filosofía, en primer lugar, cumple una función normativa con relación a la praxis. Puesto que la "conciencia filosófica es conciencia humana de la realidad como proceso, conciencia del pasado en función del presente y del presente en función del porvenir" (7), resulta que la reflexión filosófica no puede tener como objeto más que la praxis humana que se inserta en el proceso, resulta que la filosofía deja de ser meramente teórica, para convertirse en normativa. De allí su profundo compromiso con la Etica y la Política. Pero, para que cumpla su cometido, es necesario que también la filosofía sea auténtica y original, es decir que sea "propia". Y allí se encuentra (5) (6) (7) Agoglia R. M.," Tiempo Histórico y Conciencia Histórica", p. 163. Agoglia, R.M., "La idea de Identidad Nacional en América Latina", Suplemento Cultural de "El Comercio", mayo de 1982 Agoglia, "Tiempo Histórico y Conciencia Histórica", p. 145 262 Marcelo Villamarín una primera deficiencia del filosofar latinoamericano. Efectivamente, según Agoglia, "hay en nuestros países filosofía, pero no "original". ¿A qué debe atribuirse tal deficiencia?. No puede explicarse sencillamente "por la ausencia de capacidad para filosofar del hombre latinoamericano" (8), hecho que ha sido desmentido tanto por la abundante producción en materia filosófica, cuanto por calidad de eventos internacionales en los que América Latina ha tenido una destacada participación. Tal situación obedece, según nuestro autor, al hecho de que "no hemos filosofado ni filosofamos desde nuestra propia condición humana y nuestra propia situación histórica" (9), limitándonos, en la mayoría de los casos, a una peligrosa receptividad, que ha conducido a desarrollar una filosofía repetitiva o imitativa. Pero, por otra parte, la ausencia de una filosofía original latinoamericana, revela nuestra falta de libertad. "Porque -dice Agoglia- la filosofía auténtica ha sido siempre una reflexión a partir de la libertad y, cuando no ha podido serlo, fue entonces un pensamiento para la liberación; y no hay alternativa posible..." "La filosofía propiamente latinoamericana será instrumento y expresión de nuestra liberación, o no será" (10). Así pues, más allá de la función esclarecedora comúnmente atribuida a la filosofía, el carácter normativo de la misma, debe estar acompañado de la eficacia, en cuanto el saber que nos proporciona debe mover efectivamente la voluntad. Desde este punto de vista, la reflexión filosófica constituye ella misma un ingrediente sustancial e irremplazable de la praxis, "Esa fuerza promotora -dice en "La cultura como faticidad y reclamo" -inherente a la verdadera conciencia filosófica no debe ser ni ignorada ni subestimada, pura y simplemente por no ser reemplazable; pues, cuando se elude el análisis y toda forma de reflexión teórica como criterio de acción política, sustituyéndolos por las vivencias subjetivas de cada individuo, éstas solo quedan vinculadas al nivel medio de la vida afectiva, y así, pierden su potencial de oposición, se vuelven recuperables para el sistema y pasan al servicio de la integración y la adaptación" O1). (8) (9) (10) (11) ídem, p. 178 ídem, p. 180 ídem, p. 183 Agoglia, "La Cultura como facticidad y reclamo" op. cit. p. 32. Filosofía y Praxis en el Contexto de la Liberación Latinoamericana 263 La Filosofía cumple, en segundo lugar, una función integradora del saber, en el plano teórico, función que, desde nuestra perspectiva, se muestra rigurosamente necesaria frente a los intentos positivistas de desintegrar las ciencias y la tecnología del campo de las humanidades, erigiéndolas en saberes independientes y autónomos, pretensión que ha ratificado la crisis del mundo actual que al despojar a las ciencias y la tecnología de sus valores y proyección humanos, las han convertido en instrumentos de amenaza y opresión. En tercer lugar, la filosofía cumple una función prospectiva con relación a la praxis. "En lo culural, la de forjar conciencias idóneas para crear estructuras de cohesión valorativa y simbólica entre nuestras sociedades, o mejor quizás, pautas de racionalidad entre nuestros universos simbólicos que permitan relaciones de intercambio de signos, normas y valores. En lo histórico, la de forjar conciencias que asuman la necesidad de elaborar un Proyecto latinoamericano, que incluirá como tarea prioritaria la liberación de América Latina en su conjunto. Y en lo político, la de forjar conciencias que propongan la implantación de un modelo económico que afiance y consolide definitivamente la libertad y su institucionalización en estructuras jurídicas y políticas que garanticen efectivamente el derecho de Latinoamérica a una vida propia en comunidad de intereses y aspiraciones" (12). La filosofía, pues, carece de sentido, al menos desde la perspectiva latinoamericana, al margen de la praxis histórica. Desde este punto de vista, es preciso que la filosofía latinoamericana se conforme como filosofía del Tercer Mundo, y como tal, debe ser esencialmente "prospectiva y sintética", "una reflexión no reiterativa sino renovadora de los viejos sistemas del Viejo Mundo, que acompañe y oriente el gestarse de un mundo nuevo. Porque si la filosofía fue predominantemente para el continente eurppeo un saber crepuscular, a posteriori de la historia, en cambio nuestra filosofía ha de ser frente a ese modo histórico de vida agotado y cumplido, contemporánea e impulsadora del advenimiento de una nueva historia" (13). Cabría preguntarse si Agoglia, al poner tanto énfasis en la conciencia y la voluntad como ingredientes fundamentales de la praxis, no ha desviado su (12) (13) Agoglia, R.M., "Filosofía e integración Latinoamericana", en Revista "Historia de las Ideas", N5 4, Die. 1983, p. 111. Agoglia "Tiempo histórico..." op. c. p. 187 264 Marcelo Villamarín pensamiento hacia concepciones idealistas. Yo no me atrevería a emitir, un juicio tan tajante, aunque desde la perspectiva de puntuales interpretaciones maixistas, ello sea así. Ya Althusser, por los años 70, había criticado duramente el "historicismo" gramsciano, desde su perspectiva cienlificista del marxismo. Y mucho antes se condenó el "izquierdismo" de teóricos que, a su vez, habían reaccionado contra concepciones mecánicas de la historia. Y es que, a mi juicio, en el seno de los movimientos sociales de América Latina orientados hacia el cambio de estructuras, como suele llamarse, se ha hecho evidente el dominio de una corriente de pensamiento que atribuye a las "leyes de la historia" el factor determinante de sus cambios. Es cierto que tal expresión, teóricamente, quiere significar una postura opuesta a todo idealismo que absolutiza la voluntad, sucedáneo de una praxis que pretende desconocer los factores objetivos que operan en la historia. En la práctica sin embargo, ha generado un fatalismo que, al reducir los contenidos de conciencia a meros reflejos ideológicos, ha limitado la capacidad creadora de la praxis; ha negado el papel activo de la conciencia y la voluntad y ha terminado por definirse como un vulgar economicismo. Esta posición, en la mayoría de los casos, ha asumido una praxis reiterativa o imitativa, según la expresión de Adolfo Sánchez Vásquez (H). Una praxis que intenta duplicar o reproducir modelos acabados, los mismos que expresarían la "necesidad" con que opera la historia en su decurso. Oponer, por el contrario, una concepción que asigna a la praxis histórico-social el carácter determinante de los cambios operados en la historia, (y ésa es a mi juicio, la línea del profesor Agoglia) significa, rescatar una postura dialéctica, que sin desconocer los factores objetivos, sin minimizar la importancia de las leyes de la historia, acentúa los rasgos particulares del proceso, que son asumidos como la base para la formulación de su proyecto. Es evidente que una concepción de esta naturaleza se vea precisada a destacar la importancia de la conciencia y la voluntad, puesto que, no (l4) Sánchez Vásquez, Adolfo, "Filosofía de la Praxis", Ed. Grijalbo, México, 2da. ed., 1973. Filosofía y Praxis en el Contexto de la Liberación Latinoamericana 265 existiendo modelos acabados sino proyectos que se van constituyendo, el proceso siempre estará abierto y sujeto a la dialéctica objetivo-subjetiva. Una dialéctica a través de la cual las condiciones objetivas devienen en instrumentos provisorios de la praxis, y las condiciones subjetivas terminan por objetivarse en un producto histórico que constituye la síntesis entre las aspiraciones y proyectos de los hombres y los resultados de esa múltiple contradicción entre las fuerzas sociales en permanente pugna. "La conciencia traza, podríamos decir, un fin abierto a un proyecto dinámico y justamente por esta apertura o dinamismo ha de permanecer ella también abierta y activa a todo lo largo del proceso práctico" (15). No existen fines inmanentes ni trascendentes en la historia, desprendidos de una sustancia ontológica que se mueve por sí misma. Todo fin o meta de la historia no es otra cosa que el proyecto inicial trazado por las clases fundamentales de una sociedad. Solo que el producto final jamás coincide plenamente con el modelo inicial, precisamente porque en el decurso del proceso "la realidad no se deja transformar pasivamente" (16). De allí que el proyecto inicial, que se va modificando en el transcurso del proceso, no sea simplemente el resultado de aspiraciones subjetivas. Entraña una elaboración teórica que supone el conocimiento objetivo tanto de la realidad particular, como de las leyes que rigen la historia universal. Ocurre, entonces, que una valoración de la conciencia y la voluntad como ingredientes esenciales de la praxis no es el fruto de desviaciones idealistas, sino de una necesidad histórica, refrendada por la experiencia de los pueblos latinoamericanos que han alcanzado o están en vías de alcanzar su liberación. Nosotros no podemos damos el lujo de esperar de las leyes de la historia la superación de nuestras condiciones deficitarias de alienación. Es tarea urgente la formación de sujetos históricos capaces de asumir en sus manos la tarea transformadora. La recuperación de nuestra sustancia ética de la que habla Agoglia, significa precisamente la recuperación de nuestra capacidad de autovaloración, de autoreconocimiento como valiosos, la recuperación de una personalidad propia de pueblos con historia y con auténtica proyección futura. La recuperación de nuestra capacidad de elección, decisión; el pueblo debe (15) (16) ídem. p. 159 Ibidem. 266 Marcelo Villamarín asumir la conciencia de su ser como valioso. En tanto su eticidad se encuentre profundamenta vulnerada, su capacidad política o estará anulada, o dependerá de la manipulación de sus líderes y caudillos. Por eso también la importancia de superar -mediante la filosofía- la dicotomía entre Etica y Política, legítima cuando el pensamiento moderno en sus albores luchaba por sustraer la praxis de los hombres de aquella conciencia que atribuía a factores trascendentes la organización del estado y la sociedad. Ilegítima hoy, cuando, reproduciendo un maquiavelismo que nada tiene que ver con Maquiavelo, se manipulan las conciencias abusando de la ignorancia, se tortura y se encarcela, anteponiendo siempre la autoridad, el poder, la Razón de Estado, una razón de estado que identifica verdad y poder. El poder produce la verdad, es depositario de la verdad; quien carece de poder, está lejos de la verdad. Superar la dicotomía significa, más que moralizar las altas esferas de poder, devolver al pueblo su sustancia ética, que le permitirá actuar en la escena política con conciencia y voluntad, poniéndose a resguardo del engaño, la manipulación y el chantaje. En suma, no considero ilegítimo el intento de rescatar la conciencia y la voluntad, en el marco de una filosofía de la praxis, a condición de no desconocer que en la historia operan factores que escapan al conü-ol de la conciencia y la voluntad, pero que pueden y deben ser recuperados a través del conocimiento y la acción. Como dice Leo Kofíler: "La historia no la hace la conciencia, pero se hace pasando por la conciencia". No he pretendido ser un intérprete objetivo, ni pretendo ser un seguidor fiel de las enseñanzas del maestro, sino solo en aquello que constituye una norma reguladora de la praxis. El mismo decía que la validez histórica de un pensamiento se determina no por su origen, sino por su función. Que el criterio de verdad para juzgar un pensamiento no es la autoridad de sus fundadores, sino la razón de su saber y su eficacia para mover la voluntad. Si a modo de conclusión es necesario establecer un juicio provisional sobre su pensamiento, es preciso hacerlo a la luz de los criterios señalados. Yo diría entonces que más importante que determinar su filiación marxista o hegeliana y su origen idealista o materialista, es verificar su función respecto Filosofía y Praxis en el Contexto de la Liberación Latinoamericana 267 de la praxis. Para quienes nos preciamos de haber sido sus discípulos -sin que eso signifique defensa incondicional de sus planteamientos- su filosofía fue fecunda en cuanto supo proporcionamos serios elementos de crítica. Pero, sobre todo, fue valiosa, porque supo transmitimos esa fe en el hombre y en la sociedad, aun cuando nuestra propia condición deficitaria, como él gustaba decir, de hombres oprimidos, y las graves amenazas que se ciemen sobre el futuro de la humanidad, dejen poco lugar a la esperanza. El, sin embargo, jamás perdió la fe en el futuro sobre todo de América Latina. Signado por una experiencia dolorosa, sufrida bajo la bota humillante de una de las más crueles dictaduras de su patria, no solo que no perdió la fe y la esperanza, sino que hizo de ella el germen de su nuevo humanismo. Quizá por ello valoraba tanto el temple de los "espíritus nobles", que son capaces de jugarse la vida, como una apuesta, no siquiera ante la certeza del futuro, sino tan solo ante su esperanza, aun cuando la historia termine por demostrarles que estaban equivocados. Tal vez recordaba su propia experiencia para reafirmar su fe, cuando decía: "El hombre contemporáneo abriga la íntima certidumbre de que el único y verdadero ideal es lograr su humanidad, y que para ello solo dispone de sus propias capacidades y decisiones, pues es él mismo quien se realiza en la historia. Si así no fuera, ella carecería de valor formativo, no sería la experiencia y el camino de su propio desarrollo espiritual. Pero, más que las doctrinas y los análisis centíficos y filosóficos, han sido sus propias experiencias históricas: el rigor y la injusticia, las agresiones, alevosías, falsificaciones y alienaciones, a la vez que las posibilidades vividas las que le han inculcado indeleblemente al hombre actual que la historia no puede tener otro sentido ni ser otra cosa que el proceso de su propia liberación, y también que en esta lucha por conquistar su condición humana depende sólo de sí mismo, de su valor para jugarse su propio ser a la esperanza" (17). (17) Agoglia, "Conciencia Histórica y Tiempo Histórico" p. 90. AGOGLIA: AMISTAD Y POLÍTICA UN PEQUEÑO HOMENAJE José María Egas No quiero pecar de sentimental al recordar mi amistad con un hombre extraordinario, que llegó al Ecuador en circunstancias dramáticas, preñadas de dolor familiar y patriótico, pero con una reserva humana de recuperación y de superación que se convirtió en paradigma de conduela, de inquebrantable vocación intelectual, dentro de las más profundas connotaciones creativas. Muchas veces nos inclinamos por ditirambos a la memoria de personajes que han servido a nuestro país o a los intereses históricos de los pueblos latinoamericanos, desvirtuando superficialmente la objetividad del juicio; sólo trato de rendir homenaje a la memoria de un hombre que durante cerca de diez años sirvió académicamente a esta Universidad y al Ecuador en su condición de filósofo, pero volcando su esfuerzo, al mismo tiempo, a la investigación de nuestros propios valores culturales en una amplia perspectiva histórica, tan descuidados por algunos intelectuales criollos sometidos, casi con una rutina, a un academicismo tradicional y parroquiano. Este hombre fue Rodolfo Mario Agoglia... Llegó con su mujer Lidia y su hija, huyendo de la barbarie fascista, que había asesinado a su único hijo varón en el umbral de su casa... Agoglia estaba desgarrado: su espíritu libraba una lucha titánica para superar la tragedia y lograr un reencuentro con su propia filosofía trascendente. Y encontró la posibilidad de hacerlo. Algunos Revista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Año XV - N s 47 Agosto 1987 - Quito, Ecuador 270 José María Egas meses antes, las familias Roig y Cerutti -igualmente perseguidas- habían encontrado calor solidario en un grupo de ecuatorianos que supo apreciar sus valores humanos e intelectuales. Fácilmente Agoglia se integró a este pequeño círculo inicial de latinoamericanistas y luego pasó a formar parte de la Facultad de Ciencias Humanas, conjuntamente con Arturo Andrés Roig y el chileno Enzo Mella, gracias a los propósitos visionarios de Hernán Malo González Posteriormente, fuimos consolidando una amistad en función de nuestras específicas actividades académicas. Agoglia, como filósofo, no podía concebir mis descamados análisis políticos no sólo del Ecuador sino también de América Latina; yo, en cambio, no aceptaba elaboraciones filosóficas, sobre todo respecto a la Historia, si no partían de situaciones concretas, relacionadas con un orden de relaciones sociales según fuera la naturaleza de las diversas formaciones socio-económicas de la región. Recuerdo gráficamente nuestra primera discusión. Comíamos una menestra que él denominó "menestra a la imperial", en contraste con la simple menestra de lentejas que, se suponía, era la característica de nuestro país. Nos pusimos de acuerdo en que, en verdad, podíamos llamarla "a la imperial" por la cantidad de ingredientes que la formaban. Estábamos en mi casa, en un ambiente sencillo, en que Teresa y Lidia cruzaban ideas sobre la situación del Conservatorio Nacional de Música y de la Escuela de la Sinfónica. Mientras las dos se recreaban en sus quehaceres musicales, la tensión entre Agoglia y yo -en medio de la cerveza y el vino-, terminó con una pregunta insólita que le lancé en revancha por aquello del "imperio". El comprendió mi reacción, y llenándose de paciencia, me insistió en la pregunta. Le reiteré en que me definiera cuál era su "pensamiento político", y me contestó": "Yo soy peronista". La explicación inmediata de esa afirmación fue una magistral exposición de una concepción filosófica de la política, en términos de proyección histórica, en la cuál cabían dos elementos fundamentales: el hecho de que en América Latina se presentaban periódicamente determinados acontecimientos que tenían que ver con la suerte del Estado, del poder político, y el hecho de que eso se traducía necesariamente en una recomposición de fuerzas sociales que se reflejaba en un "proyecto nacional", del cual se podría generar una "filosofía latinoamericana". Subrayó el hecho de que hasta principios de los Agoglia: Amistad y Política Un Pequeño Homenaje 271 años 40, Argentina experimentaba una profunda crisis de valores culturales, de antagonismos sociales, de vacíos de poder que impedían la consumación de un "proyecto nacional", como consecuencia de la propia debilidad del "Radicalismo", liderado durante las tres primeras décadas por la figura carismática de Hipólito Irigoyen. Para Agoglia, el fenómeno "peronista" era una expresión de "unidad" de todos los sectores y clases sociales en tomo a la idea de una nueva Argentina, que tuviera en el manejo del poder político la forma más viable de mediación de la globalidad de los intereses sociales. Se trataba, en el fondo, de un análisis de tipo moral y ético, en el que se daba prioridad a la funcionalidad del Estado dentro de una expansión creciente de la masa popular, cuyos sectores medios y grupos proletarios fabriles se habían convertido en fuerzas definidoras del proceso político. Le expresé algunas reservas personales sobre su concepción respecto a la relación estructural entre la base social y el Estado, y más concretamente entre la sociedad civil y la sociedad política, según las concepciones de Hegel y Marx; y le señalé también mi interés en conocer su criterio sobre las contradicciones que se dieron en el seno del "justicialismo" en el momento coyuntural de definir su planteamiento ideológico entre "socialismo" y "nacionalismo". En su respuesta, salpicada de elocuencia y fina ironía, se limitó a reiterar su admiración a Marx, sobre todo en sus aportes al esclarecimiento del concepto de "ideología", al descubrimiento de la profunda "alienación" humana en el capitalismo y a la función del Estado dentro de las contradicciones sociales. En cuanto a la génesis y objetivos del "justicialismo" me subrayó el hecho de que los niveles de "conciencia de clase" de la masa trabajadora se movían pendularmente entre el imperativo histórico de "lo nacional" y la viabilidad de un proyecto socialista. Según él, lo primero definió la historia de su país, antes que lo segundo: al fin y al cabo, las acciones políticas de los partidos de izquierda -insistióestaban enclaustradas en un "academicismo teórico", que no echaba raices en los intereces más sentidos de la clase trabajadora. Sin embargo, yo pensaba en un Aníbal Ponce, que en contextos sociales diferentes, elaboró un pensamiento teórico-político tan trascendente como el de José Carlos Mariátegui, en el Perú. Pero la hora estaba avanzada, y nos despedimos con un gran abrazo hasta la próxima oportunidad... Estaba satisfecho, porque el fin lograba arrancar a Agoglia una pequeña cuota de su pensamiento político. De todos modos, llegué a la conclusión, con ésta y otras conver- 272 José María Egas saciones, que para Agoglia la existencia de una "filosofía latinoamericana" estaba en directa relación, en gran medida, con los grandes movimientos socio-políticos de nuestras naciones que tradujesen no sólo nuevas alternativas en la estructura y en el ejercicio del poder, sino, además, renovados caminos para la manifestación espontánea de la cultura de los pueblos. Y este pensamiento lo mantiene sin equívocos durante toda su vida de intelectual. Es importante reproducir, a este respecto, algunas de sus ideas, reveladoras de inquietudes vitales. En su libro "Conciencia histórica y tiempo histórico", publicado en 1980, afirma que "... no cabe duda de que la ausencia de filosofía propia en Latinoamérica debe estar indicando algún otro tipo de deficiencia, y la más inmediata es, sin duda alguna, que no hemos filosofado ni filosofaremos desde nuestra propia condición humana y nuestra propia situación histórica", y más adelante puntualiza que "... las pocas veces que se han insinuado entre nosotros intentos de un pensar filosófico propio, éstos han sido acompañados, o mejor precedidos siempre por un análisis previo de ese denominado "ser nacional", tal cuál sucedió en Argentina, con las generaciones del 90, la de Forja y la del año 1945". Y termina con la siguiente afirmación: "En cambio, en los períodos en que ni se manifestó esa preocupación, ni se verificó tampoco esa búsqueda, la filosofía siguió una linea que no fue nacional y no dio ningún sistema propio específico de nuestra América". Es decir, que si bien Agoglia mantiene, por otro lado, la tesis de que en el arte y la literatura, Latinoamérica ha descubierto su específica capacidad creativa, no así en el campo de la filosofía, en el cuál no se alcanza todavía una interpretación que corresponda a su propia realidad. En esto siempre fue radical: nadie discute la capacidad de los intelectuales de la región para hacer filosofía; pero esta filosofía no ha sido "original". Sería una larga y rica discusión, como ya la ha sido desde varias décadas, el tratamiento de este tema. Tan rica es la historia socio-política de America Latina, tan variada y múltiple, revolucionaria y reformista, hacia atrás y hacia adelante, dialéctica y evolutiva, que bien valdría la pena, a propósito del pensamiento de Agoglia, armar un debate relacionado con la posibilidad de una filosofía criolla de la región, o sobre su existencia misma, en lo que tiene que ver con su ontología histórica y con el peculiar y complejo ser de sus pueblos. Pasaron semanas y meses, y llegó otra invitación formal a una cena a su casa. Mi mujer y yo llegamos puntualmcne, y al abrir la puerta de su departamento ubicado frente a la Universidad, le pregunté sobre el menú, y él Agoglia: Amistad y Política Un Pequeño Homenaje 273 me dijo: hay unos raviolis extraordinarios, que los he preparado personalmente. Lo perseguí a la cocina y se me ocurrió decirle: voy a comer unos sabrosos raviolis "justicialistas". La reacción fue cordial; una amplia sonrisa se dibujó en ese rostro con barba leninista, y me anunció anticipadamente otra conversación que yo la consideré tan rica en conceptos políticos, como había sido la mantenida por mí menestra. Eran los años del Decanato de Agoglia y de mi sub-Decanato, en medio de los dramáticos acontecimientos de "Las Malvinas". Me manifestó que Galtieri representaba la máxima expresión de una demagogia militarista, que había destruido las bases de la unidad nacional. En esos momentos yo pensaba en los largos años de dictadura militar en la patria gaucha y en el sufrimiento de innumerables argentinos en el exilio...; en esa Argentina que ya había dejado de ser un proyecto histórico, pero que la representaban en sus más hondos contenidos culturales los Agoglia y los Roig... La dictadura atravesaba por sus momentos de agonía, por eso acudía al arbitrio patriotero de reconquistar las Malvinas, en circunstancias en que la oposición interna y las presiones intemacionales habían decretado su condena final, pero Agoglia, después de este juicio inapelable, no perdía de vista la perspectiva de las ambiciones inglesas, con la ayuda de los EE.UU.- Se trataba, según él, de una expresión más del drama latinoamericano frente a su propia insurgencia interna y a los intereses de dominación internacional. Posteriormente, durante los meses en que se desarrollaba el proceso electoral argentino, conversamos frecuentemente sobre las posibilidades de reunificación de las fuerzas sociales y políticas en tomo al proyecto más caro de Agoglia, el de la "unidad nacional" de su país. Muchas veces le insistí sobre mi criterio de que la última presidencia de Perón, en los años sesenta, se había convertido en el detonante de la multiplicación de tendencias ideológicopolíticas en el seno del peronismo, dentro de un amplio abanico de izquierda y derecha que habría una nueva etapa histórica para Argentina, superando períodos que ya no tenían razón de ser en el contexto actual. Sobre esta interpretación, Agoglia me expresaba siempre algunas discrepancias... seguramente pensaba en que el vigor de la "revolución peronista" podría reaparecer con formas que respondieran a la naturaleza del nuevo proceso democrático que experimentaba su país. TERCERA PARTE CRISIS EN LA METAFÍSICA Y NUEVAS PERSPECTIVAS DESDE EL PENSAMIENTO CRISTIANO* Julio Terán Dutari, S.J. Mucho se dice, precisamente en instituciones cristianas de Filosofía, que hay una crisis en la enseñanza de la Metafísica, a la que no se le reconoce ya ni la importancia formativa ni el papel fundamental y sistemático que hasta hace pocas décadas parecía tener. Existen ciertamente plausibles explicaciones de estos hechos, relacionadas con las vicisitudes por las que en estas mismas últimas décadas han pasado todas las instituciones culturales y también eclesiásticas. Sin negar la gravedad y acierto de tales juicios, el presente trabajo intentará descubrir causas más profundas de la crisis que afecta a la enseñanza metafísica: causas que residen en la Metafísica misma, y que por lo tanto -inesperadamente para algunos- tienen que ver de modo intrínseco con el cristianismo como fuerza histórica metida ya desde hace veinte siglos en el pensar de la humanidad. Esta fuerza del pensamiento cristiano ha servido en el pasado para dar mayor vigencia a la Metafísica, pero también para acelerar y agudizar su crisis actual; creemos que así mismo podrá servir para abrir a la Metafísica nuevas perspectivas de futuro, que serán también las mejores oportunidades de una filosofía cristiana. * Ponencia presentada en el Segundo Congreso Mundial de Filosofía Cristiana, Monterrey (México) octubre 1986. No presentamos aquí la Ponencia del mismo autor en el Congreso de Cuenca titulada "Los fundamentos de un nuevo orden político", pues ya se publicó en su obra "Religiosidad, Cultura y Política. Reflexiones en tomo a Puebla", Quito, Ecuador, 1984, pp. 265-291. Revista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Año XV - N s 47 Agosto 1987 - Quito, Ecuador 275 Julio Terán Dutari, SJ. Expondremos, pues, esquemáticamente estas dos partes: Influjo del cristianismo en la consolidación y difusión de la Metafísica. Papel del cristianismo en la crisis metafísica modema y contemporánea. Nuevas perspectivas metafísicas, desde el cristianismo, quedarían abiertas de este modo. 1. Influjo del cristianismo en la consolidación y difusión de la Metafísica Partiremos aquí de una interpretación propia, acerca de la Metafísica y su historia, que debe mucho a los análisis de Martín Heidegger en lo que consideramos más utilizable de su compleja obra, tan profunda y tan andariega, hasta por sendas perdidas; obra que nos descubrió horizontes accesibles en los comentarios y reacciones de nuestros maestros muniqueses (1). Compartimos la convicción de que la crisis actual de la Filosofía ha de referirse en el fondo también a la Metafísica y su crisis, pues la Filosofía "occidental" (que es punto obligado de referencia, aunque no modelo exclusivo, para todo lo que seguimos llamando con los griegos "filosofía") se ha entendido siempre a sí misma como Metafísica; y es precisamente esa Metafísica la que se confrontó con el cristianismo desde los comienzos de éste. Para captar mejor estas conexiones históricas, evoquemos algunos hechos: la idea que desarrollaron los griegos sobre Metafísica; la versión platónica en que se plasmó clásicamente esa idea; la recepción y corrección de esa versión platónica por parte del cristianismo en su expansión creciente. 1.1. Idea de Metafísica entre los griegos Metafísica, originariamente una designación bibliográfica (los libros de Aristóteles que venían "más allá" de los libros referentes a lo "físico"), (1) Recordamos aquí especialmente a los dos metafísicos cristianos, el Profesor Max Müller, en cuanto respecta a la problemática ontológica; y el Profesor Karl Rahner SJ., para las relaciones con el pensamiento del cristianismo; ambos maestros enseñaban también con su ejemplo a corregir a Heidegger y, en todo caso, a ir más allá de él. Crisis en la Metafísica y Nuevas Perspectivas desde el Pensamiento Cristiano 279 designa luego clásicamente una concepción profunda de toda la realidad, vista desde lo humano como un centro; aparece allí el proceso de trascendencia característico del hombre y de su pensamiento: un paso (o progreso) de un término inferior (o superficial) a otro superior (o más hondo). Según Heidegger, se puede decir que para los griegos se da este paso, como ascenso o descenso del orden óntico al orden ontológico, a través de un triple momento. El orden óntico es aquel que con vocablos ordinarios llamaríamos el de las cosas, y con términos de la filosofía modema podríamos señalar como orden del objeto, del fenómeno, de lo dado "para mí", de lo empírico.- Desde aquí se pasa al orden ontológico, por los siguientes momentos: Del fenómeno empírico al ente (con términos modernos: al "númeno", a la "cosa en sí", liberada de su relación y dependencia a mí mismo para ser "ella misma"). - Del ente al mundo (o sea a la totalidad de los entes en su estructura intrínseca, que no es una mera suma). Del mundo al ser (como al principio constitutivo del mundo de los entes y de la "entidad" de los entes mismos). Estos tres momentos serían sólo explicación de aquel único y mismo "paso", en el cual consiste la trascendencia de la Metafísica. Resultan de aquí los siguientes conceptos claves de la Metafísica: a) El ser, como concepto el más abarcante, que permite establecer todo un esquema metafísico fundamental. b) Los entes que conforman el mundo, cuyas diversas regiones se constituyen por la respectiva esencia (o manera de ser propia e inalienable). c) El hombre, cuyo pensar (y actuar todo) lo convierte en centro desde el cual se estructura el esquema metafísico, por lo que debe decirse que la esencia del ente "hombre" entraña una peculiar y constitutiva relación al ser. 280 Julio Terán Dutari, SJ. 1.2. Versión platónica de la Metafísica Quien da su forma clásica a la Metafísica (aun antes de ese nombre) es Platón, autor que recoge lo más genial de la obra de los presocráticos y cuya huella permanece muy fuerte en su discípulo Aristóteles, a pesar de todo el esfuerzo que éste realiza por depurar el platonismo. Los siguientes puntos pueden verse como claves del platonismo metafísico: a) La concepción dualista de la realidad (desde el hombre): Por un lado está lo sensible, que se identificaría con lo óntico, es decir todo lo relativo, lo cambiante y por lo mismo temporal, lo contingente. Por otro lado está lo intangible - inteligente, que se identificaría con lo ontológico, o sea -en definitiva- lo^ absoluto, lo inmutable y por tanto etemo, lo necesario.- En el hombre, se consagra el dualismo extremo de cuerpo y alma; en tomo al hombre, el dualismo de mundo material y mundo espiritual. La tarea del hombre está en superar el dualismo por la adhesión al elemento superior, que es el inteligible. b) La concepción de la historia: Lo inteligible, que es el mundo auténtico, se degrada por su inmersión en el tiempo, el cual -como movimiento de lo sensible es el medio en que se despliega lo inauténtico a través del ciclo, perpetuamente repetido, de la vida y de la muerte. Sin embargo, el hombre puede, gracias a su alma, proteger lo auténtico a través del tiempo y recuperarlo individualmente para la eternidad. c) La concepción del ser: Ese perpetuo retomo de lo mismo en la historia está soportado y movido por el SER, principio último que se extiende a todo (aun a lo totalmente otro de sí mismo, que es la materia o NO-SER), confiriéndole modos diversos ("esencias") de estar en el mundo y de estar presente al hombre. El significado del ser lo concibe el hombre dentro de esa inmutable presencia a su propio entendimiento, que se establece en el acto de intelección o intuición cognoscitiva, como ideal de pensar. d) La concepción de Dios: En la coincidencia perfecta de ser y entender que el hombre descubre como ideal por la reflexión de su pensamiento, mira el platonismo la esencia de eso divino que la experiencia religiosa de Crisis en la Metafísica y Nuevas Perspectivas desde el Pensamiento Cristiano 281 los griegos y de los otros pueblos había ubicado en diversas divinidades. Hay, por tanto, el Dios (único en cuanto absoluto) que es puro entender y ser por esencia. e) La concepción de "Metafísica". La Metafísica, en cuanto movimiento del alma humana, impulsada siempre a pasar de lo óntico a lo ontológico, aparece en el platonismo como una posibilidad de salvación que, desde un recto conocer o "sabiduría", desarrolla una "ética" o modo de obrar sobre lo sensible para salvar dentro de sí lo auténtico, percibiendo a la vez un rescatado fulgor de etemidad sobre el mundo (función "estética"). 1.3. Recepción corregida parte del cristianismo de la Metafísica platónica por Cada uno de los cinco puntos fundamentales, en que hemos resumido la versión platónica de la Metafísica, es recibido, pero al mismo tiempo corregido, por el pensamiento cristiano, que entrega así a la cultura occidental una idea consolidada (greco-cristiana) de Metafísica: a) El dualismo en lo humano y en toda la realidad: Los "dos mundos", el inteligible (al que ahora se llamará espiritual) y el material sensible, no son eternos (e increados), sino creados por Dios (en el tiempo). Por consiguiente, aunque no se prescinde de una concepción dualista básica, todo dualismo se concibe reductible por necesidad a un único principio superior y libre. Simultáneamente aparece, por la misma razón, una valoración positiva de la materia. b) La historia, aunque sigue apareciendo en general como lo inauténtico frente a la etemidad que es propia de Dios, cobra también un carácter positivo, pues se sabe que, ante la Encamación del Hijo de Dios y ante su Resurrección gloriosa, queda roto cualquier "perpetuo retomo de lo mismo" y se concibe la historia como dirigida escatológicamente a una vida eterna de "nuevos cielos y nueva tierra". c) El ser ya no aparece como una especie de demiurgo que se proyecta sobre la materia (en cuanto ésta significa no-ser) y determina el curso circular de 2S2 Julio Terán Dutari, SJ. la historia, pues está claro que como a principio de todo debe mirarse a Dios, cuya libre misión del Logos y del Espíritu en la creación del mundo explica el que haya ser y no-ser. Pero esto mismo entraña que se siga aceptando la concepción del ser para explicar el mundo, con su relación a Dios, y para entender al hombre (ya que se mantiene el sentido del ser desde el autoconocimiento del hombre). d) También Dios se sigue pensando con ayuda de la concepción del ser, como plenitud del ser y del espíritu (o sea de lo puramente inteligible), aunque se añaden más explícitamente los aspectos de amor y de libertad en Dios (y consiguientemente en la concepción del espíritu como reflexión perfecta del ente sobre sí mismo). Pero la principal corrección está en que a Dios, como único Señor, se lo ve ahora por encima del mismo ser y se le declara incomprensible por parte del espíritu humano (2). e) Para la Metafísica, como movimiento de "salvación" de este espíritu humano, se abre una nueva posibilidad con el cristianismo, ya que éste proclama una esperanza cierta de salvación en Cristo, Señor de la Historia, por medio de su Espíritu, cuya acción se concibe como la que nos mueve a pasar de las realidades teirenas materiales y sensibles a las realidades etemas y espirituales. Si bien se corrige la idea de salvación en el sentido de que toda acción naturalmente recta -como la de la Metafísica- debe estar sobrenaturalmente elevada para poder producir obras meritorias que lleven (2) La suprema expresión de esta incomprensibilidad (que no es incognoscibilidad, sino más bien supone que conocemos a Dios como misterio) se halla en la idea de la Trinidad divina; por lo cual es justo decir que para el pensamiento cristiano los conceptos de Padre, de Hijo o Logos, y de Espíritu, siendo conceptos antropológicos fundamentales, desbordan el concepto de "ser", sin dejar de atenderlo. La única manera cristiana de relacionar el ser (y todo el mundo que este ser está estructurando) con la Trinidad (de Padre, Hijo-Logos, Espíritu) es la concepción de la analogía (o proporción de semajanza cruzada siempre por una mayor desemejanza, como la entendió el Concilio IV de Lelrán y como la ha vuelto a revalorar en nuestros días Erich Przywara: Cfr. J. Terán Dutari, Christentum und Metaphysik. Das Verháltnis beider nach der Analogielehre Erich Przywaras. Munich 1973; y muchos artículos posteriores en castellano). Por supuesto la base conceptual formal de esta doctrina de la analogía es también griega, y platónicoaristotélica, pero su contenido desborda lo que los griegos pensaron y constituye un auténtico aporte del pensamiento cristiano a la metafísica, no sólo en cuanto toca a las relaciones Creador-creatura, sino también -consecuentemente- en cuanto a la constitución relacional de la creatura misma. Crisis en la Metafísica y Nuevas Perspectivas desde el Pensamiento Cristiano 283 a la vida etema, también es cierto que se concede mayor valor a los procesos naturales por su capacidad de ser asumidos en la obra salvadora de Cristo; y al mismo tiempo se descubre la responsabilidad tremenda de la actividad "metafísica" del espíritu humano, pues no sólo puede ser instrumento para salvar sino también, cuando se pervierte, para condenación etema. En muchas de las herejías contra la fe, ante todo en las herejías gnóstica y maniquea con su exageración del dualismo platónico, se cree poder localizar estas formas pervertidas de "Metafísica". 2. El cristianismo ante la crisis moderna y contemporánea de la Metafísica El que en nuestro tiempo esta Metafísica, tan profundamente influida antes por el pensamiento cristiano, se debata en una grave crisis, cuyas raíces están en el desarrollo de toda la filosofía modema, es cosa comúnmente admitida por partidarios y opositores del pensar metafísico. Muchos consideque con esta crisis se está liquidando definitivamente la Metafísica; otros en cambio, concediendo que han sido graves golpes los que se le han dado por parte de los filósofos más famosos desde Kant para adelante, se esfuerzan por restablecer la Metafísica al margen de esas corrientes filosóficas o, a lo más, con ciertos retoques accidentales tomados de algunos planteamientos periféricos de las mismas. Aquí deseamos presentar la convicción de que las más grandes figuras filosóficas desde Kant hasta nuestros días han dado una contribución positiva a los problemas metafísicos; y más todavía: que lo positivo del aporte está relacionado íntimamente con una intención en el fondo muy cristiana, lo conciban así o no estos autores; pero -finalmente- que en todos ellos el aporte positivo muestra graves insuficiencias, precisamente en aspectos importantes que resultan en definitiva contrarios a la posición cristiana. Por tanto, quedan abiertas a la Metafísica nuevas perspectivas de futuro, en cuanto el pensamiento cristiano está llamado a sanar las insuficiencias dichas y a impulsar de este modo la problemática metafísica hacia planos más altos, muy importantes para el hombre de hoy. Tomaremos en seguida, a título de ejemplos, cinco autores, que pondremos en relación con cada uno de los cinco puntos tratados a propósito de 284 Julio Terán Dutari, SJ. mostrar cómo se ha conformado y consolidado la Metafísica (3). Por causa del estrecho margen de este trabajo, sólo desarrollaremos el primer punto con el primer autor, mientras dejamos apenas insinuada la materia referente a los otros cuatro. El esquemafilosóficodesde el que se hace la siguiente revisión lo he expuesto en otros trabajos y deberá quedar aquí inexpresado; pero es el de la "analogía del ser", con el ritmo trinitario de la libertad, según la actualizó Erich Przywara. 2.1. Kant y el dualismo en el hombre Lafigurafilosófica de Kant está ligada a un ataque destructivo contra la Metafísica como ciencia. Pero hay que entender bien la intención de ese ataque: así se descubre en Kant un aspecto eminentemente positivo, un aporte aunque insuficiente- de gran valor para la causa de la Metafísica, que está ligado a impulsos ciertamente cristianos. Según la concepción de la Edad Modema, la Metafísica era ciencia en cuanto encamaba un saber académico, orientado de acuerdo con el ideal matemático del conocimiento. Este saber pretendía alcanzar, por sus propios métodos (ante todo, por las diversas formas de raciocinio), sus objetos propios (el espíritu y lo espiritual. Dios, el ser. . .), que se suponía estaban en una esfera superior del mundo de los objetos, es decir, "más allá" de los objetos de la naturaleza estudiados por las ciencias físicas y circunscritos a lo materialsensible, lo espacio-temporal, en cuanto tal. (3) Sobre cuatro de estos autores, en relación con los problemas metafísicos, hemos tratado en nuestro libro: "Conocimiento y Tradición Metafísica. Estudios gnoseológicos sobre Bergson, Heidegger, Husserl, Hegel, Kant, Tomás de Aquino" (Quito, 1981). Debe aclararse aquí que en ese libro se toma una posición ciertamente muy decidida en defensa de la Metafísica que nos ha legado la tradición, pero también demasiado unilteral en favor del "tomismo trascendental" con que Rahner y su escuela, en un cierto momento del pensamiento católico de nuestro siglo, acogió apones básicos de Kant, Hegel, Husserl y Heidegger, tratando de integrarlos en la tradición metafísica del pensamiento cristiano inspirado en Tomás de Aquino. Este proceder en principio nos parece correcto y conveniente a la situación actual de la filosofía; sin embargo, el desarrollo concreto que de ese programa se hacía, lo hemos visto desde entonces cada vez más relativizable y susceptible de complementos y aun de correcciones no sin importancia, como en parte se insinúa aquí en el presente trabajo. Crisis en la Metafísica y Nuevas Perspectivas desde el Pensamiento Cristiano 285 En la Edad Modema, antes de Kant, se habían ido considerando cada vez más los "objetos metafísicos", por una especie de analogía con los objetos físicos, bajo ciertos aspectos cuantitativos que parecían permitir una creciente aplicación, en Metafísica, del método matemático, tenido como ideal de la ciencia: Las ideas matemáticas de lo claro y lo distinto las utiliza Descartes para caracterizar el modo de ser del espíritu; en esa línea usa también la idea de mecanismo, cuantificable matemáticamente, para definir la vida y el mundo (conceptos tradicionalmente pertenecientes al ámbito metafísico); y pronto se aplicaría a Dios la idea matemática de infinito. Frente a esta "objetivación cuantificante" de los temas metafísicos, que se imaginaba dar más valor y prestigio a la Metafísica, como a reina dentro del concierto de las "ciencias", Kant declara que la Metafísica no es ciencia, puesto que no se refiere a ningún plano de "objetos" sublimes, que estén más allá de los objetos físicos. Según Kant, los temas de la Metafísica tratan más bien de otro asunto (aun sin darse siempre cuenta de su completa "trascendencia"): la intención metafísica va referida al plano del "sujeto"; y en el sujeto lo importante para Kant no es un Yo (al que llama "yo empírico"), sino el campo de posibilidad para que haya objetos (los cuales, por lo demás, se entiende entonces que puedan conocerse por el yo empírico y estudiarse por las ciencias físicas). De este modo, la revolución copemicana que Kant pretende realizar, hace captar de otra manera muy distinta la trascendencia en que, desde los griegos, se ha visto consistir la Metafísica: no tendríamos con ésta el paso hacia otro mundo de objetos superiores, sino más bien la apertura hacia las condiciones de posibilidad de los objetos mismos. Alguien dirá que este conocimiento de tales posibilidades ya no merece llamarse, según Kant, Metafísica. La cuestión de nombres ha quedado oscura e indefinida en la obra kantiana, pero la intención del autor aparece en ésta bastante clara: quiere desarrollar una filosofía trascendental, prácticamente como equivalente de la Metafísica clásica. Y lo propio de talfilosofíano es contra lo que a veces en forma simplista se cree- aquella construcción altamente especulativa de la "Crítica de la razón pura" (teórica), sino la posición que se establece con las dos Críticas, de la razón teórica y de la práctica. 286 Julio Terán Dutari, SJ. Es un dualismo de teoría y praxis en el hombre, lo que Kant ha elaborado con sufilosofíatrascendental; y esto significa una reelaboración de la Metafísica, desde el primero de sus tradicionales fundamentos sistemáticos, que en este trabajo habíamos señalado como dualismo de lo sensible y lo inteligible (4). Arriesgando una simplificación, que sin embargo creemos bastante apta para hacer comprender la intención kantiana básica y su aporte a la causa metafísica, diríamos que en Kant el salto metafísico se da, primariamente, de un modo de conocer en que actúa la razón teórica, a otro en que domina la razón práctica. Desde esa razón práctica -y sólo desde ella, según creemos acertado interpretar- se fundamenta en Kant la crítica total del conocimiento; se presenta entonces la crítica de una razón teórica que no es capaz de justificar su "equipo metafísico connatural" (Metaphysik ais Naturanlage), mientras por otro lado se siente irresistiblemente llevada hacia un ámbito que está más allá de los objetos de experiencia (que para Kant son sensibles e inteligibles a la vez, de acuerdo con el significado clásico de estos conceptos). Pero, sobre todo, se justifica ahora, a através de una crítica de la razón práctica, ese mismo ámbito de lo trascendente, aunque no en el sentido "objetivo" sino en un sentido más hondo, presupuesto a lo objetivo, que tiene que ver con la acción libre del hombre, dirigida a fines espirituales, bajo la acción providente de Dios, por encima de los límites de la muerte, pero enradicalaceptación de la finitud de lo que no es divino. En esta forma, la dualidad ontológica del hombre -y la del mundo, visto desde el hombre- ya no se expresa en los dos conceptos ónticos contrapuestos de materia y espíritu, sino más bien en la distinción de dos modos de obrar sobre los objetos, con su correspondiente luz operativa (llamada por Kant "razón"): el modo "técnico" de obrar, dirigido al reino de la naturaleza y (4) De hecho, en la Crítica de la Razón Práctica reaparece el nombre platónico de "mundo inteligible" como designación del campo de temas propio de la Metafísica: el reino de los fines, la libertad, la inmortalidad del alma. Dios. Y el texto y su contexto no deja ninguna duda en cuanto a que este "mundo inteligible" era lo que verdaderamente importaba a Kant con su Crítica, la cual pretende dejar ese mundo inteligible a salvo por igual de ataques sin fundamento y de vanos argumentos defensivos.- En cuanto a la aspiración que tuvo Kant de construir la verdadera Metafísica como filosofía trascendental, y a la reinterpretación que desde esa intención debe darse al dualismo de teoría y praxis, cfr. mi libro "Conocimiento y Tradición metafísica", en el artículo sobre Kant N. 1.3.2, pp. 220-222. Crisis en la Metafísica y Nuevas Perspectivas desde el Pensamiento Cristiano 287 sustentado en la experiencia y en la necesidad bajo la luz de la razón teórica, la cual se desarrolla sistemáticamente en la ciencia (empírica) y el modo "responsable" de obrar, dirigido a la intersubjetividad en el reino de los fines, sustentado por un "imperativo categórico" bajo la luz de la razón práctica, desarrollada en el sistema de la moral y de la religión. Avanzando un tanto en nuestra exposición del dualismo humano, según Kant, podemos afirmar que gracias a la razón teórica el hombre efectúa un salto por encima del modo de ser característico del animal, mientras por su razón práctica supera esta misma racionalidad humana teórica y realiza verdaderamente el ideal de "salvación" que ha movido a la Metafísica desde sus inicios. En efecto, el acto de la razón teórica es lo que constituye según Kant propiamente el "conocer"; pero conocer es más que sentirse afectado por "la cosa en sí" del mundo: es lo que diríamos un "interpretar" esa cosa del mundo, desde el mismo hecho de estar afectado por ella (hecho que acontece dentro de parámetros interpretativos espacio-temporales), pasando por el trabajo interpretativo de los esquemas de la imaginación, las categorías del entendimiento y las ideas de la razón, hasta la obra frontal que hay en la misma apercepción trascendental. A través de este proceso, que el ilustrado Kant nos ofrece con marcado barroquismo, es como el hombre "conoce la cosa del mundo", la que el animal sólo percibe acogiendo impulsos y reaccionando ante éstos por el instinto. Para no quedar encerrado en ese mundo de las cosas y sometido a ellas, el hombre tiene "razón teórica": una luz operacional interpretativa que le permite entender esa "cosa" como una naturalezafija,ordenada, con una multiplicidad organizada de objetos que actúan unos sobre otros de acuerdo con leyes y que pueden conocerse por la ciencia y dominarse por la técnica (y hasta diríamos que asegurarse por la ideología, si con un sentido anacrónico usamos esta palabra tan de moda para evocar el papel de las tres famosas ideas reguladoras de larazónteórica). Si nos elevamos ahora al ámbito de la ftzón práctica, encontramos que su acto constituye un modo superior del conocer, llamado por Kant "fe". Se trata del modo más alto de la luz racional, que tiene sus principios a priori prácticos (en sentido estricto, ya que no se derivan de principios teóricos), y se refieren al actuar de la libertad humana ante el bien. La razón práctica es la que capta un imperativo categórico (hacer siempre lo que pueda ser norma 288 Julio Terán Dutari, SJ. universal de acción humana); lo capta la razón practica pura, pues no hay aquí motivación utilitaria. Hay por el contrario la manifestación de la idea práctica del bien, incondicionalmente obligatorio. Y hay con todo esto la convicción de que puede responderse a la obligación. Y este "poder" incluye tres grandes condiciones de posibilidad, en las que Kant encierra lo que estamos llamando su Metafísica: Libertad, como capacidad de actuar así en el mundo; Dios, como garantía de sentido total; inmortalidad como plenitud del actuar a través de la finitud (Kpv, A 238). ¿Entraña esta posición crítica un aporte que hace avanzar la Metafísica? Creemos que en principio sí lo es, porque devuelve a los temas metafísicos su ámbito propio, el que les corresponde por tratarse de un saber de salvación y de una sabiduría que fundamenta la ciencia. Se intenta restituir a su puesto originario las cuestiones básicas de Dios, del espíritu, del bien y del mal, de la capacidad que el mundo tiene de ordenarse por el hombre bajo esos poderes. Y cuando hablamos de "puesto originario" pensamos, sí, en el que los primeros filósofos griegos asignaron a esas cuestiones, pero más todavía en el puesto que les había dado el pensamiento hebreo-cristiano, ese pensamiento que corrigió, reforzó y difundió la Metafísica griega. Con esto estamos diciendo no sólo que hay en Kant un aporte positivo a la Metafísica, sino también que éste lleva en sí "objetivamente" el impulso del pensamiento cristiano. Precisémoslo. Ante todo, ¿por qué hablar de aporte positivo? La respuesta está en que resulta convincente una postura filosófica que en esas cuestiones dichas ve asuntos de otro rango y categoría ontológica que los de los objetos del conocimiento experimental dirigido a la acción técnica utilitaria. Se avista con acierto un "mundo" distinto, al que se accede por otro camino, racional ciertamente, pero no alcanzable por las simples leyes de aquel primer tipo de conocimiento. El que Kant llame "fe" a este otro modo de captar racionalmente la realidad, para la acción moral, tiene que ver con un impulso cristiano originario, pues ni Dios, ni el bien, ni el hombre mismo en cuanto capaz de Dios y del bien, y destinado a éstos, pueden aprehenderse por los simples principios ontológicos querigenel mundo experimental, tan sólo prolongados y traspuestos a una región ulterior yrecóndita;por más vigencia que sigan teniendo en este campo esos principios, han de intervenir aquí otras fuerzas cognoscitivas específicas, y esas tienen que ver con las actitudes básicas de la Crisis en la Metafísica y Nuevas Perspectivas desde el Pensamiento Cristiano 289 existencia humana en su dimensión moral yreligiosa,que resulta así fundamental para todos los otros modos de actividad cognoscitiva dimensionantes del conocer humano (5" Pero a pesar de todo se revela una insuficiencia honda en la posición de Kant, que nos atrevemos a ubicar en su coincidencia sólo muy vaga con todo lo que entraña el impulso cristiano' de que hablábamos. Consiste la insuficiencia en que este ámbito de lo "metafísico" lo considera Kant centrado de tal modo en el sujeto humano, que no sólo reconoce a éste una omnímoda autonomía a priori, sino también hace de las demás grandes concepciones metafísicas, fuera del hombre mismo, inclusive el ser y aun Dios, meras funciones posibilitantes del obrar humano, con lo que desaparece el carácter de gratuidad, de diálogo ambiguo, de don misericordioso y de esperanza verdadera que tiene la existencia humana; y por aquí llega a desaparecer también la verdad de lo metafísico más que humano, y en definitiva la Metafísica toda, que se pretendía salvar, si no como ciencia, al menos como parte constitutiva imprescindible de la estructura cognoscitiva y operativa del hombre (6). (5) Piénsese en el "conocimiento por connaturalidad" en Tomás de Aquino, y en el valor cognoscitivo de la esperanza según San Agustín. Como una ilustración de esta forma de ver, por lo que toca a la esperanza, cito esta significativa frase de Kant, subrayando lo que ahora interesa: "Cuando obramos bien, tal como está en nuestro poder, nos es dable esperar que aquello que no está en nuestro poder ha de concedérsenos de alguna otra parte, sepamos o no de qué manera" (KpV, A 230). Hay aquí una desconcertante cercanía con esa otra famosa fiase de San Agustín: "Dios no manda lo imposible; pero al mandar nos insinúa hacer lo que podemos y pedir (en la oración) lo que no podemos; y de esta manera ayuda a que podamos". (6) Mucho se ha comentado, por parte de filósofos católicos, que el subjetivismo extremo y el autonomismo excluyeme de Kant estarían íntimamente relacionados con su visión protestante del cristianismo. Esto explicaría, por una parte, el que sus posiciones estén influenciadas por un auténtico impulso cristiano; y, por otra, el que ese impulso haya obtenido sólo resultados insuficientes. (Cfr. Erich Przywara: Kant heute. Eine Sichtung. München-Berlín, 1930). Con esta observación no se pretende volver a establecer frentes confesionales en la valoración de posiciones metafísicas, puesto que en el espíritu ecuménico del Vaticano 11 debemos estar más atentos a nuestros propios pecados (también intelectuales) -por lo que no dudamos aquí mismo en hacer objeciones, por ejemplo, a un Heidegger con su procedencia católica (y podrían hacerse también a la recepción católica de Kant en el tomismo trascendental). Yendo más al fondo de las cosas, hay que convencerse de que el impulso cristiano en los filósofos -sea cualquiera su procedencia confesional- siempre 290 Julio Terán Dutari, SJ. De todos modos, Kant ha marcado un ámbito a los problemas metafísicos que, por más objeciones que se le hagan, no puede simplemente abandonarse para retroceder a una postura anterior; debe más bien relacionarse con las auténticas fuentes (griega y cristiana) de nuestra Metafísica, que de alguna manera han permanecido presentes en los más grandes filósofos clásicos cristianos. De hecho, el percibir los aciertos y, al mismo tiempo, las insuficiencias de Kant, llevó la filosofía a nuevos intentos, también importantes para las cuestiones metafísicas, e indispensables para la actual conciencia de estas cuestiones, como vamos a insinuar con breves apuntes a continuación. 2.2. Hegel y la historia El idealismo alemán restituye la Metafísica, en cierto modo como 'ciencia", bajo el punto de vista del sistema. La intención de una filosofía trascendental, lanzada por Kant, se hace allí presente. En Fichte tiene un desarrolloriguroso.Pero en Schelling se abre con genial visión al problema de la libertad, que Kant había puesto como resumen de los temas metafísicos, y da por resultado una obra amplia y difícil que muchas veces se volvió a replantear desde sus fundamentos (7), razón que en buena parte explica la mejor suerte alcanzada por el tercero de los grandes idealistas, Hegel, con su concepción sistemática desplegada a través de sucesivas entregas concéntricas. En Hegel el problema de la libertad se plantea con las dimensiones de la historia en forma tal que esta última aparece casi como lo que llamaríamos el tema central de la Metafísica, aunque en nuestro esquema no es sino el segundo de cinco temas. está amenazado de distorsión, como lo enseña magistralmente el mismo Przywara: cfr. el correspondiente acápite en nuestro libro ya citado: Christentum und Metaphysik, ("la Filosofía auténtica entre pecado y redención") pp. 482-490; y por otra parte -a diferencia de lo que sucede en la teología, tutelada intrínsecamente por los dogmas de la fe, a través del magisterio de la Iglesia- no existe ninguna instancia superior que ampare definitivamente al filósofo (por supuesto tampoco al filósofo católico) en su quehacer específico, ya que la "norma negativa", además de ser puramente extrínseca, sólo actúa -cuando más muy tarde, como control, después que se han encamado las inspiraciones fundamentales, difíciles de discernir como tales en su referencia a Ufe, inclusive para el mismo autor. (7) Cfr. M. Heidegger: Schellings Abhandlung über das Wesen der menschlichen Freiheit (1909). Tubingen 1971. Crisis en la Metafísica y Nuevas Perspectivas desde el Pensamiento Cristiano 291 El acertado aporte de Hegel para la cuestión metafísica, en perspectiva cristiana, creemos que de algún modo podría hacerse consistir en concebir la historia, no sólo con aquel carácter positivo general que el cristianismo le reconoce, por su orientación escatológica relacionada con la libertad de Dios y del hombre, y que ha impulsado poderosamente la Metafísica, como ya dijimos; sino además en superar la posición por la que esta positividad de la historia aparece ligada exclusivamente a la creación de condicionamientos (colectivos y estructurales, ciertamente) por los que los individuos humanos libres operan su salvación individual escatológica. Hace ver Hegel, frente a esto, que en la historia hay la fuerza de la libertad divina y de la libertad humana, indestructiblemente trabadas, que estructuran de forma racional e inteligible una realidad en que ya lo definitivo está presente, y que por tanto tiene un cierto valor definitivo no únicamente en lo que respecta a los individuos aislados, sino también en lo que toca a las comunidades, a los pueblos y a la misma familia humana. Esto lleva a sobrepasar los límites individuales de una salvación trascendente, por la que se esfuerza el saber metafísico, haciendo caer en cuenta de que la trascendencia no puede realizarse por evasión de la historia, sino desde dentro de la historia misma, en un radical compromiso con la amplísima trama de relaciones sociales que, a través del tiempo real, son movidas por la libertad humana, bajo el horizonte de la libertad divina misteriosamente omnipresente. Esto que llamamos el acierto de la concepción hegeliana de la historia lo vemos inspirado por un impulso cristiano básico, que en la trayectoria concreta de Hegel es innegable, puesto que su formación teológica juvenil significó, según su propio testimonio, la inspiración de su sistema filosófico ulterior. En cuanto al contenido mismo, esta concepción de historia como el poder universal en que se despliega la actuación de Dios a través de la creación, bajo la fuerza del Logos, hasta dar paso en el hombre a la libertad del espíritu que ordena todo dialécticamente desde sí mismo, ofrece una semejanza "objetiva" insoslayable con el concepto cristiano de Reino de Dios que llega con poder en el Espíritu por la acción del Logos, creador y recreador universal, y se manifiesta en el Pueblo de Dios, destinado a penetrar en todas las naciones a través de los tiempos, para llevar, en su misteriosa orientación escatológica, hasta esos "cielos nuevos y tierra nueva" donde Dios será "todo en todas las cosas", como culminación -a la vez destructiva, plenificante y superadora- de la historia total. 292 Julio Term Dutari, SJ. Enrealidad,una auténtica escatología cristiana, así como no podrá jamás absolutizar la acción del hombe sin tomar en cuenta la acción soberanamente libre de Dios, Señor de la historia, así tampoco puede nunca dejar de lado la acción libre del hombre, no como individuo aislado sino como ser personal inteligente y volente de acuerdo con grandes unidades de sentido, en múltiples redes relaciónales que se extienden a todas las culturas de todas las épocas. Esto último nos parece que, como concepto cristiano, es acogido en Hegel y marca un avance que debe recogerse, más allá de las concepciones individualistas de la salvación con frecuencia muy ajenas al mundo y a sus avatares, que venían repitiéndose con bastante periodicidad en el pensamiento cristiano. Sin embargo, la insuficiencia de la concepción histórica hegeliana para un pensamiento auténticamente cristiano, también está para nosotros fuera de duda, pese a la seducción que ha ejercido y sigue ella ejerciendo sobre teólogos y filósofos, tanto protestantes cuanto católicos: En definitiva -y esto podría y debería razonarse y fundamentarse con entero rigor- Hegel suprime la auténtica libertad personal, la humana no menos que la divina, en favor de una racionalidad e inteligibilidad férrea y omnipotente, por su posición dialéctica (no "analógica") de las relaciones entre Dios y el mundo (lo cual es más grave referido al mundo humano), y también de las relaciones entre los factores condicionantes de la libertad del hombre. En esta forma de pensamiento racionalista e idealista totalitario se destruye el verdadero misterio de la historia, pero también su verdadera esperanza, apoyada en una misericordia divina que gratuitamente otorga a los hombres, por la participación libre en la cruz redentora de Cristo, el poder de salvar las comunidades y los pueblos heridos por el pecado pero sanados ya, todos en principio, por la gracia. 23. Husserl y el Ser También en lo referente al tercer punto de nuestro esquema metafísico, en lo que se ha visto como el corazón de la Metafísica, la concepción del Ser, podemos encontrar que la reciente historia de la filosofía nos aporta contribuciones positivas, dignas de acogerse en lo que tienen de inspiración auténtica, básicamente cristiana. Crisis en la Metafísica y Nuevas Perspectivas desde el Pensamiento Cristiano 293 Tal vez sorprenda que como ilustración de lo que son estos aportes acerca del Ser traigamos aquí a Husserl, cuyo sistema -por cierto también sin cesar replanteado por el mismo autor, incluso como Metafísica revisada- se ha calificado de idealismo trascendental, precisamente por su reducción del Ser a la conciencia. Pero opinamos que aquí también hay mucho de positivo, si prescindimos de los detalles, por más importantes que sean en la construcción sistemática, para tratar de asir la inspiración profunda En su vuelta a Descartes, a los comienzos mismos del pensamiento moderno (que sin duda tienen raíces mucho más antiguas, por ejemplo en San Agustín), Husserl en cierto modo va más atrás del planteamiento kantiano (aunque por otra parte no logra asumir todo su avance); va, sin proponérselo con estos términos explícitos, hasta el sentido del Ser en esa su relación con la conciencia, que el mismo Kant había dejado a la vista. La intuición que guía fundamentalmente a Husserl puede describirse diciendo que el Ser tiene estructura de conciencia. No que todo lo que existe "sea conciencia"; sino que cuando decimos "esto es" o más particularmente "esto es así" (y justamente lo hacemos de este modo siempre que hablamos), nos referimos a las cosas, o a lo existente en cuanto a su "ser", que equivale a decir, en cuanto tiene relación con las intenciones cognoscitivas, volitivas, afectivas etc. de la conciencia, la conciencia nuestra o aquella con quien la nuestra se comunica, dentro de la intersubjetividad (8). En el fondo hay aquí el intento de purificar la Metafísica, despojándola de ese último resto de irracionalidad constituido por la concepción griega de la materia. Esta, en efecto, aparece para la Metafísica de los griegos como el noser; como algo que, paradójicamente, es requerido por el Ser para desplegar el cambio en la historia. Cuando ahora Husserl declara que todo lo que "entra" en la conciencia, todo lo que "es", tiene estructura de conciencia, se está eliminando la idea de materia como el anti-ser, pero también y al mismo tiempo se muestra depurada la idea de Ser como la relación umversalmente conciencial de lo dado. (S) Sobre el tema de la intersubjetividad, con el que el idealismo husserliano se purifica y se abre, no sólo a la objetividad sino a la intercomunicación personal, cfr. nuestro artículo sobre Husserl en el libro ya citado: "Conocimiento y Tradición metafísica", pp. 177-192. Atiéndase allí el texto de Husserl que encabeza toda la sección (pág. 151), en el cual se pretende haber llegado a la forma definitiva de la Metafísica. 294 Julio Term Dutari, SJ. Esto lo consideramos un acierto en consonancia con las posiciones cristianas. Se trata de concebir todas las cosas desde el espíritu, un espíritu que, según ya aparecía en Hegel, se define como relación a sí y a los otros, como conciencia. La revelación cristiana proclama que "Dios es espíritu" (Juan 4,24). Nada más consonante con ello, entonces, que entender el mundo creado y material como una participación analógica del Espíritu del Creador, y no al revés, como hicieron los griegos: pensar a Dios desde la dualidad irreconciliable, previamente establecida, de materia y espíritu, como si Dios fuera sólo la superación de un antagonismo existente en el mundo y no el creador del mundo entero con todos sus contrastes, enigmas y misterios. Si aprehendemos a Dios como Espíritu, y aprehendemos todo lo creado desde ese Espíritu divino, entonces la excelsitud de Dios no proviene de que en él se supera lo "negativo" u oscuro de la creatura, sino de que él por sí mismo está por encima de todo, en la enceguecedora tiniebla de su gloria, en una "siempre mayor distancia", que hace posible su íntima y continua presencia creativa y bienhechora al interior de este mundo (9). Pero sin embargo es evidente que estos subyacentes impulsos cristianos (y veterotestamentarios -muy dignos de estudio cuando tratamos del judío Husserl-) han quedado insuficientemente expresados dentro de la obra husserliana en su conjunto. Como en Kant, no se da cabida expresa a los aspectos de diálogo y gratuidad ante esa fuente del "ser" que es el DiosEspíritu, por más que una inteligente hermana de raza y discípula eximia de este maestro, Edith Stein (pronto llevada a los altares por Juan Pablo II) hay? vislumbrado estas genuinas posibilidades en la fenomenología trascendental Como en el otro caso, el de Hegel, tampoco se supera el extremo racionalismo que imposibilita el acceso real a la verdadera concepción de libertad, la libertad humana intersubjetiva, y peor a la soberana y misteriosa libertad divina. (9) El "Deus semper maior", genial expresión de San Agustín, convenido en motivo conductor de toda la obra filosófico-teológica de Erich Przywara, ha dado el título a uno de sus libros más importantes, la Teología de los Ejercicios (Espirituales de Ignacio de Loyola), por desgracia no traducido aún del alemán. (Segunda edición alemana, en dos volúmenes, Wien-München 1964).- Sobre San Agustín y Husserl, véase el pensamiento del mismo Przywara en su obra, traducida al español: "San Agustín, Trayectoria de su genio. Contextura de su espíritu" (Buenos Aires, Revista de Occidente Argentina, 1949). Pp. 64-84: "San Agustín en la actualidad". Crisis en la Metafísica y Nuevas Perspectivas desde el Pensamiento Cristiano 295 A pesar de esto, es insoslayable para la Metafísica el planteamiento de \ íusserl, que al presentar los fenómenos no puede prescindir de hablar acerca de los "datos", de lo "dado" (y por tanto implícitamente de la gratituidad que hay en el Ser con estructura de conciencia); toca al pensamiento cristiano iluminar y llevar a su autenticidad los atisbos legítimos que aquí han quedado insinuados. 2.4. Nietzsche y las concepciones de Dios También sorprenderá que, en relación con el cuarto punto de nuestro esquema, acerca del puesto y concepto de Dios en Metafísica, se aduzca un autor que por reconocidas razones no sólo es tenido como antimetafísico sino también como anticristiano y ateo. Para justificar el que tomemos en serio a este autor comofilósofo,incluso en sus planteamientos sobre Dios, sólo nos contentaremos con invocar aquí el fundamentado parecer de Heidegger (10). Con suma brevedad diremos que Nietzsche se nos muestra, seguramente sin pretenderlo, como un negativo de aquella imagen augustiniana de Dios, a que aludíamos arriba: el Dios siempre más grande. Si el cristianismo ya purificó en sus inicios la imagen de Dios que tenía la Metafísica, es de esperar que siga practicando ese papel, al menos cuando vuelven a surgir críticas, no faltas de plausibilidad, a las imágenes y concepciones que sobre las bases metafísicas se han levantado acerca de Dios. Una de estas críticas, en el fondo positivas, es la que se contiene en el pensamiento de Nietzsche, lanzado en el umbral de nuestro siglo, sean cuales sean las intenciones subjetivas que lo hayan movido a manifestarse así. Nietzsche declara muertas para nuestra edad las imágenes de Dios nacidas de la Metafísica platónica dualista: según ésta. Dios no habría sido sino el valor resumen de los valores hoy llamados "burgueses", que a pesar de su noble apariencia proceden sólo de una "voluntad de poder". La "conciencia trascendental" de Kant, Hegel y Husserl quedaría así desenmascarada en su pretención de absoluta autonomía y dominio, sea (10) M. Heidegger: Nietzsche (Pfullingen 1961, 2 tomos). Muy importante para nuestro presente estudio es el capítulo "La Metafísica de Nietzsche" (11, pp. 257333). 296 Julio Term Dutari, SJ. individualista, sea colectivista, como "voluntad" -más que como conocimientode "poder" -más que de ser. El Dios que sobre esos fundamentos se concibe presenta un doble rostro, igualmente falso: por un lado es la pura e inmutable proyección eterna de la humana voluntad de poder en su "perpetuo retomo" a través de mil formas cambiantes; por otro lado, precisamente por la caricatura del rostro del crucificado Cristo, es el fetiche con que los débiles, los desechados de este mundo, disimulan su impotencia y consuelan su desgracia ciega. Sin duda es un acierto, que cuestiona a la Metafísica desde sus orígenes griegos y desde las desviaciones de su mismo correctivo cristiano, el haber puesto el dedo en esta llaga; porque con demasiada facilidad recae el pensamiento metafísico en estas figuras del "Dios de losfilósofos",rechazado por Pascal en nombre del Dios de Abraham y de Jesucristo, que no es ni el Dios de los poderosos ni el Dios de los débiles, a quien unos y otros sólo pueden reconocer y acoger desde la gratuidad sobrecogedora que nos sale al paso, y que por tanto está por encima y siempre más allá de cualquier sistema metafísico que con justicia y necesidad se refiera a El. Por lo mismo, se pone de manifiesto el límite y la inaceptabilidad de la posición personal que asume Nietzsche con su crítica, al no ser capaz de humildad para reconocer que, ante la muerte de esas falsas concepciones de Dios, surge más nítida -en la sombra de la "analogía"- la imagen del Dios siempre más grande y no por eso menos cercano, origen del hombre y de su mundo, fuente del mismo Ser. 2.5. Heidegger y la superación de la Metafísica Según el pensamiento de Heidegger, que sintetizamos someramente aquí pero aparece de modo progresivo con varios matices peculiares en su obra completa (11), el punto que nosotros poníamos como quinto del esquema, la (11) Desde el comienzo de su obra entró Heidegger de lleno en el problema de la Metafísica. La trayectoria de su pensamiento, bajo esa perspectiva, está delineada en el clásico libro de O. Poggeler: Der Denkweg Martin Heideggers (Pfullingen 1963). Según esa presentación, recordamos que muy pronto puso Heidegger la Metafísica en relación con la historia, y que buscó una fundamentación de aquella en la Crisis en la Metafísica y Nuevas Perspectivas desde el Pensamiento Cristiano 297 idea misma del papel jugado por la Metafísica, debe modificarse. Hay ciertas intuiciones allí también, que creemos acertadas y coincidentes con intenciones básicas del cristianismo. Heidegger considera que la Metafísica debe superarse, porque ha llegado a su fin. "Fin" no se ha de entender aquí en un sentido puramente negativo de destrucción, si es cierto que según el mismo Kant la Metafísica es una "predisposición natural" del hombre, que siempre se va actualizando. Tampoco ha de entenderse en sentido puramente positivo de acabamiento definitivo. (En este sentido se acabaría la Metafísica solo cuando -en un futuro escatológico- cesara la historicidad del hombre, el cual siempre está haciéndose y siempre tiene delante la "predisposición metafísica" como una posibilidad abierta a su libertad). Tampoco se entiende el "fin" en el sentido comparativo de una forma perfecta, insuperable para todos los esfuerzos posteriores, a la que ya hubiese llegado la Metafísica en nuestro tiempo (puesto que no es posible calificar sencillamente de "más perfecta" la expresión de una época con respecto a la de otra). "Fin" lo entiende Heidegger en el sentido de lugar en el que se recogen las posibilidades últimas del modo tradicional como se ha concebido la metafísica desde Platón hasta nuestros días. Para Heidegger, la crisis actual de la Metafísica consiste en que su versión platónica tradicional ya no es capaz de asimilar esa nueva experiencia de libertad y de historia a que antes aludíamos, que no cabe dentro de los moldes clásicos. Esto explica el que aun filósofos como Nietzsche, en quienes asoma radicalmente la nueva experiencia, no lleguen a expresarla realmente en términos metafísicos, porque a pesar de todos sus intentos se mantienen en el marco platónico. ontología fundamental de "El Ser y el Tiempo", muy orientada por su interpretación metafísica de Kant. Concibe entonces la necesidad de regresar al fundamento de la Metafísica, y así la descubre a ésta misma como una historia cuyo fondo permanece oculto y desfigurado. De allí nace la idea de que con este regreso al fondo sólo puede lograrse una "superación" que no es sino desentrañar lo olvidado y soterrado, mucho más atrás de la contextura platónica, aunque en realidad se trata de la experiencia que está mucho más adelante, en nuestro tiempo histórico. 295 Julio Term Dutari, SJ. ¿Cuáles son, pues, los atisbos de Heidegger como caminos "post-metafísicos" del pensamientofilosófico?Al criticar la versión platónica de la metafísica, Heidegger dice que uno de los rasgos principales del platonismo metafísico es el esencialismo: la esencia es la presencia del ser en los entes; las esencias se unifican en el mundo y son así la presencia del ser en el mundo; pero esto significa de hecho que el ser a su vez se concibe sólo como la esencia del mundo y de los entes.- Esta esencia es lo espiritual y lo eterno, y como tal lo normativo, lo que domina el tiempo y el acontecer histórico. Contra este esencialismo se ha levantado recientemente el existencialismo, precisamente en nombre de la experiencia de libertad. Pero el existencialismo es sólo un nuevo caso de inversión dentro del esquema tradicional. En efecto, se pone como clave de la filosofía el concepto de una existencia (la del hombre) que pretende ser libertad omnímoda y llegar por ese camino a darse su propia esencia (Cfr. Sartre). Pero así perdura el esquema tradicional que une esencia y existencia como dos constitutivos últimos del ente, desde los cuales es posibleremontarseal ser como esencia del mundo. Heidegger (quien tiene además otro concepto de "existencia") intenta sustraerse por otro camino al esencialismo y salvar así la experiencia de libertad (que no es la de libertad como arbitrariedad al modo de Sartre). Partiendo de esta problemática de las esencias puede insinuarse uno de los nuevos caminos que busca el pensamiento de Heidegger: No se niega que haya esencias de los entes y un mundo de las esencias; ni se niega la normatividad que es intrínseca a la esencia.- Pero esa esencia no se confunde con lo inmutable, eterno y necesario, ni es por tanto lo "espiritual", ni mucho menos se equipara al Ser (o a Dios); sino que la esencia es el modo de presencia del ser en cada una de las épocas de su historia. Las esencias han ido cambiando históricamente (y va cambiando también con ellas su forma de normatividad) conforme se manifieste libremente de una u otra forma el sentido del Ser en el mundo. Por lo tanto se pretende aquí pensar el Ser en sí mismo y no exclusivamente desde el hombre, desde una conciencia o sujeto o desde una región intemporal.- El ser en sí mismo parece descubrirse así como libertad Crisis en la Metafísica y Nuevas Perspectivas desde el Pensamiento Cristiano 299 radical. Las relaciones del ser a los entes y al mundo son configuradas por un libre mostrarse y ocultarse del ser mismo en las diversas épocas de una "historia del ser", puesta en marcha por esa libertad radical, en el juego de llamamiento y de respuesta que ella suscita entre los entes (y por tanto también en el pensamiento humano condicionado por tal libertad). El pensamiento humano no consiste originariamente, pues, en representación (hacer presente al objeto), sino en atención y respuesta a una llamada, en sumisión a un rumbo abierto (lo cual parece implicar también una actividad de libertad humana en la base misma de la actividad cognoscitiva).- El pensamiento humano, el hombre mismo, no se ha de concebir tanto como algo que tiene ser sino como algo que tiene que ser. La trascendencia del pensamiento, pues, antes aún de ser un paso de subida del pensamiento al ser, es la llegada del ser hasta el hombre. Esta llegada no cae bajo el poder del pensamiento, es libre en las formas de su llegar y de su esconderse, pero es un llamado ineludible (un "tener que ser") para el hombre. La época actual, con su crisis interna, es la de una nueva "llegada y ocultamiento a la vez" del ser. El pensamiento está llamado a la tarea de percibir el nuevo sentido que recibe la realidad, la nueva forma de "esencia" y de normatividad que recibe el mundo y cada una de sus esferas (social, política, ética, artística, técnica, jurídica,religiosa...). ¿Hay aquí aciertos que aparezcan impulsados por una intención cristiana fundamental? Creemos que sí los hay. Prescindimos ahora de los motivos más o menos expresamente cristianos que hayan podido guiar a Heidegger, de los que no poco se ha escrito; prescindimos también de su marcada preferencia po el pensamiento "premetafísico" (y precristiano) de los antiguos griegos, que apunta más bien a cierto fatalismo universal. Lo que nos parece indudable es que su concepción del Ser como acontecimiento histórico libre tiene que ver de suyo con la convicción cristiana de que por encima de todo (desígnese este todo como mundo, esencias, orden absoluto. . .) hay una soberana y misteriosa libertad que dirige la historia. Por lo tanto, una Metafísica que, como saber de salvación, pretende, orientar al hombre en su trascendencia hacia las últimas regiones de sentido y deber, tiene que rendirse ante ese misterio definitivo de libertad, en el momento en que lo percibe penetrar en sus propios 300 Julio Terán Dutari, SJ. confines: es la autosuperación que parece exigirse hoy de los moldes platónicos en que se ha venido plasmando el pensamiento metafísico. Sin embargo, en esas intuiciones de Heidegger, con su colorido místicopoético, ha quedado resonando el interrogante decisivo que él mismo plantea (y al hacerlo manifiesta su irrenunciable procedencia cristiana), pero no llega a resolver: ¿cuál es la relación del ser, como acontecer libre e histórico, a Dios? La respuesta a la pregunta así planteada no puede buscarse sino en la concepción del Dios misteriosa y soberanamente libre que se ha revelado como tal en la historia de un pueblo, desde Abraham hasta Jesucristo, y en esta su libre auto-inclusión en el tiempo ha ido descubriendo la inmensidad de su presencia y vigencia en toda la historia de todos los pueblos, y en todos los ámbitos del Ser. El acontecimiento del Ser no puede significar entonces otra cosa que el irradiar de la soberana libertad divina, que va dando sentido y normatividad esencial al mundo, y así llama, convoca, interpela y conduce al hombre libre, contingente y ambiguo, a través de las expresiones sociales y culturales de su peregrinar hacia el fin sobrenatural y escatológico al que lo destina. La Metafísica podrá "superarse" a sí misma, y con eso encontrará las nuevas amplitudes de su valía, si es capaz de acoger esta experiencia cristiana de libertad histórica esperanzadora, precisamente en esta época de los más desconcertantes logros de la técnica y las más degradantes miserias del convivir humano, y si consigue traducir esa experiencia a los términos racionales, comunicables universalmente, de su propio lenguaje filosófico, despojados de la fijación en formas anquilosadas del pasado, sean éstas las del platonismo o cualesquiera otras que no concuerden ya con la juventud siempre viva del Espíritu de Cristo, que sopla donde quiere por los senderos de la historia. COLABORACIÓN LA CONCEPCIÓN DE DIOS EN LA FILOSOFÍA DEL CARDENAL NICOLAS DE CUSA Lorenzo Peña * ! 1. LA TEOLOGÍA FILOSÓFICA DEL CUSANO COMO DOCTRINA DE LA COINCIDENCIA DE LOS OPUESTOS Constituyen la doctrina y la personalidad1 del Cardenal Nicolás de Cusa un gozne que, marcando el tránsito de la Edad Media al apogeo renacentista, a la vez que recapitulan y asumen, modificándolo, el legado medieval, prefiguran en cierto modo desarrollos filosóficos que sólo siglos más tarde alcanzarán * Agradecemos esta importante colaboración académica del Profesor Dr. Lorenzo Peña, Investigador del Instituto de Filosofía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid, España y ex Profesor del Departamento de Filosofía de la PUCE. (1) Nicolás de Cusa: 1401-64. Cusa, su pueblo natal, está próximo a Tréveris. Estudió con los Hermanos de la Vida Común. Erudito en letras clásicas, en derecho, en matemática y en teología; escribió también pequeños trabajos de matemática, pero su gran obra intelectual es exclusivamente la filosófica. Jugó un gran papel político-eclesiástico: desempeñó una misión diplomática en Constantinopla en 1436 (16 años sólo antes de la caída de la ciudad en poder de los otomanos); fue honrado por los Papas Eugenio IV, Nicolás V (quien lo nombró Cardenal en 1448 y obispo de Brixen en 1450 -al frente de cuya diócesis padeció persecución de la nobleza, siendo encarcelado) y finalmente por su amigo Pío II, quien lo nombró Vicario General de los Estados Pontificios. (Defendió siempre con celo y pasión la reforma de la Iglesia y la pobreza evangélica; mas sus empresas religiosas y políticas Revista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Año XV - N2 47 Agosto 1987 - Quito, Ecuador 302 Lorenzo Peña su plenitud. Hay que guardarse, sin embargo, de ver en el Cusano el albacea del Medievo, y todavía más de querer encontrar en su doctrina filosofías posteriores, o querer reducirla a un embrión de tales filosofías-2 Ni lo uno ni lo otro. Sobre todo por una razón: si el pensamiento cusaniano3 hace en cierto modo suya la tradición filosófico-teológica de la Edad Media, si hunde las raíces de sus propias meditaciones y consideraciones en esa tradición, sacando de ella sus filosofemas propios y hasta hallando en muchos de los puntos de vista más comunes de tal tradición sendos motivos para su propio filosofar aunque, eso sí, sometiéndolos a una reelaboración que a menudo hace cambiar su sesgo-, no está con todo la filosofía cusaniana en continuidad propiamente dicha, o sin más, con la tradición en su conjunto ni menos todavía, con la fueron poco exitosas -lo mismo que le había sucedido a Platón y que les sucedería a Campanella y a Leibniz, p. ej.: destino de los filósofos, que chocan con el muro de intereses creados dominantes y cuyas ideas muchas veces sólo a largo plazo tienen impacto en la vida social.) Exposiciones sucintas, pero excelentes las tres, de la doctrina filosófica del Cusano hállanse en: La metafísica moderna de Heinz Heimsoeth (trad. cast, de José Gaos, Madrid: Revista de Occidente, 1966, 3a ed., pp. 19-30); el tomo IH de la Historia de la filosofía de Guillermo Fraile O.P. (Madrid: BAC, 1966,pp. 153-71): Individuo y cosmos en la filosofía del Renacimiento de Emst Cassirer (trad, cast de A. Brixio, Buenos Aires: Emecé, 1951). Una interpretación sugestiva, pero poco fundada a mi juicio, de la füosofía cusaniana hállase en el libro de K. Jaspers, Nikolaus Cusanus (Munich: Piper, 1964). Uno de los trabajos académicos más serios sobre el Cusano (aunque con un enfoque a la vez metodológico e interpretativo diferente del mío, y aun opuesto a él) es el de Mariano Alvarez Gómez, Die verborgene Gegcnwart des Unendlichcn bei Nikolaus ven Kucs (Munich y Salzburgo. V.A. Pustet, 1968). (El que no se haya traducido al castellano esa magnífica obra exegética de M. Alvarez, así como en general el desinterés en nuestro ámbito geográfico-lingüístico por la obra del Cusano, son claros indicios, junto con muchos otros datos, de una precariedad filosófica en el mundo de habla hispana que sería absurdo pretender ignorar, hay que tomarla en cuenta para luchar por superarla.) (2) Es uno de los pocos defectos de una introducción, por lo demás bonita y útil, a la obra del Cusano, a saber Giuseppe Bufo, Nicolas de Cues ou la métaphysique de la finitude, Paris: Seghers, 1964. (3) Los títulos de las obras de Nicolás de Cusa, citadas en este trabajo según la edición bilingüe de Leo Gabriel (latín con su traducción alemana y comentario de Dietlind y Wilhelm Dupré), Viena: Herder, 3 vols., 1964-67, abreviánse, a efectos de cita, como sigue DI = "De docta ignorantia"; ADI= "Apologia doctae ignorantiae"; DC = "De coniecturis"; Id. = Diálogos "Idiota"; DA = De Deo abscondito"; QD = "De quaerendo Deum"; FD = "De filiatione Dei"; C = "Compendium"; DPL = "De Dato Patris Luminum"; CT = "Complementum Thcologicum"; PF = "De Pace Fidei"; A = "De aequalitate"; VD = "De visione Dei"; B = "De Beryllo"; TP = "Trialogus de Possest"; NA = "De li Non-Aliud"; VS = "De venatione sapientiae"; P = "De La Concepción de Dios en la Filosofía del Cardenal Nicolás de Cusa 303 línea oficial o predominante de la misma, impuesta oreconocidacomo tal en los medios intelectuales preponderantes de la época de nuestrofilósofo,sino que, antes bien, sitúase en clara ruptura con la "secta aristotélica", e.d. con la Escolástica -que él hereda tan sólo sometiéndola a unareelaboraciónque altera su sentido-; mientras que en cambio exalta, o rehabilita cuando era menester, esa otra tradición que había venido siendo cada vez más postergada, descartada, o hasta en algunos casos condenada e incluso perseguida: la del neoplatonismo cristiano, representado principalmente para nuestro filósofo por quien para él es San Dionisio Areopagita, discípulo inmediato del Apóstol S. Pablo (vide B, 111, 12; ADI, I, 580-2); al autor del Corpus Dionysianum reiteradamente ensálzalo Nicolás con sumo respeto y aprecio: 'el divino Dionisio decía sutilísimamente': VS, I, 66; 'Dionisio decía correctamente que de Dios deben los opuestos a la vez afirmarse y negarse': VS, 1,106; 'son [los ejemplares de las cosas], según lo vio óptimamente Dionisio, escribiendo sobre los nombres divinos, las razones de las cosas preexistentes en ella [en la mente divina] según las cuales la sabiduría divina predestinó o predeterminó todo y lo produjo': VS, I, 126; 'Dionisio, más agudo que todos los demás, buscando a Dios descubre que en El se verifican los contrarios conyuntivamente y que la privación suya es excelencia': VS, I, 138; 'Aquel máximo escrutador de lo divino, Dionisio Areopagita': DI, I, 242; 'Dionisio, el más sublime contemplador de lo divino': QD, II, 600; una y otra vez llama Nicolás a Dionisio 'el Teólogo', a secas, como era costumbre llamar a Aristóteles 'el Filósofo': vide, p.ej., NA,1I,524); siendo esa misma tradición la que llega hasta la mística de Eckhart, pasando por un Juan Escoto Eriúgena o incluso por un David de Dinant -cuya doctrina reivindica nuestro autor contra la condena de que había sido objeto4; y Principio"; LG = "De ludo globi". Son mías todas las traducciones que ofrezco de pasajes del Cusano. (En cada caso cítase así: tras la sigla que envía a la obra cuyo titulo venga así abreviado, sigue en romanos el volumen de la edición citada y luego en arábigos los de las páginas correspondientes.) La primera de tales obras es de 1440; las últimas del año anterior a su muerte, en 1464. Discrepando de quienes creen hallar en nuestro filósofo una evolución filosófica -y viendo en el tránsito de una obra a otra sólo rectificaciones menores, que son más bien malizaciones o, mejor dicho, variaciones sobre un mismo tema, penmítome en consecuencia citar trabajos suyos sin precisar la fecha de los mismos. (DI está publicada en traducción castellana por Editorial Aguilar, así como lo están, en otro pequeño volumen, DA y QD.) (4) NAJL522. Es dará prueba del esplendor y la grandeza del Pontificado en ese período -una buena parte del siglo XV, que es al fm y al cabo la etapa mejor del 304 Lorenzo Peña similarmente, si bien podran hallarse huellas del influjo filosófico del Cusano en multitud de filósofos a lo largo de toda la Edad Media, si de ese modo puede nuestro autor, en un sentido lato, ser visto como precursor de muy variadas tendencias, así y todo está su filosofía muy alejada del espíritu preponderante en la Modernidad, a saber: una tendencia acusadamente antropocéntrica, desligadora del hombre respecto de Dios y de la naturaleza y exaltadora de la independencia del ser humano, de su libre albedrío y su poder creador y hasta autocreador5 -algo, pues, que desembocara, en tiempos recientes, en toda esa comente casi antropolátrica de gran parte de la filosofía del siglo XX, corriente de la que apenas ahora empezamos a salir, gracias a un resurgir, cuando no de una apertura al Absoluto, siquiera de un sentido más equilibrado de la relación del hombre con la naturaleza, con sus congéneres de otras especies que también tienen derechos como nosotros, cobrándose conciencia de Renacimiento- el que, pese a todas sus lacras, se destaque por una protección a las humanidades y por una tolerancia y apertura doctrinales, atestiguadas entre otras cosas por el acceso de nuestro filósofo a la púrpura cardenalicia -mientras que en otros períodos un pensamiento como el suyo hubiera merecido sabe Dios qué reprobaciones, repercutibles sobre la persona de su propugnador. (5) Esta caracterización de toda una época, o más bien de su "espíritu" -la "modernidad", que desborda los límites de lo que convencionalmente se denomina 'Edad Moderna', sin por otro lado caracterizar, ni muchísimo menos, a todo el pensamiento de tal período- es, evidentemente, unilateral. Unilaterales y, a fuer de tales, siempre parcialmente falsas son todas las demarcaciones de períodos históricos y, a mayor abundamiento, todas las caracterizaciones de los mismos. Sabido es que hay otras caracterizaciones de la "modernidad" que sin duda vienen también avaladas por evidencia no desdeñable; p. ej. la muy debatida posición de Adorno y Horkheimer, para quienes la modernidad sería el predominio de la razón instrumental con eclipsamiento y a la postre desaparición de la razón sustantiva (la de los fines últimos o valores), lo cual conduciría en definitiva al desvanecimiento de la tazón a secas, en última instancia. Conocida es, en conexión con ello, la posición de Habermas, más matizada, pues se quiere heredera de esa misma modemidad, consumadora y superadora de la misma. Vide J. Muguerza, "Etica y comunicación (Una discusión del pensamiento político de J. Habermas)", Revista de Estudios Políticos N5 56 (Madrid: abril-junio de 1987), pp. 7-63. Ahora bien, yo estoy seguro de que, en la medida en que es correcta esa caracterización, trátase de un aspecto más de la tendencia al antropocentrismo: al desligarse de un Valor transcendente, el hombre oscila entre dos actitudes: la de meramente dar por sentado un consabido orden de fines, en el cual se inserta, con actitud positivista (no se investiga ni se dilucida tal orden, sino que plántase uno en él y sólo aborda problemas que surjan dentro de tal orden); y la de tematizar su propio mundo inmanente como valor supremo. La primera es la actitud de la racionalidad meramente instrumental. La segunda la del humanismo filosófico. Mas, en el fondo, la primera actitud no hace sino aceptar como lo que viene dado un orden de finalidades que es igualmente antropocéntrico, aunque sea en un nivel más ramplón, o más vulgar. La Concepción de Dios la Filosofía del Cardenal Nicolás de Cusa 305 que nuestra especie no puede hallar su papel y su desuno sino percatándose de su relatividad y de su finitud (de que su estar en el mundo no es de ninguna manera un estar el mundo en nosotros o un ser el mundo relativo a nosotros)-6 Además -y precisamente sirve ello para marcar el carácter no moderno del Cusano-, losfilósofosposteriores que más acusan la influencia de nuestro autor, como Giordano Bruno -y, a través de él, Spinoza-, Leibniz, J. Boehme y,finalmente,Schelling y Hegel, son precisamente aquellos que, de un modo u otro, o bien están en oposición al antropocentrismo creciente de su época, o, si no, intentan una síntesis del mismo con una concepción teocéntrica -nó deificando al hombre, sino haciendo de él un lugar privilegiado de la manifestación o incluso, como en Hegel, de la realización de Dios, pero sin (6) Síntomas de esa todavía titubeante y quizá apenas esbozada superación del desvarío antropocéntrico son: por un lado, posiciones como las de los frakfurtianos, aludidos en la n. 5; el tránsito o viraje (kehre) que desemboca en la filosofía del último Heidegger, con su apertura, aunque silenciosa, a lo transcendente, desde la filosofía del primer Heidegger, una de las más violentamente antropocéntricas (pese a la ulterior y autocaritativa versión de la misma que, tras el desengaño o la amargura de 1945, se empeñará en buscarle -en buscarse a sí mismo- el propio Heidegger); el auge de la filosofía analítica, cuyo método caracterizante, si bien neutral en una cuestión sustantiva como ésta, marca ya por ello ruptura con la tónica de aquellos filosofares que ni aun metodológicamente pueden ir más allá de lo humano-subjetivo o buscar un orden de cosas, de normas, de reglas, de principios o de consecuencias que no venga dictado por el sujeto humano y su autoconsideración; y, más en particular, dentro del vasto movimiento de la filosofía analítica, la apertura a la gran temática de la metafísica tradicional, ahora replanteada con instrumentos más imbuidos de análisis crítico y racional, desembocándose en una serie de reconstrucciones de toda esa temática que guardan afinidades acusadas con diversos sistemas de la metafísica prekantiana e incluso precartcsiana; en estos últimos tiempos ya, hechos como la boga del ecologismo y, mejor todavía, el movimiento de los "animales' rights"; dentro del marxismo, tendencias tan variadas como la de Althusser y la del último Garaudy, coincidcntcs al menos en rechazar la visión del marxismo como humanismo antropocéntrico. (Omito mencionar esfuerzos filosóficos como los de N. Hartmam -con su atinada crítica de primer Heidegger- Maurice Blondel, porque eran sólo precursores de una situación que apenas ahora, ya sepultados ellos desde hace años, está empezando a apuntar. Y naturalmente, por razones obvias, me abstengo de hablar aquí de la ontofántica.) Poco, sin duda, y además, las más veces empeñado aún por resabios de eso mismo que, sin embargo, empieza por ahí a venir rebasado. Así y todo, leídos con las claves que hémonos permitido utilizar, los síntomas mencionados reveíanse indicios de una manera nueva de mirar al mundo, que ya no será la de la modemidad (aunque yo prefiero no usar el término de 'posmodemidad', contaminado por tantas connotaciones.) 506 Lorenzo Peña que Dios mismo pierda con ello su protagonismo e iniciativa absolutos. La exaltación cusaniana del hombre como deus humanus está en la línea, no del endiosamiento del hombre que se opera desde los titubeos de los humanistas7 hasta la filosofía del primer Heidegger, sino en esa otra línea genuinamente cristiana de la patrística griega, del Corpus dionysianum; sobre todo, que, si enaltece al hombre y cree en su divinización, hácelo de tal modo que se concibe esa elevación del ser humano a una participación del ser divino en su misma divinidad -o sea, esa en cierto modo identificación del hombre a Dios- como una filiación especial, obra de Dios y de la que nosotros seríamos meramente partícipes y beneficiarios, mas nunca agentes principales. Señalar eso no impedirá a nuestro filósofo darle al hombre lo que es del hombre -al revés. En la primera mitad del siglo XV podían sonar las declaraciones cusanianas como muy similares, en su sentido y en su letra, a las de los humanistas. Con ellos rompe nuestro autor una lanza en contra del yugo de la lógica aristotélica. Con ellos aboga por un modo de argumentar que aune verdad, belleza y afecto. Con ellos insiste en el valor del ser humano, contra las tendencias -en el fondo más propias del maniqueísmo y el dualismo que del cristianismo- a ver en el hombre, o al menos en su componente corporal, algo intrínsecamente pervertido. Pero asoman ya acentos diversos, que irán encontrando sendos ecos en la ulterior evolución del pensamiento filosófico. Por eso hoy, cuando nos debatimos con el marasmo y el desbarajuste8 a que nos han llevado el humanismo antropocéntrico y la tecnocracia -a veces (7) (8) Es quizá sintomático que uno de esos humanistas, iniciadores titubeantes del antropocentrismo -que ellos no profesaban todavía sino a medias-, a saber Lorenzo Valla, considere, en sus invectivas contra la escolástica, al Cusano y a Boecio como los dos adalides o representantes máximos de lo que él ataca. Y sin embargo hay muchos motivos en común entre Valla y el Cusano: denuncia del Liceo y de la lógica aristotélica en particular, ensalzamiento del hombre, amor por las letras clásicas; pero desde perspectivas que curiosamente ya en su origen, cuando están apenas brotando, manifiestan su diversidad y hasta su divergencia. Vide mi artículo "La superación de la lógica aristotélica en el pensamiento del Cusano", de próxima aparición en La Ciudad de Dios (El Escorial). Valla es ya un positivista antimetafísico (y es ésa -hémoslo visto más arriba- una de las dos caras del inmanentismo antropocéntrico); por ello combate, no sólo a Aristóteles, sino a toda metafísica. El Cusano desarrolla una nueva metafísica de raigambre más platónica que aristotélica. ¡Cuánto lamentaría que se entendieran mis recriminaciones contra la época en que vivimos como un pasadismo reaccionario! No, nuestra época no es peor que las que la han precedido. Al revés, yo creo en el progreso histórico como un ir cobrando mayor existencia (más alto grado de realidad) nuestra especie y un ir así existen- La Concepción de Dios en la Filosofía del Cardenal Nicolás de Cusa 307 hermanos enemistados, pero siempre retoños de un mismo tronco9-, paréceme que la filosofía cusaniana constituye una de las más atractivas fuentes de insciando al cosmos, o a la parte del cosmos que es su habitáculo. Nuestra época tiene destacadísimos méritos y pasará a la historia como un período de enormes avances, de los cuales yo, por mi parte, soy el primero y más encendido defensor y adalid, en intransigente oposición a toda añoranza de un pasado que ha merecido pasar. Pero el progreso histórico no es nunca rectilíneo; ni es uniaspectual la historia humana -como tampoco lo es la evolución en general. Avances en un aspecto vienen a menudo (¿o siempre?) contrarrestados, en parte, por retrocesos en otros aspectos. Que sea un retroceso -es más: una aberración- esa ilusión del hombre de verse a sí mismo como último arbitro, fin y hasta fundamento del ser es algo que no ha de callarse porque los pensadores reaccionarios hayan sido, o sigan siendo, los primeros en señalarlo. El desbarajuste en que nos encontramos hoy es ideológico, doctrinal: tras la quiebra de las concepciones religiosas -que guardan todavía, ¿qué duda cabe?, gran influencia, pero que sin embargo están en nuestra sociedad literalmente marginadas, relagadas a un papel que no es ni mucho menos central-, empieza la bancarrota a alcanzar a los que fueran sus herederos, los credos de redención social, que -cualesquiera que fueran sus otros vicios o virtudes- tenían siquiera el gran mérito de mantener una noción de la direccionalidad de la vida, un sentido del estar en el mundo que había que entender y asumir, y que de algún modo venía dado por alguna instancia superior por lo menos a las decisiones subjetivas tratábase de "El sentido de la historia" o su marcha, o la constitución dialéctica del Universo. (Que esa crisis tiene algo -o mucho- que ver con la ausencia en tales credos de una perspectiva transcendente es cosa que me propongo examinar en otro lugar.) ¿Y todos esos nuevos atisbos o vislumbres doctrinales a que aludíamos más arriba, en la n. 6? Estimulantes, alentadores. Pero, por lo débiles, titubeantes y, a menudo, ambiguos que son, no autorizan a creer que el marasmo esté superado, ni siquiera propiamente superándose, sino sólo empezando (o, mejor, yendo a empezar) a ser superado. (9, Piénsese en el caso de Heidegger, quien sólo poco a poco, a lo largo de su viraje, ha ido abriéndose a la iniciativa y el poder de lo transcendente (mas desgraciadamente en una posición acusadamente irracionalista -con lo cual su alternativa resulta inaceptable para quien, en continuidad con la gran tradición metafísica, ve al ser como racional, como una luz inteligible y plena de sentido que no repugna a la razón, aunque nuestra pequenez nos impida captarla más que de manera insuficiente): durante muchos años, los clarinazos heideggerianos contra el pensamiento científico-técnico, contra el pensamiento calculativo y no meditativo, contra el manipuleo tecnocrático en suma, venían asociados a la prédica de un cosmorama que hace del mundo mismo algo cuyo ser lo tiene por el hombre, pues en ese existenciario que sería el ser-en-el-mundo está el mundo como un componente, el cual carecería de ser sin el ser-ahí (el hombre) que lo pone como siendo -de tal manera además que lo no humano es algo cuyo existir es primariamenie, no ciertamente el estar-a-mano, la manipulabilidad (eso también lo tiene, pero no básica sino derivadamente), pero sí un estar ante-las-manos, o (permitiríame yo traducir) al alcance de la mano. A menudo humanismos así han venido constituyendo un "complemento anímico" de la tecnocracia que con ellos se repaitia el terreno y los papeles a Juga^ 308 Lorenzo Peña piración para desarrollar una concepción filosófica de la realidad que, justipreciando el ser y la valía del hombre en la creación, remitiendo su sentido a la relación con Dios, consiga una correcta jerarquización de valores e ideales gracias a que haga eso, no volviéndonos a encerrar en los moldesrígidosy estrechos de las viejas dicotomías -que creíamos ya superadas, pero que hoy vemos revivir10-, e.d. no en la estrechez asfixiante de la metafísica y la lógica aristotélicas, sino con una visión fluida, dinámica, contradictorial, en la cual Dios y sus criaturas se relacionen de manera más íntima que con una mera distinción que excluya por completo la no-distinción y en la cual el ser mismo de Dios se nos revele, no como la inmovilidad del acto puro, sino como quietud moviente11 y como igualdad de lo desigual12, proyectando hacia nosotros ese fulgor de la igualdad como único nexo sustentador del ser -en tanto que el aristotelismo apenas podría rebasar, por su rígido estaticismo, una consagración y consolidación del (des)orden establecido. En resumen, lafilosofíacusaniana es una filosoflía original, que debe de ser estudiada en sí misma, y no reducida ni a las influencias que recibe ni a las que luego vaya ella a ejercer. (Desde luego que unafilosofíaes lo que es en y por sus relaciones con otras -y también por sus vínculos con toda la conciencia pública de su época y de otras épocas;, pero, como resultado de tales relaciones, un sistema filosófico posee su entidad yfisonomíapropias, que han menester de ser estudiadas por el contenido doctrinal mismo que encierran.) (10) Está claro que aludo a las nuevas y múltiples variantes de neoaristotelismo en general y de hüemorfismo en particular. Véanse mis artículos "Cosmología aristotélica y ciencia moderna". La Ciudad de Dios, año 103, Vol. CC, N5 1 (El Escorial: enero-abril de 1987), pp.21-35, y "Agregados, sistemas y cuerpos: un enfoque difuso conjuntual", Theoria N 5 1 (S. Sebastián, 1985), pp.159-75. (11) En DIJ,276, dice nuestro filósofo que 'toda vivificación, todo movimiento y toda inteligencia existen originándose de El, y en El y por El' y que en El 'descansa en su fin todo movimiento'; descansa porque en lo Infinito coinciden los contrarios y los contradictorios, de tal manera, sin embargo, que lo imperfecto es en Dios perfecto, la alteridad es identidad, el movimiento es quietud (vide L G j n ^ % ) : por eso añade el Cardenal en DIJ,278: Dios es la entidad de todo movimiento, su realización plena como quietud -mas quietud «loviente y dinámica. Fuera desvirtuar Í Dios, finitizarlo, el querer excluir de El a uno de los opuestos- y eso en general para cada par de opuestos. (12) Será evocado este tema de la Igualdad en Nicolás de Cusa en la Sección 4 del presente articulo. La Concepción de Dios en la Filosofía del Cardenal Nicolás de Cusa 309 Puntualizaré, para cerrar ya esta Sección, que, si estoy recomendando un cierto retomo a unfilosofarcomo el de Nicolás de Cusa, ello no significa, ni muchísimo menos, que esté yo dispuesto a suscribir en su totalidad esa doctrina. Veo en ella una fuente valiosísima de inspiración. Y coincido desde luego en bastantes cosas con ella. Pero no son menores los desacuerdos, que al lector, cuando esté al tanto por otros trabajos de mi propio enfoque filosófico, no le será difícil advertir. 2. LA IDENTIDAD DE LOS CONTRADICTORIOS EN DIOS Y CON DIOS Una de las interpretaciones de la filosofía cusaniana que se han propuesto recientemente13 es aquella según la cual para el Cusano encontraríase Dios, no en una coincidencia de opuestos, sino más allá de tal coincidencia; la coincidencia sería sólo el muro que nos impediría acceder a Dios; o, según se mire, la barrera que, al ser franqueada -pero con tal de que la dejemos atrás, de que vayamos más allá-, nos permitiría encontramos con Dios. Según tal interpretación Dios no estaría en sí caracterizado por una identidad de contrarios y de contradictorios; tal identidad sería mera apariencia; sería sólo cómo se presenta Dios a las criaturas intelectuales, no porque sea El así, sino porque la criatura dotada de intelecto se lo representa así al carecer de otro medio de entender que sus conceptos, que ella indebidamente extendería más allá de su ámbito propio, a saber lo finito. No voy a volver aquí sobre la crítica detallada de esa lectura que he expuesto en otro lugar14- Frente a esa lectura, ésta es la que he venido defendiendo en trabajos anteriores: Dios es lo Infinito; no hay más que un infinito, pues infinito es aquello que carece de límite, y, de haber dos infinitos, de algo carecería al menos uno de ellos, siendo esa carencia lo que lo distinguiera del otro; mas, carencia es h'mite. Por la misma razón, no hay nada fuera del Infinito: toda realidad está en El. Dios tiene, pues, todas las (13) Propónda Mariano Alvarez en el libro citado en la n. 1 de este artículo. (14) He criticado tal lectura en "Au-dela de la coincidence des opposes: Remarques sur la Théologie copulative chez Nicolas de Cuse", por publicarse en Revue de Théologie ct de Philosophle (Lausana, Suiza). 310 Lorenzo Peña determinaciones. En efecto: todo lo que está en Dios es Dios; y toda determinación de algo que esté en Dios es, pues, una determinación de Dios. Además, por el principio de quinto excluso, dada una determinación, y dado un ente, o éste la posee, o no, o ambas cosas, o ninguna (cf. DI,I,212 y TP,II,294). ¿Cuál de esas cuatro alternativas escoge el Cusano? Si el ente es finito, se excluyen las dos últimas alternativas: o la posee o no; entendiéndose ahí que la partícula disyuntiva 'o' vehicula exclusividad mutua, no porque de suyo la vehicule,, ni tampoco por la naturaleza o índole peculiar de los términos alternativos que está enlazando, sino por la finitud del sujeto de tales determinaciones,finitudque impide la conyunción de los contradictorios; así pues, en ese caso -tratándose de entes finitos- las dos alternativas, por exclusión de las otras, resultan incompatibles entre sí. Pero Dios a la vez realiza en una unidad las cuatro y la negación de cada una de tales alternativas. Así en P (11,230) dícenos que de Dios se niegan todos los contradictorios de manera que ni es ni no es ni es-y-no-es ni tampoco es o no es. (Hay en verdad una diferencia importante de formulación que no cabe pasar por alto. En el citado pasaje de P las cuatro alternativas, cada una de las cuales viene negada de Dios, son: es; no es; es y no es; es o no es.Pues bien, en los otros pasajes donde se formula el principio de quinto excluso esta última alternativa viene reemplazada por la de: ni es ni no-es. Según los cálculos lógicos más usuales que no hay por qué endosarle al Cusano automáticamente, pues, antes bien, es dudoso que él aceptara sin más que la doble negación equivalga estfictamente a una afirmación-, la segunda de las dos formulaciones es la negación de la primera: la negación de "p o q" equivale a "ni p ni q". Quizá en esa vacilación si es que es tal- quepa ver una propensión de nuestrofilósofoa preferir, con todo, las fórmulas negativas respecto a Dios, de tal manera que, al ir a negar de Dios cada una de las cuatro alemativas que, disyuntivamente enlazadas, forman el principio de quinto excluso, omite la de que "ni es ni no es" para reemplazarla por aquella otra que normalmente se vería como precisamente aquella fórmula negada por ese mismo "ni es ni no es".) Pero en TP, 11,294 dícenos que en Dios realízanse siempre las cuatro alternativas pero identificadas entre sí y con El. En Dios, y sólo en El, la afirmación y la negación no se oponen. De ahí que en Dios se den ambas sin disyunción entre ellas, sino copulativamente unidas. Unión copulativa de los contradictorios que (según FDJI,636) reviste las dos formas de la contradicción (ambas cosas a la vez: es y no es) y de lo que cabría llamar neutrodicción La Concepción de Dios en la Filosofía del Cardenal Nicolás de Cusa 311 (ninguna de esas dos cosas: ni es ni no es). Así que, por un lado, de Dios nada se niega (TP,1I,350). Por otro lado, sin embargo, de El hay que negarlo todo (P,ll,230). Son los dos polos contradictorios de una unidad autocontradictoria, que naturalmente sólo puede realizarse en Dios, porque una unidad de contradictorios es definitoria de lo Infinito: al rebasarse la altematividad o exclusión mutua de los opuestos, rebásase toda limitación, toda barrera: lo finito es finito porque es esto y no aquello, una cosa y no la otra; Dios tiene una determinación de tal manera que, teniéndola, tiene cualquier otra (Dl,l,282) -y, en esa medida, teniéndola, no la tiene; similarmente carece Dios de algo sólo con una carencia que en El no es carencia, sino posesión plena y absoluta: así que es verdad de El que no tiene una determinación sólo, a la vez y contradictoriamente, teniéndola. Como el movimiento infinitamente rápido es (o sería) quietud, como el círculo infinitamente grande tendría el centro por doquier y la circunferencia en ningún sitio, siendo así un nocírculo, como el número infinitamente grande sería igual al resultado de adicionarle uno finito (y, así, siendo mayor que sí mismo, sería un número ya que un número es algo que numera asignando una cantidad precisa, ni más ni menos), de ese modo el único Infinito real. Dios, es todas esas cosas a la vez (pero como identificadas entre sí y con EL), sin ser ninguna de ellas. Nicolás dice también a menudo que los contradictorios en Dios no son "todavía" contradictorios, y que Dios está antes o más allá y por encima de los contradictorios. Acóplanse tales asertos a nuestras explicaciones anteriores. En lo finito una determinación excluye por completo a su contradictoria. No así en Dios. En Dios los dos contradictorios están, pero unificados, identificados. Por ello, no son opuestos, no son contradictorios, ya que una cosa no es contradictoria respecto de sí misma; sin embargo, y a la vez, sí son contradictorios entre sí, pues son lo que son -aunque en Dios son lo que son y también otra cosa: lo a ellos opuesto respectivamente. Así que en Dios los contradictorios a la vez se contradicen y no se contradicen. Dios está antes que ellos, pues Dios está antes-que, más-allá-de, por-encima-de cualquier ente finito, a la vez que, por tener toda determinación e identificarse con ella, identifícase con cada ente finito. Así, Dios está por encima de sí mismo; Dios es Supradiós, como explícitamente lo dice el Cardenal, haciendo suya la expresión del Pseudo-Dionisio. ¿Y las criaturas? ¿Son idénticas a Dios? No. Topámonos ahí con una identidad no mutua. Ciertamente que las criaturas no están fuera de Dios, pues 312 Lorenzo Peña nada hay fuera de Dios; y en El cuanto hay es El; pero que la criatura en Dios sea Dios quiere decir, nada más, que Dios es la criatura, si bien la criatura, a secas tomada, no es Dios. Con otras palabras: En Dios todo es Dios" es una oración verdadera de la cual no es cercenable -sin desmedro de la verdad- el complemento circunstancial 'en Dios'; mientras que en En Dios, Dios es la criatura' sí es amputable ese mismo complemento circunstancial sin merma ninguna de la verdad. Así pues, el Cusano introduce en su lógica ciertas particularidades no usuales: una identidad no simétrica; unos complementos circunstanciales incercenables en ciertos casos, no en otros (según que el sujeto de la oración signifique,respectivamente,o a una criatura, o a Dios). Dícenos (DPL,II,654): "Resulta, pues, que lo mismo es Dios que la criatura: Dios según el modo del que da; la criatura según el modo de lo dado'. Y es que hay dos puntos de vista (no subjetivos, sino como horizontes de lo real, como planos de realidad); el de Dios y el de la criatura; en éste último, la criatura es diversa de Dios; no así en el primer plano o campo, que es el de Dios mismo, o sea el propio Dios. Y, si se pregunta si el segundo plano, a su vez, está o no en Dios, si es o no idéntio al primero, y por lo tanto a Dios, habrá que contestar a eso con un distingo similar: en Dios sí, son lo mismo (y, dicho a secas. Dios es lo mismo que ese plano); pero, dicho a secas, el plano de lo finito no es el de Dios, ni es Dios. Hásele reprochado a Nicolás el que sufilosofíano asegura convenientemente la diferencia entre Dios y criatura: el que ni siquiera dilucida o expone tal diferencia en términos asequibles, comprensibles o claros. Y yo creo que el reproche no carece de todo fundamento. Sólo que a Nicolás hay que juzgarlo, en primer lugar, desde su propia lógica: hágase, para empezar a aquilatar su doctrina, el considerable esfuerzo de imaginar la lógica no-aristotélica que nuestro autor nunca tuvo ocasión de (ni instrumentos adecuados para) pergeñar, pero de la cual sí tuvo una concepción que sin embargo no le fue dado desarrollar15- Luego, una vez que se lo haya entendido así, critíquese (15) Es el Renacimiento, época de gigantes, un período en el que sucede a menudo que alguien esboce una idea que no puede desarrollar por faltar todavía para ello el utillaje, sea conceptual, sea práctico, cuando se trata de una idea técnica o de una idea política. Pensemos en los bosquejos y planes de Leonardo da Vinci o en las utopías de Münzer, Sto. Tomás Moro y Campanella -o incluso en el no menos utópico pacifismo de los erasmistas. Similar es el caso de las anticipaciones cusanianas en lógica. Épocas vendrán después que si ejecuten sus planes (más o menos, siquiera en parte, siquiera en algún lugar) y desarrollen sus proyectos; lo cual no quiere decir que el resultado sea siempre tan halagüeño como uno lo esperaba: eso es normal y, lejos de constituir indicio de fracaso, revela lo insuficiente La Concepción de Dios en la Filosofía del Cardenal Nicolás de Cusa 313 cuanto se quiera su lógica, desde otros supuestos metafísicos. Si es atinada la crítica contra lafilosofíacusaniana por no encontrar una articulación adecuada de la diferencia entre Dios y la criatura, estriba la razón de ello en las dificultades y lo insatisfactorio de la lógica cusaniana, incluso cuando ésta se desarrolla planamente como no pudo hacerlo su progenitor o diseñador (al desarrollarla, e.d. al formalizarla, asoman justamente en ella defectos o inconvenientes que antes de la formalización no podían por menos de estar más o menos ocultos). 3. LA UNIDAD DIVINA Y LA UNIDAD INTELECTUAL EN EL TRATADO DE CONJETURAS Para Nicolás, el conocimiento humano es conjetural, carente de garantía fehaciente, pues en él nunca se da plena identidad del acto de entender con lo entendido, sin la cual no puede haber ninguna justificación plena o infalible. (Como más se acerca el saber humano a serlo efectivamente es con la docta ignorancia: comprendiendo que no se conoce, y, más específicamente, que no se conoce Algo por la infinita magnitud de tal Algo que rebasa los moldes de nuestro conocimiento: y en ese percatarse de ello alcánzase de algún modo ese mismo Algo, o sea: lo conoce uno, reflejado en la docta ignorancia.) Expone el Cardenal su concepción del conocimiento humano como conjetural en su tratado DC. Interésanos empero aquí esa obra por su contenido metafísico: Habíanos en ella de una unidad suprema, que denomina primera o divina, y de otra unidad, a ella supeditada aparentemente, que llama unidad intelectual, y que estaría caracterizada por la c.o. (como de aquí en adelante, vendrá abreviada la expresión 'coincidencia de los opuestos'). Ha dado ello lugar a que los intérpretes del Cusano aludidos al comienzo de la sección anterior conciban esa dualidad de unidades superiores en el DC como una confirmación de su exegesis: sería una dualidad entre Dios en sí y Dios como aparece a nuestro intelecto. de todo proyecto humano, lo siempre inacabado de nuestra tarea (nuestra necesidad constante de embarcamos en nuevas aventuras o proyectos), y quizá sobre todo, lo menesteroso que está un ser finito de vincularse máximamente con lo Infinito -mas no para que tal vínculo suplante a la realización de nuestras otras tareas, aunque tampoco sólo para que éstas cobren, con él, su sentido (pues únicamente cobrarán, gracias a él, su sentido sí no es ése el único ni el último fm que se persigue, al igual que no se alcanza la dicha cuando lo que uno se propone es ser dichoso). 314 Lorenzo Peña Un estudio más erudito de la obra de nuestro filósofo nos permitiría acaso determinar las fuentes del DC. En cualquier caso, lo que es obvio es que se trata de un escrito fuertemente influido por el neoplatonismo, y que refleja exactamente la escala de las hipóstasis plotinianas: Dios, el Intelecto, el alma, lo corporal. Correspóndenles respectivamente sendas unidades: la divina o supradivina, la intelectual, la racional y la sensible. Caracterízanse las dos últimas por lo siguiente. La racional, por separar disyuntivamente los contradictorios por el principio de tercio excluso. La sensible por no contener ni siquiera esa unidad de opuestos que, a su modo, expresa tal principio (une en cierto modo a los contradictorios al operar la disyunción entre ellos); lo sensible o corpóreo no hace ni siquiera eso: o sólo tiene la determinación positiva, o sólo tiene la negativa; el no (en su no tener la opuesta a la que tenga) no se halla en el plano sensible, sino en el racional. No quiere eso decir, sin embargo, que la disyunción de los contradictorios, según viene formulada por el principio racional de tercio excluso, se aplique tan sólo a entes del tercer ámbito, e.e. a las almas. No. Aplícase ese principio a todo lo finito; excede, pues, el ámbito de lo anímico por arriba y por abajo. Excédelo por arriba, pues por encima de las almas están las inteligencias puras, todas las cuales, salvo el Intelecto divino que mora en su región constituyendo el centro de la misma, son finitas. Y a lo finito se aplica siempre el principio de tercio excluso.16 Excédelo también por abajo, pues, si lo corpóreo o sensible no encierra en sí esa débilísima unidad de los opuestos que es su disyunción (racional), débese ello, no a que no se cumplan en ello los principos de tercio excluso y de no-contradicción, sino a que se cumplen, en cada caso, por el darse uno (solo) de los opuestos; la disyunción entre ambos no se da en lo sensible -o, quizá más exactamente, si se da en ello, no es como algo inherente a su calidad de sensible, sino sólo a su calidad de finito17. (16) 17) Pero en seguida voy a puntualizar y matizar ese aserto. Claro que dicho así recuerda demasiado a los reduplicativos "en-cuantos" aristotélicos, que el Cusano en general se abstiene de emplear, recursos que son de un pensamiento que a ellos se agarra, cual a clavo ardiendo, para obviar a toda costa la contradicción. Nótese, por lo demás, que los distingos aquí considerados no aparecen en ningún otro texto cusaniano, sino sólo en DC. Y son seguramente de poca importancia. Lo que sí no es secundario es el distingo entre las dos unidades superiores. Por otro lado, en el capítulo de críticas habría que señalar a qué reparos se prestan esas observaciones de nuestro filósofo sobre la no presencia de la negación en lo sensible. Son dejadas de lado, sin embargo, en el presente artículo esa y las demás objeciones que, a mi juicio, cabría formular a la doctrina cusaniana. La Concepción de Dios en la Filosofía del Cardenal Nicolás de Cusa 315 Ahora bien, es menester puntualizar en dos sentidos lo que se acaba de decir respecto a la aplicabilidad a todo lo finito de los principios de nocontradicción y de tercio excluso. Por un lado, constatando que, según el Cusano, en verdad tales principios aplícanse a todo lo real sin excepción. Lo que sucede es que en Dios cúmplense esos principios de tal manera que a la vez se cumplen las negaciones de cada instancia de los mismos. Ya hemos visto en la Sección precedente que respecto de Dios cúmplense todas y cada una de las alternativas del principio de quinto excluso; sólo que de tal manera, sin embargo, que, cumpliéndose, a la vez dejan de cumplirse; porque en El realízanse fundidas en una unidad sin residuo; con lo cual no son alternativas entre sí, sino que, identificada cada una a las demás, son en verdad, en El, una sola y misma determinación única, idéntica a Dios mismo por la absoluta simplicidad del ser divino. Si Nicolás nos dice también (DC,II,22) que en Dios se dan los contradictorios sin disyunción entre sí, ello es porque la disyunción que los enlaza es, en Dios, una no-disyunción, en la medida en que la altematividad en El no es altematividad; con fórmulas que repite el Cardenal a lo largo y ancho de toda su obra: en Dios la alteridad no es alteridad, la oposición no es oposición, la finitud no es finitud, la imperfección no es imperfección: Dios poséelo todo, tiene todas y cada una de las determinaciones; mas en El aquellas que conllevan imperfección están -sin dejar de ser ellas mismas, sin ser, pues, sustituidas por sendos sucedáneos que "eminentemente", en el sentido de los filósofos escolásticos, las contengan, cual dirían los teólogos de raigambre aristotélica, a quienes combate nuestro filósofotransmutadas en la perfección respectiva que a ellas se opone. Refiérese la segunda puntualización a la que hay que someter lo más arriba dicho sobre la caracterización de lo finito en general por los principios de no-contradicción y de tercio excluso a la novedad que representa el DC novedad que, además, no parece, al menos claramente, ser retomada por Nicolás en sus trabajos ulteriores-, a saber: que,de algún modo, la finitud se dará por grados; de tal manera que el mundo de las inteligencias, de suyo divino, sería tal que sus habitantes, aun finitos, en la medida en que en él están son infinitos yrealizan,también ellos aunque sea imperfectamente, una c.o. E incluso el alma, o sea lo racional, región ya inferior a lo divino pues no constituye la morada de Dios, así y todo, por proximidad a las inteligencias y por presencia en cada alma de una inteligencia que es unidad y principiorectorde la razón -siendo ésta la alteridad de la inteligencia respectivatambién posee un cierto grado no nulo de infinitud, gracias al cual ella 316 Lorenzo Peña realiza y expresa esa contraída c.o. que se formula en el principio de tercio excluso (en el enlace disyuntivo de los opuestos). Vestigialmente, por último, está la c.o. en lo sensible o corpóreo: la infinitud ahí está contraída al máximo, por lo cual realízase ahí la c.o. en su forma extrema de nocoincidencia. Nótese, empero, que toda esta doctrina venía anticipada ya en DI al sentarse ahí que cada ente posee cualquier determinación, sólo que según su propia manera. Un hombre es un dios humano; una piedra, un dios pétreo. Un ser finito en general es un infinito finito (donde 'infinito' es sustantivo, y 'finito' adjetivo): tiene la determinación de infinitud pero contraída por el modo de la finitud. A la inversa. Dios es hombre divino: la Encamación está inscrita en lafilosofíacusaniana como brotando de los principios mismos que la fundan (lo que naturalmente no está inscrito son las peculiaridades históricas de tal Encamación). Pero por lo demás Dios es también un árbol divino, y así para cualquier otra determinación finita: tiénelas Dios todas, pero a su modo, infinitamente, expandidas pues. Ya esa doctrina del DI se aproximaba algo a la tesis del DC, pues no dejaba de ir acompañada de una concepción, recogida de una manera u otra en toda la tradiciónfilosófica,de escala o gradación en lo real. Sólo que ahora, en el DC, esa escala se ve como escala de infinitud y, por ende, de realización de c.o.: ninguna c.o., o más bien sólo una meramente vestigial, sumamente contracta, transmutada en alteridad y en no-coincidencia, en el ámbito ínfimo, el de lo sensible; c.o. contracta, coincidencia que también está transmutada en esa no-coincidencia que es la disyunción o alteridad (alternalividad) mutua entre los opuestos, pero que, así y todo, los une o enlaza expresamente de algún modo, en la región de las almas. Por último, en esa región intelectual a la que llama nuestro autor también el tercer cielo, y que es morada de Dios, realízase la c.o. expresamente como unión copulativa de los mismos. Dios, centro de esa región, no se distingue de ella por realizar otra c.o. diversa, sino por realizar esa misma unión copulativa de los opuestos en su expresión máxima de unidad sin reserva ni residuo, y por lo tanto de tal manera que en él la afirmación y la negación coinciden de tal manera que ni la una ni la otra -ni por separado ni en su disyunción ni siquiera en su conyunción o copulaciónpueden expresar plenamente la superabundante identificación divina del "sí" con el "no". De ahí que sólo quepa el silencio; un silencio al cual se aproxima más la negación que la afirmación (pues negar es menos decir que afirmar -o, dicho de otro modo, el afirmar está más alejado de callar que lo está el negar). ¿Estamos, pues, en el puro inefabilismo de la mística? No. el Cusano desarrolla una concepción acerca del lenguaje según la cual lo que sucede es La Concepción de Dios en ¡a Filosofía del Cardenal Nicolás de Cusa 317 que, en llegando a tratarse de Dios, nuestro lenguaje hácese translingüístico, conviértese en un no-lenguaje; y es que se combina con el silencio, se engarza articuladamente con un callar: normalmente callar y decir se contraponen; hablando de Dios, sea el decir ya un callar, y sea decidor el silencio; acóplanse ambos en una unidad que tienda asintóticamente a la fusión. Sólo así nos aproximamos a un hablar silencioso -que es a la vez un elocuente callar-, en el cual ya no están separadas las palabras, sino de tal manera conjugadas en unidad que cada una es las otras y no es ninguna. Insisto: nosotros sólo podemos tender a eso, pues tal lenguaje es privativo de Dios, cuya Palabra es cualquier palabra y no es ninguna.18 No agota ni de lejos, sin embargo, lo hasta ahora dicho la matizada tesis del Cusano, en el DC, sobre las dos unidades superiores. Hemos visto hasta ahora que, según dicho escrito de nuestro filosofo, la unidad suprema o divina es aquella en la que, más propiamente que una unión copulativa de opuestos, lo que se da es un más allá de tal unión, en el sentido de que esa unión es a la vez una no unión- de- varios, sino una negación de variedad tal que, más que identidad de los contradictorios, es negación de la disyunción o separación entre los contradictorios. Esa c.o. en Dios exprésase, pues, mejor por la neutrodicción que por la contradicción; pero sin que la neutrodicción por sí sola sea tampoco una fórmula acabada o perfecta de tal unidad, sin que excluya a la contradicción ni a los términos que la constituyen; sino únicamente como expresión más cercana al decidor silencio -que sea a la vez un callado hablaren el que aparecería hasta qué punto la copulación de los opuestos en Dios es unidad perfecta, indivisa, superabundante; y, en esa medida, trans-unión, supercoincidencia. Por el contrario, es lo propio de la unidad intelectual del "tercer cielo" o mundo de las inteligencias el que se dé ahí una unidad copulativa de los opuestos, una verdad de todas las contradicciones fundidas en una unidad sin residuo. ¿Dónde está entonces la diferencia? Es meramente una diferencia de acento. La unidad caracterizada como divina es la de la c.o. que está más allá de sí misma, que es transcoincidencia y se expresa así menos inexactamente por la neutrodicción que por la contradicción. La unidad caracterizada como intelectual es aquella que (aun sin dejar de ser también una coincidencia que, por anular la variedad de los opuestos -una anulación que, sin embargo, mantiene la oposición y alteridad entre ellos, sólo que transmutadas en no '18) He expuesto esa concepción cusaniana sobre el lenguaje y el silencio en la Sección final del artículo mencionado más arriba, en la n. 14. 318 Lorenzo Peña oposición y no-alteridad, está también en cierto sentido más allá de sí misma, estando como está más allá de la oposición y diversidad entre los opuestos que une copulativamente) así y todo exprésase indistintamente por la neutrodicción y por la contradicción. Fáltanos ahora por ver cómo y por qué la primera unidad encuentra mejor expresión en la neutrodicción, mientras que para la segunda neutrodicción y contradicción son fórmulas equivalentes. No estriba, desde luego, la solución en que la primera unidad sea Dios en sí mismo, siendo la segunda Dios tal como se nos aparece. No, en absoluto. Dios no puede aparecer sino como es19. Siendo, como es, el tercer cielo, mundo de las inteligencias, ese 'cielo intelectual donde reluce la Verdad claramente, según es en sí misma' (DC,II,66), no puede en él aparecer o ser vista la Verdad de manera torcida, desfigurada, deformada; ni, menos todavía, como no es, falseada, o -peor- con suplantación de la verdadera cara de Dios por un producto bastardo que engendren los conceptos finitos. Y la c.o. característica del mundo de las inteligencias es un rasgo entitativo, ontológico, no gnoseológico. Ni estriba meramente tampoco en que la primera unidad sea la de Dios, siendo la segunda propia de ciertas criaturas, a saber los ángeles. No: si bien Nicolás concibe, con la tradición en que se inserta, a los ángeles como inteligencias puras, esos mismos ángeles son entes finitos y, en esa medida, no pueden para él tener ninguna perfecta c.o. (aunque, siendo las criaturas supremas, estará en ellos la aproximaciónfinitao contracta menos imperfecta a esa c.o. que, propiamente, sólo puede darse en lo Infinito); por otro lado el hombre mismo, en la medida en que tiene intelecto y no sólo razón, también ve en él representada de algún modo la c.o. del mundo intelectual, al cual en cierta manera y medida pertenece; sobre todo esta tercera razón es decisiva-, el mundo intelectual es la morada de Dios y, en la medida en que lo es, idéntico a El, de tal manera que la c.o. propia de tal mundo es exactamente lo mismo que caracteriza a Dios y lo diferencia de lo finito. ¿Entonces? Entonces, lo que pasa es que la primera unidad (a la que el Cusano llama también (DCJLl 18) supradivina -siguiendo una vez más a (Pseudo) Dionisio Areopagita- y que -según ha ido poniéndose de manifiesto a lo largo de las consideraciones precedentes- tan sólo difiere de la segunda en una cuestión de acento, en un expresarse más por la neutrodicción que por la contradicción, (19) Véase de nuevo al respecto el artículo aludido en la nota anterior (e.d. el citado en la n.14). La Concepción de Dios en ¡a Filosofía del Cardenal Nicolás de Cusa 319 pero de tal manera, sin embargo, que ese "más que" no entrañe en absoluto exclusión -ni siquiera preterición o postergación o atenuación o disminucióndel complemento de tal comparativo, e.e. siendo un "más" que hace, no obstante, que lo otro no sea ningún "menos") es, más bien, la de Dios en la unidad de su esencia común a las tres personas; mientras que la unidad segunda es la unitrinidad del ser divino en la pluralidad de las procesiones y de las personas. Dícenoslo así Nicolás (PF,III,730): 'Dios es, como creador, trino y uno; como infinito, ni trino, ni uno, ni ninguna de las cosas que puede decirse'. Por eso la segunda unidad es la unidad del Intelecto: intelecto divino en el que Dios engendra a su Verbo, en y mediante el cual crea lo finito, siendo el nexo o enlace entre Dios (como) engendrante y Dios (como) engendrado una unidad- con -variedad tal que para (acercarse a) expresarlo no puede ya preferirse ninguna fórmula particular a cualquier otra: ni el "sí" al "no", ni viceversa; ni la neutrodicción ni la contradicción. Por eso reprocha Nicolás (B ,111,50) a Aristóteles y a los filósofos que no han seguido la línea del platonismo cristiano el no poder dar cabida en su pensamiento a ese tercer principio o unidad-con variedad que es el Vínculo, el Amor o Nexo recíproco entre la pura Unidad (el Padre) y la Igualdad de esa Unidad (el Hijo). La unidad intelectual es, pues, a la vez tres cosas: 1) es la unidad divina, pero no ya la unidad supradivina de la mera esencia, sino la unitrinidad de Dios en la procesión de las tres personas y en el retomar a la unidad esa misma variedad de personas por el. Vínculo unitrino entre ellas -vínculo que es a la vez la tercera de tales personas, el "tercer principio"; 2) es la unidad que se da entitativamente, pero de manera contracta,en cada inteligencia en la medida en que, por ser inteligencia, participa del Intelecto divino, que plasma la perfecta unidad copulativa de los opuestos (o sea: cada inteligencia, en la medida en que lo es y en que es más intelectual, es entitativamente, un ente contradictorio, un ser en el cual están determinaciones opuestas entre sí unidas copulativamente; pero hay grados de tal copulación; "es y no-es": esta fórmula caracteriza a toda inteligencia en algún aspecto, e.d. con relación a una u otra determinación; mas hay grados en el "y" -por extraño que ello resulte a primera vista-: cuanto más inteligencia se sea,más "y" se da, más unidos estarán los opuestos por ese "y"; por lo tanto y en esa medida, menos variados serán los opuestos, ya que, al estar más unidos, más copulados, diferirán menos entre sí, más tenderán a estando unidos, ser idénticos uno a otro y, a fuer de tales, verse transmutados en no-opuestos, haciéndose así su oposición una no-oposición); 3) es la unidad con la cual nuestro propio intelecto ve a 320 Lorenzo Peña Dios, no en una visión meramente aparencial e infiel. Sino en el manifestarse el ser divino cuya unidad, que absorbe en sí la variedad, se patentiza hacia fuera en unidad-de-lo-variado, en coincidencia de lo (de suyo) no coincidente: patentización que, lejos de falsear el ser divino, es ese mismo ser en su unitrinidad; sólo que a nuestro intelecto sólo le cabe ver eso de manera limitadísima, en una yuxtaposición o superposición de momentos, en la sucesividad estirada o des-plegada de nuestra existencia temporal; y así vemos las dos unidades como dos, por más que luego añadamos que son una, y que, para no descarriar, reañadamos después que esa unidad de ambas no excluye su alteridad, sino que la incluye pero como no alteridad, y así sucesivamente; lo propio de nuestro débil intelecto, sumergido en la inferioridad de la razón -para la cual los contradictorios se excluyen- es que sólo por esa infinita progresión podemos tender a acercamos a lo que, de suyo, no se da sino en una unidad perfecta, en una infinitud plenamente en acto simplicísima. 4. DIOS COMO IGUALDAD En DI, Nicolás identifica al Padre con la Unidad, al Hijo con la Igualdad y al Espíritu Santo con la Conexión. Hemos visto, en la sección precedente, que el distingo entre la unidad de la esencia y la trinidad (y, por ende, pluralidad) de las personas es un distingo que existe ciertamente en Dios, pero de tal manera sin embargo que, en El, no es distingo, pues no es alteridad, sino identidad. En VS (escrito un año tan sólo antes de la muerte del Cardenal) desarrolla nuestro filósofo la temática de la igualdad siguiendo de cerca la célebre discusión sobre lo igual en sí en el Fedón platónico (una discusión que ha dado lugar en la reciente literatura hermenéutica a encendidas controversias). Apunta ahí nuestro autor (1,108) que, como allí donde haya pluralidad no puede darse nunca perfecta igualdad, pues cada ente finito tiene peculiaridad y no puede nunca ser exactamente igual a otro, lo Igual en sí debe excluir pluralidad y, por ende, alteridad, asimismo porque la igualdad es lo opuesto a la desigualdad, es también contraria a la alteridad, pues sólo hay alteridad donde hay desigualdad (lo otro respecto de un otro debe ser desigual a esto último en algo); y, por consiguiente, es contraria a la variedad o divesidad, e.d. a la pluralidad. Por esos caminos argumentativos convérgese, pues, siempre en la conclusión de que la Igualdad excluye la pluralidad. La Igualdad es„ pues, propia de la Unidad. En VS (y en otros textos también), Nicolás concibe a la Unidad, e.d. a Dios, como el Poder. Trátase en verdad de La Concepción de Dios en la Filosofía del Cardenal Nicolás de Cusa 321 un procedimiento típico delfilosofarcusaniano: de un escrito a otro se varía la conceptuación básica de Dios, lo que en términos de la Escuela cabría llamar la esencia metafísica de Dios, o raíz de sus otros atributos. Pero es un mero cambio de acento. En cada caso la argumentación desemboca en privilegiar cierto aspecto: el de la Unidad las más veces; otras, el del Poder; otras el de la no-alteridad, o no-aliedad; ocasionalmente el del Ser, o la entidad; en algún texto el del Principio o Raíz; y veremos enseguida que en un importante trabajo va a ser el de la propia Igualdad, de la cual precisamente nos estamos ocupando ahora. Pero, en todos los casos, hay que entender ese venir privilegiado un cierto aspecto de Dios como una aproximación parcial, que merece ser leída en el contexto del conjunto de la obra cusaniana y, en particular, de los principios sentados en la primera y máxima obra, DI: Dios no es esto más que aquello, no es nunca esto y no lo otro, sino que es algo de tal manera que, siéndolo, ese su serlo sea ser también cualquier otra cosa, un tener cualquier otra determinación; y, por ser opuestos entre sí y, de suyo mutuamente incompatibles -aunque sin embargo resulten en El no serlo-, un no tener ninguna determinación. Dios es, pues, unidad -como expresamente se dice en DI- sólo de tal manera que no venga con ello excluido su ser pluralidad aunque en El la pluralidad es unidad, sin dejar empero de ser lo que ella misma es de suyo. Dios es, pues. Principio, o Igualdad, o Poder, o cualquier otra determinación que alguna de nuestras argumentaciones en particular pueda privilegiar según sea el caso, sólo de tal manera que, siéndolo, ese su serlo sea también un poseer las demás determinaciones, un no carecer de nada. Pues bien, volviendo al texto que comentábamos de VS: si la Igualdad excluye pluralidad y es, por ende, propia de la Unidad -y, por lo tanto, del Poder, e.d. de Dios mismo-, entonces es eterna: Engéndrala la eterna unidad en la etemidad'. La Igualdad divina no puede ser desigual. No es, pues, desigual a nada. Por ella y en ella, pues, Dios -del cual la Igualdad es el Verbo: BV,I,110- se relaciona con todas sus criaturas como no-desigual a las mismas, como no-otro que ellas. Dios así, por y en la Igualdad, es vínculo de todas las cosas, puesto que, si ningún ser finito es perfectamente igual a otro20, no hay nunca tampoco dos entes finitos absolutamente desiguales: Dios es igual a ellos -que sin embargo no son iguales a Dios- y, por eso mismo, ellos entre sí son también, en una u otra medida, iguales. Dios, pues, (20) Vide la siguiente afirmación: 'Pues no pueden varías cosas ser exactamente iguales, ya que entonces no serian varias, sino lo igual mismo': VS, I, 108. 322 Lorenzo Peña en su Igualdad pasa a ser Dios en su vincular. Dios como vínculo o nexo, que es la tercera Persona (y sobre la cual expláyase VS en las páginas siguientes, cap. XXIV: I,112ss). El vínculo es, ante todo, vínculo entre la Unidad (o el Poder) y su Igualdad. No hay aliedad o alteridad, empero, entre los tres principios, sino identidad; pero una identidad que no excluye la variedad entre ellos, si bien la variedad en Dios no es variedad. (Recuérdese, no obstante, que en Dios el "no" nunca excluye absolutamente, sino que, antes bien, sólo exlcuye algo incluyéndolo al mismo tiempo, aunque sea de otro modo que según el modo propio de lo así excluido.) Tales desarrollos venían ya incoativamente contenidos en el DI (I,216ss): la unidad, la igualdad y la conexión (entre ellas) son una sola y misma cosa. Pues bien, lo que más nos interesa aquí poner de relieve es la doctrina cusaniana del reflejo de Dios efi las criaturas. Haciendo suya una vieja tesis agustianiana, abrazada por toda esa tradición medieval que sigue como a su primer maestro al Obispo de Hipona, Nicolás sotiene (VS,I,112) que en cada criatura hay un vestigio de la trinidad divina: una trialidad de aspectos que en cierto modo son uno y en cierto modo son tres: cada ente es ese ente, uno, que es; es igual a sí mismo -aunque con igualdad imperfecta; mezclada de desigualdad, pues él es también desigual respecto a otros y, además, su igualdad consigo mismo no es tan perfecta que excluya el ser desigual de sí mismo según las partes que lo componen, según los momentos, los aspectos, las circunstancias-; y, por último, cada ente está vinculado a sí mismo. Ningún ente puede existir sin esa unidad, sin esa igualdad consigo mismo, sin ese estar vinculado o aunado a sí mismo; de cesar tal igualdad, tal vínculo, dejará de subsistir el ente. La igualdad, raíz del vínculo, es la armonía y proporción que necesita un ente cualquiera para existir. Mas todo ente finito es complejo. El nexo o vínculo -enraizado en la igualdad- de que habrá menester será, pues, el vínculo no sólo de él consigo mismo como un todo, sino también el nexo o aunamiento entre sus componentes. Un nexo que, siendo igualdad, es proporción, armonía. Dependerá la mayor o menor perfección de un ente de cuan armónica y proporcionada sea esa igualdad entre los componentes (vide sobretodoesto DI,I,316ss). Así pues, lofinitoviene caracterizado (DC,II,8) por la pluralidad, la desigualdad y la desunión o división, quefluyen,no obstante, de la unidad, igualdad y unión o vínculo, que son las tres facetas divinas; pero -a tenor de la visión gradualista que asoma en el DC, según cupo ponerlo de relieve más La Concepción de Dios en la Filosofía del Cardenal Nicolás de Cusa 323 atrás- danse por grados en las criaturas las combinaciones: de igualdad y desigualdad; de unidad o identidad y de alteridad o variación; de desunión y vinculación. Cuanto más perfecto es un ente, mayor es su grado de ser, de autoidentidad, de igualdad entre sus componentes, de unión entre ellos. Cuanto más se precipita algo en o hacia el no-ser, más desunidos están sus componentes porque menor igualdad o equidad reina entre ellos. Privilegíese a un componente de algo: automáticamente vendrán socavados, oprimidos, perjudicados o discriminados en su ser otros componentes y el todo que constituyen entrará en proceso de desequilibrio, disgregación, división y, en suma, de pérdida de existencia. (Recuérdese la frase evangélica de la casa que no puede subsistir desunida.) Veíamos en la sección anterior que la unidad suprema, primera o supradivina, la de Dios, por decirlo así, "antes" de la procesión de las personas, es fuente última de la unidad intelectual, que es la de la morada de Dios y, por ende, la de Dios mismo, pero en la unitrinidad personal. Esta unidad viene también llamada radical: la unidad de Dios como raíz de las criaturas, pues en Dios es lo mismo crear, ver, entender y ser. Pues bien, acentúa el Cusano que el intelecto -o sea: lo que habita esa morada divina que es la región intelectual o el tercer cielo- se caracteriza por la igualdad. El intelecto entiende por lo igual y en la medida en que se da igualdad. El intelecto en efecto entiende por similitud (FD,II,640). El Inteleco en sí es la similitud de Dios, e.d. su Igualdad: el Verbo divino. Todo intelecto (ibid.) es una viva semejanza de Dios. Más explícitamente dice Nicolás (C,n,718): la visión de la mente no siente nada más que la luz inteligible, e.d. la igualdad (. . .) ¿Cómo, en efecto, de quitarse la Igualdad, podría subsistir el intelecto, cuyo entender consiste en la adecuación, la cual cesaría una vez quitada la igualdad?". Lo desigual, en la medida en que es desigual, no se entiende. En efecto: en la medida en que alguien es desigual de sí mismo, variable en sus actitudes, sometido a vicisitudes que lo hagan inconsecuente, en esa medida decimos que no lo entendemos. No es simplemente defecto nuestro de comprensión; ni es que eso sea incomprensible por exceso de inteligibilidad que vaya mucho más allá que nuestra débil capacidad de entender; no: es que es en sí mismo, en la medida en que así suceda, incomprensible. Pero nuestro intelecto, en pos y búsqueda de lo igual, no lo halla perfecto más que en lo Infinito (CT,III,660): lo unitrino infinito es la igualdad misma, que es la Verdad de todas las cosas: 324 Lorenzo Peña ni es mayor ni menor, sino máxima y mínima, incomparable en suma. Esa Igualdad divina máxima (ibid., pp.662^) no puede ser excedida o sobrepujada por nada. Ella no es ni más ni menos igual a una cosa que a otra, mientras que los restantes iguales sí lo son a esto más que a aquello. Sólo en esa Igualdad divina se da la c.o., pues sólo ella, por ser igual a secas, es igual a todo, y así iguala a los opuestos y los iguala a sí misma. Y esa compenetración de Igualdad (divina) con la unidad radial o del Intelecto llega al punto de que Nicolás afirme (ibid., p. 664) que el Intelecto Infinito es lo mismo que la Igualdad infinita, medida y orden de todas las cosas. Pero el Verbo de Dios -identificado a veces con el Intelecto divino- es un principio (procedente) de un principio. Ahora bien: "El principio tiene, de aquel principio del que procede, su infinita igualdad' (CT,III,670), Luego ya la unidad primera o suprema, la de Dios antes de la procesión unitrina de personas, es en sí Igualdad perfecta. En efecto: el CD (11,18) dícenos que esa unidad primera (de Dios en la unidad pretrina de su sustancia) es 'la igualdad una de todo lo igual y de lo desigual, la conexión de todas las cosas unidas y de las segregadas'. Y es que no podían venir las personas o facetas divinas sino de lo que ya se encerraba en la unidad absoluta, completamente divina (DC,II,16) o supradivina (DC,II,118). Solo que, eso sí, en esa unidad primera la igualdad está simplemente en su mera no variedad respecto de la identidad sin residuo que se excede a sí misma. Sólo en la procesión intelectual de la unidad segunda, e. d. en la región intelectual, en la cual Dios actúa creando, ordenando y conservando (DC,II,162), juega la igualdad (ibid., p. 160) su papel rector, ordenador y gobernador, pues sólo es eso Dios por ser infinita conexión de la unidad con la igualdad que estén ahí en su calidad de tales. Crear, conservar, ordenar es, en efecto, igualar, asignar equidad, darles así a las cosas, con esa igualdad o equidad entre sus respectivos componentes, la unión entre ellos de que han menester para existir -y sin la cual cesarán de existir. La igualdad en efecto (DC ,11,204) es justicia y es orden, es en suma esa conexión o amor que procede de la unidad sólo a través de la igualdad. Ahora bien, la igualdad de Dios no es una igualdad que se oponga a la desigualdad (VD,ni,150), sino la igualdad que envuelve en sí la desigualdad, sólo que una desigualdad que en ella es igualdad. Es igualdad infinita. Dios no carece de desigualdad, disgregación, separación; pero todo eso en El es igualdad, unión, cohesión. En cambio, tienen las criaturas igualdad interna y La Concepción de Dios en la Filosofía del Cardenal Nicolás de Cusa 325 cohesión o solidaridad entre sus respectivas partes sólo de manera disminuida, pues en ellas hay siempre una desigualdad, una desunión interna, que no está vertida y transmutadada en igualdad y en unión; caracterízase lo finito por su alteridad; y lo finito compuesto por la alteridad entre sus componentes; la alteridad por desigualdad (LGJ[II¿26); la desigualdad conlleva desunión. No así en Dios, pues en El la desunión, aun siendo lo que ella de suyo es, es no obstante a la vez unión infinita. Afectada la criatura por desigualdad interna y consiguientemente por desunión, su ser es menguado, precario, desigualmente desparramado en el tiempo -a diferencia del ser etemo, todo él enterizamente unido, todo junto consigo mismo en cohesión perfecta (que sin embargo no es el apelmazamiento del macizo bloque entitativo de Parménides, el de un ser sin fisuras: el Dios cusaniano contiendo todo, incluyendo lasfisuras,pero en una unidad absoluta). La igualdad divina es el poder ilimitado en acto -es en acto todo lo que puede ser- e, igualando a los contradictorios en sí misma, poséelos en acto, unidos y fundidos en su perfecta unidad (C,II,716). La igualdad en lofinitoes finita y corre pareja con el grado de ser, de perfección y de duración (temporal) del ente finito en cuestión. Eso sí, quítesele a un ente la igualdad entre sus partes y, al dejar de haber en él amor, concordia y justicia, tampocotendrápaz interna ni se mantendrá (C,II,722). La igualdad misma es duración etema (A,ni,404), de la cual participa cada entefinitoen la medida en que tiene su ser, siempre limitado. En A. Nicolás erige ese concepto de la Igualdad en lo máximamente definitorio de Dios. Ya sabemos que no quiere ello decir que Dios sea igualdad por encima de sus otras determinaciones; sino que el verlo como Igualdad es una de nuestras perspectivas legítimas -con tal de que nunca olvidemos que todas esas determinaciones en Dios son una sola y la misma. El acentuar la Igualdad, desde esa perspectiva argumentativa, como esencia metafísica de Dios permítele al Cardenal insistir en que el proyectarse de Dios en lo finito que es la creación conlleva otorgación de igualdad, menor o mayor según el grado de imperfección del ente. Y, con eso, una vez más recalcar que la justicia no es otra cosa que igualdad, y que sin justicia, sin justa armonía entre sus componentes, sin equitativa atención a todos ellos, no puede mantenerse ningún ente compuesto, o bien su mantenerse será un declinar, una decadencia que no será sino anticipada muerte lenta. 526 Lorenzo Peña Aunque, en sus escritos filosóficos, Nicolás es poco propenso a explayarse en consideraciones morales, así y todo, en C,II,718, dícenos que el hombre conoce naturalmente lo bueno y lo justo que es la ley de hacer al otro lo que quiere uno que a él le hagan, alabando esa ley porque es esplendor de la igualdad. Es difícil exagerar la importancia de esas ideas para lafilosofíapolítica. Nicolás se abstiene de sacar expresamente las conclusiones sociales de esos puntos de vistafilosóficos.Pero las palabras que usa tenían en su época claras resonancias. Pocos decenios antes habían tenido lugar los movimientos sociales que en Inglaterra tomaron un giro religioso con Wiclef y sobre todo con algunos de sus seguidore's, políticamente mucho más radicales que él, y en Francia se expresaron con las revueltas campesinas como la célebre Jacquerie, cruelmente reprimida por los monarcas de la casa de los Capetos21. Todo el siglo XV es en la Alemania del Sur -donde transcurre gran parte de la vida del Cusano- un período de convulsión social y de demanda ardiente de igualdad por los pobres. Dentro del movimiento husita en Bohemia, que tiene lugar durante la vida de nuestro filósofo, hay una corriente radical que también aboga por el cambio social igualitario. Coletazos de esa corriente, rescoldos de la misma, persistirán hasta que decenios después de la muerte del Cardenal llegue todo eso a su paroxismo con el gran levantamiento campesino que siguió a las predicaciones de Tomás Münzer, mientras que por la misma época en Inglaterra Enrique VIII hará decapitar a Sto. Tomás Moro -quien había dibujado en su Utopia el ideal de una sociedad igualitaria. El propio Enrique Vm, al apostatar de la fe católica, negará el principio cristiano de la igualdad de los hombres ante Dios, so pretexto de restringirlo con el aditamento de 'sólo en cuanto al alma'. Las monarquías y la nobleza estaban, pues, alerta contra esos anhelos de igualdad de los menesterosos; estaban prestas a abalanzarse con su terrible poder maléfico contra el mero sonido de esa (21) La casa de los Capetos reinó en Francia desde 987 hasta la Revolución Francesa. Entre tanto, habíase apoderado del trono en España, al imponer ahí por la fuerza como rey a Felipe V, en la Guerra de Süttesión, 1701-14. (El apellido 'Boibón' era inicialmente tan sólo un título de nobleza que le cayó por matrimonio a Roberto Capeto -1256-1317, conde de Clermont e hijo de Luis IX Capelo-, quien será el ancestro de los futuros reyes de Francia y de España, al haberse extinguido otras ramas de la descendencia masculina de Luis IX.) La Concepción de Dios en la Filosofía del Cardenal Nicolás de Cusa 327 palabra, 'igualdad'. (¿Es una coincidencia el que Nicolás haya dado durante un tiempo con sus huesos en la cárcel?)22. Para el Cusano, la igualdad en lofinitono puede nunca ser perfecta, ni excluir por entero la desigualdad. Pero muy de otro modo se conjugan igualdad y desigualdad en Dios y en las criaturas. Dios es Igualdad infinita que, no siendo desigual de nada, no lo es de la desigualdad y, por eso, es (tiene) desiguldad; una desigualdad que, siendo eso mismo que ella es, es también, sin embargo, en Dios perfecta igualdad (o sea: en Dios es a la vez lo que es y lo que no es -lo contrario mismo de eso que ella es); la desigualdad está en Dios siendo igualdad. En la criatura se dan igualdad y desigualdad porque la criatura tiene sólo tanta igualdad cuanto ser tenga, siendo su ser finito, limitado; el resto en ella, su no-ser, es desigualdad. Ahora bien, en la criatura la igualdad se superpone a la desigualdad; se dan ambas determinaciones, pero con distinción de grados y aspectos -cosa que no sucede en Dios. Sin embargo, el que suceda así no es motivo para resignarse a la desigualdad, sino que el Cusano ve en eso una incitación a luchar POT la igualdad, por la justicia; similarmente, no porque sepamos que la criatura es imperfecta debemos dejar de empeñamos en buscar la perfección, siguiendo el precepto evangélico: 'Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto'. Para el Cardenal sólo el cristianismo podía aportar ese mensaje doctrinal y político. Los más filósofos erraron porque no supieron hallar ese principio de la Igualdad y de la Unión, sin el cual no hay ni felicidad ni persistencia(VSJ[,lI6). (22) No pretendo que el Cusano fuera un revolucionario social, como -lo fue luego Tomás Münzer o como lo habían sido muchos predicadores de las corrientes wiclcfita y husita. Peto ¿no tienen nada que ver con su doctrina las enseñanzas que recibió en su juventud de los Hermanos de la Vida Común? ¿No va todo eso, conscientemente o no, encaminado en esa misma dirección de sentar las bases filosóficas de ur igualitarismo cristiano? Y ¿podían escapársele a un hombre de la clarivicencia > agudeza de Nicolás de Cusa todas esas connotaciones, resonancias y repercusiones de su filosofía, cuando él como nadie señala la caducidad de toda sociedad humana? Dícenos en efecto 9DCJI,166): 'Advierte que, aunque a veces parezca estable una religión o un régimen en alguna nación de este mundo, no es así en rigor. . . Así sucede con un régimen, que pendularmente se mantiene entre una mayor obediencia y otra menor'. 328 Lorenzo Peña 5. CONCLUSION Hemos visto algunos rasgos de la originalísima doctrina filosófica cusaniana: la coincidencia de los opuestos en Dios; el engarse entre la unidad supradivina, propia de Dios en la absoluta autoidentidad de su esencia o sustancia, y la unidad radical que, caracterizándolo en sus procesiones y en la pluridad de personas, constituye a la vez la raíz de lo finito, pues el que el Padre engendre al Verbo es lo mismo que el que cree en éste a todas las cosas finitas (DI,I,284); la caracterización de esa unidad radical de Dios como el originamiento de la Igualdad y en la igualdad, que, por la identidad entre las diversas facetas divinas, es el propio Dios, y que se proyecta en las criaturas. por un lado derramado, inevitablemente, en la desigualdad propia de éstas, pero por otro lado levantando ante ellas el ideal de la igualdad como el nexo íntimo, en cada cosa, entre sus componentes, sin el cual la cosa estaría abocada a la decadencia y a la ruina. Creo que con todo ello aparece con claridad la significación de esa filosofía tanto en su propia época cuanto -y es eso lo que más nos interesa- para nosotros, cual fuente de inspiración del filosofar que necesita nuestro tiempo. LOS VALORES COMO FACTOR DE INTEGRACIÓN TOTALIZADORA Y PLENIFICANTE DE LA PERSONA HUMANA EN EL MARCO DE UNA ANTROPOLOGÍA CRISTIANA* Jesús González López "Esta es justamente la misión de la Filosofía: Retornar a los VALORES en el horizonte de la totalidad..." (Fritz Joachim von Rintelen) Afectuoso Homenaje Filosófico in memoriám de FRITZ JOACHIM von RINTELEN, INTRODUCCIÓN La reflexión antropológica contemporánea reconoce que la conducta humana está marcadamente definida por "valoraciones". La fisonomía de la realidad está en íntima dependencia del sistema de valores que rija en una sociedad; y desde la perspectiva de los valores se facilita la comprensión global del ser del hombre. * Ponencia presentada en el II Congreso Mundial de Filosofía Cristiana, celebrado en la ciudad de Monterey, México, entre el 19 y el 24 de Octubre de 1986, bajo el tema general: "METAFÍSICA Y HUMANISMO" Revista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Vño XV - N» 47 Agosto 1987 - Quito, Ecuador 330 Jesús González López De ahí la importancia de una auténtica axiología, que indague el sentido y el valor de la existencia, para superar el peligro de los análisis fragmentarios e ideologizados acerca de la naturaleza humana. El esclarecimiento del problema de los "valores" se hace inevitable y urgente en la atmósfera cultural contemporánea, superficial y periférica; por cuanto los "valores" auténticos ejercen una función orientadora de la existencia personal y social del hombre hacia su destinación final y constituyen un elemento sustancial de integración totalizadora y plenificante de la persona humana. En la presente reflexión nos proponemos analizar la realidad de los "valores" en el marco de un personalismo humanista y cristiano, definido esencialmente por las características de espiritualidad, libertad y trascendencia de todo acto de opción hacia los valores del ser humano. Una visión integradora cristiana de los valores nos conducirá necesariamente a aquella tesis que sustenta con lucidez el Profesor Agustín Basave Femández del Valle en su magistral "Tratado de Metafísica. Teoría de la Habencia": "Los valores resultan inconcebibles sino están anclados en una realidad trascendente" (1). Si bien es cierto que los "valores" se configuran para el hombre en su existencia histórica, es decir, en lo concreto y tempóreo de su existir, sin embargo ellos remiten esencialmente al sentido absoluto y último de todo afán humano, y esto porque, como muy bien lo afirma el Profesor Basave, "la trascendencia supramundana es esencial de la existencia ultramundana" (2). Una cosmovisión cristiana nos permite identificar el "valor" como fuerza espiritual realizadora y plenificante del ser del hombre, que en reiterados actos de opciones libres frente a los valores va conquistando su destino trascendente: DIOS, como último fundamento y razón de la existencia humana. (1) "Tratado de Metafísica. Teoría de la Habencia". Editorial Limusa, México, 1982, - pág. 179. (2) Op. cit pág. 181. Los Valores como Factor de Integración Totalizadora y Plenificante de la Persona Humana en el Marco de una Antropología Cristiana 331 I. DIMENSION ESPIRITUALISTA, TRASCENDENTE Y TOTALIZADORA DE LOS VALORES EN EL VIGOROSO REALISMO AXIOLOGICO DE LA "FILOSOFÍA DEL ESPÍRITU VIVIENTE" DE FRITZ-JOACHIM von RINTELEN "Unafilosofíadel espíritu viviente pretende abarcar la vida en su positiva forma concreta, según grados de contenido de valor, y del espíritu suprasensible, en su estructura estable, como una unidad interior". (Fritz-Joachim von Rintelen) El rico testamento espiritual del preclaro constructor de esa "Filosofía del espíritu viviente", (3) elfilósofoalemán FRITZ-JOACHIM von RINTELEN, lo recogí vivencialmente en febrero de 1979, en los coloquios tenidos con él, junto a su lecho de enfermo, cuando, minada ya su envoltura material, su espíritu limpio, como el de un niño que juega con su gato regalón, surgía diáfano en medio de los sufrimientos físicos, reflectando luminosamente esos "valores", de los que se había constituido en una Europa en crisis en infatigable predicador. ¿En qué consiste para von Rintelen la realización del hombre en plenitud? "Lo esencial en la realización, había escrito, radica en lo que gusto llamar "valor-real". Para alcanzar una auténtica vivencia del "valor" lo primero que buscamos no es la identidad abstracta sino la realidad del hecho de nuestra vida de acuerdo con el signo de nuestrotiempo"(4). (3) (4) Fritz-Joachim von Rintelen: "PHILSOPHIE DES LEBENDINGEN GEISTES IN DES KRISE DER GEGENWART", Muster-Schimdit Gottingen, Zürich-Frankfuit, 1977. La traducción y el estudio de este importante trabajo de von Rintelen los hemos abordado en Quito en un grupo de investigación interdisciplinar, cuyo fruto ha sido la publicación de la obra: "CRISIS DE VALORES: REFLEXION INTERDISCIPLINAR DESDE AMERICA LATINA", Jesús González López, Editor. Ediciones Pontificia Universidad Católica del Ecuador (EDIPUCE), Quito, 1982. El valioso trabajo de von Rintelen aparece en dicha obra bajo el título: "FILOSOFÍA DEL ESPÍRITU VIVIENTE EN LA CRISIS DE NUESTRO TIEMPO", pp. 37-103. "Ganancia y pérdida de realidad en las Ciencias y en la Filosofía", en "Folia Humanística", Tomo XV, N8. 180, Diciembre, 1977, pág. 815. 332 1. Jesús González López Una axiología espiritualista y trascendente dentro del marco de un "Realismo Crítico" Fritz-Joachim von Rintelen mantendrá con firmeza a través de toda su obra la tesis de la objetividad de los VALORES, que le permitirá una justa interpretación del "positivo-contenido-vital" del hombre y de la "realizaciónexistencial", ya sea en términos de comunidad, ya en su dimensión históricotemporal. "De ahí-escribe él-mi interés especial por la evolución históricointelectual del hombre y su proyección "viviente" (5). El problema se plantea para von Rintelen en saber si es posible llegar a tener conocimientos "válidos" que obliguen positivamente o si todo está entregado sólo a la "historicidad", es decir, a las puras instancias espaciotemporales. De este problema sustantivo, que va a apasionar 50 años de una vida, se ocupará von Rintelen por primera vez en su artículo: "Ensayo para la superación del Historicismo de Emest Troeltsch" (6). El Teólogo Luterano E. Troeltsch, bajo una evidente influencia de Dilthey, afirma que el hombre va adquiriendo una "totalidad de sentido" en el devenir histórico y apoyado por el espíritu de la época; de ahí que al hombre no le sea dado fácilmente el poder penetrar en los valores y verdades supratemporales y absolutos; sólo en la acentuación de la religiosidad irán surgiendo en la persona tales valores. Von Reintelen declarará: "Me ha impresionado la orientación de Troeltsch, hacia lo viviente-concreto, sobre todo de la valoración individual, espiritual y personal, frente a una manera de pensar solamente formal y apriorística, calificada por él como insuficiente...." (7). (5) (6) (7) Fritz-Joachim von Rintelen, "Filosofía del Espíritu viviente en la Crisis de nuestro tiempo", en CRISIS DE VALORES. REFLEXION INTERDISCIPLINAR DESDE AMERICA LATINA. Jesús González López, editor. Ediciones Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Quito. 1982, pág. 49. "Der Versuch einer Uberwindung des Historismus bei Emst Troeltsch", Niemeyer, Halle, 1929-in Deutsche Vierteljahrsschrift fur Litera-turwissenschaft und chichte Vm. 2, 1929. "Filosofía del espíritu viviente en la crisis de nuestro tiempo", en op.cit pág. 49. Los Valores como Factor de Integración Totalizadora y Plenificante de la Persona Humana en el Marco de una Antropología Cristiana 333 En esta declaración von Rintelen, en que se refiere positivamente a la obra de Troeltsch, aun cuando su tesis inicial no la comparta, encontramos el primer germen al interior de la obra de von Reintelen de su "Filosofía del Espíritu-viviente", germen que va a ir madurando a través de un largo, reflexivo y lúcido proceso de comprensión del hombre en su situación espaciotemporal y de los valores en su dimensión trans-histórica. "Pero, ¿puede nuestro pensamiento, -se pregunta von Rintelen-, penetrar hasta allá?... Con esto nos enfrentamos al problema del "sentido concreto" de la existencia y del "valor", en su carácter absoluto, que es lo que buscan, como dice Adolf Portmann, desesperadamente los hombres, para quienes todo es cuestionable... Nosotros, en la vida concretareal,nos topamos a diario con "lo valioso" y "lo positivo", pero, al mismo tiempo, por estar el hombre esencialmente sujeto a la precariedad y a la limitación, también a diario está enfrentado a"lo-falto de sentido", pero esta misma necesidad resulta para el hombre como una clarinada de alerta, una llamada a una superación interior de los "valores". La afirmación del contenido de valor positivo frente a un abismo de la "nada", ha sido al mismo tiempo, en todo devenir histórico, fundamento de una humanidad culturalmente creadora. Evidentemente, hay en el fondo, una ley de orden que da "valor", incluso a la misma realidad histórica de la existencia; de no ser así, una colectividad se desintegra, como lo vemos hoy cada vez mejor..." (8). Así, pues, Joachim von Rintelen, frente al problema de la existencia humana, de la historia y de los valores, se instalará en una clara posición de un Realismo de acento abiertamente crítico, posición "inevitable", como declara él mismo", aun cuando quisiéramos en todo limitarnos inadecuadamente sólo a las categorías del sujeto accesibles a nosotros en la perspectiva de un Idealismo trascendental..." (9) 2. Grave amenaza para la persona humana: vacío de todo contenido de valor Según von Rintelen los antivalores están invadiendo cada vez más a la humanidad, en la medida en que va disminuyendo alarmantemente el afán por todo contenido de valor" que llene la existencia del hombre, y esto, precisamente en una sociedad industrial tan satisfecha, creadora eficiente de tecnologías y derecursosmateriales. (8) (9) Op. cit. pág. 50. Op. cit pág. 50 334 Jesús González López En la cultura contemporánea el "cientismo" ha venido a significar, en expresión del Profesor Evandro Agazzi. (10), "la canonización de la racionalidad científica y de su neutralidad y la "tecnocracia" representa la exaltación absoluta de la neutralidad de la técnica", situaciones éstas que han precipitado a nuestra cultura de hoy a una profunda crisis de valores por cuanto se ha producido un distanciamiento entre los fines de las ciencias y de las técnicas de los fines del hombre". Al no contar ni la ciencia ni la técnica -dada su pretendida "neutralidad" -con fines y valores suficientes para estructurar una auténtica praxis humana, es absurdo, pretender que ellas, por sí solas, podrán constituirse en conductoras del quehacer humano, el cual se define esencialmente por intencionalidades y fines y por "valores". Si por "Cultura" se entiende esa capacidad actuante y creativa del hombre frente a la naturaleza, dicha actividad humana compromete al hombre todo: a su inteligencia, en cuanto está pronta a desentrañar los misterios de la naturaleza; a su afectividad, en cuanto aplica su fina sensibilidad a recoger esa dimensión de goce y de agrado que la naturaleza le ofrece; a su voluntad, que lo empuja a actuar "en" y "con" la naturaleza, y a servirse de la naturaleza, a transformarla, a "re-crearla", Así, la cultura sólo puede concebirse como producto espiritual del hombre, esencialmente ético, dimensionado en función de "fines" y "valores". De ahí que tanto las ciencias como las técnicas deberán renunciar a su neutralidad e instalarse en una constelación humana de fines y de valores; y sólo estos serán capaces de cargar de "sentido" a cualquier esfuerzo de racionalidad científica y a toda intervención operativa de la técnica. Si tanto el valor "ciencia" como el valor "técnica" insertos en el contexto de la cultura, representan el encuentro del espíritu con la naturaleza -en el doble espacio de dominio connoscitivo y transformación activa de la naturaleza por parte de un ser espiritual-, sólo una fundamentación antropológico-metafísica le dará consistencia y "sentido" a todo quehacer científico y a cualquier implementación técnica. Será el Hombre, en cuanto ente espiritual-corporal,- "espíritu-viviente"-, como lo describe von Rintelen, sujeto de intencionalidades conscientes y libres, el que ofrecerá su raíz ontológica a las artes, a las ciencias y a las técnicas, en cuanto "valores". En su dimensión histórica es el hombre el que se constituye en condición, motor (10) Cfr. "Ideología dentista e tecnocrálica". en: "PENSAMIENTO PARCIAL E TOTAL", Dr. Stanislaus Ladusans, Editor, Edicoes Loyola, Sao Paulo, 1977, pág. 38. Los Valores como Factor de Integración Totalizadora y Plenificante de la Persona Humana en el Marco de una Antropología Cristiana 335 y medida de los procesos culturales, en cuanto hombre instalado "en" y "sobre" el espacio, en cuanto hombre "en" y "más allá" del tiempo, inserto "en" el mundo de las cosas y trascendiendo al mismo tiempo las cosas; y, por fin, en cuanto hombre en medio de los hombres, que en laricaexperiencia de la intersubjetividad va estructurando los diversos valores culturales, hasta encontrar el "sentido plenificante" de su existir trascendente. 3. Una "Filosofía del espíritu viviente": Interiorización de los más altos valores en una concepción totalizadora del hombre En dos obras publicadas después de la Segunda Guerra Mundial "Demonios de la voluntad" y "La ascensión en espíritu: de Dionisio a Apolo"von Rintelen abordará el problema de cómo el hombre podrá superar tanto la actitud de un "voluntarismo subjetivo" como de un "irracionalismo institivo", que se deriva naturalmente de aquél; y señala que sólo será posible para el hombre de hoy superarlos, siempre que "el hombre logre confiarse, mediante el espíritu, a la dirección de un orden conciliador, objetivamente "válido", como también a sus principios y con esto logre conquistar un "contenido" más profundo cargado de "sentido". Sólo en una esfera más elevada puede el ser humano conquistar su personal misión espiritual, en la realización de sí mismo y de la sociedad. Sólo entonces la voluntad puede alcanzar su función en "lo-justo" y también la afectividad del hombre su dimensión sublimada hacia "lo-bueno" y "lo-digno", superándose así auténticamente "lo-trágico" de nuestra existencia, apartándose de un afán de dominio desmesurado, de una arbitrariedad ciega y de un ímpetu vital-dionisíaco. En todo tiempo como decía Nietzche, "Apolo no ha podido vivir sin Dionisio"... (11). En su análisis penetrante nuestro filósofo diagnostica que con la falta de una autointelección constructiva del hombre sobreviene la disolución de la cultura, es decir una decadencia espiritual, la que podrá ser seguida de una renovación, siempre que el hombre, sujeto de la cultura, logre interiorizar las verdades y los más altos "valores" de la existencia y con ello le sea dado llegar no precisamente al "querer-tener" sino al "sí-mismo", es decir a la íntima interioridad del "yo" en que se develan los "valores" en cuanto categorías objetivas de los "existentes". (11) Op. cit. pág. 52 Jesús González López 336 Para von Rintelen la tarea de la filosofía hoy es justamente buscar una comprensión de la realidad total como unidad; preocuparse de estructurar una síntesis de lo total en relación con el hombre.... Esto será posible tan sólo si trascendemos unafilosofíacontemporizadora y aduladora de una determinada época o situación, para estructurar unafilosofíasupratemporal, que sobrepase el tiempo "siempre de ayer". Una filosofía que integre tanto un contenido umversalmente válido, como las peculiaridades de cada época. Aquello que trasciende al tiempo no puede, en forma alguna, ser considerado "antihistórico", sino muy por el contrario, siempre "presente" en el horizonte temporal. Por otra parte, cada época nos enfrenta a nuevas situaciones y, entonces, unafilosofíaafincada exclusivamente en el pasado, resulta del todo insuficiente. "Sin embargo, -insiste el mismo von Rintelen,- una interpretación completa del significado del mundo y de la vida, "una imagen unitaria del mundo" en expresión de Otto Veit, como hoy día se requiere, se da cada vez menos, con los consecuentes efectos disolventes. Por ello la filosofía tiene hoy la tarea de interpretar todos los aspectos legítimos de la realidad y no solamente los fenómenos secundarios... Las llamadas "Ciencias" sólo nos dan un conocimiento de la realidad, con exitosas repercusiones prácticas en la economía y en la técnica, es cierto; lo que se ha constituido en una "metafísica modema", según expresa Heidegger en "Sendas Perdidas", pero incapaz de ofrecemos satisfacción espiritual alguna..." (12). La Filosofía de von Rintelen estará orientada fundamentalmente a la visión del "hombre-total" que debe ser salvado de la "pérdida de realidad" e informado y llenado de la "realidad-total", para así poder descubrir el "sentido" de la existencia y vigorizar las fuerzas del espíritu, que será lo único capaz de salvarlo de la catástrofe. Esta reflexión acerca del "hombre-total" es, sin lugar a dudas, uno de los más significativos aportes del pensamiento de von Rintelen. Sufilosofíadefinida como "filosofía del espíritu-viviente" o "vital", o "ligado a la vida", del "espíritu encamado", del "espíritu-concreto", rompe todos los viejos esquemas que entendían al hombre como una superposición de planos: un plano material (12) Op. cit. pág. 60 Los Valores como Factor de Integración Totalizadora y Plenificante de la Persona Humana en el Marco de una Antropología Cristiana 337 bio-fisiológico y otro plano psico-espiritual, con funciones específicamente distintas y perfectamente distinguibles. Von Rintelen nos anuncia la necesidad de una visión integrada del hombre, un "hombre total" en la perspectiva de una "realidad-total". La Filosofía del "espíritu-viviente" de von Rintelen queda así estrechamente ligada a una "teoría de los valores". Según él, la actual investigación antropológica y sociológica reconoce en forma unánime que la conducta humana está decididamente determinada por "valoraciones". La exposición acerca del sistema de valores está forzosamente unida con el análisis de la realidad. Von Rintelen confiesa que el problema de los "valores" y su análisis ha sido decisivo en él para su "comprensión filosófica y global del ser". Joachim von Rintelen define así los "valores": "Si hablamos de valores, escribe, se trata de un contenido de sentido, cualitativo, objetivizable, que se afirma comofinalidadpositiva de una aspiración consciente o inconsciente, en una toma de posición que, según el grado individual de crecimiento personal, puede ser realizada en el espíritu-viviente" (13). Una "filosofía del espíritu-viviente" no puede olvidar ni la transcendencia del espíritu, ni el contenido del "sentido" de la realidad, ni el trato con las cosas vivientes. Como resultado de su reflexión crítico-realista, von Rintelen llega a la siguiente síntesis: "La misión de la filosofía, sobre todo en nuestro tiempo, consiste en buscar y transmitir el más profundo "sentido" de la realidad y su relación con los resultados objetivos de cada una de las disciplinas científicas en una efectiva acción interdisciplinar. También le corresponde a lafilosofíainterpretar la misión íntima de la existencia humana en su realización "vital". La misión del hombre consiste en volver a los "valores-espirituales-supratemporales", los que en sus diversas dimensiones se van estructurando en el proceso progresivotemporalde la "vida". (13) Op. cit. pág. 82 338 II. Jesús González López PRESENCIA PERSONALIZANTE, INTEGRADORA Y PLENIFICANTE DE LOS VALORES EN PERSPECTIVAS DE TRASCENDENCIA. "El valor tiene más realidad que la existencia; no se vive simplemente, sino que se vive por algo"... (Gaston Berger) 1. Valores y trascendencia La conducta humana está esencialmente determinada por "valoraciones". Existir humanamente -a diferencia del simple existir de las cosas- involucra un fundamental compromiso de "descubrimiento de sentido" y una sustantiva necesidad de "valorar" y "valorarse" en medio de la rica constelación de "valores" que al hombre se le ofrecen a manera de dádiva, existen unos que son valores "supratemporales", que mantienen su vigencia a través del quehacer concreto y temporal del ser humano y que constituyen el "principio fundante" del hombre, en cuanto sujeto histórico. No hay lugar a dudas de que existen "postulados de valor", fundamentos valóricos que permanecen en medio del incesante cambio, valores de "contenido trascendente" que informan todo "devenir histórico". El Profesor Agustín Basase Femández del Valle señala: "Los valores resultan inconcebibles si no están anclados en una realidad trascendente (14). El mismo autor refuerza este pensamiento en ese otro pasaje: "La trascendencia supramundana es esencial a la existencia intramundana" (15) Y en otro pasaje "La trascendencia del hombre acontece en la inmanencia vivencial" (16). Para el ser humano los "valores" vienen a ser el camino ascendente desde ese "estar instalado en la realidad" hasta la conquista de "lo trascendente", "lo englobante", "la plenitud existencial", esa plenitud que encuentra su culminación en Dios, que es el fundamento último de toda "valiosidad objetiva", tal como la del valor "Bien", del valor "Verdad", del valor "Amor", del valor "Belleza", del valor "Libertad", del valor "Fe", del valor "Esperanza", (14) (15) (16) "Tratado de Metafísica. Teoría de la Habencia", Editorial Limusa, México, 1982, pág. 179 Op. cit pág. 181 Op. cit pág. 305 Los Valores como Factor de Integración Totalizadora y Plenificante de la Persona Humana en el Marco de una Antropología Cristiana 339 del valor "Disponibilidad", del valor "Humildad y sencillez", del valor "Autenticidad", del valor "Alegría" del valor "Espíritu de servicio y "Solidaridad", del valor "Responsabilidad", del valor "Justicia", del valor "Respeto", del valor "Compromiso", valores todos que configuran la estructura psico-ética de la persona humana. El Profesor Agustín Basave anota que la dignidad del ser humano consiste en su dimensión "axiotrópica", -término original acuñado por el pensador mejicano para significar que el hombre está empujado por el ideal de alcanzar el "SUMMUM BONUM": así, los "valores" parten de unos grados inferiores de realización para elevarse a los superiores, hasta tocar la "plenitud subsistencia!". Así, lo condicional emana de lo incondicional y lofinitode lo infinito y supratemporal. Pertenece a larealidadesencial del hombre experimentar, en expresión de Basave,- esa insoslayable dialéctica entre el desamparo ontológico y el afán de plenitud subsistencial" (17). "La beatitud no nos llega por lo histórico, sino por lo metafísico", señala con mucha agudeza Fichte. Desde el momento mismo en que el hombretomacabal conciencia de su precariedad y abandono metafísicos se ilumina en él la "idea de etemidad", la búsqueda del "contenido de sentido" y del "valor" es ya de por sí auténtico trascender la temporalidad y un preanuncio de "lo etemo" en medio de lo tempóreo de nuestra existencia. En la medida en que el hombre esté atento a los "Valores esenciales y fundantes", tales como la verdad, el amor, el bien, la libertad. Dios,- lograría superar esa carga de tragedia que marca su existencia humana y que ha llegado a seducir a más de un sistema de la filosofía contemporánea, que se ha engolosinado en el "vacío" y la "nada", traicionando la misión propia de lafilosofía,que es descubrir el "sentido esencial" de todo y llenar de "contenido" el espíritu. Existir auténticamente no será otra cosa en el ser humano que ese dejarse interpelar por los "valores"; desarrollar esa capacidad para crear, mantener y transmitir "valores"; la vida del espíritu no sera otra cosa que una fuerza in- (17) Cfr. Agustín Basave Femández del Valle, "Ideario Filosófico", Eo. i .tr-j de Estudios Humanísticos de la Universidad de Nuevo León, Monterrey, México, 1961. 340 Jesús González López teriOT centrada en los "valores", es decir empujada por una lúcida "razón de ser". Como lo advierte con mucha propiedad Joseph Gevaert: "Los valores no valen en virtud de un puro hecho contingente e histórico... La existencia es una llamada. Los valores se imponen por sí mismos. En cualquier parte en que haya seres humanos, las categorías de "Sentido" de "Significado" o de "Valores" se imponen necesariamente. Se juzga que una cosa es digna del hombre y que otra cosa no lo es. El hombre no puede hacer nada frente al hecho de que ciertas cosas tienen sentido y valor, o que ciertas cosas tienen que ser reconocidas como dignas y ciertas otras como indignas de él. El aspecto "trascendente" que se manifiesta en los valores atañe no solamente al conocimiento de los mismos, sino también a su contenido" (18). El "valor" según Gastón Berger, "tiene más realidad que la existencia; no se vive simplemente, sino que se vive por algo" (19). Una de las características más distintivas del "valor" es su carácter "referencial" o "relacionar. El valor siempre dice referencia a un sujeto racional. Hay "valores" porque en medio de la naturaleza hay "personas" dotadas de capacidad "valorativa". El "valor" se da en el encuentro de "lo valioso" -contenido en lo real,- con el sujeto "valorante". Las cosas cobran su sentido desde el hombre", señala Agustín Basave (20). Todo acto de "valoración" tiene mérito por seguir de una decisión personal. De ahí que el valor no está instalado en la esfera de una identidad abstracta, sino que se da en una vivencia de realidad y desde una personal situación. Cuando se ha producido en el hombre la comprensión del "sentido" o sea el sujeto real se ha develado- y se ha generado así el descubrimiento de "lo valioso", el "valor" se alza con la perentoriedad de un deber y la fuerza de una vocación. (18) (19) (20) Joseph Gevaert: "El Problema del Homl^je. Inroducción a la Antropología Filosófica", Ediciones Sigúeme, Salamanca, 1981, pág. 196. Gastón Berger: "Recherches sur las conditions de la connaissance. Essai d' une Théoretique pure", París, P.U.F., 1941, pág. 92. "Filosofía como propedéutica de Salvación", en "Philosophes critiques d'eux memes", Lang, Berna, 1977, pág. 14. Los Valores como Factor de Integración Totalizadora y Plenificante de la Persona Humana en el Marco de una Antropología Cristiana 341 Los valores no podrán existir sin el hombre, que al descubrir el sentido de su propia existencia empieza a "valorar" todo lo que de una forma u otra concurre a la realización auténtica de dicho sentido existencial. Desde una valoración metafísica del hombre toman su real perspectiva los "valores". Esa "naturaleza encamada", que es el hombre "se siente, -en expresión de Agustín Basave,- a disgusto con la naturaleza cruda. Por eso el hombre coloniza la naturaleza para fines humanos. Por eso sobrepone al mundo de la "natura" el mundo de la "cultura"... Por eso el hombre es un ente axiotrópico. Y en la valoración metafísica del ser del hombre, y de su dimensión axiotrópica, lo que más vale es su teotropismo. No podemos entendemos exclusivamente desde la biología y desde el mundo. El último fundamento ontológico y explicativo de la existencia humana estriba en la trascendencia. Una y otra vez el hombre apunta más allá de sus límites". (21). 2. Encarnación y compromiso Los "valores", -insertos en la realidad misma de las cosas, de los hombres y de las instituciones- se van develando en el ser humano en su condición de naturaleza "encamada" y de "espíritu comprometido"; así, "encamación" y "compromiso" son dos variables siempre actuantes en la esfera de las "valoraciones" humanas. La persona humana se haya inmersa en la "naturaleza", en cuanto "espíritu encamado", pero en cuanto persona trasciende la naturaleza. La persona está encamada en medio de cosas materiales, en un lugar, en un momento del tiempo, entre unos hombres; pero esta encamación no reduce su existir a un simple conjunto de funciones o reflejos condicionados. Su relación con la naturaleza se advierte en varios signos: sólo el hombre de entre las criaturas, puede "conocer" la naturaleza, sólo él la "descifra" y la "transforma". Desde su condición de "espíritu encamado" se impone con urgencia ética para el hombre "retomar a los valores" y reconquistar el "sentido" para toda la realidad y para sí mismo... La tarea de todo hombre en su compromiso ético con la cultura consiste en penetrar en el "sentido cósmico" de la naturaleza, descifrándola como una (21) "Tratado de metafísica. Teoría de la Habencia". Op. ciL pág. 305. 342 Jesús González López estructura armónica orientada a un "fin" y al servicio de un "objetivo humano positivo" caracterizado por el "valor", el cual -según von Rintelen "presupone siempre un sujeto espiritual que toma postura frente a él y que al mismo tiempo tiene la intención de realizar la mayor elevación posible de su contenido cualitativo" (22). De esta condición de "encamada" de la naturaleza humana, Enmanuel Mounier extrae tres importantes consecuencias en relación a la vivencia de los valores: a) Superación de toda forma de esplritualismos desencamados y de todo materialismo inmanentista. Si bien es cierto que para el hombre en cuanto "naturaleza encamada" los valores materiales, los valores biológicos, los valores económicos son imprescindibles, por cuanto no puede el hombre llevar adelante la empresa de su existencia sin ellos, sin embargo no pueden sustituir a los "valores espirituales", ni menos constituirse en "valores supremos". b) Es deber del hombre perfeccionar la "naturaleza", "transformarla", "recrearla" para bien del hombre. Su "manipular" la naturaleza debe tener siempre un objetivo "humanizador". Esta es la única orientación ética válida para las ciencias y las técnicas. c) El hombre debe "comprometerse" -con auténtico "compromiso espiritual"en esta acción transformadora de la naturaleza- que constituye su "habitat natural" al que debe tratar de acondicionar cada vez mejor; pero el hombre debe estar atento para no caer en un mero "activismo" desenfrenado que le impida alcanzar los otros niveles más profundos de su dimensión espiritual. Se pregunta Mounier: ¿Qué exigimos nosotros de la acción? ¿Que modifique la realidad exterior, que nos forme, que nos acerque a los hombres o que enriquezca nuestro universo de valores? (23). (22) "Ganancia y Pérdida de realidad en la ciencia y en Filosofía", in Folia Humanística, Tomo XV, N" 180. Diciembre, 1977, pág. 815. (23) Cfr. "El Personalismo" de Emmanuel Mounier, p,ág. 50 Los Valores como Factor de Integración Totalizadora y Plenificante de la Persona Humana en el Marco de una Antropología Cristiana 343 La condición de "espíritu encamado" conlleva para el hombre siempre un peligro: el de precipitarse en un "activismo" exagerado que va tras los "valores periféricos", tras los "accesorios" nublándose en el horizonte existencial los "valores sustantivos". "Parece como si el hombre, -nos adivierte von Rintelen,- fuese perdiendo cada vez más su "centro", ese centro interior en donde el sentido y el espíritu se encuentran con su motor" (24). Y así el ser humano que pierde esta "centración", esa "in-sistencia" de que nos habla el Profesor Ismael Quiles, estárenunciandoa su propio destino personal, ya que "lo primero y más original de la esencia del hombre es el "serhacia-dentro", el "estar-en-sí-mismo", que es lo que Ismael Quiles designa con el término "in-sistir". Precisamente es fácil comprobar que cuando nuestra realidad se nos manifiesta más cerca y en toda su autenticidad, no es en nuestra dispersión hacia el exterior, sino en la concentración y en la reflexión interior, o sea, cuando el hombre se recoge "en-sí". Y esto es lo que caracteriza al hombre y lo diferencia de todos los otros seres del mundo visible, el poder "estar-en-sí", y "desde su interior" contemplar el mundo exterior y actuar sobre él. Desde esta metafísica "in-sistencial" Ismael Quiles define al hombre como: "Conciencia personal, encamada, libre,responsable,y trascendente" (25). El hombre, junto con ser un "espíritu encamado, es un sujeto espiritual capaz de "compromisos". Toda elección de un "valor" origina un "compromiso", con respecto a nosotros mismos, conrespectoa los demás y con respecto a Dios. Como anota Ignacio Lepp: "En todo acto de elección está contenida, en efecto una promesa defidelidadpara con el "valor"elegido. Todo compromiso nos liga; pero lafirmezade la ligadura del compromiso la determina el carácter de la elección... Lafidelidada los compromisos contraídos es indispensable para que el "yo" pueda salir de la dispersión y recogerse en la unidad"... (26). (24) (25) (26) "Ganancia y Pérdida de realidad..." op. cit. pág. 811 Cfr. Ismael Quiles: "Antropología Filosófica In-sistencial", Ediciones Dcpalma, Buenos Aires, 1978 Ignacio Lepp: "Filosofía Cristiana de la Existencia", Ediciones Carlos Lohlé, Buenos Aires, 1963, pág. 101 344 Jesús González López Todo compromiso frente a los "valores" exige una tremenda cuota de "disponibilidad" personal y de capacidad de "riesgo". El ser humano para poder vivenciar auténticamente los "valores" de "elección", de "compromiso", de "fidelidad", debe estar "disponible" para todos los llamados que le envían el "Absoluto", DIOS, los demás seres humanos y el mundo de las cosas, las que esperan del hombre la iniciativa creadora, la libre elección, el compromiso y la fidelidad. Además el compromiso existencial hacia los "valores" está permanentemente expuesto al "riesgo",- por el hecho mismo de que la existencia humana es ontológicamente desvalida e insegura y porque el destino humano debe jugarse en el tiempo. De ahí que frente al hombre siempre esté en acecho el "antivalor"; y este riesgo es tanto mayor cuanto más auténtica es la existencia humana. "Así como la libertad,- señalk Ignacio Lepp, no tiene su fin en sí misma, el riesgo tampoco posee significación existencial sino cuando se pone al servicio de la marcha hacia la autenticidad" (27). 3. El amor en la dimensión intersubjetiva de los valores Querer una cosa, obrar humanamente es ponerse en acción para la realización de ese "valor", lo que exige el compromiso existencial de configurar un "valor concreto" en el "encuentro con los demás" en el mundo. Obrar, pues, humanamente no es sólo juzgar que un valor vale, sino que es, como señala Albert Dondeyne, "ponerse al servicio de ese valor, promoverlo para mí y para los demás por medio de gestos concretos y eficaces, dándole así al mismo tiempo un "sentido a la vida y haciendo propio ese sentido... Pues bien, nuestras acciones adquieren un "sentido" en la medida en que encaman algunos"valores" o contribuyen a promover unos "valores" en el mundo. Por consiguiente, puede decirse que el comportamiento voluntario libre es en el fondo un juicio de valor, teórico y eficaz, que se encama en una acción concreta" (28). Los valores se imponen a mi existencia en este mundo, también y esencialmente porque en este mundo es posible "reconocer a los demás". Ni (27) (28) Op. cit pág. 106 Albert Dondeyne: "Liberté et verite". Etudes Philosophiques, Louvain, 1954, pág. 45 Los Valores como Factor de Integración Totalizadora y Plenificante de la Persona Humana en el Marco de una Antropología Cristiana 345 las cosas ni los animales tienen la capacidad de interpelar al hombre; solamente el "otro hombre" tiene la posibilidad de dirigirme una llamada a mí. La "comunicabilidad" constituye una de las propiedades ontológicas de la persona humana y a partir de ella se genera el proceso personalizante de la "INTERSUBJETIVIDAD", ese encuentro realizante del "Yo" con el "Tú". El "Yo" adquiere significado frente a "Tú" estructurando un "Nosotros". Para afianzar nuestra independencia como persona en un proceso de crecimiento espiritual necesitamos descubrir los paralelos humanos de nuestra inserción social, ya que todo crecimiento individual se genera en la "interrelación" con los demás. "No hay sobre el planeta, -escribe Agustín Basave,- otro ser terrenal distinto al hombre que diga "yo" y "tú". Pero nuestro "yo" que puede llamar al "tú", ¿no es acaso una resonancia de Dios?; si soy "autosonancia (de mi propio ser) y "consonancia" (con otros hombres) es porque antes soy "resonancia de Dios". Y al decir, resonancia de Dios quiero decir "vocación", llamada, contestación a una llamada. ¿Acaso no vibramos a la llamada de otra voz? ¿Acaso no hemos sido despertados a la vida y llamados a cumplir una misión personal? ¿Acaso nuestra persona no es un eco de la persona divina, un ser penetrado de su misión, que a la voz de Dios sintióse implantado en la existencia encontrando resonancias divinas y formando consonancias con las vidas de su semejantes?" (29). El mérito de la metafísica cristiana de la existencia es haber planteado el problema del "otro". En esencia nuestra filosofía del "otro" es de origen evangélico. Es imposible ir a Dios, amar a Dios sin pasar por la mediación del "otro". Y en consecuencia no puedo realizarme a mí mismo sino gracias a dicha mediación. Yo soy persona sólo en la medida que descubro a un "otro" personal. "L'épiphanie du visage d'autrui" -en expresión original de Emmanuel Levinas- es decir, "la manifestación del rostro del otro" me constituye como persona, de un "otro" que me interpela y que me convoca. Es el "otro" en (29) Cfr. "Tratado de Metafísica", op. cit. pág. 293. 546 Jesús Gonzáelez López cuanto tal, es decir, en cuanto existencia con soledad y con angustia, lo que cada uno necesita para su propia realización personal. Esta necesidad de "comunicación", de "comunión" de "intersubjetividad" abre al ser humano el acto plenificante del "Amor", de ese "amor", que en caracterización de San Pablo, "es paciente, es servicial; que no es envidioso, ni jactancioso y que no se engríe; que es decoroso, que no es egoísta; ni se irrita; ni toma en cuenta el mal; ni se alegra de la injusticia; y sí se alegra de la verdad. De ese amor que todo lo excusa, todo lo cree, todo lo soporta. Ese amor que no acaba nunca" (30). Quien ama con esa hondura del amor cristiano puede seguir a cabalidad ese imperativo Agustiniano: "¡Ama y haz lo que quieras!" El valor fundamental del hombre que llega a plenificarlo como persona es el "Amor" a los "otros" en cuanto prójimos y al "Otro" Absoluto, en cuanto fuente de todo amor y en cuanto fundamento último del "sentido" y de lodo contenido de "Valor". Termino con aquella profunda invocación de San Agustín: "Señor, tu nos has creado para tí y nuestro corazón estará siempre inquieto hasta cuando no descanse en tí!"... (30) San Pablo, Epístola a los Corintios, 13, 4-8 COLABORACIÓN FILOSOFÍA PARA NIÑOS: SU IMPACTO EN EL COLEGIO MARGARITA DE ESCOCIA DE LA CIUDAD DE MEXICO Francisco Huerta Ripetti * I. Breve descripción de Filosofía para Niños Filosofía para Niños es una de las innovaciones de mayor significación para la educación actual. Ella recupera la dimensión filosófica olvidada en la educación general y en el proceso de enseñanza -aprendizaje en el aula. Trata que los niños sean más reflexivos y solidarios. En los años VO's, Filosofía para Niños emergió como un enfoque prometedor para la enseñanza de las habilidades de pensamiento o razonamiento. Su creador es el profesor de filosofía Matthew Lipman. Como maestro de lógica constató que los estudiantes no razonaban correctamente ni comprendían la materia. Se dedicó a investigar y a diseñar programas que fueran aplicables a todos los niveles de educación para que desde la infancia se enseñara a desarrollar la capacidad para razonar correctamente. En 1974 se estableció el "Instituto para el Desarrollo de la Filosofía pra Niños" como una división del Montclair State College de Nueva Jersey. El Director es Matthew Lipman y Ann Margaret Sharp, profesora de educación, es la Directora Asociada, ambos miembros de la Facultad del Montclair State College. Agradecemos esta valiosa colaboración académica del Profesor Francisco Huerta Ripetti, de la Escuela de Educación de la Universidad de Anáhuac, de la ciudad de México. Revista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Año XV - N2 47 Agosto 1987 - Quito, Ecuador 348 Francisco Huerta Ripetti El Instituto desarrolla sus actividades en tres áreas: Desarrollo curricular, Investigación Educativa y Preparación de Maestros en Filosofía para Niños. Existen en el mundo varios centros afiliados a este Instituto: en Sao Paulo, en Santiago de Chile, en Australia, en Taiwan y en Gran Bretaña. Filosofía para Niños es un curriculum completo y sistemático que fomenta el mejoramiento de las habilidades derazonamientoa través de la discusión de tópicos filosóficos (1). Se puede describir suscintamente en algunas de las siguientes características: 1. Las habilidades de razonamiento Es propósito general de este curiculum tratar de hacer pensar a los niños por ellos mismos acerca del pensamiento y también discutir conceptos de importancia para ellos. Algunas de las habilidades de razonamiento que los niños practican en las clases de filosofía son: Analizar enunciados de valor, clasificar y categorizar, construir hipótesis, definir términos, desarrollar conceptos, descubrir alternativas, deducir inferencias de silogismos hipotéticos, deducir inferencias de una premisa, descubrir supuestos, formular explicaciones causales y preguntas, generalizar, dar razones, comprender las relaciones de la parte al todo y del todo a la parte, identificar y aplicar criterios, conocer el manejo de ambigüedades y de las vaguedades, descubrir las falacias, establecer relaciones y distinciones, predecir consecuencias, proporcionar ejemplos e ilustraciones, reconocer aspectos contextúales de verdad y falsedad y diferencias entre los puntos de vista, identificar la interdependencia entre los fines y medios, estandarizar oraciones de lenguaje ordinario, trabajar con analogías y contradicciones (2). 2. Los contenidos El curriculum de Filosofía para Niños está organizado en programas. Los contenidos de cada programa se presentan en forma de novela. Se han producido siete novelas: ELFIE, KIO Y GUS, PIXIE, HARRY, LISA, SUKI Y MARK. (1) (2) Publicación del Instituto para el Desarrollo de Filosofía para Niños: Philosophy for Children, 1987 Lipman, M. Thinking Skills Fostered by Philosophy for Children. En este artículo, el autor describe y ejemplifica 32 habilidades de razonamiento. Filosofía para Niños: Su Impacto en el Colegio Margarita de Escocia de la Ciudad de México 349 Cada niño del grupo tiene el texto de la novela a trabajarse. La sesión de filosofía comienza con la lectura de la Novela en voz alta por parte de los niños; después se inicia la discusión tomando como punto de partida los comentarios de los alumnos. El maestro dispone de un manual para trabajar la novela, el que le proporciona sugerencias para organizar y desarrolar específicamente cada sesión del programa. En él encuentra abundantes ejercicios, planes y actividades para dirigir la discusión filosófica de los niños con el objeto de hacerlos practicar las habilidades de razonamiento lógico. Este material didáctico ha sido traducido del inglés al español, al chino, al árabe, alfirancés,al danés, al portugés, al hebreo y al alemán. La secuencia de los programas, según el "Instituto para el desarrollo de la Filosofía para Niños" (3) en un sistema educativo estructurado en 12 grados o años escolares, se puede establecer en la forma que lo presenta el cuadro siguiente: niveles Escolares iduc. Preescolar iduc. Primaria íduc. Secundaria o iachillerato (3) Grados Escolares Novela Programa 1 2-3 3-4 5-6 ELFIE KIO Y GUS PIXIE HARRY 7-8 LISA 8-9-10 11 - 12 SUKI MARK La secuencia del curriculum del Instituto para el Desanollo de la Filosofía para Niños" puede verse en Philosophy for Children: 1987, p.S y ss. 350 Francisco Huerta Ripetti Cada programa tiene un grado escolar específico de aplicación, así por ejemplo, Harry se debe tratar en Quinto y Sexto grados de la Educación Primaria, sin embargo, se podría comenzar aplicar en el Cuarto grado y extenderlo al Séptimo grado, considerando sus objetivos y las circunstancias locales, y así, se puede proceder con los otros programas en su adaptación a los grados escolares de cada país. En resumen, el material del curriculum de Filosofía para niños ha sido desarrollado para alumnos del nivel de Educación Primaria hasta el último grado de la Educación Secundaria o Media. Es un curriculum que introduce a los estudiantes a las áreas de lafilosofíay educa su razonamiento. 3. El método: las discusiones La metodología básica del programa es la discusiónfilosóficay el diálogo entre el profesor y los niños, en un clima de respeto mutuo. El maestro , mediante preguntas, estimula la discusión; los niños a su vez hacen preguntas: ¿por qué se encuentra interesante tal cosa? ¿Qué es lo que se entiende por eso? ¿Existen diferencias o similitudes entre las opiniones? Son algunas de las interrogantes que es común escuchar en el aula donde se aplica el programa. Esto permite que los niños descubran el valor de la colaboración en la búsqueda intelectual, así como también los principios del razonamiento válido que pueden aplicar no sólo a las situaciones que ocurren en el aula, sino también a hechos de la vida real. A medida que se avanza en el programa, niños y mastros, van configurando una comunidad de búsqueda de significados y de fundamentos de las diversas alternativas que se plantean. (4) 4. La evaluación La evaluación cumple con el papel de verificar si el niño logró las capacidades de razonar y de aplicar las reglas de la lógica formal correctamente. Comprende primero una autoevaluación del maestro la que debe decir relación con el desempeño del estudiante y a otros aspectos del programa en ejecución. (4) Lipman, Sharp y Oscanyan: Philosophy in the Classroom, cap. 7. Filosofía para Niños: Su Impacto en el Colegio Margarita de Escocia de la Ciudad de México 351 En segundo, lugar la evaluación al estudiante debe considerar el grado de participación en las discusiones, los comentarios, las observaciones y las razones que presenta,frecuentemente,acerca de los puntos de vista durante los debates. La proyección del acto evaluativo debe ir dirigida a la atención preferencial a aquellos niños que participan con dificultad o que manifiestan deficiencias en la formulación de inferencias correctas o en otras habilidades de razonamiento. Estas características identifican los aspectos más importantes del curriculum de Filosofía para Niños cuyo fundamento es el gran interés del niño en los valores, tales como la verdad, la justicia y la identidad personal, la autenticidad, etc. Los niños están interesados en discutir estos tópicos filosóficos. La filosofía con sus problemas y misterios es un valor para la imaginación y el pensamiento del niño II Aplicación del Programa Harry a las alumnas del Colegio Margarita de Escocia de la ciudad de México La ¡dea de enseñarfilosofíaa los niños de Primaria se conoció por primera vez, en la Escuela de Educación de la Universidad Anáhuac de la ciudad de México, en los comienzos de 1979, gracias al Dr. A.G. Thompson, profesor de la Universidad de Marquette (5). Se realizaron varias sesiones de estudios acerca de esta valiosa experencia de formación de las habilidades de razonamiento en los niños. Después de un detenido análisis la Escuela de Educación toma la iniciativa de comenzar un programa experimental. El primer paso fue realizar un estudio exploratorio de las dificultades y posibilidades que ofrecía Filosofía para Niños en los alumnos, en la aceptación de los Padres de Familias, Directores, administradores y los profesores. Cumplida esta etapa se diseñó un proyecto de investigación mayor que incluyó Uneas experimentales destinadas a evaluar (5) Thompson y Dupuis: "Philosophy for Children in México" en Rev. Thinking.... V2,N a l, Mayo 1980, pp.17-20. 352 Francisco Huerta Ripetti la enseñanza-aprendizaje de las habilidades de razonamiento, mediante la filosofía, en los niños de las Escuelas Primarias de México. Los padres de familias, los profesores y Directivos del Colegio Margarita de Escocia conocieron el Programa Harry y aceptaron que se llevara a la práctica en el Quinto grado del Establecimiento. La Escuela de Educación de la Universidad Anáhuac elaboró ün proyecto especial pra el Colegio Margarita de Escocia y en Septiembre de 1979 se comenzó la aplicación del Programa Harry considerando las características de los alumnos de esa institución y adaptando los ejercicios y planes del manual de acuerdo a los criterios del Profesor del grupo y del asesor del Programa Harry que la Escuela de Educación asignó. Durante todo el desarrollo del curso normal de Quinto grado las niñas participaron en el Programa Harry. Cuando este grupo de alumnas cursaba el Sexto Grado se les aplicó un cuestionario (6) de 16 preguntas con el objeto de conocer el impacto del Programa Harry en ellas. Este grupo estaba integrado por 33 niñas de las cuales 31 respondieron el cuestionario. La mayoría de las niñas tenía 11 y 12 años. Se usó la novela Harry traducida al español en la Universidad de Marquette. La Profesora del grupo usó el manual del maestro en inglés. La capacitación de la maestra se hizo por asesoría que consistió en dos sesiones semanales durante todo un período correspondiente al Quinto Grado. La asesoría era de responsabilidad de la Escuela de Educación de la Universidad Anáhuac. Se preparaba con ella la sesión defilosofía;el asesor asistía al salón de clases y una vez terminada la clase, se analizaba lo que había ocurrido con las alumnas. Presentamos aquí algunos de los resultados obtenidos a través del cuestionario que se aplicó: (6) Cuestionario traducido de la revista Tliinking. . . Vol. 1, 1979, Num. 3 y 4, pp.57-59 Filosofía para Niños: Su Impacto en el Colegio Margarita de Escocia de la Ciudad de México - ¿Cuánto te ha gustado el Programa de Filosofía para Niños? Respuestas Número de estudiantes NADA MUY POCO NO MUCHO MUCHO N - 0 1 12 18 31 Porcentajes % 0 3.2 38.7 58.1 100.0 ¿Piensas que como resultado de este curso has aprendido a expresarte más claramente? Respuestas SI NO NEUTRO Número de estudiantes Porcentajes 24 2 5 77.4 N 31 - 353 % 6.5 16.1 100.0 ¿Piensas que este programa te ha ayudado a comprender mejor a tus compañeros? Respuestas SI NO NEUTRO Número de estudiantes 20 5 6 N 31 Porcentajes % 64.5 16.1 19.4 100.0 354 - Francisco Huerta Ripetti ¿Sientes que te comprendes mejor a tí mismo como resultado de este programa? Respuestas Número de estudiantes Porcentajes % SI NO NEUTRO 25 1 5 31 80.6 3.2 16.1 99.9 N ¿Piensas que tus compañeros te comprenden mejor como resultado de este programa? Respuestas Número de estudiantes SI NO NEUTRO 12 6 13 N 31 Porcentajes % 38.7 19.4 41.9 100.0 ¿Alguna vez discutes lo que pasa en la clase de filosofía con otros niños fuera de clase? Respuestas Número de estudiantes Porcentajes % SI NO NEUTRO 15 13 3 N 31 48.4 41.9 9.7 100.0 Filosofía para Niños: Su Impacto en el Colegio Margarita de Escocia de la Ciudad de México 355 Alguna vez discutes con adultos (padres o amigos) lo que pasa en la clase de filosofía? Respuestas SI NO NEUTRO Número de estudiantes Porcentajes 16 12 3 51.6 38.7 N 31 100.0 % 9.7 ¿Recomendarías este programa a: todos los amigos, casi todos, algunos, ninguno? Respuestas NINGUNO CASI TODOS ALGUNOS TODOS Número de estudiantes 3 6 14 8 N 31 Porcenta % 9.7 19.4 45.2 25.8 100.0 ¿Habiendo leído Harry comprendes mejor por qué los niños deben ir a la Escuela? Respuestas Número de estudiantes SI NO NEUTRO 29 1 1 N 31 Porcentajes % 93.5 3.2 3.2 100.0 356 - Francisco Huerta Ripetti ¿Cuántas veces a la semana te gustaría tener clases de filosofía? 1 Respuestas NEUTRO CERO UNA DOS TRES CUATRO CINCO Número de estudiantes Porcentajes 1 3 1 8 4 6 1 8 N 31 9.7 3.2 % 25.8 12.9 19.4 3.2 25.8 100.0 ¿Estarías interesado en tener otro curso tratando con nuevas aventuras de Harry y sus amigos cuando ellos sean más grandes? Respuestas SI NO NEUTRO Número de estudiantes Porcentajes 23 3 5 74.2 N 31 % 9.7 16.1 100.0 Los resultados muestran el impacto del Programa Harry en las alumnas del Colegio Margarita de Escocia. A las apreciaciones evaluativas de las niñas se suman las de algunos padres de familias, la de la Profesora del Grupo, la de la Coordinadora y la del Director del Establecimiento. Las entrevistas realizadas revelaron una actitud general positiva al Programa de Filosofía para Niños. La misma tendencia se ha repetido en muestras tomadas a alumnos de otros establecimientos donde se ha estado aplicando el Programa. Filosofía para Niños: Su Impacto en el Colegio Margarita de Escocia de la Ciudad de México 357 Como conclusión se puede decir que Filosofia para Niños es un paradigma pedagógico que confía a la Filosofía un significativo papel en la optimización del razonamiento de los estudiantes. Constituye un impacto pedagógico innovador en los fines y condiciones de la enseñanza-aprendizaje que lleva a descubrir la dimensión filosófica en las preocupaciones de los niños y que logra motivarlos a pensar por sí mismos. Y de acuerdo con el profesor M. Lipman, la Filosofía ayuda a los niños a desarrollar una mayor seguridad en sí mismo y en su capacidad reflexiva. La conceptualización teórica y la aplicación pedagógica de este Curriculum requiere de una adecuada investigación educativa que determine las condiciones de aplicación en los distintos contextos educativos. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS - Thompson, Al y DuPuis, A.: "Philosophy for Children in México" en Rev. Thinking, The Journal of Philosophy for Children, V 2, Numb. 1, Mayo 1980, pp.1720. - Lipman, Matthew, Sharp, Ann Margaret y Oscanyan, Frederick: Philosophy in the Classroom (Second Edition): Philadelphia Temple University Press, 1980. USA. - Lipman, Matthew "The Cultivation of Reasoning Through Philosophy", en Educational Leaderschip Thinking Shills in Curriculum, Sep. 1984 pp.51-56. - Lipman, Matthew "Thinking Shills Fostered by Philosophy for Chil Children", en Thinking and Learning Shills. Vol I: Relating Instruction to Research. Edit by J.W. Segaland SP. Chipman National Institute of Education. R. Claser University of Pittsburgh. Lawrence Erlbaum Associates, Publishers. Hillsdale, N. Jersey London, 1985. - Publicación del Inst Filos, para Niños: Philosophy for Children 1987, Montclair State College Upper Montclair, NJ. 07043. EL SER Y EL SENTIDO DE LA METAFÍSICA Alfonso López Es conveniente poner de manifiesto, desde el comienzo, la imposibilidad de un acto reflejo total que asuma el fenómeno como objeto de descripción. En efecto, consideremos de modo formal que el fenómeno es la totalidad de lo intuido en la presencia, la totalidad de lo que acontece. Si no lo hacemos de modo formal, ya desde el principio hemos introducido una partición en la totalidad fenoménica, al poner frente al nombre, al propio fenómeno, pert) entonces el fenómeno verdadero no es lo nombrado, como tampoco lo nombrante, sino la unidad de ambos. Pero no es esa unidad lo que nos interesa, sino el fenómeno. Por consiguiente, o dejamos de nombrarlo para recogerlo en su verdad, o de lo contrario lo desgarramos para reflexionar sobre él. Tan pronto nombramos el fenómeno, si habitamos el nombre, perdemos el fenómeno para conservarlo como mero horizonte, pero ese ya no es el fenómeno que intentábamos describir o señalar, ya nos hemos constituido en otro fenómeno. Por ello, todo discurso sobre el fenómeno, lo modifica y hace que surja un fenómeno centrado en la descripción en cuanto sí mismo, pero centrado en el referente en cuanto intencionalidad. El fenómeno mismo ha perdido su centralidad presencial para convertirse en centralidad intencional. Pero ahora ya estamos en una descripción del fenómeno como fenómeno total. El fenómeno total y el descrito no pueden coincidir: este es una parte de aquel. Retomémoslo en el nivel formal, que viene a ser lo mismo. Sea 0 el fenómeno total. Si se quiere describir, o explicar, no queda otro camino más que partirlo en dos: la descripción y lo descrito, es decir, no queda más que ser modificado. Revista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Año XV - N s 47 Agosto 1987 - Quito, Ecuador Alfonso López 360 (F 22) 0 Dev. D (0) que debe leerse: el fenómeno 0 deviene en descripción del fenómeno 0. De tal modo que D (0) es ahora el fenómeno total 0. Esto nos enseña que toda descripción, incluso la fenomenológica, y también todo discurso metqfísico, se instauran a la vez dentro y fuera del fenómeno. La Metafísica, en su sentido filosófico, se convierte en un discurso sobre el fenómeno. Pero una metafísica del fenómeno no puede centrarse directamente sobre el fenómeno, sino sobre la relación existente entre una descripción fenomenológica y el fenómeno en cuanto descrito. Tampoco debe centrarse sobre el fenómeno a través de la descripción, sino sobre la totalidad fenoménica: D (0). De lo contrario perdería algo fundamental de su objeto. Toda la filosofía dogmática era una filosofía del fenómeno y en cuanto tal, ella, conjuntamente con el fenómeno del cual erafilosofía,eran fenómeno y debe ser explicada y descrita. Constatar la tendencia a rebasar los límites de su alcance por parte de la razón, es parte del fenómeno originario para el idealismo que elimina la trascendencia de la cosa en sí kantiana. Con esa eliminación se automodifica el fenómeno, si es que asumimos ahora el idealismo; se automodifica la conciencia única, si asumimos a Hegel. Nos preguntamos ahora si tiene o no sentido reconstituirse el fenómeno con una trascendencia radical en relación consigo mismo. Hemos aprendido ya a hacer esto con motivo ('e la descripción del fenómeno. Podemos representar ahora todo pensamiento de algo trascendente al fenómeno, del siguiente modo: F23) (0)T donde T evoca la trascendencia respecto de 0. Pero, justo (0)T es aquello en que ha devenido ahora 0. Podemos escribir de modo similar a F22.: F24) 0 Dev. (0)T La Crítica de Kant se orienta justo enrelacióna la T. Si de T no hay experiencia, entonces T no es más que un producto de la fantasía de la razón que va más allá de sus límites o pretende ir más allá de sus límites. En su lugar quedan las condiciones de posibilidad de la experiencia y de la ciencia, y la cosa en sí junto con el objeto trascendente, que pueden considerarse como condiciones de posibilidad también. En Husserl se descubre que la estructura C (0) es todo ello fenómeno F25) c (0) H 0 El Ser y El Sentido de la Metctfísica 361 y que el yo también forma parte del fenómeno. Ahora bien, al querer describir el fenómeno, se separa del mismo en el sentido de que lo convierte en objeto, y lo sitúa en el trasfondo de la intencionalidad. Es decir, lo ha perdido en sí mismo para conservarlo como horizonte trascendental de referencia intencional. El fenómeno en cuanto esencia descrita no es el fenómeno en cuanto totalidad presencial. Se retoma de nuevo F22). Pero Merleau-Ponty detecta, con el existencialisme de Heidegger, lo que Husserl deja afuera como una sombra, el mundo natural (Mn) por lo que el fenómeno, en realidad, es decir 0, está constituido por: F26) D(0) Mn = 0 Es decir, que se trata, en realidad de la descripción del fenómeno del mundo natural, al que se ha puesto entre paréntesis. Merleau- Ponty se preocupa ahora de la descripción del surgimiento de ese mundo natural, y en ello consiste su FENOMENOLOGÍA DE LA PERCEPCIÓN. El fenómeno muestra ahora un cuerpo constituyente del fenómeno mundo, antes de que sea pensado el mundo. En Merleau-Ponty encontramos un discurso fenomenológico sobre el cuerpo como constituyente del mundo. El fenómeno de Husserl se resuelve ahora como producto del fenómeno de Merleau-Ponty. Pero en el sentido mismo del fenómeno descrito por Merleau-Ponty, acontece el sentido de la trascendencia del cuerpo constituyente y vital a toda aprensión categorial, es decir, que el cuerpo verdadero no es el cuerpo en cuanto objeto de conocimiento. Sin embargo, ese cuerpo ha sido descrito. En cuanto cuerpo descrito forma parte del fenómeno en cuanto intencionado por la descripción. Además está siendo pensado, luego no es trascendente en absoluto al fenómeno constituido cognoscitivamente. La contradicción ha vuelto a aparecer. Si la metafísica es un discurso sobre el fenómeno ha de definirse tai como está señalado en F22): contradictoriamente: como estando incluida en el fenómeno, y a la vez estando separada del fenómeno en cierto modo. En cuanto intenta describir algo T trascendente respecto del fenómeno 0 ha de representarse así: F27)D(0)T) £0 es decir, descripción de lo trascendente al fenómeno, pero sabiendo que todo ello forma parte del fenómeno total. 362 Alfonso López Se dirá que no existe contradicción formal, y es cierto, pero hasta ahora existe contradicción entre lo ontológico y lo existencial. Cuando describo el fenómeno, es 0 lo que se describe como siendo él el verdadero fenómeno, pero cuando digo lo que es el fenómeno, no es 0 lo que se indica como verdadero fenómeno.. La metafísica es, por lo tanto, un discurso sobre T en cuanto trascendente respecto de 0. Pero todo ello es 0. 5.1 Justificación de la Metafísica La Dialéctica de Hegel se sostiene sobre una diferenciación actual entre 0 y O y una identidadfinal0 = O. En cambio, una dialéctica conespondiente a esta metafísica se sostiene sobre una distinción definitiva entre ambos modos de hablar del fenómeno. Sostenemos radicalmente: F28) 0 ^ 0 Es decir, que establecemos el valor fundamental del fenómeno en cuanto componente del fenómeno total. Podemos llamarlo preeminencia del valor existencial del fenómeno 0 sobre la verdad ontológica relativa al mismo fenómeno. Hay dos modos radicalmente divergentes de hacer caso al sentido que acontece en el fenómeno: el primero seguir la vía delreconocimientode sí mismo en todo. Es la vía de Hegel. El segundo es seguir la vía del interrogante por el fundamento. La primera vía, es decir el resultado de la primera vía, nos lleva a entender la segunda como mera forma alienada de autoconstituirse la conciencia. La segunda, como señalamos al hablar sobre Hegel, nos lleva a considerar la primera como alienación del ser en la conciencia. La verdad de la primera no elimina la posibilidad de la segunda, es decir, el descubrise a sí la conciencia total como conciencia, no elimina que pueda ser ello un modo de existir el ser para sí en esa constitución de la conciencia. La verdad de la segunda vía conlleva que la verdad de la primera, en cuanto existencia del ser a la conciencia equivale a una alienación existencial del ser que trasciende a la conciencia Pero la primera vía pone de manifiesto que el ser pensado, en cuanto pensado no es nada trascendente a la conciencia, sino autoconstitución en la conciencia. El Ser y El Sentido de la Metcrfísica 363 No hay, por lo tanto, posibilidad de acceder al ser desde o mediante la conciencia. No hay cómo acceder al ser que se manifiesta en el fenómeno mediante el fenómeno. Pero si dejamos que el fenómeno sea por sí mismo, nos damos cuenta de inmediato que renunciamos a lafilosofíade golpe, pero que las preguntas volverían a surgir, en el seno mismo de lo que ahora llamamos fenómeno, y que el fenómeno tiende, como tendencia universal a rebasarse a sí mismo, alienándose en su propio seno. El fenómeno mismo se resiste al idealismo. El idealismo, es decir el modelo idealista del fenómeno, seresquebrajadejado a su propio impulso el fenómeno. El sentido de alteridad desvelado por Husserl fenomenológicamente lo pone de manifiesto. Pero el idealismo nos tiene siempre al tanto de algo: lo creado por el pensar no puede ser otra cosa más que pensamiento. Y la realidad que se conceda a lo pensado no puede ser otrarealidaddistinta de la que brinda el pensamiento. Alreconocerradicalmente la inaccesibilidad del ser, damos un paso decisivo hacia el escepticismo. Pero este paso hacia el escepticismo no se sumerge en la renuncia necesaria al ser. Ya no va a ser la conciencia quien pretenda llegar al ser, sino que, dando un giro total, dejaremos al ser que exista en el fenómeno. Si antes se intentaba acceder al ser mediante la conciencia, ahora nos asentamos en lo que somos, en nuestro propio ser y constituimos la conciencia existiéndonos en ella. Ya no es la conciencia quien elabora un modelo del ser en sí misma, pretendiendo conocerle, aprehender su estructura. Ahora es el ser quien se expresa, no se reproduce, existe para sí, no se configura, se hace a sí mismo presente de algún modo existiendo. Es el ser el que tiene acceso a la conciencia y no la conciencia al ser. El ser se asienta en sí mismo, se afirma, y expresa esa afirmación en la metafísica, sin que la metafísica lo aprehenda. La existencia es un acontecer que va del ser a la conciencia, ya como expresión ya como presencia. La intencionalidad ya no es necesariamente algo propio de la conciencia, sino del ser en el que la conciencia fántica es el fenómeno. Esta conservación ya la vimos en Merleau- Ponty. Un modelo, una teoría, una filosofía no son ya representaciones que intencionan al ser, sino existencias del ser, no tienen por qué buscar adecuarse a sujetos trascendentes a ellas. 364 Alfonso López 5.1.1 La pregunta por el origen: Nos referimos ahora a la pregunta por el origen de lo sensible en la percepción. Mediante esta pregunta se abre un proceso de constitución para el propio fenómeno tal que establece un esquema lógico mediante el cual da razón de ser del momento sensible. El esquema del fenómeno sería muy diferente si no se formula esa pregunta y si no se intenta responder. Nada ajeno al fenómeno puede surgir de esa pregunta que no sea fenoménicamente modificación del propio fenómeno. En primer lugar, la pregunta por el origen establece una divergencia importante entre dos modalidades: ontológica y epistemológica, dentro de la propia contextura del fenómeno. La primera modalidad instaurada sobre el propio movimiento del fenómeno, considera una línea histórico constitutiva según la cual la respuesta sobre el origen del fenómeno abre al surgimiento de algo nuevo, y por lo mismo posterior a la pregunta y a aquello por cuyo origen se pregunta. La epistemológica, en cambio, instaura una vía de fundamentación según la cual el fundamento, o el origen se constituye como anterior a la pregunta y a aquello por cuyo origen se pregunta. De este modo, lo ontológicamente posterior se instaura como epistemológicamente posterior, y como esto es lo realmente vivido, entonces lo fundado como original deviene, podemos decir, existencialmente original. Se ha conformado un sistema de fundamentación que ignora su propio origen tal como la experiencia del objeto llega a ignorar la constitución del mismo, y que responde a las exigencias lógicas que lo han hecho surgir. La pregunta por el origen trascendente se hace posible en razón de la partición del fenómeno total en dos tales que en una se sitúa lo trascendente, y en la otra el fenómeno disminuido. Se abre así una trascendencia inmanente en el propio fenómeno, que al ser vivida como realmente trascendente funda una trascendencia existencial. Por esta vía de autoconstitución el sujeto que acontece en el fenómeno, en cuanto ahí presente, existiendo en él, estaría instaurando un modelo lógico, teórico que no puede poner a prueba confrontándolo con ninguna realidad que pretendiese reproducir. No puede justificar ese modelo con ningún otro conocimiento de la realidad, ya que todo conocimiento permanece en la El Ser y El Sentido de la Metafísica 365 conciencia. Si nos atenemos a la esfera del conocimiento, entonces ese modelo no tiene justificación posible. La intención del sujeto en ese modelo no puede ser de saber ni de representar. Sólo se justificaría si el sujeto vive de algún modo el modelo en otro sentido diferente al conocimiento en el sentido propio de conocer. Es ahora cuando la preeminencia de la razón práctica de Kant y la preeminencia de la practognosia de Merleau-Ponty nos permite pensar que, atendiendo a la existencia del sujeto, éste existe más verdaderamente como práctico que como teórico. Es, por lo tanto, en razón misma del fenómeno como nos sentimos llevados a descubrir que es posible que lo teórico y el modelo tengan sentido para otra dimensión del sujeto. Pero, ¿Cómo exactamente? Si esa pregunta tiene algún interés práctico más allá del propio fenómeno, entonces según la racionalidad de la que podemos disponer, no debe bastar pensar que hay una cosa en sí al estilo kantiano, sino que hay que postular cómo podría ser esa tal cosa en sí, aún cuando no tuviese ningún acceso a nada teóricamene. Puede posibilitarse un acceso más allá para el sujeto. La metafísica como pregunta por la cosa en sí causante de la impresión sensible en su materialidad, no se justificaría como conocimiento de nada, sino como modificación del ámbito teórico enrazónde otra función del sujeto. No habrá para el sujeto otro modo de constrastación más que contrastar en el propio fenómeno. Habrá que descubrir si realmente hay, en el propio fenómeno un modo posible de poner a prueba que esta función se cumple. Las características de incognoscibilidad, independencia, inaccesibilidad de la cosa en sí, hacen de ella algo muy determinado. ¿Cuál es el sentido de esas determinaciones? Rechazar toda configuración de ella como verdadero conocimiento de algo. Pero ello no debe impedir, contra Kant, que se intente configurar esa cosa en sí. Más aún puede ser ello indispensable al propio sujeto. La cosa en sí vino a estar positivamente determinada con determinaciones negativas. Por esas determinaciones de incognoscibilidad, y a la vez por sus configuraciones positivas, la cosa en sí llevará consigo determinaciones contradictorias, y ambos tipos de determinaciones le son indispensables. 366 Alfonso López 5.1.2 La pregunta por el objeto: Es en razón del sentido propio del fenómeno que pueda tener sentido o que lo tenga de hecho, el preguntarse por el objeto trascendente a su propia existencia, a su fenomenicidad. Es en razón de la existencia y del sentido que acontece en ella, que pueda tener sentido la Metafísica, en razón de una existencia real o posible. Ello significa que es desde el fenómeno desde donde pueden estructurarse preguntas sobre lo metafenoménico. Consideremos el caso de un objeto cualquiera de nuestra vida ordinaria: una casa concreta que encontramos en el camino o en nuestra calle, un río, una manzana, una mesa, lo que se desee. El objeto acontece a la mirada como real, estable relativamente, consistente ante mi mirada, multifacético y a la vez unitario, como verdaderamente existente, reposando en su propio ser. Cuando lo miro, no se deja manejar por mis deseos a través de la simple mirada. Puedo imaginarlo girando sobre sí mismo, pero no lo puedo hacer girar ante mi mirada con sólo quererlo con la propia mirada. Siempre trasciende mi mirada actual y concreta, rebasa -por ejemplo la casa que encuentro en mi camino- la fachada que ahora se presenta ella misma, como fachada de la casa, pero la fachada no es la casa en cierto sentido importante, aunque sí es la casa en otro sentido también importante. No es la casa esa fachada por cuanto la casa es más que eso, pero sí es la casa en cuanto es una parte real de la casa, una componente de la casa. Pero, aún cuando no vea la casa entera, se me impone como siendo una casa entera. Máxime cuando se trata de un objeto enteramente conocido. La casa desconocida guarda algo de misterio, de incógnita en su presencia viva y real actual. Puedo encontrar el objeto cuotidiano de mi mundo, allí justo donde lo busco, donde lo dejé anteriormente, o donde siempre estuvo asentado con estabilidad. Lo puedo encontrar con acierto por cuanto llevo conmigo el mundo en el cual se halla. Podría haber sido cambiado de lugar, pero encuentro el lugar donde tendría que estar de no haber sido quitado. Y, aunque no dé con la presencia real del objeto, sé que el objeto mismo que no tengo ante mi mirada, es el objeto que tenía que estar ahí. Por lo tanto, llevo el objeto conmigo, aunque no lo poseo de modo real. Me acompañan las relaciones espaciales del mundo, puedo orientarme en él como quien lleva El Ser y El Sentido de la Metafísica 367 consigo los rincones y las esquinas, mucho más allá de lo que veo directamente. Llevo conmigo los posibles movimientos necesarios para manejarme en ese mundo, sin que esté ahí visualmente ante mí todo entero. Me adelanto a sus apariciones, y perdido de vista el objeto, puedo, si lo quiero, recuperar su presencia en mi mundo visual, pero no puedo recuperar esa presencia con sólo quererlo tal como acontece con la imaginación. No resulta visto realmente con sólo llamarlo a mi presencia como lo llamo en el recuerdo. Necesito de mi cuerpo para ello, un movimiento, un parpadeo, una clara conciencia de ser a través de una adaptación de mi situación concreta en relación con el mundo como puedo volverlo a ver o dejar de ver. Si me detengo ante la casa de la calle, la que siempre estaba ahí, y tal vez nunca he entrado en ella, puedo entrar y va perdiendo su incógnita, su aire de objeto que no es aún plenamente para mí, y se va conformando en sus componentes y determinaciones. La casa adquiere ser para mí. Lo que era misterio, deviene ahora parte integrante y objetiva del objeto. Antes no podía imaginarme la casa; una vez recorrida, la puedo recrear, pensar, volver a recorrer en la fantasía, sin necesidad de que yo esté ahí, junto a ella. La casa ha llegado a ser para mí lo que es, y a existir de un modo tal que antes no existía. El objeto ha ido completando su ser en razón de múltiples experiencias que voy teniendo de él, ensamblándose en una unidad que reúne, como por su propio poder de unificación, sin trabajo mío alguno expreso, esas mismas experiencias. Una unidad substancial que no se agota en ninguna visión concreta de ella. Aún cuando vea destruirse ante mis ojos la casa, o desaparecer de mi vista, la casa sigue siendo, justo como esa casa destruida o desaparecida, y que tal vez nunca más pueda ser experimentada como real. Sin embargo, aunque perdidas sus propiedades existencialmente, y perdida ella misma en la realidad, la casa sigue siendo plenamente, justo en cuanto casa con las mismas propiedades que antes tenía, pero ahora, propiedades ya no reales, son verdaderas en cuanto ya no existentes pero habiéndolo sido. Siguen siendo para mí, propiedades que tuvo la casa. Ahora veo un libro sobre la mesa, sé que puedo moverlo, pero en vano intento moverlo como lo hago con los objetos imaginados; tampoco puedo moverlo con sólo quererlo, como hago con mi brazo o con mis dedos. 368 Alfonso López Necesito utilizar mi brazo para alcanzarlo y trasladarlo a otro lugar. Ese cuerpo, como hemos aprendido de Merleau-Ponty, se instaura y acontece como mediación universal de todo otro movimiento de objetos. Mi brazo y el libro, acontecen ligados por un sentido: dispongo de antemano de mi brazo para alcanzarlo, abrirlo, volverlo a dejar. Además, todo un mundo de sentido cultural y de trabajo acontece para mí ligado y en tomo a ese libro. Mi mundo se vierte de algún modo sobre él, y se me brindan un mundo de posibilidades ligadas a ese sentido. Todo ese mundo de sentido lo llevo conmigo. La misma casa desaparecida del mundo real, esa misma casa, en cuanto objeto que sigue siendo para mí de algún modo, lo puedo encontrar una y otra vez, no realmente, pero al mismo objeto. Al imaginarlo, o cuando otros objetos me remiten a él incesantemente con sólo aparecer ellos. De alún modo el objeto que ya no existe para mí realmente, sigue ligado al mundo de lo real, es evocado por lo real. Un mundo de evocaciones me acompaña. Podré no encontrar la casa allí donde estaba, pero puedo imaginarla justo allí donde estaba. El espacio que imagino y el que veo, entonces, me es dado como coincidente uno con el otro. El objeto que imagino puede situarse justo allí entre los tantos objetos reales. Puedo modificar imaginativamente el objeto real que acontece él mismo presente, ver la mesa y completar sus otras caras no vistas, sin que haya distancia entre la mesa vista y la imaginada: el mundo imaginado puede impregnar de su presencia todo el mundo percibido. Si puedo adornar la sala es por cuanto de algún modo puedo disponer y dispongo de hecho, de antemano, de la sala adornada y de los adornos. ¿Qué puedo decir, entonces del objeto? Dispongo de él: lo imagino, lo miento, lo pienso. No podría percibirlo si el objeto no completase a cada actualidad perceptiva del mismo. Pero el objeto no puede ser la fuente de mis percepciones normales del objeto, pues pudiéndolo hacer surgir de su silencio en la imaginación, no me es posible hacerlo surgir perceptivamente a mi gusto y capricho. Así como el aparecer imaginado del objeto puede surgir independientemente de todo contexto mundano explícito, el objeto no puede aparecer desligado de todo contexto perceptivo. No puedo encontrar el objeto percibido con la misma libertad con que encuentro el objeto imaginado. Este encontrar el objeto percibido guarda una regularidad relacional muy a menudo con el contexto perceptual, inclu- El Ser y El Sentido de la Metafísica 369 yendo aquí no sólo el contexto mundano de otros objetos, sino también el contexto cinestésico del movimiento de mi propio cuerpo. El objeto ha llegado a ser para mí a través de mis experiencias, luego es históricamente constituido, aunque a la vez, ya conformado adquiera universalidad y esconda en su estructura su propia historicidad constitutiva. Si dispongo de él en cuanto objeto, es por cuanto lo poseo, pero no dispongo de su realidad, pero sí de su vivencia como real. La vivencia es mía, y dentro de ciertos límites puedo hacerlo acontecer o evitarla. Sólo puedo evitarla porque de algún modo la tengo conmigo, y llevo conmigo el lugar de su acontecer. Llevo conmigo la posibilidad de dejar acontecer al objeto real, peip no tengo la posibilidad de generarlo. Algo hay de ajeno a mí en ello. Como algo hay de ajeno a mí en la conformación del objeto. Pero aquí aunque ajeno a mí en su conformación sintética, está mediada esa formación por mis propias vivencias o al menos acompañada por esas vivencias. Pero nada de esto aparece respecto de la formación del momento sensible de la percepción. Algo también depende de mí esa percepción: tiene que ver con mi posición relativa al mundo que me rodea, y relativa al propio objeto de percepción. Soy pasivo en su percepción aunque puedo ser activo en la búsqueda de su encuentro conmigo, de mi encontrarlo. Sin embargo, un mundo plenamente vivo, sonoro o visual, cinestésico, puede acontecer bajo la situación de delirio, bajo el efecto de las drogas, y el objeto imaginado ya no es meramente imaginado, sino presencialmente vivido, aún cuando la vigilia encuentra diferencia de experiencia a través del recuerdo entre la experiencia perceptiva y el delirio. Hay que decir, al menos, que la realidad del objeto en tiempo de experiencia perceptiva no parece venir del propio objeto. Más bien, el objeto es hecho aparecer como real, es traido a la existencia por algo ajeno al propio objeto y al propio sujeto. Estamos así justificando problemáticamente la metafísica de la cosa en sí. Pero a la vez estamos creando las bases para la metafísica del objeto, y abriendo el paso hacia una metafísica del sujeto más allá de su existencia fenoménica. Podemos aún decir más sobre el objeto. Señalamos que el objeto que veo es el mismo objeto que me imagino, pero que no dispongo del mismo modo del uno y del otro. Para mover el objeto imaginado no necesito echar 570 Alfonso López mano de mi cuerpo como intermediario. Es simplemente mi conciencia quien dispone del objeto en el nombrarlo, el imaginarlo, fantasearlo. Sólo el objeto en cuanto percibido necesita de la mediación de mi cuerpo, o de la mediación de otro objeto o sujeto en cuanto percibidos. Eso mismo pasa con mi cuerpo. Puedo imaginarlo con libertad, danzando, saltando a la altura que me agrade, girando con destreza, sumergido en movimientos inusitados. Manejo en mi imaginación mi cuerpo, el mismo objeto cuerpo mío que percibo, pero eso imaginado no puedo conseguirlo perceptivamente. Me exige un trabajo, un aprendizaje, una práctica, un dominarlo de otro modo diferente a ese modo simplemente propio de la conciencia. La conciencia, simplemente hablando: no es señora absoluta del mundo que percibe. Tampoco lo es del mundo imaginado, pues a veces, el mundo imaginado se impone por sí mismo a ella. Sin embargo, tengo un cierto señorío sobre el mundo de los objetos. Señorío que relativiza la autonomía propia del objeto y que se comparte con otros sujetos en cuanto percibidos. Pero señorío que se realiza en la percepción sólo mediante mi cuerpo. Esta mediación universal del cuerpo respecto del manejo de los objetos en cuanto percibidos, también tiene que relativizarse. En cuanto al cubo de Necker, que retomaremos más adelante, puede decirse que tengo el poder de redistribuir los elementos de la percepción visual con sólo un acto de conciencia. El cubo cuando lo asumo desde una cierta perspectiva no ocupa el mismo espacio que percibido desde la otra perspectiva. Sus componentes perceptivos han adquirido una nueva distribución espacial. Ello exige a veces un esfuerzo, pero ese esfuerzo es de otro tipo al esfuerzo que requiere el movimiento de una mesa. Tal vez también esté mediado el aprendizaje de ver el cubo por otro lado sin moverlo ni moverme, por un esfuerzo corporal, pero de carácter diferente. Más se asemeja a un esfuerzo de conciencia. Pero una vez aprendido a ver por ambas perspectivas, el cambio de visión, es decir la redistribución de sus elementos va acompañada de un simple acto global de percepción de un objeto. Puedo ahora poner mi mano sobre la mesa, la toco, siento el frescor de su superficie. Es la misma mesa que estoy viendo. Así se me da de lleno. Quito la mano y la sigo viendo. Pongo de nuevo mi mano sobre ella y conjuntamente vuelvo a palparla y a verla. Cierro los ojos y sólo la percibo mediante el tacto. Pero si separo la mano que estoy viendo de la mesa que estoy también viendo en su misma presencia, en el mismo momento dejo de percibir la mesa con mi mano. Sin embargo, al situar mi mano de nuevo El Ser y El Sentido de la Metcfisica 371 sobre la mesa, y sentirlas una junto a otra, puedo ahora imaginarme la mesa separada, volando por mi habitación y sin embargo aún cuando imagine también la mano volando independientemente por el espacio, sigo percibiendo el frescOT de la mesa, su superficie lisa y suave. De todos modos, la mesa percibida y la imaginada siguen dándose como una y la misma mesa, lo mismo que la mano. He ahí una importante paradoja de la experiencia. Consideremos ahora el problema de las alucinaciones provenientes en diversas circunstancias. Así por ejemplo, en un caso de hipnosis, describe Aaronson, con un cierto sujeto, este Uegó a percibir de tal modo el mundo cercano que "los colores parecían intensificarse, las líneas más resaltantes y los sonidos, más agudos, claros y delicados". *. Es aquí la percepción la que es modificada. Pero nos interesa cuando esa viveza de colorido o de sonido responde ya no a una percepción sino a un contexto que parece aproximarse más a una imaginación acompañada de sensación. Otro sujeto experimentado por Charles T. Tart se expresa de tal modo que no deja lugar a dudas de una experiencia vivida con mayor densidad sensible que la percepción ordinaria. Así, por ejemplo, se expresa Tart en el sentido de que "para los sujetos, sus percepciones internas no fueron de ninguna manera menos vividas y reales que sus percepciones sensoriales ordinarias" . Convendría hacer una sobria observación en el sentido de que una experiencia de sensibilidad fuerte no conlleva necesariamente todas las notas de experiencia perceptiva normal, pese a la relatividad de esta última palabra: "normal". Habiendo provocado un diálogo entre los sujetos participantes, expresa Tarf "Así, los sujetos podían platicar acerca de cosas de su mundo interno compartido, pero me indicaron que ellos estaban usando simplemente una analogía con la visión, porque ellos no podían encontrar palabras para la experiencia actual" ^. Lo que para nuestro interés queda señalado es, justo el hecho de que un mundo sensible visual imaginario y de fantasía se hace posible por la hipnosis y por las 1) Aaronson. Bernard s.; HIPNOSIS, DEOTH PERCEPTION, AND PSY-CHEDEUC EXPERIENCE; publicado en ALTERED STATES OF CONSCIOUSNESS, recopilado por CHARLES T, START.; Pág. 271 2) Tan, Charles T.; PSYCHEDELIC EXPERIENCES ASSOCIATED WITH A NOVEL IIIPNOTIC PROCEDURE, MANUAL HYPNOSIS, en la obra citada en la nota anterior. Pág. 312. 3) id. Pág. 312. Alfonso López 372 drogas 4 . Pero ello no justifica la afirmación o definición de Ball que entiende la alucinación como "percepción sin objeto" ^. En tal caso habría que entenderse en el sentido de que el que está junto al alucinado no ve ningún objeto y sin embargo el alucinado tiene sensación de presencia de objeto. En efecto, el alucinado sabe qué objeto está presenciando aún cuando en la percepción normal no acontezca ningún objeto tal. Esquirol parece aproximarse más a una exactitud definitoria: "convicción íntima de una sensación percibida, sin que se halle al alcance de los sentidos ningún objeto exterior capaz de producir esta sensación". Pareciera dudar de que realmente haya sensación. Sin embargo, en la experiencia de tranquilización y relajación resulta fácil dejar llegar un mundo sobrio de color que como manchas informes van ocupando el mundo visual obscuro. El hecho de que muchas veces distingan los enfermos alucinados la diferencia con la percepción y distingan a las alucinaciones como vividas y sensibles de la realidad de las percepciones no obsta para los presentes intereses, que son simplemente constatar que la sensación o presencia sensible del objeto, es posible sin percepción propiamente tal. S.1.3 Sentido de la metafísica del objeto: ¿Qué podría significar aquí una metafísica del objeto? Si entendemos el término "metafísica" en el sentido de una ciencia que dé razón del fenómeno, nos situamos en el ámbito de una ciencia hipotético-deductiva con todos los inconvenientes propios de tal modelo de ciencia, como es el caso de no poderse demostrar nunca su verdad, ni posiblemente su falsedad. Remitimos a la Introducción. Sin embargo, esa es nuestra pretensión. Ahora bien, hay otro problema de suma importancia si es que se desea una metafísica de ese tipo. Tan pronto como el pensamiento se sale del ámbito de lo descrito por una fenomenología, es decir, tan pronto como el pensamiento piensa en entes que no son constituidos por el sentido mismo del fenómeno, han de entenderse 4) Harmon, Wúlis W. y otros; PSYCHEDEUC AGENT IN CRATÍVE PROBLEM SOLVING: A PILOT STUDY; en la obra citada en la notal de este capítulo, cf. Pág. 464 5) Varios autores; LA PSICOLOGÍA MODERNA (diccionario) Pág. 25. El Ser y El Sentido de la Metafísica 373 esos entes como producidos por la propia actividad pensante: dicho de otro modo, no pueden sino ser, como decía Cassirer del objeto trascendente, en cuanto se refiere al objeto en-sí, y de la cosa-en-sí, entes de razón, este es el primer inconveniente crucial con el cual nos encontramos en nuestro intento. En este sentido preciso, con un ente de razón nada designamos fuera de lo que él mismo es, y no será nada más que aquello en lo que ha sido creado en base a las determinaciones con las que ha sido investido por el propio pensamiento. El propio pensar debe ahora saber que, todo cuanto piensa más allá de lo dado en el fenómeno por sí mismo, es algo creado por el propio pensar en su propio ámbito y dominio: nada ajeno a sí mismo alcanza con ello. Y esto es cierto incluso aunque para pensar lo trascendente absoluto se utilicen los medios fenomenológicos y lógicos más estrictos. En este caso, la creación del objeto responde, simplemente, de modo más fiel a las exigencias existenciales, fenomenológicas y lógicas más firmes, y resulta por ello más satisfactorio. Pero no por ello deja de ser producto de la propia actividad del pensamiento. En efecto, el excedente de la experiencia no puede ser experiencia. También el objeto en cuanto su esencia ha sido incluido en la experiencia, si bien una experiencia trascendental, pero nada impide que esa misma experiencia de la esencia del objeto sea un acontecer esencial del objeto, y no el objeto en sí. Ese objeto en cuanto centro esencial de sus propiedades descrito por Husserl, no es un excedente de la experiencia, sino un contenido nuclear y céntrico en ese núcleo esencial, en la experiencia trascendental, que es el objeto intencionado. Sí, por lo tanto, hablamos de un excedente del fenómeno, no puede referirse a ese objeto intuido esencialmente. Este habría de ser considerado como acontecer, no como objeto en sí, pese a que acontezca como objeto en-sí. Pero si se intenta encontrar en un objeto como mera forma el origen de las imágenes, el destinatario de una nominación, el modelador de una sensibilidad, no se ve cómo sea eUo posible. Sin embargo, es preciso constatar cómo la pregunta por el origen de lo sensible, una vez detectado como momento originario de la percepción, o una vez detectado como aquello que el sujeto mismo no puede poner por sí a su arbitrio, como aquello que responde a una receptividad, responde a un sentido propio del fenómeno total. La cosa en sí y el objeto en sí, lo ha señalado Cassirer, como vimos al tratar el problema del objeto y de la cosa en sí en Kant, son producto de la exigencia detotalizacióndel conocimiento. Kant lo señaló en relación a la necesidad de encontrar una causa trascendente de la 374 Alfonso López materia sensible, y esta causalidad responde a una categoría mediante la cual se conforma la naturaleza, una exigencia del sujeto trascendental. En este sentido hay que entender también su afirmación al comienzo de la Crítica de que la razón se siente impulsada a meterse en cuestiones que rebasan sus posibilidades y le sumergen en contradicciones sin salida. Nuestra pregunta por el origen responde a una exigencia que acontece en el fenómeno total de la conciencia y en cuanto tal exige unarespuesta.Pero la respuesta es la que no está determinada por el sentido de la pregunta. Puede decirse que la respuesta está condicionada por el fenómeno y por la pregunta que es parte del fenómeno. Pero la respuesta que se dé, no es necesariamente unívoca, y por lo mismo no está determinada ni por el fenómeno ni por el sentido de la pregunta. Una metafísica intenta dar una respuesta coherente relativa al fenómeno no surgida del propio fenómeno, sino creada contra el fondo del fenómeno. No' sigue la dirección del fenómeno, pues la dirección del fenómeno, es decir el sentido, tiene que ser también abarcado por esa metafísica como fondo que debe ser explicado. Es por ello que una metafísica no puede confundirse con ninguna dirección fenoménica, pero tampoco puede ignorar ninguna de las direcciones que fenoménicamente acontecen como principales o en el sentido de Husserl, no puede ignorar ninguna estructura trascendental de la conciencia. Por ello, una metafísica no puede ser partidista respecto del fenómeno, sino asumir todas las manifestaciones que se presentan como manifestaciones genuinas en el propio fenómeno, genuidad que sólo podría ponerse a crítica en la confrontación de los sentidos que acontecen en el fenómeno. No basta con afirmar que ello es insuficiente para lograr una objetividad del ser del fenómeno, pues el problema reside en saber si puede existir un método más viable que no sea arbitrario. Esto supone una confianza in extremos en el ser mismo del fenómeno, en cierta forma absoluta. Aún aceptando una construcción meramente provisoria y arbitraria, para poner a prueba su verdad, no podría entregarse en manos de la arbitrariedad. Entendamos aquí el término "verdad" como algo que se manifiesta de algún modo como "verdadero", en cuanto adecuado al sentido total del propio fenómeno. Con ello queremos decir, que no toda arbitrariedad puederesultarasimilable en un fenómeno total de la existencia, es decir no resulta asimilable por el sentido de la existenciatotalmisma. El Ser y El Sentido de la Metafísica 375 Aquel fenómeno que asume como fundamental su sentido de logicidad responderá a la pregunta con una estructura lógica que no soporte contradicción alguna. Todo será sometido a sus exigencias. Pero aquel que se someta al sentido del en-sí del mundo, a esa verdadera dimensión del mundo de las cosas, fundará todo en la ontología de la materia como consistencia que confronta al sujeto. El fenomenólogo estricto se sujetará al acontecer y con razón no encontrara en tal actitud razón alguna para postular ningún ente trascendente, máxime al saber que tal ente no puede ser otra cosa más que producto creado por el propio sujeto, por la conciencia constituyente, pero ahora, a diferencia del mundo, esta constitución acontece como carente de sentido respecto de la propia experiencia. La pregunta por el origen del momento sensible no constituye ningún mundo real, ni puede constituirlo, por ello notendríasentido hacerse esa pregunta, y menos responderla. Por ello, una metafísica puede ser meramente lógica, o fundamentalmente materialista, o meramente fenomenológica y en este caso no se entenderá en el sentido que hemos señalado nosotros, o existencialista si lo que pretende es, simplemente dar racionalidad de coherencia al fenómeno, descubrir la estructura material de fondo del mundo que acontece, descubrir el sentido del ser que es fenómeno, o dar razón de la existencia en todo su acontecer, respectivamente. Una metafísica coherente ha de pretender dar razón, del fenómeno en su estructura de aparecer más abarcante, si es que podemos encontrar una justificación aceptable de la metafísica tal como la hemos propuesto. Regresemos al caso del objeto. Entre las formas de su aparecer, encontramos algunas que son efectivamente paradójicas. Hay experiencias que por su sentido, si todo se resuelve en el nivel del fenómeno, parecen contraponerse entre sí. Sin extendemos en ello, procuremos señalar algunas de esas características contradictorias que hemos podido detectar hasta el momento. a) Como más importantes señalamos las siguientes: La constatación más importante y que ocnstituye la fuente de lo paradójico que se da en las siguientes afirmaciones es la que el objeto percibido, el objeto imaginado, el objeto nombrado, el objeto soñado, el vivido en el delirio, el recordado, son el mismo objeto. Dado el contexto de las páginas anteriores no creo necesario precisarlo más. 576 Alfonso López b) Dispongo del objeto en cuanto puedo hacerlo aparecer a voluntad en la imaginación, en la denotación, y pensarlo libremente. Pero no dispongo de él para hacerlo aparecer perceptivamente sin constricción alguna. c) No necesito disponer de la mediación de mi cuerpo, es decir no necesita moverse mi cuerpo para hacer volar, cambiar de lugar, un objeto exterior imaginado, pero nada puedo hacer sobre un objeto exterior percibido si no es a través de alguna parte o miembro de mi cuerpo. Por él puedo hacerlo surgir o desaparecer de mi mundo percibido realmente. d) Puedo imaginar o pensar un objeto donde quiera de mi mundo pero no puedo percibirlo donde quiera. e) En la imaginación se me da como plenamente privado el objeto. No puede ser sorprendido por nadie. Puedo desplegar mi mundo imaginado en plena asamblea que nadie lo detectará. Sin embargo, en la percepción, ese mundo y ese objeto, cualquiera sea, es un mundo y objeto públicos. f) Aunque el espacio imaginativo se me da como privado lo mismo que su mundo, y el espacio perceptivo y su mundo como público, no por ello dejan de poder coincidir perfectamente uno y otro. Puedo imaginar un objeto plenamente integrado con otros objetos percibidos. Por ello puedo planificar imaginativamente una colocación real posterior de objetos. Puedo modular imaginativamente una melodía sin que al cantarla manifieste al oído esa modulación imaginada mientras lo canto. g) No puedo hacer surgir a capricho un mundo sensible y vivo, y sin embargo puede surgir con motivo de una hipnosis, de un delirio, de una droga. Pese a su viveza, el mundo que surge así no conlleva la conciencia de publicidad respecto de los que me rodean bajo conciencia perceptiva. Luego acontece con cierto modo de conciencia de ser un mundo privado, sobre todo en el caso de delirio por fiebres altas. h) El momento sensible se resiste a mi conciencia y sin embargo, una descripción fenomenológica, lo pone al descubierto como conciencia, como momento originario de ella. Con todo, no es absolutamente independiente o resistente con respecto de la creatividad de la conciencia, pues, como es el caso del cubo de Necker, puedo redistribuir espe- El Ser y El Sentido de la Metafísica 377 cialmente los elementos del cubo y recrear otro cubo ocupando diferente espacio visual. i) El objeto se manifiesta como preeminente sobre toda experiencia del mismo, y sin embargo, una descripción fenomenológica lo deja ver como constituido en base a las experiencias constituyentes. j) Mi cuerpo se revela como originario constituyente del mundo antes de hablar de la constitución del objeto de conocimiento. Y sin embargo lo encuentro en el mundo a mi cuerpo como un elemento más por su sentido, y además como producto o como surgido del mundo en el que se halla. Supongamos ahora que constituimos una estructura lógica con algunos entes que por las determinaciones que les atribuimos permiten insertar el fenómeno en ella. Sólo adquieren sentido verdadero en la medida en que esos entes sean realmente considerados como verdaderos, es decir como de algún modo, ontológicamente reales, y además en cierto sentido, preeminentes sobre el propio fenómeno. Esto significaría que se los considerará como independientes del fenómeno, y trascendentes al mismo. Pero se sabe a ciencia cierta que no pueden ser ajenos al fenómeno, pues son trascendentalmente experimentados como creados una vez tomada conciencia de su ser, y en cuanto son entes del pensamiento son verdaderamente fenómeno. Si el fenómeno es el todo, la conciencia total fenoménica estaría alienada en ella misma, y no se ve cómo, una veztomadaconciencia de que la conciencia lo es todo, la conciencia encuentre sentido en mantenerse alienada, e incluso que le sea posible creer en la trascendencia de lo que sabe inmanente a ella. Sólo encuentro dos posibilidades: la primera es entregarse a la perspectiva hegeliana, pero hay la experiencia de una resistencia a ello. En cuanto a esta experiencia también hay dos posibilidades: que sea mero hábito, estancamiento, o que sea resistencia genuina en el fenómeno. Esta segunda se orienta en el sentido de la segunda alternativa principal: que el fenómeno en pleno sea una mediación para algo de un ser que existe para sí en el propio fenómeno. La alienación, entonces, tendría sentido en la medida en que sería una forma de determinarse a sí mismo ese ser para alguna otra función suya que rebase el fenómeno. Esa otra función podría acontecer, no en sí misma, sino existencialmente, en el fenómeno, o tal vez no. 57<S Alfonso López Nos habríamos introducido, de este modo, en una metafísica: a) Del objeto y del mundo de los objetos. b) Del sujeto que aparece en la conciencia, en el fenómeno como yo. c) De las cosas en sí como contextura de algo que trasciende al sujeto. d) Del objeto de conocimiento. e) Por último del ser en cuanto aquel acontecer que no es ni meramente sensible, ni objeto del mundo, ni yo por su propio sentido de acontecer. Nosotros nos detendremos más en la del objeto y de la cosa en sí, por un lado, y en una estructura fundamental del sujeto por otro. En este sentido, estaríamos introduciéndonos en una antropología metafísica, esencialmente problemática. Por esto mismo, toda metafísica no puede estancarse, pues piensa como real trascendente lo que es tan solo razón-inmanente. Se daría la necesaria dialéctica entre vivirlo como real y a la vez como producto provisorio del propio pensamiento. SECCIÓN DOCUMENTOS LEY DE FOMENTO DEL LIBRO CAPITULO I Objetivos Art. 1 - Declárase de interés nacional la creación, producción, edición, comercialización, distribución y difusión del libro, para lo cual se adoptará una política que tendrá los siguientes objetivos: a) la difusión del libro en todos los sectores de la población, como factor insustituible de cultura, transmisión de los conocimientos y fomento de la creación e investigación científicas; b) La promoción y difusión del hábito de la lectura en todos los sectores de la población; c) El fomento, con preferente dedicación del acercamiento del libro a los sectores discapacitados; d) El establecimiento de una red de bibliotecas y la ampliación de los servicios bibliotecarios a todos los sectores de la población; e) La defensa del patrimonio bibliográfico nacional, mediante el estímulo a la conservación y protección de las bibliotecas públicas y privadas; f) La defensa de la propiedad intelectual del libro como patrimonio inalienable de la cultura del país, sancionando los casos de piratería editorial y prohibiendo estrictamente las prácticas ilícitas de reproducción, total o parcial, con fines comerciales, cualesquiera que sean los medios técnicos utilizados; g) El estímulo a los escritores ecuatorianos para la creación intelectual propendiendo a la defensa de sus derechos; h) El establecimiento de un régimen impositivo y crediticio especial que estimule la edición, producción, comercialización y difusión del libro; i) El desarrollo de la industria editorial y gráfica ecuatorianas, como elementos básicos para la producción masiva del libro; j) La orientación, formación y capacitación técnica de los recursos humanos que necesite la producción, edición, comercialización y difusión del libro; k) El favorecimiento de la importación y comercialización del libro, cualquiera que sea su país de origen; 182 1) El apoyo y fomento a la producción y exportación del libro editado, coeditado o impreso en el Ecuador; m) La creación del departamento de reembolsos y de las condiciones que favorezcan su uso por las empresas editoras y comercializadoras del libro; y, n) El fomento de la coedición a nivel nacional e internacional, favoreciendo la participación tanto de las editoriales nacionales como extranjeras. Art. 2.- Corresponderá al Ministerio de Educación y Cultura, a través de la Subsecretaría de Cultura, y en coordinación con la Comisión Nacional del Libro, determinar las acciones encaminadas a poner en práctica los objetivos de la política del libro, que se crea mediante esta Ley. Art. 3.- Créase la Comisión Nacional del Libro, que será el organismo asesor del Ministerio de Educación en materia de política del libro, tendrá como sede la ciudad de Quito y le corresponderá: a) Presentar al Consejo Nacional de Cultura los programas para la aplicación de la política del libro sobre todo en lo concerniente a la ampliación, a nivel nacional, de los servicios bibliotecarios, la difusión del libro, la promoción de la lectura y un sistema de comercialización y precios, que facilite el acceso al libro a los sectores de bajos ingresos económicos; b) Dictaminar en los asuntos que se relacionen con la aplicación de esta Ley y recabar ante las autoridades competentes el cumplimiento de la misma; y, c) La Comisión Nacional del Libro, a través de las instituciones de crédito del sector público, establecerá sistemas especiales para el otorgamiento de préstamos destinados a la edición, comercialización y producción de libros. Art. 4 - La Comisión Nacional del Libro estará integrada de la siguiente manera: a) El Subsecretario de Cultura o su delegado, quien la presidirá; b) Un delegado del Presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana "Benjamín Camón"; c) Un delegado del Ministerio de Finanzas y Crédito Público; d) Un delegado de las Sociedades Ecuatorianas de Escritores legalmente organizadas; 555 e) Un delegado de la Cámara Ecuatoriana del Libro; f) Un delegado de la Asociación de Industriales Gráficos; y, g) Un delegado del Consejo Nacional de Universidades y Escuelas Politécnicas. Art. 5 - En el Presupuesto del Estado existirá una asignación destinada a la Comisión Nacional del Libro, que constará en la partida global del Ministerio de Educación. CAPITULO II Comercialización y difusión Art. 6.- Los libros editados, coeditados e impresos en el Ecuador gozarán de tarifa postal preferente. Asimismo, las empresas de transporte nacionales y extranjeras que operen en el Ecuador, establecerán tarifas preferentes en favor del libro para su circulación dentro del país, y su envío al exterior. Para el cumplimiento de las disposiciones contenidas en el inciso anterior, la empresa nacional de correos y las empresas de transporte ecuatorianas y extranjeras domiciliadas en el Ecuador, establecerán las tarifas mínimas compatibles con los convenios internacionales vigentes. Art. 7 - La exportación de libros editados.coeditados e impresos en el país, estará exenta de todo gravamen y sólo requerirá constancia de registro del international Standart Book Number, ISBN, de la Cámara Ecuatoriana del Libro y número de afiliación al respectivo núcleo provincial de la Cámara Ecuatoriana del Libro y de la Asociación de Industriales Gráficos, que serán exigidos por los funcionarios de correos y aduanas junto al permiso de exportación expedido por la oficina correspondiente. Art. 8.-La importación de libros, cualesquiera sea el sistema y/o mecanismos que se utilicen, estará exenta de todo impuesto o contribución especial gravamen, depósito previo, censura y calificación y sólo requerirá la presentación de los documentos correspondientes y la cerLLcación de afiliación alrespectivonúcleo provincial de la Cámara Ecuatoriana del Libro. Las aduanas y correos del país, una vez que el destinatario presentare los documentos correspondientes y el certificado de afiliación al núcleo provincial 384 de la Cámara Ecuatoriana del Libro y realizada la verificación de la carga, entregaran, inmediatamente los correspondientes embarques de libros. Art. 9.- Las importaciones de libros, cualquiera sea el país de origen, no podrán ser objeto de incautación parcial o total, tampoco se afectará su libre circulación. Art. 10.- El Ministerio de Educación y Cultura, con el fin de fomentar la edición del libro ecuatoriano, adquirirá ejemplares de la primera edición de cada libro de autor ecuatoriano editado e impreso en el país previo el informe y cantidad determinada por la Comisión Nacional del Libro. Esta adquisición se destinará exclusivamente a la dotación de bibliotecas públicas estatales. Art. 11.- El Ministerio de Educación y Cultura, a través del Consejo Nacional de Cultura, auspiciara las ediciones anuales de la Feria Internacional del Libro organizada por la Cámara Ecuatoriana y asegurará la presencia, en las ferias internacionales que se efectúan en otros países, de muestras de libros editados e impresos en el país, de autores ecuatorianos o extranjeros. CAPITULO III Régimen impositivo y otros beneficios Art. 12- Para acogerse a los beneficios de esta Ley, las editoriales legalmente constituidas en el Ecuador tendrán como su objeto social principal la edición y coedición de libros. Para dicho efecto, las personas naturales deberán probar que se han dedicado a esta actividad, por lo menos, durante dos años. Art. 13.- Las personas naturales o jurídicas a las que se refiere el artículo anterior serán calificadas por los comités interiministeriales e interinstitucionales previstos por las leyes: de Fomento Artesanal, de Fomento de la Pequeña Industria y de Fomento Industrial, según los casos; para lo cual un representante del Ministerio de Educación y Cultura deberá integrar los respectivos comités. 555 Art 14.- La constitución de las empresas editoriales, estará exenta de impuestos fiscales. Art. 15.-Las empresas editoriales que tengan por finalidad exclusiva la edición de libros, gozaran de la exoneración del Impuesto a la Renta durante diez años contados a partir de la fecha en que se inicie la producción e impresión de libros, siempre que éstas se realicen en el Ecuador. Asimismo gozarán de esta exoneración las empresas editoriales que realicen su actividad dentro del área de la coedición. Art. 16.- Las personas naturales o jurídicas que se acogieren al régimen de la presente Ley gozarán de los mismos benéficos que se determinen en las leyes: de Fomento Artesanal, de Fomento a la Pequeña Industria y de Fomento Industrial, según los casos. Art. 17.- La importación de la materia prima e insumos que no se produzcan en el Ecuador, realizada por editores y destinada exclusivamente a la producción de libros, estará exenta de toda clase de impuestos, incluidos los aduaneros, y de contribuciones especiales o adicionales, timbres fiscales y derechos aduaneros; y gozará de todos los beneficios generales o especiales que determinen: la ley de Fomento Artesanal, de Fomento de la Pequeña Industria y de Fomento Industrial. El Reglamento establecerá los mecanismos adecuados y para controlar el uso de dicha materia prima en losfinesque determina el inciso anterior. Art. 18.- La comercialización de la materia prima y los insumos, destinados exclusivamente a la producción de libros en cualquiera de sus fases, estará exenta del Impuesto a las Transacciones Mercantiles y Prestación de Servicios. Art. 19.- Estarán exentos del pago de Impuesto a la Renta los ingresos que percibieren los autores y traductores ecuatorianos, por concepto de derechos de autor y de traducción relativos a libros editados en el Ecuador. Los autores y traductores extranjeros domiciliados legalmente en el Ecuador, también gozarán del derecho establecido en el inciso anterior. Art. 2 0 - En todo libro editado en el Ecuador deberá constar el nombre y el apellido del autor, el lugar y fecha de la impresión, el número de edición, el nombre y domicilio del editor e impresor, el número del International Standart 386 Book Number -ISBN-, el título original, el año y el primer Registro de Derecho de Autor. Se presumirá clandestino todo libro que omita cualesquiera de los requisitos establecidos en el inciso anterior y el editado o reproducido por cualquier medio que violare las disposiciones legales El Estado, previo el correspondiente permiso de o los autores, o de quien tenga tales derechos, reeditará los libros cuyas ediciones se hubieren agotado y que considere fundamentales para la cultura o la enseñanza. Art. 21.- Se establece la obligación de todo editor, para efectos del depósito legal, de entregar tres ejemplares del libro, en la dependencia oficial que señale el Reglamento. CAPITULO IV Disposiciones complementarias Art. 22.- Para losfinesde esta Ley se deberá entender por: a) Libro.-Toda publicación, producto de la actividad intelectual, impresa, unitaria, editada en uno o varios volúmenes, en fascículos o en entregas destinados a la encuademación. Asimismo, el régimen de esta Ley alcanza a los materiales complementarios de carácter visual, audiovisual, o sonoro, así como cualquiera otra manifestación editorial de carácter didáctico que se comercialice conjuntamente con el libro. El Reglamento determinará las características que debenreunirlas publicaciones unitarias a que serefiereel primer inciso de este literal; b) Libro ecuatoriano.- El editado en el Ecuador, c) Editoriales o Editores- La persona natural o jurídica, responsable económica y legalmente, que toma a su cargo la edición y coedición de libros y cuya impresión y demás procesos de elaboración los realiza en su propio taller o en el deterceros;y, d) Empresa o Industria Gráfica .La persona natural o jurídica domiciliada en el Ecuador, responsable de la impresión o encuademación de libros y que participa total o parcialmente en su proceso material de elaboración. ARTICULO FINAL.- La presente Ley entrará en vigencia desde su publicación en el Registro Oficial. 557 CAPITULO IV Disposiciones complementarias Art 22.- Para losfinesde esta Ley se deberá entender por: a) Libro- Toda publicación, producto de la actividad intelectual, impresa, unitaria, editada en uno o varios volúmenes, en fascículos o en entregas destinados a la encuademación. Asimismo, el régimen de esta Ley alcanza a los materiales complementarios de carácter visual, audiovisual, o sonoro, así como cualquiera otra manifestación editorial de carácter didáctico que se comercialice conjuntamente con el libro. El Reglamento determinará las características que deben reunir las publicaciones unitarias a que serefiereel primer inciso de este literal; b) Libro ecuatoriano- El editado en el Ecuador; c) Editoriales o Editores- La persona natural o jurídica, responsable económica y legalmente, quetomaa su cargo la edición y coedición de libros y cuya impresión y demás procesos de elaboración los realiza en su propio taller o en el deterceros;y, d) Empresa o Industria Gráfica- La persona natural o jurídica domiciliada en el Ecuador, responsable de la impresión o encuademación de libros y que participa total o parcialmente en su proceso material de elaboración. ARTICULO FINAL- La presente Ley entrará en vigencia desde su publicación en el Registro Oficial. Dada en Quito, en la Sala de Sesiones del Plenario de las Comisiones Legislativas, a los cuatro días del mes de agosto de mil novecientos ochenta y siete. f.) Andrés Vallejo Arcos, Presidente.- f.) Dr. Carlos Jaramillo Díaz, Secretario General. Palacio Nacional, en Quito a veinte de agosto de mil novecientos ochenta y siete. Ejecútese. f.) León Pebres Cordero Ribadeneyra, Presidente Constitucional de la República. Esfielcopia- Lo certifico.- 20 agosto 1987. f.) Ledo. Patricio Quevedo Terán, Secretario General de la Administración Pública. 588 REGLAMENTO A LA LEY DE FOMENTO DEL LIBRO Na 3326 LEON PEBRES-CORDERO RIBADENEYRA, Presidente Constitucional de la República, Considerando: Que uno de los objetivos fundamentales del actual Gobierno es promover el sistemático desarrollo de las actividades culturales ecuatorianas; Que se ha promulgado la Ley de Fomento del Libro y es necesario reglamentarla para su aplicación, y En ejercicio de las facultades, que le confieren los literales a) y c) del Art. 78 de la Constitución Política. Decreta: ARTICULO PRIMERO: Expídese el siguiente REGLAMENTO A LA LEY DE FOMENTO DEL LIBRO. CAPITULO I De los objetivos Art. 1 - Para el cumplimiento de los objetivos de la Ley de Fomento del Libro corresponderá al Ministerio de Educación y Cultura: a) Incluir en la Proforma anual de su presupuesto una asignación de hasta el 1% de su monto, para suministrar en forma gratuita libros de lectura básica y fundamental a los alumnos del sistema educativo en zonas marginales de escasosrecursoseconómicos. Para la entrega gratuita dictará las coirespondientes regulaciones. b) Restablecer la cátedra obligatoria de la lectura en los establecimientos 559 de nivel primario y medio, y procurar que adopten este mecanismo las instituciones educativas del país que se rigen por leyes especiales. c) Establecer concursos del Libro Leído en las escuelas y colegios del sistema educativo nacional. d) Ejecutar en coordinación con la Secretaria Nacional de Información Pública, SENDIP, campañas de Promoción y difusión del Libro y la lectura, así como del Concurso del Libro Leído a través de los medios de comunicación colectiva. e) Elaborar a través de sus Departamentos especializados, los Programas sobre materiales de lectura para no videntes, y supervigilar su aplicación en la enseñanza. 0 Utilizar la red del Sistema Nacional de Bibliotecas Camilo Gallegos Domínguez para cubrir los servicios bibliotecarios, por etapas, en todos los sectores de la población. g) Establecer la especialización de Bibliotecología en los colegios del país que determine, con el fin de formar recursos humanos especializados en este campo. h) Convocar anualmente a través de la Subsecretaría de Cultura a concursos de creación intelectual en los diferentes géneros, con el objeto de estimular a los escritores. Para este efecto buscará la cooperación de las entidades representativas que agmpen a los autores de cada género. Se convocará obligatoriamente al concurso de Literatura Infantil. i) Contribuir a la defensa de los derechos de los creadores intelectuales, proponiendo y apoyando medidastendientesa impedir la reprografía yreproduccionesilícitas. j) Reglamentar la integración y funcionamiento de la Comisión Nacional del Libro. k) Fomentar la participación del libro ecuatoriano en ferias internacionales que serealicenen otros países. Art. 2.- Con el fin de dar cumplimiento a lo estipulado en el artículo 1 de la Ley de Fomento del Libro en lo referente a la comercialización, toda persona natural o jurídica que se dedique a ella, deberá afiliarse al núcleo provincial correspondiente de la Cámara Ecuatoriana del Libro. 590 Art 3.- El Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, en coordinación con la Biblioteca Nacional y la Asociación de Bibliotecarios del Ecuador, pondrá en marcha los mecanismos adecuados para la conservación, restauración y protección de las bibliotecas públicas y privadas así como también de su acervo bibliográfico. Las instituciones antes citadas elaborarán el Registro del Fondo Bibliográfico Nacional que estará a disposición de quienes los solicitaren. Art. 4 - A la Comisión Nacional del Libro, en calidad de Organismo Asesor del Ministerio de Educación y Cultura le corresponde. a) Elaborar hasta el 31 de enero de cada año el Plan Operativo Anual con elfinde cumplir la política del libro en todos sus aspectos. Para el efecto, requerirá de los sectores vinculados a ella opiniones y propuestas debidamente fundamentadas, así como sus observaciones y sugerenciastendientesa obtener el mejor resultado en la aplicación de esta política. b) Elevar anualmente al Ministro de Educación y Cultura un informe pormenorizado sobre el cumplimiento del Plan. En este informe se puntualizarán las labores realizadas, las responsabilidades de quienes tuvieren a cargo la tarea y su evaluación. c) Requerir de quienes motiven su intervención en los casos en que la Comisión Nacional del Libro deba dictaminar sobre asuntos relacionados con la aplicación de la Ley de Fomento del Libro, todos los antecedentes y documentos necesarios para el análisis de dichos asuntos. d) Solicitar en el ámbito de su competencia los informes pertinentes a las instituciones del sector público y privado. e) Requerir de las institucionesfinancierasdel sector público el establecimiento de líneas de crédito preferencial, para dar cumplimiento al mandato del literal c) del artículo 3 de la Ley de Fomento del Libro. f) Informar al Ministro de Educación y Cultura sobre los libros y la cantidad de ellos, que deba adquirir de las primeras ediciones de autores ecuatorianos editados e impresos en el país; al efecto requerirá el listado al Registro Nacional de Derechos de Autor. g) Elaborar el proyecto de integración y funcionamiento y ponerlo a consideración del Ministro de Educación y Cultura para su aprobación. 59; h) Realizar los contactos y gestiones necesarias para promover la capacitación permanente de los recursos humanos, en todas las áreas de producción editorial, gráfica y comercialización. CAPITULO II De la Comercialización y Difusión Art. 5 - La tasa postal para efectos de la aplicación de la Ley de Fomento del Libro, sereducirácomo mínimo en el 10% respecto de las tasas ordinarias querijanpara los impresos. Art 6 - Para losfinesestablecidos en el Art. 7 de la Ley de Fomento del Libro, la Cámara Ecuatoriana del Libro expedirá la constancia del Registro ISBN y el número de afiliación para cada exportación a través de los respectivos núcleos provinciales. Art. 7 - Para losfinesestablecidos en el Art. 7 de la Ley, la asociación de industriales gráficos entregará a la industria gráfica productora de los libros de exportación un certificado actualizado de afiliación a dicha asociación. Art. 8 - Los beneficios otorgados por la Ley de Fomento del Libro, no excluyen los previstos en otras normas legales como la del Fondo de Promoción de Exportaciones, FOPEX. Art. 9.- La Cámara Ecuatoriana del Libro a través de sus núcleos provinciales entregará para cada importación de libros, la correspondiente copia certificada y actualizada de la afiliación del socio. Art. 10-Las entidades públicas,privadas y mixtas: las universidades, instituciones educativas o sociales sin fines de lucro y las personas naturales, no dedicadas a la comercialización de libros, pararealizarimportaciones, deberán solicitar de la Cámara Ecuatoriana del Libro, un certificado de afiliación ocasional. Al efecto, se presentará el detalle del material que se importará. Art. 11.- Las disposiciones de la Ley de Fomento del Libro y de este Reglamento, no obstarán las acciones previstas en la Ley de Cartografía Na- 392 clonal, la Ley de Derechos de Autor, el Código Penal y otras leyes de orden público. Art. 12.- El Registro Nacional de Derechos de Autor informará a la Comisión Nacional del Libro sobre la primera edición de cada libro de autor ecuatoriano, editado e impreso en el país, para los fines del Art. 10 de la Ley. Art. 1 3 - Para el auspicio que brindará el Ministerio de Educación y Cultura, para la realización de la Feria Internacional "Ciudad de Quito", la Cámara Ecuatoriana del Libro presentará la respectiva solicitud al Ministro de Educación a través del Consejo Nacional de Cultura, incluyendo la programación correspondiente. Para la participación del Libro en ferias internacionales que se realicen en otros países el Consejo Nacional de Cultura propondrá oportunamente al Ministro de Educación el plan de actividades que realizara. CAPITULO III Del régimen impositivo y otros beneficios Art. 14.- Para ser calificado por los comités interministeriales de Fomento Artesanal, de la Pequeña Industria y de Fomento Industrial, las editoriales o editores deberán presentar la correspondiente solicitud al Ministerio de Industrias, Comercio, Integración y Pesca; las empresas constituidas legalmente acompañarán la correspondiente escritura o estatuto y la certificación de la Superintendencia de Compañías, si fuere del caso. Las personas naturales presentarán un ejemplar del libro o libros publicados; o emplearán cualquiera de los medios de prueba establecidos en el Código de Procedimiento Civil. Art. 15.- El Ministro de Industrias, Comercio, Integración y Pesca evaluará la solicitud y presentará un informe al Comité Interministerial correspondiente, de acuerdo con el tipo de actividad y el valor de los activos fijos excluyendo los bienes inmuebles. Una vez que el Comité hubiere calificado a una editorial, ésta calificación se legalizará mediante la expedición de una Resolución Interministerial, suscrita por autoridad competente, de los ministerios de Industrias, Comercio, Integración y Pesca y de Finanzas y Crédito Público. 393 Para la calificación deberá intervenir obligatoriamente elrepresentantedel Ministro de Educación y Cultura. Art. 16.- La exoneración de que trata el Art. 15 de la Ley amparará también a la actividad comercial de las empresas quetenganporfinalidadexclusiva la edición o coedición de libros. Art. 17.- De acuerdo con lo establecido en el Art. 17 de la Ley, para controlar el uso de la materia prima, intervendrán los Ministros de Comercio, Integración y Pesca y de Finanzas y de Crédito Público. Los permisos de importación, antes de su otorgamiento definitivo, por parte del Banco Central del Ecuador serán registrados en las dependenciasrespectivasde dichos ministerios, en donde sin objeción, se cumplirá automáticamente con este trámite. Los editores podrán realizar sus importaciones utilizando los servicios de empresas de importación autorizadas, de acuerdo con las normas establecidas por autoridades competentes, bajo el mecanismo de depósito comercial. Art. 18.- El Registro Público de Derechos de Autor y la Biblioteca Nacional cada uno en el ámbito de su respectiva competencia controlará el cumplimiento de lo dispuesto en el primero inciso del Art 20 de la Ley, e informará alrespectoa la Comisión Nacional del Libro. Art. 19.- Para el cumplimiento de la disposición del Art. 21 de la Ley, todo editor entregará tres ejemplares en el Registro Nacional de Derechos de Autor destinados a la Biblioteca Nacional, para el depósito legal. CAPITULO IV Disposiciones Complementarlas pon Art. 2 0 - Para los efectos de la Ley de Fomento del Libro, se entenderá a) Coedición.- Concertación de varios editores para publicar una obra realizada por uno o varios de ellos, impresa en el país o en el exterior. b) Insumes.- elementos que sin quedar incorporados al producto final, son indispensables para la producción del libro. 394 c) Materia prima.- elementos que se incorporan mediante un proceso de transformación al producto final y son parte inseparable de él. Art. 21.- Las publicaciones unitarias a que se refiere el literal a) del Art. 22 de la Ley de Fomento del Libro, podrán contener un número indeterminado de páginas con ilustraciones complementarias de un texto de cualquier extensión, impresas en soportes que no modifiquen o alteren la unidad de la obra y encuadernadas o agrupadas por cualquier procedimiento apto para mantener la integridad o unidad de un uso frecuente. No se considerarán de tal carácter las publicaciones periódicas tales como los diarios yrevistas;los catálogos comerciales y calendarios. CAPITULO V DISPOSICIONES TRANSITORIAS Art. 22.- Dentro de los 30 días posteriores a la publicación de este Reglamento, el Ministerio de Educación reglamentará la designación de los delegados de las Sociedades Ecuatorianas de Escritores, de la Cámara Ecuatoriana del Libro y de la Asociación de Industriales Gráficos y solicitará la designación de sus representantes a la Casa de la Cultura Ecuatoriana, al Ministerio de Finanzas y Crédito Público y al Consejo Nacional de Universidades y Escuelas Politécnicas; hecho lo cual convocará a la sesión constitutiva de la Comisión. El Ministerio de Educación adoptará las medidas necesarias para que en el Presupuesto General del Estado, dentro de su partida global conste la asignación dispuesta en el Art. 5 de la Ley. Art. 23.- Los libros editados o coeditados en el Ecuador, antes de la promulgación de este Reglamento, para ser exportados, recibirán una constancia otorgada por la Cámara Ecuatoriana del Libro que exonerará al exportador del requisito del ISBN. Art. 2 4 - Dentro de los treinta días posteriores a la publicación de este Reglamento el Ministerio de Educación reglamentará el ejercicio de las funciones asignadas por la Ley de Fomento del Libro a la Cámara Ecuatorina del Libro en lo que serefiereal ISBN. 395 ARTICULO SEGUNDO.- De la ejecución del presente Decreto, que entrará en vigencia desde la fecha de su promulgación en el Registro Oficial, encargúese el señor Ministro de Educación y Cultura. Dado, en el Palacio Nacional, a 5 de octubre de 1987. f.) León Febres-Cordero Ribadeneyra, Presidente Constitucional de la República- f.) Iván Gallegos Domínguez, Ministro de Educación y Cultura. Es fiel copia.- Lo certifico: f.) Ledo. Patricio Quevedo Terán, Secretario General de la Administración. PERFIL PROFESIONAL DE LA TRABAJADORA SOCIAL* Manuel Corrales Pascual S.J. "La eficacia del Trabajo Social depende esencialmente de las personas que lo llevan a cabo" Marianne Pünder 0. Antecedentes 0.1. Historia de este Documento * El Consejo Superior de la PUCE, en su sesión del 28 de enero de 1986, encomendó a la Dirección General Académica la elaboración de un Proyecto de Perfil Profesional previo a la elaboración del Pensum de estudios para la Escuela de Trabajo Social. Para el cumplimiento de este encargo, el Consejo Superior sugería la colaboración de representantes de la Escuela, de otros elementos de la Universidad y de una Asesoría Externa, si fuere del caso. * * Como por otra parte el Consejo Superior había resuelto en esa misma sesión que en la Escuela debía aplicarse el nuevo Reglamento de Facultades, y las funciones correspon- Documento preparado por el Dr. Manuel Corrales Pascual, en su calidad de Director General Académico de la P.U.C.E. Revista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Año XV - N s 47 Agosto 1987 - Quito, Ecuador Manuel Corrales Pascual, SJ. dientes en el mismo a un Decano de Facultad las asumiría el Director General Académico, era menester realizar ciertas acciones urgentes tales como nombrar un Secretario de la Escuela y renovar la representación Docente en el Consejo de la misma, antes de abordar la tarea específica del Perfil Profesional. Estos y otros puntos los expuso el Director General Académico a los Profesores y Estudiantes de la Escuela en una sesión celebrada el 5 de marzo de 1986 en presencia del Señor Rector y del Señor Vicerrector de la PUCE. Siguiendo las orientaciones del Consejo Superior, El Director General Académico puso a consideración de los Docentes y de los Estudiantes de la Escuela un Documento de Trabajo para que sobre él hicieran sugerencias y observaciones. El documento se les entregó el 8 de agosto de 1986. Con ocasión de una visita que gentilmente hizo al Director General Académico la Sra. Teresa Quiroz Martín, Coordinadora Académica del Centro Latinoamericano de Trabajo Social (CELATS), se tuvo la oportunidad de que el Documento de Trabajo lo estudiara el equipo técnico de esta institución. El 30 de octubre de 1986 enviaban al Director General Académico importantes comentarios, observaciones y sugerencias. El 28 de Octubre de 1986, la Asociación Escuela de Trabajo Social enviaba su respuesta. Los puntos fundamentales de esta los hicieron públicos las Estudiantes de la Escuela en los Postulados Estudiantiles para Trabajo Social, con ocasión de la Semana del Trabajador Social, del 5 al 10 de abril de 1987. Por reflejarse en esos Postulados las inquietudes más hondas de las de las futuras Trabajadoras Sociales, han merecido especial atención en la revisión del Documento de Tra- Perfil Profesional de la Trabajadora Social 399 bajo, y han sido recogidos en los lugares correspondientes de esta redacción definitiva. * El 12 de noviembre de 1986, los Docentes de la Escuela envían al Director General Académico sus observaciones: un riguroso análisis y un conjunto de aportes positivos que enriquecen, y en algunas partes modifican, el Documento de Trabajo. * Entretanto se habían ido recibiendo informaciones e ideas de otras Escuelas de Trabajo Social del mundo iberoamericano. * El análisis y cotejo de todos estos aportes han dado como resultado el Proyecto que ahora se presenta a consideración del Consejo Superior de la PUCE. El Perfil: una necesidad sentida La preocupación por definir el perfil profesional de la Trabajadora Social, por explicitar la identidad y especificidad de la profesión, no es una preocupación nueva. Tampoco es una preocupación injustificada. Por una parte, a partir de los años 60 se opera en América Latina un cambio significativo y de alcances insospechados en el ejercicio profesional de la Trabajadora Social: de una actividad asistencialista, muy frecuentemente concentrada en el caso particular, muy cercana a veces a la pura asistencia social y a la beneficencia, se va pasando progresivamente a un compromiso de acción social dentro del gran cuadro del sistema social vigente, con sus desequilibrios, injusticias y consiguientes problemas y conflictos en todos los niveles de la sociedad, especialmente en los menos favorecidos. Por otra parte, las nuevas perspectivas intuidas y asumidas paulatinamente, coinciden con el desarrollo, casi espectacular, de las Ciencias Sociales en nuestro medio. Estas van invadiendo el campo de la preparación académica de las Trabajadoras Sociales Manuel Corrales Pascual, SJ. al punto de difuminar con su sólida presencia los objetivos específicos de esa preparación. De ello fueron conscientes los mismos profesores y estudiantes de la Escuela de Trabajo Social de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. En un documento titulado Programación de Actividades para 1984-1985, se apunta muy certeramente: La formación académica de profesionales en Trabajo Social, a nivel latinoamericano, y obviamente en el caso ecuatoriano, está atravesando por una seria crisis. Esta crisis, entre otras causas, podría atribuirse a que la profesión no encuentra en la cambiante realidad social una identidad y un rol profesional específico. Ante la falta de una concreción del perfil profesional, de una clara identidad, la profesión se ha vuelto sumamente influenciada por otras disciplinas de las Ciencias Sociales, como Sociología, Ciencia Política, Antropología y aún la Economía. De ahí que uno de los objetivos fundamentales de la aludida Programación se expusiera en estos términos: Definir el perfil profesional, partiendo del análisis de las características socio-económicas y políticas del país, del avance de las Ciencias Sociales y de las anteriores reflexiones hechas al interior de la propia Escuela. El perfil profesional es, pues, el problema básico de nuestra Escuela. De su solución dependen muchas cosas; la más importantes detodases, obviamente, la existencia y la configuración de la Escuela misma como unidad académica de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Perfil Profesional de la Trabajadora Social 401 ¿Cómo debe ser la trabajadora social en la realidad ecuatoriana de hoy y de mañana? ¿Qué ingredientes medulares deben constituir su formación cultural, científica y tecnológica? ¿Qué actividades profesionales específicas deberá desarrollar? La tarea encomendada por el Consejo Superior de la Universidad es, por consiguiente, la más importante, y consiste en recuperar y reformular la identidad profesional de la Trabajadora Social, definirla en la función de los propósitos de nuestra Universidad para con la sociedad ecuatoriana dentro del contexto latinoamericano y mundial Se configura aquí el perfil de la Trabajadora Social en dos capítulos: en el primero se exponen sistemáticamente los elementos estructurales básicos de la formación profesional, de acuerdo con ciertos fundamentos criteriológicos y con los datos que aporta el universo en el que inserta esta acción profesional específica. Dichos elementos estructurales básicos concretan las competencias, funciones y tareas de una Trabajadora Social. El segundo capítulo, derivado del anterior, expone el perfil académico-formativo. El Perfil Profesional 1.1 Fundamentos Criteriológicos l.l.l.Ciencias Sociales y Cosmovisión La Sociología, desde sus comienzos ce o ciencia moderna, y desde cualquier perspectiva ideológica que se la mire, tiene como objeto propio llegar al conocimiento de las leyes sociales, para proporcionar al hombre la posibilidad de intervenir e influir en el desarrollo de la sociedad. 402 Manuel Corrales Pascual, SJ. La fundamentación científica del Trabajo Social depende fundamentalmente del enfoque dado a los estudios sociológicos. Y ese enfoque está determinado por la realidad y por la conciencia que el hombre y los grupos humanos adquieren de ella, y también por las actitudes que los grupos humanos y los responsables del bien común asumen frene a los problemas que plantea la situación social en una comunidad determinada. Hay pues en el fondo de todo enfoque de las ciencias sociales y de las prácticas que de ellas derivan, una idea del hombre, una antropología filosófica, y una actitud frente al ser humano, individual y colectivo, que implica necesariamente una axiología. 1.12. Trabajo Social y Universidad Católica Uno de los parámetros que hay que tener muy presentes cuando se trata de la formación de la Trabajadora Social es que en nuestro caso esta tarea se la va a realizar en una Universidad Católica. El asunto no es meramente de confesionalidad versus noconfesionalidad; va más lejos y más al fondo de las cosas: implica necesaria y medularmente una concepción del hombre, de la persona humana, en todas sus dimensiones. Tal concepción identifica a nuestra universidad y la diferencia de otras concepciones y opciones perfectamente posibles en una sociedad democrática y pluralista. Consiguientemente, de esta peculiar concepción del hombre, que enresumenes el humanismo cristiano, deriva una opción y una alternativa de formación científica, tecnológica y cultural al servicio, en nuestro caso, de la sociedad ecuatoriana. Perfil Profesional de la Trabajadora Social 403 Prescindir de este criterio, o mixtificarlo en un fácil y superficial eclecticismo con otras opciones y alternativas, seria en definitiva vaciarlo de sentido. Lo que no quiere decir, ni mucho menos, cerrar la puerta al diálogo y a la colaboración con otras personas e instituciones embarcadas en la misma empresa y aspirantes a los mismos fines: hacer la vida del hombre más humana, y a la sociedad, más justa. 1.13. Algunos rasgos de nuestra opción Subrayamos algunos rasgos de nuestra opción, a los que precisamente las estudiantes de la Escuela dieron especial importancia en sus Postulados. Estos rasgos ya los habían explicitado con particular énfasis el Concilio Vaticano II y las Asambleas Episcopales de Medellín y de Puebla. a) Libertad e Igualdad Sobre la Libertad dicen los obispos latinoamericanos: Tiene 'que revalorarse entre nosotros la imagen cristiana de los hombres: tiene que volver a resonar esa palabra en que viene recogiéndose ya de tiempo atrás un excelso ideal de nuestros pueblos: LIBERTAD. Libertad que es a un tiempo don y tarea. Libertad que rio se alcanza de veras sin liberación integral y que es, en sentido válido, meta del hombre según nuestra fe, puesto que para la libertad, Cristo nos ha liberado' (Gal 5,1) a fin de que tengamos vida y la tengamos en abundancia como 'hijos de Dios y coherederos con el mismo Cristo' (Rom 8, 17). [Puebla. ns. 321]. Sobre la igualdad de todos los hombres dice el Concilio Vaticano II: "La igualdad fundamental entre todos los hombres exige un reconocimiento cada vez mayor. Porque todos ellos, Manuel Corrales Pascual, SJ. dotados de alma racional y creados a imagen de Dios, tienen la misma naturaleza y el mismo origen. Y porque, redimidos por Cristo, disfrutan de la misma vocación y de idéntico destino. Es evidente que no todos los hombres son iguales en lo que toca a la capacidad física y a las cualidades intelectuales y morales. Sin embargo, toda forma de discriminación en los derechos fundamentales de la persona, ya sea social o cultural, por motivos de sexo, raza, color, condición social, lengua o religión, debe ser vencida y eliminada por ser contraria al plan divino." [Gaudium et Spes, na 29] b) Opción preferencial por favorecidos de la Sociedad los sectores menos En este punto, la Escuela de Trabajo Social se inserta en la opción de la Iglesia Latinoamericana: Volvemos a tomar, con renovada esperanza en la fuerza vivificante del Espíritu, la posición de la II Conferencia General que hizo una clara y profética opción preferencial y solidaria por los pobres... [Puebla, n9 1134]. c) Respeto a los principios, valores de vida de los sectores con los que ejercitar la acción profesional y forma se ha de Frente a la Continua manipulación ideológica, y frente a la permanentetentaciónde "emocentrismo", riesgo cotidiano de los científicos sociales, se afirma este criterio básico. A causa de influencias extemas dominantes o de la imitación alienante de formas de vida y valores importados, las culturas tradicionales de nuestros países se han visto deformadas y agredidas, minándose así nuestra identidad y nuestros valores propios [Puebla, n" 53]. Perfil Profesional de la Trabajadora Social 405 Las áreas problemáticas de nuestra sociedad ¿A qué mundo ha de servir como experta la Trabajadora Social? ¿Qué clase de problemas deberá afircmtar profesionalmente? Visión de conjunto En términos generales, puede decirse que el objeto específico del Trabajo Social; se inserta en la acción social; es decir, en aquel conjunto de actividades que tienen como fin eliminar los desórdenes sociales y promover una transformación de la sociedad que permita una vida más humana para todos sus miembros, especialmente para aquellos que sufren más directamente los efectos de esos desórdenes sociales. Los desórdenes sociales tienen su causa en la injusticia social: Un análisis completo de la situación del mundo contemporáneo ha puesto de manifiesto de modo todavía más profundo y más pleno el análisis de las injusticias sociales; y es el significado que hoy se debe dar a los esfuerzos encaminados a construir la justicia sobre la tierra, no escondiendo con ello las estructuras injustas, sino exigiendo un examen de las mismas y su transformación en una dimensión más universal. [Juan Pablo II, Laborera Exercens, n a 2] 1.2.2. Los campos de acción Los efectos de los desórdenes sociales, de la injusticia social, son múltiples. Lo permanente en ellos es que inciden casi exclusivamente en las capas sociales menos favorecidas dentro de la estructura social existente. Los docentes de la Escuela de Trabajo Social sistematizan los campos de acción, la población y las instituciones en ellos implicadas, en el siguiente cuadro: 406 Manuel Corrales Pascual, SJ. NECESIDADES SOCIALES POBLACIÓN INSTITUCIÓN­ ORGANIZACIÓN EDUCACIÓN ­ Escolares ­Adultos ­ Minusválidos ­ Mujer ­ Escuelas ­ Colegios ­ Universidad ­ Institutos Superiores ­ Institutos de Capacita­ ción y Rehabilitación ­ Centros de Educación Compensatoria ­ Instituciones de Educa­ ción permanente no esco­ larizada ­ Institutos Técnicos ­ Centros de Educación Especial TRABAJO ­ Ingresantes al Mer­ cado de Trabajo ­ Subempleados ­ Desempleados ­ Cesantes ­ Trabajadores Autónomos (SIU) ­ Ministerio de Trabajo ­ Bolsas de Trabajo ­ Organizaciones Labora­ VIVIENDA ■ Población sujeto de crédito ­ Población no sujeto de crédito les Banco Ecuatoriano de la Vivienda (BEV) IESS Instituciones Privadas: * Mutualismo * Cooperativas y Pre­ cooperativas * Gobiernos Seccionales Perfil Profesional de la Trabajadora Social 407 SALUD En Tratamiento Hospitalizado En tratamiento ambulatorio Sujeto de fomento y prevención de la salud Sujeto de prácticas tradicionales de salud BIENESTAR SOCIAL Menores Minusválidos Mujer Juventud Ancianos Indígenas Familia Ministerio de Bienestar Social Dirección Nacional de la Mujer INNFA IESS CEPAM Organizaciones Sociales Cooperativismo SEGURIDAD SOCIAL Asalariados Tercera Edad Trabajadores Autónomos Militares Magisterio Cesantes Campesinos Jubilados Otros IESS Empresas Públicas y Privadas Seguros Privados de las organizaciones DERECHOS HUMANOS - Población carcelaria Población de conducta irregular Población susceptible de violencia Organizaciones Refugiados - Ministerio de Salud - Hospitales - Centros de Salud - Sub-centros de Salud - Puestos de Salud -ININMS -INNFA - Patronatos Municipales - Chnicas Especiales - ALDHU -CEDHU - Comités - Frentes - Conferencia Episcopal - Organizaciones de - Otras organizaciones. Manuel Corrales Pascual, SJ. 408 RECREACIÓN Menores Mujer Trabajadores Ancianos Familia - Centros Escolares -Empresas - Organizaciones de Trabajadores -IESS -DITURIS - Ministerio de Bienestar Social - DINADER - Organizaciones Públicas y Privadas - Organizaciones Culturales. - Centros de Rehabilitación y Protección Social. ECOLOGÍA Urbana Rural -IEOS - Organizaciones Barriales - Organizaciones Campesinas. - Fundación NATURA - Gobiernos Seccionales - Fundaciones y Organizaciones nacionales e internacionales - Ministerio de Energía y Minas (Dirección del Medio Ambiente 1.2_3,Peculiar versatilidad del objeto En el cuadro anterior se ha tratado de sistematizar el campo de las necesidades sociales con la población afectada y las instituciones u organizaciones que tienen que ver con ellas y en las que las Trabajadoras Sociales tienen una función y unas tareas profesionales específicas que desarrollar. Perfil Profesional de la Trabajadora Social 409 Pero es preciso subrayar que el objeto de esa acción profesional es dinámico, multiforme y cambiante (es, al fin de cuentas, un objeto histórico). Ese objeto es la sociedad, sobre lodo en sus capas más problemáticas y afectadas por los desequilibrios y las injusticias. De ahí que la formación de la Trabajadora Social deba'-Ser tal que le permita situarse, con seguridad y fundamentos sólidos y articulados, ante cualquier fenómeno social, por inédito que este parezca. 1.3. Configuración del Perfil 1.3.0. El horizonte que determina en último término la formación do una Trabajadora Social calificada es el mejoramiento de la sociedad, de la calidad de la vida en una comunidad humana (en concreto, el Ecuador) en todas sus dimensiones y de un modo armónico. Este horizonte de alguna manera es determinante no solo de la formación de la Trabajadora Social, sino también de la de otros muchos profesionales. Se impone pues definir y concretar las competencias específicas que la Trabajadora Social ha de desarrollar a fin de ejercitar las específicas funciones y tareas encaminadas a aquel horizonte. El Perfil Profesional no es un fin en sí mismo: es un medio para diseñar una formación acorde con las necesidades que se pretende resolver. Y puesto que esas necesidades cambian, es el perfil un instrumento que debe ser revisado y redefinido permanentemente. El esquema básico usual es el siguiente: 410 Manuel Corrales Pascual, SJ. r NECESIDADES 1 [Planteamiento de problemas] SISTEMA FORMATIVO UNIVERSITARIO REALIDAE J RFriTR^n*? HTTMANrn<s CALIFICADOS [Contribución a la solución de los problemas planteados] 1.3.1 Capacidades La Trabajadora Social es una profesional experta en: a) Asumir y asimilar la comprensión de la realidad nacional como punto de partida y retomo de su actividad profesional. b) Estudiar, definir e intervenir en la problemática de los sectores sociales caracterizados preferentemente porcondiciones de pobreza absoluta. c) Identificar alternativas de acción que orienten y retroalimenten de manera constante su propia capacitación. d) Hacer accesibles los recursos institucionales existentes pararesolverlas situaciones carenciales de los grupos e) Contribuir (sobre todo en la línea de la educación informal) a dinamizar los recursos humanos de los grupos afectados, para que ellos mismos sean los autores y actores de su propio desarrollo. Perfil Profesional de la Trabajadora Social 132 411 Funciones a) En el área de Desarrollo social - Descubrimiento, determinación y definición de las necesidadesde una comunidad o grupo. - Diseño, elaboración, implantación y evaluación de programas de desarollo social, económico y cultural. - Coordinación de las prestaciones de servicio social de una comunidad o grupo. - Participación en programas para capacitar promotores - Colaboración para la integración y organización de grupos sociales. b) En el área de Desarrollo institucional - Diseño, coordinación y evaluación de organizaciones de acción social. - Proposición de alternativas para mejorar las instituciones sociales. - Realización de campañas de información y motivación sobre el uso eficiente de los recursos de la propia comunidad. c) En el área de Investigación social - Investigación de campo para apoyar los programas de desarrollo social e institucional (ver en este mismo numeral, a) y b). - Investigación documental para enriquecer o crear programas de desarrollo regional, institucional o nacional. Manuel Corrales Pascual, SJ. El perfil Académico-Formativo 2.0. Introducción Sobre la base de lo anteriormente expuesto, están dadas las premisas para responder a la segunda cuestión planteada en 0.2. ¿Qué Actitudes, qué preparación científica y qué instrumentos tecnológicos deberá poseer la Trabajadora Social para ejercitar su profesión? 2.1. Actitudes 2.1.1 Por ser la suya una profesión eminentemente humana, la futura Trabajadora Social debe asumir desde el comienzo de su carrera una actitud fundamental de servicio: Su profesión no es un instrumento para acaparar espacios de poder, sino una herramienta de servicio calificado. 2.1.2 Su intervención profesional no se sitúa en el campo de la Sociología, ni en el de la Economía, ni en el de la Política o del Derecho (aunque, naturalmente, está relacionada con esas disciplinas), sino en el de la ACCIÓN SOCIAL 2.1.3. No deberá perder de vista que muy frecuentemente desarrollará su trabajo dentro de una relación no siempre armónica entre las POLÍTICAS SOCIALES y las REALIDADES SOCIALES. Y consiguientemente deberá madurar una actitud CRITICA serena y científica. 2.1.4. Por su propia vocacióntendráque mantener el espíritu abierto, capaz de adecuarse a un proceso dinámico de desarrollo en el que tendrá que enfrentar situaciones nuevas, no con recetas prefabricadas, sino con una actitud abierta y madura, de persona formada, no meramente instruida o entrenada en el manejo de ciertos instrumentos que, lamentablemente, quedan muy pronto obsoletos. Perfil Profesional de la Trabajadora Social 413 2.2. Preparación científico-tecnológica 2.2.1. Las áreas formativas Integran la formación de la trabajadora Social disciplinas corres pendientes a estas cuatro áreas: a) AREA DE FORMACIÓN BÁSICA: * * * * * * Antropología Sociología Economía Sicología Derecho Realidad Nacional b) AREA DE FORMACIÓN PROFESIONAL: * TRABAJO SOCIAL + Principios + Métodos + Técnicas + Aplicación + Organización + Práctica * Estado y Políticas Sociales * Planificación y Administración c) AREA DE FORMACIÓN INSTRUMENTAL: * * * * * * Metodología del Trabajo Científico Metodología de la Investigación Social Estadística Social Técnicas de Comunicación y Educación Lenguaje Computación 414 Manuel Corrales Pascual, SJ. d) AREA DE FORMACIÓN COMPLEMENTARIA: * Formación Religiosa * Idiomas * Seminarios Especializados 2.2.2 El Taller como modalidad pedagógica La modalidad pedagógica del Taller, que se ofrece al estudiante a partir del TERCER SEMESTRE, permite la integración de las cuatro áreas y además articula teoría y práctica como instancias necesarias del conocimiento científico. Por otra parte, el TALLER permite a la Unidad Académica realizar producción de conocimientos nuevos y necesarios ordenados al enriquecimiento y retroalimentación del ejercicio profesional. Y provee al estudiante de problemáticas que pueden ser objeto de la disertación de grado. CRITERIOS: A partir del TERCER SEMESTRE el estudiante deberá seguir y aprobar un TALLER DE FORMACIÓN PROFESIONAL que tendrá una duración de 4 semestres. Cada bienio la Escuela ofrecerá al estudiante alternativas de temas de estudio y trabajo de TALLER referidas a las áreas y campos de acción profesional. En los dos últimos semestres de la carrera, el estudiante deberá realizar una PRACTICA INSTITUCIONAL dirigida por Profesores -Trabajadores Sociales- de la Escuela. Perfil Profesional de la Trabajadora Social 415 2.2.3. PROPUESTA DE PENSUM: SIGLA TS-103 TS-I23 TS-I33 TS-I43 TS-I53 TS-I63 TS-173 TS-203 TS-2I3 TS-223 TS-233 TS-253 TS-263 TS-273 CURSO PREREQUISITOS 3 Metodología General del Trabajo Científico Introducción a las Ciencias Sociales Antropología I Sicología General Religión I Lenguaje I Idiomas I Investigación Social Estadística para Trabajadoras Sociales I Sociología Antropología II Derecho Lenguaje II Idiomas II 3 3 3 3 3 3 21 TS-103 3 TS-103 3 3 3 3 3 TS-I33 TS-163 TS-173 3 21 TS-303 TS-312 TS-324 TS 353 TS-363 TS-373 Ivestigación Social II TS-203 Estadística para Trabajadoras Sociales II TS-213 Trabajo Social I Introducción a la Economía Técnicas de Educación y Comunicación Social I Idiomas III TS-273 3 2 4 3 3 3 476 Manuel Corrales Pascual, SJ. TS-396 TALLER (1)* TS-203,TS-213,TS-223 6 24 TS424 TS-433 TS443 TS453 TS-463 TS-473 TS-496 TS-324 Trabajo Social II Realidades Sociales EcuaTS-223 torianas I TS-143 Sicología del Desairólo Economía Ecuatoriana TS-353 Técnicas de Educación y Comunicación Social II TS-363 TS-373 Idiomas IV TALLER (2) * TS-396 4 3 3 3 3 3 6 25 TS-424 4 TS-223 TS-143 3 3 3 2 TS-596 Trabajo Social III Realidades Sociales Ecuatorianas II Sicología Social Políticas Sociales I Electiva ** Planificación y Administración Social I TALLER (3) * TS-624 TS-633 TS-662 TS-672 Trabajo Social IV Políticas Sociales II Electiva ** Electiva ** TS-524 TS-524 TS-533 TS-543 TS-563 TS-572 TS-583 Según contenido 3 6 24 * ** TALLERES.- 4 3 2 2 Los Talleres y la Práctica Institucional (ver los dos últimos semestres) incluyen TRABAJO DE CAMPO, por el cual, como en otras unidades académicas, los Estudiantes deberán abonar los aranceles corespondientes. Las materias ELECTIVAS se propondrán según el objeto de los Talleres Perfil Profesional de la Trabajadora Social TS-683 TS-696 Planificación y Administración Social II TALLER (4) * TS-583 417 3 6 20 TS-724 TS-733 TS-743 TS-753 TS-762 TS-796 Trabajo Social. Supervisión (I) Dirección de Disertación I Seminario de Disertación I Religión II Electiva ** PRACTICA INSTITUCIONAL (1)* TS-624 TS-153 TS-696 4 3 3 3 2 _6_ 21 TS-824 TS-833 TS-843 TS-862 TS-896 Trabajo Social. Supervisión (2) Dirección de Disertación II Seminario de Disertación II Electiva ** PRACTICA INSTITUCIONAL (2) * TS-724 4 3 3 2 TS-796 18 TALLERES.- Los Talleres y la Práctica Institucional incluyen TRABAJO DE CAMPO, por el cual, como en otras unidades académicas, los Estudiantes debeián abonar los aranceles correspondientes. Materias Electivas.- Se seleccionarán en función d d objeto de trabajo de los TALLERES, o también de acuerdo con alguna línea de espccialización dentro de la Escuela. NOMINA DE GRADUADOS EN EL DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA EN EL PERIODO COMPRENDIDO ENTRE 1972 a 1987 I Astrid Bucheli Garcés NOMINA DE DOCTORES GRADUADOS EN EL DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA EN EL PERIODO COMPRENDIDO ENTRE 1975 ­ 1987 (■5 NOMBRES FECHA DE GRADUACIÓN 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. Carlos Paladines Escudero Enrique Ipiña Melgar Samuel Guerra Bravo Gonzalo Cartagenova Cisneros Gonzalo Armijos Palacios Hugo Moreno Romero Mario Augusto Andino ll­julio­1975 ll­marzo­1976 9­julio­1976 7­enero­1977 6­julio­1982 5­julio­1983 7­febrerD­1983 8. 9. Mónica Cerutti Guldberg Alfonso López Merino 18­julio­1984 19­julio­1985 10. 11. Lola Proaño Doliera Nancy Ochoa Antich 6­enero­1986 13­mayo­1986 12 Ivan Carvajal Aguirre 21­mayo­1987 TITULO DE TESIS "Filosofía y Política, Un Estudio sobre Roger Garaudy" "El Mundo simbólico de los Aymarás" "La Filosofía en el Quito Colonial" "Experiencia y Naturaleza Humana en la filosofía Educacional de John Dewey" "Significado Histórico de la Teoría Moderna del Conocimiento" "Introducción a la Filosofía Indígena desde la perspectiva del Chimborazo" "El Mythos y el Logos de la Filosofía Antigua, referidos a la tragedia de Sófocles, y de manera especial a Edipo Rey" "La teoría del Poder en Michael Foucault" "Percepción, Conciencia y Praxis ^Fundamentos para una Antropología Metafísica)" "Limitaciones de la Teoría Empirista de la Racionalidad" "Dos momentos de la problemática de la mujer en el pensamiento ecuatoriano, segunda mitad del siglo XVIII y segunda mitad del siglo XIX" "Génesis de los procesos estéticos en la vida cotidiana" Ií 2 Is ►~. s I I DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA NOMINA DE LICENCIADOS GRADUADOS EN EL DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA EN EL PERIODO COMPRENDIDO DE 1972 - A 1987 Astrid Bucheli Garcés NOMBRE FECHA TTTUIJO DE LA TESIS 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. Emilio Cerezo Rafael Dávila Luis G. Echevenia Jorge Mcjía Machuca Joaquín Hernández Carlos Larrea Maldonado Ramiro Navanete C. Miguel A. Cruz Nieto Eduardo Kingman José F. Muñoz J. Gustavo Vaca Arias Alian Mendoza V. Femando Prado José A Garda M. ll-julio-1972 ll-juUo-1972 ll-julio-1972 ll-julio-1972 18-septiembie-1972 ll-octubre-1972 ll-octubre-1972 27-octubre-1972 27-octubre-1972 27-octubre-1972 27-octubre-1972 22-mayo-1973 22-mayo-1973 26-junio-1973 15. 16. 17. 18. 19. Marcelo Villamaiín Gonzalo Barreno Inés de Aiteaga Violeta Coppo Otilio Miranda 28-junio-1973 13-julio-1973 13-julio-1973 13-juüo-1973 13-julio-1973 "Resumen del libio II de El Capital, escrito por Karl Marx" "Henri Bergson o la vida" "El Rado-Vitalismo de Ortega y Gassct" "La miseria de la Filosofía de Man" "La idea de libertad en el primer Heidegger" "Más allá del bien y del mal de Nietzche" "Filosofía e Historia en Hegd" "Teoria sobre la acumulación originaria de El Capital" "Notas para una lectura marxista de Martín Heidegger" "Ser y Tiempo" "Newman y su Filosofía" "El Pensamiento Filosófico de Kierkegaard" "Para una fundamentación de la Etica en la Evolución". "Personalismo de Emmanuel Mounier como base hermenéutica del proyecto vocacional Cristiano" "Visión crítico-reflexiva del estmcturalismo" "La Filosofía de Onega y Gassct dentro de la Filosofía contemporánea" "De la Filosofía de Nietzche" "Problemática de la Filosofía Hispanoamericana" ""El Universo de Teilhard de Chardin" 20. 21. 22. Juan M. Zaldua Gabriel Cuesta M. Andrés M. Gómez 13-julio-1973 13-juüo-1973 26-julio-1973 "Dios, Mundo y Hombe en Teilhard de Chardin" "La Mediación de la experiencia religiosa y el inconsciente colectivo del Jung" "Estética y Etica de la formación de la personalidad en el contexto de la i: I to 23. 24. 25. 26. 27. 28. Francisco Moreno José J. Romero Morales Román Caíate Migud A. Ruiz V. Eduardo Valdez B. Manuel Reyes Rosero 3-didembre-1973 3-dídembre-l973 14-febrero-1974 14-febiero-1974 l9-febreiD-1974 20-junio-l974 29. 30. 31. 32. 33. 34. 35. 36. 37. 38. 39. 40. 41. 42. 43. 44. 45. Pedio V. Barriga Rosendo Torres S. Fausto Corral Francisco Echeverría Carlota Orrego Lorenzo Peña María E Albán María Teresa Alonso Eduardo Villacís V. Gustavo Maldonado Carlos Freile Nieves Granja Mercedes Donoso Rafael Muñoz Santiago Ortiz Joige Peñafiel Alejandro Santillán 10-julio-1974 10-julio-1974 22-julio-1974 22-jiilio-1974 22-julio-1974 22-julio-l974 22-jiilio-1974 22-julio-l974 22-jidio-1974 23-julio-l974 25-sept-1974 27-febiBro-1975 27-febiEro-1975 14-febierD-l975 17-marzo-1975 17-mam>-l975 17-maizo-1975 46. 47. 48. 49. 50. 51. Juan M. Barrandiaran Jesús Horza Unanues Cruz Larrañaga Z Luis Verdesolo Custode José María Irazola V. Pedio Soto Ddgado 27-junio-1975 27-junio-1975 27-junio-1975 3-octubre-1975 16-didembre-1975 27-febreio-1976 alternativa de Kieikegaard" "El sistema idealista de los post-kantianos" "La Filosofía existendal y la Filosofía cristiana" "Introducción a la Antropología del Trabajo" "La conversión a Dios en la novela Crimen y Castigo de Fedor Dostoievsky" "El hombre en d pensamiento de Paulo Freiré" "El salario y la propiedad privada según la doctrina de la Iglesia Católica enseñada por los Papas León XIU, Pió XI y Pió XQ" "La Educadón en d Ecuador" "Finalidad intrínseca de los seres vivientes y la existenda de Dios" "La presenda de los griegos en Heidegger" "La concepción del hombre en d pensamiento de la Iglesia" "Desarrollo del marxismo en Rusia" "El sentido gnoseológico de la prueba Anselmiana" "Un pensador cristiano: Teilhard de Chardin" "El problema de la libertad y del mal en la Filosofía de Leibiniz" "Camus y el Hombre" "Posibilidad de cambio en el carácter" "La relación trabajo-capital, en los gmndrisse de Cados Marx." "Eumenología en las categorías morales en el indígena de Guamote" "El itinerario del hombre hada Dios en el pensamiento de Gabriel Marcel" "La Antroplogía en el banquete de Platón" "Violenda e Ideología" "La Filosofía de la praxis" "H fundamento de las formaciones ideológico-rdigiosas en la comunidad primitiva" "La libertad personal y la Adolescenda" "Filosofía del Trabajo" "Estructura Económica y Cultura Vasca" "Una Lectura de Althusser" "El Humanismo Marxista de Roger Garaudy desde una perspectiva cristiana" "Evaluación crítica del pensamiento latinoamericano en su contexto histórico" <íS g S g S. a . ^ > 5, 9* g_ S" g g S. 2 ^ ^ § a re S: ZT o" re § a ^ g ¡* 3 vo a Jj S » ©. ¡2 "q Oo g : g "ib 52. 53. 54. 55. 56. Gonzalo Cartagenova Felipe Darquea Dewit Gustavo Mora Mora Antonio Guerra Patrido de la Torre 27-febreio-1976 27-febrero-1976 27-febrero-1976 24-sepL-1976 28-febrcro-1977 57. 58. 59. 60. 61. 62. 63. 64. 65. 66. Manuell Martell Manuel Basurco José Aldanondo Miguel Laskibar G. Lms González M. Jesús Saez de Aigandoña L d s Basantes Borja José Aimendáriz L Jesús Lasa A. Frandsco Zubclzu 25-febrero-1977 ll-julio-1977 ll-julio-1977 ll-julio-1977 6-enero-1978 16-febrero-1978 l7-octubre-1978 ll-julio-1978 ll-julio-1978 ll-julio-1978 67. 68. 69. 70. 71. 72. 73. Alfonso López M. Cecilia Borja Mónica Cerutti Gonzalo Aimijos Iván Carvajal Freddy Moral Russo Carlos Crespo 25-enero-1979 28-febrcro-1979 28-febrero-1979 28-febrero-1979 28-febreio-1979 9-maizo-1979 9-marzo-1979 74. 75. 76. Nelson Reascos Frandsco Ortigosa Vicente Moría P. 9-marzD-1979 18-juüo-1979 18-julio-1979 77. Esteban Irusta M. 18-juüo-1979 78. Frandsco Casa J. 18-juüo-1979 fe "Filosofía y Filosofía de la educación en los Estados Unidos de Norteamérica" "Los niveles de condénela en el pensamiento de Paulo Freire" "Perspectivas coyunturales del pensamiento latinoamericano" "Fundamentos Etico-Metafísicos de la libertad religiosa en Jacques Maritain" "La evolución de la concepción de Espíritu y materia en la Filosofía de Hemy Bergson" "La Filosofía de la persona y el personalismo de Mounier" "Nodón del sentimiento trágico en Unamuno" "La cuestión nacional en el marxismo" "Sexualidad, Amor y Civilización" "Elementos constitutivos del valor moral" "Sentido Etico de la vida en Ortega y Gassct" "Pensamiento filosófico-político del Dr. José María Velasco Ibarra" "La Esperanza en Pedro Lain Entralgo" "El problema del Estado en el pensamiento actual político" "Las clases sodales y la fundón histórica del proletariado en la teoría marxista" "Mundo, Perccpdón y Concienda" "El Liberalismo: dos fuentes filosóficas: Thomas Hobbes y Locke" "El problema de la historia en Michael Foucault" "Formas ideológicas del pensamiento en Karl Popper" "El desarrollo del concepto de Estado en el pensamiento de Marx y Engcls" "Problema de la Mimesis en la Estética de G. Lukacs" "Una aproximadón a la concepción epistemológica de la historia en la Escuela de los Anales" "Algunos tópicos de la Filosofía de la Lógica" "Concepto del hombre en la física de Juan Bautista Aguirre S.J." "La filosofía frente a la fe y la Teología en el Tratado de Física de Juan Bautista Aguirre" "Fuentes Filosóficas y Teológicas de la Física de Juan Bautista Aguirre de la Compañía de Jesús" "La Antropología en el Antiguo Testamento" "^ S* :? El fe) r> fT p; ^ ?! SN 79. 80. 81. 82. 83. 84. 85. Inocencio Fuertes Ignacio Ibarra José Uranga Carlos Ostolaza Hugo Chamorro Daniel Millán Elizabeth Roig 86. 87. 88. 89. 90. 91. 92. 93. 94. 95. 96. 97. 98. 99. 100. 101. 102. Fructuoso Escudero Txomin Echeverría Pablo Pérez M. Ensebio Osa Andres Osa Ángel Horza Santiago Idígoras Francisco Anegui Pablo Anduaga Javier Sadaba Javier Monas Guillermo Urgiles Pedro Tellería Javier Viñuales Francisco Zabaleta Juan Martínez José Tayupanta 19­julio­1979 20­julio­1979 25­julio­l979 25­julio­1979 25­julio­1979 24­octubre­1979 24­octubre­1979 3­enero­1980 7­febrero­1980 30­mayo­1980 3­junio­1980 27­junio­1980 4­julio­1980 4­julio­1980 7­julio­1980 7­juüo­1980 lO­juüo­1980 lO­juüo­1980 lO­juüo­1980 ll­julio­1980 ll­julio­1980 14­juüo­l980 13­enero­1981 22­juüo­1981 103. Dolores Proaño 104. Elina Guárdelas 22­julio­1981 17­julio­1981 105. Santiago López 106. Miguel A. Oricaín 21­juüo­1981 22­julio­l981 "Raíces y consecuendas éticas en la doctrina de Sorcn K ierkegarard" "Roger Garudy y el fenómeno religioso" "Un bosquejo de la Filosofía del Tercer Mundo" "Solidaridad Ruandesa" ­ Ensayo sobre d Humanismo Africano "El Arielismo en el Ecuador" "Un análisis de la candón popular latinoamericana" "Análisis del discurso de la psicología de los pueblos en tres pensadores latinoamericanos: Laureano Vallenilla, Frandsco Bulnes y Alfredo Espinoza Tamayo" "La concepción de los valores en la teoría de la sociedad de Herbert Marcuse" "Miguel de Unamuno: Siembra de Vitalismo Agónico" "Las tres fuentes de la alienación en el pensamiento post­hegeliano" "La escuela de Frankfurt: El Pensador Negativo" "Debate sobre el Eurocomuinismo" "Concepto de nación y de nadonalidad en el marxismo" "El Hombre Hoy, ante el problema religioso" "Los nuevos filósofos producto de una larga crisis" "El hombre y su proyecto en la Filosofía de Gabriel Marcel" "La Concepción dd hombre en Blas Pascual" "La verdad en los cambios del cristianismo" "La dentifícidad de la Filosofía y el cogito" "Humanismo y Revolución en el pensamiento contemporáneo" "Nietzche concienda critica de la humanidad" "José Carlos Mariátegui y el pensamiento al servicio de la revolución" "Xavier Zubiri: una nueva fundamentación de la Metafísica" "El concepto de propiedad privada y su justificación en d pensamiento del siglo XIX en el Ecuador" "Empirismo sin Positivismo" "Algunos aspectos del pensamiento indígena de las comunidades de El lirio, Salamalac Chico, Salamalac San Frandsco y Salamalac Grande" "Condénela histórica y condénela revoludonaria en d siglo XVIH" "El Tiempo en la Filosofía" ^ 5^ ^ S. ^ § 2 . es ^3 ^ V §, 5. ^ g o §­ ^ **■ ¡3 § g re_ g ^ ^ .re § " 5 S ^ s ^O s ^J ^ S1 J^­ ^ ^ ^5 S" § "íS ■t­ 107. Dionicio Zoluaga 108. Angel Salinas 109. Frandsco Muguerza 21­julio­1981 21­julio­1981 16­febrero­l982 110. 111. 112. 113. 114. 115. 116. Feliz Goitisolo Pedro Larrea Bertha Garcia Damián Pedroza Joige Godoy Angel Cunalala Esteban Ayala 18­mar70­l982 l8­marzo­1982 30­julio­l982 17­mayo­l982 13­jul¡o­1983 28­juüo­1983 28­juUo­1983 117. 118. 119. 120. 121. 122. 123. 124. 125. 126. 127. 128. 129. Edith Mata Carlos Luna Edison Merizalde Teresa Mayorga Franklin Rodriguez Lorena Araya Sara Catalina Sosa Rafael Narváez Nardsa de Jesús Zambrano Carmen Ortiz Salgado Milton Eduardo Ortega José Miguel Elorz Azcarate Concepdón Proaño Navcda 19­junio­1984 19­mai2o­1984 18­abril­1984 18­abril­1984 26­julio­1984 9­agosto­1984 19­julio­1984 5­octubre­1985 21­marzo­1985 2l­marzo­l985 16­enero­l985 3­diciembre­1985 23­abril­1985 130. 131. 132. 133. 134. 135. 136. Marco Zurita Vallejo IO­juüo­1985 Jorge Luis Gómez Rodriguez 10­julio­1985 Guillermo Revelo Sierra 20­octubre­1986 Femando Marcelo Vásconez 18­didembre­1986 Diego Marchan Muñoz 6­febrcro­1987 Luis Enriquez Aldas 7­juüo­1987 Doris Arroba Jácome 17­julio­1987 FUENTE: Archivo de Estudiantes Departamento de Fil "Teoría marxista de la autodeterminadón de las naciones" "El trabajo: de lo utópico a la esperanza" "La Etica en la Filosofía de la liberadón latinoamericana según Enrique Dussel" "El Montubio: hombre de pensamiento salvaje" "H concepto filosófico de revoludón en Maurice­Merieau­Ponty" "La Explicación en Ciencias Sodales" "Aproximación filosófica al problema de la identidad cultural" "Los modelos diacróracos sobre d desarrollo de la historia" "El problema de la libertad en la historia" "Arte e Ideología: la alienación en el arte y los recursos para la realizadón del significado artístico" "Estética del romanticismo de Montalvo en los Siete Tratados" "Discurso Teórico y Proceso Político de José María Vdasco Ibarra" "El Pensamiento Político de Mera" "Introducdón al pensamiento político de Vicente Rocafuerte" "Aproximadones a la poética teatral de nuestra América" "Apuntes para una historia de las Ideas en Costa Rica" "Apredadón Axiológica del Mito" "Rodó y su Concepdón de América" "Filosofía de la Esperanza Cristiana" "La Libertad en Sartre" "La Filosofía Positivista en una Sodedad Agrícola" "El Federalismo como solución al Problema de la forma de Estado" "José Peralta y el pensamiento liberal ecuatoriano en la transición del estudio confesional al estado laico" "Dialéctica de lo finito en Hegel". "La Filosofía hegeliana del período juvenil como filosofía de la producción" "Rescate del pensamiento político de Jaciento Jijón y Caamaño" "La rdadón entre teoría y experiencia en Quine" "Análisis y crítica al significado de la singularizadón en Ser y Tiempo". "La gratuidad y espontaneidad absoluta en la vida de Jean Paul Sartrc". "Finalidad del texto de Lógica en el Nivel Secundario". y Actas de Grado Secretaría Facultad. ¡^ *'■ I to n re "^ gp ?5 S^ 425 EDICIONES D E LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL ECUADOR (E D I 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. P U C E) LA HESTA RELIGIOSA CAMPESINA. 1981 Marco Vinicio Rueda, S. J. SUBLEVAQONES INDÍGENAS EN LA AUDIENQA DE QUITO. 1985 Segundo Moreno Yánez TEMAS SOBRE LA CONTINUIDAD Y ADAPTACIÓN CULTURAL ECUATORIANA. 1984 Marcelo F. Naranjo, José Pereira V., Norman E. 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EL CONTROL DE LA CONSTITUCIONALIDAD EN EL ECUADOR. 1987 Luis Fernando Torres LOS ALMACENES GENERALES DE DEPOSITO EN EL ECUADOR. 1976 Santiago Andrade Ubidia ANTROPOLOGÍA JURÍDICA TOMOS I y B (segunda edición). 1979 Gerardo Rodríguez Salgado EL PAGARE A LA ORDEN, Derecho Cambiarlo. 1979 Ángel Cantos Mendoza TRABAJOS EN CIENCIAS BIOLÓGICAS. 1977 Departamento de Biología de la PUCE HISTORIA NATURAL DEL CURIQUINGUE. 1983 Tjitte de Vries, Juan Black, Cecilia de Solís, Cecilia Hernández CULTURAS: NUESTRO FUTURO. 1988 Hervé Carrier EL SER DE NUESTRA UNIVERSIDAD. 1985 Julio Terán Dutari, SJ. 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LA COINCIDENCIA DE LOS OPUESTOS EN DIOS. 1981 Lorenzo Peña LA CRISIS DE LA RAZÓN. 1977 Departamento de Filosofía de la PUCE CRISIS DE VALORES. REFLEXION INTERDISCIPLINAR DESDE AMERICA LATINA. 1982 Jesús González López PROBLEMAS ACTUALES DE LA FILOSOFÍA EN EL ÁMBITO LATINOAMERICANO. 1979 Departamento de Filosofía de la PUCE SENTIDO Y TRAYECTORIA DE LA FILOSOFÍA MODERNA. 1979 Mario Rodolfo Agoglia EL HOMBRE UN MISTERIO. 1983 ítalo Francisco Gastaldi S.D.B. ALBERT CAMUS: DE LA FELICIDAD A LA MORAL. 1984 Susana Cordero de Espinosa CORRESPONDENCIA DEL LIBERTADOR. 1977 Jorge Villalba, SJ. EPISTOLARIO DIPLOMÁTICO DEL PRESIDENTE GABRIEL GARQA MORENO. 1976 Jorge Villalba, SJ. HISTORIA DEL ECUADOR SIGLO XVI. 1977 José María Vargas O.P. POLÉMICA UNIVERSITARIA EN QUITO COLONIAL. 1983 José María Vargas O.P. ATADURAS PARA EL VIENTO. 1977 Martha Lizarzaburu CORRECCIÓN IDIOMATICA CUADERNO I y B (segunda edición) 1980 Manuel Corrales Pascual, SJ. CUMANDA. 1980 Manuel Corrales Pascual, SJ. 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MARIA JOAQUINA EN LA VIDA Y EN LA MUERTE. 1982 Jorge Dávila Vásquez PANDORA. 1977 Ernesto Albán Gómez SFTUAQON DEL RELATO ECUATORIANO TOMO I y E. 1977 Deparlamento de Letras de la PUCE PARAJES. 1984 Iván Carvajal PROMETEO EL JOVEN Y OTRAS MORISQUETAS. 1986 Rafael Díaz Icaza ACTUAUDAD O CRISIS DEL CONSTITUCIONALISMO SOCIAL ECUADOR. 1977 Julio César Trujillo EL ESTADO ECUATORIANO Y LAS TRANSNACIONALES PETROLERAS. 1981 José Vicente Zevallos EL ORDEN ECONÓMICO A LA LUZ DE LOS PRINCIPIOS CRISTIANOS. 1977 Salvador Cevallos, SJ. COMPENDIO DE ECONOMÍA (tercera edición). 1987 Juan Espinosa Pólit, SJ. EXPOSICIÓN ESQUEMÁTICA DEL PENSAMIENTO DE MARX. 1981 Salvador Cevallos, SJ. CRISTIANOS MARXISTAS. 1983 Salvador Cevallos TEST DE RORSCHACH. 1987 Jorge Flachier D^TRODUCaON A LA SÍNTESIS DE SAN AGUSTÍN. 1981 Cardenal Pablo Muñoz Vega LA SIEMPRE VIRGEN MARIA. 1978 Ernesto Proaño, SJ. 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Carlos Landázuri Camocho REVISTA DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOUCA DEL ECUADOR. 47 NÚMEROS. ..A«^ /P3 10V